Seminario Clínica de Niños y Adolescentes Profesor invitado: Dr. Ricardo Rodulfo 12-11-08 Todos esto encuentros que tuvimos hablando de juego y dibujo vamos a cerrarlos con el milagrosos funcionamiento de cierta tecnología. Como habrán entrevisto, son temas muy amplios, interminables, podríamos seguir y seguir. Hemos hecho ciertas entradas, ciertos cortes y demarcaciones a modo de introducción. Son temas extensísimos y complejos. Yo quisiera retomar, antes de pasar la secuencia que traje, para dejar más organizado un material que comenté y expliqué la clase pasada. Es un material irrecuperable. Es ese chico de 7 años organiza un juego en el pizarrón entre él y yo que viene a prolongar lo que antes hacía jugando con juguetes. Él hace una raya vertical en el medio del pizarrón. De un lado está él, del otro estoy yo. Cada uno dibuja lo que quiere: soldaditos, armas, máquinas, aviones, tanques. Y empieza un intercambio de tal proyectil, de tal maquinaria, una espiral que invade el territorio del otro, el otro contraataca con tal cosa y así el pizarrón se va llenando de arabescos, de garabatos, puras trayectorias de armas y cosas por el estilo. No hay protagonistas. No es un juego con héroes o superhéroes. El grupo es colectivo y el protagonismo tiende a desplazarse a cual es el arma más ingeniosa. A esto se añaden signos lingüísticos, y estas son invenciones que van surgiendo, porque de pronto el chico escribe en mi lado rápidamente: “Aquí no se fabrican misiles”. Con lo cual yo ya no puedo hacerlos. Yo puedo decir: “Bueno, los compro”. En esa guerra intervienen determinados trucos verbales y lingüísticos, intervienen reglas porque el chico va proponiendo reglas sobre el camino. Por ejemplo, una de las primeras que él dice es: “No vale copiar”. Si uno de los dos inventó tal arma, no vale que el otro la tenga también. El otro puede inventar otra. A veces, el chico dice: “Son de la Edad Media”. Entonces no puede haber armas que no sean de la Edad Media. No puede haber un avión. Puede haber una catapulta. Tiene 7 años pero lee y es cultivado. Hay muchos universitarios que no podrían hacer ese juego. Entonces la reglas se van haciendo y deshaciendo. A veces para alguna ocasión no necesariamente quedan en pie para la otra, salvo algunas como esa de no copiar. Y por último, hay un “entre” evidente porque no es un dibujo que hace él meramente. Es un dibujo que va surgiendo entre él y yo en una cierta interacción. Entonces, acá tenemos un juego muy desarrollado que está como en la transición del dibujo al cine, del dibujo al comic, a la historieta. Y que además se va deshaciendo todo el tiempo porque borramos. El borrador es una de las armas. Uno puede borrar algo del otro. Por eso mismo el juego es irrecuperable. No solo porque esté hecho en el pizarrón sino porque va cambiando todo el tiempo. Por lo general, termina todo sobrecargado de rayones que implican trayectorias de armas y cosas por el estilo. Entonces, en este juego tenemos cinco aspectos que se integran. Y lo remarco porque implica además sacarnos de la cabeza que el dibujo sería solo una cuestión de figuritas. Primero aspecto: los garabatos retornan en las trayectorias de las armas, los itinerarios de tropas, a veces aviones. También hay dibujos que hacen los aviones e el cielo.