1
Prefiero el Valor No todo el valor culmina en la histeria de una impotencia, somos llaneros en nuestra propia montura, muchas veces se nos ve caer al suelo, e visto más veses levantarse el orgullo que el valor, yo prefiero el valor, no reniega de nada, no se tira al suelo, no reconoce fortaleza ajena, ni rival devastador, no se deslumbra ni enfurece con posturas de cabeza erguida, enjuicia acomplejado a la pereza sin iniciativa, no reconoce palabras que nos siembran al suelo que sin hacer nada, las miradas afiliadas como espadas nos ven caer, pero detienen su atención perversa de nuestro trote en el camino, como perros de dos cabezas que nos ladran en el inframundo que ellas mismas pintan. Lo negativo del valor es la entrega, la razón piensa, el valor actua, nos deshiela las pies y nos desata las manos, nos corta la lengua pero nos mueve como un rayo. No todos podemos rendir el miedo, surge la iniciativa propia, aveces indescriptible pero inmensa, tan diminuta y tan grande como una hormiga cargando veinte meses su peso entre las personas que pasan caminando cerca de ella, lo sé, es instintivo, no lo piensa, pero en fin, lo hace.. nuestra moral es diferente queremos derivar un arbol, pero antes ese arbol lo queremos ver decadente, esperando que lo derribe nuestra lengua vifida sin darnos cuenta que en alguna ocación nos brindó frutos. No hay más valor como el que se persive constante en nuestros brasos, o como el que te da tú dama en sus besos, o los eslavones que se forjan y permanecen en la familia serrados.

Prefiero El Valor

Embed Size (px)

DESCRIPTION

Parte del trabajo Reflexiones de Jesús Orozco

Citation preview

Page 1: Prefiero El Valor

Prefiero el Valor

No todo el valor culmina en la histeria de una impotencia, somos llaneros en nuestra propia montura, muchas veces se nos ve caer al suelo, e visto más veses levantarse el orgullo que el valor, yo prefiero el valor, no reniega de nada, no se tira al suelo, no reconoce fortaleza ajena, ni rival devastador, no se deslumbra ni enfurece con posturas de cabeza erguida, enjuicia acomplejado a la pereza sin iniciativa, no reconoce palabras que nos siembran al suelo que sin hacer nada, las miradas afiliadas como espadas nos ven caer, pero detienen su atención perversa de nuestro trote en el camino, como perros de dos cabezas que nos ladran en el inframundo que ellas mismas pintan.

Lo negativo del valor es la entrega, la razón piensa, el valor actua, nos deshiela las pies y nos desata las manos, nos corta la lengua pero nos mueve como un rayo.

No todos podemos rendir el miedo, surge la iniciativa propia, aveces indescriptible pero inmensa, tan diminuta y tan grande como una hormiga cargando veinte meses su peso entre las personas que pasan caminando cerca de ella, lo sé, es instintivo, no lo piensa, pero en fin, lo hace.. nuestra moral es diferente queremos derivar un arbol, pero antes ese arbol lo queremos ver decadente, esperando que lo derribe nuestra lengua vifida sin darnos cuenta que en alguna ocación nos brindó frutos.

No hay más valor como el que se persive constante en nuestros brasos, o como el que te da tú dama en sus besos, o los eslavones que se forjan y permanecen en la familia serrados.