Primavera de los pueblos y Nacionalismo · 2020-08-02 · nacionalismos, no es casual pues la fortaleza de las burguesías nacionales, se retroalimentaron con la gesta de las ideas

HistoriaSocialGeneral B

Primaverade los pueblos

y Nacionalismo

Prof. Titular: Mario OportoProf. Adjuntas: Agustina Quiroga,María de las Nieves Piovani y Cintia Rogovsky

Ciclo lectivo 2020#10

Artes AudiovisualesDiseño Multimedial

Música Popular

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Primavera de los pueblosy Nacionalismo

Clase 10Pimavera de los pueblos y Nacionalismo

En las clases anteriores hemos visto como se ha ido consolidando el sistema capitalista y con él la burguesía en tanto clase dominante. Si el siglo XVIII ha sido el siglo de surgimiento de la burguesía y de sus revoluciones, el siglo XIX será el que vio a la burguesía consolidarse como clase dominante y volverse conservadora del orden moderno. Sin embargo, el siglo XIX también será testigo del surgimiento de la clase obrera, ya con identidad, historia y experiencia.

Asimismo, este será también el siglo de los nacionalismos, no es casual pues la fortaleza de las burguesías nacionales, se retroalimentaron con la gesta de las ideas nacionales y la conformación de las unidades nacionales.

En América Latina, será el siglo de las guerras de independencias políticas. Desde 1804 (Haití) a 1898 (Cuba) en todo el continente americano se producirán las llamadas independencias, en sus variadas formas,

triunfando aquellas de carácter liberal. Los procesos de independencia se darán fragmentando la conocida “Patria Grande” proyectada por Bolívar, naciendo así varias naciones que de forma desarticulada tuvieron que vincularse con potencias dominantes, siguiendo la lógica de la división mundial del trabajo.

En esta clase haremos foco en dos grandes procesos europeos. Uno de ellos son las olas revolucionarias que lograron, luego de 1848, desmantelar por fin el viejo régimen y estableciendo Estados liberales. El liberalismo será entonces la ideología dominante, al que se opondrá también el socialismo que en el siglo XIX tendrá más adeptos.

El otro tema que veremos será la consolidación de los nacionalismos y las naciones europeas, clave para comprender luego el imperialismo y la primera guerra mundial -temas que trabajaremos en las próximas clases-.

¡Bienvenidas/os a un nuevo encuentro!

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Historia Social General B - 2020Clase 10

Luego de la caída de Napoleón, se estableció un nuevo orden en Europa. Los vencedores eran una compleja alianza de monarquías parlamentarias (Gran Bretaña) y monarquías absolutistas (Rusia, Austria y Prusia). Es decir

“el nuevo orden constituyó un compromiso entre liberales y partidarios del antiguo régimen, compromiso que no significó equilibrio ya que, como lo demostraron las reuniones del Congreso de Viena (1815), el peso predominante se volcó hacia las viejas tradiciones”

(Bianchi, 2013, p.131).

La Santa Alianza entre monarquías absolutistas en defensa de la tradición y de los principios religiosos para defenderse de la ola liberal que podría resurgir.

Pero ¿era posible volver al pasado? Las ideas de libertad e igualdad habían alcanzado amplios consensos.

El liberalismo político, centrado en la libertad y la igualdad formal, podría estar en diálogo con una monarquía constitucional, y con elecciones -con voto en grupos letrados o nivel de ingresos-; pero no podía convivir con el absolutismo.

Las olasrevolucionariaseuropeas

Palais am Ballhausplatz, Austria. Sede del Congreso de Viena.

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Estas revoluciones se sucedieron en oleada en respuesta a las monarquías que pretendían avanzar sobre conquistas liberales. La voluntad del pueblo era la que delegaba el poder en los monarcas, y éste debía dar respuesta a los intereses del primero. En Francia Carlos X decidió implementar medidas que limitaban la prensa y el sistema electoral, hecho que produjo una insurrección en París en julio. Derrotado por el pueblo Carlos X fue sucedido por Luis Felipe de Orleans, un rey liberal. “Tras la abdicación del rey [Carlos X], ante el temor de que la participación popular desembocara en el retorno de la república jacobina, los liberales más moderados se apresuraron a otorgar al duque Luis Felipe de Orleans la corona de Francia” (Bianchi, 2013, p-135). Así, se volvía a instalar una monarquía limitada.

En Bélgica, la ola revolucionaria de 1830 derivó en su independencia respecto de Holanda, siendo el congreso en Bruselas el que eligió al monarca Leopoldo de Sajonia-Coburgo. En los dos casos, el francés y el belga, observamos que los monarcas reciben su poder por parte del pueblo. Podemos sostener, entonces, que

triunfó el liberalismo, en su forma moderada. Las ideas de Locke se ven expresadas en estos hechos, o quizás los hechos expresan las ideas que se habían vuelto hegemónicas en el siglo XIX, tras el siglo de las luces.

“El contractualismo de Locke, fundador del liberalismo político, hizo hincapié en el problema de los límites de la autoridad, es decir, del control que los ciudadanos deben ejercer sobre el poder político (…) quién gobernaba dejaba entonces de hacerlo por gracia divina, sino que por delegación del pueblo soberano. En el centro ahora estaba el hombre, o mejor aún, el individuo. Y más aún, si se sometía al pueblo a un despotismo absoluto, a un gobierno que destruía los derechos a la vida y la libertad, “es su derecho, es su deber, derrocar ese gobierno” e “instituir un nuevo gobierno que se funde en dichos principios, y a organizar sus poderes en la forma que a su juicio ofrecerá las mayores posibilidades de alcanzar su seguridad y felicidad (Declaración de la independencia norteamericana, 1776)”. (Quiroga, 2020).

También en Alemania, Italia y Polonia sucedieron revueltas, pero todas fueron frenadas.

Las revoluciones de 1830

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¿Qué ocurría en el sur?

Al mismo tiempo, en este lado del mundo se desenvolvieron las guerras de independencia. A inicios del siglo XIX, Napoléon invade España (1808), y coloca a José Bonaparte al poder. En España la resistencia del pueblo llevó a que se crearán Juntas Populares en cada municipio. Los franceses invadieron “en nombre de la Revolución” pero los españoles republicanos no se sumaron a ellos, sino constituyen la “resistencia nacional”. En 1809 la Junta Central declara que “las indias no son colonias, sino una parte esencial e integrante de la Monarquía Española”. Brotaron juntas en América Latina, en los cuatro virreinatos, sin embargo no fueron escuchadas en plano de igualdad.

La invasión de España fue una oportunidad histórica para que los ideales independentistas, que se venían gestando, pudieran expresarse en una lucha emancipatoria. Desde 1810 hasta 1898 (Cuba fue la última colonia en independizarse), se desenvuelven las revoluciones en Latinoamérica y el Caribe.

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En 1848 se vivió en Europa este proceso, que consistió en oleadas revolucionarias que tuvieron consignas democráticas y sociales. La idea de sufragio universal (ya no del voto de algunos), la noción de “pueblo” y la República, serán las ideas bases. Por lo tanto, aquí observamos que las revoluciones ya no pretendían un gobierno monárquico limitado, sino que se pretendía mayor acceso a los derechos políticos y mejoras sociales. En este sentido, los trabajadores comenzaron a cuestionar al liberalismo y a su igualdad formal (de ley) que se distanciaba de la igualdad real, hecho que se visualizaba ante la pobreza.

Entonces, las revoluciones de 1848 contenían en su interior diversos sectores que aspiraban a distintos proyectos, o perseguían fines diferentes. Hobsbawm señala la existencia de tres grandes tendencias:

1- La moderada liberal (expresada por la aristocracia liberal y la alta clase media). El modelo de monarquía limitada era aceptable.

2- La radical-democrática (clase media baja, intelectuales, nuevos fabricantes). Una república liberal.

3- La socialista (trabajadores y clase obrera industrial). Una república social.

Estas tres tendencias se encontraban unidas contra el absolutismo y la reacción conservadora. Y para el absolutismo, cualquiera de ellas eran movimientos subversivos.

En 1848 estalla la revolución y triunfa por un momento en Francia, Italia, Alemania, Suiza. “Lo que en 1789 había sido el alzamiento de una nación, ahora era la primavera de los pueblos de todo un continente” (E. Hobsbawm). En Francia, el 24 de febrero de 1848 una insurrección derroca a la Monarquía Francesa y proclama la República (la segunda República en Francia). En Alemania e Italia se suceden choques con la dinastía de los Hasburgos (se luchaba por una república democrática, fundada en los principios de la Revolución Francesa). Las revoluciones además de tener un fuerte posicionamiento antiabsolutista, tenían ideas nacionalistas.

En términos generales, las revoluciones de 1848 compartieron el hecho de que prosperaron y se debilitaron rápidamente, de manera tal que para 1849 muere la revolución. También contuvieron en su interior revoluciones sociales de trabajadores, que generaron temor en los sectores liberales moderados. Hacia el final de estos procesos revolucionarios, por primera vez, se enfrenta el “orden” y la “revolución social” (ya no el régimen antiguo y fuerzas unidas

La primavera de los pueblos de 1848

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del progreso). Se hablaba de socialismo y de pueblo, hecho que nos muestra como el movimiento obrero ya compartía una identidad y cierta trayectoria organizativa. En 1848 se sucede la primera revolución en la que socialistas y comunistas se colocaron a la vanguardia del proceso, y pretendieron disputar la conducción del proceso a los burgueses. De esta manera, frente a la revolución roja, se terminaron aliando: liberales moderados, conservadores, notables, y la burguesía dejaba de ser una fuerza revolucionaria.

Estas revoluciones lograron finalizar en Europa con la restauración y con el predominio del absolutismo en el continente europeo desde el Congreso de Viena de 1814-15. A pesar de su breve duración y de ser derrotadas, fueron hechos trascendentes porque luego de 1848 ya no fue posible mantener el Antiguo Régimen, ya no era viable la restauración del absolutismo. En otras palabras, el saldo de la “primavera de los pueblos” fue que el absolutismo ya era mal visto por las sociedades europeas, incluyendo sectores que no lo cuestionaban (como los campesinos), se logró instalar el sufragio como método para elegir autoridades gubernamentales, y quiénes gobernaban tuvieron que comenzar a escuchar e incorporar demandas de sectores populares a sus políticas públicas.

Cuando se producen oleadas revolucionarias se movilizan varios

actores de la sociedad.

Los procesos revolucionarios no son homogéneos en su composición de clases, en su interior encontramos

diversos sectores y que muchas veces poseen distintos intereses o estrategias.

En estas revoluciones, las fuerzas que se movilizaron eran la burguesía y los

sectores populares. La primera, con un proyecto que pretendía modernizar la

política frente al absolutismo, mientras que los segundos (obreros, artesanos,

pequeña burguesía, trabajadores en general) aspiraban a medidas

radicales, de tipo social, e incluso,algunos, ya cuestionaban cómo se

distribuía la riqueza.

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Un fantasma recorre Europa

En 1848 Karl Marx y Friedrich Engels escriben el Manifiesto Comunista, dónde afirman que el fantasma del comunismo se encuentra presente en Europa, ante cada insurrección popular. Si bien las oleadas revolucionarias de 1848 no cristalizaron gobiernos socialistas, sino más bien dieron como resultado gobiernos liberales -conducidos por la burguesía-, la clase obrera luchó sosteniendo banderas y consignas propias.

Uno de los prólogos escritos por Engels, explica de manera clara el contexto en el que se escribe aquel texto trascendental. Aquí lo compartimos:

PRÓLOGO DE ENGELS A LA EDICIÓN ITALIANA DE 1893 La publicación del Manifiesto del Partido Comunistacoincidió(sipuedoexpresarmeasí),conelmomentoenqueestallabanlasrevolucionesdeMilánydeBerlín,dosrevolucionesqueeranelalzamientodedospueblos:unoenclavadoenelcorazóndelcontinenteeuropeoyelotrotendidoenlascostasdelmarMediterráneo.Hastaesemomento,estosdospueblos,desgarradosporluchasintestinasyguerrasciviles,habíansidopresafácildeopresoresextranjeros.YdelmismomodoqueItaliaestabasujetaaldominiodelemperadordeAustria,Alemaniavivía,aunqueestasujeciónfuesemenospatente,bajoelyugodelzardetodaslasRusias.Larevolucióndel18demarzoemancipóaItaliayAlemaniaalmismotiempodeestevergonzosoestadodecosas.Sidespués,duranteelperíodoquevade1848a1871,estasdosgrandesnacionespermitieronquelaviejasituaciónfuese restaurada, haciendo hasta cierto punto de “traidores de símismas”,sedebió(comodijoMarx)aquelosmismosquehabíaninspiradolarevoluciónde1848seconvirtieron,adespechosuyo,ensusverdugos.

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Larevoluciónfueentodaspartesobradelasclasestrabajadoras:fueronlosobrerosquieneslevantaronlasbarricadasydieronsusvidasluchandoporlacausa.Sinembargo,solamentelosobrerosdeParís,despuésdederribarelGobierno,teníanlafirmeydecididaintención de derribar con él a todo el régimen burgués. Pero,aunque abrigaban una conciencia muy clara del antagonismoirreductible que se alzaba entre su propia clase y la burguesía,eldesarrolloeconómicodelpaísyeldesarrollointelectualdelasmasas obreras francesas no habían alcanzado todavía el nivelnecesarioparaquepudiesetriunfarunarevoluciónsocialista.Poreso,alapostre, losfrutosdelarevolucióncayeronenelregazodelaclasecapitalista.Enotrospaíses,comoenItalia,AustriayAlemania,losobrerosselimitarondesdeelprimermomentodelarevoluciónaayudaralaburguesíaatomarelPoder.Encadaunode estos países el gobierno de la burguesía sólo podía triunfarbajo la condición de la independencia nacional. Así se explicaquelasrevolucionesdelaño1848condujeseninevitablementealaunificaciónde lospueblosdentrode las fronterasnacionalesyasuemancipacióndelyugoextranjero,condicionesque,hasta

allí,nohabíandisfrutado.EstascondicionessonhoyrealidadenItalia,enAlemaniayenHungría.YaestospaísesseguiráPoloniacuandolahorallegue.

Aunque las revoluciones de 1848 no tenían carácter socialista,prepararon, sin embargo, el terreno para el advenimiento de larevolución del socialismo. Gracias al poderoso impulso que estasrevolucionesimprimieronalagranproducciónentodoslospaíses,lasociedadburguesahaidocreandodurantelosúltimoscuarentaycincoañosunvasto,unidoypotenteproletariado,engendrandoconél(comodiceelManifiestoComunista)asuspropiosenterradores.Launificacióninternacionaldelproletariadonohubierasidoposible,ni la colaboración sobria y deliberada de estos países en el logrode fines generales, si antes no hubiesen conquistado la unidad yla independencia nacionales, si hubiesen seguido manteniéndosedentrodelaislamiento(…)

Londres,1defebrerode1893.F.ENGELS

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Recomendamos el siguienteaudio de Darío Sztajnszrajber,en el que presenta algunos aspectosdel Manifiesto Comunista.

Programa radial: Demasiado Humano. Radio: Futurock FM

El Manifiesto Comunista es un texto que demuestra que la historia de toda sociedad hasta nuestros días es la historia de la lucha de clases, y que en la sociedad capitalista hay dos clases que se diferencian claramente: la burguesía, dueñas de los medios de producción, y el proletariado, dueño sólo de su fuerza de trabajo. La existencia de estas clases sociales implica desigualdad social, provocan un enfrentamiento constante entre la clase dominante explotadora, que obtiene riqueza a partir de la apropiación del valor que produce el trabajo.

¿Cómo se supera esto? Mediante la organización de la clase proletaria y la lucha por la transformación social, hacia el comunismo: un sistema centrado en una mayor igualdad social, en el que serán abolidas las clases sociales mediante la organización de la llamada “dictadura del proletariado”. Para Karl Marx, la sociedad humana rompió el comunismo primitivo, y el comunismo nacerá como hijo del capitalismo, pues éste creó las condiciones para su advenimiento. El proletariado será quien sepultará el sistema capitalista.

¿Será así? ¿El comunismo triunfará en países con un proletariado consolidado y una industria de punta? Ya veremos en las próximas clases.

Además de Marx y Engels, en el siglo XIX hay varios referentes del socialismo, como Louis Blanc (1811-1882) y Blanqui (1805-1881). Para los socialistas el capitalismo era injusto, y empujaban más allá de lo que llegaban los liberales franco-británicos: un mundo en el que todos fueran felices y cada individuo pueda cumplir sus potencialidades. No compartían la idea smithiana de que el mercado, de forma libre, asegurara la justicia social.

https://www.youtube.com/watch?v=_dvJxwsbwHE

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La revolución en Francia, nos permite observar los movimientos de avances y retrocesos propios de este proceso. A su vez, nos permite ver las disputas entre sectores de la burguesía, complejizando el análisis.

Luis Felipe de Orleans, rey de Francia, asumió en 1830 tras aquella oleada revolucionaria que logró establecer una Monarquía constitucional y un rey votado por diputados. Sin embargo, su gestión se apoyó en un sector de la burguesía: la financiera. Como explica Marx, en uno de sus textos más claros para comprender la lucha entre clases y fracciones de clases “Las luchas de clases en Francia de 1848 a 1850” (1850 [2015]):

“La que dominó bajo Luis Felipe no fue la burguesía francesa sino una fracción de ella: los banqueros, los reyes de la Bolsa, los reyes de los ferrocarriles, los propietarios de minas de carbón y de hierro y de explotaciones forestales, y una parte de los terratenientes aliada a ellos: la llamada aristocracia financiera. Ella ocupaba el trono, dictaba leyes en las cámaras y adjudicaba los cargos públicos, desde los ministerios hasta los estancos. La burguesía industrial propiamente dicha constituía una parte de la oposición oficial, es decir, solo estaba representada en las cámaras como una minoría. Su oposición se manifestaba más decididamente a medida que se destacaba más el absolutismo de la aristocracia financiera”

(Marx, 1850 [2015])

La administración del gobierno bajó la lógica financiera beneficiaba a la gran banca. Dos años antes, en 1846, hubo una fuerte crisis en el agro, un aumento de precios, y un consecuente descontento social. En 1848 la fracción de la burguesía en la oposición desarrolló

una campaña de agitación (banquetes) a favor de una reforma electoral, buscando ampliar el voto para poder derribar el gobierno de la Bolsa (Marx, 1850 [2015]). En febrero de 1848 estalló la revolución, logrando la abdicación del rey, y el establecimiento de un Gobierno Provisional compuesto por burgueses industriales, pequeña burguesía, clase obrera, intelectuales. Este gobierno (presidido por Lamartine) expresaba, a su vez, diversas ideas: republicanas liberales, demócratas, socialistas.

De esta manera, el sector burgués debilitado se movilizó y estableció una alianza con la clase obrera francesa, para derrocar una monarquía financiera, y poder establecer una República.

“…La burguesía industrial promovió una alianza con la clase trabajadora para enfrentarse a los burgueses financieros privilegiados por el gobierno de Luis Felipe de Orleans (Marx, 1985). De esta manera se creó un frente heterogéneo que luchó por una República. La novedad fue que en el siglo XIX, la clase trabajadora ya no era un conjunto de hombres y mujeres sin una clara identificación. Los obreros desde 1830 se asociaban en grupos en torno a asuntos políticos, y contaban con periódicos propios1. Si bien existen debates acerca de si existía un proletariado ya conformado como clase en 18482, se acepta que este hecho da nacimiento al movimiento obrero moderno que luchaba por su República: una de carácter social”.(Quiroga, 2020).

De esta forma, sin olvidar la traición de 1830, y decididos a presionar, los sectores trabajadores

1 Rudé (1971) explica que los primeros periódicos de los obreros fueron el Journal des Ouvriers, el Artisan y Le Peuple, y aparecieron en septiembre de 1830.2 Para ampliar ver Marx (1985), Hobsbawm (2012) , Rudé (1971), Tocqueville (2016).

1848: el caso francés

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lograron que Luis Blanc y el obrero metalúrgico Albert fuesen incluidos en el gobierno provisional. A su vez, lograron establecer una serie de demandas: derecho al trabajo, talleres nacionales para desocupados, derecho a agremiarse, jornada laboral de 10 hs, abolición de la prisión por deudas, voto para varones adultos, inmediata proclamación de la República (Rudé, 1971).

En febrero de 1848, la clase obrera participaba de esta primavera revolucionaria con consignas propias de una revolución social. Su objetivo no era cualquier república sino la república democrática y social. Sus dirigentes eran socialistas y comunistas.

“Así los obreros no sólo ayudaron como en 1789 y en 1830 a hacer una revolución sino que, una vez obtenida la victoria inicial, le imprimieron sello propio. (…) Organizaron en sus propios clubes políticos y asociaciones gremiales sus propias banderas. No obstante la revolución no les pertenecía del todo”

(Rudé, 1971).

Pero, como hemos visto una y otra vez, una vez en el poder, los liberales moderados se volvieron conservadores. Lamartine decidió, por medio de un

decreto, disolver los Talleres Nacionales, y esto generó una serie de manifestaciones obreras, que terminaron en junio de 1848 con un estallido social que fue reprimido salvajemente por el ejército.

“El 21 de junio apareció en Le Moniteur un decreto que ordenaba que todos los obreros solteros fuesen expulsados por la fuerza de los Talleres Nacionales o enrolados en el ejército. Los obreros no tenían opción: o morirse de hambre o iniciar la lucha. Contestaron el 22 de junio con aquella formidable insurrección en que se libró la primera gran batalla entre las dos clases de la sociedad moderna. Fue una lucha por la conservación o el aniquilamiento del orden burgués. El velo que envolvía a la república quedó desgarrado los obreros, con una valentía y una genialidad sin precedentes, sin dirigentes, sin un plan común, sin medios, carentes de armas en su mayor parte, tuvieron en jaque durante cinco días al Ejército, a la Guardia Móvil, a la Guardia Nacional de París y a la que acudió en tropel de las provincias. Y es sabido que la burguesía se vengó con una brutalidad inaudita del miedo mortal que había pasado, exterminando a más de 3.000 prisioneros”

(Marx, 1850 [2015]).

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“Las revoluciones del 48 rompieron como grandes olas, y dejaron tras de sí poco más que el mito y la promesa.Si habían anunciado la “primavera de los pueblos”, fueron -en efecto-tan breves como una primavera. Sin embargo, de allí se recogieron enseñanzas.Los trabajadores aprendieron que no obtendrían ventajas de una revolución protagonizada por la burguesía y que debían imponerse con su fuerza propia.Los sectores más conservadores de la burguesía aprendieron que no podían más confiar en la fuerza de las barricadas”

(Bianchi, P. 141).

Con este hecho, 1848, cierra un ciclo de revoluciones en el que la burguesía se consolida como clase dominante, bajo un sistema político Republicano o Monárquico Constitucional, pero capitalista y liberal. De ahora en más, esta clase que nació revolucionaria contra el orden feudal, se volverá conservadora. Y de esta forma, las ideas la acompañaron.

Para el iluminismo, marco ideológico de la revolución francesa de 1789, el progreso se lograba cuestionando y transformando el (viejo) orden. En el siglo XVIII quienes defendían la idea de orden era retrógradas como Bonald o Maistre.

En el siglo XIX, la misma clase burguesa, bajo el marco del positivismo (Comte), sostendrá que “orden y progreso” van de la mano. Se pondrá fin al período revolucionario por medio de una sociedad que unifique “orden y progreso”, se pretenderá una sociedad armónica, calma, sin conflictos, bajo la dinámica del capital moderno.

La primavera ¿volverá a florecer?

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Eric Hobsbawm (2012) señala que los últimos dos siglos de la historia humana del planeta Tierra son incompresibles si no se entiende un poco el término “nación”. ¿Qué es una nación? Es una novedad muy reciente en la historia humana, las naciones no son “tan antiguas como la historia”, sostiene el autor. Renan (2006), por su parte, se ha formulado esa misma pregunta, y como Hobsbawm señala, han sido frecuentes los intentos de determinar criterios objetivos de nacionalidad, o de explicar porque ciertos grupos se han convertido en “naciones” y otros no, basándose en criterios cómo: la lengua, el territorio común, la historia común, la etnicidad, rasgos culturales.

Renan afirmará que más allá de un territorio, de la lengua, historia, cultura, las naciones no son algo eterno, tuvieron su inicio y probablemente su fin. La existencia de una nación es un “plebiscito cotidiano”. El autor sostiene:

“El hombre no es esclavo ni de su raza, ni de su lengua, ni de su religión, ni del curso de los ríos, ni de la dirección de las cadenas montañosas. Una gran agregación de hombres, sana de espíritu y cálida de corazón, crea una consciencia moral que se llama nación. Mientras esa conciencia moral demuestra tener fuerza por los sacrificios que exige la abdicación del individuo en beneficio de la comunidad, la nación será legítima, tendrá derecho a existir”

(Renan, 2006, p. 93).

¿Qué nos muestra Renan? La contingencia de las naciones. La desnaturalización de su existencia. Asimismo, cuando abordamos el concepto de “nación”, nos encontramos con distintas perspectivas. Según Grimson (2012), existe, por un lado, la “esencialista” que presupone la coincidencia entre nación, territorio, cultura e identidad, Estado; y enfatiza la supuesta homogeneidad cultural de los miembros. Esta

Nacionesy nacionalismos

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mirada actualmente es discutida, porque basta con analizar rigurosamente la contemporaneidad y nos encontramos con Estados plurinacionales, naciones sin Estados, naciones con diversidad de identificaciones y culturas, territorios que no se condicen con una única Nación, entre otros.

Por otro lado, la perspectiva constructivista, es la que critica la idea de que las naciones expresen la existencia previa de rasgos culturales objetivos, y señala que las naciones fueron construidas por los Estados por medio de dispositivos tales como: educación, símbolos nacionales, mapas, censos, mitos, rituales y derechos.

Finalmente, existe una tercera mirada que coincide con los constructivistas en que la identificación nacional es el resultado de un proceso socio-histórico y político contingente, pero al mismo tiempo se pregunta por la sedimentación de esos procesos en la configuración de dispositivos culturales y políticos, que conforman un marco compartido, y que entiende que no es un todo homogéneo.

Para seguir pensando y problematizar la idea de naciones y de cultura como un todo homogéneo

y con fronteras delimitadas, las y los invitamos a ver la siguiente exposición de Jorge Drexler

“Poesía, música e identidad”(TED)

"No hay muerto que no me duelaNo hay un bando ganador

No hay nada más que dolorY otra vida que se vuela

La guerra es muy mala escuelaNo importa el disfraz que viste

Perdonen que no me alisteBajo ninguna bandera

Vale más cualquier quimeraQue un trozo de tela triste"

https://www.youtube.com/watch?v=C2p42GASnUo

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Hobsbawm (2012) explica que en la segunda mitad del siglo XIX, el equilibrio del poder en Europa fue transformado por la aparición de dos grandes potencias basada en el principio nacional (Alemania e Italia), la partición de una tercera por los mismos motivos (Austria-Hungría), y el reconocimiento de varias entidades políticas menores como estados independientes que reivindicaban su nuevo estatuto como pueblos con una base nacional (Bélgica, los estados sucesores del imperio otomano -Grecia, Serbia, Rumania, Bulgaria- y también los polacos).

Vista desde la perspectiva de la ideología liberal, la nación (es decir, la nación grande y viable) fue la etapa de la evolución que se alcanzó a mediados del siglo XIX. La otra cara de la moneda, “la nación como progreso”, era, lógicamente, la asimilación de comunidades y pueblos más pequeños en otros mayores. La edificación de naciones era vista inevitablemente como un proceso de expansión (Hobsbawm, 2012).

En esta clase nos interesa tomar algunas naciones que se convirtieron en potencias emergentes, que junto a Francia, Inglaterra y Rusia (naciones ya consolidadas), serán luego actores principales en el reparto de mundo durante el Imperialismo. Estos son: Estados Unidos, Alemania, Italia, Japón.

De manera muy breve realizaremos un recorrido por estos países, con el objetivo de presentar las principales políticas desenvueltas en la segunda mitad del siglo XIX. En estas naciones el debate acerca de qué modelo de país generó conflictos internos, enfrentamientos y debates; pero el triunfo de un proteccionismo para el desarrollo de la industria nacional fue lo que permitió el crecimiento como potencias emergentes. Veremos que frente al agro y al proyecto exportador liberal, se antepuso el industrialismo proteccionista. La particularidad de estas potencias será, a diferencia de las experiencias industrialistas en el sur, que luego tomaron un viraje imperialista.

¿Qué Naciones se consolidan en el siglo XIX?

¿Qué ocurre con los nacionalismos?

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Tras la independencia norteamericana, el debate comenzó a girar en torno al modelo de país. La discusión entre una nación agroexportadora o una industrialista, se vio expresado en dos programas opuestos. Alexander Hamilton, fue el padre ideológico de la industrialización de su país, proteccionista de la industria naciente frente a la competencia extranjera. Muchas de sus ideas tuvieron que esperar hasta el fin de la guerra de secesión para poder ser aplicadas. Su programa económico planteaba crear un banco nacional y aranceles para proteger la industria. Los jeffersonianos y la clase agraria se opusieron al programa de Hamilton.

En 1860, en Chicago, la Convención Nacional del Partido Republicano elige a Abraham Lincoln (1809-1865) candidato del Partido Republicano para la presidencia, y en 1861 asume la presidencia. El principal asesor económico de Lincoln fue Henry Carey (1793-1879), quien sostenía que “el libre comercio era parte del sistema imperialista británico que relegaba a EEUU a un papel de exportador de materias primas”. De esta forma, Lincoln sostuvo el proteccionismo y la unidad nacional como dos aspectos que iban de la mano, pues la industria nacional necesita de un mercado interno unificado para su desarrollo.

En 1861 comienza la guerra de secesión1, el sur, fuertemente agricultor y esclavista, pretende retirarse de los Estados Unidos, pero se da inicio a la guerra. De esta manera se enfrentaron los esclavistas y agricultores del Sur versus los industrialista anti-esclavistas del Norte. Cuatro años después, el triunfo del Norte convierte a Abraham Lincoln en el Bismarck de esta rama de nacionalismo. En 1865: la abolición esclavitud entra en efecto.

1 Secesión: es el acto de retirarse de una organización, unidad o entidad política.

Estados Unidos

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Se encontraba dividida en 33 estados independientes y rivales entre sí, lo cual da cuenta de que no había una patria llamada Alemania. Si existía un territorio habitado por los pueblos de lengua alemana, que fue campo de batalla de franceses, suecos, austriaco, ingleses.

La ocupación francesa desde 1794 el territorio queda bajo Francia hasta 1815, alimentó el desarrollo del sentimiento nacional. El bloqueo continental decretado por Napoleón, que impidió la entrada de los productos industriales británicos al continente, permitió, como oportunidad histórica, que algunas industrias se liberaran de la competencia inglesa, que se modernice y amplíe la industria algodonera de Sajonia. Esto fue el puntapié para que Alemania se alejara de ser una

región productora de materias primas e importadoras de productos industriales. Los Junkers (Prusia) expresaban el poderoso sector agrario, con ideas librecambistas. Frente a éstos, el economista Friedrich List advirtió que el liberalismo de Adam Smith buscaba aprovechar las momentáneas condiciones de superioridad que Inglaterra había logrado con su industria y marina, gracias a su protección aduanera y la Ley de Navegación.

Como se dijo, después de 1815, el territorio había quedado dividido en numerosos estados que se agrupaban en una confederación presidida por Autria (Bianchi, 2012, p.186). Sin embargo, Prusia comenzó a desarrollar una posición de predominio en la región, y en 1819 organizó la Unión Aduanera (Zollverein) a partir de la cual

Alemania

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Luego de la paz de Francfort (1871 con Francia), el Estado Alemán Unificado, organizó la investigación científica y con gran interés en el desarrollo de conocimiento, para ello financió las Universidades, la formación de investigadores y científicos. Tal fue el desarrollo de la producción metalúrgica alemana, que directamente fue a competir con la de Gran Bretaña. Una vez más, observamos que el financiamiento en educación y desarrollo de ciencia y tecnología es estratégico, sólo el liberalismo propone ajustarlo en las periferias.

De esta manera, tanto en Estados Unidos como en Alemania, el debate en torno al modelo de desarrollo y el impulso industrialista, garantizó una fuerte soberanía nacional.

logró consolidar su hegemonía. A partir del Zollverein Alemania pasó de ser un conjunto de estados, principalmente agrícolas, mediante la integración económica y el impulso estatal, se convirtieron en una potencia industrial. El Zollverein desencadenó y permitió que Alemania pase de la fragmentación a la unidad, del estadío agrícola al industrial. Luego, la Seehandlung, fue un banco de fomento industrial bajo el control del Estado que desempeñó un papel capital en la financiación de la industria.

En 1861, Guillermo I designó canciller a Otto von Bismarck, quien se ocupará de unificar los principados alemanes. Otto Von Bismarck, antiliberal, sellará la unificación, y siguiendo el pensamiento de List, hará de Alemania una potencia industrial.

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En el caso de Italia, el territorio se encontraba fragmentado en manos de diversos poderes. ¿Cómo se inició la unificación? La marcha hacia la unidad partió del reino de Piamonte (norte) y Cerdeña. Se pretendía la modernización del reino, y la búsqueda de apoyo contra Austria (que dominaba importantes territorios en el noreste de la península) y el Papado (gran fuerza conservadora de la época, junto a los terratenientes del sur).

A las acciones desarrolladas desde el Norte, se sumaron, en el Sur (Sicilia), las del patriota Giuseppe Garibaldi, quien organizó un movimiento popular y republicano, los mil camisas rojas, junto al que logró la recuperación de Sicilia y el reino de Nápoles (las libera en 1860 del dominio francés). En 1871 vencidas todas las resistencias, nace el reino de Italia con Roma como capital.

Italia

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En 1853 Japón se encontraba dividido y se analizaba que postura tomar frente a Occidente, y sus sucesivos ataques. La Guerra del Opio (1857-1858) y la derrota de China tuvo fuerte influencia en el país, generando una ola de revueltas contra los extranjeros occidentales, vistos como “barbaros occidentales”. De esta forma, se gestaron líneas de carácter nacionalistas en defensa del imperio. Las consignas que sintetizaban el pensamiento de los jóvenes samuráis: “Echad a los bárbaros” y “Venerad al emperador”. El 4 de enero de 1868 un grupo de samuráis –luego de una corta guerra civil– expulsó al shogun y restituyó el poder real al emperador. El emperador Mutsuhito, bajo el nombre de Meiji Tenno, se convirtió entonces en el fundador de una nueva era para Japón. (Gullo, 2015).

“En 1853 Japón entra en una crisis profunda de la cual solo logrará salir –después de quince turbulentos años– en 1868 con el inicio de la Revolución Meiji. La crisis de 1853 le permitió comprender a la inteligencia japonesa que la capacidad industrial era el factor decisivo del poder de un Estado; que el poder relativo de una nación en el escenario internacional dependía, en gran medida, de su grado de industrialización. Asimismo los japoneses comprendieron que la política internacional era una especie de oligopolio de potencias industriales que, aun compitiendo entre sí, se unían para ejercer un monopolio sobre el mundo. En definitiva, la crisis de 1853 desató en Japón un proceso de reflexión –no exento de actos de violencia irracionales y reacciones xenófobas– que le permitió comprender que solo a través de una industrialización acelerada podría reconstruir su poder nacional. Fue por ello que los ideólogos de la Revolución Meiji resumieron el lema de la misma en tan solo dos palabras: Sangyo rikkoko: “reconstrucción por la industria”.

(Gullo, 2015).

La revolución Meiji crea por medio del impulso estatal, en menos de 20 años, un aparato industrial moderno y una próspera burguesía nacional. A su vez, se protegía la industria nacional porque no entraba cualquier importación de capital extranjero, a través de leyes proteccionistas. A la vez, se implementó la explotación de los pocos yacimientos de oro y plata, y se financió el desarrollo de industria naval.

Japón

Película: El último samurai (2003)Dir. Edward Zwick

Se trata de Japón en pleno gob. Meiji, y la modernización del país. Trata sobre el

enfrentamiento entre los samurais tradicionales que se rebelan contra los cambios culturales, aun

siendo los históricos consejeros del emperador.

https://www.youtube.com/watch?v=59SgfBozyjQ

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¿Por qué presentamos estos países? Porque en el siglo XX serán actores claves junto a Francia, Gran Bretaña y Rusia, en los conocidos enfrentamientos interimperialistas. Estas potencias se repartirán el mundo.

A fines del siglo XIX el liberalismo en Europa había alcanzado su máximo prestigio. Los conservadores atacaban a este pensamiento progresista, pues había conducido hacia la desintegración del orden social. Los liberales se defendían señalando que estos enemigos conservadores eran atrasados y reaccionarios, frente al desarrollo grandioso de la industria. Sin embargo, la postura liberal encontraba más difícil defenderse de los ataques de los primeros socialistas. El socialismo aún no era un peligro político real, como tampoco lo era la doctrina anarquista de Bakunin, a pesar de los atentados (Mommsen, 2004).

Hacia los años 80, e inicios del XX, los nacionalismos comenzaron a ganar terreno. “La idea de la nación como comunidad de acción de todos los ciudadanos políticamente maduros y pertenecientes a una misma lengua estuvo en principio estrechamente ligada a las ideas liberales y democráticas. Ahora, a las naciones europeas no les alcanzaba con ser una potencia europea, buscaban ser una potencia ultramarina. Se buscaba adquirir territorios en ultramar para abandonar el “status” de potencia europea y convertirse en gran potencia mundial. (Mommsen, 2004). En otras palabras: el imperialismo nacionalista.

Del nacionalismoal imperialismo

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Bibliografía utilizada para la clase

Bianchi, S. (2013). Historia Social del Mundo Occidental. Bernal: Universidad Nacional de Quilmes.Gullo, M. (2015). La insubordinación fundante.Venezuela: Fundación editorial El perro y la rana. Hobsbawm, E. (2012). Naciones y nacionalismos desde 1780. Buenos Aires: Crítica.Marx, K. (1850 [2015]). Las luchas de clases en Francia de 1848 a 1850. Madrid: Fundación Federico Engels.Marx, K. y Engels, F. (1848). Manifiesto ComunistaMommsen, J. M. (2004). La época del imperialismo. Mexico: Siglo Veintiuno Editores.Quiroga, A. (2020). “El vaivén de la historia. Apuntes sobre las revoluciones burguesas” en Oporto M., Quiroga A., y Rogovsky C. (comp.) Historia Social Contemporánea. Una invitación a pensar desde el Sur. La Plata: Papel Cosido, FBA, UNLP. Rudé, G (1971). La multitud en la historia. Estudio de los disturbios populares en Francia e Inglaterra 1730-1848. Buenos Aires: Siglo Veintiuno Editores.

Diseñó: Federico Etcheverry

Lecturas obligatorias

Bianchi, Susana (2013). Historia Social del Mundo Occidental. Cap 3: “La época de las revoluciones burguesas” Apartado: “Las revoluciones de 1848.La primavera de los pueblos” (Pp.137.141).Bernal: Universidad Nacional de Quilmes.

Renan, Ernest (2006). ¿Qué es una Nación?. Argentina: Siquetur.

Lectura ampliatoria

Marx Karl y Engles Friedrich (1848). Manifiesto Comunista. Ver online

Historia Social General [email protected]

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Primavera de los pueblos y Nacionalismo · 2020-08-02 · nacionalismos, no es casual pues la fortaleza de las burguesías nacionales, se retroalimentaron con la gesta de las ideas