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EDICIÓN 20 ENERO/FEBRERO/MARZO DE 2012 Hemos llegado a nuestra edición número 20, razón por la que quisimos, a forma de homenaje, dedicar toda una edición al periodismo. Como oc- asión especial, varios de los miembros del comi- té editorial han enriquecido esta edición con sus artículos sobre temas que atañen al periodismo. El periodismo proporciona a los ciudadanos la información que necesitan para autogober- narse, esto es indudable. Pero entonces, ¿qué pasa cuando el periodista es subordinado a los intereses de los gobiernos, de los dueños de los medios de comunicación?¿Qué ha pasado con la independencia en los medios de comu- nicación colombianos e internacionales?¿Cómo han atentado los gobiernos el libre flujo de la información?¿Qué ha pasado con el periodismo político? Por otro lado, en la actualidad nos encontra- mos en tiempos de cambio; estamos en una transición hacia una era digital. Uno de los primeros en verse influenciados por estos cambios ha sido el periodismo y nos encontramos con Wikileaks o con portales como La Silla Vacía, interrogándonos sobre su impacto y sobre las nuevas formas de hacer periodismo. EL PERIODISMO: Crisis de independencia y el periodismo 2.0 Primera Plana www.semana.com Periódico de los estudiantes de Ciencia Política de la Universidad de los Andes Contenido EDITORAL.....................................................................................................................................................................................Pg.2 NUDO DEL DÍA......................................................................................Contar el poder La silla vacía vs. Kyenke. Pg.3 AL TABLERO ......................................................................................................La política como chisme periodístico. Pg.4 VOX...........................................................................................................................Wikileaks: el cambio de Paradigma. Pg.7 VOX................................................Libertad de expresión:¿Un simple desacuerdo de izquierdas y derechas?. Pg.8 VOX .....................................De abismos, Petros y medios de comunicación: el caos que impera en Bogotá. Pg.10 VOX................................................... Dime lo que piensas y te diré qué medio de comunicación frecuentas. Pg.11 COMUNIDAD........................................................................................ Cuando no se tiene en cuenta el proceso. Pg.13 ENTREVISTA........................................................................................................... Entrevista a María Jimena Duzán. Pg.14 RETROVISOR...... De chuzados,ausentes y valientes:¿Hay tanta distancia entre el DAS y los periodistas? Pg.17 RETROVISOR............................................................................Las voces de la verdad y la censura de las balas. Pg.18 BLOG............................................................................................................................................................................................ Pg.20

Primera Plana EL PERIODISMO - c … · Crisis de independencia y el periodismo 2.0 Primera Plana Periódico de los estudiantes de Ciencia Política de la Universidad de los Andes

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EDICIÓN 20 ENERO/FEBRERO/MARZO DE 2012

Hemos llegado a nuestra edición número 20, razón por la que quisimos, a forma de homenaje, dedicar toda una edición al periodismo. Como oc-asión especial, varios de los miembros del comi-té editorial han enriquecido esta edición con sus artículos sobre temas que atañen al periodismo. El periodismo proporciona a los ciudadanos la información que necesitan para autogober-narse, esto es indudable. Pero entonces, ¿qué pasa cuando el periodista es subordinado a los intereses de los gobiernos, de los dueños de los medios de comunicación?¿Qué ha pasado con la independencia en los medios de comu-nicación colombianos e internacionales?¿Cómo han atentado los gobiernos el libre flujo de la información?¿Qué ha pasado con el periodismo político? Por otro lado, en la actualidad nos encontra-mos en tiempos de cambio; estamos en una transición hacia una era digital. Uno de los primeros en verse influenciados por estos cambios ha sido el periodismo y nos encontramos con Wikileaks o con portales como La Silla Vacía, interrogándonos sobre su impacto y sobre las nuevas formas de hacer periodismo.

EL PERIODISMO:Crisis de independencia y el periodismo 2.0

Primera Plana

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Periódico de los estudiantes de Ciencia Política de la Universidad de los Andes

ContenidoEDITORAL.....................................................................................................................................................................................Pg.2NUDO DEL DÍA......................................................................................Contar el poder La silla vacía vs. Kyenke. Pg.3AL TABLERO......................................................................................................La política como chisme periodístico. Pg.4VOX............................................................................................................................Wikileaks: el cambio de Paradigma. Pg.7VOX................................................Libertad de expresión:¿Un simple desacuerdo de izquierdas y derechas?. Pg.8VOX.....................................De abismos, Petros y medios de comunicación: el caos que impera en Bogotá. Pg.10VOX................................................... Dime lo que piensas y te diré qué medio de comunicación frecuentas. Pg.11COMUNIDAD........................................................................................Cuando no se tiene en cuenta el proceso. Pg.13ENTREVISTA........................................................................................................... Entrevista a María Jimena Duzán. Pg.14RETROVISOR......De chuzados,ausentes y valientes:¿Hay tanta distancia entre el DAS y los periodistas?Pg.17RETROVISOR............................................................................Las voces de la verdad y la censura de las balas. Pg.18BLOG............................................................................................................................................................................................ Pg.20

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¿Cuál será el momento en que la socie-dad comprenda la importancia del pe-riodismo? En una sociedad democráti-ca, además de los diferentes poderes existentes, el periodismo permite crear una dinámica de frenos y contra pesos en el sistema que pareciera no valor-arse, y mucho menos en este país,. Los mecanismos que ofrece el periodismo para exponer diferentes problemáticas políticas no han sabido utilizarse; si el periodismo es una herramienta que incentiva la critica y el análisis, en Co-lombia poco sucede esto, y más bien se ha prestado para mantener el status quo y proteger los intereses de pocos..

Se ignora que el periodismo no es sólo una cuestión de informar, aunque puede entenderse como lo más importante, también permite cuestionarse, pregun-tarse y crear interrogantes sobre distin-tos problemas presentes en la sociedad. Por medio de artículos difundidos en los medios escritos y virtuales, entrevistas por medios televisivos o radiales, se plantean teorías y, posiciones con dis-tintos puntos de vistas sobre diferentes cuestiones políticas, sociales, económi-cas o culturales relevantes para el país.

Sin embargo, en Colombia los medios de comunicación, puede ser por miedo, por conveniencia o por falta de interés, parecieran no estar informando lo su-ficiente, además de la escasez de un

análisis crítico. En un país donde los escándalos de corrupción son cientos, donde millones de personas mueren de hambre, en gran parte por culpa de ma-los gobiernos, donde miles de mujeres son agredidas al año por cuestión de gé-nero; en un lugar donde existen pueblo completamente olvidados, donde ni la luz del agua parecen ser una opción. Un país azotado por la violencia delincuen-cial y de la guerra con bandas paramili-tares, guerrillas, mafias, carruseles de contratación, entre muchos otros más de los problema en Colombia, parece que no nos estamos cuestionando lo su-ficiente, y no se nos está informando de forma adecuada. Se necesita que el pe-riodismo se convierta en un mecanismo de constante vigilancia sobre el actuar de cada una de las personas encargadas de manejar el país y todas las cuestiones referentes al bien común.

Además, existiendo tantas nuevas her-ramientas para la investigación y di-fusión, puede decirse que el periodismo a pesar de los factores sociopolíticos en los cuales esté inmerso, cuenta con un mayor número de recursos para hacer de su labor una eficaz y de alta calidad. Dichos recursos permitirían al periodis-mo crear cuestionamientos con mayores fundamentos por la misma razón, que cuentan con mejores mecanismos para la investigación, como para la presión que debe hacerse.

En Colombia, los medios de comu-nicación han dejado de aprovechar el privilegio con el que cuenta. Han per-mitido que escándalos, crímenes, injus-ticias, entre muchos otros, se cometan sin generar ningún tipo de presión ni cuestionamiento. Valores democráticos se han visto en juego en ocasiones pero pareciera que a quienes manejan los medios y se encargan de la labor peri-odística no les importara. Son pocos los periodistas en el país dedicados a una plena investigación y confrontación de los hechos con la realidad, la política y la justica. Periodistas que han sido perseguidos, pero asimismo, no han sido apoyados ni acompañados ni por el gobierno, la justicia, ni la población. Aunque no deja ser importante, sí re-sulta reprochable la mínima cobertura a las audiencias públicas de las versiones libres de ex miembros de las AUC, mientras que loas audiencias de Laura Moreno y Jessy Quintero han tenido gran cobertura por parte de los medios de comunicación. ¿Cómo deja de ser un asunto menos importante que el otro?

Hasta que no apreciemos ni exijamos un periodismo analítico Colombia no presenciara un nuevo cambio. El hecho de que en Colombia mueran tantos pe-riodistas que realizan periodismo políti-co, ese del que tanto necesitamos, deja mucho que desear.

Si quire deshacerse de algún nudo, opinión,idea, sentimiento o postura...

Quítese la corbata y escríbanos:[email protected]@SinCorbata

Editorial

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Maria Paula MartínezPolitóloga y periodista. Profesora del Centro de Estudios en Periodismo -CEPER-. Universidad de los Andes.

Internet no ha cambiado al periodismo en Colombia, que por naturaleza es un oficio terco y resistente. No es posible hablar de una nueva narrativa y menos de una re-configuración del panorama mediático. La penetración digital es tan baja (12% según el último informe de conectividad publicado por MinTic) que es difícil hablar de una sociedad digital. Lo que sí es claro es que los hábitos de consumo de los colombianos empiezan a modificarse o por lo menos a hacerse más evidentes. El público masivo de la radio y la televisión se transformó en una audiencia digital fiscalizadora y productora que demanda un periodismo menos aburrido, con análisis, con datos, con deseos, con emoción.

En los últimos cinco años surgieron dos nuevos medios periodísticos digitales en Colombia, que apuntan (aún sin con-seguirlo) a equilibrar la balanza del país que tradicionalmente ha sido excluyente y demasiado cercana al poder. En 2009, la periodista Juanita León lanzó La Silla Vacía como un proyecto de trasparen-cia, independencia y experimentación periodística que hoy día, según el con-teo de google (Adplanner*) tiene una audiencia de 69 mil visitantes únicos al mes, es decir el 1,64 por ciento de la audiencia que tiene el Tiempo.com (4.2 millones). En 2010, un consejo editorial presidido por Adriana Bonilla, lanzó el portal KienyKe bajo la consigna de la curiosidad, que aunque suena más superficial, ha sido más exitosa y hoy según el mismo conteo de google, Kie-nyke tiene una audiencia de 350 mil visitantes únicos, el 8,33 por ciento de El Tiempo.

La Silla Vacía se ha posicionado muy bien entre la clase dirigente del país, so-brepasando incluso la popularidad de la Revista Semana que desde su creación gozó del monopolio del periodismo político en el país. Se re-inventa cada día para desmenuzar los enredos en las instituciones del país y le da un privile-giado lugar a su audiencia que demostró que está dispuesta a pagar por los con-tenidos del portal con una donación to-tal de 9 millones de pesos en la primera campaña de recaudo.

KienyKe se ha posicionado bien entre el grueso de los colombianos y lo ha he-cho a punta de periodismo leve, reivin-dicando el sentido de lo banal y dándole especial lugar a la intimidad, popular-mente llamada chisme, entretenimien-to, farándula política o “lo light”. En la portada de un día como hoy, 29 de febrero a las siete de la mañana, cuando el país amanece sin Fiscal General de la Nación, sus historias son: el cáncer del esmeraldero Víctor Carranza, los peque-ños bikinis que usan las celebridades en las playas, la muerte de la periodista de guerra Marie Colvin, la relación entre el expresidente Uribe y el presidente Santos, el accidente automovilístico de

Juan Pablo Montoya.

Esta fórmula “light-seria” o “política-chisme” de KienyKe fue inaugurada por The Huffington Post, el portal nor-teamericano de noticias más popular en todo el mundo que hoy alcanza una au-diencia de 46 millones de usuarios únic-os (casi el doble que el New York Times con 28 millones y 41 veces más que el El Tiempo). Pero no es invención de Ar-ianna Huffington, su fundadora, pues ya había sido anunciada en la década de los sesenta por el filósofo italiano Umberto Eco, cuando dijo que el nuevo hombre de masas buscaba la excitación y la dis-tracción y podía pasar de una a otra sin restricción. Entre el lector de una poesía de Pound y el de una novela policiaca no hay diferencia de clase social ni de nivel de intelecto y los Mass Media in-auguraron un escenario donde las ten-taciones y el consumo son ejes claves para informar y entender la sociedad.

¿Cómo hacer periodismo digital en Co-lombia? ¿Cuál es el modelo a seguir?. La Silla Vacía es el medio pionero en formatos y uso de herramientas 2.0. Es el mejor ejemplo del impacto de lo digi-tal en el oficio periodístico y es el medio más propositivo en cuanto a producción de historias, modelo económico digital, ángulos y un largo etcétera. KienyKe no es ejemplo ni en propuestas narrativas, ni en uso de herramientas, y su audien-cia es más grande aunque talvez no este dispuesta a pagar un solo peso por sus historias. ¿Cómo mirar el poder: desde sus cifras o desde su mente?

Este es el debate del día a día del perio-dismo en Colombia, que no ve lo digital como el futuro, pues lleva siendo el pre-sente por al menos 5 años en los que to-davía no se ha podido establecer el 1,2,3 del “nuevo” periodismo digital. El New York Times, la empresa pontífice del

Contar el poderLa Silla Vacía vs. KienyKe

El público masivo de la ra-dio y la televisión se trans-formó en una audiencia digital fiscalizadora y pro-ductora que demanda un periodismo menos aburrido, con análisis, con datos, con

deseos, con emoción.

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periodismo en el mundo anunció que en el 2011 perdió 40 millones de dólares, poniendo de luto al resto de las publica-ciones acostumbradas a seguir su ejem-plo sin cuestionarse. En la misma sema-na el periódico alemán Die Ziet anunció

haber tenido ganancias de 123 millones de euros gracias a una apuesta por el periodismo largo, documentado, serio y difícil, y a una deliberada omisión de todos los consejos de los asesores y en-tutusiastas de medios.

Por otro lado, La Silla Vacía tuvo ga-nancias de 9 millones de pesos el último mes, la cifra más alta que cualquier me-dio digital ha logrado recibir de la audi-encia colombiana.

Omar rincónDirector Maestría en Periodismo Facultad de Artes y HumanidadesUniversidad de los Andes [email protected]

El periodismo era político porque ac-tuaba como contra poder y metía miedo a los que mandan. Ahora, es político porque adula al poder y sirve para le-gitimar sus negocios.El periodismo siempre ha sido político; es más, todo el periodismo es político. En sus inicios se hacía periodismo para hacer política, opinar y participar en la vida pública. Más tarde se descubrió que a la gente no le gustaban mucho los temas del poder y apareció la cróni-ca roja y los relatos de desgracias. En nuestros días el periodismo huyó hacia la farándula, el deporte y la transmisión de tuits. Y aunque no lo parezca, en to-das estas formas el periodismo sigue siendo político porque cuenta historias y conversa sobre lo público, el poder, los modos colectivos de ser sociedad.

[i] DE ADULACIONES, SHOWS Y CHISMESEl periodismo llamado “político” habla de políticos y poderes gubernamentales y empresariales. Este periodismo asume como práctica de información no los hechos sino el decir. Y por eso aburre ya que no se basa en hechos sino en decires y, peor aún, en “decires impunes”: de-claraciones sin consecuencias. Se puede decir lo que se quiera y el periodista no exige responsabilidad o coherencia en lo que se dice. El resultado: una política

hecha de declaraciones “cínicas”: si la vida social fuese el 5% de lo que los políticos dicen, estaríamos en el mejor de los mundos. El periodismo político privilegia los decires de show: se cita más a quien ten-ga más espectáculo que dar: Uribe-tuits, Benedetti-chascarrillos, Roy-voltere-tas, Lucho-humor, Mockus-confusión, Petro-agresividad, Fajardo-nuevaera, Peñaloza-gomelería. Las ideas no inte-resan, el pensar no comunica.El periodismo político, además, está basado en la adulación del poder, el chisme y, ahora, en el twitter. Nuevo género periodístico: el uribe-tuit. Se in-forma que el tuit de Uribe dice que su “gobierno fue transparente” y el perio-dista informa “eso” y ni siquiera intenta contrastar con la realidad: periodismo mensajero: copy y paste. Lo paradójico es que el periodismo no puede informar mentiras y debe cuestionar y sospechar de toda declaración, cifra y hecho. Pero si se pasa un tuit como verdad, ¿dónde queda el periodismo? Si la política está basada en el disenso y el periodismo en

Entre el lector de una poesía de Pound y el de una novela policiaca no hay diferencia de clase social ni de nivel de intelecto y los Mass Media inauguraron un escenario don-de las tentaciones y el consumo son ejes claves para informar y entender la sociedad.

La política como chisme periodístico

*Los datos de AdPlanner son mediciones mensuales realizadas por Google. Son de carácter público y de libre acceso con cualquier cuenta gmail. Existen otras em-presas que realizan mediciones y las pueden tener una variación.

Se informa que el tuit deUribe dice que su “gobi-erno fue transparente” y el periodista informa “eso” yni siquiera intenta contrastar con la realidad: periodismo mensajero: copy y paste

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ser contra poder, no es posible que el periodista no discrepe de sus fuentes, no contra pregunte, no intente incomodar, y sólo busque adular al amo. Y cómo es un asunto de adular al poder, el periodismo político ha terminado convertido en sección de chismes lla-madas 1,2,3; la cosa política; código secreto; top secret; teléfono rosa; urna virtual; alto turmequé; confidenciales… Luego hacer política y gobernar es un chisme, la corrupción es chisme, la in-justicia es chisme, el cinismo de los que mandan es chisme. Luego acusar sin pruebas da titular y el corrupto todo lo disfraza de “persecución política”. Y a los periodistas esta situación les parece normal. El resultado: nuestra sociedad vive una democracia de chisme. Y todo gracias a que el periodismo dejó de ser contrapoder; ahora, su política es no molestar al poder.

El periodismo político está mal hecho porque no pregunta-analiza-cuenta; y privilegia los políticos del decir y no del hacer. No hay crónica de los sucesos. No hay reportajes de la democracia. No hay debate de ideas. No hay criterios de análisis. No busca la comprensión. Así, el periodismo político ha terminado por ser una práctica de relaciones públicas “manejada” por oficinas de comuni-cación de crisis, cuya estrategia es tener de amigos a dueños y directores de me-dios. [ii] DE OPINADORES, VICTIMAS Y CULPABLESEl periodismo es más político cuando deja de ser noticioso o informativo y se vuelve opinión. Por eso cuando se pregunta por un periodista que se siga o admire se menciona a columnistas de opinión. Según el Panel de Opinión 2011 de Cifras y Conceptos, los col-umnistas más leídos por “los líderes de opinión” son: Daniel Coronell 18%, Daniel Samper Ospina 12%, Daniel Samper Pizano 11%, Antonio Caballero 8%, Salud Hernández 7%, María Jime-na Duzán 7%, María Isabel Rueda 5%. Como se puede constatar los primeros 7 opinadores son periodistas y no políti-cos. Daniel Coronell es el más periodis-ta porque produce noticias ya que basa

sus columnas en denuncias con datos: no opina, hace periodismo.¿Qué pasa con esa cantidad de opina-dores que salen en los medios? Que hay muchos que opinan pero pocos que gen-eran opinión; publican sus ideas pero a nadie convocan, sólo opinan entre ami-gos y para defender su cuota de poder. Y es que la mayoría de opinadores no son periodistas, ni lo intentan: ellos y ellas opinan lo que les venga en gana sin cumplir con ningún criterio del buen periodismo: investigar; contextualizar; presentar diversidad de fuentes, datos y documentos; ofrecer criterios de in-terpretación; escribir y narrar bien. No, nada de eso importa: ellos y ellas opinan con enjundia y piensan que con eso bas-ta. La verdad es que no basta con pub-licar opiniones para hacer periodismo. ¡Debe ser muy triste publicar pensando tener impacto y encontrar que nadie lo lee a uno!Si los políticos se tomaron el periodis-mo de opinión pero no sirve para nada; si los periodistas cubren a los políti-cos en formato tuit y no pasa nada… entonces, ¿dónde está el periodismo político?. Pues que ha emigrado hacia otras zonas duras de la realidad como lo es la justicia y la paz. El periodismo político se vive y siente en las secciones judiciales y en lo que se llama seguridad y paz: allí es donde la política importa: inversión pública, devolución de tierras, reconocimiento de las víctimas, corrup-ción generalizada. Ya lo político no pasa en el legislativo o en el ejecutivo sino en lo judicial. Y es que este es el último sueño que nos queda en democracia: que haya justicia social. De los políti-cos ya no se espera nada, de la justicia se espera que nos defienda y garantice nuestros derechos. Así, el periodismo político ha devenido en informar sobre víctimas y culpables, pero tristemente se hace en perspectiva de victimarios y corruptos: importa el poder, quien tiene el poder.[iii] DE DEPORTE, FARÁNDULA Y SANGRE Si la política es acerca de los modos de estar juntos y conversar en público so-bre los modos que tenemos para alcan-zar el éxito, el bienestar, la justicia…

entonces, el periodismo deportivo, de farándula y de sangre es político porque determina la conversación pública y expresa nuestros dramas colectivos. El periodismo político se vive y se siente mejor en el mundo del espectáculo. Y es que en el deporte hay mucho de política porque por ahí pasa los modos de ser colectivos en una sociedad. Por ejemplo, el fútbol en los últimos tiem-pos ha visibilizado ese ser nacional ma-chista, racista y homofóbico que nos habita. Cuando un futbolista o deportis-ta se pierde en su primera victoria y se convierte en una tragedia pública es un documento de ese país que excluye a la mayoría de las oportunidades del cono-cimiento. Cuando oímos a los periodis-tas deportivos nos encontramos con que ellos practican la moral Colombia, por eso siempre andan hablando de “otros” que no saben, y que son deshonestos, pendencieros y mal informados. Y di-cen “todos sabemos quiénes son esos”: el mal está en otra parte, yo soy el bue-no los demás son los malos. Por eso si se quiere saber del país político no hay sino que hacer periodismo deportivo.Y en la farándula hay política porque en ella se establecen los modelos de refer-encia y celebración de un país. Si una nación sigue con entusiasmo a Amparo Grisales o Marbelle, si el trasero de Jes-sica Cediel o las tetas de Laura Acuña concitan tanto debate en las redes so-ciales, si el reinado nacional de belleza de Cartagena es el evento cultural más importante para los colombianos, si Shakira y Juanes son nuestros modelos

¿Qué pasa con esa cantidad de opinadores que salen en los medios? Quehay mu-chos que opinan pero pocos que generan opinión; pub-lican sus ideas pero anadie convocan, sólo opinan en-tre amigos y para defender su cuota de poder

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de éxito, si la sección de farándula es la que más se ve… será porque por ahí pasa mucho de lo que somos. Por eso cuando en periodismo se exalta una teta en verdad nacional, o se convierte en celebridad a la ignorancia de la esponta-neidad, o se afirma que más vale ser rei-na, cantar, salir en televisión, modelar que estudiar y el esfuerzo largo: cuando se privilegia esa agenda y personajes sobre otras se hace periodismo político.Y en la crónica roja hay política porque se cuenta la vida de los que sufren de las acciones de los políticos. Si cada vez hay más crónicas de mujeres as-esinas, venganzas pasionales, sicarios de sobrevivencia, banditas del narco, damnificados del invierno, expulsados de la educación, taxis de la muerte, mé-dicos sin escrúpulos, ladrones sin alma, policías maleantes, militares matones… es porque las decisiones políticas y los modos de gobernar han producido una sociedad de excluidos de las oportuni-dades, han creado una inmensa mayoría de pobres (tanto que hemos llegado a ser el país mas inequitativo de América Latina después de Haití). Y los pobres de las oportunidades solo salen en los periódicos en las fotos y crónicas de la muerte y el delito: ahí se hacen visibles. La crónica roja de la sociedad es política porque ahí se ve el impacto de las políti-cas públicas, además se puede vivenciar el ejemplo político de que para salir adelante no hay ética, todo vale. Y este es el periodismo más político: el que muestra la sociedad que producimos.[iv] LA DESAFECCIÓN CON LA

POLÍTICAEntonces, que la sociedad y la ciu-dadanía estén desencantadas con la política, que habitemos el malestar de la política… tiene mucho que ver con los modos como los medios han hecho del periodismo político una escena de cin-ismos, chismes y farándula… y no un lugar donde la democracia se juega en diversidad de opiniones y el periodismo es el “perro guardián” de lo público, de lo de todos… Martín Caparrós, uno de los mejores periodistas del mundo, en su diatriba “contra los cronistas” ex-presa muy bien el carácter político del periodismo:

“Yo solía creer que si algo tenía de interesante la crónica era su posición política (…) Yo creo que vale la pena escribir crónicas para cambiar el foco y la manera de lo que se considera «infor-mación» –y eso se me hace tan político. Frente a la ideología de los medios, que suponen que hay que ocuparse siempre de lo que les pasa a los ricos famosos po-derosos y de los otros sólo cuando los pisa un tren o cuando los am-etralla un poli loco o cuando son cuatro millones, la crónica que a mí me interesa trata de pensar el mundo de otra forma –y eso se me hace tan político. Frente a la ideología de los medios, que tra-tan de imponer ese lenguaje neu-tro y sin sujeto que los disfraza de purísimos portadores de «la reali-dad», relato irrefutable, la crónica

que a mí me interesa dice yo no para hablar de mí sino para decir aquí hay un sujeto que mira y que cuenta, créanle si quieren pero nunca se crean que eso que dice es «la realidad»: es una de las mu-chas miradas posibles –y eso se me hace tan político. Frente a la aceptación general de tantas ver-dades generales, la crónica que a mí me interesa es desconfiada, dudosa, un intento de poner en crisis las certezas –y eso se me hace tan político. Frente al an-quilosamiento de un lenguaje, que hace que miles escriban igual que tantos miles, la crónica que a mí me interesa se equivoca buscando formas nuevas de decir, distintas de decir, críticas de decir –y eso se me hace tan político. Frente a la integración del periodismo, la crónica que a mí me interesa bus-caba su lugar de diferencia, de resistencia –y eso se me hace tan político”.

El periodismo político no existe porque se informa sólo para congraciarse con el poder; no intenta pensar, menos con-trapreguntar; no busca narrar con pun-to de vista y estilo propio. Y hablar de políticos no es lo mismo que pensar en política. Por ahora, el país que importa está pasando es por la farándula y la crónica de sangre, por eso la democra-cia importa poco, casi nada para la may-oría. La mejor política es mantenernos distraídos, y para eso el periodismo es la mejor estrategia… política.

El dato del Observatorio¿Sabías que el 69% de los ciudadanos colombianos considera que la información ofrecida por los no-ticieros de TV es importante o muy importante a la hora de decidir cómo votar?

¿Sabías que el 83% de los ciudadanos colombianos de 25 años o menos se informa de la situación del país principalmente a través de la televisión, mientras el 6% lo hace a través de portales de internet y apenas el 2,5% se informa por los periódicos?Estos datos hacen parte del estudio de Cultura política de la democracia en Colombia, 2011 del proyecto Barómetro de las Américas-LAPOP, realizado por el Observatorio de la Democracia del Departamento de Ciencia Política de la Universidad de los Andes. Encuentre los informes

anuales desde 2004, publicaciones periódicas y gráficas semanales de interés general en nuestra página web: http://obsdemocracia.org/.

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Ana María Acosta MillánSubdirectora del Periódico SinCorbata

Tanto en la Guerra Fría, como en otras guerras, han existido complejos cables de espionaje, como una de las técnicas utilizadas por los gobiernos para poder detectar los intereses de los Estados que consideran enemigos. Así, durante muchos años con la KGB y la CIA, la Unión Soviética y Estados Unidos se disuadieron mutuamente a través de este tipo de espionaje. ¿Qué hubiera su-cedido si la información de estos cables hubiera sido revelada? ¿Habría sido dis-tinto el desenlace de la Guerra Fría?

WikiLeaks, una organización periodís-tica sin ánimo de lucro creada en el 2007, ha publicado por primera vez es-tos cables diplomáticos tanto de Estados Unidos y Rusia, como de otros países. Si bien las entidades de inteligencia gu-bernamentales permanecen vigentes en los gobiernos, la forma como se maneja el flujo de información ha cambiado, y con esto, ha cambiado también la for-ma de hacer periodismo. Lo anterior se debe en concreto al fenómeno de inter-net, que ofrece un sinnúmero de man-eras para poder publicar información: blogs, emails, Facebook, Twitter, lives-treaming.

Con tan sólo 5 años de existencia WikiLeaks ha revelado lo que antes era impensable: los cables diplomáticos de espionaje, los secretos de grandes corporaciones, datos sobre violaciones de derechos humanos por parte de las fuerzas armadas en distintitos países, entre otras cosas. También ha puesto al descubierto asombrosas historias, por ejemplo el video que muestra como un helicóptero apache del ejército estadou-nidense mata a civiles iraquíes, o al me-jor estilo de la nostalgia de la cortina de hierro, órdenes por parte de la Secretaria

de Estado Hillary Clinton de retener in-formación privilegiada sobre diplomáti-cos chinos y rusos de Naciones Unidas.

Puede que estas conductas no sean tan sorprendentes por parte del gobierno estadounidense, pues en situaciones pasadas este comportamiento ha sido registrado y analizado por otros medios de comunicación. La diferencia está en que Wikileaks ha ido más allá, desta-pando el “Mr. Hyde” de otras naciones. Un ejemplo de esto es la publicación de la lista negra hecha por el gobierno australiano, sobre los sitios web que sus ciudadanos no pueden “googlear”. Más aún, occidente no ha sido el único señalado. Esta organización ha difun-dido información de China en donde se muestran las maniobras que se han inventado en este país para poder blo-quear Google, y de cómo hacer ciber-ataques al computador del Dalái Lama y al gobierno estadounidense. También se han revelado alianzas no conocidas antes como la que existe entre Corea del Norte e Irán con la donación de misiles coreanos al país musulmán.

Las historias de WikiLeaks son tan rev-eladoras que surge automáticamente el interrogante sobre su procedencia y veracidad. WikiLeaks es un hijo de la era de la tecnología, no sólo porque

pública a través de internet, sino porque su forma de hacer periodismo necesi-ta intrínsecamente de las nuevas tec-nologías. Cuenta con un sistema de almacenamiento en línea que permite a cualquier persona dejar información. Por ejemplo, el grupo “Anonymous” ha podido dejar información sobre lo que han hackeado, como también lo han po-dido hacer políticos, diplomáticos, ex-funcionarios y civiles.

WikiLeaks publica el material original que se les deja en el sistema y cuenta con un equipo investigativo que una vez verificada la fuente y veracidad de la in-formación, escribe una historia sobre el contexto y su impacto. Por ejemplo, en el caso del helicóptero apache, el equipo que cubrió la historia viajó a Irak para entrevistar testigos y recolectar más in-formación para así corroborar lo que se mostraba en el video.

Sin embargo, lo que diferencia a WikiLeaks del resto de medios es que sus fuentes de información conservan su confidencialidad. Y es precisamente esta confidencialidad la que lo hace más inquietante. Usualmente los medios de comunicación son controlados por élites políticas y/o económicas de cada país, o, en caso de ser periodismo de oposición, al menos se tiene identifi-cado quienes son los que se oponen a estas élites. De esta forma, cuando un gobierno o cualquier otro actor es cues-tionado por un medio, inmediatamente hay que preguntarse por la fuente de in-formación que lo señala y lo cuestiona, y por lo tanto se puede saber la perspec-tiva desde la cual se está hablando e in-cluso poner en tela de juicio su legitimi-dad. Pero con WikiLeaks no hay a quién señalar ni cuestionar, sólo se tiene la in-formación en bruto. He ahí el cambio de paradigma.

Wikileaks ha invertido la pirámide

WikiLeaks: El cambio de Paradigma

WikiLeaks es un hijo de la era de la tecnología, no sólo porque pública a través de internet, sino porque su forma de hacer periodismo necesita intrínsecamente de las nuevas tecnologías

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Juan Camilo Rojas AcevedoEstudiante de Ciencia Política y Derecho.

En un Estado de Derecho y sobre todo en un sistema democrático, la libertad de expresión constituye un derecho y valor supremo que no puede ni de-bería ser violentado o restringido bajo ninguna causa o motivo. La libertad de pensamiento en su esfera individual y libertad de expresión como fenómeno colectivo desde el punto de vista de los medios de comunicación, son elemen-tos de vital importancia para la estabi-lidad de un sistema político respetuoso de los principios democráticos. De he-cho al igual que la oposición política, la libertad de expresión resulta ser un

estandarte de la diversidad y tolerancia, valores que deben caracterizar la inter-acción de los ciudadanos bajo una so-ciedad civil moderna y sobre todo que resulta ser sana al interior de un sistema político.

En la actualidad política mundial resul-ta evidente la pérdida de respeto por la libertad de expresión. Son incontables los reportes de ONG’s como “Reporter-os sin fronteras” y diferentes medios de comunicación en donde día a día diferentes sectores de la sociedad civil internacional se encargan de protago-nizar actos de desprestigio y censura a medios de comunicación y en general a los ciudadanos. Generalmente los me-dios de comunicación que son atacados suelen ser independientes. Sin embargo también, existen casos en que medios masivos de gran envergadura, debido a conflictos de posturas políticas, también son objeto de arbitrariedades. Toda clase de ataque y actos de despres-tigio en contra de la libre expresión son

Libertad de expresión: ¿Un simple desacuerdo de izquierdas y derechas?

de quién tiene el control sobre la in-formación. Antes ésta se movía de las élites empresariales y/o políticas a los ciudadanos. Ahora son los ciudadanos quienes sacan a la luz información con-fidencial sobre estas élites y la publican. De esta manera, el flujo de información democratizado y clandestino ha influido a tal punto que incluso logró cambiar el status quo de algunos países, como se pudo ver con la primavera árabe.

No obstante, todo esto no ha llegado sin traer distintas consecuencias. Por men-cionar algunas, la única cara no anóni-ma de Wikileaks, Julian Assange, direc-tor de la organización, fue arrestado en Inglaterra por presunto acoso sexual en Suecia. Su arresto se dio en circunstan-cias que han sido cuestionadas por vi-olar el derecho al debido proceso. Otro caso es el de Bradley Manning, soldado americano que se encuentra detenido sin juicio porque le facilitó información a esta organización.

Por otro lado Paypal, Mastecard y Visa bloquearon los servicios que le habían prestado a WikiLeaks para el recaudo de donaciones a través de su página web, donaciones que eran su mayor fuente de ingreso. ¿Por qué se dan estos impedi-mentos a esta organización casi sin jus-tificación o mejor, con una justificación supremamente sospechosa? Cabe decir que el proceso penal contra Assange y Maning está lleno de irregularidades, en un contexto en donde se revelan ver-dades incómodas sobre los gobiernos y otros actores poderosos.

Estas actitudes y sanciones sugieren que las grandes entidades e instituciones del mundo se sienten amenazadas con la op-eración y política principal de WikiLe-aks, con la que se lleva la libertad de expresión hasta el límite. Tan sólo en el 2010 se han publicado 391,832 docu-mentos secretos de la Guerra en Irak y 77,000 documentos clasificados del

Pentágono sobre la Guerra en Afganis-tán. Por lo que cabe preguntarse: ¿De-ben ser publicados estos documentos teniendo en cuenta que se trata de asun-tos sobre la seguridad nacional? O más bien, ¿Tienen los ciudadanos el derecho a conocer más sobre estos temas?

La estrategia de WikiLeaks pone en riesgo la convención de las verdades so-cialmente aceptadas, pero ofrece cierta confianza que proviene de su independ-encia e innovación frente a otros medios de comunicación. Su operación pre-tende una comunidad informada, con-sciente y capaz. Si bien su comportami-ento puede ser cuestionado, elogiado u objeto de sanciones, es claro que sienta un precedente y cambia el paradigma de la manera de hacer periodismo en el mundo, sobretodo en una era en la que gran parte de la interacción social se hace a través de medios electrónicos difíciles de controlar.

si se hace una análisis re-duccionista de la política al limitarla al Estado, de nuevo se evidencia que la libertad de expresión y al-bedrio es esencial

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reprochables. Cuando provienen de la sociedad civil resultan totalmente dis-cutibles y lamentables, sin embargo, bajo un gran grado de elasticidad del argumento pueden llegar a ser consid-erados como una reacción impropia que puede llegar a desembocar en un debate respetuoso en el futuro no solo al inte-rior de la ciudadanía si no también en la academia. Ahora bien, cuando aquellos actos provienen del Estado, se entra en una esfera de gravedad y preocupación de gran envergadura. El Estado desde perspectivas clásicas tales como las de Hobbs y Rousseau, identifican al mismo como una construcción social y política producto de la delegación de poder y consenso popular que eventualmente generaría una reducción de libertades con el propósito de garantizar un Es-tado de Derecho común para todos los ciudadanos.

Es decir, si bien como individuos debe-mos limitar nuestro accionar hasta el límite que trace la esfera individual de nuestros pares, es evidente que la lib-ertad de expresión y sobre todo el libre albedrio es un derecho fundamental y un valor esencial de toda comunidad política. Cuando se difiere o se expresa algo contrario a la mayoría no se está en presencia de un delito o una actuación que genere riesgo alguno para la socie-dad en su conjunto. De hecho la libertad de expresión y su materialización día a día en las calles, en las aulas y en los medios de comunicación es lo que hace de una comunidad eso, una comunidad, en donde diferentes individuos dialo-gan, debaten y arguyen. De hecho, si se hace una análisis reduc-

cionista de la política al limitarla al Es-tado, de nuevo se evidencia que la liber-tad de expresión y albedrio es esencial. Si se toma como ejemplo la ramas leg-islativas del poder público la mayoría de estados modernos y democráticos, resulta evidente que el poder detrás de la democracia representativa es el dial-ogo y el debate. Pues para que el poder vinculante del Estado se materialice en forma de ley el pueblo representado en los congresos y parlamentos debaten y discuten en forma previa para de esa forma decidir cuáles pueden ser las mejores leyes para las mayorías popu-lares y en las que se debe desgastar el aparato estatal en pro de hacer que los ciudadanos las cumplan y respeten. En la rama judicial la situación no es tan diferente. La administración de justicia también se reduce a debates, jurídicos y probatorios, pero al fin al cabo debates. La ley no es perfecta y es por eso que en derecho no hay únicas respuestas o solo una respuesta correcta. Es decir, a la hora de tomar decisiones un juez debe considerar y analizar en detalle difer-entes posturas y así poder tomar una decisión acertada. En ese proceso, pero sobre todo en altas cortes sus providen-cias son procedidas por amplios debates jurídicos entre magistrados que al tener diferentes posturas ideológicas y con-cepciones sobre el derecho pueden anal-izar y debatir una controversia jurídica desde diferentes posturas, para así concluir con una votación en donde el vencedor es aquel quien logro mediante el arte de la argumentación convencer a sus opositores. En la rama ejecutiva, la situación no es diferente, pues de hecho en gran medida la implementación o no de políticas públicas depende del debate y expresión de opiniones que pueden generar presiones ya sea para adoptar, modificar o rechazar una determinada política. Ejemplo de ello, es el recién retirado proyecto de reforma a la edu-cación pública en Colombia.Teniendo claro la importancia de lib-ertad de expresión en un estado mod-erno, vale la pena presentar un breve recuento de cómo diferentes gobiernos muchas veces parecen desconocer esto. Desde antaño es posible identificar en

este tema varios imaginarios o hábitos de pensamiento erróneos o alejados de la realidad. ¿Quién en la mitad de una conversación política no ha llegado al punto en que se afirma que la derecha sea democrática o no detesta y reprime per se la libertad de expresión de quien sea y de quien provenga?, o ¿Que la izquierda al ser totalmente de respetuo-sa de las libertades civiles y políticas no restringe en ninguna forma la libertad de expresión?, ¿acaso existe un cliché más revaluado que esté? Cuando miramos la región y su giro hacia la izquierda elegida democrática-mente, siguiendo aquella lógica, ten-dríamos que estar en presencia de es-tados donde no existiera la violación a la libertad de expresión. Sin embargo, aquella premisa no resulta ser del todo diáfana. De hecho al hacer un repaso de algunos gobiernos de izquierda en américa latina es posible ver abusos de poder y casos en los que si bien no se ha podido comprobar esas situaciones, algunas actuaciones de organismos estatales dejan dudas al respecto. En Venezuela, ya es usual que su gobierno constantemente protagonice casos en que se presentan actuaciones admirati-vas encaminadas a presionar y censurar a medios de comunicación críticos del partido y aún más, del presidente y del gobierno. Casos hitos son la adquisición de 20% de las acciones de la cadena opositora Globovisión por parte del es-tado venezolano, todo esto encaminado a reducir las investigaciones sobre ca-sos de corrupción de dirigentes políti-cos cercanos al palacio de Miraflores . Sin embargo, el caso más famoso fue la no renovación de la concesión del canal opositor RCTV, cuando según varios analistas jurídicos la cadena cumplía con todos los requisitos legales para obtener aquella renovación. En Ecua-dor, la situación no es más alentadora, si bien el gobierno Correa no ha actuado en forma tan radical como su homolo-go bolivariano, ya es costumbre que el burgomaestre ecuatoriano día tras día abarrote los diarios con declaraciones explosivas y ofensivas de todo medio y periodista que osa presentar críticas a su gestión. En la actualidad, se con-

Abusos y actos de despres-tigio y censura posible-mente no se van a detener independientemente de las ideologías que estén en el poder

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Juan Francisco Gómez FernándezEstudiante de Ciencia PolíticaUniversidad de los Andes

Se supone que en los cien primeros días de la gestión, ya sea de un alcalde o de un presidente, se comienza a vislumbrar y a conocer el impacto que va a alcanzar ésta. Bogotá es un caso atípico y Gus-tavo Petro, actual alcalde de la capital del país, no tiene el privilegio de rendir cuentas tres meses después de su pos-esión. Desde el primer día de su man-

dato hasta el último, Petro estará desti-nado a lidiar con toda clase de críticos, desde periodistas y columnistas, hasta los mismos ciudadanos, y es que no le queda de otra, su antecesor lo puso en esta indeseable situación.

Como bien decía Jean-Jacques Rous-seau: “las ciudades son el abismo de la especie humana”. Después de la nefasta administración del anterior al-calde, podemos darle la razón a Rous-seau, aunque preferiría cambiar algunas palabras de su frase para plantear la si-guiente: Bogotá fue condenada al abis-mo por Samuel Moreno. Bogotá fue, es y será el reto que le quedó grande a Moreno. Sin una infraestructura digna de la capital del país, la vida cotidiana en Bogotá se ha vuelto toda una pesadil-la. Sin mencionar el problema de inse-guridad del cual todos somos víctimas, directa o indirectamente, día tras día; y el de movilidad, que se ve represen-

tado en el pésimo servicio ofrecido por TransMilenio. En este punto quisiera hacer una acotación, manifestar no tiene absolutamente nada de malo pues es una manera de expresar una inconformidad, lo ocurrido el pasado 9 de Marzo de este año en Bogotá es un acto de vandalismo y los delincuentes responsables de ello, deben ser castigados con severidad y justicia.

Ahora bien, parece ser que en Bogotá el verdadero problema lo representan las corridas de toros o al menos eso no lo hacen creer tanto los medios de comuni-cación como el mismo alcalde, Gustavo Petro. Cierto que es un tema de debate, en el que se ponen en consideración cuestiones culturales, políticas y social-es de alta complejidad. Cada quien tiene sus respectivos argumentos. Sin embar-go, no son las corridas de toros lo que debería importarle en estos momentos al alcalde y tampoco será el tema sobre

denó al diario El Universo y a varios de sus directivos a 3 años de cárcel y la astronómica suma de 42 millones de dólares, por presentar criticas supuesta-mente infundadas en contra del presi-dente Correa. En Argentina, el gobierno ante la fuerte oposición de los diarios el Clarín y la Nación aprovechó sus may-orías legislativas y en 2011 aprobó la ley del papel, disposición que regula la producción y distribución de la materia prima para los periódicos .En la otra mano, la derecha no se queda atrás. En Colombia, el pasado gobierno Uribe protagonizo férreos casos de críti-ca y ofensa a medios y periodistas que cuestionaban sus políticas de gobierno. Inclusive actualmente la justicia inves-tiga la responsabilidad de altos dirigen-tes en materia de escuchas ilegales en

donde renombrados periodistas habrían visto sus comunicaciones privadas vio-lentadas. Ahora el gobierno Santos en principio se muestra como conciliador y respetuoso de la libertad de expresión, sin embargo no deja de llamar la aten-ción la cercanía y la probación a su go-bierno que emite el periodo más leído del país, el cual por generaciones fue propiedad de su familia.Si se investiga con rigurosidad, es evi-dente que se puedan hallar diversos ca-sos de violaciones a la libre expresión en los gobiernos de izquierda y derecha alrededor del mundo. Ese no es el tema importante, pues el hecho es el mismo. Lo realmente importante es la abruma-dora pérdida de respeto y aprecio por la libertad de expresión al interior de la sociedad civil. Abusos y actos de de-

sprestigio y censura posiblemente no se van a detener independientemente de las ideologías que estén en el poder. Sin embargo, eso puede cambiar o por lo menos no agudizarse más si cada uno de nosotros nos concientizamos de la im-portancia de la libertad que nos violan cada vez que nos censuran, nos repri-men o simplemente nos hacen leer, oír y ver lo que quieren que leamos, oigamos y veamos. Así pues, esta es una invi-tación a dejar de un lado las ideologías y posturas políticas, para unirnos todos en pro de defender nuestro derecho funda-mental a expresarnos y pensar distinto, pues con ello no perjudicamos a nues-tros pares, por lo contrario fomentamos la inclusión, el debate y la diversidad en sociedades complejas como en las que vivimos y que tanto lo necesitan.

De abismos, Petros y medios de comunicación: el caos que impera en Bogotá

Sin una infraestructura dig-na de la capital del país, la vida cotidiana en Bogotá se ha vuelto toda una pesa-dilla

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el cual quiero hablar en este artículo.Creo que los bogotanos están divididos en la forma en que los medios de comu-nicación están lidiando con la situación de nuestro nuevo alcalde, mientras que unos lo defienden de las constantes críticas por parte de los medios, otros aplauden y disfrutan el hecho que Petro sea atacado constantemente. La culpa es mutua, Petro al centrarse en temas que en estos momentos no son la prioridad para Bogotá y los medios de comuni-cación tratándolo como un victimario. O me equivoco al recordarles que hace unos años en la revista Semana los Nule salían en la portada y eran vitoreados por su habilidad en los negocios. Como lo dice Luis Javier Orjuela, Semana en ese caso estaba aplaudiendo y enalteciendo el enriquecimiento fácil e ilícito.En este sentido, pareciera ser que los medios de comunicación olvidan la im-portancia de la elección de este nuevo alcalde. Petro fue elegido por unos ciu-dadanos cansados de ver la miseria en la que se encuentra su ciudad, de la cor-rupción que cada vez es más común en los círculos y núcleos de personas que manejan la ciudad, de la inseguridad que atemoriza a todos los habitantes en todos los rincones de la capital, gener-ando temor –por no decir pánico- cada vez que salen de sus casas, de ver como

la contaminación poco a poco invade los sitios que frecuentamos. Cansados tam-bién de un tráfico que nos quita casi 4 horas de nuestro tiempo al día (la mitad del tiempo se supone debemos dormir). Todo esto me lleva a pensar que Bogotá se encuentra en un gran abismo, del cual puede salir y del cual, estoy más que se-guro, no puede caer más hondo.

No estoy defendiendo a Petro, pues considero que en estos momentos la ciudad necesita respuestas contundentes frente a todos los problemas que está enfrentando. Según la encuesta de LA-POP del 2007, la percepción de cor-rupción en el país para ese año fue de 74.2%, una cifra alarmante. Es aún más preocupante el hecho que la corrupción solo haya sido un problema prioritario para el 2.9% de los encuestados, pues en la opinión de algunos empresarios, que asistieron al World Economic Fo-rum del 2007, la corrupción se con-stituye como el segundo factor que más dificulta la realización de negocios para empresas colombianas.

En cuanto a la seguridad, según una encuesta de Percepción de Seguridad y Victimización realizada por la Cámara de Comercio de Bogotá en el 2011, el 45% de encuestados cree que la inse-

guridad ha aumentado, mientras que el 49% cree que la inseguridad sigue igual, dejando un pequeño porcentaje (6%) que cree que la inseguridad ha disminuido. En esa encuesta, el trans-porte público y las calles se presentan como los lugares más inseguros para los bogotanos, en donde un 56% de los encuestados señala que la sensación de inseguridad está determinada por la presencia de grupos criminales. Estas cifras muestran lo preocupante de la ac-tual situación de seguridad que se vive en Bogotá. Necesitamos que los medios de comu-nicación dejen trabajar en paz a Petro y que éste se centre en los verdaderos problemas de Bogotá. Hace mucho tiempo en Bogotá, un personaje público no tenía un reto tan grande como el que tiene ahora el alcalde electo. Será una ardua gestión, en donde aparecerán críti-cos, detractores y defensores por todas partes. Sin embargo, es imperativo que Petro no se deje gobernar por terceros, se fie de gente honesta y comprometida con el desarrollo de Bogotá, y por sobre todas las cosas evite que la corrupción se adueñe de la alcaldía, pues ese es el lunar que tiene a Bogotá en un abismo, en el abismo de la especie bogotana.

Dime lo que piensas y te diré qué medio de comunicación frecuentas

María Alejandra Velásquez BuriticáEstudiante Ciencia Política y Derecho

La estructura del Estado colombiano está dividido en 3 poderes: legislativo, judicial y ejecutivo; los cuales están en-cargados del poder público. Sin embar-go, parece que se nos olvida la clarísi-ma existencia de un cuarto poder, no reconocido por la ley, pero que influye de manera determinante en las cues-tiones políticas, económicas, sociales y culturales más importantes del país. No es una cuestión particular para el

caso colombiano, es claro que los me-dios de comunicación han llegado a una etapa en la que su función dejó de ser una cuestión de sólo informar. Se ha visto cómo el los medios se han conver-tido en el principal intermediario entre

publicidad y población, además, y sin quererlo, los medios de comunicación han terminado por cumplir funciones educativas en los ciudadanos, funciones que resultan preocupantes.

La información que se recibe a diario ahora viene acompañada de opiniones o juicios de valor que de forma pasiva, calan en las visiones de las per-sonas, generando así formas específicas de pensar y entender cuestiones sociales y/o política

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Los diferentes medios de comunicación han invadido por completo todos los ámbitos a los que un individuo se ve ex-puesto diariamente. La televisión, prin-cipalmente, la radio, periódicos, revistas y, desde los últimos años, medios elec-trónicos, están en constante actividad dentro de la vida de los ciudadanos. Se difunden mensajes, noticias, campañas publicitarias, entre las muchas otras co-sas que se filtran en los medios. La in-formación que se recibe a diario ahora viene acompañada de opiniones o juici-os de valor que de forma pasiva, calan en las visiones de las personas, generan-do así formas específicas de pensar y en-tender cuestiones sociales y/o política. En Colombia, la publicidad se ha toma-do los espacios tanto públicos como pri-vados. Es por medio de los comerciales que se crean ideas sobre determinadas situaciones generando ideas comunes para quien consumen esa publicidad.

Para ejemplificar lo dicho anteriormente hallamos la presentación al público del slogan “Colombia es pasión”. Desde el gobierno, se creó esta campaña gener-ando un sentido de pertenencia colom-biano no visto desde hace mucho años. Elementos o demostraciones culturales como el sombrero ‘vueltiao’, el carriel, el vallenato, entre muchos otros, fueron adoptados por una gran mayoría de la población explotando así cuestiones culturales del país. La campaña buscaba crear desde el interior, una imagen posi-tiva del país para así después poder im-portarla. Con la llegada de esta campaña, empezamos a ver cómo comerciales de caldo de gallina, bancos, marcas de café, entre muchas otras, aprovecharon este nuevo sentimiento, exaltando el nacion-alismo de las personas. Junto con esta campaña de prestigio nacional, la prop-aganda a favor de las fuerzas militares por su lucha contra la guerrilla también aumentó de forma significativa. Parale-lo al aumento en la credibilidad de los colombianos con respecto a las cosas positivas, también se buscaba encontrar un apoyo por parte de la población a lo que era en el momento la medida más

fuerte del gobierno nacional, la seguri-dad democrática.

Ejemplo de lo anterior también se ve reflejado en las propagandas creadas por el Ministerio de defensa de Colom-bia donde se representa a los miembros de las fuerzas militares como los ver-daderos héroes que existen en el país. En su lucha contraguerrilla se les ha identificado como la entidad que ha permitido recobrar la tranquilidad en el país, creencia que la propaganda se ha encargado de difundir.

La crítica a lo anterior no radica en la exaltación de la cultura colombiana, o la importancia de la fuerzas militares en un país con un inminente conflicto interno, lo preocupante es cómo esta propaganda caló de manera enfática en los colombianos, haciendo casi imposi-ble la discusión sobre los falsos posi-tivos. La importancia del ejército llegó a niveles en los que se creía justificable, en algunos casos, y a veces increíble, que las fuerzas armadas cometieran crímenes de lesa humanidad; éstos en contra de la población civil. Lo anterior demostrado por la publicación de LAPOP en el año 2010, Cultura política de la democracia en Colombia. En esta recopilación in-vestigativa, se expone que entre los años 2007 y 2010, la confianza en la Fuerzas Armadas no bajó de 60%; además en el 2008, año en que se hizo público el es-

cándalo, la confianza era de un 65%, au-mentando a un 67.2% el año siguiente. La propaganda gubernamental fue exi-tosa, la intención de aumentar el pres-tigio nacional de las fuerzas armadas se logró.

Todo lo anterior no habría sido posible sin el uso de los medios de comuni-cación. La divulgación de los intereses gubernamentales cubrió todos los es-pacios posibles logrando así el objetivo a alcanzar. Por esto, es de gran impor-tancia, ahora, entender la influencia de los medios de comunicación. En el libro, Medios, democracia y poder: Una mi-rada comparada desde Colombia, Ecua-dor, Venezuela y Argentina, se muestra cómo, el 92% de los hogares en Colom-bia tienen un televisor, y de las perso-nas que dicen informarse diariamente, el 71,1% de las personas afirma hacerlo por medio de noticieros televisivos. Me-dio por el cual se difunde la mayoría de las campañas publicitarias, sean com-erciales o propagandas. Lo anterior en comparación de un 34% de uso de ra-dio, 9,07% prensa escrita, y por último, 3,05% a los medios en internet.

Pero la cuestión no termina ahí, en Co-lombia los principales medios de co-municación son propiedad de los per-sonajes con mayor poder en el país. Por ejemplo, el dueño de RCN, uno de los noticieros más vistos en el país, es el empresario Carlos Ardila Lulle. Hace poco, Luis Carlos Sarmiento adquirió el medio de prensa escrita más leído en el país, periódico El Tiempo; antes propie-dad de la familia Santos. Lo anterior resulta relevante para entender el conte-nido de la información que se difunde. El enfoque de las noticias, y los juicios de valor implícitos en la forma de infor-mar. Estos personajes poderosos cuen-tan con unos intereses específicos para que ese poder no disminuya; intereses que se terminan viendo plasmados en las noticias y editoriales de estos medios de comunicación.

El problema más grande de lo anterior,

esas noticias con juicios de valor agregados y con intereses privados implíci-tos, son presentados como mera información y con carácter de verdad. La cual es asumida y dirigida por los ciudadanos, y que en mu-chos casos, ni siquiera es cuestionada

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es que esas noticias con juicios de valor agregados y con intereses privados im-plícitos, son presentados como mera información y con carácter de verdad. La cual es asumida y dirigida por los ciudadanos, y que en muchos casos, ni siquiera es cuestionada. Así, se van gen-erando opiniones generales sobre temas trascendentales para el país. Se estable-cen visiones sobre la política y proble-mas sociales que se instalan en las opin-iones de las personas. Además como se dijo en un principio, las personas ya no sólo se informan, si no que en oca-siones se educan con la información que

tienen a su alcance, encontrando aquí la peligrosidad de un uso irresponsable de los medios de comunicación en Colom-bia.

Como cuarto poder, los medios de co-municación influyen de forma deter-minante, cuestión que es de total cono-cimiento de quienes el poder y la labor de informar. Cada medio tiene una agenda y unos intereses a los cuales responder. Encuentra noticias más relevantes que otras y se les da un acercamiento difer-ente, todo esto dependiendo de esos intereses. Los dueños de la publicidad,

también conscientes de la influencia de los medios, hallan la fórmula perfecta para hacer uso de los mismos en benefi-cio propio, sin importar las consecuen-cias del mensaje. La agenda política de los medios está determinando la agenda política del país. Son estos los encarga-dos de enfatizar en determinados temas y de ignorar otros cuantos. Lo que más importa a los medios de comunicación y los encargados de difundir información, se ha convertido en lo que importa a los ciudadanos.

Gran debate ha generado la reciente no-ticia de que el Consejo Superior de la Universidad reemplazó tres becas des-tinadas a la excelencia académica por distinciones de honor, transformando el sistema de reconocimiento que por años ha ofrecido la Universidad. Al menos, esa ha sido la sensación percibida frente a la polémica reforma, que al ser públi-camente conocida ha desatado en las redes sociales una de las más apasion-antes discusiones jamás vistas por la co-munidad uniandina. La participación de numerosos medios de comunicación en

el asunto agudizó aún más la ya agitada arena.

El papel del Consejo Estudiantil Uni-andino, organización ante la cual rep-resento al Departamento de Ciencia Política, fue crucial en la discusión. Por medio de numerosos comunicados di-rigidos a los estudiantes, se les informó que las becas de excelencia académica habían sido eliminadas, y se propusi-eron distintas soluciones al conflicto que se había creado. Pero el Consejo, tras analizar la situación y sus posibles implicaciones, no dirigió los dardos de sus críticas a la decisión de eliminar las mencionadas becas, la cual consid-eró un intento de democratización de la Universidad, que procuraría que estos privilegios fueran otorgados a personas destacadas en su rendimiento, pero que también su condición económica no les permitiera tener acceso a estudiar en nuestra institución, que es la más cos-tosa del país. En cambio, expresó su preocupación frente a la manera en que se están tomando ese tipo de decisiones.

Como representante, considero que el espíritu de la reforma es bien intencio-nado, pero que el proceso mediante el cual se radicó no fue el adecuado. En primer lugar, porque la decisión fue tomada sin la participación activa en el Consejo Superior de representantes estudiantiles. Al final de cuentas, una decisión encaminada al estudiantado debe contar con representación de ese sector. Y en segundo lugar, por la fal-ta de comunicación al respecto. Si no hubiera sido por el Consejo Estudiantil, y su crítica posición frente al asunto, es probable que aún hoy no supiéramos del tema. La toma de tan importantes deci-siones debe venir de la mano del debate y de un debido proceso. Al ser ignora-dos estos pasos, cualquier reforma está destinada a los malentendidos de los que hemos sido testigos estos días.

Fernando Posada ÁngelRepresentante del Departamento

de Ciencia Política al Consejo Estu-diantil Uniandino

Correo: [email protected].

Cuando no se tiene en cuenta el proceso

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Salomé Cohen MonroyEstudiante Ciencia PolíticaDirectora Periódico SinCorbata

María Jimena Duzán es una importante periodista colombiana y politóloga de la Universidad de los Andes que ha tra-bajado en los medios escritos más im-portantes del país, así como también ha escrito para medios internacionales. Ac-tualmente tiene una columna de opinión y un espacio de entrevistas en la Revista Semana. Ella empezó su carrera muy joven en el mundo del periodismo, con el que tuvo contacto desde muy peque-ña por su padre y fue galardonada con el Courage Award y el Premio Nacional de Periodismo simón Bolívar. Es conocida por su tono crítico, con el que ha hablado sobre muchas de las personalidades del país, más allá de su inclinación política. Para mí fue un gran honor tener la opor-tunidad de entrevistarla pues siempre he sido fiel lectora de sus columnas y entrevistas, y quisiera dar un especial agradecimiento a Fernando Posada por conseguir esta entrevista.

Salomé Cohen Monroy: Tengo en-tendido que comenzó en el periodismo muy joven con una columna que le abrió el entonces director del diario El Espectador, Guillermo Cano, lo que me parece sorprendente. Cuéntenos un poco sobre esa época de su vida, ¿sa-

bía ya que quería ser periodista? ¿Cómo terminó llegando ahí?

María Jimena Duzán: Porque mi papá era periodista, mi papá fue amigo de

Guillermo y trabajaba en El Espectador y era ase-sor editorial entonces pues había nacido yo en el periodismo, porque iba mucho al periódico, veía a todos sus amigos perio-distas y antes de que mi papá muriera yo ya venía escribiendo artículos en el Magazín Dominical cu-ando estaba en el colegio. No sabía que me gustaba el periodismo pero me gustaban las crónicas, los reportajes y las mandaba,

las leían y a veces las publicaban. Pero cuando mi papá murió, yo le escribí un artículo a Guillermo Cano para él so-bre mi papá y ¡oh sorpresa cuando salió publicado en gran despliegue! Y a los dos días me llamó Don Gabriel Cano, el papá de Guillermo Cano, a decirme que iban a probar conmigo si heredaba la columna de mi papá y por eso yo le dije que estaban locos, que yo no sabía; ¡tenía 15 años! Entonces pues no sabía si estaban mintiendo, o sea si me esta-ban haciendo un chiste o me estaban ha-ciendo una oferta. Yo venía de hacer un año en Oxford y quería entrar para ser bióloga en los Andes y la verdad todo me cambió en un minuto, entonces me ofrecieron esto, y llegué a los Andes y dije “no, no puedo estudiar biología, ¿qué estudio?”. Manuel Rodríguez que era mi asesor académico me dijo “Cien-cia Política” y entré a Ciencia Política y a la columna del espectador al mismo tiempo, cuando tenía 16 años.

SCM: Hablando sobre Ciencia Política en la Universidad de los Andes, quería preguntar si ha traído algún tipo de obs-táculo y, en cambio, cuáles han sido las mayores ventajas der ser una politóloga que ejerce el periodismo.

MJD: No, yo le doy gracias a Dios que Manuel Rodríguez me dijo que yo era politóloga y no bióloga, porque para mí ha sido el instrumento más idóneo para ser periodista. Me ha dado una estructura argumentativa, de cómo funciona el Estado, cómo funciona el poder por dentro, las instituciones y su importancia, la importancia de las ideas políticas, pero sobretodo cómo funcio-nan los Estados y los regímenes, en lo que significa una democracia y lo que no significa una democracia en política comparada. Son herramientas invalu-ables para poder ser periodista. Es más yo siempre les aconsejo a todos los que vienen a decirme “¿Qué estudio si qui-ero ser periodista?”, les digo que Cien-cia Política.

SCM: Quisiera que nos contara un poco sobre su relación con Guillermo Cano, de sus enseñanzas, ¿cuál es la que más recuerda usted y aplica en su vida y en su carrera?

MJD: La más importante fue que los periodistas en este país teníamos que estar educados para estar dispuestos a perder muchas cosas, a más que perder, a enfrentar a muchos temas como en-emigos sin cara que eran amenazantes y que debíamos acostumbrarnos porque ese era el país que nos había tocado y que si queríamos ser periodistas en ese país para poder informarlo bien, tenía-mos que asumir ese riesgo y eso es lo que él nos enseño. Lo otro que él me enseñó es que el pe-riodismo debe ser independiente de los poderes económicos y políticos. Eso le costó mucho trabajo a Guillermo man-tenerlo pero siempre lo cumplió. Y yo soy de esa escuela, imagínese, soy to-talmente así. Ahora ya no se usa eso, ni lo uno ni lo otro.

SCM: ¿Se le ocurre algún nombre de un(a) periodista del ámbito internac-ional que haya admirado y la haya in-spirado en su trabajo?

ENTREVISTAENTREVISTA

ENTREVISTA A MARÍA JIMENA DUZÁN

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MJD: Varios. A mi me gustaba mucho la manera como hacía Oriana Fallaci las entrevistas. Yo desde muy pequeña empecé a hacer entrevistas, entrevis-tas en El Espectador. Hice reportajes, crónicas y yo hice de todo, y empecé a hacer también entrevistas y me gustó mucho. Me cayó a mí un libro que se llama Entrevista con la historia [de Ori-ana Fallaci] y me impresionaba como destrozaba pero no de la manera vio-lenta sino destrozaba a través de una mirada muy periodística y muy person-al. Me gustó la manera como lo hacia, sobretodo entrevistas como la de Yasser Arafat que prácticamente le dice que es un monstruo, pero la entrevista es exce-lentemente bien lograda. Oriana Fallaci como periodista me parece que terminó mal, las últimas cosas que ha escrito no me parecen ya interesantes.

SCM: ¿Hubo algún acontecimiento político que la haya marcado en su ju-ventud su formación profesional?

MJD: Claro. El asesinato de Guillermo Cano, la bomba en el periódico, el as-esinato de mi hermana, ¡imagínese todo eso! Mi juventud fue esa, pero estuvo marcada primero por el asesinato de Guillermo Cano. Primero por la muerte de mi padre muy temprano, entonces mi papá fue Guillermo, mi papa tutelar se volvió Guillermo Cano que me cogió casi como su aprendiz. Él me enseñó todo, descubrió que yo era periodista. Yo no sabía. Yo fui después correspon-sal en París de la mano de él y de Gabo, pero digamos que él fue el que más me ayudó a mí . Y sobretodo la bomba y todo lo que pasó después con el ases-inato de mi hermana. Esos años fueron tremendos y yo escribí un libro sobre eso que se llama Crónicas.

SCM: En su última columna de sema-na dice: “La tesis de que el periodismo no debe estar atado a la búsqueda de la verdad, sino a merced de las dispu-tas políticas entre diferentes élites del poder, es muy peligrosa porque con-striñe al periodismo a tomar partido y

a no ser independiente de esas disputas que el país entiende cada vez menos”. ¿Consideraría usted que esto es algo que pasa con el periodismo en Colom-bia? ¿Qué balance hace usted del perio-dismo que se hace en Colombia, tanto en medios independientes como en los más grandes medios de comunicación?

MJD: Yo creo que cada vez los pe-riodistas independientes somos menos. Cada vez están más los periodistas de moda, que están de moda, son los pe-riodistas que se vuelven relacionistas públicos y que además cumplen su la-bor como relacionistas públicos y tienen columnas después de haber sido buenos periodistas, de haber tenido carreras pe-riodísticas. A mí eso me parece nefasto, porque están primero insultando a sus lectores, engañándolos. Ellos no dicen “yo asesoro a tal” pero la mayoría todos asesoran. Pero lo más complicado es la cercanía que tienen con grupos políticos y no tanto con grupos políticos, sino con grupos económicos. Yo creo que eso sí es uno de los grandes, grandes proble-mas que tiene este país; de izquierda y de derecha. Por eso es que, como uno no sigue esas pautas, termina siendo tacha-do de uribista; yo soy hoy tachada por la izquierda y por la guerrilla, de derecha, y por la extrema derecha soy de la guer-rilla, por los uribistas, soy anti-uribista y por los anti-uribistas, soy uribista. Eso me imagino que es el justo medio pero es tenaz porque en un país donde cada vez todo el mundo toma bandos, el pe-riodismo independiente está sufriendo seriamente de una fragilidad que a mí me impresiona. Nunca lo había visto así tan en mal estado. SCM: ¿En Colombia hay libertad de prensa real? ¿Hay censura? ¿y la auto-censura?

MJD: Yo creo que obviamente en Co-lombia sí hay una libertad de prensa, que aquí no estamos en Cuba, ni está pasando lo que pasa en Venezuela. Yo creo que hay una pseudo-libertad de prensa, precisamente por la cercanía de los medios con los grupos económicos

y los grupos políticos. Yo diría que sí hay una autocensura muy grande y que los temas que, por ejemplo, tengan que ver con el grupo Santo Domingo no se tocan en El Espectador, pero tampoco se tocan en otros periódicos por esa cercanía. Somos un poco los que nos metemos a hurgar por ahí y ahora con Sarmiento que va a comprar El Tiempo; ¡Imagínese, que es dueño del país! Ese es uno de los temas más complicados porque va a ser un desafío tremendo al periodismo independiente y al perio-dismo en general; ¿qué va a poder es-cribirse o decirse allá que moleste los intereses de Sarmiento?

SCM: Tengo entendido que ha sido amenazada en varias ocasiones por sus opiniones, ¿sabe quiénes, y con quién estaban aliados, los que la amenazaron? ¿Qué efectos tuvo eso en su trabajo?

MJD: Amenazas hemos tenido todos, uno de los temas más complicados que me ha pasado es el asesinato de mi her-mana y esa muerte sigue impune, eso es una masacre. Yo acabo de sacar un libro sobre esa historia recogiendo o revivien-do esa masacre. Uno a lo largo de la car-rera de uno va creando una cantidad de enemigos. Uno tiene muchos enemigos en general, en las columnas uno se mete con tipos complicados, con personas. Pero esa es la dificultad de hacer ese periodismo que uno hace, uno siempre se gana mucho enemigos. No te podría decir porque son desde el narcotráfico, pasando por los paramilitares, la guer-rilla también me considera un objetivo militar, en Anncol acaban de sacar ocho páginas contra mí, diciendo que yo soy peor que Jose Obdulio y que Fernando Londoño. Carlos Alonso Lucio no me quiere y ese es un ser tenebroso (risas). Hay muchos, pero sobretodo esa gente del narcotráfico, los paramilitares, todos los que uno ha denunciado.

SCM: Bueno y ya para terminar, hay un tema que me interesa mucho y es el de género. Quisiera saber qué ha significado ser mujer en este campo del periodismo, sobretodo de la opinión

ENTREVISTAENTREVISTA

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17 de febEl Malpensante @malpen-sante“La memoria es el espinazo moral de la literatura”, W. G. Sebald ow.ly/98wrA

Daniel Samper Ospina @DanielSamperO!Feliz día a los periodistas (y también a la gente de bien)!

que ha sido muy de hombres y si al-guna vez la han intentado desacreditar, no directamente, pero sí que se sabe que la desacreditan por el hecho de ser mujer.

MJD: Siempre, yo creo que eso siem-pre ha pasado. El hecho de que todavía no haya columnistas o periodistas de nuevas generaciones en el panorama demuestra que es muy difícil entrar en este medio siendo mujer. Y que además a uno lo juzgan bajo ese prisma ma-chista. Ahora las más machistas son las mujeres, porque las mujeres son las que reproducen esos factores patriarcales. A mí me impresiona, por ejemplo, Flor-ence Thomas que tiene como parámetro decir que las mujeres que cuestionamos a las mujeres somos machistas. Yo no podría ni cuestionar ni a Piedad Cór-doba ni a López, ni a Cecilia López. Eso para mí es un machismo profundo porque resulta que hay mujeres que tam-bién hay que cuestionarlas, independi-entemente de si son mujeres u hombres. Eso yo no creo que sea el problema de género. Pero yo sí creo que hay una fal-sa pretensión de que las mujeres en el periodismo tenemos que no tocar a las mujeres y en cambio sí a los hombres, eso es profundamente machista. Ese tipo de aproximaciones a las mujeres no las concibo.Por el otro lado, hay personas que consideran que esos temas son com-plicados. Por ejemplo, yo fui la única

persona que se declaró en contra de y protestó por el desnudo de las mujeres de la W y ahí me acusaron de feminista (risas). O sea, acaban de acusarme de que soy anti-feminista. Yo sí creo que uno tiene que tener una credibilidad y para tenerla respeto por si mismo, me parece que ese desuno lo que hacía era denigrar la concepción de las mujeres en el periodismo. ¿Y a qué voy? A que yo creo que cada vez más en el periodismo el machismo se ve por la manera en la que se muestra el ascenso de la mujer en el periodismo. Las mujeres que han as-cendido son reinas de belleza, son pre-sentadoras bonitas y somos muy pocas las mujeres periodistas que por otras ra-zones hemos llegado al periodismo; ese campo es mucho más estrecho, el otro que es mucho más amplio. Allá se llega fácil si uno es bonito y tiene facilidad de dicción y se llega a un canal y boom, ¡se vuelve periodista en 5 minutos! Y eso demuestra el grado de machismo que hay y esa percepción de que la mujer-objeto es la que es periodista. Las ver-daderas periodistas están detrás de las cámaras y no se muestran, es difícil [para ellas] para entrar de columnistas o de reporteras. No tienen la misma luz que tiene una persona que es juzgada por la parte estética y eso yo creo que hay que romperlo. Eso ha causado mu-cha más dificultad para las mujeres que son buenas entren a los medios, que se vean y se visibilicen, entonces somos muy pocas pero es por eso, porque el

concepto es que tienen que ser bonitas. ¡absurdo! No tienen que ser buenas pe-riodistas, eso no les importa, sino que sean bonitas. Y yo creo que eso ya está mandado a recoger, y ojalá Rodrigo Pardo en RCN cambié eso, y saque a las periodistas que están de las cámaras y las meta en el estudio, y saque a tanta reina que hay por ahí.

SCM: Sobretodo por los efectos que eso tiene en la gente que está recibiendo ese mensaje

MJD: Claro Fernando: y es que la mitad de ellas ni son periodistas.

MJD: No es que no son pero au-tomáticamente se vuelven ante la gente, entonces yo creo que eso sí es un tema muy complicado pero eso tiene que ver con la sociedad que moldean los me-dios de comunicación y con la manera de mostrar pocas informaciones y mu-chas telenovelas e infotainment en los noticieros. ¡Una vaina absurda y sola-mente en Colombia! Y eso hace que la imagen de las mujeres sea más asociada a la belleza que a la preparación y a la verraquera, y es que no hay ni siquiera programas de opinión, no hay progra-mas de investigación y entonces pues eso también dificulta la visibilidad de las mujeres en los medios.

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6 de febRCN La Radio @rcnlaradioFrase del día en @rcnlaradio La Radio de La Noche “A mí no me da miedo morir, lo que me da miedo ahora es vivir” : Habitante en Tumaco.Retwitteado por Periodico SinCorbata

9 de febVladdo FF @VLADDODe parte de @AlvaroUribeVel: Saludo a periodistas libres, como Ma. Isabel; independientes, como Yamhure y constructivos, como @JOSEOBDULIO

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María Paula Hoyos CarreroEx –directora del Períodico SinCorbataPolitóloga e historiadoraUniversidad de los Andes

El trabajo de un periodista no está libre de miedos. El miedo a que un artículo quede mal escrito. El miedo a publicar una información equivocada. El miedo a que no lo lean. El miedo a que la ret-roalimentación sea más negativa que positiva. El miedo a no influir dentro de la opinión pública y quedarse en el olvido.

Sin embargo, además de estos nervios propios del día a día periodístico hay un miedo que está más presente en los que deciden moverse como actores in-dependientes dentro del mundo político y se convierten en fichas claves de in-formación para los ciudadanos. En este caso los periodistas tienen el miedo o tal vez el privilegio de convertirse en en-emigos de los poderosos.

Y no son enemigos por ser parte de la oposición. De hecho la oposición tam-poco los quiere de a mucho. Son enemi-gos porque desde su posición autónoma pueden sacar a la luz todos los enredos que manejan, los contratos turbios que

dirigen y hasta los cachos que le ponen a su esposa.

El problema está en que cuando los que ostentan el poder deciden nombrar-los “enemigos públicos” y se empeñan en desacreditarlos, se crea un discurso que puede legitimar la persecución de estos periodistas. Los casos más em-blemáticos se han dado en las famosas dictaduras del Cono Sur, pero esto no implica que no se presenten en países democráticos ni mucho menos que no haya sucedido en la “democracia más duradera de América Latina”.

Para no irse hasta los años 70 en los que el contexto de Guerra Fría, permitía que cualquier “comunista” se convirtiera en enemigo del Estado, tomemos el caso más reciente de este tipo de persecu-ciones: las chuzadas del DAS. En este Watergate colombiano el organismo de inteligencia del Estado respondió a las peticiones del gobierno de turno y en la mejor relación de amistad crearon la estrategia para controlar a cualquiera que se distanciara de ellos. A grandes rasgos, personas y entidades independi-entes o de oposición, se convirtieron en posibles “terroristas” y en una habilidad discursiva impecable se legitimó que la entidad de inteligencia interceptara sus llamadas.

Dentro de este contexto los periodis-tas no fueron la excepción y como lo muestra el periodista Ignacio Gómez Gómez, hubo “una época donde el go-bierno tuvo la sensación de que quienes denunciaban la corrupción eran sus enemigos, lo que llevó a que el deteri-oro de la libertad de prensa fuera fatal” (“Entrevista a Ignacio Gómez Gómez: Libertad, expresión, prensa y memoria” en REVISTA EL CONGRESO, Edición # 140. Bogotá: 2011, p. 62 – 65)

Lo irónico de esta historia no es tanto que ahora los que eran denunciados

por los periodistas se convirtieran en perseguidores de “terroristas de la in-formación”, sino que entre el trabajo de los agentes de inteligencia y el de los periodistas no hay muchas diferen-cias. Los dos tienen que buscar distin-tas fuentes de información, desenvolver casos, descubrir vínculos y finalmente crear un documento en el que se cuente la historia investigada lo más cercano posible a la realidad, o por lo menos a la neutralidad.

También se puede decir que los dos en-frentan los mismos problemas éticos. Tienen que saber hasta qué punto su in-terés por encontrar alguna información va en contravía del respeto a la privaci-dad. Tienen que hacer un balance y de-cidir cuándo el afán de una “chiva” o de mostrar una investigación va primero que seguir consultando y contrastando fuentes. Tienen que ver qué se publica y qué no, a pesar de que haya personas que se opongan a ello.

Más aún no sería raro que trabajaran en equipo, siempre y cuando mantengan su distancia con el poder y promuevan un trabajo independiente. De hecho esto fue lo que hicieron Mikael Blomkvist y Lisbeth Salander, en “Los hombres que no amaban a las mujeres” el best seller del escritor sueco Stieg Larsson. En este libro las habilidades investigativas de la primera apoyan la historia recreada por el segundo y juntos logran resolver un caso que llevaba cuarenta años estan-cado.

Asimismo los dos pueden caer en el mis-mo tipo de tentaciones, y decidir asoci-arse con algún actor político poderoso a cambio de un beneficio económico. En este caso, mientras los periodistas deci-den ocultar noticias, inclinándose por sacar lo más positivo de su aliado, los agentes de inteligencia pueden tomar la decisión de no investigarlo y dedicarse a vigilar a su opositor.

De chuzados, ausentes y valientes: ¿Hay tanta distancia entre el DAS y los periodistas?

En este Watergate colom-biano el organismo de in-teligencia del Estado re-spondió a las peticiones del gobierno de turno y en la mejor relación de amistad crearon la estrategia para controlar a cualquiera que se distanciara de ellos

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En Colombia ninguno de los dos se salvó. Algunos periodistas prefirieron tomar la vía fácil y aliarse con el gobi-erno de turno para no ganárselo de ene-migo, muchas veces ocultando verdades importantes de distintas regiones del país. Por su parte, los agentes de inteli-gencia renunciaron a la autonomía de sus herramientas y se las concedieron al poder central, trabajando en su nom-bre y persiguiendo a cualquiera que lo molestara. Ambos se convirtieron así en vehículos de una plataforma política

alejada de la democracia.

Sin embargo, y como un milagro de los que todavía suceden en el país del divino niño, quedaron algunos valientes. Esos periodistas independientes que aún sa-biendo que sus teléfonos eran chuzados por la agencia de inteligencia mantuvi-eron su posición autónoma y siguieron informando y aportando al análisis so-bre la realidad del país, sin importarles que uno de los gobiernos más populares de los últimos años los tildara de terror-istas.

Es gracias a ellos que sabemos de los abusos de poder que adelantó el DAS. Es gracias a ellos que, así sea tarde, las víctimas del conflicto armado tienen voz en los medios. Es gracias a ellos que esta profesión aún puede ser respetada, valorada y admirada. Es gracias a ellos que la ciudadanía puede enterarse de lo que pasa a su alrededor y si algún día se anima podrá transformar la realidad.

GRACIAS.

Vivimos en un país con un conflicto interno de largo aliento. Los juegos de poder, las extorciones y las venganzas han cobrado miles de vidas a manos de sus actores, o del terrorismo, como otros lo llamarían. Los asesinatos a periodis-tas son tal vez la muestra más grande de que en Colombia, la vida vale poco. Estos asesinatos demuestran que con tal de callar la verdad se es capaz de acabar con una vida. Lo más preocupante de esta situación que ha estado presente en casi todos los años de la historia reciente del país, es que la gran mayoría de casos

han quedado en la impunidad ante la in-capacidad (¿o voluntad política?) de las autoridades por esclarecer los hechos. La SIP (Sociedad Interamericana de Prensa) ha acusado en varias ocasiones la impunidad en la que quedan estos crímenes, que no solo son en contra de la vida de una persona, sino también en contra del derecho a un pueblo a estar informado. Las estadísticas de la FLIP nos cuentan que desde 1987 han ases-inado a 126 periodistas y que entre estos 25 años, sólo dos años han pasado sin que sin crímenes de este tipo. Es im-portante recordar que el asesinato no es la única forma con la que se busca cal-lar la verdad, aunque sí la más brutal. Las extorciones, amenazas, secuestros, atentados son situaciones a las que los periodistas, que han querido desafiar el status quo con su búsqueda de la verdad para ponerla al servicio de los colombi-anos, están expuestos diariamente. Queremos entonces dedicar este es-pacio a todos aquellos periodistas que han perdido su vida en el ejercicio de su profesión, a quienes han tenido que salir exiliados o han sido víctimas de demás formas de violencia con el fin de callar su voz. De igual forma, queremos recordar tres de los asesinatos que mar-caron para siempre la historia del perio-

dismo en nuestro país y declarar nuestra admiración por estas personas dedica-das a encontrar la verdad y a soñar un país en paz.

DIANA TURBAYDiana Turbay fue siempre conocida por la valentía con la que ejercía su profesión. Se graduó de Derecho y Pe-riodismo de la Universidad del Rosario, fue editora de la Revista Hoy por Hoy y directora del noticiero Criptón. El jueves 30 de agosto de 1990, Diana fue a algún lugar del nororiente del país, esperando reunirse con el Sacerdote Manuel Pérez del ELN. Dicha reunión fue un montaje hecho por el grupo de “Los extraditables” liderado por Pablo Escobar. Ese día la secuestraron junto con otras cinco personas, entre perio-distas y camarógrafos. El secuestro era un acto simbólico para ejercer presión sobre el gobierno de Gaviria para que no firmara el tratado de extradición. Se decía, no oficialmente, que Pablo Esco-bar usaba a Diana Turbay como escudo para que no le hicieran atentados. El 25 de enero de 1991 murió en un hos-pital de Medellín. Alrededor de su ases-inato hay dos versiones. La primera dice que en un operativo de rescate quedó en un cruce de fuego y que balas de los res-

LAS VOCES DE LA VERDAD Y LA CENSURA DE LAS BALAS

Lo más preocupante de esta situación que ha estado pre-sente en casi todos los años de la historia reciente del país, es que la gran mayoría de casos han quedado en la impunidad ante la incapaci-dad (¿o voluntad política?) de las autoridades por es-clarecer los hechos

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catistas la alcanzaron; esta es defendida por sus captores. En la segunda versión se niega el operativo de rescate y dicen que muere baleada por la espalda cu-ando policías, de casualidad, se habían encontrado con los rehenes. Diana Turbay tenía 40 años cuando fue asesinada y la historia de su secuestro es relatada por el Nobel de literatura co-lombiano Gabriel García Márquez, en su libro Noticia de un secuestro (1996).

JAIME GARZÓN “Nadie podrá llevar por encima de su corazón a nadie, ni hacerle mal en su persona, aunque piense y diga difer-ente” J.G Jaime Garzón fue periodista, abogado, humorista y pacifista. Contagió a Co-lombia con risas mientras hacía una fuerte crítica al sistema político y sus principales actores. Daniel Samper Os-pina dice que el principal legado de esta magnífica persona es que nos enseñó que uno puede utilizar el humor para decir la verdad. Aunque nunca terminó sus estudios de Derecho y Ciencia Política en la Uni-versidad Nacional de Colombia, Jaime Garzón recibió un título póstumo en 1999. Durante cuatro meses militó como guerrillero, labor en la que fue muy tor-pe y en ese tiempo se dio cuenta que esa no era la vía para la paz. En los me-dios de comunicación alcanzó una alta popularidad en muy bajo tiempo, pues empezó su carrera cuando era conocido como el Alcalde Menor que hacía muy buenas imitaciones de políticos. Tra-bajó en Zoociedad en donde hacía una parodia social y política, en ¡Quac! El noticiero, que contaba lo que acontecía en el edificio Colombia, como reflejo del país que lleva ese nombre, y a partir de 1997 trabajó en La Lechuza de Cara-col, Redionet y en el noticiero CM&, en donde hacía de Heriberto de la Calle, un embolador de zapatos que entrevistaba a importantes figuras políticas del país. Más allá de la crítica que hacía en los medios de comunicación, y gracias a la credibilidad que había ganados me-diante estos, Jaime Garzón era activista por la paz. En una ocasión participó en la liberación de secuestrados a manos

de la guerrilla por lo que también se ganó rivales en las altas esferas de las Fuerzas Armadas. El 13 de agosto de 1999, camino hacia su trabajo en Radionet paró en un semá-foro por el que pasaron dos sicarios en una motocicleta y le dispararon, acaban-do con su vida. Las investigaciones se-ñalaron a Carlos Castaño como autor intelectual pero más allá de acusaciones no se avanzó mucho en el proceso. La noticia de su asesinato conmocionó a la ciudad, tanto que un puente peatonal, en el que se encontraban muchos bogo-tanos esperando a que pasara el carro fúnebre, colapsó causando muertes y heridos.

GUILLERMO CANOEs difícil plasmar en este corto espacio la importancia y legado de Guillermo Cano, uno de los últimos herederos de la familia Cano, fundadora del periód-ico El Espectador. Como periodista se especializaba en hacer crónicas de diferente índole y como director de El Espectador, cargo que desempeño des-de sus 27 años (1952) hasta su muerte en 1986, asumió, de forma valiente y transparente, la responsabilidad de in-formar a los colombianos y, con esto, de ayudar a pacificar el país. En sus editoriales hacía fuertes críti-cas al narcotráfico, al que le dio fuertes golpes con sus noticias, como cuando Pablo Escobar tenía intenciones de en-trar en el congreso como titular y Cano sacó nuevamente la noticia de un hecho que había sucedido cuando Escobar no era más que un ladrón y frenó sus posi-bilidades. Su asesinato fue brutal. El miércoles 17 de diciembre de 1986, frente a la cede del diario, sicarios en una motocicleta se acercaron a la camioneta que maneja-ba y con una ametralladora de dispara-ron ocho tiros en el pecho. Pablo Esco-bar y demás narcotraficantes del Cartel de Medellín han sido señalados como autores intelectuales. En todo caso los fallos que se han hecho frente al crimen han sido revocados, dejando en libertad a la mayoría de quienes han sido en-carcelados. Razón por la que muchos colombianos consideran que este mag-

nicidio sigue en la impunidad. Al día siguiente de su muerte, por solic-itud del Círculo de Periodistas de Bogo-tá, se hizo por primera vez un bloqueo informativo en memoria de un perio-dista asesinado. El presidente Virgilio Barco, que además fue quien encabezó la procesión fúnebre, declaró estado de sitio y sacó un decreto que restringía las motocicletas, como reconocimiento de que simbolizaban un instrumento de muerte para los narcotraficantes. En su honor, la UNESCO instituyó el Premio Mundial a la Libertad de Expresión Guillermo Cano por: “su largo compro-miso con la diversidad de opinión y las circunstancias de su muerte - él había pedido que se aprobaran medidas con-tra los traficantes de drogas - simbolizan el precio pagado por los periodistas de todo el mundo con respecto a la violen-cia”.

Aunque estos hechos se dieron en un momento crítico de violencia en Co-lombia, cosa que tal vez ayudó a que no se le diera al tema la relevancia su-ficiente, pues todos los días en las no-ticias reportaban asesinatos, secuestros, bombas y magnicidios, no se pueden olvidar como momentos que marcaron la historia del periodismo y de nuestro país. Momentos en los que además de atentar en contra de vidas humanas, se ha atentado en contra de la democracia. Situaciones que ponen de manifiesto el peligro que representa en nuestro país pensar diferente, expresar opiniones críticas del Estado o de personajes po-derosos, como lo son los, narcotrafi-cantes. Relatamos tres de los 126 asesinatos a periodistas en Colombia pero no quere-mos olvidar a todos los otros periodistas víctimas de la violencia, tanto la ejerci-da por grupos al margen de la ley, entre estos grupos apoyados por el Estado o a manos del Estado mismo. Levantamos nuestra voz con tono de protesta frente a la impunidad que es el común denomi-nador de los actos de violencia y de vio-laciones a los Derechos Humanos y, por consiguiente, a la libertad de expresión.

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Felipe Botero, PhDProfesor Asociado Departamento Ciencia PolíticaDirector de posgrados. Universidad de los Andes

Los medios de comunicación cumplen un papel muy impor-tante informando a las personas lo que está pasando y tratan-do de formar opinión, pero esta formación de opinión debe ser objetiva y libre de sesgos. La independencia de los medi-os, no sólo en Colombia, se ha visto comprometia en algunas ocasiones. El Tiempo, por ejemplo, durante el gobierno de Uribe estuvo alineado con los intereses del gobierno porque estaban buscando el tercer canal. Entonces se comprometió la independencia de la información y el periódico jugó un papel timorato y poco crítico frente al gobierno. Yo no sé qué vaya a pasar con el periódico ahora que lo compró Sarmiento, ni qué impacto pueda tener esto en la calidad de la información. Entonces la preocupación central, independientemente de si lo adquiere el grupo de Sarmiento u otro grupo económico, es el efecto que pueda tener en términos de la independencia y el papel que cumplen los medios de comunicación. Este caso es simbólico porque se trata del medio de comunicación más importante y emblemático, y que históricamente ha sido un referente clave para los colombianos.

Catalina UribeProfesora del CEPERUniversidad de los AndesBloguera y columnista invitada en El Espectador

Es la misma preocupación que surge con todas las compras de grandes empresarios a los medios. Viendo que Sarmiento es dueño de empresas y tiene acciones como Banco de Oc-cidente, Av Villas, minería y demás, siempre queda angus-tia porque puede empezarse a omitir la información cuando tenga que ver con ese tipo de negocios. Aunque yo he visto y he tenido en cuenta la parte de El Espectador que fue com-prado por los Santodomingo y han respetado en su totalidad la independencia del periódico. Entonces me parece que no de antemano se debe presuponer que el periódico va a perder su autonomía y que las noticias van a estar condicionas a no publicar temas que tengan que ver con el grupo de Sarmiento. Sin embargo ahí queda la preocupación. De pronto se rescata que ya no esté en manos de un grupo extranjero porque antes se tenía en cuenta que era de Plantea porque se perdía esa idea de la institucionalidad, a la que está apelando Luís Carlos Sarmiento. Pero si uno ve la historia de la compra de grandes magnates a la prensa, como William Randolph Hearst, que casi siempre aluden a una defensa de cierto tipo de institucionalidad, con algún tipo de nacional-ismo detrás, pero en últimas no es tan claro que en el ejercicio vayan a hacerlo. Queda la duda sobre por qué un magnate que puede invertir en negocios mucho más rentables, compra un periódico y ahí es donde se evidencia el gran poder que ejerce. Pero por ahora todo es especulación, no sabría bien cómo vaya a resultar.

¿Usted qué opina frente al hecho de que Luís Carlos Sarmiento haya comprado El Tiempo?

Aclaración sobre última edición:Marías González Gil, que escribió un artículo la edición pasada era, en ese entonces, el coordinador de activismo del Círculo LGBTI de la Universidad de los Andes, no el presidente como apareció.

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