Promesa e Ipseidad. La Crítica de Ricoeur Al Reduccionismo

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Promesa e Ipseidad. La Crítica de Ricoeur Al Reduccionismo

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  • Revista Latinoamericana de Filosofa, Vol. XXXII N 2 (Primavera 2006)

    Revista Latinoamericana de Filosofa, Vol. XXXII N 2 (Primavera 2006)

    PROMESA E IPSEIDAD:La crtica de Ricoeur al reduccionismo

    Juan Ignacio Blanco IlariUniversidad Nacional de La Plata

    Consejo Nacional de Investigaciones Cientficas y Tcnicas

    RESUMEN: La distincin idem - ipse es una de las claves del pensamiento deRicoeur. El juego de la mutua distincin-relacin es el eje de su antropologafilosfica. Esta distincin le permite establecer una crtica al reduccionismo,en especial el representado por Parfit. En este trabajo analizaremos esta crticaa la luz del fenmeno de la promesa, modelo de la identidad ipseidad.Intentaremos mostrar de qu manera Ricoeur establece la condicin deposibilidad del prometer a travs de un triple acceso: lingstico, moral yontolgico. De esta manera iremos elaborando una red categorial que tienecomo ejes la nocin de fuerza ilocutiva, la respuesta a las expectativas delotro, y la disponibilidad. La terna lenguaje - moral - ontologa cumple,entonces, una doble funcin, por un lado muestra las debilidades delreduccionismo, y por otro, elabora una ontologa alternativa: la ontologa dela ipseidad.

    PALABRAS CLAVE: promesa, ipseidad, crtica, reduccionismo.

    ABSTRACT: The distinction idem - ipse is one of the keys of Ricoeur's thought.The interaction of the mutual distinction - relation is the core of hisphilosophical anthropology. This distinction allows him to establish criticismtowards reductionism, particularly that represented by Derek Parfit. In thispaper, we will analyze this criticism in the light of the phenomenon of thepromise, model of the identity - ipseity. We will try to show how Ricoeurestablishes the condition of possibility of a promise by means of a tripleaccess: a linguistic, moral, and ontological access. This way, we will create acategorial network that has the notion of illocutionary force, the response tothe expectations of others and the availability as central elements. The triadlanguage - moral - ontology therefore fulfils a double function, it shows theweaknesses of reductionism, and devises an alternative ontology: theontology of ipseity.

    KEYWORDS: promise, ipseity, critic, reductionism.

  • a presentar sus lineamientos bsicos. Lo relevante para nuestra fi-nalidad es observar de qu manera se enlazan las premisas ontol-gicas con las cuestiones ticas (en este caso con la promesa). Pues,como intentaremos demostrar, el camino largo de la hermenu-tica de Ricoeur describe el movimiento inverso, es decir, de la ti-ca a la ontologa, previo anlisis del mbito lingstico.Comencemos entonces realizando una caracterizacin general

    de reduccionismo: entendemos por reduccionismo, la afirma-cin de que objetos o mbitos de cierta naturaleza pueden, al fin ya la postre, definirse o caracterizarse en trminos o en componen-tes que corresponden a otro mbito de naturaleza distinta.3 Es-te movimiento importa una ganancia de algn tipo (semntica, on-tolgica, metodolgica).Parfit es un reduccionista clsico cuyo campo de aplicacin es

    la cuestin de la identidad personal. Tomando la definicin entrminos operativos, diremos que la apuesta de Parfit es que losconceptos que hacen referencia al mbito de la subjetividad pue-den reducirse al esquema categorial propio al mbito de los he-chos (fsicos y/o psquicos). Es decir, la red nocional que articulalas diferentes respuestas a la pregunta quin (persona), puede sus-tituirse salva veritate por la red de conceptos que responden al qu(objetos-hechos). En trminos del propio Parfit, el reduccionismoconsiste en mostrar que el esquema conceptual personal puede sersustituido por un esquema conceptual impersonal.De esta manera, para el reduccionismo (1) that the fact of a

    persons identity over time just consist in the holding of certainmore particular facts, and (2) that these facts can be described wit-hout either presupposing the identity of this person, or explicitlyclaiming that the experiences in this persons life are had by thisperson, or even explicitly claiming that this person exists. These

    A) IntroduccinUno de los temas centrales del pensamiento de Ricoeur es la

    distincin entre la mismidad y la ipseidad en el seno de la antropolo-ga filosfica. Si bien esta terminologa, surge a fines de la dcadadel ochenta, hace su eclosin en los noventa y se contina en susltimos trabajos (2000-2004); su genealoga se remonta a sus pri-meros trabajos, en particular en su fenomenologa de la voluntad(1950).1 Por ello, y ms all de la autocomprensin filosfica delpropio Ricoeur,2 podemos ver en esta preocupacin un tematransversal en su pensamiento.La distincin mismidad e ipseidad tiene en Ricoeur una motiva-

    cin bifronte: por un lado lograr una mejor comprensin de algu-nos fenmenos humanos, y, al mismo tiempo, intentar una refuta-cin filosfica del reduccionsimo/naturalismo.En este trabajo intentaremos mostrar de qu manera opera el de-

    bate de Ricoeur con el reduccionismo, no al nivel de los postuladosgenerales, sino centrando el anlisis en el fenmeno de la promesa.

    B) El reduccionismoUna exposicin detallada del reduccionismo de Parfit excedera

    ampliamente los marcos de este trabajo. Por ello, nos limitaremos

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    1. La distincin entre ipseidad y mismidad aparece en la hermenuticade Ricoeur en Temps et Rcit III en el marco de la aportica relacin identi-dad temporalidad. Luego en 1990 la distincin es el eje de su trabajo Soi-mme comme un autre, reapareciendo en La Mmoire, LHistoire, LOubli(2000), y en Parcours de la reconnaissance (2004). Sin embargo la terminolo-ga es adoptada de su maestro y amigo Gabriel Marcel (el binomio atesta-cin ipseidad es central en sus reflexiones sobre el testimonio y el miste-rio ontolgico), y, en su Philosophie de la Volont (1950-1960), la distincinhace su gnesis bajo la figura del cogito quebrado (brise).

    2. En ms de una ocasin Ricoeur se ha mostrado contrario a la posibi-lidad de encontrar un tema transversal en su obra (cfr, por ejemplo, su Re-flexin faite. Autobiographie intelectuelle, Esprit, Pars. 1995). Propona, porel contrario, entender su pensamiento en forma fragmentaria, movido porproblemas heterogneos, de all que nuestra hiptesis unitiva se reveleheterodoxa.

    3. Klimovsky G. (1994), Las desventuras del conocimiento cientfico. SanPablo A-Z editora. Pg. 275. Tambin Thomas Nagel nos da una defini-cin preliminar de reduccin importante para enmarcar nuestro trabajo:Una reduccin es el anlisis de algo identificado en un nivel de des-cripcin, en trminos de otro nivel de descripcin considerado ms fun-damental, que nos permite decir que el primero en realidad no es sino elsegundo. Nagel T. (2000), Otras Mentes. Barcelona. Gedisa. Pg. 128.

  • consiste en el encadenamiento/conexin de los eventos fsicos y/opsquicos en que consiste eso que llamamos persona (el yo), enton-ces, los compromisos (y los merecimientos) deben ser correlativosa dicha conexin.La conexin es una cuestin de grados, yo no estoy ligado con

    igual fuerza a mi yo inmediato (el de ayer) como a mi yo mediato(el de hace algunos aos); y, en el caso extremo de mi yo remoto(el de hace treinta aos) la conexin es tan dbil que casi se mues-tra improcedente hablar del mismo yo. Entonces, cuando la cone-xin es muy dbil, el carcter vinculante es tambin muy dbil. Enel caso de las promesas, el grado de obligacin debe reflejar el gra-do de conexin. A conexin fuerte, obligacin fuerte; a conexindbil, obligacin dbil. Y, cuando la conexin es tan dbil que ha-bra que hablar de otro yo, la obligacin desaparece.La cuestin de la graduacin que determina el tipo de conexin

    entre dos yoes es central para muchos problemas ticos, entreellos el de la responsabilidad. Algunos argumentos esgrimidos enel mbito de la responsabilidad son, afirma Parfit, trasladables almbito de las promesas. De esta manera podramos establecer elsiguiente enunciado general: When some convict is now lessclosely connected to himself at the time of his crime, he deservesless punishment. If the connections are very weak, he may deservenone....7 Sustituyamos merecer castigo por deber de cumplircon lo prometido, y estaremos insertos en el problema de la pro-mesa tal como lo ve el reduccionismo de Parfit.

    C) La crtica de Ricoeur

    Por mismidad entiende Ricoeur un ncleo de permanencia queabarca la identidad numrica, la identidad cualitativa y garantizala continuidad ininterrumpida entre el primer y ltimo estadio delo que llamamos la misma cosa. La ipseidad, en cambio, es defini-da por Ricoeur como la conciencia reflexiva del s mismo.8 Someti-

    facts can be described in an impersonal way....4 El adversario prin-cipal al que se dirige el reduccionismo es la tradicin cartesiana,segn la cual, la identidad personal consiste en la existencia sepa-rada de un ncleo de permanencia sustancial. Para esta tradicin,lo que hace posible que tengamos experiencias es que todas ellasestn contenidas, o son acompaadas por el yo siendo ste unaentidad ltima, distinta ontolgicamente de las experiencias y delcuerpo.Por el contrario para la tesis reduccionista, la identidad perso-

    nal a travs del tiempo se reduce al hecho de un encadenamientoentre acontecimientos (eventos/hechos) sean de naturaleza fsica opsquica. Es importante subrayar que por acontecimiento se en-tiende cualquier circunstancia susceptible de ser descripta sin quese afirme explcitamente que esa experiencia es tenida por lapersona, o que esa experiencia pertenezca a la persona, ni si-quiera que esa persona exista. Debe ser posible (afirma Par-fit) comprender qu son los pensamientos y las experiencias, y c-mo estn relacionadas, sin tener el concepto de un pensador, o deun sujeto de experiencia.5Ahora bien, una vez que hemos definido a la persona en trmi-

    nos impersonales y que hemos demostrado en qu consiste suidentidad a travs del tiempo, el reduccionismo necesita ex hipote-si aplicar los resultados del anlisis a algunas cuestiones centralesdel esquema conceptual personal para ver qu consecuencias sepueden sacar. Quiz la consecuencia ms general que provocaasumir el reduccionismo, sea la liberacin del yo6. Una vez que noshemos quitado de nuestras espaldas este pesado lastre (que algu-nos llaman el yo, otros el alma), algunas cuestiones moralesdeben tambin modificarse. Es el caso, entre otros, de la promesa.La consecuencia se impone: si la identidad a travs del tiempo

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    4. Parfit, D. (1986), Reasons and Persons. New York. Oxford UniversityPress. pg. 210. Hay traduccin en: Parfit D. (2004) Razones y Personas.Ma-drid. Machado Libros. En adelante se citar el texto en ingls, y entre pa-rntesis la versin en espaol.

    5. Parfit, D. (2004), Personas, Racionalidad y Tiempo. Madrid. Sntesis.Pg. 131.

    6. Este es el ttulo del pargrafo 95 de Razones y Personas.

    7. Parfit D. (1986), pg. 327. (567)8. La ipseidad aparace caracterizada en estos trminos en Ricoeur P.

    (2004), pg. 149.

  • ma de identificacin numrica especial en el caso del objeto-perso-na. La cuestin filosfica relevante se da al nivel de la identidadcualitativa, esto es, cuando intentamos dar respuesta a la preguntaquin quiero ser?, en el doble sentido de qu quiero ser y cmoquiero ser. Entonces, suponer que analizar la cuestin de la identi-dad numrica puede tener implicancias al momento de dilucidarla cuestin de la identidad cualitativa es un error que, a ojos deTugendhat, ha infectado la mayor parte de los tratamientos de laidentidad personal.10 Ricoeur marcar la misma distincin entredos problemticas diferentes, pero, a diferencia de Tugendhat,tambin buscar mostrar que, ambos registros de identidad pue-den relacionarse.En un artculo de 1988, Ricoeur marca el eje de la diferencia en-

    tre el enfoque reduccionista y el hermenutico. Para ello toma laclsica distincin heideggerinana entre Dasein y ser-a-la-mano:The break betwenn self (ipse) and same (idem) ultimatly expre-ses that more fundamental break between Dasein and ready-to-hand/present-at-hand. Only Dasein is mine, and more generallyself....11 Siguiendo esta terminologa, Ricoeur afirma que el reduc-cionismo entiende al Dasein en trminos de los objetos de su preo-cupacin (lo a-la-mano). En este sentido, el reduccionismo ope-ra, a un tiempo, una objetivacin cosificacin del sujeto.Ahora bien, si la persona es lo que el reduccionismo afirma que

    es, entonces, la responsabilidad tiene una estructura gradual co-rrelativa a la graduacin de la conexin psquica. Cuando menosest conectado ahora conmigo cuando comet tal o cual accin,menor ser la responsabilidad. Si la identidad es una cuestin de

    da a su condicin temporal, sta conciencia no implica ningn sus-trato de permanencia, sino que alude al mantenimiento del s,cuyo modelo es la promesa.9El punto de partida de la crtica de Ricoeur es el siguiente: el

    reduccionsimo opera una unilateralizacin de la persona, enten-dindola exclusivamente en trminos de mismidad.Una vez realizado este primer paso, el reduccionismo aplica los

    resultados obtenidos en este registro a problemas que son propiosde la ipseidad. Es decir, se entiende a la ipseidad en trminos de mis-midad. Entonces, primero se reduce y luego se confunde. En estesentido la crtica de Ricoeuir es similar a la crtica que realiza Tu-gendhat sobre la misma cuestin. Para ste, buena parte de las pa-radojas que emergen del tratamiento filosfico de la identidad per-sonal, provienen de confundir dos problemticas distintas: lacuestin de la identidad numrica (que podemos relacionar con lamismidad), y la cuestin de la identidad cualitativa (que podemos re-lacionar con la ipseidad). Segn Tugendhat, los criterios para iden-tificar numricamente a una persona no varan en su estructura l-gica de los criterios que utilizamos para identificar objetos engeneral. En realidad, no hay para Tugendhat un verdadero proble-

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    9. Me atrevo a establecer cierta distincin, que no me pareca cier-tamente una cuestin de lenguaje sino de organizacin interna, entre dosdiferentes representaciones de la identidad: entre lo que denomino identi-dad-idem, la mismidad () e identidad-ipse, la ipseidad (). la mis-midad equivale a la permanencia de las huellas digitales de un hombre, oa su cdigo gentico; esto se manifiesta a nivel psicolgico en forma de ca-rcter: la palabra carcter resulta, por una parte, de lo ms interesante,pues es la utilizada por los impresores para designar una forma invaria-ble. Por su lado, el paradigma de la identidad ipse sera para m la prome-sa. Debe mantenerse, por ms que uno haya cambiado; equivale a la iden-tidad voluntaria, deseada, afirmada sin tener en cuenta los cambios. Eneste sentido, el concepto de identidad narrativa no resulta explcito filos-ficamente ms que pasando por el cedazo de esta distincin, Ricoeur,P. Crtica y Conviccin. Madrid. Sntesis, sin ao, pag. 225/6. Para un an-lisis ms detallado de esta distincin cfr: Ricoeur, P. (1990), Soi mme com-me un autre. Paris. Du Seuil. Cinquime tude. Lidentit personnelle etlidentit narrative. Pp. 137-166. Hay traduccin en (1996), Mxico. SXXI.En adelante se citar el texto en francs y entre parntesis la traduccin.

    10. Tugendhat E. (1993), Autoconciencia y Autodeterminacin. Mxico.FCE. Pg. 221 y sgts.

    11. Ricoeur P. Narrative Identity, en Wood, D. (comp.) (1991) On PaulRicoeur, narrative and interpretation. London. Routledge. Pag. 191/2.. En Soimme comme un autre vuelve sobre la misma comparacin : ...Le statutontologique de l psit est ainsi solidement fond sur la distintion entreles deux modes d`tre que sont le Dasein et la Vorhandenheit. A cet gard,il existe, entre la catgorie de mmet des mes propresanalyses et la no-tion de Vorhandenheit chez Heidegger, le mme genre de corlation quen-tre lipsit et le mode dtre du Dasein.... . Ricoeur P. (1990), pg. 358/9.(342).

  • Pero la segunda posibilidad es quiz an ms paradjica. Su-pongamos que la fuerza de mi compromiso depende del grado deconexin que tengo con aquel que se comprometi. Imaginemosque yo le promet a x hace diez aos, que hoy me casara conella. Pero, el grado de conexin es, ni muy fuerte ni muy dbil, di-gamos un intermedio. Parece muy difcil concluir que ahora el ob-jeto de mi obligacin es intermedio en virtud de que la conexin loes. Desde que el objeto de mi obligacin no es susceptible de gra-duacin (precisamente por tratarse de una cuestin de todo-o-na-da), el grado de conexin entre el yo que promete y el yo que cum-ple no puede tener influencia. La solucin hay que buscarla porotro lado.Pero adems Parfit ha obliterado una caracterstica relevante

    para nuestro problema. En su argumentacin no aparece la posi-bilidad de que la persona tenga alguna ingerencia en la conexin.Podramos preguntarnos si la persona, el yo, tiene alguna capa-cidad de conectar, es decir, si puede depender de l el grado deconexin, o algn tipo de conexin necesaria para cumplir laspromesas y los compromisos. En la argumentacin de Parfit, todopareciera indicar que la conexin se da o no se da, que los gradosse dan de esta o la otra manera.14 El punto de partida es emprico:la fragmentacin en varios yoes a travs del tiempo es un datoque todos tenemos al alcance contrastar. Pero apelar a la ostensi-va fragmentacin de los yoes en el tiempo slo es vlido si, jun-to a eso, se apela a la correlativa unidad del yo a travs deltiempo; unidad no menos contrastable que la fragmentacin. Laco-existencia de estas dos posibilidades es el problema. De no ha-cerlo as, entonces estamos contemplando la evidencia que favo-rece la hiptesis que se quiere demostrar y descartando la que la

    grados, la responsabilidad tambin. De lo contrario cometeramosla injusticia de responsabilizar a uno por la accin de otro.Lo mismo cabra afirmar de los compromisos asumidos. La

    fuerza de los compromisos depende de la fuerza de la conexin queexista entre quien promete y quien debe cumplir. Si la conexin fue-ra tan dbil de modo tal que quien promete y quien debe cumplirno son la misma persona (misma en el sentido de la mismidad),entonces la obligacin no debe ser cumplida por la sencilla razn deque, quien se ha obligado, ya no existe; y, de forma similar al casode la responsabilidad, no es justo que otro asuma los cargos deaqul. Entonces entre el compromiso y la conexin psquica hayuna simetra que indicara el tenor de la obligacin en cada caso.12Antes de abrir la respuesta de Ricoeur, podemos esbozar algu-

    nas perplejidades de orden prctico que arroja la teora reduccio-nista de Parfit. Williams argumenta que, al querer que el pensa-miento moral refleje lo ms claramente posible el carcter serial13de la identidad personal a travs del tiempo, Parfit incurre en al-gunas paradojas que nos deberan llevar a revisar las premisas delas que parte.Supongamos que aceptamos la teora reduccionista. Esta puede

    aplicarse a la prctica de las promesas de dos maneras diferentes:el objeto que prometo puede ser divisible. Supongamos que haceveinte aos te promet que te pagara una cantidad de dinero hoy,pero hoy tengo una conexin dbil con aqul imprudente adminis-trador que sola ser, incluso repruebo fuertemente el tenor de supromesa debo pagarte?, en caso de suponer que s (pues, en tr-minos reduccionistas, an sigo conectado, aunque tenuemente),entonces la cuestin es cunto?. No se puede establecer una co-rrelacin entre el grado de mi conexin y el monto que debo. Seramuy problemtico proponer algo as como un coneximetro queindique la suma que se debe pagar en cada momento.

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    12. Cfr. El artculo de Parfit, Later Selves and Moral Principles, pu-blicado en Montefiore A. (comp.) (1973), Philosophy and Persons Relations.Londres.

    13. Williams llama seriales a las propiedades y relaciones relevantesque aceptan la graduacin. Las criticas de Williams a Parfit se encuentranen: Williams B. (1993), La Fortuna Moral.Mxico. UNAM. Pp. 18-28.

    14. Este es uno de los grandes dficits en la argumentacin de Parfit.Pues, si la persona es el conjunto de los hechos fsicos y psquicos encade-nados de determinada manera, entonces, la persona no puede tener inge-rencia en ese encadenamiento so pena de caer en un argumento circular(la persona, que es el conjunto, aparecera conformando dicho conjunto).Desde este punto de vista, cualquier discurso que pretendiera articularcuestiones de autodeterminacin y autorrealizacin se vera condenado alsinsentido.

  • muy leve (porque los cambios son radicales), la obligacin tam-bin debe ser muy leve. La obligacin debe reflejar el cambio. ParaArendt, por otro lado, el hombre cambia radicalmente, la accinhumana es lo no-previsible (per definitionem), por eso, instaura lapromesa, el pacto, para superar aquella imprevisibilidad. La pro-mesa refleja el cambio slo en tanto se presenta como su remedio.La no prediccin que, al menos parcialmente, disipa el acto

    de prometer, es de doble naturaleza: surge simultneamente de laoscuridad del corazn humano, o sea de la bsica desconfianza delos hombres que nunca pueden garantizar hoy quines sern ma-ana, y de la imposibilidad de pronosticar las consecuencias de unacto en una comunidad de iguales en la que todo el mundo tienela misma capacidad para actuar. La inhabilidad del hombre paraconfiar en s mismo o para tener fe completa en s mismo (que esla misma cosa) es el precio que los seres humanos pagan por la li-bertad; y la imposibilidad de seguir siendo dueos nicos de loque hacen, de conocer sus consecuencias y confiar en el futuro esel precio que les exige la pluralidad y la realidad.15El fin de la facultad de prometer, como la llama Arendt, es

    superar esta doble oscuridad de los asuntos humanos. Pero estoslo puede aparecer en una filosofa que le da lugar a la voluntadcomo algo irreductible a los hechos psquicos (creencias, deseos) ofsicos.En el fondo, Parfit esquiva el verdadero problema. Pues, la

    cuestin se plantea como un desafo: hay personas que cambiansus creencias, sus estados de nimo, sus deseos, en forma radical;y sin embargo cumplen sus promesas.

    C.1) La hermenutica de la promesa

    (C.1.1) El plano lingstico

    Ricoeur se hace eco del argumento arendtiano. Sin embargo suestrategia expositiva comienza con un abordaje lingstico. Este

    jaquea, lo cual dista mucho de ser interesante en una argumenta-cin filosfica.Entonces, debemos afirmar que, si bien es verdad que en la vi-

    da de muchas personas se observa una gran fragmentacin, tam-bin es verdad que en la vida de muchas otras se percibe una granunidad.Ahora bien, si hay personas que se mantienen las mismas (en un

    sentido relevante para nuestro problema) a lo largo del tiempo,quiere decir que tienen la capacidad de hacerlo, es decir, el gra-do de conexin puede depender tambin de la persona. Aqu estel nudo de la objecin: si yo puedo mantenerme, entonces, cuandoprometo, debo hacerlo. Parfit no pudo advertir esto porque, comoafirma Ricoeur, toma la identidad personal en trminos de mismi-dad exclusivamente, y el mantenimiento de s es del orden de laipseidad. Precisamente, la mismidad es definida en trminos depermanencia, en tanto que la ipseidad se caracteriza por el man-tenimiento. Mientras que la primera tiene un carcter pasivo (sepermanece o no), la segunda tiene un carcter activo (mantenermees algo que yo hago) Por lo que, en una filosofa sin ipseidad, el ver-dadero problema de la promesa ni siquiera aparece.Por qu es importante esta cuestin?, porque slo se emplea

    con sentido el trmino promesa all donde se ha aceptado previa-mente la existencia de la libertad.La relacin entre libertad y promesa ha sido desarrollada por

    Arendt. Ella muestra que el precio que los hombres tienen que pa-gar por la libertad es doble, por un lado la irreversibilidad deaquello que han hecho, y por otro lado, la imprevisibilidad deaquello que harn. Pero cada uno de estos precios tiene su re-medio: el perdn y la promesa.Lo ms llamativo del anlisis de Arendt con relacin al del re-

    duccionismo es que, la misma caracterstica que para uno disuelvela cuestin, para el otro la plantea. En otras palabras, lo que parauno es un punto de llegada, para el otro es el punto de partida. Lomismo que labiliza y en el extremo destruye los compromisos asu-midos, es lo que le da su razn de ser, su importancia, su ineludi-bilidad. Aquello que la destruye es lo que la instaura.Para resumirlo esquemticamente: en Parfit la lnea de razona-

    miento es la siguiente, el hombre cambia sus creencias, sus deseos,su carcter, etc. Entonces cuando la conexin entre dos yoes es

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    15. Arendt H. (1998), La Condicin Humana. Barcelona. Paids. Pg.263.

  • los enunciados constatativos. Como afirma Ricoeur, el discursodel reduccionsimo naturalista es un discurso del hay, hay perso-nas como hay tomos.18 Si esto es as, la forma lgico-semnticaque tenemos de referirnos a los hechos (en los que consiste la per-sona) son los enunciados constatativos. Pero Ricoeur, en francalnea austiniana, muestra que la promesa no se deja atrapar porla estructura del constatativo, precisamente porque cuando digo(en determinado contexto, y bajo determinados presupuestos)prometo tal o cual no constato nada, sino que hago algo msall de pronunciar determinadas palabras. Explicar el significadode los enunciados realizativos es para el reduccionismo un verda-dero problema. En particular porque en las lenguas naturales, losactos ilocucionarios se erigen como la unidad principal de la signi-ficacin literal. As, Ricoeur recuerda que las condiciones de ver-dad de los enunciados declarativos o descriptivos no agotan el sig-nificado entero de las frases de nuestro discurso. Austin encuentraen los preformativos enunciados significativos que no se dejantraducir a la lgica de los descriptivos. La promesa es, quiz, elpreformativo ms atendido y estudiado por esta tradicin.Siguiendo el argumento pragmtico, Ricoeur muestra la falla

    reduccionista, pues, si a los hechos en los que consiste el yo pode-mos referirnos de manera impersonal, de modo tal que la ontolo-ga de la persona se reduzca a la ontologa de los hechos, entonces,o los realizativos son un sinsentido o el reduccionismo es incom-pleto (y, por lo tanto falso en este caso). En efecto, el onus probandise traslada a Parfit, quien debera mostrar que prometo y lpromete (o se promete) son intercambiables.Entonces, el reduccionismo, al no atender suficientemente al

    elemento lingstico, no puede enfocar el problema en toda su di-mensin. Esto es inevitable toda vez que buena parte de la natura-leza de la promesa deriva del modo en que prometemos efecti-vamente. Si, como indica la pragmtica ilocucionaria, significado yuso son indisociables, cualquier anlisis que no tome en cuenta el

    enfoque est atravesado por los presupuestos pragmticos (en lalnea de Austin y Searle) y hermenuticos (en la tradicin Heideg-ger - Gadamer).El presupuesto de partida es el siguiente: no podemos com-

    prender la naturaleza de la accin (y la promesa es una accin) conindependencia del lenguaje ordinario en el cual expresamos lo quehacemos, por qu lo hacemos, etc. Y, aunque no existe ningn ar-gumento a priori que demuestre que nuestro lenguaje comn noest cargado de prejuicios y confusiones, lo cierto es que stelleva consigo condiciones de sentido que es fcil reconocer alordenar los contextos en los que se emplea la expresin de manerasignificativa.16 Por ello, Ricoeur adopta el principio austinianosegn el cual, si el lenguaje ordinario no es la ltima palabra, debeser la primera.El no atender lo suficiente al elemento lingstico en el marco

    de la promesa constituye otra de las debilidades del enfoque re-duccionista. Se hace difcil, por no decir imposible, comprender enqu consiste la promesa apelando slo a hechos fsicos y psquicos,precisamente porque la promesa es un hecho institucional. Recor-demos el argumento de Searle al respecto: no es posible dar unconjunto de enunciados sobre propiedades fsicas y/o mentales alque sean reducibles los hechos institucionales (v.g. la promesa),una ceremonia de matrimonio, un partido de ftbol () inclu-yen una variedad de movimientos fsicos, estados y sensacionesbrutas, pero una especificacin de uno de esos eventos, hecha sola-mente en tales trminos, no es suficiente para especificarlo comouna ceremonia de matrimonio, un partido de ftbol (). Los even-tos fsicos y las sensaciones brutas cuentan solamente como partede tales eventos, dadas otras determinadas condiciones y en con-traste con un trasfondo de ciertos gneros de instituciones (cursivama).17 Este trasfondo implica de manera esencial el esquema con-ceptual personal.Como hemos visto, el reduccionismo aplicado a la cuestin de

    la persona intenta federar los diferentes tipos de enunciados bajo

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    16. Ricoeur P. (1983), Texto, Testimonio y Narracin. Santiago de Chile.Ed. Andrs Bello. Pg. 13.

    17. Searle J. R. (1986), Actos de Habla.Madrid. Ctedra. Pag. 59.

    18. La introspeccin puede ser de estilo naturalista si traduce losactos en lenguaje de hechos annimos, homogneos a otros hechos de lanaturaleza: hay sensaciones como hay tomos. . Ricoeur P. (1986), LoVoluntario y lo Involuntario I. Buenos Aires. Docencia. Pg. 22.

  • (C.1.2) El plano moral

    El anlisis lingstico es esencial porque nos pone de cara a lasimplicaciones morales y epistmicas que conlleva el acto de pro-meter. El aspecto moral del mismo asoma en: (a) la fuerza ilocuti-va por la cual me comprometo, (b) en la pluralidad implicada enel acto de prometer (yo-t-institucin del lenguaje) y (c) en ciertacualificacin del objeto en relacin al destinatario de la promesa.Decamos que la condicin esencial del acto de prometer es

    que, mediante la promesa me comprometo a hacer en el futuro loque digo que har. Ahora bien, Ricoeur se pregunta do l-nonciateur dune promesse ponctuelle tire-t-il la force de senga-ger?22La intencin de cumplir la promesa, se enraza, segn Ricoeur,

    en una intencin anterior que implica una promesa anterior. Conesta promesa, anterior a toda promesa, la intencin se desdobla; ala intencin de cumplir la palabra que te he dado, se le agrega, co-mo por debajo, la intencin general de no quebrar el pacto de mu-tua confianza sobre el que se levante la posibilidad misma de vi-vir juntos (argumento more Arendt). Por esta segunda intencinme comprometo a salvaguardar la institucin que hace posibleque nos comuniquemos.De esta manera, la estructura dual de este principio se amplia

    en los casos en que un tercero forma parte del pacto. Este tercero,representa la institucin del lenguaje que uno se compromete asalvaguardar, incluso la referencia a algn pacto social en cuyonombre puede reinar entre los miembros de la sociedad considera-da una confianza mutua previa a cualquier promesa23 Peroaqu el compromiso moral se transforma en deber jurdico: nemi-nen laedere.Por lo tanto, el carcter vinculante de la promesa es doble. Por

    un lado aparece en la relacin dialogal yo-t, y, de esta se des-prende el segundo elemento co-ligante: la institucin del lenguaje.A esta intencin desdoblada, le corresponda un compromiso

    desdoblado, comprometerse ante, y comprometerse a. Es

    uso (como el reduccionista) est condenado de antemano al ma-lentendido.Recordemos algunas de las condiciones de sentido que apare-

    cen en el preformativo promesa segn Searle y que Ricoeur ana-lizar: un hablante promete sincera y no defectivamente x, si, yslo si: (a) al expresar x el hablante predica un acto futuro de l(condicin de contenido proposicional); (b) x representa una ac-cin buena para el alocutor (condicin preparatoria (1)); (c) no esobvio que el locutor har x en el curso normal de los aconteci-mientos (condicin preparatoria (2)); (d) el locutor se obliga, pormedio del prometer, a hacer x (condicin esencial).19La primera de estas condiciones marca un punto central en la

    distincin que establece Ricoeur entre mismidad e ipseidad, distin-cin angular en la crtica al reduccionismo. la mmoire et lapromesse se placent diffremment dans la dialectique entre mme-t et ipsit, ces deux valeurs constitutives de lidentit personne-lle : avec la mmoire, laccent principal tombe sur la mmet, sansque la caractristique de lidentite ipsit soit totalement absente;avec la promesse, la prvalence de la ipsit est si massive que lapromesse est volontiers voque comme paradigme de lipsi-t....20 Entonces, si la mismidad tiene un carcter retrospectivo, laipseidad tiene, bsicamente, una estructura proyectiva.A travs del lenguaje, afirma Ricoeur, la experiencia accede al

    sentido. Ahora bien, un aspecto importante del lenguaje es sucarcter intersubjetivo, por ello, hay otro interlocutor que es eldestinatario del discurso. La presencia de ambos, el hablante y eloyente, constituye el lenguaje como comunicacin.21Entonces, si la promesa es un acto del discurso, tambin est

    implicado necesariamente el interlocutor que, en este contexto, eserigido en destinatario del acto. Este carcter dialgico de la prome-sa ir cobrando cada vez mayor dimensin, no slo en la esferamoral, sino tambin, como veremos , en el enfoque ontolgico.

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    19. Searle J. R. (1986), pp. 65-68.20. Ricoeur P. (2004), Parcours de la reconnaissance. Pars. Gallimard.

    Pg. 179/80.21. Ricoeur P. (1998), Teora de la Interpretacin.Mxico. SXXI. pg. 29.

    22. Ricoeur P. (2004), pg. 207.23. Ricoeur P. (1990), pg. 311. (291).

  • meter una accin. Esta circunscripcin del campo de la promesaya esta incluida en la clusula (A) del anlisis lingstico.El enfoque moral ampla el lingstico, pues una cosa es descri-

    bir el acto ilocucionario por el cual me obligo, y otra es fundamen-tar por qu debo cumplir aquello a que me obligu. Entre prometery cumplir se abre el espacio de la tica. En el enfoque lingustico,la promesa se define por su regla constitutiva. Lo que intenta mos-trar Ricoeur, es que una cosa es la regla lingstica que nos permitedistinguir el acto de prometer de otros actos del discurso, y otra esla regla moral por la cual se deben cumplir las promesas. pro-meter es una cosa, estar obligado a cumplir sus promesas esotra.25 Ricoeur, siguiendo a Gabriel Marcel, llama principio defidelidad a la obligacin de cumplir las promesas.La cuestin de la confianza enlaza a la promesa con su correla-

    to epistmico: la atestacin.A la crtica ontolgica del enfoque reduccionista le sucede na-

    turalmente una crtica epistmica. No podemos trasladar el regis-tro de la verdad-falsedad (aplicable al dominio de los hechos), a lacuestin de la promesa, precisamente, porque las promesas no sonni verdaderas ni falsas, sino, desde el punto de vista lingstico,felices o infelices, y, desde el punto de vista epistmico; confia-bles o no confiables. Nuevamente nos encontramos frente a doscategoras irreductibles.En este sentido afirma Ricoeur: La grandeur de la promesse

    a sa marque dans sa fiabilit. Plus prcisment, cest de la fiabilithabituelle attache la promesse davant la promesse que chaquepromesse ponctuelle tire sa crdibilit au regard du bnficiaire etdu tmoin de la promesse....26 Ricoeur denomina atestacin aeste modo althico, o veritativo, propio del registro de la ipseidad.La atestacin es una especie de creencia que no se aplica a la

    forma nominalizada de los contenidos proposicionales sino queadquiere la forma de una creencia que se adhiere a la persona quepromete. En este sentido hay que leer a la atestacin en trminosde creo en, ms que en la forma del creo que. Mientrasque en ste rige el binomio verdadero-falso, aquella se estructura

    este compromiso el que sujeta el aspecto moral de la ipseidad entanto irreductible a la mismidad. Yo me comprometo a: esteyo escapa al dilema impuesto por Parfit, pues, no implica ningu-na unidad sustancial atemporal (cogito cartesiano), pero tampocopuede entenderse como un conjunto de hechos fsicos/psquicos.Por el contrario, hace referencia a una voluntad de constancia, unmantenimiento del s (ipseidad). En el lmite el reduccionismo fa-lla en sus propios trminos, pues, al prometer me estoy ubicandodeliberadamente ms all de los cambios que puedan suceder enmis creencias y deseos. El aspecto moral del compromiso implica,precisamente, ignorar la fuerza o debilidad de la conexin.La fuerza ilocucionaria de la promesa est atravesada por la bs-

    queda del efecto perlocucionario de generar en el destinatario unaexpectativa de satisfaccin. En la promesa ingresa el t de maneraconstitutiva porque es l quien me hace responsable y me obliga asatisfacer su expectativa generada por la promesa. Ahora soy res-ponsable ante el llamado del otro que me interpela a cumplir. Enel campo del derecho, la expectativa de satisfaccin se transformaen derecho de exigir, si la prestacin no se lleva a cabo.Pero esta expectativa me obliga en virtud de que la promesa im-

    plica que el destinatario es, en realidad, un beneficiario. El objetode la promesa es un bien para el otro. Por ello mismo genera la ex-pectativa de cumplimiento. En la frontera entre lo moral y lo jurdi-co se resuelve aquello susceptible de ser prometido, ya que, la ca-pacidad de prometer no se aplica indiscriminadamente, sino que,por el contrario, el objeto prometido debe caer bajo la potestad dequien promete. Aqu marcbamos la deficiencia de la caracteriza-cin ontolgica de la persona hecha por el reduccionismo, pues s-lo me es dado prometer lo que depende de m. No puedo com-prometerme legtimamente a seguir creyendo lo que hoy creo, ni aseguir sintiendo lo que hoy siento, porque los sentimientos y lascreencias no estn bajo mi imperio. Por ello mismo, el ordenamien-to jurdico recoge los ecos de la reflexin moral al establecer preci-sos lmites a la capacidad de obligarse: las obligaciones son de trestipos: dar hacer no hacer.24 En ltima instancia, slo puedo pro-

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    24. El Cdigo Civil Argentino establece en su artculo 495: Las obliga-ciones son de dar, hacer o no hacer.

    25. Ricoeur P. (1990), pg. 309. (290).26. Ricoeur P. (2004), pg. 208.

  • La cualificacin epistmica de la promesa tiene una relacin dedependencia con relacin a la cualificacin moral del sujeto quepromete (creble, no-creble). Es decir, la fiabilidad de la promesadepende de la fiabilidad de quien promete.29

    (C.1.3) El plano ontolgico

    Pero el reduccionismo podra decir que es precisamente lacondicin esencial de la promesa la que debe contemplar la co-nexin psicolgica de quin promete y de quin debe cumplir. Enltima instancia, si yo prometo que dentro de treinta aos te daruna determinada cantidad de dinero, estoy hipotecando el patri-monio de una persona futura que, tal vez no tenga ningn tipo deconexin conmigo. En este sentido, afirma Parfit, debiramos pre-guntarnos qu presupuestos ontolgicos laten detrs del acto deprometer, y, una vez que demos con ellos, preguntarnos si sonaplicables a la persona.Ricoeur advierte la protesta del reduccionismo, y muestra que

    los peligros nticos de la promesa ya haban sido advertidos porGabriel Marcel, quin en su diario metafsico se pregunta si el actode prometer no implica una doble mentira: cuando le prometo ami amigo enfermo que lo visitar, il semble que je me heurte la dconcertante alternative que voici: au moment o je mengage,ou bien je pose arbitrairemenet une invariabilit de mon sentirquil nest pas rellement en mon pouvoir dinstituer, ou bien jac-cepte par avance davoir accomplir un moment donn un actequi ne refltera nullement mes dispositions intrioures lorsque je

    en el horizonte de lo veraz y lo sospechoso. Una fosa lgico-se-mntica separa la verdad de la veracidad. El intento de reabsorberla segunda en la primera conforma el error reduccionista.Aqu Ricoeur advierte un aire de familia entre la promesa y el

    testimonio, pues observa que ambas comparten la misma dimen-sin fiduciaria constitutiva de su sentido. El testimonio es una suer-te de declaracin que persigue el efecto perlocucionario de conven-cer a un auditorio de su verdad. En esto el testimonio se separa dela promesa, pues, mientras que uno consiste en declarar lo que seha visto u odo, en el otro se trata de comprometerse a hacer aque-llo que se dice. Sin embargo, ms all de esta diferencia, el testimo-nio y la promesa reposan sobre un crdito que se da a lo prometido-/testimoniado en virtud del carcter de quien promete/testifica. Espor esto que Ricoeur afirma que la autodesignacin va indisoluble-mente unida a la confianza que adosemos a la promesa o al testi-monio.27 Confiamos en el testimonio, esperamos el cumplimientode la promesa, porque el testigo y/o quien promete, se muestranconfiables. Aqu el plano epistmico y el plano moral se juntan.En los mbitos tribunalicios es comn observar cmo se desa-

    credita un testimonio cuando ste es emitido por una persona queno rene las condiciones necesarias para ser tenido en cuenta encalidad de testigo. En primer lugar, no puede testificar una perso-na cercana a las partes en litigio, en segundo lugar, quien incu-rre en falso testimonio, no slo queda expuesto a las sanciones dela ley, sino que tambin queda desacreditado como testigo para elresto del proceso. La apelacin ad hominem puede perder su carc-ter de falacia para transformarse en recurso de una argumentacinque vela por la bsqueda del testigo ms creble.Por ello, la verosimilitud de lo que se diga, depende, al menos

    en parte, de la fiabilidad de quien lo diga. En esta direccin Ri-coeur recuerda uno de los puntos centrales de la distincin aristo-tlica: la retrica no se confunde con la dialctica; las tcnicasde la persuasin, en efecto, no se reducen al arte de la prueba; ellastoman en cuenta las disposiciones de la audiencia, y el carcter delorador; al mismo tiempo mezclan las pruebas morales con laspruebas lgicas.28

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    27. Cfr. Ibid, pg. 209.28. Ricoeur P. (1983), pg. 18.

    29. No nos hemos olvidado de una diferencia importante entre laspromesas y los testimonios que tiene que ver con la posibilidad de con-trastacin en uno y otro. Mientras que los testimonios slo se sopesan enreferencia a otros testimonios, y, llegado el caso, a documentos, archivos,etc., en el caso de la promesa el criterio es su mismo cumplimiento. Quiencumple la promesas se hace por ello mismo fiable, el margen de sospechase ve reducido con cada nuevo cumplimiento. La persona veraz slo sedestaca sobre el fondo de la incertidumbre (sobre lo sucedido) y de la des-confianza (de otros testigos). En este sentido, todo testimonio es proviso-rio, cuenta en tanto no sea desacreditado. Este carcter provisorio de lapromesa slo impera entre el acto y su cumplimiento.

  • se diferencian en aquello en que se asemejan. Ambos toman lacuestin de la promesa en trminos monolgicos, pues el sujeto, enambos casos, hace crculo consigo mismo. En el tratamiento de lapromesa, afirma Ricoeur, Kant ha puesto el acento en la integri-dad personal como su ndice moral, a tal punto que, en una falsapromesa es a s mismo a quien se desprecia. La falsa promesa esvista por Kant, como una contradiccin ntima a una mximaen la que una persona slo se compromete a s misma.34 Peroeste solipsismo pretende instituir una identidad formal supratem-poral. Es esta identidad pretendida la que se ve sometida a la do-ble mentira que sealara Marcel. Y es sobre esta lnea que Nietzs-che lanza su ataque, mostrando que este orgullo de s-mismo es elque violenta al hombre hacindolo regular, previsible, homog-neo.35Este es el taln de Aquiles que comparten tanto Hume como

    Kant. Por lo tanto, ser atacando este punto como escaparemos ala falsa alternativa. La nocin de ipseidad se presenta como el ejeque permite articular una ontologa distinta a la que presenta latradicin sustancialista. La ontologa hermenutica propone quitarla supremaca que buena parte de la tradicin filosfica da a la no-cin de sustancia en el campo de la antropologa, para colocar ensu lugar el binomio aristotlico acto-potencia. Segn Ricoeur, eseste cambio en el esquema categorial el que nos permitir una me-jor comprensin de la naturaleza del hombre, y permitir incardi-nar su poder de prometer sobre un fondo ntico apropiado a esepoder. Ahora bien, la caracterizacin ontolgica de la ipseidad seubica en la interseccin entre dos ejes: un eje horizontal (binomioacto - potencia), y un eje vertical en el que la ipseidad esta atrave-sada por la alteridad. Esta alteridad constitutiva es esencial en laontologa de la promesa.En el ejercicio mismo de la promesa debemos advertir las razo-

    nes de una limitacin interna que coloque al s mismo sobre el ca-mino del reconocimiento del otro.Entonces, uno de los remedios para escapar a la doble tenta-

    cin del poder de prometer consistir en renverser lordre de

    laccomplirai. Dans le premier cas je me mens a moi-mme, dansle second cest autrui que par avance je conses mentir....30A qu tipo de identidad se aplica esta ruinosa alternativa?. En

    este punto Marcel es claro: la promesa nos pone de cara a dos pe-ligros en relacin a la identidad personal a lo largo del tiempo. Porun lado aparece la tentacin fenomenista, por la cual yo no conoz-co sino mis estados de conciencia. Estos son cambiantes, por lotanto nada me permite asegurar que en el futuro seguir siendo elque soy hoy. Y, por otro, la tentacin formalista, segn la cual sedebe buscar en la voluntad de constancia consigo-mismo el princi-pio de permanencia que asegura el fenmeno de la promesa.31 Enesta direccin Ricoeur vuelve a los anlisis de Nietzsche sobre lapromesa en La Genealoga de la Moral. All, Nietzsche describe a lapromesa en trminos de una memoria de la voluntad. El ser quepromete es aquel que pretende seguir y seguir queriendo loquerido una vez.32 Aqu se advierte nuevamente el carcterdesdoblado de la intencin, pues cuando uno promete, afirmaNietzsche, se forma la intencin de no cambiar de intencin. Elobjeto de la promesa pierde dimensin junto con el destinata-rio, cuando el foco se centra en la relacin que el sujeto establececonsigo-mismo. As, Il nest de fidlit qua soi-mme, semble-t-il ; la limite, la trahison serait une contradiction logique et la fi-dlit une identit formelle, o lobjet mme de la promesse im-porterait moins que la volont toute nue de ne pas mecontredire....33 A este peligro formalista es al que se dirigen losataques reduccionistas. Entonces, slo una ontologa que se ubi-que a igual distancia del riesgo fenomenista y del riesgo formalis-ta, puede escapar al dilema.La estrategia argumentativa de Ricoeur (siguiendo la lnea de

    Marcel) consiste en mostrar un punto en comn entre los actoresdel dilema. Ricoeur advierte que el fenomenismo y el formalismo

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    30. Marcel G. (1935), tre et Avoir. Paris. Aubier-Montaigne. Pg. 70.31. Sobre estos riesgos cfr. Ricoeur P. (1947), Gabriel Marcel et Karl Jas-

    pers. Pars. Du Temps Present. Pg 297.32. Nietzsche F. (1995), La genealoga de la moral.Madrid. Alianza. Pg.

    66.33. Ricoeur P. (1947), pg. 296.

    34. Ricoeur P. (1990), pg. 310. (291).35. Nietzsche F. (1995), pg. 67.

  • Ahora bien, la disponibilidad que opera como el correlato nticode la capacidad de prometer no debe confundirse con la disponibi-lidad en sentido jurdico, es decir, con aquella capacidad de gestio-nar y administrar aquellas cosas que poseemos. Cuando la perso-na cree poder disponer de s en este sentido, se cae en la ilusin detransformar al yo en dueo de s-mismo. Contra esta tentacinse lanza la advertencia nietzscheana: yo no me poseo como poseoun patrimonio. En ltima instancia, quien se alzara con esta pre-tensin se hace por ello mismo indisponible para el otro.39 As, ladistincin es axial en la ontologa de la ipseidad: Il y a, dun c-te, une disponibilit selon l voir: au sens prcis o avoir, cest dis-poser de, cest--dire la limite pouvoir se dbarrasser de...,comme il arrive dans le suicide. Il y a, de lautre ct, une disponi-bilit selon ltre ; aun contraire de l sage prcdent du terme,cette disponibilit consiste ne pas pouvoire disposer de..., afin derester disponible pour (lavenir, les autres, la grce, Dieu...)...40

    D) Conclusin

    La promesa representa una buena oportunidad para desarro-llar el debate entre Ricoeur y el reduccionismo (en particular el re-presentado por Derek Parfit). En primer lugar porque permite es-tablecer, al menos someramente, las premisas ontolgicas bsicasque separan a estos autores. Pero en segundo lugar, y esto es anms relevante para nosotros, porque permite advertir el alcance ylmite de la posibilidad de cotejar aquellas premisas en el mbitode la praxis. La promesa tiene una naturaleza prctica, por lo que,cualquier intento de analizarla no puede obliterar esta dimensin.Parfit es conciente de esto, por ello se propone sacar las conse-cuencias prcticas de su reduccionismo. As, una vez establecida lanocin de persona, intenta ver qu sucede con cuestiones tales co-mo el prometer, la responsabilidad, la preocupacin por latotalidad de la vida, etc. Es en este movimiento en donde se ob-serva ms claramente la crtica de Ricoeur al tiempo que permite

    priorit entre celui qui promet et son bnficiaire: dabord una au-tre compte sur moi et sur la fidelit a ma propre parole; et je r-ponds a son attente....36La nica forma de romper el crculo encantado que el sujeto ar-

    ma consigo mismo es haciendo emerger la alteridad en el coraznde la ipseidad. As, Ricoeur encuentra en la promesa una bisagraentre la tica y la ontologa, dicha bisagra est dada por la nocinmarceliana de disponibilidad: El ser disponible se opone al queest ocupado o atareado consigo mismo. Est, al contrario, tendidohacia afuera, listo para consagrarse a una causa que lo sobrepasa,pero que al mismo tiempo hace suya.37Slo se saltar por encima del dilema mostrando la especie de

    xodo del sujeto que promete. Este es el ltimo punto de la crticade Ricoeur al reduccionismo. Mientras el reduccionismo per-manezca en el registro de la mismidad, no habr lugar para la alte-ridad, muy por el contrario, en su mapa conceptual, lo mismo secontrapone a lo otro. Por el contrario la alteridad, como antes sea-lbamos, forma parte constitutiva del sentido de la ipseidad. Es pre-cisamente esta alteridad asumida la que permite conjurar aquellospeligros.La alteridad ya haba aparecido en el enfoque lingstico cuan-

    do veamos que toda promesa se realiza en un contexto de interlo-cucin en donde el yo le promete a un t. Luego en el mbitode la moral mencionbamos que este carcter dialgico de la pro-mesa generaba en el beneficiario una expectativa de satisfaccin.Precisamente aqu es donde la ontologa de la persona escapa a laalternativa: disolucin - pretensin orgullosa de constancia. Cuan-do prometo me hago disponible al llamado del otro que espera demi una respuesta.La disponibilidad se comprende mejor en contraposicin con la

    indisponibilidad: cette indisponibilit nest pas separable du-ne certaine facon dadhrer soi-mme, qui est quelque chose deplus primitif et de plus radical encore que lamour de soi....38

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    36. Ricoeur P. (2004), pg. 213.37. Marcel G. (1954), Prolegmenos para una Metafsica de la Esperanza.

    Buenos Aires. Ed. Nova. Pg. 27.38. Marcel G. (1935), pg. 100.

    39. Ibid. Pg. 136-140.40. Ricoeur P. (1989), Lectures II. Pars. Du Seuil. Pg. 72.

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    Recibido el 10/08/06; aceptado el 08/09/06.

    comprender la direccin argumentativa. Si Parfit parte directa-mente por la ontologa, en Ricoeur la ontologa es siempre un pun-to de llegada.Es este, quiz, el paso en falso de Parfit, pues, una definicin

    estipulativa de la persona en trminos exclusivos de mismidad,acota ampliamente el radio de su aplicacin en el horizonte prcti-co. Esto es lo que muestra Ricoeur. Slo un esquema conceptualque incorpore el modo de ser de la ipseidad puede dar sentido, en-tre otros, a fenmenos como la promesa.

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