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Proyecto Perceptual Occidental Eurocéntrico: Las tecnologías de la percepción y la impresión de realidad en los sistemas de representación. Emilio H. Ortiz Suárez Univ. Nac. de Córdoba - Facultad de Artes - Depto. de Cine y TV [email protected] Resumen: El cruce entre la percepción, las tecnologías, la Ciencia, el Arte y la Ideología poseen un eje transversal en la imagen, en una larga genealogía que viene desde el Renacimiento y que logra su punto de inflexión con la fotografía, consolidando el programa mimético de las imágenes técnicas, como el Modo de Representación Visual del Occidente eurocéntrico. Los desarrollos científicos, artísticos y técnicos elaborados a partir de los siglos XIV y XV inauguran un recorrido transmedial, en la experiencia sensorial, que va de las artes pictóricas a la fotografía y de ésta al cine, la televisión y el video con una poderosa política de producción y administración de los signos, en tanto que dispositivos y discursos artísticos-científicos atravesados por la técnica y la ideología. La neutralidad y naturalización de estos dispositivos y discursos funcionan para comprender y administrar el mundo, en tanto cosmogonía eurocéntrica de tradiciones filosóficas idealistas, ocultando los mecanismos sígnicos con ilusiones de realidad, objetividad científica y proyecto progresista de la humanidad. Al negar las condiciones productivas, la representación técnica de las máquinas semióticas (fotografía, cine, TV, video) oculta la realidad del artificio y los intereses crematísticos construyendo una percepción tecnologizada que envuelve a la imagen en una impresión de realidad invisibilizando la codificación como tal, y naturalizando el proceso hasta convertirlo en una categoría perceptiva, para luego imponer (como rezan las teorías indiciales de la fotografía) pruebas empíricas y la verdad del mundo. En esta impresión de realidad de la imagen, construidas dentro de la técnica como fenómenos sensoriales de la realidad, desde la pintura renacentista hasta el cine, la televisión y el video como una ventana al mundo, se desarrolla un sistema perceptivo construido y propalado por el pensamiento europeo occidental (luego en el s.XX por Estados Unidos) con sus 1

Proyecto Perceptual Occidental Eurocéntrico: Las ... · 1 Mitcham, Carl. “Tres modos de ser con la tecnología”, en Revista Anthropos 94/95, Barcelona, 1989. ... Objetividad

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Proyecto Perceptual Occidental Eurocéntrico: Las tecnologías de la percepción y la

impresión de realidad en los sistemas de representación.

Emilio H. Ortiz Suárez

Univ. Nac. de Córdoba - Facultad de Artes - Depto. de Cine y TV

[email protected]

Resumen:

El cruce entre la percepción, las tecnologías, la Ciencia, el Arte y la Ideología poseen

un eje transversal en la imagen, en una larga genealogía que viene desde el

Renacimiento y que logra su punto de inflexión con la fotografía, consolidando el

programa mimético de las imágenes técnicas, como el Modo de Representación Visual

del Occidente eurocéntrico. Los desarrollos científicos, artísticos y técnicos elaborados

a partir de los siglos XIV y XV inauguran un recorrido transmedial, en la experiencia

sensorial, que va de las artes pictóricas a la fotografía y de ésta al cine, la televisión y el

video con una poderosa política de producción y administración de los signos, en tanto

que dispositivos y discursos artísticos-científicos atravesados por la técnica y la

ideología. La neutralidad y naturalización de estos dispositivos y discursos funcionan

para comprender y administrar el mundo, en tanto cosmogonía eurocéntrica de

tradiciones filosóficas idealistas, ocultando los mecanismos sígnicos con ilusiones de

realidad, objetividad científica y proyecto progresista de la humanidad. Al negar las

condiciones productivas, la representación técnica de las máquinas semióticas

(fotografía, cine, TV, video) oculta la realidad del artificio y los intereses crematísticos

construyendo una percepción tecnologizada que envuelve a la imagen en una impresión

de realidad invisibilizando la codificación como tal, y naturalizando el proceso hasta

convertirlo en una categoría perceptiva, para luego imponer (como rezan las teorías

indiciales de la fotografía) pruebas empíricas y la verdad del mundo. En esta impresión

de realidad de la imagen, construidas dentro de la técnica como fenómenos sensoriales

de la realidad, desde la pintura renacentista hasta el cine, la televisión y el video como

una ventana al mundo, se desarrolla un sistema perceptivo construido y propalado por el

pensamiento europeo occidental (luego en el s.XX por Estados Unidos) con sus

1

políticas expansionistas colonizadoras y más tarde con sus industrias culturales, igual de

expansivas, al resto del mundo como proyecto perceptivo-conceptual, como el gran

Proyecto Perceptual de Occidente.

El modo de representación institucionalizado del cine (luego TV-video-digital) ha

seguido el programa mimético de impresión de realidad al elaborar codificaciones

espacio-temporales en la continuidad fílmica y en el puente indicial del pathos

(emociones) que construyen una realidad transparente de la acción representada y la

neutralización y ocultamiento de las costuras sintéticas que estructuran la narración

audiovisual hegemónica e ideológica de las industrias culturales.

Palabras clave: Proyecto Perceptual - Ideología - Impresión de realidad - lenguaje

cinematográfico

Proyecto Perceptual Occidental Eurocéntrico: Las tecnologías de la percepción y la

impresión de realidad en los sistemas de representación.

El presente escrito intenta plantear algunas cuestiones acerca de determinados

discursos y lenguajes iconográficos ligados a y/o generados por los desarrollos técnicos

y científicos del pensamiento occidental europeo y sus correlatos expansionistas, en

tanto proyecto imperialista, en los modos colectivos de la percepción visual de las

sociedades modernas. El cruce entre la percepción, las tecnologías, la Ciencia, el Arte y

la Ideología establece un eje transversal en la imagen como soporte y dispositivo

técnico donde se inscriben prácticas iconográficas occidentales. Una extensa genealogía

comienza, (según mi recorte) en el Renacimiento europeo, en un recorrido transmedial

que va de las prácticas pictóricas a la fotografía, y luego al cine, la televisión y el video,

en una experiencia visual y conceptual, con poderosas políticas de producción y

administración de los signos, en tanto que discursos atravesados por la técnica y la

ideología. La fotografía logra un punto de inflexión en este recorrido consolidando el

programa mimético del Sistema Visual de las representaciones de Occidente que luego

llega al súmmum con la ilusión de movimiento, en el cine, la televisión y el video, como

un gran desarrollo técnico-conceptual de la cultura europea.

Los desarrollos técnicos se construyen en base al avance de los conocimientos que se

van adquiriendo a través del tiempo y, más profundamente, a los desarrollos del

pensamiento de una cultura en cada época, prolongando tradiciones anteriores, ya sea en

2

su continuación o en su negación. Las técnicas y los conocimientos acumulados se

entretejen y ejercen profundas influencias sobre las formas de vida de cada sociedad

humana, estructurando su existencia. Como decía Winston Churchill “…construimos

nuestros edificios y luego ellos nos construyen a nosotros”1. Alrededor de cada cultura

se genera una cosmovisión que se construye recíprocamente con una ideología, es decir,

en un conjunto de ideas, sistema de valores y creencias sobre los modos de producir y

reproducir la realidad, que integra a una sociedad o cultura determinada en un sistema

general, y son consustanciales con prácticas o acciones para imponer determinadas

ideas sobre el mundo. En el continente europeo se desarrollaron determinadas

concepciones de esos conocimientos y técnicas en una historia muy rica, en lo que

denominaron Ciencias y Artes. Detrás de ellas existe una tradición filosófica idealista

que ha llevado a sus sociedades a una continua búsqueda de autoconciencia, en una

relación entre los saberes y el estar/ser en el mundo, con determinadas relaciones de

poder. Heidegger nos dice que el carácter social del mundo sale a la luz a través de la

práctica técnica, pues en ella confluyen las tradiciones del pensamiento o

cosmovisiones, los modos de producción materiales y la ideología.2

En el Renacimiento con el redescubrimiento del conocimiento griego clásico, entre los

siglos XII y XIV, surgieron nuevas ideas sobre los saberes en torno a los conceptos de

teoría, praxis y forma. Para la filosofía clásica, teoría era la observación de la forma

inmutable y trascendente de las cosas; y praxis era la aplicación de las formas

observadas teóricamente, sobre las apariencias del mundo. La praxis formaba parte de

la techné (origen de la palabra técnica) y constituía tanto las prácticas artísticas y los

oficios manuales. En el Renacimiento la techné fue reformulada por la noción de Arte,

en su integración con las Ciencias y las técnicas, y las nociones de teoría y forma

dejaron de ser sólo ideas para ser modelos creados, y así poder captar las apariencias,

para explicarlas y dominarlas en una relación dialéctica entre forma y apariencia, teoría

y observación, no pudiéndose pensar a una más que en relación a la otra. De este modo

la elaboración de una teoría exigía una nueva técnica (praxis), y recíprocamente una

nueva técnica provocaba una nueva teoría, generando continuamente el surgimiento de

nuevas teorías y técnicas.3

1 Mitcham, Carl. “Tres modos de ser con la tecnología”, en Revista Anthropos 94/95, Barcelona, 1989. Pág. 132 Mitcham, Carl. Op.cit. Pág. 143 Kozak, Claudia. “Vilém Flusser sobre arte, aparatos y funcionarios” en A.A.V.V. Dossier Arte y técnica en revista Artefacto. Pensamientos sobre la técnica n° 6. Buenos Aires, primavera de 2007, www.revista-artefacto.com.ar

3

En la creación de esos modelos, las Ciencias daban la posibilidad al hombre de poder

trascender las apariencias, de poder verlas desde afuera, objetiva y empíricamente. La

Objetividad fue el gran proyecto de la ciencia moderna que se gestó recíprocamente con

otro novedoso concepto del pensamiento europeo: el empirismo, la experiencia directa

con la realidad; posteriormente refutado por un nuevo concepto de verdades evidentes

innatas, no derivadas de la experiencia: la razón. En los tiempos del principio divino, la

intelligentsia europea debió lidiar con las instituciones y los poderes construidos

alrededor de aquel principio para lo cual las ciencias debieron edificarse con la misma

trascendencia trans-humana pero en lugar de Dios se imponía el Hombre.4 El filósofo y

político inglés Francis Bacon fue uno de los primero en proponer a las ciencias como un

medio para el progreso de la condición humana, sin embargo Dios continuaba como

garante del nuevo paradigma. Entonces el pensamiento renacentista resignificó la

teología a través del desarrollo tecnológico y se propuso co-crear con Dios.5

El desarrollo de las ciencias se sustentó en la objetividad y fue convertido en el

megamito que sacó

a Europa de la filosofía de los cielos y de la desconfianza premoderna hacia la

tecnología, al temor del “…abuso vanidoso del conocimiento y la búsqueda de poder y

riquezas terrenales.”6 El paradigma objetivista y racional de las ciencia europeas

construía la posibilidad de un acceso directo a la verdad del mundo revelando en última

instancia un proyecto ideológico. El conocimiento científico y los desarrollos técnicos

fueron sustentados en la idea de verdades universales para dominar la Naturaleza y para

la co-creación con Dios, dando comienzo a la hegemonía europea.

Así, las ciencias desarrollaron un método científico que fuera verificable

objetivamente, donde la imagen visual fue pensada como prueba, registro e ilustración

de los conocimientos para su divulgación. Las Artes del Renacimiento retomaron los

saberes helénicos y el programa mimético aristotélico de la Representación, en el cual

la naturaleza, es decir, todo lo que se percibía con los sentidos podía ser imitado por el

hombre. La realidad así como era observaba, en la experiencia sensorial, podía ser

copiada y vuelta a presentar lo más parecida posible al original. Platón, en la

antigüedad, había desdeñado a la imagen pues decía que era un simulacro óptico carente

de verdad ya que las imágenes representadas eran copias degradadas del original.

Posteriormente con Aristóteles se comienza el culto a los simulacros y a la imagen

4 Kozak, Claudia. Op.cit.5 Mitcham, Carl. Op.cit. Pág. 186 Mitcham, Carl. Op.cit. Pág. 17

4

mimética como una especie de doble de otra cosa preexistente que se proponía cumplir

el destino simbólico del espejo.

Conforme a los desarrollos en matemáticas, geometría, arquitectura, física e hidráulica,

el primer mecanismo mimético científicamente eficiente, que en sí mismo reflejaba el

pensamiento de la época, fue el código de la perspectiva artificialis. La imagen lograba

una analogía con la visión fisiológica de la realidad, a los ojos europeos, para

convertirse en una prueba verificable y en un complejo dispositivo cultural para

sustentar el conocimiento y el pensamiento tecno-científico. La función de la

perspectiva era crear una ilusión de profundidad en tres dimensiones sobre un plano

bidimensional, como un efecto-ventana, bajo el presupuesto ideológico de la objetividad

y la veracidad del pensamiento científico. La imagen ya no provenía de la imaginación

del artista sino de la propia realidad, representada en un realismo conceptual que daba

la impresión de una visión fisiológica sobre las apariencias del mundo, es decir, lo que

se trataba de hacer era imitar la capacidad humana de ver, lo que connotaba una idea de

objetividad científica. Las artes iconográficas como la pintura (las representaciones de

los poderes y valores instituidos) o el dibujo (en las ilustraciones de los libros que

registraban los conocimientos alcanzados) debían dar imágenes más verdaderas y

precisas de la realidad visible. Así la imagen fue codificada en un sistema conceptual

muy bien calculado y alrededor del cual se construyó el mito de la imagen como prueba

veraz de la cosa representada. La búsqueda de la objetividad en la representaciones

visuales fue la estrategia de la ideología eurocéntrica para poner al sistema como por

fuera del hombre, como si ellas vinieran de la naturaleza misma y fueran inmunes a la

subjetividad humana o a la manipulación ideológica, con la garantía superior de la

Ciencia. La imagen adquiría un poder supra-humano pero en una codificación que

comenzaba a edificar a la técnica por sobre el hombre.

El programa mimético perspectivista del sistema visual europeo comienza a construir

la ilusión o impresión de realidad creando una analogía con la visión humana a través de

la mediación tecnológica de la percepción. En la medida en que el Arte, en estrecha

colaboración con la Ciencia, intenta imitar verdaderamente a la Naturaleza, la imagen

es determinada como un poderoso vehículo para controlar y administrar la verdad del

mundo, pues se obtiene una comprensión ideologizada y una producción de

conocimientos con las cuales se construyen categorías perceptivas y relaciones sociales.

La impresión de realidad que adquieren las representaciones visuales desde el

Renacimiento consiste en la presentación familiar, reconocible y verosímil de la

apariencia del mundo visible, cuyo sistema sostiene una forma altamente pregnante, y

5

aunque es de complejo desarrollo posee una gran eficiencia por su simpleza y

estabilidad, razones por las cuales se asimiló mejor a los mecanismos de intelección

europeos.

De este modo, la cosmovisión europea comienza a construir un imaginario ideológico

de creencias y mitos, inscriptos en imágenes visuales que legitimen las prácticas

sociales, para lograr la “…naturalización imaginante del observador y sustituirla por la

representación de su propia conciencia engañada en (…) un imaginario construido sobre

un imaginario.”7 Los nuevos signos fueron codificados y naturalizados, y sus

mecanismos invisibilizados a la conciencia. La neutralidad que blandían estos discursos

artísticos y científicos se impusieron como una manera de comprender el mundo, de

tradiciones filosóficas idealistas, con estrategias elaboradas para administrar y controlar

las sociedades, revistiendo a los signos de inocuidad y ocultando sus mecanismos en la

impresión de realidad, en la objetividad científica y en el progreso de la humanidad.

Naturaleza, realidad y artificio se proponían ser la misma cosa, separando u ocultando

conceptualmente lo que estaba unido y subordinando la materia a la idea (de

representación), que era codificada en la imagen, es decir, en la mediación de un otro, el

virtual representado. La ideología eurocéntrica genera un proyecto para ocultar la

realidad del artificio, en la mediación técnica de la percepción visual, produciendo

imágenes como pruebas de mundo, en códigos y signos, naturalizados según su

cosmovisión. Esta ilusión de realidad del Sistema Visual europeo se produce como

correlato de políticas expansionistas colonizadoras al resto del mundo, como proyecto

perceptivo-conceptual, en adelante, Proyecto Perceptual, llegando a un punto de

inflexión con la Fotografía, como un modo de percepción colectivo construido por su

revolución industrial, y seguidamente llegando al súmmum con la invención del cine y

las Industrias Culturales, igual de expansivas.

En el siglo de las luces (XVIII) en la llamada Ilustración, las Ciencias y las técnicas

asumieron un compromiso moral y ético al lograr su autonomía frente al pensamiento

religioso, respecto al desarrollo técnico sin trabas para el progreso de la humanidad. Las

restricciones religiosas, culturales y políticas fueron suprimidas y los Estados-naciones,

que venían fundándose en toda Europa, apoyaron esta progresiva construcción de poder

por sobre los poderes monárquicos y eclesiásticos. Los intelectuales cobraron

autonomía con la creación de universidades y estados civiles en nuevas relaciones

económicas y políticas, con un sistema de valores que promovía desarrollos cada vez

más eficientes, y que llevarían al progreso de la humanidad en un proceso

7 Longoni, Ana y Mestman, Mariano. “Masotta, Jacoby, Verón: un arte de los medios masivos de comunicación” en Causas y azares, nº 3, primavera de 1995. Pág. 135

6

aparentemente neutral. La ciencia moderna se (re)presentaba como la única forma

verdadera de conocimiento, como una fuente de beneficios materiales ilimitados para el

mundo.8 Aparecía en Europa un nuevo actor social, la burguesía, que comenzaba a

construir su poder político y económico con un espíritu innovador y dinámico, sobre los

paradigmas de la progresiva racionalidad científica, la consolidación de las naciones y

el surgimiento de nuevos tipos de capital. El proceso de occidentalización del mundo

con la violenta colonización y las políticas expansionistas de las monarquías europeas

ya tenía 200 años. La omnipotencia de la Ciencia, la acción evangelizadora del

cristianismo, tanto el católico como el protestante, y la acumulación de riquezas de la

naciente burguesía brindaban un poder casi ilimitado al proyecto político de las

naciones europeas, que se adelantaría en los avances sociales, técnicos y científicos, a

su vez retrasando este proceso en el resto del mundo.

El desarrollo tecno-científico y el capitalismo burgués se consolidan como el régimen

político dominante con ese nuevo renacimiento que fue la Revolución Industrial en los

siglos XVIII y XIX y que constituirá nuevos modos de producción y de relaciones

sociales (la clase obrera, la competencia capitalista y la economía globalizada de países

centrales-periféricos), derivados de la manufactura en serie, de nuevos conglomerados

urbanos y de nuevas teorías político-económicas (la introducción de los derechos civiles

y ciudadanos, la delimitación de fronteras entre regiones, la ciudad moderna, la

expansión de los mercados). El acceso de la burguesía al poder político, y su expansión

económica, están íntimamente ligados a los progresos de científicos y técnicos a los que

les imprimieron sus propias lógicas y condicionamientos, sin embargo, el Proyecto

Perceptual continuó, integrándose a este nuevo sistema capitalista, en progreso

expansivo, pero en relaciones asimétricas y desiguales con el mundo occidentalizado,

todavía atrasado en las ciencias y en la industrialización.

La invención de la fotografía en la primera mitad del siglo XIX reunió el desarrollo

científico y técnico en química, física, óptica y mecánica junto a las matemáticas y la

geometría euclidiana, ya estudiada por la perspectiva, sobre las propiedades del plano y

del espacio tridimensional. Como vengo sosteniendo las artes imitativas proponían ya

una descripción realista del mundo, con herramientas como la utilización de la camera

oscura,9 pero la máquina semiótica, como llaman al dispositivo fotográfico, fue el éxito

de las aspiraciones cientificistas de objetividad racional, en esta nueva imagen, y en la

8 Mitcham, Carl. “Ciencia, Tecnología y Sustentabilidad. Cuestiones éticas en ciencia y tecnología: análisis introductorio y bibliografia” El Escorial, julio 2004 9 Conocimientos que venían tanto de la pintura como de las ciencias descriptivas como la botánica, la zoología, la paleontología, la astronomía, la fisiología para comprender la realidad según una cosmovisión particular.

7

imposición de la verdad del mundo, materializando en el mismo dispositivo las

condiciones socio-económicas e ideológicas, y la continuación de las experiencias

sensoriales de la representaciones visuales. Así, la fotografía capta la realidad a través

de una máquina que hereda ciertas codificaciones de la pintura, como el código de la

perspectiva artificialis, al elaborar ópticas combinadas para no deformar la imagen e

imitar la visión fisiológica; la monocularidad que niega la estereoscopia del órgano

visual humano (la monocularidad, en la fotografía, es más simple y económica); la

superficie del cuadro fotográfico es una codificación perceptual y técnica que viene de

la pintura, pasa por la fotografía y llega al cine, la televisión y a la computadora; la

integración totalizadora en el cuadro, proyectando en el espectador un espacio coherente

y sistemático que permiten traducir el mundo real tridimensional en una imagen

bidimensional, en un efecto-ventana, situando al ojo en el centro de la representación,

como una especie de ojo-centrismo; la impresión de realidad en tanto que programa

mimético aristotélico; el ocultamiento del artificio, de su calidad de signo construido, y

su codificación cultural hasta la naturalización como categoría perceptiva; y finalmente

la verdad ontológica como una prueba empírica del fenómeno sensorial de la realidad

(la prueba físico-química y espacio-temporal de la luz de las cosas del mundo). En la

fotografía se naturaliza la mediación técnica de las lentes, la profundidad de campo, las

operaciones del obturador, el enfoque, la gama de grises o colores, la granulación y

sensibilidad, etc., (y sus sucesivas innovaciones), pues son concebidas para ofrecer una

experiencia, en su forma industrial y masiva, de realidad estereotipada como un modo

de codificación automatizada. Las imágenes que produce la cámara están ya

programadas por sus constructores según un realismo codificado, y sus superficies

simbólicas son las realizaciones de sólo algunas de las potencialidades inscriptas en el

aparato. En todas estas características, en su recorrido histórico, han existido muchas

excepciones y experimentaciones que quedaron en el camino y no lograron participar de

los modelos dominantes en el eje ideología-lógicas económicas.

De este modo, podemos comprender que la visión realista del mundo en las

representaciones mediadas por la técnica son una codificación cultural, y ello se hace

evidente al analizar otras culturas en sus formas y lógicas de funcionamiento, como por

ejemplo en regiones de Asia que inventaron una escritura ideográfica, combinando

imágenes icónicas de semejanza con el objeto referencial pero que no intentan imitar la

realidad sino que se alude a ella, en una codificación cultural; o las representaciones

visuales de los textiles andinos precolombinos que componían complejos diseños

geométricos y matemáticos. La objetividad y la razón fueron pilares de un proyecto

8

europeo para imponer una visión del mundo, a otras culturas, en su expansión

colonizadora, como lo fue el proceso vivido por las sociedades americanas

precolombinas. Ni la perspectiva ni la impresión de realidad ni la fotografía son más

avanzadas sino que así son las formas que han tomado las lógicas del pensamiento, los

sentidos y los ordenamientos perceptivos en la ideología europea.

Aún con las pretensiones de la pintura renacentista no se conseguía sacar del medio la

mano del hombre pero con la fotografía se abre la posibilidad para una producción

enteramente mecánica de signos mediados por la tecnología en una fuerte

ideologización de las representaciones visuales. En la pintura, la codificación se

producía en la mente del pintor que se trasladaba a su mano a través de la técnica y era

fácil verificar que se trataba de símbolos pero en el caso de las imágenes técnicas,

inauguradas por la fotografía (que de por sí nada tiene de simple huella como veremos

más adelante) la situación es menos evidente pues entre ella y su significado se

interpone un aparato y un agente humano que lo manipula. El complejo cámara-

operador es ocultado hasta el punto de no interrumpir el eslabón entre la imagen y su

significado. El proceso codificador que sucede en el interior del aparato es percibido

como un logro tecnológico de los saberes científicos que responde no sólo a las lógicas

del desarrollo de la producción burguesa capitalista sino a la seducción por el realismo

en las imágenes de la cultura europea. Toda crítica de la imagen técnica debe empezar

por el blanqueamiento de la tecnología contenida en ella y las condiciones socio-

históricas de su producción. El sistema fotográfico nos permite comprender las prácticas

anteriores a su invención, en cuanto a la materialización de determinados conceptos

ideologizados sobre el mundo ya desarrollados, para la gestación de una nueva imagen

técnica como reflejo de lógicas culturales y políticas que se insertaron dentro de la

cámara: “…la fotografía, en lugar de registrar automáticamente impresiones del mundo

físico, transmuta determinadas teorías científicas en imagen, transforma conceptos en

escenas.”10 Se puede ver con más claridad el fin o proyecto que contiene un desarrollo

técnico, luego en su evolución con la tecnología posterior, o mejor dicho, se puede

comprender mejor una tecnología analizando lo que ocultaba la técnica anterior que se

intenta mejorar o sustituir.

El artificio fotográfico es codificado como una prueba indicial, es decir, una huella

que el fenómeno físico de la luz reflejada deja en la cámara, haciendo invisible una

compleja serie de operaciones simbólicas. En la teoría semiótica la pintura estaría más

cerca del icono y la fotografía del índice, pero ambas comparten en distinto grado las

10 Machado, Arlindo. El paisaje mediático. Sobre el desafío de las poéticas tecnológicas. Buenos Aires, Libros del Rojas, 2000. Pág. 19

9

dos. La iconicidad de un objeto es análoga a las cualidades del referente, pero en la

indicialidad existe una conexión dinámica y una relación factual con el objeto (la luz

del objeto o el trazo del pintor).11 Pero tanto la pintura como la fotografía comparten la

codificación cultural e institucionalización de un modo de representación que pretende

la universalidad y la naturalización de un tipo de tecnologización de las percepciones en

una determinada ideología. Las teorías indiciales12 argumentan que según la teoría de

los signos, tomados de C. S. Peirce, el principio fotográfico (luego trasladado a la

ilusión de movimiento del cine, la televisión y el video) propone un tipo de signos que

capta un trazo físico de la cosa o referente frente a la máquina óptica, siendo menos la

representación de un objeto que el efecto de un evento, en el sentido de una huella

dactilar, una huella dejada por un pie en un suelo blando o un molde de yeso. Se apunta

al referente real como una marca física que edifica en la imagen el proceso de

significación, como un fenómeno real ocurrido, y por extensión un trazo de la realidad,

como algo verdadero en la imagen. Cada fotografía, dice Krauss, es el resultado de una

impresión física transferida por la reflección de la luz de un objeto o evento hacia una

superficie químicamente sensible a ella; la imagen producida posee un tipo de

semejanza visual que porta una relación indicial con el objeto.13 El objeto real impreso

en la cámara, continúa Krauss, y luego en la fotografía muestra al mundo natural que se

revela como un documento de innegable veracidad.14 La fotografía, lisa y llana, portaría

semejante constructo, que recién podría cambiar de estado y poner en duda su veracidad

al transformarse en símbolo aunque perdiendo las características de semejanza o

contacto físico con el referente.

Desde mi punto de vista en este mecanismo confluyen una determinada forma de

entender la ciencia, así como un procedimiento técnico que lo hace posible y un

programa dentro del aparato que es construido para codificar ciertas significaciones y

opciones limitadas. Los patrones de interpretación técnica de las máquinas son finitos y

estructuran nuestras condiciones y modos colectivos de percepción de la realidad, ya

que son una matriz de reproductibilidad industrial a escala masiva y por lo tanto

inculcan la ideología de sus condiciones de producción, en cada dispositivo o artefacto

producido, en una determinada manera de hacer perceptible el mundo, en su

codificación técnica. Parafraseando al pintor belga René Magritte (Ceci n'est pas une

11 Machado, Arlindo. Op.cit. Pág.3912 Rosalind Krauss, Denis Hollier, Philippe Dubois, Jean-Marie Schaeffer y otros.13 Gallo, Rubén. Mexican Modernity. The Avant-Garde and the Technologial Revolution. Cambridge, Massachussets, The MIT Press, 2005. Pág. 6014 Gallo, Rubén. Op.cit. Pág. 60

10

pipe) la imagen de un objeto no es el objeto aunque el Proyecto Perceptual hace que el

medio técnico quede invisibilizado y percibamos los efectos como la realidad misma.

Según el filósofo y sociólogo Jean Baudrillard los simulacros en los medios técnicos

de representación se inscriben como una suplantación de lo real por signos de lo real,

con fuertes operaciones de disuasión del proceso real por su doble operativo, es decir, la

imagen técnica, con la construcción de convenciones naturalizadas al nivel de una

categoría sensorial.15 La fotografía como el cine, la televisión y el video son dispositivos

técnicos que consisten en un proyecto perceptual mimético, de índole reproductiva,

programática, y tan eficaz que ofrece “…todos los signos de lo real y, en cortocircuito,

todas sus peripecias.”16 La impresión de realidad en la fotografía y luego en la ilusión

de la vida en movimiento del cine es una ampliación conceptual de los desarrollos

anteriores adoctrinando al observador moderno en una re-codificación de la percepción

de la realidad, relacionada estrechamente a los procesos de producción mecánica e

industrial, especialmente a la producción en serie de objetos y representaciones. Tanto

la imagen técnica como las condiciones sociales y los modos de producción están

revestidos de signos que sustentan el Proyecto Perceptual en la ilusión de una realidad

cada vez más mediada y administrada.

“He aquí la razón por la cuál las imágenes técnicas no pueden corresponder a

cualquier reproducción cándida del mundo: entre ellas y el mundo se interponen

dispositivos de transmutación abstracta, se interponen los conceptos de la

formalización científica que posibilitan el funcionamiento de máquinas semióticas

tales como la cámara fotográfica y la computadora.” (Arlindo Machado, 2000: 20)

El Proyecto Perceptual llega al súmmum con la invención del cinematógrafo. De la

mano de la fotografía y el realismo de su programa mimético se llega a la fotografía

animada, en la realización de la ilusión casi perfecta del mundo sensorial que más tarde

con los desarrollos del sonido acoplado a la imagen, el cine en colores o el cine 3D

ampliarán la impresión mimética. El cine desde sus comienzos fue el reflejo del

desarrollo industrial tecnocientífico burgués por lo que se construyó alrededor del

provecho comercial, con la función social de entretener a las masas de los centros

urbanos modernos. Se funda “…una nueva modalidad de espectáculo, capaz de penetrar

a fondo en el alma del espectador, agitar sus fantasmas e interpelarlo como sujeto.”17

15 Machado, Arlindo. Op.cit. Pág. 3916 Yeregui, Mariela. “Postvideo. Las artes mediáticas de la Argentina en la era digital” en Jorge La Ferla (comp.) Historia crítica del video argentino. Buenos Aires, Fundación Eduardo F. Constantini/Fundación Telefónica, 2008. Pág. 22717 Machado, Arlindo. Op.cit. Pág. 148

11

El cine debió ser continuamente mejorado, en su tecnología, y en un lenguaje que

comenzó a construirse para la duplicación mimética de la realidad, en favor de la

estabilidad de la imagen y de sus contenidos, y así lograr la transparencia o

invisibilidad del artificio. Apenas comenzado el nuevo fenómeno, la sola impresión de

realidad de vistas de actualidades o aire libre se agotó rápidamente por lo que se

integró la extensa tradición narrativa del teatro y la literatura burguesa del siglo XIX, y

también otras formas populares, en la fundación del proceso diegético en el filme. Este

mecanismo narrativo relata historias que construyen al espectador en el efecto diegético,

y junto con la impresión de realidad son la base de la verosimilitud.

La experiencia cinematográfica fue mucho más allá que la fotografía, como registro

documental o memoria o expresividad, imponiendo un sistema de fantasías, en la forma

industrializada de una identificación especular que estimulaba los imaginarios y los

modos de comportamiento sociales. A través de esta industrialización el cine comenzó a

construir un modo de representación específico, institucionalizando una gramática

audiovisual que continuaba el programa mimético al elaborar lo que se llamó

continuidad fílmica, y así se lograba una mayor impresión de realidad. La continuidad

fílmica se basa en una serie de codificaciones de espacio y de tiempo que producen la

ilusión de continuidad aparente de una situación dramática, construyendo una realidad

transparente e invisibilizando el artificio. Estos mecanismos codificados por la

producción fílmica occidental estructuran la narración en un modo institucionalizado, en

operaciones de síntesis espacio-temporales, como por ejemplo, la selección de planos y

découpage técnico, el montaje de los planos en diversas funciones de elipsis, de enlaces,

de metáforas, etc. Este modo de representación en la ubicuidad del punto de vista y el

sistema de raccords (unión codificada de planos que hacen invisibles las costuras

sintéticas del filme) refunda el Proyecto Perceptual, y la eficacia de la ilusión depende

nuevamente del ocultamiento de los mecanismos que la producen.

El discurso dominante en el cine posee un carácter representacional y narrativo-

dramático que promueve un efecto de linealidad, continuidad y sucesión espacio-

temporal en un espacio homogéneo, autocontenido por un cuadro, monocular y

perspectivo, simulando objetos en profundidad, en un efecto-ventana, con un tiempo

absoluto prefijado y mensurable. Dentro del esquema comunicacional el discurso

fílmico es unidireccional y tiene la función de impedir una ruptura en la relación entre el

mundo representado y el sujeto como observador trascendental (poder constituyente

para organizar y jerarquizar ese mundo y darle finalidad, como la pintura renacentista).

Es necesario que este mundo se presente unificado y pleno de sentido, ocultando a la

12

conciencia la ilusión de las operaciones del lenguaje e imponiendo una continuidad y

una finalidad a las cosas como esencialmente objetivas.

El proceso diegético crea la Representación del Pathos, es decir, las emociones

representadas por los actores (personajes), que es tan efectivo por su fuerza de

convencimiento sobre la propalación de sistemas de creencias y valores. Junto al

Primer Plano, una de las invenciones más eficaces del modo de representación

institucionalizado del cine, se logra la identificación del espectador con el personaje y

con el filme. La imagen cinematográfica es el puente indicial de emociones, tan

eficientes en la construcción de la impresión de realidad, que el espectador no sólo vive

las emociones de los personajes sino que también es reeducado en valores socio-

culturales, estilos de vida y modos de percepción de aquellos países productores de

políticas industriales del discurso fílmico. Jean Louis Baudry (1972) argumenta que el

mecanismo ideológico en el cine ha construido un discurso articulado propio,

convencionalizado, en la relación espectador/cámara (esto vale para la fotografía

también). La forma cinematográfica hegemónica promueve una reflexión especular a

través de la cual el espectador, más allá de la identificación con los personajes del film,

se identifica primariamente con el aparato de base, es decir, los mecanismos de

articulación de elementos de un filme (como la ubicuidad de la cámara, el desglose por

planos, la banda sonora o el montaje). De este modo el cine construye al observador en

la constitución ilusoria de un lugar central y cumpliendo con la ideología de la

representación transparente o invisible.18

El Proyecto Perceptual en el filme de ficción ha dado un modelo hegemónico

dramático-narrativo con un único formato, el largometraje, donde el proceso industrial

crematístico y la impresión de realidad han limitado el alcance y la ampliación de otras

formas de creación, cercadas al campo de la experimentación, y fuera de los modos

colectivos e industrializados de la percepción. La continuidad fílmica y la narratividad

del cine dominante concretan una forma más acabada del Proyecto Perceptual

consolidada en la función ideológica de naturalización del Sistema Visual de

Representación que cumple con la legitimidad del discurso de la burguesía, en la

prueba dada a la conciencia para producir una experiencia sensorial, organizada en

reglas, que gobierne las ilusiones del observador en su propia capacidad de conocer y de

mirar objetivamente las cosas, incorporadas a los propios procesos de la percepción. El

sistema fotográfico del cine es objetivo porque es el resultado de un aparato construido

para confirmar la noción ideológica de objetividad visual. En el cine la impresión de

18 Xavier, Ismail. El discurso cinematográfico, la opacidad y la transparencia — Buenos Aires, Manantial, 2008. Pág. 205

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realidad confirma esa forma ideológica de representación, y es bajo este manto de

cientificidad, proceso desarrollado dentro de la máquina, donde se concreta el Proyecto

Perceptual europeo del discurso fílmico (hoy liderado por Estados Unidos) a través de

un lenguaje transparente, aparentemente sin ideología, propagado por sus industrias

culturales hacia el resto del mundo.

Luego de la II Guerra Mundial surge la televisión, y luego el video, y es cuando el

Proyecto Perceptual cobra una mayor dimensión, pues la experiencia audiovisual

comienza a entrar en cada hogar como una forma aún más potente, en cuanto a la

aparente inocencia e inocuidad ideológica. El nivel de desarrollo técnico industrial de

los países centrales, en la actual era digital continúa la impresión de realidad, pero con

una renovada potencia ilusionística de la imagen indicial, sobretodo en la construcción

de mundos imaginarios donde la fantasía ahora es más real que nunca antes, ampliando

el programa sensorial a la zaga de un firme sistema de valores sociales, éticos y étnicos

eurocéntricos y estadounidenses. “¿Qué verdad se agazapa, entonces en los aparatos

tecnológicos? ¿son objetos de deseo o formas-mercancía? ¿agentes artísticos y

culturales interviniendo en el espacio social o formas que suprimen las diferencias y los

desvíos?”19 Las políticas de las industrias culturales con el cine y la televisión, y sus

desarrollos tecnológicos, tienen una poderosa estrategia de seducción de los públicos y

los mercados. Los mundos imaginarios y los efectos especiales han sido los juguetes

colonizadores de los imaginarios de las culturas más débiles quienes no poseen tal

desarrollo y que se autoconstruyen en el rol pasivo de la periferia consumidora,

sometidas a los flujos culturales y económicos de los países centrales. “La

multiplicación de progresos en el terreno de las tecnologías de punta, como se sabe se

inserta en una estrategia internacional de fines imperialistas.”20

Las imágenes digitales, hoy, revelan el proceso codificador de las tecnologías

anteriores. En su potencialidad actual la representación figurativa mimética de esta

nueva naturaleza de la imagen, es uno de los tantos modos en que se puede revestir a

una imagen. Como sucedía con la tecnología fotográfica, y las diversas gradaciones de

grises/colores de las diferentes emulsiones, para lograr distintos efectos, así el color

puede ser tan teórico o abstracto como en las imágenes digitales. En la imagen digital se

vuelve a la imagen conceptual del Renacimiento en el sentido de que la síntesis

numérica de algoritmos matemáticos (como la perspectiva y la geometría euclidiana) se

revisten nuevamente de impresión de realidad dando continuidad a la vieja simulación

19 Aguilar, Gonzalo. “El uso vanguardista de la tecnología en Martín Fierro y la Revista de Antropofagia”, en Jitrik, Noé (comp.), Sesgos, cesuras, métodos, Buenos Aires, Eudeba, 2005. Pág. 10220 Machado, Arlindo. Op.cit. Pág. 239

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del realismo mimético, al punto de poder sustituir objetos del mundo real, escenarios

naturales y hasta actores, por réplicas digitales sin notar ya el engaño. Este realismo

digital ya no tiene su índice en la realidad concreta externa al artificio sino que es un

realismo conceptual en la máquina informática. El problema ya no es la cuestión de la

objetividad de las imágenes virtuales, en su prueba indicial, sino que el desarrollo de la

imaginería numérica y de la visión sintética ahora producen la fusión entre lo factual y

lo virtual, en el efecto de real sobre el principio de realidad.21 La nueva imagen pone en

crisis la teoría indicial de la fotografía, del cine y del video como huella, pues en la era

digital cualquier medio puede ser profundamente alterado sin que se puedan encontrar

ya los límites entre lo verdadero y lo falso. La imagen técnica digital abriría la

oportunidad para demoler el megamito de la “…objetividad fotográfica, en el cual se

basan las teorías ingenuas de la fotografía como signo de verdad o como reproducción

de lo real.”22, y la posibilidad a una conciencia ideológica sobre la producción de

imágenes. La naturaleza de artificio es descubierta por la infinidad de posibilidades

técnicas y simbólicas, cuando la imagen supera al índice y pasa al símbolo. Dentro del

mismo artificio siempre ha estado el Proyecto Perceptual, y la posibilidad de su puesta

en duda, y aún más en la era digital, donde las imágenes poseen una gama

prácticamente infinita de posibilidades de intervención que amplían los modos de

representación para su transfiguración, deformación y finalmente borramiento de la

ilusión industrializada.

La imagen digital tiene una enorme potencia para crear nuevos modos de

representación, sin embargo continúa en la impresión de realidad, aún los mundos

absolutamente irreales e imaginarios responden al efecto indicial. Nuevas formas de la

audiovisión siguen siendo relegadas a la experimentación y a ámbitos de élites

culturales. Las nuevas posibilidades de la imagen ponen en evidencia el proyecto

ideológico que, pudiendo ampliar los modos de representación, continúa los modelos,

valores y creencias, en los que se cimentan los capitales y las industrias.

Las ciencias y los desarrollos técnicos de la cultura occidental, en su larga genealogía,

se han desarrollado no sólo en la presencia inmediata de su manipulación sino en la

interacción social de un mundo de ideas y pre-nociones que a su vez han estructurado

los modos de percepción de otras culturas así occidentalizadas. Las máquinas ópticas no

son sólo máquinas programadas para producir determinadas imágenes y codificaciones,

en la mímesis del mundo, sino que construyen al mundo en tanto que tecnologías de la

percepción, que a su vez programan al observador, quien mira y experimenta el mundo

21 Virilio, Paul. “La máquina de la visión” Ed. Cátedra. España, 1998. Pág. 222 Machado, Arlindo. Op.cit. Pág. 205

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través de una ilusión, en el mito de la Naturaleza directa sin mediaciones. Estas prótesis

de la visión al servicio de la representación programada industrialmente son

estructurantes y limitarían las posibilidades de percibir nuevas formas de la realidad,

pues contribuyen, en parte, a ciertas estructuras del pensamiento, de la percepción de la

historia y de la memoria. Las lógicas que se revelan en el Proyecto Perceptual de la

imagen técnica, de la fotografía a los ordenadores, en la cultura postindustrial es la de

individuos programados para percibir de determinadas maneras. En este mundo

programado por aparatos, las imágenes son revestidas por la ilusión de la realidad, no

como un mecanismo de rescatar el alma humana de la máquina opresora sino como un

constructor muy eficiente de subjetividades que influencian los comportamientos

humanos, en línea con imaginarios de belleza, fetichización y anestesia sociales,

montados en políticas económicas industriales neo-colonizadoras. Los desarrollos

técnicos van de la mano de las ciencias, entendidos en lógicas burguesas y capitalistas,

en la edificación de democracias y economías liberales para las naciones centrales, pero

asfixiantes para el resto. Las representaciones industriales que se producen en los

centros hegemónicos de los medios y de las tecnologías (Norteamérica y Europa) ponen

a sus imágenes en el centro mismo de los mecanismos de poder, afectando los modos de

producir y de consumir, de comunicar y de controlar sus propias imágenes en los países

llamados periféricos.

La ideología occidental fue agotando su proyecto colonizador e imperialista y fue

mutando hacia la construcción de poderosos medios masivos con su sistema de

representaciones en unas potentes y expansivas Industrias Culturales. Las imágenes

como bienes simbólicos, en el Sistema Visual de culturas hegemónicas portan unas

políticas de la imagen que controlarían las formas de la representación al diseñar las

tecnologías (cámaras, ordenadores, software, etc.) y los discursos que salen de ellas,

sobre los rieles de un Proyecto Perceptual, en determinadas relaciones y modos de

intercambios económicos, con las cosas del mundo y las sujetos. En todas las

innovaciones tecnológicas de las sociedades modernas industrializadas, la optimización

económica ha sido la lógica interna del propio desarrollo y que impregna a las propias

máquinas, convirtiéndolas en gran medida en vehículos de la ideología que las produjo.

Ese proceso es vertido en el cuerpo social asumiendo una función universalista al

mismo tiempo difusa y centralizadora, generando procesos formativos y disciplinarios

de sociedades estandarizadas para administrar y controlar.

Desde nuestra región respondemos a aquellos países que no sólo modelan la forma

sino que desarrollan las tecnologías y los medios técnicos de reproducción simbólica.

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Su poder no tiene ya necesidad de imponerse efectivamente, sino a través del poder del

Proyecto Perceptual, en las políticas industriales de la imagen que colonizan nuestros

imaginarios. Este mecanismo funciona con tanta eficiencia por la capacidad de

descentralización de un corporativismo capitalista que no tiene dueños ni autores sino

políticas industriales, de altísima calidad que se muestran como inocuas, donde la

hegemonía está naturalizada en un proyecto ideológico que lleva más de quinientos

años. La recepción de este proyecto, en nuestra región, no es del todo pasiva, también

hay negociaciones, reapropiaciones y resignificaciones, pero en condiciones asimétricas

de fuerte jerarquización del poder económico que blanden aquellas industrias culturales,

pues la acción más efectiva y nociva es la sumisión no-consciente, en donde la periferia

internaliza y naturaliza las relaciones de poder, jugando el rol periférico que se les

asigna. En nuestras culturas periféricas habría un proceso de sedimentación donde los

discursos hegemónicos centrales construyen un imaginario social, colectivo e

individual, de representaciones culturales extranjeras, cánones de belleza, sistemas de

valores capitalistas, junto a otros procesos socio-económicos como las economías

liberales globalizadas, la centralización del poder de las academias, de los laboratorios y

de las industrias y las burocracias administrativas totalitarias. Es decir, una compleja

dinámica de poderes y sentidos donde se daría más bien un intrincado proceso de

negociación de signos y sentidos entre los sujetos y las prácticas, entre la realidad, los

medios y los discursos (hegemónicos y periféricos), y quienes los interpretan.

Puede parecer ingenuo hablar de impresión de realidad y verdad en las imágenes

visuales mediadas por la técnica, entendiendo que todo discurso, sobretodo el

audiovisual, construye un sistema de signos pasible de manipulación y vector de

ideologías. Incluso los discursos de ficción poseen un carácter de falsedad intrínseco,

sin embargo, los referentes que exhibe una foto o un filme o una pintura son un recorte

de la realidad del mundo, en diferentes niveles, y aunque no sea la realidad misma, su

hacer se instala en la codificación de las cosas del mundo en un Sistema de

Representación (junto a otros lenguajes), y lo que postulan sus discursos pasa por los

mecanismos de la percepción y de las ideologías.

En las sociedades post-industriales las lógicas de producción y consumo controlan los

modos de percibir, enunciar y comprender el mundo. La infinidad de máquinas

semióticas que hoy permiten reproducir la visualidad del mundo revelan una gran

variedad de modos que la tecnología imprime a la representación, en imágenes que ya

no son los objetos, por lo tanto, la realidad tendría tantas características como diferentes

tecnologías se utilicen. La imagen (re)produce los objetos del mundo y construye

17

nuevas percepciones, sin embargo, el Proyecto Perceptual neutraliza los mecanismos y

esa es su gran capacidad ideologizante, pues “…la imagen se convierte en una munición

más efectiva que lo que se suponía debía de representar.”23

Corpus documental ilustrativo (tentativo)

Representaciones visuales y audiovisuales en la "impresión de realidad":

1º Exposición de pinturas europeas entre los siglos XV y XVIII.

2º Exposición de fotografías siglos XIX y XX.

3º Exposición de fragmentos de filmes siglo XX.

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23 Virilio, Paul. Op.cit. Pág. 7

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