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Publishing AssociationNampa, Idaho | Oshawa, Ontario, Canada

www.paci�cpress.com

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Título original en inglés: The Printed ProphetsDirector editorial: Ricardo BentancurRedacción: Alfredo CampechanoDiseño de la portada: Gerald MonksFuente de la ilustración de la portada: © iStockphoto.comDiseño del interior: Diane Aguirre

A no ser que se indique de otra manera, las citas de las Sagradas Escrituras han sido tomadas de la versión Reina-Valera © 1960 Sociedades Bíblicas en América Latina; © renovado 1988 Sociedades Bíblicas Unidas. Utilizado con permiso. Las citas marcadas con BJ han sido tomadas de la Biblia de Jerusalén © Bilbao, Madrid, España, 1975.Las citas marcadas con DHH han sido tomadas de la Biblia Dios habla hoy®, tercera edición © Sociedades Bíblicas Unidas, 1966, 1970, 1979, 1983, 1996. Utilizado con permiso.Las citas marcadas con LBLA han sido tomadas de la BIBLIA DE LAS AMÉRICAS®, derechos reservados © 1986, 1995, 1997 por The Lockman Foundation. Utilizado con permiso.Las citas marcadas con NRV 2000 han sido tomadas de la Nueva Reina-Valera 2000, derechos reservados © 1990, 2000 por Sociedad Bíblica Emanuel, Chattanooga, Tennessee. Utilizado con permiso.Las citas marcadas con RVA han sido tomadas de la Reina Valera Antigua.Las citas marcadas con RVC han sido tomadas de la Reina Valera Contemporánea © Sociedades Bíblicas Unidas, 2009, 2011.Las citas marcadas con TLA han sido tomadas de la Traducción en lenguaje actual, derechos reservados © Sociedades Bíblicas Unidas, 2000. Utilizado con permiso.Las citas de Elena G. de White han sido tomadas de EGW Escritos 1.6 beta, © Ellen G. White Estate, 2016, en https://egwwritings.org.

El autor se responsabiliza de la exactitud de los datos y textos citados en esta obra.

Derechos reservados © 2016 porPacific Press® Publishing Association.P. O. Box 5353, Nampa, Idaho 83653,EE. UU. de N. A.

Está prohibida y penada por la ley la reproducción total o parcial de esta obra (texto, imágenes, diagramación), su tratamiento informático y su difusión, ya sea electrónica, mecánica, por fotocopia o por cualquier otro medio, sin permiso previo y por escrito de los editores.

Para adquirir ejemplares adicionales, llame al 888-765-6955, o vaya en Internet a: www.libreriaadventista.com.

ISBN 13: 978-0-8163-9197-4

Printed in the United States of America

September 2016

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conteniDo

PRÓLOGO . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 11

INTRODUCCIÓN . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 13

CAPÍTULO 1 Profetas de la crisis venidera . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 19

CAPÍTULO 2 – Profetas silenciosos en el ojo de la tormenta . . . . . . . 34

CAPÍTULO 3 – Profetas del sellamiento final . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 51

CAPÍTULO 4 – Profetas que claman en el desierto . . . . . . . . . . . . . . . . 69

CAPÍTULO 5 – Profetas que arden y no se consumen . . . . . . . . . . . . . 86

CAPÍTULO 6 – Profetas que salvan a multitudes . . . . . . . . . . . . . . . . . 101

CAPÍTULO 7 – Profetas que claman a tu alrededor . . . . . . . . . . . . . . 114

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Prólogo

E scrito por un hombre apasionado por la evangelización ordenada por Dios mediante la página impresa, y confirmada en tiempos recientes por

los escritos del espíritu de profecía, Profetas de la crisis venidera muestra que los libros impresos por nuestras casas publicadoras están preparando al pueblo para el “sellamiento”. Lemuel Olán Jiménez busca despertar a cada laico o ministro adventista para cumplir y promover la misión evangeliza-dora.

Profetas de la crisis venidera merece una seria consideración. Sus siete capítulos nos guían a un entendimiento espiritual de las verdades bíblicas que destacan la importancia de la literatura adventista en nuestro tiempo y su creciente relevancia en los días futuros.

Aunque la tecnología y los medios masivos de comunicación parecieran ensombrecer la literatura impresa, este libro resalta la importancia de este método en la tarea de preparar a la humanidad para su última gran crisis, una crisis que desafiará la efectividad de otras formas de evangelización.

El autor afirma que mientras distribuyen la literatura adventista, nues-tros miembros de iglesia realizan una misión profética. Asegura que ante los vertiginosos eventos de los últimos días que se avecinan, la literatura adventista del séptimo día cosechará abundante fruto para el reino de Dios. Los libros y revistas que contienen verdades transformadoras aguardan el día en que muchos hijos de Dios, deseosos de aprender la verdad, encontra-rán en ellos la semilla que en su alma ha de germinar para vida eterna.

Quiera Dios que Profetas de la crisis venidera llegue a cada miembro de iglesia: laico, ministro o administrador, y que cada uno permita que este mensaje le ayude a redefinir su participación en uno de los esfuerzos más grandes que Dios espera que su pueblo realice en este tiempo.

—Pastor José Luis CamposEx director del Departamento de PublicacionesAsociación General 2000-2005

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introDucción

V ivimos en tiempos solemnes que inspiran asombro. La venida de Cristo está a las puertas y las señales de su regreso son cada vez más notables.

Estamos en vísperas de acontecimientos que van a estremecer al mundo en el futuro cercano. Pero una cosa es cierta: el Señor vendrá solo cuando el evangelio haya sido predicado en todo el mundo (ver Mateo 24:14). Por tan-to, debemos recapacitar en la seriedad de la misión que el Señor nos ha en-comendado. Tenemos una verdad especial que todavía debemos comuni-car al mundo en este tiempo.

Mark Finley nos recuerda que además de los esfuerzos por un reaviva-miento espiritual, debe haber una reforma en nuestro compromiso de sal-var a los perdidos. “¿Por qué habría Dios de derramar su Espíritu con el poder de la lluvia tardía para terminar su obra si la mayoría en la iglesia tiene muy poco o ningún interés en testificar? Si la lluvia tardía tiene el propósito de capacitarnos para que alcancemos al mundo con el mensaje en el tiempo del fin, ¿por qué Dios habría de dárnosla si somos tibios e indife-rentes en cuanto a alcanzar a los perdidos? La plenitud del poder del Espí-ritu será derramada sobre una iglesia que ora, que está totalmente compro-metida, unida y que testifica”.1

Pero, ¿es posible dar a conocer nuestro mensaje a todo el mundo? Una de las noticias más impactantes que he escuchado es que se pue-

de terminar de evangelizar al mundo usando libros publicados en diez de los principales idiomas del mundo.2 Me costó trabajo creerlo por-que, según un informe,3 los 788 grandes planes que se han ideado por el mundo cristiano para evangelizar a la totalidad del mundo desde el tiempo de los apóstoles hasta nuestros días no han logrado su propósito todavía de alcanzar ese objetivo (aunque hay que admitirlo, los asom-

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Profetas de la crisis venidera

brosos avances en la tecnología de las comunicaciones lo han facilitado grandemente).

Por supuesto, decir que se puede terminar de predicar el evangelio por medio de la literatura es solo una forma de llamar la atención al impacto que puede tener si se utiliza a gran escala, pues también se reconoce que es necesario usar otros medios para comunicar el mensaje, porque hay por lo menos 793 millones de adultos analfabetas en el mundo.4 La tarea no es tan sencilla, después de todo.

Sin embargo, algunos cristianos parecen encaminarse a darle mayor im-portancia a la literatura. En su afán de alcanzar al mundo, un líder de las Asambleas de Dios ha llegado a decir: “Los materiales evangélicos impre-sos, ungidos por el Espíritu Santo, son siempre eficaces y constituyen el único modo en el que podremos cumplir la orden que nos dio Cristo de llegar a todos los rincones del mundo, a todas las personas”.5 Su meta solo en el año 2010 era distribuir casi 82 millones de libros. ¡Y lo siguen hacien-do! Han distribuido más de mil millones de libros alrededor del mundo.6 El libro Book of Hope [Libro de esperanza], ha sido distribuido por millones en muchos países a nivel mundial.

George Verwer también se ha visto tentado a decir que solo con la lite-ratura podrá llevarse a cabo la gigantesca tarea de dejar el evangelio en todos los hogares del planeta, y asegura que hay otros que creen lo mismo.7 Por supuesto, eso no significa dejar de predicar por otros medios.

Otro plan para alcanzar al mundo por medio de la literatura es el llama-do Cada hogar para Cristo. Ese programa es “una distribución sistemática de literatura evangélica a cada hogar en varios países en cooperación con iglesias locales, cristianos y misioneros”.8 Ellos han llegado a distribuir 1,7 mil millones de piezas de literatura. Dick Eastman, uno de los líderes de ese programa, en la portada misma de su libro, dice: “Un movimiento global está en marcha para alcanzar a cada hogar para Cristo. El impacto será más allá de la imaginación”.9

Los líderes mencionados perciben la literatura, entre otros recursos, como un medio que puede jugar un papel decisivo en la terminación de la predicación del evangelio. Pero ellos no han sido los primeros en pensar así. Martín Lutero decía: “La imprenta es el último don de Dios, y el mayor.

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introDucción

Por su mediación, en efecto, Dios desea dar a conocer la causa de la verda-dera religión a toda la tierra, hasta los extremos del orbe”.10

La declaración de Lutero podría entenderse sin problemas en el contex-to del siglo XVI cuando no había otros medios masivos de comunicación. Pero, ¿cómo podemos decir lo mismo en pleno siglo XXI? ¿No tenemos hoy medios más atractivos y que gozan de mayor popularidad que la litera-tura? ¿No tenemos hoy la radio, la televisión, y también la Internet? ¿Por qué la página impresa? ¿No ha quedado la literatura desplazada ya por los medios electrónicos?

Hoy podemos caer en la tentación de decir que la literatura ya no tiene la misma importancia que en el pasado y que esta podría relegarse a un tercero, cuarto o quinto plano. Pero, ¿hay algo en la literatura que todavía se desco-noce? Te puede sorprender, pero en el contexto de la crisis final, la página impresa será uno de los medios más importantes que usará el Señor para salvar al mundo de los engaños mortales que se verán en el futuro cercano.

Aquí se analiza por qué la predicación silenciosa mediante nuestros li-bros, revistas y folletos se adapta perfectamente a nuestro tiempo, y por qué tendrá un papel tan relevante en la difusión del evangelio en el tiempo del fin. Esto está en armonía con el espíritu de profecía que dice: “Es un méto-do tan bueno y de tanto éxito como cualquiera que se pueda emplear para presentar a la gente las verdades importantes para este tiempo”.11 En el con-texto de los eventos finales, declara de manera enfática: “Es también, en gran medida, por medio de nuestras imprentas como debe cumplirse la obra de aquel otro ángel que baja del cielo con gran potencia y alumbra la tierra con su gloria”.12

Cabe mencionar que como iglesia no hemos sido ajenos al consejo ins-pirado que dice que “la obra de producir libros debiera ser el medio de pre-sentar rápidamente la verdad presente al mundo”.13 Desde hace algunos años, la Asociación General lanzó el plan Dilo al Mundo con Publicaciones. El objetivo: distribuir millones de libros alrededor del mundo,14 procuran-do involucrar a cada miembro bautizado de la iglesia. El libro Invitación, de Alejandro Bullón, es un buen ejemplo de eso. Recientemente, el libro La gran esperanza llegó a ser el proyecto más grande de la iglesia mundial en la distribución de libros misioneros.

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Profetas de la crisis venidera

La Providencia nos indica que Dios quiere hacer algo grande en este tiempo y que las publicaciones son uno de sus instrumentos clave. La iglesia ya lo está usando como nunca antes. Por ejemplo, el sábado 24 de marzo de 2012, en todo Sudamérica se distribuyeron en un solo día 25 millones de copias del libro El conflicto de los siglos en la versión reducida titulada: La gran esperanza.15 Esto es una muestra de cómo Dios está despertando a su iglesia para terminar la obra de la predicación del evangelio.

Considera con cuidado lo que esto significa. La recta final en la carrera por la terminación de la predicación del evangelio está en marcha. No de-bemos perder de vista que la obra de las publicaciones debe considerarse entre los medios más importantes para terminar de predicar el evangelio. Pero, ¿de dónde surge esta idea?

El primer capítulo, “Profetas de la crisis venidera”, 16 analiza lo siguiente: Si bien es cierto que la iglesia no depende exclusivamente de los medios ma-sivos de comunicación para la predicación del evangelio sino de cada miem-bro fiel de nuestra iglesia, este capítulo avisa acerca de las dificultades que pueden haber para predicar sin los medios masivos en las circunstancias pro-hibitivas de los últimos días, y sugiere considerar la importancia de la obra de las publicaciones en el contexto de la crisis final y también en este tiempo.

El segundo capítulo, “Profetas silenciosos en el ojo de la tormenta”, ana-liza el tiempo que vivimos a la luz de Apocalipsis 7, y muestra el marco en el que debemos ver la cercanía del regreso de Cristo a la tierra y qué debe-mos estar haciendo como iglesia para apresurar su retorno.

El tercer capítulo, “Profetas del sellamiento definitivo”, muestra qué profecía se cumple con esta obra silenciosa, y lanza el desafío a formar parte de este movimiento profético.

El cuarto capítulo presenta a los libros como “Profetas que claman en el desierto”. Comenta que se habrá de predicar con poder extraordinario cuando la lluvia tardía del Espíritu Santo sea derramada, y cómo irán co-brando mayor importancia a medida que nos acercamos al fin.

El quinto capítulo, “Profetas que arden y no se consumen”, explica el significado de la quema de libros y por qué a pesar de los muchos ataques sufridos, estos mensajeros silenciosos permanecen proclamando su mensa-je hasta el fin del tiempo de gracia.

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introDucción

El sexto capítulo, “Profetas que salvan a multitudes”, analiza los objeti-vos salvadores con los que se ha utilizado el mensaje escrito en la Biblia, y además propone que “la gran multitud” debe estar dentro de nuestros ob-jetivos misioneros de largo alcance.

Finalmente, “Profetas que claman a tu alrededor” describe las maneras en que cada miembro de iglesia puede participar con estos mensajeros en la obra más importante registrada en la Biblia para este tiempo: la termi-nación de la predicación del evangelio en todo el mundo (ver Mateo 24:14).

El Dueño de la viña tiene prisa por recoger la cosecha, y todo obrero de este tiempo, cualquiera sea su participación en la terminación de la predica-ción del evangelio, recibirá una gran recompensa, como los obreros de la parábola (ver Mateo 20:1-16). Ante el lector de esta obra se muestra cómo estar en sintonía con la prisa del dueño de la viña en un ministerio en el que ¡todos pueden participar! Por eso se nos dice: “Cuando los miembros de la iglesia se den cuenta de la importancia de la circulación de nuestras publi-caciones, dedicarán más tiempo a esta obra”.17

Es mi oración que “la palabra del Señor corra y sea glorificada” (2 Tesa-lonicenses 3:1). Para el tiempo en que nos ha tocado vivir, nada podría ser más importante. Con esto en mente, te invito a que avancemos al glorioso futuro de la iglesia. Tomando las palabras de Dick Eastman: “¡El impacto será más allá de la imaginación!”

1. Mark Finley, Reavívanos otra vez (Boise, Idaho: Pacific Press Publishing Association, 2010), p. 124.2. Bob Hoskins, Cómo apresurar la segunda venida,(Deersfild, Florida: Editorial Vida, 1992), p. 98. 3. David B. Barrett y James W. Reapsome, Seven Hundred Plans to Evangelize the World: The Rise of a Global Evangelization Movement (Birmingham, Alabama: New Hope, 1988), p. 13.4. Unesco Press, “8 September, International Literacy Day: 793 Million Adults Can Neither Read Nor Write”, en: http://www.unesco.org/new/en/media-services/single-view/news/8_september_international_literacy_day_793_million_adults_can_neither_read_nor_write/ Consultado el 27 de junio de 2016.5. Bob Hoskins, Solo quieren la verdad (Miami, Florida: Editorial Vida, 1989), p. 101.6. “OneHope. God’s Word. Every Child”, www.onehope.net/; consultado el 27 de junio de 2016.

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Profetas de la crisis venidera

7. George Verwer, El poder de la página impresa (Bogotá, Colombia: Centros de Literatura Cristiana, 1996), p. 12. 8. “Every Home for Christ”, en www.ehc.org/about. 9. Dick Eastman, Beyond Imagination, A Simple Plan to Save the World (Grand Rapids, Michigan: Fleming H. Revell Co., 1997). 10. Guglielmo Cavallo y Roger Chartier, Historia de la lectura en el mundo occidental (España: Taurus, 2001), p. 375. 11. Elena G. de White, El colportor evangélico, p. 7, versión 1999.12. Elena G. de White, Joyas de los testimonios, tomo 3, p. 142.13. White, El colportor evangélico, p. 3. 14. Howard F. Faigao, “Concentrémonos en 10 puntos estratégicos”, El Colportor evangelista, N° 686, edición en español, enero-marzo 2009. (Argentina: ACES, 2009), p. 9. 15. Carta informativa del 21 de marzo de 2012 en http://greatcontroversyproject.adventist.org. 16. En este libro se usa el término profeta con el significado de alguien o algo que Dios utiliza para transmitir un mensaje. El término profeta se refiere a “alguien que primero recibía instrucciones de Dios y luego las transmitía a la gente”. Estos dos aspectos de su obra se reflejaban en los nombres con que se los conocía: vidente (jozeh o ro’eh) y profeta (nabi’). El 1° fue más común en el periodo temprano de la historia hebrea (1 S. 9:9). El término que se usa con mayor frecuencia es nabi’, pues lo designa como vocero de Dios. Como ‘vidente’ discernía la voluntad de Dios, y como ‘profeta’ la transmitía a otros” [Véase: “Profeta”, Siegfried H. Horn, Diccionario bíblico adventista del séptimo día (Buenos Aires, Argentina: Asociación Casa Editora Sudamericana, 1995)]. Por otra parte, siendo que la Biblia no solo denomina como profetas a los dos testigos: el mensaje escrito del Antiguo y Nuevo Testamento (Apocalipsis 11:3), sino también al pueblo de Dios que tiene aún la misión de profetizar en el tiempo del fin (Apocalipsis 10:11); así decimos, para los fines de este libro, que nuestro mensaje escrito es un profeta en el sentido de que puede cumplir la misión de la iglesia, la cual consiste en transmitir el mensaje salvador de Dios al mundo.17. White, El colportor evangélico, p. 8.

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CAPÍTULO 1

ProfetAs De lA crisis veniDerA

¿A qué dificultades y desafíos nos enfrentamos al proclamar el último pregón del evangelio? ¿Qué oportunidades se nos presentan? A

medida que leas este libro, descubrirás que cada cristiano adventista se encuentra hoy ante una oportunidad incomparable para testificar. Aunque se avecinan tiempos difíciles para la predicación del evangelio, hoy tenemos la oportunidad de contribuir a cambiar el destino de muchas personas, incluso mediante los esfuerzos más modestos. ¿Estás interesado en participar?

“La época actual es de sumo interés para todos los vivientes —escribió Elena G. de White—. Los gobernantes y estadistas, los hombres que ocu-pan puestos de confianza y autoridad... tienen la atención fija en los sucesos que ocurren alrededor de nosotros... Observan la tensión que se está apode-rando de todo elemento terrenal, y reconocen que está por ocurrir algo grande y decisivo, que el mundo está al borde de una crisis estupenda —y añade—: En este mismo momento... se está preparando una tormenta”, que pretende estar “lista para estallar sobre la tierra”.1

Pregunto: Si esto se dijo hace más de un siglo, ¿cuán cerca estamos ahora al cumplimiento? Más cerca de lo que muchos imaginan. ¡Y no será un tiempo fácil para la iglesia! El dragón intensificará su ira contra el pueblo de Dios y nos hará una guerra singular (Apocalipsis 2:17). Ante todo esto, ¿qué hará la iglesia para predicar verdades que el mundo considerará con-troversiales cuando estalle la crisis final? ¿Cómo podremos cumplir con esta magnífica pero difícil tarea?

La sierva del Señor declara que “la obra que la iglesia no ha hecho en tiempo de paz y prosperidad, tendrá que hacerla durante una terrible crisis, en las circunstancias más desalentadoras y prohibitivas”.2 En la crisis final, el mundo sufrirá una lucha terrible y culpará al pueblo de Dios por sus su-

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frimientos. “El gran engañador persuadirá a los hombres de que son los que sirven a Dios los que causan esos males”.3 La situación tomará tal intensi-dad que, un poco antes que se promulgue el decreto para silenciar a la mi-noría que es fiel a los mandamientos de Dios, el remanente será objeto de “execración universal”.4 ¿Cómo afectará eso al pueblo de Dios? ¿Que po-dría entonces significar el término “prohibitivo”?

Antes de continuar, quisiera hacer dos aclaraciones. La primera es que la fuerza misionera de la iglesia se encuentra en cada uno de sus miembros a nivel individual, en cada ramo de la obra. Aun durante la crisis venidera, la evangelización final dependerá en una medida significativa de los esfuer-zos que cada miembro fiel de la iglesia realice. Se predice que “vendrán siervos de Dios con semblantes iluminados de santa consagración, y se apresurarán de lugar en lugar para proclamar el mensaje celestial. Miles de voces predicarán el mensaje por toda la tierra”.5 Ya que el evangelio debe llegar a todas partes del mundo, esta responsabilidad descansa, tanto hoy como en el futuro, en los esfuerzos misioneros de todos los miembros de la iglesia.

En segundo lugar, quiero destacar que Dios tiene medios que en el tiem-po del fin entrarán en acción para terminar la obra. Por ejemplo, Elena G. de White dice: “Cuando el poder divino se combine con el esfuerzo huma-no, la obra se propagará como fuego en el rastrojo. Dios empleará instru-mentos cuyo origen no podrá discernir el hombre: ángeles harán una obra que los hombres podrían haber tenido la bendición de realizar si no hubieran sido descuidados en responder a las demandas de Dios”.6 En otras palabras, Dios terminará la obra mediante los que sean fieles y hará que esos esfuer-zos sean exitosos. Tal es el maravilloso privilegio que tendremos al testifi-car.

Con lo anterior en mente, quiero precisar que al hablar de los medios masivos de comunicación en este capítulo, no lo hago para decir que la igle-sia depende exclusivamente de ellos, ni que un medio, cualquiera que sea, es superior a otro. No obstante, hay que reconocer que los medios masivos de comunicación constituyen una herramienta eficaz en este tiempo para lle-var el evangelio a todo el mundo, y son como redes para traer muchas almas a los pies de Cristo que de otra forma no recibirían el mensaje. De hecho,

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ProfetAs De lA crisis veniDerA

sería un error fatal depender de pocos pescadores, armados con anzuelos exclusivamente, cuando hay un océano tan vasto de personas que necesita ser alcanzado. En la introducción del folleto de la Escuela Sabática del se-gundo trimestre de 2012 se reconoce que, “aun con los beneficios de la tec-nología, la tarea es enorme”. En este contexto, los medios masivos son muy importantes.

Sin embargo, no caigamos en el error de creer que los medios masivos más populares, como la radio, la televisión o la Internet, son la única res-puesta definitiva para la predicación final del evangelio. Alguien podría de-cir que la radio es la clave. Otro diría que es la televisión. Hoy día algunos dirían que es la Internet. No obstante, al avanzar en la lectura de este libro descubrirás que la literatura que contiene nuestro mensaje, distribuida en todo el mundo, juega un papel decisivo hoy y será de grandes alcances en el futuro cercano. Cabe destacar que los medios que son más populares en la actualidad nunca podrán reemplazar al mensaje escrito, mucho menos en la crisis venidera.

En resumen, escribo de los medios masivos de comunicación, pero a la vez enfatizo que este otro medio de comunicación masiva, la página impre-sa, tiene una parte muy significativa que realizar en el contexto del ambien-te represivo que pronto existirá. Mi propósito es mostrar la pertinencia de la proclamación del mensaje ahora como nunca antes, especialmente me-diante la literatura, por algunas razones que comparto a continuación y en los siguientes capítulos.

Entonces, ¿qué podría significar el término “prohibitivo” en el contexto de la crisis final, según las palabras de la sierva del Señor?

“Prohibitivo” podría significar, entre otras cosas, que los medios masi-vos de comunicación, especialmente los que utiliza nuestra iglesia, sean censurados. “Algunas veces es importante controlar la información —se-gún los expertos— especialmente donde la situación pertenece a problemas religiosos, y la información erróneamente distribuida, en una situación tensa, puede arrojar resultados peligrosos”.7 Recordemos que Apocalipsis 12:17 dice que el dragón peleará contra “los que guardan los mandamien-tos de Dios y tienen el testimonio de Jesucristo”.

La censura no es algo nuevo; ha existido siempre, y no debiera extra-

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ñarnos. La censura puede ocurrir en cualquier momento, sobre todo en el futuro. Los especialistas señalan que muchos gobiernos censuran a los medios de comunicación por motivos relacionados con la política, la se-guridad nacional y la moralidad, entre otros. Y Elena G. de White, en el contexto de la crisis venidera, advierte que “los que honran el sábado de la Biblia serán denunciados como enemigos de la ley y del orden, como quebrantadores de las restricciones morales de la sociedad, y por lo tanto causantes de anarquía y corrupción... Serán acusados de deslealtad hacia el gobierno”.8 Y todo eso en medio de “dificultades apenas sospechadas”.9 Así que, ¿no podrían usar eso para justificar sus acciones contra el rema-nente?

Entendamos, pues, que los medios de comunicación podrían sufrir por-que estos “han sido siempre cautivos de la religión y la política, desprecia-dos y manipulados por ambas en maneras más allá de lo sufrido por los editores de libros”.10 Además, cuando no se pueda comprar ni vender (ver Apocalipsis 13:17), ¿se podrán comprar espacios en los medios masivos de comunicación? Probablemente no. Por lo tanto, ¿no debiéramos usar hoy la radio, la televisión y la Internet, lo mismo que otros medios, como nunca antes?

Si en la crisis final a la gente se le quitan esos medios por los que podrían conocer rápidamente la verdad, ¿qué defensa tendrá el mundo entonces contra el error, aparte de lo que un porcentaje pequeño de miembros fieles pudiéramos hacer para advertir al mundo entero? ¿Tiene Dios otro plan? Sí, lo tiene. Su Palabra dice: “No con ejército, ni con fuerza, sino con mi Espíritu, ha dicho Jehová de los ejércitos” (Zacarías 4:6).

Respecto a la censura que viene, citamos a Vicente Leñero, quien en el prólogo de un libro de origen jesuita escribió: “Enferma de poder, desespe-rada por el control de sus fieles, la iglesia vaticana intenta ceñirnos a su redil y prohibirnos pensar”.11 Si eso ocurre ahora, ¿que pasará en la crisis final? ¿Habrá libertad religiosa? ¿Habrá libertad para los medios de comunica-ción que predican el evangelio? Aparentemente no. Según Elena G. de White, “el clero hará esfuerzos casi sobrehumanos para sofocar la luz por temor de que alumbre a sus rebaños. Por todos los medios a su alcance, los ministros tratarán de evitar toda discusión sobre esas cuestiones vitales”.12

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ProfetAs De lA crisis veniDerA

Podemos esperar una reacción rápida y enfática en contra de la predicación del evangelio que se intente por cualquier medio.

La tecnología perfecta para el evangelio en el tiempo del finAunque es fácil vedar un programa de televisión, por ejemplo, no su-

cede así con la literatura. Incluso podría tener un efecto contrario. Así ocurrió cuando Francia recurrió a la censura de libros en tiempos de la Reforma: no fueron los lectores los que sufrieron sino los editores france-ses, porque de Holanda llegó todo el material escrito imaginable, aunque clandestinamente, y así , en toda Francia, las imprentas holandesas hicie-ron que los libros siguieran circulando.13 ¿Podría repetirse la historia? Así parece.

Bob Hoskins, uno de muchos líderes cristianos que creen que la página impresa tendrá una función importante para terminar de predicar el evan-gelio en todo el mundo, dice que recurrió a la página impresa porque el gobierno del país musulmán donde trabajaba le quitó los permisos de su programa de televisión. Hoskins explica que la respuesta del público a sus programas puso nervioso al gobierno musulmán y eso fue suficiente para vedar su programa.14

¡Y eso no fue aún parte de la crisis mundial venidera! Por tanto, ¿qué se puede esperar en el futuro? ¿A qué medio debemos recurrir, según el conse-jo divino, para hacer frente a este tipo de desafío?

Elena G. de White escribió : “Cuando las denominaciones religiosas se unan con el papado para oprimir al pueblo de Dios, el colportaje evangélico abrirá lugares en que existe libertad religiosa”.15 ¿No debiera esto llamarnos la atención? Mark Finley pregunta: “¿Podría ser que Dios esté preparando un poderoso movimiento espiritual que moverá al mundo en los últimos días, y que la literatura jugará una parte significativa en los planes finales de Dios para salvar a la última generación sobre el planeta Tierra? Yo estoy convencido de que Dios utilizará la literatura colmada de la verdad de una manera poderosa durante la obra final”.16

Sin duda, “la obra del colportaje es más importante de lo que muchos la han considerado”.17 ¿No es acaso una labor profética, como veremos en el tercer capítulo de este libro? La literatura que contiene la verdad tiene un

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papel muy importante que cumplir en este tiempo y aun más durante la crisis final.

Ya desde la Reforma se veía al libro como un “arte divino”,18 y hoy, cuando “hay cada vez más predicciones del fin del libro como lo conoce-mos”,19 se afirma aún que el libro “sigue siendo un invento tecnológicamen-te perfecto”.20 Tan perfecto que hay intelectuales que creen que nadie aca-bará con los libros, ya que ellos son “como la cuchara, el martillo, la rueda, las tijeras. Una vez que se han inventado, no se puede hacer nada mejor”.21 Para archivar y transportar información, según esto, los libros jamás llega-rán a ser obsoletos, a diferencia de otros medios.

Gabriel Zaid advierte que el libro “es una tradición vigorosa que se ha fortalecido con las innovaciones que parecen amenazarla”.22 Y desde la perspectiva de la crisis final, cuando no se pueda predicar por otros medios masivos, es el libro el que se mantendrá vivo, como siempre ha ocurrido a lo largo de la historia. Por eso sugiero que una de las mejores estrategias misio-neras para el tiempo del fin será la página impresa, implementada desde ahora. Mario Veloso comenta: “Las publicaciones distribuidas antes de este tiempo jugarán un papel importante. Por lo tanto, ahora habría que distri-buirlas en abundancia”.23

Bien podemos tomar las palabras de Elena G. de White, quien advier-te: “Debemos trabajar mientras dure el día, porque cuando llegue la tene-brosa noche de tribulaciones y angustias, será demasiado tarde para tra-bajar por Dios”.24 Se refiere a todos los departamentos y ministerios de la obra.

Desde este análisis, el desafío más urgente de cada adventista previo a la crisis final es la proclamación del mensaje del tercer ángel por todos los medios a su alcance. Pero ya que para dar el mensaje la iglesia no depende solo de los medios de comunicación sino de cada miembro de iglesia, es importante reconocer que el desafío consiste en llevar la verdad a una buena parte de los casi ocho mil millones de personas que pueblan la tie-rra.

De acuerdo con el Informe Mundial de Libertad Religiosa 2004-2005, “en 32 países no existe libertad religiosa, en 48 disfrutan de libertad con restricciones, y en 128 está ampliamente garantizada”.25 ¿Que significa

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esto? Quiere decir que podemos alcanzar a 176 países “sin mayores proble-mas”. ¿Y cómo alcanzaremos a los otros?

De los 203 países que hemos alcanzado, en gran parte de ellos solo tene-mos presencia adventista, es decir, no hemos alcanzado a toda la población. Además, como señala John Graz, “las violaciones a la libertad religiosa es-tán aumentando”, y “predicar nuestro mensaje se está volviendo cada vez más difícil”.26 Entonces, ¿que deberíamos estar haciendo ahora? ¿Vamos a esperar que las cosas se pongan más difíciles? No, porque eso pondría en peligro la misión de la iglesia.

Sugiero que además de predicar nuestro mensaje, lo publiquemos como nunca antes. El mensaje debe ser esparcido, con las debidas precauciones, aun en los países donde la libertad es restringida. El mundo tiene que ente-rarse del evangelio; lo demás será obra del Espíritu Santo en la hora final de la tierra.

Decisiones inteligentes basadas en información accesible ¿Por qué es bueno llevar este mensaje a la gente ahora mismo? Porque en

la crisis final las decisiones inteligentes a favor de la verdad dependerán en gran medida de la información obtenida. Gustave Le Bon explica que “las grandes conmociones que preceden a los cambios de civilización... parecen estar determinadas, en primer término, por transformaciones políticas, in-vasiones de pueblos o derrocamientos de dinastías. Pero un estudio más atento de tales sucesos descubre casi siempre, como su causa auténtica y tras sus motivos aparentes, una modificación profunda en las ideas de los pue-blos”. Y añade que, “los únicos cambios importantes, aquellos de los que se desprende la renovación de las civilizaciones, se producen en las opiniones, las concepciones y las creencias de la gente”.27 Si esto es así, ¿no deberíamos tomarlo en cuenta y procurar que todos los que viven a nuestro alrededor tengan un conocimiento que los ayude a decidir sabiamente en los últimos días?

Si queremos contrarrestar los efectos del error en la última gran crisis, debemos adelantarnos a este antes de que sea tarde para la gente. Si espera-mos hasta el último momento para compartir nuestro mensaje, la influen-cia que podríamos ejercer en medio de las dificultades de los días finales será

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insignificante. Alexis de Tocqueville decía que, “ningún hombre puede lu-char con ventaja contra el espíritu de su tiempo y su país, y, por muy grande que sea su poder, le será difícil lograr que sus contemporáneos compartan sentimientos e ideas que son contrarios a la tendencia general de sus espe-ranzas y deseos”.28

¿Que perspectivas de salvación tendrá el mundo y los que viven a nues-tro alrededor en medio de los engaños de los últimos días? ¿No nos ha asig-nado Dios esa responsabilidad? Así que nosotros, “como fieles atalayas, debiéramos ver la espada que viene y dar la advertencia, para que hombres y mujeres no prosigan por ignorancia un curso de acción que evitarían si conociesen la verdad”.29

Quiero subrayar que los últimos conversos serán personas que quizá no hayan asistido normalmente a una iglesia, que no conocerán mucho las doctrinas, pero que tendrán que tomar decisiones inmediatas. “Los movi-mientos finales serán rápidos”.30 Así que, ante tales hechos, ¿cómo serán sellados aquellos que todavía han de pertenecer al pueblo de Dios?

En este contexto, “no sabemos cuáles pueden ser los resultados de en-tregar un solo folleto que contiene la verdad presente —dice Elena de White.31 Y añade—: “En la hora undécima habrá miles que encontrarán y reconocerán la verdad... Estas conversiones a la verdad se realizarán con una rapidez que sorprenderá a la iglesia”.32

Nuestra iglesia debe ser consciente ahora de que, llegado el momento, nuestro mensaje será presentado en alta voz, y entonces muchas perso-nas serán salvas. Piensa en esto: “Una buena cantidad de personas no la comprenden ahora [a la Palabra de Dios], para hacer su resolución, pero estas cosas están influyendo en su vida; y cuando el mensaje se presente en alta voz, estarán listos para recibirlo”.33 ¿Y cuándo será esto? Según el contexto de la cita, será cuando el Espíritu haya sido derramado sobre la iglesia.

En la actualidad, nuestras publicaciones explican muchas declaraciones de la Palabra de Dios e influyen en la vida de muchas personas; pero ellas no las comprenden tan bien como para hacer una resolución para la verdad ahora. Pero cuando el mensaje sea presentada en alta voz, como sugiere la cita, imbuidas por el Espíritu Santo, aceptarán las enseñanzas completas.

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Ocurrirá la situación que Elena G. de White describió en El conflicto de los siglos:

Antes que los juicios de Dios caigan finalmente sobre la tierra, habrá entre el pueblo del Señor un avivamiento de la piedad primitiva, cual no se ha visto nunca desde los tiempos apostólicos. El Espíritu y el poder de Dios serán derramados sobre sus hijos. Entonces muchos se separarán de esas iglesias en las cuales el amor de este mundo ha suplantado al amor de Dios y de su Palabra. Muchos, tanto ministros como laicos, aceptarán gustosamente esas grandes verdades que Dios ha hecho proclamar en este tiempo a fin de preparar un pueblo para la segunda venida del Señor.34

Armagedón: poniendo fin a la indecisiónAsí que nuestra tarea consiste hoy en preparar al mundo para que no

termine engañado en la batalla del Armagedón. ¿Y en qué consiste esta úl-tima gran batalla? Es “la contienda final entre las fuerzas combinadas de Satanás por un lado, y Cristo con sus escogidos y fieles seguidores por el otro”.35 Jon Paulien explica que “el Armagedón tiene que ver con la procla-mación final del evangelio en el contexto de los grandes engaños y las gran-des persecuciones del tiempo del fin”.36 Entre los principales agentes de esta lucha, Juan nos habla de tres ángeles enviados por Dios que anuncian el evangelio eterno por todo el mundo; pero también habla de tres espíritus inmundos a manera de ranas de parte del diablo que pretenden engañar al mundo (ver Apocalipsis 14; 16:13).

“Lo que hay en juego tiene una importancia como nunca antes —escribe Paulien—. En la medida en que los tres ángeles de Dios alcancen el mundo, las fuerzas del mal tendrán dificultades. Por otro lado, si la trinidad demo-níaca logra unir a todas las naciones de la tierra bajo su liderazgo, tanto más difícil será la lucha final de los santos”.37

¿Permitiremos que el gran engaño del tiempo final avance sin restriccio-nes y se afiance en el mundo? Si el engaño se multiplica de forma exponencial por nuestra inacción, ¿complicaremos nuestra propia lucha final solo porque nos descuidamos de seguir el mandato divino y no advertimos al mundo?

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El Armagedón en si comenzará, según se entiende, “cuando la tierra esté alumbrada con la gloria de ángel de Apocalipsis 18, los elementos religio-sos, buenos y malos, despertarán del sueño y los ejércitos del Dios viviente irán a la batalla”.38 El papel de la literatura en aquel día está anunciado de esta manera: “Es también, en gran medida, por medio de nuestras impren-tas cómo debe cumplirse la obra de aquel otro ángel que baja del cielo con gran potencia y alumbra la tierra con su gloria”.39 La página impresa, ungida por el Espíritu Santo, está destinada a cumplir una función maravillosa en el momento más decisivo de la historia.

“Para ser específicos —explica Jon Paulien—, en la actualidad existen en el mundo tres clases de personas... Los que aman la verdad... [Los] que odian la verdad... [y] los que ni aman ni odian la verdad”,40 es decir, los in-decisos. ¿Y cuál es el amoroso propósito de Dios en favor de los que son neutrales, aun en medio del gran engaño del tiempo del fin? Es “poner fin a la indecisión”.41 ¿Qué vamos a hacer entonces si sabemos que podemos ju-gar un papel decisivo en determinar quién habrá de estar en uno u otro lado de la contienda final?

Se nos dice que “el Armagedón es una lucha por la mente”.42 Y si es una lucha por la mente, quiere decir que podemos intervenir en ella de muchas formas. Una de las herramientas más importantes en la crisis final, como ya lo he señalado, es el uso de la literatura en este tiempo y a gran escala. No obstante, quiero enfatizar que podemos conquistar la mente del mundo desde ahora si presentamos la verdad por todos los medios posibles. Recor-demos que de parte del diablo también hay agencias que están activas dis-trayendo al mundo que ya está engañado. Como iglesia, no podemos ser indiferentes a esto y permitir que el mundo entre a ciegas en el último gran conflicto. Debemos esparcir el mensaje de los tres ángeles con mayor rapi-dez para que las almas decidan a favor de la verdad. Es nuestra responsabi-lidad y nuestro privilegio.

En Apocalipsis 16:13 al 15, en la sexta plaga, haya todavía un llama-miento de parte de Dios intercalado entre la intervención decidida de los tres espíritus inmundos que se empeñan en engañar al mundo. Esto indica que la preparación para el Armagedón se da mucho antes de que la gracia termine. Esto es muy importante. Jon Paulien nos hace ver que “Apocalip-

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sis 16:13-16 presenta acontecimientos que son anteriores a la sexta plaga, anteriores incluso al fin del tiempo de gracia”.43 Es aquí donde nosotros, como iglesia, podemos influir poderosamente a favor de las almas si com-partimos el mensaje con prontitud.

El último mensajero de esperanza para un mundo a punto de perdersePues bien, ya que uno de los problemas que podríamos tener en la crisis

final es que será difícil predicar con los medios masivos de comunicación, entre otras cosas, ¿quiénes serán entonces los profetas de la crisis venidera? ¿Quién será el último mensajero de esperanza para un mundo a punto de perderse?

Algo que debemos recordar es que el último momento para que el pue-blo de Dios abandone las ciudades y los pueblos de manera definitiva es cuando el tiempo de gracia esté terminando. La sierva del Señor da el si-guiente consejo en el contexto del decreto de muerte, cuando ya no será necesario predicarles a los perdidos ya que su oportunidad de salvación habrá terminado: “Cuando el decreto promulgado por los diversos prínci-pes y dignatarios de la cristiandad contra los que observan los mandamien-tos, suspenda la protección y las garantías del gobierno y los abandone a los que tratan de aniquilarlos, el pueblo de Dios huirá de las ciudades y de los pueblos y se unirá en grupos para vivir en los lugares más desiertos y solita-rios. Muchos encontrarán refugio en puntos de difícil acceso en las monta-ñas”.44

En ese tiempo, el remanente fiel que está esparcido en todo el mundo saldrá totalmente de las ciudades para no sufrir las plagas que caerán sobre los que rechazaron el mensaje de misericordia. Otros, para salvar su vida, saldrán antes.45 El pueblo de Dios que se deja guiar por el Espíritu Santo sabrá tomar las precauciones necesarias en ese tiempo.

Quisiera enfatizar que mientras ese tiempo de salir definitivamente de las ciudades y pueblos no llegue, nuestra tarea es seguir predicando el evan-gelio aun en tiempos turbulentos. “La obra que la iglesia no ha hecho en tiempos de paz y prosperidad, tendrá que hacerla durante una terrible cri-sis, en las circunstancias más desalentadoras y prohibitivas”.46 Así que, ¿por qué no preparar el terreno desde ahora para la obra que tenemos que hacer

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en la crisis final, utilizando hoy todos los medios que tenemos a nuestro alcance?

Lo que no debemos pasar por alto es que en tiempos prohibitivos la pá-gina impresa parece funcionar mejor. ¿Somos conscientes de eso? ¿Pode-mos hacer algo ahora? Reitero: Es fácil vedar un programa de radio, televi-sión o Internet que puede llegar a muchas partes del mundo en poco tiempo, pero ¿cómo quitar libros que ya pertenecen a millones de personas? La clave para salvar al mundo en los últimos días radica en distribuir el mensaje desde ahora.

Antes de la destrucción del templo de Jerusalén en el año 70 d.C., apa-reció el libro de Hebreos. Se cree que en esa hora de crisis ese libro contenía precisamente la ayuda necesaria para la iglesia naciente.47 Sin esta ayuda, entre otras cosas, la iglesia cristiana primitiva difícilmente hubiera pasado la prueba. En aquel tiempo el pueblo de Dios necesitaba dejar de poner su confianza en el templo terrenal y dirigirla al Santuario celestial.

En la crisis final habrá muchos que dejarán el domingo y llegarán a ser guardadores del sábado. Y aunque “miles de voces predicarán el mensaje por toda la tierra”, se predice que “el mensaje no será llevado adelante tanto con argumentos como por medio de la convicción profunda inspirada por el Espíritu de Dios. Los argumentos ya fueron presentados. Sembrada está la semilla, y brotará y dará frutos. Las publicaciones distribuidas por los misioneros han ejercido su influencia”.48

La cosecha de almas que espera a la iglesia en la crisis final por causa de la página impresa será impresionante. “Este instrumento puede alcanzar e influir en la mente del público como ningún otro método puede hacerlo”.49 “Es un método tan bueno y de tanto éxito como cualquiera que se pueda emplear para presentar a la gente las verdades importantes para este tiem-po”.50 Y es que, como dice Mark Finley, “para que la página impresa sea efectiva, solo necesita ser distribuida”.51

Por tanto, ¿qué debe hacer la iglesia para contribuir a la salvación de esos miles y millones cuyas vidas estarán en la balanza en el tiempo del fin? Francesc X. Gelabert no pudo haberlo expresado mejor al decir que “el mundo necesita urgentemente conocer el mensaje de los tres ángeles. Y la comunicación por escrito sigue siendo determinante y la base, y el mejor

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sostén para todos los demás tipos de comunicación”.52 Y Ted N. C. Wil-son, nuestro presidente de la Asociación General, dice: “Ahora, con la ex-plosión demográfica que se da en muchos lugares y las señales del regreso de Cristo que se están cumpliendo en abundancia por toda la tierra, veo no solo un sueño sino la promesa real de un aumento asombroso de la evange-lización y la testificación mediante el ministerio de las publicaciones en to-dos los niveles y aplicaciones”.53

Así que, para salvar al mundo de los engaños mortales del tiempo del fin, este libro no solo sugiere lo que debe hacerse sino también cuándo, cómo, y por qué debe hacerse. Tenemos frente a nosotros una de las obras más im-portantes para este tiempo. ¿Cuál es su significado profético? ¿Cuáles son los mensajeros silenciosos?

1. Elena G. de White, La educación, p. 162.2. Elena G. de White, Testimonios para la iglesia, tomo 5, p. 438; énfasis agregado.3. Elena G. de White, El conflicto de los siglos, p. 576.4. Ibíd., p. 673.5. Ibíd., p. 670.6. Elena G. de White, Mensajes selectos, tomo 1, p. 138; énfasis agregado.7. Ashwini Ambekar, “Reasons for Media Censorship”, 13 noviembre, 2008, consultado el 29 de junio, 2016 en: http://www.articleswave.com/articles/reasons-for-media-censorship.html.8. White, El conflicto de los siglos, p. 649.9. Elena G. de White, Eventos de los últimos días, p. 12.10. Herbert N. Foerstel, Banned in the Media (Westport, Connecticut: Greenwood Press, 1998), p. ix-x.11. Enrique Maza, La libertad de expresión en la iglesia (México, D. F: Editorial Océano de México, S. A. de C. V., 2006), p. 11.12. White, El conflicto de los siglos, p. 665.13. Lucien Febvre, Henry-Jean Martin, La aparición del libro (México, D. F: Fondo de Cultura Económica, 2005), p. 287.14. Bob & Rob Hoskins, Affect Destiny (Pompano, Florida: Book of Hope, 2003), p. 6.15. White, El colportor evangélico, p. 12.16. Mark Finley, “When Hope Comes Alive”, en The Literature Evangelist, enero-marzo 2010, p. 3, en: http://publishing.gc.adventist.org/files/pdf/LEMIssue690.pdf.17. White, El colportor evangélico, p. 27.18. Lucien Fabvre, Henry-Jean Martin, p. 383.19. Andrew Taylor, Books That Changed the World (China: Quercus, 2008), p. 5.20. Manuel Pimentel, Manual del editor (Córdova, España: Berenice, 2007), p. 67.

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21. Umberto Eco, Jean-Claude Carriere, Nadie acabará con los libros (Barcelona, España: Random House Mondadori, 2010), p. 20.22. Gabriel Zaid, Los demasiados libros (México, D.F.: Random House Mondadori, 2010), p. 10.23. Mario Veloso, Apocalipsis y el fin del mundo (Nampa, Idaho: Pacific Press Publishing Association, 1998), p. 224. Examina el contexto de la palabra “antes” en Marcos 13:10.24. Elena G. de White, Primeros escritos, p. 48.25. Citado por John Graz, https://news.adventist.org/en/all-news/news/go/2005-07-18/world-church-religious-freedom-status-documented-in-report/.26. Ibíd.27. Gustave Le Bon, The Crowd (West Valley City, UT: The Editorium, 2006), p. xii.28. Citado por Daniel Jonah Goldhagen, Los verdugos voluntarios de Hitler (México, D.F.: Taurus, 2005), p. 9. Ejemplo: Cuando el rey Saúl quiso matar a Jonatán, el pueblo no lo permitió (1 Samuel 14:45).29. White, Eventos de los últimos días, pp. 130, 131.30. Ibíd., p. 11.31. White, El colportor evangélico, p. 5.32. White, Eventos de los últimos días, p. 180.33. Ibíd.34. White, El conflicto de los siglos, p. 517.35. Ve Hans K. LaRondelle, “Armageddon: Sixth and Seventh Plagues”, Symposium on Revelation, Frank B. Holbrook, editor (Silver Spring, Maryland: Biblical Research Institute, 1992), tomo 2, p. 377.36. Jon Paulien, El Armagedón está a las puertas (Madrid: Editorial Safeliz, 2009), p. 160.37. Ibíd.38. White, Eventos de los últimos días, p. 213.39. Ibíd., p. 181.40. Paulien, El Armagedón está a las puertas, p. 108.41. Ibíd.42. Ibíd. p. 187; énfasis agregado. 43. Ibíd.44. White, El conflicto de los siglos, pp. 683, 684; énfasis agregado.45. Antes del fin del tiempo de gracia se nos dice que “los dos ejércitos serán diferentes y estarán separados, y esa diferencia será tan marcada que muchos de los que se convenzan de la verdad se pondrán de parte del pueblo de Dios que observan sus mandamientos. Cuando esté por producirse esta obra grandiosa en la batalla, antes del último gran conflicto, muchos serán encarcelados, muchos huirán de las ciudades y los pueblos para salvar su vida, y muchos otros soportarán el martirio por amor de Cristo al levantarse en defensa de la verdad” (Maranata: El Señor viene, p. 205). Dios sin duda nos irá indicando, individualmente, lo que debemos hacer, dependiendo de las circunstancias. 46. Elena G. de White, El evangelismo, p. 27.47. Ver Comentario bíblico adventista del séptimo día, tomo 7 (Boise, Idaho: Pacific Press, 1990), pp. 402, 403.

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48. White, El conflicto de los siglos, p. 670.49. White, El colportor evangélico, p. 155.50. Ibíd., p. 7.51. Finley, “When Hope Comes Alive”.52. Francesc X. Gelabert, “Arte[sanía] y ciencia de escribir”, Ministerio adventista, noviembre-diciembre 2009, p. 27.53. “Una carta personal del Presidente de nuestra iglesia mundial”, El colportor evangelista, enero-marzo 2011, p. 10.

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