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University of South Florida Scholar Commons Digital Collection - Science Fiction & Fantasy Publications Digital Collection - Science Fiction & Fantasy 9-1-2010 Qubit 50 Cubit Follow this and additional works at: hp://scholarcommons.usf.edu/scifistud_pub Part of the Fiction Commons is Journal is brought to you for free and open access by the Digital Collection - Science Fiction & Fantasy at Scholar Commons. It has been accepted for inclusion in Digital Collection - Science Fiction & Fantasy Publications by an authorized administrator of Scholar Commons. For more information, please contact [email protected]. Scholar Commons Citation Cubit, "Qubit 50 " (2010). Digital Collection - Science Fiction & Fantasy Publications. Paper 50. hp://scholarcommons.usf.edu/scifistud_pub/50

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Digital Collection - Science Fiction & FantasyPublications Digital Collection - Science Fiction & Fantasy

9-1-2010

Qubit 50Cubit

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Índice: • Universos paralelos. Raúl Aguiar • Las fronteras se han hecho para ser cruzadas. Saurio. • Escape M. Carlos A. Duarte Cano • Universos múltiples. Paul Davies • Detector de Intrusos. Yoss • Historia del cine ciberpunk. 1996. Moebius

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UNIVERSOS PARALELOS

Raúl Aguiar

 

 

El asunto de los universos paralelos pertenecía hasta hace pocos años al reino de la ciencia-ficción. Algunos libros y películas del género presentan otros universos similares al nuestro, excepto... con alguna ligera diferencia. Cosmólogos actuales proponen que nuestro universo podría ser una especie de red multiplicada de universos paralelos, que denominan multiversos o multidominios.

Durante años, los científicos han aventurado decenas de hipótesis tratando de explicar el origen de nuestro universo. Hemos oído hablar de la teoría del Big Bang, una pequeña y superdensa bola de fuego que estalló y se expandió bruscamente hasta conformar el ¿infinito? universo que ahora conocemos.

Al desarrollarse las investigaciones y a la luz de los nuevos descubrimientos, el pensamiento de los científicos fue cambiando y la teoría del Big Bang se transformó en solo una parte de la cosmología inflacionaria.

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Las proposiciones más recientes afirman que, en principio, el universo no era una simple bola de fuego, como lo describe esta teoría, sino que se asemejaba a un creciente y enorme fractal consistente en muchas burbujas que se inflan y generan otras, que a su vez engendran nuevas, en un proceso infinito y eterno. Por tanto, la evolución del universo no tiene principio, ni final.

Cada burbuja es un universo local, o un dominio independiente de un universo infinito. Cada uno podría enfriarse de forma diferente y estar gobernado por leyes físicas distintas.

¿Dónde están estos universos?, preguntará el lector; ¿por qué no se ven por los telescopios? Sucede que el radio de Hubble, que establece nuestro horizonte observacional, solo se diferencia en 40 potencias de diez de la escala atómica. Sin embargo, no existe límite superior a las escalas observables: más allá de nuestro radio de Hubble puede que se encuentren capas de estructuras mayores. La luz, que llegará hasta nosotros en un futuro lejano desde regiones situadas más allá de nuestro horizonte actual, podría revelar que ocupamos una porción de una estructura mayor. Podría ser, por ejemplo, que habitemos en un universo isla finito, del cual veamos alguna vez los bordes.

Incluso un universo que volviese a colapsarse – después de recorrer un vasto ciclo vital – no tendría por qué ser toda la realidad: desde la perspectiva ampliada del cosmos multidominios sería solo un episodio o dominio limitado. Un universo eternamente inflacionario podría dar lugar a universos independientes con leyes físicas distintas. Más aún, dentro de cada agujero negro quizá se encuentre la semilla de otro nuevo en expansión.

El multidominios podría englobar universos gobernados por leyes y fuerzas fundamentales diferentes que contendrían distintos tipos de partículas, casi todas exóticas. Tales universos serían disímiles unos de otros, con distinta longevidad e historia. Algunos, como el nuestro, podrían expandirse durante más de 15 000 millones de años. Otros nacerían muertos al recolapsarse tras una breve existencia, o porque sus leyes físicas no fueran lo bastante fértiles para permitir la complejidad. En algunos el espacio mismo podría tener un número distinto de dimensiones.

Habría así en alguna parte universos idénticos al nuestro. Sin embargo, nosotros no podríamos comunicarnos con ellos porque la velocidad de la luz es finita. Esta conclusión se deriva de una probabilidad elemental, y no asume posturas físicas especulativas. Ese espacio es infinito en tamaño y casi uniformemente lleno de materia, como las recientes observaciones indican. Incluso en ese espacio infinito, los eventos más improbables deberían tomar forma en alguna parte.

El gato de Schrödinger y los universos múltiples

Una de las teorías científicas más curiosas que ha provocado la mecánica cuántica es la Interpretación de los Mundos Múltiples (IMM).

Sustenta que no hay un solo universo físico, sino infinidad. Todos coexisten de alguna manera en paralelo, cada uno diferente de los demás, quizás ligeramente.

La historia comienza con uno de los experimentos mentales más conocidos, el denominado gato de Schrödinger, llamado así por Erwin Schrödinger, uno de los precursores de la Mecánica Cuántica.

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Consiste en encerrar a un gato en una cámara de acero dotada de un dispositivo o contador Geiger, en el que se ha colocado una fracción minúscula de sustancia radiactiva, tan pequeña que la probabilidad de desintegración del átomo es del 50%. El contador va conectado a un detector en el que, si ha tenido lugar la desintegración radiactiva, un pequeño martillo rompe una ampolla que contiene cianuro potásico. Caso de no detectar la desintegración, no la rompe.

Si el átomo sufre una desintegración, el gato muere; de lo contrario, sobrevive. Sabemos que, pasada una hora, si fuésemos capaces de realizar tan cruel experimento, habría dos posibilidades: que estuviera vivo o muerto.

Sin embargo, según propone la física cuántica, ¡el gato no se hallaría en ninguna de las dos situaciones!

Al cabo de una hora, la función de onda que describe al gato no sería la del animal muerto ni la del vivo. En vez de ello se trataría, simultáneamente, de las funciones de onda de los dos: la auténtica función de onda consiste en la suma de ambas. La física cuántica afirma que el felino se encuentra vivo y muerto. Entre los físicos, se postula un consenso generalizado deque esta suma es lo que predice la mecánica cuántica estándar, pero no se ponen de acuerdo en la interpretación ni en su significado.

Según la interpretación de los Mundos Múltiples, después de transcurrida una hora en la cámara de acero, el gato se encontraría en estado cuántico: el gato muerto junto con el vivo. La desintegración radiactiva del átomo habrá obligado al animal y a todos los demás aparatos del experimento a dividirse en dos mundos distintos. Si ahora tratásemos de comprobar su veracidad, también nos dividiríamos en dos. La interpretación de los mundos múltiples tiene que eliminar ese escollo porque no existe la reducción de la función de onda, y la realidad física viene dada por esa función del Universo.

La consecuencia más obvia, pero no menos extraña, que se extrae de esta teoría, es que existen tantos

universos como opciones cuánticas haya habido hasta ahora, es decir, innumerables. La IMM implica que existen múltiples universos, y que en uno de ellos usted puede estar casado y en otro no; en un mundo puede ser un personaje famoso y en otro haber muerto. Por alguna extraña limitación, solo podemos en cada momento ser conscientes, vivir uno de estos universos.

¿Copia única e integral?

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En general se necesitarían infinitos universos para cubrir todas las posibilidades. Los diversos universos deben considerarse como realidades coexistentes o paralelas. Cualquiera observará, solo uno de ellos, pero los estados de conciencia del observador forman parte del proceso de diferenciación, así que cada uno de esos mundos alternativos transporta copias mentales de los observadores. Forma parte de la teoría el hecho de que no podemos detectar ese desdoblamiento mental; cada copia de nosotros se siente única e integral. No obstante, ¡hay una asombrosa cantidad de copias nuestras en existencia! Por estrafalaria que parezca, esta teoría la defienden hoy un gran número de físicos y filósofos.

La correspondencia entre las Matemáticas y la Física ha sido una fuente de debates que se remonta a pensadores tan antiguos como Aristóteles y Platón. Según el paradigma aristotélico, la realidad física es fundamental y el lenguaje matemático solo una herramienta útil. El argumento platónico considera que la estructura matemática es la verdadera realidad y los observadores solo la perciben imperfectamente. Así, una asimetría aparece construida en el mismo corazón de la realidad. ¿Por qué utilizar solo una de las muchas estructuras matemáticas que sirven para describir nuestro universo? Platón sugiere que las estructuras matemáticas también existen físicamente. Cada una corresponde a un universo paralelo; como consecuencia, cada universo es gobernado por sus propias leyes físicas.

Diferentes tipos de universos paralelos

Nivel 1: En un universo infinito hay tantos mundos paralelos como burbujas de cierto diámetro puedan construirse. Como el volumen de cada una de ellas es finito, resulta evidente que cada cierto tiempo se deben repetir las posibles combinaciones. Es decir, no solo existen universos paralelos, sino también infinitos idénticos: tendríamos un multiverso.

Nivel 2: Durante la inflación se produjeron muchos multiversos paralelos, cada uno de los cuales contendría a su vez infinitos universos de nivel uno. Estarían separados entre sí por espacios vacíos que se extenderían más rápido de lo que sería posible viajar por él. Ayudaría a explicar por qué las condiciones de nuestro universo parecen tan bien ajustadas a la vida.

Nivel 3: Universos cuánticos según la interpretación de muchos mundos, que ahora parecen vivir una nueva aceptación gracias a la teoría de la Decoherencia. Todo universo tendría su función de onda perfectamente definida, determinista y unitaria.

Nivel 4: Universos con otras estructuras matemáticas. Por ejemplo, un universo que sea un dodecaedro vacío o uno en el que las trayectorias sean clásicas. El nuestro sería, supuestamente, un subtipo de cierto universo matemático.

Nivel 5: Simulaciones de la complejidad dentro de un universo de nivel 1. Si unode ellos soporta la existencia de computadoras capaces de simular partes del universo; entonces, ese mismo principioindicaque existamos dentro de una de esas simulaciones, muy parecido al argumento de la película de ciencia-ficción Matrix.

Universos paralelos en la ficción

En lo que se refiere a la literatura de Ciencia Ficción, los universos paralelos aparecen a veces en relación a los viajes en el tiempo. Así ciertos libros y películas, plantean que al viajar en el

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tiempo a un punto del pasado y volver luego al presente se llega no al universo original, sino más bien a un universo paralelo muy similar al del presente pero no del todo igual.

Esta situación es una posible solución para salvar el principio de causalidad y sin que aparezca la paradoja del viaje en el tiempo. Este tipo de paradoja es el tipo de situación que se presentaría, si un viajero en el tiempo pudiera ir al pasado, y asesinara a su abuelo, este viajero no nacería y al no nacer, no sería posible que este sujeto haya viajado en el tiempo. Sin embargo, en una realidad alterna o universo paralelo, el viajero podría interactuar con su "abuelo" e incluso hacerle desaparecer, y el viajero seguiría existiendo, ya que cambió una realidad distinta a la suya, de la cual partió originalmente. Una consecuencia de estos viajes sería que para el individuo viajante no sería posible volver a la realidad de la que partió inicialmente.[cita requerida].

Series

El viaje a universos paralelos es la temática central de la serie de televisión Sliders pero también es un tema muy recurrente en Star Trek y Stargate donde los personajes viajan a universos donde hubo resultados históricos distintos y decisiones diferentes en sus vidas

personales.

Star Trek: La Serie Original introdujo la idea del universo espejo donde los personajes protagónicos son malvados en el capítulo Mirror Mirror, temática retomada en Deep Space Nine y Enterprise, mientras en Star Trek: La Nueva Generación, en un capítulo el teniente Worf viaja a una gran cantidad de diferentes universos donde, por ejemplo, el se encuentra casado con la consejera Deanna Troi, Tasha Yar no murió ó los Borg conquistaron la Galaxia. En Star Trek: Voyager se descubre una especie malévola de otra dimensión denominada Especie 8472.

En Stargate SG-1, el Dr. Daniel Jackson viaja a un universo paralelo donde O'Neil y Carter están casados, Teal'c sigue siendo brazo derecho de Apofis y los Goa'uld destruyen la Tierra. La serie Perdidos en el espacio tiene un capítulo muy similar a Mirror Mirror donde el Prof. Robinson y el mayor West viajan a un universo paralelo donde sus dobles son malvados presidiarios -uno de los cuales intercambia con el Robinson para robar su identidad-, así como la serie Hércules: Los viajes legendarios donde Hércules viaja a un mundo donde él y Xena son malvados, mientras que Ares es el dios del amor. En la serie Buffy la cazavampiros se toca el tema del viaje entre dimensiones y universos paralelos, incluso en uno donde Willow Rosenberg es vampira. Y en la película para televisión Babylon 5: Thirdspace descubren un pasaje a otro universo donde habita una especie maligna que desea penetrar a nuestra dimensión para destruir toda vida en ella, denominados Alienígenas del Tercer Espacio.

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Animación

En el anime la serie Fullmetal Alchemist toca el tema de los universos paralelos. El tema se tocó en los Súper Amigos -similar a Mirror Mirror de Star Trek- donde Superman viaja a un universo donde los Superamigos son malvados. Similares viajes a universos paralelos se dan en la serie animada Liga de la Justicia. En Dragon Ball, el personaje de Trunks viaja al pasado y crea un futuro paralelo (Saga Androides).

La serie de animación Los Verdaderos Cazafantasmas tiene su propio episodio "Mirror Mirror" en el cual viajan a un universo paralelo donde los fantasmas son los habitantes normales del mundo y los humanos son

temidos y cazados por los Cazahumanos (copias espectrales de los cazafantasmas Egon, Ray y Peter), adicionalmente en muchos capítulos se toca el tema de viajes a otras dimensiones y de seres y dioses interdimensionales.

En la serie de animación Futurama, uno de los personajes, el doctor Farnsworth fabrica "la caja paradójica de Farnsworth", que parece ser una representación del universo y con ella viajaran a un mundo paralelo.

En la serie de animación Suzumiya Haruhi no Yūutsu, la protagonista cuyo nombre es Haruhi Suzumiya; es capaz de crear universos paralelos denominados en aquella serie como 'aislamientos', que eran muy similares al mundo real. De acuerdo a su estabilidad emocional, es capaz de crear, modificar e inclusive destruir universos paralelos o 'aislamientos' a su antojo. Itsuki Koizumi, vicepresidente de la Brigada S.O.S, es capaz de ingresar en este mundo paralelo y evitar que los estragos que causan los Avatares creados por Haruhi acaben con el mundo real.

Aunque el mayor ejemplo en la animación es el anime de CLAMP Tsubasa Reservoir Chronicle en que sus personajes tienen que embarcarse en viajes interdimensionales en los que se encuentran con los alter-ego de personas que han conocido en sus mundos natales.

En el anime Pokémon (principalmente en la película Pokémon: Giratina y el guerrero celestial) se toma el tema de los universos paralelos, ya que el Pokémon Giratina vive en un Universo Paralelo llamado Mundo Inverso o Distorsionado

En la serie los Simpsons en especial de brujas temporada VI (capitulo 134), se muestra a Homero huyendo de sus cuñadas detrás del armario, el cual lo transporta primero a un universo medio, para después terminar en el mundo real.

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Cómics

Tanto Marvel Comics como DC Comics tienen enormes conjuntos de miniseries que tratan sobre los universos paralelos donde los personajes del cómic tienen vidas muy diferentes. Una de las sagas más destacadas es la Crisis Infinita de la DC Comics.

El cómic de Conan el Bárbaro muy frecuentemente toca el tema de demonios y dioses interdimensionales.

El dibujante Miguel Brieva, colaborador de la revista satírica El Jueves, recurre frecuentemente a la idea de universos paralelos, en los que se dan aspectos paradójicos o risibles desde la perspectiva socio-política de nuestro mundo, como recurso humorístico.

Cine y literatura

Uno de los precursores del tema es el escritor de terror y ciencia ficción estadounidense H.P. Lovecraft con sus Mitos de Cthulhu que narran cómo entidades perversas y poderosas intentan penetrar a nuestra dimensión como Cthulhu, Azathoth y Yog-Sothoth, así como viajes a otros mundos y dimensiones por parte de personajes en astral como Randolph Carter.

En el libro Rescate en el tiempo 1999 - 1357, el autor, Michael Crichton, explica los viajes en el tiempo a través de la teoría del multiverso, dejando claro que no se pueden hacer viajes temporales si no viajes a otros universos muy similares al original.

La película de Los Cazafantasmas narra como un antiguo dios hitita llamado Gozer intenta penetrar a nuestra dimensión. La película de Jet Li El único toca el tema de los universos paralelos. Así como las series literarias Las

Cronicas de Narnia y La brújula dorada (Luces del norte), junto a sus adaptaciones fílmicas.

También es notable la descripción que hace de un modelo hexadimensional del universo Robert A. Heinlein en su libro El número de la bestia, publicado en 1980, en el cual postula que el número 666 no es otra cosa que 6^6^6 o lo que es lo mismo, el número posible de universos resultantes de combinar las 6 dimensiones que postula en conjuntos de 3.

En la novela Los propios dioses de Isaac Asimov, la trama transcurre entre nuestro universo y uno paralelo, el cual es descrito y en donde se desarrolla una historia en el segundo bloque del

libro.

En el libro "Alicia y los Universos Alternativos" de Juan de Urraza, se desarrolla la teoría de los universos alternativos a través de relatos interconectados mostrando paralelismos o

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alternativas al propio, donde una diosa tiene el poder de circular entre ellos a través de "anclas".

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ARGENTINA

LAS FRONTERAS SE HAN HECHO PARA SER CRUZADAS

Saurio

avigare necesse, vivere non necesse. Pompeyo

Sin salir por tu puerta, sabes lo que es el mundo.

Sin mirar por la ventana se ven los caminos del Cielo. Cuanto más lejos hayas ido, menos habrás aprendido.

Así, el santo se entera sin haber dado un paso; nombra sin haberlo visto; ejecuta sin hacer nada.

Lao Tse, Tao Te King, cap. 47

Me ocurre por primera vez a los 14 años en una clase de Formación Cívica, me ocurre por

primera vez a los 9 años arriba de una higuera, me ocurre por primera vez a los 22 años

mientras me recupero de un accidente de moto que casi me cuesta la vida, me ocurre por

primera vez a los 18 años al cruzar una calle, me ocurre por primera vez a los 13 años luego de

mi primera paja, me ocurre por primera vez a los 84 años segundos antes de morir, me ocurre

por primera vez en este preciso instante, aún no ocurre, jamás ocurre.

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De cualquier manera, por lo general, ocurre en algún momento de mi vida. Al principio, si es

que puede hablarse de principio, si es que puede hablarse de final, supuse que coincidía con

alguna circunstancia decisiva, con esos «momentos-hitos», con el paso de la niñez a la pubertad,

de la pubertad a la adolescencia, de la adolescencia a la juventud, de la juventud a la madurez,

de la madurez a la vejez, de la vejez a la posteridad, luego, si es que puede hablarse de luego, si

es que puede uno siquiera suponer continuidad, descubro que poco importa el momento en que

sucede, sólo sucede y listo, de repente una nueva dimensión se abre frente a mis ojos y

comienzo a ver al instante presente en sus múltiples variantes, en todas las posibles y sutiles

diferencias que podrían darse, la birome milímetros más a la izquierda, milímetros más a la

derecha, palomas extra en la bandada, ligeros corrimientos al rubio del cabello de la chica con

quien tropiezo, puntos de más (de menos) en mi herida, diferentes crujidos de la silla al

romperse. Más tarde, si es que puede hablarse de más tarde, si es que puede suponerse sólo un

antes y un después, descubro que no son las múltiples y sutiles variaciones del momento

presente lo que veo, tan sólo las más inmediatas, las más cercanas y si uno se aleja puede

percibir cambios y permutaciones aún más notables, más sorprendentes, más inusitadas.

Pero este descubrimiento ocurre siempre mucho después, si es que se puede hablar de después,

si es que se puede hablar de mucho o poco después, si es que sólo se puede hablar

secuencialmente, si es que se puede hablar, que el idioma no ayuda, no, el idioma no ayuda, no

puede explicar lo que ocurre, sólo permite dar aproximaciones burdas, toscas, groseras, un

pálido reflejo de un pálido reflejo de lo que ocurre, en realidad no veo al instante presente en

sus múltiples variantes, no lo percibo en todas las posibles y sutiles diferencias que podrían

darse, es otra cosa, es algo más potente, más inmediato, más visceral. No sé qué es o sé qué es

pero no lo puedo explicar o lo puedo explicar pero no logro hacerlo comprensible porque no es

comprensible, no es una experiencia que se pueda relacionar con otras pasadas ni con otras

futuras, si es que se puede hablar de pasado, si es que se puede hablar de futuro.

De cualquier manera, adoptemos al verbo ver como el que mejor describe la situación, el que

mejor se aproxima, y comienzo a ver, a ver el mundo que me rodea como quien mira un

estereograma, como quien mira uno de esos dibujos que si uno se queda bizco o hernia el ojo

dan sensación de tridimensionalidad, claro que en mí se da una sensación de

tetradimensionalidad, empiezo a ver el atrás de las cosas, a distinguir todas las combinatorias

posibles del momento, supongamos que me ocurre por primera vez a los 14 años en una clase

de Formación Cívica, puedo tener el libro abierto o cerrado, en la mochila, en el pupitre, en la

página correcta, en la incorrecta, la birome puede estar en mi mano, en mi boca, a la izquierda, a

la derecha, un poco más a la derecha, en el piso, estoy peinado, menos peinado, despeinado, a

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punto de estornudar, con ganas de mear, sin ganas de mear, con sed, sin ella, aun con las

lagañas sin lavar, escuchando al profesor, pensando en otra cosa, pensando en otra cosa

diferente, con contractura, sin contractura, con hongos en los pies, sin hongos en los pies, todas

y cada una de las posibles e innumerables minucias que hacen a nuestro instante presente, todos

y cada uno de esos insignificantes y significantes detalles que constituyen nuestra vida segundo

a segundo, todos y cada uno de ellos combinados, manteniendo todos constantes menos uno que

varía, luego variar el segundo y volver a explorar todas las mutaciones del primero y así, las

infinitas (nunca son infinitas) permutaciones que podemos hacer de nuestro momento actual,

todo eso comienzo a percibir, a ver, a sentirlas transcurriendo, simultáneamente, al fin y al cabo,

todas ocurren en el mismo instante de tiempo, si es que podemos hablar de instante de tiempo,

si es que no podemos pensar una geometría de tiempo, con punto de tiempo, línea de tiempo,

plano de tiempo, cuerpo de tiempo, entonces al decir un mismo instante de tiempo a lo mejor

hablamos de todos aquellos puntos que comparten la misma x de tiempo pero no la misma y, no

la misma z, no la misma q, no las mismas coordenadas exactas, aún desconozco cuántas son las

necesarias para describir al tiempo, quizás infinitas (nunca son infinitas), seguramente muchas

más que las necesarias para describir al espacio, muchísimas más.

Con el paso del tiempo, si es que podemos hablar del paso del tiempo, si es que no podemos

hablar de nuestra travesía en el tiempo, descubro que puedo ver más allá del momento presente,

veo todas las infinitas (nunca son infinitas) ramificaciones que cada una de las infinitas (nunca

son infinitas) posibilidades presentes tienen latentes, el profesor me descubre sin el libro en el

pupitre, el profesor me descubre con el libro cerrado, el profesor me descubre con el libro

abierto en la página incorrecta, el profesor no me descubre, el profesor me pregunta, no me

pregunta, contesto bien, contesto mal, mi respuesta hace que mi fama de traga se acreciente, no

hace que mi fama de traga se acreciente, todos ignoraron mi respuesta, todos le prestaron

atención pero no les importó, el profesor me pone un 10, un 9, un 8, un 7, un 6, un 5, un 4, un 3,

un 2, un 1, un 0, no me califica, me califica conceptualmente, me hace pasar al frente, no me

hace pasar al frente, alguien al fondo eructa y lo distrae, alguien al fondo se tira un pedo y lo

distrae, me tiro un pedo y lo distraigo, nadie emite gases, nadie se distrae, estoy distraído, no

estoy distraído, estoy soñando despierto, estoy pensando qué hacer el sábado, estoy atento e

interesado en el concepto de monarquía representativa, no estoy interesado en lo absoluto, así,

cada una de las infinitas (nunca son infinitas) ramificaciones que dan otras infinitas (nunca son

infinitas) ramificaciones, y a todas puedo seguirlas, a todas puedo recorrerlas, a todas puedo

explorarlas. Lamentablemente, la exploración es corta, el viaje dura poco, si es que podemos

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hablar de duración, y de un chicotazo vuelvo al instante presente, espacialmente tridimensional

y temporalmente lineal.

Mucho tiempo después, si es que podemos hablar de que hay tiempo después, si es que

podemos hablar de que hay tiempo antes, de que hay tiempo adelante, de que hay tiempo detrás,

de que hay tiempo arriba, de que hay tiempo abajo, de que hay algo llamado tiempo, comienzo a

dominar la técnica, comienzo a mantenerme más tiempo, si es que se puede hablar de más

tiempo, explorando, puedo ir más lejos, si es que se puede hablar de distancia en el tiempo,

puedo empezar a distinguir cuáles son las ramificaciones más importantes, las más valiosas, las

que realmente marcan hitos en mi vida, o que construyen el camino al hito, o que simplemente

ponen en juego cosas más importantes que mínimos, nimios, fútiles detalles, comienzo a

detectar esos puntos de inflexión, de bifurcación, de decisión, si hago equis entonces ocurrirá

jota que implicará cu y tendré que decidir entre hache o be, pero si hago equis prima pasará

zeta, luego eme y tal vez ka, dependiendo si hace ene días hice erre o no, y esto es sólo un

esquema simple, absurdamente simple, en realidad nunca hay que elegir sólo entre equis y equis

prima sino entre equis, equis prima, equis dos prima, equis tres prima, equis cuatro prima, equis

ene prima, infinitas (nunca son infinitas) equis entre las que hay que elegir, infinitas (nunca son

infinitas) decisiones cada una con su cadena de consecuencias, las cuales también se ramifican,

se dividen, dando otras infinitas (nunca son infinitas) cadenas que dan otras infinitas (nunca son

infinitas) cadenas que dan otras infinitas (nunca son infinitas) cadenas, una maraña imposible de

desenredar, de abarcar por una mente humana. Afortunadamente, el entrenamiento permite

crearse un criterio, una capacidad discriminativa, un discernimiento, y entonces comienzo a

saber distinguir cuál ramal es el más conveniente, cuál implica la decisión correcta, cuál me

depara mejores resultados, quizás aún, si es que se puede hablar de aún, en esta fase no alcanzo

a ir muy lejos hacia el futuro, horas, días, semanas, tal vez quincenas, más tarde, si es que se

puede hablar de más tarde, llegaré a ir más allá, a realmente ver el futuro, a ver todos los futuros

posibles y obrar a consecuencia, mucho más tarde, si es que se puede hablar de mucho más

tarde, llegaré a ver también todos los pasados posibles y asimismo obrar a consecuencia, pero

todavía, si es que se puede hablar de todavía, eso no ocurre, en esta fase sólo puedo avanzar un

poco hacia el futuro, unas horas, dos días, explorar las posibilidades, y luego nuevamente el

chicotazo que me trae al instante presente, espacialmente tridimensional y temporalmente lineal,

en el que tengo que permanecer durante el lapso que estuve afuera, si es que se puede hablar de

un afuera en el tiempo, si es que se puede decir que uno está dentro del tiempo, si es que

realmente se puede hablar de todo esto.

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Un mayor entrenamiento permite controlar el chicotazo, frenar antes, remontar la corriente,

avanzar más, retroceder, cambiar de carril, detenerse en un instante de tiempo y quedarse allí

por horas, si es que se puede hablar de horas en un estado en el que el tiempo no pasa sino en el

que uno pasa por el tiempo, y así llega un día, si es que se puede hablar de un día, en el que ya

no hay más chicotazo, ya no hay más vuelta atrás, ya puedo ir y volver por esta supravida casi a

voluntad, decidir casi a gusto dónde bajar, cuándo subir. Y todo está afectado por la palabra casi

sólo porque la navegación se detiene en el momento presente, en el punto de partida, no puede

ir hacia el pasado, si es que se puede hablar de pasado, o si puede está condicionado por la

memoria o algo que llamaremos memoria pero es sólo la hoja de ruta de nuestro viaje en el

tiempo, una línea roja que recorre el mapa marcando qué ramales decidimos, voluntaria o

involuntariamente, tomar, sólo este pasado puede ser explorado y luego, si es que se puede

hablar de luego, el bendito chicotazo y vuelta al presente, a ir hacia adelante, hacia el futuro, si

es que se puede hablar de un futuro que está sólo adelante, si es que se puede hablar de un

pasado que está sólo atrás.

Hasta que, como era de esperarse, se desarrolla la habilidad de controlar el chicotazo desde el

pasado y entonces sí, comienza este estado en el que ahora, si es que se puede hablar de ahora,

me encuentro, viajando a gusto hacia el pasado y hacia el futuro, o hacia mi pasado y hacia mi

futuro, porque mi concepción y mis infinitas (nunca son infinitas) muertes son los límites, no

hay más allá que este enorme cono de tiempo, no puedo salirme de él. Tampoco hay necesidad

de salirse de él, hay mucho, demasiado para explorar, puedo probar todas y cada unas de las

posibilidades de mi vida, haber tenido la palabra justa en el momento justo, haber actuado cómo

debía en el momento que debía, corregir los errores cometidos, evitar cometer nuevos errores,

llegar al instante de mi muerte y volver atrás, huir, escapar, probar una nueva vida, variar algún

detalle, variar algunos detalles, variar varios detalles, variar muchos detalles, variar todos los

detalles, no variar ningún detalle, elegir saber de esta supravida, elegir no saber de esta

supravida y vivir en la ignorancia, cometer errores, tomar decisiones equivocadas, tener

aciertos, hacer lo correcto, hacer lo incorrecto, hasta que suena el despertador y entonces sí,

volver a recordar esta supravida, este recorrido fluido y voluntario por el cono temporal de mi

vida.

En mis recorridos llega un momento, si es que podemos hablar de momentos que llegan y no

que uno llega a un momento, en el que me cruzo conmigo mismo, con otro yo que viene de otra

parte de este cono del tiempo, a veces son varios, a veces son demasiados, a veces parecen muy

extraños, como si fueran y no fueran yo, como si proviniesen de fuera y dentro del cono, y de

hecho es así, no hace falta que ellos, que yo, me lo digan, una, varias, dimensiones se abren

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tarde o temprano, si es que se puede hablar de tarde, si es que se puede hablar de temprano, y lo

que antes era un cono es un hipercono, un área multidimensional de tiempo que se cierra en mis

infinitos (nunca son infinitos) nacimientos, en mis infinitas (nunca son infinitas) concepciones,

las diferentes posibilidades de haber nacido un día antes, un año después, ser abortado, tener los

mismos padres, no tener los mismos padres, tener sólo a uno de ellos constante y el otro

variable, tener hermanos, no tener hermanos, ser mellizo, gemelo, siamés. Es en este momento,

si es que se puede hablar de este momento, que descubro o confirmo algo que en realidad intuía

desde el comienzo, si es que se puede hablar de comienzo, si es que se puede hablar de final,

que los conos, que los hiperconos ajenos afectan nuestros conos, nuestros hiperconos, y

viceversa, y viceversa de la viceversa, y viceversa de la viceversa de la viceversa, infinitas

(nunca son infinitas) viceversas, una constante e inconmensurable red de reciprocidades, de

influencias, de modificaciones.

El campo entonces se amplía y uno vive vidas diferentes, muy, muy, muy diferentes, realiza

turismo en su propia existencia, va de safari hasta lo más extraño de su ser, pero siempre, si es

que se puede hablar de siempre, la(s) muerte(s) es el límite, la frontera que uno no puede cruzar

si es que quiere seguir supraviviendo su supravida, o que uno cree que no puede cruzar si es que

quiere seguir supraviviendo su supravida, que quizás la muerte, lo que la gente, el lenguaje, la

experiencia constreñida a una existencia espacialmente tridimensional y temporalmente lineal

llaman muerte no sea otra cosa que esta supravida a la que yo accedí antes, si es que se puede

hablar de antes, si es que se puede hablar de después en esta infinita (nunca es infinita)

supravida.

Habrá que ver.

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Escape M

Carlos A. Duarte Cano

Sentado frente a Licia dentro de la cápsula M, su mano presta a marcar la secuencia de

lanzamiento, Renan Pax se pregunta cómo llegó hasta este punto.

Fue el asunto de Licia, la única persona en toda la Tierra a quien amaba, la humillación que

colmó la copa de su tolerancia y lo liberó de una obediencia que se había entronizado en él,

como en tantos otros, a lo largo de tres décadas de dominación. Fue en ese momento exacto

cuando decidió que Léon De Vriex tenía que ser eliminado. Y la certeza de ese destino, que

ocultaba día a día tras una sonrisa servil, cambió su vida por completo.

Desde ese momento, fueron las horas dedicadas a entretejer sus planes de justicia las más

disfrutadas en su rutina diaria. Así, cada información que recibía era pormenorizada y analizada

desde todos sus ángulos, como un posible elemento en el gigantesco rompecabezas de sus

urdimbres. De esa forma fue creando, con paciencia de orfebre, media docena de sofisticadas

intrigas criminales; pero ninguna lo suficiente perfecta para satisfacer a su intelecto.

Hubiese sido mucho más sencillo de haber sido Renan Pax uno de esos fanáticos suicidas y no

uno de los ingenieros más brillantes de Avernópolis; una mente fría y calculadora incapaz de

dejar el menor detalle al azar. Y es que sus planes tropezaban siempre con el mismo obstáculo:

no había forma de escapar vivo después del crimen, y él quería vivir, vivir para disfrutar de la

dicha de haber destruido al monstruo… y de Licia.

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Licia y el endrino arrebato de su cabello que se desplegaba como lluvia quemante entre sus

dedos; Licia y su entrega de fiero desenfado, su sexo pulsátil y la luz que brotaba de sus ojos

negros como una explosión de vida y deseo.

Hubiera preferido morir antes de soportar la idea de que la mujer idolatrada hubiera sido

mancillada por De Vriex y luego devuelta como un trapo usado. Nunca había imaginado que

pudiera sentir ese dolor sordo que le corroía el pecho como la mordida de un áspid.

Jamás se había sentido tan impotente.

Ahora que sus peores pesadillas habían sido sobrepasadas, no se conformaba con la

destrucción del tirano; quería la victoria total.

Pero Léon De Vriex era demasiado poderoso. Bien sabía Renan que la muerte del adversario

equivalía a su propia condena. Conocía mejor que nadie la saña con la que el belga acostumbraba

a perseguir a sus enemigos, y cómo había programado sus piezas de tal forma que, con esa

misma ferocidad, se aniquilara a sus victimarios más allá de su muerte. Para eso tenía a las

Parcas, esos engendros de la bioingeniería mecánica, mitad humanas, mitad máquinas; perros de

presa diseñados para rastrear fugitivos tanto en las inextricables ciudades domos como en la

vastedad de las tierras crueles.

Por un instante Renan pensó que un cambio radical de fisonomía podría ayudarlos a escapar,

pero no podía profanar el rostro amado de Licia porque era absurdo alterar lo que se amaba con

la finalidad de poseerlo. Y además, las Parcas sabían leer los códigos del ADN, y estos eran

inalterables.

Fue durante los últimos días del invierno cuando Birmmajah le pidió que lo ayudara a

modelar las ecuaciones de su nueva derivación sobre la teoría unificada del Multiverso.

Birmmajah era un físico del Multiverso en toda la extensión de la palabra pero no tenía ni

remotamente el vuelo matemático de Renan ni, lo que era más importante, su cualidad para

concretar teorías y sacar algún resultado práctico de ellas..

Había leído lo suficiente de esta teoría para darse cuenta de que Birmmajah escondía algo

grande bajo el turbante y, en la misma medida en que se aplicaba a poner en expresiones

numéricas las profundas elucubraciones físicas del hindú, fue imaginando no sólo las

matemáticas sino también la ingeniería del primer Transportador M. Una lanzadera capaz de

enviar materia a través de las puertas de conexión con el Multiverso, burlando los cierres de

entropía y penetrando en un universo paralelo similar pero diferente al nuestro. Un lugar donde

quizás León De Vriex no fuera el monstruo que es en este, porque las circunstancias improbables

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que convergieron para conformar su persona no deberían poder ser reproducidas en un universo

paralelo, aunque los hombres vivieran también recalentados en ciudades domos o fueran cazados

como bestias en las tierras crueles.

Y entonces se cerró su plan.

A un ritmo vertiginoso, logró construir el primer prototipo. Convenció a su colega de la

necesidad de mantener las pruebas en el más estricto secreto, y comenzó la tensión de los

interminables experimentos y sus esfuerzos por escamotear recursos enérgicos para hacer

“viajar” nanogramos de materia a través del Multiverso.

Un hito importante en el proyecto fue el diseño de un mecanismo trazador que permitiera

registrar el elemento lanzado, y documentar su paso por las membranas de la misma forma

indeleble en que las fuerzas especiales marcan a los mutantes mentales y luego los monitorean

hasta sus madrigueras de las tierras crueles.

La euforia lo desbordó tras los primeros signos del éxito, pero debió reprimirla y controlar al

físico para que no corriera a informar al mundo el descubrimiento. Subieron la carga a

microgramos y, una semana más tarde, ya eran paletadas de diferentes elementos los que

atravesaban las fronteras del Multiverso.

A partir de determinada masa, sin embargo, el intercambio de materia entre universos dejó de

ser unidireccional. Unos nanosegundos después del lanzamiento reaparecía el objeto enviado

como si nunca se hubiera marchado.

Birmmajah, entusiasmado, teorizó acerca del balance energético del Multiverso y los peligros

de enviar materia en una sola dirección. Una cosa era inobjetable: los elementos devueltos,

aunque química y físicamente análogos, no estaban marcados. Ergo, un intercambio había tenido

lugar con algún universo paralelo.

—Necesitamos algo de mayor impacto que unos gramos de compuestos inorgánicos —

argumentó Renan—, necesitamos un ser vivo.

El audaz “voluntario” fue un ejemplar de Mus musculus que, atiborrado de isótopos

trazadores, se convertiría en el primer espécimen en abandonar este universo. Un instante

después se detectó una secuencia de impulsos que reproducían los signos vitales del roedor y, tal

como venía sucediendo con las masas superiores al microgramo, recibieron un nuevo ratón, a

primera vista indistinguible del primero pero sin su marcaje.

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Cuando repitió el mismo experimento diez veces seguidas sin la sombra de un error Renan

Pax supo que estaba listo para dar el salto y cumplir de un golpe su acariciado sueño. Le tenía sin

cuidado si por aquella “ley del equilibrio” como la había bautizado su colega hindú, un infeliz

homólogo lo reemplazaba en este universo, para convertirse en involuntario chivo expiatorio de

su venganza.

Solo era cosa de escoger uno entre sus bien urdidos planes y ponerlo en marcha con la

naturalidad del actor que ha repasado hasta la saciedad su texto.

En estos días existían infinitad de métodos sutiles para quitar una vida, eso no fue nunca un

problema, pero habiendo encontrado una vía de escape perfecta, ya su plan no necesitaba de

mucha sutileza. De forma que lo sincronizó todo para que una triada de muerte confluyera sobre

la persona odiada en el lugar donde menos lo esperaba: su propia oficina.

Durante una de las reuniones de la Junta se activarían una decena de nanoagujas sembradas

por su misma mano en el local, y confluirían sobre León De Vriex como insectos entrenados en

perseguir sus efluvios. Los nanolitros de veneno se diseminarían por su sangre catalizando la

lisis de sus glóbulos rojos en una reacción en cadena que provocaría un paro fulminante. Si

alguien atinaba a activar el sistema de alarmas, la frecuencia de este sonido encendería una

microcarga nuclear colocada en su oficina que se encargaría de atomizar el edificio con todos sus

habitantes.

Pero si, por alguna impredecible razón, estas dos opciones resultaban fallidas, entraría en

acción Tanatos, un modelo especial de Parca condicionado por él para eliminar a León de Vriex.

Tanatos no titubearía un segundo o cambiaría de opinión porque su programa no daba margen

para la vacilación o el error; no mostraría misericordia porque había sido despojado de las

ataduras de los sentimientos. Lo buscaría donde se escondiera… y lo encontraría.

¡Cómo disfrutó imaginando el espanto de sus gestos y los últimos estertores de su cuerpo en

contubernio con la muerte! Claro que le hubiera deseado un epílogo mucho más agónico, pero no

podía arriesgarse a fallar. Era indispensable asegurar su desaparición a través de la redundancia

de los procedimientos pues, una vez puesto en marcha su plan, nunca tendría la oportunidad de

regresar a verificar el éxito.

El último detalle fue la confección de unos trajes especiales, equipados para garantizar la

supervivencia de los pasajeros por un tiempo de setenta y dos horas por si el azar le jugaba una

mala pasada y ”desembarcaban” en algún lugar inhóspito del universo escogido.

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Y aquí está, después de haber guiado a Licia, a la que dio solo breves indicios de su plan,

minimizando los riesgos para que no anidaran en su cabeza la duda y el temor. La condujo hacía

la cápsula como quien invita a su chica al tradicional paseo por los Anillos. Y ella se dejó

conducir con entusiasmo, a pesar de que ingenua nunca ha sido, porque, como él, siente la

necesidad de creer.

Dentro del estrecho vehículo, a manera de antiguo satélite espacial, estaba todo dispuesto para

que quedaran sentados frente a frente y de esa forma dedicarle a Licia su última mirada si algo

fuera mal. Pero no, se obligó una vez más a pensar en positivo, no podía admitir ni por un

instante la posibilidad de que algo saliera mal.

Está convencido de que todo será un éxito. Birmmajah le ha asegurado que debe existir un

99% de similitud entre dos universos paralelos tomados al azar, y el confía ciegamente en su

genialidad. Un 1% parece poco, pero es más o menos la distancia en genes que separa a Einstein

de la mona Chita. Suficiente también para que la hipótesis de un universo distinto sea no sólo

factible sino incluso muy probable.

El tiempo cero se acerca. Licia se muerde los labios y ensaya una sonrisa nerviosa para darse

valor. Todo está listo. En cinco segundos León De Vriex no existirá, él introducirá la clave y

saltarán hacia lo desconocido. Un pequeño paso para el hombre… alcanzó a recordar; no sabe

bien si será grande para la humanidad pero para ellos dos será el camino de la libertad. Luego

vendrá la conversión, la eyección y la compactación que será como morir y ser reconstruido en

tan sólo un instante, aunque en realidad no será posible acotar el proceso en marco temporal

alguno.

Y podrían aparecer en ese mundo ideal que tantas veces diseñó en su mente, donde León De

Vriex fuese tan sólo un simple empleado de una oscura oficina; la atmósfera de la Tierra aun

dejara filtrar la luz del Sol; los casquetes polares permanecieran intactos, y no hubiera gente

viviendo en domos como insectos, ni mutantes, ni tierras crueles. Un mundo donde democracia

fuera algo más que una palabra griega, donde la humanidad no hubiese degenerado hasta

convertirse en ese oscuro caldo de egolatrías y miserias.

Se irían a vivir a un sitio apartado, solos, Licia y él. Un lugar-mundo para dos, donde disfrutar

sin prisas de la mujer por la que había soportado todas las humillaciones, por la que había

matado…

Su mano derecha, trémula, reposa sobre el tablero dorado. Su reloj marca diez segundos para

las 11:00 horas. Las yemas de sus dedos bailan ágiles marcando la secuencia de lanzamiento y,

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por un momento, siente que el universo se desvanece en torno a ellos… para reaparecer de súbito

en un espacio-tiempo incalculable.

Se obliga a abrir los ojos a pesar del terror que le invade. Ahí está Licia frente a él, pálida y

temblorosa pero intacta. Le sonríe para darle ánimos aunque sabe que aún no es momento de

festejos. El reloj en su muñeca marca las 10:55 horas. Primera paradoja. No significa nada,

piensa. Birmmajah le había advertido que ningún reloj podría registrar el tiempo durante el viaje

porque nadie conoce la configuración del tiempo en esas regiones donde la singularidad es ama y

señora.

Su vista barre ansiosa el local que alberga el módulo G. Con creciente ansiedad comprueba

que es en todo similar al sitio que dejó en su universo. ”99% homólogos” piensa, pero la duda

comienza a roerlo con sus sucios dientes. ¿Y si no nos movimos de universo? ¿Si la energía

acumulada no fue suficiente y caímos de vuelta en el infierno que intentamos abandonar?

Besa a Licia.

—Espera amor, voy a explorar afuera.

Se apresura a salir de la cápsula M. Procura que la mujer no descubra en su rostro la ansiedad

que taladra su mente.

Los equipos, los muebles, el techo, los cristales panorámicos del ala oeste, la imagen de la

ciudad en la distancia y la sombra azul del domo a manera de falso cielo. Todo concuerda con el

mundo que dejó.

Desesperado, abre la puerta del laboratorio buscando algún detalle ínfimo que le anuncie que

el viaje ha tenido efecto. Todo afuera le grita que no: la misma rampa antigrav que desciende

desde la altura y se difumina entre el verdor del jardín. Las mismas flores absurdas que dibujan

caprichosos dibujos entre las casas y, más allá, las conocidas siluetas de los edificios blancos y

grises de Avernópolis se recortan contra el azul intenso del domo al mediodía.

Se voltea desalentado y entonces lo ve. En la puerta del laboratorio brillan las palabras:

Laboratorio de Física Avanzada, seguidas del logotipo de Aracnia, el imperio de León De Vriex,

amo y señor de la tecnología de las ciudades domo. Un simple cambio, quizás mucho más sutil

de lo que esperaba, pero cambio al fin. En su mundo ese mismo cartel rezaba Laboratorio de

Física Profunda, y, aunque sinónimo, el adjetivo marca la diferencia. ¡Entonces sí que había

ocurrido el salto! ¡Estaban a salvo en un universo diferente!

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Regresa corriendo a la habitación. Ansiosa, Licia sale de la cápsula, ojos interrogantes, la

boca una mueca crispada. La abraza exultante y besa sus labios fríos para devolverles la vida

congelada. Vuelve a repasar sus sueños de felicidad y libertad en un universo diferente y es casi

como volver a nacer pero, de pronto, le golpea otra imagen inquietante. Piensa en los cuerpos

que han sido enviados hacia su viejo universo por aquello de mantener el equilibrio. Que se

jodan, prometí no pensar en eso. Pero la duda regresa para cebarse en su felicidad; primero

despacio, como tanteando el camino. ¿Por qué tenían que aparecer ambos en la misma cápsula?

¿No era de suponer que ocuparan el espacio físico donde estuvieran sus homólogos de este

universo? Luego es ya un martillo que lo golpea sin compasión. ¿Qué probabilidad había de que

estuvieran ellos dos y sus dobles ocupando exactamente el mismo lugar a la misma hora? ¿99%

acaso?

Quizás no fuera en realidad noventa y nueve por ciento, tal vez el gran Birmmajah se haya

quedado muy corto esta vez, quizás le faltara añadir unos cuantas fracciones a la derecha del 99.

Tal vez los universos paralelos son tan jodidamente homólogos que importa un pito nos

movamos de uno a otro. Una cabrona cinta de Moebius, pensó, corres y corres para volver

siempre al mismo sitio.

—Todo estará bien Licia, bésame —dice mientras la abraza y distingue, sobre el monótono

murmullo de Avernópolis, el macabro ulular de las Parcas justicieras.

Carlos A Duarte Cano (La Habana, 1962). Es Doctor en Ciencias Biológicas trabaja desde hace años en biotecnología aplicada a la salud humana y aunque fanático de la CF desde hace mucho, comenzó a escribir ficciones en fecha relativamente reciente. Sus cuentos han aparecido en las antologías Desde el Taller y Grageas: 100 Cuentos Breves de Todo el Mundo, de la editorial argentina Desde la Gente. También en el e-zines Axxón (Argentina) en cuyo comité editorial ha colaborado, lo mismo que con los de Sinergia y Alfa Eridani. Ganador del concurso Sinergia-Realidades alteradas 2008. Su cuento El hombre infalible fue seleccionado para la antología española Fabricantes de sueños (2008). Su cuento Simbiótica fue incluido en Crónicas del Mañana (2009) Participó en los talleres literarios Espiral y Taller 7 de Comunidad Ciencia Ficción, es también activo coordinador y promotor del recientemente creado Taller Literario Espacio Abierto, y colabora con Gerardo Chávez Spínola en El Guaicán, la página web del fantástico cubano. Escape M mereció en el 2008 el primer premio del concurso de cuentos de cuentos cortos de CF de la revista Juventud Técnica

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Universos múltiples Paul Davies

No hay un solo universo físico, sino una infinidad de ellos. Todos esos universos coexisten de alguna manera en paralelo, cada uno diferente de los demás, quizás ligeramente tan solo. Entra dentro de lo posible pensar que las cosas están arregladas de tal modo que todos los universos posibles existen realmente. Si usted quiere un universo con una ley del inverso del cubo en lugar de la del cuadrado, lo encontrará en alguna parte. La mayoría de esos universos estarán deshabitados porque las condiciones físicas en ellos no serán adecuadas para la formación de organismos vivos. Solo aquellos universos en los que la vida pueda florecer hasta el punto de dar lugar a individuos conscientes, serán observados. El resto permanecerá sin ser visto. Cualquier observador verá solamente un universo particular, y no será directamente consciente de la existencia de los demás. Ese universo particular será fuertemente contingente. No obstante, la cuestión ¿Por qué este universo y no otro? Ya no es relevante, puesto que todos los universos posibles existen. El conjunto de todos los universos, como un todo, no es contingente.

Científicamente, la teoría de muchos universos es insatisfactoria porque jamás podría ser invalidada. La teoría propone que todas las posibles condiciones físicas estén representadas en alguna parte dentro del conjunto, y que la razón por la que nuestro universo parece diseñado es que solamente en aquellos universos que reúnen condiciones suficientemente ideales podrá emerger la vida y por tanto la conciencia. No es sorprendente, por tanto, que nos hallemos en un universo tan propicio a los requerimientos biológicos. Ha sido seleccionado antropológicamente.

Hemos de preguntarnos en primer lugar, qué evidencia tenemos de esos otros mundos. El filósofo George Gale ha elaborado una lista de varias teorías físicas que implican de una u otra

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forma un conjunto de universos. La teoría más frecuentemente discutida de universos múltiples hace referencia a una interpretación de la mecánica cuántica. Para comprender como la incertidumbre cuántica conduce a la posibilidad de más de un mundo, consideremos un ejemplo sencillo. Imaginemos que un electrón está inmerso en un campo magnético. El electrón posee un spin intrínseco que lo dota de momento magnético. Habrá una energía de interacción del magnetismo del electrón con el campo magnético externo, y esa energía depende del ángulo entre la dirección del campo externo y la del campo magnético del propio electrón.

Si los campos están alineados, la energía será baja; si están en direcciones opuestas, será alta, y en ángulos intermedios tomará valores intermedios. De hecho, podemos medir la orientación del electrón mediante una medida de esa energía de interacción magnética. Lo que se encuentra, y es fundamental en la mecánica cuántica, es que solo se observan 2 valores de la energía que corresponden a que el momento magnético del electrón apunta en la dirección del campo externo o en la dirección opuesta.

Nos encontramos ante una situación interesante si deliberadamente preparamos de antemano el campo magnético del electrón de manera tal que sea perpendicular al campo externo que se va a imponer. ES decir, hacemos que el electrón no esté apuntado ni en la dirección del campo externo ni en la opuesta, sino ortogonal a este.

Matemáticamente, esa disposición se describe representando el electrón mediante un estado superposición de dos posibilidades. Esto es, el estado es (en términos poco rigurosos) un híbrido de dos realidades superpuestas: spin-arriba y spin-abajo. Ahora bien, si se efectúa en esas circunstancias una medida de la energía, el resultado será el correspondiente a spin-arriba o spin-abajo, no a una cierta extraña mezcla de ambos. Entonces, según una versión cruda de la teoría de muchos universos, cuando se efectúa una medida, el universo se desdobla en dos copias, una en la que el spin apunta hacia arriba y otra en la que el spin apunta hacia abajo.

Una versión más refinada mantiene que siempre hay dos universos implicados, pero que antes del experimento son idénticos en todos los aspectos. El efecto del experimento consistiría en establecer distinción entre ellos respecto de la dirección del spin del electrón. En caso de que las probabilidades fuesen desiguales, cabe imaginar que hay muchos mundos idénticos, en la proporción que indique la probabilidad relativa.

Por ejemplo, si las probabilidades fueran 2/3 arriba y 1/3 abajo, uno puede imaginar tres universos inicialmente idénticos, dos de los cuales permanecen idénticos y tienen spin arriba, y el otro se distingue por tener spin abajo. En general se necesitarían infinitos universos para cubrir todas las posibilidades.

Imaginemos ahora esa idea extendida de un solo electrón a toda partícula cuántica del universo. A lo largo y ancho del cosmos, las incertidumbres inherentes que sufren todas y cada una de las partículas cuánticas se estarían resolviendo continuamente por diferenciación de la realidad en más y más universos con existencia independiente. Esta imagen implica que todo cuanto puede suceder, sucederá. Esto es: todo conjunto de circunstancias que sea físicamente posible se manifestará en alguna parte dentro de esa colección infinita de universos.

Los diversos universos deben considerarse en algún sentido como realidades coexistentes o paralelas. Cualquier observador dado verá claro está, solo uno de ellos, pero debemos suponer que los estados de conciencia del observador forman parte del proceso de diferenciación, así que cada uno de esos mundos alternativos transporta copias de las mentes de los observadores. Forma parte de la teoría el hecho de que no podemos detectar ese desdoblamiento mental; cada

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copia de nosotros se siente único e integral. No obstante ¡hay una asombrosa cantidad de copas nuestras en existencia! Por estrafalaria que pueda parecer esta teoría, la defienden un gran número de físicos y filósofos. Algunos críticos como Roger Penrose rechazan la afirmación de que no notaríamos el desdoblamiento.

No es esta la única conjetura de una colección de mundos. Otra, algo más fácil de visualizar, consiste en afirmar que lo que hemos estado llamando el universo quizás sea tan solo una pequeña porción de un sistema mucho mayor extendido por el espacio. Si pudiéramos mirar allende los 10 mil millones de años luz accesibles a nuestros instrumentos, veríamos (según esta teoría) otras regiones del universo muy diferentes de la nuestra.

Extraído del libro La mente de Dios, de Paul Davies.

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    DETECTOR DE INTRUSOS

Por Yoss 

    

A lo mejor todo habría sido distinto si ese día de agosto no hubiera hecho tanto calor. Tal vez entonces ella, desesperada por el sudor, no habría decidido ponerse al fin aquel vestido blanco que le había regalado su tía, el del enorme escote atrás. Nunca le gustó, pese a que todos le decían que la hacía parecer una princesa y que era tan fresco. Tener la espalda al aire la hacía sentirse incómodamente expuesta, como con los nervios a flor de piel. Más desnuda que si mostrara todo lo demás.

Probablemente tarde o temprano se habrían visto y todo habría pasado, igual o casi. Pero el caso es que sucedió ese día y no otro.

Ella lo vió apenas llegar. Estaba de pie como esperando algo, justo al otro lado de la plaza Cadenas, junto a la tanqueta batistiana. Alto y delgado, de hombros anchos, tan imposible de ignorar como una montaña al final de una llanura, o como un ángel en un carbonera, con aquel jean y aquel pullóver casi imposiblemente blancos, y la melena negrísima, abundante y rebelde como por tanto tiempo la llevara ella, despeinada por el viento, envolviéndole el rostro pálido con esa exacta aura de divertida y tierna soledad que Karla siempre creyó que nadie más que ella podía poseer en el mundo.

Ya sabes cómo son esas cosas. El también la divisó, claro, y pasó lo que tenía que pasar: caminaron el uno al encuentro de la otra como si no existiese nadie más, casi hipnotizados, atravesando la multitud de estudiantes de cada mediodía con la misma indiferente facilidad de un cuchillo al rojo abriéndose paso a través de una barra de mantequilla.

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Una vez frente a frente, se miraron durante casi un minuto, con la misma curiosa sonrisa de medio lado, mitad traviesa, mitad peligrosa, sin tocarse, ambos con los brazos cruzados. Los de ella enmarcando suavemente los senos pequeños pero duros y vibrantes, los de él plegándose orgánicos en torno a los pectorales tensos y rocosos.

Pura química instantánea, para decirlo en pocas palabras.

Como sabrás, en un mundo más simple en el que la gente escuchara a sus instintos en vez de acallarlos habría bastado con esa mirada para que todo se desencadenara… pero este mundo es este mundo y las convenciones son las convenciones. Así que se impuso sentarse en el único banco vacío del parque y hablar y hablar, sin dejar de mirarse, hasta poco a poco construir ese clásico puente de palabras que las normas sociales obligan a dos desconocidos a erigir sobre el abismo de su anterior ignorancia para poder volverse amigos… o algo más.

Aunque, como mismo tú al leer esto, desde el primer momento ya ellos intuyeran que eran cualquier cosa menos dos desconocidos, y sus cuerpos les gritaran que toda palabra sobraba.

¿La conversación? A ver; muy bien pudo ser así:

-Hola, yo soy Karlo. Te vi desde el otro lado del parque y aunque suene tonto, supe que tenía que conocerte…

-Qué curioso, mi nombre es Karla. Y yo sentí que ya te conocía. ¿Qué haces?

-Estudio Bioquímica, cuarto año…

-Mira tú; si a mí no me hubieran dado Psicología, a lo mejor estaría también estudiando Bioquímica… o Microbiología.

-No, qué va; cuando más Biología. Nada que ver con las bacterias.

-Claro, nada que ver… ¿te gusta Joaquín Sabina?

-Por supuesto. Sobre todo el Física y Química. Y a ti te encanta Silvio, pero no Aute.

-Y tú, del rock duro, prefieres a Megadeth antes que a Metallica, y a Black Crowes antes que a Aerosmith.

-Exacto. Y la pelota antes que el fútbol…

O quizás fuese de este otro modo:

-Princesa, me parece que te he visto antes.

-Mentira; si nos hubiéramos visto lo recordaríamos, aunque fuera en la Plaza en un desfile del Primero de Mayo. Primer strike; príncipe, pero prueba otra cosa. Porque a mí tu cara también me parece conocida… y te juro que no es putería barata…

-A ver ¿eres del interior? Yo soy de Maracuyá Abajo.

-Pues mira tú; yo también soy de ahí. Qué interesante. ¿Dónde viven tus padres?

-En la calle Renunciación, frente a la barbería del albino Diosdado…

-Esa calle se llama Sacrificio, y ¿la barbería…?

-Sí, chica, la de los postes giratorios rojos y azules y el indio de madera en la entrada…

-Esa misma tenía en mente, pero ¿del albino Diosdado? Querrás decir de Papo el negro…

-No me fundas; el dueño se llama Diosdado, no Papo, y es albino, no negro, bien que lo sé, si casi cada tarde iba con su hijo a coger guajacones a la poza de la zanja.¿te acuerdas de lo lindos que se veían cuando les daban los reflejos del sol sobre las chinas pelonas de colores?

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-Sí, como arcoiris con aletas nadando… menos mal que me hablaste de la poza de la zanja; por un momento creí que nunca habías estado en Maracuyá y que solo estabas aprovechándote de que alguien te había dicho que yo era de allí para poder ligarme en una onda místico-nostálgica…

-Pero es que antes que a ti ahora yo nunca le había dicho a nadie que era de ese pueblito ¿y tú?

-Pues chico, mira: yo tampoco…

Pero tú y yo sabemos que en realidad las palabras no importan, porque el diálogo principal lo sostuvieron las pupilas de una con los gestos del otro, los tímpanos de él con las resonancias de la voz de ella, la pitituaria de Karla con los suaves y viriles aromas que exhalaba todo Karlo.

Todo el que ha estado enamorado sabe cómo es ¿no?

Y al fin, era de esperarse, casi sin darse cuenta, la mano masculina pasó muy cerca de la bronceada y desnuda espalda femenina. Muy cerca, pero sin tocarla… y sobre todo, sin provocar la habitual reacción de incómodo rechazo, a medio camino entre cosquilla y escalofrío.

-Hazlo de nuevo.

-No te hagas la gata, que ni te toqué. Ni siquiera te erizaste.

-Por eso mismo... ¿sabes una cosa bien rara? Nunca nadie me ha podido pasar la mano cerca de esa zona de la espalda. Y muchísimo menos tocarme ahí. Yo lo llamo mi detector de intrusos. Me erizo, me revuelvo, me es superincómodo. Si esta es como la segunda o tercera vez que me pongo este vestido, por eso mismo. Soy hipersensible en esa parte.

-Tu detector de intrusos… tiene gracia. Sobre todo porque, lo creas o no lo creas, a mí me pasa lo mismo. Claro que para un hombre es distinto, menos mal que no vamos por ahí con el lomo al aire como ustedes.

-Sí, pero con esas espaldotas de nadador, seguro que todas tus novias quieren acariciarte del cuello para abajo…

-Capté el piropo ¿o fue una indirecta muy directa?, pero ni hablar, no lo resisto. Ni cuando mi mamá me lo hacía de chiquito…. Oye, tengo una idea: ¿Qué tal si…

-¿… si averiguamos si a ti tampoco te pasa conmigo? ¿Por qué no? A que vives cerca.

-Me encantan las adivinas, princesa. Justo en la otra cuadra. ¿Vienes?

-¿Quieres venir a mi casa? dijo la araña a la mosca. Pues para luego es tarde… eso sí, príncipe, te advierto que no va a pasar nada.

-Querrás decir nada que los dos no queramos ¿no?

Y claro, se sabe que cuando hay química auténtica nada puede impedirlo: como los dos sí querían, fueron al pequeño apartamento de él, cuyos padres estaban ¡¿cómo podría ser de otro modo?! de viaje por las provincias, y ahí pasó todo.

Ya sabes, no hacen falta muchos detalles: ras, ras, besos, ropas al suelo, pieles ardientes, horizontalidad desesperada, humedad compartida y todo lo demás.

Solo que, aquí entre tú y yo, para ellos no fue como son casi siempre las primeras veces: dos cuerpos antes ajenos explorándose con miedo y curiosidad, construyendo tímidos y apresurados un efímero nosotros, trazándose mutuamente sus mapamundis del placer y el pudor, de lo delicioso, lo permitido y lo tabú. Como nos toca a casi todos, casi siempre, sniff, sniff. Qué envidia ¿no?

No; esa vez y para ellos fue completamente distinto. No un descubrimiento, sino más bien un retorno.

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¿Cómo qué? Y qué sé yo. Podría decirte que fue como el obeso que tras perder decenas de libras puede volver a rascarse un sector de su cuerpo por largo tiempo inalcanzable. Como el convaleciente que recupera el uso de un miembro tan inútil que ya ni recordaba poseer. Como el ave que salta grácil al aire que incluso desde antes de que saliera del huevo era ya su elemento. Como si dos músicos amnésicos recobraran la memoria tocando a dúo esa melodía que una vez les fue tan familiar como el latido de sus corazones.

Como masturbarse en un cuerpo ajeno, pero a la vez deliciosamente propio.

Como todo eso y más. Ya sabes… faltan las palabras. Entonces, inventemos una: ¿qué tal exquicioso: exquisitamente delicioso?

Exquicioso, entonces: un río de sensaciones despeñándose en una cascada de orgasmos, una marea alta de placer, un convencimiento absoluto de que ni antes ni después hubo ni podrá haber nada similar, de que ella es la que es, de que él es el que siempre tuvo que ser, de que las dos mitades de la naranja se han encontrado, dos mitades que encajan entre sí de modo tan exacto que casi ni se percibe su línea de reunificación.

Y luego, tras el sudor y los espasmos y los gemidos y la nada volviéndose todo, más palabras. Ahora sí indispensables, pero asimismo más torpes que nunca para intentar teorizar lo evidente e inexplicablemente extraño.

Aunque, en realidad, tampoco estas importan demasiado ¿no?

El, amante de la mitología, pudo decir:

-Puedo soportar tus caricias. Puedo soportarlo todo de ti. ¿Conoces la leyenda griega de los hermafroditas? Seres tan potentes que los dioses los envidiaban y temían, hasta que al fin decidieron separarlos para que un día no los destronaran. Por eso cada uno busca su otra mitad. Creo que una vez fuimos uno, Karla. Y que, como en algunos hermanos siameses, nuestra unión estaba en la espalda, exactamente en la zona del detector de intrusos.

O algo por el estilo.

Y bien pudo ser que ella, lógicamente igual de fantaseadora, si bien más dada a la ciencia ficción que a la alegoría, prefiriese suponer:

-Karlo ¿y tú has oído hablar de los universos paralelos? Imagínate que ese detector de intrusos fuera una especie de antena cósmica, un cordón umbilical de energía invisible que une a cada ser con sus sosias en otra dimensión. Claro, solo algunos podríamos percibirlo. Por eso cada vez que alguien nos interfiere ese flujo de fuerzas con su biocampo nos incomodamos tanto. Entonces, como no nos pasa nada de eso cuando estamos juntos, significaría que…

Pero justo entonces se rajó la pared del cuarto y la realidad misma, y entraron Ellos.

No me digas que no tienes idea de quiénes son. Ellos. Puedes llamarlos como quieras: ángeles guardianes, demonios, vigilantes, centinelas del tiempo y el espacio, hombres de negro… ¿qué es el nombre, como decía Shakespeare por boca de Julieta?

Ellos, ya sabes: los que siempre llegan en el momento oportuno, los que no se dejan ver sino para impedir que las cosas se desmadren, se salgan de sus raíles, los que vigilan que los milagros no ocurran y las reglas se cumplan incluso cuando alguien descubre cómo violarlas. Los tipos sin imaginación, responsables y con sentido del deber… los serios aguafiestas de siempre, en fin.

Con Poder, sobre todo. Tanto, que casi podría decirse que Ellos, más que tenerlo, son el Poder.

Tú y yo sabemos bien que no hay modo de luchar contra Ellos. No te dan tiempo para resistirte… ni tendría sentido intentarlo aunque te lo dieran. Son demasiado fuertes.

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Así que volvamos a los hechos.

¡Ras! de pronto la pared del apartamento se disolvió, se hizo permeable o transparente. Como más te guste o más rabia te dé. Ellos la atravesaron muy campantes, hubo un resplandor azul y Karlo cayó desmadejado mientras que Karla apenas si atinaba a cubrir sus jóvenes desnudeces con la sábana. Muy a lo chica buena de película del sábado por la noche.

Pero no gritó. Ten muy en cuenta esto de que no gritó: aunque fuese de un modo instintivo, sabía que no habría servido de nada. Y todo aquello tampoco la tomaba del todo por sorpresa…. de cierto confuso e intuitivo modo, se lo esperaba.

Eran tres. No hacían falta más. Quizás hasta con uno solo habría bastado. Pero tres era mejor. Dos de Ellos, con la fría e impersonal eficiencia con la que lo hacen todo, alzaron a Karlo, lo vistieron y lo sentaron en una butaca para pasarle en torno a sus cabellos desordenados algo que parecía un secador de pelo aunque no lo era.

Karla trató de detallarlos, pero no es posible detallar a lo que no tiene detalles. Porque todos Ellos eran solo sombras, cambiantes, oscuras, imprecisas, tan fugaces como imágenes de alta velocidad de sí mismos.

Como si en realidad no estuvieran del todo ahí. Como quizás no estaban.

El tercero le habló a Karla. Dueño de la situación, sin furia ni rencor: muy calmado, tranquilizador, con palabras claras e inteligibles, con una voz que ella sintió familiar, incluso deformada por algún artilugio similar al que ensombrecía y volvía igual de anónima su figura.

Pudo decir más o menos así:

-No te preocupes por él. Solo está dormido, y cuando despierte no recordará nada de estas últimas dos horas. Es un procedimiento estándar, no lo dañaremos, somos expertos. No es la primera vez que solucionamos anomalías como esta.

A lo que ella bien pudo echarse a gritar, o desmayarse, o mucho más probablemente responder por este estilo, aterrada pero aún controlándose:

-¿Olvidar todo? Pero ¿por qué? ¿quiénes son ustedes? ¿y por qué yo no…?

Je, ¡como si no lo supiera! Como si no lo hubiera sabido desde siempre y no se hubiese empeñado todo el tiempo que lo supo en olvidarlo o negarlo, o ambas, lo mismo da, con todas sus fuerzas.

Claro que el tercero de Ellos solo pudo contestarle, casi triste:

-¿Hacerte olvidar? ¿Y para qué? Ya no tiene sentido intentarlo más, princesa. Estamos cansados de hacerlo. Eres una saltabarreras única. Una transgresora nata. Te nos has escapado demasiadas veces. Te hemos dado todas las oportunidades habidas y por haber, pero siempre vuelves a las andadas. Ya has ido demasiado lejos, y no podemos tolerarlo más. Porque te has vuelto la manzana podrida que podría echar a perder todo el barril, el virus que amenaza infectar al mundo y a los mundos, el agente agitador. Porque, por muchas veces que te hagamos olvidar, siempre terminas por volver a comprender cómo funcionan las cosas, y lo peor de todo: últimamente te ha dado por tratar de explicárselo a los demás…

Y, levantando algo que Karla nunca había visto, pero que supo un arma, le apuntó.

-Pero ¿entender qué? ¿explicar qué?- intentó aún protestar Karla, casi llorosa de tan espantada.

Y el ángel, guardián, centinela u hombre de negro suspiró para decir, con el cansancio de quien repite por enésima vez lo mismo:

-La verdad. El Multiverso. Que hay tantos universos como granos de arena en una playa, solo que todos están tan cercanos como si fueran el mismo grano. Que en muchos de ellos existen

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nuestros dobles, casi idénticos, solo diferentes de nosotros en mínimos detalles. Nuestros yo en otras dimensiones. Tan cercanos y a la vez tan infinitamente lejanos como las letras de la página de un libro lo están de las de la página siguiente. Que, aunque por desgracia son muchos los que pueden sentir esa…vecindad, esa… relación, por suerte, solo unos pocos, como tú, pueden ir más allá, y usarla como un puente para cruzar entre realidades. Y de esos pocos, los que no colaboran, los que no se nos suman, son un peligro que no podemos tolerar. No es culpa tuya, está claro… pero solo nos queda una cosa por hacer. ¿Comprendes? Esto me va a doler a mí más que a ti. Pero, ya sabes, alguien tiene que encargarse del trabajo sucio…

Y diciendo esto, con un ademán aún más triste, apartó su máscara de sombras para dejarla ver su rostro y oír en su voz sin disfraz aquellas palabras que eran a la vez disculpa y sentencia.

-¿Entonces… a pesar de todo… justo, tú… vas a hacerlo?- pudo preguntar aún Karla, comprendiéndolo todo, en irguiéndose y dejando caer la sábana para exhibir su cuerpo sin ningún velo, en un último gesto de desafío.

O tal vez no dijo ni hizo nada, sino que solo se quedó anonadada esperando su suerte. Porque aquel rostro que la miró sin máscaras ni velos, inexorable y dolido, era el suyo… y a la vez no lo era.

Luego la envolvió el resplandor, no inofensivamente azul sino terriblemente rojo, borrándola para siempre de este universo… y de todos los demás.

Después se fueron Ellos, y, como era de esperarse, no quedó rastro alguno de su visita. Ni de Karla.

Y Karlo, por supuesto, no recordaba nada al despertar…

Como debían ser las cosas. Como habían sido siempre.

Pero ¿nada? No, no exactamente. No esta vez.

Si yo escribí esto y tú lo estás leyendo ahora es porque Karlo no lo olvidó todo. El cerebro humano y sus capacidades nunca dejan de sorprendernos ¿eh?

Me contó todo esto durante una noche de Guardia Obrero-Estudiantil, en la Facultad de Biología. Estábamos aburridos, se nos habían acabado los cuentos de Pepito, él dijo que había tenido varias veces el mismo sueño en los últimos meses, y que me lo iba a contar a ver si yo podía escribirlo.

Eso fue a principios de los 90, pero no sé por qué demoré todos estos años en decidirme a hacerlo.

Ahora, casi terminando, me pregunto si Ellos tenían razón, y Karla y su poder sean realmente algo así como un virus, infeccioso. Si ya no se podrá hacer nada, si las barreras entre los mil cuatrillones de granos de arena de la infinita playa en un solo grano que es la realidad estarán de veras empezando a caer, y ya nada de que Ellos o nadie haga puede detener el proceso.

Quizás es así como llega el fin de los tiempos, el juicio final, el Apocalipsis: puras realidades mezclándose, tranquilamente, sin trompetas ni muertos que se alcen ni más aspavientos…

O tal vez todavía Ellos se las arreglen para controlar la crisis. Ya sabes, lo pueden casi todo.

En fin, no importa tanto. A mí no me creas. Esto es solo un cuento. Otro más. ¿O no?

Últimamente he notado que algunas veces me erizo cuando me acarician o tan solo me pasan la mano cerca de cierta zona de la espalda. A mi novia le sucede lo mismo ¿Y a ti? ¿también?

Hmmm… ¿Crees que signifique algo?

11 de marzo de 2008

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HISTORIA DEL CINE CIBERPUNK

(1996) MOEBIUS

En un futuro no muy lejano, un misterioso accidente ocurre en los trenes subterráneos de Buenos Aires: un coche que circulaba por sus vías desaparece, perdiéndose en el tiempo por un extraño fenómeno que solo un científico puede resolver. Film futurista de ciencia-ficción realizado íntegramente por alumnos de una escuela de cine argentina, bajo la coordinación del profesor y cineasta Gustavo Mosquera.

El subterraneo de Buenos Aires es un medio de transporte maravilloso.

A diferencia del tráfico, la bulla, pérdida de tiempo y accidentes a los que los transportistas peruanos nos quieren acostumbrar, viajando por debajo de la ciudad, el subte es usado por cerca de 250 millones de pasajeros al año, conectando a toda la capital argentina, lo cual permite viajar en pocos minutos.

Es por eso que cuando comienzan a suceder cosas extrañas, sin ninguna explicación, el mismo Director General del Subte (Roberto Carnaghi), recurrirá a la empresa que trabajó en la última extensión de las vías.

Recayendo en el joven topólogo Daniel Pratt (Guillermo Angelelli), encontrar las respuestas a estos sucesos, en un film, en el cual el misterio se entremezcla con la ficción.

La película está inspirada en el cuento Subway named Möbius, del estadounidense Armin Joseph Deutsch, de 1950, publicado en la colección de historias cortas, Fantasia Mathematica.

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Dirigido por Gustavo Mosquera, con una duración de 88 minutos, esta fue la primera obra cinematográfica, realizada por los alumnos de la Universidad del Cine (de Buenos Aires), con apoyo de algunos profesores, siendo ganadora de diversos premios.

Análisis: En el relato de Arthur Conan Doyle, El tren especial desaparecido (The Lost special) de 1908, existe un punto en común con la historia de Deutsch, respecto a la pérdida del tren, diferenciándose en los motivos del extravío, dadas por cada autor.

En el libro, intervienen intereses de sectores poderosos en ocultar algunos hechos y se da una explicación racional a la ausencia , mientras en la película, por el contrario, se desea mostrar la verdad, percatándose de la misma las personas, al cambiar la realidad.

En este punto, hace hincapié el film, como el mismo profesor Mistein (Jorge Petraglia), nos hace comprender, cuando conversa con Pratt, hemos dejado de escuchar, cada vez nos importan menos los demás.

Al comienzo Mistein se muestra muy pesimista, sobre la posibilidad de cambiar esto, pero al unirse a Pratt a sus esfuerzos, él decide no rendirse.

Si no quieren darse cuenta de como son las cosas, ellos harán que las comprendan, así deban desaparecer todos los trenes del subte.

Dejándonos con un mensaje optimista, es posible revertir la indiferencia, combatiéndola.

Entre la presente historia y el film Matrix (1999), existen algunas similitudes. En esta última, la mayoría de personas perciben una falsa realidad, hasta ser liberadas por Morfeo (Laurence Fishburne).

Así mismo en Moebius, en el vagón 86, viajan junto a los protagonistas, otros pasajeros, quienes parecen atontados. Mistein le explica a Pratt, ellos no pueden despertar si no saben que duermen.

Además, Morfeo entrena a Neo, le hace abrir los ojos y le ayuda a desarrollar diversos poderes, ajenos a los seres humanos comunes.

Mistein hace lo propio con Pratt, entendiendo este el engaño vivido y entendiendo como puede viajar tan rápido a través del subterraneo, utilizando el pensamiento.

FICHA TÉCNICA

Duración: 01:27:44

Director: Gustavo Mosquera

Intérpretes: Guillermo Angelelli (Daniel Pratt), Roberto Carnaghi (Marcos Biasi), Jorge Petraglia (Mistein), Anabella Levy (Abril), Miguel Ángel Paludi (Aguirre), Fernando Llosa (Nazar), Martín Adjemian (Canotti), Daniel Dibiase (Kenn)

Estreno: lunes 1 enero 1996

Género: Ciencia ficción

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