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¿Qué hay detrás de lo que medimos? Un enfoque desde la

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Académico y Científico

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Universidad Nacional de Mar del Plata

Facultad de Ciencias Económicas y Sociales

Tesis de Grado

Licenciatura de Economía

“¿Qué hay detrás de lo que medimos? Un enfoque desde la economía de lafelicidad”

Germán Montes

Julio 2016

Mar del Plata, Argentina

Universidad Nacional de Mar del Plata

Facultad de Ciencias Económicas y Sociales

Tesis de Grado

Licenciatura de Economía

“¿Qué hay detrás de lo que medimos? Un enfoque desde la economía de lafelicidad”

Germán Montes

Julio 2016

Mar del Plata, Argentina

Universidad Nacional de Mar del Plata

Facultad de Ciencias Económicas y Sociales

Tesis de Grado

Licenciatura de Economía

“¿Qué hay detrás de lo que medimos? Un enfoque desde la economía de lafelicidad”

Germán Montes

Julio 2016

Mar del Plata, Argentina

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“¿Qué hay detrás de lo que medimos? Un enfoquedesde la economía de la felicidad”

Autor: Germán Montes

Directora: Dra. Fabiola Baltar

Comité evaluador:

Dra. Fabiola Baltar

Mg. Natacha Gentile

Mg. Victoria Lacaze

Mayo 2016

Mar del Plata, Argentina

Page 4: ¿Qué hay detrás de lo que medimos? Un enfoque desde la

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ÍNDICERESUMEN .................................................................................................................................. 4INTRODUCCIÓN.......................................................................................................................... 5

1. Justificación.................................................................................................................................... 7MARCO TEÓRICO ....................................................................................................................... 9

1. El origen y evolución del concepto de felicidad y bienestar. Generalidades ...................................... 91.1. La felicidad en la Antigüedad...............................................................................................................91.2. La economía política en busca de la felicidad pública.......................................................................101.3. El concepto de utilidad y un nuevo punto de quiebre en la economía de la felicidad .....................13

2. La teoría objetiva del bienestar ......................................................................................................152.1. Amartya Sen y su concepción de bienestar.......................................................................................162.2. El quiebre de paradigma: la paradoja de Esterlín..............................................................................17

3. Teoría subjetiva del bienestar. La felicidad como principio normativo .............................................203.1. Las aplicaciones empíricas que miden el bienestar subjetivo...........................................................203.2. Revisión de los últimos avances metodológicos para la medición del bienestar experimental .......213.3. Conceptos adicionales asociados a la metodología de medición .....................................................24

3.3.1. Consideraciones culturales .........................................................................................................................243.3.2. Sensibilidad en las mediciones del bienestar respecto a las condiciones de cambio.................................25

4. Sintesis..........................................................................................................................................25MARCO TEORICO-METODOLOGICO: INDICADORES DEL BIENESTAR OBJETIVO Y SUBJETIVO ...... 28

1. Paradigma epistemológico de lo deductivo a lo inductivo ...............................................................282. Paradigma objetivo en el abordaje metodológico del bienestar económico.....................................30

2.1. El Producto Bruto Interno como aproximación a la medición objetiva del bienestar ......................302.2. Índice de Desarrollo Humano y las mejoras en la medición del bienestar objetivo .........................33

3. Paradigma subjetivo en el abordaje metodológico del bienestar económico ...................................343.1. Índice del Planeta Feliz ......................................................................................................................353.2. Reporte Mundial de Felicidad ...........................................................................................................36

4. Fuentes de informacion .................................................................................................................384.1 Aspectos generales………………………………………………………………………………………………………………………….41

5.Comparación entre ambos abordajes metodológicos…………………….………………………………………………….48RESULTADOS………………………………………………….......................................................................................531. Comparativas de Rankings.................................................................................................................542.Consideraciones Finales......................................................................................................................58CONCLUSIONES ........................................................................................................................ 61BIBLIOGRAFÍA .......................................................................................................................... 63

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RESUMEN

A lo largo de los años, el bienestar ha sido objeto de estudio tanto en el campo filosófico como en el

campo económico. Por ello, esta investigación de carácter teórico-descriptivo busca indagar en la

construcción del concepto bienestar. Comenzando a través de las dos perspectivas teóricas

existentes, el bienestar objetivo y el bienestar subjetivo. Posteriormente, describiendo los métodos

de medición que surgen como producto de las teorías para finalmente contrastar los resultados

empíricos con los distintos paradigmas. La intensión de la tesis es reflexionar acerca de la relación

entre paradigmas, teorías, métodos y resultados aplicados al estudio del bienestar económico. Con el

propósito de comparar en cada uno de esos estratos de análisis las similitudes y diferencias en los

distintos enfoques propuestos para comprender la realidad económica en el campo del bienestar.

PALABRAS CLAVE: Bienestar - Bienestar subjetivo - Bienestar objetivo - Teorías- Métodos

ABSTRACT

Throughout the years, the well-being has been a study object in the philosophical field and in the

economic field. Hence, this investigation of theoretical - descriptive character thinks about the

construction of the concept well-being. Beginning with the two most important theoretical

perspectives, the objective well-being and the subjective well-being. Later, describing the measuring

methods that arise from the theories to finally confirm the empirical results with the different

paradigms. The aim of the thesis is to reflect about the relation between paradigms, theories,

methods and results applied to the study of the economic well-being. With the intention of

comparing in each of these dimensions of analysis the similarities and differences of the approaches

proposed to understand the economic reality in the field of the well-being.

KEYS WORDS: Wellbeing - Subjective Wellbeing - Objective Wellbeing - Theories - Methods.

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INTRODUCCIÓN

En la trayectoria de la Economía como ciencia, de la misma forma que sucede en otras

disciplinas, se presentan un conjunto de teorías y métodos convergentes y divergentes que intentan

explicar el comportamiento humano y las decisiones económicas. De hecho, en esta disputa por la

búsqueda de aquellas regularidades que mejor se aproximan a la realidad económica se origina el

proceso por el cual la ciencia avanza (Bunge, 1995).

Desde el punto de vista de la historia de la ciencia económica, este tema no es menor ya que

en su evolución existen ejemplos claros de la lucha sostenida por académicos acerca de cuáles son

las posturas teóricas que permiten explicar de manera más fiable el comportamiento del hombre y

del sistema económico. De ahí la relevancia de conocer los fundamentos epistemológicos que dan

origen a las teorías y métodos utilizados en la contrastación de las relaciones teóricas propuestas.

Uno de los ejemplos más ilustrativos respecto de la importancia de tener en cuenta estas

relaciones entre la postura epistemológica, el cuerpo de teorías que lo componen y los métodos

diseñados para contrastar esas relaciones es el análisis del bienestar económico. A lo largo de los

años, el bienestar ha sido objeto de estudio tanto en el campo filosófico como en el campo

económico. De hecho la discusión filosófica acerca de la relación entre bienestar individual, social y

acumulación material planteada por los filósofos de la antigüedad, dan origen a dos perspectivas

teóricas en la ciencia económica que se mantienen hasta la actualidad: el bienestar objetivo y el

bienestar subjetivo.

Si bien en la economía clásica se debatía el bienestar económico relacionando la riqueza, la

felicidad y la moral, es en la economía neoclásica donde se consolida el paradigma dominante actual

basado en el concepto de utilitarismo. Es decir, asociar directamente el bienestar económico a una

mayor satisfacción de necesidades a través de bienes económicos. De ahí que la búsqueda de

mejores niveles de renta mejora el bienestar individual y colectivo.

A partir de esta idea, los organismos internacionales han desarrollados metodologías que

intentan medir la posición relativa de los países en términos de bienestar, teniendo en cuenta la

capacidad que las economías tienen de generar bienes y servicios que satisfagan las necesidades de

su población, así como los niveles de crecimiento económico que inciden en la renta per cápita.

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Esto dio origen a clasificaciones como “países desarrollados” y “países en vía de desarrollo” o”

países del primer mundo” y del “tercer mundo”. Y ésta ha sido la manera dominante de analizar el

bienestar económico por más de dos siglos de teoría económica.

Sin embargo en los últimos años, han reaparecido argumentos teóricos que consideran que el

bienestar económico no se relaciona directamente a la riqueza material y que el concepto de

felicidad no es completamente asimilable al de utilidad. Esto ha dado lugar al surgimiento de la

perspectiva de la Economía de la Felicidad o enfoque subjetivo del bienestar, que desarrolla

relaciones teóricas alternativas y métodos de medición que dan cuenta de otros resultados a la hora

de analizar el bienestar de los países.

Por ello, esta tesis propone reflexionar acerca de la relación entre paradigma, teorías,

métodos y resultados aplicados al estudio del bienestar económico a fin de comparar en cada uno de

esos niveles de análisis las semejanzas y diferencias en las distintas perspectivas propuestas para

comprender el fenómeno del bienestar. De acuerdo a este planteo, se presentan a continuación los

objetivos de la investigación:

Objetivo general

Analizar la relación entre la postura epistemológica, las teorías derivadas, los métodos de

medición y los resultados obtenidos para comprender la realidad económica en el campo del

bienestar económico.

Objetivos específicos

Sistematizar los aportes teóricos que dan sustento a cada uno de los paradigmas económicos,

delimitando los supuestos y relaciones obtenidos desde la perspectiva objetiva y subjetiva

del bienestar económico.

Describir los métodos que derivan de cada una de las perspectivas abordadas comparando

los indicadores de medición que se desprenden de cada uno de ellos.

Ilustrar a partir de las comparaciones teórico-metodológicas las estadísticas obtenidas por

diferentes organismos internacionales a fin de medir el alcance empírico que tiene el

posicionamiento teórico inicial.

Page 8: ¿Qué hay detrás de lo que medimos? Un enfoque desde la

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Esta tesis de carácter teórico-descriptivo busca poner en cuestionamiento algunas prácticas

observadas a partir del avance cada vez más consolidado del pragmatismo como práctica de

investigación económica. Es decir, reflexiona sobre la importancia de los fundamentos

epistemológicos por sobre el desarrollo del método fuera de ese contexto fundacional. De hecho esta

tesis propone dar alerta sobre el uso de métodos e indicadores sin un conocimiento suficiente sobre

los principios de construcción de los mismos y la utilización potencial de sus resultados.

Teniendo en cuenta este planteo la tesis se estructura en tres partes. En la primer parte, se

presenta el recorrido teórico que permite analizar la teórica objetiva y subjetiva del bienestar. En la

segunda parte, se describen los métodos diseñados desde ambas perspectivas y finalmente se

presentan los resultados de la aplicación de ambos paradigmas, analizando los resultados objetivos a

partir de las estadísticas elaboradas bajo la teoría objetiva y subjetiva del bienestar. Finalmente se

exponen las conclusiones.

2. Justificación

El estudio de la Felicidad dentro del campo de la Economía es novedoso y en la actualidad

goza de cierto apogeo, reflejado en la creciente publicación de artículos y hasta en el

reconocimiento de un grupo de investigadores en 2011 durante el World Economics Forum en

Davos, considerada la cumbre anual de banqueros, gente de negocios, y del sistema financiero

(Carol Graham, 2011). De allí que existe un gran desafío teórico para contraponer reflexivamente

las posturas teóricas vigentes.

Además, a nivel metodológico, se pretende contribuir a la sistematización de los principales

indicadores que en la ciencia económica se han desarrollado para medir cuestiones relacionadas con

el bienestar, tratando de exponer sus ventajas y desventajas en la utilización de los mismos. Hacer

un análisis descriptivo de los distintos métodos que tenemos hoy en día para medir el bienestar es

fundamental a fin de entender las bases teóricas en las cuales se basan como también conocer los

aportes multidisciplinarios, mayormente, de la psicología y de la neurociencia.

Finalmente, la tesis proponer generar un lugar de reflexión para cuestionar las bases teóricas

de la elección racional, la racionalidad del homo economicus que subyace en la mayoría de los

modelos económicos y la importancia de la medición del ingreso como único indicador de

desarrollo o bienestar. Es decir, es importante comprender que la incorporación de nuevos enfoques

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nos permite medir el impacto que tiene en el bienestar de las personas en cuestiones como el

desempleo, la degradación ambiental, la desigualdad, la inflación o el efecto de un bien público.

Conocer estas nuevas herramientas puede mejorar las políticas públicas y los efectos de sus

acciones.

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MARCO TEÓRICO

1. El origen y evolución del concepto de felicidad y bienestar. Generalidades

Si vamos a analizar un concepto tan complejo y abstracto como la felicidad es necesario

preguntarnos: ¿Qué entendemos por felicidad? Para los economistas es una pregunta espinosa de

responder y no tiene una sola respuesta. Por ejemplo, se ha asociado el concepto de felicidad al de

placer, satisfacción o bienestar. Es más, Easterlin (2001) considera que pueden usarse de manera

intercambiable los términos felicidad, bienestar subjetivo, satisfacción, utilidad y bienestar (Bruni y

Porta, 2007).

1.1. La felicidad en la Antigüedad

El debate sobre qué es la felicidad se remonta a los primeros filósofos que planteaban

diferencias entre entender a la felicidad asociada a la necesidad de tener bienes externos como un

medio para alcanzarla, como fue el pensamiento aristotélico. O los que asociaban a la felicidad solo

con la virtud, como fue el pensamiento de los estoicos. Para los griegos, la palabra griega

eudaimonia significaba literalmente “tener un buen daemon” que es tener buena fortuna, una

personalidad benevolente o un poder divino. Por eso los antiguos griegos también planteaban cierta

intervención externa para alcanzar la felicidad (Bruni y Porta, 2007).

Si agregamos a esto que la correspondiente palabra latina, felicitas, significaba disfrutar del

amparo de la fortuna, debemos concluir que este tipo de felicidad fue acercándose a la idea de éxito,

y, por lo tanto, de una forma u otra, relacionada a la de riqueza. Uno necesitaba de habilidades

personales pero éstas no eran suficientes, ya que también se necesitaba tener circunstancias

favorables para el desarrollo pleno de esas condiciones personales (Bruni y Porta, 2007).

El concepto de felicidad, por lo tanto, era entendido como una forma de “libertad”, es decir,

la independencia de los hombres y el distanciamiento con las necesidades materiales. Esta noción de

felicidad no se relacionó con el de riqueza (Bruni y Porta, 2007).

Para Aristóteles hay tres pilares fundamentales para llegar a la felicidad; la amistad, el amor

y el compromiso cívico. Por eso, marca un paralelismo entre la felicidad individual y la de la

ciudad-estado y su conclusión es que la felicidad representa hacer el bien para ambos. Se entiende

por “hacer” el direccionar la acción por medio del pensamiento, condición que es deseable hasta

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para la obtención de un bienestar material. Y el principio que enuncia que hacer el bien tiene que

estar motivado por algo que difiera de la adquisición de bienes externos, queda inexorable (Bruni y

Porta, 2007).

Entonces, el bienestar, o la felicidad en su sentido más amplio, eran tratados básicamente

con estos tipos de argumentos; pero, por otro lado, los griegos tenían una motivación muy fuerte en

alcanzar la felicidad personal o individual. Y éste, era el objetivo de la filosofía (moral), más que el

del pensamiento político. O sea que para los clásicos lo que la gente debía tener era independencia

de las necesidades “materiales” más allá de la riqueza. Este concepto era denominado scholé que

significa placer en función de la posibilidad de dedicarse a uno mismo, una idea diferente a tener

que trabajar para vivir (Bruni y Porta, 2007).

Entonces era necesario ser rico a priori para que uno pudiera dedicarse a estudiar. Según las

disquisiciones de estos filósofos, el conocimiento y la contemplación llevan a la felicidad; por ende,

solamente la riqueza permite que uno sea dueño de su propio tiempo. Como escribe Solmsen

(1964:202), “De hecho una persona debía ser considerablemente rica, porque una vida ocupada en

preocupaciones administrativas para conservar las posesiones no nos puede conducir al scholé”

(Bruni y Porta, 2007).

Por otro lado, las personas que sólo tenían como objetivo volverse ricas no estaban bien

vistas porque ésta era una conducta incentivada por la codicia, además de que se consideraba como

un desperdicio de energía, física e intelectual. El hombre rico tenía que usar su libertad para hacer el

bien. Y su riqueza tanto para realizar donaciones a la ciudad, como también para ayudar a sus

amigos, y de esa forma construir una buena reputación entre sus pares. Su posición en la ciudad ya

estaba determinada y era de gran importancia (Bruni y Porta, 2007).

1.2. La economía política en busca de la felicidad pública

La contribución más “moderna” del pensamiento antiguo sobre la felicidad que se relaciona

con la economía fue la idea de autoridad en el sentido de la toma de decisiones. En la Antigüedad, la

literatura económica se ocupaba de temas como la administración de la casa y ni siquiera era

considerado como un objetivo importante ser feliz, como tampoco lo era ganar dinero. Lo más

importante era el compromiso civil y la actividad ciudadana (Bruni y Porta 2007).

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“A partir del siglo XVIII hubo un cambio de perspectiva. La preferencia ahora era enfatizar

que alcanzar el bien común o el bienestar general implica reducir el sacrificio individual al mínimo.

Este tipo de felicidad está dirigido al mejoramiento del estilo de vida de la mejor forma posible, sin

que nadie sea sacrificado. Es por eso que, desde el siglo dieciocho estamos familiarizados con el

principio de que la mayor felicidad para el mayor número de personas debería ser: (a) la medida del

bien y el mal; (b) el único razonable y apropiado propósito de gobierno; y (c) la fundación de la

legislación y los códigos morales. Esto se relaciona con los conceptos de utilidad pública o interés

general, y una concepción “social” de la felicidad común diferente de la felicidad individual. Si el

hombre está dispuesto a pertenecer a una sociedad debe rendir parte de su felicidad a la

misma.”(Bruni y Porta, 2007, p. 6).

La principal diferencia entre el pensamiento antiguo y el moderno fue la transformación del

concepto de felicidad que fue desde una perspectiva individual hacia una colectiva, junto con su

posibilidad de medición, desconocida para los clásicos pero adecuada para definirla desde la

perspectiva económica. Para el pensamiento antiguo la felicidad era una cuestión individual y

representaba el fin último en la vida mientras que para el pensamiento moderno esta dentro de un

marco de medios y fines (Bruni y Porta, 2007).

La legitimización de la búsqueda de la riqueza fue la causa por la cual, la moderna economía

política surge. Sin embargo, antes de que Adam Smith publicara La riqueza de las naciones en

1776, algunos autores italianos y franceses defendían la idea de que el objetivo de la “Economía

Política” era la “Felicidad Pública”. Entonces, para estos autores, el aumento de la riqueza tenía que

ser un medio para alcanzar la felicidad de toda la población (Bruni y Porta, 2007).

La corriente inglesa clásica de Economía Política priorizaba el estudio de la riqueza de las

naciones, su distribución, creación y crecimiento antes que la felicidad pública. Sin embargo

Malthus, era una excepción a la regla ya que en su ensayo sobre la felicidad escribió: “El objeto

profeso de la investigación del Dr. Adam Smith es la naturaleza y las causas de la riqueza de las

naciones. Sin embargo hay otra investigación quizás más interesante, que ocasionalmente incluye en

sus estudios y esa se remite a las causas que afectan a la felicidad de las naciones. Estoy lo

suficientemente consciente sobre la conexión de estos dos elementos y que las causas que tienden a

incrementar la riqueza de un estado también, en un sentido general, incrementan la felicidad... Pero

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quizás el Dr. Adam Smith haya considerado estos dos elementos más conectados de lo que

realmente están” (Malthus, 1798: 303-4 {1966}), (Bruni y Porta, 2007).

Para Malthus la felicidad no es sinónimo de riqueza aún cuando se puede considerar que más

riqueza conlleva a más felicidad. Malthus pertenece al grupo de economistas que pensaban que

analizar la felicidad de las naciones es más interesante que la riqueza, de acuerdo con lo que

pensaban los teóricos de su época sobre la felicidad. Aún cuando Malthus deseaba investigar la

felicidad como objeto principal de la Economía Política, la corriente dominante de la misma se

centró fundamentalmente en indagar las causas de la formación de riqueza, tal como lo hacía Smith

y la corriente clásica de la economía. Sin embargo, su aporte no fue descartado, ya que todavía

permanece en la actualidad la distinción entre riqueza (medios) y felicidad (fin), (Bruni y Porta,

2007).

Adam Smith había enunciado el mecanismo de la mano invisible como un proceso en el cual

el sistema se auto regulaba solo hasta alcanzar el equilibrio. Para ello, el mercado era el motor que

hacía funcionar la economía y era el generador de riqueza y, por lo tanto, implicaba mayor felicidad.

Esta idea fue retomada por Marshall (1890) que complementaba la visión clásica vigente con el

altruismo. Él negaba que el interés individualista sea un requisito esencial para la ciencia económica

(Bruni y Porta, 2007).

Marshall estaba convencido de que la felicidad depende mayormente de factores

extraeconómicos. Como la religión, relaciones interpersonales genuinas como la familia y la

amistad. Esta posición, era una concepción netamente aristotélica donde se plantea que la felicidad

no se asocia a la riqueza y que la misma tiene una naturaleza social. Sin embargo, la pobreza,

aunque no signifique infelicidad necesariamente, determina esas condiciones objetivas que hacen

muy difícil desarrollar distintas dimensiones de la vida y relaciones interpersonales de las cuales

depende la felicidad (Bruni y Porta, 2007).

Marshall plantea que el verdadero factor del progreso económico no es aumentar las

necesidades (o sea el consumo de bienes) sino desarrollar nuevas actividades, ya sean asociadas a la

producción o al ocio. De esta forma, deja entrever la conexión que hay entre el ritmo de ganancia y

el estilo de vida. Tener menos necesidades nos permite vivir con un menor ingreso y dado que la

felicidad se encuentra en factores extraeconómicos podemos ser felices trabajando menos y por

ende ganando menos. Un ejemplo de la diferencia que establece Marshall respecto a la felicidad y la

Page 14: ¿Qué hay detrás de lo que medimos? Un enfoque desde la

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riqueza material es su recomendación sobre la necesidad de reducir la cantidad de horas de trabajo,

que probablemente cause una pérdida de ingreso neto pero genere mucha más felicidad o “bienes

morales” (Bruni y Porta, 2007).

Lo deja bien claro cuando escribe que, “Sólo si tomamos en cuenta el daño hecho a los

jóvenes viviendo en un hogar donde el padre y la madre viven de manera infeliz, debería ser de

interés para la sociedad permitir un poco de alivio para ellos. Permitir que los trabajadores y los

buenos ciudadanos no lleguen probablemente de casas donde la madre está ausente durante gran

parte del día; o el padre regresa cuando los chicos ya están durmiendo. “Por lo tanto la sociedad,

como un todo, tiene la responsabilidad de reducir las largas jornadas laborales lejos de casa”

(Marshall 1890, p.721). Marshall tenía una visión adelantada a su época, dado que recién en la

actualidad, a raíz de numerosos estudios, se llegó a conclusiones similares.

1.3. El concepto de utilidad y un nuevo punto de quiebre en la economía de la felicidad

Es imposible realizar un repaso cronológico del estudio de la felicidad sin tener en cuenta al

utilitarismo, creado alrededor de la regla de oro “la mayor felicidad para el mayor número”. Este

axioma que define al utilitarismo y se le atribuye al padre fundador del mismo, Jeremy Bentham fue

en realidad de Hutcheson (Hruschka, 1991). El utilitarismo, tiene un rol fundamental en la

reconstrucción del giro metodológico que se le da al concepto de felicidad en economía (Bruni y

Porta, 2007).

Una primera formulación del principio de utilidad la encontramos en Hutcheson (que fue el

profesor de Adam Smith), al tener en cuenta las cualidades morales de las acciones (Hruschka,

1991). Es decir, una acción es la mejor cuando procura la mayor felicidad para el mayor número; y

la peor, cuando, de la misma manera, ocasiona sufrimiento. De ahí que una característica

sobresaliente del utilitarismo es que es una forma de consecuencialismo. El término

“consecuencialismo” se refiere a aquellas teorías que juzgan la moralidad de los actos atendiendo

únicamente a las consecuencias. En ese sentido, un acto es moralmente obligatorio si sus

consecuencias son mejores que las de cualquier alternativa (Bruni y Porta, 2007).

Scheffler (1988) define el utilitarismo como la doctrina que juzga que el mejor estado de

cosas de cualquier conjunto dado es aquel que contiene el mayor balance neto de placer, felicidad o

satisfacción humana agregada.

Page 15: ¿Qué hay detrás de lo que medimos? Un enfoque desde la

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Parte del atractivo de esta teoría es que no sólo permite la evaluación moral de las acciones

ya realizadas, sino que también propone decidir cuestiones morales por medio de un cálculo

empírico (se suman los placeres y se restan los dolores), y en este sentido, el principio de utilidad es

la justificación y el criterio moral. Bentham (1798, {1996}) determina que la naturaleza ha puesto a

la humanidad bajo el gobierno de dos maestros soberanos, el dolor y el placer (Bruni y Porta, 2007).

El enfoque que tenia Bentham sobre la felicidad se conoció como “hedonismo psicológico”,

debido a que el comportamiento de las personas es individualista y su principal interés radica en

maximizar la felicidad y reducir el placer. Esta conducta psicológica es esencial para el programa

utilitarista en el cual la felicidad social es vista como una agregación de placeres individuales. Por

otro lado, la utilidad se convirtió en un concepto intercambiable con el de felicidad. La misma se

define como la propiedad que tiene un objeto que tiende a generar un beneficio, ventaja, placer,

bienestar o felicidad (Bentham 1798, {1996}). Uno de los mayores problemas al que se enfrentaron

los economistas fue la posibilidad y la necesidad de “medir” la utilidad (Bruni y Porta, 2007).

Otro punto importante que surge con el utilitarismo es que la felicidad se transforma en el fin

último de las acciones económicas, es decir la maximización de placer. La distinción entre medios

(riqueza) y fines (felicidad) desaparece. Con la llegada del marginalismo el centro de interés se

vuelca al subjetivo, al agente y su comportamiento. Mientras que en la economía política clásica

siempre fueron los componentes objetivos (Bruni y Porta, 2007).

A partir de esta transición el dominio de la economía no era más la “riqueza” sino la

felicidad-placer medida directamente, se transformo en la ciencia de la felicidad-placer. Mientras

que los economistas clásicos se centraban en cuestiones objetivas y externas (prerrequisitos

materiales), con este nuevo enfoque, la economía volvió a un acercamiento subjetivo (Bruni y porta,

2007).

Lo que se produjo fue una ruptura en la historia de la economía de la felicidad debido a que

la felicidad/eudaimonia se transformo en placer/utilidad. Con este cambio se ha perdido para

siempre la diferenciación de los prerrequisitos materiales y la felicidad. O sea que, mientras el

concepto de eudaimonia no es consecuencialista (la acción es realizada por que es intrínsecamente

buena, y como subproducto, la felicidad puede arribar), el utilitarismo sí lo es (Bruni y Porta, 2007).

El análisis histórico muestra que la noción contemporánea sobre la felicidad giró hacia un

retorno a la línea clásica (felicidad no es igual a riqueza), sin embargo la felicidad se mantiene

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individualista y hedonista. La estructura teórica en la cual se han basado todos los economistas

modernos sostiene que el incremento de la riqueza conducirá a un incremento en el bienestar y, por

ende, en el de la felicidad. Hemos visto que esta convicción fue central y explícita en Smith,

Malthus y Marshall.

La teoría económica neoclásica se ha convertido en la ciencia que estudia la interacción entre

individuos, con la presunción de que podría ser posible (teóricamente) aislar el momento económico

basado en el individualismo y la racionalidad instrumental, del amplio factor social de la vida

económica. Los economistas, escogieron la “riqueza” y los bienes como el objeto de estudio más

significativo de la disciplina. Sin embargo, hay una conexión perdida acerca de si los bienes

incrementan la felicidad y de qué forma. Y lo que vemos hoy en día en el debate económico sobre la

felicidad es argumentar de forma sistemática el efecto negativo que tiene los bienes materiales en

relación al bienestar. Por ejemplo, menores relaciones interpersonales y más ingreso pueden llevar a

una reducción del mismo. Es por esta conexión perdida, la razón por la cual no hay una teoría de la

felicidad en economía (Bruni y Porta, 2007).

Estas bases fundacionales han dado origen a las dos corrientes teóricas conocidas acerca del

análisis de la felicidad y el bienestar económico: la teoría objetiva y subjetiva del bienestar.

2. La teoría objetiva del bienestar

La evolución del concepto bienestar permite varias acepciones, es por eso que es muy difícil

diferenciar los aspectos “subjetivos” (sentimientos) de los “objetivos”. Como introducción

necesitamos ampliar el rango de interpretaciones sobre el término para entender la forma en que las

personas pueden percibirlo.

El concepto del bienestar indica una evaluación de la situación de una persona o, más

convenientemente, una evaluación en donde se concentra la calidad de la persona, “el ser”. El

bienestar es así un concepto vago que puede atravesar varios aspectos de la vida y es sujeto al

debate normativo, más que a un solo aspecto consensualmente definido.

Muchos filósofos y economistas utilitaristas se acercaron al bienestar como una entidad

única o como un grupo de cosas medibles: “utilidad” como una especie de dinero mental. El

bienestar se redujo al “sentir bien”, típicamente visto como placer; sentir bien supuso ser la única

dimensión y el componente de ello (“bienestar”, a veces llamado “bienestar material”) era asumido

Page 17: ¿Qué hay detrás de lo que medimos? Un enfoque desde la

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como algo separado, sacado de bienes económicos y servicios, y de central importancia. Por lo

tanto, los ingresos fueron tratados como la medida clave del bienestar en “economía del bienestar

convencional” y la política económica, incluso en muchas teorías sobre economía del desarrollo

(Headey y Wearing, 1992).

2.1. Amartya Sen y su concepción de bienestar

Para Sen, (1984) el desarrollo está asociado a lo que las personas pueden realmente ser o

hacer, lo que él denomina como funcionamientos. Asimismo de las capacidades que disponen,

entendidas como las oportunidades para elegir y decidir qué clase de vida llevar. Por eso el

desarrollo no se alcanza solo con el aumento de la producción, y por ende, su estimación mediante

la renta disponible es deficiente. Bajo este enfoque una sociedad desarrollada va a ser una sociedad

más libre donde el camino al desarrollo estará fundado en una libertad mayor (Córdoba, 2007).

La teoría o enfoque de las capacidades es la forma que tiene Sen (1984) de reformular el

concepto de bienestar en función a la libertad, para llevar una vida valiosa. Es decir, surge como una

teoría para evaluar la calidad de vida de las personas. Lo interesante de esta teoría es que plantea

que los recursos disponibles no nos brindan suficiente información porque su utilización cambia

según las necesidades personales como la edad, la salud o el capital social. Por ejemplo un anciano

necesitara, seguramente, más recursos que una persona joven para que ambos sean igualmente

capaces de estar sanos. Una persona con conocimientos básicos de agricultura será más capaz de

poder alimentarse, con los mismos recursos, que quien carezca de tales conocimientos. Sin embargo

los recursos tienen un valor instrumental al ser una condición indispensable para tener la capacidad.

Y Sen los denomina habilitaciones (entitlements), representan los recursos bajo el poder del sujeto

(Córdoba, 2007).

Las mismas consisten en recursos que puedan ser utilizados o consumidos. Por ejemplo,

podemos estar habilitados respecto a un medicamento porque tenemos el dinero para comprarlo en

la farmacia, o porque nuestro estrecho parentesco con el propietario de la farmacia nos faculta para

exigírselo, o porque somos titulares de un subsidio. En cambio, no estaríamos habilitados si

solamente dependiéramos de la beneficencia (Córdoba, 2007).

Del análisis de Sen (1987) se puede interpretar a la libertad como la capacidad de funcionar,

y para eso es necesario estar habilitado. Sin embargo, también desarrollo un concepto que une a

estas dos ideas, a la que él llama funcionamientos. Los funcionamientos (functionings) son las cosas

Page 18: ¿Qué hay detrás de lo que medimos? Un enfoque desde la

17

que el sujeto realiza o logra gracias a sus habilitaciones y a lo que pueda hacer con ellas, por

ejemplo estar sano, tener un auto o viajar. Es una herramienta fundamental para el análisis del

bienestar ya que nos muestra una perspectiva de cómo se conforma la vida del sujeto (Córdoba,

2007).

Por consiguiente, se genera una nueva visión del bienestar que no depende ni de la utilidad

ni de la cuantía de recursos. No obstante, los funcionamientos pasan a ser el pilar de las condiciones

de vida y del bienestar. Este, es un terreno meramente pragmático y constitutivo de la vida del

sujeto. No necesita de ninguna hipótesis teórica (Córdoba, 2007).

La noción de funcionamiento junto con la de capacidad nos abre la posibilidad de elegir. No

se trata solamente de tener la oportunidad de hacerlo sino de tener los recursos pertinentes para

aprovecharlo. Por ejemplo, para que un no vidente pueda desplazarse (funcionamiento) necesitara

más recursos y/o un entorno social más favorable. O sea que por más que existan las mismas

habilitaciones no se traduce necesariamente en igual capacidad de funcionamiento debido a que

cada situación individual tiene sus particularidades (Córdoba, 2007)

Para tener una idea de que hablamos cuando hablamos de capacidades vamos a nombrar

algunas enunciadas por Sen como por ejemplo, estar sano, ver, evitar el hambre, ayunar, tener una

vivienda, tener seguridad física, evitar ser agredido físicamente, trasladarse sin peligro, tener ropa,

evitar la vergüenza por la ropa que se lleva, estar junto a sus seres queridos, vivir sin estar

estigmatizado, llevar una vida normal, actuar con sensatez, estar equilibrado, sentirse feliz y estar

satisfecho. Básicamente la vida de una persona está representada por sus funcionamientos, y la

libertad que ejerce sobre la capacidad de funcionar así (Sen, 1987).

La columna vertebral de la teoría de Sen (1987) es que el bienestar depende del conjunto

disponible de capacidades para funcionar. Es por eso que su concepto de bienestar se asocia

directamente con la noción ética de una vida plena, en contraposición a las teorías económicas

estándar dominantes (Córdoba, 2007).

2.2. El quiebre de paradigma: la paradoja de Esterlín

El estudio de la economía de la felicidad atravesó por un periodo de declive después del

utilitarismo debido a que esta teoría asumía que cualquier acción racional estaba motivada por la

búsqueda de una maximización de placer entendido como sinónimo de felicidad por ende

Page 19: ¿Qué hay detrás de lo que medimos? Un enfoque desde la

18

simplificaba la realidad y no daba lugar a mayores interpretaciones. En la literatura económica fue

reapareciendo el interés en el análisis empírico hace cuarenta años atrás por aportaciones como la de

Easterlin (1974) sobre la relación entre el ingreso individual y la felicidad, y la de Scitovsky (1976)

“Economía triste”, que ofrece una explicación de por qué más riqueza no nos conduce a mayor

felicidad. Estos trabajos lanzaron la denominada “paradoja de la felicidad” (Bruni y Porta, 2007)

Se denomina “paradoja de la felicidad” a la contradicción que surge de que, a lo largo del

ciclo de la vida la felicidad no depende del ingreso (o depende de forma negativa) mientras que

durante un momento en particular el ingreso y la felicidad están altamente relacionados (Bruni y

Porta, 2007).

Sin dudas que ingreso y bienestar, de hecho, están relacionados a una mejor calidad vida. La

gente adinerada normalmente goza de una mejor salud, mayor longevidad, menores tasas de

mortalidad infantil, menores problemas financieros (una causa común de estrés mental) y tienen

mayor acceso a bienes y servicios. La gente rica, entonces, debería ser sustancialmente más feliz

que otra. Sin embargo, la paradoja de la felicidad nos dice algo distinto (Bruni y Porta, 2007). Según

un estudio que realizo Frey y Stutzer (2002) podemos sostener que la gente rica, en promedio,

reporta un mayor nivel de bienestar subjetivo. La relación entre ingreso y felicidad, ambas en

regresiones simples y con las variables controladas (ceteris paribus) probó ser estadísticamente

significativa. En este caso, «el ingreso si compra la felicidad»”.

Por otro lado Oswald (1997), apoyando a la investigación empírica de Easterlin, concluye

que no se podía defender la idea de que un mayor crecimiento económico lleva a una mejora en el

bienestar desde que un porcentaje de estadounidenses, europeos y gente de países desarrollados

respondieron decrecientemente a la sensación de sentirse feliz. O sea que, a pesar de que el ingreso

fue aumentando de forma consistente durante las últimas décadas la felicidad promedio se mantuvo

constante o fue decreciendo en el mismo período. Compartiendo la misma hipótesis, Lane (2000)

realizo un trabajo empírico comparando la evolución del índice de felicidad que elabora Estados

Unidos a través de un cuestionario nacional con el PBI per capita para ratificar la hipótesis de que

un mayor ingreso no necesariamente produce un aumento del bienestar. El índice de respuestas

“muy feliz” en la encuesta referida a Estados Unidos en el período 1946-90 ha decrecido de 7.5% a

7% mientras que el PBI per cápita creció de 6000 a 20000 dólares (Bruni y Porta, 2007).

Page 20: ¿Qué hay detrás de lo que medimos? Un enfoque desde la

19

En busca de respuestas los economistas se centran en la hipótesis de la “perspectiva

comparativa”. Asimismo, la teoría del “consumo relativo” sostiene que los comportamientos de

consumo están llenos de elementos sociales. Esta teoría no es novedosa en cuanto a que existieron

desarrollos previos como los aportes de Keynes (1992) que fue el primero en determinar que el

consumo dependía del ingreso seguido por los aportes de Duessenberry (1948) con su teoría del

ingreso relativo. La misma plantea que el consumo difiere entre el corto y el largo plazo debido a

que el consumo no solo depende del ingreso actual sino también del anterior. Lo que cuenta en

términos de bienestar subjetivo es la posición relativa del individuo (opuesta a la absoluta). La

posición relativa se refiere al lugar que ocupa el individuo dentro de la escala social en función a su

entorno. El problema que surge es que por más que una persona pueda tener movilidad social en

términos relativos, la sociedad como un todo no. Por eso, la riqueza o la posibilidad de consumo nos

hace más feliz siempre y cuando sea mayor a la de nuestro entorno y esta hipótesis sirve de

explicación a la paradoja de por qué a lo largo del ciclo de vida, mayor ingreso no aporta mayor

felicidad (Bruni y Porta, 2007).

La paradoja de la felicidad genero mucha polémica y hasta el día de hoy se siguen realizando

trabajos tratando de explicarla. Sin embargo, hay una idea presente en todas las teorías: la economía,

enfocada en sus principales variables (ingreso, riqueza, consumo), omite “algo importante” que

afecta a la felicidad de las personas. Lo que surge de forma evidente es que cada teoría marca una

dimensión olvidada como por ejemplo: la estimulación y creatividad, la salud, la participación

política, la aspiración social, la libertad, la pérdida de altruismo, el decrecimiento de capital social.

Estas diferentes y conflictivas teorías concuerdan en la negligencia de la economía del bienestar de

tener en cuenta en su medición la importancia de dimensiones interpersonales (Bruni y Porta, 2007).

Desde la perspectiva de la corriente epistemológica que da origen al enfoque del bienestar

subjetivo se debate el significado ambiguo del término “felicidad”. Dentro de esta perspectiva es

común definir felicidad como bienestar, placer o satisfacción y Easterlin (2001) considera que los

términos felicidad, bienestar subjetivo, satisfacción, utilidad y bienestar son intercambiables.

Page 21: ¿Qué hay detrás de lo que medimos? Un enfoque desde la

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3. Teoría subjetiva del bienestar. La felicidad como principio normativo

El estudio de la felicidad desde la perspectiva subjetiva del bienestar se basa en lo que el

sujeto expresa para evaluar su felicidad. Como hemos mencionado, algunos economistas utilizan al

bienestar subjetivo como sinónimo de felicidad, apoyados por la psicología para la definición. La

psicología tiene una historia muy rica en el campo de la felicidad, de hecho, los estudios

experimentales sobre la felicidad datan de 1950. Y en general, los psicólogos usan la expresión

“felicidad” con más precisión que los economistas. Los psicólogos distinguen entre: (a)

“satisfacción personal”, que es un elemento cognitivo; (b) “afecto”, el componente afectivo; y (c) el

bienestar subjetivo, definido como el estado general del bienestar subjetivo, sintético, de larga

duración, que incluye tanto el componente afectivo como el cognitivo (Bruni y Porta, 2007).

A pesar de que la felicidad es considerada un concepto más estrecho que el de bienestar

subjetivo y diferente del de auto satisfacción. Ambos son componentes del bienestar subjetivo, que

se define como una evaluación general sobre la vida de la persona. El término bienestar subjetivo

prioriza la evaluación individual sobre la propia vida -no necesita el juicio de terceros- e incluye la

concepción de satisfacción (Bruni y Porta 2007).

Dentro de este enfoque “ser” feliz es considerado diferente a “sentirse” feliz, asimismo el

bienestar subjetivo se entiende como sinónimo a estar feliz. Se podría decir que este enfoque se

asimila mucho a la felicidad en términos aristotélicos, conocido como eudaimonia, donde

“satisfacción” y “felicidad” provienen de sentirse feliz (Bruni y Porta 2007).

Como resultado de este debate deberíamos enfatizar que en estudios psicológicos sobre la

felicidad hay cierta tensión entre una idea “hedónica” de felicidad y una “eudaimonica”. Porque en

el enfoque hedonístico, la felicidad es el resultado de evitar el dolor y buscar el placer. Mientras

que, para el enfoque eudaimonico, la felicidad emerge de una motivación intrínseca como algo

funcional a las personas y se centra en la búsqueda de cosas no materiales como las relaciones

interpersonales.

3.1. Las aplicaciones empíricas que miden el bienestar subjetivo

Una de las particularidades que tiene la Economía de la Felicidad es que incorpora un tipo de

herramienta e información que la ciencia económica no está acostumbrada a utilizar. Como lo son

las encuestas sobre evaluaciones subjetivas de felicidad o satisfacción con la vida, también llamados

Page 22: ¿Qué hay detrás de lo que medimos? Un enfoque desde la

21

reportes de bienestar subjetivo o de satisfacción general. De esta manera se inaugura una nueva

forma de analizar el bienestar que no tiene nada que ver con la tradición objetivista dominante ni

con la vertiente utilitarista neoclásica como en el enfoque de capacidades. De ahí que algunos

autores hacen referencia al inicio de una nueva Ciencia Económica (Días, 2013).

El problema que trae aparejado utilizar como una herramienta fundamental a los reportes de

bienestar subjetivo es que tiene grandes desafíos teóricos y metodológicos. En el plano teórico, las

preferencias tienen que ser alternativas a las objetivamente reveladas en el comportamiento. O sea

que es necesario elaborar otras preferencias basadas en una concepción distinta. Y el principal

aliado en esta tarea es la psicología, la cual ha hecho enormes avances en el campo del bienestar

subjetivo y las formas de medirlo. Sin embargo la psicología económica todavía no goza de un

enfoque unificado (Días, 2013).

El gran desafío metodológico está relacionado con la calidad de las respuestas en los

cuestionarios referidos a la felicidad. Primero porque puede suceder que la mayoría de las personas

no tengan ninguna opinión sobre la apreciación de la vida. Y segundo, porque las personas tienden a

mostrarse más felices de lo que realmente son. Esto se debe a un mecanismo defensivo asociado al

ego y a un deseo social (Stone y Mackie, 2013).

También hay evidencia de que las respuestas están condicionadas por distintas influencias

ocasionadas por el lugar donde se haga la entrevista, el entrevistador, el clima, etc. Estas diferencias

pueden ser consideradas como errores aleatorios, los cuales están contemplados en las mediciones.

Las palabras que utilizamos en las preguntas, la secuencia de las mismas, el formato de las

respuestas, y el contexto de la entrevista influye en las mismas. Es por esto que, surgen problemas

cuando queremos comparar resultados de distintos estudios (Stone and Mackie, 2013).

3.2. Revisión de los últimos avances metodológicos para la medición del bienestar

experimental

Debido al gran auge que tuvo los últimos años el reporte subjetivo se puede observar que han

sido desarrolladas un gran número de técnicas para obtener datos sobre el bienestar experimental de

los sujetos. Dentro del amplio rango, están las llamadas evaluaciones momentáneas a través del día,

como el método de muestreo vivencial (Experience Sampling Method o MMV) y la Evaluación

Momentánea Ecológica (Ecological Momentary Assessment) que es muy similar al MMV solo que

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22

tiene un enfoque más fisiológico por que se asocia a temas relacionados con la salud. Y para una

reconstrucción de las actividades de un día previo se utiliza el Método de Reconstrucción del día

(Day Reconstruction Method). Estos enfoques varían en la profundidad y la precisión de la

medición (Stone y Mackie, 2013).

La EME (Evaluación Momentánea Ecológica) es una metodología de investigación que

propone a los participantes parar en un determinado momento del día y realizar notas de su

experiencia en tiempo real, mide sentimientos inmediatos. La distinción de este método es seguir las

emociones asociadas con las experiencias a medida que ocurren durante el día. De esta forma se

evita confiar en la memoria y en efectos contextuales provocados por ambientes artificiales como

por ejemplo, un laboratorio (Stone y Mackie, 2013).

También existe un tipo de Evaluación Momentánea Ecológica más elaborada donde se le

pide a los participantes valoraciones subjetivas de sus propias emociones y experiencias en tiempo

real, a medida que transcurre el día. Se realiza mediante un dispositivo electrónico que lleva el

sujeto durante un periodo de tiempo, por ejemplo una semana. Y las respuestas se cargan

directamente en el dispositivo. Así los investigadores pueden realizar todo tipo de análisis

estadístico buscando máximo, mínimos, promedios y hasta experiencias diurnas (Stone y Mackie,

2013).

El mayor problema de este tipo de método es la naturaleza intensiva del mismo, por lo que lo

hace muy difícil de aplicar a gran escala, como por ejemplo, a nivel nacional. Si se tuviera que

repartir los dispositivos a nivel nacional sería muy poco práctico. Abría que hacer capacitaciones

para enseñar a usarlo, o si no, estaríamos expuestos a obtener datos espurios. La forma en que los

gobiernos realizan y administran las encuestas va a ir cambiando a medida que la tecnología vaya

evolucionando y permitiendo el surgimiento de nuevos métodos de medición (Stone y Mackie,

2013).

Actualmente, la valoración del día es el método más utilizado para medir el bienestar

experimental a gran escala. El único inconveniente es que como las personas tienen días buenos y

días malos, la valoración diaria puede sufrir variaciones. Por eso las medidas tomadas al final del

día es un método frecuente y bien establecido. El objetivo es que el participante manifieste su

valoración en función al día entero. El mismo es sutilmente distinto a los métodos de valoración

momentánea que están influenciados por lo que está haciendo el participante en ese instante, distinto

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23

de cuando se hace al final del día, que se evalúa la experiencia de una forma más integral. Por eso,

los estudios de Kahneman (2004) demuestran que un día que termine bien va a tener mejores

reportes que un día que termine mal, aunque el resultado promedio de las mediciones de bienestar

momentáneas sean las mismas. Las desventajas de este método es que es poco práctico al momento

de hacer las encuestas, motivo por el que va a ir desapareciendo, a medida que la tecnología avance

(Stone y Mackie, 2013).

Las medidas globales respecto al día anterior se encargan de interrogar al sujeto sobre las

experiencias del día previo. Lo que intenta es hacer más objetivo el análisis, tratando de que el

espacio temporal entre la experiencia y la evaluación sea mayor, un poco más que la evaluación

total al final del día. La ventaja de este tipo de encuestas es que son más factibles de hacer a nivel

nacional, debido a que pueden llamar en cualquier momento del día para hacerla, ya que lo que se

evalúa es el día anterior. Organizaciones como Gallup o más recientemente OEN (Oficina de

Estadísticas Nacionales de USA) la realizan frecuentemente. De hecho, existe numerosa evidencia

sobre los datos de las encuestas realizadas por Gallup. Por ejemplo, que distintos grupos de la

población reportan distintos niveles de felicidad (ej. mediana edad contra jóvenes o adultos, casados

contra solteros, empleados contra desocupados) o dependiendo en qué momento (ej. fines de

semana, feriados o días laborales). Usando este tipo de encuesta, se comprobó que el ingreso está

relacionado con el bienestar vivencial de forma no lineal (Stone y Mackie, 2013).

Asimismo Kahneman (2004) propuso el método de reconstrucción del día (MRD). La

ventaja que plantea este método es que evita cualquier problema metodológico asociado a los

recuerdos. Además es más accesible y tiene menores limitaciones metodológicas que los métodos

de evaluación momentánea. Otra virtud es que combina la información temporal con la medida

afectiva de la experiencia. Esto se logra pidiéndoles a los participantes que construyan un diario con

todas las actividades que realizaron el día previo y después se les provee una lista con sentimientos

positivos y negativos y se les pregunta cuan fuerte sintieron esas emociones durante cada actividad

enlistada en el diario. Usando un rating numérico como por ejemplo una escala del uno al diez

(Stone y Mackie, 2013)

Los participantes siguen una estructura donde primero dividen el día en hechos “específicos”

o eventos. Después describen esos eventos en términos del tipo de actividad (ej. trabajo

comunitario, comer un almuerzo, ejercitarse) y proveen un rating detallado de su estado afectivo

Page 25: ¿Qué hay detrás de lo que medimos? Un enfoque desde la

24

durante la actividad. Otra característica atractiva es que los resultados de las mediciones van más

allá de un simple índice promedio transversal a los ratings individuales. No ignora ciertas

características asociadas a la experiencia, como la cantidad del tiempo gastado en un particular

estado hedónico o la variabilidad del mismo durante el día (Stone and Mackie, 2013).

Usando los datos del MRD, Kahneman (2004) propuso el índice U, el cual está basado en la

relativa intensidad de las emociones positivas y negativas durante cada episodio, de esta forma

tenemos una idea métrica del tiempo que los participantes ocupan en estados predominantemente

positivos o negativos. Otra ventaja es que mientras la memoria de experiencias en marcha asociadas

al dolor o al humor puede fallar, las asociadas a los eventos son más precisas. El MRD está diseñado

para auto administrarse y puede ser completado por la mayoría de los participantes en una sola

sesión. De hecho es menos costoso y limitado que los métodos de evaluación momentánea más

rigurosos y se puede hacer de forma escalable a encuestas más grandes.

3.3. Conceptos adicionales asociados a la metodología de medición

3.3.1. Consideraciones culturales

Se ha descubierto que el valor que las personas le dan a sus estados emocionales tiene un

enorme impacto en los reportes de bienestar subjetivo. Por ejemplo se han hecho investigaciones

que muestran variaciones sistemáticas en los reportes que parecen estar ligados a normas culturales

asociadas a un estado afectivo ideal. Consecuentemente, al hacer comparaciones internacionales o al

interpretar resultados de sub-poblaciones de un país, hay que tener en cuenta de considerar los

aspectos de contexto cultural. Los asiáticos y asiáticos americanos, por ejemplo, parecen darle

menor valor a la excitación y la alegría y valoran más características como la serenidad y la calma.

En contraste, los europeos y americanos valoran en mayor medida los estados positivos y de

sorpresa. Tales observaciones pueden generar preguntas y hasta dudas en las comparaciones de

bienestar subjetivo entre países, por eso es muy importantes tenerlas en cuenta (Stone y Mackie,

2013).

Tsai (2006) argumenta que la cultura tiene un impacto grande en cómo las personas quieren

sentir. Por ejemplo, la ira y la tristeza parecen ser estados más aceptables entre los alemanes que

entre los americanos. Sin embargo, la felicidad parece ser entendida de la misma forma a través de

Page 26: ¿Qué hay detrás de lo que medimos? Un enfoque desde la

25

las culturas a pesar de las variaciones que sufren los factores que la producen. De ahí que más

estudios son necesarios para entender el rol que la cultura tiene en la medición del bienestar

subjetivo.

3.3.2. Sensibilidad en las mediciones del bienestar respecto a las condiciones de cambio

Uno de los dilemas más grandes en materia de medición de bienestar es la habilidad de

detectar grupos o sectores y su sensibilidad al cambio. Una de las principales incógnitas respecto a

la valoración del bienestar y su aplicación para políticas públicas, es detectar que constituye un

cambio significativo en la medición del bienestar experimental. El problema está en que las

variables son subjetivas y se analizan en una escala ordinal. Por ende, pueden aparecer diferencias

estadísticas en términos de lo que es importante a través del tiempo contra un análisis de corte

transversal (Stone y Mackie, 2013).

La naturaleza temporal de los datos tiene relevancia debido a que en las grandes encuestas

realizadas, por ejemplo, durante 2 años, no se pueden detectar las pequeñas variaciones que se

asocian a cambios más rápidos como los que pueden ocurrir día a día o durante un fin de semana.

Por eso, es importante saber interpretar los cambios en las variaciones del bienestar. En una escala

del 0 al 10 es lo mismo un cambio del 1 al 2 comparado con uno del 7 al 8 (Stone y Mackie, 2013).

Como respuesta a este problema Kahneman (2004) diseñó el índice-U que combina los datos

ordinales con la duración temporal para calcular el porcentaje del tiempo “infeliz” durante el día. A

las personas les interesa ser más felices durante más tiempo, pero las investigaciones referidas al

bienestar subjetivo no han hecho mucho progreso en métodos que puedan comparar qué “tan feliz”

y durante “cuanto más tiempo” lo son (Stone y Mackie, 2013).

4. Síntesis

Hasta este punto hemos visto cómo el concepto de felicidad fue evolucionando a través de la

historia, hasta llegar al concepto de bienestar con sus respectivas variantes. Diferenciamos el

bienestar objetivo del subjetivo como las dos ramas principales de las cuales se van derivando

distintos enfoques del mismo.

Una de las conclusiones que se pueden sostener es que son conceptos complementarios más

allá de que la forma de medirlos y los resultados a los que se llegan no lo sean. El hecho de que el

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bienestar objetivo sea más fácil de medir porque depende de variables externas, de poder disponer

de un seguimiento, una medición y de que esté exento de una percepción subjetiva, no lo hace más

válido ni más importante que una medición de carácter subjetivo, donde tenemos que obtener los

datos mediante cuestionarios que están sujetos a posibles sesgos.

A pesar de que sea un campo relativamente nuevo, en el estudio metodológico del análisis

del bienestar subjetivo ya se han hecho importantes avances y su relevancia crece día a día de la

mano de las necesidades y la demanda por un tipo de información que no existe y que es necesaria

para complementar y solucionar ciertas discrepancias o paradojas que se dan en la teoría económica

dominante.

Muchos economistas prefieren ignorar el problema. Mirar las regresiones de diferentes

países y compararlas para medir su desempeño económico, mediante algún índice o indicador

estadístico es una forma indirecta de ignorar las discrepancias que existen en la construcción teórica

subyacente. Los rankings de países y los estratos de desarrollo nos permiten tener una aproximación

a la dimensión objetiva de los niveles de bienestar. Por ejemplo, utilizar el PBI como medida de

bienestar es un enfoque limitado e imperfecto, ya que se incluye más de lo que debería excluir,

donde muchos costos se registran injustamente como beneficios.

De ahí que desde esta perspectiva se han realizado intentos para sanear esta situación, como

el índice de bienestar económico sostenible (IBES) que es un indicador económico alternativo que

intenta reemplazar al Producto Interno Bruto (PBI) como indicador de bienestar social. El IBES se

evalúa mediante técnicas similares, pero en lugar de contabilizar los bienes y servicios de la

economía contabiliza de un lado el gasto de los consumidores, la utilidad aportada por el trabajo

doméstico y del otro descuenta el coste de las externalidades asociadas a la polución y el consumo

de recursos; pero estos intentos siguen siendo insuficientes (Stone y Mackie, 2013).

Otra explicación a las discrepancias puede estar vinculada a las razones explícitas del

bienestar objetivo y esto nos lleva a otro concepto que aporta Sen (1987), que es el de “éxito del

bienestar”. Significa prestar atención al estado actual de las personas y no sólo a su percepción. Este

tipo de concepto puede plantar algunas dudas sobre el juicio de las personas respecto de su propio

bienestar y la preponderancia de los sentimientos. De hecho, cabe preguntarse, ¿por qué nos

comparamos con la situación de otras personas?, ¿por qué siempre surgen nuevos deseos?, ¿por qué

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27

las expectativas tienden a adaptarse a la situación actual? En efecto, responder estas preguntas

implica el rechazo de la idea de bienestar como placer o satisfacción.

Otra forma de ver el fenómeno es desde la perspectiva del bienestar subjetivo. Cuando

examinamos las fuentes del bienestar subjetivo, aparecen factores que contribuyen a este bienestar

sin caer en las mediciones del ingreso monetario. Y que tienen que ver, por ejemplo con la calidad

(y cantidad) de vida familiar, las relaciones personales y los factores culturales que determinan los

comportamientos de consumo y las aspiraciones personales.

Page 29: ¿Qué hay detrás de lo que medimos? Un enfoque desde la

28

MARCO TEORICO-METODOLOGICO: INDICADORES DEL BIENESTAR OBJETIVO

Y SUBJETIVO

1. Paradigma epistemológico de lo deductivo a lo inductivo

Antes de comenzar a enunciar ciertos indicadores y la forma en que se construyen es

importante marcar la transición que se está viendo en la ciencia económica respecto a la

interpretación del concepto del bienestar y la forma en que lo medimos. Teniendo en cuenta las

consecuencias que tiene tanto en la teoría como en la aplicación de políticas el modo de abordar

metodológicamente la realidad. Para describir un cambio de paradigma en la ciencia económica

primero tenemos que definir cómo fue transformándose este modo de abordaje desde una visión

deductiva con las teorías clásicas de bienestar pertenecientes a la rama más ortodoxa de la

economía, a una más inductiva con los últimos avances metodológicos que hemos visto previamente

(Navarrete, 2003).

Según Navarrete (2003) la producción del conocimiento científico supone un intercambio

entre las lógicas de la justificación y el descubrimiento. La primera implica que la investigación

parte de la teoría y desciende de los hechos, la elaboración de conocimientos se basa en el

razonamiento deductivo que hace observaciones para probar teorías. El descubrimiento, en cambio,

parte de la realidad y asciende a la teoría. El proceso de conocimiento se funda en el razonamiento

inductivo que construye teorías a partir de observaciones (Navarrate, 2003).

El proceso de conocimiento social está marcado por dos sistemas lógicos de investigación: el

modelo hipotético-deductivo, desarrollado por el pensamiento positivista desde la segunda guerra

mundial, y el modelo inductivo-conceptual impulsado por la emergencia de la investigación

cualitativa en los últimos años. El modelo que predominó en las ciencias sociales es el hipotético-

deductivo que utiliza las técnicas cuantitativas para analizar la realidad social. El mismo contrasta la

teoría con la observación de los hechos sociales mediante el razonamiento deductivo. La lógica del

modelo se define por teoría-hipótesis-observación (Navarrete, 2003).

Las ciencias sociales y las naturales son metodológicamente uniformes desde 1950. Por

consiguiente, ambos campos comparten cierta metodología, donde el científico social investiga la

sociedad de igual forma que lo haría con el mundo natural. El producto de la investigación se

formula como “leyes” o generalizaciones similares a las formuladas en la realidad natural, lo que

Page 30: ¿Qué hay detrás de lo que medimos? Un enfoque desde la

29

hace que la investigación social tenga un carácter neutral, libre de valores y semejante al modelo de

las ciencias naturales (Navarrete, 2003).

El proceso de investigación hipotético-deductivo se centra en las técnicas de medición y

análisis cuantitativo. Este proceso se inicia en los años cuarenta cuando la investigación trataba de

transformar el conocimiento social de lo cualitativo a lo cuantitativo, presionado por el dominio de

la sociología norteamericana. Asimismo las ciencias sociales siempre utilizaron técnicas estadísticas

de contrastación de hipótesis. La persona que lideraba este auge metodológico cuantitativo fue

Lazarfeld (1979), quien se preocupo por desarrollar la rigurosidad matemática para evitar todo tipo

de subjetividad humana. Su postura es que todo concepto debe indicar niveles de medición para

someterse a la exigencia de la prueba empírica (Navarrete, 2003).

Por otro lado, tenemos el modelo conceptual-inductivo que surge como una respuesta a la

hegemonía del modelo hipotético-deductivo incentivado por el auge de las nuevas investigaciones

del orden cualitativo. El modelo conceptual-inductivo pone mayor énfasis en el contexto del

descubrimiento de nuevos conocimientos a partir de la observación de los hechos. Este modelo de

investigación tiene una lógica inductiva que se define por los siguientes elementos: observación-

hipótesis-teoría (Navarrete, 2003).

Durante las décadas del veinte y del treinta la Escuela de Chicago fue la responsable del

auge del desarrollo de la investigación cualitativa en las ciencias sociales, que buscaba en “lo

detallado, lo particular y lo empírico” y en el rechazo a la “lógica deductiva” las bases del

conocimiento social. Este proceso fue el punta pie inicial para que las ciencias sociales tomaran un

giro interpretativo y se alejaran del modelo dominante de las ciencias naturales para acercarse mas

al de las humanidades. El modelo conceptual-inductivo está interesado en subrayar la particularidad

del objeto social, el papel de la acción humana y la subjetividad de las motivaciones, juicios,

valores, justificaciones y propósitos de los actores sociales (Navarrete, 2003).

El descubrimiento es la columna vertebral del proceso de investigación. La lógica del mismo

se caracteriza por la preponderancia de la construcción de la hipótesis y teorías en base a la

observación de los hechos sociales. El proceso se centra en la observación de los aspectos de la vida

social para luego tratar de encontrar e inferir pautas que indiquen principios teóricos generales

(Navarrete, 2003).

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30

En este sentido, el proceso conceptual-inductivo destaca la importancia de la observación, la

inducción y lo cualitativo ante todo. La investigación busca observar los fenómenos in situ en su

medio natural, tal como son vividos en su autenticidad y espontaneidad por las personas (Martínez,

1999).

2. Paradigma objetivo en el abordaje metodológico del bienestar económico

2.1. El Producto Bruto Interno como aproximación a la medición objetiva del bienestar

Habitualmente, el bienestar siempre ha sido determinado a través de una única dimensión

objetiva, bienestar material medido por el Producto Bruto Interno. A través del tiempo, se fueron

incorporando otras medidas como el ingreso per cápita y los índices de pobreza. Sin embargo, hay

ciertos aspectos de la vida humana que el PBI por sus imperfecciones no llega a capturar. Por

consiguiente la medición del bienestar fue evolucionando hacia lugares más amplios como la

dimensión social, aspectos ambientales y derechos humanos. Ahora se considera que el concepto del

bienestar es multidimensional, englobando todos los aspectos de la vida humana (Conceição y

Bandura, 2008)

Pareciera que los economistas se han olvidado que lo que realmente importa es el bienestar

de las personas ya que en términos generales están mayormente preocupados por los niveles de PBI

y crecimiento. Una suposición fundamental del análisis económico estándar es que el bienestar de

las personas crece con el consumo (de comida, ropa, casas, entretenimiento, y otros tantos bienes y

servicios). Es por esta suposición que se toma al PBI como una medida de bienestar y progreso. ¿Es

válido asumir que más consumo conlleva a mayor utilidad? Hay mucha evidencia sistemática de las

limitaciones de usar el PBI como medida de bienestar que surgen de indicadores más directos sobre

la calidad de vida. Algunos de estos indicadores son objetivos -incrementos en nutrición o en la

expectativa de vida, mejoran la calidad de vida, mientras que los incrementos en crímenes o

congestiones en el tráfico hacen decrecer la misma-, otros indicadores son subjetivos como los que

recolectamos mediante las encuestas y a los que nos referimos previamente en este trabajo

(Conceição y Bandura, 2008).

Refiriéndonos solo a indicadores objetivos, podemos decir que el crecimiento generalmente

trae aparejado un mayor consumo de bienes y servicios. Sin embargo existen muchos estudios que

Page 32: ¿Qué hay detrás de lo que medimos? Un enfoque desde la

31

sugieren que mientras muchos análisis de corte transversal de países muestran una correlación entre

el PBI per cápita e indicadores objetivos de calidad de vida -por ejemplo, en países ricos se tiende a

tener mayor expectativa de vida-, estudios de series de tiempo proveen muy pocas pruebas causales

entre la correlación del aumento del PBI y los indicadores objetivos -por ejemplo, en un gran

número de países el punto de inflexión referido al crecimiento económico sostenido antecedió por

muchas décadas mejoras sostenidas en la expectativa de vida- (Conceição y Bandura, 2008).

William y Easterlin (1999) hicieron un estudio de corte transversal y series de tiempo

sumamente instructivo donde decidieron analizar la relación entre PBI, crecimiento y las mejoras en

los indicadores objetivos de bienestar. Los resultados fueron sorprendentes por que encontraron que

el crecimiento de PBI fue causal de la mejora de solo 3 entre 81 indicadores de bienestar (ingesta

calórica, proteica, teléfonos, etc.). De hecho, la evidencia muestra que el crecimiento viene de la

mano de indicadores objetivos “negativos” que disminuyen la calidad de vida, como mayores

niveles de polución o hábitos alimenticios que incrementan la obesidad. Además, el crecimiento a

veces viene acompañado del “consumo” de aspectos que tienden a bajar la calidad de vida

(Conceição y Bandura, 2008).

La elaboración del PBI presenta algunos problemas como por ejemplo no tener en cuenta

cambios en el valor del capital que puede influenciar los patrones de consumo de las personas o el

hecho de incluir servicios estatales que son difíciles de estimar y calcular. Además el PBI no tiene

en cuenta actividades “fuera del mercado”, como el trabajo de las amas de casa, actividades ilegales,

o el valor del ocio y por último tampoco reconoce las externalidades como la polución o el

agotamiento de los recursos naturales. A pesar de las deficiencias que tiene el PBI, debe reconocerse

que es muy fácil de leer y muy confiable. Esa es la causa por la cual es ampliamente usado como

una variable proxy del bienestar. Sin embargo se han hecho varios esfuerzos para transformarlo en

una medición que contemple al bienestar de una forma multidimensional (Conceição y Bandura,

2008).

Una opción ha sido complementarlo con medidas objetivas para cubrir la falencia que tiene

en el campo social y ambiental. Esto no es nada nuevo, ya que desde la década del setenta se vienen

construyendo indicadores no económicos referidos a la salud, la nutrición, el medioambiente, el

empoderamiento y la participación ciudadana. Sin embargo el problema con ese tipo de datos es que

hace muy compleja la comparación entre países (Conceição y Bandura, 2008).

Page 33: ¿Qué hay detrás de lo que medimos? Un enfoque desde la

32

Un segundo enfoque, similar al anterior, es ajustar el PBI monetizando diferentes aspectos

que no están incluidos en el mismo como los factores ambientales y sociales. El inconveniente de

este ajuste radica en la dificultad de cuantificar y monetizar algunos de estos factores adicionales

(Conceição y Bandura, 2008).

Un tercer enfoque consiste en calcular la paridad del poder de compra entre los países e

incluir las diferencias en la distribución del ingreso. Debido a que el ingreso per cápita es un

promedio nacional, no se puede analizar con exactitud cómo son los ingresos en las diversas

regiones o poblaciones. Como respuesta a esta problemática se elaboro la Medida del Bienestar

Económico que tiene tres ajustes al PBI. Esta medida clasifica los desembolsos del PBI en consumo,

inversión y el intermediario, agregando los servicios del consumo del capital, ocio, trabajo

doméstico, “incomodidades” generadas por la urbanización como la polución y la congestión. El

Banco Mundial hizo un ajuste reciente estimando la riqueza y los ahorros netos. El objetivo es que

midan la tasa de ahorro de una economía después de tener en cuenta la inversión en capital humano,

depredación de los recursos naturales y el daño causado por la polución (Conceição y Bandura,

2008).

Un cuarto enfoque seria construir una medida compuesta que pueda capturar el aspecto

multidimensional del bienestar y reemplazarlo por el PBI. La medida debería estar conformada por

diferentes componentes para crear un solo índice. Uno de los primeros intentos se dio en 1979,

cuando Morris del Consejo de Desarrollo de Ultramar creo el Índice Físico de Calidad de Vida. El

mismo combinaba la mortalidad infantil, la expectativa de vida y el nivel de alfabetismo en adultos.

Otro ejemplo es el Índice de Desarrollo Humano creado en 1990, que combina el ingreso per cápita,

la expectativa de vida al nacer, el alfabetismo en adultos y el nivel de educación. Aunque esté lejos

de ser un índice perfecto, su fortaleza reside en la simplicidad y transparencia (Conceição y

Bandura, 2008).

Sin dudas que los índices son herramientas fundamentales para entender la realidad. Pero

hay que reconocer que tienen varias deficiencias, muchas críticas y observaciones para tener en

cuenta cuando se analizan los mismos. El primer problema que surge es querer capturar la

complejidad de la realidad en un solo número. De hecho, ni siquiera las metodologías y

valoraciones que se usan para construirlos son muy transparentes. El rango de críticas va desde los

indicadores que se usan para su construcción, hasta la colinealidad entre variables, el peso que se le

Page 34: ¿Qué hay detrás de lo que medimos? Un enfoque desde la

33

asigna a las diferentes categorías y la calidad de los datos. Además, las críticas también se refieren

al hecho de que no haya una discrecionalidad metodológica para países industriales como para

países en desarrollo, cuando ambos tienen diferentes características y distinto peso en diversos

temas. Por otra parte, los índices pueden estar sujetos a manipulaciones por los políticos que tienen

bastantes incentivos para realizar una contaduría más “creativa” que medidas objetivas. Finalmente,

los rankings generan un cierto dinamismo donde tienden a glorificar siempre a los mismos países

año tras año y se avergüenza a otros sin agregar ningún valor o sin ningún fin constructivo

(Conceição y Bandura, 2008).

2.2. Índice de Desarrollo Humano y las mejoras en la medición del bienestar objetivo

El concepto de desarrollo humano aparece como resultado de la evolución de la teoría del

desarrollo. Su origen se remonta a los años ochenta cuando se empezó a entender el desarrollo

desde un enfoque holístico, teniendo como pilar fundamental la teoría de las capacidades

desarrollada por Amartya Sen (Tovar, 2014).

Según Tovar (2014) el enfoque del PNUD para el diseño de su indicador se deriva de la idea

de que el desarrollo consiste en conformar un contexto o ambiente en el cual las personas puedan

disfrutar de una vida prolongada, saludable y creativa. Por eso, comprenden al desarrollo humano

como un proceso por el cual se aumentan las opciones para que las personas tengan la capacidad de

vivir más y mejor, tengan acceso a la educación y puedan disfrutar de un nivel de vida decente;

además de asegurar la libertad política y garantía de cumplimiento de los derechos humanos.

Para medir el desarrollo humano, es necesario conformar un conjunto de variables de las

más contemplativas posible para comprender la realidad de una manera integral. Sin embargo, para

abarcar todas las dimensiones del concepto en un indicador sería necesaria una cantidad sustancial

de información de la cual no se tienen datos, ya sea porque serían temas de los cuales no

disponemos mediciones o porque no se contaría con series de datos adecuadas; sumado a que una

inclusión excesiva de variables en el desarrollo del indicador podría generar una interpretación

errónea de los resultados y complejizaría mas el cálculo. Por lo tanto el PNUD eligió tres

dimensiones para medir el desarrollo humano. La primera es la esperanza de vida al nacer, debido a

que esta variable tiene ciertos beneficios adicionales como deducir los niveles de alimentación,

salud y seguridad. La segunda es el nivel de educación la cual nos brinda un panorama del acceso a

Page 35: ¿Qué hay detrás de lo que medimos? Un enfoque desde la

34

la misma que tiene la población. Finalmente usamos el ingreso per cápita como indicador

representativo de la calidad de vida (Tovar, 2014).

Para construir el IDH se operacionalizan estas variables a través del cálculo de tres índices

representativos de las mismas: la esperanza de vida, la tasa de alfabetización junto la tasa bruta de

matriculación combinada y el ingreso per cápita ajustado por paridad del poder de compra. Después

de haber construido los tres índices el IDH se calcula con el promedio simple. El valor del índice va

a variar entre 0 en el peor de los casos y 1 en el mejor de los casos. Cabe destacar que no es un

término absoluto sino relativo ya que el índice de un país se ve afectado por los países que se

encuentran en el extremo superior e inferior del ranking (Tovar, 2014).

Según el informe hecho por Milorad Kovasevic (2011) hay una serie de críticas que

podemos detallar a lo largo de la historia del IDH. Una es el cuestionamiento de las variables usadas

ya que algunos autores plantean que no reflejan de forma precisa la idea de desarrollo humano.

Como afirma Kavasevic (2011), “También hay criticas referidas a la calidad estadística de los datos

y la solvencia metodológica debido a que son fácilmente manipulables por los gobiernos en pos de

defender sus intereses. Otro gran número de críticas se deben al hecho de que el IDH se construye

con promedios y esto oculta grandes disparidades sobre la distribución del desarrollo humano en la

población”.

3. Paradigma subjetivo en el abordaje metodológico del bienestar económico

Desde el paradigma subjetivo, el bienestar se mide de acuerdo al juicio que hace la propia

persona de su nivel de satisfacción y bienestar. Como hemos visto hay diversos enfoques y

acercamientos de esta teoría y la complejidad que representa es la medición, debido a que no está en

función de ningún factor externo sino que depende de la propia percepción que el agente tenga de su

propio bienestar. Puede ser referido a un momento en particular como a un período de tiempo. A

continuación, se desarrollan las dos formas de medición más representativas dentro de esta

corriente. Una es el índice que elabora la New Economics Foundation desde el 2006 y toma en

cuenta el bienestar subjetivo y el impacto ambiental como representantes fundamentales del

desarrollo. Y el otro es el reporte mundial de la felicidad hecho por un grupo independiente de

expertos y referentes en el tema del bienestar, lanzado en el 2012. Se centra específicamente en el

Page 36: ¿Qué hay detrás de lo que medimos? Un enfoque desde la

35

bienestar subjetivo y es el más innovador en cuanto a la implementación y desarrollo de los nuevos

avances en la materia.

3.1. Índice del Planeta Feliz

El “Índice del Planeta Feliz” surge como una respuesta a la necesidad de generar un nuevo

indicador, que mida tanto el impacto ambiental como el bienestar humano y el desarrollo

sustentable. A partir del año 2006 es publicado cada tres años por la New Economics Foundation y

recolecta los datos de 151 países. El índice utiliza como variables la expectativa de vida, la

percepción subjetiva de la felicidad y la huella ecológica. La fórmula para su cálculo es HPI=

(Bienestar Experimentado * Esperanza de Vida)/Huella Ecológica (Montuschi, 2013).

Como explica Montuschi (2013) lo que trata de medir el indicador es el bienestar corriente

asociado al impacto ambiental. Si podemos evaluar el desarrollo de nuestros objetivos sin

comprometer el bienestar de las generaciones futuras, podemos decir que tenemos una brújula que

nos proporciona cierto sentido de dirección. Para entender el fundamento del índice es preciso

analizar las variables que utilizamos para su construcción.

El bienestar experimentado se obtiene mediante encuestas hecha por Gallup, donde se le pide

al participante que imagine una “escalera de la vida” donde el 0 es la peor vida posible y el 10 es la

mejor vida posible, entonces se le pregunta en qué escalón se encuentra en ese momento. Este

método es conocido como la “Escalera de Cantril” (World Happiness Report, 2015). La ventaja de

preguntarle a la persona sobre su propia percepción de bienestar le permite que utilice su propio

criterio de evaluación para decidir cuáles son las cuestiones que tienen peso y cuáles no. De esta

forma, desvinculamos a los expertos de las valoraciones a priori sobre el bienestar de las personas.

Una vez que tenemos los valores estimados de las encuestas, los ponderamos por la

expectativa de vida, para obtener un cálculo que refleje la salud de las personas, ya que éste es

considerado universalmente como uno de los indicadores más importantes a la hora de evaluar el

bienestar. La combinación de expectativa de vida por bienestar experimentado se la denomina

“Años felices” y fue desarrollada por el sociólogo Veenhoven (2012). Para obtener el índice, se

utiliza la huella ecológica. Ésta es una medida del impacto que generan los humanos en los

ecosistemas del planeta, utilizada por varios países, ONGs y las Naciones Unidas (Global

FootprintNetwork, 2012). Se construye mediante el cálculo de la cantidad de hectáreas que se

Page 37: ¿Qué hay detrás de lo que medimos? Un enfoque desde la

36

necesitan para proveer comida, materias primas, infraestructura, niveles de absorción de las

emisiones de CO2, entre otras variables necesarias, y así poder mantener los patrones de consumo

actuales. Otro dato interesante es que computa el impacto de las importaciones, por ejemplo, el

impacto que tiene un televisor producido en China e importado a Chile, adjudicándosele a Chile la

Huella Ecológica (The Happy Planet Index Report, 2012). Hay que tener cuidado con la

interpretación del índice ya que muchas veces se lo asocia como un indicador de felicidad y, en

verdad, es un indicador de la eficiencia que tienen los países en mantener un nivel de bienestar con

la menor utilización de los recursos posibles. Otras de las críticas que se le hace es respecto a la

precisión que pueda tener el indicador de la Huella Ecológica y la exactitud de las estimaciones

subjetivas del bienestar (Montuschi, 2013).

3.2. Reporte Mundial de Felicidad

La felicidad está considerándose, cada vez más, un tema de política pública. El número de

gobiernos nacionales y locales que utilizan las investigaciones y los avances en el tema para

aplicarlos a sus comunidades y mejorar la calidad de vida de las personas es cada vez mayor.

Siguiendo el puntapié inicial de Bután (1972), con su “Índice de Felicidad Nacional Bruta”, los

países han ido tomando mayor consciencia y ahora son varios los que miden el bienestar subjetivo

de la población, en pos de desarrollar distintas políticas que tengan un verdadero impacto en la

sociedad.

El primer Reporte Mundial de Felicidad se creó en 2012 y le sucedieron otros dos en 2013 y

en 2015. Éste consiste en analizar, en una primera parte, la evaluación de la vida, influenciada por

seis variables que el estudio define como “fundamentales” para hacer un ranking comparativo entre

países. Las mismas son el PBI, el capital social (se mide mediante la afirmación de “tener a alguien

en quien contar” cuando hay un problema), libertad de elección, expectativa de vida, generosidad

(medida por las donaciones recientes y ajustada por las diferencias de ingreso) y la percepción de la

corrupción (tanto pública como privada). Además, se complementa con el análisis de una serie de

experiencias positivas y negativas que muestran patrones muy diferentes por sexo, edad y región.

Las experiencias positivas son la felicidad, la sonrisa o la risa, la diversión, la sensación de

seguridad en la noche, la sensación de haber descansado bien y hacer cosas interesantes. Las seis

Page 38: ¿Qué hay detrás de lo que medimos? Un enfoque desde la

37

experiencias negativas son los sentimientos de ira, preocupación, tristeza, depresión, estrés y dolor

(WHR, 2015).

Como se menciona en el último Reporte Mundial de Felicidad, la ventaja de utilizar la

evaluación de vida como variable de comparación internacional de la calidad de vida es que las

respuestas de las personas no sufren variaciones como con otro tipo de métodos o sea que las

mismas no varían dependiendo del día de la semana o del contexto en que fueron enunciadas. Otro

factor es que la evaluación de vida varía mucho más que lo que varían las emociones entre los

países. Y las diferencias están mejor explicadas cuando analizamos la evaluación de vida que

cuando observamos las emociones. Sin embargo, las mediciones sobre las evaluaciones

experimentales y sobre los propósitos de vida son complementarias debido a su importante

influencia (Putnam, 2000).

Otro factor que cabe destacar del reporte es que no es un índice como hemos visto en

ejemplos anteriores y esto se debe a que los componentes de los índices varían dependiendo los

intereses políticos y los objetivos de la institución que los haga. El reporte le da un protagonismo

total a la evaluación propia que hacen las personas respecto a su propia vida, sin caer en ningún tipo

de especulación previa sobre cuáles son los factores determinantes del bienestar (WHR, 2015).

Un reporte que quiera ser objetivo necesita que los rankings se basen en los datos

recolectados de los individuos de la población y no en lo que deberíamos pensar que pueda influir

en su calidad de vida. Además, al utilizar la evaluación de vida como base de la información, nos

permite adquirir conocimiento nuevo para las futuras investigaciones en materia de cómo mejorar la

calidad de vida (WHR, 2015).

En el Reporte Mundial de la Felicidad la presentación de la información se divide en dos

partes. En la primera parte, se muestra un promedio de la evaluación de vida nacional y los niveles

de impacto que tiene las variables “fundamentales”. En la segunda parte, se analiza la evaluación de

vida en función de doce medidas experimentales, separadas por género, edad y región global. La

figura 1 muestra los valores promedio de las respuestas que surgen del cuestionario llamado

“Escalera de Cantril”, en el cual se solicita a los participantes que valoren su vida presente en una

escala del 0 al 10, donde 0 es la peor vida posible y 10 la mejor durante los años 2012-2014. La

cantidad de países incluidos en el estudio es de 158 (WHR, 2015).

Page 39: ¿Qué hay detrás de lo que medimos? Un enfoque desde la

38

4. Fuentes de información

Figura 1: Ranking de la felicidad 2012-2014 (parte 1)

Page 40: ¿Qué hay detrás de lo que medimos? Un enfoque desde la

39

Figura 1: Ranking de la felicidad 2012-2014 (parte 2)

Page 41: ¿Qué hay detrás de lo que medimos? Un enfoque desde la

40

Figura 1: Ranking de la felicidad 2012-2014 (parte 3)

Fuente: World Happiness Report 2015

Page 42: ¿Qué hay detrás de lo que medimos? Un enfoque desde la

41

4.1. Aspectos Generales

El objetivo del siguiente ranking -presentado en la Tabla 1-es hacer explícita las diferencias

de rankings que hay entre los distintos países, diferencias que dependen del instrumento de

medición que utilicemos y de los intereses que representan las instituciones que realizan el ranking.

De más está subrayarlo, esta mostración hace ostensible asimismo la importancia de saber

interpretar el índice, a fin de hacer una correcta evaluación del mismo.

Los datos del PBI pertenecen a las estimaciones hechas por el FMI para el año 2015

ajustados por la paridad del poder adquisitivo. Se utiliza este indicador porque es el mismo que se

utiliza para el Reporte Mundial de Felicidad. Con respecto al IDH, los datos pertenecen al cuadro

presentado en el informe publicado por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo en el

2014. El Índice del Planeta Feliz es un proyecto hecho por la New Economics Foundation y los

últimos datos pertenecen al 2012, debido a que se realiza cada 3 años. Por último, tenemos el

Reporte Mundial de la Felicidad. En este caso, los datos pertenecen al 2015 y lo considero el reporte

más completo en lo que se refiere a la medición del bienestar subjetivo.

Cabe aclarar que el cuadro está construido partiendo del ordenamiento por valores del PBI

porque es aún hoy el indicador más utilizado mundialmente para medir el desarrollo, crecimiento y

el desempeño de un país, aunque sea fácilmente malinterpretado y no sea el más eficiente. Debido a

esto, hay dos países faltantes que es importante mencionar. Uno es Cuba, que tiene un ranking de 44

en el IDH y 12 en el HPI, y el otro es Rusia, que aparece en el puesto 57 en el IDH y el 64 en el

RMF.

Page 43: ¿Qué hay detrás de lo que medimos? Un enfoque desde la

42

Tabla 1: Comparativas de rankings de mediciones del bienestar en función al PBI

RankingPBI

(2015)

IDH

(2014)

HPI

(2012)

RMF

(2015)

Catar 1 7 0 28

Luxemburgo 2 22 140 17

Singapur 3 9 47 124

Brunéi 4 29 - -

Noruega 5 1 28 4

Emiratos Árabes Unidos 6 37 129 20

Suiza 7 3 20 40

Hong Kong 8 16 103 68

Estados Unidos 9 5 105 15

Arabia Saudita 10 32 54 35

Irlanda 11 11 88 18

Australia 12 2 76 10

Austria 13 20 48 13

Suecia 14 12 34 1

Países Bajos 15 4 16 7

Taiwán 16 - - 137

Alemania 17 6 46 26

Canadá 18 8 64 5

Islandia 19 13 15 2

Dinamarca 20 10 111 3

Bélgica 21 21 107 19

Francia 22 19 50 29

Reino Unido 23 14 148 21

Finlandia 24 23 70 6

Page 44: ¿Qué hay detrás de lo que medimos? Un enfoque desde la

43

Kuwait 25 41 37 39

Omán 26 50 0 22

Japón 27 17 27 45

Corea del Sur 28 15 63 46

Nueva Zelanda 29 7 66 9

Italia 30 25 6 49

España 31 26 62 36

Malta 32 36 42 37

Israel 33 18 51 11

Chipre 34 30 59 64

Bahréin 35 40 146 48

República Checa 36 27 33 31

Eslovenia 37 24 87 54

Eslovaquia 38 35 89 44

Lituania 39 33 138 55

Estonia 40 31 118 69

Portugal 41 38 41 84

Grecia 42 28 10 96

Guinea Ecuatorial 43 126 0 -

Seychelles 44 61 0 -

Polonia 45 34 97 59

Hungría 46 39 32 98

Letonia 47 43 69 85

Chile 48 38 19 27

Argentina 49 44 17 30

Antigua y Barbuda 50 53 - -

Croacia 51 42 82 61

Malasia 52 54 72 60

Botsuana 53 93 151 120

Page 45: ¿Qué hay detrás de lo que medimos? Un enfoque desde la

44

Gabón 54 97 - 134

Panamá 55 56 57 25

Uruguay 56 45 53 43

Mauricio 57 55 128 67

Barbados 58 52 - -

Bielorrusia 59 47 104 58

Líbano 60 56 116 97

México 61 61 40 14

Turquía 62 59 100 104

Bulgaria 63 51 123 126

Costa Rica 64 58 1 12

Kazajistán 65 60 98 53

Dominica 66 81 - -

Libia 67 49 120 62

Granada 68 69 84 -

Venezuela 69 57 2 71

Santa Lucía 70 84 - -

Rumania 71 48 121 82

Irán 72 63 73 103

Surinam 73 87 - 34

Brasil 74 67 22 16

Montenegro 75 46 - 79

San Vicente y las Granadinas 76 79 - -

Sudáfrica 77 102 101 111

Perú 78 70 71 57

Colombia 79 85 3 33

Serbia 80 66 139 115

Macedonia 81 - 49 88

Azerbaiyán 82 64 80 76

Page 46: ¿Qué hay detrás de lo que medimos? Un enfoque desde la

45

Tailandia 83 76 133 38

Túnez 84 77 95 66

República Dominicana 85 89 108 93

Timor Oriental 86 110 - -

Jamaica 87 83 45 63

China 88 78 60 80

Maldivas 89 90 - -

Ecuador 90 86 23 47

Belice 91 72 4 -

Turkmenistán 92 90 44 72

Bosnia y Herzegovina 93 73 74 91

Albania 94 82 18 90

Guyana 95 104 137 -

El Salvador 96 95 5 41

Namibia 97 109 58 -

Ucrania 98 71 131 132

Argelia 99 80 26 65

Tonga 100 88 - -

Bután 101 118 - 75

Egipto 102 94 91 127

Angola 103 131 127 129

Sri Lanka 104 62 142 106

Samoa 105 91 - -

Jordania 106 65 149 78

Georgia 107 68 55 122

Kiribati 108 115 - -

Armenia 109 74 56 119

Mongolia 110 90 114 95

Paraguay 111 96 25 52

Page 47: ¿Qué hay detrás de lo que medimos? Un enfoque desde la

46

Marruecos 112 112 110 87

Suazilandia 113 130 - -

Guatemala 114 107 31 42

Vanuatu 115 113 - -

Bolivia 116 98 65 50

Indonesia 117 92 36 70

Fiyi 118 75 - -

República del Congo 119 122 - -

Honduras 120 111 102 99

Irak 121 103 77 105

Filipinas 122 101 24 86

Cabo Verde 123 106 - -

India 124 117 14 110

Vietnam 125 105 68 128

Moldavia 126 99 145 51

Uzbekistán 127 100 9 23

Islas Salomón 128 139 - -

Nicaragua 129 114 144 56

Ghana 130 120 85 107

Laos 131 121 117 94

Pakistán 132 128 30 77

Yibuti 133 151 99 81

Nigeria 134 134 29 74

Papúa Nueva Guinea 135 138 - -

Kirguistán 136 108 143 73

Sudán 137 147 52 8

Camboya 138 119 86 136

Santo Tomé y Príncipe 139 125 - 133

Camerún 140 133 124 125

Page 48: ¿Qué hay detrás de lo que medimos? Un enfoque desde la

47

Mauritania 141 142 21 116

Yemen 142 135 106 118

Tayikistán 143 116 141 148

Lesoto 144 143 - 92

Chad 145 165 150 140

Senegal 146 144 78 83

Gambia 147 153 - -

Kenia 148 129 38 117

Bangladés 149 124 11 102

Zambia 150 123 115 108

Costa de Marfil 151 152 113 142

Tanzania 152 141 43 100

Burkina Faso 153 162 130 143

Benín 154 146 132 146

Ruanda 155 132 75 145

Myanmar 156 96 121

Nepal 157 127 8 113

Uganda 158 145 93 32

Haití 159 149 13 112

Comoras 160 140 112 131

Guinea-Bissau 161 158 79 -

Malí 162 157 67 130

Mozambique 163 159 61 89

Sierra Leona 164 164 90 24

Etiopía 165 154 94 114

Guinea 166 160 79 141

Afganistán 167 150 109 144

Madagascar 168 136 83 138

Togo 169 148 136 101

Page 49: ¿Qué hay detrás de lo que medimos? Un enfoque desde la

48

Malaui 170 155 147 123

Níger 171 168 125 135

República Centroafricana 172 166 92 139

Eritrea 173 163 - -

Burundi 174 161 135 147

Zimbabue 175 137 - -

Liberia 176 156 81 109

República Democrática del

Congo 177 167 - -

Fuente: Elaboración propia

5. Comparación entre ambos abordajes metodológicos

Hemos visto que reflexionar sobre las discrepancias entre los diferentes enfoques del

bienestar está restringido por las divisiones entre las disciplinas, las posturas filosóficas y

metodológicas. El siguiente cuadro, elaborado a base de las descripciones teóricas previas, ilustra

las principales diferencias que distancian ambas corrientes económicas en torno a las cuestiones del

bienestar.

Cuadro 1: Diferencias entre el enfoque objetivo y subjetivo del bienestar

Teoría objetiva del Bienestar Teoría Subjetiva del Bienestar

Forma de

Medición

Se mide a través de variables

objetivas externas al sujeto,

mediante las concepciones de

preferencias objetivamente

reveladas en el comportamiento.

Se mide a través de lo que el sujeto

expresa y siente mediante cuestionarios.

Depende completamente de la

subjetividad de la persona.

Page 50: ¿Qué hay detrás de lo que medimos? Un enfoque desde la

49

Definición del

concepto

bienestar

El concepto de utilidad creado

por Bentham se utiliza como

sinónimo de placer, bienestar o

felicidad.

Se utiliza el concepto de bienestar

subjetivo que es traído de la psicología

para usarlo como sinónimo de bienestar.

En general el término bienestar

subjetivo enfatiza una evaluación

individual sobre la propia vida -no

necesita el juicio de terceros- e incluye

la concepción de satisfacción.

Puntos

relevantes de

las teorías

El ingreso es la medida clave de

la “economía del bienestar

convencional”.

Se entiende por satisfacción la

realización de los deseos desde una

perspectiva de vida.

Aplicaciones

del concepto

bienestar

El enfoque de las capacidades

creado por Amartya Sen

defiende que el nivel de

bienestar depende del conjunto

disponible de capacidades para

funcionar. Se entiende por

capacidades las de estar sano,

comer, poder transportarse, tener

acceso a la educación, tener una

vivienda, etc.

Se utiliza el bienestar experimental para

representar el estado emocional de las

personas durante el plazo de un día.

La suma del bienestar experimental y la

satisfacción forman el bienestar

subjetivo.

Indicadores

utilizados

para su

medición

Algunos indicadores que se

utilizan para medirlo pueden ser

el PBI, el IDH, la tasa de

mortalidad infantil, la tasa de

desnutrición, la de

alfabetización, los niveles de

seguridad, salud, etc.

Un índice que tiene en cuenta el

bienestar subjetivo y prepondera el

cuidado del medioambiente es el índice

del planeta Feliz, otro es el Reporte

Mundial de Felicidad que utiliza las

encuestas realizadas por Gallup.

Fuente: Elaboración propia

Page 51: ¿Qué hay detrás de lo que medimos? Un enfoque desde la

50

El objetivo de este cuadro es presentar las principales diferencias a modo de síntesis

comparativa de los dos abordajes metodológicos analizados en el trabajo de Navarrete (2013). Con

la idea de tener una visión más clara y concisa sobre la transición metodológica que se necesito para

fundar las bases de lo que hoy conocemos como Economía de la Felicidad.

Cuadro 2: Diferencias en el abordaje metodológico

Hipotético-Deductivo Conceptual-Inductivo

Inicio del

proceso de

Investigación

Formar con la teoría existente

representaciones conceptuales

instrumentales, modelos o

marcos teóricos.

Inicio en la observación de los

hechos sociales, donde se

obtienen datos. Se clasifican y

ordenan los datos. Momento

que corresponde al desarrollo

del conocimiento empírico.

Desarrollo del

proceso de

investigación

Derivar de los modelos teóricos

hipótesis que se supone se ajusta

a los hechos. Para poner a

prueba las hipótesis se

especifican las variables, las

cuales vamos a usar como

indicadores para medir.

De la observación de hechos y

datos se forman conceptos e

hipótesis, son conclusiones e

ideas derivadas del estudio de

los datos.

Resultados

Las hipótesis se relacionan con

la observación de hechos

sociales. Las observaciones

producen datos que permiten

contrastar o poner a prueba las

hipótesis con los hechos.

Con los enunciados e hipótesis

se construyen teorías.

Fuente: Elaboración propia

Page 52: ¿Qué hay detrás de lo que medimos? Un enfoque desde la

51

En el cuadro numero 3 podemos observar una breve síntesis de los métodos que se han

descripto, sus puntos más relevantes, sus similitudes y diferencias. En base a lo previamente

reseñado y remitiéndose siempre a las fuentes que construyen los índices como el FMI, El Reporte

Mundial de Felicidad, el Índice de Desarrollo Humano publicado por el Programa de las Naciones

Unidas para el Desarrollo y el Índice del Planeta Feliz realizado por la New Economic Foundation.

Cuadro 3: Comparación entre los métodos de medición del bienestar

MétodosProducto Interno

Bruto

Índice de

Desarrollo

Humano

Índice Planeta

Feliz

Reporte Mundial

de Felicidad

Nro. de

Indicadores

El conjunto de

bienes y servicios

producidos en el

país durante un

año.

Esperanza de vida,

tasa de

alfabetización, tasa

de matriculación y

PBI per cápita.

Bienestar

experimental,

Esperanza de vida y

Huella ecológica.

PBI, capital social,

libertad de elección,

expectativa de vida,

generosidad y

percepción de la

corrupción.

Tipo de

Indicador

Cuantitativo Cuantitativo Cuantitativo y

Cualitativo

Cuantitativo y

Cualitativo

Nro. de

países que lo

usan

187 (según FMI) 192 (según la

ONU)

151 (según NEF) 158 (según HWR)

Ventajas

Es comúnmente

utilizada como

una medida de

crecimiento,

confiable y de

fácil comparación.

Se acerca al

concepto del

desarrollo a través

de la longevidad, el

conocimiento y

niveles decentes de

vida.

Muestra la

eficiencia entre el

nivel de bienestar y

los recursos

naturales utilizados.

Da una importancia

fundamental a la

autoevaluación,

mediante 16

variables y genera

conocimiento para

siguientes

Page 53: ¿Qué hay detrás de lo que medimos? Un enfoque desde la

52

investigaciones.

Desventajas

No se contabilizan

las externalidades

negativas, las

actividades fuera

de mercado y se la

toma como una

medida de

bienestar.

Falta de

justificación teórica

para la metodología

del índice, mayor

peso del PBI y

ocultamiento de las

divergencias

sociales.

No es un indicador

de felicidad, dudosa

precisión del

cálculo del

bienestar subjetivo

y no contempla los

derechos humanos

o laborales.

Reporte innovador

en constante

desarrollo para el

mejoramiento de la

recopilación y

precisión de los

datos.

Instrumento

de

recolección

de datos

Calculo hecho por

el Instituto

Nacional de

Estadística o FMI.

Cálculos

estadísticos

realizados por la

ONU.

Pregunta hecha por

Gallup, huella

ecológica calculada

por la WWF y la

esperanza de vida

por la ONU.

Encuesta hecha por

Gallup, PBI

calculado por el

FMI y esperanza de

vida por la UNDP.

Fuente: Elaboración propia

Page 54: ¿Qué hay detrás de lo que medimos? Un enfoque desde la

53

RESULTADOS

En referencia a la Figura 1 del apartado Fuentes de Información podemos observar, tal como

se explica en el reporte Mundial de Felicidad (2015), que el largo total de la barra representa el

puntaje promedio de la evaluación de bienestar el cual también está mostrado en números. El

ranking depende solamente de los promedios de la Escalera de Cantril reportados por los

participantes. Cada una de estas barras está dividida en 7 segmentos. Las primeras 6 sub-barras

demuestran en qué cantidad las seis variables fundamentales contribuyen a la puntuación, en

relación a un país hipotético llamado “Dystopia”, su nombre se debe a que representa los valores

promedios más bajos del período. Asimismo, éste se utiliza como un elemento de referencia a fin de

realizar comparaciones con los otros países. La anchura que tiene cada sub-barra representa en qué

proporción cada una de estas seis variables contribuyen a explicar las diferencias de puntuación en

la escalera respecto a cada país. Los cálculos son ilustrativos más que concluyentes, por varias

razones. Primero la selección de variables está restringida por la disponibilidad de datos de los

países. Las variables tradicionales como el PBI per cápita o la expectativa de vida están fácilmente

disponibles, pero las referidas a la calidad del contexto social, que ha sido demostrado en

experimentos a nivel nacional que tienen un fuerte vínculo con la evaluación de vida, no están lo

suficientemente relevadas en las encuestas globales.

Aún con estas limitaciones, se descubrió que hay cuatro variables que cubren el contexto

social e institucional -tener a alguien con quien contar, la generosidad, libertad de decisión, y la

ausencia de corrupción- que son responsables del 55% de las diferencias del promedio entre países.

Siguiendo con la descripción que se hace en el Reporte Mundial de Felicidad, el séptimo

segmento representa la suma de 2 componentes. El primero es el número base de “Dystopia” y el

segundo componente es el promedio residual de cada país. La suma varía de un país a otro porque

algunos países tienen una evaluación de vida mayor o menor a la que predice el modelo

econométrico usado para calcular los valores promedios. El valor residual es la parte del promedio

que simplemente no está explicada por el modelo.

La conclusión a la que podemos arribar respecto de lo presentado en la figura 1 es que se

observa una consistencia importante a través de los años, en la forma en que las personas puntúan su

Page 55: ¿Qué hay detrás de lo que medimos? Un enfoque desde la

54

vida en diferentes países. Además, todavía se mantiene una brecha de 4 puntos entre los 10 primeros

países y los 10 últimos. Y la mayoría de los mismos todavía están en ese lugar desde el 2013. Por

otra parte, muchos países han tenido cambios sustanciales en los valores promedios y por lo tanto en

los rankings entre 2005-2007 y 2012-2014. Estas pérdidas y ganancias son bien grandes,

especialmente por los diez primeros y últimos. Para cada uno de los diez primeros, el promedio de

la evaluación de vida excedió lo que se esperaría con el doble de ingresos per cápita y los diez

peores mostraron un promedio de evaluación de vida peor que si se recortara el PBI per cápita a la

mitad (WHR, 2015).

Dentro de los mayores ganadores de la evaluación de vida se incluyen 5 países

latinoamericanos que han mostrado un crecimiento sostenido y sustancial desde el 2007. Por otro

lado, dentro de los mayores perdedores podemos observar una combinación de estrés político,

económico y social. Tres países, Grecia, Italia y España, están dentro de los 4 más afectados de la

Eurozona. Observando la lista en su conjunto, más allá de los mayores ganadores y perdedores, se

puede concluir que las medidas políticas hacen que un país atraviese mejor que otro una crisis en

términos de felicidad (WHR, 2015).

La respuesta a este fenómeno son los lazos de confianza y la fortaleza del tejido social que

actúan como un factor de resiliencia social ante las crisis. En esta visión, el capital social no sólo

provee el apoyo para el bienestar subjetivo, sino que además ayuda a fortalecer las acciones

colaborativas en vez de las confrontativas durante las situaciones de shock económicos y crisis. De

hecho, las crisis mejoran el capital social que yace debajo de la superficie y les brinda a las personas

la oportunidad de trabajar juntas en objetivos comunes. Y, como consecuencia, hasta pueden

aumentar sustancialmente su bienestar subjetivo (WHR, 2015).Un ejemplo de esto son los casos de

Islandia e Irlanda.

1. Comparativas de rankings

Lo que podemos deducir a simple vista respecto a la Tabla 1 es que dependiendo del índice o

estudios que tengamos en cuenta vamos a obtener resultados, en algunos casos, bastante dispares. Al

comparar el IDH, que es uno de los índices más utilizados y respetados en la actualidad, ya que

evalúa variables básicas como el PBI per cápita, la esperanza de vida y la tasa de alfabetización,

con los resultados del reporte mundial de felicidad, vamos a observar ciertas discrepancias respecto

Page 56: ¿Qué hay detrás de lo que medimos? Un enfoque desde la

55

a la posición que tienen algunos países. Dentro del top 20 encontraremos las mayores similitudes, a

pesar de que algunas posiciones estén corridas varios lugares.

Por ejemplo, los 10 primeros países se mantienen relativamente posicionados, menos en el

caso de Alemania y Singapur. Alemania ocupa el sexto puesto mientras que Singapur ocupa el

noveno dentro del IDH. Sin embargo, en el ranking de la felicidad presentado en el Reporte Mundial

de la Felicidad del 2014, Alemania está en el puesto 26 y Singapur en el 24. Esto no significa

necesariamente que Alemania y Singapur tengan un mal desempeño en el ranking, es solo que al

analizar su evaluación de vida en función de variables como el capital social, la libertad para tomar

decisiones, la generosidad y la percepción de la corrupción queda en un puesto más relegado. Cabe

destacar que el reporte incluye variables como la esperanza de vida y el PBI per capita como lo hace

el IDH solo que en el reporte se analiza el impacto que tiene en la evaluación de vida. Otro caso

inverso es el de Islandia. Éste se encuentra en el segundo puesto del ranking de la felicidad,

mientras que en el IDH ocupa el décimo tercero aunque este caso no es significativo ya que en

términos relativos ambos rankings ratifican el excelente desempeño del país.

A medida que repasamos la tabla van apareciendo diferencias mayores, como el caso de

Japón, que ocupa el puesto 17 en el IDH y en el Ranking de la felicidad está en el 45. Un dato

sobresaliente respecto a Japón es que según el Reporte Mundial de Felicidad (2015), cuando se

estudia el efecto del dolor y el stress se descubre que tiene una incidencia muy grande en el

bienestar. El stress tiene una valoración alta con una tendencia creciente hasta los 40 años, más allá

del punto de inflexión el promedio continua elevado. A Finlandia le va muy bien en el mismo

ranking ocupando el sexto lugar, y no tanto en el IDH que está en el puesto 23. Aunque analizando

un poco mas se puede observar que su IDH creció un 18.6% en los últimos 24 años mejorando

sustancialmente en cada indicador que mide el índice. A pesar que la tendencia del índice es

positiva todavía no logra entrar al grupo de países con un IDH alto (PNUD, 2015). Grecia es otro

caso interesante para analizar, dado que en el IDH ocupa el puesto 28 y en el ranking de la felicidad

esta en el lejano 96. En el Reporte Mundial de Felicidad se estudio específicamente este caso ya que

es uno de los diez mayores perdedores en términos de bienestar de Europa. Grecia sufrió una

combinación de stress político, económico y social. El problema que tuvo es que se degrado lo que

el reporte denomina como “Fabrica social” básicamente son los niveles de confianza y fuerza

institucional que ayudan a la capacidad de resiliencia que una sociedad tiene ante una crisis. La

Page 57: ¿Qué hay detrás de lo que medimos? Un enfoque desde la

56

variable capital social representa en estos casos la habilidad que tiene una sociedad de enfrentar la

crisis en forma colaborativa y no confrontativa dado que la última opción afecta negativamente el

bienestar de las personas, la confianza social e institucional son determinantes en los casos de crisis

(WHR, 2015). Finalmente, Argentina se ubica en el puesto 49, mientras que según el ranking de la

felicidad nos ubicamos en el lugar 30.

Tal como hemos planteado cuando nos detuvimos a analizar los índices de forma individual,

descubrimos que los resultados varían mucho dependiendo de los intereses que las instituciones

presentan al realizar los mismos. Esto se puede corroborar cuando contrastamos los resultados

previos con el Índice del Planeta Feliz, que prioriza el impacto ambiental que generan los países

como una variable fundamental para construirlo.

En el top 5 de este último podemos encontrar a Costa Rica, Venezuela, Colombia, Belice y

el Salvador. Sin embargo para el IDH no son ejemplos tan exitosos, ya que Costa Rica ocupa el

puesto 58, Venezuela el 57, Colombia el puesto 85, Belice el 72 y el Salvador 95. Por el contrario,

siguiendo con los ejemplos paradigmáticos, los primeros lugares del IDH como Noruega, Australia,

Suiza, Estados Unidos y Alemania ocupan el puesto 28, 76, 20, 105 y 46 respectivamente.

Es bastante evidente que si observamos el Índice del Planeta Feliz los primeros cinco lugares

correspondan a países subdesarrollados dado que el índice utiliza la variable de la huella ecológica

la cual mide el impacto ambiental que producen los humanos. Por lo tanto esto países al no tener un

sector industrial desarrollado, ni un gran nivel de consumo contaminan menos que los países

desarrollados e industrializados que tienen un impacto mayor en el ecosistema. Cabe destacar que

en el ranking de la felicidad este grupo de países goza de buenas posiciones siendo el peor

exponente el Salvador en el puesto 42 seguido por Colombia en el 33. Es importante mencionar que

ambos reportes utilizan la encuesta que realiza Gallup para la evaluación de vida es por eso que

podemos observar ciertas similitudes.

Otro ejemplo indiscutible es Estados Unidos que lidera el ranking de IDH pero en el Índice

del Planeta Feliz ocupa el lugar 105. Según la Global Footprint Network (2012) Estados Unidos

tiene una biocapacidad de consumo de 5 hectáreas por persona y está consumiendo 8 hectáreas. Esta

situación con una leve variabilidad viene desde la década del 60’, es por eso que se ve tan

comprometida su situación ambiental. Por otro lado, su evaluación de vida en el ranking de

Page 58: ¿Qué hay detrás de lo que medimos? Un enfoque desde la

57

felicidad le valió un reconocido puesto 15. Sin embargo su capital social declino desde la década del

80’ hasta ahora en un 10% (WHR, 2015).

Al comparar estos distintos rankings nos damos cuenta de que es vital saber qué es lo que

mide cada uno y de qué forma se construyen para comprender la información que muestran.

También es importante no caer en la tentación de la comparación categórica, ya que como hemos

visto miden cosas distintas y por ende son incompatibles.

Si analizamos específicamente el caso de Argentina, podemos observar que somos el

segundo mejor país en términos de PBI de Latinoamérica debajo de Chile, que ocupa el puesto 48.

Esto se debe al fuerte crecimiento que tuvo el país en la última década, invirtiendo el 7% del PBI en

salud y el 6% en educación. Este desempeño también se vio reflejado en el IDH, donde su valor

correspondiente es de 0,836, el cual lo posiciona dentro de la categoría de desarrollo humano muy

alto y lo sitúa en el puesto 44. Entre 1980 y 2014, el valor del IDH de Argentina aumentó de 0,675

a 0,836, lo que implica un aumento del 23,8% o un aumento anual medio aproximado del 0,63%.

Básicamente mejoró en todos los indicadores que conforman el IDH, como por ejemplo los años

promedios de escolaridad, que aumentaron en 3,1%, la esperanza de vida al nacer, que aumentó en

6,8 años y el INB per cápita, que también aumentó en un 54,5%. A pesar de tener un muy buen

desempeño, nuestro país se encuentra por debajo de la media de 0,896 de los países que conforman

la categoría de desarrollo humano muy alto y por encima de la media de 0,748 referidos a los países

de América Latina y el Caribe (PNUD , 2015).

Por otra parte, si observamos el HPI, Argentina ocupa el puesto 17 con un puntaje del 54.1.

Dentro de los países de Sudamérica ocupa el tercer lugar, seguido por Venezuela y Colombia. Es un

puesto bastante respetable considerando que de los tres indicadores que mide el HPI, dos están muy

bien, como lo es la expectativa de vida de 75.9 años, y el bienestar experimentado, con un puntaje

del 6.4; indicadores que lo ubican dentro del grupo de los que tienen un mejor desempeño. El único

indicador que no refleja un buen rendimiento es el de la huella ecológica, con un puntaje del 2.7,

que nos lleva a situarnos en el puesto 84 respecto de 151 países (HPI, 2012).

Por último, en el Reporte Mundial de Felicidad ocupamos el puesto número 30, mayormente

explicado por el PBI, la expectativa de vida y el capital social. El desempeño del país fue bueno

comparado con los cálculos del 2005-2007, ya que aumentó en 0,38, subiendo un lugar (WHR,

2015).

Page 59: ¿Qué hay detrás de lo que medimos? Un enfoque desde la

58

Consideraciones Finales

Los últimos avances en la materia del bienestar subjetivo, junto con las crecientes

publicaciones e investigaciones sobre el tema, llevan a una mayor conciencia de la importancia de

las mediciones del mismo. Esto se ve reflejado en las decisiones que toman los estados y

organizaciones, dándole un rol cada vez más importante en sus agendas.

El primer país en medirlo de forma sistemática fue Bután desde la década del 70 mediante el

Índice Nacional de Felicidad Bruta y también fue el primero en tomar al mismo como un indicador

de desempeño y una guía fundamental para sus políticas públicas. Se basa en 4 pilares que están

representados por una buena gobernabilidad, un desarrollo socio económico sustentable y la

preservación tanto cultural como ambiental. El índice está conformado por 33 indicadores que

pertenecen a 9 dominios que son: estándares de vida, educación, salud, medioambiente, vitalidad

comunitaria, uso del tiempo, bienestar psicológico, buena gobernabilidad, resiliencia cultural y

promoción. A su vez se descomponen mediante diversos factores socio-demográficos, que facilitan

la tarea a la hora de hacer alguna política concreta.

Después de muchos años y mucho camino recorrido, podemos decir que hoy en día casi

todos los países (34) que conforman la Organización para la Cooperación Económica y el

Desarrollo (OCDE), colectan a través de sus encuestas por lo menos la evaluación de vida y la

mayoría hace relevamientos más completos. Por otro lado, gran parte de los países europeos que

conforman la Unión Europea recolectan los datos a través del módulo que pertenece a las

estadísticas de ingreso y condiciones de vida que es común a todos los países y sirve como una

herramienta de comparación. Muchos líderes nacionales están hablando de la importancia del

bienestar como guía de sus políticas. Algunos ejemplos incluyen a la presidenta de Alemania, el

presidente de Corea del Sur, el primer ministro británico, y el vicepresidente y primer ministro de

los Emiratos Árabes Unidos y gobernante de Dubái (WHR, 2015).

Inglaterra hace cinco años que experimenta, investiga y recolecta datos referidos al bienestar.

Esto le permite tener un mayor análisis a la hora de aplicar políticas tanto a nivel local como

nacional. Además, es el lugar donde se encuentra la Action for Happiness. Ésta es una ONG

liderada por los máximos referentes mundiales en temas de bienestar que difunde, investiga e

implementa los avances científicos asociados al bienestar para que las personas puedan tener una

mejor vida. La misma tiene un alcance global con miembros en todo el mundo. Cabe destacar que

Page 60: ¿Qué hay detrás de lo que medimos? Un enfoque desde la

59

este año Inglaterra estará inaugurando lo que sería el Centro de Investigación del Bienestar para

desarrollar políticas públicas, espacios públicos y servicios.

Por otro lado, la Unión de Emiratos Árabes tiene como objetivo principal de su agenda ser

“… la nación más feliz de todas”. El plan de Dubái -que se lanzó en diciembre de 2014- propone

llegar a lograr la felicidad de su pueblo para el 2021 a través de una visión de ciudad inclusiva,

unida, con gente feliz, creativa y emprendedora. Otro caso que sigue con la tendencia, es el estado

de Jalisco en México, que también hizo de la felicidad su mayor objetivo como se explica en su

página web www.jaliscocomovamos.org. A nivel urbano la ciudad de Santa Mónica, en California,

también cuenta con una gran base de datos de encuestas para mejorar la calidad de vida de sus

habitantes (WHR, 2015).

Como reafirmación de esta tendencia mundial, este año la mayoría de los jefes de estado se

comprometieron a cumplir los Objetivos de Desarrollo Sustentable impuestos por la ONU. Los

mismos conforman un conjunto de 17 objetivos donde la medida del bienestar subjetivo sirve de

guía para poder lograrlos dentro del plazo máximo de 15 años. El programa se inició como

respuesta a una búsqueda desequilibrada del crecimiento del PBI, olvidando los objetivos sociales y

ambientales, siendo los resultados adversos para toda la raza humana.

Las crecientes publicaciones científicas y el compromiso de diversos países, tales como

Inglaterra, Estados Unidos y Emiratos Árabes, demuestran que este cambio vino para quedarse. A

pesar de algunas críticas de los sectores más conservadores de la comunidad económica que

plantean que este movimiento es solo una moda pasajera. Como lo expuso el nobel en Economía y

ferviente defensor de la primacía de la racionalidad en las decisiones de los agentes, Eugene Fama.

Es entendible que cuando se pone en tela de juicio los pilares fundamentales de la teoría económica,

como el comportamiento racional de los supuestos neoclásicos, genere una polémica. Sin embargo

hay que entender que esta nueva rama de investigación es complementaria y trata de brindar

respuestas en casos donde la corriente principal no las tiene. El potencial de la economía del

comportamiento y de la felicidad es enorme y todavía hay mucho por hacerse. Por algo Richard

Thaler (Padre fundador de la economía del comportamiento) fue nombrado presidente de la

American Economic Association. Asimismo en Harvard acaban de inaugurar un “Centro de

Felicidad” con una inversión de 21 millones de dólares con el objetivo de mejorar el bienestar de las

Page 61: ¿Qué hay detrás de lo que medimos? Un enfoque desde la

60

personas desde el enfoque de la medicina con la colaboración de psicólogos, biólogos, antropólogos

y epidemiólogos.

En paralelo, son cada vez más evidentes los ejemplos de países “ricos” que generan como

consecuencia externalidades negativas que terminan impactando en el bienestar subjetivo de las

personas. Esta es la otra cara de la Economía que de apoco y por diversos motivos va siendo cada

vez más visible. De ahí que, como escribió el notable economista James Tobin en 1973, “tenemos

que lograr un estilo de vida que tenga como objetivo supremo la libertad y la felicidad del individuo

no un nivel máximo de PBI” (pág, 509).

Page 62: ¿Qué hay detrás de lo que medimos? Un enfoque desde la

61

CONCLUSIONES

Como se ha demostrado, abordar el tema del estudio de la felicidad en Economía es de

extrema complejidad. No sólo porque la felicidad por sí sola es un concepto de difícil definición,

que no se puede encasillar, sino porque nos incumbe a todos. Desde los tiempos de la antigua Grecia

el hombre se ha preguntado qué influencia tiene el bienestar material en nuestra felicidad y varias

posturas se fueron construyendo a través de los años, manifestando la relevancia del tema.

En la teoría económica se han utilizado como sinónimos los conceptos de felicidad,

satisfacción, bienestar, utilidad y placer. Esto ha generado una gran confusión, aspecto que se trató

de abordar en la tesis, a fin de poder entender mejor cuál es la raíz del estudio de la felicidad en

economía. No sabemos muy bien cuál es la causa por la que se asocia la felicidad con la riqueza.

Una hipótesis puede ser la etimología de la palabra felicitas proveniente del latín, que significa

buena fortuna y éxito. Sin embargo, el debate de si mayor riqueza supone mayor felicidad se viene

dando desde la Antigüedad.

El problema de que la Economía siempre se haya ocupado del bienestar desde el enfoque

material nos lleva al dilema de que mayor riqueza, producción o bienes nos guiarán a un aumento de

la felicidad. Por ello, utilizamos indicadores como el PBI y buscamos un crecimiento sin fin. Viendo

que eso, no sólo produce externalidades negativas, sino que también nos lleva a omitir que hay otros

factores igual de importantes que pueden generar un mayor bienestar de la población. Por otro lado,

por más que se logre altos niveles de PBI, si el mismo no es correctamente distribuido el impacto en

el bienestar va a ser siempre menor. Es por esto que en la tesis se analiza y contrasta varios ejemplos

de países desarrollados, donde su nivel de bienestar se ve confrontado por su PBI, demostrando así

que cada ranking y medición tienen sus limitaciones y responden a intereses concretos, de ahí que

sea necesaria cierta consciencia sobre la correcta interpretación de cada uno.

La transición epistemológica de la ciencia económica que se lleva a cabo en la década del

treinta como respuesta al razonamiento deductivo estimuló el desarrollo de metodologías inductivas,

mediante las cuales se descubrieron nuevas formas de medición para fundamentar las teorías

emergentes, que tenían como fin explicar las contradicciones que estaban surgiendo en la teoría

referida al bienestar. Con el apoyo del campo de la psicología pudimos empezar a medir lo que se

Page 63: ¿Qué hay detrás de lo que medimos? Un enfoque desde la

62

denomina el bienestar subjetivo. Los cuestionarios fueron tomando mayor relevancia y las

mediciones se hicieron cada vez más confiables. Debido a que ahora podemos medir el estado del

bienestar subjetivo de las personas, se abrió un abanico muy grande de posibilidades en materia de

política económica. Surge la posibilidad de evaluar el efecto real que ésta tiene en la población y

nos permite hacer un mejor análisis de costo-beneficio a la hora de llevarla a cabo, revelando

muchas veces consecuencias contra-intuitivas que pueden surgir en la práctica.

Uno de los objetivos de la tesis fue hacer una descripción de la evolución teórica del

concepto del bienestar en el campo de la Economía. Y a través del desarrollo histórico se pudo

atestiguar que fue un concepto primordial para los principales Economistas responsables de haber

desarrollado las bases que dieron origen a la corriente dominante en la actualidad.

Seria muy ambicioso aventurarse en exponer una conclusión categórica sobre un campo de

extrema complejidad como lo es el bienestar. Algunas observaciones que pueden surgir del análisis

propuesto por el trabajo es que en términos generales las variables que utilizan los índices que

miden el bienestar desde un enfoque objetivo son importantes y tienen un peso significativo en el

mismo como lo ha mostrado el Reporte Mundial de Felicidad. Pero es importante tener en cuenta,

que el bienestar contempla múltiples dimensiones y es por eso que a pesar de que haya un debate

teórico-epistemológico sobre el mismo lo importante es complementar las formas de medición,

porque sencillamente miden cosas distintas.

Cabe pensar que la ciencia económica todavía este atravesando un proceso de transición que

data de la década del 30’. Motivado por el desarrollo de la investigación cualitativa y la posterior

incorporación de datos subjetivos, planteando la necesidad del trabajo multidisciplinar con el campo

de la Psicología. La cual fue reconocida en el 2002, con un premio nobel en Economía al Dr. en

Psicología Daniel Khaneman.

Como plantea Mario Bunge (1995), es gracias a la disputa, de que exista un conjunto de

teorías y métodos convergentes y divergentes que intentan explicar el comportamiento humano, por

el cual la ciencia avanza.

Page 64: ¿Qué hay detrás de lo que medimos? Un enfoque desde la

63

BIBLIOGRAFÍA

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