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marcelina-merlos
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QUINTO MANDAMIENTO: NOMATARÁS
La vida humanaha de ser respetada porque es sagrada.
A nadie le es lícito destruir directa-mente a un ser humano inocente,
porque es gravemente contrario a la dignidad de la persona y a la santidad del Creador.
Con la legítima defensa se toma la opción dedefenderse y se valora el derecho a la vida,
propia o del otro, pero no la opción de matar.
Las penas impuestas por laautoridad pública, debentener como objetivo reparar el desorden introducido por
la culpa, defender el orden público y la seguridad de las personas y contribuir a la corrección del culpable.
El quinto mandamientoprohíbe, comogravementecontrarios a la ley moral: el homicidio y la cooperación al mismo, el aborto directo.
La eutanasia.El suicidio y lacooperación voluntariaal mismo.
Los cuidados ordinariosa una persona enfermano pueden serlegítimamente interrumpidos. Sin legítimos el uso de
analgésicos, y la renuncia a tratamientosmédicos desproporcionados y sinesperanza razonable de resultado positivos.
La sociedad debe proteger a todo embrión
El escándalo consiste en inducira otro a obrar el mal.
Si se induce a otros a pecargravemente, se comete unaculpa grave.
Ha de evitarse el uso de drogas y tambiénel abuso de los alimentos,
del alcohol, del tabaco y de los medicamentos.
Las experimentaciones científicas sobre las personas humanas son moralmente legítimas si están al servicio del bien integral de la persona y la sociedad, sin
riesgos desproporcionados para la vida y la integridad física y psíquica de los sujetos.
El trasplante deórganos es moralmenteaceptable con elconsentimiento del
donante y sin riesgos excesivos para él.
Para el noble acto dela donación de órganosdespués de la muertehay que contar con laplena certeza de la
muerte real del donante.
Son prácticas contrariasa la integridad corporalde la persona:los secuestros de personas y la toma de rehenes, el terrorismo,
la tortura ,la violencia yla esterilización directa.
Las amputaciones y mutilaciones de una persona están moralmente permitidas sólo para los indispensables fines terapéuticos de las mismas.
Los moribundos tienen derecho a vivir con dignidad los últimos momentos de su vida
terrena, sobre todo con la ayuda de la oración y de los sacramentos.
Los cuerpos de losdifuntos deben sertratados con respetoy caridad.
la cremación de los mismos está permitida, si se hace sin poner en cuestión la fe en la Resurrección de los cuerpos.
El Señor que proclama “bienaventurados los que construyen la paz” ( Mt. 5,9 ), exige la paz del corazón.
Y denuncia lainmoralidad de la ira, que es el deseo de venganza por el mal recibido, y del odio,
que lleva a desear el mal al prójimo.
Estos comportamientos,si son voluntarios yconsentidos en cosas de gran importancia, sonpecados graves contra
la caridad.La paz en la tierra es imagen yfruto de la paz de Cristo.
El uso de la fuerzamilitar está moral-mente justificadocon las siguientescondiciones:
certeza de que el daño causado por el agresor es duradero y grave;
la ineficacia de toda alternativa pacífica; fundadas posibilidades de éxito en la acción defensiva y
ausencia de males aún peores,dado el poder de los mediosmodernos de destrucción.
Se debe hacer todo lo razonablementeposible para evitar atoda costa la guerra.