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COLEGIO DE ENFERMERAS(OS) DEL PERÚ CONSEJO REGIONAL III - LIMA METROPOLITANA CIENCIA Y ARTE DE ENFERMERÍA CIENCIA Y ARTE DE ENFERMERÍA Agosto, 2014 Vol. I Nº 3 ISSN 2224-7246

Re Vista Enfermer i a Final 2

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Revista de enfermeria

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COLEGIODEENFERMERAS(OS)DELPERÚCONSEJOREGIONALIII-LIMAMETROPOLITANA

CIENCIAY ARTE DE ENFERMERÍA

CIENCIAY ARTE DE ENFERMERÍA

Agosto, 2014

Vol. I Nº 3

ISSN 2224-7246

Page 2: Re Vista Enfermer i a Final 2

CIENCIAyARTEdeENFERMERI�A

ÍNDICEPresentación ...........................................................................................................

EditorialPor los caminos de la ciencia, evidencias para la práctica ............................

ARTÍCULOS ORIGINALES

1. Perspectiva de los docentes sobre la enseñanza de investigación cientí�ca en la Escuela de Enfermería de la UNMSM ...................................................

2. Concepción del Componente de Crecimiento y Desarrollo desde la perspectiva de las madres con niños de 1 a 4 años del AA.HH. Nueva Unión - Comas ........................................

3. Asociación entre la obesidad abdominal y la prevalencia de factores de riesgo cardiovascular en la ciudad de Cajamarca .....................................

4. Per�l de competencias de las enfermeras especialistas en emergencias y desastres que laboran en instituciones hospitalarias nivel III-2 y III-3 ............................................

5. Funcionalidad familiar en pacientes con tuberculosis pulmonar en áreas urbanas de Los Olivos � Lima ...........................................................

ENSAYOS

1. Sala de vejámenes. Cinco días en un pabellón de emergencia .....................................................

2. Acreditación a través del modelo de alta �abilidad: estructura, proceso, resultado (parte 1) .........................................................

Catalogación hecha por el Centro de Documentacióndel Consejo Regional III-LM. CEP

3

4

6

13

18

24

31

36

42

RevistaO�icial

delConsejoRegionalIII

LimaMetropolitanadelCEP

HechoelDepositoLegalenla

BibliotecaNacionaldelPeru

Nº2014-11402

ISSN2224-7246

DerechosReservados.

LaspublicacionesdelConsejo

RegionalIII-LM.CEPestan

escogidasalaproteccionprevista

porlasdisposicioneslegales

vigentesdeDerechodelAutor.

EnvıodeArtıculos:

ConsejoRegionalIII-LM.CEP

Jr.MoralesAlpaca243-245

PuebloLibre

Telefono:2612879anexo21

revistacienti�[email protected]

Producciongra�ica

DorisObandoBravo

995873185

HechoenPeru

RevistaCientı�icaVirtual

Lima,agostode2014

MoralesAlpacaNº243-245

ConsejoRegionalIII-LM.CEP-2014

PuebloLibre,Lima,Peru

©

Revista Cientí�ca �Ciencia y Arte de Enfermería�Consejo Regional III-LM. CEP - 2014

Nº de páginas 47

Page 3: Re Vista Enfermer i a Final 2

CIENCIAyARTEdeENFERMERI�A

ÍNDICEPresentación ...........................................................................................................

EditorialPor los caminos de la ciencia, evidencias para la práctica ............................

ARTÍCULOS ORIGINALES

1. Perspectiva de los docentes sobre la enseñanza de investigación cientí�ca en la Escuela de Enfermería de la UNMSM ...................................................

2. Concepción del Componente de Crecimiento y Desarrollo desde la perspectiva de las madres con niños de 1 a 4 años del AA.HH. Nueva Unión - Comas ........................................

3. Asociación entre la obesidad abdominal y la prevalencia de factores de riesgo cardiovascular en la ciudad de Cajamarca .....................................

4. Per�l de competencias de las enfermeras especialistas en emergencias y desastres que laboran en instituciones hospitalarias nivel III-2 y III-3 ............................................

5. Funcionalidad familiar en pacientes con tuberculosis pulmonar en áreas urbanas de Los Olivos � Lima ...........................................................

ENSAYOS

1. Sala de vejámenes. Cinco días en un pabellón de emergencia .....................................................

2. Acreditación a través del modelo de alta �abilidad: estructura, proceso, resultado (parte 1) .........................................................

Catalogación hecha por el Centro de Documentacióndel Consejo Regional III-LM. CEP

3

4

6

13

18

24

31

36

42

RevistaO�icial

delConsejoRegionalIII

LimaMetropolitanadelCEP

HechoelDepositoLegalenla

BibliotecaNacionaldelPeru

Nº2014-11402

ISSN2224-7246

DerechosReservados.

LaspublicacionesdelConsejo

RegionalIII-LM.CEPestan

escogidasalaproteccionprevista

porlasdisposicioneslegales

vigentesdeDerechodelAutor.

EnvıodeArtıculos:

ConsejoRegionalIII-LM.CEP

Jr.MoralesAlpaca243-245

PuebloLibre

Telefono:2612879anexo21

revistacienti�[email protected]

Producciongra�ica

DorisObandoBravo

995873185

HechoenPeru

RevistaCientı�icaVirtual

Lima,agostode2014

MoralesAlpacaNº243-245

ConsejoRegionalIII-LM.CEP-2014

PuebloLibre,Lima,Peru

©

Revista Cientí�ca �Ciencia y Arte de Enfermería�Consejo Regional III-LM. CEP - 2014

Nº de páginas 47

Page 4: Re Vista Enfermer i a Final 2

En estos días de conmemoración del Día de la Enfermería Peruana, la

Junta Directiva del Consejo Regional III - Lima Metropolitana del Colegio

de Enfermeros del Perú, renueva su compromiso y asume su

responsabilidad de gestionar el desarrollo de nuestra profesión,

poniendo a disposición de las y los miembros de la orden el tercer

número del año 2014 de nuestra Revista Científica y Arte de Enfermería,

como un espacio académico para visibilizar ante la comunidad

científica, experiencias de la práctica cotidiana e investigaciones

desarrolladas por los enfermeros a través de artículos o ensayos.

Conscientes de que, en la actualidad, la sociedad y las instituciones

dentro de esta, vienen cambiando a un ritmo inquietante, los roles de las

instituciones y de sus miembros requieren ser fortalecidos acorde a

dichos cambios, siendo este uno de los objetivos de la presente revista, la

que ponemos a consideración para retroalimentar la imagen social y el

quehacer de Enfermería.

Queremos expresar nuestro especial agradecimiento a las y los colegas

que, a través del envío de sus artículos o ensayos, vienen aportando a la

continuidad de esta revista, así como a los miembros del Comité de

Publicaciones y Revista del CRIII - Lima Metropolitana del Colegio de

Enfermeros del Perú por el trabajo profesional que vienen realizando, lo

cual permite enfatizar las frases que guían a esta gestión: “Identidad,

Integración y Desarrollo” “Para ti, por ti y contigo”.

Invitamos a todos los miembros de la orden del CRIII y otras instancias,

para que continúen enviando sus artículos o ensayos para los siguientes

números de nuestra revista, con la seguridad de que sus valiosos aportes

contribuirán con el crecimiento y enaltecimiento

de nuestra noble profesión.

PRESENTACIÓN

Mg. Tula Espinoza Moreno

Decana

Consejo Regional III – Lima Metropolitana

Colegio de Enfermeros del Perú

PR

ESEN

TACIÓ

NRevista de Ciencia y Arte de Enfermería 3

CIENCIA Y ARTE DE ENFERMERÍAJefe EditorialMg. Teresa Vivas DurandVocal I Consejo Regional III - Lima Metropolitana Colegio de Enfermeros del Perú

Comité EditorialMg. Tula Margarita Espinoza MorenoDecanaConsejo Regional III - Lima MetropolitanaColegio de Enfermeros del Perú

Mg. Anika Remuzgo ArtezanoDocente Universidad Privada del NorteEnfermera asistencial Hospital Edgardo Rebagliati Martins, Perú

Mg. Rosa Eva Pérez SiguasDocente Universidad de Ciencias y HumanidadesEnfermera asistencial Centro Materno Infantil Confraternidad Juan Pablo II, Perú

Dr. Hernán Hugo Matta SolísDocente Universidad de Ciencias y Humanidades, Perú

Lic. Elizabeth Rossana Carranza ManriqueDocente Universidad de Ciencias y Humanidades

Mg. Wilmer Luis Fuentes NeiraDocente Universidad de Ciencias y Humanidades

Mg. Ferdinan Carlos AymaAsesor de tesis y Corrector de estilo de la Escuela de Posgrado de la Universidad Nacional de Educación Enrique Guzmán y Valle (La Cantuta) y de la Universidad de Ciencias y Humanidades, Perú Docente investigador

Lic. Edith Gutiérrez MamaniPrensa e Imagen Institucional Consejo Regional III - Lima Metropolitana Colegio de Enfermeros del Perú

Consejero InternacionalDr. Patrick Albert PalmieriDocente Walden University College of Health Sciences

CIENCIA Y ARTE DE ENFERMERÍA

Volumen 1Número 3 Páginas 1 - 47 Agosto, 2014

2 Revista de Ciencia y Arte de Enfermería

Page 5: Re Vista Enfermer i a Final 2

En estos días de conmemoración del Día de la Enfermería Peruana, la

Junta Directiva del Consejo Regional III - Lima Metropolitana del Colegio

de Enfermeros del Perú, renueva su compromiso y asume su

responsabilidad de gestionar el desarrollo de nuestra profesión,

poniendo a disposición de las y los miembros de la orden el tercer

número del año 2014 de nuestra Revista Científica y Arte de Enfermería,

como un espacio académico para visibilizar ante la comunidad

científica, experiencias de la práctica cotidiana e investigaciones

desarrolladas por los enfermeros a través de artículos o ensayos.

Conscientes de que, en la actualidad, la sociedad y las instituciones

dentro de esta, vienen cambiando a un ritmo inquietante, los roles de las

instituciones y de sus miembros requieren ser fortalecidos acorde a

dichos cambios, siendo este uno de los objetivos de la presente revista, la

que ponemos a consideración para retroalimentar la imagen social y el

quehacer de Enfermería.

Queremos expresar nuestro especial agradecimiento a las y los colegas

que, a través del envío de sus artículos o ensayos, vienen aportando a la

continuidad de esta revista, así como a los miembros del Comité de

Publicaciones y Revista del CRIII - Lima Metropolitana del Colegio de

Enfermeros del Perú por el trabajo profesional que vienen realizando, lo

cual permite enfatizar las frases que guían a esta gestión: “Identidad,

Integración y Desarrollo” “Para ti, por ti y contigo”.

Invitamos a todos los miembros de la orden del CRIII y otras instancias,

para que continúen enviando sus artículos o ensayos para los siguientes

números de nuestra revista, con la seguridad de que sus valiosos aportes

contribuirán con el crecimiento y enaltecimiento

de nuestra noble profesión.

PRESENTACIÓN

Mg. Tula Espinoza Moreno

Decana

Consejo Regional III – Lima Metropolitana

Colegio de Enfermeros del Perú

PR

ESEN

TACIÓ

N

Revista de Ciencia y Arte de Enfermería 3

CIENCIA Y ARTE DE ENFERMERÍAJefe EditorialMg. Teresa Vivas DurandVocal I Consejo Regional III - Lima Metropolitana Colegio de Enfermeros del Perú

Comité EditorialMg. Tula Margarita Espinoza MorenoDecanaConsejo Regional III - Lima MetropolitanaColegio de Enfermeros del Perú

Mg. Anika Remuzgo ArtezanoDocente Universidad Privada del NorteEnfermera asistencial Hospital Edgardo Rebagliati Martins, Perú

Mg. Rosa Eva Pérez SiguasDocente Universidad de Ciencias y HumanidadesEnfermera asistencial Centro Materno Infantil Confraternidad Juan Pablo II, Perú

Dr. Hernán Hugo Matta SolísDocente Universidad de Ciencias y Humanidades, Perú

Lic. Elizabeth Rossana Carranza ManriqueDocente Universidad de Ciencias y Humanidades

Mg. Wilmer Luis Fuentes NeiraDocente Universidad de Ciencias y Humanidades

Mg. Ferdinan Carlos AymaAsesor de tesis y Corrector de estilo de la Escuela de Posgrado de la Universidad Nacional de Educación Enrique Guzmán y Valle (La Cantuta) y de la Universidad de Ciencias y Humanidades, Perú Docente investigador

Lic. Edith Gutiérrez MamaniPrensa e Imagen Institucional Consejo Regional III - Lima Metropolitana Colegio de Enfermeros del Perú

Consejero InternacionalDr. Patrick Albert PalmieriDocente Walden University College of Health Sciences

CIENCIA Y ARTE DE ENFERMERÍA

Volumen 1Número 3 Páginas 1 - 47 Agosto, 2014

2 Revista de Ciencia y Arte de Enfermería

Page 6: Re Vista Enfermer i a Final 2

La Revista de Ciencia y Arte de Enfermería, a la altura de estos

tiempos, se apoya y recae sobre los investigadores cuyos aportes

no parten de simples curiosidades sino que reejan una

preocupación vital por desarrollo del ejercicio profesional, una

resistencia al status quo del sistema de salud, hasta incluso una

forma de reclamo ante la inequidad social cual árido aprendizaje

presentado por Pío Baroja en su libro el Árbol de la Ciencia.

Si evaluamos el pulso al carácter intelectual a esta edición, Edna

Ramírez siente la responsabilidad de sacar en relieve las

competencias profesionales, develando evidencias del camino a

seguir; Lisset Jáuregui considera necesario repensar la atención

de CRED desde la perspectiva de las madres de los niños; con

cierto sobrecogimiento nos aborda la crónica de Virgilio Mendo,

que no puede soslayar la dura e incruenta realidad que se vive y

convive en el proceso de la atención en salud.

Al parecer, necesitamos muchas más historias, al respecto, la

revista Creative Nursing en su tercera edición de 2014 abordó la

temática sobre el arte de aprender a partir de las historias, y

señala que alejarnos de las historias nos distancia de los

pacientes. Cognetta (2014) dice sensiblemente que: “La

Historia es un recurso humano muy interior para describir

nuestro ser en el mundo…”. Marti Lewis señala que la

Enfermería narrativa y el proceso de reexión ayuda a las

enfermeras a prosperar en un medio de tensión (Lewis-Hunstiger,

2014).

De allí, las investigaciones en esta edición responden, igualmente, a la

necesidad de tener más evidencias para la toma de decisiones en la

formación y práctica profesional. Los niveles de las evidencias en la

literatura de Enfermería Contemporánea se perfilan por Melnyk y la

escala de Fineout - Overholt. La jerarquía va desde el más alto, del nivel I

(ensayos clínicos aleatorizados y revisiones sistemáticas) hasta el más

bajo, nivel VII (opinión de los expertos y las revisiones narrativas)

(Cowell, 2013).

Consideramos, parcialmente relevante, esta jerarquización que prioriza

la calidad de los estudios cuantitativos para conseguir generalidades

probabilísticas, pues existen conocimientos, preguntas, que suelen

resistirse a la tradición positivista, y son las particularidades del mundo

que son bien captadas por la investigación cualitativa. Es decir, la

investigación cualitativa en Enfermería parte de la necesidad de

responder preguntas más allá de los límites epistemológicos en los que

se agota el modo de indagar cuantitativamente.

Para evitar caer en digresiones, nos queda solo agradecer a nuestros

colaboradores que desde sus respectivos enfoques mantienen el pulso

intelectual y humanístico en esta edición.

El Comité Editor

REFERENCIAS

1. Cognetta-Rieke, C. (2014). The art of story. Creative Nursing, 20(3), 153-158.

2. Cowell, J. M. (2013). Evidence for practice at your fingertips. The Journal of School Nursing: The Official Publication of the National Association of School Nurses, 29(1), 8-9. doi:10.1177/1059840512471941

3. Lewis-Hunstiger, M. (2014). Story: an intimate human resource. Creative Nursing, 20(3), 147-148.

5Revista de Ciencia y Arte de Enfermería

ED

ITO

RIA

L

4 Revista de Ciencia y Arte de Enfermería

POR LOS CAMINOS DE LA CIENCIA,

EVIDENCIAS PARA LA PRÁCTICA

Page 7: Re Vista Enfermer i a Final 2

La Revista de Ciencia y Arte de Enfermería, a la altura de estos

tiempos, se apoya y recae sobre los investigadores cuyos aportes

no parten de simples curiosidades sino que reejan una

preocupación vital por desarrollo del ejercicio profesional, una

resistencia al status quo del sistema de salud, hasta incluso una

forma de reclamo ante la inequidad social cual árido aprendizaje

presentado por Pío Baroja en su libro el Árbol de la Ciencia.

Si evaluamos el pulso al carácter intelectual a esta edición, Edna

Ramírez siente la responsabilidad de sacar en relieve las

competencias profesionales, develando evidencias del camino a

seguir; Lisset Jáuregui considera necesario repensar la atención

de CRED desde la perspectiva de las madres de los niños; con

cierto sobrecogimiento nos aborda la crónica de Virgilio Mendo,

que no puede soslayar la dura e incruenta realidad que se vive y

convive en el proceso de la atención en salud.

Al parecer, necesitamos muchas más historias, al respecto, la

revista Creative Nursing en su tercera edición de 2014 abordó la

temática sobre el arte de aprender a partir de las historias, y

señala que alejarnos de las historias nos distancia de los

pacientes. Cognetta (2014) dice sensiblemente que: “La

Historia es un recurso humano muy interior para describir

nuestro ser en el mundo…”. Marti Lewis señala que la

Enfermería narrativa y el proceso de reexión ayuda a las

enfermeras a prosperar en un medio de tensión (Lewis-Hunstiger,

2014).

De allí, las investigaciones en esta edición responden, igualmente, a la

necesidad de tener más evidencias para la toma de decisiones en la

formación y práctica profesional. Los niveles de las evidencias en la

literatura de Enfermería Contemporánea se perfilan por Melnyk y la

escala de Fineout - Overholt. La jerarquía va desde el más alto, del nivel I

(ensayos clínicos aleatorizados y revisiones sistemáticas) hasta el más

bajo, nivel VII (opinión de los expertos y las revisiones narrativas)

(Cowell, 2013).

Consideramos, parcialmente relevante, esta jerarquización que prioriza

la calidad de los estudios cuantitativos para conseguir generalidades

probabilísticas, pues existen conocimientos, preguntas, que suelen

resistirse a la tradición positivista, y son las particularidades del mundo

que son bien captadas por la investigación cualitativa. Es decir, la

investigación cualitativa en Enfermería parte de la necesidad de

responder preguntas más allá de los límites epistemológicos en los que

se agota el modo de indagar cuantitativamente.

Para evitar caer en digresiones, nos queda solo agradecer a nuestros

colaboradores que desde sus respectivos enfoques mantienen el pulso

intelectual y humanístico en esta edición.

El Comité Editor

REFERENCIAS

1. Cognetta-Rieke, C. (2014). The art of story. Creative Nursing, 20(3), 153-158.

2. Cowell, J. M. (2013). Evidence for practice at your fingertips. The Journal of School Nursing: The Official Publication of the National Association of School Nurses, 29(1), 8-9. doi:10.1177/1059840512471941

3. Lewis-Hunstiger, M. (2014). Story: an intimate human resource. Creative Nursing, 20(3), 147-148.

5Revista de Ciencia y Arte de Enfermería

ED

ITO

RIA

L

4 Revista de Ciencia y Arte de Enfermería

POR LOS CAMINOS DE LA CIENCIA,

EVIDENCIAS PARA LA PRÁCTICA

Page 8: Re Vista Enfermer i a Final 2

RESUMEN

Objetivo: Describir las representaciones sociales en la enseñanza de la investigación científica en docentes de la

Escuela de Enfermería de la UNMSM en el 2012. Materiales y métodos: Cualitativo: descriptivo-interpretativo

utilizando la Teoría de las Representaciones Sociales. Resultados: Emergieron cinco categorías, de las que se ana-

lizaron las siguientes: 1) reconociendo la importancia de la actividad de investigación del docente, 2) enseñando

en base a la experiencia en investigación y 3) considerando la complejidad de la enseñanza de la investigación.

Conclusiones: El proceso de enseñanza de la investigación es una actividad que genera estatus académico, un

posicionamiento selectivo y perfeccionamiento, expresión de la propia experiencia; es una oportunidad de inte-

racción pedagógica y social. Reconocen en los estudiantes sentimientos de frustración y actitudes desfavorables

que generan en los docentes posturas ambivalentes: mayor exigencia académica o mayor exibilidad. Se requiere

de espacios para llegar a consensos teóricos y metodológicos; sin embargo, se perciben actitudes favorables

hacia la enseñanza de la investigación.

Palabras clave: Representaciones sociales, enseñanza de la investigación.

ABSTRACT

Objective: To describe the social representations in teaching research in School of Nursing of UNMSM in

2012. Materials and methods: Qualitative, interpretative content using the Theory of Social Representations.

Results: Five categories emerged, those were analyzed which are (1) Recognizing the importance of faculty

research activity, (2) Teaching based on research experience and (3) Considering the complexity of teaching

research. Conclusions: The process of teaching research is an activity that generates academic status, a

selective positioning and development, expression of the own experience; It is an educational opportunity and

social interaction. Recognize students' feelings such as frustration and that generates some unfavorable atti-

tudes in teacher’s ambivalent positions: greater academic rigor or exibility. It requires space to reach consen-

sus on theoretical and methodological differences, however, it is perceived favorable attitudes to the teaching

of research.

Key words: Social representations teachers, teaching research.

Perspectiva de los docentes sobre la enseñanza

de investigación científica en la Escuela de

Enfermería de la UNMSM

6 Revista de Ciencia y Arte de Enfermería

La universidad es el espacio considerado como el

escenario principal para el desarrollo y creación del

conocimiento a través de la investigación. Histórica-

mente, la Escuela Académico Profesional (EAP) de

Enfermería de la UNMSM desde su creación, hace

cincuenta años, ha considerado a la investigación

como uno de los ejes transversales en el plan de estu-

dios y en la formación de los futuros profesionales de

Enfermería (Montalvo, M. 2013).

La investigación es un proceso de aprendizaje conti-

nuo por la participación de los estudiantes o docentes

noveles que trabajan junto a un maestro o docente

más experimentado en investigación; de esta manera

se hace una escuela que ayuda a formar la cultura

investigativa, la cual produce investigadores promi-

nentes que cultivan líneas de investigación, a este

proceso se le conoce como la investigación formativa

(Lobato, A. 2010).

Por nuestras investigaciones sabemos que la mayoría

de los estudiantes de la Facultad de Medicina refiere

que el aprendizaje en la asignatura de investigación

no cubrió sus expectativas, por pocas horas, falta de

experiencia en los docentes, entre otras causas (Loli,

R., Ramírez, E. y Sandoval, M. 2008).

Así, mientras la investigación adquiere mayor rele-

vancia en la institución universitaria, no siempre las

estrategias utilizadas por los profesores para promo-

ver actitudes y aptitudes que potencien la curiosidad,

la creatividad y la innovación tienen los resultados

esperados.

Los estudiantes se interesan por la investigación cuan-

do el profesor provoca su deseo por investigar y mues-

tra desde su experiencia, el papel que cumple la

investigación en su quehacer profesional, es decir,

enseñar y aprender a investigar investigando (Ospina

B., Toro, J. y Aristizábal, C. 2008)(Restrepo, B.

2009) (Morales, O., Rincón, A. y Romero, J. 2005).

Es evidente que la enseñanza de la investigación

demanda del docente una formación tanto teórica

como práctica; una cosa es saber una disciplina,

otra, saber enseñarla y otra aún más compleja,

saber despertar el interés por aprenderla (Santos,

M. 2001).

La enseñanza de la investigación en la EAP de Enfer-

mería de la UNMSM se concretiza en la asignatura de

investigación en Enfermería, la misma que se dicta en

el cuarto año de estudios, donde el estudiante debe

elaborar y ejecutar un proyecto de investigación, que

luego puede llevarlo a tesis en el quinto año de estu-

dios.

En la UNMSM, la actividad docente se realiza simul-

táneamente a las actividades de investigación; moti-

vo por el cual, los docentes presentan proyectos de

investigación para los concursos anuales sean estos

con o sin financiamiento de la universidad; sin

embargo, no hay una participación importante de

los docentes de Enfermería en las publicaciones

científicas en la revista “Anales de la Facultad de

Medicina”.

Es en este contexto que se abordó las Representacio-

nes Sociales en Docentes de Enfermería de pregrado

quienes comparten significados, información, actitu-

des y esquemas mentales respecto a la enseñanza de

la investigación; de manera que los resultados nos

permitan describir e interpretar cómo se desarrolla

dicho proceso social en nuestra universidad y cómo

afrontar con mayor responsabilidad y compromiso la

enseñanza de la investigación; por ello, el presente

estudio tuvo como objetivo describir las representa-

ciones sociales en la enseñanza de la investigación en

docentes de la EAP de Enfermería en la Facultad de

Medicina de la UNMSM en el año 2012.

MATERIALES Y MÉTODOS

El abordaje metodológico fue cualitativo, descriptivo-

interpretativo utilizando la teoría de las Representa-

ciones Sociales de Serge Moscovici y Denise Jodelet

para identificar la naturaleza profunda de la realidad

social que afrontan los docentes en la enseñanza de

la investigación. La unidad de análisis estuvo confor-

mado por cada uno de los “discursos” de los docentes

de Enfermería de pregrado de la Facultad de Medici-

na-UNMSM entre mayo y agosto de 2012.

Se aplicó entrevistas a profundidad; las preguntas

guías fueron: ¿cómo ve la enseñanza de investiga-

7Revista de Ciencia y Arte de Enfermería

AR

TÍC

UL

OS

OR

IGIN

AL

ES

Teachers' perspective about teaching scientific research in Nursing School of the

University UNMSM

Edna Ramírez MirandaCentro de Investigación de Bioquímica y Nutrición “Alberto Guzmán Barrón” Facultad de Medicina UNMSM

Angélica Loli PonceLicenciada en Educación

CorrespondenciaEmail: [email protected]

Rudi Amalia Loli PonceCentro de Investigación de Bioquímica y Nutrición “Alberto Guzmán Barrón” Facultad de Medicina. UNMSMDepartamento Académico de Enfermería. Facultad de Medicina UNMSM

Rocío Cornejo ValdiviaDepartamento Académico de Enfermería. Facultad de Medicina UNMSM

Martha Vera MendozaDepartamento Académico de Enfermería. Facultad de Medicina UNMSM

Miguel Sandoval VegasCentro de Investigación de Bioquímica y Nutrición “Alberto Guzmán Barrón” Facultad de Medicina UNMSM

Consejo Regional III Lima Metropolitana del Colegio de Enfermeros del Perú

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RESUMEN

Objetivo: Describir las representaciones sociales en la enseñanza de la investigación científica en docentes de la

Escuela de Enfermería de la UNMSM en el 2012. Materiales y métodos: Cualitativo: descriptivo-interpretativo

utilizando la Teoría de las Representaciones Sociales. Resultados: Emergieron cinco categorías, de las que se ana-

lizaron las siguientes: 1) reconociendo la importancia de la actividad de investigación del docente, 2) enseñando

en base a la experiencia en investigación y 3) considerando la complejidad de la enseñanza de la investigación.

Conclusiones: El proceso de enseñanza de la investigación es una actividad que genera estatus académico, un

posicionamiento selectivo y perfeccionamiento, expresión de la propia experiencia; es una oportunidad de inte-

racción pedagógica y social. Reconocen en los estudiantes sentimientos de frustración y actitudes desfavorables

que generan en los docentes posturas ambivalentes: mayor exigencia académica o mayor exibilidad. Se requiere

de espacios para llegar a consensos teóricos y metodológicos; sin embargo, se perciben actitudes favorables

hacia la enseñanza de la investigación.

Palabras clave: Representaciones sociales, enseñanza de la investigación.

ABSTRACT

Objective: To describe the social representations in teaching research in School of Nursing of UNMSM in

2012. Materials and methods: Qualitative, interpretative content using the Theory of Social Representations.

Results: Five categories emerged, those were analyzed which are (1) Recognizing the importance of faculty

research activity, (2) Teaching based on research experience and (3) Considering the complexity of teaching

research. Conclusions: The process of teaching research is an activity that generates academic status, a

selective positioning and development, expression of the own experience; It is an educational opportunity and

social interaction. Recognize students' feelings such as frustration and that generates some unfavorable atti-

tudes in teacher’s ambivalent positions: greater academic rigor or exibility. It requires space to reach consen-

sus on theoretical and methodological differences, however, it is perceived favorable attitudes to the teaching

of research.

Key words: Social representations teachers, teaching research.

Perspectiva de los docentes sobre la enseñanza

de investigación científica en la Escuela de

Enfermería de la UNMSM

6 Revista de Ciencia y Arte de Enfermería

La universidad es el espacio considerado como el

escenario principal para el desarrollo y creación del

conocimiento a través de la investigación. Histórica-

mente, la Escuela Académico Profesional (EAP) de

Enfermería de la UNMSM desde su creación, hace

cincuenta años, ha considerado a la investigación

como uno de los ejes transversales en el plan de estu-

dios y en la formación de los futuros profesionales de

Enfermería (Montalvo, M. 2013).

La investigación es un proceso de aprendizaje conti-

nuo por la participación de los estudiantes o docentes

noveles que trabajan junto a un maestro o docente

más experimentado en investigación; de esta manera

se hace una escuela que ayuda a formar la cultura

investigativa, la cual produce investigadores promi-

nentes que cultivan líneas de investigación, a este

proceso se le conoce como la investigación formativa

(Lobato, A. 2010).

Por nuestras investigaciones sabemos que la mayoría

de los estudiantes de la Facultad de Medicina refiere

que el aprendizaje en la asignatura de investigación

no cubrió sus expectativas, por pocas horas, falta de

experiencia en los docentes, entre otras causas (Loli,

R., Ramírez, E. y Sandoval, M. 2008).

Así, mientras la investigación adquiere mayor rele-

vancia en la institución universitaria, no siempre las

estrategias utilizadas por los profesores para promo-

ver actitudes y aptitudes que potencien la curiosidad,

la creatividad y la innovación tienen los resultados

esperados.

Los estudiantes se interesan por la investigación cuan-

do el profesor provoca su deseo por investigar y mues-

tra desde su experiencia, el papel que cumple la

investigación en su quehacer profesional, es decir,

enseñar y aprender a investigar investigando (Ospina

B., Toro, J. y Aristizábal, C. 2008)(Restrepo, B.

2009) (Morales, O., Rincón, A. y Romero, J. 2005).

Es evidente que la enseñanza de la investigación

demanda del docente una formación tanto teórica

como práctica; una cosa es saber una disciplina,

otra, saber enseñarla y otra aún más compleja,

saber despertar el interés por aprenderla (Santos,

M. 2001).

La enseñanza de la investigación en la EAP de Enfer-

mería de la UNMSM se concretiza en la asignatura de

investigación en Enfermería, la misma que se dicta en

el cuarto año de estudios, donde el estudiante debe

elaborar y ejecutar un proyecto de investigación, que

luego puede llevarlo a tesis en el quinto año de estu-

dios.

En la UNMSM, la actividad docente se realiza simul-

táneamente a las actividades de investigación; moti-

vo por el cual, los docentes presentan proyectos de

investigación para los concursos anuales sean estos

con o sin financiamiento de la universidad; sin

embargo, no hay una participación importante de

los docentes de Enfermería en las publicaciones

científicas en la revista “Anales de la Facultad de

Medicina”.

Es en este contexto que se abordó las Representacio-

nes Sociales en Docentes de Enfermería de pregrado

quienes comparten significados, información, actitu-

des y esquemas mentales respecto a la enseñanza de

la investigación; de manera que los resultados nos

permitan describir e interpretar cómo se desarrolla

dicho proceso social en nuestra universidad y cómo

afrontar con mayor responsabilidad y compromiso la

enseñanza de la investigación; por ello, el presente

estudio tuvo como objetivo describir las representa-

ciones sociales en la enseñanza de la investigación en

docentes de la EAP de Enfermería en la Facultad de

Medicina de la UNMSM en el año 2012.

MATERIALES Y MÉTODOS

El abordaje metodológico fue cualitativo, descriptivo-

interpretativo utilizando la teoría de las Representa-

ciones Sociales de Serge Moscovici y Denise Jodelet

para identificar la naturaleza profunda de la realidad

social que afrontan los docentes en la enseñanza de

la investigación. La unidad de análisis estuvo confor-

mado por cada uno de los “discursos” de los docentes

de Enfermería de pregrado de la Facultad de Medici-

na-UNMSM entre mayo y agosto de 2012.

Se aplicó entrevistas a profundidad; las preguntas

guías fueron: ¿cómo ve la enseñanza de investiga-

7Revista de Ciencia y Arte de Enfermería

AR

TÍC

UL

OS

OR

IGIN

AL

ES

Teachers' perspective about teaching scientific research in Nursing School of the

University UNMSM

Edna Ramírez MirandaCentro de Investigación de Bioquímica y Nutrición “Alberto Guzmán Barrón” Facultad de Medicina UNMSM

Angélica Loli PonceLicenciada en Educación

CorrespondenciaEmail: [email protected]

Rudi Amalia Loli PonceCentro de Investigación de Bioquímica y Nutrición “Alberto Guzmán Barrón” Facultad de Medicina. UNMSMDepartamento Académico de Enfermería. Facultad de Medicina UNMSM

Rocío Cornejo ValdiviaDepartamento Académico de Enfermería. Facultad de Medicina UNMSM

Martha Vera MendozaDepartamento Académico de Enfermería. Facultad de Medicina UNMSM

Miguel Sandoval VegasCentro de Investigación de Bioquímica y Nutrición “Alberto Guzmán Barrón” Facultad de Medicina UNMSM

Consejo Regional III Lima Metropolitana del Colegio de Enfermeros del Perú

Page 10: Re Vista Enfermer i a Final 2

ción?, ¿cuál es su experiencia?, ¿qué situaciones le

han generado más dificultades?, ¿cómo suelen ser

los encuentros con los asesorados?, ¿qué ha sig-

nificado para usted la investigación?, ¿qué significa

para usted pertenecer a un instituto de investiga-

ción? Cada entrevista tuvo una duración promedio de

50 minutos y se grabó el audio. Para el análisis de los

discursos, se procedió a la transcripción y reducción

de los datos en tres momentos: codificación abierta,

codificación axial y la codificación selectiva, para

establecer el núcleo central en cada una de las cate-

gorías halladas.

Gráfico 1. Núcleo figurativo de las representaciones sociales de los docentes sobre la enseñanza de la investigación en Enfermería

8 Revista de Ciencia y Arte de Enfermería

DISCUSIÓN

Las representaciones sociales conciernen al conoci-miento de sentido común que se pone a disposición en la experiencia cotidiana. Este simbolismo se aplica a la satisfacción de enseñar investigación y que dicha actividad es más fructífera aún, cuando se transmiten no solo conocimientos, sino también las experiencias de quien investiga (Jodelet, D. 2000).

La actitud, según Moscovici, S. (1979), implica un estímulo ya constituido presente en la realidad social a la que se reacciona con determinada disposición interna, mientras que la representación se sitúa en ambos polos: constituye el estímulo y determina la respuesta que se da, así, en el estudio, la representa-ción se manifiesta por el ímpetu y deseo de participar en investigaciones a pesar de las dificultades y las exigencias en la presentación de los informes técni-cos y económicos de las investigaciones subvencio-nadas por la universidad, tal como lo señala un docente:

“Es así que la tarea de enseñar investigación e investi-gar en la universidad se va consolidando en los docentes, formándose una representación social que investigar en la universidad es muy complicado; entonces, tiene sentido la metáfora: investigar es importante y necesario, pero implica demasiado esfuerzo”.

Por ello, para participar en la enseñanza de la investi-gación, además de saber el contenido teórico y filo-sófico, el docente debe ser investigador; sin embargo, no basta con ello, sino que además debe tener cono-cimientos y usar las herramientas didácticas en el proceso de la enseñanza, de manera tal que sea capaz de despertar en el estudiante el espíritu de la investigación, para que culmine sus estudios con la

elaboración y sustentación de una tesis y que la asig-natura de investigación no sea solo un curso que se deba cumplir y aprobar.

La enseñanza es una actividad social que se desa-rrolla en el marco de un grupo social particular. La enseñanza no es una tarea mecánica que se desa-rrolla igual en todos los grupos sociales. Por el con-trario, si queremos conseguir logros educativos rea-les, es la enseñanza la que debe adaptarse al grupo social (Gregorio, J. y Castañeda, E. 2001). La ense-ñanza de la investigación demanda de los docentes mucha creatividad e innovación en las estrategias metodológicas como se identifica en el siguiente discurso:

El profesor que enseña investigación tiene que bus-car muchas estrategias didácticas para poder llegar al estudiante, la investigación está concebida como algo muy grande y que no se aprende fácilmente.

Se entiende que el rol de educador supone un domi-nio que permita organizar el contenido que va a ense-ñar, seleccionando lo importante de lo superficial y definiendo la forma más adecuada para acercarse al tema. Elaborar un proyecto de investigación requiere coordinar y organizar un conjunto grande de elemen-tos diversos, entre ellos las actividades curriculares y extracurriculares que realizan los estudiantes dentro de la universidad. Ha de comprenderse y aceptarse también que la elaboración del proyecto genera ansiedad, como la genera cualquier emprendimiento (Fairstein, G. y Gyssels, S. 2003).

La investigación en Enfermería debe contemplar en su malla curricular el abordaje del paradigma cuanti-tativo como cualitativo y la investigación debe plan-tear como un eje: las áreas de pre y posgrado (Trivino V., Zaider y Sanhueza, O. 2005).

9Revista de Ciencia y Arte de Enfermería

Consejo Regional III Lima Metropolitana del Colegio de Enfermeros del Perú

RESULTADOS

Del proceso de codificación emergieron cinco catego-

rías, las cuales fueron: 1) Reconociendo la importancia

de la actividad de investigación del docente, 2) ense-

ñando en base a la experiencia en investigación, 3) con-

siderando la complejidad de la enseñanza de la investi-

gación, 4) efectuando el proyecto en el encuentro ase-

sor/asesorado y 5) conceptualizando el significado de la

Investigación en Enfermería. En este texto trataremos

las tres primeras categorías. El núcleo figurativo de las

representaciones sociales se presenta en el gráfico 1.

Categoría 1

Se percibe en los docentes diversos sentimientos y actitudes hacia la investigación como parte de su tarea acadé-

mica, mostrando satisfacción y entusiasmo por la adquisición de conocimientos que fortalecen sus capacidades

docentes con actitud positiva, según se aprecia en el siguiente discurso:

Crecimiento profesional y personal, porque cuando hago las investigaciones me permite entrar en una realidad

que a pesar de que ya la conozco, me incrementa mi conocimiento en la línea que yo investigo desde hace

años… me ha dado mucha satisfacción comprobar algo y más que todo considero que estoy adquiriendo

mucha experiencia.

Me gusta la investigación, la voy a seguir haciendo, pero ya no pidiendo fondos a la universidad porque me pare-

ce que su mecanismo es totalmente inapropiado.

Categorías 2 y 3

Se analizan los conocimientos y la experiencia de los docentes que enseñan investigación en Enfermería, lo que

en las representaciones sociales corresponde al Componente de la Información.

Los profesores hemos ido creciendo en cuanto a nuestras estrategias metodológicas al haber realizado estudios

de perfeccionamiento como las maestrías, sin embargo, enseñar la investigación requiere de muchas otras

habilidades didácticas, de motivación y comunicación para llegar al estudiante.

Es mejor hacer investigación para poder enseñarlo….porque el que enseña investigación sin haber hecho

investigación, solamente sería un repetidor de libros, el que hace investigación, o sea el que investiga y enseña

investigación es narrar su propia experiencia que es más rico.

Por las expresiones se puede entrever que en la enseñanza de la investigación es necesario que los docentes se

encuentren en permanente aprendizaje y en condiciones de participar en teoría como en la asesoría. En este pro-

ceso, no solo aprenden los estudiantes, sino que el profesor continuamente aprende de aquellos.

Perspectiva de los docentes sobre la enseñanza de investigación científica en la Escuela de Enfermería de la UNMSM

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ción?, ¿cuál es su experiencia?, ¿qué situaciones le

han generado más dificultades?, ¿cómo suelen ser

los encuentros con los asesorados?, ¿qué ha sig-

nificado para usted la investigación?, ¿qué significa

para usted pertenecer a un instituto de investiga-

ción? Cada entrevista tuvo una duración promedio de

50 minutos y se grabó el audio. Para el análisis de los

discursos, se procedió a la transcripción y reducción

de los datos en tres momentos: codificación abierta,

codificación axial y la codificación selectiva, para

establecer el núcleo central en cada una de las cate-

gorías halladas.

Gráfico 1. Núcleo figurativo de las representaciones sociales de los docentes sobre la enseñanza de la investigación en Enfermería

8 Revista de Ciencia y Arte de Enfermería

DISCUSIÓN

Las representaciones sociales conciernen al conoci-miento de sentido común que se pone a disposición en la experiencia cotidiana. Este simbolismo se aplica a la satisfacción de enseñar investigación y que dicha actividad es más fructífera aún, cuando se transmiten no solo conocimientos, sino también las experiencias de quien investiga (Jodelet, D. 2000).

La actitud, según Moscovici, S. (1979), implica un estímulo ya constituido presente en la realidad social a la que se reacciona con determinada disposición interna, mientras que la representación se sitúa en ambos polos: constituye el estímulo y determina la respuesta que se da, así, en el estudio, la representa-ción se manifiesta por el ímpetu y deseo de participar en investigaciones a pesar de las dificultades y las exigencias en la presentación de los informes técni-cos y económicos de las investigaciones subvencio-nadas por la universidad, tal como lo señala un docente:

“Es así que la tarea de enseñar investigación e investi-gar en la universidad se va consolidando en los docentes, formándose una representación social que investigar en la universidad es muy complicado; entonces, tiene sentido la metáfora: investigar es importante y necesario, pero implica demasiado esfuerzo”.

Por ello, para participar en la enseñanza de la investi-gación, además de saber el contenido teórico y filo-sófico, el docente debe ser investigador; sin embargo, no basta con ello, sino que además debe tener cono-cimientos y usar las herramientas didácticas en el proceso de la enseñanza, de manera tal que sea capaz de despertar en el estudiante el espíritu de la investigación, para que culmine sus estudios con la

elaboración y sustentación de una tesis y que la asig-natura de investigación no sea solo un curso que se deba cumplir y aprobar.

La enseñanza es una actividad social que se desa-rrolla en el marco de un grupo social particular. La enseñanza no es una tarea mecánica que se desa-rrolla igual en todos los grupos sociales. Por el con-trario, si queremos conseguir logros educativos rea-les, es la enseñanza la que debe adaptarse al grupo social (Gregorio, J. y Castañeda, E. 2001). La ense-ñanza de la investigación demanda de los docentes mucha creatividad e innovación en las estrategias metodológicas como se identifica en el siguiente discurso:

El profesor que enseña investigación tiene que bus-car muchas estrategias didácticas para poder llegar al estudiante, la investigación está concebida como algo muy grande y que no se aprende fácilmente.

Se entiende que el rol de educador supone un domi-nio que permita organizar el contenido que va a ense-ñar, seleccionando lo importante de lo superficial y definiendo la forma más adecuada para acercarse al tema. Elaborar un proyecto de investigación requiere coordinar y organizar un conjunto grande de elemen-tos diversos, entre ellos las actividades curriculares y extracurriculares que realizan los estudiantes dentro de la universidad. Ha de comprenderse y aceptarse también que la elaboración del proyecto genera ansiedad, como la genera cualquier emprendimiento (Fairstein, G. y Gyssels, S. 2003).

La investigación en Enfermería debe contemplar en su malla curricular el abordaje del paradigma cuanti-tativo como cualitativo y la investigación debe plan-tear como un eje: las áreas de pre y posgrado (Trivino V., Zaider y Sanhueza, O. 2005).

9Revista de Ciencia y Arte de Enfermería

Consejo Regional III Lima Metropolitana del Colegio de Enfermeros del Perú

RESULTADOS

Del proceso de codificación emergieron cinco catego-

rías, las cuales fueron: 1) Reconociendo la importancia

de la actividad de investigación del docente, 2) ense-

ñando en base a la experiencia en investigación, 3) con-

siderando la complejidad de la enseñanza de la investi-

gación, 4) efectuando el proyecto en el encuentro ase-

sor/asesorado y 5) conceptualizando el significado de la

Investigación en Enfermería. En este texto trataremos

las tres primeras categorías. El núcleo figurativo de las

representaciones sociales se presenta en el gráfico 1.

Categoría 1

Se percibe en los docentes diversos sentimientos y actitudes hacia la investigación como parte de su tarea acadé-

mica, mostrando satisfacción y entusiasmo por la adquisición de conocimientos que fortalecen sus capacidades

docentes con actitud positiva, según se aprecia en el siguiente discurso:

Crecimiento profesional y personal, porque cuando hago las investigaciones me permite entrar en una realidad

que a pesar de que ya la conozco, me incrementa mi conocimiento en la línea que yo investigo desde hace

años… me ha dado mucha satisfacción comprobar algo y más que todo considero que estoy adquiriendo

mucha experiencia.

Me gusta la investigación, la voy a seguir haciendo, pero ya no pidiendo fondos a la universidad porque me pare-

ce que su mecanismo es totalmente inapropiado.

Categorías 2 y 3

Se analizan los conocimientos y la experiencia de los docentes que enseñan investigación en Enfermería, lo que

en las representaciones sociales corresponde al Componente de la Información.

Los profesores hemos ido creciendo en cuanto a nuestras estrategias metodológicas al haber realizado estudios

de perfeccionamiento como las maestrías, sin embargo, enseñar la investigación requiere de muchas otras

habilidades didácticas, de motivación y comunicación para llegar al estudiante.

Es mejor hacer investigación para poder enseñarlo….porque el que enseña investigación sin haber hecho

investigación, solamente sería un repetidor de libros, el que hace investigación, o sea el que investiga y enseña

investigación es narrar su propia experiencia que es más rico.

Por las expresiones se puede entrever que en la enseñanza de la investigación es necesario que los docentes se

encuentren en permanente aprendizaje y en condiciones de participar en teoría como en la asesoría. En este pro-

ceso, no solo aprenden los estudiantes, sino que el profesor continuamente aprende de aquellos.

Perspectiva de los docentes sobre la enseñanza de investigación científica en la Escuela de Enfermería de la UNMSM

Page 12: Re Vista Enfermer i a Final 2

En investigación, el conocimiento no puede ir separa-do de la práctica, es por ello que algunos profesores señalan la necesidad de que todos los profesores de la asignatura participen en las clases teóricas.

Hay un solo profesor que dicta la teoría y eso me parece que es un detalle que debería cambiar… no nos dan la oportunidad, a los profesores, de utilizar los laboratorios para también preparar un tema y profundizar en el conocimiento del tema y la forma de transmitirlo.

En la actualidad, los conocimientos científicos de cualquier área son muy amplios, por lo que se hace necesaria la participación de diversos especialistas en el desarrollo de una asignatura universitaria, pro-cedimiento que en educación se denomina polido-cencia, que podría ser a nuestro criterio una muy útil forma de tratar la temática del sílabo del curso de investigación. El conocimiento nuevo debe ser pre-sentado en la teoría y reforzado en la práctica en los laboratorios donde el docente debe desplegar tam-bién sus estrategias y competencias para lograr un aprendizaje significativo (Arbesu, M. y Piña, J. 2009).

En los laboratorios, estudiantes y docentes trabajan en base a una guía que orienta el desarrollo académi-co; sin embargo, las estrategias que utiliza el docente para lograr el aprendizaje significativo constituyen un permanente desafío por la diversidad de temas y las características de los estudiantes.

Las guías ayudan mucho en el trabajo de docentes y alumnos de la asignatura, cada año se mejoran y socializan… las tareas son puntuales para cada labo-ratorio…los estudiantes a veces no completan las guías y algunos profesores no los revisan con antici-pación, sino en el momento de la asesoría.

Para lograr las metas formativas propuestas en edu-cación superior, con respecto a la investigación, es necesaria una enseñanza adecuada que ofrezca herramientas congruentes e indispensables para la comprensión de los procesos investigativos y para generar en los estudiantes una actitud positiva hacia la investigación. Así, las concepciones epistemológi-cas de los docentes cobran especial relevancia por su inuencia en la enseñanza-aprendizaje (Aldana, G. 2008).

Cada vez son más los egresados que quieren hacer pasantías, en lugar de realizar tesis o trabajos de gra-do, y menos los profesionales que optan por trabajar en investigación (Castillo, M. 2000); esto significa

que los estudiantes le tienen temor a la investigación y por ello a la sustentación de un trabajo de investiga-ción. El docente universitario debe promover la inves-tigación con un compromiso real, desde la experien-cia y conocimiento en este oficio, estar comprometido en la promoción de la investigación, ser investigador para poder enseñar el arte u oficio de la investigación, ser maestro, el que guía, orienta, motiva, encanta, apoya desde su conocimiento y experiencia investiga-tiva (Romero, M. 2003).

Los docentes refieren que la asignatura de investiga-ción tiene una cierta “fama”, de “difícil” entre los estu-diantes, que hay prejuicios y faltan espacios para que los docentes se pongan de acuerdo respecto a la ense-ñanza de la investigación como se aprecia a continua-ción:

…nos falta discutir, nos falta compartir lo que sabe-mos, ponernos de acuerdo, por ejemplo, operacio-nalizar la variable … hay muchas posibilidades y probabilidades de enfocarlo… el profesor tiene que ser más cauto antes de decirle a un alumno de otro grupo que su operacionalizacion está mal… todavía está muy enraizado el enfoque positivista.

Por lo tanto, en la enseñanza de la investigación se requiere de docentes altamente competitivos en investigación, evidenciado en su producción cien-tífica en la universidad, así como de la debida infraes-tructura y materiales didácticos a disposición de los estudiantes.

En el ejercicio pedagógico se establece un espiral ascendente formando grupos que aprenden, que comunican sus nociones, percepciones, imágenes, creencias, valores, saberes, representaciones socia-les de su entorno que se manifiestan a través del len-guaje y las acciones (Basabe, M. 2008); se espera que los docentes pongan cuidado en orientar y articu-lar la investigación con los intereses de sus discentes y los encuentros se desarrollen en una esfera de entendimiento y significación (Covarrubias, P. y Mar-tínez, C. 2007).

Investigaciones previas (Aldana, G. y Joya, N. 2008) evidencian la apatía de los estudiantes hacia la inves-tigación, y dificultades para lograr algunas metas en esta materia. Algunas apreciaciones de los docentes al respecto fueron:

La tarea de asesorar a un alumno para que desarrolle una investigación es bastante compleja y eso tiene que ver con el docente que no siempre está instru-mentado, si no hace investigación, no sabe lo que

10 Revista de Ciencia y Arte de Enfermería

atraviesan los estudiantes en cada etapa… enton-ces el alumno queda en algunas etapas sin un apoyo sostenido… el profesor le exige muchas veces lo que él mismo no podría realizar.

Es un encuentro al inicio cordial, con deseos de que el alumno reciba del profesor, pero cuando se va avanzando el alumno espera que el profesor le dicte el planteamiento, el problema, la justificación, el propósito, los objetivos; porque no viene con ganas de profundizar, de buscar.

En la enseñanza de la investigación juega un papel trascendental la figura del docente asesor, quien con su experiencia guiará al estudiante para que este pue-da llevar a término un proyecto e informe de investi-gación. Esta actividad puede tornarse compleja y poco productiva, si el docente no está preparado para dar el apoyo necesario en las diferentes etapas de la investigación y si el estudiante no tiene la disposición y el tiempo para su aprendizaje.

CONCLUSIONES

Las consideraciones finales o conclusiones a las que llegamos desde la perspectiva de los docentes es que la representación social del proceso de enseñanza de la investigación es una actividad que les genera esta-tus académico, un posicionamiento selectivo y per-feccionamiento; debe ser una expresión de la propia experiencia investigativa docente, no solo en el para-digma positivista-cuantitativo; es una oportunidad de interacción pedagógica y social con los discentes en la formación de competencias investigativas. Reco-nocen en los estudiantes sentimientos de frustración y algunas actitudes desfavorables al lento avance en sus proyectos, que generan en los docentes posturas ambivalentes una de mayor exigencia académica y otra de mayor exibilidad.

También, la investigación brindó elementos para com-prender que en la enseñanza de la investigación se requiere de espacios en los cuales los docentes inter-cambien opiniones y se llegue a consensos para evitar discrepancias teóricas y/o metodológicas, que debe haber una participación activa en las disertaciones teóricas y con cátedra compartida de tal manera que se forme y trabaje como un equipo y que se consolide como tal para contribuir eficaz y eficientemente al logro del aprendizaje en los estudiantes.

Las actitudes docentes hacia la enseñanza de la investigación se percibieron favorables y positivas por

la integración de la enseñanza y el ejercicio de la investigación. Finalmente, la representación social sobre la enseñanza de la investigación en Enfermería según el sentir común de los docentes muestra que es “complejo”, que requiere de un compromiso e involu-cramiento de todos los docentes tanto en la teoría como en la práctica, pasar de una enseñanza orienta-dora a una formativa con un acompañamiento soste-nido en todas las etapas de la investigación.

REFERENCIAS

Aldana, G. y Joya, N. (2008). Actitudes hacia la investigación científica de los docentes que orientan la asignatura de metodología de investigación. En: Tabula Rasa. En prensa.

Aldana, G. (2008). Enseñanza de la investigación y epistemología de los docentes. Universidad de La Sabana. Disponible en: .http://educacionyeducadores.unisabana.edu.co/index.php/eye/article/view/731/1709. . Citado 21/09/2014.

Arbesu, M. y Piña, J. (2009) “Representaciones sociales sobre el trabajo docente en profesores de educación superior” En revista electrónica Observar. Barcelona. 3,42 - 54. [citado 2012 - 09 - 26] , dis-ponible en: http://creativecommons.org/licenses/by-nc-nd/2.5/es/deed.es.

Basabe, M. (2008). Representaciones sociales del saber compartido en el aula. Rev. Educere. Venezue-la. Año 12, N° 41. Abril-junio. 2008. 269-275.

Castillo, M. (2000). Manual para la formación de investigadores. Bogotá: Magisterio.

Covarrubias, P. y Martínez, C. (2007). Representa-ciones de estudiantes universitarios sobre el aprendi-zaje significativo y las condiciones que lo favorecen. Perfiles educativos, 29(115), 49-71. Recuperado el 16 de marzo de 2013, de: .http://www.scielo.org.mx/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0185-26982007000100004&lng=es &tlng=es.

Fairstein, G. y Gyssels, S. (2003) ¿Cómo se enseña? Caracas: Pérez, A. y Bethencourt, M. Federación Internacional de Fe y Alegría.

Gregorio, J. y Castañeda, E. (2001). Los profesores en contextos de investigación e innovación. En Rev.

11 Revista de Ciencia y Arte de Enfermería

Consejo Regional III Lima Metropolitana del Colegio de Enfermeros del PerúPerspectiva de los docentes sobre la enseñanza de investigación científica en la Escuela de Enfermería de la UNMSM

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En investigación, el conocimiento no puede ir separa-do de la práctica, es por ello que algunos profesores señalan la necesidad de que todos los profesores de la asignatura participen en las clases teóricas.

Hay un solo profesor que dicta la teoría y eso me parece que es un detalle que debería cambiar… no nos dan la oportunidad, a los profesores, de utilizar los laboratorios para también preparar un tema y profundizar en el conocimiento del tema y la forma de transmitirlo.

En la actualidad, los conocimientos científicos de cualquier área son muy amplios, por lo que se hace necesaria la participación de diversos especialistas en el desarrollo de una asignatura universitaria, pro-cedimiento que en educación se denomina polido-cencia, que podría ser a nuestro criterio una muy útil forma de tratar la temática del sílabo del curso de investigación. El conocimiento nuevo debe ser pre-sentado en la teoría y reforzado en la práctica en los laboratorios donde el docente debe desplegar tam-bién sus estrategias y competencias para lograr un aprendizaje significativo (Arbesu, M. y Piña, J. 2009).

En los laboratorios, estudiantes y docentes trabajan en base a una guía que orienta el desarrollo académi-co; sin embargo, las estrategias que utiliza el docente para lograr el aprendizaje significativo constituyen un permanente desafío por la diversidad de temas y las características de los estudiantes.

Las guías ayudan mucho en el trabajo de docentes y alumnos de la asignatura, cada año se mejoran y socializan… las tareas son puntuales para cada labo-ratorio…los estudiantes a veces no completan las guías y algunos profesores no los revisan con antici-pación, sino en el momento de la asesoría.

Para lograr las metas formativas propuestas en edu-cación superior, con respecto a la investigación, es necesaria una enseñanza adecuada que ofrezca herramientas congruentes e indispensables para la comprensión de los procesos investigativos y para generar en los estudiantes una actitud positiva hacia la investigación. Así, las concepciones epistemológi-cas de los docentes cobran especial relevancia por su inuencia en la enseñanza-aprendizaje (Aldana, G. 2008).

Cada vez son más los egresados que quieren hacer pasantías, en lugar de realizar tesis o trabajos de gra-do, y menos los profesionales que optan por trabajar en investigación (Castillo, M. 2000); esto significa

que los estudiantes le tienen temor a la investigación y por ello a la sustentación de un trabajo de investiga-ción. El docente universitario debe promover la inves-tigación con un compromiso real, desde la experien-cia y conocimiento en este oficio, estar comprometido en la promoción de la investigación, ser investigador para poder enseñar el arte u oficio de la investigación, ser maestro, el que guía, orienta, motiva, encanta, apoya desde su conocimiento y experiencia investiga-tiva (Romero, M. 2003).

Los docentes refieren que la asignatura de investiga-ción tiene una cierta “fama”, de “difícil” entre los estu-diantes, que hay prejuicios y faltan espacios para que los docentes se pongan de acuerdo respecto a la ense-ñanza de la investigación como se aprecia a continua-ción:

…nos falta discutir, nos falta compartir lo que sabe-mos, ponernos de acuerdo, por ejemplo, operacio-nalizar la variable … hay muchas posibilidades y probabilidades de enfocarlo… el profesor tiene que ser más cauto antes de decirle a un alumno de otro grupo que su operacionalizacion está mal… todavía está muy enraizado el enfoque positivista.

Por lo tanto, en la enseñanza de la investigación se requiere de docentes altamente competitivos en investigación, evidenciado en su producción cien-tífica en la universidad, así como de la debida infraes-tructura y materiales didácticos a disposición de los estudiantes.

En el ejercicio pedagógico se establece un espiral ascendente formando grupos que aprenden, que comunican sus nociones, percepciones, imágenes, creencias, valores, saberes, representaciones socia-les de su entorno que se manifiestan a través del len-guaje y las acciones (Basabe, M. 2008); se espera que los docentes pongan cuidado en orientar y articu-lar la investigación con los intereses de sus discentes y los encuentros se desarrollen en una esfera de entendimiento y significación (Covarrubias, P. y Mar-tínez, C. 2007).

Investigaciones previas (Aldana, G. y Joya, N. 2008) evidencian la apatía de los estudiantes hacia la inves-tigación, y dificultades para lograr algunas metas en esta materia. Algunas apreciaciones de los docentes al respecto fueron:

La tarea de asesorar a un alumno para que desarrolle una investigación es bastante compleja y eso tiene que ver con el docente que no siempre está instru-mentado, si no hace investigación, no sabe lo que

10 Revista de Ciencia y Arte de Enfermería

atraviesan los estudiantes en cada etapa… enton-ces el alumno queda en algunas etapas sin un apoyo sostenido… el profesor le exige muchas veces lo que él mismo no podría realizar.

Es un encuentro al inicio cordial, con deseos de que el alumno reciba del profesor, pero cuando se va avanzando el alumno espera que el profesor le dicte el planteamiento, el problema, la justificación, el propósito, los objetivos; porque no viene con ganas de profundizar, de buscar.

En la enseñanza de la investigación juega un papel trascendental la figura del docente asesor, quien con su experiencia guiará al estudiante para que este pue-da llevar a término un proyecto e informe de investi-gación. Esta actividad puede tornarse compleja y poco productiva, si el docente no está preparado para dar el apoyo necesario en las diferentes etapas de la investigación y si el estudiante no tiene la disposición y el tiempo para su aprendizaje.

CONCLUSIONES

Las consideraciones finales o conclusiones a las que llegamos desde la perspectiva de los docentes es que la representación social del proceso de enseñanza de la investigación es una actividad que les genera esta-tus académico, un posicionamiento selectivo y per-feccionamiento; debe ser una expresión de la propia experiencia investigativa docente, no solo en el para-digma positivista-cuantitativo; es una oportunidad de interacción pedagógica y social con los discentes en la formación de competencias investigativas. Reco-nocen en los estudiantes sentimientos de frustración y algunas actitudes desfavorables al lento avance en sus proyectos, que generan en los docentes posturas ambivalentes una de mayor exigencia académica y otra de mayor exibilidad.

También, la investigación brindó elementos para com-prender que en la enseñanza de la investigación se requiere de espacios en los cuales los docentes inter-cambien opiniones y se llegue a consensos para evitar discrepancias teóricas y/o metodológicas, que debe haber una participación activa en las disertaciones teóricas y con cátedra compartida de tal manera que se forme y trabaje como un equipo y que se consolide como tal para contribuir eficaz y eficientemente al logro del aprendizaje en los estudiantes.

Las actitudes docentes hacia la enseñanza de la investigación se percibieron favorables y positivas por

la integración de la enseñanza y el ejercicio de la investigación. Finalmente, la representación social sobre la enseñanza de la investigación en Enfermería según el sentir común de los docentes muestra que es “complejo”, que requiere de un compromiso e involu-cramiento de todos los docentes tanto en la teoría como en la práctica, pasar de una enseñanza orienta-dora a una formativa con un acompañamiento soste-nido en todas las etapas de la investigación.

REFERENCIAS

Aldana, G. y Joya, N. (2008). Actitudes hacia la investigación científica de los docentes que orientan la asignatura de metodología de investigación. En: Tabula Rasa. En prensa.

Aldana, G. (2008). Enseñanza de la investigación y epistemología de los docentes. Universidad de La Sabana. Disponible en: .http://educacionyeducadores.unisabana.edu.co/index.php/eye/article/view/731/1709. . Citado 21/09/2014.

Arbesu, M. y Piña, J. (2009) “Representaciones sociales sobre el trabajo docente en profesores de educación superior” En revista electrónica Observar. Barcelona. 3,42 - 54. [citado 2012 - 09 - 26] , dis-ponible en: http://creativecommons.org/licenses/by-nc-nd/2.5/es/deed.es.

Basabe, M. (2008). Representaciones sociales del saber compartido en el aula. Rev. Educere. Venezue-la. Año 12, N° 41. Abril-junio. 2008. 269-275.

Castillo, M. (2000). Manual para la formación de investigadores. Bogotá: Magisterio.

Covarrubias, P. y Martínez, C. (2007). Representa-ciones de estudiantes universitarios sobre el aprendi-zaje significativo y las condiciones que lo favorecen. Perfiles educativos, 29(115), 49-71. Recuperado el 16 de marzo de 2013, de: .http://www.scielo.org.mx/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0185-26982007000100004&lng=es &tlng=es.

Fairstein, G. y Gyssels, S. (2003) ¿Cómo se enseña? Caracas: Pérez, A. y Bethencourt, M. Federación Internacional de Fe y Alegría.

Gregorio, J. y Castañeda, E. (2001). Los profesores en contextos de investigación e innovación. En Rev.

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Consejo Regional III Lima Metropolitana del Colegio de Enfermeros del PerúPerspectiva de los docentes sobre la enseñanza de investigación científica en la Escuela de Enfermería de la UNMSM

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Component Conception Growth and Development from the perspective of mothers with children 1 - 4 years AA.HH. New Union-Comas

RESUMEN

Objetivo. Comprender el significado que le conceden al Componente de Crecimiento y Desarrollo desde

la perspectiva de las madres de niños de 1 a 4 años de edad del AA.HH. Nueva Unión en el 2009.

Materiales y métodos. Cualitativo, con enfoque de Estudio de Caso. El valor de la muestra dependió del

nivel de saturación, entrevistándose a 12 madres. Resultados. Emergieron cuatro categorías: Concep-

ción de las madres sobre salud - enfermedad del niño, Concepciones de las madres sobre el Compo-

nente de Crecimiento y Desarrollo, Razones por las que las madres acuden o dejan de acudir al Compo-

nente Crecimiento y Desarrollo, Interrelación Madre - Enfermera - Niño. Conclusiones. El significado

que las madres tienen sobre el Componente de Crecimiento y Desarrollo en relación a la salud del niño

de 1 a 4 años, estableciéndose que las madres consideran como eje central de la atención de Creci-

miento y Desarrollo la aplicación de las vacunas, que es la principal motivación por la que acuden al

establecimiento de salud con su niño.

Palabras clave: Control de Crecimiento y Desarrollo, significado para las madres, función de la enfer-

mera.

Concepción del Componente de Crecimiento y Desarrollo desde la perspectiva de las madres con niños de 1 a 4 años del AA.HH. Nueva Unión - Comas

ABSTRACT

Objective. To understand the meaning we attach to the Growth and Development Components

of mothers with 1-4 years old children from the human settlement Nueva Union in 2009.

Materials and methods. Qualitative method with an approach in case study. The sample value

depended on the level of saturation, interviewing 12 mothers. Results. Four categories emer-

ged which are mother conception about health - child's illness, Mother conceptions on Growth

and Development Component, Why mothers come or Component Growth and Development,

Interaction Mother - Nurse - Child. Conclusions. The meaning that mothers have on Growth and

Development component in relation to the health of 1 to 4 years old children, established that

mothers consider important the attention of the Development Growth and application of vacci-

nes, which is the main motivation why they go to a health center with their child.

Key words: Control of Growth and Development, meaning for mothers, role of the nurse.

Jocelynn Lisset Jáuregui CárdenasLicenciada en Enfermería Email: [email protected]

13Revista de Ciencia y Arte de Enfermería

Perspectiva de los docentes sobre la enseñanza de investigación científica en la Escuela de Enfermería de la UNMSM

12 Revista de Ciencia y Arte de Enfermería

Iberoamericana de educación. Enero-abril. .http://www.rieoei.org/rie25a05.

Jodelet, D. (2000) Representaciones sociales: con-tribución a un saber sociocultural sin fronteras. Méxi-co: Facultad de Psicología - 2 UNAM, 7-30.

Lobato, A. (2010). Representaciones sociales de los docentes sobre la investigación en las Facultades de Educación, antecedentes, tendencias y ausencias. Rev. Educación y Desarrollo Social. Vol. 4. N° 2:130-142, julio - diciembre.

Loli, R., Ramirez, E. y Sandoval, M. (2008). Proble-mática de la investigación en el pregrado. Factores que limitan el desarrollo de la producción científica en estudiantes de la Facultad de Medicina. UNMSM.

Montalvo, M. (2013) Editorial. Setiembre 2013. Revista de Enfermería Sanmarquina. Año 2. N° 2. p. 1.

Morales, O., Rincón, A. y Romero, J. (2005). Cómo enseñar a investigar en la Universidad. Revista Vene-zolana de Educación (Edurece), 9 (29). Mérida, Vene-zuela: Universidad de los Andes. Consultado el 14 de enero de 2013 en: .http://www.scielo.org.ve/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1316-49102005000200010&lng=es &nrm=iso

Moscovici. S. (1979). El psicoanálisis, su imagen y su público. Buenos Aires. Huemul. S.A.

Ospina B., Toro, J. y Aristizábal, C. (2008). “Rol del

profesor en el proceso de enseñanza aprendizaje de la investigación en estudiantes de Enfermería de la Uni-versidad de Antioquía, Colombia”. En Rev. Investiga-ción y Educación en Enfermería. Medellín, Vol. XXVI N° 1, marzo de 2008.

Restrepo, B. (2008). Formación investigativa e investigación formativa: Acepciones y operacionali-zación de esta última y contraste con la investigación científica en sentido estricto. Consultado el 18 de setiembre de 2014 en: .http://web.unap.edu.pe/web/sites/default/files/Formacion-investigativa-e-Investigacion-formativa.pdf

Restrepo, B. (2009) Investigación de aula: formas y actores. Revista Educación y Pedagogía, vol. 21, núm. 53, enero-abril.

Romero, M. (2003). Conferencia Iberoamericana de Educación en Enfermería. VII. [Internet]. [citado 26- 12-2012]. Disponible en: .http://www.aladefe.org/index_files/docs/conclusiones_c idee/formacion_investigadores_enfermeros.doc.

Santos, M. (2001). Enseñar o el oficio de aprender. 7.º Congreso Internacional de educación. Santilla-na.25. http://www.santillana.com.ar/03/congresos /7/94.pdf.

Trivino V., Zaider y Sanhueza, O. (2005). Paradigmas de investigación en Enfermería. Cienc. enferm. [Onli-ne]. vol.11, n.1 [citado 2012-07-27], pp. 17-24. Disponible en: .http://www.scielo.cl/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0717.

Page 15: Re Vista Enfermer i a Final 2

Component Conception Growth and Development from the perspective of mothers with children 1 - 4 years AA.HH. New Union-Comas

RESUMEN

Objetivo. Comprender el significado que le conceden al Componente de Crecimiento y Desarrollo desde

la perspectiva de las madres de niños de 1 a 4 años de edad del AA.HH. Nueva Unión en el 2009.

Materiales y métodos. Cualitativo, con enfoque de Estudio de Caso. El valor de la muestra dependió del

nivel de saturación, entrevistándose a 12 madres. Resultados. Emergieron cuatro categorías: Concep-

ción de las madres sobre salud - enfermedad del niño, Concepciones de las madres sobre el Compo-

nente de Crecimiento y Desarrollo, Razones por las que las madres acuden o dejan de acudir al Compo-

nente Crecimiento y Desarrollo, Interrelación Madre - Enfermera - Niño. Conclusiones. El significado

que las madres tienen sobre el Componente de Crecimiento y Desarrollo en relación a la salud del niño

de 1 a 4 años, estableciéndose que las madres consideran como eje central de la atención de Creci-

miento y Desarrollo la aplicación de las vacunas, que es la principal motivación por la que acuden al

establecimiento de salud con su niño.

Palabras clave: Control de Crecimiento y Desarrollo, significado para las madres, función de la enfer-

mera.

Concepción del Componente de Crecimiento y Desarrollo desde la perspectiva de las madres con niños de 1 a 4 años del AA.HH. Nueva Unión - Comas

ABSTRACT

Objective. To understand the meaning we attach to the Growth and Development Components

of mothers with 1-4 years old children from the human settlement Nueva Union in 2009.

Materials and methods. Qualitative method with an approach in case study. The sample value

depended on the level of saturation, interviewing 12 mothers. Results. Four categories emer-

ged which are mother conception about health - child's illness, Mother conceptions on Growth

and Development Component, Why mothers come or Component Growth and Development,

Interaction Mother - Nurse - Child. Conclusions. The meaning that mothers have on Growth and

Development component in relation to the health of 1 to 4 years old children, established that

mothers consider important the attention of the Development Growth and application of vacci-

nes, which is the main motivation why they go to a health center with their child.

Key words: Control of Growth and Development, meaning for mothers, role of the nurse.

Jocelynn Lisset Jáuregui CárdenasLicenciada en Enfermería Email: [email protected]

13Revista de Ciencia y Arte de Enfermería

Perspectiva de los docentes sobre la enseñanza de investigación científica en la Escuela de Enfermería de la UNMSM

12 Revista de Ciencia y Arte de Enfermería

Iberoamericana de educación. Enero-abril. .http://www.rieoei.org/rie25a05.

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Loli, R., Ramirez, E. y Sandoval, M. (2008). Proble-mática de la investigación en el pregrado. Factores que limitan el desarrollo de la producción científica en estudiantes de la Facultad de Medicina. UNMSM.

Montalvo, M. (2013) Editorial. Setiembre 2013. Revista de Enfermería Sanmarquina. Año 2. N° 2. p. 1.

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Moscovici. S. (1979). El psicoanálisis, su imagen y su público. Buenos Aires. Huemul. S.A.

Ospina B., Toro, J. y Aristizábal, C. (2008). “Rol del

profesor en el proceso de enseñanza aprendizaje de la investigación en estudiantes de Enfermería de la Uni-versidad de Antioquía, Colombia”. En Rev. Investiga-ción y Educación en Enfermería. Medellín, Vol. XXVI N° 1, marzo de 2008.

Restrepo, B. (2008). Formación investigativa e investigación formativa: Acepciones y operacionali-zación de esta última y contraste con la investigación científica en sentido estricto. Consultado el 18 de setiembre de 2014 en: .http://web.unap.edu.pe/web/sites/default/files/Formacion-investigativa-e-Investigacion-formativa.pdf

Restrepo, B. (2009) Investigación de aula: formas y actores. Revista Educación y Pedagogía, vol. 21, núm. 53, enero-abril.

Romero, M. (2003). Conferencia Iberoamericana de Educación en Enfermería. VII. [Internet]. [citado 26- 12-2012]. Disponible en: .http://www.aladefe.org/index_files/docs/conclusiones_c idee/formacion_investigadores_enfermeros.doc.

Santos, M. (2001). Enseñar o el oficio de aprender. 7.º Congreso Internacional de educación. Santilla-na.25. http://www.santillana.com.ar/03/congresos /7/94.pdf.

Trivino V., Zaider y Sanhueza, O. (2005). Paradigmas de investigación en Enfermería. Cienc. enferm. [Onli-ne]. vol.11, n.1 [citado 2012-07-27], pp. 17-24. Disponible en: .http://www.scielo.cl/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0717.

Page 16: Re Vista Enfermer i a Final 2

Según la UNICEF (2007), la desnutrición afecta a 53 millones (10 %) de personas en América Latina y el Caribe. De esta cifra casi 9 millones (16 %) son niñas y niños menores de cinco años que padecen desnutri-ción crónica o retardo en la talla. Asimismo, la ane-mia es el problema nutricional más grave y se extien-de a lo largo de todos los países de la región sin dife-renciar estratos socio-económicos, mostrando preva-lencias en niñas y niños menores de 5 años alrededor del 50 %; esta prevalencia es superior en Haití (65,8 %) y en países de la Sub-región Andina como Bolivia (51,6 %), Perú (50,4 %) y Ecuador (50,2 %).

Según el MINSA (2007), uno de los principales pro-blemas nutricionales del país es el retardo en el cre-cimiento o desnutrición crónica. Cerca de la cuarta parte de los niños menores de 5 años (25,4 % según la encuesta ENDES 2000 y 24 % según ENDES, 2005) adolecerían de desnutrición crónica. Además, este promedio nacional esconde las gran-des diferencias entre la región sierra (37,1 %) y sel-va (23,4 %) en comparación con la región costa (15,1 %). El análisis a nivel departamental muestra que de los 24 departamentos, Huancavelica, Huánuco y Ayacucho fueron los más afectados con prevalencias del 48,5 %, 40,7 % y 40,2 %, respec-tivamente. Otro problema nutricional importante es la anemia por deficiencia de hierro que a pesar de la reducción del 49,6 % a 46.2 % en niños menores de 5 años la prevalencia de anemia sigue siendo alta. Siendo más frecuente la anemia en el área rural (52.4 %) que en el área urbana (40,4 %). Asimismo, la anemia se presenta a temprana edad afectando al 63,9 % y 71,1 % de los niños de 6 a 11 meses y 12 a 23 meses, respectivamente; ambos problemas nutricionales limitan el potencial de cre-cimiento físico, intelectual y psicosocial de los niños (MINSA, 2007).

Según el MINSA (2003), a nivel nacional, el porcen-taje de niños controlados menores de 5 años es de 45,3 %, teniendo como niños controlados menores de un año al 69,22 %, niños de 1 año controlados 44,40 % y niños controlados de 2 a 4 años de 37,49 %. Disminuyendo el porcentaje según el niño va cre-ciendo. En relación al porcentaje de niños que tiene riesgo en su desarrollo se evidenció que en los meno-res de un año el porcentaje fue de 5,27 %, de niños de 1 año 6.52 % y niños de 2 a 4 años 3,28 %.

En relación a lo expuesto anteriormente, el Componente de Crecimiento y Desarrollo (CRED) se-gún el MINSA (2005) es una de las actividades priori-tarias que puede contribuir a enfrentar la problemáti-ca de salud infantil. Dicho componente es el conjunto

de actividades periódicas y sistemáticas que se reali-zan en la atención al niño de cero a nueve años, con el fin de detectar oportunamente cambios y riesgos en su estado de salud a través de un seguimiento (MINSA, 2009).

MATERIALES Y MÉTODOS

El abordaje metodológico fue cualitativo, tipo de estu-dio de caso. La población estuvo compuesto por 40 madres, de las cuales solo se entrevistaron a 12 ma-dres que tienen niños entre las edades de 1 a 4 años.

Las técnicas utilizadas fueron: La observación parti-cipante, estuvo focalizada a recoger información acer-ca de las diferentes interacciones que se dan entre la Madre-Enfermera-Niño durante la atención en el com-ponente de crecimiento y desarrollo del Puesto de Salud 11 de Julio, haciendo uso de una guía de ob-servación que constaba de una parte descriptiva (Des-cripción del escenario y exteriores, expresiones utili-zadas y expresiones faciales utilizadas en la atención) y una parte reexiva (reexiones metodológicas, dilemas y esclarecimientos) y la entrevista semies-tructurada, la cual fue aplicada a las madres teniendo como preguntas: ¿Cuál es el significado que tiene pa-ra usted el control de crecimiento y desarrollo?, ¿cuándo considera que su niño está sano o enfermo?, ¿cuándo considera necesario llevar al niño al control de crecimiento y desarrollo?, ¿cree usted que el servi-cio de crecimiento y desarrollo le brinda toda la aten-ción necesaria a su niño para mantenerlo sano?

Cada entrevista tuvo una duración promedio de 30 minutos y fue audio-grabada. Para el análisis de las entrevistas, se procedió a la transcripción. Una vez establecidos los códigos, se unieron los códigos simi-lares para estructurar las categorías y sub-categorías. A cada participante se le asignó un pseudónimo, utili-zándose el nombre de piedras preciosas.

RESULTADOS

La edad promedio de las madres entrevistadas fue de 27 años, en relación al número de hijos tienen un pro-medio de 2 hijos, el 75 % de ellas se dedica a labores del hogar, en cuanto a las condiciones de vivienda el 83 % vive en viviendas prefabricadas y el 17 % en vi-viendas parcialmente construidas, no cuenta con los servicios básicos de agua y desagüe, pero sí con el de luz eléctrica.

14 Revista de Ciencia y Arte de Enfermería

Una vez establecidos los códigos en las entrevistas transcritas, se unieron los códigos similares para es-tructurar las categorías y sub-categorías. Emergieron cuatro categorías: 1) Concepción de las madres so-bre salud - enfermedad del niño. 2) Concepciones de las madres sobre el Componente CRED. 3) Razones por las que las madres acuden o dejan de acudir al Componente CRED. 4) Interrelación Madre-Enfermera-Niño.

Categoría 1: Concepción de salud - enfermedad del niño, dentro de ella la Concepción de las madres so-bre lo que es un Niño Sano y Concepción de las ma-dres sobre lo que es un Niño Enfermo. Las madres consideran que su niño está bien de salud cuando es-tá alegre, es despierto, es vivaz, come, tiene apetito, está gordito, juguetón, intranquilo, corre, salta, pinta, habla, crece, tiene buena talla, buen peso y no pre-senta enfermedades. Como se puede verificar en las siguientes declaraciones:

Considero que está sana cuando come bien, está bien de salud, está gordita más que nada, que coma bien, su tamaño, que vaya creciendo.

Categoría 2: Concepciones de las madres sobre el Componente de Crecimiento y Desarrollo. Esta cate-goría consta de 7 subcategorías que se presentan a continuación: 2.1 Asociando el Componente CRED, p r inc ipa lmente , con la vacunac ión, 2 .2 Considerando otros beneficios del Componente CRED en los niños, 2.3 Considerando que la alimen-tación inuye en la talla, indicador del crecimiento y desarrollo del niño, 2.4 Considerando que el niño se debe desarrollar tanto física, mental, psicológica-mente (desarrollo de los sentidos), 2.5 Considerando el desarrollo del niño a través del lenguaje, 2.6 Actividades referidas por la madre que se realiza en el Componente CRED y 2.7 Solicitando orientación del personal de salud sobre la crianza y alimentación del niño.

Categoría 3: Razones por las que las madres acuden o dejan de acudir a la atención de CRED, se divide en 5 subcategorías: 3.1 Acudiendo a la atención de CRED según indica el carné de Control, 3.2 Acudiendo a su atención cuando el niño está enfermo o por desconocimiento de los cuidados que debe reci-bir el niño, 3.3 Acudiendo a la atención de CRED las madres con niños menores de un año porque están más propensos a enfermar, 3.4 No acudiendo a la atención CRED por factores relacionados con la ma-dre, el niño e institucionales y 3.5 No acude a la aten-ción CRED por considerar que no es necesario llevar al niño mayor de un año.

Categoría 4: Interrelación Madre-Enfermera-Niño. Durante la atención se observó que la enfermera tenía un trato afable con la madre y la niña, mientras la ma-dre se mostró seria e irascible ante el comportamien-to de la niña, por lo general, se observa la interven-ción de la enfermera mediante la consejería y se men-ciona cómo se debe tratar a la niña, resaltando el no uso de la violencia para educar a la niña.

DISCUSIÓN

Dentro de la Norma Técnica de Salud para la Atención Integral de Salud de la Niña y el Niño del MINSA (2006), el Componente de CRED está definido como un “conjunto de intervenciones, proce-dimientos y actividades dirigidas a las niñas y niños, menores de 10 años con el fin de tener una vigilancia adecuada de la evolución de su crecimiento y desa-rrollo”, que incluye la maduración de las funciones neurológicas, la detección temprana de cambios o riesgos en su estado de salud, así como la presencia de enfermedades, facilitando su diagnóstico y trata-miento, de esta manera reducir la duración de la alte-ración, evitar secuelas, disminuir la incapacidad y pre-venir la muerte (PRONSA, 2009).

En la presente investigación se utilizó el modelo de creencias en salud y la teoría de Nola Pender para des-cubrir situaciones, interacciones, así como los sig-nificados manifiestos y expresados por las madres acerca del Componente de Crecimiento y Desarrollo.

Asimismo, Marriner (2007), al exponer la teoría de Nola Pender refiere que, las personas buscan crear condiciones de vida mediante las cuales puedan ex-presar su propio potencial de la salud humana; ade-más, tienen la capacidad de poseer una autoconcien-cia reexiva en la que el profesional sanitario forma parte de su entorno interpersonal ejerciendo inuen-cia a lo largo de sus vidas.

Según la carta de Ottawa, la concepción actual de la salud está ligada al concepto de bienestar y se ha con-siderado que la mejor estrategia para adquirir ese bie-nestar es la promoción de la salud. La salud se perci-be, no como el objetivo, sino como la fuente de rique-za de la vida cotidiana; se trata por tanto de un con-cepto positivo que acentúa los recursos sociales y per-sonales así como las actitudes físicas encontradas (PRONSA, 2009).

La definición de salud de la Organización Mundial de la Salud, citado por el MINSA (2005), la salud como

15Revista de Ciencia y Arte de Enfermería

Concepción del Componente de Crecimiento y Desarrollo desde la perspectiva de las madres con niños de 1 a 4 años del AA.HH. Nueva Unión - Comas Consejo Regional III Lima Metropolitana del Colegio de Enfermeros del Perú

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Según la UNICEF (2007), la desnutrición afecta a 53 millones (10 %) de personas en América Latina y el Caribe. De esta cifra casi 9 millones (16 %) son niñas y niños menores de cinco años que padecen desnutri-ción crónica o retardo en la talla. Asimismo, la ane-mia es el problema nutricional más grave y se extien-de a lo largo de todos los países de la región sin dife-renciar estratos socio-económicos, mostrando preva-lencias en niñas y niños menores de 5 años alrededor del 50 %; esta prevalencia es superior en Haití (65,8 %) y en países de la Sub-región Andina como Bolivia (51,6 %), Perú (50,4 %) y Ecuador (50,2 %).

Según el MINSA (2007), uno de los principales pro-blemas nutricionales del país es el retardo en el cre-cimiento o desnutrición crónica. Cerca de la cuarta parte de los niños menores de 5 años (25,4 % según la encuesta ENDES 2000 y 24 % según ENDES, 2005) adolecerían de desnutrición crónica. Además, este promedio nacional esconde las gran-des diferencias entre la región sierra (37,1 %) y sel-va (23,4 %) en comparación con la región costa (15,1 %). El análisis a nivel departamental muestra que de los 24 departamentos, Huancavelica, Huánuco y Ayacucho fueron los más afectados con prevalencias del 48,5 %, 40,7 % y 40,2 %, respec-tivamente. Otro problema nutricional importante es la anemia por deficiencia de hierro que a pesar de la reducción del 49,6 % a 46.2 % en niños menores de 5 años la prevalencia de anemia sigue siendo alta. Siendo más frecuente la anemia en el área rural (52.4 %) que en el área urbana (40,4 %). Asimismo, la anemia se presenta a temprana edad afectando al 63,9 % y 71,1 % de los niños de 6 a 11 meses y 12 a 23 meses, respectivamente; ambos problemas nutricionales limitan el potencial de cre-cimiento físico, intelectual y psicosocial de los niños (MINSA, 2007).

Según el MINSA (2003), a nivel nacional, el porcen-taje de niños controlados menores de 5 años es de 45,3 %, teniendo como niños controlados menores de un año al 69,22 %, niños de 1 año controlados 44,40 % y niños controlados de 2 a 4 años de 37,49 %. Disminuyendo el porcentaje según el niño va cre-ciendo. En relación al porcentaje de niños que tiene riesgo en su desarrollo se evidenció que en los meno-res de un año el porcentaje fue de 5,27 %, de niños de 1 año 6.52 % y niños de 2 a 4 años 3,28 %.

En relación a lo expuesto anteriormente, el Componente de Crecimiento y Desarrollo (CRED) se-gún el MINSA (2005) es una de las actividades priori-tarias que puede contribuir a enfrentar la problemáti-ca de salud infantil. Dicho componente es el conjunto

de actividades periódicas y sistemáticas que se reali-zan en la atención al niño de cero a nueve años, con el fin de detectar oportunamente cambios y riesgos en su estado de salud a través de un seguimiento (MINSA, 2009).

MATERIALES Y MÉTODOS

El abordaje metodológico fue cualitativo, tipo de estu-dio de caso. La población estuvo compuesto por 40 madres, de las cuales solo se entrevistaron a 12 ma-dres que tienen niños entre las edades de 1 a 4 años.

Las técnicas utilizadas fueron: La observación parti-cipante, estuvo focalizada a recoger información acer-ca de las diferentes interacciones que se dan entre la Madre-Enfermera-Niño durante la atención en el com-ponente de crecimiento y desarrollo del Puesto de Salud 11 de Julio, haciendo uso de una guía de ob-servación que constaba de una parte descriptiva (Des-cripción del escenario y exteriores, expresiones utili-zadas y expresiones faciales utilizadas en la atención) y una parte reexiva (reexiones metodológicas, dilemas y esclarecimientos) y la entrevista semies-tructurada, la cual fue aplicada a las madres teniendo como preguntas: ¿Cuál es el significado que tiene pa-ra usted el control de crecimiento y desarrollo?, ¿cuándo considera que su niño está sano o enfermo?, ¿cuándo considera necesario llevar al niño al control de crecimiento y desarrollo?, ¿cree usted que el servi-cio de crecimiento y desarrollo le brinda toda la aten-ción necesaria a su niño para mantenerlo sano?

Cada entrevista tuvo una duración promedio de 30 minutos y fue audio-grabada. Para el análisis de las entrevistas, se procedió a la transcripción. Una vez establecidos los códigos, se unieron los códigos simi-lares para estructurar las categorías y sub-categorías. A cada participante se le asignó un pseudónimo, utili-zándose el nombre de piedras preciosas.

RESULTADOS

La edad promedio de las madres entrevistadas fue de 27 años, en relación al número de hijos tienen un pro-medio de 2 hijos, el 75 % de ellas se dedica a labores del hogar, en cuanto a las condiciones de vivienda el 83 % vive en viviendas prefabricadas y el 17 % en vi-viendas parcialmente construidas, no cuenta con los servicios básicos de agua y desagüe, pero sí con el de luz eléctrica.

14 Revista de Ciencia y Arte de Enfermería

Una vez establecidos los códigos en las entrevistas transcritas, se unieron los códigos similares para es-tructurar las categorías y sub-categorías. Emergieron cuatro categorías: 1) Concepción de las madres so-bre salud - enfermedad del niño. 2) Concepciones de las madres sobre el Componente CRED. 3) Razones por las que las madres acuden o dejan de acudir al Componente CRED. 4) Interrelación Madre-Enfermera-Niño.

Categoría 1: Concepción de salud - enfermedad del niño, dentro de ella la Concepción de las madres so-bre lo que es un Niño Sano y Concepción de las ma-dres sobre lo que es un Niño Enfermo. Las madres consideran que su niño está bien de salud cuando es-tá alegre, es despierto, es vivaz, come, tiene apetito, está gordito, juguetón, intranquilo, corre, salta, pinta, habla, crece, tiene buena talla, buen peso y no pre-senta enfermedades. Como se puede verificar en las siguientes declaraciones:

Considero que está sana cuando come bien, está bien de salud, está gordita más que nada, que coma bien, su tamaño, que vaya creciendo.

Categoría 2: Concepciones de las madres sobre el Componente de Crecimiento y Desarrollo. Esta cate-goría consta de 7 subcategorías que se presentan a continuación: 2.1 Asociando el Componente CRED, p r inc ipa lmente , con la vacunac ión, 2 .2 Considerando otros beneficios del Componente CRED en los niños, 2.3 Considerando que la alimen-tación inuye en la talla, indicador del crecimiento y desarrollo del niño, 2.4 Considerando que el niño se debe desarrollar tanto física, mental, psicológica-mente (desarrollo de los sentidos), 2.5 Considerando el desarrollo del niño a través del lenguaje, 2.6 Actividades referidas por la madre que se realiza en el Componente CRED y 2.7 Solicitando orientación del personal de salud sobre la crianza y alimentación del niño.

Categoría 3: Razones por las que las madres acuden o dejan de acudir a la atención de CRED, se divide en 5 subcategorías: 3.1 Acudiendo a la atención de CRED según indica el carné de Control, 3.2 Acudiendo a su atención cuando el niño está enfermo o por desconocimiento de los cuidados que debe reci-bir el niño, 3.3 Acudiendo a la atención de CRED las madres con niños menores de un año porque están más propensos a enfermar, 3.4 No acudiendo a la atención CRED por factores relacionados con la ma-dre, el niño e institucionales y 3.5 No acude a la aten-ción CRED por considerar que no es necesario llevar al niño mayor de un año.

Categoría 4: Interrelación Madre-Enfermera-Niño. Durante la atención se observó que la enfermera tenía un trato afable con la madre y la niña, mientras la ma-dre se mostró seria e irascible ante el comportamien-to de la niña, por lo general, se observa la interven-ción de la enfermera mediante la consejería y se men-ciona cómo se debe tratar a la niña, resaltando el no uso de la violencia para educar a la niña.

DISCUSIÓN

Dentro de la Norma Técnica de Salud para la Atención Integral de Salud de la Niña y el Niño del MINSA (2006), el Componente de CRED está definido como un “conjunto de intervenciones, proce-dimientos y actividades dirigidas a las niñas y niños, menores de 10 años con el fin de tener una vigilancia adecuada de la evolución de su crecimiento y desa-rrollo”, que incluye la maduración de las funciones neurológicas, la detección temprana de cambios o riesgos en su estado de salud, así como la presencia de enfermedades, facilitando su diagnóstico y trata-miento, de esta manera reducir la duración de la alte-ración, evitar secuelas, disminuir la incapacidad y pre-venir la muerte (PRONSA, 2009).

En la presente investigación se utilizó el modelo de creencias en salud y la teoría de Nola Pender para des-cubrir situaciones, interacciones, así como los sig-nificados manifiestos y expresados por las madres acerca del Componente de Crecimiento y Desarrollo.

Asimismo, Marriner (2007), al exponer la teoría de Nola Pender refiere que, las personas buscan crear condiciones de vida mediante las cuales puedan ex-presar su propio potencial de la salud humana; ade-más, tienen la capacidad de poseer una autoconcien-cia reexiva en la que el profesional sanitario forma parte de su entorno interpersonal ejerciendo inuen-cia a lo largo de sus vidas.

Según la carta de Ottawa, la concepción actual de la salud está ligada al concepto de bienestar y se ha con-siderado que la mejor estrategia para adquirir ese bie-nestar es la promoción de la salud. La salud se perci-be, no como el objetivo, sino como la fuente de rique-za de la vida cotidiana; se trata por tanto de un con-cepto positivo que acentúa los recursos sociales y per-sonales así como las actitudes físicas encontradas (PRONSA, 2009).

La definición de salud de la Organización Mundial de la Salud, citado por el MINSA (2005), la salud como

15Revista de Ciencia y Arte de Enfermería

Concepción del Componente de Crecimiento y Desarrollo desde la perspectiva de las madres con niños de 1 a 4 años del AA.HH. Nueva Unión - Comas Consejo Regional III Lima Metropolitana del Colegio de Enfermeros del Perú

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un estado de completo bienestar físico, mental y so-cial, y no solo la ausencia de enfermedad o padeci-miento (MINSA, 2005).

Según Wong (1993), muchos de los “problemas” de salud que ocurren en la comunidad son condiciona-dos en su contexto cultural, pudiendo pasar desaper-cibidos, y otros que no son tales, interpretados como enfermedad, debido a los atavismos históricos y pau-tas culturales con respecto al proceso salud - enfer-medad.

Canadá Health mencionado por Cesar Lip (2005), refiere que la base para un crecimiento sano y un desa-rrollo positivo en los años posteriores de la vida se es-tablece, en gran medida, durante los seis primeros años. Las experiencias vividas en estos años son las que tienen, de todas las etapas del ciclo de vida, la mayor inuencia sobre las conexiones y el modelado de las neuronas del cerebro. Una estimulación positi-va durante las primeras etapas de vida mejora la capa-cidad de aprendizaje, el comportamiento y la salud en la edad adulta.

Por consiguiente, se debe propiciar un desarrollo in-fantil integral que lleva a una vida de mayor calidad para cada niño, que aún en medio de condiciones ad-versas puede lograr el máximo desarrollo de su poten-cial genético. Debemos asignar el valor que se mere-ce al Componente de Crecimiento y Desarrollo y lo-grar que las madres lo relacionen como el eje central de la evolución del niño.

Según el Modelo de Creencias en Salud formulado por Irwin Rosenstock y colaboradores (1992), se con-sidera que las decisiones adoptadas por las madres en relación a la salud del niño (pautas preventivas o terapéuticas recomendadas) guardan una estrecha relación con los valores, creencias y percepciones que ella tiene sobre la salud de su niño, la gravedad o amenaza del problema, las posibilidades de resolver-lo, la eficacia de la medidas recomendadas y los obs-táculos y dificultades para seguirlas. El modelo se diri-ge a explicar los factores que intervienen en la adop-ción de conducta saludable, la conducta de segui-miento y cumplimiento basado en las condiciones, antecedentes, historia, biografía, factores de disposi-ción y factores del medio y las condiciones como los estímulos positivos y negativos que se relaciona con la Categoría 3 que identificamos.

Además, Marriner (2007) menciona que los aspectos que inuyen para adoptar una conducta en salud obe-decen a factores personales, beneficios percibidos, el afecto relacionado con la actividad, inuencias inter-

personales. Dentro de los factores personales de las madres se encuentran los factores biológicos (edad de la madre), factores psicológicos (el estado de sa-lud percibido del niño y la definición de salud) y facto-res socioculturales (raza, etnia y conocimientos). Los beneficios percibidos de acción, son los resultados positivos que se producirán de la conducta de salud, en este caso, un crecimiento y desarrollo óptimo del niño, así como la detección temprana de alteracio-nes. Afecto relacionado con la actividad, mientras la madre crea que el control es importante para la salud futura de su niño, su actitud será positiva. Inuencias interpersonales, se refiere a la inuencia de los que se encuentran en su entorno (familia, amigas), conside-rar que la atención brindada es adecuada y los cono-cimientos que tienen sobre el Componente CRED mo-tivará a las madres a acudir al Componente CRED.

Según lo expuesto anteriormente, la mayoría de ma-dres que participaron en el estudio acuden cuando el niño se encuentra enfermo corroborando así lo que nos dice el Modelo de Creencias en Salud y el Modelo de Promoción de la Salud, que menciona que la ma-dre acudirá al Componente CRED cuando el niño está enfermo o está susceptible de enfermar. Solo en algu-nos casos las madres acuden para adquirir conoci-mientos referentes al cuidado del niño, coincidiendo así con los lineamientos del Componente CRED, que es considerado un conjunto de actividades preventi-vo-promocionales, por lo cual la atención se debe brindar a niños aparentemente sanos, con el objetivo de preservar la salud de estos.

Según Wong (1993) menciona que, en la etapa preescolar, el niño empieza a caminar, es un tiempo de intensa exploración del entorno, el pequeño inten-ta averiguar cómo funcionan las cosas y cómo contro-lar a los demás, con sus berrinches, negativismo y ter-quedad. Aunque constituye un reto permanente para los padres y el niño en tanto que aprenden a conocer-se, además se logra el desarrollo tanto físico e intelec-tual. El dominio de tareas correspondientes a esta edad requiere una base sólida de confianza, empezar a establecer límites y disciplinas. El profesional de Enfermería que conoce la dinámica del crecimiento y desarrollo infantil, puede ayudar a los padres a ocu-parse de manera acertada de las tareas de esta edad.

Por lo expuesto anteriormente, podemos ver que los primeros cinco años de vida son los más importantes en el crecimiento y desarrollo del niño, en especial, el primer año de vida, al segundo y tercer año de edad, el niño tiene más riesgo de presentar problemas os-teo-musculares, anemia, parásitos y accidentes en el hogar por la exploración de su ambiente, el desarrollo

16 Revista de Ciencia y Arte de Enfermería

de la autonomía del niño, entre otros factores, deben ser manejados adecuadamente para que no se pre-senten daños en la salud del niño o secuelas en su vi-da futura, por lo tanto, es necesaria la asistencia y de-bida atención en el Componente CRED.

Martín Zurro (1999) menciona que la relación del pro-fesional asistencial con el paciente, como cualquier relación humana profundamente significativa afecta a sus protagonistas hasta el punto de transformarlos. En esta interrelación, los profesionales realizan dos tipos de actividades sobre las creencias y las emocio-nes de los consultantes. En primer lugar, dan nombre a las enfermedades, indican la gravedad de los pade-cimientos, disparan los botones de alarma, mo-dificando la percepción de la realidad, y señalan las vías por las que los pacientes deben perseguir la res-tauración o preservación de su salud. En segundo lu-gar, se da una inuencia bidireccional: del profesional a la comunidad y de la comunidad al profesional. Se podría decir que el profesional instruye y educa, pero la comunidad también educa al profesional.

CONCLUSIONES

Por consiguiente, considero el Cuidado como punto neurálgico en los servicios de salud, como la esencia de Enfermería, ya que se trata de una intervención terapéutica que debe estar centrada en las necesida-des del usuario. En el caso de la consulta de la enfer-mera en el Componente CRED corresponde a ella la producción de un núcleo cuidador, es decir, un espa-cio de interacción Madre - Enfermera - Niño, que per-mita la escucha, así como la formación de un vínculo de confianza, donde la madre pueda expresar las du-das relacionadas al cuidado de la salud de ella y de su hijo, la enfermera pueda realizar una orientación de acuerdo a las necesidades observadas en cada caso, favoreciendo que el niño tenga un crecimiento y desa-rrollo óptimo, lo cual en el futuro producirá el mejora-miento de su calidad de vida.

REFERENCIAS

1. Carta de Ottawa para la Promoción de la Salud. [en línea] [citado 2009. 12 . 26] Disponible en: .http://www.inta.cl/promosalud/conferencias/ottawa.pdf

2. Lip, César y Rocabado, Fernando (2005). Determinantes sociales de la salud en Perú. Lima, Perú: MINSA-OPS.

17Revista de Ciencia y Arte de Enfermería

3. Marriner, Ann y col.(2000) Modelos y Teorías de Enfermería. Madrid, España: Editorial Harcourt.

4. MINSA. Informe mensual CRED-DGSP-DEGS [en línea] 2003[fecha de acceso 24 de febrero del 2010] Disponible en: .http://www.minsa.gob.pe/dgsp/indicadoresna.htm#

5. MINSA (2005). Promoción Modelo de Abordaje de Promoción de la Salud en el Perú. Lima, Perú: MINSA, 2005.

6. MINSA. (2006) Resolución Ministerial 292. Lima, Perú: MINSA

7. MINSA. (2007). Plan Nacional Concertado de Salud. Lima, Perú: MINSA. Página 46

8. MINSA. Manual de procedimientos para el control del crecimiento y desarrollo de la niña y el niño. [en línea] 2005[fecha de acceso 16 de abril del 2009]

9. Rosenstock, Irwin. (1992) Por qué la gente utiliza los servicios de Salud. OPS, publicación científica Nº 534. Investigación sobre servicios de Salud: una Antología. Kerr White. Washington D. C, 1992.

10. UNICEF. (2007). Mapa de la vulnerabilidad de la desnutrición crónica infantil. Nueva York, USA: Unicef. Página 4

11. Wong, Donna (1993) Enfermería Pediátrica. 4ta. edición. España: Editorial Mosby-Doyma Libros.

12. Zurro, Martín y Cano (1999). Conceptos, Organización y Práctica Clínica. 4ta edición. España: Editorial Harcourt Brace.

Concepción del Componente de Crecimiento y Desarrollo desde la perspectiva de las madres con niños de 1 a 4 años del AA.HH. Nueva Unión - Comas Consejo Regional III Lima Metropolitana del Colegio de Enfermeros del Perú

Page 19: Re Vista Enfermer i a Final 2

un estado de completo bienestar físico, mental y so-cial, y no solo la ausencia de enfermedad o padeci-miento (MINSA, 2005).

Según Wong (1993), muchos de los “problemas” de salud que ocurren en la comunidad son condiciona-dos en su contexto cultural, pudiendo pasar desaper-cibidos, y otros que no son tales, interpretados como enfermedad, debido a los atavismos históricos y pau-tas culturales con respecto al proceso salud - enfer-medad.

Canadá Health mencionado por Cesar Lip (2005), refiere que la base para un crecimiento sano y un desa-rrollo positivo en los años posteriores de la vida se es-tablece, en gran medida, durante los seis primeros años. Las experiencias vividas en estos años son las que tienen, de todas las etapas del ciclo de vida, la mayor inuencia sobre las conexiones y el modelado de las neuronas del cerebro. Una estimulación positi-va durante las primeras etapas de vida mejora la capa-cidad de aprendizaje, el comportamiento y la salud en la edad adulta.

Por consiguiente, se debe propiciar un desarrollo in-fantil integral que lleva a una vida de mayor calidad para cada niño, que aún en medio de condiciones ad-versas puede lograr el máximo desarrollo de su poten-cial genético. Debemos asignar el valor que se mere-ce al Componente de Crecimiento y Desarrollo y lo-grar que las madres lo relacionen como el eje central de la evolución del niño.

Según el Modelo de Creencias en Salud formulado por Irwin Rosenstock y colaboradores (1992), se con-sidera que las decisiones adoptadas por las madres en relación a la salud del niño (pautas preventivas o terapéuticas recomendadas) guardan una estrecha relación con los valores, creencias y percepciones que ella tiene sobre la salud de su niño, la gravedad o amenaza del problema, las posibilidades de resolver-lo, la eficacia de la medidas recomendadas y los obs-táculos y dificultades para seguirlas. El modelo se diri-ge a explicar los factores que intervienen en la adop-ción de conducta saludable, la conducta de segui-miento y cumplimiento basado en las condiciones, antecedentes, historia, biografía, factores de disposi-ción y factores del medio y las condiciones como los estímulos positivos y negativos que se relaciona con la Categoría 3 que identificamos.

Además, Marriner (2007) menciona que los aspectos que inuyen para adoptar una conducta en salud obe-decen a factores personales, beneficios percibidos, el afecto relacionado con la actividad, inuencias inter-

personales. Dentro de los factores personales de las madres se encuentran los factores biológicos (edad de la madre), factores psicológicos (el estado de sa-lud percibido del niño y la definición de salud) y facto-res socioculturales (raza, etnia y conocimientos). Los beneficios percibidos de acción, son los resultados positivos que se producirán de la conducta de salud, en este caso, un crecimiento y desarrollo óptimo del niño, así como la detección temprana de alteracio-nes. Afecto relacionado con la actividad, mientras la madre crea que el control es importante para la salud futura de su niño, su actitud será positiva. Inuencias interpersonales, se refiere a la inuencia de los que se encuentran en su entorno (familia, amigas), conside-rar que la atención brindada es adecuada y los cono-cimientos que tienen sobre el Componente CRED mo-tivará a las madres a acudir al Componente CRED.

Según lo expuesto anteriormente, la mayoría de ma-dres que participaron en el estudio acuden cuando el niño se encuentra enfermo corroborando así lo que nos dice el Modelo de Creencias en Salud y el Modelo de Promoción de la Salud, que menciona que la ma-dre acudirá al Componente CRED cuando el niño está enfermo o está susceptible de enfermar. Solo en algu-nos casos las madres acuden para adquirir conoci-mientos referentes al cuidado del niño, coincidiendo así con los lineamientos del Componente CRED, que es considerado un conjunto de actividades preventi-vo-promocionales, por lo cual la atención se debe brindar a niños aparentemente sanos, con el objetivo de preservar la salud de estos.

Según Wong (1993) menciona que, en la etapa preescolar, el niño empieza a caminar, es un tiempo de intensa exploración del entorno, el pequeño inten-ta averiguar cómo funcionan las cosas y cómo contro-lar a los demás, con sus berrinches, negativismo y ter-quedad. Aunque constituye un reto permanente para los padres y el niño en tanto que aprenden a conocer-se, además se logra el desarrollo tanto físico e intelec-tual. El dominio de tareas correspondientes a esta edad requiere una base sólida de confianza, empezar a establecer límites y disciplinas. El profesional de Enfermería que conoce la dinámica del crecimiento y desarrollo infantil, puede ayudar a los padres a ocu-parse de manera acertada de las tareas de esta edad.

Por lo expuesto anteriormente, podemos ver que los primeros cinco años de vida son los más importantes en el crecimiento y desarrollo del niño, en especial, el primer año de vida, al segundo y tercer año de edad, el niño tiene más riesgo de presentar problemas os-teo-musculares, anemia, parásitos y accidentes en el hogar por la exploración de su ambiente, el desarrollo

16 Revista de Ciencia y Arte de Enfermería

de la autonomía del niño, entre otros factores, deben ser manejados adecuadamente para que no se pre-senten daños en la salud del niño o secuelas en su vi-da futura, por lo tanto, es necesaria la asistencia y de-bida atención en el Componente CRED.

Martín Zurro (1999) menciona que la relación del pro-fesional asistencial con el paciente, como cualquier relación humana profundamente significativa afecta a sus protagonistas hasta el punto de transformarlos. En esta interrelación, los profesionales realizan dos tipos de actividades sobre las creencias y las emocio-nes de los consultantes. En primer lugar, dan nombre a las enfermedades, indican la gravedad de los pade-cimientos, disparan los botones de alarma, mo-dificando la percepción de la realidad, y señalan las vías por las que los pacientes deben perseguir la res-tauración o preservación de su salud. En segundo lu-gar, se da una inuencia bidireccional: del profesional a la comunidad y de la comunidad al profesional. Se podría decir que el profesional instruye y educa, pero la comunidad también educa al profesional.

CONCLUSIONES

Por consiguiente, considero el Cuidado como punto neurálgico en los servicios de salud, como la esencia de Enfermería, ya que se trata de una intervención terapéutica que debe estar centrada en las necesida-des del usuario. En el caso de la consulta de la enfer-mera en el Componente CRED corresponde a ella la producción de un núcleo cuidador, es decir, un espa-cio de interacción Madre - Enfermera - Niño, que per-mita la escucha, así como la formación de un vínculo de confianza, donde la madre pueda expresar las du-das relacionadas al cuidado de la salud de ella y de su hijo, la enfermera pueda realizar una orientación de acuerdo a las necesidades observadas en cada caso, favoreciendo que el niño tenga un crecimiento y desa-rrollo óptimo, lo cual en el futuro producirá el mejora-miento de su calidad de vida.

REFERENCIAS

1. Carta de Ottawa para la Promoción de la Salud. [en línea] [citado 2009. 12 . 26] Disponible en: .http://www.inta.cl/promosalud/conferencias/ottawa.pdf

2. Lip, César y Rocabado, Fernando (2005). Determinantes sociales de la salud en Perú. Lima, Perú: MINSA-OPS.

17Revista de Ciencia y Arte de Enfermería

3. Marriner, Ann y col.(2000) Modelos y Teorías de Enfermería. Madrid, España: Editorial Harcourt.

4. MINSA. Informe mensual CRED-DGSP-DEGS [en línea] 2003[fecha de acceso 24 de febrero del 2010] Disponible en: .http://www.minsa.gob.pe/dgsp/indicadoresna.htm#

5. MINSA (2005). Promoción Modelo de Abordaje de Promoción de la Salud en el Perú. Lima, Perú: MINSA, 2005.

6. MINSA. (2006) Resolución Ministerial 292. Lima, Perú: MINSA

7. MINSA. (2007). Plan Nacional Concertado de Salud. Lima, Perú: MINSA. Página 46

8. MINSA. Manual de procedimientos para el control del crecimiento y desarrollo de la niña y el niño. [en línea] 2005[fecha de acceso 16 de abril del 2009]

9. Rosenstock, Irwin. (1992) Por qué la gente utiliza los servicios de Salud. OPS, publicación científica Nº 534. Investigación sobre servicios de Salud: una Antología. Kerr White. Washington D. C, 1992.

10. UNICEF. (2007). Mapa de la vulnerabilidad de la desnutrición crónica infantil. Nueva York, USA: Unicef. Página 4

11. Wong, Donna (1993) Enfermería Pediátrica. 4ta. edición. España: Editorial Mosby-Doyma Libros.

12. Zurro, Martín y Cano (1999). Conceptos, Organización y Práctica Clínica. 4ta edición. España: Editorial Harcourt Brace.

Concepción del Componente de Crecimiento y Desarrollo desde la perspectiva de las madres con niños de 1 a 4 años del AA.HH. Nueva Unión - Comas Consejo Regional III Lima Metropolitana del Colegio de Enfermeros del Perú

Page 20: Re Vista Enfermer i a Final 2

Asociación entre la obesidad abdominal y la prevalencia de factores de riesgo cardiovascular en la ciudad de Cajamarca

RESUMEN

Objetivo: Determinar la asociación entre la obesidad abdominal y la prevalencia de factores de riesgo car-

diovascular en la ciudad de Cajamarca. Materiales y métodos: Estudio descriptivo de corte transversal basa-

do en una submuestra del estudio Tornasol II. La muestra corresponde a los mayores de 18 años de edad

encuestados en el área urbana de la ciudad de Cajamarca. La presión arterial fue medida con manómetros

de mercurio calibrados y la cintura con cinta métrica exible. Resultados: La prevalencia de la obesidad

abdominal según la OMS fue 49 %. Las personas con obesidad abdominal tienen mayor prevalencia de

hipertensión (36,3 %) en relación a los no obesos que tienen una prevalencia de hipertensión de 13, 9 %

siendo esta diferencias estadísticamente significativa (valor p<0,05), también las prevalencias de hiperco-

lesterolemia se asoció significativamente (valor p<0,05) con la obesidad abdominal. Conclusión: La obesi-

dad abdominal se asocia significativamente con los factores de riesgo como: hipertensión, hipercolesterole-

mia.

Palabras clave: Obesidad, circunferencia abdominal, factores de riesgo cardiovascular

ABSTRACT

Objective: To determine the association between abdominal obesity and the prevalence of cardiovascular

risk factors in the city of Cajamarca. Materials and Methods: A descriptive cross-sectional study based on a

subsample of Tornasol II study. The sample people over 18 years old surveyed in the urban area of the city of

Cajamarca. Blood pressure was measured with calibrated mercury manometers and waist with exible

tape. Results: The prevalence of abdominal obesity according to WHO was 49 %. People with abdominal

obesity have a higher prevalence of hypertension (36.3 %) compared to non-obese with a prevalence of

hypertension of 13,9 %. Statistically, this is a significant difference (p-value <0.05), also the prevalence

hypercholesterolemia was significantly associated (p-value <0.05) with abdominal obesity.

Conclusion: Abdominal obesity is significantly associated with hypertension and hypercholesterolemia.

Key words: Obesity, abdominal obesity, cardiovascular risk factor

Edith Betzabeth Pariona ValerLicenciada en Enfermería

Luis Segura VegaMédico Cardiólogo

Wilmer Fuentes NeiraMagister en Filosofía e Investigación

Elmer Bardales EsparzaMédico Cardiólogo

18 Revista de Ciencia y Arte de Enfermería

Association between abdominal obesity and prevalence of cardiovascular risk factors in Cajamarca

En los últimos años se ha jerarquizado la distribución

de la grasa corporal como el elemento más vinculado

al riesgo cardiovascular, teniéndose como parámetros

para definir obesidad abdominal el índice cintura cade-

ra, puntos de cortes de circunferencia de cintura de la

OMS, Federación Internacional de la Diabetes, entre

otros (Björntorp, 1991).

La enfermedad cardiovascular se ha convertido en una

epidemia no transmisible que genera un preocupante

costo alto directo e indirecto. El origen de esta enfer-

medad es multifactorial y fue un gran avance, para su

prevención, la identificación mensurable de los deno-

minados Factores de Riesgo Cardiovascular que pre-

disponen su desarrollo, entre estos factores se inclu-

yen la edad, el sexo, hipertensión arterial, hiperlipe-

mia, diabetes, tabaquismo, obesidad, sedentarismo,

dieta aterogénica, estrés socioeconómico y sicosocial,

historia familiar de enfermedad prematura cardiovas-

cular, elementos genéticos y raciales. Los factores de

riesgo están epidemiológicamente implicados en la

alta incidencia de las complicaciones aterotrombóti-

cas según Segura et al. (2005), la prevención de las

enfermedades cardiovasculares implica necesaria-

mente el conocimiento de los factores de riesgo cardio-

vascular en cada población, a un nivel detallado de

país, regiones a ciudades, puesto que se requieren me-

didas específicas de prevención y control.

En nuestro país disponemos de dos estudios epide-

miológicos de los factores de riesgo cardiovascular a

nivel nacional realizados por Segura et al. (2011) que

indican que la prevalencia ha subido en seis años de

23.7 % (año 2004) a 27,3 %(año 2011).

Las enfermedades cardiovasculares (infarto de mio-

cardio, angina, cerebrovascular y vascular periféri-

ca) tienen una patogenia aún no totalmente bien co-

nocida en la que intervienen varios factores. Desde

hace 40 años, tras la publicación del primer informe

del estudio Framingham, se ha identificado una se-

rie de estos factores, denominados desde entonces

como factores de riesgo de enfermedades cardiovas-

culares, en oposición al concepto de otras enferme-

dades en la que un solo factor es la causa de la enfer-

medad.

El término Factor de Riesgo no implica causalidad, si-

no más bien una serie de circunstancias biológicas que

identifican a las personas con riesgo de padecer una

enfermedad cardiovascular, existe también otra mane-

ra de comprender la combinación de estos factores de-

nominándolos: “síndrome metabólico”.

Desde el enfoque de los lineamientos nacionales de

salud, la obesidad abdominal puede ser trabajada des-

de el componente Promoción de la Salud cuan-

tificando previamente la magnitud de la obesidad ab-

dominal y los factores de riesgo en nuestra población

local. La obesidad abdominal es un factor modificable

que puede ser abordada desde los cambios en los esti-

los de vida con un abordaje dietético y actividad depor-

tiva. Dada estas condiciones planteamos como objeti-

vo determinar la asociación entre la obesidad abdomi-

nal y la prevalencia de los factores de riesgo cardiovas-

cular en la ciudad de Cajamarca.

MATERIALES Y MÉTODOS

POBLACIÓN Y MUESTRA

Está conformada por población mayor de 18 años de

edad urbana de la ciudad de Cajamarca. Según el cen-

so del 2007, la población mayor de 18 años es de 127

638 en la ciudad de Cajamarca. (INEI - PERÚ, 2007),

la muestra alcanzada fue 507 personas.

PROCEDIMIENTO EN LA RECOLECCIÓN DE DATOS

Se emplean los registros de encuestas recogidos en el

estudio Tornasol II de la sede de Cajamarca en el año

2011. Los estudios Tornasol son promovidos y dirigi-

dos por la Sociedad Peruana de Cardiología con el apo-

yo solidario de los investigadores en cada departamen-

to a nivel nacional.

Entre los datos figuran la situación socioeconómica,

grado de instrucción, antecedentes de hipercolestero-

lemia, diabetes, tabaquismo, actividad deportiva o no,

peso y talla. Las encuestas se realizaron en lugares pú-

blicos lejos de hospitales y clínicas.

En la aplicación de la encuesta participaron dos tipos de

encuestadores entrenados, uno denominado como “A”, el

cual llenó el formulario de la encuesta y el denominado

“B” para medir la circunferencia de la cintura, la frecuen-

cia cardiaca y tomar la presión arterial en posición senta-

da con el brazo apoyado. El encuestador “A” se encarga

de invitar a las personas transeúntes. Se emplearon ma-

nómetros de mercurio calibrados.

19Revista de Ciencia y Arte de Enfermería

Correspondencia:seguí[email protected]

Consejo Regional III Lima Metropolitana del Colegio de Enfermeros del Perú

Page 21: Re Vista Enfermer i a Final 2

Asociación entre la obesidad abdominal y la prevalencia de factores de riesgo cardiovascular en la ciudad de Cajamarca

RESUMEN

Objetivo: Determinar la asociación entre la obesidad abdominal y la prevalencia de factores de riesgo car-

diovascular en la ciudad de Cajamarca. Materiales y métodos: Estudio descriptivo de corte transversal basa-

do en una submuestra del estudio Tornasol II. La muestra corresponde a los mayores de 18 años de edad

encuestados en el área urbana de la ciudad de Cajamarca. La presión arterial fue medida con manómetros

de mercurio calibrados y la cintura con cinta métrica exible. Resultados: La prevalencia de la obesidad

abdominal según la OMS fue 49 %. Las personas con obesidad abdominal tienen mayor prevalencia de

hipertensión (36,3 %) en relación a los no obesos que tienen una prevalencia de hipertensión de 13, 9 %

siendo esta diferencias estadísticamente significativa (valor p<0,05), también las prevalencias de hiperco-

lesterolemia se asoció significativamente (valor p<0,05) con la obesidad abdominal. Conclusión: La obesi-

dad abdominal se asocia significativamente con los factores de riesgo como: hipertensión, hipercolesterole-

mia.

Palabras clave: Obesidad, circunferencia abdominal, factores de riesgo cardiovascular

ABSTRACT

Objective: To determine the association between abdominal obesity and the prevalence of cardiovascular

risk factors in the city of Cajamarca. Materials and Methods: A descriptive cross-sectional study based on a

subsample of Tornasol II study. The sample people over 18 years old surveyed in the urban area of the city of

Cajamarca. Blood pressure was measured with calibrated mercury manometers and waist with exible

tape. Results: The prevalence of abdominal obesity according to WHO was 49 %. People with abdominal

obesity have a higher prevalence of hypertension (36.3 %) compared to non-obese with a prevalence of

hypertension of 13,9 %. Statistically, this is a significant difference (p-value <0.05), also the prevalence

hypercholesterolemia was significantly associated (p-value <0.05) with abdominal obesity.

Conclusion: Abdominal obesity is significantly associated with hypertension and hypercholesterolemia.

Key words: Obesity, abdominal obesity, cardiovascular risk factor

Edith Betzabeth Pariona ValerLicenciada en Enfermería

Luis Segura VegaMédico Cardiólogo

Wilmer Fuentes NeiraMagister en Filosofía e Investigación

Elmer Bardales EsparzaMédico Cardiólogo

18 Revista de Ciencia y Arte de Enfermería

Association between abdominal obesity and prevalence of cardiovascular risk factors in Cajamarca

En los últimos años se ha jerarquizado la distribución

de la grasa corporal como el elemento más vinculado

al riesgo cardiovascular, teniéndose como parámetros

para definir obesidad abdominal el índice cintura cade-

ra, puntos de cortes de circunferencia de cintura de la

OMS, Federación Internacional de la Diabetes, entre

otros (Björntorp, 1991).

La enfermedad cardiovascular se ha convertido en una

epidemia no transmisible que genera un preocupante

costo alto directo e indirecto. El origen de esta enfer-

medad es multifactorial y fue un gran avance, para su

prevención, la identificación mensurable de los deno-

minados Factores de Riesgo Cardiovascular que pre-

disponen su desarrollo, entre estos factores se inclu-

yen la edad, el sexo, hipertensión arterial, hiperlipe-

mia, diabetes, tabaquismo, obesidad, sedentarismo,

dieta aterogénica, estrés socioeconómico y sicosocial,

historia familiar de enfermedad prematura cardiovas-

cular, elementos genéticos y raciales. Los factores de

riesgo están epidemiológicamente implicados en la

alta incidencia de las complicaciones aterotrombóti-

cas según Segura et al. (2005), la prevención de las

enfermedades cardiovasculares implica necesaria-

mente el conocimiento de los factores de riesgo cardio-

vascular en cada población, a un nivel detallado de

país, regiones a ciudades, puesto que se requieren me-

didas específicas de prevención y control.

En nuestro país disponemos de dos estudios epide-

miológicos de los factores de riesgo cardiovascular a

nivel nacional realizados por Segura et al. (2011) que

indican que la prevalencia ha subido en seis años de

23.7 % (año 2004) a 27,3 %(año 2011).

Las enfermedades cardiovasculares (infarto de mio-

cardio, angina, cerebrovascular y vascular periféri-

ca) tienen una patogenia aún no totalmente bien co-

nocida en la que intervienen varios factores. Desde

hace 40 años, tras la publicación del primer informe

del estudio Framingham, se ha identificado una se-

rie de estos factores, denominados desde entonces

como factores de riesgo de enfermedades cardiovas-

culares, en oposición al concepto de otras enferme-

dades en la que un solo factor es la causa de la enfer-

medad.

El término Factor de Riesgo no implica causalidad, si-

no más bien una serie de circunstancias biológicas que

identifican a las personas con riesgo de padecer una

enfermedad cardiovascular, existe también otra mane-

ra de comprender la combinación de estos factores de-

nominándolos: “síndrome metabólico”.

Desde el enfoque de los lineamientos nacionales de

salud, la obesidad abdominal puede ser trabajada des-

de el componente Promoción de la Salud cuan-

tificando previamente la magnitud de la obesidad ab-

dominal y los factores de riesgo en nuestra población

local. La obesidad abdominal es un factor modificable

que puede ser abordada desde los cambios en los esti-

los de vida con un abordaje dietético y actividad depor-

tiva. Dada estas condiciones planteamos como objeti-

vo determinar la asociación entre la obesidad abdomi-

nal y la prevalencia de los factores de riesgo cardiovas-

cular en la ciudad de Cajamarca.

MATERIALES Y MÉTODOS

POBLACIÓN Y MUESTRA

Está conformada por población mayor de 18 años de

edad urbana de la ciudad de Cajamarca. Según el cen-

so del 2007, la población mayor de 18 años es de 127

638 en la ciudad de Cajamarca. (INEI - PERÚ, 2007),

la muestra alcanzada fue 507 personas.

PROCEDIMIENTO EN LA RECOLECCIÓN DE DATOS

Se emplean los registros de encuestas recogidos en el

estudio Tornasol II de la sede de Cajamarca en el año

2011. Los estudios Tornasol son promovidos y dirigi-

dos por la Sociedad Peruana de Cardiología con el apo-

yo solidario de los investigadores en cada departamen-

to a nivel nacional.

Entre los datos figuran la situación socioeconómica,

grado de instrucción, antecedentes de hipercolestero-

lemia, diabetes, tabaquismo, actividad deportiva o no,

peso y talla. Las encuestas se realizaron en lugares pú-

blicos lejos de hospitales y clínicas.

En la aplicación de la encuesta participaron dos tipos de

encuestadores entrenados, uno denominado como “A”, el

cual llenó el formulario de la encuesta y el denominado

“B” para medir la circunferencia de la cintura, la frecuen-

cia cardiaca y tomar la presión arterial en posición senta-

da con el brazo apoyado. El encuestador “A” se encarga

de invitar a las personas transeúntes. Se emplearon ma-

nómetros de mercurio calibrados.

19Revista de Ciencia y Arte de Enfermería

Correspondencia:seguí[email protected]

Consejo Regional III Lima Metropolitana del Colegio de Enfermeros del Perú

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FACTORES DE RIESGO

La hipertensión arterial se evaluó con los criterios del sép-

timo reporte JNC (Chobanian et al., 2003), es decir, pre-

sión arterial >=140 mm/Hg o presión arterial diastólica

>=90 mm/Hg. Adicionalmente, con los criterios epide-

miológicos del estudio Tornasol II, se considera hiperten-

so a las personas con diagnóstico médico previo y con

indicación de tratamiento farmacológico (Segura Vega et

al., 2011). La diabetes y la hipercolesterolemia se limi-

tan al diagnóstico médico referido.

Para el diagnóstico de obesidad abdominal se considera

los criterios OMS, circunferencia de la cintura por encima

de 104 cm en varones y 100 cm mujeres.

CONSIDERACIONES ESTADÍSTICAS

Los datos fueron procesados en el programa de R statistic

versión 2.13.2. Las variables cualitativas se describen

como frecuencia y porcentajes, y la existencia de asocia-

ción se evaluó con el test de Chi Cuadrado y la fuerza de

asociación con Odds Ratios. Para evaluar la diferencia de

promedios se aplicó la prueba ANOVA. Se considera sig-

nificativo los valores p menores de 0,05.

RESULTADOS

Participaron en el estudio 507 personas, 260 mujeres

y 247 varones con edades comprendidas entre 18 y

95 años con un promedio de edad de 41,0 años y des-

20 Revista de Ciencia y Arte de Enfermería

Respecto a los criterios de obesidad abdominal de la

OMS, se observa que las personas con obesidad ab-

dominal tienen mayor prevalencia de hipertensión

(36,3 %) en relación a los no obesos (13,9 %) sien-

do estas diferencias estadísticamente significativa (p

valor < 0,05, Ji cuadrado). Las personas con obesi-

dad central presentaron 3,5 veces mayor riesgo de

padecer hipertensión.

También presentan asociación significativa con ma-

yor prevalencia de hipercolesterolemia teniendo los

obesos una prevalencia de 14,9 % en relación a los

21Revista de Ciencia y Arte de Enfermería

18 – 29 167 32,9

Grupo de edad (años)

n

%

30 – 39 91 17,9 40 –

49

96

18,9

50 –

59

78

15,4

60 –

69

39

7,7

70 – 79 21 4,1

> 80 15 3,0

Total 507 100,0

Tabla 1. Población según grupo edad y sexo

viación estándar de 17,0 años. El mayor porcentaje de

la muestra correspondió al grupo etario entre 18 y 29

años con 32,9 % seguido del grupo entre 30 y 39 años

con 17,9 % el grupo etario entre 40 y 49 años con un

18,9 % y el menor porcentaje corresponde al grupo

mayor de 80 años con el 3,0 %.

Factores de riesgo

Mujeres

Varones

n

Preval.�

E.E.

n

Preval.

E.E.

Hipertensión

49

18,8

2,43

127

31,2

2,95

Hipercolesterolemia

24

9,2

1,80

45

11,7

2,05

Diabetes

4

1,5

0,76

11

2,0

0,90

Tabaquismo

24

9,2

1,80

163

32,0

2,97

Obesidad (IMC)

34

12,9

2,46

32

12,3

2,30

Sedentarismo

182

70,0

2,85

191

36,8

3,08

Entre las características socioeconómicas, el grado de

instrucción superior representó el 37,5 %, seguido del

nivel secundaria con 34,1 %, primaria 22,3 % y con

menor porcentaje sin estudios 6,1 %. En relación al

nivel socioeconómico el mayor porcentaje correspon-

de a la clase media con un 54,2 %, seguido de la clase

baja con un 37,3 % y por último la clase alta con 8,5

%. Respecto a la actividad laboral hay un mayor por-

centaje con trabajo en un 54,4 %, seguido del desocu-

pado en un 45,6 %. De acuerdo a la seguridad social,

el 59,6 % no cuenta con seguro médico, seguido de

EsSalud con 29,8 % y el SIS con 8,3 %.

Tabla 2. Prevalencia de los factores de riesgo en la muestra según sexo en Cajamarca

Ŧ Preval= Prevalencia, E.E.= Error estándar.

Gráfica 1. Prevalencia de los factores de riesgo en la muestra Cajamarca, las gráficas representan las prevalencias con sus respectivos intervalos de confianza

Factores de riesgo

Sin obesidad abdominal (n=259)

Con obesidad abdominal

central(n=248)

Odds

Ratio

Preval.�

E.E.

� Preval.

E.E.

OR IC95%(inf. –

sup.)

Hipertensión

13,9

2,15

36,3

3,06

3,5 (2,28 - 5,46)

Hipercolesterolemia

6,2

1,50

14,9

2,27

2,7 (1,44 - 4,92)

Diabetes

1,2

0,67

2,4

0,98

2,1 (0,52 - 8,55)

Tabaquismo

21,6

2,56

19,0

2,49

0,8 (0,55 - 1,31)

Obesidad

(IMC)

3,8

1,32

22,8

3,13

7,4 (3,39 - 16,37)

Sedentarismo

52,1

3,11

55,6

3,16

1,2 (0,81 - 1,63)

Tabla 3. Prevalencia de los factores de riesgo según obesidad abdominal –punto de corte según OMS Cajamarca

Ŧ Prev= Prevalencia, E.E.= Error estándar.

no obesos con 6,2 %, es decir, la obesidad abdomi-

nal se asocia con 2,7 veces mayor a riesgo de pade-

cer hipercolesterolemia (Tabla 2).

DISCUSIÓN

Hay evidencias que apoyan el argumento de que la

grasa abdominal excesiva es un factor predictivo de

la resistencia a la insulina y de la presencia de anor-

malidades metabólicas comúnmente referidos como

Asociación entre la obesidad abdominal y la prevalencia de factores de riesgo cardiovascular en la ciudad de Cajamarca Consejo Regional III Lima Metropolitana del Colegio de Enfermeros del Perú

Page 23: Re Vista Enfermer i a Final 2

FACTORES DE RIESGO

La hipertensión arterial se evaluó con los criterios del sép-

timo reporte JNC (Chobanian et al., 2003), es decir, pre-

sión arterial >=140 mm/Hg o presión arterial diastólica

>=90 mm/Hg. Adicionalmente, con los criterios epide-

miológicos del estudio Tornasol II, se considera hiperten-

so a las personas con diagnóstico médico previo y con

indicación de tratamiento farmacológico (Segura Vega et

al., 2011). La diabetes y la hipercolesterolemia se limi-

tan al diagnóstico médico referido.

Para el diagnóstico de obesidad abdominal se considera

los criterios OMS, circunferencia de la cintura por encima

de 104 cm en varones y 100 cm mujeres.

CONSIDERACIONES ESTADÍSTICAS

Los datos fueron procesados en el programa de R statistic

versión 2.13.2. Las variables cualitativas se describen

como frecuencia y porcentajes, y la existencia de asocia-

ción se evaluó con el test de Chi Cuadrado y la fuerza de

asociación con Odds Ratios. Para evaluar la diferencia de

promedios se aplicó la prueba ANOVA. Se considera sig-

nificativo los valores p menores de 0,05.

RESULTADOS

Participaron en el estudio 507 personas, 260 mujeres

y 247 varones con edades comprendidas entre 18 y

95 años con un promedio de edad de 41,0 años y des-

20 Revista de Ciencia y Arte de Enfermería

Respecto a los criterios de obesidad abdominal de la

OMS, se observa que las personas con obesidad ab-

dominal tienen mayor prevalencia de hipertensión

(36,3 %) en relación a los no obesos (13,9 %) sien-

do estas diferencias estadísticamente significativa (p

valor < 0,05, Ji cuadrado). Las personas con obesi-

dad central presentaron 3,5 veces mayor riesgo de

padecer hipertensión.

También presentan asociación significativa con ma-

yor prevalencia de hipercolesterolemia teniendo los

obesos una prevalencia de 14,9 % en relación a los

21Revista de Ciencia y Arte de Enfermería

18 – 29 167 32,9

Grupo de edad (años)

n

%

30 – 39 91 17,9 40 –

49

96

18,9

50 –

59

78

15,4

60 –

69

39

7,7

70 – 79 21 4,1

> 80 15 3,0

Total 507 100,0

Tabla 1. Población según grupo edad y sexo

viación estándar de 17,0 años. El mayor porcentaje de

la muestra correspondió al grupo etario entre 18 y 29

años con 32,9 % seguido del grupo entre 30 y 39 años

con 17,9 % el grupo etario entre 40 y 49 años con un

18,9 % y el menor porcentaje corresponde al grupo

mayor de 80 años con el 3,0 %.

Factores de riesgo

Mujeres

Varones

n

Preval.�

E.E.

n

Preval.

E.E.

Hipertensión

49

18,8

2,43

127

31,2

2,95

Hipercolesterolemia

24

9,2

1,80

45

11,7

2,05

Diabetes

4

1,5

0,76

11

2,0

0,90

Tabaquismo

24

9,2

1,80

163

32,0

2,97

Obesidad (IMC)

34

12,9

2,46

32

12,3

2,30

Sedentarismo

182

70,0

2,85

191

36,8

3,08

Entre las características socioeconómicas, el grado de

instrucción superior representó el 37,5 %, seguido del

nivel secundaria con 34,1 %, primaria 22,3 % y con

menor porcentaje sin estudios 6,1 %. En relación al

nivel socioeconómico el mayor porcentaje correspon-

de a la clase media con un 54,2 %, seguido de la clase

baja con un 37,3 % y por último la clase alta con 8,5

%. Respecto a la actividad laboral hay un mayor por-

centaje con trabajo en un 54,4 %, seguido del desocu-

pado en un 45,6 %. De acuerdo a la seguridad social,

el 59,6 % no cuenta con seguro médico, seguido de

EsSalud con 29,8 % y el SIS con 8,3 %.

Tabla 2. Prevalencia de los factores de riesgo en la muestra según sexo en Cajamarca

Ŧ Preval= Prevalencia, E.E.= Error estándar.

Gráfica 1. Prevalencia de los factores de riesgo en la muestra Cajamarca, las gráficas representan las prevalencias con sus respectivos intervalos de confianza

Factores de riesgo

Sin obesidad abdominal (n=259)

Con obesidad abdominal

central(n=248)

Odds

Ratio

Preval.�

E.E.

� Preval.

E.E.

OR IC95%(inf. –

sup.)

Hipertensión

13,9

2,15

36,3

3,06

3,5 (2,28 - 5,46)

Hipercolesterolemia

6,2

1,50

14,9

2,27

2,7 (1,44 - 4,92)

Diabetes

1,2

0,67

2,4

0,98

2,1 (0,52 - 8,55)

Tabaquismo

21,6

2,56

19,0

2,49

0,8 (0,55 - 1,31)

Obesidad

(IMC)

3,8

1,32

22,8

3,13

7,4 (3,39 - 16,37)

Sedentarismo

52,1

3,11

55,6

3,16

1,2 (0,81 - 1,63)

Tabla 3. Prevalencia de los factores de riesgo según obesidad abdominal –punto de corte según OMS Cajamarca

Ŧ Prev= Prevalencia, E.E.= Error estándar.

no obesos con 6,2 %, es decir, la obesidad abdomi-

nal se asocia con 2,7 veces mayor a riesgo de pade-

cer hipercolesterolemia (Tabla 2).

DISCUSIÓN

Hay evidencias que apoyan el argumento de que la

grasa abdominal excesiva es un factor predictivo de

la resistencia a la insulina y de la presencia de anor-

malidades metabólicas comúnmente referidos como

Asociación entre la obesidad abdominal y la prevalencia de factores de riesgo cardiovascular en la ciudad de Cajamarca Consejo Regional III Lima Metropolitana del Colegio de Enfermeros del Perú

Page 24: Re Vista Enfermer i a Final 2

Consideramos que la enfermería debe asumir un rol

importante en el componente de Promoción de la

Salud del sistema de salud del Perú en coordinación

y apoyo a instituciones preocupadas por la investiga-

ción como la Sociedad Peruana de Cardiología del

Perú.

CONCLUSIONES

La prevalencia de la obesidad abdominal según la

OMS es alta (49 %). La obesidad abdominal se aso-

cia significativamente con los factores de riesgo co-

mo: hipertensión, hipercolesterolemia, según el crite-

rio de clasificación de la cintura aplicada. La mayor

prevalencia de los factores de riesgo está en el seden-

tarismo seguido de hipertensión, tabaquismo, hiper-

colesterolemia y con menor prevalencia la diabetes.

REFERENCIAS

Boraita Pérez, A. (2008). [Exercise as the cornersto-

ne of cardiovascular prevention]. Revista española de

cardiología, 61(5), 514-528.

Chobanian, A. V., Bakris, G. L., Black, H. R., Cushman,

W. C., Green, L. A., Izzo, J. L., Roccella, E. J. (2003).

The Seventh Report of the Joint National Committee on

Prevention, Detection, Evaluation, and Treatment of

High Blood Pressure: the JNC 7 report. JAMA: The

Journal of the American Medical Association, 289 (19),

2560-2572.doi:10.1001/jama. 289.19.2560

INEI - PERÚ. (2007). Censos Nacionales 2007: XI

de Población y VI de Vivienda. Lima - Perú: INEI.

Lean, M. E. J., Han, T. S., & Morrison, C. E. (1995).

Waist circumference as a measure for indicating need

for weight management. BMJ, 311, 158-161.

doi:10.1136/bmj.311.6998.158

Pouliot, M. C., Després, J. P., Lemieux, S., Moorjani,

S., Bouchard, C., Tremblay, A., Lupien, P. J. (1994).

Waist circumference and abdominal sagittal diame-

ter: best simple anthropometric indexes of abdominal

visceral adipose tissue accumulation and related car-

diovascular risk in men and women.

22 Revista de Ciencia y Arte de Enfermería

The American Journal of Cardiology, 73(7), 460 -

468.

Rhéaume, C., Leblanc, M.-È., & Poirier, P. (2011).

Adiposity assessment: explaining the association bet-

ween obesity, hypertension and stroke. Expert review

of cardiovascular therapy, 9(12), 1557-1564.

doi:10.1586/erc.11.167

23Revista de Ciencia y Arte de Enfermería

el síndrome metabólico (Despres et al., 1990) (Le-

mieux et al., 2001) (Pascot et al., 2001) (Tchernof

et al., 1996) (Ross, Freeman, Hudson y Janssen,

2002). A pesar de que la obesidad abdominal es una

característica de alta prevalencia del síndrome meta-

bólico, los mecanismos por los que está causalmen-

te relacionada con la obesidad abdominal con el sín-

drome metabólico no se entienden completamente.

Los estudios de imagen (resonancia magnética y to-

mografía computarizada) como medidas de adiposi-

dad abdominal, por lo general, han llegado a la con-

clusión de que es el exceso de tejido adiposo intraab-

dominal o visceral, y no la cantidad de grasa abdomi-

nal subcutánea la clave de las alteraciones metabóli-

cas observadas en los pacientes con sobrepeso y obe-

sidad. (Björntorp, 1991) (Lebovitz y Banerji, 2005)

(Goodpaster et al., 2003).

Por ello, recientemente han recibido especial aten-

ción otras medidas alternativas de la adiposidad /

obesidad, como la circunferencia de la cintura, rela-

ción cintura-cadera y la relación cintura-talla, que

proporcionan información adicional sobre la distri-

bución de grasa corporal. Aunque el IMC es la medi-

da establecida en la práctica clínica para estimar el

riesgo de enfermedad cardiovascular, hay evidencia

que sugiere que la obesidad abdominal podría repre-

sentar un mejor marcador de riesgo de enfermedad

cardiovascular que el IMC. Ahora se reconoce que

los individuos con obesidad abdominal tienden a te-

ner mayor presión arterial, dislipidemia y resistencia

a la insulina (Rhéaume, Leblanc y Poirier, 2011)

(Lean, Han y Morrison, 1995)(Pouliot et al., 1994).

Se desprende de los resultados de nuestro estudio

que tener una cintura por encima de las recomenda-

ciones implica un factor de riesgo importante requi-

riéndose modificación en los estilos de alimentación

y actividad física como señala Boraita et al., la mo-

dificación en las prácticas de ejercicio ofrece un me-

jor perfil lipídico y contribuiría a un menor riesgo; por

otra parte, está cobrando mayor importancia el con-

cepto de “Cintura hipertrigliceridémica” como res-

puesta a una necesidad de intervención tanto a nivel

preventivo como terapéutico (Boraita Pérez, 2008).

Por otra parte, concordamos con el NCEP/ATP III que

requerimos valores regionales de circunferencia de

cintura normales, de tal manera que deberíamos de-

sestimar los puntos de corte de otras poblaciones.

Segura Vega, L., Agusti Campo, R., y Parodi Ramírez,

J. (2005). Factores de Riesgo de las Enfermedades

Cardiovasculares en el Perú, 32(2), 82-128.

Segura Vega, L., Agusti Campo, R., y Ruiz Mori, E.

(2011). La Hipertensión Arterial en el Perú según el

estudio Tornasol II. Revista Peruana de Cardiología,

37(1), 19-36. estudio Tornasol II.

Asociación entre la obesidad abdominal y la prevalencia de factores de riesgo cardiovascular en la ciudad de Cajamarca Consejo Regional III Lima Metropolitana del Colegio de Enfermeros del Perú

Page 25: Re Vista Enfermer i a Final 2

Consideramos que la enfermería debe asumir un rol

importante en el componente de Promoción de la

Salud del sistema de salud del Perú en coordinación

y apoyo a instituciones preocupadas por la investiga-

ción como la Sociedad Peruana de Cardiología del

Perú.

CONCLUSIONES

La prevalencia de la obesidad abdominal según la

OMS es alta (49 %). La obesidad abdominal se aso-

cia significativamente con los factores de riesgo co-

mo: hipertensión, hipercolesterolemia, según el crite-

rio de clasificación de la cintura aplicada. La mayor

prevalencia de los factores de riesgo está en el seden-

tarismo seguido de hipertensión, tabaquismo, hiper-

colesterolemia y con menor prevalencia la diabetes.

REFERENCIAS

Boraita Pérez, A. (2008). [Exercise as the cornersto-

ne of cardiovascular prevention]. Revista española de

cardiología, 61(5), 514-528.

Chobanian, A. V., Bakris, G. L., Black, H. R., Cushman,

W. C., Green, L. A., Izzo, J. L., Roccella, E. J. (2003).

The Seventh Report of the Joint National Committee on

Prevention, Detection, Evaluation, and Treatment of

High Blood Pressure: the JNC 7 report. JAMA: The

Journal of the American Medical Association, 289 (19),

2560-2572.doi:10.1001/jama. 289.19.2560

INEI - PERÚ. (2007). Censos Nacionales 2007: XI

de Población y VI de Vivienda. Lima - Perú: INEI.

Lean, M. E. J., Han, T. S., & Morrison, C. E. (1995).

Waist circumference as a measure for indicating need

for weight management. BMJ, 311, 158-161.

doi:10.1136/bmj.311.6998.158

Pouliot, M. C., Després, J. P., Lemieux, S., Moorjani,

S., Bouchard, C., Tremblay, A., Lupien, P. J. (1994).

Waist circumference and abdominal sagittal diame-

ter: best simple anthropometric indexes of abdominal

visceral adipose tissue accumulation and related car-

diovascular risk in men and women.

22 Revista de Ciencia y Arte de Enfermería

The American Journal of Cardiology, 73(7), 460 -

468.

Rhéaume, C., Leblanc, M.-È., & Poirier, P. (2011).

Adiposity assessment: explaining the association bet-

ween obesity, hypertension and stroke. Expert review

of cardiovascular therapy, 9(12), 1557-1564.

doi:10.1586/erc.11.167

23Revista de Ciencia y Arte de Enfermería

el síndrome metabólico (Despres et al., 1990) (Le-

mieux et al., 2001) (Pascot et al., 2001) (Tchernof

et al., 1996) (Ross, Freeman, Hudson y Janssen,

2002). A pesar de que la obesidad abdominal es una

característica de alta prevalencia del síndrome meta-

bólico, los mecanismos por los que está causalmen-

te relacionada con la obesidad abdominal con el sín-

drome metabólico no se entienden completamente.

Los estudios de imagen (resonancia magnética y to-

mografía computarizada) como medidas de adiposi-

dad abdominal, por lo general, han llegado a la con-

clusión de que es el exceso de tejido adiposo intraab-

dominal o visceral, y no la cantidad de grasa abdomi-

nal subcutánea la clave de las alteraciones metabóli-

cas observadas en los pacientes con sobrepeso y obe-

sidad. (Björntorp, 1991) (Lebovitz y Banerji, 2005)

(Goodpaster et al., 2003).

Por ello, recientemente han recibido especial aten-

ción otras medidas alternativas de la adiposidad /

obesidad, como la circunferencia de la cintura, rela-

ción cintura-cadera y la relación cintura-talla, que

proporcionan información adicional sobre la distri-

bución de grasa corporal. Aunque el IMC es la medi-

da establecida en la práctica clínica para estimar el

riesgo de enfermedad cardiovascular, hay evidencia

que sugiere que la obesidad abdominal podría repre-

sentar un mejor marcador de riesgo de enfermedad

cardiovascular que el IMC. Ahora se reconoce que

los individuos con obesidad abdominal tienden a te-

ner mayor presión arterial, dislipidemia y resistencia

a la insulina (Rhéaume, Leblanc y Poirier, 2011)

(Lean, Han y Morrison, 1995)(Pouliot et al., 1994).

Se desprende de los resultados de nuestro estudio

que tener una cintura por encima de las recomenda-

ciones implica un factor de riesgo importante requi-

riéndose modificación en los estilos de alimentación

y actividad física como señala Boraita et al., la mo-

dificación en las prácticas de ejercicio ofrece un me-

jor perfil lipídico y contribuiría a un menor riesgo; por

otra parte, está cobrando mayor importancia el con-

cepto de “Cintura hipertrigliceridémica” como res-

puesta a una necesidad de intervención tanto a nivel

preventivo como terapéutico (Boraita Pérez, 2008).

Por otra parte, concordamos con el NCEP/ATP III que

requerimos valores regionales de circunferencia de

cintura normales, de tal manera que deberíamos de-

sestimar los puntos de corte de otras poblaciones.

Segura Vega, L., Agusti Campo, R., y Parodi Ramírez,

J. (2005). Factores de Riesgo de las Enfermedades

Cardiovasculares en el Perú, 32(2), 82-128.

Segura Vega, L., Agusti Campo, R., y Ruiz Mori, E.

(2011). La Hipertensión Arterial en el Perú según el

estudio Tornasol II. Revista Peruana de Cardiología,

37(1), 19-36. estudio Tornasol II.

Asociación entre la obesidad abdominal y la prevalencia de factores de riesgo cardiovascular en la ciudad de Cajamarca Consejo Regional III Lima Metropolitana del Colegio de Enfermeros del Perú

Page 26: Re Vista Enfermer i a Final 2

24 Revista de Ciencia y Arte de Enfermería

RESUMEN

Objetivo: Identificar las competencias de las enfermeras especialistas en Emergencias y Desastres, desde la prác-

tica. Materiales y métodos: Este estudio es cuantitativo, descriptivo y de corte transversal; se aplicó la encuesta a

una muestra conformada por enfermeras especialistas que se encuentran laborando en instituciones hospitala-

rias nivel III-2 y III-3. Resultados: Las competencias identificadas en la práctica de la especialidad son compe-

tencias específicas en un 72,7 %; las competencias básicas en un 45,5 % y las genéricas en 42,4 %.

Conclusiones: Las competencias básicas poseen autocontrol emocional en torno a situaciones de emergencia

con pacientes críticos, valorándolo en forma holística; desarrolla habilidades para la toma de decisiones previ-

niendo complicaciones. Las competencias genéricas aplica las bases fisiológicas, fisiopatológicas y farmacológi-

cas en la valoración y atención inmediata y mediata del paciente crítico; demuestra actitud respetuosa hacia la

interculturalidad de las personas. Las competencias específicas demuestran habilidades personales e interperso-

nales con sensibilidad y pericia profesional garantizando la seguridad del paciente en estado crítico; valora, diag-

nostica e interviene en forma eficaz y rápida frente a las respuestas humanas que se generan ante los problemas

de salud.

Palabras claves: Competencias, práctica, Enfermera especialista en Emergencias y Desastres.

Perfil de competencias de las enfermeras especialistas en emergencias y desastres que laboran en instituciones hospitalarias nivel III-2 y III-3

Miguel Sandoval VegasProfesor Principal. Facultad de Medicina – UNMSM

Durga Ramirez MirandaProfesor Principal. Facultad de Ciencias Sociales - UNFV

CorrespondenciaEmail: [email protected]

Edna Ramírez MirandaProfesora Principal -Departamento Académico de Enfermería. Facultad de Medicina - UNMSM

Rudi Amalia Loli PonceProfesora Principal -Departamento Académico de Enfermería. Facultad de Medicina - UNMSM

Blanca Fuentes RamírezMedico - Egresada de la Maestría en Salud Ocupacional y Ambiental – UNMSM

Current competences of nurses, specialist in emergencies and disaster, since praxis

25Revista de Ciencia y Arte de Enfermería

Las competencias profesionales son un tema com-

plejo y de difícil entendimiento, se discute en colo-

quios, simposios, congresos y encuentros de profe-

sionales de Enfermería en la mayor parte del mundo.

Al referirnos a este controversial constructor de “com-

petencias”, nos enfrentamos a múltiples visiones co-

mo lo señala Irigorin, M. (2002).

En esta investigación analizamos el resultado de

las prácticas educativas en las universidades, cual-

quiera sea el nivel y el ámbito en que los profesiona-

les especialistas se desempeñen, pues siempre se

ha tenido la necesidad de conocer el efecto de sus

acciones con el fin de replantear aquellos aspectos

curriculares que se juzgan como inadecuados, o

bien consolidar aquellos que son favorables para la

formación y asegurar que, efectivamente, la rela-

ción entre la educación y las competencias logra-

das durante la formación son suficientes para un

buen desempeño del egresado. El reto de preparar

a las enfermeras especialistas con las competen-

cias necesarias mejorará la calidad y seguridad de

los sistemas de salud en que trabajan, dándoles a la

población usuaria seguridad y continuidad en su

atención.

Las competencias profesionales parecen constituir

una conceptualización y un modo de trabajo en la

gestión de los recursos humanos que permiten una

mejor articulación entre gestión, trabajo y educa-

ción, orientando todos los esfuerzos a mejorarlos en

beneficio de una población que requiere profesiona-

les competentes en lo que hacen; esto dibuja una

nueva relación entre sistemas educativos y sistemas

productivos, que obviamente han tenido importan-

tes repercusiones en el mercado laboral y en la ges-

tión de recursos humanos en el siglo XXI (Guedes, V.

2002).

Como se ha mencionado, el estudio de las compe-

tencias ocupa hoy un espacio de primer orden y es

tratado por diversas instituciones y autores para

reconocer determinadas tendencias en su trata-

miento y definición. Las competencias no constitu-

yen características que se adquieren de una vez y

para siempre, más bien, son procesos que incre-

mentan sus potencialidades a partir de secuencia-

les avances en su formación y la adquisición de ha-

bilidades y destrezas a lo largo del desarrollo de la

carrera (Urbina, O., Soler, S. y Otero, M. 2005) .

Algunos autores coinciden que el análisis debe

realizarse a través del desempeño, pues existe

una zona de interacción entre el "saber qué" inu-

ye en el desempeño y el "saber cómo" se actúa,

que permite retroalimentar al profesional y mos-

trar "cómo" desempeñarse para una actuación

competente.

El objetivo del estudio es identificar las competen-

cias profesionales de las enfermeras especialistas

en Emergencias y Desastres, desde la práctica,

con la finalidad de contribuir en el mejoramiento

de los planes curriculares de la especialidad.

MATERIALES Y MÉTODOS

El estudio fue desarrollado con enfoque cuantitativo,

descriptivo y de corte transversal. Para la recopila-

ción de la información se realizó previa firma del con-

sentimiento informado, se aplicó un cuestionario se-

mi estructurado con 38 ítems, tipo Likert. La mues-

tra estuvo conformada por 70 enfermeras especia-

listas en Emergencias y Desastres que laboran en

seis hospitales de nivel III-2 y III-3 con más de 6

años de experiencia de diferentes hospitales de Lima

(Tabla 1).

El cuestionario se estructuró caracterizando las com-

petencias de la especialidad en tres rúbricas:

Básicas, Genéricas y Específicas, extraídos de infor-

mación teórica y de entrevistas desarrolladas a seis

docentes que enseñan la especialidad en

Emergencias y Desastres. Fue validado con la prue-

ba alfa de Cronbach alcanzando un valor de 0,85.

Se realizó el análisis de frecuencias y el análisis fac-

torial a fin de agrupar las competencias desarrolla-

das en básicas, genéricas y específicas.

ABSTRACT

Objectives: The research aims is to identify the skills of nurses in emergency and disaster specialists since praxis.

Materials and methods: The method corresponds to the quantitative approach, descriptive, cross-sectional ap-

plication level. The survey was administered to a sample comprised of registered nurses that work in hospitals

with a level of III-2 and III-3. Results: The competences identified during the praxis of that specialized area, were

recognized as always develop, what constituted the specific skills, 72.7%; basic skills in 45.5% and 42.4% for

generic. Conclusions: Basic skills show emotional self-control in it comes to emergencies with critical patients,

valuing it holistically; also develops decision-making skills to prevent complications. In Generic skills is applied

physiological, pathophysiological and pharmacological basis of the measurement and immediate and mediate

critical care patient; demonstrates respectful attitude towards multiculturalism of people. In Specific skills, it de-

monstrates personal and interpersonal skills with sensitivity and professional expertise ensuring patient safety in

critical condition; assess, diagnose and intervene quickly and effectively in case of the human responses genera-

ted to health problems.

Key words: Contests, praxis, Nurse Specialist in Emergencies and Disasters.

Consejo Regional III Lima Metropolitana del Colegio de Enfermeros del Perú

Page 27: Re Vista Enfermer i a Final 2

24 Revista de Ciencia y Arte de Enfermería

RESUMEN

Objetivo: Identificar las competencias de las enfermeras especialistas en Emergencias y Desastres, desde la prác-

tica. Materiales y métodos: Este estudio es cuantitativo, descriptivo y de corte transversal; se aplicó la encuesta a

una muestra conformada por enfermeras especialistas que se encuentran laborando en instituciones hospitala-

rias nivel III-2 y III-3. Resultados: Las competencias identificadas en la práctica de la especialidad son compe-

tencias específicas en un 72,7 %; las competencias básicas en un 45,5 % y las genéricas en 42,4 %.

Conclusiones: Las competencias básicas poseen autocontrol emocional en torno a situaciones de emergencia

con pacientes críticos, valorándolo en forma holística; desarrolla habilidades para la toma de decisiones previ-

niendo complicaciones. Las competencias genéricas aplica las bases fisiológicas, fisiopatológicas y farmacológi-

cas en la valoración y atención inmediata y mediata del paciente crítico; demuestra actitud respetuosa hacia la

interculturalidad de las personas. Las competencias específicas demuestran habilidades personales e interperso-

nales con sensibilidad y pericia profesional garantizando la seguridad del paciente en estado crítico; valora, diag-

nostica e interviene en forma eficaz y rápida frente a las respuestas humanas que se generan ante los problemas

de salud.

Palabras claves: Competencias, práctica, Enfermera especialista en Emergencias y Desastres.

Perfil de competencias de las enfermeras especialistas en emergencias y desastres que laboran en instituciones hospitalarias nivel III-2 y III-3

Miguel Sandoval VegasProfesor Principal. Facultad de Medicina – UNMSM

Durga Ramirez MirandaProfesor Principal. Facultad de Ciencias Sociales - UNFV

CorrespondenciaEmail: [email protected]

Edna Ramírez MirandaProfesora Principal -Departamento Académico de Enfermería. Facultad de Medicina - UNMSM

Rudi Amalia Loli PonceProfesora Principal -Departamento Académico de Enfermería. Facultad de Medicina - UNMSM

Blanca Fuentes RamírezMedico - Egresada de la Maestría en Salud Ocupacional y Ambiental – UNMSM

Current competences of nurses, specialist in emergencies and disaster, since praxis

25Revista de Ciencia y Arte de Enfermería

Las competencias profesionales son un tema com-

plejo y de difícil entendimiento, se discute en colo-

quios, simposios, congresos y encuentros de profe-

sionales de Enfermería en la mayor parte del mundo.

Al referirnos a este controversial constructor de “com-

petencias”, nos enfrentamos a múltiples visiones co-

mo lo señala Irigorin, M. (2002).

En esta investigación analizamos el resultado de

las prácticas educativas en las universidades, cual-

quiera sea el nivel y el ámbito en que los profesiona-

les especialistas se desempeñen, pues siempre se

ha tenido la necesidad de conocer el efecto de sus

acciones con el fin de replantear aquellos aspectos

curriculares que se juzgan como inadecuados, o

bien consolidar aquellos que son favorables para la

formación y asegurar que, efectivamente, la rela-

ción entre la educación y las competencias logra-

das durante la formación son suficientes para un

buen desempeño del egresado. El reto de preparar

a las enfermeras especialistas con las competen-

cias necesarias mejorará la calidad y seguridad de

los sistemas de salud en que trabajan, dándoles a la

población usuaria seguridad y continuidad en su

atención.

Las competencias profesionales parecen constituir

una conceptualización y un modo de trabajo en la

gestión de los recursos humanos que permiten una

mejor articulación entre gestión, trabajo y educa-

ción, orientando todos los esfuerzos a mejorarlos en

beneficio de una población que requiere profesiona-

les competentes en lo que hacen; esto dibuja una

nueva relación entre sistemas educativos y sistemas

productivos, que obviamente han tenido importan-

tes repercusiones en el mercado laboral y en la ges-

tión de recursos humanos en el siglo XXI (Guedes, V.

2002).

Como se ha mencionado, el estudio de las compe-

tencias ocupa hoy un espacio de primer orden y es

tratado por diversas instituciones y autores para

reconocer determinadas tendencias en su trata-

miento y definición. Las competencias no constitu-

yen características que se adquieren de una vez y

para siempre, más bien, son procesos que incre-

mentan sus potencialidades a partir de secuencia-

les avances en su formación y la adquisición de ha-

bilidades y destrezas a lo largo del desarrollo de la

carrera (Urbina, O., Soler, S. y Otero, M. 2005) .

Algunos autores coinciden que el análisis debe

realizarse a través del desempeño, pues existe

una zona de interacción entre el "saber qué" inu-

ye en el desempeño y el "saber cómo" se actúa,

que permite retroalimentar al profesional y mos-

trar "cómo" desempeñarse para una actuación

competente.

El objetivo del estudio es identificar las competen-

cias profesionales de las enfermeras especialistas

en Emergencias y Desastres, desde la práctica,

con la finalidad de contribuir en el mejoramiento

de los planes curriculares de la especialidad.

MATERIALES Y MÉTODOS

El estudio fue desarrollado con enfoque cuantitativo,

descriptivo y de corte transversal. Para la recopila-

ción de la información se realizó previa firma del con-

sentimiento informado, se aplicó un cuestionario se-

mi estructurado con 38 ítems, tipo Likert. La mues-

tra estuvo conformada por 70 enfermeras especia-

listas en Emergencias y Desastres que laboran en

seis hospitales de nivel III-2 y III-3 con más de 6

años de experiencia de diferentes hospitales de Lima

(Tabla 1).

El cuestionario se estructuró caracterizando las com-

petencias de la especialidad en tres rúbricas:

Básicas, Genéricas y Específicas, extraídos de infor-

mación teórica y de entrevistas desarrolladas a seis

docentes que enseñan la especialidad en

Emergencias y Desastres. Fue validado con la prue-

ba alfa de Cronbach alcanzando un valor de 0,85.

Se realizó el análisis de frecuencias y el análisis fac-

torial a fin de agrupar las competencias desarrolla-

das en básicas, genéricas y específicas.

ABSTRACT

Objectives: The research aims is to identify the skills of nurses in emergency and disaster specialists since praxis.

Materials and methods: The method corresponds to the quantitative approach, descriptive, cross-sectional ap-

plication level. The survey was administered to a sample comprised of registered nurses that work in hospitals

with a level of III-2 and III-3. Results: The competences identified during the praxis of that specialized area, were

recognized as always develop, what constituted the specific skills, 72.7%; basic skills in 45.5% and 42.4% for

generic. Conclusions: Basic skills show emotional self-control in it comes to emergencies with critical patients,

valuing it holistically; also develops decision-making skills to prevent complications. In Generic skills is applied

physiological, pathophysiological and pharmacological basis of the measurement and immediate and mediate

critical care patient; demonstrates respectful attitude towards multiculturalism of people. In Specific skills, it de-

monstrates personal and interpersonal skills with sensitivity and professional expertise ensuring patient safety in

critical condition; assess, diagnose and intervene quickly and effectively in case of the human responses genera-

ted to health problems.

Key words: Contests, praxis, Nurse Specialist in Emergencies and Disasters.

Consejo Regional III Lima Metropolitana del Colegio de Enfermeros del Perú

Page 28: Re Vista Enfermer i a Final 2

26 Revista de Ciencia y Arte de Enfermería

HOSPITALES n %

Hospital Nacional Guillermo Almenara I. 14 20

Hospital Nacional Edgardo Rebagliatti M.

21

30

Hospital Nacional Dos de Mayo

11

15,7

Hospital Nacional Casimiro Ulloa

10

14,3

Hospital Emergencias Grau de EsSalud

14

20

Total

70

100

27Revista de Ciencia y Arte de Enfermería

RESULTADOS

Participaron 70 enfermeras que provienen de cinco hospitales, la distribución según su centro de labores se pre-

senta en la tabla 1.

Tabla 1. Distribución de las Enfermeras Especialistas en Emergencias y Desastres según hospitales que partici-

Las competencias de la práctica profesional en la dimensión competencias específicas fue reconocida en la ca-

tegoría siempre en 72,7 % de las enfermeras; las competencias básicas refieren realizarse siempre en el 45,5

% y las genéricas las realiza siempre el 42,4 % de las enfermeras especialistas (Gráfico 1).

18.1 15.227.3

36.4 42.4

45.5 42.4

72.7

0

20

40

60

80

100

Básicas Genéricas Específicas

Po

rcen

taje

(%)

Competencias

Siempre

A veces

Nunca

Gráfico 1. Grado de desarrollo de las competencias: Básicas, genéricas y específicas en enfermeras especialistas en Emergencias y Desastres. (n=70)

Las competencias que las especialistas refieren desa-

rrollar como “siempre” son:

Competencias básicas

• Autocontrol emocional y desarrollo de habili-

dades en la toma de decisiones.

Competencias genéricas

• Aplicación de las bases fisiológicas, fisiopato-

lógicas del ser humano en su quehacer profe-

sional.

• Manejo de las bases farmacológicas para la

aplicación de drogas y medicamentos durante

la atención al paciente.

• Mantiene un sistema de comunicación perma-

nente entre el paciente, familia y personal en el

servicio de emergencia.

• Demuestra actitud respetuosa hacia la inter-

culturalidad y la diversidad de creencias,

valores, ideas y prácticas sociales con el

paciente.

• Demuestra alto sentido de compromiso en la

formación de estudiantes y de otros enfer-

meros.

Competencias específicas

• Demuestra habilidades personales e interper-

sonales con sensibilidad y pericia profesional,

expresada en el humanismo y la solidaridad.

• Aplica los principios de asepsia y antisepsia

en la ejecución de acciones y procedimientos

que le permiten cumplir las Normas Higiéni-

co - Epidemiológicas en el servicio prestado

al individuo, familia y comunidad.

• Interpreta situaciones de emergencia y urgen-

cia.

• Aplica los criterios de clasificación de pacien-

tes para tomar decisiones en cuanto a ubica-

ción y oferta de atención de pacientes críticos.

• Valora, trata y evalúa en forma eficaz y rápida

las respuestas humanas que se generan ante

problemas de salud que amenazan la vida del

paciente.

• Establece una relación interpersonal holística

eficaz con los pacientes y familiares para facili-

tarles el afrontamiento en las situaciones que

atraviesan.

• Presenta habilidades para la administración de

fármacos y drogas que se requiere en emergen-

cia e identifica las reacciones adversas.

DISCUSIÓN

Las principales tendencias, enfoques, conceptos y

clasificaciones de las competencias profesionales y

laborales coinciden en que el camino a seguir está

relacionado con la exploración de los conocimien-

tos, habilidades y actitudes mediante la evaluación y

el diseño de intervenciones educativas para el per-

feccionamiento continuo del profesional especialista

(Urbina, O. 2005).

La especialidad en Enfermería en Emergencias y

Desastres es un reto que se ha concretizado en pla-

nes curriculares de diferentes universidades, orien-

tando la enseñanza a una visión integral de las situa-

ciones que les permita enfrentar los problemas con

amplitud de pensamiento y, sobre todo, con ética y

valores.

En nuestro estudio de ocho competencias básicas

propuestas, fueron referidas como siempre dos, que

son el autocontrol emocional y habilidades en la

toma de decisiones, aspectos importantes que les

permite un mejor desempeño laboral, frente a las

situaciones que afrontan las enfermeras.

Perfil de competencias de las enfermeras especialistas en emergencias y desastres que laboran en instituciones hospitalarias nivel III-2 y III-3 Consejo Regional III Lima Metropolitana del Colegio de Enfermeros del Perú

Page 29: Re Vista Enfermer i a Final 2

26 Revista de Ciencia y Arte de Enfermería

HOSPITALES n %

Hospital Nacional Guillermo Almenara I. 14 20

Hospital Nacional Edgardo Rebagliatti M.

21

30

Hospital Nacional Dos de Mayo

11

15,7

Hospital Nacional Casimiro Ulloa

10

14,3

Hospital Emergencias Grau de EsSalud

14

20

Total

70

100

27Revista de Ciencia y Arte de Enfermería

RESULTADOS

Participaron 70 enfermeras que provienen de cinco hospitales, la distribución según su centro de labores se pre-

senta en la tabla 1.

Tabla 1. Distribución de las Enfermeras Especialistas en Emergencias y Desastres según hospitales que partici-

Las competencias de la práctica profesional en la dimensión competencias específicas fue reconocida en la ca-

tegoría siempre en 72,7 % de las enfermeras; las competencias básicas refieren realizarse siempre en el 45,5

% y las genéricas las realiza siempre el 42,4 % de las enfermeras especialistas (Gráfico 1).

18.1 15.227.3

36.4 42.4

45.5 42.4

72.7

0

20

40

60

80

100

Básicas Genéricas Específicas

Po

rcen

taje

(%)

Competencias

Siempre

A veces

Nunca

Gráfico 1. Grado de desarrollo de las competencias: Básicas, genéricas y específicas en enfermeras especialistas en Emergencias y Desastres. (n=70)

Las competencias que las especialistas refieren desa-

rrollar como “siempre” son:

Competencias básicas

• Autocontrol emocional y desarrollo de habili-

dades en la toma de decisiones.

Competencias genéricas

• Aplicación de las bases fisiológicas, fisiopato-

lógicas del ser humano en su quehacer profe-

sional.

• Manejo de las bases farmacológicas para la

aplicación de drogas y medicamentos durante

la atención al paciente.

• Mantiene un sistema de comunicación perma-

nente entre el paciente, familia y personal en el

servicio de emergencia.

• Demuestra actitud respetuosa hacia la inter-

culturalidad y la diversidad de creencias,

valores, ideas y prácticas sociales con el

paciente.

• Demuestra alto sentido de compromiso en la

formación de estudiantes y de otros enfer-

meros.

Competencias específicas

• Demuestra habilidades personales e interper-

sonales con sensibilidad y pericia profesional,

expresada en el humanismo y la solidaridad.

• Aplica los principios de asepsia y antisepsia

en la ejecución de acciones y procedimientos

que le permiten cumplir las Normas Higiéni-

co - Epidemiológicas en el servicio prestado

al individuo, familia y comunidad.

• Interpreta situaciones de emergencia y urgen-

cia.

• Aplica los criterios de clasificación de pacien-

tes para tomar decisiones en cuanto a ubica-

ción y oferta de atención de pacientes críticos.

• Valora, trata y evalúa en forma eficaz y rápida

las respuestas humanas que se generan ante

problemas de salud que amenazan la vida del

paciente.

• Establece una relación interpersonal holística

eficaz con los pacientes y familiares para facili-

tarles el afrontamiento en las situaciones que

atraviesan.

• Presenta habilidades para la administración de

fármacos y drogas que se requiere en emergen-

cia e identifica las reacciones adversas.

DISCUSIÓN

Las principales tendencias, enfoques, conceptos y

clasificaciones de las competencias profesionales y

laborales coinciden en que el camino a seguir está

relacionado con la exploración de los conocimien-

tos, habilidades y actitudes mediante la evaluación y

el diseño de intervenciones educativas para el per-

feccionamiento continuo del profesional especialista

(Urbina, O. 2005).

La especialidad en Enfermería en Emergencias y

Desastres es un reto que se ha concretizado en pla-

nes curriculares de diferentes universidades, orien-

tando la enseñanza a una visión integral de las situa-

ciones que les permita enfrentar los problemas con

amplitud de pensamiento y, sobre todo, con ética y

valores.

En nuestro estudio de ocho competencias básicas

propuestas, fueron referidas como siempre dos, que

son el autocontrol emocional y habilidades en la

toma de decisiones, aspectos importantes que les

permite un mejor desempeño laboral, frente a las

situaciones que afrontan las enfermeras.

Perfil de competencias de las enfermeras especialistas en emergencias y desastres que laboran en instituciones hospitalarias nivel III-2 y III-3 Consejo Regional III Lima Metropolitana del Colegio de Enfermeros del Perú

Page 30: Re Vista Enfermer i a Final 2

28 Revista de Ciencia y Arte de Enfermería 29Revista de Ciencia y Arte de Enfermería

Hemos encontrado que las competencias básicas

que refirieron no desarrollar fueron: a) Acepta reali-

zar su trabajo a presión, basándose en su capacidad

profesional; b) aplica pensamiento creativo para

innovar en su vida personal y profesional; c) desarro-

lla habilidades para la comprensión lectora y de auto

aprendizaje; d) busca nuevos conocimientos para la

producción de guías, protocolos y modelos; y e)

muestra aptitud para enfrentar los retos de una

sociedad dinámica y compleja.

La mayoría de las enfermeras no desarrollan estas

competencias, probablemente porque están dando

atención directa al paciente en estado crítico y la

demanda de pacientes supera la oferta de atención

(Euridyce, 2002).

De las 14 competencias genéricas presentadas en el

cuestionario, las enfermeras especialistas manifes-

taron que siempre desarrollan cinco de ellas referi-

das en los resultados; empero las competencias que

no desarrollan fueron: a) Diseña y ejecuta investiga-

ciones de Enfermería que respondan a los proble-

mas de emergencias local y regional; b) Participa en

la elaboración y publicación de artículos científicos

que respondan a las necesidades de personas en

estado de emergencia; y c) Desarrolla acciones ten-

dientes a solucionar el problema de salud del usua-

rio, aplicando las evidencias científicas de Enferme-

ría. A nuestro parecer, el logro de estas competen-

cias requiere un tiempo adicional, capacitación, así

como de una disposición y cultura para la investiga-

ción y publicación. Es por ello que las competencias

genéricas tardan más en desarrollarse, y se pueden

mejorar incrementando conocimientos, habilidades

y actitudes, no solo en el pre y posgrado sino durante

toda la vida; esto significa que en ningún momento

se puede afirmar: Esta competencia ya se logró.

Valverde, M. (2005) indica que la enfermera tiene

disposición medianamente favorable a desfavorable

a la investigación, debido a la falta de facilidades de

tiempo durante su trabajo y la dificultad para tener

acceso a la información, factores personales y por

haber alcanzado el título profesional mediante exa-

men de aptitud. Gutiérrez, V. (2007) señala que las

enfermeras que realizan triaje en los servicios de

emergencia, deben estar acorde con el proceso de

cambio del país, por la alta competencia en el medio

laboral, lo que amerita que deben ser certificadas

para ejercer la especialidad y lograr cambios en

Enfermería.

En cuanto a las competencias específicas, de las 16

competencias, las enfermeras especialistas solo

cumplen 7. Las competencias que nunca cumplen

son seis: a) realiza gestión de los recursos humanos

de enfermería, así como insumos materiales, con

capacidad crítica y analítica; b) implementa, ejecuta

y evalúa planes de respuesta en situaciones de emer-

gencias masivas y desastres con pericia y responsa-

bilidad; c) formula, implementa y evalúa guías y pro-

tocolos específicos para la práctica de enfermería en

urgencias, emergencias y desastres; d) aplica el Pro-

ceso de Atención de Enfermería como método cien-

tífico de la profesión durante la atención del paciente

crítico; e) realiza intervenciones de enfermería en

situaciones de emergencia, urgencia y desastres, uti-

lizando protocolos y/o guías de atención y f) partici-

pa activamente con el equipo multidisciplinar apor-

tando su visión de experto en el área de emergencia.

Estas son competencias propias de Enfermería, no

transferibles a otras profesiones, y deben ser desa-

rrolladas e impulsadas desde los planes de estudios,

pues estos conocimientos y habilidades son vincula-

dos directamente a la disciplina de Enfermería.

Perrenaud, P. (1999) refiere que las competencias

específicas no necesariamente cumplirían con el fac-

tor de “situación real inédita”, esto es muy complejo

y no solo es el saber cognitivo; algunos constructivis-

tas suelen llamarlo aprendizaje de concepto y de pro-

cedimientos. Consideramos que las enfermeras

especialistas deben buscar las oportunidades para

cumplir con todas las competencias específicas, de

tal manera que en la práctica se pueda diferenciar

sustancialmente la especialista de una enfermera

general. Álvarez J. (2006) señala que la mayoría de

las enfermeras asistenciales consideran que la per-

manencia en determinado servicio posibilitaría la

especialización y, por tanto, un mayor dominio de

conocimiento y habilidades, asegurando la calidad

de atención. Nosotros pensamos que los años de

experiencia en los servicios pueden afianzar las com-

petencias procedimentales; pero es necesario que la

enfermera, para ser especialista en emergencias y

desastres, complemente estudios en la universidad

a fin de obtener las competencias en el campo de la

investigación y docencia, entre otras.

Las competencias que actualmente desarrollan las

enfermeras especialistas contribuyen en la construc-

ción de referencias que atiendan a la necesidad de

formación regular y de práctica de las enfermeras

especialistas en emergencias y desastres, pues les

orientará a que desarrollen actitudes críticas y ree-

xivas y serán emancipadoras de la práctica de Enfer-

mería dentro de la especialidad.

CONCLUSIONES

Podemos concluir que las competencias básicas con

mayor ejercicio profesional son: Posee autocontrol

emocional en torno a situaciones de emergencia con

pacientes críticos y con necesidades urgentes, valo-

rando al paciente en forma holística para salvar la

vida del paciente. Desarrolla habilidades para la

toma de decisiones, basado en su formación y cen-

tradas en solucionar en forma inmediata el problema

del paciente en estado crítico, previniendo compli-

caciones.

Entre las competencias genéricas tenemos: Aplica

las bases fisiológicas, fisiopatológicas y farmacológi-

cas en la valoración y atención inmediata y mediata

del paciente crítico, basada en sus conocimientos y

aprendizaje permanente, asumiendo con responsa-

bilidad su ejecución. Demuestra actitud respetuosa

hacia la interculturalidad de los pacientes respetan-

do sus valores, creencias, ideas y prácticas.

Entre las competencias específicas: Demuestra habi-

lidades personales e interpersonales con sensibili-

dad y pericia profesional e interpreta situaciones de

emergencia-urgencia y actúa, en consecuencia,

garantizando la seguridad del paciente en estado crí-

tico. Valora, diagnostica e interviene en forma eficaz

y rápida frente a las respuestas humanas que se

generan ante los problemas de salud aplicando el

método científico para salvaguardar la salud y vida

del paciente.

REFERENCIAS

Álvarez Jorge. (2006) Perfil Profesional de la Enfer-

mera Especialista en Emergencias y Desastres del

Hospital Emergencias José Casimiro Ulloa. Lima –

Perú.

CINTERFOR, 2002. El enfoque de la Competencia

Laboral: Manual de Formación. Disponible en:

www.ilo.org/public / spanish/ region/ampro / cinter-

for/publ/man_cl/index.htm1.

EURIDYCE, (2002). Las competencias claves. Un

concepto en expansión dentro de la educación gene-

ral obligatoria. La Red Europea de Información en

Educac ión, p. 21, ISBN2-87116-346-4

http://eurydice.org/

Guedes, V. (2002). Las competencias en las organi-

zaciones del siglo XXI. En: Universidad Metropolita-

na. Venezuela. El conocimiento y las competencias

en las organizaciones del Siglo XXI. Caracas: Epsilon

Libros.

Gutiérrez Araujo, Vilma. (2004). Diagnóstico curri-

cular de la Facultad de Enfermería de la Universidad

Nacional de San Agustín y propuesta de perfil profe-

sional. Arequipa - Perú.

Irigoin, M., Vargas, F. (2002). Competencia laboral:

manual de conceptos, métodos y aplicaciones en el

sector salud. Montevideo: Cinterfor- ISBN 92-

9088-138-0

Perfil de competencias de las enfermeras especialistas en emergencias y desastres que laboran en instituciones hospitalarias nivel III-2 y III-3 Consejo Regional III Lima Metropolitana del Colegio de Enfermeros del Perú

Page 31: Re Vista Enfermer i a Final 2

28 Revista de Ciencia y Arte de Enfermería 29Revista de Ciencia y Arte de Enfermería

Hemos encontrado que las competencias básicas

que refirieron no desarrollar fueron: a) Acepta reali-

zar su trabajo a presión, basándose en su capacidad

profesional; b) aplica pensamiento creativo para

innovar en su vida personal y profesional; c) desarro-

lla habilidades para la comprensión lectora y de auto

aprendizaje; d) busca nuevos conocimientos para la

producción de guías, protocolos y modelos; y e)

muestra aptitud para enfrentar los retos de una

sociedad dinámica y compleja.

La mayoría de las enfermeras no desarrollan estas

competencias, probablemente porque están dando

atención directa al paciente en estado crítico y la

demanda de pacientes supera la oferta de atención

(Euridyce, 2002).

De las 14 competencias genéricas presentadas en el

cuestionario, las enfermeras especialistas manifes-

taron que siempre desarrollan cinco de ellas referi-

das en los resultados; empero las competencias que

no desarrollan fueron: a) Diseña y ejecuta investiga-

ciones de Enfermería que respondan a los proble-

mas de emergencias local y regional; b) Participa en

la elaboración y publicación de artículos científicos

que respondan a las necesidades de personas en

estado de emergencia; y c) Desarrolla acciones ten-

dientes a solucionar el problema de salud del usua-

rio, aplicando las evidencias científicas de Enferme-

ría. A nuestro parecer, el logro de estas competen-

cias requiere un tiempo adicional, capacitación, así

como de una disposición y cultura para la investiga-

ción y publicación. Es por ello que las competencias

genéricas tardan más en desarrollarse, y se pueden

mejorar incrementando conocimientos, habilidades

y actitudes, no solo en el pre y posgrado sino durante

toda la vida; esto significa que en ningún momento

se puede afirmar: Esta competencia ya se logró.

Valverde, M. (2005) indica que la enfermera tiene

disposición medianamente favorable a desfavorable

a la investigación, debido a la falta de facilidades de

tiempo durante su trabajo y la dificultad para tener

acceso a la información, factores personales y por

haber alcanzado el título profesional mediante exa-

men de aptitud. Gutiérrez, V. (2007) señala que las

enfermeras que realizan triaje en los servicios de

emergencia, deben estar acorde con el proceso de

cambio del país, por la alta competencia en el medio

laboral, lo que amerita que deben ser certificadas

para ejercer la especialidad y lograr cambios en

Enfermería.

En cuanto a las competencias específicas, de las 16

competencias, las enfermeras especialistas solo

cumplen 7. Las competencias que nunca cumplen

son seis: a) realiza gestión de los recursos humanos

de enfermería, así como insumos materiales, con

capacidad crítica y analítica; b) implementa, ejecuta

y evalúa planes de respuesta en situaciones de emer-

gencias masivas y desastres con pericia y responsa-

bilidad; c) formula, implementa y evalúa guías y pro-

tocolos específicos para la práctica de enfermería en

urgencias, emergencias y desastres; d) aplica el Pro-

ceso de Atención de Enfermería como método cien-

tífico de la profesión durante la atención del paciente

crítico; e) realiza intervenciones de enfermería en

situaciones de emergencia, urgencia y desastres, uti-

lizando protocolos y/o guías de atención y f) partici-

pa activamente con el equipo multidisciplinar apor-

tando su visión de experto en el área de emergencia.

Estas son competencias propias de Enfermería, no

transferibles a otras profesiones, y deben ser desa-

rrolladas e impulsadas desde los planes de estudios,

pues estos conocimientos y habilidades son vincula-

dos directamente a la disciplina de Enfermería.

Perrenaud, P. (1999) refiere que las competencias

específicas no necesariamente cumplirían con el fac-

tor de “situación real inédita”, esto es muy complejo

y no solo es el saber cognitivo; algunos constructivis-

tas suelen llamarlo aprendizaje de concepto y de pro-

cedimientos. Consideramos que las enfermeras

especialistas deben buscar las oportunidades para

cumplir con todas las competencias específicas, de

tal manera que en la práctica se pueda diferenciar

sustancialmente la especialista de una enfermera

general. Álvarez J. (2006) señala que la mayoría de

las enfermeras asistenciales consideran que la per-

manencia en determinado servicio posibilitaría la

especialización y, por tanto, un mayor dominio de

conocimiento y habilidades, asegurando la calidad

de atención. Nosotros pensamos que los años de

experiencia en los servicios pueden afianzar las com-

petencias procedimentales; pero es necesario que la

enfermera, para ser especialista en emergencias y

desastres, complemente estudios en la universidad

a fin de obtener las competencias en el campo de la

investigación y docencia, entre otras.

Las competencias que actualmente desarrollan las

enfermeras especialistas contribuyen en la construc-

ción de referencias que atiendan a la necesidad de

formación regular y de práctica de las enfermeras

especialistas en emergencias y desastres, pues les

orientará a que desarrollen actitudes críticas y ree-

xivas y serán emancipadoras de la práctica de Enfer-

mería dentro de la especialidad.

CONCLUSIONES

Podemos concluir que las competencias básicas con

mayor ejercicio profesional son: Posee autocontrol

emocional en torno a situaciones de emergencia con

pacientes críticos y con necesidades urgentes, valo-

rando al paciente en forma holística para salvar la

vida del paciente. Desarrolla habilidades para la

toma de decisiones, basado en su formación y cen-

tradas en solucionar en forma inmediata el problema

del paciente en estado crítico, previniendo compli-

caciones.

Entre las competencias genéricas tenemos: Aplica

las bases fisiológicas, fisiopatológicas y farmacológi-

cas en la valoración y atención inmediata y mediata

del paciente crítico, basada en sus conocimientos y

aprendizaje permanente, asumiendo con responsa-

bilidad su ejecución. Demuestra actitud respetuosa

hacia la interculturalidad de los pacientes respetan-

do sus valores, creencias, ideas y prácticas.

Entre las competencias específicas: Demuestra habi-

lidades personales e interpersonales con sensibili-

dad y pericia profesional e interpreta situaciones de

emergencia-urgencia y actúa, en consecuencia,

garantizando la seguridad del paciente en estado crí-

tico. Valora, diagnostica e interviene en forma eficaz

y rápida frente a las respuestas humanas que se

generan ante los problemas de salud aplicando el

método científico para salvaguardar la salud y vida

del paciente.

REFERENCIAS

Álvarez Jorge. (2006) Perfil Profesional de la Enfer-

mera Especialista en Emergencias y Desastres del

Hospital Emergencias José Casimiro Ulloa. Lima –

Perú.

CINTERFOR, 2002. El enfoque de la Competencia

Laboral: Manual de Formación. Disponible en:

www.ilo.org/public / spanish/ region/ampro / cinter-

for/publ/man_cl/index.htm1.

EURIDYCE, (2002). Las competencias claves. Un

concepto en expansión dentro de la educación gene-

ral obligatoria. La Red Europea de Información en

Educac ión, p. 21, ISBN2-87116-346-4

http://eurydice.org/

Guedes, V. (2002). Las competencias en las organi-

zaciones del siglo XXI. En: Universidad Metropolita-

na. Venezuela. El conocimiento y las competencias

en las organizaciones del Siglo XXI. Caracas: Epsilon

Libros.

Gutiérrez Araujo, Vilma. (2004). Diagnóstico curri-

cular de la Facultad de Enfermería de la Universidad

Nacional de San Agustín y propuesta de perfil profe-

sional. Arequipa - Perú.

Irigoin, M., Vargas, F. (2002). Competencia laboral:

manual de conceptos, métodos y aplicaciones en el

sector salud. Montevideo: Cinterfor- ISBN 92-

9088-138-0

Perfil de competencias de las enfermeras especialistas en emergencias y desastres que laboran en instituciones hospitalarias nivel III-2 y III-3 Consejo Regional III Lima Metropolitana del Colegio de Enfermeros del Perú

Page 32: Re Vista Enfermer i a Final 2

Perrenoud Philippe. (1999). Construir competen-

cias desde la escuela. Santiago de Chile: Dolmen Edi-

ciones (trad. en espagnol de Construire des compé-

tences dès l'école. Paris : ESF, ).

Urbina, O. Soler, S. y Otero, M. (2005). Iden-

tificación de competencias en el profesional de

Enfermería del servicio de Neonatología. Educ Med

Super v.19 n.2 Ciudad de la Habana abr.-jun. Escue-

la Nacional de Salud Pública. Versión ISSN 0864-

RESUMEN

Objetivos: Determinar la funcionalidad familiar en pacientes con tuberculosis pulmonar en áreas urbanas de Los Olivos - Lima. Materiales y métodos: Se realizó un estudio descriptivo y de corte transversal. Participaron 30 pacientes pertenecientes al programa de Prevención y Control de Tuberculosis en dos centros de salud del distrito de Los Olivos. Se aplicó el cuestionario de Funcionalidad familiar APGAR. La clasificación define a la normofuncionalidad entre los puntajes de 18 a 20, y la disfunción familiar de 17 a menos; dividiendo el último en disfunción familiar leve (14 a 17), disfunción familiar moderada (10 a 13) y disfunción familiar severa (me-nores a 9 puntos). Resultados: La edad promedio fue de 32 años, 10 son varones y 20 mujeres. Se obtuvo que el 60 % de los pacientes encuestados presentan disfunción familiar, de los cuales la disfunción leve correspon-de al 26,7 %, la disfunción moderada al 30 % y la disfunción severa al 3,3 %. Conclusiones: Cuando aparece una enfermedad infecto contagiosa como la tuberculosis se rompe la homeostasis familiar y daña el funciona-miento familiar. La funcionalidad de la familia inuye en la adherencia, tratamiento y asistencia al centro de salud.

Palabras Clave: Familia, funcionalidad familiar, tuberculosis

Funcionalidad familiar en pacientes con tuberculosis pulmonar en áreas urbanas de Los Olivos - Lima

ABSTRACT

Objective: To determinate familiar functionality in patients with pulmonary tuberculosis from urban

areas of Los Olivos - Lima. Materials and methods: A descriptive and transversal study was carried out in

30 patients (n=30) treated in the Control and prevention tuberculosis program of two Health Centers in

the Peruvian District of Los Olivos. Familiar APGAR questionnaire was applied. The definition of the

family normal functionality is established by scores between 18 to 20, and the family dysfunction is esta-

blished by scores less than 17; this last concept is divided in mild family dysfunction (scores from 14 to

17), moderate family dysfunction (scores from 10 to 13) and severe family dysfunction (less than 9

points). Results: The average age of patients was 32 years, with predominance of the female sex (10

were male and 20 were female). Sixty percent of patients showed family dysfunction, 26.7% had mild

family dysfunction, 30% had moderate family dysfunction and 3.3% had severe family dysfunction.

Conclusion: When a chronic disease like tuberculosis appears in the family, the familiar homeostasis

breaks and harms the familiar functionality. That inuences to the patient, his treatment and his assis-

tance to the center of health.

Key words: Family, familiar functionality, tuberculosis

2141.Acsesado el 20-09-2014 en: .

http://scielo.sld.cu/scielo.php?script=sci_arttext&p

id=S0864-21412005000200005

Valverde Caro, Maribel Nelly (2005). Actitud de

las enfermeras hacia la investigación y factores

que intervienen en su realización en el Hospital

Nacional Daniel Alcides Carrión. Tesis. Universi-

dad Nacional Mayor de San Marcos. Programa

Cybertesis PERÚ.

Isabel Jackelin Robles HurtadoBachiller Enfermería. Universidad de Ciencias y Humanidades

Hernán Matta SolísDoctor en Ciencias de la EducaciónMédico. Docente Facultad de Ciencias de la Salud, Universidad de Ciencias y Humanidades

Rosa Eva Pérez SiguasMagister en Docencia e Investigación en Salud. Docente Facultad de Ciencias de la Salud, Universidad de Ciencias y Humanidades. Lic. Enfermería Centro Materno Infantil Confraternidad Juan Pablo II

Ferdinan Carlos AymaMagister en Docencia Universitaria.Candidato a Doctor en Ciencias de la EducaciónEstudios MBA Internacional

Family functioning in patients with pulmonary tuberculosis from urban areas of Los Olivos - Lima

Perfil de competencias de las enfermeras especialistas en emergencias y desastres que laboran en instituciones hospitalarias nivel III-2 y III-3

31Revista de Ciencia y Arte de Enfermería30 Revista de Ciencia y Arte de Enfermería

Page 33: Re Vista Enfermer i a Final 2

Perrenoud Philippe. (1999). Construir competen-

cias desde la escuela. Santiago de Chile: Dolmen Edi-

ciones (trad. en espagnol de Construire des compé-

tences dès l'école. Paris : ESF, ).

Urbina, O. Soler, S. y Otero, M. (2005). Iden-

tificación de competencias en el profesional de

Enfermería del servicio de Neonatología. Educ Med

Super v.19 n.2 Ciudad de la Habana abr.-jun. Escue-

la Nacional de Salud Pública. Versión ISSN 0864-

RESUMEN

Objetivos: Determinar la funcionalidad familiar en pacientes con tuberculosis pulmonar en áreas urbanas de Los Olivos - Lima. Materiales y métodos: Se realizó un estudio descriptivo y de corte transversal. Participaron 30 pacientes pertenecientes al programa de Prevención y Control de Tuberculosis en dos centros de salud del distrito de Los Olivos. Se aplicó el cuestionario de Funcionalidad familiar APGAR. La clasificación define a la normofuncionalidad entre los puntajes de 18 a 20, y la disfunción familiar de 17 a menos; dividiendo el último en disfunción familiar leve (14 a 17), disfunción familiar moderada (10 a 13) y disfunción familiar severa (me-nores a 9 puntos). Resultados: La edad promedio fue de 32 años, 10 son varones y 20 mujeres. Se obtuvo que el 60 % de los pacientes encuestados presentan disfunción familiar, de los cuales la disfunción leve correspon-de al 26,7 %, la disfunción moderada al 30 % y la disfunción severa al 3,3 %. Conclusiones: Cuando aparece una enfermedad infecto contagiosa como la tuberculosis se rompe la homeostasis familiar y daña el funciona-miento familiar. La funcionalidad de la familia inuye en la adherencia, tratamiento y asistencia al centro de salud.

Palabras Clave: Familia, funcionalidad familiar, tuberculosis

Funcionalidad familiar en pacientes con tuberculosis pulmonar en áreas urbanas de Los Olivos - Lima

ABSTRACT

Objective: To determinate familiar functionality in patients with pulmonary tuberculosis from urban

areas of Los Olivos - Lima. Materials and methods: A descriptive and transversal study was carried out in

30 patients (n=30) treated in the Control and prevention tuberculosis program of two Health Centers in

the Peruvian District of Los Olivos. Familiar APGAR questionnaire was applied. The definition of the

family normal functionality is established by scores between 18 to 20, and the family dysfunction is esta-

blished by scores less than 17; this last concept is divided in mild family dysfunction (scores from 14 to

17), moderate family dysfunction (scores from 10 to 13) and severe family dysfunction (less than 9

points). Results: The average age of patients was 32 years, with predominance of the female sex (10

were male and 20 were female). Sixty percent of patients showed family dysfunction, 26.7% had mild

family dysfunction, 30% had moderate family dysfunction and 3.3% had severe family dysfunction.

Conclusion: When a chronic disease like tuberculosis appears in the family, the familiar homeostasis

breaks and harms the familiar functionality. That inuences to the patient, his treatment and his assis-

tance to the center of health.

Key words: Family, familiar functionality, tuberculosis

2141.Acsesado el 20-09-2014 en: .

http://scielo.sld.cu/scielo.php?script=sci_arttext&p

id=S0864-21412005000200005

Valverde Caro, Maribel Nelly (2005). Actitud de

las enfermeras hacia la investigación y factores

que intervienen en su realización en el Hospital

Nacional Daniel Alcides Carrión. Tesis. Universi-

dad Nacional Mayor de San Marcos. Programa

Cybertesis PERÚ.

Isabel Jackelin Robles HurtadoBachiller Enfermería. Universidad de Ciencias y Humanidades

Hernán Matta SolísDoctor en Ciencias de la EducaciónMédico. Docente Facultad de Ciencias de la Salud, Universidad de Ciencias y Humanidades

Rosa Eva Pérez SiguasMagister en Docencia e Investigación en Salud. Docente Facultad de Ciencias de la Salud, Universidad de Ciencias y Humanidades. Lic. Enfermería Centro Materno Infantil Confraternidad Juan Pablo II

Ferdinan Carlos AymaMagister en Docencia Universitaria.Candidato a Doctor en Ciencias de la EducaciónEstudios MBA Internacional

Family functioning in patients with pulmonary tuberculosis from urban areas of Los Olivos - Lima

Perfil de competencias de las enfermeras especialistas en emergencias y desastres que laboran en instituciones hospitalarias nivel III-2 y III-3

31Revista de Ciencia y Arte de Enfermería30 Revista de Ciencia y Arte de Enfermería

Page 34: Re Vista Enfermer i a Final 2

32 Revista de Ciencia y Arte de Enfermería

El abordaje de la familia, a pesar de tener un sig-

nificado claro y preciso, es complejo ya que este gru-

po que es núcleo de la sociedad ha evolucionado y se

ha diversificado en cuanto a su estructura y funcio-

namiento con los cambios sociales que hoy vivimos

(Darías, 2009). La OMS define a la familia como "los

miembros del hogar emparentados entre sí hasta un

grado determinado por sangre, adopción y matrimo-

nio” (OMS, 2014). El grado de parentesco utilizado

para determinar los límites de la familia dependerá

de los usos a los que se destinen los datos y, por lo

tanto, no puede definirse con precisión en escala

mundial (Vargas, 2013). La familia, a lo largo de su

ciclo vital, se enfrenta a numerosas situaciones que

pueden producir ruptura de su homeostasis, como

son las enfermedades graves o crónicas, dificultades

económicas, crisis producidas en los cambios de las

etapas del desarrollo familiar (formación, extensión,

contracción). Ante estas situaciones, el funciona-

miento de la familia puede poner en marcha meca-

nismos de adaptación para lograr nuevamente el

equilibrio o la crisis familiar. Los mecanismos de

adaptación y de apoyo se denominan recursos y de la

cantidad y calidad de ellos dependerá el funciona-

miento familiar. La homeostasis familiar depende de

dos fuerzas antagónicas: los acontecimientos estre-

santes que actúan negativamente y el apoyo y los re-

cursos familiares que actúan en forma positiva y com-

pensadora (Herrera, 1997).

La familia tiene la tarea de preparar a los miembros

para enfrentar cambios (crisis) que son producidos

tanto desde el exterior como desde el interior y que

pueden conllevar a modificaciones estructurales y

funcionales e inciden en el bienestar de la salud fa-

miliar (Ortiz, 1999). Actualmente, se prioriza la

atención primaria, a pesar de la resistencia al cam-

bio de los trabajadores de salud, los aspectos pre-

ventivo promocionales y el cuidado de los grupos

sociales sanos pero vulnerables. Consideramos que

el estudio de la familia y su problemática favorecerá

a la accesibilidad a los servicios salud. Nuestro estu-

dio aborda a la familia como contexto en el que se

desenvuelve el paciente con tuberculosis, la familia

puede comportarse como un factor protector o de

riesgo.

La población de Lima ha experimentado en las últi-

mas décadas muchos cambios, pero pocos tan llama-

tivos como los que se han producido en el ámbito de

la familia. Hasta hace unos años era relativamente

simple describir los hogares, porque una inmensa ma-

yoría se ajustaba a una misma estructura: el padre y

una madre unidos en matrimonio y los hijos biológi-

cos que habían nacido de esa unión, ocupándose la

madre de las labores reproductivas (domésticas y de

cuidado), mientras el padre desarrollaba tareas pro-

ductivas, destinadas a garantizar el sustento de la fa-

milia y ser la máxima autoridad de la familia. (Herre-

ra, 2000).

Un aspecto de la tuberculosis, como enfermedad in-

fecto contagiosa, es la exclusión social que genera. A

pesar de tener cura y existir tratamientos esquemáti-

cos subsidiados por el Estado, no se garantiza la mejo-

ría de la persona que la padece. Su interrelación con

la familia y su entorno social inmediatos son factores

determinantes en su proceso de curación (MINSA,

2009).

La tuberculosis es una enfermedad que socialmente

genera prejuicios y se le considera un estigma. La con-

ducta más frecuente en los distintos países es tratar

de ocultar la enfermedad, lo que también incide en el

diagnóstico, tratamiento y desenlace (Colectivo de

autores, 2013).

De 30 mil peruanos, víctimas de este temible mal re-

portados el 2011, el 60 % de infectados se encuen-

tran en la ciudad de Lima (MINSA, 2009).

De allí que nuestro objetivo es determinar el estado

de Funcionalidad Familiar en pacientes con tubercu-

losis pulmonar.

MATERIALES Y MÉTODOS

Este estudio es cuantitativo, descriptivo y de corte

transversal. La población de familias de pacientes co-

rresponde a dos establecimientos de salud de la

Microred Los Olivos, el puesto de salud Sagrado

Corazón de Jesús y el centro materno infantil Juan

Pablo II. Se abordaron un total de 30 familias de los

pacientes que acuden al Programa de Control de

Tuberculosis - Estrategia Sanitaria Nacional de

Prevención y Control de la Tuberculosis (ESN -

PCTBC). Además, se consideró los siguientes crite-

rios de selección: paciente con tuberculosis sensible -

Esquema I, que acude al ESN - PCTBC y se excluyó a

la familias con menos de dos integrantes, pacientes

33Revista de Ciencia y Arte de Enfermería

multidrogo resistente y pacientes con alteraciones

mentales.

Consideraciones estadísticas

Se aplicó las pruebas estadísticas descriptivas bási-

cas con el programa SPSS 20. A su vez realizamos el

análisis estadístico inferencial elaborando tablas de

frecuencia y de porcentaje con los valores obtenidos.

Las variables cualitativas se presentan como gráfico

de sectores.

RESULTADOS

El total de familias de pacientes encuestados fueron

30. El mayor porcentaje de pacientes son mujeres

(n= 20) y representa el 66,7 % y, según su edad, el

mayor porcentaje de pacientes comprenden las eda-

des entre 18 a 29 años, los cuales hacen un total de

16 pacientes que representan el 53,3 %.

Gráfico 1. Distribución de las familias de los pacien-

tes con tuberculosis según el estado de funcionalidad

familiar

12 (40%)

8 (27%)

9 (30%)

1 (3%)

Normo Funcionales 18 20-

Leve Disfunción Familiar 14-17

Moderada Disfunción Familiar 10-13

Grave Disfunción Familiar 0-9

El gráfico 1 muestra el total de familias encuestados

según su estado de funcionalidad familiar, 12 (40

%) familias son normofuncionales; 8 (27 %) fami-

lias, leve disfuncionales; 9 (30 %) familias, mode-

rada disfuncionales y 1 (3 %) familia, grave disfun-

cional.

Respecto a la dimensión de Adaptabilidad, se evi-

dencia que 19 (63,3 %) pacientes reciben siempre

ayuda de su familia ante un problema o necesidad y

que solo un pequeño porcentaje (3,3 %) no recibe

ayuda de su familia ante un problema o necesidad.

En relación a la dimensión de Participación, se evi-

dencia que 13 (43,3 %) familias siempre hacen par-

tícipe de la toma de decisiones en la solución de sus

problemas, también se evidencia que ningún pa-

ciente (0 %) es excluido de la toma de decisiones en

la solución de sus problemas.

Analizando la dimensión de Ganancia, se evidencia

que el 50 % de las familias siempre aceptan y apoyan

deseos de emprender nuevas actividades y en un bajo

porcentaje los pacientes nunca sienten el apoyo fami-

liar (3,3 %).

En la dimensión Afecto, se evidencia que las fami-

lias siempre expresan afectos y responden a las emo-

ciones del paciente (26,7 %), pero también hay un

porcentaje donde las familias casi nunca expresan

afectos ni responden a las emociones del paciente

(26,7 %).

En la dimensión Recurso, se evidencia que las fami-

lias siempre comparten tiempo, espacio y dinero con

el paciente (36,6 %), pero un pequeño porcentaje ca-

si nunca comparte tiempo, espacio ni dinero con el

paciente 4 (13,3 %).

DISCUSIÓN

La investigación permitió determinar la funcionalidad

de las familias de los pacientes con tuberculosis y evi-

denciar la vulnerabilidad de la familia ante esta enfer-

medad.

Funcionalidad familiar en pacientes con tuberculosis pulmonar en áreas urbanas de Los Olivos – Lima Consejo Regional III Lima Metropolitana del Colegio de Enfermeros del Perú

Page 35: Re Vista Enfermer i a Final 2

32 Revista de Ciencia y Arte de Enfermería

El abordaje de la familia, a pesar de tener un sig-

nificado claro y preciso, es complejo ya que este gru-

po que es núcleo de la sociedad ha evolucionado y se

ha diversificado en cuanto a su estructura y funcio-

namiento con los cambios sociales que hoy vivimos

(Darías, 2009). La OMS define a la familia como "los

miembros del hogar emparentados entre sí hasta un

grado determinado por sangre, adopción y matrimo-

nio” (OMS, 2014). El grado de parentesco utilizado

para determinar los límites de la familia dependerá

de los usos a los que se destinen los datos y, por lo

tanto, no puede definirse con precisión en escala

mundial (Vargas, 2013). La familia, a lo largo de su

ciclo vital, se enfrenta a numerosas situaciones que

pueden producir ruptura de su homeostasis, como

son las enfermedades graves o crónicas, dificultades

económicas, crisis producidas en los cambios de las

etapas del desarrollo familiar (formación, extensión,

contracción). Ante estas situaciones, el funciona-

miento de la familia puede poner en marcha meca-

nismos de adaptación para lograr nuevamente el

equilibrio o la crisis familiar. Los mecanismos de

adaptación y de apoyo se denominan recursos y de la

cantidad y calidad de ellos dependerá el funciona-

miento familiar. La homeostasis familiar depende de

dos fuerzas antagónicas: los acontecimientos estre-

santes que actúan negativamente y el apoyo y los re-

cursos familiares que actúan en forma positiva y com-

pensadora (Herrera, 1997).

La familia tiene la tarea de preparar a los miembros

para enfrentar cambios (crisis) que son producidos

tanto desde el exterior como desde el interior y que

pueden conllevar a modificaciones estructurales y

funcionales e inciden en el bienestar de la salud fa-

miliar (Ortiz, 1999). Actualmente, se prioriza la

atención primaria, a pesar de la resistencia al cam-

bio de los trabajadores de salud, los aspectos pre-

ventivo promocionales y el cuidado de los grupos

sociales sanos pero vulnerables. Consideramos que

el estudio de la familia y su problemática favorecerá

a la accesibilidad a los servicios salud. Nuestro estu-

dio aborda a la familia como contexto en el que se

desenvuelve el paciente con tuberculosis, la familia

puede comportarse como un factor protector o de

riesgo.

La población de Lima ha experimentado en las últi-

mas décadas muchos cambios, pero pocos tan llama-

tivos como los que se han producido en el ámbito de

la familia. Hasta hace unos años era relativamente

simple describir los hogares, porque una inmensa ma-

yoría se ajustaba a una misma estructura: el padre y

una madre unidos en matrimonio y los hijos biológi-

cos que habían nacido de esa unión, ocupándose la

madre de las labores reproductivas (domésticas y de

cuidado), mientras el padre desarrollaba tareas pro-

ductivas, destinadas a garantizar el sustento de la fa-

milia y ser la máxima autoridad de la familia. (Herre-

ra, 2000).

Un aspecto de la tuberculosis, como enfermedad in-

fecto contagiosa, es la exclusión social que genera. A

pesar de tener cura y existir tratamientos esquemáti-

cos subsidiados por el Estado, no se garantiza la mejo-

ría de la persona que la padece. Su interrelación con

la familia y su entorno social inmediatos son factores

determinantes en su proceso de curación (MINSA,

2009).

La tuberculosis es una enfermedad que socialmente

genera prejuicios y se le considera un estigma. La con-

ducta más frecuente en los distintos países es tratar

de ocultar la enfermedad, lo que también incide en el

diagnóstico, tratamiento y desenlace (Colectivo de

autores, 2013).

De 30 mil peruanos, víctimas de este temible mal re-

portados el 2011, el 60 % de infectados se encuen-

tran en la ciudad de Lima (MINSA, 2009).

De allí que nuestro objetivo es determinar el estado

de Funcionalidad Familiar en pacientes con tubercu-

losis pulmonar.

MATERIALES Y MÉTODOS

Este estudio es cuantitativo, descriptivo y de corte

transversal. La población de familias de pacientes co-

rresponde a dos establecimientos de salud de la

Microred Los Olivos, el puesto de salud Sagrado

Corazón de Jesús y el centro materno infantil Juan

Pablo II. Se abordaron un total de 30 familias de los

pacientes que acuden al Programa de Control de

Tuberculosis - Estrategia Sanitaria Nacional de

Prevención y Control de la Tuberculosis (ESN -

PCTBC). Además, se consideró los siguientes crite-

rios de selección: paciente con tuberculosis sensible -

Esquema I, que acude al ESN - PCTBC y se excluyó a

la familias con menos de dos integrantes, pacientes

33Revista de Ciencia y Arte de Enfermería

multidrogo resistente y pacientes con alteraciones

mentales.

Consideraciones estadísticas

Se aplicó las pruebas estadísticas descriptivas bási-

cas con el programa SPSS 20. A su vez realizamos el

análisis estadístico inferencial elaborando tablas de

frecuencia y de porcentaje con los valores obtenidos.

Las variables cualitativas se presentan como gráfico

de sectores.

RESULTADOS

El total de familias de pacientes encuestados fueron

30. El mayor porcentaje de pacientes son mujeres

(n= 20) y representa el 66,7 % y, según su edad, el

mayor porcentaje de pacientes comprenden las eda-

des entre 18 a 29 años, los cuales hacen un total de

16 pacientes que representan el 53,3 %.

Gráfico 1. Distribución de las familias de los pacien-

tes con tuberculosis según el estado de funcionalidad

familiar

12 (40%)

8 (27%)

9 (30%)

1 (3%)

Normo Funcionales 18 20-

Leve Disfunción Familiar 14-17

Moderada Disfunción Familiar 10-13

Grave Disfunción Familiar 0-9

El gráfico 1 muestra el total de familias encuestados

según su estado de funcionalidad familiar, 12 (40

%) familias son normofuncionales; 8 (27 %) fami-

lias, leve disfuncionales; 9 (30 %) familias, mode-

rada disfuncionales y 1 (3 %) familia, grave disfun-

cional.

Respecto a la dimensión de Adaptabilidad, se evi-

dencia que 19 (63,3 %) pacientes reciben siempre

ayuda de su familia ante un problema o necesidad y

que solo un pequeño porcentaje (3,3 %) no recibe

ayuda de su familia ante un problema o necesidad.

En relación a la dimensión de Participación, se evi-

dencia que 13 (43,3 %) familias siempre hacen par-

tícipe de la toma de decisiones en la solución de sus

problemas, también se evidencia que ningún pa-

ciente (0 %) es excluido de la toma de decisiones en

la solución de sus problemas.

Analizando la dimensión de Ganancia, se evidencia

que el 50 % de las familias siempre aceptan y apoyan

deseos de emprender nuevas actividades y en un bajo

porcentaje los pacientes nunca sienten el apoyo fami-

liar (3,3 %).

En la dimensión Afecto, se evidencia que las fami-

lias siempre expresan afectos y responden a las emo-

ciones del paciente (26,7 %), pero también hay un

porcentaje donde las familias casi nunca expresan

afectos ni responden a las emociones del paciente

(26,7 %).

En la dimensión Recurso, se evidencia que las fami-

lias siempre comparten tiempo, espacio y dinero con

el paciente (36,6 %), pero un pequeño porcentaje ca-

si nunca comparte tiempo, espacio ni dinero con el

paciente 4 (13,3 %).

DISCUSIÓN

La investigación permitió determinar la funcionalidad

de las familias de los pacientes con tuberculosis y evi-

denciar la vulnerabilidad de la familia ante esta enfer-

medad.

Funcionalidad familiar en pacientes con tuberculosis pulmonar en áreas urbanas de Los Olivos – Lima Consejo Regional III Lima Metropolitana del Colegio de Enfermeros del Perú

Page 36: Re Vista Enfermer i a Final 2

34 Revista de Ciencia y Arte de Enfermería 35Revista de Ciencia y Arte de Enfermería

Las familias están cada vez más expuestas a proble-

mas de salud debido a diferentes factores, entre ellos,

biológicos, ambientales, sociales, culturales, etc., los

cuales generalmente no son percibidos por sus miem-

bros. Por lo tanto, es conveniente y oportuno iden-

tificar los problemas de la familia para elaborar estra-

tegias pertinentes acorde a la situación de cada una

de estas.

Los estudios de Gabriela Rodríguez (2004), Dulce

Méndez (2004), Luis Herrera (2007) y Teófilo

Ccoicca (2010), evaluaron la función familiar con el

instrumento APGAR. De los estudios señalados an-

teriormente dos fueron realizados en México, uno en

Venezuela y otro en Perú. En el caso de los tres ex-

tranjeros se trabajó con la población completa, y en

el estudio peruano, con una muestra de 285 alum-

nos.

Respecto a nuestro objetivo general que es determi-

nar la funcionalidad familiar, encontramos que die-

ciocho familias que representan el 60 % del total

son disfuncionales, y las doce familias que repre-

sentan el 40 % son funcionales. Estos hallazgos son

muy parecidos en los encontrados en los estudios de

Gabriela Rodríguez (2004), Teófilo Ccoicca (2010)

y María Ortiz (1999). Dos estudios son la excep-

ción, nos referimos a los estudios de Luis Herrera

(2007) y Silvia Reyes (2010) que dan como resulta-

do una mayor proporción de familias funcionales.

Las razones que explican esta mayor proporción de

familias funcionales se atribuye a que el estudio rea-

lizado por Herrera encontró más redes de apoyo so-

cial; en el caso del estudio realizado por Reyes

(2010) señala que la funcionalidad alta se debe al

afecto y comunicación entre los miembros de la fa-

milia.

En los estudios que presentan mayor proporción de

familias disfuncionales, el más parecido a nuestro es-

tudio es el desarrollado por Gabriela Rodríguez

(2004). Las familias disfuncionales en nuestra inves-

tigación son el 60 % y en el estudio de Rodríguez re-

presenta el 61 %, y las familias funcionales en nues-

tro estudio fue 40 % y en el estudio de Rodríguez re-

presenta el 39 %. Otra coincidencia es que trabaja-

mos con población completa y que fue abordada en

sus domicilios y en sus centros de salud.

Respecto a las dimensiones de nuestro estudio que

son Adaptabilidad, Participación, Ganancia, Afecto y

Recurso, podemos afirmar que el estudio de Teófilo

Ccoicca (2010) coincide con nuestro estudio en su

dimensión Afecto que es la más vulnerada, ya que las

familias nunca o casi nunca expresan su afecto.

CONCLUSIONES

Cuando aparece una enfermedad infectocontagiosa

como la tuberculosis se rompe la homeostasis fami-

liar y daña el funcionamiento familiar. La funcionali-

dad de la familia inuye en la adherencia, tratamiento

y asistencia al centro de salud.

REFERENCIAS

1. Colectivo de autores (2013). Enfermería Familiar y

Social. La Habana: Ciencias Médicas.

2. Darías, S. (2009). La familia como unidad de

Atención de la Enfermería. En: Campo Osaba MA.

Enfermería comunitaria, Vol.I. Colección Enfermería

S21. 2a ed. Madrid: Difusión de Avances de

Enfermería (DAE), p.166 – 177

3. Herrera, L., Quinteros, O. y Hernandez, M.

(2007). “Funcionalidad y red de apoyo familiar en pa-

cientes diabéticos. Tipo 2. Servicio de endocrinolo-

gía”, Academia, Vol. VI.

4. Herrera, P. (1997). La familia funcional y disfun-

cional, un indicador de salud. Rev Cubana Med gen

Integr, 13(6),591.

5. Herrera, P. (2000). Rol de género y funcionamien-

to familiar. Rev Cubana Med Gen Integr,16(6),568.

6. Méndez, D., Gómez, V., García, M., Pérez, J. y

Navarrete, A. (2004). Disfunción familiar y control

del paciente diabético tipo 2. Rev Med IMSS, 42.

7. Ministerio de Salud. (2009). Norma Técnica de la

Estrategia Nacional de la Tuberculosis. Perú.

8. Miranda, C. (2010). Bullying y Funcionalidad

Familiar en una Institución Educativa del distrito de

Comas (tesis de licenciatura en Psicología). Lima:

Universidad Nacional Federico Villarreal.

9. Organización Mundial de la Salud. (2014). Centro

de prensa. Web: http://www.who.int/mediacentre/

factsheets/fs104/e s/

10. Ortiz, M. (1999). La Salud Familiar. Rev Cubana

Med Gen Integr, 15(4),439.

11. Ortiz, M., Louro, I., Jiménez, L., y Silva, C.

(1999). “La salud familiar. Caracterización en un área

de salud”. Rev Cubana Med Gen Integr, v.15: 1-7.

12. Reyes, S., Valderrama, O., Ortega, K. y Chacón,

M. (2010). Funcionalidad familiar y estilos de vida

saludables. Asentamiento Humano Nuevo Paraíso-

distrito de Pativilca. Rev. Aporte Santiaguino, 3(2):

214 – 221.

13. Rodríguez, G. y Rodríguez, I. (2004). Disfunción

familiar en pacientes con insuficiencia renal crónica.

Rev Med IMSS, 42.

14. Vargas, I. (2013). Familia y Ciclo vital familiar.

Web: http://psiquiatria.facmed.unam.mx/doctos/ des-

carga s/4.1%20CICLO%20VITAL%20DE%20LA

%20FAM ILIA.pdf

Funcionalidad familiar en pacientes con tuberculosis pulmonar en áreas urbanas de Los Olivos – Lima Consejo Regional III Lima Metropolitana del Colegio de Enfermeros del Perú

Page 37: Re Vista Enfermer i a Final 2

34 Revista de Ciencia y Arte de Enfermería 35Revista de Ciencia y Arte de Enfermería

Las familias están cada vez más expuestas a proble-

mas de salud debido a diferentes factores, entre ellos,

biológicos, ambientales, sociales, culturales, etc., los

cuales generalmente no son percibidos por sus miem-

bros. Por lo tanto, es conveniente y oportuno iden-

tificar los problemas de la familia para elaborar estra-

tegias pertinentes acorde a la situación de cada una

de estas.

Los estudios de Gabriela Rodríguez (2004), Dulce

Méndez (2004), Luis Herrera (2007) y Teófilo

Ccoicca (2010), evaluaron la función familiar con el

instrumento APGAR. De los estudios señalados an-

teriormente dos fueron realizados en México, uno en

Venezuela y otro en Perú. En el caso de los tres ex-

tranjeros se trabajó con la población completa, y en

el estudio peruano, con una muestra de 285 alum-

nos.

Respecto a nuestro objetivo general que es determi-

nar la funcionalidad familiar, encontramos que die-

ciocho familias que representan el 60 % del total

son disfuncionales, y las doce familias que repre-

sentan el 40 % son funcionales. Estos hallazgos son

muy parecidos en los encontrados en los estudios de

Gabriela Rodríguez (2004), Teófilo Ccoicca (2010)

y María Ortiz (1999). Dos estudios son la excep-

ción, nos referimos a los estudios de Luis Herrera

(2007) y Silvia Reyes (2010) que dan como resulta-

do una mayor proporción de familias funcionales.

Las razones que explican esta mayor proporción de

familias funcionales se atribuye a que el estudio rea-

lizado por Herrera encontró más redes de apoyo so-

cial; en el caso del estudio realizado por Reyes

(2010) señala que la funcionalidad alta se debe al

afecto y comunicación entre los miembros de la fa-

milia.

En los estudios que presentan mayor proporción de

familias disfuncionales, el más parecido a nuestro es-

tudio es el desarrollado por Gabriela Rodríguez

(2004). Las familias disfuncionales en nuestra inves-

tigación son el 60 % y en el estudio de Rodríguez re-

presenta el 61 %, y las familias funcionales en nues-

tro estudio fue 40 % y en el estudio de Rodríguez re-

presenta el 39 %. Otra coincidencia es que trabaja-

mos con población completa y que fue abordada en

sus domicilios y en sus centros de salud.

Respecto a las dimensiones de nuestro estudio que

son Adaptabilidad, Participación, Ganancia, Afecto y

Recurso, podemos afirmar que el estudio de Teófilo

Ccoicca (2010) coincide con nuestro estudio en su

dimensión Afecto que es la más vulnerada, ya que las

familias nunca o casi nunca expresan su afecto.

CONCLUSIONES

Cuando aparece una enfermedad infectocontagiosa

como la tuberculosis se rompe la homeostasis fami-

liar y daña el funcionamiento familiar. La funcionali-

dad de la familia inuye en la adherencia, tratamiento

y asistencia al centro de salud.

REFERENCIAS

1. Colectivo de autores (2013). Enfermería Familiar y

Social. La Habana: Ciencias Médicas.

2. Darías, S. (2009). La familia como unidad de

Atención de la Enfermería. En: Campo Osaba MA.

Enfermería comunitaria, Vol.I. Colección Enfermería

S21. 2a ed. Madrid: Difusión de Avances de

Enfermería (DAE), p.166 – 177

3. Herrera, L., Quinteros, O. y Hernandez, M.

(2007). “Funcionalidad y red de apoyo familiar en pa-

cientes diabéticos. Tipo 2. Servicio de endocrinolo-

gía”, Academia, Vol. VI.

4. Herrera, P. (1997). La familia funcional y disfun-

cional, un indicador de salud. Rev Cubana Med gen

Integr, 13(6),591.

5. Herrera, P. (2000). Rol de género y funcionamien-

to familiar. Rev Cubana Med Gen Integr,16(6),568.

6. Méndez, D., Gómez, V., García, M., Pérez, J. y

Navarrete, A. (2004). Disfunción familiar y control

del paciente diabético tipo 2. Rev Med IMSS, 42.

7. Ministerio de Salud. (2009). Norma Técnica de la

Estrategia Nacional de la Tuberculosis. Perú.

8. Miranda, C. (2010). Bullying y Funcionalidad

Familiar en una Institución Educativa del distrito de

Comas (tesis de licenciatura en Psicología). Lima:

Universidad Nacional Federico Villarreal.

9. Organización Mundial de la Salud. (2014). Centro

de prensa. Web: http://www.who.int/mediacentre/

factsheets/fs104/e s/

10. Ortiz, M. (1999). La Salud Familiar. Rev Cubana

Med Gen Integr, 15(4),439.

11. Ortiz, M., Louro, I., Jiménez, L., y Silva, C.

(1999). “La salud familiar. Caracterización en un área

de salud”. Rev Cubana Med Gen Integr, v.15: 1-7.

12. Reyes, S., Valderrama, O., Ortega, K. y Chacón,

M. (2010). Funcionalidad familiar y estilos de vida

saludables. Asentamiento Humano Nuevo Paraíso-

distrito de Pativilca. Rev. Aporte Santiaguino, 3(2):

214 – 221.

13. Rodríguez, G. y Rodríguez, I. (2004). Disfunción

familiar en pacientes con insuficiencia renal crónica.

Rev Med IMSS, 42.

14. Vargas, I. (2013). Familia y Ciclo vital familiar.

Web: http://psiquiatria.facmed.unam.mx/doctos/ des-

carga s/4.1%20CICLO%20VITAL%20DE%20LA

%20FAM ILIA.pdf

Funcionalidad familiar en pacientes con tuberculosis pulmonar en áreas urbanas de Los Olivos – Lima Consejo Regional III Lima Metropolitana del Colegio de Enfermeros del Perú

Page 38: Re Vista Enfermer i a Final 2

36 Revista de Ciencia y Arte de Enfermería

Los que entráis aquí, perded toda esperanza .

(Advertencia escrita en el umbral de la puerta de “El

Infierno”, en La Divina Comedia de Dante Alighieri).

Salí después de haber conocido la cara del horror.

Estuve internado en Emergencia de EsSalud, del

Seguro Social del Perú, durante una semana, desde

el lunes 17 de marzo hasta el viernes 21 del mismo

mes, a causa de una brusca e inusitada baja de la

presión arterial. Mi cabeza me daba vueltas y co-

mencé a perder la visión y sumergirme en la oscuri-

dad, pude mantenerme en pie, dejar la computado-

ra y llegar a la sala. Allí perdí el equilibrio y me caí,

felizmente en forma suave, me cuidé de no golpear-

me especialmente la cabeza. Tuvieron que telefo-

near a emergencia, es así cómo ingresé al hospital.

Nunca en mi vida, hasta este momento, había sufri-

do tanto en carne propia y también en la ajena, la

miseria y la degradación humanas, el egoísmo y la

falta de solidaridad y la escandalosa falta de aten-

ción al asegurado lindante con lo criminal. Incluso

me sentí aludido cuando un empleado, “auxiliar de

enfermería”, dio a entender que los pacientes iban

allí para tener la comida porque en su casa, no tie-

nen nada que comer. Me pareció una actitud muy

mezquina y vejatoria del individuo, quise iden-

tificarlo, pero no alcancé a verlo. De no tener los pe-

ruanos mucho qué comer es cuestionable, y que al-

gunos busquen internarse en el hospital por aten-

ción indica la existencia de una pobreza remanente

y una falta de conocimiento de la actual condición

de trato a los pacientes. La existencia de pobreza es

siempre evidente, por ejemplo, en cada viaje del dis-

trito de San Miguel donde vivo (altura del colegio

Bartolomé Herrera) al hospital, suben al bus tres o

cuatro personas que chapuceramente y con el mis-

mo discurso buscan conmover los corazones y obte-

ner unos centavos.

SALA DE VEJÁMENES.CINCO DÍAS EN UN PABELLÓN DE EMERGENCIA

José Virgilio Mendo Romero Sociólogo en la Universidad Nacional Mayor de San MarcosEducación en la Universidad Nacional Enrique Guzmán y ValleDoctor en filosofía por la Universidad de Grenoble, Francia

Un somero análisis del modo de pensar del auxiliar

citado demuestra por lo menos estas cosas: una fal-

ta de identificación completa y acrítica con las polí-

ticas del hospital, pérdida de la noción de asistencia

social en salud o cómo la personalidad autoritaria y

la ideología de la dominación se reproduce y man-

tiene a través de la mente y el corazón de los que

más sufren la dominación. Estos se identifican con

el opresor porque así al menos pueden conservar el

puesto de trabajo, subsistir y asegurar el pan para

sus hijos.

Pero, retornemos al principio, me interné el lunes a

eso de las 9 de la noche. Cuando me saqué la ropa

para ponerme la clásica pijama de interno, sentí un

frío terrible especialmente en los pies y me puse a

tiritar fuertemente a pesar del calor de la estación.

Me llevaron en una camilla de la sala de recepción a

un pabellón de emergencia, debajo de una ventana

pequeña que, después, me di cuenta que era uno de

los dos únicos canales de ventilación, el otro era la

puerta de entrada de un pabellón de 24 camas, en

fila de a dos. Me informaron, luego, que existía un

pabellón similar contiguo y que ambos formaban

una sola unidad a cargo de un médico jefe, mejor

dicho a cargo de tres o cuatro médicos que supuesta

o realmente se turnan durante las 24 horas del día.

Dos días después conversé con una médica de con-

textura delgada que me hizo saber que ella era algo

así como la jefa del área de cardiología de emergen-

cia, lamentablemente, no le pregunté su nombre,

pero, por supuesto, es bastante conocida por el per-

sonal de la sala y pude informarme algo respecto de

la estructura funcional del servicio de emergencia.

¿Quién de los usuarios de EsSalud lo sabe?

Indudablemente, no los aportantes, a ellos nunca se

EN

SA

YO

S

37Revista de Ciencia y Arte de Enfermería

les permite saber. La ausencia de participación, el

silencio, el mutismo de los médicos y el desdén de

estos hacia los pacientes, es una parte de la política

autoritaria vigente en toda esa institución. Pareciera

que se trata de impedir la participación de los ase-

gurados en el presente y futuro de EsSalud, a pesar

de que sin sus aportes no podría existir. Se tiende a

convertir al paciente en un mero objeto de las políti-

cas de salud y de los médicos que allí trabajan. La

comunicación debiera ser una característica funda-

mental de las políticas institucionales de salud pues-

to que, como bien lo saben los médicos, el trata-

miento de los pacientes es también psicológico, de

soporte emocional, es decir, integral. Sin embargo,

la realidad es dramáticamente distinta y contraria.

En el Perú, las instituciones de sanidad son lugares

en el que la comunicación se ha suprimido, la inco-

municación es casi absoluta. EsSalud es una de las

instituciones más conservadoras y antidemocráti-

cas del país.

Esa misma noche llegó alguien para sacarme una

muestra de sangre. Yo no dudé un instante y extendí

el brazo. Al mismo tiempo que me extraía sangre,

sentí pinchazos en algunas partes de la mano, pen-

sé que eso era admisible porque supuse que era pa-

ra tener muestras pequeñas para análisis espe-

cíficos. Me acordé del médico que vino al poco rato

y me dijo: “Usted tiene un proceso grave”, y yo espe-

ré los sucesos posteriores con calma pero con ex-

pectativa. No podía imaginarme que esas palabras,

dichas hasta cierto punto en forma premeditada-

mente abrupta, estaban dirigidas a acondicionar al

enfermo para lograr su pasividad.

El día siguiente, martes, me desperté más o menos

a las seis de la mañana, como es mi costumbre. A

las siete comenzó el movimiento de los paramédi-

cos. Yo había pasado la noche incómodo, sin al-

mohada, sobre una colchoneta dura y en una cami-

lla tan estrecha que casi sobraba mi cuerpo. Había

que dormir de espaldas y rígido, sin poder doblar las

rodillas ni hacerse de lado para descansar de costa-

do. Reparé que mi camilla estaba al extremo de la

puerta de entrada que es por donde comienzan los

paramédicos a asear a los enfermos y cambiarles

las sábanas, por consiguiente, yo era el último en

ser atendido. En el interín, la encargada de repartir

la comida había dejado, en forma silenciosa y sin

decir palabra alguna, la bandeja del desayuno por

eso no me percaté de ello. Esta persona, al regresar,

retiró la vajilla de manera también sigilosa, con una

indiferencia absoluta y me quedé sin desayuno. Era

apenas el comienzo de mi estadía en emergencia.

Yo había pensado salir de inmediato, ese mismo

día. La pareja de “técnicos” llegaron por fin a mi lu-

gar, técnicos, llamados así gracias a una cla-

sificación atrabiliaria pero con sentido social preci-

so. Me arreglaron las sábanas y la colcha y me pu-

sieron un pañal, para adultos, se entiende. En ese

momento la evidencia cayó como un baldazo de

agua fría: ¡En la sala de emergencia en la que estaba

no habían servicios higiénicos! Por lo menos no los

había para los pacientes, pero sí para el personal de

salud que trabaja allí. Los pacientes se veían preci-

sados a hacer todas sus necesidades en las “chatas”

o en los pañales, pero había que tener en cuenta

que estos últimos –los pañales– no podían ser cam-

biados sino solo una vez cada 24 horas. Hubo una

ocasión en que se acabaron los pañales en el alma-

cén, y alguien me consiguió uno, pero de talla más

pequeña. No ceso de preguntarme sobre el hecho

insólito de que una sala de emergencia de un hospi-

tal carezca de servicios higiénicos para los pacien-

tes. Este hecho debe averiguarse y, dado el caso,

sancionarse. Las políticas de salud deben ser objeto

de discusión y de control públicos porque es la me-

jor medida para preservar la estabilidad de las insti-

tuciones del Estado, ¿o estoy pidiendo peras al ol-

mo? Seguramente esto último, porque la corrupción

que dio lugar al dicho de González Prada “donde se

pone el dedo, salta la pus”, está muy presente y has-

ta se acrecienta en el Perú de estos últimos años.

Pero lo más grave e increíble es lo siguiente: los “téc-

nicos” cambian las sábanas, limpian y “bañan” a los

enfermos en la cama, ¡con las manos enfundadas

en los mismos guantes con los que comenzaron su

labor desde la primera cama! Esto es un verdadero

atentado contra la salud de los pacientes. No me pa-

rece ni un descuido ni una falta sino un delito y de la

mayor gravedad. Debe investigarse y sancionarse

Consejo Regional III Lima Metropolitana del Colegio de Enfermeros del Perú

Page 39: Re Vista Enfermer i a Final 2

36 Revista de Ciencia y Arte de Enfermería

Los que entráis aquí, perded toda esperanza .

(Advertencia escrita en el umbral de la puerta de “El

Infierno”, en La Divina Comedia de Dante Alighieri).

Salí después de haber conocido la cara del horror.

Estuve internado en Emergencia de EsSalud, del

Seguro Social del Perú, durante una semana, desde

el lunes 17 de marzo hasta el viernes 21 del mismo

mes, a causa de una brusca e inusitada baja de la

presión arterial. Mi cabeza me daba vueltas y co-

mencé a perder la visión y sumergirme en la oscuri-

dad, pude mantenerme en pie, dejar la computado-

ra y llegar a la sala. Allí perdí el equilibrio y me caí,

felizmente en forma suave, me cuidé de no golpear-

me especialmente la cabeza. Tuvieron que telefo-

near a emergencia, es así cómo ingresé al hospital.

Nunca en mi vida, hasta este momento, había sufri-

do tanto en carne propia y también en la ajena, la

miseria y la degradación humanas, el egoísmo y la

falta de solidaridad y la escandalosa falta de aten-

ción al asegurado lindante con lo criminal. Incluso

me sentí aludido cuando un empleado, “auxiliar de

enfermería”, dio a entender que los pacientes iban

allí para tener la comida porque en su casa, no tie-

nen nada que comer. Me pareció una actitud muy

mezquina y vejatoria del individuo, quise iden-

tificarlo, pero no alcancé a verlo. De no tener los pe-

ruanos mucho qué comer es cuestionable, y que al-

gunos busquen internarse en el hospital por aten-

ción indica la existencia de una pobreza remanente

y una falta de conocimiento de la actual condición

de trato a los pacientes. La existencia de pobreza es

siempre evidente, por ejemplo, en cada viaje del dis-

trito de San Miguel donde vivo (altura del colegio

Bartolomé Herrera) al hospital, suben al bus tres o

cuatro personas que chapuceramente y con el mis-

mo discurso buscan conmover los corazones y obte-

ner unos centavos.

SALA DE VEJÁMENES.CINCO DÍAS EN UN PABELLÓN DE EMERGENCIA

José Virgilio Mendo Romero Sociólogo en la Universidad Nacional Mayor de San MarcosEducación en la Universidad Nacional Enrique Guzmán y ValleDoctor en filosofía por la Universidad de Grenoble, Francia

Un somero análisis del modo de pensar del auxiliar

citado demuestra por lo menos estas cosas: una fal-

ta de identificación completa y acrítica con las polí-

ticas del hospital, pérdida de la noción de asistencia

social en salud o cómo la personalidad autoritaria y

la ideología de la dominación se reproduce y man-

tiene a través de la mente y el corazón de los que

más sufren la dominación. Estos se identifican con

el opresor porque así al menos pueden conservar el

puesto de trabajo, subsistir y asegurar el pan para

sus hijos.

Pero, retornemos al principio, me interné el lunes a

eso de las 9 de la noche. Cuando me saqué la ropa

para ponerme la clásica pijama de interno, sentí un

frío terrible especialmente en los pies y me puse a

tiritar fuertemente a pesar del calor de la estación.

Me llevaron en una camilla de la sala de recepción a

un pabellón de emergencia, debajo de una ventana

pequeña que, después, me di cuenta que era uno de

los dos únicos canales de ventilación, el otro era la

puerta de entrada de un pabellón de 24 camas, en

fila de a dos. Me informaron, luego, que existía un

pabellón similar contiguo y que ambos formaban

una sola unidad a cargo de un médico jefe, mejor

dicho a cargo de tres o cuatro médicos que supuesta

o realmente se turnan durante las 24 horas del día.

Dos días después conversé con una médica de con-

textura delgada que me hizo saber que ella era algo

así como la jefa del área de cardiología de emergen-

cia, lamentablemente, no le pregunté su nombre,

pero, por supuesto, es bastante conocida por el per-

sonal de la sala y pude informarme algo respecto de

la estructura funcional del servicio de emergencia.

¿Quién de los usuarios de EsSalud lo sabe?

Indudablemente, no los aportantes, a ellos nunca se

EN

SA

YO

S

37Revista de Ciencia y Arte de Enfermería

les permite saber. La ausencia de participación, el

silencio, el mutismo de los médicos y el desdén de

estos hacia los pacientes, es una parte de la política

autoritaria vigente en toda esa institución. Pareciera

que se trata de impedir la participación de los ase-

gurados en el presente y futuro de EsSalud, a pesar

de que sin sus aportes no podría existir. Se tiende a

convertir al paciente en un mero objeto de las políti-

cas de salud y de los médicos que allí trabajan. La

comunicación debiera ser una característica funda-

mental de las políticas institucionales de salud pues-

to que, como bien lo saben los médicos, el trata-

miento de los pacientes es también psicológico, de

soporte emocional, es decir, integral. Sin embargo,

la realidad es dramáticamente distinta y contraria.

En el Perú, las instituciones de sanidad son lugares

en el que la comunicación se ha suprimido, la inco-

municación es casi absoluta. EsSalud es una de las

instituciones más conservadoras y antidemocráti-

cas del país.

Esa misma noche llegó alguien para sacarme una

muestra de sangre. Yo no dudé un instante y extendí

el brazo. Al mismo tiempo que me extraía sangre,

sentí pinchazos en algunas partes de la mano, pen-

sé que eso era admisible porque supuse que era pa-

ra tener muestras pequeñas para análisis espe-

cíficos. Me acordé del médico que vino al poco rato

y me dijo: “Usted tiene un proceso grave”, y yo espe-

ré los sucesos posteriores con calma pero con ex-

pectativa. No podía imaginarme que esas palabras,

dichas hasta cierto punto en forma premeditada-

mente abrupta, estaban dirigidas a acondicionar al

enfermo para lograr su pasividad.

El día siguiente, martes, me desperté más o menos

a las seis de la mañana, como es mi costumbre. A

las siete comenzó el movimiento de los paramédi-

cos. Yo había pasado la noche incómodo, sin al-

mohada, sobre una colchoneta dura y en una cami-

lla tan estrecha que casi sobraba mi cuerpo. Había

que dormir de espaldas y rígido, sin poder doblar las

rodillas ni hacerse de lado para descansar de costa-

do. Reparé que mi camilla estaba al extremo de la

puerta de entrada que es por donde comienzan los

paramédicos a asear a los enfermos y cambiarles

las sábanas, por consiguiente, yo era el último en

ser atendido. En el interín, la encargada de repartir

la comida había dejado, en forma silenciosa y sin

decir palabra alguna, la bandeja del desayuno por

eso no me percaté de ello. Esta persona, al regresar,

retiró la vajilla de manera también sigilosa, con una

indiferencia absoluta y me quedé sin desayuno. Era

apenas el comienzo de mi estadía en emergencia.

Yo había pensado salir de inmediato, ese mismo

día. La pareja de “técnicos” llegaron por fin a mi lu-

gar, técnicos, llamados así gracias a una cla-

sificación atrabiliaria pero con sentido social preci-

so. Me arreglaron las sábanas y la colcha y me pu-

sieron un pañal, para adultos, se entiende. En ese

momento la evidencia cayó como un baldazo de

agua fría: ¡En la sala de emergencia en la que estaba

no habían servicios higiénicos! Por lo menos no los

había para los pacientes, pero sí para el personal de

salud que trabaja allí. Los pacientes se veían preci-

sados a hacer todas sus necesidades en las “chatas”

o en los pañales, pero había que tener en cuenta

que estos últimos –los pañales– no podían ser cam-

biados sino solo una vez cada 24 horas. Hubo una

ocasión en que se acabaron los pañales en el alma-

cén, y alguien me consiguió uno, pero de talla más

pequeña. No ceso de preguntarme sobre el hecho

insólito de que una sala de emergencia de un hospi-

tal carezca de servicios higiénicos para los pacien-

tes. Este hecho debe averiguarse y, dado el caso,

sancionarse. Las políticas de salud deben ser objeto

de discusión y de control públicos porque es la me-

jor medida para preservar la estabilidad de las insti-

tuciones del Estado, ¿o estoy pidiendo peras al ol-

mo? Seguramente esto último, porque la corrupción

que dio lugar al dicho de González Prada “donde se

pone el dedo, salta la pus”, está muy presente y has-

ta se acrecienta en el Perú de estos últimos años.

Pero lo más grave e increíble es lo siguiente: los “téc-

nicos” cambian las sábanas, limpian y “bañan” a los

enfermos en la cama, ¡con las manos enfundadas

en los mismos guantes con los que comenzaron su

labor desde la primera cama! Esto es un verdadero

atentado contra la salud de los pacientes. No me pa-

rece ni un descuido ni una falta sino un delito y de la

mayor gravedad. Debe investigarse y sancionarse

Consejo Regional III Lima Metropolitana del Colegio de Enfermeros del Perú

Page 40: Re Vista Enfermer i a Final 2

38 Revista de Ciencia y Arte de Enfermería 39Revista de Ciencia y Arte de Enfermería

debidamente, aunque tengo nuevamente la sensa-

ción de estar pidiendo peras al olmo. Entonces vi-

nieron a mi memoria mis lecturas: los denodados y

dramáticos esfuerzos del médico austro-húngaro

Semmelweis que permitieron identificar, en su clíni-

ca de Viena, a mediados del siglo XIX, una “sustan-

cia cadavérica” que médicos y practicantes trans-

portaban sin saberlo, al manipular los cadáveres,

sustancia mediante la cual se propagaban las enfer-

medades o, mejor dicho, las infecciones. No se ha-

bía descubierto todavía la importancia y necesidad

de lavarse las manos. Poco tiempo después, Luis

Pasteur en Francia descubrió los microbios, seguido

por Roberto Koch en Alemania. En la sala de emer-

gencia del hospital, estábamos viviendo, entonces,

una regresión de casi 200 años, a enorme distancia

de la fundación de las ciencias médicas y de los es-

pectaculares avances actuales. Pero, a diferencia de

Austria que fue por ignorancia y omisión, esta regre-

sión en el Perú es por cinismo, por agresión al pa-

ciente y por vileza, o por cálculo económico y hosti-

lización para propiciar la emigración hacia las em-

presas de salud privadas.

El “desayuno” consistió en una tostada rozada con

mermelada, un poco de jugo de papaya y menos de

la mitad de una taza de avena. La señora Baffigo,

presidenta de EsSalud, o, en su defecto, algún inge-

nioso predecesor suyo, ha reinventado el concepto

de “dieta” y bajo este apelativo evita proporcionar la

cantidad necesaria de calorías según la OMS, para

que cada persona pueda vivir. En realidad, el pa-

ciente internado y sano necesitaría, en principio, me-

nos calorías porque se encuentra inmovilizado, pos-

trado a la fuerza en la camilla, lo cual calza muy

bien con la política de “ahorro” de EsSalud. No quie-

ro ser demasiado prejuicioso, pero no resisto con-

signarlo: pareciera que la política de EsSalud es

mantener inmóvil al paciente e imaginarse que está

sano a fin de que este no requiera mayor consumo

de calorías y la alimentación que reciba no le con-

duzca a la inanición. En otras palabras: se trata de

matarlo de hambre.

A mediodía llegó la “dieta”. En el hospital ya no se

habla de almuerzo, esta palabra está proscrita y na-

die osa pronunciarla, se la ha expurgado del voca-

bulario de la sala de emergencia o quizá de todo el

hospital. La comida no se sirve en platos indepen-

dientes, sino en una bandeja sólida a la cual se le

han practicado hendiduras ad-hoc, acondicionán-

dolas para que allí quepen las raciones. La dieta es

homogénea. Todos los días se tiene que comer, con

pequeñas variaciones, siempre lo mismo, el consa-

bido puré de papas equivalente a la cuarta parte de

una papa mediana sin más componentes que agua

y sal, una sopa de trigo a veces con un poco de ver-

duras y un “postre” de maicena o algo parecido, y

eso es todo. Nada de frutas, nada de huevos, nada

de pollo, nada de carne, pescado o lácteos que es lo

que, en principio, más necesitan los enfermos. Me

pregunto por qué tienen que dar puré y no la papa

entera. Hay que notar que este “almuerzo” no com-

prende ni un solo vaso de jugo, infusión o agua pura

simplemente. El arroz, que, si bien tiene poco valor

proteínico y es de necesidad cotidiana de las inmen-

sas masas populares, brilla por su ausencia. Un au-

xiliar de enfermería me quiso convencer: “la dieta

no supone una alimentación deficiente, porque en

determinados casos, puede venir con pollo, huevos,

carne, etc.”, palabras que confirman que la dieta es

mala, salvo determinadas ocasiones. Por otra parte,

esas “determinadas ocasiones” nunca llegaron en

los cinco días que estuve en emergencia, y los pa-

cientes a quienes pregunté, me confirmaron que nin-

guno había visto ni oído tal cosa. Habría que revisar

fuentes: estadísticas, presupuestos, gastos, provee-

dores, “lobbies”, etc., pero hacer esta clase de in-

vestigaciones es muy peligroso en el Perú y el inves-

tigador puede terminar en manos de un sicario…

¿Cuánto cuesta una vida en el Perú? ¿Cuánto gasta

EsSalud en alimentación de cada paciente interna-

do? Son dos misterios insondables.

A la una y media de la tarde llegó a verme uno de

mis hijos. ¡Cuánto le agradecí su visita! Hasta ese

momento me encontraba sin poder comunicarme

con nadie y temía profundamente quedarme com-

pletamente aislado, que es el peor castigo que pue-

de recibir un recluido. Los celulares estaban prohi-

bidos, no solo por orden médica, sino por el latroci-

nio seguro. En ese momento comencé a asociar, ca-

si automáticamente, mi situación con la de los pri-

sioneros calificados de “alta peligrosidad”, de la pri-

s ión que los nor teamericanos t ienen en

Guantánamo. La visita de mi hijo me produjo gran

alegría. Él tuvo que retirarse para dejar el turno a mi

hija, quien llegó con tres pañales y un rollo de papel

higiénico que en ese momento no los valoré tanto

como en las horas posteriores.

No recuerdo a qué hora de la tarde alguien se acercó

a mi cama a sacarme sangre. “¡Otra vez!”, exclamé.

Pero mansamente estiré el brazo y la persona obtu-

vo fácilmente la sangre.

Ese día me pareció ver a una enfermera, hacer in-

gresar al pabellón, a eso de las 6:45 de la tarde,

aprovechando el cambio de guardia, un paquete

que contenía aparentemente guantes blancos y pa-

ñales. Todo perfectamente coordinado. Los llama-

dos auxiliares de enfermería, así como los “técni-

cos”, habían sido convenientemente despachados

justo al término de su jornada. Ellos volaron fuera

del área de su trabajo en un santiamén. “¡Al fin li-

bres, para lo que nos pagan! … Me pareció igual-

mente ver a una de las enfermeras abrir el paquete y

acondicionar los materiales a lo largo de su cuerpo,

ponerse su chaqueta encima y salir del local, para

dar paso al nuevo turno que empezaba a las 7 pm.

El día miércoles, en la mañana, observé lo que ha-

bía visto en octubre de 2011 cuando me interné en

el mismo hospital para operarme del corazón (ope-

ración que, por otra parte, fue un completo éxito,

reveladora del alto grado de pericia y profesionali-

dad de los galenos de EsSalud). Observé, decía, una

estratificación rígida -como castas- entre los diver-

sos trabajadores del piso. La asociación con la famo-

sa novela de ciencia-ficción escrita en 1930 por el

inglés Aldous Huxley, Un mundo feliz, fue inevita-

ble. Los criterios de clasificación coincidían con los

de Huxley. En la cúspide, reinando omnipotentes,

los médicos, que eran, por lo general, más altos, de

piel más clara que lo común, poco comunicativos y

desdeñosos. Un poco más abajo, pero mediando un

abismo, las enfermeras, generalmente de talla me-

diana, encargadas de acondicionar a los pacientes

para la visita médica, atender algunos casos que im-

pliquen decisiones, preparar informes. Luego, los o

las auxiliares de enfermería, encargados de ciertas

tareas más operativas y bajo las órdenes de las en-

fermeras como, tomar la presión, poner inyeccio-

nes, atender algunas peticiones de los pacientes.

Casi no tienen mayor distingo fisonómico respecto

de las enfermeras, aunque sí funcional. Un escalón

más abajo están los llamados “técnicos de salud”,

de aspecto un poco desgarbado, encargados gene-

ralmente en parejas, de tareas más duras y desagra-

dables como cambiar las sábanas a los pacientes

todos los días, antes de desayunar, “bañarlos” en la

cama, quitarles el pañal, recoger con todo cuidado

la orina acumulada y los excrementos, limpiarles las

nalgas, el ano y los genitales. En emergencia, esta

tarea les lleva seis horas, de 07:00 a 13:00 horas,

que es la duración de su jornada de trabajo, tiempo

en el cual deben haber atendido a casi 50 pacien-

tes, es decir, de 48 a 50 camillas. Debajo de este

escalón está el personal de aseo de los pisos, encar-

gados de recoger la basura y de acondicionar la ropa

sucia para la lavandería. Y luego viene el personal

responsable de la alimentación, en el que hay que

distinguir tres estratos: los “profesionales” como nu-

tricionistas, etc., los cocineros y el personal de dis-

tribución de las bandejas a los pacientes, que es el

escalón más menospreciado del sistema. Hay otros,

como los almaceneros, etc. Quiero recalcar algunas

cosas: el personal de servicio y las repartidoras de

bandejas de comida exhiben inconfundibles rasgos

andinos, son generalmente mujeres y su talla no lle-

ga a 1.55 m. Seguramente la conciencia de su si-

tuación de postergación les hace caminar con la “ca-

beza gacha”, no miran de frente sino al piso. Existe

una estricta demarcación de funciones, es decir, las

personas de un “rango social más alto” se cuidan

mucho de no desempeñar las funciones que han si-

do asignadas a estratos más bajos.

A eso de mediodía vino alguien a sacarme sangre, y

lo consiguió sin ningún reparo por mi parte. Pero lue-

go me puse a pensar, ¿es que todos los días me van

a sacar sangre, y para qué? ¿Cuáles son los resulta-

dos? Los médicos son absolutamente herméticos,

hay una disposición que figura en un lugar promi-

Consejo Regional III Lima Metropolitana del Colegio de Enfermeros del PerúSala de vejámenes. Cinco días en un pabellón de emergencia

Page 41: Re Vista Enfermer i a Final 2

38 Revista de Ciencia y Arte de Enfermería 39Revista de Ciencia y Arte de Enfermería

debidamente, aunque tengo nuevamente la sensa-

ción de estar pidiendo peras al olmo. Entonces vi-

nieron a mi memoria mis lecturas: los denodados y

dramáticos esfuerzos del médico austro-húngaro

Semmelweis que permitieron identificar, en su clíni-

ca de Viena, a mediados del siglo XIX, una “sustan-

cia cadavérica” que médicos y practicantes trans-

portaban sin saberlo, al manipular los cadáveres,

sustancia mediante la cual se propagaban las enfer-

medades o, mejor dicho, las infecciones. No se ha-

bía descubierto todavía la importancia y necesidad

de lavarse las manos. Poco tiempo después, Luis

Pasteur en Francia descubrió los microbios, seguido

por Roberto Koch en Alemania. En la sala de emer-

gencia del hospital, estábamos viviendo, entonces,

una regresión de casi 200 años, a enorme distancia

de la fundación de las ciencias médicas y de los es-

pectaculares avances actuales. Pero, a diferencia de

Austria que fue por ignorancia y omisión, esta regre-

sión en el Perú es por cinismo, por agresión al pa-

ciente y por vileza, o por cálculo económico y hosti-

lización para propiciar la emigración hacia las em-

presas de salud privadas.

El “desayuno” consistió en una tostada rozada con

mermelada, un poco de jugo de papaya y menos de

la mitad de una taza de avena. La señora Baffigo,

presidenta de EsSalud, o, en su defecto, algún inge-

nioso predecesor suyo, ha reinventado el concepto

de “dieta” y bajo este apelativo evita proporcionar la

cantidad necesaria de calorías según la OMS, para

que cada persona pueda vivir. En realidad, el pa-

ciente internado y sano necesitaría, en principio, me-

nos calorías porque se encuentra inmovilizado, pos-

trado a la fuerza en la camilla, lo cual calza muy

bien con la política de “ahorro” de EsSalud. No quie-

ro ser demasiado prejuicioso, pero no resisto con-

signarlo: pareciera que la política de EsSalud es

mantener inmóvil al paciente e imaginarse que está

sano a fin de que este no requiera mayor consumo

de calorías y la alimentación que reciba no le con-

duzca a la inanición. En otras palabras: se trata de

matarlo de hambre.

A mediodía llegó la “dieta”. En el hospital ya no se

habla de almuerzo, esta palabra está proscrita y na-

die osa pronunciarla, se la ha expurgado del voca-

bulario de la sala de emergencia o quizá de todo el

hospital. La comida no se sirve en platos indepen-

dientes, sino en una bandeja sólida a la cual se le

han practicado hendiduras ad-hoc, acondicionán-

dolas para que allí quepen las raciones. La dieta es

homogénea. Todos los días se tiene que comer, con

pequeñas variaciones, siempre lo mismo, el consa-

bido puré de papas equivalente a la cuarta parte de

una papa mediana sin más componentes que agua

y sal, una sopa de trigo a veces con un poco de ver-

duras y un “postre” de maicena o algo parecido, y

eso es todo. Nada de frutas, nada de huevos, nada

de pollo, nada de carne, pescado o lácteos que es lo

que, en principio, más necesitan los enfermos. Me

pregunto por qué tienen que dar puré y no la papa

entera. Hay que notar que este “almuerzo” no com-

prende ni un solo vaso de jugo, infusión o agua pura

simplemente. El arroz, que, si bien tiene poco valor

proteínico y es de necesidad cotidiana de las inmen-

sas masas populares, brilla por su ausencia. Un au-

xiliar de enfermería me quiso convencer: “la dieta

no supone una alimentación deficiente, porque en

determinados casos, puede venir con pollo, huevos,

carne, etc.”, palabras que confirman que la dieta es

mala, salvo determinadas ocasiones. Por otra parte,

esas “determinadas ocasiones” nunca llegaron en

los cinco días que estuve en emergencia, y los pa-

cientes a quienes pregunté, me confirmaron que nin-

guno había visto ni oído tal cosa. Habría que revisar

fuentes: estadísticas, presupuestos, gastos, provee-

dores, “lobbies”, etc., pero hacer esta clase de in-

vestigaciones es muy peligroso en el Perú y el inves-

tigador puede terminar en manos de un sicario…

¿Cuánto cuesta una vida en el Perú? ¿Cuánto gasta

EsSalud en alimentación de cada paciente interna-

do? Son dos misterios insondables.

A la una y media de la tarde llegó a verme uno de

mis hijos. ¡Cuánto le agradecí su visita! Hasta ese

momento me encontraba sin poder comunicarme

con nadie y temía profundamente quedarme com-

pletamente aislado, que es el peor castigo que pue-

de recibir un recluido. Los celulares estaban prohi-

bidos, no solo por orden médica, sino por el latroci-

nio seguro. En ese momento comencé a asociar, ca-

si automáticamente, mi situación con la de los pri-

sioneros calificados de “alta peligrosidad”, de la pri-

s ión que los nor teamericanos t ienen en

Guantánamo. La visita de mi hijo me produjo gran

alegría. Él tuvo que retirarse para dejar el turno a mi

hija, quien llegó con tres pañales y un rollo de papel

higiénico que en ese momento no los valoré tanto

como en las horas posteriores.

No recuerdo a qué hora de la tarde alguien se acercó

a mi cama a sacarme sangre. “¡Otra vez!”, exclamé.

Pero mansamente estiré el brazo y la persona obtu-

vo fácilmente la sangre.

Ese día me pareció ver a una enfermera, hacer in-

gresar al pabellón, a eso de las 6:45 de la tarde,

aprovechando el cambio de guardia, un paquete

que contenía aparentemente guantes blancos y pa-

ñales. Todo perfectamente coordinado. Los llama-

dos auxiliares de enfermería, así como los “técni-

cos”, habían sido convenientemente despachados

justo al término de su jornada. Ellos volaron fuera

del área de su trabajo en un santiamén. “¡Al fin li-

bres, para lo que nos pagan! … Me pareció igual-

mente ver a una de las enfermeras abrir el paquete y

acondicionar los materiales a lo largo de su cuerpo,

ponerse su chaqueta encima y salir del local, para

dar paso al nuevo turno que empezaba a las 7 pm.

El día miércoles, en la mañana, observé lo que ha-

bía visto en octubre de 2011 cuando me interné en

el mismo hospital para operarme del corazón (ope-

ración que, por otra parte, fue un completo éxito,

reveladora del alto grado de pericia y profesionali-

dad de los galenos de EsSalud). Observé, decía, una

estratificación rígida -como castas- entre los diver-

sos trabajadores del piso. La asociación con la famo-

sa novela de ciencia-ficción escrita en 1930 por el

inglés Aldous Huxley, Un mundo feliz, fue inevita-

ble. Los criterios de clasificación coincidían con los

de Huxley. En la cúspide, reinando omnipotentes,

los médicos, que eran, por lo general, más altos, de

piel más clara que lo común, poco comunicativos y

desdeñosos. Un poco más abajo, pero mediando un

abismo, las enfermeras, generalmente de talla me-

diana, encargadas de acondicionar a los pacientes

para la visita médica, atender algunos casos que im-

pliquen decisiones, preparar informes. Luego, los o

las auxiliares de enfermería, encargados de ciertas

tareas más operativas y bajo las órdenes de las en-

fermeras como, tomar la presión, poner inyeccio-

nes, atender algunas peticiones de los pacientes.

Casi no tienen mayor distingo fisonómico respecto

de las enfermeras, aunque sí funcional. Un escalón

más abajo están los llamados “técnicos de salud”,

de aspecto un poco desgarbado, encargados gene-

ralmente en parejas, de tareas más duras y desagra-

dables como cambiar las sábanas a los pacientes

todos los días, antes de desayunar, “bañarlos” en la

cama, quitarles el pañal, recoger con todo cuidado

la orina acumulada y los excrementos, limpiarles las

nalgas, el ano y los genitales. En emergencia, esta

tarea les lleva seis horas, de 07:00 a 13:00 horas,

que es la duración de su jornada de trabajo, tiempo

en el cual deben haber atendido a casi 50 pacien-

tes, es decir, de 48 a 50 camillas. Debajo de este

escalón está el personal de aseo de los pisos, encar-

gados de recoger la basura y de acondicionar la ropa

sucia para la lavandería. Y luego viene el personal

responsable de la alimentación, en el que hay que

distinguir tres estratos: los “profesionales” como nu-

tricionistas, etc., los cocineros y el personal de dis-

tribución de las bandejas a los pacientes, que es el

escalón más menospreciado del sistema. Hay otros,

como los almaceneros, etc. Quiero recalcar algunas

cosas: el personal de servicio y las repartidoras de

bandejas de comida exhiben inconfundibles rasgos

andinos, son generalmente mujeres y su talla no lle-

ga a 1.55 m. Seguramente la conciencia de su si-

tuación de postergación les hace caminar con la “ca-

beza gacha”, no miran de frente sino al piso. Existe

una estricta demarcación de funciones, es decir, las

personas de un “rango social más alto” se cuidan

mucho de no desempeñar las funciones que han si-

do asignadas a estratos más bajos.

A eso de mediodía vino alguien a sacarme sangre, y

lo consiguió sin ningún reparo por mi parte. Pero lue-

go me puse a pensar, ¿es que todos los días me van

a sacar sangre, y para qué? ¿Cuáles son los resulta-

dos? Los médicos son absolutamente herméticos,

hay una disposición que figura en un lugar promi-

Consejo Regional III Lima Metropolitana del Colegio de Enfermeros del PerúSala de vejámenes. Cinco días en un pabellón de emergencia

Page 42: Re Vista Enfermer i a Final 2

nente de los hospitales y consultorios de EsSalud

donde se establece que el paciente tiene el derecho

de ser informado, pero todo el personal médico y pa-

ramédico hace letra muerta del asunto. Algún médi-

co me respondió que sí, que él había dispuesto la

medida de extraerme sangre, pero los demás se han

quedado callados, se han dado vuelta y se han ido.

Los encargados de sacar sangre, son expertos en sor-

tear las preguntas incómodas respecto de su identi-

dad. Son expertos en “dar la razón al cliente”, “sí, sí,

aquí tengo la orden”, pero no la muestra y, mientras

tanto, ya están pinchando. Según la normatividad

establecida, nadie, y mucho más dentro de un hos-

pital, puede sacar sangre a otro sin su consenti-

miento y previa identificación y orden del médico.

Eso no se observa en emergencia, allí reina la lasi-

tud total en cuanto a las reglas que norman la segu-

ridad de los pacientes y la institucionalidad de la

atención. Tengo temor de haber sido contagiado con

Sida.

El día jueves vino una señora que dijo llamarse

María Pérez. Fue la penúltima en sacarme sangre.

“¿Tiene la orden del médico? Sí, mi amor. ¿Su foto-

check? Sí, mi amor. ¿Su DNI entonces? Sí, mi

amor”, pero no me mostraba documento alguno y,

al mismo tiempo que hablaba, ella continuaba su

faena en mi brazo. Yo no dejaba de pensar en la

contradicción entre sus palabras dulces de folletín,

su aspecto físico (porque era ya entradita en años)

y su manera de proceder; esta mujer me sacó toda

la sangre que quiso. Al final, me mostró solamente

una lista de pacientes que debía visitar. Lo que pu-

de captar es que ella parecía ansiosa por terminar

su tarea, me dio la impresión de que si no cumplía

no le iban a pagar. ¿Quién formuló esa lista de pa-

cientes a los que se iba a sacar sangre? ¿Quién está

detrás de los “extractores” de sangre? ¿Para qué se

requiere tantas dosis de un paciente? ¿Cuál es el

destino de esa sangre o cuáles son los resultados

de los análisis?

¿Estos resultados están consignados en la historia

clínica del paciente internado? Debe haber una ex-

plicación transparente respecto del destino de la

sangre extraída a los pacientes. EsSalud está obliga-

da a hacerlo, aunque ello signifique, creer por mi

parte, que el olmo esta vez, puede dar peras.

Existe una disposición que obliga a portar un docu-

mento de identidad, generalmente fotochecks y con

mayor razón en una sala de emergencia, pero nadie

allí lo portaba, por eso, con la complicidad de todo

el mundo se podía suplantar funciones y tareas. El

área de Emergencia y EsSalud en general, tienen la

obligación de demostrar la legitimidad de las perso-

nas que trabajan allí. No hacerlo es una grave viola-

ción del reglamento, pero la señora Baffigo y aseso-

res no lo saben, son seráficamente inocentes.

He aquí estas otras perlas, si así se puede calificar a

cosas por lo demás reprobables. Un técnico o auxi-

liar se acercó a mi persona para darme una pastilla.

Recuerdo nítidamente el acto de coger la pastilla

con los dedos enfundados en guantes, y dármelo jun-

to con un vasito pequeño de agua. Yo, con un breve

sorbo tragué el medicamento pensando terminar el

resto de agua con otro sorbo, pero el joven me arre-

bató prácticamente el vaso de las manos e impidió

que terminara de beber. Me explicó, luego, que te-

nían que ahorrar porque el agua la compraban, no

era del caño. Ahorro nuevamente a costa de la salud

y de la vida de los pacientes. Observé que el joven

ese, se acercó luego a otras camas para realizar sus

tareas ¡sin cambiarse de guantes!, o sea que él sí se

protegió con guantes desde el comienzo de sus ta-

reas, pero no le importó contagiar a los pacientes a

medida en que transcurrían las horas y se acercaba

el final de su jornada. Pero ahí no termina la cosa.

Recién reparé que en el pabellón de emergencia no

había una sola jarra de agua para que los pacientes

puedan calmar su sed. Nadie tiene agua a su dispo-

sición en sus mesas de noche (mesas que se com-

parten con el paciente vecino). Nuevamente vino a

mi mente y con mayor fuerza, la asociación con

Guantánamo. No solamente se tortura allí a los pre-

sos privándoles de agua, sino también aquí en el

Perú, a los pacientes, con el agravante de que las

propias víctimas son los que financian su propio tor-

mento. Esa clase de tortura en Guantánamo ha sus-

citado la protesta internacional, no creo que en el

Perú sea menester una protesta igual porque estoy

seguro que esa falta de agua para beber es solo oca-

sional. Finalmente, dejo constancia de que en emer-

gencia, ningún enfermo se lava ni puede lavarse las

manos desde el momento de su ingreso, y no sigo

más, porque eso de lavarse las manos es elemental.

La atención en Emergencia es un gran escándalo de

nunca acabar.

El jueves me propuse seriamente salir de alta el día

siguiente. En la noche un médico de guardia dio su

asentimiento, puesto que, como lo supuse, esa baja

de la presión fue solo temporal debido a un exceso

de medicamentos que ya no necesitaba porque el

corazón está mejorando. El médico que esa misma

noche reemplazó al anterior y que se apellida

Gutiérrez, me informó que la orden de alta lo tenía

que dar el médico que hacía las visitas al día si-

guiente. Le pregunté si él había autorizado esas ex-

tracciones de sangre y me respondió que sí, e igual-

mente me respondió en forma afirmativa otro médi-

co al que no pude identificar.

El día viernes fue para mí de mucha expectativa.

Esperé la llegada de los médicos de turno, seguí su

trayectoria de cama en cama, poco a poco, pero, fal-

tando unas tres camas desaparecieron por encanto,

lo que demostraba que daban por terminada su visi-

ta sin auscultar a todos los pacientes como es su

obligación. Mi consternación fue completa. En ese

momento llegó, inusualmente temprano, un para-

médico para sacarme sangre. No escribo con signos

de admiración para que este testimonio no aparezca

plagado de ellos, mi sorpresa fue mayúscula. Tuve

la certeza de que había una mafia de vampiros que

se beneficiaban con la sangre de pacientes seleccio-

nados. El joven venía apurado porque al parecer, fue

avisado urgentemente y pensó que la presa se le es-

capaba. Había tenido la información oportuna y de-

bía sacarme sangre antes de que sea demasiado tar-

de. Me dio toda clase de explicaciones asintiendo a

todo. Sus documentos de identificación, “ahorita”

me los iba a mostrar, pero no los mostró, etc., y, al

mismo tiempo que hablaba iba haciendo su tarea,

ellos están bien entrenados. Lo que me faltó pregun-

tar es quién era el médico que le había enviado. Me

dejé sacar sangre porque fundamentalmente mi

mente estaba ocupada en otra cosa. En los cinco

días que estuve allí me sacaron sangre cinco veces.

Para salir, urdí la estratagema siguiente: levantarme

de la camilla, no importa si descalzo, caminar hacia

las oficinas de administración y exigir la orden de

alta. Así lo hice, puse la camilla de manera apropia-

da, bajé los pies, constaté que yo, evidentemente,

estaba débil. Los técnicos se dieron cuenta de mis

movimientos. Alarmados, uno corrió hacia mí y

otra, agilita como no la había visto antes, fue a avi-

sar al médico de turno. Este prometió a su vez que

ya venía a mi sitio, al poco rato lo hizo, le expliqué

los fundamentos de mi lugar, él accedió y me firmó

la orden respectiva. Vi que todos se habían movili-

zado y, sobre todo, me pareció ver mucho temor.

Con la orden de alta en la mano, no quedaba más

que esperar que fuera la una de la tarde y que vinie-

ra mi hijo trayéndome la ropa. Mientras tanto, llegó

el almuerzo que esta vez me pareció sabroso. Mi hi-

jo hizo al fin su aparición y así, padre e hijo, felices y

contentos, abandonamos el infierno. Le sacamos la

vuelta a Dante.

Lima, 25 de abril de 2014

Sala de vejámenes. Cinco días en un pabellón de emergencia Consejo Regional III Lima Metropolitana del Colegio de Enfermeros del Perú

41Revista de Ciencia y Arte de Enfermería40 Revista de Ciencia y Arte de Enfermería

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nente de los hospitales y consultorios de EsSalud

donde se establece que el paciente tiene el derecho

de ser informado, pero todo el personal médico y pa-

ramédico hace letra muerta del asunto. Algún médi-

co me respondió que sí, que él había dispuesto la

medida de extraerme sangre, pero los demás se han

quedado callados, se han dado vuelta y se han ido.

Los encargados de sacar sangre, son expertos en sor-

tear las preguntas incómodas respecto de su identi-

dad. Son expertos en “dar la razón al cliente”, “sí, sí,

aquí tengo la orden”, pero no la muestra y, mientras

tanto, ya están pinchando. Según la normatividad

establecida, nadie, y mucho más dentro de un hos-

pital, puede sacar sangre a otro sin su consenti-

miento y previa identificación y orden del médico.

Eso no se observa en emergencia, allí reina la lasi-

tud total en cuanto a las reglas que norman la segu-

ridad de los pacientes y la institucionalidad de la

atención. Tengo temor de haber sido contagiado con

Sida.

El día jueves vino una señora que dijo llamarse

María Pérez. Fue la penúltima en sacarme sangre.

“¿Tiene la orden del médico? Sí, mi amor. ¿Su foto-

check? Sí, mi amor. ¿Su DNI entonces? Sí, mi

amor”, pero no me mostraba documento alguno y,

al mismo tiempo que hablaba, ella continuaba su

faena en mi brazo. Yo no dejaba de pensar en la

contradicción entre sus palabras dulces de folletín,

su aspecto físico (porque era ya entradita en años)

y su manera de proceder; esta mujer me sacó toda

la sangre que quiso. Al final, me mostró solamente

una lista de pacientes que debía visitar. Lo que pu-

de captar es que ella parecía ansiosa por terminar

su tarea, me dio la impresión de que si no cumplía

no le iban a pagar. ¿Quién formuló esa lista de pa-

cientes a los que se iba a sacar sangre? ¿Quién está

detrás de los “extractores” de sangre? ¿Para qué se

requiere tantas dosis de un paciente? ¿Cuál es el

destino de esa sangre o cuáles son los resultados

de los análisis?

¿Estos resultados están consignados en la historia

clínica del paciente internado? Debe haber una ex-

plicación transparente respecto del destino de la

sangre extraída a los pacientes. EsSalud está obliga-

da a hacerlo, aunque ello signifique, creer por mi

parte, que el olmo esta vez, puede dar peras.

Existe una disposición que obliga a portar un docu-

mento de identidad, generalmente fotochecks y con

mayor razón en una sala de emergencia, pero nadie

allí lo portaba, por eso, con la complicidad de todo

el mundo se podía suplantar funciones y tareas. El

área de Emergencia y EsSalud en general, tienen la

obligación de demostrar la legitimidad de las perso-

nas que trabajan allí. No hacerlo es una grave viola-

ción del reglamento, pero la señora Baffigo y aseso-

res no lo saben, son seráficamente inocentes.

He aquí estas otras perlas, si así se puede calificar a

cosas por lo demás reprobables. Un técnico o auxi-

liar se acercó a mi persona para darme una pastilla.

Recuerdo nítidamente el acto de coger la pastilla

con los dedos enfundados en guantes, y dármelo jun-

to con un vasito pequeño de agua. Yo, con un breve

sorbo tragué el medicamento pensando terminar el

resto de agua con otro sorbo, pero el joven me arre-

bató prácticamente el vaso de las manos e impidió

que terminara de beber. Me explicó, luego, que te-

nían que ahorrar porque el agua la compraban, no

era del caño. Ahorro nuevamente a costa de la salud

y de la vida de los pacientes. Observé que el joven

ese, se acercó luego a otras camas para realizar sus

tareas ¡sin cambiarse de guantes!, o sea que él sí se

protegió con guantes desde el comienzo de sus ta-

reas, pero no le importó contagiar a los pacientes a

medida en que transcurrían las horas y se acercaba

el final de su jornada. Pero ahí no termina la cosa.

Recién reparé que en el pabellón de emergencia no

había una sola jarra de agua para que los pacientes

puedan calmar su sed. Nadie tiene agua a su dispo-

sición en sus mesas de noche (mesas que se com-

parten con el paciente vecino). Nuevamente vino a

mi mente y con mayor fuerza, la asociación con

Guantánamo. No solamente se tortura allí a los pre-

sos privándoles de agua, sino también aquí en el

Perú, a los pacientes, con el agravante de que las

propias víctimas son los que financian su propio tor-

mento. Esa clase de tortura en Guantánamo ha sus-

citado la protesta internacional, no creo que en el

Perú sea menester una protesta igual porque estoy

seguro que esa falta de agua para beber es solo oca-

sional. Finalmente, dejo constancia de que en emer-

gencia, ningún enfermo se lava ni puede lavarse las

manos desde el momento de su ingreso, y no sigo

más, porque eso de lavarse las manos es elemental.

La atención en Emergencia es un gran escándalo de

nunca acabar.

El jueves me propuse seriamente salir de alta el día

siguiente. En la noche un médico de guardia dio su

asentimiento, puesto que, como lo supuse, esa baja

de la presión fue solo temporal debido a un exceso

de medicamentos que ya no necesitaba porque el

corazón está mejorando. El médico que esa misma

noche reemplazó al anterior y que se apellida

Gutiérrez, me informó que la orden de alta lo tenía

que dar el médico que hacía las visitas al día si-

guiente. Le pregunté si él había autorizado esas ex-

tracciones de sangre y me respondió que sí, e igual-

mente me respondió en forma afirmativa otro médi-

co al que no pude identificar.

El día viernes fue para mí de mucha expectativa.

Esperé la llegada de los médicos de turno, seguí su

trayectoria de cama en cama, poco a poco, pero, fal-

tando unas tres camas desaparecieron por encanto,

lo que demostraba que daban por terminada su visi-

ta sin auscultar a todos los pacientes como es su

obligación. Mi consternación fue completa. En ese

momento llegó, inusualmente temprano, un para-

médico para sacarme sangre. No escribo con signos

de admiración para que este testimonio no aparezca

plagado de ellos, mi sorpresa fue mayúscula. Tuve

la certeza de que había una mafia de vampiros que

se beneficiaban con la sangre de pacientes seleccio-

nados. El joven venía apurado porque al parecer, fue

avisado urgentemente y pensó que la presa se le es-

capaba. Había tenido la información oportuna y de-

bía sacarme sangre antes de que sea demasiado tar-

de. Me dio toda clase de explicaciones asintiendo a

todo. Sus documentos de identificación, “ahorita”

me los iba a mostrar, pero no los mostró, etc., y, al

mismo tiempo que hablaba iba haciendo su tarea,

ellos están bien entrenados. Lo que me faltó pregun-

tar es quién era el médico que le había enviado. Me

dejé sacar sangre porque fundamentalmente mi

mente estaba ocupada en otra cosa. En los cinco

días que estuve allí me sacaron sangre cinco veces.

Para salir, urdí la estratagema siguiente: levantarme

de la camilla, no importa si descalzo, caminar hacia

las oficinas de administración y exigir la orden de

alta. Así lo hice, puse la camilla de manera apropia-

da, bajé los pies, constaté que yo, evidentemente,

estaba débil. Los técnicos se dieron cuenta de mis

movimientos. Alarmados, uno corrió hacia mí y

otra, agilita como no la había visto antes, fue a avi-

sar al médico de turno. Este prometió a su vez que

ya venía a mi sitio, al poco rato lo hizo, le expliqué

los fundamentos de mi lugar, él accedió y me firmó

la orden respectiva. Vi que todos se habían movili-

zado y, sobre todo, me pareció ver mucho temor.

Con la orden de alta en la mano, no quedaba más

que esperar que fuera la una de la tarde y que vinie-

ra mi hijo trayéndome la ropa. Mientras tanto, llegó

el almuerzo que esta vez me pareció sabroso. Mi hi-

jo hizo al fin su aparición y así, padre e hijo, felices y

contentos, abandonamos el infierno. Le sacamos la

vuelta a Dante.

Lima, 25 de abril de 2014

Sala de vejámenes. Cinco días en un pabellón de emergencia Consejo Regional III Lima Metropolitana del Colegio de Enfermeros del Perú

41Revista de Ciencia y Arte de Enfermería40 Revista de Ciencia y Arte de Enfermería

Page 44: Re Vista Enfermer i a Final 2

42 Revista de Ciencia y Arte de Enfermería

ACREDITACIÓN A TRAVÉS DEL MODELO DE ALTA FIABILIDAD: ESTRUCTURA, PROCESO, RESULTADO (PARTE 1)

Ya en el año 400 A.C., Hipócrates reconoció los po-

sibles efectos perjudiciales que surgen a través de

las acciones bien intencionadas de los curanderos.

Si bien el origen de la frase es desconocido (Carroll,

2004), el legendario aforismo hipocrático primum

non nocere, “primero no hacer daño” (Veatch,

1989) es un principio de salud importante y dura-

dero. La palabra iatrogenia, derivada del griego,

por lo general se refiere al producto de la atención

prestada a los pacientes por los curanderos.

Iatrogenia significa literalmente, "producido por el

sanador" (iatros significa “curandero” y génesis sig-

nifica “dado a luz por”). Aunque la palabra puede

referirse a los resultados positivos o negativos, típi-

camente iatrogénesis se utiliza para describir un

estado de mala salud o el efecto adverso causado

por un tratamiento médico. La enfermedad o muer-

te iatrogénica, causada por un error evitable del pro-

veedor o por negligencia, se está convirtiendo len-

tamente en delito punible en varias sociedades.

Mientras que las preocupaciones de seguridad del

paciente han existido por siglos como una categoría

de ocurrencia iatrogénica, la etiología del error médi-

co como parte de un sistema fue esencialmente igno-

rado. A pesar de que la investigación de Schimmel

(1964) encontró que en el 20 % de los ingresos a

hospitales universitarios hubo daño durante el cur-

so normal del tratamiento, y que el 20 % de estos

pacientes tuvieron como resultado un daño grave o

fatal, la atención sanitaria no reconoció la importan-

cia del sistema por casi 40 años. Durante la década

de 1970, el trabajo de Donabedian inuyó en el

paradigma de la seguridad del paciente al definir la

calidad médica y describir las metodologías de medi-

ción. Donabedian (1980) introduce los conceptos

de estructura, proceso y resultado como medidas de

calidad, formalizando así el enfoque y la función de

la gestión de calidad contemporánea. En la figura 1

se ilustra la vinculación entre la eficacia organiza-

cional y la reducción del daño al paciente.

43Revista de Ciencia y Arte de Enfermería

Albert Palmieri, DHSc, EdS, MSc(c), MBA, MSN, RN, ACNP, CHE, CPHQ, CPHRM, FACHE; Profesor, Doctor of Nursing Practice Program, College of Health Sciences, Walden University; Adjunct Professor, Doctor of Health Sciences Program, Arizona School of Health Sciences, A. T. Still University; Accreditation Surveyor, Accreditation Association for Ambulatory Health Care.

Miguel Ramirez Noeding, Dipl. Ing. (FH), MBA; Gerente General Adjunto, Clínica Santa Isabel; Miembro del Consejo Directivo de la Asociación de Clínicas Particulares; Miembro del Comité de Calidad del Consejo Nacional de Salud

El término “seguridad del paciente” no fue recono-

cido, a pesar de los peligros bien documentados en

salud, hasta la publicación de múltiples estudios

que detallaban elevados índices de errores médi-

cos prevenibles en pacientes hospitalizados (Bren-

nan et al. 1991; Leape, 1994; Leape et al., 1995;

Runciman, Merry y Tito, 2003). En el año 2000, el

reporte del Instituto de Medicina (IOM por sus si-

glas en inglés) “To Err is Human”, mostró que el sis-

tema de salud trabaja con procesos de baja

confiabilidad, produciendo malos resultados en la

calidad de la atención. Al año siguiente, la IOM

(2001) reportó que cientos de miles de pacientes

estaban siendo lesionados en todo el mundo, y que

uno de cada diez pacientes hospitalizados resulta-

ba perjudicado por errores médicos. Fueron estos

informes los que inicialmente desencadenaron las

discusiones públicas y que, finalmente, lograron

que el movimiento moderno de la seguridad del pa-

ciente reconociera y abordara estos peligros.

Actualmente, el público peruano es cada vez más

consciente de una situación similar, sobre todo por

los informes previamente ocultos o no documenta-

dos de los medios sobre los casos de lesiones y

muertes a causa de errores médicos. Al igual que

en los Estados Unidos, y a través de la creciente

preocupación del público y del intenso escrutinio

de los medios, los funcionarios gubernamentales

están empezando a sentir la presión para reformar

el sistema de la administración de salud (IOM,

2004; Markowitz, 2001). La seguridad del pa-

ciente en centros de salud del Perú es una preocu-

pación importante a nivel nacional, tanto para el

público en general como para los políticos. Como

tal, este trabajo proporciona la etiología y antece-

dentes para la seguridad del paciente, así como la

estructura como requisito previo para establecer la

seguridad del paciente en los servicios de salud en

el Perú.

LA SEGURIDAD DEL PACIENTE ES UNA

DISCIPLINA DE SALUD EN EVOLUCIÓN

Aunque el reporte de la IOM (2000) fue necesario

para mejorar los resultados clínicos y la seguridad

de los pacientes, este fue escrito con un enfoque de

política pública dejando importantes déficits en la

dirección de acciones específicas y definiciones va-

gas de conceptos importantes. En otros países, el

movimiento de la seguridad del paciente comenzó

con la falta de una definición común, distintos pun-

tos de vista sobre tema, y la falta de un proceso sis-

temático de recolección y análisis de datos cien-

tíficos (National Patient Safety Foundation, 2000),

es decir, la base sobre la que se establece una agen-

da objetiva para resolver el problema.

La ciencia fundamental para el trabajo de seguri-

dad del paciente en los Estados Unidos son la

Teoría de los Accidentes Normales (NAT por sus si-

glas en inglés) y la Teoría de Alta Fiabilidad (HRT

por sus siglas en inglés), las cuales fueron desarro-

lladas a partir de la Psicología Cognitiva y la Teoría

de la Organización (Reason, 1990; Rasmussen,

1990; la IOM, 2000). Los líderes de la salud pe-

ruanos pueden comenzar a establecer la seguridad

del paciente como una propiedad del sistema me-

diante la aceptación de NAT y HRT como conoci-

miento fundamental para guiarlos (Perrow, 1980;

Weick, 2004).

A pesar de existir gran cantidad de literatura sobre

la seguridad del paciente, el concepto está relacio-

nado con la gestión de la calidad, pero no es lo mis-

mo. Después del reporte del IOM, la seguridad del

paciente se centró en la prevención de fallas como

resultado de una cascada de errores en sistemas

complejos. Con el tiempo, la seguridad del pacien-

te se ha vuelto vaga y casi indescriptible debido al

enfoque de que cualquier resultado iatrogénico es

un problema de seguridad. La terminología incon-

sistente en la literatura de investigación (Merwin y

Thornlow, 2006), ponencias y presentaciones

(Chang, Schyve, Croteau, O'Leary y Loeb, 2005), y

los reportajes de los medios de comunicación con-

tribuyen a la incomprensión generalizada y la de-

sinformación sobre la disciplina de la seguridad del

paciente. El reconocimiento de que la seguridad es

una propiedad de la organización y del sistema

(Helmreich y Davies, 2004; Reason, 2000) es par-

te integral de esta discusión.

El IOM (2000) define la seguridad como “la ausen-

cia de una lesión accidental”. La desviación de una

situación segura a una insegura es el producto de

un error que, a su vez, es definido como “la falta de

una acción planificada para completar lo que se

Consejo Regional III Lima Metropolitana del Colegio de Enfermeros del Perú

Figura 1 – Estructura, Proceso, Resultado

Page 45: Re Vista Enfermer i a Final 2

42 Revista de Ciencia y Arte de Enfermería

ACREDITACIÓN A TRAVÉS DEL MODELO DE ALTA FIABILIDAD: ESTRUCTURA, PROCESO, RESULTADO (PARTE 1)

Ya en el año 400 A.C., Hipócrates reconoció los po-

sibles efectos perjudiciales que surgen a través de

las acciones bien intencionadas de los curanderos.

Si bien el origen de la frase es desconocido (Carroll,

2004), el legendario aforismo hipocrático primum

non nocere, “primero no hacer daño” (Veatch,

1989) es un principio de salud importante y dura-

dero. La palabra iatrogenia, derivada del griego,

por lo general se refiere al producto de la atención

prestada a los pacientes por los curanderos.

Iatrogenia significa literalmente, "producido por el

sanador" (iatros significa “curandero” y génesis sig-

nifica “dado a luz por”). Aunque la palabra puede

referirse a los resultados positivos o negativos, típi-

camente iatrogénesis se utiliza para describir un

estado de mala salud o el efecto adverso causado

por un tratamiento médico. La enfermedad o muer-

te iatrogénica, causada por un error evitable del pro-

veedor o por negligencia, se está convirtiendo len-

tamente en delito punible en varias sociedades.

Mientras que las preocupaciones de seguridad del

paciente han existido por siglos como una categoría

de ocurrencia iatrogénica, la etiología del error médi-

co como parte de un sistema fue esencialmente igno-

rado. A pesar de que la investigación de Schimmel

(1964) encontró que en el 20 % de los ingresos a

hospitales universitarios hubo daño durante el cur-

so normal del tratamiento, y que el 20 % de estos

pacientes tuvieron como resultado un daño grave o

fatal, la atención sanitaria no reconoció la importan-

cia del sistema por casi 40 años. Durante la década

de 1970, el trabajo de Donabedian inuyó en el

paradigma de la seguridad del paciente al definir la

calidad médica y describir las metodologías de medi-

ción. Donabedian (1980) introduce los conceptos

de estructura, proceso y resultado como medidas de

calidad, formalizando así el enfoque y la función de

la gestión de calidad contemporánea. En la figura 1

se ilustra la vinculación entre la eficacia organiza-

cional y la reducción del daño al paciente.

43Revista de Ciencia y Arte de Enfermería

Albert Palmieri, DHSc, EdS, MSc(c), MBA, MSN, RN, ACNP, CHE, CPHQ, CPHRM, FACHE; Profesor, Doctor of Nursing Practice Program, College of Health Sciences, Walden University; Adjunct Professor, Doctor of Health Sciences Program, Arizona School of Health Sciences, A. T. Still University; Accreditation Surveyor, Accreditation Association for Ambulatory Health Care.

Miguel Ramirez Noeding, Dipl. Ing. (FH), MBA; Gerente General Adjunto, Clínica Santa Isabel; Miembro del Consejo Directivo de la Asociación de Clínicas Particulares; Miembro del Comité de Calidad del Consejo Nacional de Salud

El término “seguridad del paciente” no fue recono-

cido, a pesar de los peligros bien documentados en

salud, hasta la publicación de múltiples estudios

que detallaban elevados índices de errores médi-

cos prevenibles en pacientes hospitalizados (Bren-

nan et al. 1991; Leape, 1994; Leape et al., 1995;

Runciman, Merry y Tito, 2003). En el año 2000, el

reporte del Instituto de Medicina (IOM por sus si-

glas en inglés) “To Err is Human”, mostró que el sis-

tema de salud trabaja con procesos de baja

confiabilidad, produciendo malos resultados en la

calidad de la atención. Al año siguiente, la IOM

(2001) reportó que cientos de miles de pacientes

estaban siendo lesionados en todo el mundo, y que

uno de cada diez pacientes hospitalizados resulta-

ba perjudicado por errores médicos. Fueron estos

informes los que inicialmente desencadenaron las

discusiones públicas y que, finalmente, lograron

que el movimiento moderno de la seguridad del pa-

ciente reconociera y abordara estos peligros.

Actualmente, el público peruano es cada vez más

consciente de una situación similar, sobre todo por

los informes previamente ocultos o no documenta-

dos de los medios sobre los casos de lesiones y

muertes a causa de errores médicos. Al igual que

en los Estados Unidos, y a través de la creciente

preocupación del público y del intenso escrutinio

de los medios, los funcionarios gubernamentales

están empezando a sentir la presión para reformar

el sistema de la administración de salud (IOM,

2004; Markowitz, 2001). La seguridad del pa-

ciente en centros de salud del Perú es una preocu-

pación importante a nivel nacional, tanto para el

público en general como para los políticos. Como

tal, este trabajo proporciona la etiología y antece-

dentes para la seguridad del paciente, así como la

estructura como requisito previo para establecer la

seguridad del paciente en los servicios de salud en

el Perú.

LA SEGURIDAD DEL PACIENTE ES UNA

DISCIPLINA DE SALUD EN EVOLUCIÓN

Aunque el reporte de la IOM (2000) fue necesario

para mejorar los resultados clínicos y la seguridad

de los pacientes, este fue escrito con un enfoque de

política pública dejando importantes déficits en la

dirección de acciones específicas y definiciones va-

gas de conceptos importantes. En otros países, el

movimiento de la seguridad del paciente comenzó

con la falta de una definición común, distintos pun-

tos de vista sobre tema, y la falta de un proceso sis-

temático de recolección y análisis de datos cien-

tíficos (National Patient Safety Foundation, 2000),

es decir, la base sobre la que se establece una agen-

da objetiva para resolver el problema.

La ciencia fundamental para el trabajo de seguri-

dad del paciente en los Estados Unidos son la

Teoría de los Accidentes Normales (NAT por sus si-

glas en inglés) y la Teoría de Alta Fiabilidad (HRT

por sus siglas en inglés), las cuales fueron desarro-

lladas a partir de la Psicología Cognitiva y la Teoría

de la Organización (Reason, 1990; Rasmussen,

1990; la IOM, 2000). Los líderes de la salud pe-

ruanos pueden comenzar a establecer la seguridad

del paciente como una propiedad del sistema me-

diante la aceptación de NAT y HRT como conoci-

miento fundamental para guiarlos (Perrow, 1980;

Weick, 2004).

A pesar de existir gran cantidad de literatura sobre

la seguridad del paciente, el concepto está relacio-

nado con la gestión de la calidad, pero no es lo mis-

mo. Después del reporte del IOM, la seguridad del

paciente se centró en la prevención de fallas como

resultado de una cascada de errores en sistemas

complejos. Con el tiempo, la seguridad del pacien-

te se ha vuelto vaga y casi indescriptible debido al

enfoque de que cualquier resultado iatrogénico es

un problema de seguridad. La terminología incon-

sistente en la literatura de investigación (Merwin y

Thornlow, 2006), ponencias y presentaciones

(Chang, Schyve, Croteau, O'Leary y Loeb, 2005), y

los reportajes de los medios de comunicación con-

tribuyen a la incomprensión generalizada y la de-

sinformación sobre la disciplina de la seguridad del

paciente. El reconocimiento de que la seguridad es

una propiedad de la organización y del sistema

(Helmreich y Davies, 2004; Reason, 2000) es par-

te integral de esta discusión.

El IOM (2000) define la seguridad como “la ausen-

cia de una lesión accidental”. La desviación de una

situación segura a una insegura es el producto de

un error que, a su vez, es definido como “la falta de

una acción planificada para completar lo que se

Consejo Regional III Lima Metropolitana del Colegio de Enfermeros del Perú

Figura 1 – Estructura, Proceso, Resultado

Page 46: Re Vista Enfermer i a Final 2

44 Revista de Ciencia y Arte de Enfermería 45Revista de Ciencia y Arte de Enfermería

pretendió o el uso de un plan equivocado para al-

canzar el objetivo”. El error es el elemento principal

que conduce a los accidentes con lesiones; estos

accidentes son conocidos también como evento

adverso o evento centinela. Vincent y sus colegas

(1998) creen que para reducir el nivel de eventos

adversos es necesario abordar la seguridad del pa-

ciente con un enfoque de sistema. Este trabajo con-

sidera que la seguridad del paciente es una preocu-

pación del sistema impulsado por la cultura orga-

nizacional, y no un problema individual, error u

omisión que da lugar a un evento adverso.

La propiedad fundamental de la seguridad del pa-

ciente radica en los errores latentes y en los errores

activos (Reason, 2000). Según el IOM (2000), un

error es un acto de comisión u omisión que contri-

buye a un resultado perjudicial o que aumenta la

probabilidad de un resultado de este tipo. Esto sig-

nifica que un evento adverso se genera a través de

la inacción o la acción equivocada de una persona.

Como los sistemas no son capaces de cometer ac-

tos de comisión u omisión, esta definición conduce

a los profesionales desinformados a considerar la

mejora de la calidad como seguridad del paciente.

A pesar de que el énfasis se debe dar en la mejora

del sistema y en la necesidad de desarrollar proce-

sos fiables, la definición original de error planteada

realza la persona y no al sistema (Cook y Woods,

2000; Helmreich, 2000; Rasmussen, 1990;

Reason, 2000; Wiegmann y Shappell, 2003).

La mayoría de los errores que conducen a acciden-

tes son principalmente por causa de sistemas mal

diseñados (Cook y Woods, 2000; Rasmussen,

1990; Reason, 2000), más que por la falta de cui-

dado o negligencia de las personas (Cook y Woods,

1994; Vincent, 2003). Por lo tanto, la considera-

ción que se debe tomar para reducir los errores de la

gente es entender la seguridad del paciente bajo la

perspectiva de sistema (Cook y Rasmussen, 2005;

Helmreich, 2000; Reason, 2000). El IOM (2001)

reconoce que "para tener mayor calidad y seguridad

en la atención, será necesario rediseñar los sistemas

de atención e incluir el uso de tecnologías de la in-

formación para apoyar los procesos clínicos y admi-

nistrativos. NAT y HRT han servido para orientar el

concepto de la asistencia sanitaria al estar íntima-

mente ligados a sistemas de error como consecuen-

cia de la complejidad del proceso organizativo.

LA SEGURIDAD DEL PACIENTE ES UNA

CULTURA ORGANIZACIONAL

La perspectiva de la seguridad organizacional con-

sidera que la seguridad del paciente se debe cons-

truir a partir de organizaciones que deseen adop-

tar “una cultura de seguridad”, en vez de simple-

mente cumplir con los requisitos de acreditación.

La Academia Nacional de Ciencias (IOM, 2000)

define la cultura de seguridad como un patrón inte-

grado de comportamiento individual y organiza-

cional basado en las creencias y valores compar-

tidos que continuamente tratan de minimizar el

daño al paciente que puede resultar del proceso

de atención. La seguridad del paciente es inferior

cuando las condiciones laborales incluyen una

alta carga de trabajo, supervisión inadecuada,

mala comunicación, y cambios organizacionales

apresurados con mínimo planeamiento (Vincent

et al., 1998). Los errores de diagnóstico y trata-

miento son errores que intentan cuantificar la se-

guridad del paciente enfocándose en el área de

inuencia médica. Estos errores son más bien

errores clínicos o errores de juicio, mas no de segu-

ridad (Flores et al., 2003; Reason, 2000) y se en-

cuentran aún más alejados de los errores asocia-

dos con los accidentes (Reason, Carthey y de

Leval, 2001).

Las infracciones de seguridad pueden ser descritas

como “las cosas que van mal” (Runciman et al.,

2006), y de hecho, la seguridad es solo una de las

dimensiones de un sistema de salud multidimen-

sional mayor. Runciman y colegas (2005) hablan

de un marco integrado de seguridad, calidad y ges-

tión del riesgo para lograr el desarrollo de sistemas

exitosos. El modelo original de evaluación de acci-

dentes fue desarrollado y utilizado en entornos in-

dustriales complejos, como las plataformas de per-

foración mar adentro, las centrales nucleares y las

instalaciones de producción de petróleo, para exa-

minar por qué las cosas van mal.

El trabajo sobre la seguridad del paciente es todo

un reto a nivel mundial y requiere de más estudios

empíricos (Merwin y Thornlow, 2006; Weingart,

Wilson, Gibberd y Harrison, 2000), una mejor

definición de error (Hoffer, Kerr y Hayward, 2000;

McNutt, Abrams y Aron, 2002), y de un buen aná-

lisis y diagnóstico de los eventos adversos. La pro-

blemática en el Perú es confusa debido a la incapa-

cidad de algunos dirigentes para definir y clasificar

los errores, así como determinar las causas de los

eventos adversos.

-Para demostrar esta confusión sobre los conoci

mientos de la seguridad del paciente revisamos

brevemente dos estudios. En el primer caso,

Hayward y Hofer (2001) convocaron a un panel de -expertos para evaluar las muertes por eventos ad-versos poniendo atención en la probabilidad de su-pervivencia. Los eventos incluyeron principalmen-te omisiones y comisiones sobre las guías de prác-tica clínica basada en la evidencia con pocos erro

res incluidos. El panel encontró que solo el 6 % de -los pacientes hubiese vivido tres meses adiciona-les si el evento no hubiese ocurrido. Luego, otro es-tudio reportado por Forster y colegas (2004) incor-poró un panel de tres revisores para definir la pre

sencia de eventos adversos en 328 pacientes de

alta hospitalaria. Solamente la identificación y

definición fue todo un reto, los eventos adversos -identificados variaban entre 21 % a 27 %, mien-tras que el acuerdo unánime de los eventos selec

cionados fue de solo 15 %.

-Esta debacle sobre la determinación de los even

tos adversos se agrava aún más con una variedad

de artículos que hablan de calidad clínica como si -se tratara de eventos relacionados con la seguri

dad del paciente. Varias publicaciones indican -que condiciones como la intubación difícil (Cha-ruluxannan et al., 2005.), las decisiones equivo

cadas de tratamiento (Dovey et al. 2002.), una

historia y examen físico insuficiente (Hayward,

Asch, Hogan, Hofer, y Kerr, 2005), trombo

profilaxis con heparina (McMullin et al., 2006), y

obstrucción del tubo de alimentación (Needham -et al., 2005), se refieren a “la seguridad del pa-ciente”. Esta clasificación por parte de los provee

dores que incluye la calidad clínica y la práctica

basada en la evidencia significa que el alcance de -la seguridad del paciente entra al ámbito de la ges

tión de calidad, y no se limita solamente al tema

de error del sistema.

-En la próxima edición continuaremos con este ar-tículo evidenciando que la acreditación es el resul

tado de un modelo organizacional basado sobre la

alta fiabilidad.

REFERENCIAS

Brennan, T. A., Leape, L. L., Laird, N. M., Hebert, L., Localio, A. R., Lawthers, A. G., et al. (1991). Incidence of adverse events and negligence in hospi-talized patients. Results of the Harvard Medical Practice Study I. New England Journal of Medicine, 324(6), 370-376.

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Chang, A., Schyve, P. M., Croteau, R. J., O'Leary, D. S., & Loeb, J. M. (2005). The JACHO patient safety event taxonomy: A standardized terminology and classification schema for near misses and adverse events. International Journal of Quality Health Care, 17(2), 95-105.

Cole, R. E., & Scott, W. R. (2000). The quality mana-gement and organizational theory. Thousand Oaks, CA: Sage Publications.

Cook, R. I., & Rasmussen, J. (2005). "Going solid": A model of system dynamics and consequences for patient safety. Quality and Safety in Health Care, 14, 130-134.

Cook, R. I., & Woods, D. D. (1994). Operating at the sharp end: The complexity of human error. In M. S. Bogner (Ed.), Human Error in Medicine (pp. 285-310). Hinsdale, NJ: Lawrence Erlbaum.

Cook, R. I., & Woods, D. D. (2000). A tale of two sto-ries: Contrasting views on patient safety. Retrieved December 18, 2006, from .www.npsf.org/exec/report.html

Coskun, E., & Grabowski, M. (2001). An interdisci-plinary model of complexity in embedded intelligent real-time systems. Information and Software Technology, 43, 527-537.

Dean, J. W., & Bowen, D. E. (1994). Management theory and total quality: Improving research and practice through theory development. Academy of Management Review, 19(3), 392-418.

Donabedian, A. (1980). Methods for deriving crite-ria for assessing the quality of medical care. Medical Care Review, 37(7), 653-698.

Flores, G., Laws, M. B., Mayo, S. J., Zuckerman, B.,

Consejo Regional III Lima Metropolitana del Colegio de Enfermeros del PerúAcreditación a través del modelo de alta fiabilidad: estructura, proceso, resultado (parte 1)

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44 Revista de Ciencia y Arte de Enfermería 45Revista de Ciencia y Arte de Enfermería

pretendió o el uso de un plan equivocado para al-

canzar el objetivo”. El error es el elemento principal

que conduce a los accidentes con lesiones; estos

accidentes son conocidos también como evento

adverso o evento centinela. Vincent y sus colegas

(1998) creen que para reducir el nivel de eventos

adversos es necesario abordar la seguridad del pa-

ciente con un enfoque de sistema. Este trabajo con-

sidera que la seguridad del paciente es una preocu-

pación del sistema impulsado por la cultura orga-

nizacional, y no un problema individual, error u

omisión que da lugar a un evento adverso.

La propiedad fundamental de la seguridad del pa-

ciente radica en los errores latentes y en los errores

activos (Reason, 2000). Según el IOM (2000), un

error es un acto de comisión u omisión que contri-

buye a un resultado perjudicial o que aumenta la

probabilidad de un resultado de este tipo. Esto sig-

nifica que un evento adverso se genera a través de

la inacción o la acción equivocada de una persona.

Como los sistemas no son capaces de cometer ac-

tos de comisión u omisión, esta definición conduce

a los profesionales desinformados a considerar la

mejora de la calidad como seguridad del paciente.

A pesar de que el énfasis se debe dar en la mejora

del sistema y en la necesidad de desarrollar proce-

sos fiables, la definición original de error planteada

realza la persona y no al sistema (Cook y Woods,

2000; Helmreich, 2000; Rasmussen, 1990;

Reason, 2000; Wiegmann y Shappell, 2003).

La mayoría de los errores que conducen a acciden-

tes son principalmente por causa de sistemas mal

diseñados (Cook y Woods, 2000; Rasmussen,

1990; Reason, 2000), más que por la falta de cui-

dado o negligencia de las personas (Cook y Woods,

1994; Vincent, 2003). Por lo tanto, la considera-

ción que se debe tomar para reducir los errores de la

gente es entender la seguridad del paciente bajo la

perspectiva de sistema (Cook y Rasmussen, 2005;

Helmreich, 2000; Reason, 2000). El IOM (2001)

reconoce que "para tener mayor calidad y seguridad

en la atención, será necesario rediseñar los sistemas

de atención e incluir el uso de tecnologías de la in-

formación para apoyar los procesos clínicos y admi-

nistrativos. NAT y HRT han servido para orientar el

concepto de la asistencia sanitaria al estar íntima-

mente ligados a sistemas de error como consecuen-

cia de la complejidad del proceso organizativo.

LA SEGURIDAD DEL PACIENTE ES UNA

CULTURA ORGANIZACIONAL

La perspectiva de la seguridad organizacional con-

sidera que la seguridad del paciente se debe cons-

truir a partir de organizaciones que deseen adop-

tar “una cultura de seguridad”, en vez de simple-

mente cumplir con los requisitos de acreditación.

La Academia Nacional de Ciencias (IOM, 2000)

define la cultura de seguridad como un patrón inte-

grado de comportamiento individual y organiza-

cional basado en las creencias y valores compar-

tidos que continuamente tratan de minimizar el

daño al paciente que puede resultar del proceso

de atención. La seguridad del paciente es inferior

cuando las condiciones laborales incluyen una

alta carga de trabajo, supervisión inadecuada,

mala comunicación, y cambios organizacionales

apresurados con mínimo planeamiento (Vincent

et al., 1998). Los errores de diagnóstico y trata-

miento son errores que intentan cuantificar la se-

guridad del paciente enfocándose en el área de

inuencia médica. Estos errores son más bien

errores clínicos o errores de juicio, mas no de segu-

ridad (Flores et al., 2003; Reason, 2000) y se en-

cuentran aún más alejados de los errores asocia-

dos con los accidentes (Reason, Carthey y de

Leval, 2001).

Las infracciones de seguridad pueden ser descritas

como “las cosas que van mal” (Runciman et al.,

2006), y de hecho, la seguridad es solo una de las

dimensiones de un sistema de salud multidimen-

sional mayor. Runciman y colegas (2005) hablan

de un marco integrado de seguridad, calidad y ges-

tión del riesgo para lograr el desarrollo de sistemas

exitosos. El modelo original de evaluación de acci-

dentes fue desarrollado y utilizado en entornos in-

dustriales complejos, como las plataformas de per-

foración mar adentro, las centrales nucleares y las

instalaciones de producción de petróleo, para exa-

minar por qué las cosas van mal.

El trabajo sobre la seguridad del paciente es todo

un reto a nivel mundial y requiere de más estudios

empíricos (Merwin y Thornlow, 2006; Weingart,

Wilson, Gibberd y Harrison, 2000), una mejor

definición de error (Hoffer, Kerr y Hayward, 2000;

McNutt, Abrams y Aron, 2002), y de un buen aná-

lisis y diagnóstico de los eventos adversos. La pro-

blemática en el Perú es confusa debido a la incapa-

cidad de algunos dirigentes para definir y clasificar

los errores, así como determinar las causas de los

eventos adversos.

-Para demostrar esta confusión sobre los conoci

mientos de la seguridad del paciente revisamos

brevemente dos estudios. En el primer caso,

Hayward y Hofer (2001) convocaron a un panel de -expertos para evaluar las muertes por eventos ad-versos poniendo atención en la probabilidad de su-pervivencia. Los eventos incluyeron principalmen-te omisiones y comisiones sobre las guías de prác-tica clínica basada en la evidencia con pocos erro

res incluidos. El panel encontró que solo el 6 % de -los pacientes hubiese vivido tres meses adiciona-les si el evento no hubiese ocurrido. Luego, otro es-tudio reportado por Forster y colegas (2004) incor-poró un panel de tres revisores para definir la pre

sencia de eventos adversos en 328 pacientes de

alta hospitalaria. Solamente la identificación y

definición fue todo un reto, los eventos adversos -identificados variaban entre 21 % a 27 %, mien-tras que el acuerdo unánime de los eventos selec

cionados fue de solo 15 %.

-Esta debacle sobre la determinación de los even

tos adversos se agrava aún más con una variedad

de artículos que hablan de calidad clínica como si -se tratara de eventos relacionados con la seguri

dad del paciente. Varias publicaciones indican -que condiciones como la intubación difícil (Cha-ruluxannan et al., 2005.), las decisiones equivo

cadas de tratamiento (Dovey et al. 2002.), una

historia y examen físico insuficiente (Hayward,

Asch, Hogan, Hofer, y Kerr, 2005), trombo

profilaxis con heparina (McMullin et al., 2006), y

obstrucción del tubo de alimentación (Needham -et al., 2005), se refieren a “la seguridad del pa-ciente”. Esta clasificación por parte de los provee

dores que incluye la calidad clínica y la práctica

basada en la evidencia significa que el alcance de -la seguridad del paciente entra al ámbito de la ges

tión de calidad, y no se limita solamente al tema

de error del sistema.

-En la próxima edición continuaremos con este ar-tículo evidenciando que la acreditación es el resul

tado de un modelo organizacional basado sobre la

alta fiabilidad.

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