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Bol. R. Soc. Esp. Hist. Nat. Sec. Biol., 108, 2014 Bol. R. Soc. Esp. Hist. Nat. Sec. Biol., 108, 2014. 107-123 ISSN: 0366-3272 Recordando Gallocanta, 1972-1984 Remembering Gallocanta, 1972-1984 Emilio Pérez Bujarrabal Dr. Ingeniero de Montes, Av. Juan Pablo II nº 62, 50009 Zaragoza, España. Recibido: 28-marzo-2014. Aceptado: 18-mayo-2014. Publicado en formato electrónico: 12-junio-2014. Palabras clave: Aragüés, aves, conservación de hábitats, halófitos, humedales salinos, lagos salinos. Key words: Aragüés, birds, habitats conservation, halophytes, saline wetlands, saline lakes. Resumen Este artículo recoge el recuerdo y cariño del autor hacia Adolfo Aragüés Sancho (1933-2010), naturalista intenso, vehemente, inconformista, ornitólogo tenaz, apasionado maestro, educador de sus alumnos y seguidores, escuchador benévolo y comunicador ameno e infatigable. La edad confiere el tono sepia de los años a las actividades aquí descritas, ligadas al estudio y defensa de la naturaleza en la Laguna de Gallocanta. Lo narrado, vivido en su compañía o promovido por su entusiasmo, da a conocer recuerdos entrañables compartidos con numerosas personas cuyo esfuerzo y dedicación contribuyeron a la protección y el estudio de la Laguna y su entorno. Por ello, el artículo va dedicado a Adolfo como gran amigo y ejemplar maestro. Abstract With affection, this article pays homage to the memory of Adolfo Aragüés (1933-2010), honoring him as a great friend and exemplary mentor. Aragüés, a nonconformist naturalist, was fervent, passionate, and a hardworking ornithologist. He was an enthusiastic mentor, a kind listener, and an enjoyable and tireless communicator. The elapsed time gives the descriptions in this article a worn-out photographic quality. These stories were part of his lived experience and they reveal the touching moments that we shared with many people who also devoted energy to the study of Lake Gallocanta and its environs. 1. Introducción Adolfo Aragüés, bien conocido por su personalidad, sus publicaciones, artículos, entrevistas y charlas, ocupa un lugar prominente entre los conocedores y defensores de la naturaleza en Aragón. No se pretende por tanto descubrir su figura, ni sus valores humanos, científicos y pedagógicos, se trata de relatar algunos de los momentos vividos con él o siguiendo sus huellas tras el conocimiento y protección de la naturaleza en Aragón. Aragón está lleno de rincones, panoramas, lugares cuyo duende o atractivo no es siempre advertido en nuestro transcurrir. El paso de Adolfo por esos medios nos ha ayudado a revalorizarlos; al contemplarlos nos viene su memoria, su compañía, sus acertadas observaciones, el encuentro con aquella ave difuminada en el paisaje. Su recuerdo estará en el misterio de montes, roquedos, lagunas, estepas,… en cada ser que nos sorprenda al encontrarlo en nuestro deambular, y que él nos impulsó a valorar y proteger. Si alguien queda decepcionado ante ciertos parajes por incómodos, fríos o inhóspitos, quizá aún no ha adivinado el misterio que nos ayudó a descubrir. De las experiencias unidas al recuerdo del estimado Adolfo, entre los muchos temas posibles, he elegido el revisar mis trabajos y las emociones vividas en la Laguna de Gallocanta (Fig. 1) desde 1972 hasta 1984, periodo de fluida comunicación y amistad. He desempolvado agendas y cuadernos de campo para ayudar en fechas y hechos a mi débil memoria. Procuraré seguir un orden cronológico agrupado por temas, si bien algo de lo narrado puede incluirse en cualquier momento de ese periodo. También he recuperado algunas fotografías antiguas, para acercarnos a personas y momentos que pueden completar lo descrito en el texto.

Recordando Gallocanta, 1972-1984

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Bol. R. Soc. Esp. Hist. Nat. Sec. Biol., 108, 2014. 107-123 ISSN: 0366-3272

Recordando Gallocanta, 1972-1984

Remembering Gallocanta, 1972-1984

Emilio Pérez BujarrabalDr. Ingeniero de Montes, Av. Juan Pablo II nº 62, 50009 Zaragoza, España.

Recibido: 28-marzo-2014. Aceptado: 18-mayo-2014. Publicado en formato electrónico: 12-junio-2014.

Palabras clave: Aragüés, aves, conservación de hábitats, halófitos, humedales salinos, lagos salinos.Key words: Aragüés, birds, habitats conservation, halophytes, saline wetlands, saline lakes.

Resumen

Este artículo recoge el recuerdo y cariño del autor hacia Adolfo Aragüés Sancho (1933-2010), naturalista intenso, vehemente, inconformista, ornitólogo tenaz, apasionado maestro, educador de sus alumnos y seguidores, escuchador benévolo y comunicador ameno e infatigable. La edad confiere el tono sepia de los años a las actividades aquí descritas, ligadas al estudio y defensa de la naturaleza en la Laguna de Gallocanta. Lo narrado, vivido en su compañía o promovido por su entusiasmo, da a conocer recuerdos entrañables compartidos con numerosas personas cuyo esfuerzo y dedicación contribuyeron a la protección y el estudio de la Laguna y su entorno. Por ello, el artículo va dedicado a Adolfo como gran amigo y ejemplar maestro.

Abstract

With affection, this article pays homage to the memory of Adolfo Aragüés (1933-2010), honoring him as a great friend and exemplary mentor. Aragüés, a nonconformist naturalist, was fervent, passionate, and a hardworking ornithologist. He was an enthusiastic mentor, a kind listener, and an enjoyable and tireless communicator. The elapsed time gives the descriptions in this article a worn-out photographic quality. These stories were part of his lived experience and they reveal the touching moments that we shared with many people who also devoted energy to the study of Lake Gallocanta and its environs.

1. Introducción

Adolfo Aragüés, bien conocido por su personalidad, sus publicaciones, artículos, entrevistas y charlas, ocupa un lugar prominente entre los conocedores y defensores de la naturaleza en Aragón. No se pretende por tanto descubrir su figura, ni sus valores humanos, científicos y pedagógicos, se trata de relatar algunos de los momentos vividos con él o siguiendo sus huellas tras el conocimiento y protección de la naturaleza en Aragón.

Aragón está lleno de rincones, panoramas, lugares cuyo duende o atractivo no es siempre advertido en nuestro transcurrir. El paso de Adolfo por esos medios nos ha ayudado a revalorizarlos; al contemplarlos nos viene su memoria, su compañía, sus acertadas observaciones, el encuentro con aquella ave difuminada en el paisaje. Su recuerdo estará en el misterio de montes, roquedos, lagunas, estepas,… en cada ser que nos sorprenda

al encontrarlo en nuestro deambular, y que él nos impulsó a valorar y proteger. Si alguien queda decepcionado ante ciertos parajes por incómodos, fríos o inhóspitos, quizá aún no ha adivinado el misterio que nos ayudó a descubrir.

De las experiencias unidas al recuerdo del estimado Adolfo, entre los muchos temas posibles, he elegido el revisar mis trabajos y las emociones vividas en la Laguna de Gallocanta (Fig. 1) desde 1972 hasta 1984, periodo de fluida comunicación y amistad. He desempolvado agendas y cuadernos de campo para ayudar en fechas y hechos a mi débil memoria. Procuraré seguir un orden cronológico agrupado por temas, si bien algo de lo narrado puede incluirse en cualquier momento de ese periodo. También he recuperado algunas fotografías antiguas, para acercarnos a personas y momentos que pueden completar lo descrito en el texto.

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2. Primeras tareas de gestión en la Laguna de Gallocanta

La Laguna de Gallocanta, a unos 1000 m de altitud y con una extensión y nivel de agua variables de un año a otro, ha dado lugar a hábitats muy llamativos ligados a la salinidad de sus aguas y a la humedad de los suelos. Este medio tan especial se había manejado tradicionalmente siguiendo los usos y costumbres de una sociedad eminentemente agrícola, muy adaptada al medio natural. Con el tiempo, la despoblación rural, los desarrollos técnicos y las nuevas demandas sociales generaron la necesidad de instaurar medidas de gestión para proteger la Laguna y su entorno.

Por otro lado, en los últimos dos siglos ha ido apareciendo una valiosa literatura acerca de estos parajes producida por estudiosos de diversas especialidades, cuya enumeración rebasaría nuestro objeto. Así, la Real Sociedad Española de Historia Natural dio a la luz un trabajo tan temprano como el de Hernández Pacheco & Aranegui (1926), o los más recientes recogidos por Casterad & Castañeda (2009). Con tales antecedentes, este Boletín constituye un cauce idóneo para el enfoque netamente naturalista de los presentes recuerdos y homenaje.

2.1. El inicio de la actuación de la administración forestal

En 1971 la Administración forestal española se reorganizaba en el llamado Instituto Nacional

para la Conservación de la Naturaleza (ICONA), título comprometido y con el que se habría de cumplir. En esas fechas se publicaba el Reglamento para el desarrollo de la Ley de Caza de 1970.

Recién llegado de las arenas tunecinas dedicado a trabajos de restauración y por mi afición a la caza o porque a mis compañeros no les pareciera grato el tema, me asignaron la gestión de la caza y pesca en la provincia de Zaragoza, con el lujoso título de Jefe de la Unidad de Trabajo o Brigada de Caza y Pesca. Mi breve experiencia cinegética me ayudó a interpretar las demandas de los cazadores. Desde aquel momento y para evitar compromisos con ese colectivo y estar más próximo a mis colegas los naturalistas, colgué la escopeta y la sustituí por unos vetustos y ahumados prismáticos que aún conservo. Complicados tiempos, pues se debían conciliar intereses de agricultores, ganaderos, cazadores y naturalistas siempre en difícil equilibrio.

El saber ornitológico, el conocimiento de las aves, su distribución, sus querencias y desplazamientos, dan una idea de los distintos hábitats, su estado y la necesidad de su protección, de la calidad del medio y de su evolución. Para ponerme en marcha y consciente de la importancia de las zonas húmedas y en concreto de la Laguna de Gallocanta y del valor de su población de aves, procuré el contacto con Adolfo, figura ya de prestigio en aquellas fechas en ornitología y en materias de conservación (Aragüés, 2008). Nos comprometimos ambos a utilizar y “exprimir” hasta la letra pequeña para aprovechar al máximo las medidas de protección que aparecían en la Ley de Montes y Leyes de Caza y Pesca iniciándose una gran amistad. Como un “maduro” alumno me admitió entre sus discípulos y seguidores reunidos en los “Jóvenes Amigos de los Animales”, “Ansar” y el “Grupo Aragón de Ornitología”.

Dada la importancia de la Laguna y su entorno y para su detenido estudio y gestión, recurrí a los siguientes colaboradores:

• Para flora y vegetación a botánicos del Centro Pirenaico de Biología Experimental, posteriormente llamado Instituto Pirenaico de Ecología, bajo la dirección del Prof. D. Pedro Montserrat.

• Para limnología de la Laguna de Gallocanta y de otras de la cuenca, al Prof. D. Francisco Comín, de la Facultad de Biología de Barcelona.

• Para avifauna, al nutrido y joven grupo de ornitólogos antes citados, dirigidos por Adolfo.

• Para elección de materiales y organización de las tiradas de acuáticas visité La Encañizada del delta del Ebro, así como las Tablas de Daimiel y otras lagunas de la Mancha, recurriendo también a expertos cazadores de esta modalidad: Fernando Tello, Fernando Portillo y Ramón Coronado.

Los resultados obtenidos en aquellos años se deben a esos colectivos que trabajaron integrados, y sobre unos y otros como elemento eficaz de

Fig. 1. Croquis de la Península Ibérica con la cuenca del Ebro en gris. En el recuadro, la Laguna de Gallocanta (azul) con su cuenca (azul claro) y los cinco términos municipales donde se sitúa la laguna.

— The Iberian Peninsula (Ebro Basin in grey). The insert shows the Gallocanta Lake (in blue) and its basin (in light blue), and the five municipalities in which the lake is located.

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colaboración y comunicación el “buen hacer” y el “saber estar” de la Guardería.

2.2. Creación de una zona de caza controlada

Los objetivos de la creación de esta zona eran:

(i) protección de aquel biotopo; (ii) estudio y conocimiento de su flora y

fauna; (iii) redacción de un programa que,

ordenando próximas visitas, pudiera utilizarse como aula de estudio;

(iv) ordenación racional del aprovechamiento cinegético; y

(v) redacción de un Estudio de ordenación del territorio y defensa ecológica del entorno de la Laguna.

Elaborados los necesarios informes, se propuso la figura legal de Zona de Caza Controlada como vía más ágil para un rápido control (Fig. 2). Por resolución del Director General de ICONA de 23 de noviembre de 1972 se conseguía su creación, con una duración de doce años. La superficie a señalizar y proteger de forma directa fue de 6.720

ha, de ellas 4.470 ha en la provincia de Zaragoza y 2.250 ha en la de Teruel. La superficie cubierta por las aguas era de unas 1.400 ha. El perímetro de la zona de caza coincidía con las carreteras que unen las cinco pueblos: Gallocanta con Berrueco y Las Cuerlas y estos con Bello y Tornos, así la vigilancia y la señalización resultaban fáciles. La cuenca orográfica aportante de aguas es de 53.637 ha, abarcando una pequeña superficie de la provincia de Guadalajara.

Los responsables directos de la vigilancia eran José Menés residente en Cubel y Guarda Forestal procedente del Distrito, además de los dos Pascuales, como amigablemente los llamaba: Prieto de Gallocanta y Mercadal de Tornos. Estas tres personas responsables y laboriosas fueron el fundamento para que aquella organización y las diversas actividades funcionaran. Los dos últimos como Guardas Jurados, seleccionados por su conocimiento del medio y de su fauna, eran cazadores y también hubieron de colgar sus armas; dotados de motocicletas se desplazaban fácilmente por la zona.

A José algún tiempo después, 5 de Junio de 1973, se le dotó de un ligerísimo vehículo de

Fig. 2. Delimitación de la Zona de Caza Controlada de la Laguna de Gallocanta establecida por ICONA en 1972, dibujada sobre la ortofoto PNOA 2006. Se recogen algunos topónimos así como la situación de observatorios de aves y de los muelles construidos para acceder a los puestos de caza.

— Delimitation of the Controlled Hunting Zone of the Gallocanta Lake established by ICONA (Forestry Administration of Spain) drawn on an orthophotograph of 2006 provided by PNOA. Included are some toponyms, bird observatories, and the wharfs built to allow access to the hunting posts.

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plástico, un “Mehari” que aunque no quisieras quedaba descapotable en aquellos terrenos. Otro José, Guarda en el Coto Social de Belchite, a quien “tocó” en suerte uno igual, lo calificó de “orinal con ruedas”. A la vista de los actuales todo-terreno, sorprende la estrechez de medios de entonces, suplida con creces por el entusiasmo y entrega de las personas. Se les facilitaron las oportunas guías de campo y enseguida se atrevieron a nombrar las especies, ya muy conocidas para ellos, por sus nombres científicos. En más de una ocasión anunciaron el haber avistado algún ejemplar del que dudábamos y que posteriormente comprobábamos, por ejemplo un ostrero.

3. Primeros datos sobre biodiversidad

3.1. Notas sobre flora y vegetación

Durante los días 4 a 6 de julio de 1972 visitamos la Laguna con el Prof. D. Pedro Montserrat y su destacado alumno Luis Villar, recorriendo todos los ambientes de esta zona endorreica. La mayor o menor proximidad de las aguas, las distintas concentraciones salinas, la calidad de los suelos y la temporalidad de las aguas en balsas y charcones daban un mosaico de gran diversidad: humedales, juncales, saladares y playas próximas a la Laguna o pequeñas lagunas limítrofes, algunas con vegetación palustre emergiendo de las aguas; más alejadas de estas, pastos, eriales y zonas de cultivo.

Con una altitud ligeramente superior a los 1000 m y una precipitación de unos 450 mm, el clima es continental. Debido a la fuerte insolación y al viento, la evaporación es intensa, dando zonas con un grado variable de encharcamiento y orlas concéntricas con una distribución de las especies según la variación del nivel de las aguas, la calidad y permeabilidad de los suelos y el grado de salinidad.

Se recolectó una gran cantidad de plantas y los botánicos hicieron unos extensos inventarios florísticos. El alto nivel de las aguas en aquellos años favoreció el desarrollo de una rica flora que se redujo en años de sequía. El Prof. Montserrat amenizó este “curso” de Botánica con observaciones puntuales y descripciones de cada planta y del porqué de su presencia en aquellos ambientes: “…estas cuencas endorreicas del centro de España: Gallocanta, La Mancha, Castilla, son únicas, dan lugar a situaciones particulares que no aparecen en otro lugar de Europa, existiendo similares en la región de Anatolia”. Por la noche en la fonda u hotel (Tornos, Calamocha) quedaba la tarea de seleccionar y colocar en pliegos lo recolectado.

De aquellos días incluyo unas relaciones de especies componentes de una variada vegetación higrófila:

• Schoenus nigricans. Indica mala aireación, zona de turbera, suelos muy compactos

ricos en sulfuros orgánicos que despiden un fuerte olor. Las espiguillas terminales son negruzcas, de ahí su apellido.

• Bolboschoenus maritimus. Tallo con tres aristas bien marcadas y extremo punzante, rizomatoso y estolonífero. Junco que soporta salinidad y necesita menos agua que S. lacustris.

• Juncus subnodulosus. Este junco prefiere aguas más dulces.

• Scirpoides holoschoenus. Junco vulgar, el más conocido.

• Schoenoplectus lacustris subsp. glaucus. Coloniza suelos húmedos o encharcados. Su tallo grueso cilíndrico y hueco le permite vivir dentro del agua.

• Juncus maritimus. Tallo cilíndrico, recuerda al junco común.

• Phragmites australis.• Typha angustifolia.En una zona encharcada próxima al prado de

Las Cuerlas las especies se disponen en bandas concéntricas en función de las diferencias de humedad y de salinidad. Entre ellas anotamos: Schoenoplectus lacustris, Juncus maritimus, Juncus subnodulosus, Scirpoides holoschoenus, Juncus articulatus, Samolus valerandi, Phragmites australis.

En la zona perimetral algo más seca: Salicornia ramosissima, Schoenus nigricans, que indican salinidad y encharcamiento, junto con Eleocharis palustris, Carex distans, Orchis palustris, Orchis laxiflora.

En los sitios más sanos: Molinia caerulea, Elymus hispidus, Festuca rubra, Eleocharis sp., Scorzonera parviflora, Convolvulus sp., Agrostis stolonifera.

En las proximidades de la Lagunica, al sur de la carretera de Tornos a Bello: Frankenia sp., Puccinellia pungens, endémica, puede formar césped, Juncus gerardi, Ranuculus sp., Trifolium fragiferum, Veronica anagallis-aquatica subsp. anagalloides, Baldellia ranunculoides, Agrostis stolonifera, Agropyron sp., Deschampsia media, Carex alba o C. flacca. Las especies del género Carex abundan en la zona, Carex distans, Carex hispanica, Carex divisa, Alopecurus sp., Bromus commutatus, Festuca arundinacea.

Las excursiones de los días 7, 19 y 20 de junio de 1979 a las sierras limítrofes en el nordeste de la cuenca aportaron especies botánicas de suelos secos forestales bien distintas de los anteriores. Desde esas sierras se contempla un amplio panorama de las áreas encharcadas y pueblos ribereños.

Desde el pueblo de Gallocanta seguimos un itinerario en dirección nordeste hacia las cotas de Peña Alta de 1377 m y Valdelacasa. Superada la zona baja de los cultivos avanzamos por el carrascal de Quercus ilex subsp. ballota, con los mayores ejemplares junto a las parcelas y paredes de antiguos cultivos. Aparece algún pie de Quercus lusitanica con un matorral propio del quejigal: Cistus laurifolius, Calluna vulgaris, Lavandula

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pedunculata, Arctostaphylos uva-ursi, Dorycnium sp., Genista sp., Thymus mastichina, Thymus zygis, todas ellas indicadoras de los materiales silíceos de Valdelacasa.

En los suaves collados desarbolados, las herbáceas: Anthoxanthum odoratum, Festuca ovina, Bromus hordeaceus, Eryngium campestre y especies de los géneros: Plantago, Thymus, Trifolium, Halimium, Asphodelus, Carex y Dactylis. Al borde de estos rasos: gayuba, Cistus laurifolius, algún ejemplar de C. populifolius y pies de Quercus lusitanica y Q. ilex subsp. ballota.

En la parte alta continúa el matorral indicado y quejigos más o menos abundantes. Entre los estratos rocosos de mayor cota con orientación nordeste algunos pies de Acer monspessulanum, jazmines, enebros y retamas, todo ello ya en el robledal de Quercus pyrenaica, ocupando las zonas más frescas mezclado a veces con el quejigo. Algunas manchas de marojal aisladas se atreven a descender aprovechando el mejor suelo. Hacia la carretera de Santed a Daroca vuelve a repetirse la vegetación, al principio con matorral de biércol y estepa salpicado de algún rebollo de poca talla. En la base, junto a los antiguos cultivos: aliagas, cantueso, brezo y alguna carrasca en los ribazos. El 30 y 31 de marzo de 1981 se repitió la visita botánica con el Prof. Pedro Montserrat.

3.2. Limnología

Interesado en disponer de un estudio limnológico inicial de la Laguna, me puse en contacto con profesores del Departamento de Ecología de la Universidad de Barcelona y el 7 de diciembre de 1976 hicimos una visita con los biólogos Francisco Comín y Javier Ferrer. Concretamos un programa de reconocimiento y toma de muestras a efectuar durante 1977 para tener una primera aproximación tanto de las comunidades vegetales como de las características físicas y químicas de las aguas, con vistas a la conservación de recursos naturales.

Se fijaron unos puntos de muestreo, estableciendo que las visitas y muestras debían repetirse, al menos, a lo largo de las cuatro estaciones. En el lagunazo pequeño frente a Gallocanta ya se había instalado una mira topográfica (clavada con una estaca) que hacía las veces de escala, para medir periódicamente la variación del nivel de las aguas (Fig. 3) desde el Pico del Hacha.

Se determinaron las características resumidas a continuación:

• Las aguas eran transparentes y la luz llegaba al fondo, por tanto la luz no sería un factor limitante en la vida de la Laguna.

• Se determinó una fuerte concentración de sales disueltas y un elevado grado de mineralización de las aguas.

• Con la colaboración del Laboratorio Regional del Ebro (Zaragoza) se apreció el

predominio de cloruros, sulfatos, magnesio y sodio.

• Las cantidades de oxígeno disuelto eran suficientes en toda época.

• Las concentraciones de elementos nutritivos en disolución estaban muy por debajo de valores limitantes.

• El plancton se caracterizaba por la pobreza de especies y el fitoplancton tenía una biomasa muy pequeña, relacionada con la escasez de nutrientes.

• Existía un desarrollo de macrófitos en el bentos muy rico constituido por extensas praderas, fundamentalmente de Chara vulgaris y Lamprothamnium papulosum acompañadas por Ruppia cirrhosa y Potamogeton pectinatus.

• Las algas Chara vulgaris y Lamprothamnium papulosum formaban extensas y densas praderas, base de la alimentación de las aves acuáticas.

Estos primeros estudios permitieron saber las características de las aguas, clave para una gestión previsora de la Laguna y su cuenca, observándose por el momento una baja concentración de nutrientes. Se alejaba el peligro de eutrofización y la necesidad de un seguimiento de las poblaciones de aves por si una excesiva concentración en algún punto pudiera dar lugar a un incremento en la fertilización de las aguas. Esta introducción al estudio limnológico se continuó en 1981 con otro trabajo más detenido y desarrollado, si bien la situación fue diferente al hacerlo en años de bajo nivel de las aguas.

Fig. 3. Niveles de agua de la Laguna de Gallocanta desde enero de 1973 hasta setiembre de 1979. Datos de los partes semanales de la Guardería de ICONA, según lectura de la mira colocada en el Lagunazo Pequeño, frente al Pico del Hacha (ver ubicación en Fig. 2).

— Water levels at Gallocanta Lake from January 1973 to September 1979 based on the weekly readings taken by the Forest Ranger Corps of ICONA on the gauge located at Lagunazo Pequeño, in front of Pico del Hacha (see location at Figure 2).

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3.3. Estudio de las aves. Puntos de observación. Censos

Las observaciones de aves principalmente anátidas, fochas, limícolas y gaviotas (Aragüés et al., 1974), capítulo importante en la gestión de la zona, se hicieron de forma continuada con censos periódicos desde 1972. El primer Catálogo confeccionado por el Grupo Aragón de Ornitología con observaciones hasta 1980 contiene 219 especies, 91 de ellas nidificantes. Los censos de 1977, 78 y 79 aportaron un mayor número de aves, así en enero de 1978 se contabilizaron 200.000 aves acuáticas invernantes.

Los censos se hacían repetidamente siendo obligado el invernal, en enero, para hacerlo coincidir con los de las zonas húmedas de interés regional, comunes a todos los países del Paleártico. Estos censos se reiteraban para llegar a unas cifras fiables (Grupo Aragón de Ornitología, 1980).

Uno de los primeros censos en ese periodo en la Laguna fue el de agosto de 1972, por Javier Lucientes y Rafael Guadalfajara. Se anotaron numerosos ejemplares de aves relacionadas con humedales, sus nidos y pollos: anátidas, fochas muy abundantes, avefrías, avocetas, cigüeñuelas, zarapitos, archibebes, andarríos, somormujos, chorlitejos y gaviotas y otras especies del entorno alejado de las aguas: aguiluchos, milanos, cernícalos, alcotán, alcaraván y paseriformes. Esa riqueza de aves animó a sucesivas visitas de jóvenes pero ya expertos ornitólogos, como lo muestra la Tabla I donde se recogen cifras del censo de 1972 comprobado por aproximación con avioneta el día 8 de enero de 1973 por Cristian Sánchez (Cabrera & Pérez Bujarrabal, 1984).

Para facilitar los censos, en el centro de la Laguna se colocaron boyas rojas siguiendo los dos ejes del lagunazo grande para compartimentar

la superficie. Se empleaba óptica apropiada, bien desde los alrededores en puntos con una cierta perspectiva o bien desde observatorios en torretas metálicas, casetas, hides. En los últimos años se usaron altos postes de madera (Fig. 4) cuya

arriesgada utilización era pasar al “cómodo” asiento metálico con respaldo situado en su cima, una vez equipado con catalejo, prismáticos y cuaderno de notas. Para las observaciones más detenidas y tomas fotográficas se instalaron pequeñas casetas forradas y camufladas con carrizo, y alguna otra sobre ligero armazón metálico cubierto con una lona verde que movilizada lentamente hacia nidos o colonias permitían hacer las tomas.

Las casetas, algunas en las orillas, otras en las islas, se ocupaban en la noche, haciendo buenas madrugadas en el mayor silencio esperando las primeras luces para observar aves y hacer fotos. En alguna ocasión, un tractor mañanero empezaba a labrar en una finca próxima haciendo inútiles nuestro desvelo y esfuerzo. En otro momento (19-6-1975) con Pascual Prieto en el Lomerón del Colorado, nombre bien apropiado, al acceder silenciosamente en barca y entrar en la reducida caseta, la luz de la linterna nos sorprendió con una masa ingente de huevos, quizá 150. La mayoría eran de pato colorado, tapados con paja; no volvimos a repetir la visita, esperando la siguieran utilizando de amplio nidal pero de difícil incubación.

Para efectuar los censos (Fig. 5), los ornitólogos se dividían en grupos recorriendo cada uno distintas orillas y sitios de observación. Con relación a las grullas, nos procurábamos poner en ambos extremos para tratar de captar los bandos que llegaban desde distintos lugares hacia los dormideros en las orillas o playas o bien en el agua para evitar predadores. El recuento se repetía a las primeras horas de la mañana siguiente al desplazarse por los campos en busca de comida. El espectáculo era impresionante, el movimiento de miles de aves, el ruido de su aleteo y trompeteo atravesando las nieblas matinales. Gallocanta es para las grullas una plataforma o estación de reunión desde donde a finales de febrero y primera

Tabla I. Aves censadas el 4 de enero de 1973.— Bird census results from 4 January 1973.

Porrón común Aythya ferina 16.125Pato cuchara Anas clypeata 850Porrón bastardo Aythya marila 85Ánade silbón Anas penelope 147Ánade real Anas platyrhynchos 1.580Pato colorado Netta rufina 540Porrón moñudo Aythya fuligula 225Focha Fulica atra 7.055Zampullín chico Tachybaptus ruficollis 7Cormorán grande Phalacrocorax carbo 1Total aves 26.615

Fig. 4. Observatorios de aves. Construcción de la torreta del Cañizar (1/02/1973). Poste de observación en la Cerrada Larga (1/04/1979), entre Gallocanta y Berrueco (ver Fig. 2 para localización).

— Bird observatories. Building of Cañizar Tower (1 February 1973). Observation pole at Cerrada Larga (1 April 1979), between the villages of Gallocanta and Berrueco (see Figure 2).

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Fig. 5. Censos de aves acuáticas hasta noviembre de 1979, efectuados por la Guardería de ICONA y el Grupo Aragonés de Ornitología.

— Water bird censuses until November 1979 performed by the Forest Ranger Corps of ICONA and the Aragonese Ornithology Group.

Fig. 6. Red japonesa para anillamiento en la zona de Las Cuerlas (1/08/1972). Debajo: anillando en la Pardina de Bello, con M. A. Bielsa y F. Hernán-dez tendiendo la red japonesa (23/06/1973).

— Japanese net for bird ringing in the Las Cuerlas area (1 August 1972). Bottom photo: ringing at Pardina de bello, with M.A. Bielsa and F. Hernán-dez tending the Japanese net (23 June 1973).

nombrados, Francisco Hernández, Miguel Ángel Bielsa, gran fotógrafo y experto en la red de cañones y japonesas (Fig. 6) para anillamiento (de Aragón, del Pirineo, de la Sierra de Guara, de las sierras aragonesas), Enrique Bourrut, Mariano Burguete, Carlos Enrique Pérez, Cristian Sánchez, Julio Guiral y Matilde Cabrera, estos dos últimos, biólogos de la Diputación General de Aragón.

Las poblaciones de aves variaban con los niveles de agua. Se volverán a ver numerosas cuando haya niveles altos de las aguas. Según comunicaciones orales recogidas por la Guardería, se recuerdan épocas de sequía en el año 1912, de 1940 a 1942, en 1947 y en 1960, situaciones semejantes a la de 1980. El señor Barrado, de Bello, recuerda mucha agua en la Laguna hacia 1920, pues tiene una finca en el lagunazo ancho, en la península de Bello. Los niveles en la mira anotados por nosotros fueron: máximo nivel de 2,84 m en mayo de 1974 y mínimo de unos 20 cm en abril de 1983.

semana de marzo, sobrevolando muchos bandos la vertical de Zaragoza, se disponen a cruzar el Pirineo (Hernández Fernández, 1984).

En los censos de acuáticas y grullas, además de conductores y Guardería, colaboraron numerosos ornitólogos del Grupo ya citado y aún a riesgo de olvidar a alguno, por lo que pido disculpas, cito a: Javier Lucientes, Rafael Guadalfajara, ya

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Para tener una idea de conjunto de la Laguna y de la profundidad aproximada de las aguas, se tomó en setiembre de 1975 una serie de fotografías aéreas con un nivel en la mira de 93 cm en aquella fecha (Fig. 7). Ello permitió situar en un plano a escala 1/32.000 todos los accidentes topográficos de interés y las obras construidas: muelles, puntos de observación, puestos de caza, etc., quedaron bien evidentes en aquellas fotografías.

De acuerdo con la distinta profundidad de las aguas se distribuían las anátidas. Los lugares con profundidad inferior o igual a los 75 cm aquerenciaban a ánades nadadores de ala larga y las zonas con más de 75 cm de agua eran buenas para patos buceadores o de ala corta. La proporción de unas y otras, favorecía la estancia de las distintas especies, así como los fondos ricos en vegetación sumergida que atraen a los buceadores: patos colorados, porrones y fochas. En las playas y zonas de aguas más someras, eran frecuentes las cercetas, ánades friso, real y cuchara.

En aquellas fotografías aéreas quedaron evidentes los Lagunazos del sur en términos municipales de Berrueco, Tornos y Bello, con una mayor riqueza de biotopos por las numerosas islas y la afluencia de pequeños aportes de agua dulce. Esas islas se llaman: isla de Mercadal, Matarraña, Tía Coja, Eloy, Moreles, Cachulín y Antonino. Las que surgieron fueron bautizadas como: Los Porrones, Las Gaviotas, Las Pagazas y Las Cigüeñuelas, según la apetencia de las distintas especies.

Los adultos, al ir a anillar a sus pollos, mostraban gran agresividad picando sobre nuestras cabezas. En primavera y otoño, las playas y aguas

someras se poblaban de cientos de limícolas de difícil determinación para los no expertos: correlimos, chorlitos, archibebes y andarríos.

Adolfo Aragüés visitó varias veces la Laguna en este periodo alternando sus muchas ocupaciones, interviniendo en censos y anillamientos. Los ornitó1ogos citados, sobre todo Javier Lucientes, Francisco Hernández y Julio Guiral, combinaban sus viajes para censar en Gallocanta con otros al resto de zonas húmedas y embalses, los Galachos de la Alfranca y El Burgo, Sariñena y embalse y montes de Tosos. También acudieron al Coto Social de Belchite-Azuara para censar las especies cinegéticas, con determinación de parcelas, transectos de recuento y recogida de alas de las perdices capturadas para la determinación de edades por Javier Lucientes (Aragüés & Lucientes, 1980).

En nuestros recorridos alejados de las aguas, pero dentro de los límites de la cuenca orográfica, merecen citarse los encuentros impresionantes con las avutardas. En el cuaderno de campo se anotó: “Agosto de 1983 con Pascual Prieto, vemos en La Revilla de Bello 14 avutardas; 29-30 de noviembre de 1983 en la zona de Campillo (Guadalajara), observamos 9 avutardas, son las 14 h y 5 min.”

4. La gestión cinegética

4.1. Obras y puestos de caza

La necesidad de poner en marcha el control del área y la organización del aprovechamiento cinegético obligó a movernos con la máxima

Fig. 7. Contactos de fotos aéreas tomadas el 2-9-1975 por el vuelo encargado por ICONA. Aparecen inundados los Lagunazos de la zona sur entre Bello, Tornos y Berrueco. Quedan bien visibles penínsulas e islas, numeradas según leyenda de la Fig. 2.

— Contact prints of aerial photographs taken on 2 September 1975 on a flight commissioned by ICONA. The southern Lagunazos between Bello, Tornos and Berrueco were flooded. Clearly visible are peninsulas and is-lands, which are numbered as per Figure 2.

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celeridad, cuestión ardua por lo complejo de la actividad y el medio. El desplazarse por aguas y fangos con botas de goma por encima de las rodillas resultaba agotador.

Lo primero a descifrar fue el modelo o tipo de barca a utilizar. Aún recuerdo al bueno de Félix Hernández, nuestro atento conductor, demudado, rezando a la Virgen del Pilar por nuestras vidas. Nos habíamos metido con otros dos valientes personajes cuyos nombres no recuerdo, en una breve embarcación de plástico a remo. A los pocos minutos de navegar se levantó un fuerte viento del Noroeste, el cierzo parecía quedar lejos pero su influencia alcanzaba a esta planicie, poniéndonos en peligro de zozobrar. Llegados a la playa decidimos rápidamente que aquella “palangana verde” no era útil.

Me desplacé a donde sabían del tema para definir el tipo de barca y los materiales a utilizar, instalación de los puestos y organización de las tiradas. En la Encañizada, el 17 de enero de 1973 comprobé las dimensiones y movilidad de los “barquets” allí utilizados de fondo plano de 3 × 0,75 m, para dos pasajeros y barquero y otros algo mayores, de 4 × 1 m, para un pasajero más. Recorrimos las Tablas de Daimiel con el atento guarda Bautista, sobre estrechas y largas barcas de madera a modo de piraguas, él dirigiéndolas acertadamente con larga pértiga de unos 4 m, cual hábil gondolero. Las características de la Tablas y su vegetación palustre admiten esta forma de navegación. Siguiendo el viaje informativo recalamos en las lagunas de Villafranca de los Caballeros y de Alcázar de San Juan el 28 de enero de 1973, visitando algunas de ellas como la del Taray. Los tipos de barcas no me convencieron para la Laguna y no veía a los Pascuales de gondoleros en las movidas y profundas aguas, de 2,5 a 3 m, de Gallocanta.

Después de toda esa instrucción nos decidimos por barcas de forma y dimensiones corrientes rígidas de madera para tres o cuatro ocupantes, a remo, y otras neumáticas de esa capacidad o algo mayores. Las primeras para las obras y el transporte de materiales y las segundas para distribuir y retirar a los cazadores. Unas y otras permitieron movernos con cierta seguridad según la actividad y la vegetación palustre. Las neumáticas, Zodiac Marineland se equiparon con pequeños motores de 4, 6 y 8 CV. El material se adquirió en la Casa Orly de Joaquín Casabayó, cuyo personal acudía el día de las tiradas para resolver contratiempos mecánicos. Guardería, mecánicos y peones iban equipados con altas botas de goma, chalecos salvavidas y prendas de invierno.

Se analizaron los lugares más apropiados para colocar los puestos distribuidos por el perímetro de la Laguna. Se eligieron salidas de acequias, regueras y puntos de aguas dulces como La Reguera de Las Cuerlas, los Ojos, etc. donde se conocía una mayor querencia de las aves, entre el carrizal, en tierra firme, en extremos de cabos o

penínsulas como El Pico del Hacha, el de los Ojos y la península de Berrueco, o bien puntos aislados en las aguas: el Lomerón del Colorado o la Isla del Tío Pesterre.

Los bidones a usar como puestos de caza eran metálicos de unos 90 cm de diámetro y 1,20 m de altura adquiridos en Calatayud (27-9-1973) o bien en el taller de desguace de la Base Americana de Zaragoza. En ella nos suministraban también tractores, camiones y vehículos pick up que los mecánicos del Servicio Forestal ponían en marcha. Unos mapas a escala 1/50.000 y con el sello de “Confidencial US Army” tenían aquella procedencia. En esos tiempos se reciclaba y aprovechaba cuanto podía ser útil.

Los bidones o depósitos, limpios y tratados con pinturas anti-corrosión, se situaban en el agua (Fig. 8) con una profundidad en ese punto de 60 cm o mayor y se fijaban con estacas de unos 3 m. Eran de sabina (Juniperus thurifera), adquiridas en una serrería de Molina de Aragón a 40 pesetas (0,24 euros) por unidad. Esta madera podía permanecer un tiempo sumergida, pero la aventura era conseguir clavarlas en el fondo de la laguna con esa longitud. Fidel, hermano de P. Mercadal, capador de oficio y cazador de afición resolvía la operación. Este recio peón provisto de pesado mallo y subido al borde de la barca o en hombros de otro colaborador, golpeaba airosamente la cabeza de la estaca; al golpe, la barca se desplazaba sin control a pesar del peso de personas en la otra borda. Era un ejemplo de gimnasia circense con peligro de irnos todos al agua detrás del mallo. Una vez clavada la primera estaca, tras repetidos golpes, la situación náutica se iba estabilizando y permitía colocar dos estacas más para sujetar el bidón. Después se lastraba para poderlo manejar y fijar, siendo el agua el material más próximo para ello.

En una de esas operaciones, uno de los bidones se fue al fondo. No dispuestos a perderlo, lo izamos después de introducir en él una cámara grande de tractor e hincharla con una bomba, tras haber colocado una fuerte red o cuerda en la boca del bidón. En los puestos se puso un pequeño asiento y se cubrió con una lona o tapa de madera, además se les dotó de una placa con pintura reflectante para mejor localizarlos de noche entre el carrizo. Posteriormente los bidones se sustituyeron por otros de otro material, más fáciles de conservar y limpiar. Para facilitar el acceso a los puestos con las embarcaciones se construyeron muelles, situados en el lagunazo pequeño frente a Gallocanta, en la Cerrada del Prado cerca de Los Ojos, en las Hoyuelas de Bello y junto al balsón de Tobeñas, en término de Berrueco. Corría el mes de octubre de 1973 y había que instalar una serie de puestos en el agua, en las manchas de carrizal y en tierra firme.

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4.2. Organización de las tiradas de acuáticas

Uno de los motivos de la creación de la Zona de Caza Controlada, además del conocimiento de su flora y fauna, era conseguir un ordenado aprovechamiento de las especies cinegéticas, como medida complementaria de la protección que se buscaba.

El principal aprovechamiento cinegético era sobre especies relacionadas con el medio acuático: anátidas y fochas, las tiradas se efectuaban entre octubre y febrero y en enero de 1981 se dio la última cacería. Hubo unos 36 puestos de caza distribuido en un perímetro de más de 20 km, disminuyendo el número de puestos en las últimas temporadas. Los cazadores con categoría de nacionales eran nueve, los provinciales, quince y los cazadores de los pueblos ribereños o cazadores locales, doce.

Se llegaron a dar treinta y dos tiradas, con una media de cinco por temporada, participando en total unos mil cazadores. El promedio de piezas cobradas fue de 170 por tirada con una media de seis por cazador. En todas las temporadas, las piezas abatidas fueron menos del 1% de la población

total de acuáticas y fochas de ese momento, demostrándose la compatibilidad de la caza con la protección de la avifauna. La mejor temporada en capturas fue la de 1981, posiblemente por un menor nivel de las aguas. En los últimos años se hubo de reducir el número de puestos y en algún caso anular la tirada, debido a la imposibilidad de entrar en las aguas por hielo. Así ocurrió el 22 de diciembre de 1979, con 8°C bajo cero y hielo cubriendo toda la Laguna.

La colocación de los cazadores en los puestos y su recogida era una operación compleja y comprometida pues la mayoría de ellos desconocía la Laguna y su puesto, en el cual había que instalarlos antes de hacerse de día. Con los vehículos del Servicio y desde los pueblos de Gallocanta y Tornos se iniciaba el traslado hasta llegar a los muelles donde los recogían las barcas conducidas por la Guardería. Todo ello suponía un despliegue rápido de personal, coches y barcas.

Con las primeras luces comenzaban a oírse los disparos y las aves suficientemente avispadas se tendían en grandes bandos en el centro de la Laguna, alejadas de los puestos obligando a agitar a esa población con las barcas. A nuestro paso levantaban el vuelo o dejaban un pasillo de dimensiones proporcionales a la velocidad de las naves. El pasillo se cerraba nuevamente a nuestras espaldas, siendo necesario repetir la operación con varios rumbos.

Hacia mediodía se iniciaba la recogida de cazadores y de piezas, estas, agrupadas en un punto, normalmente en Tornos, eran examinadas y seleccionadas cuidadosamente por Javier Lucientes, apartando aquellas de interés y que no entrarían en el reparto. Sin duda, allí comenzó su afición por la parasitología y hoy es un eminente profesor de esta disciplina en la Facultad de Veterinaria de la Universidad de Zaragoza.

Posteriormente, reunidos en la casilla de peones camineros, después Centro de Interpretación, con Guardería, mecánicos y obreros, reponíamos fuerzas y temperatura. Después, en casa, más de una noche nos hemos despertado sobresaltados pensando si a alguno de aquellos esforzados cazadores, lo habríamos olvidado en su bidón a merced de los elementos, buitres, cuervos y picarazas, pero nunca ocurrió tal desventura. Otros días, las reuniones en la casilla usada de breve almacén y después de trabajos y censos, permitían en confiada y amigable charla con guardas y conductores, llenarte de una cultura que no aparece en los libros.

4.3. Naturalistas, ornitólogos, población ribereña

La relación de Adolfo con ornitólogos extranjeros, principalmente ingleses, entre otros Jeremy Brooks, sus publicaciones y comunicaciones, promovieron la visita de estudiosos europeos a Gallocanta y estepas de la Depresión del Ebro, biotopos muy distintos

Fig. 8. Transporte de bidones desde el muelle en febrero de 1973. Debajo, puesto de caza de patos con el camuflaje desenmascarándose en el transcurso de la jornada de caza (enero de 1977).

— Transporting drums from the wharf in February 1973. Bottom: duck-hunting stand with its camouflage degraded after a hunting day (January 1977)

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a los de sus países de origen. Recuerdo cuando acompañando a un grupo de alemanes, al pasar por la carretera sobre Daroca pedí al conductor del autobús que aminorara la marcha. El panorama urbano teñido de tonos terrosos hizo aplaudir de forma espontánea a aquellas personas, cuando nosotros, asiduos paseantes de aquella ciudad, no habíamos llegado a ese grado de aprecio. La misma vehemencia mostraron a la vista de Gallocanta.

Acudieron las televisiones nacional y alemana, el NO-DO, un grupo de biólogos americanos y numerosos interesados que después de comunicar con Adolfo o con el Servicio Forestal, pedían permiso para recorrer el perímetro de la Laguna. A la Guardería se le proporcionaron copias del Catálogo de las aves allí observadas, así como una relación en varios idiomas para facilitarles comunicación e información a los extranjeros.

Se recordaba a todos los visitantes, ornitólogos y fotógrafos la prohibición de cualquier actividad o aproximación a las aves, sus colonias, nidos y pollos, que pudiera alterar su tranquilidad, norma que rigurosamente cumplíamos nosotros. Para conseguir de forma eficaz este propósito, algún lugar quedaba totalmente vedado al paso en determinadas épocas del año.

Entre los días 29 de junio y 5 de julio de 1976, a propuesta de Adolfo, con la colaboración del Grupo Ornitológico de Aragón y del ICONA, se celebraron las Jornadas Ornitológicas Aragonesas, seleccionando una serie de lugares por su importancia y riqueza en aves, dedicando el día 1 de julio, a una visita completa a Gallocanta.

Los días 9 y 10 de junio de 1978, promovidas por Adolfo y organizadas por el Ayuntamiento de Daroca, tuvieron lugar las Jornadas Científico-Culturales a las que se invitó a F. Rodríguez de la Fuente (Fig. 9). Se visitó la Laguna y el naturalista quedó impresionado, deshaciéndose en elogios hacia la zona. Javier Lucientes colocó una serie de cepos y Adolfo explicó la importancia de la avifauna de las aguas y de su entorno. Tuve ocasión de explicar, sobre planos y fotografías aéreas, la gestión que ICONA venía desarrollando en la Zona de Caza Controlada. Por la tarde se debatió el futuro de la Laguna y la figura legal de protección a aplicar al terminar el plazo de la declaración de Zona de Caza Controlada. Durante los días 1, 2 y 3 de noviembre de 1979 se celebraron en Gallocanta nuevas Jornadas Ornitológicas bajo la dirección de Adolfo.

Se procuró en todo momento mantener relaciones cordiales con los habitantes de los cinco pueblos. Se celebraron numerosas reuniones y charlas con representantes de los Ayuntamientos, agricultores, cazadores y vecinos en general. Se mejoraron los caminos y se hicieron algunas obras a petición de los vecinos y otras de interés para la gestión de la caza: accesos, muelles, observatorios, etc., previa consulta a las autoridades municipales. De los 30 a 36 puestos de las tiradas, había siempre un cupo de 12 reservado para los cazadores locales.

Para cazar la codorniz durante la media veda eran ellos solamente los autorizados.

Se hicieron una serie de mejoras en fuentes

y manantiales adecuando su entorno para su utilización como área de descanso o recreativa; se plantaron choperas en los lugares apropiados a petición de los Ayuntamientos y se intentó la adquisición de terrenos para la plantación y preparación de filtros verdes a fin de disminuir la contaminación por vertidos a la Laguna. Se trató de controlar los daños a cultivos ocasionados por la fauna silvestre y se acudió a indemnizaciones tras varios reconocimientos de las parcelas afectadas. En alguna ocasión, ecologistas foráneos y políticos oriundos, ambos “iluminados”, pusieron en riesgo el difícil equilibrio entre todos los intereses conseguido a fuerza de tiempo y buena relación.

Por el Centro de Estudios de Ordenación del Territorio y Medio Ambiente se contrató

Fig. 9. Visita de Félix Rodríguez de la Fuente durante las Jornadas Científico-Culturales de Daroca, 9 y 10 de junio de 1978.

— F. Rodríguez de la Fuente at the Scientific and Cultural Conference in Daroca, 9-10 June 1978.

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el “Estudio de la biocenosis de la Laguna de Gallocanta y su cuenca”. En el trabajo, elaborado por PROYEX, S.A. en 1981, intervinieron muchos de los citados anteriormente bajo la dirección del Dr. Eduardo Aranzadi y la coordinación de Julio Guiral (Guiral & Pérez Bujarrabal, 1980).

Finalmente la Tabla II presenta una lista de grupos o personas, algunas nombradas más arriba, con quienes coincidimos en la Laguna en ese tiempo por trabajos y estudios. El orden es arbitrario, pero mencionando en primer lugar a Guardería y funcionarios de ICONA y Diputación General de Aragón por su mayor dedicación. Los días de tiradas era necesario recurrir a Guardería de áreas próximas. Para todos, citados y olvidados, mi respeto y aprecio.

5. Epílogo

La Laguna de Gallocanta seguirá sorprendiendo a todos, sea con niveles altos de las aguas, mostrando su riqueza en flora y fauna, sea en épocas de sequía, con planicies de barro y sal brillando al sol. Estas épocas de inundación y sequía se alternan a intervalos de tiempo de difícil predicción, tal como hemos anotado para el pasado siglo.

Numerosas formas de vida: semillas, esporas, organismos en estado de reposo metabólico, replegados, escondidos en algún lugar de la Laguna o en sus cercanías, esperan la aparición de condiciones favorables, principalmente de humedad, para asombrar nuevamente con una explosión de vida; de ahí la necesidad de una protección continuada de la zona. Nosotros hemos podido disfrutar de esa riqueza, pero sin duda volverá a manifestarse en próximos años y en futuras generaciones. Nos queda su recuerdo, esa esperanza y la memoria de todas las personas

con quienes compartimos trabajos, inquietudes y emociones.

Agradecimientos

A Carmen Castañeda y a Juan Herrero por la transcripción y lectura crítica del original. Este artículo es un resultado de la investigación en marcha dentro del proyecto AGL2012-40100 financiado por el Gobierno de España.

BibliografíaAragüés, A. 2008. Naturaleza, ornitólogos y

pajareros: 50 años de la Sociedad Española de Ornitología en Aragón. Agencia de Medio Ambiente y Sostenibilidad. Zaragoza.

Aragüés, A. & Lucientes, J. 1980. Fauna de Aragón: Las aves. Guara Editorial. Zaragoza.

Aragüés, A. & Pérez Bujarrabal, E., Lucien–tes, J. & Bielsa, M.A. 1974. Observaciones estivales en Gallocanta (Zaragoza). Ardeola 20: 229-244.

Cabrera, M. & Pérez Bujarrabal, E. 1984. Censo invernal de aves acuáticas en la provincia de Zaragoza (enero 1984). ICONA, Boletín de la Estación Central de Ecología 13(26): 57-61.

Casterad, M.A. & Castañeda, C. Eds. 2009. La Laguna de Gallocanta, medio natural, conservación y teledetección. Memorias de la Real Sociedad Española de Historia Natural. VII:146 págs.

Grupo Aragón de Ornitología. 1980. Primer Catálogo de los vertebrados de la Laguna de Gallocanta y su entorno. ICONA, Boletín de la Estación Central de Ecología 9(18): 33-44.

Guiral, J. & Pérez Bujarrabal, E. 1980. Sobre un esquema de trabajo e índice de estudio para proyectos de protección de zonas

Tabla II. Algunas personas* o grupos con quienes el autor trabajó en la Laguna de Gallocanta desde 1972 hasta 1984.- Some of the individuals and groups who collaborated with the author at Gallocanta Lake between 1972 and 1984.

Guardería Forestal, funcionarios de ICONA y de la Diputación General de AragónJosé Menés Salvador Lomillos Antonio Rodrigo Ignacio BallarínPascual Prieto Jesús Cortés Manuel Laborda Jesús MartínPascual Mercadal Matilde Cabrera A. Mailín Julio GuiralLuciano Gavín Ángel Royo Clemente, de EjeaFélix Hernández Eloy Otal Manuel PeiróAntonio Molinero Fidel Mercadal Víctor, de Nuévalos

Científicos, cazadores y otro personalPedro Montserrat Adolfo Aragüés Mariano Burguete Mariano OrobitgLuis Villar Javier Ferrer Enrique Bourrut Cristian SánchezDaniel Gómez Javier Lucientes Tomás Andrés Fernando TelloGabriel Montserrat Miguel Ángel Bielsa Carlos Enrique Pérez Fernando PortilloCésar Pedrocchi Francisco Hernández Antonio Herranz Ramón Coronado Francisco Comín Rafael Guadalfajara Carlos Villaverde Mecánicos de Orly* Varias personas aquí nombradas aparecen en las Figuras anteriores o en las del Anexo fotográfico.

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húmedas. ICONA, Boletín de la Estación Central de Ecología 9(17): 19-26.

Hernández Fernández, F. 1984. Contribución al estudio de la grulla (Grus grus) en la provincia de Zaragoza (1980-1983). ICONA, Boletín de la Estación Central de Ecología 13(25): 49-62.

Hernández Pacheco, F. & Aranegui, P. 1926. La Laguna de Gallocanta y la geología de sus alrededores. Boletín de la Real Sociedad Española de Historia Natural. XXVI: 419-429.

Fig. 10. Tablas de Daimiel, 27-01-1973. Bautista, el guarda, sobre una de las barcas allí utilizadas, similares a los “barquets” de la Encañizada.

— Tablas de Daimiel, Ciudad Real, Spain, 27 January 1973. Bautista, a Forest Ranger, on a boat similar to the ones used at La Encañizada, Tarragona, Spain.

Fig. 11. Gallocanta, 20-12-1973. Primera tirada de prueba. Cuadro con parte de las piezas cobradas.

— Gallocanta, 20 December 1973. First hunting shoot party. Display of some of the bagged birds.

Fig. 12. Javier Lucientes con azulón (Anas platyrhynchos) capturado; detrás, Miguel Ángel Bielsa (20-12-l973).

— J. Lucientes with a bagged mallard Anas platyrhynchos; M.A. Bielsa is in the background.

Fig. 13. Miguel Ángel Bielsa, ya experto fotógrafo, y ánsar cazado. 20-12-1973.

— M.A. Bielsa, already a skilled photographer, and a bagged goose. 20 December 1973.

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Fig. 14. Un día de tirada. En la barca neumática de izquierda a derecha: Pascual Prieto, el autor y un mecánico de Orly. Enero 1977.

— A hunting day. On the inflatable boat, from left to right: P. Prieto, the author, and a mechanic hired by Orly Co. January 1977.

Fig. 15. Guardería en la Casilla de Camineros en 1974 (ahora Centro de Interpretación) entre Tornos y Bello, después de una tirada

— Forest Rangers at the door of the Road Workers Station in 1974 (now an Interpretation Center) located between Tornos and Bello, after a shooting party

Fig. 16. En el muelle de Tobeñas.— At the Tobeñas wharf.

Fig. 17. Caseta-refugio de observación.— Observation hide.

Fig. 18. Caseta de observación en la Reguera de Las Cuerlas, cercana a Los Ojos (véase Fig. 2 para localización).

— Observation hide at la Reguera de Las Cuerlas, near Los Ojos (see location in Fig. 2).

Fig. 19. Bando de patos sobre el Lagunazo Pequeño.— Flock of ducks over Lagunazo Pequeño.

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Fig. 20. Zampullín cuellinegro (Podiceps nigricollis) en su nido, tratando de camuflarlo ante el peligro.

— Black-necked grebe (Podiceps nigricollis) trying to camouflage when faced with a threat.

Fig. 21. Grupo de patos, la mayoría colorados (Netta rufina) y porrones comunes (Aythya ferina).

— Group of ducks, mostly red-creasted pochards (Netta rufina), and common pochard Aythya ferina.

Fig. 22. Amanece con niebla. Bando de grullas saliendo del dormidero en dirección Norte sobrevolando chopos de La Reguera, diciembre de 1974.

— A misty sunrise. Cranes flock going from their roost northward over the poplars of La Reguera, December 1974.

Fig. 23. Gran bando de patos, predominan porrones, colorados y azulones (A. ferina, N. rufina y A. platyrhynchos).

— A large flock of ducks, mostly common pochard (A. ferina), red-creasted pochard (N. rufina) and mallard (A. platyrhynchos).

Fig. 24. Fumarel cariblanco (Chlidonias hybrida) en su nido el 21 de junio de 1974.

— Whiskered tern (Chlidonias hybrid) at his nest, 21 June 1974.

Fig. 25. Colonia de zampullines cuellinegros (Podiceps nigricollis) frente a la costa de Berrueco. Julio 1975.

— A black-necked grebe (Podiceps nigricollis) colony on the shore of Berrueco. July 1975.

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Fig. 26. Caseta ligera de observación o hide, desplazada cada día lentamente hacia la colonia, para su observación y fotografía.

— A lightweight hide that was moved slowly each day into the colony, for observations and photography.

Fig. 27. Pareja de grullas (Grus grus) con joven en el centro; el de la izquierda podría ser el macho.

— Pair of cranes (Grus grus) with a nestling in the center. The one on the left might be the male.

Fig. 28. Puesta de sol sobre la laguna. Julio de 1975.— Sunset on the lake. July 1975.

Fig. 29. Nido y pollos de avoceta (Recurvirostra avo-setta), uno de ellos ya anillado. Julio d e 1976.

— Avocet (Recurvirostra avosetta) nestlings, one of which has been ringed. July 1976.

Fig. 30. Gran playa de sal en año de sequía, década de los años ochenta.

— Salty playa in a drought year in the 1980’s.

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Fig. 32. Ornitólogos en el Planerón de Belchite (22-06-2008), con Adolfo Aragüés y el Presidente de SEO / Birdlife, Eduardo de Juana Aranzana.

— Ornithologists at Planerón de Belchite (22 June 2008) with A. Aragüés and the President of the Spanish Society of Ornithology / Birdlife, Eduardo de Juana-Aranzana.

Fig. 31. En Fuendetodos, el 30 de mayo de 1975, prospectando un nido de rapaz con un colaborador especialista en escalada.

— Inspecting a nest of a predatory bird at Fuendetodos, 30 May 1975, aided an experienced climber.

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