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http://www.revistaalaxarch.es/
Nº 4 agosto 2009
Revista de estudios de La Manchuela
ISSN: 1887-2174
LOS RECURSOS BIOLÓGICOS EN LA MANCHUELA: UN PATRIMONIO NATURAL Y
CULTURAL A PROTEGER
Alonso Verde*, José Fajardo*, Diego Rivera**, Arturo Valdés* y
Concepción Obón***
* Jardín Botánico de Castilla La Mancha ** Universidad de Murcia; ***
Universidad Miguel Hernández
INTRODUCCIÓN
Situada entre los ríos Júcar y Cabriel, La Manchuela es una comarca natural compartida
por las provincias de Albacete y Cuenca. El paisaje actual que observamos en esta
comarca es el resultado de la ocupación humana de este territorio desde hace milenios.
A lo largo de las generaciones, los pobladores de La Manchuela han sabido obtener del
propio entorno todos los recursos necesarios para su supervivencia. La naturaleza, en
todas sus manifestaciones, ha sido la fuente que ha sustentado la vida de las personas,
forjando un paisaje, un carácter y un modo de vida.
El paisaje de La Manchuela es un paisaje domesticado, suavizado por la interacción
milenaria entre las personas y su medio. Originariamente, el territorio debió estar
mayoritariamente cubierto de un denso bosque mediterráneo, un tupido encinar
salpicado por retazos de otros tipos de bosques, robledales (quejigares) en las umbrías y
alamedas junto a los ríos. Las primeras sociedades agrícolas que se establecieron en la
zona fueron poco a poco desnudando la tierra de aquel tapiz vegetal originario del que
hoy quedan sólo retales. Sobre aquellos primeros campos surgió la agricultura,
dominante hoy en el paisaje, un mosaico cubierto de campos de secano cultivados de
cereal, viñas y almendros salpicado de encinas y verdes pinares de pinos piñoneros y
pinos carrascos.
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EL SISTEMA DE CONOCIMIENTO TRADICIONAL
Los conocimientos tradicionales sobre la naturaleza son parte de nuestra cultura (Pardo
de Santayana, y Gómez, 2003 y Pardo de Santayana y Morales, 2001, Verde y Fajardo,
2007), no están en los libros, y sí en la memoria de nuestros mayores, por lo que es
obligación nuestra recuperarla, pues, con cada persona mayor que desaparece se pierde
también una parte de este Patrimonio Cultural.
Este conocimiento popular sobre los recursos biológicos lo estudia y recoge la ciencia
conocida como Etnobiología, ciencia que se alimenta de otras disciplinas como son la
Botánica, Zoología, Etnología, Ecología, Edafología, etc. La recopilación del
conocimiento y práctica en uso, el lenguaje asociado a dicha práctica, así como la
interpretación simbólica y empírica de los recursos biológicos son la esencia de la
Etnobiología.
Estos conocimientos descriptivos se transmiten de forma oral, son dinámicos,
adaptándose a nuevas necesidades y problemas y son la base sobre la que se sustenta la
gestión tradicional de los recursos naturales (Fajardo, 2008). No es un sistema cerrado,
sino que está abierto a la entrada y salida de recursos, a través del trueque o del
comercio. Muchos de los productos obtenidos se venden para obtener los ingresos que
permiten la adquisición de bienes de consumo no disponibles en la comarca. La cercanía
con Levante ha determinado las relaciones comerciales y los usos tradicionales. Los
cambios sociales experimentados desde hace algunas décadas han tendido a la mayor
dependencia de los recursos externos y a una disminución progresiva de la importancia
de los bienes obtenidos en los circuitos locales o de autoabastecimiento.
Todo esto se engloba dentro del Sistema de Conocimiento Tradicional que presenta
cuatro vertientes:
1. Percepción y clasificación del medio: saber tradicional acerca de los recursos
naturales, sus nombres y usos.
2. Sistemas de gestión de estos recursos: administración, manejo y
temporalización de los recursos, técnicas de transformación y procesado.
3. Obtención de bienes y productos tangibles a partir de los diferentes recursos
naturales.
4. Creencias, interpretación simbólica y empírica de la relación del ser
humano con la naturaleza.
En este Sistema de Conocimiento Tradicional, el ser humano pertenece a la naturaleza,
es una pieza más de la compleja red de interacciones que gobiernan el cosmos. Desde
nuestros orígenes como especie, desarrollamos el lenguaje como un sistema de
comunicación y difusión de información. Una de sus funciones principales fue
transmitir los conocimientos de índole práctica, vinculados inicialmente a los recursos
naturales. Así, existe un vocabulario riquísimo en cada idioma para nombrar las
plantas, los animales, las setas comestibles, tipos de tierra, tipos de rocas, etc. Pero es un
vocabulario selectivo, no describe sistemáticamente toda la bio y geodiversidad, sino
sólo la diversidad “útil”, es decir, todos aquellos seres vivos o elementos que tengan
algún vínculo cultural con la sociedad que explota ese entorno, ya sea porque se
aprovechan de forma práctica, sirven como indicadores, representan un peligro, etc.
Junto a la denominación del recurso, el Sistema de Conocimiento Tradicional conserva
y transmite sus potencialidades, la utilidad práctica de cada elemento del sistema, que a
menudo se incorpora al propio nombre del recurso.
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La diversidad biológica y cultural están íntimamente relacionadas, pero el conocimiento
tradicional sólo describe lo útil, de manera que un recurso especialmente importante
para una comunidad está descrito de forma exhaustiva mientras que si no es así, no
recibe atención. Un ejemplo fácil de entender sería el caso del cerdo. En la Manchuela
ha sido y es un recurso fundamental, se conoce su alimentación, preferencias y
necesidades, toda su anatomía y despiece, los productos que se pueden obtener de él y
como conservarlos, etc., mientras que en una cultura que no utilice este recurso
alimenticio, se conoce someramente.
El concepto de especie no es el mismo en biología que en el sistema tradicional de
conocimiento, en este último campo, la definición de lo que se considera una especie se
focaliza en los diferentes recursos proporcionados por la naturaleza, de manera que
productos diferentes obtenidos de la misma planta se consideran “etnoespecies”
diferentes. Por ejemplo, los “lizones” son los brotes tiernos de Chondrilla juncea,
comestibles en primavera como verdura silvestre, mientras que las “talleras o
aljonjeras” son las plantas adultas de esta misma especie, empleadas en la elaboración
de escobas o de liga para cazar pájaros, de manera que en la taxonomía popular lizones
y talleras son cosas distintas.
En este sistema, los conocimientos se mantienen sobre los usos, la información
adaptativa valiosa tiende a conservarse, aunque el uso haya desaparecido. Por ejemplo,
aún se mantiene extendido el conocimiento sobre el rompesacos (Aegilops ovata) como
cereal silvestre y fuente de harina panificable, aunque ninguno de nuestros informantes
lo haya usado nunca, pero saben que en un tiempo pasado se usó y ese conocimiento no
se ha perdido, aunque si el uso.
En cuanto al aprendizaje y transmisión de los conocimientos etnobiológicos, éste
tiene lugar desde la infancia, fundamentalmente en la familia, pero no sólo. El
aprendizaje se basa en la transmisión oral, de las generaciones precedentes hacia las
siguientes.
El conocimiento popular esta compartimentado, sectorializado, aunque la
etnobiología lo estudia como un cuerpo único, no es así en la realidad, se halla disperso
entre la población, de manera que lo habitual es encontrar informantes que dominan un
campo concreto de estos conocimientos (plantas medicinales, trampeo, cestería, etc.).
Por otra parte, este conocimiento está personalizado, cada informante incorpora sus
propias vivencias y experiencias, de manera que su testimonio en parte es el resultado
de la propia experimentación personal.
1.- PERCEPCIÓN Y CLASIFICACIÓN DEL MEDIO
La base de este sistema es el conocimiento de los recursos naturales, la manipulación
de los mismos y la elaboración de herramientas, utensilios y en general objetos de uso,
tangibles o no, que son el resultado de la exploración del medio a lo largo del tiempo.
Generación tras generación han ido observándolo, explorándolo y extrayendo el
conocimiento sobre el medio físico, paisaje, ecosistema y especialmente de cada uno de
los organismos que conviven con el hombre (plantas, animales, hongos y
microorganismos).
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Conocimiento del medio
La exploración del entorno ha servido al hombre para conocer los diferentes
ecosistemas, sus organismos, y la relación entre ellos. Es el fruto de una observación
lenta, a la vez que minuciosa y a través de ésta se ha conseguido un conocimiento
exhaustivo del entorno, donde obtener todo lo necesario no solo para su supervivencia,
sino también su vivencia como animal social. La descripción del medio físico, del
relieve y de los ecosistemas es el objeto de estudio de la etnoecología, de manera que
existe un conocimiento popular profundo del entorno y de sus características físicas,
donde son inseparables los recursos biológicos del medio donde se encuentran, en un
concepto intuitivo muy similar a lo que conocemos en biología como ecosistemas. Así,
los términos populares que describen ambientes, enfermedades, fenómenos biológicos u
otros conceptos se denominan en etnobiología términos émicos (Verde y cols., 2008),
en contraposición con los términos éticos u oficiales. Con el fin de realizar una
descripción acorde con este sistema tradicional, vamos a emplear preferentemente los
términos populares o émicos.
el relieve
Dentro de este sistema, es esencial poder describir todas las características del relieve y
accidentes geográficos, con el fin de georeferenciar los propios recursos naturales. Así,
existe un lenguaje popular, rico, ancestral, que describe la geografía de La Manchuela;
red hidrográfica, elevaciones, cuevas, etc., creando un amplio vocabulario de topónimos
que reflejan pequeñas historias del paisaje y describen la geografía íntima de la
comarca.
El suave paisaje de La Manchuela, situada entre dos ríos, esta marcado por una red
hidrográfica que desagua en el Júcar y en el Cabriel. En esta red, popularmente se
distinguen:
Vallejos; pequeños valles, más bien abiertos, con pendiente suave, incluso cultivados.
Cañás (cañadas); cauces temporales que suelen llevar agua tras tormentas, desembocan
en el río. Recogen el agua de barrancos y vallejos.
Barrancos; pequeños valles de relieve más bien abrupto, a menudo, delimitados por
paredes casi verticales.
Tollos; situados en el cauce de una cañada o barranco, los tollos son depresiones
circulares, abruptas, originadas por la erosión producida por una cascada permanente o
temporal. Uno de los más espectaculares y conocidos es el Tollo de La Gila.
El Río; tanto al Júcar como al Cabriel se les conoce simplemente así.
Fuentes y nacimientos; surgencias de agua subterránea producidas por la ruptura del
freático debida a la erosión en cañadas y barrancos.
En el resto del paisaje, en la orografía y descripción del territorio, se distinguen:
Lomas; pequeñas elevaciones de contorno suave, a menudo incluso cultivadas.
Umbrías u ombrías; laderas expuestas al norte, por tanto menos soleadas y más
húmedas, por esta circunstancia, presentan a menudo una vegetación propia, hecho
popularmente conocido.
Solanas o carasoles; laderas orientadas hacia el sur. Más secas y soleadas.
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Hazas; depresiones en tierras de cultivo en los fondos de los vallejos y las cañás.
Hoyas; hondonadas o zonas endorreicas de pequeña extensión, generalmente de
contorno circular con un suelo profundo (“con molla”) y muy fértil, especialmente
apreciado por los agricultores. Se dedican al cultivo de cereales, azafranares y
melonares.
Vega; valles de los ríos. Caracterizados por suelos fértiles, aluviones profundos donde
se han instalado tradicionalmente las huertas de regadío, abastecidas gracias a
infraestructuras de origen remoto; azudes y acequias.
Puntales; elevaciones rocosas, más bien aisladas, próximas a cañás y valles de río.
Suelen tener nombre propio y son muy utilizados como georeferencia.
Peñazas o peñas; paredones rocosos y cantiles verticales, producidos por la erosión
fluvial en los valles de ríos y cañadas. En estos espacios, domina una flora
eminentemente rupícola, de las cuales algunas se usan como medicinales.
Ardales; término antiguo, “fósil”, de significado desconocido en la actualidad pero muy
presente en las ordenanzas medievales de la actual provincia de Albacete. Deriva del
árabe “ard”, la tierra que está sin cultivar.
Monte; término amplio que agrupa los retazos de matorrales y bosques mediterráneos
que subsisten de la vegetación original. Bajo esta denominación, se incluyen las
abundantes manchas de pinar de pino piñonero, mezcladas o separadas de los
chaparrales y montes de carrascas.
Recursos naturales no biológicos
Desde el punto de vista etnobiológico, no podemos separar en este sistema, los recursos
biológicos del medio físico, pues todos forman parte de una misma unidad. Así, al
explorar el entorno, las sociedades tradicionales investigan por igual las posibilidades
prácticas tanto del medio físico (suelo, rocas, atmósfera) como del biológico. Bajo este
punto de vista, compartido por el conocimiento popular, describimos en este apartado,
los principales recursos naturales que conforman la base de la gestión y
aprovechamiento del entorno.
Tierras y rocas
Se clasifican según su calidad y características. Este conocimiento tiene como objetivo
optimizar la explotación agrícola de los suelos y aprovechar el recurso en otros usos,
esencialmente construcción (adobes, tapial, tejas, lodaos).
Gredas; tierras arcillosas, llamadas en la zona “tierras fuertes”, dedicadas al cultivo, se
han usado para la elaboración de adobes para la construcción y tejas en los tejares. Para
cubrir el suelo de las casas, una vez al año se le echaba un “lodao”, capa de arcilla
amasada con la que se enlucía el suelo.
Rochas; tierras con poco suelo y escasa fertilidad, donde la costra caliza se encuentra a
pocos cm. El laboreo intenso hace que afloren continuamente fragmentos de costra
caliza. Se dedican a cultivos marginales de secano, antiguamente sobre todo al centeno,
también a viñas y almendros.
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Arenales; Son tierras “frescas”, dedicadas fundamentalmente al cultivo de viñas,
melonares y especialmente azafranares. Las arenas se extraen para su empleo en
construcción.
Aguas
El abastecimiento de agua es fundamental, tanto para las personas como para sus
animales y plantas. La Manchuela se caracteriza por ser una zona rica en fuentes, con un
nivel freático poco profundo, roto por los cortes del relieve de barrancos y cañadas, lo
que le proporciona esa riqueza en manantiales.
Para ello, existen una serie de infraestructuras necesarias que además hay que mantener
en perfecto estado; fuentes, pozos, aljibes. Es especialmente apreciada el agua de aljibe
por su finura. La vivienda tradicional de los pueblos de la Manchuela disponía a
menudo de un aljibe, para abastecer de agua a la familia y a los animales domésticos.
El agua de manantiales se ha aprovechado para regar pequeños huertos dispuestos en
terrazas, escondidos en los barrancos y cañadas. Más grandes y extensos son las huertas
que salpican las vegas de los ríos Júcar y Cabriel.
La fuerza del agua se ha “domesticado” convirtiéndola en energía hidráulica:
empleada para mover molinos harineros de los ríos. Otro tipo de construcciones que
aprovechaban la fuerza del agua eran los batanes, pequeñas construcciones dedicadas a
“batanear” la lana de oveja, es decir, lavarla, extrayéndole su grasa natural o lanolina y
prepararla para su futura transformación en hilo y empleo en la industria textil. En los
martinetes, se aprovechaba la fuerza del agua para mover el gran martillo o martinete
de las fraguas donde se trabajaba el hierro.
En algunas zonas de la Manchuela aparecen nacimientos o surgencias con aguas
minero-medicinales, como es el caso de Fuente Podrida en Villatoya (Almendros,
2002), son aguas con diferentes contenidos minerales que resultan eficaces desde el
punto de vista terapéutico.
La atmósfera
La energía eólica es un recurso que no ha pasado desapercibido en esta comarca. Como
una forma sencilla de utilización, el viento era necesario para ablentar (aventar),
separar el grano de la paja. Posteriormente, serviría para mover las pesadas muelas de
los molinos de viento, emblema de La Mancha e ingeniería necesaria para transformar
el preciado grano en harina. Todavía se pueden ver los restos de los molinos de viento
de Mahora y Hoya Gonzalo.
Por otra parte, la procedencia de cada viento marcaba unas características determinadas
que podían influir en cuestiones prácticas como las cosechas o las lluvias. En la zona,
los vientos más conocidos son:
Solano; viento de levante, dominante en verano. Solía aparecer con la caída de la tarde
y quitarse con la salida del sol. Era un buen recurso para la época de la recolección de
cereales y legumbres para aventar (separar la paja del grano)
Aire de arriba; viento procedente del noroeste. Suele ser frecuente en verano,
apareciendo por la mañana y quitándose por la tarde. Se complementaba con el solano
para las tareas de la era
Poniente; viento procedente del oeste.
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Del norte; viento procedente del norte. En invierno muy frío, pero en verano (raro) se
agradecía pues suavizaba “los calores”.
Salinas
La sal ha sido un elemento importantísimo en la vida tradicional, para el ganado y para
las personas, especialmente necesario para diferentes procesos de conservación de
alimentos. Es por ello que en torno a las salinas de la Manchuela, como es el caso de
Fuentealbilla, se localizan numerosos yacimientos arqueológicos de la época de los
íberos.
Las piedras de sal se emplean como complemento nutritivo esencial para la ganadería.
Se disponen en lugares propios dentro de los corrales o, en el campo, sobre grandes
piedras dispuestas en círculo llamadas salegas.
Yeseras y caleras
Las diferencias en los tipos de rocas y materiales geológicos no han pasado
desapercibidas para los pobladores de la comarca. Así, las posibilidades prácticas de
estos recursos varían según su composición mineral. De los afloramientos yesíferos
existentes en la zona (Fuentealbilla por ejemplo) se obtenía yeso por cocción en unos
hornos especiales conocidos como yeseras o yesares. Por otra parte, con el mismo
sistema, en las caleras, se producía cal, a partir de la piedra “viva” caliza tan abundante
en la zona.
Piedras
El laboreo frecuente de algunos tipos de suelo saca a la superficie fragmentos de costra
caliza. Estas piedras, losetas en la terminología local, se retiraban periódicamente de los
campos y se agrupaban en las esquinas y lindes de los bancales en unos montones
llamados majanos. Estos majanos servían como suministro de materia prima para la
construcción.
En la comarca existen pequeñas canteras para extraer piedra destinada a usos diversos.
Así, de un tipo especial, más duro, se elaboraban las muelas de molino. Estas canteras
especializadas se conocían como molares (entre Fuentealbilla y Abengibre, por
ejemplo). De otras canteras se extraían piedras, sillares, para la construcción.
Recursos naturales biológicos: los seres vivos
Los diferentes organismos que conviven con el hombre han servido de alimento, fuente
de calor, medicina, herramienta y un sin fin de recursos que el hombre ha sabido
interpretar, extraer y aplicar a lo largo de su historia.
Los recursos se obtienen en diferentes unidades etnoecológicas, espacios o contextos
de gestión tradicional del entorno de diferente productividad y donde podemos
encontrar u obtener en cada uno una serie de recursos de todo tipo que son propios y
característicos de esa unidad. Estas unidades no tienen por que corresponderse con
unidades equivalentes descritas en Ecología, sino que son compartimentaciones
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entendidas desde una perspectiva biocultural. En algunos casos, como el “monte” sí
existe una relación entre ambos puntos de vista mientras que en otras ocasiones, un
espacio etnoecológico como es el “corral” no encuentra correspondencia en un
ecosistema definido desde un enfoque ecológico.
Unidades etnoecológicas
El Monte
Bosques mediterráneos bien dominados por pinos piñoneros o carrascos, bien por
carrascas o bien mixtos. También se consideran monte los matorrales mediterráneos
resultado de la degradación de los bosques como romerales o espartizales.
El monte proporciona recursos variados, desde plantas medicinales (Fajardo y Verde,
2000; Fajardo y cols., 2000; Verde y cols., 2004), leñas y toda una gama de materias
primas que se recogen en la tabla XX.
Tipo de recurso Recursos
Animales Ardachos, ardillas, conejos, culebras, palomas torcaces,
perdices, liebres, tasones, caracoles
Condimentos Tomillo, morquera, salvia, enebro
Enseres domésticos Pino piñonero, espinos, buje, esparto
Fertilizantes Basura de monte (mantillo de encina)
Pastos y forrajes Pasto burrero, ramones
Frutos silvestres Bellotas, piñones
Leñas y yescas Aliagas, encinas, espinos , matarrubias, pinos, yesca
Maderas para
construcción
Pino, encina, roble
Plantas medicinales Blanqueta, chaparro mesto, enebro, espliego, ge del campo,
hierba de la sangre, pijo de lobo, poleo, tomillos, rabogato,
romero, ruda, tomillo morisco, torovisco
Plantas melíferas Tomillo, morquera, salvia, espliego, romero, mieladas de
carrasca
Setas Guíscanos
Verduras silvestres Espárragos trigueros
Tabla 1. Recursos del monte.
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El Río
Cauces de los ríos Cabriel y Júcar, con corrientes permanentes que constituyen una
fuente de energía hidráulica y un suministro garantizado de agua de riego para huertos.
Están flanqueados por un frondoso bosque de ribera dominado por árboles caducifolios
(Ríos, Alcaraz y Valdés, 2003 y Molina, Valdés y Alcaraz, 2008)
Tipo de recurso Recursos
Caza Culebras, patos, ratas de agua, ranas
Enseres domésticos Anea, caña, sarga, almez
Forrajes Olmo, fresno
Frutos silvestres Moras
Maderas para construcción Olmos, chopos
Pesca Cangrejos, lucio, loína, barbo
Plantas medicinales Palodú, sabuco, tapaculeros, té de río, zarzas
Setas Orejetas, seta de chopo, seta de olmo
Verduras silvestres Ajoporros, espárragos de turca, espárragos de zarza
Tabla 2. Recursos del río.
El secano
Campos de cultivo donde no se dispone de agua de riego. Se dedican a cultivos anuales
como cereales, legumbres y frutales como viñas, almendros, olivos, ciruelos, etc.
Podríamos considerar como subunidades los ribazos (márgenes y espacios entre campos
de cultivo) y los añojales, campos de secano abandonados.
Tradicionalmente se practicaba una agricultura mediterránea de subsistencia basada en
la rotación de cereales (cebada, centeno, avena y trigos candeales, chamorros, jejas,
raspinegros y Jijona) y legumbres como guijas, lentejas, habichuelas, brísoles y
garbanzos siempre en las mejores tierras, en secano y destinadas esencialmente al
autoconsumo. En los cultivos de viñedos (majuelos) y cereales se desarrolla una
vegetación arvense que proporciona variados recursos como recogen los trabajos de
Fajardo y Verde, 1998; Sánchez López y cols., 1994 y Verde y cols., 1998, 2004, 2005
y 2008.
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Tipo de recurso Recursos
Alimentos y
condimentos
Almendras, azafrán, combros, garbanzos, guijas, higos,
lentejas, melones de año, melones de agua, olivas, pumas,
tomates, trigo, uva
Caza Avetardas, ardachos, campesinos, conejos, culebras,
golondras, liebres, perdices, sisones, tordos, totovías
Enseres domésticos Caña de centeno, caña de escaña, amarguilla, cabezuela,
cerrillo, talleras
Frutos silvestres Guijilla, rompesacos
Leñas y fuentes de
energía
Aceite de oliva, almendros, cepas, olivos, sarmientos, tobas
Piensos y forrajes Ababoles, cebada, centeno, rastrojos, ballico
Plantas y otros
recursos
medicinales
Ababoles, ardachos, arzolla, cadillos, “camisa” de culebra,
hinojo, lechiterna, relantijas
Setas Seta de cardo
Verduras silvestres Espárragos de tamarilla, collejas, brísoles
Tabla 3. Recursos del secano.
El azafranar
Estaban muy extendidos en las mejores tierras, los “zafranares” de los que la principal
plaga eran los topos (Microtus duodecimcostatus), que se combatían introduciendo
humo en sus túneles. Ha sido un cultivo familiar, fundamental en la Manchuela. La
cosecha se guardaba durante años, vendiéndose el “zafrán” para ocasiones especiales
como para comprar el ajuar a la hija casadera o adquirir una casa o bancal. Para valorar
el peso del azafrán, se utilizaban las antiguas medidas de libras y onzas. Durante la
época de “la rosa” toda la familia se dedicaba en pleno. Los mayores la recogían
siempre por las mañanas temprano, “antes de que se abriera” y los ancianos y niños
colaboraban en la “monda”. El bulbo se ha utilizado como abortivo y los “pelos” se
usaban como condimento. La “farfolla” se empleaba para rellenar colchones y
cabeceros.
La “cebolla” se arrancaba cada 6 o 7 años y se volvía a plantar en otro terreno
diferente. Se rotaba cada 12 -15 años.
El olivar
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De las “oliveras” existentes se recogen las aceitunas cuando empiezan a ponerse
“borrachas” (en el envero), se endulzan y se guardan en orzas con aguasal y morquera
usándose como postre para todo el año. También se guardan encurtidos los tomates
verdes, “tomates en aguasal”, empleando para ello los tomates que quedan en las matas
a final de temporada, en otoño, que no llegan a madurar. Se utiliza para este fin la “sal
de piedra” pues se cree que mejora la conservación.
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El majuelo
Inseparable del paisaje físico y humano, la viña familiar o majuelo constituye una fuente
de recursos indispensable en La Manchuela. De su esmerado cuidado, se obtiene la uva,
el fruto de la tierra, que se transforma en dinero con el que comprar lo que no se puede
obtener del entorno. De la vid se extraen diversos alimentos; los tronchos, las uvas
verdes o agraces, cuyo zumo se empleaba como vinagre, las pasas, las uvas de mesa, el
dulce mosto con el que hacer arrope, mistela, bollos y el vino, comensal permanente en
las mesas de La Manchuela. Los sarmientos, apilados en las garberas, y las cepas, son
un combustible de primera.
El regadío
En el huerto, se producen las hortalizas que han de contribuir de forma importante a la
alimentación familiar. Para su ubicación, se utilizan las tierras más fértiles disponibles,
irrigables cuando es posible y si no es así, en secano. Se mejora la fertilidad con abonos
orgánicos, fundamentalmente basura (estiércol).
Entre los frutales, los más extendidos son las higueras, presentes en corrales y patios y
parras, mientras que es muy común el cultivo del almendro a pequeña escala,
aprovechando las almendras para su consumo en crudo o para elaborar “rosigones” en el
horno. También son importantes los ciruelos y albaricoqueros. Con el mosto se solían
preparar bollos de mosto y arrope, normalmente con calabaza.
El huerto
Con la tierra bien preparada, se cultivan diversas especies, cada una de ellas necesita:
La previsión de propágulo necesaria para cada año (semilla, bulbos, plantel).
En este aspecto, es muy importante la conservación de las variedades
autóctonas empleadas en cada territorio.
El conocimiento de las técnicas agronómicas necesarias para cada especie
(momento de siembra, lucha contra plagas, escardas, necesidades de
irrigación, momento de cosecha, etc.).
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Estrechamente relacionada con los huertos está la jardinería popular, en los lugares
dedicados a jardín coexisten plantas destinadas a usos muy diversos, por una parte,
especies meramente ornamentales como rosales, geranios, etc., junto a plantas
medicinales y condimentarias (perejil, hierbabuena, orégano, laurel, etc.) y frutales
(parras, higueras), de manera que son espacios polifuncionales, de uso recreativo pero
también práctico, siendo tradicionalmente las mujeres las encargadas de su cuidado.
Tipo de recurso Recursos
Animales Codornices, ratas de agua, tordanchas, tasones, caracoles
Condimentos Hierba buena, orégano, laurel, perejil
Enseres domésticos Almez, calabazas vinateras, cáñamo, escobas de mijo,
escobas de palillos, farfolla de panizo, olmo
Frutos cultivados Albaricoques, granados, manzanas, membrillos, nogales,
peras, melocotones, cakis, higos
Hortalizas Acelgas, ajos, alcachofas, calabazas, cebollas, coles, cardo,
coliflor, espinacas, habichuelas, lechugas, nabos, patatas,
pepinos, pimientos, puerros, tomates, zanahorias
Piensos y forrajes Alfalfa, botea, calabazas gorrineras, cardenchas, cerrajas,
mielgas, panizo, patacas, romanza
Plantas y otros
recursos
medicinales
Ababoles, alábega, eucalipto, “camisa de culebra”,
hierbabuena, hierba de las heridas, malva, manzanilla,
mielgas, nogal, poleo, romanzas, sanalotó, toronjil
Tintes Cáscara de cebollas
Verduras silvestres Ababoles, ajos porros, cerrajas, lechuguillas, espárragos de
turca
Tabla 4. Recursos del huerto.
El corral doméstico
El corral, gestionado tradicionalmente por la mujer de la casa, es la segunda despensa de
la familia. Consta básicamente de una gorrinera donde se engorda el cerdo, un gallinero
donde se mantiene una docena de gallinas y un conejar, en el que basta una sola coneja
para abastecer de “carne de guisar” para todo el año.
Este espacio esta dedicado exclusivamente a la crianza de animales destinados al
consumo doméstico, gallinas de las que se aprovechan carne y huevos, siendo la raza
local más conocida la “molinera” (andaluza franciscana en la tipología oficial). Los
pavos eran comunes en los corrales, se alimentaban con plantas que se les recogían
(especialmente ortigas cocidas) y con “amasao”. En las aldeas suele haber también un
palomar, los “palomos” son muy apreciados para preparar caldos y arroces. En las
casas, aprovechando alguna gorrinera o pequeña cuadra, se crían conejos, para alimentar
estos animales se solían recoger hierbas silvestres como mielgas y ababoles.
Especialmente importante era el cerdo que se engordaba en las casas para la elaboración
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de embutidos, enajaos y jamones que constituían una parte importante de la dieta a lo
largo del año (Fajardo, 2008, Grupo de Investigación y Recuperación de Artes y
Tradiciones Populares, 1987). Antes de la extensión de las razas actuales, se engordaban
cerdos de razas locales, diferenciados por el color del pelo en “negros”, “rojos” o
“blancos”.
Por otra parte, los excrementos de los animales, la “basura”, se aprovechan como
fertilizante orgánico para huertos y campos de cultivo.
Tipo de recurso Recursos
Abonos Gallinaza, palomina y otros tipos de estiércol
Alimentos cárnicos Cerdo, cordero, cabrito, pavo, palomos, gallinas, pollos
Alimentos no
cárnicos
Huevos, leche
Animales de tiro Caballos, mulas, burros, bueyes
Animales de caza Perros (galgos, podencos), gatos, hurones
Plantas y otros
recursos
medicinales
Bilis de cerdo, higueras, malvas, manteca de cerdo,
manzanilla del corral, ortigas, sanalotó, telarañas, toronjil,
ratones
Fibras textiles y
pieles
Lana, crines, pieles (cordero, cabra, conejos)
Tabla 5. Recursos procedentes del corral.
2.- SISTEMAS DE GESTIÓN DE LOS RECURSOS BIOLÓGICOS
Contextos de gestión
El conocimiento de los recursos naturales es la “base teórica” para su aprovechamiento,
éste se estructura en torno a un modelo de gestión de cada recurso. Este modelo sitúa el
uso del recurso según una cronología determinada, dentro del calendario anual que
sigue en este caso el ritmo de las estaciones y además, organiza su aprovechamiento
gracias a unas técnicas de procesado, transformación y conservación que permiten
transformar la materia prima inicial en el bien de consumo.
Los modelos de gestión más arcaicos se basan en la explotación de recursos silvestres,
mientras que, desde el Neolítico, las sociedades humanas incorporaron el modelo
agrícola y ganadero que constituye la base del modo de vida tradicional, vigente hasta
hace pocas décadas.
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Los diferentes conocimientos y técnicas de gestión optimizan el aprovechamiento de
todos los recursos, al conocer las posibilidades y máximas potencialidades de cada una
de las unidades etnoecológicas que conforman el entorno. Los recursos obtenidos en
estas unidades son la materia prima, que, transformada gracias a diferentes técnicas y
procesos en lo que podríamos llamar contextos de gestión, permite obtener los bienes y
productos que cubran todas las necesidades de las sociedades humanas
Las fuentes de energía
La necesidad de disponer de combustibles ha llevado a utilizar diversas plantas con este
fin, así según su destino las podemos clasificar en:
Leñas, especies arbóreas como el pino (Pinus pinea y Pinus halepensis),
carrasca (de cuyas raíces se sacaban los famosos “tocones” o
“nochebuenos” que se tenían ardiendo lentamente en fechas especiales como
Nochebuena o Navidad), cepas y sarmientos de vid, olivo, almendro, olmo,
etc.
Para fabricar yesca (Phagnalon saxatile), usada para encender la lumbre o
los cigarrillos.
Plantas como fuente de energía para los hornos tales como el pino, la vid,
tobas o el espino, o para socarrar los gorrinos en la matanza como aliagas o
cambrones.
Agronomía
El conocimiento profundo de las diversas calidades de la tierra y sus posibilidades
productivas así como la propia gestión de los recursos hídricos disponibles ha llevado al
desarrollo de diferentes soluciones agronómicas, que permiten optimizar cada uno de
los espacios agrícolas y especies cultivables. Así, las plantas más exigentes se cultivan
en los suelos más fértiles o en las zonas regables, mientras que a los cultivares más
rústicos se destinan las tierras peores. De manera que en base a estos criterios, se
establecen dos grandes unidades etnoecológicas agrícolas; el secano y el regadío.
La gestión de cada cultivar o especie cultivable se basa en los siguientes puntos:
Aprovisionamiento y conservación hasta su siembra de las semillas necesarias y
adecuadas.
Momento de siembra.
Cuidados del cultivo: escarda, lucha contra plagas, podas, riegos, etc.
Manejos del suelo agrícola: abonos, rotación de cultivos, etc.
Momento y técnicas de cosecha.
Animales domésticos
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En este sistema tradicional, los animales domésticos han jugado un papel fundamental,
desde el punto de vista alimenticio, aportando otras materias primas, como animales de
tiro en transporte y labores agrícolas o bien en otras tareas como cuidado del ganado,
caza, lucha contra roedores o simplemente como animales de compañía.
El manejo y gestión de estos animales se estructura de la forma siguiente:
Selección de los animales mejor adaptados a las condiciones locales,
generalmente procedentes de razas autóctonas.
Según su tamaño y función, se debe proveer para cada especie un espacio
propio; gorrinera, gallinero, palomar, etc.
Previsión y dotación de los alimentos necesarios para cada especie.
Cuidados necesarios; veterinaria popular, limpieza de cuadras, cama, lucha
contra parásitos, etc.
Conocimiento de los ciclos reproductivos de cada especie con el fin de obtener
nuevos ejemplares.
La alimentación de los animales domésticos enlaza con la gestión de las unidades
etnoecológicas:
La escarda supone una fuente de alimento para personas pero sobre todo para
animales domésticos que aprovechan así las plantas extraídas de los espacios
cultivados. Incluso, se llega a un aprovechamiento selectivo, de manera que las
diferentes especies se seleccionan en función del animal para el que son más
adecuadas. Por ejemplo, las ortigas cocidas para los pavos, ababoles para
perdices y gallinas, mielgas para conejos, etc.
A mayor escala, el pastoreo supone el aprovechamiento sobre el terreno de
recursos alimenticios aprovechables por animales como ovejas y cabras, que,
guiadas por la figura fundamental, el pastor, ayudado por sus perros pastores,
obtienen gran parte de su alimento en rastrojos, montes, etc. Tradicionalmente,
los pastos mejores se destinan a los animales con mayores exigencias
alimenticias; ovejas preñadas, corderas, etc., mientras que las zonas menos
productivas son aprovechadas por el ganado “vacío” (sin preñar), cabras, etc..
Un sistema comunitario de gestión ganadera era la dula, un rebaño comunal
dirigido por un dulero que sacaba a pastar a reses de diferentes propietarios.
Algo parecido ocurría con los cerdos. Un chaval, prácticamente un niño, llamado
gorrinero, recogía cada mañana los cerdos de cada familia para llevarlos a
comer al campo. Bellotas o raíces de grama eran los alimentos más apreciados.
Al caer el día, llevaba cada cochino a su casa.
Como animales de tracción y auxiliares eran indispensables las caballerías,
esencialmente mulas y burros, siendo menos frecuentes los caballos. De éstos équidos,
únicamente subsisten algunos burros como acompañantes de rebaños de ovejas.
Muy importante es también el empleo de perros como animales de guarda, así perros
pastores para ayudar en el manejo de los ganados y perros de caza, fundamentalmente
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galgos y podencos, adiestrados para cazar liebres. Por otra parte, los gatos se utilizan
para mantener a raya a las poblaciones de roedores. Finalmente, el hurón se mantiene
como animal doméstico por su utilidad para la caza de los conejos.
Alimentos silvestres
Las limitaciones frecuentes de los recursos alimenticios, tanto en determinados sectores
sociales como en momentos de crisis (malas cosechas, plagas, etc.) son la causa de que
se haya recurrido a buscar en el medio complementos alimenticios procedentes de
poblaciones silvestres, tanto vegetales como hongos y animales. La gestión de estos
recursos se basa en el conocimiento de su disponibilidad temporal y espacial (donde
está y cuando) y, además, de las técnicas de obtención en el caso de los animales.
Caza y pesca
Las poblaciones de animales salvajes suponen tradicionalmente un recurso
complementario en la alimentación humana, más explotado por determinados sectores
de la población como las personas que desarrollaban su vida en el medio natural o
personas con pocos recursos económicos. La captura de peces o pesca en los ríos Júcar
y Cabriel tenía lugar gracias a determinados métodos de trampeo o bien con cañas de
pescar cebadas con los propios recursos encontrados en el medio (moras u ovas para
pescar barbos, lombrices, larvas y gusanos, etc.). Hasta hace pocas décadas, los
cangrejos de río suponían un recurso fluvial muy importante en toda la comarca.
La abundancia de caza menor en la comarca ha supuesto un complemento alimenticio
para los antiguos pobladores; animales como la avetarda, avutarda o avetora, hoy
protegida, aunque antiguamente se guisaba en arroz (verde y fajardo, 2007), lagartos,
culebras y tasones, rata de agua se comían simplemente asados o en salsa. Más
apreciados son liebres, perdices, codornices y conejos
Otras aves consumidas eran las golondras que junto con totovías constituían una presa
común, aunque, según nuestros informantes, han disminuido mucho en la actualidad a
causa del empleo de pesticidas. Los gorriones, canaleros o paires también se
atrapaban con cepos. Pajarillos como los colorines, se capturaban con una sustancia
pegajosa llamada liga. Las golondrinas, a pesar de vivir en las aldeas y casas, eran
tradicionalmente respetadas y no se cazaban, pues existía la creencia que estas avecillas
quitaron las espinas de la corona de Cristo.
Se comían sisones, gavilanes y churras a las que se les hacía “esperas” en las charcas.
Los “jabalises” eran escasos en la comarca, siendo una pieza de caza recientemente
incorporada (o quizás reincorporada) al catálogo cinegético de la zona.
En la captura de animales terrestres, caza o recolección según los casos, eran también
muy importantes los sistemas de trampeo, además de otros métodos. Las formas de
obtención de estos alimentos eran variadas:
Liga, pegamento hecha con alijonje y pedriega, (palabra derivada de “pez
griega”, producto no volátil obtenido de la destilación de la resina de pino),
que se untaba en espartos que se entrecruzaban en las inmediaciones de
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charcas y abrevaderos, de forma que los infortunados que caían en las
trampas se pelaban y se asaban, consumiéndose como un manjar (Verde y
Fajardo, 2007).
Tablillas, método de trampeo basado en la colocación en el suelo de una
tabla con una puerta que se abre cuando sobre ella pisa un animal, éste cae a
un pequeño foso excavado bajo la tablilla que solamente se abre en un
sentido, impidiendo así la salida de la presa.
Lazos, tradicionalmente hechos con crines de caballo o mula y más tarde
con alambres. Su uso se basa en disponer un nudo corredizo en un punto
estratégico, generalmente el paso de un animal (sobre todo conejos) que
queda atrapado por el lazo.
Cepos, existen varios tipos, de alambre para capturar avecillas o más fuertes
para conejos. Como otros sistemas, son métodos no selectivos que capturan a
menudo a otros animales.
Perchas, grandes piedras (losas) mantenidas en equilibrio inestables y
cebadas, de manera que el animal, generalmente perdices u otras aves, al ir a
comer del cebo, mueven los palitos que sostienen la piedra, de forma que al
caer atrapa bajo ella a la presa.
Rastro, técnica empleada para cazar los días de nieve, consistía en seguir el
rastro (huellas) que el animal dejaba en la nieve. Especialmente adecuada
para atrapar piezas como las liebres, que también se cazaban a palos cuando
estaban encamadas.
Caza con animales adiestrados, esencialmente dos son las modalidades:
caza de liebres con galgos, una raza especialmente diseñada para esta tarea y
caza de conejos con hurones, un animal domesticado exclusivamente para
obtener esta pieza de caza.
En el caso de la pesca, se obtienen gracias a:
Cañas de pesca: obtenidas con una caña del río y un sedal basto, casero,
terminado en un anzuelo que se cebaba con elementos proporcionados por el
entorno; lombrices de tierra, gusanos, insectos, ovas, moras, etc.
Redes y trasmallos: piezas de malla en las que los peces quedan retenidos en su
interior al no poder escapar a través de la luz de la red.
Nasas: trampas cónicas de cestería elaboradas con esparto o mimbre donde
entran los peces y no pueden salir después.
Cangrejeras: trampas donde los cangrejos quedan atrapados. Las más sencillas
eran gavillas de sarmientos cebadas en su interior con vísceras de animales, se
dejaban durante horas sumergidas en el río para que los cangrejos fueran
trabajosamente abriéndose paso entre los sarmientos para llegar al cebo. Al sacar
la gavilla, no les daba tiempo a los animales a escapar con lo que quedaban
atrapados. Con el mismo objetivo, se utilizan trampas específicas llamadas
cangrejeras, reteles o lamparillas.
Procesado y conservación de alimentos
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La mayor parte de alimentos locales son estacionales, de forma que se han desarrollado
diferentes sistemas de conservación y almacenamiento para prolongar su disponibilidad
y perdurabilidad. En la vivienda tradicional, existen diversos espacios destinados, total
o parcialmente, a la transformación y conservación de los alimentos: jaraiz, horno,
cámaras, cuevas, despensa y cocina.
La transformación de los recursos alimenticios obtenidos “en bruto” del entorno
permite:
Hacer digeribles alimentos que en crudo no lo son: harinas de cereales y
legumbres, legumbres enteras, ciertas hortalizas, carnes.
Combinar diferentes alimentos para obtener todos los nutrientes necesarios.
Mejorar la palatabilidad y características organolépticas de los alimentos.
Por otra parte, los sistemas de conservación de alimentos permiten:
Disponer y administrar todo el año recursos estacionales.
Garantizar el suministro de alimentos en periodos desfavorables.
La gastronomía tradicional
Una parte importante del espacio de la casa tradicional de La Manchuela, está reservado
a la alimentación de la familia. Por un lado, la cámara donde se almacenan los
embutidos y las cosechas, por otro, la despensa, lugar en el que, junto a otros alimentos,
las orzas guardan celosas los frutos de la matanza y finalmente, la cocina, espacio
reservado tradicionalmente a la mujer de la casa, donde se elaboran los platos que han
de servir para alimentar a toda la familia.
La gastronomía tradicional en La Manchuela incluye todo un amplio abanico de recetas
que parten de las ricas materias primas de la comarca para, de una forma imaginativa,
aprovechar al máximo sus posibilidades, al tiempo que se garantiza una alimentación
equilibrada y saludable (Torres, 1990; Rivera y cols., 2006 y Serrano, 1998).
La grasa más empleada en la cocina era la que se obtenía al freír las “tajás” de tocino,
alimento básico de almuerzos y meriendas. Sobre este aceite se preparaban gazpachos,
migas y gachas, que eran los platos más habituales. La pringue se reservaba para las
meriendas de los niños, untada sobre un trozo de pan.
Partiendo de las materias primas o ingredientes disponibles, el recetario de La
Manchuela consiste en las diversas soluciones que permiten aprovechar estos recursos
para elaborar los platos que constituyen la dieta tradicional de la comarca.
El horno
La cocción periódica en el horno suponía el abastecimiento diario del pan, considerado
el alimento básico por excelencia, casi sagrado. El ingrediente esencial, la harina,
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procedía de la cosecha anual de cereales obtenida en los secanos y molida en los
molinos harineros distribuidos por todo el territorio. La gestión de este proceso se
basaba en:
Abastecimiento de combustible (leña) para alimentar el horno.
Amasado del pan y cocción de la masa.
En ocasiones especiales, cocción de dulces, bollería casera y otros productos
como calabazas y asados.
La matanza
El sacrificio anual de los cerdos engordados a lo largo del año, además de ser esencial
para la alimentación familiar, era una fiesta y un punto de referencia crucial en el
calendario anual (Grupo de Investigación y Recuperación de artes y Tradiciones
Populares, 1987; Fajardo, 2008 y Fajardo y Verde, 2009). El animal, una vez
sacrificado y despedazado, es transformado en diversas conservas cárnicas para las que
se seleccionan los diferentes tipos de carne y las especias que darán la conservación
necesaria y el sabor propio de los embutidos caseros. Su gestión se basa en:
Aprovisionamiento de las especias necesarias.
Sacrificio, preparación (“chuscarrado” y lavado) y despiece del cerdo.
Limpieza o compra de las tripas necesarias para contener los embutidos.
Descarne y clasificación de las diferentes carnes.
Picado y mezcla de las carnes con las especias.
Embutido.
Secado y otros sistemas de conservación.
Un día importante era el día de la fritá: pasados unos diez o doce días, cuando las
longanizas, chorizos y morcillas estaban secos y los “enajaos” habían cogido el sabor
se procedía a freírlo todo en aceite y meterlo en las orzas.
Las conservas
Los excedentes de productos alimenticios obtenidos en las diferentes unidades
etnoecológicas, al no poder consumirse en su época de obtención, se perderían. Sin
embargo, se han desarrollado diferentes técnicas de conservación que permiten
aprovechar estos recursos y prolongar su periodo de utilización y consumo. Según los
productos, se emplean diversas técnicas. Las principales en La Manchuela son:
Principalmente, en La Manchuela son:
Aguasal: fundamental en la comarca (Blanco, López y Grijalbo, 2007), se basa
en la acción conservante de la sal. Se emplea para los tomates que no han tenido
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tiempo de madurar (tomates verdes), piñas (de pino piñonero), tronchos,
albaricoques, pumas, olivas, cebollas, etc.
Salazones: conserva basada en la acción desecante de la sal. Muy empleada para
conservas cárnicas del cerdo: perniles, huesos y tocino. De ovejas y cabras se
hacían “salones”, un tipo de cecina.
Dulces: el más tradicional sería el arrope, producto de la caramelización del
mosto por reducción y cocción. Servía como conservante de frutos,
especialmente calabazas, melones e higos. Más modernas son las mermeladas.
Al natural: se basa en la esterilización por calor de un producto crudo (tomates,
setas) o precocinado (escabeches).
Deshidratación: conservación de los alimentos al eliminar el agua que
contienen por secado. Se emplea para setas, tomates, pimientos, higos y pasas.
Ahumados: sistema muy extendido en climas más fríos y húmedos, en La
Manchuela se limita a las morcillas.
Congelación: sistema de reciente incorporación gracias a la universalización del
uso de frigoríficos y congeladores. Se emplea para todo tipo de alimentos.
Medicina popular
La medicina popular es un sistema complejo, desarrollado a lo largo de siglos, cuyo
objetivo primordial es el tratamiento y curación de los problemas de salud de la
población. Así, describe las diferentes enfermedades y dolencias a través de términos
émicos y para cada una de ellas establece una serie de tratamientos y remedios basados
en los recursos disponibles en el entorno, esencialmente plantas medicinales pero
también remedios de origen animal e incluso mineral (Verde y cols., 2008 y Almendros,
2002). Se gestiona a través de:
Obtención del recurso y selección de la parte utilizada.
Conservación en el caso de recursos estacionales (plantas medicinales y órganos
animales).
Elaboración de los remedios que permiten obtener los principios activos (tisanas,
jarabes, ungüentos, pomadas, cataplasmas, emplastos, etc.).
Vías de administración.
técnicas para la higiene doméstica
Lejías y jabones:
La economía de autosuficiencia ha conducido a la utilización de los recursos vegetales
para estos fines. El jabón, producto de la saponificación de las grasas, se ha elaborado
tradicionalmente a partir de diversas lejías, en principio obtenidas de cenizas, en
ocasiones de determinadas plantas especialmente ricas en sales de sodio y potasio
(plantas barrilleras, lentisco, carrasca) y de los residuos domésticos de grasas animales
y/o vegetales.
Así mismo, existen plantas que contienen unas sustancias que actúan de forma parecida
al jabón, las saponinas. A estas plantas se les llama plantas jaboneras. Es el caso de la
hierba de los bataneros (Saponaria officinalis L.) que aún aparece asilvestrada en las
cercanías de los antiguos batanes.
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Colonias y productos capilares:
La preocupación por el cuidado personal se traduce también en el empleo de diversas
plantas para preparar productos cosméticos y colonias, en diferentes formas según el
empleo al que vayan a ser destinadas (“aguas”, cremas, aceites, dentífricos...). Por otra
parte, la obtención de esencias de plantas aromáticas constituye una actividad realizada
tanto en pequeñas cantidades como incluso a escala industrial.
La popularización del uso de productos cosméticos ha repercutido en el abandono de
muchas de estas prácticas, que hoy han desaparecido prácticamente.
Repelentes de insectos y antipolillas:
Determinados animales molestos se han combatido también utilizando los recursos del
entorno. El piojuelo de las gallinas, las pulgas de los corrales, los topos de las huertas,
las polillas de la ropa, las moscas de las casas... se han tratado empleando plantas
diversas. Así en los armarios para guardar la ropa se metían bolsitas de espliego como
antipolilla. En los atrojes se mezclaban ramas de laurel para que no se “picaran” las
legumbres.
En los corrales, por el suelo de gorrineras y tainás, se esparcía marrubio para el piojuelo
o se colgaba de un palo una abubilla. En las casas se colgaba la pegajosa “hierba de las
moscas”, donde quedaban atrapados estos molestos insectos.
Artesanías
En un proceso artesanal, la persona que lo lleva a cabo, conoce todos los pasos
necesarios desde la materia prima inicial hasta el resultado final, empleando unas
técnicas de transformación específicas para cada proceso.
La exploración de las posibilidades prácticas de las diferentes materias primas,
proporcionadas por el entorno, ha llevado a un conocimiento profundo de las especies y
sustancias más adecuadas para la finalidad a la que serán destinadas. Para ello, ha sido
necesario el desarrollo de técnicas de manipulación y transformación, perfeccionadas a
lo largo de las generaciones que constituyen la base tecnológica de las artesanías
tradicionales.
Las materias primas, utilizadas en La Manchuela, son principalmente:
Vegetales
Fibras vegetales (esparto y cáñamo).
Cañas y mimbres (caña común y de centeno, mimbre del terreno y cultivado).
Maderas (almez, olmo, chopo, espino, retama, carrasca, roble, etc.).
Plantas tintoreras (rubia, zumaque, cebolla, etc.).
Plantas curtientes (carrasca, zumaque, etc.).
Calabazas vinateras.
Subproductos agrícolas (farfolla de azafrán y de panizo)
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Animales
Pieles
Lana
Cuernos
Tripas
Elementos minerales
Piedras
Piedras de cal
Mineral de yeso
Tierra
Greda
Arena
Técnicas artesanales
Cada materia prima empleada en artesanía necesita de un proceso de transformación
específico que permite obtener el producto, finalidad del proceso artesanal.
Escobas
Las escobas se utilizan principalmente en la higiene doméstica, pero también para quitar
el polvo, barrer eras y corrales, o limpiar de cenizas el suelo del horno antes de cocer el
pan. Una vez desgastadas, las escobas se solían utilizar para pintar o enjalbegar las casas
La elaboración de una escoba es un proceso muy sencillo; se prepara un haz de plantas
que se ata con un nudo especial en forma de empuñadura, “nudo escobero”, lo más
prieto posible: para ello se sujeta la cuerda a un palo que se sostiene con los pies o a un
tronco. Al terminar, se igualan los extremos cortando lo sobrante. Algunas personas
abren la escoba en abanico por medio de una cadena de nudos que van dividiendo el haz
en hacecillos menores.
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Figura 1: nudo para elaboración de escobas ( Dibujo: José Fajardo).
Tinción
Las tintes, antiguamente se obtenían de recursos naturales como las plantas tintoreras,
desde hace muchos años en desuso, tantos, que apenas podemos encontrar personas
mayores que recuerden estos usos. De la gualda nuestros antepasados sacaban un color
amarillo.. Algunas especies que han sido usadas son la cebolla, cuya piel se usaba para
teñir de rojo los huevos que se ponían en los hornazos o monas del Jueves Lardero. Un
tinte natural de origen animal era la grana, un pigmento extraído de las hembras de
insectos hemípteros de la familia Kermesidae, entre los que destacan Kermes vermilio,
un insecto parásito de la coscoja y Kermes ilicis, un insecto parásito de la carrasca,
muy valorado antiguamente como fuente de pigmento rojizo, que ha dado nombre a dos
colores en español “grana” y “carmesí”.
Fibras y telares
Las fibras naturales, tanto animales (lana) como vegetales (cáñamo y lino) eran la
materia prima para la elaboración de tejidos. El proceso completo era muy laborioso. En
el caso de las fibras vegetales comenzaba con el cultivo de la materia prima necesaria;
una vez cosechada se ponía en remojo para eliminar por fermentación anaeróbica la
matriz de pectinas que aglutina las fibras (enriado o cocido), luego se secaba la planta
para posteriormente separar las fibras con la bramadera (agramado), después se
rastrillaba y se hilaba en madejas, que una vez listas, se tejían en el telar, donde se
obtenían las piezas de tela.
1.- Enriado o cocido
2.- Secado
4.- Rastrillado
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3.- Picado o agramado
5.- Hilado
6.- Tejido
Figura 2: Proceso de tratamiento de las plantas textiles.
Cestería
La cestería en La Manchuela, es la cestería de la caña, el centeno y el esparto. La caña,
cortada en la menguante de enero, se raja en tiras que se trenzan sobre una urdimbre
para elaborar todo tipo de cestos. La paja de centeno, cosida en espiral, servía para
trenzar los escriños y panaderas que toda mujer debía tener en su ajuar. Por último, el
esparto, al igual que en muchas otras zonas del sur de España, ocupaba muchas horas de
los labradores, tiempos muertos en días de lluvia y tardes junto a la lumbre, donde
pacientemente, las manos recias iban trenzando la pleita que serviría para multitud de
enseres como baleos, esteras, serones, aguaderas, capachas, cestos roseros, etc.
Artesanía de la madera
La madera, tejido de sostén de árboles y arbustos, es una materia prima con unas
cualidades únicas. Cada madera tiene sus características diferentes y unos usos
diferenciados. Su gestión se basa en:
- Preparación previa: corta (momento adecuado, herramientas…), secado y
aserrado.
- Técnicas de transformación y artesanías: tallas, domado al fuego, carpintería,
ebanistería, etc.
Arquitectura rural
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La casa tradicional en La Manchuela surge por una parte como la respuesta a las
necesidades de sus moradores y por otra, a la disponibilidad de materiales de
construcción existentes en el entorno. Así, generalmente, las casas en la comarca se
hacían sobre un basamento de mampostería que servía de base a gruesas paredes de
tapial (Castilla, 2006).
Los forjados se hacían de revoltones, disponiendo palos de madera a una distancia
constante que se cerraba con un molde curvo sobre el que se vertía una mezcla de yeso
y cascotes.
La cubierta se hacía con elementos vegetales, disponiendo primero una armadura o
enmaderado de palos que se cubría con un lienzo de cañizo que servía de soporte al
tejado de tejas árabes, curvas y de barro. Los dinteles se solucionaban con palos y la
caña, junto con yeso, servía para tabicar y hacer las campanas de las chimeneas.
Curtidos y trabajos en piel
Como curtientes de pieles se empleaban elementos vegetales como “el curtío” (corteza)
de pino y de carrasca. Una planta importante en este tipo de uso, que además llegó a
estar cultivada en los años 50, es el zumaque. También elementos minerales como la
greda (arcilla) eran fundamentales en esta labor
3.- BIENES Y PRODUCTOS TANGIBLES OBTENIDOS
El resultado final de la transformación de los diferentes recursos a través de las diversas
técnicas desarrolladas es un bien que cubre cualquiera de las necesidades vitales de la
población de la Manchuela.
ALIMENTOS
Una de las necesidades más importantes, si no la más básica, es la alimentación. Por
ello, el sistema de conocimiento tradicional enfoca gran parte de sus usos y recursos a
garantizar las necesidades nutricionales de la población. En la memoria colectiva
permanece profunda la huella de los períodos de hambrunas, donde se ha tenido que
recurrir a alimentos “de emergencia” que incluyen productos silvestres, tanto animales
como plantas.
GASTRONOMÍA LOCAL
Los platos que componen la gastronomía de la Manchuela reflejan una amplia gama de
soluciones imaginativas adaptadas a los ingredientes disponibles en cada momento
(López, 2002; Torres, 1990; Rivera y cols., 2006; Serrano, 1998 y Useros, 2001a y
2001b). Nada se tiraba, de un resto salía otro plato diferente, del pan duro, torrijas,
migas ruleras, rellenos dulces…Una cultura del reciclaje surgida de la necesidad. La
gastronomía tradicional se adapta fácilmente a los cambios culturales y a la llegada de
nuevos ingredientes, como fue el caso de las plantas americanas, patata, tomate,
pimiento…, totalmente desconocidas hasta hace pocos siglos.
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Platos tradicionales
El repertorio de platos incluye, por una parte, “platos cotidianos”, recetas que
conforman la base de la alimentación. Son platos sencillos, con ingredientes fácilmente
disponibles (legumbres, harinas, productos de la matanza y del corral, etc.). Por otra
parte, en ocasiones especiales como festividades, acontecimientos familiares, cuaresma,
matanza, días de nieve, etc., se preparan otras recetas, “platos extraordinarios”, con
ingredientes más selectos o de elaboración más compleja.
Generalmente, la comida se compone de un plato único, compartido antiguamente en
una fuente común, y un postre del tiempo, sustituido en ocasiones especiales por dulces.
Plato Frecuencia y
tipo de
consumo
Ingredientes Técnica de preparación
Almorta Cotidiana (en
desuso). Plato
principal
Harina de
guijas, aceite,
tocino,
pimentón, sal,
agua
En la grasa desprendida del
tocino se sofríe la harina y luego
se cuece
Arroz caldoso Cotidiano.
Plato principal
Pollo, caracoles,
conejo, palomo,
magra de
gorrino, ajos,
pimiento,
tomate , arroz,
azafrán, aceite
de oliva y sal
Se sofríe la carne con la verdura
y ajos, se añade agua y las
especies. Se deja cocer y cuando
la carne está cocida se echa el
arroz
Atascaburras,
ajiaceite, aji
pan
Días de nevada.
Plato principal
Patata, bacalao,
huevos, nueces,
ajos, aceite y sal
Se cuecen patata y bacalao, se
machaca con el ajo, añadiendo
aceite y se espolvorea de nueces
y huevo duro
Caldo de
patatas
Cotidiano. Plato
principal
Patatas, y según
se disponga
(setas,
guíscanos, atún,
bacalao,
almejas) huevo,
tomate,
pimentón, aceite
de oliva, sal
Se sofríen los ingredientes de los
que se disponga (setas, atún,
etc..) con los ajos, se añade
pimentón y se hace un caldo
donde se cuecen las patatas junto
con lo demás. Se espesa con un
huevo (se añade primero la clara
y cuando se aparte se añade la
yema)
Cocido Cotidiana (más
propio del
invierno). Plato
principal
Legumbres,
carne, patatas,
nabos, cardo,
agua, sal
Se cuece todo conjuntamente
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Gazpachos Cotidiana. Plato
principal
Torta cenceña,
carne (corral y
caza), productos
de temporada
(setas,
espárragos, etc.)
tomate, ajos,
aceite, agua, sal
Primero se sofríe carne y
verdura, luego se cuece y por
último se añade la torta
Guisaíllo Cotidiana. Plato
principal
Carne (pollo,
costillas de
cerdo, cordero),
patatas, tomate,
almendras, ajos,
aceite, agua y
sal
Se sofríe la carne con los ajos,
después el tomate se añade agua
y se hace un caldo donde se
cuecen las patatas junto con lo
demás. Se añaden las almendras
picadas.
Hornazos Jueves Lardero
(exclusivo).
Merienda
Harina, huevos,
leche, levadura,
azúcar, aceite y
anisillos
Se amasa y se cuece en el horno
Mantecaos Fiestas
especiales
Manteca de
cerdo, azúcar,
harina y
raspadura de
limón
Se mezcla la manteca con la
harina, el azúcar y la ralladura de
limón. Se hace una masa y se
trabaja. Se untan con huevo
batido y se hornea.
Migas dulces Cotidiano,
postre.
Especialmente
para niños
Harina, azúcar,
aceite y agua
Se forma una masa que se tuesta
en la sartén
Migas ruleras Cotidiana. Plato
principal
Pan duro,
tocino, ajos,
agua y sal
En la grasa del tocino, se sofríe el
pan escurrido hasta que se tueste
Morteruelo En la matanza Pan duro,
hígado, carne,
especias,
piñones, aceite,
agua y sal
Se fríe la carne y en ese aceite se
sofríe el pan escurrido que se
cuece junto el hígado picado y
las especias
Mostillo En temporada,
postre
Mosto, harina,
agua
Se pone mosto a cocer aparte, se
diluye en agua unas cucharadas
de harina de trigo, después se
mezclan estos dos ingredientes
en un recipiente y se le da vueltas
hasta que espese la mezcla, la
cual después de enfriarse se corta
en trozos y se pone en un molde
28
de magdalenas
Nuégados En navidades Harina, huevo,
miel, frutos
secos y aceite
Se hace una masa que se cuece
en el horno
Paella Ocasional.
Festividades y
acontecimientos
familiares. En
auge
Arroz, carne
(corral), tomate,
verdura
(pimientos,
habichuelas),
ajos, aceite,
agua y sal
Se hace un sofrito con la carne y
las verduras, se cuecen y por
último se añade el arroz
Pan bendito
Fiesta de San
Antón
Harina,
levadura,
manteca de
cerdo, aceite de
oliva, miel,
matalaúva,
almendras
A 1/ 2 kg de masa de pan se le
añade un poco de manteca y
aceite crudo. Se trabaja y se
extiende en una llanda. Aparte,
en un cazo, se calienta aceite y
miel hasta que se dore. Se vierte
encima y se pone la matalaúva y
las almendras. Se hornea
Patatas fritas
al montón
Plato principal Aceite, ajos
patatas y sal
Se fríen las patas en aceite de
oliva y cuando están casi hechas
se añade el ajo picado con la sal
en un mortero.
Pebres Cotidiana. Plato
principal
Habichuelas,
carne de cerdo
(pata y huesos),
tomate, ajo,
laurel, aceite,
agua y sal
Se cuece todo conjuntamente
Picatostes Cotidiano.
Segundo plato
Pan duro, aceite
de oliva, vino y
azúcar
El pan en rebanadas se fríe en
aceite de oliva bien caliente.
Después se coloca en un papel y
se le pone vino y azúcar
Pisto Plato principal Pimientos,
tomates, aceite
de oliva, sal y
azúcar
Se fríen los pimientos cortados y
se apartan. En el mismo aceite se
fríe el tomate sin piel, un poco
antes de estar frito se le echa la
sal y un poco de azúcar. Después
se añaden los pimientos.
Potajes Habitual
(variantes sin
carne, muy
importantes en
Habichuelas,
carne o pescado
(bacalao),
patata, verduras
Se cuece todo conjuntamente
29
Semana Santa)
(collejas,
espinacas,
acelgas), aceite,
agua y sal
Rellenos
dulces
En Semana
Santa.
Pan duro,
huevo, cáscara
de naranja,
canela, piñones,
miel o azúcar y
agua
Primero se hacen los rellenos,
luego se fríen y se cuecen en
almíbar
Sopaenvino Merienda para
niños
Pan y vino Se moja el pan con vino y se
toma directamente
Tortilla en
caldo
Plato principal Patatas, huevos,
ajos, cominos,
aceite de oliva y
sal
Se hace la tortilla, friendo las
patatas y añadiendo el huevo
batido. Se pican unos cominos y
ajos en el mortero, se les añade
un poco de agua y la clara de un
huevo. Se añade a la sartén con la
tortilla. Se deja hervir unos
minutos
Tabla 6. Repertorio de platos tradicionales en la Manchuela.
Pan y productos del horno
La elaboración y cocción del pan, la “cochura”, representaba algo más que una labor
cotidiana. La masa del pan, hecha en la artesa de la casa, tapada cuidadosamente con un
“tendío”, a menudo bendecida por la mujer de la casa y transportada en el escriño de
centeno, se transformaba, en el espacio sagrado del horno, en el pan, alimento básico,
del que nada se desperdicia ni se tira. En ocasiones especiales, “cuando estaba el horno
para bollos”, se hacían dulces tradicionales como bizcochos, bollos de mosto, hornazos,
magdalenas, mantecados, pastas, pepas, rolletes, sequillos, tortas de manteca o toñas,
etc.: o salados como la torta de sardinas. Cuando las circunstancias eran duras, no era
poco hacer pan, al que a menudo se añadía patata cocida o se elaboraba con otras
harinas como centeno, avena, cebada e incluso raíces de grama y rompesacos (Aegilops
sp.), un cereal silvestre.
Embutidos y productos del cerdo
“Del cerdo se aprovechan hasta los andares”, así, la gran cantidad de carne y grasas que
proporciona este animal hay que conservarla y administrarla a lo largo del año.
Resultado de esto, es la elaboración de una serie de conservas y embutidos, esenciales.
30
Embutido/producto Carnes Especias/
Ingredientes
Elaboración
Enajaos o adobos Costillas, lomo, forro,
huesos
Pimienta, canela,
pimentón, cítricos,
vinagre, sal
Maceración en el
adobo y fritura
posterior
Chorizo Magra de cuello,
paletillas
Pimentón,
pimienta en grano,
vino y sal
Picado de la
carne, amasado
con las especias,
embutido en tripas
y secado
Güeña Degolladura, vísceras
(pulmones, riñones,
papada)
Pimentón dulce,
pimentón picante,
pimienta, canela,
clavo, ajo picado
y sal
Picado de la
carne, amasado
con las especias,
embutido en tripas
y secado
Longanizas
(chorizos)
Panceta, faldas,
recortes de paletillas y
jamones
Pimentón,
pimienta, canela,
ajo picado, clavo,
vino y sal.
Picado de la
carne, amasado
con las especias,
embutido en
tripas, secado y
fritura
Pernil (jamón) Cuartos traseros,
paletillas
Vinagre, sal,
pimienta, ajo,
aceite y pimentón
Salazón (2 días
por kg. de peso) y
secado (curación)
Morcillas Sangre, manteca Cebolla cocida y
picada, arroz
cocido, orégano,
pimienta, clavo,
piñones y sal
Amasado de todos
los ingredientes,
embutido en tripa,
cocción, secado y
fritura
Perro Carne de las cabezas Nuez moscada,
canela, pimienta,
huevos crudos y
sal
Amasado de todos
los ingredientes,
embutido en tripa,
cocción y secado
Salchichón Magra de cuello,
paletillas
Pimienta en
grano, pimienta
molida y sal
Picado de la
carne, amasado
con las especias,
embutido en tripas
y secado
Sobrasada Barrigas Pimentón dulce,
pimentón
ahumado, vino,
sal y pimientos en
conserva
Picado de la
carne, amasado
con las especias,
embutido en tripas
y secado
Tabla 7. Resumen de los embutidos y productos del cerdo en La Manchuela.
Conservas
31
La estacionalidad y temporalidad de gran parte de los recursos alimenticios ha
determinado que se hayan desarrollado distintos sistemas de conservación para ampliar
el tiempo de disponibilidad de estos alimentos y aprovechar los excedentes que no
pueden ser consumidos durante su temporada de producción.
Los diferentes sistemas de conservación persiguen evitar el proceso natural de
descomposición de los alimentos, imposibilitando su utilización por parte de los
microorganismos descomponedores. Las soluciones empleadas son diversas y se basan
en varios principios básicos:
Eliminar el agua necesaria para su proliferación o hacerla inviable para su desarrollo
gracias a agentes que actúan por ósmosis como la sal o el azúcar o bien transformarla en
fase sólida.
Eliminar los microorganismos por esterilización, manteniendo posteriormente el
alimento en condiciones estériles.
Gracias a estos sistemas, se puede disponer de alimentos diversos, durante todo el año.
Aguasales
Se consumen tradicionalmente como postre, a menudo acompañados de pan. Son muy
importantes en la alimentación de La Manchuela: aceitunas, albaricoques verdes,
cebolletas, pepinillos, piñas, pumas, tomates verdes, tronchos (Blanco, López y
Grijalbo, 2007).
Salazones
Los pastores para aprovechar reses que morían accidentalmente (“se desgracian”)
recurrían a esta técnica para elaborar un “salón”. A través del comercio, se obtenían
salazones de pescado, muy importantes en la gastronomía tradicional, especialmente el
bacalao salado, pero también sardinas y capellanes.
Conservas al natural y escabeches
Productos de la huerta, especialmente tomates, de producción limitada en el tiempo
(verano) pero, gracias a este sistema de conservación, empleados todo el año como
ingrediente de diversas recetas (sofritos, mojes…). Por otro lado, permite que productos
del corral (conejo, pollo, palomo) y de la caza (perdiz, codorniz y conejo), elaborados
previamente en escabeche, se puedan consumir a lo largo del año.
Conservas dulces
Tradicionalmente, la más conocida es el arrope, mosto cocido hasta su caramelización;
es la conserva dulce más típica de La Manchuela (Serrano, 1998). Incluye calabazas,
melones, higos, etc. Más modernas son las mermeladas y el cabello de ángel, elaboradas
con frutos y azúcar.
Grasas alimentarias
Esenciales como ingredientes y como trasmisores de calor en frituras y otros procesos,
dos son las grasas alimentarias empleadas tradicionalmente en La Manchuela, por una
32
parte, la manteca de cerdo, ingrediente de diversos dulces (mantecados, tortas…)
además de otras funciones no alimentarias (medicina popular, engrase de aperos y
cueros, etc.) y por otra, el aceite de oliva, fundamental en la cocina y muy empleado en
otros campos (medicina popular, iluminación…).
Bebidas
La uva, producto estrella de la comarca, transformada en mosto, es la base para la
elaboración del vino, omnipresente en la mesa y en la vida tradicional, donde no falta en
cualquier celebración o reunión. Otros licores tradicionales son la mistela, más ligado a
festividades y el orujo, resultado de la destilación de los subproductos de la
vinificación. Otra bebida tradicional y común en todas las zahoras era la cuerva, hecha
con vino, azúcar, gaseosa y trozos de fruta como melocotón, limón, manzana o la que
hubiese en ese momento. En las noches calurosas del verano la gente se salía a la puerta
de la calle para “tomar el fresco” y charlar; con frecuencia se preparaba una paloma con
agua fresca, cazalla y azúcar para llevar mejor “los calores”.
Condimentos
Los condimentos aportan un sabor especial a las comidas. En La Manchuela, la
morquera es inseparable del aliño de aceitunas (Rivera y cols., 2004), el azafrán en
arroces, laurel y perejil en otros guisos, orégano en morcillas, hierbabuena para los
caracoles, pimentón en caldos, especias (canela, pimienta, clavo, nuez moscada) para la
matanza y el ajo, elemento esencial en la cocina mediterránea.
Alimentos del ganado
Relacionado también con las plantas alimenticias están las plantas forrajeras y las
plantas pascícolas, destinadas a alimentar al ganado en el campo y en el corral. Son
recolectadas como forraje plantas como las mielgas para los cerdos o las ortigas para
los pavos, y como pasto es especialmente apetecible al ganado equino el boteo.
Forraje: partes aéreas de plantas cultivadas o silvestres, energéticamente pobres, para
animales estabulados
Pasto: aprovechamiento de plantas silvestres “a diente” directamente en el campo
Pienso: alimento altamente energético (frutos y semillas) para animales estabulados
Alimento Tipo de
alimento y
procedencia
Animales Época de
recolección
Preparación
Ababoles Forraje o pasto.
Silvestre
Gallinas y
perdices
Primavera Consumo en
verde
Alfalfe Forraje.
Cultivado
Conejos,
ovejas, cabras,
caballerías
Primavera y
verano
Consumo en
verde, seco, en
amasado y
granulado
Ballico Forraje y pasto. Caballerías, Primavera Consumo en
33
Silvestre ovejas y cabras fresco
Bellota Pienso.
Silvestre
Cerdos, ovejas
y cabras
Otoño-invierno Consumo en
fresco
Botea Forraje y pasto.
Silvestre
Caballerías,
ovejas y cabras
Primavera Consumo en
fresco
Calabazas
gorrineras
Pienso.
Cultivado
Cerdos Otoño Consumo en
fresco
Gamones Forraje.
Silvestre
Cerdos Primavera Se mezclan con
el amasado
Grama Pasto. Silvestre Cerdos Primavera Consumo
directo en el
campo
Melones
gorrineros
Pienso.
Cultivado
Cerdos Otoño Consumo en
fresco
Mielga Forraje o pasto.
Silvestre
Conejos,
ovejas
Primavera y
verano
Consumo en
verde
Ortigas Forraje.
Silvestre
Pavos Invierno y
primavera
Cocidas y
mezcladas con
el amasado
Paja de
cereales y
legumbres
Forraje.
Cultivado
Ovejas, cabras,
caballerías
Verano Consumo en
seco
Ramones de
árboles
diversos
Forraje.
Cultivado o
silvestre
Ovejas y
cabras
Invierno Consumo en
verde
Rastrojos Pasto.
Cultivado
Ovejas y
cabras
Verano Consumo
directo
Tabla 8. Resumen de algunas plantas empleadas para la alimentación del ganado en La
Manchuela.
Medicinas y veterinaria popular
La flora y la fauna, tanto silvestre como doméstica ha sido fuente de recursos
medicinales. Aunque la mayor parte de recursos medicinales proceden de los vegetales,
también se han obtenido del reino animal. En este caso, la manteca de cerdo, la grasa de
gallina y la cera de las abejas han servido de materia prima para la elaboración de
numerosas pomadas, ungüentos y ceratos que han servido de vehículos para los
34
principios activos procedentes de las plantas medicinales, como recogen los trabajos de
Verde y cols, 2008 y Verde y cols, 2005.
De las plantas medicinales disponibles, se utilizan para cada remedio las que se tienen a
mano en ese momento, de manera que en la tabla indicamos para cada remedio las
posibilidades existentes, de forma que en cada caso se pueden intercambiar
ingredientes.
Remedio Uso
terapéutico
Ingredientes Preparación
Aceite de raíz
del traidor
Quemaduras y
heridas
Raíz del traidor y aceite Se macera la raíz en
aceite y se usa
directamente
Cataplasmas Diviesos y
granos
Manteca, malvas Se cuece la planta, se
amasa con la manteca
y se aplica sobre la
zona afectada
Friegas Hinchazones y
cardenales
Corrujía, romero, ruda en
agua o alcohol
Se cuece (agua) o se
macera (alcohol) y se
aplica sobre la zona
afectada
Infusión
digestiva
Dolor de
barriga,
empachos,
cagaleras
Una o varias plantas
digestivas (manzanilla,
poleo, rabogato, romanza,
té de río, etc.), agua,
azúcar o miel
Se hierve la planta
cinco minutos en agua
Infusión para
los catarros
Resfriados y
gripes
Una o varias plantas
anticatarrales (asperón,
orégano, tomillo, etc.),
agua, azúcar o miel
Se hierve la planta
cinco minutos en agua
Jarabe Tos Higos secos, miel,
malvavisco u otras
plantas medicinales
Se cuecen los
ingredientes y se añade
la miel
Tila (infusión
relajante)
Problemas de
nervios,
insomnio
Tila u otras plantas
relajantes
Se hace una tisana con
las flores
Vahores Pecho cargao Eucalipto Se pone agua a hervir,
se retira del fuego, se
añade la planta y se
respiran los vahos
Tabla 9. Algunos remedios de la medicinal popular recogidos en La Manchuela.
35
Productos de higiene
A pesar de la ausencia de agua corriente en las casas y de otros recursos que hoy nos
parecen imprescindibles, la limpieza doméstica y la higiene personal se cubrían también
con elementos de producción local, siendo el producto principal el jabón casero,
elaborado de forma doméstica reciclando las grasas que quedaban como subproducto de
la cocina.
Producto Ingredientes Preparación Uso
Brillantina Zaragatona o
llantén
Se cuece la planta
en agua
Se frota en el pelo después de
lavarlo para darle brillo
Colonia Espliego y
alcohol
Se macera la
planta en alcohol
Se usa a discreción
Estropajo Esparto Rastrillado del
esparto cocido
Friegue de vajilla
Greda Tierra
arcillosa
Ninguna Friegue de vajilla
Jabón de losa Grasas, agua
y sosa
caústica
Saponificación de
las grasas por
adición de una
base fuerte
(caústica), secado
y cortado en
piezas
Colada, higiene personal y
medicina popular
Lejía Cenizas Lixiviación en un
“cocior”
Colada y abonado de huertos
(cenizas ya lavadas)
Tabla 10. Elementos y productos de uso cosmético empleados tradicionalmente en La
Manchuela.
vestimenta
Otro aspecto de los recursos biológicos es aquel que proporciona materia prima
para fabricar tejidos. Diferentes especies de plantas han proporcionado fibras vegetales
para la fabricación de hilo, es el caso del cáñamo cultivado en La Manchuela de forma
tradicional, como así lo demuestran las numerosas herramientas para su trabajo y
transformación, tal es el caso de “agramaeras” o balsas empleadas para su
fermentación. Con esta planta se fabricaban zapatillas, entre otros utensilios. Además
36
sus frutos forman parte de la gastronomía tradicional, pues con ellos se hacían las
famosas ”tortas de cañamones”, consumidas como dulces en fiestas, bodas y otras
celebraciones especiales.
En relación con las plantas textiles podemos considerar así mismo las plantas utilizadas
en cestería, que han jugado un papel fundamental en la confección de los más diversos
enseres. Es el caso del esparto, especie que ha servido de materia prima para elaborar
todo un sin fin de utensilios domésticos y agrícolas como los estropajos para fregar, las
esteras para poner en la entrada de la casa y toda una gama de enseres como
“capachas”, cestos para la rosa, “aguaeras”, albardas para los carros y animales de tiro,
etc.
De origen animal, la lana es la materia prima fundamental para la industria textil, una
vez lavada y abatanada (proceso de eliminación de la grasa) era hilada en los husos y
preparada para ser tejida en los telares domésticos. También se empleaba la lana para
rellenar colchones y cabeceras (almohadas) de las casas.
herramientas agrícolas y domésticas
Bajo esta denominación, consideramos el conjunto de productos obtenidos destinados a
cumplir diferentes funciones auxiliares en faenas agrícolas, ganaderas y domésticas en
los que sirven de apoyo y facilitan el trabajo. Todo este utillaje abarca desde elementos
propios del equipamiento de la vivienda hasta la maquinaria agrícola esencial para el
trabajo de la tierra.
Herramienta/enseres Preparación Recursos Uso
Astiles Corte y secado Varas de
madera
Mangos para
herramientas
Artesa Vaciado de un tronco con
azuela
Madera de olmo Salazones y
amasado del
pan
Badajos Tallado de una pieza de
madera
Raíz de espino
o de retama
Reclamo del
ganado
Calabaza vinatera Vaciado de la calabaza
madura y lavado con agua
de cal
Calabaza
vinatera
Como
cantimplora
Escobas bastas Atado de un haz de
hierbas o ramas con un
nudo característico
Cabezuela Barrido de
patios, eras y
corrales
37
Escobas finas Atado de un haz de
hierbas con un nudo
característico
Amarguilla,
cerrillo
Barrido de la
casa
Garrotes “Domado” de una vara
(curvatura) por
calentamiento y moldeado
Varas rectas,
generalmente
chupones de
varias especies
de árboles
(almez, olmo,
sabina, sarga,
etc.)
Apoyo para
caminar,
captura de reses
Horcate Tallado de madera y
recubrimiento en cuero
Olmo, Cuero Tirar de los
aperos
Horcas y “cargaores” Poda de formación en el
árbol, corta y moldeado
posterior
Ramas jóvenes
de almez
Manejo de la
paja y forrajes
Mazas de picar
esparto
Tallado en basto de
madera
Madera de
carrasca
Picado del
esparto
Tajón Trozo de tronco en basto Tronco de olmo Para partir
carne
Zaques y pellejos Curtido de la piel Pieles de cabras Recipiente para
agua, aceite o
vino
Tabla 11. Algunas herramientas de uso tradicional en La Manchuela.
Tipo Materia prima Técnica Uso
Albardas Paja de centeno
y tela, esparto
o anea
Acolchado con
paja o trenzado de
cestería
Transporte en caballerías
Cestos Esparto, caña y
mimbre
Pleita (esparto),
trama y urdimbre
(caña y mimbre)
Faenas agrícolas y domésticas
Escriño Paja de centeno Cosido en espiral Transporte de la masa al
horno
Estera/Baleo Esparto Pleita Como alfombras
Panadera Paja de centeno Cosido en espiral Conservación de los panes
38
Recubrimiento
de envases
Esparto, caña,
mimbre, pita y
anea
Trenzado sobre el
recipiente
Reforzado de envases de
vidrio
Serones y
aguaderas
Esparto Pleita y cosido Transporte en caballerías
Vencejos Esparto Trenzado sencillo
de tres ramales
Atado y recogida de mieses
Tabla 12. Elementos de cestería trabajados en La Manchuela.
Equipamiento Materiales Técnica Uso
Arados Maderas duras
(sabina, carrasca y
roble)
Tallado de las piezas y
ensamblado
Laboreo de la
tierra
Arneros Madera y malla Curvado del listón de
madera y ensamblaje de la
malla
Cribado de
granos y otros
productos
Carros y
galeras
Madera de olmo y
carrasca
Preparación de las piezas y
ensamblado
Transporte
Colchones Tela, farfolla de
azafrán o maíz, lana
Relleno con el material de
acolchado de una funda de
tela
Vestido de
camas
Colmenas Madera de pino Vaciado de troncos con el
interior semipodrido
Albergue de
enjambres
Embusadoras Madera de olmo o
pino
Cortado de las piezas y
ensamblaje
Elaboración de
embutidos
Molinos
harineros
Maderas de varios
tipos (olmo, pino,
sabina, etc.)
Preparación de las piezas y
ensamblado
Elaboración de
harinas
Muebles Maderas de varios
tipos (olmo, pino,
nogal, cerezo, etc.)
Preparación de las piezas y
ensamblado
Equipamiento de
la vivienda
Telar Madera de pino Preparación de las piezas y
ensamblado
Elaboración de
tejidos
Trilla Madera y piedras de
pedernal
Preparación de la tabla e
inserción de esquirlas de
sílex
Trillado de las
mieses
(separación del
39
grano de la paja)
Trillo Madera y hierro Inserción de tabla sobre
trabajo de herrería
Trillado de las
mieses
(separación del
grano de la paja)
Uvios Madera de carrasca Tallado de la pieza en
basto
Enganche de la
yunta
Tabla 13. Herramientas no manuales y aparejos empelados en La Manchuela.
Arquitectura rural
La Arquitectura Rural de La Manchuela responde a varios factores, principalmente
a las materias primas disponibles en el entorno y, por tanto, más fáciles de obtener para
la población local. Por otro lado, a “arquetipos”, soluciones constructivas adaptadas al
clima local y a las necesidades prácticas de sus habitantes, de forma que se adaptan a los
usos para los que han sido concebidas (García, González y Moya, 1990 y Ramón y
Ramírez, 1993a y 1993b). Finalmente, a factores culturales heredados y a las técnicas
constructivas transmitidas de generación en generación, con orígenes tan antiguos como
el tapial, mencionado ya por Plinio el Viejo (s. I dC) (Castilla, 2006):
“¿No hay en África y en Hispania paredes de barro a las que llaman de molde…
En Hispania aún están a la vista las atalayas de Hanibal y las
torres de barro alzadas en lo alto de las montañas”
Tipo Materiales Técnica Uso
Casa Cal, piedra,
barro, palos,
caña y tejas
Construcción de tamaño
variable de dos plantas (a
menudo con cueva y aljibe)
con muros de mampostería
y tapial con cubierta de
palos, caña y teja árabe.
Enlucida y blanqueada con
cal. Generalmente con un
corral o patio anejo, en
ocasiones con horno.
Vivienda habitual
Casilla Piedra,
barro, palos,
Construcción pequeña de
una planta (rectangular) con
Vivienda temporal en el
campo y durante
40
caña y tejas muros de mampostería y
tapial con cubierta de palos,
caña y teja árabe
campañas agrícolas
(vendimia, siega, etc.)
Cucos o
chozos
Piedra y
barro
Falsa cúpula por
aproximación de hiladas
Refugio ocasional en el
campo
Palomar Piedra,
barro, palos,
caña y tejas
Construcción pequeña de
una planta (cuadrada) con
muros de mampostería y
tapial con cubierta de palos,
caña y teja árabe. Paredes
cubiertas de nichos para
nidificación. Independiente
o aneja a vivienda.
Cría de palomas
Pozos de
nieve
Piedra y
barro
Falsa cúpula por
aproximación de hiladas
Acumulación y
compactación de la nieve
invernal para su
transformación en hielo.
Formaban parte de una
red de distribución de
hielo.
Tainá o
corral de
“ganao”
Piedra,
barro, palos,
caña y tejas
Acorralamiento grande de
mampostería con planta
cuadrada o rectangular
parcialmente cubierta
Refugio y establo para
ganados (ovino y caprino)
Tabla 14. Tipología de arquitectura rural en La Manchuela.
4.- INTERPRETACIÓN SIMBÓLICA Y EMPÍRICA DEL CONOCIMIENTO
SOBRE LOS RECURSOS
En la visión del mundo desde el punto de vista del Sistema de Conocimiento
Tradicional, la naturaleza no sólo está presente desde un enfoque práctico (alimentos,
medicinas, herramientas, etc.). Otros seres vivos, los parajes, los bosques, la naturaleza
en general, son interpretados de forma simbólica, formando parte también de la vida
espiritual y emocional del ser humano. Decimos “no sólo de pan vive el hombre”; las
referencias a la naturaleza son constantes en la vida cotidiana y social de las culturas
tradicionales, a través de una compleja red de implicaciones con todos los aspectos no
materiales en que se desenvuelve nuestra vida.
41
Como animal social, el ser humano necesita sentirse dentro de una sociedad marcada
por unos ritos y unas prácticas que marcan las relaciones entre todos los integrantes del
grupo. Las celebraciones, juegos, canciones, adivinanzas conforman un cuerpo cultural
en el que abundan las referencias a la naturaleza.
La lírica popular
Numerosas especies animales y vegetales forman parte de nuestra lírica popular a
través de canciones, adivinanzas, fiestas y juegos populares. El mundo natural forma
parte de la simbología popular de nuestros pueblos y, a menudo, atribuimos a éstos
cualidades humanas, por ejemplo, cuando hablamos de burros, cerdos o zorros.
En el campo de los acertijos, también tenemos ejemplos de la importancia del mundo
natural como en la siguiente adivinanza:
“Larga larga como una soga y
tiene dientes como una zorra”
que hace referencia a las espinas de las zarzas (Rubus ulmifolius).
Las referencias al mundo natural son frecuentes en La Manchuela:
“El chozo la boticaria se está muriendo de risa de ver a los ibañeses con corbata y sin
camisa”
“Si almorranas notaras con la ruda ahuyentaras”
“Espárrago de lobo y vino salvarán a tu intestino”
“Los vapores de eucaliptos dejarán tus bronquios listos”
“Raíz de arzolla has de poner en tus heridas bien cocida”
“Moñigos fritos para curar las pupas y las calenturas”
“El que conoce la hierba de la ge cojo ni manco nunca se ve”
Las fiestas populares
Dentro del calendario anual, la fiesta era el momento de romper con el duro trabajo de
la rutina diario, el momento de estrenar ropa y zapatos, se hacían comidas especiales,
dulces y golosinas y se engalanaban los pueblos, a menudo con enramadas de plantas
aromáticas y frondosas.
Además de las fiestas patronales de cada localidad, las más señaladas en La Manchuela
son:
San Antón, protector de los animales. En esta festividad se bendicen éstos y se recogen
estampas del santo que se colocan en cuadras y corrales para que proteja a sus
moradores. Además, como golosinas, se hacen tostones de cañamones y de guijas.
Los Mayos, fiesta en la que se adornaban las calles con albricias, enramadas que se
disponían en las rejas de las novias y las chicas.
San Isidro, con sus carrozas adornadas con ramas de olmos, álamos y chopos.
42
San Juan, día muy importante para el calendario tradicional. Existen muchas creencias
relacionadas con la noche mágica de San Juan y dichos como “agua en San Juan quita
vino y no da pan”.
Día del Señor o Corpus, festividad en la que en algunos pueblos como Abengibre, las
calles se engalanan esparciendo, por donde pasa la procesión, plantas aromáticas como
el hinojo, que levantan un agradable aroma en todo el pueblo.
También forman parte de las fiestas populares tradicionales, las zambombas,
instrumento musical elaborado en navidades para salir a cantar Villancicos en
Nochebuena para pedir el aguinaldo. Se elaboraban con la “pezorra” (vejiga urinaria
del cerdo), guardada desde la matanza, un bote de conserva y un palo de caña o un
cardo zambombero.
Los juegos populares
Son numerosos los juegos populares relacionados con las plantas (Vergara y Soriano,
1990 y Zafra-Claramunt, Zafra y García, 1990), como es el tranco (cuyos palos se
hacían con madera de olmo o de almez) y el juego de adivinanza “Monja, fraile o
chichiribaile” que se hacía con ababoles, consistente en adivinar el color que saldría al
abrir el “capullo”, blanco monja, rojo fraile y rosa chichiribaile. El juego del canuto
consistía en lanzar, con una especie de tubo hecho con caña, unos pequeños proyectiles
que eran chilindrones, semillas de chilindronar (Celtis australis): con ellos se hacían
batallas entre los niños y adolescentes.
Los juguetes se elaboraban también con los recursos locales, así, para hacer una muñeca
bastaba un trapo con el que se le hacía el cuerpo y la cara y un puñado de pelos de
panocha que servían para ponerle el pelo, sujeto con un pequeño pañuelo. Según se
quisiera el color del pelo de la muñeca, se buscaba la panocha adecuada.
Entre los niños era popular el juego de “el guá”, consistente en meter unas bolas o
canicas en un hoyo hecho en el suelo, éstas bolas se obtenían de las agallas de los
quejigos o robles que crecen en los barrancos más húmedos.
Otros juegos populares son, con un zompo “el rondo” y “la caminata”; “el tranco”, “el
aro” o “rulancho”; “la comba” con cuerda, etc.
Los árboles singulares
Testigos mudos del paso de los años, los árboles nos sobreviven. Bajo los viejos olmos
de las plazas se ha desarrollado nuestra vida desde niños, jugando a su alrededor y, ya
ancianos, sentados a su sombra; han visto pasar impasibles el bullicio de la vida, las
alegrías y tristezas de la gente. Estos árboles venerables, centenarios, son una referencia
del paisaje humano y parte de nuestro patrimonio como sociedad.
Estos árboles singulares, forman parte de nuestra tradición, incluso con su propia
leyenda (Blanco, López y Grijalbo, 2007). Algunos ya no están, bien terminaron
quemados en chimeneas u hornos como el “Pino de Jesús”; otros como el “Chopo de
la Balsa de Don Juan”, arrancados por un pequeño tornado. A veces cayeron por
causas desconocidas, como el inmenso “Pino de la Burrueca” de Villanueva de la Jara,
desaparecido recientemente. Especialmente grave es el caso de los grandes olmos que
sombreaban las plazas de los pueblos, las eras o las orillas de los caminos, ya que han
sido diezmados por la plaga de la grafiosis.
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Árbol Especie Localidad
Pino de Juan Molinera Pinus pinea Abengibre
Pino Ramudo Pinus halepensis Villamalea
Pino de la Fausta Pinus pinea Alcalá del Júcar
Pino del Pajarico Pinus pinea Casasimarro
Pino de Moisés Pinus pinea Casasimarro
Pino Gualberto Pinus pinea Villamalea
Pino Sopla Pinus pinea Motilla del Palancar
Pino de la Casa del Cura Pinus pinea Caudete de las Fuentes
Pino Doncel Pinus pinea Casas Ibáñez
Pino del Rayo Pinus pinea Alborea
Pino de la Calzada Pinus pinea Pozoamargo
Pino Rodeno Pinus pinea Pozolorente
Pino de las Tres Zancas Pinus halepensis Pozolorente
Tabla 15. Árboles singulares de La Manchuela.
Etnobiología: pasado y presente
Aunque pueda parecer que este sistema de conocimiento es algo que forma parte del
pasado, quizás algo ya inútil, representa ni más ni menos que el resultado de siglos de
convivencia entre la gente y la naturaleza, un trabajo colectivo, un patrimonio común,
pero en continua actualización y renovación, adaptándose continuamente a los nuevos
tiempos y necesidades, renovando cada día el vínculo ancestral entre los seres humanos
y su entorno.
Acaso, si miramos a nuestro alrededor, ¿no podemos ver el rastro cercano de los
recursos que la naturaleza nos ofrece hoy en día?.
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