Relatos favoritos de Tarzán

Los relatos favoritos de Tarzan

GuillermoBalbontin

Textos e ilustraciones:

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© Texto y dibujos: Guillermo Balbontín Noval© Padilla Libros, 2015

ISBN 978-84-8434-608-1D. LEGAL SE 249-2015

Maquetado por: Calygraphic

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© Guillermo Balbontín Noval. 2015Imprime:ISBN: 978-84-8434-608-1DEP. LEGAL: SE 249-2015


Para Jaime



… a mucha gente, y es que, a mi edad, difícilmentevolveré a publicar otro. Así que, pido perdón ante todo, por los posibles olvidos y dedico este libro a mis padres y hermanos, en especial a mi hermano Ma-rio, que se fue con la marea del río Piedras mientras disfrutaba de la playa, de su barco y de una buena comida bajo los pinos. Mi recuerdo para Pepi y sus

hijos que han perdido tanto… Y a José Luí Pachón, que se fue demasiado pronto. A Francisco José Giménez, que enfrenta una etapa muy dura de su vida y con quién, en nuestra juventud, aprendí a leer a Wodehouse, a O.Henry, a Dickens, a Fernández Flórez, a Mihura y que compartió conmigo el amor por los tebeos, las películas de Bob Hope y los inmortales personajes de Disney.

Un millón de gracias a los que me han ayudado a que este libro sea una realidad: Antonio P. Zbikowski que lo ha maquetado, Antonio Fernández Ortiz, por sus criticas y consejos, Enrique Colomer por su paciencia y José Carlos Carmona que lo inspiró.

A Luigi Macías Moreno y a todos mis colegas de la Facultad de Bellas Artes donde me licencié… con cincuenta años. Ellos me devolvieron mi juventud y despertaron en mí, mi dormida afición al dibujo y la pintura. Gracias, Luigi, Paco, Dany Boy, Saritas, Susanas, Carlos U, y Carlos R, Elenushka, Vanessa, Francis, Jose y especialmente a Gabriel ─Gaby─ que ha enfrentado tempestades. Y a mis amigos de siempre, con los que el tiem-po parece haberse detenido, Javier Ybarra, Fernando Tenorio, Fernando Rollán, Alfon y Marta, Covadonga y Consuelito… pequeñita y adorable. Y a Julia, dondequiera que esté.

A Mamen y Pepe que hicieron realidad aquello de “Se quiénes son ami-gos de verdad, los que nunca piden y siempre dan” No os olvidaré nunca. Como ellos, es mi amiga del alma Mariluz Ybarra que sembró su vida de alegría y la compartió con todos y a Félix Fernández Clemente que me ayudó en momentos difíciles.

A mis parientes más especiales, José Maria Royo por su generosidad, la Piru, la vecina perfecta que siempre tiene la cebolla que te hace falta, y la palabra optimista, María Luisa Royo, indómita mujer capaz de remar contra marea o marcarse un Rock and Roll en la plaza del pueblo y mi prima italiana Rosemary que me ha jurado ser la primera en comprar este libro.

Y finalmente, a un personaje irrepetible, Fredy Valverde, de quién aprendí maravillosas palabrotas (¡mama fango!)

Y a Jaime… siempre.



Mini relatos El despacho de don Juan ............................ 9La verdadera historia de Caín y Abel ............. 12Por qué se extinguieron los dinosaurios .......... 18Alta velocidad .......................................... 24

Diálogos insensatos En casa de Marita ..................................... 37Aumento de sueldo .................................... 44Cómo gobernar el país ............................... 50El Papa y Dios ......................................... 56

Cuentos Strangers in the night ................................ 65En el ascensor ......................................... 82La Infame ............................................... 92Klaatu Barada Nikto ................................. 118Dulces sueños .......................................... 132Por complacer a una dama .......................... 150Moisés ................................................... 164Perdónanos nuestras deudas ....................... 202Crónicas del más allá ................................. 218La Niebla ............................................... 230Tipos duros ............................................. 240La Rata .................................................. 264Quédate ................................................. 280Noche de lobos ......................................... 292La gacela ................................................ 298Un cuento infantil ..................................... 316

Pequeña novelita gráfi ca El Premio ............................................... 332

Indice


Guillermo Balbontín

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MiniRelatos

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Los relatos favoritos de Tarzán

El despacho de Don Juan



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l despacho de don Juan es inmenso; desde la puerta al borde de la mesa de caoba hay 20 me-

tros más o menos, invitación subliminal a que des media vuelta si lo que tienes que decir al amo no es importantísimo. Decidí que por la magnitud de mi problema merecía la pena correr el riesgo. Era un asunto de supervivencia ni más ni menos y así se lo dije a Antoñita, la oronda y algo ajada secretaria personal del amo.

Don Juan tenía entrada privada. Nunca sabíamos si estaba o no en su despacho. Don Juan era alto, tenía el pelo blanco pero abundante, ondulado y per-fumado en la peluquería más cara. No llegaba a los cincuenta y ya era multimillonario, también era mis-terioso, seco, serio y según las empleadas, muy gua-po. A mi me parecía siniestro, algo así como uno de esos dioses invisibles que obligaban a las muchachas polinesias a arrojarse a los volcanes.

Antoñita escuchó mi problema y decidió que era importantísimo, así que me permitió pasar al sancta sanctorum del amo no sin antes arreglarme la corba-ta y recomendarme que fuera breve.

Caminé suavemente sobre la mullida alfombra persa mientras ajustaba mi vista a la agradable pe-numbra que dominaba la estancia. Una escultura de bronce representando a una ninfa desnuda me ob-servaba desde un rincón. Cerca de ella, al fondo, es-taba él, sentado; la noble cabeza inclinada sobre un legajo de papeles; el retrato de la mujer mas bella que se pueda imaginar, Susana, su mujer, presidía la

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mesa. Sin levantar la cabeza dijo “¿Y bien?”.Balbu-ceé muy nervioso que quería mas dinero, que no lle-gaba a fin de mes, que tenia esposa y tres hijos, que…

Aquel dios de hielo pulsó un botón. Se abrió una puerta y apareció Antoñita que me cogió del brazo y me sacó del despacho.

No me eché a llorar de rabia porque era miércoles y los miércoles por la noche me tocaba follar con la mujer más bella que se pueda imaginar.

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La verdadera historia de Cain y Abel

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ras desobedecer a Jehová, Adán y Eva fueron arrojados del Paraíso. Desde ese día nefasto

pasaron hambre, frío, y miedo. Hambre, porque tras la amarga experiencia con la manzana apenas si se atrevían a tomar otras frutas o alimentos, frío, porque iban medio desnudos y miedo porque los ani-males que otrora eran mansos y juguetones, se ha-bían convertido en fieras peligrosas. A pesar de ello Adán dejó preñada a Eva y, aunque Jehová había condenado a la mujer a sufrir grandes dolores en el parto, también se las ingenió para organizar las hor-monas de él y de ella, con el fin de que el acto amoro-so deviniera altamente placentero y así asegurarse la continuidad de la especie humana. Eva tuvo dos hi-jos a los que llamó Caín, que fue el primero en nacer y Abel que vino al mundo un año después.

Poco a Poco Adán y Eva se hicieron a la nueva si-tuación de familia numerosa. Aprendieron a cultivar la tierra y abandonaron la cueva húmeda y lóbrega en la que vivían para construir una cabaña de ma-dera en la que guarecerse del viento y del frío. Casi llegaron a ser felices. Los niños crecieron sanos y fuertes llenando de orgullo a sus padres. Jehová sin embargo ávido como siempre de gloria, dijo a Adán que los jóvenes debían ofrecer sacrificios en su honor y que si éstos eran agradables a sus ojos les recom-pensaría con creces.

Caín se había dedicado a la agricultura; con tesón pero casi siempre rezongando, cultivaba patatas y zanahorias, cebollas y coliflores. Su territorio era un amplio valle cubierto de hierba verde y jugosa apto para el cultivo de cualquier cosa que pudiera crecer. Caín podría haberle sacado un gran partido si traba-

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jara con ilusión pero miraba siempre con envidia a su hermano Abel que, dedicado a la ganadería, parecía ser mucho más feliz que él a pesar de que la tierra a la que había sido relegado era húmeda y fangosa por lo que Abel tenía que pedir a su hermano que permi-tiera pastar a sus ovejas en su tierra. Caín aceptaba a regañadientes. No quería tener disputa alguna con su padre o su hermano.

Una noche, a la cena, Adán dijo:–Se me ha presentado Jehová en sueños y me ha

dicho, hijos míos, que debéis sacrificar un cordero cada uno porque eso le complacería mucho. Estad dispuestos, pues, a cumplir sus órdenes mañana sin falta.

Al alba, Caín y Abel salieron de casa cargados de pertrechos llevando un corderillo cada uno de ellos. Levantaron sendos altares hechos de grandes pie-dras y colocaron en lo alto un buen montón de ramas secas. Abel vio satisfecho cómo su fogata levantaba llamaradas que parecían rozar el cielo de las que se desprendía un humo blanco que subía hasta confun-dirse con las nubes. Sin embargo el fuego de Caín re-sultaba mezquino y sucio y se apagaba a la menor ráfaga de viento. Caín ardía de rabia. Entonces sonó la poderosa voz de Jehová que, sin pensar para nada que podía herir susceptibilidades clamó:

–Tu sacrificio Abel, me complace. ¡Aprende de él,Caín!

Estas palabras tan crueles devastaron a Caín que, tirado en el suelo rompió a llorar amargamente.

Y desde aquel día, Abel animado por su éxito ante Jehová, encendía fuego diariamente mientras ento-naba cánticos de alabanza para su Creador.

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Caín mientras tanto sentía como todo su ser se iba llenando de odio hacia su hermano hasta el extremo de que una terrible pesadilla se adueñó de su men-te impidiéndole dormir. En aquel mal sueño Caín se acercaba a su hermano y descargaba toda su furia contra él. Le golpeaba una y otra vez hasta dejar su hermosa cabeza convertida en un amasijo de sangre y huesos destrozados. Después despertaba exhausto y febril, con el corazón agitado respirando fatigosa-mente, mientras a su lado, en su jergón, Abel dormía feliz, sumido en la más beatífica paz.

Pasó algún tiempo durante el cual Abel continuó ofreciendo a Jehová su fuego gozoso mientras su her-mano le observaba desde la lejanía dejándose corroer por la envidia. Un día Caín consiguió hacer una ho-guera capaz de competir con las de Abel pero ese día cayó un diluvio sobre la tierra y las llamas de Caín se extinguieron mientras que las de Abel continua-ron en vivida incandescencia. Ciego de furia Caín se adentró en las cenagosas tierras de Abel sin atender a las razones de su mente porque su corazón herido lo inundaba todo. No había lugar sino para el odio y para un dolor que se estaba haciendo insoporta-ble. Abel de rodillas rezaba junto al fuego y Caín se acercó por la espalda. Le tocó en el hombro y Abel se volvió y en ese momento Caín estrelló contra el rostro de su hermano una enorme piedra de bordes afila-dos. Abel cayó hacia atrás con el estupor pintado en su ensangrentado rostro y murió. Caín decidió ente-rrarlo. Diría a sus padres que su hermano había sido devorado por alguna fiera y cuando echó la última palada de tierra, oyó la voz de Jehová que le pregun-taba por Abel. Caín no se dejó engañar pues sabía

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que el ojo de Jehová lo veía todo y muerto de mie-do y de vergüenza echó a correr chapoteando sobre aquella tierra pegajosa y aquel extraño líquido oscu-ro con el que su hermano preparaba sus hogueras y que se adhería a sus pies impidiéndole correr. Caín lo maldijo sin saber que muchos siglos después aquel líquido se llamaría petróleo.

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“KLAATU BARADA NIKTO”

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A Fernando Rollán Alonso

a oleada de robos, atracos, violaciones, asesi-natos, peleas callejeras y demás alteraciones

del orden público a escala mundial acaecidas en los últimos años, aguzaron la imaginación de unos inge-nieros japoneses en el campo de la electrónica más avanzada, quienes consiguieron crear un modelo de robot casi humano cuya finalidad consistía en la sal-vaguardia de hogares, empresas o haciendas, defen-sa de personas y, en su caso, repeler toda clase de ataques a la propiedad privada, incluso con los mé-todos más contundentes.

Un tanto acosado por su mujer, Helen, un honra-do ciudadano de San Francisco, California llamado Mitch Larsen se deslizó una mañana primaveral en THE BIG CHANCE el gran hipermarket de la ciu-dad, en donde fue rápidamente atendido por un pul-cro vendedor que tenía el pelo engominado y usaba pajarita de lunares.

–¿En qué puedo servirle, caballero? –preguntó untanto anhelante el vendedor.

–Me gustaría ver uno de esos robots anti–robo de úl-tima generación –explicó Mitch –lo necesito como guar-dián de mi casa, vivo bastante aislado ¿sabe usted?

El vendedor sonrió comprensivo.–Ya no se puede vivir con tranquilidad. Ayer mis-

mo han robado en casa de mi cuñado; se han llevado el televisor, el DVD, la plata, un abrigo de pieles, di-nero… vamos, todo lo que han encontrado y ahora a ver quién es el guapo que pilla a esos bastardos.

–Tiene usted toda la razón; vivimos en una épo-

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ca en que toda precaución es poca. Mire, aquí los tenemos, robots recién importados con multitud de prestaciones –el vendedor mostraba una sonrisa que demostraba su eficacia.

–Son bastante impresionantes –dijo Mitch.–Estos de aquí son americanos, fabricados en Fi-

ladelfia. Alcanzaron el millón de unidades vendidas en 1999 con un índice de averías de cero sobre cero, es decir, que no se averían. Funcionan a base de pilas de carbono oxigenado lo que los hace absolutamente silenciosos y con una autonomía de doce horas.

–Se parecen a Silvester Stallone… –observó Mitch.–Es usted muy perspicaz, señor. Efectivamente, el

señor Stallone dio su permiso, cobrando naturalmen-te, para que los robots llevaran sus rasgos, eso les hace ser más atractivos. Casi no parecen máquinas, ¿verdad?

–No mucho –asintió Mitch con un escalofrío– bue-no ¿Y cómo funciona un trasto de éstos?

–Muy sencillo. Usted lo programa un ratito an-tes de acostarse, ¿ve este teclado aquí entre los ri-ñones? Pues ahí escribe usted la password, es decir la palabra clave, después la pronuncia en voz alta, eso quiere decir que el robot reconoce la palabra por el sonido y permanecerá inmóvil, pero si alguien se acerca en un radio de cinco metros y no pronuncia la password, el robot entra en acción.

–¿Y…?–Este modelo se limita a propinar una paliza al in-

truso y después le deja marchar. Es un modelo pura-mente disuasivo, pero muy efectivo.

–Bien, pero ¿en qué consiste esa paliza?–¡oh! Es variable; depende del peso del intruso y

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de cómo huela. Este robot es tremendamente sensible al olfato. Se ha comprobado que es particularmente agresivo con los tipos que huelan a hachis o a otras drogas; tampoco soportan el olor a pescado, pero lo normal es que el robot se limite a propinar una serie de bofetadas al visitante y un par de directos al estó-mago. En el peor de los casos puede llegar a pisotear-le. Si la víctima grita, entonces es peor, el robot se enfurece y puede llegar a morderle.

Mitch intentó dominar un cierto temblor y dijo:–No está mal. De todas formas, enséñeme otros

modelos.–Desde luego, señor –sonrió el vendedor obsequio-

so– mire, este que ve usted aquí es de fabricación ja-ponesa y por lo tanto mas… sutil, diría yo. Están cla-ramente inspirados en Gort, el autómata de aquella vieja película “Ultimátum a la Tierra” ¿la recuerda?

–mmmm… si, creo que era aquella en que la chicapronuncia una frase que le salva la vida, ¿no?

–Exacto –al vendedor le brillaban los ojos puesera muy aficionado al cine–. La frase en cuestión era “Klaatu Barada Nicto”, –continuó diciendo– y la chica la dice justo antes de que Gort la desintegre.

–Lo recuerdo, si, pero, ¿este robot cómo se com-porta?

–Pues una vez ha atrapado al intruso le arrancalas orejas y si grita, le corta las cuerdas vocales.

–¡Mierda! –exclamó Mitch conmovido. –¡Que bar-baridad!

–Si, es un tanto brutal, pero ya sabe cómo son losnipones, no se andan con chiquitas.

–Ya, ya lo veo. ¿Y aquel de allí? Se parece a Hitler.–Es Hitler. Alemán. Perfecto. Se alimentan di-

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El premio

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