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Ingenio �p�i�iH ace año y medio que esta periodista es propietaria de un estudio de 34m 2 en el madrileño Ensanche de Vallecas. “Necesitaba un lugar al que poder llamar mi casa. Al final, todo fue mucho más sencillo de lo que pensé. Era cuestión de intentarlo”, confiesa. Sin más garantías que su salario y un avalista, se lanzó a la búsqueda a través de idealista.com. “Recibí un newsletter de viviendas por menos de 100.000, descubrí una promoción de obra nueva. La visité y decidí comprar”. Encontró obstáculos en el camino, que sirvieron para bajar el precio de la vivienda. “Vendieron la que yo quería comprar y el resto se salía de mi tope máximo. Con todo, la cuota de mi hipoteca y los gastos de comunidad no llegaban siquiera al precio que pagaba por mi alquiler”. Una vez en casa Al cabo de cuatro meses se mudaba a su primer hogar. “El primer día que estuve en mi casa vacía, me pregunté: ¿Y ahora, qué?. No quería renunciar a algunas cosas, pero las limitaciones de espacio y presupuesto eran evidentes. Hubo que echar ingenio a la decoración y planificar los gastos. Podía ahorrar en muchos de los muebles, pero tenía que invertir en piezas que tuvieran más de un uso”. Debía ser una casa para vivir y compartir. Quería zonas para estar, dormir, comer y trabajar. Y también una mesa para las grandes ocasiones y habitación de invitados. “Aspiro a celebrar muchas cosas en esta casa. Tengo familia y amigos a varios cientos de kilómetros, quiero que vengan, aunque sea de dos en dos”. Vencer la limitación La planta irregular y abierta impide perder espacio en pasillos. El enorme ventanal inunda de luz la estancia desde primera hora de la mañana y la amplía visualmente. Un tendedero y el gran armario solucionan buena parte del problema de almacenaje. “Metro en mano, y buceando mucho en blogs, revistas y catálogos, me sorprendí del poco espacio que necesitaba para cada zona. Esta casa tendrá de todo, eso sí, de forma más original”. Al colocar el sofá en perpendicular al ventanal, el espacio quedó dividido en tres: delante el salón-dormitorio, detrás el área de trabajo y antes de llegar a él la cocina-office. Dos mesas auxiliares a cada lado del sofá sirven de mesillas cuando la cama está abierta. La distancia hasta la pared permite abrir un sillón-cama individual PS de Ikea. La mesa de centro será un gran arcón, tapizado en piel. Servirá además como asiento y reposapiés. El almacenaje del salón se soluciona con una composición con módulos de la serie Besta de Ikea, pegados a la pared. La zona de trabajo queda tras el sofá. En ella se colocará un escritorio y estanterías para libros y documentos. Frente a la cocina, se colocó una zona de office. Una librería Billy de Ikea con puertas de cristal se convierte en la alacena de la vajilla. Junto a ella, una consola- extensible. El recibidor está compuesto por espejos pegados a la columna de entrada y una repisa para llaves y correo, fabricada con un palé. En las paredes domina el blanco. Con dos toques: la pared verde lima del salón y el papel pintado con detalles en plata que enmarcará el ventanal. Los muebles multifuncionales y las piezas que pueden recogerse son los grandes aliados para este tipo de estancias. El requisito indispensable es que sean fáciles de manejar y cómodos de usar. La primera gran compra fue el sofá- cama, en el que pueden sentarse 3 personas, que esconde una cómoda cama de 1,40 con colchón de viscoelástica. Está pensado para utilizar todos los días y se puede dejar la cama hecha. Es de Sofás- Camas Cruces, tapizado en naranja mandarina. La mesa de comedor fue la segunda gran inversión de la casa. Se optó por una mesa-consola que puede albergar hasta 10 comensales, pero que sólo ocupa 1m de ancho por 38 cm de fondo cuando está recogida. Es de A24, comprada a traves de mesaconsolaextensible.com Después de 12 años de alquiler, Marina Lacalle puso su empeño en encontrar una vivienda que se ajustara a sus necesidades y presupuesto. Un reto doble que superó, en pocos meses, con nota. “Todo fue más sencillo de lo que pensé. Era cuestión de intentarlo.” “Hubo que echar ingenio y planificar gastos.” P��za�lDistribuir espacios

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Reportaje realizado para candidatura en Idealista.com

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Hace año y medio que esta periodista es propietaria de un estudio de 34m2 en el

madrileño Ensanche de Vallecas. “Necesitaba un lugar al que poder llamar mi casa. Al final, todo fue mucho más sencillo de lo que pensé. Era cuestión de intentarlo”, confiesa.

Sin más garantías que su salario y un avalista, se lanzó a la búsqueda a través de idealista.com. “Recibí un newsletter de viviendas por menos de 100.000, descubrí una promoción de obra nueva. La visité y decidí comprar”.

Encontró obstáculos en el camino, que sirvieron para bajar el precio de la vivienda. “Vendieron la que yo quería comprar y el resto se salía de mi tope máximo. Con todo, la cuota de mi hipoteca y los gastos de comunidad no llegaban siquiera al precio que pagaba por mi alquiler”.

Una vez en casa Al cabo de cuatro meses se mudaba a su primer hogar. “El primer día que estuve en mi casa vacía, me pregunté: ¿Y ahora, qué?. No quería renunciar a algunas cosas, pero las limitaciones de espacio y

presupuesto eran evidentes. Hubo que echar ingenio a la decoración y planificar los gastos. Podía ahorrar en muchos de los muebles, pero tenía que invertir en piezas que tuvieran más de un uso”.

Debía ser una casa para vivir y compartir. Quería zonas para estar, dormir, comer y trabajar. Y también una mesa para las grandes ocasiones y habitación de invitados.

“Aspiro a celebrar muchas cosas en esta casa. Tengo familia y amigos a varios cientos de kilómetros, quiero que vengan, aunque sea de dos en dos”.

Vencer la limitación La planta irregular y abierta impide perder espacio en pasillos.

El enorme ventanal inunda de luz la estancia desde primera hora de la mañana y la amplía visualmente. Un tendedero y el gran armario solucionan

buena parte del problema de almacenaje.

“Metro en mano, y buceando mucho en blogs, revistas y catálogos, me sorprendí del poco espacio que necesitaba para cada zona. Esta casa tendrá de todo, eso sí, de forma más original”.

Al colocar el sofá en perpendicular al ventanal, el espacio quedó dividido en tres: delante el salón-dormitorio, detrás el área de trabajo y antes de llegar a él la cocina-office.

Dos mesas auxiliares a cada lado del sofá sirven de mesillas cuando la cama está abierta. La distancia hasta la pared permite abrir un sillón-cama individual PS de Ikea.

La mesa de centro será un gran arcón, tapizado en piel. Servirá además como asiento y reposapiés.

El almacenaje del salón se soluciona con una composición con módulos de la serie Besta de Ikea, pegados a la pared.

La zona de trabajo queda tras el sofá. En ella se colocará un escritorio y estanterías para libros y documentos.

Frente a la cocina, se colocó una zona de office. Una librería Billy de Ikea con puertas de cristal se convierte en la alacena de la vajilla. Junto a ella, una consola-extensible.

El recibidor está compuesto por espejos pegados a la columna de entrada y una repisa para llaves y correo, fabricada con un palé.

En las paredes domina el blanco. Con dos toques: la pared verde lima del salón y el papel pintado con detalles en plata que enmarcará el ventanal.

Los muebles multifuncionales y las piezas que pueden recogerse son los grandes aliados para este tipo de estancias. El requisito indispensable es que sean fáciles de manejar y cómodos de usar.

La primera gran compra fue el sofá-cama, en el que pueden sentarse 3 personas, que esconde una cómoda cama de 1,40 con colchón de viscoelástica. Está pensado para utilizar todos los días y se puede dejar la cama hecha. Es de Sofás-Camas Cruces, tapizado en naranja mandarina.

La mesa de comedor fue la segunda gran inversión de la casa. Se optó por una mesa-consola que puede albergar hasta 10 comensales, pero que sólo ocupa 1m de ancho por 38 cm de fondo cuando está recogida. Es de A24, comprada a traves de mesaconsolaextensible.com

Después de 12 años de alquiler, Marina Lacalle puso su

empeño en encontrar una vivienda que se ajustara a sus

necesidades y presupuesto. Un reto doble que superó, en

pocos meses, con nota.

“Todo fue más sencillo de lo

que pensé. Era cuestión de intentarlo.”

“Hubo que echar ingenio y planificar

gastos.”

P��za� �l���Distribuir espacios