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MAESTRIA EN TEOLOGIA DOGMATICA LOS DISTINTOS METODOS TEOLOGICOS ( Fuente: Battista Mondin J. ) Cátedra: EL METODO TEOLOGICO Instructor: Pbro. Enrique Hernández Presentado por: Gustavo Adolfo Maraima Julio 2007

RESUMEN de J. Battista Mondin

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METODO TEOLOGICO, BATTISTA MONDIN, historia de la teologia

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MAESTRIA EN TEOLOGIA DOGMATICA

LOS DISTINTOS METODOS TEOLOGICOS ( Fuente: Battista Mondin J. )

Cátedra: EL METODO TEOLOGICO Instructor: Pbro. Enrique Hernández

Presentado por: Gustavo Adolfo Maraima

Julio 2007

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LOS DISTINTOS METODOS TEOLOGICOS Battista Mondin, es un filosofo, sacerdote del Instituto Javeriano de Misiones Extranjeras, de origen Italiano, quien expone en este articulo dos aspectos interesantes, un cuadro general de la metodología teológica, ilustrando las formas que se han asumido a lo largo de los siglos y los momentos esenciales de un método teológico adecuado al trabajo de los que en la Iglesia, asumen la tarea de la transmisión y resguardo del deposito de la fe. Ya los padres alejandrinos y antioqueños, con sus particulares cuestiones metodológicas y el uso alegórico para la interpretación de la Sagrada Escritura , habían debatido sobre el método teológico en siglos precedentes. Sin embargo, es en el período patrístico, de la mano de San Agustín de Hipona, que se establecen de modo preciso y sistemáticos las reglas del método teológico. En su obra De doctrina Christiana , fija sus reglas fundamentales, tanto que hasta en la edad media, fue el texto por excelencia de metodología teológica. En esta explica los instrumentos noéticos que el teólogo debe utilizar: el conocimiento de las lenguas, el estudio de la historia sagrada y profana y finalmente, el conocimiento perfecto de las reglas de hermenéutica. La teología mira a un autentico intellectus fidei y por eso necesita de la dialéctica, es decir de la filosofía, de la especulación teológica. La filosofía debe retomarse para usarla en la predicación del evangelio, del reconocimiento de la verdad revelada. De esta manera, profundizando el estudio de los misterios cristianos a la luz de la filosofía, sube a un nivel de sabiduría superior, lo que le permite exponer nuevas categorías y verdades. Evalúa el lenguaje filosófico de los padres griegos, perfecciona conceptos como la esencia, sustancia, naturaleza, persona, relación, participación, para adecuarlos al conocimiento profundo de Dios. El santo de Hipona, fundamenta la ciencia teológica en la autoridad de la Escritura, de la Iglesia y de la Tradición, jamás sobre la experiencia personal, ni sobre la ciencia, ni la evidencia de la razón. En el trabajo del teólogo, distingue tres momentos: el bíblico, el dogmático y el explicativo. Esta distinción corresponde a las actuales divisiones de la teología en bíblica, dogmática y apologética. Continuando en esta exposición histórica, se llega al siglo XIII, al destacado trabajo de santo Tomas de Aquino, quien tiene el merito de haber perfeccionado el método teológico y de haberlo practicado de manera ejemplar en su obra Summa Theologiae, donde se expresa la totalidad de la fe cristiana para un hombre culto de esa época cumbre de especulación filosófica y teológica. Esta obra, se divide en tres grandes partes; la primera sobre Dios y la creación; la segunda sobre el hombre y la moral y la tercera, sobre el Salvador, Jesucristo y los medios de salvación, los sacramentos. En ella triunfa el método del artículo, cuya estructura es muy sencilla: el titulo, donde se enuncia la cuestión que se va a debatir; la

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parte preliminar, donde se exponen las objeciones; el cuerpo del artículo, donde se enuncia la solución con pasajes de la sagrada escritura y de los Padres, y pruebas de carácter racional; y la ultima parte que rebate y refuta las objeciones. Según el Aquinate, la teología es una verdadera y propia ciencia, por cuánto se fundamenta sobre principios seguros y se sirve de un método riguroso. Ahora como ciencia, derivan sus propios principios de una ciencia superior, que no es mas que la Ciencia de Dios y de los bienaventurados. Otro aspecto importante, es que Santo Tomas, descarta la conflictividad entre fe y razón, pues ambas vienen de Dios, relacionándose entre si y perfeccionándose mutuamente. Por lo tanto solo queda aceptar la armonía y la subsidiaridad entre ambas. Ahora bien, en cuanto a la filosofía, el establece tres puntos: el primer servicio es preliminar a la teología; el segundo es intrínseco pues provee a la especulación teológica de imágenes para ilustrar la fe; y el tercero, sucesivo a la teología, que es la confrontación de las objeciones que se levantan contra la fe. Esto lo logra Santo Tomas, a través de la construcción de un sistema filosófico original, concebido a propósito para hacer teología cristiana, es decir una filosofía considerablemente cristiana. Mientras que en la época de los Padres, la figura mas representativa es San agustín, y en la época de los escolásticos, es Santo Tomas, en la época moderna o de la segunda escolástica, la figura mas notable es Melchor Cano, erudito dominico, quien en la obra De locis theologicis define e ilustra los instrumentos necesarios al teólogo para el desarrollo del trabajo teológico. Según el, los lugares teológicos son diez, a saber: La sagrada Escritura, inspirada por Dios; la Tradición, palabra viva; la autoridad de la Iglesia Católica, a través de la universalidad de un dogma; los concilios; la autoridad del Papa, desde el primado de Pedro; cada Padre; el aporte de los teólogos, a través de la opinión en la búsqueda teológica; la razón, inteligencia natural; la opinión de los filósofos, cuando es acorde y la prueba histórica, de los testigos dignos de fe. Así, Cano sistematiza los instrumentos noéticos, sean primarios o secundarios, fundamentales o explicativos, a los que debe acercarse el teólogo en su trabajo. El siglo XX, represento un cambio metodológico en la teología contemporánea. Para la teología protestante, la ruptura se da al final de la primera guerra mundial, momento cuando Barthm, Tillich, Gogartan, Brunner, entre otros, abandonan el protestantismo liberal para abrazar la neortodoxia que restituye el primado absoluto de la palabra y la fe. Para la teología católica, se da esta ruptura, en el Concilio Vaticano II, donde finaliza la Teología perennis, el abandono de la metafísica y su sustitución por la praxis, como instrumento hermenéutico privilegiado. De esta manera, para toda nueva teología, se recurre a una nueva metodología.

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Destacan las propuestas de tres teólogos, por su profundidad y sistemática: Paul Tillich, Wolfhart Pannenberg y Bernard Lonergan.

La primera propuesta , el método de la correlación, de Paul Tillich, propone una relación entre la palabra de Dios y la situación histórica y cultural del tiempo presente, pregunta humana y respuesta divina. La correlación es una relación de interdependencia reciproca por parte de dos factores que no tienen la posibilidad ni de identificarse ni de suprimirse. Este principio supone la existencia de dos identidades distintas, inseparables e inconfundibles, capaces de entrar en mutua interdependencia y reciproco entendimiento. Para Tillich, la realidad no es otra cosa que una vastísima trama de correlaciones, donde hay una que goza de prioridad absoluta sobre las demás, la del hombre a Dios y de Dios al hombre. Propone cinco preguntas-respuestas fundamentales: razón-Revelación, ser-Dios, existencia-Cristo, vida-espíritu, historia-Reino de Dios. La razón, el ser, la existencia, la vida y la historia son todas realidades humanas, las respuestas que dan el sentido buscado por la humanidad son la revelación, Dios, Cristo, El Espíritu, el reino de Dios. Adicionalmente, considera las correlaciones entre filosofía-teología y cultura-religión, las cuales son de mayor carácter estructural. Sin embargo, la regla de oro de toda teología “Fides quaerens intellectum” no es respetada por Tillich, dejando a un lado la soberanía absoluta de la Palabra de Dios.

La segunda propuesta, el método “desde abajo” propuesto por Wolfhart Pannenberg, continua la obra de Tillich, en cuanto al principio hermenéutico de la pregunta-respuesta, sin embargo ya no aparece como principio de correlación, sino bajo la formula de método desde abajo . Pannenberg, asigna a la teología una tarea fundamental, como lo es, la de conferir al máximo de inteligibilidad al dato revelado, algo ya planteado por San Anselmo. Para Pannenberg el intellectuis fidei busca partiendo desde abajo, valiéndose de todos los campos que son familiares y controlados por la razón: la historia, la filosofía, las ciencias experimentales y las ciencias humanas. Con este amplio equipaje del saber humano, sube hacia los misterios de la fe. Sigue entonces, un camino intermedio entre Barth y el Catolicismo. Pannemberg, reivindica la identidad del Cristo de la historia y el Cristo de la fe: uno solo, la misma persona. El Cristo de la historia es perfectamente accesible a la razón y los eventos que le atañen verificables con los instrumentos de la racionalidad histórica. A pesar de todo ello, en el trabajo de Pannenberg, la razón se hace excesiva , tal como ha sucedido con Tillich.

En tercer lugar, se tiene el método propuesto por Bernard Lonergan, teólogo jesuita canadiense, en su obra El método teológico, donde toma en cuenta todas las operaciones que el teólogo debe desarrollar para satisfacer plenamente su tarea de acoger, profundizar, defender y comunicar la palabra de Dios. De esta manera, presenta ocho funciones en las que articula su método: la función de investigación, por la que

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recoge los datos; la función de interpretación, por la que muestra el significado de los datos; la función de la historia, donde encuentra los significados encarnados en acciones y movimientos particulares; la función de la dialéctica, para las conclusiones conflictivas de las históricas, interpretadas e investigadas; la función de fundamentación, la cual da carácter objetivo al quehacer teológico; la función de la doctrina, que se sirve de la fundamentación como guía; la función de la sistemática, por la que se busca aclaración definitiva del significado de la investigación; y la función de la comunicación, para una presentación eficaz del mensaje cristiano.

Todas estas funciones se encuentran ligadas estrechamente entre ellas, haciendo parte de un único y mismo proceso. Lonergan no fija ni criterios de verdad ni de ortodoxia para el teólogo, sino simplemente de autenticidad, plantea además, una revisión global de la doctrina del conocimiento, orientada según las instancias de la filosofía trascendental. De este modo el conocimiento, debe privilegiar al sujeto, de acuerdo al realismo critico, y dejar a un lado el esquema del realismo ingenuo que privilegia el objeto. Establece así, algunas normas para el conocimiento, esto es, ser atento, ser inteligente, ser responsable, y ser autentico.

Faltaría incluir otros métodos utilizados por los teólogos contemporáneos, como el método trascendental de Rahner y el método estético de Baltasar, pero estos no son objeto de estudio en el presente articulo. A continuación, el autor presenta a su juicio, los momentos y las operaciones esenciales de un método adecuado al trabajo del teólogo, desarrollando una suerte de método propio.

El primer momento es la experiencia de fe. Sin fe no hay teología, y no se trata de una fe indeterminada o vaga, se trata de una fe profunda, alegre, confiada que sea esencia misma de la teología. Así, la experiencia personal se transforma en punto un punto importante para el saber teológico.

El segundo momento se refiere a la escucha del originario. Para el cristiano, el originario es la auto revelación de Dios en Cristo. Esta es la gran tarea de la exégesis y de la teología bíblica. Lamentablemente las nuevas hermenéuticas han vuelto harto complicada esta situación, pero puede solventarse volviendo al autor originario, que es Dios mismo. Toda la Tradición, deriva del originario, y es a el, a quien se debe adhesión plena e incondicionada. Así, toda la teología se debe hacer a partir del Originario, no existe otro punto de partida.

El reconocimiento de la tradición, es el tercer momento propuesto por Battista Modin. La analogía entre el originario y la tradición, como realidad viva y no como un simple conjunto de doctrinas, es parte fundamental de este momento. La Tradición es Cristo, que en su Iglesia, camina a través de los siglos. Ahora bien, siguiendo a Lonergan, se pueden considerar cuatro funciones a cumplir en el estudio de la Tradición:

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investigación, interpretación, historia y dialéctica. El Originario, nos llega a través de la Tradición, por lo que omitirla es una tarea imposible. Esto cobra mayor importancia ante el impulso de la teología contemporánea, la cual se ha vuelto demasiado biblista o demasiado contextual, dejando a un lado la tradición.

Por ultimo, la nueva incullturación del originario y desarrollo de la tradición, se convierten en el ultimo momento, propuesto por el autor. Las funciones que debe desplegar el teólogo son variadas en la búsqueda de hacer inteligible la Tradición. En particular, son necesarias las ultimas operaciones dadas por Lonergan: la doctrina, sistemática y comunicación. En la inclulturación, se debe proponer la doctrina de modo sistemático e inteligible. Esto requerirá previamente el estudio de los signos de los tiempos, el análisis sociopolítico o la antropología cultural. Aparece en este momento, la visión desde debajo de Pannenberg y el de la correlación de Tillich; pero agotada esta vía, el teólogo debe ver nuevamente desde arriba, proponiendo el originario en su integridad, encarnarlo en las formas culturales y en las necesidades de nuestro tiempo, sin escapar el surco de la Tradición. Surge la necesidad de un pluralismo teológico, ya sea desde la cristología o de la eclesiología, desde los primeros tiempos. Basta ver como el mismo verbo de Dios habla lenguajes diferentes a los hebreos, sirios, griegos, romanos. Y en cuanto a la eclesiología, esto se hace parte de las Iglesias locales. La localización de las Iglesias, permite que el Originario se encarne en cualquier parte del mundo de forma distinta, de acuerdo a los valores, lenguaje, costumbres, culturas. Esta diversificación cultural hace posible múltiples inculturaciones de la teología, pero también genera problemáticas comunes , que ningún teólogo debe descuidar: los problemas angustiantes del momento presente, donde el teólogo debe dar un valioso aporte a la solución de los grandes problemas de la humanidad, llegando a la raíz de los males, el pecado y buscando construir hombres nuevos amantes de la paz, justicia, solidaridad; y la incertidumbre sobre el futuro, donde le mensaje cristiano, establece que la única certeza es la que procede de la fe, en la eternidad y no en la muerte, en el amor infinito de Dios por el hombre y por nuestra persona.