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María Luisa Bombal Una abeja de fuego con aroma a pólvora

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Articulo "María Luisa Bombal - Una abeja de fuego con aroma a pólvora"

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María LuisaBombal

Una abeja de fuego conaroma a pólvora

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Muñ[email protected]

Artículo aparecido en la sección «La Casa de Asterión»ESCÁNER CULTURALRevista Virtual de Arte Contemporáneo y Nuevas VanguardiasN° 85 - Julio de 2006

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El atardecer de hoy fue violento, nubes grises y pesadascubrieron el cielo, haciendo estéril el poco esfuerzo del solpor iluminar los rincones de esta casa, que poco a poco seha transformado en una fortaleza inexpugnable de lossueños (mis sueños). El peso de la noche se volvió agobiante,el viento se detuvo y en el ambiente quedó flotando unsilencio frío como el de las salas de hospital, la ausencia locolmó todo. Y yo, como hace mucho tiempo, comencé adesesperarme, mi frágil estabilidad desapareció y comencéa encender todas las luces que encontré en cada habitación,en un circuito demencial e interminable (interminable comola cantidad de cuartos que hay acá).

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Busqué algo o alguien que me diera cierta esperanza, perocomo nunca esta casa se encontraba vacía, quizás comoreflejo de mi alma, carente de esperanza y de iluminación.Me inventé cuestiones mentales y pensé en la tierra, en lasprofundidades, en la humedad e intenté ser optimista, penséen la semilla que espera en el interior de la oscuridad el díaen que verá la luz, el día de la germinación; pero me percatéque nuevamente me engañaba, que no había optimismo enmí, que existen vacíos enormes y que el sufrimiento, a veces,puede ser perpetuo. Siempre admiré a las personas quepueden llorar, porque pienso que se purifican a sí mismosdesde el interior, cuestión imposible para mí, sobre todo eneste estado de sequedad absoluta en que me encuentro.

Seguí buscando en cada rincón, en cada habitación y depronto un chispazo iluminó mis pensamientos, fue un aroma,un aroma reconocible, pero olvidado. Provenía del fondodel pasillo del segundo piso, me apresuré, pero la últimapuerta (la de la esperanza) cada vez se veía más lejana, trasun largo camino (de horas, quizás días) terminó y el aromase hizo desagradablemente intenso, recién en la sobrecargade él lo reconocí, era de pólvora. Cuando abrí la puerta meencontré con una frágil figura sentada a la mesa, su palidezy su cabellera negra la hacían parecer a una mezcla de ángely hechicera, me sonrío con una mueca melancólica. En lamesa se encontraba un revólver, un par de copas y unabotella de whisky recién abierta. Me invitó a tomar asientoy dijo que ella también había sufrido, mientras corría el cuellode su chaleco y me mostraba una cicatriz en su clavícula, yque no hay cura para la tristeza y menos para la melancolía,y por cierto, mucho menos para la nostalgia de la nostalgia.

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Su voz me hipnotizó, así como la fuerza de sus palabras, mesenté frente a ella y recién ahí me percaté que era MaríaLuisa Bombal, la abeja de fuego (como la llamaba Neruda),pensé en huir; pero ya era demasiado tarde, el destino y elsufrimiento son implacables.

Rara, como encendida

María Luisa Bombal Anthes nació en el Paseo Monterrey dela ciudad de Viña del Mar, Chile, el día miércoles 8 de juniode 1910. Fue la hija mayor del matrimonio conformado porMartín Bombal Videla y Blanca Anthes Precht. La patria dela estrella estaba en pleno apogeo para celebrar el centenariode la nación y un niño de 6 años llamado Claudio Arraudeslumbraba a los chilenos enfundado en su pequeño trajeblanco detrás de un piano. Su familia aristócrata veía naceruna nena que derrumbaría las buenas costumbres de suclase acomodada y que a la larga cambiaría el perfumefrancés por el de la tinta y de la pólvora (aunque ella siempremencionaba que era descendiente del tipo que mató aChejov), así como también la educación para el matrimoniopor la bohemia.

Algunas crónicas señalan que desde muy niña fue unaapasionada por la literatura, y cada noche al acostarse teníaque oír algunos cuentos de Hans Christian Andersen o delos hermanos Grimm para poder conciliar el sueño. En elColegio de Viña del Mar, donde estudiaba, escribió su primerpoema con apenas 8 años (de nuevo el lastre poético de loschilenos), titulado LOS COPIHUES BLANCOS, seguramente

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de imágenes extraídas de sus vacaciones en el fundo de losMöller en Malleco. Su vida estaba llena de fantasía yliteratura, el cielo y la brisa marina la acompañaban, ella vivíasin preocupaciones hasta el día de la muerte de su padre en1919. En ese instante la pesada realidad la aplastó y no ladejaría nunca, aunque más de una vez intentó volver a lossueños y esperanzas, ésta siempre aparecía a la vuelta de laesquina transformada en un ángel negro que se apoderabade ella. La brutal ausencia obliga a su madre a dejar Chile en1923, con María Luisa, de 12 años y sus hermanas,trasladándose a vivir a la ciudad luz donde conocería laimpronta surrealista que se gestaba a partir del psicoanálisisy de la magia escandalosa de los dadaístas que ponían fin asu lucha sólo para mutar. Además lee, en esa época un libroque la impactaría como ningún otro, VICTORIA, del noruegoKnut Hamsun. En París estudia en el Colegio del Conventode Notre Dame de l’Assomption y luego en el Colegio SainteGeneviève, luego termina su educación secundaria e ingresaa estudiar Latín y Letras en la sacrosanta Universidad de LaSorbona en 1928, con apenas 18 años, en esa instituciónculmina su carrera, obteniendo un certificado de LiteraturaFrancesa, con una tesis sobre Prosper Mérimée (el mismode la ópera Carmen de Bizet). Su intención era seguir conLiteratura Hispánica, pero al Latín lo aborrecía tanto que dejólos estudios. En ese intertanto su madre se vuelve a Chilejunto a sus hermanas y ella queda bajo la tutela de JoséEyzaguirre y Juanita del Carril.

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María Luisa Bombal en París

En su época de estudiante, se podría decir que llevó una vidadual: por una parte rendía en los estudios formales comouna mujercita aparentemente débil, retraída y tímida, peroal mismo tiempo se inmiscuía en los círculos literarios de lavanguardia francesa, entre poetas, pintores, fotógrafos,actores (estudió teatro con Charles Dullan y fue compañerade Antonin Artaud y Jean Louis Barrault) y músicos que sóloquerían crear, crear para dominar, dominar para cambiar elmundo, todo hacia el modernismo, todo hacia al arte. Enese ambiente se enteró que el «Rey de Chile», el poetaVicente Huidobro se encontraba en la ciudad luz, intentóconocerlo, pero Huidobro siempre se movía más rápido quelos demás, pero en ese intento un día queda cegada por unaluminosa mirada, se encuentra frente a frente con Teresa

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Wilms, su mirada melancólica no la deja indiferente, unamigo le advierte que es chilena igual que ella, la ve alejarse,sin saber que le seguirá sus pasos desde muy cerca,demasiado, diría yo. Empapada de la fuerza avasalladoraque permite el arte regresa a Chile convertida en una bombade tiempo que a la larga explotaría salpicando letras, desazóny balas por doquier.

En 1931 se embarca mirando el horizonte en el puerto LaRochelle a bordo del trasatlántico «Reina del Mar» condestino a su patria, ella convertida en una soñadora místicacon 21 años, 162 centímetros de altura y 50 kilos, seencuentra a su llegada al puerto eterno de Valparaíso, consu madre, sus hermanas Blanca y Loreto, y además unhombre fornido, de estatura considerable, con miradaprofunda llamado Eulogio Sánchez Errázuriz, de 28 años,quien se convertiría en su gran amor, su gran desamor, suvíctima y su victimario.

Tus ojos negros que tanto adoré

Eulogio Sánchez Errázuriz era un ingeniero civil, separadode hecho, que tenía entre sus parientes a dos presidentesde la república, y se había convertido en heredero de unagran fortuna. Tenía una relación profunda con el aire, yaque fue uno de los pioneros de la aviación en Chile (nunca ala altura del teniente Bello, pero algo es algo) además de unprofundo amor por el orden establecido, especialmente siese orden lo favorecía, bajo esa idea funda las MiliciasRepublicanas, un organismo político paramilitar de la

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derecha oligárquica chilena de la primera mitad del siglo XX,que llegó a tener, en la década del 30, a más de 50.000miembros dispuestos a verter su propia sangre paramantener a sus patrones con los privilegios de su clase(suena a discurso marxista, pero en fin).

Aún me es inexplicable cómo esamujer de espíritu libre y miradaprofunda se enamora de él(serán las cosas del amor queprefiero no entender), pero asísucedió, ella lo imaginó en suavión surcando el espacioinfinito mientras las hojas deotoño que levantaba envolvíansu alma y se perdió en susombra y sintió que el amor laenvolvía desde lo más profundode su ser y se entregó como un antílope cansado en lasgarras del felino. Hay mujeres que sueñan amoresclandestinos, ella no, quería todo, no sólo la adrenalina.

Nadie tiene claro cuáles fueron las intenciones del aviadorpara con la mujer, pero sí se tienen claras las de ella: recorrerel cielo con él, para siempre. Pero llegó el momento en quela realidad se hizo cargo de la situación y Eulogio comenzó adistanciarse, primero sutilmente, para luego llegar a laindiferencia más cruda, cuestión que destroza a la escritoraque con obvia obsesión comienza a buscar situaciones quele permitan estar cerca del hombre, reuniones sociales,invitaciones a la fuerza, aparte de las toneladas de cartas

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que le escribe, etc. Es así, que un día se encuentra en unacomida en el departamento de Eulogio y sin pensarlo sedisculpa en la mesa y se dirige al baño, un fantasma negrose apodera de su alma (no va a ser la primera vez) y cambiala dirección y se dirige hipnotizada al escritorio del aviador,ahí encuentra un par de fotografías de otra mujer y unrevólver, toma el arma y se dispara en el cuello, ahí cae yobserva la mirada atónita de los concurrentes cuando correna ver qué sucede, ella está en el piso y una mancha de sangrecomienza expandirse hasta los zapatos de su amado. MaríaLuisa se salva, pero queda marcada con una cicatriz cercade su clavícula y con una mayor en su espíritu, hasta el finalde su vida cada vez que se refería a Eulogio sentenciaba:«Me arruinó la vida, pero nunca pude olvidarlo».

En el fragor del champán, loca reías por no llorar

Cuando logra recuperarse (físicamente) decide partir delpaís, ya no hay lugar para ella acá, Chile es sinónimo deSánchez. Si bien había interactuado con el ambiente artísticocriollo, llegando a conformar la Compañía Nacional deDramas y Comedias dirigida por Luis Pizarro Espoz, junto aMarta Brunet. Actuando en el Teatro Carrera, el 4 denoviembre de 1932, donde se percata que las tablas no eranpara ella ni ella para lo histriónico. No se inmiscuyó losuficiente en el meloso ambiente.

Es en Buenos Aires, donde el arte se transforma en sudestino, ciudad a la que viaja en 1933, allá con unos tangosy unas copas de ginebra la espera su amigo Pablo Neruda,

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quien ha sido nombrado cónsul y le da cobijo en su casajunto a su primera mujer, la holandesa María AntonietaHagenaar. Con Neruda se sintió en la manada, él le enseña elmundillo intelectual de la ciudad y la pasea por Palermo,Florida, Caballito, la Recoleta y otros barrios bohemios de laciudad de ese entonces y cada vez que la presenta lo hacecon el título de «abeja de fuego» (también la llamaba«Mangosta», «María piojo» y «Madame Merimée»). En eserecorrido nocturno conoce a Federico García Lorca, LeopoldoMarechal, Oliviero Girondo, Luigi Pirandello, Alfonsina Storni,Gonzalo Losada, a la mítica y respingada Victoria Ocampo,creadora de la revista SUR y al gran Jorge Luis Borges, conquien entablaría una intensa amistad, siendo invitada cadasemana a cenar a la casa de la madre del notable «miopeque ascendió a la categoría de ciego». También entraría a laronda Matos Rodríguez, el autor del nunca bien ponderadotango «La cumparsita», este creador era un mujeriego detomo y lomo, y le clavó los ojos a la chilena y ella, coquetasiguió el juego, sin darse cuenta de que en algún momentodejó de serlo y son sus amigos quienes la vienen a rescatardel lobo cuando ésta ya estaba dentro de su auto con destinoal muelle.

También se cuenta que en casa de los Borges, tuvo unincidente con el español Guillermo de Torre, marido de NorahBorges, quien como buen crítico del viejo mundo era uneterno defensor de la superioridad de los escritoresespañoles por sobre los latinoamericanos. Esa discusión alfragor de la ginebra obligó a de Torre a leer en voz alta unlibro de Azorín mientras Borges y la Bombal reían en silencio.Por un instante el crítico español los dejó y los escritores

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comenzaron a corregir a Azorín directamente, con lápiz,sobre el libro. Cuando de Torre se percató, armó unescándalo descomunal, ya que el libro corregido se lo habíaregalado con una dedicatoria el propio autor. Pasó díasbuscando a los culpables y ellos pasaron días huyendo comoniños después de una travesura. María Luisa realmente seha convertido en una abeja de fuego, su sentido del humorpresto y ácido era el deleite de sus amigos, su risa fuerte yfácil contagiaba y se oponía a los tangos que deambulabancon las orquestas de la Guardia Vieja. Ella, luego de queNeruda es nombrado cónsul en Barcelona, comienza a vivirsólo con una fotografía del vate, una gaviota que colgaba enla pared, la cual sacaba y se la prendía en el hombro cadavez que salía y el alcohol, amigo recurrente que le ayudapara aplacar el frío de la nostalgia, en una céntrica pensiónen la calle Ayacucho

En 1933 se casa con su amigo del alma, el pintor argentinoJorge Larco (una apuesta más que arriesgada), en unaespecie de contrato peor que el matrimonio, donde cada unovio la compañía cómplice del otro, obviando el amor, la pasióny el desenfado. Más tarde ella misma diría sin eufemismos:«Sin interés amoroso, me casé con un homosexual, artista,pintor, confiando en un ilusorio compañerismo...» Larcofue un pintor de la farándula y aparte de socializar«profundamente» con Federico García Lorca, fue quien pintóy decoró todas sus puestas en escena en Buenos Aires. Elmismo dijo alguna vez: «He conocido dos personalesgeniales en mi vida: Federico García Lorca y María Luisa»,pero el matrimonio no pudo desarrollarse, porque cuandono hay pasión nada persiste, nada sobrevive y ahí se vieron

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un día, uno contra el otro, sólo con una pared blanca defondo en el departamento de calle Juncal y comenzaron losreproches, incluso los celos (al fin y al cabo era unmatrimonio, sui generis, pero matrimonio).

María Luisa Bombal. Obra de Jorge Larco.

Como era de esperarse, termina alejada del pintor, ycomienza en 1937 una escandalosa separación con juicio ytodo. Ante el escándalo y el temor a las represalias, el propioabogado de la Bombal le regala un arma para que se proteja,sin siquiera sospechar que esa arma en el futuro liberaríade su cañón las obsesiones y frustraciones más grandes dela mujer.

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Pero sí había pasión en ella, y era por las letras y el fragor dela creación la recorre por completo, es así que en el veranode 1935 escribe su primer libro, en la cocina de Neruda: LAÚLTIMA NIEBLA, una creación ovacionada por la críticatrasandina que posiciona a la Bombal como una literata delas importantes en ese momento en Buenos Aires, esaedición está ilustrada por Jorge Larco. Luego, el 21 de abrilde 1938, aparece su segundo libro, LA AMORTAJADA, unasutileza del desencanto y de la pesadez de sus palabras; en1939 aparecería EL ÁRBOL y LAS ISLAS NUEVAS. MaríaLuisa está en el pináculo de su carrera, pero siente que lefalta algo (hasta morir sintió lo mismo) e intenta llenarlo conuna nueva relación, esta vez con un médico llamado CarlosMagnini (62 años), un hombre mayor que ella (29 años),muy culto y muy adinerado, sin dudas buscaba la estabilidadpor sobre todas las cosas (que ilusa), pero ella siempre estabapendiente, con el rabillo del ojo, de su gran amor, Eulogio.

El editor José Bianco le solicita a la Bombal escribir un artículopara la revista SUR sobre la película argentina PUERTACERRADA, consciente de su amor por el cine; ya que conBorges eran asiduos visitantes de las salas porteñas. Fuetan bueno el artículo que ese número de la revista se agotócon inusitada celeridad y Luis Saslavsky, director del film, lepide que le redacte el guión de su próxima película. LibertadLamarque, la novia de América, protagonizaría la obra LACASA DEL RECUERDO escrita por María Luisa y estrenada enmarzo de 1940, obra que según los estudiosos del cineargentino es una de las que rompe con las tendencias criollo-realistas imperantes hasta ese momento en el génerotrasandino. Ese mismo año, en agosto, decide viajar a Chile

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y comienza a escribir LA HISTORIA DE MARÍA GRISELDA. Ensu país cae enferma de difteria, en sus lecturas matutinasdel periódico se enfrenta a su peor temor, ve a Eulogio enuna fotografía acompañado de su esposa, a su regreso desu estadía en Estados Unidos. Las lágrimas se transformanrápidamente en rabia, que logra controlar, para llamar aMagnini a Buenos Aires y sentirse protegida, pero su sino essufrir, y el médico como torbellino no deja que ella pronuncieni una sola palabra, le cuenta que ha conocido a una mujercon la cual se ha casado hace quince días y le desea muchasuerte en el amor y en el vida. Ella queda inmóvil y hacecomo si nada hubiese ocurrido, en el fondo de su almarecorren los recuerdos por ríos putrefactos que necesitanliberarse, es así que fríamente planea su propia purificación.

Hoy vas a entrar en mi pasado

María Luisa ha adquirido otro mal hábito, desde el juicio conLarco, al igual que la mujer de la canción «Pedro Navaja»,porta un arma en su bolsillo. El calor de ese 27 de enero de1941, hace más lentos sus pasos y mucho más medidos; sinembargo ellos la llevan con certera precisión a la esquina delas calles Agustinas con Bandera, a las puertas del HotelCrillón de Santiago de Chile (el ángel negro de nuevo lacubre), a las cinco de la tarde luego de beber un cointreau,la figura del aviador está frente suyo, él apenas la reconoce,han pasado 8 años que no cruzan una mirada, ella saca elarma de su bolsillo y apunta con la frialdad del francotirador(aunque no con la experiencia). El primer balazo fue por sufalta de visión; el segundo, por su traición y el tercero, por el

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olvido. Eulogio Sánchez queda tendido en el piso y su sangrecomienza a cubrir todo hasta los zapatos de la mujer, quiense acerca pensado que la muerte es la recompensa que se

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merece porque nadie podía tener la arrogancia de olvidarla,es lo que se merece, la muerte. Eulogio la observa con horrory la recuerda. La policía llega para detener a la pistolera yella se entrega orgullosa gritando: «¡Yo lo maté!» Cuestiónerrada porque el aviador no muere y es trasladado en unautomóvil particular a la Posta Central de la AsistenciaPública donde termina recuperándose, pero llevaría parasiempre, como recordatorio, una bala en su pierna derecha.

Casi tres meses estuvo detenida, hasta el 4 de abril, fechaen que se le es otorgada la libertad provisional y luego, enun acto para redimir sus pecados, Eulogio la absuelve detoda culpa terminando el proceso recién el 21 de octubredel año mencionado. Para no caer nuevamente en latentación de la pólvora decide huir otra vez del país. Estavez hacia el norte, al «país de las oportunidades». Antes departir con la novela LA AMORTAJADA gana el PremioMunicipal de Literatura de Santiago en 1942.

Tres cosas lleva mi alma herida: Amor, pesar, dolor...

En 1942 se traslada a California para luego viajar a NuevaYork donde decide darle un rumbo estable a su vida, comoqueriendo no aceptar que la inestabilidad es un don también(aún quedan mujeres que deben aceptarlo), y se casa el día1 de abril de 1944 con un conde, el francés Rafael de SaintPhall, 25 años mayor que ella, a quien había conocido enuna lujosa fiesta en el Waldorf Astoria de Nueva York. Deeste matrimonio nacería la única hija de la escritora, Brigitte,

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a finales de ese año. En esa pseudo tranquilidad comienza atrabajar para la UNESCO, escribiendo guiones y libretos; yempieza a laborar en el doblaje de produccionesHollywoodenses como THE CLOCK donde hace la voz de JudyGarland.

En esta época también comienza a inmiscuirse en ladramaturgia y hasta la Paramount Pictures, en 1947 (segúnalgunas publicaciones esto sucede en 1955), se entusiasmacon su trabajo comprándole los derechos de la novelaHOUSE OF MIST, la cual es una adaptación de la ÚLTIMANIEBLA, para llevarla a la pantalla grande, pagando la sideralcifra de USD 125.000. A la larga las páginas quedaríanolvidadas en algún escritorio, ya que la película nunca se hizo,aunque John Huston, director del proyecto, había convocadoa Laurent Bacall y Humphrey Bogart (quienes terminaroncasados) para los roles protagónicos, pero el peso del«macartismo» (alías la caza de brujas) comandada por elsenador Joseph R. McCarthy, quien veía «rojos» hasta en elbaño y se caracterizaba por su xenofobia, impidió llevar acabo el proyecto. También publica en la revista NORTE de«yankeelandia» LA HISTORIA DE MARÍA GRISELDA conilustraciones de Mario Carreño (ya hablaremos de él) en1946. En 1957 recibe una dura noticia, Gabriela Mistral,con quien había entablado una buena amistad desde BuenosAires, había fallecido en Los Ángeles. Ella viaja de inmediatoy se encuentra con el féretro y la poetisa más seria que nuncadentro de él, ahí se entera de los malos tratos que le dieronsus empleados en los últimos años de su vida, sin que laEmbajada Chilena hiciera algo.

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En diciembre de 1969 queda viuda y decide dejar estadosUnidos, en su estadía ha hecho la traducción de LAAMORTAJADA (THE SHROUDED WOMAN), y ha escrito LAMAJA Y EL RUISEÑOR (1960), MAR, CIELO Y TIERRA y LASTRENZAS. Y parte con rumbo nuevamente a Buenos Airesen 1971 (para ella Argentina y Chile eran un mismo país)donde se queda hasta el 26 de agosto de 1973, fecha enque decide probar nuevamente llevar su vida en Chile y setraslada con todas sus pertenencias a la Ciudad Jardín (léaseViña del Mar), donde comienza a sentir la dureza del olvidoque nos caracteriza a los chilenos. En ese contexto nuncarecibe el Premio Nacional de Literatura, por esas razonesinexplicables que sólo suceden en nuestro país (repito, «elfamoso pago de Chile»). A estas alturas el fastidio la abrumapor completo, aparte de los recuerdos, traía una aficióntremenda por el alcohol, que se transformará en su cruz unay otra vez. Del whisky pasará a la ginebra y de ésta al vino

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blanco, para volver al whisky y luego al vino... En Chile nopudo retomar la pluma y su obra CAÍN no vería la luz, aligual que la novela que tenía a Diego de Almagro comoprotagonista; pero ya no importaba, María Luisa le habíaregalado a la literatura universal obras mágicas para el deleitey desazón de todos nosotros.

A estas alturas Eulogio Sánchez, el nunca olvidado, quien sehabía casado y enviudado quizás de la única mujer que amó,muere en un accidente en 1956. El avión que surcaba elinfinito no resistió el viento otoñal que logra lo que el armade la Bombal no pudo.

En 1974 obtiene el Premio Ricardo Latcham y recién en 1976publica la novela LA HISTORIA DE MARÍA GRISELDA con lacual obtiene el «Libro de Oro» entregado por la Agrupaciónde Amigos del Libro, en el año 1977 obtiene el PremioAcademia Chilena de la Lengua, luego vendría el PremioJoaquín Edwards Bello, el 22 de diciembre de 1978. Pero elPremio Nacional de Artes no se lo dieron jamás, es más eltrastornado de Braulio Arenas emitiría una de las frases másrepulsivas de la historia de las letras chilenas: «¿Cómoquieres tú que le den el premio a una mujer asesina yborracha?»… sin comentarios. La vergüenza del «pago deChile» llegó a tal punto que el Ministerio del Interiorcomandado por Pinochet (era derechona la Bombal) decretóuna pensión de gracia en consideración por su gran aportea la cultura, a esas alturas sus libros habían sido traducidosal francés, inglés, japonés, sueco, italiano, alemán, portuguésy checo.

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Últimas fotografías de María Luisa Bombal. Febrero 20 de 1980.

María Luisa Bombal pasa sus últimos años en la casa dereposo de su sobrino Héctor Precht, tiempo en el queprofesionaliza su adicción al alcohol, cuestión que la obligaconstantemente a frecuentar el hospital por crisis hepáticasy el delirium termens, a veces, le impedía inclusive abrir losgrifos de agua por temor a que le salieran leones a devorarsu alma. Uno de estos viajes, como era de esperarse, setransforma en el último y muere sola, como nunca quisoestar, en una fría sala del Hospital El Salvador, el día martes6 de mayo de 1980 a las tres con veinte minutos de lamadrugada, pronta a cumplir los 70 años de edad. La razón,un coma hepático que desemboca en una hemorragiadigestiva. Fue enterrada como ella deseó, con un vestidorojo, rojo furioso, el cual se lo envía su hija Brigitte desde elpaís de norte, a estas alturas se ha convertido en unadestacada matemática y aviadora (el destino) y en una mujerdistante del apego de su madre, desde lejos observó su vida.

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María Luisa contribuyó también a eso, porque al igual quesu madre no fue muy querendona, y Brigitte estaría en suinfancia con una institutriz para luego estar bajo la custodiaa ratos de su tía Blanca Bombal y luego, a los 17 años,comenzar una vida independiente y lejana.

Hoy los que sentimos nostalgia de la nostalgia, larecordamos, porque ella es nuestra heroína, nuestra musa.La que es capaz sólo con el peso de sus palabras conmovera tal extremo que te hace desear surcar los aires en bicicleta.Un gran salud para ti María Luisa y espero encontrarte enalgún avión viajando hacia el infinito, hacia la eternidad, hacia«un para siempre», yo por si acaso llevo paracaídas y chalecoantibalas.

Un beso a la distancia.

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Fuentes:

- «La triste historia de María Luisa Bombal». El Mercurio deValparaíso. Mayo 12 de 1999.

- «María Luisa Bombal». www.wikipedia.com- «Escritora María L. Bombal hiere a bala a Eulogio Sánchez». La

Hora. Enero 28 de 1941.- «Disparos en la niebla». Alejandra Costamagna. La Nación.

Mayo 30 de 2004.- «María Luisa Bombal». Juan R. Vélez. www.portalmundos.com- «Historia de María Luisa Bombal». Marcelo Simonetti. Diario El

Mercurio. Mayo 26 de 2001.- «María Luisa Bombal: crónica de una desilusión». Alejandra

Costamagna. Letras Libres. Mayo de 2000.- «María Luisa Bombal, testimonio autobiográfico».

www.lestras.s5.com

Agradicimiento:

- A María Eugenia Godoy por la enorme paciencia que ha tenido alrevisar este texto.

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