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Borges y Pinochet Un noviazgo tan efímero como repulsivo

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Artículo "Borges y Pinochet - Un noviazgo tan efímero como repulsivo" de Muñozcoloma

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Borges y PinochetUn noviazgo tan efímero

como repulsivo

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Muñ[email protected]

Artículo aparecido en la sección «La Casa de Asterión»ESCÁNER CULTURALRevista Virtual de Arte Contemporáneo y Nuevas VanguardiasN° 91 - Marzo de 2007

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La primera versión de este artículo la escribí en el año 2003para la Revista LAOJA de Rosario, Argentina. Y, sin dudas,fue una versión para argentinos o por lo menos así la sentí,quizás porque la escribí cuando pasaba las tardes porPalermo Viejo en Buenos Aires. Hoy he querido publicarlaen esta revista, en este Chile, con las circunstancias actuales,con los cambios que ha procurado el destino, y en un tiempodonde la hora de la espada se ha llevado a los dosprotagonistas de esta historia.

«Como un escritor admirable seconvierte en un ciudadano lamentable»

(V. Teitelboim)

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Como todos los mortales (siempre intento imitarlos) sufrocuando los días de lluvias se extienden más de la cuenta,pero sufro mucho más con el calor. Es que mi espíritu gélidose acomoda con mayor gracia a su naturaleza y, muy por elcontrario, (como es de suponerse) no soporta la ruincabalgata de un Helios rabioso y sin pudor. Y estas últimassemanas el calor ha cubierto con su fuerza amarilla todaslas cosas, generando entre cada objeto, entre cada molécula,un manto intolerable que desenfoca todo, haciendo borrosotodo lo visible. De sólo pensar en mencionar la pesadez delos objetos, mis manos no resisten el peso de la lapicera(birome), que en cada línea inútil de estas palabras, haceque el roce inflame la hoja que se entrega con una sequedadparecida a la de los graznidos de los cuervos.

Evidentemente mi cuerpo es parte de esta danzadesagradable y cancina de los objetos atados a esteprofundo calor, ni siquiera puedo abanicarme con algo,porque todo aire que se genera es ardiente, infinitamenteardiente y me hiere más que la angustia persistente de lasoledad. Busco en cada habitación un lugar que me permitaconcentrarme en otra cosa que no sea respirar, el sudor hacepresa de mí y mis sienes se agitan al ritmo de algunas obrasde Tchaikovsky. En fin, todo es desagradable,profundamente desagradable… y agobiante.

Sólo me queda revisar la sala sur, esa donde está la biblioteca,la que su ventana colinda con el gallinero (que, por cierto,no existe) y donde el cacareo de las aves hace imposibleconcentrarse, quizás es por eso que leo tan poco. Me cuestaun mundo avanzar en medio de la pesadez, mis pies apenas

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pueden levantarse del suelo para iniciar un nuevo paso, peroluego de siglos logro llegar a la habitación. La pesada puertade hierro está frente a mí y no sin poco esfuerzo logro abrirla.Inmediatamente una ráfaga de aire fresco me golpea elrostro, la biblioteca está sutilmente fresca,sospechosamente diría yo.

Fotografía de Pedro Meyer

Al fondo, en el sillón de cuero, me espera un hombre que sedeleita con el cacareo de las aves, mientras apoya sus dosmanos sobre un bastón que al final de su curva estárematada con la figura de un minotauro. Sería un mentirososi mencionara que no conocí al hombre, era Jorge LuisBorges, pero intenté hacerme el distraído, porque sospechéa lo que venía así que dejé que él hablara. Me saludó

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cordialmente y recordó aquella vez que utilicé su sillón-tronoen el restaurante «El Preferido» de Palermo… por mi parte,lo halagué hablando de su obra, con frases relamidas yrepetidas hasta el cansancio (ya no hay nada nuevo que decirde la obra del escritor), de su infinita profundidad, de suscomposiciones para tangos, de sus misterios, de sus poemas,de su prosa, entre otras cosas. Incluso nos dimos tiempopara recordar el episodio de cuando fue nombrado«Inspector de aves y conejos» por Juan Domingo Perón paradenigrarlo (a propósito de las gallinas). Él, incluso, continuórecordando por mucho tiempo otros episodios inéditos yfrancamente memorables… hasta que llegó dondesospechaba: LA CASA DE ASTERIÓN; inmediatamente lecambió la cara, su sonrisa perdida nunca estuvo tan lejos,sus ojos ausentes, extrañamente se clavaron en los míos yme dijo: «Son muchos los que han utilizado el nombre de LACASA DE ASTERIÓN en sus boludeses, demasiados diría yo,pero no los culpo, se asombran con poco, como todos losmortales, delicados y sin la extirpe del profeta o de la espada.No, a ellos, definitivamente no los culpo, los perdono cadavez que puedo, una y otra vez. Pero con usted la cuestión esdiferente, discúlpeme, pero no puedo perdonarlo, bajoninguna circunstancia. Es aberrante su actitud, es como siyo pretendiera vivir en alguna pintura suya, no señor, no lopuedo perdonar».

Borges estaba como loco, aunque pretendía no perder lacalma; yo, en cambio, me indigné y no pude evitarmencionarle que si vivía en esta CASA DE ASTERIÓN, no erapor voluntad propia, además ni siquiera era la casa original,sino otra, algo parecida a la casa de campo de Asterión, esa

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hecha con las sobras de la otra (lo aclaré hace mucho enotro escrito), y más que una casa o morada, para mí ha sidouna prisión. Luego agregué que si íbamos a hablar depecados o errores, era cuestión que recordara el año de1976 cuando viajó a Chile a abrazarse con Augusto PinochetUgarte. Borges acusó el golpe y bajó la cabeza mientrasmencionaba: «Está bien, tiene razón, no hablemos más delasunto, por mí está bien que viva en esta casa, es más, mealegro, es toda suya».

Con el carácter misántropo que a veces me caracteriza, ledigo que aprovechemos la oportunidad y recordemos,aunque sea brevemente, ese funesto episodio. Él se apegaal respaldo del sofá, se toma un agüita de yerbas, mientrasyo me sirvo una ginebra y le digo que me escuche y me corrijasi me equivoco, él baja los hombros, cierra los ojos y mirahacia el techo –déle- me dice, y yo comienzo.

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Ideas sueltas

No puedo negar que cada vez que veo las fotografías dondeJorge Luis Borges estrecha la mano de Augusto PinochetUgarte, me recorre una sensación parecida a una arcada.En un round tan atávico como poco imaginario seencuentran: en una esquina el dictador-titiritero y en la otrael escritor-marioneta que, sin dudas, a esas alturas estabacompletamente ciego.

Muy pocos recuerdan este episodio, la mente a veces sebloquea para protegerse de los disparates y, en muchoscasos como éste, arrasa con los recuerdos para poder seguirexistiendo en relativa armonía con la gran conscienciauniversal. Es así que algunos días de septiembre (siempreseptiembre) muchas personas hemos intentado olvidarvoluntariamente, pero por alguna extraña razón siempreaparece un pelmazo como yo para romper con el esfuerzo.Fueron 8 días solamente, y muchos dirán cuestionando lacifra: ¿qué son 8 días en la vida de un hombre? Pero estavez concuerdo profundamente con Kundera con respecto aeso de la levedad.

Todo comenzó cuando Borges baja del avión en elaeropuerto Pudahuel de Santiago de Chile (ese que habíadespedido a tantos que partían al exilio) el día miércoles15de septiembre de 1976 un poco más tarde de las 18.00horas, venía a Chile a recibir un Doctorado Honoris Causaotorgado por la Facultad de Filosofía y Letras de laUniversidad de Chile. El aire frío de septiembre militarizado,seguramente se entibió con la llegada del vate, quien se

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encuentra con un país muy parecido a sus propios cuentose historias, donde LA CASA DE ASTERIÓN, EL ALEPH,ARGUMENTUM ORNITHOLOGICUM, la HISTORIAUNIVERSAL DE LA INFAMIA, EL SUR, EL INMORTAL y LASRUINAS CIRCULARES coexistían en una mala copia indigna ypegada a la fuerza por el dictador. A su espera, en unacomitiva del absurdo lo recibía el Vicerrector de Extensión yComunicación de la Universidad de Chile, don RicardoAlegría.

Hay que señalar que Borges fue un tipo que siempre nadóen contra de la corriente, fue un anarquista de esosconvencidos que no se dejan seducir ni por la izquierda nipor los del otro lado, aunque para ser justos, él estaba máscercano a las huestes militares que a ninguna otra cosa ynosotros los sudacas hemos vinculado lo militar con loderechista (nuestra historia nos obliga) así que podríamosdecir que Borges nadó en contra de la corriente, de lacorriente que iba hacia la izquierda. Esta impronta anarquistafue legada por su padre así como su gran amor por los librosy su ceguera, entre otras cosas. Incluso él señalaba, en surecurrente discurso íntimo, la vez que su padre le pidió queobservara muy bien a los soldados, los uniformes, loscuarteles, las banderas, las iglesias, los sacerdotes y lascarnicerías, ya que todo esto iba a desaparecer un día. Esmás, un día declararía: «Yo descreo de la política no de laética. Nunca la política intervino en mi obra literaria, aunqueno dudo que este tipo de creencias puedan engrandecer unaobra. Vean, si no, a Whitman, que creyó en la democraciay así pudo escribir Leaves of Grass, o a Neruda, a quien elcomunismo convirtió en un gran poeta épico… Yo nunca he

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pertenecido a ningún partido, ni soy el representante deningún gobierno… Yo creo en el individuo, descreo delEstado. Quizás yo no sea más que un pacífico y silenciosoanarquista que sueña con la desaparición de los gobiernos.La idea de un máximo de Individuo y de un mínimo de Estadoes lo que desearía hoy». (Selección de H. Martínez. LaInsignia). Esa es la idea de Borges sobre el Estado y la políticaen general… está bien… consensuemos (aunque sea porimposición) que el escritor argentino era anarquista, peroyo le agregaría además que era un iluso en estas materias,incluso 30 años antes de su viaje a Chile había expresado:«Las dictaduras fomentan la opresión, las dictadurasfomentan el servilismo, las dictaduras fomentan la crueldad;más abominable es el hecho de que fomentan la idiotez…».Entonces podríamos sumar algún adjetivo más… sincomentarios.

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Lleve su postal

A pesar de todos sus discursos en contra de las dictadurasigual viajó a Chile para dejarse manipular por el General. Nohay que soslayar que una de las tantas maneras que tuvo elvate para escribir fue colocarse en el «otro» lugar, recuerdenque habló del minotauro como minotauro, como un animalantropozoomorfo extremadamente cándido. Ahora, elpropio escritor caía en la candidez de ser utilizado porPinochet. Conoció un Chile de postal; lo llevaron dondeconvenía llevarlo, él quiso pasarse al bando de los ignorantes,e ignoró. Ignoró lo evidente, lo dramático, lo bestial de esteFührer sudaca. Borges... ¡culpable!, culpable por ir en contrade la corriente; culpable por dejarse atrapar por el lobo;culpable por no haber defendido su estirpe de genial creador.Bajó a los infiernos y su mano ciega se estrechó con la sangrechilena, no por la que corría por la venas del chacal, sino porla que corría por su piel, por su exterior. Borges ¡qué hashecho!

Está bien que no haya sido un tipo que quisiera la democracia(yo tampoco), pero cruzar esa pequeña y tenue línea quesepara la obsecuencia de la tolerancia es inadmisible, ¡noseñor!, no hay caso para entenderlo, aunque, para serfranco, comparto su proclama en torno a eso tansobrevalorado llamado democracia: «Para mí la democraciaes un abuso de la estadística. Y además no creo que tenganingún valor. ¿Usted cree que para resolver un problemamatemático o estético hay que consultar a la mayoría de lagente? Yo diría que no; entonces ¿Por qué suponer que lamayoría de la gente entiende de política? La verdad es que

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no entienden, y se dejan embaucar por una secta desinvergüenzas, que por lo general son los políticosnacionales. Estos señores que van desparramando suretrato, haciendo promesas, a veces amenazas,sobornando, en suma. Esto no lo digo contra ningún políticoen particular. Digo en general, que una persona que tratede hacerse popular a todos parece singularmente no tenervergüenza…»

En un carrerón meteórico y planificado al dedillo viajó porun Chile santificado, un Chile que se hizo fanático del escritor,donde las personas obedientes vaciaron las librerías eintentaron leer la obra tremenda del escritor argentino,olvidando por completo que ya nadie sabía leer, y los pocosque quedaron con el don vivían en la vorágine de la huída…Ah, Chile, que lindo que es, y que lindo se vio con todos loschilenos con un libro en la mano, fingiendo que leían en lasplazas y parques, en los taxis y micros (colectivos), en lacotidianeidad… que lindo, todo un espectáculo, todosfingieron para que los viera un ciego, todos fingieron. YBorges fue llevado a encuentros con la intelectualidad criolladonde faltó la intelectualidad; se fundió con escritoresherederos de Huidobro los cuales nunca estuvieron. Parasanear la situación los burócratas y funcionarios sedisfrazaron de intelectuales y escritores, el problema fue queen su disfraz se veían demasiado bien (eso los delató).Borges pecaba con su obsecuencia, sólo sonreía y seguía eljuego con una paciencia infinita, como un humano dentrode una pecera. Quizás lo más relevante para él, fue elencuentro con su amiga y escritora María Luisa Bombal (lade los disparos, también escribí algo sobre ella en algún

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momento) la cual irrumpe en una conferencia que daba elvate en el Hotel Sheraton San Cristóbal el día 18 deseptiembre (día de la independencia chilena).Inmediatamente el argentino se retrotrae y recuerda losalbores de su juventud cuando sólo era «Georgie» y recorríatodo Palermo del brazo de la chilena.

Luego se volverían a ver en casa del escritor EnriqueLafourcade que en un acto de rebeldía organiza un encuentrode escritores de verdad con el argentino. Ahí Borges se sientemás cómodo (al parecer), lo rodean su amiga del alma, elanfitrión y Nicanor Parra que no le cabe en la cabeza queBorges pueda ser anarquista como él. Esa noche se valende recuerdos como del supuesto amor de Borges por laprima de la Bombal, Susana… en tiempos tan pretéritos comoAsterión. O del intercambio de corbatas que alguna vezefectuaron con Parra en Nueva York, sin dudas una grannoche que estuvo acompañada de langostinos (uno de los

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platos preferidos de «Georgie»), pollo al horno conchampiñones y crema de acelga. Definitivamente Borges secomporta como humano, aunque públicamente defiende yavala a los inhumanos.

Pero, a pesar de su visión sobre la política, se dejó embaucarpor los políticos de uniforme (cuestión más grave) y no sólose llevó el doctorado, sino también fue condecorado por elGobierno de Pinochet con la Orden al Mérito BernardoO’Higgins en el grado de Gran Cruz. Hasta ese momentoera una vez más el gran candidato a ganar el Nóbel, peroese nefasto suceso hizo que lo borraran de la lista. InclusoArthur Lundkvist (miembro de la Academia Sueca) confesótiempo después haber sido «un tenaz opositor a la concesióndel premio a Borges por su apoyo al régimen de Pinochet».

De la ciénaga al pantano total

Borges, cómo te traicionó tanto tu instinto anticomunista,cómo hizo aflorar en tu boca esas palabras de loa para elChile de esos tiempos, en ese nefasto discurso pronunciadoen el salón de Honor de la Casa Central de la Universidad deChile frente al rector delegado Agustín Toro: «Hay un hechoque debe conformarnos a todos, a todo el continente, yacaso a todo el mundo. En esta época de anarquía sé quehay aquí, entre la cordillera y el mar, una patria fuerte.Lugones predicó la patria fuerte cuando habló de la horade la espada. Yo declaro preferir la espada, la clara espada,a la furtiva dinamita. Y lo digo sabiendo muy claramente,muy precisamente, lo que digo. Pues bien, mi país está

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emergiendo de la ciénaga, creo, con felicidad. Creo quemerecemos salir de la ciénaga en que estuvimos. Ya estamossaliendo, por obras de las espadas, precisamente. Y aquí yahan emergido de esa ciénaga. Y aquí tenemos: Chile, esaregión, esa patria, que es a la vez una larga patria y honrosaespada».

A qué ciénaga te refieres Borges, si estuvimos décadasnadando en la putrefacción de los muertos aniquilados poresa espada que tú bendices, sólo por el hecho de pensardiferente, sólo por el hecho de soñar libremente. Miles delibros fueron quemados, miles de hombres sacrificados conel fragor del metal... la ciénaga se transformó en un océanode vacío inculto, inmoral e insensible. No, Borges, nosalimos, al contrario, caímos, como lo argumentótorpemente el mismo general que te dio la mano:«Estábamos al borde del abismo y hemos dado un gran pasohacia delante».

Realmente 8 días pueden ser suficientes para un gran error,8 días pueden ser una eternidad. Borges abandonó la patriamilitar el 22 de septiembre a las 13.15 horas, no sin antesreunirse con Pinochet ese mismo día a las 10.00 horas en elEdificio Diego Portales (el Bunker chileno), se despidió deChile y del Premio Nóbel. Borges se quedó sin el Nóbel o elNóbel se quedó sin Borges, qué más da. Porque Borges siguióviviendo y nos siguió cautivando. Y el episodio con el generaldel Banco Riggs su memoria optó por olvidar, de hecho enuna entrevista que concedió a Abel Posse tuvo que solicitarla ayuda de él para recordar el apellido del dictador, cuestiónmuy extraña dentro de la claridad mental que acompañó a

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Borges a su tumba. Pero la historia cuenta que no sólo olvidósu estupidez, sino que luego se arrepintió; su viuda, MaríaKodama expresaría sobre su tácito apoyo a los regímenesde Pinochet y Videla: «Se debieron a un momentodeterminado de la historia, porque Borges nunca dejó dedecir lo que sentía por miedo a las consecuencias, pero luegoterminó arrepintiéndose y así lo expresa en sus diarios».Además siempre consideró que el reconocimiento fueotorgado por los chilenos.

Estampillas de correos de la República Argentina, año 2000.Ilustración de Hermenegildo Sabat. Diseño de M80 Grupo de

Diseño. Letra Viva S. Buenos Aires. 1999.

Sobre el Nóbel que nunca fue una gran preocupación paraél, señalaría: «Si me lo dan este año seré uno más en la larga

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lista, pero, si no, me convierto en un mito escandinavo, enese hombre que siempre se presentaba y no se lo daban yprefiero ser el mito». Con su habitual ironía señalaríatambién: «Creo que los suecos tiene razón. Yo no tengoninguna obra que justifique el premio Nóbel» (malditossuecos). Y sigamos: «Desde 1899, año en que nací, laAcademia Sueca ha respetado rigurosamente la tradiciónde no darme el premio Nóbel. Sospecho que es más lindo ysorprendente elegir a un personaje pintoresco.Rabindranaht Tagore, por ejemplo, con turbante, vestidode celeste y con una barba blanca, aunque supiera que loescrito por él no era para tanto».

Pero el Borges que me interesa (al que perdono) es ese, elde la ironía, ese es el que me seduce, el distraído por lascircunstancias, el que prefirió vivir mirando el pasado entrelibros vernáculos, «el otro» Borges, el del mítico BuenosAires, el de Palermo, el de «El Preferido». Ese, elcontradictorio, el que luego de años recibiría a las Madres yAbuelas de la Plaza de Mayo. Yo quiero a ese Borges, eseque lleva en sus venas la sangre de la estirpe real de BuenosAires, esa consigna poderosa grabada en su sien, porqueasí como Vicente Huidobro (ya hablaremos de él en algunaoportunidad) debió ser el Rey de Chile, Jorge Luis Borgesdebió ser el Rey de la Argentina.

¡Aguante Borges!

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Fuentes:

- Proyecto Wikipedia. www.wikipedia.org- Artículo «Notas para un biografía política de Borges». Horacio L.

Martínez. La insignia. México. Junio de 2006. www.lainsignia.org- Artículo «Por qué Borges no recibió el Premio Nóbel».

www.infobae.com- Artículo «Borges oral. Prejuicios y opiniones controversiales».

Álvaro Sarco. Octubre 2006.http://letras-uruguay.espaciolatino.com

- Artículo «El día en que Borges perdió el Premio Nobel». CarlosMaldonado R. http://sololiteratura.com

- Artículo «La visita de «César» Luis Borges». Enrique Lafourcade.Revista Qué Pasa. 23 de Septiembre de 1976.

- Artículo «Borges, el fantasma y el nombre». Osvaldo MarioPicardo. www.letralia.com

- Artículo «¿Por qué a Borges no le dieron el Nóbel». Rubén LópezR. http://lacasadeasterionb.homestead.com

Agradecimiento a María Eugenia Godoy por corregir este texto.

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