Revista de Ciencias Sociales 2006

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    REVIST VENEZOL N E

    E ONOMI

    y

    IEN I S SO I LES

    Facultad iencias Econmicas y Sociales

    Universidad entral

    Venezuela

    Tema central

    a n ion liz in petroler

    n

    Venezuela

    treint

    aos

    despus

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    Universidad

    entral Venezuela

    RECTOR

    ntonio Pars

    VICERRECTOR C DMICO

    EleazarNarvez

    VICERRECTOR DMINISTR TIVO

    Elizabeth MarvalV

    SECRET RI

    CeciliaGarca rocha

    Facultad iencias conmicas

    Sociales

    DEC NO

    Vctor

    Raga

    COORDIN DOR C DMIC

    Fulvia ieves

    COORDIN DOR DMINISTR TIVO

    Rafael rias

    COORDIN DOR DE EXTENSiN

    MaraTeresa

    Romero

    COORDIN DOR DE INVESTIG CiN

    Sary LevyCarciente

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    REVIST VENEZOL N DE

    ONOM y

    IEN I S SO I LES

    Caracas enero abril

    vol 12 1 2006

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    REVISTA VENEZOLANA DE ECONOMA Y CIENCIAS SOCIALES

    enero-abril, 2006

    vol.

    2

    n

    Director: Luis E. Lander

    Comit Editorial: Catalina Banko, Silvana Caula, Miguel ngel Contreras,

    Edgardo Lander, Luis E. Lander, Margarita Lpez Maya, Rodrigo Navarrete,

    Dick Parker, Vctor Rago.

    omisin

    Asesora: Gioconda Espina Venezuela), Daniel Mato Venezuela),

    Hayde Ochoa Venezuela), Sergio Chejfec Venezuela), Clovis Cavalcanti

    Brasil), Lidia Girola Mxico), Anbal Quijano Per), Fernando Robles Chile),

    Carlos Vilas Argentina).

    Secretario de Redaccin: Ardly Oswaldo Crespo Daz

    orrector Arte Final: Pedro Moreno

    ISSN-1315-6411

    Depsito Legal: 199502DF21

    La Revista Venezolana de Economa y iencias Socialeses una publicacin

    cuatrimestral. Es una edicin de la Facultad de Ciencias Econmicas y

    Sociales de la Universidad Central de Venezuela.

    Indizada en bases de datos: Clase, Red ALyC, Redinse, Latindex, Base de

    Datos Cepal, Revencyt, Catlogo Biblioteca University of Texas at Austin

    UTNetCAT y Catlogo Biblioteca E. Peltzer BCV, entre otras.

    Fundada en 1958 como Economa

    y

    iencias Sociales el actual nombre se

    adopt en 1995.

    Manuscritos, correspondencia, suscripciones, etc., deben dirigirse a:

    Reveciso. Ciudad Universitaria, Edificio FaCES-UCV, Piso 6, Oficina n635, o Mdulo

    UCV, Cdigo Postal 1053-A, Caracas, Venezuela.

    Canje al Centro de Documentacin Max Flores Daz , Edificio de FaCES, Universidad

    Central de Venezuela, Caracas, ZP 1053. Direccin electrnica: [email protected]

    Telfono Fax: 605-26-29. Direccin electrnica: [email protected]

    ersin

    electrnica: www.revele.com.ve y www.redalyc.org

    Expresamos nuestro agradecimiento al Consejo de Desarrollo Cientfico y

    Humanstico de la UCV y a Fonacit por su apoyo financiero para esta edicin

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    Rev. Venez. de Econ. Ciencias Sociales, 2006, vol.

    2

    ene.-abr. , pp. 5-6

    NDICE

    EDITORIAL 7

    ARTCULOS

    Novedades y continuidades de la protesta

    popular en Venezuela 11

    Margarita Lpez Maya y Luis E Lander

    Caracterizacin de la poltlca social y la polltica econmica

    del actual Gobierno venezolano: 1999-2004 31

    Norbis Mujica Chirinos y Sorayda Rincn Gonzlez

    Una perspectiva anarquista de la autogestin 59

    Nelson Mndez y Alfredo Vallota

    Definicin preliminar de mecanismos de mercado

    y su relacin con los mecanismos de no mercado 73

    Carlos Tello Castrilln

    De qu democracia estamos hablando? 89

    Dick Parker

    TEMA CENTRAL

    LA NACIONALIZACiN PETROLERA EN VENEZUELA:

    TREINTA AOS DESPUS

    Presentacin

    A treinta aos de la nacionalizacin el debate contina 103

    Luis E Lander

    Trayectoria de la nacionalizacin petrolera 109

    lvaro Silva Caldern

    La dimensin imaginaria en la nacionalizacin petrolera 125

    Mazhar AI Shereidah

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    Revista Venezolana de conoma iencias Sociales

    El auge el colapso de Pdvsa a los treinta aos

    de la nacionalizacin , 147

    Ramn spinaza

    Vigencia del nacionalismo petrolero 183

    arlos Mendoza Pottell

    RESEAS 209

    NDICE ACUMULADO 2005 215

    RESMENES/ABSTRACTS 219

    COLABORADORES 229

    INSTRUCCIONES PARA LA PRESENTACiN DE ORIGINALES 233

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    Rev. Venez. de Econ. Ciencias Sociales, 2006, vol. 12 1 ene.-abr. ,

    pp.

    7-8

    E ITORI L

    Desde que revent el pozo Barrosos 2 en la costa oriental del lago de Ma

    racaibo diciembre de 1922; Venezuela es un actor de primera lnea en el mer

    cado internacional de los hidrocarburos. Hasta esa fecha la produccin total

    venezolana era de unos modestos 6.100 barriles diarios. El reventn originado

    por la exitosa perforacin de ese pozo estuvo arrojando de manera incontrola

    da unos 100.000 barriles diarios por unos nueve das. Crnicas de la poca

    registraron que el chorro de petrleo era visible desde la ciudad de Maracaibo

    en la otra orilla del lago. Ya para 1926 Venezuela estaba produciendo casi

    100.000 barriles por da y exportando unos 90.000 lo que hizo que por prime

    ra vez el petrleo ocupara el lugar ms destacado entre nuestras exportacio

    nes desplazando al caf. En 1928 con una produccin de unos 290.000 barri

    les diarios Venezuela pas a ocupar el segundo lugar entre los pases produc

    tores de petrleo y el primero entre los exportadores. Ya desde esos aos

    entre los rasgos distintivos de Venezuela estaba el de ser un pas petrolero. Y

    dadas las enormes reservas todava contenidas en los yacimientos ubicados

    en nuestro subsuelo esa condicin de pas petrolero nos continuar acompa

    ando por un buen nmero de aos ms.

    Entre los hitos ms significativos de nuestra historia como pas petrolero

    est la decisin tomada por los poderes pblicos nacionales de nacionalizar la

    industria y el comercio de los hidrocarburos a partir del primero de enero de

    1976. En enero de este ao se cumplieron treinta aos de esa importante fe

    cha. Quisimos aprovechar este aniversario para que tan trascendente aconte

    cimiento fuese abordado desde distintas miradas: la nacionalizacin misma el

    proceso que condujo a hacerla posible y sus antecedentes sus consecuencias

    ulteriores y la dinmica del sector petrolero venezolano durante los aos que

    siguieron. Aspirbamos al programar este tema central que esas miradas

    fuesen tambin plurales en cuanto a la evaluacin que desde hoy se hace de

    lo ocurrido con nuestra principal industria durante estas tres dcadas. Se nos

    presentaba en fin una buena excusa para darnos de nuevo la oportunidad

    para que desde la

    Revista Venezolana de Economa

    y

    Ciencias Sociales

    con

    tribuyamos como ya lo hemos hecho en ocasiones anteriores al siempre vi

    gente debate sobre la cuestin petrolera en Venezuela. Mazhar AI-Shereidah

    Ramn Espinaza Carlos Mendoza Pottell y Alvaro Silva Caldern son los

    cuatro destacados analistas de nuestra realidad petrolera que atendieron a

    nuestra invitacin a contribuir en el tema central que en este nmero les pre

    sentamos y que le pusimos por ttulo La nacionalizacin petrolera en Vene

    zuela: treinta aos despus . Le correspondi a Luis E. Lander director de la

    revista coordinar este tema central y remitimos al lector al texto inicial por l

    elaborado para una presentacin ms detallada.

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    Revista Venezolana de Economa y Ciencias Socieles

    Presentamos en la seccin inicial de artculos de este nmero cinco contri-

    buciones. El primero es uno escrito por nuestros compaeros de comit edito-

    rial Margarita Lpez Maya y Luis E. Lander, titulado Novedades y continuida-

    des de la protesta popular en Venezuela y en l se sealan las semejanzas y

    diferencias de la protesta popular, lo que los autores llaman la poltica de la

    calle , antes y despus del

    Cara zo

    de 1989. Sus argumentaciones estn

    sustentadas en abundante informacin emprica, para concluir que en trminos

    numricos no son observables mayores diferencias, pero que desde febrero

    de 1989 la poltica de la calle ha tenido mucha ms capacidad para afectar

    la legitimidad del sistema poltico venezolano.

    El segundo artculo fue escrito por las profesoras de La Universidad dE Zu-

    lia Norbis Mujica Chirinos y Sorayda Rincn Gonzlez. En el artculo Caracte-

    rizacin de la poltica social y la poltica econmica del actual gobierno vene-

    zolano: 1999 2004 se hace una caracterizacin, identificando distintos pero-

    dos, de la poltica social del actual gobierno y sus vnculos con la poltica eco-

    nmica impulsada por el Ejecutivo nacional desde 1999.

    Presentamos un tercer artculo que tiene por ttulo Una perspectiva anar-

    quista de la autogestin escrito por NelsonMndez y Alfredo Vallota. El primero

    es profesor de la Facultad de Ingeniera de nuestra universidad y el segundo

    dicta clases tanto en el la UCV, como en la UCAB y en USB. All se explora lo

    que se ha entendido por autogestin desde la visin del anarquismo contempo-

    rneo, contrastando el concepto con otros similares y evaluando la potencialidad

    de la autogestin libertaria como sustento de la transformacin social.

    El cuarto artculo es de Carlos Tello Castrilln quien es profesor de la Uni-

    versidad Nacional de Colombia en su sede de Manizales. Lleva por ttulo De-

    finicin preliminar de mecanismos de mercado y su relacin con los mecanis-

    mos de no mercado y all el autor busca precisar las indefiniciones e impreci-

    siones en la literatura sobre los llamados mecanismos de mercado, los de no

    mercado y la relacin que entre ellos opera.

    Finaliza esta seccin de artculos con uno de Dick Parker, compaero de

    nuestro Comit Editorial y profesor de la Escuela de Sociologa de nuestra

    facultad. Inicialmente le habamos solicitado que escribiera para la revista una

    resea sobre el libro de Peter Roman People s Power. Cuba s Experience with

    Representative Government pero, en la escritura de la resea solicitada, Dick

    opt por participar, desde una perspectiva venezolana, en la discusin pro-

    puesta por el libro, adems de researlo, por lo que en el Comit Editorial de-

    cidimos incorporarlo a la seccin de artculos.

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    RT ULOS

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    Rev. Venez. de Econ.

    y

    Ciencias Sociales, 2006, vol.

    12, 1

    ene.-abr. , pp. 11-30

    NOVEDADES Y CONTINUIDADES

    DE LA PROTESTA POPULAR

    EN VENEZUELA

    Margarita Lpez Maya

    Luis E Lander

    Desde mediados de los aos 80, Venezuela ha sido vista tanto interna como

    externamente como una sociedad caracterizada por la incesante movilizacin de

    su gente. Especialmente a partir de la masacre de El Amparo en 1988 y sobre

    todo del Caracazo de 1989, se han registrado numerosas protestas que con

    algunos aos ms turbulentos que otros contina hasta el presente. Esta situa

    cin ha cambiado profundamente la manera en que muchos perciban la socie

    dad venezolana. A inicios de los 80, haba una idea generalizada segn la cual

    los venezolanos se ubicaban entre los menos movilizados de Amrica Latina.

    Se argumentaba que su slida democracia, aceitada por la renta petrolera del

    Estado, haba permitido establecer y consolidar canales de mediacin y repre

    sentacin eficientes que conjuraban el conflicto social pronunciado y/o violen

    to. Los venezolanos eran diferentes al resto de Amrica Latina ya que pare

    can haber superado la continua turbulencia sociopoltica de otras sociedades.

    Esto lleg a manifestarse en el mundo acadmico con la aparicin de alguna

    literatura que sostena la condicin de excepcionalidad de la sociedad venezo

    lana en relacin con el resto de Amrica Latina. Esto ha sido contradicho por

    las ltimas dos dcadas y ha obligado a mirar de nuevo la poltica de la calle

    que se desarroll en Venezuela desde 1958.

    Con la informacin emprica proporcionada por la base de datos El Bravo

    Pueblo Bdebp) y los informes anuales de la organizacin de derechos huma

    nos Provea Programa Venezolano de Educacin Accin en Derechos Huma

    nos), en este artculo se exploran las protestas de antes y despus de la d

    cada de los 80 para poner en evidencia que si bien hay cambios en relacin

    con el pasado, las protestas de ayer no eran tan distintas a las de hoy, ni en

    frecuencia, ni en motivos, ni en otras caractersticas. Partiendo principalmente

    de esas fuentes puede observarse que la situacin de las dcadas recientes

    no es tan novedosa y que la paz, armona y unidad que se reconoca por los

    aos 70 era ms ilusoria que real. Se vivieron tambin en el pasado pero-

    Este articulo es una actualizacin de uno ya publicado en ingls de la revista Latin

    American Perspectives, vol. 32, n2, 2005.

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    Revista Venezolana de Economa

    Ciencias Sociales

    dos de alta efervescencia y movilizacin callejera, que eran reseados por la

    prensa y los medios audiovisuales, aunque no llegaban a afectar seriamente la

    legitimidad del sistema poltico y de sus actores principales, as como tampoco

    la del Estado surgido de los pactos constitutivos acordados a partir de

    9 ~ ; 8

    El anlisis cubre el perodo que va desde 1958 hasta 2005. Para contextua

    lizar la poltica de la calle que estaremos siguiendo, es pertinente recordar que

    en Venezuela una alianza cvico-militar acab en enero de 1958 con la ltima

    dictadura militar que conociera el pas, y se echaron desde entonces las bases

    de un sistema poltico democrtico, a partir de un conjunto de compromisos y

    pactos entre actores polticos y sociales, de los cuales el ms conocido

    y

    em

    blemtico sera el llamado Pacto de Punto Fijo . Los pactos constitutivos de

    la democracia venezolana incluyeron como bloque hegemnico a los partidos

    signatarios de Punto Fijo, es decir, a los partidos Accin Democrtica AD),

    Socialcristiano Copei, y en menor grado a Unin Republicana Democrtica

    URO), a los sindicatos afines a estos partidos, organizados en la Confedera

    cin de Trabajadores de Venezuela CTV), al sector empresarial representado

    en la patronal Fedecmaras, a la jerarqua de la Iglesia catlica y a las Fuer

    zas Armadas. Hubo una expresa exclusin durante los acuerdos del Partido

    Comunista de Venezuela PCV), y de sindicatos afines a esa tendencia polti

    ca, lo que aunado a otros factores

    como

    la influencia de la revolucin cubana

    desde 1959 y la represin sindical ejercida por el gobierno de Betancourt du

    rante la recesin econmica de inicios de los aos 6 llevara a este partido

    junto al Movimiento de Izquierda Revolucionaria MIR, un desprendimiento de

    AD) a la lucha armada que se desarroll a todo lo largo de los aos

    i

    El

    Estado venezolano, respaldado por las fuerzas aliadas en los pactos constitu

    tivos, derrot a la guerrilla tanto poltica como militarmente, dando paso

    los

    aos 70 a un reajuste del sistema poltico, con una parcial incorporacin de la

    izquierda venezolana al juego poltico institucional, y el debilitamiento de for

    mas insurreccionales de poltica y de organizaciones de ideologa de izquier

    da. Esta situacin se vio alterada a mediados de los aos 80 cuando los pac

    tos constitutivos de la democracia venezolana comenzaron a presentar fisuras,

    en virtud de las transformaciones que se estaban dando en el contexto inter

    nacional y nacional en el marco de la globalizacin neoliberal.

    Las

    protestas

    recientes

    Visibilidad

    y

    caractersticas

    En respuesta al anuncio de un programa de ajuste macroeconmico de

    orientacin neoliberal por parte del recin instalado segundo gobierno de Car

    los Andrs Prez 1989-1993), se produjo en Caracas y las principales ciuda

    des del pas un masivo estallido social. El

    Caracazo

    o

    Sacud n

    como ha sido

    conocido este episodio violento, tuvo lugar entre el 27 de febrero y el 3 de

    marzo de 1989, poniendo al descubierto un proceso de deslegitimacin del

    sistema poltico venezolano que ya vena en marcha, y abriendo adems la

    puerta para posteriores sucesos, como los dos golpes de Estado fallidos de

    1992 y la destitucin del presidente Prez en 1993. Un antecedente dramtico

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    Novedades continuidades de la protesta popular

    13

    y determinante en ese proceso de deslegitimacin fue la masacre de El Ampa

    ro ocurrido en octubre de 1988, cuando fuerzas militares y policiales venezola

    nas asesinaron a un grupo de pescadores en una regin fronteriza con Co

    lombia, simulando un enfrentamiento con guerrilleros de ese pas. Gracias a

    dos sobrevivientes y la activa movilizacin de la poblacin la verdad sali a la

    luz pblica, provocando una indignacin generalizada. Estos dos episodios

    muy cercanos en el tiempo significaron un momento de inflexin en la magni

    tud de la protesta popular en Venezuela. La extensin, duracin, fuerza y vio

    lencia del Caracazo no tienen parangn en nuestra historia reciente

    2

    En parti

    cular, este hito histrico oblig a prestarle mayor atencin a un fenmeno que,

    aunque siempre haba estado presente, no se le haba dado demasiada impor

    tancia:

    La poltica de la calle

    Entendemos por esto la interaccin que se pro

    duce en el espacio pblico, la calle, entre actores sociales y polticos, inclu

    yendo las multitudes, y diversas representaciones de la autoridad. Recurren a

    la polticade la calle principalmente los sectoresde la sociedadms dbiles y ms

    alejados de los centros de

    po er

    ya que por lo general ellos carecen de otros

    canales de comunicacin conquienesdetentanel poder Eckstein,

    1989, 28 .

    Como una de las tantas consecuencias del

    Sacudn

    se constituy una or

    ganizacin no gubernamental de defensa de los derechos humanos, Provea,

    que comenz a llevar un registro anual de la situacin de los derechos huma

    nos en el pas, entre stos el derecho a la manifestacin pacfica. Gracias a

    esta iniciativa contamos hoy con una fuente de informacin bastante fidedigna

    de la cantidad, actores, motivos y respuestas de las autoridades a la moviliza

    cin popular venezolana en estos ltimos tres lustros.

    Ms recientemente una iniciativa acadmica independiente, en la Universi

    dad Central de Venezuela, ha ampliado la informacin recopilada por Provea,

    construyendo una base de datos de movilizaciones populares con la ambicin

    de cubrir todo el siglo xx:

    Base de datos El Bravo Pueblo

    Bdebp . Esta base

    de datos es ms limitada en las fuentes que la de Provea, pues se alimenta de

    un solo peridico de cobertura nacional,

    El Nacional

    a partir de su fundacin

    en

    1944, y otros peridicos en aos previos, mientras Provea se almenta de

    varios diarios nacionales y regionales. Sin embargo, proporciona informacin

    ms exhaustiva de las protestas y cuenta ya con una cobertura temporal ms

    amplia que la de Provea. Apoyndonos en la informacin proporcionada por

    ambas fuentes es posible hacer una exploracin de las movilizaciones en los

    aos recientes y contrastar ese comportamiento con el de aos previos al

    Caracazo

    Con todas sus limitaciones y problemas, la fuente hemerogrfica ha venido

    siendo valorada como importante insumo para la investigacin sobre el conflic

    to social Tarrow, 1989, 357-365; Franzosi, 1996, 377 . No obstante, hay que

    Para informacin y anlisis sobre el Caracazo puede verse entre otros Cuadernos del

    Cendes 1989 , Politeia 1989 ,

    Coronil y Skurski

    1991 Y

    Lpez Maya 2003a .

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    Revista Venezolana de Economa y Ciencias Sociales

    tomar en consideracin algunas caractersticas de esta fuente, as como de las

    diferencias de las dos bases de datos con las que trabajaremos. Ambas, como

    ya mencionamos, se alimentan de noticias de peridicos y adolecen por lo

    tanto de las distorsiones propias de stos. La prensa diaria tiende a darle ma

    yor visibilidad a lo noticiable , es decir, aquellos eventos ms belicosos y

    violentos, omitiendo con frecuencia acontecimientos menos perturbadores. La

    lnea editorial de los diarios tambin influye en la cobertura que se le da a este

    tipo de eventos, pudiendo esta lnea variar de un ao a otro con lo que puede

    cambiar la frecuencia y detalle de las reseas de protestas. En los aos re

    cientes, por otra parte, medios impresos privados en Venezuela como El Na-

    cional

    y

    El Universal

    han desarrollado una intensa actividad poltica opositora

    del gobierno de Chvez, manipulando el nmero de participantes y/o la impor

    tancia de las movilizaciones que enfrentan al gobierno y achicando o no regis

    trando aquellas que lo apoyan, lo que introduce una distorsin adicional. Por

    otra parte, las dos bases de datos tomadas como insumo para esta explora

    cin tienen diferencias en su diseo. La de Provea tiene como unidad de regis

    tro los eventos de protesta ocurridos en el pas, mientras que la Bdebp tiene

    como unidades las notas periodsticas de El Nacional Adems, los informes

    anuales de Provea abarcan desde el mes de octubre de un ao al de septiem

    bre del siguiente. Por ello los nmeros proporcionados por una base y otra no

    son directamente comparables. No obstante estas limitaciones, alimentndo

    nos con ambas y sin pretender alcanzar datos numricos precisos, dispone

    mos de una buena visin del comportamiento y las caractersticas de la protes-

    ta popular en Venezuela antes y despus del Caracazo

    Los nmeros de Provea las reseas de El ravo Pueblo

    De acuerdo con Provea, en los diecisis aos que van de octubre de 1989

    a septiembre de 2005 se produjeron un total de 15.611 manifestaciones en el

    pas, lo cual equivale a 2,67 diarias incluyendo todos los fines de semana,

    vacaciones y das de fiesta ver cuadro 1). Es un nmero significativo. Hay que

    destacar que en estas cifras hasta 2001-2002 no se incluyen ni las huelqas ni

    los paros, pues Provea no los consider formas de manifestacin. Destacan

    en esta fuente dos perodos picos de la serie. El primero ocurre entre 1991 y

    1994 Yel segundo entre los aos 1999 y 2003.

    En el primer perodo, se desarroll una severa crisis poltica que tuvo sus

    momentos ms dramticos en los fallidos golpes de Estado de febrero y no

    viembre de 1992. A partir de stos, el gobierno de Prez entr en un proceso

    acelerado de prdida de apoyos polticos que culmin con su destitucin por

    parte del Congreso Nacional, en mayo de 1993, al dictaminar la Corte Supre

    ma de Justicia que existan mritos para su enjuiciamiento por malversacin

    de fondos pblicos. Fue reemplazado por un gobierno interino presidido por el

    historiador Ramn J. Velsquez, quien culmin el perodo constitucional y fue

    reemplazado por el nuevo Presidente, Rafael Caldera, electo en los comicios

    de diciembre de 1993. Durante esos aos encontramos que el promedio diario

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    Novedades continuidades de la protesta popular

    15

    se elev a 2,75 protestas por da, de nuevo sin incluir los paros. El segundo

    pico, entre 1999 y 2003, se corresponde con los primeros cinco aos del go

    bierno de Hugo Chvez Fras. Este gobierno ha significado la emergencia de

    una nueva elite con un proyecto poltico alternativo para Venezuela que ha

    tenido tanto numerosas como masivas manifestaciones de apoyo y de recha

    zo. En estos aos el promedio sube a 3,50 protestas diarias, lo que pudiera

    evaluarse como un perodo de mucha mayor movilizacin. Sin embargo, desde

    el informe 2001-2002, Provea ha incorporado tambin el dato de los paros

    laborales, lo que abulta un poco el promedio.

    Cuadro 1

    Protestas reseas de protestas 1983-2002

    Total de Total de

    Aos protestas reseas

    Provea

    Bdebp

    Oct. 1983 a sept. 1984

    283

    Oct. 1984 a sept. 1985

    157

    Oct. 1985 a sept. 1986

    191

    Oct. 1986 a sept. 1987

    124

    Oct. 1987 a seot. 1988

    121

    Oct. 1988 a sept. 1989

    225

    Oct. 1989 a sept. 1990 675 156

    Oct. 1990 a seot. 1991 546 220

    Oct. 1991 a sept. 1992

    873

    159

    Oct. 1992 a sept. 1993

    1047 185

    Oct. 1993 a sept. 1994 1099

    190

    Oct. 1994 a sept. 1995 581

    176

    Oct. 1995 a sept. 1996 628

    245

    Oct. 1996 a sept. 1997 632

    197

    Oct. 1997 a sept. 1998 422

    186

    Oct. 1998 a seot. 1999

    855

    272

    Oct. 1999 a sept. 2000

    1.414

    329

    Oct. 2000 a sept. 2001

    1.312

    Oct. 2001 a sept. 2002

    1.262

    Oct. 2002 a sept. 2003

    1.543

    Oct. 2003 a sept. 2004

    1.255

    Oct. 2004 a seot. 2005

    1.467

    Total

    15.611

    3.416

    Promedio x periodo

    975

    201

    ..

    Fuente: Provea, Situecion de los derechos humanos Informes anuales , y

    base de datos

    El ravo Pueblo

  • 7/25/2019 Revista de Ciencias Sociales 2006

    18/243

    Revista Venezolana de Economa y iencias Sociales

    Por su parte, la Bdebp nos muestra para los aos recogidos un total de

    3.416 reseas de protesta registradas, lo que corresponde a 0,55 registros por

    da. Esta base de datos tambin muestra unos aos picos correspondiendo el

    primero al perodo del cambio del gobierno de Luis Herrera Campns al de

    Jaime Lusinchi, envuelto en las turbulencias provocadas por el viernes ne

    gro . Se llam viernes negro al da en que el gobierno de Herrera Campins

    anunci, en febrero de 1983, una devaluacin del bolvar y un control cambia

    rio que hicieron consciente para la mayora de la poblacin la dimensin de la

    crisis econmica que viva el

    pas

    y contribuyeron a la derrota del partido de

    gobierno en la elecciones de finales de ese ao. Destaca como en los l tos

    de Provea el perodo anual correspondiente al

    aracazo

    y, al igual que Pro

    vea, los primeros aos del gobierno de Chvez.

    La naturaleza

    y

    los motivos de las acciones segn debp

    En la Bdebp la naturaleza de las protestas reseadas se clasifican en tres

    categorias: Convencionales, confrontacionales y violentas. Se entiende por

    convencionales aquellas protestas ms rutinarias, con frecuencia legales y, si

    no lo son, que no despiertan entre los participantes, observadores y autorida

    des sentimientos de temor o angustia. Se clasifican como confrontacionales

    aquellas que sin llegar a agresiones fsicas entre los antagonistas, ni daar

    propiedades o bienes, suscitan sentimientos de temor o angustia. Son ejem

    plos de este tipo de protestas los cierres de vas, concentraciones y marchas

    combativas sin permiso y huelgas de hambre. Por ltimo, para la Bdebp son

    protestas violentas las que producen deterioro o destruccin a propiedades

    pblicas o privadas

    ylo

    daos a la integridad fsica de personas participantes o

    no de la protesta. La mayor visibilidad de protestas de naturaleza confronta

    cional y violenta -sobre todo las confrontacionales- indican en las sociedades

    periodos de turbulencia

    ylo transformacin sociopoltica (Tarrow, 1989). En el

    siguiente cuadro se observa la distribucin de las protestas reseadas por la

    Bdebp de acuerdo con esta clasificacin.

    Llama la atencin cmo las reseas de protestas violentas, que en los pri

    meros aos de la serie constituan menos de 10 del total, desde 1986 en

    adelante pasan a tener siempre porcentajes de dos dgitos. Se registran como

    perodos especialmente violentos los perodos 91-92 y 92-93, correspondien

    tes a la crisis poltica ya sealada del segundo gobierno de Prez y el periodo

    95-96. Este segundo periodo corresponde a los aos de aplicacin del pro

    grama de ajuste macroeconmico conocido como la Agenda Venezuela. Des

    de mediados de los 90 se observa una tendencia a la disminucin porcentual

    de las protestas violentas.

    En la Bdebp, como ya se seal, se clasifica como violenta cualquier pro

    testa que implique daos a bienes y/o agresiones a personas sin asignar res

    ponsabilidad por la violencia. Entran entonces, entre las clasificadas como

    violentas, las protestas reprimidas por el Estado. Provea por su parte, organi-

  • 7/25/2019 Revista de Ciencias Sociales 2006

    19/243

    Novedades

    y

    continuidades de la protesta popular

    7

    zacin focalizada en la situacin de los derechos humanos, registra ao a ao

    el nmero de movilizaciones reprimidas. En trabajos anteriores hemos esta

    blecido la relacin entre la represin y el aumento de la violencia en las mani

    festaciones Lpez Maya, 2003).

    Cuadro 2

    Naturaleza de las protestas 1983-2000)

    Total

    Conven. Confronto

    Violenta

    os

    reseas

    debp

    Oct. 83 a sept. 84

    283

    164 57,9 98 34,6

    21

    7,4

    Oct. 84 a sept. 85 157 105

    66,9

    40

    25,5 12 7,6

    Oct. 85 a sept. 86 191 154 80,6 33 17,3 4 2,1

    Oct. 86 a sept. 87

    124

    72

    58,1

    14

    11,3 38

    30,6

    Oct. 87 a sept. 88

    121

    81 66,9

    22

    18,2

    18

    14,9

    Oct. 88 a sept. 89 225

    86 38,2

    63 28,0

    76 33,8

    Oct. 89 a sept. 90 156 51 33,7 74 47,4

    31

    19,9

    Oct. 90 a sept. 91

    220

    111 50,5 53 24,1 56 25,5

    Oct. 91 a sept. 92

    159

    16 10,6

    71 44,7

    72

    45,3

    Oct. 92 a sept. 93

    185 45 24,3 70 37,8 70 37,8

    Oct. 93 a sept. 94

    190

    54 28,4

    70

    36,8 66

    34,7

    Oct. 94 a sept. 95

    176 61 34,7 50 28,4

    65

    36,9

    Oct. 95 a sept. 96 245 45 18,4 104 42,4 96 39,2

    Oct. 96 a sept. 97

    197 84 42,6 67 34,0 46

    23,4

    Oct. 97 a sept. 98

    186 79 42,5

    70 37,6

    37

    19,9

    Oct. 98 a sept. 99

    272

    42

    15,4

    172 63,2

    58

    21,3

    Oct. 99 a sept. 00

    329 153 46,5

    125

    38,0 51

    15,5

    Total

    3.416

    1.403

    1.196

    817

    Prom. x

    periodo

    201 83

    41,3 70 34,8 48

    23,9

    Fuente: Base de datos El Bravo Pueblo

    De acuerdo con los datos de Provea, el segundo perodo constitucional del

    presidente Prez 1989-1993) fue signado por la intensidad de la represin

    violenta del Estado hacia la protesta. Una de cada tres protestas fue reprimida

    y se produjo un saldo altsimo de muertos. Adems de la represin atroz ejer

    cida durante el

    Caracazo

    slo en el ao 1992, despus del fracasado golpe

    del 4 de febrero, se registraron 26 muertos en manifestaciones pacficas Pro

    vea, 1991-1992). Cambios en este comportamiento del Estado hacia la protes

    ta comienzan a manifestarse durante el segundo gobierno de Rafael Caldera

    994-1998). Este gobierno asumi una posicin menos represiva hacia las

    movilizaciones. As mismo, la emergencia de nuevos actores polticos en los

    gobiernos regionales y locales determin un cambio en las actitudes del poder,

    en sus diferentes niveles, hacia la manifestacin pacfica. Disminuy la crimi-

  • 7/25/2019 Revista de Ciencias Sociales 2006

    20/243

    18

    Revista Venezolana de conoma iencias Sociales

    nalizacin hacia ella, presente desde los aos 60, cuando se le asoci con la

    opcin de la lucha poltica por la va armada y como tal se le reprima violen

    tamente, inicindose esfuerzos para reglamentar el uso de la represin

    (Lpez

    Maya, 2003b). Hacia mediados de ese perodo constitucional, la proporcin de

    manifestaciones reprimidas haba descendido a 1 de cada 6. Las muertes en

    manifestaciones pblicas tambin disminuyeron; en 1996 no se produjo ningu

    na. Se redujo

    as

    mismo el uso de armas de fuego en las manifestaciones

    pacificas (Provea, 1994 a 1999). Con el gobierno de Hugo Chvez Fras la

    protesta adquiere un estatus de mayor reconocimiento e institucionalizacin.

    Una de cada 24 protestas fue reprimida en 1998-1999, una de cada 3 en

    2000-2001, una de cada 25 en 2001-2002, una de cada 36 en 2 2 2 ~ y

    una de cada 33 en 2003-2004 (Provea, 1998-2004). Para el perodo 2004

    2005, de cada 80 manifestaciones pacificas, 1 fue reprimida Con lo cual pa

    rece que estamos en presencia de una tendencia que se consolida. El uso de

    armas de fuego en manifestaciones pblicas tambin ha disminuido

    s

    bien

    no suficientemente- y se eleva su prohibicin a rango constitucional. En los

    seis primeros aos de este gobierno, ocho muertes sucedieron en rnanifesta

    ciones pacificas (Provea, 1998-2004)3. Para 2004-2005 no se registr ninguna

    muerte. Este desarrollo ha contribuido a una disminucin de la violencia en las

    protestas, si bien en los informes de Provea correspondientes a 2002-2003 y

    2003-2004, se observ un repunte de la violencia, que no estuvo relacionado

    con represin, sino con la aguda confrontacin

    poHtica

    que vivi tras el qolpe de

    Estado y hasta el referendo revocatorio de agosto de 2004 (Provea, 2002-2004).

    Las reseas de protesta clasificadas como confrontacionales por la Bdebp au

    mentan su participacin porcentual en el total de las protestas reseadas a partir

    del periodo 1988-1989, ao del Caracazo. Hasta ese perodo, el promedio porcen

    tual de reseas que daban cuenta de protestas confrontacionales -agresivas mas

    no violentas- fue de 21,4 . A partir de 1988-1989 las protestas de este tipo in

    crementan su visibilidad para alcanzar un promedio de 38,5 de la totalidad de

    protestas reseadas hasta 2000. En la segunda mitad de la dcada de los 90,

    coincidiendo con la disminucin de las protestas violentas, observamos un incre

    mento mayor en los porcentajes de reseas de protestas confrontacionales. En

    ese ltimo lustro de la dcada, el porcentaje de las reseas de protestas

    c on-

    frontacionales asciende a 43 . Por ltimo, las reseas de protestas convencio

    nales muestran un comportamiento casi opuesto a lo sealado para las violen

    tas. A principio de la serie sus porcentajes superan holgadamente la mitad de

    las reseas registradas, mientras en los aos de turbulencia

    poHtica

    disminuyen

    El saldo de muertes por acciones represivas durante golpe de Estado del 11 de abril y

    das siguientes de 2002 no son contabilizados en el informe correspondente de Pro

    vea. Las del 11, por no existir a la fecha un informe confiable de lo ocurrido, y las co

    rrespondientes a los das siguientes, por caer la responsabilidad en el gobierno de tacto

    de Pedro Carmona. En el informe de 2002-2003 se registran 4 muertes, pero 3 de ellas

    como resultado de acciones represivas a una manifestacin violenta.

  • 7/25/2019 Revista de Ciencias Sociales 2006

    21/243

    Novedades

    y

    continuidades de la protesta popular

    19

    y vuelve a notarse un incremento de su visibilidad despus de mediados de la

    dcada de los 90.

    La Bdebp clasifica las reseas tambin de acuerdo con las motivaciones de

    las protestas. Para ello utiliza ms de 90 descriptores. Para esta exploracin

    los hemos agrupado en dos grandes grupos. El primero congrega los descrip-

    tores de naturaleza socioeconmica es decir todas las protestas motivadas

    por condiciones materiales de vida. El segundo recoge las motivaciones que

    tienen que ver con derechos de naturaleza civil y poltica. Para facilitar compa-

    raciones en el cuadro siguiente adems de los totales absolutos se presen-

    tan los porcentajes correspondientes. La ltima columna recoge los datos de

    reseas cuya motivacin no est claramente establecida. En este cuadro los

    totales no coinciden con los del cuadro 2 porque aqu se totalizan los motivos

    de las protestas y no las reseas. En algunas reseas la protesta registrada

    tiene ms de un motivo que pueden corresponder a las dos categoras.

    Cuadro 3

    Motivos de las protestas 1983-1999

    Total

    Socio Civiles

    y

    Otro

    Aos

    motivos

    econmicos polticos

    Total Total

    Total

    Oct. 83 a sept. 84

    296 253 85 5 37

    12 5

    6 2 0

    Oct. 84 a sept. 85

    174

    151 86 8 18 4 8

    5

    2 9

    Oct. 85 a sept. 86 215 198 92 1

    16

    7 4 1 0 5

    Oct. 86 a sept. 87 135 71 52 6

    62 46 0

    2 1 5

    Oct. 87 a sept. 88 125 86 68 8 39

    31 2

    O 0 0

    Oct. 88 a sept. 89

    312 223 71 5

    82

    26 3 7

    2 2

    Oct. 89 a sept. 90

    176 149 84 7 23 13 1 4 2 3

    Oct. 90 a sept. 91 54

    42 77 8 9

    16 7

    3 5 6

    Oct. 91 a sept. 92

    223 127 57 0

    91 40 8

    5

    2 2

    Oct. 92 a sept. 93

    221 159

    71 9 60

    27 1

    2 0 9

    Oct. 93 a sept. 94

    226 175

    77 4

    41

    18 1 10 4 4

    Oct. 94 a sept. 95 204 142 69 6 49 24 0 13 6 4

    Oct. 95 a sept. 96

    293

    241 82 3 38

    13 0 14 4 8

    Oct. 96 a sept. 97

    218

    178 81 7 32

    14 7

    8 3 7

    Oct. 97 a sept. 98

    199 149

    74 9 40

    20 1 10

    5 0

    Oct. 98 a sept. 99

    304

    195

    64 1

    106 34 9 3 1 0

    Fuente: Base de datos

    lravo

    ueblo

    Puede observarse que la inmensa mayora de las protestas reseadas tie-

    nen motivaciones de naturaleza socioeconmica. Llama sin embargo la aten-

    cin que en unos pocos aos particulares las protestas motivadas por deman-

    das civiles y polticas sobrepasan la tercera parte de la totalidad registrada.

  • 7/25/2019 Revista de Ciencias Sociales 2006

    22/243

    evista

    enezolana

    de

    conoma

    ienciasSociales

    Tales son los casos de 86-87, 87-88, 91-92 Y 98-99. Aunque una explicacin

    acabada de las razones de estos comportamientos sobrepasa los alcances de

    este artculo, informacin emprica seala que se corresponden con perodos

    de agitacin poltica particularmente alta. En el perodo de 1986 a

    9 :

    se

    produjeron movilizaciones significativas por reformas polticas, especialmente

    referidas a la descentralizacin del poder central. Estas manifestaciones con

    tribuyeron a crear un clima que permiti la materializacin de propuestas reco

    gidas por la Comisin Presidencial para la Reforma del Estado Copre) y que

    condujeron a la aprobacin de leyes de descentralizacin Gmez Calcao y

    Lpez Maya, 1990). En el perodo 1991-1992 ocurri el golpe de Estado

    del

    de febrero y 1998-1999 correspondi al primer ao del gobierno de Chvez.

    con toda la movilizacin alrededor del proceso constituyente.

    Para observar con mayor detalle estas motivaciones hemos subdividido ca

    da grupo a su vez en tres subgrupos. El primer subgrupo subgrupo A) de los

    de naturaleza socioeconmica est conformado por las protestas con motiva

    ciones referidas a las condiciones y derechos para la produccin, como por

    ejemplo peticiones de tierra, por subsidios, contra impuestos, crditos, etc. El

    segundo subgrupo 8) aglomera motivaciones referidas a servicios pblicos:

    Salud, educacin, agua, transporte, etc. El subgrupo C agrupa a todas las

    motivaciones que giran en torno a los ingresos: Sueldos, contratos colectivos,

    jubilaciones, trabajo, etc. El segundo grupo que recoge las motivaciones que

    tienen que ver con derechos de naturaleza civil y poltica comprende el sub

    grupo A, conformado por las motivaciones referidas a los derechos humanos:

    Maltratos, muertes, represin, etc. El subgrupo 8 a derechos civiles como jus

    ticia, libertad de expresin, leyes, reglamentos, etc.

    Y

    el tercer subgrupo, el C,

    agrupa las motivaciones ms directamente polticas como fraudes electorales,

    democratizacin, autonoma, corrupcin, etc. En el cuadro 4 se recogen las

    motivaciones de las protestas reseadas de acuerdo con los porcentajes de

    esta reclasificacin.

    Entre las socioeconmicas, las motivaciones predominantes son aquellas

    agrupadas en los subgrupos C y 8, es decir, las que tienen que ver con niveles

    de ingresos y servicios pblicos, respectivamente. Entre ambas siempre supe

    ran 70 del total de motivaciones socioeconmicas reseadas. De los 16

    perodos que aparecen en el cuadro, en 11 las motivaciones de ingreso pre

    dominan. Entre las reseas de protestas de motivacin civil y poltica, el sub

    grupo A

    de

    los derechos humanos, y que comprende entre otros descriptores

    los de represin, agresin, allanamiento, muerte, vida, violencia,

    recluta

    pre

    domina en 13 de los 16 perodos registrados. En 11 de ellos, este subgrupo

    contabiliza ms de la mitad de las reseas motivadas por razones civiles y

    polticas.

    En sntesis, estos aos recientes se han caracterizado por una protesta in

    tensa, que desde 1989, segn Provea, en promedio supera las 2 movil izacio

    nes diarias, incluyendo das domingos y feriados, y sin contar los paros labora-

  • 7/25/2019 Revista de Ciencias Sociales 2006

    23/243

    Novedades continuidades de la protesta popular

    les que son una de las protestas mayoritarias de los venezolanos que esa

    base de datos slo registra como manifestacin a partir del informe anual

    2001-2002. Las protestas violentas a partir de mediados de los aos 80 pasan

    a tener porcentajes de dos dgitos en las protestas de la Bdebp sin embargo

    tendieron a disminuir a fines de los 90 lo que se relaciona con un cambio en la

    actitud del Estado hacia ese derecho. Las protestas de naturaleza confronta

    cional que antes del Caracazo eran menos de un cuarto del total de reseas

    despus de ese acontecimiento superan al tercio del total

    y tienden a hacerse

    ms visibles en los aos recientes llegando hasta 43 en el segundo lustro de

    la dcada de los 90. Ellas sealan una sociedad donde las relaciones de poder

    estn en transformacin. Las motivaciones predominantes en estos aos tie

    nen que ver con remuneraciones

    y

    demandas de servicios pblicos aunque al

    final de la serie la visibilidad de las demandas civiles

    y

    polticas tiende a au

    mentar. Entre las protestas de motivaciones civiles

    y

    polticas predominan

    aquellas que exigen el respeto a los derechos humanos bsicos de la ciuda

    dana tales como la vida la dignidad como persona y la integridad fsica.

    Cuadro 4

    Motivos de las protestas por subgrupos 1983-1999

    Aos

    Socioeconmicos Civiles polticos

    Total

    A B C

    Total A B

    C

    Oct. 83 a seot. 84 253 7 5 25 3 67 2

    37 56 8 21 6 21 6

    Oct. 84 a seot. 85 151 12 6 30 5 57 0 18 33 3 16 7 50 0

    Oct. 85 a seot. 86

    198 11 1 20 7

    68 2 16 56 3 12 5 37 5

    Oct. 86 a seot. 87 71 1 4. 42 3 56 3 62 85 5 6 5 8 1

    Oct. 87 a seot. 88 86

    29 1 27 9 43 0

    39

    64 1 23 1

    12 8

    Oct. 88 a seot. 89 223 32 7

    34 5 32 7

    82 70 6 18 3 8 5

    Oct. 89 a seot. 90 149 10 7 44 3 45 0 23 30 4 21 7 47 8

    Oct. 90 a seot. 91

    42 26 2 54 8 19 0 9 44 4 11 1 44 4

    Oct. 91 a seot. 92 127

    18 9 48 8 32 3 91 57 1 7 7 35 2

    Oct. 92 a seot. 93

    159

    26 4 26 4 47 2 60 45 0 16 7 38 3

    Oct. 93 a seot. 94

    175 25 7 48 6

    25 7

    41

    80 5 14 6 4 9

    Oct. 94 a seot. 95 142

    7 8 50 0 42 3 49 57 1 22 4 20 4

    Oct. 95 a seot. 96

    241 26 6 34 0

    39 4

    38

    65 8 10 5 23 7

    Oct. 96 a seot. 97

    178

    21 9 36 0 42 1 32 59 4 31 3 9 4

    Oct. 97 a seot. 98

    149 20 1

    24 2 55 7 40 50 0 27 5 22 5

    Oct.98 a seot. 99

    195

    18 5 33 3 48 2 106

    47 2 14 2 38 7

    Fuente: Base de datos El ravo Pueblo

    Una mirada comparativa a la protesta desde 1958

    Evaluemos a continuacin qu tan novedosas son las acciones colectivas

    de protesta de los aos recientes al contrastarlas con informacin emprica de

  • 7/25/2019 Revista de Ciencias Sociales 2006

    24/243

    Revista Venezolana de Economa y iencias Sociales

    aos anteriores para ubicarlas en un contexto ms amplio. Pero comencemos

    por revisar algunas interpretaciones que han sido hechas sobre las moviliza

    ciones y protestas populares de los aos previos al Caracazo.

    La supuesta pasividad de las masas ha sido considerada por Juan Carlos

    Rey 1989), uno de los politlogos de mayor reconocimiento acadmico en

    Venezuela, como una de las condiciones bsicas que le permitieron al sistema

    poltico venezolano fundado en 1958 funcionar de manera exitosa en las d

    cadas previas a los aos que hemos revisado arriba. En enero de 1958 fue

    derrocada la dictadura del general Marcos Prez Jimnez, inicindose un r

    gimen de gobiernos democrticos que fue tenido como modelo en la

    reqin

    latinoamericana y que se ha mantenido hasta la actualidad. Rey argument,

    poco despus del

    aracazo

    que la lgica de la democracia venezolana impli

    caba el fortalecimiento de grandes y pocas organizaciones partidarias, organi

    zadas vertical y autoritariamente, que por medio de una relacin entre ellas

    propia de un juego de no suma-cero buscaron desde 1958 en adelante

    on

    bastante xito la estabilidad poltica. Los signatarios de los pactos constituti

    vos de la democracia venezolana teman que si no se canalizaban las deman

    das del pueblo a travs de estas organizaciones, y de esa manera, se produci

    ra un desbordamiento que acabara con el sistema, o lo hara inmanejable e

    incontrolable. El juego de no suma-cero fue posible gracias a la renta petrolera

    del Estado. As, pues, la democracia venezolana, segn Rey, implicaba la

    desmovilizacin y no participacin de las masas. Eso, sin duda, a partir de los

    datos arriba expuestos, parece haber cambiado.

    Por su parte Moiss Nam y Ramn Piango 1984, 553) sostuvieron que

    las primeras dcadas de la democracia presentan una sorprendente ausencia

    de conflictos abiertos permanentes . Afirmaron que el conflicto abierto no apa

    reca como factor determinante en la dinmica de la sociedad y procesos que

    en otros pases produjeron grandes traumas, en Venezuela se haban supera

    do sin mayores turbulencias sociales. Sealaban como ejemplos la pacifica

    cin de la insurgencia armada en los aos 70 y la paz laboral.

    Por su parte Steve Ellner seala 1995) que, si bien estas interpretaciones

    tienen fundamentos histricos que las sustentan, exagerarlas ha llevado a

    conclusiones sobre las caractersticas de nuestra sociedad que han probado

    ser poco precisas o errneas. En el caso de las movilizaciones, lo que arriba

    llamamos poltica de la calle estas afirmaciones parecieran querer indicar que

    stas fueron hasta mediados de los 80 de poca frecuencia, as como poco

    relevantes para la dinmica de la sociedad. Tambin se ha afirmado que las

    protestas de las dcadas iniciales de la democracia de 1958 eran ms ideol-

    En Ciencias Polticas se considera un juego de no suma-cero cuando ninguno de los

    actores sacrifica algo de sus intereses

    y

    recursos para alcanzar un fin, en este caso, la

    estabilidad del sistema democrtico. En Venezuela, esto era posible por los recursos

    materiales y polticos del petra-Estado.

  • 7/25/2019 Revista de Ciencias Sociales 2006

    25/243

    ovedadesy continuidades de la protesta popular

    gicamente motivadas, menos referidas a condiciones inmediatas de vida, y de

    menor intensidad y conflictividad que en la dcada y media que acabamos de

    revisar ex ministro Escobar, entrevista, 1997). Qu tan cierto ser esto?

    Seguidamente haremos la exploracin de algunos aos de esas dcadas.

    La Bdebp tiene recolectada hasta ahora informacin sobre protesta venezo-

    lana de diversos aos del perodo democrtico venezolano de 1958 en adelan-

    te. Aprovechando este reservorio de informacin hemos tomado dos aos de

    cada dcada entre los aos 1958 y 1999 con el fin de comparar algunas de las

    caractersticas de las movilizaciones en ese tiempo. Nos interesa examinar

    qu tan diferentes han sido tanto en frecuencia, o ms precisamente en su

    visibilidad en la prensa, as como en naturaleza y motivos. Los aos escogidos

    no responden a criterios elaborados, pues la Bdebp no tiene an informacin

    completa del perodo. Procuramos tomar de cada dcada un ao electoral y un

    segundo ao cualquiera. La seleccin de los aos 1958 y 1959 obedeci a que

    de esa dcada son los dos aos de instauracin del rgimen democrtico en

    Venezuela. Y en la dcada de los 90 los aos esogidos fueron 1998, ao

    electoral, y 1999, primer ao del gobierno de Chvez. Insistimos en lo que ya

    sealamos al inicio de este estudio: La informacin proporcionada por esta

    base de datos, ms que ser cuantitativamente precisa, suministra un estimado

    de la frecuencia y caractersticas de la protesta.

    Contraviniendo convencimientos generalizados, incluso entre quienes

    hemos estudiado las movilizaciones populares de los aos recientes, los aos

    seleccionados no muestran diferencias apreciables, en cuanto al nmero de

    reseas registradas con los aos considerados en la primera parte de este

    estudio. Si tomamos los aos previos a la dcada de los 80 y recordando la

    advertencia sobre la imprecisin cuantitativa de la informacin de esta base de

    datos, tenemos que en promedio el nmero de reseas alcanza las 356, muy

    por encima al promedio de 210 que registramos en el cuadro

    W 1. Si se eva-

    la lo hasta ahora cubierto en la Bdebp de la dcada de los 70, podramos

    estar en presencia de una dcada que holgadamente supera el promedio de

    reseas de las dcadas posteriores. Por ejemplo para el ao 1973 se registran

    843 reseas, para el ao 1977, 744 reseas y 561 para el 1978. Estos datos

    contradicen incluso a quienes han reconocido la movilizacin y las protestas

    como un fenmeno permanente de la sociedad venezolana. Por ejemplo, Ri-

    chard Hillman sostiene que tanto los aos 60 como los 80 estn llenos de conti-

    nua turbulencia civil y slo en los aos 70 se vivi una relativa calma 1994, 4).

    Fueron esos los aos del llamado boom petrolero , cuando la crisis vivida en el

    Medio Oriente produjo un alza de los precios del petrleo en los mercados inter-

    nacionales, que implic aos de bonanza fiscal para los pases productores.

    Presentamos a continuacin el cuadro 5, similar al cuadro 2, con la natura-

    leza de las protestas reseadas de acuerdo con la clasificacin que nos pro-

    porciona la Bdebp, para los dos aos seleccionados de cada dcada.

  • 7/25/2019 Revista de Ciencias Sociales 2006

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    24

    Revista Venezolana de conoma iencias Sociales

    Cuadro 5

    Naturaleza de las protestas varios aos

    Ao Total

    Conven. Confronto

    Violentas

    Total

    Total

    Total

    1958

    358 230 64 3

    95

    26 5

    33 9 2

    1959

    221

    133 60 2 79 35 8

    9 4 1

    1961

    211 132

    62 6 55

    26 1

    24 11 4

    1963 153 55 36 0

    25

    16 3 73

    47 7

    1970

    353 22 6 2

    268

    75 9

    63 17 9

    1973 843 431 51 1

    271

    32 2

    141 16 7

    1983 163 148 90 8

    8

    4 9 7 4 3

    1989 236 80 33 9 87 36 9 69 29 2

    1998 168 45 8 68

    40 5

    23 13 7

    1999

    354 43 12 2

    239

    67 5 72

    20 3

    Fuente: Base de datos l ravo Pueblo

    Como puede observarse la idea de que en dcadas previas la naturaleza

    de las protestas y movilizaciones era menos conflictiva no es ms que una

    ilusin. Si bien en los aos iniciales de la instauracin de la democracia las

    protestas violentas reseadas son inferiores a 10 del total en los 60 y 70

    aumentan apareciendo el ao 1963 como especialmente violento. Ese fue un

    ao electoral y los grupos polticos comprometidos con la lucha armada llama

    ron a la abstencin. La confrontacin entre el gobierno de Betancourt

    y

    los

    grupos alzados en armas fue especialmente intensa y violenta lo cual es se

    guramente parte importante de la explicacin de este fenmeno. Las protestas

    de naturaleza confrontacional para los aos seleccionados muestran fluctua

    ciones errticas. En todo caso por la forma en que ha sido construido el cua

    dro que toma slo dos aos de cada dcada no es posible identificar tenden

    cias. Hay de todas maneras un par de aos 1959 y 1970 con porcentajes de

    protestas confrontacionales superiores al tercio del total. Slo una evaluacin

    de series anuales ininterrumpidas prolongadas como la hecha con el cuadro

    2 permitira identificar perodos sostenidos de turbulencia similares a la se

    gunda mitad de los 90 pero no puede descartarse que se hubiesen producido.

    Finalmente las protestas ms convencionales son mayoritarias en 6 de los 10

    aos seleccionados y al igual a como vimos en el cuadro 2 este tipo de pro

    testa pierde visibilidad en aos de mayor turbulencia sociopoltica.

    En los cuadros siguientes se registran los motivos de la protesta. El primero

    de ellos el 6 al igual que el 3 presenta los motivos agrupados en dos catego

    ras gruesas socioeconmicas y civiles-polticas para resaltar la relacin por

    centual entre ambas.

  • 7/25/2019 Revista de Ciencias Sociales 2006

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    Novedades y continuidades de la protesta popular

    Cuadro 6

    Motivos de las protestas varios aos)

    Total

    Socio-

    Civiles

    y

    Otro

    os

    motivos

    e onmi os

    polti os

    Total

    Total

    Total

    1958

    385

    193

    5 1

    178

    46,2 14

    3,6

    1959

    234

    128 54,7 86 36,8

    20 8,5

    1961

    207

    134 64,7 64

    30,9

    9

    4,3

    1963 154 37 24,0

    99 64,3 18 11,7

    1970 403 292 72,5 104 25,8

    7 1,7

    1973 851 580 68,2 167 19,6 104

    12,2

    1983

    163 134

    82,2 27 16,6

    2 1,2

    1989 325 250 76,9 70 21,5 5 1,5

    1998

    182

    142 78,0 33

    18,1

    7

    3,8

    1999

    392

    246 62,8

    143

    36,5

    3

    0,8

    Fuente: Base de datos El ravo Pueblo

    En este cuadro se observa, al igual que en el cuadro 3, que las protestas

    socioeconmicamente motivadas predominan, salvo en el ao 1963, a las

    motivadas por razones civiles

    y

    polticas. Sin embargo ese predominio para los

    primeros aos del cuadro, antes del viernes negro de 1983, no es tan pronun

    ciado como para los aos posteriores. Mientras para los seis primeros aos

    del cuadro, de 1958 a 1973, el porcentaje promedio de las reseas con moti

    vaciones socioeconmicas alcanza el 55,7 del total de reseas, en los cuatro

    aos finales del cuadro este porcentaje se ubica en 75 . Casi 20 puntos ms

    alto. Esto es consistente con los datos del cuadro 3, que tiene la serie tempo

    ral ininterrumpida desde 1983 a 1999. All el porcentaje promedio de las rese

    as de protestas motivadas por razones socioeconmicas es de 74,3 . En

    este cuadro 6 tambin destaca, al igual que en el anterior, el ao 1963 como

    atpico. Para este ao las protestas por motivaciones polticas

    y

    civiles sobre

    pasan sustancialmente a las de carcter socioeconmico, corroborando las

    razones de tensin poltica arriba indicadas.

    El cuadro 7, similar al cuadro 4, afina los criterios de clasificacin de las

    motivaciones, subdividiendo cada una de las categoras gruesas del cuadro

    anterior en tres subgrupos.

    Al igual que sealramos para el cuadro 4, en ste podemos apreciar que

    entre las motivaciones socioeconmicas las predominantes son aquellas agru

    padas en los subgrupos B

    y

    C, es decir, las respectivamente referidas a nive

    les de ingresos

    y

    servicios pblicos. Entre ambas ahora siempre superan 80

    del total de motivaciones socioeconmicas reseadas. Se repite el predominio

    de las motivaciones de ingreso. Entre las reseas de protestas de motivacin

    civil

    y

    poltica, el subgrupo C, de motivaciones propiamente polticas

    y

    que

  • 7/25/2019 Revista de Ciencias Sociales 2006

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    Revista Venezolana de Economa y iencias Sociales

    comprende entre otros descriptores los de democracia corrupcin elecciones

    poltico autonoma predomina en 3 de los 6 primeros aos. Se muestra aqu

    una diferencia con las motivaciones a partir de los aos 80 cuando los dere-

    chos humanos tienen un claro protagonismo.

    Cuadro 7

    Motivos de las protestas por subgrupo varios aos

    Ao

    Socioeconmicos Civiles

    y

    polticos

    Total

    B C

    Total B

    C

    1958 193 10 4 24 4

    65 3

    178

    30 0 7 3 60 7

    1959 128 6 3

    21 1 72 7 86

    50 0 18 6 31 4

    1961 134 16 4

    30 6 53 0 64

    29 7

    14 1

    56 3

    1963

    37

    2 7

    16 2 81 0 99 12 1

    2 0 85 9

    1970 292 4 8 49 7 45 5 104 27 9

    45 2 26 9

    1973 580 8 6 35 5

    55 9

    167

    49 7 19 8 30 5

    1983 134 16 4 26 1 57 5 27

    81 5 7 4 11 1

    1989 250

    29 2

    36 0 34 8 70 75 7 7 1 17 1

    1998 142 25 4 27 5 47 2 33

    60 6

    27 3 12 1

    1999 246

    16 7

    38 6 44 7

    143

    41 3 10 5 48 3

    Fuente: Base de datos El ravo Pueblo

    Conclusiones

    La protesta popular venezolana que desde los aos 80 ha estado tan pre-

    sente en la vida cotidiana de la sociedad de acuerdo con la exploracin que

    hemos hecho revela que no es un fenmeno tan novedoso como muchos

    pudieran creer. El nmero de reseas de acciones colectivas de protestas de

    los aos que hemos tomado como muestras de las dcadas anteriores nos

    indican que en nmero son similares cuando no superiores al promedio anual

    que hemos registrado para los ltimos tres lustros. As mismo salvo cambios

    en los nfasis las motivaciones de las protestas tambin se repiten.

    Parece importante subrayar no obstante las diferencias que detectamos.

    Desde 1958 cuando se instaura el sistema democrtico en Venezuela y hasta

    inicios de los aos 70 encontramos un mayor equilibrio numrico tr las

    protestas motivadas por demandas socioeconmicas y las impulsadas por

    motivaciones civiles y polticas. A partir de entonces el predominio de las pro-

    testas primeras pasa a ser avasallante sobre las segundas. Adems en los

    primeros aos del perodo democrtico entre las protestas motivadas por

    razones civiles y polticas las referidas a demandas estrictamente poltiicas

    contenidas en el subgrupo C tienen la mayor visibilidad. Esto refleja el clima

    de turbulencia poltica que se viva propio de una lucha hegemnica que al

  • 7/25/2019 Revista de Ciencias Sociales 2006

    29/243

    ovedades continuidades de la protesta popular

    27

    canzara en los aos 70 una resolucin a favor de las fuerzas signatarias de

    los pactos de 1958, que derrotaran as la propuesta revolucionaria del PCV y

    MIR. En los informes de Provea de los ltimos aos, se observan seales de

    que estamos en una etapa similar: Desde que el presidente Chvez y las fuer

    zas que lo respaldan ejercen el poder, las protestas polticamente motivadas

    han aumentado, tanto en trminos absolutos como relativos. Incluso se reco

    noce que muchas de las protestas que aparecen como motivadas por deman

    das socioeconmicas, en realidad, tienen un claro trasfondo poltico (Provea,

    2001-2002, 500). Vivimos pues nuevamente aos de lucha hegemnica. Es de

    destacar, sin embargo, que los ltimos dos informes muestran una tendencia a la

    baja, pero an es muy tenue para asegurar que esta lucha tiende a debilitarse.

    La resolucin de la lucha por la hegemona en los aos 70 a favor de los

    actores de los pactos, signific el fortalecimiento de la legitimidad del sistema y

    de sus principales actores, y este estado de cosas, en combinacin con la

    bonanza petrolera de la misma dcada, permite explicar, por lo menos par

    cialmente, la percepcin de paz social y armona ms o menos generalizada

    que se tiene de esos aos y que en alguna literatura de principios de los 80

    lleg al extremo de presentar a la sociedad venezolana como carente de con

    flictos abiertos. Es en esta poca cuando comienzan a aparecer las interpreta

    ciones de una supuesta excepcionalidad de la sociedad venezolana. De la

    informacin proporcionada por la Bdebp se observa que en los primeros aos

    de la dcada de los 80 las protestas fueron muy predominantemente conven

    cionales, con cifras de un solo dgito para las protestas vlolentas . Desde una

    perspectiva histrica de ms largo plazo, sin embargo, no era sta una situa

    cin normal, sino que se trat de un breve perodo de tregua . Las situacio

    nes de exclusin social y cultural de carcter histrico no resueltas y el deterio

    ro de las condiciones de vida de las mayoras, una vez pasados los aos de

    bonanza petrolera de los 70, fueron alimentando el escenario para la irrupcin

    de un nuevo ciclo de conflictos y lucha poltica. Sin embargo, s son observa

    bles cambios en el tipo de demandas polticas de las protestas recientes. Des

    de los hechos de la masacre de El Amparo, y ms acentuadamente desde el

    Caracazo, la conciencia pblica ha dado un salto de avance en su atencin a

    las violaciones de los diferentes derechos humanos.

    Como hemos visto, la protesta es un fenmeno permanente en nuestra so

    ciedad y es una equivocacin, que distorsiona el anlisis, exagerar la supuesta

    pasividad de sectores populares durante perodos prolongados como sugiere

    alguna literatura. Lo que s cambia, sin embargo, es la funcin de la protesta

    en la dinmica social. En perodos de lucha hegemnica la poltica de la calle

    interviene directamente en la confrontacin con el poder establecido y s se

    expresa en los cambios en su naturaleza y motivaciones. Se hace ms con-

    Adems del ao 1983 que aparece en el cuadro 5 con un porcentaje de protestas

    violentas de 4,1 , en la Bdebp para el ao 1981 ese porcentaje es de 7,3 y para el

    ao 1982 es de 5 .

  • 7/25/2019 Revista de Ciencias Sociales 2006

    30/243

    Revista Venezolana de conomay iencias Sociales

    frontacional y violenta y las motivaciones directamente polticas adquieren

    mayor relevancia. Por el contrario en perodos donde la hegemona no est

    en disputa donde son mayores la legitimidad y estabilidad del sistema poltico

    las acciones colectivas de protesta por demandas socioeconmicas copan

    prcticamente todo el espacio. Son menos confrontacionales y violentas. Las

    capacidades de negociacin de los actores demandados son tambin ms

    amplias. Pero a diferencia de los aos 60 cuando la protesta era crirninaliza-

    da desde el Estado y fuertemente reprimida provocando una espiral de vio-

    lencia desde mediados de los 80 y sobre todo en los aos de gobierno de

    Chvez esa criminalizacin ha disminuido y con ello tambin la represin Por

    ello la lucha hegemnica se expresa ahora principalmente mediante acciones

    colectivas de naturaleza confrontacional.

    En Venezuela el Estado pudo financiado por la renta petrolera mantener a

    raya la protesta entre los aos 70 y hastamediadosde los 80. Su eficiencia para

    conjurar el conflicto desarticul buena parte de los intentos de organizacin in-

    dependiente de los sectores populares. Con frecuencia la protesta fue simple-

    mente la antesala de una negociacin de cpulas entre dirigentes sindicales y

    gremiales con partidos polticos e instituciones del Estado. Ello puede explicar el

    que si bien hubo mucha protesta sta no daba paso a movimientos u organiza-

    ciones sociales. Con el sostenido deterioro de la economa y el proceso de des-

    legitimacin del sistema poltico este ltimo agudizado a fines de los aos 80

    esa situacin se alter irreversiblemente. La protesta nuevamente tom un papel

    protagnico en la lucha poltica y las demandas redistributivas no pueden ser ya

    satisfechas por los mecanismos cliente/ares y corporativos del pasado. Estn

    ahora dadas las condiciones para pasar de la protesta a una dinmica de movi-

    mientos y organizaciones sociales populares.

    En los aos ms recientes junto a este complejo proceso se han aadido

    nuevos elementos que sobrepasan los alcances de esta indagacin. Desde

    finales del ao 2001 han emergido nuevos actores en la poltica de la calle.

    Sectores de las clases medias y altas tambin han hecho uso de los espacios

    pblicos en la lucha actual por la hegemona en Venezuela. Ellos liderados

    por medios de comunicacin privados y actores como los partidos tradiciona-

    les o agrupaciones sociales como gerentes petroleros organizados propug-

    nan un proyecto alternativo al bolivariano que consideran antimoderno y

    autoritario. En la calle han buscado y logrado por momentos equipararse a las

    movilizaciones populares que respaldan al Presidente. Este nuevo ingrediente

    potenci en aos recientes an ms la visibilidad de la protesta toda vez que

    estos actores han contado con recursos econmicos poderosos tales como

    diversos medios privados de comunicacin audiovisual e impresos que com-

    parten y participan directamente de los propsitos de esas movilizaciones.

    Tambin estos sectores tienen ante s el desafo de su organizacin para me-

    jorar y profundizar la calidad de su relacin con el Estado venezolano y con la

    democracia.

  • 7/25/2019 Revista de Ciencias Sociales 2006

    31/243

    Novedades y continuidades de la protesta popular

    29

    Esta exploracin ha contribuido a revelar ciertos aspectos de la complejidad

    de la relacin entre la sociedad venezolana y el Estado que se expresa en la

    polltlca de la calle. En las modalidades, naturaleza y motivaciones de la pro

    testa, examinadas en perspectiva histrica, fue posible detectar permanencias

    y cambios en la interaccin entre actores populares y aquellos que han tenido

    acceso al poder. Ha mostrado capacidad para reflejar el grado de legitimidad

    del sistema poltico y sus actores en determinados perodos. Esta misma meto

    dologa en. una perspectiva comparativa entre sociedades latinoamericanas, po

    dra enriquecer nuestro anlisis sobre las caractersticas de esta relacin. Sobre

    todo en tiempos.como los actuales, cuando la poltica de la calle se ha hecho

    omnipresente y extremadamentecreativaen toda la regin de Amrica Latina.

    ibliogr f

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    ntrevist s

    Entrevista con Ramn Escobar Salom, ex ministro de Relaciones Interiores

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    de 1997.

  • 7/25/2019 Revista de Ciencias Sociales 2006

    33/243

    Rev. Venez. de Econ. y Ciencias Sociales, 2006, vol. 12 1 ene.-abr. , pp. 31-57

    CARACTERIZACiN DE LA pOLTICA

    SOCIAL Y LA pOLTICA ECONMICA

    DEL ACTUAL GOBIERNO

    VENEZOLANO: 1999 2004

    Norbis Mujica Chirinos

    Sorayda Rincn Gonzlez

    Introduccin Reflexiones preliminares

    Tradicionalmente la formulacin y anlisis de las polticas sociales han es

    tado supeditados al planteamiento tcnico-poltico y a la consecucin de los

    objetivos y metas de las polticas econmicas; es decir responden a un de

    terminado modelo y estrategia de desarrollo o modelo econmico que deter

    mina su orientacin y praxis.

    En Amrica Latina tanto en el modelo estructuralista cepalino y su pro

    puesta de industrializacin sustitutiva de importaciones como en el modelo

    neoliberal y su propuesta de ajuste estructural ha prevalecido una concepcin

    economicista segn la cual el solo crecimiento econmico bastara para gene

    rar el desarrollo social necesario para superar la pobreza lo que ha determi

    nado la esencia de la poltica social aplicada. Esta posicin ha sido conocida

    como la Teora del Derrame Chorreo o Trickel Down .

    El modelo desarrollista o de industrializacin sustitutiva de importaciones

    ensayado en Amrica Latina antes de la crisis de los 80 sostena la existencia

    de estructuras arcaicas que impedan la expansin interna del mercado pro

    poniendo la intervencin del Estado para lograr la industrializacin. As mismo

    conceban la composicin de la economa mundial en dos polos: Centro y peri

    feria cuyas estructuras productivas dismiles

    n

    la periferia heterogneas y

    especializadas y en el centro homogneas y diversificadas- condicionaban el

    tipo de intercambio comercial y de transferencia tecnolgica lo que en el largo

    plazo conducira a un rezago productivo y tecnolgico en la periferia y a un

    deterioro de los trminos de intercambio. Esta postura fue conocida como la

    teora de la dependencia.

    En este marco nace en Amrica Latina el Estado de Bienestar en alu

    sin al papel preponderante del Estado en la conduccin de las polticas de

  • 7/25/2019 Revista de Ciencias Sociales 2006

    34/243

    3

    Revista Venezolana de conoma

    y

    iencias Sociales

    desarrollo, y donde la poltica social adquiri un carcter universal, concebida

    como derecho de todos los ciudadanos, centrada en el acceso generalizado a

    beneficios y servicios sociales tendentes a crear y reforzar el capital humano

    que necesitaba el proceso de crecimiento de la economa.

    Sin embargo, aun cuando el modelo tuvo xito relativo, permitiendo niveles

    de crecimiento aceptables y sostenidos durante un buen tiempo, este tipo de

    intervencin en lo social hizo que la relacin Estado-beneficiario fuera de ca

    rcter clientelar, paternalista y dependiente como va para legitimar el sistema

    poltico, lo que hizo que el Estado benefactor degenerara en el populismo ca

    racterstico de las democracias latinoamericanas de las dcadas de los 60, 70

    Yparte de los 80.

    Luego de la llamada crisis de la deuda externa, se comienza a aplicar el

    modelo neoliberal que postula la vuelta al mercado como la nica manera de

    superar el estancamiento econmico, por lo que sus mecanismos seran los

    nicos capaces de superar el problema de la pobreza ya que pueden asegurar

    a largo plazo el pleno empleo y salarios reales adecuados. As, asignan el pa

    pel protagnico al sector privado, proponiendo la reduccin del papel y del ta

    mao del Estado.

    En este contexto, y dados los efectos de la aplicacin de las polticas eco

    nmicas, la poltica social adquiere tres caractersticas bsicas: Compensato

    ria -reducida a una serie de programas orientados a compensar el impacto de

    la reforma econmica y del Estado-, transitoria

    u

    duracin estara determina

    da hasta la superacin de los efectos regresivos provocados por la aplicacin

    del ajuste y hasta que la accin del mercado diera sus frutos sociales- y focali

    zada -dirigida a la poblacin ms vulnerable y en situacin de pobreza extrema.

    En.Venezuela, el modelo neoliberal ortodoxo

    comienza aplicarse a partir

    del ao 1989, en la segunda presidencia de Carlos Andrs Prez, con el Gran

    Viraje . Posteriormente se atraviesa una corta etapa de indefinicin entre los

    aos 1994-1996 en la segunda presidencia de Rafael Caldera, aun cuando

    mantiene la estrategia social que acompa al gobierno anterior, culminando

    esta etapa con la implantacin de la Agenda Venezuela, segunda experiencia

    de ajuste estructural de tipo ortodoxo en el pas.

    En 1999, Hugo Chvez Fras HChF) asume la presidencia sosteniendo

    una crtica frontal en contra de lo que se ha dado en llamar el pensamiento

    nico , al que cataloga como neoliberalismo salvaje .

    Anteriormente, durante los gobiernos de Luis Herrera Campns

    y

    Jaime Lusinchi se

    intentaron planes de ajustes de caracteristicas heterodoxas , sin compromisos forma

    les firmados con los organismos y agencias internacionales de financiamiento, funda

    mentalmente con el Fondo Monetario Internacional

    y

    Banco Mundial.

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    aracterizacin de la poltica social

    y

    la poltica econmica

    Aun cuando no se tuvo clara la definicin de un programa econmico y so

    cial de mediano o largo plazo hasta septiembre de 2001, cuando es dado a

    conocer el Plan Nacional de Desarrollo , en los planes anteriores y medidas

    posteriores , incluso en el mismo plan de desarrollo, se observa un marcado

    nfasis en el manejo macroeconmico de corto plazo, acompaado de una

    poltica social de tipo compensatorio-focalizado, aun cuando asumen declara

    tivamente que la misma debe ser de carcter estructural, caractersticas stas

    que definen el ajuste neoliberal ortodoxo.

    Sin embargo, luego del paro cvico y petrolero de diciembre de 2002, se

    percibe un cambio de orientacin en la aplicacin de algunos programas socia

    les nuevos que en cierta manera alejaran la praxis gubernamental de esta

    ltima orientacin, aunado a los cambios econmicos ligados al control cam

    biario y de precios.

    De all la importancia de intentar ubicar los distintos perodos por los que

    han pasado tanto la poltica social como la econmica y determinar cmo lle

    gan ambas, luego de altos y bajos, a lo que en esencia son hoy.

    Primer momento :

    Del neoliberalismo abierto al ajuste silencioso

    Este primer momento podramos catalogarlo de transicin, donde la transi

    toriedad fue la norma; es una etapa de definiciones estratgicas para compati

    bilizar lo ofrecido en campaa con las .pcslbilidades de realizarlo. As mismo,

    este momento est guiado fundamentalmente por dos documentos: En prime

    ra instancia la propuesta electoral Una revolucin democrtica: La propuesta

    de Hugo Chvez para transformar Venezuela MVR, 1998) y en segundo tr

    mino por el Programa econmico de transicin 1999-2000 Coordiplan,

    1999a) que abarcan fundamentalmente el primer ao de gobierno, de febrero

    a diciembre de 1999.

    Es un momento en el que se debera pasar del neoliberalismo abierto del

    gobierno anterior a otra propuesta distinta en trminos de poltica econmica y

    Lneas generales del Plan de Desarrollo Econmico

    y

    Social de la Nacin 2001

    2007 MPD, 2001a).

    Una revolucin democrtica: La propuesta de Hugo Chvez para transformar Vene

    zuela MVR, 1998), Programa econmico de transicin 1999-2000 Coordiplan,

    1999a), Programa de gobierno: La propuesta de Hugo Chvez para continuar la revo

    lucin MPD, 2000a), Programa econmico ao 2000 MPD, 2000b), Programa eco

    nmico 2001 MPD, 2001b).

    4 Medidas en materia fiscal, cambiaria y productiva MPD, 2002a), Se garantiza la

    inversin social

    y se incentiva la produccin MPD, 2002b), Propuesta para el con

    senso MPD, 2002c).

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    Revista Venezolana de conomia iencias Sociales

    social; sin embargo, se percibe que el paso fue hacia un ajuste silencioso, de

    caractersticas similares a los intentados en los aos 1989 y 1996.

    De acuerdo con lo ofrecido durante la campaa electoral de 1998, el nuevo

    gobierno, desde su inicio, dedica esfuerzos gigantescos a la resolucin del

    problema poltico alrededor de la Asamblea Nacional Constituyente, una ele las

    promesas electorales ms importantes, como va para reformar el Estado y

    sus instituciones e impulsar un nuevo modelo de desarrollo.

    Este modelo es planteado como una opcin tercerista, que se resume en la

    frase tanto mercado como sea posible y tanto Estado como sea necesario

    MVR, 1998). En este marco es definido como humanista, autogestionario y

    competitivo lo que, aunado a la complementariedad antes sealada, permitira

    la construccin de una sociedad equitativa, justa y prspera MVR,

    998;

    MPD, 2000a). Esta concepcin terico-filosfica del modelo de desarrollo

    por consiguiente del Estado y del mercado- se aleja y separa de la concepcin

    que sobre el mismo tiene y pregona el pensamiento neoliberal Ochoa y Chiri

    nos, 1999; Mujica, 2002).

    De esta manera, el proyecto gubernamental concibe al Estado como rector

    de polticas, eficiente y promotor del desarrollo, garante de la paz interna, la

    justicia social y la seguridad jurdica; tambin asume el compromiso expreso

    de devolver a la sociedad civil formas de participacin que permitan confiqurar

    el paso de una democracia representativa a una democracia participativa y

    protagnica. As mismo, actuara como promotor de las actividades econmi

    cas privadas, regulador de los agentes econmicos, estimulador de la acumu

    lacin de capital fsico y humano y garante de la seguridad jurdica a los capi

    tales tanto nacionales como extranjeros MVR, 1998; Cordiplan, 1999; MPD,

    2000a; Mujica, 2002).

    En este mismo sentido, establece que el sistema econormco tendr al

    hombre como centro y razn de ser para garantizarle condiciones de vida dig

    nas producto de una reorganizacin social de la produccin donde se incorpo

    ren al mercado formas de propiedad privada alternativas -cooperativismo,

    asociaciones de productores y consumidores- que permitan diversificar la pro

    duccin Coordiplan, 1999; Mujica, 2002).

    Todo esto enmarcado en un nuevo contexto de relaciones Estado

    sociedad, donde cobran importancia vital la descentralizacin y la desconcen

    tracin territorial como vas al logro de la participacin de la sociedad en el

    control democrtico de la gestin gubernamental MVR, 1998; Cordiplan,

    1999; MPD, 2000a).

    En este marco proponen una poltica social de carcter integral, cuyo obje

    tivo ltimo sera el de crear y ampliar las capacidades productivas de la socie

    dad para crear condiciones que permitan superar la pobreza, impulsando es-

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    aracterizacin de la poltica socialy la poltica econmica

    trategias que trasciendan lo meramente econmico e incluyan a la poblacin

    en la toma de decisiones. Esto se lograra a travs de polticas globales

    niv l

    de gasto sostenido y adecuado en las reas tradicionales de intervencin- y

    polticas sectoriales que aseguren el trnsito de una poltica focalizada, asis

    tencialista y compensatoria hacia otra integral, estructural y dirigida al grupo

    familiar MVR, 1998).

    Sin duda alguna que los principios de la base normativa de lo que se ha dado

    en llamar la Quinta Repblica se alejan y separan de los fundamentos del mode

    lo neoliberal, acercndolo ms al neoestructuralismo. Sin embargo, tambin

    plantean la necesidad de una poltica social compensatoria y una poltica de

    ajuste macroeconmico -instrumentos de poltica fundamentales del pensa

    miento neoliberal contenidos en el Consenso de Washington-, lo que evidencia

    contradicciones dentro de la concepcin general de la poltica a impulsar.

    En este sentido, en relacin con la poltica social plantean que:

    El carcter integrador de la poltica social debe apuntar y contener propuestas en el

    corto plazo que permitan atacar y disminuir los niveles de pobreza. Ello significa el

    diseo de una poltica de apoyo directo MVR, 1998, 16).

    ... ) El Ajuste Macroeconmico muchas veces contiene efectos de empobrecimiento

    a corto plazo, particularmente en los sectores de menores recursos, y ello requiere

    que se incluyan Polticas Sociales compensatorias en los casos ms agudos Coor

    diplan, 1999a, 9).

    Precisamente, en relacin con el ajuste macroeconmico, plantean el esta

    blecimiento de una poltica macroeconmica sana con el fin ltimo de lograr el

    control de la inflacin MVR, 1998; Coordiplan, 1999a), que prcticamente es

    la misma poltica ortodoxa aplicada en la Agenda Venezuela, pues mantiene

    intacta la poltica fiscal, monetaria y cambiarla ,

    Este sometimiento de la poltica y las metas macroeconmicas al control in

    flacionario parte de una creencia de la economa clsica de que todo lo dems

    se ajusta por s solo a los beneficios que conlleva una baja inflacin Mujica,

    2002); en otros trminos, se necesitan tres anclas nominales: El tipo de cam

    bio, la disciplina fiscal y el control monetario; todo lo dems vendra por gene-

    Si bien la poltica macroeconmica es de vital importancia para corregir los desequili

    brios, no da lo mismo la temporalidad, en sentido estratgico, con que se aplican las

    polticas y por tanto los resultados en trminos de saldos econmicos y sociales obteni

    dos. La experiencia neoliberal en Amrica Latina y las polticas contenidas en el Con

    senso de Washington- puso nfasis en ajustes rpidos en economas liberalizadas con

    los resultados por todos conocidos; sin embargo, las propuestas cepalinas neoestructu

    rales abogan por un proceso de ajuste lento y posiblemente desequilibradores en una

    economa nacional heterognea. Ver French-Davis, 1998; Cepal, 1990.

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    Revista Venezolana de conoma iencias Sociales

    racin espontnea. En este sentido, el gobierno no se diferencia del Fondo

    Monetario Internacional (FMI) (Silva Michelena, 2001).

    De este modo, se plante, en un primer momento, una poltica fiscal restric

    tiva que responda a la cada progresiva que se vena registrando desde 1998

    de los precios del petrleo, lo que en trminos presupuestarios signific recor

    tes importantes y reconduccin en el presupuesto de gastos en general para

    tratar de hacer controlable el dficit. Propone tambin el redimensionanniento

    de la Administracin Pblica (fusin y reduccin del nmero de ministerios)

    para elevar calidad y efectividad del gasto, que deba afincarse en un cam

    bio cualitativo a favor de la inversin y mayor eficiencia del gasto corriente; As

    mismo, continu con la aplicacin del Impuesto al Valor Agregado

    IVPI

    y el

    Impuesto al Dbito Bancario (lOS), el fortalecimiento del Servicio Nacional In

    tegrado de Administracin Tributaria (Seniat) para mejorar la administracin

    tributaria, la modificacin del Impuesto sobre la Renta (ISLR), la reestructura

    cin de las aduanas y el fortalecimiento del FIEM como mecanismo estabiliza

    dor (Coordiplan, 1999a; MPD, 2000a, 2000b).

    Posteriormente, hacia finales de 1999, con el repunte de los precios del pe

    trleo , se revierte la poltica fiscal, pues se pasa de una poltica restrictiva a

    una expansiva; prcticamente, en los ltimos tres meses, el gasto compensa

    la cada acumulada en los primeros ocho, lo que en trminos nominales signi

    fic una expansin de 20 aproximadamente (Mujica, 2002).

    En materia de deuda externa, se dise una estrategia de gerencia de la

    misma que permitiera cambiar su perfil de pagos de manera de distribuir ms

    apropiadamente su servicio en el largo plazo para poder liberar recursos y

    atender las necesidades sociales (Cf. Coordiplan, 1999a; MPD, 2000b).

    Con esta poltica, se crean el Ministerio de Salud y Desarrollo Social, otrora Ministerio

    de Sanidad y Asistencia Social, al que se adiciona otros ministerios e instituciones co

    mo el Ministerio de la Familia, el Instituto Nacional de Nutricin, etc. Tambin surge el

    Ministerio de Educacin, Cultura y Deportes, que fusiona el antiguo Ministerio de Edu

    cacin con el Instituto Nacional de Deportes

    y

    adicionndole toda la estructura del Con

    sejo Nacional de la Cultura. Se crea el Ministerio de Planificacin y Desarrollo, antiguo

    Coordiplan, al que se anexa el Instituto Venezolano de Planificacin, la Escuela eleGe

    rencia Social (adscrita anteriormente al Ministerio de la Familia), el Fondo de Inversio

    nes de Venezuela -posteriorment