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STVDIVM Revista de Humanidades STVDIVM Revista de Humanidades 16 FACULTAD DE CIENCIAS SOCIALES Y HUMANAS UNIVERSIDAD DE ZARAGOZA h año 2010 ~ número 16 ~ ISSN: 1137-8417 Stvdivm 16 (2010) ~ Zaragoza 2010 ~ Prensas Universitarias de Zaragoza Prensas Universitarias Vicerrectorado de Investigación Facultad de Ciencias Sociales y Humanas ISSN: 1137-8417 155 x 215 mm (348pp) 20 mm de lomo (reprografía) Portada (STVDIVM-16)_Portada (STVDIVM-15) 17/03/11 12:45 Página 1

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  • STVDIVMRevista de Humanidades

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    FACULTAD DE CIENCIASSOCIALES Y HUMANAS

    UNIVERSIDAD DE ZARAGOZAh

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    Prensas UniversitariasVicerrectorado de InvestigacinFacultad de Ciencias Sociales y Humanas

    ISSN: 1137-8417

    155 x 215 mm (348pp) 20 mm de lomo (reprografa)

    Portada (STVDIVM-16)_Portada (STVDIVM-15) 17/03/11 12:45 Pgina 1

  • STVDIVMRevista de Humanidades

    PRENSAS UNIVERSITARIAS DE ZARAGOZAFACULTAD DE CIENCIAS SOCIALES Y HUMANAS

    UNIVERSIDAD DE ZARAGOZA

    Stvdivm 16 (2010)~Zaragoza 2009ISSN: 1137-8417

  • REDACCIN, CORRESPONDENCIA E INTERCAMBIOS:Studium. Revista de HumanidadesFacultad de Ciencias Sociales y HumanasCiudad Escolar, Carretera de Alcaiz, s/n44003 TERUELTel.: 978 61 81 00. Fax: 978 61 81 [email protected]

    SUSCRIPCIN Y PEDIDOS:Prensas Universitarias de Zaragoza. Edificio de GeolgicasCalle Pedro Cerbuna, 1250009 ZARAGOZATfno. 976 55 54 93 y 976 35 41 00. Fax: 976 55 54 93

    PGINA WEB DE LA REVISTA:http://studium.unizar.es

    Studium. Revista de Humanidades agradece el envo de originales (artculos o reseas), as como delibros (estudios o ediciones) para la elaboracin de recensiones. La revista no mantendr correspondencia conlos autores de los artculos no aceptados para su publicacin, no se ver obligada a dar explicaciones sobrelas circunstancias de su rechazo ni dar a conocer los informes sobre los mismos. De no ser aceptados parasu publicacin, slo sern devueltos los trabajos remitidos a peticin expresa de sus autores, para lo cualdebern remitir previamente el franqueo necesario.

    De los autores De la presente edicin, Prensas Universitarias de Zaragoza

    Edita: Prensas Universitarias de Zaragoza y Facultad de Ciencias Sociales y Humanas, Universidad deZaragoza, con la ayuda econmica del V icerrectorado de Investigacin de la Universidad de Zaragoza,Caja Rural de Teruel y Fundacin Universitaria Antonio Gargallo. Periodicidad anual.PRECIO DE CADA NMERO: 12 Euros

    Ilustracin de la cubierta: Mirambel, celosas (Foto: Pea Vern)Coordinacin, diagramacin y correccin de estilo: Mara Luz Rodrigo Estevan

    ISSN: 1137-8417Depsito Legal: Z-2751-90Impresin: Servicio de Publicaciones de la Universidad de Zaragoza

  • DIRECCINPedro Luis Hernando Sebastin (UZ)

    SECRETARAMara Luz Rodrigo Estevan (UZ)

    CONSEJO DE REDACCINPedro Luis Hernando Sebastin (UZ) Mara Dolores Romo Argota (UZ)Mara Luz Rodrigo Estevan (UZ) Mara Dolores Royo Latorre (UZ)Marta Gil Lacruz (UZ) Pascual Rubio Terrado (UZ)Jos Manuel Latorre Ciria (UZ) Juan Carlos Pueo Domnguez (UZ)Soledad Tovo Sarnago (UZ) Juan A. Tarancn (UZ)Concepcin Estella (URJC, Madrid) Xavier Medina (UOC, Barcelona)

    CONSEJO CIENTFICOJos Luis Aliaga Jimnez (Lengua Espaola, U. Zaragoza)Pere Anguera i Nolla (Historia Contempornea, U. Rovira i V irgili)Ricardo J. vila Palafox (Estudios del Hombre, U. Guadalajara, Jalisco, Mxico)Carlos Barros Guimerans (Historia Medieval, U. Santiago de Compostela)Gonzalo Borrs Gualis (Historia del Arte, U. Zaragoza)Elvira Burgos Daz (Filosofa, U. Zaragoza)Luis Cantarero Abad (Psicologa y Sociologa, U. Zaragoza)Jess Cantera de Urbina (Filologa Francesa, U. Complutense)Jos Luis Carams Lage (Filologa Inglesa, U. Oviedo)Gregorio Cols Latorre (Historia Moderna, U. Zaragoza)Marcela Cubillos Poblete (Historia, U. La Serena, Chile)Francisco Javier Dez de Revenga (Literatura Espaola, U. Murcia)Elbia H. Difabio (Griego, U.N. Cuyo, Argentina)Frdric Duhart (Antropologa Histrica, EHESS de Pars)Javier Esparcia Prez (Geografa, U. Valencia)Claudio Garca Turza (Lengua Espaola, U. La Rioja)Xavier Gil Pujol (Historia Moderna, U. Barcelona)Alfredo Jimeno Martnez (Prehistoria, U. Complutense)Isabel Gonzlez Turmo (Antropologa Social, U. Sevilla)Jos Javier Iso Echegoyen (Filologa Latina, U. Zaragoza)Emma Liao Martnez (Historia del Arte, U. Rovira i V irgili)M. Mercedes Lpez Surez (Artes, U.N. Cuyo, Argentina)Jos Carlos Mainer Baqu (Literatura Espaola, U. Zaragoza)Javier Martn Arista (Filologa Inglesa, U. La Rioja)Mara Antonia Martn Zorraquino (Lengua Espaola, U. Zaragoza)Jos Luis Pea Monn (Geografa, U. Zaragoza)Javier Pons Dez (Piscologa Social, U. Valencia)Jos M. Pozuelo Yvancos (Literatura Espaola, U. Murcia)Ins Praga Terente (Filologa Inglesa, U. Burgos)M. ngeles Ruiz Moneva (Literatura Inglesa, U. Zaragoza)Esteban Sarasa Snchez (Historia Medieval, U. Zaragoza)Francisco Sealada Garca (Filologa Francesa, U. Zaragoza)Josep Manuel Udina i Cobo (Filosofa, U. Autnoma de Barcelona)Pilar Utrilla Miranda (Prehistoria, U. Zaragoza)Norma Vasallo (C. de la Mujer, U. La Habana, Cuba)Alicia Yllera Fernndez (Filologa Francesa, UNED)

  • STVDIVM 16 (2010)

    Stvdivm. Revista de Humanidades

    Zaragoza: Prensas Universitarias de Zaragoza,Facultad de Ciencias Sociales y Humanas,

    Universidad de Zaragoza. ISSN: 1137-8417

    SUMARIO

    Alimentacin y estrategia en la historiografa griega de poca clsica

    Cristbal BAREA TORRES . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 11-37

    smosis socio-econmica en territorios limtrofes. La permeabilidad del Maestrazgo turolense y castellonense en los siglos XIV y XV

    Joaqun APARICI MARTN. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 39-56

    Estudio del uso y presencia en Norte de los Estados de Francisco de Osuna de un recurso escolar clsico

    Ana VICENTE SNCHEZ . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 57-76

    Una selva de problemas: la Silva de varias cuestiones naturales y morales (1575) del maestro Jernimo Campos

    Lilith LEE. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 77-104

    El gremio de pasteleros de Pamplona y su normativa durante el siglo XVII

    Fernando SERRANO LARRYOZ . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 105-139

    Notas para el estudio de la inmigracin laboral durante los comienzos del rgimen franquista

    Mara Jess TORQUEMADA SNCHEZ . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 141-162

    La memoria de la escasez alimentaria en la Barcelona de la Posguerra (1939-1953)

    Elena ESPEITX BERNAT y Juanjo CCERES NEVOT . . . . . . . . . . . 163-187

    Modern/Postmodern Political Conceptualization: Romania and Its Option

    Viorella MANOLACHE. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 189-200

  • Liberalismo y comunitarismo. Un debate inacabadoRubn BENEDICTO RODRGUEZ . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 201-229

    Tiempo, cuerpo y percepcin en la imagen tcnica. Paul Virilio y la esttica de la desaparicin

    Ana GARCA VARAS . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 231-247

    Jardines pintados. La imagen de la naturaleza recreadaMarta MARCO MALLENT . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 249-274

    El arte japons en Italia. La labor de difusin de Vittorio Pica (1862-1930)

    Pilar ARAGUS BIESCAS . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 275-286

    Acquisition Indicators: Errors in the Learning Process of the Italian Preposition tra/fra by Spanish Speakers

    Carmen SOLSONA MARTNEZ . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 287-307

    A Longitudinal Attitude Survey on English Oral Skills: Classroom, Curriculum, Learning and Pedagogy Implications

    Ramn PLO ALASTRU y Carmen PREZ-LLANTADA. . . . . . . . . 309-326

    Resmenes . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 329-335

    Abstracts . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 337-342

    Normas para la publicacin de originales . . . . . . . . . . . . . . . . . 344-349

    Boletines de suscripcin e intercambio . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 351-353

  • STVDIVM 16 (2010)

    Stvdivm. Revista de Humanidades

    Zaragoza: Prensas Universitarias de Zaragoza,Facultad de Ciencias Sociales y Humanas,

    Universidad de Zaragoza. ISSN: 1137-8417

    CONTENTS

    Food and Strategy in Classical Greek HistoriographyCristbal BAREA TORRES . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 11-37

    Socioeconomic Osmosis in Bordering Territories. The Permeability of Teruels and Castellns Maestrazgo region in the 14th and 15th Centuries.

    Joaqun APARICI MARTN . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 39-56

    Use and Presence of a Classical Scholar Device in Francisco de Osunas Norte de los Estados.

    Ana VICENTE SNCHEZ . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 57-76

    A forest of problems: Silva de varias cuestiones naturales y morales (1575) by maestro Jernimo Campos.

    Lilith LEE . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 77-104

    The Pastry Chefs Guild of Pamplona and its Regulation during the 17th Century.

    Fernando SERRANO LARRYOZ . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 105-139

    Notes for a Study of the Immigration in the Early Years of Francos Regime.

    Mara Jess TORQUEMADA SNCHEZ . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 141-162

    Memories of Food Shortage in Barcelona in the Postwar Period (1939-1953).

    Elena ESPEITX BERNAT y Juanjo CCERES NEVOT . . . . . . . . . . . 163-187

    Modern/Postmodern Political Conceptualization: Romania and Its Option.

    Viorella MANOLACHE. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 189-200

  • Liberalism and Communitarianism: An Unfinished Debate.Rubn BENEDICTO RODRGUEZ . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 201-229

    Time, Body and Perception in Technical Images. Paul Virilio and the Aesthetics of Disappearance.

    Ana GARCA VARAS . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 231-247

    Painted Gardens. The Image of Nature Recreated.Marta MARCO MALLENT . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 249-274

    Japanese Art in Italy: Vittorio Picas work (1862-1930).Pilar ARAGUS BIESCAS . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 275-286

    Acquisition Indicators: Errors in the Learning Process of the Italian Preposition tra/fra by Spanish Speakers.

    Carmen SOLSONA MARTNEZ . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 287-307

    A Longitudinal Attitude Survey on English Oral Skills: Classroom, Curriculum, Learning and Pedagogy Implications.

    Ramn PLO ALASTRU y Carmen PREZ-LLANTADA. . . . . . . . . 309-326

    Abstracts . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 329-335

    Manuscripts Submission . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 344-349

    Subscription and Exchange Policy . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 351-353

  • Artculos/Articles

  • STVDIVM. Revista de Humanidades, 16 (2010) ISSN: 1137-8417, pp. 11-37

    * rea de Filologa Griega, Departamento de Ciencias de la Antigedad. Correo electrni-co: [email protected]. Fecha de recepcin del artculo: 3 de mayo de 2009. Fecha de acep-tacin: 5 de diciembre de 2009.

    ALIMENTACIN Y ESTRATEGIA EN LAHISTORIOGRAFA GRIEGA DE POCA CLSICA

    Food and Strategy in the Greek Classical Historiography

    Cristbal BAREA TORRES*Universidad de Zaragoza

    Resumen

    En el presente artculo se estudia el tema de la alimentacin y su tratamiento en lahistoriografa griega de poca clsica en dos aspectos complementarios: literaturay estrategia militar. En primer lugar, se propone una lectura del topos de lafrugalidad griega, sea de identidad del pueblo griego y sobre todo de la culturaespartana, como metfora de la y la propiamente militares y,por lo tanto, como una elaboracin que conviene al propio gnero historiogrficoy, en segundo lugar, se ofrece una breve aproximacin a la dieta castrense comoreflejo de este topos dentro de las normas y pautas que la estrategia impone enfavor de la disciplina y la cohesin del ejrcito.

    Palabras clave: alimentacin, dieta, historiografa, estrategia militar.

    Abstract

    This paper aims to analyse the topic of the nourishment and its treatment in theClassical Historiography in two complementary aspects: literature and militarystrategy. Firstly, it is proposed a reading of the topos of the Greek frugality, a signof identity of the Greek people, and especially of the Spartan culture, as ametaphor of the properly military and and, therefore, as asuitable elaboration to the historiographical genre itself. Secondly, we carry out abrief approach to the military diet as a reflection of this topos inside the procedureand guidelines imposed by the strategy to the discipline and the cohesion in thearmy.

    Key words: food, diet, historiography, military strategy.

  • 12 ][ CRISTBAL BAREA TORRES Alimentacin y estrategia en la historiografa griega

    STVDIVM. Revista de Humanidades, 16 (2010) ISSN: 1137-8417, pp. 11-37

    1. INTRODUCCIN**

    La expresin que aparece en el libro IX de la Historiade Herdoto1 sintetiza la idea, muy presente en la mentalidad griega, queestablece una clara analoga entre la 2 en los hbitos sociales y la militar que posibilita el xito en los enfrentamientos blicos poroposicin a la , que se entiende como consustancial a las costum-bres relajadas o decadentes. La se entiende como una cualidadque se consigue a travs de su ejercicio, gracias a una base establecida enlos primeros estadios de la educacin. Para su interiorizacin y puesta enprctica, son imprescindibles una serie de normas y pautas de comporta-miento que los grupos sociales van desarrollando en aras de su propiacohesin en los ms diversos mbitos de su actividad comn.

    La alimentacin es, en su dimensin social3, un factor cohesionador deprimer orden, pues grupos de diversa naturaleza se renen para compar-tir la comida en rituales familiares, sacrificiales, de hospitalidad4 o funera-

    ** La realizacin de este trabajo ha sido propiciada por el soporte del Grupo InvestigadorByblon (H 52) auspiciado por la Direccin General de Investigacin, Innovacin yDesarrollo (Consejera de Ciencia y Tecnologa, DGA). Quisiera desde estas pginasexpresar mi ms sincero agradecimiento al Prof. Jos Vela Tejada.

    1 El corpus literario seleccionado para este estudio est constituido por la obra deHerdoto, Tucdides y Jenofonte. Los textos citados, as como las bsquedas menciona-das en varios casos, proceden todos del Thesaurus Linguae Graecae (TLG, Irvine,California).

    2 El trmino aparece citado por primera vez en Platn, en el dilogo Fedro(256b), en referencia al dominio sobre uno mismo. En la historiografa, slo se docu-menta en la obra de Jenofonte, que hace referencia a esta cualidad, precisamente, comoindispensable para poder hacer frente al hambre y a la sed. En la Ciropedia es el funda-mento mismo del imperio persa y del reinado de Ciro. Jenofonte utiliza este trmino enel proemio de dicha obra (I, 5, 9) y tres veces ms en el eplogo (VIII, 8, 32-36-37). Porsu parte, el trmino , molicie, aparece en Tucdides en II, 85, 2 y V, 57, 3 y enJenofonte, en Helnicas I, 4, 60 y en Ciropedia IV, 1, 16 y VIII, 8, 16.

    3 Al respecto, vid. O. Murray, War and the Symposium, en W. J. Slater, ed., Dinning in aclassical context, Michigan, 1991, p. 83: the survival of a society depends on its ability toorganize its social system on the basis of a surplus; in primitive societies this surplus is nor-mally agricultural, and there is therefore often a direct link between the consumption of thesurplus in ritualized feasting and its use as a vehicle for the creation of social values.

    4 As, por ejemplo, tiene funcin sacrificial el banquete descrito en Ilada, I, 446-474 quese celebra en honor de Apolo con motivo de la liberacin de Criseida; en IX, 200-224,Aquiles prepara y ofrece a la embajada formada por Fnix, Ayax y Odiseo, que se ha acer-cado a su tienda para pedirle el retorno a la batalla, un banquete de hospitalidad; final-mente, el banquete que celebra Nstor en honor de Telmaco, cuando recala en Pilos enbusca de noticias de su padre, en Odisea III, 385-396, es simultneamente sacrificial,familiar y de hospitalidad.

  • rios.5 Algunas comidas reguladas como actos comunitarios llegan a serparte de la estructura institucional y militar, como ocurre con los espartanos cuya organizacin y regulacin se atribuan al legisladorLicurgo.6

    Aparte de las normas que se establecen sobre cuestiones elementales decomportamiento o de urbanidad, y que se transmiten en un entorno fami-liar o en la escuela,7 los hbitos alimentarios se ven sometidos a una regu-lacin en diversos mbitos y por motivos e intereses dispares: religiosos,mdicos o dietticos.

    Tanto los alimentos como la dieta8 son primordiales en las relacionesentre hombres y dioses.9 As, entre los rasgos que definen al ser humanopor oposicin a la divinidad est la dieta misma, pues mientras la alimen-tacin de los dioses se basa en la inmortalidad en forma de nctar yambrosa () el hombre, mortal por naturaleza () es tam-bin comedor del fruto de Demter.10 Es sabido que la diosa Demter

    Alimentacin y estrategia en la historiografa griega CRISTBAL BAREA TORRES ][ 13

    STVDIVM. Revista de Humanidades, 16 (2010) ISSN: 1137-8417, pp. 11-37

    5 El banquete funerario, , se celebraba, por ejemplo, en honor de los cadosen combate. (Cf. Demstenes, Sobre la corona, 288).

    6 Plutarco, Licurgo, 10-12, describe con gran detalle la organizacin de estas comidascomunitarias que dispuso Licurgo entre sus medidas polticas. Por su parte, Herdoto(II, 65, 5) incluye los sysstia entre los reglamentos militares ( ),junto con las enomotas y las tricadas, cuya institucin tambin atribua la tradicin aLicurgo. Los sysstia no son, naturalmente, unidades militares como las otras dos, pero lamencin de Herdoto en este pasaje evidencia su estrecha vinculacin con la milicia. Alrespecto, cf. M. Nafissi, Los sysstia espartanos, en A. Prez Jimnez y G. CruzAndreotti, eds., Dieta mediterrnea. Comidas y hbitos alimenticios en las culturas medi-terrneas, Madrid, 2000, pp. 21-42.

    7 Jenofonte, Ciropedia, I, 2, 8, seala que a los nios persas, entre otras virtudes, se les ense-a . Del mimo modo, los jvenes espartanos, segnPlutarco, Licurgo 12, 5, se educaban en el contexto de los sysstia, considerado como elms indicado para el aprendizaje de esa moderacin: , .

    8 Los hbitos alimentarios se integran en un cdigo ms amplio: la dieta, trmino que nisiquiera en la medicina antigua alcanza un sentido tcnico unvoco, pero que hace, amenudo, referencia al rgimen de vida, e incluye, junto a los hbitos alimentarios, otrosrelacionados con la vestimenta, la vivienda, la higiene y hbitos ms o menos activos osedentarios. Vid. A. Thivel, Levolution du sens de diaita, en J. A. Lpez Frez, ed., Lalengua cientfica griega: orgenes, desarrollo e influencia en las lenguas modernas europe-as I, Madrid, 2000, pp. 25-39.

    9 Como seala F. Marco Simn en su discurso de ingreso en la Academia Aragonesa deGastronoma, Alimentos, religin y astrologa en el mundo antiguo, Separata deCuadernos de Aragn 28, Zaragoza, 2002, p.158: en las sociedades tradicionales los fun-damentos de la dieta cultural se expresan indefectiblemente a travs del horizonte de lareligin, pues, a diferencia de lo que sucede en nuestro mundo, la religin estaba incrus-tada en lo social.

    10 Homero, Ilada, XIII, 322: ... .

  • no slo ense a los hombres el cultivo del cereal, sino tambin la tecno-loga de su panificacin y que el mito fundacional del sacrificio, el medioque, junto con la plegaria, ms utiliza el hombre para relacionarse con ladivinidad, queda establecido como ofrenda sangrienta de tipo alimentariotal como lo recoge la Teogona de Hesodo en el conocido relato11 queprotagoniza Prometeo, divinidad civilizadora por antonomasia. La reli-gin, en fin, es tambin el marco en el que se da una regulacin ms extre-ma como la que prescribe el pitagorismo con costumbres como el vegeta-rianismo y prohibiciones como el consumo de habas.12

    El mbito en el que las prescripciones y normas sobre la dieta adquie-ren importancia incuestionable y reciben, adems, un tratamiento cientfi-co, es el de la salud y, como aduce el annimo autor del tratado hipocrti-co Sobre la medicina antigua, la bsqueda de una diettica est en el origenmismo de la medicina jonia.13 La alimentacin tena gran importancia enla prctica mdica: abundan las prescripciones sobre la ingesta de ciertosalimentos segn las necesidades del paciente y las recomendaciones sobreejercicios fsicos y hbitos, como el bao, que deben preceder o seguir al y, por supuesto, se escriben tratados monogrficos sobre el temacomo Sobre la dieta sana y Sobre la dieta.14 Vinculada a las medidas higi-nicas y dietticas que prescribe la medicina, la paideia griega, con la fina-lidad de conseguir una mejora fsica y un mayor rendimiento, establecetambin ciertas normas dietticas, tal como seala el anteriormente citadoSobre la medicina antigua15 y as, por ejemplo, el sistema diettico esta-blecido por el pedotriba Ico de Tarento para los atletas a los que entrena-ba, basado fundamentalmente en la moderacin, era famoso en laAntigedad hasta el punto de que la expresin designabauna comida moderada y frugal.16

    En el ejrcito, higiene, actividad fsica y una dieta alimenticia equili-brada son los criterios que rigen los hbitos alimenticios. Esta regulacin

    14 ][ CRISTBAL BAREA TORRES Alimentacin y estrategia en la historiografa griega

    STVDIVM. Revista de Humanidades, 16 (2010) ISSN: 1137-8417, pp. 11-37

    11 Hesodo, Teogona, 538 ss. 12 Cf. C. Garca Gual, Dieta hipocrtica y prescripciones pitagricas, en A. Prez Jimnez

    y G. Cruz Andreotti, eds., op.cit., Madrid, 2000, pp. 43-69.13 As se argumenta en la breve historia de la diettica que se esboza en MA, 3.14 En Sobre la dieta, el conocimiento de la naturaleza humana y las propiedades de cada ali-

    mento son las lneas de exposicin de acuerdo con el programa que establece el autor deltratado al comienzo del mismo.

    15 MA, 4.16 Vid. J. A. Martnez Conesa, La gimnstica mdica y el tratado hipocrtico Sobre dieta,

    en Koins lgos: homenaje al profesor Jos Garca Lpez, II, Murcia, 2006, pp. 589-594.

  • se ha de llevar a cabo no slo por razones prcticas e imprescindibles parala logstica y la intendencia, con el establecimiento, por ejemplo, de un, racin diaria de grano, sino tambin en pro del fomento de lacamaradera y de la disciplina. Jenofonte, en el breve pasaje monogrficoque esboza en la Ciropedia sobre la salud en el ejrcito17 seala la conve-niencia de la actividad fsica y la relaciona con la gestin ptima de losvveres disponibles. La inactividad, en cambio, conlleva un desorden quese traslada a la alimentacin y, segn argumenta, del mismo modo que seproduce a nivel individual o en el marco del oikos, en el ejrcito se multi-plica en la misma proporcin que el nmero de hombres. La culminacinde esta regulacin se alcanza, naturalmente, en el ejrcito romano18 con loscambios y restricciones impuestos por Escipin Emiliano para mejorar elrendimiento de su ejrcito en el sitio de Numancia. Cuando asume elmando en la guerra contra la ciudad arvaca en el ao 134 a. C., Escipintoma una serie de medidas disciplinarias que se centran en la alimentaciny en la vajilla. Para evitar agravios comparativos, la vajilla queda limitadaa una olla (), un espetn (, ) y un vaso (,) y, por su parte, los alimentos se reducen al trigo, que era el nicoque facilitaba el Estado, y a la carne, asada o cocida ( ).

    Las fuentes literarias griegas, casi sin excepcin, privilegian el enfrenta-miento blico en una suerte de polemologa.19 Desde el origen mismo de laliteratura griega, la guerra, que en la Grecia antigua es prcticamente end-mica, deviene en tema literario as en la epopeya homrica o en la trage-dia en tanto en cuanto no son reflejo de la realidad misma o en materia deinvestigacin y anlisis, no, como es sabido, del porqu de la guerra, sino delas causas de conflictos concretos, que nutre toda la historiografa clsica yposterior. La guerra () o su espectro () son, adems, el espa-cio en el que se desarrolla buena parte de la poesa lrica no slo la elegaparentica de Calino, sino casi todas la dems manifestaciones lricas y elmarco de fondo en el que Aristfanes, a menudo para defender la paz, subea la escena cmica y en el que oradores como Demstenes frecuentan laescena poltica para pedir tambin la paz o defender la guerra misma.

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    17 Jenofonte, Ciropedia, I, 6, 17. 18 El hecho est bien documentado gracias a los testimonios, entre otros, de Frontino y

    Plutarco. Al respecto, cf. M C. Santapau, C. Herreros y D. Sanfeliu, Vajilla y alimenta-cin en la guerra de Numancia. Su reflejo en las fuentes literarias, Iberia 6, 2003, pp. 7-23.

    19 Cf. N. Bernard, lpreuve de la guerre. Guerre et socit dans le monde grec: V et IVsicles avant notre re, Pars, 2000, p. 7.

  • Por su parte, la alimentacin es claramente un hecho cultural y define,como ningn otro rasgo, las relaciones entre los hombres diferencindo-los entre s e, igualmente, de los dioses y los animales.20 El elemento gas-tronmico tiene cabida en todos los gneros literarios y no slo en aque-llos que pueden ser ms propios al abordar una temtica etnogrfica,mdica o estrictamente gastronmica. La prdida de las obras especficas,en las que sin duda predomin el carcter prctico, sobre cuestiones gas-tronmicas, cuya produccin debi ser notable hacia la segunda mitad delsiglo V a. C.,21 queda cubierta, en parte, por la obra de Ateneo deNucratis, un erudito del siglo II d. C., que compone, como l mismo dice(I, 1b), un , un festn de palabras. En esta obra enciclopdica,que conocemos con el ttulo de Deipnosofistas o Banquete de los eruditos,Ateneo proporciona abundante informacin acerca de las ms diversascuestiones y temas relacionados con lo gastronmico y lo simposiaco y,adems, cita con rigor las obras y los autores, principalmente comedi-grafos de la Comedia Media, pero tambin historiadores, poetas y filso-fos, con los que da testimonio de sus argumentaciones, de suerte que nospermite vislumbrar, as, toda la tradicin gastronmica griega desde lostiempos de Homero.

    2. ALIMENTACIN, GUERRA Y LITERATURA

    En las corrientes de pensamiento de poca clsica alimentacin y guerra seponen en relacin y, de acuerdo con las convenciones y la temtica de cadagnero, se ven sometidas a una reelaboracin literaria que vamos a tratarde concretar en este apartado con el objetivo de situar la propia del gne-ro historiogrfico en relacin con la que se realiza en los dems gnerosliterarios.

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    20 As lo seala Aristteles en Poltica 1256a, cuando clasifica los distintos gneros de vidaen funcin de la alimentacin: .

    21 En este periodo, un parntesis en la proverbial pobreza del pueblo griego (cf. Herdoto,VII, 102, 1), segn el annimo autor de La Constitucin de los Atenienses (2, 7), el esplen-dor poltico, social y econmico de Atenas, permite que la polis, , descubra nuevos , lo que, ciertamente, habra favorecidoeste tipo de literatura. Segn M. Pellegrino, Utopie e immagini gastronomiche nei fram-menti dellarchaia, Bolonia., 2000, pp. 14 y ss., la nmina de estos tratadistas citados porla tradicin alcanza veinticinco nombres y pueden clasificarse en tres categoras: lamanualistica edifagetica si articolava in tre levelli: trattati di carattere generale, studi spe-cialistici e scritti di medicina dietetica.

  • Aristteles, para quien la guerra es por igual causa y efecto del desa-rrollo poltico de la polis,22 tambin establece la relacin entre la obtencindel sustento y la guerra al incluir sta ltima, como la agricultura o la caza,entre los medios de adquisicin de alimento. As, en Poltica, 1256a, a par-tir de la aseveracin de que no es posible vivir sin alimento, examina losmedios de adquisicin de bienes, plantea si los mltiples tipos de alimen-tacin ( ) que corresponden a otros tantos 23 han deconsiderarse como tales bienes y, seguidamente, afirma que la guerra tam-bin es un medio de adquisicin: .

    Ya Platn, en Repblica 372a y ss., haba considerado la guerra comoproducto del deseo de adquisicin de riqueza ( ), viendo,incluso, en este anhelo su origen mismo ( ). La con-versacin entre Scrates y Glaucn a propsito de las necesidades de lapolis en el proceso de evolucin que ha de culminar en la ciudad selecta delos libros V y VII plantea que en sus primeros estadios la polis se caracte-riza, precisamente, por su dieta. Platn detalla el rgimen alimenticio delos habitantes de la ciudad primitiva que esboza y, as, la comida(24) se limita al consumo de los cereales panificables ms habitua-les, la cebada y el trigo, representados por sus dos productos bsicos deri-vados de las respectivas harinas: maza y pan ( ), yal vino, que se toma en un ambiente propio del simposio. Glaucn echa enfalta el companage y el maestro le responde que tambin lo ten-drn, pero lo limita al queso () y a productos vegetales: olivas, cebo-

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    22 Aristteles, Poltica, 1253a. 23 Aristteles clasifica los distintos gneros de vida en funcin de la alimentacin y seala

    que la mayora vive de la tierra y los frutos de la estacin: .

    24 Hay que tener en cuenta que, en relacin con los cambios sociales que se producen en losalbores de la polis durante el arcasmo y vinculado tambin a la reforma militar hoplti-ca, se consolida en Grecia, y sobre todo en Atenas, un fenmeno sociocultural de grantrascendencia en la configuracin del pensamiento clsico y en la literatura misma: lacomida principal queda dividida en dos tiempos bien diferenciados, el o cenapropiamente dicha, dedicado a la comida con dos partes tambin diferenciadas ( y), y el , momento dedicado a la bebida (), en el que el vino se mez-cla con agua en una cratera, mediante un rito muy bien establecido, para ser distribuidode forma equitativa. El simposio es el lugar de la msica, la poesa y la homosexualidad.Es, tambin, el lugar de la , la y la y, por lo tanto, expresinen el espacio de la vida privada de la difcil unanimidad de la vida pblica. De ah que seconsidere como algo incompatible con la guerra. W. Burkert, Oriental Symposia:Contrasts and Parallels, en W. J. Slater, op.cit., 1991, pp. 7-24, define el symposion comoan organization of all-male groups, aristocratic and egalitarian at the same time, whichaffirm their identity through ceremonialized drinking.

  • llas y legumbres (, , ). Este modo de vida, supeditadoal temor a la pobreza y a la guerra, se basa en la autarqua ( )25 y se califica como tradicional (), saludable y propiode tiempos de paz ( ). Glaucn prefiere las costum-bres actuales, que, segn Scrates, no son viables sin una nueva ampliacinde la ciudad y la consiguiente e inmediata aparicin de la guerra, pues laautarqua ya no ser posible.

    La alimentacin est muy presente en la epopeya. Hesodo, que iden-tifica el con el fruto de Demter, (Trabajos y das,v. 31), refleja el sentido primario y prctico de la alimentacin orientadoa la supervivencia,26 que es el consustancial a una sociedad preindustrialen la que la mayora de la poblacin ha de trabajar con sus manos paraconseguir el sustento. En cambio, en la pica homrica los hroes con-sumen abundante carne y van a la batalla saciados de comida y de bebi-da.27 El banquete heroico, con independencia de las funciones a las quehemos hecho referencia ms arriba,28 se estructura como un feast ofmerit,29 es decir, est estrechamente vinculado con la , bsica tam-bin en la estructura convival de Esparta, y con la organizacin militarpica y su primitivo estilo de guerra. Como ocurre con la parte del botnque corresponde a un hroe, los pedazos de carne y las copas de vino sonparte del , que es la materializacin de la .30 No obstante, apesar de la frecuencia con la que Homero ofrece descripciones de ban-quetes, Ateneo explica la omisin del consumo de verduras, peces y avespor lo que tiene de glotonera y por la inconveniencia de sus preparati-vos y observa que nuestro aedo no se interesa por cuestiones culinariasjuzgndolas por debajo de los actos heroicos y divinos.31 El decoro

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    25 La alusin, concretamente, se hace en referencia al nmero de hijos que deben tenerse yrecuerda la recomendacin de Hesodo en Trabajos y das, 376, de tener nicamente unhijo por la necesidad de conservar sin divisiones el patrimonio.

    26 En el calendario del labrador que canta Hesodo en Trabajos y das, 383-617, puede verse,por ejemplo, (vv. 582-596) la propuesta culinaria para el descanso en el mes de junio: vino,un buen pan, leche de cabra y carne de una becerra apacentada en el bosque.

    27 La expresin formular: aparece en la Ilada en I, 469,II, 432, VII, 323, IX, 222, XXIII, 57 y XXIV, 628 y en la Odisea se repite en catorce oca-siones: I, 150; III, 67, 473; IV, 68; VIII, 72; 485; XII, 308; XIV, 454; XV, 143, 303, 501;XVI, 55, 480 y XVII, 99.

    28 Vid. supra, nota 4.29 Ilada, XII, 310 y ss. Vid. O. Murray, art. cit. p. 84.30 Cf. Y. Montes Miralles, El ideal homrico de la porcin justa, ECls. 126, Madrid, 2004,

    pp. 7-31. 31 Ateneo, I, 25d.

  • pico,32 como el trgico, ritualiza, e incluso censura, ciertas actividadeshumanas relacionadas con la alimentacin o la sexualidad, que, en cam-bio, por su enorme potencial cmico y simblico son muy frecuentes engneros lricos como el drama satrico,33 el yambo de Hiponacte y, espe-cialmente, la comedia.

    En el gnero cmico destaca la produccin de una serie de autores queconocemos por las citas de Ateneo en el libro VI de los Deipnosofistas(267e-270a) y ofrecen, en cierto modo, el motivo opuesto al . Seleccionadas precisamente con el criterio gastronmico, repro-ducen un motivo literario que, ajustado al tono propio del gnero, con-trasta claramente con la valoracin positiva en la historiografa del tpicode la frugalidad y pobreza griegas. Como una elaboracin del necesarioextraamiento de lo cotidiano, la comida, asociada al tema del de la edad de oro hesidica, da lugar a la llamada utopa gastronmi-ca: un mundo en el que los alimentos, con ros de caldo que arrastranpedazos de carne y tordos asados que revolotean hasta la boca de loscomensales, abundan por doquier. Naturalmente, tambin la anttesisentre griegos y persas encuentra expresin pardica en la comedia, comoen el fragmento de Antfanes, citado por Ateneo en IV, 130E (fr.172), que,con una notable hiprbole cmica, reproduce el motivo contrastando loshbitos alimenticios de ambos pueblos: mientras los griegos son caracteri-zados como y , el Gran Rey persa culmina subanquete con un camello asado entero.

    Por su parte, en la comedia aristofnica encuentra acomodo todo lorelacionado con los alimentos: sus sabores y olores, el mercado y sus pre-cios, su preparacin y los medios e instrumentos para su elaboracin, rece-tas incluidas, su servicio y su consumo. Aristfanes incorpora la realidaddel trasfondo histrico que se vive en los duros aos de la guerra delPeloponeso al exaltar las recompensas de la paz frente a las privacionesimpuestas por la guerra en trminos, por supuesto, de escasez y abundan-cia de alimentos. Hacia el final de los Acarnienses se produce un efectocmico en el contraste de todos los manjares que va enumerando

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    32 Cf. G. B. Conte, The hidden author. An interpretation of Petroniuss Satyricon, Londres,1996, p. 114: As elevated forms, epic and tragedy deign to touch the common physicalfacts only in connection with suffering and death.

    33 En el Cclope de Eurpides, Odiseo describe cmo el cclope Polifemo dispone en la cuevasus viandas como en un banquete, con cratera incluida, y lo llama cocinero de Hades(v. 397).

  • Dicepolis, que disfruta de su paz particular (vv.1090 y ss) con las provi-siones que Lmaco va a llevarse al ser convocado (v.1075) por los genera-les para vigilar unos pasos fronterizos, a merced de la nieve, pues pide a susirviente que disponga sus armas y le prepare sal con tomillo y cebolla yuna hoja de higuera con algo de carne rancia. El mismo contraste se pro-duce ya al comienzo de la pieza cuando la alusin a la guerra se hace enreferencia a las rdenes de reclutamiento mediante listados34 que incluanla consigna de llevar vveres para tres das: Anfiteo le da a oler como sifuera vino las treguas de treinta aos y Dicepolis, satisfecho con stasltimas, exclama: .35

    Si en este contraste se evoca la realidad ms inmediata a travs de unasituacin que deba repetirse a menudo, tampoco faltan alusiones msgenerales y simblicas, como la que hace el coro de la Paz (vv.774ss.),36aunque el tono lrico que refleja este pasaje convenga mejor a la tragedia.As, el coro de mujeres fenicias que da nombre a la pieza de Eurpides,cuando canta el avance del dios Ares contra Tebas, subraya su exclusinde las fiestas y banquetes comparando al ejrcito de guerreros sedientos desangre con un coro, al que dirige el dios, absolutamente hostil a las flau-tas37 y el mismo contraste se da en el estsimo (vv. 1199-1203) del Ayaxde Sfocles que el coro entona para enumerar los horrores de la guerra queimpiden el disfrute del banquete y los placeres que le son propios.38

    No obstante, hay que sealar que los motivos gastronmicos que apa-recen con profusin en las piezas de Aristfanes no quedan reducidos amero atrezzo cuya lectura haya de hacerse en su sentido ms inmediato,pues, con frecuencia, el efecto cmico se produce, no slo en Acarnienses,sino tambin en Caballeros o Aves, mediante la metfora culinaria utiliza-da en clave poltica. La utopa de una ciudad extraordinariamente dotada

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    34 Se trata de los denominados . Cf. Tucdides, VI, 31, 3.35 Aristfanes, Acarnienses, v. 196.36 Aristfanes, Paz, 774ss.: , / . / / /

    37 Eurpides, Fenicias, 784-800. La pieza se represent probablemente en el 410 a.C. cuan-do Atenas, tras el desastre de Sicilia, se encuentra bajo el gobierno del Consejo losCuatrocientos y se vive una situacin prxima a la guerra civil.

    38 Sfocles, Ayax, 1199-1203: / / , , / .

  • de alimentos es una metfora de una ciudad bien gobernada, prspera yalejada de conflictos blicos y se es exactamente el tipo de ciudad queanhela Teognis en I, 885-886: en un solo dstico, el poeta, mediante la opo-sicin de los trminos y expresa su rechazo de la guerra yasocia la paz a la posibilidad de celebrar banquetes con sus amigos.39

    El sustento y la guerra se pueden poner en relacin como resultado deuna vivencia personal, tal como canta Arquloco, un pobre comerciante enhigos (fr. 53 D), que compagina estos menesteres con sus servicios comomercenario, en los conocidos versos del fragmento 2 D.40 Arquloco nonos sita en un elegante banquete, sino en la media hora de descanso en lapelea para saciar el hambre y la sed.41 Mientras Calino, en la parnesis delfragmento 1D, comienza diciendo a los jvenes que han de avergonzarsepor su indolencia y les reprocha tambin el estar echados, preguntndoleshasta cundo van a estar as ( ) con una expresinque puede interpretarse en alusin a una actitud simposiaca, lo ms fre-cuente es el anhelo de paz y el deseo de los placeres del banquete. En todoslos casos la relacin entre guerra y simposio se expresa como opuesta eincompatible. As, Anacreonte (fr. 2 D) rene ambas actividades, pero pre-fiere, claro est, dejar la guerra al margen del simposio.42 TambinJenfanes (fr. 1D) prefiere cantar las excelencias de un banquete donde lacratera se yergue colmada ante una mesa repleta de panes, queso y miel yalaba a aquel que no se ocupa en contar las batallas de Titanes, Gigantesni de Centauros (v. 21) e igualmente se pronuncia bico (fr. 3D) en su elo-gio a Polcrates cuando rehsa celebrar el muy soberbio coraje de loshroes (v. 17).43

    Ya en la historiografa, en las descripciones etnogrficas que realizaHerdoto de pueblos como los lidios, los babilonios o los masgetas,

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    39 Teognis, I, 885-886: , / : .

    40 Arquloco, fr. 2D. , / : .

    41 Cf. M. F. Galiano et alii, El concepto de hombre en la antigua Grecia, Madrid 1986, p. 17.42 Anacreonte, fr. 2D: , / . / / .

    43 Cf. B.Gentilli, Poeta-comitente-pblico, en R. Bianchi Bandinelli (dir.) Historia y civi-lizacin de los griegos III, Barcelona, 1982, p.221, que relaciona estos pasajes sealandoque la negativa de bico parece incluirse en la normativa arcaica del gnero potico, dela que Jenfanes y Anacreonte, en elegas de carcter programtico, excluyen cualquierrelato de guerra, de tumultos o de acontecimientos violentos.

  • por citar slo algunos de cuyas costumbres se ocupa en el libro I de suHistoria, el autor describe sus formas de vida insistiendo en aquelloshbitos que le llaman la atencin por su similitud, diferencia u oposicincon las costumbres griegas y, entre dichas costumbres, naturalmente,abundan las relacionadas con los hbitos alimenticios y la comidamisma. Este tipo de comparaciones, sobre todo en la oposicin entregriegos y brbaros, y la facilidad con que un rasgo concreto relacionadocon los hbitos gastronmicos se convierte en smbolo de identidadfavorecen que surja una equivalencia entre la sencilla y frugal griega y la militar. Para desarrollar este motivo la historiografarecurre a rasgos culturales y alimenticios y opone pobreza y austeridadal bienestar y al lujo como metforas de sus inevitables efectos: valorfrente a cobarda, victoria contrapuesta a la derrota y, en fin, libertadfrente a esclavitud. A su vez, esta contraposicin puede establecerseentre griegos y brbaros, entre dos pueblos cualesquiera e incluso entredos pocas distintas como alabanza de tiempos pasados mediante sucomparacin con el presente.

    Factores histricos, culturales y tambin psicolgicos intervienen en lacreacin de estos smbolos y no cabe duda de que, en Grecia, tanto suconocida 44 que dificultaba sobremanera la produccin agrco-la necesaria para el sustento, como los permanentes conflictos blicos con-tribuyen a hacer proverbial la pobreza griega. Segn Herdoto, los persasafirman que los griegos siempre terminan de comer con hambre.45 Elcomentario est en boca de un persa, cuya gastronoma es en laAntigedad el paradigma del lujo y la sofisticacin culinaria, pero esa idease transforma en el fundamento del valor guerrero en el pasaje que recogeel coloquio entre Jerjes y Demarato. En la conversacin a propsito de silos griegos se atrevern a ofrecer resistencia a los persas, los cuales, y estoabunda en la mitificacin de la victoria griega sobre el medo, son, segninsiste Jerjes para rebatir la respuesta de su interlocutor, muy superioresen nmero, Demarato responde, de manera sincera como le pide el rey,que Grecia tiene como compaera inseparable46 la pobreza, pero tam-bin cuenta, dice, con la , evidentemente militar, que le permitesobreponerse a la pobreza misma y defenderse de la esclavitud.

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    44 Platn, Leyes, IV, 708b.45 Herdoto, I, 133.46 Herdoto, VII, 101. El trmino que emplea el historiador es , criado con.

  • Las referencias a la superioridad numrica de los persas deban evocaren los lectores u oyentes del relato de Herdoto el gran impacto que podatener sobre los recursos de las ciudades el avance del ejrcito de Jerjes.Una ancdota a este respecto nos da idea de lo que supona la obligacinde proporcionar vveres al ejrcito persa: Herdoto refiere47 los apurosque pasan las ciudades griegas que tenan la obligacin de agasajar con lapreparacin de un banquete () a las tropas de Jerjes y cuentacmo Megacreonte de Abdera inst a sus compatriotas a mostrarse muyagradecidos con los dioses por el hecho de que Jerjes no tuviera la cos-tumbre de tomar dos comidas al da, pues, tal y como concluye el mismoMegacreonte, si se vieran obligados a disponer un almuerzo y una cenasemejantes, estaran abocados a la ruina ms miserable.

    Otra ancdota, en esta ocasin acerca de Pausanias tras la victoria grie-ga en la batalla de Platea, muestra el enorme valor que como smbolo cul-tural tiene la alimentacin y aade a este topos el contraste con la culturapersa. Pausanias, a la vista de la suntuosa vajilla y el mobiliario que Jerjeshaba dejado a cargo de Mardonio al huir de Grecia, propone una especiede ejercicio prctico: ordena a los cocineros y panaderos persas que pre-paren un banquete () tal como tenan costumbre de prepararlopara Mardornio y, acto seguido, entre risas, pide a los suyos que preparenotro, pero a la laconia (), de manera que utiliza la contraposi-cin entre la suntuosidad y exquisitez culinaria de los persas48 y la fruga-lidad griega, ms exactamente la austeridad espartana, como paradigma dela necedad () del Medo que, segn dice Pausanias al dirigirse asus generales, .49 Pausanias, que, como es sabido, acab intrigando conlos persas y muri, condenado por los espartiatas, en el santuario dondese haba refugiado, fue acusado de haber abrazado las costumbres persas.Es inevitable, por tanto, asociar la mesa persa ( ) que,segn Tucdides (I, 130, 1), se haca preparar Pausanias con el que haba ordenado presentar ante sus generales.

    En Tucdides, este motivo tiene un entramado ms sutil en el relato delos acontecimientos. A diferencia de Herdoto, lo anecdtico, salvo en

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    47 Herdoto,VII, 120.48 Herdoto (IX, 82) utiliza la expresin para

    aludir a la suntuosidad persa. En otro pasaje (V, 18,1), se refiere a un banquete con elmismo epteto: referido a . Sobre las costumbres culinarias delos persas a propsito de la celebracin de su aniversario, cf. Herdoto I, 133.

    49 Herdoto, IX, 82.

  • aquellos casos en los que reviste una particular importancia, no tiene cabi-da en su mtodo historiogrfico.50 El relato del sitio de Esfacteria abundaen datos relacionados con los apuros que los soldados de ambos bandospasan para sobrevivir sin apenas vveres y pone de relieve, como ningnotro testimonio, el papel estratgico que tena la alimentacin. Los deta-lles son muy minuciosos y Tucdides alude constantemente al azar y a cir-cunstancias no calculadas, pues el enfrentamiento se alarga muy por enci-ma de las previsiones ( )51 y su desenlace se debe a un incendiofortuito, que favorece a los atenienses y perjudica gravemente a los lace-demonios. Los espartanos pasan tales apuros que hacen proclamas pro-metiendo grandes recompensas de dinero, e incluso la libertad, a los hilo-tas52 que consigan proporcionarles vveres. stos se las ingenian parahacerles llegar trigo molido, vino y queso e incluso, mediante buceadores,introducen en la isla odres llenos de adormidera enmelada y semilla delino triturada.53 De los ochenta y dos das que estuvieron sitiados, losespartiatas slo fueron aprovisionados durante los veinte que los embaja-dores estuvieron negociando el tratado de paz. Cuando se revisa el cam-pamento espartano en Esfacteria, se descubre que Eptadas, uno de losgenerales lacedemonios, haba reducido las raciones, incluso por debajodel mnimo, pues se encontraron vveres almacenados.54 Esas vituallas sinconsumir son prueba de la 55 espartana, que, en este relato delbloqueo de Esfacteria contrasta con la que caracteriza a Clen, talcomo se trasluce con su actitud en IV, 2, 21, cuando anima de forma noto-ria a los atenienses para que no acepten la propuesta de paz en los trmi-nos propuestos.

    La analoga entre hbitos moderados y una disposicin belicosa no seestablece slo en referencia a los griegos, sino que tambin se aplica a otrospueblos e incluso se entiende que es condicionable y que puede utilizarse

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    50 As por ejemplo, puede interpretarse el suicidio de Timcrates, recogido en II, 92, 3 o laancdota del desmayo de Brsidas en IV, 12, 1. En ambos casos, como en otros, se tratade detalles que Tucdides pone en juego para acentuar la gravedad de los acontecimientosen busca de una emocin trgica () que resulta del orden narrativo mismo. Alrespecto, vid. de J. de Romilly, Histoire et raison chez Thucydide, Pars, 1967, pp. 161ss.

    51 Tucdides, IV, 26, 4.52 No deja de ser irnico, pues no hay que perder de vista que uno de los objetivos de la

    ofensiva ateniense era provocar la rebelin de hilotas.53 Se tratara de una especie de mezcla energtica, pues segn el escoliasta, estos productos

    tenan la propiedad de reducir la sensacin de hambre y sed respectivamente.54 Tucdides, IV, 39.55 Al respecto, cf. M. H. B. Marshall, Cleon and Pericles: Sphacteria, G&R 31, 1984, pp.

    19-36.

  • como un mecanismo de control. As, segn relata Herdoto, Creso, anteel temor de que Ciro destruya Sardes, para que los lidios no se subleven yprovoquen una respuesta hostil del rey, le aconseja una serie de medidasque los induzcan a la molicie y culminen en una degradacin moral tal quelos haga afeminados, sealando literalmente que as los vers convertidosde hombres en mujeres.56

    El recurso al contraste de hbitos y costumbres mediante estas ana-logas articula el eplogo de la Ciropedia de Jenofonte (VIII, 8 y ss.). Elautor desarrolla extensamente este motivo para exponer la decadenciadel imperio persa y, en este caso, la contraposicin se hace entre losesplendorosos tiempos anteriores a la muerte de Ciro ( ) y laactualidad (). Expone, as, la degradacin de las costumbres persascomo reflejo de la decadencia del imperio tras la muerte de Ciro, que seevidencia, de entrada, en la no menos degradada educacin de losnios,57 y explica su actual molicie (), frente a su fortaleza() anterior, mediante la contraposicin de los respectivos reg-menes de vida, insistiendo especialmente en los hbitos alimenticios.Alaba, por ejemplo, la antigua costumbre persa de realizar una nicacomida al da, aludiendo a ella con el trmino , una innova-cin lxica que slo aparece en este pasaje y en la literatura mdica, y cri-tica los cambios que observa en los persas contemporneos, que nohacen ejercicio fsico y, cuya comida, aunque se siguen limitando a unasola ingesta, dura desde el desayuno hasta la cena58. Tambin han perdi-do la costumbre de abstenerse de comer y beber durante las marchasmilitares y, junto a otros indicios de esta degradacin, como prueba irre-futable de su decadencia, nuestro autor argumenta, con el hpax, que son innovadores en la cocina!59 Jenofonte conclu-ye su novela pedaggica hablando, precisamente, del idntico deterioroy decadencia en las tcticas militares que observa en las costumbres per-sas, cuya crtica ha hecho en el captulo precedente.

    Para Jenofonte la es una de las cualidades que han de tenerlos buenos soldados y los generales. En Hiprquico 1, 1 enumera los ras-

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    56 Herdoto, I, 55, 4.57 Esta informacin contrasta con la educacin que reciban los persas tal como relata

    Jenofonte en el proemio de la Ciropedia (I, 2, 8) donde, como ya hemos visto (vid. supra,nota 7) seala que a los nios persas, entre otras virtudes, se les enseaba sobriedad en elcomer y en el beber.

    58 Jenofonte, Ciropedia, VIII, 8, 9.59 Ibidem, VIII, 8, 16.

  • gos esenciales de un soldado: obediencia, sobriedad, deseo de recibir ala-banza, culto a la amistad y devocin a la divinidad. De este modo, porejemplo, caracteriza al tesalio Jasn de Feras, un estadista de altura, des-cendiente de Licofrn, en Helnicas VI 1, 5. Jenofonte subraya la profe-sionalidad de Jasn y, entre sus cualidades, destaca su resistencia fsicamediante la indicacin de que utiliza igualmente la noche que el da y sucapacidad de sobreponerse al hambre haciendo una sola comida al da.En este caso el perfil de soldado que nos da Jenofonte a propsito deJasn de Feras hay que interpretarlo dentro del proceso de profesionali-zacin60 del ejrcito que empieza a producirse en los ltimos aos delsiglo V a. C.

    3. EL ARTE DE LA GUERRA Y LA DIETA CASTRENSE

    Un fragmento del Palamedes de Esquilo, citado por Ateneo de Nucratis,nos presenta al hroe en el momento en que, tras organizar a sus oficiales,ha dispuesto que se examinen las provisiones y ha establecido las trescomidas diarias que deben realizarse ( / ,, )61 y Jenofonte, en el proemio de laCiropedia, a travs de los consejos que da Cambises a Ciro para llegar aser un buen general, afirma que el general laborioso [] har al mismotiempo que sus soldados tengan el mximo de provisiones y se extiendeen una serie de consideraciones sobre la salud en el ejrcito, sobre la utili-dad de la tctica militar y, ms adelante (II, 1, 25), sobre las ventajas de lavida en comn. Relaciona, pues, todas estas ideas entre s, y asevera62 quela tctica es slo una parte de la guerra que no sirve de nada sin recursos( ), sin la salud, sin el conocimiento de las artes inven-tadas para la guerra y sin la disciplina ( ).

    Estos testimonios, que, obviamente, no pertenecen, stricto sensu, algnero historiogrfico, muestran que la logstica, la parte de la organiza-cin militar que atiende el movimiento y mantenimiento de las tropas encampaa, est considerada una de las funciones de los estrategos, aunque,

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    60 S. Hornblower, El mundo griego: 479 -323 a C, Barcelona, 1985, seala que el profesio-nalismo militar, general en el siglo IV, como demuestra entre otros datos la abundanteproduccin de tratados tcnicos, nace durante la guerra del Peloponeso y pone en rela-cin este texto de Helnicas VI, 1, 5 con el pasaje de la III Filpica de Demstenes (IX,48ss.) donde el orador precisamente contrasta el modelo blico clsico con el de su poca.

    61 Fr. 182. 3. R. 62 Jenofonte, Ciropedia, I, 6, 14.

  • en los orgenes del arte de la guerra, muchas de las competencias que mstarde irn distribuyndose y organizndose jerrquicamente, quedaban enmanos del azar y de la iniciativa privada.

    La atencin que presta la historiografa clsica a las cuestiones rela-cionadas con la tctica militar, la estrategia y la logstica en las descripcinde los acontecimientos histricos, como cabra esperar, difiere notable-mente en cada uno de los tres autores principales objeto de nuestro estu-dio, diferencias que, en buena lgica, se dan en funcin del modelo his-toriogrfico particular de cada uno63. Por otra parte, tambin hay quetener en cuenta que los conocimientos de tctica y estrategia militar sonmuy escasos con anterioridad al siglo V a. C., limitados, en su mayora, ala experiencia militar griega en las guerras entre poleis en las que los com-bates entre pequeos contingentes de hoplitas se resolvan en luchascuerpo a cuerpo. En consecuencia, sern precisamente nuestros historia-dores, con el de Halicarnaso como pater historiae, los que establezcan lasnormas pioneras en el acercamiento a las cuestiones especializadas delarte de la guerra.

    Frente al mtodo globalizador de Herdoto, que conjuga, por ejem-plo, el clculo del contingente persa basndose en la sitometra, con lanoticia de que los ejrcitos persas dejan los ros secos, en Tucdides nofalta cierta atencin a la importancia de la intendencia en el desarrollo delas campaas de guerra, as como sobre su relevancia estratgica. As, alanalizar las causas de la duracin de la guerra de Troya (I, 11,2) estima queel nmero de hombres reunido para la expedicin estuvo condicionadopor problemas de financiacin () y los consiguientes problemasde aprovisionamiento ( ). Esa falta de vveres, prevista enorigen, contribuye de modo notable a que la guerra resulte poco efectivay demasiado larga. En ningn momento se aplica a ella todo el contingen-te griego, ya que parte de los hombres ha de encargarse de obtener vve-res, bien mediante el cultivo de la tierra (), bien mediante el pilla-je ().

    Jenofonte, por su parte, desarrolla con una clara intencin pedaggicadeterminados temas de forma monogrfica, sobre todo en aquellas obrasde su abundante produccin literaria en las que predominan cuestiones de

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    63 Cf. J. Vela Tejada, Warfare, History and Literature in the Archaic and Classical Periods,Historia 53, 2004, pp. 129-146, para una sucinta y clara exposicin de los respectivosmodelos historiogrficos y su relacin con la aparicin de la literatura tcnica militar.

  • carcter tcnico-prctico64. Cuando afirma, en Memorables III, 1, 6: . , podemos pensar que nuestro autor parte de su propia experien-cia personal, ofreciendo una visin del arte de la guerra que subraya laimportancia de todo lo relacionado con las cuestiones tcticas y de estra-tegia militar. Cuando Clearco, el general lacedemonio exiliado que nospresenta el autor en Anbasis I, 3, 9, ante la negativa de los soldados aavanzar, les arenga y, entre otras cosas, les insta a prever cmo obtendrnlos vveres, pues sin ellos de nada sirve ni un general ni un soldado65, elpapel de la intendencia militar adquiere su verdadera dimensin, sobretodo en una empresa como la que se relata en la Anbasis.66

    Con todo, el mejor y ms completo testimonio sobre estrategia militarde este periodo es, naturalmente, la Poliorctica, el nico tratado conser-vado de la obra enciclopdica de Eneas el Tctico. El autor, un estrategocontemporneo de Jenofonte, debi desarrollar su actividad profesional yliteraria en la primera mitad del siglo IV a. C., una poca en la que el climablico imperante, caracterizado, entre otras cosas, por la aparicin deinnovadoras concepciones estratgicas tanto defensivas como ofensivas,contribuy a la composicin de este tipo de obras tcnicas. Sabemos porel propio Eneas que tambin se ocup, al menos en otras dos obras, decuestiones relacionadas con la financiacin de las campaas militares y conlos recursos y preparativos necesarios para llevarlas a cabo o para hacerfrente a una invasin enemiga. El tratado que, por las alusiones del autor,deba ocuparse de la obtencin y administracin del sustento de los sol-dados y de evitar que el enemigo lo obtuviera en campaa es citado por elpropio Eneas como .67

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    64 El autor, en el propicio contexto social e intelectual de la Atenas contempornea, contri-buye con su variada produccin literaria a la configuracin de la prosa tcnica que alcan-zar su madurez en poca postclsica. Vid. J. Vela Tejada, Empeirea y socratismo en losopuscula de Jenofonte, en J. M. Nieto Ibaez, coord., Lgos Helleniks. Homenaje alProfesor Gaspar Morocho Gayo, 2003, pp. 455-464.

    65 Jenofonte, Anbasis, I, 3,11. 66 En la Anbasis la obtencin de vveres es un objetivo de primer orden y est tan omni-

    presente que, segn G. Cousin, Kyrus le Jeune en Asie Mineure (printemps 408, juillet 401av. J.C.), Nancy, 1904, apud M. C. Amouretti, Le pain et l'huile dans la Grce antique:de l'araire au moulin, Paris. 1986, p. 233, el recorrido de los Diez mil queda reducido alos nombres y las distancias, pues el autor, ne sinteresse guer qu ce qui se mange.

    67 En su Poliorctica, Eneas hace referencia a esta monografa en VII, 4; VIII, 5; XXI, 1 y XI,8. En el captulo VIII alude a la necesidad de dificultar al enemigo el aprovisionamiento,haciendo, por ejemplo, no potable el agua, y seala que esta estrategia ya la ha detalladoen su estudio Sobre los preparativos de la guerra y en el XL, 8, prrafo con el que se inte-

  • En trminos generales, la dieta de los soldados de poca clsica vienecondicionada por razones de ndole prctica, como el transporte de unvolumen y un peso limitados, higinicas, que obligan a elegir alimentoscuya conservacin sea garanta de su consumo, disciplinarias, en funcinde las cuales se han de establecer cantidades iguales para las raciones y, porsupuesto, econmicas, pues, en general son los propios ciudadanos-solda-dos quienes tienen que costear su manutencin, tal como han de hacer consu armamento.68

    El discurso que pronuncia Ciro (Ciropedia VI, 2, 23 y ss.) dirigido asus aliados con vistas a la campaa de Lidia se articula como si fuera unpequeo tratado de .69 En cada una de las indicaciones que daCiro se hace referencia, primero, al alimento o herramienta necesarios() y a continuacin se justifica esa necesidad en funcin de la finalidado la utilidad que tiene (). Aunque el discurso se compone sin variatioen el elemento introductorio que se repite anafricamente, la secuenciaargumental, empero, es idntica a la del tratado de Eneas el Tctico, quesuele utilizar expresiones como o y adjetivos verbales en yseguidamente justifica tambin para qu () o por qu () se ha deseguir determinada tctica o estrategia. Ciro centra su discurso en la nece-sidad de preparar convenientemente las provisiones para una expedicincuya duracin, segn sus previsiones, ser de veinte das como mnimo.Las instrucciones que da Ciro no se limitan a un listado de instrumentos,vveres y enseres, sino que establece la conveniencia o utilidad de cadauno. Como alimentos menciona el cereal (), el vino, cuyo consumo,argumenta, habra que moderar y sustituir paulatinamente por agua, dadala duracin prevista de la expedicin, y picantes, agrios y salados;indica, adems, que quiz convenga no proveerse de mantas para podertransportar una cantidad mayor de vveres. Tambin, dice, hay que llevar

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    rrumpe el texto conservado, apunta que sobre la alimentacin sin trigo, los productosque escasean durante un asedio y los medios que hay que emplear para hacer potable elagua, ya se ha discutido en mi tratado Sobre los preparativos de la guerra. Cf. Eneas elTctico. Poliorctica. La Estrategia Militar Griega en el Siglo IV a.C., trad. de J. VelaTejada, Madrid, 1991, p. 256.

    68 Vid. W. K. Pritchett, The Greek State at War, vol. 1, Berkeley/Los ngeles /Londres,1971, p. 27: The citizen-soldier, the only member of polis before the Persian wars tohave political rights, relies on his own resources for wars in defense of his country, andeach oikos provided for the needs of its own members. His patriotism was shown no lessin devotion on the battlefield than in financial sacrifice.

    69 Jenofonte, Ciropedia, IV, 2, 35. El trmino , un hpax, alude a los preparati-vos necesarios para la campaa militar.

  • molinos manuales (), pues son el ms ligero de los instrumen-tos de panadera70 y hace una referencia, en trminos generales, a la vaji-lla y dems utensilios para la comida ( ). Da instruc-ciones, en fin, sobre la utilidad de llevar navajas, limas, madera de reservae incluso correas de repuesto para atar los bagajes, pues sus frecuentesroturas causan graves retrasos en la marcha del ejrcito.

    El trmino , que suele traducirse como vveres, alude, pues,fundamentalmente a stos, pero el concepto es ms amplio, como hemosvisto a propsito del discurso de Ciro. Tambin son habituales para aludira las provisiones dos derivados de que se utilizan en plural: , unaforma heterclita que en la mayora de sus apariciones acompaa a ,y hace referencia, pues, a comestibles y ,71 un diminutivo que se espe-cializa en el sentido de vveres o provisiones. Esta concrecin semntica,frente a la polisemia de los otros dos trminos, explica que sea, deestos tres trminos, el nico sustantivo que lleva, cuando se da orden depreparar los vveres, la especificacin del nmero de das, tres por reglageneral segn se estableca en los catlogos de reclutamiento.

    Los productos agrcolas, especialmente la conocida triloga mediterrneaconformada por el cereal, el olivo72 y la vid,73 son la base de la economa grie-ga y, por tanto, de la alimentacin. Los productos derivados del cereal secomplementan con legumbres que se plantan en barbechos, la recoleccin defrutos, a menudo silvestres, pesca, y carne procedente de una pequea gana-dera y de la caza. Huevos y leche, tan presentes en la dieta actual, no se con-sumen apenas, aunque s que se toma queso, uvas e higos secos.

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    70 En el tratado Sobre la medicina antigua (MA, 3) se describen los procesos de elaboracindel pan y la maza: del trigo, tras haberlo remojado, aventado, molido, cernido y mez-clado, cocindolo despus elaboraron pan; de la cebada tambin hicieron torta y, some-tindola a otras muchas manipulaciones, la hirvieron y la cocieron.

    71 Efectivamente, Herdoto menciona y en V, 34, 5; Jenofonte, en Anbasis, VII,2, 28 o Ciropedia, IV, 5, 39; IV, 23; VIII, 23 y VII, 53. En Herdoto, que slo utiliza dosveces (II, 174 y V, 19) con el significado de provisiones, es mucho msfrecuente -veintinueve veces-, frente a ocho apariciones de . Por el contrario, enTucdides y Jenofonte el trmino que ms se utiliza es .

    72 Del olivo, que tarda diecisis aos en dar fruto y cuarenta en alcanzar la madurez, losgriegos consuman el fruto. El zumo se utilizaba como alimento y tambin en la prepa-racin de perfumes. Aparece por ejemplo, junto con el queso y las legumbres, entre los que menciona Platn en Repblica, 372a y ss.

    73 Sobre el consumo del vino y sus posibles efectos en los soldados, cf. C. Schrader,Epicelo, Teseo y el vino, en J. C. Montes, M. Snchez Ortiz y R. J. Gall, coords.,Plutarco, Dioniso y el vino: Actas del VI Simposio espaol sobre Plutarco, 1999,pp.463-470.

  • El cereal, en sus formas elaboradas, es la base de la dieta en laAntigedad. El trmino ms habitual es el genrico , que se suele tra-ducir como trigo, pero que hace referencia al grano y, por extensin, acualquier comida basada en el cereal. Los cereales panificables ms fre-cuentes son la cebada () y el trigo () en su variedad de granodesnudo o candeal, que es el que resultaba ms fcil de transformar enharina, frente a las variedades de grano vestido. La cebada era el cereal msfrecuente, al menos hasta poca clsica, y en cambio el trigo, producido encantidades menores, se consuma sobre todo en las ciudades. A finales depoca clsica cambian los hbitos y predomina el trigo de forma casi abso-luta.74 En este punto, en las menciones que se hacen a ambos cereales nopredomina un tipo u otro de grano, pues casi en todas se mencionan siem-pre juntos. Herdoto (II, 36, 8) afirma que el trigo y la cebada constitu-yen el sustento bsico de todos los pueblos, a excepcin del egipcio.Jenofonte, en la Anbasis, salvo en III, 4, 31 que menciona la cebada comoalimento para los caballos, tambin los nombra siempre juntos75 yTucdides, en la nica mencin que hace a ambos cereales (VI, 22, 1), en eldiscurso en el que Nicias expone qu provisiones estima necesarias para laexpedicin a Sicilia, los cita juntos y seala, adems, que los granos decebada se llevan ya tostados ( ).

    La harina que se obtiene del trigo se denomina y la de la ceba-da, y, aunque tambin de la cebada se hace pan, lo habitual es quese elabore a partir de la harina de trigo ().76 Con la se hace la, una especie de torta que se preparaba con la harina ya tostada, acei-te y agua amasando la mezcla y luego dejndola secar o cocindola. Serehidrataba en el momento de su consumo, lo que la converta en una

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    74 Este cambio que invierte el consumo de estos dos cereales ha sido revisado por L. Gallo,Alimentazione e classi sociale: una nota su orzo e frumento in Grecia, Opus II, Roma,1983, pp. 449-472. Frente a la communis opinio que, desde A. Jard (Les creals dans lan-tiquit grecque, Paris, 1924) explica este cambio por la consideracin negativa del consu-mo de cebada, que estara asociado al alimento de esclavos o destinado a los animales,Gallo concluye que no es del todo adecuado unir la cebada a economas pobres, pues, sibien es cierto que es resistente y se adapta bien a los cambios meteorolgicos, necesita sue-los frtiles y bien trabajados y concluye que en el cambio debieron influir ms las dificul-tades de su transporte y sobre todo el hecho de que su preparacin fuera ms laboriosa.

    75 As aparecen ambos trminos en Anbasis, I, 2, 22; IV, 5, 26-31 (donde se mencionan tam-bin panes de ambos cereales con sendos adjetivos derivados: y ); VI, 4,6; VI, 6, 1 y VII, 1,13.

    76 La elaboracin del pan es tarea femenina, como dice Platn en Repblica 455c. Inclusoen situaciones blicas son las mujeres las que se encargan de elaborarlo, segn se deducedel testimonio de Tucdides en II, 78, 3.

  • suerte de alimento precocinado.77 El consumo diario de estos productosque poda realizar un soldado dependera, desde luego, de muchos facto-res, pero la historiografa clsica, y siempre en referencia al sustento de lossoldados, documenta ciertas cantidades de cereal, medidas en unidades devolumen, que se toman como raciones alimenticias por persona y da. Paraslidos se utiliza el qunice, que aparece ya mencionado en Odisea XIX27-28 y equivala a 1,08 litros, mientras el cotilo, que corresponde a lacuarta parte del qunice, se utiliza para medir slidos y lquidos. Las racio-nes de grano, salvo en la cita de Herdoto (VII, 187) que calcula un qu-nice diario de trigo per capita para determinar el contingente persa, sedocumentan porque se producen en circunstancias excepcionales. Asi, loslacedemonios bloqueados en Esfacteria (Tucdides IV, 16, 1) reciben dosqunices de harina de cebada para los espartanos y uno para los hilotas yla racin que los siracusanos dan a los prisioneros atenienses (TucdidesVII, 87) es de dos cotilos, probablemente, de harina de cebada.78 La medi-da de un qunice diario de trigo que menciona Herdoto parece ser la uti-lizada para determinar las raciones militares de grano en el siglo V a. C.,79

    pero seguramente no se trata de una cantidad mnima, ya que, segn lascantidades calricas establecidas por la FAO en relacin con el tipo deactividad humana que se realiza, esa cantidad cubrira el 84% del gastocalrico de un hombre muy activo y casi el 98% del de un hombre mode-radamente activo.80

    En lo que se refiere a las comidas diarias, la historiografa, frente aotros testimonios, como los poemas homricos, que diferencian tres,

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    77 La maza puede reunir los tres ingredientes bsicos de la dieta mediterrnea, cereal, aceitey vino, como vemos en Tucdides (III, 49, 3) cuando especifica, en una de las raras oca-siones en que detalla estas cuestiones, que los remeros de la embajada que se dirigan atoda velocidad a Mitilene se turnaban para dormir y comer y que la maza se prepara convino, en lugar del agua habitual.

    78 Tucdides no concreta el tipo de grano, pues dice tan slo que se trata de , pero tantoDiodoro (XIII, 28) como Plutarco (Nicias, 19, 1), al aludir a este episodio, especifican res-pectivamente que se trata de y . Aun siendo en este caso una racin muypobre, hubo prisioneros que, sometidos adems a dursimas condiciones de vida, sobre-vivieron ocho meses.

    79 Cf. M. C. Amouretti, op.cit, Pars, 1986, p. 288.80 Una persona adulta requiere unas 30 caloras por kilo, que pueden incrementarse o dis-

    minuir segn la actividad fsica que se realiza. Al respecto, vid. L. Foxhall y H.A. Forbes,: the Role of Grain as a Staple Food in Classical Antiquity, Chiron12,1982, p. 52: The calorific value of one key of each (wheat and alphita) is virtuallyidentical. Furthermore, there is almost no difference in digestibility between processedwheat and barley.

  • , y , refleja las costumbres sociales de poca clsicaen la que la norma habitual es realizar dos comidas al da: un ,comida que se toma por la maana, el equivalente a nuestro desayuno oalmuerzo, y un , que podra equipararse con la cena de los pasesnrdicos y centroeuropeos, que se toma por la tarde y es la comida prin-cipal.81

    La organizacin de los horarios para las comidas es competencia de losgenerales. Los soldados comen juntos y a las mismas horas, aunque enocasiones se significa que se ven obligados a hacerlo por turnos ().82 Las ventajas de la vida en comn se ponen de relieve, por ejem-plo, en Ciropedia II, 1, 25 donde se seala que la ventaja de acampar jun-tos es que todos ven los alimentos que recibe cada uno y se subraya quecomer juntos ayuda a que tengan menos deseos de abandonarse unos aotros.83 Frente a su beneficio para la disciplina y la camaradera, el peli-gro, desde el punto de vista estratgico es que los soldados pueden ser ata-cados de forma ms efectiva mientras comen. As lo recomienda Eneas elTctico (XXVI, 2),84 que tambin considera que quienes realizan la pri-mera patrulla justo despus de comer suelen ser ms descuidados e indis-ciplinados, y Herdoto (I, 63, 1), por ejemplo, narra cmo las tropas dePisstrato sorprendieron y pusieron en fuga a los atenienses mientrasalmorzaban o, los que ya haban almorzado, jugaban a los dados.

    Como hemos visto, habitualmente son los mismos soldados quienesdisponen y costean su propio vitico (), pero una serie de testimo-nios proporciona datos acerca de cantidades de dinero que se establecenexclusivamente para la adquisicin de vveres, por lo que podemos decirque los orgenes de la soldada estn en pagos en especie, cereal, que en

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    81 Ambos trminos se utilizan con frecuencia como simples referencias temporales, en geni-tivo con el sustantivo , para ubicar la accin en el momento exacto del almuerzo o lacena como (Herdoto VII, 119, 14) o (Tucdides VII, 81, 1).

    82 En el bloqueo de Esfacteria, Tucdides relata que los soldados han de comer por turnos,debido a la falta de espacio (IV, 26, 3), y bajo la proteccin de una guardia (IV, 30, 2).

    83 Jenofonte, Ciropedia, II, 1, 25.84 Ya antes, en XVI, 12, Eneas se ha referido al hecho de que las tropas, quiz de saqueo o

    mercenarias, son ms indisciplinadas y desobedientes si estn saciadas de comida y ebrias.No obstante, la causa de indisciplina a la que se alude con mayor frecuencia es la situa-cin contraria, es decir, la falta de alimentos: Jenofonte (Helnicas, VII, 5, 19) manifiestasu admiracin por el hecho de que los hombres de Epaminondas en la batalla de Mantineamantuvieran la disciplina y estuvieran dispuestos a luchar a pesar de la gran escasez deprovisiones que padecan.

  • determinados momentos se compensan con el dinero equivalente. EnTucdides el trmino es habitualmente ,85 pero en dos ocasiones (V,47, 6 y VIII, 29, 1) utiliza como sinnimos, pues establece claramente unacantidad de dinero, que oscila entre una dracma y tres bolos, y. En efecto, se utiliza dos veces en el tratado de la cudruplealianza del ao 420 entre Atenas, Argos, Mantinea y Elea. En ese tratadose incluyen dos clusulas relativas al mantenimiento de las tropas: si unaciudad enva tropas de auxilio a otra dispondr una provisin de vveres() para treinta das, pero si la situacin se prolonga se dotar una can-tidad de dinero () por soldado y da. En el siglo IV a. C. se introdu-cir el concepto de pago mediante una racin de alimentos o la sumacorrespondiente, denominada . En la historiografa clsica eltrmino aparece slo en Jenofonte (Anbasis, VI, 2, 4) y, con expresin dela cantidad, nicamente hay un ejemplo en Demstenes IV, 28, donde elorador propone un de dos bolos diarios para cada remero osoldado de infantera y seis bolos para cada soldado de caballera. Ladiferenciacin entre ambos conceptos culmina tambin en esta poca, talcomo puede deducirse del testimonio de Eneas el Tctico (XIII, 2), segnel cual la soldada y la manutencin, al menos para las tropas mercenarias,son dos obligaciones claramente diferenciadas y compartidas por quienesles han contratado y por el Estado.86

    Si las provisiones, tanto el como las que se hayan dispuesto encalidad de reserva comn, se terminan, los soldados, en poca clsica, tie-nen dos frmulas para reponerlas: el mercado y el pillaje. Tisafernes(Anbasis, II, 3, 26) asegura a los griegos que el Rey le da garantas de suseguridad y aade que les proporcionarn mercado o, cuando no sea posi-ble, les permitirn tomar del pas los vveres. Las ciudades solan propor-cionar mercado a las tropas y lo instalaban habitualmente en las afueras.Pero tambin era frecuente que cada ejrcito contara con su propio mer-cado, con horarios y condiciones de venta predeterminadas,87 lo que noimpeda que en situaciones extraordinarias tambin se produjeran abusosen los precios de los productos.88 El pillaje () es el mtodo ms habi-

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    85 Tucdides hace referencia a con indicacin expresa de la cantidad en cinco oca-siones: III, 17, 4; VI, 8, 1; VI, 31, 3; VIII, 29 y VIII, 45, 2.

    86 Cf. J. Vela Tejada, op. cit., 1991, p. 121, nota 2.87 Jenofonte, Ciropedia, VI, 2, 38.88 Jenofonte relata, en Anbasis I, 5, 6 que ante la imposibilidad de hacerse con trigo en el

    mercado lidio por su altsimo precio, sus hombres se vieron obligados a subsistir comien-do carne.

  • tual de obtener vveres, y no slo como sustento, sino como medio deenriquecimiento. Implica, a menudo, la devastacin de las cosechas, laspropiedades y los dems recursos agrcolas y se constituye, as, en ele-mento clave del modelo blico del arcasmo y la poca clsica.89 Es unatctica ofensiva de gran importancia, a pesar de que con frecuencia fueramuy poco efectiva en trminos prcticos, pues resulta no un fin en smisma, sino un medio de iniciar la batalla o provocar la capitulacin delenemigo.90 Los cambios que se producen ya a finales del siglo V a. C., ini-ciados por Pericles al dar prioridad, frente a la tradicional estrategia dedefensa del territorio, a la del recinto urbano, revelan el desfase y la pr-dida de utilidad de esta tctica que ya se intuye en el comentario deJenofonte en Helnicas, VII, 4, 17, cuando explica que los aqueos ayuda-ron a los habitantes de Elea en la proteccin de su ciudad y los arcadiostuvieron que retirarse sin lograr otra cosa que devastar su territorio.91

    4. CONCLUSIONES

    Herdoto presta habitualmente atencin a las cuestiones sobre alimenta-cin como parte del concepto ms amplio de dieta en sus descripcionesetnogrficas y, con frecuencia, sus alusiones se refuerzan mediante la con-frontacin con la cultura griega. Tucdides, por su parte, raras veces apor-ta detalles sobre el sustento de los soldados y en esas ocasiones los ofre-ce ligados al relato de situaciones extremas, situaciones en las que,precisamente, esa informacin no es en absoluto irrelevante: as por ejem-plo, en el episodio del bloqueo de Esfacteria o en el final de la campaade Sicilia, la mayor catstrofe que haya sobrevenido nunca a un ejrcitogriego.92 Esta afirmacin la hace Tucdides tras sealar detalladamenteque los hoplitas y los jinetes se ven obligados a llevar ellos mismos susvveres, contra lo acostumbrado, por falta de esclavos o por desconfian-

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    89 Vid. V. D. Hanson, Warfare and agriculture in classical Greece, Pisa, 1983, p. 5:to theGreeks the destruction of grain and the cutting down of olive-trees and wines were syn-onymous with warfare itself.

    90 L. Foxhall, Farming and fighting in ancient Greece, en J. Rich y G. Shipley, eds., Warand society in the Greek world, Londres, 1995, pp. 134-146, aade a las conclusiones deHanson que la devastacin, a no ser asociada a otras estrategias. como la traicin o el blo-queo naval, raras veces debi de amenazar seriamente la subsistencia de una ciudad ysugiere que la persistencia de esta tctica por parte de los peloponesios se cifra en que theaim was to crack the citys unity. The threat perceived by individual households to theirown subsistence was the enemys most powerful weapon.

    91 Jenofonte, Helnicas, VII, 4, 17.92 Tucdides, VII, 75

  • za en ellos. Esta inversin de papeles se torna en expresin general unaslneas ms adelante con el comentario de Tucdides sobre el sentimientode que los atenienses se retiraban con el temor de llegar a verse esclaviza-dos, en lugar de haber esclavizado ellos a otros. Jenofonte, en fin, aportadatos tan variados como su propia produccin literaria y, especialmenteen la Ciropedia, compone toda una fundamentacin terica sobre el artede la guerra y las competencias de los estrategos. La Anbasis, por suparte, hace de la expedicin de los Diez mil, comandada por el propioJenofonte, si se nos permite la expresin, una especie de ruta gastron-mica por las ciudades y regiones de Asia Menor, naturalmente, con laguerra y los enfrentamientos blicos como escenario y con el tema de laslimitaciones humanas como hilo conductor. A pesar de que Jenofonteparece haber escrito la Anbasis dos dcadas despus de los hechos quenarra, la minuciosas notas que debi tomar le permiten comentar el saborde algunos frutos o carnes y sus efectos o el gusto y aroma de los vinos yotras bebidas que l y sus hombres fueron descubriendo en su recorrido.Llega a mencionar hasta dieciocho clases de animales cuya carne consu-men. As, cuando en Arabia cazan avestruces, gacelas, asnos y avutardas,comenta que la carne de los asnos es como la de los ciervos, pero mstierna y la de las avutardas, a las que encuentra similares a las perdices,sabrossima.93

    El ciudadano-soldado de poca clsica es tambin, con mucha fre-cuencia, agricultor. La agricultura, en efecto, vertebra la relacin entreguerra y alimentacin y hay que tener en cuenta que la economa enGrecia no slo dependa de la calidad y cantidad de los campos, sino quese encontraba a merced de agentes externos y coyunturales, entre los quehay que incluir a lo largo de toda a Antigedad, adems de los frecuentesimprevistos climticos, la guerra. La estrategia militar, sobre todo en elsiglo V a. C., se desarrolla en relacin con la defensa o el ataque de losrecursos agrcolas y la guerra, segn explicita Aristteles, es, adems, unmedio de adquisicin de bienes.

    La escasez, la falta o la dificultad para obtener el sustento, que puedenderivar en situaciones muy precarias y extremas como la muerte por ham-bre,94 es el dato que ms veces mencionan los tres historiadores. Slo en el

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    93 Jenofonte, Anbasis, I, 5.94 Cf. P. Garnsey, Famine and food supply in the graeco-roman world. Responses to risk and

    crisis, Cambridge, 1988.

  • pasaje antes citado de la obra de Tucdides (VII, 75ss.) que relata el finalde la campaa de Sicilia, alude el autor en siete ocasiones a las dursimascondiciones en que se retira el ejrcito debido a la falta o la precariedad devveres.

    Los conceptos de y , como integrantes de la militar, sobre todo la que caracteriza al hoplita espartano, estnestrechamente vinculados a la disciplina necesaria para la existencia mismade un ejrcito. Esta analoga encuentra, en su desarrollo literario, una for-mulacin metafrica por medio de referencias a la alimentacin propia-mente castrense e, igualmente, a travs de la contraposicin y el contraste,sobre todo con la idea totalmente opuesta que subyace en la referencia deTucdides a la . Las expresiones y ancdotas que hemoscomentado a propsito de la frugalidad griega aluden sobre todo a laforma, es decir, al aparato que rodea al acto de comer, pues si considera-mos, por ejemplo, las aportaciones de los homoioi a sus respectivos syss-tia, tal como las detalla Plutarco en su vida sobre Licurgo (12,2), el apor-te calrico por cabeza poda alcanzar las 4.230 caloras.

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  • SMOSIS SOCIO-ECONMICA EN TERRITORIOSLIMTROFES. LA PERMEABILIDAD DEL MAESTRAZGO TUROLENSE

    Y CASTELLONENSE EN LOS SIGLOS XIV Y XV

    Socioeconomic Osmosis in Bordering Territories. The Permeability of Teruels and Castellns Maestrazgo

    region in the 14th and 15th Centuries

    Joaqun APARICI MART*Universitat Jaume I, Castell1

    Resumen

    Zona de frontera, permeable, vecindad y contacto entre sus habitantes. Las tierrasdel Maestrazgo/Maestrat eran una fina membrana que permita el devenircotidiano del intercambio ms all de los perodos feriales y de mercadoorganizados por las instancias del poder. A travs de la documentacin delArchivo Notarial de Morella (siglos XIV-XV) nos acercamos a esta situacin,observando especialmente el desarrollo capilar de la manufactura textil, lapropiedad de masadas, la circulacin de animales, lanas, etc.

    Palabras clave: Teruel, Castelln, Maestrazgo, manufactura textil, lana, ganadera,masadas, comercio.

    Abstract

    Borderland, permeable, vicinity and contact between its inhabitants. TheMaestrazgo/Maestrat lands were a fine membrane that allowed the daily

    STVDIVM. Revista de Humanidades, 16 (2010) ISSN: 1137-8417, pp. 39-56

    * Correo electrnico: [email protected]. Fecha de recepcin del artculo: 16 deoctubre de 2009. Fecha de aceptacin y versin final: 3 de mayo de 2010.

    1 Miembro del proyecto I+D de la Generalitat Valenciana GV/2009/042 titulado La manu-factura rural i els oficis artesans en les comarques septentrionals valencianes durant la baixaedat mitjana y dirigido por Carles Rabassa i Vaquer, Universitat Jaume I de Castell.

  • movement exchange beyond the fair periods and market organized by the highauthorities. Through the documentation of the Notarial Archive of Morella (14th-15th c) we come closer to this situation, observing especially the capillarydevelopment of the textile manufacture, the property of farms, the cattle trade,wool, etc.

    Key words: Teruel, Castelln, Maestrazgo, textile manufacture, wool, cattle, farms,trade.

    1. INTRODUCCIN

    Zona de montaa. Una sociedad constituida en su mayor parte por peque-os y medianos propietarios rurales dedicados al aprovechamiento de losrecursos agrcolas y ganaderos del entorno. La existencia de una red depequeos y medianos ncleos de poblacin que irn desarrollando vecto-res econmicos ms all de las labores del agro. En este panorama se inten-ta mantener un cierto equilibrio entre campos de cultivo, reas de pasto yexplotacin de los recursos del bosque. Pero el desarrollo de la cabaaganadera dar un gran impulso econmico a este territorio que le permi-tir sobrepasar el mbito local-comarcal del intercambio hasta llegar ainmiscuirse en los trficos internacionales del Mediterrneo.

    Ciertamente podamos continuar por esa senda. Sin embargo ahoranos interesaba ms acercarnos a la cotidianeidad del intercambio diario,local, comarcal, establecido entre gentes de dos entidades polticas dife-renciadas (Reino de Aragn y Reino de Valencia) a travs de una finamembrana como lo es el Maestrazgo/Maestrat, y que muestra un grandinamismo y actividad con carcter bidireccional. No vamos a estudiar losproductos que son declarados y gravados en los peajes fronterizos, aspec-tos que ya han si