REVISTA DIEZ - NÚMERO 117

Entrevistadora: Dora Patricia

Espinosa Vázquez.

Además:

CASA DE

CITAS

de

Héctor Cortés

Mandujano

y

Las DIEZ

de San Sebas

GABO

de

Enrique

Robles

Solís

DIEZ - REVISTA DIGITAL– La revista que habla de vos.


Editor responsable: Alejandro Molinari

Contacto: [email protected]

Contenido

5- EDITORIAL:

CONECULTA

6.– ZAGUÁN:

ARENILLA: Primeros Lugares.

7.– PATIO:

Galería: Las fotografías de la quincena.

14.– BALCONES:

Casa de Citas

Breve introducción al divertido mundo del

Piporro.

Autor: Héctor Cortés Mandujano.

23.– CORREDORES:

Gabo.

Autor: Enrique Robles Solís.

29.– SITIO:

Entrevista con: Socorro Román Sobrino.

Entrevistadora: Dora Patricia

Espinosa Vázquez.

38.– ACTUALIDADES.

40.– ¡DENUNCIA!

41.– MOJOL.

Las DIEZ de San Sebas.



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DE LA VIDA

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Comitán, ciudad que habla de vos



La Licenciada Marvin Lorena Arriaga Córdova renunció a la Dirección del Consejo Estatal pa-

ra las Culturas y las Artes. En su lugar fue nombrada la Licenciada Angélica Altuzar Constanti-

no, quien fungía como Directora del Centro Cultural Rosario Castellanos, de Comitán.

Durante el gobierno de Juan Sabines Guerrero han pasado cuatro funcionarios en la Direc-

ción de la institución que norma la política cultural del estado: Alfredo Palacios, Jane Guadalu-

pe de la Cruz Palacios, Marvin Lorena Arriaga Córdova y, ahora, Angélica Altuzar Constantino.

Esta discontinuidad ha hecho que el balance de los logros sea incierto y pesimista.

¿Qué programa cultural puede dar frutos ante tanta fractura? Es una pena que en Chiapas,

donde hay tanto talento creativo, el Estado no pueda garantizar una continuidad en proyectos

que permita el desarrollo sano de la sociedad.

Los analistas consideran que la gestión de Jane Guadalupe fue un acto de ocurrencias y de

improvisaciones. Ante la carencia de un sólido proyecto de fomento artístico, los recursos se dila-

pidan en acciones que no trascienden hacia un verdadero aliento del arte.

La gestión de Marvin Lorena también osciló entre la sombra y la luz.

Ahora, los comitecos se sienten orgullosos porque una paisana talentosa es la encargada de

cerrar esta administración. Pero, la pregunta que flota es: ¿qué puede realizarse en el tiempo de

vida que le queda al presente gobierno? ¿Qué posibilidades de enmendar entuertos cuando es fin

de sexenio y los recursos se reducen de manera drástica, casi dramática?

Es una pena que el cambio se haya dado en el último instante. Parece ser que en este mo-

mento, la inercia segará los nobles intentos.

María Elena Jiménez Guillén (Coordinadora del Consejo Ciudadano de Cultura) fue nom-

brada como Directora del Centro Cultural Rosario Castellanos.


Una vez, hace muchos años, participé en la selección para representar a mi escuela en un con-

curso de conocimiento. A final, de los cinco “precandidatos”, cuatro fuimos eliminados y Alber-

to Becerril Román fue elegido para representar a nuestra escuela Fray Matías de Córdova.

Después del concurso nos enteramos que el representante del Colegio Mariano N. Ruiz había

obtenido el Primer Lugar. Carlos Conde, quien después fue mi compañero ya en la secundaria,

pasó por encima de todos los representantes de las escuelas de la zona. Desde entonces me acos-

tumbré a oír que alumnos del Colegio Mariano N. Ruiz ocupaban los primeros lugares.

Hace tres días me enteré que, de nuevo, ¡qué bueno!, alumnos de la primaria del Colegio

Mariano N. Ruiz obtuvieron los dos primeros lugares en la Olimpiada del Conocimiento Infan-

til de Sexto Grado, en la zona escolar 006.

Fui a saludarlos y los encontré sonrientes, felices, humildes. En esta fotografía están Jorge

Iván Pinto Blanco (quien obtuvo el Segundo Lugar) y Diego García Cruz (merecedor del Pri-

mer Lugar).

Todo mundo sabe lo difícil que es obtener los primeros lugares en un concurso donde par-

ticipan alumnos excelentes de las demás escuelas de la zona . Los alumnos del Colegio siempre

han estado ocupando los lugares de privilegio. Este triunfo viene a ser un abrazo muy generoso

a la institución en su aniversario número 62.

Me dio mucho gusto saludar a estos niños sanos, comprometidos con la misión que

les corresponde. Con niños dedicados al estudio y comprometidos con un sano desa-

rrollo intelectual y moral ¡la patria puede salvarse!

Jorge Iván Pinto Blanco

y

Diego García Cruz





“Debe ser tan bonito estar

siempre como los balcones,

desocupado y distraído, sólo

mirando…” Sí, muy bonito,

pero fuera bueno que me

quitaran estos pinches

andamios que no me dejan ver.



¡Qué joder, estos

siguen bien

desafinados!



Declaración telegráfica de amor.

(¿Qué significado tiene el signo de pesos?)



Este pueblo es tan generoso que hasta en el suelo encontramos el maná



Ojalá que tu “ultima” parranda sea la última porque ¡mirá cómo te

ponés! En lugar de ir a Teopisca te ponés a piscar.







La muerte es muy fella,

pero no me importa morir:

ya tengo quien me llore.

Piporro a Ana Bertha Lepe,

en “La nave de los monstruos”

Eulalio González Ramírez nació el 16 de diciembre de

1921 en la población de Los Herrera, Nuevo León. Sobre

su lugar de nacimiento decía (Piporro, el norteño que

llegó para quedarse, de Luis Macauley, Editorial Tomo,

2004: 7): “Esta fue la última capital de Grecia, pero al

ocurrir la gran hecatombe que separó a los mundos con

mares intermedios, cuando el Coloso de Rodas rodó y el

Partenón se partió, hundiéndose en el mar, en Atenas

quedaron los restos del Partenón… y en mi pueblo… ¡la

pura piedra bola!”

En su Autobiograjúa y anecdotaconario (Editorial

Diana, 1999), Piporro dice (p. 15): “El mismo día de

igual mes, pero años antes, nació Beethoven, nomás que él sacó lo músico y yo… ¡lo sordo!”

Su ambición era ser locutor. Llegó al cine por mero azar, porque anduvo (p. 91) “De la Ce-

ca a la Meca… ¡en pos de la carne seca!”; un productor le preguntó si cantaba y él dijo que no,

ante su insistencia cantó para él, y también ante el Charro Avitia, una ranchera (p. 92): “No sé

si me salió bien o mal o ni siquiera si me salió, pero el Charro muy amable me tomó en cuenta

y alcanzó a decirme:

“—Suelta más la voz.

“—No, si ya la solté toda, lo que pasa es que no tengo mucha.”

El compositor Mario Ruiz Armengol, cuando ya Piporro era popular, le pidió que le can-

tara una canción. Mario le acompañó al piano. La gente aplaudió y el compositor dijo a Pipo-

rro (p. 345): “Siento una gran alegría cuando cantan mis canciones… aunque las canten mal…

¡pero que las canten!”

Su gran oportunidad se la dio Pedro Infante, que casi lo impuso en la exitosísima serie ra-

diofónica Ahí viene Martín Corona, donde el joven locutor Eulalio González hizo el personaje

de un viejo que le dio nombre y fama: Piporro. A los 30 años, maquillado como viejo, fue parte



de la versión cinematográfica (con Pedro In-

fante y Sara Montiel) y el nombre de su per-

sonaje, Piporro, ya no se lo quitó de encima.

No pudo tener mejor padrino en radio y

cine; en la carpa fue el gran Palillo quien lo

bautizó como “El rey del taconazo”.

En una vieja canción, “Qué onda ése”, Jaime

López hace unos versos a propósito de don

Eulalio. Habla a los músicos sobre ciertas

canciones presuntuosas, de autores universi-

tarios; cito de memoria: “Échenle, échenle,

carnales: póngale guantes, pipa y gorro, que

por mi raza hablará el Piporro”.

Eugenia León, en su disco Norteñas,

cuando canta “La mancha”, una de las céle-

bres del rey del taconazo, dice: “Dedicada a don Eulalio González, Piporro, gloria nacional”.

Piporro explora nuevos ritmos en la música norteña, a la que hermana con la balada, el bolero,

el blues, el jazz, la polka, variaciones de lo tropical. Un ejemplo es su peculiar “Melitón, el

abusón”, que es un poquito jazz, donde canta: Una vez agarró la borrachera, Melitón. Invitó a

todos los presentes del salón. Se aventó. Les pagó la tomadera y también la comedera y la canti-

na cerró. Con los vales que firmó la quebró: no pagó. El pelao era guasón.

El corrido regularmente habla de héroes y antihéroes delincuenciales, de hechos de sangre

y narcotráfico, de quebrantos a la ley. Contra éstos, “El párpado caido”. Canta: Este es el corri-

do del párpado caido, pelao que siempre la pasa dormido; cuando era chiquillo le dio el mal del

sueño y sigue en su empeño de no despertar: le gusta roncar. Dice: Agarra parrandas estando

dormido. Despierto no se le ha visto con ninguna muchacha, pues si nunca ha despertado, pero

que dormido sueña con todas, eso dicen.

Agrega frases entre verso y verso, lo que modifica lo trágico de las historias. En “Simón

Blanco”, historia de un baile sangriento, arranca diciendo: Iba vestido de negro y así murió

Simón Blanco.

“La mancha” es una de sus composiciones serias sobre la desigualdad social; sin embargo,

abre la canción con un verso hablado: Lo que al rico le festejan, al pobre se lo critican; ¿por qué

no nos emparejan, revueltos ya quién se fija? Luego parodia a Sor Juana: Si es la ofensa que me

hacéis, por lo mismo que pensáis, contigo ya llevo seis, que me dicen ¿pos qué trais?



En “La enluta-

da” (está enamorado de

una muchacha, con un

hermano nada tranqui-

lizador, que usa una pis-

tola negra, enlutada) di-

ce: El pelao era matón,

pero de buenos senti-

mientos: a todos les

guardaba luto.

En el conocido co-

rrido “Mi caballo el

Cantador” cuenta: Era

un caballo, caballo, lo

que se llama caballo; le

decía Vente pacá y venía

pacá; le decía Vete pallá

y se iba pallá; y habla-

ban por teléfono y no

contestaba: si nomás era caballo.

En “El retrato de Manuela” ofrece: Aclaramos ojeras, planchamos arrugas, una foto suya

que parecerá otra.

En “Muchachita caprichosa” pregunta: ¿Un consejo me pides?, te lo doy. No es que sea

viejo, pero pa‟llá voy.

En “Llegó borracho el borracho”, el corrido dice que llegó “pidiendo cinco tequilas”. Pi-

porro enumera: uno pa‟ mojar el labio, otro pa‟ abrir boca, otro pa‟ entrar en calor y el cuarto

pa‟ agarrar valor, pos iba a pedir fiado. (Esta canción, cuenta en su libro, p. 343, “fue el mismo

José Alfredo quien me la dio para que se le grabara cuando coincidimos en una temporada tea-

tral en el „Blanquita‟ ”. Dice también que, cuando iban juntos en una gira, preguntó a José Al-

fredo (p. 344): “¿Cómo cuánto hacemos de aquí a Querétaro”, y él le contestó: “¡Como dos bo-

tellas de tequila!”)

En “Arnulfo González”, quien se mata a balazos con un teniente rural, dice: Tenían la

mirada muy fuerte los dos: les salían puñales de los ojos. Qué barbaridá.

En “El Pata Rajada”, el hombre dice a una muchacha: Tú presumes porque eres bonita,

porque traes tu carita pintada, yo no puedo comprar una casa, nada más por mirar la fachada.

A Mariano Reséndez, “el amo del contrabando”, le dicen que lo quieren matar y él habla



por la boca de Piporro: Me quedrán

matar de risa, ¿o no tendré gente yo?,

¿o qué clase de gente tengo? […] No le

tengan miedo a las balas, sólo cuídense

de los agujeros que hacen, raza.

En “El Traga Balas” arranca

con una declaración claramente ambi-

gua: No es que fuera muy misterioso,

pero no se sabía nada de él

En el corrido de “El perro ne-

gro” dice: Y hay perros que ladran y

nadie sabe lo que dicen, hasta que

muerden.

En “¿Que no estamos entre ma-

chos?” es muy asertivo: Cuando a un

hombre se le ruedan las lágrimas, no

tiene vuelta de hoja: ese hombre está llorando.

Presenta a “Agustín Jaime”: Ai les va la historia de Agustín Jaime, un pelao con dos nom-

bres y un corazón muy ancho: cabían muchas. Lo mataron por enamorado.

Usa un silogismo en “Borrachera”: Todos los que andan borrachos no se dan cuentan que

andan borrachos. Yo sí me doy cuenta que ando borracho, luego: ¡no ando borracho!

“El ojo de vidrio”: Tenía un solo ojo y ni un alma que lo quisiera.

En “Los ojos de Pancha” hace una llamada telefónica: —Bueno, ¿quién habla?: ¿Pancha

grande o Pancha chica? Pos me confundí porque están iguales de panchonas las dos.

Matan a la paloma que llevaba la carta de Piporro, en “Mataron a la paloma”: Por aho-

rrarme la estampilla. ¡Maldita estampa la milla!

“Chulas fronteras” es una maravilla: Andándome yo pasando por las fronteras del norte:

¡haiga cosa tan hermosa! […] Una muchacha en el puente,/ blanca flor de primavera ,/ me mira-

ba, me miraba./ Le pedí me resolviera/ si acaso yo le gustaba/ pero ella quería otra cosa:/ ¡le ayu-

dara en la pasada! Deja de cantar y dice: Me vio fuerte de brazo, amplio de espalda, ancho de pe-

cho: ¿pos no me cargó de bultos? ¡Qué mujer tan chivera! […] Al llegar a la aduana me dice el de

la cachucha: Qué llevas ai. Pos pura cosa permitida, llevo comida. Mentira, llevas géneros. Ay,

qué sopor y qué bochorno, empecé a pasar aceite, raza… Más adelante habla con el de la aduana

y le dice: And with money dancing the dog, con dinero baila el perro. Y como se pone pesado le

asesta: Don’t be soflamer, no sea soflamero.

“La estrea del desello”: Dizque soy informal y mentiroso/que a la mera hora se raja;/ pero



sepan que no es cierto,/ pregúntele a mi

caballo:/ les dirá que nunca miento. De-

ja de cantar y dice: Pos cuándo va a

hablar el caballo. Aunque no se crean,

es un caballo muy hablador. Caballo

azul, ojo triste, muy enamorado; ahora

está muy viejo, nomás ve yegua y se le

ruedan las lágrimas.

En el corrido de “Rosita Alvírez” de

plano hace otra historia cuando deja de

cantar y habla: La mamá de Rosita,

mujer de antes, se ocupaba en remen-

dar el calcetín y el calzón del viejo, que

salió muy lumbre pa‟ la ropa. […] Le

decían el minero: tenía plata en las sie-

nes, oro en la boca y plomo en las patas.

Cuando Hipólito da de balazos a Rosita

(“nomás tres tiros le dio”) y ella queda

tendida, alguien insiste en que le echen

aire: Pa‟ qué decía que le echaran aire.

Vino el mecánico de la esquina y le pu-

so treinta libras: murió muy repuesta.

“El muchacho alegre” es una ironía: No tengo father ni mother (Qué dices,

pregunta el coro. Así se oye menos tosco, raza, dice el Piporro),/ ni quien se duela

de mí,/ las noches las paso en vela,/ nomás de pensar en ti. ¿Por qué está alegre,

entonces?

“Hombres de delito”: Las rejas no matan, pero es mejor que no me metan.

[…] Ahí lo tienen,/ Juan, el inocente,/ que soñó el amor bendito,/ sin pensar el an-

gelito,/ se casó como con veinte. […] De repente le cayeron veinte suegras/ de

montón,/ eran muchas para un nuero y a toditas las mató. Deja de cantar y dice:

Qué hígado tan prieto, que pelao tan rufiano…

“En los corridos se mueren todos” narra un pleito de cantina. Le pegan a

uno que reclama:

—¿Y ora, por qué me pegas?



—Porque me quedas más cerca.

“Gumaro Sotero”, el que se “murió pa‟ siempre”,

cuando lo mata el bizco Pragedes (“Te tiró a las patas pa‟

hacerte bailar/ y en el corazón te vino a pegar”) termina

con una advertencia: No vayan a mandar flores, Gumaro

era muy macho.

Cuenta en su libro sobre cómo compuso una de sus em-

blemáticos temas (p. 249-250): “Cuando compuse „El

Taconazo‟, la inspiración me llegó al asistir a un baile. […]

Nomás abrí una puerta donde decía „Damas‟, ahí estaban

todas plátique y plátique: ¡era el baño de mujeres! Entre la

gritería que formaron, alcancé a agarrar una muchachona

de mi tamaño, pero de pie chiquito —muy livianita—, y yo,

pata ancha, muy andado… Andaba bailando feliz de la vida

cuando se me acercó un pelao con la pistola en la mano y

me la puso en la cintura […] Y yo baile y baile con la cintu-

ra „apergollada‟ con la pistola del pelao, ¡hasta que no

aguanté más…! ¡Tuve que bailar tres piezas con él tam-

bién!”

Murió el 1 de septiembre de 2003, a los 81 años, como

dicen que muere la gente buena: de un infarto mientras

dormía.

Contactos: [email protected]



4a. calle norte oriente No. 10

Comitán de Domínguez, Chiapas







Los 85 años de Gabriel García Márquez, son ochenta y cinco años de llenar con letras al

mundo. En estos tiempos, todas las calles de México, las avenidas, los pasos peatonales, los

lugares estratégicos de todas las ciudades y hasta las carreteras ¡se llenan de letras y caras

amables y sonrientes! Es obvio, estamos en pleno proceso para renovar a nuestras autorida-

des.

García Márquez se preocupó por darnos, en la lectura de sus obras, ese remanso de

paz ante las adversidades económicas, políticas y sociales que padecemos en el mundo entero.

La hojarasca (1955), El coronel no tiene quien le escriba (1961), La Mala hora (1962),

Los funerales de la Mamá Grande (1962), Cien años de Soledad (1967), Monólogo de Isabel

viendo llover en Macondo (1969), Relato de un náufrago (1970), La increíble y triste historia de

la cándida Eréndira y de su abuela desalmada (1974), Ojos de perro azul (1974), Cuando era

feliz e indocumentado (1975), El otoño del patriarca (1975), Todos los cuentos (1975), Crónica

de una muerte anunciada (1981), El amor en los tiempos del cólera (1985), El General en su la-

berinto (1989), Vivir para contarla (2002) y Memoria de mis putas tristes, (2004), son, entre

otras, obras que le dieron y le siguen dando la vuelta al mundo, ilustrándonos, deleitándonos,

regalándonos vivencias, experiencias, sueños, ilusiones, transportándonos a todos los confi-

nes del universo en viajes imaginarios, hasta llegar a Aracataca, que finalmente es Macondo.

Por esa razón, al llegar a Aracataca, existe un letrero inmenso que dice: “Aracataca-

Macondo-Pueblo Nobel”.

Aracataca, sigue siendo un pueblo solitario, en donde, a pesar de la fama internacional

de su hijo ilustre, no han llegado el “progreso” y la “modernidad”, quizá como un presagio

para que todo se mantenga como lo concibió en su momento el propio García Márquez: “el

mundo era tan reciente, que muchas cosas carecían de nombre y para mencionarlas había

que señalarlas con el dedo”.

En Macondo, José Arcadio Buendía, a pesar de la inconformidad de su esposa Úrsula

Inguarán, se dejó “engatusar” por el gitano Melquíades comprándole aquellos enormes ima-

nes que éste aseguraba había traído y denominaba como la octava maravilla, de los sabios de

Macedonia. José Arcadio Buendía se los compró, con la intención de extraer oro de la tierra,

dado que el tamaño de los imanes permitía desenterrar todo aquello que estaba escondido en

sus entrañas. Aunque el gitano le advirtió al comprador que no servían sus lingotes para lo

que los quería, éste, lleno de ilusiones y credibilidad, adquirió los imanes.



Hace muchos años, a nuestro querido pueblo

llegaba una caravana de gitanos que ofrecía leer las

palmas de las manos para adivinar el futuro. Los

gitanos eran mal vistos por nuestros papás porque

se robaban a los chiquitíos y luego los llevaban a lu-

gares lejanos, donde, en sus circos, los obligaban a

trabajar como “El Hombre Culebra” o “La Mujer

Araña”. Junto con sus promesas, traían un enorme

oso que, parado en dos patas, con un bozal de cuero

en la trompa, bailaba al son de unos tambores que

decían: “Que baile el oso, que baile el oso”.

Si con ellos hubiera venido Melquíades quizá

muchos de nosotros le hubiéramos comprado esos

enormes lingotes, que eran unos poderosos imanes,

para que, en estos tiempos pudiéramos desenterrar

todas las maravillas, las tradiciones, los recuerdos y

las vivencias de los tiempos pasados que hemos olvi-

dado en Comitán.


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María del Socorro Román de Escandón, es una mujer dedicada a su familia. Es Licenciada en Cien-

cias Humanas y Maestra en Arte Contemporáneo en México. Hace doce años, después de estar vi-

viendo en México durante mucho tiempo, regresó a Chiapas, a Comitán, su tierra querida. Actual-

mente, imparte el Diplomado Cauce de Integración Humana, avalado por la Universidad Mariano N.

Ruiz y el Centro Universitario de Integración Humanística, dirigido a personas con deseo de lograr un

desarrollo personal y comunitario. Al respecto, responde las siguientes preguntas:

¿Qué la motivó a estudiar Ciencias Humanas y Arte Contemporáneo en México?

Siempre fui muy inquieta. Leía mucho. Me mandaron a México desde los diez años. Mi papá

era de la idea de que los niños eran quienes debían ser profesionistas, las mujeres ¡no! Recuerda

que la mujer que sabe latín no tiene marido ni buen fin. Pero siempre estuve con esa inquietud y

entonces llegué a una escuelita chiquita en la que daban cursos de arte, literatura, y psicología,

pero no tenía una visión clara, hasta que recibí el Cauce de Integración Humana, que son cien-

cias humanas, impartido por Antonieta Mesinas de Romero. Como me gustaba la literatura, el

arte, la filosofía y la historia me formé en esas disciplinas. Hice la carrera de cinco años, dedi-

cando los martes y jueves al cuidado de hijos, los problemas de casa y los pagos. Después realicé

la Maestría en Arte Contemporáneo en México y empecé a impartir el Cauce de Integración en

diferentes universidades.

¿Cómo ha sido la experiencia impartiendo este Diplomado?

Di este Cauce durante quince años, cuando trabajaba en el Centro Universitario de Integración

Humanística. Se impartía como propedéutico para entrar a la carrera y al terminar, porque las

personas habían crecido intelectualmente y tenían otra percepción. Se da diferente, según las

necesidades del grupo y del tiempo que esté uno viviendo. La estructura es la misma pero se en-

riquece con cosas nuevas. Cuando lo doy soy la que más lo aprovecho, porque es una disciplina,

tienes que estar actualizando. Ahora, me vuelvo a ver en esa etapa.

¿Por qué cauce en vez de curso?

Curso es algo que ya está hecho; nosotros motivamos a las personas, les hacemos conocer sus

facultades para que abran su camino. Abrir camino es hacer cauce.

¿Cómo ha sido la respuesta de las personas que han recibido este cauce?

En México, muy buena. Yo me quedaba sin alumnas porque todas se iban a la Licenciatura. La

persona que tomaba el Cauce de Integración ya hacía algo, hacía labor social u otra cosa. Por

lo regular era para cautivar ese público a que tomara la carrera.




¿De qué manera Comitán puede consolidar su identidad?

Los mexicanos siempre estamos muy orgullosos de que tenemos un país cultural. Somos herede-

ros de la Cultura Tolteca. Yo digo tolteca porque los aztecas eran como los romanos y los tolte-

cas como los griegos. Los aztecas eran imperialistas, los toltecas eran los sabios. Somos un pue-

blo con identidad porque tenemos cultura. Comitán, necesita fundamentar su identidad cons-

tantemente. Antes era imperialismo a base de guerras, ahora el imperialismo es ideológico o co-

mercial; ahora todo es made in China. Necesitamos rescatar lo nuestro. Aquí en Comitán mi

madre hacía el Altar de Muertos y eso ¡está mal!, porque altar es algo sagrado. Lo que se debe

hacer es una ofrenda porque ofrendamos algo a nuestros muertos. Ahora lo hemos cambiado

por el halloween.

¿Por qué es importante conocer y desarrollar nuestra personalidad interna?

Al desarrollar nuestras facultades nos vamos conociendo, nos vamos desarrollando. La psiquis,

la inteligencia y la voluntad tienen valores. La psiquis busca la Belleza. El hombre que tiene In-

teligencia busca la Verdad y las Ciencias. El que va por el Bien es el hombre que tiene Volun-

tad. Es importante ser dueño de uno mismo. Si me conozco ¡me domino! Si no me dejo dominar

por los medios de información, por el sexo, por las drogas, por caminos fáciles.

¿Comitán requiere de una estructuración de Valores?

Todo el mundo. Estamos viviendo una crisis de Valores. Siempre he dicho que no es lo mismo

precio que valor. Las cosas tiene precio, las personas tienen Valor. La persona vale por sí mis-

ma, por lo que es, no por lo que tiene. Los Valores no son necesarios sólo para Comitán, es una

necesidad universal. Tenemos que retomarlos, pero de una forma diferente, que no se nos im-

ponga. Por eso es importante ir a tu interioridad y definir el valor que le dará sentido a tu vida.

¿Cuál es el cauce para un desarrollo personal, armónico y comunitario?

Tiene que empezar por mí. Si yo armonizo conmigo mismo, con mi realidad, entonces armonizo

con mi comunidad. Estoy aquí, ya me olvido de donde estuve, ya no voy a estar suspirando. Es-

toy aquí, aquí me voy a realizar, puedo dar algo y puedo recibir.

Socorrito se define como una buscadora. Reconoce que en cuanto más sabemos más nos damos

cuenta de todo lo que nos falta aprender. Asegura que físicamente el hombre llegó al culmen de la

evolución, pero ahora sigue la evolución de la conciencia. Concluyó con la frase de Sócrates: “Yo

sólo sé que no sé nada”.







Consejo Ciudadano de Cultura

¿Cuándo venís a Comitán a llenarte de luz?






Programa del martes 6 de marzo de 2012.

Invitado de honor: Dr. José Antonio Alfonzo Pinto.

El doctor llegó a presentar el disco: Momento romántico.

Un sueño anhelado durante muchos años, por fin tuvo una feliz culminación.

El disco puede conseguirse en su consultorio y en el restaurante La Casita.

En la fotografía: Alejandra, Pepe y Paty.

Crónicas de Adobe también se escucha por Internet:

www.imer.gob.mx

Los martes, de 3 a 4 de la tarde, hora del Centro de México.



El periodista Amín Guillén Flores presentó la charla “Contacto”, dirigida a alumnos

del Bachillerato y de la Universidad Mariano N. Ruiz.

El Colegio Mariano N. Ruiz celebra 62 años de servir a la patria y ha calendarizado

una serie de conferencias.

Amín compartió con los alumnos una serie de fotografías que ha logrado capturar a

lo largo de los años, en sus incansables salidas al medio urbano y rural.

El próximo lunes 12 regresará para impartir la conferencia “Caleidoscopio”.


¡Rampa para discapacitados en la plaza del Puente Hidalgo!

¡Reprobados!

Foto enviada por El Nuka



El barrio de San Sebastián es uno

de los barrios tradicionales de

Comitán.

Los árboles añosos del parque

son testigos de la parsimonia con

que camina el tiempo en un lugar

que parece inalterable.

Sin embargo, estas DIEZ fotos

demuestran que también, en

medio de la burbuja sin tiempo,

el tiempo corre, ¡vuela!

Estas fotos fueron tomadas una

tarde de marzo de 2012.



La abuela, acostumbrada

a los pilares de madera, a

los techos de teja, a los

corredores con ladrillo,

vio el techo y comentó

con el nieto: “¡Mirá!

¿Qué clase de pájaro

haría ese nido?”



Se aceptan apuestas.

¿Para qué sirve la repisa

sobre la pared?

Algunos lectores han

sugerido que sirve para

que el empleado de la

CFE pueda anotar el

consumo del mes de los

dos medidores.



El parque sirve como

“burladero” para

aquellos

“sobresalientes” o

“espontáneos” que

quieren tomar la

“alternativa” y

cortar, más que

oreja, ¡rabo!



Un turista chiapacorceño

dijo que los comitecos

somos muy descuidados

porque los señalamientos

están torcidos, como

“viendo al Cañón del

Sumidero”. No sabe que si

el letrero de la 1a av. ote.

sur señala al cielo es

para indicar que es

subida, ¡la subida de San

Sebastián!



Esta foto es para remojar la

nostalgia en mistela, y para

hacer buches con el agua de

la poza de Uninajab.

Esta es la tienda de Doña

Mariana Pérez, tienda a la

que acudían (en los 60s y

70s) los basquetbolistas que

no encestaban, porque los

del equipo contrario se

burlaban y les decían:

“Vayan a comprar un kilo

de puntería en la tienda de

Doña Mariana”.



“El Pitirijas”, que es jodón y a todo le

encuentra defecto, dice que el texto de esta

placa es incorrecto porque Fray Ma caso fue

el “autor” de la Independencia de Chiapas.

Pucha! Caso Miguel Hidalgo fue el “autor”

de la Independencia de México.

Las Independencias no tienen autores. Estos

movimientos libertarios, en todo caso, tienen

¡promotores o impulsores!

Fray Matías fue autor de la fábula: “La

tentativa del león y el éxito de su empresa”.



Las madres

franciscanas que cuidan

el Santuario del Niñito

Fundador nos salieron

muy “vivitas”.

Estos

barrotes están tan bien

hechos que parecen

originales de madera.

Al acercarse se constata

que son metálicos.

La polilla ¡les hace los

mandados y se quedan

con el vuelto!



“El Pitirijas” dice que

sí, la mera verdad que sí

le gustaría saber quién

le voló la cabeza a este

ilustre caballero. Pero

marca uno el *2010 y

sólo te cobran porque

caso te cuentan porqué

hay tanto descabezado.

¿Acaso perdieron el

“Juego de Pelota” y los

sacrificaron?



Otra vez “El Pitirijas”.

Dice que es una

alegoría, creada en San

Sebas, para decir cómo

está de enredada la

patria.



A quienes quieran dar

una vueltecita en el

parque, se les

recomienda que lleven

piolets y cuerdas para

trepar por estas

escarpadas colinas.






EN NUESTRO PRÓXIMO NÚMERO


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REVISTA DIEZ - NÚMERO 117