Rieirro - El Sujeto

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  • 7/23/2019 Rieirro - El Sujeto

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    El sujeto: entre relaciones de dominacin yresistencia1

    Anabel Rieiro2

    Nadie puede desear ser feliz,bien actuar y bien vivir,

    si no desea al mismo tiemposer, actuar y vivir, es decir

    existir en acto (actu)

    Spinoza, Baruch en La tica

    Al estudiar los procesos de dominacin y resistencia, se encuentra que mientras losprimeros estn ampliamente desarrollados por distintas corrientes en la teora social, los proce-sos de resistencia no encuentran un gran desarrollo terico, salvo en los estudios que incluyenun fuerte contenido y anlisis de corte tico-poltico.

    El sujeto queda reducido a los procesos de asujetamiento. Significa que desde la teorasocial y el pensamiento de carcter ms estructuralista se niegue al sujeto? Badiou (1982),desde la filosofa, afirma que el propio sujeto est formado por los elementos que le son exte-

    riores, por lo tanto se realiza una teora del sujeto que no lo niega como tal, sino que priorizala problemtica de su dependencia en relacin a procesos sociales considerados como elemen-tales en su interiorizacin del poder.

    Los procesos de asujetamientose constituyen a travs de distintos elementos y meca-nismos de reproduccin privilegiados en las distintas corrientes tericas: la constitucin delsignificante phallus(Lacan), los aparatos ideolgicos del Estado (Althusser), la familia edpica ymecanismos de introyeccin/identificacin (Freud, Deleuze), los dispositivos disciplinares (Fou-cault, Agamben), las fuerzas heternomas/ procesos de enajenacin (Lukcs, Marx), ideologay fetichismo (Zizek, 2003), habitus (Bourdieu), la unidimensionalidad, cultura de masas e impo-sicin del pensamiento nico (Marcuse, Horkheimer, Adorno, entre otros).

    Ante los distintos mecanismos de poder que el sujeto interioriza (dejando de ser comotal mecanismos externos), existen posibilidades de resistencia? De dnde podrn provenir las

    1 El artculo fue realizado en una estada de investigacin en el Departamento de Sociologa de la UQAM -Universi-t du Qubec Au Montral- Canad, constituyendo un primer avance terico como marco general para analizarlos sujetos y acciones colectivas en Amrica Latina.

    2 Magster en Sociologa. Profesora y Asistente de Investigacin del Departamento de Sociologa, Facultad deCiencias Sociales, UdelaR; Docente de la Incoop. Unidad de Estudiantes.

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    fuerzas de resistencia que hacen que todo mecanismo de dominacin no se de automtica,mecnica y dcilmente? Qu lugar se le otorga al propio sujeto individual y colectivo en dichosprocesos?

    Abordar los procesos de dominacin a partir de la tensin con los procesos de resis-tencia supone entonces rediscutir el lugar otorgado al propio sujeto en la teora social y comopropone Sato implica resistir a la teora que postula la dependencia casi total del sujeto enrelacin a cualquier cosa fuera de l y sus relaciones sociales, donde el sujeto deviene en ob-jeto producido por los dispositivos de poder, incapaz de resistir a los mecanismos producidospor este ltimo (Sato, 2007 :12).

    Supone partir del sujeto limitar el anlisis a su estructura interior?

    Foucault retoma a Nietzsche para proponer el pensamiento de afuera. El sujeto de co-nocimiento tiene l mismo una historia, la relacin de sujeto con el objeto, o, ms claramente,la verdad ella-misma tiene una historia (Foucault, [1970-1975] 1994 :539)

    En este sentido, el pensamiento de afuera no sera otra cosa que el que interroga losfundamentos del conocimiento por la exterioridad pensada como historicidad. El conocimientocomo resultado histrico producido por relaciones sociales especficas.

    Aparece junto a la centralidad del sujeto la cuestin de su historicidad y temporalidad,entendida como lucha donde existen fuerzas hegemnicas pero tambin anti-hegemnicas.Procesos de dominacin, pero tambin procesos de emancipacin y resistencia.

    Lacan propone que la diferenciacin entre interioridad/exterioridad no tiene sentido yaque lo real se presenta absolutamente sin fisuras (Lacan, 1998 :122). Para el autor, el sujetoencuentra siempre su lmite [lo real como lo imposible] en el mismo punto. Se comparte con

    Judith Butler (2000 :13) que dicha concepcin de la historia, donde el sujeto es fundamental-mente exterior a ella, no permite comprender la historicidad del sujeto mismo, haciendo creerque toda lucha histrica antihegemnica es el esfuerzo vano por desplazar los lmites fundantesestructurales y dominantes.

    En este sentido, se retoma la propuesta de Castoriadis (2009) en comprender al sujetocomo historia y creacin. Diferencindose de la propuesta de Hegel que propone la alienacin yobjetivacin como dimensin metafsica, donde la actividad del sujeto aparece como una simpleexpresin. Castoriadis nos advierte que la alienacin no es de la estructura sino de los sujetosque la componen, invitndonos a pensar desde la accin y la actividad concreta del mismo loscontenidos y la creacin de nuevos imaginarios y futuros posibles.3

    La libertad de creacin no consiste en el pasaje de una situacin de libertad abstracta to-tal en relacin a los medios y las formas (): ella consiste en dominar los medios efectivamentedisponibles para utilizarlos segn su propia intencin (Castoriadis, 2009 :105).

    3 El sujeto posee las determinaciones del objeto histrico de las cuales no puede evidentemente sustraerseel-mismo. Pero, al mismo tiempo posee otras que no valen para el objeto, sino solamente para el sujeto mismo() El sujeto est ubicado de manera permanente en una actividad creadora, transformadora de lo dado (Cas-toriadis, 2009 :100).

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    De acuerdo a dicha antinomia creacin/reproduccin, se propone comprender los conflic-tos sociales como la praxis concreta desde donde abordar las fuerzas de dominacin/resisten-cia. La historia aparece entonces como resultado de fuerzas contradictorias, donde las alterna-

    tivas y los futuros otros, no vendrn del exterior sino de las propias acciones de resistencia.

    La resistencia sera entonces inmanente a las propias estructuras sociales, es decir, laresistencia sera inherente e inseparable al propio sujeto, como potencia y afirmacin a resistirlas fuerzas de descomposicin y muerte.

    Posibilitar el pensamiento sobre la resistencia del sujeto al poder, no significa negar laexistencia de las fuerzas de dominacin y asujetamiento social que conforman al propio sujetocontemporneo. As, no se niega la existencia de mecanismos de dominacin (de origen histri-co, sociales, psicolgicos) como constituyentes del propio sujeto; sino por lo contrario, suponerediscutirlos rescatando tambin la capacidad de resistencia y autonoma que hace de cadasubjetividad un proceso impredecible, inconmesurable, incompleto, una sntesis compleja que

    no puede ser abordada como un simple efecto.

    En este sentido, no se trata de distinguir entre exterioridad e interioridad, sino reconocerdentro de la conformacin del propio sujeto la coexistencia de fuerzas de origen heternomo yautnomo. Distinguir entre el sentido de fuerzas heternomas y autnomas, con las dificultadesque esto implica ya que estas conviven en el mismo sujeto prctico-, permite pensar los pro-cesos de resistencia y emancipacin como antihegemnicos a la dominacin. La resistencia,al igual que la dominacin es abordada como inmanente al sujeto y se presenta central en elanlisis de procesos de construccin de autonoma.

    Resumiendo, el enfoque propuesto, supone la necesidad de analizar las fuerzas heter-nomas que hacen al sujeto un sujeto-asujetado, incorporando tambin su propia capacidad de

    accin, resistencia, lucha, contradiccin, resignificacin, transformacin y ruptura con la repro-duccin ante una estructura y un contexto que lejos de estar dado es contingente y estimulala recreacin de alternativas y fuerzas vivas frente a la dominacin y al control total.

    El devenir de otros mundos posibles slo podr constituirse como tal cuando el sujetorecobre su centralidad y desarrolle su capacidad de resistencia y accionar colectivo. Estosupone tambin desde la academia oponerse al pensamiento que hace del sujeto un objeto(pasivamente determinado) impidiendo comprender la dinmica social en su total complejidad,no-linealidad e impredecibilidad constitutiva.

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    El sujeto prctico y las acciones colectivas: Qu procesos de resistencia?

    I was caught in a stormthings were flying around

    doors were slammingand windows were breaking

    And I couldnt hear what you were saying.I couldnt hear what you were saying.

    Lhasa- Rising

    Al hablar de sujeto hacemos referencia a la construccin terica-prctica en su formaindividual, colectiva, regional y global.

    El sujeto individual:sera la vida particular humana no reducible en ningn caso a algnesquema o estructura, de donde siempre encontramos el comienzo4. En este sentido, el sujetoindividual resiste a las fuerzas tanto del mercado y la estructura global, como las fuerzas comu-

    nitarias, conformando la unidad de resistencia bsica e irreductible.

    Los sujetos colectivos:seran los grupos de personas que logran construir relacionessociales de pertenencia, configurando un nuevo espacio social con un sentido capaz de tras-cender la suma de intereses y racionalidades de los individuos que lo conforman.

    El sujeto latinoamericano:Es una construccin que se justifica al pensar nuestra pro-pia historicidad y los procesos de colonizacin que hemos vivido en nuestros cuerpos y nues-tros territorios.

    El sujeto humano: sera la construccin que nos garantiza proyectarnos como especiey entre la dialctica que suponen las relaciones de dominacin/resistencia poder construir y

    pensar procesos de humanizacin (otra globalizacin posible).En este sentido, pensar el sujeto humano, latinoamericano, colectivo, individual no supo-

    ne pensarlo a pesar de la diversidad y complejidad existente, sino a partir de ella como parteconstitutiva, compleja e impredecible, desde su forma individual a su inmensa forma humana.

    Si existe una estructura global, sta slo puede existir a travs de varias micro-estructu-ras capaces de reconfigurarse y cambiar a partir de las relaciones sociales que conforman lossujetos. El pensamiento crtico, se caracteriza por la posicin tica, de no destinar el futurosegn las fuerzas de dominacin y reproduccin. La crtica y las acciones de resistencia, po-sibilitan en su forma constructiva la creacin de prcticas y teoras otras a las relaciones dedominacin existentes.

    Se otorgar en este trabajo, la principal importancia al estudio de los sujetos colectivosdentro de la regin a partir de la construccin de subjetividades y las acciones colectivas. Esdesde ellos donde el anlisis de la relacin entre lo colectivo y lo individual, y lo colectivo como

    4 Arendt ([1948] 1994), al referirse al renacer contra el pensamiento totalitario, define la accin como facultad decomenzar al disponer de la libertad y pluralidad humana, una vez terminado el mito de lo nico, en el proceso-democrtico de consejos, con la promocin de la fuerza individual y colectiva de comprender, pensar, juzgar ydeliberar.

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    conformacin histrica, expresa algunas de las contradicciones ms importantes planteadasen las distintas regiones.

    Se opta por privilegiar el trmino de sujeto colectivo frente a otros (como agente, actor,etc.)5 resaltando el espacio de constitucin de subjetividad y fuerza grupal que se encuentraentre el sujeto individual y el sujeto social.

    La construccin y anlisis de los sujetos colectivos incluye la voluntad de accin de losindividuos, sus deseos de cambiar su ambiente y el vnculo que estos establecen relacionalmen-te. Es por ello que lo colectivo emerge como espacio central, desde el punto de vista relacional,en el anlisis de las resistencias sociales6.

    La autonoma nunca es posible en trminos absolutos e individuales sino en trminosrelacionales y relativos. Entre el sujeto individual y el sujeto social abstracto existen espaciosde interaccin y conformacin de subjetividades colectivas capaces de crear imaginarios yacciones propias.

    El inters de esta temtica reside en la opcin por analizar a nivel social las acciones deresistencia, suponiendo que la sociedad que se articule en base a la conformacin de sujetoscolectivos capaces de promover luchas sociales y acciones colectivas comunes, ser unasociedad con niveles ms altos de participacin, y por ello donde existen mayores condicionespara desarrollar procesos de creacin y democratizacin.

    Para Althusser (1993 :93), la ideologa dominante logra el proceso de sujecinal supri-mir la pujanza del sujeto y su resistencia, condenndolo as a la reproduccin de las relacionessociales conformadas en el momento actual que se presentan como atemporales y por elloeternas e inamovibles.

    Sato (2007 :104) nos habla de un proceso de reproduccin sincrnica que logra fijarlas relaciones sociales segn la ideologa dominante. Si observamos este proceso de domina-cin a lo largo de la historia, no es porque estas leyes sean verdaderas, sino por la propiaconstitucin de estas leyes como ideologa dominante, es decir como las nicas posibles.

    El pensamiento particular (occidental) como nica realidad y eternidad posible. La mo-dernidad como imagen dominantemente occidental anticipa que la accin individual se guiarpor la razn, en un mundo de valores universales fundados en la ciencia y el derecho. En este

    5 El trmino agente en general hace nfasis al individuo o a los colectivos como reproductores de prcticasestructuradas en un campo social (muy caracterstico del estructuralismo constructivista).

    2. El concepto de actor pone nfasis en la decisin y accin propia, destacando los mrgenes creadores o

    innovadores. Este trmino fue defendido por Touraine en su obra clsica El regreso del actor (1982), y sinembargo se observa en el mismo autor mayor uso del trmino sujeto durante el ltimo perodo. Aunque en lamayora de los casos se refiere al sujeto individual. Llamo como sujeto, al deseo de ser un individuo, de crearuna historia personal, de otorgar un sentido al conjunto de experiencias de la vida individual. Vivir su vida, encon-trar en ella una referencia que aclare los comportamientos particulares ms que la pertenencia a una categorasocial o una comunidad de creencias. (Touraine, 1995 :29)

    6 La democracia no es ni la tolerancia pura, ni la afirmacin de una ciudadana separada de las relaciones socialesdesiguales de la sociedad civil. Es la poltica del sujeto, la bsqueda de la participacin y tambin nuevas formasde reconocimiento del otro. (Touraine, 1995 :39)

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    proyecto el sujeto es explicado por una razn (no en pocas instancias de ndole instrumental) ysu comportamiento se reduce a su rol de consumidor y elector.

    Frente a estas fuerzas colonizadoras y dominantes, la emancipacin social no parecetanto poder desarrollarse por procesos individuales de origen psicoanaltico (sin duda tambinimportantes en procesos de emancipacin individual), sino a partir de procesos colectivos yluchas sociales capaces de revertir las actuales relaciones de opresin social.

    Es en este espacio donde se conforman las estructuras intermedias que conforman elensamblaje de la estructura social. Lo colectivo se conforma as como campo privilegiado en elanlisis de la resistencia frente a las relaciones de dominacin. Lo colectivo, supone individuoscapaces de asociarse y construir intereses colectivos que los trasciendan en su racionalidadindividual.

    Dicha construccin, necesita de un reconocimiento del otro, que adems de un intersracional (corporativo-estratgico) pueda implicar una afectividad hacia el otro, tpico de unaracionalidad comunicativa particular. Alice Pechriggl (2007) analiza la capacidad (de)formatrizque la afectividad puede ejercer sobre las relaciones de poder.

    Spinoza (1990) propone que adems de la reproduccin de hbitos y pasividad frente alas relaciones de dominacin que conforman al sujeto a travs de fuerzas heternomas, existetambin la aptitud del cuerpo a ligar sus afecciones y constituirse en resistencia-activa y defen-der la propia potencia7.

    En este sentido, es innegable la no casualidad en la importancia que ciertos sujetoscolectivos han dado a la palabra resistencia. La resistencia ha sido un emblema aglutinadordentro de la historia de las acciones colectivas y aparece hoy con insistencia sobre todo en las

    organizaciones altermundistas.Caloz-Tschopp explora la hiptesis de que este resurgimiento se encuentre en relacin

    con la exigencia de redefinicin de un proyecto revolucionario despus del siglo veinte y lostiempo extremos segn los trminos de Eric Hobsbawn. (Tosel en Caloz-Tschopp, 2008 :12)

    Retomando dicha temtica Casanova (2003) nos plantea que para pensar el contextoactual, es relevante reconocer como aprendizaje histrico que ahora sabemos que el socia-lismo realmente existente no es el socialismo y la democracia realmente existente no es lademocracia.

    Retomando el anlisis de los totalitarismos de Arendt, Caloz-Tschopp propone que eltotalitarismo contemporneo, sera el total-liberalismo, que acompaa el nuevo orden mundial

    capitalista y la tensin entre la hegemona de Estados Unidos y el mundo occidental contra elterrorismo.

    7 Mientras que el habitus sera la memoria fundamental segn la cual el tiempo se constituye (como especialidaddurable) y por la cual la vida misma se perpetua como necesidad repetitiva; el conato es una memoria funda-mental de accin por si, en s y para s. Sera el proceso de subjetivacin, en el cual y por el cual todo ser seafecta el-mismo en relacin a la vez minimal, esencial y singular resistiendo las fuerzas heternomas (Bove,1996 :135).

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    La propuesta de comprenderlo como un tipo de totalitarismo retoma la definicin quedefiende la disolucin del hacer poltico entendido como manifestacin de la pluralidad humanaal seno de un espacio pblico asegurando la deliberacin activa de ciudadanos sobre los fines

    de la vida colectiva.

    De esta manera, diferenciando su interpretacin de aquellos que retomaron a Arendt paradiferenciar los totalitarismos de las democracias capitalistas, la retoma para estudiar cmo lalgica totalitaria an persiste en nuestros tiempos bajo nuevas formas neototalitarias y nuevasformas de superfluidad humana proveniente de un apartheid mundial.

    Caloz-Tschopp nos invita a resistir a lo que permite al capitalismo total liberal devenir he-gemnico y hacerse opinin comn asentida por sus vctimas. La dominacin capitalista totalliberal no es solamente econmica y poltica. Es externa (sociedad) e interna (sujeto) y se mani-fiesta al mismo tiempo en la falta de pensamiento crtico. (Tosel en Caloz-Tschopp, 2008 :15).

    En esta nueva tensin entre occidente-oriente observamos simplificadamente que: porun lado, los racionalistas-occidentalistas han afirmado que es la sumisin a las disciplinas dela razn que hara posible una individuacin que repose sobre el control de las pasiones (sincontemplar la irracionalidad existente y resultante en trminos sociales); por otro lado, el pen-samiento neocomunitario ha apelado al individuo a resistir luchando contra todo lo que amenacela propia cultura y tradicin.

    Frente a esta tensin, reivindicar el lugar del sujeto irreductible a un principio universalis-ta, sea de la razn o de creacin divina-tradicionalista, emerge como una necesidad. Necesi-tamos comprender juntos, trasmitir a muchos, trasmitir con muchos el rico significado de losconceptos y las palabras de una alternativa actual hecha de muchas alternativas (Casanova,2003 :37&38).

    La resistencia no se constituye como algo nicamente negativo o recesivo, sino queotorga objetivos de creacin. El pensamiento y las acciones de resistencia, son tomadas comopraxis de lo alternativo. En este sentido, Laurent Bove (1996) propone una relectura de Spinozaen trminos de afirmacin y resistencia, con las nociones de: estrategia (vital), resistencia (po-ltica) y auto-organizacin (simblica).

    La resistencia se posibilita gracias a acciones afirmativas y potencialmente constituti-vas, en la medida que stas logren establecer nuevas relaciones sociales, en el orden de ladominacin y la explotacin (orden capitalista). De all proviene el carcter colectivo de dichasacciones, por tratarse de acciones que adems de sumar acciones individuales simbolizan lacapacidad de relacionamiento entre personas que pueden entablar luchas en comn (ms all

    de la existencia obvia de sus diferencias individuales). Es lo que podramos diferenciar en porun lado, la capacidad humana de actuar y que permite la accin individual, y por otro lado, lacapacidad de actuar concertadamente, lo que dara cuenta de las acciones colectivas.

    Desde esta mirada, el estudio de las acciones colectivas en una sociedad nos habla di-rectamente de los procesos de democratizaciny de las relaciones de dominacin/resistenciaque la caracterizan.

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    Desde un enfoque ticola democracia poltica no puede reducirse al estudio mecanismosjurdicos, administrativos, delegativos del sistema institucional8.

    Sintetizando, podramos decir que las acciones colectivas, seran actividades puntuales,que albergan las distintas sociedades y que son capaces de delinear un sentido a la lucha social.Latidos de una sociedad que permiten analizarla en el eje de su plena y propia conflictividad.

    La conflictividad, propia de los procesos de deliberacin y confrontacin se aborda comoelemento constitutivo de los procesos de democratizacin, lo que supone que lejos de ser dis-funcional, enfermedad o residuo de la democracia (en el sentido de Hobbes9o el enfoque decomportamiento colectivo) constituye su esencia actualizante.

    Dichas oposiciones que se condensan en las luchas sociales y las acciones colectivasse caracterizan por ser plurales, dinmicas, heterogneas y condensarse en diversos opues-tos (totalitarismo/democracia, derecha/izquierda, intereses forneos/nacionales liberalismo/socialismo, campo/ciudad, crecimiento econmico/desarrollo sustentable, entre otras tantas).Dichos nudos del conflicto dan cuenta de la dinmica social y su desbordamiento en las dis-cusiones, decisiones y acciones de la vida comn de una sociedad y sus ciudadanos frente alos procesos burocrticos.

    En este sentido, la accin colectiva no puede nicamente ser entendida en una lgicaracionalista que las analiza como costos-beneficios a nivel individual (frecuente abordaje dealgunos pensadores provenientes de la rational choice). La razn existe no slo a nivel individualsino a nivel colectivo a travs de las relaciones sociales prcticas desprendidas de la imagina-cin colectiva.

    Las acciones colectivas, pueden entonces, ser abordada como resultado y causa de ima-

    ginarios sociales que se desprendan tambin de lgicas que escapan a explicaciones basadasen el estudio de la movilizacin de recursos y la racionalidad.

    Sin embargo, las acciones colectivas no por el simple hecho de ser colectivas puedenser interpretadas como acciones de carcter emancipatorio. Estas pueden ser de naturalezacorporativa y tambin defensiva (es decir, oponerse a las transformaciones que vienen del ex-

    8 Un ejemplo de lo contradictorio que este enfoque podra resultar, sera el caso de Colombia, pas que a pesarde haberse constituido formalmente como democrtico, siendo inclusive uno de los primeros en instituciona-lizar su asamblea constituyente, alberga hoy uno de los autoritarismos ms feroces de nuestro continente, aligualar y acusar a toda accin colectiva de origen social o poltico, ser aliada de la guerrilla.

    La sociedad civil y sus sujetos colectivos articulados en expresiones tan variadas como comunidades negras, indge-nas, desplazados, estudiantes, universitarios crticos, ONGs que trabajan con la infancia y adolescencia, con

    mujeres, refugiados, familiares de desaparecidos, periodistas, entre otros, manifiestan dinmicas propias queno pueden igualarse al conflicto armado. Hacerlo es tomar parte en el conflicto a travs del Estado. Ningngobierno que muestre estos mecanismos de criminalizacin a la lucha social puede definirse de democrtico.

    9 Hobbes ubica al sujeto individual racional y funcional a los ideales de soberana como una estrategia deasujetamiento que garantiza la democracia, mientras que Spinoza combate la idea del sujeto obediente porreducir la dinmica viva como pujanza del sujeto a un cierto estado de automatismo ciudadano. En este sentido,sintetiza Bove (1996 :290): Las revueltas no significan la disolucin del sujeto democrtico sino un dinamismode la estrategia de resistencia-activa del conato, que contra la dominacin y lgica de heteronoma del cuerpocolectivo, se auto-organiza autnomamente y se expresa el movimiento de resistencia.

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    terior). Inclusive las acciones colectivas afirmativas no garantizan procesos emancipadores alargo plazo si no se renuevan y profundizan constantemente.

    As, las subjetividades crean la burocracia para ejecutar las decisiones colectivas (comoprocesos polticos institucionales que se basan en un poder obedencial), pero tambin la dina-mizan y la transforman (a travs de la protesta como poder instituyente).

    De no ser as, luego de la creacin de las instituciones los sujetos terminaran some-tindose a ellas. Es la constitucin misma como sujeto (individual y colectivo), como sujeto depensamiento y accin (a su vez individual y colectiva) sobre la que se construye la actividadciudadana necesaria para llevar adelante procesos de emancipacin social y democratizacinprofunda. Es la tensin de la que nos habla Castoriadis sobre la continua recreacin sobre losimaginarios instituyentes y los imaginarios instituidos.

    La accin impulsada por sujetos colectivos habilita un movimiento social que contribuye ala formulacin de una nueva concepcin de democracia prctica. Algunos autores como Meluc-ci (2000) y Fraser (1990) proponen abordar la tensin especfica sobre la esfera pblica10y larepresentacin poltica, proponiendo las formas de accin colectiva no como actos agregativossino como acciones concretas que escapan a la representacin y dinamizan la democracia.

    En El tratado poltico de Spinoza (2002) se defiende la importancia de los procesosautonmicos, desarrollando la argumentacin sobre la base del terreno poltico y tico queactualiza la singularidad del cuerpo colectivo o la multitudinis potentia11.

    Reconstruccin de la temporalidad a travs de historias rotas

    Mi destino completo y totalno lo conozco.

    En lo que debo devenir,ser lo que ser.

    Todo esto desplaza mi pensamiento.

    Traduccin libre

    Fichte- Destination de lhomme

    Comprender la historicidad de nuestra estructura de dominacin colonial nos permitirtambin indagar sobre los espacios de resistencia. Cules fueron los espacios de resistencia

    10 La esfera pblica constituye un espacio poltico alternativo para la directa presentacin de identidades pluralesy demandas. El concepto implica la idea de un espacio de interaccin cara-a-cara entre ciudadanos diferenciado

    del Estado. (Melucci, 2000 :509)11 Es este proyecto poltico inspirado en la multitudinis potentia el que emerge de los procesos polticos en

    Bolivia? Evo Morales se ha referido en numerosas ocasiones al Estado ya no como estructura de dominacin(imaginario impuesto y naturalizado) sino como afirmacin de libertad de los colectivos autnomos, es decir, desujetos que logran accionar de acuerdo a las causas propias a travs de la Asamblea Constituyente.Si bien las contradicciones en la realidad se hacen presentes, el imaginario de democracia que intenta instituirsea travs del discurso del MAS explicita en este caso a los pueblos y comunidades como sujetos que decidensobre sus problemas y sus soluciones constituyendo un sujeto poltico-activo, auto-organizado que disputa lavoluntad colectiva sobre el propio devenir social.

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    durante los procesos de colonizacin y cules son los actuales? Se parte de una perspectivadialctica que analiza la lucha a travs de la relacin entre los modelos dominantes y las al-ternativas, ms all de los distintos ejes que las acciones colectivas decidan priorizar en cada

    territorio.

    La crisis econmico-social y la llegada de gobiernos progresistas, pareceran marcarnuevos horizontes polticos en la regin Latinoamericana. Sin embargo, cuales son los proce-sos de resistencia y emancipacin planteados a nivel social?

    Abordar esta pregunta seala la necesidad de construir una posicin crtica y de autono-mizacin en el trabajo poltico y filosfico que recupere la actividad de pensar ligada al hacerindividual y colectivo. Significa retomar la pregunta planteada por Casanova (2003) acerca decmo vamos a hacer las ciencias sociales ahora que se ha declarado la guerra por la libertadduradera?

    Comprender esta apertura a un futuro que no tiene otro destino del que la humanidadcomo tal sea capaz de construir, significa entablar un dilogo con las corrientes estructuralistasque proyectan el futuro a travs de las estructuras histrico-sociales y actuales que nos gobier-nan. El desafo entonces, es recorrer el pensamiento crtico.

    En los aos sesentas, en Amrica Latina los movimientos sociales y polticos que cons-truan imaginarios transformadores se constituan como sujetos colectivos en base a un pro-yecto Latinoamericano y antiimperial. Las acciones colectivas se caracterizan en este perodopor desarrollar estrategias que utilizan la violencia fsica entre sus repertorios de accin.

    Al analizar esta caracterstica es necesario contextualizar y recordar que en aquel mo-mento la accin colectiva en la esfera pblica era censurada, an se encontraban fuerzas

    inspiradoras en un mundo bi-polar y la inspiracin de una isla que se enfrentaba al imperio apos-tando a un proyecto de liberacin Latinoamericano, pero la defensa para el uso de las armasera los imaginarios colectivos, no encontraban garantas institucionales-polticas para ejercersu libertad de accin.

    El triste episodio que ensangrent al continente bajo la instauracin de dictaduras milita-res no permite, al menos, tratar de injustificados los miedos sobre el uso que el estado podaalcanzar a travs de algunos grupos polticos.

    La violencia no debera ser comprendida buscando culpables o aquellos que comen-zaron el conflicto; sino asumiendo que el conflicto armado fue conformndose y agravndosede manera relacional. Lo central es entender cmo el deber y la funcin del Estado de mediar

    entre los conflictos polticos-ciudadanos garantizando libertades mnimas fueron desarticuladosbajo la accin violenta de un grupo poltico que a travs de las fuerzas armadas dieron fin a unalucha ideolgica sobre proyectos polticos nacionales y regionales diferentes.

    Se instaura as, el pensamiento unilateral desde sectores polticos que no en pocos casosrecibieron colaboracin internacional sobre todo de Estados Unidos. Es innegable que en elltimo siglo de nuestra historia global las fuerzas coloniales e imperiales respecto a AmricaLatina han cambiado de matriz ante el desarrollo de fuerzas hegemnicas e imperiales propia-

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    mente Americanas que reconfiguran el espacio poltico a travs de relaciones de opresinNorte-Sur.

    Estas luchas comienzan desde el mundo occidental Europeo, encontrando grandes dife-rencias y discusiones entre el mundo anglfono y el mundo Latino. Las disputas tambin seencontraban entre Portugal, Espaa, Francia, etc. que se disputaban las fronteras del nuevomundo. Innegable pretender que dichas fuerzas occidentales no ejercieron y an ejercen- unacolonizacin material, social y poltico-cultural.

    En el propio territorio Latinoamericano la colonizacin capitalista e imperialista caracte-riz relaciones sociales especficas que conformaron elites locales dominantes y grupos queresistan a dichas organizaciones.

    Estas resistencias, tom caractersticas particulares en cada historia territorial, comonos dice Casanova (2003 :43) estas no supieron del capitalismo por Marx, sino por el propiocapitalismo. Se enfrentaron a los integrantes organizados de las clases dominantes, los vieronactuar en asociaciones econmicas, en articulaciones polticas, en alianzas terroristas. Losvieron frenar las demandas ciudadanas, laborales, de pobladores urbanos y rurales, de etnias,de pueblos enteros. Los vieron desestructurar, perseguir, cooptar, corromper, diezmar y hastaeliminar a organizaciones alternativas, a lderes y bases de apoyo con vidas y pertenencias.

    La historia mundial, llega a la segunda parte de la centena, habiendo tenido dos guerrasmundiales, la posterior cada del bloque socialista y la imposicin de dictaduras en la regin La-tinoamericana. La tensin con el mundo anglosajn Norteamericano encuentra una colonizacininterna y recomposicin de las fuerzas a nivel mundial que cambian las caractersticas de lasfuerzas hegemnicas, configurando nuevas relaciones de poder internacional.

    Amrica Latina sufre de nuevos procesos de colonizacin caracterizados por la presenciade Estados Unidos y el derrame de un modelo liberal que en la transicin democrtica aplicamedidas de origen neo-liberal. El consenso de Washington es un hito en esa etapa de consoli-dacin colonial.

    El uso de la violencia tom en los aos setentas dimensiones fsicas con la instauracinde dictaduras nacionales, instaurando un nuevo orden de dominacin autoritaria, que an duran-te la democracia formal no se ha podido revertir.

    Agamben (2004, 2006) aparece como un autor clave para comprender cmo la inclusinde la vida biolgica y la nuda vidadentro de los mecanismos del Estado, ms all de los estadosde excepcin que han llevado a la muerte organizada bajo los regmenes totalitarios, encuentra

    la esencia misma de las formas de dominacin en las democracias-parlamentarias.La tesis sobre la excepcin hecha norma propuesta por Benjamin12 se constat en

    nuestra regin durante las dcadas perdidas que siguieron a las dictaduras, encontrando lacontinuidad de proyectos impuestos desde algunas elites locales y forneas, consolidndose

    12 La tradicin de los oprimidos nos ensea que el estado de excepcin en que vivimos es la regla(Benjamin,[1940] 1999 :53)

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    a travs de la implantacin de recetas polticas de carcter neoliberal con fuerte incidenciadesde la banca internacional.

    Dejando atrs las dictaduras y la descomposicin que estos procesos significaron dentrodel tejido social y sus sujetos sociales, los imaginarios colectivos alternativos al pensamientodominante se hizo aicos como un espejo quebrado en mil partes. La salida a la democraciase dio cuando los grupos dominantes encontraron un contexto que les garantizara ostentar delpoder a travs de una democracia delegativa.

    La accin de exterminio encuentra mediante la instauracin del pensamiento colonial eimperialista garantas para perpetuarse sin que la utilizacin de la violencia fsica sea necesaria.Los tericos crticos supieron advertir la gravedad y las consecuencias a escala humana quesupona la dominacin cultural y la instauracin del pensamiento nico -basado en el consumo-.Quizs una de las mejores expresiones sean las sintetizadas por los tericos de la escuela deFrankfurt, crticos de razn instrumental tan arraigada a la propia cultura occidental.

    Mientras que se impona como doctrina terica-filosfica la muerte del sujeto a travsde las prcticas del terrorismo silenciando y eliminando el horizonte emergente revolucionariode los aos 60, se desmantelan los espacios de produccin de pensamiento crtico en unmomento donde la ultracrtica posmoderna emerge [sobre todo en los centros coloniales](Yamand, 2009 :3).

    En este perodo la violencia toma una dimensin cultural novedosa en la historia de nues-tra regin. Las tecnologas sociales de ostentosidad y consumo, acompaada de una cada vezmayor polarizacin, exclusin y fragmentacin social, hace que la demografa socio-polticahaya cambiado radicalmente en Amrica Latina durante los ltimos aos, caracterizada por eldamn13.

    Las tendencias al individualismo y actitudes de apata a lo poltico se explican tanto por elcapitalismo, la exclusin y el consumo como por el mal uso que se le ha dado histricamentea la poltica. El entramado donde las relaciones sociales y el poder se estructuran hoy ante unasociedad extremadamente fragmentada. Esta fragmentacin es una de las claves de las quedepende prioritariamente la creacin de lo que entendemos como posible en una situacindeterminada.

    Sin embargo, el nuevo patrn de dominacin no se da sin resistencias. Una nueva con-figuracin altermundista se comienza a configurar en esta poca, siendo los Foros SocialesMundiales un ejemplo de nuevas articulaciones entre heterogneos sujetos colectivos. La afir-

    13 El damn es el sujeto que emerge en el mundo, marcado por la colonialidad del ser. El damn, tal y como Fanonlo hizo claro, no tiene resistencia ontolgica frente a los ojos del grupo dominador. El damn es, paradjica-mente, invisible y en exceso visible al mismo tiempo. Este existe en la modalidad de no-estar-ah; lo que apuntaa la cercana de la muerte o a su compaa. El damn es un sujeto concreto, pero es tambin un conceptotrascendental. mile Benveniste ha mostrado que el trmino damn est relacionado, etimolgicamente, con elconcepto donner, que significa dar. El damn es, literalmente, el sujeto que no puede dar porque lo que ella ol tiene ha sido tomado de ella o l. Es decir, damn se refiere a la subjetividad, en tanto fundamentalmente secaracteriza por el dar, pero se encuentra en condiciones en las cuales no puede dar nada, pues lo que tiene leha sido tomado. (Maldonado-Torres, 2007 :151)

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    macin de que otro mundo es posible que ha albergado las distintas expresiones socialesinsita a una posibilidad de cambio, de resistencia y de alternativa.

    Procesos de colonizacin/descolonizacin: paradojas del desarrollo

    La colonialidad se refiere al proceso de emergencia en la conquista por parte de Europaa las Amricas. Fue en el contexto de esta masiva empresa colonial, la ms ambiciosa en lahistoria de la humanidad, que el capitalismo, una relacin econmica y social ya existente, seconjug con formas de dominacin y subordinacin, que fueron centrales para mantener yjustificar el control sobre sujetos colonizados en las Amricas (Maldonado Torres, 2007 :131).La colonialidad se refiere as, en primer lugar, a los dos ejes del poder que comenzaron a ope-rar y a definir la matriz espacio-temporal de lo que fue llamado Amrica y da cuenta de ciertaterritorialidad de la lucha social y la configuracin de relaciones de dominacin/explotacin anivel mundial.

    En este sentido, la decolonialidad sera el proceso contrario al de colonialidad14y parte delos distintos imaginarios conflictivos capaces que conformar fuerzas de resistencia anti-hege-mnicas y anti-eurocntricas llevadas a cabo a travs de las acciones de los distintos sujetos.Para Grosfogel (2006) el concepto decolonialidad, resulta til para trascender la suposicinde ciertos discursos acadmicos y polticos, segn la cual, con el fin de las administracionescoloniales y la formacin de los Estados-nacin en la periferia, vivimos ahora en un mundodescolonizado y poscolonial.

    Se parte del supuesto de que la divisin internacional del trabajo entre centros y perife-rias, as como la jerarquizacin tnico-racial de las poblaciones, formada durante varios siglosde expansin colonial europea, no se transform significativamente con el fin del colonialismo

    y la formacin de los Estados-nacin en la periferia. Asistimos, ms bien, a una transicin delcolonialismo moderno a la colonialidad global, proceso que ciertamente ha transformado lasformas de dominacin desplegadas por la modernidad, pero no la estructura de las relacionescentro-periferia15a escala mundial (Grosfogel, 2007 :13).

    A nivel cultural, se trata de superar el eurocentrismo16heredado que permita reorientarnuestro pensamiento y accionar sobre otras bases sociales. Fals Borda y Mora-Osejo partiendo

    14 Para Quijano La colonialidad es uno de los elementos constitutivos y especficos del patrn mundial de podercapitalista. Se funda en la imposicin de una clasificacin racial/tnica de la poblacin del mundo como piedraangular de dicho patrn de poder, y opera en cada uno de los planos, mbitos y dimensiones, materiales ysubjetivas, de la existencia cotidiana y a escala social (Quijano en Grosfogel, 2007 :93).

    15 Si bien se cree que la polarizacin centro-periferia es til para pensar las relaciones de opresin a nivel global,

    se plantea la contradiccin de concederle a occidente el espacio de Centro, imagen ombliguista derivada deun pensamiento occidental asimilado. Sin embargo, dichas categoras tambin permiten plantear una exterio-ridad posible que habilita el pensamiento sobre una autonomizacin econmico-cultural desde los bordes. Porotro lado, el termino tercer-mundo tambin limita nuestro imaginario otro, ya que como nos dice Escobar(2004 :2) la nocin de tercer mundo est asociada a formaciones sociales que han ocupado el primer lugar.

    16 Quijano nos aclara que el eurocentrismo no es la perspectiva cognitiva de los europeos exclusivamente, o slode los dominantes del capitalismo mundial, sino del conjunto de los educados bajo su hegemona. Se trata dela perspectiva cognitiva producida en el largo tiempo del conjunto del mundo eurocentrado del capitalismo co-lonial/moderno, y que naturaliza la experiencia de las gentes en este patrn de poder. Esto es, la hace percibir

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    de que los marcos de referencia cientficos son obras humanas inspiradas y fundamentadas encontextos geogrficos, nos hablan de la necesidad de trabajar la autoestima y creatividad dela ciencia propia (no-eurocentrica), ante la desorientacin que experimentan las universidades y

    centros educativos y culturales, herederas de relaciones culturales de opresin17.

    El problema para que estos centros logren estudiar y analizar las causas de lo que vie-ne ocurriendo en nuestras sociedades y territorios sera que estos transfieren conocimientosobtenidos de frente a realidades correspondientes a latitudes diferentes a las nuestras (FalsBorda y Mora-Osejo, 2003 :6). Los mismos autores explican cmo con el transcurso del tiempotales procesos de transferencia generaron patrones mundiales para la comparacin del nivel dedesarrollo alcanzado por los pases respecto a los pases desarrollados.

    La linealidad implcita de los modelos de desarrollo, desconoce el marco histrico re-lacional donde fueron consolidndose entre distintos territorios relaciones de dominacin, atravs de procesos complejos, heterogneos, irregulares, multilineales y fractales de cada

    sociedad.

    Al definir como moderno una situacin y proceso social especfico, se construye unatemporalidad liderada por ciertos pases, como si su historia fuera la historia universal y susetapas procesuales las nicas posibles. En este sentido, es a travs de la implantacin de unatemporalidad definida como lineal y donde ciertos pases se encuentran en el status de msavanzados que otros que tambin se expande la geocultura hegemnica.

    Es la colonialidad del sujeto (individual y colectivo) la fuerza heternoma que encarna elsentido normalizado sobre la modernidad y la globalizacin. La modernidad se construyedesde el occidente como si fuera un proceso global, sin tomar en cuenta la colonialidad delpoder (Quijano, 1998) y la diferencia cultural (Mignolo, 1999, 2000). De esta manera slo

    concibe el sistema-mundo desde su propio imaginario18, pero no desde el imaginario conflictivoque surge con y desde la diferencia colonial (Mignolo, 2000 :56)

    As, emerge el concepto de geocultura(Wallerstein 1991) con el que se hace referenciaa la estructura cultural del sistema-mundo, dando cuenta de la imagen ideolgica-hegemnicaexpandida por las clases dominantes a partir de la Revolucin Francesa. Imaginario del mundomoderno definido como universal a travs de los particulares pases europeos en ascenso (In-glaterra, Alemania, Francia, etc.).

    Para Grosfogel, la geocultura tendra que ser entendida no como un mbito superestruc-tural, sino como un mbito constitutivo de la acumulacin de capital a escala mundial desde elsiglo XVI y que forman una heterarqua, es decir, la articulacin enredada (en red) de mltiples

    regmenes de poder (Grosfogel, 2007 : 14)

    como natural, en consecuencia, como dada, no susceptible de ser cuestionada (Quijano en Grosfogel :94).17 Tan elevado aprecio por el conocimiento originado en Europa, de frente a las realidades naturales, culturales y

    sociales, de ese continente, impide percibir las consecuencias negativas que ello implica cuando se transfiereny se intenta utilizarlos para explicar realidades tan diferentes (Fals Borda, 2002 :7)

    18 Mignolo toma de Edouard Glissant (1996) el concepto de imaginario como construccin simblica mediantela cual una comunidad (racial, nacional, imperial, sexual, etc.) se define a s misma.

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    Tiene sentido conceptualizar el contexto actual como colonial ante una supuesta glo-balizacin creciente?

    En la perspectiva de Quijano (2003:131-132) lo que se globaliza es el patrn de podermundial que comenz con la constitucin de Amrica y Europa desde 1492, proceso de domi-nacin colonial caracterizado por: 1. la clasificacin social bsica y universal de la poblacinmundial segn la idea de raza, a travs de las que se estructuran las relaciones capital-trabajo2. la formacin de una estructura de control del trabajo, recursos y productos que conforma unnuevo patrn de explotacin, 3. el eurocentrismo como la perspectiva dominante de intersub-jetividad y crecimiento que impone una nica economa, una nica poltica, una nica sociedady una nica cultura.

    Es por ello que millones de hombres y mujeres de los que adhieren en el mundo a losideales democrticos tienen el sentimiento que Occidente instrumentaliza, por momentos, losvalores realmente universales para imponer su sistema y su esfera de influencia. (Pastor, 2003

    :159)

    En este sentido, si tomamos el hecho de la globalizacin como un proceso ya dado ynatural, se acepta el patrn colonizador de poder, impidiendo pensar una globalizacin otraque incluya temporalidades, economas, sociedades y culturas en su plena heterogeneidad.

    Reconocer esta diversidad implica reconstruir relaciones de reciprocidad enfrentando lasrelaciones sociales mercantiles de las que se ha servido la dominacin colonial.

    Pensar la decolonialidad en este sentido, implica reconocer el patrn de dominacinque sin duda opera en nuestra realidad, pero tambin reconocer las resistencias, las fisuras,las distintas temporalidades que no tienen que desembocar precisamente en El destino nico

    y mtico propuesto por las sociedades desarrolladas, sino que pueden encontrar un otro desa-rrollo, definido por procesos, objetivos, imaginarios y temporalidades propias.

    En este sentido la ideologa occidentalista, presentada como realidad universal, encuen-tra fisuras en realidades como la Latinoamericana donde los anuncios de libertad, equidady el resto de beneficios que resultara al aplicar polticas de carcter liberal-racional19, seoponen a una realidad y experiencia cotidiana donde se experimentan las fuerzas de opresiny polarizacin.

    Es desde este sntoma social20desde donde se subvierte la nocin universal, quedandoen desnudo una matriz ideolgica donde la libertad discursiva no logra efectivizarse.

    Dussel (2001) propone hablar de trans-modernidad, al mencionar la potencialidad no-

    incluida en el proyecto de modernidad-occidental de donde surge la exterioridad alternativa yanti-hegemnica que la trasciende. Para el autor la centralidad de Europa se reduce a poco

    19 En la matriz liberal, el sujeto se vuelca a la libertad interior abstracta y, por esa misma razn, la externalidadafirma su derecho en la forma del poder estatal del imperio, experimentado por el Sujeto como un poder externoen el cual l ya no reconoce su propia sustancia tica. (Zizek, 2001 :98)

    20 El sntoma social sera una fisura, asimetra que Marx invent (segn Lacan) desmintiendo el universalismo delos derechos y deberes burgueses. (Zizek, 2003 :339)

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    ms de dos siglos y permite suponer la emergencia de lo no-subsumido como fuerza pujante aser redescubierta, no como un milagro anti-histrico, sino como el resurgimiento de una poten-cialidad de muchas culturas silenciadas y ocultadas por el brillo occidental.

    De esta manera la transmodernidad desplazara el proyecto moderno a partir de la mul-tiplicidad de proyectos decolonizadores provenientes de los sujetos otros (es decir no-occi-dentales).

    Dentro de la heterogeneidad existente se necesitan pensar procesos de democratiza-cin global, donde el inters social material de la sociedad acompae las aspiraciones ticas-estticas. La libertad de creacin no consiste en ocupar una situacin de libertad abstractatotal en relacin a los medios y formas (libertad imaginaria y fantasmagrica), sino que consisteen dominar los medios efectivamente disponibles por hacerlos servir a su propia intencin(Castoriadis, 2009 :105).

    En este sentido, la accin y la imaginacin lejos de ser opuestos encuentran un vnculoindisoluble. Pensar la historia como creacin significa para Castoriadis que ella se constituye dehechos, apoyados sobre imaginarios.

    De la capacidad de crear imaginarios radicales capaces de instaurar un nuevo sistema deaxiomas que rompan con la linealidad evolucionista, colonial, natural y nica, tambin dependela accin social.

    Reflexiones finales

    A lo largo del artculo se han expuesto de manera primaria algunos nudos conceptualesque permitan enmarcar tericamente los procesos de dominacin/resistencia que caracterizan

    a los sujetos individuales y colectivos, dentro de procesos coloniales/decoloniales que carac-terizan a nuestra regin.

    A la hora de abordar y estudiar las luchas sociales y las acciones colectivas que se llevana cabo en Amrica Latina, la necesidad de renovacin de la teora social que logre dar cuentade nuestras propias realidades y procesos histricos es ineludible.

    Desde el pensamiento crtico, se han tratado de sintetizar algunas discusiones que defien-den la centralidad del sujeto y la necesidad de pensar los procesos de sujetamiento a travsde la tensin entre procesos de dominacin y resistencia.

    Dicha perspectiva, busca la apertura de nuevos enfoques, estudiando la relacin entrelo posible y lo inesperado21. Los distintos sujetos colectivos (polticos, sociales y econmicos)

    que han llevado a cabo distintas luchas y acciones colectivas a lo largo del continente, se hanconfigurado a travs de nuevas redes como la CLOC, Va Campesina y el Foro Social Mundial,desde donde se defiende la necesidad y posibilidad de la transformacin social, bajo el lema deotros mundos posibles.

    21 Aquello que separa lo posible de lo inesperado, no encuentra un corte inmutable, la cuota fija de los territoriosdefinitivamente establecidos, sino que el lmite se presenta mvil (Pastor, 2003: 110)

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    Dichas realidades han renovado la teora social, lo inatendido o inesperado se refiere a locontingente entendindolo no como eventos arbitrarios, sino como ruptura a las construccionesdeterministas a un nica lgica racionalista y la apertura a diferentes registros que existen hoy

    con su procesualidad especfica y que es imposible predecir su desarrollo y devenir. Lo inespe-rado concede entonces la irrupcin como posible no predecible.

    En Amrica Latina, los distintos imaginarios y temporalidades han sido comprendidosdesde el pensamiento occidental hegemnico, caracterizado por su linealidad y determinismo,que ha impuesto como universal un proyecto de modernizacin particular. La colonizacin ysujetacin a dichos procesos que catalogan nuestras realidades como atrasadas, otorgan unatemporalidad de acuerdo a la mirada occidental que enmascara la relacin colonizadora actual,transfiriendo al pasado los procesos y las temporalidades que no se adaptan a sus cnones.

    Asignarle a la periferia el estado de vivir en otro tiempo es una manera de desplazarlay excluirla dentro del esquema imaginario del proyecto moderno-actual, los pases perifricos

    no tendran lugar como sujetos en la modernidad, sino como un pasado, o un estado infantilque deber madurar y desarrollarse para ser reconocido como sujeto autnomo.

    Sin embargo, otros lenguajes, temporalidades, y concepciones como el buen vivirfor-man parte de nuestras historias y nuestros reservorios e imaginarios otros. La emergenciade la fuerza creativa que defienda su historicidad procesual y las relaciones de dominacinactuales que limitan su autonoma podra aparecer como un cambio conceptual o un nuevoparadigma.

    En este sentido,lo inconcebible es de nuestro tiempo, los otros mundos posibles serefieren no slo a nuestro futuro, sino tambin a la construccin de nuestro pasado y presente.

    Castoriadis nos dice que la primer condicin de la autonoma es la relacin y discursoactivo del otro y el reconocimiento del otro como sujeto, sujeto que detrs de sus mascaras escapaz de construir su porvenir. En este sentido, la bsqueda por recorrer caminos de descolo-nizacin no significa negar ni eliminar al occidente, sino construir relaciones diferentes con loque occidente es en s mismo.

    Tampoco significara la eliminacin del tiempo, sino el reconocimiento de nuevas tempora-lidades territoriales y la capacidad de asumir que el pasado habita el presente y es, condicin yfundamento del ser (). [En este sentido], ser es haber sido, y tener que ser, es debido a estostrminos que las modalidades de autonoma o heteronoma de la relacin entre el hombre y eltiempo pueden formarse. (Castoriadis, 2009 :180)

    A travs del presente ensayo terico, se ha intentado plasmar la urgencia por constituirdesde el pensamiento crtico emergentes perspectivas tericas que habiliten nuevos abordajessobre los sujetos colectivos y las acciones sociales llevadas a cabo en nuestra regin. De estamanera, se intenta cuestionar una temporalidad impuesta colonialmente, advirtiendo que si bienlos procesos de alienacin recrean las condiciones que permiten su reproduccin, los sujetosno son pasivos a las relaciones de dominacin, sino que representan fuerzas activas de resis-tencia, descolonizacin, bsquedas por su autonoma y resignificacin.

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