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Río partido, de Alejandra Correa

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Libro de poesías de Alejandra Correa. Publicado en 1998 por Ediciones El otro cielo (edición de autor) Buenos Aires, Argentina

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Ilustración: Alejandro Parisi

Octubre 1998 ISBN 987-97183-0-5

Ediciones El otro cielo Hecho el depósito que prevee la Ley 11.723

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UN PRELUDIO

Por Roberto Raschella

¿Poesía de la dureza o poesía de la fragilidad? ¿Desesperanza acaso precoz o decisión de heroísmo cotidiano y civil? ¿Primer libro escrito o primer libro publicado? Como todo acto de vida, como toda expresión digna de ser comunicada a los otros, este primer libro casi juvenil de Alejandra Correa, que no parece por cierto una primera o precipitada versión, estalla en las manos del lector desde sus primeras páginas, sometido a tantas aparentes tensiones de opuestos, a tantos interrogantes sobre las “ocasiones” que sin duda lo han generado y aun sobre la condición humana, de ahora, y seguramente del tiempo pasado y del tiempo que seguirá. Porque algo está “partido” de modo irreversible también desde el comienzo, trátese de memoria, de río, de espejo enfrentado, o de la propia mujer que se parte en pedazos separada en mitades, y que llega al remate de su cuerpo, como especie de ironía trágica hecha de mutilación y de sangre. Por otro lado, está el silencio, está la poesía, y ambos términos conforman otro par de opuestos y complementarios que, junto a aquella fractura, concede al texto total el carácter de un drama en acto, de una dinámica búsqueda existencial. Un drama no simulado, un drama sin final, aleatorio diríamos, cifrado en la continua crisis de conocimiento y de identidad que supone el sencillo y complejo “oficio de vivir”. Y si al silencio pertenecen el necesario enigma, la duda, la dispersión, a la poesía, quizás, y quizás también a ese silencio, pertenecen la voz armada, la voz que quiere rescatar, rescatar y seguir rescatando, o restaurando, con el riesgo de la apariencia o del dolor, el dolor acaecido en el cuerpo y en el alma. Las cosas de este mundo poético se mueven así entre la supresión y la construcción, entre la desnudez y la piedra, entre el padre que es guerra y la hija que dice y no sólo habla. Entonces, desde el microcosmos de la escena familiar, reino maravilloso de la alta poesía, presencia amorosa y a la vez amenazante, es desde allí que surge un hálito narrativo, el movimiento íntimo del drama, un impulso hacia el afuera, con la donación, con el ofrecerse de la madre que será devorada y que también devora, la madre rosa y animal prehistórico, la madre blindada, pero con los pies descalzos y vestida de niña. Y sucede con cada poeta que felizmente nace: sucede que por fatalidad él construye un personaje, en el que vida y poesía se confunden, y confunden cultura y experiencia original, tradición y novedad posible de la lengua y del sentimiento. Cada poeta construye de algún modo una identidad humana que no es rigidez, una “altura” –así decía Neruda-, una cierta prepotencia inaugural o, citando a la propia Alejandra Correa, como varias veces lo hemos hecho en este breve preludio, con las venas repletas de sangre, danzando, aunque hace tiempo que se quedó sin piernas (otro enigma).

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Así, en el curso de esta construcción el drama, el hiato, la dispersión, se esclarecen y se serenan, produciendo el fruto de las palabras fundamentales, privilegiadas, que ya no son pura apariencia: hija, patria, dios y otras tantas. Es la mujer-poeta, sin la moda de algún agregado más o menos postmoderno, de abrupta sintaxis y de sentidos que trascienden a la pura melodía, la joven-poeta con el puño que aferra la espada rota, en ausencia de luz y en luz, es un triunfo, otro triunfo de esa nueva poesía de nuestro tiempo, capaz de expresar justamente el silencio y la derrota.

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“vos no eras rengo/ lautréamont

lo que pasó es que dejaste uruguay /

se te cayó un pedazo que

toca el piano y no deja dormir”

“Siempre la poesía”, Juan Gelman

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A Carlos María, mi padre

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la memoria está

partida

como solo puede partirse

un espejo de mercurio

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Restauración

Rescatar Debemos rescatar El barco bamboleándose y la noche del río cerrada negra el barco y los ojos de gato marrón y el río reventando de olores Nosotros debemos rescatar -no hay nada heroico en eso- Habrá que romper tantos años cerrados como huevos y rescatarlo Hermano, llevarás la pala Madre, tendrás que usar las uñas Yo, rezaré Rescataré la plegaria que diga: hemos venido a rescatar La tierra estará seca habrá gusanos azules y huesos y ceniza amanecida Elijamos un día cualquiera por caso, un lunes -éste o aquel lunes- y tomemos las armas Hermano, la pala Madre, las uñas Yo golpearé

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a las puertas de la piedra Será trabajoso habrá lágrimas fermentadas en los ojos de todas las víctimas Sentiremos la carne dolernos y nos dolerán las uñas, madre los brazos, hermano y a mí, la voz siempre la voz Será así porque no hay más qué hacer Rescatar y rescatar y seguir rescatando hasta que las velas del barco se inflen como polleras y la noche se abra sin preguntas sin ninguna pregunta

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Hotel Lunel

Largos pasillos de la noche me fui dejé una niña que gime y se deshace del otro lado de ese abismo no hay noche ni el último de los relojes las palabras son apariencias escaleras en las que nadie silba a las ocho Largos pasillos de la noche mi augurio se cierra y me deja sin aire nadie ve que este silencio se pudre y se pudre que mi cuerpo crece escondiéndose en el certero hueco del plexo donde mañana, tal vez mañana, se derramen salmos y girasoles y un río de lava donde la soledad reviva intacta danzando en largos pasillos de la noche

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De parto A Andrea Rur, por creer

La palabra abierta al oscuro silencio que me anida la palabra después de parir un haz de luz después del principio del vientre la palabra que se abre paso entre las piernas que se impone con su dolor abismo separado por un trueno por el tiempo hola palabra te recibo como quien toca por primera vez a un niño recién nacido como quien sabe lo frágil que es la vida lo temiblemente blanda con el olor de mi niña te recibo con el temor a lo sagrado con la violencia del amor con la inmediatez del deseo te recibo como recibo a mi hombre las noches en que mi hombre se hace tigre Palabra madre capaz de parir un universo Una mujer, un hombre: un universo que no escapa que crea un mundo donde no hay mundo donde el mundo es el silencio donde el silencio es el principio Palabra hija que nace como el amor verdadero sin límites y a pesar de tantos límites hola palabra esta soy yo otra vez nueva otra vez

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Peligro de padre Ella dijo: No hay padres y el olvido se hará cargo mientras la noche avanza No habrá padres mañana, dijo Y el niño del insomnio guarda ideas para alimentarla ¿Dónde está el padre? dijo Y una guerra responde por la ausencia y todos empuñan golpes para destruir la imagen Los sueños no son nuestros, dijo (El sendero se hunde y el niño cae al vacío) Ella dijo: La guerra es la guerra del padre y de las mujeres que se parten en pedazos

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Paisaje con ojos Iba desnuda con su máscara y desnuda Atravesó el primer río de sal adormecida Caminaba sonámbula lo único despierto era su máscara que sonreía Cuando cruzó el puente sobre el río quieto el agua le lamió los pies y despertó Iba desnuda y despierta con su máscara que sonreía De sus pies brotaba barro de su pelo viento de sus manos preguntas Iba desnuda y el bosque la recibió en su hueco Caminó sin mirar hacia atrás escondida dentro de su otra cara Vio correr un conejo y blanco ocultarse Pisó una rama y de su talón brotó dolor punzante y húmedo No se detuvo Iba desnuda y no se detuvo En sus ojos había todo -en la profundidad de sus ojos- y en su máscara nada Iba ella la mujer desnuda Y sus ojos desnudos también

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Sabremos cumplir La patria o la tumba escuché La patria o la tumba cantaban El corazón inflado celeste y blanco y cientos de palomas y campanas y un moño de papel en la garganta La patria o la tumba Retumban Repatrian La reparten en gajos Ellas cosen invisible pedalean y dan patadas con sus taquitos de aguja con sus agujitas mochas truncaditas dele que te dele hacen la bandera La patria o la tumba La patria o la tumba Todas las gargantas las de ellos los que gritan gol y piden la teta muertos de hambre Hay que socorrerlos no se enreden no se empatrien no se entumben

Escolares

soldaditos de papel paisanitas damitas antiguas No hay quien venda las entradas no hay quien selle las salidas

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quien cierre la puerta quien pase el plumero para ir a jugar Ay, pequeñitos paisitos Oh, juremos con gloria morir Orientales: el azar de los héroes y la gloria y la tumba sabremos cumplir sabremos cumplir

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El despertar Sudabas el insomnio de los búhos babas rosadas Te respiraban desde los sueños las casas las escaleras los crisantemos se reían de nosotros en cúpula de paladares sin tregua Te sudaban búhos hígados zorzales platas oxidadas viejas torres de sal Las raíces gobernaban la galaxia de mi vientre desde tus dedos Te masticaban tentáculos de mariposas azules polvos y cruces vaginas enfurecidas Sucumbí casas crisantemos escaleras Te acunaban el sol verde del mar

y mis almendras floreciendo Y los búhos dormidos

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Sufrida

Abraza pájaros en llamas aunque sus piernas sangren deja que los monos diseñen un templo en su peinado y le cerquen el cuello con sus garras A veces sueña que su hombre está preso entre sus cejas y ya no corre Enfrenta espejos separada en mitades con una columna de yeso entre las tetas Se embaraza de calas se estremece acariciando sandías pare niños con bigotes -siempre son niñitos sin aire- moja sus labios en tinta roja y besa sus sábanas y los techos de su pueblo es un hada mala un hada nada puede cantar y desaparecer y que la vean danzando aunque hace tiempo se quedó sin piernas ella tiene mariposas entre los dedos mariposas que pintan rabiosas doloridas que putean a bofetadas azules que hienden agujas amarillas en el trasero del destino y sus lágrimas -ay, sus lágrimas- aceitan un camino en espirales por él vamos cayendo para rogarle: niña, no sufras más

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Remate Expondré mi hígado en la vidriera sobre él mi sensual vesícula verde Desfilaré (estoy decidida a hacerlo) con todo lo que tengo debajo: mis venas repletas de sangre -sólo por las dudas llevaré una cabeza de ajo entre los dientes- Aplaudirán mi carne le darán vítores y gracias Arrojaré mi cuerpo a los que claman Qué placer incomparable todos ellos absortos en la forma de mis riñones Les donaré todo mis pupilas mis uñas el arco de mis pies Ellos me harán mejor me harán cientos Con mi pelo podrán tejer peluquitas de muñecas y habrá un remate donde cada cartílago tendrá un precio de partida Está decidido: mi piel en lotes mi vejiga, pieza única simplemente hoy es uno de esos días en que no aguanto

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tanta tanta tanta inmortalidad

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Como Icaro A Javier Cruzaré las puertas del imperio en una marcha de caracol y avestruces y tortugas mi falda dibujará un febril laberinto que vuela y el sol un abanico en la cresta del océano Con la fiebre o el sudor o quién sabe desandaré los caminos del imperio Seré la mensajera de este mundo de hormigas con el alma en suspenso y la estampida del deseo Me vestiré de niña y en las vísperas llegaré al centro del imperio Removeré con mis uñas aceitadas los escombros y las cerraduras y entraré en puntas de pie al corazón del imperio sobrevolando las páginas de oro las piedras sagradas y las jaulas de los grillos Allí asiré las mejores plumas que atesora el imperio Y en un torpe aleteo me elevaré sobre el laberinto de humo y smog sobre la cabeza agachada de este mundo hacia tu cielo

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Marinamente Poema para Marina La niña me dice que yo he sido que hubo un tiempo sin pasamanos donde se vivía de globos y sonidos me dice que he sido una anciana atada a una roca que fui sirena y tejí sueños de musgo que seré relámpago mañana la hace reir mi tiempo que es un río que se escapa hacia adelante la niña me dice que hay minutos que tengo pies y soy anfibia y que la frente y el sol en mi vestido anaranjado se deshace de amor y me llama es un arabesco de arena encantado por el viento abre la caja de sus manos y un grillo azul salta a mis párpados gotas de rocío quien pudiera tener su piel de luna

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En construcción Un día abandoné la Patria ella me compró un boleto de segunda y me despidió en el muelle agitando una bandera Yo no quise olvidarla Con el tiempo construí otra patria sanguínea con retazos de Patria y de padre con amor y palabras pura poesía

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Alta en el cielo Volaron sin alas ni cordel Volaron Sobre las casas victorianas -que cantaban Victoria- y las cruces huérfanas Como un soplo abierto desde la boca del mar santos abarrotados de espuma los pies húmedos y el grito helado Y el pedacito de piedra gris los vio partir Los dejó tan solos Porque solitos volaron con sus corazones a fuego lento untados de esquirlas y abiertos como rosas con la tierra en los bolsillos vacíos y las letras de mama Los tiburones del aire se quedaron embelesados porque ellos volaron y volaron angelitos de dios

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A voz armada Tu voz es el arma con la que enfrento al mundo y su arena de toros los días en que todos demuestran de lo que son capaces es tu voz y son tus manos que se aferran a mi piel como raíces

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Ceremonia Sobre la hierba y en la última de las sequías Con pleamar y con ensueño por todos los siglos y los santos sepulcros y los círculos del infierno Bajo la tormenta del último día cuando la tierra se hizo sal y fue el fin de las babosas Con el aire pesado de jazmines del país de Nunca Jamás En columpios de hielo derretido almanaques de doscientas lunas y fuego Desde el centro con toda la violencia emergiendo blanca y tiza Bajo la pluma y la pestaña en un soplo bajo azules lámparas de aquella noche de la otra siempre noche Entre azúcar y manzanas con el cuerpo untado de chocolate y un ideograma en la frente Contra vos contra tu abrazo y contra todo lo que haga falta Hasta y hacia vos poderosa primigenia virgen

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En el Olimpo Este es el Olimpo aquí vienen a morir los dioses el Angel verde de musgo verde su alma dura lame las nalgas eléctricas del espanto Giramos en un gran cilindro viscoso hacia el vacío y el Viejo que sobrevivió a la nieve escribe frases sobre sus sábanas Ya vendrán mañana con sus despojos y toda esa roña a decirnos: este es el Olimpo aquí vienen a morir los dioses y las mujeres deshojan sus cinturas anchas y hasta los que se yerguen como cobras y tragan como boas mueren Aquí cada nueva hora es siempre la última y hay navajas que sangran el aire Éste es el último mundo aquí vienen a cagar los dioses antes de pedir: recen, no pasa nada y volver al hueso de la noche como ratas Este es el Olimpo donde todos somos hijos de Dios y dioses y venimos a morir bastardos con un beso de papá en la frente

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Biblioteca Hablás desde tu cámara de vapor y los días parecen sueños tu voz un ronroneo de aparato eléctrico (aspiradora secador de pelo) palabras que pierden pies y manos coyunturas y tus dedos en mi vientre y mi piel blindada como la rosa como de animal prehistórico Cuando salgas a buscarme golpearás la puerta (una vez dijiste: mi nombre es casa nueva) la puerta adentro una humedad ocre mis ojos se hicieron ríos, te digo (si supieras cuánto) languidece el atardecer sobre la laguna de tu infancia la angustia Me decís que ahora podés he andado el camino las huellas del camino mis pies descalzos he corrido y no puedo volver atrás (el horizonte es el centro)

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Deberás juntar un hato de historias el sueño empezaba sobre los techos yo buscaba a Kafka La vieja nos dijo pasen Los dos reíamos la misma risa

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Blanco y negro Aúllan los dientes del caballo al ojo encendido de la luz y la nariz del bebé sin rumbo y todos los ojos derramados aúlla la flor en la mano el puño que aferra la espada rota los muslos dislocados que arrancan sonidos de cartílagos y el cono que devora al niño de amígdalas como campanas dientes órbitas sacadas de cuajo ausencia de luz y luz no hay un solo trazo un solo soplido que no aúlle como el ojo ciego de un toro que pare una guerra desde los huesos de su frente

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Desmentida Je sais que c’est comme ca Lautréamont No hace falta una señal Je sais que vous cmprennez tres bien, la morte n’est pas tellement importante que debemos respirarlo todo incluído el inmenso río de lava y sangre de los días y sus muertos boca arriba flotando como barquitos de telgopor o en el lecho de este océano donde se hundieron todos los pianos y los dedos y los hermanos que no pueden dormir de sueño natural y nadan brazadas de peces muertos ton chantes Lautréamont no hay los llantos no sirven ni al menos para alimentarnos el hueco Vous comprennez tres bien Lautréamont Je sais que c’est comme ca: Entre la Patria y la tumba respira la poesía