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8/18/2019 Rodrigo Parrini -Panopticos y Laberintos
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PANÓPTlCOS y LABERNTOSzxwvutsrqponmlkjihgfedcbaZYXWVUTSRQPONMLKJIHGFEDCB
dad de g én ero que e laboró Butler e n
jihgfedcbaZYXWVUTSRQPONMLKJIHGFEDCB
é ne ro e n d is pu ta . Luego, recapi-
t ul ó a lgunas i deas y e sc ri bi ó C ue rp os q ue im po rta n (2002a). Agobiada
por la m ate ria lid ad d e lo s cu erpos, But\er reg res a sobre su s id eas y las
m ed ita a la lu z d e s u e statu to p aradójico y vacilan te . O tra v ez el g én ero
1:
y e l sexo, como un ace rt ij o fune st o que no puede ser r esue lt o. E l cue rpo,
l a d is cre ta verdad de l as ana tomías , l a sec re ta p re st anci a de l as f ormas.
Los d iscursos , e l fr agor mate ri al de l as pal ab ra s, l as bat al la s cot id iana s
de los sentidos.
No se a vizo ran un ac uerdo n i una s olu ción fácil a es to s p roblemas:
¿c uál es e l es tatu to d el c uerpo?, ¿cómo s e v in cu lan la s ub jetiv ac ió n y la
s ujeció n?, ¿c uál e s la rela ció n d e ambas con la co rporalid ad ? Hay mu-
chos cal le jone s s in sal ida y f al sa s d ir ec ciones . Tampoco se neces it a un
acuer do n i e s per en to ri a l a verdad . Per o s í e s necesari o, nos par ec e, com-
p rende r que un pen sam ie nto b in ario no s ólo s ep ara e l cu erpo del alm a,
as í como el su jeto y e l objeto . T ambié n nos conduce por sin uo so s c am i-
nos h as ta p araje s m ás confu so s. Cuerpos que s on d is cu rsiv am en te m a-
t er ia le s, por e jemplo . Tau to logí a y r ei te ra ción. Sub je ti vi dade s que son
corporal mente discursivas.YXWVUTSRQPONMLKJIHGFEDCBA
d e m .
Nosot ros segui remos una p is ta . No hay
certeza d e que s ea la co rrecta n i p re te nd emos que lo sea . S irv e p ara p ro -
bar determinadas est ra tegias y luego ref inar las o desecharlas , Rei te ramos
l a p regunt a: ¿ tie ne sexo e l a lma? , ¿ ti ene cue rpo e l géner o? Veamos.
u. TIEMPO, ESPACIO Y PODER:
EL ORDEN SOCIAL CARCELARIO
Dada la ten sió n e ntre sig nifica do s y p rác ticas , en tre lo que se d ic e y lo
que s e h ace, p ara e l a nális is d el tem a ce ntra l d e es te lib ro -la m ascu li-
n id ad , le íd a como una fo rm a esp ecífica d e subjetiv ació n que su ce de en
una insti tución discipl inar ia par ticula r como la cárce l- hemos recur rido
a dos e st ra tegi as d if er enci adas . La prime ra e s d ir ec ta y cor re sponde a un
abordaje de los s igni ficados que los internos const ruyen sobre la masculi -
n idad , e l s er hombre y l a hombr ía , ent re o tr os t emas . La o tra e s i nd ir ec ta
y se cen tra en e l ejercic io d e d ich a m as cu lin id ad en una multip licid ad
de prá ct ic as y r el ac ione s soc ia le s. De e st e modo aba rc amos l as fo rmas de
vida que establecen los internos dentro del Reclusorio, las relac iones que
const ruyen, l as d if er en te s i dent idades que se pueden d is ti ngui r. Hemos
atendido tambié n a las ru tin as que es tru ctu ra n la v id a c otid ian a, a lo s
deber es que se a si gnan o que l es son a signados a los i nt er nos. Nos det en -
d remos en los con textos que ordenan l as r el ac ione s y en los pri nc ipal es
fac tores organizadores de la exper ienc ia carce la ria. Asimismo, en otros
ap artados h emos atendido a las fo rm as en que se v iv e y se const ruye l a
sexua li dad en l a c ár ce l, sus d ife rent es ámbit os de r ea li za ci ón y los suj e-
tos involucrados.
En l as sec cione s que pre sent amos a con ti nuac ión hemos u ti li zado
ext ensamente e l mat er ia l t ranscr it o de l as ent revi st as . Cor re sponde a un
d iscurso hab lado y muest ra en su t ranscri pc ión l as c ar ac te rí sti ca s de l a
ora lidad: vac ilac iones , repet ic iones, cacofonías; así mismo, e l lenguaje
que emple an los ent revi st ados e s i di os incrá ti co en muchos de sus a spec -
to s, p or lo cu al se e ncontrarán té rm inos d el argot ca rc elario o d el h ab la
popula r m ex ican a, al m enos d e la z on a ce ntra l d el p aís. P or o tra p arte,
hemos u ti li zado c ita s de ext ensi ón var iabl e, s egún lo ame ri ta ra e l aná li -
s is , de ahí que cuando lo c re ímos conveni en te man tuvimos a lgunas c it as
bastante extensas de modo íntegro.
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I'AN6I'TICOS y LABERINTOS
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E L INC ES AN TE R UMOR D E L AS C ÁR CE LE S
in div id uo- qu e O(ISelvc v estían d e negro, ero al e ntrar a l ed ificio ,'lllulan
otros vestidos
.rc
n,lur luge u crema.
1 \ un
costado
un
pas illo , van os es-
critorios , s eño ras detrás d e m áquinas de escribir, m uchacho s jóv enes con
ropa color crema que hojean unos legajos y anotan en cuadernos. Gente
sentada en unas bancas. Gente que va de un lado a otro, hacia oficinas
que no alcanzo a
divisar,
En medio del edificio un
pequeño
j ardín, o tras
puertas. Dctras de una pared de vidrio, una larga fila de internos (luego
supe que tenían cita con sus abogados). Gritos: el rumor permanente de
la cárcel. En otra esquina, un puesto donde venden café y pasteles aten-
dido por tres internos. Me acerco a la secretaria y le digo los motivos de
mi visita, tomo asiento como lo haré otras tantas veces en los bancos del
pasillo y espero. Miro, sigue pasando gente vestida de color crema, unos
muy jóvenes que transformaron el uniforme en una teñida rapera, otros
m ayo res mu y pulcros, algunos con la ropa raída o sucia. Una semiótica
tem pran a d e la prop ia cárcel.
Me r ec ib e la directora, le cu en to m is m otiv os . Me in dica qu é d ebo
hacer para ped ir perm iso. M e presta su apo yo . M e recom ienda biblio gra-
fía. Me relata su experiencia como directora de una cárcel. Me mar cho
contento por los resultados. Debo preparar cartas y peticiones. Al poco
tiempo me entrevisto con un funcionario de la Dirección General d e Pre-
vención y Readaptación So cial d el G obierno del Dis trito Federal. L lev a
mucho tiempo trabajando en el rubro y conoce todas las cárceles de la
ciudad. Me 1mbl,¡ ex:' •.nsamcnte de la vida en el interior de los penales.
ESCllCiiO po r p rim era vez un argo t qu e lueg o se rep etirá ins is ten tem ente
durante las c:ntrevisl, ¡S:
m am a s , m o n su u o s. b o r r e ga s . fa j ín a s .:
Me indica
lO S tr am it es que debo realizar. A las d os semanas, lu ego de c umpli r con
éstos,
tengo
u na a utor.z acirin pa ra
en trevistar a
í
5 intern os y para
i n g r e -
su r
una gnloadma marca Sony. Es mi capital.
Empieza
ia parte mas
interesante.
No
conozco a nadie en la
cárcel,
el país en el que estoy me es extraño en muchos aspectos. El viaje hasta
la cárcel es largo y agotador. Debo ser prudente con [as energías y los
movimientos. Regreso el día estipulado en l a au tor i zac ión para empezar
con las entrevistas. Ht.hlo nuevamente con la directora y me dice que to-
davía no c tú Íl,tlJiI;¡dLÍO el Salón Verde que me facilitarán p¡,xa naccrias.
S alón Ver de , p ie nsu,
'.omo
las estancias de
algún
note ' Lo desconozco,
h ;;cer u n recorrido
:)01'
l a c ár c el
le
: rL:'z~¡nd() PUC;-t ; :i , . h~tsté.
, ,
l CI 1\
.(_ ¡
El R eclus orio Preventiv o Varo nil Norte es u no d e lo s p rin cip ales penales
del país y uno de los mayores de América Latina. Se ubica en la parte
norte del Distrito Federal, en la colonia Cuautepec Barrio Bajo. Ocupa
un amplio espacio en los deslindes de la ciudad; está a los pies de las co-
linas q ue m arcan el lím ite del Distrito y casi al final de lo s asentam ien to s
que integran la ciudad, Se halla en una colonia popular. El Reclllsorio
se construyó antes de que se edificaran las casas, se establecieran los
comercios y se trazaran las calles, producto de la migración del interior
del país a la capital (extrañ a intersecció n en tre un a cárcel y la b ús qu eda d e
una vida mejor; entre la pobreza y el
encierro),
Es un edificio macizo que
cubre toda una manzana, con paredes altas y cerradas; e ntr e l as c ol in as
y en medio de una explanada que sirve de estacionamiento. Especie de
fortaleza aciaga.
Llegué a este lugar en forma casual. Una destacada investigadora
mexicana dedicada a temas de delincuencia y encierro me recomendó
que conversara con la entonces directora del penal, interesada en temas
de género como los que yo quería investigar. La llamé desde un teléfono
público y me dio una cita, Primer viaje de muchos que realizaría a través
de la ciudad desde el sur, donde vivía, hasta el norte, territorio deseo-
nacido en ese entonces para mí. Viaje en muchos sentidos: viaje por un
país en el que vivía desde hace menos de un año, viaje por una ciudad
qu e parece, a rato s, in fin ita, v iaje h as ta m is p ropias intencio nes , T rayecto
h asta u na in stitu ció n y s us p rocedim ien to s: m ostrar una iden tificació n
en la entrada, anotarse en un registro, pasar unas rejas, ir hasta un mos-
trador y abrir la mochila para que la revisen -no se permiten objetos
electrónicos ni magnéticos -, entregar una carta permiso para pasar con
una grabadora magnetofónica marca Sony, Dejar la mochila, ir hasta un
puesto de guardias, pasar a un pequeño cuarto para ser revisado -no
se aceptan identificaciones en la cartera -, Recoger la mochila, caminar
por unas estancias vacías, luego un pasillo con rejas, otro mostrador con
gu ardias: su iden tificació n - u n d ocum en to m ig rato rio d e co lo r v er-
de-, el guardia mira la foto y la compara con mi cara, Me entregan una
ficha y sigo. Subo unas escaleras, otro puesto de guardia, Digo adónde
voy y entro al edificio de gobierno del Reclusorio; un recinto parecido
a tantos otros edificios públicos: de dos pisos, ancho, pintado de blanco,
con puertas de vidrio. Primer rumor de la cárcel. Hasta ahora todos los
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TIF'VI I' ( l. ISI 'i IC'I ( ) I ' (11)11\ : '1.01\111:- ;( )CI ,\ I ( . \RCFI. \Rl l)
tumcntc I ()()O metros: un kilómetro. Es un largo paseu peatonal porYXWVUTSRQPONMLKJIHGFEDCl
que camina mucha gente, unos lentamente. otros de prisa, Algunos csuin
parados en las orillas de este camino. Pienso quejihgfedcbaZYXWVUTSRQPONMLKIHGFEDCBa n t i n a ti en e un sen ti do
escatológico que tal vez se pueda aplicar a este tramo de cemento
y
re-
j as , O tr os ti en en pequeños puestos en el suelo con comida o aruculos de
as co, Siem pre m e
llamó
la atención la facilidad co n q ue tod o se tran sfo r-
ma en mercado en este país. la capacidad de la gente para ocupar ciertos
e sp ac io s c on c om ida, obj eto s
y
música. No scr .i e st e luga r l a e xc epci ón .
Un k ilóme tr o, un ti angu is .
El guardia. un señor algo gordo vestido de negro. me explica que la
cárcel se divide en dormitorios y cada dormitorio en celdas. La arqui-
tectura de este lugar es la de un panal muy grande con muchas peque-
fías h ahitaciones -ccldas . L os in terno s se distribu yen en los do rm itorio s
según su clasificación en el Centro de Observación y Clasificación (en
adelante ( 'ue). En unos se agrupan los reincidentes peligrosos. en otro
los primerizos. en el de más allá los licenciados y los funcionarios públi-
cos (que son una multitud en esta cárcel), Por ahí. quienes pasaron por
las corrcccionales de menores. conocidos como c o r r e g c n d o s . Anexo
'1:
homos ex uales. adu ltos m ayo res. in dígen as y d is cap acitados . El jard ín de
las es pecies con su s ram as y su s d erivaciones . E ntram os a un do rm itorio :
el olor a excremento y basura es penetrante: por unas canaletas al borde
de la pared corre agua sucia. Largos pasillos y puertas abiertas. Ropa col-
gada. Olor a comida. Gente apoyada en las paredes. El guardia se acerca
a un a celda
y
detrás de la ropa tendida y de unas mantas aparecen varios
internos. Pregunta cuantos viven y los interrogados llaman a alguien que
tarda en llegar: cuando arriba le pregunta quién es la
i n a n u i+ '
y él dice
que no hay
n i n g u n «
en esa celda po rque
to do s s on ig ua tc s.
Nos alejamos:
el guardia me aclara que el interno al que llamaron. y que respondió a
las preguntas. ése era la
n i a n u i .
Es como el representante de la celda,
me cuenta. Salimos. otro dormitorio. esta vez más limpio. ropa colgada.
gente apoyada en las paredes. El incesante rumor de la cárcel. Se acerca
a una celda y repite la pregunta, sale un muchacho de unos 2'1 años y
nos dice que nadie esui a cargo de esa celda y que
t od os s on i gu a le s.
Me
quedo pensando en esa insistencia en la igualdad de todos. El gUéu\lia me
vuelve a aclarar que el muchacho que se adelantó cuando l cgamo. era
la
n u n n á
de la celda. Más dormitorios. mas celdas. otras preguntas y más
igua ld ad . O tr a v ez e l gua rd ia .
Luego vamos hasta los talleres donde fabrican cuadros y rejas o ela-
boran papel. Hay tornos, máquinas. sierras. cables. Poca gente dentro,
mucha fuera. Un pequeño distrito industrial sin obreros a esa hora. Lue-
go. la escuela y las cocinas. La panadería. la bodega. De regreso al
ki lo-
me t r o .
He visto varios cientos de internos durante este rato. Algunos van
pausadamente. otros caminan como si fueran hacia el lugar o el momento
más importante de sus vidas. Muchos están parados y hablan de un modo
particular entre ellos: de forma lateral. sin mirarse ni tocarse. pero muy
cerca unos de otros. Una intimidad solapada. Vamos hasta el recinto de
las visitas (se me autorizaron los días contrarios a los de visita. porque
nadie estaría dispuesto a aceptar una entrevista en un día así). Luego. al
de las v isitas conyugales : un pequeño hotel en medio de la cárcel. Una
cam a. ven tan as o scu ras . un baño. E se día tod o es tá vacío .
Vamos h acia la s alida. Han tran scu rrido m ás d e do s ho ras . E l gu ard ia
se despide de mí
y
me dice que si necesito algo le pregunte. Todos somos
igua le s. Me mar cho.
Al siguiente día ya pude entrevistar. La directora le encarga a un
téc-
nico que busque a los posibles entrevistados. Me pregunta qué tipo de
int erno neces it o y l e ref ie ro a lgunas características que me i nt er es an .
Va hasta la guardia y habla con alguien. Subo al Salón Verde. una sala
derruida con una mesa larga de madera y algunas sillas. Ventanas al fon-
do por las que se ve el
ki l ámet ro ,
el
c a e .
Se escu cha el in ces ante rumor'
de la cárcel. Pasan 20 minutos y llega un guardia con cinco internos. Les
h ablo a tod os acerca d e m is pro pó sitos y les d ig o q ue neces ito en trev is tar
a uno. Esuin un rato en silencio. luego alguien acepta. Esto se repetirá
cinco veces. Las otras, buscarán a un interno en particular. Se correrá la
voz. Yo le pediré a mis entrevistados que me rccornicnden a otro. A algu-
no lo abordaré conversando en el pasillo, mientras espero que me dejen
p asar al Salón Verd e. To dos s omos igu ales.
Luego el Salón Verde fue ocupado por otras visitas. Los
t é c n i c o s .
me
dicen. Debo haccrme de una mesa y unas sillas. Las ponemos en el pasillo
qu e con du ce al arch ivo del R eclus orio . U n com edo r im pro vis ado q ue co n-
4 5 L o s té cn ic os s on f un ci on ar io s q ue c um ple n la bor es d e c la sih ca cill ll y rchabilitacion
d en tr o d el p en al .
4 4 ¡ V W / l Ú se le llama al individuo que tiene una posición de mando cu una cclda. Es
q uie n o rd en a la s ta re as . r es ue lv e lo s c on tli cto s
y
t om a la s d ec is io ne s r cle va ru c- , e n la c on vi-
v en cí a c ot id ia na . H ab itu al me nt e l a
¡ ¡ I l I I lI L Í
es e l i n te rno m
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P,\NÓIYr lCOS y I.ABEr~INTC>': ;
T IEMI 'O , ESPACIO
Y
PODER El. ORDEN SOCIAl. CAReH.ARIO 69
S(Tuin¡( s C:l un pequeño restaurante que ('sI,; e n c i m ism« p .xo. Lo curuu
,d~,
i¡; ¡¡ lOmo. Cinco pesos de recompensa. Cr o qu n un ca n abfa d ad o
.an.o dinro como en esos días de nrvisa: pesos a a lgunos guardias.
: ;\ :: :dguf1()s internos. No hay u.na difrncia. Innan venuerme
im¡ :'cnes de la
Virgen
de
Guadalupe
ralladas
en una s
plantillas
de zapa-
lOS. cos tu re ros, rosa ri os , c aji ta s de mader a con rosa s de plastico pegadasjihgfedcbaZYXWVUTSRQPONMLKJIHGFEDCBA
: , : i ia tapa. E l tianguis me s igue por donde vaya. Extraña intersección entre
la ndicidad y e l r egat eo . Una vez pue st o e l comedor en su pas il lo , baj o
a coprar café o refrescos al p q u ño cor cio q u sá n Inplanta baja.
D ispongo m is co sas en la m esa: g rab adora, u n cu ad erno, cas etes . Y a no
podré mover. porque me han advert ido que a ll uí odo desaparece y
()lit:
será mi responsabilidad. Al final de cuent as . e st o e s una cárc el .
En
a lgún momento l lega e l ent revi st ado. Le exp li co m is ra zone s y l e
oregunto s i e stú de acuerdo. En caso afirmativo. le ent rego una hoj a par a
que dé s u c on se ntim ie nto in fo rm ado . Hubo quie nes crey eron que era
i nt eg rant e de a lguna organ iz ac ión de der echos humanos o que e ra i ic en -
, :i¡¡d() · · .~¡ 'uve que explicarles mis motivos
y
quién
era p ara que no esp e-
raran nada dis tinto a una ent revista. Algunos l ile l levaron papeles que leí :
c it ac ione s. a rr ai gos. También l es exp li caba que yo sólo quena nacer una
, .: i;fn::vista.Era una posición extraña
'
¡~\:YXWVUTSRQPONMLKJIHGEDCBAl e / .
incómoda:
estaba sentado
en un pas illo , en una s illa d e p lástico . con una 'rah
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preguntas t ra taban de e lucidar. Alguno me relata cómo asesinó a un r ival ;
otro me cuenta de los golpes que recibió a su llegada a la cárcel. Otro
m ás, d e lo s v iajes d e su fam ilia h asta el R eclus orio d esd e un estado del
su r d el p aís. A lguno me d ic e que no recibe v isita
y
que intenta sobrevi-
vir c omo puede en la escasez d e la cárcel. A lguien m e hab la d e s us h ijo s
que no ve o de las horas que p asa con s u pareja duran te lo s días d e v isita
en las
YXWVUTSRQPONMLKJIHGFEDCBA
a b a ñ a s / O
Palabras que traen el dolor de los golpes, el calor de
los cue rpos , e l enigma de la mue rt e. Pal ab ra s que apena s a lc anzan para
relatar lo qu e se ha v isto y lo que se ha viv id o. P alabras que s on como
co sas , q ue se pued en palpa r una v ez d ic has , q ue c ru zan el aire c omo ob-
jetos hasta mi propia intemperie y mi escozor . A veces tenía la sensación
de que hab ía cosas que no se deb ían pregunt ar , que e ra mejor deja rl as en
su silencio y en su oscuri dad. Luego t ranscr ib ir é l o d icho , per o lo v iv ido
quedará pendiente . Palabras como cosas que rec laman, que insis ten.
Quizás el lenguaje
y
e l mar tengan elementos en común, homologías
y parec idos . Ante laagitac ión del lenguaje, hilvanado por un sujeto, sedi-
men tado en una h isto ria, en un relato , en un dolo r y en un guiño, c ie rtas
p regunt as son semej an te s a l i nt en to de hacer pasar una ven to le ra por l as
d iscretas fo rmas de un remolin o d e p ape l. Concep to s qu e atan fig uras ,
sen tid os que s alen a cap tu rar a o tro s s en tid os en el o leaje fu rio so d e un
mar en tormenta. Porque, f inalmente, ¿cuál es la dis tanc ia ent re la inc ita-
c ión de un hab la
y
la subje tividad que es convocada por e lla? Entre quien
re sponde y qui en pregunt a, ¿ cuál e s la d is tanc ia ? Ped í que me dije ran l as
pa lab ras que fo rm an este tex to, nad ie las in ven tó -ni ello s n i yo-, p ero
tien en un determ ina do ord en , tal v ez un s en tid o, q ue purg a el silen cio
de una exper ienc ia . Ped í que hab la ran, que d ij er an lo que pensaban y lo
que sen tí an . Les h ic e una s pregunt as y e ll os re spondi eron o cal la ron. Me
par ece que todo e ra un juego de imaginaciones : l a m ía que invent aba un
problema , que d isponí a t eo rí as , dudas , t or peza s, deseos; l a de e ll os , que
se dejaba convocar. Preguntar es seducir .
P regunt ar par a encon tr ar una re spue sta . Señal ar un cam ino y segui r
las pis tas. Saber por ant ic ipado lo que no sabemos. Inc itar una his toria. La
v ida ti ene c ie rta l iv iandad que le permi te ser nar rada ; la s p regunt as , un
cierto p es o que logra cap turar es a be stia remolon a que es la m emoria.
Los pre sos se parape tan en un l enguaj e c ifr ado y c irculan por los rec in-
47 Armazones d e mader a y man ta s que s ir ven como dormi to ri o p ar a que l os i nt er no s
t en ga n v id a ín ti ma c on s us p ar eja s. Í nt im a' p or qu e n o s ól o s e re fi er e a l s e xo . s in o a l a p o-
s ib il id ad de e st ar c on a lgui en s in que nad ie más m ir e n i ob se rv e.
T E M 'O . E SP AC O Y P OD ER : E L O R DE N S OC A L C AR CE LA R O
7\
¡
r
r
tos del lenguaje jur ídico, psicológico, médico;
y
r eg re san pronto a sus
señal es , a l o rden sem ió tic a del enc ie rro : a un cos tado l a mue rt e, a í o tr o
la libertad.
P regunt ar e s seduc ir , per o ent re com il la s. E l l enguaj e en l a c árc el e s
una de las princ ipales est ra tegias de supervivenc ia , junto con el s ilencio
(t odo e s in fo rmac ión, d ic en los t eó ri cos de l a comunic ac ión). La gramá -
t ic a y l a s in taxi s del e spañol perm it en c re ar o tr o cód igo, una d ir ec ción
d istin ta p ara lo s sen tido s, o tra d en sid ad p ara las inten ciones. Es c omo
si d etrás d el es paño l s e p leg ara o tro id ioma; lenguaje que s e crea e n lo s
e spac ios satu rados de gen te como la s c árc el es , en los pas il lo s, durant e e l
i nt erc ambio de mercader ía s, en la s señas que no son compr ensibl es par a
un lego. Un tono amab le d e p ronto es rem ecido por vario s in su lto s - y o
le d ije: sab e h ijo d e su p in ch e madre ... -, un a risa co rta una p re gunta y
d eja el silen cio . Lo s b razo s y las m anos d an o tro én fas is a lo que se d ice.
Es d ifícil d etermin ar d e qué s e h abla, q ué es lo que se calla, q ué e s lo que
no puede d ecirse. El én fasis envía las p alab ras a s u mayor poten cial de
sen ti do , per o t ambién cor ta e l l enguaj e, nos enf rent a con una emoción
que no r equie re pal ab ra s, que exp lo ta sobre s í y que see spa rc e. Una gra -
mát ica del sofocamiento, una sintaxis del enc ie rro.
UN R OS TR O FU NE ST O: T IEM PO , M EM OR IA Y C ON DE NA
La cárc el impone un desaf ío cur ioso a todos sus i nt ernos : imagina r qui é-
n es serán cu ando s algan d e ella. La cárcel es c omo una máquin a d e s ue-
ños, que deglute la imaginación para devolver un rostro funesto. Memor ia
y tiempo de lo que nunca se fue, de la vida que no se tuvo, de lo que no se
s erá jam ás. ¿Qué s uc ede si y a se es v iejo y la conden a cubre casi to da la
v id a que resta , ¿o si la conden a es tan larg a que no s e pued e im ag in ar su
t érmino n iqu ién se ser á a l momento de l a l ibert ad? Entonce s, l a memor ia
colapsa en su referencia alafuera, alpasado, al sí mismo. Memoria que es una
e st ra tegi a de e sc ape ant e e ste g rado cer o de l a sub je ti va ción, que supone
la captación del t iempo est imable , esperable y, tal vez . posible .
El tiempo , en sí m ismo , es una adverten cia que rev erb era en la m e-
moria: no serás otro . T al v ez la d iscip lina Y la subjetivació n no s ean,
como dice Foucaul t, formas de cor regi r
y
de t rans fo rmar, s ino modos de
mantene r e i ns is ti r. Con tr a l a volun tad cor re cti va de l a c á rc el s e l evan ta
e st a t empora lidad paradó ji ca que p ide una r epeti ci ón pre ci sa . que anu la
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7-
1 ' , . ( 'zyxwvutsrqponmlkjihgfedcbaZYXWVUTSRQPONMLKJIHGFEDCBA 11 ( )- .) I
,\I:¡:[,'['tr:1 p:,r¡¡t o¡;1 _.
I)()
ha~· ti'~lllp(l. La condcnn se transforllla de este m od,. cu un;1 l'S ll'Li
' ,k
eternidad lullidu. lJ ue n o s e .'u st':n L¡ fu nd alllc nta Il1 ,:llll' • .. l/II,: t\ld o s e
repita, s ino en quc nada suceda. 1:1 suceder mixn«. \': Inl ..
't. .'
i:'0t; .
O scuridad lateral del sentido
y
de las inxtitciocx 1
liherrlr- y
un intermedio: no importa cuánto dure, s iempre es un intermedio entre
los actos o los procedimientos . Se abren
y
se cierran las puertas : gestos
de la institucinn ante sus internos. El tiempo de la ;ils(j(ucioll
.Iixponc.
dl'
este m od o, d e dos dis tincio nes Iun dam entalcx: ( /1 /11 ' .1 '
y
d e . I / ) l I e : · . El a n t e s
es tanto histórico como biogr.ilico: se examina a
:)s
i ll i, :I 'J lI lS p il la s abe r
quiénes son o quiénes eran
U I I I ( s
de llegar · -cstudio.s de
pcrxonaiidar],
pruebas psicológicas, expedientes-. El an t e s se inicia con el ingreso a la
misma carccl: un antes de la calle, de la vida pro¡».r. lÍe las
cx tumbrx
de los proyectos . El ( / / /11 ' .1 ' es una especie de red que atr:, l
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74zyxwvutsrqponmlkjihgfedcbaZYXWVUTSRQPONMLKJIHGEDCBA
'J- C OS y I.¡HER:TOS
zxwvutsrqponmlkjihgfedcbaZYXWVUTSRQPONMLKJIHGFEDCB
Sea en una línea o en otra, cabe preguntar si transcurre el tiempo en la
cárcel. La pregunta puede parecer de Perogrullo, pero la respuesta es tan-
to sí como no. Sí, porque el tiempo opera como el sedimento de posicio-
nes y de tradiciones, diríamos: es el sustento de un sistem a de relaciones
y de prerrogativas. Luego, transcurre en forma de
jihgfedcbaZYXWVUTSRQPONMLKJIHGFEDCB
xpe c ta t iv a ,
marcado
por el periodo de condena y su térm ino, por sus posibles acortamientos.
Es un tiempo de espera, entre un pasado que se rememora de modo más o
m enos n ostá lgic o y qu se esgrime com o blasón de dignidad y de certeza
-el tiempo de la libertad anterior, cuando se ejercía la voluntad y se ha-
cía lo que se
quisiera-s-
y un futuro que sostiene la prom esa de una liber-
tad próxim a o posible, el térm ino del periodo de reclusión. El presente.
en este encabalgam iento, se pierde o sedim enta en una repetición. ¿Q ué
es el presente en la cárcel? El tiem po de la condena. un tiempo enajenado
p or la pe na (e n u n s en tido jurídico).
Asimismo, el tiempo no transcurre, en cierto modo. por la misma
condena. por la repetición infinita de los hechos y las rutinas. Hasta lo
excepcional e inesperado es regla. No sucede, y tal vez ésta sea una di-
m ensión radical de la subjetivación en la cárcel, por la im posibilidad de
sí mismo qu s upone u n tiempo a bsorto , ple ga do a su s de ta lle s. L os inter-
nos saben perfectamente cuánto tiem po llevan y cuano le s fa lta , c uá n e x-
tensa es la condena y
c ómo
la pueden reducir. En los juzgados lo que se
negocia es tiempo. Pueden desmenuzar un día tras otro en ese plano del
cumplimiento, de tiempo agotado, que es cada día. ¿Qué es una conde-
n a, finalm ente'? U na tempora lida d de finida. dis cre ta : ta nto s añ os, tan tos
m ese s, ta nto s días ; y un lu gar e spe cific ado (la c árc el m ism a: máquina del
tiempo que no se interesa por ningún devenir particular, sino apenas por
un intervalo regular de unidades). Tiempo y espacio, la condena es una
especie de fenómeno físico: sucede en el tiempo y se despliega en el es-
pacio, tiene su propia inercia y su direccionalidad, E s un objeto lanzado
al aire que sigue una trayectoria y del que se conoce su destino tinal. Es
un corte que dispone un inicio y fija un térm ino: abstractos, no obstante,
com o si se disecara un trozo de devenir y se ernbalsarnara. Los internos
están adheridos tanto a su inicio -cuántos años, meses o días han pasa-
do desde LJue lIegaron- como a su final -cuánto tiempo queda. cuáno
falta-. La condena es un régim en de acumulación y de falta: se acum ula
tiempo y lo que siempre falta es el mismo tiempo. Se restan días y se
suma estancia. Se es siempre más vie jo y s iemp re menos nuevo , Falta
t iempo. s ob ra tiempo.
¡
TIE~11 'O. ESI' ¡C O y I 'O OE R: E O mE' SOC¡1. C¡RCEARO
75
Si la condena es sólo tiempo, diremos que es un tiempo replegado,
de carácter anticipatorio, en tanto se sabe lo que sucederá y a pesar de
todo debe suceder. Es el tiempo de la inevitabilidad de lo ya sabido:
t iempo fat al .
De todas formas, entre algunos internos la cárcel conform a una memoria
histórica. más amplia qu e la e xpe rie nc ia pe rs ona l. M emoria c onstitu ida
por re fe re nc ia s fam ilia re s que ha blan d e pa rie nte s ljue es tuviero n pre sos ,
que enseñaron las prim eras lecciones en este m undo. M emoria, tam bién.
de la desgracia de esos fam iliares, de su progresiva decadencia: lección
sobre los efectos de la cárcel, vinculada con una biografía fam iliar. Pe-
queñas historias de desgracias y dolores que, de algún modo, se perpe-
túan en el mismo entrevistado: soy de la Romero Rubio y mi tío me
ponía a correr con una pistola 2 2 . . . me empecé a malear . Historia, en-
tonces. de uno m ism o, genealogía de las costum bres y de las intenciones
que se reconstruye y se revisa.
Ento nces y o t en ía u n t ío . t en go u n tío q ue é l d es de Lecumbe rr i
ha
estado
en estas cosas ¿no? entonces él tam bién era. es m atón. Él se dedicaba
a matar gente. tiene apenas poco. pero él ya salió loco de Santa Marta.
Por pus, é l ya trae ba la zos e n la c abe za. e n todo su c ue rpo tra e. tod as las
golp iz as que le d io. pus po rq ue él m ató
a
un
Ladid
cuando era t iempo
de la DD mató. E ntonc es . yo m e a cue rdo cu an do m i tío pus an dab a ahí,
yo soy de allá. de la Romero Rubio, allá del barrio de Chile, entonces. a
mí m e ponía a correr toda la vuelta COII una pistola, una 22, me ponía
a
correr a la vuelta a todos los
niños
y de ahí empecé yo a agarrar esas
mañas
de empe za r c on la pisto la a tira r p ara a rriba y m e empe cé a m alea r
(Ni co , 32 ari os ).
Memoria, asimismo, de las cárceles y de los internos: quienes re-
inciden refieren las diferencias entre la cárcel actual y la antigua. Un
entrevistado que estuvo en Lecumberri dice que ésa sí era cárcel . Re-
mernora un ritual: la recepción de los internos acusados de violación, su
re cib im ie nto y su de stino e n la cá rc el. R ecu erda una je ra rquía entre los
i nt ernos. l os ant iguos
c oma n d o s
-presos que cumplían labores de vigi-
lancia- y la fama de algunos -el más c a br á n. l a c on cu hi na + , Cesura
en lo s re la to s: a nte s - Lecumbcrri, la cárcel de veras pesa - y a h o r a
- la p ro te cc ió n: h e s o v a p a p a c h o - . Una gradiente de la institución en
s u implant ac ió n h is tó ric a y en s u t raye cto ri a.
i'j
:1
:1
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71
1 /\zyxwvutsrqponmlkjihgfedcbaZYXWVUTSRQPONMLKJIHGEDCBAI./( '( )S· , 1/I1III 1'(10;
; A h. s í' n o. e n L ec um be rr i. e n L ec um b er ri h ab ía u na c .i ma rn d on de l e d e-
d an v ap or g en er a . l lí l le ga ba ., a Lecul1lherr i y enlraba . a Lecumbcrr i
y
l u ego . l u ego .
iumediaramenn
l e r eg ix tr ab a» e n c l p en lÚg on o.
después
de l
p e llUígOI lOhab ía l I ll c u ar t o que e ra un vapor ( ... ) Se b ai la u no l uc io ., jun-
to-,
I od os e nc ue ra do s. e nt on ce s l os q ue e nl ra ba n s e b ai la ba n. p er o e l c us -
t od io o e l c om a nd o.
n
ese
noncs,
n o e ra, n o e ra co mo a qu í. n o e ra u na
au to r id ad COITlOsto s cu st odio s.
alu
e ra e l m is mo p er so na ] d e l o. p re so s,
s e l e p o ní a aquí un co a ndo ( ) mayo r. e nt on ce s e ll os m i xr no x d c: da n ,¡Jú
te v a e l v io lí n y e l v io lín , y a c ua nd o e nt ra ba a e se v ap or . n os l cn ía mo s
q ue e nc ue ra r to do s y e nt ra r p eg ad os c as i I od os c on t od os . e nl on ce s. e st e,
entre risa. bro ma. pas aba el violador en m edio de tod os y el m ás. el m ás
ca br ón . d ig am os el q ue y a e stab a p res o p or M ío s ah í. s e m etía ia g;írr cll-
me
a
e s te c abrón
I
y ahí
iso s
lo co gía y y a d es pu és él y a lo a ga rr a
ha
c om o te d ec ía C O Il lOc on cu bi na ¿ no ') e so t am bi én y t od o. c ua nd o
estuvo
en el O riente, todav ía pasó eso ¿no') E n lo s baño» es cuando s iempre te
ag ar ra n p or v io la do r. A ho ra n o. a ho ra y a
csian
p ro te gi do s. a ho ra y a l es
clan
apapacho y
beso
y
p ór tes e b ie n, a p es ar d e q ue v ie nen v io lad ore s
qu e
dan
¡ a sc o v ivi r
con
e l los ¿no ' ) (Chino,
55 años).
Moria,
p or ú itim o, q ue c on fo rm a u na tra dic ió n lite ra ria . L ec tu ra .',
de la m an sión d el d elito , sabores de la cárcel en
V0 7
d e s u s r ep re se nt an -
le s d is tin gu id os y fa mo so s, in clu so m ític os :
jihgfedcbaZYXWVUTSRQPONMLKJIHGFEDCBl h om br e d e co rb a rá n q iu :
a yu da ba a la g en te .
V ers ió n p articu lar d e la cá rc el, re tru éca no d e lo s d ix . .
cu rs os o ficia les . S í, y q ué c re e q ue
yo,
y o le ía a hí lo d e G oy ito C ár de nas .
lo del Sapo, lo del D oña N acha, la del hom bre el
corbarón
que ay udab a ,\
la gente y esto yo no lo veo como un Centro de Readaptación, yo lo veo
com o dicen los libros' una m ansión del
delito: (Nico,
32
años).
¿QUÉN LLEGA') TRAYECTORAS
A m uchos de lo s qu e ing resan a ella, la cárcel los recibe de form a b rutal y
am arg a. E l prim er m om ento, el ing reso, es una disy untiva crucial de su-
p ervivencia y o tra de adap tación al nuevo con texto. L os in ternos cruzan
un umbral que los sitúa completamente en la cárcel y que conforma el
encierro com o una realidad tajante e inelud ible. E se m om ento de adap -
tac ió n es tá m ar ca do . fu nd am en ta lm en te, p or e mo cio ne s c om o la tr is te za,
el m ied o o la rabia, y por desafíos qu e se d eben resolver: la ad aptació n no
es una opción sino una
imposición
p ar a c ua lq uie r in div id uo q ue in gre se
¡\) v
¡:\. ,I) _I-':
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PA
N6I'TI
COSzyxwvutsrqponmlkjihgfedcbaZYXWVUTSRQPONMLKIHGFEDCBLABERNTOS
les para una parte significativa de los presos. Constituyen una fuente de
ing re so s todos los intern os a quie ne s se pue de e xtorsio na r m edian te ame -
nazas a su seguridad física, con ataques directos, y tam bién mediante la
ex tra cc ió n de s u tra ba jo. S e es ta ble ce u n ré gim en rústic o de p lusv alía .
Lo que pasa es que en ingreso no te separan, no te clasifican. ni nada,
o sea, com o llegas así te meten, y ¡ay. pues sí es m uy feo Y entonces,
c ua ndo lleg as a in gre so no tien es ropa , no tie ne s din ero. n o tie ne s na da ,
te quitan todo, o sea, te encueran cuando entras en la aduana. te quitan
toda la ropa, toda la ropa, te quitan todo, y ya ellos te dan lo que tienes
que ponerte, o sea, te quitan todo. Entonces. lógicamente, que no tie-
nes nada de dinero, entonces llegas ahí ¡ay , pues ya para todo te piden
din ero, y lue go te qu ie ren e xto rs ion ar, te quie re n roba r. no sé (E sth er,
19 años).
De ingreso nos pasan al área de COC, clasif icación, es una clasif icación.
ahí todavía es un poquito más deprim ente, porque es una zona que está
¡ ba sta nte a sq ue ro sa ¡Muy suc ia Aqu í en in gr es o p or lo menos u no l a-
vaba su pedazo de su celda, pero ya en COC es im po sible , e l tip o de pis o
y la cañería hacen que toda el agua, cuando llueve, se te m eta a la celda y
o sea, nunca puede estar lim pia. M uy sucia esa zona y hay m ás proble-
m as porqu e ya h ay m ás pob la ción (V enus tia no , 33 a ños).
E nton ce s, n os tie ne n pa ra do s aq uí e n ingre so, no s tie ne n p ara dos n ad a
m ás, duré c ua tro d ía s sin c om er, tod a la rop a m e la rompie ron, lle gué c on
ch arn arra y se la q ue da ro n e n la e ntra da , m e de ja ron o se a e n p uras ga rra s,
¿sí? Dorm irse en el piso, fue en época de fríos, estar en el piso con la zo-
z obra de ¿q ué s erá ?, ¿ qué irá a p as ar? ¿No? (L ea ndro, 30 a ños).
Varias de las transiciones que suceden entre los distintos espacios
están signadas por los recibim ientos violentos de los m ism os internos.
Se conforma un contexto de violencia generalizada. Por una parte la
institu ción, e sp ec ia lm ente los c ustodio s, pue de n a ctua r de modo viole n-
to contra un interno de manera esporádica o sistemática, violencia que
tendrá distintas características según las particularidades del interno: a
algunos se les golpea, pero a quienes son identificados como homo-
s ex ua le s (fu ndamen ta lm en te p or su v es tim enta , as pe cto o a ctitude s) s e
com id a, l av ar rop a, ayu da r con los mandado s; e i lí ci ta s. como v ende r d ro gas. a sa lt ar a o tr os
internos o ex to rsionarlo s . entre o tras .
T E MP O, E SP AC O Y P OD ER : E L O R DE N S OC A L C AR CE LA R O
79
les puede agredir sexualm ente. Luego, los internos despliegan form as
específicas de violencia, signadas también por esta percepción de las
particularidades de los recién llegados y que conforman una especie de
e stim ac ión de su vu lne rab ilida d po sible (a demás d e la utilida d poten cial
q ue ofre ce n e n térm ino s e conóm ic os ). L as a gres ion es s on dive rsa s, de sd e
am enazas y golpes para extorsionar, hasta agresiones sexuales -contra
quienes ingresan acusados de violación, a quienes los internos, en su
argot, denominan
jihgfedcbaZYXWVUTSRQPONMLKJIHGFEDCBi o l in e s , y
contra los que son identificados com o ho-
mose xua les -, ad em ás de a sa lto s m edia nte e stra ngu lamie nto - c h i n e a r
en el argot- o con armas punzantes. Anotemos que desde el ingreso, y
lo veremos m ás adelante, la sexualidad es una form a de ejercer violencia
con tr a c ie rt os i nt ernos.
Pus ahí tam bién la primera noche, la prim era noche que pasa uno para
allá. ahí los compañeros luego lo golpean a uno, bueno le hacen a uno
mucha s cos as . .. (Ad ri án , 6 2 año s).
Tienes que lidiar m ucho con custodia, con internos de que ya llevan
tiem po ahí, era cárcel y ya se la saben y te quieren extorsionar, te quie-
ren qu ita r lo que te llev as , b ue no. lo q ue te tra e la familia e n la visita, se
met en a la s e sta nc ia s
y
¿sabes qué? iVengo por. o me das dinero o me
robo lo que encuent re '
Eso es bastante, pus molesto y a la vez, con una inquietud de que no
sa be s qué p ue de p as ar, e n cu alquier m omen to te pue de n ha cer a lgo ¿ no?
(Venust iano , 33 años) .
A N T E S y D E S P U É S: FORMAS DE
INTEGRACIÓN Y DE VULNERABILIDAD
Hemos distinguido dos formas de integración inicial en la cárcel. Una
corresponde a quienes llegan por prim era vez a ella y no conocen a nadie
d en tro. E sta inte gra ción s upone la m áxim a vuln era bilid ad , ta nto po rq ue
se siente temor de lo que pueda suceder, como porque se desconocen los
códigos - formales e informales- que organizan la vida en el interior
de un penal. El ingreso a la institución está m arcado más intensam ente
por una encrucijada emocional -que se evalúa retrospectivamente du-
rante la entrevista- que por una evaluación racional de la situación; se
da cuenta de ciertas emociones que condensan la vivencia en el relato:
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'
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~r-,R J·;~~;,
TEMPO, ES'ACiO y P OD ER : E L O R DE N S OC l/ \L C AR CE LA R O 81
lC-i :1(j , }J;_dÚl:~)~tnsrezu. Adem as, se t~,,~ablt:ce l a eccepc 11i1~il ¡dad t.-:': id
vivencia entre e.t
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h o r a que ia eteruuna --\.:>:1.dr iJl\:su·-_· >' e¡ tu . tu :a ,¡i..le
. 'nrnu F~ '.:clusorio.
perfl
nunca h estado: O sa 110m span to
¡,nu')
yo :-:l:
que
c om etí u n erro r y
es
co rno cualqu i er a ¡,110'1 ora
sí que
r. x~Cí ¡ 111',~ITO-,
p er o lo ten go q ue p ag ar.
Mj~;
que
nada,
ó ij e a nt es
de
e ntrar, d ije la te ng o q ue e ch ar
ganar ,
¡n i m odo que
11(.
vaya
pa ba.io
:·'~-:¡-i.sc;~~():n(>, ~_~2ai1CS,1.
iA hl P ues te d ig o, te h um illan d em asiad o ( ,] P ues a n os otro s es q ue n os
h ace n h acer q ue n os q uitem os la ro pa, qu e h ag am os c os as , los m is mo s
custodios,
- ¿
C óm o qu e h ag an c os as ?
- P ue ss í¿ no ?
- ¿A q ué co sa s te re fieres ?
- P us, a sexo cuando estás en ingreso.
-¿ Ya ti te tocó eso?
- N o, a m í nada más con los de la estancia que tenía, pero sí veía
lue go q ue s e q uerían pa sa r d e lis tos , ab us ar d e su au to rida d (E sth er , 1 9
años),
: : : , ' - ' .~ ;.; . ;
J _
;() ,-..~',
i( ~prira ve : a qu r, y o a C: j(~rdo q u
::lJe
Jj dra
de
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¡:~:l la ·~~·\rdl.· 1.1glié aqu í. y o ro io c reía. y pLt~ todo ;~.~
.ien llc determinadas
c:jractei';~,1¡cas.
/ . igUI¡é~t. ; CUj ¡ C~,
i -, ( >~ U ~~ ; ' .H ;gCJ ~:;( ji._· :~de: in div id uo ..de m occ que :·;0/1 n1t.Í~ vulnerable . .~ ;
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c'L~:-;t:,
~i~~\.l:¡. l '; ':
on m ayor
nivel
educativo :
p or d os
¡ :u:unes
I'ldH-Ja-
,(H~L.~;>c:·,:
~·i
1 en
~·;u
apariencia ni en ~u:) n1oos ,1
las
caracte-
;bi.iG¡~: ,k L,;l interno ( al menos COl el Distrito Federal); lu eg o. n o
('IL·\. : ~;.;.du~ .;uc;;.u¡¡.
¡td(i.' ;
en ambientes dclictivos, lo que marca una di,)t~~nci¡1
'tl .1..
·i
r
• . , .~
COII ~acár ce l. ( Jtr a c au sa pl i ; . .UC ser la u: lentciún
A estas dos vulnerabilidades se agrega otra por origen étnico, Q uie-
nes son identificados como indígenas, ya sea por su aspecto o por su
len gu a, so n ab ie rta men te d is cr im in ad os p or lo s in te rn os y ex perim en ta n
dificultades en su relación con la institución y la justicia en general.>'
Pus por mi parte, pus m uy cruel, muy cruel, no te saben comprender,
no te saben entender, lo que uno necesita, ellos te tratan com o un delin-
cu en te , a sí. P ara e llo s n o so mos na da , ta nto lo s in te rn os te p id en , te ex tor -
s io nan , s i n o lo s ap oy as h as ta te an dan m atan do (F ulg en cio, 3 3 años).
u .u a xp cc to u en modos e.',necHj·..o ..
e : · , a sí C O In o ; {) :. )
:-- ¡.¡~ll,
4t. ; EniTF:' ;n~; (:ni. :.:,;, ¡;~;:·\d().~.E.\:ehan y \lcnu.,,¡;~'.'l
r,
) ( 1 r ~ :l ¡a:. . ;ent revisu.x , ( · ;a ra :. ' E st hc r s e autoidenuricaror,
cml)
(r¡¡vcsti~, L)i\t (l q ue p re h-
r ie ro n q ue ¡ os ¡ra ;ír¡n110~ :-:(:glin~lt apouo íemeuino, i CSpetaniOS r-S ~IOPCi(lf¡ el lns < ilúlls;: :.
51 De los ent revi st ad os . F ulgenc iu y Anast as io , ambos d e o ri gen rnixe . Anast as io h a-
b laba e l cas te ll an o en forma muy d ef ic ient e y además e ra ana lf ab eto.
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'AN(lI'TICOS y ABEW\TOS
zxwvutsrqponmlkjihgfedcbaZYXWVUTSRQPONMLKJIHGFEDCB
Por ú ltim o. hemos d is tingu id o otra form a d e vu lnerab ilidad q ue tiene
su origen en el tipo de delito cometido; esto se expresa claramente en el
caso de los internos acusados de violación.sz se les golpea al llegar. una
vez que se sabe el delito por el que ingresan, y se les puede violar a su vez
- pagar con la misma moneda , dicen los internos-. Uno de los entre-
vistados que ingresó por este delito no sufrió una agresión sexual porque
era viejo. Otro, tuvo que pagar protección a un interno para evitar que
s ucediera. Un tercero. m ilitar d e p rofesión , ha sid o pro teg ido po r algu no s
compañeros qu e encon tró d entro del penal.
Pus ahí también la primera noche, la primera noche que pasa uno para
allá, ahí los compañeros luego lo golpean a uno, bueno le hacen a uno
much as co sas . n om ás q ue yo, pues e so bendi to s ea D io s. d ic e ino. p us y a
déjenlo,
ya es un
señor
grande' Y ya no me hicieron nada. pero de hacer
l impieza s í .. .
(Arián , 62
años).
Y o cu ando lleg ué aqu í como lleg ué con el d elito fuerte, un cus to dio, o
sea lo tomé a mal
¿110'1,
empezó a gritarles a todos no es que éste vie-
ne por violación , como llegó aquí la televisión y todo, éste viene por
violación y que h ijo d e s u qu ién s ab e qu é, los m ism os
compañeros
se
m oles tab an y m e mand an al serv icio m éd ico y recibí u naYXWVUTSRQPONMLKJIHGFEDCBAo l piza de s ie te
compañeros ¿no') (Le andr o, 30 años).
Otra form a de in tegració n corresp on de a aqu ellos in terno s q ue tien en
algún conocido dentro del penal o que ya han estado presos con anterio-
ridad. Ambas son formas de defensa, bien porque cuentan con un grupo
que los respalda y protege, aunque sean primerizos, o porque conocen
la s reglas y las estrategias d e su perviven cia necesarias. A qu í fun cio na un
reconocimiento más cognitivo que emocional de la situación: se tienen
relacion es o se refiere un a ex perien cia anterior que en trega s abores p rác-
ticos para la in tegración. Para alg un os interno s la cárcel es un a ex ten sió n
de sus vínculos familiares o vecinales; la referencia ajihgfedcbaZYXWVUTSRQPONMLKJIHGFEDCBo n o c i d o s o la
convivencia en las colonias de la ciudad serán los principales factores de
reconoc imiento ent re int ernos.
:>2
De
lo s e ntr evi sta do s. L ea nd ro , A dr i.i n. E ste ba n y Anaslas io. No hubo ninguna in-
tención
espe ífi
de entrevist r internos cus dos de viol ción de hí que provinier n
de d is ti nt os dormi to ri os .
T E MP O, E SP AC O Y P OD ER : E L O RD E: \ S OC A L C AR CE LA R O
8
Te digo que con suerte ahí tenía conocidos, llegué a una estancia y la
verd ad , u no s am ig os m íos
[Qué
o nda gü cyl, ¿cómo
estás?
iChido'
¿ Eres fam iliar d e es te
güey?
¿Sí o no? ¡Sí
[No,
p us aq uí eres bien
r ec ib ido, a cá no hay pedo, c hi ngón , ., (Bo ri s, 2 8 a ño s) .
Nos pas ar on d ir ec tament e a
COC,
a fo rtuna damen te a qu í h ab ía uno s c om-
pañeros l...me e char on la mano, por que c ua ndo yo l le gué me quis ie ron
e xto rs ionar , i nc lu si ve me tumbar on un d ie nte . e st uvo f ue rte (Es teb an .
28 años).
En ingreso, pues fue algo normal. porque de hecho ya había yo estado
en el 97 en el Sur y llegué a este lugar y entonces ya no fue tan fácil de
qu e m e m etieran m ied o, como llegas a un lugar p or primera vez y lleg as
co n temo r ¿no ? n o con ocien do (Sara, 3 5 año s).
EL ENCERRO Y L A E XT RA ÑE ZA : U N P ROCE SO D E A DA PT AC iÓN
La adaptación no es un proceso que concluya con la integración paula-
tina a la institución y a los internos. El primer efecto de esta adaptación
será lo que los internos llaman el
c a r c e l e r o ,
d escrito como el im pacto
del encierro sobre el preso. El c a r c e l a z o se genera por múltiples suce-
sos y transformaciones que ya antes describimos, pero también por una
sensación de extrañamiento respecto al mundo en que se está obligado
a vivir. Sobre las dimensiones físicas de la incomodidad se ciernen la
soledad y la extrañeza, intensificadas por la constatación de que lo que
se vive es, ante todo,
l a r e a li da d .
Realid ad qu e con duce a la extrañeza
y que adquiere vigor en los límites del sueño y la vigilia. Orden onírico
de la realidad y el encierro. En esta disyuntiva se pierde la mente y el
riesgo es el suicidio; pero la muerte, si se concreta, es precedida por esa
enajenación que experimenta el interno respecto a sí mismo. Doble ex-
trañeza: con relación al mundo y en relación con uno mismo. He aquí el
c a r c e l a z o . Pero la palabra tiene en su propia enunciación un peso mayor
que el semántica: la cárcel
c a e
sobre el recién llegado, lo aplasta con
e l p eso de su in eludib il id ad
y
su repetición. La realidad opera como un
trauma que es tanto herida como corte y qu e s e es tablece en es ta frontera
entre los espacios. Por un lado, el encierro como ámbito real en donde
se vive; por otro, el hogar o la casa, como lugar imaginario en donde se
d esea estar. E l
c a r c e l a z o
es el en fren tam ien to entre lo s h ech os tan gibles
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8/18/2019 Rodrigo Parrini -Panopticos y Laberintos
12/23
PANÓPTICOSzyxwvutsrqponmlkjihgfedcbaZYXWVUTSRQPONMLKIHGFEDCBLABERNTOS
insoslayables y los deseos. En esta disyuntiva se visual iza el horror,
emergencia de lo ominoso justamente en el punto en que lo ubica Freud:
lo cotidiano y lo corriente, que adquieren un signo funesto y un devenir
i nesp era do . A nte e l in tern o su rg e el espa cio d el en cier ro n o
s610
como un
condicionamiento físico sino como un destino y como un factor que se
interioriza. Eso es exactamente eljihgfedcbaZYXWVUTSRQPONMLKJIHGFEDCBa r c e l a z o : signo funesto de la cárcel
i n t e r i o r i z ado , asumido su bjetiv am ente , c on tra sta do fr en te al dese o. E n el
límite que hemos descrito, se espera estar en la casa -- al despertar, por
ejemplo-, pero se constata el encierro.
X
Aquí se le llama el carcelazo que uno le da, el encierro de que luego
u no está así, p resio na do y di ces i híjo le N o, no sab es q ué ha cer, lleg a e l
momento de que pierdes la cabeza y quieres irte a horcar o haces algo
¡p ierd es la m ente Pier des l a m ent e d e q ue dic es ¡< Íjala
1
¿No? (Ni co
32 años).
Pues sí, para mí es difícil, el simple hecho de dormir en un camarote
pues es difícil ¿Por qué? Porque de estar acostumbrado a dormir con la
esposa, sentir otro calor, otro ambiente pues, sí es difícil, es muy feo,
estar d ormi do y esta r b ien r elajad o y d esp erta r, y d e r ep ente sen tir q ue
uno está en su casa y ver todo el enrejado, pues sí, sí es una presión
m uy h orrib le ¿ no ? Pe ro p ues estam os aq uí, es la r ealid ad , ¿n o? (L ean -
dr o, 30 años).
En este sentido, el encierro es la principal causa del malestar. En-
cierro que se establece como lejanía de la familia y de los contextos
afectivos. La familia se construye como la contraparte del encierro, su
antípoda. Los internos refieren en primer término como el elemento cen-
tral en su male sta r las dif icu ltade s q ue ex perim en tan pa ra r elac ion arse
y estar con sus familias. Entonces, la cárcel es un desarraigo respecto a
los vínculos y los afectos. De este modo, el encierro y la lejanía confor-
man una exper ienc ia traurnática, tanto por el corte con la vida anterior
y con las relaciones cercanas, como por lo que se encuentra y se vive
en la cárcel misma. Trauma por pérdida y trauma por vivencia. Doble
trauma para este doble extrañamiento. Trauma de sí mismo en el con-
texto del encierro; trauma de la realidad que no se puede soslayar, pero
que desespera.
¡El e nc ie rr o E l e nc ie rr o, e l n o poder e st ar c on m i f am il ia , e s l o m ás f ue r-
te , no po de r d ispo ner d e, n o disp on er , sin o n o p oder , p or e jem plo or ita
t¡
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T E MP O, E SP AC O Y P OD ER : E L O R DE N S OC A L C AR CE LA R O 85
yo tengo una hija o sea, vieras cuántas ganas me dan de, por ejemplo,
o rita en este m om en to d e estar con el la. p or e jemp lo ( Bo ris, 2 8 aI 10 S).
p ues, o rita , d e pr ime ro pu s se sien te, m e sen tía y o r ebi én triste p us ¡m al
o feo más bien
1
Pero luego, a veces hasta se pone uno a llorar. porque
pues deja uno todo, la familia Y t rabajo Y p us aquí no hace uno nada y
lueg o q ue n adie te vie ne a ve r p us p io r (A dr ián. 6 2 añ os) .
N o, pu es e s d if ícil. e s di fícil de ad ap tarte iay l pu es a dap tar te ¡ay ~ pue s
que no eres libre. eso es muy traumático i Pues sí , bueno yo \levo ya
ocho meses aquí. .. fue terrible en el aspecto que, que me hagan cosas
feas o algo así ¿no? sino que iay' no sé, no estar en tu casa o con tu fa-
m il ia , v es mucha s c os as (Es th er , 19 años).
Incluso la experiencia anterior de soledad puede ser una ventaja que
aminore el trauma, Rolando relata que por mucho tiempo vivió solo en
hoteles Y q ue, en ese
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13/23
86zyxwvutsrqponmlkjihgfedcbaZYXWVUTSRQPONMLKJIHGFEDCBA
ANÓPTICOS
y LA
B
ERINTOSzxwvutsrqponmlkjihgfedcbaZYXWVUTSRQPONMLKJIHGFEDCB
med ida j us ta que evit a l os p roblemas y o tr a que l os genera o pos ib ili ta .
S e con fo rma una é tica que m ide la s pal ab ra s y lo s ges to s, que det ermina
un deber y un dec ir p recis os ; una adaptación deljihgfedcbaZYXWVUTSRQPONMLKJIHGFEDCB
er
a las circunstancias.
Una t écni ca de l a sob revi venc ia y una é ti ca de la e lu si ón .
[P Jer o c omo en tod os lad os, te tie nes q ue a cop la r ¿ no? Lo q ue me h a
cos tado t rabajo es acoplarme en este sentido de la forma de ser de aquí y
yo tengo una forma de ser muy diferente , y aquí t ienes que sobrell evar a
la gente , t ra tar de, pus ora s í, como dicen bajar te a su nivel ¿no? para
sobrell evar lo , noexpresar más de loque puedes y menos de loquedebes ,
porquete puedesechar muchos enemigos encima (Venustiano, 33 años).
EL JARDÍNDELASESPECIES:
CLASIFICACIÓN PASOA LOSDORMITORIOS
Duran te la e st ad ía de lo s i nte rnos en e l COCse le s apl ican entr ev is ta s y s e
reali zan estudios de personalidad que, junto con sus antecedentes y el de-
l ito que comet ie ron, r esul tan en una c la sif icac ión (véas e e l anexo 2 para
su dis tr ibución dentro del recin to según sus caracterí st icas s icosociales)
y e n un a distribu ció n en lo s d is tinto s d orm ito rios y a nexos d el pe na l.
H ay do rm itor io s qu e a grup an a los in te rn os pr im er iz os, otro s a lo s qu e
tienen m ayor educación o eran funcionarios públicos, algunos a los
r ein ci dent es , uno reúne a l os i nt erno s que estuvi eron con ant er io rid ad
en cor recc iona le s para menores (y que en e l a rgot car ce la ri o s e conocen
como
co r r e g endo s i .
En el Anexo 5 se ubica a los internos mayores de
edad, a quienes se ident if ican o son ident if icados por la ins ti tución como
homosexua le s, a l os d is capaci tado s y a quienes s e iden tif ica o s e auto i-
dentifican como indígenas.
Es una topografía de la ins ti tución , pero también un mapa de referen-
cias para los mismos internos. Cada dormi torio tendrá su par ti cu laridad:
a lgunos s er án más hab it ab le s que o tros ; en unos s e que rr á esta r, y o tros
será
mejor evi tarlos . Dis tr ibución de pel igros, de his torias , de amenazas
y de vir tudes. Orden social que se pliega a la clasi fi cación ins ti tucional :
a cá los de mejo r o rige n, lo s m ás ed uc ad os; a llá lo s m ás p ob re s o los m ás
pel igrosos. Indígenas y mes tizos, heterosexual es y homosexuales, jóve-
ne s y v ie jos. L a v id a d e lo s m ismos inte rn os se tra za e n e stos e sp ac io s,
se pasa de uno a otro, se sale y se regresa. En unos se estuvo mejor, en
o tros s e está mal .
87
TIEM PO , E SP AC IO Y PO DE R: E L O RDE N S OCIAL CARCELARIO
Fu e as í c omo in díg en a qu e e s un o se pa sa a l Anex o 5 . d el an exo , e s-
t uve como un año v iv iendo t ambién, pero ya hab ía est ud iado , ya iba
yo a la escuela , t en ía yo mis constancias , aprendí la artesanía , muchas
cosas , aproveché el t iempo, así como lo dije, s í lo aproveché (Pulgen-
cio , 35 años) .
Porque a nosot ros como homosexuales nos t ienen que mandar ahí . es el
único (Esther, 19años).
E l dormit or io 13es muy respe tado , e l dormi to ri o 13es e l más pes ado
porque ahí meten a puro vio lín y homicida (Nico , 32 años) .
En e l dormi to rio 6 son cor regendos , s e le s d icen cor regendos porque
ésos ya estuvieron en la Correccional para Menores, Y vienen a cierta
edad, ya t raen 20, 30 años, ya pasaron por Consejo Tutelar , por elTribu-
nal para Menores , Yya vienen, ya vienen recorriendo cárceles (Chino,
55 años).
En un dormi torio, en población , que es el dormi torio 4 ,en lazona uno.
_ ¿
y
ahí qué t ipo de gente hay?
_ Hay servidores públicos y profesionistas (Esteban, 28 años).
L a lleg ada a l do rm itorio a sig nad o e s e l momen to d efinitiv o de in -
t eg raci ón a l a i ns ti tu ción Y a l col ec ti vo de l os in te rnos . En est e s en ti do
s er á c rucia l e l luga r que s e asi gne, pues imp li ca rá des af ío s d iver so s. S i
el d estin o e s dormi to ri o con fl ic ti vo o más v io lent o, entonces hab rá
dif icul tades específ icas que enfrentar . Esta clasi fi cación Yla integración
a los d ormito rios se rá n o tra fo rm a d e v ulne ra bilida d, p ue s q uie ne s no
d is pongan de l as capac idades o carac te rí sti ca s adecuadas para v iv ir en
e ll os exper imen ta rán más v io lenc ia o abuso s de o tros i nt erno s. La c la si -
f icac ión es, d e est e modo, un momen to s igni fi ca ti vo para l a exper ienc ia
pos terior del interno en el penal .
- ¿Qué gen te está en e l dormi to ri o 6 1
_Corregendo
s
o s ea . d e l os que ya v ienen de l a cor re .
i y cómo es ese dormitorio'
_ No, pus est á pes adot e, porque l uego hay chavos que s e aga rr an
a f ie rr azos . a t rancazos , l a verdad a m í no me gus ta l a v io lenc ia ¿no ·)
(Demetrio, 18años).
.~:
I
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14/23
88zyxwvutsrqponmlkjihgfedcbaZYXWVUTSRQPONMLKJIHGFEDCBA
'ANCWTCOS
zyxwvutsrqponmlkjihgfedcbaZYXWVUTSRQPONMLKIHGFEDCB
.ABERNTOS
Bueno, estuve con ellos como seis meses ahí, en el 3, Y p us le s h acía
la comid a ¿n o? Y o h acía to do, su bía ag ua , lav ab a lo s tra stes, este h acía la
c om id a, el al mu er zo p ar a ello s, y a un así, p us n o, no te ag rad ecí an, sino
tod o lo con tr ario , lleg ab an ya g olp ea r, ll ega ba n y a g olp ea r, tir aba s tina
got it a d e a gu a y también, lo mismo. No les parecía nada, de ahí pedí mi
cam bio a lo s seis m eses, v in e h ab lar co n la licen ciad a, ten go pr ob lem as
así y así, no soy persona de problemas y en realidad pus yo quiero re-
a da pt ar rn e y qui er o e st ud ia r, q ui er o s egui r m is c on st an ci as, p us p ar a m is
p ropi os b en ef ic io s (Fu lg en ci o, 3 5 años).
A simismo, la llegada a la celda de un interno nuevo es acompañada
en muchos casos de una recepción violenta de los internos antiguos. En la
trayectoria de integración que hemos descrito, esta violencia primera es
u na ad verte nci a y un a f orma d e v enc er las p osible s r esisten cias d el in ter no
nuevo ante las decisiones colectivas de la celda y su orden. La violencia se
ejerce en forma colectiva: es toda la estancia la que golpea al recién llega-
do, y se estructura casi como un ritual en el que se debe participar aunque
no se quiera. Es una forma también primaria de intercambio: se da lo que
se h a rec ibid o, en u na se cu en cia h istó rica de r ece pc ion es y vio len cia s, y se
d on a al co lectiv o un a d isp osic ión a r esp etar su s reg las y p ro ced im ien tos.
Esta dimensión colectiva de la violencia se expresa, también, en la forma
en que se inmoviliza al interno: tirándole una cobija encima, que lo deja
inmóvil y, a la vez, no le permite ver quién lo golpea y quién no lo hace,
si fuera el caso. La cobija representa, en este sentido, la totalidad de los
internos: nadie golpea, todos golpean. Es, asimismo, una forma
procedí-
men ta l, e n t an to no s e p re gunt a qui én l le ga , n i impor ta n s us c ar ac te rí st ic as
ni opiniones: se aplica de modo estándar a todo recién llegado antes de
cualquier voz, como una forma, también, de delimitar la palabra y la iden-
tid ad . La v io len cia e s u na an ticip ad a v oz q ue le d ice a l in ter no n uev o q uién
será en estas c ircu nstan cias. La co bija, en ton ce s, rep resen ta tam bién u na
fo rma de oc ulta r al i nte rn o an te el co lec tivo , d e c ub rir su ro stro ve lánd olo
y escondiéndolo, de manera que se golpea un cuerpo sin señas, sin ras-
gos. D emetrio nos remite a una lógica , que luego desarrollaremos más
ex ten sa me nte , pe ro q ue estip ula la n atu ralid ad de lo s a con tec im ien tos: él
asegura que esjihgfedcbaZYXWVUTSRQPONMLKJIHGFEDCBá g i c o que cuando alguien arriba a una celda se le golpee.
C om o a to do, c om o a t od o c ha vo q ue l leg a a hí le d an su b ien ven ida ¡.n o· )
L e emp ie za n a p eg ar , p us l óg ic o.
-¡ .Q uién te comen zó a pe gar ?
89
T E MP O, E SP AC O \ P OD ER : E l. O RD EN S OC A
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Ci\
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15/23
l)()zyxwvutsrqponmlkjihgfedcbaZYXWVUTSRQPONMLKJIHGEDCBA
/'A,,( /COS /.A/lFR/r-.: l),';
la cárcel. S i existe algo así com o u n nivel m icrofísico en un an< Íl is is es
éste:
p as ill os , m ir ad as , c am as . o bli ga cio ne s.
sueños
y comidas; que se
interceptan
y
se transform an. S e oblig a a ciertas dim en sion es. intensa-
mente físicas -el suelo. las puertas. los camarotes -. a sumarse a la
im aginnción incesante. com o el rum or
mismo,
d e c ua lq u ie r
comunidad
humana. Todo como si fuera tan sólo lo que es y
a
s u v ez s e r ef or mu la ra ,
s e r ecr ear a ,
y tam bién .,e
desplazara.
Los
ÓRlJ l- ' ' iES DEL ESPACIO
El espacio en la czirccl se construye m ediante la conformación de dos
órden es y a la vez lo s p erm ite; fu ncio nan segú n do s pares de distincion es
fundamentales:jihgfedcbaZYXWVUTSRQPONMLKJIHGFEDCB
r r i b a
o
a h a j o ,
y
d e nt ro o fu e ra .
A r rib a o a ba jo
Este orden se asocia al del tiem po, en tanto
a r r i b a
se
vinculará
con an -
tig üedad y a b a j o con novedad; es un punto para com prender algunas de
las relaciones de poder entre los internos. La estructura es piram idal en
su construcción sim bólica, pero no en su dinám ica. Piram idal en tanto la
pa rt e supe r io r - o r r i b a - no sólo corresponde a un lugar físico -lo es
también->,
sino a un espacio de acción y de vinculación que otorga pri-
v i leg ios y pr er roga ti vas .
Ar r i b a
será una posición de poder y tam bién una
u bicación física, p ues la o cupación de lo s lugares para d orm ir será la ex -
p erie nc ia q ue o rd en e e sto s e sp ac io s: lo s c am aro te s
- a r r i h a -
o e l su elo
- a ha jo - . Ar r ib a conxtituir.í
ta mb ié n u na p re rro ga tiv a, In p osib ilid ad
de d ar ó rd enes, de evitar alg un as ru tinas. E s co inciden te en algun a d e sus
fo rJllu la cio ne s c on la sim bo li/.a ció n d e la s c la se s s oc ia le s: lo s ric os e stü n
a r r i b a
l os p o br es
YXWVUTSRQPONMLKJIHGEDCBAb a ] « ;
e sp ec ífic arn en te e n ta nto q uie ne s tie ne n d in ero
o q uien es acum ulan cierto cap ital cultu ral csu ín
a r r i b a
a m.ís pobre )'
m enos edu cad o, m as a b a j a .
/ l /wjo
sera el esp acio d el su elo. do nd e x c d uerm e al lleg ar. salvo q ue
se dispo nga de dinero. / l1J{/ jo en la vida carcelaria. porque se t/enc' una
cap acidad de dcC iS i()n lim itad a y se d eben ob edecer las o rdenes de otro s.
; \ J u j l l a n te l a i ns tu u ci on
y
lo s p re so s. p orq ue /1 \) x e tie ne c xp cric nc i.¡ C ll
los c(ídigos de la prisióI/ o no se aprcl/dL ' d e ella
/ 1111'0,F~ /' t CI O PODER: F RDE~ SO CIA . '¡\RCEI.ARIO
l)
I
e n t r o
o j u e r a
E ste o rden se desenvu elv e en sentid o in verso al d el tiem po: m ientras
más
t iempo.
má s
d e n t r o pero
a
la vez
má s
fu e ra en tanto tran scurre la co n-
dena. M ientras m eno s tiem po . m enos
d e n t r o :
pe ro t ambi én 111enos/ [I /: ,/ ,0 .
en tanto la condena se extiende casi com pleta. Es un orden de subjeti-
vación,
pues perm ite la conform ación de una disposición ante sí mism o
en el
encierro. E l j ú e r a
se rá e l es pa cio e xtra ca rc ela rio . ta nto d e la p ro pia
historia de los individuos com o de sus m ovim ientos y de sus expecta-
tivas. A mb os térm in os represen tan un a lirn inaridad. n o só lo su bjetiv a.
sin o tam bién so cial. D e este m odo ,
d e n t r o
no sólo es una ubicación en el
interior d e la cárcel. sin o qu e entrega u na densid ad al espacio : se avanza
d es de la s p ue rta s,
°
l os l ím ite s. h ac ia
d e n t r o .
h asta lo s do rm ito rio s, las
celdas y los espacios de gobierno. En este sentido, la cotidianidad es un
d e n t r o y l a excepe iona li dad u n J l l e r a (salir de la cárcel por alg un a razó n
y , finalm en te, la libertad). S e du erm e. se co nversa, se com e, se cam in a
y
s e t rabaj a
d e n t r o .
A la vez, en la misma cárcel hay Ull d egradé entre d e n t r o y [ u e r a .
Como dijimos, las celdas son el punto culminante del
d en tr o -
física,
cotidiana y cu lturalm ente- Y son el esp acio d e rep rodu cció n co tidian a
y
de co nviven cia perm anente. S e estab lece un prim er J u e r a :
más
a llá d e
la celda; lu ego , otro que distin gue lo s d orm itorios, el
k i lóme t ro ;
l a s i n st a -
lacio nes d on de se realizan ciertas activ idad es prog ram ad as. com o la es-
c ue la o lo s talle re s. M
8/18/2019 Rodrigo Parrini -Panopticos y Laberintos
16/23
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V.SEDUCCIÓN, MASCULINIDAD
Y CUERPO: A MANERA DE EPÍLOGO
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Hemos e laborado a lgun as conclu sio ne s, p ero sin el afán d e resumir lo
que se ha dicho a lo largo de los análisis qu e acabamos de cerrar. Nos
interesa, a l contrar io, relac ionar las con ciertas discusiones teóricas y des-
t ac ar a lgunos pun tos par a con ti nuar t al es debat es . De e st e modo, hemos
evi tado e l e st il o conclus ivo porque desde e l p ri nc ip io r echazamos e st a-
blecer una verdad ,
E sc ri bimos tr es sec ciones f inal es . Una l a ded ic amos a l a seducción ,
advirtie ndo que cons titu ye una es cen a que s e c on trapone a la d e la id en -
tid ad y que rep re sen ta una fo rm a d is tin ta d e a proxim arse a lo s objeto s
que comprometen a los estudios de género y de sexualidad. C omo lo
indi camos en a lgún momento , t al vez aqu í una m irada obl icua sea mejor
que una d ire cta. D e algun a fo rm a p roponemos una ap roxim ac ión me-
to do lógica y teó rica que reiv in dica lo s rodeo s, lo s dob les s en tid os , as í
como los entue rt os y l as impos ib il idades . La e sc ena de l a seducc ión ti ene
una carac te rí st ica central : admite la reversibi lidad de los órdenes . Hasta
e ll a nos condu je ron l a Paz
y
su
jihgfedcbaZYXWVUTSRQPONMLKJIHGFEDCB
u l o ya largamente c itados, para esbozar
como posib ilid ad no s ólo la s ubvers ió n o la in ve rs ió n d e un o rd en se xo
genér ico; por e jemplo , s ino t ambién su r evers ib il idad . E st e ra sgo perm i-
t e, a nue st ro ent ende r, r ea li za r una genea logí a de l a mascu li ni dad que no
suponga sus orígenes ni determine por ant ic ipado sus contenidos.
Luego expusimos que la masculinid ad debe entenderse como un
pun to nodal , e s d ecir, c omo una fo rm a de conden sa r c on ten idos y d e
to ta liz arlo s. E sto s e v in cu la con las dos c aracterís ticas ce ntrales d e la
m asc ulin id ad que h emos en contrado: p rim ero , su pugna por m an ten er
s iempre un e sta tu to d e su je to - lo s hombres que la portan , m ás ex acta-
m en te-, o bje tu aliza ndo a lo s o tro s p ara c on se gu irlo ; segundo , su fun-
c ionamien to s iempre por t ot aJ iz ac ión. Su pri nc ipal amenaza , j un to con
ser obj et ua li zada , consi st e en l a par ci al iz ac ión. La mascu li ni dad debe
leerse como un esfuerzo permanente y cotidiano, urgente y agóni co en
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f'A N(wrros y lABERINTOS
257E DU CC IÓ N, M AS CU LI NI DA D Y C U ER PO : A t \l AN ER A D E E P ÍL OC O
muchos sent idos , por man tene r l a tot al id ad y la p osi ción de suje to e n
cualquier
relación
social. Hablamos de puntos nodales porque consisten
só lo en un a fo rma de fija ció n, por e so hemos soste nido que mas allá de
est a forma , l a mascul in idad es un con junto vac ío . Asimismo cabe des ta -
car que puede funcionar como pun to nodal dada una exc lu sión r ad ical :
la q ue se e jerc e so bre el
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u to
y lo
pu t o
en la cárc el, q ue es su elemento
caído , s u f racaso más r ad ical y consi st en te , y un l ímit e que const it uye a
la masculinidad misma. Está m á s a llá de e ll a - -como rex to -i - , p ero con -
formando el centro de su funcionamiento.
Por ú lt imo nos abocamos a l t ema del cue rpo. Tres par te s del cue rpo
so n e l sopo rte para los p unto s más rel evante s e n e st os
análisis;
según
nue stra co nside ra ció n: la boc a, la ca ra y e l cu lo. Lo s ó rden es so cia les
que hemos estud iado -e l s oc ia l, e l genér ico y e l se xu al- se con densan
en estas par tes para desplegar su funcionamiento. No obs tante, conside-
ramos q ue sub yac e u n r e s t o que no puede s er ana li zado y que responde
al estatuto mater ia l del cuerpo, independientemente de las s ignificacio-
nes. Quizás est emos ante l a misma d is yunc ión que obse rvamos par a l as
p rá cti ca s y los signific ado s, pe ro esta ve z e l cu erpo pe rman ec e en u na
co ndic ión sile nte. T al v ez no s re firamos en último térm ino a la c arn e,
por uti lizar esta palabra tan bel lamente atiborrada de sentidos y de usos.
No somos presa de una ingenuidad epistemológica que pretenda conocer
la c osa en sí ; só lo an otamos como un frac aso y un a imposibilida d d e
nuest ro s aná li si s que e l cue rpo permanezca t ransido de un si lenc io per -
s is tente, que tenga en cierto modo un estatuto inanalizable.
s ean const ru idos e h is tó ri co s. Tales estud io s par ti cipan suavemente de
una lógic a que inte ntan impugna r, ya lo hemos d icho , y sale n a bu sc ar
lo que en c ie rto modo ya encon tra ron. En est e v ia je sinuoso
y
respetable
quedan a trapados en un sinnúmero de cal le jones sin sa lida y enredados
e n sus p ropia s formula cio ne s, como ara ñas que no sup iera n te .e r sino
su desva río. Tal vez , y ést a es nuest ra apues ta , e l e rr or más c ra so L ,ues e
comete es par ti cipa r en est a escena de la ident idad , que es vec ina de o tr a
e sce na d e la verd ad, y re prod ucid a. E s la v e r d a d del se xo y d el gé nero
lo que s e ha bus cado a fanosamente ent re cue rpos y a fi rmac iones, ent re
s upuestos y axiomas, ent re s il encios y men ti ra s. Verdad que nos deb ie ra
dec ir cómo se cor re sponden los sign if icados con las p ráct icas , l os sent i-
d os co n l as é tica s, las con stru cc ione s c on su hi sto ria ; e l cu erpo co n sus
palab ras. S i r etomáramos lo que expus imos antes s ob re l a genea logía,
deber íamos ind icar que estos estud io s han ope rado convenc idos ace rca
de la v e r d a d del género y la determinabi lidad de su o r i g e n . Por eso par ti -
c ipan de la escena de la ident idad , t an p reca ri a como la de la s educción ,
tan real también corno ella, pero repleta de pretens iones y de cer tezas que
aquélla evita o desmiente.
Por o tra pa rte, e stimamos que la e stra teg ia d e Butle r de sep ara r al
sexo del género para dejar que éste proli fere y se multipl ique no elude esta
escena de la ident idad, pues sólo expande los referentes para permanecer
a tada , aunque sea por con tr ad icción y s epar ac ión, a l a
v e r d a d
del sexo.
De a lguna forma But le r e s o tr o cap ítulo de la h is to ri a del s ex o v er d a d er o
ya menc ion ada , de e sta empec ina da luc ha po r la ve rda d de la ca rn e y la
discreción de la anatomía; episodio tal vez hilarante porque yanada coinci-
de con nada, y los cue rpos l iber ados de sus ident idades -pe ro también las
ident idades de sus cuerpos- pueden vagar por el espeso bosque de las sub-
jet iv idades al f in descarnadas , tal como lo hacen los ángeles en el Paraíso ,
sin sexo y sin carn e. Como pla nte a D e Lau retis, no podemos re so lve r
ni d is ipar la incómoda condición de estar s imultáneamente d e n t r o y fue-
r a
del género med iante e l exped iente de
d es po ja r lo d el s exo
(Lauretis,
1991b: 248; las cursivas son nuestras) . La adver tencia es clara y tiene casi
veinte años de haberse formulado. No podemos sal ir del género creyendo
que sólo estamos en él -sólo hay género y ya no sexo- sin sostener una
escena tan to de ident idad como de verdad. Expandi r a l género, subsumir
e n él a l sex o p ara queda r igu al q ue siempre : busca nd o coi ncid enc ia s y
verdades, mesándonos los cabel los cuando las práct icas parecen tan dís -
colas ante sus s igni fi cados, y cuando los cue rpos regr esan cargando la
L A ESCEN A DE LA SED UCCI ÓN
Si atendemos a lo que ya se ha mencionado a lo largo de estos análisis
ve remos qu e hemos e sboz ado un rég imen de la m ira da qu e o pera como
marco semiótico para el erotismo y la subjetividad, y que hemos descr ito
una escena, estrechamente vinculada con este régimen, que l lamaremos
de la s educc i ón . Una e sc en a d e la s ed u cc ió n que des linda, en su' , propias
formas y acuerdos, e ro ti smo e ident idades , des eos y r echazos, acopla-
mientos y huidas. Conside ramos que los estud io s de género en gener al ,
y
l os de mascu linidad en part icul ar , h an e labo rado
y
par ti cipan de una
e sc en a d e la i de ntid a d
en la que e l todo coinc ide con sus par te s, l os con -
t en idos r emit en s iempre a formas y l os enunc iados a verdades, aunque
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SEDUCCIÓN, MASCULINIDAD Y C UE RP O: A M AN ER A D E E P l ,O GO
259
ANÓfYflCOS
y
LABERINTOS
densidad de su car ne . Regre semos a De Laure ti s y sus advert enci as ; e ll a
s os tie ne en ese m ismo es crito que e l g én ero no es una p ropie dad de lo s
cue rpos , n i a lgo exi st en te desde e l o rigen en los sere s humanos , s ino que
es 'el conjunto de efectos producidos en los cuerpos, los comportamientos
y l as r el ac ione s [ .. .]' por e l despl iegue de 'una complej a t ecno logí a pol í-
tica jihgfedcbaZYXWVUTSRQPONMLKJIHGFEDCBi b id . : 234). Entonces , no e s necesar io r es ta r a l os cue rpos a lgo que
no es d e su p ropied ad , n i b orronea r o ríg en es que no son tales ; es p recis o
estudiar los efectos producidos por una tecnología pol ít ica sobre los cuer-
pos , sobre la s conduct as , en los imagina ri os y en l as r el ac ione s.
c apac idad de e le cc ión y de seducción , subyace una regl a que permi te un
juego (Leandro lo ha dicho: la seducció n es un juego, u n c o t o r r e o ) . El
géner o e s t ambién norma o r eg la , fo rma de ordenar
u n j u e g o
entre identi-
dades y adscr ipciones , ent re cuerpos
y
subjetividades, entre individuos
y
grupos. La seducción e s un orden , t al como loe s e l m ismo géner o; o rden ,
s in embargo , de l a r ever sib ili dad de todo orden .
Butler (2 00 1b ) obs erv a que la constitución del suj et o puede l ee rse
como un proce so que int er cept a suj ec ión y subje.tivación, imbricadas en
una relac ió n in augu ral c on e l pod er. Y a lo citamos : su jeto como vuelta
sobre s í, pos ib il it ada por e sa r el ac ión con e l poder que e s t an to suj ec ión
como subjetivación. El género será uno de los modos en qu e se pliega
el pod er en la vue lta d el s ujeto sobre s í y que lo cons titu ye en s u m ism a
ope ra ción , con r esul tados t an to de suje ci ón como de sub je tivac ión. Tal
v ez Butle r y De L au retis co in cid an en esto : la operació n d e un o rd en de
género e s en s í m isma c re ador a de sus propios e fe ctos , que no ant ec eden
nunca a su p ropia operación , la cual, a la vez, só lo consiste en dichos
e fec to s. D ig amos: e s un o rd en de efec to s, n o d e ca usas . Como el s ujeto
del que hab la A lt husser , que e st á s i emp r e - y a interpe lado, no hay est ric-
t amen te un a n t e s y un d e s p u é s s ino en t an to d is ti nc ione s que e l m ismo
orden consi en te y que , además, l e permi ten ocu lt ar su f uncionam iento.
D e esto nos h ab lan lo s p res os : o rd en circu la r que in te rc ep ta cau sas con
e fe cto s en e l reto rno d el tiempo s ob re sí, en la oblig ad a re petició n que
supone. Las causas y los efectos serán, en este sentido, dis tinc iones con-
ceptuales y lingüísticas.v
Anotemos: l a r evers ib il idad e s s iempre l a de un orden . En l a Paz e ra
un orden sex ual y de género el que se reversib ilizaba en su c u lo ; en el
caso de la b o r r e g a un orden del h abla lo h acía en su bo ca, median te su
mue rt e o su cas ti go . No par a i ns taura r l iber tade s c re ci en te s n i par a e sta -
b le cer un rég im en de hab la o sexo gen érico s m enos opres iv os , No. Más
b ien p ara p erm itir q ue lo s dos co ex istan y conv iv an . L a b o r r e g a y los
t rave st is , ya l o hemos d icho , sur gen de l a col is ión de los dos órdenes . y
l os hacen r evers ib le s a l os dos , a l m ismo t iempo. Los seducen , t rans it an
ent re e llos , los a lteran. Por supuesto que sacri ficialmente, ofrec iéndose
a s í m ismos par a perm it ir que l a seducción suceda, entr egando su propi a
vida a este s is tema de intercambios reversible y c ircula r.
E n el lib ro que d ed ica a la se du cción, Baudrillard e xp lica que to da e s-
tru ctu ra s e acomoda a la in versió n o a la subversió n, p ero no a la rev er-
s ión de sus t érminos. E sta f orma r ever si ble e s l ade l a seducción ( 1986 :
27) . De haber una t ecno logí a que produ je ra y adm in is tra ra e fe ct os , s er ía
t an to pol ít ic a como seduc ti va , a l menos en e l ámbito que aqu í nos int er e-
s a. P ara nuestro s fin es no bas ta con decir q ue ex is te d ic ha tecnología, s i
su ponemos de inmediato que s us efecto s s erán s ólo d e p roducción y que
admitirá en su funcionamiento la inversión -el sexo es género- o la
subversión -sólo hay género-, pero no la reversibilidad -del sexo y
del g én ero -. É sta es la es cen a d e la s educc ión, y su tecnología, q ue h e-
mos ana li zado ya ins is tent emen te . En e st a e sc ena caben l a Paz y su c u l o
los c a b r o n e s los p u ñ a l e s , los pu to s , las idas y venidas, las huidas y los
a ce rc am ientos, e l amor y l a fu ri a. En e st a e sc ena t rans it an los t rave st is y
sus c