Romance Ro Valentin Villalon

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La Guerra, el Honor, el Amor y la Muerte a travs del Romancero Castellano

La Guerra, el Honor, el Amor y la Muerte a travs del Romancero CastellanoValentn Villaln Bentez

365La Guerra, el Honor, el Amor y la Muerte a travs del Romancero Castellano

Valentn Villaln Bentez

ndice9Introduccin

17HISTORIA DEL ULTIMO GODO.

18ROMANCE UNO

18Romance de la Cava Florinda.

21ROMANCE DOS

21Pltica de don Rodrigo y la Cava

23ROMANCE TRES

23Agravio y quejas de Florinda.

26ROMANCE CUATRO

26La traicin del conde don Julin.

28ROMANCE CINCO

31ROMANCE SEIS

31El reino perdido

35ROMANCE SPTIMO

35La penitencia del rey Rodrigo.

43LOS SIETE INFANTES DE LARA

47ROMANCE PRIMERO

47Romance de los Siete Infantes de Lara.

57ROMANCE SEGUNDO

58De cmo los Infantes de Lara se despidieron de su madre y vieron malos ageros.

61ROMANCE TERCERO

61Nos habla de cmo empez la batalla con los moros.

65ROMANCE CUARTO

65Del gran llanto que don Gonzalo Bustos hizo all en Crdoba, ante la presencia de las cabezas de sus hijos.

72ROMANCE QUINTO

74ROMANCE SEXTO

74Cmo Mudarra Gonzlez mata a don Rodrigo de Lara.

79EL CID

81ROMANCE PRIMERO

81Dice cmo el Cid veng a su padre

84ROMANCE SEGUNDO y OTROS

84De cmo Jimena, la hija del conde Lozano, pide al rey venganza.

86En que Jimena pide de nuevo justicia al rey

89De cmo el Cid, va con su padre a besar la mano al rey.

95ROMANCE DCIMO

95De la muerte del rey don Fernando

99ROMANCE XI

101De Doa Urraca, cercada en Zamora

103ROMANCE XIII

103En que Doa Urraca recuerda cundo El Cid se criaba con ella en su palacio en Zamora

105ROMANCE XV

105Del caballero leal zamorano y de Vellido Dolfos, que se sali de Zamora para con falsedad hacerse vasallo del Rey Don Sancho

107ROMANCE XVII

107Con el reto de Diego Ordez

110ROMANCE XVIII

110Cuenta cmo Arias Gonzalo se prepara para lidiar el reto a los zamoranos

114ROMANCE DE FERNNDO ARIAS, HIJO DE ARIAS GONZALO

115Del llanto de los castellanos

118ROMANCE DEL JURAMENTO QUE TOM EL CID AL REY DON ALONSO

123Palabras que tuvo el Cid con el abad nuevo de Cardea

129ROMANCE XXV

129Pavor de los condes de Carrin

133SEGUNDA PARTE

134ROMANCE DEL PASTOR DESESPERADO

135Romance del Pastor Desesperado

137ROMANCE DEL PRISIONERO

137Romance del Prisionero

139ROMANCE DE DON BUESO

148MORAIMA

150ROMANCE DEL CAUTIVO

153MORIANA LA CAUTIVA

156ROMANCE DE JULIANESA

158ROMANCE DE LA LOBA PARDA

161ROMANCE DE LAS TRES CAUTIVAS

165ROMANCE DE MARQUILLOS.

167LA MISA DEL AMOR

169ROMANCE DEL VENENO DE MORIANA

173ROMANCE DE LA GENTIL DAMA Y EL RSTICO PASTOR

177LANZAROTE Y EL CIERVO DEL PIE BLANCO

181LA BELLA MALMARIDADA

184ROMANCE DE LANZAROTE Y EL CIERVO DEL PIE BLANCO

185Romance de Lanzarote y el Ciervo de Pie Blanco

188ROMANCE DE FERNANDO IV El EMPLAZADO

195ROMANCE DEL REY DON PEDRO EL CRUEL

199Hechos histricos del reinado del rey Don Pedro I de Castilla

201MUERTE DE DOA BLANCA

204ROMANCE DEL DON FADRIQUE

211ROMANCE DEL INFANTE VENGADOR

215ROMANCE DEL PRIOR DE SAN JUAN

221Ramiro II de Aragn

223ROMANCE DE LA CAMPANA DE HUESCA

227TERCERA PARTE

233ROMANCE DE VALDOVINOS

235JARDINERA

236ROMANCE DE ROSA FRESCA

238EL INFANTE ARNALDOS

240EL CONDE OLINOS

242POEMA ROMANCE DEL CONDE NIO

242De Romancero y Cancionero annimo hasta el siglo XV

246LA SERRANA DE LA VERA

247ROMANCE DE LA Serrana de la Vera

253ROMANCE DE LA SERRANA DE LA VERA.

253Otra versin del Romance de la Serrana de la Vera

257ROMANCE DE FONTE FRIDA.

259MIRA, ZAIDE, QUE TE AVISO.

264LANZAROTE EL ORGULLOSO

267ROMANCE DE LA MUERTE OCULTADA

271CAZADOR QUE VAS CAZANDO

274ABENAMAR, ABENAMAR

277ROMANCE DEL MAESTRE DE CALATRAVA.

279Romance del Maestre de Calatrava

281ROMANCE DEL REY MORO QUE PERDI ALHAMA

285ROMANCE DE REDUN

288LA MERIENDA DEL MORO ZAIDE

291dON MANUEL Y EL MORO MUZA

298ROMANCE DEL REY CHICOQUE PERDI GRANADA

302ROMANCE DE LA AMIGA MUERTA

305ROMANCE DE LA LINDA ALBA

308ROMANCE DE GERINELDO

314El ENAMORADO DE LA MUERTE

317ROMANCE DE LA MANO MUERTA

320LA GALLARDA MATADORA DE HOMBRES.

325EL CABALLO ROBADO

329OTRA VERSIN DEL MISMO ROMANCE: EL CABALLO ROBADO

332ENAMORADA DE UN MUERTO

335CAZADOR QUE VAS CAZANDO

338PAVURA DE LOS INFANTES DE CARRIN

350SONNBULO

355COMO UN ROMANCE

356A Salvador y Carmen, a cuya boda, en tierras de Len fuimos invitados

365Eplogo

PrlogoDesde que era joven siempre he sentido una admiracin especial por los poetas del Romancero Castellano, y sobre todo por la obra que nos dejaron. Pienso que en el Romancero Castellano est escrita la epopeya de Espaa. Igual que en el Mahabarata y en el Ramayana estn escritas las epopeyas del pueblo indio, como en la Ilada y en la Odisea estn las epopeyas del pueblo griego, y en la Eneida est la epopeya del pueblo romano, en el Romancero Castellano est escrita la Epopeya de Espaa. Y con esto no quiero hacer un panegrico de una guerra de religin al referirme a la lucha de los cristianos contra los rabes. La Reconquista fue la defensa del pueblo invadido por el invasor, como principal motivo. Luego, como pasa en innumerables ocasiones, las religiones, en su afn de participar en el botn, de adquirir protagonismo, de capitanear la victoria por todos los medios a su alcance, tratan de subirse al carro del vencedor y normalmente lo logran. Las guerras han asolado al mundo desde la noche de los tiempos. Y aunque las guerras siempre las han hecho los fuertes contra los dbiles, los motivos en los que se fundamentan suelen ser inconfesables. Tal vez por eso los motivos religiosos hayan amparado tantas veces a las declaraciones de guerra.

Generalmente las guerras siempre han sido fuente de inspiracin de los poetas. Los hroes han sido cantados por los poetas, los triunfadores siempre encuentran quienes canten sus hazaas y en las guerras siempre hay ms gente que sigue al vencedor ms que al vencido. A pesar de las guerras, a pesar de los hroes, a pesar de los reyes y de los obispos, en los juglares del Romancero Castellano podemos encontrar un seguimiento ms triste, ms real y ms bello, de la historia de Espaa que el que pudiramos encontrar en cualquiera de los tratados de Historia. Los poemas del Romancero, escritos por aquellos poetas annimos que recorrieron Espaa, cantando o recitando sus romances de pueblo en pueblo, de posada en posada, de castillo en castillo, nos dejaron su obra trasmitida de unos a otros a travs de la palabra, de generacin en generacin hasta la llegada de la imprenta. Durante la segunda mitad del siglo XV y desde su llegada a la imprenta se extienden por Espaa en ediciones de bolsillo los llamados romances de faldriquera, que tanto se difundieron durante los siglos XVI y XVII.

El autor.

Introduccin

Hace muchos aos que en un cine de barrio de Madrid, vi la pelcula Esplendor en la Hierba, en la que, como introduccin, venan unos versos del poeta ingls William Woodworth que me hicieron sentir una fuerte emocin, no solo al leerlos por primera vez en la pantalla, sino durante y despus de la pelcula. Tena diecisis aos cuando por primera vez la vi, y de eso hace ya tanto tiempo. Poda haberla olvidado, o al menos la cita potica que como introduccin a la misma se haca al empezar, antes de que aparecieran en escena sus personajes. No ha sido as, guardo intactos entre los pliegues de mi memoria los versos del poeta a los que haca mencin el director de la pelcula Elia Kazan y todas las escenas de la obra. Y ahora al volver a los folios donde guardaba el trabajo del que vamos a hablar, que llevaban ya muchos aos archivados, he vuelto a sentir la misma emocin que cuando los vi por primera vez. Estos versos continan despertando en mi los mismos sentimientos las mismas emociones.Ahora, cuando tengo que contar el mismo o parecido relato, que hice doce o quince aos atrs, han vuelto a mi, envueltos entre los folios, en que un da copi las notas para hablar de la guerra, el amor, el honor y la muerte, a travs del Romancero Castellano. Como el paso de los aos, no les ha hecho perder vigencia a los versos, que por primera vez, o al empezar la pelcula Esplendor en la Hierba, en aquel cine de barrio de Madrid, en los aos cincuenta, es por lo que voy a empezar este relato, con los mismos versos de entonces, al considerar que ahora, los mismos versos, ante el mismo relato, siguen teniendo la misma vigencia.

Era un brillo intenso,

un fuerte resplandor

de pronto, todo se apag.Aunque ya nada pueda devolver

la hora del esplendor en la hierba.

y se pierda el aroma de las flores,

no os aflijis, porque la belleza

perdura en el recuerdo.

Parafraseando estos versos, podramos decir tambin, que aunque hace mucho tiempo, que se extingui el ruido de las batallas y los guerreros duermen bajo la tierra desde hace tanto, nos queda el recuerdo, idealizado y bello de quienes protagonizaron estos hechos. Y ms fuerte, que el recuerdo de quienes protagonizaron la guerra, es el recuerdo de quienes protagonizaron aquellas vidas, de sus sentimientos de sus emociones. El relato que vamos a hacer aqu, no va a ser solo un relato dedicado a los vencedores, a los hroes, vamos a tratar de dar una visin de la vida de aquella poca, basada en los relatos que nos dejaron los juglares, los cantautores de la edad media que supieron trasmitir, en sus poemas, en sus canciones el fluir de la vida, de esa vida, que como dira un poeta, es la vida que corre pasa y suea.

Por eso vamos a intentar rebobinar la historia, vamos a intentar introducirnos en este mundo desaparecido, misterioso y mgico, del nacimiento del castellano y al mismo tiempo de la nacin espaola. No quiero decir con esto, que antes Espaa no existiera, me refiero a la nacin que surge con el esfuerzo de la reconquista y que se hace en torno al pueblo castellano.

Lo vamos a hacer de la mano de los poetas, siguiendo unos hechos histricos, que son los que en mayor medida los motivan. Los poetas son cronistas del diario acontecer y al mismo tiempo inspiradores de la forma de actuar. El poeta busca con la palabra la esttica de los actos. Cuando la realidad se queda corta y no es lo suficientemente bella, el poeta la modifica, la reinventa. El mundo del poeta es un mundo idealizado, un mundo irreal, un mundo de quimera, un mundo de sueo.

Hoy vamos a hablar de versos, vamos a hablar de los versos del Romancero Castellano, escritos por poetas a los que el tiempo ha borrado su nombre, no ha borrado su mensaje que se han ido trasmitiendo de unos a otros de generacin en generacin desde los albores del castellano hasta la aparicin de la imprenta en el siglo quince. Desde entonces, estos poemas, estos romances, que se haban perpetuado de voz en voz a travs de sucesivas generaciones, pasaron poco a poco a la imprenta, desde donde han llegado hasta nuestros das.

El diccionario dice que el romance es una composicin predominantemente narrativa, tradicionalmente annima, con un nmero indeterminado de versos asonantados. De los poetas del Romancero se han perdido sus nombres, nos ha quedado la obra que de estos poetas guard el pueblo. Estos poetas annimos se acercaban a los castillos, a los pueblos, cantando a veces, recitando otras, bellas historias de guerra unas, de honor otras, y de amor y de muerte otras. Por eso podemos decir, que estos poetas nos dejaron en sus poemas, la historia ms triste, ms real, ms bella y mejor contada de la Reconquista. Los juglares fueron los cantautores de la Edad Media, que 1uego andando por los caminos, de posada en posada, de pueblo en pueblo, de castillo en castillo, nos fueron dejando como ya hemos dicho la historia de Espaa mejor contada de aquellos turbulentos aos.

A Atahualpa Yupanqui, poeta y cantautor argentino, tal vez el mejor cantautor del siglo veinte en lengua castellana, en cierta ocasin y mientras asista a una comida, a un asado en una hacienda argentina, despus de haber estado interpretando con su guitarra y con su voz unos poemas musicalizados suyos, uno de los asistentes a aquella reunin le pregunt que cmo le gustara pasar a la posterioridad, a lo que este contest: me gustara pasar como los poetas del Romancero Castellano, una vez perdido, olvidado mi nombre, quisiera que mis poemas, mis canciones, perduren en el tiempo, como ha pasado con la obra de estos poetas annimos del Romancero.De la mano de estos olvidados poetas, siguiendo sus huellas, vamos a tratar de adentrarnos en la historia de Espaa cuando se va a producir un hecho trascendente. Cuando una nueva religin, que se estaba extendiendo por el mundo llega a Espaa. Cuando Mahoma predic el Islam entre los rabes y con el Islam, la Guerra Santa, los rabes fanatizados ante la promesa del Paraso que Mahoma les haba prometido a los que defendiendo el Corn mueran en combate, se lanzan a la conquista del mundo, como ya lo estaba haciendo la Iglesia catlica. Y a travs del norte de frica, llegan a Espaa y la conquistan. La causa principal de la conquista de Espaa por los rabes, fue la llegada de una nueva religin, que como toda religin, el primer paso que da es fanatizar a sus seguidores y predicar la Guerra Santa, igual que otras muchas religiones, haban hecho con anterioridad.

La conquista de Espaa se justifica por una venganza y como a toda venganza la justifica una ofensa. Para vengar la ofensa que el rey de la Espaa goda Don Rodrigo le hace al conde Don Julin, gobernador de Ceuta, al violar a su hija. Este llama a los rabes y en ocho aos conquistan Espaa. Ocho siglos tardarn los espaoles en recobrar su libertad. Esta guerra dio lugar a muchas batallas, muchos hechos heroicos, muchas frustraciones, muchas traiciones, mucha esclavitud, muchas prisiones, y muchas venganzas y sobre todo muchas torturas y muchas muertes. No vamos a seguir paso a paso este largo periodo de la historia de Espaa. Lo vamos a seguir a grandes pasos. Lo vamos a hacer basndonos en los testimonios que nos han dejado los juglares, los poetas annimos que recorran Espaa con su hato al hombro, de pueblo en pueblo, de castillo en castillo y de posada en posada, los poetas que fueron relatando sus vivencias, que hicieron que estas se fueran trasmitiendo de generacin en generacin, de padres a hijos y de boca a boca. De esta forma han podido llegar hasta nosotros.Voy a tratar de hacer de este largo periodo de tiempo un relato corto, a sabiendas de las limitaciones que esto implica y lo voy a hacer basndome en el testimonio de estos poetas, de los que solo conocemos sus poemas, sus obras. Vamos a seguir el testimonio que nos dejaron a travs de sus palabras. Y al mismo tiempo vamos a tratar de hacer una exposicin, ms o menos ordenada, en la que vamos a introducir algunos comentarios y algunas citas de otros autores que nos ayuden a ensartar un poco este relato.

Si la prdida de Espaa se debi a una venganza, vamos a empezar este relato con una historia en que se narran los motivos que dieron lugar a esta venganza. Para empezar lo vamos a hacer con los poemas que forman esta historia, tratando de no hacer esta narracin demasiado larga y pesada, vamos a tratar de los romances que la forman.PRIMERA PARTE

HISTORIA DEL ULTIMO GODO.ROMANCE UNO

Romance de la Cava Florinda.

De una torre de palacio

se sali por un postigo

la Cava con sus doncellas

con gran fiesta y regocijo.

Metironse en un jardn

cerca de un espeso umbro

de jardines y arrayanes

de pmpanos y jacintos.

Junto a una fuente que vierte

por seis caos de oro fino

cristal y perlas sonoras

entre espadaas y lirios.Reposaron las doncellas

buscando solaz y alivio

al fuego de mocedad

y a los ardores de esto.

Daban al agua sus brazos

y tentada de su fro

fue la Cava la primera

en desnudar sus vestidos.

En la sombra de la alberca

su cuerpo brilla tan lindo

que al de todas las dems

como sol ha oscurecido.

Pens la Cava estar sola,pero la ventura quiso

que entre unas espesas yedras

la minara el rey Rodrigo.

Puso la ocasin el fuego

en el corazn altivo

y amor batiendo sus alas

abrsale de improviso.De la prdida de Espaa

fue aqu funesto castigo.

Una mujer sin ventura

y un hombre de amor rendido

Florinda perdi su flor,

el rey padeci el castigo.

Ella dice que hubo fuerza,

l que gusto consentido.

Si dicen quien de los dos

la mayor culpa ha tenido,

digan los hombres la Cava

y las mujeres Rodrigo.

ROMANCE DOSPltica de don Rodrigo y la Cava

Amores trata Rodrigo,

descubierto ha su cuidado;

a la Cava se lo dice,

de quien anda enamorado.

Miraba su lindo cuerpo,

miraba su rostro alindado,

sus lindas y blancas manos

l se las est loando.

Sepas, mi querida Cava,

de ti estoy apasionado;

pido que me des remedio,

yo estara a tu mandado;

mira que lo que el rey pide

ha de ser por fuerza o grado. La Cava, como discreta,

en risa lo haba echado:

Pienso que burla tu alteza

o quiere probar el vado;

no me lo mandis, seor,

que perder gran ditado.

El rey le hace juramento

que de veras se lo ha hablado;

ella an lo disimula

y burlando se ha excusado.

Fuese el rey a dormir la siesta;

por la Cava ha enviado,

la Cava muy descuidadafuese do el rey la ha llamado.

ROMANCE TRESAgravio y quejas de Florinda.Baado en sudor y llanto

el esparcido cabello,

el blanco rostro encendido

de dolor, vergenza y miedo,

deteniendo con sus brazos los de un loco rey mancebo,

una dbil mujer sola,

ausente del padre y deudos,

as le dice a Rodrigo,

ya con voces, ya con ruegos,

como si ruegos y voces

valiesen en tal extremo:

No queris, rey poderoso,

sol del espaol imperio,

que oscurezcan vuestros rayos

la nube de mi deseo.

La cava soy de tu fuerza,

y aunque al muro de mi pecho

le falta la barbacana,

de todos es padre el cielo;

sirvindoos, la tiene el mo;

desde el primer bozo negro

le disteis honras y cargos,

no le afrentis cuando viejo. Con la sangre de mi honra

no se tia el honor vuestro,

mirad que eclipse de sangre

en reyes es mal agero;

mientras l vierte su sangre

defendiendo vuestros reinos,

en otro combate infame

la suya estis ofendiendo. Temed, temed ofenderle;

que podr vengarse un tiempo,

pues los nobles y soldados

vos sabis si son soberbios.

Rodrigo, que slo escucha

las voces de sus deseos,

forzola y aborreciola,

del amor propios efectos. La Cava escribi a su padre

cartas de vergenza y duelo,

y sellndola con lgrimas,

a Ceuta envalas presto. ROMANCE CUATROLa traicin del conde don Julin.En Ceuta est don Julin,

en Ceuta la bien nombrada;

para las partes de allende

quiera mandar su embajada.

Moro viejo la escriba

y al conde se le notaba,

despus que la hubo escrito

al moro luego matara.

Embajada es de dolor,

dolor para toda Espaa.

Las cartas van al rey moro,

en las cuales le juraba

que si del recibe ayuda

le dar por suya a Espaa

Madre Espaa ay de ti!,

en el mundo tan nombrada,

en el mundo la mejor,

la ms apuesta y ufana.

Donde nace el fino oro,

donde hay veneros de plata,

abundosa de venados,

y de caballos lozana,

briosa de lino y seda,

de leo rico alumbrada.

Deleitosa de frutales,

en azafrn alegrada,

guarnecida de castillos,

y en proezas extremada:

por un perverso traidor

toda sers abrasada.

ROMANCE CINCOEn el Romance Quinto se habla de un sueo del rey Don Rodrigo, mientras duerme en una tienda ricamente guarnecida, con la Cava, rodeado de cien doncellas. Una de estas doncellas llamada Fortuna lo despierta con estos versos:

Si duermes, rey don Rodrigo,

despierta por cortesa

y veras tus malos hados,

tu peor postrimera,

y veras tus gentes muertas

y tu batalla perdida,

y tus villas y ciudades

destrozadas en un da;

fortalezas y castillos

otro seor las rega,

si me pides quien lo ha hecho,

yo muy bien te lo dira;

ese conde don Julin

por amores de su hija,

porque se la deshonraste

y ms de ella no tena;

juramento viene echando

que te ha de quitar la vida.

Despert muy congojado

por aquella voz que oa.

Su cara muy congojadacon aquella voz que oa,

con cara triste y penosa

de esta suerte responda:

Mercedes a ti Fortuna,

de esta tu mensajera.

Estando en esto, ha llegado

uno que nueva traa.

Como el conde don Julin

la tierra le destrua.

Con prisa pide el caballo

y al encuentro le sala,

los contrarios eran tantosque esfuerzo no le vala.Los sueos hunden al rey don Rodrigo, no descansa, su pecado lo atormenta despierto y dormido. El miedo lo atenaza donde quiera que est, es consciente de su pecado y la sombra de la esperada venganza le sigue a todas partes. Hemos visto en estos versos, cmo poco a poco se va hundiendo. Hemos visto al ltimo rey godo dar las gracias a Fortuna por llevarle el mensaje de sus malos hados y de su posterior muerte. Teme lo peor, y sin esperanzas aguarda la venganza que el conde don Julin, dolido por haber forzado a su hija, le tiene preparada.

ROMANCE SEISEl reino perdidoEn el romance nmero seis don Rodrigo ya no tiene miedo a perder su reino, ya lo ha perdido. Por eso al final del romance nos dice don Rodrigo mientras ve a su desmoronado ejercito desde lo alto de un cerro, abandonar el campo de batalla, dejando los campos tintos de sangre y llenos de cadveres,

Las huestes de don Rodrigo

desmayaban y huan

cuando en la octava batalla

sus enemigos vencan.

Rodrigo deja sus tiendas

y del real se sala,

solo va el desventurado,

sin ninguna compaa;

el caballo de cansado,

ya moverse no poda,

camina por donde quiere,

sin que le estorbe la va.

El rey va tan desmayado,

que sentido no tena;

muerto va de sed y hambre,

de verle era gran mancilla;

iba tan tinto de sangre

que una brasa pareca.

Las armas lleva abolladas

que eran de gran pedrera;

la espada lleva hecha sierra

de los golpes que tena;

el almete de abollado

en la cabeza se hunda;

la cara llevaba hinchada

del trabajo que sufra.

Subiose encima de un cerro,

el ms alto que vea;

desde all mira a su gente

como iba de vencida;

de all mira a sus banderas

y estandartes que tena,

como estn todos pisados

que la tierra los cubra;

miraba a sus capitanes,

que ninguno pareca;

mira el campo tinto en sangre,

la cual arroyos corra.

l triste de ver aquello

gran mancilla en si tena,

llorando, de los sus ojos

de esta manera deca:Ayer era rey de Espaa,

hoy no lo soy de una villa,

ayer villas y palacios,

hoy ninguno posea.

Ayer tena criados,

y gente que me serva.

Hoy no tengo ni una almena

que pueda decir que es ma.

Desdichada fue la hora,

desdichado fue aquel da

en que nac y herede

la tan grande seora,

pues la haba de perder

todo junto y en un da.

Oh, muerte! por que no vienes

y llevas esta alma ma

de este cuerpo mezquino,

pues se te agradecera?ROMANCE SPTIMO

La penitencia del rey Rodrigo.Despus que el rey don Rodrigoa Espaa perdido haba, se iba desesperado

huyendo de su desdicha.

Solo va el desventurado,no quiere otra compaaque la del mal de la Muerteque en su seguimiento iba.

Mtese por las montaaslas ms altas que vea.

Topado ha con un pastorque su ganado traa,

djole: Dime, buen hombre,

que preguntarte quera

si hay por aqu monasterio

o gente de clereca.

El pastor respondi luegoque en balde lo buscarapor que en todo aquel desiertosolo una ermita habadonde estaba un ermitaoque haca muy santa vida.

El rey fue alegre de estopor all acabar sus das,pidi al hombre que le diesede comer, si algo tena,

que las fuerzas de su cuerpodel todo desfallecan.

El pastor sac un zurrnen donde su pan traa;

diole pan y de un tasajoque acaso all echado haba:el pan era muy moreno,

al rey mal no le saba;

las lgrimas se le salen,detener no las poda,

acordndose en su tiempolos manjares que coma.

Despus que hubo descansadopor la ermita le peda;el pastor le ense luegopor donde no errara:el rey le dio una cadena y un anillo que tena;

joyas son de gran valor,

que el rey en mucho tena.

Comenzando a caminar,

ya cerca el sol se pona,a la ermita haba llegadoen muy alta serrana.

Encontrose al ermitao,

ms de cien aos tena.

El desdichado Rodrigoyo soy, que ser rey sola,el que por yerros de amortiene su alma perdida,por cuyos negros pecadostoda Espaa es destruida.

Por Dios te pido ermitao,por Dios y Santa Mara,que me oigas en confesinporque finarme quera.El ermitao se espantay con lagrimas deca:Confesarte si Rodrigoabsolverte no poda..Intuyo que este romance debi terminar aqu, y que los versos que siguen a continuacin debieron ser un aadido que un devoto poeta le aumentara, tratando de justificar la salvacin de don Rodrigo, gracias a la intervencin del cielo. Los cuatro ltimos versos de este poema en nada se parecen a los versos que siguen a continuacin.

Estando en estas razonesvoz de los cielos se oa:Absulvelo confesor,absulvelo por su viday dale la penitencia

en su sepultura misma.

Segn le fue reveladopor obra el rey lo pona.Metiose en la sepulturaque a par de la ermita haba;dentro duerme una culebra,mirarla espanto pona;

tres roscas daba a la tumba,siete cabezas tena.

El ermitao lo esfuerza,con la losa lo cubra,rogaba a Dios a su ladotodas las horas del da. Cmo te va penitente,con tu fuerte compaa?Ya me come, ya me come,por do ms pecado haba,

en derecho al corazn,

fuente de mi gran desdicha.

Las campanitas del cielosones hacen de alegra;

las campanas de la tierraellas solas se taan;

el alma del penitentepara el cielo se suba.

El romance nmero siete es el ltimo de los romances que dan forma a la historia del ltimo Godo y con l dejamos a Espaa en poder de los rabes. Cerca de ocho siglos va a tardar Espaa en volver a ser independiente. Era una aspiracin lgica que los espaoles del siglo VIII aspirasen a ser libres, aunque no era la primera vez que Espaa haba sido conquistada por otros pueblos. Espaa era camino de Europa hacia frica y de frica hacia Europa, era zona de paso, de uno a otro continente, por eso fue tantas veces conquistada. Siendo los humanos tan aficionados a coger lo que no es suyo y estando los estados formados por humanos, es por lo que los europeos trataban de extenderse por frica y los africanos por Europa. Y Espaa era lugar de paso, cruce de civilizaciones, por eso chocamos con los descendientes de Mahoma y por eso estuvimos peleando con ellos durante tantos aos. Y por eso murieron tantos cristianos defendiendo a su dios y tantos rabes defendiendo al suyo, mientras sus dioses estaban tan campantes en el cielo. Pero as somos los humanos, unos vamos a un sitio y otros van a otro, y cuando nos encontramos en el camino, chocamos.

En la pennsula arbiga haba surgido una nueva religin, que como todas las religiones trataba de crecer, de extenderse, de tener ms adeptos, y en su nimo de crecer, de hacerse mayor lleg a Espaa y la conquist en tan solo ocho aos. Setecientos setenta y cuatro aos tardaran los espaoles en expulsar a los mahometanos. La guerra de la conquista y reconquista de Espaa, fue una guerra de religin, un choque de civilizaciones. Pero vamos a dejar el ltimo capitulo, del ltimo Godo, con l dejamos a los rabes establecidos en Espaa y a don Rodrigo en la tumba que iba buscando.

LOS SIETE INFANTES DE LARA

Con la penitencia y la muerte del rey don Rodrigo dejamos a Espaa en poder de los descendientes de Mahoma. Nos hemos valido de romance de El ltimo Godo para conocer el pecado de don Rodrigo y de la venganza que de l toma el conde don Julin gobernador de Ceuta y padre de la Cava Florinda, a quien el rey haba forzado. Este romance que como todos los romances del Romancero Viejo es un romance annimo, est escrito en fechas posteriores a cuando se producen los hechos que nos narra, un poeta de aquellos a los que el tiempo ha borrado el nombre pero no ha borrado su obra, nos lo cuenta. Nosotros lo hemos tomado del libro Flor nueva de Romances Viejos, de don Ramn Menndez Pidal que despus de reconstruirlo, se encarg de publicarlo y darlo a conocer.

Vamos a dar un gran salto a delante, hemos dejado a los rabes instalados en Espaa con la lectura del romance, del ltimo Godo contado por uno de aquellos poetas. Estos poetas annimos, mientras andaban por los caminos y los pueblos, cantando o recitando sus versos, iban dejando entre las gentes que los escuchaba las vivencias, las emociones que haban escuchado a otros, o que a ellos les haba tocado vivir. Tengo la conviccin de que en los versos que los juglares nos cuentan sus historias podemos encontrar unos hechos ms emotivos, ms reales y ms bellos, que los encontrados en los manuales de historia.

Como ya hemos dicho antes, vamos a seguir a grandes saltos la historia de Espaa, y nos van a guiar los poemas del Romancero Castellano. Trescientos aos despus la reconquista ha avanzado mucho, desde que Pelayo la iniciara en Covadonga, se ha reconquistado la tercera parte de Espaa. El caudillo moro Almanzor la hace retroceder. En sus correras, llega hasta Santiago de Compostela. El conde de Castilla, Garr Fernndez vea amenazado su condado por Almanzor. De esta poca son los hechos narrados en el Romance de los Siete Infantes de Lara, y de los que en torno a l escribieron otros juglares que en este romance se inspiraron.

El Romance de Los Siete Infantes de Lara est basado en una discusin familiar que da lugar a una traicin y una traicin da lugar a una venganza. Es la historia de la discusin familiar que surge durante la boda de don Rodrigo de Lara y de doa Lambra de Burela. Pero vamos a dejar que nos la cuenten los poetas annimos que la crearon. Vamos a volver a la historia de Espaa a travs de este romance, a travs de los versos que lo forman.Don Rodrigo de Lara es en este romance el traidor del relato. En torno a la traicin que este hace a su propia sangre, es donde se forja el romance, por eso en estos primeros versos con los que empieza el relato, despus de decirnos lo buen caballero que fue don Rodrigo de Lara, que mat cinco mil moros con trescientos que llevaba, nos dice: si acaso muriera entonces, / que gran fama que dejara, / no matara a sus sobrinos, / Los Siete Infantes de Lara, / ni vendiera sus cabezas / al moro que las llevaba.No creo que como dice el romance, Don Rodrigo de Lara ganara la fama de buen guerrero en la toma de Calatrava la Vieja, que doscientos diez aos despus perdieran los rabes ante los cristianos y que segn cuentan las crnicas se hizo en mil doscientos diez. Si don Rodrigo de Lara se distingui en la toma de esta fortaleza, no lo hubiera podido hacer doscientos aos antes, estara ya muy viejo para matar a tanto moro como dice el romance.

Cuando Castilla estaba regida por el conde Garc Fernndez es cuando suceden los hechos que nos narra el romance de los Siete Infantes de Lara. Cuando se reconquist Calatrava la Vieja era rey de castilla Alfonso VIII. Por tanto, si lo responsabilizamos de la muerte de Los Siete Infantes de Lara, no se pudo distinguir en la toma de Calatrava la Vieja y viceversa. Por otra parte cuando Garca Fernndez era conde de Castilla, Castilla todava no era un reino, era solo un condado, y tienen que pasar ms de doscientos aos para que se funde la Orden de Calatrava, se desintegre, se vuelva a formar, se pierda el castillo de Calatrava la Vieja ante los moros y lo vuelvan a conquistar los cristianos.

No vamos a darle importancia a este lapsus que pudo haber cometido este poeta annimo del romance de Los Siete Infantes de Lara. Lo importante son sus versos y el emotivo relato que con ellos construye. Hemos hablado antes, de cmo los poetas, en los relatos que nos hacen, nos cuentan imaginarias historias, a veces inspiradas en la realidad, y a veces no. Cuando la realidad no es lo suficiente emotiva, no es lo suficiente bella, los poetas la crean, buscando en ella actos bellos emotivos y nobles. Tratan de mostrarnos un mundo mejor, aunque el mundo que nos muestren sea un mundo irreal, un mundo de ficcin.

La historia que nos cuenta el Romance de los Siete Infantes de Lara, es la historia de una traicin, nacida de una discusin familiar con motivo de las bodas de don Rodrigo de Lara y de doa Lambra de Burela, que como toda traicin lleva aparejada una venganza. La discusin entre doa Sancha de Lara, madre de los Siete Infantes de Lara, y doa Lambra de Burela da lugar, a que esta pida venganza, por las ofensas que recibe de doa Sancha, a su marido don Rodrigo de Lara, hermano de doa Sancha, y que este, con falsedad mande a su cuado Gonzalo Bustos a Crdoba, con un mensaje, escrito en arbigo para Almanzor, donde le da instrucciones, con lo que haba de hacer con los hijos de doa Sancha sus sobrinos e hijos a la vez de Gonzalo Bustos y que estos mueran a manos de los moros, a los que ya haba avisado de su llegada don Rodrigo.ROMANCE PRIMERO Romance de los Siete Infantes de Lara.

Ya se salen de Castillacastellanos con gran saa,van a combatir los murosde la vieja Calatrava;derribaron tres pedazospor partes de Guadiana;por uno entran los cristianos,por dos los moros escapan,maldiciendo de Mahomay de su secta malvada,por unas sierras arribagrandes alaridos daban.

Ay Dios, qu buen caballerofue all Rodrigo de Lara,que mat cinco mil moroscon trescientos que llevaba!Si este muriera entonces,qu gran fama que dejara!No matara a sus sobrinos,los siete infantes de Lara,ni vendiera sus cabezasal moro que las llevaba.

Bien pele en aquel daRuy Velzquez el de Lara,gan un escao de orocon rica tienda de Arabia;al conde Garca Fernndezse la enva presentada,que le trate casamientocon la linda doa Lambra.

Ya se conciertan las bodas,ay Dios, en hora menguada!,doa Lambra de Burelacon don Rodrigo de Lara.Las bodas fueron en Burgos,las tornabodas en Salas;en bodas y tornabodaspasaron siete semanas:las bodas fueron muy buenas,mas las tornabodas malas.Ya convidan por Castilla,por Len y Navarra;tantas vienen de las gentes,no caben en las posadas;y an faltaban por venirlos siete infantes de Lara.

Helos, helos por do vienen,por aquella vega llana!Slelos a recibirla su madre doa Sancha;ellos le besan las manos,ella a ellos en la cara:Huelgo de veros a todos,que ninguno no faltaba,y ms a vos, Gonzalvico,prenda que yo ms amaba!Tornad a cabalgar, hijos,y tomad vuestras armas,all iris a posaral barrio de Cantarranas.Por Dios os ruego, mis hijos,no salgis a las plazas,porque las gentes son muchas,se traban malas palabras.Ya cabalgan los infantesy se van a sus posadas;hallaron las mesas puestas,mucha vianda aparejada;despus que hubieron comido,sintanse a jugar las tablas.

En el arenal del ro,esa linda doa Lambra,con muy grande fantasa,altos tablados armara;tiran unos, tiran otros,ninguno bien bordaba..All sali un hijodalgode Burela la preciada;caballero en un caballoy en la su mano una varaarremete su caballo,al tablado la tirara,voceando: Amad, seorascada cual como es amada!,que ms vale un caballerode Burela la preciada,que no siete ni setentade los de la flor de Lara.

Doa Lambra que lo oyera,en mucho se holgara:Oh, maldita sea la damaque su cuerpo te negara;si yo casada no fuera,el mo te lo entregaba!lo ha odo doa Sancha,responde muy apenada:Callis, Alambra, callis,no digis tales palabras,porque aun hoy os desposaroncon don Rodrigo de Lara.Ms callis vos, doa Sancha,que tenis por qu callar,que paristeis siete hijoscomo puerca en cenagal.

Todo lo oye un caballeroque a los infantes criara;llorando de los sus ojos,con angustia y mortal rabiase fue para los palaciosdo los infantes estaban;unos juegan a los dados,otros juegan a las tablas.Aparte est Gonzalvico,de pechos a una baranda:Cmo vens triste, ayo?Decid, quin os enojara?Tanto le rog Gonzalo,que el ayo se lo contara.Mas mucho os ruego, mi hijo,que no salgis a la plaza.No lo quiso hacer Gonzalo,mas su caballo demanda;llega a la plaza al galope,pedido haba una vara,y vio estar el tabladoque nadie lo derribara;alzose en las estriberas,con l en el suelo daba.De que lo hubo derribado,de esta manera hablara:Amad, amad, damas ruines,cada cual como es amada,que ms vale un caballerode los de la flor de Lara,que cuarenta ni cincuentade Burela la preciada.Doa Lambra, que esto oyera,

bajose muy enojada,sin esperar a los suyosse saliera de la plaza;fuese para los palaciosdonde don Rodrigo estaba;en entrando por las puertasa voces se querellaba:Quejo me a vos, don Rodrigo,viuda me puedo llamar!Mal me quieren en Castillalos que me haban de guardar!Los hijos de doa Sanchamal baldonado me han:que me cortaran las faldaspor vergonzoso lugar,me ponan rueca en cintay me la haran hilar,y cebaran sus halconesdentro de mi palomar.Si de esto no me vengis,yo mora me ir a tomar,y a ese buen rey Almanzortengo de irme a querellar.Callad, la mi seora,vos no digis a tal.De los infantes de Larabien os pienso de vengar;tela les tengo ya urdida,presto se la he de tramar;nacidos y por nacerde ello siempre hablarn.

Bien urdi Ruy Velzquez de Lara gran traicin contra todos sus parientes, y la tram con falsedad y mentira. Envi a su cuado don Gonzalo Gustos, padre de los siete infantes, a Crdoba con una carta engaosa escrita en arbigo, para que all Almanzor lo hiciese morir, y para que enviase su capitn Alicante, con gran hueste, al campo de Almenar, donde llevar Ruy Velzquez a los siete infantes a fin de que sean muertos por los moros.

ROMANCE SEGUNDOEl segundo romance nos habla de los malos augurios que Este romance, una vez que paso a la imprenta en el siglo XIV. Era ms largo, y de l existen varias versiones ms cortas que el original. Se extendi muy pronto con la llegada de la imprenta. Lope de Vega, lo escenific con el mismo nombre con el que era conocido. Los romances annimos al pasar de unos a otros de boca en boca han debido sufrir modificaciones ms o menos importantes, creo sin embargo que el mensaje que sus autores nos dejaron en ellos pervive. Se pueden haber perdido en el largo camino recorrido algunos versos, o haberles aadido otros, pero estos cambios en poco han debido afectar al fondo del poema. Creo que estos cambios hayan servido ms bien, para recortarlos, quitndoles lo ms intrascendente, mejorar imperfecciones de la obra, para aclarar su mensaje.

De cmo los Infantes de Lara se despidieron de su madre y vieron malos ageros.

En la sierra de Altamira,

que dicen del Arabiana,

aguardaba don Rodrigo

a los hijos de su hermana:

no se tardan los infantes

y el traidor mal se quejaba;

grande jura estaba haciendo

sobre la cruz de su espada,

quien detiene a los infantes

el le sacara el alma.

Retenalos su ayo,

buen consejo les daba

el viejo Nuo Salido,

el que los ageros cata.

Ya todos aconsejados,

con ellos el caminaba;

con ellos va la su madre

una muy larga jornada:

-Adis, adis, los mis hijos,

presta sea vuestra tornada!

Ya se parten de la madre;

En Canicosa el pinar

ageros contrarios vieron

que no son para pasar.

Encima de un seco pino

una aguililla caudal,

mal la aquejaba de muerte

el traidor del gaviln.

Salimos por nuestro malsiete celadas de moros

aguardndoles estn.

Por Dios os ruego seores

el ro no habis de pasar

que aquel que el ro pasare

a Salas no volver.

Respondiole Gonzalvico

con nimo singularera menor en los dasms muy fuerte en pelear:

no digis eso mi ayo, ms muy fuerte en pelear:

que all hemos de llegar.

dio de espuelas al caballo,

al ro fuera a pasar.

ROMANCE TERCERONos habla de cmo empez la batalla con los moros.

Saliendo de Canicosa

por el val. de Arabiana,

donde don Rodrigo espera

los hijos de la su hermana,

por el campo de Almenar

ven venir muy gran campaa,

muchas armas reluciendo,

mucha adarga bien labrada,

mucho caballo ligero,

mucha lanza relumbrada,

mucho pendn y bandera

por los aires revolaba.

Al traen por apellido,

a Mahoma a voces llaman;

tan altos daban los gritos,

que los montes retemblaban.

Mueran, mueran van diciendo

los siete infantes de Lara! Venguemos a don Rodrigo,

pues que tiene de ellos saa!

All est Nuo Salido,

el ayo que los criara

como ven la gran morisma

de esta manera les habla;

OH, los mis amados hijos,

quien vivo ya no se hallara

por no ver tan gran dolor

como agora se esperaba!

Ciertamente nuestra muerte

est bien aparejada1

no podemos escapar

de tanta gente pagana:

vendamos bien nuestros cuerpos

y miremos por las almas,

pues ir bien empleada.

Como los moros se acercan,

a cada uno por si abraza;

cuando llega a Gonzalvico,

en la cara lo besara:Hijo Gonzalo Gonzlez,

de los que ms me pesaba

es de los que sentir

vuestra madre doa Sancha;

erais su claro espejo,

ms que a todos os amaba!

En esto llegan los moros,

traban con ellos batalla,

espesos caen como lluvia

sobre la gente cristiana,

los infantes los reciben

con sus adargas y lanzas.

Santiago, cierra, Santiago!.

a grandes voces llamaban.

En el cuarto romance, nos habla del gran llanto que hizo Gonzalo Bustos, al ir reconociendo las cabezas de cada uno de sus hijos. Ya que Gonzalo Bustos, estaba preso en Crdoba, desde que su cuado Rodrigo de Lara, all lo mandara para llevarle el mensaje que este le diera con engao, pero vamos a dejar que lo cuente el propio Gonzalo Bustos en este romance.

ROMANCE CUARTODel gran llanto que don Gonzalo Bustos hizo all en Crdoba, ante la presencia de las cabezas de sus hijos.

Prtese el moro Alicante

vsperas de san Cebrin

ocho cabezas llevaba

todas ellas de alta sangre.

Sbelo el moro Almanzor,

a recibirlo le sale;

aunque perdi muchos moros,

piensa en esto bien ganar.

Manda hacer un tablado

para poderlos mirar;

mand traer un cristiano

que estaba en cautividad;

como ante si lo trajeron

empezaral a hablar;

djole: - Gonzalo Bustos,

mira quien conocers;

que lidiaron mis poderes

en el campo de Almenar,

sacaron ocho cabezas

todas son de gran linaje.

Responde Gonzalo bustos:

-presto os dir la verdad.

Y limpindoles la sangre

asaz se fuera a turbar;

dijo llorando agriamente:

-conzcalas por mi mal!

La una es de mi carillo;

las otras me duelen ms,

de los infantes de Lara,

son mis hijos naturales.

As razona con ellas

como si vivos hablasen:

Salvaos Dios Diego Salido,

el mi compadre leal!

adnde son los mis hijos

que yo os quise encomendar?

Ms condenarme compadre,

no he por que os demandar?,

muertos sois como buen ayo,

como hombre, muy de fiar.

Tomara otra cabeza

del hijo mayor de edad:

Oh, hijo Diego Gonzlez,

hombre de muy gran bondad,

del conde Garca Fernndez

alfrez el principal,

a vos amara yo mucho,

que me habas de heredar!

Limpindola con lgrimas

Volvi la a su lugar.

Y tom la del segundo,

don Martn que se llamaba:

Dios os perdone mi hijo,

hijo que mucho preciaba;

jugador de tablas erais

el mejor de toda Espaa,

mesurado caballero,

muy bien hablabais en plaza!

Y dejndola llorando

la del tercero tomaba

Hijo don Suero Gonzlez

todo el mundo os estimaba,

un rey os tuviera en mucho

slo para la su caza!

Ruy Velazquez vuestro

to malas bodas os depara;

a vos llevara a la muerte,

a mi en cautivo dejara!

Y tomando la del cuarto

laxamente la miraba:

Oh, hijo Fernn Gonzlez,

(nombre del mejor de Espaa.

Del buen conde de Castilla,

aquel que vos bautizara),

matador de oso y de puerco,

amigo de gran campaa;

nunca con gente de poco

os vieran en alianza!

Tom la de Ruy Gonzlez,

al corazn la abrazaba.

-Hijo mo, hijo mo,

quien como vos se hallara;

gran caballero esforzado,

muy buen bracero a ventaja;

vuestro to Ruy Velazquez

tristes bodas ordenara!

Y tomando otra cabeza,

los cabellos se mesara;

Oh, hijo Gustos Gonzlez,

habales buenas maas,

no dijeres mentira

ni por oro ni por plata;

animoso, buen guerrero,

muy gran heridor de espada,

que a quien dbale de lleno

tullido o muerto quedaba!

Tomando la del menor

el dolor se le doblaba

- Hijo Gonzalo Gonzlez

los ojos de doa Sancha!

Que buenas irn a ella,

que a vos ms que a todos ama!

Tan apuesto de persona

Decidor bueno entre damas,

repartidor de su haber,

aventajado en la lanza!

mejor fuera la mi muerte

que ver tan triste jornada!

Al duelo que el viejo hace,

toda crdoba lloraba.

El rey Almanzor cuidoso

consigo se lo llevaba

y mandaba a una morica

que le sirviera con gana.

Esta lo torna a prisiones

y con amor lo curaba;

hermana era del rey,

doncella moza y lozana,

con esta Gonzalo Bustos

vino a perder la su saa,

que de ella naci un hijo

que a lo hermanos vengara.

ROMANCE QUINTODice la historia que por fin y siendo ya viejo Gonzalo Bustos, lo solt Almanzor y vuelto el buen viejo a Burgos, con las cabezas de sus hijos, les dio sepultura en la iglesia de Salas, dice tambin la historia, que Gonzalo Bustos y doa Sancha, Vivian una vida apenada y pobre, siempre perseguidos por su cuado y hermano, el todo poderoso don Rodrigo de Lara. Pero mejor ser que nos lo cuente, Gonzalo Bustos en este emotivo romance.Triste yo que vivo en Burgos,

ciego de llorar desdichas,

sin saber cuando el sol saleni si la noche es venida,sino es que con gran rigordoa Lambra mi enemigacada da que amanecehace que mi mal reviva;pues por que mis hijos llorey los cuente cada un da,sus hombres a mis ventanaslas siete piedras me tiran.

En los ltimos versos del cuarto romance hemos podido ver, como una vez que Gonzalo Bustos reconoce las cabezas de sus hijos el caudillo Almanzor, cuidoso/ consigo se lo llevaba// y mandaba a una morisca/ lo sirviese muy de gana./ Esta lo torna a prisiones/ y con amor lo curaba/ hermana era del rey,/ doncella moza y lozana; con esta Gonzalo Bustos/ vino a perder la su saa,/ de ella naci le un hijo / que a los hermanos vengara.

Este hijo que Gonzalo Bustos haba tenido con la hermana de Almanzor, cuando fue mayor, lo autoriz, o mand su madre a Castilla para vengar a sus hermanos. Algn viajero le debi llevar a la hermana de Almanzor, que era caudillo de los ejrcitos del califa moro Ixn II y no rey como dice el romance, las tristes condiciones en que vivan Gonzalo Bustos y doa Sancha de Lara, y que hemos podido ver en el romance V.

La forma en que lo hace, lo vamos a ver en el romance sexto de este relato, tal y como lo reconstruy don Ramn Menndez Pidal de un cantar de gesta annimo escrito a finales del siglo X.ROMANCE SEXTOCmo Mudarra Gonzlez mata a don Rodrigo de Lara.

Cuenta la historia de cmo el joven caballero Mudarra Gonzlez mata a don Rodrigo de Lara, hermano de doa Sancha y culpable de la muerte de los infantes de Lara, sus sobrinos.A cazar va don Rodrigo,ese que dicen de Lara;perdido haba el azor,no haba ninguna caza;con la gran siesta que hacearrimado se ha a una haya,

maldiciendo a Mudarrillohijo de la renegada,

que si a mano le hubiesel le sacara el alma.

El seor estando en esto,

Mudarrillo que asomaba:

-Dios te salve buen seordebajo de verde haya. As haga a ti caballero,

buena sea tu llegada.

Dgame seor, tu nombre,decirte yo la mi gracia.

- A mi me llaman don Rodrigo,y aun don Rodrigo de Lara,cuado de don Gonzalo

y hermano de doa Sancha;por sobrinos me los hubelos siete infantes de Lara.Maldigo aqu a Mudarrillo,hijo de la renegada,

si delante lo tuviese,

yo le sacara el alma.

Si a ti dicen don Rodrigo,

y aun don Rodrigo de Lara,

a mi Mudarra Gonzlez,

hijo de la Renegada,de Gonzalo Bustos hijo

y alnado de doa Sancha,por hermanos me los hubelos siete infantes de Lara;

t los vendiste, traidor,

en el val. de Arabiana.

Ms si Dios ahora me ayuda,aqu dejaras el alma.Espreme don Mudarra,

ir a tomar las mis armas.

La espera que t distea los Infantes de Lara,

Dice don Ramn Menndez Pidal en su libro Flor Nueva de Romances Viejos y relacionado con el poema que acabamos de ver. Que donde cay sin vida el cuerpo de Ruy Velazquez, conocido tambin en el romance por don Rodrigo de Lara, los castellanos lo apedrearon, y yacan sobre l ms de diez carradas de piedras. Y aun hoy da, cuando por aquella gran pedriza pasan, en lugar de rezar un Padrenuestro, lanzan al montn una piedra ms, diciendo: Mal siglo haya el alma del traidor!

Dice tambin den Ramn de este romance que la popularidad de este fue muy persistente, como lo prueban varios de sus versos, que pasaron a ser elementos fraseolgicos del idioma. El bufn de Carlos V don Franciecillo de Ziga utilizaba a menudo los versos los hijos de doa Sancha/ mal amenazado me han o la frase, y faltaban por venir/ los siete infantes de Lara. Dice tambin don Ramn Menndez Pidal Que este romance anduvo muy divulgado a finales del siglo XVI y XVII, que Lope de Vega basado en este romance escribi la comedia , el bastardo Mudarra en 1612 y que Alfonso Hurtado Velarde la incluy en su gran tragedia de los siete infantes de Lara escrita en 1615. Este romance ha sido tambin fuente de inspiracin, de otros escritores entre ellos Cervantes, Pedro Antonio de Alarcn, Vctor Hugo y otros.

Hay un refrn castellano (los refranes igual que los romances forman parte del saber popular) que dice: la venganza es un plato que se come fro. Despus de haber ledo el Romance Cinco de los Siete Infantes de Lara, cuantas veces he pensado en la gran satisfaccin que se debieron llevar el buen Gonzalo Bustos y su esposa doa Sancha, con la decisin tomada por la morisca, hermana de Almanzor, y conocida en el romance que nos ocupa como la Renegada, de mandar a Castilla al hijo que esta haba tenido con Gonzalo Bustos, mientras este era prisionero de Almanzor en Crdoba. El romance de los siete infantes de Lara queda terminado con la venganza de Mudarra.

Se debi escribir, por que dadas las circunstancias que se daban en la forma en que vivan en Salas los padres de los siete infantes de Lara, segn nos cuenta Gonzalo Bustos en el romance nmero V, haca falta una venganza ms, porque de no escribirse entonces el relato no hubiera quedaba completo, si Mudarra Gonzlez, no hubiera nacido de los amores de Gonzalo Bustos y de la hermana de Almanzor, habra que haberlo inventado. Tal vez los dioses, con tiempo suficiente mandaran a la tierra a Mudarra Gonzlez, para que Gonzalo Bustos y su esposa, vieran vengar a sus hijos, los siete infantes de Lara. Pero aunque los padres de los infante de Lara, dada la fuerza con que se viva la religin en aquella poca, hubieran perdonado a don Rodrigo de Lara, y se hubiera quedado tranquilos con la muerte de sus hijos, los lectores de esta historia, no lo hubiramos perdonado y a Mudarra Gonzlez, lo hubiramos tenido que inventar los lectores. La muerte de los infantes de Lara, necesitaba la muerte de Rodrigo par estar completo, y si Mudarra Gonzlez no hubiera nacido, habra que haberlo inventado.

Han pasado ya casi trescientos aos, desde que Don Pelayo iniciara la reconquista en Covadonga, ha llovido mucho desde entonces, se han librado muchas batallas, y esto ha trado mucha esclavitud, muchos prisioneros , muchos muertos, mucho dolor, muchas venganzas y muchos llantos.

EL CID

Castilla deja de ser un pequeo condado para ser Reino, siendo su primer rey el prncipe navarro don Fernando, hijo de Sancho el Mayor de Navarra y descendiente a su vez de los antiguos reyes del Pirineo, que calzaban abarcas. En los alrededores de Burgos, en el viejo casern solariego de Vivar, crece el joven hroe que va a dar grandeza a Castilla. Un da oye contar a su anciano padre la ofensa que a este le ha hecho el conde Lozano, poderoso caballero de la corte del Rey Fernando I de Castilla. Una simple discusin por la propiedad de una liebre, que haban corrido los galgos de uno y de otro hace que el conde Lozano ofenda y humille al padre de Rodrigo.

La vengadora espada de Mudarra Gonzlez nos va a servir como hilo conductor para dar otro salto en el tiempo. La espada va a salir de su vaina, como vengadora de otra ofensa. Vamos a conocer a otro hroe del romancero, es muy joven cuando descuelga la espada de Mudarra; que estaba vieja y mohosa por la muerte de su amo. Nos dice tambin el poeta annimo que escribi este romance que: todo le parece poco/ para vengar este agravio,/ el primero que se ha hecho/ a la sangre de Lan Calvo. Este personaje que descuelga la espada de Mudarra es el Cid Campeador Es el personaje central del romancero, el hroe ms conocido de la Reconquista, es el hroe por excelencia.

Vamos a conocer a Rodrigo Daz de Vivar, a travs de lo que de l nos han contado los juglares, estos poetas annimos que de forma tan bella y emotiva nos han contado sus poemas.

ROMANCE PRIMERODice cmo el Cid veng a su padre Pensativo estaba el Cidvindose de pocos aospara vengar a su padrematando al conde Lozano;miraba el bando temidodel poderoso contrario,que tena en las montaasmil amigos asturianos;miraba cmo en la cortede ese buen rey don Fernandoera su voto el primeroy en guerra el mejor su brazo;todo le parece pocopara vengar este agravio,el primero que se ha hechoa la sangre de Lan Calvo;no cura de su niez,que en el alma del hidalgoel valor para crecerno tiene cuenta a los aos.Descolg una espada viejade Mudarra el castellano,que estaba toda mohosa,por la muerte de su amo."Haz cuenta, valiente espada,que es de Mudarra mi brazoy que con su brazo riesporque suyo es el agravio.Bien puede ser que te corrasde verte as en la mi mano,mas no te podrs correrde volver atrs un paso.Tan fuerte como tu acerome vers en campo armado;tan bueno como el primero,segundo dueo has cobrado;y cuando alguno te venza,del torpe hecho enojado,hasta la cruz en mi pechote esconder muy airado.Vamos al campo, que es horade dar al conde Lozanoel castigo que merecetan infame lengua y mano."Determinado va el Cid,y va tan determinado,que en espacio de una horamat al conde y fue vengado.

ROMANCE SEGUNDO y OTROSDe cmo Jimena, la hija del conde Lozano, pide al rey venganza.Grande rumor se levantade gritos, armas y vocesen el palacio de Burgos,donde son los ricos hombres.Baj el rey de su aposentoy con l toda la corte,y a las puertas del palaciohallan a Jimena Gmez,desmelenado el cabello,llorando a su padre el conde;y a Rodrigo de Vivarensangrentado el estoque.Vieron al soberbio mozoel rostro airado que pone,de doa Jimena oyendolo que dicen sus clamores:Justicia, buen rey, te pidoy venganza de traidores,as se logren tus hijosy de tus hazaas goces,que aquel que no la mantienede rey no merece el nombre!Y t, matador cruel,no por mujer me perdones:la muerte, traidor, te pido,no me la niegues ni estorbes,pues mataste un caballero,el mejor de los mejores.En esto, viendo Jimenaque Rodrigo no responde,y que tomando las riendasen su caballo se pone,el rostro volviendo a todos,por obligarles da voces,y viendo que no le siguengrita: Venganza, seores!

En que Jimena pide de nuevo justicia al rey

En Burgos est el buen reyasentado a su yantar,cuando la Jimena Gmezse le vino a querellar;cubierta paos de luto,tocas de negro cendal;las rodillas por el suelo,comenzara de fablar:Con mancilla vivo, rey;con ella vive mi madre;cada da que amaneceveo quien mat mi padrecaballero en un caballoy en su mano un gaviln;por hacerme ms enojo,cbalo en mi palomar;con sangre de mis palomasensangrent mi brialHacedme, buen rey, justicia,no me la queris negar!Rey que non hace justicianon deba de reinar,ni comer pan a manteles,ni con la reina folgar.El rey cuando aquesto oyeracomenzara de pensar:"Si yo prendo o mato al Cid,mis cortes revolverse han;pues, si lo dejo de hacer,Dios me lo demandara".All habl doa Jimenapalabras bien de notar:Yo te lo dira, rey,cmo lo has de remediar.Mantn t bien las tus cortes,no te las revuelva nadie,y al que mi padre matdmelo para casar,que quien tanto mal me hizos que algn bien me har.Siempre lo he odo decir,y ahora veo que es verdad,que el seso de las mujeresno era cosa natural:hasta aqu pidi justicia,ya quiere con l casar.Mandar una carta al Cid,mandarle quiero llamar.Las palabras no son dichas,la carta camino va;mensajero que la llevadado la haba a su padre.De cmo el Cid, va con su padre a besar la mano al rey.Cabalga Diego Lainez

al buen rey besar la mano;

consigo se los llevaba

los trescientos hijos dalgo,

entre ellos iba Rodrigo,

el soberbio castellano.

Todos cabalgan a mula,

slo Rodrigo a caballo;

todos visten oro y seda,

Rodrigo va bien armado;

todos espadas ceidas,

Rodrigo estoque dorado;

todos con sendas varicas,

Rodrigo lanza en la mano;

todos guantes olorosos,

Rodrigo guante mallado;

todos sombreros muy ricos,

Rodrigo casco afilado,

y encima del casco lleva

un bonete colorado.

Andando por su camino,

unos con otros hablando,

allegados son a Burgos,

con el rey se han encontrado.

Los que vienen con el rey

entre s van razonando;

unos lo dicen de quedo,

otros lo van preguntando:

-aqu viene, entre esta gente,

quien mat al conde Lozano.

Como lo oyera Rodrigo

en hito los ha mirado,

con alta y soberbia voz

de esta manera ha hablado:

-Si hay alguno entre vosotros

su pariente o adeudado

que se pese de su muerte,

salga luego a demandadlo,

yo se lo defender,

quiera pie, quiera caballo.

Todos responden a una:

-Demndelo su pecado.

Todos se apearon juntos

para al rey besar la mano,

Rodrigo se qued solo,

encima de su caballo;

entonces habl su padre,

bien oiris lo que ha hablado:

-Apeaos vos, mi hijo,

besaris al rey la mano

porque l es vuestro seor,

vos, hijo, sois su vasallo.

Desque Rodrigo esto oy,

sintiose ms agraviado;

las palabras que responde

son de hombre muy enojado:

-Si otro me lo dijera

ya me lo hubiera pagado,

mas por mandarlo vos, padre,

yo lo har de buen grado.

Ya se apeaba Rodrigo

para al rey besar la mano;

al hincar de la rodilla

el estoque se ha arrancado;

espantose de esto el rey

y dijo como turbado:

-Qutate Rodrigo, all,

qutateme all, diablo,

que tienes el gesto de hombre

y los hechos de len bravo.

Como Rodrigo esto oy

aprisa pide el caballo;

con una voz alterada

contra el rey as ha hablado:

-Por besar mano de rey

no me tengo por honrado,

porque la bes mi padre

me tengo por afrentado.

En diciendo estas palabras

salido se ha del palacio,

consigo se los tornaba

los trescientos hijodalgo.

Si bien vinieron vestidos,

volvieron mejor armados,

y si vinieron en mulas,

todos vuelven en caballos.

Dice el cuento que el rey don Fernando, preciando mucho el fuerte corazn del mozo Rodrigo, le mand de nuevo llamar, asegurndole por sus cartas que no quera castigarle, pues doa Jimena lo perdonaba, y dicindole que tena que hablar con l cosas que eran a gran honra suya y mucho servicio de Dios y de la paz del reino, Rodrigo volvi a Burgos llevando consigo doscientos pares de lanzas inhiestas; y desde que habl con el rey y vio en el palacio a la antes enemiga doa Jimena, y avino de buen corazn en el casamiento que el rey le propona.

En el quinto romance, que no se incluye aqu, nos habla de cmo fue la boda de Rodrigo y Jimena y cmo despidindose Rodrigo del rey Fernando, llev consigo a su esposa para Vivar, donde fueron ambos muy bien recibidos. Antes de salir Rodrigo para la guerra, rog mucho a la su madre que amase mucho a Jimena y le hiciera mucha honra, partiose de ellas y se fue contra la frontera de los moros.

Vienen a continuacin otros romances ms caseros, dira yo, menos importantes para la reconquista, para la guerra. Vamos a pasar a la segunda parte de los Romances del Cid, acercndonos a la cama donde agoniza del primer rey de Castilla don Fernando, de quien ya hemos hablado antes. El rey don Fernando a lo largo de su ya dilatada existencia haba ganado muchas guerras, la mayor parte de Espaa era suya, se la haba ganado a los moros y a los cristianos. En el ao mil sesenta y cinco, siendo ya muy anciano, estando en su castillo de Cabezn, a una jornada de Valladolid, vino la muerte a hacerle su ya esperada visita.

Aunque los antiguos reyes godos haban hecho constitucin para que nunca fuese partido el reino de Espaa, don Fernando, buscando ms el bien de su familia, que el de su reino, lo dividi entre sus hijos. Muy a pesar de su hijo Sancho, el primognito, que no lo acept.

ROMANCE DCIMODe la muerte del rey don Fernando

De la muerte del rey don Fernando en el castillo de Cabezn, a una corta jornada de ValladolidDoliente estaba, doliente,ese buen rey don Fernando;los pies tiene cara orientey la candela en la mano.A su cabecera tienearzobispos y perlados;a su mano derecha tienelos sus hijos todos cuatro:los tres eran de la reinay el uno era bastardo.Ese que bastardo eraquedaba mejor librado:abad era de Sahagn,arzobispo de Santiago,y del Papa cardenal,en las Espaas legado.Si yo no muriera hijo,vos fuereis Padre Santo,mas con la renta que os queda,bien podris, hijo, alcanzarlo.Dice Francisco Rico, catedrtico de Lengua y Literatura Espaola de la Universidad de Barcelona, que los primeros romances conservados se remontan al siglo XIV,pero el gnero, en sustancia, ha de ser tan antiguo como el mismo castellano, porque es difcil concebir una lengua en que no existan baladas o breves canciones narrativas, ya sean fabulosas, ya noticieras. Tal como desde el siglo XIV los conocemos, sin embargo , los romances estn en deuda fundamentalmente con los cantares de gesta. Ciertos fragmentos de las gestas especialmente apreciados se grabaron en la memoria de los aficionados y se entonaban tambin aislados en los espectculos juglarescos. El gusto por todo fragmento hubo de ser tan intenso que a imagen y semejanza de ellos acab modelndose la gran mayora de las baladas narrativas.

Los romances, pues, mantienen buena parte de los rasgos de estilo de las epopeyas de que derivan o en la que se inspiran;o bien aplican a relatos de nueva invencin o a versiones poticas de hechos histricos los hbitos expresivos de la tradicin pica: La base mtrica de ocho silabas, la rima voclica o asonancia, determinadas frmulas, procedimientos descriptivos

Pero el romance refuerza ciertas secuencias con patetismo e impresionismo singulares, potencia lo fragmentario y las escenas aisladas, da un tinte lrico a determinadas situaciones; particulariza expresivamente, en fin, aspectos que podran pasar inadvertidos en las tiradas picas.

Suelen considerarse viejos los romances conocidos por fuentes anteriores a 1550, pero tambin ocurre que muestras mucho ms antiguas por ejemplo, de finales del siglo XV- se nos han conservado nicamente en la tradicin moderna. Esa extraordinaria permanencia en el tiempo se acompaa de una menor capacidad expansiva en el espacio (trasmitida de boca en boca, los romances perviven dondequiera que existen comunidades de lengua espaola, de California a Israel, de la Patagonia a Filipinas) y por una permanente vitalidad creadora, de suerte que entran en el teatro, los cultivan los escritores ms cultos y llegan a los poetas de hoy. De hecho tal vez, slo el romancero nos permite recorrer todos los caminos de la literatura y aun de la vida espaolas.El primer rey de Castilla, prncipe navarro descendiente de los antiguos reyes de Pirineo, que gastaban abarcas, hizo caso omiso de la constitucin, que perduraba desde los tiempos de los reyes godos. A la hora de morir, fue ms padre que rey, y dividi los reinos entre sus hijos, haciendo tabla rasa de la constitucin, que perduraba des de tiempos de los godos, y dividi su reino entre sus hijos como si de una finca se tratara, y esto lo aceptaron de buen grado los hijos que con arreglo a lo que su constitucin desde ms de quinientos aos atrs estableca, lo aceptaron de buen grado pero no lo acept el rey Sancho, a quien constitucionalmente le corresponda ser rey, ni a su hija doa Urraca tanpoco parece que le hizo gracia la decisin de su padre de dejarla desheredada, como podemos ver en el siguiente poema.

ROMANCE XI Morir vos queris, padre,San Miguel vos haya el alma!Mandaste las vuestra tierrasa quien se vos antojara:diste a don Sancho a Castilla,Castilla la bien nombrada,a don Alfonso a Lencon Asturias y Sanabria,

a don Garca a Galiciacon Portugal la preciada,

y a m, porque soy mujer,me dejis desheredada!Irme he yo de tierra en tierracomo una mujer errada;mi lindo cuerpo daraa quien bien se me antojara,a los moros por dineroy a los cristianos de gracia;de lo que ganar pudiere,har bien por vuestra alma.All preguntara el rey:Quin es esa que as habla?Respondiera el arzobispo:Vuestra hija doa Urraca.Callad, hija, callad,no digas tales palabra,que mujer que tal decamereca ser quemada.All en tierra leonesaun rincn se me olvidaba,Zamora tiene por nombre,Zamora la bien cercada,de un lado la cerca el Duero,del otro pea tajada.Quien vos la quitare, hija,la mi maldicin le caiga!Todos dicen: "Amen, amen",sino don Sancho que calla.ROMANCE XII De Doa Urraca, cercada en ZamoraRey don Sancho, rey don Sancho,ya que te apuntan las barbas,quien te las vio nacerno te las ver logradas!Don Fernando apenas muerto,Sancho a Zamora cercaba,de un cabo la cerca el rey,del otro el Cid la apremiaba.Del cabo que el rey la cercaZamora no se da nada;del cabo que el Cid la aquejaZamora ya se tomaba;corren las aguas del Duerotintas en sangre cristiana.Habl el viejo Arias Gonzalo,el ayo de doa Urraca:Vmonos, hija, a los morosdejad a Zamora salva,pues vuestro hermano y el Cidtan mal os desheredaban.Doa Urraca en tanta cuitase asomaba a la muralla,y desde una torre mochaelcampo del Cid miraba.ROMANCE XIII En que Doa Urraca recuerda cundo El Cid se criaba con ella en su palacio en ZamoraAfuera, afuera, Rodrigo,el soberbio castellano!Acordrsete debade aquel buen tiempo pasadoque te armaron caballeroen el altar de Santiago,cuando el rey fue tu padrino,t, Rodrigo, el ahijado;mi padre te dio las armas,mi madre te dio el caballo,yo te calc espuela de oroporque fueses ms honrado;pensando casar contigo,no lo quiso mi pecado!,casaste con Jimena,hija del conde Lozano;con ella hubiste dineros,conmigo hubieras estados;dejaste hija de reypor tomar la de un vasallo.En or esto Rodrigovolviose mal angustiado:Afuera, afuera, los mos,los de a pie y los de a caballo,pues de aquella torre mochauna vira me han tirado!,no traa el asta hierro,el corazn me ha pasado;ya ningn remedio siento,sino vivir ms penado!

ROMANCE XV Del caballero leal zamorano y de Vellido Dolfos, que se sali de Zamora para con falsedad hacerse vasallo del Rey Don Sancho

Sobre el muro de Zamora;vide un caballero erguido;al real de los castellanosda con grandes gritos:Rey Don Sancho, rey don Sancho,no digas que no te aviso,que del cerco de Zamoraun traidor haba salido;Vellido Dolfos se llama,hijo de Dolfos Vellido,si gran traidor fue su padre,mayor traidor es el hijo;cuatro traiciones ha hecho,y con sta sern cinco!Si te engaa, rey don Sancho,no digas que no te aviso.Gritos dan en el real:A don Sancho han mal herido!Muerto le ha Vellido Dolfos;gran traicin ha cometido!Desque le tuviera muerto,metiose por un postigo,por las calle de Zamorava dando voces y gritos:Tiempo era, doa Urraca,de cumplir lo prometido!

ROMANCE XVII Con el reto de Diego OrdezYa cabalga Diego Ordez,ya del real haba salido,armado de piezas dobles,sobre un caballo morcillo;va a retar a los zamoranos,por muerte del rey su primo.Vio estar a Arias Gonzaloen el muro del castillo;all detuvo el caballo,levantose en los estribos:Yo os reto, a los zamoranos,por traidores fementidos!Reto a mancebos y viejos,reto a mujeres y nios,reto tambin a los muertosy a los que an no son nacidos;reto la tierra que moran,reto yerbas, panes, vinos,desde las hojas del montehasta las piedras del ro,pues fuisteis en la traicindel alevoso Vellido!Respondi le Arias Gonzalo,como viejo comedido:Si yo fuera cual t dices,no debiera ser nacido.Bien hablas como valiente,pero no como entendido.Qu culpa tienen los muertosen lo que hacen los vivos?Y en lo que los hombres hacen,qu culpa tienen los nios?Dejis en paz a los muertos,sacad del reto a los nios,y por todo lo demsyo habr de lidiar contigo.Ms bien sabes que en Espaaantigua costumbre ha sidoque hombre que reta a concejohaya de lidiar con cinco,y si uno de ellos le vence,el concejo queda quito.Don Diego cuando esto oyeraalgo fuera arrepentido;mas sin mostrar cobarda,dijo: Afirm me a lo dicho.ROMANCE XVIII Cuenta cmo Arias Gonzalo se prepara para lidiar el reto a los zamoranos

Tristes van los zamoranosmetidos en gran quebranto;retados son de traidores,de alevosos son llamados;ms quieren todos ser muertosque no traidores nombrados.Da era de san Milln,ese da sealado,todos duermen en Zamora,mas no duerme Arias Gonzalo;an no es bien amanecidoque el cielo estaba estrellado,castigando est a sus hijos,a todos cuatro est armando,las palabras que les diceson de mancilla y quebranto:Yo he de lidiar el primerocon don Diego el castellano:si con mentira nos reta,vencerle he y os hago salvos;pero si cualquier traidorhay entre los zamoranos,y l nos reta con verdad,muerto quedar en el campo.Morir quiero y no ver muertede hijos que tanto amo.Las armas pide el buen viejo,sus hijos le estn armando,las glebas le estn poniendo;doa Urraca que all ha entrado,llorando de los sus ojosy el cabello destrenzado:Para qu tomas las armas?Dnde vas, mi viejo amo:pues sabis, si vos mors,perdido es todo mi estado?Acordaos que prometistea mi padre don Fernandode nunca desampararmeni dejar de vuestra mano!Caballeros de la infantaa don Arias van rogandoque les deje la batalla,que la tomarn de grado;mas l slo da sus armasa su hijo don Fernando:Dios vaya contigo, hijo,la mi bendicin te mando;ve a salvar los de Zamora;como Cristo a los humanos!Sin poner pie en el estribodon Fernando ha cabalgado.Por aquel postigo viejogalopando se ha alejadoadonde estaban los jueces,que ya le estn esperando;partido les han el sol,dejado les han el campoROMANCE DE FERNNDO ARIAS, HIJO DE ARIAS GONZALO

Por aquel postigo viejoque nunca fuera cerradovi. venir pendn bermejocon trescientos de caballo,en medio de los trescientosviene un monumento armado,y dentro del monumentoviene un cuerpo de un finadoFernn 'Arias ha por nombre,fijo de Arias Gonzalo.Lloraban le cien doncellas,todas ciento hijas dalgo;todas eran sus parientasen tercero y cuarto grado,las unas le dicen primo,otras le llaman hermano,las otras decan tootras lo llaman cuado.Sobre todas lo llorabaesta Urraca Hernando,y cun bien que la consuelaese viejo Arias Gonzalo!:Callad, hija, callad,callad Urraca Hernando,que si un hijo me han muerto,ah me quedaban cuatro.No muri por las tabernasni a las tablas jugando,mas muri sobre Zamora,vuestra honra resguardando.

Del llanto de los castellanosMuerto yace el rey don Sancho,Vellido muerto le haba;pasado est de un venabloque a la tierra le cosa.Llorando estn a par de lobispos y clereca;llrale la hueste toda,ricos hombres de Castilla.Don Rodrigo de Vivares el que ms lo senta:-Rey don Sancho, rey don Sancho,muy aciago fue aquel daen que cercaste a Zamoracontra la voluntad maLa maldicin de tu padreen mal hora se cumplaLevant se Diego Ordez,que a los pies del rey yaca;la flor es de los de Laray lo mejor de Castilla:- Que se nombre un caballero,antes que se pase el dapara retar a Zamorapor tan grande alevosa.Todos dicen que es muy bien,

mas nadie al campo sala;mirando estaban al Cidpor ver si el reto lo haramas el Cid que los entiende,de esta manera deca:- Yo me arm contra Zamora,pues don Sancho lo quera;muerto mi seor el rey,jur de no combatirla;grande deuda he con la infanta,quebrantarla no poda.All hablara Diego Ordezlleno de melancolaMal habis jurado, Cid,lo que jurar no debas ROMANCE DEL JURAMENTO QUE TOM EL CID AL REY DON ALONSO

Muerto Sancho, Rey de Castilla, le corresponda su trono al segundo hijo del rey Fernando, que desde Toledo, donde estaba, volvi a Castilla a reclamar el trono que con arreglo a derecho le corresponda. Las cortes de Castilla desconfiaban de Alfonso, pensando que este pudiera haber intervenido en la traicin de Vellido Dolfos, por lo que, reunidas en sesin, le exigen a Alfonso juramento de no haber tomado parte en la muerte de su hermano Sancho y para eso nombran las cortes a Rodrigo.

En santa Gadea de Burgos,do juran los hijosdalgos,all le toma la jurael Cid al rey castellano.Las juras eran tan fuertesque al buen rey ponen espanto;sobre un cerrojo de hierroy una ballesta de palo:Villanos maten te, Alonso,villanos, que no hidalgos,de las Asturias de Oviedo,que no sean Castellanos;maten te con aguijadas,no con lanzas ni con dardos;con cuchillos cachicuernos,no con puales dorados;abarcas traigan calzadas,que no zapatos con lazo;capas traigan aguaderas,no de contray ni frisado;con camisones de estopa,no de holanda ni labrados;caballeros vengan en burras,que no en mulas ni en caballos;frenos traigan de cordel,que no cueros fogueados.Maten te por las aradas,que no en villas ni en poblado,y squenle el coraznpor el siniestro costado;si no dijeres la verdadde lo que te es preguntado,si fuiste o consentisteen la muerte de tu hermano.

Habl as un caballero,que es del rey el ms preciado:

Jurad buen rey,no tengis de eso cuidado;que nunca hubo rey traidor,ni papa descomulgado.Jurado tiene el buen reyque en tal caso no se ha hallado,pero all hablara el reymalamente y enojado:Muy mal me conjuras, Cid,Cid, muy mal me has conjurado;mas hoy me tomas la jura,despus besarme has la mano.

Respondiera le Rodrigo,De esta manera ha hablado:Por besar mano de reyno me tengo por honrado,porque la bes mi padreme tengo por afrentado.Vete de mis tierras, Cid,mal caballero probado,y no vengas ms a ellasdende este da en un ao.Plceme, dijo el buen Cid,plceme, dijo, de grado,por ser la primera cosaque mandas en tu reinado.t me destierras por uno,yo me destierro por cuatro.Ya se despide el buen Cid,sin al rey besar la mano,Consigo se los llevabalos trescientos hijodalgotodos son hombres mancebos,ninguno hay viejo ni cano;todos llevan lanza en puocon el hierro acicalado,y llevan sendas adargas,con borlas de colorado;mas no le falt al buen Cidadonde asentar su campo.

Palabras que tuvo el Cid con el abad nuevo de Cardea

Hablando estaba en el claustrode San Pedro de Cardeael buen rey Alfonso al Cid,despus de misa, una fiesta.Trataban de la conquistade las mal perdidas tierraspor yerros del rey Rodrigo,que amor disculpa y condena.Propuso el buen rey al Cidel ir a ganar a Cuenca,y Ruy Daz mesuradole dice de esta manera:Nuevo sois, rey don Alfonso,nuevo rey sois en la tierra;antes que a guerra vayis,sosegad las vuestras tierras;muchos daos han venidopor los reyes que se ausentan,que apenas han calentadola corona en la cabeza.Bermudo, en lugar del rey,dice al Cid: Si vos aquejanel cansancio de las lideso el deseo de Jimena,idos vos a Vivar, Rodrigo,y dejadle al rey la empresa,que hombres tiene tan hidalgosque no volvern sin ella.Quin os mete dijo el Ciden el consejo de guerra,fraile honrado, a vos agora,la vuestra cogulla puesta?Subid vos a la tribunay rogad a Dios que venzan;que non venciera Josusi antes Moiss no lo hiciera.Llevad vos la capa al coro,yo el pendn a las fronteras,y el rey sosiegue su casaantes que busque la ajena;que non me harn cobardeel mi amor ni la mi queja,que ms traigo siempre al ladoa Tizona que a Jimena.Hombre soy dijo Bermudoque antes que entrara en la regla,si no venc reyes moros,engendr quien los venciera;y agora en vez de cogulla,cuando la ocasin se ofrezca,me calar la celaday pondr al caballo espuela.Para huir dijo el Cidpodr ser, padre, que sea;que ms de aceite que sangremanchado el hbito lleva!Callad le dijo el reyen mal hora que no en buena!Cosas tenis, el Cid,que harn hablar las piedras,pues por cualquier nierahacis campaa a la iglesia.Pasaba el conde de Oateque llevaba la su duea,y el rey, por facer mesura,acompaolo a la puerta.

Los dos condes de Carrin, Femando y Diego, jvenes cortesanos de muy noble linaje, codiciosos de las riquezas y del poder del Cid, quieren casarse con las hijas de ste, y piden al rey que les trate el casamiento.

El Cid lo repugna; conoce el orgullo linajudo y el ningn valor de los condes de Carrin. Aunque l, a pesar de ser seor de Valencia, era tan slo un simple hidalgo, no poda estimar en nada el lustre que habra de recibir emparentando con los ociosos condes de Carrin y de Saldaa. Pero Alfonso, siendo rey poltico y conquistador, no saba alzarse sobre la pequeez de la vida palaciega; crea que la alcurnia de sus cortesanos era un premio para el hroe; por eso le ruega, le obliga a consentir.

Las bodas de las hijas del Cid con los de Carrin se hicieron en Valencia, durando las fiestas ocho das. Muchos y muy apuestos fueron los regocijos que el Cid mand hacer en aquellas bodas, as como bordar, alanzar tablados, matar toros y otras fieras, muchos fueron los manjares que all se sirvieron, innumerables los juglares que cantaban las hazaas de otros tiempos, y muchas las danzas y cantos en que se alababa a los novios.

En la Torre del Alczar el Cid contemplaba tanta nobleza, y viendo a sus pies la gran ciudad y a lo lejos las huertas y el mar, medita, puesta la mano en su barba entrecana: "Antes fui pobre, ahora tengo cuanto oro, tierra y poder deseo; venzo las lides como a Dios place; mi fama llega al soldn de Persia, que me enva sus joyas, sus ricas telas de seda y oro, los ms extraos animales del Asia, y me ofrece por vianda la cabeza de su caballo ms querido; all en Marruecos, la tierra de las mezquitas, los moros me temen cada da, y ellos me pagarn parias a m o a mi rey, si le mando; a mi rey, que para que nada falte al corazn, me honra de nuevo, y me ha hecho tener por parientes a los ricos hombres ms ricos de su corte".

Cuando el Cid se siente llegado a la ms elevada cumbre del poder, la desgracia va a herirle cruelmente. Bastar una pequea ocasin promovida por la ruindad de los condes sus yernos.

ROMANCE XXVPavor de los condes de CarrinAcabado de yantar,la faz en somo la mano,durmiendo est el seor Ciden el su precioso escao.Guardndole estn el sueosus yernos Diego y Fernando,y el tartajoso Bermudo,en lides determinado.Hablando estn jugleras,cada cual por hablar paso,y por soportar la risapuesta la mano en los labios,cuando unas voces oyeronque atronaban el palacio,diciendo: "Guarda el len!Mal muera quien lo ha soltado!"No se turb don Bermudo;empero los dos hermanoscon la cuita del pavorde la risa se olvidaron,y esforzndose las voces,en puridad se hablarony aconsejaron se aprisaque no huyesen despacio.El menor, Fernn Gonzlez,dio principio al fecho malo;en zaga al Cid se escondi,bajo su escao agachado.Diego, el mayor de los dos,se escondi a trecho ms largo,en un lugar tan lijoso,que no puede ser contado.Entr gritando el gentoy el len entr bramando,a quien Bermudo atendicon el estoque en la mano.Aqu dio una voz el Cid,a quien como por milagrose humill la bestia fiera,humildota y coleando.Agradeciselo el Cid,y al cuello le ech los brazos,y llev lo a la leonerahacindole mil halagos.Aturdido est el gentoviendo lo tal; no catandoque entrambos eran leones,mas el Cid era el ms bravo.Vuelto, pues, a la su sala,alegre y no demudado,pregunt por sus dos yernossu maldad adivinando.Del uno os dar recaudo,que aqu se agach por versi el len es hembra o macho.All entr Martn Pelezaquel temido asturiano,diciendo a voces: Seor,albricias, ya lo han sacado!El Cid replic le: A quin?l respondi: Al otro hermano,que se sumi de pavordo no se sumiera el diablo.Miradle, seor, do viene;empero haceos a un lado,que habis, para estar par dl,menester un incensario.Agraviaron se los condes,con el Cid quedan odiados;quisieran tomar sobre lla deshonra de ellos ambos.

SEGUNDA PARTELa emotividad la podemos encontrar a veces en los actos ms sencillos e intrascendentes de la vida, todo depende de la forma de contar los hechos, depende siempre de quin nos lo cuente, de la persona encargada de trasmitir el hecho relatado. En el mismo hecho dos personas distintas, pueden ver distintos motivos a resaltar, los mismos actos provocan en diferente personas diferentes formas de interpretar la misma realidad.

En el Romancero, y a travs de estos annimos poetas, vemos la realidad que estos poetas nos muestran de forma distinta a cmo nosotros la hubiramos podido ver. Sin embargo, a la misma persona, el mismo relato, puede despertar sensaciones distintas contado por diferentes narradores.

ROMANCE DEL PASTOR DESESPERADO

Si miramos detenidamente el Romance del Pastor Desesperado podemos ver la versin que nos da el poeta annimo que lo cre, y podemos imaginarnos la visin que poda habernos dado del mismo hecho cualquier otro lugareo, menos sensible, que nos hubiera hecho el mismo relato.

No cabe duda que el poeta annimo, que escribi el Pastor Desesperado era un gran poeta lrico. Prueba de ello ha sido que pasados los siglos, hoy sigan teniendo vigencia. Este romance se sigue cantando en recitales, Paco Ibez entre otros lo ha musicalizado y quiz mil aos despus de que algn juglar lo creara puede orse en la voz de otros actualizados juglares, que lo trasmiten en sus discos y en sus recitales.Es el Romance del Pastor Desesperado uno de los ms hermosos poemas de amor del Romancero Castellano. Como pasa muchas veces, las ms bellas historias de amor terminan mal, y este romance no iba a ser una excepcin, tambin termina mal.. Termina con la muerte del Pastor Enamorado, protagonista principal de esta bella historia de amor y de muerte.

Romance del Pastor DesesperadoPor aquel lirn arriba

lindo pastor va llorando;

del agua de sus ojos

el gabn lleva mojado.

-Buscaris, ovejas mas,

pastor ms aventurado,

que os lleve a la fuente fra

y os caree con su cayado

Adis, adis, compaeros,

las alegras de antao!

Si me muero de este mal,

no me enterris en sagrado;

no quiero paz de la muerte,

pues nunca fui bien amado;

enterris me en prado verde,

donde paste mi ganado,

con una piedra que diga:

Aqu muri un desdichado;

muri del mal de amor.

que es un mal desesperado.

Ya enterraron al pastor

en medio de verde prado,

el son de un triste cencerro,

que no hay all campanario.

Tres serranitas le lloran

al pie del monte serrano;

una deca: Ay mi primo,

otra deca, Hay mi hermano!

la ms chiquitas del ellas:

Adis lindo enamorado,

mal te quise por mi mal

siempre vivir penando.

ROMANCE DEL PRISIONEROEs un poema completo, concretamente un romance annimo que pertenece alRomancero Viejo. Esta clase de romances se ha transmitido oralmente desde su creacin, por el poeta annimo que lo escribiera, hasta la llegada de la imprenta.

Pertenece al gnero lrico porque en l se cuenta el estado de nimo del nico personaje del relato. El protagonista, expone en el relato, su tristeza, su estado interior, sus ms ntimos sentimientos, condicionados por el estado de nimo que le produce la prisin en la que se encuentra.

Romance del PrisioneroQue por mayo era por mayo,

cuando hace la calor,

cuando los trigos encaan

y estn los campos en flor,

Cuando canta la calandria

y responde el ruiseor,

cuando los enamorados

van a servir al amor,

sino yo, triste, cuitado,

que vivo en esta prisin,

que ni s cundo es de da

ni cundo las noches son,

sino por una avecica

que me cantaba al albor.

Mat mela un ballestero;

dle Dios mal galardn!

ROMANCE DE DON BUESO

Rafael Alberti

El romance tradicional deDon Bueso,o deLa Hermana Cautiva,relata la aventura fronteriza del caballero que, yendo a tierras extraas en busca de amores, encuentra a su hermana, cautiva por los moros desde tiempos atrs. El regreso a casa de la desdichada nia es de un realismo conmovedor. La tradicin oral ha mantenido con singular viveza esta historia, transmitida durante siglos en todo el mundo hispnico en versiones potica y musicalmente diversas, adaptadas unas al canto melanclico propio del norte peninsular, y otras al festivo de la navidad andaluza.

Lunes era, lunesde Pascua florida,guerrean los moroslos campos de Oliva.Ay campos de Oliva,ay campos de Grana,tanta buena gentellevan cautivada!Tanta buena genteque llevan cautiva!,y entre ellos llevabana la infanta nia;cubierta la llevande oro y perlera,a la reina morala presentaran.Tomis, vos, seora,esta cautivita,que en Espaa todano la hay tan bonita;tomis vos, seora,esta cautivada,que en todo tu reinono la hay tan galana.No la quiero, no,a la cautivita,que el rey es mancebo,la enamorara.No la quiero, no,a la cautivada,que el rey es mancebo,la enamorara.Mandadla, seora,con el pan al horno,all dejarhermosura el rostro;mandadla, seora,a lavar al ro,all dejarhermosura y bro.Paos de la reinava a lavar la nia;lloviendo, nevando,la color perda;la nia lavando,la nia torciendo,aun bien no amanecelos paos tendiendo.Madruga Don Buesoal romper el da,a tierra de morosa buscar amiga.Hllola lavandoen la fuente fra:Quita de ah, mora,hija de juda,deja a mi caballobeber agua limpia.Reviente el caballoy quien lo traa!,que yo no soy morani hija de juda,sino una cristianaque aqu estoy cautiva.Oh, qu lindas manosen el agua fra!,si vens, la nia,en mi compaa?Oh, qu blancas manosen el agua clara!si queris, la nia,venir en compaa?Con un hombre soloyo a fe no me ira,por los altos montesmiedo te tendra.Juro por mi espada,mi espada dolida,de no hacerte mal,ms que a hermana ma.Pues ir, caballero,de buen grado ira.Paos de la reinayo qu los hara?Los de grana y orotrelos, vida ma,los de holanda y plataal ro echaras.Y digas, la nia,la nia garrida,has de ir en las ancaso has de ir en la silla?Montar en las ancasque es ms honra ma.Tomola don Bueso,a ancas la suba.Tierras van andando,tierras conoca,tierras va mirandoda en llorar la nia.Por qu lloras, flor,por qu lloras, vida?,maldgame Diossi yo mal te hara!Ay campos de Grana,ay campos de Oliva,veo los palaciosdonde fui nacida!Cuando el rey mi padreplant aqu esta oliva,l se la plantaba,yo se la tena,mi madre la reinabordaba y cosa,yo como chiquitala seda torca,mi hermano don Buesolos toros corra;yo como chiquitala aguja enhebraba,mi hermano don Buesocaballos domaba.Abrid puertas, madre,puertas de alegra,por traeros nueratraigo vuestra hija!Si me traes nuera,sea bien venida!Para ser mi hija,qu descolorida!Qu color, mi madre,qu color quera,si hace siete aosque pan no coma,si no eran los berrosde una fuente frado culebras cantan,caballos beban?Si no eran los berrosde unas aguas margasdo caballos bebeny culebras cantan!Vlgame Dios, valga,y Santa Mara!Ay campos de Grana,ay campos de Oliva!

MORAIMAYo me era mora Moraima

Morilla de bel catar,

Cristiano vino a buscarme

Hablo me en algaraba,

como aquel que la bien sabe:

-breme las puertas, mora,

s Al te guarde de mal.

-Cmo te abrir, mezquina,

que no s quin te sers?

-Yo soy el moro Mazote,

hermano de la tu madre,

que