Seis nuevas salsa peruanas

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  • 7/29/2019 Seis nuevas salsa peruanas

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    Seis salsas o dips(porque en la variedad est el gusto)Por Don Lucho

    DON LUCHO RECETAS

    Todos los

    peruanos que

    nos metemos a la

    cocina tenemos

    salsas y dips

    propias. Aqu van

    seis de las que

    hago. Creo que

    tengo descritas

    cmo veinte...

    Febrer

    o2

    013

    Los peruanos tenemos una pasin desbordada por las salsas. Con ellas

    acompaamos nuestras papas, las aplicamos a la pasta, la rodeamos de

    yucas, pltanos o panes. Las comemos con vegetales. Las usamos como

    mayonesa. En muchas casas no se puede almorzar sin un plato de aj

    molido en la mesa.

    Nuestros clsicos son dos, la huancana y la ocopa, pero ningn cocinero

    peruano que se respete deja de tener su salsa privada o tradicional, la de la

    abuelita o la que invent en un da de inspiracin.

    Las seis salsas que le recomiendo hoy son de factura propia. algunas son

    variaciones de salsas tradicionales. Otras nunca las he visto ni probado. Lo

    cual no quiere decir que muchos otros cocineros no las hagan.

  • 7/29/2019 Seis nuevas salsa peruanas

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    La maravillosa salsa de queso quark

    y polvo de beterraga.

    Queso quark? Polvo de beterraga? Y eso cmo se

    come?. Vamospor partes.

    El queso quark

    no es nuevo en

    el mundo, pero

    s en el Per.

    Es una

    variedad de

    queso fresco

    centroeuropeo

    de texturasemejante a los

    quesos philadelphia, pero sin la copiosa carga de qumicos

    de estos, bueno para untar y de tono ligeramente cido. Al

    Per lleg de las manos de las queseras ms imaginativas

    que conozco, las muy ecolgicas Vaquitas Felices,

    La beterraga en polvo es uno de los muchos aportes

    de Samaca. Este es un fundo tambin altamente ecolgico

    que queda en Ica. Aprovechando el inclemente y

    constante sol de la regin, tienen all un horno solar que

    aprovechan para deshidratar de manera natural las cosasms dispares. A mi cocina, llena de sus mgicos

    productos lleg hace pocas semanas un frasco de

    beterraga (betabel o remolacha como quiera llamarlo) en

    polvo.

    Cuando lo compr no tena la menor idea de para

    qu me servira. Los simpticos vendedores del

    mercado ecolgico me sugirieron que podra darle color

    a la limonada, pero la idea no me entusiasm. Tampoco

    la quera usar como sazonador, como hago con el

    perejil, la naranja, la mandarina, el limn o la acelga en

    polvo, porque sospechaba que el poderoso color de la

    beterraga teira cualquier plato.

    Pero cuando vi juntos sobre la mesa mi envase de

    queso quark y mi frasco de polvo de beterraga,

    sospech que estaban hechos el uno para el otro. Cunta

    razn tena mi sospecha.

    Lo que hice fue muy simple. En un bol empec a

    batir el quark. Para darle levedad, la lgica culinaria me

    dict agregarle yoghurt de las mismas vaquitas felices. Es

    un yoghurt lquido, pero consistente y muy poco cido.

    Eso solo sera una gran salsa, y de hecho hice en el

    camino una salsa adicional de prueba agregndole nada

    ms que un poco de mostaza de dijon.

    Pero eso es una digresin. Lo que hice despus de

    batir bien el queso y el yoghurt fue agregarle poco a poco

    el polvo de beterraga. Habr usado tres cucharadas para

    una taza de queso quark y un cuarto a media taza de

    yoghurt. Probando y probando, llegu al punto en que el

    sabor de la beterraga era perfectamente discernible, y que

    el color era del mismo bellsimo rosa intenso que ve en lafoto.

    En ese punto empec a sazonarlo pacientemente,

    pizca a pizca con sal marina. No quera salarlo. Apenas

    ayudar a que el sabor dulce de la beterraga levantara unos

    puntos ms. En cuanto llegu all, pens que haba

    terminado. Ya tena una salsa extraordinaria. Pero todava

    le faltaba algo para llegar a la perfeccin. Cuando

    Raymond Chandler no saba qu hacer en sus novelas

    policiales, haca aparecer en escena a un desconocido con

    un revolver, y la cosa segua andando. Yo cuando cocino yno se qu hacer, recurro, no a una pistola sino al aceite de

    oliva.

    Y as fu. Un chorrito de aceite de oliva y la salsa

    qued perfecta. Un monumento a las salsas, lista para

    acompaar lo que le ponga enfrente. Espesa, consistente,

    aromtica, de sabores marcados y de un color

    hermossimo, ms cercano al de algunos postres que al de

    las salsas tradicionales. Fue difcil? No, ciertamente no.

    Fue simplemente el resultado lgico de poner a conversar

    a dos ingredientes de primersima calidad que no seconocan entre s.

    Poderosa salsa de pimientos

    piquillos y aj panca

    El pimiento de

    piquillo que se

    consume en

    Espaa con

    prodigiosa

    voracidad es,

    como todos los

    capsicum de

    origen

    sudamericano:

    Bolivia, Per, la amazona brasilea, quin sabe. Pero en

    el Per se conoce poco. Como tantos productos, es un

    cultivo bsicamente de exportacin, muy difcil de

    encontrar fresco, pero que ya se puede encontrar

    envasado. Yo suelo tener en casa, y son una ayuda muy

    verstil para muchsimas cosas. Un da le cuento.

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    El asunto es que estaba embalado con hacer tres salsa

    juntas y encontr en la refrigeradora medio frasco de

    pimientos de piquillo. Era poca cosa, y solos no iban a

    hacer una buena salsa. Pero en casa tambin tena como

    en todo hogar peruano, buenos ajes panca secos. Sin

    tiempo de hidratarlos con sabia paciencia, los puse en

    agua a cocinar a todo vapor hasta que tomaron unaconsistencia ms bien suave.

    As, los abr, extraje las semillas y lo que pude de las

    venas, los piqu groseramente y los puse a licuar junto

    con los pimientos piquilllos. Agrege un poco de sal

    gruesa para ayudar en la molienda y poco a poco,

    mientras licuaba empec a agregar aceite en hilos como si

    estuviera preparando mayonesa. Naturalmente pas lo

    mismo que en la mayonesa: la salsa emulsion y tom una

    textura suave y acariciadora, pero con trampa.

    Con trampa, porque el aadido de aj panca seco, leagreg un tono intenso de picante, mas el sabor

    levemente terroso del aj. El resultado fue una salsa

    poderosa, macha, con varias capas de sabores. Al llevarla

    a la boca comienza dando una engaosa impresin de

    mayonesa inocente; conforme las papilas eluden esa

    tentacin, empiezan a brotar sabores. Si la madre natura

    sabe a algo, debe ser a esta salsa soberbia.

    Aj molido con un toquecito extra

    A primera vista, es

    nada ms ni nada

    menos que un aj

    molido estndar,

    una de esas cosas

    que los peruanos

    hacemos a ciegas

    Pero la hacemos de

    muchas formas

    distintas.Tras muchas

    pruebas mi frmula

    estndar estos das pasa por limpiar bien el aj de sus

    semillas y sus venas para graduar con cierta precisin el

    tono de picante. Esta vez, por ejemplo dej unas cuantas

    venas al descubierto porque quera una salsita levemente

    picantona.

    Una vez separados los ajes, los pongo a sancochar.

    Cunto tiempo? Francamente hasta que me acuerdo.

    Calculo que sern unos diez a quince minutos. Loimportante es que se cocinen lo suficiente como para que

    se dejen pelar. Pelar el aj? Pues s. Una vez cocido el aj,

    basta con presionar la cscara con los dedos y arrastrarla

    para que se separe de la carne.

    Quedan por un lado la sabrosa carne del aj y por el

    otro una suerte de lminas de plstico. Cada vez que lo

    hago, y no me toma ms de cinco minutos, me

    enorgullezco de lo que estoy haciendo.

    Ya con los ajes pelados, los llevo a la licuadora. All

    tengo varias opciones.

    Normalmente, un poquito de agua o un poquito de

    aceite para que pueda licuar bien. Hoy hice otra cosa:

    licu mis ajes en el jugo perfumadsimo de un maracuy.

    Para darle contextura, tom un trozo de queso

    mantecoso, no fresco como la huancana y eso fue todo.

    Una salsa aromtica, levemente dulce, levemente cida,

    levemente picante, de un deslumbrante color amarillos.

    Salsa de aj dulce con mozzarella

    La primera salsa

    de la tarde la hice

    con ajes dulces.

    En el Per

    pensamos que

    ste es un aj

    tpico de la selva.En realidad es un

    aj muy difundido

    por todo el

    planeta, al punto

    que su nombre es capsicum chinensis.

    Es muy fcil de encontrar en el Caribe y en Estados

    Unidos. No tiene picante, pero s un sabor muy agradable.

    Para darle una puntita de picor, us media docena de

    ajes dulces y un chile jalapeo maduro (rojo). Les saqu

    las semillas y los pas un momento por agua hirviendo.

    Luego los puse a licuar con aceite y sal.

    El resultado tena un rico sabor, pero la textura era

    demasiado aguada para mi gusto. Decid agregarle un

    poco de queso, el ms neutro posible para comunicar slo

    un leve sabor lcteo y encontr media bola de mozarella.

    La deshilach y la agregu a la mezcla. Mol bien y

    pas todo por un colador chino muy fino para que

    quedara como una crema sin residuos. Listo. El sabor es

    misterioso. Levsimamente picante, cortesa del jalapeo,

    el dulzor no es el del morrn o el del aj amarillo.

    Rico, muy rico.

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    Vinagreta de Rocoto

    El rocoto (capsicum

    pubescens) no es

    fcil de encontrar

    fuera del Per y

    Bolivia. En Mxico

    hay una variedad

    parecida, el ChileManzano. Rojo y

    rotundo, suele ser

    sumamente

    picante. Seleccion

    dos rocotos pequeos, les extraje las semillas y los coc

    en dos aguas. Los licu con un punto de aceite de oliva

    extra virgen y sal, y les agregu otro punto de vinagre de

    uva quebranta. Este ltimo ingrediente no lo va a

    encontrar, pero un buen vinagre no la cosa esa que

    venden en botellitas de plstico le servir igual. El

    inconfundible sabor del rocoto qued intacto. El aceite y

    el vinagre lo llevaron a un territorio ms cercano a las

    ensaladas. Lo prob con esprrago y sent que estaba

    realmente bueno. Con esta receta no slo he ganado una

    salsa para picar, sino una vinagreta para ensaladas de

    primera lnea. Desgraciadamente se acab en una sola

    sentada, as que no la pude experimentar de este modo,

    pero en cuanto se me pongan a mano otros rocotos, la

    hago de nuevo.

    Salsa de aj amarillo reforzada

    Mi manera regular de hacer aj molido es hirviendo,

    pelando y moliendo con sal y un poquito de aceite de

    oliva. En los ltimos meses estoy hacindolo de otra

    manera: lo tuesto con ajo y a veces con cebolla, y lo

    muelo con sal y aceite. En general lo tuesto hasta que se

    empieza a quemar y el resultado es el que mostr en las

    recetas anteriores . Esta vez opt por el camino

    intermedio, es decir cocinar el aj en la sartn junto con

    los ajos, pero sin dejar que se tueste para que no le

    cambie el color. Para esto, primero puse seis grandes

    dientes de ajo enteros ajos a dorar, lenta y pacientemente,

    en fuego muy bajo para que no se tostaran, demasiado,

    pero se cocieran a fondo hasta quedar como una pasta.

    Luego incorpor unos seis ajes amarillos, bien privado de

    venas y semillas, y lo salte para que se cociera sin

    tostarse. A la licuadora con un punto de aceite de oliva sin

    sabor, luego al chino para tamizarlo. El resultado fue una

    crema cremosa, si vale la redundancia, con el sabor del aj

    como tono predominante, y detrs el bajo continuo del

    ajo bien temperado, si vale la equvoca metfora musical.

    Resultado? Un aj molido muy civilizado, casi de etiqueta.

    Pesto de queso de cabra a a la

    huancana O ser huancana al

    pesto?

    La ltima salsa de la

    temporada la hice

    tambin con aj

    amarillo. En el

    mercado ecolgico

    de Miraflores, la

    familia Igreda de La

    Cabrita no deja de

    sorprenderme con

    sus novedades en

    queso de cabra.

    Ellos consiguen hacer quesos que estn francamente a la

    par de los franceses, y esta vez me encontr con un queso

    hecho con yoghurt de cabra. Estaba riqusimo, y se me

    ocurri que una de mis salsas podra ser la vieja y querida

    huancana, pero con este queso en lugar del queso fresco

    habitual. Y as lo hice.

    Licu unos seis ajes amarillos cocidos con un chorro

    de leche, agregu un moldecito de queso, un toque de

    aceite, sal y jugo de limn cido, y el predecible resultado

    fue una estupenda huancana. Pero resulta que Helen e

    Isabel hacen una huancana extraordinaria y no me gustadarle a nadie leche de su vaca.

    El olfato me gui a un manojo de albahaca

    fresqusima que perfumaba toda la cocina, y que haba

    comprado para adornar una pasta con setas (tambin del

    mercado ecolgico, pero de las Vaquitas Felices).

    Queso y albahaca es una combinacin perfecta,

    siempre. Queso y aj es una combinacin perfecta,

    siempre. Queso, aj y albahaca tienen que ser una

    combinacin perfecta. Tal fue mi razonamiento, y eso

    hice. En buena hora.

    No he ganado una salsa. He ganado un plato, una

    familia de platos. Esto va bien con papas y con yucas, con

    pasta y con choclo. Ser indispensable que el queso sea

    de cabra? Sospecho que no. Le aade un toque especial,

    que sent desde el momento en que la salsa fue slo una

    huancana. Pero el verdadero descubrimiento (que

    seguramente miles de personas han hecho antes que yo,

    pero para mi fue novedad) es la combinacin de la

    huancana con la albahaca.