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Selección de candidatos, coaliciones electorales e integración de gabinete
en Guerrero 2005 y 2011.
Raúl Fernández Gómez1
Los procesos de selección de candidatos a la gubernatura del estado que han
conducido a la alternancia en el estado de Guerrero (2005 y 2011) han estado
precedidos de fuertes tensiones, confrontaciones y rupturas al interior de los
partidos contendientes, loque ha impactado su composición, acentuándose la
conformación de un sistema bipartidista (PRD y PRI) en el que el tercer partido
(PAN) ha perdido incluso su registro estatal (2011), mientras que los partidos
pequeños de carácter nacional (PANAL, PVEM, PT y PC) subsisten gracias a las
coaliciones que los alinean con alguno de los dos predominantes, y los partidos
estatales desaparecenuna vez concluida la contienda electoral (PRS en 2005).
Una característica de la alternancia en Guerrero es que el partido alternante
(PRD) ha sido incapaz de postular como candidato a uno de sus dirigentes,
debiendo acudir a externos con militancia y perfilestradicionalmente
antagónicos:Carlos Zeferino Torreblanca Galindo, líder empresarial arropado
primero por el PAN y PRD como candidato a Presidente Municipal de Acapulco y
luego candidato externo triunfante del PRD a la gubernatura del estado en el 2005;
y el priísta Ángel Heladio Aguirre Rivero, que fue gobernador sustituto de 1995 a
1999 a raíz de la salida de Rubén Figueroa Alcocer por los sucesos de Aguas
Blancas, y senador de la República 2006-2012, por el partido con el que rompió al
no ser seleccionado como su candidato a gobernador en 2011.Tanto en el proceso
electoral de 2005 como del 2011, la coalición anti-priísta obtuvo una clara ventaja:
del 13.1% en el primer caso y del 13.2% en el
segundo.(http://www.ieegro.org.mx/ResultadosElect.html)
1 Profesor del Instituto Internacional de Estudios Políticos Avanzados “Ignacio Manuel Altamirano”
de la Universidad Autónoma de Guerrero. Participaron en el seguimiento y resumen de la información los alumnos Maritza Isabel Vergara, Teresa de Jesús Córdoba Avendaño y Adrián Espinoza Chapula de la Licenciatura en Ciencia Política y Administración Pública.
La exitosa coalición anti-PRI en la coyuntura político-electoral para triunfar
en 2005 (PRD-PC-PRS contra PRI-PVEM-PT) y para bloquear el regreso del
otrora partido hegemónico en el 2011 (PRD-PC-PT contra PRI-PANAL-PVEM),
muestra sus limitaciones y contradicciones al momento mismo en el que el
candidato triunfante arropado por el PRD integra su gabinete. En el 2005 el PRD
quedó prácticamente fuera del Poder Ejecutivo; y en el 2011 han sido necesarias
abiertas confrontaciones entre líderes perredistas y el gobernador para que los
primeros queden integrados en el gabinete.
En el primer caso (2005), el gobernador “blindó” al poder ejecutivo
sustentando su decisión en la facultad de nombramiento de su equipo que le
otorga la ley; mientras que en el segundo (2011) esta facultad del ejecutivo se vio
acotada por las resistencias y presiones señaladas, lo que ha tendido a
“feudalizar” el aparato público estatal. Por otra parte, esosantagonismos de la
coalición de coyuntura se han expresado, asimismo, en las complicadas
relacionesentre el titular del poder ejecutivo y el partido que lo llevó al poder y sus
facciones parlamentarias, lo que fue evidente hasta el extremo en el gobierno de
Zeferino Torreblanca, y que en de Ángel Aguirre apenas ha tenido hasta ahora
algunas expresiones.
Este ensayo tiene como propósito dar seguimiento y establecer algunas
explicacionessobre el proceso de cambio político que ha vivido el estado de
Guerrero en la última década. Sin negar las evidentes diferencias que existen en
el escenario político estatal, la idea que guía este estudio es que más que el inicio
de un proceso de renovación del sistema político con actores emergentes,
propuestas de avanzada y cultura política democrática, lo que hasta ahora se ha
expresado en Guerrero es el reacomodo de las viejas élites y militancias en el
marco de las estructuras políticas tradicionales. En este sentido, la alternancia ha
significado para la elite política guerrerense, la flexibilización de los espacios
institucionales para su militancia partidaria y para la realización de sus
expectativas de ascenso político. Realismo puro, en el que las utopías sociales se
desvanecen.
1. La alternancia y sus formas.
La alternancia es un concepto que se refiere al cambio de actores políticos en el
poder, es decir, en las posiciones de conducción de instituciones
gubernamentales. Es una modificación que implica la existencia de mecanismos
para el cambio de gobernantes y representantes de un partido a otro. Supone la
existencia de reglas y organismos garantes de ese cambio, así como una cultura
política y cívica sustentada en el principio de la pluralidad, la tolerancia y del
respeto a la voluntad ciudadana mayoritaria.
En principio, podemos decir que la alternancia en el marco de la
democracia implica de parte de los partidos, ofertas distintas y hasta antagónicas
que los ciudadanos reciben, valoran y aceptan o rechazan, lo que se expresa
como orientación de su voto el día de las elecciones. En las sociedades en
transformación la buena alternancia significaría el triunfo de proyectos
democráticos y modernizadores, frente a las ofertas tradicionales y conservadoras.
Mientras que la alternancia en sociedades estancadas o en condiciones de
deterioro, sin proyecto social de cambio, sólo implicaría una sustitución de
facciones conformadas por liderazgos paternalistas y sus clientelas similares,
quienes competirían por el control para el reparto entre los suyos, de los recursos
habituales. “Alternancia vertical” conducida por actores emergentes como
resultado de la producción social en espacios modernos; “alternancia horizontal”
protagonizada por actores tradicionales en sociedades de reproducción,
fragmentadas y/o en declive.
El estado de Guerrero es un espacio histórico caracterizado por una
sociedad atrasada, culturalmente dividida y étnicamente excluyente. En su
economía, lo preponderante son las actividades rurales donde cada vez menos
resiste la agricultura para el autoconsumo, y la agricultura comercial se encuentra
en franco estancamiento y deterioro. El espacio de modernidad lo constituye un
enclave turístico, también con síntomas de decadencia y bajo el impacto de la
creciente inseguridad. Signos claros de la descomposición de anteriores
equilibrios, incluso en la pobreza, son la acentuada emigración y la creciente
importancia de la economía criminal.
En este panorama, la alternancia tiende a ser en Guerrero, como en toda
sociedad de reproducción, la expresión de la competencia entre grupos
tradicionales que en el marco de los partidos y dentro y fuera de ellos, compiten
por el control y el reparto clientelar de los recursos públicos, en su gran parte
provenientes de la federación.
Más allá de estas consideraciones que se refieren a expresiones
modeladas por los factores estructurales, las motivaciones por hacer de la política
o del servicio público una profesión son distintas y ello incluye, por supuesto,
además de las oportunidades y privilegios que pueda ofrecer, la claridad de que
sólo desde los órganos públicos es posible incidir en la transformación del estado.
2. El proceso electoral de 2004-2005 y el inicio de la alternancia.
La vida política en Guerrero ha sido caracterizada como un sistema político
cerrado, con largas décadas bajo predominio priísta, con liderazgos
personalizados, y con expresiones extremas de protesta social que adquirieron su
mayor expresión en la década de los setentas. Caracteriza a la militancia de
izquierda guerrerense una tradición combativa y liderazgos críticos desde la
formación del Frente Democrático Nacional en 1988, agrupación que dio origen al
PRD, partido que en el escenario de Guerrero tuvo un gran impacto político por su
intensa movilización en torno a la candidatura presidencial de Cuauhtémoc
Cárdenas, y por su importante triunfo en las elecciones locales de 1989 cuando
conquistó 12 municipios, alcanzando 30 en las de 2002, 40 en el 2005 (sólo y en
alianza), reduciendo su presencia a 25 en el 2008.
Como antecedente del triunfo del PRD en el 2005 hay que recordar que en
la elección de 1999 para gobernador, en la que existió un virtual empate con el
PRI, hecho que se repitió en las elecciones locales intermedias de 2002 (el PRI
obtuvo el 41.17% de la votación global en la elección de presidentes municipales,
mientras que el PRI logró el 39.39%. En cuanto a los votos totales para la elección
de diputados fue de 39.78% para el PRI y 39.10% para el PRD).
La alternancia en el gobierno de Guerrero en el 2005, fue precedida y
sucedida por expectativas de cambio, potenciadas por la previsible y efectiva
derrota histórica del PRI en la elección para gobernador realizada en febrero de
ese año.
Aunque en un hecho de esta trascendencia inciden diversos factores, me
referiré en especial al que se refiere al proceso interno de los partidos que impactó
en los resultados electorales y luego en la manera como se estructuró el gabinete
del gobernador Zeferino Torreblanca Galindo y las relaciones que se dieron entre
el gobernador y el partido que lo llevó al poder.
2.1. El proceso en el PRI.
En el PRI contendieron por la candidatura los senadores Héctor Vicario Castrejón
y Héctor Astudillo Flores. También el ex gobernador entonces diputado federal
Ángel Aguirre Rivero irrumpió en el juego,aunque de manera ambigua combinando
su propia promoción con la Manuel Añorve Baños. Se apuntó asimismo el
entonces coordinador priísta en el Congreso Estatal, Carlos Sánchez Barrios, -de
quien se mencionó era la verdadera “carta” del gobernador René Juárez Cisneros-
a quien un accidente le sacó del proceso.
La trayectoria política del entonces senador Héctor Vicario se forjó bajo el
impulso del Lic. Rubén Figueroa Alcocer. En esa época el Sen. Héctor Vicario
contaba con un currículo que incluía puestos de alto nivel en el gobierno del
estado, y una diputación local en 1996 de la que solicitó licencia para convertirse
en diputación federal (1997-2000) y de ahí Senador de la República (2000-2007).
Héctor Astudillo contaba en esas fechas con una trayectoria que incluía una
diputación local (1993-1996) y la Presidencia Municipal de Chilpancingo (1996-
1999). Como presidente del CDE del PRI dirigió la campaña a gobernador de
René Juárez Cisneros quien lo impulsó como Senador de la República.
Ángel Aguirre Rivero, diputado federal entonces, había desempeñado
cargos relevantes en la administración gubernamental estatal, donde había
fungido desde secretario particular del gobernador Alejando Cervantes Delgado
hasta Secretario General de Gobierno y Secretario de Desarrollo Económico;
luego diputado federal (1991-1994) y presidente del CDE del PRI, asumiendo la
gubernatura al solicitar licencia el gobernador Rubén Figueroa a causa del caso de
Aguas Blancas. Como gobernador, Ángel Aguirre fue entrando en conflicto con el
ex gobernador Rubén Figueroa lo que se agudizó cuando, en 1998, rompió el
pacto de apoyar la candidatura de René Juárez Cisneros a la gubernatura,
promoviendo la de Manuel Añorve Baños a quien había nombrado, primero,
secretario de Finanzas del gobierno estatal y luego promovido como presidente
municipal sustituto de Acapulco. Al afirmarse la candidatura del PRI del Sen.
Héctor Astudillo, Ángel Aguirre haría pública su adhesión al candidato priísta.
Esta contienda interna en el PRI por la candidatura al gobierno del Estado
puso en competencia a los tres grupos del poder priísta más importantes del
Estado: el de Rubén Figueroa, el de Ángel Aguirre y el de René Juárez, entonces
gobernador. Las diferencias entre los dos primeros, nacidas del abierto
enfrentamiento durante la sucesión de 1999, y las inclinaciones propias del
gobernador en turno, dividieron a la elite priísta en un contexto en el que: 1) ya en
1999 había habido un empate “técnico” entre los candidatos a gobernador: Félix
Salgado Macedonio del PRD y René Juárez Cisneros del PRI, resolviéndose la
controvertida elección en favor del priísta; 2) el PRD y PRI habían salido
empatados en las elecciones locales intermedias del 2002; y 3) el PRI había
perdido ya la Presidencia de la República, instancia que en eventos anteriores
tenía la fortaleza, en Guerrero, de preservar la unidad de los priístas guerrerenses
una vez tomada la decisión en el centro.
En suma, la confrontación del grupo encabezado por el ex gobernador
Rubén Figueroa Alcocer promoviendo la candidatura del Sen. Héctor Vicario,
frente al grupo encabezado por el gobernador René Juárez Cisneros que
impulsaba la del Senador Héctor Astudillo, más el juego del Dip. y ex gobernador
Ángel Aguirre Rivero promoviendo su propia candidatura y/o la de Manuel Añorve
Baños, todo ello propició la fragmentación de los liderazgos priístas, lo que
coadyuvó a la derrota del PRI y a la alternancia en la gubernatura de Guerrero.Los
signos del conflicto interno se expresaron en la imagen de un candidato priísta a la
gubernatura, aprisionado por el pleito en la cúpula y abandonado por sus
liderazgos.
2.2. El Proceso en el PRD.
En el PRD el escenario no fue menos difícil. Se registraron como aspirantes Félix
Salgado Macedonio, que había sido candidato a gobernador casi triunfante en
1999; Ángel Pérez Palacios, antiguo funcionario del gobernador José Francisco
Ruiz Massieu y amigo del Ing. Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano; el Sen. Armando
Chavarría Barrera; y el Dip. Carlos Zeferino Torreblanca Galindo.
La verdadera contienda enfrentó al Dip. federalZeferino Torreblanca,
candidato externo del PRD que había ganado la alcaldía de Acapulco con el apoyo
también del PAN en 1999, con el Sen. Armando Chavarría militante duro del PRD.
Desde un inicio los indicadores señalaron a Zeferino Torreblanca como un
candidato de mayor atractivo ciudadano; a ello coadyuvaba su prestigio como
exitoso presidente municipal de Acapulco y su imagen de dirigente con la
capacidad y sensibilidad para conducir el cambio político en Guerrero. Fortaleció
sus posibilidades al crear una red ciudadana de simpatizantes en la entidad,
paralela y complementaria al PRD.
La dirigencia estatal del PRD y universitarios de la Universidad de Guerrero
(su institución de origen) apoyaron la candidatura del Sen. Armando Chavarría
quien proponía como procedimiento la vía electoral, por el que suponía podrá
ganar la candidatura pues tenía el control del aparato perredista de la entidad y el
respaldo de los universitarios quienes se sumarían al trabajo de proselitismo y
organización. Por su parte, Zeferino Torreblanca rechazó el plebiscito porque,
argumentó, ese procedimiento dejaba fracturas, resentimientos y escisiones, así
como desprestigio frente a la ciudadanía.
De hecho, en la contienda interna se enfrentaban dos proyectos para
Guerrero. Para Armando Chavarría y los perredistas agrupados en torno a su
candidatura, si el PRD estaba en el umbral del triunfo por la gubernatura debería
ser un militante de este partido y no con un externo que, afirmaba, una vez
logrados sus objetivos electorales se deslindaría del partido y los cuadros que lo
habrían llevado al triunfo. Por su parte, Zeferino Torreblanca planteaba la
necesidad de una izquierda que pasara de la protesta a la propuesta; una
izquierda moderna, incluyente. Las demostraciones de fuerza mediante marchas,
así como las encuestas fueron mostrando la fortaleza de la candidatura de
Zeferino Torreblanca y la caída de la de Armando Chavarría, quien poco antes del
plebiscito negoció con el ya seguro candidato Torreblanca: primero, la Secretaría
general de gobierno y 25 posiciones de primer nivel, lo que fue aceptada; luego
una ampliación que también fue aceptada; y finalmente una más que fue
rechazada, quedando rotas las negociaciones. El plebiscito se llevó a cabo el
domingo 15 de agosto de 2004 y Zeferino ganó con una ventaja de 3 A 1. La
jornada se desarrolló sin incidentes de trascendencia. Chavarría reconoció su
derrota y el triunfo de Zeferino Torreblanca. El candidato externo del PRD salió
fortalecido y con el respaldo de perredistas y simpatizantes de la sociedad civil,
que le dieron el triunfo en la constitucional derrotando al PRI por primera vez en su
historia y logrando con ello el inicio de la alternancia de la gubernatura en
Guerrero. Pero la lucha por la candidatura dejó clara la existencia de dos
proyectos, uno portado por el gobernador Zeferino Torreblanca y su grupo,
integrado en lo esencial por sus antiguos compañeros de su agrupación social; y
el otro, encabezado por el dirigente del PRD Armando Chavarría, quien sería
primero su Secretario General de Gobierno y luego dirigente del Congreso del
Estado, quien a la hora de su asesinato se perfilaba como el candidato fuerte del
PRD a la gubernatura de Guerrero para el 2011.
3.El proceso electoral de 2010-2011 y la defensa de la alternancia.
Con la contienda constitucional por la gubernatura del Estado de Guerrero, cuya
jornada electoral se llevó a cabo el domingo 30 de enero del 2011,se inicia el
segundo ciclo de la alternancia iniciada en abril del 2005 y cuyos actores,
procesos y resultados presentamos en la primera parte de este ensayo.
3.1. El gobierno de la alternancia: la fuerza del cambio, las confrontaciones
PRD-Gobierno perredista y la recuperación del PRI
El escenario electoral de la primera elección de gobernador, después de la derrota
histórica del PRI, fue complicado por diversas razones. Por una parte, la coalición
gobernante que logró la alternancia se resquebrajó, lo que se expresó en las
abiertas pugnas y el exacerbado discurso de mutuo descrédito entre el gobernador
“perredista” y la dirigencia estatal y nacional de este partido. Por otra parte, la
contiendase desenvolvió en un escenario en el que los principales partidos (PRD y
PRI) vivieron en su interior intensos momentos de confrontaciones, crisis,
desestructuración, escisiones y migración de cuadros.
Otro hecho que sacudió el escenario político guerrerense, fue el asesinato
del Dip. Armando Chavarría Barrera, líder de la fracción parlamentaria del PRD,
Presidente del Congreso local -cargo que desempeñaba al ser liquidado-, quien se
perfilaba finalmente, como el candidato a gobernador de su partido para la
elección del 2011.
Si el desencadenamiento de la alternancia presupone el inicio de un ciclo
de renuevo de cuadros, perfiles y dirigentes, esto no ha sucedido en Guerrero. Los
principales actores de la reciente trama política, son los mismos que se han
desenvuelto en el escenario guerrerense, al menos en las últimas dos décadas: ex
gobernadores decididos a regresar al gobierno estatal o a lograr un puesto
legislativo federal, aspirantes que no pudieron ser los candidatos de su partido o
que siéndolo fueron derrotados en la interna o en la constitucional, caudillos que
se disputan el cacicazgo mayor, adversarios irreconciliables que ahora luchan del
mismo lado con expresiones fraternas, antiguas hermandades escindidas que
ahora se enfrentaroncon creciente encono. En fin, un escenario complicado y
confuso que no parece proceder de una experiencia de alternancia que anunciaba
un mejor destino político para Guerrero.
El triunfo con un amplio margen de votos que logró el PRD en el 2005, 13
puntos de diferencia a su favor ante el del PRI, expresó los serios desacuerdos y
conflictos al interior de la elite priísta activados por la sucesiones gubernamentales
de 1999 y 2005, pero sobre todo hizo evidente la determinación de la ciudadanía
guerrerense de terminar con la hegemonía del PRI. La reiteración ciudadana de
impedir el retorno del PRI en el 2011, se expresó otra vez con la misma clara
diferencia de 13 puntos en favor, nuevamente, del PRD con otro candidato
externo, ahora de reciente ruptura con el PRI, partido por el que fue funcionario de
alto nivel en la administración pública de Guerrero, diputado federal, gobernador
sustituto y senador de la República. Paradójicamente la determinación de impedir
el retorno del PRI a la gubernatura, sólo fue posible bajo un liderazgo y agrupación
de priístas que decidieron separarse de su partido al quedar al margen de la
candidatura a gobernador.
La euforia del triunfo del PRD y la decisión ciudadana de cambio que se
manifestó en la contienda por la gubernatura en febrero de 2005, se proyectó en
las elecciones locales para las alcaldías y renovación del Congreso del Estado en
octubre de 2005, así como en las elecciones federales del 2006. En las locales, el
PRD logró 22 curules, casi la mitad del cuerpo legislativo, y 40 de las entonces 77
presidencias municipales, entre ellas las más importantes del estado, con la
excepción de Chilpancingo. En las federales de julio de 2006, el PRD conquistó
todos los distritos electorales por mayoría y las dos senadurías de mayoría (Sen.
David Jiménez Rumbo del Polo Guerrerense de Izquierda, y Lázaro Mazón
Alonso de Nueva Izquierda). El PRI no logró ni una diputación federal de mayoría
y obtuvo sólo un senador como partido de primera minoría en la entidad (el Sen.
Ángel Heladio Aguirre Rivero).
Generalmente, la derrota de un partido de larga hegemonía genera
condiciones que favorecen la permanencia y prolongación del partido o coalición
alternante. No es raro que después de algún tiempo el partido alternado regrese,
renovado. Lo raro es que en las elecciones inmediatas el partido alternado
recupere las posiciones perdidas, por una parte, porque la derrota causa la
desorganización interna y alienta migraciones de cuadros y clientelas hacia el
partido triunfante y, por otra, porque la ciudadanía que claramente decide “echar”
al partido antes hegemónico, difícilmente lo reivindica en el corto plazo, pues
prevalece el recuerdo colectivo de los agravios o abandonos sufridos.
En Guerrero fueron suficientes tres años o un poco más, para que en la
elección de octubre de 2008, el PRI regresara fortalecido conquistando 18
escaños en el Congreso del Estado (igual número que el PRD) y triunfara en 40
municipios por sí mismo y en 4 más en alianza con el Partido Verde (en total 45)
entre ellos, los más importantes de la entidad (Acapulco con Manuel Añorve
Baños y su bastión, Chilpancingo, con Héctor Astudillo Flores), mientras que el
PRD obtuvo sólo 25 alcaldías. Así mismo, en las elecciones federales de 2009,
ahora 8 de las 9 diputaciones federales fueron para el PRI y sólo una para el PRD:
el III Distrito Electoral de Guerrero –la Costa Grande- donde logró triunfar
Armando Ríos Piter, quien había sido Secretario de Desarrollo Rural del gobierno
de Zeferino Torreblanca desde 2005, antes subsecretario de la Secretaría de
Reforma Agraria del Gobierno del Presidente Vicente Fox Quezada, y antes aún,
subsecretario de la Secretaría General de Gobierno del gabinete del gobernador
René Juárez Cisneros. En el rápido reposicionamiento del PRI en Guerrero se
reflejó, sin duda, la recuperación y ascenso de este partido a nivel nacional.
En suma, el PRD arrasó en las elecciones locales de 2005 y federales
2006, y se derrumbó en las elecciones federales del 2009, perdiendo en la
elección local del 2008, la gran mayoría de los municipios –entre ellos los más
importantes- y empatando con el PRI en el Congreso del Estado, con lo que
malogró el predominio alcanzado en la elección anterior.
Si como señala una reflexión politológica en una contienda no es la
oposición la que gana, sino la coalición o partido gobernante la que pierde. ¿Por
qué el triunfante PRD retrocedió casi de inmediato? La explicación posible puede
encontrarse en las diferencias que desde el inicio de su gobierno tuvo el
gobernador Zeferino Torreblanca Galindo con el partido que lo llevó al poder,
desacuerdos que se hicieron evidentes en el proceso hacia la sucesión
gubernamental, y que se expresaron en ruptura y mutuas y violentas
descalificaciones al momento en que la dirigencia nacional del PRD determinó y la
dirigencia local aceptó, que su candidato, en coalición con el Partido Convergencia
y el Partido del Trabajo, sería el Senador priista y exgobernador sustituto Ángel
Heladio Aguirre Rivero.
Las primeras desavenencias entre el gobernador y el PRD se expresaron al
momento mismo de su toma de posesión, dado que el Cont. Zeferino Torreblanca
no integró a su gabinete a miembros del PRD -con excepción de las titulares de
las secretarías De la Mujer y De la Juventud que habían sido la primera su
colaboradora municipal y la segunda regidora cuando él fue presidente municipal
de Acapulco. Conformó su equipo de trabajo con personalidades que formaban
parte de la asociación ciudadana de la que provenía, algunos de los cuales habían
sido ya destacados colaboradores del gobierno priista anterior que Zeferino
Torreblanca había derrotado en las elecciones.
En un acto que se apreció como de compromiso necesario con el PRD, el
gobernador nombró Secretario General de Gobierno al Senador con licencia
Armando Chavarría Barrera, con quien había contendido y derrotado en las
elecciones internas de ese partido. En fin, en su apuesta por conformar una
administración pública estatal más ordenada, racional y eficiente –“despolitizada”-
el gobernador optó por un equipo con el perfil correspondiente, integrado por
leales y eficientes colaboradores, varios de los cuales provenían de militancias
distintas y antagónicas a las del PRD.
De los 15 nombramientos, seis fueron recibidos por militantes o personas
de filiación priísta, incluido Ernesto Rodríguez Escalona que fue ratificado como
Secretario de Turismo, quien había sido el candidato del PRI a la alcaldía de
Acapulco en 1999, que el propio Zeferino Torreblanca había derrotado como
candidato del PRD. Empresarios, “tecnócratas” priístas, así como sus compañeros
del Frente Cívico de Acapulco, de similar perfil fueron quienes acompañaron al
gobernador de la alternancia y candidato externo del PRD, durante su
administración.
Haciendo ejercicio de su facultad de nombrar a sus colaboradores como
miembros del gabinete “blindó” al poder ejecutivo del estado. Pero no respetó la
autonomía de los poderes ni la libertad que exigió al PRD para ejercer su
mandato, pues no sólo intervino hasta donde pudo en el Poder Legislativo y
generó una corriente política dentro del PRD para tener influencia en sus
decisiones, iniciativa que fracasó y que fue disuelta donde nació: en la casa de
Gobierno.
3.2. La reforma electoral de 2008, la controversia constitucional por la fecha
de la jornada electoral.
Un evento que vino a contribuir aún más al enrarecimiento del proceso político, fue
la reforma electoral local acordada en 2007 y publicada al calor de decreto
presidencial de ese año que obligaba a los estados a homologar las elecciones
locales a las federales, al mes de julio “del año que corresponda”. En lo referente a
los alcaldes y diputados que serían electos en octubre de 2008, quedó asentado
en la ley reformada que lo serían por tres años y diez meses, por esta única vez;
pero hubo omisión de “período por única vez” para el gobernador que sería electo
“el primer domingo de febrero” (fecha tradicional de elección) de 2011. Por ello, los
partidos Acción Nacional, Convergencia y Del Trabajo demandaron y obtuvieron
de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), una acción de
inconstitucionalidad contra el Gobernador y el Congreso del Estado. La corrección
de la omisión generó un debate entre los partidos que pujaron por la solución más
acorde a sus estrategias frente a la sucesión gubernamental. La primera
propuesta implicaba la elección de gobernador en julio del 2010, lo que significaría
que cohabitarían durante ocho o nueve meses el gobernador constitucional (cuyo
periodo termina el 31 de abril de 2011) y el electo, con las complicaciones de
gobernabilidad que ello acarearía. Las demás propuestas suponían un gobernador
interino designado por el Congreso al término del mandato constitucional del
actual gobernador. Una opción era que gobernara del1º de abril al 26 de octubre
de 2011, es decir, un casi siete meses, y convocara a elecciones a realizarse la
primera semana de julio de ese año. Otra opción era que gobernara desde 1º de
abril del 2011 y convocara a elecciones la primera semana de julio del 2012
(versión del PAN para colocarse bajo el manto de su candidato a presidente de la
República y legisladores federales). Otra más era que quien resultara el electo en
julio del 2011, fungiera como gobernador 4 años y dos meses (las elecciones
locales se homologarían en julio del 2015). Finalmente el Congreso del Estado
aprobó y la SCJN aceptó, que la elección se llevaría a cabo el domingo 30 de
enero del 2011 y que el gobernador así electo lo sería hasta el 2015, año en el
que quedarían homologadas las elecciones locales con las federales intermedias.
Durante los meses de incertidumbre, este escenario generó inquietudes entre los
partidos y los aspirantes mejor posicionados para obtener las candidaturas;
incluso, entre los adversarios del gobernador en su propio partido y en los otros,
especialmente el PRI, se expresó la preocupación de que la “omisión del periodo
del gobernador electo en febrero del 2011” y, por tanto, la solución que implicaba
un gobernador interino designado por el Congreso, podía permitir al gobernador
ejercer su influencia en el Congreso para ser “el fiel de la balanza” y designar a
alguien de su grupo político para dar continuidad a su proyecto de modernización
de la administración pública y de la política.
La incertidumbre de la fecha de elección decidida por la SCJN con el señalamiento
de los tiempos de renuncia a los cargos públicos o de solicitud de licencia en los
elección popular que marca la ley para poder contender por la gubernatura,
sobrecalentó los motores partidistas al asumir la hipótesis de que “el año que
corresponda” sería 2010 (¿“el año que corresponda” se refería a aquél en el que
se inicia la contienda constitucional y se registran y arrancan las campañas de los
candidatos o el de la jornada de la elección?). Una vez establecido que la elección
sería el 30 de enero del 2011,los contendientes se apaciguaron para destinar sus
esfuerzos a definir procedimientos y trabar alianzas internas para la selección de
sus candidatos.
3.3. La selección del candidato a gobernador del PRD.
El segundo momento de desencuentros y crecientes fricciones entre el
gobernador y el PRD, se dio en el largo camino hacia la sucesión gubernamental.
El Secretario General de Gobierno y dirigente perredista, Armando Chavarría, se
desempeñó en ese puesto hasta que presentó su renuncia, a fin de participar
como candidato a diputado plurinominal en la contienda para la renovación del
Congreso local en las elecciones del 2008. La prensa y otros eventos translucieron
una relación complicada entre el gobernador y su Secretario General de Gobierno,
al que se referían como un funcionario acotado. Liberado de su cerco
administrativo, Armando Chavarría desplegó su influencia dentro del PRD como
líder de su corriente, Polo Guerrerense de Izquierda, lo que, además, como
diputado dirigente de su fracción parlamentaria y presidente del Congreso lo
posicionaron como el más viable candidato de su partido a la gubernatura de
Guerrero para la elección del 2011. Su asesinato el 20 de agosto de 2009
sorprendió a la elite política guerrerense yempeoró la relación entre el ejecutivo
estatal y el PRD, que se fue acentuando ante la falta de resultados en las
investigaciones. La muerte de Armando Chavarría en las cercanías del anuncio de
su búsqueda de la candidatura, propició desconcierto en el partido y colocó a los
senadores perredistas, Lázaro Mazón Alonso (de Nueva Izquierda) y David
Jiménez Rumbo (del Polo Guerrerense de Izquierda) en el escenario por dicha
candidatura. El tercer aspirante fue el único diputado federal de mayoría del PRD
en Guerrero, Armando Ríos Piter (neo-perredista ligado al grupo del gobernador).
Hacer política partidista como externo –condición que preservó
deliberadamente el gobernador Torreblanca- era limitante; por lo que el ejecutivo
estatal participó en la creación de la corriente Izquierda Renovadora (diciembre de
2007), en principio para apoyar la candidatura de Jesús Ortega Martínez para la
presidencia del PRD, y luego para incorporar a sus correligionarios locales que
venían de la sociedad civil, así como a algunos perredistas aliados de
circunstancia. Esta corriente, con la que intentó controlar el liderazgo del partido
en la entidad, se confrontó con las otras corrientes, sobre todo con el Polo
Guerrerense de Izquierda, por los puestos de dirigencia del partido, por las
candidaturas al Congreso y a las alcaldías. Al parecer la estrategia de contar con
una corriente al interior del partido falló ante el bloqueo del PGI, puesto que en un
acto gubernamental en la residencia oficial del ejecutivo estataly una vez
ampliamente derrotado el PRD en las elecciones de diputados federales (sólo
gano el PRD 1 y el PRI 8 de mayoría), el gobernador declaró disuelta la corriente
IR, el 26 de julio del 2009, convocando a la formación de un amplio movimiento
social y cívico amplio impulsor de una izquierda moderna. Los responsables de la
debacle fueron dibujados en el discurso del gobernador: los grupos y líderes que
“han secuestrado al partido” y que como en los otros partidos, practican “el
corporativismo, la intolerancia, el populismo y el clientelismo político”. Expresó
ante sus 200 invitados: “No renuncio ni me voy del PRD. Sí en cambio me
deslindo [de esas prácticas]”. En fin, convocó a la creación de un movimiento
amplio y plural, y a dictaminó la desintegración de IR como corriente al interior del
partido, pues el PRD guerrerense no tenía remedio.
En el PRD quedaron como precandidatos: el Sen. Lázaro Mazón Alonso (de
la corriente Nueva Izquierda cuyo líder es Jesús Ortega presidente nacional del
PRD); el Sen. David Jiménez Rumbo (heredero del liderazgo de Armando
Chavarría en el Polo Guerrerense de Izquierda); y el Dip. Armando Ríos Piter
(neo-perredista del grupo del gobernador Zeferino Torreblanca). La trayectoria de
los precandidatos es la siguiente: el Sen. Lázaro Mazón Alonso se formó en
organizaciones de la sociedad civil, fue fundador del PRD y fue dos veces
presidente municipal de Iguala; el Sen David Jiménez Rumbo, fue dirigente de la
federación de estudiantes de la Universidad de Guerrero y diputado local; y el Dip.
Armando Río Piter, cuya trayectoria se mencionó arriba. Los desencuentros entre
el gobernador (“militante externo”) y los senadores precandidatos (perredistas de
cepa) se acentuaron ante el señalamiento de estos últimos, de que el ejecutivo
intervenía en apoyo del diputado Ríos Piter.
En especial, la abierta confrontación se dio entre el Sen. David Jiménez
Rumbo y el gobernador quienes, en tono crecientemente agresivo y público, se
hicieron mutuos reclamos: uno cuestionando el perfil ético, el otro la abierta
intervención en apoyo al diputado Ríos Piter. Un triunfo del Sen. Jiménez Rumbo
en esta etapa del proceso fue la impugnación de la Convocatoria para registro y
procedimiento para selección de candidato aprobada por el PRD, ante el Tribunal
Electoral del Poder Judicial de la Federación, órgano que le dio la razón obligando
al partido a reexpedirla en los términos de sus propios documentos. El Sen.
Lázaro Mazón, a la defensiva y anclado en el centro de su partido, sólo reclamaba
que la candidatura fuera para un perredista (y no para un neo-perredista). El Dip.
Ríos Piter, por su parte, desplegó una febril actividad, con la confianza de que los
vientos le eran favorables. En este escenario de abiertos conflictos, en el que
ninguno de esos actores logró establecer su hegemonía, la suerte del PRD era
catastrófica y su claro destino la derrota. La respuesta vendría del centro: el
dirigente nacional del PRD, en alianza con la dirigencia nacional de los partido
Convergencia (bajo la presidencia del senador con licencia Luis Walton Aburto,
tradicional aspirante a la alcaldía de Acapulco) y Del Trabajo, inspirados en
recientes triunfos por gubernaturas, en especial, el caso Sinaloa, acordaron
coaligarse (el PAN no aceptó) y proponer como su candidato a la gubernatura de
Guerrero al Senador priista Ángel Aguirre Rivero, quien había perdido en la
contienda interna del PRI frente a su familiar, amigo y compañero de grupo,
Manuel Añorve Baños, quien en la elección del 2008 había recuperado el
municipio de Acapulco, que había sido gobernado por el PRD durante casi una
década. La decisión indignó públicamente al gobernador quien con reiterados
desprecios públicos se refirió a la dirigencia estatal del PRD y a los cuadros que
se fueron alineando con la nueva decisión. El Sen.Lázaro Mazón se resignó con la
decisión tomada por su dirigente nacional de corriente y de partido; el Sen. David
Jiménez Rumbo mostró su satisfacción por la medida; sólo el Dip. Armando Ríos
Piter se resistió ante los vientos adversos, radicalizó su discurso como si fuera
perredista histórico, denunció el servilismo de dirigentes y contendientes locales
ante la postulación de un priista e, incluso, asumió un discurso crítico de
descalificación del gobernador Zeferino Torreblanca por “haber renunciado a su
compromiso de cambiar Guerrero desde la izquierda” lo que permitía que los
cacicazgos se infiltraran (Aguirre) “con el activismo y la complacencia de un
presidente de partido en nuestro estado que actúa como abyecto facilitador a la
entrega del partido a los intereses externos”.
En suma, la coalición triunfante y alternante del 2005 pasó de los roces a
una lucha permanente entre el ejecutivo y el partido que lo llevó al poder;
complicada relación que se fue deteriorando en la medida en que el gobernador
intentó asumir la tradicional función de “fiel de la balanza” en el proceso de
sucesión gubernamental. Ante la incapacidad de implantación de una hegemonía
cohesionadora desde el ejecutivo, y frente el “desequilibrio catastrófico” que
desquebrajaba y desintegraba al PRD guerrerense, sólo la intervención directa del
centro y la prescripción como candidato a gobernador de una personalidad
escindida del partido tradicionalmente “enemigo”, el PRD logró contener por lo
pronto su debacle, no sin veladas o abiertas resistencias internas, así como
eldesconcierto de perredistas y ciudadanos simpatizantes.
3.4. Los desencuentros dentro del partido por la candidatura a gobernador.
El cisma “agurirrista” y la nueva derrota del PRI.
La contienda en el PRI por la candidatura al gobierno del estado, realimentó e
intensificó el conflicto al interior del partido. Nuevamente el ex gobernador Rubén
Figueroa alentó al ahora diputado y coordinador de la fracción priísta, Héctor
Vicario; una vez más, también, externó su propósito el ex gobernador y senador
Ángel Aguirre Rivero; asimismo, se mencionó al presidente municipal de
Chilpancingo, Héctor Astudillo; y al Presidente Municipal de Acapulco, Manuel
Añorve Baños, quien había sido la propuesta del Gobernador Ángel Aguirre en la
sucesión gubernamental en 1999 y motivo final del desencuentro en la cúpula
priísta. El ex gobernador René Juárez Cisneros también se movilizó y opinó,
buscando su posicionamiento hacia el 2012.
En el Partido Revolucionario Institucional el proceso fue menos complicado,
pero al final, igual de impactante y desorganizador. El cisma que separó a una
parte de sus cuadros de primer nivel en Guerrero encabezados por el Sen. Ángel
Aguirre Rivero, expresó un nuevo capítulo (tal vez el final de esta serie) de las
diferencias y pugnas al interior de su élite, que ya habían aflorado en el proceso
para gobernador de 1999, y que fueron un factor importante en la derrota del PRI
en el del 2005.
En el origen, formaron un mismo grupo político bajo el liderazgo del
entonces gobernador Rubén Figueroa Alcocer, aunque Ángel Heladio Aguirre
Rivero se inició en el ámbito público como secretario particular del gobernador
Alejandro Cervantes Delgado, en 1981. Ángel Aguirre Rivero realizó una rápida y
exitosa carrera como funcionario público desempeñándose como Secretario
General de Gobierno (1985-1987) y Secretario de desarrollo económico (de 1987-
1990). Luego pasó a la arena política como diputado federal (1991-1994 y 2003-
2006) y senador de la república (2006-2009).
El momento más cercano entre Rubén Figueroa Alcocer y Ángel Aguirre
Rivero fue cuando, siendo presidente del Comité Directo Estatal del PRI en
Guerrero, asumió la gubernatura como interino, presumiblemente bajo la
propuesta del gobernador Figueroa, quien renunció como consecuencia de la
masacre de campesinos en Aguas Blancas. Los desencuentros entre ambos se
iniciaron con la “depuración” de cuadros figueroistas de la administración
gubernamental, y se acentuaron en el proceso hacia la selección del candidato a
la elección de 1999. El acuerdo original de presentar como candidato de unidad a
René Juárez Cisneros, no se cumplió. El gobernador Ángel Aguirre promovió a
Manuel Añorve Baños -con trayectoria en el gobierno federal y en el PRI nacional-
a quien nombró primero Secretario de Finanzas del gobierno estatal y luego
impulsó ante el Congreso para ser designado Presidente municipal sustituto de
Acapulco, frente a la remoción del presidente constitucional Juan Salgado
Tenorio, a raíz de su mal desempeño ante los trágicos acontecimientos
provocados por el huracán Paulina.
En la coyuntura de la contienda interna para la candidatura a gobernador de
1999, se confrontaron el gobernador Aguirre Rivero con su propuesta, Manuel
Añorve Baños, y Rubén Figueroa con René Juárez Cisneros, quien alcanzó la
candidatura por el PRI y ganó la gubernatura al candidato del PRD Félix Salgado
Macedonio, en un resultado muy cerrado y cuestionado. Ángel Aguirre aspiró
nuevamente a la candidatura del PRI a gobernador en el 2004 y en el 2010 pero -
así lo ha externado en esta campaña- fue bloqueado por el grupo Figueroa. Este
juego de bloqueos mutuos se expresó también en el 2004-2005, cuando Ángel
Aguirre se negó a apoyar al entonces candidato del PRI, Héctor Astudillo Flores –
así lo expresó- quien fue derrotado por Zeferino Torreblanca candidato del PRD.
Esas desavenencias, al parecer no se expresaron sólo en no apoyar al candidato
electo, sino jugar en contra. La escisión y migración del Sen. Aguirre y cuadros
priistas relevantes en el estado (seis diputado locales de 18 y dos diputados
federales), expresa la preeminencia aún del liderazgo de Rubén Figueroa al
interior del PRI, frente al liderazgo emergente de Ángel Aguirre que no encontró
condiciones para desbloquear su partido y crecer.
En una década, Aguirre Rivero se preservó visible en el priismo
guerrerense, pero acotado; por el contrario, su familiar y amigo, Manuel Añorve, se
afianzó a nivel central y ahí se ganó, primero, la candidatura a la presidencia
municipal de Acapulco, cuya contienda ganó, y luego la candidatura a la
gubernatura del estado que contó con el respaldo de los ex-gobernadores Rubén
Figueroa y René Juárez, de Héctor Astudillo Flores candidato a gobernador
derrotado en 2005 y quien ganó nuevamente el ayuntamiento de Chilpancingo, y
de Héctor Vicario Castrejón, figueroísta de cepa y coordinador de la fracción
parlamentaria del PRI en el Congreso local. Es suma, la recuperación del PRI a
nivel estatal devolvió al grupo conducido por Rubén Figueroa su influencia en la
elite priista guerrerense, y alejó la posibilidad de avanzar al encabezado por Ángel
Aguirre.
Agotado este terreno para la confrontación de los liderazgos personalizados
de Rubén Figueroa y de Ángel Aguirre,que durante tres lustros se desenvolvieron
al interior del PRI, los enfrentamientos se trasladaron al terreno de la lucha entre
partidos. Difícilmente se podría afirmar que la lucha electoral entre el PRD con
Ángel Aguirre como su candidato y el PRI con Manuel Añorve respaldado al fin por
Rubén Figueroa, expresó una lucha entre las propuestas ideológicas entre los
partidos contendientes. En la reciente contienda se resolvió a favor de Ángel
Aguirre el enfrentamiento entre los liderazgos señalados, y logro evitar la
desorganización y el fracaso rotundo del PRD en el escenario estatal. La coalición
de priístas cismáticos y otros que se quedaron en su partido, con las diferentes
corrientes del PRD y con los partidos Convergencia y Del Trabajo, resultó
imbatible, y la alternancia del 2005 se prolongará por 4 años y medio más.
A diferencia del 2005, en la conformación del gabinete del 2011 el
gobernador Ángel Aguirre integró a sus aliados, pero al pretender seguir
ejerciendo su facultad de nombramiento en los siguientes puestos de la
secretarías, en especial las conducidas por los secretarios de Salud, Lázaro
Mazón, y de Desarrollo Social, David Jiménez Rumbo, éstos contuvieron la
intervención del gobernador llegando al debate público. Quienes habiendo sido
actores o activistas de la coalición encabezada por el PRD y no han encontrado el
espacio al que aspiran en el gobierno del estado, han iniciado críticas al
gobernador Aguirre por la conformación de su administración, señalando su
inclinación por su familia y amigos, pero sobre todo su preocupación por la
incorporación de priístas a su gobierno. La manera como se conformó la coalición,
la cultura política de unos y otros, así como la cercanía de las elecciones del 2012,
concurrentes por primera vez, ha derivado en un complicado proceso, si no de
parálisis, sí de reordenamiento administrativo,en un contexto de “feudalización” de
la administración pública de Guerrero. El gobierno del PRD con el gobernador
Aguirre difícilmente se estabilizará antes de julio o agosto del 2012, pasadas las
elecciones concurrentes. Será de transición y su mejor aporte seria restablecer un
cierto orden en el ámbito político y avanzar en la modernización de las
instituciones.
Algunas conclusiones Generales.
El fin de la hegemonía del PRI en Guerrero tiene en los conflictos internos entre
los liderazgo tradicional y emergente, una de sus causas esenciales.
La alternancia ha desatado los mecanismos tradicionales de control político y
propiciado una mayor autonomía en la participación tanto dentro de los partidos
como entre ellos.
De alguna forma, los grupos inconformes tienen un mayor rango de movimiento
para continuar con sus presiones para la consecución de sus objetivos.
El PRD como partido alternante ha sido incapaz de triunfar con militantes propios y
ha debido recurrir a candidatos externos, que le garantizan la victoria pero no su
plena participación en la administración estatal.
De hecho, las coaliciones que le han dado fortaleza política pasada la contienda,
son el origen de desacuerdos y confrontaciones.
La alternancia finalmente no cumple con su propósito de dar paso a fuerzas
sociales y políticas emergentes impulsoras del cambio y la transformación de
Guerrero.
Se trata de alternancia horizontales, es decir, de cambios para la distribución de
recursos habituales y no de generación de nuevas formas de producción y
organización social.
Todo parece indicar que las elites políticas seguirán fragmentadas y confrontadas,
sin capacidad de consensar o imponer su hegemonía para acordar las mejores
decisiones para sacar adelante y conducir a Guerrero hacia estadios mejores de
vida, productividad y bienestar para la población.
Las fuentes.
Ensayos y textos del autor sobre las elites y los procesos políticos y electorales en
Guerrero.
Elecciones y alterrnancia. Guerrero 2005, México, Nuevo Horizonte Editores,
CEPNA y IIEPA, 2004.
“El impacto de la reforma electoral federal de 1996 en el cambio político en
Guerrero” en Jacqueline Peschard. El federalismo electoral en México, México
Porrúa-UNAM y LXI Legislatura de la Cámara de Diputados, 2008.
Duelo de Priístas (Elecciones en Guerrero 2011) en Revista Voz y Voto, No. 214,
diciembre de 2010.
Fuentes estadísticas y memorias del Instituto Estatal Electoral del Estado de
Guerrero.
Seguimiento cotidiano de información política sobre Guerrero, en la prensa local
con presentación electrónica.
Entrevistas y conversaciones con actores políticos y periodistas de esta fuente.