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Sesquicentenario

*Por Carlos CrosaEscritor Nuevejuliense

Diario «El 9 de Julio»,en el Sesquicentenario

de la ciudadLa ciudad de 9 de Julio ha cumplido 150 años, unafecha auspiciosa para el recuerdo, la celebración y elreconocimiento hacia quienes concretaron tantos es-fuerzos en favor del crecimiento y el desarrollo de lacomunidad. Diario EL 9 DE JULIO forma parte de esta

años, cuando aún la hoy pujante ciudad eraapenas un pueblo, que vibraba al lento ritmode las tardes de aldea, en los albores del sigloXX.El Diario y la ciudad ha transitado juntos ellargo proceso histórico de un siglo que ha sidodefinitivamente trascendental para configu-rar la identidad de la comunidad nueve-julienses. En sus páginas se ha reflejado lavida de la sociedad en los últimos 104 años;en las líneas apretadas de su tipografía se handescripto las preocupaciones y los desvelosde muchos hombres y mujeres de buena vo-luntad, las alegrías y las esperanzas de cinco

generaciones.La defensa delbien común de lasociedad, el sos-tenimiento de unespacio de expre-sión abierto a to-das las voces, atodas las opinio-nes, ha sido elimpulso rector delos fundadoresde este Diariohace 104 años.Esos principios in-alterables hanpermitido conti-nuar informandocon la mismatransparencia yhonestidad perio-dística con quelos hicieron lospredecesores.Ello, sin dudas,ha hecho posi-ble que hoy, coninmensa alegría,a través de es-tas páginas, EL9 DE JULIO pue-da saludar a to-dos los nueve-julienses en lahora gloriosa desu Sesquicen-tenario.

historia nuevejuliense,pues comenzó su laborperiodística hace 104

Quise escribir una alegoría por estos pri-meros ciento cincuenta años de mi pagochico, pero pudo más la emoción y termi-né celebrándolo desde lo confesional. Seráporque la nave azul de mis atardeceresno se lleva todavía mis preguntas.Si veinte años no es nada, ¿cuánto de esanada hay en ciento cincuenta? ¿Qué nosmueve a sentirnos convocados en los ani-versarios como si fuera el principio de lavida. ¿La esperanza, quizás, de que lacelebración reafirme su llama?¿Qué era sino la esperanza lo que motivóla venida de nuestros abuelos, allende losmares, el apareo de los bueyes a los ca-rretones, algunos de cuyos huellones tie-nen su tumba sin cruces ni afrontes enmás de una chacra?Vino luego el sentido de pertenencia, sor-tilegio que nos ata a esta tierra, más alláde cualquier otro sitio adonde nos llevareel sino a echar raíces. Como ha sido micaso.Un día, a propósito de esto último, tuve laocurrencia de que sigo siendo de aquíaunque haga noche en otro lugar. Allí, elpampero me alcanza por caminos polvo-rientos, me trae el eco de los trenes quelanzaban al cielo el humo azul de suandar, cuyo pitazo era cual gallo en la au-rora, me arrima los inviernos de eucaliptus,de naranjos, los octubres de aromos y ti-los, oro de mis sueños.Junto a la supervivencia para llegar a estosfestejos, me ha sido dada la comprensiónde que todo cambia, por la cual me permi-to chumbarle los perros a la nostalgia paraque no acorte la vida.Puedo así deleitarme con lo que aún que-da del terraplén de trocha angosta o, en lavieja estación del ferrocarril Sarmiento,palpitar fantasmas en su andén, oír des-de el fondo de los tiempos el tañir de sucampana, o recorrer de nuevo las callesdándome a la fantasía de que aquellos enquienes aún me reconozco custodiaronmi juventud alumbrada aquí, en 9 de Ju-lio.Por eso disiento con que todo tiempo pa-sado fue mejor. Me reafirmo en cambio,en la fe de que todo futuro es mejor.Había futuro cincuenta años atrás, cuan-

do el pago festejó su pri-mer siglo. Lo hay ahoraa través de sus fuerzasvivas e instituciones,que se manifestaron enel emotivo desfile porese río que es la Mitre;y tanto o más, lo hay ensus maestros, sus bi-bliotecas, su prensacentenaria, su teatro in-dependiente de mediosiglo, los cultores delcanto y de la danza,sus músicos.Tanto o más recalco,porque, resaltandounos las tradiciones,vislumbrando otros loscambios, se sabe dedónde se viene comopara saber hacia dón-de se va.¿Qué nos mueve a sen-tirnos convocados enlos aniversarios como sifuera el principio de lavida?, me preguntaba alprincipio.¿Cómo explicitarlo sien-do tan de cada quien,tan recóndito, comoesas representacionesque se nos dan porquesí, y anclan el alma adeterminado lugar?En mi caso, es un con-fín de luna y terraplén.

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La fundación de 9 de Julio1863-2013

El 12 de octubre de 1860, prestó juramento presi-dencial el general Bartolomé Mitre cuyo prestigio, tan-to político como militar, venía tomando cuerpo desdesu victoria ante el general Justo José de Urquiza en laBatalla de Pavón. Con Mitre se iniciaba en el país unaorganización constitucional, cuyo modelo se manten-drá el país lo suficiente como para marcar su influenciade modo gravitante.Entre los proyectos de gobierno, trazado por Mitre, seencontraba la reorganización de la frontera con el abo-rigen, su extensión sobre los dominios del nativo. Elllamado problema del indio no era novedoso enton-ces, pues ya desde la época de Rosas, y aún antes, sevenían realizando expediciones, y fundandofortificaciones con el objeto de resguardar las líneasfronterizas. La comandancia de la Frontera del Oeste, en aquellosaños se hallaba asentada en Bragado. Al frente de ellase hallaba el coronel graduado Julio de Vedia, quienpronto –gracias a sus avances sobre los Ranqueles-obtuvo la efectividad de su grado. De Vedia, ya desdeprincipios de 1863, proyectaba avanzar fuera de la fron-tera, para fundar un fuerte en el paraje denominadoClaf Lauquen, que en la toponimia indígena significa“Tres Lagunas”. [Más aún, era su deseo establecer unapoblación no de modo provisorio, sino permanentemen-te. Existen numerosas evidencias, halladas en el últi-mo cuarto del siglo XX, que dan cuenta de ello. Porcitar, pueden consultarse las mensuras correspondien-tes a las tierras del Partido de 9 de Julio, anteriores a la

fundación, y podrán obser-varse la demarcación de unfuturo pueblo. También al-gunos partes militares, ele-vados por el coronel a susuperior, el ministro deGuerra Juan Gelly y Obes,testimonia similar propósi-to.Además de los aborígenesde la tribu de IgnacioColiqueo, quienes habita-ban el paraje llamado“Tapera de Díaz”, y eranconsiderados “amigos” delas fuerzas militares; envarias ocasiones se sentía

asentó un campamento en derredor de una de lasllamadas tres lagunas, precisamente en las inmedia-ciones donde se encuentra hoy el Parque General SanMartín, y los edificios del Hospital Zonal, y del ColegioMarianista “San Agustín”.Al segundo día arribaron otras fuerzas formando unimportante conjunto más amplioEntre los civiles que arribaron con las tropas, se encon-traba Emilio Carballeda, quien vino a convertirse en elprimer comerciante en instalarse en el campamento.Éste fue el primero en escribir acerca de los orígenesde esta ciudad y recordar este acontecimiento del quefue testigo. En una especie de memoria que redactóhacia 1903, narra la fundación de 9 de Julio con lassiguiente palabras:“Eranse –escribe- a fines de octubre de 1863, quefuerzas del Ejercito de la Nación; Guardias Nacionales

la presencia, o la de sus malones, del temible caciqueJuan Calfucurá, fundador de la dinastía de los “Curá”(piedra), de quien el doctor Estanislao Zevallos ha es-crito:“Es muy popular, trata a todos con amabilidad, dándo-les a unos el título de hermano, pariente o cuñado, aotros el de tíos, primos y suegros. Pero la sola idea quetienen los indios de que adivina, es suficiente para queapodere de todos o un respeto profundo o un terrorespantoso. Hay indios culpables que esquivan ser vis-tos por Calfucurá”.

UNA COMANDANCIA MILITAREl martes 27 de octubre de 1863, el coronel Julio deVedia, después de haber partido desde el Bragado alfrente del 3er. escuadrón del Regimiento 5to. de Ca-ballería de Línea, el 4to. Batallón de Infantería, un cuer-po de Guardias Nacionales y un grupo de indios vorogas,

Tribu del Cacique Coliqueo en 1865.

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e Indios de las tribus amigas al servicio de la Nación,sentaron un campamento en Cla-Lauquen (Tres Lagu-nas), desierto entonces, y actualmente floreciente pue-blo de 9 de Julio. “El coronel –prosigue Carballeda- don Julio de Vedia,estableció su campamento circundando la laguna prin-cipal, punto estratégico, seguramente, que estorbabaa los Indios salvajes, que a continuo invadían los parti-dos de 25 de Mayo y Bragado. Servirle de apostaderopara, después de sus largas jornadas, dar descanso ala caballada por algunos días, en un campo abundantede buenos pastos, como ser gramilla fina, trébol deolor, cebadilla y agua dulce. No era, pues, extraño, quedisipando este paraje, solamente de diez o doce le-guas de los partidos designados, los Indios invasores,en menos de una noche de marca, efectuaran en lamadrugada sus malones, cautivando mujeres y niños,y llevándose las haciendas que encontraban en susirrupciones”, sostiene Carballeda..A fines de 1863, Julio de Vedia había informado a suhermano político, el general Mitre, a la sazón –como seha dicho- presidente de la República, sobre las activi-dades que se realizaban con el objeto de establecerde modo definitivo el campamento, y asentando –a lavez- las bases de un pueblo. Ya, en esos documentos,versaba el nombre que había elegido para su denomi-nación: “9 de Julio”.El 12 de febrero de 1864, el gobernador de BuenosAires, Mariano Saavedra decretó la fundación del pue-blo, dando la denominación de “9 de Julio”, como eravoluntad de su fundador. El 19 de julio de 1865, elPoder Legislativo sancionó con fuerza de la creaciónde diez nuevos partidos de la provincia de Buenos Ai-res. Entre estos se hallaba el de 9 de Julio.

Julio de Vedia,el fundador de 9 de Julio

El coronel Julio de Vedia, más tarde general de división,había nacido en Buenos Aires, el 20 de enero de 1826,hijo del coronel mayor Pedro Nicolás de Vedia y deManuela Pérez, descendientes de noble linaje.Emigrado a Montevideo, era aún adolescente cuandoinició su carrera de armas. Lo hizo, encontrando su«bautismo de fuego» en la batalla de Arroyo Grande, endiciembre de 1842.Desde entonces, en el cuerpo de artillería, participó enlos hechos de arma más destacados, librados en tierraoriental...Se destacaba, ya en su juventud, por las condicionesde su espíritu culto y selecto. Acostumbraba llevar alcampo de batalla, en su equipaje, gruesos volúmenes,de obras clásicas, muchas de ellas escritas en sus len-guas originales, que le permitían ampliar su saber. Eraun lector asiduo de la literatura volteriana; y, según citaYaben, ese filósofo de la Ilustración, habría sido su “com-pañero” en incontables momentos de su existencia.Después de la batalla de Monte Caseros, continuó alservicio del Gobierno de Uruguay, hasta cerca de 1855,en que retornó a Buenos Aires, siendo nombrado se-gundo jefe de la Brigada de Artillería. Más tarde, ya gra-duado coronel, recibió el nombramiento como jefe delRegimiento nº 1, de Blandengues, donde continuó suservicio en la frontera.Desde aquí, no será necesario aportar más datos, puescuanto sigue, tanto sobre la estadía del coronel de Vedia,en Bragado y 9 de Julio, ha sido difundido conbastamente profusión, por lo publicado en tantos es-tudios El alejamiento de «su Nue-

ve de Julio», lo motivó elestallido de la Guerra dela Triple Alianza. Sin du-das, a estimar por su ricacorrespondencia, aguar-daba retornar al pueblo,en cuanto culminase lacontienda bélica. En juniode 1865, marchó al fren-te de la Brigada de Artille-ría Ligera en Campaña.En la Guerra del Para-guay, debió participar enlos encuentros de Yatay,Sitio y rendición deUruguayana, Estero Bella-

co, Tuyutí, Yataytí Corá, Curupaytí, Humaytá, Paso Pacú,Sierra Escurra y Peribebuy... En septiembre de 1868,obtuvo el grado de Coronel Mayor (General).Al ser sitiada la ciudad de Asunción, por los gobiernosaliados, debió desempeñarse como general jefe de lasfuerzas de ocupación.El 31 de enero de 1872, fue designado Gobernadordel Territorio Nacional de Chaco, con retención de sucargo de Comandante en Jefe de las fuerzas argenti-nas en el Paraguay.En este cargo, desarrolló una brillante gestiónorganizativa, estableciendo el régimen municipal y lajusticia de paz electiva, levantando el primer padrónelectoral, creando uno de los primeros establecimien-tos escolares chaqueños, distribuyendo la tierra y es-tableciendo promisorias industrias. Sobre su tarea pue-de hallarse en la «Memoria» redactada por FedericoMitre, en enero de 1874.El 31 de enero de 1875, de Vedia culminó su gobier-no... Dejaba un feliz recuerdo en esas tierras, y así loscolonos lo manifestaron, al fundar, en octubre de 1888,la Colonia «General Vedia».Durante dos períodos, dirigió el Colegio Militar de la

Busto de Julio de Vedia por el escultor Luis Perlotti.

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Nación. Primero, entre el 28 de abril de 1876 y el 22de julio de 1880; luego, desde el 14 de enero de 1887hasta el 29 de agosto de 1888.Ambas direcciones fueron virtualmente progresistas,para la institución, fundada pocos años antes. Al esta-llar la revolución de 1880, había solicitado la baja delEjercito; y, en agosto de 1883, con el rango de generalde división, fue reincorporado. Después de desempe-ñarse como inspector de Artillería, volvió a la direccióndel Colegio.El viernes 26 de agosto de 1892, a las 23:15 horas,en Buenos Aires, dejó de existir Julio de Vedia. En unartículo biográfico, publicado en la «Revista Militar», en1926, se afirmaba que, Vedia, «tenía el don de des-pertar el afecto de los humildes. Severo con los malos,era frecuente que esos no escaparan al magnetismoque de él emanaba... Su vida fue un modelo militar ycívico. Pública y privadamente era de una correccióninvariable. Sentía los males de la Patria, como golpesdescargados sobre su corazón».

La fundaciónoficial del pueblo

No cabe duda que el avance en la instalación de losprimeros comercios en el promisorio asentamientomilitar que se encaminaba a convertirse en pueblo, fuenotorio. Además de los comercios de Carballeda y deVío, entre noviembre de 1863 y enero del año siguien-te se ubicaron las cantinas de Pedro Salazar y deAnselmo Díaz, a escasas cuadras del campamento;poco después lo hicieron Antonio Guilino, José Molleda,Francisco Aguirre, Manuel Castellanos y Juan Rodríguez,

entre otros. Asimismo, Cayetano Urbero había instala-do una especie de almacén de ramos generales.En febrero de 1864 Domingo Iraizos ya había instala-do su, más tarde, popular fonda.Emilio Carballeda recordaba: “Con pocos días de inter-valo, también poblaron y se establecieron en el centrodel pueblo Don Alejandro Cruz, Don José Molleda, DonCornelio López, Don Manuel Lafulla, Don Luis Melinos,Don Domingo Duhart y Don Abelardo Gigena”.El decreto por medio del cual es fundado el pueblo de“Nueve de Julio” está datado en Buenos Aires, el 12de febrero de 1864 y lleva las rúbricas del gobernadorde la provincia, Mariano Saavedra y de su ministro,Mariano Acosta.A continuación ofrecemos el texto de esa disposición:“El Gobierno ha acordado y decreta:“Artículo 1º: En el paraje, denominado ‘Tres Lagunas’ yen el punto preciso que se designe, el Jefe de la Fron-tera del Centro, Coronel Don Julio de Vedia, procédasea la fundación de un nuevo pueblo, que se denomina-rá ‘Nueve de Julio’.“Artículo 2º: Comisiónase al agrimensor Don MiguelVaschetti para hacer la traza del pueblo y ejido, conarreglo a las instrucciones que le dará el Departamen-to Topográfico.“Artículo 3º: El Coronel Julio de Vedia queda encargadode proporcionar los mojones y demás necesario parala mensura, y para lo cual el Gobernador adelantarálos fondos necesarios.“Artículo 4º: Ejecutadas ambas trazas, el mencionadoCoronel procederá a hacer por ahora la distribución desolares con arreglo a lo que dispone la ley del 5 deOctubre de 1858, sujetándose a lo prescripto en eldecreto del 31 de Julio de 1863,

“Artículo 5º: Pre-sentará a lamayor breve-dad al Gobiernolos planos y pre-supuestos delas obras públi-cas que sea ur-gente hacer enel nuevo pue-blo, de acuerdocon las instruc-ciones especia-les que le daráel Ministerio deGobierno.“Artículo 6º: Co-muníquese aquienes corres-ponda y publí-quese y dese al Registro Oficial”.En la rica correspondencia que se conserva, escritapor el sargento Benjamín Basabilbaso –quien enton-ces formaba parte de la población en el lugar-, se con-serva una esquela del 1º de mayo de 1864 en la cualse permite percibir el florecimiento que iba adquirien-do paulatinamente el pueblo: “Edificaré una casa paratraer a Laura [su esposa] en primavera. Tengo un lindoterreno en la Plaza de este futuro pueblo que lo serápronto. Ningún pueblo fronterizo está bajo mejoresauspicios, mejores pobladores, a más lo resueltoque está el Coronel Vedia a hacerlo prospera”. Másadelante agrega: “...quiero tomar un par de chacras,pues esto dentro de unos años tienen que tomar mu-cho valor”.

Mariano Saavedra, gobernador de

Buenos Aires cuando se funda 9 de Julio

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A partir de los 150 añosdel nacimiento

de la patria chica…“Patria es donde se comienza”, decía Eliot y en recuer-dos, viajo a la patria de la infancia, unos setenta añosy veo con los ojos del corazón, un caserón con un patioinmenso, en una calle de tierra, construido sobre loque había sido el escenario del predio de la SociedadItaliana. No es casual que allí fuera siempre un lugar demúsica y artistas, una casa solidaria y abierta a todaslas inquietudes… Allí empezó mi vida en este mundo. Los plátanos queaún existen, están desde esa época y seguramentefueron testigos mudos de muchas historias y fiestasque los italianos vivieron en ese sitio. Mientras tanto,en Europa, la segunda guerra mundial y las dolorosasnoticias que de allá llegaban por diarios y la radio deonda corta. Yo no tenía conciencia de esa realidad,pero algo percibía, tal vez por eso nació en mí y parasiempre el amor por la paz, fruto de la justicia, y la con-fraternidad entre los pueblos, donde todos tuvierancabida. Tampoco sabía que 9 de Julio, donde llegué a la vida,había sido un fortín en la avanzada de la conquista deldesierto que no era tal, porque estaba habitado porlos primitivos habitantes de esta tierra. Cla-Lauquen,se llamaba (Tres Lagunas), un nombre poético que nosé si mi familia en esos momentos conocía, aunquemis abuelos paternos habían vivido en Los Toldos. Hoy,soy una profunda defensora de los derechos de esta

gente de la tierra y los avatares permitieron que mecasara con un huarpe, absolutamente convencida delmestizaje y de la diversidad y pluralidad de culturas. En dulce bruma vienen a mí, las idas y vueltas a lavieja Escuela Nº.3, Juan Bautista Alberdi, con patios detierra y plantas de aromo que no sé si realmente exis-tieron pero para mí traen un perfume que no he vueltoa percibir…..unas rejas antiguas a la entrada, pocosescalones, galerías y los salones de clase adonde apren-dí a leer y escribir, aunque algo ya supiera….. Después,dos escuelas provisorias : una en calle Alsina y otra enLa Rioja, hasta la instalación definitiva en la escuelagrande y blanca que aún existe y adonde nació mi vo-cación docente y literaria, en sexto grado, de dondeegresé a la secundaria e ingresé después de un exi-gente examen de ingreso para el que nos preparába-mos muy seriamente. Vaya mi sincera gratitud a tantas maestras que medieron lo mejor de sí y me dejaron imborrables recuer-dos y muchos ejemplos de vida. Allí aprendí a cantar encoro y a bailar folklore con Elba Tatasciore, gustos queaún conservo. Pronto, comenzaron mis primeras visitas a la Bibliote-ca Ingenieros que funcionaba en la Municipalidad yadonde me atendían Pola Arce, vecina de casa o suDirector, don José García, con su amable gracejo espa-ñol y su cultura. Allí fomenté el amor por los libros queya había comenzado en casa, desde muy niña, dondeprefería jugar a la maestra, u organizar reuniones artís-ticas con mi hermana, en lugar de otros juegos máscomunes y habituales entre los chicos. Ese pequeño mundo era inmenso entonces: tardes

de verano en casa de mis primas Gornatti, con susamigas, cerca de la estación, con su encanto de tre-nes diarios desde y hacia Bs. As o La Pampa, sonidos,viajes, misterio…, las diarias visitas a casa de abuelitaJuana tan llena de ternura y el abuelo Rumi, construc-tor, socialista y autor de muchas casas y las mejoresbóvedas del cementerio local. No puedo olvidar en supatio, ese olor a cal y cemento, tan propio de su traba-jo, unido a las rosas y Santa Ritas que cuidaba la abue-la. Los cotidianos cruces por el fondo de casa a lo delos tíos Ferrari con sus relatos sobre la confitería LosMoros que según veo en fotos de la época, nunca vol-vió a existir en 9 de Julio, alguna mejor, como tampocoel Teatro Rossini, con palcos, al estilo de los grandesteatros, al igual que en otros pueblos de la zona. El tíoJuan había trabajado en El Molino y de allí su vocación

Escribe: Dora Giannoni.

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de confitero. La amistad con los Tapia, tan cerca de casa, y tanllenos de inquietudes, música, danzas, como losTarantino, Castearena que llenaron de amor nues-tros primeros años a solo una pared de por medio.Al papá de Alicia, lo trasladaban como director deescuela y las visitas para ver a las chicas eran a laescuela 2 ó la 4, con lo que se aumentaba nuestropanorama barrial. A veces nos llegábamos hasta lo de la Flia. Richer,casa de electricidad que existió por muchos años, cer-cana a la plaza, adonde pasamos hermosas Navida-des y nos encantaban los relatos de tío Eugenio sobreel primer cine que fundaron con su padre y que sequemó como el Paradiso, los viajes a Bs. As, por cami-nos de tierra, cuando no había ruta. Él atendía las co-nexiones de radio y electricidad de la zona. Todos ellos, verdaderos pioneros, gente de trabajo yconstructores de esta patria chica como los inmigrantesagricultores que nos daban la fruta, la carne, la leche,la verdura que traían fresca al pueblo todos los días.Ninguno de ellos vino a “hacerse la América”…Américalos hizo a ellos, de tal manera, que ninguno regresó asus patrias y se sintieron argentinos y nuevejulienses,como los criollos de aquí. No puedo olvidar los ensayos de la orquesta Fénix,dos veces por semana, en casa, los conciertos en laMunicipalidad con artistas que enviaba Cultura o lleva-ban instituciones locales a los que asistíamos con fre-cuencia, los bailes en Centro de Empleados, o el ClubAtlético, donde tocaban mis padres, el cine adondeíbamos casi todos los fines de semana, o más seguidoen uno que funcionó por algún tiempo frente a la casade la abuela Rumi, en Vedia y San Luis, donde había

estado el Club Libertad y creo que también sequemó. Aunque parezca mentira, en mi pueblo cono-cí a numerosos artistas de los que teníamosdiscos en casa o escuchábamos por la radioque era la compañera de muchas horas: Azu-cena Maizani, Ortiz Tirado, Sara César, MaríaLuisa Anido, Abel Fleury, Julio Sosa, las orques-tas de D´arienzo, Brunelli, Oscar Alemán, a OsirisRodríguez Castillo, Larralde, Guarany, Merce-des Sosa, Eduardo Falú, Julio Sosa, los Fronte-rizos, los Títeres de Podreca con grandes mu-ñecos, aparte de los circos que nos visitabanseguido. De 9 de Julio, surgió un muy buen can-tor de tango como Jorge Omar que hizo su ca-rrera en Bs. As, tanto como el poeta Julio Fon-tana, que vivió muy cerca de nuestra casa ( deesto me enteré no hace mucho) Mi vida religiosa comenzó en la Iglesia SantoDomingo, hoy Catedral y luego en Fátima dedonde mi Flia. fue protagonista fundadora. Enla iglesia del centro hice el catecismo, la comu-nión, me confirmaron y comenzó mi amor porJesús y su proyecto evangélico que aún perdu-ra en mí. De esa época, destaco particularmen-

sora, los amores juveniles, las inquietudes culturales,el profesorado en Lincoln, los estudios en Bs. As, laorganización de los cursos de italiano, charlas y cursos,funciones de teatro y artistas de otros lados y siemprela idea de prepararse mejor en congresos, estudio per-manente, la responsabilidad en actualizarse, tantascosas…. En todo momento, la siempre presente plaza de lostilos con los amores, reuniones con amigos, el paso

Atilio F. Giannoni y Juana Isabel Matiauda de Giannoni,padres de la autora en la casa solariega de la calle Libertad

entre Cardenal Pironio y Tucumán.

te la actividad del Ateneo Juvenil donde el P. JoséLazzaletta comenzó con la hermosa costumbre de lascarrozas estudiantiles en las fiestas de primavera,las reuniones donde cantábamos y bailábamos fo-lklore, hacíamos teatro y charlas de interés.- Después vinieron el TIN, la Biblioteca Agustín Álvarez,con la memoria del gran Arturo Cano, algunas activida-des políticas y gremiales, el estudio, la escuela de Co-mercio con anexo Normal, adonde fui alumna y profe-

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obligado para el Colegio de Hnas. donde estudió mamá ydonde trabajé también o la vieja escuela de Comercio, laparroquia, la Intendencia Municipal donde papá fue el elec-trotécnico toda su vida, hasta la jubilación y que para mítambién tenía un olor especial, un misterio, porque a ve-ces, lo acompañaba cuando había que probar sonido por-que iba alguna bailarina a ensayar , algún concertista deviolín o la tía Lita Ferrari que llegaba de Bs. As con unmundo de misterio y fantasía: sus conciertos por radio,acompañamiento de cantantes o músicos. Ella fue la pri-mera mujer que dirigió una orquesta de varones en 9 deJulio en la que tocaron Santos Montalbano o José Pedone,por ejemplo.

Siguieron las primeras luchas estudiantiles, políticas,gremiales, y mi interés por la política con mayúsculacon el deseo de justicia e igualdad para todos mishermanos, una mezcla de cristianismo con el socialis-mo y el primer peronismo (que ahora reconozco, an-tes no entendía…..) Siguieron viajes, ausencias… Muchos años afuerapor estudio o diversas circunstancias de la vida, mu-chos cambios. Pasaron tiempos difíciles, de silencios cobardes ocómplices, temor al compromiso y una despedida sinadiós de mi larga trayectoria docente. De eso “es pia-doso no hablar”, parafraseando a Armando en un poe-ma, aunque jamás olvidaré el amor de mis compañe-ros del Departamento de Lengua. Siguió la vida en Bs, As, casi un año en España, elregreso, la docencia, nuevos estudios, otras activida-des pastorales y en DDHH, la escritura y mis visitasesporádicas a mi lugar de origen. El progreso, la tecnología, la modernidad , la postmodernidad, y por qué no, la dictadura y elneoliberalismo, cambiaron mucho la fisonomía de miciudad, pero hoy, honestamente reflexionando, y ante

riencias, con mucho más ecumenismo y apertura, vino deahí. Entre pancitos del recreo que nos repartían en gran-des canastas y nunca más degusté, aroma de tilos, glicinas,amarillos aromos, delantales almidonados, escarcha enlos inviernos, sabañones, recitados en público, discursosy desfiles, fiestas infantiles y de disfraces, acunada en lasprimeras serenatas, el bullicio de las tardes de agua enCarnaval o las fogatas de San Pedro y San Pablo, las re-uniones de música con Argelia y Los grillitos cantores, laspeñas en La Calandria, las clases en escuelas e institutos,los cursos, los estudios, la lectura, todo empezó allí, deese entonces, cuando aprendí a caminar, a rezar, a bailar,cantar y sobre todo a soñar con un mundo mejor al quesiempre se podía aportar algo… Quiero resumir este carrusel de recuerdos tan mezcla-dos como la misma vida, en un inmenso e infinito Gra-cias!!!: a mis abuelos que me dejaron la casa que aúnexiste, en parte, en la calle Libertad, a mis padres, tíos,primos, amigos, vecinos, compañeros, maestros, profeso-res, sacerdotes, alumnos. Tal vez no vuelva a dejar mis huesos en esa tierra dondemuchos de ellos descansan, pero agradezco al Diario quetantas veces publicó generosamente mis cosas que mehaya dado la oportunidad de reconciliarme con mi pueblo,mi punto de partida. Todo lo que soy , allí empezó. Agra-dezco, pido perdón por los errores cometidos y perdonotodo lo sufrido para estar en paz conmigo y con el cosmos. Claro que como decía Armando: “Uno vuelve siempre alos viejos sitios donde amó la vida…..y “entonces com-prende cómo están de ausentes las cosas queridas….”(1)Ya no están, ya no es lo que fue, todo es muy distinto,son distintos los intereses, pero aquí empecé…y no es debien nacido, negar las raíces.

Dora Giannoni 15 de octubre de 2013.

los 150 años de vida que cumple mi patria chica, conhumildad, debo reconocer que todo lo que tengo o lo quesoy, de allí me viene: el amor a las plantas y esta manoverde se la debo a mi abuela Dora (en realidad Teodora), lomismo que el nombre y a la abuela Juana que cuidabatanto su jardín, el amor a la música ( toda) a mis padres,de quienes heredé el amor al trabajo, la responsabilidad,la solidaridad, el gusto por la poesía de mi mamá que leíay recitaba tan bien como pintaba, la vocación docente yliteraria a mis maestras y profesores de la secundaria, elamor a la juventud por todo el amor que me dieron misdiscípulos, hoy amigos, en muchos casos, la fe que mue-ve mi vida, por supuesto madurada por estudios y expe-

Dora y Lidia Giannoni junto a su madre, en su últimocumpleaños, el 23 de mayo de 1992.

(1) Canción de las simples cosas de A. Tejada Gómez y C. Isella.

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Nacer en 9 de JulioNací a las cuatro y media de la tarde, un 25 de di-ciembre en 9 de Julio (suena raro eso de nacer enuna fecha, en otra fecha; en general la gente naceen su fecha, en un nombre). Llovía a cántaros. Mimadre dice que el médico se encajó. Por ese tiempono habían terminado de asfaltar la Ruta 5 y el doc-tor, que vivía en una quinta, se las vio negras parallegar a tiempo. Por suerte estaba Peba Amor. Final-mente nací y mis padres, contentos. Aunque siem-pre me cuentan que se perdieron los ravioles quehabían hecho en lo del abuelo Romano para feste-jar la Navidad (en ese tiempo no se había impuestola moda del pollo arrollado, el vitel toné y esas cosasque inventamos después para no cocinar en las fies-tas). Mis primas me esperaban. Yo fui la tercera nie-ta, un número poco agraciado que me dio una enor-me tenacidad para ganarme el afecto de los mayo-res. Entrar a un lugar que ya estaba ocupado fuetodo un desafío.9 de Julio es mi domicilio. Lo amo. Siempre dicen:nadie es profeta en su tierra. Una pavada. Me séquerida. Nunca sentí ganas de nacer en otra parte.Cada vez que quise irme para conocer otras tierrastuve el pasaporte de los libros. Cada novela me sacódel pueblo, me llevó a conocer el mundo y, en laúltima página, me trajo de vuelta, cambiada. De 9de Julio amo su languidez de pampa húmeda, suchatura, su plaza en el medio, el parque verde. Estoycasi segura de que antes de nacer elegí hacerlo acá,

con esos padres, esos tíos, esos primos, esos abue-los, esos amigos. Todo se lo debo.No soy melancólica, me puede el agradecimiento.Ahora que escribo estas líneas se me imponen algu-nos lugares inolvidables.Paso a recordar: Lugares inolvidables: la Clínica Independencia, lazapatería de Paladino, la herrería de Quico Pomo, lacarnicería de Cacho Cruz, la Galver y su contrincanteLa Americana, la cerrajería de Lorenzo, La Subasta(no ésta de ahora, la otra), el Club Atlético, los tilos dela Plaza Manuel Belgrano y la fuente de los pecesrojos, el Colegio de Hermanas, el Rossini, LosInglesitos, la torre de la iglesia, el Jardín Nº1 (el de lacasa vieja que tenía un aljibe en el patio). DespuésEl Chiche, Sidacos (¿con k o con c) , Brumas, la pelu-quería Los Gallegos, el Club Español, el Parque. Y LaBiblioteca Popular, claro.Entre los trece y los diecisiete me dejaron revolver losanaqueles, descubrí a los rusos y paseé por SanPetersburgo de la mano de Anna Karenina. ConocíParís con los ocho tomos (lomo de cuero) de Los Mi-serables que estaban en la biblioteca José Ingenie-ros en una bibliotequita de madera oscura, entran-do a la derecha. Cuando ya a los 28 viajé a Milánpara estudiar Historia del Arte, me paré frente al ríoAdda y recordé la novela Los novios de Manzoni, vinoa mí el olor a libro viejo del tomo en rústica que meprestara la bibliotecaria.Todas las tardes mi abuelo Antonio iba al cine. Másde una vez veía la misma película. A mí el cine me

salva de la muerte, me dijo un día. Yo no entendí loque quería decir con esa frase que ahora entiendobien. Por entonces venían muchas películas italia-nas y el abuelo volvía, en la oscuridad del cine, a sutierra. Era un desterrado. Como casi todos los de migeneración soy nieta de inmigrantes y esa marca,estoy segura, nos insufló un deseo profundo de per-tenencia.Me fui a los diecisiete a estudiar Letras a BuenosAires y salvo por breves períodos no regresé a vivir en9 de Julio, sin embargo nunca me fui y siempre es-toy volviendo. Es curioso porque cada vez que entropor el acceso siento que no me he ido, que algo másfuerte que el tiempo me demuestra que estoy acá.Es como un estado de conciencia.Creo que nunca nos libramos de nuestro lugar deorigen. El lugar es la fuente de la identidad. Por eso

*Escribe Adriana Romano

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cuando escribo mis cuentos percibo que mi escritu-ra selló un pacto con la memoria. La voz que narramis historias es la voz de alguien con todas susespecificaciones, porque el estilo se fragua den-tro de un paisaje y, aunque lo que se narre ocurraen otro territorio, nadie puede borrar la marca ori-ginal.Ahora que me piden estas líneas para hablar de loque para mí significa 9 de Julio, tantas personas

queridas vienen a mí,tantas imágenes. Maes-tras, profesores memo-rables, compañerasqueridísimas, colegastalentosas, la generosi-dad de los que me abrie-ron siempre siempre laspuertas. Ganas de agra-

decer, de tocar timbre yabrazar a muchos queaún viven y que tuvieronuna profunda incidenciaen mi educación y des-pués en mi vida profesio-nal. Pero hago silencioporque no alcanzarían

las páginas y correría el riesgo de olvidos imperdona-bles.Me gusta mucho esto de que estemos tan contentosy movilizados por los 150 años, le hace bien al mun-do el agradecimiento, esa memoria del corazón. Contodos me uno a los festejos como una más de losque pasaremos, cimentando lo que va a venir.

Adriana Romano

Plaza Gral. Belgrano.

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*Escribe:Dr. Roberto Rossi

En el 150º aniversariode la fundación de 9 de Julio

Evocaciones de unnuevejuliense: hace 50años en nuestra ciudad

* Por Dr. Roberto Rossi

¡Feliz cumple, joven “Perla del Oeste”! Digo joven por-que 150 pirulines en la edad de los pueblos práctica-mente no son nada. Lástima que “tu amante espiri-tual” sí se va poniendo viejo y quizá por ello –a estaaltura - se le da por recordar. Disculpen si me extiendoen evocaciones porque, total, no me veo en el bicente-nario. Se trata de simples vivencias juveniles respectode lugares, personas, acontecimientos, algún drama, yanécdotas que se fueron dando durante el corto pe-ríodo que viví allí.Te conocí, 9, en un tiempo ya brumoso, con caracterís-ticas cuasi rurales todavía. La mayoría de tus calleseran de tierra, polvorientas o barrosas, ahuelladas porlas ruedas de los carros, las chatas, las jardineras. Bal-díos a granel, mucha gente en sulky o de “a caballo”.Se escuchaba claramente en la noche quieta el“ronroneo” apagado de los motores de la usina vieja.El històrico tanque se percibía nítido ya antes de llegara la Sayavedra, por el “camino real”.A la altura de la laguna, a unos 1500 metros hacia laderecha viniendo de Dennehy, estaba delineada en elcampo la pista de aterrizaje del primitivo aeródromo,con un hangar, todo muy precario. Circulaba diaria-mente por ese camino de tierra el “Expreso Bragado”siempre repleto, tan que alguna vez viajamos en el te-

cho, con los equipajes. Igual los cotidianos trenes depasajeros “ El Diésel”, “El Nocturno”(era hermoso ver-lo pasar a la distancia, de noche en el campo, ilumina-do a pleno cuando dejaba atrás la estación Dennehyhacia 9 de Julio, emitiendo un prolongado silbato) , “ElPuelche”, todos desde Once a Santa Rosa y viceversa.El parque San Martín, con un desvencijado puente demadera pero siempre con su exuberante naturaleza,lucía cercado con alambrado especial. Los postes co-locados de trecho en trecho eran de piedra, remata-dos por una especie de capitel, lo cual imprimía un cier-to toque artístico al perímetro.Muchos recordarán que en el lugar pastaban algunasllamas y guanacos. Vi recientemente –con dolor - quelos añosos eucaliptos murieron “de pie”, como en lanovela de Alejandro Casona. Junto con la hermosaquinta de Valenzuela, nuestro Parque era el sosiego defrescura que recibía al viajero que llegaba al pueblo porese lado, bajo el sol ardiente del verano.A pocos metros, la locomotora de trocha angosta avan-zaba resoplando por el terraplén que flanqueaba elcañaveral. Esta gramínea cumplía una importante fun-ción: sus raíces, al arraigarse en la tierra, tendían aevitar desmoronamientos de dicho terraplén.De un lado de las vías, la chacra de Rivolta; del otro, elactual Acceso, ancho camino arenoso y poceado porlas pezuñas de los arreos que por él transitaban haciala rural. En el pueblo propiamente dicho, recién se apa-gaban los clamoreos de la hinchada de San Martín fes-tejando los golazos del “Turco” Cura; la voz de TitoBianchi – que andando los años sería mi gran amigo –ya deleitaba los oídos de los milongueros. Rezongabande fondo los “fueyes” de Chepo Fileccia y Tito Utello; la

“Jazz Carioca” leponía un condi-mento propio alos bailes de Cen-tro Empleados; el“flaco” Mónicase prendía enmaratones don-de finalizaba in-variablemente úl-timo, para luegono obstante serpaseado en ca-rro triunfal por elcentro, ataviado con guirnaldas de laureles, entre losvítores de sus divertidos seguidores. El “sapero” Corvalán proveía al hospital de “insumos”para el diagnóstico de embarazos. Un hombre moríaapuñalado junto al mástil de la plaza. “Penny” ejercíasu antigua profesión a metros del Rancho LasNazarenas.En las antípodas, el Prado Español organizaba sus fa-mosas romerías y bailongos de “rompe y raja”, en lasque “Pirulo” Distéfano cosechaba aplausos tauras consu agradable voz. La sede de Atlético estaba en LaRioja, la de Libertad en Vedia y Cavallari, la de Agustínen San Martín y Libertad, Juventud Unida en Mitre casiBermejo y su cancha más lejos todavía, casi en el cam-po; el club de barrio “Once Estrellas” sentaba sus rea-les en La Rioja y Jujuy. El gran equipo de fútbol quehabía logrado armar Compañía General de Patriciosse reiteraba como campeón de la Liga. Cinco grandestiendas en pleno centro se disputaban la clientela del

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campo y la ciudad, Ciro’s y Alhambra convocaban ensus mesas a los noctámbulos consuetudinarios, loslegendarios almacenes de “Ramos Generales” (LosInglesitos, Casa Llorente, Los Vascos, Casa Cañón) pro-veían casi todo lo necesario. Don Juan Ticera paseabasu porte señorial y luenga barba por la calle Libertad, elpadre Güida vuelta a vuelta andaba a los sacudonescon los feligreses y su vozarrón aguardentososermoneaba de lo lindo los domingos desde el púlpito.El zapateador Luna deslumbraba con su arte; el “Pam-pa” desgranaba bordoneos y coplas en la entonceslejana esquina de Mitre al fondo, cuando el asfaltadotrazaba una frontera en la Río Bermejo. El crimen deltendero de Vedia y Tucumán acaparaba el comentariode los vecinos. Por el boulevard de plátanos de Urquiza,el ir y venir desde y hacia el cementerio era incesantelos “días de ánimas”, ya sea a pie, en sulky, en bicicletao en auto (los menos). Ante cualquier problema de sa-lud, muchos recurrían al sabio consejo de Don Avelino,en la histórica casa sin ochava que fuera de EduardoMoledo, otro hombre de bien. El carnaval resultaba unaverdadera fiesta de sana alegría y los corsos, inolvida-bles.La “vuelta al perro” o paseo, (toda una institución deantaño) era el concurrido punto de encuentro de lamuchachada al anochecer o a la salida de la funciónde tarde del cine. Los añorados tilos, en plenitud, cobi-jaron bajo su manto umbrío el juramento de amor eter-no, el susurro candoroso, la emoción del primer beso.Fueron testigos silenciosos los viejos bancos de laplaza.Yo sucumbí a la fuerte atracción que este lugar en elmundo ejercía sobre mi, incluso cuando aún vivía en elcampo. Me enamoré perdidamente de sus calles, de

su gente, de sus barrios, delcentro, de los suburbios. Mecopé con el trato fraterno yllano de un montón de per-sonajes de la más variadaestirpe, traviesos algunos,pero la gran mayoríaqueribles, que entoncespululaban por su cálida geo-grafía. Así tuve la suerte y elgusto de conocer, en mi fu-gaz paso (castigado) por laRectificación 9 de Julio, aun ser humano excepcional,un hombre bueno, aprecia-do por todos, que conside-ro debe figurar –por estric-ta justicia – en los anales delas personas elegidas. Merefiero a don Héctor Iaconis, padre del querido amigo,ilustrado historiador y periodista, el cual ha heredadosin duda, las mismas virtudes de su progenitor.Ya en otro orden de calidades y cualidades humanas,me viene a la memoria aquél vendedor de medias, quetrajinaba incansable pregonando su mercancía: “ ¡me-dia barata!, ¡media barata! ¿Son sordo’ o no tienenplata? “¡media barata!”.- El ocasional naranjero:¡“laranja, laranja, jugosa la laranja!”; “dale grueso, dalegrueso.”! le gritaban propios y extraños al camioneroCocholoni, otro espécimen muy particularísimo de ese9; el cazador profesional “Tirucho” lanzaba sapos yculebras por haber confundido en el yuyal una prosai-ca bosta de vaca con una liebre agazapada y encima ledescargó un escopetazo - ¡“Dío medelibre –se quejaba

- uno cazadore experimen-tado come ío que le pasecuesto..,per favore”!. En elbar Americano Chiche vuel-ta a vuelta ardía Troyacuando se topaban LitoPoggi y cierto individuo quese ponía muy pesadocuando bebía un poco.Entonces Lito, muy ama-blemente, le advertía: “ne-gro, rajá de acá porque lomínimo es que te arrancola cabeza..” y si la adver-tencia no surtía efecto, sinmás Lito lo sacaba a la calleprevio desparramo de si-

llas, rotura de copas y chillidos de la concurrencia.-Otro “negro” (en el buen sentido) el inefable Corregidor.Se la rebuscaba como presentador de la típica Boedoy otras actividades del extraño linaje . Tomasito Cosentino lucía su estampa de gran señor.Vestimenta de fina confección rematada con un som-brero de alta calidad y modales educados. La impo-nente presencia de Don Pedro Velázquez dejaba bienclaras las pautas del respeto a la legítima autoridad. Elsimpático vendedor de billetes de lotería Moisés Charbelhacía su rutinaria recorrida por el Centro: “ mi presen-cia quiebra el empacho”, aseguraba, entre otros apo-tegmas que prefiero silenciar. Celeste era su competi-dor en las puertas de Alhambra.Andaba por ahí otro billetero (cuyo nombre me reser-vo) del cual se decía le gustaba asustar –disfrazado - alos viandantes que atinaban a pasar en la alta nochepor las proximidades de la Usina vieja. Cuando los pibesle preguntábamos de firme “ ¿así que vos sos el chan-cho y la viuda, todo junto?, el tipo se reía y se las toma-ba. Sospechoso.- En ese lugar –puertas de Alhambra– se ubicaban dos pequeños lustrabotas, Espíndola yRiola, que la yugaban duro en la calle para ganarse elmango. Yo “vivía” en el bar y los observaba.Asimismo, era habitual los domingos la excéntrica pre-sencia de “retobo” Rodríguez, muy popular por esosaños. No muy alto, morocho, lucía por el centro su sin-gular atuendo de salida, el cual consistía en pantalónbombilla verde agua con franja negra a lo largo de lapierna, saco oscuro derecho con dos botones, tirandoa corto, zapatos negros charolados, relucientes, contaco militar, camisa blanca con pañuelo bordado al cue-

Una vista del Bazar «El Siglo» en la década de 1960.

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llo, gacho (sombrero) gris con cinta oscura y bastón decaña, cabello largo y bigotito recortado.Todo un personaje ataviado tipo “dandy” de los años20, que se lucía muy orondo en el paseo revoleandosu bastón, como un remedo de aquél aristócrata querecorría la calle Florida y que describen las letras detango. Era tranquilo. No molestaba a nadie.Sólo le gustaba entonarse un poco. Una leve sonrisasobradora se le traslucía al percibir la curiosidad quedespertaba. En cuanto a mi, me atraía todo ese extra-ño influjo que emanaba de la noche que comenzaba afrecuentar, de la tertulia en Alhambra, del arrullo de lostangos bien compadres que propalaban de tardecitaRaúl Castel, Juancito Amerio o Novas y que la barrareunida en la esquina de Galver escuchábamos comoen misa; el escolaso en el club (ahora Iseta) entre lahumareda de tabaco negro y pocillos de café.Las promesas electorales de “Chau Picho” quedaronen la historia; el “Colorado” Picotto demostraba domin-go a domingo qué se entiende por lealtad deportiva yamor a la camiseta de un club; las atajadas del granarquero Hasenclever hacían bramar a los frencheros;los “taponazos” del Indio Pozas provocaban el¡¡Uuuhhhh!! de los de Atlético, Rodolfo Micheli mostra-ba cómo se juega pensando.La muerte absurda de Delto Vivani nos conmovió aquienes lo conocimos. El insigne profesor Palacios dabacátedras del saber, como Chicho Báncora, Ernesto Prie-to Hayes, Santos Abel de la Plaza y Horacio Vizzón. Medeslumbraban las hermosas pibas nuevejulienses quecomenzaban a lucir su esplendor. Así SilviaGiacomino,Viviana Font, Mirta Forte, Chicha Chiattone,Yeya Montero, Marilyn Barbitta y una colegiala muy pro-

metedora que venía pidiendopista por esos días: EstelitaManfredi. Ellas, entre otras,provocaban los suspiros y co-mentarios de la barra que seapostaba en Mitre entre Vediay Libertad, justamente obser-vando anatomías en detalle.–“ ¡Una más y nunca llegan asu fin, las ofertas Margasín ”,“gran venta blanca en Galver”, “el domingo, las ravioladasde Carlín”, “gran baile en LaBlanqueda, salen micros de laplaza”; “esta noche, La Mesade Café, con Inocencio Arias,Oscar Alzueta (Pila) y el Cronis-ta de Barrio Fuerte” – inundaba el tranquilo espaciopueblerino.¡Qué lindo el vagabundeo despreocupado por esascalles amigas !Añoro el retorno a casa de madrugada, después deandar con la orquesta desde Bragado a TrenqueLauquen y paradas intermedias. Volvía con el “fueye” acuestas silbando y taconeando fuerte (por las dudas)en la quietud nocturna de la solitaria Mitre, ya buscan-do Uruguay. Total ¡qué problema había!A los veinte años uno se siente dueño del mundo. Fueun tiempo hermoso de andanzas, copas y amoríosdesordenados. Época de las impresiones primeras,fuertes, de sentimientos encontrados, del ímpetu ju-venil apasionado, exultante, de emociones inéditas.Como la que tuve la suerte de vivir –muy joven- cuan-

do se disputó la Primera Vuelta de 9 de Julio en Turis-mo de Carretera, que ganó de punta a punta mi ídolo,el “Capitán Atma” Juan Gálvez. Hay que tener en cuen-ta que casi nadie accedía aún a la incipiente televisióny sólo mediante la radio o las revistas podíamos entre-ver o imaginar ese mundo que se nos presentaba porahora tan lejano. Por fin esta vez podíamos ver bien decerca a los grandes del deporte de los fierros y de allí laenorme expectativa. Por la noche se hizo la entrega depremios en Atlético (frente a la plaza) y tocamos con latípica Fénix. Cuando lo llamaron a Juan para que subaal escenario, pasó junto a mi y yo, con toda la alegríadel hincha, palmeé emocionado el hombro del grancampeón que recibía sonriente el merecido aplausode la concurrencia.Al agradecer el trofeo dejó unas palabras para el volan-

Vista del Plaza Hotel desde la Plaza Gral. Belgrano hacia 1960.

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te que representó a 9 de Julio: -“Le recomiendo a Pascualito (Gougy) que se cuide,que no ande tan fuerte, porque se va a tortear..” Consejode un grande. No obstante, Pascual igual se torteó.Años más tarde pude ver también –asombrado –pasar por Ruta 5 (en un Gran Premio) a la “galera”de los gringos de Olavarría, los hermanos Emiliozzi.Fue impresionante. Ese coche no corría, volaba endirección a Santa Rosa. Parecía no tocar el pavi-mento. Pasó a más de 200 km.por hora. Me marcóluego mi charla con el Maestro Osvaldo Pugliese juntoa la pista de baile de Centro Empleados, sería por elaño 67.Un hombre increíblemente sencillo y amable. Cuan-do escuché en vivo esa noche mágica los ban-doneones de su típica legendaria (unos monstruos)se me dio vuelta la croqueta (más de lo que ya latenía).Hacia 1965 actuaron “Los Cinco Latinos” en Cen-tro Empleados. La afinada y agradable voz de Este-la Raval inundó la noche con bellas canciones. Lo viantes al formidable guitarrista de jazz Oscar Alemán.Cercaron la Vedia para la presentación y el escena-rio se emplazó frente al Club Español. No podía con-cebir que se pudiera tocar la guitarra de esa mane-ra.

Se la cruzaba por laespalda y tocaba lo quese le antojaba en esaposición con una maes-tría como no he vuelto aver, no obstante tenervisto mucho y bueno.Fue un espectáculo dealtísima calidad. Por los50 y monedas trajerona Guillermo Rico, inte-grante de los renombra-dos “ Cinco Grandes delBuen Humor”. En dichaoportunidad – siemprefrente al Español - hizouna actuación uniperso-nal, cantando, narrandochistes con picardía yprofesionalismo e inclu-yendo buenas imitacio-nes de artistas conoci-dos. Rico se encontrabaen lo más encumbradode su carrera en laradiofonía y en el cine

nacional con los afama-dos Cinco Grandes.Lo secundaron esa vezy con total idoneidadLuis Tempo al piano yOsvaldo Ticera en con-trabajo. La gente lo pasómuy bien. A pocos pasosnoté como reían diverti-dos y aplaudían el señorPinciroli, de la America-na y su esposa, entremuchos.Hugo del Carril cantó enun parque de diversio-nes instalado donde hoyse encuentra la EscuelaNacional de Comercio.Poseía un magnetismoimpactante.Durante varios añosconsecutivos amenizólos bailes de carnaval deAtlético 9 de Julio el con-junto denominado “Alfre-do Skuza y sus PlatosVoladores”, provenientede Capital Federal. Todo

un personaje este Skuza. Eximio contador de cuen-tos y buen contrabajista que tiempo después inte-graría “La Charanga del Caribe”, agrupación dedica-da a la música tropical. Como para completar, elRossini se llenó para oír el concierto de Astor Piazzollay su quinteto, recién llegados de su presentaciónen el Philarmonic Hall de Nueva York. La sala esta-llaba en fuertes aplausos ante los nuevos aires mu-sicales que se perfilaban. “Chepo”, a pocas buta-cas, estaba eufórico.En otro orden de cosas, ¡la que se armó cuandoanularon las elecciones a gobernador en marzo de1962! Como siempre, yo estaba en la plaza (aun-que no entendía nada) entre un gentío que protes-taba muy acaloradamente por lo que había ocurri-do. Los ánimos cada vez más exaltados y ya la si-tuación se escapaba de las manos de la policía lo-cal.De pronto apareció un cuerpo especial antimotinesenviado desde Junín y empezaron los disparos degas lacrimógeno (inédito en el 9, por lo menos parami). Hubo un desparramo general y rajamos entrelágrimas.Por supuesto y como todo pasa, el 9 de Julio actualposiblemente sea mejor que aquél, que era muymío no obstante y que por eso –tal vez - se quedóen lo profundo de mi corazón. Acepto que yo tam-poco soy el mismo. Me lo bate el espejo todos los

Avenida San Martín entre Edison y Tomás Cosentino en 1960.

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días, pero trato de no bajonearme y seguir presen-tando batalla a la vida. Hay que reconocer que laciudad ha crecido mucho, está hermosa, moderna,más poblada, mejor urbanizada y con proyecciónde futuro. Claro que con algunos problemas, comoen todos lados.Si se habrá transformado que cuando en mis visi-tas me alejo un poco de plaza Belgrano me cuestaubicar lugares que me fueron archiconocidos. Yano está la familia Mondelli conversando animada-mente en la vereda del antiguo caserón, ni se escu-cha el cornetín del heladero en las tardes de verano.Me causa una cierta tristeza no ver los tilos, tan acoge-dores, tan protectores, celosos guardianes de deva-neos amorosos y besos furtivos. Pero me consuela enparte ver firme aún, desafiando el paso de tiempo, elkiosco de mi gran amigo Santos Bramajo, entrañablemano tendida en períodos de bolsillos flacos.Confieso también que al ausentarme me enamoréde otros lares con atractivos distintos, pero cadavez que vuelvo al 9 compruebo que donde hubofuego cenizas quedan y me ataca un proceso de re-enamoramiento.Es así que en cualquier momento convoco a los vie-jos amigos de antaño a salir en una de esas nochesque no se empardan a recorrer las barriadas, nosea cosa que dentro de poco no lo podamos hacer.Voy a invitar al Flaco, a Juan, Piraña, RogelioMastroliberto, Richard, Cacho Andrada, Aletor, Pe-lusa, Cacho, al “Laucha”, Hugo Poratti, a Pichón (queestá averiado), a Juanique, Julito, a Héctor Thurler,a Oscar Soto, Pesca, a Eduardo Ré. Y si en una de

esas Tito Zárate se quiereprender, bien-venido. Total,se la pasa sen-tado en la ter-minal mirandoquien llega yquien se va,esperando queRíver le de unaalegría, pobre.Luego seguroque GuillermoPotetti nos invi-ta a comer pi-zza por cuentade la casa. Mehubiera gusta-do saludar en la ocasión a Carlitos Barbitta y al “Po-llo”, pero se las tomaron sin avisar. Ya los voy a aga-rrar. Bueno, mi querida “Perla del Oeste”, tu aman-te – o lo que queda de él - ya se extendió demasia-do en estampas que quizá no interesen a nadie ha-bida cuenta de que “ya fueron”.Aclaro que me despaché así porque presumo queno voy a estar para el bicentenario. Se me haceque mucho antes me van a llamar para que rindacuentas de varios asuntos terrenales.Habrá que ir, no queda otra. Pero no dudo que paraentonces ya estarás enganchada con algún escribamás inspirado que dedique unas sentidas líneas a la

gran ciudad en que seguramente te habrás converti-do.En ese hipotético devenir, la historia simple de los mu-chachos que tanto te quisimos tendrá el color sepia delo añejo. Es posible que en el 2063 algún joven ahoraveinteañero vea publicada esta nota con el siguientetítulo: “Hace 50 años, en el 9 de Julio” y la relea, quizá,con curiosidad y, porqué no, con cierta nostalgia. Seríaun honor. Aprovechando este “aquí y ahora” e inmen-samente feliz de poder hacerlo todavía, te dejo, “mi” 9de Julio, el corazón en un fortísimo abrazo por tu centé-simo quincuagésimo cumple.

Hasta siempre.-

Un baile animado por la Orquesta Típica «Fénix».

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En los origenes de 9 de Julio

Los Aborigenes,entre los fundadores

Al producirse la movilización de las fuerzas militares des-de Bragado hasta Tres Lagunas, el coronel Julio de Vediallevó consigo, formando parte del contingente, un grupode aborígenes, entre quienes se hallaban integrantes dela tribu de Ignacio Coliqueo (1796-1871). De origen boro-na, este cacique chileno nacido en Huincul, cerca deTemuco, según se cree había pertenecido a la dinastía deGueupu-Licán, el legendario héroe de la Guerra Araucana.Promediando 1862, Coliqueo había establecido sus tol-dos, de forma definitiva, en la provincia de Buenos Aires,después de migrar a suelo argentino. Se hallaba en la

denominada “Tapera deDíaz”, un lugar cercano alparaje Tres Lagunas, quemás tarde formaría parte delpartido de 9 de Julio y luegodel de General Viamonte.En esta circunstancia,Coliqueo había acompañadoa Vedia durante una cam-paña ofensiva contra losRanqueles, ese mismo año.Coliqueo prontamente hubodepuesto sus lanzas al go-bierno. Por su parte, estepacto de “fidelidad” le garan-tizó algunos beneficios.

Al producirse la fundaciónde 9 de Julio formaban par-te del cuadro principal dela tribu, además del caci-que principal: AndrésRaninqueo (1816-1877),segundo cacique; AndrésRinqui, caciquilla; JustoColiqueo (1838-1876),Mariano Coiffn, NeculqueoCoillil, José Carranza, ManuelRainao, Ramón Tripailaf,Pascual Huechuqueo, Pan-cho Coliqueo, Justo Man-quellán, José Platero ySimón Coliqueo (1840-1902), capitanejos; Faus-tino Correa, escribiente ySevero Calderón, alferes-secretario.No existen abundantes da-tos acerca de cómo fue lavida en la tribu en los añosarriba indicados. Muchomenos un panorama queindique la forma en que sehallaban ubicados los tol-dos. Se conoce, en cambio,que para 1865 ya existía unrancho, de considerablesdimensiones.Según se estima, para en-tonces (1863-1864) ya sehabían afincado entre losaborígenes de Coliqueo, elcapitanejo Pablo Huen-chual (1820-1886) y –des-de cerca de 1861- el caci-que Juan Painequeo (1826-

1900), quien había continuado allí después de residir enlas proximidades de Junín y a orillas de la laguna de MarChiquita.Más adelante, al recorrer otros aspectos de la Historia de9 de Julio nos referiremos al protagonismo de la tribu deColiqueo en el pretérito de la región.En 1863 cuando se concreta la fundación de 9 de Julio latribu del cacique Melinao se hallaba asentada en el parti-do de Bragado. Pocos años antes, el coronel LaureanoDíaz, como el propio coronel Julio de Vedia había brindadouna forma de «colaboración» al cacique Pedro Melinao(1790-1863) para que obtuviera una finca cerca de la la-guna «La Barrancosa». Este último fallece en Bragado el27 de junio de 1863. A pesar de cuanto se creía, la suce-sión del cacicazgo de esta tribu no recayó sobre el hijomayor de aquel, Ramón Luis Melinao (1826-1866), sinosobre José María Raylef, ya anciano, según lo dispusoVedia y confirmó luego el ministro de Guerra. A pesar deello, el liderazgo de la tribu lo desempeñó, de hecho, Melinao.En octubre de 1863, Ramón Luis Melinao acompañó aVedia en su avanzada a Cla Lauquen. Lo hizo con alrede-dor de cuatro decenas de nativos que incorporó al contin-gente militar. Entre ellos se encontraba, asimismo, el jovenPedro Melinao (1847-1916), hijo de Ramón Luis, quienhabría de convertirse, con el correr de los años, en elúltimo cacique araucano en Bragado.En el establecimiento de la nueva comandancia en ClaLauquen también participó el araucano José María Raylef(1799-1874). A partir de la fundación de Bragado, éste,residía con su tribu en ese Partido y venía prestando ser-vicios a las fuerzas militares desde los tiempos de Rosas.El coronel Vedia deseaba vivamente que Raylef, quienposeía sólido prestigio entre los aborígenes que habitabanen la región, y cuya palabra era muy respetada y valorada,se afincara en la nueva comandancia «9 de Julio». A pesarde que el cacique solicitó reiteradamente al gobierno queese traslado no se efectivizara, para así poder continuarviviendo en sus campos de Bragado, el 2 de enero de1864 debió marchar a 9 de Julio dejando sus familias enaquel lugar.

Los aborígenes, entre los primeros pobladores de la ciudad.

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En los origenes de 9 de Julio

Los hornos de ladrillosfueron las

primeras industriasEl 5 de noviembre de 1863, en una esquela que dirigíaal General Mitre, Vedia, escribía que “los trabajos si-guen aunque lentamente; con sobrados brazos, nosescasean las herramientas. Hay entusiasmo por elnuevo pueblo”. Diecinueve días más tarde, aún aguar-daba quemar la primera hornalla y, para febrero, haberobtenido trescientos mil ladrillos.Quemados los primeros ladrillos, éstos le servirían paraconstruir el hospital, que a la sazón consideraba comouna de las necesidades primordiales. Emilio Carballeda,en la Memoria donde describe la fundación de 9 deJulio, expresa: “... el General Vedia estableció dos hor-nos de ladrillo, que se elaboraba con soldados dirigidospor don Domingo Iraizos y Graciano Iriarte. Pero, el la-drillo que se hacía, si bien era destinado para hacercuarteles y habitaciones para la oficialidad, el enton-ces Coronel Vedia, fomentando el progreso de la po-blación, se los facilitaba a particulares, con condiciónde devolverlos, así que se establecieran hornos parti-

culares, que no tardaron mucho en formarse”.Cabe señalar que existen algunas divergencias acercade la identidad de los dos primeros horneros. SegúnBuenaventura Vita uno de ellos habría sido AntonioMaya. Otras referencias incluyen a Martín Baztarrica(Cfr. “La República”, revista ilustrada, año VII, nº 15,Buenos Aires, junio de 1926). También existe una notaque, Vedia envió al general Juan Gelly y Obes (ministrode Guerra), donde puntualiza haber contratado doshorneros: Martín Yanguardo y Agustín Soto Mayor, aquienes se les pagaría por sus servicios 2000 pesosmensuales.A partir de entonces, con el surgimiento de esta, laprimera industria, pudieron levantarse algunas cons-trucciones más sólidas. En abril de 1865 ya existían150 casas, edificadas con diferentes materiales.Entre las primeras industrias surgidas en aquellos años,juntamente con los hornos de ladrillos, prosperó la dela fabricación del pan.Según Carballeda, “el segundo poblador fue don To-más Vío, quien a principios de enero de 1864, poblóun rancho de junco, en el ángulo Nort-Oeste y Sud-Estede la plaza delineada por el general Vedia, donde esta-bleció una panadería, en la que se vendía pan decarocillo por blanco...”.También la instalación de los molinos de harina, cuya

rueda eramovida pormedio deuna caballe-ría fue unbuen apor-te al inci-piente mer-cado funda-cional; talvez, pocoantes de lapartida delcoronel Ve-dia, hacialos camposde batalladel Para-guay. En unacarta, data-en Nuevede Julio, el 24 de abril de 1865, dirigida por deVedia a su amigo, el agrimensor Vaschetti, le indi-ca: “la obra de la panadería va adelante” y cree“pronto [...] podrá mandas [Vaschetti] las ata-honas”.

Antonio Maya,uno de los primeros horneros.

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«La Perla del Oeste»Una Ciudad en constante crecimiento,

impulsada por una comunidad pujanteLa Ciudad de 9 de Julio se caracterizó por constantecrecimiento desde los inicios hasta la actualidad y, delmismo modo, se proyecta hacia el futuro. La comuni-dad siempre fue pujante, sentimiento transmitido degeneración en generación.

En los últimos diez años 9de Julio tuvo un crecimien-to urbano considerable. Lademanda internacional deproductos primarios quebenefició al sector rural,impulsó las economías re-gionales con fuerte impac-to a nivel nacional.Las inversiones se trans-

formaron en una fuerteexpansión inmobiliaria des-de sector privado, con laconstrucción de edificiosen distintos sectores ur-banos como así tambiénviviendas familiares, casasquintas, hacia distintossectores disponibles. Losplanes de viviendas nacio-nales acompañan y for-man parte de esta posibi-lidad de créditos para lasfamilias. Esta transforma-ción es más notoria quela de otras ciudades de si-milares características.La población ha crecido,aunque no en gran mag-nitud. En cuanto al movi-miento poblacional, así

como hay jóvenes que se van a ciudades más grandespara continuar sus estudios universitarios, últimamen-te se ha reflejado una tendencia de un sector de losprofesionales que regresan. La Ciudad también es ele-gida por pobladores de otras urbes, que encuentranen 9 de Julio un lugar digno, valorando la calidad devida. En cuanto a las necesidades y los desafíos a futu-ro, queda de manifiesto que así como crecieron lasobras privadas, es necesario intensificar los planes so-ciales de viviendas desde el orden local a partir de con-tar con nuevos terrenos.Una de las obras de infraestructuras que requiere unasolución urgente pasa por contar con inversiones enmateria energética para encontrar respuestas a la pro-blemática del transporte que no sólo sufre 9 de Julio,sino en otras partes de la zona.Más allá de los inconvenientes y aspectos a resolver,los nuevejulienses disfrutan hoy de una Ciudad jovenque se renueva en forma permanente con gente quetiene el progreso como un estilo de vida y es por esoque la hace diferente.

En los últimos diez años 9 de Julio tuvo un crecimiento urbano considerable.

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Desvaríos sobre un disco rígido

encontrado en el año 2163

QUE SERA DE TI…*Por Guillermo Blanco

Paraíso del viento que sopla y oxigena/, y un campeónque en la historia por siempre quedará/. Alfarero delfierro, ejemplo de constancia, acelerando a fondo ha-cia la meta va.Vocacional maestra, trabajador anónimo/ campesinoque siembras, estos versos se van/ a volar por los te-chos, a filtrarse en las casas/ por hendijas de afecto.Todo eso es mi ciudad.Es probable que quienes encuentren estos testimo-nios de aquellas épocas ultrapasadas, hagan un movi-

miento manual despectivo hacia el tacho de basura. Oen un gesto de grandeza tras entender el valor de lahistoria, lo guarden para regocijo de algún historiadorinteresado en las raíces. Algo parecido a alguien quehoy quiera saber qué había en 9 de Julio cuando eraParaje Cla Lauquen, y la campaña del desierto con suexcusa de civilización arrasó con la costumbre indígenaimperante, le castró sus sueños, le arrebató las tierrasy construyó un mundo acaso inentendible para los ha-bitantes de dentro de 150 años.

Acaso una ex-cavación en-cuentre des-gastados discosrígidos y cuan-do algún huma-no de entoncesdesempolve elrecuerdo apare-cerán archivosde lo que 150años atrás fueuna ciudad lla-mada 9 de Ju-lio (aunque en

su origen indígena había sido Cla Lauquen). Privilegiadaen tierras y en referentes populares que le fueron reco-rriendo las venas por dentro y por fuera, resultó rica enletras, en política también tuvo lo suyo para bien y paramal, en la música fue palo mayor de la región y algomás, y en el deporte trascendió con amplitud para or-gullo de aquellos que pudieron regar su sentimientocomunitario con las hazañas de sus representantes.Y entre los vetustos restos de CPU tal vez se encuen-tren estos versos sin más pretensión que pintar un cua-dro de situación de la aldea:Una calle te cruza del oeste hacia el este/ancha comolos sueños del indio que murió/ y están tus Tres Lagu-nas, en lágrimas el símbolo/ y una niña que llora por elamor de dos.Crecés muy apurada, nos das sin pedir nada/ los pibeste disfrutan con un grito de gol/. Y un sábado a la no-che, madrugadas sin luna/concentran ilusiones que sellevará el sol.Una guitarra suena, sinónimo de vida/ se oyen los ver-sos firmes del hábil payador/ que ha tomado la postade los viejos cantores/ y hace un canto a la vida con suimprovisación.Están los que trabajan, existe el buscavidas/ allá va elusurero marcando el interés/. Y está el pobre y el rico yel cura con su rito/ un cana que te encana y en unamoto tres.

Medalla olímpicay deportistas que ganaron

el premio Olimpia

la Selección Argentinaobtuvo la medalla debronce.«Juampi» surgió del CA 9de Julio, se destacó enObras Sanitarias, juegaen España (antes en Gra-nada ahora en el Cana-rias), y sigue siendo juga-dor de Selección.

PATO DEPORTE LOCAL

Y NACIONALEl pato, deporte nacional,tiene a 9 de Julio como

Deporte de9 de Julio, al

país y el mundoA lo largo de la historia 9 de Juliotuvo y tiene distintos representan-tes que trascendieron por su talen-to, su capacidad y su pasión en dis-tintas expresiones deportivas dejan-do su sello nuevejuliense.

UN BASQUET OLIMPICO

Con las manos del basquetbolistaJuan Pedro Gutiérrez el deporte de9 de Julio tocó el cielo en los laurosdel deporte en 2009 cuando con

Juan Gutiérrez, Cristina Kirchner y Guillermo Blanco.

cuna de grandes campeones y de deportistas que han ganado elpremio Olimpia. Comenzó Dante Spinacci a partir de 1980, cuandoconsiguió su primer torneo con Tres Lagunas, después, con Fortín

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Loreto, y se dio el lujo deser campeón con «LaGuarida». Ariel Tapia si-guió los pasos de DanteSpinacci (ganando dosveces el premio Olimpia)en la actualidad es el re-ferente de La Guarida.

CUNA DE GRANDES

CORREDORES

9 de Julio siempre fueuna ciudad tuerca. Elmás ganador como pi-loto fue Guillermo «Yoyo»Maldonado. Fue el ma-yor exponente de Volks-wagen en Argentina, compitiendo en categorías comola Fórmula 2 Nacional (’80 y ’82), Codasur (’83, ’84,’85 y ’86) y el TC 2000 (’94).Daniel Cingolani, surgido de la Fórmula Renault, fueCampeón en el TC 2000 en el año 2000 con FordEscort. También compitió en el TC y Top Race.9 de Julio, cuna de corredores, tuvo entre otros expo-nentes a Antonio «Chucho» Fage y Antonio Plini Ju-lio Faustino, Héctor Benito, Hugo Rodríguez, GuillermoCastellanos que pasaron por el TC, a Sergio Cantúen el Turismo Nacional y el Rally.

AJEDREZHéctor Decio Rossetto (nacido en Bahía Blanca,nuevejuliense por adopción) fue un considerado uno

de los más destacados ajedrecistas de argentina. FueMaestro Internacional de Ajedrez (1950) y GranMaestro Internacional (1960), cinco veces campeónargentino (1941, 1944, 1947, 1961 y 1972, en estaúltima resultó invicto). En las olimpíadas deDubrovnik (1950), alcanzó el segundo puesto paraArgentina, junto con Najdorf, Bolbochán, Guimard yPilnik. Rossetto, como miembro del equipo argenti-no, también resultó segundo en las olimpíadas deHelsinki (1952), detrás de Rusia. Rossetto fue me-dalla de oro en su tablero, 80% de los puntos. Por3ra. vez, el equipo argentino quedó 2º en Ámsterdam(1954). Una Escuela de Ajedrez lleva el nombre de«Héctor Decio Rossetto», en su homenaje.

El pato, deporte nacional, tiene a 9 de Julio como cuna de grandes campeones.

Once Tigres el máximo campeón,con 15 títulos

El fútbol nuestrode cada día: una Liga con

18 clubes en acciónEn la Liga Nuevejuliense de Fútbol queda reflejada lapasión local por el más popular de los deportes. Laentidad madre nuclea una cantidad importante de 18clubes que participan activamente de los campeona-tos de Primera «A» y Primera «B».Once Tigres es el máximo campeón con 15 títulos detemporada. Lo siguen Atlético 9 de Julio con 14 y SanMartín con 12, que integran el «podio» de los tres pri-meros en cantidad de títulos.El éxito de Once Tigres se extendió al fútbol del ConsejoFederal, obteniendo el Torneo del Interior en forma in-victa en 2011 y lleva tres temporadas en el ArgentinoB.

Los ganadores de campeonatos:Once Tigres...................................................................15

9 de Julio..........................................................................14San Martín.........................................................................12French................................................................................10Agustín Alvarez...................................................................7Patricios..............................................................................3Compañía Gral...................................................................3Dennehy F.C......................................................................3San Agustín........................................................................2Dudignac..............................................................................1Libertad................................................................................1

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Jugadores que sobresalierona nivel nacional

Grandes jugadores nuevejulienses han sobresalido alo largo de la historia y se han destacado a nivel nacio-nal.Carlos Izaguirre fue una de las figuras que más sobre-salieron. A los 17 años, en 1914 integró el primer equi-po de Atlético 9 de Julio. Se radicó en Buenos Aires, enla época del fútbol amateur jugaba en Sportivo Palermoy alcanzó a jugar en la Selección Argentina (25 partidosinternacionales y 2 campeonatos sudamericanos).Vicente Cusatti en 1934 fue transferido por el ClubLibertad a Boca Juniors, integrando ese año el equipocampeón de 1º división. En 1938 jugó en Argentino deQuilmes y luego en Sportivo Barracas.

Hugo Aribe fue transferido en 1950 de La Niña al C.A.9 de Julio. En 1951 fue transferido a Gimnasia LP, al-ternando en las divisiones Reserva y Primera durante4 años.José Luis Zabala jugó en Boca Juniors en la década del’70, entidad en la que también llegó a la máxima cate-goría Luis Rogelio Lúquez en los ’80. En 1982 JorgeMazzola jugó en Gimnasia y Esgrima de Jujuy.

A fines de la década del’80 otro nuevejuliensecomo Gustavo Gonzálezfue uno de los exponen-tes en San Lorenzo deAlmagro.

A comienzos del Diego Martín Tártara llegó a AFA pormedio de Ferro y realizó la mayor parte de su carreraprofesional en el fútbol de España, en Segunda Divi-sión.En la actualidad Alejandro Delfino (surgido en Banfieldy ahora en Chile), Ignacio Fernández (Gimnasia LP) yLucas Vesco (Tigre) con los principales exponentes enel fútbol profesional.

Ignacio Fernández (Gimnasia LP).

Once Tigres es el máximo campeón con 15 títulos de temporada.

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Institucionescentenarias de la

ciudad

La AsociaciónItaliana

y su aportea la cultura,el arte y el

mutualismoLa Asociación Italiana es lainstitución más antigua deldistrito y cuenta con unPanteón en el Cementeriode 9 de Julio, una moder-na galería con salones paracomercio y oficinas. El CineTeatro Rossini, con más deciento veinte años de exis-tencia es el Coliseo Nueve-juliense, donde pasaron

ganización de las que seriala primera institución impul-sada por una colectividadextranjera .Esa comisiónestuvo presidida por LouggiCippollini y Gaetano D’Elia ,encargando la redacción deun reglamento a EnricoBigliani , Nicola Gallo ,Francesco Vita , EugenioRumi y Luiggi Pezzi El 5 dediciembre de ese año seconstituyo el Consiglio Di-rectivo el cual fue presididopor Enrico Bigliani , quienhabía sido elegido por ma-yoría de votos , el ingenieroEttore Sibilay Nicola Gallo.Además completaron esacomisión otros vecinos ita-lianos que se habían inte-grado a la sociedad de 9 deJulio a través de sus activi-

Antigüo edificio del Teatro Rossini

de la Asociación Italiana en 1896.

Instituciones, organismos estatales ycomercios con más de un siglo de

existencia en la ciudad de 9 de Julio* Asociación Italiana de Socorros Mutuos (fundada en1880) y el Teatro Rossini (1883/1896).* Asociación Española de Socorros Mutuos (fundada en1882).* Sociedad Rural de 9 de Julio (fundada en 1897).* Colegio Jesús Sacramentado (fundado en 1910).* Hospital «Julio de Vedia» (comenzó siendo privado, de laSociedad Protectora de los Pobres).* Armería Benedetti.* Talleres Gráficos «El Porvenir» de Galluppi (fundado en 1895).* Joyería «Contarini».* Panadería «Gobelli».* Diario EL 9 DE JULIO (fundado en 1909).* Iglesia Católica.* Organismos de gobierno: Municipalidad de 9 de Julio, elConcejo Deliberante, el Consejo Escolar y Dirección Generalde Rentas (antigua Oficina de Valuación de la Provincia).* Juzgado de Paz.* Comisaría de Policía.* Registro Provincial de las Personal.* Correo Argentino.* Otras entidades: Estación del Ferrocarril Sarmiento, lassucursales del Banco de la Provincia de Buenos Aires,Banco de la Nación y Banco Español (hoy Banco de Galicia);los centros locales de los partidos políticos (la Unión Cívi-ca Radical y el Partido Socialista).* Establecimientos escolares de educación primaria (Es-cuelas 1, 2, 3, 4 y 5).

grandes compañías de teatro, de óperas, opere-tas y zarzuelas, nacionales y extranjeros. artistasde renombre de distintos países. Se realizabanbailes, banquetes y combates de box.La Asociación de Socorros Mutuos, fundada el28 de noviembre de 1880, asociación que teniapor objeto responder a las necesidades de to-dos los vecinos de la colectividad italiana de Nuevede Julio. El 7 de noviembre de 1880, en el caféde un italiano Giuseppe Valle, se habría constitui-do una comisión provisoria encargada de la or-

dades laborales , sean de orden liberal o artesanal :Alessandro Muzio ( farmacéutico ) , Giuseppe Valle (comerciante ) , Nicola Gallo ( industrial ) Felice Rumi(albañil) ,Eugenio Rumi ( albañil ) , Ernesto Cella , Dome-nico Pelizzolo , Abbondio Monteverde (comerciantes) ,Luiggi Pezzi ,Francesco Vita ( carpintero) , Louggi Cippollini, Gaetano D‘ Elia (farmaceutico) y Noe Mag- noni (in-dustrial).Por otra parte una de las labores de la Asociación Italia-na de Socorros Mutuos , fue la construcción del TeatroRossini , hacia el año 1883 , cuya función entre otras

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La Asociación Española, unalarga historia de servicio

El 16 de julio de 1882 se suscribió el acta número 1,de la Asociación Española que manifestaba, en con-cordancia al pensamiento que procedió en una reunión

de varios Españolesavecindados en este Parti-do, la que tuvo lugar en eldía 16 de junio pasado, aobjeto de establecer unaAsociación Española deSocorros Mutuos, por cuyarazón había sido elegidauna Comisión Directivaprovisoria compuesta deDn. Jaime Montes, comopresidente, Don JoaquínEsteban como secretario,Don Eustaquio Díaz Tesore-ro, Matías Aspiroz Prose-cretario y como vocales,Manuel Rumbo, Pedro S.

era agrupar habitantes nuevejulienses de origen italia-nos realizándose en el mismo un sin fin de tertulias yfiesta que se daban por diversos motivos en los prime-ro tiempos.Para la exhibición de películas mudas y sonoras, la Aso-ciación Italiana, adjudicaba la sala a concesionarios ohacía sociedades con empresas a fin de desarrollar laactividad eficazmente. En marzo de 1914, se inauguróel Cine Social con la película « El Pavo « . En las vísperasde las Fiestas Julias, en la sección matineé tuvieronacceso gratis los niños. Pasaron por el Teatro, GabinoEzeiza, las Compañías de los Hermanos Podestá, SaraCésar, Carmen Flores, Cuadro Filodramático del ClubLibertad y Agustín Alvarez, Atilano Ortega Sanz, Liber-tad Lamarque, Carlos Gardel, Azucena Maizani, AgustínMagaldi, Jorge Omar, Mercedes Simoni, Luis Sandrini yTita Merelo, Juan Carlos Chiappe, Carlos Bates, OsvaldoMiranda, Marrone, D, Víttori, Luis Aguilé, Bredeston, Tea-tro de Cáritas y otros grandes artistas locales y nacio-nales, compañías de teatro, ballets, etc. En 1947, seestrenó la película « Los Verdes Paraísos « con al pre-sencia de su director Guillermo Battaglia. En la actuali-dad el Teatro Rossini cumple una función social y cultu-ral muy importante bajo la dirección de la AsociaciónCultural Nuevejuliense.

de Ibarra, Hermenegildo Berdera, Pedro Sendoya, Be-nigno Sáenz y Benigno Ruiz, la cual había recibido elencargo de estudiar un proyecto de reglamento ade-cuado a los fines y propósitos dominantes en la re-unión referida y hecho, convócase, con la solemnidaddebida a todos los españoles de este Partido que con-cordasen con tan laudable como filantrópico pensa-miento a una reunión general que constituída en Asam-blea, le fuera sometido a su consideración y discusiónel proyecto indicado. El cual fue aprobado en todas suspartes, quedando integrada la CD y Jaime Montes con-tinuó en la presidencia hasta el 21 de enero de 1883.luego y hasta hoy 45 asociados lo sucedieron en elcargo.En la actualidad rige los destinos de la entidad JuanManuel Ramos. La sociedad comenzó a transitar un

largo camino de concreciones , que comenzó con larealización de las Romerías Españolas Populares conel fin de recaudar fondos para la Caja Social. En 1883se comenzó a construir la sede social y hospital en lamanzana Nro. 88, comprendida en las calles Edison,Salta, Río Uruguay y Catamarca. (Hoy Colegio San Agus-tín), Desde 1911 hasta 1960 poseyó un amplio edifi-cio en Libertad y 1er Centenario, (San Martín), con can-cha de pelota a paleta, salones para fiestas y bar.El 23 de marzo de 1924, se inauguró en Av Mitre yLevalle El Prado Español, donde se realizaron numero-sos bailes y romerías populares, con el correr del tiem-po el prado se fue reciclando con formas más moder-nas para brindar otros servicios al vecindario. Desdehace varios meses la sociedad está construyendo unnuevo salón de actos para ofrecer a la comunidad .

Fotografía tomada en el año 1982.

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La Sociedad Rural de9 de Julio, una entidad

pionera en la regiónDurante los días 8, 9, y 10 de octubre de 1897, elmartillero público Ángel J. Rébora (padre del destaca-do jurisconsulto Juan Carlos Rébora) realizó una seriede remates feria en el pueblo de 9 de de Julio. El prime-ro de estos se efectuó en la quinta de Miguel Tellecheaque estaba situada frente al depósito de locomotorasque por entonces poseía la estación del Ferrocarril delOeste (hoy Ferrocarril Sarmiento), al lado de la mesagiratoria.Esta feria de animales vacunos tuvo éxito, por lo cual alterminar la misma, Rébora inició gestiones ante quie-nes se habían favorecido con sus consignaciones, conla finalidad de fundar una asociación que fomentaraesa clase de negocios (remates ferias) y el mejoramientode la ganadería del partido. La iniciativa del martillerofue acogida con beneplácito por varios productoresagropecuarios quienes convinieron en efectuar unareunión.En la noche del 10 de octubre de 1897 Rébora reunióun grupo de hacendados, en el antiguo HotelMonteverde, que se encontraba en el primer piso deledificio de la Sociedad Italiana (en los altos del TeatroRossini, en un salón que aún conserva parte del as-

pecto original). Allí resolvieron la fundación de la Socie-dad Rural de 9de Julio quedando formada una comi-sión provisoria integrada por: Celedonio Salazar, presi-dente; Juan Fesser, vicepresidente 1º; Carlos MaríaNaón, vicepresidente 2º; Manuel Ormaechea, tesore-ro; Salvador Velarde, protesorero; Ángel J. Revora,se-cretario; Juan Ortiz de Rozas, Exequiel Dudignac, NevinC. Slach, Rafael Prieto; Benigno A. Martínez, HonorioBoineau, Arturo Yeomans, Doctor Tomás D.West, Fran-cisco Avanzini, Pastor Dorrego y Santiago Luna Klic.Una vez distribuidos los cargos, se inició las ventas deacciones que permitiría dar forma a la entidad y paracubrir los gastos que se demandaran. En ese momen-to fueron suscriptas acciones por el valor de 2840pesos m/n.Enseguida Agustín, Domingo y Antonio Maya, efectua-

ron la donación del terreno donde actualmente se en-cuentra ubicado el predio del la Sociedad Rural.La primera Exposición organizada por la Sociedad Ru-ral de 9 de Julio se llevó acabo el 25 de septiembre de1898, en las instalaciones que ya eran propiedad de laSociedad, construidas en la media quinta de los her-manos Maya, que corresponde a la parte que ocupa-ban en el actual predio los antiguos galpones de expo-sición.Hoy, a 116 años de su fundación, la Sociedad Rural de9 de Julio cuenta con un amplio predio y varios salonesinaugurados hace pocos años atrás. Asimismo, brindaimportantes servicios a sus asociados y a la comuni-dad toda. La organización de charlas técnicas, en for-ma periódica, permite combinar la parte social con ladifusión de la actualidad del sector.

El Gobernador José Camilo Crotto visita la Exposición Rural de 9 de Julio en la década de 1920.

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Los símbolos mástradicionales de 9 de Julio

Dos son los símbolos que identifican, por excelen-cia, al Partido de 9 de Julio. Ambos tienen una impli-cancia directa con la fundación de la ciudad.

EL ESCUDO

El creador del escudo de 9de Julio fue el artista plásti-co don Aldo Baamonde, na-cido en la ciudad de BuenosAires el 22 de mayo de 1920.Hizo su trabajo en base a laLeyenda de «Las Tres Lagu-nas» que confeccionó el es-critor Don Eliseo A. Tello.En el año 1961 se creó elEscudo Oficial del Partido de9 de Julio y fue oficializadoen el año 1974 por Ordenan-za Municipal n°1522 del16.09.1974.Baamonde falleció en la ciu-dad de 9 de Julio el 9 de di-ciembre de 1969.

LA BANDERA

La Bandera de 9 de Julio, realizada por Isabel«Chabela» Torres, en 1999, tiene un poder de sínte-sis muy alto que logra representar claramente la rea-lidad histórica, geográfica y social del distrito, sin ol-vidar la evocación de la hermosa leyenda.Nos manifiesta en su creatividad: En un solo campode azul intenso, representar la inmensidad de nues-tro cielo. El sol en su resplandor, como un hecho crea-dor del Partido.El sable corvo militar identifica la participaciónfundacional del Cnel. Julio de Vedia.Las veinticuatro

estrellas componen los pueblos del Distrito, herma-nados entre sí circundando el año de su nacimiento.Las tres lagunas y su contenido evocan nuestra her-mosa leyenda. La toma del escudo de 9 de Julio -creado por el artista Aldo Baamonde - y referencia alorigen del Clalafquen primitivo.La espiga de trigo en claro reconocimiento a nuestraprincipal riqueza agrícola. Y la rueda o engranaje asu pujante industria.Finalmente, el laurel que representa la gloria, reco-noce a todos aquellos que cimentaron el hoy pujan-te y laborioso Partido de 9 de Julio.

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Empresas centenarias de la ciudad

La Joyería y RelojeríaContarini, más de un siglo

de prestigio comercialSe iniciaba el siglo XX y en un barco llegaba a la Re-pública Argentina la familia conformada por CiroContarini, con amplios conocimientos en ingeniería,su esposa Ana Malvezzi y sus tres hijos: Mirte, Gus-tavo y Hugo. En un principio se radicaron en la ciu-dad de La Plata, pero al poco tiempo recalaron en 9de Julio, que comenzaba a ser un pueblo pujantecon promisorio futuro.En 1908 se inicia la actividad comercial de la firmaCiro Contarini e hijos (Gustavo y Hugo), con taller dereparaciones de relojes y alhajas. Entonces ocupó ellocal de la Avenida Vedia 338 con la denominaciónde “La Veneziana”. El fundador estuvo al frente de laempresa hasta 1913, y desde ese año se sucedieronal frente del negocio sus hijos Gustavo y HugoContarini primero y, posteriormente, ante el falleci-miento de Gustavo, tomó la posta Don Hugo.En 1917, don Hugo decide radicarse en la provinciade La Pampa. Allí se afincó en Eduardo Castex don-de, además de instalar un comercio en el ramo dejoyería y relojería, estableció su familia, contrayendomatrimonio con María Elena Raggio Rumi. De esaunión nacieron tres hijos varones: Ciro Constantino,Hugo Ismael y Aristides Néstor.En la década de 1950 la familia retornó a 9 de Julio.Don Hugo Contarini estableció, entonces, su presti-

gioso comerciode relojería y jo-yería, junto asus dos hijos,Hugo Ismael yAristides Nés-tor. Don Hugo,como lo llama-ban sus amigosy clientes, eraun verdaderomaestro en suoficio. Domina-ba en formamuy completael arte de gra-bar metales,cincelar, fabri-car platería decampaña y al-hajas. Ademásde su ampliaexperiencia co-mo relojero era, al mismo tiempo, un excelente orfe-bre y artesano.Por aquellos años, en Contarini se armaban losrelojes de pulsera «Conta», con máquinas sui-zas.En 1960 tras la muerte de Don Hugo continuaron alfrente del negocio sus hijos Hugo y Aristides. Un parde años más tarde fue adquirido el local que actual-mente ocupa en la calle Libertad, que había perte-

necido a Eugenio Richer.En 1987 Néstor Contarini se retiró de la firma, quepasó a estar constituida por Hugo y Juan Contarini.Con el transcurso de los años, Hugo Ismael se retira-ría y daría lugar a su hijo, y desde entonces, Juan H.Contarini. En la actualidad, se encuentra integrada -desde el 2003- al comercio la cuarta generación derelojeros: Juan Augusto junto a su padre Juan H.Contarini.

Juan Augusto junto a su padre Juan H. Contarini.

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Empresas centenarias de nuestra ciudad

La Armería BenedettiEn el mes de noviembre de 1895, frente a la PlazaGeneral Belgrano, fue fundada la Armería Benedetti,dedicada a la venta y reparación de armas y cuchillería.Poco más tarde se elaboraron al stock, la venta debicicletas, alcohol carburado, faroles y máquinas decoser, entre otros artículos. Su fundador fue AlejandroBenedetti, cuya tenacidad y habilidad natural hicieronque, a través del tiempo, su comercio adquiera unasólida reputación.En las mismas instalaciones en que se encuentra, enla actualidad, el negocio ,Benedetti trabajó por espaciode varias décadas, secundado por su esposa EugeniaBotti, artista plástica de fina sensibilidad. Anexa a laarmería, doña Eugenia instaló una mercería, quizá unade las primeras en su tipo en la ciudad, donde vendíauna gran variedad de productos del ramo y sus propiosbordados.Don Alejandro y doña Eugenia formaron una familia de12 hijos, los cuales a medida que iban creciendo cola-boraban con las tareas comerciales de sus padres,especialmente Raúl y Francisco. Con el transcurso deltiempo sus hijos fueron buscando otros horizontes y

abriéndose camino condistintos estudios y activi-dades. Héctor, el menorde sus descendientes, fuequien se ocupó del nego-cio de su padre.En la actualidad, con casi118 años de trayectoriacomercial sigue con suspuertas abiertas brindan-do a la comunidad los ser-vicios que alguna vez so-ñar y concretar a don Ale-jandro Benedetti. La Arme-ría Benedetti permanecea través del tiempo llevan-do el mismo nombre co-mercial, siendo el más an-tiguo de nuestra ciudad yconservándose en el mis-mo lugar de origen. Puededecirse que este comercionació, creció y evolucionóa la par de lo que es hoy 9de Julio.

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Una de las industriasmás antiguas de la ciudad

Los origenes de la empresaVilla Zappa y Cía.

A principios de la década de 1930, los hermanos Egidioy Angel Villa se encontraban arrendando un campo,propiedad de Florentino Valenzuela, en cercanías deDennehy, en el partido de 9 de Julio. Como su dueñodeseaba destinarlo a la ganadería, los hermanos Villadecidieron afincarse en la ciudad de 9 de Julio.Al principio, luego de traer un técnico especializado enfundición desde la ciudad de Buenos Aires, comenza-ron con la fabricación de aguadas, bombas para sacaragua y algunos otros implementos agrícolas, luego cam-panas de frenos para automóviles y camiones. El iniciode sus actividades industriales tiene como fecha claveel año 1938.Se trataba esta de una época floreciente para las in-dustrias nuevejulienses.En los primeros años de la década de 1930, habíacambiado la fisonomía de la industria local. Para eseentonces, poco años antes de la fundación de los her-manos Villa, se había instalado en 9 de Julio otra em-presa dedicada a la fundición de metales, como el hie-rro, bronce y aluminio, entre otros, los Talleres Metalúr-gicos 9 de Julio de la firma Soracco Hnos y Cía, ubicadaen la calle Santiago del Estero entre San Martín y Salta(donde más tarde se instalará Villa Hermanos) que ce-rró definitivamente sus puertas en 1944.Inicialmente, también formaba parte de la sociedad deVilla Hermano, don Clodoveo Villa, quien poco despuésse retiró de la firma para dedicarse a las tareasagropecuarias; quedando, en consecuencia, al frente

de la industria, los herma-nos Egidio y Angel.En efecto, si bien el obje-tivo inicial de Villa Herma-nos era la fabricación derepuestos para maquina-rias agrícolas y las bom-bas para extracción deagua, paulatinamente elcampo de acción se fueexpandiendo. Apenas loshermanos Villa habían co-menzado su labor indus-trial, se produjo el estalli-do de Segunda GuerraMundial. El Gobierno Na-cional limitó la exportaciónde los productos extran-jeros.Por ello, además de la fa-bricación de repuestos,incrementaron la manu-

a conservar la idea de fa-bricar los motores en 9 deJulio, que lo harán a co-mienzos de la década de1950”.En 1946 se vende aIMARA –una firma proce-dente de Trenque Lau-quen- el establecimientode la fundición (ubicadoen la avenida Mitre); perono así los modelos de lasbombas.“Luego de unos años, mitío junto a mi padrereiniciaron la fabricaciónde las bombas, cuando

comenzaron a funcionar en San Martín y Santiago delEstero”, comenta el ingeniero Villa. En efecto, antesdel inicio de la década de 1950, había comenzado afuncionar la fundición y fábrica de motores en SanMartín y Santiago del Estero.En esa misma época, los hermanos Edigio y Angel Villainstalaron una fundición en Ciudadela, la cual fue puestaa cargo de Alfredo Cónsoli, oriundo de 9 de Julio. Estafue cerrada al cabo de un par de años.Hacia 1952 la firma “Villa Hermanos” comenzó la fa-bricación de motores a nafta de 3 HP., que tanto augetomaron en los años posteriores. El modelo de esosmotores fue inspirado en el motor inglés Villiers.“Tomando –refiere el ingeniero Roberto Villa- como baseel motor Villiers había que fabricar el encendido delnuevo. El sistema de encendido era muy difícil reprodu-cirlo, ya que constaba de dos imanes grandes y aquíaún no estaba desarrollada la industrial del imán. En-tonces, mi padre y mi tío importaron un magneto, des-de Inglaterra, que permitió que puedan comenzar asalir los primeros Motores Villa”.Alrededor de 1953 fue formada la empresa Metalúrgi-ca CVZ, integrada por Cancelleri, Villa y Zappa, con fun-dición propia en la avenida Mitre, donde aún hoy fun-ciona, para fabricar bombas para sacar agua, cilindrospara molino, y su correspondiente mecanización.Para ese momento, la empresa había adquirido a IMARAla planta de fundición donde se había iniciado original-mente.

factura de las bombas de agua y comenzaron a estu-diar la posibilidad de fabricar motores a nafta.El ingeniero Roberto Villa, hijo de don Egidio, actual pre-sidente de Villa Zappa y Cía., quien se incorporó a laempresa en 1962, entrevistado por EL 9 DE JULIO,recuerda que “antes de la Guerra la firma Villa Herma-nos vendía las bombas con los motores importados delos Estados Unidos; pero, al cesar la importación deesos motores, no había con qué hacer funcionar lasmismas, con lo cual se generaba un fuerte impedi-mento para vender las bombas al campo”.“Fue allí –añade- cuando mi tío y mi padre comienzan

Motores fabricados por los hermanos Villaen una Exposición realizada en Bolívar en 1947