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Año XVíI.-^Núm. 4.933 sis^^!mm^i¡iísmí-ju!xmmsm3simBmti^a!mee^aem Sábado 3 de junio de 1933 A BENEFICIO DEL CRUCERO UNIVERSITARIO DEL MEDITERRÁNEO Q cv¿ue pasa en e conferencia Gasset 1 mun profeso.! di el teatro do?", segunda Ortega y ñol -™—>^ iZjSpai Ayer, a las siete de la tarde, y ante un numeroso auditorio, diser- ga y.Gasset sobre el tema: ";.üué ga y Gasset sobre el tema: ";.Qu6 pasa en el mundo? (Algunaa obser- vaciones sobre nuestro tiempo.)" Era la segunda conferencia de las organizadas en el teatro Español por la Facultad de Filisofia y Le- írr.6 a ueneacio del crucero univer- sitario por el Mediterráneo. He aqui, con la mayor amplitud posible, un extracto de su confe- rencia. Dice aeí: "Señoras y señores: I^a confe- rencia anterior nos dejó ante el análisis del tercero de los hechos extraños: El de la subversión de la juventud como tal. Allá por el año 19 hioo yo el pi'imer trabajo sobre ella. El primero, y se publicó en un periódico. Deispués he tratado otra vez el tema, y también para uno de ésos libro.<i míos que seguramen- te no publicaré. Pues bien, de ese libro quiero leer a ustedes esto: "Me parece, de todas formas, que nuestra época se caracteriza por un predominio de lo joven, debido po- siblemente a consecuencias de la guerra. Es un predominio que se realiza muy de prisa, este de la sustitución, por la juventud, del hombre moderno. No sé si es un fenómeno pa.sajero, o un fenóme- no que caracteriza a la época. Tampoco he de opinar hasta qué punto será ello posible. Ha habido en la Historia otras épocas que se han caracterizado también por la hegemonía de lOcs jóvenes, aunque no de un modo tan exclusivo. En Grecia la vida se organiza en torno al efebo, que cantaban °n todo momento con la inspiración necesaria de los viejos. Sócrates y Alcibiades sintetizan con exacti- tud la pareja dinámica de ese tiempo. Él joven Alcibiades triun- fa; pero a condición de obedecer a ¡a norma del viejo Sócrates. Ro- ma, en oambio, prefiere al viejo y somete al país a la jerarquía del Senado, de sus miembros, los .sena- dores, o sea loe padres de familia. Repase el lector el panorama eu- ropeo. El romanticismo, como sub- versión contra el pasad-o inmedia- to, tuvo el mi-s-mo significado. 331 ti-iunfo de la Juventud revoluciona- ria bzo tabla rasa de Aos prejui- cios sociales. Pero tarabién enton- CBH ese i-evolucionarismo juvenil era sólo el ejecutor da viejas ideas de-sarrolladag ya durante dos si- glos. Nadie como Robespierre po- día representar cae "camouflage" de lo viejo. El mal del siglo enton- cee era la desgana d«l joven y el desplstamionto de lo viejo. Todas las generaciones del siglo XT.X aí3- piraban a que sus hombree fuesen viejos. Compárese, por ejemplo, con las jóvemes del siglo actual. Si darnos un paso atrás caemos en el siglo XVIII, que es el ."iiglo del en- tusiasmo por loa de-crépátoB y que a-dmlTa ©n Voltaire también a un viejo vívi-ente. Al llegar *' siglo XVII, hemos de preguntarnos necesariamente: ;, Dónde estaban los jóvenes en es- tos tiempos? Todos parecen tener allí cuarenta años. De Niñón se admira indudablemente su madu- rez completa; pero nunca su ju- ventud. Interesa la teología y las polémicas de los jesuítas. Como en todos los siglos anteriores, la Ju- ventud admiraba a los maduros. La vida social, los usos y costum- bres se ajustaban al tipo de vida de ellos. El joven se había de con- tentar con las zurrapas o tenía que lanzarse a la calaverada. No tenía mas remedio. Bl traje mismo era de viejos y los jóvenes tenían qUB vestir como ellos. El joven actual vive con tal de- nuedo, con tal impebu, que le im- porta poco lo demás. Hoy el hom- Ijre y la mujer maduros viven con la impresión de que no tienen de- recho a existir. Imitan, por tanto, a los jóvenes y visten, viven y go- zan como ellos, puesto que todo está cortado a la medida de aqué- llos. En toda Europa la existencia social es de forma que sólo puedan vivir los jóvenes y la ma,sa. Los mayores y las m.inoría.s de selec- ción están fuera del régimen de vida impuesta por ellos. La juven- tud y la m.asa se aísocian para di.s- frutar de todo los creado". Esto, que se ha oído expresar como una situación dramática y que he ex- puesto en un libro mío, es la rea- 3idad. Al leerles estos párrafos que- ría hacer la experiencia de con- frontarlos con los hechos más re- cientes. Sin embargo, parece que ya no se trata de la realidad del momento actual. El juvenilismo empieza a retirar sus usos de muchos aspectos de la vida, entre ellos de las zonas artísticas. En cambio, se acusa en la política de ciertos pueblos. Yo he de recordar incluso la invoca- ción a la juventud del himno "Gio- vinezza", de la actual Italia fas- cista, Y a propósito: no creo po- der apreciar la situación actual de Italia, y estimo que muchos diag- nósticos que sobre ella se hacen no son acertados; pero es induda- ble un decrecer del entusiasmo fascista. En cuanto a Alemania, se espera cada día un encrespamiento de esa pasión política, que respon- de al tipo de su juventud. Un fenómeno quiero hacer ob- .servar, porque es realmente desla- cable. Mientras el mundo se em- barcaba en el arte joven, dos na- ciones hubo que hicieron imposi- ble la subversión juvenil y la del Estado. Estas dos naciones son Inglaterra y Francifi, que consti- tuj'en la espina dorsal de Europa y que ahora y siempre han cons- tituido la Europa verdadera. Así. ante estos hechos, que hicieron de- sertar a todos los países, ellos es- tui'ieron en la brecha y con la ten- sión suficiente para, manos a la obra, hacer frente a las subversio- nes en todos los órdenes, es decir, en el arte, e.n la ciencia, etc. De esto había que hablar rancho; pero tengo prisa y no quiero entretener- me y entretener a ustedes. Y hoy quienes, con esa ligereza actual, hablan de que esos países están en decadencia... Pero no quiero discu- tir estas cosas, y he de hacer cons- tar nuevamente que «sos paisets resistieron con firmeza toda clase de movimientos de esta índole. Es curioso también que el juvenilismo y todas estas formas de política se inventaron en Francia, así ro- mo la acción directa, los grupea de asalto, el sindicalismo e incluso las teorías re3taur.adoras o tradi- cionalistas de derecha; pero tam- bién es cierto que Francia las in- ventó y la.s exportó; es decir, que las eliminó. Esto, señores, demuestra esa iu- tmbordinación de la juventud y su intervención en todos ',os e::traño3 movimientos políticos que hoy se producen. No son cosas de floreo o ganas de irse por las ramas, por- que quiero ir directamente a la raíz de eetcs hechos. Vamoe, pues, a considerar sus caracteres comu- nes. Porque lo más sustantivo de ellos es lo que tienen de común, en lo que ofrecen los siguientes ca- racteres: 1.° Romper con el formulismo político, y especialmente con las formas de democracia política. In- solidaridad coa el pasado y revo- lucionarismo de marcado carácter joven. 2." Crear una realidad política de tal forma como si antes de ellos no hubiese existido nada. El comu- nismo, por ejempüo, lleva su ambi- ción en este aspecto haeta el extre- mo de pretender crear un nuevo ci- clo económico que, por lo visto, no existía antes que él. 3." Tendencia a hacer política dogmática, de credos, que imponer a los demás. Conquúsía del Estado por un grupo, o por una masa, sea como sea, sin contención alguna ante la legalidad ni ante el dere- cho y saltando además por encima de éete. Técnica de asalto al Poder público en la política. 4.» Todos estos movimientos coinciden en no tener una teoría general del Estado. Asi eí fascis- mo no la tiene, y el nacionalsocia- lismo dice que el estado de lucha actual no le permite ni le concede tiempo a pensar en teorías ni pro- gramas concretos de doctrina. El comunismo es aun más claro, por- que aunque sus jefes sean viejos y se hayan entusiasmado con el marxismo, si nos fijamos en las discrepancias que mantiene con el socialismo, se advierte en seguida que son gentes que han detestado todas las teorías para dar una im- portancia primordial a la acción. 5." Dueños de'. Estado, se pro- clama que el Estado en su política debe absorber todo y acaparar in- tegramente a la sociedad. Desapa- recen entonces las dilerenciae en. tre sociedad y Estado. El hombre se estatifica o socializa. Señores: Gomo no tengo incli- nación a ninguna beatería, ni i.nclu- so a lo que yo he llamado beate- ría de lia cuiltu.ra, como no creo en normas iintaaigiiblea en la Historia, no he de asustarme de nada de e-s- to. Al cc'nirau-io, advierto que las palabras que con sobriedad quiero dirigiries no tienen otro signúflca- do que el jUi.:ito, por lo que no ha- ,£;o aspa\'ÍE.ntoi3 de nada. No seria correcto taimpcco que yo aprove- chase estes momentos para expre- sariea nni.s ideas pcíítiicais. Sólo quiero que mis pailebras sea.n tojo lo cJa.i'as que eis memester. Y para esa cilairidad he de expoiner que to- das esas ideas so'n las m,á6 c.pues> tas a aquella.3 de las que eiemipie vivió Europa. Comunóüimo y fas- cii imo, al querer destnair la deano- craci.a liberal y tráturarja, preten- den destrufur precisamente lo más g-enuinaniente europeo, porque lo e.<pecííico da Europa, frente a óticos ti'pos de sociedad, es la de- moeraeia liberal. La verdad es que la Edid Media misma fué tan de- mócrata y tain liberal copmo el si- glo pa.sado, sólo que lo fué a su manera, como pudo. No ee puede ajustar la libertad a las formas que tuvo e.n e.l siglo XIX, y que ecín la.s siuperiorcs hastja aihora co- ncciidas; pero esa suipericuMaid no preafuipone que puedam estarr muer- tas y qU'B no seam eompatitoloj con la eituaeión del miundo. Claro que la democracia liberal no es a ve- ces la urna, el sufragio, ni paaía- me'n'tai'ijsmo o manchesterisimo. I-«i palabra liberal se invenía en El3- paña, donde no preo'cnipó nunca su for'mu'iiemo. Luego debe haber al- go más que fóiimula política en ella. Euro¡>a se adalaintó en la or- ganízacióai de eítadcis nncionales, y estado na.ciiional eigniflca la adhe- -ilóm espontánea de todos los que viven bajo eiu autoridad. Y de aquí el signii'flcado del Poder en Euio- pa, qU'e no es iimponeirse uno a to- dos. eíBo ejeirciCiio de la autoridad oointainido ccn todos. E.rja 6.3 la, ver- dadera ciencia política: deseo de contar cea tcdOiS. L o demás son fónmula'S mecámieas. que se ui.ian o no, y que a veces se arrumban. Es por e,;to por lo que más se opo- nen comunismo y íaisci'Simo, que mandan en uno ain cortar com él, y es que no íes caibe otra cosa en la cabeza, como no le caba ail afri- cano, o ajl per..a, o a.l sudanés. Así se da ei caso de ItaJia, que llega a de.=enX]).ci;va.r nada mcaios que el Imperio rcmamo. Cuando se advirtió que la demo- cracia en Europa o con sentido europeo no era sino ese deseo po- lítico de contar con todos llevaba esto unas dosis de libjraJismo. Esa e.statificación de! hombre fué la mi. sión del mundo antiguo, del Impe- rio romano, y por ello es absurdo que cuando veamos algo claro se nos proponga esto. Y conste que yo no qukro prejuzgar nada. Como dije que el arte joven podía tener razón al protestar contra el arte tradicional, como dije que el culto al cuerpo era excEsivo, lo mismo digo ahora respecto de la política. Esto se explica por los tres gran- des pecados en la gobernación del Estado, que son: 1.» Los pus.blos que no la habían hecho tuvieron sus revoluciones para modificar el Estado. Y éste era copia servil de instituciones de otro.s tiempos, de otros países, de Inglaterra, Francia, de donde se to-' man las formas democráticas. Hay responsabilidad personal, política o de los pueblos siempre que ee co- pia, y es por ello por lo que hay necesidad de inventar. Y hay una invención vital que no es una pe- tulancia, por la cual la vida mía, la de ustedes o la de ese pueblo, en todo lo que no sea vivir por sí y no, con arreglo a la pauta o a los pa- trones de otros, es aniquilarse y, en definitiva, desvivirse de lo suyo. Por eso, fuera de Inglaterra y Francia, las instituciones copiadas ds allí fueron verdaderas farsas históricas. Pesa, señores, sobre el hombre un imperativo de originalidad, de invención, necesaria para su vida, y sobre todo para la de los pue- blos. 2." Otro error consistió en de- jar subsistir arcaicas experiencias, con título liberal a veces. En un siglo como el pasado se llegó a decir que la libertad era indefini- da, ilimitada, cua.ndo en realidad lo que no se constriñe en límites no es nada por querer serlo todo. Hace muchos años invité a los li- berales a que hiciesen algo por li- mitar la libertad; pero no meliicie- ron caso, como no se me ha hecho nunca. Todos lo.s caminos hisíóri- cos quedaron en mano de quienes habían de hacer peligrar la de- mocracia liberal, y asi se explica el triunfo tan extraño de ciertas teorías. Porque todos esos movi- mientos de última hora no son so- lamente políticos, vuelvo a repe- tir. Rezuma en ellos una negación absoluta de las formas políticas y vitales de Europa, y por eso le he dedicado el otro día tanta exten- sión, porque a simple vista se no- ta que no es cuestión baladí. No hay que decir que lo que pasa en el mundo no es cubismo, dadaís- mo, fascismo o comunismo, sino algo más hondo y ante lo cual to- do resulta pura anécdota. Yo qui- siera decirlo bien, y no sé si po- dré, porque claro es que no pre- tendo llevar la verdad en el bol- sillo. Yo quisiera contestar a esto de < ' . Qué pasa en el mundo? Pido un crédito a vuestro interés. Nuestra vida, señores, que eis! lo único que tenemos, la única rea- lidad, consiste en que Un ente ha de scstenioreie en un miedlo ajeno, desconocido, extraño y por fuerz.i hostil, y el hombre, pera sostener- se en él, está forzado a tener que hacer a:lgo. L a vida es forzosa- mente lo que hay que hacer, y da, por tanto, mucho "quehacer". Te- nemos, por tanto, necesidad de sa- ber lo que ee el hombre y cómo S'° m.ueve. El ho^mbre tiene unas crsenoias, poique ni aun el escép- tico carece de ellas, ya que e?.t.-í en la creencia de q«je todo es d.u- doso, y esa duda es una creencia por tanto, una realidad sobre lo que le rodea. El hombre así está en un mar de dudas y éste es eu paisaje peor, puesto que es un mar en el que no se hace pie y en el que el escéptico es oree perdido. Pues bien: existe un sistema de creen- cias bá.siCBG de las que vive el hombre. Así, el hombre antiguo es- taba seguro de que vivía en un m.',indo natural. Cuando pierde esa creencia ee encuentra perdido, y esto S'Upone también el hundimien- to de aquella cultura y de aquel ciclo histórico. D? allí sale el cris- tianismo. Bl hombre de la Edad M = d:ia vive de la fe o creencia en Dios, que es, en definitiva, creer en algui'en por encima die todo. Por eso San Agustín, claramente, dice que la fe es primero creer a DioS, y después, creer en Dios. Pues bien: el hombre vuelve a encontrarse perdido en el Renaci- miento; había perdido la fe en la naturaleza del hombre antiguo, la fe en ei Dios d'i Hombre de la Edad Media, y sólo tenía fe en el hombre mismo. En el siglo XIV Petrarca vive la idea de la gloria, que hoy noe parece ridicula. Co- mo la vida no tie.ne sentido, tras- cendencia, S.3 h a c e energía. Es aquello que Ario.sto glosa de vivir con resolución. La vida política entonces es la lucha por conqui.s- tar ai Poder. Se escribe ."«obre la técnica de asalto al Poder y su retención. Es el maquiavelismo, como ocurre ahora con esos nue- vos movimientos políticos y que se Ve lo mismo en Trotsky quo en Malaparte. Hay que atreverse a decir que este Renacimiento, tan lleno de atractivos, fué un mo- mento de rebarbarización, porque .siempre que hay crisis hay etapas de barbarismo. -^sí en EUorencia, en Roma, con César, con Alejan- dro, que llenan sus existencias históricas de asesinatos y violen- cias. Se empiezan después a descu- brir ciertas nuevas activida.des in- telectuales, que explican los secre- tos de la Natura;!eza. Tras la físi- ca de Galí'leo, el hombre estudia císirto.s heChOB naturales y se ad- mira en ellos. Viene laNuova Scien_ Z!a. Gal'iieo descubre taniibién cier- tas leyes en su taller de Florencia. La técnica y la fuerza empiezan a actuar sobre la Naturaleza. Súbita- mente una nueva fe tuvo creyen- tes, Ei hombre cree en la i'azón, en la inteiligenoia humana, y piensa que lo rea.l, lo univei-sal, es la cul- tura. Así vivió durante tres siglos. Es natural entonces que domina- ran en el mundo loe intelectuales y que ee creyera que esa fe era definitiva. Lo curioso entonces es que el hombre hace experiencias con sus opiniones. Le produjo un deslumbramiento tal su descubri- miento y se cegó ante la razón, lo que es desde luego una, cosa justa, explicable, y que se disculpa fácil- mente. Pero había de llegar el mo- mento de comprender que todo aquello tenía límites y que la ra- zón no podía resolver todos 'los problemas que rodean al hombre. Son los tiempos de los grandes descubrimientos científicos. Pero al llegar aquí se produce un hecho curioso y que yo he citado en uno de mis libros. Es un dato estadís- tico. En doce S'iglos Europa no ha- bía, pasado de una población de ciento sesenta millones, y de 1800 a 1914 pasa a cuatrocientos se- senta, j-, En un solo siglo se triplica la población de Europa. Estos datos indica.n que la vida europea tenia forzosamente que cambiar. Advie- nen al mundo unas masas que tie- nen derechos y muchos medios pa- ra adquirirlos, por medio de una serie de téonica.s sencillísimas. Bien fácil es manejar un automó- vil y no creer que la cultura, la inteligencia, la razón, tengan que hacer nada. El hombre del siglo pasado se creyó que estaba solo en el Universo y cae en el idealismo, que es el gran pecado de la Edad Moderna. El hombre no creyó en una realidad eterna que está por encima de él. Yo he de recordar ahora palabras de otra conferen- cia mía reciente, en Granada. Me parece bien claro—dije—que el en- tusiasmo por la inteligencia decre- ce. Es un hecho innegable o una realidad dura. Las consecuencias han sido esa especie de odio "pro- fesionis" actual, y sobre todo, que la hora del intelectual haj'a pasa- do en todos los órdenes. Alguien desde Alemania, lo negó, y el pobre anda hoy de la Ceca a la Meca, porque es judío y no le dejan vivir en su patria. La política hoy se debe a que las nuevas generacio- nes no quieren tener razón, no por que no la tengan, sino porque les tiene sin cuidado el tenerla o no. No quieren la idea de las cosas, si- no las cosas mismas. No se estima al que las piensa, sino al que las quiere. En definitiva, que se prefie- re la voluntad sobre la inteligen- cia. La voluntad, ¿será una nueva diosa, como la razón? La acción directa, la violencia, son formas del culto a la libertad, Pero ¿.será la libertad norma estable? ;.Y el voluntarismo como doctrina? Lo que es cierto es que el hombre perdió la fe en la cultura en casi todo el mundo, si se exceptúa el caso de Francia e Inglaterra. El descendiente de Descartes, el idea- lista del último siglo, cree que pen- sar es suficiente al hacerlo por sí. La potencia intelectual se traslada a la volitiva, como si se resistiese el idealismo a morir y adoptase otras formas para resistir. Por tan- to, las nuevas generaciones se en- contrarán con que en lugar de crear, de descubrir, de inventar, se nutren de un pasado y de una tradición agonizantes." LA ACCIÓN DE LOS EXTREMISTAS El anarcosindicalistsi aseislnado.— había cometido dichos atracos en Se acusal» a la víctima de halier sido confldeinte de la Policía. SEVILLA 2 {4 t.).—El Juzgado número 1 ha continuado las dili- gencias que comenzó anoche con motivo del suceso desarrollado en una taberna de la plaza del Pu- marejo. Esta mañana se practicó una inspección ocular en dicho es- tablecimiento. Acerca del resultado de esta diligenoia no ha llegado a los periodistas ninguna noticia. De la victima de este nuevo atentado social, Germán González Céspedes, se dice que en más de una ocasión había prestado servi- cios de confidencia a la Policía, no obstante estar fichado en la Comi- saría como anarcosindicalista y como atracador y pistolero. Al ser reconocido el cadáver de Germán en el h0.9pit.al, se compro- bó que tenía tres heridas de bala con orificio de entrada por la es- palda: dos en la cabeza y una en el cuello. El herido Norberto López Rosal mejora, dentro de la gravedad de su estado, on la sala de Manlraerrat del hospital donde se encuentra. El dueño de la taberna y dos de lo? jugadores que formaba.n la par- tida con Germán y Norberto. han declarado que oyer'on dos o tres deacairgas hec-has por cuatro o cin- co piístolais. La madre del muerto ha declamdo también que acababa de entrar en su casa cua.ndo oyó los disparos, y que al salir de nue- vo a la calle para informarse de lo que ocurría, vio huir por la calle de Patricio .Sáez a varios hombres, pero que no podía precisar el nú- mero. Haríta. las doce de la noche, mi- nutos antes del suceso, eil veoínda- rio (le las casas dé te calle de Pa- tricio Sáez había permanecido sen- tado a la pue.rta de las mismas y ello demuestra que los autore.« del atentado estuvieron aguardando la ocasión propicia psra. llevar a ca- bo sus designios. (Febus.) Extremista peligroso detenido MALAGA 2 (3,15 t.).—La Guar- dia civil de Marbella ha detenido a Mateo Grima Aja, afiliado a la F. A. I. Parece que se trata de un extremista peligroso. Ha eido traí- do a Mála.ga y ha ingresado en i.", cárcel a disposición del goberna- dor. (Febus.) En Zaragoza es detenido el indivi- duo que aUí organizó la fabrica- ción de bombas. ZAR-^GOZA 2 (2,15 t).—Des agentes de Vigilancia, por orden de la Dirección general de Seguri- dad, llegaron a Zaragoza para rea- lizar un servicio secreto al que se concedía gran importancia. Dicho servioio consistió en detener a un individuo llamado José Co.9ta, y la noticia ee ha conocido en Zairago- za TK>r una información que en Ba.rcelona facilitó a la Prensa el jefa superior de Policía. El men- cionado José Costa, con el nom- bre de Juan Balar, alquiló en ésta un piso bajo en la calle de Mallor- ca, y en dicho piso es donde mon- tó la fabricación de bombas, :;on algún cómplice más. También usó el nombre de Marcelo Carreras. Se le concede gran importancia a la detención, porque parece que este individuo era el compañero de Vi- cente Larralaga y Antonio Tiener^ en cuvas habitaciones se enoontra. ron días passjdos bombas y muni- ciones. Se interrogó al detenido, y parece ser que será trasladado no sabemos fi a Barcelona o Madrid. (Febus.) Un atracador que acusa a sus cóm- plloes BARCELONA 2 (2.30 t.).—En las declaraciones prestadas por Pláci- do Calve!, que se presentó espon- táneamente el día 31 declairándo- ee autor de varios atraoce, dijo que. unión de sU hermano Luciano y de otro individuo llamado Bis- marck Solé Sedó, que también es- tán detenidos. Convocados en la Jefatura de Policía los perjudicados, parece ser que han reconocido a los deteni- dos como autores de dichos atra- cos. Los tres detenidos serán puestos a disposición del Juzgado en unión dél dinero ocupad'O a cada uno de ellos. Detención de un comunista liber- tario Ha sido detenido Arturo Parera, de cuarenta y tres años, significa- do por sus ideas anarquistas y por haber tomado parte activa en los actos organizados pro comunismo libertario. niiigencias por el hallazgo de una bomba Acerca de la bomba encontrada en el portal de la casa núm. 207 de la calle de Balmes se ha podi- do averiguar que fué arrojada por un sujeto de unos treinta años que vestía elegantemente un traje gris. Parece ser que iba dirigida contra el inquiüno D. Ramón Ca- nela, que tenía un conflicto con los obreros del almacén de papeles y que ha sido resuelto por el Jura- do mixto a favor del patroíio. Atraco írustra.do BARCELONA 2 (2,30 t).—Al pa- sar por la calle de Perecán José Solell e Ignacio Castellarnáu. fue- ron abordados por unos desconoci- dos, que amenazándoles con pisto- las les pidieron el dinero que lleva- ban. Los atracados Rieron gritos pidiendo auxilio, y acudieron unos guardias, que lograron detener a los atracadores Eloy Castro Ibá- ñez y Ramón Bayona. Han ingre- sado en los calabozos del Juzgado, habiéndose dictado contra ambos auto de procesamiento y prisión sin fianza. El primero de los detenidos dijo que hace cuatro días que había llegado a Barcelona desde su pue- blo con el propósito de tra.bajar de albañil, que es su oficio. (Fe- bus.) Terroristas detenidos GRANADA 2 (12 n.).—La Guar- dia civil, prceiguiendo su investi- gación sobre las explosiones últi- mas, se personó en la casa número 6 de la calle de Cisneros, donde vive Ricardo Rada González, y procedió a un registro que resultó infructuoso. Sometido Ricardo a un extenso interrogatorio, incurrió en varias contradicciones, y al fi- nal confesó que había formado parte de los grupos extremistas que colocaron petardos en varios sitios. Después dijo que había en- tregado al detenido Cañete, en el paseo de Trieste, un petardo, que fué colocado en el edificio de la Audiencia. Rada, ingresó en la cárcel, y poco des.pués la Policía detenía a Manuel Ontveros, de dieciocho años, tintorero, quien también negó haber participado e>n la campaña terrorista; pero luego se confesó autor de la colocación de un artefacto en uno de los la- vabos del cinematógrafo Nacional el pasado año. Dijo que esíe petardo había si- do hecho con una lata de conser- vas y se lo entregó en la Plaza Nueva Antonio Gómez Serrano, que falleció hace poco a conse- cuencia de las heridas recibidas cuando colocaba una bomba en un portal de la calle del Pino. Manuel Ontiveros, después de firmar su declaración, ingresó en la cárcel. (Febus.) Teléfono de EL SOL, 32610 , TEMAS CON VARIACIONES LA «MEDEA» DE MERIDA Un buen día—de esto hace algu- nos años—, al azar de su "viaje entretenido" por los escenarios de España, Margarita Xirgu saltó de su coche, en tanto el "chauffeur" tomaba gasolina. Al pie de la ca- rretera, un cartel a la entrada del pueblo corroboraba la grandeza de las ruinas evidentes en una pri- mera ojeada: Marida. La viajera curiosa aventuró unos pasos des- cuidados, atraída por unas piedras ingeíites. Se dio a gritar con alegría in- fantil; — ¡Un teatro griego! ¡El teatro rom_ano! No, no pudo ser mayor la emo- ción de D. José Ramón Mélida y D. Maximiliano Macias, descubri- dores del teatro de Emérita Au- gusta, cuando a la busca de res- tos arqueológicos dispersos, un gol- pe de pico hirió la piedra de un escalón más bajo en la gradería de las "Siete sillas", revelando el tesoro yacente bajo tierra de si- glos. En el grito emocionado de la actriz reencarnaba la inspira- ción de la tragedia antigua. Desde entonces, siempre que Margarita Xirgu recordaba su representación memorable de la "Elektra" en el Parque de Chapultepec, de Méji- co, o al darse de nuevo a la he- roína de Sófocles, revivida por Hoffmannsthal, en el Retiro do Madrid, o en el teatro griego de Montjuich, en Barcelona, el deseo iba en pos de su imaginación al teatro romano de Mérida: "¡Allí que...!" Abandonaba luego el proyecto como un sueño imposi- ble: "Esas cosas las pueden hacer en Italia o en Grecia." Es decir, allí donde un Estado vigilante de la cultura patria o un mecenas pródigo salvan las dificultades de la taquilla, abierta a todo vulgo y rutina. Pero hay luces de aurora. Se proclama, la República. Pasa por el ministerio de Instrucción pública y Bellas Artes D. Marcelino Domin- go, iniciador de una política do propulsión estética. Le sucede don Fernando de los Ríos. Adelantan., ee los músicos con sus demandas, y provee el ministro a las prim.eras necesidades — mal satisfechas—del arle lírico nacional. Quiere luego, siquiera sea a manera de tímido ensayo, contribuir al renacimiento del teatro dramático. Dota a los estudiantes de La Barraca. Pi- de proyectos a los autores y a los artistas; habla, aconseja, instiga, acucia, asiste. Después de una representacióii ejemplar del "Clavijo", en conme- moración de Goethe, a que ha prestado el ministro el concurso de su elocuencia, habla con Margarita Xirgu de la posibilidad de unas re- presentaciones clásicas. En el áni- mo de la actriz prende rápido el fuego de aquel deseo inspirado en su descubrimiento del teatro de Mérida. Don Fernando de los Ríos sugiere la idea de una tragedia de Séneca, cuyo nombre insigne, teni- do en poco por la tradición de los grandes críticos, renace ahora en los medios cultos de Eluropa al ful- gor de una reivindicación de su poesía dramática. La suerte está echada. Margari- ta Xirgu hace culminar sus planes para el Español en esa represen- tación de Séneca. í& fortuna de sus andanzas escénicas une de nue- vo él prestigio de su nombre de actriz a la maestría del más gran- de actor español. Enrique Borras encabeza con ella el cartel del tea- tro capital de la República. Cuan- do su compañera le participa su propósito, halla en su amigo, coem- presario y maestro la más decidi- da y entusiasta voluntad de cola- boración. A raíz del estreno de "El oti-o", de Unamuno, la Xirgu y Borras solicitan del poeta, profesor de le- tras clásicas, la traducción de la "Medea", de Séneca. El autor del "Sentiniiento trágico de la vida" toma el honroso encargo con tal empeño, que en dos semanas da cima al propósito, lográndolo mag- níficamente. Hecha la propuesta al ministe- rio, por ver de obtener su ayuda. 1» consignació-n pre- con cargo a la '^"ns g ^^.^^^. ^^ vista para ensayo» e la ^^ ^^^.,_p novadoras dslteat.^^^^ acuerd^ Supenor de la ^ ^^^i„^ y el suovoncionai el e.i^ jdo, con ministro aprueba « ' f l g repetir- la obligación de que ^ a f /^a- se en Sa.gunto, Barceio ^ drid. Los o ' - f ^ S ' f . c t a s su con- dón Bartolomé Per^z Ca.as ^^ ^^_ curso personal al iren^- ^^^.^.^ questa Filarmónica para 1 ^^^^^ y los coros, quo han " la con una interpretación «'f^l^^ji,. evocación necesaria a Miguel Xirgu, experimentado rador de -I^a prudencia -1-^^,, ier", "El auto de la» .^^ujjra "La'serrar,adelaVei..f;, los figurines del 7^\\" carro arrebatador de ^^^dea. ^^^^^ Después se apresuran a ^^ la colaboración ind.sP-aWeB, D. Ricardo Orueta, d;^e="' , ^tf lias Artes, cuya ^ensibil dad-J^ j , ja de su competencia al m ^^ ^^, entusiasmo toda idea ^°°^^\^^i&\- José Ramón Mélida y ^- jj. liano Macia,s, directores de .^^^, cavaciones de Mérida, de i ^^ !a emoción alentadora sena > ^^ por bastante compensad ._, esfuerzo en revivir la re cultural de que fué temP'o ¡rne del teatro ligiosia»; sobef en"' bio la ruina insif ritense. , , ^.1 tn- El Patronato Nacional de^ ^^^. rismo, y en primer termino - ^^ ^,. sidente, D. Enrique jarnos. ^^ ^^ calde de la ciudad, sede po-^^ ¿,;. una fiesta escénic;v anual, ^^^. r el distrito, en «"• .. putados por tribuyen, cada cual en la e'. :fera < •se"' l'^e la repr«,¿, sus actividades, a H'^^ yério tación de la "Medea" ^," .j, pro- haga del domingo 18 de 3" - j^,; ximo una fecha fastuosa^ ñola- de anales de la escena espai ,j, ^ He asistido al prtaer en^.^ voz de Margarita Xirgu i '^ jg. Borras en el teatro ^^V°J^' per- va severa vastedad y acus ^^^^^. ifecta hacía más solemnes Ja ^ ^^t cía de público más ""'"^.-ntes !' de sus pocos acomP-n ^^e„. el „ - «-- . .„, mor dos o tres curioso» dv.i ^^ favorecidos por la oca- ___^^ j,e to '- rtU No sabré contar, por ma.= de intentarlo otro la emot buen D. Maximili - ...en" día, w •' f^,\ inefaí^'s trasmitir, la emoción »' -^ Maximiliano Macia^;^ zador de piedras insignes y y "^'^'^ do de Bellas Artes en ^ P^^, fí- ela de Badajoz, ante el^ P^.^^^ ta"' mulacro de la representa-- -• « sus sue' tas veces evocada en -- ^ arqueólogo despierto fre ^, se que yacían. columnas levantadas, a s ^^^^¡ t' crutadores. del polvo s Agitada asai industriales taxistas 12 ^''"'í' En el salón de actos dc ^(.--^ dad La Única se celeor ^^ .j,á„-^ una asamblea general a gr tria de, "taxis", convocada t^t^^ Sociedad Madrileña de r ' o... fiicto de Automóviles de Aia^^g, 3O dar cuenta del ccnfiíc mayo último y de las conc luíil' o»' que han de elevarse des. a las au ;or d'' 1 e« Al pretender hablar f^^^&i<^-t dente de la Sociedad o-^ ue ' . del acto D. José «"«'/^taT < destituido del cargo V°l .- mo»' plicado en el movimiento^ ^^.j quico del pasado ag°f °¿alo- K^- jo un formidable ^«canda<^^,^otrj^ de la asamblea ProtesiJ'e' par*jfff; otra se mostró favores--- j ^ hablase. A propuesta a'= y er-. tiva, ee le impidió haWa-^^gpe^ del salón entré las f''^!f asam*'^^ vas de la mayoría de ^¿ ¿.^á^a .. la 5rV„ V "'••' El presidente de la ^^ y -. cuenta del pasado oonm ^^¿0 ^j, gió duras censuras al >• QMCJ „, Tráfico, Sr. Talanque-r, a^ ^^flic^, só de ser el causante " tobus^-j? Se "le denunció que lo^ aU^^^tO los que los congresista»^ ^¡j^u^^, ros iban a ir a -'^'^^'^..niciP*!' !' han sin autorización m"„,.oba°\ f' ta denuncia fué comp.^^^tie , cuando los "taxistas ^^ a. j^t prohibiría la círcu!ao!on_^^j,¡in llega" coches, vieron que guardias de asalto y bre los conductores a<' les. Niega el orador Q"- i,]e\- ., directiva esté en manos .^g.jiy tos comunistas ni se dej ,jj|cO-' otra clase de elementos 1 ^ LOS MAESTROS DE LA HISTORIETA TOROS EN MADRID, por Martínez áej^ (PELÍCULA ENTRE SOL Y SOMBRA) 2 de .junio de 1933. Beneficio de! Montepío do Toreros. Ocho toros de doña Con- cepción de la Concha Sie- rra de Sarasúa. .a,LG.\BEÑO, C H I C U E- LO, Vn.L,4LTA Y OR- TEGA ha corría fué un fr-aai- so económico, pue ni Or- tdga, base der carté; ni "Chioiíelo", ni Vülarta reunieron gente pa jagá un tute. La pea entrada del uño. Home, ino se ha podio busca otros torero que interesen tná, ya que a ésto nadie quiere verlo f "Aryabeño", que rejoneaba, llenó la ?j(ti-5w.—ya décimo que estaba x>asia- de aire carnpero, de garbo (is caballista, de toreo a ca-ballo... (Ortega se fijó mucho.) Despué, pie a tierra, mató a .•*«. dos toro pronto y bien, y se le aplaudió. Y aliora viene lo grande. "flagrada Virgen der Carinen, Madre der Dio verdadeio", por- que esto e pa que lo tante-n los siego, qui- son los i3r¡-!c.>o que lo jyneden cíes?, cantan- do porque no vieron ki rorria. ¡Qué mieo er de "Chicuelo"! ¡Qué ola a "fónico pa jergone" er de Ortega! Br primero de "Chicuelo" mnrió er pobre no nía que de cuatro iylnrha.s'o hugendo y n)M estoca Hugcrí-lo inás iíod.rrif, por aquello de que ki firtiinr! xr U> frai/i ma' ensayao. Sw se- gund') fué ma, itfortnnno, pue ^nurió sin enterarse. Primera le pinclié er diestro, p<i sabe ói estaba, duro o blando, y vien- do que estaba duro, lo cogió descuidao y lo descabelló vivo, ¡Qué infamia! ¡Hasé esto con un toro tan serio, tan respetuoso y tan infalí! Y despué de esto, ni un pase, ni un lance, ni na. ¡Y eso que con er ca- pole se colocó unas cuanta vese en "or- ••sai", a ve si podía tira er pego der lan.ie con los dos jne junto! ¡Figúrense ustede cómo nos pondriamo los tre o cuatro que habíanlo en la plasa! Ortega, con er capote, no e que ha per- dió er .sitio: es que cita metió en una in- trincada serva. No sabe pa qué puede í7crui eso. ¡Y pídele a Dio que no haga su sélebre quite por farole, porque entonse está jjerciío en un time! A sit primero le dio tres pinchoso echándose fuera y una pufialá muy bonita; pero como er toro era manso y er torero peleó un poco con e por la cara, la gente 110 se indignó der to. Er fracaso grande fué en el úrtimo, que era un toro suave, m,uy pa,itueño; y, ¡claro!, a una persona desente así, quiso pegarle pata y haserle esa faen<i que hiso Ortega er dia der debú, y que despué ha segii'o hasiendo en to los toro, y la gente se indisnó. El hombre, en vi,<!ta. de eso, in- tentó torea por naturale, y como no sabe, se descubrió. Se llevó itr toro a los me- dio, despué ar tersio, y despué... lo mató. Y la gente vengó ar muerto to lo que pu- do. Villarta. con capoté y muleta, no se estiró mucho, y me párese que hiso bien, porque si Villarta se estira un poco ma... Mató de do estoca de valiente y dio la vwrta ar ruedo en su segundo. Totd: Que fué er meió er niño de los clávele. Los toro, bikn presentao y man.turrone, aun- que salió arguno, como el úrtimo, pa torearlo bien. ¡Y no saben na los que se quedaron en sus casa! OBELITO AlKai)eño sacnndo a sil primer toro del chiquero con la garrocha. En el cuarto toro. ¡Fisa, morena, nlsa con gra«t»t Un buen pase del Algabcño a su primero. la clájúca "puñalá" del joven Chicuelo. Kubichi en un gran par al toro de Cliicuelo. prio»«^ p^:fj^ -• El cuarto toro, con desp' „gr "¡Crearán estos malage «í"®,/t«; que yo sea grajids vengo a '^fní"' rero pa haserle gasto ar Tsiot"^''

Sol_3.6.1933

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Año XVíI.-^Núm. 4.933

sis^^!mm^i¡iísmí-ju!xmmsm3simBmti^a!mee^aem

Sábado 3 de junio de 1933

A BENEFICIO DEL CRUCERO UNIVERSITARIO DEL MEDITERRÁNEO

ií Q cv¿ue pasa en e conferencia

Gasset

1 mun profeso.!

di el teatro

do?", segunda Ortega y

ñol - ™ — > ^

iZjSpai Ayer, a las siete de la tarde, y

ante un numeroso auditorio, diser-ga y .Gasset sobre el tema: " ; .üué ga y Gasset sobre el tema: ";.Qu6 pasa en el mundo? (Algunaa obser­vaciones sobre nuestro tiempo.)" E r a la segunda conferencia de las organizadas en el teatro Español por la Facultad de Filisofia y Le-írr.6 a ueneacio del crucero univer­sitario por el Mediterráneo.

He aqui, con la mayor amplitud posible, un extracto de su confe­rencia. Dice aeí:

"Señoras y señores: I^a confe­rencia anterior nos dejó ante el análisis del tercero de los hechos extraños: El de la subversión de la juventud como tal. Allá por el año 19 hioo yo el pi'imer trabajo sobre ella. El primero, y se publicó en un periódico. Deispués he tratado otra vez el tema, y también para uno de ésos libro.<i míos que seguramen­te no publicaré. Pues bien, de ese libro quiero leer a ustedes esto: "Me parece, de todas formas, que nuestra época se caracteriza por un predominio de lo joven, debido po­siblemente a consecuencias de la guerra. Es un predominio que se realiza muy de prisa, este de la sustitución, por la juventud, del hombre moderno. No sé si es un fenómeno pa.sajero, o un fenóme­no que caracteriza a la época. Tampoco he de opinar has ta qué punto será ello posible. Ha habido en la Historia otras épocas que se han caracterizado también por la hegemonía de lOcs jóvenes, aunque no de un modo tan exclusivo.

En Grecia la vida se organiza en torno al efebo, que cantaban °n todo momento con la inspiración necesaria de los viejos. Sócrates y Alcibiades sintetizan con exacti­tud la pareja dinámica de ese tiempo. Él joven Alcibiades tr iun­fa; pero a condición de obedecer a ¡a norma del viejo Sócrates. Ro­ma, en oambio, prefiere al viejo y somete al país a la jerarquía del Senado, de sus miembros, los .sena­dores, o sea loe padres de familia. Repase el lector el panorama eu­ropeo. El romanticismo, como sub­versión contra el pasad-o inmedia­to, tuvo el mi-s-mo significado. 331 ti-iunfo de la Juventud revoluciona­r ia b z o tabla rasa de Aos prejui­cios sociales. Pero tarabién enton-CBH ese i-evolucionarismo juvenil e ra sólo el ejecutor da viejas ideas de-sarrolladag ya durante dos si­glos. Nadie como Robespierre po­día representar cae "camouflage" de lo viejo. El mal del siglo enton-cee era la desgana d«l joven y el desplstamionto de lo viejo. Todas las generaciones del siglo XT.X aí3-piraban a que sus hombree fuesen viejos. Compárese, por ejemplo, con las jóvemes del siglo actual. Si darnos un paso a t rás caemos en el siglo XVIII, que es el ."iiglo del en­tusiasmo por loa de-crépátoB y que a-dmlTa ©n Voltaire también a un viejo vívi-ente.

Al llegar *' siglo XVII, hemos de preguntarnos necesariamente: ;, Dónde estaban los jóvenes en es­tos tiempos? Todos parecen tener allí cuarenta años. De Niñón se admira indudablemente su madu­rez completa; pero nunca su ju­ventud. Interesa la teología y las polémicas de los jesuítas. Como en todos los siglos anteriores, la Ju­ventud admiraba a los maduros. L a vida social, los usos y costum­bres se ajustaban al tipo de vida de ellos. El joven se había de con-t en tar con las zurrapas o tenía que lanzarse a la calaverada. No tenía mas remedio. Bl traje mismo e ra de viejos y los jóvenes tenían qUB vestir como ellos.

El joven actual vive con tal de­nuedo, con ta l impebu, que le im­porta poco lo demás. Hoy el hom-Ijre y la mujer maduros viven con la impresión de que no tienen de­recho a existir. Imitan, por tanto, a los jóvenes y visten, viven y go­zan como ellos, puesto que todo es tá cortado a la medida de aqué­llos. E n toda Europa la existencia social es de forma que sólo puedan vivir los jóvenes y la ma,sa. Los mayores y las m.inoría.s de selec­ción están fuera del régimen de vida impuesta por ellos. La juven­tud y la m.asa se aísocian para di.s-frutar de todo los creado". Esto, que se ha oído expresar como una situación dramát ica y que he ex­puesto en un libro mío, es la rea-3idad. Al leerles estos párrafos que­r ía hacer la experiencia de con­frontarlos con los hechos más re­cientes. Sin embargo, parece que ya no se t ra ta de la realidad del momento actual.

El juvenilismo empieza a re t i rar

sus usos de muchos aspectos de la vida, entre ellos de las zonas artísticas. E n cambio, se acusa en la política de ciertos pueblos. Yo he de recordar incluso la invoca­ción a la juventud del himno "Gio-vinezza", de la actual Italia fas­cista, Y a propósito: no creo po­der apreciar la situación actual de Italia, y estimo que muchos diag­nósticos que sobre ella se hacen no son acertados; pero es induda­ble un decrecer del entusiasmo fascista. E n cuanto a Alemania, se espera cada día un encrespamiento de esa pasión política, que respon­de al tipo de su juventud.

Un fenómeno quiero hacer ob-.servar, porque es realmente desla-cable. Mientras el mundo se em­barcaba en el ar te joven, dos na­ciones hubo que hicieron imposi­ble la subversión juvenil y la del Estado. Es tas dos naciones son Ingla terra y Francifi, que consti-tuj'en la espina dorsal de Europa y que ahora y siempre han cons­tituido la Europa verdadera. Así. ante estos hechos, que hicieron de­ser tar a todos los países, ellos es-tui'ieron en la brecha y con la ten­sión suficiente para, manos a la obra, hacer frente a las subversio­nes en todos los órdenes, es decir, en el arte, e.n la ciencia, etc. De esto había que hablar rancho; pero tengo prisa y no quiero entretener­me y entretener a ustedes. Y hoy quienes, con esa ligereza actual, hablan de que esos países están en decadencia... Pero no quiero discu­tir estas cosas, y he de hacer cons­tar nuevamente que «sos paisets resistieron con firmeza toda clase de movimientos de esta índole. Es curioso también que el juvenilismo y todas estas formas de política se inventaron en Francia, así ro­mo la acción directa, los grupea de asalto, el sindicalismo e incluso las teorías re3taur.adoras o tradi-cionalistas de derecha; pero tam­bién es cierto que Franc ia las in­ventó y la.s exportó; es decir, que las eliminó.

Esto, señores, demuestra esa iu-tmbordinación de la juventud y su intervención en todos ',os e::traño3 movimientos políticos que hoy se producen. No son cosas de floreo o ganas de irse por las ramas, por­que quiero ir directamente a la raíz de eetcs hechos. Vamoe, pues, a considerar sus caracteres comu­nes. Porque lo más sustantivo de ellos es lo que tienen de común, en lo que ofrecen los siguientes ca­racteres:

1.° Romper con el formulismo político, y especialmente con las formas de democracia política. In-solidaridad coa el pasado y revo-lucionarismo de marcado carácter joven.

2." Crear u n a realidad política de tal forma como si antes de ellos no hubiese existido nada. El comu­nismo, por ejempüo, lleva su ambi­ción en este aspecto haeta el extre­mo de pretender crear u n nuevo ci­clo económico que, por lo visto, no existía antes que él.

3." Tendencia a hacer política dogmática, de credos, que imponer a los demás. Conquúsía del Es tado por un grupo, o por una masa, sea como sea, sin contención alguna ante la legalidad ni ante el dere­cho y sal tando además por encima de éete. Técnica de asalto al Poder público en la política.

4.» T o d o s e s t o s movimientos coinciden en no tener una teoría general del Estado. Asi eí fascis­mo no la tiene, y el nacionalsocia­lismo dice que el estado de lucha actual no le permite ni le concede tiempo a pensar en teorías ni pro­gramas concretos de doctrina. El comunismo es aun más claro, por­que aunque sus jefes sean viejos y se hayan entusiasmado con el marxismo, si nos fijamos en las discrepancias que mantiene con el socialismo, se advierte en seguida que son gentes que han detestado todas las teorías para dar una im­portancia primordial a la acción.

5." Dueños de'. Estado, se pro­clama que el Es tado en su política debe absorber todo y acaparar in­tegramente a la sociedad. Desapa­recen entonces las dilerenciae en. t re sociedad y Estado. El hombre se estatifica o socializa.

Señores: Gomo no tengo incli­nación a ninguna beatería, ni i.nclu-so a lo que yo he llamado beate­ría de lia cuiltu.ra, como no creo en normas iintaaigiiblea en la Historia, no he de asustarme de nada de e-s-to. Al cc'nirau-io, advierto que las

palabras que con sobriedad quiero dirigiries no tienen otro signúflca-do que el jUi.:ito, por lo que no ha-,£;o aspa\'ÍE.ntoi3 de nada. No seria correcto taimpcco que yo aprove­chase estes momentos para expre-sariea nni.s ideas pcíítiicais. Sólo quiero que mis pailebras sea.n to jo lo cJa.i'as que eis memester. Y para esa cilairidad he de expoiner que to­das esas ideas so'n las m,á6 c.pues> tas a aquella.3 de las que eiemipie vivió Europa. Comunóüimo y fas-cii imo, al querer destnair la deano-craci.a liberal y tráturarja, preten­den destrufur precisamente lo más g-enuinaniente europeo, porque lo e.<pecííico da Europa, frente a óticos ti'pos de sociedad, es la de-moeraeia liberal. La verdad es que la E d i d Media misma fué tan de­mócrata y tain liberal copmo el si­glo pa.sado, sólo que lo fué a su manera, como pudo. No ee puede ajustar la libertad a las formas que tuvo e.n e.l siglo XIX, y que ecín la.s siuperiorcs hastja aihora co-ncciidas; pero esa suipericuMaid no preafuipone que puedam estarr muer­tas y qU'B no seam eompatitoloj con la eituaeión del miundo. Claro que la democracia liberal no es a ve­ces la urna, el sufragio, ni paaía-me'n'tai'ijsmo o manchesterisimo. I-«i palabra liberal se invenía en El3-paña, donde no preo'cnipó nunca su for'mu'iiemo. Luego debe haber al­go más que fóiimula política en ella. Euro¡>a se adalaintó en la or-ganízacióai de eítadcis nncionales, y estado na.ciiional eigniflca la adhe--ilóm espontánea de todos los que viven bajo eiu autoridad. Y de aquí el signii'flcado del Poder en Euio-pa, qU'e no es iimponeirse uno a to­dos. eíBo ejeirciCiio de la autoridad oointainido ccn todos. E.rja 6.3 la, ver­dadera ciencia política: deseo de contar cea tcdOiS. Lo demás son fónmula'S mecámieas. que se ui.ian o no, y que a veces se a r rumban. Es por e,;to por lo que más se opo­nen comunismo y íaisci'Simo, que mandan en uno ain cortar com él, y es que no íes caibe otra cosa en la cabeza, como no le caba ail afri­cano, o ajl per..a, o a.l sudanés. Así se da ei caso de ItaJia, que llega a de.=enX]).ci;va.r nada mcaios que el Imperio rcmamo.

Cuando se advirtió que la demo­cracia en Europa o con sentido europeo no era sino ese deseo po­lítico de contar con todos llevaba esto unas dosis de libjraJismo. Esa e.statificación de! hombre fué la m i . sión del mundo antiguo, del Impe­rio romano, y por ello es absurdo que cuando veamos algo claro se nos proponga esto. Y conste que yo no q u k r o prejuzgar nada. Como dije que el ar te joven podía tener razón al protestar contra el ar te tradicional, como dije que el culto al cuerpo era excEsivo, lo mismo digo ahora respecto de la política. Es to se explica por los tres gran­des pecados en la gobernación del Estado, que son:

1.» Los pus.blos que no la habían hecho tuvieron sus revoluciones para modificar el Estado. Y éste era copia servil de instituciones de otro.s tiempos, de otros países, de Inglaterra , Francia, de donde se to- ' man las formas democráticas. Hay responsabilidad personal, política o de los pueblos siempre que ee co­pia, y es por ello por lo que hay necesidad de inventar. Y hay una invención vital que no es una pe­tulancia, por la cual la vida mía, la de ustedes o la de ese pueblo, en todo lo que no sea vivir por sí y no, con arreglo a la pauta o a los pa­trones de otros, es aniquilarse y, en definitiva, desvivirse de lo suyo. Por eso, fuera de Ingla terra y Francia, las instituciones copiadas ds allí fueron verdaderas farsas históricas.

Pesa, señores, sobre el hombre un imperativo de originalidad, de invención, necesaria para su vida, y sobre todo para la de los pue­blos.

2." Otro error consistió en de­jar subsistir arcaicas experiencias, con título liberal a veces. E n un siglo como el pasado se llegó a decir que la libertad era indefini­da, ilimitada, cua.ndo en realidad lo que no se constriñe en límites no es nada por querer serlo todo. Hace muchos años invité a los li­berales a que hiciesen algo por li­mi tar la libertad; pero no meliicie-ron caso, como no se me ha hecho nunca. Todos lo.s caminos hisíóri-cos quedaron en mano de quienes habían de hacer peligrar la de­mocracia liberal, y asi se explica el triunfo tan extraño de ciertas teorías. Porque todos esos movi­

mientos de úl t ima hora no son so­lamente políticos, vuelvo a repe­tir. Rezuma en ellos una negación absoluta de las formas políticas y vitales de Europa, y por eso le he dedicado el otro día t an ta exten­sión, porque a simple vista se no­ta que no es cuestión baladí. No hay que decir que lo que pasa en el mundo no es cubismo, dadaís­mo, fascismo o comunismo, sino algo más hondo y ante lo cual to­do resulta pura anécdota. Yo qui­siera decirlo bien, y no sé si po­dré, porque claro es que no pre­tendo llevar la verdad en el bol­sillo. Yo quisiera contestar a esto de <'. Qué pasa en el mundo? Pido un crédito a vuestro interés.

Nuestra vida, señores, que eis! lo único que tenemos, la única rea­lidad, consiste en que Un ente ha de scstenioreie en un miedlo ajeno, desconocido, extraño y por fuerz.i hostil, y el hombre, pera sostener­se en él, está forzado a tener que hacer a:lgo. La vida es forzosa­mente lo que hay que hacer, y da, por tanto, mucho "quehacer". Te­nemos, por tanto, necesidad de sa­ber lo que ee el hombre y cómo S'° m.ueve. El ho^mbre tiene unas crsenoias, poique ni aun el escép-tico carece de ellas, ya que e?.t.-í en la creencia de q«je todo es d.u-doso, y esa duda es una creencia por tanto, una realidad sobre lo que le rodea. El hombre así está en un mar de dudas y éste es eu paisaje peor, puesto que es un mar en el que no se hace pie y en el que el escéptico es oree perdido. Pues bien: existe un sistema de creen­cias bá.siCBG de las que vive el hombre. Así, el hombre antiguo es­taba seguro de que vivía en un m.',indo natural . Cuando pierde esa creencia ee encuentra perdido, y esto S'Upone también el hundimien­to de aquella cultura y de aquel ciclo histórico. D? allí sale el cris­tianismo. Bl hombre de la Edad M = d:ia vive de la fe o creencia en Dios, que es, en definitiva, creer en algui'en por encima die todo. Por eso San Agustín, claramente, dice que la fe es primero creer a DioS, y después, creer en Dios.

Pues bien: el hombre vuelve a encontrarse perdido en el Renaci­miento; había perdido la fe en la naturaleza del hombre antiguo, la fe en ei Dios d ' i Hombre de la Edad Media, y sólo tenía fe en el hombre mismo. En el siglo XIV Pe t r a rca vive la idea de la gloria, que hoy noe parece ridicula. Co­mo la vida no tie.ne sentido, t r a s ­cendencia, S.3 h a c e energía. Es aquello que Ario.sto glosa de vivir con resolución. La vida política entonces es la lucha por conqui.s-tar ai Poder. Se escribe ."«obre la técnica de asalto al Poder y su retención. E s el maquiavelismo, como ocurre ahora con esos nue­vos movimientos políticos y que se Ve lo mismo en Trotsky quo en Malaparte. Hay que atreverse a decir que este Renacimiento, t an lleno de atractivos, fué un mo­mento de rebarbarización, porque .siempre que hay crisis hay etapas de barbarismo. -^sí en EUorencia, en Roma, con César, con Alejan­dro, que llenan sus existencias históricas de asesinatos y violen­cias.

Se empiezan después a descu­brir ciertas nuevas activida.des in­telectuales, que explican los secre­tos de la Natura;!eza. Tras la físi­ca de Galí'leo, el hombre estudia císirto.s heChOB naturales y se ad­mira en ellos. Viene laNuova Scien_ Z!a. Gal'iieo descubre taniibién cier­tas leyes en su taller de Florencia. La técnica y la fuerza empiezan a actuar sobre la Naturaleza. Súbita­mente una nueva fe tuvo creyen­tes, Ei hombre cree en la i'azón, en la inteiligenoia humana, y piensa que lo rea.l, lo univei-sal, es la cul­tura. Así vivió durante tres siglos. E s natural entonces que domina­ran en el mundo loe intelectuales y que ee creyera que esa fe era definitiva. Lo curioso entonces es que el hombre hace experiencias con sus opiniones. Le produjo un deslumbramiento tal su descubri­miento y se cegó ante la razón, lo que es desde luego una, cosa justa, explicable, y que se disculpa fácil­mente. Pero había de llegar el mo­mento de comprender que todo aquello tenía límites y que la ra­zón no podía resolver todos 'los problemas que rodean al hombre. Son los tiempos de los grandes descubrimientos científicos. Pero al llegar aquí se produce un hecho curioso y que yo he citado en uno de mis libros. Es un dato estadís­tico. E n doce S'iglos Europa no ha­bía, pasado de una población de ciento sesenta millones, y de 1800 a 1914 pasa a cuatrocientos se­senta, j - ,

En un solo siglo se triplica la población de Europa. Estos datos indica.n que la vida europea tenia forzosamente que cambiar. Advie­nen al mundo unas masas que tie­nen derechos y muchos medios pa­ra adquirirlos, por medio de una serie de téonica.s sencillísimas. Bien fácil es manejar un automó­vil y no creer que la cultura, la inteligencia, la razón, tengan que hacer nada. El hombre del siglo

pasado se creyó que estaba solo en el Universo y cae en el idealismo, que es el gran pecado de la Edad Moderna. El hombre no creyó en una realidad eterna que está por encima de él. Yo he de recordar ahora palabras de otra conferen­cia mía reciente, en Granada. Me parece bien claro—dije—que el en­tusiasmo por la inteligencia decre­ce. Es un hecho innegable o una realidad dura. Las consecuencias han sido esa especie de odio "pro-fesionis" actual, y sobre todo, que la hora del intelectual haj'a pasa­do en todos los órdenes. Alguien desde Alemania, lo negó, y el pobre anda hoy de la Ceca a la Meca, porque es judío y no le dejan vivir en su patria. La política hoy se debe a que las nuevas generacio­nes no quieren tener razón, no por que no la tengan, sino porque les tiene sin cuidado el tenerla o no. No quieren la idea de las cosas, si­no las cosas mismas. No se estima

al que las piensa, sino al que las quiere. En definitiva, que se prefie­re la voluntad sobre la inteligen­cia.

La voluntad, ¿será una nueva diosa, como la razón? La acción directa, la violencia, son formas del culto a la libertad, Pero ¿.será la libertad norma estable? ;.Y el voluntarismo como doctrina? Lo que es cierto es que el hombre perdió la fe en la cultura en casi todo el mundo, si se exceptúa el caso de Francia e Inglaterra. El descendiente de Descartes, el idea­lista del último siglo, cree que pen­sar es suficiente al hacerlo por sí. La potencia intelectual se traslada a la volitiva, como si se resistiese el idealismo a morir y adoptase otras formas para resistir. Por tan­to, las nuevas generaciones se en­contrarán con que en lugar de crear, de descubrir, de inventar, se nutren de un pasado y de una tradición agonizantes."

LA ACCIÓN DE LOS EXTREMISTAS

El anarcosindicalistsi aseislnado.— había cometido dichos atracos en Se acusal» a la víctima de halier sido confldeinte de la Policía. SEVILLA 2 {4 t.).—El Juzgado

número 1 ha continuado las dili­gencias que comenzó anoche con motivo del suceso desarrollado en una taberna de la plaza del Pu-marejo. Esta mañana se practicó una inspección ocular en dicho es­tablecimiento. Acerca del resultado de esta diligenoia no ha llegado a los periodistas ninguna noticia.

De la victima de este nuevo atentado social, Germán González Céspedes, se dice que en más de una ocasión había prestado servi­cios de confidencia a la Policía, no obstante estar fichado en la Comi­saría como anarcosindicalista y como atracador y pistolero.

Al ser reconocido el cadáver de Germán en el h0.9pit.al, se compro­bó que tenía tres heridas de bala con orificio de entrada por la es­palda: dos en la cabeza y una en el cuello.

El herido Norberto López Rosal mejora, dentro de la gravedad de su estado, on la sala de Manlraerrat del hospital donde se encuentra.

El dueño de la taberna y dos de lo? jugadores que formaba.n la par­tida con Germán y Norberto. han declarado que oyer'on dos o tres deacairgas hec-has por cuatro o cin­co piístolais. La madre del muerto ha declamdo también que acababa de entrar en su casa cua.ndo oyó los disparos, y que al salir de nue­vo a la calle para informarse de lo que ocurría, vio huir por la calle de Patricio .Sáez a varios hombres, pero que no podía precisar el nú­mero.

Haríta. las doce de la noche, mi­nutos antes del suceso, eil veoínda-rio (le las casas dé te calle de Pa­tricio Sáez había permanecido sen­tado a la pue.rta de las mismas y ello demuestra que los autore.« del atentado estuvieron aguardando la ocasión propicia psra. llevar a ca­bo sus designios. (Febus.)

Extremista peligroso detenido MALAGA 2 (3,15 t.).—La Guar­

dia civil de Marbella h a detenido a Mateo Grima Aja, afiliado a la F . A. I. Parece que se t r a t a de un extremista peligroso. H a eido traí­do a Mála.ga y ha ingresado en i.", cárcel a disposición del goberna­dor. (Febus.)

En Zaragoza es detenido el indivi­duo que aUí organizó la fabrica­ción de bombas. ZAR-^GOZA 2 (2,15 t ) .—Des

agentes de Vigilancia, por orden de la Dirección general de Seguri­dad, llegaron a Zaragoza para rea­lizar un servicio secreto al que se concedía gran importancia. Dicho servioio consistió en detener a un individuo llamado José Co.9ta, y la noticia ee ha conocido en Zairago-za TK>r una información que en Ba.rcelona facilitó a la Prensa el jefa superior de Policía. El men­cionado José Costa, con el nom­bre de Juan Balar, alquiló en ésta un piso bajo en la calle de Mallor­ca, y en dicho piso es donde mon­tó la fabricación de bombas, :;on algún cómplice más. También usó el nombre de Marcelo Carreras . Se le concede gran importancia a la detención, porque parece que este individuo era el compañero de Vi­cente Larra laga y Antonio Tiener^ en cuvas habitaciones se enoontra. ron días passjdos bombas y muni­ciones. Se interrogó al detenido, y parece ser que será trasladado no sabemos fi a Barcelona o Madrid. (Febus.)

Un atracador que acusa a sus cóm-plloes

BARCELONA 2 (2.30 t.).—En las declaraciones prestadas por Pláci­do Calve!, que se presentó espon­táneamente el día 31 declairándo-ee autor de varios atraoce, dijo que.

unión de sU hermano Luciano y de otro individuo llamado Bis-marck Solé Sedó, que también es­tán detenidos.

Convocados en la Jefatura de Policía los perjudicados, parece ser que han reconocido a los deteni­dos como autores de dichos atra­cos.

Los tres detenidos serán puestos a disposición del Juzgado en unión dél dinero ocupad'O a cada uno de ellos.

Detención de un comunista liber­tario

H a sido detenido Arturo Parera , de cuarenta y tres años, significa­do por sus ideas anarquis tas y por haber tomado parte activa en los actos organizados pro comunismo libertario.

niiigencias por el hallazgo de una bomba

Acerca de la bomba encontrada en el portal de la casa núm. 207 de la calle de Balmes se ha podi­do averiguar que fué arrojada por un sujeto de unos treinta años que vestía elegantemente un traje gris. Parece ser que iba dirigida contra el inquiüno D. Ramón Ca­nela, que tenía un conflicto con los obreros del almacén de papeles y que ha sido resuelto por el Ju ra ­do mixto a favor del patroíio.

Atraco írustra.do

BARCELONA 2 (2,30 t) .—Al pa­sar por la calle de Perecán José Solell e Ignacio Castellarnáu. fue­ron abordados por unos desconoci­dos, que amenazándoles con pisto­las les pidieron el dinero que lleva­ban. Los atracados Rieron gritos pidiendo auxilio, y acudieron unos guardias, que lograron detener a los atracadores Eloy Castro Ibá-ñez y Ramón Bayona. Han ingre­sado en los calabozos del Juzgado, habiéndose dictado contra ambos auto de procesamiento y prisión sin fianza.

El primero de los detenidos dijo que hace cuatro días que había llegado a Barcelona desde su pue­blo con el propósito de tra.bajar de albañil, que es su oficio. (Fe­bus.)

Terroristas detenidos GRANADA 2 (12 n.).—La Guar­

dia civil, prceiguiendo su investi­gación sobre las explosiones últi­mas, se personó en la casa número 6 de la calle de Cisneros, donde vive Ricardo Rada González, y procedió a un registro que resultó infructuoso. Sometido Ricardo a un extenso interrogatorio, incurrió en varias contradicciones, y al fi­nal confesó que había formado par te de los grupos extremistas que colocaron petardos en varios sitios. Después dijo que había en­tregado al detenido Cañete, en el paseo de Trieste, un petardo, que fué colocado en el edificio de la Audiencia. Rada, ingresó en la cárcel, y poco des.pués la Policía detenía a Manuel Ontveros , de dieciocho años, tintorero, q u i e n también negó haber participado e>n la campaña terroris ta; pero luego se confesó autor de la colocación de un artefacto en uno de los la­vabos del cinematógrafo Nacional el pasado año.

Dijo que esíe petardo había si­do hecho con una lata de conser­vas y se lo entregó en la Plaza Nueva Antonio Gómez Serrano, que falleció hace poco a conse­cuencia de las heridas recibidas cuando colocaba una bomba en un portal de la calle del Pino.

Manuel Ontiveros, después de firmar su declaración, ingresó en la cárcel. (Febus.)

Teléfono de EL SOL, 32610 ,

TEMAS CON VARIACIONES

LA «MEDEA» DE MERIDA

Un buen día—de esto hace algu­nos años—, al azar de su "viaje entretenido" por los escenarios de España, Margari ta Xirgu saltó de su coche, en tanto el "chauffeur" tomaba gasolina. Al pie de la ca­rretera, un cartel a la entrada del pueblo corroboraba la grandeza de las ruinas evidentes en una pri­mera ojeada: Marida. La viajera curiosa aventuró unos pasos des­cuidados, a t ra ída por unas piedras ingeíites.

Se dio a gr i tar con alegría in­fantil;

— ¡Un teatro griego! ¡El teatro rom_ano!

No, no pudo ser mayor la emo­ción de D. José Ramón Mélida y D. Maximiliano Macias, descubri­dores del teatro de Eméri ta Au­gusta, cuando a la busca de res­tos arqueológicos dispersos, un gol­pe de pico hirió la piedra de un escalón más bajo en la gradería de las "Siete sillas", revelando el tesoro yacente bajo t ierra de si­glos. En el grito emocionado de la actriz reencarnaba la inspira­ción de la tragedia antigua. Desde entonces, siempre que Margari ta Xirgu recordaba su representación memorable de la "E lek t r a" en el Parque de Chapultepec, de Méji­co, o al darse de nuevo a la he­roína de Sófocles, revivida por Hoffmannsthal, en el Retiro do Madrid, o en el teatro griego de Montjuich, en Barcelona, el deseo iba en pos de su imaginación al teatro romano de Mérida: "¡Allí sí que...!" Abandonaba luego el proyecto como un sueño imposi­ble: "Esas cosas las pueden hacer en I tal ia o en Grecia." Es decir, allí donde un Estado vigilante de la cultura pat r ia o un mecenas pródigo salvan las dificultades de la taquilla, abierta a todo vulgo y rutina.

Pero hay luces de aurora. Se proclama, la República. Pasa por el ministerio de Instrucción pública y Bellas Artes D. Marcelino Domin­go, iniciador de una política do propulsión estética. Le sucede don Fernando de los Ríos. Adelantan., ee los músicos con sus demandas, y provee el ministro a las prim.eras necesidades — mal satisfechas—del a r le lírico nacional. Quiere luego, siquiera sea a manera de tímido ensayo, contribuir al renacimiento del teatro dramático. Dota a los estudiantes de La Barraca. P i ­de proyectos a los autores y a los ar t i s tas ; habla, aconseja, instiga, acucia, asiste.

Después de una representacióii ejemplar del "Clavijo", en conme­moración de Goethe, a que ha prestado el ministro el concurso de su elocuencia, habla con Margari ta Xirgu de la posibilidad de unas re­presentaciones clásicas. En el áni­mo de la actriz prende rápido el fuego de aquel deseo inspirado en su descubrimiento del teatro de Mérida. Don Fernando de los Ríos sugiere la idea de una tragedia de Séneca, cuyo nombre insigne, teni­do en poco por la tradición de los grandes críticos, renace ahora en los medios cultos de Eluropa al ful­gor de una reivindicación de su poesía dramática.

La suerte está echada. Margari­ta Xirgu hace culminar sus planes para el Español en esa represen­tación de Séneca. í& fortuna de sus andanzas escénicas une de nue­vo él prestigio de su nombre de actriz a la maestr ía del más gran­de actor español. Enrique Borras encabeza con ella el cartel del tea­tro capital de la República. Cuan­do su compañera le participa su propósito, halla en su amigo, coem­presario y maestro la más decidi­da y entusiasta voluntad de cola­boración.

A raíz del estreno de "El oti-o", de Unamuno, la Xirgu y Borras solicitan del poeta, profesor de le­t ras clásicas, la traducción de la "Medea", de Séneca. El autor del "Sentiniiento trágico de la vida" toma el honroso encargo con tal empeño, que en dos semanas da cima al propósito, lográndolo mag­níficamente.

Hecha la propuesta al ministe­rio, por ver de obtener su ayuda.

1» consignació-n pre-con cargo a la '^"ns g ^ . ^ . ^^ vista para ensayo» e la ^ ^^^.,_p novadoras d s l t e a t . ^ ^ ^ ^ acuerd^ Supenor de la ^ ^^^i„^ y el suovoncionai el e.i^ jdo, con ministro aprueba « ' f l g repetir­la obligación de que ^ a f / ^ a -se en Sa.gunto, Barceio ^ drid. Los o ' - f ^ S ' f . c t a s su con­dón Bartolomé Per^z Ca.as ^ ^ _ curso personal al iren^- ^^^.^.^ questa Filarmónica para 1 ^^^^^ y los coros, quo han " la con una interpretación «'f^l^^ji,. evocación necesaria a Miguel Xirgu, experimentado rador de -I^a prudencia - 1 - ^ ^ , , ier", "El auto de la» . ^ujjra " L a ' s e r r a r , a d e l a V e i . . f ; ,

los figurines del 7 ^ \ \ " carro arrebatador de ^^^dea. ^ ^ ^

Después se apresuran a ^

la colaboración i n d . s P - a W e B , D. Ricardo Orueta, d;^e="' , ^tf lias Artes, cuya ^ensibil dad-J^ j , j a de su competencia al m ^^ ^^, entusiasmo toda idea ^°°^^\^^i&\-José Ramón Mélida y ^- j j . liano Macia,s, directores de . ^ , cavaciones de Mérida, de i ^ !a emoción alentadora sena > ^^ por sí bastante compensad ._, esfuerzo en revivir la re cultural de que fué temP'o

¡rne del teatro

ligiosia»; sobef

en"' bio la ruina insif ritense. , , ^.1 tn-

El Patronato Nacional de^ ^ . rismo, y en primer termino - ^ ,. sidente, D. Enrique ja rnos . ^ ^ calde de la ciudad, sede po-^^ ¿,;. una fiesta escénic;v anual, ^^^.

r el distrito, en «"• .. putados por tribuyen, cada cual en la e'. :fera <

•se"' l'^e la repr«,¿, sus actividades, a H'^^ — yério

tación de la "Medea" ^," .j, pro-haga del domingo 18 de 3" - j^,; ximo una fecha fastuosa^

ñola- de anales de la escena espai ,j, ^ He asistido al p r t a e r en^.^

voz de Margari ta Xirgu i '^ jg. Borras en el teatro ^^V°J^' per-va severa vastedad y acus • ^^^^^. ifecta hacía más solemnes Ja ^ ^^t cía de público más ""'"^.-ntes !'

de sus pocos acomP-n ^^e„. el „ - «-- . .„, mor dos o tres curioso» dv.i ^

favorecidos por la oca- ___^ j,e t o ' - rtU

No sabré contar, por ma.= de intentarlo otro

la emot buen D. Maximili

- ...en" día, w • ' f^,\ inefaí^'s

trasmitir, la emoción »' - ^ Maximiliano Macia ;

zador de piedras insignes y y "^'^'^

do de Bellas Artes en ^ P^ , fí­ela de Badajoz, ante el P . ^^ ta"' mulacro de la representa-- -• «

sus sue' tas veces evocada en - - ^ arqueólogo despierto fre ^,

se

que yacían.

columnas levantadas, a s ^^^^¡ t' crutadores. del polvo s

Agitada asai industriales taxistas

12 ^''"'í' E n el salón de actos dc ^(.--^

dad La Única se celeor ^ .j,á„- una asamblea general a gr t r ia de, "taxis", convocada t^t^^ Sociedad Madrileña de r ' o...

fiicto de Automóviles de Aia^^g, 3O dar cuenta del ccnfiíc mayo último y de las conc luíil' o»'

que han de elevarse des.

a las au ;or d''

1 e« Al pretender hablar f^^^&i<^-t dente de la Sociedad o-^ ue ' . del acto D. José « "« ' / ^ t aT < destituido del cargo V°l .- mo»' plicado en el movimiento^ ^^.j

quico del pasado a g ° f °¿alo- K^-jo un formidable ^«canda<^^,^otrj^

de la asamblea ProtesiJ'e' par*jfff; otra se mostró favores--- j ^ hablase. A propuesta a'= y er-. tiva, ee le impidió haWa-^^gpe^ del salón entré las f ' '^!f asam*' ^ vas de la mayoría de ^¿ ¿.^á^a ..

la 5rV„ V "'••' El presidente de la ^^ y - . cuenta del pasado oonm ^^¿0 j, gió duras censuras al >• QMCJ „, Tráfico, Sr. Talanque-r, a ^^flic^, só de ser el causante " tobus^-j? Se "le denunció que lo^ a U ^ ^ ^ t O los que los congresista»^ ¡j u ,

ros iban a ir a -'^'^^'^..niciP*!' !' han sin autorización m"„,.oba°\ f' ta denuncia fué comp.^^^tie , cuando los "taxistas ^^ a. j t prohibiría la círcu!ao!on_^^j,¡in

llega" coches, vieron que guardias de asalto y bre los conductores a<' les. Niega el orador Q"- i,]e\- ., directiva esté en manos .^g.jiy tos comunistas ni se dej ,jj|cO-' otra clase de elementos 1 ^

L O S M A E S T R O S DE LA H I S T O R I E T A TOROS EN MADRID, por Martínez áej^ ( P E L Í C U L A E N T R E S O L Y S O M B R A )

2 de .junio de 1933.

Beneficio de! Montepío do Toreros.

Ocho toros de doña Con­cepción de la Concha Sie­

r ra de Sarasúa.

.a,LG.\BEÑO, C H I C U E-LO, Vn.L,4LTA Y OR­

TEGA

ha corría fué un fr-aai-so económico, pue ni Or-

tdga, base der carté; ni "Chioiíelo", ni Vülarta reunieron gente pa jagá un tute. La pea entrada del uño. Home, ino se ha podio busca otros torero que interesen tná, ya que a ésto nadie quiere verlo f

"Aryabeño", que rejoneaba, llenó la ?j(ti-5w.—ya décimo que estaba x>asia- de aire carnpero, de garbo (is caballista, de toreo a ca-ballo... (Ortega se fijó mucho.) Despué, pie a tierra, mató a .•*«. dos toro pronto y bien, y se le aplaudió. Y aliora viene lo grande. "flagrada Virgen der Carinen, Madre der Dio verdadeio", por­que esto e pa que lo tante-n los siego, qui-son los i3r¡-!c.>o que lo jyneden cíes?, cantan­do porque no vieron ki rorria. ¡Qué mieo er de "Chicuelo"! ¡Qué ola a "fónico pa jergone" er de Ortega! Br primero de "Chicuelo" mnrió er pobre no nía que de cuatro iylnrha.s'o hugendo y n)M estoca Hugcrí-lo inás iíod.rrif, por aquello de que ki firtiinr! xr U> frai/i ma' ensayao. Sw se-gund') fué ma, itfortnnno, pue ^nurió sin enterarse. Primera le pinclié er diestro, p<i sabe ói estaba, duro o blando, y vien­

do que estaba duro, lo cogió descuidao y lo descabelló vivo, ¡Qué infamia! ¡Hasé esto con un toro tan serio, tan respetuoso y tan infalí! Y despué de esto, ni un pase, ni un lance, ni na. ¡Y eso que con er ca­pole se colocó unas cuanta vese en "or-••sai", a ve si podía tira er pego der lan.ie con los dos jne junto! ¡Figúrense ustede cómo nos pondriamo los tre o cuatro que habíanlo en la plasa!

Ortega, con er capote, no e que ha per­dió er .sitio: es que cita metió en una in­trincada serva. No sabe pa qué puede í7crui eso. ¡Y pídele a Dio que no haga su sélebre quite por farole, porque entonse está jjerciío en un time! A sit primero le dio tres pinchoso echándose fuera y una pufialá muy bonita; pero como er toro era manso y er torero peleó un poco con e por la cara, la gente 110 se indignó der to. Er fracaso grande fué en el úrtimo, que era un toro suave, m,uy pa,itueño; y, ¡claro!, a una persona desente así, quiso pegarle pata y haserle esa faen<i que hiso Ortega er dia der debú, y que despué ha segii'o hasiendo en to los toro, y la gente se indisnó. El hombre, en vi,<!ta. de eso, in­tentó torea por naturale, y como no sabe, se descubrió. Se llevó itr toro a los me­dio, despué ar tersio, y despué... lo mató. Y la gente vengó ar muerto to lo que pu­do. Villarta. con capoté y muleta, no se estiró mucho, y me párese que hiso bien, porque si Villarta se estira un poco ma... Mató de do estoca de valiente y dio la vwrta ar ruedo en su segundo. Totd: Que fué er meió er niño de los clávele. Los toro, bikn presentao y man.turrone, aun­que salió arguno, como el úrtimo, pa torearlo bien. ¡Y no saben na los que se quedaron en sus casa!

OBELITO

AlKai)eño sacnndo a sil primer toro del chiquero con la garrocha.

En el cuarto toro. ¡Fisa, morena, nlsa con gra«t»t

Un buen pase del Algabcño a su primero.

l a clájúca "puñalá" del joven Chicuelo.

Kubichi en un gran par al toro de Cliicuelo.

prio»«^

p^:fj^ -• El cuarto toro, con desp' „gr

"¡Crearán estos malage «í"®,/t«; que yo sea grajids vengo a '^fní"' rero pa haserle gasto ar Tsiot"^''