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Entrega 4 b) Situación actual Como hemos visto, en estos últimos decenios la hipótesis documentaria clásica ha sufrido una profunda revisión. Ha disminuido el consenso sobre la existencia de fuentes narrativas continuas e identificables del período anterior al exilio que cubran todo el Pentateuco. Se ha creado una situación en la que nada se puede dar por descontado. Se advierten solo algunas orientaciones generales: un cierto acuerdo en que el estudio de la forma definitiva del textos debe preceder la crítica de las fuentes (Rentdorff, Blum); el hecho de que este estudio se debe extender a las tradiciones legales y no solo a los textos de carácter narrativo (Blenkinsopp, Ska), la necesidad de promover una coexistencia entre los diversos sistemas interpretativos con sus diversas metodologías, etc. Sin entrar en una valoración detallada de toda esta reflexión, se pueden señalar algunos puntos en los que los estudiosos parecen estar de acuerdo: * Se considera que el Pentateuco adquirió su forma definitiva hacia los siglos V/IV a.C. Existían, ciertamente, de forma más o menos organizada, fija o canónica, algunas unidades narrativas y códigos legislativos antiguos. Eran textos y tradiciones que se había ido uniendo progresivamente gracias al hecho original de la unidad del pueblo de Dios, fundado sobre la unidad de Dios mismo. Fue «la obra de muchas generaciones de redactores, que remodelaron y retocaron el conjunto, pero con la preocupación de no perder nada de la herencia recibida de los antepasados, lo que les llevó a respetar, lo más posible, las peculiaridades de

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Entrega 4

b) Situacin actual

Como hemos visto, en estos ltimos decenios la hiptesis documentaria clsica ha sufrido una profunda revisin. Ha disminuido el consenso sobre la existencia de fuentes narrativas continuas e identificables del perodo anterior al exilio que cubran todo el Pentateuco. Se ha creado una situacin en la que nada se puede dar por descontado. Se advierten solo algunas orientaciones generales: un cierto acuerdo en que el estudio de la forma definitiva del textos debe preceder la crtica de las fuentes (Rentdorff, Blum); el hecho de que este estudio se debe extender a las tradiciones legales y no solo a los textos de carcter narrativo (Blenkinsopp, Ska), la necesidad de promover una coexistencia entre los diversos sistemas interpretativos con sus diversas metodologas, etc. Sin entrar en una valoracin detallada de toda esta reflexin, se pueden sealar algunos puntos en los que los estudiosos parecen estar de acuerdo:

Se considera que el Pentateuco adquiri su forma definitiva hacia los siglos V/IV a.C. Existan, ciertamente, de forma ms o menos organizada, fija o cannica, algunas unidades narrativas y cdigos legislativos antiguos. Eran textos y tradiciones que se haba ido uniendo progresivamente gracias al hecho original de la unidad del pueblo de Dios, fundado sobre la unidad de Dios mismo. Fue la obra de muchas generaciones de redactores, que remodelaron y retocaron el conjunto, pero con la preocupacin de no perder nada de la herencia recibida de los antepasados, lo que les llev a respetar, lo ms posible, las peculiaridades de los testimonios antiguos. No faltan quienes otorgan una importancia central a Esdras o a su escuela en la redaccin final del Pentateuco.

La fuente principal sera P, cuya primera redaccin se remontara quiz a los aos del exilio. Esta fuente es la que mejor ha superado el examen crtico, debido a que su estilo y su teologa son fcilmente reconocibles. A los partidarios de la teora documentaria les parece ms prudente hablar, sin embargo, no de un documento completo e independiente, sino de un conjunto de materiales, con varias y sucesivas redacciones, cuya exacta extensin, naturaleza, datacin, estructura y teologa estn todava por determinar. En P se distinguen, en efecto, tres estratos principales, con caractersticas y teologas propias: Pg (Priestercodex grundschrift, escrito bsico), compuesto a fines del exilio a partir de una vasto material de carcter prevalentemente histrico (que se extendera en conjunto desde el relato de la creacin hasta la entrada en la tierra prometida) y con algunos elementos legislativos; H (Heiligkeitsgesetz, cdigo de santidad) que comprendera Lv 17-26; y Ps (suplementos), formado por aadidos, retoques o reelaboraciones realizadas sobre P en poca postexlica. La ltima redaccin de P coincidira con la redaccin conclusiva del Pentateuco, que habra que colocar en ambiente sacerdotal.

La fuente D, que prcticamente dentro del Pentateuco se identifica con todo o gran parte del libro homnimo, habra seguido una historia propia, que habra que remontar al menos hasta el siglo VII a.C. No obstante, el tema del origen del Deuteronomio y de su fecha de composicin pertenece todava a las cuestiones abiertas.

Los presuntos documentos o fuentes E y J son los que hoy da presentan mayor complejidad, hasta el punto de que la misma existencia de dichos documentos ha sido puesta entre parntesis. La fuente E, debido al poco material que se le puede atribuir, para muchos no ha existido nunca como documento y quiz ni siquiera como conjunto de tradiciones. Incluso autores como Campbell y OBrien muestran una cierta reticencia a hablar de esta fuente, y Zenger prefiere hablar de textos intercalados en diferentes pocas al Pentateuco. Quienes admiten la existencia de J no raramente sostienen que habra que considerar E una revisin, es decir, un conjunto de ampliaciones y retoques redaccionales de J (P. Volz, W. Rudolph, S. Mowinckel, V. Fritz, L. Perlitt). La fuente E sera, por tanto, una revisin redaccional de J y su datacin dependera de la de J.

J constituye el problema ms discutido, y es precisamente este hecho lo que ha puesto en discusin toda la hiptesis documentaria. Esta fuente se ha ido manifestando a lo largo del tiempo una realidad poco consistente. Lo que le correspondera, despus de separar del Pentateuco los textos atribuibles a P y a E, presenta incoherencias, fricciones, percopes difciles de encuadrar en el esquema general, material de datacin diferente. Algunos exegetas (R. Rendtorff y la escuela de Heidelberg) excluyen que haya existido como un verdadero documento, con una lnea de composicin unitaria. Otros, sobre todo estudiosos del rea alemana (W.H. Schmidt, F. Kohata, H. Seeba, L. Rupert, L. Schmidt), prefieren mantenerse en las posiciones clsicas y siguen suponiendo que hubo un autor (el Yahvista) a inicios de la monarqua unida, con preferencia durante el reinado de Salomn. Sin embargo, es ms comn considerar que J, en el caso de que haya existido, es una obra reciente, fruto de un trabajo redaccional realizado a partir de ciclos narrativos antiguos (Erzhlkrnze). J pudo haber realizado su trabajo antes del exilio (E. Zenger), durante (H. Vorlnder, Ch. Levin) o en poca postexlica (M. Rose, J. van Seters), y quiz tuvo una redaccin literaria postdeuteronomista y postsacerdotal.

c) Un cambio de perspectiva

En poca reciente, no obstante se siga dando toda su importancia al mtodo histrico-crtico en el estudio del Pentateuco, se ha difundido un enfoque de carcter sincrnico que toma como punto de partida el texto en su redaccin definitiva, con el intento metodolgico de permanecer en l, sin querer dar el paso hacia el anlisis del proceso histrico de composicin. Sobre esta lnea se encaminan sobre todo los llamados mtodos de anlisis literario (retrico, narrativo y semitico) y, en alguna medida, el enfoque cannico (Canonical Criticism) promovido por Brevard S. Childs y James A. Sanders, que busca establecer una conexin entre la exgesis histrico-crtica y el canon bblico. El xito de este ltimo enfoque, tanto en los Estados Unidos como en Europa, ha sido notable. El Canonical Criticism no desconoce los resultados de la crtica histrica, sino que, sobre ella, intenta interpretar cada texto de la Biblia, entendida como norma de fe de una comunidad de creyentes, considerando su lugar en el canon.

Tambin se ha aplicado en la interpretacin bblica lo que se conoce como retrica bblica y, en relacin al Antiguo Testamento, la retrica semtica, un anlisis orientado a la comprensin de la capacidad de comunicacin del texto bblico a travs del estudio de las figuras estilsticas que presenta, como son el paralelismo, las inclusiones y los quiasmos, frecuentes en los textos del Antiguo Testamento. La narratologa, ciencia que propone un mtodo orientado a la comprensin y comunicacin del mensaje bblico basado en el estudio de la forma de narrar de la Escritura, queriendo narrar la salvacin o narrar para la salvacin, tambin tiene en nuestros das una gran aceptacin. El anlisis semitico, que pone la atencin especialmente en el hecho de que cada texto bblico es un todo coherente que obedece a precisos mecanismos lingsticos, a pesar de las dificultades inherentes al propio mtodo ha reunido un amplio consenso en el rea francesa, aunque no tanto en otros crculos de investigadores.

No faltan quienes consideran este estudio tanto ms til que el estudio diacrnico en cuanto que se apoya en el valor normativo cannico del texto bblico en su forma definitiva. Se considera que el mensaje teolgico debe definirse, no sobre la base de documentos o tradiciones precedentes, sino sobre la actual configuracin de los libros. La historia de la formacin del texto puede contribuir al conocimiento de la historia de la fe de Israel, pero solo indirectamente a la comprensin del mensaje teolgico revelado en los libros escritos. No obstante, tambin esta afirmacin tiene sus lmites. La lectura sincrnica promovida por los mtodos de anlisis literario permite normalmente solo el estudio de unidades reducidas. Por otra parte, mira con preferencia el aspecto formal o estructural del texto, con el consiguiente peligro de descuidar su contenido, y no da suficiente espacio al contexto histrico-cultural necesario para entender el significado del mensaje revelado. Tambin corre el peligro de perder de vista la necesaria dependencia existente entre texto, autor y las circunstancias de composicin, lo que obliga a incluir el estudio sincrnico en el mbito del estudio histrico-diacrnico. En definitiva, es necesario tener presente que la naturaleza del texto es la que debe indicar el mtodo que conviene seguir, y no al contrario, como afirma Ska: El mejor mtodo es el que consigue explicar el texto del Pentateuco con mayor claridad y sin ignorar su complejidad.

Reflexiones conclusivas: composicin e historicidad del Pentateuco

Al final de nuestro recorrido histrico vamos a intentar clarificar de modo sinttico los problemas relacionados con la composicin del Pentateuco y su credibilidad histrica.

Composicin del Pentateuco Sobre este aspecto seguiremos dos gneros de consideraciones, relacionadas respectivamente: a) con las indicaciones magisteriales; b) con el desarrollo de la investigacin cientfica. Como premisa anteponemos que la cuestin sobre la formacin del Pentateuco sigue siendo un problema debatido.

a)Si consideramos las indicaciones magisteriales de este ltimo siglo, constatamos que el ltimo documento interesado directamente en el tema de nuestro estudio fue la carta enviada por la Pontificia Comisin Bblica al card. Suhard, arzobispo de Pars, el 16.I.1948. La carta recibi, en algunos puntos discutidos, una interpretacin autntica en la encclica Humani generis de Po XII del 12.VIII.1950. Con respecto al tema de la autenticidad mosaica, el documento reconoca ya entonces que difcilmente se poda dudar que existiesen varias fuentes en el Pentateuco, de las que, no obstante, adverta, entre los exegetas se profesan opiniones bastante divergentes con respecto a la naturaleza y nmero de esos documentos, modo de designarlos y datacin. Aada a continuacin: Tampoco faltan hoy da autores en diferentes pases que, por razones puramente crticas e histricas, sin ninguna intencin apologtica, rechazan del todo las teoras que hasta ahora han estado ms en boga y buscan una explicacin de las peculiaridades redaccionales del Pentateuco, no tanto en la diversidad de supuestos documentos, cuanto, ms bien, en la peculiar psicologa y en los procedimiento especiales, actualmente mejor conocidos, del pensamiento y expresin de los antiguos orientales, o tambin, en el diferente gnero literario exigido por la diversidad de materia. La carta conclua con una exhortacin a los estudiosos catlicos para que examinasen todos esos problemas sin tomar partido previo alguno, a la luz de una sana crtica y de los resultados de las ciencias implicadas en esta materia, convencidos de que ese estudio lograra sin duda establecer el gran alcance y la influencia profunda de Moiss como autor y como legislador.

b)Desde el punto de vista de la situacin del estudio cientfico, la Pontificia Comisin Bblica, en un documento de casi 50 aos ms tarde, La interpretacin de la Biblia en la en la Iglesia (15.IV.1993), a propsito de la teora documentaria y de la teora de las dos fuentes para los evangelio sinpticos, afirmaba que en lo que concierne a la sustancia, estas dos hiptesis son todava habituales en la exgesis cientfica, aunque son discutidas; frase que pone al descubierto las dificultades que todava existen en este tema. La cuestin relacionada con la composicin del Pentateuco es en efecto un tema abierto, que exige todava una clara solucin. El hecho de que su solucin tenga unas consecuencias indudables en la vertiente teolgico-doctrinal de los estudios bblicos, implica que venga afrontado con toda la seriedad cientfica del caso.

Hace algunos decenios, la Biblia ecumnica TOB, con moderada prudencia, resuma as la actual situacin: Es verdad que se han formulado otras hiptesis para expresar la composicin del Pentateuco. Si algunos creyentes se adhieren a la opinin tradicional, por la que Moiss habra sido el autor de todo el Pentateuco, otros autores piensan que la pluralidad de las colecciones legislativas se explica mejor con la reunin de fragmentos un tiempo independientes (hiptesis llamada de los fragmentos). Para otros an, la cohesin del conjunto actual exige ante todo la existencia de un escrito fundamental, ampliamente alargado en tiempos sucesivos (hiptesis de los complementos). No obstante, aunque ninguno de estos puntos de vista se excluya de la discusin, la redaccin a travs de extractos sucesivos parece ser hoy da la mejor hiptesis para explicar, por un lado, la unidad del Pentateuco, y por otra, su diversidad. Esta hiptesis permite una lectura ms profunda de esa amplia obra; y permite adems comprender su mensaje como diferentes acercamientos a un mismo misterio: uno ms sicolgico (J), otro con mayor preocupado por subrayar la trascendencia (E), otro prestando una mayor atencin a las cuestiones jurdicas y culturales (P), y por ltimo, uno que otorga valor a la eleccin y al amor (D).

A la luz del desarrollo de la investigacin, podemos indicar algunos aspectos que caracterizan la situacin actual:

La crisis de la teora documentaria es, antes de nada, una consecuencia de su debilidad metodolgica en el anlisis del texto bblico. El modelo cientfico que supone la aplicacin del mtodo histrico-crtico, prevalente en la teora documentaria, es, en efecto, de tipo mecnico y esttico. En esta teora, el Pentateuco se concibe como un conjunto de piezas de una gran maquinaria, capaces de ser identificadas con ms o menos facilidad dentro del sistema de tradiciones y de combinaciones en que se encuentra. El Pentateuco, sin embargo, ms que un conjunto de piezas ensambladas una junto a otra, se presenta con una identidad compleja, viva y dinmica, que rehuye la separacin de sus diferentes componentes, ntimamente relacionados entre ellos.

La aparicin de los nuevos modelos de investigacin y la superacin de las posiciones ideolgicas del siglo XIX han determinado una perspectiva nueva en los estudios bblicos. El procedimiento de anlisis e identificacin de las frases y palabras segn determinadas tradiciones literarias, como pretenda la exgesis crtica ms antigua, ya no se considera un camino posible. La preocupacin prevalente de los estudiosos contemporneos consiste en lograr una formulacin de modelos dinmicos capaces de dar razn de los procesos evolutivos internos del texto bblico.

Por todo esto, se nota la exigencia de recuperar en el estudio del Pentateuco la totalidad de su proceso de formacin y el sentido de su unidad, a lo que puede contribuir, ciertamente, el uso del mtodo histrico crtico, sin olvidar, sin embargo, que su aplicacin ha producido a menudo una tendencia a la fragmentacin del anlisis literario, que ha puesto en peligro la posibilidad de una comprensin unitaria y armnica del Pentateuco. Al anlisis diacrnico se debe unir por esto, necesariamente, el anlisis sincrnico, facilitado por los nuevos mtodos de los que hemos trazado sucintamente su perfil. En este sentido, la orientacin metodolgica actual en el estudio del Pentateuco ya no parece ser de tipo mecnico, sino gentico, que concibe la formacin del Pentateuco como el crecimiento de un ser vivo, que, asimilando formas nuevas y enriquecindose a travs de un recorrido variado de recomposiciones, llega a su plena maduracin.

El mtodo gentico aplicado a la formacin del Pentateuco constituye por tanto un importante medio de investigacin del texto bblico, pero la finalidad del trabajo exegtico sigue siendo la de comprender la Revelacin a travs de los textos que la testimonian. En este sentido, el nacimiento de nuevas propuestas de lectura postula una profundizacin histrico-teolgica del texto bblico que no podr ser nunca nicamente el resultado de la aplicacin de un modelo histrico o literario. Otorgar la exclusividad a estos mtodos correra el riesgo de desnaturalizar la verdadera finalidad de la investigacin bblica. La finalidad del estudio del Pentateuco permanece la de coordinar la investigacin literaria e histrica con la teolgica, a travs de una correcta hermenutica que permita la ms profunda comprensin del mensaje revelado.

Historicidad y gneros literarios Sobre el tema relacionado con la verdad e historicidad del Pentateuco, ya hemos hablado de las magistrales orientaciones ofrecidas por la sntesis teolgica de DV 11-12. Con las necesarias puntualizaciones, la constitucin conciliar, atenta a las exigencias del texto literario y a su configuracin histrico-narrativa, ha abierto nuevas perspectiva a la investigacin bblica, sealando la necesidad de recurrir en este estudio a los gneros literarios, pues habiendo hablado Dios en la Sagrada Escritura por hombres y a la manera humana, para que el intrprete de la Sagrada Escritura comprenda lo que El quiso comunicarnos, debe investigar con atencin lo que pretendieron expresar realmente los hagigrafos y plugo a Dios manifestar con las palabras de ellos (DV 12).

En lo que se refiere a los relatos bblicos que describen fenmenos naturales y otros anlogos por ejemplo, la concepcin cosmolgica de la Biblia sigue teniendo validez el sabio principio propuesto por Len XIII: Los escritores sagrados o, ms justamente, el Espritu de Dios que hablaba por medio de ellos, no quiso ensear a los hombres esas cosas (es decir, la ntima constitucin de las cosas sensibles), como quiera que para nada haban de aprovechar a su salvacin eterna; por lo cual, ms que interesarse directamente en la investigacin de la naturaleza, ellos describen o se refieren a veces a las cosas mismas, o por medio de alguna expresin metafrica, o como sola hacerlo el lenguaje comn de su tiempo y an ahora acostumbra en muchas materias de la vida diaria, incluso entre los hombres ms impuestos en la ciencia. Un estudio ms complejo implican los relatos de tipo histrico, pues se debe tener presente que ley principal de la historia es, por el contrario, que lo escrito convenga con los hechos, tal como realmente se realizaron. Esto no contradice el hecho que el autor sagrado haya utilizado en su narracin los diversos gneros literarios que se usaban en su tiempo para poder escribir, segn la verdad, una historia de carcter religioso, con una determinada finalidad. Por ejemplo, es evidente que la forma literaria del relato del origen del mundo y del hombre (Gn 1-2) no es la misma que se ha utilizado para narrar la salida de Egipto o la historia de la dinasta de David. Por este motivo, Po XII adverta: Ninguna de aquellas maneras de hablar de las que, entre los antiguos, y sealadamente entre los orientales, se vala el lenguaje humano para expresar el pensamiento, es ajena a los libros sagrados, con la condicin, sin embargo, que el gnero de decir empleado no repugne en modo alguno a la santidad ni a la verdad de Dios.

Sobre la forma literaria de los primeros once captulos del Gnesis, son clarividentes las palabras de la encclica Humani generis escritas con referencia a la carta mencionada ms arriba por la Pontificia Comisin Bblica del 1948: Esta carta, en efecto, ensea abiertamente que los once primeros captulos del Gnesis, si bien no convienen propiamente con los mtodos de composicin histrica seguidos por los eximios historiadores griegos y latinos o los eruditos de nuestro tiempo; sin embargo, en un sentido verdadero, que a los exegetas toca investigar y precisar ms, pertenecen al gnero de la historia; y que esos captulos contienen en estilo sencillo y figurado y acomodado a la inteligencia de un pueblo poco culto, tanto las principales verdades en que se funda la eterna salvacin que debemos procurar, como una descripcin popular del origen del gnero humano y del pueblo elegido. Y si algo tomaron los hagigrafos antiguos de las narraciones populares (lo que puede ciertamente concederse), nunca debe olvidarse que lo hicieron con la ayuda del soplo de la inspiracin divina, que los haca inmunes de todo error en la eleccin y juicio de aquellos documentos. Y lo que de las narraciones populares ha sido admitido en nuestros libros santos, en modo alguno debe ser equiparado con las mitologas o cosas semejantes, que ms bien proceden de una desbordada fantasa que no de aquel amor a la verdad y sencillez que tanto brilla aun en los libros del Antiguo Testamento y que obliga a poner a nuestros hagigrafos abiertamente por encima de los antiguos escritores profanos [].

Captulo II

El Gnesis.

El libro de las promesas

Bibliografa

Gnesis

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I. Introduccin

1. Los ttulos del libro

En la Biblia hebrea, el primer libro toma el nombre de Berest (en el principio), por la palabra con la que comienza; la Biblia griega lo denomina Gevnesi" (Gnesis), por su contenido, ya que describe el origen del mundo, del hombre y del pueblo de Israel. Los ttulos indicados sugieren tambin, de un modo sucinto, la importancia peculiar del primer libro de la Biblia. El Gnesis contiene de hecho una revelacin sobre los temas bsicos, originales, que ataen la existencia de cada persona y su realidad como criatura, iluminndolos a la luz de la actuacin trascendente y providente de Dios. De esto procede la indeclinable actualidad que posee el libro del Gnesis.

2. Estructura

Se han propuesto varias hiptesis sobre la estructura del Gnesis. En cada una de ellas encontramos elementos que han llevado a establecer nuevas subdivisiones. Detenindonos en las grandes secciones, las principales propuestas planteadas han sido las siguientes.

Tal vez la ms tradicional distingue en el Gnesis dos grandes partes: la historia primitiva (1-11), y la historia patriarcal (12-50). La primera, comprende el origen del universo (1,1-2,4a), la creacin del hombre y de la mujer, su elevacin al orden sobrenatural y su cada (2,4b-3,24), la historia de Can y Abel (c. 4), la de Set y de su descendencia (c. 5), el gran acontecimiento del diluvio (6-9), la tabla de las naciones (c. 10), el relato de la torre de Babel (11,1-19) y la genealoga de Sem, antepasado de Abraham (11,10-32). La historia patriarcal se divide a su vez en tres grandes ciclos, constituidos alrededor de los personajes centrales: Abraham (12,1-25,18), Isaac y Jacob (25,19-37,1), y los hijos de Jacob (37,2-50,26).

Una variante del esquema precedente establece en el libro del Gnesis dos partes principales, antes y despus del diluvio (1,1-9,19; 9,20-50,26), en funcin de la frmula despus del diluvio del Gn 10,1 (cf. 11,10). Los captulos 9,20-11,26 (bendicin de Sem, torre de Babel, tabla de los pueblos, genealoga de Sem), serviran para destacar la figura de Sem y preparar la historia de Abraham.

Muchos autores piensan, no obstante, que la estructura del libro del Gnesis hay que establecerla en funcin del trmino tledt, que divide el libro en diez secciones. Este trmino, siempre en plural, puede traducirse por generaciones de, con la peculiaridad de poder incluir tambin desarrollos narrativos ms amplios. Aparece usualmente en la frmula elleh tledt (estas son las generaciones). Los diez tledt son los siguientes:

generaciones del cielo y la tierra (2,4a), frmula que se refiere a todo lo formado por la accin creadora de Dios;

generaciones de Adn (5,1), con la historia desde Adn a No, es decir, de los patriarcas anteriores al diluvio;

generaciones de No (6,9), con la historia de No y el relato del diluvio;

generaciones de los hijos de No (10,1), Sem, Cam y Jafet;

generaciones de Sem (11,10), con la genealoga desde Sem a Traj, padre de Abraham;

generaciones de Traj (11,27), en la que ocupa un lugar especial la historia de Abraham;

generaciones de Ismael (25,12), hijo de Abraham y de su esclava Agar;

generaciones de Isaac (25,12), frmula que introduce los hechos de este patriarca y de sus hijos Esa y Jacob;

generaciones de Esa (36,1.9), con la lista de los hijos de Esa;

generaciones de Jacob (37,2), con la historia de Jos y sus hermanos, hijos de Jacob.

En el esquema se advierte que las secciones separadas por el trmino tledt son de amplitud muy diferentes. Las ms amplias se refieren al diluvio, la descendencia de Traj-Abraham y la de Jacob y sus hijos. Hay ocasiones en que los tledt introducen una genealoga en sentido estricto; otras veces incluyen un relato, siempre del personaje mencionado en la frmula (2,4; 6,9; 11,27; 25,19; 37,2). En el caso de Gn 2,4a, la frmula se puede entender tanto como conclusin del relato anterior o, por analoga con las dems frmulas, como una introduccin a lo que sigue; por tanto, como historia del origen del cielo y de la tierra con referencia al primer relato de la creacin o como historia de lo que ha sido generado en el cielo y en la tierra, es decir, el mundo descrito en Gn 2,4-25. Despus de la primera mencin (2,4a), la frmula aparece otras cuatro veces en la historia de los orgenes para subrayar los personajes centrales de este perodo: Adn (primer padre), No (padre de la generacin que nace despus del diluvio), los hijos de No (a travs de los cuales se puebla la tierra), y Sem (que es el origen de los pueblos semitas y de la familia de Abraham). Las otras cinco veces en que aparece la frmula sirve para destacar los momentos cruciales de la historia de los patriarcas. El diluvio y la historia de Jacob se encuentran respectivamente en el centro de cada uno de los dos grupos de cinco.

Conviene advertir que el gnero literario de los tledt est dirigido a comunicar un mensaje peculiar. La frmula elleh tledt (considerada de origen sacerdotal) subraya, en efecto, la progresiva eleccin divina orientada a la realizacin del proyecto de salvacin. Ella establece gradualmente una lnea de continuidad, que tiene como finalidad la transmisin de las promesas divinas. De este modo, los acontecimientos narrados adquieren, gracias a la estructura fundada sobre los diez tledt, una fuerte unidad teolgica, entrelazada con la secuencia cronolgica, que muestra con precisin el horizonte en que Dios ha querido manifestar su designio de misericordia. Despus de Adn, Set y su descendencia tienen la primaca, quedando apartada la de Can. A travs de la lnea de Set se llega a No, y despus a Sem, favorecido con una especial bendicin divina. Desde Sem se llega a Traj y sus hijos, entre quienes se encuentra Abraham. La eleccin recae posteriormente en Isaac y Jacob.

Desde otra perspectiva, la estructura que marcan los tledt expresa, de una parte, la eleccin de Israel como pueblo y su puesto en el universo de las naciones, de otra, que el desarrollo de la estirpe humana se realiza bajo la providencia de un mismo Dios, que ha creado el universo y al hombre, y que ha elegido a Israel entre las naciones. El plan divino de salvacin avanza, a pesar de la oposicin humana por la que sobrevienen grandes males como el diluvio y la torre de Babel.

3. Documentos y arqueologa

Los partidarios de la hiptesis documentaria clsica distribuyen todo el material del Gnesis segn las tres fuentes J, E, P, separando un bloque de textos de proveniencia desconocida (entre los cuales, Gn 14). En la opinin ms generalizada, la fuente P, interesada por los datos cronolgicos y las genealogas, es la que da al conjunto del libro del Gnesis su estructura orgnica. En la historia de los orgenes, J y P tendran una presencia paritaria, como dos tradiciones que se entrelazan de un modo casi regular: a J le corresponderan esencialmente las secciones narrativas; a P, las genealgicas y algunas percopes del relato del diluvio (por ejemplo 5,1-28.30-32; 6,9-22; 9,1-17; 19,1-7; 11,10-27.31-32) adems de Gn 1,1-2,4a. Algo anlogo sucede en la historia patriarcal con J y E, mientras que P, aparte de los captulos 17 y 23, solo aparece en aadidos o retoques, aunque algunos de una cierta amplitud (por ejemplo 25,7-20; 28,1-9; 46,6-27, considerados en su conjunto). La fuente P, todava, sera la que proporcionara a todo el Gnesis una estructura orgnica, de la que es posible deducir la intencin y la visin teolgica del ltimo redactor.

Desde el punto de vista de la arqueologa podemos sealar que, aunque no se han encontrado referencias arqueolgicas precisas de la poca patriarcal, nuestro conocimiento del Antiguo Oriente es hoy da mucho ms amplio y detallado que en el pasado, gracias especialmente a los hallazgos realizados en Mesopotamia y Egipto. Particular inters alcanz el descubrimiento de la ciudad de Nuzi, localidad hurrita al noroeste del Tigris del segundo milenio a.C., descubierta en las excavaciones realizadas entre 1925 y 1931. En dicha localidad se encontraron unas 4.000 tablillas de arcilla, algunas del archivo real y otras de archivos privados, con una amplia documentacin referente a la organizacin social, administrativa y jurdica. Los testimonios existentes han iluminado en muchos aspectos el perodo patriarcal.

Por lo que se refiere a la historia primitiva (Gn 1-11), los descubrimientos arqueolgico se han mostrado de gran utilidad para la contextualizacin cultural y religiosa de los relatos bblicos, a pesar de las grandes diferencias existentes en lo que se refiere al mensaje religioso, en particular, sobre la doctrina monotesta, la providencia divina, la creacin del mundo y del hombre, la bondad del universo creado y otras verdades fundamentales profesadas por el pueblo de Israel. Los textos de mayor inters por su relacin con la Biblia provienen de la literatura mesopotmica, tanto sumeria como acadia, y ocasionalmente bilinge. Entre los ms conocidos se encuentran el poema babilnico Enuma Elish sobre la creacin, el mito mesopotmico de Atrahasis sobre la creacin del hombre y el gran cataclismo del diluvio universal, y el Gilgamesh, sobre los mismos temas. La narracin de la torre de Babel tambin encuentra eco en los descubrimientos de la cultura babilnica. Los textos egipcios muestran mayores diferencias con el relato bblico, pero los paralelismos literarios poseen un gran inters. Existe adems un amplio material de diversa proveniencia, como la literatura descubierta en Ugarit, con elementos tiles para el estudio del Gn 1-11, aunque la cosmogona y la teogona que supone, tiene caractersticas muy peculiares.

Reflexiones pedaggicas

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(Las respuestas debern enviarse, al finalizar el curso a [email protected] . Quien quisiera obtener el certificado deber comprometerse a responder PERSONALMENTE las reflexiones pedaggicas;

no deber enviar el trabajo hecho por otro).

Entrega 4

1. En qu puntos, los estudiosos, parecen coincidir?

2. En qu consiste la NARRATOLOGA?

3. Transcribe el principio propuesto por Len XIII.

4. A qu se debe la importancia del Gnesis?

BTOB 37. Los estudiosos hablan en este sentido de una ley de la conservacin de la literatura antigua, es decir, no se elimina nada que haya ocupado un puesto relevante en la tradicin de la comunidad. Junto a esta ley se mencionan otras tres leyes: la ley de la antigedad o precedencia, por la que un texto es tanto ms normativo cuanto ms antiguo; la ley de la continuidad y la actualidad, cuyo significado es que los textos se conservan en funcin de su actualizacin en las nuevas circunstancias de la comunidad; y la ley de la economa, existente en las culturas antiguas carentes de posibilidades de escritura: se escribe solo cuando es necesario (cf. J.L. Ska, Introduzione alla lettura del Pentateuco, 145-185).

Para un visin de conjunto de la problemtica reciente, ver J.L. Ska, Introduzione alla lettura del Pentateuco, 165-181. La conclusin del autor es que la redaccin de P ha tenido una relativa independencia, en el sentido de que conoca las antiguas tradiciones y supona que el lector tambin las conoca. Sobre esas tradiciones, corrigindolas y reinterpretndolas, el redactor habra elaborado un documento nuevo, con una teologa propia, aunque siempre relacionado con las antiguas tradiciones.

Podemos recordar que M. Noth, en su clsica historia de las tradiciones del Pentateuco, berlieferungsgeschichte des Pentateuch (Stuttgart 1948), quiso resolver el problema de las afinidades entre J y E planteando la hiptesis de la existencia de un documento o fuente comn, donde habran confluido las diferentes tradiciones antiguas y de la que dependera J y E. Noth design esta documento Grundlage (modelo base). Su existencia resulta sin embargo muy problemtica.

Sobre los nuevos mtodos y enfoques del texto bblico, ver el documento de la Pontificia Comisin Bblica, La interpretacin de la Biblia en la Iglesia. Un comentario de gran inters es la obra de G. Ghiberti-F. Mosetto (eds.), Pontificia Commissione Biblica. Linterpretazione della Bibbia nella Chiesa, Leumann (TO) 1988. Por lo que se refiere a su aplicacin al Pentateuco cf. C. Houtman, Der Pentateuch. Die Geschichte seiner Erforschung neben einer Auswertung, Kampen (CBET 9) 1994, 249-278.

Cf. A. Pitta, Nuovi metodi di analisi letteraria, en G. GhibertiF. Mosetto (eds.), Pontificia Commissione Biblica. Linterpretazione della Bibbia nella Chiesa, 145-161.

Cf. F. Mosetto, Approcci basati sulla tradizione, en G. GhibertiF. Mosetto (eds.), Pontificia Commissione Biblica. Linterpretazione della Bibbia nella Chiesa, 162-173.

Sobre las figuras retricas en el Antiguo Testamento, cf. L. Alonso Schkel, Manuale di poesia ebraica, Brescia 1989.

Para el Pentateuco, cf. J.L. Ska, Le passage de la mer. tude de la construction du style et de la symbolique dEx 14,1-31, Roma 1986.

Sobre el uso del anlisis semitico en exgesis, cf. D. Patte, What is Structural Exegesis? Philadelphia-London 1976; L. Panier, Lecture smiotique et projet thologique. Incidences et interrogations, RSR 78 (1990) 199-220; J.-N. Aletti, Exgse biblique et smiotique. Quels enjeux? RSR 80 (1992) 9-28.

Sobre este debate, ver J.C. De Moor (ed.) Synchronic or Diachronic? A debate on Meted in Old Testament Exegesis (OTS 34), Leiden-Berlin-Kln 1995.

J.L. Ska, Introduzione alla lettura del Pentateuco, 185.

La Pontificia Comisin Bblica dej de ser un rgano magisterial despus de la reorganizacin de dicho ente por Pablo VI el ao 1971 (cf. EB 722-739). Entonces pas a depender de la Congregacin para la doctrina de la Fe como rgano consultivo.

EB 577-581.

EB 1276

La metfora es de A. Bonora, Pentateuco, NDTB 1479-1480.

Lo mismo que un cuerpo vivo, el Pentateuco respir el aire de diversas pocas, asimil el alimento de perodos y experiencias diversas de la historia de Israel. En otras palabras, sufri continuas relecturas, remodelaciones y transformaciones (A. Bonora, Pentateuco, NDTB 1480).

Enc. Providentissimus Deus: EB 121.

Enc. Spiritus Paraclitus: EB 457.

Enc. Divino afflante Spiritu: EB 559.

Enc. Humani generis: EB 618.

La exgesis patrstica ha relacionado la expresin En el principio de Gn 1,1 con la de Jn 1,1: En el principio era el Verbo, entendiendo que el comienzo del dilogo entre Dios y la entera creacin se ha realizado de un modo definitivo con la Encarnacin del Verbo, con la que comienza la nueva creacin (cf. san Agustn, De catechizandis rudibus 3,5). San Pablo expresa esta idea afirmando que, por medio de Cristo, en quien reside toda la Plenitud de la Divinidad corporalmente (Col 2,9), fueron creadas todas las cosas, en los cielos y en la tierra, [], todo fue creado por l y para l, l existe con anterioridad a todo, y todo tiene en l su consistencia. l es tambin [] el Principio, el Primognito de entre los muertos, para que sea l el primero en todo (Col 1,16-18).

Siguen esta opinin, entre otros, B.S. Childs, J. Blenkinsopp e R.B. Robinson. La rechaza, por el contrario, R.N. Whybray (cf. J.L. Ska, Introduzione alla lettura del Pentateuco, 31-33). Entre los estudios sobre la frmula tledt, cf. S. Tengstrm, Die Toledotformel und die literarische Struktur der priesterlichen Erweiterungsschicht im Pentateuch, Lund 1982; T.L. Thompson, The Origin Tradition of Ancient Israel, Sheffield 1987, 61-131; M.D. Johnson (SNTSMS 8), The Purpose of the Biblical Genealogies with a Special Reference to the Setting of the Genealogies of Jesus, Cambridge 19882; B. Renaud, Les gnalogies et la structure de lhistoire sacerdotale dans le livre de la Gense, RB 97 (1990) 5-30.

La palabra hebrea ms usual para el concepto de generacin es dr (plural drt). La peculiaridad de tledt es la de incluir conceptualmente un desarrollo narrativo. Por esto, dicho trmino posee normalmente en el hebreo moderno el significado de historia.

La nica otra referencia a tledt se encuentra en Nm 3,1, donde introduce la descendencia sacerdotal de Aarn.

Hoy es ms comn esta segunda opinin, seguida, entre otros, por T. Stordalen, E. Blum, D. Carr, F.M. Cross, J.L. Ska. Cf. la bibliografa citada a favor de esta segunda hiptesis en los artculos de T. Stordalen, Genesis 2,4 - Restudying a locus classicus, ZAW 104 (1992) 163-177, y de D. Carr, Reading the Fractures of Genesis. Historical and Literary Approaches, Louisville (KY) 1996, 74-75.

Un elenco detallado de los textos atribuidos a cada una de las fuentes del Pentateuco se puede encontrar en A.F. Campbell-M.A. OBrien, Sources of the Pentateuch. Texts, Introductions, Annotations, Minneapolis (MN) 1993, 260-263. Conviene observar que muchos textos que Campbell-OBrien atribuyen a una u otra de las fuentes son tema de discusin entre los mismos defensores de la teora documentaria.

Cf. R.J. Tournay, Nouzi, DBS VI 646-674.

Sobre esta literatura, cf. J. Plessis, Babylone et la Bible, DBS I 714-853; G.R. Castellino, Mitologia sumerico-accadica, Torino 1967; Idem, Testi sumerici e accadici, Torino 1977; G. Rinaldi, Le letterature antiche del Vicino Oriente, Firenze 1968; S. Donadoni, Testi religiosi egizi, Torino 1970; M.L. von Franz, I miti della creazione, Milano 1989; ATCT 225-301; ANET 3-11; 37-142.

La expresin enuma elish corresponde a las primeras palabras de una epopeya cosmolgica babilnica escrita para justificar la supremaca del dios Marduk sobre los dems dioses del panten babilnico. Significan: Cuando en lo alto [no se nombraba el cielo]. Este extenso poema sobre el origen de las cosas, que probablemente recibi su forma definitiva bajo la primera dinasta babilnica (hacia el 1100 a.C.), se encontr escrito en siete tablillas de 125-160 versos cada una (cf. ATCT 243-246; ANET 61-72). El poema se recitaba durante la fiesta del Ao Nuevo en honor de Marduk.

El relato quiere responder a las preguntas sobre el porqu y el cmo la humanidad apareci en la tierra, por qu sufri algunos castigos, entre los que se encuentra el diluvio, y cmo logr salvarse. La redaccin, en acadio, ha llegado hasta nosotros a travs de antiguos manuscritos, uno de los cuales, el mejor conservado, contiene 1245 lneas repartidas en tres tablillas y se remonta al rey de Babilonia Ammisaduqa (1646-1626 a.C.). Sobre el texto, cf. ATCT 237-243; ANET 104-106; 512-513; W.G. Lambert-A.R. Millard, Atrahasis. The Babylonian Story of the Flood, Oxford 1969.

Gilgamesh es el nombre de un hroe de la mitologa babilnica que habra reinado en tiempos antiqusimos, durante 126 aos, sobre la ciudad de Uruk en Babilonia meridional. La epopeya que canta las aventuras de este hroe, de unos 200 versos, es la ms notable llegada hasta nosotros. Se conoce una versin sumeria y dos acadias. El tema general versa sobre la vana aspiracin de los hombres a la inmortalidad. En algunos captulos se menciona el diluvio (cf. ATCT 305-392; ANET 72-99; 503-504; N.K. Sandars [ed.], Lepopea di Gilgamesh, Milano 19862).

Cf. ATCT 292-301; ANET 129-142.

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Pentateuco

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