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Traducción de la crítica en SÜDKURIER WEHR al concierto de la CAMERATA ARAGÓN en WEHR.
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Crítica SÜDKURIER WEHR. 16:04. Jürgen Scharf.
Traducción: Carlos Estopiñán.
Reverencia ante Anne-Sophie Mutter: como no podía ser de otra
manera, los estudiantes de música de Zaragoza hicieron una visita a la
escultura “Viola” situada delante del Storchenhus. No es de extrañar que
se sorprendieran al saber que la mundialmente famosa violinista nació
en Wehr.
Seguro que a ella le habría encantado asistir también al concierto ofrecido
por la orquesta de cámara “Camerata Aragón”, ya que de todos es sabido
que Mutter apoya el talento de los jóvenes músicos de cuerda.
La orquesta de este conservatorio superior español interpretó dos
conciertos, uno en Wehr y otro en la Musikhochschule de Friburgo, la cual
mantiene excelentes relaciones con el departamento de cultura de Wehr
desde hace 20 años. Esta carta blanca fue un auténtico as, ya que esta
joven orquesta puso el listón interpretativo muy alto. Los músicos, con
indumentaria ligera y mediterránea a pesar del tiempo lluvioso de Abril en
Alemania, trajeron en su equipaje un programa con mucho colorido
nacional – folklore noruego, húngaro, griego y argentino- en su viaje
musical.
Se comenzó con las Cinco danzas griegas del injustamente poco conocido
compositor Nikos Skalkottas, alumno de Schönberg, y terminó con el
Divertimento escrito por Béla Bartók por encargo de Paul Sacher, quien lo
estrenó mundialmente en Basilea en 1940 con su orquesta de cámara.
Entre ambos sonó la Suite en estilo antiguo “Aus Holbergs Zeit”, de Edvard
Grieg, la cual siempre resulta una exquisitez muy apreciada y querida por
el público. Todo ello puso de manifiesto un muy destacado nivel de la
cuerda. Siempre existe el riesgo de que la Suite Holberg suene un tanto
apacible y sentimental; esto no fue el caso de esta orquesta de cuerdas
con su implicación y su amplia paleta dinámica. Los españoles
contrapusieron al atractivo externo de Grieg y a sus movimientos de Suite
antigua un carácter asombrosamente fresco así como un riguroso arte de
caracterización. Gracias a que nunca cayeron en los tópicos folcloristas, no
sonó la música de Grieg ni trasnochada ni anticuada cual peluca antigua,
sino que tuvo en todo momento un pulso muy vivo.
Este gesto interpretativo tan enérgico hay que agradecérselo al director
de la Camerata Aragón, el argentino Rolando Prusak, quien también actuó
como concertino. Un violinista sensible con una precisa afinación. En el
Divertimento de Bartók, tan rico en acontecimientos, se eleva su solo de
violín como un lamento sobre el sotto voce de las cuerdas en la
melancólica Cantilena -una de las más bellas músicas nocturnas de Bartók-
para después atacar el brillante movimiento final con determinación de
danza rítmica.
Simplemente maravilloso el modo en que esta orquesta de estudiantes
trabajó diferencialmente los matices de color, sonoros y dinámicos, así
como colmó su interpretación con transparencia estructural. El aforo
asistente estuvo en todo momento fascinado por el perfecto sonido de las
cuerdas. Como propinas siguió un auténtico y arrebatador Tango de
Piazzolla, y como remate una todavía más frenética danza griega de
Skalkottas.