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Los niveles de la realidad en Ruinas Circulares Proceso de la creación de un hombre. Diana Laura Reynaga Fuentes 5° L.H 28-8-2015

Temporalidad y Los Niveles de La Realidad en Ruinas Circulares de Jorge Luis Borges

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Ensayo sobre el cuento Ruinas Circulares de Jorge Luis Borges.

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28-8-2015

I

La literatura es un universo escrito, no sólo uno, si no miles de ellos. Por tanto, cuando se

habla de las posibilidades dentro de la obra, nos damos cuenta de que son infinitas. Al hacer

referencia a una obra de arte literaria al azar, siempre terminamos hablando de la

temporalidad dentro del relato, el contexto histórico y sobre todo de la estilística del autor,

pues de este modo es más factible evaluar la calidad de la obra. El lector se encuentra en

una constante relación con los factores mencionados anteriormente y muchos más para

poder llegar a una concretización de la obra y de esta manera comprehenderla.

Uno de los caracteres de la obra literaria reside en el carácter dialógico que crea con el

lector, por consiguiente en toda narración u obra ficcional se crea casi automáticamente un

pacto ficcional entre el autor y el lector, en el que el lector está consciente de que el texto

que tiene en las manos es una mentira y están dispuestos a seguir leyendo al aceptar la

posibilidad de un mundo diverso, un mundo representando la realidad del mundo.

En este ensayo me daré a la tarea, de dilucidar los niveles de realidad y encontrar la

correspondencia de estos con la creación de un nuevo ser en el cuento Ruinas Circulares de

Jorge Luis Borges, basándome en el texto Los Niveles de la Realidad de Italo Calvin.

Acorde al texto revisado, partiré de una frase como hace Calvino para agilizar los niveles

en las Ruinas Circulares.

Es importante que se retome la idea principal del cuento analizado. Ruinas circulares es un

cuento donde nos encontramos con un hombre que tiene como objetivo “soñar un hombre”,

el lograr este objetivo le lleva un poco de tiempo, sin embargo, el objetivo se cumple bajo

varios inconvenientes que encuentra tanto en su realidad como en los periodos de tiempo en

los que está dormido y soñando sobre la creación de un hombre.

II

Yo escribo que Borges cuenta que un hombre quiere soñar a un hombre

Si tomamos en cuenta el proceso de creación del cuento analizado, el primer nivel de

realidad que encontramos es la del autor que la escribe (el yo empírico, que es el que

materializa los caracteres en el papel) y el personaje mítico que es “el hombre que sueña”,

que tiene un objetivo. La focalización del personaje principal (El hombre que sueña) nos

introduce a la selva como un primer espacio de “mundo real” su realidad, en la que se

encuentra con un templo circular que va a convertir en un espacio fundamental dentro del

proceso de creación del hombre que se quiere soñar “Quería soñar un hombre: quería

soñarlo con integridad minuciosa, e imponerlo a la realidad” (pg. 62) “Buscaba un alma que

mereciera participar en el universo” (pg. 63)

Yo escribo que Borges cuenta

En la narración hay dos planos temporales y espaciales esenciales: la realidad y el sueño.

Que hacen que la narración sea lineal, porque los periodos de sueño del protagonista son

parte de la realidad del protagonista, pero una vez inmerso en el sueño, se crea una realidad

espacial, mental, que es el segundo o tercer nivel de realidad.

Según Italo Calvino, para acercarnos a identificar los niveles de la realidad, es más fácil

suponer que el texto que tenemos frente a nosotros es narrado en primera persona por el

protagonista. Propone que la esencia del problema va direccionado hacia que “Las capas

sucesivas de subjetividad y de ficción que podemos distinguir bajo el nombre del autor, los

diferentes yo que componen el yo de quien escribe.” Y que “la condición preliminar de

cualquier obra literaria es la siguiente: la persona que escribe debe inventar a ese primer

personaje que es el autor de la obra” (pg. 346).

Borges cuenta que un hombre

Aplicando esto al texto, la narración no es en primera persona, el narrador del cuento es

omnisciente, por lo que el primer nivel de realidad es el yo empírico (escritor) y a este nivel

se empalma un segundo nivel, en el cual el protagonista se mueve en su plano de realidad,

dicho plano se encuentra en una de las capas de subjetividad que surgen a partir de la

narración que efectúa el autor, en este caso, ha elegido tener un panorama más amplio

donde se observa a dos personajes que se desarrollan en diferentes planos de realidad, pero

la existencia del protagonista depende de la existencia del otro.

Después surge el tercer nivel de realidad, que corresponde al protagonista “el hombre que

sueña” cuando se dispone a dormir para soñar al hombre. En donde dentro de esta realidad

mental, el “hombre que sueña” se sueña a él mismo interactuando con el “hombre soñado”

que evidentemente solo existe dentro de ese plano de realidad.

Dado que el autor de una obra literaria busca imitar y recrear la realidad que conoce, regida

por reglas e imposiciones sociales, se podría decir que la humanidad está previamente

programada, de este modo, sucede con el hombre que sueña, es inconsciente de que él

mismo es el producto de otro individuo que sueña.

Según Italo Calvino, el autor pone en juego al escribir la proyección de sí mismo, puede ser

una proyección verdadera o la proyección de un yo ficticio, de modo que al escribir, se crea

una proyección de un producto de la mente del escritor, visto desde esta perspectiva, Ruinas

circulares es un claro ejemplo de la creación literaria y de la proyección del

desdoblamiento de las capas de yo dispuestas por el autor. Ya que hay varias facetas del yo,

dentro de una narración, está claro que dichas variaciones vienen de la necesidad de la obra

para satisfacer la cultura colectiva y la representación de la realidad. Esto se muestra en

cierta parte del relato: “Temió que su hijo meditara en ese privilegio anormal y descubriera

de algún modo su condición de mero simulacro. No ser un hombre, ser la proyección del

sueño de otro hombre” (pg. 68).

El proceso de creación del “hombre soñado” por el “hombre que sueña” es arduo, lo que

hace que se compare con el proceso de creación de una obra literaria. Donde el hombre que

sueña es el escritor y el hombre soñado es la obra literaria; se conjuntan aspectos de la

personalidad del «hombre ideal» y aspectos que recrean la realidad que se conoce. De este

modo, el hombre soñado (obra literaria) es el producto del hombre que sueña (escritor), en

la narración se hace referencia a esto de una manera particular, aludiendo al hombre que

sueña como un padre y un Dios: “Ahora estaré con mi hijo” […] “El hijo que he

engendrado me espera y no existirá si no voy” (pg. 67)

III

Borges deja ver en su cuento el proceso de la creación. "Este proceso mágico había agotado

el espacio entero de su alma; si alguien le hubiera preguntado su propio nombre o cualquier

rasgo de su vida anterior, no habría acertado a responder" (pg. 62). Se comprueba la

condición de la capacidad de creación de los demás individuos en este fragmento del

cuento. «Noche tras noche lo soñaba dormido» pg. 65. Esto da pie a que si soñaba a su

creación dormido, cabía la posibilidad de que el mismo aun siendo un ser inexistente

pudiera soñar, y por consiguiente crear. Lo que nos lleva a un ciclo sin fin, de la creación.

Por otro lado, el papel de los personajes dentro de la obra tiene una función específica. El

protagonista, da pie o abre la perspectiva de la narración y por lo tanto el primer nivel de

realidad. Sin embargo, no es necesario que un personaje protagonista tenga una sobrecarga

de interioridad, la función del personaje puede compararse con la de un operador, “Si su

función está bien definida, puede limitarse a ser un nombre, un perfil, un jeroglífico, un

signo” (Calvino: 1985, 349).

En Ruinas circulares, la proyección del sueño del protagonista (el hombre soñado), no tiene

un nombre, pero existe dentro de la mente del otro, de manera que una vez que éste hombre

está listo para nacer, su creador decide que lo llevará a otro de los templos para que esta

proyección no tuviera consciencia de que era nada menos que un fantasma, una proyección.

Como mencioné anteriormente si la función de un personaje está bien definida, basta para

dar pie ya sea a una realidad distinta o ser el determinante para llegar a una concretización

del lector, para llenar los espacios vacíos y que el lector cree una correspondencia con la

secuencia de la narración.

Encuentro que en la narración, se plantea una situación de creación del hombre cual sucede

de manera parecida en el catolicismo. Por tanto, Borges crea un personaje con la capacidad

de creación comparándola con la historia bíblica, cuando el primer hombre es creado del

barro. En la escritura de Borges se observan temas recurrentes como lo son el sueño, la

otredad, el universo como libro de Dios, lo ficticio y lo real. En este cuento, se encuentran

todos estos elementos en pequeñas parte de la narración; sobre todo la cuestión del universo

como libro de Dios, el sueño y el desdoblamiento del yo.

El “hombre soñado” es evidentemente una proyección de la esencia del “hombre que

sueña”, porque en un fragmento del texto menciona: “Una tarde (ahora también las tardes

eran tributarias del sueño, ahora no velaba sino un par de horas en el amanecer) licenció

para siempre el vasto colegio ilusorio y se quedó con un solo alumno. Era un muchacho

taciturno, cetrino, díscolo a veces, de rasgos afilados que repetían los de su soñador”

(pg. 64). Aquí creo que la al decir “de rasgos afilados a los de su soñador” da un atisbo de

que este “hombre soñado” es además de una proyección de su mente, puede ser él mismo,

soñando una mejor versión de él.

A partir de este cuento, concluyo con que existe una infinidad de posibilidades dentro del

universo de la palabra escrita, de encontrar cada una de las partes constitutivas de la

construcción de lo que se narra para concretar los niveles de realidad en conjunto con la

temporalidad manejada dentro de la creación de dichos niveles, que son creados tanto por el

escritor como por los personajes. El cuento remite a la creación del hombre, de un

individuo ideal, se puede inferir que Borges hace alusión a la creación literaria y el proceso

que requiere.

Además de esto, el cuento está en constante cambio, parece que la secuencia es lineal por el

tiempo manejado pero el espacio cambia eventualmente, se pasa de un templo a otro,

templos circulares; la circularidad se vincula con lo cíclico, con procesos que se repiten, no

hay un comienzo ni un final como tal, sino que la misma situación eventualmente vuelve a

suceder. Por lo tanto, si el proceso de creación del “hombre soñado” pasa por varios ciclos

y/o procesos y de esta manera, estaría listo para nacer. Como la manipulación de la realidad

se encuentra en manos del universo escrito, en realidad no hay una realidad fija, la realidad

es materia maleable y en una obra literaria no hay una realidad, sino niveles de realidad que

determinan la realidad del texto.

Bibliografía

Calvino, Italo (1995). “Los niveles de la realidad en literatura” en Punto y aparte.

Borges, Jorge Luis (1985). Las ruinas circulares. En Ficciones (pp. 61-69). Barcelona,

España: Planeta-Agostini.