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TESIS DOCTORAL
AO 2015
OTRA HISTORIA DE LA TAUROMAQUIA: TOROS, DERECHO Y SOCIEDAD (1235-1848)
BEATRIZ BADORREY MARTN
DOCTORA EN DERECHO
FACULTAD DE GEOGRAFA E HISTORIA (DEPARTAMENTO DE HISTORIA MODERNA)
DIRECTOR DE LA TESIS: CARLOS MARTNEZ SHAW
2
DEPARTAMENTO DE HISTORIA MODERNA
FACULTAD DE GEOGRAFA E HISTORIA
OTRA HISTORIA DE LA TAUROMAQUIA: TOROS, DERECHO Y SOCIEDAD (1235-1848)
BEATRIZ BADORREY MARTN
DOCTORA EN DERECHO
DIRECTOR DE LA TESIS: CARLOS MARTNEZ SHAW
3
4
NDICE
ABREVIATURAS
INTRODUCCIN
CAPTULO I LAS FIESTAS DE TOROS EN EL DERECHO MEDIEVAL ESPAOL
I. Las fiestas de toros en la Edad Media
I.1. Las fiestas de toros como espectculo caballeresco
I.2. las fiestas de toros como espectculo popular
II. El derecho medieval castellano
II.1. Fueros castellanos
II.1.1. El fuero de Madrid
II.1.2. El fuero de Zamora
II.2. Ordenanzas y acuerdos municipales castellanos
II.2.1. Ordenanzas y acuerdos sobre polica rural y urbana: se
previenen los posibles daos causados por la accin de los toros
II.2.2. Ordenanzas y acuerdos sobre abastos: los carniceros
asumen el abasto de toros para los festejos municipales
II.2.3. Ordenanzas y acuerdos sobre fiestas: las corridas de
toros se convierten en la culminacin festiva
II.2.4. Ordenanzas y acuerdos sobre organizacin y
funcionamiento municipal: el regimiento presencia las fiestas de toros
desde cadalsos
II.2.5. La fiscalidad concejil: las fiestas de toros se financian a
cargo de los propios municipales
III. El derecho medieval aragons
III.1. Fueros aragoneses
5
III.1.1. El fuero de Jaca
III.1.2. La compilacin de Huesca
III.1.3. Los fueros de Sobrarbe
III.1.4. Otros fueros aragoneses
III.2. Ordenanzas y acuerdos municipales aragoneses
III. 2.1. Ordenanzas y acuerdos sobre polica rural y urbana: se
regulan las indemnizaciones por los daos causados por toros
III.2.2. Ordenanzas y acuerdos sobre abastos: el gremio de los
carniceros se obliga a dar bueyes para las fiestas
III.2.3. Ordenanzas y acuerdos sobre fiestas: toro de muerte-
toro de vida
III.2.4. Ordenanzas y acuerdos sobre organizacin y
funcionamiento municipal: los concejos organizan y controlan los
festejos taurinos
III.2.5. La fiscalidad concejil: los concejos sufragan los festejos
taurinos oficiales
IV. El derecho medieval navarro
IV.1. Fueros navarros
IV.1. El fuero de Tudela
IV.2. Ordenanzas y acuerdos municipales navarros
IV.2.1. Ordenanzas y acuerdos sobre polica rural y urbana:
primeras noticias sobre vallados y barreras
IV.2.2. Ordenanzas y acuerdos sobre abastos: el concejo
compra o alquila toros para los festejos locales
IV.2.3. Ordenanzas y acuerdos sobre fiestas: antiguo arraigo de
los toros en Navarra
IV.2.4. Ordenanzas y acuerdos sobre organizacin y
funcionamiento municipal: los concejos gestionan los festejos taurinos
IV.2.5. La fiscalidad concejil: pago a matatoros profesionales
V. Las prohibiciones
V.1. El snodo de Segovia de 1216
V.1.1. Precedente: El Concilio Lateranense IV
6
V.1.2. Las constituciones sinodales de 1216
V.I.3. La constitucin quinta
V.2. Las Siete Partidas
VI. Evolucin del espectculo.
CAPTULO II
LA REGULACIN DE LAS FIESTAS DE TOROS EN EL SIGLO XVI
I. Las corridas de toros en el siglo XVI I.1. Festejos reales
I.2. Festejos populares
II. Regulacin jurdica
II.1. Derecho castellano
II.1. 1. Ordenanzas y acuerdos sobre polica rural y urbana: se
extreman las medidas de seguridad en los campos y en las ciudades
II.1.2. Ordenanzas y acuerdos sobre abastos: se afianza el papel
de los obligados en los festejos taurinos
II.1.3. Ordenanzas y acuerdos sobre fiestas: primeras
reglamentaciones
II.1.4. Ordenanzas y acuerdos sobre organizacin y
funcionamiento municipal: los concejos organizan y asisten a los
festejos taurinos
II.1.5. Fiscalidad concejil: se triplica el precio de los toros
II.2. Derecho indiano
II.2.1. Ordenanzas y acuerdos sobre polica rural y urbana:
cabildo y vecinos participan en el cierre de las plazas y calles
7
II.2.2. Ordenanzas y acuerdos sobre abastos: llegan los
primeros toros bravos a Amrica
II.2.3. Ordenanzas y acuerdos sobre fiestas: las corridas de
toros se extienden por los dos virreinatos
II.2.4. Ordenanzas y acuerdos sobre organizacin y
funcionamiento municipal: el cabildo ocupa un lugar principal en los
festejos taurinos
II.2.5. Fiscalidad concejil: los cabildos financian los festejos
taurinos
II. 3. Derecho aragons
II.3.1. Ordenanzas y acuerdos sobre polica rural y urbana: se
reparan los daos causados por toros y vaquillas
II. 3. 2. Ordenanzas y acuerdos sobre abastos: los arrendadores
de las carniceras obligados a entregar toros para las fiestas
II. 3. 3. Ordenanzas y acuerdos sobre fiestas: se ampla el
calendario festivo
II.3.4. Ordenanzas y acuerdos sobre organizacin y
funcionamiento municipal: las autoridades municipales organizan y
asisten a los festejos taurinos
II.3.5. Fiscalidad concejil: los concejos costean las fiestas de
toros
II.4. Derecho navarro
II.4.1. Ordenanzas y acuerdos sobre polica rural y urbana: se
cierran las plazas pblicas para su uso como coso taurino
II.4.2. Ordenanzas y acuerdos sobre abastos: primeros
ganaderos y ganaderas navarras
II.4.3. Ordenanzas y acuerdos sobre fiestas: los festejos se
concentran en fechas de verano
II.4.4. Ordenanzas y acuerdos sobre organizacin y
funcionamiento municipal: los regidores organizan y presiden las
corridas de toros
8
II.4.5. Fiscalidad concejil: los festejos taurinos se financian con
el presupuesto municipal
III. Las prohibiciones civiles y cannicas de las fiestas de toros
III.1. Las prohibiciones civiles: Peticiones de Cortes
III.2. Las prohibiciones cannicas
III.2.1. El Concilio de Trento.
III.2.2. Concilios espaoles postridentinos.
III.2.3. Concilios americanos postridentinos
III.2.4. Disposiciones pontificias.
III.2.4.1. La bula de Po V
III.2.4.2. Otros documentos pontificios
III.2.5. El debate posterior
IV. Un primer intento de reglamentacin del espectculo
CAPTULO III
LA REGULACIN DE LAS FIESTAS DE TOROS EN EL SIGLO XVII
I. Las fiestas de toros en el siglo XVII
I.1. Festejos reales
I.2. Festejos populares
III. Regulacin jurdica
II.1. Derecho castellano
II.1.1. Ordenanzas y acuerdos sobre polica rural y urbana: se
imponen fianzas para posibles indemnizaciones por daos
II.1.2. Ordenanzas y acuerdos sobre abastos: los
abastecedores de las carniceras afianzan su protagonismo en los
festejos taurinos
9
II. 1. 3. Ordenanzas y acuerdos sobre fiestas: se multiplican
los festejos peridicos y extraordinarios
II.1.4. Ordenanzas y acuerdos sobre organizacin y
funcionamiento municipal: las corridas de toros como imagen del
orden jerrquico e institucional
II.1.5. Fiscalidad concejil: nuevas partidas de gastos
II.2. Derecho indiano
II.2.1. Ordenanzas y acuerdos sobre polica rural y urbana: los
vecinos colaboran en el cierre de calles y plazas
II. 2.2. Ordenanzas y acuerdos sobre abastos: los obligados del
abasto de carne como proveedores de toros para las fiestas
II.2.3. Ordenanzas y acuerdos sobre fiestas: se multiplican los
motivos para organizar fiestas de toros
II.2.4. Ordenanzas y acuerdos sobre organizacin y
funcionamiento municipal: se promueve la organizacin de corridas de
toros con fines polticos
II.2.5. Fiscalidad concejil: se reduce la fastuosidad de los
festejos por el dficit de los cabildos
II.3. Derecho aragons
II.3.1. Ordenanzas y acuerdos sobre polica rural y urbana: se
cierran calles y plazas y se construyen carafales
II.3.2. Ordenanzas y acuerdos sobre abastos: los arrendatarios
del bovalar municipal dan vacas para las fiestas
II.3.3. Ordenanzas y acuerdos sobre fiestas: conviven festejos de
toro de vida y festejos de toro de muerte
II.3.4. Ordenanzas y acuerdos sobre organizacin y
funcionamiento municipal: se regula el protocolo en los festejos
taurinos
II.3.5. La fiscalidad concejil: se limita el gasto en corridas de
toros
II.4. Derecho Navarro
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II.4.1. Ordenanzas y acuerdos sobre polica rural y urbana:
organizadores y vecinos se ocupan del cierre de las plazas
II.4.2. Ordenanzas y acuerdos sobre abastos: primeras
ganaderas de reses bravas
II.4.3. Ordenanzas y acuerdos sobre fiestas: se profesionaliza el
espectculo
II.4.4. Ordenanzas y acuerdos sobre organizacin y
funcionamiento municipal: problemas de protocolo
II.4.5. Fiscalidad concejil: se incrementan las partidas de
gastos
III. Las prohibiciones
III.1. Prohibiciones civiles
III.2. Prohibiciones cannicas
III.2.1. Nuevas intervenciones de la Santa Sede: 1681
IV. Evolucin del espectculo
CAPTULO IV
LA REGULACIN DE LAS FIESTAS DE TOROS EN EL SIGLO XVIII
I. Las fiestas de toros en el siglo XVIII
I.1. Festejos reales
I.2. Festejos populares
II. Regulacin jurdica
II.1. Derecho castellano
II.1.1. Ordenanzas y acuerdos sobre polica rural y urbana:
primeras plazas de toros de obra
II.1.2. Ordenanzas y acuerdos sobre abastos: se mantiene la
vinculacin con los obligados de las carniceras
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II.1.3. Ordenanzas y acuerdos sobre fiestas: se multiplican las
corridas de toros con fines econmicos, benficos o asistenciales
II.1.4. Ordenanzas y acuerdos sobre organizacin y
funcionamiento municipal: conflictos por el reparto de balcones y
por la presidencia de las corridas de toros
II.1.5. Fiscalidad concejil: los festejos taurinos se hacen
rentables
II.2. Derecho indiano
II.2.1. Ordenanzas y acuerdos sobre polica rural y urbana:
primeras plazas circulares permanentes
II.2.2. Ordenanzas y acuerdos sobre abastos: se lidian toros de
ganaderas locales
II.2.3. Ordenanzas y acuerdos sobre fiestas: nuevas suertes e
invenciones
II.2.4. Ordenanzas y acuerdos sobre organizacin y
funcionamiento municipal: se establece el ceremonial de las corridas
de toros
II.2.5. Fiscalidad concejil: hacia el equilibrio de cuentas
II.3. Derecho aragons
II.3.1. Ordenanzas y acuerdos sobre polica rural y urbana: las
providencias de buen gobierno garantizan el orden y la seguridad de
las funciones de toros
II.3.2. Ordenanzas y acuerdos sobre abastos: los arrendadores
de las carniceras donan toros para los festejos locales
II.3.3. Ordenanzas y acuerdos sobre fiestas: el toreo se
profesionaliza
II.3.4. Ordenanzas y acuerdos sobre organizacin y
funcionamiento municipal: el protocolo se adapta a la Nueva Planta
II.3.5. Fiscalidad concejil: se detallan todas las partidas de
gastos generadas por las corridas de toros
II.4. Derecho navarro
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II.4.1. Ordenanzas y acuerdos sobre polica rural y urbana:
bandos y autos establecen nuevas medidas de seguridad
II.4.2. Ordenanzas y acuerdos sobre abastos: nuevos ganaderos
navarros
II.4.3. Ordenanzas y acuerdos sobre fiestas: el espectculo se
profesionaliza
II.4.4. Ordenanzas y acuerdos sobre organizacin y
funcionamiento municipal: problemas de protocolo entre
instituciones
II.4.5. Fiscalidad concejil: nuevas partidas de gastos
III. Las prohibiciones
III.1. La crtica antitauriana
III.1.1. La posicin de los ilustrados
III.1.2. La opinin de los viajeros extranjeros
III.2. Prohibiciones cannicas
III.3. Prohibiciones civiles
III.3. 1. Reinado de Felipe V
III.3.2. Reinado de Fernando VI
III.3.3. Reinado de Carlos III
III.3.3.1 El debate de 1773
III.3.3.2. Real pragmtica de 9 de noviembre de 1785
III.3.3.4. Nuevas disposiciones
III.3.4. Reinado de Carlos IV
III.3.4.1. El debate de 1804
III.3.4.2.Resolucin final: Real Cdula de 10 de febrero
de 1805
CAPTULO V
LA REGULACIN DE LAS FIESTAS DE TOROS EN LA PRIMERA MITAD
DEL SIGLO XIX
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I. Las fiestas de toros en la primera mitad del siglo XIX
I.1. Festejos reales
I.2. Festejos populares
II. Las prohibiciones
II.1. El efecto de la prohibicin de 1805
II.2. El debate sobre la supresin de las corridas de toros en las
Cortes de Cdiz
II.3. Jos Bonaparte restaura las corridas de toros
II.4. Las corridas de toros tras la guerra
II.5. Las Cortes de Navarra anulan la Real Cdula de 10 de febrero
de 1805
II.6. Nuevos intentos de prohibicin
III. Regulacin jurdica
III.1. Derecho castellano
III.1.1. Ordenanzas y acuerdos sobre polica rural y urbana: los
bandos garantizan el buen orden durante los festejos
III.1.2. Ordenanzas y acuerdos sobre abastos: carniceros-
toreros
III.1.3. Ordenanzas y acuerdos sobre fiestas: surgen los
empresarios profesionales
III.1.4. Ordenanzas y acuerdos sobre organizacin y
funcionamiento municipal: alcaldes y corregidores mantienen la
presidencia de los festejos
III.1.5. Fiscalidad concejil: aumenta el gasto de las corridas de
toros
III.2. Derecho indiano
III.2.1. Ordenanzas y acuerdos sobre polica rural y urbana: los
bandos de buen gobierno regulan el orden de las corridas de toros
III.2.2. Ordenanzas y acuerdos sobre abastos: se desarrolla el
proceso de seleccin y cra de ganado bravo
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III.2.3. Ordenanzas y acuerdos sobre fiestas: se incorporan
nuevas suertes e invenciones
III.2.4. Ordenanzas y acuerdos sobre organizacin y
funcionamiento municipal: los cabildos mantienen el control y la
direccin de los festejos taurinos
III.2.5. Fiscalidad concejil: las corridas de toros producen
cuantiosos beneficios
III.3. Derecho aragons
III.3.1. Ordenanzas y acuerdos sobre polica rural y urbana:
primeras plazas fijas
III.3.2. Ordenanzas y acuerdos sobre abastos: se mantiene la
vinculacin toros-carniceras
III.3.3. Ordenanzas y acuerdos sobre fiestas: se estrecha la
relacin toros-beneficencia
III.3.4. Ordenanzas y acuerdos sobre organizacin y
funcionamiento municipal: corregidores y alcaldes mantienen la
presidencia de las corridas de toros
III.3.5. Fiscalidad concejil: los festejos taurinos se hacen
rentables
III.4. Derecho navarro
III.4.1. Ordenanzas y acuerdos sobre polica rural y urbana:
nuevas medidas de seguridad
III.4.2. Ordenanzas y acuerdos sobre abastos: auge de las
ganaderas navarras
III.4.3. Ordenanzas y acuerdos sobre fiestas: el espectculo
llega a su madurez
III.4.4. Ordenanzas y acuerdos sobre organizacin y
funcionamiento municipal: los ayuntamientos mantienen el control
de los festejos taurinos
III.4.5. Fiscalidad concejil: primeros empresarios taurinos
IV. Los reglamentos taurinos
15
IV.1. El precedente: la Tauromaquia de Montes
IV.2. Las Condiciones de Mlaga de 1847
IV.3. El Reglamento de Cdiz de 1848
IV.4. El Reglamento de Madrid de 1852
IV.5. El Reglamento de La Habana de 1854
CONCLUSIONES
FUENTES Y BIBLIOGRAFA
1. Fuentes manuscritas e impresas 1.1. Fuentes de Archivo
1.2. Fuentes impresas
2. Bibliografa
16
ABREVIATURAS
ACA Archivo de la Corona de Aragn
ACD Archivo del Congreso de los Diputados
AGA Archivo General de Navarra
AGI Archivo General de Indias
AGN Archivo General de Navarra
AHN Archivo Histrico Nacional
AHPZ Archivo Histrico Provincial de Zaragoza
AHL Archivo Municipal de Logroo
ARCHV Archivo Real Chancillera de Valladolid
ARCM Archivo Regional de la Comunidad de Madrid
BAE Biblioteca de Autores Espaoles
BC Biblioteca Carriquiri
BN Biblioteca Nacional
coord. coordinador
ed., edit. edicin, editor
fol. folio
LACM Libros de Acuerdos del Concejo Madrileo
leg. Legajo
mrs. maraveds
pg., pgs. pgina, pginas
reg. registro
s.a. sin ao (de edicin)
s.l. sin lugar (de edicin)
vto. vuelto
vid. vdem
17
INTRODUCCIN
En las ltimas dcadas la historiografa ha incorporado nuevos objetos de
anlisis a su campo de investigacin, es decir, con palabras de Emmanuel Le Roy
Ladurie, ha ampliado enormemente el territorio del historiador1. Entre las nuevas
temticas propuestas se hallan las fiestas, hasta ahora desatendidas, pero
imprescindibles para el conocimiento de la sociedad. Y es que no debemos olvidar que
la fiesta, en cualquiera de sus manifestaciones, constituye un observatorio privilegiado
de la realidad social. Pues bien, entre los diferentes modos de expresin festivos, en
nuestro mbito cultural mediterrneo y ms concretamente en la Pennsula, hay uno que
est singularmente presente desde la Edad Media hasta nuestros das: las fiestas de
toros. Como apunta Mara Jess Izquierdo Garca: La aficin del pueblo espaol a los
toros, la gran popularidad y arraigo que han tenido siempre los juegos con astados en
sus diversas modalidades, en cualquier fiesta de nuestro pas, es algo indiscutible
sancionado con el calificativo de fiesta nacional que se otorg a estos juegos despus de
la institucionalizacin de las corridas de toros2.
Como hecho histrico-social, la fiesta de los toros ha sido estudiada por
filsofos3, socilogos4, antroplogos5 e historiadores6. Y dado que las celebraciones con
1 E. LE ROY LADURIE, Le territoire de lhistorien, 2 Vols., Pars, 1978. 2 M. J. IZQUIERDO GARCA, El pueblo y la elite ante la fiesta de los toros, en Vida cotidiana en la Espaa Medieval. Actas del VI Curso de Cultura Medieval celebrado en Aguilar de Campoo (Palencia) del 26 al 30 de septiembre de 1994, Madrid, 2004, pgs. 305-327; la ref. en pg. 308. 3 En los ltimos aos ha publicado dos interesantsimos estudios el filsofo francs Francis WOLFF titulados Filosofa de las corridas de toros (Barcelona, 2008) y 50 razones para defender las corridas de toros (Madrid, 2010). 4 Vid. E. GIL CALVO, Estado de fiesta, Madrid, 1991 y A. SHUBERT, A las cinco de la tarde. Una historia social del toreo, Madrid, 2002. 5 Entre otros libros, podemos destacar: H. VELASCO, Tiempo de fiesta, Madrid, 1982; M. DELGADO RUIZ, De la muerte de un dios. La fiesta de los toros en el universo simblico de la cultura popular, Barcelona, 1986; J. F. FLORES ARROYUELO Correr los toros en Espaa. Del monte a la plaza, Madrid, 1999 y Las fiestas de Las Mondas y de los Toros en Talavera de la Reina, Murcia, 2001. As como la obra de conjunto Ritos y smbolos en la tauromaquia: en torno a la antropologa de Julin Pitt-Rivers (Barcelona, 2012). 6 Los interesantes trabajos de Antonio GARCA-BAQUERO han sido publicados completamente en Razn de Tauromaquia: obra taurina completa (Sevilla, 2008). Tambin debemos destacar la obra de conjunto A. GARCA-BAQUERO GONZLEZ, P. ROMERO DE SOLS e I. VZQUEZ PARLAD, Sevilla y la fiesta de toros, Sevilla, 1980. (Sevilla, 1980). Y entre los trabajos monogrficos publicados en los ltimos aos, referidos al Antiguo Rgimen, debemos mencionar al menos los de M. I. VIFORCOS MARINAS, El Len barroco: los regocijos taurinos, Len, 1992; J. CAMPOS CAIZARES, El toreo caballeresco en la poca de Felipe IV: Tcnicas y significado socio-cultural, Sevilla, 2007; J. M. GARCA AOVEROS, El hechizo de los espaoles. La lidia de los toros en los siglos XVI y XVII en
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toros se han ido desarrollando dentro de un marco jurdico, tambin algunos juristas se
han ocupado del estudio de la normativa taurina7.
En esta lnea se enmarca el presente trabajo que tuvo su origen en tres
conferencias ledas en la Real Academia de Jurisprudencia y Legislacin: Las fiestas
de toros en el Derecho medieval espaol (1 de marzo de 2001); Las fiestas de toros y
el Derecho cannico: siglos XIII-XVI (4 de abril de 2002); Las fiestas de toros en el
siglo XVI: aspectos jurdicos (4 de abril de 2003).
A partir de ellas decidimos ampliar el marco cronolgico y estudiar la historia
del derecho taurino desde las primeras manifestaciones jurdicas conservadas, que se
encuentran en algunos fueros municipales del siglo XIII, hasta la aparicin de los
primeros reglamentos de plaza a mediados del siglo XIX, cuya promulgacin supuso la
intervencin de los poderes pblicos en la legislacin las fiestas de toros, dando paso as
a una nueva etapa del derecho taurino.
Una vez perfilado el tema, era preciso sistematizar el trabajo. Ello exigi una
triple delimitacin: cronolgica, territorial y material. En primer lugar, puesto que el
trabajo se extenda en un amplio marco histrico (1235-1848), haba que sealar un
corte cronolgico, que nos llev a establecer los siguientes captulos: Edad Media, siglo
XVI, siglo XVII, siglo XVIII y primera mitad del siglo XIX. En cuanto a la
delimitacin territorial, puesto que las primeras manifestaciones jurdicas aparecen en
los fueros municipales medievales de los distintos reinos peninsulares, entendimos que
haba que estudiar el derecho elaborado en cada uno de ellos: Castilla, Aragn y
Navarra, dejando al margen Portugal, que sigui una trayectoria poltica ajena a lo que
posteriormente fue la Monarqua espaola. Y, a partir del siglo XVI, tras la
incorporacin de los territorios americanos a la Corona, debido al rpido arraigo de las
fiestas de toros en el Nuevo Mundo y a la consiguiente regulacin de las mismas por las
Espaa e Hispanoamrica. Historia, sociedad, cultura, religin, derecho, tica, Madrid, 2007; L. AMIGO VZQUEZ, A la plaza! Regocijos taurinos en el Valladolid de los siglos XVII y XVIII, Sevilla, 2010; G. SANTONJA GMEZ-AGERO, G., Luces sobre una poca oscura (El toreo a pie del siglo XVII), Len, 2010, y La justicia del rey. Felipe II y el Consejo Real a favor de los toros. (El Burgo de Osma, 1584-1594), Madrid, 2013. 7 A la obra de T. R. FERNNDEZ, Reglamentacin de las corridas de toros (Madrid, 1987), le han seguido otras como el libro de P. PLASENCIA, Las fiestas de los toros. Historia, rgimen jurdico y textos legales (Madrid, 2000), o el ms reciente de D. FERNNDEZ DE GATTA SNCHEZ, Derecho y tauromaquia. Desde las prohibiciones histricas a su declaracin como Patrimonio Cultural (Salamanca, 2015).
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autoridades ultramarinas, incluimos un apartado dedicado al derecho indiano. En cuanto
a la acotacin material, la propia documentacin recopilada fundamentalmente
ordenanzas y acuerdos municipales- nos marc las claves de sistematizacin. En este
sentido, las fiestas de toros aparecen vinculadas a los siguientes aspectos de la vida
local: polica rural y urbana, abastos, fiestas, organizacin y funcionamiento municipal
y fiscalidad.
Junto a la regulacin jurdica, cada captulo va acompaado de un estudio sobre
la relevancia social de las fiestas de toros, tanto de los festejos regios como de los
populares; as como sobre la evolucin tcnica del espectculo. No debemos olvidar que
los festejos taurinos aparecen imbricados dentro de la sociedad, desde la Edad Media
hasta nuestros das, constituyendo una de las principales manifestaciones festivas del
pueblo espaol. Y como tales manifestaciones siempre han tenido un componente
polmico, en cada captulo se incluye un apartado sobre prohibiciones: civiles y
eclesisticas que, nos guste o no, han formado parte de la historia del nuestra
tauromaquia.
Entre las fuentes utilizadas debemos citar, en primer lugar, las documentales.
Los archivos nacionales custodian amplia informacin sobre festejos taurinos. El
Archivo Histrico Nacional seccin de Consejos Suprimidos-, el Archivo General de
Simancas, el Real y General de Navarra, y el Archivo General de Indias han aportado
datos fundamentales para nuestro trabajo. Ahora bien, habida cuenta de la compleja
constitucin poltica de Espaa durante el periodo objeto de estudio, con reinos
integrados en Coronas que, a su vez, formaban parte de la Monarqua espaola, ha sido
preciso consultar otros archivos regionales o provinciales con seccin histrica, como el
Archivo Regional de la Comunidad de Madrid o el Archivo Histrico Provincial de
Zaragoza, en los que se conserva interesante informacin sobre licencias o beneficios,
aspectos muy vinculados con el objeto de nuestro estudio. Por supuesto, resulta
indispensable para este trabajo la variada y numerosa documentacin custodiada en los
archivos locales, pues los municipios, constituidos ya en el siglo XIII como entidades de
derecho pblico, asumieron durante el periodo que estudiamos la regulacin de los
festejos taurinos. En este mbito, destacan dos tipos de fuentes: los libros de actas, que
recogen las deliberaciones y acuerdos de los concejos, y los libros de cuentas, que dan
fe de ingresos y gastos locales, con interesantes referencias a las corridas de toros. Estas
fuentes se complementan con otras, no menos importantes para nuestra investigacin,
20
como son los pregones, ordenanzas u ordinaciones municipales. Y, sin salir del mbito
local, los archivos notariales o de protocolos completan nuestro conocimiento, al
ofrecernos contratos y otras frmulas jurdicas que, desde el siglo XVIII, constituyeron
el marco en el que se desarrollaron buena parte de las transacciones dentro del mundo
taurino.
Por suerte, muchos de esos fondos ya han visto la luz, por lo cual, aunque se han
realizado algunas visitas a archivos como el de la villa de Madrid, ha sido en la
Biblioteca Nacional de Madrid donde hemos centrado la bsqueda de documentacin.
El variado corpus documental y el extraordinario fondo bibliogrfico que en ella se
custodia, nos han permitido obtener la mayor parte de la informacin necesaria para
elaborar este trabajo. Tambin ha sido decisiva la consulta de los fondos de la
Biblioteca Carriquiri, quiz la biblioteca taurina ms importante del mundo. La
generosidad de su propietario, Antonio Briones, y los sabios consejos de su
bibliotecario, Jos Mara Sotomayor, han facilitado nuestro trabajo y han enriquecido
esta investigacin.
Como ya se ha apuntado, entre la amplitud de las fuentes utilizadas destacan,
fundamentalmente, los documentos jurdicos: fueros, acuerdos, ordenanzas, pregones y
bandos. Todos ellos se caracterizan por su credibilidad, exactitud y autenticidad, pues
solan ser redactados por los propios concejos municipales para su uso interno y, en el
caso de las ordenanzas u ordinaciones, eran sancionadas por la firma del comisario real.
Muchas de estas fuentes aparecen recogidas en las actas municipales pues, durante el
periodo estudiado, los concejos fueron los encargados de regular la vida local. Por ello,
las actas de sus reuniones constituyen una fuente de primer orden para el conocimiento
de esa realidad. En palabras de Miguel ngel Ladero Quesada: Las actas se convierten
en un verdadero espejo que refleja (con las distorsiones propias e inevitables de todo
documento emanado de un organismo oficial) la cotidianeidad del microcosmos que
constituyen para la propia ciudad y el entorno rural que seorializa8. El investigador
puede abordar a travs de ellas aspectos muy variados, entre otros, el estudio de las
fiestas y ceremonias ciudadanas. Y, abundando en este tema, para Jos Antonio Mateos
Royo, un buen ejemplo de la participacin directa del municipio en la fiesta lo
constituye la celebracin de los populares festejos taurinos, cuya organizacin, control y
8 M. A, LADERO QUESADA, Libros de acuerdos del consistorio de la ciudad de Zamora (1500-1504), Zamora, 2000, pg. 34.
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financiacin era asumida por el concejo como un deber para con sus vecinos. Las
variadas disposiciones municipales nos informan con detalle sobre la forma de
procurarse los toros, el lugar de celebracin de las corridas, la seguridad de las plazas y
calles, los das de celebracin, los tipos de festejos, etc.9. En este sentido, refirindose
especficamente a Aragn, Mara Isabel Falcn afirma que los libros de actos comunes,
de acuerdos de los jurados, de actas municipales o Libri Concilii, trminos todos ellos
sinnimos, constituyen una fuente de primera categora para el conocimiento de la
organizacin concejil y de la vida urbana10.
La documentacin eclesistica tambin contiene datos de inters para
aproximarnos a la historia de la fiesta, en general, y de la tauromaquia, en particular.
Los votos pblicos y privados que se hicieron en el pasado para honrar a Cristo, a la
Virgen o a determinados Santos solan incluir festejos taurinos. Buen ejemplo de ello
son las cofradas, pues solan celebrar la fiesta de su patrn siguiendo la tradicin del
lugar que, en muchos casos, inclua toros en sus diversas modalidades. Los estatutos u
ordenaciones de estas corporaciones proporcionan estas noticias. Adems, la Iglesia
vel por la honestidad de las costumbres del clero, regular y secular, especialmente tras
la celebracin del concilio de Trento, que intent acabar con ciertos excesos y abusos.
Ello, unido a las disposiciones pontificias contrarias a las fiestas de toros, hizo que se
promulgaran numerosos cnones conciliares en los que se hace referencia a las fiestas
de toros. Casi todos insisten, reiteradamente, en la prohibicin del clero de asistir y
participar en los festejos taurinos. Lo cual, interpretado a sensu contrario, constituye
una prueba de su inobservancia. No olvidemos, como apunta Antonio Garca, que: "Un
concilio provincial o un snodo diocesano viene a ser una especie de radiografa, a veces
despiadadamente realista y objetiva, de la vida del pueblo en un determinado momento
histrico"11. Las visitas pastorales corroboran estas prcticas. Y los libros de fbrica de
las iglesias y ermitas muestran la estrecha relacin que existi entre la devocin popular
y los festejos taurinos, con cuyos beneficios se financiaron numerosas instituciones
religiosas.
9 J. A. MATEOS ROYO, Fiesta y ceremonial durante la Edad Moderna a travs de las Actas municipales de Daroca (siglos XVI-XVII): vas metodolgicas, en Metodologa de la investigacin cientfica sobre fuentes aragonesas. Actas de las VIII Jornadas. Zaragoza, 1993, pgs. 161-170; la ref. en pg. 167. 10 M. I. FALCN PREZ, Las Actas municipales medievales como fuente de investigacin, en Metodologa de la investigacin cientfica sobre fuentes aragonesas, Zaragoza, 1988, pgs. 279-319; la ref. en pg. 282. 11 A. GARCA GARCA, Synodicon Hispanum, I. Galicia. Madrid, 1981, pgs. XVIII-XIX.
22
Las fuentes jurdicas se completan y enriquecen con otras noticias aparecidas en
crnicas, libros y relaciones de fiestas, memorias o relatos de viajes. Las crnicas
constituyen una valiosa fuente para nuestro estudio porque, al hilo de la narracin
biogrfica de grandes personajes, se hacen eco de las fiestas que jalonaron la vida y
hechos de sus protagonistas. Entre todas debemos destacar, por su detallada descripcin
de los festejos taurinos los Hechos del Condestable Miguel Lucas de Iranzo; los Anales
eclesisticos y seculares de la muy noble y muy leal ciudad de Sevilla, de Diego Ortiz
de Ziga; o la Historia de la vida y hechos del emperador Carlos V, de Fray Prudencio
de Sandoval.
Los Libros de fiestas o Relaciones de fiestas son descripciones panegricas de
festejos organizados para solemnizar algn acontecimiento extraordinario como las
denominadas grandes alegras, es decir: coronaciones, bodas, natalicios, entradas
triunfales, victorias militares, beatificaciones, etc. Sola encargar su redaccin la
institucin organizadora, normalmente el concejo o alguna congregacin religiosa, que
adems corra con los gastos de impresin. Muy escasas en el siglo XVI, abundaron en
los siglos XVII y XVIII. Estos libros aportan datos muy interesantes para conocer
algunos aspectos de vida ciudadana como son sus elementos festivos. Entre otros, nos
permiten conocer la evolucin de uno de los elementos esenciales de cualquier
manifestacin ldica en la Espaa del Antiguo Rgimen, como fueron los regocijos
taurinos en sus distintas manifestaciones. Al tratarse de relatos circunstanciados,
aportan jugosos testimonios sobre los distintos componentes festivos, entre otros, sobre
las lidias de toros. Algunas recopilaciones, como la Relacin de solemnidades y fiestas
pblicas en Espaa de Alenda y Mira, (1903), nos permiten comprobar el elevado
nmero de fiestas que se celebraban con regocijos taurinos. Para Aragn podemos citar
la Relacion historia, y panegyrica de las fiestas, que la ciudad de Zaragoza dispuso,
con motivo del Decreto, en que la Santidad de Inocencio XIII concedi para todo este
Arzobispado, el OFICIO propio de la Aparicion de Nuestra Seora del PILAR, en el de
la Dedicacion de los Santos Templos del Salvador , y del Pilar; y la consagra, y dedica
la proteccion de la misma Imperial, Augusta, muy Noble, y muy Leal Ciudad, en su
ilustrsimo Ayuntamiento, Don Juan Francisco ESCUDER, su Alguacil mayor perpetuo,
por S.M., publicada en Zaragoza en 1724 y reeditada, en edicin facsmilar, en 1990. Y
para Amrica es muy interesante la Relacin de la fundacin de la Real Audiencia del
Cuzco en 1788, y de las fiestas con que esta grande y fidelsima ciudad celebr este
honor, Madrid, 1795. En ella se describen las fiestas que se celebraron para solemnizar la
23
instalacin de la Audiencia de Cuzco en 1787 que, entre los mltiples regocijos
organizados, incluyeron corridas de toros.
Los libros y relatos de viajes tambin constituyen una fuente histrica, y como
tal han sido reivindicados ltimamente12. Su validez depender de la personalidad del
viajero, de su formacin e intereses. A nivel de fiestas, ceremonias y celebraciones, su
atraccin por lo pintoresco y extico, en general por lo que es ajeno a su propia cultura,
puede hacerles caer en lo anecdtico o superficial. Y, esto se observa a menudo al
describir las fiestas de toros. Entre los libros de viajes que tratan tema taurino, contina
siendo un clsico el de August Lafront, Los viajeros extranjeros y la fiesta de toros:
(siglos XVI a XVIII)13.
Por lo que respecta a fuentes estrictamente taurinas, no podemos dejar de
mencionar la labor realizada por la Unin de Biblifilos Taurinos que, desde su
fundacin en 1954 por el conde de Colomb hasta la actualidad, bajo la direccin de
Rafael Cabrera Bonet, ha publicado documentos de archivo, libros raros y antiguos
agotados, o trabajos de investigacin sobre tema taurino. Y tampoco podemos olvidar la
labor realizada por la Fundacin de Estudios Taurinos que, desde 1989 y bajo el
patrocinio de la Real Maestranza de Caballera de Sevilla, no ha dejado de investigar y
divulgar cuanto concierne a la fiesta de los toros. Desde 1993 edita la Revista de
Estudios Taurinos, que es fuente de obligada consulta para todo el que quiera adentrarse
en el rico mundo de la tauromaquia.
En cuanto a la transcripcin de los documentos, si stos aparecen citados por
otros autores se ha respetado la grafa realizada por ellos. Y cuando se trata de textos
originales, hemos seguido las normas utilizadas habitualmente en las transcripciones
histricas, lo que supone una cierta variacin de la grafa del original. Esto es, se han
separado las palabras y las slabas siguiendo criterios actuales, y lo mismo se ha hecho
con el uso de las maysculas y minsculas, con la colocacin de acentos grficos y con
la puntuacin. Adems se han separado contracciones que hoy estn en desuso, se han
desarrollado algunas palabras que aparecan abreviadas y, en los casos en los que se
observa una redaccin confusa, se ha respetado la grafa original poniendo (sic) despus 12 Ver C. MARTNEZ SHAW, El Llibre de viatges com una font histrica, en VVAA, Viatjar per Catalunya: dels diplomtics del Renaixement als somniadors del Romanticismo, en LAven 51, julio-agosto 1982, pgs. 45-73, el artculo en 46-48. 13 Lo public la Unin de Biblifilos Taurinos en 1957.
24
de los trminos escritos de forma no habitual. Por ltimo, las letras o palabras
reconstruidas se recogen entre corchetes. Todo ello con la intencin de facilitar la
lectura y la comprensin del texto.
Quiero concluir esta introduccin con el grato apartado de los agradecimientos.
En primer lugar, gracias a mi maestro, Jos Antonio Escudero, y al profesor Feliciano
Barrios, porque fueron ellos quienes me sugirieron la realizacin de este trabajo. Al
profesor Luis Ribot, por haber aceptado formar parte de este tribunal. Gracias al director
de la tesis, el profesor Carlos Martnez Shaw, con quien he contrado una deuda de
gratitud difcil de saldar. Y, por ltimo, me gustara referirme a todos aquellos
aficionados, compaeros de la universidad y amigos que me han aportado datos,
siempre interesantsimos, para la elaboracin de este trabajo. Son tantos que no puedo
citar todos sus nombres, sin el peligro de olvidar alguno. Su generosidad ha servido para
enriquecer este trabajo y para aclarar algunos puntos confusos. A todos mi ms sincera
gratitud.
25
CAPTULO I
LAS FIESTAS DE TOROS EN EL DERECHO MEDIEVAL ESPAOL
I. Las fiestas de toros en la Edad Media
No es tarea fcil realizar un estudio sobre las fiestas de toros en el derecho
medieval espaol, y ello por varias razones. En primer lugar, porque se trata de investigar
en un campo vastsimo una materia muy particular. Y en segundo trmino, porque las
principales fuentes conservadas de derecho medieval, que son los fueros municipales,
reflejan slo una pequea parte del derecho vigente en cada comunidad, ya que la gran
masa jurdica estaba conformada por toda una serie de preceptos orales, no dubitados por
nadie y reiteradamente aplicados tanto por la poblacin como por los jueces locales. En
palabras del profesor Alvarado Planas, cada fuero local es como la punta de un iceberg, lo
que se ve por encima del agua es slo una mnima parte del derecho aplicable, mientras
que la mayor parte permanece sumergida en la dimensin del derecho consuetudinario14.
Quiz por estas dos razones los resultados obtenidos hasta el momento han sido muy
escasos.
En todo caso, gracias a las fuentes conservadas, s podemos afirmar que en la Edad
Media el espectculo se hallaba plenamente consolidado en muchos lugares de la
Pennsula. Es verdad, como apunta el profesor Flores Arroyuelo, que debemos partir del
hecho histrico de que ya en la prehistoria existi la prctica ritual de enfrentarse a los
toros para burlarlos, como una especie de juego, junto a otras propias de la caza, tal y
como se contempla en las pinturas conservadas en numerosos abrigos y cuevas de
nuestra geografa15. Ahora bien, el hecho de correr los toros como fiesta, es decir, como
acto social en el que participa toda la sociedad y no como ejercicio cinegtico ni de
demostracin de habilidad individual, comenz a practicarse en muchos pueblos de la 14 J. ALVARADO PLANAS, De Fueros locales y partituras musicales, en El municipio medieval: Nuevas perspectiva, Madrid-Messina, 2009, pgs. 145-176; la ref. en pg. 173. 15 F. J. FLORES ARROYUELO, Correr los toros en Espaa. Del monte a la plaza, Madrid, 1999, pg. 35.
26
Pennsula en la Edad Media. Ello tuvo una doble causa: por un lado, la adaptacin de la
fuerza gensica que se reconoca a este animal en determinados rituales como los
esponsales; y, por otro, la inclusin del combate con toros entre las prcticas festivas de
la nobleza como los torneos o las caas16. Lo cierto es que, en la Edad Media los
festejos taurinos se convirtieron en uno de los componentes ms populares de cualquier
celebracin festiva, ya fuera laica o religiosa. Tanto fue as que el capelln de los Reyes
Nuevos de Toledo, Cristbal Lozano, lleg a afirmar que en Espaa, en no
aviendoles, se hace cuenta que no hay fiesta17.
Aunque en los festejos taurinos, como en los de juegos de caas, alcanca o
sortija, el protagonista es el caballero, todas las clases sociales se sintieron fuertemente
atradas por estos espectculos. En tal sentido, apunta Juan Jos Capel Snchez: La
atraccin como animal bravo y el reto de dominar su bravura, se constituyen en el
argumento bsico de la fiesta taurina que implica, de una u otra manera, a todas las
clases sociales. As, el noble lo practica como un ejercicio de armas y de dominio del
caballo, mientras que el plebeyo siente la emocin como espectador y en otras
ocasiones, como protagonista18.
Esa atraccin general dio lugar a dos modalidades claramente diferenciadas: los
festejos taurinos caballerescos y los festejos taurinos populares.
I.1. Las fiestas de toros como espectculo caballeresco
En efecto, a medida que se iban repoblando ciudades y se afianzaba la paz en los
reinos cristianos aument la cultura, el lujo y las diversiones como torneos, justas, juegos
de caas y sortijas y luchas de toros. Poco a poco, estas ltimas se convirtieron en una de
las favoritas de la nobleza. En opinin de Jos Santa Coloma, tres fueron las causas que
concurrieron para fomentar la preeminencia de este espectculo:
1. El espritu de galantera que se introdujo en el mismo, haciendo que cada
caballero comprometiera y dedicara a su dama los esfuerzos de su valor.
16 Ibdem, pgs. 38-39. 17 A. L. MOLINA MOLINA, Estampas Medievales Murcianas, desde la Romntica Caballeresca, Casa y Fiesta, a la Predicacin, Procesin y Romera, en Fiestas, juegos y espectculos en la Espaa medieval. Actas del VII Curso de Cultura Medieval, celebrado en Aguilar de Campoo (Palencia) del 18 al 21 de Septiembre de 1995, Madrid, 1999, pgs. 35-63; la ref. en pg. 49. 18 J. J. CAPEL SNCHEZ, La vida ldica en la Murcia bajomedieval, Murcia, 2000, pg. 261.
27
2. El papel que tomaron en l algunos soberanos, pues no slo los autorizaban con
su presencia, sino que alternaban con los nobles en las lides.
3. La emulacin que exista entre la nobleza cristiana y los caballeros moros de
Granada, pues como entre stos fueron frecuentes las fiestas de toros hasta el tiempo del
rey Chico, aquellos trataron de imitarlos19.
Lo cierto es que las fiestas de toros se convirtieron en uno de los ejercicios de
destreza y valor a los que se dedicaron los nobles en la Edad Media. Y ello fue as porque,
en Espaa, la nobleza se fue adquiriendo durante la Reconquista fundamentalmente como
recompensa del servicio a caballo prestado a la monarqua. Como apunta Bennassar, este
hecho nos permite comprender el por qu esta nobleza era tan numerosa a fines de la Edad
Media, y al tiempo nos explica uno de los rasgos que definen a los nobles: son hombres a
caballo. De este modo los nobles espaoles, sobre todo los castellanos, se afirmaron
respecto al conjunto de la sociedad como combatientes a caballo y, a medida que los
perodos de paz se fueron prolongando, el caballo se convirti en instrumento privilegiado
de diversin, sobre todo en los enfrentamientos con el toro20. As, desde el primer
momento, la lidia de toros adquiri la doble condicin de entrenamiento militar y
ceremonia ldica que serva para mostrar el poder y la ascendencia de la nobleza sobre el
pueblo. Slo el caballero, como personaje prototpico perteneciente al estado superior de
una sociedad estamental rgidamente estructurada, poda enfrentarse a aquella fiera
poderosa cuya sola presencia ya causaba espanto21.
Ese doble sentido ldico y militar se observa en el hecho de que las fiestas de toros
se celebraran habitualmente junto a los juegos de caas, modalidad derivada de los
antiguos torneos. Adems, configur el espectculo taurino como una lucha a muerte entre
dos antagonistas, en la que el sacrificio del toro fue un elemento caracterstico, tal y como
aparece constatado en los principales testimonios de la poca. Y es que los caballeros
aprovechaban cualquier ocasin que les diera la posibilidad de mostrar su condicin y, sin
duda, las ceremonias cortesanas y fiestas populares constituan momentos idneos para
exhibirse y mostrar su vala y pujanza ante el resto de la sociedad, ya que en ellas se daban
cita todos los estratos sociales, aunque unos tuvieran el papel de participantes y otros el de
19 J. SANTA COLOMA, La Tauromaquia. Compendio de la Historia del Toreo, desde su origen hasta nuestros das, Madrid, 1870, pgs. 22-23. 20 B. BENNASSAR, Historia de la tauromaquia. Una sociedad del espectculo, trad. de Denise Lavenzi Revel-Chion, Valencia, 2000, pgs. 22-23. 21 FLORES ARROYUELO, Correr los toros en Espaa, pg. 84.
28
meros espectadores22. Por ello, los monarcas medievales decidieron incluir las corridas de
toros entre los diferentes divertimentos caballerescos -justas, torneos, juegos de caas,
monteras- que formaban parte de las fiestas; y, adems, valoraron y premiaron las virtudes
de los buenos lidiadores. En un documento fechado en Len en mayo de 1135, consta que
Alfonso VII El Emperador hizo donacin de la villa de Varea a Remir Garca, a ttulo
hereditario y perpetuo, porque sostuvo la targa el da de su coronacin primera y mat
valientemente un toro23.
Es ms, los propios nobles incluyeron muy pronto entre sus diversiones favoritas
las corridas de toros. En 1285, al establecerse en Burgos la cofrada de los Caballeros de
Gamonal, por pertenecer sus cofrades a las familias ms distinguidas de la ciudad,
establecieron en sus primeras constituciones que deban correr y picar a caballo un toro en
el campo de Gamonal, la vspera de Nuestra Seora de septiembre, y darle en limosna al
da siguiente a los necesitados24. Recordemos que con el nombre de cofrada o hermandad
se designaba a una asociacin de personas, hombres y mujeres, pertenecientes o no a una
misma profesin, gremio o estamento social que, libre y espontneamente, se unan para
diferentes fines: piadosos, benficos, sociales, profesionales, recreativos, etc. Con una
organizacin ms o menos amplia y bajo la advocacin de un santo patrn o protector, se
presentaban ante la autoridad eclesistica indicando sus deseos, y de ella reciban licencia
para seguir adelante en su empeo. Para ello, se exiga a sus promotores redactar de
inmediato unas ordenanzas o constituciones que deban ser sometidas a aprobacin
episcopal. Indefectiblemente, todas las ordenanzas comenzaban con un prembulo en el
cual se expresaba siempre la voluntad de vivir comunitariamente algunas prcticas de
piedad. A continuacin se recogan las obligaciones especficas de cada asociacin25. No
fue el nico caso, algo parecido sucedi en Cceres. All, el 20 de agosto de 1383 los
caballeros de la villa fundaron la Cofrada de Nuestra de Seora del Salor, con sede en la
22 M. P. CARCELLER CERVIO, "La nobleza caballeresca castellana en el siglo XV: Realidad y representacin de un grupo social", en Medievalismo. Boletn de la Sociedad espaola de estudios medievales, n. 10, Madrid, 2000; pgs. 99-128; la ref. en pg. 110. 23 El documento est en la parroquia de Santiago de Logroo y comienza as: "In Dei nomine. Ego Aldefonsus Dei gratia Hispaniarum imperator una cum coniuge mea imperatrice domna Berengaria, facio tibi Remir Gariez cartam donationis et confirmaionis de villa qui dicitud Bareia, et est sub Grugnio, ubi cadit in Ebrum riuus de Eroga, cum montibus, fontibus, etc... dono et concedo tibi quia bene tenuisti illam targam in Curia mea quando prius coronatus fui et quia audacter mactasti ibi taurum" (I. RODRIGUEZ LAMA, Coleccin diplomtica medieval de la Rioja. Documentos (923-1168), t. II, Instituto de Estudios Riojanos, Logroo, 1976, pg. 169; el subrayado es mo). 24 Ya en el siglo XVI se conmut por una comida de veinte pobres (En G. del SANTO NOGAL y M. A. SALINAS IBEZ, Historia taurina de Burgos, 2 vols., Burgos, 2007; la ref. en t. I, pgs. 68-69). 25 T. SOBRINO CHOMN, Documentos de antiguos Cabildos, Cofradas y Hermandades abulenses, vila, 1988, pgs. 9-12.
29
Iglesia de San Mateo. Pues bien, el apartado octavo de sus ordenanzas se refera a la
necesaria calidad noble de los varones y mujeres que ingresaran en ella exigiendo, adems,
que los caballeros supieran lidiar toros a caballo. As deban hacerlo en la fiesta anual de la
cofrada, tal y como estableca la disposicin final de este apartado: e por quanto esta
cofrada est establecida a loor e a servicio de Santa Mara de Salor ordenamos que se
lidien para siempre vspera de Santa Mara de Septiembre cinco toros e dende adelante que
los lidien de cada ao e que den la carne dellos por amor de Dios26.
Sea por las razones que fuere, lo cierto es que en la Edad Media las fiestas de toros
se convirtieron en un espectculo habitual en la vida cortesana de los principales reinos
peninsulares. A partir de entonces fue bastante frecuente la asistencia de personas reales a
estos festejos, naciendo de este modo las denominadas Funciones reales. Como seala
Cosso, se trata de corridas de toros que se caracterizan por su dedicacin a personas reales
o por celebrar faustos sucesos que les afectan tanto a ellas como, ms generalmente, al
reino. Ello implica un ceremonial especfico y un estilo solemne que las hace diferentes al
resto27.
Vargas Ponce afirma que el primer festejo de toros del reino de Len fue el
celebrado en el ao 815 con motivo de las Cortes que convoc Alfonso II el Casto, pues
segn consta en la Crnica General, "mientras que duraron aquellas cortes lidiaban cada
da toros e bofordaban de cada da e facian muy grandes alegras"28. En la misma obra
encontramos noticias de algunas bodas, ricamente festejadas, entre cuyas celebraciones no
faltaron las corridas de toros. Por ejemplo, en la boda del conde Fernn Gnzalez con doa
Sancha: "Los castellanos all un cabo alanceaban e quebrantaban los tablados, los otros
tenien armas e bohordaban, all otro cabo corrien los toros, e los joglares otrossi fazien y lo
suyo andando por la villa faziendo muchas alegras". Igualmente, en la boda de Roy
Blazquez con doa Llambla, celebrada en el ao 959, hubo muchas celebraciones y
alegras que se prolongaron a lo largo de cinco semanas, "ademas de alancear tablados y de
boffordar y de correr toros et de jogar tablas e acedrexes y de muchos juglares29. Por su
26 M. MUOZ DE SAN PEDRO, Conde de San Miguel, Los caballeros de Nuestra Seora de Salor, Hidalgua, n. 6, julio-septiembre 1954, pgs. 449-460, la ref. en pg. 456. 27 J. M. de COSSO, Los toros, ed. undcima, Madrid, 1987, t. I, pg. 639. 28 J. VARGAS PONCE, Disertacin sobre las corridas de toros, ed. ordenada y revisada por J.F. Guilln y Tato, Madrid, 1961, pg. 33. 29 Primera crnica general, t. II de la 3 reimpresin, ed. por R. MENENDEZ PIDAL con estudio actualizado de D. CATALN, Madrid, 1977, las refs. en pgs. 415 y 431 (el subrayado es mo).
30
parte, el conde de las Navas cita otros espectculos taurinos posteriores que tambin se
organizaron para celebrar acontecimientos felices, como el bautizo y acto de armar
caballero al hermanastro de los infantes de Lara, Mudarra Gonzlez, hacia el ao 974 en
Burgos; la entrada de la familia del Cid en Valencia; las primeras y segundas nupcias de
las hijas del Cid; los ya citados festejos que tuvieron lugar en 1135 en Varea -Logroo-,
con motivo de la primera coronacin de Alfonso VII el Emperador; o las fiestas que
siguieron a la boda de la hija natural de este monarca, doa Urraca la Asturiana, con el rey
Garca VI de Navarra, celebrada en Len el 24 de junio de 114430. El cronista Sandoval
describe esta boda por la gran pompa con que fue festejada, dejando memoria en los anales
de la cortesa castellana por el lujo y solemnidad con que se celebr la ceremonia, as como
por las grandes fiestas que siguieron a la misma, en las cuales "jugaron los caballeros con
caas, corrieron toros y otros juegos de plaza"31. Tambin hubo toros en Valladolid en
1152 y, segn Emilio Casares Herrero, se trata de la primera noticia taurina conocida de la
villa. El motivo de celebracin fueron las segundas nupcias de Alfonso VII el Emperador
con doa Riquilda de Polonia, a las que acudieron todos los nobles y caballeros de Castilla
y Len y, entre las alegras y esparcimientos populares, hubo una corrida de toros al uso y
forma de aquella poca32. As mismo, en la Biblioteca del Palacio Real se conserva un
Libro de diferentes cuentas de entrada y distribucin de las Rentas Reales y gasto de la
Casa R[ea]l en el Reynado de don Sancho IV, correspondiente a los aos 1293 y 1294,
donde se demuestra que en ese reinado se corran toros, pues en el folio 142 dice: Para
XV hastas de Azconas, que quebraron en los toros que lidiaron en Molina XL mrs33.
Ya en el siglo XIV sabemos que, en el ao 1355, con motivo del nacimiento en
Tordesillas de la infanta Isabel de Castilla, hija del rey Pedro I y Mara de Padilla, hubo
grandes fiestas en la villa, corrindose toros, y uno de ellos fuedespeado al ro por el
Mirador de los Pobres. Tambin en la Corte, se celebr el natalicio de la infanta,
declarndola heredera, a falta de las precedentes de sus hermanas mayores- con torneos
y fiestas de toros34.
Tras un perodo de decadencia de las corridas de toros, y de las fiestas en general,
que comprendi los reinados de Enrique II, Juan I y Enrique III, en el siglo XV 30 CONDE DE LAS NAVAS, El espectculo ms nacional, 2 ed., Madrid, 1985, pgs. 42-43 y nota 50. 31 En G. MAURA Y GAMAZO, Duque de Maura, Rincones de la Historia. Apuntes para la historia social de Espaa. Siglos VIII al XIII, Madrid, 1997, pgs. 64-65. 32 E. CASARES HERRERO, Valladolid en la historia taurina (1152-1890), Valladolid, 1999, pg. 21. 33 C. MORALES BORRERO, Noticias sobre toros y el arte en los manuscritos de Palacio, en Reales Sitios, 1967, 4 (14), pgs. 53-60; la ref. en pg. 54. 34 Recoge la cita E. GONZLEZ HERRERA en Tordesillas. El famoso toro de la Vega, Valladolid, 1971, pg. 24.
31
aumentaron los festejos taurinos en nmero, importancia y magnificencia. Se conservan
numerosas noticias que hablan de la aficin de Juan II y Enrique IV a los torneos, juegos
de caas, corridas de toros y dems ejercicios de caballera que implicaban valor y
destreza. As, el 20 de octubre de 1418, con motivo de las bodas de Juan II se celebraron
corridas de toros en Medina del Campo. Igualmente, algunas ciudades como Sevilla,
Burgos y Soria, festejaron la visita de este monarca corriendo toros35. En 1440 la primera
esposa de Enrique IV, la princesa Blanca de Navarra, fue recibida con toros en Briviesca y
Burgos36. En 1455 Enrique IV, tras su segundo matrimonio en Crdoba con doa Juana,
hermana del rey de Portugal, fue homenajeado en Sevilla con numerosas fiestas en las que
hubo justas, juegos de caas, corridas de toros y un torneo de cien caballeros37.
Especialmente comentada por los cronistas del reinado fue la fastuosa recepcin
organizada por Enrique IV en Madrid, el ao 1462, para recibir a los enviados del duque
de Bretaa: la fiesta dur varios das y, entre los juegos programados, no faltaron las
corridas de toros38. Ese mismo ao, el 28 de febrero, naci su hija, la infanta doa Juana: el
20 de abril se hicieron en Sevilla las alegras por tal dicha y se corrieron quince toros, los
doce en la Laguna y los tres en la Barrera de don Pedro de Estiga, porque l estaba malo
y porque los viese39.
Como ejemplo de la gran aficin de este monarca a los espectculos taurinos
destacaremos que apreciaba tanto las virtudes de los buenos lidiadores que lleg a nombrar
maestre de Alcntara a un joven hidalgo, llamado Gmez de Sols, a quien haba conocido
en una corrida en la cual mat a un toro tan bravo que, tras desbaratar dos veces la guardia
del rey, estaba corneando a un hombre sin que nadie se atreviese a auxiliarle: "a aquella
sazn -cuenta la crnica- derroc su capa y ech mano a su espada Gmez de Sols, y vse
para el toro y dle dos cuchilladas en el pescuezo que derroc el toro. Esto hizo con tan
buena maa y denuedo que cay en gracia al Rey y le mand vivir consigo y fue gran
privado suyo; y fu tan alta su buena fortuna deste Gmez de Sols, que como el Rey
concibiese en s ser este mancebo valiente hombre, cuerdo y de confianza, y que en guerras
que esperaba de la pacificacin del reino le servira bien, dile el maestrazgo de Alcntara
35 B. MELGAR Y ABREU, Marqus de San Juan de Piedras Albas, Fiestas de toros, bosquejo histrico, Madrid, 1927, pgs. 365-366. 36 SANTO NOGAL y SALINAS IBNEZ, Historia taurina de Burgos, t. I, pgs. 84-85. 37 Vid."Crnica del rey Don Enrique el Cuarto de este nombre, por su capelln y cronista Diego Enrquez del Castillo" en Crnica de los Reyes de Castilla, III, BAE 70, Madrid, 1953, pg. 108. 38 M. MONTERO VALLEJO, Viajeros medievales en Madrid, Madrid, 1991, pg. 21. 39 J. de M. CARRIAZO Y ARROQUIA, Anecdotario sevillano del siglo XV. Discurso de apertura en la Universidad Hispalense del curso 1947-1948, Sevilla, 1947, pg. 92.
32
por vacacin del Maestre Don Gutierre de Sotomayor; y hecho Maestre llamse Don
Gmez de Cceres, porque el Rey siempre le llamaba de Cceres40.
Ya en los ltimos aos del siglo XV era tal la aficin a los festejos taurinos que
cuando, en julio de 1477, la reina Isabel visit Andaluca, el cabildo de Sevilla, pese a la
precaria situacin de la ciudad por la falta de recursos, decidi recibir dignamente a tan
importante squito con justas y lidias de toros41. Y con toros y caas fueron recibidos los
reyes en Jerez de la Frontera el 8 de octubre siguiente. No se sabe si los festejos tuvieron
lugar en el Arenal, junto a la puerta Real segn Benito de Crdenas-, o en la plaza del
Mercado como seala Mesa Xinete-. No obstante, todos los cronistas coinciden al relatar
que durante el festejo sucedi un desagradable incidente pues uno de los protagonistas,
Sancho de Zurita, sac una espada para acometer a otro lidiador en presencia de los
soberanos. Y es que las pasiones se desataban en estos juegos y encendan el nimo de sus
protagonistas42. Al ao siguiente, el 7 de agosto de 1488, a su paso por la villa albacetea
de Chinchilla, los Reyes Catlicos volvieron a ser agasajados, entre otros festejos, con una
corrida de toros que presenciaron desde un palco o cadafalso, levantado al efecto, que
prolongaba sobre la plaza la cmara del ayuntamiento43. Por su parte, los monarcas, una
vez consolidado su poder en Castilla, organizaron grandes fiestas en las cuales incluyeron
corridas de toros. Por ejemplo, en las recepciones de embajadores solan alternarse los
actos de carcter religioso con los juegos caballerescos tpicamente espaoles, es decir, las
corridas de toros y los juegos de caas, que sorprendan a los embajadores por su exotismo
y novedad44. As, en la Relacin de las fiestas que tuvieron lugar en Medina del Campo
con motivo de la recepcin de los embajadores ingleses en marzo de 1489 se dice: Et le
xxveme tour (la quarte foys) de ce mesmes mois de mars les dicts Roys lonneur de ces
embassadeurs firent une aultre feste, assavoir de faire courre des teaurreaulx. Et apres ce
sallirent lenviron de cent chevaliers et aultre nobles hommes, les quelz estoint bien
monts sur beaulx jenets et escarmucherent et courrirent aveques des cannes la mode 40 Los hechos que se narran sucedieron en tiempos del rey Enrique IV y, aunque las fechas no quedan claras, pudo ser en la dcada de los sesenta o principios de los setenta del siglo XV (A. MALDONADO, "Hechos del Maestre de Alcntara Don Alonso de Monroy, con estudio preliminar de A. R. Rodrguez Moino", en Revista de Occidente, Madrid, 1935, pgs. 32-34) 41 Por ello, en el cabido del da 14 se acord que para atender los gastos de paos de brocado, de las justas y lidias de toros y de lo que habia que dar los aposentadores reales, que se quitasen hasta 200.000 maravedies de la nmina de las quitaciones como, en efecto, as se hizo (J. GESTOSO Y PREZ, Los Reyes Catlicos en Sevilla (1477-1478), Sevilla, 1891, pgs. 5-6). 42 H. SANCHO DE SOPRANIS, Juegos de toros y caas en Jerez de la Frontera, Jerez de la Frontera, 1960, pgs. 8-9. 43 A. PRETEL MARN, Chinchilla medieval, Albacete, 1992, pg. 447. 44 A. FERNNDEZ DE CRDOVA MIRALLES, La Corte de Isabel I. Ritos y ceremonias de una reina (1474-1504), Madrid, 2002, pgs. 333 y 335.
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comme ilz se combatent aveques les Sarasins, la quelle chose estoit beau venir. Et les
Roys et le prince et tros dels fils desdicts Roys estoint sur ledict escarafaulx. Et les
enbassadeurs aupres deulx45.
Y ello a pesar de los recelos de la reina hacia estos espectculos, por los peligros y
riesgos que conllevaban. Con todo, gracias a la correspondencia con su confesor fray
Hernando de Talavera sabemos que, pese a lo que se ha escrito, nunca quiso suprimirlos.
En efecto, en 1493, tras unas fiestas de la Corte en Barcelona, celebradas con motivo de la
llegada de los embajadores franceses que vinieron a tratar la restitucin del Roselln y la
Cerdaa, el religioso escribi a la reina reprendindola por haberse hecho vestidos lujosos,
por bailar y por mezclar caballeros franceses con damas castellanas en una cena. En la
misma carta recuerda los excesos cometidos en otras fiestas celebradas en Sevilla en 1490,
con ocasin de la boda de la infanta doa Isabel con el prncipe heredero de Portugal.
Entre tales excesos destaca los festejos taurinos, con estas palabras: Pues que dir de los
toros, que sin disputa son espectculo condenado? Lleven doctrina los franceses para
procurar que se use en su reino; lleven doctrina de cmo jugamos con las bestias; lleven
doctrina de como sin provecho ninguno de alma ni de cuerpo, de honrra ni de hacienda, se
ponen all los onbres peligro; lleven muestra de nuestra crudeza que ass se embraveze y
se deleita en hacer mal y agarrochar y matar tan crudamente quien no le tiene culpa;
lleven testimonio de cmo traspasan los castellanos los decretos de los padres santos que
defendieron contender pelear con las bestias en la arena46. La reina, por su parte,
respondi a todos los cargos. Respecto al tema de los toros escribi: De los toros sent lo
que vos dezis, aunque no alcanze tanto, mas luego alli propuse con toda determinazion, de
nunca verlos en toda mi vida, ni ser en que se corran: y no digo defenderlos por questo no
era para mi solas47.
Es decir, pese a su opinin y gusto, no se atrevi a suprimir las corridas de toros
por s sola, seguramente porque saba que se trataba de una costumbre muy arraigada en
muchos pueblos de Castilla. Eso s, al ao siguiente, invent un modo de hacerlas menos
peligrosas. As lo cuenta Gonzalo Fernndez de Oviedo en el libro de cmara del prncipe
don Juan: e fue que estando alli en Areualo, corrieron toros delante de sus altezas, e
mataron dos ombres e tres o quatro cauallos e hirieron mas, por que eran brauos, de
Compasquillo; e la Reyna sintio mucha pena dello (por que era natural mente piadosa e 45 Puede verse la Relacin completa en Ibdem, pgs. 389-395; la ref. en pg. 394. 46 D. CLEMENCN, Elogio de la reina catlica Doa Isabel, edicin facsmil. Estudio preliminar de C. SEGURA GRAO, Granada, 2004, pgs. 364-365. 47 Ibdem, pg. 376.
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christianissima) e quedando congoxada delo que tengo dicho, desde a pocos das, en la
misma Areualo, mand correr otros toros, para ver si seria prouechoso lo que thenia
pensado (lo cual fue muy til e la inuencion muy buena e para rreyr, y fue desta manera).
Mand que a los toros enel corral les encaxassen o calasen otros cuernos de bueyes
muertos (enlos prpios que ellos thenian), e que asi puestos, selos clauasen, por que no se
les pudiesen caer los postizos; e como los inxertos boluian los estremos e puntas dellos
sobre las espaldas del toro, no podan herir a ningun cauallo ni peon, aun quele alcanasen,
sino dalle de plano e no hacerles otro mal; e asi era un graioso passatiempo e cosa para
mucho rreyr. E de ay adelante no queria la Reyna que se corriesen toros en su presencia,
sino con aquellos guantes, dela manera que se ha dicho48.
Tambin pudo influir en esta decisin su propia experiencia personal. Y es que la
reina se llev un buen susto con un toro en Tordesillas. Segn el marqus de Lozoya, el
hecho debi ocurrir durante su estancia en la villa a comienzos de 1494, cuando pas por
ella en el viaje de Zaragoza a Valladolid, o ms tarde, ese mismo ao, cuando regres a
Tordesillas para celebrar captulo general de las rdenes de Santiago y de Calatrava. Lo
cierto es que, segn testimonio de un vecino de la villa, yendo la reina acompaada por el
regidor Hernando de Vega, por la puente desta villa se solt un toro y un caballero que
llebaba la rienda del palafrn la solt y huy y el dicho Hernando de Vega se puso delante
de la Reyna y mat al toro. Como apunta el citado autor, la hazaa pudo plasmarse en un
cuadro que se conserva en el convento-palacio de Tordesillas, aunque la indumentaria
corresponda a la poca del cuadro y no a la del episodio. Adems, el hecho no resulta
extrao si tenemos en cuenta la singular tradicin taurina del Toro de la Vega, que una vez
al ao se suelta por las laderas que dan al Duero y es acosado por los mozos con palos,
piedras y todo gnero de armas improvisadas hasta que lo arrojan al ro. En su opinin, es
muy posible que el suceso ocurriese durante el desarrollo de una fiesta de este tipo pues, en
el cuadro, el toro derribado ante la dama viene herido de multitud de flechas. De manera
que, el caballero no habra hecho ms que rematarlo, con ms o menos peligro. Lo cierto
es que, fuese por la muerte del toro o por otros servicios, la fortuna de Hernando de Vega
ascendi vertiginosamente en ese reinado. Fue regidor perpetuo y alfrez mayor de la villa
de Tordesillas y, en 1510 Fernando el Catlico le hizo merced del hbito de Santiago49.
48 G. FERNNDEZ DE OVIEDO, Libro de la Cmara Real del Prncipe Don Juan, e officios de su casa e serviio ordinario, Madrid, 1870, pg. 93. 49 Los documentos sobre el suceso se encuentran en el archivo familiar del marqus de LOZOYA, en Segovia (Vid. J. DE CONTRERAS Y LPEZ DE AYALA, Tordesillas: identificacin del tema de un
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A la vista de todas estas noticias, se puede afirmar que en la Castilla bajomedieval
casi todas las ceremonias de la realeza solan ir acompaadas de fiestas de toros. Tanto las
de carcter marcadamente poltico, entre las cuales destacan las ceremonias de acceso al
poder, de recepcin o de victoria como las que Jos Manuel Nieto Soria denomina de
trnsito vital, entendiendo por tales las que suponen la celebracin de un acontecimiento
personal en el devenir de los miembros de la realeza, especialmente de los monarcas, pero
que al tiempo tienen por s mismos una cierta significacin poltica que se manifiesta, en
buena medida, en la realizacin de ciertos ritos especficos utilizados para exaltar esa
dimensin poltica de tales acontecimientos. Las expresiones ms comunes de este tipo de
acontecimientos fueron los nacimientos, bautizos y bodas reales50.
Entre este tipo de celebraciones merecen destacarse las que tuvieron lugar en 1478
con motivo del nacimiento de prncipe don Juan, primer y nico hijo varn de los Reyes
Catlicos. En Murcia el concejo acord, adems de los correspondientes actos litrgicos,
otros actos ldicos, entre los cuales se incluyeron seis toros para agarrochar51.
Especialmente brillantes fueron los festejos que se organizaron en Sevilla, por ser la ciudad
donde haba nacido el prncipe. All, tan esperado acontecimiento fue celebrado con
numerosas solemnidades y alegras, entre la cuales no faltaron las corridas de toros. A este
respecto, conocemos algunos detalles que merece la pena destacar. Sabemos que en los
primeros das de junio la ciudad comenz a disponer todo lo necesario para las
celebraciones. En el cabildo del da 6 se dio cuenta del mandato real que dispona el
nombramiento de dos o tres caballeros regidores que, junto con el escribano mayor de la
ciudad, Juan de Pineda, deban estar presentes en el momento del parto. Fueron designados
Garci Tello, Fernando de Abreo y, por expreso deseo de la reina, Alfonso Prez Martel. El
parto tuvo lugar el da 30 de ese mes en el alczar real, con la asistencia de los citados
seores. En el cabildo del da siguiente se acord festejar tan feliz noticia con justas,
bohordos y la lidia de veinte toros; mandndose que el coste de todo ello, junto con las
albricias que se haba de dar se buscase de donde se pudiese aver que montava 150.000
cuadro. Hazaa taurina de Hernando de Vega, en Reales Sitios, Revista de Patrimonio Nacional, n. 31, 1972, pgs. 13-15). 50 Seala el citado autor que quedan excluidos de este grupo los ritos funerarios pues, aunque podran parecer susceptibles de inclusin, poseen implicaciones y significados propios y diferenciados (J. M. NIETO SORIA, Ceremonias de la realeza. Propaganda y legitimacin en la Castilla Trastmara, Madrid, 1993, pg. 47) 51 MOLINA MOLINA, Estampas medievales murcianas, pg. 48.
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mrs.52. Y con la misma alegra se celebr el bautizo. En la sesin capitular del martes 7 de
julio se dijo que la reina ordenaba que se eligiesen ocho regidores para portar las varas que
se haban de llevar en el bautizo del prncipe, y asimismo quisiere faser dar ocho toros
para lidiar el da del baptio. Los toros se lidiaron en El Alczar, costaron los ocho
20.000 maraveds, y 596 el levantamiento de las correspondientes barreras y
talanqueras53.
Lo cierto es que las celebraciones con toros jalonaron los principales
acontecimientos de la corta vida del prncipe don Juan, porque su boda con la princesa
Margarita, hija de Maximiliano I de Austria, celebrada en Burgos en el mes de abril de
1497, tambin fue festejada, entre otras muchas diversiones, con corridas de toros54.
Igualmente, cuando meses ms tarde los recin desposados fueron recibidos en
Valladolid, se organiz una corrida de toros, que se hizo coincidir con la celebracin de
la festividad de Santa Ana55.
Merece la pena detenernos en este ltimo punto porque, como apunta Rosana de
Andrs Daz, al margen de las pompas excepcionales que suponan las bodas, bautizos o
coronaciones reales, donde ms claramente se manifest el sentimiento monrquico en la
Castilla bajomedieval fue en las numerosas entradas reales que los monarcas, viajando por
el reino, hicieron en todas sus ciudades o villas56. Es verdad que las celebraciones solan
ser ms modestas que en los acontecimientos antes enunciados, porque fueron mucho ms
numerosas. No obstante, entre los diferentes elementos que conformaban una entrada real
encontramos un discurso de bienvenida, regalos, juramento, oracin; y otros regocijos
festivos como justas, torneos y juegos de caas, caceras, danzas y corridas de toros57. Ya
hemos referido algunos ejemplos, los cronistas nos aportan algunos ms. En las Cuentas
y gastos del Rey Don Sancho IV hay una partida, del mes de junio de 1293, que se refiere
al pago de unas lanzas que se quebraron en los festejos taurinos que se organizaron durante
la estancia del rey en Molina, dice as: Para XV hastas de Azconas que quebraron en los
52 GESTOSO Y PREZ, Los Reyes Catlicos en Sevilla, pgs. 32-34 y 63-65 (Lo cita J. de M. CARRIAZO en La boda del Emperador. Notas para una historia de amor en el Alczar de Sevilla, Sep. de Archivo Hispalense, 2 poca, Sevilla, 1959, nmeros 93-94, pgs. 33-34). 53 Ibdem, pgs. 66-67. 54 G. DEL SANTO NOGAL y M. SALINAS IBNEZ, Historia taurina de Burgos, t. I, pg. 92. 55 M. J. IZQUIERDO GARCA y M. A. MILN SARMENTERO, Los toros en Valladolid en el siglo XVI, Valladolid, 1996, pgs. 34-35. 56 R. de ANDRS DAZ, Las entradas reales castellanas en los siglos XIV y XV, segn las crnicas de la poca, en Espaa Medieval, vol. 4 (1984), pgs. 47-62; la ref. en pg. 47. 57 Ibdem, pg. 51.
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Toros que lidiaron en Molina, XL mrs58. En el verano de 1424 Juan II decidi ir a
Burgos. Y, segn cuenta Fernn Prez de Guzmn, lleg a la ciudad el 20 de agosto,
donde le fue hecho muy solemne rescebimiento, porque era la primera vez que en aquella
Cibdad habia entrado: y entre otras fiestas grandes presentes que all le fueron hechas as
por la Cibdad como por el Obispo Don Pablo, corriron toros59.
En Aragn las fiestas de toros tambin se convirtieron en uno de los espectculos
favoritos de la nobleza. Ramn Muntaner recoge una de las noticias ms antiguas que se
conservan sobre festejos reales en la Corona de Aragn. l mismo fue testigo de las fiestas
que se organizaron con motivo de la Coronacin de Alfonso IV el Benigno, que tuvo lugar
el da 3 de abril de 1328 en Zaragoza. Los festejos se prolongaron durante toda la semana
y, entre ellos, anota: en un campo tapiado que est detrs de la Aljafera, hubierais
podido ver como mataban los toros, trayedno cada parroquia el suyo, ataviado con
insignias reales, acompaado de trompas, y con grande alegra, y con sus respectivos
monteros, que les deban dar muerte60. Reproduce la noticia Zurita, en sus Anales de la
Corona de Aragn: A otra parte delante de la Aljaferia estava un campo cerrado, adonde
se corrian los toros que se llevaban, porque cada parroquia embiava el suyo, devisado con
las armas reales, y con mucha musica y gente y monteros, que alanceava los toros, que era
mas conforme a la costumbre que huvo en los tiempos antiguos, que lo que agora se
usa61. Y tambin Jernimo de Blancas se refiere a estos festejos taurinos sealando: al
un lado de la Aljafera se ava hecho un hermoso campo todo cerrado con tapias, a manera
de corro para toros, adonde cada parroquia de la ciudad llev su toro devisado con las
armas reales, con mucha msica, gente y monteros, que lo alancearon, que a manera de
montera, y de caa salvagina parece se usava en aquel tiempo la fiesta de toros. Y quia
seria mejor y con menos peligro de como ahora se usa, no permitiendo entrar en el campo,
sino los muy diestros, y ejercitados en ella62.
Es decir, a principios del siglo XIV las corridas de toros eran una costumbre
antigua en la ciudad de Zaragoza. Los festejos tenan un lugar en un solar situado delante
de la Aljafera, que se cerraba con tapias, y ms frecuentemente en el vecino Campo del 58 M. GAIBROIS, Historia del reinado de Sancho IV de Castilla, 3 vols. Madrid, 1922-1929; la ref. en t. I, 1922, pgs. CV y CVI. 59 Cronica del seor rey Don Juan, segundo de este nombre en Castilla y en Leon, compilada por -------, Valencia, 1779, pg. 225. 60 Crnica catalana de Ramn Muntaner, Barcelona, 1860, pg. 569. 61 Los cinco Libros Postreros de la primera parte de los Anales de la Corona de Aragn. Compuestos por Geronyno de urita Cronista del dicho Reyno, t. II, Zaragoza, 1610, fol. 87. 62 Coronaciones de los Serenssimos Reyes de Aragn, Zaragoza, 1641, pg. 46.
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Toro, situado en el distrito suroeste de la ciudad, dentro del muro de tierra que a travs de
la Puerta del Portillo comunicaba con el palacio de la Aljafera y la huerta de Zaragoza. Se
trataba de una zona con abundantes espacios abiertos donde, siglos ms tarde, se
construira la actual plaza de toros de la ciudad63.
De otra parte, por lo que relatan los cronistas, parece que ya entonces el toreo como
espectculo caballeresco haba cado en desuso, dando paso a un toreo ms popular,
ejecutado por matatoros profesionales. En este sentido, se sabe que en 1377 fue contratado
el torero Domingo Lucero para matar un toro el da de San Juan en los festejos organizados
por la cofrada de San Jorge. Le pagaban 22 sueldos y un par de zapatos, si bien se prevea
que el toro no quisiera embestir, en cuyo caso el salario se reducira a solo cinco sueldos64.
Adems, tenemos noticias sobre la celebracin de varios festejos taurinos en la ciudad de
Zaragoza con motivo de la estancia del rey Juan I (1387-1395), que era muy aficionado a
las fiestas y pompas de la Corte65. El 19 de abril de 1387, para probar unos alanos que le
haban llegado de Castilla, hizo preparar en Fraga toros de los ms bravos que pudieran
encontrarse. As se lo comunicaba a Simn Clavilla, su procurador en Fraga: Nos e la
Reyna nostra cara companyona, som partits de Barchinona per tenir nostre drete cam per
anar a aragoa, e Deus volent, sern aqu lo primer dia de maig Perqueus diem e manam,
que, aquell dia, hajats aparellats los cervos per els lebres de Bretanya que menam et digats
als prohomens que bajen bous del pas Graus que puzen trobar, per tal quels puxam fer
acaniar als alans quens han tramesos de Castella. E aparellats nos lo Castell da qui
necessari hi sia, car aqu havem deliberat de posar. Como apunta Lorenzo Ortiz-Caavate,
se trataba de una diversin particular, muy distinta a la fiesta pblica que organiz en
Barcelona a mediados de junio de aquel ao, para la cual se pidi a los jurados de
Zaragoza dos matatoros. Esta es la carta que, desde Barcelona, se envi a los jurados:
Jurados et hombres buenos. Rogamos vos que fagades venir a nos dos mata toros,
aquellos quel fiel de casa nuestra Johan de Quart vos nombrar, como nos los faremos
satisfacer por la venida et por la tornada de aqu et por los treballos que sostendrn, segund
quel dito Johan vos dir ms largament de part nuestra. E si compulsi alcuna hi es
necesaria, aquella fagades si a nos servir cobdiciades. No fueron las nicas ocasiones en
63 M. L. LEDESMA RUBIO y M. I. FALCN PREZ, Zaragoza en la Baja Edad Media, Zaragoza, 1977, pgs. 64 y 144. 64 A. BELTRN, J.M. LACARRA, A. CANELLAS, Historia de Zaragoza. I. Edades Antigua y Media, Zaragoza, 1976, pg. 322. 65 Ibdem, pgs. 347 y 364.
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las que mostr su aficin. Dos aos ms tarde, el 21 de abril de 1389, mand a buscar
desde Monzn un par de toros para otra fiesta66.
En el siglo XV continuaron celebrndose festejos taurinos en Zaragoza, por
diversos motivos. Especialmente destacados fueron los que tuvieron lugar en 1492, al
conocerse la noticia de la toma de Granada. Por las partidas de gastos sabemos que hubo
toros trados de la Puebla de Alfidn que, esta vez, fueron justados en la plaza del
Mercado, una vez instaladas por cuatro peones y un maestro las barreras de maderos
alquiladas67. En el mes de agosto siguiente fue recibida en la ciudad la familia real y, con
tal motivo, volvieron a correrse toros en la plaza del Mercado, que se prepar a tal efecto.
Esta vez con alguna novedad, pues se pagaron 12 sueldos y medio a un moro por cerrar
las casas que ubrieron pora el senyor Rey en el Mercado. Unos das antes se compraron
siete toros para el festejo pero, al parecer, no todos pudieron lidiarse pues varios murieron
en el campo y, como merced de hospitalidad se dieron a los moos despuelas e hombres
de piet de los senyores Rey y Reyna. Durante el festejo los jurados dieron generosa
colacin, repartiendo 50 libras de confites, 12 de pinyorada y citronat, 8 de marapanes,
ms 2 cestones de duraznos, 16 melones y 3 cntaros de vino blanco68.
Adems de Zaragoza, en otras ciudades aragonesas fueron frecuentes los
espectculos taurinos. Por ejemplo, en el ao 1096, Pedro I de Aragn, como testimonio de
agradecimiento a los servicios que le haba prestado la villa de Caspe, fund en ella la
Cofrada del ngel Custodio, de la cual eran individuos natos por constitucin real todos
los mozos del pueblo de 14 aos para arriba, hasta tomar estado. La Cofrada se conserv
hasta el ao 1785, en que se abandon por los excesivos gastos que provocaba el
mantenimiento de la fiesta, que arruinaba a las familias. Entre otros, el da del ngel por la
tarde comenzaban las tradicionales corridas de novillos, que duraban tres das y cuyo gasto
o costa era por cuenta de los mozos69. Tambin son muy antiguas las referencias sobre la
aficin a los toros en Teruel, pues se remontan al siglo XIII. Incluso la fundacin de esta
ciudad est vinculada a la figura del toro. Yage de Salas recoge una curiosa leyenda
segn la cual en 1171, hallndose los rabes cercados por los cristianos decidieron soltar
66 As se lo comunic a don Artal de Aragn: Como nos fagamos aqu venir dos toros por el portador de la present, rogamos vos que li emprestedes un moo e dos vaqueros e vacas quantas ne harun mester, con los quales puedan bien venir los ditos toros (L. ORTZ-CAAVATE, El Toreo espaol, en Folklore y costumbres de Espaa, Barcelona, 1943, t. I, pgs. 379-569; la ref. en pgs. 396-398). 67 J.A. SESMA MUOZ, A. SAN VICENTE PINO, C. LALIENA CORBERA, M.C. GARCIA HERRERO, Un ao en la Historia de Aragn: 1492, Zaragoza, 1992, pg. 465. 68 Ibdem, pg. 470. 69 M. VALIMAA Y ABELLA, Anales de Caspe en Cuadernos de estudios caspolinos. Monogrfico n. 5, Caspe (Zaragoza), 1988, pgs. 176-177.
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unos cuantos toros con haces de lea encendidos sobre las astas, quedando uno de ellos
bramando en la actual plaza del Torico. Los cristianos interpretaron este hecho como una
seal de llamada y entraron en la ciudad. En agradecimiento adoptaron como escudo de la
misma un toro con una luminaria sobre sus cuernos, que lleg a estilizarse en forma de
estrella70. Esta tradicin es recogida por otros autores con algunas variaciones, si bien
todas tienen como protagonista al toro71. Sin embargo, los primeros datos histricos sobre
fiestas de toros celebradas en dicha ciudad se remontan a 1397. Segn consta en unos
albaranes de venta, ese ao se corrieron dos toros en la plaza del Mercado para
conmemorar la proclamacin del nuevo rey de Aragn, don Martn72. En las Crnicas de
los Jueces de Teruel (1176-1532) se seala que, el domingo 8 de julio de 1443, al
conocerse la noticia de la toma de la ciudad de Npoles por Alfonso V, "se fizieron en la
dicha ciudad de Teruel alegras, bayles y correr toros en la plaa"73. Tambin sabemos que
en 1458, coincidiendo con la visita del infante Enrique y su madre a la ciudad para
entrevistarse con Juan de Navarra, se corrieron toros en la plaza de Mercado. Fue un
festejo muy accidentado pues, durante el mismo, se organiz una batalla campal entre
bandos. El altercado fue tan grave que el juez de Teruel result herido en una pierna; un tal
Juan Franco, tambin herido, muri das despus; e incluso las reales personas corrieron
grave peligro en el alboroto que se sigui74. Lo cierto es que la aficin de los turolenses era
tan grande que inclua a miembros de todas clases sociales y de todas las religiones. Segn
consta en el proceso inquisitorial instruido contra Leonor de Santngel, en la judera se
celebraba un divertido espectculo: ver correr bueyes75.
Respecto a Valencia, afirma Vicente Graullera que la intervencin de toros en las
fiestas populares se pierde en el origen de los tiempos, aunque no hay datos precisos sobre
fiestas de toros anteriores a la reconquista. En la Baja Edad Media eran, para los
valencianos, una fiesta mayor que solan denominar Corro de Bous, si bien, no solan
darse muchas debido al excesivo valor del animal. Los espectculos taurinos
70 En G. A. GMEZ, Gua, arte, historia y leyenda de Teruel, Teruel, 1964, pgs. 4-6. 71 Por ejemplo, Flores Arroyuelo refiere otra versin segn la cual, una vez reducida la manada de toros, el ejrcito cristiano entr victorioso en la ciudad. A la maana siguiente se vieron sorprendidos por un ltimo toro superviviente que bramaba levantando la cabeza hacia el cielo, mientras la llama prendida en sus cuernos an fulguraba