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¿Cómo un hombre puede ser más grande cuando está arrodillado? En sentido superficial esta pregunta extraída de la frase de Santa Teresa de Jesús suena absurda, pero yendo un poco más lejos, analizando la frase en su sentido ontológico, nos encontramos con una palabra: Humildad. El término humildad deriva del latín humilis, que se traduce como bajo. La humildad es la característica que define a una persona modesta, alguien que no se cree mejor o más importante que los demás en ningún aspecto. Para llegar al cómo basta con partir de la premisa de que el antónimo de humildad es la soberbia. De esto se concluye que una persona que no se cree mejor que nadie y que se enfoca mas en trabajar y menos en presumir de sus logros, definitivamente puede llegar muchísimo más lejos que una persona vanidosa, que en vez de esforzarse, se sumerge en una idea, muchas veces irreal, de que es mejor que los demás y simplemente se queda atrás con respecto a estos. Como decía Aristóteles “piensa como piensan los sabios, mas habla como habla la gente sencilla”. La humildad es considerada por el cristianismo como un valor de suma importancia, basándose en el ejemplo dejado por Jesucristo quien dio la demostración de humildad más grande que la humanidad jamás haya conocido, cuando se encontraba en la cruz. Por ello el arrodillarse para rezar, dentro de la doctrina cristiana es más que un ritual, es una muestra de humildad ante ese ser que sacrificó su vida por la de los demás hombres. Confucio decía que “el hombre superior es modesto en su intervención, pero superior en sus acciones”. Aquellos que son soberbios, se basan en la afirmación de que humildad equivale a inferioridad, ese argumento está totalmente fuera de lugar, humildad e inferioridad son dos conceptos

Texto Argumentativo Lenguaje Nunca El Hombre Puede Ser Más Grande Que Cuando Está Arrodillado

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¿Cómo un hombre puede ser más grande cuando está arrodillado? En sentido superficial esta pregunta extraída de la frase de Santa Teresa de Jesús suena absurda, pero yendo un poco más lejos, analizando la frase en su sentido ontológico, nos encontramos con una palabra: Humildad.

El término humildad deriva del latín humilis, que se traduce como bajo. La humildad es la característica que define a una persona modesta, alguien que no se cree mejor o más importante que los demás en ningún aspecto.

Para llegar al cómo basta con partir de la premisa de que el antónimo de humildad es la soberbia. De esto se concluye que una persona que no se cree mejor que nadie y que se enfoca mas en trabajar y menos en presumir de sus logros, definitivamente puede llegar muchísimo más lejos que una persona vanidosa, que en vez de esforzarse, se sumerge en una idea, muchas veces irreal, de que es mejor que los demás y simplemente se queda atrás con respecto a estos. Como decía Aristóteles “piensa como piensan los sabios, mas habla como habla la gente sencilla”.

La humildad es considerada por el cristianismo como un valor de suma importancia, basándose en el ejemplo dejado por Jesucristo quien dio la demostración de humildad más grande que la humanidad jamás haya conocido, cuando se encontraba en la cruz. Por ello el arrodillarse para rezar, dentro de la doctrina cristiana es más que un ritual, es una muestra de humildad ante ese ser que sacrificó su vida por la de los demás hombres.

Confucio decía que “el hombre superior es modesto en su intervención, pero superior en sus acciones”. Aquellos que son soberbios, se basan en la afirmación de que humildad equivale a inferioridad, ese argumento está totalmente fuera de lugar, humildad e inferioridad son dos conceptos totalmente distintos, este último está más relacionado a la soberbia que a la humildad propiamente dicha.

Helen Nielsen compara a la humildad con la ropa interior, es esencial, pero si se muestra es indecente. La persona humilde pasa desapercibida, admite errores y lo más importante: Está dispuesto a enmendarlos; el soberbio es vanidoso, piensa que nunca se equivoca. Ser soberbio es totalmente opuesto a la naturaleza humana, pues nadie es perfecto; quien está “arrodillado” es definitivamente más grande que este último, por la sencilla razón de que está adaptado a la realidad y por consiguiente cuenta con la capacidad de perfeccionarse.

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UNIVERSIDAD CATÓLICA ANDRÉS BELLOFACULTAD DE DERECHOESCUELA DE DERECHO CÁTEDRA DE LENGUAJE Y COMUNICACIÓN ESCRITAPRIMER AÑO, SECCIÓN “A”

“Nunca un Hombre Es Tan Grande Como Cuando Está Arrodillado”Santa Teresa de Jesús.

Carlos J. Calleja Ahmad

Caracas, Noviembre 2009

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