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Universidad de Costa Rica Sede del Atlántico Recinto Turrialba Curso: Taller de materiales didácticos y medios audiovisuales Ensayo-examen El perfil del nuevo docente en la escuela inteligente Profesor: Diego Castillo Calvo Estudiante: Esteban Campos Astúa Carné: B41318 II Semestre 2015

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herramientas tecnológicas para la educación musical

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Universidad de Costa Rica

Sede del Atlántico

Recinto Turrialba

Curso: Taller de materiales didácticos y medios audiovisuales

Ensayo-examen

El perfil del nuevo docente en la escuela inteligente

Profesor: Diego Castillo Calvo

Estudiante: Esteban Campos Astúa

Carné: B41318

II Semestre 2015

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El perfil del nuevo docente en la escuela inteligente

Esteban Campos Astúa

En los años noventa la idea de que un día todas las computadoras del

mundo estuviesen interconectadas a una red global de información parecía un

derecho reservado para los sectores científicos de más alto renombre, o en su

defecto los sectores militares. De manera profética, aparecía en la televisión

costarricense el actor Gustavo Rojas, mencionando una frase que hace eco en

mis recuerdos de infancia, y que iba más o menos de que “algún día habrá una

computadora en cada hogar de este país, será tan común como la refrigeradora o

el televisor”. Lo interesante del caso, aparte de que se volvió una realidad, es que

tener una computadora en casa no solo es totalmente normal, más bien resulta

extraño que solo haya una computadora en casa, y eso que poco a poco estas se

van volviendo de uso exclusivo en oficina u asignaciones académicas, pues los

usos de entretenimiento que se les daba antes se han delegado a sus

descendientes tabletas o teléfonos inteligentes. Nos hemos mudado de una

sociedad en que los servicios básicos se limitaban al acceso a agua potable y luz

eléctrica, a un mundo donde el wi-fi y la televisión digital son una necesidad de

primer nivel.

Seguir considerando las tecnologías de información y su integración a las

corrientes pedagógicas actuales resulta un tanto anticuado, ya que es un hecho

que la innovación y la tecnología son parte de la práctica docente a diario, pues

como se menciona en el informe de la UNESCO (2013) respecto a dicho tema

Las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TICs) han tenido un

desarrollo explosivo en la última parte del siglo XX y el comienzo del siglo

XXI, al punto de que han dado forma a lo que se denomina “Sociedad del

Conocimiento” o “de la Información”. Prácticamente no hay un solo ámbito

de la vida humana que no se haya visto impactada por este desarrollo: la

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salud, las fianzas, los mercados laborales, las comunicaciones, el gobierno,

la productividad industrial, etc. (p. 11)

Dentro de este contexto es de suma importancia señalar el hecho obvio que

parece olvidarse y se trata de que ya no podemos seguir viviendo como si

estuviésemos recibiendo al siglo XXI, ya estamos adentrados en él y por

consiguiente es imperativo adaptarse a su realidad social. Parece un tanto

increíble encontrar hoy en día a personas de 50 o 60 años que no tienen idea de

cómo utilizar por ejemplo un teléfono celular o un cajero automático, si se

considera que dichos inventos no son nuevos en lo absoluto, y que al momento de

expandirse e integrarse al diario vivir, estos adultos mayores se encontraban en su

pico productivo y de aprendizaje, y quizá el problema es que no fueron educados

para enfrentarse al cambio tecnológico, como se menciona en el informe de la

UNESCO (2013)

A esto se suman las crecientes críticas a los modelos educativos y a los

contenidos que forman parte del currículum actual y que en lo sustancial

fueron diseñados para satisfacer las demandas de una sociedad muy

distinta a la sociedad del conocimiento. Los cambios vertiginosos de las

sociedades contemporáneas ponen en cuestión qué es lo que se debe

enseñar y cómo se aprende. (p 15)

Pero ¿por qué señalar estos hechos que parecen aislados del tema de este

ensayo? Simple, dentro de la corriente de las escuelas inteligentes y los no tan

nuevos métodos de aprendizaje, un docente que no ha desarrollado una

capacidad de experimentar con la innovación y la tecnología es igual a un adulto

que no quiso aprender a usar el cajero automático. Y espero que se haga hincapié

en el no quisieron, pues debe quedar claro que siendo la representación de la

educación encarnada, el que en pleno 2015 un docente presente como excusa su

pronta jubilación para no utilizar por ejemplo el PIAD al pasar notas es totalmente

inaceptable y absurdo, pues como se menciona en el informe de la UNESCO

(2013) “Vivimos tiempos de grandes transformaciones tecnológicas que modifican

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de manera profunda las relaciones humanas” (p. 15) iniciando por la relación entre

educadores y alumnos.

De esta manera es sumamente urgente redefinir el papel del docente desde

varios puntos de vista, iniciando con la manera en que desarrolla su práctica

docente en la era de la información. Es un hecho que hasta cierto punto la figurad

el educador ha perdido validez debido a la forma en que los estudiantes han

encontrado nuevas formas de instruirse, incluso llegando al punto de prescindir de

las instalaciones físicas de un centro educativo, a través de herramientas como los

videos tutoriales en YouTube o Vimeo, atentando contra el rol del mismo educador

presencial; además existen los foros de discusión a nivel global donde los nuevos

conocimientos se socializan, y los avances que realizan los estudiantes en

Finlandia pueden ser accesado por un niño en Los Cuadros de Guadalupe o en

una favela en Brasil, así como en u suburbio de Nueva York. Entonces ¿cuál

debería ser la posición del educador del mañana respecto a las nuevas escuelas

inteligentes? Esta adaptación debe discutirse desde la perspectiva del paradigma

de la enseñanza moderna, de sus muy necesarios cambios, desde la posición

como guía de mediador ante las responsabilidades que se adhieren al uso de las

redes de información; se debe evaluar la capacitación del docente y la adaptación

de todos estos aspectos en la praxis de la enseñanza en el contexto costarricense.

El primer punto a evaluar es la visión actual de la pedagogía, pues es una

realidad que fuera de los países élite en cuanto al desarrollo de técnicas

educativas como los de la región nórdica, muchos de los pueblos, es particular los

latinoamericanos, funcionan con una mezcla de modelos de vanguardia y modelos

antiguos. Iniciando por el uso de los paradigmas educativos constructivistas, se

debe reformar la manera en que se aplica, manteniendo su esencia dentro de las

escuelas inteligentes, como lo plantea Aguerrondo (2009)

La escuela inteligente integra un sistema educativo cuyo objetivo son las

operaciones de pensamiento —pero no el pensamiento lógico tradicional—

en un modelo donde se expresan en competencias de acción complejas, en

las cuales se mezclan conocimiento abstracto con experiencia (p. 1)

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Aquí se mantienen los preceptos de Vygotsky respecto a la explotación de

la Zona de Desarrollo próximo, la cual es indispensable dentro de la corriente

constructivista, sin embargo lo que se debe reformular es la manera en que se

abordan dichos conocimientos previos. El docente no debe limitarse a ser un

simple observador, sino un facilitador para orientar el proceso de exploración y

auto enseñanza de sus alumnos, pues se crea una necesidad de que las

deducciones generadas a partir de dichos procesos sean corroboradas, añadiendo

un sentido de confiabilidad de la información, pues si bien muchos de los

estudiantes poseen capacidades extraordinarias de pensamiento lógico y por tanto

de deducción; no poseen aún las herramientas para validar sus descubrimientos,

así como proteger estos de la usurpación ideológica o el plagio. De esta manera

es que el educador pone sus conocimientos adquiridos a partir de su formación

docente a disposición de sus alumnos, contribuye a la generación de nuevo

conocimiento, mientras evoluciona a nivel personal al involucrarse en la dinámica

de la comunidad científica que se genera dentro del aula, pues forma parte de la

ya mencionada socialización de saberes. Es así como el docente deja de ser un

espectador para tomar de lleno un rol de actor en la enseñanza. Tal como se

refleja en el documento de la UNESCO (2013)

Esta actualización implica en primer lugar un desafío pedagógico, para

incorporar las TICs al aula y en el currículum escolar, la adecuación de la

formación inicial y en servicio de los docentes, y políticas públicas que

aseguren la implementación sistémica de reformas que impacten en los

sistemas educativos de manera integral, lo que incluye asegurar la

cobertura y calidad de la infraestructura tecnológica (hardware, software y

acceso a servicios de información y comunicación). Junto con esto, las TICs

también presentan potenciales beneficios para mejorar la gestión escolar, lo

que implica además preparar a directivos y administrativos en estas nuevas

tecnologías. (p. 11)

Aquí se muestra como este cambio no puede recaer solo en el docente,

sino que se comparte la carga con su gobierno, escuela y compromiso personal.

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Precisamente de este punto es que surge el siguiente, pues una de las

inquietudes más evidentes ante la función del educador en la nueva educación es

si este tienes las habilidades, competencias y capacidades para asumir dicho rol.

Se conjugan dos aspectos, el quién soy como educador y el quién soy como

estudiante de enseñanza, pues de estas habilidades una que resalta por sobre las

demás es la de la vocación para enseñar, y esta no se limita a decir que uno se

siente cómodo en un salón de clases. Se debe reflexionar sobre la dicotomía que

se produce al estar en una clase de pedagogía, no solo desde la visión del

docente en formación, pues se debe incluir la del profesor que se tiene al frente.

Existe una incógnita que toma tintes éticos sobre cuál es la actitud hacia las clases

de pedagogía, pues al conocerse que el currículo de estos cursos tiende a ser

bastante denso, teórico e histórico, en algunas ramas de la enseñanza,

particularmente las artes donde los estudiantes explorar y buscan constantemente

el mejoramiento de sus capacidades artísticas, estas materias tienen la tendencia

a volverse tediosas, pues distan de los objetivos y técnicas que son comunes

dentro del perfil que se esperan de los futuros educadores en artes; el punto es

que se debe evaluar la posición que se toma como estudiante, si esa falta de

interés por conocer a fondo los métodos pavlovianos, son por poner un ejemplo,

son un indicativo de que se debería replantear si como docente en formación de

hecho tengo o carezco de la disposición de aprender y analizar el pasado en pro

de innovar la práctica docente. Ahora, no es totalmente culpa de los estudiantes

que las clases sean aburridas, y aquí es donde entra el segundo factor variable en

la formación docente, y es el profesor que da el curso. En realidad el tema no

debería ser tan profundo, se limita a la siguiente pregunta: ¿Cómo puedo

pretender que en un futuro a corto o mediano plazo mis estudiantes de pedagogía

innoven y optimicen el proceso de la enseñanza, si yo mismo en el aula no aplico

la mismísima innovación ni me interesa? Es decir, que enseño como me

enseñaron y punto; esta situación lleva a un círculo vicioso prácticamente absurdo,

pues una persona no puede enseñar lo que no conoce, y como se acaba de

mencionar, si el profesor formador de docentes no se preocupa por innovar y

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mejorar su praxis, ¿cómo espera que sus alumno lo hagan cuando se enfrenten al

salón de clases? Tal como se refleja en el documento de la UNESCO (2013)

Ahora, una vez superada la barrera de los cursos de pedagogía aburridos,

surge de nuevo la interrogante de si deseo realmente ser un educador que trabaje

conforme a las nuevas corrientes de la enseñanza, y realizar el ejercicio de

deducir que competencias requieren dicho trabajo. En primera instancia, se debe

abandonar la idea de que uso correcto de las TIC se limita a saber encender la

computadora para subir las notas al PIAD, pues el recurso tecnológico como se ha

discutido hasta el cansancio en todas las catedra de enseñanza del mundo, abre

toda una nueva dimensión e posibilidades de innovación, Aguerrondo (2009)

expone que

El trabajo de la escuela se redefine superando el compromiso de enseñar a

pensar por el compromiso de ense-ñar a pensar-para-saber-hacer. Este es

el desafío de las competencias saber-hacer. Por ello, la función legítima que

se le reconoce a la educación, como institución social, es garantizar un

mínimo de conocimientos compartidos por el conjunto de la población. De

ahí que uno de los indicadores de desarrollo humano sea, precisamente, el

nivel de analfabetismo de la población. (p. 3)

Esta cita no se refiere tanto a lis alumno como al docente, ya que el saber y

hacer parece no estar dentro de las responsabilidades del educando, ellos están

para que les ayuden a descubrir sus conocimientos, sin embargo el educador

debe estar seguro de que la manera en que guía a sus estudiantes es la correcta,

y esta concepción nace de la investigación, la consiente autoevaluación de mi yo

educador y de mi desarrollo personal. Desde informarse sobre conocimientos

fuera del área de experticia propia hasta aprender a manejar de manera

responsable mis redes sociales, la idea de evolucionar en mi praxis educativa

conlleva que el aprender no se acaba el día que me dan el título de docente, pues

10 minutos después la globalización del conocimiento y sus posibilidades de

acceso instantáneo ya se habrán encargado de volverme obsoleto como docente.

Más concretamente, soy de la idea de que el docente debe ser multifacético,

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integrando por ejemplo la enseñanza de la matemática con la de la música,

buscando similitudes y como a una puede mejorar la otra; el docente moderno

está en la obligación de ser tolerante no solo con las situaciones sociales que así

lo demanden, sino poseer la apertura para aceptar consejos y recomendaciones

incluso de sus alumnos, así como mantener la disposición de capacitarse

continuamente en temas de manejo del aula y hasta tecnologías.

El tercer punto a tomar en cuenta la responsabilidad como guía ante la

libertad de acceso a las redes de los alumnos. Se han hecho investigaciones y

mostrado videos que se vuelven virales sobre el peligro de que niños y

adolescentes tengan acceso ilimitado y sin regulación a internet. Desde contactar

y arriesgarse a salir con desconocidos, hasta el ciber bullying y el uso de la

pornografía, son situaciones que si bien parecen insólitas para un adulto, para un

adolescente por ejemplo es parte de su diario vivir. Se debe reflexionar

nuevamente sobre ¿Cómo aprendí que esas acciones no son sanas? ¿Quién me

enseñó? ¿Qué repercusiones puede tener si no oriento a mis alumnos? AL

contestar esa serie de interrogantes es que se puede crear una ideología de

educación social más allá de nuestra materia, para incluir a los chicos dentro de la

dinámica de comportamiento que exige la sociedad. Aguerrondo (2009) lo

establece de la siguiente forma

Frente a cada una de estas interrogantes se pone en juego determinadas

competencias pedagógico-didácticas, político-institucionales, productivas e

interactivas que permiten que el profesor se organice en función del

contexto. Esta competencia, al renegar de las recetas únicas y proponer la

capacidad para adaptarse, es lo opuesto al método tradicional deductivo

que pautaba el deber-ser al renegar de las recetas únicas y proponer la

capacidad para adaptarse. (p. 7)

Finalmente se debe buscar la manera de adaptar estas ideas expuestas al

contexto costarricense, en medio de un sinfín de cuestionamientos a nuestro

sistema educativo, pues la realidad es que intentamos implementar programas de

innovación de vanguardia generado el paisa nórdicos donde se cuenta con los

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recursos para implementarnos. ¿Cuánto no ayudaría a un docente de música

tener instrumentos Orff en su aula (si es que tiene aula de música)? ¿O un

software de graficación de funciones que se pueda proyectar en la pared en el

caso de los profesores de matemáticas? Pero lo cierto es que los presupuestos

del MEP hacen ver estos visones como un imposible. Recae sobre el docente

encontrar la forma de adaptar su práctica al contexto, siempre con la vista puesta

ante el mejoramiento y optimización del mismo.

A manera de resumen, parece que el profesor del mañana debe ser

tolerante, innovador, creativo, estratégico y millones de adjetivos más, pero

principalmente es el tener la capacidad de adaptarse a las exigencias de la era de

la información sin dejar de lado su humanidad.

Referencias bibliográficas.

Aguerrondo, I. (2009) La escuela inteligente en el marco de la gestión del

conocimiento. Innovación Educativa, vol. 9, núm. 47, pp. 33-43. Instituto

Politécnico Nacional. México

UNESCO (2013) Enfoques estratégicos sobre las TICs en educación en América

Latina y Caribe. Oficina Regional de Educación para América Latina y el Caribe.

Chile