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¿Tiene sentido reeditar algo tan viejo?

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¿Tiene sentido reeditar algo tan viejo?

Este documento recoge los dos librillos que el desaparecido periódico EL DÍA deARAGÓN editó en 1987, dentro de su colección de promoción de la lectura “Pensa-

miento y Cultura”. Los librillos (más bien panfletos, pues cada uno de ellos tenía apenas60 páginas), en los que se recogían los artículos de opinión que publiqué en ese

periódico entre 1982 y 1986. A ellos les pareció interesante publicar aquello, y a mí,que acababa de instalarme en Extremadura, me sirvió para mantener durante algo más

de tiempo mi conexión ‘virtual’ con la que hace ya muchos años considero mi ex-tierra.Aún duró un poco más esa conexión virtual, y por eso he añadido como anexo algunos

de los pocos artículos publicados en EL DÍA después de 1986 relacionados con Aragón.

No sé si tiene sentido re-poner a la vista semejantes antiguallas, porque además yomismo los releo y me parece estar leyendo de una tierra inexistente, de un tiempo

inconcluso y como tal imposible, e incluso absurdo.

Una tierra en la que medio centenar de familias de somardas del Norte, y conversos delSur, se tienen repartidas las prebendas desde hace siglo y medio.

Un tiempo en el que el producto de esa tierra que llegó a alcanzar más proyecciónnacional y mundial fue Roldán.

Descansen en paz, la tierra y el tiempo.RIP.

(Eso: que si alguien le ve el sentido, no ya a re-ponerlos, sino a haberlos publicado,incluso a haberlos escrito, que me lo diga)

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Artemio Baigorri

De lo que hay (y de lo que se podría...)

(ARTICULOS 1982-1986)

Epílogo de Angel Delgado

PRIMERA PARTE

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ARTEMIO BAIGORRI

Nacido en Mallén (Zaragoza) en 1956. Estudia Ciencias de la Información en laUniversidad Autónoma de Barcelona y en la Universidad del País Vasco. Entre 1972 y1976 colabora en el diario El Noticiero, y entre 1976 y 1982 escribe en diversos medios,entre ellos Andalán, Esfuerzo Común, Triunfo, Diario16, Primera Plana, Alfalfa, ElEcologista, Transición, El Viejo Topo, Bicicleta, Documentación Social, etc. Entre 1983y 1985 participa en la fundación del diario Liberación, de cuyo Consejo Asesor Editorial(órgano meramente honorífico, ni siquiera consultivo) formó parte. Desde 1982 colaboracon cierta regularidad en EL DIA con artículos de opinión.Entre 1976 y 1981 participa en la mayoría de las grandes batallas ecologistas de la época(nucleares, autopistas, trasvases, papeleras, etc); en 1978 funda con un grupo deagricultores y agraristas de Aragón, Navarra, La Rioja y Tarragona el grupo ARRE(Alternativas Radicales para la Ribera del Ebro), que hasta 1981 convocaría y publicaríadiversos debates críticos.Desde 1979 se dedica fundamentalmente a la planificación territorial y el urbanismo. Haparticipado, como asesor, colaborador o coordinador, en numerosos proyectos deplaneamiento urbano en Aragón (Mallén, Magallón, Agón, Bisimbre, Gallocanta,Somontano del Moncayo, Valle de Hecho, Sallent de Gállego, Ejea, Tauste...), Navarra(Ribaforada, Cadreita, Plan Especial del Suelo No Urbanizable de Tudela, primer premioConcurso Ideas para unas Normas Subsidiarias de Ambito Provincial...), La Rioja (Alfaro),Extremadura (Villanueva de la Serena, Villafranca de Barros, Comarca de Monfragüe,Miajadas, Calamonte...) y en ciudades como Burgos, Alicante, Puerto de Santa Maríao Badajoz. Así como realizado estudios territoriales en Huelva, La Rioja, Camp deTarragona, Area Metropolitana de Madrid, Salou, Puerto de la Cruz, Maspalomas,etcHa publicado una veintena de libros, en su mayor parte como coautor. Entre ellos El BajoAragón Expoliado (DEIBA,1977), Ex tremadura Saqueada (Ruedo Ibérico, 1978),Renteros y medieros en el Valle del Ebro (ARRE-Hórdago, 1978), Vivir del Ebro(ARRE-Hórdago, 1979), Ribaforada (Diputación de Navarra, 1980), La enseñanza de laarquitectura en la escuela de Madrid (Colegio de Arquitectos de Madrid, 1980), Elmodelo extremeño. Ecodesarrollo de La Siberia y la Serena (Ed. Popular, 1980),Problemas de planeamiento ambiental en grandes ciudades (Dpto. de EstructuraEconómica de la Universidad Autónoma de Madrid, 1982), El campo riojano (CámaraAgraria de La Rioja, 1984), Ordenación territo rial rural (Colegio de Arquitectos deBaleares, 1984), Agri cultura Periurbana (Comunidad Autónoma de Madrid, 1985),Puerto de la Cruz (Ed. Novatex, 1987) o Maspalomas (Ed. Novatex, 1987).Desde 1985 reside en Extremadura, donde dirige una pequeña consultora independiente(Taller de Estudios Sociales y Territoriales). Coordina la realización de un Atlas delAgua de la región, así como diversos trabajos de planeamiento y estudios territoriales.

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I N D I C E G E N E R A L

EL AGUA . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 7• El agua es sangre en el Jalón• La solidaridad errática del presidente y el futuro de los regadíos de la cuenca del

Ebro• Los canales no son de derechas• La razón hidraúlica

DE NUESTRO TERRITORIO Y DE LO QUE SE PODRÍA... (ELEMENTOS DE UNPROGRAMA TERRITORIAL PARA ARAGÓN) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 25• Estrategia gasística para Aragón• Los comunales y la independencia municipal• Defender los comunales a cualquier precio• El futuro de los sotos del Ebro• Segunda deforestación de nuestros campos• Fincas mejorables...con dinero del pueblo• Diez tesis sobre Bardenas• Alcalde, pónles un huerto...

DE LA PAZ, LOS YANQUIS, LA OTAN Y ESAS COSAS . . . . . . . . . . . . . . . . . . 60• ¿Qué semana, qué paz, qué desarme?• De «fantasmas», bejorros y moscardas

MISCELÁNEA . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 67• Abrir las universidades al pueblo• Mirando a «Niuyor»• Prudente reivindicación del trabajo negro• Ya son aquí...

EPÍLOGO (por Angel Delgado) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 83

ANEXO (Otros artículos, 1986-1989) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 85• El derecho a la basura• Salvar para siempre el Moncayo de los depredadores (Un programa para proteger

a un Dios que ya no ampara)• Una de himnos• Otra de himnos• Consejo de la Naturaleza de Aragón (el pueblo propone, los partidos disponen)

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EL AGUA )))))))))))))))))El agua es sangre en el Jalón

La solidaridad errática del presidente y el futuro de los regadíos de lacuenca del Ebro

Los canales no son de derechas

La razón hidraúlica

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EL AGUA ES SANGRE EN EL JALÓN

(19.VI.83).Zaragoza

Desde los tiempos más remotos, el con-trol del agua ha sido objeto de luchas ysangrientas batallas. Y en esencia, la Histo-ria de muchos territorios es la historia deesas luchas y esa conquista del agua, cuyamáxima expresión es el regadío. El másantiguo documento escrito encontrado enAragón habla precisamente de la mediaciónque los romanos hubieron de hacer entredos tribus iberas enfrentadas a muerte por eluso de una acequia de riego. Las concordiasy negociaciones más importantes que seconservan en esta región hacen referencia aacuerdos entre señores feudales, comunida-des y órdenes religiosas sobre el reparto delagua de los ríos que surcaban sus pueblos yterritorios.

Muchas veces los pueblos debían con-quistar por las armas el derecho al riego, yen otras ocasiones las armas servían paradefenderlo. Precisamente en el Jalón losregantes debían defenderse a menudo conlas armas, de forma sangrienta, de los ejér-citos que la poderosa ciudad de Zaragozaenviaba regularmente a destruir los azudesde derivación para el riego que los campesi-nos hacían en el curso alto y medio del río.Las aguas de los valles septentrionales delSistema Ibérico, desde el Najerilla al Mar-tin, han bajado no pocas veces teñidas desangre a desembocar en el Ebro. El agua esla vida para muchos pueblos, y la vida sedefiende a muerte. Por eso los sucesos delJalón, cuyos conflictos no han hecho másque comenzar, no pueden sorprender aquienes conozcan la Historia de estas tie-rras.

Es evidente que la actual regulación delJalón y sus afluentes resulta insuficientepara garantizar el abastecimiento urbano dela cuenca y la totalidad de las 15.000 Hasde regadíos existentes, en años relativamen-te secos como los últimos (la sequía es otracosa, los cielos nos libren de una de ver-dad).

Por ello parecen razonables las medidastomadas para garantizar, al menos, el riegode las tierras regables más antiguas. Al finy al cabo, el riego por turno riguroso, de lacabecera al escorredero de cada acequia, esuna gran conquista en la organización delos sistemas de reigo tradicionales. Son losregadíos más antiguos, que en el Jalóntienen categoría de obra de arte, los queprimeramente adquirieron derechos sobre elagua. Sin la existencia y conservación delos viejos regadíos difícilmente podríanaparecer los nuevos.

Socialmente, parece también preferibleque sean los regantes más antiguos, peque-ños agricultores con siglos de experiencia ysudor, los que tengan prioridad en la super-vivencia, frente a explotaciones que hanentrado en el regadío con criterios másmercantilistas. Afortunadamente hay legis-lación, y quien la haga cumplir, para prote-ger estos derechos; porque no cabe duda deque en otros tiempos los pequeños regantesmás antiguos hubiesen llevado las de per-der.

Pero con esto el problema no se resuelve.De un lado no existe la plena seguridad deque ni siquiera los antiguos regantes vayana tener agua suficiente para acabar conéxito el ciclo agrario anual. De otra parte,quedan un millar de hectáreas, o más, denuevos regadíos cuya transformación costa-

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ría hoy entre 500 y 1.000 millones de pese-tas, con los aspersores muertos de risa y elmaíz agonizando. Los empresarios (a menu-do también pequeños agricultores) de estosnuevos regadíos tienen que devolver crédi-tos, amortizar inversiones y dar de comer asus familias, todo lo cual va a resultar difi-cultoso este año.

En esta tesitura, parece obligado plan-tearse un par de cuestiones prioritarias.

En primer lugar, hay que conocer de unavez (tienen que conocerlo agricultores,regantes o expectantes) qué criterios utilizael IRYDA para dar créditos y subvencionesa particulares para nuevos regadíos. Cómoha sido posible que en una cuenca como ladel Jalón, aprovechada ya al máximo de suregulación, con caudales limitados y espe-cialmente castigada por las bajas precipita-ciones desde hace un lustro, se hayan crea-do con el auxilio público tales extensionesde nuevos regadíos, sin a lo que se vearealizar rigurosos estudios previos. Noparece, en este caso, que sea la seriedad loque caracteriza la actuación de quienes,cuando otros proponemos ciertos planes deriego, nos acusan precisamente de ser "pocoserios". No es la seriedad lo que caracterizaa quienes, en los últimos años, vienen ges-tionando la producción de tierras regables.

La segunda cuestión es de mayor peso, yva de lo general a lo concreto. En lo generalconvendría replantearse el abandono que enlos últimos años se ha hecho de los grandesplanea coordinados de transformación ycolonización, gestionados por la Adminis-tración, y de los riegos nuevos y mejoraspromovidos por colectividades (sindicatosde riego o municipios), en favor de unapoyo indiscriminado a los riegos de inicia-

tiva particular; cayendo una vez más en elerror que supone la pretensión de que lainiciativa privada sabe, siempre, qué es lomejor. Dejando por tanto en el desamparo aaquellos particulares no dotados de espíritumercantilista.

En lo concreto, todo ésto se manifiestaen la inexistencia de un Plan Hidrológicodel Ebro serio y creíble, por subcuencas.Porque lo más grave de todo es que, en elfondo, todos los regadíos del Jalón podríanestar abastecidos, y aún ser ampliados, conuna serie de planes coordinados:

a) Regulación al 90 % de los recursossuperficiales del Jalón (quedan, sin duda,numerosos minúsculos embalses por haceren sus afluentes, los agricultores saben sinduda donde, a un precio ridículo)

b) Desarrollo de un plan de aprovecha-miento sensato de las aguas subterráneas,cuyo costo unitario puede reducirse con lasnuevas tecnologías (molinos de viento, etc)

c) Puesta en marcha, de una vez portodas, del proyecto del Gran Canal de laMargen Derecha del Ebro. Esta obra, conser menos preferible por su grandiosidad alas otras, y por tanto a realizar en últimolugar, supondría una verdadera revoluciónagronómica en el Bajo Jalón y sus inter-cuencas. Por lo pronto, quedarían disponi-bles para la cuenca media y alta las aguasque actualmente utilizan para riego lospueblos de sus curso bajo, de Epila a Pedro-la. Y no creemos ya, después de nuestrosestudios en La Rioja, en un gran canal comouna estructura lineal, del tipo de los clási-cos, sino como algo mucho más complejo,un sistema dispuesto para regar tanto pordebajo como por encima de su cota, utili-zando técnicas complementarias. Pero ésa

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es otra. En cualquier caso, no nos llevemoslas manos a la cabeza porque en el Jalón,hoy, las azadas anden en alto, belicosas, ylas tajaderas salten en mil pedazos a golpede martillo. Es genética pura. Esperemostan sólo que la fuerza pública sepa entenderla historia y no cause quebrantos. Y espere-mos sobre todo que el agua que en estosaños no cae del cielo la acarree el Estadopor canales.

))))))))))))))))))))))))))))))

ADDENDA:

Cuatro años después, tan sólo un aumen-to (modesto) en la precipitaciones y unaindiscriminada política de apoyo a la aper-tura de nuevos pozos han paliado levementela situación de esta cuenca. A medio plazoel problema puede agudizarse a medida quevayan agotándose las aguas subterráneasfósiles. Sigue sin resolverse satisfactoria-mente la completa regulación.

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LA SOLIDARIDAD ERRATICA DELPRESIDENTE Y EL FUTURO DE LOSREGADIOS DE LA CUENCA DELEBRO

(19.V.1984). Monfragüe (Extremadura)

Sea por la prensa o por otros artefactosmecánicos de comunicación, a uno sólo lellegan de Aragón malas noticias cuandoestá fuera. Porque es una mala noticia elrecorte de la "Hoja del Lunes" de Zaragozaque me llega. Marraco tendrá que recono-cer, aunque sólo lo haga para sus adentros,que ha metido la pata al expresarse sobrelos trasvases tal y como lo ha hecho en eseperiódico, nada menos que "solidarizándo-se" con los "hermanos catalanes". Puedeque los lameculos de turno y pesebre hayancallado, para no perder simpatías; pero hayque decirle al Presidente que se ha pasado,igual que hay que agradecerle su oportunaactuación en el caso Jánovas.

Porque si hay unas regiones con las queuna porción importante de la poblaciónaragonesa puede sentirse identificada yhermanada, es con La Rioja y con Navarra.El Ebro es un eje económico, sociológico,histórico y antropológico que hermana a lospueblos que se asientan en sus riberas, entreLodosa y Zaragoza por lo menos. Los cen-tros financieros, la Universidad, la industriaagroalimentaria, la cultura, los "Phantoms"yanquis, la GM incluso, el agua sobre todo,son elementos que comunican e interrela-cionan a los pueblos ribereños tanto comolas carreteras, la autopista o los ferrocarri-les. Mientras que la única relación "amisto-sa" con Catalunya, que yo sepa, se da conlas comarcas menos catalanas del Principa-do: las del Baix Ebre. Lo demás son expo-

lios: de energía, capital, población y neuro-nas, como corresponde a las relacionescentro-periferia que caracterizan el estadioactual de nuestra sociedad.

Sin embargo, Marraco parece optarclaramente por solidarizarse con Catalunya,mejor dicho con Barcelunya, al hablar delos trasvases. Años después de que tanto elpropio Baix Ebre como sobre todo La Riojay Navarra se solidarizasen con Aragón en lalucha que nuestra región ha mantenidocontra los trasvases de agua del Ebro aBarcelona, el Camp de Tarragona o la Planade Castellón-Valencia, el Presidente sedescuelga ahora diciendo a los aragonesesalgo así como que mientras no se llevennuestras aguas el problema no debe impor-tarnos.

Lo de menos es la pretensión de que esoya lo dijo antes, porque su actitud de haceseis o siete años era diametralmente opues-ta. Lo grave es la irresponsabilidad del "alláse las compongan".

El abastecimiento de agua limpia delPirineo a Zaragoza, los riegos de Bardenasy gran parte de Monegros, dependen delrecrecimiento de Yesa; de la construcciónde una sobrepresa de más de 100 metros dealtura que triplica la capacidad del embalsey constituye una grave amenaza para algu-nos pueblos navarros. La propia presa estáen suelo navarro, aunque las tierras inunda-das sean aragonesas, y al fin serán los nava-rros quienes tendrán que autorizar la cosn-trucción.

Las aguas que abastecen los canalesImperial y de Lodosa dependen básicamen-te del gran pantano del Ebro situado en lacabecera del río. Y las presas de derivaciónde ambos canales están en tierras navarras.

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El futuro Gran Canal de la Margen Derecha(cada vez más factible, más urgente y másnecesario) depende a su vez de la regula-ción de las aguas navarras y riojanas.

En suma, el futuro de gran parte de losregadíos aragoneses depende no sólo de lasaguas propias de nuestra región, sino tam-bién de las que suministra la cuenca delEbro aguas arriba de Novillas.

En esta tesitura, ¿qué menos podemoshacer con los pueblos hermanos, que devol-verles la solidaridad que se nos presta?Empezando por la generosidad a la hora deactuar en el tema de la regulación del Quei-les (que hablen menos los "zuecos" y máslas alpargatas). Siguiendo por el apoyo a larealización del Canal de Navarra, verdaderocolector que suministrará aguas para elGran Canal. Y acabando por la radicaloposición al trasvase de aguas a Barcelonao Castellón. Porque si, después de regularlotodo, de aprovecharlo todo, sobra agua, éstadebe dedicarse a conservar el Delta delEbro, a mantener el 10 % de caudal ecoló-gico que necesita el río según las conven-ciones internacionales.

En el fondo no es el trasvase lo queimporta, porque ni hay dineros para cons-truir tal especie de autopista hidraúlica, niBarcelona va a necesitarlo cuando llegue laverdadera crisis y la despoblación metropo-litana, ya iniciada, se agudice. Lo que im-porta es la actitud: esa facilidad jesuítica dedecir "digo" donde dije "Diego". Lo quepreocupa es el germen de insolidaridad conlos pueblos hermanos de Navarra y LaRioja (y digo hermanos por supuesto que eneste momento histórico, no en otro pasadoo futuro).

Marraco está sabiendo responder, en

líneas generales y a pesar del flaco conteni-do de nuestra Autonomía, a las expectativasdespertadas. Pero ha de tener cuidado en losdetalles, sobre todo cuando los detallesafectan a más de 100.000 regantes, reales oexpectantes. Aunque sólo sea para no darcarnaza al oportunismo de la derecha regio-nal aragonesa, a la que no parece que lehayamos conseguido arrebatar aún la ban-dera del agua. Y precisamente hay que tenerespecial cuidado en estos días, en que losnavarros andan algo exaltados con el temadel agua, según pudo comprobar EugenioNadal en Pamplona; pues no terminan deentender por qué, paralelamente a los planesaragoneses para la margen izquierda basa-dos en Yesa, no se ponen en marcha elCanal de Navarra y su consecuente GranCanal de la Margen Derecha. No entiendenque, al desligarse tales obras, se les aboquea la judiada (porque además son israelitaslos que han ideado la barbaridad, hasta en lapenetración sionista estamos hermanadasambas regiones) de tener que regar en lamargen derecha del Ebro con elevacionesdel Canal de Lodosa de hasta 150 metros dealtura y sin seguridad de agua; más o menoscomo si Bardenas y Monegros tuviesen queregarse con elevaciones desde el Ebro.Como tampoco terminan de entender que,ahora que por fin se quieren poner de acuer-do para hacer el pantano del Val, éste notermine de arrancar a plazo fijo.

Si hay un tema en el que no se puedeactuar por libre, cada cual en su casa, esprecisamente el agua. Ni la Constitución lopermite.

Aragón, Navarra y La Rioja deben resol-ver conjuntamente sus problemas de rega-díos y abastecimientos urbanos, en aquéllospuntos en que están o pueden llegar a estar

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interrelacionados (que son muchos). Y si laConfederación Hidrográfica no sirve yapara este menester (porque más que laaparente buena voluntad de Nadal pesan lospoderes fácticos de ciertos corporativismosy de algunos caciques del agua que fomen-tan el enfrentamiento entre pueblos), si noes capaz de asumir ese papel dinamizador ycreativo, habrá que dejarla como una insti-tución contable, a extinguir, y negociarentre las tres regiones directamente cadaproyecto, cada problema, cada sueño.

Si ha habido un momento histórico, enlos últimos doscientos años, ideal paraacometer de una vez y de forma conjunta laregulación y aprovechamiento integral delEbro, ese momento es hoy. Sobra cemento,hierro, maquinaria de obras públicas yfuerza de trabajo que no se pueden vender.Hay ahora, tanto dentro de los gobiernos delas tres regiones como fuera de los mismos,gente suficientemente capacitada paralanzarse a este ilusionante proyecto. Elúnico que realmente habrá valido la pena,en nuestra región al menos, en la segundamitad del siglo XX. El único que podríailusionar a toda la población, porque supon-dría sentar las bases para un futuro econó-mico indestructible (misiles aparte).

Y si alguien, entre los gobernantes de lacuenca del Ebro, de las tres regiones quemás directamente viven de este río, puedeasumir el papel de liderazgo en esta opera-ción, es precisamente Marraco. No por serpresidente de Aragón. No porque Urralburuo De Miguel sean menos capaces. Simple-mente porque su currículum como incansa-ble luchador en defensa del agua comorecurso escaso le obliga a ello. Es de espe-rar que sepa entender a tiempo, y lo asuma,el papel que le va a corresponder jugar en lahistoria de Aragón; una historia que, en susdos terceras partes, es la historia del rega-dío.

))))))))))))))))))))))))))))))ADDENDA: Hoy, 7 de julio de 1987,

cuando aún no se ha constituído la nuevaDGA pero están a la vista los resultados delas elecciones regionales, hay que concluirque realmente no parece que Marraco hayasabido responder con el nivel requerido aesa oportunidad histórica que se le ha ofre-cido a lo largo de estos años pasados. Talvez en otra ocasión...

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LOS CANALES NO SON DEDERECHAS

12.X.85 (Extra Pilar'85) Maspalomas(Gran Canaria)

Me piden los buenos amigos de EL DIAunas líneas sobre algo así como hablar entérminos utópicos de las relaciones entreZaragoza y La Ribera. Mientras de otrasregiones nos llaman a hacer programas defomento de la agricultura periurbana, pro-yectos de ordenación territorial o planes degestión del agua, de Aragón nos siguenllamando para dar la nota colorista, el deta-lle utópico, la guinda alternativa que siem-pre alegra una mesa redonda o un especialinformativo. Vale, y agradecido de ver queal menos algunos amigos no se olvidan deuno por lejos que ande.

¿Y canal no es igual a canal negro sicaza secarrales?

Pero resulta que me llaman el mismo díaen que me llega información escrita sobre elfantasma que, como diría Marx (¿es utópicoo atípico citar a estar alturas a este buenseñor?) recorre La Ribera: una serpiente deotoño que con más fuerza que nunca, o almenos con más fuerza de la que nosotroshemos tenido en los últimos diez años,reivindica la construcción inmediata delGran Canal de la Margen Derecha del Ebro.Y es todo un detalle; porque llevamos esosdiez largos años aguantando acusaciones deutopistas por parte de la izquierda estableci-da, por pedir ese canal, y ahora resulta quetambién lo pide la derecha, que no sueleentender de utopías y menos cuando anda lapeseta de por medio. No voy a hablar portanto de utopías. En realidad nunca lo hago.

Aún de lejos, a través de las noticias queunos y otros me hacen llegar, siento elterremoto. En la historia de las grandesobras públicas de larga gestación hay siem-pre un momento crucial en el que definiti-vamente el sueño se materializa en proyec-to...o se pierde definitivamente en el olvido,convirtiéndose en pasto de eruditos y curio-sos de los siglos venideros. Este es el puntoen que ahora se encuentra la gran esperanzadel Gran Canal: o ahora o nunca.

Pero curiosamente no es Madrid quienfrena esta vez, con vergonzosos estudios deviabilidad precipitadamente encargados enuna ápoca en la que lo que "se llevaba" eranautopistas, superpuertos y nucleares, perono canales. Es desde las propias instanciasregionales desde donde hoy se manejanaarteramente esos estudios para frenar unmovimiento, por el hecho simple de queparece estar capitalizado por la derecha(¿pero es que aún hay alguien que crea quehay agricultores de izquierdas?). Y de lejosintuyo que algunos callan para no hacer eljuego a esa derecha.

Pero de lejos la cosa resulta, cuandomenos, ridícula. Porque curiosamente fue elhijo de un represaliado por Franco (o tal vezpor el todopoderoso Lorenzo Pardo) quien,sin duda siguiendo las enseñanzas de supadre, nos iluminó por primera vez sobrelas posibilidades del Gran Canal. Y esridículo porque ha sido precisamente desdela izquierda (que no acaba precisamente enel PSOE-PSA o PSA-PSOE) desde dondeúnicamente se han alzado voces en deman-da de este proyecto. Precisamente ha sido laderecha quien durante muchos años hafrenado la obra, con el contubernio dealguna mano negra atrincherada en laCHDE.

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El Gran Canal no es, en cualquier caso,una cuestión de izquierdas o de derechas,aunque bien es cierto que la "izquierda" enel Poder no ha tenido la cholla (al decir dela Ribera, que de ella hablamos) de hacersuya una estrategia de gestión del agua quepor derecho le correspondería. Tamañoprovincianismo sería hablar de "canales dederechas" en un partido cuyo primer diri-gente se permite pavadas derechistas tangordas como la horterada del gato blan-co/gato negro.

Estábamos hablando de La Ribera...

Sinceramente, no creo que la oposiciònal Gran canal por parte del poder políticoregional esté fundamentada en unos másque discutibles estudios de viabilidad, quecomo las encuestas siempre dicen lo quequiere decir el que los paga. Más bienpienso en un posible pacto con el actualgobierno de Navarra (que no con Navarracomo pueblo). Un delicado pacto tal vez noescrito por el que a cambio de Yesa (aguaspara unos regadíos sin regantes, en losdesiertos de la margen izquierda, allá porHuesca y agua para Zaragoza-DF) Aragónrenunciaría al Gran Canal, al menos porahora, para que el gobierno de Navarrapueda seguir adelante con su ruinoso "PlanMaster de Regadíos Israelitas por Elevacióna Grandes Alturas". Porque evidentementecon el Gran Canal en marcha ese demencialplan de riegos navarro no tendría sentido;pero entonces habría que hablar del Canalde Navarra, y de rebote habría que reconsi-derar el uso de Yesa, y etcétera.

Y mientras en la Ribera aragonesa ahacer también costosas elevaciones de unCanal de Lodosa que cada vez traerá menosagua a estas tierras, y en el Jalón a gastar

millones en pozos, a reñir y a agotar losdelicados acuíferos subterráneos...ésto serála guinda del supuesto pacto.

En estas condiciones, pedir el GranCanal en modo alguno puede ser considera-do como hacer el juego a la derecha; habríaque recordarles a algunos que quienes deverdad hemos luchado contra autopistas,nucleares, petroquímicas, bases extranjeraso fábricas de coches no lo hemos hechoporque fueran « de derechas», pues a laizquierda establecida también le encantanesas guarrerías, sino por considerarlasintrínsecamente malas, pecado mortal.

Pedir el Gran Canal es hacer más anchala Ribera, pues a la Ribera no la definetanto la cercanía del Ebro como sus canalesy eternos regadíos. La Ribera, en la margenderecha, llega hasta la cota 400.

En cualquier caso, consideremos que LaRibera es una de las comarcas menos cono-cidas de Aragón. Tal vez porque lo que nosgusta estudiar y conocer son las zonaspobres, los desiertos y los pueblos muertos(quizás porque tenemos vocación de pobres,o nos gusta parecerlo), mientras que LaRibera es hoy una de las zonas más ricas ydinámicas de la región, gracias a la acumu-lación de capital generado por el regadío, yque sólo al cabo de los siglos se nota.

Y como no se la conoce, no se le hacía nicaso. Nos meten la autopista por las huertas,y contentos, que dicen que es desarrollo;nos estropean a la juventud con la GM, y adar gracias a dios; nos echan los Phantomspor encima del cogote, y ojico con chis-tar...Ni siquiera nos han puesto un enchufeal gasoducto en el cruce de Gallur.

Creo que hay una razón histórica para

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este abandono, que hace que lo del GranCanal se considere una «batalla de la dere-cha» en lugar de una justa reivindicaciónribera. Y habría que buscarla en la compo-sición del Poder regional.

Aquí hace más de cien años que real-mente mandan los aragoneses (que sonesas gentes que hace casi mil años empeza-ron a bajar del monte dando gritos y echan-do a pedradas a los moricos del Ebro);porque mientras en la Ribera se dedicabana transformar tierras de regadío a golpe deajada, los listos de allá arriba andabanhaciendo perras fáciles con las harineras yla electricidad, y con los pastos que acumu-laban gracias al injusto mayorazgo y laemigración de los más pobres.

Por supuesto que algún notable ha habi-do siempre de otras comarcas, de Borja oCalatayud, casi siempre también hijos deharineros, herreros o similares. Incluso elBajo Aragón ha colocado a algunos de sushombres (y bien colocados), gracias sinduda a que durante la Transición se llevabalo triste, y gracias también a la rentabiliza-ción de la mística de las comunidades liber-tarias de las que tanto se hablaba de boqui-lla en los tiempos del PSA.

Pero aquí quienes de verdad siguenmandando son los de Huesca, y los deHuesca lo que quieren regar es La Hoya yLos Monegros...

Seguro que la cosa iría de otra forma sitodas las comarcas pudiesen opinar sobre loque les afecta, si todas ellas estuviesenpresentes en las decisiones regionales; conlo que además se evitaría el que surgiesenpayasos redentoristas con mucho tiempolibre y la manía de creerse Joaquín Costaredivivo. Desde luego, no hubiesen sidoposibles esos pactos que nos condenan aestos secanos si en el Poder regional hubie-se habido algunos riberos con conocimientode causa (que sin conocimiento debe haber-los...).

))))))))))))))))))))))))))))))APOTEGMA: Dicen que la derecha

regional ha capitalizado lo del Gran Canal.Bien, ahora veremos qué pasa cuando se lepidan las amortizaciones del capital(8.VII.87).

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LA RAZON HIDRAULICA

Crítica de la crítica al Gran Canal

A primeros de 1986, Badajoz

"Dos grandes razones recomiendan losriegos muy particularmente a la autoridadpública: su necesidad y su dificultad (...)Entonces, siendo accesible el riego a lasfuerzas de los particulares, debe quedar asu cargo, y sin duda que los propietarios lebuscarán por su máximo interés siempreque les protejan las leyes; y siendo máximaconstante en esta materia que la obligacióndel gobierno empieza cuando acaba elpoder de sus miembros." (JOVELLANOS)

No hay asomo reformador en España queno haya considerado la extensión del rega-dío como un primer objetivo nacional. Enlos tiempos antiguos y en los modernos, ypor igual entre liberales y colectivistas. Enla historia de las grandes ideas españolashay pocas unanimidades, y sin duda una deesas pocas es la que atiende a la necesidadde acrecentar el regadío a cualquier pre-cio.

Por ello resulta especialmente chocantela oposición que los sucesivos gobiernosdemocráticos vienen planteando a uno delos proyectos más interesantes que en estesentido pueden enfrentarse cara al futuro:los riegos de la margen derecha del Ebro.Una oposición que, curiosamente, quienesactualmente disfrutan del Poder (gentesespecialmente sensibles a estos temas) estánllevando a extremos surrealistas.

Tres ideas se están manejando funda-mentalmente como argumentos ofrecidosdesde el Poder para intentar convencer a los

agricultores interesados de que el GranCanal es un sueño utópico (y algunos irres-ponsables se permiten añadir que inclusoestúpido). Tres ideas que se caen por supropio peso y que vamos a desmontar si losamigos de EL DIA tienen la paciencia dededicar algunas páginas a un tema que nopor manoseado deja de ser trascendentalpara el futuro de esta región. Y es de esefuturo del que nos debemos preocupar, másallá de movimientos demagógicos y defantasmones que se pretenden nuevos Costay que sólo están preocupados por aumentarel valor de sus cientos de cahices de "mon-te".

Se argumenta que la idea del GranCanal ha surgido desde arriba

Es la razón más pobre, y por variasrazones. En primer lugar porque ese argu-mento se presenta, precisamente, desdearriba. En segundo lugar porque difícil-mente podemos considerar de arriba a unhombre como don Francisco de los Ríos,que todavía no ha merecido el reconoci-miento que merece, y menos aún a los milesde agricultores de la margen derecha delEbro que, sean cuales sean sus opinionespolíticas, se han manifestado por diversosmecanismos en demanda de esos riegos. Entercer lugar porque difícilmente podríacondenarse un plan de riegos por proponer-se desde arriba, en una región en la queprecisamente los planes de riego que másretraso llevan son aquéllos surgidos desdeabajo (¿o es que acaso querían agua losgrandes propietarios de Bardenas y Mone-gros?); en fin, en absurda esa opinión (queno llega a la categoría de idea) porque esjusto desde arriba desde donde hasta hoy(y hoy con más ahínco que nunca) se havenido frenando el proyecto del Gran Ca-

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nal...

Curiosamente, desde arriba se dice a lavez que el Gran Canal es una "obra noestudiada", y que "mientras para muchos eltema estaba en el olvido la Administraciónsiguió trabajando en su análisis. Los estu-dios aconsejaron no continuar relanzando laidea desde arriba. El CESIE reflexionó muypoco sobre lo que estaba haciendo o, qui-zás, hubo miedo a decir la verdad como hoyse está diciendo". Una enorme retahíla decontradicciones en unas pocas líneas. Por-que a mi lado tengo los documentos delCESIE (que en lo que respecta a los rega-díos me parece uno de los documentos másserios realizados sobre el Ebro) en los quese plantea como posible el Gran Canal, conuna superficie regable de 276.000 Has, delas que más de 220.000 serían aragonesas.Eso fue en 1971. Cinco años después, en lamemoria del cincuentenario de la Confede-ración Hidrográfica del Ebro, tambiénaparecen entre los futuros planes de riegolos del entonces llamado Canal del Ebro.De 1978 tenemos a la vista otro informe, ala propia DGA, de otro gran experto arago-nés en regadíos, Carlos Albasini, que redu-ce notablemente la superficie regable enAragón por el Canal del Ebro (a unas83.000 Has), pero insiste en su viabilidad.En fin, otro documento que tenemos a lavista, éste fechado en 1980 y firmado porEPTISA, recoge entre los regadíos futurosel Gran Canal, con sus 270.000 Has. inicial-mente previstas. Y cabría citar asimismo losplanes de Susín, que si bien difieren nota-blemente de los del CESIE en el diseño delsistema, coinciden en el Gran Canal, aquíllamado Canal del Bajo Aragón (Susín hacenacer el canal desde el Arga, en Navarra,pero la superficie regable en Aragón es

prácticamente la misma que la propuestapor De los Ríos). Estos serían, digámosloasí, los principales hitos técnicos en lahistoria del Gran Canal.

En cuanto a la historia política del pro-yecto, puede resumirse en unas breveslíneas para mayor información del público.A finales de los 60 la idea tomó forma en lamente de algunos técnicos, básicamente delIRYDA. A mediados de los 70, la cuestióndel Trasvase y «guerras» como la del pi-miento llevaron a las Cámaras Agrariasprovinciales de Zaragoza, Navarra y laRioja a encargar por su cuenta, a INTEC-SA, unos estudios previos sobre la posiblezona regable del nuevo canal. Pero comolas Cámaras no lo pagaron, el estudio quedóinacabado en 1976. Eran unos años en losque las grandes consultoras técnicas noandaban muy bien de trabajo, y la todopo-derosa INTECSA consiguió un tiempo mástarde que el MOPU y el IRYDA pagasen ladeuda de las Cámaras Agrarias y le encar-gasen la finalización del estudio. Peroentonces el estudio ya no se hacía para unosorganismos interesados en el canal, sinopara otros que ya entonces eran declaradosenemigos de los grandes planes de transfor-mación en regadío. Y todo estudio de viabi-lidad suele decir lo que desea oir el que lopaga.

Pero entretanto el tema no queda en elolvido. Grupos y movimientos minoritariospero sumamente activos en aquélla época,como ARRE (Alternativas Radicales parala Ribera del Ebro) y luego el Frente delEbro plantean el Gran Canal como parteirrenunciable de una gestión integral yprogresista de las aguas del Ebro. En deba-tes, libros, folletos, manifestaciones y mar-chas reivindicativas el tema del Gran Canal

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sale repetidamente a colación en las tresregiones interesadas. ¿Que mientras, laAdministración seguía trabajando duramen-te en el análisis del tema?. Me permitiránque lo ponga en duda.

Y por fin, parece que ahora el tema hallegado de forma masiva hasta los propiosagricultores. Puede, eso sí, que con la ayudaintencionada de ciertos grupos políticosinteresados en atacar al PSOE. Pero el casoes que ahí está.

Si todo ésto es una idea nacida desdearriba, que bajen Santa Lucía o Barraquera curar a los miopes.

Se argumenta que no hay agua sufi-ciente para el Gran Canal

Y es ésta una idea tan débil en la baseque, como la que hemos desmontado en laslíneas anteriores, tampoco pasa de la cate-goría de opinión.

Ha sido ampliamente demostrado pordiversos estudios que hay agua suficiente enla cuenca del Ebro para atender todos losregadíos planteados, y que aún quedaríapara atender el necesario caudal ecológicoque debe llegar al Delta (del Ebro, no delLlobregat ni del Riudecanyes).

Por supuesto que se precisan nuevasregulaciones, tanto grandes como sobretodo pequeños embalses de cabecera, y porsupuesto que amortizando los costes socia-les que conlleven y minimizando al máximolos impactos ecológicos. Según los plantea-mientos del CESIE, se precisaba una apor-tación de 2.171,15 Hm3/año para abastecerel Gran Canal. Pero si, como los estudios desuelos aconsejan, la superficie regable sereduce a unas 150.000 Has, y aplicamosconsumos más adecuados a los nuevos

tiempos de escasez (8.000 como máximo enlugar de 10.000 m3/Ha/año), la demanda sereduce a unos 1.500 Hm3, algo más de lamitad de la aportación inicialmente previs-ta.

Por supuesto, la mayor parte de las regu-laciones para el canal deberán hacerse fuerade Aragón, aguas arriba de la cuenca. Peroes también falso el argumento de que lasregiones que soporten las regulaciones novayan a beneficiarse (como mínimo, ade-más de regadíos obtendrían producciónhidroeléctrica).

De un lado, el propio Gran Canal preveíael informe del CESIE que regase más de27.000 Has en La Rioja, y más de 31.000 enNavarra. Pero el Gran canal de la margenderecha lleva consigo la realización delentonces denominado Canal de Rioja, quepodría llegar a regar más de 100.000 Has enNavarra y unas 20.000 en La Rioja, y queademás aportaría aguas al Gran Canal delEbro. Y hay que añadir las 17.000 Has delCanal de Navarra. Aunque se redujesenproporcionalmente las superficies de estosnuevos canales a partir de los estudios desuelos, seguirían siendo compensaciónsuficiente para las regiones vecinas. Y porsupuesto que hay agua para todo este siste-ma, mientras no se demuestre lo contrario(y hasta ahora nadie lo ha hecho, al menosseriamente).

Evidentemente, un sistema de gestión delagua y de regadíos tan complejo como elque se proponía en el CESIE (y que, contodos los retoques que se quiera, siguesiendo esencialmente válido) exige unacapacidad de gestión y una imaginaciónpública muy superior a la que se ha venidoaplicando hasta el momento. Sobre todo en

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lo que a la margen derecha se refiere.

Pero por el contrario, en la actualidadparece primar una concepción que pone elacento en los pequeños regadíos, en laslíneas siguientes:

a) Apoyo a la iniciativa privada

b) Máximo aprovechamiento de lospequeños ríos

c) Pequeños regadíos basados en aguassubterráneas

Es una línea interesante, que por supues-to hay que aprovechar y profundizar, peroque también tiene serias limitaciones, y engeneral tiene un carácter (salvo en el casode las regulaciones de afluentes) menospermanente y seguro que el de los grandessistemas. Y en este sentido es absurdo quese presente como problema la irreal falta deaportaciones para el Gran Canal, mientrasse promueven pequeños regadíos con unasaguas subterráneas que a plazo medio seagotarán y que había que conservar comooro en paño, para cuando no quedase otroremedio; o se plantean contínuas ampliacio-nes a base de costosas elevaciones desde uncanal como el de Lodosa, que ya viene en laactualidad muy apurado, y que a medioplazo provocará serios conflictos si al nohacerse el Gran Canal los navarros desarro-llan todas las elevaciones previstas por eldemencial Plan Master. Y es asimismo unalínea que puede generar de alguna forma unregadío menos social. ¿ Cómo ha podidoargumentarse, por ejemplo, que la esperadaelevación del Lodosa para regar los comu-nales de Mallén no es factible, mientras seplantea una a Borja, a más cota y mayordistancia?.

Por el contrario, pensamos que esa nota-

ble tendencia hacia los pequeños sistemas,ese "small is beatiful" que por fin parecehaber llegado a ciertas instancias, debeaprovecharse precisamente para lograr unacertado diseño de ese gran sistema generalde riegos de la margen derecha. En el infor-me sobre la agricultura de La Rioja (publi-cado en 1984 por la Cámara ProvincialAgraria con el título "El campo riojano") yaplanteábamos, bastante antes de que surgie-se el debate que ahora nos ocupa, la conve-niencia de cambiar la concepción de lo quedebería ser el Gran Canal. No viéndolotanto como un canal lineal con su propia redde riegos, sino más bien como un canaldistribuidor que refuerce los sistemas deriego ya existentes, generando en otraszonas nuevas su propia red. El canal deberíaser como un nuevo río, que pasa a recibirprecisamente tratamiento de río (con"afluentes" y derivaciones), adoptando unaactitud de aprovechamiento integral delos recursos agua, sol, tierra, viento... Enzonas en las que el canal pasase por el cursobajo de sus afluentes podrían ubicarse, tantopor debajo como por encima de la cota delcanal (elevando agua durante el inviernocon sistemas de baja energía, como molinosde vientos, sólo para dar en primavera unpar de riegos que asegurasen las cosechasde cereal, forrajeras y/o frutales) pequeñosembalses semiartificiales a los que el canalabastecería de agua durante el invierno,cuando más agua sobrante llevan tanto elEbro como sus afluentes de la margenderecha. Incluso en casos como el del Naje-rilla o el Iregua podrían verterse los sobran-tes (que los tendrán una vez finalizada suregulación, y previstos los caudales ecoló-gicos), aunque sean escasos, directamente alcanal.

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En la mayoría de los otros casos (Cida-cos, Alhama, Queiles, Huecha, Huerva,Guadalope...) sería el canal quien aportaseagua a los afluentes, para asegurar el riegode las zonas más bajas de los mismos, conlo que casi toda el agua propia de estos ríospodría destinarse a los regadíos antiguossituados por encima de la cota del canal.Esto en ríos como el Alhama, el Queiles oel Jalón sería vital...

En fin, se argumenta que el costo delcanal es excesivo y que aún quedan mu-chos otros regadíos pendientes de hacer

Aquí podemos convenir en que, efectiva-mente, un plan de estas característicassupone un elevado costo. ¡Vaya descubri-miento!. Pero ni podemos aceptar las afir-maciones de Nadal, en el sentido de que laconstrucción del canal supondría la ruina delos agricultores, ni mucho menos creernoslas cifras que Marraco ha manejado públi-camente. Si hubiesen sido otros, se lesacusaría de demaogos; siendo ellos, prefiereuno pensar en errores de cálculo y fallosmemorísticos.

De asumir las cifras dadas por Marraco,que hablaban de un coste de 3.000.000 depesetas por Ha transformada, el presupuestocon las 100.000 Has que dicen viables enAragón se nos iría, para todo el sistema senos iría a 400.000 millones. Cifra por cifra,afirmo sin miedo a equivocarme que todo elconjunto en ningún caso superaría los100.000 millones, con un coste por Hanunca superior a 1.000.000 de pesetas. Peroes que además se hace un planteamientoque creemos, cuando menos, injusto, y aquísí que descaradamente demagógico, alpretender que fuesen exclusivamente losregantes los que debiesen financiar la obra.

En contra no sólo del espíritu de este tipode obras, que beneficia al conjunto de lanación, sino incluso de la legislación vigen-te, que preve importantes ayudas y subven-ciones de la Administración para la trans-formación en regadío. Por lo menos las queles han dado a los grandes latifundistasaragoneses para hacer sus transformacionesprivadas.

De otra parte, no nos cabe ninguna dudade que tanto las obras de regulación preci-sas como el propio sistema de distribuciónde las aguas permitirían la construcción deuna importante red de centrales hidroeléc-tricas que facilitarían una más rápida amor-tización de las obras para el Estado. Porsupuesto centrales hidroeléctricas "blan-das", productoras más en base a caudalesque a saltos. Y no se ataque con los fácilesargumentos utopianos de siempre, que lacosa no es nueva: en otra línea Susín plan-teaba hace casi 20 años una idea similarpara los regadíos de la margen izquierda,aunque quizás con planteamientos más"duros"; y ahí está la minicentral que enpleno Canal de Tauste ha construído unparticular, como siempre anticipándose a lainciativa pública aunque ésta estaba adverti-da de las posibilidades al respecto. Aunqueello obligaría lógicamente a asignar losaprovechamientos hidroeléctricos al órganogestor del sistema de riego, y no a las em-presas eléctricas.

No se asuste pues a los interesados conun lobo que no existe sino en las cabezasatormentadas de aquéllos que discurren máspara oponerse a cualquier proyecto alterna-tivo e ilusionante que para oponerse a losproyectos de las multinacionales, el grancapital y todos los demás poderes fácticos.Y reflexione Nadal sobre sus divergentes

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planteamientos de hace sólo unos años,cuando al analizar la historia de los rega-díos españoles se dolía de aquéllas épocasen las que los gobernantes en lugar deapoyar el desarrollo de grandes planesdejaban que sólo se desarrollase lo que lainiciativa privada pudiese acometer. Así,recuerde cómo reinando Felipe II se desa-tienden las grandes obras públicas hidraúli-cas y se desarrolla un proceso de transfor-mación por iniciativa privada. Si relee eseno muy viejo texto suyo, Nadal encontrarácómo "ya en este periodo las víctimas de lascostosas transformaciones de la agriculturade secano en agricultura de regadío eran lospequeños campesinos (...), pues debido a lasgrandes inversiones de capital precisas estecambio traía consigo otro tipo de transfor-mación de campesinos libres en campesinosesclavos de sus inversiones". Ni más nimenos que lo que ahora puede ocurrir conmuchos de esos pequeños regadíos a basede pocicos y tuberías. ¿Tan poquito hemosavanzado desde Felipe II?.

En fin, tampoco hay que insistir muchoen lo del costo, pues es un fuego fatuo, unargumento sin ningún peso frente al millónde hectáreas de nuevos regadíos que Españanecesita para sustituir las importaciones demaíz y soja de los USA; los casi 600.000millones de pesetas en divisas que cada añonos cuestan las importaciones agrícolas. Esun argumento sin ningún peso frente a los300.000 millones del programa FACA, los20.000 millones regalados a la GM, los25.000 millones que cada año nos cuesta laSEAT, los casi 30.000 regalados a la ITT olos que se pensaba regalar al Pato Donald.En fín, ¿qué es eso comparado con la in-mensidad del Universo...?

Por cierto, ¿se ha advertido a todos los

que se aventuran a esos regadíos basados enprofundos pozos, elevaciones y aspersión,del coste crecientemente elevado del agua,que bien puede llevarles en ciertos casos -yhemos visto no pocos precedentes en otraszonas del Estado - a no poder regar por nopoder atender el coste energético?

Otra cosa es el orden de prioridades.Efectivamente, plantear el dilema "GranCanal ¡YA!" cuando aún se están terminan-do planes iniciados en el regeneracionismoy el costismo, y cuando existen objetivosclaros a veinte años puede provocar lafrustración colectiva. Pero a ésto habría queañadir que si no ya los regeneracionistas,sino incluso los promotores del Canal Impe-rial o el de Tauste, se hubiesen hecho esosmismos planteamientos, a estas horas que-daríamos (o quedarían, que algunos ya noestamos) en Aragón cuatro y el de la guita-rra: los demás seríamos vecinos de SantaColoma, Rubí o Cornellá.

Es delicado hablar de prioridades. Perohabría que considerar al plantearse un ordende prioridades algunos aspectos, como porejemplo:

a) Desde la guerra civil no se ha desarro-llado en la margen derecha otro sistema deriegos de grandes proporciones que el delNajerilla (para menos de 20.000 Has y conun diseño y gestión poco afortunados), quepor cierto ya estaba proyectado desde 1931.Mientras, en la margen izquierda, con me-nor tradición de riego, se han desarrolladoy se están construyendo planes para regarcasi 300.000 Has con grandes sistemas.

b) En la margen derecha los nuevosregadíos irían a mejorar antiguos regadíos ya ensanchar las superficies regables de losviejos regantes que saben usar el agua y

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sacarle provecho; mientras que los nuevosregadíos de la margen izquierda suponen ensu mayoría una creación ex novo, con todoslos problemas de adaptación y consolida-ción que ello supone.

c) La estructura de la propiedad es so-cialmente más aceptable, en general, en lamargen derecha que en la izquierda (enmuchas de cuyas nuevas zonas regables seda un serio fenómeno de latifundismo)

d) En fin, suele ser habitual al trazar unorden de prioridades el atender a la volun-tad transformadora de los afectados. ¡Yvaya si quieren transformar y regar losagricultores de la margen derecha!

En suma, la cuestión es bien simple:parece ser que hoy por hoy se presentan dosalternativas para la transformación en rega-dío en la margen derecha del Ebro. de unlado una transformación en salpicadura,pequeñas zonas aisladas de nuevos rega-díos, en base a pozos, elevaciones desdeantiguos canales ya colmatados o desde elpropio Ebro, y grandes inversiones encapital (bombas, aspersión, goteo...). Frentea esta opción, un gran plan de transforma-ción unitario que transforme de una vez portodas todo lo transformable.

El problema no está, como equivocada-mente se quiere hacer ver, en cúal de esasdos alternativas es la mejor (es obvio).Porque en realidad tales alternativas sonuna sola: regar la margen derecha. Lacuestión está en si lo vamos a hacer de unavez y para siempre, o como los malos con-sumidores vamos a despilfarrar el erariocomprando barato y gastando varias vecesen los mismo. Pues a la postre, y ahora estámás claro que nunca, el Gran Canal, o comose llame, acabará por hacerse. Allá cadacual con el papel que quiera jugar en estahistoria.

)))))))))))))))))))))))))))))APOTEGMA: Lo que ahora creo es que

quienes en estos últimos tiempos se hanopuesto al Gran Canal no lo han hechoporque sea un tema promovido por la dere-cha (que no es cierto), sino por todo locontrario. Tal vez ahora se quiten las oreje-ras, porque ésto del Gran Canal es un buenasunto para eso que ahora llaman "políticade gestos" (1987).

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DE NUESTRO TERRITORIO Y DE LO QUE SE PODRIA...

(Elementos de un programa territorial para Aragón)

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Estrategia gasística para Aragón

Los comunales y la independencia municipal

Defender los comunales a cualquier precio

El futuro de los sotos del Ebro

Segunda deforestación de nuestros campos

Fincas mejorables...con dinero del pueblo

Diez tesis sobre Bardenas

Alcalde, pónles un huerto...

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ESTRATEGIA GASÍSTICA PARAARAGÓN

20/21.VII.82 Logroño

La decisión de Tauste Ganadera SA deconstruir una planta de biogás con el fin deaprovechar los residuos orgánicos de lapropia explotación vacuna, y la publicaciónde datos oficiales sobre el yacimiento deJaca, ofrecen elementos de juicio paraalgunas reflexiones en torno al tema delgas. Un tema prioritario para el gobiernoaragonés -según manifestó en estas páginasel consejero de Industria y Energía el pasa-do 15 de junio-, a pesar de que no se les venluces de querer encararlo satisfactoriamen-te.

Parece que el gas ha sido hasta ahora,para la DGA, tan sólo un instrumento másde enfrentamiento demagógico con Catalu-ña, en función de la hipotética entrada enEspaña (¿ya nos lo permitirá Washington?)del no menos hipotético gasoducto Uren-goy-URSS / Lacq-Francia (¿ya se lo permi-tirá Washington?). Eso, de un lado.

Del otro, más grave aún, parece quecontinúen empeñados en seguir con el gasaltoaragonés la misma política que con loscarbones bajoaragoneses o las aguas pire-náicas: querrían quemarlo todo cuantoantes, derrocahrlo como heredero desalma-do, con el único fin aparente de obtener másdinero en concepto de canon energético.Como el mendigo que los Monthy Pithonencarnan en "La bestia del reino", aquél quese corta los pies para pedir limosna comotullido.

Más aprovechamiento

En vez de en esas polémicas gaseosassobre el gas soviético, y en esas fácilesexportaciones energéticas, mejor haría laDGA en ocuparse en conseguir que el gasque ya está circulando por el gasoducto delEbro, que tantas expropiaciones costó en sudía a los pueblos afectados, deje riqueza enalgún otro punto además de en Zaragoza yen Figueruelas-GM. Que no veamos pasarel gas hacia el Noroeste sin olerlo, tal ycomo vemos pasar el agua hacia el Surestesin beberla.

El gobierno vasco, que persigue el loableobjetivo de enriquecer al máximo Euskadiaprovechando sus propios recursos y, sipuede, los ajenos, acaba de crear un enteenergético regional cuyo objetivo es el dellevar a cabo la política energética que elEstado central es incapaz de poner en mar-cha. En la medida en que les dejen, losvascos van a arreglarse por su cuenta almenos en aquéllos puntos desatendidos porMadrid. Por lo tanto, el ente va a gestionarla distribución del gas que salga del golfode Vizcaya, además de la propia central deLemóniz (que tendrá que acabar convertidaen una térmica de gas o derruída).

La Diputación Foral de Navarra es pro-bable que termine aceptando, siquiera enparte, la sugerencias que se le han hecho eneste sentido y termine creando un entesemejante.

En Cataluña posiblemente se tarde más,porque las grandes empresas energéticasestán más representadas en la Generalitat.Pero, en general, todas las regiones delEstado deberán seguir tarde o temprano estalínea, más aún si la mininacionalizaciónprometida por el PSOE permite introducir

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algún tipo de controles también en laseléctricas.

En Aragón hay bastantes posibilidadespara realizar otro tanto que lo realizado porlos vascos, y aún profundizando más, por-que tenemos más recursos energéticos queEuskadi. Aragón puede ser exportadora deenergía, si así se quiere, pero después deexplotar al máximo los recursos en el inte-rior de nuestra región.

Aragón, en plena red

El gas ha sido reconocido en multitud detrabajos, así como por numerosos asesoresgubernamentales norteamericanos, como laenergía clave para la transición desde lasenergías no renovables a las renovables. "Elproblema es la transición", afirma el biólo-go Barry Commoner en "The politicis ofpower". Y esa misma opinión nos ofrecía eltema al amplio equipo que en 1981 realiza-mos, por encargo de la Diputación Foral, unproyecto de Plan de Gestión Energéticapara Navarra.

El gas tiene algunas características, entreotras, que avalan tal convencimiento: esfácil de transportar una vez montada lainfraestructura básica, no es contaminante(o casi), es más abundante que otras ener-gías no renovables y más fácil de extraer.Para España es un recurso esencial, porqueademás de contar con los relativamenteimportantes yacimientos de Jaca, Golfo deCádiz y Golfo de Vizcaya, contamos con uncontrato de abastecimiento de gas africanopor veinticinco años, y con la posibilidad(bastante más remota de lo que puede pare-cer, mientras Europa, y más aún España,sigan en la órbita USA) de "enchufar" alproyectado gasoducto siberiano y, a máslargo plazo, al africano SEGAM. Y en

Aragón lo tenemos mejor porque estamosen el centro tanto de la actual como de lafutura red gasística nacional.

Hay, sin embargo, poderosos inconve-nientes como para esperar del Estado cen-tral una potenciación del gas en unos mo-mentos en que se está montando a la bravael negocio de importar carbón. Tan oscuroes el asunto que hemos llegado a encontrar-nos cómo la misma consultora que hace losproyectos de ENAGAS, y vende el produc-to gas a los pueblos por los que cruza elgasoducto, convocaba en Madrid a losfabricantes de ladrillos de toda España pararecomendarles utilizar carbón; a pesar deque ésta es una energía de muy baja calidadpara este tipo de industria, y mucho máscontaminante que el gas natural.

Por ello, Aragón debe actuar por cuentapropia, desarrollando una estrategia particu-lar, a dos bandas. De un lado, una políticade fomento de la gasificación, porque allídonde haya gas irán muchas industrias en elfuturo (podríamos haber aprendido ya conla GM, rediez). De otra parte, una políticamás imaginativa que lleve a utilizar losgasoductos con un efecto de feed-back, éstoes tanto para sacar como para meter.

Diseño de infraestructura

Como consecuencia residual de la volun-tad central de dotar de gas a otras regionesdistintas de la nuestra (como ya ocurrió conel gasoducto y la autopista del Ebro), esmuy posible que las principales áreas eco-nómicas de la región se encuentren dentrode un plazo inferior a diez años con lainfraestructura básica del gas.

Así el Valle del Ebro, con el actualgasoducto; el corredor Zaragoza-Teruel,

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con el SEGAMO, que unirá el Levanteespañol con Africa; el Valle del Gállegocon el gasoducto Serrablo-Zaragoza; lazona oriental de Huesca con el proyectadoramal a Monzón (que deberá servir también,seguramente, para abastecer Lérida); y elValle del Jalón con el gasoducto Ma-drid-Zaragoza, que terminará por construir-se a plazo medio, y que conectará con elque -si los yacimientos lo permiten- lleveparte del gas gaditano a la capital del Reino.

Queda a la DGA la labor de completaresta creciente infraestructura de dos modos:haciendo que allí donde ya es posible seexplote el gasoducto, y completando la redinfraestructural básica.

Como ejemplo del primer modo pode-mos citar el caso de Mallén, uno de lospocos puntos con cámara de descompresióndel gasoducto del Ebro, esto es con capaci-dad de enchufar ya, y con fábricas deladrillos y conservas -las que mejor aprove-chan el gas- y que sin embargo está singasificar; la DGA, la DPZ o quien sea,deberían acometer asociadas con ENAGASla gasificación de este pueblo. El proyectoen realidad debería hacerse conjuntamentecon Navarra, para atender a la vez a lagasificación de Cortes, a sólo 2 kms dedistancia y altamente industrializado.

En el segundo caso se encontraría lacuenca del Arba, que cuenta con tres impor-tantes núcleos urbanos (Gallur, Tauste yEjea) relativamente industrializados; con unpolígono industrial en Ejea falto de unainyección como podría ser la del gas; conun futuro polígono industrial en Gallur(seguramente mancomunado con Mallén,Magallón y otros pueblos de la zona) faltode aprobar y desarrollar y que también

estará en su día falto de industrias; y conuna experiencia como la que va a poner enmarcha Tauste Ganadera SA.

Si la DGA acordase promover la cons-trucción de un ramal del gasoducto del Ebrodesde el cruce de Gallur hasta Ejea, habríapuesto en marcha un impresionante meca-nismo económico-energético que, si ademásse uniese al ferrocarril que a medio o largoplazo debería reconstruirse, completaría laobra colonizadora realizada en las Bardenasen los últimos años. Para ello debería con-seguir de ENAGAS la construcción de unacámara de descompresión en dicho cruce (lacual ya se hubiese puesto de haberse pro-yectado el gasoducto estudiando el territo-rio en lugar de distribuir las cámaras aleato-riamente cada 20-30 kms). Será un pocodifícil, porque ENAGAS cerró de algúnmodo el cupo y existen además dificultadestécnicas añadidas. Pero en Navarra seconsiguió una para Ribaforada, por lo quehay un precedente. Además, ENAGASdebería financiar en parte el ramal, comoconcesionaria de la distribución y venta.

¿Qué ocurriría si junto a Tauste Ganade-ra pasase un gasoducto al que pudieseconectar?. Seguramente que en lugar deinstalar una minicentral de 285 Kw paraquemar todo el biogás producido por losdigestores, instalaría una más pequeña parasatisfacer las necesidades propias. Porque elrendimiento energético del metano (comode cualquier otra fuente de energía) esmenor si primero lo convertimos en electri-cidad; de modo que TG preferiría sin dudavender directamente el gas sobrante a ENA-GAS, o a la Red Aragonesa de Gas, antesque convertirlo en electricidad para vender-lo degradado a ERZ o FENSA.

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Sacar y meter

Esta es la segunda línea estratégica delas dos a que hacíamos referencia: utilizarla red de gasoductos no sólo para sacar,sino también para meter gas.

Esto es especialmente importante enterritorios como el nuestro, con una agricul-tura intensiva (es decir de un gran potencialmetanizable) y una potente ganadería. Sindejar por ello a un lado las posibilidades delos resíduos urbanos en un ciclo cerrado:

Básicamente se trata de que la red degasoductos no tenga una única dirección:Serrablo-punto de consumo. Pues puedellegar un momento en que la producción engranjas como Tauste Ganadera u otras (puesel procedimiento es igual o incluso másrentable en granjas más pequeñas), sumadoal gas africano o soviético contratados, eltratamiento de los residuos urbanos o alresultante de cultivos energéticos directa-mente destinados a metanización, seanmayores que las necesidades de consumo.Ello permitiría ir rellenando el yacimientodel Serrablo, guardando así para tiempospeores (que los habrá) tal y como estánhaciendo hoy los USA con el gas y elpetróleo, o bien vender a la red nacional degas, obteniendo un canon energético por unproducto renovable, y no por un carbónirreproducible y contaminante o unos super-pantanos despobladores.

Ello precisaría, ya mismo, una políticade difusión de los digestores de metano yotras tecnologías energéticas dulces en las

comunidades rurales. No hay que olvidarque en USA la People Gas Company deChicago está vendiendo a sus abonadosmetano de estiércol mezclado con el gasnatural, con espléndidos resultados.

Una política racional en materia energé-tica iría en Aragón en esta dirección: exten-der las redes de gasoductos al máximoterritorial y fomentar la producción demetano y otros gases similares sucedáneosdel gas natural, haciendo así el flujo del gasmás complejo y, por tanto, más rico y per-durable. Estoy seguro de que, tanto elINter-Aragón como el Plan Energético quela ETSII de Zaragoza parece ser que realizapara la DGA recogerán ya estas potenciali-dades. Falta ahora que, si no los actuales, almenos los futuros miembros del gobiernoaragonés sepan y quieran llevar a cabo estapolítica.

))))))))))))))))))))))))))))ADDENDA: En los cinco años transcu-

rridos desde que se escribió este artículo, esevidente que el Estado central ha escuchadoy puesto en práctica los consejos que sevenían dando desde diversas instancias enel sentido de fomentar el uso del gas natu-ral. El gobierno del PSOE ha realizado eneste tema una buena política, aunque tími-da, que al menos ha permitido romper elbloqueo institucional a que se venía conde-nando el gas natural en los sucesivos go-biernos de la UCD. Desgraciadamente, lapolítica regional no parece que haya ido enla misma línea, salvo que me falte la infor-mación. De hecho, se está inviertiendo consuma alegría en un proceso, como es lalicuefacción del carbón, que no por ser unatecnología más dulce que la que tradicional-

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mente se viene aplicando deja de suponer elquemar unos recursos escasos, mientras elgas que nos viene de fuera y pasa antenuestras narices no lo sabemos aprovechar,ni se invierte en tecnología para recuperarcomo biogás la energía degradada de losrestos de biomasa, tan abundantes en estaregión.

Queda por tanto en pie no sólo la totali-dad del artículo sino especialmente la frasefinal (1987).

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LOS COMUNALES Y LA INDEPEN-DENCIA MUNICIPAL

25.VII.1982 Gallur

Pasan los días sin que nadie conteste alvoluntarioso, populista pero no por ellomenos equivocado y negativo artículo deEugenio Nadal, en el que, en apretada sínte-sis, se proponía no sólo la expropiación porel IRYDA de los comunales de Tauste yEjea afectados por la segunda parte deBardenas, sino incluso que dicha expropia-ción sea sin indemnización (puesto quetales ayuntamientos se tienen por socialis-tas) para que los futuros colonos puedanhacerse más fácilmente con la propiedad.

Creo que hay que empezar desautorizan-do el principio mismo de propiedad queenmarca la tesis de Nadal. El socialismo, yen general el pensamiento de la izquierda,no parece perseguir simples cambios en latitularidad de la propiedad de los medios deproducción, sino la abolición de la misma,o en todo caso formas de propiedad social ocomunal. Si las tierras de Tauste y Ejea sonen un gran porcentaje, ya hoy, propiedadsocial de todos los taustanos y ejeanos porigual, haríamos la revolución al revés,retrocediendo al tiempo de las desamortiza-ciones liberales, si ahora los ayuntamientoslas repartiesen privatizándolas.

Lo que se regala no se valora

Dotar de tierra a los necesitados, crear deeste modo puestos de trabajo y aumentar lariqueza nacional no tiene porque llevaremparejado, en principio al menos, el darlesesa tierra en propiedad. Ni siquiera la que

hipotéticamente se pudiese llegar a expro-piar a los latifundistas. Don Pascual Carriónescribía en 1931: «Desgraciadamente lapropiedad del suelo, como tantos otrosprivilegios, dura poco en manos de loshumildes. Esta es la causa de los fracasosque han tenido la mayor parte de los repar-tos de tierra cuando han sido de buena cali-dad». No hay más que ver los pueblos decolonización ya existentes en Tauste y Ejea:aún no han terminado de recibir los títulosde propiedad del IRYDA y ya están ven-diendo la parcela bastantes colonos, enmuchos casos con mecanismos inclusosemifraudulentos. De forma que al finalpuede llegar a ocurrir que la tierra vuelva alos grandes propietarios (tierra que en mu-chos casos antes fue comunal), ya transfor-mada en regadío y mejorada; porque la leyimpide la división de las parcelas, pero nola suma o la resta. En su libro "La ReformaAgraria. Problemas fundamentales", Ca-rrión concluía que para hacer una reformaagraria no hay por qué darles la tierra enpropiedad a los colonos.

Además debemos tener en cuenta que, sicomo propone Nadal el Ayuntamientoentrega gratis las tierras, entonces el comúnde vecinos habría financiado la operaciónde dotar de medios de producción a unoscuantos colonos. ¿Por qué no da el Ayunta-miento -podrá exigir entonces la poblaciónactiva no agraria- andamios y bulldozers alos peones de la construcción, talleres a losmecánicos, camiones a los chóferes, navesa los ganaderos, etc?. En último término, laexperiencia debería dictaminarnos que loque se regala, muy a menudo ni se apreciani se sabe valorar.

En 1906, en su libro "Los siete criteriosde gobierno", Joaquín Costa (del que Nadal

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parece ser exégeta y admirador) venía adecir que para dar la tierra «a los que latrabajen y no la tienen propia» habría queautorizar a los ayuntamientos para comprartierras, arrendarlas, o aún expropiarlas a losgrandes propietarios, «con destino -dice- arepartirlas periódicamente a los pequeñoscultivadores y braceros del campo; asimis-mo para construir y poseer pantanos, ace-quias, artefactos hidraúlicos y arados dedesfonde a vapor, con igual destino (...)Huertos comunales, como en Jaca. Recons-titución del patrimonio concejil de las co-munidades agrarias subsistentes aún endiversas provincias españolas, así en formade sorteos trienales como de vitas o quiño-nes vitalicios».

La huerta de Valencia es primordialmen-te cultivada por renteros, y no por ello hadejado de ser constantemente mejorada,hasta convertirse en la zona más intensa-mente cultivada de la península, y quizásdel Mediterráneo. ¿Con qué pasión notrabarían entonces los renteros valencianossi el arrendador no fuese un propietariosprivado que puede echarles en cualquiermomento, sino el Ayuntamiento o el Esta-do?. Algo muy parecido puede decirse deLa Rioja, otra de las zonas más intensa yracionalmente cultivadas, y donde en lamayoría de las explotaciones más de lamitad de la tierra se lleva a renta. Y lomismo en La Ribera navarra...

Pero el artículo de Nadal pretendía teneruna perspectiva de progreso social, deavance. Apuntemos por tanto, en este senti-do, que un pueblo de propietarios es unpueblo mesocrático y, en último término,conservador y reaccionario. Ni más nimenos que eso perseguía el régimen deFranco al hacer la colonización en zonas

como Extremadura, Andalucía o parte deAragón: convertir a los jornaleros y yunte-ros desesperados y revolucionarios (afilia-dos a UGT o CNT) en clase media satisfe-cha, obesa y conformista. No es así deextrañar que algunos partidos de la derechaaragonesa apoyen la enta de las tierras a losfuturos colonos.

Expropiar, a quien le sobra

Es un argumento falaz, utilizado durantemuchos años por los ingenieros del IRYDA,el de equiparar a los Ayuntamientos con loslatifundistas. Así, se dice que los munici-pios con grandes extensiones de terrenocomunal deben ser los primeros latifundis-tas a expropiar.

Aparentemente, si los ayuntamientos deTauste y Ejea tienen ocho y diez mil hectá-reas respectivamente de comunal, se con-vierten automáticamente en los dos prime-ros propietarios de Bardenas II. Pero esas18.000 Has pertenecen a los más de 23.000taustanos y ejeanos con derecho a disfrute,a quienes sólo tocan 0.78 Has por barba,osea justito para un huerto familiar un pocoamplio. Mientras, hay propietarios en lazona a los que tocan 500 ó 1.000 Has, porbarba, y es en todo caso a ésos a quieneshabría que expropiar.

Si el Estado tiene voluntad de reparto,que empieza por repartir lo que él posee. Enalgunas zonas regables realizadas por elIRYDA, el Instituto ha llegado a quedarsehasta con el 20% de la tierra expropiada, sinrepartirla, generalmente para aprovecha-miento de corruptos y espabilados. Cuandoel IRYDA haya repartido entre todos losque las quieran cultivar con sus manos lascasi 350.000 Has que posee, entonces ten-drá peso moral (aunque seguirá sin tener

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razón histórica) para dirigirse a un munici-pio con exigencias de reparto y privatiza-ción de comunales. Tan sólo cabe unaexplicación para esa especie de fobia que elIRYDA parece tener contra los comunales,mientras concede ayuda a los latifundistasprivados.

El Estado odia los comunales porque sonun poderoso instrumento para la autonomíamunicipal frente al poder estatal.

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DEFENDER LOS COMUNALES ACUALQUIER PRECIO

27.VII.1982 Mallén

Ningún pueblo puede renunciar a suscomunales, que en otras épocas han sidodefendidos con sangre y han salvado a lapoblación del hambre. Ningún Ayuntamien-to puede tener fuerza moral para despren-derse de unos bienes que son de todos,producto de conquistas históricas, y que hansobrevivido al feudalismo, las desamortiza-ciones y la rapiña de los caciques. Y ningu-na generación puede disponer alegrementede esos recursos históricos que pertenecena las generaciones presentes, pasadas yfuturas.

De modo que ni siquiera puede admitir-se, desde esta perspectiva comunalista, laidea que circula en ciertos ámbitos sobre laposibilidad de hacer un referéndum paraque decidan los vecinos; porque en estetema los vecinos de 1982 no pueden decidirpor los de 1999.

En estos tiempos de sociedad de consu-mo, competitiva y alienante, la mayoría delos vecinos pueden llegar a pensar que esmejor vender y sacar dinero a corto plazo.Pero ¿qué opinarán sus nietos cuando los1.500 millones que a lo máximo puedeobtener Tauste por la venta se hayan volati-lizado -lo que ocurriría, al ritmo presupues-tario e inversionista de Tauste en el plazode diez años- y les digan que no hay tampo-co tierra para hacer lotes cultivables?.

La experiencia de Ribaforada

En Ribaforada (un pueblo navarro colin-

dante con Tauste) prácticamente todo eltérmino municipal era comunal hace nodemasiado tiempo. Desde siempre los veci-nos tenían derecho a una «suerte», y a todosles llegaba a medida que iban formando unafamilia.

En 1970 decidieron repartirse la tierraentre todos de forma definitiva (la historiaes más complicada, pero baste este esquemaa los efectos de nuestro asunto). Pero apesar de que, entre otras condiciones, seimpuso la de que si alguien se marchaba ointentaba enajenar el lote antes de diez añoslo perdería, en 1980 (esto es, justo diez añosdespués) de los 900 lotes en que se repartióla tierra 78 se habían vendido completos , yde otros 80 se había vendido parte del lote.Esto es, en un 18 % de los lotes se habíandado movimientos especulativos de propie-dad.

La privatización está conduciendo enRibaforada, a plazo medio, a la concentra-ción en pocas manos de una propiedad queantes era de todos por igual. Las nuevasgeneraciones plantean serios problemas alAyuntamiento, que ya no tiene patrimonio,cuando le piden suelo junto al casco urbanopara hacerse casas (como se hacía antes) oun lote de tierra para cultivar. Esos antiguosderechos se les niegan ahora a los jóvenes.En una generación han hecho desaparecerun patrimonio común que había costadomás de quinientos años de conflictos, luchasy juicios con terratenientes y grandes gana-deros foranos.

Algo muy parecido a lo de Ribaforadapuede llegar a ocurrir en Tauste y Ejea, y eneste sentido es triste que ya se plantee laposibilidad de, «ante lo inevitable», obtenermejores precios.

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En cualquier caso, y a este respecto, nodeja de ser escandaloso que se hayan valo-rado las tierras comunales en torno a las50.000 pts/Ha, cuando en el Plan del Sud-oeste de Cádiz (por poner un ejemplo quehemos tenido ocasión de estudiar reciente-mente) a los latifundistas les pagan hasta750.000 pts/Ha por las pocas tierras que lesexpropian (hablamos siempre de secano,claro), y aún las más baratas las cobrarán a100.000 Pts/Ha (hasta por los terrenosimproductivos llegan a pagarles, y sonprecios de 1975, unas 75.000 pts/Ha). Perono es éste el asunto, porque no hay precioque sirva para pagar un servicio como elque prestan los comunales. No se trata deobtener más altas calificaciones para lastierras, sino de impedir que expropien unsólo palmo de tierra comunal más (ya hanexpropiado bastante en la zona para activi-dades militares, y ya expropió el IRYDAsuficiente comunal para la primera parte deBardenas).

La labor del IRYDA

Ahora que estamos en un régimen cons-titucional, o casi, podemos recordar lo queotro régimen constitucional, la SegundaRepública española, decía al respecto (y esoque se levantaron contra ella los latifundis-tas por expropiar «demasiado»). La Ley deReforma Agraria de 1932 establecía en subase 6ª: «Quedan exceptuadas de la adjudi-cación temporal y de la expropiación lassiguientes fincas: a) los bienes comunalespertenecientes a los pueblos, las vías pecua-rias, abrevaderos y descansaderos de gana-do y las dehesas de aprovechamiento comu-nal». Ya se ve que en el IRYDA conservantodavía el síndrome de haber sido creados,como INC, puro remedo burlesco del Insti-tuto de Reforma Agraria (IRA), para darle

la vuelta a todo el trabajo expropiatorio yreformador realizado por la República.

Si el IRYDA sigue insistiendo, losAyuntamientos de Tauste y Ejea deberíanestar dispuestos a gastarse unos millones(pocos) en construir cuatro pozos e instalarunos cuantos aspersores y algunas acequiasfantasmas, para que sus tierras quedenexceptuadas, según la Ley de Reforma yDesarrollo Agrario, por estar parcialmentetransformadas en regadío. Y que el IRYDAno venga con que eso no es posible, porquepodemos presentar bastantes casos, queharían sonrojar a sus más petulantes inge-nieros, sobre trucos para conservar grandesfincas sin que a uno le expropien y, además,puestas en riego gratis por el Estado. Deello podrían hablar largo y tendido desdeciertos políticos de Huesca hasta algunosmarqueses extremeños, pasando por unaextensa gama de ingenieros al servicio-dicen- del Instituto.

En cualquiera de los casos, el asunto nodebe quedarse en la simple conservación delos comunales frente a la ofensiva expropia-toria del IRYDA. Al fin y al cabo junto anuestras críticas hacia el Instituto siemprehemos reconocido la gran función socialque ha realizado.

Por eso los Ayuntamientos deben con-servar los comunales para hacer con ellosalgo mejor de lo que podría hacerse dellevarse a cabo la expropiación. Es hora deplantearse seriamente qué hacer con tanvastos territorios, cómo administrar seme-jante capital cuando estén en riego. ¿Van atener los Ayuntamientos capacidad ejecuti-va y, sobre todo, imaginación suficientepara hacer frente a este reto?. Porque, porponer un ejemplo, ¿qué pasaría si medio

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millar de jóvenes zaragozanos, parados,cultos y aburridos, se empadronan en Ejea,se hacen ejeanos y piden parcela comunalde regadío?

Los Ayuntamientos de Tauste y Ejeadeben ser plenamente conscientes de que lavictoria no será conseguir que el IRYDA noexpropie. Porque los verdaderos problemasvendrán después.

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EL FUTURO DE LOS SOTOS DELEBRO

5.XI.1982 Logroño

Parece que por una vez va a ser posiblepreservar un espacio natural, como es elGalacho de la Alfranca, a salvo de la torpe-za y la avaricia de cierta clase de "empresa-rios agrícolas". La rápida acción de losecologistas zaragozanos y la decidida ayu-da, una vez más, de la alcaldía de Zaragoza,han obligado a ICONA a impedir la rotura-ción y puesta en cultivo de estos sotos. Elecosistema de la charca y los sotos van apoder sobrevivir, y los zaragozanos podráncontar para su asueto, cerca de la ciudad,con un espacio natural casi en su estadoprimitivo.

Pero la relativa facilidad con que se haganado esta batalla no debe llamarnos aengaño. Los sotos del Ebro están amenaza-dos en muchos kilómetros, no sólo en laAlfranca, y lo peor es que en la mayor partede los casos su defensa no resulta tan fácilcomo en el Galacho, situado cerca de unmunicipio (Zaragoza) cuyo Ayuntamientopuede permitirse su protección, comprandoincluso parte de la finca.

Los sotos del Ebro son, en gran medida,la raíz última del desarrollo económico deLa Ribera. Los primeros pobladores de lasterrazas más bajas del Ebro, prácticamentede forma similar entre Logroño y Mequi-nenza, se encontraron en ambas márgenesdel río, pero especialmente en su margenderecha, con una banda de selva enmaraña-da que en algunos puntos llegaba a tenerhasta más de un kilómetro de anchura.

Así se mantuvieron prácticamente hastala Edad Media, en que se inician las prime-ras roturaciones . La creciente presióndemográfica y la explosión del regadíocondujeron a ello. Los árabes, que aunqueencontrasen trazas de regadío fueron losprimeros que realmente entendieron -ypusieron en marcha- el potencial del Ebro,iniciaron las primeras roturaciones serias,que regaban elevando agua con norias delpropio Ebro o de corrientes subterráneasparalelas. De ahí que fundasen numerosasalmunias cerca de su cauce.

En el siglo XIII, los sotos de la margenizquierda, entre Tudela y Remolinos, co-menzaron a ser definitivamente arrancadosy puestos en riego por el Canal de Tauste.Dos siglos más tarde, ante la anunciadaconstrucción de la acequia de Gil Morlanes,que con los siglos terminaría siendo elCanal Imperial de Aragón, los sotos queaún muy abundantes quedaban en la margenderecha comienzan a ser roturados.

Las puestas en cultivo se sucedieron conmayor o menor intensidad según el curso delos tiempos y la presión demográfica. Lascontínuas desecaciones llegaron incluso aprecisar en algunos puntos (así lo hizoPignatelli en Ribaforada, para que el río nodestrozase el Canal) cambios en el caucedel Ebro.

Con todo, la sabiduría infusa con quesiempre han contado nuestros pueblos (yque hoy conduce a la aparición de ecologis-tas por todos los rincones) hizo que lascosas siempre se detuviesen en algún punto.Ellos mismos veían que a medida que lossotos se estrechaban las inundaciones delEbro, cuando llegaban, eran cada vez máspeligrosas. Porque los sotos son una defensa

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natural, una barrera de árboles, ramas, tierray arbustos frente a las aguas encabritadas.De ahí que a lo largo del último siglo lasroturaciones hayan sido mínimas.

Pero nuevos factores han pasado a ame-nazar el futuro de estos parajes. De un ladohay que ver cómo diversas acciones institu-cionales afectan a la conservación de espa-cios como el Galacho, y cómo les afectanlas acciones de los particulares. estos en-contraron en la plantación de choperas,hace ya decenios, la mejor manera de obte-ner algún provecho de los campos que,alcanzados todos los años por las inunda-ciones, están incapacitados para el cultivo.Las choperas son la caricatura del soto,porque mientras éste produce recursosvariados, la chopera no produce sino made-ra de baja calidad y, durante los primerosaños, yerba para el ganado lanar.

Inspirados por el éxito de los particula-res, y acuciados por la falta de recursos, nopocos Ayuntamientos se lanzaron en losúltimos años a arrancar los pocos sotoscomunales que les quedaban, para plantar-los de chopos. Y eso no ha sido desde luegoprivativo de «los alcaldes de la dictadura»,ni siquiera de la derecha conservadora. Enlos últimos años hemos visto cómo, a pesarno sólo de nuestros consejos sino incluso depresiones y protestas públicas de los ecolo-gistas, ayuntamientos progresistas como losde Ribaforada (Navarra) y Alfaro (La Rio-ja), con los que colaborábamos estrecha-mente, se lanzaban a la tala indiscriminadade sotos y a plantar chopos, en busca derecursos fáciles para superar el endeuda-miento.

Por fin, la propia «defensa» contra lasinundaciones, que precisamente por la

ausencia de sotos son cada vez más peligro-sas, va a provocar el definitivo destrozo demuchos de los sotos que aún quedan. Elpoco imaginativo sistema elegido paraluchar contra las crecidas (encajonar elcauce del río, lanzando las avenidas a gran-des velocidades hacia el mar), además deser crecientemente peligroso para las tierrasdel curso bajo, precisa de la construcción degigantescos muros de contención en ambasmárgenes. Recientemente, un responsablede las defensas nos mostraba en Logroño,orgulloso de su obra, fotografías de lasconstruídas en La Rioja: los sotos habpiansido sustituídos por murallas. Ahora sí queel Ebro se convertirá, no sólo funcional sinotambién morfológicamente, en un canal devertidos.

Yo espero que todo lo anterior hayaservido con claridad para exponer unaspocas ideas. La primera es que la defensa delos sotos no debe centrarse en la dialécticaagricultores/conservacionistas. El simpleconservacionismo no sirve, en una sociedaden crisis y en la que se libran grandes bata-llas sociales, para proteger este tipo deespacios (salvo en casos como el de laAlfranca, donde la contienda es fácil, sólocontra un propietario y con el apoyo delAyuntamiento de Zaragoza).

Vayan pues estas líneas, con urgencia, asumarse a la alegría de los ecologistaszaragozanos por la victoria obtenida. Perovalgan también para recordar que la futuraprotección del cauce del Ebro debe basarseen varios presupuestos: la suficiencia derecursos de los ayuntamientos ribereños,para que no se vean obligados a plantarchopos; la asunción por parte del ICONA,de una vez por todas, de su papel legalcomo conservador de la Naturaleza; la

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aplicación real del papel de protección delos cauces públicos, en todos los sentidos,que por ley tiene asignado la Comisaría deAguas.

Y, sobre todo, la elaboración de una Leyde Zonas Húmedas Protegidas, que recojaéste y otros muchos casos hoy desatendidosen numerosos puntos de las costas y delinterior.

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SEGUNDA DEFORESTACION DENUESTROS CAMPOS

12.I.1983 Zaragoza

A lo largo del siglo XVIII, los ilustradosespañoles se despacharon a gusto contranuestros bosques, como reflejo que eran(los ilustrados, no los bosques) de unasociedad hambrienta que no encontrabamejor manera de acabar con el hambre quebuscar, en propuesta de Jovellanos, «bos-ques que descepar y terrenos llenos demaleza que descuajar y roturar». Así, seprocedió a una deforestación sistemática denuestros montes que haría exclamar a Costacien años después :«¡Oíganlos ahora yarrepiéntanse, labradores y propietarios: aldescargar el hacha en el fondo del bosque,no hirieron solamente al árbol; hirieron, enprimer término, a sus hijos; en segundo, a lapatria!». Lucas Mallada hablaba por lasmismas fechas de «la desnudez de nuestrosmontes» como uno de los «males gravesque aprisionan a nuestra agricultura».

La deforestación de nuestros bosques ymontañas ha quedado desde entonces comomal endémico, y periódicamente torna yretorna el tema, en forma de tópico y pararelleno de suplementos dominicales, a losmedios de comunicación e incluso a laconciencia de la Administración pública. Seintenta entonces solucionar el problema conrepoblaciones masivas de pinos o eucalip-tus; que, si bien es cierto que contribuyen apaliar el déficit maderero, son las más de lasveces tan extraños a los ecosistemas de losmontes como lo pueda ser la propia desnu-dez de vegetación, a la que además irremisi-

blemente conducen cuando se incendian.

Frutales y árboles de sombra

Con todo, muchos de aquéllos bosquesroturados se convirtieron en feraces camposde cultivo, sobre los que en otros muchoscasos cruzaron canales. Y en sus ribazos ylindes crecieron otros árboles, continuandocon la tradición hortofrutícola. Del paisajerecreado sólo quedan restos, pero todospodemos recordar haber jugado (los quesomos de campo) o al menos visitado (losurbanitas) en alguno de aquéllos paradisía-cos «hortales» que todo labrador que sepreciase cultivaba en su madurez. En mu-chos casos, los campos de riego en quetantos bosques terminaron convirtiéndose,eran mucho más ricos ecológicamente queel propio bosque.

Sin embargo, a lo largo principalmentede la última década, se ha puesto en marchaun nuevo proceso de deforestación. Nosreferimos a la sistemática corta de frutalesy árboles de sombra en nuestras mejorestierras de cultivo. Recorriendo las carreterasde las zonas de regadío más antiguo pode-mos comprobar sobre la marcha cómovienen desapareciendo gran parte de losárboles que poblaban ribazos, lindes, cami-nos, acequias y canales.

Según el Censo Agrario de 1972, pode-mos calcular que por cada hectárea decultivo había en Aragón un promedio de1,35 árboles entre los frutales más conoci-dos. En las tierras de regadío, la densidadde frutales diseminados se elevaba a 3,23.Sugiero a los posibles interesados que,cuando se publiquen los datos del nuevocenso agrario realizado en el presente año,-hagan los cálculos consiguientes y compa-ren las cifras. En varios pueblos de la Ribe-

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ra del Ebro hemos podido observar másdetalladamente el proceso, y ver cómo enlos últimos diez años el número de árbolesfrutales diseminados se reducía, por lomenos, a un tercio. A su vez, hemos obser-vado cómo en los más recientes nuevosregadíos ya ni se plantan árboles.

Podemos suponer que la reducción en elnúmero de chopos, olmos, acacias, sauces yotros árboles cuya única «producción» es lasombra y el abrigo para pájaros ha sidomucho mayor, aunque sobre estas especiesno hay datos ni siquiera aproximados (puessólo como aproximación deben tomarse losdatos sobre frutales diseminados, al igualque otros muchos datos del Censo Agrario).

De un culto milenario a los árboles, losagricultores, acuciados por el productivis-mo y la sociedad de consumo, han pasado atenerles un odio mortal. De seguir a unritmo semejante, en muy pocos años noquedarán árboles fuera de las plantacionesregulares de frutales, chopos o pinos. desdeuna perspectiva de ordenación integral delterritorio, esta segunda deforestaciónpuede acarrear a plazo medio importantesprejuicios.

De principio supone la desertizaciónpaisajística del espacio agrario. Esa floraque hoy aún puede contemplarse -y gozar-se- en nuestros viejos regadíos se convertiráun día en un monótono tablero de ajedrezsin sombra alguna. La desaparición de losárboles supondrá asimismo en algunospuntos unas mayores necesidades de aguapara los cultivos; agua con la que cada vezvamos a poder contar en menor medida.

No es tampoco un problema de impor-tancia menor la pérdida de la raza autóctonade muchos frutales, de los que cada pueblo

o comarca tenía su nutrida representación.Un capital genético importatísimo puedeperderse, que afectaría tanto a especiesforáneas adaptadas a nuestro clima como aespecies características de una comarcadeterminada y que sólo se conservan preci-samente como árboles aislados, no existien-do plantaciones comerciales. La lista defrutales que hallamos en nuestra tierra-aunque sólo los comunes a todos el Estadoespañol sean considerados en las estadísti-cas- sería interminable: albaricoques, al-mendros, cerezos, guindos, ciruelos, manza-nos, melocotoneros, pavías, perales, cerme-ñas, higueras, nísperos, vizpolas de la Ribe-ra, membrillos, nogales, granadas, moreras,caquis, latones del Bajo Aragón, fríjoles yhasta naranjos, entre otros muchos...

La desaparición de árboles puede supo-ner, asimismo, la desaparición de las espe-cies de pájaros que anidan en ellos y que,además de alegrar el campo, proceden añoa año a una escarda de gusanos e insectosque de otro modo atacarían con mayorimpunidad a las cosechas, haciéndolasmermar en un porcentaje muchos mayorque lo que un árbol pueda pueda hacerladisminuir al no dejar «orillar» a la cosecha-dora.

Se pasa la «viruela»

Por suerte, creo que nuestros agricultoresestán ya terminando de pasar esa especie deviruela productivista de considerar a losfrutales como poco rentables, «tan baratacomo va la fruta». La calidad de las frutaspropias es incomparablemente superior a lade las ofrecidas por el mercado, muy boni-tas y «mejoradas» organolépticamente, peroinsípidas y las más de las veces cargadas deproductos químicos a menudo tóxicos.

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Los centros de divulgación agraria debe-rían extender esta nueva actitud hacia losárboles. Más aún, los Ayuntamientos debe-rían complementar la repoblación de mon-tes retomando aquella antigua y hermosacostumbre, hoy perdida, de bordear losprincipales caminos del pueblo con chopos,álamos, algarrobos o acacias.

En una medida importante, un buenindicativo de la riqueza de un país y, sobretodo, de su nivel de desarrollo material yespiritual, lo dan los árboles que ha sabidoconservar en sus campos. Nuestros agricul-tores, que piensan en el árbol como en unenemigo que «se come» parte de la cosecha,se admiran cuando por un casual viajan aotros países europeos, donde las produccio-nes son en algunos cultivos más altas queaquí, de la cantidad de árboles y arbustosque los agricultores de esos países conser-van en caminos y ribazos.

La riqueza en especies de un territorio, lavariedad, expresa en gran medida el poten-cial ecológico y aún económico del mismo.La tala indiscriminada de árboles va en lalínea de una agricultura «dura» que especia-liza cada tierra en un monocultivo, de formaque su agotamiento llega antes; su empo-brecimiento ecológico conduce además aotros perjuicios, ya apuntados.

Parece que hoy estamos ya conciencia-dos sobre la necesidad de conservar y acre-centar nuestro patrimonio forestal. Volva-mos ahora la mirada hacia esos otros árbo-les más cercanos y familiares, que comoaquéllos bosques roturados a lo largo de lossiglos recientes (para terminar convertidosdespués, en muchos casos, en yermos),están también amenazados por las mismashachas. Mimemos esos árboles que, en

palabras de quien tanto los amó, «hacentierra vegetal, hacen manantiales, hacenoxígeno, hacen salud, hacen pájaros y flo-res, hacen poesía, hacen hogar, hacen som-bra, hacen país...».

))))))))))))))))))))))))))))ADDENDA: Recuerdo que la motiva-

ción primaria para escribir este artículo(sobre algunos de cuyos aspectos habíaestado trabajando en La Rioja y algunospueblos de La Ribera) fue el arranque de loshermosos olmos que convertían casi en untúnel -fresquísimo en verano- la carretera deMallén a Fréscano y Magallón. Y hay quedecir que posteriormente la Diputación deZaragoza sí que ha vuelto a plantar árbolesen algún punto de esa carretera, y de otras.Que cunda...

En cualquier caso, podemos confirmarahora las previsiones que hacíamos respectodel Censo Agrario realizado en aquél año(1982). Efectivamente, frente a una densi-dad de 1,35 árboles frutales diseminadospor Ha cultivada en Aragón en el Censo de1972, el nuevo Censo ofrece un resultadode 0,42 árboles. En sólo diez años hemostalado más de dos tercios de este rico patri-monio. Que no cunda más esta masacre...(1987)

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FINCAS MEJORABLES...CON DINE-RO DEL PUEBLO

17.IV.1983 Madrid

Tarde o temprano tenía que saltar esetema que desde hace años unos pocos veni-mos denunciando: en Aragón, salvando lasproporciones, se da un latifundismo tanmondo y lirondo como el andaluz. A pesarde los empeños de unos -interesados en quenada cambie- y otros -adoradores de unahipócrita paz social- por convencernos agolpe de Censo Agrario de que en Aragón«la tierra está muy repartida», la actuacióndel IRYDA mediante la Ley de FincasManifiestamente Mejorables bardenero y lahisteria y la histeria que se le ha desatado ala patronal de los terratenientes muestranuna vez más que el problema está ahí, yademás existe.

Dicho en plata, en Aragón el 4 % de lospropietarios de las explotaciones poseenmás del 60 % de la tierra. Mientras que losaproximadamente 70.000 agricultores realesque quedan en esta región -y que suponenmás del 55 % de las explotaciones censadasen 1972- no poseen más allá del 20 o 25 %de la tierra. A ello se puede añadir, paracompletar el panorama, que más de unacuarta parte de la tierra cultivada en Aragónla llevan renteros y medieros. El CensoAgrario de 1982, de pronta publicación, nonos explicará realmente el asunto porqueestá tan trucado como los anteriores; perorecomiendo a los que se mueren por tabularcifras que estudien los catastros, comohemos hecho recientemente en La Rioja, yse llevarán verdaderas sorpresas.

Hasta hoy todo este problema se ha

podido ocultar -que no paliar- conduciendoen manada a los campesinos pobres hastalas grandes ciudades españolas y europeas,a construir gigantes industriales que ahorase resquebrajan lentamente y sin remisión-especialmente el nuestro. Pero la poblaciónactiva agraria ha dejado de disminuir, diganlo que digan las estadísticas oficiales, y aplazo medio veremos reaparecer una impor-tante presión sobre la tierra.

Los hijos de los pequeños y medianosagricultores no encuentran trabajo en lasciudades, pero tampoco tienen tierra sufi-ciente como para crear una nueva explota-ción familiar. Y el IRYDA, que se dice deReforma y Desarollo Agrario, en lugar deayudarles a comprar esa tierra que necesitanpara sobrevivir; tierra que sólo puedencomprar a los que la tienen, los latifundis-tas, les otorga a éstos créditos baratos paraque modernicen sus grandes fincas. La víaprusiana continúa en la agricultura españo-la. De forma que le es más fácil a un terrate-niente (y hablo de casos concretos y demos-trables) conseguir crédito oficial para unainversión de más de setenta millones depesetas, que a un joven agricultor pequeñoconseguir un crédito de un millón para tenercasa en que vivir. Especialmente los terrate-nientes aragoneses, tienen una gran familia-ridad con el IRYDA, desde que uno de ellosestuvo en la presidencia de este organismo.

De forma que la situación es tremenda-mente complicada. Los pequeños no tienendinero para comprar las tierras de los gran-des cuando salen a la venta. Trabajan de sola sol, ahorran de no vivir y vuelven a inten-tar la compra. Pero en el entreacto los gran-des han modernizado sus fincas con crédi-tos oficiales baratos, multiplicando porcuatro o por cinco el precio de la tierra. Y

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los pequeños nuevamente se quedan a dosvelas, porque tampoco ahora alcanzan.

Si a ello añadimos una Ley de Arrenda-mientos Rústicos que facilita la expulsiónde renteros antiguos, no es de extrañar enestas condiciones que los campesinos po-bres de Aragón estén deseando «generalmotors a punta y pala», como dicen losviejos de mi pueblo. Y lo cierto es que GMsólo hay una, y aún esa no se hará vieja enesta tierra.

En esta grave tesitura, no puede menosque provocarnos risa la actuación del IRY-DA en una finca de Tauste, de la que esteperiódico informaba cumplidamente elviernes. «Amenazar» a un propietario, quedebería haber puesto su finca en riego hacecasi veinte años, con aplicarle la LFMM(chollo elaborado por la UCD en beneficiode sus socios del Sur) es el mejor favor queel IRYDA podía hacerle. Porque ello supo-ne que, después de haberle construído en sumomento el Estado las obras precisas parapoder regar, ahora le van a financiar afondo perdido el 30 % de las inversionesque haga, y le van a dar créditos baratos y alargo plazo para costear el 70 % restante.Osea, como si uno se encuentra con undécimo en la calle y encima le toca el Gor-do.

Es otra elgislación muy distinta la quehay que aplicar a esas fincas, que ya en sudía se libraron de la expropiación coloniza-dora con habría que saber qué mecanismos,mientras los comunales de Tauste y Ejeaeran masacrados sin misericordia. Hay una«declaración de puesta en riego», si mal norecuerdo de hace unos cinco años, queexige rendimientos por hectárea similares alos de los regadíos vecinos; y que el Estado

debe hacer cumplir, con prórroga si sequiere como autoriza la ley -que no hablapor cierto de créditos ni subvenciones- , yen caso de incumplimiento ejecutar lolegislado: expropiar la finca. Pero por su-puesto pagando a precio de secano, el mis-mo que el IRYDA pretendía aplicar a loscomunales afectados por la acequia de Sora;o mejor aún un precio proporcional al quelos actuales propietarios pagaron a losayuntamientos o el Estado cuando compra-ron las fincas beneficiándose de las leyes deDesamortización.

Si el gobierno quiere hacer una política,si no socialista al menos social y progresis-ta, tiene un buen instrumento de esta guisa:dando facilidades y dinero a todos los pue-blos que quieren transformar sus comunalesen regadío, de forma que puedan cumplirmás eficazmente el fin social que la leyatribuye a estos bienes. Si en vez de dárse-los a los terratenientes, el IRYDA le presta-se al Ayuntamiento de Tauste los escasa-mente 2.500 millones -menos de lo que seapunta por ahí, si lo hiciera el propio Ayun-tamiento por administración- que costaríatransformar sus secanos comunales enregadío, antes de diez años se habrían crea-do al menos 1.000 nuevos puestos de traba-jo en la zona. Y para siempre; no como losde «la Motor» o los de cualquier reconver-sión industrial.

Eso sí que es una política de «fincasmanifiestamente mejorables». Lo otro, loque se viene haciendo, no son ni siquierapaños calientes; son patadas en el culo delos pobres. Y yo creo que los pobres setienen que cansar tarde o temprano.

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)))))))))))))))))))))))))ADDENDA: En cuanto al citado nuevo

Censo Agrario, al menos en los resúmenespor comunidades autónomas los datos estáncomo nos temíamos trucados, y no haymanera de conocer la estructura de la pro-piedad (aunque sí es posible conocer elnúmero de agricultores analfabetos que sesupone que hay en la provincia de Huesca,por poner un caso).

Pero sí es posible descubrir cómo lasuperficie cultivada en régimen de arrenda-miento y aparcería alcanza ya un 30 % de lasuperficie cultivada, en Aragón. Osea quevamos hacia atrás... (1987)

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Artemio Baigorri

De lo que hay (y de lo que se podría...)

(ARTICULOS 1982-1986)

Epílogo de Angel Delgado

SEGUNDA PARTE

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DIEZ TESIS SOBRE BARDENAS

11/12.VII.1984 Monfragüe (Extremadu-ra)

Parece ser, me cuentan, que las jornadassobre Bardenas no han respondido a lasexpectativas que en torno suyo se habíanlevantado. Sinceramente, a uno le hubiesegustado que en esos días de reflexión ydebate hubiesen quedado removidos porcompleto los frenos que impiden un desa-rrollo inteligente de Bardenas II; pero si almenos han servido para reafirmarse en loque ya estaba asumido, valga con ello.

De todas formas, en los años que llevoobservando el contencioso de Bardenastampoco es que se hayan visto grandesavances sobre el tema, al menos respecto alas propuestas que se hacían en el «Informesobre el estado del planeamiento urbano yterritorial» que con Gaviria elaboramoshace más de cuatro años, por encargo delAyuntamiento de Ejea. Hay que anotar elcambio de actitud de la DGA, tras la entra-da de los socialistas, así como el de otrasinstituciones; lo que ha supuesto un refuer-zo moral (por ahora bastante etéreo) paralos ayuntamientos que se oponen lisa yllanamente a la expropiación de sus comu-nales por parte del IRYDA.

Tiene también su interés el estudio en-cargado a Gesplan por los ayuntamientos dela zona, que venía a abundar en nuestratesis de que los ayuntamientos podrían sercapaces de asumir la transformación enregadío, si bien no terminaba de resolver elpunto básico: ¿y luego qué?. Y hay quemencionar por supuesto las experimentadasreflexiones que don Francisco de los Ríos

ha dejado caer aquí y allá.

Poca cosa no obstante, en una tierradonde, para bien o para mal, todos nossentimos capacitados para hablar del agua odel campo, en corrillos, cafés, colas y ofici-nas. Las jornadas de Ejea deberían habervenido a paliar esta sequía de debates.

Como me hubiese gustado asistir, y nome ha sido posible por hallarme en Extre-madura, no puedo evitar, aunque sea conprisa y de lejos, participar con unas pincela-das en el debate bardenero. Ojalá que lastesis que aquí se exponen hayan sido estu-diadas en las jornadas; seguro que así hasido, e incluso se han tratado con más pro-fundidad. Y digo ojalá porque, friamente,no veo que otra vía distinta que la que aquíse esboza pueda llevar a buen fin el conten-cioso (salvo la eterna vía de la rueda demolino, que nunca falla).

I. Una ley tapa otra ley, o cómo partirde cero

Es fácil estar de acuerdo en que las cosasserían distintas en Bardenas si el asunto seiniciase ahora. Un buen porcentaje de culpadel «impasse» en que nos hallamos la tienenlos decretos-ley que han venido desarrollan-do esta actuación; por lo que la mejor ma-nera de arreglarlo es «fabricar» otro decre-to-ley que anule todos los anteriores ypermita partir de cero. Lo comido por lobebido, la acequia de Sora sería un graciosoregalo a la región como satisfacción por losdisgustos que ha generado el proyecto.Puesto que todo está parado, parémoslo deltodo y legalmente. Pensémoslo de nuevo,entre todos esta vez, y póngase de nuevo enmarcha el proceso de una forma más sensa-ta.

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II. La mejor manera de conservarmientras tanto la acequia es usarla

De seguir las cosas por el camino quevan, para cuando el agua llegue a la acequiade Sora se estará cayendo a trozos. Lohemos visto en el Plan Zújar. la mejormanera de conservar un canal de cementoparece ser tenerlo lleno de agua. De losRíos hacía una aguda sugerencia, cuandonos contaba en un artículo cómo en Barde-nas I hicieron un tramo de acequia de tierra,provisional, mientras llegaba el cemento.¿No podría hacerse algo similar mientras searregla el tramo VI?. Que corra el agua porSora sin control, en tanto se resuelven laspegas, y veremos dos efectos: el canal seconservará en mejores condiciones, y lagente empezará a regar enchufando tubosdirectamente al cauce. Ahorraremos varioscientos de millones en reparaciones, yobtendremos otros tantos de producciónregando a la brava 1.000 ó 2.000 Has (así sehizo en el Canal de Lodosa).

III. Cualquier medio es bueno paraempezar a regar

Ganaremos tiempo y dineros si la Con-federación Hidrográfica concede, siquieraen precario, al Ayuntamiento de tauste, unaconcesión del agua sobrante del Arba (ysobrante es prácticamente toda la que pasapor Tauste) para elevar y regar 1.000 ó2.000 Has en el Saso de Mira. En un año sepodría estar regando (ya hay de hecho unaelevación funcionando, instalada por parti-culares), y cuando el agua llegase de laacequia de Sora podrían trasladarse lasbombas elevadoras a la propia acequia, pararegar más comunales por encima de la cotadominada. Sólo son precisas dos resolucio-nes: una firmada por Botella y la otra por

Nadal.

IV. El propio IRYDA tiene ya meca-nismos para evitar el expolio de los co-munales de Bardenas

Si el Estado se empecina en seguir ade-lante, pueden hallarse fórmulas conciliado-ras, como las que el propio IRYDA estáponiendo en práctica ahora mismo en otraszonas del país. En el plan de riegos deValdecañas, en el Tajo, el IRYDA ha ofre-cido a algún ayuntamiento, al que previa-mente había expropiado comunales, laposibilidad de adquirir, en las mismas con-diciones que los colonos, cierto número delotes para uso discrecional del municipio(en el caso que acabamos de conocer, leshan expropiado 80 Has de secano y les vana «vender» casi 150 Has de regadío, encondiciones inmejorables). En el fondo estoes el equivalente a nuestra vieja propuestade que transforme el IRYDA, que todavíasabe hacerlo y sobre todo tiene los medios,y cobre a los ayuntamientos el importe de latransformación. Conociendo el precedentede Valdecañas, sería ridículo que el Institu-to se siguiera negando a una solución deeste tipo.

V. No está claro que los ayuntamientosde Tauste y Ejea sean capaces de gestio-nar 20.000 Has de regadío

En los años que venimos observando lacuestión, no hemos podido comprobar enlos ayuntamientos afectados la capacidadnecesaria para gestionar todo el proceso yadministrar de una forma socialmente acep-table (desde una perspectiva al menos re-gional, y no sólo local) los regadíos; aunquea pesar de todo seguimos creyendo que loscomunales deben seguir siéndolo. Estaaparente contradicción, entre lo necesario y

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lo posible, se superaría con la creación deun Instituto Regional de Colonización, cuyaeficacia se probaría en Bardenas II y sedesarrollaría en Monegros y el Gran canalde la margen Derecha. Sería un organismomucho más complejo e imaginativo, ymucho menos corporativista que el IRYDA;que «colaboraría» con los ayuntamientos enla gestión de comunales, tanto de regadíocomo de secano, acabando de paso y de unavez con los sueños desamortizadores dealgunos terratenientes y desaprensivos.

VI. Puede aprovecharse el agua deBardenas para algo más que para regar,ahorrando parte de los costes de trans-formación

El agua no es sólo un líquido refrigerantede las plantas, sino que tiene una fuerzamotriz muy importante (véase Jánovas). EnTauste hemos estimado que pueden instalar-se al menos cuatro minicentrales hidroeléc-tricas, en ríos y canales. Y lo hemos com-probado, pues tan sólo unos días después deinformar al ayuntamiento de tales posibili-dades, una empresa privada iniciaba laconstrucción de una minicentral en el Canalde Tauste (tan rápida fue la cosa que inclu-so se saltaron el pequeño trámite de solici-tar licencia de obras), la cual está ya funcio-nando en la actualidad. Entre la nuevacentral de Yesa y las numerosas minicentra-les que podrían instalarse en ríos y canalesde la zona puede amortizarse una parteimportante de las inversiones a hacer enriegos y nuevos poblamientos.

VII. Bardenas es el mejor punto parainstalar el centro superior de estudiosagrícolas que Aragón necesita

Puede ser la esperada Escuela Superiorde Ingenieros Agrónomos. En cualquier

caso no es necesario que tenga carácteruniversitario. Bardenas es un lugar idealpara instalarlo: tendría viejísimos, viejos,nuevos y novísimos regadíos, agroindus-trias, secanos productivos y secanos erosio-nados e improductivos, tierras salinizadas oen peligro de salinización, una potentísimaganadería, pueblos de colonización y en suentorno tres de las regiones agrarias máspoderosas del Estado: Aragón, Navarra y laRioja; a media hora de Zaragoza, los alum-nos y enseñantes no se aburrirán muchomás que las 700.000 personas que pueblanla capital de Aragón.

VIII. Varios fenómenos recientes nosreafirman en nuestra idea de la inevita-ble colonización de Bardenas II

De un lado la crisis de la construcción.Los constructores locales, hambrientos deobras (las nuevas construcciones no debe-rían ir a caer en manos de las grandes com-pañías) se encontrarían con una buenainyección de trabajo. El Plan Trienal deviviendas debería reformarse, desviandoviviendas de los grandes centros urbanoshacia las áreas de nuevos regadíos. de otraparte, la crisis urbano-industrial ha llevadoa ciertas instituciones políticas a asumir porfín algo que los ecologistas veníamos «predi-cando» años atrás: la conveniencia de repo-blar los campos con jóvenes desocupadosde las ciudades. Pero, salvo que así lo quie-ran ellos previamente informados, no hayque mandar a los jóvenes a magullarse enlas tierras marginales de los pueblos aban-donados (que por algo están abandonados,no todo es culpa del franquismo o las eléc-tricas), mientras haya buenas tierras deregadío que colonizar.

Propongo a las Juventudes Socialistas

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que, paralelamente a su interesante campa-ña de repoblación de pueblos abandonadosdel Alto Aragón, se planteen otra de colo-nización de nuevos regadíos (lo que tiene ladesventaja de que primero hay que conse-guir que se hagan los regadíos), en Barde-nas, Monegros y bajo la cota 400 de lamargen derecha del Ebro.

Por último, el proceso que se está ini-ciando en algunos de los pueblos de coloni-zación de la primera parte de Bardenas, enlos que la economía comienza a compleji-zarse, demuestra que, salvando entre otrosmuchos errores el del pequeño tamaño delos actuales poblados, la idea puede seguirfuncionando a la perfección, dando habita-bilidad a un territorio exageradamenteextenso y desértico.

IX. El Plan Bardenas, por desarrollar-se en un país con tradición en la coloni-zación agraria, con recursos técnicos yeconómicos, con un avanzado grado dedesarrollo social, y con una no menosnotable tradición en lo que a sueños yutopías se refiere, debería convertirse enun modelo experimental de colonización

Es una oportunidad única para poner aldía el estilo «nacional» de colonización queha venido cuajando desde el siglo XVI alXX, y que no ha avanzado nada desde losaños 50 a pesar de los muchos cambioshabidos en la sociedad española. Todo ellotanto en lo que se refiere a formas de pobla-miento como a otras cuestiones. Respecto alpoblamiento, habría que buscar la compati-bilización entre el poblamiento disperso enbase a los cruces de caminos que se propo-ne en el PGOU de Ejea (estilo as-tur-galaico-leonés-californiano, digamos),el poblamiento concentrado en nuevos

núcleos que se propone en el PGOU deTauste (estilo Valle del Ebro, con unaconcepción esencialmente distinta de lospueblos de Bardenas I), y otras formaspoblamiento aislado (estilo valencia-n o - m u r c i a n o , e s t i l o m a nc he -go-extremeño-andaluz, etc) que puedansurgir.

Junto al poblamiento, otra cuestiónbásica a replantear es la de la propia agri-cultura que se vaya a practicar. De un ladolas formas de explotación, dominio y pro-piedad de las explotaciones, permitiendoformas diversas: agricultura familiar, comu-nal, en cooperativa, en comuna (para lospobladores jóvenes que lo deseen experi-mentar), en forma de empresa pública, etc.De otra parte, las formas de cultivo y lospropios cultivos, por cuanto en tan vastoespacio agrario caben nuevas alternativasde cultivo biológico (con sus correspon-dientes estructuras propias de transforma-ción y comercialización), en tierras quetodavía están limpias de productos químicosy que se van a regar con límpisimas aguasdel Pirineo (algo que sólo puede conseguir-se hoy en España en reducidos y lejanosvalles de alta montaña); junto a formastradicionales de agricultura química, nuevasformas de explotación mixta agroganadera,etc.

X. Bardenas II debería convertirse enun paisaje hermoso

Se trata básicamente de no reproducir elcampo-fábrica en que se están convirtiendolos regadíos actuales. En medio de la casigeneral indiferencia, hemos venido denun-ciando en repetidas ocasiones la desapari-ción de hermosos paisajes agrarios (no«naturales» y que como tales no movilizan

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a los conservacionistas tradicionales), enbeneficio de la cosechadora y de una falsaidea de la productividad; la desaparición delarbolado disperso, refrescante, protector depájaros y rico en frutos; la transformaciónde miles de hectáreas de paradisíacas huer-tas, verdaderos jardines agrarios, en pára-mos cerealistas en los que sólo se nota quehay regadío por las altas producciones yporque hay acequias. Un falso espíritu deprogreso que ha hecho que en los nuevosregadíos (basta recorrer el «desierto» que aestos efectos sigue siendo Bardenas I) nisiquiera se haya planteado ya ese potencialpaisajístico que ofrece el agua.

Es hora de reivindicar lo que queremosllamar agricultura paisajística, sobre laque no vamos a extendernos aquí; basteseñalar cómo en la transformación de Bar-denas II (como luego de Monegros, o de lastierras regables de la margen derecha)debería aplicarse este concepto, recuperan-do para el campo una de sus funcionesbásicas: la de recrear y enriquecer el espíri-tu tanto de sus habitantes como de susvisitantes. Y ello debe traducirse en algomás, mucho más, que los tópicos «bosque-tes» del IRYDA (de pinos aquí, de eucalip-tus en el Sur), y que debería llegar inclusoa aplicaciones como incluir acequias detierra en las zonas destinadas a huertosfamiliares, para facilitar la potenciación defauna y flora.

Se trata de obtener un diseño meticulosoy amable del espacio agrario, con plantacio-nes masivas de especies variadas (no sólode pinos, sino también encinas, higueras,acacias, almendros...que tampoco necesitanregarse) en los espacios inútiles para elcultivo y el riego (permitiéndonos inclusodedicar a estos menesteres tierras no domi-

nadas por el agua, aunque cultivables ensecano); plantaciones en caminos, canales yacequias, no sólo de pinos o feos y tristescipreses (que además deprimen y no esbueno en tierras de cierzo suicida) sino detodo tipo de especies incluídas las frutales;mantenimiento e incluso mejora de lasbalsas del monte, recrecidas y con aguaabundante, pobladas con peces adecuados,forestadas sus riberas, como espacios derecreo y humificación ambiental; diseño deprototipos arquitectónicos para las construc-ciones (viviendas, granjas, almacenes,transformadores eléctricos, silos...) quesurjan en estos campos; etc.

Si nos limitamos a llevar agua por ace-quias y tuberías (que la aspersión sería otrotema a replantear, al menos para las zonasde suficiente capa vegetal, y sobre todo alargo plazo si no hay problemas de agua), elpaisaje bardenero tan sólo lo habremostransformado en su mitad productiva, ysabido es que conviene a las civilizaciones,para no caer en la barbarie, el atender aotros aspectos que a su simple manutención.

Evidentemente, todas las tesis aquí apun-tadas parten de algo que no es tesis sinoevidencia: no es necesario esperar el recre-cimiento de Yesa para ir transformando yempezar a regar en Bardenas II. Que cuan-do ese agua de apoyo llegue, esté todo ya enmarcha.

)))))))))))))))))))))))))))))ADDENDA : En los tres años transcurri-

dos desde que escribí estas líneas (querespondían a varios años previos de preo-cupación y estudio del tema, a través detrabajos de planificación y ordenaciónurbana en Ejea y Tauste) he ido viendo con

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alegría cómo algunas de las propuestas sehan venido haciendo realidad. No me preo-cupa especialmente saber si han tenidoalguna influencia estos trabajos, o todo hasido fruto de esas mentes tan lúcidas quesiempre hemos tenido en el gobierno de laregión. El caso es que se avance.

Pero en cualquier caso me da la sensa-ción de que sigue faltando un criterio gene-ral y globalizador para actuaciones en ope-raciones como Bardenas II. Y faltan sobretodo ganas de experimentar, de salirse de lotrillado (trillado aquí o en otros países, es lomismo) para ir más allá, siquiera dejándosellevar por la marea de los tiempos quellegan.

Se sigue creyendo que transformar essólo hacer la presa o el pocico, tirar laacequia o el tubo, hacer a lo sumo unacooperativa y a producir; y eso es aumentarla producción de un territorio, no transfor-marlo. ¿Por qué seguirá dando tanto miedoaplicar la imaginación al gobierno de lospueblos?. (1987)

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ALCALDE, PONLES UN HUERTO...

9.IX.1984 Tarragona

No sé si es un hecho real, o la impresiónresponde más bien a la afición que uno letiene al tema. Pero cada vez que paso porZaragoza me da la sensación de que elnúmero de parcelaciones ilegales sigueaumentando compulsivamente.

Entre la autopista vasco-aragonesa y elEbro hay al menos una docena, algunasmuy recientes a juzgar por el estado de lasconstrucciones. Es ésta una zona de difícilacceso, a causa de la compartimentaciónespacial que provocan las infraestructuras yel río, y por tanto de difícil vigilancia. Perono puede decirse lo mismo de las márgenesde la autovía Zaragoza-General Motors, enla que es fácil controlar la evolución delfenómeno. Basta, en cualquier caso, con unrecorrido aéreo entre Zaragoza y Alagón,para comprobar el alcance real. A vista depájaro casi no hace falta cartografía paradistinguir el perímetro del término munici-pal de Utebo, ocupado en su práctica totali-dad por toda clase de usos imaginables.

Se trata de un hecho delicado, y supongoque por esta razón la vigilancia no se extre-ma, ni por parte del Ayuntamiento ni porparte de la DGA, a pesar de las campañasen cuatricomía y papel cuché (que ya enMadrid y otras regiones se mostraron insu-ficientes) realizadas contra las urbanizacio-nes ilegales. Al fin y al cabo, los actualesusuarios de las parcelaciones (que no losparceladores, adviértase el matiz) pertene-cen al pueblo trabajador y socialista que havotado al PSOE. Y hay que reconocerles en

principio, las matizaciones vendrán des-pués, el mismo derecho agozar y consumirla Naturaleza circundante que a los ricachosy adjuntos.

Estos, con todas las de la ley (que la leyes, casi siempre, cuestión de dineros), sehan montado la urbanización fetén en elcampo, el campo en la ciudad (esos moder-nos bloquecitos de baja y tres con dúplex,que están muy bien pero sólo están al alcan-ce de unos pocos), o directamente el chaléaislado cumpliendo incluso la normativasobre parcela mínima. Pero el obrero espa-ñol accedió a las vacaciones de veranocuando las playas se pusieron imposibles ehigiénicamente peligrosas. Pudo acceder alcoche cuando la gasolina se puso por lasnubes y la ciudad se hizo intransitable.Accedió al piso en propiedad cuando éste setornó colmena, o a la Universidad cuandose ha hecho inútil. Y ahora que puedenalgunos -pocos todavía- acceder a la parce-lita, final de esa larga elipse iniciada alemigrar del campo, resulta que es ilegal casitodo cuanto se proponen al respecto. Paraque hablen algunos cretinos y ex-ministrosde «la envidia igualitaria»...

Además los técnicos les vienen atacandocon doble saña, porque además de ilegalesson pobres, hacen unas casetas muy horte-ras y llenan las parcelas de chuminadas(hace ya unos años esbocé en El ViejoTopo lo que podría ser una semiótica de lacha-lé-bola, que un día hemos de profundi-zar). Y es que los técnicos de estas mate-rias, hijos del siglo, vanguardia de la van-guardia, guay del paraguay, entienden porcultura popular aquélla que elaboran unoscuantos listos a imitación de lo que hacía elpueblo entre cincuenta y doscientos añosatrás (lo que también debía resultar bastante

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hortera a los «sabios» del momento); y nola que hace el pueblo del siglo, esa vulgarclase media alimentada espiritualmente porla TV y el "Pronto", obsesionada por relle-nar fachadas con azulejos de colorines yladrillos amarillos de caravista (osea elposmudéjar, por definirlo "a la page").

Léase en suma, todo ésto, como mani-fiesto que llama a permitir al pueblo zarago-zano el goce del campo, o natura, del quefue expulsado hace cosa de veinte años.Justo cuanto los trajeron aquí, a rellenar elCharco y hacer bulto en el Pilar.

Pero hablaba de matices. Pues es incon-cebible que por ciertos pruritos socializan-tes, y/o populacheros, se esté permitiendode facto la progresiva destrucción de lahuerta de Zaragoza. Lo que es grave no sólopor lo que de destrucción de suelo fértilconlleva, sino sobre todo, en este caso, aefectos paisajísticos y de ordenación urba-na.

Los únicos parajes rústicos más o menosatractivos con que hoy cuenta Zaragoza, losúnicos que vale la pena conservar, son lashuertas (y algunos sotos). Que ya han sidobrutalmente mordisqueadas por autopistas,ferrocarriles, variantes, fábricas y paracolmo por el monstruoso Actur.

Situada en el centro mismo del valle delEbro, la ciudad no precisa para su abasteci-miento en fresco de una corona de huertas,por lo que no hay que argüir razonamientosagroproductivos (que ahí están); pero nece-sita la huerta como falso cinturón verde.Porque si prescindimos de las huertas elentorno de Zaragoza queda reducido a unauténtico desierto. «Sobre el monte pelado/ un calvario», que diría Lorca. Por lo quetambién debe leerse todo ésto como varapa-

lo ecologista y sensual a las autoridades,por permitir el goze incontrolado y chapu-cero de la huerta feraz.

¿Qué nos queda entonces, tras este vipe-rino ataque a disetro y siniestro? ¿Es acasoeste panfleto una suerte de crítica destructi-va y nihilista, que dicen?. No por cierto,porque aún nos quedan unos cuantos milesde hectáreas de tierras comunales, al sur dela ciudad, en suelos de secano y de pésimacalidad agronómica (en donde debierahaberse construído el Actur si es que, cosaharto dudosa, realmente hacía falta). Por ahídebiera haberse orientado el crecimiento deZaragoza, saltando el Canal en vez de elEbro, a la búsqueda de suelos más baratos,públicos y además más sanos para vivir. Esen estos terrenos, y no en las huertas, dondedebe plantearse la arcadia-findesemanaapara los zaragozanos.

No debe preocupar que sean tierrasmalas, feas y hoy por hoy sin agua. Lashemos visto, peores que éstas, convertirseen vergeles por obra y gracia de la imagi-nación popular, en Alicante, Cádiz, Madrid,Barcelona, y aún en algunas urbanizacionesde secano en Aragón; así que con un pocode ayuda veríamos aquí selvas.

Pongamos las cosas en su sitio. Puescomo decía Ortega hablando de otro tema,«la realidad actual nos facilita desgraciada-mente el asunto», mientras Boris Vianaclaraba con más estilo, por boca del Ma-yor: «Es una lástima que se pierda tan buenalcohol».

El caso es que tenemos en zaragoza ungran volumen de población deseosa de saliral campo, de tener su trozo de tierra, aun-que sea pagando (en ciudades más postin-dustriales el fenómeno de las urbanizacio-

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nes ha remitido, está ya casi saturado; ahoracrece la demanda de huertos y no de cha-lés). Tenemos unas cuantas decenas demiles de parados y jóvenes desocupados (alos que me resisto a llamar «parados» porcuanto aún no han «iniciado» nada), todosellos con ganas de sacarse unas pesetas, ouna ayuda al autoabastecimiento de lafamilia. Tenemos niños que en su vida hanvisto al natural (sí, es cierto, aquí en Zara-goza) un pollo con sus plumas puestas, ytenemos tierra abundante, sol y posibilida-des de llevar agua. Una gran operación deaprovechamiento de parte de los comunalespara estos menesteres podría llegar a supo-ner la más poderosa transformación delpaisaje del sur de la ciudad, desde quePignatelli llegó en barca al puente de Amé-rica.

Parece además que sigue adelante, ya deforma institucional, ese proyecto del quenos hemos hecho eco en alguna ocasión, yque unos pocos chalados del ecologismoprogresista venimos predicando hace años:repoblar los pueblos abandonados, recons-truir comunidades, reutilizar las tierras,pastos y recursos abandonados, pero con unsentido económico y racional. Será fantásti-co si llega a funcionar, porque permitiríasalvar de la locura cotidiana a no pocosjóvenes urbanos, y transformaría en riquezalo que hoy es ruina y abandono. Pero esevidente que por ahora eso no puede llegara todos.

Entretando hagámosles más habitable laciudad al resto, con poco gasto. Y no olvi-demos a esa gran masa de gentes maduras(los que llenan de contenido el concepto de«currela»), que ni son niños ni jóvenes niancianos, obsesionados por hacer algo en elpoco tiempo libre que les deja la cadena de

montaje, y para cuyo esparcimiento ni éstani ninguna otra ciudad hace otra cosa queconstruir gigantescos campos de fútbol oplazas de toros.

Léase pues, en suma, todo ésto, como loque en realidad es: una llamada a los ciuda-danos-jefes para que les den vicio a losciudadanos-electores.

Alcalde, Ramón, oye, que te lo vengoescribiendo por ahí hace más de cuatroaños. Que hace algunos más tú me hablabasde «urbanizar el medio rural y ruralizar lasciudades», y ésta es una oportunidad de oro.Date prisa, antes de que te fagocite tu pro-pia corte, o cohorte. Que estas cosas salenbaratas y dan mucho gusto al pueblo. Quecon cuatro tubos, un chorrico de agua y unaazada se entretiene el personal hasta quecaiga la bomba. Anda, quió, pónles unhuerto a los chicos.

Posdata (esto del «pos» es que no haymanera de evitarlo): otro día podemoshablar, si ustedes gustan, de cómo hacerlobueno, bonito y barato.

))))))))))))))))))))))))))))ADDENDA : Es curiosa la historia de

las ideas. El tema de los huertos familiaresviene de lejos. Cuando empecé a estudiarlohacia el año 80 u 81, no me movía ningúnafán inventor, sino la impresión que mecausó el ver cómo los bulldozer arrasabanmiles de huertos espontáneos en las márge-nes del Llobregat y el Besós, coincidiendocon una estancia en Barcelona. Se hablabaentonces de huertos antihigiénicos queextendían enfermedades y que había quedestruir para la limpieza de las ciudades.Así actuaban también en Madrid. Descubríentonces que aquel fenómeno espontáneo,

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que como mecanismo de supervivenciaensayaban los charnegos en paro, no erasino la aplicación popular y espontánea deideas largamente maduradas en la historiadel agrarismo español, y puestas en marchacon carácter urbano en algunos países deEuropa hacía un siglo.

Cuando empecé a «predicar la buenanueva», algún amigo de entonces tachabamis planteamientos de «rémoras falangis-tas» o algo así (luego se convertiría enpropagandista de los huertos, y aún nopocos pensaban que él mismo se los habíainventado), y los más comprensivos dejabanlos calificativos en «populismo barato».Afortunadamente, mi primera propuesta alrespecto la había publicado en "El ViejoTopo" y no en "ABC", y posiblemente esome salvó de la espada flamígera.

En 1983 realizamos un estudio sobre"Perspectivas y posibilidades de la agricul-tura periurbana en el Area Metropolitana deMadrid", a raíz del cual diseñábamos yproponíamos un plan de mejora del entornometropolitano entre cuyos elementos funda-mentales estaba el fomento masivo dehuertos familiares de ocio, recreo y subsis-tencia. La reacción de los responsables delorganismo contratante (la Consejería deOrdenación del Territorio de la ComunidadAutónoma de Madrid) fue censurar el estu-dio impidiendo su publicación cuando yaestaba en imprenta,e incluso atacarlo públi-camente como reaccionario. Se decía que laprédica de los huertos familiares era unfomento encubierto de las parcelaciones yurbanizaciones ilegales, y se quedaban tananchos. Evidentemente lo de los huertos noresultaba muy posmoderno.

En Zaragoza se ve que participaban del

mismo espíritu cateto, puesto que los comu-nistas del Ayuntamiento (que no sé cómoconsiguieron un ejemplar del estudio deMadrid) intentaron al parecer desarrollaralgo parecido para Zaragoza y no se leshizo ningún caso. A mí, en cualquier caso,siempre me extrañó que Sainz de Varandano viese las posibilidades del tema; perotambién es verdad que todo lo que tenía debuen político y gran persona lo tenía detozudo, y además debía de estar ya un pocoharto de muchas cosas...Ni siquiera el PlanJoven (o al menos el llamado «primer borra-dor» al que he tenido acceso), demasiadocargado de referencias a una sociedad delocio que no es la que más se ajusta a lasciudades industriales españolas (caracteri-zadas por la crisis económica y la escasezde trabajo, más que por la escasez de equi-pamientos y ofertas de ocio) ni siquiera eseproyecto recoje entre sus propuestas laposibilidad de crear huertos escolares,huertos de ocio para jóvenes naturistas,huertos de ayuda económica y superviven-cia para jóvenes parados...

El caso es que hace ahora sólo unosmeses el mismo político madrileño queponía a parir nuestro estudio (y que dehecho todavía tiene bloqueada su publica-ción, cuatro años después) tiene al pareceruna aparición como la de San Pablo, ydescubre que lo de los huertos familiarespuede dar mucho juego...al menos hasta laselecciones regionales. Y se pone en marchanada menos que un proyecto de 150 Has dehuertos con un gran despliegue de medios.Y hasta Leguina sale en los papeles predi-cando la buena nueva y diciendo que ya lodecía él no sé cuando...

Así pues Madrid, espejo maravilloso enel que pretenden mirarse últimamente (en

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fin, como antes) todas las grandes ciudadesespañolas, ha puesto por fin en marcha unprograma de creación de huertos familiares.A ver si ahora en Zaragoza se animan unpoco... (1987).

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DE LA PAZ, LOS YANQUIS, LA OTAN Y ESAS COSAS...

¿Qué semana, qué paz, qué desarme?

De «fantasmas», bejorros y moscardas

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¿QUÉ SEMANA, QUÉ PAZ, QUÉ DESARME?

26.XI.82 Gallur

Uno está habituado a mirar con ciertoescepticismo las campañas del tipo «Lasemana de...», porque dentro del enunciadosuelen tener cabida por igual el árbol, elcáncer de mama, la oftalmología, la paz y eldesarme, parques y jardines, la agroindus-tria o la madre del perdón divino. Parecentodas ellas intercambiables :idénticas auto-ridades estrechan la mano de los organiza-dores de turno, que muchas veces tambiénson idénticos. Las características de algunosde los firmantes de la convocatoria de Zara-goza bien pueden hacernos meditar en esalínea.

Pero también está uno habituado a sospe-char de la existencia de manos negras (yan-quis, soviéticas o mixtas, qué más da) trasde algunas de estas actividades pacifistas.Determinados prolegómenos de la campaña(como el empeño puesto por ciertos grupospara que los partidos políticos no figuren enla convocatoria, con lo que de paso se lesevita el mal trago de definirse, por acción uomisión), bien podrían recordarnos el tactopringoso de esas manos negras, sentidas decerca en más de una ocasión.

Con todo, resulta a todas luces maravi-lloso que se de una confluencia social tanamplia en un objetivo -la paz y el desarme-no por difuso menos perseguible: desdeclubs benéficos hasta organizaciones políti-cas en las que las distintas facciones suelendirimir sus diferencias a golpe de porra ytrabuco. Parece de pronto como si todosestuviésemos de acuerdo, durante una se-

mana al menos, en esos objetivos. Por sietedías Zaragoza, Barcelona, Madrid y suszonas de influencia serán como islotes depaz y antimilitarismo (perdón, desarmequería decir). Destacadas plumas, habitual-mente poco amigas de batallas populares(nucleares, bases, polígonos de tiro, OTAN,GM, etc) se aprestan a sumarse al festivalde las lamentaciones. Y digo yo que alguiendebería dar la nota discordante.

Me dispongo pues a ser la oveja negra deesta «película», a cuya organización ymontaje tantos amigos han dedicado ungran esfuerzo. Y me dispongo a ello justoen el momento en que, burla primera de estasemana, tres Phantoms con matrícula USApasan en vuelo semirrasante sobre la verti-cal de mi estudio, a menos de 500 metros dealtura, destrozándome los tímpanos.

¿Es posible la paz?

Es posible que algún día esa «guerrafría» iniciada tras el fin de la guerra «calien-te» de Corea, entre las dos grandes poten-cias del planeta, deje de ser una amenazapara el resto de los mortales. La Historia damuchas vueltas, y todas las formas de socie-dad inventadas por los hombres parece queson finitas. El lento surgimiento de nuevosejes de interés político-económico a nivelmundial, a los que Gunder Frank y otrosinvestigadores sociales vienen refiriéndosedesde hace años, puede hacer variar sensi-blemente las relaciones de poder, aunquetambién existe la posibilidad de que hagansaltar definitivamente la chispa del fin.Pudiera ser, en fin, que las batallas comer-ciales que hoy se dirimen, a través de terce-ros, con sangrientas guerras locales, llegasea solventarse mediante la negociación.

Todo es creíble, mientras tengamos

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esperanza. Pero es difícil creer que, pordebajo de las naciones, pueda lograrse lapaz en tantos lugares donde los poderososoprimen a los débiles, a los que sólo quedandos alternativas: la lucha o la muerte psico-lógica o física. ¿Es posible la paz en todosesos países en los que una banda de milita-res corruptos mantienen con el alma en viloal resto de la población?. ¿Es posible la pazen Israel, donde los palestinos son asesina-dos y expulsados de sus tierras con totalimpunidad?. Hasta es difícil creer quepodamos llegar a convencer de las bondan-des de la paz mundial a esa mayoría deciudadanos (españoles, franceses, norteame-ricanos, rusos, qué más da) que pasan suvida torpedeados por unos medios de co-municación que convierten la guerra en unaexcitante aventura, y hasta llegan a transfor-mar sus tristes efectos en morbosa fuente deescatológica excitación sexual.

¿...Y el desarme, es posible?

No entremos ya en la dificultad de de-sembarazarnos del potencial nuclear que,con el tiempo, hemos almacenado los hu-manos. ¿Qué se haría, si la paz fuese posi-ble, con los miles de bombas nuclearescapaces de hacer estallar varios planetascomo el nuestro?. Meditemos sobre estedeprimente asunto.

A corto plazo, lo peor no es eso. Lo peores el cinismo de ciertos políticos que pre-tenden mostrar a España como paladín de lapaz y el desarme. España, con una industriaarmamentista directa (Bazán, CASA, SantaBárbara...) e indirecta (Chrysler, Enasa...)que emplea a más de 40.000 trabajadores-sin contar a la multitud de pequeñas ymedianas empresas que abastecen de sumi-nistros a aquéllas- y produce armamento

pesado y ligero por un valor que ronda loscien mil millones de pesetas. España, quetradicionalmente viene exportando arma-mento -y no parece que lo vaya a dejar dehacer en lo sucesivo- a algunos de los paí-ses más belicosos -hacia dentro y haciafuera- del planeta: Chile, Indonesia, Argen-tina, Rhodesia, Sudáfrica, Irán, Marruecos...

Un cinismo (el de esos políticos señala-dos, que hoy firman gustosos cuantos mani-fiestos por la paz se les presenten) que leslleva a buscar la reestructuración del sectorde la industria armamentista nacional; nopara que pasen a fabricar mantequilla,arados o centrales hidroeléctricas, sino parahacerla más competitiva, más eficiente, másagresiva, más mortal. Y dirán que es pormantener los puestos de trabajo...

«Que no cese la esperanza acorrala-da...»

Este hermoso verso de Victor Manuelcreo que sintetiza a la perfección el sentidoque deberíamos darle a esta Semana, paraque no se quede en una «semana de...» más.Existen pocos datos como para sentirnosesperanzados en alcanzar la paz y el desar-me. Es fácil caer en el más negro pesimis-mo, si alzamos un poco la cabeza por enci-ma de la propaganda farragosa y encubiertade los bloques, y oteamos el horizonte. Perodebemos mantener la esperanza, si creemosen la especie humana, de que algún día sedarán las circunstancias precisas como parapoder declarar el estado de felicidad eindefensión permanente.

Para que ello sea posible, hoy tenemosque plantearnos objetivos menos globales,menos ambiciosos. Desarmemos nuestrasciudades, expulsando las bases militaresextranjeras. Desarmemos nuestro cielo,

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prohibiendo surcarlo a los aviones militaresextranjeros que luego bombardean nuestroscampos bardeneros. Desarmemos a nuestroshijos, retirándoles los juguetes que imitan ala guerra. Desarmemos al resto de los ciu-dadanos: a la extrema derecha; a los mato-nes con los que ciertos empresarios preten-den atemorizar al pueblo vasco; a los «mili-cos», «octavos», «autónomos» y toda laparafernalia de la lucha armada vasca -yésto hay que pedirlo, ya, también desde laizquierda radical-.

Desarmémonos, en fin, a nosotros mis-mos, dejando esa ira, esa agresividad, com-petitividad, celos y envidia que caracterizanuestras relaciones interpersonales.

Creo que es un buen programa paraempezar.

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DE «FANTASMAS», BEJORROS YMOSCARDAS

Carta abierta al fiscal general del Estado

13.VIII.1983 Madrid/Gallur/Zaragoza

He de empezar pidiendo a su ilustrísima(perdón si es que equivoco el tratamiento)disculpas sinceras por perturbarle el sosega-do estío. No lo haría si el asunto no fuera deextrema gravedad, al menos para unoscientos de miles de ciudadanos de La Ribe-ra del Ebro; este hermoso país caracterizadopor las vaquillas, el dance, el calderete, elregadío viejo, la jota navarra, el vino pasto-so, las guerras del pimiento y los "Phan-tom".

No sé muy bien cómo funciona todo estode la Justicia, y sólo de lejos intuyo, señorfiscal, cúal es su papel en esta historia. Laprensa tan sólo me muestra malvadas pince-ladas de su trabajo, seguramente interesa-das, mostrándolo un poco como el inquisi-dor que persigue incansable, Código enristre, a periodistas españoles y a naciona-listas vascos, a la caza de reportajes «injurio-sos» o declaraciones subversivas. Pero porlas películas de espías y detectives he com-prendido que su misión es bastante másimportante que todo éso; además de haberloleído alguna vez en "El País", que al pareceres infalible en todas aquéllas materias enque el Papa deja de serlo por la gracia deDios.

Todo, dada la pertinaz sordera que allegislativo y el ejecutivo afecta en lo que anuestras no menos pertinaces quejas serefiere, me conduce irremisiblemente a

usted, paladín de la Justicia. Además, dicenque el Defensor del Pueblo no da abasto, yno es cuestión de agobiar a don Joaquín.

Le resumiré los antecedentes. A media-dos de los 50 el general Franco permutóparte del suelo español con los USA, acambio de un cierto reconocimiento yaceptación internacional de su régimenpolítico. En aquéllas «parcelas» los USAinstalaron diversas bases militares, tocandoen suerte una de ellas a Zaragoza. Y paraque los soldados americanos no se aburrie-sen, el general les concedió también unpedazo de tierra de las Bardenas Reales deNavarra. De forma que todos los días desdeentonces, y mire que ha llovido, los avionesde la USAF viajan desde Zaragoza, Torre-jón, Rota, Alemania, Turquía o el Medite-rráneo hacia Bardenas, con la única inten-ción manifiesta de tirar bombas, que ellosllaman fumígeras, pero que además dehacer humo hacen agujeros, matan pastoresy queman bosques.

Frente a las contínuas quejas de loshabitantes de la zona por tamaña molestia,el Ejecutivo viene respondiendo de dosformas consecutivas. Hasta hace bien pocomediante la represión física, y de un tiempoa esta parte a golpe de estadística. Así, elseñor Serra (Narciso), catalán de pro yaspirante a la Generalitat (lo cual, sin aso-mo de demagogia ni lerrouxismo, podría seruna causa de su sordera ante las quejasaragonesas), dice ahora para la tranquilidadde las gentes de Cabañeros e indignaciónnuestra que el polígono de tiro tan sólo espeligroso en un cero-coma-algo-por-cien.Aunque nosotros hemos comprobado, sinembargo, que entre el 125 y el 135 % de losaños ocurre un accidente grave que, en un35 ó 40 % de las ocasiones, amenaza seria-

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mente a un núcleo habitado. Y es que yasabe usted que las estadísticas son como lasleyes: todo depende de quién y para qué lasutilice. Porque efectivamente, si hay 30 ó40 aviones tirando bombas cada día, ysomos algo así como un millón de aragone-ses, la posibilidad de que se nos caiga enci-ma de uno de nosotros un avión es remotísi-ma; pero si consideramos que sobrevuelansobre 30 ó 40 pueblos, o que no más demedia docena de pastores se aventuran allevar el ganado cerca del polígono de tiro,vera usted que las probabilidades de unchandrío aumentan seriamente.

Puesto ya en antecedentes, pasemos ya alobjeto de esta denuncia.

El caso es que, aunque los vuelos sobrenuestras cabezas tan sólo son oficialmenteun cero-coma-algo peligrosos, el renovadotratado que prolonga las medidas y permu-tas realizadas por el general Franco hacia1953 recoge, si no lo han cambiado, laprohibición expresa de que los avionessobrevuelen las poblaciones, en su deambu-lar idiota entre bases y polígonos, a menosde, espero no equivocarme, un kilómetro dealtura, metro más, metro menos. Y digo yoque dicho tratado tendrá rango de ley, porcuanto en virtud del mismo yo no podría,por poner un caso, plantarme un huertojunto al pabellón de oficiales de la baseUSAF de Zaragoza.

Bien. Pues puedo decirle, en confianza,que esa normativa no se ha cumplido nunca,si exceptuamos un breve periodo (hacia1979) en que el entonces jefe de la ZonaAérea local, Timón de Lara, la hizo cum-plir, digamos que presionado por los acon-tecimientos.

El problema ahora es más serio, por

cuanto en los últimos años, como le decía,han menudeado las protestas civiles por eltrato que esos desaprensivos dan a nuestrocielo y nuestro cuerpo. Y, frente a ellas, lareacción de éstos ha sido volar más y másbajo sobre nuestros pueblos y ciudades. Yno somos pocos los afectados, según puedeobservar en este listado de urgencia: Ala-gón, Remolinos, Pradilla, Boquiñeni, Luce-ni, Figueruelas, Tauste, Gallur, Mallén,Magallón, Novillas, Fréscano, Agón, Bi-simbre, Borja, Cortes, Buñuel, Ribaforada,Fustiñana, Cabanillas, Tudela, Ablitas,Cascante, Murchante, Alfaro, Caparroso, yotros 20 ó 30 pueblos más.

Incluso hemos podido comprobar cómoen los días siguientes a cualquier tipo demanifestación de protesta (aunque sólo seaescrita), aún vuelan más bajo (con lo que noquiero ni imaginarme las consecuencias quepueden tener estas líneas en los próximosdías). Lo cual nos lleva pensar que, ademásde infringir la Ley, esos bellacos que juegancon nuestra vida y salud lo hacen con reco-chineo.

Hacia las ocho de la mañana comienzansus pasadas en semirasante, generalmenteen grupos de tres (rara vez se atreven a ir ensolitario, como los peleones de las pandillasbarriobajeras). No dejan de molestar hastamedida mañana. Luego, a eso de las tres dela tarde, comienzan de nuevo hasta que secansan. Y que a algunas gentes que vivimosde la materia gris no nos dejen trabajar agusto ni dormir la siesta yo sé que no esgrave, que al fin y al cabo si estamos des-cansados acabamos siempre hablando de-masiado. Pero lo que les están haciendo alos niños es que no tiene perdón.

Los sicólogos y pediatras hablan largo y

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tendido de las consecuencias que los sustosque esos salvajes nos dan pueden tener enlos tiernos infantes, pudiendo conducir aserios trastornos de la personalidad (inclusoa intentar emular las gamberradas de esosconductores de ruidos aéreos). Hay estudiossobre los graves efectos de la contamina-ción sónica superior a los 110 decibelios,que es la que se soporta con aviones areacción volando a baja altura. Trastornosauditivos, del sueño, del equilibrio, visua-les, del sistema digestivo, del cardiovascu-lar, del nivel de comprensión y sobre tododel sistema nervioso han sido estudiados ydemostrados.

Pero las agresiones a baja altura no sonúnicamente sonoras. Personalmente, me hansucedido dos casos que interpreto (y segura-mente usted lo hará también) como graves,por cuanto no son sino una pequeña muestrade lo que les ha ocurrido a otras muchasgentes. La primera vez fue hace años. An-daba yo en pleno campo, junto a la N-232,en las cercanías de Zaragoza, ocupado enresponder a unas preguntas ante las cáma-ras, cuando me quedé sin habla al ver cómoun "Phantom" se nos echaba encima. Amenos de cien metros de altura ascendió denuevo y enderezó el rumbo, dejándonos atodos, además de atónitos, boquiabiertos ycariacontecidos, cagadicos de miedo. Llega-mos a la conclusión de que el piloto habíajugado a apuntar blancos humanos mientrasesperaba pista.

Más recientemente, hace tan sólo unosdías, en la carretera comarcal de Tauste, unavión nos dió un susto de muerte al adelan-tar a nuestro coche...a unos cincuenta me-tros de altura. Ahora mismo, sin ir máslejos, ojalá estuviese usted aquí para verloy oirlo, los "Phantom" están volando sobrelos tejados de mi pueblo a menos de tres-cientos metros de altura y con un ruidoensordecedor. Todo esto es muy serio, pormás que el verano y el deseo de no depri-mirle a usted ni aumentar la depresión delos lectores no avisados me haya hechodarle un mínimo tono jocoso a esta instan-cia (aunque instar, instar, no sé si uno tienederecho a instarle a algo al Poder).

Para que los ciudadanos de a pie poda-mos sentir algo más que temor frente a unacosa tan seria como el ministerio fiscal,haga algo, por favor. Detenga a esos locosy aparque sus mortales y ruidosos cacha-rros. Como ciudadano de este país en elpleno uso de sus facultades y derechos, yole insto por tanto, señor fiscal general delEstado, a que haga cumplir la Ley y libreasí a nuestro cielo de «fantasmas», bejorrosy moscardones.

Lo que firmo y rubrico en Zaragoza, a 9de agosto de 1983.

))))))))))))))))))))))))))))ADDENDA: Evidentemente, el señor

fiscal archivó el caso (1987)

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MISCELÁNEA

Abrir las universidades al pueblo

Mirando a «Niuyor»

Prudente reivindicación del trabajo negro

Ya son aquí...

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ABRIR LAS UNIVERSIDADES ALPUEBLO

23.VII.1983 Zaragoza

Parece que da que hablar la Ley de Re-forma Universitaria del PSOE. Pero, segúnse observa en los medios de comunicación,la cháchara es por ahora de tipo exclusiva-mente corporativo. Penenes que no lastienen todas consigo en su objetivo de dejarde serlo para pasar a convertirse en funcio-narios de por vida; catedráticos que temenla pérdida de sus poderes feudales; propie-tarios de universidades privadas que temenel fin de sus prebendas... En fin, seamosclaros, todos aquéllos que tienen interesesmuy materiales de por medio.

No hablan sin embargo los alumnos, hoyinteresados tan sólo en aprobar antes que elvecino de pupitre para alcanzar la meta delúltimo puesto de trabajo. Además se les haenviado de vacaciones, muy oportunamen-te, antes de discutir el proyecto. Y tampocohabla el cuerpo social, por muy variadasrazones sin duda, pero fundamentalmenteporque se siente la universidad como algono sólo ajeno sino además anecdótico.

Estas reflexiones surgen de ese «cuerposocial» que no dice nada. Y no persiguenanalizar la LRU, sino provocar una refle-xión ampliada sobre la propia existencia dela Universidad. Tienen, eso sí, la virtud deno estar basadas en inquietud alguna porintereses pecuniarios.

Primera reflexión: La Universidad es,pongamos por caso, algo parecido al coche,el turismo o la segunda residencia, un pro-

ducto al fin para el consumo. Tras una largaetapa como privilegio de los poderosos, suconsumo se democratiza, pero cuando llegaal pueblo está tan degradado que a éste leprovoca más problemas que satisfacciones.Siendo de pocos, ni tenían selectividad, ni«númerus clausus», ní límite de convocato-rias o años de permanencia, ni tasas, ni másde treinta alumnos por profesor y hastabuenos profesores, de esos que dejan huella.Los pobres no podían participar en esafiesta, pero tampoco tenían coche, ni parce-la en el no urbanizable, ni Benidorm. Por notener, no tenían ni siquiera la libertad deprotestar por ello.

Y aún aguanta el montaje mientras sonlas mejores familias de la clase media lasque acceden al Olimpo oficial del saber. Escuando el pueblo trabajador conquista elderecho a participar, cuando empiezan allegar los hijos de los obreros, los agriculto-res y los peones camineros, justo cuandoaparecen todas las trabas imaginables.

Aparece la selectividad, que curiosa-mente es propugnada hoy por quienes no lahan tenido que pasar, nada menos que ennombre de la igualdad de oportunidades. Yuno se pregunta si está en igualdad de opor-tunidades para atacar dicha prueba el hijode un campesino, que ha hecho elBUP-COU yendo cada día en autobús a unpueblo cercano al suyo y ayudando losveranos en el campo, frente al hijo de buenafamilia que ha estudiado en colegio de pago(preferentemente bilingüe si además lospadres son cultos), ha gozado de una her-mosa biblioteca en casa, de padres más omenos leídos y a lo mejor incluso de vera-neos en Londres o California para perfec-cionar el idioma.

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Aumentan las tasas hasta casi alcanzar elcosto real de la enseñanza, y se dice que espara que el rico pague, que al pobre ya se ledarán becas. Pero luego ocurre que al pobrele dan becas sólo si presenta un buen expe-diente. Y nos viene al tiro un divertidojuego de concausas que citara Costa en másde una ocasión: «Como en Valdesuno nollovía, no había árboles; y como no habíaárboles, no llovía». Así le ocurre al pobre,que a menudo debe trabajar para estudiar yforzosamente pierde el buen expediente, olas ganas. Como no tiene dinero, no estudia;y como no estudia, no le dan dinero. Mien-tras, el rico estudia sin (o con, que a veceses más escandaloso el asunto) becas, sobretodo porque no tiene otro quehacer nipreocupación.

Si el objetivo fuese realmente hacerpagar a los ricos la enseñanza, es fácil delograr incrementando los impuestos directosa los que pueden pagarlos.

Luego limitan el número de convocato-rias, y el periodo de estancia en la Univer-sidad, y tienen la serenidad de decir que espara impedir que los ricos se estén años yaños tocándose las narices en el Olimpo.Esto, además de falso, es también malinten-cionado y contradictorio. Pues siempre espreferible un rico ocioso en la Universidadque activo en el Poder. Además los quepueden siempre tienen tiempo, ganas ymedios para anular convocatorias o matrí-culas, según el curso de los acontecimien-tos, y eternizarse de igual modo en losestudios. En último término, a quien paga elcoste real de su «educación superior» nadiepuede impedirle constitucionalmente gozarde ésta cuanto tiempo quiera. ¿Ustedesimaginan que limitasen la posibilidad de iral cine a una vez al mes, por poner un caso,

o que sólo se pudiese leer un periódico a lasemana?.Al menos, mientras el rico estéentretenido alguien podrá ocupar un puestode trabajo que habrá de dejar, por el contra-rio, en cuanto el niño de los poderosos secanse y decida «incorporarse a la socie-dad».

Si, según se dice, buscamos una Univer-sidad pública y de libre acceso para todoslos españoles en igualdad de derechos, tansólo hay una vía, muy simple por cierto:entrada libre sin selectividad, gratuidadabsoluta (para la financiación están losimpuestos), convocatorias y periodos deestancia ilimitados. Lo demás es demago-gia, corporativismo y burla de pobres. ¿Quémejor manera, además, de entretener a losparados que convertirlos en personas cultasy sabias?.

Segunda reflexión: Está visto que a losespañoles nos cuesta descubrir nuestraverdadera vocación. La historia de estastierras rebosa de tardíos de todo tipo: desdefilósofos hasta inventores, pasando porpolíticos y artistas en general. En estascondiciones, tener que descubrir nada me-nos que a los 16 ó 17 años nuestra másprofunda vocación es no sólo una empresaarriesgada sino, en el fondo, una solemnetontería. El sistema de carreras (y hoy díano podría hallarse una palabra más adecua-da) imperante en nuestra Universidad, cuyoúnico objetivo claro es el de expedir títulosde carácter crecientemente corporativo,contribuye en gran medida a mantener undemente sistema de descubrimiento devocaciones, y conduce a que en la prácticalos presuntos abogados sean sociólogos enprecario; los presuntamente arquitectos seangeógrafos en precario; los historiadores,periodistas; los periodistas, urbanistas; los

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sicólogos, curanderos; los sociólogos,agrónomos; y los téologos, bomberos. Oviceversa.

Una Universidad que quiera evitar todosestos contrasentidos, en una sociedad quequisiera verse libre de corporativismostrogloditas, debería basarse no tanto en laexpedición de títulos unidireccionales comoen la prestación de enseñanzas variadas yenriquecedoras. Al menos en un primerciclo. Luego la sociedad, el trabajo, lapráctica, la especialización, transformarátodo ello en una profesión realmente queri-da. Uno no sabe muy bien cómo podríaorganizarse el asunto, pero hay mentespreclaras suficientes en la Universidadespañola para diseñar un sistema más sim-ple y liberal que el que actualmente sufri-mos. Y además cobran para eso. Pero todoserá mejor que mantener una estructuraprofesional y carreril elitista y corporativa,de tipo medieval y por tanto subdesarrolla-da. Estamos funcionando, cerca del año2000, con una Universidad diseñada hacemás de cien años y mal parcheada.

Por cierto que no se agota el tema conestas dos reflexiones apuntadas. Quedanasuntos graves como la pésima calidad de laenseñanza que, con contables y honrosasexcepciones, se imparte en las universida-des españolas, o la inutilidad manifiesta detantas disciplinas (justa denominación detantas asignaturas y temarios). No menorimportancia tiene el carácter funcionarial delos enseñantes, elemento éste que castra apriori cualquier desarrollo intelectual salu-dable, y degrada la sana competencia hastaconvertirla en zancadilleo, politiqueo ylameculismo servil. O la manipulación delos alumnos por parte de tantos «enseñan-tes» :en unos casos fomentan la economía

sumergida explotando a sus alumnos comomano de obra barata para sus trabajos fuerade la Universidad; y en otros casos de ve-dettismo vergonzante los utilizan comoconsumidores obligados de sus libros o losde sus amigos.

La Universidad española es hoy unafinca, propiedad de unos cuantos miles defuncionarios -y aspirantes- manifiestamentemejorable. Entretando, el pueblo y porseguir el símil, se apelotona hambriento entorno al latifundio del saber. Pero, como enel caso de la tierra, hay fuerzas demasiadopoderosas de por medio y es muy difícil queveamos el reparto.

)))))))))))))))))))))))))))ADDENDA: Los estudiantes han tarda-

do más de tres años en reaccionar, y sólo lohan hecho ante los problemas más superfi-ciales de la Universidad, un poco comoquien mea fuera del tiesto. A pesar de lasmedidas reformadoras del PSOE, creo quelos principales males de la universidadespañola permanecen, y no parece quelleven vía de resolverse a corto plazo. Va-mos a seguir durante varios lustros más conuna universidad corporativa, caciquil ypapanatas. No debe extrañar así el ampliodesarrollo de los "masters" de centros priva-dos para postgraduados, o la permanenteemigración de la gente con posibilidadeseconómicas a las universidades extranjeras.¿Para qué quieren arreglar nuestra Universi-dad, si ya tienen California o Londres parasus hijos?. (1987)

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MIRANDO A «NIUYOR»

5.II.1984 Madrid/Zaragoza

Parece que todos están en la Luna. Losvendedores de modas y martingalas hanhallado un nuevo filón para epatar provin-cianos y de paso sangrarles los bolsillos: loposmoderno, la posmodernidad o el posmo-dernismo, a saber cúal es la denominaciónacertada. Nos trae de cabeza algo que, pormuy repetido que esté desde los tiempos delImperio Romano, sigue impactando: noexisten las culturas; existe la Kultura, una yuniversal que como cierzo (¿o habrá quedecir ahora «viento del Norte», que quedamás fino?) lo arrasa todo a su paso, unifor-mando las fachadas, los ropajes, los pelos ylas conciencias.

Madrid es Nueva York en cuatro reduc-tos de lujo disimulado; veintiséis estudiosde arquitectura, diseño y similares descara-damente lujosos; las cabezas de unos cuan-tos periodistas y cantantes ex-gauchistas; elculo de cinco o seis locas y sobre todo lacartera de unos pocos despabilados. Barce-lona, Sevilla, Bilbao, Valencia, este Charcoaburrido sin ir tan lejos, grandes ciudadestodas ellas que en un momento dado tam-bién estuvieron de moda (lo mediterráneo,el reducto vascón, lo andalusí...) se ocultanavergonzadas en un rincón mientras conojos de plato observan el surgimiento deuna nueva estrella en la reunión: el Madridcosmopolita, abierto al fin a la mundialidadpor obra y gracia, en un buen porcentaje, delos porteños acocacolados venidos al turmixmadrileño más en busca de plata fácil quede libertad creativa.

Si esto es lo posmoderno, el triunfo deleje cultural-político-económico-recreativoNueva York/Los Angeles/Londres, alegré-monos porque entonces está al llegar lacaída del Nuevo Imperio Romano. Reaganpuede ser Rómulo Augústulo, y Odoacro nosuena muy lejano a Andropov.

Seguramente ni es tan serio el asunto. Ano dudar de aquí a unos años nadie habla dela posmodernidad, o a lo peor nadie hablapara entonces ya de nada, enmudecidos porla radiactividad, las bacterias, el fuegolaseriano o el napalm. Tal vez la chácharaque hoy nos obnubila no es sino un fin desiglo prematuro (que ya se sabe que losfines de siglo, y más aún los de milenio, danpara mucho), y tras la fiebre viene el consa-bido reflujo. Estoy seguro de que los quehoy rompen estatuas mañana las levantarány quemarán incienso en los altares de losclásicos.

Y es que en este país somos unos veletasde cuidado, a pesar de las apariencias. Ayermismo se exaltaba el valor de la diferencia,el localismo, la cultura autóctona, y hoy seproclama una especie de universalismohueco. Ahora mismo, por poner un ejemplo,los modernos de la Francia dedican suendémico cacao mental a la «sociedaddual»; en unos meses, cuando allí se hayanpasado a otros comecocos, veremos discutiracaloradamente sobre el tema en esta tierra.La contínua mezcolanza de pueblos nos hahecho así (osea, y mal que les pese a algu-nos, diferentes): tremendamente receptivosa cuanto viene de fuera, aunque sean modassucesivamente contradictorias. De formaque todo se nos va quedando viejo antesque a nadie.

Dudo que en otras tierras puedan hallarse

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en tan alto número tipos como los que aquítenemos: gentes que antes de los treinta hanpasado, sin empacho alguno, por al menostodas estas etapas más o menos sucesivas:seminario, existencialismo, cristianismocomprometido, marxismo-leninismo, apoyoa la lucha armada, hippismo, nueva izquier-da, misticismo oriental, maoísmo, naciona-lismo, regionalismo, rock blando, drogasblandas, rock duro, drogas duras, anticomu-nismo, nueva ola, ecologismo, pacifismo, yahora la posmodernidad, el pospunk, la ropacarísima de boutique lujosa, y todo quizássin haber dejado de ser funcionario delEstado o hijo de buena familia. Algúnposmoderno me aclarará el batiburrillo.

Tal vez lo que está pasando es un pocolo que al judío Abraham que, según relataBocaccio en uno de sus cuentos del Deca-merón, «estimulado por Gianotto di Civigniva a la corte de Roma y al ver lo que allíocurría, regresa a Paris y se hace cristiano»,lo cual está también cerca de la máximaoriental que advierte «Si tu enemigo es másfuerte únete a él». Así, bien pudiera ocurrirque, al observar cómo el capitalismo (¿ohemos de decir ahora el poscapitalismo?), apesar de sus injusticias, de su carácter esen-cialmente corrupto y de su irracionalidad,es cada vez más poderoso y está más exten-dido, hayamos optado por creer que a lafuerza ha de ser un buen sistema, y noshayamos olvidado de aquélla vieja voluntadpor destruirlo o transformarlo. Si sus pro-ductos son Guay del Paraguay, el sistemano puede ser malo (eso debe ser lo quellaman «la lógica del sistema»).

Pero por mucho que nos intoxiquemoscon los trapos, los afeites, el tecno o lashorteradas de Almodóvar, el sistema sigueahí, marginando gitanos y minorías en

general, quitando el pan de la boca a losmás desgraciados y aniquilando negros ysudacas, además de haciéndonos currarcada vez más sin darnos cuenta. Quienobserve con detenimiento y frialdad cuantoaquí ocurre, no podrá por menos que pensarcon temor en los occidentales años 20 y 30de este siglo, y en lo que vino después.Porque, como muy bien escribía un olvida-do aragonés, mediado el XIX:

«En agua de coloniabañaba a su marrano doña Antoniacon empeño ya tal que daba en terco;pero a pesar de afán tan obstinado,no consiguió jamás verle aseadoy el marrano en cuestión fue siempre puerco.Es luchar contra el sinocon que vienen al mundo ciertas gentesquerer hacerlas pulcras y decentes:el que nace lechón, muere tocino.»

Si don Miguel Agustín Príncipe hubiesepensado en el sistema que hoy sufrimos, yya entonces se mascaba, al escribir su fábu-la, no le hubiese salido más redonda. Perono pensaba en eso. El era un posantiguo.Como yo.

))))))))))))))))))))))))))))ADDENDA: El asunto sigue igual. Los

grandes Ayuntamientos se chiflan por gas-tarse los cuartos en la última visajada delarquitecto posmoderno de moda. Los sas-tres hablan de filosofía, y los filósofos detrapos (cada vez mejor vestidos, eso tam-bién es cierto). A las costureras las llamandiseñadoras y a las depiladoras esteticienes.Me equivoqué en lo de la sociedad dual: esun tema demasiado profundo para los sas-tres que gobiernan la cultura, o Intelligent-sia nacional. Ahora todas las ciudades

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tienen su grupito de listos guapos, perotodos hacen lo mismo que hacen los listosguapos de Madrid.

Eso sí, los carteles, las portadas de losdossieres oficiales, los programas de activi-dades culturales y la publicidad televisivason cada vez más bonitos. Aunque, tambiénaquí, todos se parecen (1987).

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PRUDENTE REIVINDICACION DELTRABAJO NEGRO

2.III.1984 Zaragoza

En septiembre del año pasado exponíalas mismas reflexiones que aquí se hacen enuna charla sobre «El paro y la crisis» enSama de Langreo, el cogollo de la históricay luchadora cuenca minera asturiana, anteun público formado sobre todo por ecolo-gistas y sindicalistas. No era una graciosa"boutade" ni ganas de epatar al personal,sino el fruto del análisis de diversas expe-riencias conocidas. Sin embargo, ambostipos de oyentes, ecologistas y sindicalistas,se llevaron las manos a la cabeza, hallaronel asunto escandaloso, contradictorio contodo cuanto había expuesto hasta el mo-mento, y me tacharon poco menos que deagente de la CEOE.

Personalmente soy ajeno a casi cualquierforma de dogmatismo, y abomino de cual-quiera que esté absolutamente seguro deposeer una verdad, una panacea, una solu-ción total. Así que desde entonces he dejadoel tema, en espera de mejores tiempos parala lírica.

Pero como siempre, nos llega de fuera eleco. Grandes titulares han acogido el gritode «¡Viva el trabajo clandestino!», con queel sociólogo francés Alfred Sauvy concluyesu último libro, "El trabajo negro y la eco-nomía de mañana". La verdad es que Sauvyha tenido siempre como un resabio conser-vador, pero sus palabras llegan avaladas por«Le Nouvel Observateur», órgano oficiosode la intelligentsia francesa de izquierdas.De forma que ya nos está permitido hablar

de tema, sin falsas vergüenzas, también alos de casa. Hace ya algunos años que lalectura que ciertas gentes venimos haciendode la llamada crisis me ha llevado a creerque, más que de «lucha contra el paro» (unconcepto éste bastante productivista, aúnpor omisión), hay que empezar a hablar sinambages de estrategias para la supervi-vencia. Y hay que hacerlo sin pretensiones,sin falsos prejuicios, de forma desenfadaday con imaginación, tomando ideas de aquíy de allá. Lo que puede conducirnos a vecesa planteamientos aparentemente escandalo-sos, antiobreros, ¿reaccionarios?.

Este el caso de la economía sumergida(en adelante ES), con toda su parafernaliade trabajo domiciliario, polígonos industria-les fantasmas, empresarios -y trabajadores-piratas y asilvestrados; todo ello detestadopor los sindicatos, por las élites del poderobrero. Es un fenómeno ambiguo, y delica-do de tratar. Pero para mí hay un dato clavey es que, tanto o más que los sindicatos,despotrican también de estas crecientesformas de producción las patronales y losempresarios «legales», sobre todo por con-siderarlas competencia desleal (como si lacompetencia capitalista fuese alguna vezleal).

La mayor parte de los aspectos del traba-jo negro pueden tener distintas e inclusoopuestas lecturas. Escapa a los sistemas decontabilidad nacional, de Hacienda, de laSeguridad Social, de las estadísticas delparo... Pero hay aspectos del fenómenocuya lectura es clara, y nos dice que se tratade algo externo al sistema, al recuperar enparte formas más primitivas de produccióny distribución: como el trabajo domiciliario(que es desde luego ambivalente porqueacaba con la cadena, pero separa a los

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productores entre sí y aún más del productofinal, por cuanto la alienación económica entérminos marxistas es mayor); la descentra-lización del proceso productivo, la reduc-ción e incluso supresión del aparato tecno-burocrático, la recuperación de la economíade trueque...

En suma, la cuestión es: ¿la ES ataca porla base al sistema capitalista, al desobedecerla legislación y las normas, o es simplemen-te el prólogo de una reordenación del mode-lo productivo?. Personalmente no terminode inclinarme por una u otra opción, pero síque tengo claros algunos datos:

La ES está llevando a pueblos y zonasdejados de la mano de Dios y del Estadouna actividad fabril, siquiera degradada,desconocida hasta hoy, y unos ingresos nomenos desconocidos. Los llamados "empre-sarios negros" (entre los que, no hay queolvidarlo, se hallan algunos organismos dela Administración pública) están dinami-zando económicamente zonas profunda-mente deprimidas.

< En áreas agrícolas desarrolladashemos visto cómo estas actividadesestán permitiendo completar, con eltrabajo domiciliario y a tiempo par-cial de las mujeres cuando no van alcampo, las débiles economías de lospequeños agricultores.

< En no pocos pueblos hemos vistosurgir talleres llamados cooperati-vos, en los últimos años, dedicadosa abastecer a las empresas subterrá-neas. Es un paso adelante, pues semantienen los elementos positivos yse minimizan los negativos (comoes el caso de la separación entre losproductores, pues aquí las mujeres

trabajan juntas; incluso en muchoscasos es la primera vez que trabajanjuntas, y en más casos aún es laprimera vez que consiguen trabajarfuera de casa y liberarse siquiera enparte de las tareas «propias de susexo»).

< Todo el sector español del calzado,la mayor parte del textil (incluídaslas empresas de los posmodernosamigos de la Moncloa) y del trans-porte, la construcción o los serviciosprestados por algunas profesionesliberales estarían hundidos y concientos de miles de parados más, sino se hubiese generalizado la ES.

< En el área metropolitana de Madridhemos encontrado -y los hemosvisto o tenemos conocimiento enotras muchas ciudades- cientos derecicladores, pequeños chatarreros,cartoneros, pequeños ganaderoscuneteros en precario y sin registrossanitarios, todos ellos instaladossobre terrenos incontrolados, que sehan creado un puesto de trabajo noasalariado en la ilegalidad y subte-rreidad más manifiesta. De otromodo no tendrían ingresos.

< En los últimos años decenas demiles de familias de las grandesciudades españolas sobreviven gra-cias a las chapuzas domiciliarias,que suponen en conjunto segura-mente varios miles de millones de«facturación» y que seguramentenunca estarán contabilizados en elPNB.

< En todas las medianas y grandesciudades hallamos enjambres de

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jóvenes, estudiantes o no, que so-breviven fuera de casa con una pe-queña ayuda familiar y mil peque-ñas chapuzas: pegar carteles, repar-tir publicidad domiciliaria, encues-tas, recados (¿se han parado a pen-sar los políticos que todas sus cam-pañas electorales son realizadas, enúltimo término, por currantes«sumergidos», pegadores de carte-les y repartidores de propaganda?).Ello es posible también porque hanorganizado su vida de otra manera,recuperando un sentido de la auste-ridad que la sociedad urbana habíaperdido (un buen tema para soció-logos en paro: las nuevas formas deausteridad, y saber si correspondena una mudanza de la conciencia o essimple adaptación provisional a lascircunstancias).

< Hay, en fin, una creciente capa de lasociedad que pasa de falsa Seguri-dad Social, que no se siente asegu-rado con ella. Que trabaja fuera delcontrol de una Seguridad Socialcuyos beneficios sociales realespara alguien más que para la clasemédica y la tecnoburocracia que lacontrola no están nada claros hoydía, pero cuyas cargas se llevanhasta un 12 % del coste medio defabricación de un producto (y ¡ojo!,que las cargas no serían inferioresporque el sistema fuera privatiza-do). La Seguridad Social es ya sóloun gigantesco parásito; no vive paralas necesidades de la sociedad sinopara mantenerse a sí misma, a susmédicos y funcionarios; la atencióna los enfermos es sólo un subpro-

ducto del proceso económico que larige, y un subproducto malo.

Este sistema ha tirado una vez más porlos suelos las chulerías de los tecnócratas.«Las viejas fábricas -predica Servan Schrei-ber-, incluso con bajos salarios, no vende-rán nada. En cinco años todo el mundotendrá fábricas con microprocesadores yrobots, donde el rendimiento será variasveces superior al de la mejor mano de obraen sentido clásico». La ES ha tirado por lossuelos estas falacias. Los costos de produc-ción de las empresas ilegales resultan hastaun 30 % más bajos. Sin ordenadores.

Para no pocos, la ES equivale a la ter-cermundización del país. Sin embargo,otros tenemos bastante claro que la «solu-ción», si es que hay alguna, pasa precisa-mente por una cierta tercermundización delos espacios centrales del mundo industria-lizado, en el que nos ubicamos. Y en conse-cuencia predicamos -siempre sin muchoconvencimiento, también es cierto- que losgobiernos sigan en parte haciendo la vistagorda al fenómeno, para evitar la multipli-cación de la tasa de paro, el aumento de lainflación y el surgimiento de bolsas dehambre real.

Para no pocos, la ES equivale al rechazode muchas de las «conquistas» de la claseobrera. Para otros, supone tan sólo el princi-pio del fin de esta especie de modo deproducción asiático, basado en la tecnobu-rocracia (estatal, corporativa, sindical,multinacional...) en que el capitalismo se haconvertido. Porque la ES es algo más quelas empresas que funcionan sin SS. Sontambién los miles de hippies, punkies yexiliados que venden en el Rastro madrile-ño desde heroína hasta pendientes de cobre,

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o los grupos más o menos comuneros quese instalan en el campo a practicar unaespecie de autosuficiencia y también acabanhaciendo economía sumergida «frente» alos agricultores. Los rockeros que fabricany venden sus propios cassettes y fanzines.Las radios libres...

La economía sumergida es buena paraquienes quieran empezar a funcionar fueradel sistema. Es buena para el que quieretrabajar, pero terrible para el que quiere unpuesto de trabajo; y aún más terrible para elque sueña con un puesto de por vida. Sauvylo ha dicho de forma más descarnada: «Hoyen día, el trabajador en paro ya no buscatrabajo, sino un empleo, una colocación».

))))))))))))))))))))))))))))ADDENDA: Han pasado casi cuatro

años desde que por primera vez ordenéestas reflexiones, y no veo que las circuns-tancias puedan hacerme cambiar de ideasobre mi consideración ambiguamentepositiva para el trabajo sumergido.

El asunto está en cualquier caso tan pococlaro para todos que tanto el nuestro comolos demás gobiernos no han hecho al res-pecto sino practicar un tímido «dejar hacer,dejar pasar»; y tampoco es eso. Una cosa esreconocer lo que de positivo tiene la ES,objetivarlo e incluso fomentarlo, y otra muydistinta volver poco a poco al viejo libera-lismo decimonónico en sus formas máscrudas de explotación. Y una pregunta measalta siempre que pienso en este tema:¿qué razón puede haber para que los sindi-catos, que denuncian públicamente la eco-nomía sumergida en general, no denunciena Magistratura a las empresas sumergidas,fácilmente localizables para un tipo deestructura tentacular y disciplinada quellega a todos los rincones del Estado, comoes un sindicato? (1987)

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YA SON AQUI...

1985 Maspalomas (Gran Canaria)

He de confesar que el tema de la incor-poración de España al Mercado Común(que agrupa en términos mercantiles a sólo10 de los 27 países que forman Europa,continente del que venimos formando partedesde hace unos cuantos millones de años)nunca me ha resultado apasionante. Másaún, casi ni lo he seguido, convencido comoestoy de que hay asuntos internos y exter-nos mucho más interesantes y claves para lasociedad española. Puede que por ello misopiniones al respecto, además de inoportu-nas resulten poco fundamentadas.

Creo no obstante que no he sido el únicoen «pasar» del tema. Los periódicos se hanpasado varios años malgastando páginasque nadie leía dedicadas a cantar las exce-lencia de nuestra «incorporación» (como siEspaña no hubiese formado siempre partede un continente sobre el que un día hizo ydeshizo a voluntad) a Europa. Y, sin inten-ción de ser avieso, diría que tan sólo en lasúltimas semanas de la negociación, cuandolos enviados españoles se atrevieron por fina decir que no necesitábamos mendigar enninguna puerta; cuando por unos instantesse levantó la cara sin complejos, sólo enton-ces los españoles prestaron atención real alproceso. Simplemente como una puracuestión de orgullo...

Un orgullo que parece haber guiado alfinal las negociaciones, y que ha llevado ahacer buen ministro al mismo Morán al quetodos laceraban inmisericordes meses atrás.Un orgullo que repentinamente a hechoexclamar por doquier que «ser europeo» no

es tan distinto de ser español, y que si pata-tín que si patatán...

Entonces, si resulta que en realidad noestamos tan alejados como nos queríanhacer creer de la sociedad europea, ¿paraqué hemos entrado?. Ahora sí que, aviesa-mente, tal vez haya que buscar la clave enese orgullo que ha guiado el final de lasnegociaciones. Un orgullo que tiene muchode los órganos reproductores, y que podríallevarnos a pensar que, más que por interés,o por necesidad objetiva, hemos entrado porcojones...con perdón.

No puede ser de otro modo, si nos atene-mos a la «letra pequeña». A lo que no pu-blican los grandes periódicos de ámbitonacional ni la televisión, pero que sí expo-nen los periódicos locales en cada una delas regiones a que se acuda. Lo cual es muygrave porque, si bien es cierto que los gran-des medios de comunicación son fiablesportavoces de las opiniones políticas yeconómicas de los dirigentes del país, tansólo en los medios locales es posible oir lavoz de los sectores y ciudadanos de carne yhueso que conforman la nación. Por malosque, muchas veces, sean esos periódicoslocales...

Y viene a resultar que, al parecer, elciudadano va a notar la cosa europea conalegrías sin fin: por lo pronto, ya nos estánqueriendo convencer, por la fuerza de laTV, de que sólo debemos comprar frutasorganolépticamente perfectas, que esténademás no menos perfectamente clasifica-das. Con lo que nos obligan a comer frutascon mayores contenidos de nocivos produc-tos fitosanitarios, pagándolas más caras sinque el sobreprecio llegue a los agricultores(se queda en los plásticos y demás hortera-

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das que les van a colocar). Y, encima, a losfruticultores les obligarán a tirar las frutas«feas» y «escuchimizadas», o sea esas quelos europeos saborean con fruición cuandovienen a España. O tendrán que vendérselascasi regaladas a las multinacionales (ahorapreferentemente europeas) fabricantes dezumos.

En general, la incorporación va a supo-nernos un aumento de precios e impuestos,reconversión (osea desaparición) de mássectores, desde las fábricas de chocolateque no hacen chocolate (y que permitenentre otras cochas que los pobres comanchocolate) hasta muchos miles de pequeñosganaderos (demasiado tarde, los lecherosdel Norte, y no sé a qué esperan los demás,se han levantado a gritar algunas verdadesal respecto). Va a suponer seguramente elhundimiento definitivo de la Seat, a diezaños vista, y de otras grandes empresasestatales a medida que vayan cayendo (ynunca mejor dicho) los aranceles. Va asuponer una mayor facilidad, si cabe, parala repatriación de los beneficios obtenidosen España por las multinacionales, y mayo-res facilidades para que las inmobiliarias«comunitarias» se hagan con nuestros mássoleados suelos. Y así sucesivamente, porno hablar de otras cuestiones, tal vez menosserias pero no menos importantes, como lagran cantidad de estúpidos alimentos enconserva (desde los pepinillos dulces ale-manes hasta los quesitos al salami holande-ses) con los que van a terminar de destrozarlo poco queda de las buenas constumbresalimenticias españolas.

Es a partir de ahora, cuando se apaguenlas burbujas de la fiesta que siguió a lafirma del tratado, cuando todas estas infor-maciones van a salir a la luz pública de los

grandes medios de comunicación. Es apartir de ahora, por supuesto, cuando elpresidente va a empezar a decir que siestamos contentos de que nos «hayan conse-guido» meter en Europa, pues qué bien,pero ahora mira, para seguir igual de con-tentos tenemos que quedarnos en la OTAN,porque hay que estar a las duras y a lasmaduras, y la modernización de España, yerre que erre que si papatín que si pata-tán...Y ahí es donde descansa el orgullorealmente. No en los atributos de los/asespañoles/as, sino en los de los generales dela OTAN. Nos han metido en Europa porhuevos, pero no por los nuestros sino porlos de la OTAN.

De todas maneras, el que no se consuelaes porque no quiere. Porque ya verán uste-des cuántas chucherías en los escaparates,cuántas marcas para elegir en todos losproductos. Y más posibilidades de viajar,dice...Sí, sobre todo para nuestros agriculto-res, que a partir de ahora tendrán que ir aBruselas a protestar, si es que les dejanpasar por Francia los franceses.

))))))))))))))))))))))))))))ADDENDA: Y, efectivamente, nos

metieron en la OTAN, y uno de sus princi-pales argumentos fue precisamente que yaque «nos dejaban» entrar en Europa, pueshabía que ser solidarios y entrar también enla OTAN, y lo de la modernización, y todoéso... En cuanto a los impactos negativos deambas incorporaciones, ahí están; no hacefalta detallarlos. Hemos abierto nuestromercado de 40 millones de consumidores alos voraces mercaderes de allende los Piri-neos. Veremos qué nos dejan... (1987)

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Epílogo

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AL LECTOR, DE TU A TU

Angel Delgado (24.VII1.87) - Aragón(Mundo Universo)

¿Recuerda el título de este librico? Re-cuérdelo, hombre, ande... ¿Ya? Pues bien,en mi opinión cuanto antecede es una mues-tra «de lo que hay». Un serio sondeo socio-lógico con el amor demodé de un luchador,con un margen de error de más o menos 1% como mucho. Y «de lo que se podría»...una invitación a soñar con la utopía (esaespera humana que tanto gusta a J. lo Bata-lla o a Mary Cubero, entre otros). Véanlo:

En esta tierra podria hacerse del aguauna lluvia segura y repartida. De las cosasde la naturaleza o la salud, macetas grandio-sas. De la economía, un pan manejado porPablo Serrano como él quería. Podría hacer-se de la sociedad como un pañuelo, de lainjusticia como una herencia común, de laigualdad como un gene imperdible. Podríahaber un pueblo en marcha algo más feliz.Podria hablarse de unas relaciones sinclanes ni caníbales; de Aragón libre, comohermano de otros pueblos. Se podría... siga,siga imaginando.

Artemio invita en cada artículo a laimaginación. Lo malo es que no sé en quédiablos de clave lo hace, que esa imagina-ción sugiere compromisos, ¿lo ha notado?Tal vez porque habla de Aragón como deuna casa, porque hace tratados de sociolo-gía como quien escribe cartas. Tal vezporque es libre aún, y, ya sabe, eso se con-tagia. Al terminados, a uno le surge la dudade si estos escritos son investigación socialo un libro de cuentos para mayores. O el

manual de un revoltoso, no sé. Por un lado,siempre lleva la contra. Pero, por otro,descubres que ésta es la sociología quenecesitamos la base: la que es popular, laque comprendemos todos, la que nos ayudaa observar con ojos como platas la realidad,la sociedad, sin tinglados... la marcha,vamos. Porque, estará usted de acuerdo o nocon las cosas que dice Artemio, pero ¿a queha comprendido todo? Pues ojo, que comoesto les pase a los pobres, puede ser peli-groso.

Todo trabajo sociológico tiene, al menos,dos aspectos: primero es investigación,simple álbum de fotos, y después es unfrontón dispuesto a los rebotes, una cámarapreparada con cinta virgen. Cuando lainvestigación social es aguda y las propues-tas realistas, en la foto nos vemos afectadostodos y la cámara es simplemente nuestrofuturo. Por eso nos surgen unas ga-nasnexpectativas-sentimientos de soñar,gritar... «¡Cuántas .cosas podrían hacer-se!»Claro, habría que hacerlas. Si yo fuesedirector general de Educación de Aragón -ode la ONU, mejor- pondría este libro (yotros' trabajos de Artemio, Gaviria, Silber,Borao, Labordeta, Guarc, Lucía, etc.) comoárea -ahora se dice así, creo-- obligatoria.La llamaríamos «Preparando un mundo másfeliz», así de simple y dificil. Mientrasllego, a ver qué consejero se atreve a empe-zar por alguna escuela de barrio o universi-dad popular.

¿...ve usted, amigo lector?, Artemio creasueños. Y el sueño es un radical, porque eslibre, y como no tiene miedos ve que pue-den ganarse todas las batallas. Habrá quedecirle que no sea tan libre, porque encimade volvemos locos de tanto hacemos pensar,no podemos etiquetarlo ni criticarlo (por si

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acaso metemos la pata), y además nos daenvidia. ¿O a lo mejor hay que darle lasgracias, por esto...? Quizás es también unpoco duro. Puede ser influencia del cierzo ode la boira. O de la soledad.

Artemio Baigorri pertenece a los llama-dos (entre 1970-80) «ideólogos de la liber-tad», o «sociólogos de la base, los currantesy los militantes». Se hizo en la «Ebro'sUniversity» y perfeccionó técnicas en la«People's Luchas School».

Enlazaría con los distintos movimientoso escuelas -machacadas a través de lossiglos- de utópicos que harían suya aquellafrase de Hegel: «la historia es el desarrollode la idea de libertad». El quitaría lo de«idea». Debido a esta trayectoria, frente alos tecnócratas de poco ha que nos impo-nían la siesta o el «échate a dormir», ofrente a los burócratas actuales que nosproponen la modorra, A. Baigorri terminasiempre, aunque él no lo pretenda, sugirién-donos la utopía, el sueño realizable y con-creto. ¿Lo hacemos...?

ANGEL DELGADO

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Otros artículos (1987-1989)

El derecho a la basura

Salvar para siempre el Moncayo de los depredadores (Un programa para proteger a un Diosque ya no ampara)

Una de himnos

Otra de himnos

Consejo de la Naturaleza de Aragón (el pueblo propone, los partidos disponen)

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EL DERECHO A LA BASURA (1987)

Artemio Baigorri

No está claro si los payos hemos condu-cido a los gitanos hasta los basureros en unempeño inconsciente de desembarazarnosde ellos, o han sido ellos quienes, persegui-dos por la Guardia Civil y acorralados porel Tupperware y las vajillas de acero inoxi-dable, han huído al único espacio que que-daba incontrolado: las femeras. El caso esque ahora ni eso se les quiere dejar, con loque sólo les quedan dos opciones: o laintegración en el ejército estructural deparados asistidos (osea la integración, elrollo de siempre), o bien profundizar en eloficio de traficantes de droga. No me extra-ña que ellos (¡y cualquiera!) prefieran lafemera.

Sin embargo no se trata de un problemade racismo, así que no tenemos por quénombrar la bicha. Al fin y al cabo ni enEstados Unidos ni en Japón (al menos queyo sepa) tiene la raza gitana notable repre-sentación, y sin embargo también en nume-rosas ciudades de estos países centenares defamilias viven de rebuscar entre los desper-dicios de los más afortunados. El problemaes de civilización, como casi siempre, y sinos paramos un poco más, simplemente demalas entendederas.

De principio hay que decir que si lasfemeras tuvieran conciencia se revelaríanofendidas al verse comparadas, semántica-mente, con los vertederos. La femeraconstituye, o constituía, una técnica funda-mental en el proceso de recuperación de laenergía. Es un considerable avance humano

en el campo de la agricultura. Cada organis-mo viviente emplea energía para procesarmaterias primas y, al hacerlo, produce amenudo algún tipo de resíduo. El papel delas femeras era hacer retornar esos resíduosal ciclo productivo de la Naturaleza, acele-rando el proceso de descomposición de losmateriales. Por el contrario, los vertederosson espacios en los que aparcamos todoaquéllo que aparentemente no nos sirvepara nada:un sumidero de energía que sedegradará las más de las veces en forma decontaminación de acuíferos, malos olores ygases explosivos. Tan sólo los gitanos hanhecho que, de alguna forma, el vertederode Zaragoza (como los de tantas otras ciu-dades españolas y europeas) se acerque a lafunción de una femera. Para los gitanosseguramente no hay "desperdicios"; másbien hay materiales que en ocasiones aca-ban apareciendo donde no deben, y alguientiene que ayudarles a completar su potencialenergético, reinsertándolos en el flujo pro-ductivo...

Así era hasta que apareció el perro delhortelano, es decir lo del "modernísimosistema" que titulaba un día el Día. El "mo-dernísimo sistema", en realidad, viene a serla burla no sólo de los gitanos, que pierdensu medio de vida para beneficio de nadie; estambién una burla de diez años de luchas,reflexiones y campañas de los ecologistasespañoles; una burla incluso de las tenden-cias mundiales en la recuperación de mate-riales. Lo que permite este sistema no eshacer desaparecer el problema de las basu-ras sino, como tantas otras "soluciones"modernas, ocultar los síntomas del proble-ma, no sin costosas inversiones (de hecho,a los zaragozanos les va a costar ahora elservicio de basuras más del doble, y además

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más de 300 zaragozanos se habrán quedadosin empleo; aunque se hayan creado 123nuevos puestos en FOCSA, la pérdidaabsoluta de empleos en esta reconversiónhabrá sido de más de 150, aunque tambiénes cierto que éstos no aparecerán en lasestadísticas).

Según los informes anuales de la Direc-ción General de Medio Ambiente, en tornoa 1,5 de las 10,2 millones de toneladas deresiduos sólidos urbanos generados enEspaña son sometidos a tratamientos derecuperación. Los cálculos económicos eneste campo son todavía escasos y timoratos,sobre todo por la dificultad de calcular yañadir, al montante económico de lo recu-perado, las economías externas derivadas dela disminución de la contaminación o de lasuperficie de vertido precisa, o de otroselementos como puedan ser la recuperaciónde suelos (tan importante en una regióncomo la aragonesa) con los composts queconstituyen uno de los productos recupera-dos más importantes. Hoy por hoy loscálculos sólo se centran en el valor de algu-nos elementos recuperados (por ejemplo elvidrio recuperado en España entre 1982 y1986 evitó la importación de 6.000 tonela-das equivalentes de petróleo y el ahorro enmaterias primas y costes de fabricación demás de 53.000 toneladas; el papel y elcartón recuperados en España en 1986evitaron la tala de 200.000 Has de monte...).En cualquier caso, la recuperación es toda-vía cara, sobre todo si se plantea como unsistema perfecto y cerrado y lo medimos entérminos estrictamente contables, sin otrasconsideraciones sociales y/o ecológicas.Como decía Jouvenel, sin duda el máslúcido pensador europeo moderno, "a esterespecto debemos alimentar grandes ambi-

ciones, pero sin hacernos excesivas ilusio-nes. Nuestro sistema de destrucción acelera-da no es totalmente recuperable, ni es bara-to hacerlo". Pero aún es más caro despreciarsin más un recurso potencial, limitándose aenterrarlo en cal viva.

De ahí que, en tanto llega esa nuevaRevolución que Toffler, Vacca, Johnson,Jouvenel, Woodward y tantos otros anun-cian desde ópticas distintas (aunque en susplanteamientos ninguno considere elemen-tos tan fútiles como los gitanos o las basu-ras, a ver si el "Programa 2000" atiende aestos temas), y en la cual surgirán sin dudamecanismos para acabar con la obsolescen-cia planificada y el derroche gratuito, debe-mos ensayar mil sistemas nuevos y viejos.Como están haciendo los Amigos de laBasura en diferentes puntos del Estado, ycientos de grupos y empresas en EEUU,Japón y algunos países europeos. Aquí hallegado ahora uno de los sistemas másnuevos (en realidad basado en un sistemabiológico tan viejo como el del avestruz),pero pervive a la vez el sistema más viejode recuperación. ¿Por qué no intentar unavía intermedia, que haga menos inútil elsistema moderno y más eficiente el anti-guo?

En suma, se trata de desterrar de una vezpor todas de Aragón al perro del hortela-no, que tanto daño nos viene haciendo. Quenuestros hijos no se acuerden ni de la jotaque lo denuncia desde hace un siglo. Alegarrazones higiénico-sanitarias para que losgitanos no rebusquen en las basuras no esun contrasentido: es puro cinismo. En tantola integración de los gitanos, como una razamás, no parece ir tanto en la línea de arras-trarlos al modo de vida payo como porencontrarse en un punto intermedio, una

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actitud sensata en lo de la basura inclusoayudaría. Por ejemplo instalando en lafemera, en el punto en el que trabajan, unbotiquín y unas pilas de agua. Hace diez uonce años pasé varias noches observandocómo trabajaban ellos y los empleados delservicio de basuras; como imagino que elsistema habrá variado poco, tal vez fueseconveniente también un pequeño cobertizocon chimenea para que puedan dejar abriga-dos, mientras trabajan, a los niños máspequeños. Que busquen y rebusquen, quesaquen su 20 ó 30 millones de producciónanual (que no es moco de pavo), y luegocon el resto que lo entierren, que lo cam-pacten, que hagan lo que quieran los deFOCSA y el Ayuntamiento (sobre todo irpensando en una solución más racional alargo plazo, por ejemplo formando y ayu-dando a esos mismos gitanos en la creaciónde pequeñas empresas basadas en loa recu-peración y el reciclaje, permitiéndolesobtener un mayor valor añadido por sutrabajo).

Con grupos débiles, como los gitanos, esfácil ponerse autoritario, sobre todo si setiene a la fuerza pública detrás y se llevamala conciencia en el cuerpo.

Desde esa posición es fácil incluso enga-ñarles, haciéndoles creer que, en una ciudadcon 30 ó 40.000 parados estructurales, vana poder entrar en el mercado de trabajo, pormuchos cursos del INEM que se les den.Pero si nos bajamos de ese podio, veremosque a la vez es mucho más fácil y baratocontentarlos que cuando nos sentamosfrente a cualquier otro grupo social. Hacefalta sólo un pequeño esfuerzo de compren-sión...y de humildad. Empezar por recono-cer que, a pesar de toda la marginación,analfabetismo y lastres históricos, han sidocapaces de autogenerarse un empleo. Sinuniversidades, sin planes de desarrollo, sinviajes al extranjero, descubrieron hace 25años lo que los más espabilados empezarona atisbar hace apenas 10 ó 15 años: que labasura es riqueza. Por eso lo más razona-ble es que, por lo menos, se queden comoestán. Como en el chiste.

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SALVAR PARA SIEMPRE EL MON-CAYO DE LOS DEPREDADORES (Un programa para proteger a un Diosque ya no ampara) Artemio Baigorri, 1989

El Moncayo es el Pirineo de los pobres.Debe tenerse esto presente en todo momen-to, a la hora de plantearse cualquier actua-ción en esta comarca. La burguesía arago-nesa, la "gente bien" y los que quierenparecerlo, tienen el Pirineo para privatizarun cacho de Naturaleza -siempre se encuen-tran mecanismos-, gozarla y presumir losbronceados. En el Moncayo, afortunada-mente, nunca veranearán los ministros, nisiquiera los presidentes regionales. En elMoncayo no hay hoteles de lujo, ni famososrestaurantes, ni boîtes ni cosas de esas. Hayuna modesta residencia que con gran voca-ción popular gestionan los curas de Tarazo-na; la gente se sube en invierno con un sacode nitrato para jugar a resbalarse por lanieve; en fiestas aún se baila en la plaza, yse puede comer barato todavía... e inclusollevarse el bocadillo sin sentirse por ello uncateto.

A la vez, el Moncayo es la montañaaragonesa por autonomasia, o al menos lamontaña de un 80 % de los aragoneses, pormás que sus valles no fuesen origen dereino alguno. Y es uno de los espaciosnaturales de máximo interés de la región.

Asumido lo anterior, hay que entender alas gentes del Moncayo cuando dicen quequieren sacar algún provecho de todo eso, yque por eso quieren urbanizaciones. Ellossaben que es mentira que el turismo de lasurbanizaciones lleve riqueza a los pueblos;

pero empiezan por vender las tierras a altosprecios, y luego mal que bien bastantessacarán provecho: el panadero, el carnicero,el de la tienda, los de los bares... todos ocasi todos -sobre todo teniendo en cuentaque quedan muy pocos- sacarán directa oindirectamente unas perras suplementarias.En cuanto al futuro, a la conservación de losrecursos, las generaciones venideras y todasesas cosas, ¿por qué razón habrían de serellos más sensatos de lo que somos el restode los ciudadanos?. Sobre todo, porquetambién saben que menos riqueza llevatodavía el turismo masivo y de bocata queahora predomina entre los que acuden alMoncayo; ese turismo cutre de fin de sema-na que mancha calles, campos y caminos;que provoca incendios; que roba frutas yverduras; y sobre todo que se trae la comidapreparada y no compra pan ni chuletas enlos pueblos. Estas consideraciones no soncínicas, sino que son una constataciónsociológica.

Estos planteamientos los conocen muybien los arboricidas y depredadores quellevan veinte años intentando parcelar yprivatizar el Moncayo, para uso y disfruteparticular de una burguesía de medio pelo yuna pequeña burguesía que no puede acce-der al elevado coste del Pirineo, una peque-ña burguesía formada por yuppies de pue-blo que muy a menudo ni siquiera sonaragoneses (abundan los navarros, sobretodo de Tudela, pero también los vascos eincluso los riojanos). Su objetivo es hacerdinero; viven y discurren sólo para eso, yles importa un bledo el patrimonio históricoo natural de la sociedad de la que a pesarnuestro forman parte. Así descubrieronprontamente las posibilidades, e incluso porencima de la cota 1.000 (más arriba del

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Sanatorio) intentaron hace casi 20 años unaurbanización que afortunadamente fuefrustrada. Luego consiguieron un buenbocado en San Martin (fundamentalmentepara gente de Tudela), destrozando parte desu huerta. Lo intentaron sin éxito o sindemasiado entusiasmo en Litago (tambiénes cierto que en este caso fue en tiempos decrisis económica, tal vez por ello no tuvie-ron éxito). Lo consiguieron a nivel aisladoen la huerta de Veruela, salpicando el entor-no del monasterio de horrendos chalés. Enel propio San Martín hicieron un primerintento en la vega del Huecha, que no cuajó.Y al fin están a punto de conseguirlo entreAlcalá y San Martin, en un antiguo bosquecalculadamente deforestado hace casi diezaños. ¿Dónde será el siguiente intento?

Frente a los planteamientos de los bárba-ros, a veces apoyados por algún autóctonopero en general enfrentados a los pueblosdel Somontano, está la actitud intransigentede los grupos ecologistas que han planteadola batalla contra las urbanizaciones delMoncayo. Poco a poco vamos quedándonossin un rincón al que acudir a gozar de laNaturaleza en libertad. Los arboricidas ydepredadores destruyen todo aquello que nopueden vallar. La Administración 'dejahacer, deja pasar', ante la poderosa atrac-ción del color del dinero. Es comprensibleque los pocos que quedan conscientes deesta degradación generalizada de nuestroentorno vital se suban por las paredes yluchen con todas las armas por protegeraquello que, por ser de todos, también lespertenece.

En fin, hay que conocer qué papel hajugado y/o está jugando la Administraciónen este contencioso, antes de plantearnoslas posibles alternativas. Hacia 1979 la

Diputación de Zaragoza encargó la redac-ción de unas Normas Subsidiarias Comarca-les para los siete pueblos del Somontano(Alcalá, Añón, Litago, Lituénigo, San Mar-tín, Trasmoz y Vera). San Martín contabacon planeamiento anterior, pero no parecíaaceptable en unos tiempos en los que laconservación y la ordenación urbanísticahabían adquirido gran importancia. Sinembargo, las Normas no pasaron del Avan-ce de planeamiento, ante la oposición devarios de los pueblos a que se pusiesenlímites a la ocupación del suelo rústico parasegunda residencias, y sobre todo ante laoposición a los planteamientos de Manco-munidad que se hacían en las Normas. Apartir de 1981/82 se redactaron planeamien-tos locales para varios de estos pueblos, yello permitió calificar una gran área deSuelo Urbanizable en Añón, claramentedestinada a construir una urbanización. Alempezar a funcionar con plenas transferen-cias la DGA el planeamiento ya estabahecho, sin que se hubiese presentado oposi-ción alguna a su aprobación; y como lacrisis económica continuaba no hubo nin-gún intento de urbanizar, y el asunto pudomantenerse fuera del alcance de la opiniónpública. Fue en 1985 cuando se tramitó elplaneamiento complementario que abría lapuerta a la urbanización; a partir de enton-ces los diversos pasos que la urbanizacióndebía seguir fueron alcanzando mayordifusión pública, planteándose una netaoposición, por la vía de alegaciones y recur-sos de reposición al Proyecto de Urbaniza-ción que definitivamente permitiría el iniciode las obras. Al anterior gobierno de laDGA no se le ocurrió mejor solución parael problema que pasárselo como una patatacaliente al gobierno del PAR. La nuevaDGA se encontró así con un Proyecto de

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Urbanización en un pueblo gobernado porel PAR, y frente a las presiones externasutilizó la legalidad urbanística como barreraprotectora, y la autonomía local en materiaurbanística como excusa final; no habíanada que hacer, salvo una jugada que aresultado maestra: devolverle la pelota alPSOE centrando en la

Confederación Hidrográfica la últimapalabra, al tener que autorizar o negar esteorganismo el permiso de vertido. En fin, laoposición pública a la urbanización de losAyuntamientos de Vera y Alcalá (ademásde una moción también en contra del deTarazona), así como de la Oficina del Justi-cia de Aragón, no han supuesto al parecerelementos de peso puesto que la pelotasigue en el aire.

Hay que hacer notar, sin embargo, algu-nos aspectos de especial significación.Cuando se plantearon los primeros conatosde oposición a la urbanización de Añón, losrazonamientos que ofrecieron los responsa-bles regionales del Urbanismo se basaronen afirmar, tanto por parte de responsablesdel anterior gobierno como del actual, quecuando los ecologistas debían haber actua-do era durante la información pública de lasNNSS de Añón. Este planteamiento equiva-le a reconocer públicamente que, si esasNNSS recogían como suelo urbanizable laszonas que ahora se quieren parcelar, esasNNSS eran técnicamente nefastas, pero quea quien Dios se la dió, San Pedro se labendiga. Si eso es así, la DGA debiera portanto haberlas revisado de oficio. Asimismoya se argumentó en 1987 que la protecciónde las áreas del Moncayo no incluídasactualmente dentro del Parque Natural sólopodría realizarse a partir de 1989, tras larealización de un Plan Especial de Protec-

ción del Medio Físico. De todo ello sededuce, además de que se ha incumplido lapromesa del Plan Especial de Protección delMedio Físico, que la propia Administracióntiene claro que la actuación que nos ocupa,la urbanización de Añón, es una barbaridad,y no hace sino reconocer públicamente que,por las razones que sea, no se atreve aactuar con decisión (ni en un sentido ni enel otro).

Hechos estos planteamientos sobre elestado general de la cuestión, podemosintentar esbozar algunos criterios de actua-ción a corto y medio plazo, que puedan serasumidos tanto por la Administración regio-nal como por los pueblos interesados, porsus habitantes, por los grupos proteccionis-tas del medio natural y por la opinión públi-ca regional en su conjunto. Y creo quedebemos separar, efectivamente, los dosproblemas, aunque estén estrechamenterelacionados: la urbanización de Añón y laOrdenación Territorial y Urbanística delSomontano en su conjunto.

Por lo que se refiere a la urbanización,debemos partir de que es una actuaciónlegal, pero no legítima. Para su legitimaciónno puede aceptarse la inexistencia de opo-sición legal frente a los actos administrati-vos que la han hecho posible. Si bien elsilencio administrativo forma parte de losmecanismos de legalización de cualquieracto privado, el 'silencio social' no puedeargumentarse nunca para legitimar un actolegal. Pues ese silencio ha podido ser debi-do no a la aceptación sino a la ocultación delos hechos, a la desinformación o incluso almiedo, como es sobradamente conocido eneste país. El problema está entonces enasumir de una parte el carácter legal de estaactuación y de otra su carácter ilegítimo.

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Este planteamiento es el único que, para laAdministración, puede tenber viabilidad. Y,en este sentido, la resolución de la Oficinadel Justicia de Aragón creo que da la clavepara actuar en esta dirección, compatibili-zando los intereses públicos y privados queestán en juego. Efectivamente, la redacciónpor la vía de urgencia de un PLAN DEORDENACION DE LOS RECURSOSNATURALES DEL SOMONTANO DELMONCAYO permitiría, a través de losmecanismos que prevé la Ley de Conserva-ción de Espacios Naturales y de la Fauna yFlora Silvestres, bloquear indefinidamentela urbanización. Naturalmente, ello implica-ría salvaguardar los derechos legales de lospromotores de la misma (así como de aqué-llos adquirentes de los chalés previstos queya hubiesen satisfecho cantidades de dine-ro) mediante las compensaciones económi-cas previstas por la legislación vigente.Ciertamente la resolución del problemaconcreto de la urbanización es simplementeun problema de dinero, y a partir del mo-mento en que esto se asuma podrán acele-rarse sin duda todos los procesos que con-duzcan a la desaparición física de estaamenaza sobre el Mocayo.

En lo que hace a la Ordenación Territo-rial global del Somontano, se pueden repetiralgunas ideas que ya se han planteado tantoen los textos y documentos que constituye-ron mi participación en el Avance de Nor-mas Subsidiarias Comarcales, en 1980,como en el documento que publiqué en1987 en EL DIA, y que he repetido a cuan-tas personas o grupos han solicitado miopinión. Por lo demás, a lo largo de lapresente década el somontano del Moncayo,considerándolo más o menos amplio geográ-ficamente, ha sido muy estudiado. Se han

realizado diversos proyectos tanto de estu-dio de recursos naturales y de corte ecoló-gico como de informes socioeconómicos,todos ellos acompañados de sus propuestas.No teniendo a mano tales estudios, caemosen el riesgo de plantear propuestas que yahayan sido contrastadas como inviables porestudios más concienzudos, pero nos arries-gamos a ello. A la vez, como tampoco tengoa mano la documentación que he producidoen otras ocasiones sobre el tema, hago unaexposición un poco "de memoria".

La primera consideración a este respectoes que el Moncayo constituye la mayoraltura y la mayor masa frondosa que en unradio de menos de 100 kms pueden encon-trar al menos 1.000.000 de habitantes de laRibera del Ebro, entre Zaragoza y Alfaro.De estos al menos los 900.000 largos quesuman los habitantes de pueblos y ciudadescomo Zaragoza/Casetas, Utebo, Alagón oTudela, tienen una necesidad real de dispo-ner de un espacio como este para ayudarsea relajar el estrés urbano. Es decir, el pro-blema del Moncayo no es solamente unacuestión de política de montaña, ni de sie-rras deprimidas, aunque también lo sea enparte. De hecho, la poca población quequeda cuenta con servicios, equipamientosy rentas al nivel de las que corresponden ala sociedad española actual, en mayor omenor medida según los pueblos. Los quese siguen marchando estimo que emigranfundamentalmente por dos razones:

a) Los jóvenes, a estudiar (no siendoposible luego hallar trabajo dentro de sucomarca, simplemente se quedan ya en laciudad) o en busca de diversión y cultura.

b) Los viejos, a casa de sus hijos emigra-dos

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No creo que emigren exactamente porproblemas económicos, por tanto, sinofundamentalmente por carencias y/o necesi-dades de índole psicológico/afectiva. Lacuestión (y de ahí tantos llantos por elprogresivo envejecimiento de la población)es que en las últimas décadas la poblacióndel Moncayo ha llegado a un punto de noretorno, en el que la capacidad de renova-ción de la población se ha agotado. En estesentido, tan sólo la llegada de poblaciónexterna pueda permitir superar el problema.Es decir, debe quedar claro que, pase lo quepase, y si se mantienen las tendencias dedesarrollo global de la sociedad española(otra cosa es que yo dudo que se manten-gan) si no llega población de fuera, en elaño 2.025 no quedarán más de 300 habitan-tes en la comarca, y todos ellos serán mayo-res de 60 años.

Es decir, aunque suene duro, ya no setrata de primar a los que quedan, sino deprimar que vayan nuevas gentes. En reali-dad, aunque nunca desprecian los dineroslos serranos, las gentes del Somontano noes más ingresos lo que quieren. Lo queansían con todas sus fuerzas es NO ESTARSOLOS. Quieren ver, aunque sólo sea losfines de semana, la alegría de los niños ylos jóvenes armando bullicio en las calles.De ahí que muchos no entiendan que se lespretenda prohibir las urbanizaciones.

Profundizando en esta lectura, podemosasumir como cierto que el Moncayo es unpatrimonio común de todos los aragoneses,pero no es menos cierto que los moncaínosson sus directos gestores, por cuanto sucesi-vas generaciones de antepasados han permi-tido que el Somontano sea lo que hoy es, yno otra cosa. Y no me parece mal que losdescendientes de aquéllos pastores, agricul-

tores y leñadores que 'construyeron' estospaisajes quieran sacar algún provecho de surecurso, con más razón en una sociedad enla que todo tiene valor de cambio, y en laque todo puede heredarse. Puestas así lascosas, puesto que así deben ponerse, pareceque la única vía pasaría, efectivamente, porla ampliación a gran escala del ParqueNatural, con una protección por demásestricta en lo que deber definirse comopreparque, y la aplicación de una política demejora del nivel de vida e ingresos de loshabitantes de la zona, todo dentro del marcode un planeamiento urbanístico y territorialconjunto, recuperando el hilo en donde sequedó el Avance de Normas Comarcales en1980 (aunque en realidad hoy habría quepartir de cero, la referencia de aquéllasNNCC es sólo simbólica).

Gastando, por supuesto. Porque arbitra-riamente la sociedad decide que le gustanlos espacios frondosos, frescos y húmedospara su solaz y recreo físico y mental, enlugar de los desiertos y secarrales. Y no porello deben quedarse los habitantes de esastierras hermosas que queremos conservarcomo indios en las reservas, viéndolasvenir. Si queremos Parque Natural delMoncayo ampliado a su tamaño 'natural' -yno la miniatura que ahora es-, y parece queestá claro que todos lo queremos, pues hayque pagarlo. Pero, naturalmente, los benefi-cios de esa contribución de la sociedaddeben llegar exclusivamente a las gentesque viven (o quieran vivir en el futuro) enAñón, Alcalá, Vera, Litago, Lituénigo,Trasmoz...No a los promotores inmobilia-rios.

La cuestión está, por tanto, en cómoarbitrar todos esos mecanismos, que ensíntesis permitan:

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1) AMPLIAR EL PARQUE NATURALhasta sus límites 'naturales'

2) INDEMNIZAR por ello, y por sopor-tar a los domingueros, a la población delSomontano del Moncayo

3) REVITALIZAR demográfica y so-cioeconómicamente la comarca

4) ORDENAR en términos urbanísticosy territoriales la comarca de forma unitaria

En realidad los puntos 1,2 y 4 debenconstituir una actuación conjunta, aunquesigan diversos cauces administrativos.Partiendo del Plan de Ordenación de losRecursos Naturales del Somontano delMoncayo debe llegarse a la definición delos nuevos límites del Parque Natural, cuyaampliación se tramitaría por los procedi-mientos administrativos normales previstospara ello. Tras el PORN vendría la ordena-ción urbanística y territorial, de resultas delas directrices de ordenación de los recursosnaturales. En realidad en estos momentosno podría tratarse de unas Normas Comar-cales, ya que al contar con planeamientolocal a nivel de NN.SS. en algunos o todoslos municipios, hay jurisprudencia en elsentido de que las NN. Comarcales no sonnecesariamente vinculantes. Por otro lado,unas Normas no permiten una adecuadaprogramación de inversiones (esto es, laparte indemnizatoria del proceso), ni delsuelo (enfunción de las necesidades futurasreales, sea para primera o segunda residen-cia o para otras actividades); de ahí que lavía más adecuada sería la redacción de unPlan General de Ordenación Urbana decarácter supramunicipal.

En cuanto al punto 3º, debe plantearse unproceso de forma a la vez paralela y subsi-

guiente de los planes descritos en el párrafoanterior. Es decir, se debe empezar ya atrabajar y reflexionar, pero serán las conclu-siones y determinaciones del PORN y elPGOU los que dicten las vías por las quepuede alcanzarse la revitalización demográ-fica y socioeconómica del Somontano.

A voleo se me ocurren algunas conside-raciones que convendría tener en cuenta,teniendo claro que no todas ellas posible-mente tengan viabilidad, y que desde luegoes preciso un largo proceso de informaciónactualizada, debate y reflexión, antes dedefinir líneas seguras de desarrollo.

En un repaso rápido de los recursosreales de los que dispone la comarca, pode-mos citar:

1) Unas comunicaciones privilegiadas enrelación a otras áreas de montaña (en com-paración con todos los demás sistemasmontañosos aragoneses). Pasan por supiedemonte dos carreteras nacionales (y lascapilares que llegan a todos los pueblos nosiempre tienen un trazado de montaña, porlo que no sería costosa su ampliación ymejora si no se ha hecho -hace varios añosque no visito el Moncayo-); a medio plazoposiblemente pase por las cercanías laautopista que interconectará el Valle delEbro y el País Vasco con Madrid (y, ya queestamos todos locos con eso, con Europa);e incluso se habla de la posibilidad de quela línea del TAV de Madrid a Barcelonapase también por Tarazona.

2) Los recursos natural-paisajísticos yturísticos son sobradamente considerados,así que no vamos a detenernos en ellos. Tansólo hacer consideración de la inexistencia(salvo que la situación en este punto hayacambiado en los últimos años) de instala-

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ciones de atracción del turismo menos'duras' que las urbanizaciones: campingsfundamen- talmente, aunque no exclusiva-mente.

3) Extensas superficies de tierras defo-restadas y que a la vez fueron abandonadasal cultivo hace ya muchos años, en muchoscasos antes incluso de que se hiciese gene-ralizado el consumo de abonos sintéticos yfitosanitarios. Es decir, estamos hablandode un notable parque de tierras aptas paralos cultivos biológicos, que en parte lo sonya pero que van a ser específicamente pri-mados a corto plazo por la CEE. Hablamosde productos para los que, ahora mismo,existe una amplia demanda en mercadosmuy cercanos (Zaragoza, Tudela, Pamplo-na, País Vasco...). Y nos referimos tanto alos productos alimenticios como a la pro-ducción de plantas medicinales y aromáti-cas. Y no hablamos en el aire si considera-mos la tradición existente de explotación dealimentos y plantas silvestres en la zona(setas, frutos silvestres, plantas medicina-les...)

4) La existencia de una ciudad industrialen situación de pleno empleo y con implan-tación de industrias de alta tecnología en lacabecera de la comarca. La decadencia enque se ha visto sumida Tarazona en losúltimos 20 años ha enturbiado no poco supotencial como cabecera del Moncayo. Suruina reorientó las tendencias de la zona endirección a Zaragoza. Sin embargo su sor-prendente recuperación, y la previsión deque su crecimiento continúe y se consolidedentro de la próxima década debe hacercambiar las perspectivas. Sus actualesbuenas comunicaciones (y previsiblementemejores en el futuro) podrían llegar a acon-sejar, por ejemplo, la instalación de una

Parque de Alta Tecnología en el Somonta-no, a la altura de Vera. En la línea de losparques tecnológicos creados en el Vallés,en Tres Cantos, tras el '92 en La Cartuja...,al servicio del Corredor del Ebro (en el queya hoy puede considerarse integrada Tara-zona). Situado en medio de un ecosistemariquísimo, con una atmósfera limpísima,con buenas comunicaciones, con un centrocultural del nivel que fácilmente puedealcanzar Veruela, cerca de las Universida-des de Zaragoza y Navarra... Una reflexiónasentada y profunda sobre este tema podríadar frutos importantes... e insospechados.

Naturalmente todos los planteamientosque venimos haciendo y que hacemos acontinuación deben tener su incardinaciónprimera en la creación de la Mancomunidadde Municipios del Somontano, a crear nosólo como un órgano de gestión eficiente deservicios comunes (agua, basuras, sanea-miento...), sino asimismo como órgano depromoción del desarrollo local.

Independiente de esos temas esencialesy más espectaculares, podemos apuntarconclusiones a las que hemos llegado en elanálisis de otras zonas de sierra del mismoSistema Ibérico (La Rioja,1982) y que sonplenamente válidas en este caso:

a) Mejora de las comunicaciones viariasentre entre los pueblos de cada valle entre síy entre éstos y el exterior

b) Regulación y gestión racional de losrecursos hidraúlicos, como una base delposible desarrollo agrícola e industrial.Recuperación de las minicentrales paragestión de la Mancomunidad del Somonta-no y estudio de posibilidades de nuevas.

c) Conocimiento exacto, catalogación y

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control de las propiedades comunales ypúblicas. Implantación de un programa deadquisición de tierras para los fondos comu-nales de los pueblos y para desarrollarprogramas públicos de forestación, nuevoscultivos, suelo para actividades urbanas,etc

d) Retomar la repoblación forestal de lastierras más altas, así como de todas aquéllasno susceptibles de ser aprovechadas para uncultivo racional. Primando el criterio deprotección frente a la erosión, la recupera-ción de los ecosistemas locales, la protec-ción contra la evapotranspiración y la com-patibilidad del arbolado con el pastoreo, enlo que a especies forestales y sistemas deproducción se refiere. Aprovechar ahoramismo los programas de ayuda vigentes enla CEE para estos temas.

e) Mejora de pastizales y creación denuevos, no orientados a un monocultivosino a su aprovechamiento por distintasespecies ganaderas (vacuno, caballar, ovi-no, caprino, etc).

f) En este sentido, protección y recupe-ración de las especies ganaderas autóctonas

g) Fomento y diversificación de lasfuentes productoiras de proteína animal:reordenación de la caza, protegiendo yrepoblando especies autóctonas; creación depiscifactorias en la medida en que ello seaposible (por ejemplo también para ranas,producto altamente demandado por la gas-tronomía más sofisticada y de la que se handesarrollado 'granjas' en ciclo cerrado encolaboración con la producción de abonobiológico por lombrices en Italia).

h) Fomento de nuevas fuentes energéti-cas, que junto a la hidroelectricidad permi-tiesen el autoabastecimiento del Somonta-

no, abaratanbdo así los costes de instalacióny producción y facilitando de este modo lainstalación de industrias transformadoras ode otro tipo. Fundamentalmente la energíaeólica, el biogás (que podría incorporarseen cierta medida para paliar las talas abusi-vas para leña, basado tanto en las granjasintensivas como en los desechos de limpie-za y conservación forestal), etc.

i) Recuperación para el cultivo de todasaquéllas tierras susceptibles de ser explota-das, por medios mecánicos o metabólicos,especialmente las de regadío. Por su carác-ter de 'tierras limpias' podrían dedicarse acultivos biológicos o de plantas medicina-les, rentabilizando así su explotación nomecanizada por los más elevados rendi-mientos económicos de estos productos.

j) Protección y recuperación de las cons-trucciones abandonadas en suelo rústico,para un aprovechamiento tanto turísticocomo residencial ordenado (en este segundocaso para permitir la instalación de comuni-dades alternativas financiadas inicialmentepor la Administración para la explotaciónde las tierras marginales en cultivos bioló-gicos y aromático-medicinales, y el desarro-llo de la producción artesana).

k) Fomento de la industria transformado-ra de los productos locales, y creación decanales de comercialización adecuados parauna producción fácilmente etiquetablecomo 'natural' o 'de calidad'.

l) Estudio geológico sobre posibilidadesdel termalismo dentro o en los límites de lacomarca, y desarrollo del mismo si apare-cen recursos en este sentido.

m) Fomento de la repoblación demográfi-ca del territorio, en principio y como medi-

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da complementaria a todas las anteriorescreando los canales informativos adecuadosa través de la Mancomunidad (dentro de lacual deberían integrarse los servicios actua-les existentes de animación sociocultural).

“Si el Moncayo es un Dios que ya noampara, vamos a ver si ahora lo ampara-mos un poco nosotros a él. Que buena faltale hace al pobre...” En realidad este es unplanteamiento razonable pero erróneo. Másbien creo que hay que partir de que el Mon-cayo sigue amparándonos, y puede seguiramparándose a sí mismo y sus gentes.

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UNA DE HIMNOS

Artemio Baigorri, 1989

Eso de los Himnos, salvo que uno dis-ponga de chusma uniformada a la que hacervibrar al paso alegre de la paz, para lo únicoque sirven es para poner la carne de gallinaa charnegos, maketos y otras subespecies dela emigración. Yo mismo, a quien cualquie-ra que me conozca no dudará en situarmeentre los que abominan de la jota y cuales-quiera otras expresiones patrias, debo reco-nocer que a medida que maduro -y eso unose lo nota por las manchas que dejan lascaídas, como a las peras-, y a medida que sealargan los años de estancia fuera de esoque llaman "la tierra que lo vio nacer", cadavez más a menudo siento como un hormi-gueo en el bajo vientre cuando veo entelevisión un cuadro de jota.

A los que viven en 'la tierra' el Himnono les dice nada, porque hasta los equiposde fútbol (en cuyos enfrentamientos podríaser interesante su uso) parece que tienen suspropios estribillos cantables. Tampoco hayque recibir embajadores en las Autonomías.Y, en fin, quedaría de mal tono utilizadocomo sintonía de los informativos regiona-les, que siempre se pretenden cosmopolitas.Su mayor utilidad será la de rendir benefi-cios al espabilado de turno que meta en uncasette el Himno y cuatro jotas recias paravenderlo por las casas regionales de ladiáspora.

Esa es la realidad. Pero por supuestopodemos asumir que alguien crea seriamen-te que el Himno puede ayudar a crear senti-miento de unidad patria. Es muy cierto quehay ritmos, versos y canciones que hacen

eso y más, y tarde o temprano pueden aca-bar en Himno, es decir en representaciónabstracta del sentir popular y 'racial'.

En estas condiciones sería aceptable quea un jefe regional se le ocurra crear unHimno de Aragón. Puede entonces intentaraveriguar qué cantaban las mesnadas delBatallador en los albores del milenio, otambién puede encargar al más reconocidocompositor 'serio', de entre los oriundos dellugar, que haga una creación ex-novo querecoja el alma de Aragón y que ademáspueda mostrarse con dignidad por esosmundos. Lo primero dudo que sea posible,porque seguramente los pastores vasco-franceses que bajaron a masacrar moricos aLa Ribera ni sabrían escribir música nicantarían otra cosa que obscenidades, yademás en euskera (lo digo por mis apelli-dos y otros similares que dejaron sembradospor ahí); y sobre lo segundo hay que reco-nocer que Aragón no ha dado buenos com-positores, posiblemente por la mala educa-ción que suponen para el oído tanto lasescasas sutilezas rítmicas de la jota como lomucho que chillamos. Por supuesto quetambién podemos reciclar 'Los Sitios deZaragoza' (que durante muchos años hacumplido noblemente su papel de himnoregional, como pieza obligada en el 'con-cierto' del café, en las fiestas de nuestrospueblos); o incluso aquéllo de 'El Ebroguarda silencio...', que era muy tierno ymuy bonito.

Podemos hacer cuantas catetadas y/oarqueologías se nos ocurran. Pero desdeluego la única opción razonablemente seriaes, sin embargo, asumir lo que los aragone-ses de la emigración, y aún muchos que noson aragoneses, reconocen como únicoHimno, la única canción que yo conozca

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que lleva por título 'Aragón':el 'Aragón' deLabordeta. O incluso su 'Canto a la Liber-tad' (que al fin y al cabo un Himno no tienepor qué ser una miniguía turística, ni unretablo de costumbres). De hecho me extra-ña no haber leído -al menos en EL DIA-ninguna propuesta en este sentido (sin dudaporque los intelectuales de la región, conmuy buen criterio, pasan de esto como decasi todo).

Personalmente no disfruto con la músicade Labordeta. Si bien lo considero buenescritor, me parece mal compositor y peorcantante; y aunque empecé a escribir enANDALAN allá por 1976 ó 1977, nuncame he contado entre los que le llamaban'abuelo'. No es pues por esas cosas de laamistad por lo que propongo que se tomealguna de sus más épicas canciones comoHimno (y ya que le han hecho el encargo aGarcía Abril, que haga éste los arreglosorquestales y corales). En realidad de lopoco notable que se ha cantado en Aragón,dejando a un lado algunas bellas melodíasque los de La Bullonera hicieron con poe-mas de Angel Delgado, quizás lo que másme haya emocionado fuese aquella hermosacanción que hizo Carbonell con un poemade Pilar Navarrete, 'Me gustaría darte elmar',aunque reconozco que eso no sirvepara un Himno (o quizás sí...). Pero encualquier caso siempre he creído a concien-cia que si algún día se institucionalizaba unHimno de Aragón, sólo podría ser unacanción de Labordeta, que además comohombre es también plena representación del'ser' aragonés.

Como diría el poeta, lo demás es silen-cio, aunque lo llamen Himno. O peor aún,catetadas y cursilerías. Y si no que nospregunten a los consumidores expectantes:osea, a la Emigración. Que hagan una en-cuesta, con una simple pregunta que podríaser algo así: "Estimado charnego, ¿quépreferiría usted como Himno de Aragón?:A)La de "Aragón" del Labordeta; B)La delperro del hortelano de La Bullonera;C)Una de Philip Glass con letra de Carbo-nell; D)La Marcha Real de unos reyes delsiglo XIV con letra de un poeta madrileñopero amante de Aragón; E)La del Canto ala Libertad del Labordeta; F)Una de Llach(para que tengan opción los del chapu-rreau); G)Los Sitios de Zaragoza (fragmen-to); H)El Ebro guarda silencio al pasar porel Pilar (añadiéndole trombones, timbalesy alguna bandurria); I)Que se la encarguena Mecano con algún toque monegrino ysoso de Wim Mertens; J)Pues eso, unajota". Seguro que el Hipólito tiene ennómina algún sociólogo del 'régimen ante-rior' marginado y sin nada que hacer, entre-tenido en leer periódicos en algún cuartooscuro de La Casa. Que lo ponga a hacer laencuesta con el ordenador. Que nos mandea todos los emigrantes el cuestionario yluego a darle al DBase. Yo prometo contes-tar si es que me llega, y no decir nunca quela idea fue mía. Pero ya verán como saleLabordeta.

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OTRA DE HIMNOS

Artemio Baigorri, 1989

A la rematadera, la vida es sueño, y paraalgunos pura pesadilla. Si no, que me lodigan a mí. Quince años pidiendo que nohagan más autopistas de peaje, que hagan elGran Canal, que llenen ríos y canales deminicentrales de bajo impacto, que notraigan la Motors, que no se lleven el agua,que no corten los árboles, que no crezcaZaragoza por la huerta, y mil cosas así, y nicaso. Y al cabo va y acierto en una chorradacomo lo del himno. Comprenderán que, unoque va de trascendente -con reparos, como'aquéllas' películas-, se suba por las paredesde ver cómo son las cosas: vuelves a lacarga tras años de eso que llaman privaci-dad, con lo que crees una notable llamadade atención a las conciencias, y nada; alrato te echas una jota inspirada después deunas copas y todos los borrachos del bar seapuntan de ronda.

Lo gordo es que además algún amigo medice "Mira que acabar dándole ideas alPAR...", mientras algunos desconocidos mefelicitan (sí, tal que en esa de Sabina del'aprendiz de pintor') por lo que se dice unafeliz idea. Grave es, desde luego, que des-pués de nosécuántas-reuniones-de-expertos-y-nosécuántos-millones-gastados que debenllevar haya hecho falta escribirles desdeaquí para decirles: "Pero mozos, que tenéisal Labordeta al ladico...". En fin, quién meiba a decir a mí que iba a acabar de asesorideográfico, desde Extremadura, de unasturiano que gobierna en Aragón. ¡Vayagazpacho! Y entretanto el Labordeta, qué

hueco estará, haciendo como si nada:"Hombre, ya que insisten, no me parecemala idea...".

Y es que, si algo tenemos de bueno enesta tierra (no hablo del genotipo aragonésde esos valles altos/altivos, que me caenlejos, sino del baturro así en general) es losurrealistas que somos. Y si no, ya me diránla baturrada de ese presidente de las Cortesde triste figura cuyo tono democráticodebería ser exquisito: no se puede criticar elhimno sin conocerlo (debería haber dicho"sin oirlo", y aún eso sólo sería aplicable aquien no conozca la música de GarcíaAbril, ni las Marchas Reales que inundanlos siglos XVI al XVIII, ni las jotas...), peroa la vez tampoco puede criticarse despuésde conocido, porque como no podemosponernos de acuerdo un millón y pico dearagoneses, pues lo dan hecho y en paz (porla misma razón tendríamos presidente de lasCortes y de la DGA designados por elGobernador Civil de Zaragoza, porquedesde luego muchísimos somos los arago-neses que no estamos de acuerdo ni con eluno ni con el otro). En fin, que ya en éstasy por seguir el sainete -que sé que os abu-rrís mucho-, y no por complicar la cosa, hayque decir que lo que de verdad nos iríacomo himno sería algún poema surrealistadel otro Labordeta, adobado-destrozado conalguna pieza de esas horrendas de músicacontemporánea española de los años '60 ó'70, de aquéllos del Laboratorio de MúsicaElectrónica. A Gistaín le ha faltado estaimagen en su serial himnótico: Hipólito,dirigido por JAL y filmado por Artero concoreografía de Curro Fatás, bailando con unparaguas negro a la manera de Gene Kellyy cantando el nuevo Himno, en pleno seca-rral monegrino bajo el sol estival de medio-

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día (en vez de por escaleras y balaustradas,como se subía Gene Kelly, se le podríahacer saltar sobre barquillas de tomate ysacos de cebada). Un videoclip como ésepara estrenar la fanfarria y es que cambianla Expo de ubicación para venir a vernos decerca.

En fin, los más íntimos y los más cínicos-esos que dictaminan sin remedio que todossomos vanidosos por naturaleza- saben queme siento satisfecho de mi buena obra:haber tirado la primera piedra contra unhimno que nunca llegaré a oir, y haberseñalado el manantial -debajo mismo denuestros pies, tanto que los teníamosempapados- del que debía brotar el reciogallardete que anuncie a propios y extrañosque esta tierra es Aragón, y que habrá undía en que todos al levantar la vista veremosuna tierra llamada Libertad, Igualdad yFraternidad. Estoy dispuesto incluso arematar la faena, aunque se me enfade otravez algún presidente (hay tantos, que ya nirecuerdo cual): como nos gusta tanto traera los de fuera a hacernos las cosas, y ade-más la verdad es que la música de GarcíaAbril es un poco ñoña -con todos mis respe-tos para este músico del que he oído piezasmuy bonitas-, creo que hay sólo dos compo-sitores en el mundo capaces de arreglar el'Canto a la Libertad' adecuadamente, identi-ficándose musicalmente con el cierzo, elbochorno, las heladas, el Ebro y nuestrasvozarrones, todo a una: Aaron Copland (sies que aún vive) y Morricone. Además parauna cosa tan cortita, seguro que no cobra-ban mucho más de dos millones.Si yo fuerael jefe, y quisiera un himno, les encargaríalos arreglos del 'Canto a la Libertad' a losdos, y luego haría que una comisión forma-da por padres de la patria y críticos musica-

les, y presidida por el autor de la canción,eligiese los arreglos más bonitos (los delotro se los podíamos regalar a los riojanos,que son medio parientes y a lo mejor tam-bién les ha dado por esta historia, con loque ya tenían medio camino andado).

Ya ves, Hipólito: aunque me pongan acaldo los amigos, yo a tus pies. Y comosiempre, gratis la idea; el día que nos cruce-mos me pagas un vermú, y en paz. Porqueel Gran Canal ni Nadal ni tú me lo váis ahacer, y lo de regalarme la Aljafería parasegunda residencia debe estar un pococrudo después que lea ésto su casero... ¿ypuede pagarse menos que eso por la genialy trabajosa idea de proponer que el himnode los aragoneses sea el himno de los arago-neses?.

Postdata: Espero que, una vez endereza-do el camino, no la joderán otra vez trayen-do a estrenar el evento al Placido Domingo,el Carreras o la Caballé. Lo digo porque sino se les advierte, capaces son... Para hacer-lo redondo debería estrenarlo el mozo aquélde La Bullonera que tenía vozarrón y le diopor la ópera, Eduardo Paz creo. Ya imaginocómo retemblará el Ronda de emocióncuando, de viaje a casa, a la altura de Arizale meta en el casete la versión larga dura-ción del himno, aibó, aibó...

13-4-89 (2:35 AM)

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CONSEJO DE LA NATURALEZA DEARAGON El pueblo propone, los partidos disponen

ARTEMIO BAIGORRI, 1990

Es ciertamente una sensación agradablela de comprobar que las firmas pueden serde alguna utilidad. Hemos recogido firmaspara tantas historias, y firmado para tantasmás, que uno había llegado a creer que todoeso de las firmas no era sino una parte másdel folclore reivindicativo, como los panfle-tos, los encadenamientos o las manifesta-ciones.

Pero aquí están, demostrando lo contra-rio, los ecologistas aragoneses. Con tesónhan recolectado 18.000 firmas, varios milesmás de las que precisaban. Su proyecto deley del Consejo de Protección de la Natura-leza entrará por la puerta grande en lasCortes aragonesas para su discusión y,llegado el caso, aprobación.

Naturalmente, esas 18.000 firmas nosuponen ni un 2% del censo electoral de laregión (apenas un 3% aún considerandoúnicamente a los que realmente votan). Perose deben considerar dos aspectos. Uno,práctico: sólo quien ha perdido alguna vezel tiempo tras una mesa, o persiguiendoviandantes a la caza y captura de una firmarubricada y con DNI, puede hacerse unaidea exacta del esfuerzo desarrollado porlos ecologistas de la Comisión Promotorade Iniciativa Popular. Otro, ideológico: elque firma no es el votante que aporta supapeleta para conseguir la victoria de unprograma político, del que espera obtener

algún tipo de beneficio práctico (mejoressalarios, más escuelas, viviendas baratas,alguna contrata millonaria, o mejores condi-ciones para la especulación, que de todohay en este mundo...). Los que han apoyadocon su firma la iniciativa legislativa nopueden esperar ningún beneficio práctico desu 'voto'.

MENOS ES MAS...

Sin duda algunos pensarán que el objeti-vo no merecía el esfuerzo. Que ya puestos,bien podría haberse planteado una ley másradical, por ejemplo la Agencia del MedioAmbiente o algún otro instrumento másejecutivo, en lugar de un Consejo funda-mentalmente decorativo. Supongo que losecologistas se lo habrán oído a menudodurante la campaña de recogida de firmas,y se lo oirán todavía unas cuantas veces.Incluso habrá algún político que, todocinismo, les dirá que ya puestos, deberíanhaber presentado un proyecto más radical,porque 'ellos' -quienes fuesen ellos- seguroque lo hubiesen apoyado en las Cortes,como apoyarán sin duda el actual proyecto.De hecho, los textos de la Comisión Promo-tora abundan en autojustificaciones al res-pecto.

Sin embargo, para mí al menos la cosaes clara. Aún lo que ahora presentan esdifícil que sobreviva al debate parlamenta-rio y a la inanidad regional. Hará falta todoel calor de la opinión pública para quenuestros políticos se quiten la modorra paradignarse estudiar el proyecto que se lespone sobre la mesa. Y hará falta algo másde presión para que la mayoría otorgue suvoto afirmativo a una Ley presentada porcuatro 'esgarramantas'.

Aún así, es posible que salga adelante.

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Tenemos por un lado al PSOE; aunque elgobierno Marraco fue un desastre en cues-tiones ecológico-territoriales, puede queahora que están en la oposición estén máspor la labor. Además, ahora no somos losideólogos del ecosocialismo, sino los delsocialpragmatismo como Lafontaine, quie-nes advierten que "en la lucha por la exten-sión de las posibilidades de autodetermina-ción individual y social, los socialistas y losnuevos movimientos son aliados naturales".Así que tal vez cuele; como el voto deIzquierda Unida es seguro, y el CDS seapunta a un bombardeo, la mayoría estaríaasegurada.

Incluso podríamos llevarnos la sorpresade que la Ley se aprobase por unanimidad.Del PP cualquier cosa, ahora que el ex-imioex-socialista Cristóbal Montes opina que laEcología es demasiado importante comopara dejarla en manos de los ecologistas. Encuanto a su socio, el PAR, ha caído tan bajocon la cuestión del Moncayo -por eleganciano hablaré ya de este tema, y menos aún desus secuelas- que tal vez intente lavarse unpoco la cara aceptando el Consejo de laNaturaleza.

De cualquier forma debe quedar claro:es posible que el proyecto llegue a seraprobado por mayoría, y rizando el rizo aúnpor unanimidad. Pero sólo éste, y no cual-quier otro proyecto más ambicioso, puedeser aprobado por estas Cortes.

MAS POR MENOS

En cuanto al proyecto en sí, personal-mente no soy muy partidario de este tipo deorganismos, que limpian y pulen poco, perodan mucho esplendor. Alejandro Nieto, queha estudiado a fondo el funcionamiento delas administraciones españolas en "La

organización del desgobierno", ha descritocon agudeza la inutilidad de estas comisio-nes paritarias, interministeriales, interdisci-plinarias o como se las quiera llamar. "Elinterés común es meramente hipotético. Elinterés real es mucho más reducido y sóloafecta a algunos (organismos), cuyos repre-sentantes son los únicos que llevan estudia-do el tema, sin prejuicio de que obliguen aasistir -y perder el tiempo- a los demás; ysin perjuicio también de que cualquiera delos participantes pueda estropear, en unaintervención improvisada, lo que otros hanestudiado con minuciosidad y auténticointerés." Con un efecto secundario fatal: "ladisolución de la responsabilidad! cadamiembro del órgano colegiado que decide opropone o informa la decisión cumple condefender los intereses del organismo deprocedencia. la decisión final, fruto delcompromiso, no tiene autor responsable".Más aún:" No se armonizan tendenciascontrapuestas por la mera yuxtaposiciónfísica de los eventuales interesados. Ade-más, la decisión resultante sólo es operativacuando puede imponerse coactivamente:facultad de la que carecen de ordinario losmecanismos de coordinación."

Y es que, como escribía Callenbach ensu epílogo a "Ecotopía", "los únicos cam-bios serios son estructurales". Es difícil quepueda provocar cambios estructurales unorganismo como el que se propone, mera-mente consultivo, y que en sí mismo arras-tra ciertos defectos propios de las estructu-ras que han provocado la propia degrada-ción ecológica. Como el sorprendente pesootorgado a la Universidad y sus entornos enel Consejo, la inclusión de organismos ycolectivos sociales claramente depredadoresdel medio ambiente, o el corporativismo

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latente en la definición de disciplinas 'prefe-rentes' y 'secundarias' aptas para participaren las labores del Consejo (curiosamente laSociología se pone en último lugar, aúnentre las 'secundarias', a pesar de que laEcología Humana primero y el Ecologismodespués han llegado, como quien dice, de lamano de esta 'disciplina'). En cuanto acuestiones más estrictamente políticas, dejoa los políticos profesionales la tarea dedetectar los errores, alguno de los cualespuede llevar a situaciones divertidas.

Así y todo, estoy seguro de que, si elproyecto llega a aprobarse, será un pasito enel proceso de ecologización de la sociedadaragonesa, siempre que el Gobierno deturno deje meter baza a los propios ecolo-gistas que han diseñado el Consejo. En elproceso de discusión podrán introducirsemejoras y correcciones al mismo, haciéndo-lo más útil dentro de su escasa efectividadorgánica (por ejemplo, una mejora intere-sante sería la introducción de algunas dispo-siciones transitorias tendentes a la modifi-cación de la normativa regional que reguleciertas instituciones, como pueden ser lasComisiones de Urbanismo, en cuyas deci-siones la participación del Consejo seaconveniente).

Bienvenido en suma el proyecto, en sumodestia, y doblemente bienvenido por loscauces por los que llega. En realidad, con elgobierno que tenemos en esta región tampo-co serviría de mucho un organismo máspoderoso y ejecutivo que el que se propone.Pues, al decir de Vacca, "en muchos casosno se deberían rechazar las hipótesis queafirman que el poder no está en manos denadie, sino que acontecimientos y decisio-nes se suceden de forma casual por omisióndel ejercicio del poder." Sin duda unadescripción magi-ioni-stral de lo que hoyocurre en esta tierra.