Todo el poder es tuyo

Un mensaje importante del Dr. Case

La clave 7, la Carroza, contesta cuestiones fundamentales para nosotros. ¿Qué

somos? ¿Quienes somos?. Saber qué y quien somos es tener una prueba de

nuestro elevado destino. Aunque millones viven y mueren sin siquiera hacerse

estas dos preguntas básicas, y menos encontrar las respuestas, debemos

saber la verdad fundamental acerca de la personalidad humana si queremos

ser ocultistas prácticos.

Antes que nada, no somos nuestros cuerpos. La mayoría de nosotros no sabe nada acerca de

otros cuerpos aparte del vehículo físico. Algunas escuelas de ocultismo hablan de cuerpos

superiores, etéricos, astrales y mentales, y hay evidencias considerables que apuntan a la

existencia real de tales vehículos más sutiles. Aún así, sutiles o densos, visibles o invisibles,

cualquier cuerpo que tengamos son estructuras construidas a partir de una sustancia

fundamental que está en la composición de todas las formas en todo el universo. Es la misma

“materia” que Eliphas Levi llama “Luz Astral.” En varias gradaciones de sutileza o densidad, en

varias octavas de actividad vibratoria, esta sustancia entra en la composición de lo que

llamamos “cuerpos.” Aún así, sigue siendo Una sustancia, una “materia” fluídica, que siempre

está en movimiento, representada como el río de la Clave 7. Esta es la “influencia” referida en

la consciencia atribuida a la Clave 7, cuando es llamada “La Inteligencia de la Casa de

Influencia.”

En la Clave 7, la personalidad humana se presenta como una carroza, un vehículo móvil. Las

dos ruedas del carro representan los ciclos de actividad cósmica, grandes y pequeños. El carro

es de piedra, para llamar la atención sobre la palabra ABN, ehben, sobre lo que ya habéis

recibido alguna instrucción. Pero la pista más importante es la forma del propio carro. Es un

cubo, y con esta lección empezaréis a aprender algo sobre el Cubo del Espacio. Dejad que se

impresione en vosotros la importancia de este conocimiento. Aunque al principio pueda parecer

abstracto y difícil, desde ahí se derivan innumerables consecuencias prácticas.

Desde los días de Pitágoras, el cubo ha sido símbolo del universo físico, de ahí que la forma

cúbica del carro, que es también, recordadlo, símbolo de la personalidad humana, sugiere la

siguiente idea: El verdadero cuerpo del hombre es el universo físico. De ningún modo es

solamente la estructura localizada de carne, sangre y huesos que usamos en una encarnación.

Uno de los grandes físicos modernos ha escrito que de alguna manera, todo átomo y todo

electrón es omnipresente, porque emite radiaciones que viajan hasta los confines del universo.

Podía haber añadido que cada átomo y cada electrón, del mismo modo, es una estación

receptora a la que llegan influencias desde todos los demás puntos.

En cierto modo hemos llegado a obtener una prueba mecánica de todo esto. El teléfono, el

telégrafo, la radio, la televisión, nos ayudan a oír o ver lo que pasa en los puntos más distantes

de la tierra. Cuando establecemos las condiciones adecuadas, somos capaces de estar en

consciencia en cualquier lugar del planeta, y mediante esta comunicación extendida, podremos

cambiar nuestras vidas y las vidas de los demás. Mediante todo tipo de telescopios

alcanzamos las más distantes galaxias en el espacio, y el conocimiento que esto implica tiene

sus efectos en la historia.

La Sabiduría Eterna dice que estos inventos mecánicos, como los demás inventos, son simples

adaptaciones de los poderes naturales del organismo humano. Hemos diseñado tales

herramientas vara traer nuestra auténtica omnipresencia a la fase de sensación física, pero el

propio cuerpo humano es un instrumento muchísimo mejor para el mismo fin. Y aunque no se

han completado experimentos sobre percepción extra-sensorial, los psicólogos están

empezando a acumular, con toda su prudencia, muchas evidencias de la omnipresencia virtual

del hombre, y de ese poder de influir cosas y personas distantes en el espacio.

Durante un período de miles de años, en los laboratorios secretos de la Escuela Interna, esta

línea de investigación ha sido intensamente y asiduamente trabajada por hombres y mujeres

que han consagrado sus vidas al estudio. La acumulación de sus conocimientos ha sido

tabulada y probada, y muchos de ellos se han reducido a fórmulas. Y como las fórmulas de la

ciencia moderna, en última instancia, estas no son más que símbolos prácticos.

Los símbolos de una fórmula son puramente arbitrarios. Los de una Clave de Tarot poseen la

ventaja añadida de que, al estar fundados sobre leyes de la actividad mental humana, la misma

hoy que ayer y que siempre, el significado de estos símbolos no puede perderse nunca

completamente. Pueden oscurecerse por falsas interpretaciones, pero quienquiera que se

acerque al Tarot u otras formas de simbolismo esotérico de modo apropiado, no puede fracasar

a la hora de recuperar su significado: un lenguaje más antiguo que cualquier “lengua” humana,

y esta es el “habla” oculta a la que se asocia la Clave 7.

Para aprender este lenguaje, hemos de aprender a calmar nuestras lenguas alborotadas. Para

comprender nuestra verdadera omnipresencia, hemos de parar de identificarnos con nuestros

cuerpos de carne y sangre. Antes de que podamos actuar mágicamente, hemos de aprender el

arte de ser más receptivos al influjo del poder desde niveles superiores y más internos. Si

persistimos en ello, llegará el momento en que conoceremos que nuestro único cuerpo es la

totalidad del universo, y que nuestro Yo Uno (representado por el Auriga) no es otro que la

Mente Viviente que eternamente crea y sostiene el universo.

Recomendamos un ejercicio muy sencillo y práctico. Empieza sentándote tranquilo, y

en ese estado de calma, usa cualquier tipo de imaginación que pueda ayudarte a profundizar

en la consciencia de que tu personalidad está siendo sostenida por un flujo de influencias

vibratorias fluyendo hacia fuera de ella y hacia dentro de ella. Trata de ver que ese poder es

tuyo en todo momento de tu existencia.

Entonces, cuando se intensifique tu consciencia con la primera parte de la práctica, envía

deliberadamente el mismo poder, a partir de tu centro personal, y bendice con a todas las

demás formas de existencia, sin que importe que sean amigas u hostiles, conocidas o

desconocidas. Sigue la corriente de energía a medida que fluye y bendice a todas las criaturas

y todas las cosas por encima de ti. Sigue, y bendice a todas las criaturas y cosas por debajo de

ti. Al hacerlo, siéntate mirando hacia el Este, y deja que tu tercera bendición acompañe a la

corriente que fluye en esa dirección. Luego, haz lo mismo respecto al Oeste, el Norte y el Sur.

Procura que no exista ninguna sensación de esfuerzo en este ejercicio. Tú no generas esta

corriente, y aunque algunas personas gritan cuando hablan por teléfono, asegúrate de no

seguir su mal ejemplo. Lo que te toca a ti es enviar el mensaje de bendición en las seis

direcciones. Bendición, porque implica cualquier bien posible, curación, armonía, paz y todo lo

demás. Empieza el día así, y deja que sea tu última práctica antes de irte a la cama.