Trabajo Final Filo Del Arte. El Arte Es Útil Para Algo

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El arte es til para algo?Alejandro Garrido Castillo

IntroduccinEn los tiempos que corren, llmese posmodernidad como Lyotard, o modernidad lquida al estilo sociolgico de Zigmunt Bauman, todo lo que nos rodea tiene el deber de mostrar su utilidad, la cual nunca es permanente, sino que est obligado reevaluarse constantemente, puesto que de no hacerlo ser desechado. En este contexto, el arte tambin vive esta insidiosa exigencia, ante lo cual propongo la pregunta El arte es til para algo? Tal pregunta esconde un sesgo retorico muy fuerte, por lo que es una pregunta irnica que intenta poner delante del lector una problemtica mucho ms profunda, la cual es: pensemos el arte tal cual es y veamos si su existencia desencadena otras reacciones. Bajo la palabra arte, mucho puede caber, puesto que responde a una innovacin irruptora en el horizonte de sentido de la humanidad, por lo que nos es difcil delimitarla y discriminar qu es y no es arte precisamente. Es por esto, que en el mundo contemporneo, se vuelve fcil titular algo de arte y utilizarlo con un fin poltico y/o moral, pero la pregunta que cabra hacerse es la siguiente: Es ello arte? Responde a la sensibilidad de un artista? O Tan slo es un simulacro, que mediante una creacin deliberada, intenta implantar su mensaje? Mi intuicin me lleva a dudar de la veracidad del arte que es utilizado con otros fines, por lo que considero que el arte verdadero, como expresin sintetizadora de una realidad oculta al mundo inteligible, s es posible, y adems entra al mundo como un acontecimiento irruptor que nos abre un horizonte de posibilidades que desconocamos. En tal contexto, esta investigacin deambular entre autores a ratos disimiles, pero que en el fondo comparten ciertos puntos en comn. Se partir analizando la educacin esttica que propone Friedrich Schiller, como un modo de ver el arte en funcin de una imposicin de una tica determinada. Consecutivamente, se dar paso a Martn Heidegger y el uso del arte como experiencia de la verdad. Finalmente, se cerrar esta argumentacin con dos autores muy controversiales, por un lado Walter Benjamn y por el otro Jacques Rancire, en torno a la temtica de la utilizacin del arte como herramiento poltica.

I. Schiller y la educacin esttica del hombreEl proyecto schilleriano es muy ambicioso e incluso a ratos anacrnico con su poca y contexto. Mientras la mayora de los intelectuales trabajan en aras de alcanzar sistemas onmi-abarcadores, que, desde la razn, accedieran a todos los planos de la vida del hombre, Schiller se preguntaba Dnde se ha dejado a la sensibilidad? Este autor nos muestra que la Ilustracin, a pesar de todo, es una poca de matices, en la que si bien el campo de lo racional ha ganado mucho terreno, este no ha sido ganado sin pelear con lo sensitivo. Lucha que iniciaron los empiristas ingleses y que Kant, de manera sinttica, lleva al mundo alemn. Aun as, Schiller le pelea a Kant, que si bien dentro de su sistema es posible ver un enlace entre razn y sensacin, este no es suficiente, y la primera subyuga a la segunda, siendo la sensacin un derivado del estudio de la razn. Ante esto, nos propone que lo que se debe lograr es generar una armona entre lo sensible y lo formal. Unin que es posible vislumbrar paradigmticamente en la expresin artstica, a travs de lo que l comprende por belleza. El problema de la sobre-racionalizacin de la vida, atraviesa prcticamente todas las esferas del hombre, esclavizndolo al uso de la razn. Debido a esto, la propuesta schilleriana tiene a la base el objetivo de hallar la libertad del hombre a travs de la educacin, una educacin que utiliza como modelo a la esttica y a la expresin artstica. En la Carta II de La educacin esttica del hombre, Schiller dice que, para resolver en la experiencia el problema poltico, precisa tomar el camino de lo esttico, porque a la libertad se llega por la belleza (Schiller 18). Siendo la belleza la expresin de la libertad, una belleza que deambula entre lo esttico, lo tico y lo poltico.La belleza es un concepto que en Schiller, supera la dicotoma de materia y forma, introduciendo la nocin de la forma de la forma, la cual es una perfeccin distinta que est dentro de la forma, y que es libre de cualquier lgica y materia. Es por ello que a esta belleza no es posible acceder tan solo desde la razn, sino que para llegar a ella, es necesario una unificacin, en trminos kantianos, un libre juego entre razn y sensacin, que nos permita acceder a un campo distinto, al que anteriormente solo hemos pasado de manera superficial. En palabras de Schiller:

La belleza que buscamos est detrs de nosotros; hemos saltado por encima de ella al pasar inmediatamente de la vida a la forma pura y al objeto puro. Un salto semejante no es propio de la naturaleza humana, y para andar a comps con sta hemos de volver de nuevo al mundo de los sentidos (Schiller 130)El exceso de razn, le ha quitado el hombre la capacidad de conmoverse con la obra de arte, lo ha des-sensibilizado, generando con ello que su modo de actuar en la vida no sea bella, pues no comprende qu es actuar de manera bella. Ante ello, con la idea de curar a la cultura y al hombre ilustrado, este filsofo intenta instalar su modelo pedaggico. Como nos dice en su tesis Gonzalo Martnez Licea: Al final, ms all de esta complicada argumentacin, lo que interesa a Schiller es presentar una idea muy sencilla, aunque de fuertes resonancias. Se trata de la influencia de la belleza en el comportamiento moral de los hombres (Martnez 114)Con esto Schiller va mucho ms all, comprendiendo que este libre juego entre razn y sensacin, no slo es necesario, sino que es una caracterstica esencial del hombre, puesto que el juego es, nos dice, la humanidad misma del hombre: el hombre solo es ser humano cuando juega[footnoteRef:1] (Rancire 22), es decir, cuando est en este libre juego entre lo racional y lo sensible, o sea, cuando acta bellamente, moralmente. En este sentido, el arte nos muestra el modo como se debe trabajar, o sea se debe tomar lo material (sensible) y lo formal (racional), y a partir de all producir una sntesis que no ser ya materia y forma unidos, sino que ser un ser humano bello, al estilo de la obra de arte, la cual, a partir de elementos materiales y formales, nace como algo totalmente distinto. En este sentido Martnez dice que: [1: De la Carta XV de la educacin esttica del hombre. La cita completa dice as: Porque, digmoslo de una vez, slo juega el hombre cuando es hombre en el pleno sentido de la palabra, y slo es plenamente hombre cuando juega (Schiller 81)]

[]La esttica no es solamente la teora de la belleza en abstracto, ni slo teora del arte en particular[].Porque en Schiller lo esttico se refiere a todo lo humano. La esttica schilleriana permea en todos los mbitos de accin del ser humano comenzando por la condicin del hombre mismo (Martnez 115-116)El hombre potencialmente es bello, pero para poder explotar tal belleza, debe liberarse del yugo racional, para acceder a la sntesis que lo guie hacia su entelequia, dicho de forma potica: el ser humano no es ni mera roca ni tampoco formulas puras: es la consumacin de ambas cosas, una bella obra de arte (Martnez 120). Al hallar esta plenitud, el hombre es espontaneo, el mundo no le incomoda y se mueve a travs de la naturaleza libremente, producindose la anhelada emancipacin.En definitiva, en esta educacin esttica, el arte no es utilizado as sin ms para que el hombre se libere de la violencia que la razn ejerce sobre l, sino que el hombre mismo es una obra de arte, tan slo que no puede vislumbrarlo, por lo que el autor comienza utilizando al arte como modelo. Esta utilizacin, es meramente pedaggica en aras de abrir los espacios que el hombre no es capaz de ver, pero una vez ya abiertos comprende que la esttica es sobre la vida misma.

II. Heidegger y el arte como acontecimiento Al ubicar a Heidegger dentro de este ensayo, se busca pensar el arte desde la categora del ser y su contraposicin dialogante con el ente. Para este filsofo, si el arte tiene un uso, este vendra a ser como modo de pensar al ser, puesto que inspira el aparecer de este. En este sentido el arte llega al hombre como un acontecimiento que abre el horizonte de sentido del ser, transfigurando todas sus posibilidades.La funcin de la obra de arte es alegrica, esto debido a que [] consiste en algo ms que en ese carcter de cosa, [e]se algo ms que est en ella es lo hace que sea arte (Heidegger 13). La obra si es una cosa, o sea tiene un significado objetivo, pero dice ms que una mera cosa, tiene un significado ms profundo, el cual es simblico. Eso que lo hace ser obra, tambin la aleja de lo til, en el sentido pragmtico del trmino, o sea del utensilio, el cual est hecho, producido para cumplir tal o cual funcin. La obra tambin es producida, pero no con una utilidad material directa, sino ms bien nace como necesidad de expresar algo que rebasa al hombre, algo que no puede expresar por medios convencionales.El arte es un lenguaje distinto Dichtung-, y la obra son los cdigos por los cuales este se escribe. A travs del arte se dice lo que no puede por otro medio, y a la vez se hace aparecer lo que continua oculto, en este contexto Heidegger dice: gran parte de lo ente escapa al dominio del hombre; slo se conoce una pequea parte (Heidegger 44). Esa pequea parte, es la superficial a la que se tiene acceso por medio de vivir cotidiano, ante lo cual el arte se asoma como una oportunidad para desocultar el ser de lo ente, tarea de corte prcticamente interminable, puesto que al hacer patente una parte del ser, otras se van ocultando.A este juego entre lo claro y lo oscuro, entre lo abierto y lo cerrado del ser, Heidegger le llama combate originario. Este combate se da entre la tierra como encubrimiento del ser, y el mundo como el claro que ilumina los espacios cerrados. La funcin de la obra en este caso es el de propiciar tal combate, parafraseando a Heidegger, la obra debe levantar un mundo y traer aqu a la tierra (Heidegger 41), esa tierra que se cierra en s misma, que oculta la verdad del ser bajo el velo de la cotidianeidad, de lo evidente, de lo expresado en clave comn. En el fondo, el arte est obrando, trabajando la verdad, segn esto, la esencia del arte sera ponerse a la obra de la verdad de lo ente (Heidegger 29). La mera cosa no abre un mundo, un utensilio como una bicicleta puede llevarnos de un lugar fsico a otro, pero no puede hacernos acceder al combate que abre al ser; pero Qu ocurre si de tal bicicleta se extrae una rueda y se exhibe sobre un taburete en un museo? El dadasta Marcel Duchamp, lo hizo, desconcertando al mundo, y con tan instalacin junto a muchas otras como el famoso urinario- abri un debate nuevo sobre el carcter primigenio del arte, el cual se centra en las preguntas siguiente: Qu es arte? Es algo bello? Es algo que place a los sentidos? o Es algo que nos lleva a la pregunta por la verdadero ser de lo ente? El ejemplo anterior muestra perfectamente lo que Heidegger quiere exponer. Ms all del debate, y la respuesta a tales preguntas, que en tono heideggeriano no es complejo hallarla, el gesto de Duchamp, los dadastas y en general de las vanguardias, es claro: tomar elementos comunes sean considerados artsticos o no- y utilizarlos de una manera controversial, con el fin de producir un combate, de romper con el horizonte de sentido preestablecido, en definitiva generar un acontecimiento que obligue al hombre a adentrarse en el ser de las cosas, en la verdad.Lo bello ya no est en funcin de cnones externos, provenientes de gremios ni de intelectuales del arte, sino que tiene que ver directamente con la verdad. La belleza es uno de los modos de presentarse la verdad como desocultamiento (Heidegger 47), y esta belleza no aparece al lado de este verdad, [sino que] se manifiesta cuando la verdad se pone en la obra (Heidegger 70). Cuando lo representado no son simples zapatos, sino que es lo que hay ms all de ellos, -ya sean Los Zapatos de Vincent Van Gogh de 1866, o Los zapatos Polvo de diamante de Andy Warhol de 1980- la obra cumple su cometido, produce el combate que le permite al Dasein dar con el claro desde donde el ser ilumina a lo ente, donde la verdad, en el sentido griego de aletheia desocultamiento-, se hace patente.Nuevamente, nos topamos con un modo de ver el arte siendo utilizado para algo ms, pero no en un sentido de utilidad, sino ms bien entendindolo como su esencia primigenia, ser eso algo ms, si no lo fuera no sera arte propiamente tal. En este sentido, no es justo decir que el arte sirve para encontrar la verdad, puesto que tales trminos escapan a la comprensin que Heidegger quiere enfatizar. Ms bien, sera preciso decir que en el arte, en la obra de arte, se expresa el combate entre ser y ente que nos encamina hacia la verdad, en palabras del filsofo: al develamiento de lo ente.

III. Benjamn y Rancire: arte como poltica? Pensar el arte en funcin de la poltica, es un modo de abordaje muy controversial, puesto para unos el arte debe ser totalmente autnomo, mientras que para otros, como Rancire, el arte es eminentemente una expresin poltica. Walter Benjamn en su faceta de crtico iluminador de las ruinas de la sociedad, y con afn de reconstruirla desde sus fragmentos -sin siquiera saber cmo comenzar-, analiza la situacin actual del arte como una industria ms del capitalismo. Esta posicin, se debe al desbaratamiento del arte que se produce por la reproduccin tcnica. Esta reproduccin en masa, arrasa con elementos propios del arte, transfigurando su sentido. Por ejemplo, hasta la reproduccin ms perfecta tendr siempre algo que falta: el hic et nunc [el aqu y ahora] de la obra de arte, unicidad de su existencia en el lugar en que se encuentra (Benjamn 9), es decir, por ms que se haga un arte reproductivo, siempre le faltar uno de sus elementos esenciales, el cual va ms all del gusto que pueda generar o la belleza que aboque, sino que tiene que ver con su nacimiento, con la expresin espacio-temporal que emana de ella, o sea se pierde el testimonio histrico que desea relatar. Esto ltimo es lo que Jacques Rancire rescata, y es el modo en como comprende la poltica, el arte consiste en construir espacios y relaciones para reconfigurar material y simblicamente el territorio comn (Rancire 17). El arte dialoga con su circunstancia, usando terminologa Orteguiana, no puede ser desarraigado, puesto que de serlo perdera su carcter de arte. Siguiendo al autor francs,El arte no es poltico en primer lugar por los mensajes y los sentimientos que transmite sobre el orden del mundo. No es poltico tampoco por la forma en que representa las estructuras de la sociedad, los conflictos o las identidades de los grupos sociales. Es poltico por la distancia misma que guarda con relacin a estas funciones, por el tipo de tiempo y de espacio que establece, por la manera en que se divide ese tiempo y puebla ese espacio (Rancire 17)En este sentido, el arte no es poltico porque se use con fines meramente partidistas ni propagandistas; sino que lo es porque se relaciona en un mbito social, porque educa como veamos con Schiller, porque trae al ser en lo ente y hace que el hombre Dasein- pueda ver y relacionarse con la verdad desocultada, en definitiva, porque ocupa un tiempo y un espacio determinado.Volviendo a Benjamn, al sacar a la obra de su carcter espacio-temporal, se le quita tambin su carcter cultual, lo cual es esencial en el arte antes de esta era capitalista segn el filsofo, puesto que la forma primordial de la integracin de la obra de arte en el contexto de la tradicin encontr su expresin en el culto (Benjamn 15). Este culto, o ritual, se va perdiendo de a poco, cambindose por una maquinizacin, en la cual los aparatos comienzan a cobrar protagonismo y el trabajo artesano va quedando de lado. Es aqu cuando la fotografa y el cine se alzan como las nuevas tcnicas artsticas, teniendo en cuenta que el nico problema para Benjamn es el mercado y la industria, no el cine como tal, que considera un elemento potencialmente revolucionario (Rodrguez 3). En tal contexto, nos dice:Desde el momento en que no puede aplicarse el parmetro de la autenticidad para juzgar la reproduccin artstica, se revoluciona toda la funcin social del arte. En lugar de fundarse en el ritual, de ahora en ms se fundamenta en otra forma de praxis: la poltica (Benjamn 18)En este sentido, Benjamn no pierde de vista que de una u otra manera el arte cumple una funcin social, solo que esta muta, y se vuelve netamente poltica. Por qu poltica entonces? Pues bueno, porque el arte se masifica, se vuelve accesible a las masas en su ms amplio sentido, si antes el actor de teatro deba ser un genio de la improvisacin, el cine en la actualidad permite un montn de licencias que abren el espectro de participantes; se puede pasar de ser pblico a participante de una obra en muy pocos minutos, democratizando y abriendo los espacios sociales. Jean-Louis Dotte ve este asunto con un grado mayor de preocupacin, puesto que si bien el espacio se abre, esta apertura vuelve invisible a los participantes mismos. En sus palabras: Esta produccin de testeabilidad tendr consecuencias remarcables: conllevar una des-identificacin social y poltica de aquel que pasa por delante de la cmara, se tratar, por lo tanto, de un verdadero reino de lo annimo y de lo cualquiera, el actor de cine no teniendo ya ninguna relacin con el actor de teatro (Dotte 84)Es decir, se gana en democratizacin, pero se pierde como relato particularizante, volviendo una expresin social que puede ocupar diversos cuerpos sin alterar la obra en demasa.Cuando nos encontramos con estas expresiones salta la pregunta de Es arte todo lo que se presenta como tal, aun siendo una reproduccin que no posee autenticidad, originalidad ni aura? Pregunta que Rancire responde de manera notable: No siempre hay poltica, a pesar de que siempre hay formas de poder. Del mismo modo no siempre hay arte, a pesar de que siempre hay poesa, pintura, escultura, msica, teatro o danza (Rancire 20), vindolo de otra manera, Cundo las expresiones de arte, son arte? Cuando utilizan el espacio y el tiempo, en un dialogo que exhorta a los espectadores, hacindolos participes del espacio y tiempo comunes, al hacer visible, lo invisible. Finalmente, para estos filsofos, el arte tampoco es utilizado as sin ms en aras de un proyecto poltico, puesto que el arte es poltico de por s, ya que cumple una funcin social, ocupando un espacio y un tiempo determinados en una esfera social. Al arte que hace poltica suprimindose como arte se opone un arte que es poltico con la condicin de preservarse pura de cualquier intervencin poltica (Rancire 33), en este sentid, el arte vendra a ser poltico por antonomasia, sin perder su carcter de arte.

Conclusiones Para concluir, quiero resaltar que a pesar de que el arte sirve para ciertos fines, esta nocin de servidumbre no es en sentido utilitario ni menos pragmtico. El arte cumple un rol social-poltico, epistemolgico, ontolgico y pedaggico muy importante, pero estos roles no estn en funcin de una utilidad del corte medio-fin, sino que participa al interior de tales disciplinas, fortalecindolas.Es as, como vimos en Schiller que el arte funciona como modelo paradigmtico de la educacin del hombre, la cual al unir razn y sensacin lo eleva a un grado de complicidad con el mundo que lo vuelve libre, puesto que acta bellamente. Con Heidegger, notamos que la obra de arte irrumpe en el mundo con un nuevo lenguaje que facilita la expresin de lo inexpresable, nos ayuda a hacer visible lo que permanece en la oscuridad del ser. Y finalmente con la dupla Benjamn- Rancire, quedo claro que el arte es poltico, no por ser usado de manera propagandista, sino que lo que en el sentido de lograr ocupar un espacio y un tiempo comn, cumpliendo una funcin social.

Bibliografa Benjamn, Walter. La obra de arte en la era de la reproductividad tcnica. Trad. Silvia Fehrmann. Buenos Aires: El cuenco de la plata, 2011.Dotte, Jean-Louis. Walter Benjamn, la cuestin de la tcnica y el cine. Dotte, Jean-Louis. Qu es un aparato esttico? Benjamn, Lyotard, Rancire. Trad. Francisca Salas Aguayo. Santiago de Chile: Metales Pesados, 2012.Heidegger, Martin. El origen de la obra de arte. Heidegger, Martin. Caminos de bosque. Trad. Helena Corts y Arturo Leyte. Madrid: Alianza Editorial, 1997.Martnez, Gonzalo. Las Cartas sobre la educacin esttica del hombre de J.C.F. Schiller, una aproximacin. Mexico: Ciudad Universitaria. UNIVERSIDAD NACIONAL AUTNOMA DE MXICO, 2003.Rancire, Jacques. Sobre polticas estticas. Trad. Manuel Arranz. Barcelona: Servei de publicacions de la Universitat Autnoma de Barcelona, 2005.Rodrguez, Arancha. Sobre la obra de arte en la poca de la reproductivida tcnica de Walter Benjamn: Una lectura interdisciplnar. Universidad Complutense de Madrid. Madrid: Bond: Biblioteca on-line de desing, 2013. .Schiller, Friedrich. La educacin esttica del hombre. Trad. Manuel G. Morente. Buenos Aires: Editora Espasa-Calpe, 1943.