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José Manuel López García. Doctor en Filosofía TRANSCENDENTALISMO ESTÉTICO Resumen Desde un realismo transcendental que considera esencial la investigación de la realidad es posible la elaboración de una nueva filosofía que puede recibir el nombre de transcendentalismo estético. Que sustenta una nueva teoría del conocimiento transcendental así como una ética, antropología y política transcendentales fundamentadas en una aprehensión estética o creativa apoyada en la intelección de lo real que interpreta y valora fundamentalmente el progreso humano y social de todos los seres humanos. Aporta además un diálogo argumentativo enriquecedor porque el paradigma judicativo y valorativo se basa en la plenificación de las posibilidades humanas. Por tanto afirmo un transcendentalismo estético como contemplación reflexiva y actitud creativa en la realidad. PALABRAS CLAVE: Transcendentalismo, estético, creativo, argumentativo, plenificación. ABSTRACT: From a transcendental realism considers research essential reality is possible to develop a new philosophy that can be called aesthetic transcendentalism. It supports a new theory of transcendental knowledge and ethics, anthropology and political transcendental aesthetic apprehension substantiated or supported creative intellection of reality that interprets and values fundamentally human and social progress of all human beings. It also gives argumentative dialogue enriching because judicative and evaluative paradigm is based on the plenificación of human possibilities. Therefore affirm one aesthetic transcendentalism reflective contemplation and creative attitude in reality. 1 1

TRANSCENDENTALISMO ESTÉTICO

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Artículo filosófico

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José Manuel López García. Doctor en Filosofía

TRANSCENDENTALISMO ESTÉTICO

Resumen

Desde un realismo transcendental que considera esencial la investigación de la realidad es posible la elaboración de una nueva filosofía que puede recibir el nombre de transcendentalismo estético. Que sustenta una nueva teoría del conocimiento transcendental así como una ética, antropología y política transcendentales fundamentadas en una aprehensión estética o creativa apoyada en la intelección de lo real que interpreta y valora fundamentalmente el progreso humano y social de todos los seres humanos. Aporta además un diálogo argumentativo enriquecedor porque el paradigma judicativo y valorativo se basa en la plenificación de las posibilidades humanas. Por tanto afirmo un transcendentalismo estético como contemplación reflexiva y actitud creativa en la realidad.

PALABRAS CLAVE: Transcendentalismo, estético, creativo, argumentativo, plenificación.

ABSTRACT: From a transcendental realism considers research essential reality is possible to develop a new philosophy that can be called aesthetic transcendentalism. It supports a new theory of transcendental knowledge and ethics, anthropology and political transcendental aesthetic apprehension substantiated or supported creative intellection of reality that interprets and values fundamentally human and social progress of all human beings. It also gives argumentative dialogue enriching because judicative and evaluative paradigm is based on the plenificación of human possibilities. Therefore affirm one aesthetic transcendentalism reflective contemplation and creative attitude in reality.

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KEYWORDS:Transcendentalism,aesthetic,creative, argumentative, plenificación

Agradecimientos.1

Expongo algunas cuestiones de mi tesis doctoral Esencia y transcendentalidad en el realismo de Zubiri como punto de infllexión para un desarrollo propio de las consecuencias que se pueden derivar de cuatro puntos fundamentales a modo de conclusiones. Considero que es deseable la elaboración conceptual por mi parte de un transcendentalismo estético como contemplación reflexiva y actitud creativa respecto a la realidad que llevare a cabo en otros escritos posteriores.

1º En primer lugar veremos qué es transcendental en Zubiri.

2º En segundo lugar me fijaré en el tema de la esencia.

3º A continuación abordaré lo divino como fundamento de la realidad.

4º El cuarto momento lo dedicaré a las consecuencias éticas de esta posición zubiriana.

I) LA TRANSCENDENTALIDAD Y LO TRANSCENDENTAL

Transcender es para Zubiri ir de la estimulidad a la realidad. Esto señala lo característico de la aprehensión humana, que no se queda en

1 Nota. Agradezco los valiosos consejos críticos y las magníficas observaciones de los profesores Jacinto Rivera de Rosales y Jesús Ramírez Voss en relación con la composición y elaboración de este artículo.

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lo empírico tal como se da, ya que lo interpreta sentiente e intelectivamente. La transcendentalidad es el aspecto de lo real que es inseparable de la talidad. No es comunidad universal de lo concebido como ser (medievales) o como objeto (Kant), sino un momento sentiente. Es excedencia de la realidad respecto a su contenido, lo cual puede definirse diciendo que es modo y forma de realidad.Zubiri considera que lo transcendental es lo diáfano como claridad de las cosas, porque, a mi juicio, la verdad y la evidencia que proporciona la aprehensión de la realidad de las cosas es estar presente de un modo inmediato a la intelección. Como dice Zubiri: «La transcendentalidad es pura y simplemente el carácter de realidad. El momento de impresión de realidad, propio de toda sensación y de toda percepción, es transcendental,…».2 En efecto, la impresión se nos impone de forma directa, lo cual se aproxima en cierto sentido limitado al empirismo de Hume, si bien sin la negación de la metafísica explicitada por el pensador británico. La infravaloración de lo empírico por el racionalismo y el idealismo debe ser superada desde la perspectiva de un realismo transcendental.Frente al planteamiento kantiano de lo transcendental, que se centra en las formas a priori de objetos en general, Zubiri se fija en el momento sentiente, en el momento de impresión de realidad, ya que para el filósofo español es más esencial la estructura de la realidad que las clasificaciones puramente lógicas del mundo empírico. De hecho Zubiri en sus reflexiones y análisis sobre la Crítica de la razón pura, y en general sobre la teoría del conocimiento kantiana se muestra claramente en contra de la delimitación judicativa y categorial de lo que es la realidad. Puesto que la propia realidad es transcendental, no es necesario proponer nuevas categorizaciones artificiales que clasifiquen lógicamente el campo de lo real.En su trilogía sobre la Inteligencia sentiente Zubiri dice que la transcendentalidad es «precisa y formalmente apertura respectiva a la suidad mundanal». La suidad es un momento de la formalidad de realidad y expresa que el contenido de la cosa es “su” contenido. Además Zubiri se refiere a la función de suificar por la cual la formalidad de realidad no solo reifica el contenido de cada cosa (lo hace “de suyo”) sino que lo hace suyo. La reificación, tal como la entiendo, significa la apropiación personal de cada cosa real con una significación específica matizada por cada intelecto humano.Por cierto, lo transcendental tiene tres momentos que son: aprehensión primordial-logos-razón, que darían lugar a nuda realidad-campo-mundo. La aprehensión primordial es la modalidad originaria de la

2 ZUBIRI, Los problemas fundamentales de la metafísica occidental, Editorial Alianza, Madrid, 1994, p, 345

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intelección. Si bien toda intelección incluye ya algún momento de dualización, mediante el análisis se puede deslindar el momento unitario de aprehensión primordial de sus modalizaciones ulteriores en el logos y la razón. La nuda realidad es el modo de presentación de la realidad en el tacto o también la presencia de la realidad sin eidos, gusto, etc. El campo de realidad es la unidad primaria de las cosas. Es una transcendentalidad sentida, una dimensión de la actualidad de lo real. Se entiende, por tanto, que la aprehensión primordial da lugar a la nuda captación sensorial de la realidad o nuda realidad. El logos lleva desde un sistema de simples aprehensiones a una actitud de afirmación y descripción interpretativa de la realidad, puesto que el logos es intelección de una cosa desde otras en un campo de realidad. El mundo es el sistema de principios tópicos que posibilita las intelecciones del logos. Y la razón con sus principios y clasificaciones mundifica y es transcendental porque se basa en la realidad aprehendida y elabora sus constructos a partir de ella.Que lo transcendental está dado en toda actualización intelectiva, como asevera Pintor Ramos, no supone que en efecto no pueda ser discutible la estructura sistemática de los transcendentales concretos, ya que son una clasificación artificiosa y que no sirve para la comprensión de la realidad de un modo profundo como pretende Zubiri y su realismo radical y transcendental, porque su concreción es innecesaria desde la perspectiva de la formalidad de realidad. Además la clasificación de los transcendentales medievales aunque interesante y útil para un mejor conocimiento de las discusiones escolásticas y también de la tradición filosófica, no aportan una clarificación sustancial de lo que es la realidad humana y mundana. Además es definible una significación transcendental de las afecciones que impresionan a la inteligencia, lo cual pone en entredicho la validez epistémica de las meras clasificaciones escolásticas de los transcendentales, porque es necesaria una fundamentación en el momento de la impresión, ya que, como dice Zubiri: «Si algo se nos presenta como siendo “de suyo” no puede afectarnos, y, por el contrario, si está presente “de suyo” nos afecta ya sea ello un número, una alucinación o una ficción». Porque estos entes son artificiales y han sido creados por los hombres y, por tanto, no son entidades naturales que son la realidad en su sentido más propio y original.La transcendentalidad de la formalidad de realidad es similar a la expresión del núcleo real de lo aprehendido sentientemente. Porque cada cosa real es una forma de ser real y cada nota es una forma de realidad. Esto plantea, a mi juicio, una comunidad de realidad o una formalidad universal de lo real que está presencialmente presente en

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todo lo observado por los sentidos, aunque los contenidos queden en la aprehensión como algo autónomo respecto al sujeto aprehensor.La apertura de la formalidad de realidad es lo que da la dimensión auténtica de la transcendentalidad porque es el primer momento de la transcendentalidad, ya que la formalidad de realidad es abierta a nuevas formas de lo real que pueden surgir por causa de la estructura dinámica de la realidad.Como dice Manuel Suances Marcos, los antiguos griegos veían: «en las cosas visibles, una dimensión que los transcendía, que iba más allá de lo dado inmediatamente y que fundamentaba esos modos cambiantes de aparecer. Es la dimensión que Zubiri llama trascendental y que es el ámbito de la filosofía».3 Incluso lo irreal y la denominada realidad virtual así como la realidad aumentada son expresión de los cambios de la realidad y del surgimiento de nuevos modos de aparecer. Una de las posibles preguntas es precisamente si la base generadora o el fundamento de las variaciones del aparecer es algo divino o suprasensible, o es simplemente una causalidad material enormemente compleja que podría ser descrita o caracterizada como transcendental.Frente a este planteamiento la filosofía tradicional se ha basado en la inteligencia concipiente para conceptuar la transcendentalidad, como recuerda Zubiri. Pero es indispensable evitar la logificación de la inteligencia, o lo que es lo mismo, la identificación de la intelección con el logos predicativo, que fue el error de la filosofía antigua. Y el primer paso sería la aprehensión, a la que se aplica el logos. Lo más apropiado, y lo que proporciona evidencia y rigor, es inteligir o comprender las cosas a través del logos en un campo de realidad.Como dice Jesús Ramírez Voss: «¿Qué es lo transcendental? Sencillamente aquello que constituye el término formal de la inteligencia, a saber, la realidad. Lo trans no nos saca de lo aprehendido, sino que nos sumerge en su realidad misma: es el carácter del en propio o de suyo».4 Lo verdaderamente problemático, en mi opinión, es precisamente la descripción e interpretación de lo en propio como un modo de quedar en la intelección, ya que los contenidos que se actualizan varían con el paso del tiempo. El de suyo de lo aprehendido de un futuro lejano quizás no será el mismo en todos los casos. Esto pone de manifiesto la dinamicidad de lo real y su consiguiente repercusión en la intelección de la actualidad de las cosas reales.

3 SUANCES MARCOS, M, Historia de la filosofía española contemporánea, Editorial Sintesis, Madrid, 2006, pág,411.4 RAMÍREZ VOSS,J., Notas para una Lógica Transcendental, Ponencia para el Seminario de Investigación de la Fundación Zubiri, Madrid, 2012, pág,16.

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Por tanto, todo lo expuesto anteriormente refuerza que lo transcendental es la impresión de realidad. Lo que supone una extraordinaria transformación en la forma de elaboración de la filosofía contemporánea. Las reflexiones, argumentaciones y análisis deben fundamentarse esencialmente en lo aprehendido impresivamene por la intelección sentiente. En este sentido la metafísica zubiriana se contrapone al idealismo absoluto hegeliano que parte de la razón o idea en vez de lo real y de la impresión. La especulación de Hegel aunque identifica lo racional con lo real no supera completamente el dualismo entre inteligencia y sentir tan criticado por Zubiri. Porque, a mi juicio, en la filosofía hegeliana se evidencia un cierto conceptualismo dialéctico que Zubiri critica de modo explícito en alguno de sus cursos.La noología trata también lo transcendental, puesto que el estudio y el análisis transcendental de la inteligencia es a lo que se dedica la actitud noológica como es bien sabido Jesús Conill escribe: «La publicación de este estudio noológico representa para Zubiri la mostración de que el estudio del saber no es anterior al estudio de la realidad».5 Y la intelección no debe caer en la logomaquia, como ya decía el mismo Kant criticando la mera especulación vacía de contenido real y convertida en puro juego verbal. El saber se basa en la realidad de un modo muy claro e inequívoco, porque si no es así el conocimiento se desvía de su verdadera función que es conocer cada vez más lo real en la infinidad de sus sentidos.En relación con Inteligencia sentiente dice Diego Gracia que Zubiri: «más que abandonar la fenomenología lo que intenta es superarla»6,si bien, a mi juicio, con una nueva forma fenomenológica que va directamente a las cosas y no busca, como Husserl, evidencias apodícticas. La actualización de lo real por parte de Zubiri supera claramente el conciencialismo husserliano y se vincula a la propia realidad aprehendida transcendentalmente, ya que lo transcedental afirmado por Husserl es de tipo lógicoy no está unido a la realidad de modo transcendental a la manera como lo interpreta Zubiri.Ciertamente es muy significativo que un pensador como Carlos Gurméndez señale que: «El pensamiento se convierte en una función necesaria que surge de la impresión»7. Porque lo que se deduce de esta afirmación es que el inteligir está profundamente integrado en la impresión de realidad tal como afirma la obra zubiriana. Además es la

5 CONILL, J., El sentido de la noología, Balance y perspectivas de la filosofía de X. Zubiri, Editorial Comares, Granada, 2004, págs, 124, 125.6 GRACIA, D,. “ Cuestionó su pensamiento hasta el último momento”, Libro, Conversaciones sobre Xavier Zubiri, Editorial PPC, Madrid, 2008, pág, 234.7 GURMÉNDEZ, C., Crítica de la pasión pura (II). La unidad psíquica, Fondo de Cultura Económica, Madrid, 1993, pág,128

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confirmación de la transcendentalidad del pensar que tiene su origen en la realidad como materia de reflexión. La pura reflexividad abstracta no debe ser para Zubiri el fundamento absoluto de la intelección sentiente, que es transcendental por ser real.La metafísica zubiriana parte de la realidad de las cosas que nos salen al encuentro, porque somos también esencialmente seres empíricos. Y esto reafirma la significación de la transcendentalidad como base de la propia vida de la especie humana. Afirmo un transcendentalismo estético como contemplación reflexiva y actitud creativa en la realidad. De esta forma se logrará una elaboración filosófica muy diversa y enriquecedora porque se fundamenta en la búsqueda de nuevas soluciones a los problemas de la realidad. Además el transcendentalismo estético no es simple contemplación de la belleza o aisthesis sino acción y pensamiento transformador y dinámico abierto plenamente al diálogo y al debate constructivo. Una sensiblidad artística más refinada probablemente llevaría hacia esa transformación. En relación con esto conviene poner de relieve la necesidad de incorporar planteamientos más objetivistas y acordes con los conocimientos de la bioética, las neurociencias, sociología, antropología, etc., que contribuyan al mejoramiento del existir humano. Lo que complementa la actitud estética.La confirmación de que el procedimiento fenomenológico es un método productivo abre un campo inmenso al filosofar. En lo relativo al carácter fenomenológico de los procedimientos indagatorios y descriptivos de Zubiri se observa claramente la existencia de una técnica fenomenológica descriptiva original que se separa de la husserliana, puesto que Zubiri no quiere ser independiente de la realidad en el ámbito del conocer para no caer en un platonismo de la conciencia.Zubiri niega la justificación del psicologismo y del realismo ingenuo de Lipps, lo que plantea la posibilidad de una vía realista en el desarrollo de la filosofía, ya que como se sabe en el realismo ingenuo en su forma extrema se piensa que las cosas percibidas por los sentidos son en rigor lo que parecen ser, y el psicologismo pretende la reducción de todo a consideraciones y análisis psicológicos lo que es, a mi juicio, excesivo. Ya desde el inicio de su producción filosófica Zubiri quiso construir un realismo sólido basado en la aprehensión negando la validez en filosofía de los planteamientos psicologistas e ingenuos acerca de los que es la realidad puesto que es preciso deslindar claramente los contenidos específicos de cada disciplina.En relación con la función del logos y lo transcendental es necesario destacar la gran importancia que tiene el situar el juicio como expresión de la plenitud de lo real. Ya que para Zubiri la función del

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juzgar se expresa en la intelección de lo real en su parecer. Y es que el logos también es la expresión de un juicio o interpretación valorativa y afirmativa de la realidad No está de acuerdo con una interpretación concipiente o puramente ideacional del juicio como es el caso, en mi opinión, de los planteamientos de la fenomenología husserliana que es claramente idealista. Aunque es cierto que en la última etapa fenomenológica del fundador de la fenomenología existe una apertura mayor al mundo de la vida y a la situación de la realidad occidental.El mundo y la realidad humana conforman una nueva y original estructura transcendental que hace posibles metafísicas intramundanas de distinta índole. Porque como es evidente la filosofía como decía Zubiri no debe ser conservadora y los sistemas filosóficos aunque posean una permanencia en el tiempo se suceden a lo largo del tiempo. Surgirán nuevas formas de entender la realidad que estarán vinculadas a cambios en el contexto cultural, social, antropológico, etc.

II) LA ESENCIA

Ciertamente, la transcendentalidad es lo físico de la formalidad y, por tanto, como es el carácter de realidad, es conveniente explicitar a través de un análisis de la esencia qué es la realidad.La esencia es para Zubiri “la realidad misma”. Supera la distinción aristotélica entre sustancia primera y segunda porque la sustantividad engloba la caracterización de lo sustancial, tal como es explicitado por el Estagirita. La esencia es el sistema de notas necesarias y suficientes para que una realidad sustantiva exista. La esencia es lo que caracteriza a la cosa como real, y no es algo extrínseco a la misma. En contra de cualquier clase de artificio Zubiri acertadamente prefiere centrarse en la descripción rigurosa y sistemática de la realidad para conocerla más profunda y verdaderamente. Zubiri considera la esencia como momento real de la sustancia. Afirma de este modo de manera contundente que lo esencial está absolutamente unido a la impresión de realidad, o lo que es lo mismo a lo transcendental superando la influencia del aristotelismo y del tomismo.Como indica Ferraz Fayos: «La esencia, así entendida, abre una vía de investigación segura en tanto que penetración en lo real»8. Efectivamente, hasta Zubiri considero que la filosofía se dedicó a la construcción de grandiosos sistemas metafísicos como los propios del idealismo alemán, pero no desarrolló una metafísica intramundana en

8 FERRAZ FAYOS, A., Zubiri: el realismo radical, Editorial Cincel, Madrid, 1988, pág, 145

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una línea parecida a la zubiriana. De todos modos, es indudable, en mi opinión, que el contexto filosófico del siglo XX es claramente diferente del propio de finales del siglo XVIII y principios del XIX y, existe también la filosofía de la naturaleza de Schelling, etc. Como dice Ferraz Fayos: «Para Zubiri el concepto radical de esencia es el de esencia física, es el sistema de notas físicas…» ,lo que posibilita una metafísica del conocimiento más fiable, y sobre todo más vinculada a los avances de la ciencia. De este modo se consigue una producción filosófica que busca explicaciones de lo real teniendo en consideración el progreso científico. Aunque es indudable que el conocimiento metafísico acerca de la esencia posee una especificidad incuestionable y no es identificable con el propio de la ciencia. Conviene hacer explícito que, si bien para Aristóteles la esencia especifica la sustancia, para el filósofo español no es así, puesto que Zubiri no aplica las categorías predicativas y conceptuales que utiliza el gran filósofo griego. En contraposición a la metafísica aristotélica Zubiri entiende la esencia no en un sentido conceptivo, sino como un sistema físico y real de propiedades. La actitud concipiente de la filosofía de Platón y Aristóteles no convencen a Zubiri, ya que se alejan de la detallada observación de lo real en su mismidad transcendental. Aunque el realismo aristotélico está más cerca de los planteamientos zubirianos, posee un conceptualismo respecto a la esencia y a otros elementos que debe ser superado.Es natural, por tanto, que Zubiri se separe de la logificación y entificación tanto de Aristóteles como de Tomás de Aquino, y afirme una concepción de la esencia unida a lo real. Tomás de Aquino destaca el valor ontológico de la existencia como base sustentadora de la esencia de modo parecido a Zubiri, porque el Aquinate parte del realismo aristotélico en su metafísica, y el filósofo español está claramente influido también sobre todo en el comienzo de su filosofar por la actitud empirista del maestro de los que saben: Aristóteles. Como escribe Copleston acerca de la esencia en Santo Tomás: «La existencia creada y la esencia se dan juntas, y aunque los dos principios constitutivos son objetivamente distintos, la existencia es el más fundamental»9. Esto concuerda con lo afirmado en la metafísica intramundana zubiriana, con la consideración de la esencia como algo físico y, por tanto, existencial.El de suyo es la esencia en todo su desarrollo transcendental, porque el de suyo es la realidad en su sentido más propio y original. Y es definible la existencia desde una estructuración transcendental de la realidad, puesto que el estar como “de suyo” cada cosa en la

9 COPLESTON, F,. Historia de la Filosofía, Editorial Ariel, Vol. 2, Barcelona, 2000, pág, 327

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aprehensión es lo que abre el ámbito transcendental que engloba o comprende las notas de las cosas reales.Que Nicolai Hartmann afirme en su obra la realidad presencial de los objetos como algo real de carácter previo muestra un cierto parecido con el planteamiento zubiriano acerca del de suyo. De hecho el realismo afirmado por el pensador alemán parte de unos intereses filosóficos que pueden calificarse de fenomenológicos como es el caso también de Zubiri. De todas formas el escuchar las lecciones de Hartmann en Berlín le sirvió a Zubiri para delimitar de modo más preciso su metafísica, que está fundamentada en la aprehensión primordial y presencial de la realidad de las cosas. Como también afirma Arteaga Lorena, el propio Hartmann está convencido de que lo real es anterior al proceso reflexivo. El concepto de real que elabora Hartmann es similar en ciertos sentidos al propio de Zubiri, ya que escribe el pensador germano: «Es un error creer que sólo lo espacio-temporal es real...»10. Pero la Noología de Zubiri es claramente diferente de la Noetología de Gustavo Bueno: «La noetología pretende ofrecer un esquema general de la conexión entre la verdad y el error...»11.La noología zubiriana se ocupa del análisis transcendental de la inteligencia humana en cambio el planteamiento de Bueno se centra más en las operaciones intelectivas sobre lo observado y no tanto en las funciones del intelecto. De hecho el fallecido catedrático de la UNED don Quintín Racionero Carmona escribe respecto a la filosofía de Bueno: «Visto a la luz de las demarcaciones, el de G. Bueno constituye en suma, un proyecto que, desde un punto de vista, pretende recuperar la concepción tradicional de la ontología como reflexión sobre el estatuto de las realidades en tanto que transcendentes al lenguaje. Ello lo hace en el marco de una perspectiva transcendental-crítica, que recusa tanto cualquier sustantivismo (y, entre ellos, también el sustantivismo materialista) como igualmente toda forma de esencialismo»12. A diferencia de Zubiri el materialismo de Bueno crea una terminología que pretende estar más próxima a una cierta objetividad en sus clasificaciones que está en una línea parecida a la de las ciencias duras.Como la esencia es el sistema constitutivo de notas de cada cosa real se comprende que lo esencial y lo transcendental están completamente integrados en la metafísica y noología de Zubiri. Porque el elemento clave unificador de todo es la realidad y la aprehensión de la misma a través de la inteligencia sentiente. Lo esencial es la realidad física de las

10 HARTMANN, N,. El problema del ser espiritual, Editorial leviatán, Buenos Aires, 2007, pág, 141. 11 BUENO, G,. El papel de la filosofía en el conjunto del saber, Editorial Ciencia Nueva, Madrid,1970, págs 166, 167.12 RACIONERO, Q,. Consideraciones sobre el materialismo, (A propósito de los Ensayos materialistas de G. Bueno), en el libro: La filosofía de Gustavo Bueno, Editorial Complutense, Madrid, 1992, pág, 49

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cosas del mundo existiendo también las esencias abiertas que son los seres humanos. Las notas o características de lo real son aprehendidas por la aprehensión impresiva que como tal es transcendental por ser formalidad de realidad. Por tanto, es definible la integración completa entre lo esencial y lo transcendental porque ambos son realidad.Lo óntico es lo primario, a mi juicio, ya que la pregunta por la realidad de las cosas es más esencial que la ontológica por el sentido del ser. Porque el concepto de ser ha sido superado por la metafísica zubiriana de modo acertado ya que desviaba la atención de la reflexión filosófica que debe centrarse fundamentalmente en la lógica de la realidad, y también en las características o atributos de la realidad para ser considerada como tal. La ontología del ser está más influida por la tradición metafísica como sucede en el caso de Heidegger que le concede la primacía respecto a la consideración óntica de lo real, a mi juicio, de modo rebatible.

III) DIOS

Ciertamente, como lo divino es el fundamento de la realidad de las cosas y de sus notas y, por tanto, de la esencia puesto que es sistema de notas necesarias y suficientes para que una realidad sustantiva tenga sus demás notas constitucionales e incluso las adventicias, se entiende la necesidad de tratar el tema de Dios, que está en profunda relación con lo real, y consecuentemente con las esencias cerradas y con las abiertas o humanas.Zubiri estima que la voz de la conciencia, presente en todas las personas, supone una especie de “garantía” del acceso del hombre a la divinidad. Voz que no solamente dice lo que en cada caso se debe hacer, sino que representa un dictado de avenimiento absoluto a la realidad. Porque considero que los seres humanos adquieren a lo largo de su trayectoria vital desde el nacimiento un repertorio de contenidos semánticos de tipo prudencial unido a las normas sociales que son introyectadas consciente e inconscientemente. De hecho, Zubiri muy hábilmente refuerza el sentido positivo de la opción posible de no tener religión, ya que es cierto que existen formas de ateísmo que parecen participar de características propias de las religiones, porque la opción

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de negar la fe es una actitud positiva de unión a la realidad, en lo que tiene de religación como fondo último divino. Porque el ateísmo o el agnosticismo de alguna forma divinizan la propia realidad al considerar que es lo único existente.Es verdad, que como dice Zubiri: «Cuando la vida se asienta más sobre sí misma, es entonces cuando formalmente está siendo más en Dios y con Dios»13, ya que la separación entre lo real y lo divino empobrece la vida humana. Porque es la plasmación de una especie de platonismo aplicado a la existencia que limita siguiendo la línea de pensamiento de Nietzsche la riqueza de lo vital o de lo dionisíaco frente a lo apolíneo. Además si Dios es la expresión máxima de bondad y sabiduría, debe ser una fuerza o energía potenciadora de la plenitud vital, porque la realidad absoluta que es la divinidad es la base sustentadora de la realidad relativa que es el hombre. De hecho todas las formas de realidad lo son a través de la inteligencia humana en el sentido de que el ser humano aprehende la realidad, y los animales captan estímulos pero no realidad. Por tanto la intelección es quizás lo que más nos une a la perfección divina. Dios considero que no es una inteligencia sentiente porque supera las capacidades intelectivas de los hombres. Pienso que la inteligencia divina quizás sea intuitiva y supratemporal en el sentido de que trasciende o supera el tiempo lineal y está en otra dimensión incognoscible para la especie humana.El origen divino de la realidad es inefable e inalcanzable quizá por la mente humana, que no posee una potencia infinita. En efecto, los grandes misterios respecto al surgimiento del Universo, aunque pueden ser explicados por la Cosmología, siguen siendo objeto de numerosas especulaciones en muchos aspectos esenciales. La realidad del Universo aunque haya sido generada por una especie de fuerza o potencia que se pueda considerar divina nos deja abundantes interrogantes irresueltos, entre ellos la misma naturaleza de la divinidad.Zubiri establece que a través de la religación del hombre a la realidad se alcanza a Dios. Ciertamente es un hecho constatable que existe una unión al poder de lo real. La religación conlleva estar apoderado por el poder de lo real. Y este se identifica con Dios en cierto sentido. Por tanto, la perseverancia en los valores éticos es desde mi punto de vista una de las mejores maneras de deificación del ser humano en el mundo real. Porque al buscar vivir en la realidad de modo pleno y satisfactorio la persona se religa de alguna manera a lo divino.Deiformación de las personas en busca de su plenitud. Frente a planteamientos como el de Feuerbach que decía Dios era una simple

13 ZUBIRI, X,. El problema teologal del hombre: Cristianismo. Editorial Alianza, Madrid,1999, pág, 19.

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proyección inventada de los hombres y la consideración de la religión como opio del pueblo por Marx, Zubiri se decanta claramente por una interpretación integradora de la autorrealización humana tomando como modelo paradigmático de plenificación la perfección divina. El desarrollo al máximo de la potencialidad de cada persona está también auspiciado por la filosofía zubiriana, y también por los derechos humanos. Además la actitud deiformadora posee la gran ventaja de que puede ser adoptada también desde planteamientos agnósticos y ateos. Puesto que la pretensión des estos es precisamente potenciar al máximo la autorrealización personal que es lo mismo que plantea Zubiri desde una perspectiva cristiana, pero el fondo del asunto es el mismo.El que Dios sea el fundamento de toda la realidad es justo con la radical religación del hombre a lo divino, lo que proporciona un fundamento a su realismo filosófico, que por otra parte se sustenta claramente en la aprehensión de la realidad y en el carácter trnscendental de la realidad, en la realidad de la esencia. Ciertamente, la religación entendida como actitud radical y de carácter religioso se manifiesta, por ejemplo, en que para Zubiri el Dios de Aristóteles, descrito como pensamiento del pensamiento, no posee significación religiosa ninguna, ya que como primer motor inmóvil permanece indiferente a los deseos humanos. Zubiri también procura ir más allá de la analítica existencial heideggeriana, también nos dice Enzo Solari, y afirma que el hombre es una existencia radicalmente religada al fundamento de la realidad que es Dios. La propia realidad es algo divino para Zubiri y, por tanto, las distinciones entre fe y razón pierden su sentido excluyente. Porque Dios es el fundamento transcendente que sostiene la realidad aunque la inteligencia humana no es capaz de conocer el modo en que esto es así. Ya que Zubiri no entiende la realidad absoluta que es Dios pero no como una entidad personal o teísta en el sentido escolástico y tradicional. Se puede creer en la realidad que es divina y dar razón de lo real, por tanto, la dualidad fe y razón pierde su función clarificadora, al menos en la significación clásica, porque el realismo transcendental supera este esquematismo. La naturaleza de la divinidad no es necesariamente personal sino que abarca el todo de la realidad, y permanece como un misterio para la mente humana. En el planteamiento zubiriano se insiste acertadamente, a mi juicio, en que en todos los actos reales humanos está presente la religación como poder de la realidad o de la deidad, lo que supone la estructuración y consolidación de un nuevo y profundo sentido de religiosidad, que está profundamente unido a la propia realidad, y a su transcendentalidad religada.

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La religación une la realidad humana y la natural con el fundamento divino último que sustenta la unión al poder de lo real. Es verdad que la deidad, que está en la realidad de las cosas, se expresa en el Yo que se mueve en la realidad, y es también su propia realidad activa, dinámica que se proyecta en el futuro. Que Dios como realidad sea el “de suyo” plenario es perfectamente asumible, si se tiene presente la infinitud de las cualidades o potencias divinas. Ciertamente, aunque parezca paradójico como también argumenta Sáez Cruz: «La transcendencia de Dios puede conceptuarse sin salir del mundo, como una transcendencia “en” el mundo»14. No es un Dios personal, al estilo cristiano, sino quizás cercano al panenteísmo de los krausistas que no llegan a desarrollar cómo lo finito, al estar en Dios, puede distinguirse esencialmente.La actitud cristiana encuentra una de sus expresiones en esta idea zubiriana de la comunión interpersonal. Algo que coincide en buena medida con la interpretación kantiana de la religión dentro de los límites de la mera razón, ya que según el gran pensador alemán la constitución de una comunidad ética que con toda razón puede ser llamada pueblo de Dios o Iglesia, es lo único que puede liberar del mal al hombre. Lo que libera del mal es una decisión ética, una revolución interior, que cada uno ha de llevar a cabo y, la iglesia inteligible lo que hace es ayudar a permanecer ahí, en ese buen estado. Además es indudable que para Zubiri a Dios se le encuentra a través de la experiencia, y no por medio de la razón y la actividad judicativa. Frente a interpretaciones más espiritualistas, Zubiri es plenamente consciente de los desafíos que tiene ante sí el cristianismo. Por tanto, es lógico que se plantee la necesidad de una reflexión sobre los términos del diálogo entre el hombre actual, y los principios y doctrina del pensamiento cristiano.

14 SÁEZ CRUZ, J,. La accesibilidad de Dios: Su mundanidad y transcendencia en X. Zubiri, Publicaciones de la Universidad Pontificia de Salamanca, 1995, pág, 183

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IV) ÉTICA

La impresión de realidad sirve de punto de partida también para la moralidad. Que el bien se entienda desde la perspectiva zubiriana como formalidad del sentir de la apropiación supone la afirmación de la bondad en el devenir humano. Que la moral se entienda como inscrita en la realidad como afirma Zubiri se contrapone en cierto sentido al formalismo ético kantiano. Lo impresivo y la aprehensión de lo real es lo fundamental porque el hombre está unido a la felicidad en sus actos y conductas, porque el bienestar supone aprehender más realidad en nuestras conductas y también según Zubiri en la búsqueda de una figura moral viable. La resolución de situaciones prácticas en la realidad posibilita la afirmación de una ética realista y transcendental que se basa entre otras cosas en la aprehensión de lo real desde una actitud responsable con uno mismo y los demás. Como escribe Corominas: «En definitiva el problema moral para Zubiri no es ya, a la altura de 1954, ni un problema especulativo, ni de valores, objetividades, intenciones o ideas. No es tampoco un problema existencial o de sentido, sino un problema de realidad moral, de “verdad moral”, de la verdad física de la moral»15. Las obligaciones éticas no se pueden fijar de un modo estricto independientemente de la evolución histórica, social y cultural, porque las condiciones sociales son históricas y, por tanto, cambiantes y dinámicas y consecuentemente no se deben fijar códigos éticos excesivamente rígidos. Considero que la aprehensión y el logos y la razón tal como son definidos por Zubiri son la base de una fundamentación moral realista que puede ser objeto de transformación en función del cambio social a lo largo del tiempo. Como bien indica Corominas: «La gran diferencia de Zubiri con Scheler y otros intentos de fundamentación fenomenológica es que no trataría de construir ninguna ética material de valores, sino una ética formal real. Formal porque carecería de contenidos prescriptivos concretos, a diferencia de toda fundamentación naturalista de la ética, y real porque habría que contar siempre con una realidad actualizada que nos ofrece o nos niega unas determinadas posibilidades, a diferencia de toda ética idealista o decisionista que desliga el bien de la realidad»16.

15 COROMINAS, J,. La ética de X. Zubiri, Balance y perspectivas de la filosofía de X. Zubiri, Editorial Comares, Granada, 2004, pág, 226.16 Ibidem, pág, 235

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La apertura vital como expresión de la transcendentalidad de la realidad es algo que de alguna forma eterniza el presente humano. La optimización de las posibilidades vitales que propone Zubiri se parece a la exigencia nietzscheana de autosuperación para llegar a ser el que eres. Lo fruitivo es en cierta manera transcendental porque es un disfrute de la realidad que aumenta el bienestar del sujeto. Si bien conviene destacar que la optimización de posibilidades que ofrece la realidad es una tarea que requiere un esfuerzo humano, que no siempre es compensado con la apropiación de lo que intensifica, mejora y amplía la vida de cada persona en una temporalidad eternizada al menos en la memoria. La valoración por Zubiri de la significación de los hechos como elementos protomorales me parece esencial, puesto que pone de relieve, que frente a morales formales o materiales, lo más adecuado es analizar lo fáctico y también las normas y códigos morales desde un punto de vista que califico de antropológico. Pasando de lo individual a lo político el bienestar y la dignidad de las personas no deben subordinarse a criterios de eficiencia económica. Porque la calidad de vida es un principio irrenunciable, a mi juicio, que debe dirigir la gestión de los políticos y la naturaleza de las relaciones sociales respecto a todas las personas desde una actitud cosmopolita como ciudadanos del mundo en un sentido similar al propuesto por Kant en su obra la Paz perpetua. La aplicación de principios elementales de derecho natural o de gentes debe promover la satisfacción por parte del Estado de las necesidades básicas de sus habitantes. Es muy natural que una filósofa como Adela Cortina escriba en su libro Para qué sirve realmente la Ética: «Para eso entre otras cosas, sirve la ética, para cambiar las tornas y tratar de potenciar las actitudes que hagan posible un mundo distinto»17. O lo que viene a ser lo mismo desde una perspectiva fraterna inspirada en el cristianismo redoblar los esfuerzos para que todos los individuos accedan a los bienes indispensables para autorrealizarse de modo pleno contando con las limitaciones ineludibles de la finitud humana. Esto plantea la necesidad de reafirmar una ética que se puede llamar cordial siguiendo lo propuesto por Adela Cortina, o bien una ética justa y solidaria que promueva de modo profundo y firme el bienestar para todos. Ciertamente lo más característico de la conducta ética es la libertad a la que Zubiri da una decisiva importancia en Sobre el sentimiento y la volición. Esto coincide con el enfoque leibniziano, que hace posible el ajuste de la presciencia divina con la capacidad de elegir del ser humano, ya que, como escribe Juan Antonio Nicolás: «La libertad es situada por Leibniz en el ámbito de la contingencia, donde queda suprimida la necesidad absoluta, y reina la espontaneidad

17 CORTINA, A,. ¿Para qué sirve realmente la ética? Editorial Paidós, Barcelona, 2013, pág, 17

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propia de la inteligencia humana que confiere la capacidad de autodeterminación al individuo racional»18. Tanto Leibniz como Zubiri no creen en el ocasionalismo o en el destino de los estoicos, que no deja margen de auténtica libertad a los individuos. Y es que la realidad está llena de contingencias y de azar. Los desarrollos éticos que se pueden derivar de la perspectiva ética zubiriana son variados. Uno de los más relevantes es la ética praxeológica de Antonio González, que está sustentada en una gnoseología del acto mismo y que, como también escribe Pintor Ramos, es un análisis denominado praxeología transcendental para evitar cualquier sospecha de intelectualismo. Pues como dice Antonio González: «Tan primeros son los actos intelectuales como aquellos otros que integran su acción»19. Ciertamente la praxeología pretende definir el ámbito de la verdad primera y radical: los actos humanos. Porque es necesario dar mayor protagonismo a todo lo relativo a los actos, y a su análisis desde una perspectiva fenomenológica o descriptiva lo que engloba también los modos de presentación de las diversas acciones y hechos que conforman la realidad. Esto hace posible la aplicación de una actitud realista racional a los enormes problemas del mundo actual. Y es que la acción empírica está inevitablemente integrada en los actos más puramente intelectivos desde una perspectiva razonadora.De hecho, pienso que es factible la elaboración de un realismo transcendental estético unido a la experiencia y a lo vital. De este modo, se logra una actividad filosófica más unida si cabe a la realidad del mundo. Lo que hará posible un enfoque de la vida humana más interactivo y comunicativo en un sentido positivo que posibilite un mayor y más profundo progreso individual y colectivo. Actualmente las nuevas tecnologías de la información contribuyen a un diálogo universal de los seres humanos que debe ser regulado con libertad y con un planteamiento racional y equilibrado.La temporalidad es indudable que es la condición para la apropiación de posibilidades lo que potencia y contribuye a la deiformación y autorrealización humana. Ya que actualmente y con mayor rapidez e intensidad que en vida de Zubiri el mundo occidental está asistiendo a un cambio de modos de vida que no tiene parangón, a mi juicio, lo que posee vertientes positivas y negativas. Las positivas son las que impulsan una ética dialógica racional y realista, y las negativas propician la aparición de consecuencias indeseables para el planeta y sus habitantes.

18 NICOLÁS, J. A,. Introducción. Leibniz. Correspondencia I, Editorial Comares, Granada, 2007, págXVI.19 GONZÁLEZ, A, Estructura de la praxis. Ensayo de una filosofía primera, Editorial Trotta, Fundación Xavier Zubiri, Madrid, 1997, pág, 65

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También me parece explorable la vía de la denominada hermenéutica crítica en la construcción de una interlocución dialógica y filosófica abierta a la problematicidad de la realidad y a la búsqueda de soluciones en los ámbitos ontológico, linguístico, interpretativo, social, ético, antropológico, político, etc. La colaboración y el intercambio de planteamientos entre el realismo transcendental y otras corrientes filosóficas me parece absolutamente necesario por múltiples razones. Lo que no significa que cada escuela o movimiento filosófico haya de adoptar un cierto sincretismo o perder su identidad. La descripción fenomenológica moderna aunque en un sentido especial también es una forma de interpretación si bien de otra índole que la propia, por ejemplo, de la hermenéutica crítica del grupo de investigación Onlenher. Desde un enfoque ético-político las formas de convivencia que según Zubiri configuran el haber o la realidad social deben plasmar prácticas más justas en el campo social. Desde la filosofía zubiriana y, por tanto, desde su realismo transcendental considero que se pueden fundamentar argumentativamente nuevas formas de hacer política. En este sentido estimo que deben potenciarse las formas de participación cívica y social, de tal manera que la fuerza democrática de la población de cada país, con la colaboración de los políticos, diseñe un presente y un futuro más justo y equitativo para todos. Aunque como escribe Fernando Danel Janet: «Si bien es cierto que “Zubiri como pensador no se ocupó del tema político, si por tal se entiende la elaboración de una teoría del poder institucionalizado que llamamos estado”, hay en su filosofía a lo largo de sus canónicas tres etapas, distintas consideraciones básicas de lo social y su ordenación, lo que desde su última etapa podremos conceptuar como interacción social y como el logro de una actividad racional»20. A mi juicio, lo esencial es una redistribución de la riqueza que elimine el hambre, la explotación, la injusticia, etc.Justicia y solidaridad son valores irrenunciables porque promueven el bienestar de todos los que conviven en sociedad y la finitud humana debe impulsar la voluntad humana para la búsqueda de soluciones de las grandes injusticias del mundo. Y esto precisamente es lo que puede aumentar el nivel de solidaridad de las personas y de las instituciones para que sean superados los enormes problemas de hambre, guerras, etc que asolan a la humanidad. Lo divino puede servir de orientación para la conducta humana, ya que en el fondo el pensamiento de Jesús de Nazaret es también la plasmación ética de unos principios espirituales que fundamentan el bienestar de todos y especialmente de

20 DANEL JANET, F,. Pensar la política desde la filosofía de Zubiri, Balance y perspectivas de la filosofía de X. Zubiri, Editorial Comares, Granada, 2004, pág, 666

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los débiles, lo cual se corresponde perfectamente con uno de los valores fundamentales de toda ética que merezca tal nombre, como es la compasión y la empatía.Por tanto, a mi juicio, es pensable la existencia de una política teológica en la filosofía zubiriana. En este sentido existe, a mi juicio, una aproximación a un entendimiento de la política como una especie de comunión universal de tipo religioso alrededor de la fraternidad o hermandad universal de todos los seres humanos.Esto último es perfectamente conjugable con la afirmación de una ética realista y transcendental que se basa entre otras cosas en la aprehensión de realidad desde una actitud responsable con uno mismo y los demás, puesto que quizás una de las cuestiones cruciales es precisamente la modulación adecuada, sensata y coherente de la dirección de los asuntos públicos en beneficio sobre todo de los más desfavorecidos.Está claro desde mi reflexión que incluso en la política del siglo XXI la actitud general de la sociedad civil y de la acción política y comunitaria debe orientarse por la creatividad más potente a través del análisis y el debate que propicia además la invención de la propia vida como expresión de la libertad humana, puesto que la realidad social es enteramente modificable de modo positivo aplicando procedimentos eticos adecuados. Existe una metafísica de la socialidad presente en las argumentaciones zubirianas. El realismo transcendental zubiriano fundamenta la razonabilidad de las intervenciones políticas para lograr una sociedad como la que merecen todos los ciudadanos. Ciertamente, la consideración de la transcendentalidad y lo transcendental con la interpretación zubiriana de la inteligencia y la realidad inician nuevas formas de elaboración filosófica ampliando y profundizando el campo de la reflexión filosófica. Porque es posible desarrollar una ética y política transcendentales, así como también otras disciplinas similares como la estética que estén enfocadas a la aprehensión e intelección de lo real desde esta nueva perspectiva.Por último, estimo que el carácter problemático de la fundamentalidad de la metafísica transcendental y de la esencia abre también nuevas vías a la filosofía contemporánea y futura. Porque el problematismo de la metafísica es consustancial a su propia metodología indagatoria y especulativa lo que enriquece la reflexión filosófica.Ya que la mutiplicidad de vías de la primera filosofía, como la denominó Aristóteles, es tremendamente abundante. Puesto que las grandes preguntas metafísicas son contestadas de modo más preciso y profundo desde el realismo transcendental estético. Si bien sabiendo que es una tarea inacabable la propia de la filosofía, porque siempre surgen

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nuevas interrogaciones, y nuevos intentos de resolución de las grandes cuestiones que ocupan a los seres humanos.

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