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Lorsqu’il ne traque pas le jaguar au cœur de la forêt amazonienne, Antonio José Bolívar se gave de lectures. Avec humour et
truculence, l’œuvre évoque la passion à laquelle s’adonne le vieil homme, sa prédilection pour un certain romanesque, son goût du
savoir et du pouvoir évocateur des mots… les mêmes mots qui nous ont inspiré ces productions pour continuer à dire son monde.
En décodant les QR, vous découvrirez des itinéraires de lecture, en français et en espagnol, à partir de l’extrait de Sepúlveda, qui nous a incitées à réfléchir sur
comment un personnage, un homme, devient humain.
TRAVAIL EFFECTUÉ EN ACCOMPAGNEMENT PERSONNALISÉ DE PREMIÈRE L
Esmeralda PÁEZ ALTED
Hidaya BENKABOU
Claire-Anne LANGER
Julie BONIN
Antonio José Bolívarar regresó a la primera página del libro. gr p pág
La había leído varias veces y se la sabía de memoria. La había leído varias veces y se la sabía de memoria.
«Paul la besó ardorosamente en tanto el gondolero, go o,
cómplice de las aventuras de su amigo, simulaba mirar en pl go,
otra dirección, y la góndola, provista de mullidos cojines, se , y g , pr oj ,
deslizaba apaciblemente por los canales venecianos. » ap po
—No tan rápido, compadre —dijo una voz. El viejo levantó áp o, pa jo jo
la vista. Lo rodeaban los tres hombres. El alcalde reposaba
alejado, tendido sobre un hato de costales. alejado, tendido sobre un hato de costales.
—Hay palabras que no conozco —señaló el que había y pa
hablado.
—¿Tú las entiendes todas? —preguntó otro. El viejo se ¿T preg jo
entregó entonces a una explicación, a su manera, de los eg xp
términos desconocidos.
Lo de gondolero, góndola, y aquello de besar go o, g , y aq
ardorosamente quedó semiaclarado tras un par de horas ardorosamente quedó semiaclarado tras un par de hora
de intercambio de opiniones salpicadas de anécdotas op pi
picantes. Pero el misterio de una ciudad en la que las pi q
gentes precisaban de botes para moverse no lo entendían ge p
de ninguna manera. gu
—Vaya uno a saber si no tendrán mucha lluvia. ya
—O ríos que se salen de madre. O ríos que se salen de m
—Han de vivir más mojados que nosotros. Ha de ás ojados que osotros.
—Imagínese. Uno se echa sus tragos, se le ocurre salir a ag ese. Uno se ec sus t gos, se le ocu e sa
desaguar fuera de casa, ¿y qué ve? A los vecinos mirándolo gu , ¿y
con caras de pescado. p
Los hombres reían, fumaban, bebían. El alcalde se revolvió n,
molesto en su lecho.
—Para que sepan, Venecia es una ciudad construida en Para que sepan, Venecia es una ciudad construida en
una laguna. Y está en Italia —bramó desde su rincón de una laguna.
insomne.
—¡Vaya! O sea que las casas flotan como balsas —acotó ¡Vay
uno.
—Si es así, entonces, ¿para qué los botes? Pueden viajar í, s, ¿pa q
con las casas, como barcos —opinó otro. s, op
—¡Si serán cojudos! Son casas firmes. Hay hasta palacios, ¡Si serán cojudos! Son casas firmes. Hay hasta palacios,
catedrales, castillos, puentes, calles para la gente. Todos catedrales, castillos, puentes, calles para la gente. Todos
los edificios tienen cimientos de piedra —declaró el gordo. pi g
—¿Y cómo lo sabe? ¿Ha estado allá? —preguntó el viejo. ¿Y ¿ preg
—No. Pero soy instruido. Por algo soy alcalde. y lg y
La explicación del gordo complicaba las cosas. xp g pl
—Si lo he entendido bien, excelencia, esa gente tiene n, a, g
piedras que flotan, como las piedras pómez han de ser, piedras que flotan, como las piedras pómez han de ser,
pero, así y todo, si uno construye una casa con piedras pero, así y todo, si uno construye una casa con piedras
pómez no flota, no señor. Seguro que le meten tablones por pó
debajo. jo
El alcalde se agarró la cabeza con las manos. ag
—¡Si serán cojudos! ¡Ay, si serán cojudos! Piensen lo que ¡S ju ¡Ay, oj q
quieran. A ustedes se les ha contagiado la mentalidad qu
selvática.
Luis Sepúlveda, Un viejo que leía novelas de amor (1998)
Danaé SOLOMON
Marina SÁNCHEZ ROMERO
Leticia PÉREZ ZÚÑIGA
Sara GARCÍA GARCÍA-
QUISMONDO