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Tres grandes pintores españoles del Escorial: El Greco, Ribera y Murillo, presentes en Vitoria Jesús ARRÓNIZ, OSB Monasterio de Estíbaliz . Álava I. Introducción. II. El Greco. 2.1. Obra de El Greco. III. José de Ribera, llamado «El Españoleto». 3.1. Las tres obras de Ribera en Vitoria. 3.1.1. San Pedro. 3.1.2. San Pablo. 3.1.3. Cristo Crucificado. IV. Bartolomé Esteban Murillo. V. La obra de Vitoria. VI. Bibliografía.

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Tres grandes pintores españoles de El Escorial

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  • Tres grandes pintores espaoles delEscorial: El Greco, Ribera y Murillo,

    presentes en Vitoria

    Jess ARRNIZ, OSBMonasterio de Estbaliz .lava

    I. Introduccin.II. El Greco.

    2.1. Obra de El Greco.

    III. Jos de Ribera, llamado El Espaoleto.3.1. Las tres obras de Ribera en Vitoria.

    3.1.1. San Pedro.3.1.2. San Pablo.3.1.3. Cristo Crucificado.

    IV. Bartolom Esteban Murillo.V. La obra de Vitoria.

    VI. Bibliografa.

  • I. INTRODUCCIN

    Quiero hablar de las obras de estos tres grandes pintores del Es-corial porque, por hallarse en Vitoria, capital de provincia, sern, se-guramente, poco conocidas.

    Hay pintores de la poca de la construccin del Escorial que tra-bajaron en el mismo monasterio, como El Greco, y otros cuyos cua-dros se pintaron lejos de l, pero que han merecido se trasladaran pa-ra figurar en diversas estancias del Panten Real ms importante deEspaa. A estos ltimos pertenecen Ribera y Murillo.

    En el Museo Diocesano de Vitoria se halla un Greco y tres Ri-beras; el Murillo tiene su historia propia, de la cual trataremos alfinal de este trabajo.

    No hay que desdear y pasar por alto los pequeos museos pro-vinciales porque, al visitarlos, a veces uno se encuentra con gratassorpresas, como me ocurri en Cuenca al recorrer el Museo Catedra-licio o Diocesano: me top con un Greco.

    Sigamos el ejemplo del director de la National Galery de Lon-dres: cuando se enter de que haba tres Riberas en Vitoria le falttiempo para venir a verlos.

    A lo largo de esta exposicin voy a servirme ampliamente de laPequea Enciclopedia Herders, publicada en Barcelona por losaos 1955-1960; tambin voy a echar mano de los trabajos de DiegoANGULO IIGUEZ en Ars Hispaniae, vol. XV, y de Jos CAMN AZ-NAR en Summa Artis, vol. XXIV.

    Pienso que ms que ser original importa ser objetivo y real, si-guiendo a los maestros que han acertado a profundizar en el conoci-miento de los grandes artistas, pero sin apropiarnos sus juicios.

    He seguido esta norma, sobre todo, en las introducciones a lostres grandes pintores. A m me ha correspondido el estudio y des-

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    cripcin de las obras, aunque la expresin y el contenido hayan re-sultado un poco pobres. Aqu os ofrezco la impresin que me ha pro-ducido la contemplacin directa de estas pinturas.

    II. EL GRECO

    El Greco, Domenikos Theotokopoulos, pintor griego, naci en laisla de Creta en 1541 y murio en Toledo en 1614. Educado en la tra-dicin bizantina de su patria nativa, se form en la escuela venecia-na, despus en Roma y pas a Espanta hacia 1575.

    Como dice Camn Aznar en la Summa Artis, sus figuras de alar-gadas proporciones y esbeltas actitudes parecen deformadas por unimpulso interior; sus colores agudamente contrastados llamean fos-forescentes sobre oscuros fondos, tempestuosos paisajes o cielosdesgarrados. El Greco es l mas profundo intrprete del misticismocatlico espaol del siglo xvi. Sus temas principales son los miste-rios de la religin o el ardiente abandono de los santos. Su senti-miento religioso se hermana, no obstante, con una aguda observa-cin de la realidad, como en el Entierro del Conde de Orgaz y elExpolio, ambos en Toledo, o en los retratos de personajes contem-porneos. El Greco ha ejercido grande influencia sobre el arte mo-derno durante el siglo xx.

    Este gran pintor estuvo olvidado en el pasado; sin embargo, hoyse le clasifica entre los primeros de la pintura mundial.

    Su pintura, como ninguna otra, plasma los arrebatos del espritu,habla un lenguaje mstico. La materia, en sus manos y en el alma deEl Greco, es dcil a todos los anhelos. Para El Greco cuenta ms elcolor que el dibujo.

    Las figuras de El Greco se alargan incesantemente, impelidas porla inspiracin. Muchas de sus cabezas tienen forma de flechas.

    La genialidad de El Greco permite que la expresin ntima de susfiguras se adapten a sus desproporciones. Ella deriva de la materiacon que El Greco trabaja, ausente de la naturaleza y sin gravedadesni densidades.

    Ningn pintor, fuera de El Greco, ha imaginado unos lienzos mscoherentes y estilsticamente trabados. Sus formas quedan abstractase ilimitadas. Pueden lanzarse en vuelo al infinito, porque su materia

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    es dctil a todos los anhelos. La pasin mstica brota descoyuntandola armona.

    El Greco no maneja la luz con un criterio realista. No arranca deun solo centro, como ocurre en la naturaleza. Camn Aznar afirmaen su concienzudo estudio sobre El Greco: Es evidente que El Gre-co no hubiera alcanzado la plenitud de su genialidad sin su venida aEspaa.

    El misticismo espaol exalt e hizo ms febriles sus visiones ylas rodeo del ambiente que exigan sus enloquecidas criaturas. Hayque tener en cuenta que El Greco coincide temporalmente con lascreaciones de los grandes msticos espaoles de la segunda mitad delsiglo XVI: Santa Teresa de Jess (1515-1582) y San Juan de la Cruz(1542-1591). No sabemos si esos influjos fueron directos y provoca-dos por la lectura de estos maestros, pero s se puede asegurar que suanhelo, sus xtasis, hasta cromticos, coinciden con las delicias ms-ticas de los escritores espaoles.

    Se puede decir que el mejor comentario a las pinturas de El Gre-co se encuentra en la lectura de las obras de Santa Teresa y San Juande la Cruz. Y que slo en clave catlica es posible comprender el n-timo sentido de su arte.

    Las experiencias que nos describen los msticos se hallan tambinplasmadas en las figuras del cercenes.

    En El Greco no encontramos esas referencias naturalistas tan pe-culiares del arte italiano y flamenco de su tiempo.

    El Greco no pudo tener discpulos porque sus formas derivan desu fusin personal con la divinidad.

    2.1. Obra de El Greco

    San Francisco meditando de Rodillas. Est firmado.Pintado en Toledo hacia 1586-1592.leo sobre lienzo.144x 104 cmEs propiedad de la Diputacin de lava, pero est cedido al Mu-

    seo Diocesano de Vitoria.

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    El fondo de la pintura es tenebroso. Slo en la parte alta, a la de-recha, hay un claro muy amortiguado, y a la izquierda aparece unaplanta medianamente iluminada.

    Sobre un fondo muy oscuro se destaca la figura entraable de SanFrancisco. Toda la imagen del santo est iluminada con una luz sor-prendente, maravillosa, sobre todo, en la capa que lo cubre. Tiene lasmanos cruzadas sobre el pecho. Francisco est vestido con tnica co-lor ceniza, sujeta con un cordn, y encima lleva una sobreveste delmismo color que el hbito. Las manos destilan dulzura espiritual.Son manos delicadsimas, bellsimas. La cabeza es fina. La faz delsanto representa un hombre demacrado por la penitencia. Su rostrodenota el fuego interior del amor a Cristo sufriente que lo devora.San Francisco est arrodillado y en profunda oracin. Una pea, quele sirve de mesa, muestra un crucifijo, una calavera y un libro de de-vocin.

    Aunque la obra no acuse, hasta el extremo, las caractersticas delpintor, dentro de la sobriedad de tcnica del cretense, en seguida secae en la cuenta de que es una de las buenas obras de El Greco.

    Al contemplarla, cuesta separarse de ella.El maravilloso cuadro de El martirio de San Mauricio y compa-

    eros del Escorial gana en audacia en la distribucin de masa y co-lorido al San Francisco meditando de rodillas de Vitoria, pero stees superior en profundidad psicolgica y delicadeza de factura. En laflora un alma inocente, pura y ardiente.

    III. JOS DE RIBERA, LLAMADO EL ESPAOLETO

    Naci en Jtiva (Valencia) hacia 1590 y muri en Npoles (Italia)en 1652.

    Ribera vivi en Npoles sobre todo. Aun en monumentalesobras pictricas el fervor religioso y el realismo. Maestro del claro-oscuro en cuadros de martirios y visiones.

    Ribera ocupa un lugar muy destacado en la evolucin artstica deEspaa; gran dibujante y dominador de los efectos de la luz, forma ycolor, es uno de los ms grandes pintores del Barroco.

    Todos los rasgos que se atribuyen al arte espaol se encuentranpotenciados en Ribera.

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    En la tcnica de Ribera hay una indudable filiacin italiana que lahace derivar del Caravaggio, pero sobre una primera formacin es-paola.

    Los pintores de la escuela napolitana adoptan y adaptan el claro-oscuro de Ribera a las teoras de la belleza.

    Dice Camn Aznar: A cualquiera que recorra las viejas iglesiasy catedrales espaolas le sorprender la gran cantidad de apostoladosy de temas de martirio, todas ellas obras autenticas o copias de obrasde Ribera. ste fue muy popular en su tiempo y an despus.

    Ribera aprendi de Francisco Ribalta (1555-1628) la grandiosi-dad y varonil dignidad de las formas, que constituye el fondo msoriginal y preciado del pintor que comentamos.

    La obra maestra de Ribera, y la ms importante de todas las pin-turas marianas del siglo xvii, es la Inmaculada, que ocupa el cen-tro del retablo de la Madres Agustinas de Salamanca.

    Ribera es uno de los grandes pintores espolones del siglo xvii,slo cede ante la figura excepcional de Velzquez (1599-1660).

    La base del arte de Ribera se encuentra en un dibujo slido, demaestra insuperable.

    Ribera se form y produjo su obra ms importante en Roma yNpoles, sin anular su primera etapa de influencia valenciana.

    3.1. Las tres obras de Ribera en Vitoria

    Los cuadros de San Pedro y San Pablo, que hasta hace pocos aosse guardaban en la Sala de Sesiones de la Diputacin Foral de lava,en Vitoria, hoy estn en el Museo Diocesano de Arte Sagrado, insta-lado en la girola de Catedral Nueva; son obras de solemne prestanciay de robusto humanismo.

    Diego Angulo dice... son excepcionales los (personajes) de cuer-po entero, y, entre stos, han de citarse en destacado lugar la pareja deSan Pedro y San Pablo del Museo de Vitoria. San Pablo envuelto ensu amplio manto y apoyando la diestra en la gran espada, es una de lasfiguras ms elegantes y distinguidas creadas por Ribera.

    Este mismo Museo Diocesano posee tambin un magnficoCristo clavado en la Cruz (de Ribera), que flexiona su cuerpo en

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    blanda anatoma y trenza sus pies para que la pattica espiral se con-sume.

    La ciudad de Vitoria debe a Don Pedro de Oreitia y Vergara laexistencia en ella de los tres magnficos lienzos de Ribera.

    Don Pedro era miembro del Consejo de guerra, Gobernador deHacienda, Presidente de la Casa y Real Audiencia de la Contratacinde Indias y Contador Mayor de Hacienda durante el reinado de Feli-pe IV. Al mismo tiempo, era bienhechor del convento dominico deSanto Domingo (hoy desaparecido) de Vitoria, donde dispuso su en-terramiento en la capilla mayor, junto a las gradas del presbiterio, yal que don, poco antes de su muerte, acaecida el 25 de noviembrede 1694, 10.000 ducados y las tres pinturas de San Pedro, San Pabloy el Crucificado, obras caractersticas de Jos de Ribera. Nueve ariosdespus de la exclaustracin de 1835, el jefe polftico de la Provincia,Don Miguel Rodrguez Ferrer, decret instalar en el Palacio de la Di-putacin los tres cuadros de Ribera en cuestin. Tambin se reunie-ron en el mismo Palacio las mejores pinturas de otros conventos de-samortizados de la Provincia.

    3.1.1. San Pedro

    Firmado por Jos de Ribera.

    Pintado en Npoles en 1637.

    leo sobre lienzo.205x 112 cm.Como he dicho antes, este cuadro es de la Diputacin Foral de

    lava, pero est en depsito en el Museo Diocesano de Vitoria.El fondo de la obra presenta un cielo azul parcialmente cubierto.

    San Pedro aparece de cuerpo entero, con las llaves simblicas en lamano izquierda.

    La cabeza est muy lograda. Muestra una calva bastante pronun-ciada y una barba entre cana y oscura.

    Viste una tnica negra y sobre ella un manto color naranja.Unas ligeras sandalias calzan sus pies.

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    La figura de San Pedro denota la firmeza de ideas de un trabaja-dor del mar. Es seco, sobrio, dogmatizador. Su opcin por Cristo hamarcado su vida.

    3.1.2. San Pablo

    Firmado.

    Fechado en Npoles en 1637.

    205 x 112 cm.

    Pertenece tambin a la Diputacin de lava.La identidad de la fecha del cuadro con la del de San Pedro hace

    pensar que ambos pertenecan a algn apostolado que Ribera pintabapor aquellas fechas.

    En este cuadro la figura de San Pablo se destaca como ms bellay ms brillante que la de San Pedro.

    El fondo del cuadro es semejante al anterior.San Pablo tambin est representado de cuerpo entero.

    Un manto rojo cubre toda la persona de San Pablo. Apenas se vesu tnica gris oscura.

    El apstol se apoya en una gran espada, que sostiene con la manoderecha; en la izquierda tiene un libro, que tambin apenas se ve.Destaca la belleza del manto; pero, sobre todo, la faz de Pablo, consu mirada penetrante y su frente fuertemente iluminada.

    San Pablo ostenta una cabeza bien poblada de pelo y una barbaabundante y bella por su negrura.

    Todo el conjunto forma una obra soberbia de Ribera.Los diversos cuadros de Ribera que se hallan o se hallaban en el re-

    cinto del Escorial: San Jernimo, San Francisco de Ass, SanAntonio de Padua, Jacob guardando las ovejas de Laban, etc., sonexponentes de una gran fuerza interior y de monumentalidad.

    Las tres obras del Museo de Vitoria se les asemejan mucho, sobretodo el San Pablo y el Crucificado.

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    3.1.3. Cristo Crucificado

    De Jos de Ribera.Firmado y pintado en Npoles en 1643.leo sobre lienzo.292x 192 cm.Pertenece a la Diputacin Foral de lava.Sobre fondo oscuro, apenas se distingue el paisaje.Jess resalta mucho ms con la luz que lo ilumina.El mrtir tiene los pies cruzados, apoyados en una peana.Un pao de pureza de color gris, con cierto colorido rojizo, cubre

    discretamente su desnudez.El Seor est vivo todava.El color de la carne de Cristo tira un poco a rosado; resulta muy

    natural.La faz presenta el aspecto de un color intenso pero contenido, re-

    primido. Demuestra una gran serenidad e inquebrantable fe y con-fianza en el Padre.

    Una luz intensa ilumina todo el cuerpo de Cristo, de izquierda aderecha.

    El fsico de Jess est muy bien trabajado, inspirado en el natural.La pintura es admirable, llega al alma.Es fcil, sea una de las mejores obras de Ribera, una de las ms

    logradas: su magnfico Cristo clavado en la Cruz.ste es el gran Jos de Ribera presente en Vitoria.

    IV. BARTOLOME ESTEBAN MURILLO

    Naci y muri en Sevilla (1618-1682).La Pequea Enciclopedia Universal; Herder define a Murillo co-

    mo el pintor que aport a los temas sacros la ternura por ejemplo, re-presentando la Infancia de Jess y de San Juan Bautista, La Sa-

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    grada Familia del pajarito y la ingenuidad franciscana, glorifica-cin de santos milagreros; aport, tambin, entonaciones plateadas ydoradas y tcnica vaporosa que culmina en sus clebres Pursi-mas. El costumbrismo que aparece en algunas obras religiosas:Adoracin de los pastores San Diego de Alcal dando de comer alos pobres enlaza con el realismo de sus tipos populares: Mucha-chos comiendo meln, pilluelos, mendigos y sus magnficos retra-tos. En stos puso un emocionante verismo. Pinta cabezas de finosrasgos, de claras y fuertes expresiones.

    Murillo fue un gran dibujante.Ante sus cuadros uno se siente baado de una dulce paz, de una

    humana y tierna comprensin de los misterios de la divinidad.Su pincelada es tan jugosa como en los ms grandes maestros.El arte de Murillo es el que ms ha llegado al pueblo. Su popula-

    ridad, su interpretacin tan accesible y devota de la religin y su co-loracin tan grata, divulgaron sus cuadros, y sus copias se han multi-plicado por todos los hogares de Espaa.

    Se ha dicho de Murillo que con la sabia unificacin de idealismoy realismo se ha convertido en uno de los pintores ms famosos detodos los tiempos.

    Murillo, al copiar obras de Tiziano, Rubens y Van Dyck, mejormucho su tcnica del colorido.

    Sus obras se acercan a las 480; y con las atribuidas, pasan delas 600.

    Sin embargo, el nmero de sus temas es reducido. Pero en sus fi-guras se encarna su sentimentalidad con tal potencia, que precisa-mente en su repeticin es como mejor expresa su espritu. De estemodo tiene cerca de cuarenta Inmaculadas, alrededor de treintaVirgneas con el nio y unos veinte San Antonios. Tambin pasan dequince sus San Joss. Dieciocho son los Crucificados. De San Flixde Cantalicio y de Santo Tomas de Villanueva se conocen, a lo me-nos, ocho versiones.

    Las pinturas de Murillo rezuman las mejores virtudes de su tierraandaluza: bondad, simpata desbordante, liberalidad, alegra.

    Fue famosa su modestia, su humildad, su amable trato. Pareceque rechaz, por modestia, el nombramiento de pintor del rey.

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    Su blanda condicin, como dice Cun, tuvo que luchar para abrir-se paso en el mundo de la pintura, contra la fiereza de Juan ValdsLeal (1622-1690) y contra la envidia de Francisco Herrera el Mozo(1622-1685), mulos de su mrito y habilidad.

    Segn Palomino (1653-1726), en los mismos das de Murillo sedeca: Hoy, fuera de Espaa, se estima un cuadro de Murillo msque uno de Tiziano o de Van Dyck.

    Adems se sabe que pint para Amberes y, quiz, una serie deobras para los capuchinos de Gnova (Italia).

    En el siglo xix se apreciaba tanto un Murillo como un Rafael.Segn parece, a fines del siglo xix los cuadros de Murillo en co-

    lecciones inglesas ascendan a 220.

    V. LA OBRA DE VITORIA

    Ha habido en Vitoria un Murillo por espacio de dos siglos, aun-que apenas era conocido del pblico vitoriano. La obra perteneca ala familia Silva-Verastegui y la tena en su casa de la capital. Haceunos meses, al tratar de venderlo a la Diputacin Foral de lava,para que no saliera de lava y fuera patrimonio provincial, surgiuna encendida polmica dentro y fuera del Ente Provincial sobre laconveniencia o no de la adquisicin. Tambin los periodistas entra-ron en lid, dando sus opiniones en la prensa diaria. El caballo de ba-talla era el precio que se peda por la obra.

    Se trata de la pintura El Cazador, del ao 1664.Hagamos un poco de historia del asunto:En 1963, el crtico de arte Camn Aznar en la Summa artis,

    vol. XXV, pg. 582, 2. a edicin, deca hablando del cuadro: Comouna de sus obras maestras se debe mencionar el retrato de "El Caza-dor" de Murillo en la coleccin de la familia Silva-Verstegui de Vi-toria. Es una obra admirable, con un caballero apoyado en un arca-buz y un joven morralero a su lado atendiendo a los perros. El fondoes claro, de dorada luz y maravilloso claroscuro, que contrasta con laazul atmsfera del horizonte. Muestra tal dignidad y maestra, que sehaba atribuido a Velzquez. Es lo que dice Jovellanos (1744-1811): Pasara por cuadro de Velzquez, porque tiene todo lo buenodel gran maestro con quien Murillo estuvo algn tiempo.

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    El retrato es de don Antonio Hurtado de Salcedo y Mendoza, pri-mer Marqus de Legarda, secretario de Estado de Felipe IV (1605-1665). Legarda es un pueblo pequeo con iglesia y torre romnicas,a unos 15 kilmetros de Vitoria, hacia el noroeste de la Provincia.

    En el ario 1956 se intent venderlo a la Diputacin de lava porun milln de pesetas. La Diputacin solo ofreci 400.000. De mo-mento no se hizo nada.

    A fines del ario 2000, la familia lo ofreci nuevamente a la Cor-poracin Provincial. Esta vez los dueos del cuadro pedan 500 mi-llones.

    Como deca antes, hubo un acalorado debate en el seno de la Di-putacin. El Diputado General estaba dispuesto a adquirir el cuadro,pero a los miembros de la oposicin les pareca un precio excesivo.Decan stos que estara bien pagado con 200 300 millones. Ade-ms, se aduca que el cuadro estaba bastante deteriorado, con ras-tros de quemaduras, repintes y aadidos; por ejemplo, el criado ylos perros...

    Javier Portua, responsable de conservacin del departamento depintura barroca espaola, sala al paso de los comentarios diciendo:La pintura es excepcional y su precio est muy ajustado.

    Se da la circunstancia de que el gabinete tcnico de restauracin yconservacin de El Prado es uno de los mejores de Europa.

    Tambin es muy favorable al cuadro la opinin de importantescrticos contemporneos de arte, cmo Diego Angulo Iiguez, JosCamn Aznar, Marqus de Lozoya y otros. Adems, las varias expo-siciones en la que ha figurado El Cazador avalan su importancia:Barcelona 1929, Madrid 1951, Madrid 1982; ambas en El Prado,Londres 1983, Pars 1987; nuevamente en Madrid 2000.

    En el catlogo de la exposicin, con motivo del 300 aniversariode la muerte de Murillo, se dice lo siguiente: El retrato de Don An-tonio Hurtado de Salcedo es obra excepcional dentro de la produc-cin de Murillo y de la pintura espaola del siglo xvI, en la que no esfrecuente la representacin del personaje como cazador. Y lo califi-ca como uno de los ms singulares de la pintura espaola.

    Y en otro libro, titulado La caza en el arte espaol, exquisita-mente editado en Madrid en 1982, el retrato del que hablamos figuraen la portada, y en el comentario que se dedica a esta obra se dice

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    que es: Uno de los ms bellos cuadros de caza que ha producido lapintura universal. Su autor es uno de los ms insignes maestros detodos los tiempos y naciones. Retrata al Marqus de Legarda en acti-tud y traje de cazador, con el largo arcabuz en la mano, y el morrale-ro, y dos perros, uno de los cuales puede identificarse como un po-denco para la caza de pelo. Todo es equilibrado, casi podra decirseque perfecto en este lienzo, tan admirable como poco conocido delgran pblico. La composicin del conjunto, la actitud y el encaje dela figura, los fondos y el color, es todo un acierto. Una verdadera jo-ya pictrica de la caza en el arte espaol.

    Por todas estas razones hasta se pens, como ltima tentativapara que el cuadro se quedara en lava, hacer una consulta popular,para conocer la opinin de los ciudadanos alaveses sobre el tema.

    Tambin se ha discutido sobre el cuadro a travs del peridicoEl Correo Espaol, de Bilbao, en las ultimas semanas de 2000 yprimeras de 2001.

    La polmica suscitada por parte de la oposicin sobre el estado deconservacin y tasacin de El Cazador movi a la familia propie-taria a retirar su oferta de venta al Ejecutivo Foral.

    Se asegura que El Cazador ha salido ya de lava y que se hanpagado por l los 500 millones en litigio.

    Parece ser que el Museo de El Prado era uno de los ms interesa-dos en la adquisicin del cuadro. Al final no s qu habr hecho.

    sta es la triste historia de un Murillo que tenamos en Vitoriay que ya no tenemos.

    A ver cundo nos enteramos de su paradero y podemos contem-plarlo directamente.

    VI. BIBLIOGRAFA

    ANGULO IlIGUEZ, D., El Greco, en Ars Hispaniae, vol. XII, pp. 267-289,Madrid 1954.

    Bartolom Esteban Murillo, en Ars Hispaniae, vol. XV, pp. 339-367,Madrid 1958.

    Jos de Ribera, en Ars Hispaniae, vol. XV, pp. 95-114, Madrid 1958.ANNIMO, La Diputacin no descarta comprar el "Murillo", en El Correo

    Espaol. El Pueblo Vasco, Bilbao, 11 de noviembre de 2000, p. 4.

  • 820 JESS ARRNIZ

    CAMN AZNAR, J., Dominico Greco, en Summa Artis, vol. XXIV,pp. 519-603, Madrid 1963.

    - Jos de Ribera, en Summa Artis, vol. XXV, pp. 100-131, Madrid1963.

    - Murillo, en Summa Artis, vol. XXV, pp. 533-584, Madrid 1978.GNGORA, F., Un informe del Prado revela que el "Murillo" se ha deva-

    luado por malas restauraciones, en El Correo Espaol. El Pueblo Vas-co, Bilbao, 26 de noviembre de 2000, p. 13.

    ORTIZ DE LATIERRO, Z., Sancristbal dice que El Prado estuvo a punto decomprar el polmico "Murillo", en El Correo Espaol. El Pueblo Vas-co, Bilbao, 28 de noviembre de 2000, p. 7.

    El Prado dice que el "excepcional" Murillo vale 500 millones y respal-da su compra, en El Correo Espaol. El Pueblo Vasco, Bilbao, 29 denoviembre de 2000, p. 7.

    El veto socialista aleja la posibilidad de que la Diputacin compre el"Murillo" en El Correo Espaol. El Pueblo Vasco, Bilbao, 9 de enerode 2001, p. 9.

    El PNV rechaza el "Murillo" y juzga un error apostar por el si-glo XVII, en El Correo Espaol. El Pueblo Vasco, Bilbao, 11 de enerode 2001, p. 9.

    Los propietarios del "Murillo" retiran su oferta a la Diputacin ante elveto de la oposicin, en El Correo Espaol. El Pueblo Vasco, Bilbao,12 de enero de 2001.

    PORTILLA VITORIA, Micaela Josefa, y colab. Catlogo Monumental de laDicesis de Vitoria, vol. III, pp. 33 y 314, Vitoria 1968.

    SOCIEDAD LANDAZURI, Viva MUri110!, en El Correo Espaol. El PuebloVasco, Bilbao, 4 de diciembre de 2000, p. 8.

    A propsito de Murillo, en El Correo Espaol. El Pueblo Vasco, 8 deenero de 2001, p. 8.

    SUREZ ALBA, A., Murillo, con desparpajo, en El Correo Espaol. ElPueblo Vasco, Bilbao, 24 de diciembre de 2000, p. 37.