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El siguiente texto es una traducción y síntesis realizado por los integrantes de la cátedra del libro realizado por Stuart Tyson Smith Wretched Kush. Ethnic Identities and Boundaries in Egypt’s Nubian Empire, Routledge, 2003. KUSH: IDENTIDADES ÉTNICAS Y FRONTERAS EN EL IMPERIO EGIPCIO El concepto de etnicidad es a menudo pensado como un fenómeno moderno, el cual es producto de una reacción ante la emergencia del estado nación en las dos últimas centurias. Kohn consideró “antes de la Revolución Francesa había estados y gobiernos, después emergieron naciones y personas” . Muchos investigadores que partieron de esta idea, analizaron la etnicidad como inexplicablemente ligada a las dinámicas del colonialismo europeo, y particularmente con la emergencia de los movimientos nacionalistas del siglo XIX. Por lo tanto, la utilización de éstos conceptos, nos preguntamos podrían utilizarse apropiadamente al contexto antiguo. La palabra “etnicidad” no es moderna, deriva de la raíz antigua griega ethnos, mientras que la palabra nación tiene un antiguo origen en el concepto romano de natio, un término equivalente al concepto griego ethnos. Tan atrás como el 445 a.C., el historiador griego Heródoto definió el ethnos griego como “… las relaciones parentales que todos los griegos poseen a partir de la sangre y el discurso, junto con los santuarios de los dioses y con los sacrificios que nosotros tenemos en común, además de nuestra manera de vivir.” Unos miles de años atrás, el faraón egipcio Akenatón definía las diferentes personas de Egipto y sus vecinos en 1

Tyson Smith, Etnicidad

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El siguiente texto es una traducción y síntesis realizado por los integrantes de la cátedra

del libro realizado por Stuart Tyson Smith Wretched Kush. Ethnic Identities and

Boundaries in Egypt’s Nubian Empire, Routledge, 2003.

KUSH: IDENTIDADES ÉTNICAS Y FRONTERAS EN EL IMPERIO EGIPCIO

El concepto de etnicidad es a menudo pensado como un fenómeno moderno, el

cual es producto de una reacción ante la emergencia del estado nación en las dos últimas

centurias. Kohn consideró “antes de la Revolución Francesa había estados y gobiernos,

después emergieron naciones y personas”. Muchos investigadores que partieron de esta

idea, analizaron la etnicidad como inexplicablemente ligada a las dinámicas del

colonialismo europeo, y particularmente con la emergencia de los movimientos

nacionalistas del siglo XIX. Por lo tanto, la utilización de éstos conceptos, nos

preguntamos podrían utilizarse apropiadamente al contexto antiguo. La palabra

“etnicidad” no es moderna, deriva de la raíz antigua griega ethnos, mientras que la

palabra nación tiene un antiguo origen en el concepto romano de natio, un término

equivalente al concepto griego ethnos. Tan atrás como el 445 a.C., el historiador griego

Heródoto definió el ethnos griego como “… las relaciones parentales que todos los

griegos poseen a partir de la sangre y el discurso, junto con los santuarios de los dioses

y con los sacrificios que nosotros tenemos en común, además de nuestra manera de

vivir.” Unos miles de años atrás, el faraón egipcio Akenatón definía las diferentes

personas de Egipto y sus vecinos en términos muy similares. Renfrew destacó que la

importancia que Heródoto otorga a lo genético, lingüístico y cultural fueron las raíces

para el concepto moderno de etnicidad. Siguiendo, Dragadze, él argumentó que le

etnicidad estaba basada en un territorio común, descendencia ancestral (o un mito de

orígenes), idioma, cultura, y costumbres (especialmente religión). Además, una etnia

debe tener un nombre que expresa la identidad del grupo y una conciencia de esta

identidad como grupo. Para Renfrew, las personas en cuestión determinan la etnicidad

en su total sentido.

Para esta tradicional perspectiva, la etnicidad equivale a la identidad de un grupo

que es monolítica, limitada, inmutable y bien definida. La membrecía está adscripta

desde el nacimiento, y en la mayoría de los casos puede darse alguna fluidez o

movimiento entre fronteras étnicas caracterizadas por la manipulación, sin embargo

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predomina la idea fundamental de que las identidades étnicas están fundadas en

historias compartidas, lenguaje, cultura y costumbres.

Este punto de vista corresponde a la concepción popular de identidad étnica,

pero recientes trabajos han sugerido que lejos de ser inmutables y primordiales, las

identidades étnicas son fluidas, dinámicas y contrapuestas. Eriksen argumenta que las

identidades étnicas son segmentarias y situacionales, y no corresponden a unidades

demarcadas, como es asumido por el punto de vista tradicional:

“Las oposiciones étnicas son segmentarias en carácter, el grupo crea una

común expansión y contracción situacional, y tiene absoluta existencia en

relación a los principios ambiguos de inclusión y exclusión. Este

mecanismo de segmentación, no siempre crea un sistema de círculos

concéntricos, “Cajas chinas de identidades”, o una clasificación interna

segmentaria”.

Debemos destacar que el nacionalismo contemporáneo y su manipulación de la

etnicidad, no son sólo un fenómeno moderno. Las naciones, a menudo, plantean una

imagen retórica de la etnicidad, que puede por un lado no necesariamente

corresponderse a las identidades étnicas reales, o por otro puede entrar en conflicto con

ellas. Es decir, naciones y grupos étnicos están interconectados en relaciones complejas.

En el contexto del colonialismo, los nombres impuestos a otros son y fueron usados

para reforzar las relaciones dominados y subordinados. Movimientos nacionalistas han

generado nuevo grupos étnicos, como fue la conformación de la antigua Yugoslavia,

república de Macedonia. Los Nazis crearon una etnia aria germánica y manipuló las

divisiones étnicas con fines políticos. Las divisiones étnicas fueron creadas durante la

guerra en Croacia, Bosnia y Herzegovina. Comisiones lingüísticas crearon una artificial

división de serbios y croatas en idiomas separados. Los monumentos étnicos fueron

destruidos en orden a crear una falsa ideología de un pasado histórico, erosionar la

evidencia de los ligamientos primordiales imbuidos en el paisaje, supuestamente

retornando a un tiempo de homogeneidad étnica la cual jamás existió. Similarmente, un

uso político del “otro” étnico construyó una solidaridad interna y justificó la expansión

imperial, caracterizada por el mundo clásico. Fitzpatrick sugirió:

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“Las posturas de los textos clásicos son usados hasta el día de hoy para la

construcción de identidades étnicas, ellos ayudaron a crear el “otro” del

mundo clásico europeo… Consecuentemente los textos no fueron objetivas

descripciones, no eran lo que ellas significaban. En nombre de la barbarie,

ellos ayudaron a constituir el otro”.

Los ideólogos del estado egipcio crearon similares categorías étnicas para fines

políticos. Kush, el antiguo término para hacer referencia a la Alta Nubia, fue

transformado en “Desgraciado Kush” después de que el imperio ejerció su dominio

sobre ellos. “Desgraciado” (wretched) no sólo connotaba inferioridad, sino también un

sentido de derrocamiento a una rebelión en contra de la autoridad egipcia. El ligamiento

de “wretched” con “Kush” activó, además, el trabajo mágico en contra de los nubios. En

cada momento que esta frase era escrita o pronunciada en un contexto ritual, Kush fue

mágicamente pronunciado “wretched”. La creación de un estereotipo étnico nubio no

sólo fue confinado al nombre. El estado faraónico creó una fundamental oposición entre

egipcios civilizados y extranjeros bárbaros utilizando un elaborado topo o estereotipo,

que apareció tanto en textos como en representaciones.

Heródoto y Eriksen propusieron muy diferentes definiciones de identidad étnica.

La inherente ambigüedad imbuida en los tardíos puntos de vista requirió un dramático y

diferente enfoque teórico sobre la etnicidad, uno que pueda acomodar la naturaleza

contextual de la identidad étnica en tiempo y lugar. Royce, Eriksen, y especialmente

Jones han provisto extendida discusiones de la evolución del pensamiento académico

sobre la etnicidad, y en este capítulo presentamos breves discusiones sobre las

diferentes posturas teóricas. A continuación, presentamos un breve resumen del

tradicional punto de vista esencialista sobre la etnicidad, contrastando, posteriormente,

con las perspectivas que enfatizan la identidad étnica como multifacética y situacional.

Etnicidad: esencial o situacional

La identidad étnica fue originalmente caracterizada como primitiva. En este modelo, la

etnicidad pura sólo puede existir aisladamente, ya que las identidades étnicas sólo son

transformadas por el establecimiento de un contacto que conlleva a la asimilación, como

por ejemplo la relación de Ramsés III con los libios. El concepto popular unilineal de

evolución en el tardío siglo XIX incorporó esta idea primordial. En particular, Marx y

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los académicos, a quienes él inspiró, consideraron que la emergencia de los estados

modernos y el capitalismo conllevarían al reemplazo de la etnicidad por la clase, como

concepto que implica un recurso de identidad y solidaridad. El concepto de etnicidad,

según ellos, no se adaptaba al mundo moderno, ya que el conflicto étnico hizo a las

sociedades vulnerables al imperialismo capitalista occidental, y por lo tanto estas

categorías étnicas serían abandonadas con la emergencia del nacionalismo y el estado

nación. La historia reciente ha mostrado que esta postura teórica sugerida por los

marxistas no sucedió. Es decir, la identidad étnica estuvo fuertemente ligada a la

emergencia de movimientos nacionalistas que pretendían superar la regla colonial, y

continuó siendo una parte importante de la dinámica colonial en áreas de formación

colonial e incluso en áreas sin imperios pero donde si existen centros. Incluso, en el

mundo Occidental, las fronteras étnicas a menudo coinciden, o son al menos bastante

correlativas, a fronteras nacionales. Geertz argumentó que las naciones emergentes

usaron la etnicidad y el pasado para legitimar el poder de las unidades políticas

constituidas. La presencia de múltiples grupos étnicos no es necesariamente opuesta a

los estados-nación modernos, pero pueden constituir la base de bloques de poder en el

interior de los estados.

En arqueología, el punto de vista primitivista sobre la etnicidad fue una

característica central de la metodología histórica cultural, desarrollada a finales del siglo

XIX y principios del siglo XX (postura teórica que equivaldría a la corriente histórica

positivista). Las “culturas arqueológicas” fueron igualadas a unidades étnicas

inmutables y limitadas, lo que permitió: primero, que los arqueólogos pudieran definir

grupos étnicos para abordar; segundo, ellos lograron marcar e identificar los

movimientos poblacionales. Debemos tener en cuenta, que para esta generación de

investigadores la migración fue el primer motor de explicación del cambio cultural, por

esta razón la importancia que otorgaron a delinear los movimientos poblacionales. Esta

perspectiva ha sido y continúa siendo sostén del nacionalismo, imperialismo y racismo.

Un clásico ejemplo es el de Petrie, el cual destacó la presencia de una raza dinástica

para explicar el origen de la civilización egipcia, una posición que fue continuada por

Walter Emery. Petrie consideró que los habitantes de Egipto no pertenecían a los

africanos negros, sino que era una raza blanca superior o al menos una raza marrón, que

migró hacia Egipto desde el norte, y éstos fueron los que construyeron las pirámides y la

gran “civilización” egipcia. De una manera similar, algunos estudiosos consideraron que

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el complejo de piedra del Gran Zimbawe fue producto de las actividades de los fenicios

y no de los africanos. Estas perspectivas coloniales ayudaron a legitimar el dominio del

imperio británico sobre Egipto y otras áreas del continente africano. Irónicamente, en

una extraña forma de reafirmar el modelo primitivista, los líderes del movimiento afro-

céntrico, como Cheik Ante Diop, simplemente revirtió esta situación, buscando probar

el origen africano de los egipcios más que refutar las afirmaciones colonialistas y

racistas que subrayan la “raza dinástica”, y enfatizando la considerable evidencia del

desarrollo de la “civilización” egipcia y sus conexiones con otras culturas africanas.

De una manera similar y más siniestra, Gustaf Kossina conectó etnicidad y

culturas arqueológicas a través de una filosofía nacionalista creando the Volk of

Germani. Los académicos Nazis usaron la definición arqueológica de Kossina para

subrayar el grupo étnico ario y legitimar la hegemonía sobre Europa, justificando las

políticas del Holocausto. No podemos negar que la búsqueda de ancestros étnicos

continúa en la actualidad, principalmente en ciertos movimientos políticos, como la

conexión entre identidades étnicas primordiales en el conflicto de los Balcanes. Europa

se caracteriza por ser otro particular lugar que buscó conectar antiguas y modernas

personas, como la búsqueda arqueológica la cual se abocó a la reconstrucción de un

grupo étnico Céltico que permitiera la conexión con la Unión Europea. La búsqueda

arqueológica para una etnicidad “pan- Celtica” legitima una Confederación Europea a

través de la creación de una herencia étnica común. Arqueológicamente, ha sido usado

en Palestina todo tipo de herencia ancestral para reforzar los reclamos territoriales. La

polarización étnica ha creado extrañas contorsiones en conexión con el conflicto árabe-

israelí, por ejemplo árabes semíticos siendo acusados de anti- semitismo. En una similar

manera, la ideología nazi agrupó judíos y árabes como inferiores semitas hasta que el

contexto político marcó una ventaja en lo que respecta a las alianzas árabes, por lo tanto

los árabes fueron reclasificados como una aceptable etnia para los Arios. Irónicamente,

los dos grupos comparten orígenes, idiomas, y tradiciones religiosas, el primer criterio

de una etnia común. A esto se le agrega, que algunos judíos de Iraq, entre 1920 y 1930,

se consideraron así mismos como árabes y fueron, a su vez, considerados por algunos

nacionalistas iraquíes como árabes. Algunos, incluso, llegaron tan lejos como unirse con

otros iraquíes para rechazar la creación del estado de Israel, el cual ellos percibían como

una imposición de judíos europeos en la Palestina árabe.

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Page 6: Tyson Smith, Etnicidad

A pesar de estos obvios abusos de la perspectiva esencialista en la arqueología

de la etnicidad, la básica afirmación que las “culturas arqueológicas” reflejan grupos

étnicos ha registrado sorprendentemente un retraimiento a partir de los cambios de

paradigma que se ha dado a lo largo del siglo XX. Los arqueólogos procesuales1 vieron

la búsqueda de los grupos étnicos con mucho escepticismo, citando la dificultad de

correlacionar artefactos con grupos específicos. Sin embargo, la arqueología procesual

tendió a operar en el interior del mismo esquema esencialista. Este punto de vista está

ampliamente empleado incluso en lo que respecta a las posturas teóricas

postprocesuales2. La perspectiva esencialista últimamente descansa en la idea de la

1 La arqueología procesual ha sido desarrollado a partir de las décadas de 1950- 1960. Partiendo de este

contexto, la tendencia neoevolucionista tendió a predominar y la explicación evolutiva de estadíos se

convirtió en una herramienta teórica central en la arqueología. A esto se le suma, la conexión de esta

corriente arqueológica con las propuestas de la ecología cultural y el funcionalismo. El comportamiento

humano fue considerado como un punto de coincidencia entre un gran número de sistemas, cada uno de

los cuales englobaba fenómenos culturales como no culturales. El objetivo era aislar cada sistema y

estudiarlo como una variable independiente (tendencia funcionalista). Estos sistemas y el comportamiento

humano estaban determinados por las relaciones entre la tecnología y el medio ambiente (ecología

cultural). La definición de cultura propuesta por estos intelectuales fue: un sistema adaptativo compuesto

por tres subsistemas interrelacionados: la tecnología, la organización social y la ideología. La cultura

tiende hacia el equilibrio, siendo el cambio inducido por factores externos. Por lo tanto, el

comportamiento humano estaba determinado por fuerzas de las cuales los seres humanos no eran

conscientes y generalmente, procedían del reino natural “El cambio era atribuido a la operación de

fuerzas adaptativas, y el comportamiento humano era pasivamente moldeado por estas fuerzas”.

2 El pensamiento postmodernista comenzó a influenciar en la arqueología durante 1980, principalmente

en los trabajos de Ian Hodder. La principal idea postmodernista fue considerar subjetivos tanto a la

ciencia como al conocimiento, por lo tanto los arqueólogos que aplicaron esta idea en el abordaje del

material arqueológico consideraron que cada arqueólogo tenía su propia interpretación. A diferencia del

procesualismo, no consideraron a la cultura como un reflejo de adaptaciones al medio, sino que

otorgaron una gran importancia a símbolos, representaciones y lenguaje. Ellos plantearon que la cultura

material tenía propiedades simbólicas y estaba constituida significativamente, por lo tanto el registro

arqueológico siempre había que analizarlo en su contexto cultural más amplio. Además, los post-

procesualistas afirmaron que todos los objetos estaban cargados de significado, si entendemos el

contexto en el que fueron usados y fabricados podemos comprender el primero. Es decir, entendían el

registro arqueológico “como un texto polisémico en el cual los significados simbólicos pueden ser

leídos”. El cambio cultural fue explicado como producto de la negociación social de los individuos, por

ello fue de gran relevancia comprender las intenciones y deseos de los mismos como focalizarse en los

motivos y deseos de las personas, los cuales están fundamentados en percepciones del mundo

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Page 7: Tyson Smith, Etnicidad

existencia de unidades culturales, y por lo tanto grupos étnicos, que son uniformes y

circunscriptos. Adopta un punto de vista normativo, partiendo de la idea que las culturas

o los grupos étnicos son un sistema de costumbres compartidas que perduran en una

continua tradición “…principios uniformadores, en efecto en una forma de universal

platónico, niega la posibilidad de identidades diferentes en diferentes tiempos y

espacios.”

En contradicción con el argumento marxista que sugiere que la etnicidad es una

mala adaptación del modernismo, estas expectativas de limitación, homogeneidad y

continuidad han sido relacionada con la emergencia del nacionalismo y el moderno

estado- nación. Como hemos vista, la evidencia histórica contradice esta noción. La

etnicidad es un antiguo fenómeno, ya que las identidades étnicas han sido construidas

explícitamente en similares términos en los estados emergentes y tempranos del

Cercano Oriente, África, y el Egeo. Como notamos, el concepto de origen “ethnos”,

después de todo, surge con los griegos. De hecho que los grupos étnicos a menudo se

definen a sí mismos en términos esencialistas puede ayudar a explicar la permanencia

de la noción de su inmutabilidad y circunscripción. Además, un examen contextual de

las fuentes revela que estas caracterizaciones fueron altamente idealizadas y no

necesariamente se corresponden con la realidad.

Todas las viejas perspectivas, siniestras o no, comparten la visión común de la

existencia de una verdadera identidad étnica que puede ser recuperada del registro

arqueológico, histórico y étnico. La conexión tradición y etnicidad es particularmente

fuerte. Grupos étnicos no son legítimos a no ser que ellos puedan demostrar una larga y

continua tradición. Mientras el objetivo último de esta mirada es la creación de

identidades étnicas, su utilidad en definir grupos étnicos asume que ellas son

esencialmente estáticas, no siendo capaces de innovación y flexibilidad. Por ejemplo,

Geertz destacó la sobrevaloración que se hace de la sangre, el discurso y las costumbres

como elementos coercitivos. Renfrew descartó la posibilidad de la búsqueda de

identidades étnicas reales, y criticó la manipulación de la identidad étnica para

propósitos políticos, considerando que esta práctica representa un uso incorrecto de

etnicidad. Glazer y Moynihan notaron, que las características objetivas de etnicidad son

altamente mutables. Ellos concluyeron a partir de ciertos estudios, que los inmigrantes

que arribaron a los EE.UU cambiaron sus identidades dramáticamente para la segunda y

culturalmente constituidos.

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Page 8: Tyson Smith, Etnicidad

tercera generación, tanto que la constelación de características culturales que hacen de

su identidad étnica no sea reconocible por los inmigrantes originales. Incluso la

descendencia biológica no es un indicador confiable de membrecía étnica. Las personas

todavía retienen una identidad étnica a partir de un sentido subjetivo pero no una

realidad objetiva, de tradición. De una manera similar, una relación causal es

posicionada entre circunscripción étnica y conflicto como los Balcanes, pero estas

justificaciones son más a menudo realmente racionalizaciones post hoc.

Abandonando las nociones esencialistas por un nuevo paradigma

instrumentalista, Fredrerick Barth notó que las fronteras étnicas y las cualidades que

caracterizan las identidades étnicas pueden cambiar con el tiempo. Él aplicó en sus

estudios una perspectiva diacrónica que se focalizara en la continuidad y en la no

continuidad de la identidad étnica. Durante 1970 y 1980, los instrumentalistas

argumentaron que si la etnicidad es realmente subjetiva, luego puede ser manipulada y

movilizada tanto a nivel individual como grupal para mantener las fronteras y satisfacer

ciertas necesidades grupales. Estos investigadores enfatizaron la importancia de los

intereses políticos y económicos en la construcción de la identidad étnica. Por ejemplo,

tanto Barth y Haaland, consideran que los agricultores de Fur de Sudán adhirieron a una

identidad árabe Baggara, ya que les fue de utilidad como estrategia en orden de tomar

ventaja a la práctica lucrativa de pastoreo de ganado.

Siguiendo el simposio de Barth, recientes estudios de etnicidad niegan las

perspectivas esencialistas y enfatizan su naturaleza dinámica. Ellos ven las identidades

étnicas no como estáticas ni universales, sino como dinámicas y sistemas vivientes. Los

grupos étnicos son entidades subjetivas, derivadas de un punto de vista emic donde los

actores determinan su propia etnicidad, en contra de una objetiva realidad que plantea

similitudes y diferencias culturales. Por ejemplo, Barth sugiere que la identidad étnica

Pathan fue fundada no por características compartidas, sino por elementos tales como

hospitalidad, affairs públicos, y reclusión doméstica. Las identidades étnicas son fluidas,

porque están imbuidas en relaciones políticas, económicas y sociales. Como resultado,

ellas pueden cambiar en contextos sociales diferentes y de acuerdo a los intereses y

posiciones de los actores individuales. Este modelo contrasta con la idea de etnicidad

como una unidad cultural primordial compartida, una noción central del discurso

nacionalista y de la teoría de la ciencia social.

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Page 9: Tyson Smith, Etnicidad

Sin embargo, debemos destacar que hay un punto en el cual tanto nuevas y

viejas perspectivas acuerdan, y es que las identidades étnicas son autoidentificaciones y

en última instancia, subjetivas. Por ejemplo, aunque Weber cita el criterio objetivo

como la base de la identificación étnica, él argumenta que los grupos étnicos son

últimamente subjetivos, pese a la realidad de una objetiva conexión entre sus miembros:

“Nosotros podríamos llamar “grupos étnicos” a estos grupos humanos que

comparten un comportamiento subjetivo en su descendencia común- que

puede involucrar similitudes de tipo físico, de costumbre, de memorias de

colonización y emigración- de esta manera este comportamiento es

importante para la continuación de relaciones no parentales… a pesar de

que una relación objetiva de sangre puede existir o no”.

Capítulo I: fronteras y etnicidad:

Las fronteras modernas parecen firmes e inmutables. Ellas están delineadas

diplomáticamente y reconocidas en mapas y en distintas instituciones como correos

postales, oficinas, y barreras físicas. Viajar a lo largo del mundo está regulado por

tratados, los cuales están reforzados por burócratas militares y policías. Aunque a veces

se producen disputas, los argumentos se focalizan sobre: ¿dónde está el límite? Y no

sobre si el límite debería existir. Incluso cuando identidades políticas son unificadas

como la Unión Europea, o la que fue Yugoslavia, las fronteras internas probaron ser

sorprendentemente resistentes. De una similar manera los grupos étnicos son

observados como circunscriptos, como entidades distintas.

La identidad étnica esta basada en una cultura, historia y lenguaje que puede ser

realmente compartido o meramente una percepción. La etnicidad puede además ser

adscripta por los otros, un fenómeno que es particularmente común en contextos

coloniales. Como lo ilustran los estereotipos ideológicos egipcios que conciben la

etnicidad nubia en términos negativos. Como destacamos anteriormente, en los

monumentos de celebración realizados por el antiguo estado egipcio, Nubia no podía ser

simplemente llamada como Kush, sino que debía ser llamada Wretched Kush

(desgraciada Kush). Las cualidades negativas de la etnicidad nubia, ayudó a definir las

cualidades positivas de los egipcios. Ambas perspectivas, la interna y externa,

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Page 10: Tyson Smith, Etnicidad

representan a los grupos étnicos como tradiciones distintivas, circunscriptas en espacio

y tiempo.

Cabe destacar que la mayoría de los estudios de etnicidad e imperialismo tienden

a focalizarse en los grupos dominados por los imperios, a menudo enfatizando el rol de

la identidad étnica en la asimilación o la resistencia de los grupos nativos. En el pasado,

el contacto cultural tendió a usar los modelos elaborados a partir del descubrimiento de

América, los cuales enfatizaban la desigual relación entre el Viejo Mundo y el Nuevo

Mundo. La influencia cultural fue, y a menudo todavía lo es, asumida como

unidireccional. En particular, los modelos de aculturación consideran a Europa como un

motor transformador de las pasivas culturas americanas, con una imagen de centro

dominante, los modelos de aculturación continúan siendo utilizados hasta la actualidad

y a veces es sorprendente observar este tipo de modelos en explicaciones tales como la

expansión de la agricultura en el neolítico europeo o en el remplazo de los Neanderthals

por humanos modernos.

Los caminos culturales resultados del contacto son, sin embargo, inevitables y

no son unidireccionales, como Malinowski afirmó: “…el resultado del impacto en una

cultura superior es mucho mas pasivo que la actividad cultural llevada a cabo por la

cultura mas inferior”. Las publicaciones antropológicas recientes han reevaluado el

estudio de los contactos culturales, abandonando esta visión simplista de aculturación.

Esta nueva perspectiva se focaliza en el análisis de situaciones de contacto, las cuales

varían, en grados de incorporación, transformación y negación como opuesto a la

asimilación. Los nativos americanos responden al colonialismo europeo, son vistos

como adaptaciones complejas, transculturación, endogénesis más que aculturación. Por

ejemplo, como Bamforth ha demostrado, incluso la adopción de las herramientas de

metal en California estuvo condicionada por un complejo sistema de factores,

incluyendo consideraciones culturales, como así también la efectividad de la nueva

tecnología. A esto le sumamos, que varios investigadores han puntualizado que incluso

en contextos dramáticos de poder diferencial, como la esclavitud, la cultura sometida no

es pasiva sino que es selectiva y adaptativa.

Ambos lados de un encuentro imperial están interconectados, no es nada menos

que plantear la existencia de estrategia de dominación y resistencia. Las dinámicas

complejas inherentes en esta relación requieren el estudio tanto de la sociedad nativa,

como la minoría colonial en el contexto de una situación colonial específica. El estudio

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Page 11: Tyson Smith, Etnicidad

presentado en el libro se focaliza en el impacto del contacto y la interacción en las

comunidades coloniales fundadas en Nubia, por uno de los primeros poderes imperiales,

el Antiguo Egipto. Las influencias culturales fluyeron en ambas direcciones, los

individuos se trasladaron de un área a otra en el 2000 a.C, a veces afirmando y a veces

negando los fuertes estereotipos étnicos reflejados en las fuentes egipcias.

Egipto y Nubia:

Desde una mirada global, Egipto parece corresponderse con la caracterización

tradicional de fronteras limitadas y grupos étnicos circunscriptos, en un sistema similar

al de los límites nacionales actuales, los egipcios, explícitamente, establecieron

fronteras políticas que tendieron a coincidir con fronteras naturales estratégicas. Egipto,

limitaba geográficamente con el Mediterráneo al norte, con las montañas de Sinaí el

desierto oriental y el mar rojo al este, Libia y el desierto del Sahara al oeste y la primera

catarata al sur. El estado egipcio fue construido a partir de numerosos niveles de

fronteras, todos referidos como Tash, un término además usado en numerosas e

incontables fuentes para indicar límites de medidas de todo tipo. Con personas tan

preocupadas por las fronteras, no debería ser una sorpresa afirmar que los límites

internacionales fueron estableciéndose a partir de los límites puestos por los

conquistadores egipcios que marcaban la frontera étnica entre egipcios y otros grupos,

incluyendo nubios.

Como los estados e imperios modernos, los egipcios hicieron fuertes

caracterizaciones de identidades étnicas que correlacionaron en varios niveles con sus

fronteras. Por lo tanto, por ejemplo durante el reino medio el faraón Senewosret III,

denominó los nubios como “cobarde-desdichado” quienes atravesarían las fronteras si

se lo proponían. En el nuevo imperio, Ani adoptó un punto de vista más extremo: los

nubios y extranjeros no eran realmente humanos, y eran comparados con animales. Hoy

las fronteras y las identidades étnicas son construidas y reconstruidas tanto por los

historiadores como por los arqueólogos basándonos en patrones del material cultural,

incluyendo el paisaje construido, pero además, en el caso de las civilizaciones históricas

como el antiguo Egipto, a través de registros escritos. En la ideología del estado egipcio,

ellos eran un único grupo distintivo, limitados por el Delta del Nilo al norte y por la

primera catarata en Asuán al sur. Más allá de estas fronteras, comenzaba un viaje

popularmente conocido como “caótico y bárbaro”. Esta construcción ideológica de

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Page 12: Tyson Smith, Etnicidad

identidad étnica ha resistido hasta las construcciones modernas de categorías raciales y

étnicas, imponiendo el color de piel y las distintivas prácticas culturales (como

vestimenta, ritos funerarios, etc) como marcadores sociales. Esta imagen de fronteras

étnicas absolutas es, sin embargo, balanceada por documentos menos formales,

incluyendo registros administrativos, historias y monumentos funerarios personales.

Estos textos a menudo reflejan una situación más fluida, donde las fronteras étnicas y

políticas podían ser cruzadas con una mayor facilidad que lo que la ideología estatal

implicaba. Mientras faraones y burócratas dictaban políticas imperiales desde Egipto,

hombres y mujeres tanto nubios como egipcios implementaban planes a grandes escalas,

forjando nuevas comunidades y creando sus propias trayectorias de contacto cultural,

que derivó en una influencia natural y de interacción de paz en las fronteras egipcias. Es

decir, los estados y las culturas no interactúan, las personas interactúan y son las que

nos permiten a partir de los restos históricos y arqueológicos examinar los contactos

realizados en la frontera sur de Egipto.

Por lo tanto, debemos tener en cuenta la naturaleza multidimensional de las

fronteras y las identidades étnicas. Como han destacados los teóricos instrumentalistas,

las identidades étnicas son creadas por agentes individuales, y por lo tanto son mutables

y manipuladas dependiendo el contexto histórico particular. La etnicidad no es

inmutable y esencial, sino que es flexible y situacional a veces existiendo en un estrecho

y especifico contexto de espacio y tiempo.

Además, las categorías étnicas pueden ser y a menudo son creadas por las

personas de afuera. En particular los poderes imperiales crean estereotipos étnicos para

caracterizar a las personas conquistadas, usualmente con el objeto de crear o reforzar

estructuras de poder. Una fundamental característica que se le adjunta a la etnicidad es

el concepto de habitus y cultura. Las identidades étnicas son construidas a través de la

diferencia cultural con relación a las específicas prácticas culturales del “otro”. Algunos

argumentan que la etnicidad no puede existir incluso sin el contacto con otros grupos. El

contacto en sí mismo produce una conciencia en si misma de la diferencia que permite

la construcción de la identidad étnica.

Es decir, la etnicidad está definida mucho más por el “otro” que como

conciencia de un grupo en si mismo. Definiciones externas de la etnicidad son tan reales

como las autoidentificaciones, y pueden tener consecuencias reales en el contexto de

contacto e interacción, particularmente cuando un grupo intenta de dominar a otro. El

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Page 13: Tyson Smith, Etnicidad

uso político del “otro” étnico es particularmente aplicable a la construcción altamente

idealizada de las identidades étnicas reflejadas en la antigua ideología egipcia. La

ideología egipcia creó un topos, o estereotipo, o distintas categorías étnicas presentando

a los egipcios como civilizados y a los extranjeros como bárbaros y enemigos. El arte

egipcio representó a los nubios con un clásico estereotipo: piel negra y características

faciales, estilo de pelo y vestimenta diferente a la de los egipcios, pero también diferente

a la de asiáticos y libios.

En conclusión, debemos tener siempre en cuenta que las identidades étnicas

varían situacionalmente. Las identidades étnicas son creadas por los individuos pero

están formadas por un contexto histórico.

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