UN HUERTO DE CUENTOS

Un huerto de cuentos. CRA “Albeos” 2º de E. Primaria. Albalate de Cinca.

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UN HUERTO DE CUENTOS2º de E. PrimariaCRA “Albeos” Albalate de Cinca (Huesca)Abril. 2013


Quizá fue ayer, o quizá ocurra mañana. Un niño y su amiga se pierden en un huerto. Los niños pisan en un hueco y se caen en un pozo. Allí, en lugar de raíces, recen cuerpos de personas que sacan la cabeza fuera del suelo. Descubren porqué le llaman el huerto misterioso.

Los niños estan asustados. Buscando, buscando, encuentran una salida en el fondo del pozo. Esquivar las patadas de las personas enterradas, pero al final logran salir.

La aventura une más a los dos amigos y tal vez se casen, sean felices y coman perdices.

RAQUEL X MARC

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Una noche de lunes con luna creciente, una abuela llamada Ascensión, fue a su huerto a pasear sus perros: Yaco, Patán y Brunel.

Como estaban en el huerto, aprovechó para coger una lechuga para la ensalada de la cena. De repente, tropezó con unas calaveras de muertos. Los perros acabaron con los huesos del resto de los esqueletos, unos se los comieron, otros se deshicieron y también se llevaron para casa un buen botín de huesos.

Colorin, colorete, por el culo te sale un cohete.

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Había una vez, un huerto lleno de alegría, donde el sol besaba cada mañana las frutas y verduras que estaban allí. Los pajaritos cantaban alegres y contentos a la sombra de los árboles del huerto, mientras las mariposas bailaban con las flores que sonreían al sol.

¡La alegría florecía cada día en mi huerto!

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Había una vez, en una piscina al lado de un huerto, dos niños buceando. El tape de la piscina era muy grande. Los niños abrieron sin querer el tape y fueron absorbidos hasta llegar por el tubo hasta el mar.

En el mar no sabían qué hacer. Se estaban ahogando. Intentaron nadar, pero no podían por la corriente y las olas. Cuando casi no les quedaban fuerzas, llegaron unos delfines que les llevaron hasta la orilla. En la orilla había una playa donde jugaban unos niños. Cuando se les pasó el susto, ellos también se pusieron a jugar.

Nadie sabe como, pero después de toda la aventura, se dieron cuenta que estaban en el mismo sitio que al principio. Nadie sabe porqué pero, desde entonces, los niños prefieren jugar en el huerto que en la piscina.

Cuento contado, el que no levante el culo se le quedará pegado.

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Había una vez un señor llamado Rolan que tenía un huerto en lo alto de una colina. Durante el día, el huerto estaba lleno de muchas clases de verduras: tomates, cebollas, acelgas, judías, ensaladas y muchas más.

En la puesta de sol, las verduras se transformaban en animales feroces que

bajaban al pueblo a comerse a las personas.

Rolan pensó que la única solución era cortando todas las verduras del huerto. A la mañana siguiente se acabó el huerto y el pueblo pudo vivir tranquilo.

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Había una vez, una hada que se llamaba Ana, podía volar y era muy simpática. Sus amigas, Mar y Teresa, estaban jugando al escondite en el huerto de Teresa. Ese día hacía mucho aire y Ana no podía volar, lo había intentado y se quedó atrapada en un árbol. En ese árbol vivía un búho. Ana le preguntó al búho: ¿Puedo quedarme en tu casa? Y allí se quedó.

A la mañana siguiente, las niñas fueron a buscar a su amiga por que estaban preocupadas y por fin la encontraron. De vuelta a casa, las hadas, felices, organizaron una fiesta para celebrar el regreso de Ana y comieron muchas verduras del huerto de Teresa.

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Hace muchos años, a la Isla, un pequeño huerto que cuidaba un granjero solitario y tranquilo, llegaron dos topos. El granjero, que era solitario y tranquilo pero no muy listo, puso trampas. Las trampas estaban todos los días vacías y los topos se

lo comían todo. El granjero llamó a un exterminador. Los topos eran muy rápidos y muy listos y el exterminador no consiguió nada.

Al granjero se lo ocurrió una idea muy buena: llamó a una serpiente. Cuando los topos vieron a la serpiente huyeron. El granjero volvió a ser feliz y comió perdices y verdura de su huerto.

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No sé si ha sido hoy. Tal vez ocurrió ayer.

Por un bosque paseaba la clase de segundo de Primaria y, de repente, sonó algo y dijeron las chicas: ¡Chicos, ¿qué pasa aquí? Yo dije: No sé qué, pero algo pasa

Lo que fuera, se acercaba cada vez más. De repente cogió a un chico. Luego a dos chicas más. Yo me escondí, desde allí vi a un bestia enorme, con dientes afilados.

Cuando amaneció, desapareció la bestia por que no le gustaba la luz y, los niños desparecidos, volvieron. Todos pasamos mucho miedo pero fue divertido.

Al despertarme, se acabó el encanto. ¡Todo había sido un emocionante sueño!

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Un día tranquilo, en la sábana africana, había una manada de leones. El rey león les dijo a la manada: Nos vamos de aventura. ¡A la selva! Y siguió hablando: ¡Traerme muchas cañas de bambú!. Montaremos una caravana para llevarlo todo. Los leones iban y venían y el rey león seguía dando órdenes: ¡Matar dos o tres búfalos y prepararlos para comer en el

camino! Pararemos a la orilla de los ríos para que no nos falte el agua para beber.

Bien preparados, se metieron en la selva, vivieron muchas aventuras, vivieron felices y comieron narices... de búfalos.

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Había una vez un huerto amable. Las frutas y verduras lo compartían todo.

Un día, vino una bruja mala que hizo un hechizo al huerto. Las frutas y verduras se volvieron malas, no comparten ni el agua, se odian, se pegan,...

Llegó un ángel que les dijo: ¡Despertaos! Volver a compartir y colaborar Las frutas y verduras le hicieron caso. Volvieron a convivir y ahora hay otra vez un huerto amable de ricas y sabrosas frutas y hortalizas.

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Un sábado, Raúl fue al huerto a plantar. Al día siguiente las plantas no estaban. Raúl, con sus amigos, se pusieron a investigar. Sabían que alguien o algo se dedicaba a arrancar las plantas. Pensaron que sería un ladrón que se las llevaba o algo peor.

Después de mucho vigilar descubrieron que era un gato oscuro que encorría a los ratones que había en el huerto. Al correr por encima de los caballones, arrancaba, sin querer, las plantas y luego se las llevaba el Cierzo.

Cuando se acabaron los ratones, se fue el gato y las plantas crecieron felices y comieron caca de la vaca, seca, ¡eh!

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Los niños tenían un huerto en el colegio. Las mariposas adornaban el huerto tanto como las flores. Las mariposas eran muy bonitas y comían plantas, comían plantas pequeñas, plantas grandes y plantas medianas.

En el huerto del colegio, había también topos. Los topos comían mariposas, comían mariposas pequeñas, mariposas grandes y mariposas medianas.

En el huerto del colegio caben las plantas, las mariposas, los topos,... y los niños, niños, pequeños, niños grandes, niños medianos,... todos contentos.

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Érase en tiempos de María Castaña, una niña llamada Vero y su hermano Adrian. En plena noche, se perdieron, hasta que encontraron un huerto.

Al coger algo del huerto, todo se empezó a mover. Se asustaron y se echaron a correr, tropezaron, se cayeron, tropezaron, se volvieron a caer,... asustados.

Cantó en gallo y se despertaron. Vieron que todo fue un sueño.

Desde entonces, cada vez que van al huerto lo ven de otra forma. Cuento contau por la chimenea se ha escapau.

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Había una vez, una niña que se llamaba Ana. Ana tenía un huerto al que iban muchos animales. Los animales se le comían el huerto y Ana tenía que ir todos los días a echar los animales.

A Ana un día se le pareció un hada. Ana le pidió un deseo. Le pidió que los animales no se le coman el huerto y ese deseo se hizo realidad.

Ana no está muy contenta con el resultado. Ahora no hay animales en el huerto pero …¿Puedes imaginarte qué ocurre en un huerto sin

animales? A lo mejor se te está ocurriendo otro cuento.17


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Nuestro huerto s igue produciendo cuentos, cuentos cortos, cuentos largos, cuentos medianos, . . .

cuentos de temporada para que no falten en ninguna casa.

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