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UNA HISTORIA DE DAGAS Y CRUCIFIJOS

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CORRUPCION Y FRAUDES EN EL VATICANO

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Intrigas y espionaje en el Vaticano

Una historia de dagas y crucifijos

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Por Eduardo Lliteras Sentíes Fotografías: Reuters

La inminente visita papal a México ocurre en un mo-mento delicado para Be-nedicto XVI: cuando su sa-lud ha entrado en declive y en la santa sede la lucha por el poder ha desnuda-do una compleja trama de intrigas y espionaje, cuyos

protagonistas, desde la penumbra, son una veintena de “cuervos” o gargantas pro-fundas que han difundido en las últimas semanas cartas “reservadísimas” entrega-das al papa, en las que se denuncian múltiples hechos de corrupción en el Vaticano.

Esos mismos cuervos, integrantes de la curia, han revelado el “secretísimo me-morándum” mediante el cual la banca vaticana recibe instrucciones del papa de no entregar información a las autoridades italianas que combaten el lavado de dinero.

Y es gracias a ellos que se conoció el dossier o “apunte confidencial” sobre el presunto atentado a Jo-seph Ratzinger que ten-dría lugar en un perio-do máximo de 12 meses.

La fuga de documentos altamente reservados de la curia vaticana no sólo mostró al mundo infor-mación que únicamente debía ser vista por el papa y sus más cercanos cola-boradores, sino que evi-denció el choque en curso entre los poderosos hom-bres vaticanos y sus mun-danas luchas de poder.

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El Cuervo apareció la noche del 22 de febrero pasado con el rostro completamente cubierto por un pasamontañas negro. El cuerpo en la penumbra. Vestido con un saco oscuro y una bufanda que ocultaba su cuello y pecho. Unos lentes escondían sus pupilas a las cámaras. Así respondió a las preguntas, envuelto por las sombras. Nunca antes nadie, ni en Italia ni en el mundo, había escuchado de él. Al me-nos públicamente.

En la entrevista, transmitida en el pro-grama Los Intocables del canal de televisión La 7, El Cuervo o la garganta profunda ani-dada en la sede de la Iglesia católica, dijo que hay unos 20 espías más como él ocultos en el Vaticano, mismos que serían los presuntos responsables de la reciente ola de filtraciones de cartas y documentos secretísimos reco-nocida oficialmente por el portavoz de la sede apostólica con el nombre de “Vaticanleaks”.

Con la voz deformada para ocultar su au-téntico timbre, El Cuervo dijo al periodista de La 7: “El Estado del Vaticano es un país en el que se puede entrar, realizar una matanza y marcharse sin ser molestado y después de 24 horas nadie puede decir nada de lo que ha sucedido. O desaparece una chiquilla y a lo largo de 30 años no se logra encontrar alguien que explique qué fue lo que pasó”.

El Cuervo se refería a dos acontecimientos que han cimbrado al Vaticano en las últimas décadas y que vuelven una y otra vez, pun-tualmente, con su cauda de interrogantes, misteriosos complots y teorías de traicio-nes palaciegas: la muerte ocurrida en 1998 del comandante de la Guardia Suiza, Alois Estermann, de su esposa Gladys Meza y del cabo Cédric Tornay en sus habitaciones en el Vaticano, así como la desaparición de una hija de un empleado, Emanuela Orlandi, en 1983.

-¿Cuántas personas están colaborando para filtrar documentos? -preguntó el perio-dista Gianluigi Nuzzi a El Cuervo.

-Aproximadamente, pienso, calculando todos los organismos, unos 20.

-¿Estos documentos han sido filtrados por personas que tienen ambiciones de poder o hay un deseo distinto?

-Creo que es un poco un vómito, es decir, un gesto de rabia.

-¿Por qué de rabia?-De rabia porque, digamos, hay una es-

pecie de omertá, de silencio, para evitar que salgan a la luz la verdad de las cosas. No tan-to por luchas de poder, sino por miedo, por temor.

-¿En su opinión, estas cosas hacen bien o hacen mal a la Iglesia?

-Se está abriendo paso, cada vez más, a que la Iglesia sea otra cosa. El Vaticano es una estructura que permite ciertamente la acción de la santa sede en el mundo. Pero nos educan

a separar las dos cosas. Cuando se acusa al Vaticano no se acusa, en verdad, a la Iglesia, no se acusa a la santa sede.

-Regresando a lo del inicio. ¿Cuál de estas intrigas, misterios, es el que más lo atormen-ta, lo deja perplejo?

-Digamos, la desaparición de Emanuela Orlandi es la situación que más me hace pen-sar de forma constante. Quizá no se ha hecho todo lo que se podía hacer o tal vez se tocarían cosas demasiado delicadas, inclusive peor de lo que significa la filtración de documentos.

Eso y más dijo El Cuervo y, a pesar de que la Gendarmería Vaticana realiza interrogato-rios a todo el personal en los palacios, hasta ahora no lo han podido identificar, ni a las otras gargantas profundas que han filtrado informaciones a los medios.

El cardenal Giovanni Lajolo, ministro de Relaciones Exteriores del Vaticano, achaca la fuga de documentos “a algún empleado de la curia frustrado en sus ambiciones”, aunque no excluye que todo sea obra del “Diablo”.

Sea como fuere, califica de “Judas” a quienes desde dentro de la Iglesia se han en-tregado a la “estrategia de la confusión”.

jEn pocas semanas se han “fugado” del escri-torio del papa Benedicto XVI y del secreta-rio de Estado del Vaticano unas siete cartas, además de otros documentos compromete-dores que muestran duras pugnas internas, golpes bajos y la falta de transparencia en el gobierno y en las finanzas de la santa sede.

Las tres primeras cartas fueron dadas a conocer el 25 de enero por el canal de tele-visión La 7 en su programa Los Intocables y otras dos más fueron publicadas al día si-guiente en el semanario L’Espresso, mientras que el diario Il Fatto Quotidiano publicó una más el 27 de ese mismo mes.

Este mismo diario difundió el día 31 de enero una nota interna del Vaticano en la que se instruye ocultar a las autoridades italianas que combaten el lavado de dinero toda la in-formación financiera previa a abril de 2011.

La fuga de documentos altamente reser-vados de la curia vaticana no sólo mostró al mundo información que únicamente debía ser vista por el papa y sus más cercanos co-laboradores, sino que evidenció el choque en curso entre los poderosos hombres vaticanos y sus mundanas luchas de poder.

Como señala Gianfranco Brunelli en la revista católica Il Regno, el espectáculo ha mostrado a los fieles y no creyentes “una ima-gen interna de grave crisis moral e institucio-nal del principal instrumento de gobierno de la Iglesia católica, la curia vaticana, conflicto que ha rozado al mismo papa, dejando entre-ver una más profunda crisis de autoridad en

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sorda lucha de poder entre facciones de la corte vaticana, al que tituló “La gue-rra de los monseñores: espías y micrófonos ocultos”.

Las filtraciones son fruto de la intercep-tación y grabación de llamadas telefónicas. De cartas privadas dirigidas al papa en las que altos jerarcas de la curia vaticana inter-cambian acusaciones, ventilan quejas perso-nales o denuncian “corruptelas, robos, falsas facturaciones” y especulaciones financieras con el dinero del “Gobernatorato” de la Ciu-dad del Vaticano.

Tal fue el caso de Carlo María Viganó, quien estaba al frente del “Gobernatorato” –órgano de gobierno que se encarga de licitar y surtir de provisiones a la Ciudad-Estado– y fue destituido y enviado a la nunciatura en Washington tras denunciar “corrupción y mala gestión” en al menos cuatro cartas di-rigidas a Joseph Ratzinger.

En la primera de ellas, Viganó lamentaba su transferencia a Washington y se expresa-ba en los siguientes términos: “Más dolor me ha provocado todavía saber, a continuación de la audiencia con el Emmo. cardenal se-cretario de Estado, el 2 de julio del corrien-te, que Su Santidad comparte el juicio sobre lo actuado por mí en los términos que habían sido anticipados el 26 de junio pasado en un blog de Andrea Tornielli, que yo sería culpa-ble de haber creado un clima negativo en la Gobernación, haciendo siempre más difíci-les las relaciones entre la Secretaría General y los responsables de los oficios, de tal for-ma que se habría tornado necesario que me transfirieran”.

El portavoz vaticano, el jesuita Federico Lombardi, reaccionó con molestia a las reve-laciones y lanzó amenazas a los periodistas y a su derecho a informar. Dijo que el Vaticano “buscará todas las vías oportunas, inclusive legales, para garantizar la honorabilidad de personas moralmente íntegras y de recono-cida profesionalidad”.

Lombardi acusó a La 7 de haber “presen-tado en modo parcial y banal, exaltando pre-cisamente los aspectos negativos”, las cartas de Carlo María Viganó.

Aunque admitió que “discusiones y ten-siones, comprensibles diferencias de opinión y posición se someten a la evaluación de un juicio superior”, es decir, del papa, también rechazó que las “estructuras de gobierno de la Iglesia” estén “caracterizadas en profun-didad por disputas, divisiones y luchas de intereses”.

Sin embargo, la carta de Viganó no deja lugar a dudas respecto a las intrigas palacie-gas o banales grillas entre los hombres de la curia vaticana:

“Los otros cardenales miembros de la Pontificia Comisión de la Gobernación, que

la Iglesia” que no casualmente ha culmina-do “con la hipótesis de dimisión del mismo pontífice”.

Y no casualmente porque en Roma tira un viento de fin de régimen, como señalan ob-servadores y vaticanistas en Roma, en el que la lucha por el poder corre en los corredores y palacios apostólicos.

“La lucha que se está desarrollando en estos meses es una lucha entre dos grupos transversales, ambos conservadores, pero ferozmente opuestos entre sí”, asegura el va-ticanista de la agencia de noticias ADN Kro-nos, Francesco Peloso, interrogado vía tele-fónica a Roma.

Y ambos grupos se dividen entre el secre-tario de Estado del Vaticano, Tarcisio Ber-tone, y el presidente de la CEI (Conferencia Episcopal Italiana), Angelo Bagnasco, quien acaba de ser ratificado en su cargo por otros cinco años.

La ratificación de Bagnasco, si bien era esperada, como añade Peloso, “es relevante porque Ratzinger cumple en abril 85 años y, ciertamente, si bien todos le auguran larga vida, ha entrado en la fase conclusiva de su existencia”.

Para Andrea Tornielli, autor de numero-sos libros sobre el tema, en el Vaticano hay una fuerte oposición de un grupo de carde-nales extranjeros hacia Tarcisio Bertone. Pi-den que deje el cargo. Y ya se lo han exigido en varias ocasiones al pontífice, subraya. Otros observadores hablan de la posibilidad de un “gobierno técnico”, con Dominique Mam-berti en reemplazo de Bertone.

Sin embargo, hasta ahora todo indica que Ratzinger dejará en su cargo al polémico se-cretario de Estado, mientras prosiguen los golpes debajo y sobre la mesa.

Este clima presucesorio también está ali-mentado por rumores sobre la salud de Be-nedicto XVI, quien además de padecer del corazón tendría otra grave afección no con-firmada por las fuentes cercanas al Vaticano.

Según el periodista Marco Politi, autor de una de las biografías más completas sobre el actual papa, la lucha por el poder que se ha desencadenado dentro del Vaticano tiene el sabor de fin de régimen. “Los choques y pul-sos tras bambalinas siempre han tenido lugar en el Palacio Apostólico, pero la aspereza de los ataques dirigidos al secretario de Estado, Tarsicio Bertone, en una escalada que parece irrefrenable, revela que al interior hay grupos y personas que –con el pontífice ya en edad avanzada– consideran necesario un nuevo orden en el vértice de la Santa Sede”.

jEl diario romano Il Messaggero publicó hace unos días un amplio reportaje que re-sumía parte de las revelaciones sobre la

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gastaron nada menos que 300 mil euros. Señala a la “Dirección de los Servicios

Técnicos del Vaticano de ser la más compro-metida por evidentes situaciones de corrup-ción: trabajos siempre entregados a las mis-mas empresas y costos de al menos el doble de lo que valen fuera de la Santa Sede”.

jLas ocho columnas del diario Il Fatto Quoti-diano del 11 de febrero pasado causaron im-presión dentro y fuera de Italia: “Complot contra el papa, dentro de 12 meses morirá”, rezaba la primera plana.

Il Fatto, un diario liberal fundado en 2009 por periodistas de larga trayectoria, publi-caba “un apunte consignado por el cardenal colombiano retirado Darío Castrillón Hoyos al papa”, en el cual se hablaba de un presunto complot para asesinar a Joseph Ratzinger y

colocar en su lugar a Angelo Scola, arzo-bispo de Milán.

El documento “estrictamente confidencial”, escrito en alemán y fechado el 31 de diciembre de 2011,

citaba presuntas declaraciones reali-zadas durante un viaje a China por Paolo

Romeo, arzobispo de Palermo y ex presiden-te de la Conferencia Episcopal Italiana, ante empresarios italianos.

En el apunte el arzobispo de Palermo es presentado como un antiguo amigo del car-denal Castrillón, como experto en relaciones con las Iglesias clandestinas y como parte de un directorio secreto que gobernaría la Iglesia de Ratzinger. “El cardenal Romeo sorprendió a sus interlocutores en Pekín informándoles que él –Romeo– formaría junto con Benedic-to XVI y el cardenal Scola una troika para las cuestiones más importantes, y por lo tanto, el papa consultaría a él –Romeo– y a Scola”.

El documento citado por Il Fatto da la impresión de ser el reporte de un espía o las transcripciones de alguien que escuchó a Paolo Romeo: “En secreto el Santo Padre se estaría ocupando de la sucesión y habría es-cogido al cardenal Scola como el candidato idóneo, porque es el más afín a su persona-lidad. Lenta e inexorablemente se estaría así preparando y formando para asumir el cargo de papa. Por iniciativa del Santo Padre el car-denal Scola fue transferido de Venecia a Mi-lán, para poderse preparar con calma para su papado”.

La parte más ominosa y la más reprodu-cida a nivel mundial, es el párrafo en el que se hace referencia a la muerte de Ratzinger.

“Seguro de sí, como si lo supiera con precisión, el cardenal Romeo anunció que el Santo Padre tendría sólo otros 12 meses de vida. Durante los coloquios en China profe-tizó la muerte de Benedicto XVI en los próxi-mos 12 meses. Las declaraciones del cardenal

saben bien cómo he actuado durante estos dos años, podrían informarle con mayor ob-jetividad, al no ser parte de esta experiencia, y podrían probar fácilmente cuán lejos están de la verdad las informaciones que le han sido referidas respecto a mi persona y que han sido el motivo de Su decisión respecto a mí. No faltan las personas leales que me han dado su testimonio, del apartamento privado has-ta los corredores del Gobernatorato”.

Y, en un último esfuerzo, apela a la sensi-bilidad de Ratzinger para no ser enviado a Es-tados Unidos: “Santo Padre, mi transferencia justo ahora provocaría mucha desorienta-ción y desaliento en aquellos que han creído que era posible limpiar tantas situaciones de corrupción y abuso de poder que han estado enraizadas en la administración de tantos departamentos”.

No tuvo éxito. Y es que Carlo María Vi-ganó proporciona en sus cartas detalles sobre Paolo Nicolini, delegado para los Museos Vaticanos, quien no sólo habría falsificado facturas y “des-aparecido 70 mil euros”, sino que sería parte de una sociedad que debe al Vaticano 2 millones 200 mil euros, además de haber “defraudado al L Osser-vatore Romano con 97 mil euros y a la APSA con 85 mil euros”.

La APSA es la Administración del Patri-monio de la Santa Sede, institución de an-tigua data que gestiona el patrimonio eco-nómico del Vaticano, una especie de banca central vaticana, reconocida inclusive por el Fondo Monetario Internacional, que gestio-na los pagos de los empleados, los inmuebles y las acciones de ese Estado. L Osservatore Romano es el diario oficial del Vaticano.

Viganó habla de un robo ocurrido en las Villas Pontificias (“cuyo déficit es de 3 mi-llones y medio de euros anuales”), que no fue informado y tuvo que ser investigado por la Gendarmería Vaticana.

Las pérdidas financieras del Gobernato-rato oscilaron entre 50 y 60 por ciento, según Viganó, por las corruptelas e impericia de quienes las han administrado. Ante tal cri-sis, se crearon dos fondos dejados en manos de un Comité de Finanzas y Gestión, com-puesto por algunos importantes banqueros, “quienes resultó que trabajaban más para sus intereses que para los nuestros”.

Por ejemplo, dice, en una sola operación “nos hicieron perder 2 millones y medio de dólares… con mi participación en sus reunio-nes busqué detener las operaciones de los su-sodichos banqueros”.

Por último, Viganó denuncia que se in-flaron los precios del nacimiento instalado en el Vaticano durante la Navidad de 2009, que costó la friolera de 550 mil euros, mien-tras que en el árbol de Navidad de 2010 se

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la jerarquía del Vaticano, incluyendo al papa, decidió ocultar a la Autoridad de Informa-ción Financiera (AIF), organismo encargado de combatir en Italia el lavado de dinero, toda la información existente de la banca vaticana (Instituto para las Obras de Religión) con fe-cha anterior a abril de 2011.

“Últimamente, sin embargo, la Dirección del Instituto ha considerado cotejar la solici-tud de la AIF –sobre operaciones sospecho-sas o sobre las que hay en curso algún proce-dimiento judicial—entregando información sólo sobre las operaciones realizadas a partir del 1 de abril de 2011”.

Así, textual, se afirma que sólo se entre-gará información a partir de dicha fecha, de-jando en las sombras todo lo que hay antes, que es mucho, por cierto, por los escándalos históricos, quiebras y cuentas e inversiones sospechosas.

La banca vaticana estuvo implicada, por ejemplo, en la quiebra del Banco Ambrosiano y en la muerte del llamado banquero de Dios, Roberto Calvi, quien apareció colgado del puente londinense Blackfriars.

La postura de no entregar información previa a abril de 2011 fue inaceptable para las autoridades contra el lavado de dinero, como admite el mismo documento:

“La AIF ha insistido en su propio derecho/obligación a acceder a todos los datos y a las informaciones en posesión del IOR con base en el artículo 33 de la nueva ley, fundando ta-les posiciones con argumentaciones atinen-tes a la ley, sobre los estándares internacio-nales a los que la Santa Sede se ha adherido”.

Y advierte sobre otro riesgo: el “de una valoración negativa del organismo interna-cional que deberá examinar el sistema vati-cano de prevención antilavado y de financia-miento del terrorismo”.

Mala señal si se toma en cuenta que Esta-dos Unidos acaba de incluir al Vaticano en la lista de Estados considerados vulnerables al lavado de dinero.

En su más reciente reporte anual, el De-partamento de Estado ubicó al Vaticano en el lugar 67 de los Estados con “jurisdicción preocupante” respecto al lavado de dinero porque a Roma llegan grandes sumas de bi-lletes verdes procedentes de todos los puntos del planeta.

jPero si el temor a la sede vacante en el Vatica-no es conocido, mucho más grande es el mie-do a la sede impedida (sedia impedita), como se evidenció en el último y trágico tramo del largo pontificado de Juan Pablo II. Durante esos años, se especuló constantemente no sólo sobre una posible dimisión de Wojtyla, sino acerca de la presunta incapacidad del pontífice polaco para tomar decisiones. La

fueron dichas, como persona probablemente informada de un serio complot delictivo, con tal seguridad y decisión que sus interlocuto-res en China pensaron, con miedo, que está en curso un programa para atentar contra el Santo Padre”.

Según Il Fatto, Paolo Romeo acudió hasta el mismo Vaticano a toda prisa para desmen-tir ante el pontífice el documento entregado por Castrillón Hoyos, hombre del Opus Dei en la corte vaticana.

Federico Lombardi, portavoz oficial del Vaticano, reconoció tácitamente la origina-lidad de los documentos filtrados, cuando afirmó que hay quienes están en contra de la limpia realizada por el papa tanto en el tema de los abusos sexuales a menores cometidos por sacerdotes, como en la cuestión de la falta de transparencia de las finanzas de la Iglesia.

* * *Las filtraciones y las revelaciones sobre el lado oscuro del Estado religioso en realidad no son nuevas. Durante el pontificado de Juan Pablo II, por ejemplo, aparecieron tres tomos publi-cados en Roma a nombre de “Los Milenarios” (I Millenari). Uno de los libros llevaba el títu-lo de El humo de Satanás en Vaticano. Otro se titulaba: Que se lo lleve el viento en El Vatica-no y en él se afirmaba que “ha llegado el tiem-po en que la Iglesia, antes que a los hombres, pida perdón a Cristo por tantas infidelidades y traiciones de sus ministros, especialmente aquellos constituidos en autoridad en el vér-tice de la jerarquía eclesiástica”.

“Los Milenarios”, presuntos autores de dichos libelos y de uno más que hablaba sobre la debilidad del papa Karol Wojtyla y del ma-nejo del trono pontificio tras bambalinas por el llamado “clan polaco”, decían ser un gru-po de prelados del Vaticano. Dichos textos aparecieron hacia el final del pontificado de Wojtyla. Es decir, en la antesala del cónclave que habría de elegir a Ratzinger.

jLa oleada de filtraciones había conocido otro episodio el 31 de enero, cuando Il Fatto obtu-vo un documento oficial del Vaticano sobre un tema especialmente sensible: sus finanzas y la sospecha de malos manejos, así como la utilización de la banca vaticana para el lava-do de dinero de organizaciones criminales.

Clasificado como top secret, con el títu-lo: “Memo sobre las relaciones IOR-AIF”, es considerado sumamente “confidencial” y “reservado” y fue sustraído de las oficinas del papa y de la Secretaría de Estado.

El memo muestra anotaciones realizadas a mano con una pluma (las que según Il Fatto podrían ser de Georg Ganswein, el secretario personal de Benedicto XVI).

En síntesis, el documento evidencia que

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El papa Benedicto XVI recibe el saludo de Tarcisio Bertone, secretario de Estado del Vaticano.

El cardenal Angelo Bagnasco, presidente de la Conferencia Episcopal Italiana, muestra sus respetos al papa.

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Los últimos años del papado de Juan Pablo II estuvieron marcados por las falsas alarmas sobre su muerte y por sus terribles malesta-res físicos. Las especulaciones respecto a una posible dimisión crecieron, así como los ru-mores sobre su presunto retiro espiritual en Polonia, lejos de los reflectores mediáticos.

Los rostros de los supuestos papables se reproducían en medios italianos y extranje-ros. Los medios se cebaban en el progresivo deterioro físico, en el dolor y sufrimiento del pontífice polaco.

Algunos temen una situación semejan-te conforme avance el fin del pontificado de Ratzinger.

jGianluigi Nuzzi, autor del libro Vaticano SA, un contundente testimonio de cómo la oscu-ridad permea las finanzas de la banca vatica-na, es un periodista avezado, cuya presencia

llamada sede impedida está prevista en el derecho canónico y ha vuelto a ser objeto de atención por el visible envejecimiento de Jo-seph Ratzinger.

Vanni Nistico, un experimentado vati-canista, escribió en el diario Il Riformista: “Si Ratzinger piensa en la dimisión, hay un punto misterioso, (que es) interpretar el sen-tido de la reciente frase del papa: ‘Si ocurriera que no pudiera gobernar la Iglesia por razo-nes físicas, por agotamiento, estoy listo para dimitir’”.

Tales expresiones no han hecho más que retroalimentar las especulaciones y las lu-chas de poder en los corredores y palacios del Vaticano. Los conflictos presucesorios son acicateados por el deterioro físico del papa, quien, por ejemplo, a partir del año pasado comenzó a utilizar la plataforma con ruedas que usó Juan Pablo II en sus últimos días para desplazarse dentro de la Basílica durante las ceremonias religiosas

Este hecho, de gran simbolismo, no ha pasado inadvertido para quienes siguen día a día la escena en el Vaticano. Por otro lado, el próximo 16 de abril, al cumplir 85 años, Benedicto XVI se convertirá en el obispo de Roma más longevo en los últimos 100 años.

Los signos de fin de pontificado se acu-mulan y nutren las ambiciones de quienes se consideran papables en las principales dió-cesis en Italia, pero también allende el Atlán-tico, hasta el territorio mexicano, donde el viaje de Ratzinger podría querer ser utilizado como la plataforma del cardenal Norberto Rivera Carrera.

Sin embargo, el veterano vaticanista del diario Corriere della Sera, Luigi Accattoli, puntualiza que si bien próximamente el pon-tífice alemán cumplirá 85 años y por lo tanto “será el papa más longevo del último siglo, con lo que se vislumbra para la Iglesia católica una estación de angustia”, es claro que Ratzin-ger, por el momento, no pretende dejar el cargo.

No cabe duda de que las circunstancias históricas y las enfermedades del papa po-drían convertir a éste en un momento dra-mático para la Iglesia, —insiste Accattoli—, pero a pesar de los rumores, “el pontífice no considera la posibilidad de retirarse”. En va-rios momentos, en los discursos de los tres días del último consistorio, dio a entender que pretende “seguir adelante”, mantenerse al frente de la Iglesia y del Vaticano.

Entonces, ¿Ratzinger hará como Wojtyla? ¿Persistirá hasta el último momento en man-tenerse al frente del Vaticano a pesar de su deterioro físico, aun cuando éste se torne un auténtico calvario? Según Accattoli, es pro-bable que así sea, y que en el Vaticano tenga lugar otra escena de “testimonio sacrifi-cial por parte de un papa luego de la de Juan Pablo II”.

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física destaca. Su corpulencia y su impoluta calva imponen.

En esta noche del 22 de febrero sigue en-trevistando a un teatral cuervo, envuelto en el misterio y la penumbra. No se trata del cuervo de Edgar Allan Poe, sino de uno de los cuervos, de los soplones que en las semanas pasadas filtraron a la prensa los documen-tos que han puesto a temblar a la jerarquía católica.

–¿Usted es católico?–Sí.–¿Va a la iglesia?–Claro.–¿Lee el Evangelio?–Siempre.–¿Cuál es la frase del Evangelio más bella

que le viene a la cabeza en este momento?–Pienso… amaos los unos a los otros como

yo os he amado. De esto reconocerán que sóis mis discípulos. Y no de otra cosa.

–Por qué, en su opinión, luego de que us-ted ha contribuido a la difusión de ciertas no-ticias, la santa sede se ha cerrado y ha dicho que nosotros, en el programa Los Intocables, somos facciosos. ¿Por qué esta reacción?

–Pienso que porque molesta cuando al-guien mete la nariz en nuestra propia ropa sucia, ¿no?

–¿Y hay mucha ropa sucia?–Cada uno tiene, pienso, la justa dosis.–¿Y usted está preparado para pagar las

consecuencias?–Yo, digamos, me siento tranquilo. Siento

tener una gran fe y de esto doy gracias a Dios, y busco dar testimonio de ella con el ejemplo, porque el martirio es la forma más grande de dar testimonio de la verdad. Obviamen-te, entre nosotros, este es un peligro que no existe porque es muy difícil, porque en Italia es difícil encontrar alguien que sea asesinado porque es cristiano, ¿no? ¶