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UNIVERSIDAD DE SAN BUENAVENTURA
FACULTAD DE EDUCACION
ESPECIALIZACION EN GERENCIA EDUCATIVA – Cohorte 14
TRABAJO DE GRADO:
Título:
HUMANISMO FRANCISCANO EN LA GERENCIA ACTUAL.
Subtítulo:
De cómo la Antropología Franciscana potencia la humanización del
gerenciamiento organizacional y educativo.
Autor: José Félix Vargas Betancur.
Asesor: Mg. Diego Alejandro Muñoz Gaviria
M E D E L L I N
2 0 1 1
1-INTRODUCCION
Hoy no es tarea fácil concretar los aportes de una Escuela Humanista como la
Franciscana a la formación integral en la Gestión Educativa de los jóvenes
universitarios actuales de la Universidad de San Buenaventura, sede Medellín.
La mayor dificultad surge del interrogante de qué tanta resonancia podrán
tener esos planteamientos en los pensamientos y en los principios de acción
de estos universitarios separados 800 y menos años del contexto y la
actualidad de los discursos, realizaciones y proyecciones de las ideas de
aquellos maestros franciscanos que nos legaron toda esa sabiduría para la vida
que transita por los claustros académicos de ayer y de hoy.
El planteamiento central del escrito consiste en afirmar que el Franciscanismo
es un humanismo que ilumina y orienta toda la acción pedagógica legada por
los frailes y maestros en estos 800 años de presencia educadora en las
universidades apuntándole al cuidado de sí en cada uno de sus alumnos y a la
transformación continua de las realidades humanas de su entorno dándole
nuevo sentido al desarrollo de la persona en la construcción con los otros de un
mundo mejor y más feliz para todos.
El artículo consta de tres partes: a) una articulación de los principales aportes
de La Filosofía Franciscana en la construcción de su propuesta pedagógica
propia como proyecto de vida para los jóvenes de todas las épocas, de la mano
de ese ilustre experto del tema: P. José Antonio Merino; b) Una aproximación al
enfoque de la nueva gerencia o gerencia humanista que aporta valiosos
componentes a la gestión educativa de las Instituciones de Educación Superior;
en especial a la Universidad de San Buenaventura en el cumplimiento de sus
funciones sustanciales que se orientan a la plena realización del conjunto de
posibilidades de todas y cada una de las personas que la conforman; y c) Unas
reflexiones, recomendaciones y conclusiones que hagan posible desarrollar los
saberes como procesos formativos para el crecimiento continuo de las
personas y de la sociedad que constituyen la comunidad universitaria
bonaventuriana.
2- EL PENSAMIENTO HUMANISTA FRANCISCANO
El punto de partida de estas consideraciones se encuentra en la obra del Padre
Fray José Antonio Merino denominada El Humanismo Franciscano cuando
afirma que San Francisco de Asís era más un sentidor que un pensador,
filósofo, teólogo o escritor; pero que su vida, su estilo y su comportamiento
pueden crear toda una filosofía, una teología, una literatura, una política, una
historia muy peculiares de la iglesia del siglo XIII. (Merino: 1982).
Para ratificarlo el categórico juicio de Chesterton a finales del siglo XX al
expresar: “San Francisco anticipó todo lo que hay de más liberal y simpático en
el temperamento moderno: el amor a la naturaleza, el amor y cuidado de los
animales, el sentido de la comprensión social y el de los peligros espirituales de
la prosperidad y aún de la propiedad privada misma (Chesterton: 1973). Sea
cual fuere el programa de estudios que el joven curse en nuestra Universidad
no dejarán de resonarle estas declaraciones, pues tendrá la sensación de que
el franciscanismo siempre es actual e iluminará las mentes de quienes
trabajan por mejorar su calidad de vida y elevar su profesionalismo de manera
acorde con la filosofía de nuestra Alma Máter.
El Franciscanismo es una filosofía del hombre que se interesa por comprender
el universo de lo inmediato. Es por ello que ve al hombre como un “homo
viator”, peregrino y extranjero permanente, en relación constante con lo otro,
con los otros y con el Otro. Como filosofía el Franciscanismo no maneja una
temática distinta de otras escuelas contemporáneas. El pensamiento filosófico-
teológico de la escuela franciscana posee plena garantía de ser un sistema
antropológico-humanista, desde su fundador y animador: San Francisco de
Asís, quien lo vivió e interiorizó en sí mismo. Y vaya si estamos o no
necesitados en los inicios de este siglo XXI de un renacimiento de nuevos
humanismos que colmen de nuevos sentidos las complejidades de nuestro ser
y estar en el mundo. En la sociedad del conocimiento, en el mundo de la tecno
ciencia, en la creciente globalización de la pobreza más que de la riqueza, en la
emergencia de muchas nuevas esclavitudes para el ser humano, de nuevas
hegemonías y exclusiones, de constantes amenazas de una guerra total
planetaria, del surgimiento de innumerables violaciones a los derechos
humanos en casi todos los lugares del planeta, de las crecientes
muchedumbres de seres solitarios carentes de afecto, compasión, solidaridad,
fraternidad, diálogo, acogida, ternura y amor… en estos escenarios es
urgente la presencia de esas ideas filosóficas, antropológicas y pedagógicas
del humanismo franciscano para la formación y transformación de la condición
humana, a nivel individual y colectivo, en la apuesta por hacer plausible un
mundo de posibilidades y oportunidades absolutamente para todos en sus
contextos culturales y sociales determinados.
Adentrándonos en la Filosofía de San Buenaventura nos apoyaremos en los
excelentes estudios de Etienne Gilson. Los principales planteamientos y
aportes los tomaremos de su obra: La Filosofía de San Buenaventura,
traducida en Buenos Aires en 1974 de las ediciones Desclée de Brower y
apoyada en las ediciones franciscanas de Quaracchi, Italia, preparadas de
1882 a 1902.
Ya desde el Prefacio a la obra se nos recuerda que toda la Antropología
Filosófica medieval se apoya en la primacía del orden espiritual sobre el orden
temporal. Y esto se confirma con el hecho histórico del infinito esfuerzo de
muchas inteligencias humanas que en las escuelas monásticas y catedralicias
se dedicaron al servicio de la ciencia y de la fe, de la ratio et fides, del “crede ut
intelligas” y del “intellige ut credas”. En la primera parte de la obra el autor
analiza al Doctor Seráfico como un hombre del medioevo interactuando con su
entorno social y medio ambiente. Destaca que en su formación filosófica San
Buenaventura no se sale del dominio de las cosas naturales, lo que le hace
consciente de que “el hombre es por las solas fuerzas de su razón, incapaz de
alcanzar toda la verdad. (Gilson, 1974 pg. 14). Y para que dimensionemos la
importancia de esta tesis bonaventuriana quiero contrastarla con las del gran
filósofo de las ciencias, Karl Popper, quien en 1991 afirmaba: “Efectivamente,
el reconocer su ignorancia fue un gesto de gran sabiduría por parte de
Sócrates. Pero hoy se dice que nuestros investigadores y científicos
contemporáneos no son simples buscadores, sino también descubridores.
Porque saben mucho: tanto que el gran volumen de nuestro conocimiento
científico se ha convertido en un grave problema; los nuevos descubrimientos
se publican a tal velocidad que es imposible que nadie pueda estar al día.
¿Podría ser que incluso ahora debamos seguir construyendo nuestra filosofía
del conocimiento sobre la tesis socrática de nuestra falta de conocimiento?.
(Popper: 1991. Conferencia cuando recibió el doctorado Honoris Causa de la
Universidad Complutense de Madrid).
Un rasgo destacadísimo de la Antropología Filosófica de San Buenaventura es
su ejercicio de análisis y su pensamiento reflexivo-crítico frente a la obra
monumental de Aristóteles, al considerar al maestro filósofo griego incapaz de
explicar los fenómenos físicos, aún los más evidentes, como por ejemplo el
movimiento de los astros; al igual que le niega toda autoridad en el tema de la
duración de las substancias incorruptibles. Y lo más sorprendente es que lo
hace del lado de los perspectivistas de la Escuela de Oxford, muy serios en sus
desarrollos de la física experimental y matemática.
El trabajo manual humano es colocado por San Buenaventura en su verdadero
lugar y exalta la idea de San Francisco de Asís de excluir la ociosidad,
fomentar la devoción y asegurar la supervivencia material del trabajador.
Privilegia el trabajo intelectual, que en el caso de los franciscanos los obligaba
a estudiar la Filosofía y la Teología, especialmente esta última para realizar el
oficio supremo de la predicación. Es consciente de que la pobreza franciscana
es vivir “sine propio”, pero de que los frailes menores tienen necesidad de un
alimento suficiente y de casas de estudio (Studium Generalis) cómodas y bien
dotadas de libros y materiales apropiados para obtener los saberes de esa
época, de esa actualidad… Y para nuestros estudiantes bonaventurianos de
hoy los acertados mandatos de nuestra Corte Constitucional: “la vida en
condiciones dignas hace alusión a que el individuo considerado en su persona
misma, pueda desarrollarse como ser autónomo y libre, con la suficiente
idoneidad para desempeñar cualquier función productiva en la sociedad"
(Sentencia T-794 de 2003).
El “Itinerarium…” declara a Dios como causa y fuente de todas las
iluminaciones de la mente humana y solicita la gracia divina para obtener la
paz en la tierra. Como buen filósofo medieval Buenaventura considera de
suma importancia la contemplación divina por parte del hombre y la hace
núcleo central del ideal franciscano: es la tarea de vivir acá una VIDA
PLENAMENTE HUMANA lo más parecida posible a la de los bienaventurados
en el cielo. (P. Merino,1982, pg. 80).
Para San Buenaventura el don de la inteligencia se logra a base de múltiples
trabajos, y solamente lo logra quien mucho lo desea. Y añade el filósofo las 4
condiciones de la mente para obtener el conocimiento verdadero: a. la reflexión
y la oración que son una propedéutica filosófica, b. la práctica de la ascesis
moral que es condición necesaria para todo conocimiento verdadero, c. el
deseo de sabiduría que presupone la sabiduría para lograrla; y d. el buscar
siempre la ciencia con la mira puesta en la virtud.
En el estudio de E. Gilson a la crítica bonaventuriana de la filosofía natural se
encuentran unos elementos relevantes para la Antropología Franciscana: una
idea central está en que para el hombre el deseo de Dios no es un sentimiento
artificial que la filosofía introduce en el alma desde afuera, sino todo un
sentimiento natural, cuya justificación es tema de toda filosofía verdadera. Esto
le hace totalmente fiel a la tradición agustiniana. Y lo amplía afirmando que el
hombre, por deseo natural, aspira al conocimiento, a la felicidad y a la paz. Y
lo evidencia con la cita: “Capaces de conocerlo todo, nunca nos satisfacemos
con el conocimiento de un objeto determinado, quizás sin precisión, pero sí con
la intensidad, aspiramos a la posesión de todo lo cognoscible, y sobre todo de
aquello cuyo conocimiento nos hace conocer todo lo demás” (Merino,1982 p-
95). Estos planteamientos se corresponden con la actual filosofía del
conocimiento y del método del jesuita canadiense Bernard Lonergan cuando
nos expone el deseo irrestricto e ilimitado de conocer del sujeto humano en su
obra sistemática INSIGHT. (Lonergan : 1987,pàg. 7)
El Doctor Seráfico distingue 2 clases de conocimientos referentes a Dios: a.
uno trascendente ; b. otro accesible a la razón. (Merino,1982 Pg. 113). A
continuación nos da un soporte fundamental para dirimir el dilema fe-razón
con la cita textual: “ Quien conozca algo por la demostración quia, o sea, por el
efecto, si comienza de nuevo a conocer por la causa, o lo que es lo mismo por
la demostración propter quid, no por esto pierde el primer conocimiento,
aunque el segundo conocimiento adquirido sea de índole superior al primero:
por tanto, pueden existir 2 conocimientos sobre la misma cosa, uno de los
cuales es más noble que el otro, y uno no expulsa ni excluye al otro. Y siendo
esto verdad, luego parece que una cosa puede ser conocida al mismo tiempo
por raciocinio adquirido e iluminación infusa: es decir, que pueden existir
ciencia y fe de una misma cosa” ( III Sentencias, 24,2,3, fundamento segundo,
t. III, p. 521). A esto se agrega la genial analogía en la cita 34, pie de la página
115 : “ Quien confía en la ciencia filosófica, y presume de sí por eso, y se juzga
mejor, es un necio si pretende por sola esta ciencia, sin otra luz, aprehender al
Creador; es como si un hombre quisiera ver el cielo o un cuerpo solar,
sirviéndose de un candil”, (De donis S.S. IV., 12, tomo V, p. 475; I Sentencias,
2 dub. 2, tomo I, pgs. 59-60)
Y sobre el alma humana, el filósofo franciscano empieza por sentar la tesis de
que ella no ha sido producida de la sustancia misma de Dios. En la
aglomeración o complexión de los elementos que entran en la composición del
cuerpo, permite entonces la sistematización de los distintos órganos, cuyo bien
adaptado conjunto constituye y concluye afirmando : “ Y el orden consiste en
esto : la forma elemental se une al cuerpo mediante la forma de mezcla, la
cual, a su vez, dispone para la forma de complexión. Y como ésta, por consistir
en el equilibrio y en la armonía, se adapta a la naturaleza celestial, resulta que
se hace apta para recibir el influjo más noble, es decir, el de la vida. De esta
suerte en la unión del alma con el cuerpo se guarda el orden debido”.( II
Sentencias.,17,2,2, ad. 6, tomo II, p. 423).
Y en otros escritos notables sobre el alma humana nos dice San Buenaventura:
“Ahora bien, la filosofía trata de las cosas como existen en la naturaleza, o en
el alma, por el conocimiento dado naturalmente o también adquirido”
(Breviloquium, prólogo, 3, 2, p. 18) Y categóricamente afirma : “Añádase, sin
embargo, que la razón en la investigación, puede proceder de 2 modos: bien en
cuanto ayudada por el rayo de fe, o bien dejada a su propio juicio, y de este
modo procede al mirar a las naturalezas y causas inferiores, pues adquiere la
ciencia por vía del sentido y de la experiencia” ( II Sentencias, 30, 1,1,
conclusión, tomo II, p.176). Y esta ciencia se divide en 3 partes, según que
estudie:
a. La verdad de las cosas( Metafísica)
b. La verdad de los discursos ( Lógica)
c. La verdad de las costumbres (Moral).
Según el P .Merino los filósofos franciscanos han distinguido en sus estudios
morales y éticos varias clases de virtudes, especialmente las virtudes sociales ,
que son las que nos enseñan nuestro comportamiento entre los humanos (
Merino,1982, p. 107). Lo ilustra de este modo: “La enfermedad que el alma
contrae al someterse al cuerpo consiste en la debilidad, la ignorancia, la malicia
y la concupiscencia que contaminan sus facultades de conocer, amar y obrar.
Está, pues toda el alma contaminada. Sin embargo los filósofos no lo han
sabido completamente, aunque tampoco lo han ignorado del todo”
(Hexaemeron, VII, 3-13, tomo V, p. 365-367).
Y en relación a los criterios de verdad de nuestros conocimientos San
Buenaventura expone 4 tipos de certezas, a saber: de demostración, de
autoridad, de iluminación interior y de externa persuasión. La primera es tal
que no se puede resistir; el hombre se ve en la precisión de asentir lo que se le
demuestra; por eso, donde tal certeza existe queda excluída la fe . La de
autoridad es distinta ,ésta engendra la fe; por eso dice San Agustín: “lo que
creemos debémoslo a la autoridad”. La tercera es la iluminación interior, la cual
perfecciona y completa la fe. La cuarta es la persuasión externa, que tenemos
cuando, para entender lo que creemos, le aplicamos razones de congruencia y
eficacia; esta certeza sigue a la fe.(Merino,1982,pàg. 109).
Indagando a otros filósofos franciscanos el P. José Antonio Merino nos analiza
sus principales aportes en su destacada y muy estudiada obra: La Historia de
la Filosofía Franciscana, publicada por la B.A.C. de Madrid en 1993.
Inicia su investigación relatándonos que a los pocos años de la muerte de
Francisco de Asís los frailes participaban activamente en las famosas
universidades europeas de Oxford y París. El célebre maestro Roberto
Grosseteste fue invitado como profesor a los cursos académicos de la escuela
franciscana de Oxford. Con él se formaron Adam March, Tomás de York y
Roger Bacon.
En París el famoso maestro Alejandro de Hales, al entrar a la orden
franciscana, trasladó su escuela al convento de París teniendo como alumnos
avanzados a Juan de la Rupela, Eudes Rigaud y Guillermo de Meliton.
Roberto Grosseteste dedicó su tratado, De libero Arbitrio, al problema central
de la libertad humana. Contradice a San Anselmo, según el cual el libre
albedrío es la facultad de conservar la rectitud de la voluntad por la misma
rectitud .Grosseteste, por el contrario, defiende la exigencia de incluir en la
definición de libertad el querer doblegarse u orientarse a una cosa u otra
indiferentemente. (Merino,1982,pg..11) . Entendida así la libertad se identifica
con el verdadero y propio arbitrio de indiferencia. Con esto el filósofo
franciscano opta abiertamente por el primado de la voluntad en la vida humana.
Por ello afirma: “El ser de la naturaleza racional es doble. El querer y el
aprehender. Pero el ser primero y máximo es el querer puesto que en éste, y
no en el aprehender, consiste por sí y originariamente la felicidad. ( De libero
arbitrio, edic. Baur, p. 225)
El pensador franciscano Alejandro de Hales le dedica amplio espacio en su
obra al tema del hombre. Su Antropología lleva por título: De Homine y
constituye la inquisitio quarta en la SUMMA II. El hombre es un compuesto de
alma y cuerpo. El autor profundiza ampliamente el estudio del alma humana.
Todas las almas son creadas por Dios. Por tanto, no son emanación de Dios ni
son parte de la sustancia divina. El autor con espíritu compilador recoge
diversas descripciones y definiciones del alma. Con San Agustín la define como
un espíritu deiforme de vida. Creada por Dios es estable, vivificante del propio
cuerpo. Es un espíritu intelectual, ordenado a la felicidad en sí y en el cuerpo.
Pero insiste en afirmar que el alma no es solo una sustancia en el sentido que
es una forma sustancial, sino que es una sustancia simpliciter, un ens in se,
“compuesto de forma y de materia intelectual”. (Merino, 1993, p.17)
Otra de sus tesis afirma que el mundo material es también una manifestación
del amor divino. En ese cosmos, perfectamente proyectado y organizado, el
hombre tiene un puesto privilegiado, como fin de toda la creación. El cuerpo no
es un impedimento para el alma. En éste se da una armonía (consonantia) y
una belleza como resultado de la conjunción de todos sus miembros.
Finalmente el P. Merino destaca el método empleado por Alejandro de Hales:
cuando expone un tema, comienza por el pensamiento tradicional, después lo
interpreta y, a través de distinciones y precisiones, lo corrige y lo transforma, de
tal modo que la conclusión es muy distinta del modo de partida. (Merino,1993,
Pgs. 26-27)
En Roger Bacon, pensador crítico encontramos al profeta que levanta su voz
inquebrantable contra la ignorancia y el saber distorsionado. Cree
apasionadamente en la sabiduría y espera que a través de una cultura
renovada se pueda llegar al cambio de la Iglesia, la sociedad y el saber.
Bacon, el Doctor Admirable, vivió como pocos las angustias y esperanzas de
su tiempo. Fue un intelectual apasionado y comprometido con su época. Vió,
oyó, observó, experimentó, comparó y criticó la sociedad, la Iglesia y la
UNIVERSIDAD y propuso, como respuesta responsable, una alternativa
cultural adecuada y fundamentada en una teoría sinérgica de los diversos
saberes. (Merino, 1993, p. 110).
Los juicios de R.Bacon sobre las personas están motivados desde esa
preocupación cultural y de reforma de las mentes para rejuvenecer las
costumbres de la sociedad. Rechazó el modelo cultural de su época
generando la teorización de las causas del error en la ciencia y su propuesta de
una nueva enciclopedia del saber. Sobre los errores culturales de sus
contemporáneos destaco la agrupación de causas generales que observa el
P.Merino: a. la aceptación de autoridades frágiles o indignas, b. el peso de la
rutina, c. el orgullo ignorante encubierto de un saber solo aparente.
(Merino,1993, Pg. 112). Y sobre el tópico cuán importante esta actitud crítica
del pensador científico franciscano para la formación integral del universitario
de hoy. Es preocupante la postura pasiva y conformista de muchos de
nuestros estudiantes para quienes la importancia de la pregunta, la expresión y
justificación de las dudas y la pesquisa de posibles errores en los saberes
presentados en las aulas son inexistentes completamente y pareciera que
adhieren fácilmente a nuevos dogmas provenientes no ya de la religión y la
credulidad sino de la tecnociencia y la credibilidad.
Igualmente notable la aseveración del P.Merino: en todo el medioevo
permanece el diseño más radical que el franciscanismo inglés haya delineado,
con el esfuerzo de unir en una única Reformatio la reedificación de la cultura y
la reconstrucción de la sociedad sagrada y civil. (Merino,1993, Pg. 114). Bacon
no defiende la ciencia por la ciencia sino como medio privilegiado para la
existencia auténtica y verdadero del ser humano que busca dar sentido a su
ser en la proyección del mejor de los mundos posibles que vale la pena
cohabitar. Es por ello que el saber es un gran don, una fuerza, un instrumento
extraordinario para superar lo negativo de la existencia y para poder vivir
dignamente y cooperar con los demás en la aproximación a la verdad y en la
transformación permanente del momento histórico que nos ha tocado.
Avizorando la segunda parte del artículo considero relevantes para los actuales
estudios gerenciales de la educación las causas de los errores expuestas por el
P .Merino y halladas en el Opus Maius de R. Bacon. Si la estructura ternaria del
saber la constituyen: la autoridad, la razón y la experiencia ( léanse hoy: la
dirección, el conocimiento y la práctica pedagógica ), habría que analizar estos
mismos elementos para ver si ellos mismos son las causas de los errores. La
primera causa consiste en tomar por modelo una autoridad indigna y frágil. El
mal está en adherirse al primer modelo que se presenta y que no tiene las
garantías de autenticidad legal, sapiencial y científica. Las falsas autoridades
sólo ofrecen pseudovalores y pseudodeberes , pero crean confusión teórica y
práctica. (Merino,1993, Pg. 121). La segunda causa de error es la rutina en las
normas, en los usos y en las costumbres. La tradición se deteriora cuando
deriva en un tradicionalismo cómodo y se cierra al novum, a la innovación y la
prospectiva que pueden ofrecer nuevos valores. La tercera causa de error
consiste en seguir la opinión de la mayoría. El error no está en recurrir a la
experiencia, sino a las razones de experiencia que siguen las corrientes de
opinión, es decir, cuando la opinión de los más se eleva a criterio científico y
ético. Pues en este caso se trata de una experiencia vana y adulterada. En
todas ellas se pone de común una actitud común del hombre: el orgullo. El
orgullo y la variedad degradan el saber, pues pretenden ocultar la ignorancia
con un saber fingido y aparente. Y concluye el doctor franciscano afirmando
que el error y el mal moral son ciertamente personales, pero que son también
interpersonales. Todo error y todo mal tienen una dimensión social e
intersubjetiva, pues son causa y efecto de las relaciones de los unos con los
otros. (Merino,1993,. Pg. 126).
Y hoy que está a la orden del día el tema de la Responsabilidad Social vienen
con solidez estos aportes del Doctor Admirable sobre la MORAL como ciencia
última que dirige el comportamiento global del hombre. La Moral es la única
ciencia que puede presentarse como fundamento objetivo para la
reestructuración del saber y del vivir, según el P .Merino,1993, (pg.148-151),
Sólo la Moral, basada en la justicia, en el diálogo, puede traer las grandes y
necesarias reformas educativas, sociales, culturales y religiosas de la época
actual. Ella nos ofrece los derechos y deberes del vivir. Clarifica los deberes
del hombre para con Dios, para con los otros y para consigo mismo. Para R
.Bacon el discurso ético no debe ser una aplastante demostración matemática,
sino una persuasión razonable y afectiva, sin humillar al interlocutor con el peso
de las razones. La ética no se dice, la ética se muestra. Se trata de no ofender
la cortesía franciscana del respeto y la acogida al hombre. La reforma de la
sociedad tiene un arma privilegiada: el discurso convincente. Se trata de una
nueva retórica, de una retórica ética para que la persuasión alcance las esferas
privadas y públicas, civiles y religiosas. Así se entrará en el camino de una
nueva y mejor humanidad.
Otro de los grandes maestros franciscanos es Pedro Juan OLIVI, quien vivió
con el sentimiento trágico de considerarse incomprendido entre sus hermanos
de Orden. Esto es reflejado claramente en sus escritos en los que dice ser
molestado. Es el crítico constante que da qué pensar y reaccionar en contra.
En su Antropología Filosófica permanecen las 2 constantes medievales: la
perspectiva teológica que interpreta al hombre como ser privilegiado de la
creación, como “imago Dei”, y la perspectiva filosófica del hombre como ser
mundano y compuesto de elementos difíciles de combinar y que son la gran
prueba para la razón humana. “ Sostengo que en el cuerpo humano, además
del alma, hay otras formas realmente distintas de ella” ( Quaestiones, q. 50, II,
31.). Dice que el cuerpo humano es un “corpus mixtum, complexionatum,
organizatum”; y dado que estas determinaciones no son accidentales, sino
esenciales, es necesario, que estén informadas por sus correspondientes
formas sustanciales (Merino, 1993.,p.163-165). El hombre es para Olivi una
realidad muy compleja y es el resultado enigmático de síntesis sucesivas. La
pluralidad de formas complica y hace difícil la íntima unión del compuesto
humano. Admite en el hombre un apetito sensible, complementado por la
fuerza concupiscible o irascible. La vida intelectiva es menos compleja que la
sensitiva, basta admitir en el hombre las 2 potencias tradicionales: el
entendimiento y la voluntad. El objeto del entendimiento es el ser simplemente,
y el de la voluntad es el bien sin restricciones. Pedro Juan Olivi exalta la
capacidad de AUTODETERMINACION del hombre. Es la libertad su
prerrogativa máxima, en ella adquiere su máxima grandeza. La libertad es tan
profundamente humana que un hombre normal preferiría la aniquilación a ser
reducido a una existencia animal; dice el p. Merino: ¡inmensa concepción de la
libertad! ( Merino,1993,. P.167). La voluntad es la gran señora de la vida interior
del hombre no sólo con relación a la razón, sino también en el campo de los
afectos y de los sentimientos. En este terreno Olivi es el fiel seguidor de la
tradición franciscana. Es por todo esto que el hombre es capaz de decir no, de
ser asertivo, de ser eterno protestante, responsable de sus propios impulsos.
Por eso el hombre rebasa el reino de la necesidad y de la casualidad. Y bien,
pertenece al reino de la novedad y de la creatividad.
Y Juan Duns Escoto, llamado en su época el Doctor Sutil. La filosofía
escotista es una invitación al pensamiento radical y serio, al reconocimiento de
las posibilidades y limitaciones de la razón, un preludio de la construcción
kantiana de la Modernidad. Pero sobre todo es la gran confianza en el hombre
como morada silenciosa de Dios. Así nos introduce el P.Merino en La
Antropología Humanista de Escoto(Merino,1993, 239-253)
Parte de la cita del Eclesiastés 1,8: “todas las cosas son difíciles, dijo
Salomón”. Así comienza Escoto en sus Quaestiones Quodlibetales afirmando
que el hombre es un gran misterio, un enigma y un desconcierto, realidad que
este filósofo radical franciscano quiso penetrar y desentrañar. Acá están
presentes los aportes de la antropología escotista para una mejor comprensión
del hombre actual, que afirma Max Scheler: “ no poseemos hoy una idea
unitaria del hombre”(Scheler, 1974, El puesto del hombre en el cosmos,pg.24).
1. El hombre como compuesto: el hombre es un ser complejo y unitario al
mismo tiempo. Escoto no cree que la complejidad humana se pueda
explicar adecuadamente con el esquema convencional del cuerpo como
materia y del alma como forma. El alma es el principio formal que hace
del organismo un ser vivo y es la forma sustancial del hombre.
2. Estatuto ontológico del cuerpo: Como los filósofos y teólogos de su
época, Escoto sostiene que el hombre es una sustancia compuesta de
alma y cuerpo. Contra la tesis tomista afirma Escoto que no puede ser el
alma quien dé la actualidad del cuerpo. Argumenta con la experiencia
que nos demuestra claramente que el cuerpo es aquello que es,
independientemente del alma, en el momento mismo de la muerte. Esta
corporeidad escotista es una realidad integradora y que adquiere toda su
dimensión óntica dentro del sistema llamado Yo. En síntesis, Escoto
defiende la causa del cuerpo humano, creatura de Dios.
3. El alma y sus potencias. Escoto nos enseña que la naturaleza espiritual
del hombre se manifiesta y prueba a través de las operaciones propias
del hombre, como son el conocer y el querer. Es más, es el
entendimiento humano quien rebasa lo material para poder conectarse
con lo inmaterial. La voluntad por su parte, se expresa en el querer y en
el actuar libremente. La relación que hay entre el alma y sus potencias o
facultades es idéntica a la que se da entre el ser y sus atributos
trascendentales. El alma, dice Escoto, contiene unitivamente sus
potencias, aunque formalmente sean distintas. ( Ord. II, d. 16,q.
un,n.18).
4. La persona humana. Escoto sabe genialmente asumir la dialéctica de la
totalidad humana. Toma la definición de persona de Ricardo de San
Víctor, es decir, que “ la persona es la existencia incomunicable de
naturaleza intelectual” (Merino,1993, pg.247), definición que corrige la de
Boecio que dice que “ la persona es una sustancia individual de
naturaleza racional”; porque ésta implicaría que el alma es persona, lo
que es falso. La palabra existencia acuña la unidad del ser personal.
Esta incomunicabilidad hace del individuo un ser único e irrepetible, una
excepción. Escoto añade que para la personalidad se requiere la última
solitudo, o sea, la negación de dependencia alguna actual y aptitudinal.
La persona jamás es un algo, sino un alguien. Esto sustenta la
independencia personal que no tiene nada que ver con la soledad y el
abandono que acechan constantemente a toda persona. Es una soledad
que posibilita el profundo encuentro con uno mismo. Y esa soledad es
solidaridad. El yo en su profunda soledad es siempre solidaridad de un
tú, de un nosotros. Este hombre se encuentra y se reconoce como
ultimidad de sí, como autoafirmación; y al mismo tiempo se ve y se
siente como relación, apertura, comunicación y solidaridad. Escoto
complementa la definición de persona al afirmar: “ la esencia y la
relación constituyen la persona” (Quodl. q.3,n.4). La persona está óntica
y formalmente referida a Dios y a los hombres. Su meta natural podrá
conseguirla si sabe vivir en sí misma. El hombre no debe encerrarse en
su subjetividad, sino que debe abrirse a la alteridad, el ser-con-los-otros.
El pensamiento escotista ha puesto las bases seguras para lograr la
síntesis de los binomios: yoidad-alteridad, ensimismamiento-
comunicabilidad, diferenciación-semejanza, individuo-sociedad, soledad
radical-relación vinculante. Duns Escoto se adelantó a la antropología
del personalismo moderno (cfr. Merino,1993, pg. 278).
Finalmente nos ocuparemos del pregonero de la Modernidad, Guillermo
de Occam,“la última página de la escolástica y al mismo tiempo la
primera figura de la Modernidad”, según el autorizado concepto de
Nicolás Abbagnano( Storia della filosofía. Tomo I, 1982, PGS.623-655).
Su Antropología tiene un fuerte sentido de lo concreto, de la libertad de
las personas y de las complejas entidades sociales. El recibió una larga
y rica doctrina sobre el hombre.(cfr. Merino,1993,pgs. 347-358). Como
realidad unitaria y al mismo tiempo compuesta de elementos diversos y
opuestos. Para Occam el hombre es el gran “misterio” a descifrar, a
comprender plenamente y a explicar completamente. El autor, muy
coherente en su pensar y en sus ser, analizó las diversas
interpretaciones de su tiempo, las criticó y ofreció su propia concepción
sobre la condición humana en sus ser y en su actuar.
El franciscano ingles admite la definición del concilio de Vienne(1311)
que proclama que el alma intelectiva del hombre es esencialmente la
forma del cuerpo, aunque demanda que no hay pruebas rigurosas que
demuestren dicha tesis. La persona humana no está constituida por
una sola parte, sea el cuerpo o el alma, sino por su ser total, que es uno
y unitario, totalmente distinto de otro supuesto (supossitum) material o
espiritual. En síntesis : su concepto de persona expresa el ser total y
unitario del hombre. Es el hombre una unidad compacta y total. “En el
hombre hay un solo ser total , pero múltiples y diversos seres
parciales”(Quodlibetas, II,q.10, p. 161).
Sabemos por la revelación que tenemos un alma inmortal, pero no
podemos filosóficamente demostrar que la poseemos. Y agrega: “La
existencia del alma espiritual es un Meta problema que nos llega por la
revelación” (Quodlibetas .II, Q.1,p .108). Respecto a la libertad humana
Occam dice que es la principal característica o cualidad del hombre. Es
la capacidad radical de la voluntad para auto determinarse, es decir, en
el querer o no querer algo concreto. Y esto la hace una realidad
responsable o culpable. Él afirma que la libertad ni siquiera aspira
necesariamente a la felicidad, como nos lo demuestra la experiencia de
que existen hombres que pueden renunciar a la felicidad. El término
empleado por el autor como “recta razón” designa la conciencia moral de
los individuos que es la que decide la moralidad de los actos humanos
en relación a los primeros principios éticos y a las circunstancias que los
acompañan. Occam era un intelectual franciscano totalmente
comprometido en la acción social, política, y eclesial. No era
iconoclasta, ni ácrata, ni anárquico, ni revolucionario. Tenía un gran
respeto por la ley y las sanas costumbres, aunque deploraba el ataque
a la libertad que provenía de los absolutismos de su época. (cfr. Merino,
1993, pg. 359).
Todo este filosofar franciscano inspirará profundas transformaciones en
aquellos hombres y mujeres de todos los tiempos, deseosos de cambiar
las estructuras e instituciones que mediatizan su ser y su estar en el
mundo. Para ello deberán contagiar a sus hermanos gananciosos y
opulentos del orden mundial actual a fin de convertirlos en seres
pacíficos, justos y amigables con todos los procesos de la naturaleza.
Es claro cómo ya desde la configuración de las Escuelas Franciscanas
existieron diversas actividades a favor de los más pobres del planeta y
se postularon diversas actividades culturales que generaran bienestar y
felicidad en la tarea humana de defender, cuidar y respetar a la
naturaleza, propiciando una convivencia armónica y pacífica con todos
sus hermanos y con todos los seres vivos de la tierra. En esta visión
franciscana el hombre es el mediador universal que tiene que cuidar,
administrar y perfeccionar el mundo, que es su gran casa paterna. Y en
esta visión franciscana el trabajo humano ocupa un puesto privilegiado y
se supone liberado de toda explotación, opresión, empobrecimiento,
división y dependencia exclusiva del lucro. Ella trata al trabajador no
como una simple mercancía, sino como persona humana. Ya el Padre
Merino insistía en el trabajo como la posibilidad del ser humano de
vincularse con la naturaleza, ayudando al otro y tejiendo profundas
relaciones interpersonales.
Es desde acá que queremos dar el salto a las actuales formas de
gerenciamiento y empoderamiento de las organizaciones de hoy en cuyo
interior resonarían y aplicarían muchos de los hallazgos y reflexiones del
Franciscanismo en pro de compromisos solidarios, dignos y éticos que
dimensionen adecuadamente las luchas, aspiraciones e intenciones de
construir juntos escenarios propicios para la plena realización de las
personas y para el armónico desarrollo de las nuevas sociedades que
avizoran horizontes futuros de humanismo, perfeccionamiento y nueva
inteligencia y sentido para hacer realidad el sueño de vivir en el mejor de
los mundos posibles.
3-¿UNA GERENCIA HUMANISTA?
Indudablemente se notará un cambio significativo en la redacción del
escrito, pero ello obedece al salto a unas temáticas y problemáticas
contextualizadas en las sociedades e instituciones de la época actual.
Antes de 1960 se consideraba a los departamentos de personal como la
parte de la empresa capaz de proporcionar salud y felicidad a todos y cada
uno de los empleados de la organización. También se tenía muy claro que
son las personas y no los edificios, los equipos o los nombres de las marcas
quienes constituyen la razón de ser de una compañía. El dirigir
apropiadamente a los empleados, tratándolos con el respeto que se
merecen, afirma David Decenzo, hace que su gestión de compromiso y su
desempeño laboral sean cada más más eficientes y responsables.(Torres
Cuevas,1975,pg.465). Administración de los recursos humanos, pg. 13).
Las relaciones humanas y laborales generan muchas responsabilidades.
Deben crear un ambiente de comunicación abierta que abarque a toda la
organización. Su objetivo fundamental consiste en lograr que se
comprendan y lleven a la práctica las políticas y los procedimientos de la
organización, y permitan que los empleados que se sienten agraviados
tengan un foro para desahogarse y expresar sus inconformidades con los
desaciertos de la dirección.
Uno de los estudios más significativos en este orden lo constituye la obra
del mexicano Eduardo Ibarra Colado, quien en su cap.4 se pregunta por la
emergencia de los estudios organizacionales en América Latina:
transitando del centro a las orillas. El autor constata que los primeros pasos
en este sentido los dieron la Antropología y la Sociología con los estudios
laborales en momentos de grandes transformaciones dadas por el
Neoliberalismo y la Globalización. La reorganización de las Instituciones de
regulación del trabajo y los cambios en la legislación laboral, la renovación
del papel de los sindicatos y sus formas de lucha y de negociación; y los
problemas de pobreza, migración y desempleo estructural constituyen los
asuntos diagnosticados en las primeras y principales formulaciones
investigativas de este tipo de estudios.(De la Guerra:2000).
El término “organización” es muy nuevo en América Latina, proviene de los
centros productivos de los EEUU y fue incorporado paulatinamente por
nuestros Estados fuertes y burocráticos. El autor resalta que en la región
latinoamericana hay muy pocos estudios sobre las consecuencias de la
gestión y el diseño organizacional, prácticas asociadas con altos grados de
institucionalización.(Ibarra,2001, pg.130). En relación con estas prácticas
del imperativo organizacional se observa que el neoliberalismo ha sido
clave en este proceso, pues supone la operación de prácticas o maneras de
hacer y de principios y métodos de racionalización que se orientan a la
conducción de las conductas de unos en un debate de fuerzas diversas
(Foucault:1999; Ibarra:2001). Estos estudios ayudan a conocer las
consecuencias sociales en medio de las sociedades de control creadas por
la Modernidad (Deleuze: 1995). Estos nuevos saberes parten del estudio de
las organizaciones y postulan una nueva teoría de la organización.
Apoyándose en Max Weber dice Ibarra Colado que su principio señala que
la racionalidad y la eficiencia son condiciones objetivas del funcionamiento
de las organizaciones y de la sociedad, cuestionando con ello la neutralidad
del conocimiento técnico y reconociendo su condición como fundamento del
ejercicio de poder. (Ibarra,2001,pg. 137)
Luego el investigador Silverman (1970) reconoce la influencia de las
relaciones de significado al asumir que las acciones son el resultado del
sentido que los individuos otorgan a la realidad social. Esto vino a resaltar la
relevancia de las construcciones simbólicas como artefactos a partir de los
cuales se estructuran las conductas y se posibilitan la cooperación y un
orden regulado entre las personas.
El autor habla del Humanismo Radical, que se preocupa por la comprensión
de las implicaciones de una forma de organización que impone la alienación
y la irracionalidad en nombre de la racionalidad en la administración y la
dirección en su dimensión social.(Ibarra,2004 p. 140).
El imperativo organizacional de la sociedad neoliberal ha traído de la mano
el análisis de la gubernamentalidad (Ibarra,2003). Dice Ibarra Colado que
parece estarse produciendo una “administrativización” de las ciencias
sociales al lado de una “sociologización” de la administración, o mejor, la
gestión de una gerencia social o una sociología directiva, una buena
influencia la nueva organización del conocimiento y de la investigación, que
articulan con bases más colectivas y transdisciplinarias, favoreciendo
prácticas que alimentan formas de organización social más eficaces y
legítimas (Ibarra,2001, pg.142)
Desde 1990 los investigadores insatisfechos con el estado de los estudios
organizacionales se han centrado en el análisis de las relaciones entre
agentes que construyen, destruyen, reconstruyen espacios estructurados,
destacando la importancia del nacimiento, los flujos, los repentinos cambios
de direccionalidad y la inestabilidad asociada a la incertidumbre propia de
sistemas abstractos autonomizados, como condición de nuestro presente
hipermoderno. (Reed, 1991; Brunell et alt. 1994,2003). Insiste el autor en
que los estudios organizacionales son un campo de conocimiento plural,
diverso y fragmentado que logra soluciones exitosas a ciertos problemas
locales y de organización; y la interpretación de sus consecuencias locales
y los posibles proyectos alternativos que les pidieron dar
soluciones.(Ibarra,2001, pgs.144-145). Y apoyándose en el pensador y
escritor argentino Enrique de Dussel afirma que los problemas en América
Latina remiten a la relevancia histórica de la conquista hispana y al mito de
la Modernidad (Dussel, 1992), que expresa la negación del otro y la
imposición de un modo de racionalidad venido de fuera, para servir a los
intereses de afuera (Ibarra, 2001, Pg. 145).
Concluyendo el capítulo Ibarra Colado se refiere a los “Critical Management
Studies” escribiendo : “sin duda se ha producido un efecto de rebote en las
escuelas de negocios, en donde las preocupaciones por el diseño efectivo
de las organizaciones empiezan a ser acompañadas de discusiones en
torno al papel social de las empresas, a los fundamentos éticos de la
administración y a la responsabilidad de la enseñanza como acto reflexivo
ante un modo que está provocando graves daños a la sociedad… que está
transformando su preocupación por la eficiencia en una preocupación por
sus efectos, bajo la pregunta, ¿eficiencia para quién? (Ibarra, 2004, pg.
150). Clegg en 2002 señalaba la ceguera de los enfoques más ortodoxos de
los Estudios Organizacionales, pero sin considerar nunca sus implicaciones
sociales”. (Ibarra,2001 ,pgs. 152-157).
Otros elementos valiosos para la consolidación de una Gerencia Humanista
se encuentran en el estudio del docente-investigador Luis González López
que corresponden al denominado Human Management y que trata del
Humanismo y la Gestión Humana en una perspectiva de interpretación para
el trabajo social aplicado al campo laboral. El Autor nos advierte del riesgo
en que caen este tipo de estudios al entender al ser humano en forma
desarticulada, reduccionista y funcional. En sus primeras líneas nos ubica la
comprensión del trabajo y la gestión humana en las disciplinas teóricas y
aplicadas tales como: la Psicología, la Sociología, la Antropología, la
Economía, las Ciencias Administrativas, el Trabajo Social y las Ciencias
Jurídicas, entre otras. (González López, 2004, pg. 42).
Continúa el artículo estableciendo que el humanismo y el trabajo hacen
presencia después de la Revolución Industrial dimensionando esta relación
existencial de la experiencia humana y se explicita mayormente en las
teorías organizacionales de finales del siglo XIX hasta hoy.
Luego se encarga el autor de analizar los antecedentes de esta conjunción
en el direccionamiento de las organizaciones y afirma que todas las teorías
organizacionales han pretendido el mejoramiento de las condiciones
laborales del ser humano. (González,2004, pg. 43). Y en su ejemplificación
parte con Taylor a quien le corresponde la visión del ser humano que
primaba a finales del siglo XIX. Algunos autores señalan un humanismo en
Taylor, o por lo menos, una visión humanitaria en su teoría. Dessler, en
1979, afirma que las ideas de Taylor se fundamentaban en el deseo de
armonía entre trabajadores y administradores y en el aumento de los
beneficios para el obrero, pero hizo caso omiso de las variables del
comportamiento humano en las organizaciones.
El estudioso francés Henri Fayol en su obra: Administración General e
Industrial, 1979, evidencia su interés , no solo por la productividad, sino por
el bienestar de las personas , especialmente de los trabajadores
(González,2004, pg.45). En estos aportes y en los de las teorías de la
organización burocrática de Max Weber, se va perfilando el Humanismo en
la gestión humana de las teorías de la segunda mitad del siglo XX, y que
luego se cristalizan en los autores Abraham Maslow y Douglas McGregor.
Se les suman también las investigaciones de Elton Mayo y Fritz
Roethlisberger en Hawthorne-Chicago, 1927-1933, que replanteó la visión
del ser humano centrada en sus características psicológicas, sociológicas y
culturales.
En su apartado: el humanismo se concreta, el autor enuncia los principios
del humanismo: el respeto por la dignidad humana y el reconocimiento de la
libertad, la autonomía de las personas, su potencial y su responsabilidad en
la construcción de lo humano en sus vidas, contendidas en el discurso de la
famosa “teoría Y” en el MIT en 1057, que luego se publicó bajo el título: “El
lado humano de las organizaciones”, en 1960.
McGregor modificó el concepto taylorista del hombre en la organización y
presentó un nuevo paradigma que pone en énfasis en el potencial humano
(González,2004, Pg. 46), destacó el desarrollo humano como finalidad
primordial y dignificó a las personas en la sociedad industrializada. No
obstante, para él, es el trabajador quien debe responsabilizarse de su
propio desarrollo y crecimiento.
Peter Drucker, reciente exponente del enfoque neoclásico destaca en sus
trabajos el carácter mediático de las organizaciones actuales, pues ellas
son medios para alcanzar los objetivos organizacionales y las aspiraciones
de los individuos (González,2004, Pg.48). La teoría general de sistemas de
L. von Bertalanffy asimila la energía de materiales y de personas, en
procesos de entradas y salidas, con la descripción de las funciones y la
especialización de los oficios, puesto que en las organizaciones hay
variados medios para llegar a los mismos fines (González,2004, Pg.49).
Al ocuparse del Humanismo en la gestión humana del siglo XX el profesor
González López es categórico al afirmar que desde Taylor las propuestas
parten de intencionalidades específicas del ser humano; pero como
productos de su tiempo dejan entrever la ideología imperante en su entorno
, el tipo de racionalidad vigente en cada momento histórico y la cosmovisión
imperante en su época. Después del análisis de las teorías
organizacionales en general queda la sensación de que priman las
organizaciones sobre las personas; que los seres humanos son actores
marginales. La gran conclusión del autor es que: “ el papel que se les
asigna a las personas varía entre una concepción meramente instrumental,
como si fueran unos recursos, igual que las edificaciones, las máquinas y el
capital. (González, 2004,, pg. 50).
Para los finales del siglo XX el autor reivindica un cambio sustancial al ver
abrirse el pensamiento humanista como una categoría central, núcleo y eje
temático en los nuevos estilos sobre administración, gestión humana,
gerencia y gerencia educativa, teoría organizacional, sociología y sicología
del trabajo. Sobresale la Escuela de Montreal sobre Humanismo y Gestión,
desde 1991 y liderada por Alain Chanlat, desde la Escuela de Altos
Estudios Comerciales –HEC- de la Universidad de Montreal, Canadá. Esta
nueva orientación se conoce como: Perspectiva de las Ciencias de la
Vida y la Gestión, siendo protagonista en América Latina, y particularmente
en Colombia con un nodo en la ciudad de Cali.
Dicha perspectiva de las Ciencias de la Vida y la Gestión se reconoce hoy
como una nueva disciplina científica al interior del campo del conocimiento
administrativo. Dufour y Chanlat, maestro y discípulo, proponen esclarecer
el futuro de nuestras sociedades y se interrogan seriamente sobre si
podemos hoy garantizar al supremacía de nuestra especie y trabajar
suficientemente en hacer lo necesario para hacer sentir bien a los seres
humanos en lo físico, lo afectivo y lo intelectual de cada
uno.(González,2004, pg. 51).
Es bien interesante la “ruptura epistemológica” que en la nueva disciplina
propone A. Chanlat, de partir como sistema de referencia de las ciencias de
la vida y la gestión y no quedarse en el simple ejercicio de crear nuevas
técnicas de gestión. En septiembre de 1990 Chanlat, en un coloquio en
Montreal, habla de las “dimensiones olvidadas” del individuo en la
organización: “la naturaleza genérica y singular del ser humano, su carácter
activo y reflexivo, el uso de la palabra, la producción simbólica, la
concepción espacio-temporal (para nosotros: su situacionalidad) y la
alteridad (el reconocerme en el ser del otro como yo y como otro) como
proceso de construcción del individuo.”(Zapata,1995) y (González, 2004, p.
51). Todo esto origina una Antropología de la Organización con 5
subsistemas en relaciones permanentes: el individuo-la interacción-la
organización-la sociedad y el mundo. Todo ello para contrarrestar la
hegemonía de lo económico en el contexto de la gerencia y la dirección.
Entre los aportes de los principales teóricos de la perspectiva de las
ciencias de la vida y la gestión, Grupo Humanismo y Gestión Escuela vale
la pena destacar algunos aportes de los más importantes entre ellos:
ALAIN CHANLAT:
Una de sus “desilusiones” de las sociedades occidentales radica en el poco
interés de los dirigentes por las singularidades de las personas. El propone
volver a la noción de “ oficio”, tanto en las personas que los ejecutan como
en los académicos que los definen, tipifican y perfilan. Y en la cita textual
sobresale: “Ellos demuestran todos los días, el talento del cual el hombre es
capaz cuando sabe darle sentido al trabajo de sus manos…y que el secreto
hay que encontrarlo en sus implicaciones ontológicas y axiológicas… El
juego ontológico de su trabajo explica el porqué, a partir de allí, la gente de
oficio muestra tanta curiosidad por ampliar cada vez más sus conocimientos
dentro de su campo, tiene tal preocupación por la perfección técnica y
estètica, que no pueden disociarlas de las preocupaciones morales, en
tanto que ellas dan un valor trascendental a su trabajo. (Chanlat, 1995),
(Gonzàlez, 2004., Pg. 54). Y es genial cuando concluye que para reconstruir
económicamente nuestras sociedades no bastan los economistas, los
contadores, los administradores y los abogados y que ha llegado la hora de
que los humanistas se hagan oír
JEAN FRANCOISE CHANLAT.
Parte de la idea de que la organización es un fenómeno humano, a la
manera teilhardiana, y que por lo tanto no se puede entender sin saber qué
es el ser humano. Propone recuperar al sujeto-actor ante la complejidad de
los problemas actuales: crisis ecológicas, desempleo creciente,
pauperización global,; se resalta la preeminencia de lo cultural (conflictos
étnicos, prejuicios de género, religión, raza…), se replantean imperativos
éticos y se palpa el impacto en todas las esferas de la revolución
informática (Sànchez,2000).
RENEE BEDARD
Cuestiona la “ruptura” entre los conocimientos formales y el saber-hacer.
Propone 4 dimensiones filosóficas que definen la esencia de la gestión
humana empresarial. (González, 2004, pg. 55). Esas dimensiones son: el
ser, los valores, el conocimiento y el saber-hacer. (en su orden: lo
ontológico, lo axiológico, lo epistemológico y lo praxeológico). Y en su
desglose encontramos estos aportes:
l. lo ontológico: de una persona se fundamenta en su familia, su formación,
su educación, las influencias sociales y su trabajo.
2. lo axiológico: engloba los principios y normas que gobiernan la actividad
humana bajo todas sus formas…es decir, lo que es juzgado bueno,
verdadero, justo y bello.
3. lo epistemológico: todo lo que concierne al conocimiento bajo todas sus
formas. Es la inteligencia práctica, la prudencia y el discernimiento que el
dirigente debe ponerle a todas sus acciones.
4. lo praxeológico: es la actividad intelectual. Es el actuar humano completo
que incluye las decisiones, las habilidades (hoy: competencias), y el saber-
hacer. (González, 2004. Págs. 54-58).
OMAR AKTOUF:
Sus investigaciones, con fuerte mirada antropológica se apoyan en la
llamada etnografía comunicacional, por demás muy adecuada para la
investigación organizacional. Su propuesta se centra en la unificación de las
2 visiones de los sistemas de la empresa: el de los dirigentes y el de los
dirigidos. Para él el principal capital de la empresa es el capital humano.
Considera que la alegría (muy franciscana) es signo de la apropiación del
trabajo y que el trabajador debe disfrutar de lo que hace, igual de las
condiciones en que lo hace. Los requisitos de esto son: la apertura, el
diálogo, la facilidad de las relaciones, la confianza, la intimidad y la
honestidad (todos ellos valores bonaventurianos).
Otros estudios organizacionales, evocando la teoría Y, han insistido en la
importancia de integrar los objetivos individuales de los empleados con los
objetivos de las organizaciones. En esta línea investigó también Douglas Mc
Gregor el lado humano de las organizaciones y amplía las ideas del
denominado “hombre organizacional”. El enfatiza el potencial humano,
subraya el desarrollo humano y dignifica el papel de las personas en los
procesos de la sociedad industrial. Esta teoría humanista se apoya en los
conceptos y desarrollos de los estudiosos de la psicología de la
actualización personal, de las nuevas teorías del poder y en los nuevos
valores que guían el puesto del trabajo industrial. A manera de ilustración el
credo: “Piensa, no voy a decirte lo que tienes que hacer”. Esto es gerencia
participativa, cuyo ancestro está en la teoría Y.
Mc Gregor siempre confió en la muerte del “autoritarismo”. Ante la pregunta
que frecuentemente le hacían de si los buenos gerentes nacen o se hacen,
siempre respondió que ambas afirmaciones son verdaderas. Y lo
complementó con sus ideas sobre el liderazgo. El afirma que no es
propiedad del individuo, sino una compleja relación entre variables. Señala
que algunas investigaciones señalan la importancia de habilidades de
liderazgo y de actitudes que pueden ser adquiridas, y que por tanto, no son
características innatas de las personas. El autor sugiere programas
formativos y de desarrollo de los gerentes. Enuncia que el individuo siempre
pude aprender y que la verdadera educación es siempre transformadora y
generadora de nuevas ideas y nuevas conductas. Gran parte del trabajo de
un gerente es solucionar problemas : la planeación y ejecución de sus
actividades y las de sus subordinados, la proyección de situaciones
previstas e imprevistas, el diseño y la coordinación de estrategias
gerenciales. Hay competencias para diagnosticar problemas, para obtener y
diagnosticar datos relevantes, para verificar y evaluar diferentes alternativas
de solución y para obtener retroalimentación sobre la efectividad de las
soluciones y de los procesos establecidos para llegar a ellas. Mc Gregor
añade en su artículo que el procedimiento docente más común en la
Gerencia Educativa es el método de casos(casuística). Se le suma el
compartir el análisis de experiencias. También se le agrega el método de
“clínicas”: un grupo de gerentes más un entrenador para estudiar
conjuntamente los problemas y conflictos reales que están tratando de
resolver en el trabajo. (cfr. art. El lado humano de las organizaciones, en:
Revista Gerente al día, Enero-Junio, 1993, pgs. 44-71).
Daniels Aubrey en su obra: Gerencia del desempeño, ed. Mc Graw-Hill,
Santafé de Bogotá, 1993, pgs. 258) parte de la sabia sentencia que
establece : enseñando todos podemos aprender y que la genialidad
consiste en la larga paciencia y perseverancia para hacerlo. Es
fundamental y aplicable a muchísimos campos de la actividad humana su
plan de mejoramiento de desempeño, que consta de 6 etapas, a saber:
1. Puntualizar los resultados y los procedimientos de apoyo,
2. Desarrollar un sistema para medir los resultados,
3. Desarrollar una forma de dar retroalimentación
4. Desarrollar un plan de refuerzo positivo,
5. Revisar los resultados periódicamente,
6. Desarrollar un plan de antecedentes.
Lo importante de los pasos anteriores, dice Aubrey, es llegar a entender a
cada individuo en sus ser integral, lleno de un talento infinito con habilidades y
aptitudes inexplotadas (Aubrey,1993, Pg.39). Introduce la noción de GSI : La
gestión social integral, que busca la comprensión y acción del bienestar social
en el ámbito laboral con un enfoque humanista concreto, viable en su
aceptación y en su aplicación. En la academia la GSI corresponde a la GSTA (
Gestión Social del Talento Humano).
Y muy significativa la reflexión del autor: “Hoy se pierde la perspectiva del vivir
cuando se rompe el diálogo interior del ser humano, cuando la admiración y la
satisfacción del contacto con la naturaleza pasan a un segundo plano, cuando
la comunicación y la relación fraternal , familiar y laboral, se remplazan por
monótonas y convencionales situaciones, supliendo la comunicación de las
existencias por frases obligadas o por máquinas de diversión que roban la
actuación espontánea e imposibilitan un verdadero contacto y una relación
significativa con el otro. (Aubrey, op.cit. prólogo, pg. 10). Y esto se concreta,
para el autor, en un nuevo paradigma organizacional que incluye 3 factores
innovadores: 1.una nueva concepción del ser humano, 2. Una nueva
concepción del poder y de las relaciones que de él se desprenden, y 3. Un
nuevo concepto de los valores empresariales. (Aubrey,1993, prólogo, pg. 13).
En esta obra se trata de los Gestores Sociales, que son profesionales de las
ciencias humanas y sociales, tales como: trabajadores sociales, sociólogos,
filósofos, sicólogos, antropólogos, juristas… con sólida formación humanista y
científica y amplia comprensión histórica que les permiten desarrollar una
sensibilidad y una responsabilidad social, para dar respuestas efectivas,
óptimas y congruentes a las necesidades sociales que el medio les demanda, a
través de un serio trabajo investigativo que les permita diseñar, proyectar y
ejecutar políticas y programas de acción que abran paso a la creatividad y a la
crítica constructiva. (Aubrey, 1993,cap. I, pg.20). Y en términos del recurso de
la Malla Máxima Mundial (Internet:www) tenemos hoy sitios web tales como:
www.co-labora.com de una empresa que promueve el talento humano en la
vida personal y profesional. A la GSI le corresponde elaborar una filosofía de
vida para y con las personas que son su responsabilidad en las organizaciones.
Todos sabemos que quien lidera la acción de todos los procesos de gestión
social en las organizaciones es el área de Gestión Humana o Desarrollo de
Personal y su responsabilidad es administrar, integrar, dirigir y liderar todos los
procesos concernientes al personal, a través de su equipo. (AUBREY,
1993,pg.21). Así mismo los gestores sociales deben ser conscientes de la
importancia de proyectar su trabajo en un concepto de co-gestión, es decir, de
una gestión total de cooperación, una co-dirección, buscando siempre el
consenso, la concentración, ya que hoy no es posible adelantar ningún
programa partiendo del supuesto de decisiones unilaterales en el área social.
Y concluye Aubrey reafirmando que el recurso humano no es una cosa, un
objeto; el ser humano cuando se masifica pierde su carácter y su sentido. Al
considerar a la persona como cosa o como objeto se le roba todo su talento,
potencial e intrínseca capacidad en la participación, toma de decisiones,
creatividad y liderazgo, entre otras de sus múltiples posibilidades. Y esto
confrontado en estas 2 notables citas: “no tenemos que comprender el mundo,
sólo encontrar nuestro camino en él” (A. Einstein) y “el que hace de su vida un
sueño, y de su sueño una realidad, ese es el ser humano”(A. de Saint-
Exupery).
4- A MODO DE CONCLUSIONES.
Con estas consideraciones finales pretendo contextualizar en el currículo
universitario presente todos esos componentes humanistas franciscanos
puesto que estoy convencido de que encajan perfectamente en los contenidos
informativos, formativos, cognitivos e investigativos no sólo de nuestros
estudiantes de los programas profesionales de nuestra Facultad de Ciencias
Empresariales, sino también de otras comunidades de aprendizaje que
conforman la totalidad de nuestra Alma Máter. Hoy más que nunca estamos
convencidos de la importancia de una educación cualificada en los respectivos
contextos que nos posibilite el paso del saber aprender al saber convivir, que
haga del sujeto educable un ser humano en plenitud, que permita que la
escuela como agente socializador lo prepare para transformar la sociedad, no
sólo para adaptarse a ella. Y acá resuenan con fuerza las palabras de la
educadora-investigadora Silvia Luz de Luca : “..o la educación se convierte en
la práctica de la libertad, en virtud de la cual hombres y mujeres se enfrentan
crítica y creadoramente en la realidad y descubren la forma de participar en la
transformación de su propio mundo” (De Luca. La escuela como agente
socializador, pg. 34). La pedagogía es el eje articulador en la Gerencia
Educativa y lo esencial de este gerenciamiento es la formación humana integral
de esos jóvenes actuales que son diferentes, no son ni mejores, ni peores..
Simplemente no tragan entero, traen incorporadas las nuevas tecnologías, son
extrovertidos en el aprendizaje y son sensoriales y muy sensitivos. Ya en el
texto de la Paideia Franciscana los autores orientan la pregunta de qué es lo
que habría que potenciar en los sujetos educables de hoy desde sus
comprensiones y desde sus intereses. Igualmente es muy apropiado el consejo
del autor Carlos Feixa cuando propone el diálogo con los jóvenes e insiste en
que hay que dejar que se expresen. Una constante hoy en la educación es que
los jóvenes buscan y encuentran sus “referentes” en otros lugares, distintos a la
escuela. Hoy nos encontramos en los intersticios de lo que ´García Canclini ha
denominado las “culturas híbridas”. No obstante sabemos a ciencia cierta que
debemos partir en la educación del desarrollo de la “conciencia de sí” que es
capaz de llevarnos a relativizar todo el mundo de lo material, de lo mundano,
de lo no-yo, de lo fenoménico, de los mercados en que nos han vendido, que
como dice Braudillard, en ellos la decisión de comprar ya la tomaron por mí.
En definitiva, queremos aportarle a comprender la educación como algo más
que un producto, como la capacidad enorme para generar cambios y anticipar
mundos mejores. Es allí donde podemos demandar con otros: “Más Platón,
menos Prosac”.
Desde el Direccionamiento Estratégico de nuestra Universidad de San
Buenaventura, seccional Medellín, identificamos en su razón misional el hecho
de que ella: “presta servicios de alta calidad, para satisfacer las necesidades de
la sociedad” (PEB,cap.II,n.1,pg.41). Ya desde acá tenemos el listado de tareas
ad intra y ad extra de la Universidad. Los servicios educativos deberán
acreditarse todo el tiempo. Nuestra consigna debe ser siempre: hoy lo hacemos
bien, pero mañana mucho mejor. Nuestros procesos permanentes de
aprendizajes deben llevarnos a gerenciar los riesgos y las incertidumbres. En
todo momento debemos estar repensando la educación y direccionándola
hacia una adecuada cultura de la calidad. La satisfacción de las necesidades
sociales empieza por la gerencia del servicio a cada uno de sus clientes
internos, como lo son sus estudiantes, razón de ser de ese “ayuntamiento de
maestros y alumnos”, como la concebía el Rey Sabio Alfonso X en los albores
del Renacimiento. En definitiva, esta misión debe ser compartida por todos en
una cultura de la cooperación y la colaboración. Y como universidad
franciscana está llamada a fomentar las relaciones de sencillez entre sus
miembros y en el ejercicio de todas sus actividades, educando en el amor por
la vida, por la justicia, por la paz, por la libertad, por el servicio a los demás, y
por el respeto y el cuidado del medio ambiente.(cfr. PEB,cap. II, n.1.3., pg.42).
Todo ello deberá estar presente en los procesos educativos de la universidad y
no convertirlos en metas remotas de una cultura ideal, posibilitando el que los
estudiantes vayan haciendo práctica de ello en su formación integral y
asumiendo progresivamente compromisos libres y responsables con agentes
sociales solidarios, tales como los voluntariados, las ong´s, los grupos
frontales, las redes sociales y todo cuanto convoque a la construcción social
de un mundo mejor para todos.
Referente a la visión de la USB desde su mirada confesional y franciscana
sobresale su objetivo: “será una institución líder en la gestión del conocimiento,
centrada en el desarrollo humano”.(PEB,pg.47). Estos propósitos van de la
mano con las nuevas directrices educativas de la Orden Franciscana del 2009
que constatan los nuevos desafíos de la educación en la época actual, los
referentes antropológicos y pedagógicos del pensamiento franciscano, el perfil
de los agentes educativos y las indispensables mediaciones del proyecto
educativo. Hoy es sabido de todos que la educación no es tarea fácil para la
familia, la sociedad, la escuela, la Iglesia y el Estado. El documento es diáfano
al afirmar que hoy necesitamos un tipo de educación que enseñe a leer y
escribir la realidad, a interpretarla y a actuar sobre ella con un espíritu crítico-
constructivo. Y textualmente establece: “ la crisis ética, cultural, existencial y
económica que padece la sociedad , por consiguiente, no encontrará solución
en las ofertas técnicas y económicas, sino en un cambio profundo de actitudes”
de los seres humanos. (Seriado. para la evangelización, doc. “Id y
enseñad”.Roma.2009., pg. 18-19).
Desde el legado del Humanismo Franciscano se acude a la Sicología de la
Educación para proponer la sentida necesidad de formar ciudadanos libres,
conscientes y reflexivos, capaces de encarnar los ideales del humanismo
clásico y que se comprometan con los procesos de la justicia y de la solidaridad
humana. En el Franciscanismo son valores fundamentales: la fraternidad y la
minoridad y ellos constituyen el epicentro de las relaciones interpersonales. Y
retorno al documento para contextualizarlos en la cita: “La minoridad y la
fraternidad nos motivan a trabajar para eliminar todas las formas de injusticia y
las estructuras deshumanizadoras existentes en el mundo” (RFF 25-, pg.25).
Además no podemos dejar de dimensionar la necesidad de trascendencia del
ser humano, por lo demás muchas veces la “dimensión desconocida” de
bastantes jóvenes universitarios actuales que requieren abrirse a estas otras
realidades que brindan otras tantas posibilidades de hallarle nuevos sentidos a
las propias existencias y a su interactividad con el mundo cultural y físico que
los rodea, los reta y en ocasiones los amenaza con propuestas de no-futuro,
involución ,sin-sentido y hasta auto-destrucción.
Y en aras a la realización de una educación integral el documento explana las
orientaciones de ella frente a las polarizaciones y los frecuentes
reduccionismos de la actualidad. Y recomienda que ella debe orientarse a los 4
centros vitales de la persona: “ el corazón(libertad y voluntad o decisiones), la
mente (el saber), las manos (la acción) y los pies(la realidad en que vive)”.(Id
y enseñad,2009pg.36). Y traslado a nuestra universidad el sentido que estas
directrices generales le asignan a la educación franciscana en la que siempre
ha sido la persona , la responsable directa de su propia educación dentro de
“un auténtico sentido de disciplina a la honesta auto-comprensión, al
autocontrol, a la vida fraterna y al servicio”(Id y enseñad,2009,pg.38-39). Y
finalmente añade esta máxima: “los desafíos sociales, políticos, económicos,
culturales y religiosos actuales siguen siendo el contexto propicio en donde
tienen que encarnarse los valores humanos, cristianos y franciscanos a través
de un Proyecto Educativo Institucional. (ídem, pg.55).
Concluyo mis recomendaciones para todos los comprometidos con la
educación desde el pensamiento franciscano con las palabras del maestro
Edgar Morín en su discurso en la Universidad de Antioquia cuando recibió el
Título Honoris Causa de Doctor en Filosofía el día 14 de octubre de 2009: “ a
diario hay quienes buscan un camino para mejorar el mundo y ver que en este
camino hay una resistencia a las barbaries, que es un sí para adelantarse en el
camino nuevo que necesita la política de la raza humana”.(Periódico Alma
Mater, U de A, octubre de 2009, pg. 6.) Miércoles 28 de Septiembre de 2011.
Autor: JOSE FELIX VARGAS BETANCUR
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PALABRAS-CLAVES: Humanismo, Antropología Franciscana, Gerenciamiento,
Gerencia Humanista.
Carácter: Ensayo (Artículo para la Revista El Ágora-USB).
Resumen:
Siempre he tenido la firme convicción que los sistemas filosóficos del Medioevo
sobresalen por la agudeza mental de su construcción, que al igual que los
castillos de los Señores Feudales se erigen en fortalezas impenetrables para
quienes no dominan el arsenal del pensamiento táctico-estratégico de quienes
los intuyeron y luego los formalizaron en grandiosas catedrales de esa Razón
Suprema, que en todo momento se muestra en línea directa con el Dios
Omnisciente de toda la Creación. Y allí está la Escuela Franciscana, de
Buenaventura a Occam, auténticas filosofías holísticas que le brindan al
hombre de la Edad Media el perfecto “itinerario” que le permite ubicarse
plenamente en este mundo y avizorar, desear y preparar el ingreso definitivo al
universo de lo celeste, a las regiones del espíritu creyente y contemplador del
Ser Supremo. Y la “quaestio di ponte” la establezco también desde mi otra
certeza: que todos estos filosofares tienen sentido para el hombre de hoy en la
medida en que le sirven de universos de comprensión para entender su ser y
su quehacer en los contextos y realidades de su diario acontecer, de su día a
día, de esas rutinas en las que va constituyendo su proyecto de vida y en las
que va encontrando la razón de ser, de existir y de anhelar los máximos de
felicidad para sí y para sus próximos. Por eso el descenso en el horizonte de la
Dirección y la Gerencia en los campos de las organizaciones, y especialmente
en las Instituciones de Educación Superior, pues también tengo la convicción
de que es en la Educación en donde su “pulen” los cristales de la racionalidad
comunicativa y de las necesarias y adecuadas transformaciones que los seres
humanos proyectamos para humanizar y plenificar nuestros mundos de la vida.