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Universidad Nacional De Colombiabdigital.unal.edu.co/59523/31/41516866-2.pdf · Economías mundiales: gigante dormido que despierta (LIFE, 1962 -01 22, pág. 151). 18 Revista LIFE

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Revista LIFE en Español, 1955-1965: O de la poética del giro ecfrástico en América Latina

Luz Teresa Gómez de Mantilla

Universidad Nacional de Colombia Facultad de Artes Bogotá, Colombia

2017

Revista LIFE en Español, 1955-1965 O de la poética del giro ecfrástico en América Latina

Luz Teresa Gómez de Mantilla

Tesis de investigación presentada como requisito parcial para optar al título de: Doctora en Arte y Arquitectura

Directora: Arquitecta Beatriz García Moreno, PhD.

Línea de Investigación: Estética Crítica

Grupo de Investigación: Poéticas Intertextuales: Arte, Diseño y Ciudad

Universidad Nacional de Colombia Facultad de Artes Bogotá, Colombia

2017

Capítulo II

Los trazos del poder en la posguerra

Escenarios, libretos y actores

Hace una generación, sólo un país de primera importancia, los

Estados Unidos, emergió de la Segunda Guerra con la economía

intacta y floreciente; hoy, Europa Occidental y el Japón se nos han

unido como productores principales de productos manufacturados y

como centros financieros. El acuerdo de Bretton Woods instituyó un

sistema monetario internacional después de la Segunda Guerra

Mundial. Actualmente, la extraordinaria expansión del comercio

mundial y la dispersión del poder económico han hecho necesaria

una reestructuración radical de ese sistema.

Podemos estar, sí, seguros, de que la economía y la política estarán

estrechamente vinculadas, y que las decisiones y el liderazgo de los

Estados Unidos, para mejor o para peor, incidirán en la reacción de

las democracias industrializadas y, por ende, del resto del mundo.

Sin nosotros no puede haber progreso; si fracasamos, lo hacemos a

riesgo de la recesión, la confrontación y el caos.

Henry Kissinger, Afirmaciones públicas.

Contenido

Tesis ............................................................................................................................................... 11

Preludio .......................................................................................................................................... 15

1. Tecnologías ................................................................................................................................ 21

1.1. El objetivo nacional de los EE.UU. .................................................................................... 23

1.2. Guerra Fría y Cuba ............................................................................................................. 70

1.3. Alianza para el Progreso ................................................................................................... 117

1.4. Escena central: el diseño simbólico del orden bipolar ..................................................... 141

2. Sujetos anuentes ...................................................................................................................... 159

2.1. Los actores siguiendo el libreto ........................................................................................ 162

2.2. Escena central: Planes de los presidentes latinoamericanos ............................................. 178

3. Sujetos disidentes y resistentes ................................................................................................ 195

3.1. Las inercias del progreso .................................................................................................. 197

3.2. Escena central: una otredad intolerable ............................................................................ 229

4. Estética y estéticas ................................................................................................................... 243

4.1. Por el reconocimiento de una vecina otredad ................................................................... 248

4.2. Los Kennedy: glamour y sofisticación ............................................................................. 279

4.3. La imagen de los EE.UU. ................................................................................................. 306

4.4. Escena central: choque racial en las grandes urbes .......................................................... 329

Coda ............................................................................................................................................. 341

1. Estética de la amenaza: Las dilatadas fronteras de los EE.UU. .......................................... 345

2. Estética cortesana: Hacia la libertad y el orden ................................................................... 351

3. Estética del armisticio: Una efímera insurrección ............................................................... 357

4. Estética de la otredad: Cómo nos ven los otros ................................................................... 363

Bibliografía .................................................................................................................................. 367

1. Artículos y figuras de LIFE en Español .............................................................................. 367

2. Escenas actuales .................................................................................................................. 375

3. Referencias bibliográficas ................................................................................................... 375

11 Los trazos del poder en la posguerra Tesis

“Una sola esperanza, una sola

voluntad”, eso se expresa en el propósito

fundacional de los EE.UU., en el sentido de

que la grandeza de la nación depende de que

sus ciudadanos profesen y ejerzan una

condición colectiva. Así recoge LIFE en

Español uno de los elementos centrales del

objetivo nacional de los EE.UU. Este

pareciera encontrar su mejor expresión en la

doctrina Monroe: “América para los

americanos”. En la base de esta formulación

se entroncan los procesos significativos de

fortalecer la Organización de Estados

Americanos, desde 1948, y los programas de

la Alianza para el Progreso, a partir del

gobierno de John F. Kennedy. Sin embargo,

esta postura de unidad panamericana está

condicionada por la lógica del enfrentamiento

de poderes, resultante de la finalización de la

Segunda Guerra Mundial, lo cual se traduce

para los EE.UU. en una postura abierta de

lucha contra el comunismo en la Guerra Fría.

La revista LIFE en Español, que hacía parte

del engranaje del sistema de medios de

comunicación más importante del país

norteamericano, desempeñó un importante

papel como órgano difusor de dicha postura.

En ella destaca la propuesta de preservar la

libertad y la democracia, lo cual resulta

expreso en sus editoriales, artículos y

fotografías, y adicionalmente le brinda

materialización a través de la exaltación del

modelo de la libre empresa y la postulación

de la nación norteamericana como paradigma

para los países del continente. Su trabajo, en

últimas, reveló los trazos del poder en la

posguerra, junto con los escenarios en los que

tuvo lugar, los libretos ideológicos y los

actores que marcaron los extremos de esta

polarización política devenida en écfrasis.

No obstante, este ejercicio de

influencia hemisférica se topó con serias

dificultades en la implementación del modelo

norteamericano, pues, a pesar de la anuencia

mostrada por varios de los líderes

latinoamericanos, sectores sociales de

12 Revista LIFE en Español, 1955-1965

diversas condiciones ofrecen resistencia.

LIFE en Español efectúa constantemente

indicaciones de carácter político, tanto para el

presidente estadounidense como para los

mandatarios del sur. Sus argumentos son

explícitos en su sección editorial, pero a su

turno fluyen plásticamente como

insinuaciones sutiles y convincentes de un

nuevo estilo, tanto para la acción política

como para la vida cotidiana, a lo largo de tres

vertientes temáticas: la postura paradigmática

de la familia Kennedy, como modelo en lo

político y lo icónico; la reestructuración

estética de la vida social norteamericana y la

constitución, con la movilización masiva de

los negros, de una trasformación del concepto

de libertad; y la postura estética emanada de

América Latina, con su diversidad, su

expectación por el cambio social y su crítica.

13 Los trazos del poder en la posguerra

15 Los trazos del poder en la posguerra Preludio

Hibrida y abigarrada, la situación de

América Latina hacia mediados del siglo XX

marcaba el contrapunto de lo que ocurría en

Estados Unidos y el resto del planeta. La

Segunda Guerra Mundial había culminado,

dejando tras de sí una estela de millones de

muertos y un continente europeo casi en

ruinas, a la vez que se perfilaba un orden

mundial bipolar por el control de la bomba de

fusión descubierta casi de manera simultánea

por los EE.UU. y la Unión Soviética (Pardo,

2014). La región latinoamericana oscilaba

entre, por una parte, la apuesta por una

economía libre de restricciones y el fomento

del enriquecimiento material individual

dentro de la senda capitalista, y la promesa de

un futuro más igualitario de manos del

socialismo, por la otra. ¿Qué decir de ella en

ese momento frente al contexto internacional

de enfrentamiento? ¿Era ella acaso un

segmento territorial ajeno a la situación por la

que atravesaba el resto del globo? ¿Tenía ella

la fuerza identitaria suficiente para

consolidarse como región independiente y

autónoma? ¿Afectó esta situación su

organización política, su economía y la vida

espiritual de sus habitantes? Son preguntas

que se espera responder en este capítulo, con

el cual se busca presentar las escenas y hacer

visible las tras-escenas de una década

definitoria en los planos político, social y

estético.

Hacia mediados del siglo XX Estados

Unidos había fincado sus esperanzas en la

estimulación del crecimiento económico por

vía del aumento del gasto público, y de hecho,

de acuerdo a lo señalado por Eric Hobsbawm

(1999), parecía que su mayor preocupación,

además de la competencia con la Unión

Soviética era la necesidad de impedir el

surgimiento de una nueva depresión

económica. El reparto del mundo ocurrido en

la Conferencia de Yalta y luego en Postdam

dio paso a un escenario en el que EE.UU. se

vio enfrentado a la Unión Soviética en el

16 Revista LIFE en Español, 1955-1965

orden económico, pero en especial en el orden

simbólico. El New Deal en lo interno, el Plan

Marshall para Europa y la injerencia en los

asuntos de otros Estados fueron, entre otros,

los componentes que integraron la actividad

político-económica norteamericana con

posterioridad a la Segunda Guerra Mundial

(en el marco de la denominada Guerra Fría),

dando lugar, por una parte, a la consolidación

de su papel como principal potencia mundial

y modelo a seguir (en la llamada por algunos

pax americana) y, por otra, sembrando las

bases de su creciente desangre

presupuestario, ligado estrechamente a sus

actividades bélicas oficiales y clandestinas

(como en Vietnam, Afganistán, Corea y los

países latinoamericanos (Hobsbawm, 1999,

p. 245)). Europa, por su parte, en los años 50

ya empezaba a repuntar —algo muy marcado

en el caso de la renaciente Alemania

Federal—, en lo que pareció corresponder a

una tendencia de crecimiento generalizada,

particularmente positiva para los países

capitalistas, y solo ligeramente menor en los

países de Europa del Este (Hobsbawm, 1999,

p. 264).

Estos eran, pues, algunos de los rasgos

del contexto mundial en el que América

Latina definía su posición. Allí el

surcontinente se empeñaba por participar

cada vez más en un entramado económico

internacional en el que debía producir más

para suplir la demanda extranjera, a la vez que

ineluctablemente, y como consecuencia de su

creciente especialización productiva —en

una especie de costo de oportunidad que

impuso a muchos países de la región la carga

de ser exclusivamente productores de

materias primas (Galeano, 2006)—, debía

importar en mayor medida todo aquello que

no estaba en condiciones de producir. Esta

“topologización” productiva de la región, y su

valoración como algo positivo, queda

recogida en LIFE en Español en los

siguientes términos:

17 Los trazos del poder en la posguerra

Figura 1. Economías mundiales: gigante dormido que despierta (LIFE, 1962-01-22, pág. 151).

18 Revista LIFE en Español, 1955-1965

LIFE en Español construye una

cartografía de América Latina, muestra sus

riquezas, y lo llama el “gigante dormido que

despierta” (figura 1). Es claro que dentro de

la política exterior norteamericana la riqueza

natural de dicha región no podía pasar

desapercibida. Hay crisis políticas en la

mayoría de los países, como se comentará

más adelante; no obstante, la revista propende

por hacer palmaria la fuerza económica que

potencialmente alberga Latinoamérica.

Podría leerse detrás de esta imagen una

ontología de la naturaleza que se toma como

punto de partida, además del interés que LIFE

en Español erige en verdad con la rúbrica de

lo estadístico. La división política apenas se

insinúa; interesan aquí las condiciones del

subsuelo y las formas de producción, que dan

cuenta de miles de hectáreas dedicadas a la

agricultura. No se especifica el carácter de

estas formas productivas: si son grandes

plantaciones o economía campesina. Los

colores, en un degradé azul, tampoco

permiten diferenciar con facilidad el tipo de

uso dado a la tierra. Tal vez este no era el

objeto de la imagen, que más bien pareciera

ser la insinuación de un terreno virgen,

susceptible de ser transformado, proclive a

asumir el desarrollo, abierto a distintas

propuestas económicas —que en medio de la

Guerra Fría podrían orientarse a uno u otro

bando—. El discurso de LIFE en Español

recrea esta imagen (una écfrasis inversa) con

un adjetivo que no puede pasar

desapercibido: “infinita variedad de materias

primas y manufacturas”. Pero también

describe las condiciones limitadas de las

fuerzas productivas, dependientes en general

de uno o dos productos para la exportación,

carentes de condiciones para la

industrialización (con excepción de uno o dos

países) y unos altos índices demográficos que

agravan la situación del surcontinente.

Contrasta la gran riqueza con la

vulnerabilidad en que está inmersa gran parte

de su población, algo que podría ser superado

—según insinúa LIFE en Español— merced

a la intervención de los EE.UU. y su Alianza

19 Los trazos del poder en la posguerra para el Progreso. Esta es la percepción de

LIFE en Español, es el intento por describir el

ser de América Latina; la imagen da cuenta

también de los imaginarios y la

representación; hay en ellos una parte de

verdad: la que los datos consignan; pero

también fundan expresiones simbólicas. Un

mapa es una imagen analógica y descriptiva,

refleja una ilustración inmediata (Panofsky,

1972), aunque en cierto modo insuficiente

pues aún requiere del momento reflexivo, que

pasa por el discursivo esbozado. Hay una

condición iconográfica de la imagen, pero en

el cruce de estos dos momentos, en el traspaso

ecfrástico, es el papel dependiente de

América Latina el que queda insinuado, pues

a pesar de su enorme riqueza no logra

alcanzar autonomía ni identidad, y se aferra a

buscar, en algunos casos con cierta dificultad,

asociaciones de carácter económico. La

condición iconológica conduce entonces a

leer en el trasfondo la dependencia.

Hacia la década de los años 30 del siglo

XX la inversión en algunos países

latinoamericanos viró hacia la producción

fabril, con lo que a comienzos de los años 40

el aumento en la producción manufacturera

permitió propiciar la sustitución de

importaciones en algunos renglones

económicos, aumentar el ingreso nacional y

fomentar la formación de élites burguesas

regionales (Rama, 1982, p. 191). No era, en

todo caso, una situación de interdependencia

multilateral la que por entonces se observaba,

como sí la dependencia cada vez más intensa

de los países latinoamericanos frente al

mercado estadounidense. Se tiene, por

ejemplo, que el conjunto del comercio

exterior de América Latina frente a Estados

Unidos, de ser hacia 1910 equivalente al

23,5% del total de sus importaciones y al

34,46% en relación con las exportaciones,

trece años después ya alcanzaba

respectivamente el 36,06% y el 45,64% (p.

170). De hecho, para el mismo período el

comercio de los países suramericanos con

20 Revista LIFE en Español, 1955-1965

EE.UU. había aumentado en promedio un

165,6%, al tiempo que el de los países

centroamericanos y del Caribe había crecido

en un 120%1 (p. 184 a 185). América Latina

se sumía así en una creciente subordinación

económica frente a la nación norteamericana,

con serias implicaciones en los planos

político y social. La mirada de las potencias

sobre América Latina fue entonces

estratégica, pues el subcontinente, por su

riqueza y población, aparecía como territorio

central para consolidar el dominio del mundo.

1 Son por demás dicientes los casos de Uruguay, Venezuela, Colombia y Bolivia, que para él período analizado aumentaron respectivamente su comercio con Estados Unidos en 230%, 250%, 522,7% y 900% (LIFE, 1961-07-10, pág. 184).

1. Tecnologías

Estética de la amenaza

1.2. Guerra Fría y Cuba

1.3. Alianza para el

Progreso

1.1. El objetivo

nacional de los EE.UU.

Escena central

1955-09-26

1956-01-30

1958-01-271960-09-19

1960-07-25

1965-03-01

1959-03-09

1959-08-24

1960-05-30

1961-03-20

1961-07-10

1962-03-05

1965-08-02

1961-03-06

1961-04-17

1962-04-16

1963-09-16

1965-08-16

1963-09-16

1963-10-28

1961-09-18

1965-04-26

Escena actual

1962-10-29

23 Los trazos del poder en la posguerra 1.1. El objetivo nacional de los

EE.UU.

Centre of equal daughters, equal sons, All, all alike endear’d, grown, ungrown, young or old, Strong, ample, fair, enduring, capable, rich, Perennial with the Earth, with Freedom, Law and Love, A grand, sane, towering, seated Mother, Chair’d in the adamant of Time.

Walt Whitman, America.2

Los mitos fundacionales de los

pueblos exaltan a los héroes, y EE.UU. no es

la excepción. Entre su pléyade de ciudadanos

ilustres suelen ser destacados John Adams,

Benjamín Franklin, John Hancock y Thomas

Jefferson, entre muchos otros muchos, cuyo

vital esfuerzo impulsó la transformación de

trece colonias de inmigrantes ubicadas en la

costa este norteamericana en la nación más

poderosa de la era actual. Su labor política,

sus ideas y su pragmatismo organizacional

resultaron acordes a su situación, pero quien

2 Traducción libre: De hijas e hijos iguales eres crisol, / Todos, todos por igual, grandes, pequeños, jóvenes o viejos, por ti queridos son / Fuerte, abundante, justa, sempiterna, poderosa y fértil, / A la Tierra eres devota, a la libertad, a la ley y al amor / Allí os encuentras, gran madre, vigorosa e imponente, / Navegando a través del adamantinado Tiempo.

sin duda contribuyó a estructurar el

andamiaje jurídico de la Unión fue el a veces

menos mencionado John Marshall, originario

de la Commonwealth de Virginia y líder del

partido federalista. Este jurista y estadista,

desde su cargo en el Tribunal Supremo, se

encargó de precisar el papel y el alcance de

los jueces y del derecho en relación con las

libertades civiles de los ciudadanos y el

accionar del Estado, y en cierto modo sentó

las bases del equilibrio de poderes recogido

en la Constitución.

LIFE en Español, en su sección

editorial “Carta de Norteamérica”, dedica en

1955 algunas palabras a este destacado

personaje de la historia estadounidense.

Indica que fue uno de los artífices del sentido

adoptado a posteriori por la institucionalidad

americana, fincando para el efecto una

postura contundente frente a presidentes y

políticos a la hora de defender el legado de los

24 Revista LIFE en Español, 1955-1965

fundadores de la nación. La revista sintetiza

el planteamiento de Marshall de esta forma:

“Estas ideas pueden enunciarse simplemente

en los siguientes términos: 1) hacer de los

EE.UU. una nación en lugar de una

confederación descentralizada de estados

con igual poderío; 2) dar potestad suprema a

la autoridad nacional” (LIFE, 1962-11-26,

pág. 24). Resulta ilustrativo que LIFE en

Español, a diez años de culminada la Segunda

Guerra Mundial, se incline por hacer énfasis

en tal indicación sobre la unidad de la nación,

algo que a renglón seguido vincula con el

homenaje que rindiera el presidente Dwight

Eisenhower a Marshall3. Pudiera parecer que

se trata del mero hecho de traer a cuento un

pintoresco dato histórico, pero lo cierto es que

la publicación propende por trascender lo

anecdótico, convirtiendo así el dato en forma

inspiradora, en insumo que redefine el

presente. Eisenhower planteó en un discurso

en Filadelfia cómo la justicia se convierte a la

3 John Marshall (1755-1835) fue un importante jurista norteamericano, con un rol destacado como miembro del Tribunal Supremo en la definición de la identidad del Estado, y particularmente en la fijación de las líneas de acción de los jueces en la consolidación del derecho.

larga en paz, y esta transmuta a su vez en

justicia, como John Marshall lo había

proclamado. La reflexión sobre las posturas

del renombrado jurista le da la oportunidad a

LIFE en Español para insistir en el objetivo

nacional de los EE.UU., temática que se

convertirá desde 1955 en su leitmotiv, y con

la que pone en un singular orden reflexivo la

competencia con la Unión Soviética:

Dijo el Presidente: “El espíritu de Ginebra, si es que ha de darnos un ambiente propicio para la consecución de la paz, si ha de ser genuino y no apócrifo, debe alentarnos a todos a corregir las injusticias, debe servir para respetar los derechos humanos y poner fin a la subversión organizada en escala internacional”. Lo que Eisenhower quiso decir en lenguaje llano y sencillo fue: (…) retirad a todos los provocadores y espías comunistas que hacen todo lo posible por derrocar los gobiernos libres en todo el mundo. Si esto hacéis, entonces sabremos que podemos llevarnos bien y que no habrá causa para una guerra. John Marshall habría aprobado, sin duda, esas palabras (LIFE, 1955-09-26, pág. 25).

25 Los trazos del poder en la posguerra

Figura 2. Un nuevo sello honra la memoria de Marshall (LIFE, 1955-09-26, pág. 25).

LIFE en Español acompaña el

editorial con una pequeña ilustración de la

estampilla de 40 centavos que circula en los

correos de todo el país (figura 2), para dejar

sentada una y otra vez la imagen de un

antepasado ilustre. Es un hombre el que está

allí retratado, seguramente se diferencia de

los que aparecen en otras estampillas; pero él,

en singular, y todos en conjunto, están

representando a los padres fundadores de la

nación norteamericana: aquellos que

consolidaron las normas, aquellos que

lograron ponerlas en práctica. Este rostro es a

la vez un símbolo personal y colectivo; LIFE

en Español escoge como medio icónico una

estampilla que, en cuanto ícono, presenta a un

hombre docto, blanco, sereno; hay una

cualidad que esta imagen argumenta por sí

misma. Pero rápidamente la estampilla se

reposiciona, ya no simplemente ícono, sino

como índice. Es una visual flag (Peirce, 1987;

Berger, 2005) que dinamiza el relato y prueba

la dimensión argumentativa del lenguaje;

trocando en construcción simbólica, en visión

de mundo que engloba los descriptivo y lo

interpretativo. No solamente da cuenta de la

analogía y de los estados sensoriales, no es

solamente descripción e inteligibilidad

visual; se trata más bien de una constatación

que va más allá de la significación. Esta

imagen categoriza, generaliza, en ella están

recogidos todos los próceres

norteamericanos. Hay una argumentación que

la imagen refuerza, que no se queda en lo

evidente, sino que también abarca el diseño

de la nación estadounidense.

26 Revista LIFE en Español, 1955-1965

En la tras-escena las nociones de

unidad, justicia, paz, libertad, derechos e

independencia, derivadas de la construcción

institucional propiciada por John Marshall, y

en cierto modo relativas a los ideales

propugnados por los padres fundadores de la

nación norteamericana, adquieren una

significación adicional al ser

instrumentalizadas por LIFE en Español

como descriptores del contexto geopolítico

propio de 1955. Con la Guerra Fría como

telón de fondo, y con la Unión Soviética

como hipóstasis de los nuevos desafíos a la

autodeterminación, la revista presenta el

legado histórico norteamericano como fuente

de inspiración para esta lucha. Ya no es

solamente la supervivencia de los EE.UU. lo

que está en juego, sino la estabilidad de un

mundo mostrado como vulnerable frente al

terror totalitario de un comunismo visto como

amenaza directa a la libertad. Creer es el

primer paso para encarar la adversidad, y en

el pasado reside una gran fuente de

inspiración para ello.

El Estado, la ley y la religión

Un año más tarde, LIFE en Español

publicó un artículo llamado “El Estado, la ley

y la religión”, en donde a la reflexión

acumulada sobre tales principios

fundacionales agrega interesantes

indicaciones sobre el papel de lo religioso en

la conformación de la nación norteamericana.

Aquí ya no solo aparece la razón como

elemento fundacional; se trata también de la

tolerancia, del respeto por lo diverso, el

escape a las guerras religiosas que en su

momento consumían a Europa, el comienzo

en el Nuevo Mundo de una forma de

convivencia marcada por la libertad de cultos.

No es, pues, gratuito que en el artículo se

marque una profunda diferencia entre la

postura “deísta” de quienes lideraron la

revolución francesa y la de los colonos

norteamericanos, que además de variopinta,

introducía la necesidad de establecer nuevas

condiciones de habitabilidad colectiva que a

la vez dieron su particular orientación a la

27 Los trazos del poder en la posguerra Constitución de los Estados Unidos. En ese

sentido, se indica por parte de LIFE en

Español que:

La Constitución de los EE.UU. no hace referencia alguna a Dios y solamente tres a la religión, todas ellas negativas: prohíbe que se exijan requisitos de carácter religioso para ocupar cargos electivos o empleos en la administración federal; prohíbe que se dicten leyes sobre el establecimiento de una religión oficial y prohíbe que se restrinja “el libre ejercicio de cualquiera de ellas”. No tocar la religión es una de las más categóricas doctrinas de la Constitución de los EE.UU., doctrina hoy más consolidada que nunca. Sólo en 1949, la Corte Suprema confirmó finalmente su aplicación más allá de toda disputa, por encima de las leyes estatales que interfieren con la religión. El “muro de separación entre a Iglesia y el Estado”, como lo llamó Jefferson, se ha hecho más y más sólido, con el transcurso de los años (LIFE, 1956-01-30, pág. 56).

La cuestión, según se muestra en el

artículo, plantea ciertamente una relación

entre el Estado y la religión que brinda al

primero un carácter laico e independiente sin

suponer un menoscabo de la segunda, pero a

su turno deriva en la formulación de una serie

de preguntas acerca de la frontera que separa

a uno y otra: ¿el sistema político

norteamericano es agnóstico y su gobierno

laico?; ¿la opción religiosa es un asunto

eminentemente privado?; ¿cuál es el papel

que ha de desempeñar el Estado en la

regulación de aspectos tales como los duelos,

el divorcio, el control de natalidad, la

esclavitud, la producción de alcohol o la

educación pública, en principio regidos por el

devenir de la vida cotidiana, y permeados por

la moral religiosa de forma considerable y

pocas veces homogénea? Se trata ciertamente

de asuntos que convocan encarnados debates,

y que concretamente fueron fuente de

tensiones entre católicos, protestantes, judíos

y laicistas, pero que, de acuerdo a lo indicado

por LIFE en Español, en su momento

encontraron un principio de acuerdo en la

separación de poderes. Se alude así a la

historia, a cómo tales discusiones perfilaron

los contornos de tal tolerancia en el texto de

la Constitución. Para LIFE en Español es

claro que los padres fundadores de la nación

no buscaban legislar contra la religión

americana, sino garantizar que se ejercitara la

28 Revista LIFE en Español, 1955-1965

libertad religiosa. Hay que destacar que

quienes huyeron de las guerras religiosas en

Europa y fundaron las Trece Colonias

originarias buscaron establecer un orden que

respetara los distintos credos. Lo que importa

allí es entonces que Dios tenga un lugar, que

su imagen no desaparezca, y que las múltiples

interpretaciones, con sus contenidos y

rituales, puedan expresarse y coexistir. No

puede perderse de vista que en la lucha contra

el comunismo, que es por definición ateo,

garantizar la presencia de la religión es,

además de un objetivo político, un objetivo

estético cultural de la mayor trascendencia.

Así lo deja ver LIFE en Español.

Es así como los preceptos constitucionales de los EE.UU. no son declaraciones teológicas de ninguna clase. Constituyen, más bien, una muestra, sumamente eficaz y justa, de sabiduría jurídica y política concebida para una sociedad pluralista en materia religiosa. El reverendo padre John C. Murray ha llamado “Artículos de Paz” a aquellos preceptos. Hay, no cabe duda, un acento protestante en el concepto norteamericano de la libertad de culto. El sectarismo protestante hizo prudente ese concepto, y la consagración protestante de la conciencia individual

lo hizo popular. Protestantes y católicos pueden discutir sutilmente sobre lo que unos y otros entienden por libertad religiosa. Pero ni el católico ni el protestante ni el laicista, ni ningún otro punto de vista religioso relativo a la libertad religiosa quedó inscrito en la Constitución. Los “Artículos de Paz” son suficientemente amplios para incluir a todas las iglesias, inclusive a aquellas de tendencia autoritaria (LIFE, 1956-01-30, pág. 56).

Una Constitución que cobija a todos,

pero que a nadie alude de forma explícita:

pareciera que la fórmula de conformación de

la nación norteamericana tuviera un carácter

netamente negativo respecto a los distintos

cultos (un no hacer que reconoce y respeta).

Con todo, el editorial da un paso más allá al

recordar al francés Alexis de Toqueville y su

clásica obra La democracia en América,

particularmente al retomar la afirmación que

él hiciera sobre la religión de los

norteamericanos como la más importante de

sus instituciones políticas. Así las cosas, más

que una separación entre una y otra esfera de

la vida social norteamericana, lo que LIFE en

Español va perfilando es un vínculo de

interdependencia, convirtiéndolo de hecho en

29 Los trazos del poder en la posguerra un aspecto relevante a la hora de comprender

aquello que, junto con lo afirmado sobre la

estructura jurídica y los principios

fundacionales, ha de ir hilando la

significación del denominado objetivo

nacional de los EE.UU. Esta idea, devenida

en una búsqueda constante de libertad y

felicidad, no solo da cabida al contenido

religioso, sino que aparece como elemento

integrante de la ontología de la Unión. La

revista lo recuerda al citar la intervención de

Benjamín Franklin en la Convención

Constituyente de 1787, cuando propuso a

todos los delegados orar “al Padre de las

luces, para iluminar nuestro entendimiento”.

Añadió Franklin: “He vivido mucho tiempo, y cuanto más vivo más pruebas convincentes veo de esta verdad: Que Dios rige los asuntos de los hombres. Si una avecilla no puede caer al suelo sin su conocimiento ¿es probable que un imperio pueda levantarse sin su ayuda?” El presidente Washington estableció oficialmente el primer Día de Acción de Gracias en 1789, con estas razones: “Es deber de todas las naciones reconocer la providencia de Dios Todopoderoso, obedecer su voluntad, agradecer sus beneficios y humildemente implorar su protección

y favor.” Y desde que el presidente Lincoln revivió esta antigua práctica, pidiendo a sus conciudadanos que rezaran “con todo fervor y contrición”, el Día de Acción de Gracias ha sido una fiesta nacional norteamericana (LIFE, 1956-01-30, pág. 56).

En palabras de LIFE en Español, la

inspiración religiosa hace parte del

norteamericano promedio, siendo incluso

reconocida y proclamada tanto por creyentes

como por laicistas. No solamente es un asunto

de orientación privada del comportamiento,

sino a su vez de guía e imagen colectiva, de

definición de un anhelo de grandeza, de

asumirse a sí mismos, en cuanto pueblo

elegido, como legatarios de un gran plan. El

objetivo nacional de los EE.UU. parece deber

parte de sí a la inspiración religiosa, es en

cierto modo el mensaje que expresa LIFE en

Español al vincular ambos fenómenos a lo

largo de su devenir histórico:

La esperanza que entraña el experimento estadounidense fue bien expresada por John Adams quien la llamó “gran plan y designio de la Providencia” para la liberación de la humanidad. (…) Noventa y cuatro años más tarde, cuando gracias al darwinismo y al materialismo este

30 Revista LIFE en Español, 1955-1965

tipo de esperanza empezaba a pasar de moda, los obispos católicos de los EE.UU., entonces dirigidos por el cardenal Gibbons, declararon: “Creemos que los héroes de nuestra patria fueron instrumentos del Dios de las Naciones para establecer este hogar de la libertad”, y que EE.UU. es “obra de una Providencia especial, cuyos forjadores hicieron una obra más sabia de lo que ellos creían”. Los patriotas protestantes han sido también profundamente elocuentes sobre el mismo tema. Una ilustración de este hecho aparece en el Gran Sello de los billetes de un dólar, con el ojo de la Providencia y el lema annuit coeptis que significa: “Él ha favorecido nuestras empresas”. ¿Cuál es, entonces, la lógica que vincula la religión con el experimento norteamericano? Es la solución de esta paradoja: que cualquiera puede ser buen americano, pero que la máxima garantía de su libertad reside en el hecho de que EE.UU. es una nación religiosa (LIFE, 1956-01-30, pág. 57).

La revista LIFE en Español no

presenta la imagen del billete de un dólar,

pero lo trae a cuento como una representación

simbólica del poder económico de los

EE.UU. En esta imagen, que recorre el país y

el mundo, aparece, además de la

representación de la riqueza que enuncia, el

que todas las acciones económicas que

emprenda la nación estarán avaladas por

Dios; como sucedió con la independencia

estadounidense, al igual que debe ocurrir con

cada acción emprendida dentro y fuera de la

nación. La empresa norteamericana tiene un

cariz político incuestionable, pero también

una connotación económica de gran

trascendencia. LIFE en Español crea en el

lector la imagen de un sello que se mueve con

cada billete de dólar, es el sello de Dios

colocado en la esquina superior izquierda,

con el Annuit Coeptis. Al presentar el objetivo

nacional de los EE.UU., no puede dejarse

pasar esta significativa referencia: Dios

acompaña la acción del Estado, Dios

acompaña la acción de cada individuo que

porte este emblema. Allí, de lo que se trataría

es de encontrar el argumento visual, más allá

de la imagen demostrativa (que apenas sería

un indicio de la prueba). El argumento visual

debe ser persuasivo, y constituye un encuadre

de la argumentación. Así, el billete de dólar,

que de inmediato aparece en la mente del

lector de LIFE en Español, tiene un lenguaje

probatorio indicial (Berger, 2005). La

31 Los trazos del poder en la posguerra imagen del billete aparece como una premisa,

es un acto de habla (Groarke, 2002) que no

necesita más argumentos. Sin embargo, el

editorialista de la revista quiere reivindicar,

tanto en la historia de los EE.UU. como en el

presente, cómo el objetivo nacional, en el que

la consolidación económica es uno de sus

pilares fundamentales, es también un objetivo

moral colectivo.

En suma, si bien en un país como los

EE.UU. —donde se aspira constantemente a

limitar los poderes del Estado— a cada

ciudadano concierne una mayor

responsabilidad en el cuidado de su conducta

personal, lo religioso no solo aparece como

fuente de tal moral personal, sino que a su vez

es un instrumento de definición de un

horizonte de sentido, de una meta

inalcanzable que representa el proyecto de las

distintas generaciones cobijadas por esa idea

llamada EE.UU. En la tras-escena se dibuja

una conclusión casi mesiánica, sobre la

realización en la materialidad de los

principios de justicia abstracta que el

Creador, sin nombre y sin esencia única, dejó

impresos en la mente de sus criaturas, y que a

su vez, aterrizando en el texto de la

Constitución de esta naciente nación

civilizada, fungen como fuente de unidad,

orientación y realización. Por eso LIFE en

Español concluye:

Indudablemente, la mayor parte de los norteamericanos deberían ser más religiosos de lo que son. Por tanto, éstos tienen una grande y creciente deuda para con los que, junto a ellos, sienten hambre y sed de justicia y se humillan en la presencia de Dios. No lo hacen por el bien de los EE.UU., pero sin su contribución espiritual, EE.UU. sería muy poco más que una simple expresión geográfica (LIFE, 1956-01-30, pág. 57).

Las dilatadas fronteras de EE.UU.

Esta serie de indicaciones con ocasión

del objetivo nacional de los EE.UU., como

queda visto, son presentadas por LIFE en

Español como una idea que desborda el

territorio norteamericano, convirtiéndose así

y por contera en un principio de liberación de

las naciones oprimidas y atrasadas, en el

instrumento por el cual el mundo puede

32 Revista LIFE en Español, 1955-1965

alcanzar su magnificencia. Con todo, en la

Guerra Fría tal expansión ideológica,

manifiesta en fenómenos tales como la

vinculación transnacional de mercados, los

intercambios culturales, el envío de misiones

diplomáticas y de apoyo (económico, social,

político, etc.) y la égida de turistas

norteamericanos surcando cada región del

globo, entra a ser vista por ciertos sectores

como rampante imperialismo. Al respecto, en

1958 LIFE en Español alude en cambio a

fronteras dilatadas, resaltando de ese modo

las ventajas de una forma de cooperación que

califica como natural y carente de

secretismos. Así, pues, comenta:

De modo que si "imperio" es la palabra válida para el caso, habría que asignarle un nuevo significado. La definición sugerida en estas páginas nada tiene que ver con la de una hegemonía; se refiere más bien a los puestos de avanzada y a un gran trasplante del estilo de vivir que los americanos llevan o querrían llevar en su propio país. Numéricamente, la mayoría de esos americanos, en especial los de uniforme, cumplen misiones temporarias, no pocas veces a disgusto; el profesor Lerner los califica de "viajeros renuentes". Los demás son visitantes voluntarios que

se limitan a buscar la felicidad en el extranjero en ejercicio del mismo derecho que les dio Thomas Jefferson de buscarlo en su propio país. En el mundo abundan los norteamericanos que construyen y los que explotan, los que embellecen y los que afean, los que trabajan y los ociosos, tal como en los EE.UU. mismos (LIFE, 1958-01-27, pág. 18).

Para LIFE en Español no cabe hablar

de “imperio”; el hecho de que múltiples

norteamericanos transiten por el mundo

cumpliendo diversas tareas lo ve como un

signo de buena voluntad. Para la revista el

verdadero imperio es el que está ejerciendo el

comunismo, el cual —según señala en el

artículo— es alimentado por el trabajo de

cinco mil ciudadanos soviéticos en distintos

países, lo que no sería una cifra considerable

si no se considerara a los “millones” de

agentes extranjeros del Partido Comunista

que ejercen influencia en la política desde sus

propios países. LIFE en Español, en esa

medida, indica que el comunismo

internacional es el resultado de un ingente

trabajo coordinado por la Unión Soviética.

Detrás del ejercicio de estas organizaciones

33 Los trazos del poder en la posguerra políticas hay unas proyecciones

intencionadas y efectivas; en cambio, la labor

de los EE.UU. en el extranjero es tomada por

“incierta”, “involuntaria”, “ineficaz” y

“difusa”. No es entonces tan solo un escenario

de expansión de EE.UU. al resto del mundo,

sino la necesidad de contraponer sus

beneficios a la amenaza comunista, que

también se extiende, seduce y coopta. En el

sentir de los editores de LIFE en Español, la

situación tiene los ribetes de una competencia

entre los EE.UU., los “guardianes de la

civilización occidental”, y la Unión Soviética,

factor de desestabilización en Europa y el

resto del planeta. Pero ahora, más que un

asunto de ofrecer cándidamente la ayuda que

otros pueblos necesitan, se presenta como

imperativo para la nación norteamericana

asumir esta expansión como forma de

robustecer su seguridad, de contrarrestar la

amenaza comunista. Es, pues, un asunto de

supervivencia, es la conversión explícita del

ideal de libertad en carta de batalla.

El sentido de un propósito norteamericano bien definido comenzó a diluirse al ir perdiendo nuestras fronteras continentales su carácter agreste. Pero los sucesos del siglo XX en Europa han sido la prueba más dura. A medida que esos sucesos nos fueron convirtiendo en los principales guardianes de la civilización occidental, el sueño de reformar el mundo externo se fue haciendo algo así como un lujo innecesario, y la idea de un crecimiento natural de la libertad se transformó en algo real. Pues si rigiera una naturaleza benéfica ¿cómo es posible que en los últimos 12 años, 700 millones de personas hayan caído por la fuerza o la seducción en la esclavitud comunista? El inequívoco desafío de Rusia resultante de la Segunda Guerra Mundial, encontró a la mayoría de los norteamericanos sin preparación para hacerse cargo, solos, de la dirección del mundo que se vieron forzados a asumir. (…) Por lo menos, nuestra política nacional reveló generosidad y previsión en el Plan Marshall, valentía en Corea, paciencia en las muchas negociaciones inútiles con Rusia, iniciativa en el establecimiento de la O.T.A.N y otras alianzas. Pero la crisis de la conducción norteamericana, posterior al lanzamiento del Sputnik, es prueba de que esas loables reacciones no fueron todo lo bueno que era de desear. (LIFE, 1958-01-27, pág. 19)

Las tareas de los EE.UU. en el exterior

no han tenido como fin exclusivo la

consolidación de la seguridad interna.

Después de que los avances científico-

34 Revista LIFE en Español, 1955-1965

técnicos permitieron a la Unión Soviética

fabricar la bomba de hidrógeno, las

condiciones de igualdad de las dos potencias

se hicieron palmarias. Es claro que el ataque

japonés a Pearl Harbor mostró las

vulnerabilidades de los EE.UU., y ahora,

habiéndose alcanzado cierta equidad en

cuanto al uso de dispositivos nucleares, la

incertidumbre sobre el futuro también cuenta.

Pero LIFE en Español insiste en que la tarea

del país norteamericano en el exterior es la de

la buena voluntad y la búsqueda de la paz, y

esto podría ser admitido si no estuviera claro

que la revista está comprometida

institucionalmente y ha tomado partido

dentro de la tensión principal en la Guerra

Fría4. Para el emporio Time-Life, el ideal de

libertad y su meta de grandeza alcanzan

entonces una nueva conexión con la realidad

del resto del mundo. El desafío planteado por

un astuto comunismo, aunado a la percepción

4 En ese orden de ideas, señala Rafael Pardo Rueda (2014): ““How lose China?”, acuñada por Henry Luce, fundador de la influyente revista Time, medio que lideró un gran debate interno en los Estados Unidos, llevó a reforzar los temores sobre el comunismo y abrió (…) una controversia pública encabezada por el senador Joseph McCarthy (…) en lo que fue una auténtica cacería de brujas que fue conocida como el «macartismo»” (pág. 17).

sobre el momento en que se escribe como un

período crítico, es expuesto como la

necesidad del mundo de una nación

redentora, misionera, puede adquirir un

nuevo cariz en la confrontación contra los

flagelos de la humanidad. Para LIFE en

Español los EE.UU. tienen a su cargo este

papel inaplazable, emparentado directamente

con su sus principios fundacionales, que da un

sustento ético a lo dilatado de sus fronteras.

¿Cuál debe ser el objetivo económico de una nación próspera en un mundo de tantos países sin recursos? ¿Cuál debe ser el norte político de una nación que, habiéndose destacado en el arte de gobernarse a sí misma, acepta con displicencia en el concierto de naciones libres, a países recién llegados incompetentes en tan difícil arte? Con su claridad de objetivos, Rusia sabe muy bien cómo explotar la pobreza y la incompetencia de las flamantes naciones sin recursos del mundo. La falta de claridad en este terreno podría costar a los norteamericanos, en el peor de los casos, la riqueza y la independencia y, en el mejor, restarles influencia en la nueva conformación que tomará el mundo después de esta revolucionaria y caótica era.

35 Los trazos del poder en la posguerra

Tales son algunas de las dimensiones de nuestra crisis actual, desarrollada en la misma década en que millones de norteamericanos se han abierto paso en otras regiones del mundo. Pero los diversos objetivos personales que ellos se han fijado no pueden subsistir un claro propósito nacional para el cual debemos emplear toda la fuerza de nuestras posibilidades si el mundo en que vivimos ha de salvarse (LIFE, 1958-01-27, pág. 19).

La falta de libertad de millones de

personas tras la llamada cortina de hierro es

la nueva causa de los EE.UU. y su misión

histórica. No es algo que concierna

exclusivamente al gobierno, sino que es un

llamado dirigido a todos aquellos

norteamericanos que se consideren auténticos

ciudadanos. Para LIFE en Español no se trata

de una apuesta imperialista, como sí de una

5 Sobre el estilo de vida capitalista indica Max Weber (1998): “La cuestión acerca de las fuerzas impulsoras de [la expansión del moderno] capitalismo no versa principalmente sobre el origen de las disponibilidades dinerarias utilizables en la empresa, sino más bien sobre el desarrollo del espíritu capitalista. Cuando éste despierta y logra imponerse, él mismo crea las posibilidades dinerarias que le sirven de medio de acción, y no a la inversa. Pero este nuevo espíritu no se introdujo de modo pacífico. Una ola de desconfianza, de odio más bien, y de indignación moral, envolvió de ordinario a los primeros innovadores, y a menudo (conozco varios casos de ello) comenzó a formarse una leyenda en torno a las sombras misteriosas de la vida pasada. No es fácil encontrar quien reconozca sin prejuicios que un empresario de este "nuevo estilo" sólo podía mantener el dominio sobre sí mismo, y salvarse del naufragio moral y económico, mediante una extraordinaria firmeza de carácter; y que (aparte de su clara visión y su capacidad para la acción) fueron precisamente ciertas cualidades “éticas” claramente acusadas las que le hicieron ganar la confianza indispensable de la clientela y de los trabajadores, dándole además la fortaleza suficiente para vencer las innumerables resistencias con que hubo de chocar en todo momento; y, sobre todo, a esas cualidades debería la extraordinaria capacidad para el trabajo que se requiere en un empresario de esta naturaleza, y que es del todo incompatible con una vida reglada; en una palabra, el nuevo espíritu encarna cualidades éticas específicas, de distinta naturaleza que las que se adaptaban al tradicionalismo de los tiempos pasados” (pág. 106).

tarea apenas consecuente con su objetivo de

difundir, cual panacea civilizatoria, su

legado, su estilo de vida5, su excelso modelo

político-económico.

Con los argumentos de LIFE en

Español tal vez no podrían ponerse en duda

las intenciones magnánimas y generosas de la

presencia de los EE.UU. en diversos países.

Antes bien, el discurso de la revista crea una

imagen inmediata de soporte: los EE.UU. se

han destacado en el arte de gobernarse a sí

mismos como nación, y deben aceptar, tal vez

con displicencia, en la convocatoria del

consenso, a países recién llegados e

incompetentes que ni siquiera tienen

36 Revista LIFE en Español, 1955-1965

recursos. Se atiene LIFE en Español al grupo

de “los que piensan” para recuperar el sentido

misionero que reconstituya el objetivo

nacional. Las afirmaciones contenidas en este

artículo son contundentes. Esta es la

hegemonía de la nación del norte, una por

virtud de la cual difícilmente algún país del

sur podría ser tomado como par.

La imagen que podría acompañar el

artículo sería la de un Tío Sam grande,

generoso y protector, que como viajero se

desplaza por el mundo en misión de buena

voluntad. Pero no es esta la manera como

LIFE en Español presenta la imagen; recurre

a otros argumentos. Intertextualmente

flanquea el contenido discursivo con las

imágenes de ocho personajes (figura 3), cada

uno de los cuales parece propicio para

exponer diferentes facetas del objetivo

nacional de los EE.UU.; son algunas de las

personalidades que perfilan el horizonte de

oportunidades y amenazas que enriquece y

sustenta el carácter misional norteamericano:

Figura 3. De izquierda a derecha y de arriba a abajo: Squanto: indio norteamericano, viajó a Inglaterra, aprendió inglés y volvió a tiempo para ser intérprete de los peregrinos; Franklin: embajador, ganó amigos europeos y los persuadió que hicieran causa común con la Revolución Norteamericana; Decatur: gran defensor de la causa norteamericana, derrotó a los piratas de África del Norte y gestó la libertad de los mares; Fuller: escritora y periodista de gran renombre, en sus obras clasificó a sus compatriotas en tres categorías constantes; Wilson: creyó en el ejemplo democratizador de los EE.UU. y creó el lema “Hacer del mundo sitio seguro para la democracia”; Spaak: secretario general de la O.T.A.N., propugnó el Mercado Común Europeo, con vistas a una futura unidad de Europa; Mikoyan: viceprimer ministro ruso, usó el comercio para manejar la economía de Egipto y Siria y amenazar a otros países; Rhyne: presidente de la Asociación de Abogados, ha iniciado una campaña para establecer el imperio de la Ley en el mundo (LIFE, 1958-01-27, pág. 18 y 19).

Un eximio indio norteamericano, que

viajó a Inglaterra, y allí aprendió inglés para

servir de intérprete a los peregrinos; Franklin,

quien en su condición de embajador buscó

que amigos europeos apoyaran la Revolución

Norteamericana; un militar, que cumplió la

función de liberar los mares para los EE.UU.;

37 Los trazos del poder en la posguerra la única mujer que aparece es Margareth

Fuller, quien fuera escritora y periodista

destacada, además de activista en pro de los

derechos de las mujeres; un político,

presidente de los EE.UU., quien condensó su

política exterior en el lema “Hacer del mundo

un sitio seguro para la democracia”; un

europeo, funcionario de un organismo

internacional tan poderoso como la OTAN;

un abogado, Charles Rhyne, preocupado por

establecer el imperio de la ley a nivel

internacional. Estructura LIFE en Español

una particular tipología de los hombres

pensantes que han moldeado la nación. Estos

ilustres personajes han contribuido al diseño

del objetivo nacional de los EE.UU.,

incluidos el indio inteligente y la mujer. Con

excepción del primero, todos son blancos;

algunos han ayudado desde el extranjero,

como el secretario de la OTAN. Pero hay

otros que desde orillas enemigas también

cumplen un papel significativo. El

antagonista en estas imágenes es Mikoyan, de

quien se indica que manejó la economía para

dominar a Egipto y Siria y amenazar a otros

países.

Esta composición icónica privilegia

protagonistas reales, el discurso se refuerza

con sus recordadas acciones; las indicaciones

laudatorias y las peyorativas quedan

subsumidas dentro de esta tipología de

sujetos históricos, por un lado los anuentes,

que han construido la nación norteamericana,

por el otro los disidentes, que son colocados,

por decirlo de alguna manera, en el eje del

mal. Sería posible conformarse con lo dicho

en los pie de fotos a título de studium

(Barthes, 1989), pero el análisis de la tras-

escena permite arribar a conclusiones

adicionales. Y esto emotivo emerge con lo

heterogéneo de este grupo de personajes

históricos ilustrados en el artículo. En

principio entran en escena como

manifestación de la diversidad de lo

norteamericano, pero el mensaje conjunto

termina por exaltar que la riqueza de su arte

de autogobierno, estando soportado en la

38 Revista LIFE en Español, 1955-1965

libertad individual (a diferencia del

igualitarista comunismo), se postula como

ejemplo para el mundo. Ellos son, como

referentes del objetivo nacional, los que

otorgan autoridad moral a los EE.UU. para

salir al mundo en labor de voluntariado, y de

esta manera fungir como nación adalid de la

libertad internacional.

El gran debate sobre el objetivo nacional

Como ha podido verse, la exaltación

de la estructura constitucional

norteamericana, las apreciaciones sobre el

papel de la religión en la sociedad, la defensa

de la intervención en el territorio de otros

países, la invitación a proseguir la lucha por

construir la grandeza de los EE.UU. y el

traslado de la responsabilidad a la ciudadanía

configuran, en síntesis, la tendencia ecfrástica

construida por LIFE en Español en torno a ese

ideal denominado el objetivo nacional. De la

recuperación del legado hacia el aumento de

la confianza generalizada, y de esta última

hacia el declive moral en 1965, la revista se

encarga de perfilar los hitos de esa

significación que demarca el rumbo de la

nación norteamericana, pero sería a partir de

dos acontecimientos específicos que

condensaría el giro semántico otorgado a esta

definición del papel de los EE.UU. ante el

mundo, ante la Unión Soviética y ante sí

misma. El primero de ellos es un artículo

aparecido el 25 de julio de 1960, momento

crucial de las campañas republicana y

demócrata hacia la presidencia, y punto de

quiebre en el curso de la posguerra. Podría

decirse que fue un punto estratégico, en donde

la política de contención de Dwight

Eisenhower ya mostraba signos de

agotamiento, en tanto que la propuesta de

John F. Kennedy sobre la Nueva Frontera —

consistente entre otros en una revisión fiscal

con miras al aumento de las inversiones y el

consumo, acciones aunadas al incremento del

gasto público— se abría paso. Es en tal

coyuntura que LIFE en Español apela a las

apreciaciones de personajes prestantes,

candidatos a la presidencia, poetas,

39 Los trazos del poder en la posguerra periodistas, predicadores, industriales y

economistas, todos ellos convocados para

expresar su punto de vista sobre los orígenes

de la nación estadounidense y sobre cómo

retomar un rumbo que por momentos parece

extraviado. Esto tendría lugar en el año de

19606.

De entrada, esta preocupación por los

objetivos de la nación tiene un tono de

añoranza; más precisamente, es una forma de

reclamo por la aparente pérdida del ideal que

condujo a la Unión a convertirse en la

sociedad guía de Occidente en el siglo XX.

Este es el planteamiento del articulista John

K. Jessup, quien sondea en los documentos

6 Por entonces en el país norteamericano se respiraba un cierto aire de renovación, circunstancia que quedaba patente en el discurso de aceptación de Kennedy a la candidatura demócrata a la presidencia de los EE.UU. en julio de ese año: “En esta noche miro hacia el Oeste, hacia lo que fue la última frontera. Desde las tierras que se extienden a tres mil millas detrás de mí, los pioneros de antaño renunciaron a su seguridad, a su bienestar y, en ocasiones, a sus vidas para construir un mundo nuevo, aquí, en el Oeste. No quedaron atrapados en sus propias dudas o prisioneros del precio de sus etiquetas. Su lema no era «Sálvese quien pueda», sino «Todo por la causa común». Estaban decididos a construir un mundo nuevo, fuerte y libre, para superar sus peligros y sus dificultades, para vencer a los enemigos que les amenazaban, tanto los de fuera como los de dentro. Hoy en día algunos dirían que estas luchas han terminado, que todos los horizontes se han explorado, que todas las batallas se han ganado, que ya no hay una frontera americana. Pero confío en que nadie en esta gran asamblea esté de acuerdo con esos sentimientos. Los problemas no están todos resueltos, las batallas no están todas ganadas, hoy nos encontramos junto a una Nueva Frontera (New Frontier), la frontera de los años 1960. Una frontera con oportunidades, riesgos y peligros desconocidos. Una frontera llena de esperanzas incumplidas y amenazas. Woodrow Wilson con su New Liberty prometió a nuestra nación un nuevo marco político y económico. El New Deal de Franklin Roosevelt ofreció seguridad y socorro a los más necesitados. Sin embargo, la Nueva Frontera de la que os hablo no es un conjunto de promesas, es un conjunto de desafíos. En ella se resume todo lo que no tengo la intención de ofrecer al pueblo estadounidense, pero sí todo lo que voy a pedirle. Algo que apela a su orgullo, no a su cartera, propone ofrecer la promesa de más sacrificios en lugar de más seguridad. Pero yo os digo que la Nueva Frontera está aquí, tanto si la buscamos como si no” (El Cultural, 2013).

fundacionales de la nación norteamericana

para mostrar a los lectores de LIFE en

Español los objetivos estratégicos que con

posterioridad al triunfo en la Segunda Guerra

Mundial, y en medio de la holgura

económica, parecieran refundidos. Se trata,

pues, de una rememoración de las

orientaciones colectivas convertidas hace

más de un siglo en “una sola esperanza”,

manifestadas en la forma de “una sola

voluntad”.

Alude así el autor a los principios de

la democracia, la libertad individual, el

pluralismo y la moralidad, y recuerda cómo

los mismos empezaron a hacer carrera en la

40 Revista LIFE en Español, 1955-1965

sociedad norteamericana precisamente con su

reconocimiento en la Constitución de 1776, y

después con la ratificación de esta última en

1831, en Boston, a través de las declaraciones

plasmadas en The Libertor No. 17.

LIFE en Español ilustra este artículo

sobre el objetivo nacional con una fotografía

del Archivo de la Nación, que funge para el

efecto como representación de la memoria

colectiva del país del norte (figura 4). Tal

imagen tiene una triple connotación: en

primer lugar, en su carácter de figura (la

primeridad, apuntaría Peirce (1987)), como

inmediatez puesta de presente a través de la

écfrasis. En segundo lugar como detonante de

conexiones culturales, que conduce a ver que

si bien el estilo neoclásico hace al Archivo

similar a otros edificios públicos en

Washington, a la vez se hace diferente de

ellos en cuanto negación de lo general.

Finalmente, destaca su sentido simbólico,

referido en últimas a la compleja urdimbre de

7 Publicado el 1 de enero de ese mismo año por William Lloyd Garrison e Isaac Knapp.

relaciones de significado que, partiendo de la

inmediatez de la representación, hacen al

Archivo singular, y lo erigen así en el templo

concebido ex profeso para el resguardo de los

documentos sagrados de la nación. El

Archivo personifica, en esa vía, una realidad

histórica, y, en esa medida, es ofrecido por

LIFE en Español a sus lectores como signo

alusivo al mensaje identitario que ella ha

movilizado durante la década 1955-1965. La

reflexión de la revista sobre el objetivo

nacional plantea entonces, en esta imagen, un

sistema multinodal que articula lo icónico y

lo lingüístico; esto lingüístico torna en

imagen, obliga al lector a ver, a mirar, a

observar, a revelar, a develar, a revisar, a

visibilizar. No es el Archivo cualquier

edificio, sino la semblanza de la memoria; sus

formas sugieren una construcción social de lo

visual, y también una construcción visual de

lo social (Berger, 2005).

41 Los trazos del poder en la posguerra

Figura 4. El templo de los documentos fundamentales. Todos los años más de medio millón de norteamericanos llegan hasta un templete flanqueado de columnas, en el Archivo Nacional de Washington, para leer las nobles y familiares palabras de los documentos fundamentales de la nación: “Cuando en el curso de los sucesos humanos”, y también “Nosotros, el pueblo” (Jessup, 1960-07-25, p. 22).

43 Los trazos del poder en la posguerra

Esta representación condensa un

mundo de significaciones sociales, así como

sucede con las muchas otras que están atadas

a cada detalle arquitectónico que engalana a

Washington. Hay un objetivo nacional

escondido detrás de cada columnata dórica,

jónica o corintia: preservar a Occidente. El

argumento discursivo deja entrever, por otra

parte, la conformación de otros estimulantes

simbolismos. Allí aspectos tales como la

lucha contra la esclavitud, el final de la

Guerra de Secesión y una Doctrina Monroe

con la que se apuntaba a “mantener las

autocracias europeas fuera de América

Latina” (Jessup, 1960-07-25, p. 35) aparecen

como derroteros que configuran el

significado de lo estadounidense, pero a su

turno son la justificación para dar el salto de

lo nacional a lo internacional. Para Jessup

esto no es otra cosa que el ideal delineado por

George Washington: “ofrecer a la humanidad

el noble y novísimo ejemplo de un pueblo

guiado siempre por una exaltada justicia y la

benevolencia que permitirá convertir la

democracia en sistema universal con el uso

justo de una fuerza superior”. Más aún, el

autor ve en ello a Woodrow Wilson y su

anhelo de un mundo convertido en terreno

fértil para el ejercicio de la democracia:

El mundo debe convertirse en sitio seguro para la democracia. La paz, apoyarse en los probados cimientos de la libertad política. La civilización misma parece estar en juego. Pero el derecho es algo más preciado que la paz, y nosotros lucharemos por las cosas que siempre hemos llevado más cerca del corazón: la democracia, el derecho de quienes se someten a la autoridad para tener una opinión en el gobierno propio, los derechos y las libertades de las naciones pequeñas, el imperio universal del derecho mediante un concierto tal de pueblos libres que lleva la paz y la seguridad a todas las naciones y haga al fin libre al mundo. Los EE.UU. tienen el privilegio de dar su sangre y su poderío por los principios que le dieron la vida (Jessup, 1960-07-25, p. 37).

Con todo, Jessup va un paso más allá,

y coloca en diálogo este objetivo nacional con

la lucha sostenida en contra del comunismo.

La cuestión sería, en ese orden de ideas, cómo

hacer honor a Abraham Lincoln y su

44 Revista LIFE en Español, 1955-1965

intención de incrementar la felicidad y el

valor de la vida de todos los seres, y a la vez

encarar sin vacilaciones el desafío de la

Guerra Fría, es decir, entender que en

adelante “Ningún estado existente es o puede

ya ser campo seguro para la democracia o la

libertad” (Jessup, 1960-07-25, p. 37). Los

principios están allí, pero da la sensación que,

como lo expresa el profesor Archibald

MacLeish (1960-08-08), “Nos sentimos como

perdidos en el bosque, como si no supiéramos

hacia dónde vamos, si es que vamos a alguna

parte” (p. 46). Por su parte, Adlai Stevenson

(1960-08-08), otra de las voces elocuentes

convocadas por LIFE en Español, hace un

contraste entre la opulencia económica de

EE.UU. y su escuálida vida política, alude

concretamente al desinterés por la vida

colectiva global, al poco atractivo político

que parecen tener los problemas del resto del

mundo, aun cuando resultan cruciales para

mantener la paz:

Porque no es principalmente en los EE.UU., o en la afortunada cuenca del

Atlántico Norte donde se encuentran las miserias del mundo. Al contrario, podemos pronosticar sin temor a equivocarnos que nuestro elevado nivel de vida se doblará o triplicará en el porvenir. Pero en África, en Asia y en la América Latina viven millones de seres que, en las actuales circunstancias no parecen tener semejantes perspectivas. La disparidad de niveles de vida entre el rico y el pobre es una amenaza tan grande para la paz como la carrera armamentista, y es tan imperativo acotar esa distancia como controlar los armamentos. Por tanto, nuestros programas de ayuda debieran concebirse no con el objeto primordial de combatir al comunismo —que también eso harán— sino de crear condiciones que estimulen el respeto y el autodesarrollo económico de los países que aún no han transpuesto el umbral de la modernización (Stevenson, 1960-08-08, p. 54).

El objetivo nacional no es

simplemente un eslogan o un asunto de

retórica; su reivindicación involucra pasar a

la práctica, intervenir, exigir resultados.

Dadas sus posturas ideológica y política, lo

seductor de sus propuestas económicas y el

imperio de sus legados mercantiles, los

EE.UU. tornaron en “destino manifiesto”

para la región. El país del norte pasó a ser el

anhelo de millones de latinoamericanos que

45 Los trazos del poder en la posguerra

durante décadas migraron a sus tierras, tal vez

en busca del tan trajinado sueño americano.8.

Además de la institucionalidad occidental

representada en lo anotado hasta este punto,

el artículo trae adosadas a su contenido las

imágenes de las efigies de doce próceres

norteamericanos. Habría sido del caso hacer

alusión a cualquiera de ellas, ello toda vez que

cada una está vinculada con la misma

significación: el ideal de nación hipostasiado

en los padres fundadores: Marshall, Paine,

Madison, John Adams, Hamilton,

Washington, Jefferson, Andrew Jackson,

Theodore Roosevelt, Woodrow Wilson,

Franklin D. Roosevelt, John Hay (figura 5).

Ellos son los individuos, que habitan por los

demás cada una de las casas de los más

8 Al respecto indican Luis Guarnizo y Arturo Sánchez (1998): “¿Qué factores determinaron el abrupto crecimiento de la emigración a los Estados Unidos? Aparentemente, este cambio fue en parte el resultado de cambios tanto en los Estados Unidos como en Colombia y a la maduración del proceso migratorio mismo. En 1965, el Congreso norteamericano aprobó una reforma a la ley de inmigración, la cual eliminó las preferencias que desde comienzo de siglo favorecían exclusivamente la inmigración de europeos(as). Introdujo una cuota universal de 20.000 visas anuales para todos los países del mundo y aprobó la reunificación familiar como recurso legal para obtener visa de inmigrante. (…) Otro factor que coadyuvó al incremento de la emigración fue el deterioro de la situación interna de Colombia. Aparentemente, el llamado período de la “Violencia” que azotó al país durante los años cincuenta, influyó también sobre el aumento en la migración. (…) La influencia estadounidense en la vida nacional y el mito popular de que los Estados Unidos es un país de oportunidades ilimitadas para todo el mundo jugaron también un papel nada insignificante en la propulsión del éxodo” (p. 299).

recónditos pueblos de la gran nación

americana; pero al mismo tiempo representan

el sentido de lo colectivo, de lo trascendente.

Figura 5. Profeta de la soberanía popular. Thomas Jefferson, cuyo busto aparece aquí, en el peristilo de la Universidad de Virginia diseñado por él, redactó la Declaración de la Independencia y dio al país un credo democrático. Confiando en la capacidad de gobernarse del hombre común, fundó un nuevo partido político (llamado primeramente Republicano y más tarde Demócrata), que lo llevó a la presidencia de la nación en el año 1800 (Jessup, 1960-07-25, p. 37).

46 Revista LIFE en Español, 1955-1965

LIFE en Español enfoca y selecciona

estas imágenes, no solamente para precisar un

contexto reflexivo, sino para profundizar el

argumento. Estas imágenes ratifican el

conocimiento que pretende ser transmitido

por los editores de la revista; no son solo

íconos, son índices (Berger, 2005), pues

involucran la presentación de una particular

postura moral; comunican una forma de ser

del mundo; se constituyen en modelos de

imitación; impelen a hacer etnografía de la

nación con cada mirada. Cada ilustración, en

su condición inmediata, es el impulso a la

trascendencia simbólica que conecta en la

interpretación del lector de LIFE en Español

el objeto y el signo.

En 1960 el debate sobre el objetivo

nacional fue intenso, dado que involucraba

elementos políticos de la mayor relevancia.

No se buscaba tan solo hacer evidentes los

ideales comunes, sino indagar justamente por

la posibilidad de convertir el sueño americano

en un anhelo de libertad para todo el mundo.

En cierto modo se propendía por rescatar una

construcción histórica, fruto de la

acumulación del esfuerzo de sucesivas

generaciones, pero teniendo siempre en el

horizonte a los héroes, a sucesos particulares

que cambiaron el curso del devenir del pueblo

norteamericano, y que para el momento en

que escribe Jessup aparecen como ese legado

desconocido. El autor distingue en tales

sucesos, como declaraciones, documentos y

demás, la expresión de ideas eternas sobre la

naturaleza humana, y particularmente de la

creencia de un pueblo sobre sí mismo como

vanguardia del nuevo designio divino. Eran

los elegidos, el nuevo pueblo de Dios.

La Declaración convirtió una simple reyerta de la familia angloamericana en un reto a la tiranía en todo el orbe. (…) Poco sorprende, pues, que en los EE.UU. la Declaración se convirtiera en el núcleo de ese sentido de misión que muchos ciudadanos inspirados han identificado durante largo tiempo con su patria. Así como los puritanos se sintieron hermanados con los Israelíes, pueblo elegido por Dios para el “sacro experimento” de gobernar a conciencia la nueva tierra, así los contemporáneos de Washington se consideraron la vanguardia de un nuevo designio político. Fueron como

47 Los trazos del poder en la posguerra

un manantial en la historia, instrumentos de lo que John Adams llamó “un gran plan y designio de la Providencia para llevar la luz y la libertad a la parte esclavizada de la humanidad por toda la faz de la tierra” (Jessup, 1960-07-25, p. 26).

Jessup señala que ninguna de las

veintidós enmiendas constitucionales ha

introducido cambios en el preámbulo, de

manera tal que en su texto se preservan

vigentes los propósitos de: “[1] Formar una

unión más perfecta, [2] establecer la justicia,

[3] asegurar la tranquilidad nacional, [4]

atender a la defensa común, [5] fomentar el

bienestar general, y [6] asegurar los

beneficios de la libertad” (numeración fuera

del texto original) (Jessup, 1960-07-25, p.

26). Estos principios estaban consolidados a

finales del siglo XIX, según se indica en LIFE

en Español, en cuatro campos precisos e

igualmente significativos.

1) La Democracia. Bancroft la llamó “Cristianismo práctico” y dijo: “La tarea de los EE.UU. es asegurar la cultura y la felicidad de las masas despertando en ellas confianza en su capacidad.” (…)

2) La Libertad Individual. La sabiduría de los Fundadores de la Nación al hacer de la libertad individual la piedra fundamental de nuestras instituciones fue corroborada por los resultados. (…) El individuo fue el ejecutor de la victoria sobre la pobreza, vislumbrada en el país ya en época colonial. 3) El Pluralismo. Tal fue la palabra clásica para designar nuestra armonía dentro de la diversidad de razas, credos y circunstancias. El escritor y científico E.E. Slosson definió a los EE.UU. como el centro de “la más bella de las bellas artes, el arte de coexistir pacíficamente con hombres de todo tipo y condición”. (…) 4) La Moralidad. El Universo es moral y “la civilización depende de la moralidad”, decía Emerson. Se consideraba a nuestro sistema más estrechamente vinculado que cualquier otro con lo que Seward llamo “una ley más elevada que la Constitución”. (…) “Con nuestro país… cuando esté en la verdad, para mantenerlo en la verdad… cuando esté en el error, para llevarlo a la verdad” (Jessup, 1960-07-25, p. 35).

Si bien lo mostrado en LIFE en

Español revela para los EE.UU. la necesidad

de retomar su objetivo, y la coyuntura de la

Guerra Fría conmina a darle aplicación bajo

las nuevas condiciones propiciadas con el

cambio de las fronteras y la revolución

científico-técnica acontecida a lo largo del

48 Revista LIFE en Español, 1955-1965

siglo XX (Mesa Chica, 2010), allí se insinúa

algo más que la mera acción colectiva y

estatal. Subsiste el imperativo de preservar la

autonomía de gobierno, así como la

necesidad de contar con la inspiración de una

ley natural que guíe al pueblo con rectitud;

pero a su vez hace falta tener en cuenta los

“objetivos privados”. Jessup lo expone con

claridad al citar a Teodoro Roosevelt, quien

dijere en su momento: “El patriota ha de dar

lo mejor de sí mismo. Si lo hace en número

suficiente, también lo hará la nación”

(Jessup, 1960-07-25, p. 38).

***

El segundo de los acontecimientos

recoge las palabras de Archibald MacLeish,

premio Pulitzer y profesor en Harvard; Adlai

Stevenson, ex gobernador del estado de

Illinois y dos veces candidato a la presidencia

por el Partido Demócrata; y David Sarnoff,

presidente de la RCA. Tres versiones, tres

hombres, tres historias de vida sobre el

objetivo nacional. MacLeish sintetiza el

contexto de su época al mostrar que el

norteamericano lo tiene todo, más

electrodomésticos y cosas “que cuanto tenía

Luis XIV en todo Versalles” (MacLeish,

1960-08-08, p. 46). Ejerce dominio sobre las

enfermedades, cuenta con grandes ciudades,

goza de industrias fuertes y es en sí mismo el

resultado de un cambio radical en las

costumbres. Sin embargo, comenta que hay

algo que no les permite a los norteamericanos

sentirse a gusto, son conscientes de que algo

anda mal. Al igual que lo indicado por otros,

MacLeish encuentra que las discusiones

surtidas en relevantes sectores de la sociedad

estadounidense, entre ellos los partidos

Republicano y Demócrata, versan sobre la

posible pérdida del objetivo. No obstante, él

discrepa, siente que la situación tiene otro

cariz:

No solo tenemos un objetivo nacional: tenemos un objetivo de tales aspiraciones, de tal potencialidad, con tal poder de esperanza, que nos referimos a él —o solíamos hacerlo— llamándolo el Sueño Americano. Estuvimos consagrados desde nuestros comienzos a la idea de que

49 Los trazos del poder en la posguerra

existíamos no meramente por existir sino para ser libres, y esa consagración fue real a pesar de que nos costó tres generaciones y una sangrienta guerra poner en práctica nuestra prédica dentro de las propias fronteras. Fue real a pesar de que su práctica es todavía un engaño en muchos reductos de la hipocresía que hay en toda la nación (MacLeish, 1960-08-08, p. 48).

La Constitución de los EE.UU. indica

que “El hombre libre es el bien buscado”, un

horizonte que aparecía entonces como algo

asequible y que, de acuerdo a MacLeish, lo

sigue siendo. Según comenta, si se mira el

espacio que se dedica en los periódicos a la

defensa de los derechos constitucionales, así

como la vigencia que tiene en la práctica el

contenido de la Declaración de

Independencia, no es otra la conclusión a la

cual puede arribarse. No así, deja claro que

esta idea no es exclusiva de los

norteamericanos, sino que es el sueño que

individuos de diferentes latitudes concibieron

para sus compatriotas, y que ahora, revelado

en su evidente naturalidad, es el que concita

el debate.

El sueño que José Martí y Simón Bolívar opusieron al colonialismo español, el sueño que los hijos de los bandeirantes portugueses enviados a estudiar a Europa encontraron en las viejas universidades. Es el sueño de Thomas Jefferson, el que según él y sus contemporáneos, creían, llegaría a cambiar el mundo. Y lo está cambiando, y no más tarde de lo que podría esperarse. Doscientos años es poco tiempo en la historia de las instituciones. Si el Sueño Americano está hoy fuera de época, lo está sólo en los EE.UU. Sólo en los EE.UU. y en los países comunistas donde la policía política lo ha extinguido. Pero, ¿está realmente fuera de época en los EE.UU.? ¿Es realmente tan débil su poder de dirigirnos e inspirarnos como para que nos hayamos perdido, deslumbrados por nuestra propia prosperidad, y debamos recurrir a la ayuda de hombres eminentes para que nos digan dónde está el porvenir? Este, creo yo, es un punto por debatirse en estas discusiones (MacLeish, 1960-08-08, p. 48).

A lo largo de su exposición, MacLeish

insiste en la perennidad del sueño americano,

resaltando que la búsqueda de la libertad y la

emancipación del espíritu son tareas que

siguen encauzando el esfuerzo humano. Pero

para él no se trata de buscar un nuevo

objetivo, sino de llevar el original a la práctica

por su propio valor, y no con el exclusivo

50 Revista LIFE en Español, 1955-1965

propósito de servir como propaganda política

para paliar la expansión del enemigo

comunista. En esa medida, el apoyo

económico y la asistencia industrial a los

países en desarrollo pueden ser ejemplos

claros de campos de acción efectivos para

extender la democracia y la libertad, y no

simplemente formas de reaccionar frente a la

andanada soviética. En esa misma línea

pareciera escribir Adlai Stevenson. Para él el

problema no está en acogerse a unas posturas

políticas generales contenidas en los

documentos fundacionales de los EE.UU.,

sino en comprender el significado inherente a

los principios allí contenidos. Observa así que

la libertad es concomitante tanto a lo privado

como a lo público, por lo que, en su sentir,

sería en la no contradicción entre una y otra

esfera que residiría la posibilidad de dar curso

a un sano ejercicio de este principio.

La sociedad humana se ha hecho plástica y maleable bajo las llamas de la revolución social. Por eso jamás fue tanta la necesidad de estudiar y destacar el aspecto público de la libertad norteamericana como

principio orgánico de un gran orden social. Pero, ¿qué sucede? Nunca en toda mi vida, ni aún en los tiempos de Harding y de Coollidge, me ha parecido tan generalizado y tan complejo el culto de lo privado. La imagen que presentamos al mundo —sobre todo a través de los medios de publicidad en masa— es la del individuo o la familia como cliente consumidor, con un mínimo de responsabilidades sociales: un padre feliz bebiendo su cerveza favorita, la madre que acaricia embelesada las suaves prendas que acaba de lavar con un nuevo y maravilloso detergente; los niños sonrientes que piden una famosa salsa para el bistec. Sin duda en el mundo hay muchos pueblos que quieren más cosas materiales y están dispuestos a conseguirlas. Pero eso no es todo lo que buscan, y les cuesta trabajo descubrir en los EE.UU. miras más amplias que señalen otra cosa que el elevado índice de consumo privado como nuestra finalidad última de la vida, o como la cura que proponemos para todos los males y desdichas del hombre en esta hora de hondas transformaciones sociales (Stevenson, 1960-08-08, p. 53).

Del artículo llaman la atención una

ilustración, particularmente significativa, que

muestra una gran mano en cuyo puño de

camisa se dibuja la bandera de los EE.UU.

Esta mano sostiene a cinco hombrecitos,

quienes con su ademán parecieran demandar

del observador un gesto de compasión. Esta

51 Los trazos del poder en la posguerra

imagen de fondo blanco, de trazos fuertes, es

complementada con un pie de foto que reza

“La ayuda a los países pequeños”. En su

conjunto, este ícono-texto podría ser tomado

en un primer momento por la expresión por

excelencia de la solidaridad y del apoyo, de la

fraternidad de los EE.UU. con respecto a las

naciones más necesitadas (figura 6).

Figura 6. La ayuda a países pequeños no debería sólo servir para contener al comunismo, sino también para fortalecer la propia estimación de quienes la reciben (Stevenson, 1960-08-08, p. 54).

Empero, este gesto de pretendida

solidaridad no invita a estrechar las manos de

individuos o colectividades en condición de

igualdad; más bien es como si unos países

“pequeños”, románticamente desvalidos,

fueran apadrinados por unos omnipotentes

EE.UU., seguramente para ayudarlos a crecer

al ritmo de una receta de la abundancia

trazada por dicha potencia.

Estos pequeños países resultan

anónimos en la ilustración; bien podría

tratarse de una alegoría que concierne a

cualquier “país pequeño”, ya sea

latinoamericano, africano o del medio

oriente. Es allí, observando esta imagen a

trasluz del desequilibrio de poderes, que se

revela lo que habita tras bastidores. Es una

alegoría seductora, llamativa, implanta su

sentido, señala una verdad sobre

benevolencia e internacionalización del

objetivo nacional, pero que a contracara

expone un código valorativo sobre

minusvalía y paternalismo. El ícono-texto,

enriquecido por la semántica que engloba el

acontecimiento, deja ver el objetivo nacional

de los EE.UU. como una forma de

52 Revista LIFE en Español, 1955-1965

engrandecimiento simbólico y material de

dicho país, con la consecuente reducción de

los demás. El efecto es, pues, el de una

justificación del crecimiento hegemónico, su

naturalización. EE.UU. es el llamado a

dirigir; los demás deben depender, ser

transportados por la enorme mano

benefactora. Esa es una forma de verdad a la

que LIFE en Español se acoge, resemantiza y

expone ante sus lectoras y lectores como

fenómeno natural.

Ahora bien, para Stevenson es claro

que la sociedad norteamericana se encuentra

aquejada por problemas tales como la

delincuencia, la vergüenza de la

discriminación social, los elevados costos

para acceder a un servicio de salud de calidad

y la escualidez pública. Pero a pesar de ello,

intuye que un cambio de disposición, más

tendiente a la proactividad y a la asunción de

responsabilidades sociales, está por

afianzarse.

Podrá aducirse que tras los golpes y rigores de las décadas de 1930 y 1940

el país necesitaba un descanso, aunque debo señalar que los rusos y los chinos, castigados por golpes mucho mayores, no han tenido oportunidad de echarse a dormir. Pero sea como fuere ya hemos descansado, y presiento el renacer de una nueva vitalidad, tal vez el comienzo del tradicional vaivén del péndulo político, desde la preocupación por los intereses de carácter privado hacia el celo por miras nacionales más amplias. Estoy convencido de que hoy el que hable a los norteamericanos de sus responsabilidades sociales, tanto como de sus necesidades privadas, será escuchado con mayor atención. Creo que el antiguo concepto de los EE.UU. y de su gobierno como instrumentos eficaces para lograr el bien común empieza a cobrar nueva fuerza, después de todo el necio sarcasmo acerca de la “burocracia” y el “socialismo subrepticio”. Y si en verdad se está produciendo un cambio de sentir y actitud en favor de las necesidades es instituciones públicas, no cabe dudar mucho acerca de los sectores a que debe aplicarse sin tardanza este nuevo sentido de responsabilidad (1960-08-08, p. 54).

Arguye entonces Stevenson que para

ello es preciso intensificar la educación y la

formación en bellas artes. Parece descubrir

que más que una fuerza política programada,

lo que puede transformar la historia es la

experiencia estética, lo que en últimas supone

53 Los trazos del poder en la posguerra

la constitución de nuevas formas de respeto

de la cultura, la búsqueda de la verdad.

Y tras la búsqueda de la verdad incluiría una revalorización de nuestra vida urbana. Todos los años agregamos una ciudad del tamaño de Filadelfia a nuestra población. En torno a las grandes urbes brotan suburbios sin forma, sin belleza y sin centros de vida cívica. Si reconocemos el rápido crecimiento demográfico y el hecho de que la mayoría prefiere vivir en la ciudad, estaremos en condiciones de abordar en serio el problema de nuestras desordenadas y congestionadas metrópolis antiestéticas e incómodas. (…) Debemos, pues, movilizar la imaginación y el sentido de la dignidad personal, si queremos hacer obra, convencidos de que la indigencia total, las enfermedades curables, las indignidades raciales, la perturbación mental y los sufrimientos de la vejez, constituyen una vergüenza en medio del lujo, privilegios y molicie de una sociedad tan opulenta como la nuestra (Stevenson, 1960-08-08, p. 54).

El político insiste en la necesidad de

extender estos objetivos más allá de las

fronteras norteamericanas, en especial hacia

América Latina y África, apuntando así a

atacar la inequidad imperante en una y otra

una región, y a aminorar de tal suerte los

efectos de dicha amenaza sobre la paz

mundial. Stevenson culmina su artículo con

una exhortación a impulsar un verdadero

trabajo de desarme, con firmeza y energía,

invitando a que los EE.UU. reconozcan su

verdadera situación, y señalando así que si “la

libertad es verdaderamente el principio

orgánico de nuestra sociedad, no podemos

olvidar que no son las ilusiones, la

propaganda y los sedativos, sino la verdad,

sólo la verdad la que nos hace libres”

(Stevenson, 1960-08-08, p. 54). La meta, en

últimas, consiste en “volver al clima

reconfortante, vigorizador, de las altas

cumbres de la verdad misma” (Stevenson,

1960-08-08, p. 54), extrañado en una década

que ha deparado más incertidumbres que

certezas para el pueblo norteamericano.

La tercera postura, emblemática por

demás al ser el autor un inmigrante ruso y

presidente de una de las compañías

norteamericanas más importantes, se coloca

en la revista LIFE en Español como expresión

viviente de la efectividad del modelo

54 Revista LIFE en Español, 1955-1965

económico del país del norte. Se trata de

David Sarnoff, personaje para quien el legado

de antaño no está perdido. Para él de lo que se

trata es de comprender el sentido del objetivo

nacional, mucho más teniendo presente que el

comunismo no ha abandonado sus propios

ideales.

Los comunistas, cualquiera que haya sido su táctica en un período determinado, no se han apartado nunca de su objetivo. Ese objetivo ha sido abiertamente proclamado desde los tiempos de Lenin hasta los actuales, de Khrushchev y Mao Tse-tung. Es, según la revista oficial Komunist de Moscú, “la lucha implacable”, encaminada “al final inevitable del capitalismo y la victoria del comunismo”. Solo se puede hacer frente a tal reto con un objetivo de igual magnitud (Sarnoff, 1960-08-08, pág. 55).

Este industrial, activo militante de la

causa anticastrista, no duda en afirmar que

debe establecerse una contra estrategia

política, que efectivamente haga frente al

enemigo, correspondiente justamente con la

postura agresiva y vehemente mostrada por

los comunistas; se trataría por tanto de la

constitución de un objetivo nacional a la

medida de las condiciones fijadas por la

coyuntura. Así, verbigracia, Sarnoff se

expresa de la siguiente manera:

Dondequiera que [los EE.UU.] hayan ejercido poder efectivo en el mundo, sus ideales y convicciones morales han sido parte esencial de sus decisiones. Y, dondequiera que han tratado de actuar sin convicción moral o en contradicción con sus convicciones, se han encontrado cohibidos y, finalmente, han tenido que rectificar el rumbo… (…) La respuesta fácil —de que todo se debe a las armas modernas de terrible poder— apenas satisface. Basta con un examen cronológico para refutarlo: la retirada comenzó antes que se hubieran forjado esas armas, y se hizo aún más desordenada durante el período en que los EE.UU. tenían el monopolio de la bomba atómica. Fue precisamente en los años que precedieron a la fabricación de la bomba por Rusia, cuando el comunismo alcanzó sus mayores victorias, y las consiguió casi siempre por la deserción del mundo libre. Las ventajas que obtuvieron los soviéticos no fueron militares y tecnológicas, sino políticas y psicológicas (Sarnoff, 1960-08-08, pág. 55).

Parece que EE.UU. ha callado, o por

lo menos que su voz no ha sido lo

suficientemente fuerte, por temor a herir

susceptibilidades. Pero la nación suplica y

transige, demanda algo más que la mera

supervivencia, y a su turno exige expandirse

allende las fronteras nacionales.

55 Los trazos del poder en la posguerra

En el debate sobre el objetivo nacional hay por lo menos un punto de acuerdo virtualmente unánime. Es la convicción de que la supervivencia, en el sentido físico elemental, no basta. El mundo se ha hecho demasiado pequeño para el aislacionismo físico, económico o político. La polarización de fuerzas que compiten por la supremacía mundial ha avanzado ya demasiado para permitir la existencia de una isla humanista en un océano de totalitarismo deshumanizado. Ninguna nación puede sobrevivir por sí sola, a menos que la civilización de que forma parte también sobreviva. Nuestra civilización tampoco puede permanecer aislada, confinada a una limitada zona de la tierra e indiferente a la humanidad que vive más allá de esos límites (Sarnoff, 1960-08-08, pág. 56).

Figura 7. El mensaje de los EE.UU. debe llegar más a menudo tras la Cortina de Hierro, dice el general Sarnoff (Sarnoff, 1960-08-08, pág. 56).

El discurso de Sarnoff es

complementado por LIFE en Español con una

segunda ilustración. En ella dos hombres

rusos, ataviados con sus tradicionales gorros

de invierno, escuchan un espiralado y

bermejo mensaje proveniente de una lejana

antena (figura 7), ubicada en los EE.UU., tal

vez en el centro de Washington, y

retransmitido ecfrásticamente por LIFE en

Español: Que sepan muy bien que esta es una

nación grande, libre, combativa, que no

olviden su tradición, que no intenten atacar

sus posturas religiosas, que escuchen muy

claro. Los hombres que escuchan no parecen

agresivos; se muestran en calma,

simplemente están atentos, absortos. Que

escuchen tras la Cortina de Hierro, indica

Sarnoff, el empresario, el ciudadano ruso

convertido al nuevo credo del objetivo

nacional; y a ello parecen acogerse sus

compatriotas del ícono-texto, que a diferencia

de muchos de los retratados por LIFE en

Español no denotan impulsividad. El

mensaje, con todo, no solo es para los

profesantes del comunismo, sino también

56 Revista LIFE en Español, 1955-1965

para los mismos norteamericanos. La

situación de inercia debe superarse. Si no es

así, no podrá ganarse la Guerra Fría. Además,

los comunistas prueban permanentemente la

capacidad de decisión de los EE.UU., que,

según lo indica Sarnoff, parece ir a la zaga de

la ofensiva soviética. El campo de batalla es

ahora el más grande conflicto ideológico del

que se tenga memoria, y para él los EE.UU.

están dotados de armas, herramientas e

ingenio; están en posibilidad de emprender la

lucha a favor de la libertad y en contra de la

tiranía. Indica así el articulista que solo hace

falta voluntad política.

No dudo que contamos con los valores necesarios para asegurar que será un orden de nuestro agrado. Los conceptos occidentales sobre sociedades libres, libertad bajo la ley, gobierno por consentimiento de los gobernados, y supremacía del individuo frente al Estado, están mucho más cerca de las aspiraciones naturales del hombre que el concepto de orden de hormiguero del comunismo. En cualquier competencia de propaganda será evidente e irresistible para la mayoría de la humanidad lo que esos conceptos occidentales han hecho por el bienestar humano. (…) Abraham Lincoln lo expresó mejor hace un

siglo: “Determínese que algo puede hacerse y será hecho, y entonces encontraremos la forma de hacerlo” (Sarnoff, 1960-08-08, pág. 57).

El planteamiento de Sarnoff es hasta

cierto punto una crítica al gobierno de turno,

a su proceder blandengue y conciliador;

también es una crítica a las élites, que

deberían formular como colectivo una

propuesta más proactiva y beligerante; y

también al conjunto de los ciudadanos

norteamericanos, que no se han comportado

como verdaderos ciudadanos. En ese sentido,

para el autor ganar la Guerra Fría supone

cuando menos atender tres requisitos: hacer

visible el objetivo nacional y difundirlo; no

dejarlo solamente en los EE.UU., sino

proyectarlo al resto de la humanidad; y

además no escatimar esfuerzos. He aquí una

conclusión común a los planteamientos de

MacLeish, Stevenson y Sarnoff. Pero no es un

debate abierto exclusivamente a los expertos;

LIFE en Español abrió la posibilidad de

participar a todo aquel que considere

oportuno intervenir.

57 Los trazos del poder en la posguerra

El debate no puede restringirse a los dirigentes del país. Los norteamericanos han sido invitados a participar en él y LIFE en Español invita a su vez a sus lectores, amigos o críticos de los EE.UU., a expresar sus puntos de vista acerca de cuál es, y cuál debería ser, ese Objetivo Nacional. Porque el objetivo de los EE.UU. depende de la vida de todos, y no en un remoto porvenir, sino hoy y mañana (LIFE, 1960-07-25, pág. 23).

Se colige de todo lo anterior que los

discursos plasmados en LIFE en Español dan

cuenta de ideales muy específicos: la defensa

de la nación, el cuidado de la democracia, el

ataque al comunismo. El país ha vencido en

la guerra, en el nuevo período de tensa paz

propende por recobrar aquellos valores que

marcaron su nacimiento, y que, en apariencia

gozando del mismo potencial inspirador,

pueden resultar en sumo grado relevantes de

cara al diseño de su estrategia política para

9 ¿Cómo es que todos estos elementos entran a jugar en el giro que asume la dirección del Estado en un momento dado, particularmente en lo que atañe a su participación internacional? Al respecto Darío Mesa (2010), comentando algunos aspectos del planteamiento efectuado por Max Weber justamente sobre el Estado, señala con fino detalle lo siguiente: “En cuanto a la política exterior, podemos decir que es un esfuerzo por sintetizar todo los elementos políticos, económicos, religiosos geográficamente, para ver cómo determinan la fuerza de un Estado y cómo un Estado conducido con conciencia histórica por parte de sus dirigentes, es decir con percepción de las coyunturas geográficas, económicas, políticas, culturales, cómo ese Estado tiene ineluctablemente deberes que cumplir sobre todo si es un gran Estado. Es lo que él denomina “el deber miserable de una gran potencia” (p. 43).

hacer frente a la Unión Soviética, su afán

expansionista y su desarrollo de tecnologías

tales como la nuclear. Con todo, cabría

preguntar, más allá de lo que aparece

expresamente consignado en la revista, qué

otros intereses se mueven tras bambalinas. De

entrada, resulta claro que EE.UU. es una

potencia política, lo ha demostrado con la

fuerza; pero también lo es en los ámbitos

industrial y económico. La hegemonía

conquistada en ambos planos, el político y el

económico, debe mantenerse a través de

todos los medios posibles: con la propaganda,

el discurso y la acción9.

En ese orden de ideas, tratar de ver

más allá de la retórica política que

intelectuales, candidatos presidenciales,

asesores y funcionarios públicos han dejado

58 Revista LIFE en Español, 1955-1965

plasmada en LIFE en Español supone indagar

por el momento histórico, por los intereses

geopolíticos enraizados en el espacio-tiempo

de la Guerra Fría. ¿Se encuentran acaso los

EE.UU. únicamente interesados en la égida

de la democracia, o la situación tiene a su vez

que ver con la preservación de rutas

mercantiles y plazas económicas afines a sus

propósitos? Como lo recuerda Josetxo

Beriain (2007), este país se formó desde sus

inicios como una democracia constitucional,

residiendo por tanto su clave no tanto en la

estructura diseñada en su Constitución, sino

más bien en la articulación de los preceptos

contenidos en ella con la vida colectiva. El

país del norte surgió para ser él mismo la

discrepancia por antonomasia respecto de las

luchas religiosas y las demás formas de

discriminación legadas por Europa; en

10 Como lo recuerda Wolfgang Schluchter, las creencias religiosas tienen expresión práctica subjetiva, pero aparecen como resultado de la diferenciación funcional de la sociedad. Un politeísmo cultural, un re-ligare, se consolida por la creencia común en objetivos políticos, es una confirmación de las escatologías a través de las posturas colectivas. El discurso pronunciado por George W. Bush ante el Congreso de los EE.UU. del 29 de enero de 2002, luego de los ataques a las torres gemelas, es en buen grado un reflejo de esta circunstancia: “América dirigirá y liderará el proceso defendiendo la libertad y la justicia porque son correctas, verdaderas e incambiables para todo el mundo en todos los sitios. Ninguna nación puede de privada estas aspiraciones ni tampoco está exenta de ellas. No tenemos intención de

palabras de sus padres fundadores, no iba a

ser la tierra de los ancestros, sino la “nueva

frontera”, una Commonwealth que permitiera

a tradiciones distintas ser agrupadas por una

nueva forma de creencia: la religión civil. En

1960 este ideal compartido vuelve a sonar con

fuerza, LIFE en Español le da vida a través de

la “homilía” expuesta por ilustres políticos,

escritores, industriales y pensadores. Todos

creen en esta nueva religión, la cual coloca a

Dios lejos de la vida práctica; ella exalta los

derechos humanos como revelaciones en lo

terrenal de la voluntad divina, pero

encaminados a permitir que cada ciudadano

reconozca como autoridad primera la

derivada de ese orden ya eminentemente

humano. Así, a nadie se le puede juzgar por

su religión, pero sí directamente por no

cumplir la ley10.

59 Los trazos del poder en la posguerra

Una unidad que admite lo diverso

dentro de su seno, pero que marca nuevas

polarizaciones, esta vez entre Oriente y

Occidente, entre centro y periferia, entre el

eje del bien y el eje del mal. Así, en la tras-

escena se observa que con ocasión de la

Guerra Fría, LIFE en Español convierte tal

religión civil norteamericana en readaptación

del destino manifiesto. Por su ministerio

atribuye a la gran potencia estadounidense el

rol de guardiana internacional de la

independencia y del desarrollo y, asociado a

aquel, el mandato legítimo de triunfar en cada

nueva guerra, de vigilar al mundo, de

mantener bajo control al enemigo público

(por aquel entonces caracterizado por el

imponer nuestra cultura, pero América permanecerá firme siempre ante las demandas innegociables de la dignidad humana, el derecho, la propiedad privada, la justicia igualitaria y la tolerancia religiosa” (Beriain, 2007, pág. 25).

11 Al respecto indica Robert Bellah (2007) que esto sigue la forma de una religión civil, aquella que aparece en el contrato social rousseauniano, la misma enarbolada por distintos líderes norteamericanos; es, de igual modo, la que coloca a los EE.UU. como el nuevo pueblo elegido (un nuevo Israel), bendecido por la gracia de Dios. Resalta el autor que: “Respecto al papel de América en el mundo, los peligros de distorsión son aún mayores y las salvaguardas de tradición aún más difíciles. El tema del Israel americano fue usado, casi desde el principio, como justificación del vergonzoso tratamiento de los indios tan característico de nuestra historia. Esto es algo que se puede relacionar, explícita o implícitamente, con la idea del destino manifiesto a la que se ha recurrido para legitimar diversas aventuras de corte imperialista desde principios del siglo XIX. La cuestión no es tanto un tema de expansión imperialista, de que se nos acusa, como de la tendencia a asimilar todos los gobiernos o partidos del mundo que suscriben nuestras políticas más inmediatas, o que solicitan nuestra ayuda al invocar los conceptos de instituciones libre y valores democráticos” (p. 132).

comunismo y la Unión Soviética)11. El

objetivo nacional aparece entrelazado a la

situación de la Guerra Fría, y a posteriori será

punto de partida para dar paso a la Alianza

para el Progreso. Su exaltación simbólica

otorgará una determinada cadencia al papel

de la OEA y la ONU, y a su turno definirá un

nuevo alcance para los programas de

inteligencia adelantados por las agencias de

los EE.UU. El objetivo de construir una

nación para la libertad y la felicidad adapta

ahora sus intereses a las exigencias de la

contienda, la lucha contra el comunismo

encuentra el camino allanado para el

desarrollo de la consigna democrática. En la

60 Revista LIFE en Español, 1955-1965

revista queda claro que “Ganar la guerra fría”

es ahora el objetivo nacional de los EE.UU.

Debemos subir hasta la cima

Figura 8. El candidato presidencial demócrata, John Kennedy, posa aquí para LIFE (Kennedy, 1960-09-19, p. 25).

Si en un obscuro rincón del África se necesitan técnicos, si en algún punto crítico del Asia se requieren especialistas en lenguas, si una amenaza soviética en Berlín hace necesaria la paciencia y la determinación, si para la competencia en la explotación espacial se necesitan mejores escuelas, debemos y podemos demostrar que los denodados esfuerzos de los hombres libres pueden satisfacer tales necesidades mejor que los esfuerzos de la compulsión totalitaria. Todos los norteamericanos deben tomar en serio, mucho más en serio que durante

la década pasada, su obligación de forjar y conservar una sociedad democrática modelo, digna de simbolizar la libertad en todo el mundo. Debemos dedicarnos otra vez a alcanzar grandes fines. Debemos reanudar la búsqueda. Entonces seguramente nos aproximaremos a la visión de John Adams, de Massachusetts, quien en 1813 dijo a su amigo Thomas Jefferson que algún día nuestra república “traería la perfección del hombre” (Kennedy J. F., 1960-09-19, p. 27).

Así termina John F. Kennedy (figura

8), por entonces candidato a la presidencia de

los EE.UU., un texto que redactó

especialmente para la revista LIFE (después

editado para LIFE en Español) con ocasión de

la discusión sobre el objetivo nacional. Como

se observa, aquí resultan mucho más

explícitas las indicaciones sobre el papel del

país norteamericano como adalid de la

libertad y la democracia, sobre el momento

crítico por el que pasa el mundo ante el

totalitarismo soviético y, concretamente,

sobre la necesidad de constituirse como

modelo democrático de crecimiento. Empero,

el entonces candidato a la presidencia señala

a su vez que no basta con debatir sobre el

61 Los trazos del poder en la posguerra

significado de los EE.UU., siendo más bien

pertinente indagar sobre lo que significa ser

estadounidense. Alusión una vez más al

traslado de la responsabilidad desde lo

colectivo hacia lo individual, prolegómeno de

aquella famosa frase que pronunciara durante

su posesión en 1961: “No preguntes que

puede hacer tu país por ti, pregúntate qué

puedes hacer tú por tu país”. Es de alguna

manera la invitación a aceptar que no hay

lugar a simplemente congraciarse con lo

alcanzado.

No somos un pueblo presa del pánico. No hemos “pasado la cumbre” de la historia. Apenas empezamos a darnos cuenta, por fortuna, de que nos hemos descarrilado y que para encarrilarnos necesitamos un esfuerzo tenaz, dirección inspirada y sacrificios colectivos. (…) Porque éstos son tiempos difíciles y el futuro no será más blando. Nuestras responsabilidades no disminuirán. Nuestros enemigos no se debilitarán. Debemos demostrar que sabemos encarar nuestra responsabilidad como sociedad libre —que podemos, por medios voluntarios, conseguir lo mismo que otros obtienen mediante una explotación implacable de los recursos humanos, naturales y materiales— y que la libertad no sólo puede competir y sobrevivir, sino

también vencer y florecer (Kennedy J. F., 1960-09-19, p. 27).

En 1960, con la presencia de John F.

Kennedy, cambió el discurso político de los

EE.UU., haciendo evidente la

responsabilidad individual de cada

norteamericano de mantener la nación en la

forma pregonada por los padres fundadores.

Kennedy es un eximio representante de las

élites, carismático e inteligente, cuya retórica

se caracterizó por contener memorables

metáforas. En este acontecimiento

referenciado la imagen que se construye, en

la forma de una écfrasis a la inversa, no es la

de un pueblo asustadizo, o la de aquel que

puede disfrutar de las mieles del éxito porque

ha alcanzado todos sus objetivos. Es más bien

la de un pueblo que se ha descarrilado de su

objetivo nacional, que además no puede

recostarse en un “colchón relleno de

vaporosas ilusiones”; son tiempos difíciles,

dice el candidato presidencial, y los enemigos

están al acecho. Llama la atención en su

discurso la apelación a lugares comunes,

62 Revista LIFE en Español, 1955-1965

como el “tren descarrilado” y el “colchón”, y

a la par el empleo de floridas frases con las

que referencia las responsabilidades de las

sociedades libres. El lema “vencer y florecer”

podría ser su lacónica síntesis; la cuestión,

según deja ver, está más allá de competir y

sobrevivir.

Quien pronuncia este discurso es un

hombre seguro de sí mismo, que tiene razón

para hacerlo dado su papel de miembro de una

familia que ha gozado de lo mejor en la

política y la fortuna. Es también un católico

militante, que confía en la bondad como

estrategia para hacer a los hombres mejores.

Reconoce las dificultades, pero con su

optimismo sobrepasa todo cuestionamiento.

Alude al esfuerzo que es necesario hacer para

“subir hasta la cima”, para llevar a su nación

al triunfo, a la cabeza de todas los demás. Hay

una objetividad retratada en las imágenes que

caracteriza el escenario político; y a su vez se

vislumbra una postura subjetiva: la de

Kennedy, que se da la libertad de sugerir

cómo “subir hasta la cima”. LIFE en Español

fragua a partir de lo anterior un tercer

momento: el de lo comunicativo, transmitido

en palabras e imágenes por el ícono-texto.

Los candidatos presidenciales de ese

momento, Kennedy y Nixon, acudieron a la

revista para difundir sus programas políticos,

pero esta, devenida en intentio operis (Eco,

1992), se transformó en una significación

autónoma que dinamizó el relato histórico, lo

tejió y lo difundió con la cadencia de su

propia gramática. Se perfila así una

tecnología que, partiendo de la textualidad de

las propuestas de cada candidato, reedita la

historia, le da un sentido, la convierte en una

verdad que navega por canales inusuales, le

da impulso dentro de la fuerza estético

histórica. El énfasis de Kennedy sobre la

situación de América Latina fue una intentio

autoris referida a un deber fraterno: brindar

ayuda efectiva. LIFE en Español acompaña

sus palabras con una imagen tomada en los

EE.UU. en la que el candidato demócrata,

63 Los trazos del poder en la posguerra

sonriente, es saludado con entusiasmo por

algunos seguidores, seguramente contagiados

por su verbo y por su figura (figura 9). Su

gesto de hombre del pueblo y para el pueblo

derriba barreras, exaltando la grandeza a

través de lo común convierte a cada

ciudadano de a pie en parte del proyecto

colectivo norteamericano.

Figura 9. En un corredor del Congreso, durante el último período de sesiones, el senador Kennedy estrecha las manos de sus admiradores (Kennedy J. F., 1960-09-19, p. 27).

Contra dicha intentio estaba la

esbozada por Nixon, relativa a la necesidad de

actuar con mano dura contra los disidentes,

como aquellos que lo atacaron en su periplo

por Venezuela y Perú. De la mano de esa

necesidad de dar continuidad al objetivo

nacional como práctica y no como mero

recuerdo para la delectación estática,

Kennedy hace aún más explícita la necesidad

de convertir esa lucha por el florecimiento en

un proyecto internacional. A la expectativa

del papel de los EE.UU. se encuentran las

naciones “desposeídas” o “subdesarrolladas”,

prefigurando así lo que tiempo después será

la Alianza para el Progreso. El tono con que

escribe Kennedy, exultante y metafórico, da

idea de un anhelo de trasformación ante lo

que él y otros parecen concebir como

anquilosamiento.

El objetivo nacional empieza entonces

a dejar de ser un ideal para transformarse en

verbo, siendo a través del esfuerzo personal,

tal vez del sacrificio, que la nación

norteamericana y el mundo libre podrán

aspirar a efectuar un constante ejercicio de la

virtud. En la tras-escena queda insinuado de

singular manera el destino manifiesto de los

EE.UU., conminación a colocarse a la

vanguardia del conjunto de las naciones

libres, a ser promotores de la democracia

64 Revista LIFE en Español, 1955-1965

tanto en tiempos de paz como de guerra. En

LIFE en Español este discurso de confianza y

creencia fundada en el porvenir se transforma

para lectoras y lectores en renovación del

pacto de perfectibilidad en pos de la

magnificencia; allí la metáfora de una cima

que es preciso escalar, y que justamente titula

el artículo, revela una renovación de la fe en

la modernidad y el capitalismo.

La Gran Sociedad

Cinco años después estas reflexiones

sobre el objetivo nacional repercutirían en el

escenario político y social norteamericano.

Hedley Donovan, director de Time Inc. y

remplazante de Henry Luce en la edición de

LIFE, escribe en la revista Panorama (del

grupo Time) un artículo sobre el discurso

efectuado por Lyndon B. Johnson en su

segunda toma de posesión como presidente

de los EE.UU. (artículo que posteriormente

sería recogido en LIFE en Español). Donovan

se da a la tarea de describir el clima de

expectación que rezuma por entonces la

nación norteamericana, con el recuerdo aún

nítido de la muerte John F. Kennedy, y con

Johnson como agente del proyecto de una

“gran sociedad”. Según el editor, los EE.UU.

se mueven en ese momento entre tal

expectativa de cambio y la vigencia de las

instituciones norteamericanas, por lo que a su

juicio resulta oportuno tomar el pulso a la

nación y verificar cuál está siendo su papel

ante el resto del mundo.

Las transformaciones producidas dentro del país, tanto las recientes como las inminentes, ¿auguran algún cambio en la influencia de esta nación sobre el resto del mundo? El cambio podría manifestarse en dos planos: en la política exterior del gobierno, y en el “significado” general o “mensaje” de esta nación, tal como lo captan otros pueblos del mundo (Donovan, 1965-03-01, pág. 21).

Siguiendo de cerca la consigna

lanzada por Johnson en su posesión, Donovan

destaca que no es el “gran Estado” la

preocupación que acapara la atención del

pueblo norteamericano, y en cambio sí la

“Gran Sociedad”, es decir, la participación y

el reconocimiento que cada ciudadano debe

hacer sobre los aportes personales que está en

65 Los trazos del poder en la posguerra

posibilidad de realizar a su país y al mundo.

Esta continuación del legado de Kennedy

sigue siendo una oda a la libertad activa, un

esfuerzo inacabado que el editor plasma

mediante las palabras textuales empleadas

por Johnson en su discurso de posesión:

“La Gran Sociedad debe proporcionar a todo niño conocimientos para enriquecer su mente y expresar su talento. En el ámbito de esa Gran Sociedad el ocio constituye una grata oportunidad de construir y reflexionar, no una temible fuente de hastío e inquietud. En ella, la ciudad construida por el hombre no solo satisface las necesidades físicas y las exigencias del comercio, sino el anhelo de belleza y el deseo de pertenecer a una comunidad.” (…) Pero, sobre todo, la Gran Sociedad no es un puerto seguro, un sitio de reposo, un objetivo final, una labor concluida. Es más bien un reto, renovado sin cesar, que nos impulsa hacia un destino en que el sentido de la vida se equipara a los maravillosos frutos de nuestra labor” (Donovan, 1965-03-01, pág. 21).

No se puede dejar de hacer mención

de las imágenes suscitadas por el discurso de

Johnson. En primer lugar, aquella de que el

ocio constituye una gran oportunidad. Esta

figura del ciudadano ocioso será recreada en

varios números de la revista de manera

privilegiada, en tanto permite la condición del

disfrute de una sociedad que en esta década

ha alcanzado el esplendor del consumo y la

posibilidad de la buena vida. La Gran

Sociedad es la sociedad del tiempo libre,

aquella que no requiere tanto esfuerzo

productivo; también es la sociedad urbana,

que satisface necesidades físicas y es

escenario privilegiado del mercado; es la

sociedad del culto a la belleza, aquella que

además de libertad y democracia incentiva la

conversión de lo personal en territorio de

exhibición y cuidado, la que en definitiva

vuelca el ocio en la estética de lo corporal. En

apariencia, “Gran Sociedad” no es más que

una consigna, pero en ella Johnson

compendia algo más que un programa de

gobierno. Con ella el presidente

norteamericano presenta un panorama

comprensivo de la sociedad contemporánea:

urbana, ociosa, consumidora, estetizada

(Lipovetsky & Serroy, 2015), posicionada

66 Revista LIFE en Español, 1955-1965

como paradigma político dentro del conjunto

de las naciones occidentales.

Ecfrásticamente, el discurso alude a la

imagen de un “reto renovado”, lo cual sería

otra forma de expresar el “subir hasta la cima”

planteado tiempo atrás por Kennedy. Lyndon

B. Johnson asume las riendas de la potencia

del norte (figura 10), con el simbolismo que

engalana y refuerza su posesión afirma el

destino de su país.

Figura 10. Hora cero. Lyndon Johnson comienza su nuevo mandato al jurar el cargo ante el presidente de la Corte Suprema, Earl Warren, en presencia de la Primera Dama, que sostiene la Biblia (Donovan, 1965-03-01, pág. 20).

12 No menciona a Max Weber ni al espíritu del capitalismo, pero para algunos esta afirmación del articulista podría ser fiel reflejo de la visión de la acumulación como signo de recompensa divina.

Ese deber ser tiene una base material,

señala el articulista; no solamente es una

imagen que se busca, sino que es una realidad

que puede ser confirmada a través de los

datos. EE.UU. aparece como un país estable

y cauto en lo político; inquieto, amigo de los

experimentos y radical en el cambio; rico,

aunque tal vez menos materialista que otros

países occidentales; que paga muchos

impuestos, con una evasión de apenas el 3%,

y que contribuye a muchas causas

filantrópicas; altamente urbanizado, con una

profunda fe en la educación; con una fuerte y

rutilante libertad de cultos, la cual hace hablar

a Donovan de una ética protestante,

concretamente a retomar los efectos positivos

de lo religioso en la definición de un rumbo

colectivo12. Es también el país que cree en la

expansión cultural como manifestación por

excelencia de la civilización, así lo comenta

Donovan:

La educación es, por cierto, la empresa mayor de los EE.UU. Se

67 Los trazos del poder en la posguerra

calcula que la “industria del saber” —escuelas, colegios, y, en general todos los medios de información y comunicación— absorbió en 1964 más de 200 mil millones del producto bruto nacional. En parte dentro y en parte fuera de la “industria del saber” existe un subfenomeno conocido como “explosión cultural”. (Nos gusta jugar con el idioma heredado de Inglaterra, pero lo cierto es que las nuevas frases a menudo expresan bien una nueva realidad.) Millones de norteamericanos compran libros, escuchan buena música, colman los museos, y viajan por todas partes. Pujamos como nadie por las obras de arte, formamos, casi cada mes, nuevas compañías teatrales y orquestas sinfónicas, y financiamos “centros culturales” enteros. Nuestro país construye febrilmente salas de conciertos, bibliotecas universitarias, iglesias, viviendas, hospitales, fabricas, todo. Junto al dinamismo de las urbes norteamericanas, de su maravillosa capacidad para estimular el ingenio y crear riquezas, hay grandes incomodidades, suciedad, ruido, desperdicio, congestión, desgaste humano. (Donovan, 1965-03-01, pág. 22).

Paralelo a lo anterior, Donovan resalta

en el plano económico la estructura de

empresas equilibrada imperante en los

EE.UU., la cual, comenta, ha sido un

elemento clave en la conformación de una

fuerte clase media, y en ese sentido el signo

de una movilidad social de corte ascendente.

Sumando a tal tendencia la guerra declarada a

la pobreza, este aspecto entra a reforzar para

el editor la conversión del estilo de vida

norteamericano en referente para el mundo.

Pero las características que se dan cita en

1965, señala Donovan, exigen a su vez

reconocer que los EE.UU. son también una

sociedad aquejada por los altos índices de

criminalidad, por la falta de control frente a

determinadas enfermedades mortales, por el

creciente número de accidentes

automovilísticos y, de forma más

preocupante, por el problema de la

discriminación racial, además del drama

innegable de la guerra de Vietnam.

Nuestra macula más notoria es, por supuesto, la “cuestión racial” que de hecho abarca gran parte del “problema de la pobreza”. A pesar de recientes leyes federales y fallos judiciales, pasará tal vez otra generación antes de que el negro goce de sus derechos jurídicos y políticos básicos en Mississippi, Alabama y dos o tres Estados más del Sur. En los 50 Estados de la Unión Norteamericana quizás transcurra más de una generación antes de que el negro

68 Revista LIFE en Español, 1955-1965

tenga, en general, iguales oportunidades económicas que el blanco. Es verdad que el ingreso medio per cápita del negro norteamericano es superior al del holandés medio, por ejemplo. Pero una parte considerable de nuestra población negra continúa atrapada en un círculo vicioso de vivienda mala, instrucción inferior, prejuicios atizados por blancos, y desesperación e irresponsabilidad incubadas por los propios negros. (…) El problema más penoso y urgente que enfrenta Johnson es el de Vietnam. Parece inevitable que antes de terminar el invierno los EE.UU. tendrán que comprometerse a desarrollar un esfuerzo mayor en Vietnam, o bien entablar negociaciones con miras a salir de ese país. “Vencer o retirarse” es la disyuntiva que el vulgo se formula, y con la misma franqueza de vocabulario, la política seguida hasta hoy ha sido calificada de fiasco (Donovan, 1965-03-01, pág. 22).

El articulista de LIFE en Español se

ve impelido a justificar la guerra del Vietnam,

y por eso se pregunta “¿Por qué hemos

emprendido tal empresa?”, y da tres

explicaciones, tal vez no muy convincentes

para el lector, pero sí anejas a la idiosincrasia

norteamericana. La primera es que los

EE.UU. dieron su palabra de que

intervendrían cuando la democracia estuviera

en peligro; la segunda, porque el Vietnam del

Sur, sin la subversión, podría convertirse en

una nación democrática viable; y la tercera,

porque si el Vietnam del Sur sucumbiese,

peligraría la independencia de otras naciones

del Asia Suroriental. Los argumentos podrían

ser aplicados para cualquier otro país cercano

a la influencia comunista; Vietnam está muy

cerca de la China roja, pero está a 14.500

kilómetros de distancia de los EE.UU., y en

lo que va corrido de la guerra esas lejanas

selvas y arrozales inhóspitos —dice

Donovan— “parecen haberse convertido en

un segmento de nuestras propias fronteras”.

La perfecta “Gran Sociedad” descrita en la

primera parte del artículo, la de ciudades con

avenidas de seis carriles y universidades

exitosas, padece, no obstante, con los

problemas que afloran por entre los

intersticios del goce. Hay un underground

que pugna por ser reconocido; la

discriminación hacia los negros no puede ser

ocultada, la injusticia es flagrante y emerge

también en la revista.

69 Los trazos del poder en la posguerra

La “Gran Sociedad” tiene en sus

cimientos graves contradicciones que pueden

poner en entredicho los escudos y los

simbolismos, ¿cómo entender que esta, la

sociedad de la democracia y la libertad,

mantenga a una parte considerable de su

población bajo constantes vejámenes? Y por

otro lado, miles de jóvenes son reclutados

para ir a morir en los lejanos arrozales, en una

guerra que no fue decretada, sustentada en

razones falaces como las arriba expresadas.

Se ve así cómo Donovan, valiéndose de

eufemismos adosados a los principios que

guían a los EE.UU., argumenta en favor de

intervenir en los asuntos allende sus fronteras,

para, según comenta, garantizar para otras

naciones la libertad de autodeterminación y el

ejercicio democrático. A la expansión de los

principios ofrecen resistencia los distintos

problemas internacionales, muchos de ellos

achacados directamente a la Unión Soviética.

Se comenta así que esta lucha, en comienzo

siendo de carácter ideológico, exige la

adopción de medidas que contribuyan a

mantener el equilibrio de fuerzas. En palabras

de Donovan, se trata de una variación del

carácter de la Guerra Fría, que expone de esta

forma:

El mundo comunista también tiene sus conflictos, aunque no provienen de sus éxitos sino de sus fracasos: que el mundo Occidental no haya padecido la gran crisis vaticinada por Marx; que los sistemas económicos comunistas no hayan podido ofrecer una vida decente a sus pueblos, ni siquiera regular la producción de alimentos; que el marxismo haya sido incapaz de canalizar en polacos, rumanos, chinos, y en los mismos rusos, el sentimiento y el interés nacional. La guerra fría no ha concluido, pero su carácter ha cambiado. El buen comunista todavía espera enterrar al capitalismo algún día (…). ¿Hasta qué punto ansían los comunistas convertir al mundo; cuán pronto desean realizarlo, qué arriesgarían por conseguirlo; de qué medios disponen para lograrlo? La U.R.S.S. tiene el poderío necesario para destruir una gran parte de la población y de la riqueza del hemisferio septentrional, pero a costa de su propia extinción, lo cual no constituye una transacción muy atractiva para seres racionales. A fin de mantener tal ecuación, los EE.UU. gastan unos 50 mil millones de dólares en la defensa (Donovan, 1965-03-01, pág. 23).

70 Revista LIFE en Español, 1955-1965

La reflexión de Donovan pone de

manifiesto en la tras-escena un problema

adicional, complejo, impredecible y

preocupante, cuyo control empieza a escapar

a la voluntad norteamericana: en apenas un

lustro la confianza que se respiraba en los

años 60 ha quedado mitigada. El legado está

vigente, el objetivo nacional se mantiene

como principio de organización de la gestión

en los ámbitos local e internacional, pero

ahora depende del despliegue de acciones

efectivas que contribuyan a consolidar la

democracia y la libertad. En territorio propio

o en el de cualquier otra nación, los EE.UU.

deben estar prestos a intervenir y permanecer

vigilantes; ese es, pues, el estímulo que el

pueblo estadounidense, inmerso en el

hartazgo de la inacción, requiere para

revitalizar su creencia en las metas colectivas,

y para ello la evidencia de la acción del

Estado, no solo discursiva, resulta cuando

menos crucial.

1.2. Guerra Fría y Cuba

En un editorial de marzo de 1959,

LIFE en Español resalta la preocupación de

los serios y responsables dirigentes de los

EE.UU. por la manera en que su pueblo se ha

entregado al consumo y el hedonismo con

posterioridad a la Segunda Guerra Mundial.

Es esta la radiografía de “el propio

norteamericano. Con educación deficiente,

rodeado de un exceso de diversiones, y

viviendo sin sosiego en un ambiente de

refinada vulgaridad” (LIFE, 1959-03-09,

pág. 18). A tal actitud opone la revista la

“firme determinación roja”, que se expande

por el mundo, que pareciera obedecer a

convicciones más profundas y estar más

comprometida con sus ideales. De alguna

manera el argumento de la revista entra en

contradicción con su trayectoria editorial,

caracterizada por exaltar con profusión el

ascetismo del pueblo norteamericano, así

como su efecto en la consolidación de la

nación. Sin embargo, ahora algo se cuela

71 Los trazos del poder en la posguerra

entre los intersticios de tal elogio acumulado;

esta nueva mirada presenta una cruda crítica

al privilegio que han adquirido el consumo

exacerbado y el hedonismo, en una suerte de

compulsión por el disfrute que delata el

olvido de la vocación por el trabajo. LIFE en

Español es también un documento donde la

moral cotidiana se hace presente; detrás de

esta imagen textual se leen las posturas

correctivas que nacen de las propuestas

religiosas. Así, pues, se pregunta respecto del

pueblo norteamericano:

¿Será capaz de cumplir con los deberes morales para con su país y el mundo?” ¿Cuándo comprenderá que para que para mantener el ascendiente y la prosperidad de la sociedad norteamericana se necesita una mayor —no una menor— consagración por parte de los ciudadanos? (LIFE, 1959-03-09, pág. 18)

El problema no es ni más ni menos

que de supremacía, según lo señalan Richard

Nixon, el vicepresidente republicano, y el

senador demócrata Lyndon Johnson, entre

otros. LIFE en Español estimula al

norteamericano del común para detener el

colosal y resuelto asalto soviético contra la

civilización occidental, para el cual “Ningún

sacrificio es excesivo” si contribuye a

fortalecer en todo el mundo la unión y la

“confraternidad roja”. Se cita en ese sentido

a Adlai Stevenson, quien resalta que:

Todo lo hemos dicho y hecho —en el campo diplomático, el de la ayuda económica y el comercio—… ha sido, hasta un punto lamentable, puramente defensivo. Escudriñamos el cielo para observar los Sputniks de otros, y tenemos el oído atento al telégrafo para enterarnos de lo que otros hacen. Sin embargo, somos los hombres sin cadenas de este universo, los hijos de la libertad, los beneficiarios de una abundancia sin par, los herederos de la tradición política más elevada que ha conocido la humanidad. La actitud defensiva de los EE.UU. proviene de una “parálisis de la voluntad” que no tiene su origen en ninguna deficiencia tecnológica o de recursos materiales. El pueblo olvida con facilidad que la libertad política sólo se puede conservar mediante el esfuerzo constante de cada individuo. (…) Goethe, el gran poeta alemán, que hubo de pasar también por una crisis de la libertad, aconsejó a su generación: “Lo que habéis heredado de vuestros padres, volved a ganároslo o no será vuestro”. A nosotros nos cupo en suerte heredar la libertad. Y no parecemos advertir que el hombre debe volver a forjar, ganar nuevamente esa libertad, en cada

72 Revista LIFE en Español, 1955-1965

generación (LIFE, 1959-03-09, pág. 18).

En la tras-escena se hace explícito por

parte de la revista que la libertad no puede

significar molicie, tampoco un don fortuito.

Es preciso defenderla con mucho esfuerzo. La

reflexión plasmada en el editorial propende

por conmover a los ciudadanos

norteamericanos. Pero, ¿por qué entonces

difundirlo masivamente a los lectores de

América Latina? Porque se espera concitar a

las conciencias y a las acciones, también más

allá de los EE.UU., para detener las políticas

comunistas que se fortalecen por todo el

mundo, en tanto que la voluntad de los

EE.UU. pareciera paralizada ante un

“expansionismo inmoral de la Unión

Soviética que no se detiene”. Las tareas a

seguir abarcan una acción decidida en

diferentes frentes, tal y como este

acontecimiento lo expone: tareas educativas,

que demanden de los estudiantes su mayor

esfuerzo; tareas de las familias, para contener

los espíritus libertarios de los jóvenes; tareas

de las iglesias, para hacer en sus homilías

consistentes llamados a la preservación. Estas

tareas están claras para frenar al comunismo,

pero ¿será posible detener el consumismo?

Cuba coquetea con el caos

Frente a la Biblioteca Nacional de la

Habana una incontable multitud se agolpa.

Algunas pancartas evidencian las

características de las delegaciones asistentes

(figura 11). Al fondo la Habana vieja con sus

edificios bajos sirve de marco a la

multitudinaria manifestación. Se celebra en

ese momento el sexto aniversario de la

Revolución de Julio, el primero luego de la

revolución castrista. Han pasado solo siete

meses desde que la propia revista LIFE en

Español hiciera homenaje al movimiento

triunfante contra el régimen de Fulgencio

Batista, pero ahora, y con las palabras

Thomas Dozier (1959-08-24), subdirector de

la publicación, hace ver que “Lo que fue la

gloria y nobles principios se ha tornado en

caos y demagogia” (pág. 15).

73 Los trazos del poder en la posguerra

Figura 11. Una imponente multitud rodea la Biblioteca Nacional de la Habana, bajo el signo del movimiento del 26 de julio —la paloma de la paz y las manos extendidas— para ovacionar a Fidel Castro (Dozier, 1959-08-24, pág. 14).

75 Los trazos del poder en la posguerra

La ocasión: el conflicto suscitado

entre el jefe de Estado, Miguel Urrutia, y

Fidel Castro, la renuncia de este a su cargo

luego de la dimisión de cinco miembros del

gabinete, y la posterior movilización masiva,

que expresó su apoyo Castro.

En ese sentido, LIFE en Español se

encarga de exponer los pormenores de esta

tensión coyuntural. Señala, por ejemplo, que

en la fotografía comentada aparecen 500 mil

campesinos, y de ellos afirma que fueron

conducidos por Castro hasta la Habana para

la celebración. En una terraza en la parte alta

de la biblioteca destaca un emblema de unas

manos que sostienen el número “veintiséis”,

relativo a la conmemoración del 26 de julio,

día festivo que los guerrilleros del país

caribeño llaman “victoria de las ideas”, y que

versa sobre el asalto al cuartel Moncada en

1953 (inicio simbólico de la revolución

cubana). Miles se congracian al unísono, la

imagen multitudinaria parece incluso

contradecir el título del artículo, que

sugestivamente reza: “Cuba coquetea con el

caos”.

Dozier (1959-08-24), el articulista,

señala que “Fidel Castro, deliberada o

inconscientemente, alienta a la causa

comunista más que cualquier otro líder

político latinoamericano” (Dozier, 1959-08-

24, pág. 15), y no duda en catalogar esta

manifestación como “exhibicionismo seudo-

democrático” (Dozier, 1959-08-24, pág. 15)

que oculta tras las banderas del populismo el

encarcelamiento de todo aquel sospechoso de

ser anticastrista. Para el autor el gobierno

cubano se ha convertido en dictadura, en tanto

que el país ha caído en el caos económico y

social. Con datos de la vida diaria de los

líderes, de las condiciones domésticas de su

improvisado gobierno y con fotografías de

campesinos, mujeres y universitarios

tomándose las calles del país, Dozier

argumenta en contra del otrora ensalzado

líder revolucionario. En su sentir, lo más

peligroso es el “carácter marxista” que están

76 Revista LIFE en Español, 1955-1965

tomando las reformas en Cuba, tanto en su

propuesta de reforma agraria como en la

reducción de las rentas. Llama la atención a

su vez sobre las limitaciones impuestas a la

inversión extranjera en la isla, la censura a la

prensa y el rampante militarismo. Para

Dozier, la popularidad de Fidel Castro es

propia de un demagogo, miedoso e inestable.

Figura 12. Con ademanes teatrales Castro denuncia a Urrutia en TV. Atacándolo de forma solapada dijo en tono declamatorio: “Lo que ha estado ocurriendo a mis espaldas tiene visos de traición” (Dozier, 1959-08-24, pág. 19).

Otra de las fotografías del

acontecimiento muestra al líder de la

revolución cubana interviniendo en una

locución por televisión para toda la isla

(figura 12). En ella, con cara de preocupación

y una de sus manos en alto, habla de acciones

a sus espaldas y de traición. Esta es una

imagen mediática, tanto para el país caribeño

como para el conjunto de América Latina, que

la observa a través de la revista. Pero es

preciso insistir en la caracterización que se

efectúa sobre el comandante revolucionario.

Castro, además de ser tildado de demagogo y

de recibir otros calificativos, es mostrado

como un corruptor de la voluntad popular;

pero no es solo él, sino particularmente su

ideario el que es puesto en la palestra de la

Guerra Fría, como ideología del enemigo,

como riesgo para la América Latina.

Los epítetos van y vienen. Tiempo

después, y habiendo pasado doce meses del

triunfo de la revolución cubana, LIFE en

Español tilda a Fidel Castro de dictador

asesino, de líder convertido en un tirano

similar a aquel que derrocó. La publicación

insiste con calificativos contundentes: tirano

de opereta, individuo sin capacidad

organizadora, aficionado a la perorata,

77 Los trazos del poder en la posguerra

demagogo e infantil. En sus diversas escenas

ecfrásticas presenta una interpretación

pesimista sobre algunas de las acciones

emprendidas por el nuevo gobierno, a la vez

que asiste con preocupación a la creación de

tribunales revolucionarios, a la postergación

de las elecciones y a que el control de la

prensa reciba el aval de varios sectores del

pueblo y, más aún, de otros grupos en

América Latina. En la tras-escena, para LIFE

en Español concibe como inadmisible esta

seguidilla de adhesiones al régimen castrista,

las cuales, a la postre, se antojan como el

síntoma de un cáncer que ha hecho

metástasis.

La Unión Soviética tiende la red en

América Latina

La descalificación, como quedó

comentado previamente, atiende en buena

medida al carácter marxista-comunista que

parece seguir el movimiento castrista en

Cuba. El líder cubano es presentado como

reflejo de un fenómeno mucho mayor: la

expansión de la influencia soviética en

Latinoamérica durante la Guerra Fría. Esta

preocupación queda nítidamente retratada en

un artículo de LIFE en Español del 30 de

mayo de 1960, escrito por Peter Deriabin —

ex funcionario de la policía de seguridad de la

URSS— y Frank Gibney, intitulado “La

Unión Soviética tiende la red en América

Latina”. En él se revela como primicia el

diseño del accionar soviético en relación con

la América Latina, del cual es responsable

Alejandro Panyushkin —director del servicio

exterior ruso—, y que fuere ventilado en un

conciliábulo celebrado en el otoño de 1953,

en medio del clima de contraespionaje que era

“el pan de cada día” durante la Guerra Fría.

Para el análisis no puede perderse de vista el

carácter de los articulistas, a los que LIFE en

Español les da todo el espacio para exponer

sus argumentos.

En aquella ocasión Panyushkin expuso a sus agentes secretos los lineamientos de un nuevo plan de

78 Revista LIFE en Español, 1955-1965

acción que él mismo resumió bajo un título explícito: “El próximo objetivo de la Policía de Seguridad del Estado es la América Latina. (…) En 1953 la Unión Soviética estaba lista para la Empresa, impelida tanto por sus debilidades como por su fortaleza. En Europa se hallaba en un callejón sin salida, y en Asia ya la eclipsaba su obstinada aliada, la China Roja. Pero en lo interno tenía cada vez más recursos y experiencia y menos temor de ser sitiada por el capitalismo. Una campaña roja en América Latina haría que ese temor se desplazara hacia EE.UU. (Deriabin & Gibney, 1960-05-30, págs. 22-23)

Figura 13. De izquierda a derecha y de arriba a abajo: Conspirador, el guatemalteco Augusto Charnaud MacDonald, trama en Honduras la caída del régimen de su país. Sus hijos estudian en Rusia; Jefe de los rojos de Venezuela, Gustavo Machado procuró tomar parte en el gobierno de coalición, pero su partido fue excluido del gabinete; Agitador, José Manuel Fortuny, jefe de los rojos de Guatemala durante el régimen de Arbenz, fue detenido con un pasaporte argentino falso; Propagandista, el poeta chileno Pablo Neruda fomenta el comunismo con sus obras y durante sus andanzas por la América Latina (Deriabin & Gibney, 1960-05-30, pág. 24 y 25).

No se privan de mencionar con

nombres propios a varios de los agentes

dedicados a esta tarea en el subcontinente

(figura 13), indicando detalles sobre sus hojas

de vida y las características de sus trabajos

(generalmente al servicio diplomático ruso),

circunstancia a partir de la cual pasan a hablar

acerca de la existencia de una red de espionaje

y sabotaje con agentes súper secretos, ligada

a las embajadas, y coordinada por

diplomáticos cultos del más alto rango. De

hecho, describen cómo varios de tales agentes

utilizan métodos “poco marxistas”, entre

ellos la afabilidad y el trabajo intelectual,

convirtiéndose en algunos casos en afamados

ídolos de la izquierda en los países que

visitan. De igual modo, elementos de tal

estrategia, según los articulistas, son las

masas populares y, en últimas, la creación de

regímenes comunistas o filocomunistas en la

región. Así, por ejemplo, aluden al caso de la

aparición de partidos comunistas en América

Latina, en especial en Argentina, México,

Uruguay y Brasil, como efecto de una

“campaña colonizadora”.

79 Los trazos del poder en la posguerra

Figura 14. Estas cédulas de identidad fueron usadas por el agente Deriabin (Deriabin & Gibney, 1960-05-30, pág. 23).

Para Deriabin y Gibney esto no solo

tiene lugar en las embajadas, sino que además

abarca la práctica propagandística y

desestabilizadora vinculada a las actividades

comerciales rusas en América Latina.

Deriabin aporta una prueba fehaciente: sus

propios documentos (figura 14), los cuales

serían una evidencia más de la capacidad rusa

para infiltrar a sus agentes en América Latina.

No debe perderse de vista que LIFE en

Español circulaba en el subcontinente, y que

desde su privilegiada posición prevenía con

sus argumentos a los incautos desinformados

para que no se vieran atrapados en la redes del

rampante comunismo.

La estrategia soviética es actualmente

efectiva, refiere LIFE en Español, pues

cuenta con el apoyo de latinoamericanos

expresamente dedicados a implantar el

comunismo en la región, algo que, por

ejemplo, y según insiste, resulta manifiesto en

la instauración de gobiernos como el Jacobo

Arbenz en Guatemala.

Esta labor de “colonización” tiene

diversas facetas, siendo entre ellas las más

destacadas la edición y distribución masiva

de libros y revistas de orientación marxista; el

otorgamiento de estímulos para cursar

estudios en países soviéticos; fijar precios

irrisorios para, por ejemplo, viajar a Praga

para asistir a los encuentros de la Federación

de Mujeres Demócratas; la transmisión por

onda corta de propaganda comunistas; la

realización de festivales de la juventud, como

el que tuvo lugar en Cuba; la organización del

80 Revista LIFE en Español, 1955-1965

Congreso de Artistas e Intelectuales en

Buenos Aires; la conformación de cientos de

grupos de estudio juveniles en todos los

países; y la provocación de disturbios (figura

15).

Figura 15. En disturbios provocados por los rojos, arden unos autos en las calles de Buenos Aires (Deriabin & Gibney, 1960-05-30, pág. 22).

Sin embargo, los autores comentan

que todo este esfuerzo no ha tenido el impacto

esperado, encontrándose así que “Al cabo de

siete años de labor tenaz los soviéticos del

partido comunista apenas tienen unos

250.000 afiliados en la América Latina. El

comercio soviético pese a su desarrollo, está

muy lejos de haber dominado la economía

latinoamericana” (Deriabin & Gibney, 1960-

05-30, pág. 28). ¿En qué puede derivar esta

empresa proselitista soviética? Los autores

responden:

Ahí se está entronizando un estado ideal según el criterio de Moscú: un régimen que impera sin el mandato popular expresado en elecciones y que envía a los camaradas revolucionarios a la cárcel o “al paredón” de fusilamiento cuando osan mostrarse decepcionados. Las cárceles están colmadas de disidentes y los presos sufren torturas típicas de la tradición policíaca rusa. Prensa, radio y televisión —con raras excepciones que tal vez no duren— dicen lo que se les ordena, “a la moscovita”. Prensa Latina, la agencia oficiosa cubana es la distribuidora latinoamericana de la propaganda de la Tass y la Agencia Noticiosa de la Nueva China. Se confiscan bienes sin compensación; el gobierno rige los sindicatos, ya despojados de su derecho de negociar con los patronos; y la reforma agraria ha degenerado en granjas colectivas donde los campesinos ganan menos que cuando los empleaban empresas privadas (Deriabin & Gibney, 1960-05-30, pág. 28).

El comunismo internacional está

ahora “asomando la cabeza en Cuba,

disfrazado de barba y blandiendo un

machete”. ¿Esta es la imagen construida y

81 Los trazos del poder en la posguerra

confirmada que generará tanta insistencia

contra el comunismo en Latinoamérica? Al

respecto, algunos refuerzan sus criterios,

otros muestran resistencia; hay

imponderables e impredecibles. No todo

puede ser controlado por los imperios…

aunque las diversas formas de la Guerra Fría

hacen su mella. En la tras-escena, LIFE en

Español alimenta asiduamente la imagen de

una red soviética eficiente haciendo su

trabajo, a la cual achaca el avance irrefrenable

de facciones fanáticas en sitios clave como

México, Buenos Aires, Montevideo y, por

supuesto, la filocomunista isla caribeña. Los

“centros comunistas”, según LIFE en

Español, parecían proliferar sin inercias por

todo el continente; su extensión comprende

desde el reclutamiento de incautos y el

establecimiento de relaciones diplomáticas y

económicas con toda América Latina

(Crankshaw, 1957-08-12), hasta el acto de

rendir homenaje a los movimientos de

liberación en países como Brasil y Chile. En

la región la ideología roja tiñe y coopta, el

panorama para la revista dista por mucho de

ser halagüeño.

La conspiración roja en la América Latina

Figura 16. Manifestantes anticomunistas llenan la Plaza de la Independencia, en Montevideo, para exteriorizar la protesta de las fuerzas democráticas contra las actividades de rojos y fidelistas (Nardone, 1961-03-20, pág. 19).

A las manifestaciones izquierdistas en

América Latina se suman otras, pero de

tendencia política diferente. Ellas ponen a

circular otros símbolos, otras consignas

(figura 16). El comunismo se ha convertido

en un enemigo, en particular para las élites de

82 Revista LIFE en Español, 1955-1965

la región. No puede olvidarse que por esta

época la religión católica ejercía una fuerte

presión desde los púlpitos en contra de las

posturas de izquierda. Mirando en conjunto el

contexto político, es claro que estas tensiones

no eran menores. Planimétricamente

(Mannheim, 1964), esta imagen puede ser

dividida en tres franjas: una primera, de

manifestantes, en la que al lado de los jóvenes

son perceptibles las cabezas de algunos

hombres mayores; una segunda, en la que

aparece una pancarta, hecha aparentemente

en una imprenta, de fondo blanco y límites

precisados por el contraste de matices grises

de la multitud, que tiene escrito “Fuera los

agentes comunistas”; y una tercera, que

revela la prolongación de la movilización por

personas que a la distancia se hacen

indiferenciables, anónimas, como masa tras

una arenga común. Por su parte, la

perspectiva ofrece al análisis el hecho de que,

siendo una fotografía tomada desde una altura

superior a la de los manifestantes, centra

buena parte de la confluencia de líneas en la

pancarta. En lo que concierne a la

coreografía, se pueden hacer visibles algunos

elementos: 1) la imagen es un intento de

confirmación de la asistencia multitudinaria

al evento, que tuvo lugar en la ciudad de

Montevideo (Uruguay), donde curiosamente

las ideas de izquierda tienen considerable

acogida; 2) la composición de los

manifestantes, hombres en su mayoría, entre

los que hay un número visible de personas

mayores que usan corbata; 3) los gestos de los

jóvenes denotan el fervor de las arengas. Para

LIFE en Español es particularmente

importante esta imagen, pues es la síntesis de

lo que ella ha ido ratificando desde el

comienzo de la guerra fría. Esto es, pues, una

respuesta popular a aquello que Benito

Nardone, ex presidente del Consejo de

Gobierno de Uruguay, denomina la

“conspiración roja en la América Latina”.

Este personaje indica que no hay lugar

a dejar de exaltar la democracia como un

principio importante de las naciones libres,

83 Los trazos del poder en la posguerra

aunque comenta que ha sido justamente ella

una de las causas de despliegue de las ideas

comunistas por Latinoamérica, siendo para el

efecto Montevideo la ciudad desde la cual se

distribuye propaganda roja hacia el resto de la

región. Nardone considera que es su deber

mostrar a todo el continente el inminente

peligro que suponen las diecisiete misiones

diplomáticas dispersadas por la URSS por

varios países de los países de la América

Latina, con el auspicio de Cuba.

Figura 17. Comunista frustrado, uno de los que trataron de interrumpir la manifestación contra los rojos en Montevideo, es llevado de la Plaza de la Independencia por anticomunistas, con ayuda de la policía (Nardone, 1961-03-20, pág. 20).

En una imagen se ve a agentes de

policía arrastrar consigo a un infiltrado

castrista, lo cual pone de presente el rol del

Estado como garante del ejercicio de la

manifestación (figura 17). No puede perderse

de vista la relación ecfrástica que el discurso

de Nardone plantea al señalar que todos los

comunistas se han convertido en espías en

contra de la patria, dejando ver que, de hecho,

las acciones emprendidas en contra de este

tipo de “traidores” son algo que cabría esperar

como respuesta legítima a cualquier otro

individuo que participe en eventos

convocados por izquierdistas: frente a los que

militen en este tipo de organizaciones

conspirativas; frente a los que dentro de los

sindicatos se dejen influenciar por las

corrientes de origen ruso; así como frente a

los maestros y estudiantes que hagan otro

tanto. Esta imagen no es solamente el

correlato de la suerte de un comunista

uruguayo; su significación supone una

narración sobre lo que le puede ocurrir a

cualquier latinoamericano que opte por el

camino equivocado, que se convierta en

84 Revista LIFE en Español, 1955-1965

enemigo de la libertad. En cierto modo es una

advertencia, ahora ya se sabe a qué atenerse

si se elige la vinculación a este tipo de

organizaciones de izquierda. De igual modo

es un llamado de atención para los Estados de

la América Latina: señores presidentes,

señores agentes de seguridad, funcionarios en

general, están conminados a ejercer la

función correspondiente a sus respectivos

cargos, y en esa medida a garantizar el

cumplimiento de la ley y el respeto por la

democracia; he allí el punctum de esta

imagen. Se trata de acciones que Nardone

explica en los siguientes términos:

La acción de los comunistas sobre los niños y los jóvenes es uno de los puntos que más nos preocupan, porque buscan la deformación del criterio de las nuevas generaciones, para reclutar así los adeptos incondicionales que les sirvan en el futuro (…) Como parte de sus planes están tratando de dominar a los maestros, los profesores y los estudiantes a través de organizaciones gremiales que les responden incondicionalmente, y siguen directivas transmitidas desde el exterior (…) Así quedan convertidos en engranajes del aparato de espionaje y en traidores a su patria (Nardone, 1961-03-20, pág. 19).

Señala Nardone que detrás de las 163

huelgas y paros que ha enfrentado su

gobierno —además de atentados— está la

embajada comunista y títeres obedientes

como Fidel Castro. Por otra parte, el artículo

aparece complementado con el relato sobre la

aventura de cuatro estudiantes brasileros en

Checoslovaquia, quienes posan sonrientes en

uno de los puentes que surcan el río Sena en

París (figura 18).

Figura 18. De vuelta de Checoslovaquia, desilusionados, Pereira Rodrígues (izquierda), Matos, Moteiro y Guimaráes da Silva charlan en París (Nardone, 1961-03-20, pág. 22).

John Berger (2005) señala que debe

buscarse la coherencia de las imágenes, de

manera tal que se propenda por superar la

ambigüedad del ícono. Por ejemplo, en la

escena estos cuatro jóvenes, sanos y alegres,

departen en una hermosa ciudad europea,

85 Los trazos del poder en la posguerra

pero en su condensación ecfrástica pasan a ser

“jóvenes desilusionados”. La incoherencia se

hace evidente al notar que en la fotografía

ninguno de ellos muestra disgusto en sus

rostros, contrario a lo insinuado en el texto. El

artículo ha construido parte del argumento, y

enriquecido la tras-escena sobre el

comunismo en América Latina, con base en

sus historias, todas ellas negativas, y en cierto

modo aleccionadoras. Luego de cinco meses

en escuelas comunistas, ellos, un músico, un

geólogo, un cineasta y un economista, se

vieron precisados a aprender checo

conjuntamente con estudiantes provenientes

de América Latina y África (45 latinos, 70

africanos), atenerse a que su período de

estudio solo llegaba al 50% del inicialmente

establecido, y además soportar la propaganda

permanente y los constantes cierres de sus

escuelas. Engaño, proselitismo vacío,

mediocridad y promesas rotas: este es el

corolario que LIFE en Español teje para

describir la gesta comunista en el

surcontiente. Estos cuatro estudiantes lo

exponen nítidamente:

Antes de ir a Checoslovaquia creíamos que la mejor solución para los problemas de Brasil era el comunismo. Según se dice, es el régimen del proletariado, donde la propiedad privada es expropiada para el beneficio del pueblo. Pero lo que vimos fue un pueblo esclavo dirigido por un pequeño grupo de privilegiados: políticos, militares y científicos (Nardone, 1961-03-20, pág. 23).

Hay que ganar la Guerra Fría

Como puede observarse, LIFE en

Español construía artículo tras artículo los

contornos de una moral de la libertad, de una

reivindicación del estilo de vida occidental en

oposición al comunismo. A ese otro, que

finalizada la Segunda Guerra Mundial

resultaba en cierto modo difuso, contribuyó a

convertirlo en el enemigo que amenaza con

apoderarse del mundo entero, y de su mano

destruir los valores de la sociedad

norteamericana y del conjunto de Occidente.

Ya sabiendo qué es, cómo es y cómo actúa, a

dicho enemigo ahora es preciso vencerlo.

86 Revista LIFE en Español, 1955-1965

“Hay que ganar la Guerra Fría”, indica la

revista, 1961 es el punto culmen de un

rebosamiento de la paciencia. ¿Qué

significaría para los EE.UU. y para el mundo

libre salir victoriosos de esta competencia?

LIFE en Español responde:

Si los EE.UU. se consagran a la tarea de obtener la victoria en la guerra fría, ¿significaría ello la postergación de todos los sueños de impulsar hacia una mayor grandeza a la civilización norteamericana? ¿Es necesario que el norteamericano aminore su celo en la búsqueda de ese objetivo? LIFE cree que no. Hasta la fecha, la guerra fría probablemente ha estimulado el ansia de excelencia, tanto en el pensamiento como en la virtud, debería ser a la vez escudo y espada contra el infiel. Pero debemos hacer una advertencia. No podemos permitir que el mejoramiento de la sociedad norteamericana constituya una excusa para la flaqueza en la guerra fría, para eludir en forma peligrosa las cuestiones de vida o muerte. Para el desarrollo de una gran civilización norteamericana y aun mundial, necesitamos tiempo: décadas, siglos (LIFE, 1961-07-10, pág. 32).

De manera casi inmediata, la retórica

de la metáfora construye imágenes. Este

artículo es un corto editorial, que como tal no

necesita extenderse, solamente señalar

principios. Su argumento es simple: esgrimir

el escudo y la espada contra el infiel. No son

las armas nucleares, que también poseen los

EE.UU., sino las armas medievales usadas en

las cruzadas. De la narrativa emerge entonces

esta imagen contundente de una guerra del

Medievo, en la que las formas de ataque no

tienen control, pues se está ante una situación

“muy peligrosa” y “de vida o muerte” para la

civilización mundial. La tarea no es la

contención del comunismo, la tarea es la

victoria en la Guerra Fría; y la victoria supone

adiestramiento de los ejércitos, tácticas,

estrategias, todo aquello que efectivamente

garantice el alcance del objetivo último. LIFE

en Español ha cumplido el papel que le

correspondía como difusora de un tipo de

pensamiento, ha articulado las imágenes y los

discursos, los íconos y los índices, y se ha

asumido la labor de hacer explícita la postura

simbólica. No solamente describe las

cualidades, sino que precisa las

representaciones. Ha tenido la audacia de

estructurar los discursos y adosar las

imágenes adecuadas en el momento

87 Los trazos del poder en la posguerra

oportuno. Muchas de estas imágenes no son

meras analogías; lo que se constata en ellas es

una constelación de banderas colocadas a lo

largo de distintos relatos, que construyen una

argumentación significativa que permite a los

lectores inferir, casi de manera inmediata, la

propuesta. Son diez años de insistencia los

aquí analizados, hay una poética visual que,

sobre la base de imágenes de mundo

occidentales, ha ratificado una y otra vez la

defensa de la libertad, la democracia y la

moral. LIFE en Español ha contribuido, en las

postrimerías del tiempo del giro pictorial

(Mitchell, 2009) y el naciente giro ecfrástico,

a gestar una profunda construcción cultural

donde la experiencia icónico-textual,

reiterada tras cada número de la revista, ha

esculpido, ecfrásticamente, la estructura de

los símbolos y de las relaciones

intersubjetivas. No es posible afirmar, como

puede señalarlo W.J.T. Mitchell, que la sola

exposición a las imágenes se convierta de

inmediato en representación colectiva. Pero

es cierto que estas dan lugar a formas estéticas

y morales. Los hombres del siglo XX son

seres visuales, que con cada imagen se

construyen socialmente. De la constelación

icónica surgen meta-imágenes, y en su

encuentro dialéctico con lo textual crean el

simbolismo moderno del infiel, del comunista

descarriado, y de su mano concitan una y otra

vez la necesidad de enarbolar escudos y

espadas contra él.

El “enemigo” es “grande, inteligente,

implacable”, y por eso “la guerra debe doler”;

pero también debe ser penosa para los rojos,

se remarca en el editorial. Tras el

rimbombante tono de estas afirmaciones

parece camuflarse una labor de inculcación,

en la tras-escena la tarea ecfrástica convierte

las palabras en imágenes marcadas por la

convicción la grandeza de Occidente. Los

EE.UU., representación de la justicia y la

libertad, son mostrados impertérritos ante las

escaramuzas de una potencia soviética

totalitaria grande, fuerte y agresiva, casi que

88 Revista LIFE en Español, 1955-1965

con dotes de monstruo mitológico13. En

medio del giro ecfrástico las palabras hacen

emerger la imagen de la contienda titánica, y

de esta los renovados discursos fundantes de

la nación norteamericana. El comunismo

atenta contra esos principios de manera grave,

aunque en el fondo queda la sensación de que

tales principios conforman un credo que

convoca más bien una “democracia en la

codicia y no en la fraternidad” (Hofstadter,

1984, pág. 30). La política norteamericana

requiere del conflicto, el cual debe

permanecer constantemente en el primer

plano; en otros términos, más que solucionar

las contradicciones, el deber ser de la nación

norteamericana pareciera basarse en su

avivamiento.

13 Esa gesta de grandilocuencia de LIFE en Español, que pareciera ser el estímulo anímico para decidirse a ganar la Guerra Fría, es explicada por Richard Hofstadter (1984), avezado historiador estadounidense, quien pone de presente la cuestión del clima común de opinión: “La existencia de tal clima de opinión se ha oscurecido mucho por la tendencia a colocar el conflicto político en el primer término de la historia. Se ha reconocido generalmente que la política norteamericana ha abarcado, entre otras cosas, una serie de conflictos entre intereses especiales (…). La fiereza de las luchas políticas con frecuencia ha sido engañosa, porque la gama de visión que abarcan los principales contendientes de los principales partidos siempre ha estado militada por los horizontes de la prosperidad y de la empresa. Aunque estén en desacuerdo en puntos específicos, las principales tradiciones políticas han compartido una creencia en los derechos de propiedad, en la filosofía del individualismo económico y en el valor de la competencia; han aceptado las virtudes económicas de la cultura capitalista como cualidades necesarias del hombre” (pág. 29).

Qué debe hacerse para derrotar al

comunismo

Uno de los artículos más

significativos de LIFE en Español en la

década estudiada fue el titulado: “Qué debe

hacerse para derrotar al comunismo”, escrito

por John Jessup y publicado el 5 de marzo de

1962. En él que son interpretados los

resultados de la Cumbre Americana en Punta

del Este, considerada en últimas como el

“medidor” de la situación política del

continente una vez transcurridos los primeros

años de la revolución cubana. El artículo es

introducido con un fragmento de un discurso

proferido el 6 enero de 1961 por Nikita

Khrushchev ante los dirigentes del Partido

Comunista, con lo cual Jessup parece apuntar

89 Los trazos del poder en la posguerra

a visibilizar lo inminente de la amenaza roja

en la región:

(…) declaró que la América Latina, antes mero “apéndice de los EE.UU.”, se ha convertido en un “volcán activo” con una serie de levantamientos armados que son parte trascendental de la estrategia mundial del comunismo. “Todo el mundo ha oído el estallido de la heroica revolución cubana, dijo Khrushchev… Está haciéndose más amplia y profunda, marcando una nueva y más alta etapa de la lucha de liberación nacional… la solidaridad con la Cuba revolucionaria es un deber no sólo de los pueblos de la América Latina… [sino] del movimiento comunista entero” (Jessup, 1962-03-05, pág. 12).

Figura 19. En Punta del Este. Reunidos en la vasta sala de ruleta del hotel San Rafael, los cancilleres de los EE.UU. y la América Latina discuten la expulsión de Cuba de la O.E.A. (Jessup, 1962-03-05, pág. 12)

Como lo retrata Jessup, La

Conferencia de Punta del Este, convocada por

la Organización de Estados Americanos, hizo

evidente la amenaza del comunismo en el

hemisferio occidental, e hizo claras a su vez

las condiciones con que debía contar la

democracia para contrarrestar dicho peligro.

En la elegante estancia (figura 19), presidida

por las banderas de las naciones americanas,

y con los plenipotenciarios en formación

rectangular y espectadores por doquier, un

nuevo capítulo de la Guerra Fría se escribía.

Con la creciente incertidumbre que

despertaba la situación política de Cuba,

países como EE.UU., República Dominicana,

Haití, Colombia, Venezuela, Paraguay,

Uruguay y Perú pidieron cuarentena

diplomática y económica contra la nación

caribeña, mientras que Argentina, Brasil y

México abogaron en cambio por establecer

una coexistencia pacífica. Así, pues, sin que

en el encuentro se forjara una correlación de

fuerzas políticas paritaria, al menos sí se hizo

clara la dificultad para que se votara de

manera unánime el veto para Cuba solicitado

90 Revista LIFE en Español, 1955-1965

por el gobierno de los Estados Unidos. En ese

orden de ideas, John K. Jessup comenta lo

siguiente:

Podría pues decirse que el comunismo en cierto sentido resultó favorecido en la Conferencia de Punta del Este. Castro no sólo se libró de sanciones inmediatas que tengan algún significado, sino que tuvo la satisfacción de poner en evidencia y profundizar disensiones dentro del sistema interamericano. Este poder de dividir a sus adversarios es una de las armas más probadas y características del comunismo, que se nutre de la desunión de los demás y de la creciente sensación de impotencia que embarga a los que toman la amenaza muy en serio (Jessup, 1962-03-05, pág. 13).

Figura 20. Alemania Oriental. En 1953 los obreros se declararon en huelga en varias ciudades en protesta contra los salarios de hambre. En Berlín del Este el conflicto dio lugar a una batalla campal y los tanques rusos aplastaron a los huelguistas, cuya sola defensa eran palos y adoquines (Jessup, 1962-03-05, págs. 16-17)

A esta altura se hace más nítido el giro

argumental sufrido por LIFE en Español, que

luego de la elogiosa recepción que hiciera del

movimiento castrista, ahora lo asume como

una extensión del sistema soviético. El

comunismo parece salir triunfante, resalta el

autor; aplastando disidencias en su territorio

sale impune (figura 20), y creando y

evidenciando divisiones en el resto del

mundo gana tiempo, tal vez el suficiente para

continuar sin problemas su expansión. El

articulista deja escapar una exhalación de

impotencia y angustia, en cierto modo

exasperada por la “inoperancia” mostrada por

el conjunto de los países americanos.

Nadie se compromete, nadie tiene

respuestas, todo queda en discusiones que

nunca acaban. Pero ¿de quién es la

responsabilidad? Aquí John K. Jessup salta de

lo colectivo a lo individual, y desde esta

perspectiva asigna culpas o elogios en

función del grado de anuencia o adhesión en

relación con la causa anticomunista. Para el

efecto, alude simple y llanamente a

escapistas, ilusos y beligerantes: los primeros,

91 Los trazos del poder en la posguerra

que ven el problema como un asunto de

supervivencia; “¡prefieren ser rojos a ser

condenados!”. Los segundos, que creen en el

intercambio de ideas y la comunicación entre

Oriente y Occidente; “impulsarían

propagandas de democracia y orden mediante

la ayuda a las naciones subdesarrolladas y

darían apoyo total a las Naciones Unidas”.

Los terceros son los rescatados con encomio

por Jessup, ya que representan la opción

realista y efectiva. Para él hay que asumir una

actitud beligerante, e indica en tal sentido lo

siguiente:

El pueblo norteamericano ha sido siempre anticomunista, pero un número cada día mayor de personas se siente un tanto obligado a aceptar la posición de hostilidad total al comunismo adoptada desde hace tiempo por los comunistas contra el gobierno y las instalaciones de los EE.UU. Un indicio de ese sentimiento se reflejó en una encuesta realizada por el Instituto Gallup en los EE.UU., según la cual el 81% de los norteamericanos prefieren una guerra nuclear a vivir bajo el yugo comunista (...). Otra señal de la creciente beligerancia es el aumento espontáneo de sociedades anticomunistas y patrióticas en los EE.UU. Dichas sociedades suelen ser terreno propicio

para extremistas de la derecha, la gente histérica y la que no tiene escrúpulos. Algunos de ellos cometen el error de reducir a un problema interno lo que es principalmente un peligro externo, e identifican el comunismo con el socialismo democrático y hasta con el liberalismo. Los desacuerdos domésticos resultantes entre liberales partidarios del estado paternalista y conservadores y reaccionarios deben, por supuesto, continuar como disputas internas, pero alejadas del conflicto con el comunismo, en cuya solución todos los sectores de la opinión norteamericana pueden colaborar (Jessup, 1962-03-05, págs. 16-60).

Jessup habla del poder maquiavélico

comunista, de su táctica de división de sus

enemigos, en este caso los asentados en la

América Latina. ¿Qué hacer al respecto?, se

pregunta. El tono de esta pregunta no resulta

gratuito, con ella nuevamente aparece, con

notorio énfasis, el carácter político de LIFE

en Español, conforme al cual no tenía reparos

en compartir su análisis estratégico con

lectoras y lectores de forma comprensible,

casi cual si de sus aliados en la lucha se

tratase.

92 Revista LIFE en Español, 1955-1965

Figura 21. Hungría. Desafiante, un grupo de defensores de la libertad aparece fotografiado en 1956 con un carro blindado del que se apoderó durante la lucha. La rebelión húngara fue una acción nacional por la independencia. Los rusos tuvieron que usar tanques y tropas mongolas para aplastarla. Pero quedó probado que los rusos sólo pueden mantener cautivos a sus satélites por la fuerza (Jessup, 1962-03-05, pág. 17)

En esa medida, a través de la prosa de

Jessup, la revista alude a la situación de

Hungría y su lucha de liberación frente al

dominio soviético (figura 21), y a la vez hace

mención de toda una serie de acciones ya

emprendidas por los EE.UU. en tal vía, por

ejemplo: labores tales como la ayuda a Grecia

y sus “guerrilleros leales”; la gestación del

Plan Marshall, que comprende la entrega de

12 mil millones de dólares a Europa para su

reconstrucción; la creación de la OTAN,

cuyas tropas estuvieron presididas en sus

inicios por el entonces general Dwight

Eisenhower —secundado por el comandante

adjunto británico Bernard Montgomery—; y

la intervención humanitaria en endeble y

dividida Alemania. Sobre esto último LIFE

en Español presenta una interesante

fotografía en la cual, comentando el bloqueo

de Berlín propiciado por los soviéticos en

1948 (figura 22), pone de presente los

siguientes aspectos: por una parte, la acción

de salvamento emprendida por los EE.UU.

mediante el envío aéreo de víveres y demás a

la capital alemana, y que postula como signo

de su compromiso con la libertad en el

mundo; y, por otra, la capitulación de los

soviéticos frente al bloqueo once meses más

tarde, visibilizada soterradamente por la

publicación como un indicio de lo artificial de

las demandas rusas.

93 Los trazos del poder en la posguerra

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95 Los trazos del poder en la posguerra

Entre uno y otro aspecto LIFE en

Español pareciera posicionar lo retratado por

su lente: la población inerme que, expectante

en medio de las ruinas de la ciudad, aguarda

por una incierta salvación. Como si de la

tragedia del pueblo alemán fuera enteramente

responsable la Unión Soviética, pareciera

insinuarse que el comunismo no apareja nada

distinto a la inacción ante la miseria, o incluso

que en pos de alcanzar sus objetivos se

aventura a llevar la miseria a donde sea

menester. El hambre de millones de personas

no es óbice para que la Unión Soviética deje

de perseguir sus objetivos geopolíticos, por lo

que es allí donde la mano amiga de los

EE.UU., auto-calificada como redentora, ha

de intervenir para propiciar el

restablecimiento de la democracia y salvar al

mundo de las llamas de una tiranía que se

extiende sin freno por doquier.

14 Esto según análisis efectuado por Stefan T. Possony, especialista norteamericano en asuntos soviéticos, que es citado por Jessup.

La pregunta sigue abierta: ¿qué hacer

entonces? Jessup expone los escenarios

posibles que pueden resultar de esta disputa

entre Oriente y Occidente: 1) una guerra

nuclear; 2) una definición y aceptación de

límites políticos, con lo que se aspiraría a que

con el tiempo disminuyera la influencia

comunista y con ella la “amarga pugna”; y 3)

ganar la Guerra Fría. Por supuesto, la tercera

opción es catalogada por el articulista como

la preferible, y es sobre ella que se detiene

para abundar en detalles, recetas y

consideraciones en general.

Las tareas para alcanzar tal objetivo

—ahora devenido en objetivo nacional de los

EE.UU.— no son fáciles, máxime teniendo

en cuenta que un análisis del discurso del 6 de

enero del Premier soviético deja entrever los

siguientes puntos14:

x El objetivo tradicional del comunismo, la conquista del mundo entero, reafirmado con

96 Revista LIFE en Español, 1955-1965

mayor vigor y esperanza que en el pasado.

x La lucha armada es inevitable. x Una guerra mundial termonuclear

no es completamente inevitable. Si el mundo libre capitulara, dicha guerra se podría evitar.

x La Unión Soviética y el bloque soviético deben acrecentar su poderío militar a fin de combatir.

x Por el momento, tal conflicto tiene que evitarse. La hora decisiva de la historia llegará cuando la Unión Soviética alcance a los EE.UU., lo que ocurrirá entre los años 1965 y 1970.

x En la primera fase, la lucha armada adoptará principalmente la forma de guerras de liberación y levantamientos. En particular estos conflictos deben estimularse en la América Latina.

x La parálisis militar, política y psicológica del mundo libre es objetivo predominante de la estrategia soviética… ese objetivo puede conseguirse mediante…la propaganda pacifista, el condicionamiento “pavloviano” del hombre, la infiltración, la amenaza y la negociación diplomática (Jessup, 1962-03-05, pág. 14).

En agosto de 1962 se terminó de

levantar el muro de Berlín y, como lo señala

LIFE en Español, ningún país occidental se

pronunció en favor de la reunificación de la

15 Como lo confirma Richard Hofstadter (1984): “La cultura ha sido intensamente nacionalista (…) En una sociedad (…) consolidada que exige responsabilidad internacional, cohesión y centralización (…) en el terreno tradicional (…) Es imperativo en una época de crisis cultural obtener nuevas perspectivas del pasado” (pág. 3).

ciudad y tampoco nadie se fijó como objetivo

ganar la Guerra Fría. En el sentir de John K.

Jessup, el comercio internacional está

empeñado por los soviéticos; ellos han

conquistado el mercado mediante la lucha

armada, han propiciado que la guerra de

guerrillas se apodere de América Latina, y

todo parece indicar que están incluso

dispuestos a apelar a la guerra termonuclear.

En definitiva, el autor describe al bloque

soviético como confiado, agresivo y

triunfante en Cuba, Berlín y Laos, en tanto a

Occidente lo percibe “desunido y pasivo”,

atenido meramente a una pasiva estrategia de

contención. EE.UU. ya no puede seguir sin

proponerse ganar la Guerra Fría. Y es que una

talanquera adicional para los pueblos libres

es, a juicio de Jessup, el nacionalismo, a la

cual concibe como una estrategia tanto

psicológica como ideológica que ha frenado

la labor de los estadounidenses15.

97 Los trazos del poder en la posguerra

El argumento de Jessup termina por

desfilar en la tras-escena con la propuesta de

emprender una carrera armamentista que

brinde a los EE.UU. ventaja militar respecto

de la URSS. En segundo lugar, insinúa la

conformación de unión federal de

democracias en contra de la potencia

comunista. Finalmente, y como forma de

consolidar el final de la Guerra Fría, para el

autor sería del caso implementar una política

mercantil coordinada que constriña a los

remanentes comunistas a aceptar las

condiciones de la economía de mercado

capitalista; en últimas, es reservarse para sí el

control del arma económica. Allí debería ser

incluida América Latina, región a la espera de

un brazo amigo que la ayude a marchar hacia

la libertad. Señala Jessup (1962-03-05) que

“la solución debe hallarse, sobre todo, en la

América Latina. La forma en que este

Hemisferio encara el problema del

comunismo puede servir como modelo de lo

que debe hacerse en las naciones en

desarrollo de Asia y África” (Jessup, 1962-

03-05, pág. 62). En ese sentido, alude al

instante a la Alianza para el Progreso, y

entendiendo que debe ser algo más que una

mera repartición de dólares, puntualiza el

conjunto de parámetros que deben marcar su

estructuración:

1- Incrementar y dar mayor flexibilidad a la capacidad militar de los EE.UU., y en particular apoyar las operaciones de guerrillas autóctonas; lograr un mejor equilibrio de la O.T.A.N. y formular una nueva doctrina relativa al uso de la fuerza. 2- Crear nuevas instituciones que permitan a la Comunidad Atlántica, incluidos los países de la O.E.A., una acción unificada en la Guerra Fría. 3- Coordinar la estrategia de la propaganda de los aliados, especialmente en la Naciones Unidas. 4- Coordinar la política comercial de los aliados, tanto para la lucha económica contra el bloque soviético como para ampliar el libre comercio en el mundo no comunista. 5- Instituir una política de ayuda al exterior más eficaz, tanto para fines políticos como económicos. Por su parte, las naciones de la América Latina deberían poner en marcha un programa de intenso desarrollo económico social para alcanzar un nivel de mayor estabilidad y prosperidad, con lo cual demostrarían, a sus propios pueblos y a los de otras zonas subdesarrolladas, que la libertad política y el progreso

98 Revista LIFE en Español, 1955-1965

son compatibles (Jessup, 1962-03-05, pág. 63).

Revolución pacífica o violenta

Siguiendo con dicha polémica sobre el

papel de los EE.UU. frente a América Latina

y la influencia comunista, LIFE en Español

incluyó en su número del 16 de septiembre de

1963 un artículo del libro The Wine is Bitter,

de Milton Eisenhower16 —hermano del ex

presidente estadounidense Dwight

Eisenhower—, bajo el título La américa

Latina encara una histórica disyuntiva.

Revolución: ¿violenta o pacífica? El

comienzo del artículo no puede ser menos

llamativo: “No tengo absolutamente la menor

duda de que la revolución es inevitable en la

América Latina” (Eisenhower, 1963-09-16,

pág. 68). Más aún, Eisenhower señala lo

siguiente:

El pueblo está enfurecido. Lo atan al pasado lazos de ignorancia, injusticia y miseria, pero no acepta ya como universal o inevitable el opresivo orden prevaleciente, que ha llenado su vida de fatigas, indigencia y dolor.

16 Consejero presidencial en los gobiernos de su hermano, de John F. Kennedy y de Lyndon B. Johnson; presidente de prestantes universidades norteamericanas; y experto en Latinoamérica

Acaba de comprender que la terrible futilidad de su vida y la de sus padres no era necesaria, sino que ha sido el amargo fruto de un sistema pernicioso e injusto. Y de ahí que se sienta encolerizado y determinado a cambiar el futuro (Eisenhower, 1963-09-16, pág. 68).

La pregunta, en ese sentido, se

desplaza de la posibilidad de cambio hacia las

características que este podría eventualmente

adoptar. Allí Eisenhower alude a dos

posturas: la de los “líderes e intelectuales

sensatos”, que buscan promover reformas

radicales que contrarresten la acción de los

oligarcas y de los políticos corruptos, y que

para el efecto podrían ser considerados como

los abanderados de una “revolución pacífica”;

y la de aquellos impulsados por el

resentimiento y el deseo de venganza, que

abarcaría a los comunistas y sus

simpatizantes, y que sería el impulso de la

“revolución violenta”. Esboza una serie de

señalamientos en contra del gobierno

revolucionario cubano, mostrando que

además de que al comienzo de su posesión

99 Los trazos del poder en la posguerra

solo tuvo en cuenta a EE.UU. para solicitarle

dinero, no siguió las recomendaciones

necesarias para recibir la ayuda

norteamericana. Allí pone de presente la

necesidad de realizar ingentes esfuerzos en

materia de educación, y por esa vía postula a

la propia Norteamérica y a México como

ejemplos de progreso por vía de la

cualificación del nivel intelectual de sus

pueblos.

Ya en lo que atañe a las relaciones

entre EE.UU. y los demás países del

continente, reconoce que aquel intervino en

asuntos internos de estos en un ejercicio

francamente imperialista. Con todo, comenta

que se trata de algo que tan solo hace parte del

pasado, y que de hecho queda en segundo

plano gracias a la necesaria interdependencia

del continente en su conjunto. Más allá de

esas tensiones, Eisenhower exalta la unidad y

la diversidad y deja patente su negación por

parte de la Unión Soviética. “Las naciones

comunistas de Oriente, al negar a Dios y

optar por el materialismo dialectico,

militante e imperialista, se encuentran en

violenta oposición a las naciones de

Occidente que tan profundamente creen en

los principios filosóficos judeo-cristianos”

(Eisenhower, 1963-09-16, pág. 70). La

diversidad de Occidente queda suprimida en

las posturas religiosas comunes. Eisenhower

expone algunos datos que lo invitan a ver que

la unidad en el hemisferio empieza a ser una

realidad. Las élites latinoamericanas ya no

envían a estudiar a sus hijos

mayoritariamente a Europa. El 85% de los

latinoamericanos que buscan estudiar en el

extranjero se dirige a los EE.UU., sucediendo

otro tanto con el turismo, mientras que el

inglés se ha ido convirtiendo en la segunda

lengua de la región. Pero advierte que habría

que sumar esfuerzos adicionales, ya que

quedan asuntos pendientes por ser resueltos

como la superación del atraso, el

analfabetismo, la ignorancia, las condiciones

de salud precaria y la falta de vivienda digna.

100 Revista LIFE en Español, 1955-1965

La propia interacción política en los

organismos internacionales exige esa

cooperación y respeto mutuos, y dentro de

cada uno de ellos la colaboración entre

gobierno y ciudadanía, no por coerción, sino

por convicción.

Figura 23. En 1953, durante su breve viaje a la Argentina, el autor asiste a un partido de fútbol (Eisenhower, 1963-09-16, pág. 72).

En el artículo aparece una fotografía

muy diciente (figura 23). El articulista, en su

papel de embajador de buena voluntad para

América Latina, recibe en Argentina los

honores de un jefe de Estado en

representación de su hermano, el presidente

17 Téngase en cuenta que el libro fue editado en 1963, año en el que LIFE en Español publica esta nota. Apenas un año después fue traducido al castellano.

Dwight Eisenhower. A su lado aparece Juan

Domingo Perón. Los dos observan con

mucho detalle lo que sucede ante sus ojos.

Podría pensarse, dadas las características, que

se trata de una parada militar; sin embargo, el

pie de foto aclara la situación. Los dos están

en las tribunas de un estadio en Buenos Aires

asistiendo a un partido de fútbol. A lo largo

de su libro, el articulista se esfuerza por

mostrar cómo intento vincularse a la vida

cotidiana de los países que visitó: hacer una

especie de etnografía en cada uno de los sitios

e identificar las tendencias y los aspectos

comunes. Es curiosa la condición de

identidad de este embajador acucioso. La

imagen, al igual que el discurso, insiste en la

buena voluntad, en la cordialidad y en la

necesidad de fortalecer los lazos de amistad.

Pero tanto el artículo de LIFE en Español, que

es un muy buen resumen del libro17, como el

conjunto del documento, que se difunde

prontamente por América Latina, evidencian

101 Los trazos del poder en la posguerra

que además de una producción de hipótesis

sobre la realidad de la región, hay una

particular insistencia por identificar las

condiciones que propician allí el

fortalecimiento del comunismo. ¿Qué está

detrás de esta imagen de cordialidad y

diplomacia? Podría responderse con las

propias palabras de Milton Eisenhower

cuando hace referencia a su anfitrión:

El Times de Nueva York definió prácticamente a Castro; he ahí un joven mesías que puede crear la democracia ideal en Cuba, tal vez con una pequeña dosis de socialismo. Se trataba de “la figura más romántica y notable de la historia cubana desde José Martí, el héroe de las guerras de independencia”, escribió Herbert L. Matthews. “Tiene valor, dinamismo y capacidad de jefe”. (Es de anotar que Juan Perón tenía las mismas cualidades y era al mismo tiempo el tipo más atractivo y el más despiadado que he conocido) (Eisenhower, 1963-09-16, pág. 292).

Eisenhower no se exime de criticar

fuertemente a John F. Kennedy y a Richard

18 Llaman especialmente la atención los nexos familiares entre algunos de los funcionarios de altos cargos en los EE.UU. durante el período 1955-1965: John Foster Dulles, secretario de Estado, es hermano de Allen Dulles, director de la CIA. El propio Milton Eisenhower, es hermano de Dwight Eisenhower. Robert Kennedy, fiscal general y hermano de John F. Kennedy. Henry Luce, director de Time-Life, es esposo de Clare Boothe Luce, editora y directora de la revista Fortune. Esta última destaca además por haber sido una influyente senadora republicana, por fungir como embajadora en Italia durante el mandato de Eisenhower y por liderar su campaña presidencial. Es posible entonces

Nixon durante su período como contrincantes

por la presidencia de los EE.UU., dado que

ambos, desde su punto de vista, se mostraron

blandos frente a Fidel Castro y no fueron

capaces de comprender el problema esencial

que se hacía evidente en América Latina. En

el fondo parece que está haciendo la defensa

de una postura radical, la de su hermano

cuando fue presidente y la suya propia (como

emisario del presidente en América Latina),

al tiempo que considera como fruto de la

irresponsabilidad y la ignorancia los

malentendidos que han entorpecido el

fortalecimiento de la alianza entre las

naciones latinoamericanas y los EE.UU.

Aparecen, verbigracia, indicaciones expresas

sobre las acciones diplomáticas emprendidas

en Latinoamérica, algunas de las cuales él fue

vocero, avaladas por el secretario de Estado

John Foster Dulles18, y entre las cuales llama

102 Revista LIFE en Español, 1955-1965

la atención el caso de Argentina, que es

postulado como un ejemplo de animadversión

hacia los EE.UU.

Queríamos estudiar tanto los métodos como la eficacia de esta campaña antiyanqui, y parecía sensato tratar de buscar la información en la misma fuente de las dificultades. Pero hubo otro factor todavía más importante: poco antes de emprender mi gira, Perón había dado orden de que se prohibiera la circulación en la Argentina de revista y periódicos norteamericanos, y avisó a la Prensa Unida, a la Prensa Asociada, y al Servicio Internacional de Noticias (INS), que no se les permitiría mandar despacho alguno desde la Argentina. Los periodistas norteamericanos tendrían que abandonar el país (Eisenhower, 1963-09-16, pág. 72).

Eisenhower marca diferencia entre la

ayuda brindada a Europa con el Plan Marshall

y lo hecho frente a América Latina, resaltando

que mientras en el primer caso había que

rehacer una economía desde sus cimientos, en

el segundo se estaba partiendo de un

crecimiento de la región sin precedentes.

Adicionalmente, aclara que la precariedad

arraigada en ciertos renglones de la economía

identificar relaciones significativas entre el poder de los medios de comunicación y el ejercicio político estatal durante la época estudiada.

latinoamericana no se debe a una

malintencionada política de los EE.UU. en la

fijación de los precios a los productos

provenientes del subcontinente, sino a las

amplias fluctuaciones del mercado mundial,

con efectos negativos frente a las materias

primas, y con una tendencia al alza para las

manufacturas norteamericanas. Asimismo, en

varios apartados del artículo el autor hace

referencia a las difíciles condiciones en que

vive la mayoría de la población en América

Latina, pero arguye en contra dos elementos

para el análisis. En primer lugar, hace

referencia a las dificultades por las que

atravesaron los EE.UU. al momento de

constituirse como nación, indicando que “a

fuerza de trabajo, frugalidad, administración

inteligente, manejo económico e inversión de

los fondos sobrantes, además de empréstitos

prudentes, la economía nacional se expandió

paulatinamente y de pronto alcanzó madurez

y elevada productividad” (Eisenhower, 1963-

103 Los trazos del poder en la posguerra

09-16, pág. 75). No sería para el autor este el

caso de la Unión Soviética. Nótese su

insistencia sobre la situación de los Estados

comunistas:

Los rusos sostienen que la industrialización comenzó después de la revolución y que todos sus progresos se deben al comunismo. Pero lo cierto es que ya existían muchas industrias en la Rusia de los zares. El ritmo de expansión, a partir de entonces, no ha sido tan rápido como proclaman ellos. Las industrias rusas actuales todavía van rezagadas de 50 a 70 años en relación con las similares norteamericanas. La agricultura soviética es increíblemente primitiva. El trabajo de la mitad de la población es indispensable para suministrar al pueblo un magro régimen alimentico de patatas, pan, carne grasosa. Las frutas, verduras y carne de primera clase son lujos reservados a la nueva elite. En los EE.UU. el trabajo de mucho menos del 10% de la población da como fruto una gran superabundancia de alimentos y fibras textiles con qué nutrir y vestir al pueblo, y dedicar un considerable exceso a la exportación (Eisenhower, 1963-09-16, pág. 75).

En segundo lugar, Eisenhower

describe con detalle las tensiones políticas

surtidas entre las élites latinoamericanas.

Luego de mostrar el crecimiento de los

partidos comunistas en la región, indica cuál

sería el papel que pueden desempeñar los

sectores liberales, tanto frente al comunismo

como ante la indolencia de las clases altas,

que se oponen al desarrollo y no hacen otra

cosa que mantener sociedades altamente

inequitativas.

La oposición de la mayoría de los oligarcas a las reformas propugnadas por los grupos del centro y a la Alianza para el Progreso es tan enconada como la de los comunistas. Pocos ejemplos ofrece la historia de grupos privilegiados que renunciaron voluntariamente a sus prebendas para promover el bienestar general (Eisenhower, 1963-09-16, pág. 77).

No siendo entonces los EE.UU.

responsables del subdesarrollo

latinoamericano, ¿a qué se debe entonces?

¿Qué limitaciones reales debe sortear la

ayuda que la nación norteamericana está

brindando a los países del subcontinente a

través de la Alianza para el Progreso?

Eisenhower, desde su posición como experto

en el tema, se aventura a ofrecer una

respuesta:

104 Revista LIFE en Español, 1955-1965

Quizás el principal obstáculo con que tropieza la Alianza para el Progreso sea la dificultad que encaran los dirigentes latinoamericanos para realizar una rápida reforma social. Los progresos que se hagan en ese sentido dependerán de la personalidad, valor y firmeza de esos dirigentes, así como del resultado, en cada país, de la lucha entre fuerzas reaccionarias, el liberalismo democrático y el imperialismo comunista. En algunas naciones, el ambiente político es inflamable. Los grupos reaccionarios no desean ningún cambio, y están dispuestos a recurrir a la violencia para impedirlo. Los comunistas no quieren reformas pacificas; buscan revoluciones violentas que entreguen el poder a dictadores implacables dispuestos a recibir órdenes de Moscú. Un estudio preparado por la Corporación de Investigación Económica e Industrial (C.E.I.R.) para el Comité de relaciones Exteriores del Senado norteamericano estima en unos 200.000 el número total de miembros del Partido Comunista en la América Latina. Pero esta cifra no revela la verdadera fuerza de la influencia roja (Eisenhower, 1963-09-16, pág. 77).

Es preciso apoyar a los grupos

democráticos que buscan una “revolución

pacífica”, ellos son los llamados a suprimir

las causas del descontento antes que redunden

en una revolución violenta. El título del libro

de Eisenhower: “EE.UU. y América Latina.

Vino amargo” es ilustrativo sobre esta

situación: relaciones entre los dos

subcontinentes planeadas para el disfrute y la

cooperación recíproca, pero históricamente

“avinagradas” por las desavenencias de orden

político, social y económico que han marcado

al hemisferio.

Podemos ser amigos de la clase privilegiada de la América Latina —en general compuesta de gente encantadora, sociable, bien educada y dinámica— pero nuestra fe en el porvenir de esos países, si es que va a haber un porvenir que merezca nuestro apoyo y confianza, debe basarse en los grupos democráticos del centro, y de ahí que el norteamericano deba comprender que los Betancourt, y los Haya de la Torre, Figueres, Beltrán, Paz Estenssoro y otros dirigentes de la misma categoría, si bien intentan cambiar el orden establecido, con verdadero coraje y en ocasiones en forma radical, no son comunistas. Por el contrario, constituyen la mayor esperanza de esas naciones y de los EE.UU. de expulsar del Continente a la fuerza maligna del comunismo, y de lograr altos niveles de bienestar y libertad para las grandes masas populares, tal como se ha logrado en los EE.UU. La verdadera carrera es la que corremos contra el tiempo. ¿Podrán suprimirse las causas del descontento y de la revolución amenazadora antes de que se conviertan en pendón de la matanza organizada? (Eisenhower, 1963-09-16, pág. 78)

105 Los trazos del poder en la posguerra

Figura 24. “El pueblo está enfurecido”, indica el Dr. Eisenhower sobre la situación en la América Latina, y que está determinado a cambiar su futuro (Eisenhower, 1963-09-16, pág. 68).

El ícono-texto postulado por la revista

como correlato de lo dicho por Eisenhower es

sin duda paradigmático (figura 24), y

básicamente goza de la capacidad de recoger

el sentido hilvanado en la tras-escena.

Jóvenes latinos, mestizos, arengando

enfurecidos, con los puños en alto en señal de

protesta, hartazgo y demanda colectiva. Hay

incandescencia en América Latina, hay una

realidad de crisis que resulta inocultable. En

un primer momento podría preguntarse por la

naturaleza, por la ontología de esta realidad,

por el objeto que simplemente describe la

imagen. Hay una especie de postura

desbordada y dionisiaca retratada en los

gritos y gestos. Ya en un segundo momento la

propia imagen pareciera clamar por lo

apolíneo, por la cordura, por la necesaria

mesura. Esta fotografía atrapa la mirada, pero

¿qué es lo que está detrás? ¿Para quién mira

la imagen? El observador queda suspendido

por las manos alzadas y los rostros jóvenes

vociferantes, queda atrapado por la imagen,

que es significante de algo real que es preciso

dilucidar. Se trata además de interrogar

ejerciendo la práctica simbólica, de buscar la

estética de la letra, para mostrar una forma de

verdad en esos signos irrepetibles que a la vez

aluden a la reiteración de prácticas en

América Latina, y de por sí con una

connotación simbólica: rechazo a la

inequidad, exigencia en el reconocimiento de

derechos, conciencia sobre las posibilidades

de la acción colectiva. Ni los analistas más

optimistas evaden la posibilidad

revolucionaria en América Latina. ¿Cuál es el

camino? Para LIFE en Español, el cambio

debe tener las características de una

revolución no violenta.

106 Revista LIFE en Español, 1955-1965

El comunismo en América Latina

En octubre de 1963, y esta misma

senda, Charles V. Murphy escribió un

detallado artículo en el que denunció las

“tácticas comunistas” desplegadas en

Latinoamérica, que, según indica, van de la

mano con la consolidación de Castro en Cuba.

En ese sentido, el articulista muestra que:

Incitado hasta cierto punto por sus asesores chinos, Castro trastocó esa estrategia. Dividió a la extrema izquierda —tanto a los comunistas como a los antiyanquis— y dio a los nuevos dirigentes un nuevo héroe, Fidel, un nuevo grito de batalla al fidelismo, y una nueva causa: “la liberación nacional del imperialismo yanqui”. Con armas, dinero, agentes, propaganda, y con el apoyo semidisimulado y semiaprensivo de Moscú, Castro ha creado una verdadera conmoción en gran parte del continente (Murphy, 1963-10-28, pág. 56).

Una imagen típico ideal lo dicho por

Murphy (figura 25). Tomada en México, ella

refleja a su vez lo que por entonces acontecía

en el resto de América Latina. Allí están los

mismos protagonistas: universitarios,

campesinos y obreros; sus herramientas de

expresión también son las pancartas, que

hacían recorrer los íconos de los “dioses”

revolucionarios por las calles, así como la

arenga pública. En un primer momento podría

apelarse para el análisis a la condición de

totalidad la imagen, pero su mayor potencial

reside en gestar para el observador, a la

manera de una afinidad temática, su

articulación con toda una serie de imágenes

solidarias (Bergson, 2006). Este “fantasma”

es un conjunto de muchas imágenes, pasadas

y futuras, que versan sobre inconformidad,

aglutinación, anhelos y reivindicación. El

“fantasma” se recrea y se hace materia, por su

intermedio se configura una particular

sincronía latinoamericana. Ese es el ideal que

se alimenta de la historia, del clamor de los

pueblos, de la tensión constante entre

sociedad civil, Estado y sistema económico.

La desazón se toma las calles, desfila entre la

validez de su reclamo y el desafío al orden. El

comunismo es el fantasma que irrumpe en la

escena, la amenaza que con la voz de ídolos

locales se convierte en parte del entorno

político americano.

107 Los trazos del poder en la posguerra

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109 Los trazos del poder en la posguerra

Murphy alude a la polarización

propiciada por la URSS, la cual, desde su

punto de vista, ha dejado por un lado a los

intelectuales, los trabajadores y los

campesinos, y por el otro a la oligarquía y los

militares. Señala que el “desastre” de la

intervención de EE.UU. en Bahía Cochinos le

ha dado la fuerza al comunismo para

continuar su ofensiva, algo que, por ejemplo,

resulta notorio en el creciente número de

extremistas anti yanquis. En esa línea hace

mención de México, Brasil y Venezuela

como claros ejemplos de ello, e incluso

califica a estos países como “tipos puros” de

la acción comunista en Latinoamérica. De

hecho, y a título ilustrativo, Murphy presenta

algunas indicaciones sobre la historia

mexicana desde de la revolución de 1910,

haciendo ver desde entonces han quedado

entre los mexicanos secuelas de hostilidad

contra EE.UU., representadas principalmente

por políticos e intelectuales procomunistas o

“marxistas-leninistas”. Más todavía, el

articulista alude al visible y creciente

intercambio material, cultural, científico y

educativo surtido entre la nación mexicana y

la Unión Soviética, así como a la elaboración

y distribución de propaganda a favor de esta

última. Aunque solo menciona a algunos

países latinoamericanos, para el autor es claro

que la tarea de los comunistas se ha extendido

por todo el subcontinente.

Según indica Murphy, políticos

prominentes también brindan apoyo a la

URSS, entre ellos el propio presidente de

México Lázaro Cárdenas —“eminencia gris”

de la izquierda revolucionaria, se indica en el

artículo—, importante a su vez para Fidel

Castro; o también Vicente Lombardo

Toledano, director del Partido Popular

Socialista (PPS), responsable de la

organización de la Confederación de

Trabajadores de México (CTM). Con todo, el

articulista indica que la táctica ha afectado

especialmente a profesores y estudiantes:

110 Revista LIFE en Español, 1955-1965

En el sistema escolar se han infiltrado multitud de maestros y administradores comunistas (según cálculos de los mismos mexicanos, más de la mitad de los maestros primarios y profesores secundarios están influidos por los comunistas). Y hasta hace poco, las actividades del profesorado y de las asociaciones estudiantiles de la Universidad Nacional estaban en su mayor parte dominadas por comunistas (Murphy, 1963-10-28, pág. 58).

En el caso del Brasil, el articulista

muestra que el radicalismo se viste de

diferentes colores. Su joven presidente Joao

Goulart —de cuarenta y cinco años—

representa al partido de los trabajadores

(PTB). Su base, comenta Murphy, está

constituida por los sindicatos obreros, a los

que describe como “infiltrados de

comunistas”.

Y un sorprendente número de los colegas de Goulart en el gobierno han tenido, en épocas pasadas, relaciones más o menos abiertas con los comunistas. La mayoría de estos colegas, sin embargo, forman ahora en las filas de la izquierda socialista, sector caracterizado por un furibundo nacionalismo, un enfermizo antiyanquismo, y un cierto goce travieso en hacer experimentos de “neutralismo” (Murphy, 1963-10-28, pág. 60).

El articulista hace un detallado

análisis sobre los colaboradores del gobierno

de Goulart. A Evandro Lins, quien fuera

ministro de relaciones exteriores, lo refiere

como un criminal; y a Paulo de Tarso,

ministro de educación, lo retrata como un

nacionalista antiyanqui partidario de Fidel

Castro. Las descripciones, vistas en su

conjunto, tienden a mostrar a Brasil como otra

Cuba, a la vez que propenden por poner de

manifiesto que allí la violencia es una

constante. Para el efecto, Murphy alude a

cierto sector del PCB (Partido Comunista do

Brasil) como responsable de algunos de los

escalamientos violentos, aunque reserva las

mayores prevenciones respecto del

campesinado, liderado Francisco Julião desde

el nordeste del país. Comenta así que su

situación en las fazendas azucareras es

extrema, por lo que sus líderes —en especial

Julião— han guardado odio contra los

Estados Unidos y las clases dirigentes de

Brasil, sentimiento que se ha extendido a las

favelas de Río de Janeiro y Sao Pablo.

111 Los trazos del poder en la posguerra

Figura 26. Frente a una fazenda del Nordeste, el dirigente comunista brasileño Francisco Julião exhorta a un grupo de integrantes de sus ligas campesinas (Murphy, 1963-10-28, pág. 60).

Julião es retratado por LIFE en

Español como un líder de aspecto sencillo

(figura 26), con una casa rústica como fondo,

rodeado de un puñado de campesinos. Según

la revista, pidió en 1960 armas y dinero a

Fidel Castro para apoyar a los campesinos, y

al no recibir ayuda viajó a Peiping (China),

donde sí encontró apoyo. Con ayuda de

Clodomir de los Santos Morais, ayudó a las

ligas campesinas para formar campamentos.

Por otro lado, Celso Furtado, uno de los

principales asesores de Goulart en materia de

planeación (se llama a sí mismo “socialista”),

es mencionado por Murphy por proponer la

implementación de planes de distribución de

tierras en Brasil. Esbozado este escenario

político y social, el autor estima sobre Brasil

lo siguiente:

El verdadero problema para ese país está en la turbulenta y compleja izquierda: en la tendencia izquierdista dentro del mismo gobierno, en los socialistas y los que se llaman a sí mismos nacionalistas, y en los intelectuales de tendencias izquierdistas, todos los cuales se mueven en torno de Goulart. Al insistir ruidosamente en el nacionalismo económico y en una política exterior independiente, Goulart socava sutilmente los planes estadounidenses encaminados a lograr la acción conjunta del continente, ya que no hace sino repetir lo que ha dicho Khrushchev respecto de los países subdesarrollados (Murphy, 1963-10-28, pág. 62).

Para Murphy el ejército es definitivo

para frenar las tendencias izquierdistas que

carcomen la política brasilera. Sin embargo,

destaca que hay rumores de una infiltración

marxista en sus filas, en especial entre los

suboficiales, riesgo que parece acrecentarse

con la precaria remuneración que reciben. En

112 Revista LIFE en Español, 1955-1965

esa medida, insinúa una forma de cohesionar

la tropa en favor de la causa democrática:

aumentarles el sueldo. A todo esto se

aventuraba LIFE en Español. Tiene el valor y

la fuerza también para poner en evidencia a

los líderes izquierdistas, como Luis Carlos

Prestes, líder del PCB, a quien le seguía la

trayectoria. A ellos los contrapone con los

llamados a restaurar el orden, la libertad y la

democracia de las instituciones. Los

intelectuales pueden cumplir este papel,

como por ejemplo Ignacio Chávez, rector de

la Universidad Nacional de México, quien

desde el primer momento tomó medidas para

expulsar a los comunistas de las aulas y evitar

su retorno aplicando, entre otros, filtros de

selección mucho más estrictos (figura 27).

Figura 27. Izquierda: El nuevo rector de la Universidad Nacional, Dr. Ignacio Chávez, está haciendo limpieza de comunistas en ese centro docente; Derecha: Luis Carlos Prestes, Comunista Brasileño, está actualmente aliado con Khrushchev, aunque en su día fue un stalinista acérrimo (Murphy, 1963-10-28, pág. 59 y 61).

A Venezuela, por su parte, se la

muestra como un lugar en donde de manera

consuetudinaria reina la anarquía, y en el que

la economía puede verse afectada como

consecuencia de la agitación. Para Murphy,

tal panorama resulta propicio para los

comunistas.

Los objetivos de Fidel Castro en Venezuela son importantes. El petróleo sobre el cual flota el país produce ingresos medios de unos 100.000 dólares diarios, por contrato con las compañías productores, que garantizan al gobierno el 70% de las ganancias por sus explotaciones. El mineral de hierro del Orinoco aporta anualmente 50 millones de dólares en regalías. Existe en el país una pequeña pero dinámica industria, bastante diversificada, que incluye la nueva acería. “Nos adueñaremos de Venezuela —dijo no hace mucho un lugarteniente de Castro— y cuando tengamos su acero y su petróleo prenderemos fuego al resto de América Latina.” Estas codiciadas presas están, como quien dice, a la vuelta de la máquina de Cuba. Si no hubiera sido porque Betancourt le salió al paso a Castro, cuando éste creía que Venezuela lo iba a recibir con los brazos abiertos, el cálido viento que hoy sopla sobre la América Latina sería ya el vaho de un horno (Murphy, 1963-10-28, pág. 63).

Casi de manera inmediata al triunfo de

la revolución cubana, Castro viajó a Caracas

113 Los trazos del poder en la posguerra

y fue recibido por 80.000 personas.

Prontamente el presidente Betancourt lo

declaró como hombre peligroso, aunque con

mesura para no perder el apoyo de la

izquierda venezolana. El Partido Comunista

Venezolano (PCV), la Unión Republicana

Democrática y el partido Tribunal Popular

son retratados por Murphy en sus posturas y

sus fuerzas, y hace otro tanto con la

Confederación del Trabajo Venezolana, de la

que comenta que reúne al ochenta por ciento

de los trabajadores sindicalizados, siendo

para el efecto la base de la movilización

popular surtida desde 1960. En definitiva, lo

que plantea el autor es que la influencia de

Fidel Castro en Venezuela estuvo marcada

por la preparación de una crisis —

concretamente en 1962—, con el ánimo de

facilitar el cambio de régimen, incluyendo

desde el adoctrinamiento político y la

formación en combate de guerrillas hasta la

financiación directa. Resulta llamativa la

manera como Murphy se detiene a analizar el

papel desempeñado por la Universidad

Central de Venezuela en términos de

adoctrinamiento comunista.

Hubo, en todo caso, tres tentativas de alzamiento popular en los primeros meses del año pasado. En enero, elementos izquierdistas entre los estudiantes de la Universidad Central de Caracas, en conjunción con los agitadores comunistas de los sindicatos obreros, organizaron una violenta demostración contra los EE.UU. (Murphy, 1963-10-28, pág. 64)

Esta serie de actos terroristas, precisa

Murphy, tienen su origen en los movimientos

antiyanquis y comunistas coordinados por el

Frente de Liberación Nacional y su

organismo militar. Y como respuesta frente a

ello, el gobierno de Betancourt emprendió

acciones encaminadas a contrarrestar estos

sucesivos y diversos alzamientos, sucedidos

tanto en el campo como en la ciudad. Muestra

el articulista un comunismo que se fortalece

con los “cuadros” provenientes de la

Universidad Central; en Venezuela articula,

pues, la izquierda diferentes estrategias,

circunstancia que, según el autor, es uno de

114 Revista LIFE en Español, 1955-1965

los primeros pasos a seguir en pos de

consolidar un control comunista de la

América Latina.

Figura 28. Incendiado por los terroristas de las F.A.L.N., un importante oleoducto arde en las proximidades de Caracas, en Venezuela (Murphy, 1963-10-28, pág. 66).

LIFE en Español acompaña estas

reflexiones con una imagen de luces y de

sombras, para hacer visible la acción de un

grupo armado deriva del PCV (figura 28).

Una acción execrable que arrasa con un

oleoducto, y de paso destruye el medio

ambiente. Aunque, como toda imagen, esta

podría ser ambigua, la revista se encarga de

darle un sentido peculiar al remarcar la

cercanía entre el suceso y Caracas; es decir,

que en los propios entresijos de la vida

urbana, y hasta en las universidades, los

comunistas gestan acciones de esta índole.

Aquí no hay analogías ni metáforas, en la

tras-escena solo el hecho resulta relevante. Es

como si el ícono superara al logos, como si el

análisis visual fuera el argumento más

contundente. La plataforma simbólica emerge

con las volutas de humo y con el fuego que

consume el líquido negro. La écfrasis aquí no

es solo una representación textual de lo

visual; el camino que debe asumirse es el de

interpretación semiótica: incendiada puede

quedar América Latina si no detiene al dragón

que duerme en sus ciudades.

Cada diez segundos caía un hombre

La tensa relación entre EE.UU. y la

Unión Soviética derivó en una carrera

armamentista sin precedentes. El

enfrentamiento no se dio directamente, sino

que siguió la antedicha senda de

escalamientos en la confrontación simbólica,

y a su vez estuvo marcada por el apoyo y la

intervención —a veces de forma camuflada—

en los conflictos surtidos en los territorios de

los aliados periféricos de uno y otro bando. El

suceso paradigmático de esta situación se

115 Los trazos del poder en la posguerra

vivió en Vietnam, donde la polarización tuvo

tal vez los efectos bélicos más devastadores

desde que finalizare la Segunda Guerra

Mundial. EE.UU. apoyó directamente a

Vietnam del Sur, mientras que la URSS y

China se encargaron de suministrar

veladamente municiones a Vietnam del Norte

y al Vietcong.

La ayuda militar de los EE.UU. se

intensificó desde 1961 con la remisión de

armas y helicópteros, y quedaría

posteriormente en manos de Lyndon B.

Johnson la decisión de enviar a huestes de

jóvenes estadounidenses reclutados a las

malas. Llegaron ellos a una guerra que su

Estado nunca declaró, y que sin embargo les

fue endilgada, como a los demás ciudadanos

y ciudadanas de EE.UU., entre 1959 y 1975.

El trágico saldo de esta guerra —en la que

apelar a medidas de ataque indiscriminado

como el uso de napalm fue una constante

19 Por su parte, Richard Nixon (1986) señala en cambio, en el libro No más Vietnams, que se trató de una victoria de los EE.UU.

desde 1964— fue de más de un 1.000.000 de

muertos, miles de heridos, mutilados y con

graves secuelas mentales, además de los más

de 4.000 civiles muertos y los más de 2.400

soldados norteamericanos desaparecidos.

Se trató sin duda de una derrota militar

y moral para los EE.UU.19, que justamente,

buscando evitar la injerencia comunista china

en el Asia Suroriental, terminó dejando a los

pueblos de la zona derrotados y a la sociedad

norteamericana profundamente herida. La

vida humana queda reducida a despojos, la

competencia por la supremacía global se

ensaña en la periferia; sufrimiento y dolor se

naturalizan, muestran la peor cara de los

proyectos modernos y modernizantes. En

1965 LIFE en Español comenta sobre tal

suceso lo siguiente:

El asalto contra Dong Xoai, defendida por 400 hombres y atacada por cerca de 2.000 guerrilleros del Vietcong, comenzó poco después de la media noche. Al cabo de una hora la

116 Revista LIFE en Español, 1955-1965

población cayó en poder del enemigo. Horst Faas, fotógrafo de la Associated Press, voló hasta allí, al día siguiente, con una escuadrilla de helicópteros, la cual transportó tropas vietnamesas enviadas a reconquistar la población. La batalla rugió a su alrededor toda la tarde y la noche entera. “Cada 10 segundos caía un hombre…”, dijo Faas. (…) En los EE.UU. se agudizó el debate sobre Vietnam y la ayuda norteamericana. El secretario de Estado, Dean Rusk, advirtió (…) “Puede que nuestras bajas también aumenten” (LIFE, 1965-08-02, pág. 13)

Figura 29. Después del combate poco queda en Gong Xoai que no sea sufrimiento y dolor. Un soldado vietnamés arrastra el mutilado cadáver de un guerrillero desde una choza donde él y varios niños aldeanos murieron al ser alcanzados por las granadas (LIFE, 1965-08-02, pág. 14).

Las imágenes de la revista reflejan

parte de ese sufrimiento humano hecho

paroxismo, en el cual el final de cada jornada,

como se ve en la fotografía (figura 29), dejaba

tras de sí los cuerpos sin vida de combatientes

y de la población civil, casi cual si se tratase

de otros tantos de los restos de una tragedia

en blanco y negro devenida en cotidianidad.

La Guerra Fría cortó vidas de

soldados y civiles en un territorio de la

periferia. Las vorágines coloniales en

Indochina se vieron conmocionadas al final

de la Segunda Guerra Mundial, y la unión de

países dominados por el régimen colonial de

Francia (Cochinchina, Camboya, Annam,

Tokin, Laos) participaron intensamente en el

conflicto buscando su liberación. La guerra

del Vietnam hizo evidente que la política

estadounidense de la contención no era

suficiente; fue necesario tomar el “escudo” y

la “espada” contra los infieles, como indica

LIFE en Español en su editorial de julio de

1961. Pero las guerras siempre son riesgosas,

y esta tuvo como corolario el rechazo interno

por cuenta de los miles de jóvenes muertos,

por los millones de dólares gastados, por una

derrota militar para la gran potencia que

resultó incluso más estruendosa que la sufrida

en Corea una década atrás.

117 Los trazos del poder en la posguerra

Independientemente de lo que los líderes

norteamericanos dijeran posteriormente, el

blandir el escudo y la espada no fue una buena

estrategia. Ganar la Guerra Fría en el plano

militar se reveló palmariamente difícil,

particularmente desestabilizante. En la tras-

escena se produjo un quiebre entre el ideal

patrio y la realidad del voluntariado

estadounidense; algo dentro de la identidad

norteamericana se quebró tras lo sucedido en

Vietnam. Por primera vez desde el final de la

Guerra de Secesión, los ciudadanos

norteamericanos tuvieron ante sus ojos,

sintieron cercano y vívido el terror de la

guerra. Una vez más la conflagración no

ocurrió en su territorio, pero la pérdida de

vidas humanas y la desmoralización

resultante del sinsentido alcanzado bastaron

para marcar por siempre su historia colectiva.

1.3. Alianza para el Progreso

Habiendo apenas transcurrido dos

meses desde su posesión como presidente de

los EE.UU., John Fitzgerald Kennedy expone

en LIFE en Español su plan de acción para la

América Latina. Como elemento inspirador,

Kennedy recuerda que antes de que la

democracia se extendiera por Europa, ya

George Washington y Thomas Jefferson

habían luchado por implementarla en la

recién creada república americana, en tanto

que Simón Bolívar y José de San Martín se

habían encargado de hacer otro tanto en el sur

al derrotar al colonialismo. Según insinúa el

electo presidente, esto mostraría que existe un

ideal común al continente, el cual ahora,

merced a los desarrollos de la ciencia y la

técnica, puede renovarse y dar comienzo a la

superación de la degradación y la miseria que

imperan en el continente. Ya entrando en

detalles sobre el contenido de su propuesta,

Kennedy señala lo siguiente:

He prometido la vigorosa participación de los Estados Unidos en un esfuerzo común por realizar ese propósito, mediante la formación de una nueva “Alianza para el Progreso” entre todas las naciones del continente. Pero para triunfar, será

118 Revista LIFE en Español, 1955-1965

preciso aunar las energías y la imaginación de todos los pueblos de América. Debemos trabajar en el desarrollo de nuevos recursos, en la reforma de sistemas de distribución agraria, en organizar mercados comunes, establecer fábricas, diversificar la producción agrícola, construir carreteras, hospitales y sistemas de abastecimiento de aguas de los cuales depende la continuidad del progreso, y lograr que todos los ciudadanos —obreros, campesinos, empleados y profesionales— compartan por igual el adelanto de las Américas (Kennedy J. F., 1961-03-06, pág. 14).

El programa de la Alianza para el

Progreso recibió de parte de LIFE en Español

un extenso tratamiento en imagen y

comentarios; varios de sus articulistas se

pronunciaron al respecto durante los tres años

del mandato de Kennedy, a favor y en contra.

El mayor peso lo tuvo la presentación que este

presidente hizo de su propuesta. Reconoce

que desde el gobierno anterior un plan de

características similares estaba siendo

gestado, pero plantea con decisión que ha de

ser en su administración en donde se dará

curso efectivo a un ambicioso programa de

ayuda. Era el turno del continente americano,

la Doctrina Monroe cobraba nueva vida.

Figura 30. El Presidente de los Estados Unidos define la meta común de las Américas en los turbulentos años de esta época (Kennedy, 1961-03-06, pág. 15).

John F. Kennedy emerge en la escena

de un fondo oscuro (figura 30), su estampa es

la de un hombre joven, que mira a los ojos a

cada uno de los integrantes de su auditorio.

Habla simultáneamente con su gesto,

transmite seguridad, convicción y, podría

decirse también, satisfacción. Es como si con

la integralidad de su cuerpo expresara el

mensaje del pie de foto: “El Presidente de los

Estados Unidos define la meta común de las

Américas en los turbulentos años de esta

época”. Al lado derecho del presidente, sobre

su hombro, la bandera de barras y estrellas,

símbolo de su nación, lo respalda.

119 Los trazos del poder en la posguerra

Como pudiera indicarlo Erwin

Panofski (1972), cabría decir que lo pre-

iconográfico, lo reflejado por la imagen,

coincide con lo que se esperaría del

presidente norteamericano en tal

circunstancia: la exaltación de su

honorabilidad como líder de los EE.UU. En

segunda instancia, y merced al refuerzo de la

palabra, la semblanza de Kennedy se

convierte en mensaje de fraternidad

continental; pero es en su tránsito hacia lo

simbólico donde la estética del presidente

norteamericano se transforma en fenómeno

colectivo. Así, pues, se encuentra que,

rompiendo de alguna manera el decorado y el

hieratismo del poder, Kennedy se convierte

en un maestro que intenta convencer a los

demás de la validez de su argumento. Más

que decidir por los demás, parece invitarlos a

compartir su visión; su gesto es de cercanía,

sin pompa ni alejamiento. Tras el político

reverbera el hombre, y tal vez por ello

despertó tanto interés y empatía en América

Latina.

Dar curso a la Alianza supone

emprender una revolución pacífica que tenga

como instrumento la erradicación de toda

forma de despotismo nacional y de

dominación extranjera. Kennedy reclama a

los EE.UU. no ser negligentes ante las

necesidades de los vecinos, a la vez que

augura el alcance de todo objetivo que se

propongan si norte y sur trabajan

mancomunadamente. Su propuesta, palabras

más palabras menos, tiene como premisa

básica apoyar los gobiernos democráticos.

Esto significa en realidad, que las naciones latinoamericanas deberían quizás reconsiderar el principio de la no intervención a la luz de dictaduras como la de Fidel Castro en Cuba y la de Rafael L. Trujillo en la República Dominicana. Porque si a alguien ha ayudado la no intervención en estos últimos años, ha sido a los dictadores, y no a los partidarios de la democracia. Se sabe que en su informe secreto, Berle recomienda que EE.UU. apoye reformas sociales, y hasta la revolución, cuando lo justifiquen las circunstancias. Sugiere también que los EE.UU. amplíen sus

120 Revista LIFE en Español, 1955-1965

préstamos y donaciones con destino a fines sociales, reduzcan sus tarifas arancelarias con objeto de aumentar la importación de productos latinoamericanos, traten de comprender mejor a los gobiernos que no atienden por completo a la práctica de la libre empresa y promuevan el desarme de los países latinoamericanos, donde los Ejércitos representan una pesada carga para el erario público. Entre las primeras cosas que Kennedy se propone hacer es lograr que el Congreso de los EE.UU. provea realmente los 500 millones de dólares que originalmente autorizó a gastar en agosto último, a petición del presidente Eisenhower, para poner en práctica un nuevo plan de desarrollo en gran escala en la América Latina (LIFE, 1961-03-06, pág. 16).

Para Kennedy se trata de la apuesta

por un cambio estructural de América Latina,

pero en la tras-escena sus buenas intenciones

suenan a su vez a recordatorio directo con

destino a Nikita Khrushchev, Fidel Castro y

Mao Tse-tung: lo que se busca alcanzar es una

“transformación social elegida por los

pueblos interesados” (LIFE, 1961-03-06,

pág. 17). Para el presidente es claro que los

retos son muy grandes y los problemas

inmensos. Para los dirigentes y para buena

parte de la población de los países

latinoamericanos sus propuestas son de buen

recibo, pero también hay resistencias. Los

EE.UU., como quedó visto previamente, eran

mirados con desconfianza por algunos

sectores, los cuales cuestionaban la injerencia

norteamericana en sus asuntos. Eran ellos

sujetos disidentes: influenciados por la

revolución cubana, militantes de los partidos

comunistas, estudiantes universitarios. Una

franca minoría, pero que las páginas de LIFE

en Español no deja de ser registrada con

preocupación. La propuesta de Kennedy fue

recibida con una tónica distinta, su “puesta en

escena” gozaba de una estética nueva, la de

un poder agraciado, cercano, afable y sutil.

Progreso, sí; tiranía, no

En abril de 1961, John F. Kennedy se

reunió con los embajadores de las repúblicas

latinoamericanas para empezar a concretar el

programa que insinuó en su discurso de

posesión, y que denominare después “Alianza

para el Progreso”. LIFE en Español recoge

sus elementos esenciales, y lo llama

121 Los trazos del poder en la posguerra

“extraordinario programa”. Kennedy, con

dotes de orador, recurre en primera instancia

a Simón Bolívar., a su lucha por la unión

americana y a su indicación de que esta región

llegaría a ser “la más grande, menos por su

extensión y riquezas que por su libertad”

(Kennedy J. F., 1961-04-17).

Figura 31. Progreso, sí; tiranía, no (Kennedy, 1961-04-17, pág. 22 y 23).

Los sustantivos “alianza” y

“progreso” se unifican a la luz del imperativo

de la libertad, con su mixtura definen los

lineamientos de un plan de trabajo

mancomunado. Para LIFE en Español es

importante recalcar: “progreso, sí; tiranía,

no”, pues se trata de una apuesta política,

económica y social que, teniendo como telón

de la Guerra Fría, está orientada a frenar la

incidencia comunista en América Latina. El

mismo John F. Kennedy hace también

mención a este aspecto, particularmente en

este artículo, de carácter propositivo, en el

que expone el contenido detallado de la

propuesta. El argumento presentado es

complementado allí con cuatro imágenes que

la revista ha colocado a título de ilustración

de la propuesta presidencial (figura 31). Son

pequeños dibujos en blanco y negro, en los

cuales aparecen simbólicamente elementos

que el programa fomenta. En primer lugar, y

como correlato de la política del Buen

Vecino, dos hombres de mediana edad se

acercan a través de una cerca para estrecharse

la mano. Tal vez cada uno de ellos representa

al Norte y al Sur continentales, siendo su

encuentro un signo de apoyo y solidaridad

entre ambas regiones. En sus rostros se

dibujan amplias sonrisas. Son los hombres,

no las mujeres, quienes en 1961 deciden hacer

122 Revista LIFE en Español, 1955-1965

el trato. Sus esposas tal vez están dentro de la

casa, dedicadas a las labores cotidianas.

De otro lado, y teniendo presente que

la revolución educativa fue uno de los logros

más importantes en el país norteamericano, la

figura da cuenta de este intercambio de

saberes. La Alianza propone intercambios

educativos para que los jóvenes de los países

subdesarrollados se vinculen al mundo

académico, disfruten de él, conozcan las

artes, la cultura y las costumbres, como una

forma privilegiada de convertirse en sujetos

anuentes a la cultura estadounidense. Paralelo

a ello, es de destacar que la superación del

analfabetismo constituye una meta común a

los diferentes presidentes latinoamericanos.

En la tercera imagen, LIFE en

Español resalta los dones del desarrollo

científico, cultivado y acendrado en los

EE.UU. con posterioridad a la segunda guerra

mundial. Dos hombres conversan en un

laboratorio, aluden al contenido de un tubo de

ensayo. Uno, enfundado en bata blanca, está

tras el mesón de trabajo; el otro, con traje de

oficina, observa con curiosidad el producto

que sostiene en una de sus manos. ¿De qué

puede tratarse? Tal vez un aditivo para

motores, o de medicina, quizás un nuevo

sintético para almacenar alimentos. Sin

ciencia y tecnología tampoco puede haber

progreso. La revolución científico técnica ha

colocado a los EE.UU. en el primer lugar, y

el resultado de sus experimentos se vende en

América Latina.

La cuarta imagen recrea un puerto.

Allí una grúa transporta mercancías para ser

depositadas en el barco atracado unos metros

atrás. Se recuerda así que la esencia del

programa continental es el comercio, y que

mercancías de norte y sur viajarán en los

buques para hacer posible en la práctica el

apoyo hemisférico. Desde el sur se

embarcarán materias primas, y del norte

llegarán las maquinarias, los

electrodomésticos, los automóviles y, muy

probablemente, aditamentos militares. Hay

123 Los trazos del poder en la posguerra

una insinuación en la figura sobre la

conveniencia de los mercados comunes,

vistos como forma idónea de garantizar el

desarrollo. No así, queda tras bastidores una

inquietud sobre este intercambio, no ya

simplemente cualitativa, sino relativa a las

condiciones bajo las cuales cada quién

participará de esta situación, particularmente

de la forma como intervendrá en la

repartición de ganancias. No podía haber

alianza sin comercio, lo reconoce Kennedy;

tampoco podía haber comercio sin fábricas, y

la gran mayoría de ellas se encuentra en los

EE.UU.

Son estos cuatro aspectos la cara

visible de un sueño que ahora es posible, pero

que para su realización exige tener cuidado

con las “fuerzas extrañas que intentan

imponer una vez más los despotismos del

Viejo Mundo sobre los pueblos del Nuevo

Mundo”. Menciona así Kennedy a Benito

Juárez y su consigna “la democracia es el

destino de la humanidad futura”, y a José

Figueres: “los pueblos que una vez dormían

ahora luchan por abrirse paso camino del sol,

hacia una vida plena”. De la mano de estos

próceres, Kennedy va esculpiendo el

horizonte de su propuesta, e indica que si no

se activa prontamente una búsqueda del

progreso económico y la justicia social en las

Américas se desatará un monumental fracaso

de la sociedad libre. Formula así un programa

de diez puntos a diez años, para hacer de la

década de los 60 el decenio del progreso

democrático, tiempo para la revolución de

esperanza y progreso. Al final de ella, según

indica, “se habrá superado el hambre”, y la

“necesidad de ayuda exterior habrá

desaparecido”. Convoca al Consejo

Interamericano de Desarrollo Social para que

diseñe el programa y defina los planes de

largo aliento concebidos por cada país, los

cuales deberán ser articularlos a la CEPAL y

al Banco Interamericano de Desarrollo. Entre

los aspectos objeto de financiación (con 500

millones de dólares) están el combate al

124 Revista LIFE en Español, 1955-1965

analfabetismo, el mejoramiento del uso de la

tierra y la creación de oportunidades

educativas. Sin embargo, y como se anotaba,

la clave esencial de la propuesta es la

integración económica, con zonas de libre

comercio y mercados comunes. Kennedy

convoca a su turno a los científicos de

América Latina para apoyar el proceso.

Todos los habitantes del hemisferio deben aprovechar de las crecientes maravillas de la ciencia moderna… Invito a los hombres de ciencia latinoamericanos a que colaboren con nosotros en nuevos proyectos en el terreno de la medicina y la agricultura, la física y la astronomía; a que ayuden a esbozar programas para los laboratorios regionales de investigación en estos y otros aspectos; y a que intensifiquen la cooperación entre las universidades y los laboratorios del hemisferio.

Nos proponemos también a ampliar nuestros programas de adiestramiento de profesores de ciencias, incluyendo en ellos profesores latinoamericanos; ayudar a establecer tales programas en otros países americanos; traducir y difundir materiales de enseñanza radicalmente nuevos relativos a la física, la química, la biología y las matemáticas, en forma tal que la juventud de todas las naciones pueda contribuir con su talento al progreso científico (Kennedy J. F., 1961-04-17, pág. 23).

La coalición, de cualquier modo, no es

únicamente de carácter económico. Kennedy

promete a las naciones hermanas acudir en su

defensa cuando su independencia se vea

amenazada. Su defensa en últimas es de la

libertad y la democracia, e incluso comenta

que para tal fin “se podrá utilizar en forma

más constructiva una parte mayor de los

recursos que ahora destinamos a material de

guerra” (Kennedy J. F., 1961-04-17, pág.

23). Esto, claro está, supone reciprocidad en

la colaboración para sacar adelante la

Alianza, pero también es una invitación a los

latinoamericanos para que enriquezcan la

cultura norteamericana:

Necesitamos profesores versados en la literatura, historia y tradiciones latinoamericanas; necesitamos oportunidades para que nuestra juventud vaya a estudiar en las universidades latinoamericanas; necesitamos acceso a la música, el arte y el pensamiento de los grandes filósofos de la América Latina. Porque sabemos que tenemos mucho que aprender. De esta forma habrán de contribuir ustedes a enriquecer espiritual e intelectualmente la vida del pueblo de los EE.UU., y además a aumentar la comprensión y el respeto mutuo entre todas las naciones del

125 Los trazos del poder en la posguerra

hemisferio (Kennedy J. F., 1961-04-17, pág. 23).

Un discurso perfecto, pronunciado

con el énfasis y la convicción propia de un

joven presidente que recién inicia su

mandato. LIFE en Español transcribe el

mensaje, pero en el marco de la Guerra Fría

lo titula: “Progreso, sí; tiranía, no”. Así, la

Alianza, además de sus metas visibles, en la

tras-escena es conminada por la revista para

fungir como mecanismo idóneo contra el

comunismo. Recuerda, de hecho, que la única

protesta sobre este proyecto proviene —por

supuesto— de Cuba, y la mejor alabanza del

presidente colombiano Alberto Lleras

Camargo, quien manifestó: “He escuchado y

leído su discurso con vivo entusiasmo. Es una

demostración de que tiene usted un concepto

claro y profundo de las relaciones que deben

existir entre las naciones de este hemisferio”

(Kennedy J. F., 1961-04-17, pág. 25).

Seguramente los mensajes de los demás

presidentes de la región replican esta

sensación, pero en el fondo, desfilando por la

porosa franja que separa lo implícito de lo

explícito, se encuentra la amenaza del

comunismo. Esa que puede echar por la borda

las buenas intenciones y las posibilidades de

la Unión Panamericana —como podría

señalarlo Simón Bolívar—, impedir el

desarrollo de la democracia —como pedía

Juárez— o frustrar el avance por el camino

del sol —Figueres—. De cualquier manera,

no sería esta amenaza la que recortaría las

expectativas de la Alianza, como sí el

asesinato de Kennedy y la labor de sectores

retardatarios en el Congreso de los EE.UU.

Progreso de una Alianza

Celebrada en Punta del Este la

Conferencia Económica de la Alianza para el

Progreso, en 1961, el presidente Kennedy se

refería a ella como “la más importante en

toda la historia de las Américas” (LIFE,

1961-09-18, pág. 22). Reunidos los delegados

de los países americanos, se prometió por

parte del secretario del Tesoro de los EE.UU.

126 Revista LIFE en Español, 1955-1965

una ayuda económica por 20.000 millones de

dólares para el subcontinente

latinoamericano. Las distintas naciones, con

excepción de Cuba, firmaron la declaración y,

en aplicación del principio de

autodeterminación, se comprometieron a

perfeccionar y fortalecer las instituciones

democráticas. La Alianza ya no era, pues, una

propuesta de campaña presidencial; ahora era

una realidad de desarrollo y crecimiento.

Figura 32. Asamblea general. En el edificio de las Américas, casino de Punta del Este modificado para la ocasión, los delegados comienzan sus deliberaciones (LIFE, 1961-09-18, pág. 22).

La imagen que presenta LIFE en

Español con ocasión de la reunión de Punta

del Este es sobre la masiva asistencia de los

delegados de todo el continente (figura 32).

Las banderas de cada país penden al fondo,

los asistentes parecen escuchar atentamente;

es la escena típica de una asamblea general.

La reunión podría haberse realizado en las

instalaciones de algún organismo uruguayo, o

en los salones de convenciones de alguno de

los hoteles que bordean la playa, pero,

curiosamente se efectuó en un casino. Sin

duda, era mucho lo que allí estaba en juego.

Todos hicieron sus apuestas. Uno de los

delegados llevó una suma astronómica, y en

una sola jugada la puso toda sobre la mesa.

Todos pueden ganar si se acogen a las reglas,

se indica allí; uno de los participantes

sospecha, en su sentir se trata de una trama

imperialista.

Los EE.UU. proporcionarán fondos para escuelas, hospitales, viviendas y otras necesidades, y a cambio de ello pedirán de los países latinoamericanos reformas agrarias y de impuestos, así como la presentación, dentro de 18 meses, de planes detallados para el desarrollo a largo plazo. La conferencia fue todo un éxito, a pesar de los esfuerzos del zar marxista de la economía cubana, Ernesto Guevara, que caracterizó a la Alianza como una trama imperialista. Comentó Alfonso G. Reyes, de Bolivia: “Para los pueblos desesperanzados de la América Latina, que anhelan salir de la miseria y del atraso, la Alianza es la

127 Los trazos del poder en la posguerra

promesa de un milagro” (LIFE, 1961-09-18, pág. 22).

Para LIFE en Español el gran éxito de

la reunión consistió en el apoyo irrestricto de

las demás naciones a la propuesta

norteamericana. La revista señala con ironía

en uno de los subtítulos de su artículo que

“América no baila el cha cha cha del Che Che

Che”. De hecho, indica que Ernesto Guevara

se parecía a Cantinflas: hablando por dos

horas, gesticulando, sin usar corbata,

chupando de su cigarro, y la mayor parte de

tiempo ajeno a lo que pasaba en la

Conferencia, en contraste con la actitud de

personajes como C. Douglas, Dillon,

secretario del Tesoro de los EE.UU., quien se

muestra mesurado, sobrio y atento (figura

33). La revista reseña también los ataques de

cubanos refugiados en EE.UU. en contra de

este personaje. Parecieran así haberse

articulado los objetivos de la Alianza para el

Progreso, la política del presidente Kennedy

y el sentido de la OEA. De la conferencia

salieron los delegados muy contentos, señala

LIFE en Español, con excepción del Che, que

se fue muy preocupado pues la situación

económica de Cuba sin el comercio

norteamericano decae.

Figura 33. Izquierda: Todo oídos. El secretario del Tesoro de los EE.UU., C. Douglas Dillon, escucha atentamente la traducción del discurso de Guevara. Derecha: Todo oratoria. Guevara, en uniforme militar, sin corbata, gesticula mientras se larga un discurso de dos horas contra EE.UU. y la Alianza (LIFE, 1961-09-18, pág. 22 y 23).

Si se mira en la tras-escena, más allá

de las imágenes y los pies de foto, de la

ponderada actuación del secretario de Tesoro

de los EE.UU., C. Douglas Dillon, y del

irreverente Che de pie en uso desmedido de la

palabra, puede verse el contexto de la

reunión. Los 500 millones que Kennedy

ofreciera a título de ayuda en su discurso de

posesión, ahora se han convertido en 20.000

millones, apareciendo así como el milagro

económico auspiciado por los EE.UU.

128 Revista LIFE en Español, 1955-1965

¿Quién podría abstenerse de jugar? El dinero

no fue lo único puesto sobre la mesa, sino a

su vez la esperanza de pueblos enteros,

empeñada como autodeterminación y

convertida en moneda de cambio para

encarrilarse en la senda de progreso.

Mucha Alianza, poco progreso

En los años 50 del siglo XX la

América Latina empieza a ser vista con

nuevos ojos por los EE.UU., literalmente se

produce un redescubrimiento de su

importancia geoestratégica. En sus discursos

oficiales los políticos del norte hacen

reiteradas menciones al subcontinente; es por

entonces que la misma LIFE en Español

aparece en escena20; y es como un reflejo de

todo ello que empieza a diseñarse el programa

de la Alianza para el Progreso, el cual sería

puesto en marcha en 1961. Prosperidad y

libertad para todo el hemisferio es el objetivo

buscado con ella. Si con la ayuda de los

EE.UU. fue posible reconstruir Europa, ¿por

20 Recuérdese que LIFE en Español circuló desde 1952 hasta 1969.

qué no habría de ser posible hacer otro tanto

con el subcontinente, que después de todo

solo necesita un pequeño empujón para

encarrilarse en la senda del progreso? El plan

fue recibido con entusiasmo por los pueblos

latinoamericanos, a la vez que ratificado en

Punta del Este. Pero tiene tropiezos a un año

de su inicio. En un editorial de abril de 1962,

LIFE en Español analiza las causas de su

estancamiento bajo un título que recogería,

según la revista, el sentir de muchos

latinoamericanos: “Mucha Alianza, poco

Progreso”. Parte del problema parece estar en

las oficinas de Washington. Kennedy no tiene

claridad sobre las funciones de los

encargados del programa, es como si

improvisara con los nombramientos. Pero:

Las dificultades de la Alianza van mucho más allá de los cambios de funcionarios en Washington. El recelo o el temor de los hombres de negocios norteamericanos ha venido a restarle al programa un apoyo indispensable, tanto psicológico como financiero. Las inversiones privadas norteamericanas en la América Latina se redujeron de 540 millones de dólares en 1959 a 90 millones en

129 Los trazos del poder en la posguerra

1961, lo que representa una alarmante pérdida de potencialidad de desarrollo. Algunos hombres de negocios están recelosos porque la Alianza preconiza reformas, aun cuando éstas son obviamente necesarias cuando la situación se ha agravado hasta el punto que hoy se observa en la economía de varios países latinoamericanos. Los hombres de negocios latinoamericanos, a su vez, temerosos de que las reformas conduzcan a una paralizadora intervención del Estado, se preocupan por el posible alcance y la rapidez que se intenta darles (LIFE, 1962-04-16, pág. 4).

El editorial de LIFE en Español

orienta la reflexión hacia un tema que le

parece de la mayor trascendencia, como lo es

la participación del capital privado de todo el

continente en el programa. Comenta así que

el gobierno Kennedy no ha sido lo

suficientemente claro respecto de cómo ha de

intervenir en tan enorme empresa, a la vez

que recuerda que sin su apoyo la iniciativa de

auxilio a Latinoamérica puede fracasar.

Preocupa a su vez al editorialista si la Alianza

será capaz de cumplir con su parte del trato,

en especial con los compromisos adquiridos

en Punta del Este, y critica al presidente por

su exceso de tacto. “Delicadeza quizás

excesiva”, señala, cuando el imperativo

consiste en exigir reformas contundentes que

activen el capital privado. Los contribuyentes

norteamericanos hacen esfuerzos ingentes, y

no pareciera que sucede lo mismo en América

Latina, por lo que declara:

Kennedy estará sufragando un progreso falso si continúa con su tendencia de actuar con promesas. Las reformas son indispensables para el progreso a que aspiran tanto los americanos del Norte como los del Sur. La Alianza dará resultados si las naciones de la América Latina la desean tanto como para hacer las reformas. Europa logró el éxito del Plan Marshall porque lo deseaba en medida suficiente para hacer los sacrificios que exigía. No hay progreso verdadero sin cambios dolorosos, pero los impuestos justos, la moneda estable y una justiciera distribución de la tierra cuestan menos penas —y contribuyen más al progreso— que una revolución violenta, que tal vez sea la única alternativa (LIFE, 1962-04-16, pág. 4).

Tiene entonces responsabilidad el

presidente, y tienen aún más responsabilidad

los políticos y los hombres de negocios de los

países de América Latina, que no muestran

130 Revista LIFE en Español, 1955-1965

gran compromiso con el proceso. En la

celebración del primer aniversario del

programa, Kennedy señala que se han

planeado algunas reformas. No así, LIFE en

Español insiste en que “no bastará con

buenas intenciones” (LIFE, 1962-04-16, pág.

4). Para Kennedy, no obstante, ha habido un

cambio afortunado:

Acaso el éxito más impresionante, comentó, haya sido el dramático cambio de pensamiento y actitud que se ha producido en nuestro continente… Las campañas electorales ya se hacen en términos de la Alianza para el Progreso. Los gobiernos se comprometen a cumplir las disposiciones de la Carta de Punta del Este (LIFE, 1962-04-16, pág. 4).

Se ha logrado un “dramático cambio

de pensamiento y actitud”, el cual tiene que

ver con la nueva política norteamericana. Con

todo, la Alianza para el Progreso se vio

minada desde dentro por las dificultades que

el programa tuvo en el Congreso de los

EE.UU., en donde el Partido Republicano

ofreció resistencia a la propuesta de Kennedy.

¿Cómo se benefició el capital privado

norteamericano a lo largo del proceso? ¿En

qué medida tuvo efecto la supuesta

“confusión administrativa” del presidente

Kennedy? En la tras-escena se ventila un

descontento soterrado, una crítica a la gestión

presidencial. No se deja de aludir a las

posibilidades que se abren con la Alianza,

aunque se deja abierta la duda acerca de si

“los gobiernos latinoamericanos cumplirán

las promesas hechas en la Declaración de

Punta del Este, de complementar los

préstamos del gobierno norteamericano con

reformas impositivas, administrativas y

sociales” (LIFE, 1962-04-16, pág. 4).

La esperanza renace en las Américas

En otro editorial de LIFE en Español,

de septiembre de 1963, son referidos con tono

positivo algunos de los logros alcanzados por

ministerio de la Alianza para el Progreso. El

puertorriqueño Teodoro Moscoso,

coordinador norteamericano del programa,

invita a celebrar con moderación frente a la

puesta en marcha y avance paulatino de la

Alianza:

131 Los trazos del poder en la posguerra

“Tenemos motivos para conmemorar el aniversario este año, no con el júbilo que acompaña a un triunfo, sino con la satisfacción del constructor que ha terminado la excavación para un edificio y comienza a echar los cimientos… Con toda modestia, podemos decir que la Alianza ha logrado algunos éxitos de los que puede enorgullecerse. En la actualidad en muchas ciudades y pueblos de la América Latina y a los costados de las carreteras hay evidencias de las obras en marcha. Pero, más importante aún, los fines y principios dela Alianza ya comienzan a influir en el pensamiento de los pueblos… Como he dicho en otras ocasiones, ningún pueblo puede ser salvado por otros. Tiene que salvarse a sí mismo. No podemos, ni nos corresponde, realizar la tarea de los latinoamericanos. Nuestra ayuda será eficaz solo si va acompañada de un esfuerzo de su parte” (LIFE, 1963-09-16, pág. 4).

Las expresiones de aliento de la

revista parecieran un tanto prolijas en sus

intenciones, al menos si se tiene en cuenta que

“hay evidencia de obras en marcha”.

¿Cuántas? ¿En qué proporción? Esto no se

aclara. Allí lo resaltado, en sentido estricto, es

el hecho de que “se está influyendo en el

21 De forma transversal a esta temática, en varios de los artículos de la época estudiada LIFE en Español hace mención, como se indicó previamente, al libro Vino amargo (The Wine is Bitter), de Milton Eisenhower (1964). Una de sus reflexiones, en relación con la Alianza para el Progreso, da cuenta de lo siguiente: “Es imperativo que nos demos cuenta de que el éxito o el fracaso de la Alianza para el Progreso no dependen enteramente de nosotros. Si los conductores inteligentes de las otras repúblicas americanas no obran rápidamente para corregir injusticias y desigualdades históricas, y para realizar una revolución social por medios pacíficos, las revoluciones tipo castrista

pensamiento de los pueblos”. Como se puede

ver, mientras en el año anterior la revista se

mostraba escéptica frente a los avances del

programa, ahora reconoce que hay resultados

positivos que empiezan a derivarse de este,

razón por la cual afirma que “la esperanza

renace en las Américas”. Indica que con la

Alianza no se persigue una reconstrucción,

como ocurriere con el Plan Marshall, como sí

la creación de una nueva sociedad y una

nueva economía para Latinoamérica, algo

para lo cual se requiere que los países que la

integran pongan de su parte. En ese sentido,

el camino a seguir por parte de cada gobierno

nacional ha de comprender: 1) reformas

tributarias; 2) creación de escuelas y

destinación de recursos para libros; y 3)

cambio de la aristocracia latifundista por un

empresariado de ideas progresistas21. La

132 Revista LIFE en Español, 1955-1965

influencia de esto sobre el estilo político

queda retratada así:

(…) se especula menos sobre quien será el próximo dictador, y más acerca de quién triunfará en las elecciones. Por ejemplo, aunque el Brasil no ha corregido todavía los males de su administración, la Argentina, hasta hace poco ejemplo de caos político, parece iniciar lo que bien puede ser un periodo de seis años de prosperidad y estabilidad democrática (LIFE, 1963-09-16, pág. 4).

Una vez más el énfasis es puesto por

LIFE en Español en el capital privado,

resaltando para el efecto las halagüeñas

apreciaciones de David Rockefeller sobre el

crecimiento de la confianza inversionista

extranjera en América Latina. Indica así este

pueden conmover y destruir país tras país al sur de la frontera. El hemisferio está realmente al borde de violentos cataclismos, y las revoluciones sangrientas llevarán casi con certeza a dictaduras militares o comunistas. Este es el reto de las Américas; aunque ningún país aisladamente puede asegurar el éxito de la Alianza, todos podemos hacer lo que esté en nuestras posibilidades para hacerla realidad. No hay alternativa satisfactoria” (pág. 33). En ese sentido, el cumplimiento por parte de los países de la América Latina de los compromisos adquiridos con la Alianza resulta insoslayable, según se deja patente en la revista y en el argumento de Eisenhower, aunque rara vez una y otro se detienen a ver con detenimiento el cariz de la gestión estadounidense. Allí resulta oportuno apelar a las indicaciones de Juscelino Kubitschek (1964), ex presidente de Brasil, quien justamente hace la introducción del libro de Eisenhower en su versión castellana de 1964: “En su papel, el plan era alentador, indicando, por su actualidad, que una nueva era diplomática se abriría para el Panamericanismo. Mas, en la práctica, los resultados quedaron bien lejos de lo que se esperaba. En el primer año, los Estados Unidos invirtieron 1.000 millones de dólares. En el año siguiente, el Congreso aprobó una reducción del 40% en los fondos de la Alianza, quedando así el referido plan reducido a la modesta suma de 600 millones de dólares anuales. Como si tal amputación no bastase, en 1963 la Cámara de Representantes americana aprobó nuevo corte, ahora de 150 millones de dólares, lo que limitará la Alianza a una suma anual de 450 millones de dólares, en caso de que el Senado decida aprobarlo. Para tener una idea de las proporciones de esas reducciones, basta decir que solo Cuba recibe anualmente de Rusia la suma aproximada de 350 millones de dólares. De esa manera, para toda la América Latina, los Estados Unidos reservarían el insignificante total de 450 millones de dólares anuales, bajo el título de “la mayor empresa de auxilio externo hasta hoy visto en la América Latina”” (pág. 13).

personaje que se aspira a que el precio de las

mercancías producidas en la región repunte, a

la vez que recuerda que el comercio exterior

y las divisas extranjeras tienen para la

América Latina “cuatro o cinco veces la

importancia de la ayuda que se le ofrece en

la Alianza” (LIFE, 1963-09-16, pág. 4). Una

revolución en América Latina es inevitable,

hace ver LIFE en Español citando a Milton

Eisenhower. Tensiones entre los americanos

del norte y los del sur tienen lugar; los

primeros sospechan de los segundos, y los

primeros, como el mismo Eisenhower, se

muestran sorprendidos por la insistencia en

quejas que, a su juicio, ya deberían haber

133 Los trazos del poder en la posguerra

quedado desvirtuadas con el ánimo de

colaboración y apoyo mostrado a lo largo de

los últimos años. A malentendidos y

propagandistas insidiosos hacen responsables

del clima de confusión reinante,

particularmente de los retrocesos para el

conjunto del continente22.

En América Latina las propuestas

norteamericanas de ayuda despiertan

suspicacias, indica LIFE en Español. No

obstante, en su sentir ha sido la buena

voluntad la que ha llevado a los EE.UU. a

formular los distintos programas de ayuda, y

de igual forma no ve más que como “hierba

mala” la proliferación de la crítica y la

resistencia frente a dicha ayuda. ¿Quién

puede estar detrás de tales críticas y

resistencias? ¿Quién tiene la intención de

22 Indica a su vez Milton Eisenhower (1964): “Pero ahora lo anormal se ha convertido en lo normal, en momentos de tensión entre nuestros países, antes de que la razón y la comprensión tengan oportunidad de resolver problemas críticos, los propagandistas se mueven rápidamente para magnificar los malentendidos. Con insidiosa habilidad atribuyen motivos siniestros a los Estados Unidos; persuaden a los latinoamericanos de que nosotros tratamos de sacrificar sus intereses a los nuestros; convencen aun a los mejor informados (como un joven intelectual que me lo demostró un día en Costa Rica) de que “Estados Unidos deprimen las economías de América Latina para enriquecerse a sí mismo”. En una atmósfera de sospecha, duda y temor, la gran mentira florece como la mala hierba y ahoga la comprensión” (pág. 27).

desprestigiar a los EE.UU. durante la Guerra

Fría? En la tras-escena, LIFE en Español se

encarga de convertir a la Unión Soviética en

responsable de ello, a la cual no ve menos que

como un factor de desestabilización y de

enervamiento de la confianza continental. El

responsable de la difamación viste de rojo, he

allí la “mala hierba” que siembra cizaña entre

los pueblos hermanos y hace que entre ellos

“florezca la gran mentira”.

El porqué de las críticas a la OEA

En un extenso artículo Carlos M.

Castañeda, periodista cubano, hace un

cuidadoso análisis de la OEA. Comenta que

esta organización tuvo su antecedente más

lejano en una reunión realizada en EE.UU. en

abril de 1890, y muestra los tropiezos de su

trayectoria, señalando los encuentros y

134 Revista LIFE en Español, 1955-1965

desencuentros entre América Latina y los

EE.UU., las épocas de auge de la unión y la

crisis que parece afectarla a mediados de los

años sesenta del siglo XX. En ese orden de

ideas, comenta:

Los vientos de desconfianza en el “coloso del Norte” soplaban entonces por América. La doctrina del “destino manifiesto”, de rápido arraigo como expresión providencialista, parecía un revoloteo del águila imperial norteamericana. El secretario de Estado Richard Olney alegaba en 1895 que los “EE.UU. son prácticamente soberanos en este continente y sus órdenes son ley…” Esos fueron los días de la guerra hispanoamericana y de las intervenciones en Cuba, en que el impulsivo Teodoro Roosevelt, asistido de su política de garrote, proclamaba jubiloso: “Yo me apoderé de la zona del Canal”; y que Porfirio Díaz exclamaba abrumado y en tono amargo: “¡Pobre de México, tan lejos de Dios y tan cerca de los EE.UU.!” (Castañeda, 1965-04-26, pág. 31)

Figura 34. Los fundadores. La comunidad americana nación en una reunión, que tuvo lugar en los EE.UU., en abril de 1890, y la idea sirvió de simiente para las organizaciones internacionales que florecieron en el siglo XX (Castañeda, 1965-04-26, pág. 30).

Las alusiones de Castañeda a los

orígenes de la OEA quedan retratados en la

fotografía que LIFE en Español agrega al

artículo, justamente de la primera reunión de

delegados del continente (figura 34). Aunque

en esta escena no se hace posible distinguir a

los personajes, salta a la vista, con sus

sombreros y levitas, el reflejo de un estilo de

clase alta de finales del siglo XIX. Algunos

de los fotografiados, sentados en el primer

plano, parecieran gozar de cierta jerarquía

entre los demás, en tanto que otros se ven

impelidos a acomodarse como mejor pueden

para poder entrar en el recuadro de la cámara.

En el fondo se ve una casa en construcción,

en cierto modo una analogía de la incipiente

aparición de la unión panamericana. Ellos son

los fundadores, colocaron los primeros

ladrillos de una visión de asociación que, a

pesar de los tropiezos, décadas después

adquiriría forma con la OEA. La fotografía

supone una mediación simbólica entre la

génesis y 1965; muestra lo que está-siendo y

no simplemente lo que pudo ser. Aparece en

135 Los trazos del poder en la posguerra

el ícono-texto que recoge a estos fundadores

una visión de mundo que desde ese entonces,

y particularmente a mediados del siglo XX,

ya se mostraba necesaria: la

internacionalización y la puesta en marcha de

programas comunes al hemisferio. Entre los

antecedentes de esta unión continental el

articulista también menciona la política de

Teodoro Roosevelt, la cual fue sintetizada por

algunos bajo el principio africano que él

utilizare sin miramientos: “Habla suavemente

y lleva un gran garrote, así llegarás lejos”.

Este “big stick” fue parte de su particular

estilo en la política internacional.

“I took Panamá”: cómo no recordar la

frase prepotente que resume la postura

colonialista de los EE.UU. La necesidad de

expansión del territorio norteamericano se

había hecho visible al poco tiempo de su

fundación, y con el tiempo se centraría en el

Istmo de Panamá. Aprovechando la debilidad

del Estado colombiano y los alzamientos

surtidos en territorio panameño, los

norteamericanos aparecieron allí como

aliados del separatismo de este último, y a la

postre como constructores y dueños del

estratégico canal transoceánico.

Figura 35. Expansionista. Teodoro Roosevelt, aquí en una grúa en el Canal de Panamá, simboliza una época tensa en las relaciones americanas, que después se alivió con la política del “Buen Vecino”, de presidente Roosevelt (Castañeda, 1965-04-26, pág. 31).

Todo propiciaba la intervención. Este

era el gesto de “apoyo” de la naciente

potencia a su vecinos. Su estilo de hacer

política internacional quedaba retratado con

Woodrow Wilson, sentado a los controles de

una dragadora, ejerciendo desde allí el

dominio de la nueva tierra anexada (figura

35). Cual si estuviera en un trono, esta imagen

de alta iconicidad insinúa omnipresencia y

136 Revista LIFE en Español, 1955-1965

omnipotencia, es la representación perfecta

de los EE.UU. entrando al centro de América,

de tal manera que desde allí, y con el apoyo

de la economía y la fuerza bélica, ahora se

aventura a continuar su gesta expansionista

por el resto del continente23. La política de

unión panamericana empieza allí como

anexión, el gesto de Wilson se convierte en

símbolo dialéctico de dominación y

dependencia. Pero los tiempos cambian,

dando paso a posturas como la del

colombiano Alberto Lleras Camargo, la cual

consistió en establecer una relación de

colaboración y participación. Así lo comenta

Castañeda en LIFE en Español:

El ex presidente de Colombia, Alberto Lleras Camargo, en un discurso memorable pronunciado ante la Décima Conferencia Interamericana, en Caracas (1954), destacó las virtudes del sistema en estos términos: “Su paciente labor de más de medio siglo de persuasión y vigilancia sobre

23 Decía al respecto el presidente Woodrow Wilson: “Si una nación demuestra que sabe actuar con razonable eficacia y decencia en asuntos sociales y políticos, si mantiene el orden y paga sus obligaciones, no necesita tener ninguna interferencia de los Estados Unidos. Una mala actuación crónica o una impotencia que traiga aparejada el aflojamiento general de las ataduras de una sociedad civilizada, pueden requerir, tanto en América como en cualquier otra parte, una intervención en última instancia por alguna nación civilizada y en el Hemisferio Occidental, la adherencia de los Estados Unidos a la Doctrina Monroe podría forzar a los Estados Unidos, por mayor que fuera su desgano, en casos flagrantes de tal inconducta o impotencia, al ejercicio de un poder policial internacional” (Selser, 2001, pág. 114).

todos los peligros de la violencia, ha hecho más por la independencia de nuestras jóvenes nacionalidades que la tumultuosa algarada antiimperialista… Ha creado una conciencia en los pueblos fuertes de América sobre las necesarias limitaciones de su acción internacional, y, simultáneamente, en los débiles, sobre la formidable capacidad de las palabras justas para detener, con su frágil barrera, la arbitrariedad armada y la presión amenazante” (Castañeda, 1965-04-26, pág. 31).

Las tensiones en los diferentes países

pueden entonces justificar la acción armada,

incluso desde la propia OEA. Se ha tenido

que recurrir a la fuerza para garantizar la

acción colectiva, situación que tal vez

contradiga los propios principios

fundacionales de dicho organismo. Esto sería

en últimas el fracaso de la democracia, es

volver a tomar el escudo y la espada, pero

contra los propios vecinos. Aunado a esto, no

deja de sentirse un clima de decepción frente

137 Los trazos del poder en la posguerra

a la acción posible del organismo. Como lo

indica Castañeda: “Los estadistas en sus

discursos, y los diarios en sus editoriales, han

acuñado una frase repetida hasta el

cansancio: “la crisis de la O.E.A.””

(Castañeda, 1965-04-26, pág. 31). Tal crisis

se caracteriza por lo siguiente:

1. Aunque las naciones firmantes

reconocen los tratados, cada una los

interpreta a su manera;

2. Se han permitido excesos en varios

países sin que haya habido

intervención del organismo;

3. La burocracia corroe a la OEA, con un

presupuesto para sus 706 funcionarios

que alcanza los USD $14.980.000

(Castañeda, 1965-04-26, págs. 31-

32).

Bajo estas circunstancias, podría

preguntarse ¿para qué sirve la OEA? Algunos

de los representantes de los países miembros

insisten en que sus principios se mantienen,

siendo por tanto sus problemas un efecto de

la transición por la que atraviesa el

continente. Allí Castañeda agrega otras

causas de fondo. En primer lugar alude a la

desestimación por parte de EE.UU. de las

aspiraciones latinoamericanas de alcanzar

mejores condiciones para exportar sus

productos y para la obtención de ayuda

financiera, dejadas en un segundo plano por

la preeminencia que por entonces adquirió la

tarea de la reconstrucción europea. En

segundo lugar, alude a:

La guerra fría que vino a cernerse sobre las ruinas de Europa reafirmó la visión político-militar norteamericana. Los dictadores de uniforme, surgidos en la América Latina después de la guerra, fueron tolerados en los EE.UU. por considerarlos un síntoma de estabilidad política, conveniente en momentos en que el país estaba muy preocupado ante la amenaza comunista en Europa. Pero esta actitud provocó irritación en otros países. Las reiteradas demandas latinoamericanas, en la reunión de Bogotá y en la Conferencia de Comercio y Empleo de la Habana, cayeron en oídos sordos (Castañeda, 1965-04-26, pág. 32).

Y en tercer lugar estuvo el efecto

especulativo y la “sensación de bienestar

138 Revista LIFE en Español, 1955-1965

artificial” impulsados por la guerra de Corea,

al provocar un alza del precio de productos

como el café y los minerales, la cual sería

amilanada con la depresión económica

sufrida por EE.UU. en 1954. A ello se sumó,

según Castañeda, la dificultad para alcanzar

acuerdos con miras a establecer canales

institucionales de ayuda entre los países de la

región —como la creación de un banco

interamericano, por ejemplo—. La Alianza

para el Progreso apareció para dar respuesta a

tales problemas, y aunque al principio pareció

ir por buen camino, las esperanzas se

desvanecerían algunos años después con la

apatía imperante en el Congreso de los

EE.UU., y posteriormente con el asesinato de

John F. Kennedy (figura 36), según resalta el

articulista.

La desaparición del presidente Kennedy estremeció a la América Latina. La personalidad magnética del joven mandatario inspiraba una sensación de entendimiento entre los pueblos continentales como no se había visto desde la época de Roosevelt. Pese a sus esfuerzos personales y al dinamismo adquirido por la Alianza para el Progreso, el

presidente Lyndon Johnson no ha conseguido borrar las suspicacias de sus vecinos. Las demoras de los EE.UU. en ratificar el Convenio Internacional del Café, la distribución de cuotas azucareras, las restricciones en el mercado de la carne, y la tardanza en equilibrar la balanza del intercambio comercial, han contribuido a renovar el aire de crisis que se respira en muchos sectores, dentro del sistema interamericano (Castañeda, 1965-04-26, pág. 33).

Figura 36. La Alianza. Kennedy, visto en México con Adolfo López Mateos, pudo comprobar la popularidad de su política fundamentada en la Alianza (Castañeda, 1965-04-26, pág. 33).

139 Los trazos del poder en la posguerra

En 1965 parece haberse alcanzado

mayor precisión sobre las aristas de los

problemas continentales frente a los cuales es

preciso emprender acciones conjuntas, pero

la desconfianza latinoamericana persiste. En

la tras-escena LIFE en Español construye

una significación encaminada a desarmar

todo conato de rechazo al acompañamiento

norteamericano, y por intermedio de

articulistas como Castañeda procura hacer

manipulables los quebrantos de una unión

que, con el correr de los años, sufre por los

desequilibrios que aglutina.

Mejores índices en la América Latina

En un artículo de 1965, LIFE en

Español resiente la manera como se ha

recibido el programa de la Alianza para el

Progreso en algunos sectores. Señala con

mofa que algunos han cambiado la palabra

“para” de preposición a verbo, de tal forma

que se leería algo así como “la Alianza

detiene el progreso”. Sin embargo, la revista

no se exime de reconocer las cifras

alentadoras de los índices de crecimiento.

Pero a los cuatro años de la Carta de Punta del Este, el progreso económico, lejos de detenerse, se ha acelerado. Un informe reciente dado para la América Latina (CEPAL), organismo de las Naciones Unidas, indica que el producto interno bruto llegó al 5.5%, el más alto desde 1960, y, así mismo, superior al promedio de la década de 1950 – 59. A continuación agrega: “Ese mejoramiento parece todavía más acentuado si se juzga la evolución económica por el curso del consumo y la inversión. Sus cifras adicionadas en el concepto del ingreso real muestran una expansión del 6% aproximadamente. De esa manera, al tomar en cuenta la tasa de multiplicación de la población (2.9% entre 1963 y 1964) se obtiene que el nivel medio del producto interno y del ingreso por habitante ha aumentado en 2,5% y 3%, respectivamente, durante el último año” (LIFE, 1965-08-16, pág. 46).

El gigante latinoamericano parece

despertar, si bien la desigualdad y la

heterogeneidad del subcontinente dificultan

la consolidación de indicadores fiables. No

obstante, la CEPAL se esfuerza por sintetizar

los aspectos más significativos de tal

crecimiento, mostrando que la venta al

140 Revista LIFE en Español, 1955-1965

exterior de productos y servicios en

Latinoamérica aumentó en 4,5% para el año

1964, aunque con un estancamiento de los

niveles de exportación.

De igual modo alude a un aumento de

la inversión interna, privada y pública, del

10% (LIFE, 1965-08-16, pág. 46). Por otra

parte, esta comisión de las Naciones Unidas

da cuenta de la presencia de “factores

limitantes” que conminan a ser cautelosos,

entre los cuales alude a la rigidez de la

estructura social, la rampante desigualdad, la

falta de competencia y de mercados, el

estancamiento de la producción rural, la

incapacidad financiera del sector público y

sus desequilibrios financieros y monetarios.

Ante tales retos, la coordinación de la

cooperación continental a través de la Alianza

para el Progreso resulta más que oportuna,

según deja ver la revista, ello toda vez que

permite alcanzar acuerdos sobre los

problemas más importantes y las acciones

que deben ser emprendidas para su solución

efectiva. Se trae a cuento la postura del

Director de la Agencia Internacional de

Desarrollo, David Bell, quien se muestra

optimista al señalar que los gobiernos

americanos han comprendido la importancia

de la autoayuda, a la vez que están dispuestos

a cooperar con las actividades de la Alianza.

En la tras-escena se crea la sensación de un

ambiente saludable para los inversionistas

extranjeros, el cual puede aumentar si

disminuye la influencia del comunismo. Hay

que fomentar confianza en el mercado, esa

misma que en EE.UU. ha deparado un notorio

crecimiento del número de accionistas de

empresas en su territorio (figura 37). La

receta para el éxito está sobre la mesa, la

cuestión consiste simplemente en ejecutarla.

Figura 37. Accionistas de sociedades anónimas en EE.UU. (LIFE, 1965-08-16, pág. 47)

141 Los trazos del poder en la posguerra

1.4. Escena central: el diseño

simbólico del orden bipolar

LIFE en Español sugirió desde 1957

volver a los fundamentos simbólicos de los

EE.UU., algo que en momentos de crisis

aparece como la rememoración de su

“contrato social tácito”. Entre líneas sus

editoriales y artículos insisten en ello; la

nación debe ser fuerte para combatir su

antítesis: el comunismo, y sus ramificaciones

en el mundo. Esta combinación de momentos

de crisis, identidad nacional y lucha sin

cuartel quedó nítidamente retratada en un

editorial del 15 de octubre de 1962, en la cual

la preocupación por Cuba escala en

intensidad. “¿Qué hacer con Cuba, la nueva

base soviética?”, se pregunta la revista,

justamente con ocasión del envío de

armamento balístico a esa isla por parte de la

URSS. Allí se formula una acusación expresa

al presidente Kennedy: “La Casa Blanca está

envuelta al parecer en la indecisión, pese a

haber asegurado el presidente Kennedy que

los EE.UU. van a actuar con rapidez contra

Cuba si resulta necesario para la seguridad

de las Américas” (LIFE, 1962-10-15, pág. 4).

Las imágenes del brillante presidente

norteamericano que tomara posesión en 1961

han transmutado en LIFE en Español. Ahora

no es el líder convencido, ni el gallardo joven

que guía a la nación más importante del

mundo, sino más bien un hombre agobiado

por los problemas, indeciso y además traidor

a sus propios planteamientos. A falta de

imágenes, el editorial presenta en la escena a

un presidente Kennedy pusilánime que,

incluso, pareciera estar cohonestando con el

enemigo central de los EE.UU. en la Guerra

Fría. Sus modales conciliadores, otrora

alabados, son ahora criticados

descarnadamente.

Ya en marzo de ese año, el

escepticismo frente a la gestión de John F.

Kennedy había sido cultiva por LIFE en

142 Revista LIFE en Español, 1955-1965

Español con un artículo de John Mulliken

titulado La metamorfosis de John Kennedy.

En él se hace un recuento de los programas

adelantados por el presidente, pero en

especial de lo que el autor llama “un año de

crisis”. El declive del presidente es la

comidilla en el argumento, que de la

expectativa que despertó al comienzo, tuvo

que lidiar con infaustos sucesos como el de

Bahía Cochinos.

Cuba fue, pues, una seria lección para el gobierno de los EE.UU. le enseñó a Kennedy, como nada hasta entonces, las brutales realidades del poderío mundial. Comprendió, por fin, que los viejos problemas no tenían una solución ni fácil ni rápida. Algunos de ellos, al parecer, eran insolubles, por muchos jóvenes estadistas inteligentes y brillantes que se dedicaran a estudiarlos (Mulliken, 1962-03-19, pág. 65).

De igual modo, al insigne gabinete de

John F. Kennedy, compuesto en palabras de

LIFE en Español por hombres brillantes,

valientes y portadores de nuevas ideas, se le

fue desdibujando en su prestigio con los

nuevos comentarios críticos ventilados en la

revista. De ser un equipo de trabajo de lujo,

aparecía ahora como un conjunto de

desconocedores de la realidad de la Guerra

Fría, ineptos para hacer frente a la crisis, e

incluso irresponsables a la hora de tomar

decisiones contundentes para liberar, por

ejemplo, a Cuba de la intervención soviética.

Las visitas de Estado no ayudaron mucho, y

solo parecían dejar indemne a Jacqueline

Kennedy. A cada movimiento del presidente

se seguían acciones que ponían en tela de

juicio sus capacidades. Su primer año de

gobierno estuvo marcado por la aparición de

una crisis tras otra. Y al entrar en el segundo,

John Kennedy —que ha madurado mucho

más de un año, indica LIFE en Español—

sabe por lo menos lo que espera poder hacer

en casi todas las etapas de crisis.

La tarea táctica inmediata es evidente: contener al comunismo y al mismo tiempo preservar la economía norteamericana y el proceso de desarrollo de su sociedad. Tras este objetivo inmediato viene otro: el desarrollo de una comunidad de naciones libres. No existe la menor intención de capitular ante el comunismo en ningún lugar del mundo que pueda ser defendido o

143 Los trazos del poder en la posguerra

incluso reconquistado (Mulliken, 1962-03-19, pág. 67).

Asimismo, Mullinken hace un

recuento detallado de los problemas que debe

afrontar Kennedy: Berlín, la bomba nuclear

descubierta por Rusia, Vietnam del Sur, Laos,

el desarrollo de la Alianza para el Progreso, la

ONU, la OTAN, pero en especial lo que

sucede dentro de su propio país con los

conservadores.

Este sector, que ha logrado considerable apoyo en los EE.UU., incluye desde los moderados hasta la extrema derecha representada por la Sociedad John Birch, y los llamados “Minutemen”, que se ocupan de la instrucción militar en preparación para el día en que el país se torne comunista. Estos conservadores de la extrema derecha están dispuestos a influir en las elecciones estatales y parlamentarias de este año. Su atractivo principal consiste en ofrecer soluciones que parecen fáciles a los que se sienten frustrados ante la situación mundial y no la entienden, o no comprenden la forma en que Kennedy está tratando de encararla (Mulliken, 1962-03-19, pág. 71).

Como puede derivarse de estos

planteamientos, el clima interno hacia

Kennedy era parcialmente de hostilidad. Siete

meses después la revista afirmó que es

preciso ser firme en la implementación de la

doctrina Monroe. “Pero para que la doctrina

tenga algún sentido para Khrushchev, habrá

que redefinirla de manera que los EE.UU.

estén dispuestos a luchar por ella. Kennedy le

debe al mundo esa aclaración” (LIFE, 1962-

10-15, pág. 4). Según señala LIFE en

Español, el presidente, al admitir que Cuba

recibió armas, y al precisar que se trataba de

“armas defensivas” y no “ofensivas”,

despertó una particular molestia. Dejaron

sentir los editores que ello era desconocer la

gravedad de la situación. Señalan que las

armas han transformado a Cuba en una

colonia “abyecta” de la URSS, “pese a la

inferencia del presidente Kennedy de que el

peligro no existe todavía” (LIFE, 1962-10-

15, pág. 4).

Kennedy ha emprendido acciones

tales como ayudar a las naciones del Caribe a

patrullar las costas, consultar con otros países

americanos para llevar el asunto ante la OEA

144 Revista LIFE en Español, 1955-1965

y proponer en la OTAN que se vigile este tipo

cargamentos en los barcos. Todo esto, sin

embargo, no es suficiente para LIFE en

Español. La revista actúa como estratega

militar y escribe su mandato:

Proponemos que el próximo paso sea ordenar a la Armada norteamericana —con toda la colaboración que nos puedan dar las naciones de la América Latina— que detenga y registre a los barcos, especialmente a los soviéticos, que entren en aguas cubanas y que se sospechen sean portadores de armas o personal soviético. El personal sería enviado de regreso a su patria, y las armas se arrojarían al mar (LIFE, 1962-10-15, pág. Ibíd.).

La revista ofrece las opciones y

consideraciones que circundan la reflexión en

medio de este momento de crisis. ¿Es un

bloqueo lo que Cuba necesita? ¿Es lo hecho

en su territorio un acto bélico? ¿Cómo

calificar la forma masiva en la que

Khrushchev envía armas a la isla? ¿Cuál debe

ser la postura norteamericana? Sea como

fuere, para LIFE en Español la estrategia que

adopten los EE.UU. debe implementar en lo

sucesivo una premisa inapelable: no perder de

vista a los aliados en América Latina.

Un bloqueo de armamentos —aunque pueda significar una guerra— no es necesariamente un acto bélico formal, especialmente si se considera que así lo requiere la Doctrina Monroe, promulgada hace 139 años. Al interpretar de esta manera la doctrina debemos, por supuesto, buscar el asentimiento de nuestros aliados de la América Latina, con quienes hemos compartido, cada vez más desde 1933, la responsabilidad de definirla. Pero eso no quiere decir que los EE.UU. hayan renunciado a esa responsabilidad. Los latinoamericanos tienen inclinación a eludirla y, en última instancia, el sistema de seguridad hemisférico depende del poderío de los EE.UU. El año pasado Kennedy declaró: “Si las naciones de este hemisferio no cumplen con sus obligaciones para evitar la penetración comunista. . . el gobierno de los EE.UU. no vacilará en hacer frente a sus obligaciones primordiales, que son a las de atender a su seguridad nacional” (LIFE, 1962-10-15, pág. 4).

Para la seguridad y los intereses de los

EE.UU., aparece entonces la importancia de

tener presente el carácter global de que goza

dicha potencia. Es así como el eslogan

“América para los americanos” puede ser

redefinido, ya no meramente como un acto de

defensa, sino como la acción preventiva que,

en territorio propio o en el de otras naciones,

salvaguarde la soberanía.

145 Los trazos del poder en la posguerra

Es cierto que los intereses y la seguridad de los EE.UU. revisten hoy un carácter mundial, y no se circunscriben sólo a este hemisferio. Kennedy mismo parece excesivamente impresionado con el argumento de Khrushchev de que si los EE.UU. sostienen las bases que la O.T.A.N. tiene cerca de la frontera ruso-turca, ¿por qué no puede Rusia tener bases en nuestra vecindad? Aunque los intereses de EE.UU. son de carácter global, tenemos una obligación previa y primordial con este hemisferio; y no hay ley alguna que nos impida resistir la agresión hasta tanto nuestro enemigo declarado adquiera posiciones globales equivalentes a las nuestras (LIFE, 1962-10-15, pág. 4).

El argumento de la revista, puesto en

pocas palabras, gira en torno de los siguientes

aspectos:

1. Recurrir a los principios

fundacionales de la nación, que

muestran en el origen, en la raíz,

el sentido del objetivo nacional,

recurriendo por ende a la doctrina

Monroe;

2. Mostrar la fuerza de un enemigo

declarado, de su estrategia de

sometimiento a Cuba y, en

especial, de la “abyecta” postura

de Castro;

3. El recordatorio de que “Ante todo,

haría saber a Khrushchev que

Kennedy —que una vez dijo

“nuestra moderación no es

inagotable”— no es víctima de

una indecisión permanente”

(LIFE, 1962-10-15, pág. 4).

Causa escalofrío pensar que una

revista como LIFE en Español, de apariencia

“light”, que anuncia alimentos, automóviles y

relojes de lujo, la abanderada de la moda

mundial, que muestra extraordinarias

fotografías del planeta, que presenta

detenidos estudios de diversa índole, funja

como emisora de este incontestable mensaje

al presidente John F. Kennedy: señor

presidente, deje su indecisión; proceda,

presione, ataque, muestre la fuerza que

tenemos, difunda que “América es para los

americanos”… no para los rusos. Señor

presidente, su postura lo muestra como un

146 Revista LIFE en Español, 1955-1965

pelele ante el mundo; no dude, proceda, usted

tiene, entre las prioridades que se fijó, el

deber de velar por la seguridad de los EE.UU.

y defender la democracia mundial. Señor

presidente, aclare su postura ante el mundo,

pase a la ofensiva.

La mirada política cautelosa de

Kennedy es vista como peligrosa. Resulta

desconcertante pensar que tres meses después

de la publicación de este artículo, el

mandatario norteamericano fuera asesinado

en la ciudad de Dallas, según se afirma por

algunos, no por parte de un solitario

francotirador, sino merced a un complot

orquestado desde los mismos EE.UU., en el

cual habrían participado importantes

miembros de la vida política nacional, así

como de la CIA. ¿Sería acaso el artículo bajo

estudio una advertencia al presidente? Si esto

fuera así, la revista tendría más que un interés

comercial y divulgativo, rayando de hecho en

lo propagandístico y político. Crear opinión

en contra de un presidente; construir una

opinión desfavorable respecto de su política

exterior; ir delineando una postura de crítica

generalizada a las miradas conciliadoras…

pronosticar un asesinato. El cubrimiento de lo

sucedido con Cuba, ciertamente, puso en

evidencia que el descontento del equipo

editorial con Kennedy lejos estaba de ser

meramente acontecimental.

Cuba, hay que tomar una decisión

En la construcción de opinión en torno

a la Guerra Fría, su anecdotario y sus

sucesivas tensiones, los medios de

comunicación desempeñaron un destacado

papel, ya fuere de manera expresa o

camuflada, a través de sugestivas fotografías

y propagandas de diversa índole. Así, por

ejemplo, en octubre de 1962, LIFE en

Español reprodujo una imagen que la revista

Verde Olivo. Apuntando al cielo, dos misiles

de fabricación rusa están listos para ser

disparados. La imagen es contundente, y está

acompañada por una angustiosa frase: “Hay

que tomar una decisión” (figura 38).

147 Los trazos del poder en la posguerra

Figura 38. Clare Boothe Luce pide que no se oculte la verdad. Esta fotografía de cohetes antiaéreos soviéticos, publicada en Verde Olivo, revista del Ejército cubano, es índice de la potencia bélica que Rusia acumula en Cuba (Luce, 1962-10-29, pág. 13).

149 Los trazos del poder en la posguerra

Ernest Cassirer (2003) podría decir

que hay aquí una Darstellung, es decir, un

posicionamiento de la imagen como cuerpo

sensible, concreto, existente para el

observador; y qué más concreto que dos

misiles en el contexto de la Guerra Fría,

emplazados en Cuba, tal vez apuntando hacia

los EE.UU. Adicionalmente, ello da paso a la

generación de una figuración por parte del

lector, una Vorstellung, la cual, teniendo un

anclaje en lo subjetivo, permite a posteriori

emerger un significado; es una apuesta en lo

pensable, y por lo mismo puede tener una

condición de simulacro. Como real existe,

pero lo que se pone en juego en este segundo

momento, gracias a los síntomas que contiene

la forma, es lo imaginario y lo imaginado.

Esta imagen simbólica puede ser

reinterpretada, releída, de manera tal que a

partir de su objetivación formal devele la

ambigüedad del simulacro. Así, al aludirse a

estos misiles como los transportados a Cuba,

a 90 millas de Miami, no son ya simplemente

un material balístico, sino que pasan a ser la

manifestación material de la mayor amenaza

para los EE.UU. en lo corrido de su historia.

La representación abandona los terrenos de la

multivocidad, por vía del traspaso ecfrástico

se erige en el símbolo del paroxismo con la

alianza cubano-soviética, y con ello se

convierte en el fantasma de una tercera guerra

mundial iniciada en la isla caribeña, esta vez

ya no convencional, sino abiertamente

nuclear. El suceso convoca las imágenes

todavía recientes de la devastación en

Nagasaki e Hiroshima. Se teje una certeza de

destrucción, una vesania que invoca consigo

los horrores de millones de víctimas, las

ruinas de ciudades enteras, pero,

principalmente, la amenaza de la destrucción

de Occidente, del mismo mundo como se

conocía entonces.

La doctrina de la contención por parte

de ambas potencias era indispensable para

garantizar la paz. Pero estos misiles, que en

cierto modo eran la respuesta de la URSS a

150 Revista LIFE en Español, 1955-1965

aquellos otros instalados por los EE.UU. en

Turquía en 1957, eran la negación de la paz,

eran la negación de cualquier forma de

convivencia. Imponen una verdad metálica y

consistente, una forma y un contenido

enervantes en un espacio y un tiempo

precisos. La imagen se transforma en el

instrumento más efectivo para conmover al

conjunto de la población, y para conminar al

presidente a actuar.

Time-Life, como empresa de primer

orden, estuvo a la cabeza de este proceso, y su

director general, Henry Luce, tuvo sin duda

un papel de liderazgo con 13 millones de

ejemplares de sus publicaciones circulando

masivamente por el mundo, en inglés,

castellano, italiano y japonés, valiéndose,

24 Sobre Clare Luce señala Sylvia Jukes Morris (2015) lo siguiente: “Two dozen red roses and a contingent of Washington correspondents and photographers awaited the new Republican Congresswoman from Fairfield Country, Connecticut, at Union Station on Monday, January 4, 1943. Clare Boothe Luce was by the smartest, most famous, and most glamorous member of the House of Representatives —the last quality no much evident elsewhere in the wartime capital. (…) Aware that the thirty-nine-year-old Congresswoman had written four Broadway plays —three of them hits and made into movies— the UP reporter suspected she might have pulled off an old theatrical trick, the incognito step from the wings, melting into the crowd in the nondescript clothing. Also, as the wife of the publisher of Time, Life, and Fortune, Clare was media-savvy enough to know that the best way to attract press attention is to elude it” (pág. 12). Traducción libre: “Dos docenas de rosas rojas y un contingente de corresponsales y fotógrafos aguardan por la nueva Congresista Republicana del Condado de Fairfield, Connecticut, en Union State el lunes 4 de enero de 1943. Clare Boothe Luce era de las más elegantes, más famosas y más glamurosas miembros de la Cámara de Representantes —la última de las cualidades menos evidentes en la capital de la guerra. (…) Consciente de que la Congresista de treinta y nueve años había escrito cuatro obras para Broadway —tres de ellas exitosas y adaptadas como películas— el reportero de UP [United Press] sospechaba que ella podría sacar un viejo truco teatral, salir de incógnito por los

según dejan ver algunos de sus articulistas,

únicamente de “la fuerza de su intelecto”

(LIFE, 1964-05-28, pág. 3). No sería él solo

quien tejería el argumento crítico de LIFE en

Español sobre el orden bipolar y esta tensión,

sino que allí tendría también un papel

destacado su esposa: Clare Boothe Luce,

destacada en la política como dirigente del

Partido Republicano de los EE.UU., como

dramaturga consagrada y como embajadora

de ese país en Italia. Fue actriz en Broadway,

militante del movimiento sufragista en su

juventud y más adelante una activa crítica del

comunismo desde su triple condición de

miembro del ala más conservadora del

Partido Republicano, católica convertida y

articulista de la revista Life24. Haciendo gala

151 Los trazos del poder en la posguerra

de esta última, escribe el contundente artículo

para la edición del 29 de octubre de 1962:

Cuba: hay que tomar una decisión, en el cual,

con profusión de argumentos, comenta una

conferencia dada por John F. Kennedy sobre

cómo “poner en perspectiva el problema de

Cuba”. Señala Clare Luce que eso es

justamente lo que no ha logrado hacer luego

de fracasada la operación de Bahía Cochinos.

Figura 39. La autora de este artículo, Clare Boothe Luce, dramaturga, ex parlamentaria y diplomática (Luce, 1962-10-29, pág. 15).

flancos, disolverse entre la multitud con ropas indescriptibles. También, como la esposa del editor de Time, Life y Fortune, Clare era lo suficientemente experta en medios de comunicación como para saber que la mejor manera de atraer la atención de la prensa es evadirla”.

“Cuba es un hueso atravesado en la

garganta” que genera gran controversia

nacional e internacional, y que se constituye

en un grave peligro para los EE.UU., comenta

la articulista. Apoyándose en los discursos

que diera Kennedy cuando estaba en

campaña, intenta mostrar la autora los

cambios en el discurso del presidente, al cual

por demás juzga de blando. El artículo,

además de exhibir en sus fotografías lanchas

y armamento soviético, ofrece la estampa

dulce y sofisticada de Luce, adornada con sus

joyas (figura 39). Con las manos juntas a la

altura de su cuello, cual si de una beata en

oración se tratase, y dirigiendo a la cámara

una mirada que denota seguridad, Clare Luce

tiene la estampa de una mujer de clase alta,

madura, que ha conseguido todo cuanto ha

querido. Su candor y delicadez atrapan la

mirada, pero al instante se revelan como

gestos premeditados, como parte de la utilería

152 Revista LIFE en Español, 1955-1965

con la que apuntala su argumento. Quiere

distinguirse, pero ella, a decir verdad, no lo

necesita; desde la cuna ha sido distinguida,

con sus certeras afirmaciones rompe

homogeneidades:

Mr. Kennedy dice que sus esperanzas de lograr una solución pacífica para el problema de Castro residen principalmente en el deterioro de la situación política y económica de Cuba. Poniendo ante los ojos de EE.UU. la cómoda perspectiva de un colapso en Cuba, declara: “Castro [está] en dificultades… sus propios partidarios comienzan a ver que su revolución ha sido traicionada” (Luce, 1962-10-29, pág. 15).

Figura 40. Soldados castristas toman posiciones frente a la cerca de la base de EE.UU. en Guantánamo. Llevan armas automáticas M-19 y cascos checos y van en un camión militar de factura también checa. Frecuentemente estos miembros de las fuerzas armadas de Castro apuntan sus armas directamente a los infantes de marina norteamericanos que hacen guardia dentro de la base (Luce, 1962-10-29, pág. 16).

Pero a pesar de los cuestionamientos

del pueblo cubano, es improbable una

revolución contra Castro. Por un lado, no hay

que perder de vista el inmediato apoyo

soviético que lo respalda, lo cual incluye los

pertrechos y equipamiento remitidos desde

lugares como Checoslovaquia (figura 40); por

el otro, la propaganda que ha difundido en la

América Latina le ha granjeado popularidad.

Insiste la señora Luce:

Radio Cuba transmite las 24 horas del día a todas las naciones latinoamericanas. Les dice a las masas desvalidas de esos países que su libertad política y económica depende de que echen a puntapiés a todos los políticos pro norteamericanos y pongan en los altos cargos públicos a personas dispuestas a sumarse a las dinámicas filas de las repúblicas comunistas, de las cuales ahora, gracias a Castro, puede decirse verazmente que rodean el mundo. Los EE.UU., dice Radio Cuba, están prestando ayuda por valor de miles de millones de dólares a sus vecinos del Sur por una sola razón: el miedo a Khrushchev y a Castro. La ayuda norteamericana, advierte la misma emisora, se desvanecerá el día que Castro sea derrotado. Este argumento tiene mucha fuerza. Probablemente todos los gobiernos latinoamericanos ven a Castro y al comunismo, por lo menos parcialmente, como un pretexto para sacar dólares. Esto explicaría por qué, aun los dirigentes partidarios de EE.UU., se muestran reacios a tomar medidas contra Castro y contra los comunistas de su propio país (Luce, 1962-10-29, pág. 15).

Kennedy parece esperar a que el

régimen castrista se desarme por sí mismo,

153 Los trazos del poder en la posguerra

pero aunque la isla padece de un deterioro

económico, la ayuda del Kremlin no se hará

esperar, pues según señala Clare Luce: “se

está haciendo tarde en América Latina y se

está perdiendo la Guerra Fría allí”. Castro se

regodea por el triunfo (figura 41), y entre

tanto el movimiento comunista sigue su

franca marcha a lo largo de América Latina.

Figura 41. Vanagloriándose de su triunfo, Castro explica al público que lo ve por TV de qué manera su Ejército y sus milicias infligieron una aplastante derrota a los invasores auspiciados por EE.UU. (Luce, 1962-10-29, pág. 17)

Las fuerzas de la izquierda comunista de la América Latina, en rápido crecimiento (especialmente en Haití, Bolivia, la República Dominicana, México, Brasil y Venezuela), y la abrupta aparición de nuevas dictaduras militares en la Argentina y el Perú son pruebas trágicas de que no se ha aislado políticamente la influencia de Castro. Desde el fracaso de la invasión, se ha producido una huida en masa de capitales latinoamericanos hacia los países de Europa. Hoy, los empresarios latinoamericanos que de otro modo

invertirían en industrias nacionales, ponen su capital a buen recaudo en el extranjero, con el consiguiente debilitamiento de la economía latinoamericana y un mayor gasto de los fondos de la Alianza para el Progreso (Luce, 1962-10-29, pág. 16).

En el Congreso de EE.UU. se ha

aprobado una enmienda para dejar de

comerciar con quienes sostengan actividades

comerciales con países comunistas. La

Guerra Fría tiene entonces un importante

componente económico, pero el dominio

ideológico parece acentuarse a pesar de los

importantes recursos que los EE.UU. generan

a los países latinoamericanos. El fidelismo se

ha visto favorecido con la derrota de la

resistencia en Bahía Cochinos. Para Clare

Luce, esto obedece a un problema que reside

dentro de los propios EE.UU. Señala que:

Por eso poner el problema de Cuba en su verdadera perspectiva exigiría del Presidente una penosísima admisión: que el no haber consumado la invasión de Cuba en 1961 ha tenido ya consecuencias peligrosas, tal vez desastrosas, para la política global de los EE.UU. No es posible contar con que ninguna acción pacífica por parte de los EE.UU. ponga fin al fortalecimiento soviético en Cuba.

154 Revista LIFE en Español, 1955-1965

Cualquier validez o utilidad que hubiera podido tener la doctrina Monroe antes de la invasión, parece haber sido destruida por el fracaso de ésta y los acontecimientos subsiguientes. La doctrina, proclamada por el presidente James Monroe el 2 de diciembre de 1823, fue una advertencia a las potencias europeas de que “consideraremos todo intento… de extender su sistema a cualquier porción de este hemisferio como un peligro para nuestra paz y seguridad” (Luce, 1962-10-29, pág. 17).

Figura 42. Visitando Moscú en julio de este año, Raúl Castro, ministro de Defensa en Cuba, pasa revista a la guardia de honor, con el mariscal Malinowsky, que desempeña análogo cargo en Rusia (Luce, 1962-10-29, pág. 19).

Comenta Luce que al aprobar primero

la invasión, sin apoyo de la OEA, y luego

retrasar el apoyo aéreo, Kennedy ha mostrado

lo que es su “doctrina”, la cual ha llevado a

los EE.UU. a una encrucijada.

Los EE.UU. encaran actualmente dos desoladoras alternativas: desafiar ahora el poderío ruso en nuestro

hemisferio, a riesgo de que estalle la guerra en otros frentes y (salvo que se hagan rápidas concesiones diplomáticas allí) verse gradualmente envueltos en la Tercera Guerra Mundial, o esperar sentados, mientras el poderío soviético se consolida en nuestro hemisferio con la muy real posibilidad de que el comunismo se apodere de extensas zonas de la América Latina. (…) Lo que está en juego en la decisión de intervenir o no intervenir en Cuba no es solamente el prestigio de los EE.UU., sino su supervivencia (Luce, 1962-10-29, pág. 19).

La crítica de Luce parece develar una

incoherencia en el proceder de Kennedy.

Durante su campaña presidencial parecía

tener las respuestas para una nación que

anhelaba cambios sustanciales, y ahora,

enfrentado a la realidad de la disidencia

cubana, con su entrañable vínculo con la

Unión Soviética (figura 42), su palmaria

indecisión condena al conjunto de América a

tener en su corazón un emplazamiento

soviético en propiedad. Atacar, descuidar

puestos de avanzada e inaugurar la Tercera

Guerra, o no hacer nada y dejar que el

comunismo afinque sus bases: el panorama se

muestra desalentador por donde se lo mire.

155 Los trazos del poder en la posguerra

Según Frances Stonor Saunders

(2013), tanto Clare Luce como Henry Luce

hacían parte del gabinete asesor de la

Fundación Rockefeller en 195725, cuya tarea

consistía en intentar definir la política

exterior estadounidense (Saunders, 2013,

pág. 173). Y por lo mismo no es de extrañar

que en los medios de comunicación de su

propiedad se insistiera de manera tan radical

en la necesidad de una postura, más que

firme, activa contra el comunismo. Allí se

hacían evidentes a su vez los intereses

religiosos de la familia Luce (Henry era

presbiteriano, Clare Boothe era católica

conversa y fanática)26.

Toda la campaña contra las posturas

proclives al comunismo y la blandura con

ellos, así fuera el presidente de los EE.UU.,

debían ser combatidas con la fuerza de una

25 Del comité también hacían parte Nelson Rockefeller, Henry Kissinger y Laurent Rockefeller, entre otros. 26 Indica el escritor John Kobler: “Ni el beneficio, ni la gloria personal mostraban tanto a Luce como su impulso misionero para mejorar a sus conciudadanos, y ejerció su poder en la creencia de que sabía lo que era bueno para ellos”… Para Luce la guerra fría era una guerra santa en la que Time Inc. estaba comprometida con su “bien y propósito esencial de derrotar al comunismo en todo el mundo” (Saunders, 2013, pág. 322).

guerra que para Luce tenía la justificación

constitucional, pues allí Dios estaba presente

(Saunders, 2013, pág. 322). Siguiendo las

posturas de los dueños de LIFE en Español,

pueden encontrarse coincidencias con lo dichi

por Dwight Eisenhower en una conferencia

de prensa: “Nuestro objetivo es más sutil y

pertinente, más completo. Estamos

intentando por medios pacíficos que el

mundo crea la verdad… A los medios que

vamos a emplear para extender la verdad se

le suele llamar “guerra psicológica””

(Saunders, 2013, pág. 177). El artículo de

Clare Luce es sin duda paradigmático por los

temas que aborda, entre ellos el de la

situación en América Latina.

Bastará un ejemplo del problema del comunismo en la América Latina: el Brasil, que representa la mitad de esa región geográfica, ha recibido desde la Segunda Guerra Mundial más de 1.000 millones de dólares en ayuda económica de los EE.UU. Sin

156 Revista LIFE en Español, 1955-1965

embargo, João Goulart, el actual Presidente del Brasil, es antinorteamericano y de tendencia izquierdista. En estos días está tratando de hacer elegir a su cuñado, Leonel Brizola, como miembro del Consejo (…). A falta de una acción enérgica de la O.E.A., ¿hay algo que los EE.UU. puedan hacer unilateralmente con eficacia, fuera de la invasión directa de Cuba? La acción que la mayoría de la gente recomienda como cosa urgente es un bloqueo naval “pacífico”. (Se afirma que el general Eisenhower dice haber oído recientemente el término “bloqueo pacífico”, pero que no sabe lo significa.) Un bloqueo naval, para que tenga éxito, debe ser mantenido continuamente y aplicado a barcos de todas las banderas. Los barcos de naciones aliadas y neutrales —no solo los buques “enemigos”— deben ser interceptados y sus cargamentos echados al mar o devueltos a sus puertos de origen. El Derecho Internacional define tal bloqueo como “un acto de guerra realizado por los barcos de un beligerante para evitar el acceso o la salida de una parte determinada de la costa enemiga” (Luce, 1962-10-29, pág. 17).

¿Podría decirse entonces que en la

gestación del bloqueo a Cuba, que se

prolongó por más de cinco décadas, LIFE en

Españo tuvo incidencia? Podría estar

justificándolo así Clare Luce. El retiro en el

último momento por parte de Kennedy en la

invasión a Cuba fue una interpretación

unilateral de la Doctrina Monroe. Podría

verse también en otras posturas de la revista

aquella que se preguntaba “¿en qué momento

perdimos América Latina?” Es ni más ni

menos que una Carta de Norteamérica de

1955, en donde se menciona a Lois J. Halle,

quien intervino en la elaboración de la

política de Estado que planteaba que las

relaciones entre EE.UU. y América Latina se

estaban deteriorando. Cabe preguntar, indica

LIFE en Español, si alguna vez la segunda fue

o puede llegar a ser propiedad de los

primeros.

A pesar de que la teoría de Halle da que pensar no puede dejarse de disentir, en primer término, por la amplitud del “deterioro” que según él existe en las relaciones del Hemisferio. Por ejemplo, titula su artículo: “¿Por qué estamos perdiendo a la América Latina?”, como si en verdad alguna vez fue o pueda ser propiedad nuestra. Habría que preguntar también si el cambio de 1947 es tan pronunciado como él cree. Ya en el siglo XIX, por ejemplo, los EE.UU. tenían una política intervencionista en Asia, estuviera o no de acuerdo con la Doctrina Monroe. Finalmente, habría que preguntarse si la América del Norte, la Central y del Sur, necesitan una estrategia militar común con respecto

157 Los trazos del poder en la posguerra

al resto del mundo. Los cañones y los aviones no constituyen el único medio para luchar por la paz, meta principal de todas las repúblicas americanas. Hay otro medio, quizás más importante a largo plazo, que consiste en fomentar el concepto de que la ley debe prevalecer en las relaciones internacionales, concepto al que no solo da aliento el ejemplo de la Organización de Estados Americanos, sino que también se encuentra presente siempre que las naciones americanas comparten la defensa del derecho en las Naciones Unidas (LIFE, 1955-06-06, pág. 24).

En 1965, luego de que los EE.UU.

enviaran masivamente tropas a Vietnam,

Eugene V. Rostow confirma con su postura

en el artículo La dura realidad del poder

obliga a los EE.UU. lo que tal vez buscaba

Clare Boothe Luce 2 años antes. Kennedy ya

está muerto, y Johnson está al mando.

La firme y mesurada acción del presidente Johnson en Vietnam constituye un paso importante hacia la estabilidad mundial y, en consecuencia hacia la paz universal. Johnson ha cortado las correas liliputienses que han maniatado a los aliados occidentales desde la conclusión de la guerra, impidiéndoles ejercer una influencia política en consonancia con su poderío. Ha realizado tal cosa, repudiando la doble norma que en el campo internacional, en lo general,

restringía nuestros actos, mas no los de nuestros opositores en la Guerra Fría. La esencia de su acción es el principio de que los ataques con guerrillas a otro país son actos de agresión tanto como la más estereotipada forma de invasión. Las viejas normas de la ley internacional sancionan el derecho de Vietnam del Sur a defenderse, ejerciendo represalias contra sus opresores, y el derecho legal y moral de los EE.UU. de ayudarlo en la empresa (Rostow E. V., 1965-08-02, pág. 18).

LIFE en Español, la revista que

promocionaba gelatina de colores y bebidas

azucaradas, la que era una enciclopedia de la

moda y la ciencia, como un documento de

alto contenido político hostiga al presidente y

le exige contundencia contra Cuba. Una

elegante y rica mujer republicana está detrás

del mensaje. Esposa de Henry Luce —que

manejaba buena parte del emporio mediático

norteamericano—, activa congresista

republicana, ella fue una de las abanderadas

de la ontología de LIFE en Español en el

plano político. Si se sigue el papel de estos

personajes en la vida cultural de los EE.UU.,

podrá confirmarse la definitiva injerencia que

tuvo la revista en la guerra psicológica,

158 Revista LIFE en Español, 1955-1965

religiosa y partidista que se enfrentó

entonces: una Guerra Fría caldeada y nada

proclive a la indecisión y la falta de cálculo.

2. Sujetos anuentes

Los actores siguiendo el

libreto

Estética cortesana

Escena central

Escena actual

1961-11-13

1955-10-24

1963-03-18 1960-05-02

1960-05-16

161 Los trazos del poder en la posguerra

LIFE en Español circulaba en

América Latina entre las clases altas y

medias, la compraban por suscripción. Los

vendedores se desplazaban por las oficinas

para ofrecer las publicaciones de la revista a

los jóvenes ejecutivos de empresas recién

creadas, a los banqueros y a los funcionarios

gubernamentales. A ellos llegaba de primera

mano la imagen de los exitosos ideales

norteamericanos. LIFE en Español había

logrado atraer la atención de estos

importantes sectores, los convirtió en su leal

público, y los mantuvo así por décadas,

expectantes por la llegada de cada edición

quincenal, cargada de información científica,

de datos sobre lo último de la moda, de

anuncios de electrodomésticos y automóviles.

Sociólogos destacados como Max

Weber, Georg Simmel y Norbert Elias

hicieron importantes reflexiones acerca del

papel de las élites en la conformación de

visiones de mundo. Mostraron que, además

de su papel en la fijación de formas de

distinción en la forma de rituales y

comportamientos, las élites terminan por

marcar las tendencias de los demás sectores

sociales, y en últimas transformando su

cotidianidad de consumo, disfrute y trabajo.

Las élites decantan sus propias creaciones e

imponen otras, sin preocuparse por

distinguirse, pues de suyo son distinguidas

(Bourdieu, 1991). Las clases medias,

buscando esa distinción, siguen el camino

trazado por las élites, aspirando con ello a

sentirse parte del grupo de los triunfadores.

Esta pirámide de imitación muestra en todos

los escalones a sujetos anuentes que aceptan

el modelo, lo asumen para sí, lo perpetúan y

lo transforman. En LIFE en Español el

modelo norteamericano de los años 50 del

siglo XX era expreso: juventud, belleza,

consumo y confort para la vida diaria,

características todas ellas adosadas a la lucha

política anticomunista, y presentadas como

derivaciones directas de la democracia y la

libertad.

162 Revista LIFE en Español, 1955-1965

2.1. Los actores siguiendo el libreto

LIFE en Español siguió de cerca la

dictadura de Juan Domingo Perón en

Argentina. Al momento de su derrocamiento,

un editorial de octubre de 1955 rindió

homenaje a un periodista argentino: Alberto

Gainza Paz, director de La Prensa, y quien

debiera salir exiliado hacia los EE.UU. por la

presión peronista. Allí se insiste en la

coincidencia entre las dos naciones

americanas:

Los pueblos norteamericano y argentino tienen grandes semejanzas y el desarrollo histórico de ambas naciones ha sido paralelo en muchos aspectos. Así como los españoles impidieron el progreso del gran centro comercial de Buenos Aires convirtiéndolo práctica en tributario de Perú, los ingleses trataron de detener el desarrollo del comercio de las Trece Colonias. Fuera del campo político, el espíritu del gaucho, hombre libre y de carácter indomable, era muy parecido al de los hombres que en los EE.UU. expandieron las fronteras del país hacia el oeste. La libertad floreció en ambos (…) y la nueva constitución de la República Argentina, de 1853, siguió el modelo de la de los EE.UU. Entre las garantías incluía la libertad de prensa, que figura también en el primer artículo de la Declaración de Derechos

norteamericana. Antes del comienzo de la Guerra de Independencia de los EE.UU., un humilde director de periódico, John Peter Zenger, se había atrevido a censurar la injusticia de decretos del representante de la Corona británica. Fue detenido, procesado por difamación y absuelto gracias a una brillante defensa. Desde entonces, los norteamericanos han advertido que la libertad de prensa es la primera y más importante garantía de las otras libertades humanas (LIFE, 1955-10-24, pág. 22).

Figura 43. Gainza Paz y monseñor Tato, ambos perseguidos por Perón, se encuentran en la Catedral San Patricio, en Nueva York, donde el obispo celebró una misa en memoria de todas las víctimas de la dictadura, poco después de triunfar la revolución (LIFE, 1955-10-24, pág. 22).

En su exaltación de la libertad de

prensa como sinónimo de la independencia de

la nación argentina, LIFE en Español ensalza

la brillante labor de Gainza Paz en el exilio.

En la única fotografía del artículo se observa

a este periodista y a monseñor Tato (figura

43), ambos ejerciendo oposición al gobierno

163 Los trazos del poder en la posguerra de Perón. Dos poderes esenciales dentro de la

democracia, según se señala, un

reconocimiento expreso de LIFE en Español

a la creencia inspiradora y a la libertad de

expresión.

Los periodistas de los EE.UU., siempre prevenidos contra los ataques a la libertad de prensa, apreciaron instintivamente a este destacado latinoamericano que frecuentaba tanto los círculos periodísticos norteamericanos que no se le consideraba en ellos como un extraño. Después de su llegada al Uruguay en 1951, el Inquirer de Filadelfia, y el News de Dallas, lo invitaron a incorporarse a sus redacciones, pero el Dr. Gainza declinó la invitación. Meses después se trasladó a Nueva York y voló a Chicago, donde siete organizaciones periodísticas le ofrecieron un banquete en el que dijo: “El interés y la preocupación de los periodistas norteamericanos… indica que comprenden claramente que la libertad ha de defenderse en todas partes”. Habló también en el forum de prensa de la Universidad de Northwestern, cerca de Chicago, institución que le otorgó el título honorario de doctor en periodismo (LIFE, 1955-10-24, pág. 22).

Las palabras de Gainza Paz ante los

homenajes que recibió resonaron en la

propuesta editorial de LIFE en Español, que,

hallando en ellas una reverberación de los

principios que orientan su propia línea

política, las transcribió:

“los estados totalitarios se disfrazan hoy frecuentemente con el manto de la democracia y suprimen la libertad de prensa por medios tortuosos” (mencionó que Perón había creado nuevos periódicos para que repitieran, como cotorras, su propia propaganda). Agregó que las dictaduras nacidas a la vista del público no son más peligrosas que las que se desarrollan lentamente “alimentadas por los abusos de los que usufructúan el poder y por la indolencia, complicidad o estupidez de sus víctimas” (LIFE, 1955-10-24, pág. 22).

Algunos de los reconocimientos

otorgados a Gainza Paz en los EE.UU. fueron

los siguientes: 1) la Universidad de Columbia

le dio grado en leyes; 2) la Sociedad

Americana de Propietarios de Periódicos le

entregó una placa en la que destaca su

valentía; 3) la Universidad de Minnesota le

otorgó un premio por servicios distinguidos al

periodismo; 4) fue elegido primer

vicepresidente de la Sociedad Interamericana

de Prensa, y luego presidente honorario de su

junta directiva. LIFE en Español sentencia:

“la resistencia a la dictadura es la verdadera

lucha” (LIFE, 1955-10-24, pág. 22), y con

164 Revista LIFE en Español, 1955-1965

ello defiende también una postura política.

Gainza señala que el levantamiento del

pueblo se produjo de manera masiva ante la

ignominia, así como que tanto la marina como

el ejército comprendieron cuál es su

verdadero papel ante la democracia, con lo

que se enorgullece de que ha sido posible

hallar una solución sin apelar a la

intervención extranjera. En el artículo llama

la atención el énfasis con que se aborda esta

cuestión:

En su primer discurso el presidente provisional argentino, general Eduardo Lonardi, prometió enfáticamente restablecer la libertad de prensa, y los norteamericanos recibieron esas palabras con satisfacción cuando dijo: “Nada sería para mí más triste que el espectáculo de una prensa uniformada en la adulación de mi gobierno. Nadie será molestado porque me critique. Pueden tener la seguridad los que sienten la vocación de luchar por el bien común desde la prensa periódica, que en ningún país del mundo ella gozará de más auténtica libertad” (LIFE, 1955-10-24, pág. 22).

Exalta posteriormente el editorial el

respeto de los principios de la democracia y

la libertad para las publicaciones,

independientemente de cuáles sean sus

posturas ideológicas, y resalta los grandes

problemas que deja la dictadura en Argentina:

corrupción, abuso del poder, la propaganda

política en las escuelas, entre otros muchos

elementos que propiciaron la crisis. Insiste en

que “los norteamericanos esperan ansiosos a

que se prenda de nuevo la vieja farola de la

prensa”, como símbolo del regreso de Gainza

Paz y la democracia a este país. Sondeando en

la tras-escena, el hecho de que en el exilio

este personaje buscara refugio en los EE.UU.

no puede pasar desapercibido en la

interpretación. El editorial, de 1955, marca

también el rumbo de los 10 años siguientes.

Los sujetos anuentes se refieren al país del

norte, lo exaltan, se refugian en él durante las

crisis, y el Estado norteamericano los acoge,

los reconoce y los premia. Destacar a un

periodista es una forma de poner en el espejo

la propia imagen, aquella que propicia la

búsqueda en cada rincón del mundo de luchas

en pro de la libertad, que las exalta, que las

convierte en símbolo de la perennidad de los

principios que guían a la nación

165 Los trazos del poder en la posguerra norteamericana, y que en concreto son

materia de defensa por parte de LIFE en

Español.

Hacia la libertad y orden

Son varios los artículos en los que

LIFE en Español alude a Colombia: sus

clases altas jugando golf en clubes

exclusivos, la manera como en Bogotá se

combate la gripa, la visita de John F. Kennedy

a dicha ciudad, las menciones a Alberto

Lleras Camargo en cuanto secretario de la

OEA. En 1960 un artículo se hace referencia

a los cambios de orden social-institucional

surtidos en dicho país, concretamente al

reconocimiento del derecho al voto para la

mujer, y alude a su vez a la emergencia allí de

una más amplia clase media. Se trata del

análisis por entregas sobre la democracia, en

donde después de analizar los casos de

Dinamarca y Ghana, se hace una revisión de

lo acontecido en el país suramericano. De él

señala que:

Al independizarse, empero, Colombia sólo se asemejaba por sus ideales a las colonias norteamericanas. Estas llegaron a la independencia con décadas de experiencia en Gobierno propio, alto nivel de educación y una economía en pleno desarrollo. Bajo el dominio español los colombianos no habían tenido voz en sus propios asuntos. Aunque contaba con una pequeña clase dirigente muy ilustrada, en 1819 solo el 10% sabía leer y solo había una reducida clase intermedia entre los pocos y privilegiados terratenientes y los campesinos paupérrimos. Como muchos países que se organizaron políticamente como democracias después de la Segunda Guerra Mundial y terminaron en el caos, Colombia demostró que el mecanismo de gobierno democrático es difícil de manejar, y peligroso para un pueblo aun no preparado (LIFE, 1960-05-02, pág. 31).

Como introducción e imagen

representativa de esta reflexión, LIFE en

Español presenta a una mujer que exhibe el

documento que refrenda su ciudadanía, lo

cual, en cierto modo, constituye una

indicación sobre la universalización de la

democracia alcanzada en Colombia. Pero no

presenta a una dama de sombrero y guantes,

ni siquiera a una trabajadora citadina.

166 Revista LIFE en Español, 1955-1965

Figura 44. Su primer voto lo depositó Blanca Pérez en la elección colombiana de marzo. Aquí aparece con su hija, mostrando contenta su cédula de ciudadanía. Después del trámite del registro, nuevo para ella, comentó: “Es algo bueno y no mes costó nada”. En Colombia la mujer tiene el derecho al voto desde 1954, pero a causa de su timidez son muy raras las veces que lo ejercita (LIFE, 1960-05-02, pág. 30).

Quien está retratada, y presentada

como votante, es una campesina, con pañolón

y curtidas manos, que esboza para la cámara

una tímida sonrisa que sugiere emoción

27 El voto de la mujer en Colombia se estableció a través del acto legislativo No. 3 de 1954, de la Asamblea Nacional Constituyente.

(figura 44). Delante de ella se encuentra una

pequeña niña, tal vez su hija, que usa

atuendos ligeramente arrugados y dirige una

mirada ambigua al lector. Los rostros de una

y otra enmarcan el blanco tarjetón, y en cierta

medida recogen el mensaje que ahora

transmite la democracia colombiana: todos

pueden elegir27.

Colombia también es presentada por

LIFE en Español como una nación en caos,

con un Estado frágil y un pueblo que todavía

no está listo para la democracia. En esa

medida, se indica que si bien comparte ciertos

ideales con los EE.UU., estos quedan en un

segundo plano dado el retraso económico

colombiano. El país norteamericano tiene

como ventajas: 1) una clase ilustrada con

experiencia de gobierno; 2) niveles altos de

educación; y 3) expansión económica.

Colombia, por el contrario, se ha visto

inmersa en intensas luchas por el poder, al

tiempo que en ella la educación de las amplias

167 Los trazos del poder en la posguerra masas y la consolidación de una clase media

se han visto truncadas.

Sólo en los últimos años ha logrado Colombia cierta estabilidad, gracias a las condiciones de estadista del presidente Alberto Lleras Camargo, que pertenece al Partido Liberal, y a un programa muy pocas veces aceptado en la América Latina. Si bien el 80% de los ingresos de Colombia proceden aun del café, el país está industrializándose y el analfabetismo disminuye. Si tienen éxito los planes de Lleras Camargo, Colombia puede estar a punto de vivir en Libertad y Orden (LIFE, 1960-05-02, pág. 31).

Tal anhelo de libertad y orden,

convertido en realidad en los EE.UU., colinda

con los planteamientos expuestos por Henry

Luce en variados ámbitos, particularmente

con sus argumentos en materia de política

exterior. En la disertación se pone de

manifiesto, no metafórica sino

explícitamente, que dicha nación es el modelo

a seguir, no solamente porque sus elementos

fundacionales son avalados por muchos otros

países, sino porque su camino fue el que

condujo a las originarias Trece Colonias a

erigirse en la primera potencia mundial. Se

alude a las dificultades que vive Colombia,

entre ellas el ser mono cultivador y el

industrializarse muy lentamente, pero se

exalta su anhelo de libertad y orden.

Sumado a lo anterior, LIFE en

Español hace un recuento de las tensiones

surtidas entre los partidos tradicionales

colombianos Conservador y Liberal.

Nombres que salen allí a relucir son: por el

lado de los conservadores, los de Mariano

Ospina Pérez, Gilberto Alzate Avendaño y

Jorge Leyva; y por el de los liberales, Alberto

Lleras Camargo y el joven disidente Alfonso

López Michelsen. Pero más allá de tales

tensiones, sorprende el detalle con el cual

LIFE en Español sigue el acontecer político

latinoamericano y las distintas

confrontaciones partidistas. En plena época

de contienda electoral entre John F. Kennedy

y Richard Nixon por la presidencia de los

EE.UU., la comparación entre dicho país y

Colombia resulta, por decir lo menos,

llamativa.

168 Revista LIFE en Español, 1955-1965

Figura 45. Un gran acto patriótico para celebrar el aniversario de la independencia se realiza todos los años en la gran Plaza de Bolívar, en Bogotá. Miles de estudiantes, en grupos y con distintos uniformes, se reúnen frente a la centenaria catedral para escuchar al presidente de la nación, que habla desde la escalinata del Capitolio (extrema derecha), y cantar el Himno Nacional, cuyo coro, “En surcos de dolores el bien germina ya”, es tan significativo hoy para Colombia como cuando fue escrito (LIFE, 1960-05-02, págs. 38-39).

En el artículo una fotografía de dos

páginas presenta un desfile que tuvo lugar en

la Plaza de Bolívar, en el centro de Bogotá

(figura 45). Individuos uniformados por

centenas rinden honores, en el fondo los

cerros tutelares de la ciudad dan sostén a esta

expresión de la institucionalidad colombiana.

Esta imagen, que bien podría pasar por

correlato icónico de la libertad y el orden, está

enmarcada por la fachada de la Catedral

Primada, en cuyo centro confluyen las líneas

de perspectiva; interesante recordatorio sobre

la primacía de que goza la Iglesia Católica en

el país suramericano. Junto a esta edificación

aparecen la Nunciatura Apostólica, la Capilla

del Sagrario, el Colegio de San Bartolomé,

refuerzo justamente de dicho poder del sector

eclesiástico. En la izquierda, apenas visible,

construcciones coloniales remiten al recuerdo

histórico del grito de independencia (en la

esquina está la conocida como “La casa del

Florero”). Ninguno de los edificios estatales

quedó recogido dentro del recuadro, aun a

pesar de que rodean la plaza. En la tras-

escena, tal vez LIFE en Español esté dejando

escapar su impresión sobre la situación

colombiana: una iglesia notoriamente

imponente, un legado histórico apenas

perceptible y un Estado por momentos

invisible.

Lleras exalta la unidad americana

Como se ha visto, los presidentes

latinoamericanos encontraron en el diseño

político e institucional norteamericano una

inspiración para aliviar los problemas de sus

pueblos y ofrecerles un mejor futuro. Se

dispusieron a articular la Alianza para el

169 Los trazos del poder en la posguerra Progreso con sus programas de gobierno, a la

vez que extendieron su compromiso por

llevar a cabo lo acordado en Bogotá y en

Punta del Este. Entre estos dirigentes uno

sobresale; es exaltado con honores, tanto por

el presidente estadounidense Dwight

Eisenhower como por el Congreso de dicho

país reunido en pleno: Alberto Lleras

Camargo, primer secretario de la OEA y dos

veces presidente de Colombia. El Congreso

de los EE.UU. reúne sus dos cámaras y

escucha el ponderado y estimulante discurso

de Lleras; el gobernador de Nueva York,

Nelson Rockefeller, lo agasaja en el

Knickerbocker Club; el cardenal Spelman lo

acompaña en la catedral de San Patricio, y el

alcalde de Nueva York, Robert Wagner, en

medio de un ambiente que denota fraternidad

y camaradería, le condecora con la medalla de

honor de la ciudad (figura 46).

Figura 46. De arriba a abajo: Con el gobernador de Nueva York, Nelson Rockefeller, habla Lleras en el Knickerbocker Club; Con el cardenal Spellman, Lleras y su esposa examinan la puerta de la catedral de San Patricio; Con el alcalde de Nueva York, Robert Wagner, sonríe al recibir la medalla de honor de la ciudad (LIFE, 1960-05-16, pág. 14).

Todos los momentos de los diversos

homenajes al presidente colombiano ponen

de presente que el Estado, la banca y la

iglesia, los poderes más importantes dentro de

170 Revista LIFE en Español, 1955-1965

la democracia norteamericana, honran al este

sujeto anuente. ¿Quién era él? Alberto Lleras

Camargo hizo estudios de derecho en su

juventud, pero los abandonaría para dedicarse

al periodismo. Trabajó como redactor en el

periódico La Nación, de Argentina, y el luego

en el periódico El Tiempo y la revista

Semana. Su carrera política arrancaría con su

designación como concejal, posteriormente

ingresaría al Congreso colombiano como

representante a la Cámara, y con su elección

como presidente daría por finalizadas cinco

décadas de hegemonía conservadora en el

país. A su vez fue embajador en EE.UU.,

ministro de relaciones exteriores, representó a

Colombia en importantes órganos

internacionales, en la reunión de Chapultepec

lideró la creación de la Unión Panamericana,

y en 1948 sería artífice de la firma de la Carta

de Bogotá y la creación de la OEA28. No es

entonces de extrañar que fuera su primer

secretario, cargo que ocuparía hasta 1954.

28 Jacqueline Kennedy (2011) se referiría a él en sus memorias como el estadista que más le había impactado.

Lleras Camargo fue un liberal, seducido por

la democracia norteamericana, y un político

comprometido con el Frente Nacional, en el

que se alternarían el poder en Colombia los

partidos liberal y conservador como forma de

mitigación de la violencia partidista. Como

presidente de la República, dio impulso a la

educación y a una tímida reforma agraria.

El ovacionado discurso de Lleras, que

es escuchado también por el presidente

Eisenhower, es referenciado con profusas

imágenes. LIFE en Español señala que Lleras

Camargo habló “con elocuencia de filósofo y

comprensión de historiador”, para ratificar el

papel que deben desempeñar los EE.UU. en

el desarrollo de América Latina:

En la América Latina se ha venido luchando, aun con métodos heterodoxos, como la inflación, para producir al menos la ilusión de un desenvolvimiento. Pero ellos crean problemas sociales gravísimos y desequilibrios monetarios que hacen todavía más difícil adquirir los bienes de capital que deben pagar en moneda dura. Necesitan esos pueblos y no de cualquier manera, sino con urgencia y amplitud, una ayuda exterior que

171 Los trazos del poder en la posguerra

debería tener específicamente la forma de crédito para la empresa inaplazable y remunerativa de su desarrollo económico. Sin ésta, la lentitud de nuestro desarrollo iría aumentando ominosamente hacia la parálisis. Pero no sin que antes esos millones de seres sin escuelas, sin hospitales, sin industrias bastantes para crear empleo, sin comida suficiente, sin tierra y, sobre todo, sin esperanza, renieguen de su clase dirigente democrática y den sucesivos saltos al vacío (LIFE, 1960-05-16, pág. 14).

LIFE en Español confirma con datos

la apremiante situación por la que atraviesa

América Latina, y justifica con ello la

necesidad de que los EE.UU. intervengan. Es

allí donde el artículo hace eco de la

exposición sintética pero contundente de

Lleras Camargo, quien alude justamente a la

realidad económica y social de la región,

insinuando con sutileza cuál debe ser al

respecto el papel de los EE.UU.

La admiración, el afecto y la gratitud que tengo hacia vuestro pueblo me obligan a presentar de la manera más abrupta y clara, tal como lo veo, el difícil caso de la América Latina. Pero os quiero decir, que no entiendo que vosotros tengáis obligación alguna de ayudar al desarrollo de cualquier zona o parte del mundo. Ni siquiera la más cercana a vuestras fronteras y a vuestros afectos. No nos

consideramos con derecho en la América Latina a reclamar que colaboréis a nuestro desarrollo económico, porque hayáis escogido ese camino para servir vuestra política internacional —y la nuestra— en otros sectores de grave peligro. Nuestro caso no es de obligaciones y derechos unilaterales. Pero ocurre que necesitamos comprar una parte decisiva de la civilización material de Occidente (…). No podemos pedir ni aceptar regalo sin compensación, ni apoyo sin recuperación por parte de los contribuyentes americanos, porque tal procedimiento, aun siendo posible, solo amargura, resentimiento, desconfianza e irritación crearía en las relaciones populares del Norte y el Sur (LIFE, 1960-05-16, pág. 14).

Lo que piden los pueblos

latinoamericanos es crédito para su desarrollo

económico, y Lleras plantea un elemento

simbólico. Deja ver que más allá de eso, lo

que se requiere es “confianza mutua”. En un

momento de dudas e incertidumbre,

transcurridos dos años desde que el

vicepresidente norteamericano Richard

Nixon fuera apedreado en su periplo por

Latinoamérica, la solicitud sonaba

contundente: “Confianza en el destino común

del continente”. El político colombiano urge

al Congreso de los EE.UU., pues el proyecto

172 Revista LIFE en Español, 1955-1965

debe iniciar de inmediato. No corresponde

esto a una obligación a cargo de este país, y

puede haber seguramente negocios mucho

más rentables. Pero el problema trasciende

aquí la cuestión de la ganancia monetaria. Se

está pagando el futuro del continente, y son

muchas las voces del pueblo que también se

pronuncian en ese sentido. Todas ellas

preguntas al presidente colombiano: ¿qué

podemos hacer por América Latina?

A todos les he dicho lo mismo y me han pedido que lo repita en la más alta tribuna de vuestra nación: ayudar a esos pueblos a salir de su atraso, prestándole los bienes y el capital necesarios para salir de la etapa final de su subdesarrollo, pero antes de que su atraso se convierta en una marcha atrás, en una desbandada, en un desastre histórico (LIFE, 1960-05-16, pág. 15).

Aludiendo a la historia de

colaboración entre Colombia y EE.UU., así

como a la vocación institucional y

democrática de ambos países (dice de la

nación suramericana que está guiada por

principios cuyo origen reside en Filadelfia),

señala Lleras que acude a “este inmaculado

foro de la libertad” a recibir el más grande de

los honores. Indica que jamás se ha sentido

tan responsable de cada palabra pronunciada

en presencia de la institución que “ha

decidido la historia de los EE.UU. y a veces

de la humanidad”. El valor de la ayuda

económica es significativo, pero en la tras-

escena lo es aún más por su origen: EE.UU.,

la potencia mundial, el gran aliado

hemisférico; y por quien la solicita: el ex

secretario general de la OEA, vocero del

incondicional compromiso de la nación

colombiana con dicha potencia, y, en cierto

modo, el representante del sentir de

Latinoamérica, la voz autorizada cuyo

trasfondo es la esencia de Occidente. Como

estadista, Lleras Camargo recurre a adjetivos

acuciantes que rayan en lo coloquial; es tal

vez una apelación a lo sentimental, pero que,

como en su pose de afectación junto a Dwight

Eisenhower (figura 47), logra poner de

presente la existencia de un principio de

unidad panamericana.

173 Los trazos del poder en la posguerra

Figura 47. Descubiertos, los presidentes Lleras y Eisenhower oyen la ejecución de los himnos nacionales (LIFE, 1960-05-16, pág. 15).

175 Los trazos del poder en la posguerra Papel de la élite en América Latina

Luego de la Segunda Guerra Mundial

el diseño del “bien” y del “mal”, con su tono

moral y su sentido profundamente religioso,

quedó impreso en la revista con una plétora

de adjetivos que radicalizaban todavía más el

dualismo. Como representantes del primer

bando eran postulados los defensores de la

libertad, entre ellos los suscriptores de LIFE

en Español, y particularmente las élites y los

periodistas. ¿Quiénes son ellos? Pues bien, en

marzo de 1963, y a título de respuesta, la

revista reproduce un artículo de Julio Núñez,

cubano nacionalizado estadounidense, el cual

había sido presentado previamente en la

revista Fortune. Núñez, indica LIFE en

Español, se graduó en leyes en la Universidad

de Harvard, vive en Buenos Aires y es

vicepresidente ejecutivo de Deltec

Panamericana S.A., casa financiera

internacional de inversiones especializada en

América Latina.

LIFE en Español destaca que el

enfoque de Núñez es interesante, razón por la

cual reproduce sus palabras. El articulista

plantea que existe una continua expansión del

comunismo en América Latina, y que la causa

de que esta circunstancia no se haya podido

frenar reside en que se ha hecho por parte de

los analistas estadounidenses y

latinoamericanos un abordaje eminentemente

económico de la situación. Para él el

problema no es solamente liberar a los países

subdesarrollados de la pobreza, sino que a su

vez hay que preguntarse por el papel de las

élites. La tarea, además de económica, es,

pues, política e ideológica.

A pesar de magnificas frases como “revolución de las esperanzas crecientes” este enfoque económico no toca la causa fundamental de nuestra ineptitud para crear sociedades capaces de hacer frente a la embestida comunista. La batalla que hoy se desarrolla en el mundo no es la lucha del proletariado de Marx por establecer el gobierno de las masas, porque eso es simplemente un cebo leninista para engañar a la élite con conciencia social de todo el mundo. La verdadera batalla se libra entre dos elites: una batalla en la victoria y basada en un desdén ateo

176 Revista LIFE en Español, 1955-1965

hacia la dignidad del hombre, y la otra una vieja élite, confusa y cada vez más endeble, enraizada en divino suelo cristiano, pero hoy día en rápida decadencia. A fin de ver qué es preciso hacer para alcanzar la victoria, debe examinarse el estado y condición de esta élite occidental (Núñez, 1963-03-18, pág. 5).

Pareciera entonces que las élites no

han desempeñado en la América Latina el

papel que les compete. ¿Quiénes hacen parte

de las élites? Son las personas que por ocupar

puestos de decisión influyen en los pueblos

con sus discursos y sus acciones. Según

Núñez, la élite está claramente dividida en

dos bandos: una élite ya cooptada por el

comunismo ateo, y otra pacata, pusilánime e

inane en el momento de asumir una lucha

contundente contra los enemigos. Lo

interesante del artículo es que muestra que la

Guerra Fría también tiene lugar entre los

grupos influyentes, algo de lo cual habla un

hombre autorizado para hacerlo, un doctor en

leyes, un cubano que dirige una empresa de la

banca internacional, justamente un miembro

de la élite en América Latina. El autor,

invitado por LIFE en Español, señala que es

la desintegración del grupo dirigente la que ha

propiciado el avance del comunismo. En su

sentir, la condición humana requiere de las

jerarquías, las cuales no pueden simplemente

vistas simplemente como una expresión de

individualidad. Las élites en la región deben

recobrar la confianza y atender su misión y el

destino que les corresponden. El mejor

ejemplo puede encontrarse en el país de

origen del articulista: Cuba, que es un

“trágico” ejemplo de lo que él narra. Existe

allí una élite dispersa por egoísmo,

circunstancia que aprovechó Castro:

Lejos de ser una revolución de masas, la tragedia cubana fue una revolución de la élite que había generado la abundancia material, pero decaído moral y espiritualmente. Y la victoria de Castro ha servido únicamente para imponer una nueva élite, mucho más pequeña y por tanto mejor vigilada que la antigua, que gobierna mediante el terror, despertando en las masas los bajos apetitos generalmente atemperados en una sociedad cristiana civilizada. Una vez instaurada la dictadura comunista impone un estricto régimen jerárquico y busca apoyo en el ansia humana de retener la posición social alcanzada, sea merecida o no. La chispa que tal vez

177 Los trazos del poder en la posguerra

pueda derrocar a esta dictadura no será la privación material del pueblo cubano, sino el indómito amor a la libertad y la decencia que posee ese pueblo (Núñez, 1963-03-18, pág. 5).

Si el caso cubano es paradigmático,

hay dos evidencias que refrendarían la

explicación, y estas tal vez más graves: la

postura de la Iglesia Católica, y la del

gobierno de los EE.UU. Sobre la primera

Núñez indica que:

El enemigo hace constante hincapié en las diferencias de riqueza entre las clases, la pobreza y el hambre, y la falta de moral pública que ha abierto en todas partes profundas brechas en el pensamiento de los hombres de buena fe. Lo que es más, hasta las enseñanzas de la Iglesia Católica, Apostólica, Romana moderna, sacadas de contexto por muchos católicos y mal comprendidas por otros, han servido para acrecentar la sensación de culpabilidad – que no encuentra redención – en los dirigentes de las sociedades occidentales. Mucha gente empieza a convencerse de que es inmoral e injusto formar parte de una élite, y de que ésta representa una fuerza inoperante y opresiva (Núñez, 1963-03-18, pág. 5).

Cabe señalar que este tiempo es

precisamente el momento de desarrollo del II

Concilio Vaticano, encauzado en primer

término bajo la dirección de Juan XXIII, y

posteriormente por Pablo XI, y que supuso

una renovación, a pesar de los muchos

conflictos internos, de la Iglesia Católica, y

que gestó un nuevo papel para el clero. Fue

un intento de reconciliación de la Iglesia con

el mundo moderno, llevándola a preguntarse

con mayor detenimiento sobre la pobreza y el

subdesarrollo en el denominado tercer

mundo. Ella abogó por la paz; rechazó el

ateísmo, pero no se pronunció sobre el

comunismo ni sobre el suceso de la crisis de

los misiles de Cuba en 1962. Estos vientos de

renovación se sintieron con especial fuerza en

América Latina, y desembocaron en la

formulación de la teología de la liberación. En

esa misma línea, resulta bastante sugestiva

una crítica que Núñez efectúa al entonces

presidente John F. Kennedy.

Este sentimiento de culpa y reticencia es ahondado, por cierto, por los pronunciamientos de los gobiernos de las naciones occidentales desarrolladas, en particular los EE.UU., cuando se refieren al problema de la lucha contra el comunismo en los países subdesarrollados. Por ejemplo, en mayo de 1961, el presidente Kennedy,

178 Revista LIFE en Español, 1955-1965

en un discurso dirigido al Congreso, prometió el apoyo de los EE.UU. a la revolución de los “pueblos que surgen” y buscan “acabar con la injusticia, la tiranía y la explotación”. Declaró que se les daría tal apoyo “cualquiera que fuese el rumbo político o económico que tomasen hacia la libertad”. No es como para alentar a quienes intentan impulsar gobiernos sanos con poderes limitados, y economías libres en las regiones menos desarrolladas. Del mismo modo varias declaraciones del consejero especial del presidente, Chester Bowles, y de Teodoro Moscoso, coordinador de la Alianza para el Progreso, sustentan el punto de vista de que la América Latina consiste en masas famélicas, subyugadas por unos cuantos representantes de las clases privilegiadas (Núñez, 1963-03-18, pág. 5).

Si las jerarquías eclesiásticas y

políticas más significativas de Occidente

asumen estas posturas, “se está al borde del

abismo”, y pareciera observarse en especial

en el caso de los EE.UU., en donde se ha

luchado incansablemente para constituir la

nación, todo merced a sus élites. Lo que

queda expuesto en la tras-escena es que en

América Latina la situación es todavía más

grave. Sus élites locales no buscan estar en

condiciones de transformar la realidad de sus

países, y en cambio, siendo atrofiadas,

retrógradas e irresponsables, resultan

incapaces de impedir la propagación del

comunismo. A juicio del autor, antes que

ayuda extranjera, deberían crearse bancos que

impulsen el desarrollo económico y hacer

tomar conciencia a las élites sobre su misión.

Estas son las apreciaciones efectuadas por un

sujeto anuente, tan así que se coloca más allá

de las propuestas gubernamentales, de la

iglesia, más allá de la Alianza para el

Progreso. Es un eximio militante de la Guerra

Fría que reclama corrección, consecuencia y

acción anticomunista, que culpa a las élites de

su fracaso en América Latina. Él, en cuanto

representante de la banca privada, cumple el

papel estratégico de la nueva élite en el ya

financiarizado mundo.

2.2. Escena central: Planes de los

presidentes latinoamericanos

“La tarea de los nuevos dirigentes

latinoamericanos es en realidad difícil”, así lo

señala James B. Canel, un uruguayo que fuera

179 Los trazos del poder en la posguerra gerente de la Sociedad Interamericana de

Prensa, y que, en el marco de la Alianza para

el Progreso, realizó visitas a Colombia,

Venezuela, Brasil, Argentina y México con el

fin de “tomar el pulso” al acontecer

latinoamericano durante la Guerra Fría. Lo

que encontró el articulista es la encarnada

tensión entre la izquierda y la derecha en la

región con ocasión de la formulación del plan.

La guerra fría tiene muchas caras. Una de ellas fue la decisión de la Unión Soviética, en 1953, de convertir a la América Latina en frente principal de agitación. Otra fue la traición, criminalmente ingenua, perpetrada contra Cuba. Pero estas son las caras visibles de la guerra fría. Y contra esto, hasta cierto punto, se pueden tomar medidas. Pero hay una manifestación encubierta de la guerra fría, una infección progresiva difícil de detener. Es el temor exagerado que desplaza a la cordura. Es la nueva y peligrosa cara que la guerra fría va tomando en la América Latina. Aunque el malestar varía en intensidad de país en país, existe una tendencia general al extremismo. La persona o agrupación moderadamente izquierdista es tildada de comunista; y al conservador se lo clasifica casi automáticamente de reaccionario o fascista (…). Los extremistas de la izquierda y de la derecha, según las palabras del presidente de una de las grandes

repúblicas, quieren destruirse unos a otros. Si cualesquiera de los dos bandos logra su cometido perjudicará profundamente a su país y al sistema interamericano. Las alternativas serán un retorno a las dictaduras corruptas de la antigua escuela o el sofocamiento de la libertad en el foso obscuro del comunismo (Canel, 1961-11-27, pág. 51).

Propone entonces Canel a los

presidentes no aplastar a unos y otros, sino

someterlos a la Constitución y las leyes. En

ese sentido, según comenta, hace falta

comprender las causas que están detrás de los

extremismos:

En primer término, el contagio de la tensión universal inducida por la guerra fría y la presión, por indirecta que sea, para que los países se definan en el conflicto ideológico mundial. En segundo término, el temor y hasta el pánico que han provocado en ciertos sectores el movimiento castrista y los agitadores comunistas. Paradójicamente, la Alianza para el Progreso, proclamada por el presidente Kennedy con el laudable fin de acelerar el progreso material del hemisferio, sin menoscabo de la libertad, ha acentuado las tendencias extremistas y los peligros consiguientes. Los demagogos de la izquierda vociferan que la Alianza tiene por fin asegurar para los EE.UU. el dominio económico de la América Latina o que, por lo menos, es una promesa baldía. Pero los demagogos de la derecha van hasta el otro extremo:

180 Revista LIFE en Español, 1955-1965

para ellos todo depende de los EE.UU.; ellos solucionarán todos los problemas de la América Latina. Es evidente que los dos extremos son falsos y peligrosos (Canel, 1961-11-27, pág. 51).

Figura 48. Obreros que trabajan en la construcción de una escuela en México observan el nivel. Para combatir el analfabetismo, el gobierno mexicano realiza una eficaz campaña de instalación de escuelas en las zonas rurales. La ayuda para obras como éstas, en beneficio del pueblo, es uno de los principales fines de la Alianza para el Progreso (LIFE, 1961-11-13, pág. 48).

Por todo esto la Alianza debe producir

resultados en corto tiempo, de otra manera se

desencadenará una desmoralización o, más

grave, sucederá que “las misiones de la

Guerra Fría que han llegado a América

Latina” desemboquen en revoluciones

violentas. Así lo expresa Canel con

posterioridad al resultado de una encuesta

aplicada por la revista a los presidentes

latinoamericanos sobre la percepción que

tienen de la Alianza para el Progreso. Entre

las tareas prioritarias a seguir postula la

disminución del analfabetismo,

especialmente en zonas rurales, mediante la

construcción de escuelas, tal y como se

muestran en una de las imágenes del artículo

(figura 48).

LIFE en Español introduce la

reflexión señalando la agitación que la

Alianza para el Progreso ha despertado en

Washington. El secretario del Tesoro,

Douglas Dillon, atiende las órdenes del

presidente; con su dirección el programa se

convirtió en una realidad. Una fotografía a

este y a Kennedy muestra el momento en que

181 Los trazos del poder en la posguerra se presenta oficialmente el documento

contentivo del programa continental de

ayuda. La expresión del presidente es de

satisfacción, la del secretario denota alegría

(figura 49). El ícono-texto pasa a en la

figuración a ser testimonio de la articulación

entre el ideal concebido por el mandatario

norteamericano y su equipo de trabajo y el

optimismo que en ese momento ventilaba

LIFE en Español.

Figura 49. El secretario del Tesoro, Sr. Dillon, presenta aquí a Kennedy la carta de la Alianza (LIFE, 1961-11-27, págs. 46-47).

Aunque la Alianza no tenga local propio en Washington, lleva claramente trazas de transformarse en un vasto y vital programa de desarrollo social. Más aún, sus proyecciones financieras van más allá de los 20.000 millones de dólares ofrecidos por los EE.UU. ofrecidos en Punta del Este para el próximo decenio (…). Los propios países latinoamericanos se han

comprometido a aportar otros 80.000 millones de dólares para el desarrollo de su estructura social y económica en los próximos 10 años. Una de las razones por las cuales los EE.UU. estuvieron en condiciones de ofrecer de forma tan firme esos primeros 1.000 millones, y la razón principal de que los trámites ya estén en marcha en Washington, fue que tanto los fondos iniciales como el mecanismo de préstamo existían ya (Dozier, 1961-11-27, pág. 47).

La clave de los posibles problemas

que pueda tener el plan la da a conocer

justamente el secretario del tesoro:

“No podemos triunfar a solas. Los líderes del continente se dan perfecta cuenta de esto. Saben que más del 80% de los recursos necesarios para su desarrollo tendrán que salir de la misma América Latina. Y reconocen que la médula de la Alianza está en el concepto de ayudar a promover la ayuda propia.” (…) Lo que más preocupa a Washington es esta cuestión fundamental: ¿Estarán dispuestas las clases privilegiadas de la América Latina a perder algunas de sus prerrogativas a cambio de la razonable esperanza de que ésa sea la mejor manera de no perderlas más tarde por la fuerza? Se piensa quizás que realizar ahora esta reforma pacífica —inclusive el pago de impuestos elevados y una redistribución parcial de la tierra— es preferible a ver las haciendas confiscadas posteriormente por gobiernos de tipo castrista (Dozier, 1961-11-27, pág. 48).

182 Revista LIFE en Español, 1955-1965

Las críticas en los EE.UU. también

dan cuenta de un posible despilfarro socialista

en la ayuda del gobierno norteamericano. Sin

embargo, buena parte de los presidentes

latinoamericanos, en cuanto sujetos anuentes,

se mostraron entusiasmados y dispuestos a

iniciar sus planes. Todos tienen, por ejemplo,

prioridades para invertir los recursos. En ese

sentido, LIFE en Español, a fin de conocer

dichas prioridades, preguntó a varios

mandatarios de la región por: 1) problemas a

corto plazo más urgentes que pueden ser

atendidos con los fondos de la Alianza; 2)

problemas a largo plazo más urgentes; 3)

disposiciones necesarias para que los recursos

de la Alianza beneficien al conjunto de cada

país; 4) ¿financiar obras ya iniciadas o

concentrar los recursos únicamente en obras

nuevas?; 5) reformas que deben ser

implementadas.

Los presidentes no respondieron de

igual manera, aunque todos coincidieron al

ver de forma positiva la Alianza. Adolfo

López Mateos, de México, comentó que el

esfuerzo debe ser hecho por los propios

mexicanos, así como que su país ya está

adelantando estos proyectos, siendo

consecuente con el hecho de haber sido la

primera nación en emprender cambios

sociales, concretamente en 1915, al poco

tiempo de iniciar la revolución mexicana. Se

nota en sus respuestas una exaltación de su

obra de gobierno. Agrega que lo más ingente

es la terminación de los proyectos iniciados,

dando cuenta de los programas de vivienda,

salud y educación. Indica que las escuelas

federales son ahora 3.171.678, y que la

repartición gratuita de libros y cuadernos fue

de 17 millones en 1960, y de 20 millones en

1961. También señala que se han repartido

500 mil hectáreas de tierra.

No creo que sea necesario programar nuevas leyes o dictar disposiciones especiales para que los créditos que México obtenga, de los fondos disponibles de la Alianza para el Progreso, lleguen hasta las masas y beneficien a todos los habitantes del país. Bastará que los programas que se elaboren con ese objeto sean de un

183 Los trazos del poder en la posguerra

claro beneficio colectivo (LIFE, 1961-11-13, pág. 48).

Jorge Alessandri, de Chile, se alegra

al pensar que la Alianza significa un cambio

de mentalidad en el enfoque de los problemas

americanos. Su país está en condiciones de

acelerar su desarrollo económico y social. Se

siente satisfecho con la consolidación de las

instituciones democráticas. Sintetiza su

propuesta así:

Pienso, en conclusión, que una idea noble cual es la Alianza para el Progreso, debe mantener su contenido de grandeza a través de todo el proceso de aplicación práctica y tomar muy en cuenta la idiosincrasia de cada país y las condiciones reales de distinto orden que en él prevalecen. Normas de carácter general, y rígidas, resultarían decididamente contraproducentes, ya que su aplicación podrá traducirse en un retardo en el desarrollo económico y como consecuencia, en el bienestar social (LIFE, 1961-11-13, pág. 48).

Otro ejemplo sobre la inversión de los

fondos de la Alianza tiene que ver con la

explotación de recursos naturales. Así, por

ejemplo, LIFE en Español muestra a obreros

protegidos con cascos que caminan sobre las

amplias redes que transportan el petróleo

venezolano, principal riqueza de exportación

de dicho país. Atrás tanques de reserva de

combustible dan cuenta de las reservas de

crudo acumuladas (figura 50). Esta imagen es

idónea para representar la abundancia de un

pueblo que, si bien impulsado por el anhelo

de cambio, aún refleja en las páginas de la

revista carencias y desigualdad.

Figura 50. Dos de los campos de acción de la Alianza para el Progreso son el abastecimiento de petróleo y el mejoramiento de la vivienda (LIFE, 1961-11-13, pág. 50).

Rómulo Betancourt, presidente de

dicho país, señala que ya se habían iniciado

184 Revista LIFE en Español, 1955-1965

proyectos con créditos externos de EE.UU. y

de la banca europea. Comenta que ninguno de

ellos es armamentístico, y en cambio tienen

que ver con actividades tales como la

instalación de servicios públicos en zonas

urbanas y rurales, el impulso a la educación,

el énfasis en las escuelas y técnicas

artesanales y en la construcción de vivienda

barata y habitable. Indica así que:

En los presupuestos del Gobierno Federal y de los Estados existen importantes partidas destinadas a esos mismos fines. El financiamiento externo permitirá acelerar esos programas y aumentar con prontitud mayor el nivel de producción y las condiciones de vida, realmente precarias en la actualidad, de un numeroso sector del país. El gobierno de Venezuela ha planteado sus puntos de vista con respecto al financiamiento para el sector público. Tiene razones serias el gobierno de Venezuela para considerar que se han recibido con receptividad esos planteamientos. La respuesta a los planes de subversión de neofascistas y comunistas, que encuentran su caldo de cultivo en la desesperación que engendran la incultura y la miseria, debe darse con apremio y eficacia en una lucha contra el reloj (LIFE, 1961-11-13, pág. 48).

Arturo Frondizi, de Argentina, alude a

la posibilidad de alcanzar los anhelados

civilización y progreso mediante el

mejoramiento de los distintos sectores de la

economía nacional:

El afianzamiento de la democracia continental, como así también la preservación de las instituciones, dependen del pronto y eficaz cumplimiento de una serie de programas nacionales de desarrollo, cuya formulación detenida fue hecha durante la Conferencia de Punta del Este, en ocasión de considerarse la Alianza para el Progreso propuesta por el presidente Kennedy. Mi país, la Argentina, considera que puede y debe alcanzar el nivel de civilización y progreso característico de nuestro tiempo a través de la expansión de los sectores básicos de su economía y de la vinculación entre sí de todas sus regiones (LIFE, 1961-11-13, pág. 48).

Importantes son allí los programas de

carne, acero, obras hidráulicas, ferrocarriles,

correos, aeródromos, vivienda, usina

termoeléctrica del Dock Sur, puertos y

dragado de ríos, industria de granja y

agrícola, hoteles, moteles y turismo, obras

hidroeléctricas, transporte fluvial y

equipamiento y estudios técnico-económicos.

Considera Frondizi que estos proyectos son

esenciales, y que su pueblo ha entrado en una

etapa ordenada y metódica, reflejo justamente

185 Los trazos del poder en la posguerra de una leal y franca cooperación internacional

para continuar “irradiando su presencia

moral en América” (LIFE, 1961-11-13, pág.

48).

Ramón Villeda Morales, de

Honduras, que trabajó en la CEPAL y elaboró

su programa de gobierno con base en dicha

experiencia, propone destinar los fondos

recibidos de la Alianza a los renglones de

salud pública, vivienda popular, educación,

reforma agraria y seguridad social. En ese

orden de ideas, señala que:

El total de los recursos de inversión y gastos para el financiamiento del programa se estima en 368 millones de dólares, de los cuales 124 se financiarían con ayuda externa, incluyendo préstamos y donaciones de fuentes públicas y privadas. El monto de la ayuda externa se ha determinado tomando por base los requerimientos totales de inversión para alcanzar las medidas previstas, la capacidad del país para absorber capitales y el déficit que se anticipa en la balanza de pagos, al final del período (LIFE, 1961-11-13, pág. 48).

Surge de las palabras de Villeda una

imagen, una formación tríptica que articula

entre sí las diversas fuentes de financiación.

Sin embargo, su aspiración puede fracasar por

la fragilidad de sus pronósticos, que en

sentido estricto resultan etéreos y en extremo

dependientes de la ayuda externa. Tal vez ello

explique el hecho de que el presidente

hondureño, de acuerdo con los lineamientos

de Punta del Este, esté dispuesto a solicitar

recursos para apalancar proyectos de

emergencia.

En un sentido similar, Manuel

Ydigoras Fuentes, en Guatemala, plantea que:

Capital de la Alianza

Capital del erario

Desarrollo de

Honduras

Capital privado

186 Revista LIFE en Español, 1955-1965

En adición al plan económico previamente formulado para el período 1960-1964, y otros proyectos que actualmente se sostienen con fondos de otras fuentes, los planes de Guatemala para hacer el mejor empleo posible de los fondos de la Alianza para el Progreso, a fin de mejorar las instituciones democráticas existentes y eliminar los obstáculos principales para el progreso, incluyen los proyectos enumerados a continuación en forma esquemática. Para el desarrollo industrial: Construcción de un puerto en Livingston así como tres edificios para astilleros. Estudio geológico del país con miras al establecimiento de industrias basadas en los recursos disponibles (LIFE, 1961-11-13, pág. 48).

Ydigoras proyecta vincular las zonas

de producción agrícola con los mercados

centrales, impulsar una reforma agraria,

erradicar el analfabetismo, aumentar la

longevidad e invertir en salud, por lo que ha

pedido ayuda durante los primeros 60 días

siguientes a la conferencia de Punta del Este.

La suscripción de los acuerdos establecidos

en dicho evento —que fungió como un factor

de cohesión en la región— fue en sentido

estricto una adhesión casi unánime (la

excepción fue de la delegación de Cuba) a los

principios que identificaban a Occidente en

su contienda con el comunismo. Participar de

los beneficios la Alianza para el Progreso era

aceptar el éxito del modelo norteamericano, y

en últimas asumir que democracia + libertad

+ solidaridad en contra del comunismo era

equivalente a desarrollo + estabilidad.

Por su parte, Roberto Chiari,

presidente de Panamá, propone un vasto plan

de vivienda, electrificación rural, comercios

vecinales, salud pública, educación,

redistribución de la tierra y reorganización de

las entidades oficiales.

Considerando que los obstáculos principales al progreso de Panamá se reducen a la insuficiencia de los medios económicos en el país, la actual administración se dedicó, desde su inicio, a elaborar y presentar a las diferentes instituciones de crédito internacional proyectos debidamente estudiados en cuanto a su factibilidad (…). Cabe señalar, también, que la nación panameña tiene fincadas sus esperanzas en una más justa distribución de los beneficios del Canal de Panamá, como uno de los medios para alcanzar un mejoramiento económico efectivo (LIFE, 1961-11-13, pág. 48).

Eduardo Víctor Haedo, de Uruguay,

resalta las obras que se han ejecutado en sus

187 Los trazos del poder en la posguerra 2 años de gobierno con recursos nacionales,

en las que destacan las concernientes a salud

y educación, y comenta que se están

elaborando proyectos para una planificación

que permita actuar con prontitud en lo más

urgente.

El 17 de agosto de 1961 se firma la Carta de Punta del Este. Tenemos cabal conciencia de nuestra responsabilidad. En Uruguay seguiremos trabajando como hasta ahora, pero dentro de normas generales para Latino-América y con clara visión del futuro continental. Para el plan de largo plazo, tenemos organizado un equipo de técnicos nacionales que trabajara con los de las misiones de la O.E.A., B.I.D. y C.E.P.A.L. (LIFE, 1961-11-13, pág. 48).

Haedo concluye diciendo que los

problemas no esperan, “desesperan”. En vez

de atacar sus libertades para construirlas, la

gran tarea es atacar y vencer las necesidades.

El presidente Alberto Lleras Camargo

señala que los esfuerzos del programa de la

Alianza deben enfocarse para que

prontamente pueda Colombia, con sus

propios esfuerzos y por la sustitución de

importaciones y la diversificación de

exportaciones, equilibrar su balanza de pagos

y hacer menos indispensable acudir al crédito

externo. Agrega que se están construyendo

escuelas primarias y se ha previsto erigir

220.000 viviendas, además de los acueductos

y alcantarillados cuya ejecución ya está en

marcha. Pero a la construcción de escuelas es

preciso agregar la preparación de maestros, y

a la construcción de acueductos el servicio de

agua potable y la construcción de centros de

salud. Comenta así que estos programas no

comienzan con la Alianza:

Hace muchos años que Colombia viene ejecutando reformas en su estructura social y económica, que se acomodan fundamentalmente a los prospectos de la Alianza para el Progreso. En el campo de la vivienda existe el Instituto de Crédito Territorial, que originalmente tenía por objeto modificar las condiciones de vivienda rural, y que en los últimos tres años ha estado realizando un programa intensivo de vivienda urbana, destinada en especial a eliminar los tugurios en las principales ciudades del país. Existe, en materia de educación, una disposición constitucional que obliga a invertir no menos del 10% del presupuesto nacional en gastos de educación, particularmente primaria y universitaria. Dicho porcentaje se ha superado en los últimos dos años (…).

188 Revista LIFE en Español, 1955-1965

La primera reforma agraria colombiana corresponde a la misma época de la reforma tributaria (LIFE, 1961-11-27, pág. 46).

Figura 51. Signos del progreso son ya la renovación de barrios pobres en Perú, escuelas en El Salvador y la cría de ovejas en Ecuador. La Alianza ha prestado ayuda para todo esto (LIFE, 1961-11-27, pág. 48 y 49).

Tres imágenes sobre la situación

latinoamericana son adosadas al artículo

(figura 51). En ellas la renovación urbana, la

construcción de escuelas y la labor campesina

son presentas como componentes financiados

por la Alianza para el Progreso,

concretamente como ejes que han de

potenciar sus resultados. En este caso la

écfrasis parece quedar a la zaga de lo

eminentemente visual, que en este caso

arrastra una insinuación de precariedad que

termina marcando el contenido de la

figuración sobre estos sujetos anuentes. El

mensaje pretende ser optimista mediante la

conjunción ícono-textual, pero en el fondo

termina presentando la Alianza como una

especie de placebo para los grandes

problemas que aquejan al conjunto de

América Latina. Al respecto, Lleras Camargo

advierte sobre la necesidad de que los

recursos del programa se empleen, ante todo,

en el mejoramiento de la estructura social.

Todas las reformas legales y la dirección de los programas colombianos coinciden con los términos de la Alianza para el Progreso, que fueron presentados por el gobierno colombiano, de tiempo atrás, a la consideración de los países americanos, incluyendo a los EE.UU. Se vienen ejecutando con fondos colombianos y la Alianza para el Progreso permitirá, con financiación adecuada, adelantarlos más

189 Los trazos del poder en la posguerra

rápidamente (LIFE, 1961-11-27, pág. 47).

El director cívico militar de El

Salvador indica que está a favor de la

integración económica de las repúblicas de

América. Se propone realizar varias reformas,

para ello revisará el sistema tributario, hará

inversiones públicas y redistribuirá la tierra

con base en deuda pública. Suministrará

vivienda urbana y rural. “El Estado asumirá,

en el curso del tiempo, cuantas funciones y

responsabilidades fueren necesarias para

garantizar el bienestar económico y social de

la mayoría, dentro del marco de sus

instituciones democráticas” (LIFE, 1961-11-

27, pág. 47).

Manuel Prado Ugarteche, de Perú,

señala que desde antes de la reunión de Punta

del Este se tenían programas de construcción

de viviendas, carreteras, fuentes de energía.

Indica también que es preciso trabajar en la

habilitación de nuevas tierras, requiriendo un

presupuesto especial para educación, que, en

últimas, repercute en la necesidad de hacer un

aumento de la tasa de tributación. En relación

con la Alianza para el Progreso comenta que:

Se han creado y están funcionando organismos integrados por técnicos y especialistas cuya misión es asegurar precisamente que todos los empeños, no solo el de la Alianza para el Progreso, sino del Estado en general, se dirijan a favorecer a la totalidad de los ciudadanos, y de preferencia a los que más necesitan, a los que requieren realmente que la acción mágica del progreso transforme su nivel de bienestar, porque estoy convencido, y así lo he proclamado reiteradamente, que la asechanza demagógica contra la democracia tiene como gran aliado a la miseria, y por eso debemos erradicarla definitivamente (LIFE, 1961-11-27, pág. 49).

Mario Echandi Jiménez, de Costa

Rica, indica que, más que la infraestructura,

es preciso rescatar en primer término la

identidad nacional:

En Costa Rica, en donde nos sentimos muy orgullosos de la vida democrática e institucional que tiene el país, no creemos que el simple progreso material que se logre sea suficiente para preservar para el futuro el concepto occidental democrático y cristiano que de la convivencia humana tienen los costarricenses. (…) La existencia desde hace más de un siglo de un gran número de escuelas públicas, ha hecho que en los mismos bancos se sienten los hijos de los presidentes, de los mecánicos, de los

190 Revista LIFE en Español, 1955-1965

comerciantes, de los sirvientes, etc. (LIFE, 1961-11-27, pág. 49)

Entre los programas se propone el

aumento de escuelas públicas y el estímulo a

los privados, que han cumplido un importante

papel. Para su realización se requiere la

inversión extranjera. Con todo, Echandi

destaca por poner el acento en un punto no

tenido en cuenta del todo por los demás

presidentes: el carácter ético de los

ciudadanos y el esfuerzo que debe

emprenderse en pos de su construcción.

Sabemos positivamente que el concepto que se tiene de la vida, de la política, de la libertad, etc., descansa básicamente sobre los valores éticos, morales y espirituales que sustentan los hombres que integran una sociedad. Una colectividad formada por sujetos depravados, con valores morales en quiebra, sin jerarquía espiritual, es una colectividad pervertida que está expuesta a ser víctima de la demagogia, de la agitación y del caos. Para fortalecer los valores éticos, morales y espirituales de la sociedad costarricense, se ha elaborado un plan combinado en las escuelas y de reforma penal y penitenciaria (LIFE, 1961-11-27, pág. 50).

Detrás del velo del control aparecen el

delito y la miseria, fluyendo a través del

discurso sincero de Echandi. Esta anomia, no

solo costarricense sino a su vez

latinoamericana, revela a lectoras y lectores

lo descarnado de una realidad social que no

da espera.

Por su parte, José María Velasco

Ibarra, de Ecuador, da cuenta de la tarea

cumplida, pues:

(…) cuando estuvo en Quito el Señor [Adlai] Stevenson quedó satisfecho —y así lo manifestó a los corresponsales de la prensa internacional— de los planes concretos de desarrollo presentados por el Ministerio de Fomento y más organismos técnicos ecuatorianos. El delegado del presidente Kennedy reconoció la capacidad del equipo gubernativo ecuatoriano (LIFE, 1961-11-27, pág. 50).

El presidente ecuatoriano propone la

construcción de carreteras, un plan agrícola y

pesquero, irrigación, construcción de silos de

almacenamiento de productos agrícolas, la

iniciación de una reforma agraria, desarrollo

industrial y de energía eléctrica, agua potable

y salubridad, vivienda y educación. A su vez,

indica que un Estado moderno necesita de una

prensa sana y responsable, y a su vez comenta

191 Los trazos del poder en la posguerra que debe velar por propagar la virtud.

Recuerda, en esa medida, que lo más

importante es lograr que en los ciudadanos

calen los ideales de “responsabilidad, de

honor, de humanidad, el hecho actual de la

presencia continua de las gentes en todos los

problemas modernos, puede conducir a la

huelga constante, a la subversión indefinida,

a la catástrofe” (LIFE, 1961-11-27, pág. 50).

Luis Somoza Debayle, en Nicaragua,

también se muestra complacido con el

programa de la Alianza.

Nicaragua aceptó con entusiasmo y decisión la cita en Punta del Este y el 1º de septiembre pasado, es decir, a solo 15 días de haberse firmado esta Alianza, el Poder Ejecutivo presentaba al Congreso un proyecto de reforma agraria que es una verdadera revolución socio-económica, ya que en dicho proyecto del Estado, sin afectar la actual economía agraria, asume la obligación de proporcionar al campesino, tierra, vivienda, créditos, educación, salubridad y mercado para sus productos. Este plan, vital para la economía de un país eminentemente agrícola como Nicaragua, no podía realizarse antes porque para afrontarlo se necesitaban fondos adicionales de que el país carecía, por lo cual, necesariamente, tenían que venir del exterior en condiciones muy flexibles

que no se conseguían y que ahora esperamos obtener, como se ha ofrecido (LIFE, 1961-11-27, pág. 51).

Somoza se alegra del tratado de libre

comercio celebrado con Costa Rica y

Panamá, dado que la Alianza dará trato

preferencial a quien suscriba este tipo de

convenios. Propone también repartir tierras

entre un sector de nicaragüenses que quedan

más allá del río Coco, y que, según el fallo de

la corte de la Haya, son territorios

pertenecientes a Honduras.

Entre imágenes positivas y negativas,

entre el aval a la interdependencia propiciada

con la Alianza y la reivindicación de la

autonomía nacional para definir el curso de su

implementación, se movieron los

mandatarios latinoamericanos, teniendo

como horizonte un escenario de ostensibles

limitaciones económicas y sociales. Algunos

apelaron a un cierto nacionalismo al señalar

que desde antes de la propuesta ya estaban

adelantando en sus países programas sociales

significativos, mientras que otros hicieron

énfasis en que las ayudas comprendidas

192 Revista LIFE en Español, 1955-1965

dentro del programa no son regalos sino

préstamos. No obstante, retratada queda allí

una suerte de coincidencia acerca de aquello

que debe hacerse para alcanzar el desarrollo

continental. En la planeación surgen las

ciudades latinoamericanas de estructura

homogénea, con sus cinturones de miseria,

con sus nuevas murallas de contención y

segregación, con una desigualdad todavía

rampante.

Las tensas relaciones entre EE.UU. y

América Latina por cuenta de los actos de

intervencionismo del primero daban ahora

paso a un nuevo clima de fraternidad

continental. Lo que había empezado con la

política del Buen Vecino, ahora era

continuado por John F. Kennedy, quien se fijó

como tarea salvar el continente. Todos los

programas estuvieron por entonces marcados

por la Guerra Fría y la lucha anticomunista,

algo que dio lugar a que acciones como la

construcción de represas, el levantamiento de

escuelas o la pavimentación de carreteras

estuvieran en el subcontinente etiquetadas

con los colores de la noción norteamericana

de democracia. Pero como señalaba el

senador norteamericano Jacob K. Javits en

1963, la Alianza para el Progreso no basta, y

el compromiso no puede ser solamente de los

EE.UU. y su erario.

Es hora de poner también en práctica la propuesta que los parlamentarios de la O.T.A.N. hicieron en noviembre último, y que representa un esfuerzo de ayuda oficial europea comparable a la Alianza para el Progreso. Para lograr esto, la América Latina debe crear un clima favorable para las inversiones privadas por medio de la estabilidad política y la responsabilidad de sus dirigentes. Por otra parte, los EE.UU. deben esforzarse por corregir la errónea impresión de los europeos de que la América Latina es una especie de coto privado de los norteamericanos. No me cabe duda de que los planes de ayuda ya existentes, aumentados e intensificados en la forma que cabo de indicar, serán eficaces si se les da tiempo de fructificar. Lo importante es saber si a estas alturas todavía disponemos del tiempo suficiente (Kavits, 1963-03-18).

El designio estaba trazado, la Alianza

era el diseño de un pronóstico efectuado

previamente desde perspectivas

desarrollistas. A la espera de convertirse en

193 Los trazos del poder en la posguerra sociedades del gran consumo, las naciones

latinoamericanas se acogieron, en formas

variopintas y a veces inestables, a la

esperanza pregonada con los colores y las

texturas del libre mercado. Sus líderes fueron

sujetos anuentes, creyeron en el modelo

norteamericano, y lo vendieron a los suyos

como la salvación frente a su misérrima

condición.

3. Sujetos disidentes y

resistentes

Las inercias del progreso Escena central

Escena actual

1964-05-11

1960-05-30

1963-03-18

1961-01-23

1961-09-04

1964-08-17

1961-08-07

1963-09-02

Estética del armisticio

197 Los trazos del poder en la posguerra

América Latina parecía respirar

nuevos aires merced a la renovación de sus

vínculos con los EE.UU., país que de a pocos

se convertía en un modelo a seguir en el

camino hacia una mejor condición de vida.

Pero no todos se vieron atraídos por tal

promesa de cambio. Con desconfianza

algunos, otros con vehemente rechazo, allí

estaban aquellos a quienes el espectáculo de

las bondades de la economía y la

institucionalidad norteamericanas no les

convencía del todo. En medio de un panorama

de rezago e inequidad rampante, y haciendo

visible el contenido de su visceral reclamo a

través de la movilización, su escepticismo

hizo ver que la miseria del continente tenía

calado estructural, y que la misma no podía

ser solucionada con rampantes y ciegos

plegamientos. En cada ocasión estos

disidentes entraron en discrepancia con los

anuentes, y sería el resultado de sus sucesivas

confrontaciones lo que proyectaría para la

posteridad la configuración de una

contradicción que lejos estaba de ser resuelta.

3.1. Las inercias del progreso

Figura 52. Los campesinos que apresaron al rebelde Castro León muestran sus viejas armas. Rechazaron na oferta de $300 a cada uno por soltarlo (LIFE, 1960-05-30, pág. 47).

En imágenes y textos, LIFE en

Español llega una vez más a Venezuela. En la

escena aparecen hombres del pueblo, tal vez

campesinos, armados con viejos fusiles y

escopetas, miran a la cámara con gesto

ambiguo (figura 52). Acaban de apresar a un

insurgente que se ha rendido: José María

Castro León, cuando quería cruzar la frontera

hacia Colombia. Él era el ministro de defensa

de Venezuela, había encauzado un golpe de

Estado contra el presidente Rómulo

Betancourt. El militar golpista buscó

subordinar a los soldados en San Cristóbal,

cerca de la frontera, pero estos no

198 Revista LIFE en Español, 1955-1965

respondieron. LIFE en Español recrea el

suceso:

Castro León asumió el mando de los 500 soldados que la guarnecían y exhortó a los generales de Venezuela a unírsele “para restaurar el prestigio de las Fuerzas Armadas”. Pero el resto del ejército no quiso sumársele. Y hasta en San Cristóbal, la milicia nacional permaneció leal al gobierno, los estudiantes recorrieron las calles lanzando mueras al general sedicioso, y campesinos armados impidieron que los amotinados ocuparan un aeródromo. Castro León no aclaró la orientación política de su alzamiento (aunque Trujillo, el dictador dominicano, probablemente financió el golpe). Cuando un periodista colombiano llamó por teléfono a San Cristóbal para preguntar a un oficial si el régimen de Castro León sería derechista o izquierdista, obtuvo esta respuesta: “Un minuto, voy a averiguarlo.” Poco después el informante regresó y dijo: “No tendrá color político. Será un régimen venezolano. El pueblo está con nosotros.” Pero el pueblo no lo estaba y ayudó a sofocar la rebelión dominada en pocas horas. Luego manifestó su apoyo a Betancourt (LIFE, 1960-05-30, pág. 47).

Haciendo una lectura transversal,

llama la atención cierta coincidencia entre el

suceso cubierto por la revista y un anuncio

publicitario de Marfak, un lubricante de

Texaco, que a la sazón aparece a un costado

del artículo en cuestión (figura 53).

Figura 53. Marfak es resistente – por eso usted puede disfrutar de comodidad absoluta en todo el trayecto (Texaco, 1960-05-30, pág. 47).

Hay una mano embadurnada con

dicho producto, del cual se indica que con él

199 Los trazos del poder en la posguerra se puede gozar de hasta de 1500 kilómetros

de una comodidad de la que, en cierto modo,

no parece gozar Castro León por entonces. El

conspirador tiene sus manos manchadas, y

con ellas ha osado tocar la institucionalidad

venezolana. El pueblo ha evitado entrar en

contacto con él, ser parte de esa suciedad que

corroe cuanto toca. En la tras-escena, LIFE

en Español construyó una trama simbólica

sobre las inconsistencias de la disidencia

política en la región, y a partir de ella

establece el perfil de este oficial, haciendo ver

que tal vez sus máculas tienes un trasfondo

comunista. El principal espaldarazo lo recibió

Betancourt del Congreso Interamericano por

la Democracia, reunido en Caracas, que

representando el clamor del pueblo en cada

nación latinoamericana, y buscando mantener

la impoluta dignidad de sus instituciones, se

pronuncia al unísono en contra de estas

tentativas. “Mano dura contra los golpistas”,

piden algunos; el movimiento de José María

Castro se mostró ineficaz en muy corto

tiempo, de allí que la revista se refiera a ello

como una “efímera insurrección”.

Una época de ira y anhelos frustrados

Era frecuente encontrar que LIFE en

Español hiciera eco de las crisis políticas de

América Latina. Más allá de la objetividad,

algunos de los títulos de sus artículos revelan

las apreciaciones personales de su equipo

editorial sobre lo visto en la región: “Tierra

adusta y atormentada” (1961-08-07);

“Prisioneros de la geografía” (1961-09-04);

“La zona más crítica del mundo” (1963-03-

18); “Un problema abrumador” (1961-09-

04). Cada cubrimiento de la revista insinuaba

por momentos más pesadumbre que

expectativas halagüeñas; ello fue algo que

quedó patente en enero de 1961 cuando, al

conmemorar el vigésimo quinto aniversario

de LIFE, publicó un artículo en el que

englobó el acontecer político

latinoamericano. En este acontecimiento el

equipo editorial cerca el margen de

interpretación al emplear como subtítulo

200 Revista LIFE en Español, 1955-1965

“Tumultos y tiranos en la América Latina”,

con lo que deja en el aire una visión sobre el

subcontinente como tierra inestable y

proclive a los levantamientos.

Hace allí una compilación de

sugestivas fotografías, con las cuales efectúa

un tránsito desde “El Bogotazo” (1948) hasta

los desencuentros entre la América Latina y

los EE.UU. Se trata de una exposición sobre

las presiones, las inconsistencias, los golpes

de Estado, los levantamientos y, en definitiva,

las secuelas que tan turbulenta época ha

dejado en el subcontinente. Como un desfile

de cientos de indignados que andan tras la

búsqueda infructuosa del sueño de libertad y

justicia, así deja ver LIFE en Español esta

secuencia de incontestables eventos que en

muchos casos ha derivado en muerte y

destrucción.

Como se indicaba, el punto de partida

de esta secuencia es el 9 de abril de 1948, en

Bogotá. Coincidiendo con la realización allí

de la Conferencia Interamericana, la ciudad

soportó una encarnizada rebelión suscitada

luego del asesinato de Jorge Eliecer Gaitán,

candidato liberal a las elecciones

presidenciales. Con machetes y palos, la

turbamulta es retratada por la revista airada,

vociferante e incontenible, mientras de una

edificación en el fondo, de aparente estilo

republicano, emanan llamaradas y espesas

columnas de humo negro (figura 54).

201 Los trazos del poder en la posguerra

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203 Los trazos del poder en la posguerra

Cual si se tratara de una

representación idónea de la inconformidad

del pueblo colombiano, la revista señala que

este alzamiento ponía de presente el creciente

escepticismo respecto de la política del Buen

Vecino de Franklin D. Roosevelt. En ese

sentido, LIFE en Español hace algunas

indicaciones sobre la política externa de los

EE.UU. en términos de su esfuerzo por

mantener unido el continente en contra de la

Unión Soviética, y estima que para la

América Latina ello no parece ser suficiente.

Un mundo en cambio veloz encuentra a esta

región emergiendo como actor significativo

en la política internacional; se le observa con

expectación en medio de la Guerra Fría, hasta

las más pequeña protesta puede dar pistas

sobre el curso de su tendencia política.

Pasando por imágenes de los

presidentes Roosevelt (EE.UU.) y Ávila

Camacho (México) saludándose sonrientes

en Monterrey, de Fulgencio Batista, del

cadáver del presidente brasilero Getulio

Vargas y de Juan Domingo Perón en camino

al exilio, LIFE en Español arriba a un ícono-

texto que revela la mayor de las

preocupaciones de los EE.UU.: Jacobo

Arbenz, su pretendida cooptación por parte

del comunismo, y su caída como un triunfo

para la libertad de América Latina.

“Humillación de Arbenz”, califica la revista;

en la escena se lo ve en el aeropuerto obligado

a desnudarse por la policía de aduana antes de

exiliarse en México (figura 55).

Figura 55. Humillación de Arbenz. Cuando salía de Guatemala rumbo al exilio en México, el depuesto presidente Jacobo Arbenz tuvo que desnudarse en el aeropuerto para ser examinado por los agentes de la aduana, mientras sus compatriotas le gritaban “¡Asesino!”. Arbenz, cuyo gobierno fue el primero de este hemisferio dominado por los comunistas, cayó derrocado por una fuerza invasora anticomunista alentada por los EE.UU. (LIFE, 1961-01-23, pág. 71)

204 Revista LIFE en Español, 1955-1965

Pero tal vez lo más diciente de las

fotografías que LIFE en Español presenta es

la agresión sufrida por Richard Nixon en

1958 en su gira por Latinoamérica,

concretamente en Lima y Caracas. Destaca

allí el odio con que se expresaron los

manifestantes, así como la conmoción que

estos acontecimientos ocasionaron en el

público norteamericano.

Figura 56. Histórico estallido de odio. Los rostros convulsionados por el odio, dos manifestantes venezolanos dan de puntapiés al auto en que pasa el vicepresidente Richard M. Nixon por las calles de Caracas, durante una gira que realizó por la América Latina en 1958. Las piedras arrojadas por otros manifestantes izquierdistas rompieron las ventanillas del auto. El fotógrafo de LIFE Paul Schutzer, que iba en un camión de periodistas delante del auto del vicepresidente, registró el violento ataque. El incidente de Caracas, y una pedrea de los estudiantes de la Universidad de San Marcos, en Lima, conmovieron profundamente al público norteamericano y llamaron la atención sobre el mal estado de las relaciones de los EE.UU. con la América Latina (LIFE, 1961-01-23, pág. 72).

El ícono-texto en cuestión deja ver a

dos individuos pateando el Cadillac en que se

movilizaba el político norteamericano por la

capital venezolana, uno de ellos de aspecto

joven, con atuendo oscuro y algunos libros

bajo el brzo, el otro aparentemente de algo

más de edad y andando en camisa (figura 56).

En el primer plano se encuentra el que parece

ser un policía, perfilado justamente en

dirección a los dos hombres, que sale del

vehículo de la caravana que antecede a aquel

en que se desplaza Nixon. El suceso fue

comentado en otras oportunidades por la

revista, haciéndolo ver como un ejemplo del

tenso equilibrio de las relaciones, no

meramente con Venezuela y Perú, sino con el

conjunto del hemisferio.

El artículo cierra con una fotografía

que, sin lugar a dudas, contribuye a condensar

en el plano estético los reparos que inspira

esta ola de disidencia en la América Latina.

Se trata del abrazo entre Nikita Khrushchev y

Fidel Castro en la Asamblea General de la

205 Los trazos del poder en la posguerra ONU de 1960 (figura 57). El pie de foto es

ilustrativo sobre la postura de LIFE en

Español.

Sonrientes como antiguos amigos, Nikita Khrushchev y Fidel Castro se abrazaron en Nueva York durante la Asamblea General de la O.N.U., en septiembre de 1960. El calvo y rudo jefe supremo del comunismo dio gran importancia a su encuentro con el hirsuto y rudo cubano, primer aliado del Kremlin en el Hemisferio Occidental. La pareja mantuvo dos largas conferencias en el curso de la Asamblea, en la que Castro pronunció un discurso cargado de odio contra EE.UU. Antes de irse a la Habana dijo: “Khrushchev es un buen amigo de Cuba…” (LIFE, 1961-01-23, pág. 75)

Figura 57. Encuentro de dictadores rojos (LIFE, 1961-01-23, pág. 75).

¿Qué puede deducirse de estas

fotografías sobre levantamientos, asesinatos,

dictadores y vejaciones? Lo que deja ver

LIFE en Español es el complejo clima social

y político que impera en América Latina, sus

oscilaciones entre la lucha por ser moderna,

la realidad de sus limitaciones y la

inestabilidad de sus regímenes políticos.

Llama la atención que la imagen del abrazo

entre Castro y Khrushchev sea la de mayor

formato en el artículo, casi como si se diera a

entender que entre los grandes problemas

retratados, este fuera el mayor de todos: para

América Latina, para los EE.UU. Como

pudiera señalarlo Georg Didi-Huberman

(1997), las imágenes también toman posición,

evidenciando con sus regímenes escópicos

posturas políticas y valorativas. LIFE en

Español contribuye a construir la imagen de

“gran enemigo” comunista, aquel al que hay

que vencer a como dé lugar.

Pero ya en agosto de 1957 LIFE en

Español había emprendido un ejercicio de

206 Revista LIFE en Español, 1955-1965

retrospectiva de tales características,

aludiendo para el efecto a lo que denominó

como una “hora de prueba en la América

Latina”. En esa ocasión centró sus análisis en

la revisión de tres importantes sucesos: el

asesinato del general Carlos Castillo Arias,

responsable del derrocamiento de Jacobo

Arbenz en Guatemala, a manos del que LIFE

en Español calificó como un “soldado

comunista”; las elecciones en Argentina, en

donde 9,7 millones de personas acudieron a

las urnas, dieron la victoria a la tendencia

política moderada y rechazaron al exiliado

Juan Domingo Perón; y el regreso a Perú de

Raúl Haya de la Torre, quien asistiera al

escenario en el cual fueron asesinados 6000

militantes apristas. La revista transcribe parte

del discurso de Raúl Haya:

Cuando llegué a Talara en 1931, después de ocho años de destierro, ustedes vivían en chozas sin agua y sin luz. Hoy viven en casas con jardín que le ha construido la International Petroleum y cuyo alquiler oscila entre seis y 10 soles, con luz y agua gratis. No hay casas para obreros mejores… en… el mundo. Dicen nuestros enemigos que ya no combatimos a la

International y al imperialismo porque hemos cambiado. Esto no es cierto. Lo que ha cambiado es la International Petroleum (LIFE, 1957-08-26, pág. 23).

Figura 58. Haya extiende el brazo derecho para subrayar un punto al dirigirse a la muchedumbre que le dio la bienvenida en la Plaza San Martín de la ciudad de Lima (LIFE, 1957-08-26, pág. 24).

En medio de la oscura noche, Haya

arenga ante una multitud insondable. Con el

brazo derecho en alto, el caudillo condensa el

júbilo de un pueblo que rechaza el terror de

las dictaduras (figura 58). LIFE en Español ve

su discurso desfasado y cargado de

contradictoria grandilocuencia:

En la capital, dirigiéndose a 70.000 personas reunidas en la Plaza San

207 Los trazos del poder en la posguerra

Martín, dijo: “Esta incomparable manifestación de amor me ha abierto en el corazón una dulce herida.” Si otro político dijera esto, la gente lo silbaría hasta hacerlo huir de la tribuna. Sin embargo, nadie se rio de él (LIFE, 1957-08-26, pág. 24).

En el caso de Guatemala, LIFE en

Español describe los últimos minutos de

Castillo Armas, antes de que Romeo Vásquez

Sánchez lo asesinara en presencia de su

esposa y luego se suicidara. Comenta la

revista:

En medio del duelo de la nación, el gobierno investigó los antecedentes de Vásquez. Joven melancólico, de 24 años, de oficios diversos, el asesino fue expulsado del Ejército en 1955 por sus tendencias comunistas. Se había carteado con un miembro del personal de la división latinoamericana de Radio Moscú, y en su diario íntimo se encontraron referencias a sus funestos designios, en los que estaban complicados también otros compañeros de la guardia presidencial. Así, los comunistas lograron vengarse del patriota guatemalteco que al frente del movimiento militar de 1954 derrocó al gobierno presidido por el coronel Jacobo Arbenz Guzmán y presidido por ellos (LIFE, 1957-08-26, pág. 26).

El féretro de Castillo Armas en

cámara ardiente recrea en LIFE en Español la

caída de un héroe (figura 59), aquel que puso

en evidencia una cadena de disidencia que

empieza con Arbenz, y que enlaza a

individuos como el “soldado comunista”.

Figura 59. Envuelto en la bandera, el féretro del presidente descansa en el Palacio Nacional. Cadetes de la Escuela Politécnica montan guardia de honor (LIFE, 1957-08-26, pág. 28).

208 Revista LIFE en Español, 1955-1965

¿Quiénes son estos sujetos que

emergen en la propia revista en posiciones de

rechazo? Jacobo Arbenz, quien indicó en su

último discurso que no tenía nada que ver con

el comunismo; los 200.000 votantes

argentinos que sí apoyaron a Perón; los

estudiantes peruanos que escuchan a alguien

que regresó del exilio. La revista los presenta

con desconfianza, desde la tras-escena hace

ver que desfilan peligrosamente por la línea

que separa a Occidente del expansivo

comunismo. La labor de contención del

enemigo empieza con el cuidado respecto de

los propios individuos, esos que,

envalentonados por lo misérrimo de su

entorno, se pliegan a los cantos de sirena de

una ideología que construye su fama con

aspavientos y engaña sin empachos.

Tierra adusta y atormentada

En Bolivia, un país alto y solitario, la

extracción minera es una de las pocas

actividades económicas. En 1961 LIFE en

Español lo caracterizó como un Estado

inestable y pobre, al cual los EE.UU. han

ayudado con 175 millones de dólares, sin que

a pesar de ello se haya podido evitar su

colapso político.

El propósito de los EE.UU. de colaborar con los bolivianos se ha convertido en un caso de prueba para otros pueblos progresistas de la América Latina. Para éstos, los EE.UU. están comprometidos a demostrar que tienen ideas suficientemente avanzadas como para ayudar a una revolución popular, y que son suficientemente fuertes como para contribuir a su triunfo definitivo. Cuando Víctor Paz Estenssoro asumió la presidencia de Bolivia, después de la revolución de 1952, puso en práctica una serie de medidas trascendentales. Se dieron tierras a los indígenas. Las minas de estaño fueron nacionalizadas. Todo parecía muy bien. Pero todavía no se han obtenido los resultados que se esperaban. Por el contrario, una situación de desorden general, sobre todo en las minas, parecía amenazar la estabilidad del país en los últimos meses (LIFE, 1961-08-07, pág. 50).

Un sujeto anuente como Víctor Paz

Estenssoro “Hizo detener a 70 dirigentes y

agitadores sindicales comunistas, inclusive a

Ireneo Pimentel, y aunque esto provocó una

huelga, el gobierno obtuvo una victoria

momentánea” (LIFE, 1961-08-07, pág. 50).

La situación es crítica, pues se viven las

209 Los trazos del poder en la posguerra consecuencias de la revolución de 1952. La

escena muestra a los mineros equipados, a un

destacamento militar saludando al pueblo

apilado en la calle y a un grupo de mujeres

que porta una enorme bandera y acude por

primera vez a las urnas. Parece darse a

entender que la inversión de los EE.UU. en

Bolivia hubiera sido en principio un fracaso.

Figura 60. Minero militante, Lucio Otálora muestra granadas de dinamita de fabricación casera, que almacena el sindicato de Catavi. Los mineros se ejercitaban lanzando granadas a los barrancos (LIFE, 1961-08-07, pág. 53).

Bolivia no sale de su atraso ni de su

ignorancia, hace ver LIFE en Español; en su

sentir, este país ha sido cooptado por intereses

extremistas. Allí alude a una “revolución de

luces y sombras”, justamente la del 9 de abril

de 1952, liderada por Víctor Paz, y que dejó

tras de sí muchos motines. Decisión,

inflexibilidad y rabia acumulada, eso se

refleja en los rostros de mineros militantes

como Lucio Otálora (figura 60), que cual si

fueran muñecos de exhibición son

presentados por la revista mientras portan

consigo explosivos, como símbolo de las

consecuencias del inconformismo en un país

de frágil institucionalidad. Con una casi

inexistente clase media que empezaba a

adquirir protagonismo político, con los

mineros ejerciendo el cogobierno de las

minas, y teniendo en el horizonte la influencia

de posturas trotskistas que permeaban a los

políticos que propendían por un país más

igualitario, la solución formulada por algunos

no podía ser otra que el cambio del sistema:

210 Revista LIFE en Español, 1955-1965

“Pese a todos los errores que hayamos podido cometer —dice Alfonso Gumucio, ministro de Economía y el más eficaz colaborador del presidente Paz Estenssoro— hemos hecho nuestra parte al destruir el antiguo sistema y al poner los cimientos de nuevo. Quizá no lleguemos a edificarlo. No faltará quien lo haga.” Para formular una hipótesis sobre el futuro de Bolivia e imaginar lo que podría ser el “nuevo sistema”, es indispensable comenzar por preguntarse cuál ha sido la suerte de aquellos conceptos fundamentales de la Revolución de 1952 (Montenegro, 1961-08-07, pág. 57).

Figura 61. Hay más maestros que antes para educar a las nuevas generaciones. Junto a un cebadal, una joven maestra juega con los niños durante el recreo (LIFE, 1961-08-07, págs. 54-55).

Estos principios estaban dados por la

recuperación de las minas para el Estado. En

un país de grandes posesiones de

terratenientes, la reforma agraria se empezó

a gestar con gran dificultad, entre otros

debido a que en su momento se vio afecta por

la influencia de corte anarquista que dificultó

las labores estatales. Con todo, en solo tres

meses se compraron 5 mil arados, como parte

de una promesa de modernización que,

alegóricamente, “cambió el burro por la

bicicleta”. De igual modo, un aumento del

número de maestros para la educación básica

hace ver que las decisiones correctas estaban

siendo adoptadas, entre ellas la protección de

una niñez que, como en la fotografía (figura

61), inocentemente juega y aprende en medio

de las limitaciones económicas y sociales. A

su turno, se comenta que la implementación

del sufragio universal ha vinculado a la vida

cívica a las masas indígenas. El articulista

Walter Montenegro sugiere que:

El golpe que derrocó en 1952 a una junta militar fue dado por el M.N.R., aliado con grupos sindicales (mineros y fabriles), en los que existían activos y eficaces focos de infiltración extremista de distintos matices, inclusive el trotskista. En su mayor parte dichos núcleos sindicales, estaban encabezados por Juan Lechín, actual vicepresidente de la Republica. La alianza revolucionaria creó compromisos inevitables. Para cumplirlos y no perder el apoyo del grupo sindical, durante su primer periodo de gobierno Paz Estenssoro hizo concesiones excesivas, de las que se valieron los agitadores para consolidar sus posiciones. Paz Estenssoro y Lechín creyeron posible desempeñar el doble papel de

211 Los trazos del poder en la posguerra

gobernantes y “líderes revolucionarios” en una época que ya no era revolucionaria sino que debió ser de reconstrucción. Como jinetes de circo, de pie sobre dos caballos, trataron de mantener el equilibrio ante los aplausos del público, hasta que uno de los caballos empezó a irse por su lado. Como resultado de esta demostración de acrobacia política, no solo los jinetes están en peligro de descoyuntarse, sino que el país ha llegado a su actual situación próxima al caos (Montenegro, 1961-08-07, pág. 57).

La metáfora es afortunada para lograr

que lectoras y lectores recreen mentalmente

los acontecimientos: los revolucionarios son

jinetes que ejecutan toda suerte de malabares

en el poder, en tanto el escenario queda

convertido en circo para la exhibición. No hay

alusión a condiciones épicas o caballerescas,

lo sucedido es mostrado de forma irónica,

como una burlona continuación de la

tragedia. La institucionalización de la nación

se hizo difícil, y la fuerza del sindicalismo

frenó la industrialización, haciendo que

varias empresas pequeñas cerraran. Muchos

intelectuales se marcharon al extranjero. El

articulista de LIFE en Español interpreta la

situación así.

Ahora bien, si los conceptos básicos de la revolución de 1952 son políticamente irrevocables ¿cómo puede salir Bolivia de su actual situación? Un recurso indispensable, desde luego, es la ayuda de los EE.UU. A este respecto LIFE ha dicho lo siguiente a sus lectores de la edición norteamericana: “La razón por la que la ayuda de los EE.UU. no ha sido decisiva para estabilizar la revolución social de Paz Estenssoro y su gobierno ha sido explicada en estos términos por un diplomático boliviano: ‘Vuestra ayuda nos mantuvo a flote, pero no fue nunca suficiente para sacarnos hasta la orilla…’ “Antes, Paz Estenssoro podía pedir sacrificios a su país explicando que su país era pobre y que sus medidas de reforma eran costosas. Ahora, sus enemigos izquierdistas le dicen: “¿Y por qué no aceptamos el dinero ruso? Los rusos pagarían todo…” El gobierno del presidente Eisenhower esperó más de un año antes de decidirse a ayudar al régimen revolucionario (Montenegro, 1961-08-07, pág. 57).

Sin embargo, se indica que ni la ayuda

de los EE.UU. ni la de la URSS que le fue

ofrecida después puede ser eficaz en tanto

Bolivia no instaure un “Estado moderno” y un

“régimen jurídico estable”, evitando así

otorgar demasiadas concesiones a los mineros

para a posteriori enviarlos a la cárcel al cabo

de sus huelgas.

212 Revista LIFE en Español, 1955-1965

Figura 62. Captores. Después de escuchar la arenga de Lechín, que ha negociado con el gobierno, los mineros votan por la liberación de los rehenes (LIFE, 1964-02-03, pág. 10).

En 1964 la revista hacía un nuevo

cubrimiento sobre las problemáticas de

Bolivia, apareciendo una vez más en la

escena el pueblo armado al borde de la

insubordinación total (figura 62). La fuerza

política sindical se ha alzado en armas, y con

ello han puesto en jaque al gobierno de Víctor

Paz Estenssoro, que ahora luce viejo y

cansado. Al respecto indica LIFE en Español:

La presencia de una gran masa obrera armada en las minas y las ciudades dramatiza aún más esa situación. Sacudida desde sus cimientos económicos y sociales por la revolución del 9 de abril de 1952, que encumbró a Paz Estenssoro, la nación boliviana parecía ingresar en un periodo de relativa tranquilidad y recuperación, con miras a utilizar en

una producción más diversificada su capital humano (actualmente concentrado en torno a la industria minera) y su gran potencial económico (págs. 12, 13 y 17). Pero la inestabilidad política que ha flagelado al país desde la fundación de la república, en 1825, asoma de nuevo amenazante (LIFE, 1964-02-03, pág. 9).

Bolivia y sus vecinos encaran,

ciertamente, un futuro incierto, pero, como lo

hace ver LIFE en Español, no basta con el

apoyo de los EE.UU. para que superen su

vulnerabilidad manifiesta. En la tras-escena

el mensaje consiste en que cada país de la

región debe emprender esfuerzos en pos de la

consolidación de la democracia dentro de sus

fronteras. Las veleidades del pueblo resultan

molestas e inoportunas, a todas luces el

imperativo para que la ayuda continental

encuentre terreno fértil es la sofisticación

administrativa que apareja la modernización.

Un problema abrumador

“Quizás Castro hizo su aparición

oportunamente”: esto afirma Robert

Coughlan, uno de los más prestigiosos

redactores de LIFE en Español, luego de

213 Los trazos del poder en la posguerra efectuar un viaje por América Latina al cual

lo envió la revista a fin de comprender los

problemas que aquejan a esta. El adjetivo que

le asigna a la situación es el de abrumadora, e

intensifica su pesimismo con una

caracterización detallada que pone en

evidencia lo complejo del panorama

latinoamericano. Señala que al verse también

envueltos los EE.UU. en estos problemas…

No sólo encierran peligro para la vida, la seguridad y hasta la cordura de quienes se ocupan de ellos. Para algunos quizás no hay solución. El crecimiento incontrolado de la población que agrava tanto algunos de los otros problemas, es teóricamente remediable, pero eso no pueden hacerlo los EE.UU. En cuanto a la pobreza y el analfabetismo de las masas, la superstición, el provincialismo, la pésima administración, los enconos raciales, nacionales y de clase, el frenético antagonismo político, la afición a la intriga política y a la violencia, la venalidad y el exhibicionismo, en ilógica mezcla con un deseo de auto justificación, y una propensión a lamentarse de sus propias desgracias y culpar de ellas a los demás, son cosas que no cambiarán de la noche a la mañana, ni en pocos años; y algunas de ellas no se modificarán en esta generación (Coughlan, 1961-09-04, p. 45).

Esta emancipación señala los

problemas más conocidos, si bien hay

diferencias en las 20 naciones observadas y

sus 200 millones de habitantes. Señala que

para los EE.UU. sería mejor irse para su casa

como se lo piden, a veces a gritos. Sin

embargo, los nexos contractuales no pueden

romperse, dado que el determinismo

geográfico los mantiene unidos, y a su vez

porque América Latina tiene productos

estratégicos que Norteamérica requiere:

cobre, estaño, zinc, petróleo, que resultan

esenciales para el desarrollo militar, y

adicionalmente porque “no podemos ser

indiferentes a la perspectiva de que grandes

zonas de nuestro hemisferio caigan bajo el

control de regímenes comunistas o

procomunistas” (Coughlan, 1961-09-04, p.

45). Se pregunta entonces el articulista si es

posible comprender las causas del

resentimiento. De su viaje pueden sacarse

algunas conclusiones, una de ellas es la

oportunidad que ofrece la aparición de Fidel

Castro —megalómano delirante, según

214 Revista LIFE en Español, 1955-1965

Coughlan— para que los EE.UU., que

combatieron al comunismo en el medio

oriente, descubran que se les había colado por

el patio trasero. Y la causa es que hay un

descontento social masivo.

Uno oye lo mismo dicho de diferente manera, por gente muy diversa: un maduro diplomático brasileño, un imberbe líder estudiantil argentino de izquierda, un economista colombiano de la clase media, un abogado uruguayo radical, y hasta aquel “sabelotodo” proverbial, el chofer de taxi. Casi todos, excepto los izquierdistas (para quienes Castro es una bendición indiscutible), tienden a creer que el dictador cubano es cuando menos, una bendición a medias, encarnación del accidente histórico que despertó a la realidad actual al gobierno de los EE.UU. y también a muchos entre las clases gobernantes tradicionales de la América Latina (Coughlan, 1961-09-04, p. 45).

La causa histórica está en la

explotación, el hambre y la miseria extrema.

A comienzos de los años sesenta se hacen

evidentes las demandas sociales

impostergables, a la par que la lucha contra

los rezagos del colonialismo sigue allí. No

obstante, las clases medias han impulsado

propuestas nacionalistas. Es claro que

América Latina constituye un precioso

mercado para los países industrializados, con

sus proyectos de construcción de presas y

ferrocarriles, para invertir en títulos del

Estado, inmiscuirse en política, sobornar a los

gobernantes y maquinar con ellos, y a veces

enviar unidades navales a bombardear

puertos cuando dichos títulos no son pagados

o los gobernantes no cumplan sus

compromisos. Las afirmaciones son, por

decir lo menos, descarnadas.

A los latinoamericanos les causa profundo resentimiento que los extranjeros posean tanto de todo en sus países: las mejores minas, las más importantes compañías de transporte y embarque, los más grandes y mejores edificios de oficinas, y hasta algunos de los más grandes y mejores latifundios. Estos agraviados nacionalistas, entre los cuales hay muchos trabajadores corrientes, buscan la forma de impedir que el resto del mundo los siga considerando como gente más o menos atrasada, y a sus países como naciones de segunda categoría. Algunos de los países más grandes, especialmente el Brasil, empiezan a imbuirse de un sentido de “destino manifiesto”, casi comparable al de los EE.UU. en la década de 1840. Quieren adelantarse rápidamente, pero de acuerdo con sus propias ideas. Entretanto tienden a ser súper

215 Los trazos del poder en la posguerra

sensibles en lo relativo a su dignidad y derechos nacionales, intolerantes respecto de las objeciones, iracundos ante el fracaso y, en general, poco razonables (Coughlan, 1961-09-04, p. 46).

Los latinoamericanos son

presentados, pues, como resentidos, y a Fidel

Castro le es atribuido el papel de “malo” que

no solo desoye la política de los EE.UU. hacia

América Latina, sino que además constituye

una verdadera amenaza para esta última. Este

miedo a que seudo-revoluciones se apoderen

de las democracias latinoamericanas es una

de las permanentes preocupaciones de LIFE

en Español. Castro es, con su revolución, el

sujeto disidente por excelencia para la revista,

siendo su historia y su postura la comidilla

que alimenta la imagen elaborada por ella

sobre la expansión comunista en general.

Esto no significa que Castro, o que una revolución de tipo cubano, probablemente “se apodere de la América Latina” en ningún sentido literal. El orgullo nacional es demasiado fuerte en esos países para que ningún dirigente político vaya muy lejos apareciendo como simple discípulo o imitador de un extranjero… cualquier extranjero (…).

Lo que significa es que Castro ha hecho que esas revoluciones parezcan posibles, practicables. Él la ha realizado. Por tanto los otros pueden hacerla (…). Para el visitante que cree en las soluciones democráticas, es asombroso sentarse a charlar, por ejemplo, con los dirigentes estudiantiles de la Universidad de San Marcos en Lima, Perú —buenos y corteses muchachos cuando no están apedreando algún político prominente de los EE.UU. que visita el país— y oírles explicar, tranquilamente, con gran paciencia, convicción y naturalidad, que en el Perú hay que hacer una revolución. O hablar con Domingo Alberto Rangel, jefe del partido izquierdista venezolano M.I.R., y oírle explicar sus planes para un golpe de tipo castrista que incluye la colaboración temporal con izquierdistas moderados y liberales, los que serán liquidados después, “si se cruzan en el camino”, concepto que adquiere especial elocuencia cuando se observa la culata del revólver que asoma de uno de sus bolsillos (Coughlan, 1961-09-04, p. 46).

La imagen de estudiantes armados es

altamente significativa, al igual que el hecho

de hacer veladamente énfasis en la agresión

sufrida por Richard Nixon. LIFE en Español

reconoce los problemas económicos de

América Latina y los errores de los EE.UU.,

sin embargo insiste en no simplemente

quedarse en lo meramente reivindicativo,

sino en tratar de entender el efecto del choque

216 Revista LIFE en Español, 1955-1965

de distintas idiosincrasias en el continente.

Con tal propósito, Coughlan cita al

colombiano Alfonso López Michelsen.

Como dice Alfonso López Michelsen, jefe del Partido Liberal de Colombia, de tendencia izquierdista, “nuestra clase rica no sabe realmente lo que es el comunismo. Si una criada roba los cubiertos, los amos la acusan de comunista. Del mismo modo, el 90% de la gente en la América Latina no tiene ni la más vaga idea de lo que ustedes entienden por capitalismo, la clase de capitalismo que ustedes tienen en EE.UU. Para ellos, con su experiencia con sus propios capitalistas así como con algunos de los de ustedes, la palabra simplemente significa explotación” (Coughlan, 1961-09-04, p. 50).

Con una Iglesia Católica que empieza

a jugar un papel de crítica y de compromiso

con los pobres era probable que las tensiones

y disidencias aumentaran. Indica Coughlan:

“el gobierno norteamericano tendría que

aprender a convivir con gobiernos

latinoamericanos de criterio muy

independiente” (Coughlan, 1961-09-04, p.

52). La tras-escena recomienda resignación;

la rica idiosincrasia latinoamericana es algo

molesto, pero debe ser tolerada en aras de

honrar las imprescindibles metas de la

supremacía global y económica.

Saldo sangriento y aleccionador

Tal vez ninguna de las imágenes

presentadas por LIFE en Español entre 1955

y 1965 sea tan desgarradora, tan dramática,

como las que aparecen en su número del 18

de marzo de 1963. Sobre hechizas mesas de

madera, en un patio apenas aislado por una

hirsuta empalizada de guadua, yacen más de

diez cadáveres humanos, entre hombres y

mujeres, niños y niñas, algunos con el torso

denudo, otros más sin prenda alguna; buena

parte de ellos conserva los ojos abiertos, y,

como ejemplo del paroxismo de la matanza,

una de estas víctimas mortales es una mujer

que parece que se encontraba en estado de

embarazo (figura 63). Todos ellos son

víctimas de la Violencia en Colombia, en su

caso personas que nada tenían que ver con la

disputa partidista. En el campo la situación no

tenía límites, la aniquilación del otro era la

enseña de esta tragedia.

217 Los trazos del poder en la posguerra

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219 Los trazos del poder en la posguerra

James B. Canel, el articulista en este

caso, se da a la tarea de interpretar la situación

del país suramericano, valiéndose para el

efecto de los resultados de la investigación

emprendida desde la Universidad Nacional de

Colombia por Germán Guzmán, Orlando Fals

Borda y Eduardo Umaña Luna. Sobre el

trabajo de estos autores Canel comenta lo

siguiente:

El título del libro cuya portada aparece arriba se imprimió en rojo. Y en rojo, rojo de sangre, se escribió y se sigue escribiendo un trágico capítulo de la Historia de Colombia conocido por el casi eufemístico nombre de La Violencia. Eufemístico porque no refleja cabalmente el extravió inconcebible y brutal que es su principal característica. La obra La Violencia en Colombia, que ya llega a su tercera edición, describe por primera vez con todos sus espeluznantes detalles la realidad desnuda de la violencia que en 15 años ya ha causado más de 200.000 muertes, como las de las mujeres y niños que aparecen en la foto a la izquierda. Con premeditada intención, los autores han querido agitar a la opinión colombiana y conmover a los apáticos dando a la violencia todo su siniestro significado (Canel, 1963-03-18, pág. 25).

29 Una síntesis de dicho análisis puede ser encontrada en el siguiente fragmento:

Figura 64. Bandoleros. Grupos armados, en el que hay un niño, son actores de la violencia en Colombia (Canel, 1963-03-18, págs. 24-25).

En el artículo de Canel resulta

llamativa la imagen de un niño (figura 64), de

no más de doce años, que es presentado allí

como uno de los bandoleros, y quien, en

postura castrense y mirada fija en la nada,

refleja un hieratismo que choca de entrada

con cualquier insinuación de candor infantil.

Situaciones como esta, de acuerdo a lo

expuesto por el articulista, son puestas de

manifiesto con el análisis jurídico de Umaña

y sociológico de Fals Borda, que recae a su

vez sobre los datos recogidos por Germán

Guzmán mientras era párroco en Líbano-

Tolima29. Canel, por su parte, hace mención

220 Revista LIFE en Español, 1955-1965

de la polémica desatada con la publicación

del libro (figura 65).

Del relato se desprende que la acusación principal pesa sobre el partido Conservador. Altos dirigentes del Partido Liberal elogian la obra como un trabajo objetivo, valioso y valiente. El diario El Siglo, que refleja la opinión del sector laureanista del partido conservador, contesta: “Un libro sectario. Los fines partidistas de quienes escribieron La Violencia en Colombia, un sociólogo protestante, un abogado liberal y un cura párroco católico, le quitan toda respetabilidad a la obra.” Otros voceros conservadores lo han condenado en términos aún más fuertes. (…) El Ejército y la policía también se hallaban envueltos en la controversia. El documento acusa, especialmente a la policía de haber sido instrumento político del gobierno en la represión que provocó la violencia. Oscurece aún más el panorama un informe secreto —posteriormente publicado por el diario liberal El Espectador— del Coronel Álvaro Valencia Tobar, comandante de la Escuela de Infantería de Bogotá, y en el que dicho militar tácitamente acepta la acusación de que la policía y el

“Una equivocada estrategia política enfrentó ferozmente los partidos tradicionales al prospectar la campaña electoral de 1949 basándola en tres factores determinantes: a) Estabilización del grupo conservador en el poder, con exclusión violenta del contendor liberal. b) Utilización de la policía en una campaña de persecución, innegablemente pensada y planeada desde altas esferas de gobierno. c) Declaración de la resistencia civil por el partido liberal perseguido, la que pronto se tradujo en acción de grupos armados. Gestados así el conflicto, la afloración lógica, inevitable era el choque, la violencia. ¿El pueblo, en este caso el campesinado, inició la violencia? No pudo ser. ¿Gobierno y dirigentes se confabularon involuntariamente por un raro fenómeno de tangencia para victimar al pueblo? El morbo abarca todo el país que ve despavorido la comisión progresiva de delitos no solamente atroces sino inimaginables” (Guzmán Campos, Fals Borda, & Umaña Luna, 1980, pág. 43).

Ejército fueron empleados como arma política por los conservadores cuando ejercía el poder. La opinión del coronel Valencia Tobar ha causado un nuevo revuelo en círculos conservadores donde se inculpa al Ministro de Guerra, mayor general Alberto Ruiz Novoa, de permitir la infiltración política en el cuerpo de oficiales. Este lo ha negado (Canel, 1963-03-18, pág. 25).

Figura 65. Análisis. Portada de un libro que examina a fondo la causa y el efecto del drama colombiano (Canel, 1963-03-18, pág. 25).

221 Los trazos del poder en la posguerra

Canel alude a los casos de los

dirigentes campesinos en Colombia, algunos

de ellos mencionados con cierto detalle:

Dúmar Aljure, Jacinto Cruz (Sangre Negra) y

Chispas. En este punto el articulista presenta

el trasfondo de lo sucedido, en donde aspectos

tales como la el caudillismo, la inestabilidad

social y el inoportuno y a veces despótico

proceder del Estado dieron nuevo impulso a

la tragedia.

En 1953 el entonces endiosado general Gustavo Rojas Pinilla, que surgió como salvador de la patria para luego convertirse en tiranuelo, aprobó una amnistía en que miles de guerrilleros depusieron las armas, confiados en las promesas del gobierno, y la violencia quedó reducida a unos focos en el Tolima. Pero ya acostumbrados a la vida de guerrilleros, y desilusionados con el gobierno y sus promesas, los alzados necesitaron tan solo una chispa para volver a tomar las armas. La chispa fue la matanza de varios campesinos por miembros del Ejército en noviembre de 1954 que desató la segunda ola de violencia relatada por monseñor Guzmán (Canel, 1963-03-18, pág. 27).

Este frenesí de la lucha partidista,

muestra Canel citando a Guzmán, Fals Borda

y Umaña, no puede ser solucionado

simplemente suprimiendo al otro. Más aún,

allí se alude al honor, al sufrimiento y al

desarraigo como aspectos que en sentido

estricto alimentan el conflicto:

Más adelante escribe Monseñor Guzmán: “No faltará algún prócer de heroísmo retardado que de cómo solución salomónica matarlos [a los bandoleros]. ¡No! Lo humano, lo colombiano y lo cristiano no es tratar de regenerarlos… Al hacer una ponderación imparcial de los acontecimientos queda para el hombre honrado la certeza de que en la mayoría de los jefes guerrilleros y de pandilla obra casi siempre como causa determinante de su actuación y de su degeneración criminógena un impacto recibido, un golpe contra el honor de sus mujeres, sangre de los suyos derramada, incendio, robo. Su actitud se explica como una reacción feroz, como una brutal respuesta al crimen con el crimen” (Canel, 1963-03-18, pág. 27).

Pero hay algo que para Canel se

esconde detrás de esta violencia desastrosa,

una inquietud que no es del caso obviar:

Cabe la pregunta: Si sigue la violencia ¿no convertirá a Colombia en terreno fértil para el comunismo de tipo castrista? Si surge un dirigente con el carisma de que escribe el doctor Fals Borda ¿podrá unir a los bandoleros-guerrilleros en un movimiento francamente comunista? ¿No sería lógico pensar que los bandoleros armados aceptarían con entusiasmo la

222 Revista LIFE en Español, 1955-1965

oportunidad de poder disfrazar de legales a sus actividades criminales? (Canel, 1963-03-18, pág. 27)

E el sentir de Canel, la lucha

guerrillera y de bandoleros en Colombia es un

polvorín idóneo para el asentamiento del

comunismo. De hecho, no se exime de

comentar un suceso que parece apuntar en esa

dirección: “La influencia comunista ha ido

desapareciendo, pero cuando el Ejercito dio

muerte a Chispas hace pocas semanas, este

bandolero de los más temibles llevaba un

fusil, una pistola automática, dos granadas y

una fotografía de Ernesto Guevara (a)

“Che”” (Canel, 1963-03-18, pág. 27). El

análisis de este ecfrástico relato es

paradigmático. Canel y LIFE en Español le

otorgan notoria importancia; metidos en la

selva y la niebla, los reporteros registran las

acciones del ejército; “bandoleros”,

30 Al respecto comentaba monseñor Builes, citado en La violencia en Colombia: “¿Por ventura se registran estos hechos entre los salvajes? ¿O siquiera entre caníbales? ¿Qué deidad diabólica cierne sus negras alas sobre Colombia? ¿En qué país del hemisferio occidental o en el mundo entero se registran semejantes crueldades obedeciendo a una consigna infernal? En ninguna parte. Solo en Colombia están ocurriendo tan abominables hechos. Violaciones de las vírgenes y de las mujeres que caen en las garras de estos vampiros de la virtud; profanación y muerte de los sacerdotes; miembros mutilados, lenguas y ojos arrancados, extremidades cortadas por partículas, entrañas abiertas a barbera y machete, cabezas cortadas, pies y rostros desollados; hombres, mujeres y niños crucificados, bienes materiales robados y reducidos a pavesas; templos, imágenes, objetos sagrados sacrílegamente profanados. El infierno en la tierra, sin mano fuerte que contenga eficazmente la avalancha y vengue la justicia de tan horrenda manera violada” (Guzmán Campos, Fals Borda, & Umaña Luna, 1980, pág. 113).

“forajidos” y “guerrilleros” son acorralados

por ellos. Muchos cabecillas han sido dados

de baja, incluso los más temidos. Canel

encuentra una muestra de la violencia en las

palabras del líder Jorge Eliecer Gaitán,

reproducidas en La violencia en Colombia y

retomadas en el artículo.

Si avanzo, seguidme; si retrocedo, empujadme; si os traiciono, matadme; si muero, vengadme (Canel, 1963-03-

18, pág. 26).

En la tras-escena se construye una

imagen sobre los bandoleros que tomaron las

armas en Colombia como sujetos disidentes

frente a la democracia, y también frente a la

civilización30. El articulista y LIFE en

Español apelan a fuentes de actualidad.

También las posturas religiosas de los

articulistas (en este caso Canel) dan un cuadro

223 Los trazos del poder en la posguerra adicional a tal disidencia. El drama

colombiano es otra prueba de lo que puede

traer el comunismo, eso puede leerse detrás

del trabajo desplegado por LIFE en Español,

sus articulistas y fotógrafos, que a través de

premeditados ícono-textos documentaron

para el mundo lo sucedido casi que en tiempo

real. Es como si indicara, parafraseando a

Marx, que “un fantasma recorre América”.

La universidad: política o estudio

LIFE en Español hace una mirada

cuidadosa de lo que ocurre en América

Latina. Sus editoriales y artículos revelan una

multifacética descripción: partidos,

facciones, grupos, líderes. En la descripción

hay un interés especial en lo que ocurre con la

inteligencia. En septiembre de 1963 la revista

pareciera denunciar la “exagerada” acción

política que se da en las universidades

latinoamericanas. Envía al fotógrafo Joseph

Fabry a la Universidad Central de Venezuela

para captar el ambiente de agitación y de

infiltración política. El artículo muestra las

tendencias de izquierda y derecha en franca

oposición.

De allí pasa a caracterizar, con sus

respectivos nombres y apellidos, a ocho de los

más destacados dirigentes políticos de la

mencionada institución educativa. Los

presenta con sus propias palabras:

Freddy Muñoz: “de 30 años, alumno

de Ciencias Económicas, es hoy miembro del

Partido Comunista y acaba de ser elegido

Presidente de la F.C.U. Para Muñoz, “solo

los comunistas y en general las izquierdas,

ofrecen a la juventud y al pueblo un

programa de transformaciones…”” (LIFE,

1963-09-02, pág. 12).

Juvencio Pulgar: “Alumno de la

Facultad de Humanidades y delegado al

consejo universitario para el período 1963-

1964, Juvencio Pulgar dice que los

estudiantes se han revelado “contra las

violaciones de la Constitución, los atropellos

a la libertad de prensa, y las torturas en las

cárceles…”” (pág. Ibíd.).

224 Revista LIFE en Español, 1955-1965

Adolfo Herrera: “El izquierdismo en

nuestra universidad, como en todas las del

país, y en general en Latinoamérica, es

producto de la toma de conciencia sobre los

problemas que aquejan a nuestro pueblo. La

mediatización económica… las injusticias

sociales, obligan a los universitarios a la

lucha por un futuro mejor…”” (pág. Ibíd.).

Julio Escalona: “Para Julio Escalona

“el movimiento estudiantil ha venido

constituyendo en las universidades un factor

importante de progreso.” Miembro del

Movimiento dela Izquierda Revolucionaria

(M.I.R.), Escalona expresa que una de las

características fundamentales de su grupo ha

sido “la de saber combinar las labores de

estudio e investigación con las luchas del

pueblo por la liberación de la opresión… del

imperialismo yanqui” (pág. Ibíd.).

Hilarión Cardozo: “Ex vicepresidente

de la F.C.U., Hilarión Cardozo, del Comité

Organización Político Electoral

Independiente (COPEI) refleja la posición de

ese grupo Demócrata Cristiano que se

propone reducir la política en la universidad.

“Nuestro lema, dice, es menos política en la

educación y más educación en la política””

(LIFE, 1963-09-02, pág. 13).

Aulio Padrón: “Hay en la universidad

una gran masa independiente de la que es

parte Aulio Padrón Schiaffino, estudiante de

medicina, quien afirma: “Mientras la

oposición de extrema izquierda está

aprovechando la autonomía y la pasividad …

de los estudiantes independientes para

combatir al gobierno … y asegurar un tipo de

universidad apta para respaldar un golpe de

estado fidelista … un frente cristiano …

aglutina a gran parte de la juventud … con la

finalidad de sembrar ideas sociales que

neutralizan pacíficamente a los marxistas …

El estudiantado independiente es la tercera

fuerza …”” (pág. Ibíd.).

Álvaro Páez Pumar: “Miembro

también del COPEI y vicepresidente electo de

la F.C.U., Álvaro Páez Pumar juzga a la

225 Los trazos del poder en la posguerra universidad “como una comunidad de…

profesores, estudiantes y egresados, intima e

indisolublemente unida a la realización de su

esencia: el saber.” Para Páez Pumar, “su

función más importante… es la búsqueda de

la verdad”” (pág. Ibíd.).

Ítalo Segnini: “La política debe existir

en el recinto universitario solo como una

ciencia, dice Ítalo Segnini también

independiente. La universidad solo admite la

discusión ideológica y principista de las

grandes cuestiones de la política, más no la

baja y vulgar activista proselitista” (pág.

Ibíd.).

¿Con qué objeto recoger estas

intervenciones de estudiantes de forma tan

precisa? ¿Funge acaso el artículo como una

denuncia? ¿Se busca acaso develar

ideologías, o quizás América Latina también

ha sucumbido ante el macartismo? Haciendo

una lectura transversal de varios artículos de

LIFE en Español sobre el tema del

nacionalismo en la región, y de su correlación

con el comunismo, queda patente cómo este

en particular desfila en la tras-escena como

legado de la desconfianza que alimenta la

revista, e inevitablemente cae en un

maniqueísmo insondable e impasible.

Mientras que por un lado LIFE en Español

exalta a los estudiantes que en su sentir son

auténticos demócratas, por el otro critica al

“revolucionario profesional”, que vive en las

universidades sin graduarse, y que, considera,

no entiende el papel de la educación como

formadora de hombres libres. La polarización

aquí no solo divide, sino que a su vez

homogeneiza la opinión y allana el camino

para la difusión de una heteronomía

simbólica con ropajes de democracia y

libertad.

Derrota roja en Los Andes

En 1964, LIFE en Español se ocupó

una vez más del tema de la Violencia en

Colombia, presentando en uno de sus

números del mes de agosto lo que llamó

“Derrota roja en los Andes”. Se refiere el

226 Revista LIFE en Español, 1955-1965

artículo a la operación militar con la que el

ejército colombiano abatió la llamada

“República Independiente”, liderada por el

entonces joven campesino Pedro Antonio

Marín, alias “Tiro Fijo”31.

Figura 66. Con su bandera, uno de los niños de la zona se apresura a subir al helicóptero. Como no cabían todos, se los dividió en tres grupos, y estaban tan entusiasmados que fue muy difícil hacer que permanecieran tranquilos (LIFE, 1964-08-17, pág. 32).

La información textual abarca apenas

un cuarto de página, ya que el resto del

artículo está compuesto por un amplio

31 Este personaje es descrito por Guzmán, Fals Borda y Umaña (1980) de la siguiente manera: “El 9 de abril de 1948, como ocurrió con los presos en muchas partes, se fuga de la Penitenciaría de Ibagué un elemento que cambia su nombre por el de “Tirofijo”, para despistar a la justicia y las tropas. El facineroso se ubica en las montañas del Castel, hacienda del Horizonte, municipio de Aipe (Huila), y con innegable habilidad seduce a José Leal (“Girardot”), Reinaldo Pérez (“Carasucia”) y Cicerón Murillo (“La Hipa”), campesinos de la región” (pág. 40).

número de imágenes. Entre ellas cabe hacer

mención de aquellas en que se ve a efectivos

del ejército tomando la zona e implantando la

bandera colombiana. Estas fotografías,

tomadas por Joseph Fabry, recogen a su vez

el momento en que el teniente coronel

Matallana rinde informe al mayor general

Rebeiz Pizarro sobre lo sucedido, y también

retratan a niños sonrientes subiendo a un

helicóptero (figura 66).

¿Por qué LIFE en Español da tanto

despliegue a esta operación, que podría

considerarse una acción interna sin mayor

interés para el pueblo latinoamericano? La

clave está en una de las imágenes. El material

de propaganda comunista abandonado por los

guerrilleros y que no sucumbió al incendio

provocado por ellos previo a la huida.

Elementos de origen chino y soviético semi

chamuscados aparecen en la fotografía como

227 Los trazos del poder en la posguerra prueba fehaciente del carácter comunista de

la guerrilla puesta en retirada (figura 67).

Según el texto:

Tiro Fijo incendió las chozas y huyó, y los expedicionarios izaron la bandera de Colombia (…). Acorralado en un cañón con 50 u 80 hombres, Tiro Fijo todavía causó seis bajas al Ejército, pero la fase de la operación —cuyo costo total se calcula en 30 millones de dólares— prácticamente había concluido. Seguirá la fase cívica y de emancipación económica de los campesinos (LIFE, 1964-08-17, pág. 26).

Figura 67. Este material de propaganda comunista fue abandonado por los fugitivos. Hay pruebas de que Fidel Castro dio dinero a Tiro Fijo para comprar armas, y su consejero Lister solía ir a la Habana en busca de instrucciones (LIFE, 1964-08-17, pág. 29).

Como lo relata LIFE en Español, la

acción fue contundente. Se invirtieron 3500

hombres y 30 millones de dólares para

combatir a la guerrilla. Así describe la revista

lo sucedido:

Marquetalia, reducto de Pedro Antonio Marín, de 34 años, más conocido como “Tiro Fijo”, y de su

asesor político, Isauro Yosa alias “Lister”, comunista colombiano vinculado con Fidel Castro. Tiro Fijo ingresó en una guerrilla en la década de 1950, y en 1960 formó una propia. Se apoderó de una hacienda ubicada al pie del Nevado del Huila y desde allí, a una hora de vuelo de Bogotá, empezó a ensanchar sus dominios hasta abarcar una zona de 3.600 Km2 con 6.000 habitantes. Inmediatamente creó células comunistas para adoctrinar a los campesinos, ocupó las haciendas cercanas e impuso tributos hasta del 30% de la producción agrícola. Marquetalia en cambio no pagaba impuestos al gobierno, y ni policías ni militares e atrevían a poner un pie en su territorio. Pero en diciembre, Tiro Fijo, a quien se le atribuyen más de doscientos asesinatos, mató a seis soldados. Esta fue la gota que colmó el vaso (LIFE, 1964-08-17, pág. 26).

Además de las chozas incendiadas, de

los soldados, de la población del sector y de

otras secuencias de la operación, es de

destacar un ícono-texto en el que se ve la

bandera nacional ondeando en un alto tronco

podado de sus ramas, junto con soldados que

la custodian. He allí el punto central de esta

representación ecfrástica: el Estado

retomando el control, haciendo valer su

ejercicio en el monopolio de la fuerza en un

territorio otrora dominado por la

228 Revista LIFE en Español, 1955-1965

insubordinación comunista (figura 68). Esto

fue, según deja ver LIFE en Español, una

acción espectacular, propia de las

producciones cinematográficas actuales.

Figura 68. Símbolo de la emancipación, la bandera colombiana ondea sobre el centro del terror rojo, cerca del Nevado del Huila. La enseña se izó oficialmente días después, en presencia de altos funcionarios. Tiro Fijo huyó hacia las montañas (LIFE, 1964-08-17, págs. 26-27).

El teniente coronel Matallana y

Gabriel Rebeiz Pizarro, este último

comandante de las fuerzas armadas,

dirigieron la operación. Guerrilla, armas,

apoyo extranjero, adoctrinamiento

comunista: la conflagración ya no es

simplemente nacional, sino un capítulo más

de la Guerra Fría.

Posteriormente, en febrero de 1965, la

revista publicó un documento histórico para

Colombia en sus Cartas a la redacción. Dos

protagonistas de lo sucedido en Marquetalia

dan por separado su versión de los hechos. Se

trata, nada más y nada menos, que de Manuel

Marulanda Vélez —designándose como

“Comandante de la resistencia”— y Alberto

Ruiz Novoa, Ministro de Guerra. El primero

comenta lo siguiente:

Señores: Su muy leída Revista, en su entrega del 17 de Agosto de 1964, dedica cinco páginas de sensacionalismo gráfico a nuestra imbatible Marquetalia. La información gráfica dice muy poco. En cambio los 80 lingotes de texto dicen mucho, o mejor, ponen de relieve la magnitud de la estafa que su

229 Los trazos del poder en la posguerra

corresponsal hace a la revista… Esta carta abierta no es una protesta por las publicaciones, por lo que quieran decir y escribir sus corresponsales y agentes, no. Es para reivindicar la tradición de decencia periodística que ha caracterizado a LIFE en Español, tradición menguada ahora con la sarta de mentiras y sensacionalismo amarillo bajo el título “Derrota Roja en los Andes”, que no ha sido derrota sino victoria. Con la “Operación Marquetalia” ha crecido el movimiento revolucionario colombiano. Por eso convendría titular esta carta así: “Otra Victoria Roja en los Andes” (negrilla fuera del texto original) (LIFE, 1965-02-01, pág. 3).

El segundo, por su parte, comenta:

Señores: La forma destacada y objetiva como se pone de relieve el éxito de los métodos de Acción Cívico-Militar empleados para el restablecimiento del orden y la legalidad en sectores seriamente afectados por la violencia, constituye un estímulo para continuar con la tarea en que se hallan empeñados el Gobierno y las Fuerzas Armadas, cual es la de devolver al país el sosiego y la paz que requiere la etapa de progreso que anhelan los colombianos, mediante el acercamiento y ayuda a las clases menos favorecidas (negrilla fuera del texto original) (LIFE, 1965-02-01, pág. 3).

Puede medirse con esto la importancia

que diversos sectores de América Latina

daban a LIFE en Español, tanto anuentes

como disidentes. Con todo, más que la mera

recolección de relatos sobre el suceso de

Marquetalia, en la tras-escena es de observar

la forma en que la revista teje ecfrásticamente

una historia sobre la derrota roja, que no

meramente absorbe dentro de sí los

cubrimientos previos sobre la situación

colombiana, sino que, antes bien, funda un

régimen discursivo que juega incluso con

bemoles, arpegios y contradicciones. La

historia de millones de muertos y medio siglo

de enfrentamientos empezaba aquí como

correlato de la Guerra Fría, pero en el fragor

del giro ecfrástico nunca se desmarcaría del

peso simbólico de los fenómenos de la

violencia bipartidista, el tercermundismo y la

condena geográfica.

3.2. Escena central: una otredad

intolerable

Con posterioridad a la desafortunada

visita que hiciera el vicepresidente

norteamericano Richard Nixon a América

Latina, LIFE en Español preparó una

230 Revista LIFE en Español, 1955-1965

encuesta en seis ciudades latinoamericanas a

fin de recoger la opinión de personas de

distintas condiciones sociales sobre los

EE.UU. ¿Qué gravedad tiene la yanquifobia?

¿Cuán profunda es la amistad? Son estas las

preguntas con las que la revista emprende el

estudio, a la par que publica imágenes de

iracundos manifestantes en Caracas y de

niños que enarbolan banderas de los EE.UU.

en Quito. La encuesta se realizó puerta a

puerta, y las respuestas fueron clasificadas

según la clase social de los encuestados y las

condiciones de sus viviendas.

LIFE en Español analizó las

respuestas de manera general, casi

transcribiendo los mismos resultados

cuantitativos, aunque arribó a una serie de

conclusiones que colindan con el fenómeno

de la Guerra Fría. Al preguntarse por los

sucesos que formaron la opinión sobre los

EE.UU., presenta una clasificación de los

mismos según momentos tipológicos,

reforzados con la revisión de eventos

concretos que han marcado las relaciones

entre EE.UU. y los países latinoamericanos:

1. La era de la “animosidad”, que

abarca desde el hundimiento del USS Maine

en la Bahía de la Habana en 1898, siguiendo

con la intervención contra las tropas

colombianas para apoderarse del Canal de

Panamá (1903-1904), pasando por el

desembarco de tropas en Nicaragua y México

y la bandera yanqui ondeando en Venezuela.

2. En segundo término, la época de la

Buena Vecindad, con Franklin Delano

Roosevelt, en la que se inscriben los pactos

comerciales con Brasil suscritos en 1935, la

Conferencia Interamericana de Paz en 1936 y

los envíos de tropas brasileras a Italia en 1944

o colombianas a Corea en 1953.

3. Por último, la “década difícil”,

relativa a eventos tales como la inserción del

comunismo en Guatemala, la imagen de los

venezolanos golpeando el vehículo en que se

desplazaba Richard Nixon durante su visita y

231 Los trazos del poder en la posguerra la agresividad mostrada por varios

estudiantes universitarios latinoamericanos.

En los comentarios de la revista se

trata de establecer un “índice de amistad”

entre EE.UU. y América Latina. Se concluye

que la mayoría de los encuestados considera

al país del norte como un “buen vecino”, que

el ataque a Nixon fue perpetrado por una

minoría, que la vista de él le hizo bien a las

relaciones entre los países del continente y

que la gran mayoría quiere que continúe la

inversión de las empresas norteamericanas en

la región. Con todo, para la revista hay un

motivo de especial preocupación, el cual tiene

que ver con la neutralidad mostrada en

términos generales por los entrevistados en lo

que atañe a la pugna entre Oriente y

Occidente.

En la encuesta realizada en seis capitales latinoamericanas por encargo de LIFE en Español, aparecen pruebas inequívocas de que esos pueblos aún consideran "buen vecino" a los EE.UU. Pero también se ven alarmantes indicios de que en las relaciones entre ésta y aquella república se han operado un cambio ominoso y fundamental: hay una

marcada tendencia de la América Latina hacia una actitud de neutralidad en la guerra fría entre las dictaduras comunistas y los aliados occidentales. Si esto es exacta de los EE.UU. deben admitir que el deterioro de sus relaciones con los pone latinoamericanas quizás tenga proporciones más grave de lo que el asunto Nixon pareció indicar. Si el espíritu de neutralidad prevaleciera en la ONU, donde la solidaridad continental ha constituido uno de los baluartes parlamentarios del mundo libre desde fines de la Segunda Guerra Mundial, o si se manifestarse en caso de una tercera contienda armada, crearía enormes dificultades al mundo no comunista (LIFE, 1958-07-28, pág. 14).

Figura 69. ¿Qué gravedad tiene la yanquifobia? (LIFE, 1958-07-28, pág. 12)

Que LIFE en Español emprenda la

costosa realización de una encuesta, puerta

por puerta, muestra su preocupación por la

opinión de los latinoamericanos. Irascibles

manifestantes gritan ante la cámara (figura

69), su descontento con los EE.UU. enciende

232 Revista LIFE en Español, 1955-1965

las alarmas; a la luz de este estado de tensión

continental, resulta claro el interés político de

la revista, en especial el relacionado con las

intenciones de aceptación o no del

comunismo. Esto se hace evidente en el

siguiente fragmento:

Alrededor del 70% de los caraqueños y mexicanos entrevistados no dieron razón para escoger entre la Rusia totalitaria la democrática nación norteamericana. Este sorprendente dato estadístico sólo tiene validez en esos dos centros cosmopolitas. Fuera de las capitales de Venezuela y México, la corriente a favor de la neutralidad tal vez sea todavía más fuerte. En cambio, en Lima sólo el 34% el apoyo mientras que el 54% se mostró partidario de occidente (…). Pero los limeños parecen ser amigos de tomar partido, pues el 8% (incluso el 11% perteneciente la clase media) simpatizan con oriente, lo cual revela un sentimiento favorable a los rojos que no tiene paralelo en ninguna otra ciudad. Excepto en Bogotá, la de neutralidad es la actitud prevaleciente entre las clases humildes. La amistad hacia el occidente es el sentimiento más generalizada de las clases altas, prósperas y cultas (LIFE, 1958-07-28, pág. 15).

No debe perderse de vista la expresión

“favorable a los rojos”, con la cual la revista

refiere las tendencias neutrales, a la vez que

saca a relucir lo concerniente al resentimiento

visto en los países que recientemente han

pasado por dictaduras: Venezuela y

Argentina, algo que a juicio de LIFE en

Español redunda en una caída de la imagen de

los EE.UU. Pero estas afirmaciones no se

sustentan en ninguna cifra o análisis, son

apenas conjeturas esbozadas en el artículo.

Se relata el hecho de que algunas

respuestas parecieran arrojar contradicciones,

observándose así que hubo quienes opinaron

que EE.UU. es un mal vecino pero al tiempo

reclamaron mayor inversión de su parte en la

región. De cualquier manera, preciso es

llamar la atención sobre la conclusión que

extrae LIFE en Español de este ejercicio.

Si los EE.UU. pretenden dominar la economía del América Latina para beneficio propio ¿por qué la mayoría de sus pueblos consideran buenos vecinos y desean más capital norteamericano? ¿El grado de neutralidad observada por los investigadores significa que los países de la América Latina se cruzarían de brazos y dirían "nada tenemos que ver con eso", en caso de una guerra entre occidente y el bloque comunista? El tono de los comentarios hechos en las seis capitales [México D.F., Caracas, Bogotá, Lima, Montevideo, Buenos Aires] parece revelar menos

233 Los trazos del poder en la posguerra

odio hacia los EE.UU. que descontento con las condiciones prevalecientes en América latina, y un deseo de ser tratadas en un plano nacional de igualdad de adquirir independencia económica. El consenso público parece ser que la ayuda económica de los EE.UU. es fluctuante y poco práctica; que el norteamericano se muestra a menudo ignorante de las costumbres del país, y no tiene en cuenta su dignidad; que aprecia más [l]a habilidad mercantil que la cultura, y que es dado a adoptar actitudes de condescendencia y superioridad. Por otro lado, los comentarios sugieren que muchos latinoamericanos no son menos intransigentes, orgullosos, vanos, idealistas y nacionalistas que sus vecinos del Norte (LIFE, 1958-07-28, pág. 18).

En cuanto a la metodología de la

encuesta, es de indicar que las preguntas

preparadas por LIFE en Español no muestran

en algunos casos objetividad, siendo más bien

una forma velada de sugerir las respuestas.

Así, por ejemplo, la pregunta “¿Consideran a

los EE.UU. como un buen vecino o como un

estado imperialista, ambicioso y

entrometido?”, amén de la polarización que

introduce, parece invitar al encuestado a

seleccionar la primera de las opciones. A su

vez, cuando se indaga “¿Se aliaría con los

EE.UU. contra Rusia?, la revista se sorprende

al encontrar que en México el 29%

respondiera “con nadie”, como insinuando

que no se trata de una alternativa válida.

Igualmente, cuando quiere saber “¿A quién

culpan de los ataques de que fue víctima

Nixon en Caracas y Lima?”, se manifiesta

sorpresa al ver que algunos respondan “a

nadie”. También es diciente el que muchos de

los entrevistados no supieran quién es

Richard Nixon, y que ello sea juzgado como

algo inverosímil. Queda, pues, la sensación

de que para LIFE en Español el estar

inmersos en la Guerra Fría excluye por

principio toda forma de neutralidad.

***

LIFE en Español se detiene a analizar

la pobreza latinoamericana. En un artículo de

1962 da cuenta de este problema como clave

para comprender la situación del

subcontinente. Se pregunta: “¿por qué existe

la pobreza?” En Este caso es John K.

Galbraith, diplomático humanitario que

234 Revista LIFE en Español, 1955-1965

aparece en las fotografías de tal artículo

metido en una quebrada saludando a un

habitante de una zona agraria deprimida

(figura 70), quien intenta dar una explicación.

En el horizonte hay tramos emprendidos por

el hombre en su búsqueda de otros mundos,

particularmente de la posibilidad de mejorar

las condiciones de habitabilidad de la tierra.

Figura 70. Descalzo y de pie en el barro, el hombre alto que saluda aquí a una trabajadora de los arrozales es el autor de este artículo, el embajador de los EE.UU. en la India, John Kenneth Galbraith, fotografiado con su hijo (centro), durante una visita a la región de Puri (Galbraith, 1962-08-20, pág. 56).

El problema de la pobreza se encara en forma más desaprensiva. Todos los profetas del lugar común están de acuerdo en que aliviarla es también empresa importante. Pero lo notable es que no nos hemos puesto de acuerdo, ni existe siquiera un verdadero consenso acerca de por qué

hay pobreza. En el curso de los dos últimos siglos se han analizado en términos cada vez más sutiles las fuerzas que influyen sobre el desarrollo económico, o sea el aumento per cápita de los ingresos y el bienestar. Sin excepción, ese debate – sobre los incentivos para el esfuerzo, los medios para estimular el ahorro y la formación de capital, los recursos para promover el adelanto tecnológico – se aplica a sociedades que están en proceso de desarrollo. Pero la característica fundamental de la comunidad minada por la pobreza es precisamente la ausencia de toda tendencia a mejorar. Existe en cambio un estancamiento de la productividad y los ingresos, y esa situación se perpetúa año tras año, de generación en generación (Galbraith, 1962-08-20, pág. 56).

¿Cuáles son las explicaciones

habituales? Una es que se es pobre porque el

pobre lo prefiere; otra es que el país se

mantiene pobre; una tercera, que la pobreza

se debe a la dominación colonial; otra dice

que la pobreza es una consecuencia de la

explotación de clases; también que puede

deberse a la insuficiencia del capital; también

que puede ser consecuencia del exceso de

población; que tiene que ver con la mala

política económica; y, finalmente, que guarda

relación directa con la ignorancia. Todas estas

235 Los trazos del poder en la posguerra explicaciones son refutadas por el autor, con

lo que concluye que la pobreza tiene muchas

causas, tal vez todas las enunciadas, por lo

que resulta irreductible a una sola de ellas.

De la diversidad de causas se deduce que es preciso adoptar un punto de vista ecléctico sobre los remedios. Especialmente, no debemos permitir que ningún dogma determine la receta. Una de nuestras ventajas, por lo menos potenciales, sobre la concepción soviética del desarrollo económico, consiste en que tenemos mayor libertad en lo doctrinario, y por consiguiente mayor capacidad para adaptar los remedios a la causa (Galbraith, 1962-08-20, pág. 59).

El autor recuerda que en Occidente no

puede haber progreso sin justicia social, algo

que supone acertadas políticas públicas,

disposición de los pueblos al progreso, lucha

contra el analfabetismo y la desesperanza.

Con todo, esta reflexión de Galbraith resulta

ser en LIFE en Español apenas un apéndice

de un estudio más profundo emprendido en

1964 por Gilberto Freyre, antropólogo

brasileño. “La lucha no es de clases”, se

intitula su artículo. Bajo este sugestivo título

dicho autor propone una explicación diferente

sobre las causas de la crisis y la pobreza en el

Brasil. Freyre no construye su argumento con

suposiciones, sino con hechos y una serie de

críticas agudas a la propia situación de los

EE.UU. Ante tanta tensión entre buenos y

malos, rojos y azules, refresca el verbo y la

dialéctica desde el sur.

Una crisis en el Brasil resulta, hoy, un acontecimiento de repercusión mundial, y por sus dramáticas manifestaciones es también un acontecimiento, además de importante, raro. No es como una pequeña revolución en un país también pequeño, o como un pronunciamiento cualquiera en una de las repúblicas americanas menores. Pues tales revoluciones y pronunciamientos, frecuentes y de dimensiones modestas, casi siempre caen en la categoría de lo que algunos europeos y norteamericanos consideran pintoresco y típicamente latinoamericano. Más desdeñoso de lo debido respecto a las crisis de adolescencia de los pueblos considerados hoy subdesarrollados, tanto de la América Latina como de otras regiones, esos europeos se olvidan a veces de crisis recientes ocurridas en algunos de sus países, como las originadas por el fascismo, con sus Mussolinis un tanto jocosos, o por el nazismo con sus Hitlers un tanto tragicómicos, y de las provocadas, incluso hoy, en sus vecindades y en países europeos, por el comunismo (Freyre, 1964-05-11, pág. 24).

236 Revista LIFE en Español, 1955-1965

Este artículo lo escribe Freyre con

posterioridad al derrocamiento del presidente

brasilero João Goulart, del Partido

Trabalhista. Cuenta allí cómo después de la

polarización surtida en Brasil, del rechazo

cada vez mayor que suscitaba el comunismo,

y del escalamiento de una crisis que parecía

desembocar en una guerra civil, una coalición

de militares y de civiles de clase media logró

preservar el orden constitucional. Al cabo de

ello vino una fuerte ofensiva de la derecha,

con Humberto Castelo Branco a la cabeza,

que se caracterizó por la quema de libros y el

aliento constante a las masas para salir a las

calles a elevar pancartas y arengas en contra

del comunismo (figura 71).

La postura de Freyre parece tener un

cierto cariz nacionalista, a la vez que resulta

lejana a toda suerte de vinculaciones de la

pobreza latinoamericana con factores

ambientalistas o geográficos. De esta manera,

y apoyado en abundantes conocimientos

históricos, el experto critica las visiones

simplistas sobre el desarrollo, al tiempo que

se encarga de mostrar que, como en el caso de

Brasil, los análisis al respecto no pueden

perder de vista las tensiones e hibridaciones

que enmarcan el espectro de desarrollo. En

ese orden de ideas, la riqueza de un país como

Brasil residiría, según deja ver Freyre, en su

amalgama de razas, en su ímpetu, en su

desarrollo urbano moderno e innegable. Este

progreso no ocurre sin contradicciones y

agudos problemas.

Esa contradicción está más generalizada y es más profunda en el Brasil que en otros países, como característica sociológica y económica de un desarrollo nacional que no siempre se produce en forma armoniosa en todas sus regiones, en todas las actividades y en todos los niveles de la población. Y es una población que incluye tanto descendientes de hidalgos como de esclavos; tanto de cultísimos europeos como de salvajes amerindios y negros animistas. Dentro de este vasto país se tiene la impresión de que algunas poblaciones viven en épocas sociales muy distintas; que mientras algunas rivalizan con las poblaciones de los países desarrollados, otras se asemejan a los de los subdesarrollados; y que algunas se desarrollan, si no a costa de las otras, por lo menos omitiéndolas (Freyre, 1964-05-11, pág. 24).

237 Los trazos del poder en la posguerra

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6).

239 Los trazos del poder en la posguerra

América Latina es entonces una

región de contrastes, donde ciertas zonas se

asemejan a lo mejor de Europa, mientras que

otras están sumidas en el atraso. Según

Freyre, ya no existe en Brasil una aristocracia

territorial, como sí una creciente clase media.

En cuanto a la clase media o, más bien, al conjunto de las diversas clases medias que se han venido formando en el Brasil durante los últimos seis o siete decenios, no constituyó un elemento socioeconómico estático que pudiera tener interés en mantenerse rígidamente conservador de su posición, sino más bien una fuerza dinámica que estática, a la que se han ido sumando incesantemente numerosos elementos jóvenes de las clases obreras y campesinas. Esa ascensión social y económica la han logrado también no pocos hijos y nietos de inmigrantes llegados al Brasil como campesinos y obreros. Algunos en la primera generación, otros en la segunda, se transformaron en brasileños de la clase media, de la misma manera como va ingresando en esa clase un creciente número de jóvenes de los antiguos grupos humanos del Brasil: blancos, negros, amerindios y mestizos de varios tipos (Freyre, 1964-05-11, pág. 25).

En general, en el país la agricultura ha

sido tratada con desprecio, dada una

particular formación por la industrialización

y por los beneficios adquiridos por los

obreros en las ciudades, amén que los

campesinos eran utilizados para labores

extenuantes. La construcción de la

monumental Brasilia en menos de un lustro

determinó un crecimiento de la inflación y la

generación de condiciones de angustia para el

pueblo. El proceso es complejo en Brasil, y ha

tenido también baluarte importante en

términos de la sociología: la familia

patriarcal. Y a pesar de ello, ha permitido

procesos de modernización en la arquitectura,

o el surgimiento de expresiones artísticas de

repercusión internacional.

El Brasil no sólo se enorgullece de su arquitectura y de su arte culinario sino también de su tendencia a adoptar soluciones originales mediante la combinación de elementos opuestos y aparentemente inconciliables que vienen caracterizando otra de sus expresiones culturales: su política, su sociología, sus artes plásticas, su propio futbol, en el que la disciplina del juego anglosajón y brasileño algo se benefició con la dionisiaca danza afrobrasileña (Freyre, 1964-05-11, pág. 27).

Contraponer a las interpretaciones

liberales y simplistas elementos culturales de

la más variada raigambre pareciera ser algo

240 Revista LIFE en Español, 1955-1965

característico de una postura disidente, crítica

y resistente. No obstante, cabría preguntar por

qué una revista de marcado énfasis pro

norteamericano en la Guerra Fría se permite

estos apuntes, que bien podrían concitar

miradas distintas e incluso abiertamente

críticas respecto del modelo que defiende. En

el artículo se ha hilvanado la respuesta: la

abierta postura anticomunista de Freyre. Así,

verbigracia, se observa algo del siguiente

tenor:

Estos campesinos y obreros (…) se están incorporando a la clase media, convirtiéndose en líderes de nuevo tipo, más serios y conscientes de sus responsabilidades que algunos estudiantes hijos de padres ricos e importantes, que pasan por los cursos superiores como playboys, y que a veces, precisamente por serlo, se dejan seducir por agentes comunistas. Siendo así, difícilmente se puede hablar de una clase media brasileña que se oponga resueltamente a cambios sociales favorables a los elementos obreros y campesinos de la población, no pocos de los cuales se están incorporando también a la clase media dándole una especie de vigor sociológicamente híbrido, en el cual las cualidades características de los obreros y campesinos se unen a las de las clases medias (Freyre, 1964-05-11, p. 25).

Se hace mención tácita a los

universitarios de clase alta, que sin ningún

sufrimiento y con una postura más bien

romántica, optan por el cambio. Pero las

posturas de extrema izquierda también han

determinado problemas para el sector rural.

Con el aumento de la inmigración italiana, alemana, y de otros orígenes, y el trabajo libre, pasó a ser una sociedad más democrática, tanto en su estructura económica como en su configuración social, hasta que la agitación comunista llegó con extrema violencia a algunas de esas regiones, fenómeno que se acentuó en los últimos años. (…) Afectados por la agitación, algunos de los agricultores de clase media, abandonando la actividad agraria, afluyendo a las ciudades o dedicándose a la cría de ganado, dejaron de contribuir al equilibrio que se había conservado entre latifundio y agricultura media, entre monocultura y policultura, entre economía agraria y desarrollo urbano (Freyre, 1964-05-11, pág. 26).

En la industria también se hace sentir

el efecto de la contienda ideológica, en donde

la producción nacional, en palabras de Freyre,

se ve beneficiada a segunda banda con el

influjo comunista.

Obsérvese también que desde hacía años se iba estableciendo una alianza aparentemente paradójica entre

241 Los trazos del poder en la posguerra

algunos grandes industriales brasileños de las ciudades, y los líderes comunistas. Los unía el antagonismo, a ellos común, contra el “capital extranjero”, llamado sin distinciones, “capital colonizador” y “capital imperialista” por algunos de esos industriales y por agitadores comunistas, tanto brasileños como extranjeros, designados por sus organizaciones centrales para actuar en el Brasil (Freyre, 1964-05-11, pág. 26).

La grave situación económica

suscitada por la inflación fue aprovechada por

los agitadores castristas en diferentes sectores

del gobierno de Goulart, bajo una pretendida

postura nacionalista auspiciada por la

emergencia gubernamental, la corrupción e

incluso el clero católico. Esto se infiere del

argumento de Freyre.

El señor Helio Jaguaribe, publicista y autor de un interesante libro sobre la actualidad brasileña, pone os puntos sobre las íes al destacar en su obra que los conflictos sociales que agitan al Brasil no son las luchas de clases —de la tantas veces desacreditada sociología marxista— sino más bien luchas dentro de cada clase, entre sectores dinámicos y sectores estáticos, entre fuerzas productivas y fuerzas parasitas. Nada más exacto. Nada más exacto en vista de una historia como la del Brasil, en la que las reformas profundamente revolucionarias han tenido sus mayores campeones y ejecutores en

líderes y en sectores políticos, sociales e ideológicos aparentemente conservadores, los cuales, lógicamente, debieran haberse opuesto a cualquier reforma o cambio radical de la estructura social (Freyre, 1964-05-11, pág. 26).

Freyre, destacado intelectual, escribe

para LIFE en Español y explica de manera

detallada la realidad brasileña, que es en parte

la de América Latina. Sin embargo, su

análisis recibe de entrada en la revista la

credibilidad que le concierne en cuanto crítico

del comunismo. Su criterio nacionalista, ese

mismo visto en otros casos con desconfianza,

interviene en la figuración como rasero que

perfila los rasgos de la disidencia en la región;

sus palabras aglutinan la significación sobre

la discrepancia política, la cosifican, la

transforman en objetividad reductible a los

cálculos de inversión, rentabilidad, y

progreso. Su objetivo fue visibilizar al pobre

“Nordeste, Nordeste”; y para ello siguió el

rastro de la familia patriarcal y su disolución.

Pero sus reflexiones trascendieron en LIFE en

Español el ámbito brasilero; estas llegaron ser

la expresión de un develamiento de la patraña

242 Revista LIFE en Español, 1955-1965

comunista, que so pretexto de ahondar en las

raíces de la miseria humana capitalista,

termina empantanando el escenario con el

discurso sobre la lucha de clases, polarizando

al pueblo y siendo inútil a la hora de ofrecer

soluciones eficaces y realistas. La tozudez y

la vesania aparecen, en suma, como

descriptores de la disidencia latinoamericana.

4. Estética y estéticas

Estética de la otredad

4.2. Los Kennedy: glamour y

sofisticación

4.3. La imagen de los EE.UU.

4.1. Por el re-conocimiento de una vecina

otredad

Escena central

1956-03-12

Escena actual

1956-09-24

1961-06-26

1962-11-12

1963-06-10

1963-08-19

1965-04-26

1960-10-17

1961-02-20

1961-04-17

1962-02-05

1963-05-27

1963-12-23

1958-01-27

1959-08-101959-11-301963-09-30

1964-02-17

1964-02-03

245 Los trazos del poder en la posguerra

Figura 72. Mano en alto en un mitin en Harlem (LIFE, 1963-10-14, pág. portada).

247 Los trazos del poder en la posguerra

La mano de un hombre negro se

levanta en medio de manchas difusas, es

como si pidiera auxilio (figura 72). Esta

imagen aparece en la portada de LIFE en

Español del 14 de octubre de 1963; su

vitalidad gráfica insinúa de entrada angustia,

pero bajo una segunda mirada deja escapar un

cierto aire de convicción y empoderamiento.

Icónicamente, su soledad en el recuadro juega

a doble banda entre el desarraigo y la lucha

colectiva. Entre las sombras esta mano, al

igual que muchas otras de aquella época,

demanda en los EE.UU. igualdad, el suyo es

un gesto de afirmación identitaria y cultural,

y a su turno de combatividad política que

pone de relieve en la escena a los marginados

y oprimidos. Las poblaciones negras, alzadas

en señal de protesta, exigen igualdad y

respeto por sus derechos civiles, exigen en

últimas ser tratados como ciudadanos

norteamericanos.

LIFE en Español presenta los

pormenores de esta lucha de reivindicación

desde distintos ángulos, ofrece a su audiencia

miradas complementarias e indaga por las

apreciaciones sobre esta situación de

intelectuales, escritores y dirigentes. De esta

manera, cubre los graves disturbios y las

minucias del convulsionado ambiente, deja

ver cómo en los estados del Sur, masas

blancas atacan a las poblaciones de negros

que intentan ingresar a la universidad,

transitar en buses o ingresar a tiendas y

demás. También asiste a las largas marchas de

protesta que recorren el país, y las reseña a su

modo con imágenes y contextos. Deja ver a

los dirigentes y sus posturas, retrata a los

perseguidos y sus gestos de tristeza y de

enérgica lucha, todo lo cual, y a lo largo de la

década estudiada, esboza con cadencia

estética una fuerza de cambio que imbuye e

nuevo aire político y social en la posguerra.

Al cabo de décadas de engorroso silencio, las

limitaciones históricas de la democracia

norteamericana se hicieron inocultables;

igualdad y libertad tornaron en clamores que

desbordan su mera consagración normativa e

248 Revista LIFE en Español, 1955-1965

histórica, ahora desfilan hacia su conversión

en referentes para la cotidianidad.

4.1. Por el reconocimiento de una

vecina otredad

Figura 73. La figura central de los acontecimientos, Autherine Lucy, viste la bata que compró para llevar en el dormitorio de la universidad. Aquí aparece en casa de su hermana, en Birmingham, a 93 Km. de Tuscaloosa, trayecto que estaba dispuesta a recorrer todos los días en vista de que se le impedía vivir en la universidad (LIFE, 1956-03-12, pág. 25).

En 1956, una joven negra decidió

hacer efectivo el fallo de la Corte Suprema de

los EE.UU. en relación con la integración en

las escuelas. Se trata de Autherine Juanita

Lucy, quién a pesar de la oposición local e

institucional, consiguió ser admitida por la

Universidad de Alabama. Este hecho desató

la ira de los opositores blancos, que

decidieron impedir el ingreso de la joven y el

de todos los negros a la universidad. El clima

de tensa calma es retratado ecfrásticamente

por LIFE en Español, en cuyas páginas se

puede ver el resultado de la prolongada

confrontación entre la policía y las turbas

enfurecidas. Los profesores se reúnen para

hacer análisis sobre la discriminación, pero su

pronunciamiento no es contundente en

relación con la integración racial. A miss

Lucy se le ve en su habitación, aparentemente

resignada, con la compañía de algunos libros

(figura 73). Debe salir protegida a

dondequiera que va, y los automóviles que la

custodian son apedreados en los pueblos

vecinos.

Desde que la Corte Suprema de EE.UU. dispuso la integración racial en las escuelas de toda la nación (LIFE en Español, 21 de junio de 1954), el Sur había limitado su protesta a meros discursos y maniobras jurídicas. Pero he aquí que el mes pasado, en el corazón del Sur, donde predomina la población negra y es más fuerte el sentimiento de supremacía de los blancos, se produjo la primera explosión de violencia en masa. Fue teatro de los sucesos la Universidad de Alabama, en Tuscaloosa, y la figura central

249 Los trazos del poder en la posguerra

Autherine Juanita Lucy, joven negra de 26 años, estudiante de biblioteconomía. De la noche a la mañana, Miss Lucy pasó del anonimato a una peligrosa fama como símbolo de las aspiraciones de su raza y personificación de cuanto teme y rechaza el Sur “segregacionista” (LIFE, 1956-03-12, pág. 24).

Figura 74. Elementos hostiles —obreros y vecinos de Tuscalosa ajenos a la universidad— predominan en la multitud que espera a Autherine el día de su primera clase. La policía los contuvo cuando ella llegó, pero al salir la muchacha de otra clase, los manifestantes rompieron las ventanillas del auto que ocupaba. El presidente de la universidad culpó de estos actos a los obreros, pero el sindicato de una fábrica cercana exigió que se disculpara y retractara (LIFE, 1956-03-12, pág. 26).

Como hace ver LIFE en Español en la

escena, la preocupación que ronda entre

algunos no tiene tanto que ver con el hecho de

si se admite o no se admite a una negra en la

universidad, como sí con que se ha turbado el

orden. Los medios locales llaman la atención

sobre los desmanes y el ambiente de

problemática efervescencia; la muchedumbre

desafiante, renuente a este trascendental

cambio social, se agolpa para rechazar a la

advenediza y a todo aquel que quiera seguir

sus pasos (figura 74); las directivas

universitarias, de forma timorata, aluden al

deber de brindar educación a todos por igual.

Con todo, en medio de esta discusión entre la

conveniencia de las medidas y el trato

igualitario, el cubrimiento emprendido por la

revista deja ver en la tras-escena que, más

que algo acontecimental, lo sucedido con

Miss Lucy ha dado inicio a una nueva era en

los EE.UU. La joven resiste, las autoridades

federales la respaldan y la policía interviene:

un precedente sobre la estética democrática

de ese país se ha sentado, y con él las bases

para una contienda que, ante todo, destaca por

visibilizar aquello que hasta entonces nadie

quería ver.

Cómo llegó el negro esclavo a América

Abierto el debate sobre la igualdad

racial, y quedando en evidencia la gran brecha

que subsiste entre el texto de la carta

constitucional y la realidad social de los

EE.UU., LIFE en Español refleja su

preocupación por la situación de los negros en

250 Revista LIFE en Español, 1955-1965

los EE.UU., y buscando una respuesta indaga

por su origen.

Figura 75. En un barco negrero que va de la Costa de Oro a las Antillas, los cautivos hacen ejercicio en la cubierta, bajo látigo, para conservarse en buenas condiciones físicas, mientras los del piso inferior, de 1 m. de alto, esperan su turno. Se han tomado precauciones para que no se suiciden los esclavos. Pero algunos (…) logran arrojarse al mar por los agujeros de las redes. Otros se declaran en huelga de “boca cerrada”, pero la tripulación les pone brasas en los labios y “abrebocas” a manera de escoplos, para meterles con un embudo la comida consistente en fríjoles majados (Wallace, 1956-09-24, pág. 48).

En 1956 ello se hizo palmario en un

artículo Robert Wallace. Allí el autor se

pregunta por la llegada del negro al

continente americano, e indica que fue un

suceso que estuvo marcado por la búsqueda

de riquezas, especialmente de oro, al

principio en territorios senegaleses y

angoleños. Comenta que posteriormente se

descubrió que la fuerza de trabajo del negro

era una riqueza muy importante, siendo ese el

motivo que impulsó su tráfico transoceánico,

por lo general en condiciones denigrantes, y

sin tan siquiera poder contar con la opción del

suicidio (figura 75).

Cuando los primeros exploradores

europeos descendieron por la costa occidental

de África, durante los siglos XV y XVI,

encontraron que la esclavitud se hallaba

ampliamente arraigada en una vasta región

que sigue el litoral en una extensión de 6.400

Km., desde el río Senegal hasta los límites

meridionales de Angola. La esclavitud era

una condición normal de vida del aborigen.

Los traficantes, que avanzaron pisando las huellas de los exploradores, dedicáronse en principio a buscar oro y no tardaron en descubrir que con carne humana se podían amasar fortunas mayores. Los primeros europeos que se ocuparon de la trata de esclavos fueron los portugueses y los españoles, quienes desde 1517 acostumbraban a llevar esclavos a sus colonias del Caribe. A medida que se talaban las selvas y aparecían más plantaciones en el Nuevo Mundo, otras naciones se sumaron a este comercio. Ingleses, holandeses y franceses intervinieron

251 Los trazos del poder en la posguerra

en tal empresa, lo mismo en calidad de transportadores de esclavos que de intermediarios; e instalaron factorías por toda la costa occidental africana, para reunir a los esclavos procedentes del interior de África y venderlos a los capitanes de barcos negreros (Wallace, 1956-09-24, pág. 36).

De igual modo, la escena presenta

algunos episodios sobre la historia de los

esclavos en EE.UU. antes y después de la

Guerra de Secesión, y muestra con cierto

detalle el proceso de su liberación.

Casi desde que la trata de esclavos empezó a practicarse, se produjeron contra ella ciertas reacciones morales, tanto en Europa como en las colonias de América. Esas reacciones hubieran liquidado la esclavitud mucho antes, de no haber inventado Eli Whitney, en 1793, su máquina desmontadora de algodón (…). Gracias a la máquina de Whitney ya resultaba práctico cultivar el algodón en una escala gigantesca. Anteriormente, un esclavo necesitaba trabajar ocho horas para despepitar a mano medio kilo de algodón. Con la nueva invención, la misma tarea podía realizarse en unos cuantos minutos. Al ensancharse las plantaciones y convertirse el algodón en el artículo de exportación más importante de los estados del Sur, la demanda de esclavos aumentó. Whitney había ahorrado esfuerzos al desmontador pero, en cambio, había multiplicado los del labriego. La importación de esclavos debía haber terminado en 1807, de acuerdo con una ley del Congreso. Sin embargo, continuó hasta la guerra de

Secesión, en 1861 (Wallace, 1956-09-24, pág. 36).

Varios son los puntos que Wallace

deja sentados en su artículo: 1) quienes

impulsaron la esclavitud fueron portugueses

y españoles; 2) solo en EE.UU. hubo 2

millones de esclavos, en tanto que en

Suramérica la cifra llegó a ser de 12 millones;

3) hay criterios morales que deben ser tenidos

en cuenta al momento de abordar este

problema; 4) la esclavitud existía en África

antes de que llegaran los traficantes europeos,

y existía aún en 1956, con lo que parece

sugerir que se trata de un problema endémico

del continente africano; 5) los EE.UU. llevan

la carga de la esclavitud generada por los

propios reyes africanos que vendieron a sus

esclavos; 6) los africanos esclavizados

(término usado por el articulista) son tratados

por Wallace como “guerreros” vencidos en

combate, lo cual deja en el aire la sensación

de estar justificando su transformación en

esclavos; 7) la creación por parte de Eli

Whitney de la máquina desmontadora de

252 Revista LIFE en Español, 1955-1965

algodón, de una u otra forma, alivió la

situación de los esclavos; y 8) en el Brasil la

esclavitud existió hasta 1888, siendo los

EE.UU. los abanderados de la liberación.

En síntesis, el planteamiento de

Wallace parece conducir a concluir que el

problema de los negros en los EE.UU. fue

propiciado en otros tiempos, en otros lugares,

por reyes insensibles, por mercaderes sin

escrúpulos que exhibían, examinaban, ponían

a prueba e intercambiaban esclavos cual si de

cualquier mercancía de tratase (figura 76) .

De hecho, el subtítulo del artículo reza:

“Comprado a reyes africanos por tratantes

blancos, el negro enriqueció y perturbó a su

nueva patria”. Como si de un problema ajeno

se tratase, la situación histórica de los negros

en los EE.UU. queda recogida en dos

secciones por dicha mención, y por la misma

construcción simbólica que al respecto hace

LIFE en Español a lo largo de la década

estudiada: un pasado marcado por su

sufrimiento y el enriquecimiento que

propiciaron para sus explotadores, y un

presente de reivindicación y de disrupción del

orden establecido.

Así, y a pesar de las preces tributadas

en su favor, en la tras-escena los negros

siguen siendo vistos como algo distinto. No

son blancos, se presentan subrepticiamente

como algo problemático, extraño, que vino

del África y que asume prácticas singulares

prefiguradas durante la colonia. Se hace ver

que los EE.UU. han tenido que cargar con un

flagelo venido del extranjero que no les

compete. La belleza negra no es mencionada,

la riqueza de su cultura tampoco; la alegría de

su música y sus ancestrales rituales

desaparecen. Solo son negros, distintos

estética y simbólicamente; se les ve como una

fuerza de trabajo importante que ha

contribuido a la riqueza del país, pero, a fin

de cuentas, extraña, y que ahora se infiltra en

cada espacio otrora exclusivo para los

blancos.

253 Los trazos del poder en la posguerra

Figura 76. La subasta de esclavos es reconstruida en este grabado, que se basa en las descripciones de las que solían celebrarse en Charleston, Carolina del Sur, allá por 1780 y tantos. Una joven negra está a punto de ser vendida por $1.000. Abajo, a la derecha, se inspecciona a un esclavo por si tiene cicatrices de latigazos (señal de rebeldía o de incorregibilidad). Al fondo, le miran la dentadura a un negro para ver lo viejo que es. A la izquierda, un comprador en potencia hace correr a un negro para probar su resistencia física. El esclavo se valoraba por sus aptitudes, inteligencia y fuerza muscular (en ese orden), con precio máximo de $2.500 por un obrero especializado (nacido en América), tal como un carpintero, herrero o albañil, y mínimo de $200 por un esclavo “verde” (acabado de importar) (Wallace, 1956-09-24, pág. 49).

255 Los trazos del poder en la posguerra El viaje en autobús que hace época

El movimiento por la conquista de los

derechos civiles para los negros en los

Estados Unidos tuvo durante la década de los

60 varios icónicos actos simbólicos. En 1961

se inició una serie de “viajes por la libertad”.

En ellos hombres y mujeres, blancos y

negros, iban a los sitios donde la

discriminación era mayor, ello con el ánimo

de elevar su voz de protesta, y a su vez para

acompañar a aquellos que seguían siendo

víctimas de la dominación y la violencia

racial; su cometido era, pues, difundir por el

territorio estadounidense, particularmente en

el Sur, el mensaje de igualdad. En algunos

casos la sola llegada de los buses daba lugar a

airados mítines.

Cuando en el pasado mes de mayo un grupo de viajeros blancos y negros partió en autobús para el Sur de los EE.UU., su propósito reconocido fue demostrar que en esa zona se violan todavía las leyes federales que prohíben la segregación racial en los vehículos y estaciones para pasajeros que hacen viajes interestatales. Deliberadamente y a sabiendas, los “viajeros de la libertad” —como ellos se llaman— se expusieron a la

violencia al ir al hacia el Sur. En Alabama la encontraron. Un autobús fue quemado en Anniston, y un grupo de matones armados de palos enfrentó a otros viajeros en Montgomery y sitió una iglesia para negros (…). La violencia, nacida de la resistencia del Sur a la integración, sirvió sólo para estimular la formación de nuevos grupos de “viajeros de la libertad”. Estos llevaron la campaña por la igualdad a Mississippi, donde viajaron protegidos por las bayonetas de la Guardia Nacional (LIFE, 1961-06-26, pág. 22).

Figura 77. Con bayonetas caladas, guardias de Alabama rodean el autobús parado junto a la frontera con Mississippi, donde debe relevarse la guardia. Dos autobuses llevan unos 27 viajeros (LIFE, 1961-06-26, pág. 23).

Se observa a militares que custodian

los “buses de la libertad”, listos a reaccionar

ante cualquier atisbo de altercado (figura 77).

Con acciones de este tipo se buscaba hacer

evidente que los EE.UU. eran una nación

democrática, de tal forma que, a pesar de que

grupos anti integración se levantaran en todas

256 Revista LIFE en Español, 1955-1965

partes y apedrearan los buses, el pacifismo

pudiera continuar propagándose y convertirse

en un importante mecanismo de

transformación social. Se hace así visible en

la tras-escena, más que la misma existencia

de negros y negras y su reivindicación de

igualdad, su importante poder político. Lo

que parecía mera perturbación del statu quo,

ahora tiene los ribetes de una lucha que gana

progresivamente legitimidad y adhesión

institucional.

En medio del alboroto la administración de Kennedy causó la ira de los funcionarios estatales al enviar policías federales a Alabama para proteger los derechos de los viajeros, ya que las policías locales desvergonzadamente habían simulado fracasar en su misión de protegerlos de las turbas de blancos. El gobierno estaba decidido a que los norteamericanos de toda raza y color puedan ejercer su pleno derecho de viajar libremente por cualquier parte del país (LIFE, 1961-06-26, pág. 22).

La batalla de Mississippi

En la posguerra se hizo patente la

contradicción, con el aumento de los

movimientos por la defensa de los derechos

civiles y de las protestas. LIFE en Español

buscó dejar retratados los esfuerzos en tal vía

emprendidos en los EE.UU., un país que se

place de ser democrático, y confirmar con

algunos nombres la posibilidad del ascenso

individual en una sociedad que planteó desde

su fundación como espacio para el desarrollo

de las múltiples posturas étnicas. La

contienda por la igualdad continuaría con

estruendo en 1962, año en el que Mississippi

acogería las airadas y desaforadas protestas

de las renuentes huestes blancas.

Mississippi, remanso aislado de la corriente de civilización de os EE.UU., es uno de los tres estados —en otro tiempo parte de la Confederación del Sur— que, desafiando a la Corte Suprema, todavía segregaba a los estudiantes blancos y negros en universidades separadas. Por orden del demagogo gobernador del estado Ross Barnett, esto fue rechazado. Una corte federal de apelación, compuesta completamente de magistrados sureños, ordenó a la universidad que recibiese a Meredith e impuso una multa de 10.000 dólares a Barnett para apresurar el cumplimiento de la disposición. Conminado por la corte y por el Presidente, Barnett cedió. Con la custodia de 300 alguaciles federales enviados por Kennedy, Meredith ingresó a la universidad (LIFE, 1962-11-12, pág. 12).

257 Los trazos del poder en la posguerra

Figura 78. Epílogo. Fuera del edificio, piedras y fragmentos de botella cubren el ya silencioso campo de batalla (LIFE, 1962-11-12, pág. 19).

Una vez más el punto álgido se centra

en el acceso de los negros a una educación

igualitaria. James Meredith, infausto

protagonista de este acontecimiento, debió

librar una ardua batalla para poder ingresar a

la universidad, circunstancia que desató una

batalla campal entre los opositores y la policía

federal. Las imágenes muestran el campus de

la Universidad de Mississippi rodeado por la

policía, a varios heridos tras el avance de los

manifestantes, el uso gases lacrimógenos. Al

día siguiente el campus aparece desolado, allí

miles de piedras dan cuenta de este crítico

enfrentamiento (figura 78). La revista

presenta un minucioso registro sobre lo

acontecido, aunque recuerda que “el Sur de

los EE.UU. ha estado progresando en el

terreno de las relaciones interraciales”

(LIFE, 1962-11-12, pág. 13).

El relato pormenorizado de la batalla

es acompañado por una reflexión de Lillian

Smith, escritora nacida en el Sur de los

EE.UU. que afirma que muy tempranamente

tomó conciencia sobre la explotación y

vejación a que son sometidos los negros. Ella

se pronuncia en LIFE en Español para

exponer la necesidad de actuar efectivamente

en aras de superar tal problema, e indica que

los disturbios raciales difundidos por todo el

país no son algo que concierna a los

individuos, sino que más bien tienen que ver

con la esencia de lo humano. Dejando de lado

las explicaciones simplistas, Smith imprime a

su análisis un enfoque humanista, con lo cual,

y apoyándose a su vez en elementos de corte

religioso, posiciona de nueva forma el alegato

sobre la igualdad:

Con nuestros esfuerzos por deshumanizar al negro, ¿no habremos, nosotros los del Sur, logrado nada más que deshumanizarnos a nosotros mismos? Al prestar tanta atención a la forma externa de los seres, ¿no

258 Revista LIFE en Español, 1955-1965

habremos cerrado el camino de nuestra alma? Una región, una cultura, no son mejores que sus líderes y su pueblo. No son superiores a su modo de pensar, su código moral, su sentido de la justicia o su capacidad de compasión, ni valen más que su valor colectivo para enfrentar con madurez las pruebas. Sin pruebas, los seres humanos no pueden transformarse. Sin pruebas nunca se realizaría su crecimiento interior, la crisis es un fenómeno natural en el hombre; natural y doloroso. “El hombre se vuelve sabio contra su voluntad”, dijo Esquilo (Smith, 1962-11-12, p. 20).

Figura 79. Revoltosos. Esposados, estos jóvenes de Mississippi detenidos por su participación en el tumulto, comparecen ante la policía federal, en Oxford. La mayoría no eran estudiantes de la universidad, sino fanáticos segregacionistas que acudieron con el solo propósito de provocar desórdenes (Smith, 1962-11-12, pág. 21).

La suya es una postura ética, esto en

tanto su fundamentación expone críticamente

elementos de la moralidad de los

norteamericanos. Así, por ejemplo, señala

que mientras haya un hombre esclavizado en

los EE.UU., todos los demás también lo

estarán. La cuestión, desde su punto de vista,

no se reduce a los desmanes perpetrados por

los revoltosos blancos (figura 78), ni mucho

menos se queda en una comprobación

episódica de la discriminación en sí misma, y

que a la postre persiste en su país y en varias

partes del resto del mundo. A su juicio, lo

relevante es entender el daño que los

norteamericanos se hacen a sí mismos al

soportar, tolerar e incentivar tal condición de

inhumanidad. El tema de la discriminación no

es solamente histórico, sino que tiene que ver

con el desarrollo de lo que cabría denominar

sentido de alteridad. ¿Cómo reconocer al otro

en su existencia? Las indicaciones de la

autora al respecto caen por momentos en el

maniqueísmo bien versus mal, aunque no deja

de llamar la atención sobre las

responsabilidades individual y colectiva, y

sobre el papel de la democracia como punto

de encuentro pacífico de las posturas más

diversas.

259 Los trazos del poder en la posguerra

De cualquier modo, en la tras-escena

la postura de Smith goza a su vez de un

carácter estético. Sus alusiones al bien y al

mal, más que ser respectivamente un exordio

de la grandeza norteamericana y un anatema

por sus vicios, tienen en su argumento el

papel de referentes para la construcción de un

proyecto democrático que, en sentido estricto,

supere la brecha de desigualdad que aflige a

su pueblo. Lo sucedido en Mississippi, con

las huestes retardatarias y con los

combatientes que reivindican la igualdad para

todos, y en general el problema de la

integración racial en los EE.UU., entra en

escena como una pregunta por lo bello y lo

feo de la esencia humana, y sobre cómo lo

primero, más que algo eminentemente

natural, puede ser convertido en meta de

perfectibilidad colectiva.

Pugna racial en Alabama

También en Alabama los chorros de

agua golpearon a los manifestantes, pero esta

vez a manifestantes negros que reclamaban el

fin de la segregación. Con potentes chorros de

agua la policía los reprime (figura 80); sus

arengas, como se indica en el pie de foto, se

silencian momentáneamente, pero solo para

proseguir con más impulso y erigir, con más

fuerza, un clamor que rompe fronteras.

Figura 80. Arma policial. Con la manguera ajustada al máximo de potencia del chorro, la policía de Birmingham, Alabama, abate y dispersa a los que piden la integración racial. Poco después, los negros volvían a la carga (LIFE, 1963-06-10, pág. 24).

La campaña de Birmingham, dirigida por el reverendo Martin Luther King, se ha transformado en la causa célebre del movimiento negro en EE.UU. con repercusiones en todo el mundo. Ya anteriormente los negros habían probado con éxito las mismas tácticas —hacían manifestaciones callejeras, se sentaban y se arrodillaban en lugares públicos— para conseguir la integración, cuando menos parcial. En Little Rock, Arkansas, los sucesos giraron en torno de un colegio de segunda enseñanza y de ocho alumnos

260 Revista LIFE en Español, 1955-1965

negros. En Oxford, Mississippi, un solo negro se jugó la vida para matricularse en la Universidad del Estado. Pero en Birmingham el grueso de la población negra de la ciudad se alzó (LIFE, 1963-06-10, pág. 25).

Figura 81. Lágrimas y rezos. Arrodillada, cerca de la cárcel, y presa del miedo y del fervor religioso, una joven negra se pone a rezar (LIFE, 1963-06-10, pág. 25).

Las lágrimas y rezos de una joven, que

angustiada se arrodilla solicitando

misericordia, ponen de presente el

contrapunto de las enérgicas movilizaciones

(figura 81). A diferencia de lo acontecido

previamente, son miles los que han salido a

las calles a exigir la integración, y miles

también los que han sido encarcelados. Según

hace ver LIFE en Español, una mezcla de

inspiración religiosa y convicción política

funge como acicate para los negros

levantados en señal reivindicativa, pero hacia

el final la tras-escena ofrece para el análisis

un aspecto no considerado del todo. La

libertad es el lema de muchos, y ante la

pregunta sobre qué es lo que para ellos

significa ese “ideal”, una niña responde:

“Saber que puedo ir a cualquier tienda del

centro de la ciudad, a cualquier cine o

restaurante.” (…) “Si vencemos aquí —dijo

uno de sus líderes— venceremos en todas

partes”” (LIFE, 1963-06-10, pág. 25). De la

libertad formal, alcanzada con la abolición de

la esclavitud, ahora esperan dar el salto a una

libertad material, que efectivamente los haga

ciudadanos. Por ella combaten, rezan y

lloran; en el fragor de la contienda, y en la

puesta a prueba del poder estatal, los negros

261 Los trazos del poder en la posguerra construyen su identidad y la de un país sin

fronteras ni distinciones.

La revolución racial en EE.UU.

Figura 82. Triunfos en campaña. Los negros van conquistando nuevas e importantes posiciones en su lucha por la igualdad de oportunidades. Aquí, la estudiante negra Vivian Malone, que ingresó en la Universidad de Alabama sin mayor contratiempo, se dirige a sus clases acompañada de dos amigas blancas (Birnbaum, 1963-08-19, pág. 19).

Un artículo de Jesse Birnbaum,

aparecido previamente en la revista Time,

presenta los avances del movimiento negro en

los EE.UU., y muestra a su vez las

condiciones de degradación padecidas por

esta población. Así, si bien destaca las

importantes conquistas que este grupo

poblacional ha alcanzado en diferentes

ámbitos sociales, entre ellos el de la

educación (figura 82), su preocupación se

centra en lo dramático que ha sido este

proceso de reivindicación e integración. Para

el efecto alude al caso de Medgar Evers,

trabajador por los derechos civiles de los

negros que terminó convirtiéndose en otro

más de los mártires en pos de dicha causa. Su

asesinato suscitó alzamientos de la población,

situación que el articulista pretende analizar,

no tanto como un evento individual, sino más

bien como un correlato de esa cadena

acontecimientos relativos a la búsqueda de

igualdad para los negros, y que se han

convertido en verdaderos combates.

Birnbaum esboza el problema citando las

palabras del presidente Kennedy:

El presidente Kennedy resumió la situación en estos términos: “Transcurrido todo un siglo desde la Proclamación de la Emancipación, los negros de los EE.UU. no son aún ‘completamente libres’. No han sido liberados todavía de las trabas de la injusticia; no han sido liberados de la opresión social y económica.” Están liberados sólo en principio. A pesar de los sentimientos de un gran número de ciudadanos sureños, gente moderada y

262 Revista LIFE en Español, 1955-1965

observadora de la ley, la actitud mantenida por los racistas fanáticos es de desprecio total de los principios legales y de igualdad de oportunidades para todos (Birnbaum, 1963-08-19, pág. 14).

Figura 83. James Baldwin: la voz de la raza (Birnbaum, 1963-08-19, pág. 16).

Hay algo que resulta llamativo en el

artículo, y es la manera como refiere lo hecho

por el blanco sureño respecto de los negros.

Concretamente, Birnbaum indica que el

blanco sureño mantuvo al negro “en su lugar”

por espacio de 100 años. ¿Qué significa “en

su lugar”? Lo mantuvo distante, lo segregó, le

dio lo que “se merecía”; no queda claro. El

articulista comenta que hay unas condiciones

ontológicas de los negros, asignadas a ellos

por condiciones históricas, pero que ahora lo

mantienen bajo dominación.

El negro era demasiado pobre e ignorante para protestar contra todas estas disminuciones; su condición social y económica proporcionaba a la estructura del poderío blanco, en el Sur, una irónica y postergada revancha por la derrota en la Guerra de Secesión (Birnbaum, 1963-08-19, pág. 14).

Un siglo de protestas y violencia

después de la emancipación fue el fruto de

una implementación inexistente de la

igualdad racial. Esto supuso todo un desafío a

las autoridades y concitó la discusión en todos

los ámbitos. Para el articulista resulta

incomprensible que los actos de los negros, en

su gran mayoría, estén cargados de violencia,

y ciertamente considera oportuna una postura

pacifista como la de Martin Luther King. Del

lado de los radicales se hace mención de

James Baldwin (figura 83), de quien el

articulista recoge las siguientes palabras:

“No es que yo me crea mejor por ser negro, pero si usted me dice que Dios es blanco, ¿por qué no he de poder decir yo que es negro? Lo importante no es ser mejor o peor que los blancos, sino simplemente ser un ser humano.”

263 Los trazos del poder en la posguerra

“Es curioso que usted, como tantos blancos norteamericanos, pueda creer que yo quiera casarme con su hija; pero si ella y yo quisiéramos casarnos, tendríamos todo el derecho del mundo. Lo cierto es que yo no quiero casarme con su hija. Sólo que usted, como blanco, me deje vivir en paz” (Birnbaum, 1963-08-19, pág. 16).

Un dios negro, ¿por qué no? ¿Qué tal

una diosa negra? Es allí, en ese plano donde

se funden lo simbólico y lo existencial, en

donde la revolución racial empieza a gestarse,

básicamente como un fenómeno estético y

ético. Actos simbólicos como las marchas

pacíficas y las “asentadas” han tenido efectos

positivos, lo mismo que las acciones del

gobierno federal para garantizar el ingreso de

los jóvenes negros a la universidad. Con todo,

el proceso es mucho más complejo que la

promulgación de una ley o la expedición de

un acto del ejecutivo para garantizar su

cumplimiento.

No obstante las victorias alcanzadas

en los centros de enseñanza, los avances más

importantes han sido resultado de las

protestas en masa. La estructura del poderío

blanco ya no puede permitirse el lujo de librar

largas y morosas batallas ante los tribunales

de justicia; tiene que vérselas con el negro en

las calles. El más dramático de los encuentros

de esta naturaleza se produjo el mes de mayo

en Birmingham, donde muchos niños negros

desfilaron por las calles con sus padres y

fueron conducidos a la cárcel. (“¡Apúrate,

Lucille —gritaba una chiquita a su amiga—;

si te atrasas no te arrestaran con nuestro

grupo!”) La policía de Birmingham, provista

de mangueras de alta presión y de perros

amaestrados, atacó a los negros, los maltrató

e hizo detenciones en masa, actuación ésta

que dejó atónito al país entero. Y, por

supuesto, desató la ola de protestas por parte

de los negros y de similares reacciones por

parte de las autoridades locales (Birnbaum,

1963-08-19, pág. 17).

Por otra parte, en un recuadro

integrado al artículo de Birnbaum, LIFE en

Español hace una caracterización de los

líderes negros, la cual constituye una

adaptación hecha desde la revista Time. Allí

264 Revista LIFE en Español, 1955-1965

son mencionados Wilkins, Young, Farmer,

King y Forman, a la vez que se describen sus

respectivos programas y las organizaciones a

las que pertenecen (figura 84).

Figura 84. De izquierda a derecha y de arriba a abajo: Wilkins, Young, Farmer. King y Forman (Birnbaum, 1963-08-19, pág. 17).

Se indica que la mayoría de ellos

busca militantes que no sean "tiotomistas", es

decir: sumisos como el tío Tom. Se alude en

términos respetuosos a Martin Luther King y

su propuesta pacífica, y a su vez se critica a

Wilkins, quien —según se comenta— se hizo

apresar en una manifestación. Pero la

verdadera postura de LIFE en Español es la

señalada en el siguiente fragmento:

En el aspecto negativo, hay un sentimiento muy generalizado —aun entre los blancos que aceptan su culpabilidad por la situación deplorable del negro— de que los negros no están “preparados” para la igualdad. Gente muy consciente, entre los propios negros, sabe que, por su bajo nivel de educación y mala situación pecuniaria, muchos de los de su raza no están capacitados en la medida real para asumir responsabilidades civiles y sociales. Más de la mitad de las personas arrestadas en los EE.UU. por asesinato, robo y otros delitos, son negros aunque estos representan solamente el 10% de la población total; y la proporción de hijos naturales es mucho mayor entre los negros que entre los blancos. Una razón que se aduce para explicar estos fenómenos es que los negros no podrán fácilmente lograr la igualdad económica y social si no se les dan oportunidades para mejorar su situación; las deficiencias económicas y educativas corren parejas con la delincuencia y la inmoralidad, y la vida en un ghetto racial engendra la desesperación de la que nace el crimen (Birnbaum, 1963-08-19, pág. 18).

265 Los trazos del poder en la posguerra

A lo largo de sus diferentes artículos,

LIFE en Español signa la imagen del negro:

primero mediante las estadísticas, y después

por intermedio de augurios que más bien

suenan a condena. Como puede verse, en el

fondo se creía que el negro no estaba

preparado para la libertad ni para el ejercicio

de sus derechos. Pero la situación de los

negros ha cambiado en 100 años, y en

EE.UU. algunos de sus integrantes se han

convertido en un ejemplo para otros países.

En ese sentido, observa Birnbaum que:

En lo positivo, es un hecho cierto que el negro norteamericano tiene una inolvidable hoja de servicios, a pesar de todas esas adversidades. Comparado con la situación en que se hallaba hace 10, 50 ó 100 años, el progreso del negro norteamericano es un ejemplo para otras naciones que también tienen problemas de minorías. En 1863, el año de la emancipación proclamada por Lincoln, nueve de cada 10 negros eran analfabetos; en 1960 la proporción fue solo de uno entre 20. El índice de analfabetismo entre los blancos es de 16 por mil. Actualmente, el 29% de los distritos escolares de los 17 estados del Sur han sido desagregados o están en el proceso de serlo; más de 200.000 niños negros asisten hoy a escuelas birraciales en esos estados; hace pocos años eso habría sido

inconcebible. Más de 2.000.000 de negros son miembros de los sindicatos obreros, en comparación con los 700.000 en 1938. Desde 1940, el ingreso medio anual de los varones no blancos ha subido el 568% (a 3.075 dólares), mientras que el del blanco ha subido un 362% (a 5.137 dólares). El número de empleados públicos negros se ha doblado en los últimos 20 años, y cada año hay más y más negros en las filas de los abogados, médicos, maestros y hombres de negocios (Birnbaum, 1963-08-19, pág. 18).

La situación, hace ver Birnbaum,

debería dar paso a un cambio de actitud de los

blancos hacia los negros, y viceversa, de

manera tal que se adquiera un compromiso

más firme con la integración en los barrios y

en las escuelas. Cabe, pues, aspirar a una

transformación de la vida cotidiana, si bien,

como admite LIFE en Español en otros de sus

artículos, no es del caso obviar las

complicaciones que apareja, por ejemplo

auspiciar ese cambio en las escuelas. Sea

como fuere, en el artículo de Birnbaum

quedan en el aire las causas de la

discriminación. Para no ir muy lejos, oblitera

por completo las tensiones entre las clases

sociales, así como las formas distintas de ver

266 Revista LIFE en Español, 1955-1965

la vida que cada una de ellas comporta. Su

análisis parece conformarse con el análisis

coyuntural de la extensión de una “mancha

negra” por los EE.UU., que se hace visible

como “incontenible humanidad” por primera

vez en el siglo XX (figura 85), pero que

estuvo allí todo el tiempo. Hacía los trabajos

rudos, construía los subterráneos así como los

rascacielos, desarrollaba las labores de

limpieza, criaba a los niños blancos e incluso

los amamantaba. Al cabo de siglos toma

posición en la escena política y social, y de

forma ecfrástica su avance queda retratado

para la posteridad.

LIFE en Español llama a la mesura, su

cometido es propugnar por hacer desaparecer

el caos que ahora llena las ciudades del Sur.

El Norte se solidariza con lo sucedido en

Georgia, en Alabama, en Mississippi; el

problema negro ha sido visibilizado por los

medios de comunicación para el mundo

entero, y entre ellos la revista se preocupa de

que quienes vean estas noticias dejen de

confiar en la democracia norteamericana, de

que no comprendan las verdaderas causas del

problema, de que una interpretación “fuera de

lugar” pueda mancillar la imagen de nación

de libertades y oportunidades de los EE.UU.

Figura 85. Incontenible humanidad. El “nuevo” negro norteamericano, con letreros que advierten que se le está acabando la paciencia desfila pacíficamente en Detroit. Conmemora los sangrientos sucesos raciales de que fue testigo esa ciudad el año 1943 (Birnbaum, 1963-08-19, pág. 12).

En la tras-escena, cabe observar cómo

al ideal de progreso pareciera adherírsele esa

“mancha negra”, en cuanto fenómeno estético

y ético que dinamiza el imaginario colectivo,

que irrumpe en el remanso blanco y le

267 Los trazos del poder en la posguerra enrostra sus limitaciones, y en últimas expone

lo sórdido de su poder y lo devela como freno

de la transformación del orden social. De

estar confinado en los guetos, avanza por las

ciudades como revolución racial; se expone

como realidad, devela en los EE.UU. vacíos

constitucionales, escandaliza con las

cicatrices de la discriminación y del

desencanto. Hay una marca difícil de medir,

es una impronta estético histórica que se sale

de los encuadres simbólicos de la sociedad

blanca, protestante o católica, que horada a la

sociedad civil norteamericana. Los negros

han sido su demiurgo, y a través de lo

ecfrástico se convierte en símbolo de la nueva

era.

La histórica marcha sobre Washington

En 1963 se produce la histórica

marcha sobre Washington. Doscientas mil

personas, según indica LIFE en Español,

asisten a ella, provenientes de todo el país32.

Salieron a las calles con la ilusión de acabar

32 Otras versiones señalan que fueron 300 mil.

con la segregación imperante en cada rincón

de los EE.UU., especialmente en el Sur.

Blancos y negros, unidos por la causa común

de la libertad; líderes de distintas

organizaciones, jóvenes y mayores, se

agolpan para oír los mensajes de aliento luego

de una larga caminata animada con cantos,

oraciones y consignas de pacifismo, y

también con acciones.

La multitud de más de 200.000 personas congregadas frente al Monumento de Abraham Lincoln en Washington, conmovió al país al entonar en coro himnos por la libertad. Cien años después de la Guerra Civil que puso fin a la esclavitud, esa multitud, pacífica y disciplinada, pero resuelta en su empresa, exigía que se cumpliera el ideal del Gran Emancipador (…). La marcha sobre Washington fue la mayor manifestación realizada en la capital norteamericana desde la fundación de la república. Participaron negros de todas partes del país, y junto a ellos, conciudadanos blancos para quienes la discriminación racial es un estigma que abochorna y denigra a ambas razas. Se organizó el histórico acto para pedir la aprobación de un proyecto de ley sobre derechos civiles, sometido al Congreso por el presidente Kennedy, pero tuvo proyecciones mucho mayores. Demostró a legisladores recalcitrantes y a ciudadanos con prejuicios del siglo

268 Revista LIFE en Español, 1955-1965

pasado, que arde de nuevo el ideal igualitario de los fundadores de la nación y que nada ni nadie detendrá a los que luchan y se sacrifican por ese ideal (LIFE, 1963-09-30, pág. 18).

Figura 86. Manifestantes. Los participantes portaban carteles en los que pedían libertad e igualdad de derechos, y mayores oportunidades (LIFE, 1963-09-30, pág. 21).

La revista registra el acontecimiento

mostrando la magnitud de la gente agolpada

alrededor del monumento a Washington. Se

ve el lago rectangular rodeado de miles de

personas, todas ellas unidas contra la

33 Un fragmento destacado de dicho discurso es el siguiente: “I have a dream that one day this nation will rise up and live out the true meaning of its creed: We hold these truths to be self-evident, that all men are created equal. I have a dream that one day on the red hills of Georgia, the sons of former slaves and the sons of former slave owners will be able to sit down together at the table of brotherhood.” Traducción libre: “Sueño que un día esta nación crecerá ycomprenderá el verdadero significado de su convicción. Sostenemos estas verdades por ser autoevidentes, que todos los hombres son creados iguales. Sueño que un día sobre las rojas colinas de Georgia, los hijos de antiguos esclavos y los hijos de antiguos dueños de esclavos serán capaces de sentarse juntos a la mesa de la fraternidad.”

segregación (figura 87). También se observan

artistas blancos y negros ejecutando acciones

conjuntas, además de mujeres negras con

sombreros triangulares que han venido a

marchar desde Alabama, Mississippi y

Georgia, y también desde otros estados donde

el problema racial no es tan acentuado (figura

86). Este evento, preparado meses atrás,

constituye un acontecimiento trascendental

en la lucha por los derechos civiles.

Varios oradores pronunciaron allí

conmovedoras arengas, entre ellos Martin

Luther King, el interviniente central. Aunque

LIFE en Español no lo referencia, su discurso

resultó memorable, muy al punto que

marcaría época 33.

269 Los trazos del poder en la posguerra

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1963

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30, p

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18-1

9).

271 Los trazos del poder en la posguerra

King hizo referencia a la condición

moral del país, justamente cuando se están

celebrando 100 años de la proclamación de la

libertad de los esclavos. Adicionalmente,

indicó que a lo largo y ancho del país los

negros no son libres todavía, y arguyó

metafóricamente que es como si la nación

hubiera generado una riqueza espiritual para

todos y la hubiera repartido en cheques,

cheques que a los negros les han salido falsos.

Hay estados en los que los propios

gobernadores han levantado su voz contra los

negros, y a su vez muchos de los que salieron

a marchar que fueron privados de la libertad

por exigir que se detenga la discriminación en

los buses, en los bares, en las escuelas. Luther

King solicita a todos los asistentes no

responder a la violencia con violencia, en su

sentir ello deslegitimaría el movimiento.

La situación no daba más esperar, el

tiempo de cumplir la promesa que Lincoln no

admitía más dilaciones. Ese año, 1963, es el

momento para la libertad de los negros que

traerá también mayor libertad a los blancos;

es el momento de alcanzar los objetivos que

se ha planteado la nación norteamericana

desde su fundación. Para Martin Luther King,

después de esta histórica marcha la nación

deberá ponerse de pie para hacer realidad el

significado del credo de libertad, justicia y

fraternidad. King tiene el sueño de que un día

no lejano niños y niñas blancos y negros

puedan darse la mano; llegará el día en que

sus cuatro hijos no sean juzgados por el color

de su piel, sino por su reputación; llegará el

día en que niños y niñas pueden asistir a las

mismas escuelas, en que los negros podrán

viajar en los buses sin ser discriminados, en

que podrán asistir a las universidades, en que

tendrán acceso al voto, no por el color de su

piel, sino por la profunda democratización de

su nación. “I have a dream” sería la frase que

de este ilustre personaje pasaría a la historia.

En la tras-escena, el cubrimiento

hecho por LIFE en Español sobre este suceso

consolida una nueva estética, ni blanca ni

272 Revista LIFE en Español, 1955-1965

negra, sino más bien la resultante de la

comunión de uno y otro bando. Se abrazan

para orar y cantar, su concentración tuvo los

rasgos de un acto religioso, pero con un

profundo contenido político (figura 88). Se

mezcla allí lo secular y lo sagrado, es esa

amalgama de formas y posturas el nuevo

sentido de los EE.UU. Las imágenes de lo

acontecido aparecen en diarios de todo el

mundo, se erige con ellas una forma de

conciencia que da cabida a la otredad. El

movimiento adquiere una fuerza histórica, de

cariz estético y ético, que marcará para

siempre a Norteamérica. Este reclamo

cambiará el paisaje, y cinco décadas después

permitiría mostrar a un presidente negro

dirigiendo los destinos de la nación, y a

cientos de miles de negros estudiando en las

universidades; a niños y niñas negras

asistiendo a colegios públicos y privados del

país. El mundo ha cambiado, pero 200 años

de segregación han dejado huellas que aún

hoy resultan indelebles.

Figura 88. Voces fervorosas. Terminados los discursos, negros y blancos, tomados de las manos, entonaron los himnos de la cruzada. El presidente Kennedy elogió su disciplina y cordura (LIFE, 1963-09-30, pág. 18).

Base del poder, integración, militancia,

libertad hoy

En 1964, Theodore White, articulista

de LIFE en Español, manifiesta su

preocupación por el contenido de algunas de

las consignas empleadas por los movimientos

negros. En su sentir, un desarrollo consistente

debería redundar en que el país ingrese en una

lógica civilizatoria, aunque ello depende

justamente de la manera como se afronten

crisis como las generadas por la separación

entre blancos y negros. Pero para ello,

comenta White entre líneas, no bastaría con

apelar al auxilio de la legalidad, sino que a su

vez es cuestión de fomentar la legitimidad. El

autor hace su propia lectura sobre la lucha por

273 Los trazos del poder en la posguerra los derechos civiles en los EE.UU., y lo hace

de tal forma que se dirige expresamente a las

futuras generaciones:

Desde luego, el futuro historiador juzgará con más claridad que nosotros la agitación y la transformación provocadas por los negros de las grandes urbes. Su crónica comenzará como debe empezar la nuestra, con una exposición de la secular injusticia del blanco para con el negro, del desmedro emocional que todo negro sufre día tras día al tratar de vivir en un mundo de blancos que en su mayoría prefieren desconocer su existencia. En retrospectiva, el historiador del mañana podrá separar objetivamente los hechos del ruido que los enmascara y determinar cuánto ganaron o perdieron los negros en la lucha que estamos presenciando. Pero los norteamericanos, tanto los blancos como los negros, que tratan de satisfacer las reivindicaciones de los negros en la presente década –hoy– viven ante la disyuntiva planteada por la falta de una comprensión cabal de sus problemas mutuos. Complica las cosas la aversión de muchos blancos bien intencionados a mirar de frente algunas realidades, ingratas pero ineludibles (White, 1964-02-17, pág. 50).

Ante lo concibe como una falta de

objetividad en el análisis de la problemática

racial, White propone analizar varios

términos utilizados por los movimientos

negros. Así, por ejemplo, trae a cuento las

palabras “venceremos” y “militante” (figura

89), relativas al hecho de luchar por los

derechos civiles, y que a juicio de este

articulista encierran una connotación

violenta, muy al estilo de aquellos que dicen

con orgullo “tenemos a los blancos en

desbandada”.

Figura 89. “¡Venceremos!” La juventud negra que participó en la marcha sobre Washington, en agosto, reflejaba en este grito su militancia en la campaña por la integración racial (White, 1964-02-17, pág. 51).

La palabra “militancia” entraña una carga explosiva tal —dice un dirigente negro— que uno no puede permitirse el lujo de no ser “militante”. Desde luego, esto tiene un efecto perjudicial en nuestra estrategia. Cuando es una reunión privada preguntamos si hay que seguir adelante sin detenerse en nada, ni siquiera en la insurrección, todos responden que no, que no

274 Revista LIFE en Español, 1955-1965

poseemos la fuerza para ello. Si tal es el caso, ¿no deberíamos tratar de progresar con ayuda de sectores blancos? Basta con que uno diga eso para que se interprete como que no quiere hacer nada sin el apoyo seguro de los blancos. Y si no lo consideran a uno “militante”, ¿qué puede hacer? (White, 1964-02-17, pág. 50)

Propone entonces White más

inteligencia, en especial a quienes han

alcanzado puestos de determinación en los

consejos, en las asambleas, e incluso en el

Senado de los EE.UU., para reivindicar con

formas más creativas la integración de las

razas. Otro término que analiza es el de

“libertad hoy”, el cual, a su juicio, es muestra

de pasiones exaltadas, posturas partidistas,

orientaciones ideológicas. “Libertad hoy” es

un dilema de potencia explosiva que puede

servir para motivar y arengar a las masas.

Ya aludiendo al término

“integración”, White pregunta por su sentido.

¿Qué significa la integración? ¿Empleos?;

¿igualdad económica?; ¿equiparación en las

aulas de clase? Al respecto, puntualiza que el

problema no es de definiciones, sino que tiene

que ver principalmente con la vida práctica,

por lo que será entonces la tarea recoger las

formulaciones efectuadas al respecto por

destacados negros y pensadores blancos. De

esta manera, aunque las marchas y las

acciones de protesta gocen en apariencia de

mayor efectividad, la clave reside en trasladar

las reivindicaciones al plano de la

cotidianidad y, concretamente, la convivencia

interracial. Recuerda White que, según un

dirigente de las organizaciones negras, el

85% de los negros no está no está de acuerdo

con la acción violenta, al tiempo que cita al

jefe de policía de Detroit para indicar que los

delincuentes negros, por lo general, no

tuvieron durante sus años de infancia un

adulto en el cual confiar. Así, pues, esa

transformación de la cotidianidad en terreno

de una adecuada integración (entiéndase “no

violenta) dependería, ante todo, de la

generación de vínculos de amor y seguridad,

situación que, en la forma que lo insinúa

White, se hace factible en la medida en que lo

secular se apoye sobre lo religioso y lo

sagrado.

275 Los trazos del poder en la posguerra

La comunidad negra tiene necesidades apremiantes como el hambre y duras como la roca, pero la palabrería del presente debate oculta la realidad. Por ejemplo, el país necesita evidentemente que los seres humanos, negros y blancos, eliminados de la industria por la automatización no sean arrojados a los arrabales de las ciudades como desechos animales. Esta es una necesidad apremiante, que puede expresarse de diversas maneras. Por ejemplo, con las palabras del periodista negro Louis Martin, quien dice: “Una vez que se apruebe la ley de derechos civiles, ¿qué viene después? Debemos ocuparnos del hombre sin trabajo, cuya cólera no le permite escuchar argumentos éticos. Este hombre expulsado por la automatización se encuentra, multiplicado por 250.000, en las grandes ciudades. Si se le deja sumido en la miseria mucho tiempo empieza a crearse otra cultura urbana, una cultura a la que no llegan las prédicas de la acción pacífica (…). Sostengo que debe darse a este hombre, básicamente analfabeto, la oportunidad de elegir otro camino que no sea el del delito o el de la asistencia social” (White, 1964-02-17, pág. 53).

Así las cosas, White vincula los

términos “militancia”, “libertad” e

“integración” con las posturas y discursos de

los apasionados militantes negros, siendo allí

donde adquirirían su connotación beligerante.

De hecho, cita a Whitney Young, dirigente de

la Liga Urbana Nacional, para afirmar:

“Ayudamos a los soldados después de la

guerra porque estuvieron alejados de la vida

nacional durante cuatro años. Los negros

están fuera de ella desde hace 300” (White,

1964-02-17, pág. 54). De otro lado, el

articulista apela a las indicaciones de Kenneth

B. Clark, psicólogo, que expresa su

preocupación al intuir que los blancos puedan

eventualmente contentarse con ofrecer

pequeñas prebendas en contraprestación a la

paz social y racial. El movimiento negro

puede conseguir —y de hecho ya lo ha

logrado— reivindicaciones importantes, pero

la inquietud es cómo hacer posible la

construcción de una nueva sociedad sin

discriminación. La crítica también es una

constante dentro de lo indicado por los líderes

negros. Allí aparecen Thomas Bradley, quien

alienta a aprovechar las nuevas oportunidades

de trabajo, dado que la discriminación ya no

vale como pretexto; Roy Wilkins, quien

expresa que habrá una respuesta responsable

de los líderes negros a las muestras de buena

disposición de los blancos; y, de forma

276 Revista LIFE en Español, 1955-1965

destacada, Martin Luther King (figura 90),

retratado en el artículo profiriendo un

discurso ante un nutrido auditorio, y que, para

el efecto, constituye el ejemplo de esta suerte

de integración pacífica que hará por fin de los

EE.UU., y de forma inaplazable, un bastión

de la democracia.

Figura 90. Líder del movimiento de resistencia pacífica de los negros en Birmingham, Alabama, el reverendo Martin Luther King, que aquí habla en un mitin de Detroit, es hoy una figura nacional (White, 1964-02-17, pág. 56).

Ningún otro régimen político basado en la libertad se ha encontrado hasta ahora con problemas espirituales y materiales tan complejos. La historia no ofrece otro precedente, excepto los

propios, que pueda guiar a los norteamericanos. En los EE.UU., los hijos y los nietos de las legiones de inmigrantes que no podían ser aceptados en el resto del mundo se unieron para transformar la tradición existente y crear una de las maravillas de la civilización occidental: la ciudad autónoma. Nunca se han narrado en forma apropiada los grandes sufrimientos de los inmigrantes que llegaban a una tierra extraña sin poder expresarse, ni los sufrimientos de la ciudad que los recibió en su seno. Pero sabemos que la aventura tuvo éxito. El inmigrante, reconociendo finalmente lo que debía aprender, aprendió a esforzarse para progresar, y la ciudad, respondiendo a ese esfuerzo, lo admitió finalmente en el recinto de la ciudadanía. El problema del negro con la ciudad, y el problema de la ciudad con el negro, son hoy mucho más arduos. Pero lo indudable es que el primer paso hacia la solución debe encontrarse en la tradición de la propia ciudad norteamericana (White, 1964-02-17, pág. 56).

Sea como fuere, en la tras-escena se

delata la existencia de una cierta ceguera a la

hora de identificar la raíz del problema racial,

y, de hecho, queda la sensación de que al

depositar toda la responsabilidad de la tensión

nacional en el choque racial, tan solo se está

desviando la atención respecto de asuntos

tales como las diferencias de clase. Para

identificar esta circunstancia, basta con

277 Los trazos del poder en la posguerra observar que en el artículo de White, por

ejemplo, brilla por su ausencia un análisis

sobre el contenido de las protestas de los

negros —más allá de su forma—, y que,

asimismo, resulta incomprensible que se

enfoque en el aparente fanatismo militante de

los negros, a cambio de dejar en el olvido

aquel orquestado por grupos como el Ku Klux

Klan. De esta manera, resulta viable afirmar

que la relación dialéctica estética-ética en

LIFE en Español no solamente perfila un

enriquecimiento del espectro ideológico

estadounidense, sino que también da paso a la

configuración de posturas de corte

homogeneizador, las cuales, como en este

caso, tienden a caricaturizar las posturas

divergentes en lo que concierne a sus

demandas. La revista tuvo a bien cubrir esta y

toda una serie de movilizaciones

reivindicativas de la igualdad ciudadana,

entre las que cabe hacer mención de la lucha

de la mujer y la de los latinoamericanos, y

presentarlas como fenómenos sociales de la

mayor importancia en el marco de la

democracia estadounidense. Sin embargo, su

argumento ecfrástico entremezcla esas

posturas diversas en el ideal de progreso,

haciéndolas ver; pues, como derivaciones

naturales de la gran nación norteamericana

proyectada por sus padres fundadores. En la

diferencia se construye la unidad ideológica;

con las tintas de la multiplicidad estética,

LIFE en Español y sus articulistas delinean

un sendero político a prueba de incómodas

desviaciones.

Selma: hora histórica para la libertad

Hombres y mujeres, negros y blancos,

desfilan por las calles, protestan en las plazas;

con su despliegue incesante la lucha por los

derechos civiles toma más fuerza. Más que

una adhesión cuantitativa de marchantes, su

efecto es de orden cualitativo, con

repercusiones de orden moral y político que

remesen el orden institucional. Tales marchas

fueron desembocando en un verdadero

movimiento colectivo y nacional, y entre ellas

la de Selma, de 1965, marcó un hito

278 Revista LIFE en Español, 1955-1965

definitivo. Fueron 25 mil personas

marchando durante cinco días, sin importar el

frío y la lluvia, guiadas por Martin Luther

King (figura 91); LIFE en Español construyó

en torno a ella una escena ecfrástica que

denota esperanza y a la vez nerviosismo. Los

marchantes llegaron a la meta, los esperaba la

policía; el reverendo King propuso a los

primeros que se pusieran todos de rodillas, la

tensión crecía a cada instante. El presidente

Lyndon B. Johnson se pronunció, la

situación, claramente, ya no era asunto de 25

mil ciudadanos, sino de toda la nación.

Nadie puntualizó mejor que el presidente Johnson el profundo significado del masivo movimiento popular en defensa de los derechos cívicos del negro. Apareció ante una sesión conjunta de las dos cámaras del Congreso para pedir una ley especial que garantice a la gente de color su derecho al voto. Con voz vibrante y dicción churchiliana, dijo: “Hablo esta noche en favor de la dignidad del hombre y del destino de la democracia… A veces la historia y el destino se encuentran en un solo tiempo y lugar para señalarle un nuevo rumbo al hombre en su eterna búsqueda de la libertad… Es lo que ocurrió… en Selma, Alabama.” Y Selma, una población de 29.500 habitantes, ha pasado a la historia.

Desde allí, después de incidentes violentos que indignaron a todo el país, comenzó la magna marcha en que unas 25.000 personas recorrieron a pie en cinco días los 80 Km. que hay hasta Montgomery, capital del estado. Protegidos por agentes federales y soldados, los manifestantes se congregaron frente al capitolio estatal para exigir que se respete su derecho al voto (LIFE, 1965-04-26, pág. 17).

Figura 91. En la marcha. El reverendo Martin Luther King, acompañado por su esposa, estuvo al frente de los manifestantes que marcharon de Selma a Montgomery. Participaron representantes de todas las clases y religiones (LIFE, 1965-04-26, pág. 19).

Las marchas fueron el significante

común para referir por entonces las

emociones de descontento, indignación y

279 Los trazos del poder en la posguerra resistencia. Por vía ecfrástica, los medios de

comunicación las convirtieron en símbolo de

un período de transformaciones sociales que

resultaba prometedor, pero que a día de hoy,

y a pesar de haber transcurrido algo más de

medio siglo de incansable lucha, no termina

de consolidarse.

De hecho, en el ámbito de la tras-

escena, esta contienda por la superación de la

discriminación racial inserta en la fuerza

estético histórica una duda insoslayable,

incómoda y reiterativa, que devela de

continuo las flaquezas del sueño americano, y

que por momentos extiende entre la opinión

pública un manto de incertidumbre acerca de

cuán sólida puede resultar toda esperanza

sobre una efectiva integración de las razas, a

la postre de las minorías y las mayorías. John

F. Kennedy parecía haber dado un paso

fundamental en la búsqueda de ese anhelo;

como lo reconocía James B. Canel, articulista

de LIFE en Español, sus esfuerzos en el

Congreso para impulsar un proyecto de ley en

tal vía mostraban algo más que un simple

ánimo de condescendencia: “Les pido que

examinen sus corazones, no en busca de la

caridad, porque el negro no quiere ni

necesita la condescendencia, sino para

reafirmar esa calidad sencilla, digna y

preciosa que nos une a todos como

americanos: el sentido de la justicia” (Canel,

1964-08-03, pág. 12). Pero la hora histórica

no llegó; el reverendo King fue asesinado, la

discriminación se perpetuó a través de

canales simbólicos, y aún hoy, con la misma

intensidad que a mediados del siglo XX, la

estela estética ofrece un panorama que no

pocas veces deprime a los más progresistas.

4.2. Los Kennedy: glamour y

sofisticación

En 1960, LIFE en Español cubrió la

reñida campaña presidencial en EE.UU.,

entre el vicepresidente Richard Nixon y el

joven candidato demócrata John F. Kennedy.

En una de las ilustraciones de la escena

aparece el segundo conversando con un

280 Revista LIFE en Español, 1955-1965

campesino, con un gesto que denota algo de

seriedad, mientras que al primero, subido en

un tractor, se le ve rodeado de granjeros, uno

de los cuales le eleva el brazo izquierdo en

señal de victoria (figura 92). El debate surtido

entre ambos, el primero en transmitirse por

televisión en la historia, cambió la forma de

hacer política en el mundo. Ya no solo se

gestaba en las plazas; ahora, de manera

tranquila, cada candidato daba cuenta de sus

puntos de vista, atacaba a su contrincante

desde una tribuna sin público presencial, pero

que los ponía en contacto simultáneo con

millones de personas. Los temas clave de esta

campaña fueron presentados por LIFE en

Español, haciendo especial mención de una

serie de pautas que a su juicio no deberían

estar ausentes en la discusión. A saber: 1) el

mejoramiento de la situación nacional; 2) no

descuidar la defensa nacional en medio de la

Guerra Fría; 3) los excedentes agrícolas; 4) la

política exterior; 5) derechos civiles; 6) el

tema religioso; 7) la educación; y 8) la

infraestructura vial.

Figura 92. Arriba: Visitando una granja, con ropa propia para la ciudad, Kennedy trata de sentirse como en su casa mientras conversa con Garland Kusel. Antes discutió el problema agrícola en Des Moines, Iowa, donde dijo: “No quiero irme sin visitar una granja.” Mrs. Kusel le obsequió las galletas hechas por ella. Abajo: Manejando un tractor, Richard Nixon recibe la felicitación de un granjero de Iowa después de participar en una competición de arados. Dada la importancia del voto rural, lo mismo Nixon que Kennedy dedican ahora mucha atención a los granjeros, cuyos ingresos han ido disminuyendo en época reciente (LIFE, 1960-10-17, pág. 16 y 17).

Las campañas de republicanos y

demócratas se caracterizaron por el elevado

uso de propaganda; las pancartas alusivas a

uno y otro candidato inundaron ciudades y

281 Los trazos del poder en la posguerra pueblos. Y es que si bien cada partido contaba

con sus enclaves fijos para obtener votos, era

claro dentro de los cálculos que la victoria

dependería del hecho de captar a las

poblaciones de negros y de latinoamericanos.

Cada quien buscó convencer a estos sectores

estratégicos, y en ese juego de seducción

hubo personajes que en sus respectivos

enclaves contribuyeron a marcar la

diferencia. Así, por ejemplo, LIFE en

Español comenta que:

Ambos partidos saben que el voto de los negros puede decidir las elecciones, y que los negros incidentes pueden decidir el voto. El político negro tal vez más poderoso que ha tenido el país es William Dawson (…), el representante del estado de Illinois ante el Congreso de los EE.UU., (…), en 1939 se pasó al Partido Demócrata y en 1942 fue elegido representante, cargo que desempeña desde entonces. Su base de operaciones políticas abarca seis barriadas del populoso corazón de Chicago (…). Además tiene influencia en la nación como presidente del comité parlamentario que investiga las operaciones gubernamentales, y dentro de su partido, como vicepresidente del Comité Nacional. Ha llegado a la cumbre política anteponiendo el partido a su raza. Esto se lo han censurado algunos negros. Pero su

prestigio nacional y sus convincentes razones han alentado a muchos negros del Sur a registrarse para ejercer el voto (LIFE, 1960-10-17, pág. 24).

La escena recrea variados detalles del

clima previo a las elecciones. La campaña

enfrenta a Nixon, el hijo de un tendero,

contra Kennedy, el hijo de un ex embajador

de los EE.UU. en Gran Bretaña. El primero se

hizo abogado después de sortear múltiples

dificultades, mientras el segundo se recibió

con honores en Princeton y en Harvard. Uno

y otro son fiel muestra de las posibilidades

que ofrecen los EE.UU. Mientras que la

semblanza de Nixon es un claro ejemplo de la

historia del hombre que “se hace a sí mismo”,

en el caso de Kennedy se destaca el que sus

padres, habiendo llegado a Norteamérica

huyendo del hambre que asolaba a Irlanda,

merced a su tesón lograron dejar atrás las

limitaciones económicas para vincularse al

mundo del comercio y las finanzas. Ambos

candidatos aparecen, pues, en LIFE en

Español como el resultado de un sistema

282 Revista LIFE en Español, 1955-1965

democrático que recompensa el esfuerzo

personal y la convicción.

La campaña torna muy pareja, los

partidos van a las elecciones sin garantía de

triunfo. Nixon, de alguna forma, supone la

continuación del legado de Dwight

Eisenhower, con sus aciertos y sus

fragilidades; Kennedy, en cambio, se muestra

en escena como el vocero de la innovación,

como el representante del discurso inteligente

y la confianza, aquel que no solo alude a los

EE.UU. como una potencia triunfante, sino

que a su vez cree y se compromete con la

tarea de hacer del mundo un lugar mejor. Con

imágenes y discursos los medios de

comunicación, particularmente LIFE en

Español, construyeron una écfrasis sobre

esperanza y renovación. De a pocos se iba

gestando un cambio en la forma de hacer

política. Frases cortas y contundentes,

retórica convincente, emotiva y soportada en

la técnica, especialmente la visual, que

moviliza a las masas y concita su entusiasmo,

que literalmente oferta a los sonrientes

candidatos cual si fueran otras más de las

marcas que saturan el mercado (figura 93):

Kennedy y Nixon se convirtieron así en los

modelos de una época que migraba de lo

discursivo a lo ecfrástico, en la cual el

escenario político, dinamizado por los

avances técnicos de la reproductibilidad,

lograba ahora más que nunca convertirse en

circunstancia cotidiana para millones de

votantes.

Figura 93. Gran entusiasmo ante la campaña electoral (LIFE, 1960-10-17, págs. 12-13).

Cada candidato buscó convencer,

ambos apelaron a expresiones muy

específicas y diferenciadas del objetivo

nacional de los EE.UU. Entre tanto, los

gobernados, expectantes por lo que pudiera

pasar con su futuro, atendieron a los

283 Los trazos del poder en la posguerra discursos, ojearon en los periódicos y revistas

las propuestas, e hicieron largas filas para

inscribirse como votantes (figura 94), para

renovar por cuatro años más sus esperanzas,

o al menos para ser cubiertos con los

beneficios que depara el ejercicio del deber

ciudadano. En la tras-escena la maquinaria

política ya no solo estaba aceitada, sino que

ahora contaba con el apoyo de los medios

audiovisuales y de las impresiones a gran

color. La lucha política se hizo estética, En

este terreno los políticos profesionales

(Weber, 2004), lejos de ser los diletantes que

prometen sin más, miden cada palabra, se

cercioran apelando a cifras precisas, se cuidan

de que sus cuerpos estén en consonancia con

la idea que pretenden difundir. Tal encuentro

entre movidas burocráticas, ingenio, estética

y emotividad perfiló la contienda, al tiempo

que sentó las bases para la trayectoria de los

nuevos políticos profesionales. Al final

Kennedy saldría victorioso, los resultados de

las elecciones confirmaron el cambio estético

que estaba teniendo lugar en los EE.UU. Este

no solamente fue un triunfo del Partido

Demócrata, sino de una renovada modernidad

que por fin empezaba a romper las cadenas

que la ataban al período entre guerras.

Figura 94. Una fila de puertorriqueños llena los formularios de la Junta Electoral de Nueva York. Unos tendrás que pasar el examen de alfabetismo; otros ya lo pasaron y pueden registrarse para votar. A. R. Colón, de 29 años, capataz de una fábrica, lo ayuda su hijo, de 7 años, alumno de una escuela norteamericana (LIFE, 1960-10-17, pág. 21).

Nueva mano, nuevo verbo, nuevo estro

En febrero de 1961, LIFE en Español

registró con profusión la toma de posesión del

presidente número 35 de los EE.UU.: John

Fitzgerald Kennedy. Una fotografía de doble

página abre el artículo, en ella se ve al joven

presidente, de semblante sonriente y

esperanzado, señalando al horizonte,

probablemente al futuro, así como a la bella

Jacqueline, su esposa, que lo observa con

284 Revista LIFE en Español, 1955-1965

cierto embeleso (figura 95). Cientos de

personas lo observan directamente, dos

hileras de uniformados exornan a la multitud

y crean una pasarela en el medio; al igual que

ellos, miles en el resto del mundo presencian

el evento. El argumento de Kennedy recibe

toda la atención, no se trata de las palabras de

un individuo solitario, sino de la proclama al

unísono de toda una generación que anhela un

cambio. El nuevo presidente, asumiendo el

control de la primera potencia mundial, mira

al futuro con convicción y esperanza. “Nueva

mano, nuevo verbo, nuevo estro”, titula LIFE

en Español a la escena, su cubrimiento

sugiere una transformación en la dirección

política del país. La paz ecuménica se

posiciona como el imperativo político, el

mundo, según se hace ver, clama nuevamente

la intervención norteamericana, y Kennedy,

el soñador, el hombre de las metáforas, el

visionario, ha sido el llamado para llevar a

cabo dicho propósito.

El nuevo mandatario, de 43 años, en un vibrante discurso inaugural delineó

la nación del futuro: una fuerza benévola pero indómita para el bien y la justicia en el mundo, consciente de sus nuevas obligaciones, pero fiel a su pasado revolucionario. La nueva era fue recibida con celebraciones caracterizadas, más que por la pompa, por el fervor de Kennedy (LIFE, 1961-02-20, pág. 11).

Las imágenes incluidas en el artículo

muestran el especial interés con que la

audiencia recibió el discurso del novel

presidente. Personas atentas a pesar del frío,

en su mayoría elegantemente ataviados con

sus mejores galas, con sombreros de copa y

considerablemente abrigados, escuchan

absortos. La multitud sigue cada gesto, cada

palabra, cada metáfora. Ese día no están

asistiendo a un evento más. Para ellos, como

para los que, sin estar presentes, ven también

renacer su esperanza, se trata del reencuentro

de los EE.UU. con su objetivo nacional, y en

últimas de un augurio de prosperidad

generalizada.

285 Los trazos del poder en la posguerra

Figura 95. Nueva mano, nuevo verbo, nuevo estro (LIFE, 1961-02-20, págs. 10-11).

287 Los trazos del poder en la posguerra

Dos personajes llaman la atención de

LIFE en Español: un poeta y un prelado

(figura 96). El sol impedía que el poeta viera

su escrito, mientras que el sacerdote dirigía

sus palabras en medio del humo. Estas

circunstancias nimias a las que alude la

revista no le quitan trascendencia al

momento, y en cambio parece como si le

brindaran un aire acogedor.

Figura 96. Izquierda: En un emocionante episodio de la transmisión del poder, Robert Frost, de 86 años, el poeta patriarcal nativo de Nueva Inglaterra, despierta la simpatía general del distinguido auditorio. Derecha: El atril humeante lanza volutas hacia el cardenal Richard Cushing, amigo íntimo de la familia Kennedy (LIFE, 1961-02-20, pág. 14 y 15).

El poeta, Robert Frost, exaltó el

horizonte estético que se espera transformar

con la nueva generación. Ejecuta su

composición de memoria, es una alegoría al

programa de Kennedy. “No puedo ver en esta

luz”, dice, es como si su frase banal estuviera

describiendo un nuevo resplandor, distinto,

intenso, que mana de la generación que toma

el poder ese día. La revista transcribe un

fragmento del poema: “la agitación que reina

en torno de nosotros es algo que no podemos

menos de amar”. Esta composición laudatoria

es de alguna manera una bienvenida a la

revolución pacífica, temática que el discurso

del presidente reiterara continuamente. El

prelado, Richard Cushing, hizo un cierre

simbólico al invocar a Dios. Así, la ceremonia

tuvo su punto culmen con la anexión del arte

al ejercicio cotidiano del poder, como

aglutinante del devenir con la tradición, y

como revitalizador estímulo simbólico de la

alianza laica entre la institución religiosa y el

Estado norteamericano.

Por su parte, la nueva primera dama,

Jacqueline Kennedy, es retratada

reiteradamente, parece más una modelo, una

actriz que cumple con las exigencias del

libreto. Su éxito será el instaurar un nuevo

estilo; vestida elegantemente atrae las lentes

de las cámaras de todos los fotógrafos y las

288 Revista LIFE en Español, 1955-1965

miradas de los asistentes al evento, todos a la

expectativa de cada sonrisa suya, pendientes

por su glamour (figura 97). LIFE en Español

lo registra todo, con su écfrasis reiterada no

solo recrea los acontecimientos, sino que crea

significaciones, nuevas imágenes. De esta

manera, aparece la política como articulación

de ser y deber ser, como movimiento

dialéctico entre lo viejo y lo nuevo, la guerra

y la paz, los amigos y los enemigos, los ricos

y los pobres, el pasado y el futuro; pero sobre

todo entre realidad y utopía.

Figura 97. Una nota elegante ofrece Jackie, la primera dama, con su vestido blanco, bordado de plata. Aquí charla con su marido y con el vicepresidente Johnson. Poco después de medianoche se fue a casa (LIFE, 1961-02-20, pág. 19).

Este discurso, hecho plástico por la

revista, tiene una fuerza que insinúa

convicción religiosa, pero que sigue un ritmo

secular. Temas simbólicos como la libertad,

la revolución, el cambio y la nueva frontera

emergen allí, su retórica comporta metáforas

que aluden a iluminación y transformación.

La misma LIFE en Español reconoce que no

es común en la política encontrar este tipo de

giros, pletóricos de erudición e ímpetu.

A las hermanas repúblicas situadas al sur de nuestras fronteras les hacemos una promesa especial: trocar, mediante una nueva alianza en pro del progreso, nuestros buenos deseos en buenas obras; ayudar a los hombres y gobiernos libres a despojarse de las cadenas de la miseria. Mas esta pacífica revolución de anhelos no debe convertirse en presa de potencias hostiles. Sepan todos nuestros vecinos que nos uniremos a ellos para combatir la agresión o la subversión en cualquier lugar de las Américas. Y que sepan todas las demás potencias que este hemisferio se propone seguir siendo el amo en su propia casa (Kennedy, 1961-02-20, pp. 16-17).

En el discurso del presidente también

hay lugar para la pedagogía y el uso de

analogías. Kennedy compara las enseñanzas

del profeta Isaías sobre opresores y oprimidos

289 Los trazos del poder en la posguerra con la situación de los países del sur.

Recuerda la actitud displicente de los EE.UU.

hacia ellos en el pasado, y se compromete a

aliviar sus problemas. Por su parte, a los

enemigos los trata de nueva manera,

convocándolos al trabajo común para la

preservación del planeta y la construcción

colectiva de un mundo más grato y humano.

La tras-escena ofrece para el análisis un

nuevo horizonte para el ejercicio de la

Libertad, en el cual se rescatan valores como

el trabajo individual, la reconstrucción de la

ética pública y la recuperación de la

solidaridad. Ya no se trata de empuñar las

armas (aunque estas eventualmente se

necesiten), la guerra debe ceder su lugar a la

lucha ideológica contra las representaciones

de la tiranía, la pobreza, la enfermedad y la

misma guerra; la meta fijada es el mundo de

legalidad, que promete seguridad a los

débiles, entre ellos las naciones

latinoamericanas. Como écfrasis inversa, del

discurso emerge la representación de un

continente unido y fuerte, con un mercado

común y tareas culturales conjuntas. También

allí aparece la Guerra Fría, con el apremio

explícito para emprender acciones

improrrogables.

Kennedy lleva al poder a ‘los mejores’

En un extenso artículo, Robert

Coughlan, articulista de LIFE en Español,

presenta el gabinete de John F. Kennedy.

Señala que el presidente ha buscado crear un

equipo de trabajo brillante, activo y tenaz. La

tarea, según resalta, consiste en guiar al país

hacia la construcción de una Nueva frontera,

que depare la superación de la ignorancia, el

establecimiento de relaciones con los que

antes eran invisibilizados y la alianza con el

enemigo a fin de resolver los males

colectivos. Kennedy busca a los mejores

hombres para cada una de las carteras,

siguiendo así lo hecho por algunos de los

mejores presidentes. Lincoln, por ejemplo,

había planteado que necesitaba hombres más

inteligentes que el más, dispuestos, con más

capacidades.

290 Revista LIFE en Español, 1955-1965

Figura 98. El nuevo gabinete se reúne con el presidente en la Casa Blanca. En círculo, de izquierda a derecha: Bell, director de Presupuesto (de espaldas); Day, director general de Correos; el vicepresidente Johnson; McNamara, secretario de Defensa; Freeman, secretario de Agricultura; Goldberg, secretario del Trabajo (casi oculto); Hodges, secretario del Comercio; Robert Kennedy, fiscal general; Rusk, secretario de Estado; el presidente; Dillon, secretario del Tesoro; y Udall, secretario del Interior. Faltaron a la reunión Ribicoff, secretario de Salud, Educación y Previsión Social, y Stevenson, embajador en la en la ONU (Coughlan, 1961-04-17, pág. 58).

El gabinete presidencial se conforma

por hombres muy jóvenes, apenas 2 de ellos

mayores de 50 años (figura 98). Allí está

también el hermano del presidente como

fiscal general: Robert Kennedy, que cuenta

tan solo con 35 años de edad. LIFE en

Español los retrata, muestra sus

impresionantes hojas de vida y destaca sus

condiciones para cumplir una tarea exigente.

Cuentan con tenacidad, han probado su

diligencia y brillantez. La revista, a la par de

esta descripción, se permite augurar éxito

para la gestión de Kennedy.

Kennedy quizás tenga más éxito que Roosevelt en la lucha contra la monumental inercia de la burocracia.

No sólo es hombre dinámico y capaz, sino que además cuenta con todo un personal de gente pujante y eficaz, que ya ha hecho tantos prodigios por su jefe y héroe que uno titubea antes de decir que hay cosas que no podrán realizar. La mayoría de ellos ya trabajaba en su despacho senatorial cuando Kennedy inició hace 15 meses la asombrosa ascensión que lo llevó a la presidencia. Lucharon por él durante las elecciones primarias estatales bajo el mando de Robert Kennedy, y siguieron combatiendo durante la campaña electoral. Ahora se han trasladado en masa a la Casa Blanca, junto con algunos refuerzos reclutados por el camino. Como ayudantes del presidente, sin duda se los debe incluir en el grupo de hombres que lo ayudan a ejercer en la práctica el “control” del gobierno. Coordinan su actuación de maravilla, y por lo tanto, como parte del equipo, cada cual contempla y exalta la labor de los demás (Coughlan, 1961-04-17, pág. 63).

Todos ellos, hombres inteligentes,

pujantes y eficaces, son ejecutivos que han

probado su acierto en la dirección de los

asuntos privados, pero que además han

confirmado su dedicación. “Para merecer ese

orgullo y esa honra “los mejores hombres”

tendrán que dar o mejor de sí” (Coughlan,

1961-04-17, pág. 65), es lo que indica el

articulista. Se diseña allí un nuevo estilo de

funcionario público: formado en la

291 Los trazos del poder en la posguerra universidad, con experiencia en el sector

privado, con espíritu de liderazgo en su

campo de especialización. La semblanza de

cada integrante del gabinete es una

confirmación del lema: “los mejores deben

llegar a la cima”.

Este estilo de gobierno tiene su

soporte en la juventud, algo que constituye

uno de los principales ingredientes de la

nueva estética política diseminada desde los

EE.UU. hacia el resto del mundo, y que

destaca en LIFE en Español como correlato

de la fuerza estético histórica. En la tras-

escena, este es el signo de distinción de los

nuevos gobernantes: 1) universitarios; 2)

urbanos; 3) cinéticos; 4) dinámicos; 5)

modernos. En estos primeros días del

gobierno de Kennedy todo es entusiasmo,

revive una confianza después de la Segunda

Guerra Mundial. Pareciera que la amenaza

nuclear quedara suspendida por el discurso y

la motivación colectiva. Las

responsabilidades asignadas al equipo, el

trabajo propuesto para un nuevo tipo de

relaciones con América Latina y la

posibilidad de navegar el espacio sideral son

el culmen de una carrera que puso a los

EE.UU. en la cima de la política

internacional.

Kennedy: presidente trotamundos

El joven presidente Kennedy y su

atractiva esposa, en seguimiento de programa

de consolidación de alianzas globales, se

deciden a viajar por el mundo; los vecinos

Canadá y México son sus primeros destinos,

América Latina, Europa y Asia están en turno

de espera en el listado de su bitácora

internacional. Con ellos se dibuja un nuevo

estilo del poder: el de este hombre de aspecto

innovador, que lleva su mensaje sobre una

política moderna a todas partes; el de aquella

mujer sofisticada, que ameniza cada ocasión

con su presencia, que luce los mejores

atuendos y que invita a las demás, de su país

y del resto del mundo, a ser de igual modo

glamurosas, elegantes y distinguidas.

292 Revista LIFE en Español, 1955-1965

Figura 99. Arriba: Solemnes, el presidente Kennedy y su esposa aparecen aquí con el presidente de Colombia, Alberto Lleras Camargo, en el aeropuerto de Bogotá. Medio millón de colombianos fue a recibirlos. Abajo: Alborozadas, las multitudes caraqueñas lanzan entusiastas gritos de bienvenida al paso de la caravana de Kennedy por la capital venezolana (LIFE, 1962-02-05, pp. 18-19).

34 Caroline Kennedy, hija de la joven pareja presidencial, indica lo siguiente: “Además de su pasión por la historia, mis padres compartían la convicción de que la civilización norteamericana había alcanzado la mayoría de edad. Hoy esto parece una propuesta nada notable, pero en aquel momento Estados Unidos empezaba a emerger como poder global y aún se tenía como referente de dirección y liderazgo a Europa. Mis padres creían que Estados Unidos debía liderar con sus ideales, no solo con el poder político y militar, y querían compartir con el mundo nuestros logros culturales y artísticos. Mi madre tuvo un papel decisivo en el desarrollo de lo que ahora se llama «diplomacia suave». Viajó con mi padre y sola, a menudo hablando los idiomas de los países que visitaba. Causaba sensación a nivel internacional” (Kennedy, 2011, pág. 21).

Cada visita de ellos constituye un

acontecimiento, en países como Colombia y

Venezuela el pueblo se desborda por

saludarlos (figura 99). La écfrasis

comunicativa funge como la herramienta

idónea para seguir a este matrimonio de

trotamundos que discute los problemas

políticos del mundo en Viena, en París o en

Bogotá, mientras se deleita con los

refinamientos de una diplomacia que disuade

y seduce. LIFE en Español sigue su

variopinto periplo, cubriendo las reuniones

que sostienen con de Charles de Gaulle en

París y con Nikita Khrushchev en Viena. Con

ellos la elegante diplomacia ahora impera a

sus anchas, el antes y el después de los

EE.UU. queda definido con los buenos

oficios de esta joven, sofisticada y mediática

pareja34.

293 Los trazos del poder en la posguerra

Figura 100. Arriba: Cuando Kennedy se encontró con Khrushchev en Viena, se despidieron sin lograr resolver los problemas, a pesar de sus largas conversaciones. Abajo: En Versalles, con deslumbrante atavío, Jackie y el Presidente aparecen con de Gaulle y su esposa durante una función de ballet en el teatro Luis XV (LIFE, 1962-07-09, pp. 24-25).

Los fotógrafos de LIFE en Español

dejan ver que Jacqueline Kennedy se llevó la

palma (figura 100), encantando “al austero y

galante de Gaulle y al tosco y campechano

Khrushchev con su gracia y belleza” (LIFE,

1961-07-10, pág. 31). Su estilo inaugura una

nueva forma de realeza, de corte secular, que

con decoro y pleno cuidado de las reglas de

protocolo aboga por la defensa de la libertad

y de Occidente. Mientras adelanta la

discusión sobre temas estratégicos como el

armamento nuclear y la situación cubana,

asiste a banquetes, bailes y sitios exclusivos.

La revista consigna todo esto, al tiempo que

deja plasmado el entusiasmo suscitado por la

presencia de los Kennedy.

No basta con diseñar la política desde

el salón oval. Ahora, en vivo y en directo, la

pareja difunde por doquier su mensaje, siendo

la gracia y la condición políglota de la

primera dama argumentos por sí mismos

convincentes. Es tan así que, por ejemplo, en

Berlín el presidente se presenta como el

294 Revista LIFE en Español, 1955-1965

“acompañante” de la señora Kennedy. El

arma de la sofisticación marca diferencia, y

los trajes costosos de los modistos exclusivos

y los accesorios adecuados para cada ocasión

fundan un estilo que construye una imagen

benevolente y amiga de la nación

norteamericana. Es este el uso de armas con

cariz estético, son los hombres y mujeres de

la Nueva Frontera mortales comunes y

corrientes, pero que cuentan con un halo de

poder que los hace prácticamente

incuestionables. La forma y el color son sus

mejores aliados, han alcanzado la cima para

ser vistos y convencer. Esta nueva era es

condensada en una página doble en la que

aparecen los Kennedy desfilando con la

guardia inglesa, reuniéndose con Nikita

Khrushchev, inaugurando el baile con la

Reina Isabel, recibiendo honores en el

aeropuerto El Dorado de Bogotá, visitando al

papá Juan XXIII, caminando por las calles de

Caracas del brazo del presidente Rómulo

Betancourt, en Pakistán siendo conducidos en

un antiguo coche, y en la ópera rodeados de

la élite del mundo. El presidente trotamundos

hizo de la política una expresión mediática

por excelencia; fue el signo de un gobierno

cinético extendido y ejecutado a lo largo de

los periplos emprendidos hacia todo el

planeta.

Desde que Franklin D. Roosevelt iniciara su política del “Buen Vecino”, hace tres décadas, ningún otro presidente de los EE.UU. ha demostrado un interés tan directo por las relaciones del país y la América Latina, como John F. Kennedy. En enero de 1961, apenas dos semanas después de la asunción del mando, Mr. Kennedy aceptó la invitación de LIFE en Español para dar a conocer su política latinoamericana a los lectores de la revista. En esa declaración dio por primera vez amplia difusión la frase “Alianza para el Progreso”. Pocas semanas después, en marzo, durante una recepción ofrecida en la Casa Blanca al cuerpo diplomático latinoamericano, expuso su programa relativo a la Alianza con detalles explícitos. En diciembre pasado, acompañado de su esposa, hizo su primer viaje a la América del Sur para asistir a la inauguración de proyectos comprendidos en el programa de la Alianza, en Venezuela y Colombia. Así, desde el comienzo mismo de su gestión presidencial, hace 18 meses, Kennedy ha demostrado vivo interés en hacer cuanto pueda para mejorar las antiguas relaciones, en ocasiones difíciles, entre las Américas (LIFE, 1962-07-09, p. 24).

295 Los trazos del poder en la posguerra

Los presidentes norteamericanos

viajaban a las conferencias internacionales

para definir las condiciones de la guerra o

como repartir el mundo; ahora, y conforme se

vislumbra en la tras-escena, sus visitas

diplomáticas, tan trascendentes como las de

antaño, enarbolan la sofisticación y la sutileza

como valiosos instrumentos de negociación.

De esta égida estética Los Kennedy fueron

embajadores, oficiaron como demiurgos de

esa transformación arrastrada en el curso de

la fuerza estético histórica que, materializada

en los diarios y revistas de la época, convirtió

en afirmación de verdad el matrimonio entre

lo geopolítico y el glamour popularizado.

La primera dama rinde culto a la historia

en la Casa Blanca

En una imagen de página entera la

revista LIFE en Español presenta a una mujer

joven, de rostro sereno (figura 101). En su

boca se dibuja una breve sonrisa, denota

confianza. Sus grandes ojos miran al

espectador con insistencia, pero sin malicia;

es una mirada neutra, la de una mujer de clase

alta acostumbrada a la distinción y el

prestigio. Es la primera dama de los EE.UU.:

Jacqueline Bouvier Kennedy, la aristócrata

educada en Francia y devenida en símbolo de

clase para el mundo entero.

Figura 101. Jacqueline Kennedy (LIFE, 1961-01-23, pág. 44).

Esta fotografía sentó las bases del

ícono, dotándolo de encanto y sofisticación, y

haciéndolo digno de imitación para cada

mujer. Sus vestidos de un solo tono y paños

ligeros, sus collares de perlas, su cabello corto

296 Revista LIFE en Español, 1955-1965

y su cintura esbelta son definidos por la

revista como rasgos auténticos de su carácter,

al tiempo que destacan sus dotes a la hora de

emprender en la Casa Blanca una

remodelación que ha conducido a “devolver a

la antigua mansión su aspecto y ambiente

auténticos” y que “ha sacado a la luz los

olvidados tesoros descartados por sus

antecesores”.

LIFE en Español recorre a nombre del

mundo la Casa Blanca, revela el misterio de

sus amplios corredores, de sus alfombras

mullidas, de sus lámparas colgantes, de sus

pinturas de exquisitez premeditada, los

dinteles altos y flanqueados por detalles de

inspiración clásica. No es una anciana quien

guía a lo largo de tal recorrido; es una joven

que alcanza apenas los treinta años. Se mueve

allí con la solvencia que le infunden sus

estudios en arte y restauración, y con ello

rinde culto a la historia de la Casa Blanca.

Como comenta LIFE en Español, “El

Presidente le ha dado su estímulo, y por creer

que el proyecto concierne no sólo a su

familia, Mrs. Kennedy desea que todos se

enteren de lo que está haciendo y por qué lo

hace” (LIFE, 1961-10-16, pág. 62).

Figura 102. Empequeñecida por su gran danés, Jackie, de 7 años de edad, actúa con envidiable aplomo en un concurso canino celebrado en Nueva York (LIFE, 1963-05-27, pág. 43).

Pero no es solo la historia de la sede

de gobierno, sino a su vez la de su agraciada

protectora. Su infancia afortunada en las

estancias familiares (figura 102), su perro

297 Los trazos del poder en la posguerra gran danés, casi tan alto como ella, su

adolescencia sana y despreocupada que ya

insinuaba su hermosura en la adultez. El

mundo entero la mira, y ella, en cuanto

tributaria de esa admiración colectiva, a su

vez esculpe a ese mundo, que para ella, según

LIFE en Español, siempre ha sido “plácido y

risueño”. De niña con abrigo y sombrero, de

esposa con mantilla de encaje; vestido sin

mangas, zapatos blancos de tacón puntilla y

guantes que cubren la mayor parte del

antebrazo; sillones de estilo señorial que

perpetúan un legado. Es el buen gusto, que

ahora no proviene de Francia, sino del nuevo

canon de belleza: el norteamericano,

instaurado como legítimo y perenne.

El espíritu de la joven primera dama

se transforma así en figura simbólica. Pero no

es su cuerpo esbelto lo que debe exaltarse en

sí mismo, sino el ideal materializado en él.

Una ética del trabajo que se transforma en

puerta de entrada al disfrute terrenal de la

gracia, he allí una impronta que parece

deslizarse como mensaje para las

consumidoras del mundo. Jacqueline

Kennedy es a un tiempo ama de casa y mujer

pública, el ser la primera dama de la primera

potencia le brinda la capacidad para participar

activamente en la tarea de definición de los

contornos del buen gusto. Redecora la Casa

Blanca, establece qué es significativo y cómo

lo es, mueve con sus manos cada mueble y

cada lámpara hacia posiciones que intuye

apropiadas, sigue con cuidado el camino de la

autenticidad, y de paso perfila la estética de

una nación tejida con los jirones de una

pléyade de culturas.

Señala Georges Didi-Huberman

(1997) que el observador, sin saberlo,

también es mirado desde la aparente distancia

y neutralidad de la imagen. Jacqueline

Kennedy no es la estampa estática, como sí

esa fuerza plástica que, apoyada en la

significación de un mundo de distinción y

clase, devuelve la mirada y transforma al ya

no tan impertérrito observador. No atañe

298 Revista LIFE en Español, 1955-1965

únicamente al consumidor norteamericano,

sino a su vez al resto del planeta. Las

elaboraciones de Oleg Cassidi, diseñador

principal al servicio de Jacqueline Kennedy,

se reprodujeron. Las mujeres se cortaron los

cabellos y los embardunaron con viscosas

sustancias para ser como ella, su imagen fue

el símbolo a imitar en cada portada de revista

sobre belleza y estilo. Ella fue la

representación viviente de un cambio de

forma para las mujeres, su imagen dio curso a

la fuerza estético histórica.

La restauración de la Casa Blanca

permitió colocar en cada uno de sus espacios

obras donadas que la convirtieron en un gran

museo (figura 103). Pareciera que la icónica

Jacqueline Kennedy se hubiera preparado

para ello con sus clases en la Sorbona, con sus

35 Al respecto, Caroline Kennedy comenta sobre su madre: “También comprendió que la Casa Blanca en sí misma era un símbolo poderoso de nuestra democracia y quería asegurarse de que esta proyectara lo mejor de Norteamérica a los estudiantes y a las familias que la visitaban, así como a los jefes de Estado extranjeros que se recibían allí. Trabajó duro no para «redecorar» —palabra que odiaba— sino para restaurar la Casa Blanca de forma que el legado de John Adams, Thomas Jefferson, James Madison y Abraham Lincoln fuera visible. Transformó la biblioteca de la Casa Blanca para exhibir obras clásicas de la historia y la literatura norteamericanas. Creó un comité de bellas artes y una asociación de historia de la Casa Blanca para recopilar una colección permanente de pintores y artes decorativas norteamericanos que se convertiría en una de las más bellas del país. Convirtió la Casa Blanca en el mayor escenario del mundo e invitó a los artistas más importantes a actuar allí. Recibía con los brazos abiertos a jóvenes músicos, cantantes emergentes de ópera afroamericanos, músicos de jazz y bailarines modernos, todo para despertar y difundir la apreciación por las artes y la cultura norteamericanas” (Kennedy, 2011, pág. 21).

lecturas sobre Versalles a la luz de la mirada

del duque de Saint Simon, como fotógrafa del

Washington Times Herald35.

Figura 103. En el Salón Azul, Mrs. Kennedy ayuda a colocar en su sitio un candelabro perteneciente a la era de Monroe, formado por una cariátide dorada (LIFE, 1961-10-16, pág. 65).

299 Los trazos del poder en la posguerra

Figura 104. Jacqueline piensa cómo usar su hallazgo, con la tapa de una sopera que fue de Andrew Jackson en la mano. En el suelo, otras tapas y un balde de plata (LIFE, 1961-10-16, pág. 69).

El símbolo político de la Casa Blanca

es el tesoro artístico que en ella se guarda.

Pero además la Casa Blanca se convirtió en

centro de encuentro de artistas notables.

Pablo Casals dio allí un famoso concierto, los

intelectuales asistieron con sus galas y sus

esposas a recibir el homenaje del presidente y

su esposa. Jacqueline Kennedy fue la

impulsora del Comité de Bellas Artes y de la

Asociación de Historia. Merced a sus oficios

la Mona Lisa de Leonardo da Vinci visitó los

EE.UU. Gracias a su cultivada intuición llegó

a concebir la Casa Blanca como un espacio

significativo para rendir tributo a la historia

de dicho país (figura 104).

En la tras-escena, LIFE en Español

deja ver cómo esta “esteta francófila” —como

la define Michael Bechloss— tuvo un

importante papel en el diseño de esta nueva

forma de hacer política, con sedas, encajes,

guantes, música clásica y letras francesas.

Antes de Jacqueline Kennedy ninguna

primera dama de los EE.UU. se había

caracterizado por haber cursado estudios

universitarios (se graduó de la George

Washington University y realizó estudios en

Francia); se encargó de convertir esa

formación en herramienta de conformación

de un particular estilo para la Casa Blanca, y

a su vez le brindó a la gestión de su esposo un

300 Revista LIFE en Español, 1955-1965

especial atractivo político. Además de sus

trajes perfectos, sus sombreros y su colección

de guantes, también imprimió un aire

cotidiano y ameno a la vida de la mansión

presidencial.

El asesinato del presidente Kennedy

Figura 105. Tras rosas y sonrisas una tragedia mundial (LIFE, 1963-12-23, pág. 9).

El 22 de noviembre de 1963 fue

asesinado John F. Kennedy. El presidente

había llegado a Dallas la mañana de ese día,

acompañado de su esposa, para proseguir su

campaña de reelección. Las imágenes que

aparecen en LIFE en Español un mes después

revelan la secuencia de su recorrido fatal a

bordo del Cadillac Lincoln, secuencia que

posteriormente sería analizada en la comisión

Warren. El suceso conmovió a millones de

personas, en América Latina, el deceso de

Kennedy fue llorado con amargura. Este era

el acontecimiento más dramático que podía

ocurrir a los ciudadanos de los Estados

Unidos, y también a buena parte del mundo,

que había creído en el cambio esperanzador

propiciado con el mensaje sobre la Nueva

Frontera. Se observa en las páginas de la

revista la imagen del vehículo presidencial

abandonado, con algunas flores

desperdigadas en su interior que, siendo

momentos antes portadas por Jacqueline

Kennedy, ahora resultaban ser el reflejo

incierto del impasse (figura 105).

¿Qué había pasado hasta ese

momento? Bastante reciente estaba en el

recuerdo de los norteamericanos el

descalabro de Bahía Cochinos y, más aún, la

asunción por parte de Kennedy de toda la

responsabilidad respecto de ello. El hallazgo,

meses atrás, de misiles soviéticos en Cuba era

otro de los eventos que enrarecía el ambiente

en una época de por sí crítica para los

301 Los trazos del poder en la posguerra EE.UU., algo que no cambió demasiado

después de que la URSS retirara de la isla

caribeña dichos dispositivos tácticos. Las

cosas no marchaban del todo bien para el

presidente, ese que no hace mucho llenara de

esperanza a millones de sus compatriotas, y

que ahora caía a tiros al lado de su esposa, en

medio de un acontecimiento que reserva a día

de hoy más dudas que certezas.

Figura 106. Jacqueline Kennedy aún compartiría una hora de vida rebosante de entusiasmo con el hombre que aparece a su lado (LIFE, 1963-12-23, pág. 8).

Llama la atención la actitud del

equipo editorial de LIFE en Español. ¿Cómo

explicar que en la versión de una revista que

ha dedicado tantas palabras para el

presidente, de alabaza primero y de crítica

después, se describan los hechos del asesinato

de Kennedy con tan corta extensión? Ante un

hecho tan dramático LIFE en Español

recurrió a imágenes y a descripciones cortas,

todo fundido en una síntesis de rosas y

sonrisas (figura 105).

Vibrante, seguro, con la risa brotándole por los ojos, John F. Kennedy mostró a su esposa a la multitud congregada en el aeropuerto Love Field de Dallas y saludó a la jubilosa muchedumbre con la mano y el corazón. Para él, esto era un acto de diversión y de política; y para su tímida esposa, aun herida por la reciente muerte de un hijito, otra oportunidad de demostrar un espíritu de ternura y valentía, virtudes que tendrían que sostenerla de nuevo. Luego se formó una caravana —en la cual iban las damas cargadas de rosas— mientras oculto en una ventana de Dallas un asesino esperaba la llegada del desfile. De pronto, a las 12:30 p.m., se escucharon disparos. “Está herido” gritó una mujer. El auto presidencial se separó de la caravana. Cinco minutos después llegó al hospital. A las 12:45 p.m., un padre entró en la sala de emergencia a dar la extremaunción a Kennedy. Al salir

302 Revista LIFE en Español, 1955-1965

dijo: “Está muerto.” Las rosas, olvidadas, como las que se ven abajo en el auto del vicepresidente Johnson, se marchitaron mucho tiempo antes de que la conmovida nación norteamericana advirtiera cuán profunda era su propia pena (LIFE, 1963-12-23, pág. 9).

Figura 107. Muerte. En la cárcel de Dallas, Jack Rubí (derecha) mata al supuesto asesino Lee Harvey Oswald (LIFE, 1963-12-23, pág. 15).

LIFE en Español presenta lo sucedido

sin hacer análisis. Se conforma con indicar

cómo fueron asesinados otros presidentes de

36 En su texto Teoría de la imagen, Mitchell (Mitchell, 2009) hace mención a la película JFK, de Oliver Stone, y alude concretamente a las otras versiones que se manejan en torno a la muerte de John F. Kennedy. Resulta cuando menos llamativa la indicación acerca de la posible implicación de la Central Intelligence Agency en la perpetración de este magnicidio. Asimismo, comenta Juan Gabriel Vásquez (2015): “La noticia hablaba de una película que acababa de

los EE.UU.: Lincoln, Garfield y Mac Kinley.

Es como si los argumentos hubieran

desaparecido, como si se propendiera por

distraer a lectoras y lectores con otras

imágenes para ocultar la del asesinato. Se

comenta cómo fue velado el presidente,

mostrando el duelo en la Casa Blanca con una

pequeña fotografía del sepelio. Más adelante

se retrata a Lee Harvey Oswald en el instante

en que está por ser ultimado por Jack Ruby

(figura 106), y de quien la revista afirma que

en efecto fue el asesino de Kennedy. El

artículo pasa a mostrar seguidamente la nueva

política del presidente Lyndon B. Johnson.

LIFE en Español, que tanto ha hablado sobre

Kennedy en los años anteriores, guarda

silencio. No hay palabras, no hay explicación;

no hay más causa para este nefasto

acontecimiento que la sangre fría y las

maquinaciones comunistas de un

desequilibrado y solitario36.

303 Los trazos del poder en la posguerra

Figura 108. Jacqueline Kennedy. Historia de una mujer valiente (LIFE, 1964-01-06, pág. portada).

Días después, en su número del 6 de

enero de 1964, LIFE en Español hizo un

cubrimiento especial con ocasión del sepelio

de John F. Kennedy (figura 108). En sus

ser exhibida en Chicago y que llegaba a una conclusión irrefutable: al presidente Kennedy lo habían asesinado los disparos de «4 o tal vez 5 personas». La película, informaba la noticia, era obra de Robert Groden, un «fotógrafo y experto óptico de Nueva York»; un activista político de nombre Dick Gregory declaraba que la película «cambiaría el destino y la suerte del mundo». Eran dos nombres nuevos para mí, pero el resto de la noticia permitía deducir que la película en cuestión era la de Abraham Zapruder: la famosa filmación en ocho milímetros hecha por un aficionado el día del asesinato, esos veintisiete segundos que siguen siendo el testimonio más directo que tendremos jamás sobre lo ocurrido y la fuente de todas las teorías conspirativas que han nacido desde entonces. La película de Zapruder es parte de la conciencia popular del siglo XX (sus fotogramas viven en nuestras retinas y los identificamos de inmediato), pero en la fecha de la noticia no lo era todavía: seguí siendo más o menos secreta, o era sólo conocida por unos pocos, y por eso ni siquiera acertaba el redactor a darle el nombre con que ahora la conocemos; tal como estaba redactada la noticia, era posible incluyo que el redactor le atribuyera la autoría de la película al señor Groden, cuando lo cierto era que Groden —fotógrafo, experto óptico—había sido tan sólo el responsable de ampliarla, examinarla y denunciar con palabras firmes lo que veía en ella: es decir, el responsable de llegar a las espeluznantes conclusiones que iban a cambiar el destino y la suerte del mundo” (pág. 94).

páginas dio cuenta del cortejo fúnebre,

mostró a sus hermanos escoltando a

Jacqueline Kennedy, cubierta con un velo

negro y transida por el dolor. Se ven visitantes

de todo el mundo, la carroza fúnebre, los

niños acompañando a su madre, la bandera

norteamericana doblada con cuidado.

Jacqueline Kennedy buscó emular el funeral

de Abraham Lincoln hasta en los más

mínimos aspectos; llevando de la mano a sus

hijos se acercó al féretro y se puso de rodillas.

Cuidó cada detalle para que el recuerdo fuera

imperecedero, para que el pueblo, ojeando

una y otra vez esta secuencia, viera que no

solo había muerto un hombre, sino un

referente de la institucionalidad

304 Revista LIFE en Español, 1955-1965

norteamericana. Ella, como gestora de toda

una tradición estética en torno al poder en los

EE.UU., hizo otro tanto con el ritual

mortuorio (figura 109).

Figura 109. Recuerdo patriótico. Jacqueline recibe, ya doblada, la bandera que cubrió el féretro hasta el final (Hamblin, 1964-01-06, pág. 9).

En ese punto, la articulista de LIFE en

Español cuenta que Jacqueline Kennedy

estuvo visitando la tumba de su esposo por

varios días, hasta que regresó a pasar el día de

acción de gracias en Hannys Port con la

familia de este último. De igual modo, refiere

lo siguiente sobre la viuda:

Tras presenciar aquel acto de primitiva violencia, los espectadores pudieron ver a Mrs. Kennedy, vestida de luto y con mantilla negra de encaje, saliendo de la Casa Blanca, y luego subiendo los 36 escalones de mármol del Capitolio. Sin ninguna mano amiga en el hombro, sin velo que le tapara el rostro, y con una manecita en cada uno de sus enguantadas manos, clavó los ojos serenos en el féretro que subía lentamente por delante de ella. Mrs. Kennedy y los niños tomaron su lugar en la vasta rotonda. Caroline permaneció solemne y tranquila. John-John, como su padre solía llamarlo, observó con curiosidad a los soldados, examinó la bóveda, y empezó a saludar a los dignatarios con tanta amabilidad y en voz tan alta que fue preciso conducirlo al despacho del presidente de la Cámara baja (Hamblin, 1964-01-06, pág. 6).

Más adelante, LIFE en Español,

recogiendo un artículo publicado en Time,

reproduce lo concerniente al sepelio de Lee

Harvey Oswald y describe sus recorridos,

probados por los testigos.

Aunque Oswald no llegó a comparecer ante los tribunales, y aunque negó toda culpabilidad, difícilmente podía caber duda de que era el autor del crimen. Los agentes de la F.B.I. verificaron las características del arma, su número de serie, su procedencia de una casa de ventas por

305 Los trazos del poder en la posguerra

correo de Chicago, e incluso hallaron la hoja del pedido. Era una carabina militar de fabricación italiana, marca Carcano, de 6,5 mm., y había sido enviada a nombre de “A. Hindell” a una casilla postal de Dallas. Ese nombre y el número de la casilla se descubrieron después entre los efectos personales de Oswald. El número de serie era el mismo que el de la carabina encontrada en el depósito de libros. Las pruebas balísticas demostraron que el arma de Oswald fue la que disparó los tiros fatales; se encontraron impresiones de las palmas de sus manos en el cartón de las cajas de libros colocadas junto a la ventana, en el papel empleado para envolver las “cortinillas” y en la misma carabina. Pero, ¿por qué lo hizo? Tal vez por pura sugestión. Toda su vida Lee Oswald fue un hombre fanatismos y frustraciones demoniacos. Su ídolo parece haber sido Fidel Castro. En discursos recientes, transmitidos por radio, éste calificó a Kennedy de demagogo, cretino, hijo de oligarcas (LIFE, 1964-01-06, pág. 19).

En abril de ese mismo año, Don

Jackson, articulista de LIFE en Español,

afirmó lo siguiente:

Por todo el mundo, la comprensible incredulidad de mucha gente que encuentra difícil considerar el crimen como acto espontáneo de una mente desequilibrada, ha originado hipótesis de los más descabelladas sobre supuestas conjuras internacionales e intrigas políticas. La circunstancia de que el asesino, Lee Harvey Oswald, fuera a su vez muerto por Jack Ruby no ha hecho sino agravar las dudas y

los rumores. Sin embargo, hay pruebas convincentes de que Oswald, y sólo Oswald, planeó y ejecutó el sacrificio de Kennedy, y parece igualmente obvio que la muerte de Oswald fue, a su vez, obra exclusiva de otro desequilibrado, Jack Ruby (Jackson, 1964-04-13, pág. 3).

Asimismo, la revista acude a las

palabras de la misma Jacqueline Kennedy,

quien a través de metáforas deja sentir al

público de LIFE en Español lo vívido de los

ideales de su esposo. ¿Quién mejor que ella

para reafirmar la esperanza?

“Por las noches, antes de dormir, a Jack le gustaba tocar algunos discos, y su canción favorita venía al final de cierto disco. La letra que le encantaba escuchar era ésta: No permitas que se olvide que una vez existió, durante un breve pero fulgurante instante, un lugar llamado Camelot.” Deseosa de dejar las cosas bien claras, prosiguió: “Habrá otros grandes presidentes —y los Johnson son gente maravillosa; ¡se han portado tan bien conmigo! — pero no habrá otro Camelot (White, 1964-01-06, pág. 11).

En la tras-escena, y con un extraño

sinsabor, se llora a Kennedy y se asume su

partida como si responsabilidad de la oscura

e ingobernable fatalidad se tratase. Leyendo

mientras reposa sobre una mecedora (figura

306 Revista LIFE en Español, 1955-1965

110), el héroe recibe todos los honores.

Jacqueline Kennedy (1964-07-06) es

escogida para continuar este homenaje a su

esposo, para mostrar “Cómo era realmente”.

Así, entre la presentación de algunos objetos

personales del presidente, los dientes de

ballena que coleccionaba, su gusto por las

aves marinas y el regalo que le hizo Nikita

Khrushchev para su colección de barcos,

queda la sensación de que lo estético fue

instrumentalizado para encubrir el horror y

las causas reales de la tragedia. Para el

recuerdo quedarán las condolencias

extendidas, entre ellas la que remitiera el

propio Henry Luce el 22 de noviembre:

“Estimada señora Kennedy: En esta hora tan amarga para los EE.UU. los hombres rompen el silencio sólo para expresar su consternación y dolor. La pérdida tan íntima de usted lo es también para la humanidad. Hacemos votos porque encuentre consuelo en la confianza y seguridad absoluta de que el espíritu de John F. Kennedy sirvió de inspiración a los hombres de buena voluntad de todas partes, y que sus aspiraciones perdurarán en los esfuerzos que ellos realicen. En nombre de todos mis colegas de transmito a usted y los suyos el testimonio de nuestra más profunda

condolencia” (LIFE, 1963-12-23, pág. 1).

Figura 110. John Fitzgerald Kennedy. 1917-1963 (LIFE, 1963-12-23, pág. 7).

4.3. La imagen de los EE.UU.

En enero de 1958, Robert Coughlan

reflexionó en LIFE en Español sobre la

manera son vistos los americanos en varios

países europeos. De ser estereotipados como

hombres ricos, que siempre están deprisa y

que se mueven por el mundo con solvencia,

ahora llaman la atención por su carácter

despreocupado, su inclinación por la

ostentación y su aparente falta de prudencia

(figura 111).

307 Los trazos del poder en la posguerra

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309 Los trazos del poder en la posguerra

Por tal motivo, en la escena ecfrástica

Coughlan se da a la tarea de coordinar una

entrevista a intelectuales, distinguidos

funcionarios públicos, choferes de taxi y

hasta mandaderos, todos ellos nativos

residentes en el extranjero. Las respuestas no

fueron en su conjunto positivas, por ejemplo:

En Gran Bretaña un periodista encargado de recoger material para este artículo en forma anónima comunicó: "Una joven refinada que vino a tomar el té el otro día levantó un ejemplar de LIFE que estaba sobre la mesa y lo arrojó con un estremecimiento diciendo: "Norteamericanos ¡Uf! ¡Gente ordinaria!" (Coughlan, 1958-01-27, pág. 156)

Esta, por supuesto, no es la única

postura sobre los norteamericanos, aunque

pareciera que molesta a Coughlan, pues de

manera inmediata se pregunta si es que estos

no muestran sus cualidades cuando se

mueven por el extranjero. Es como si

transformaran su identidad cuando están

alejados de casa, sin cargar con sus habituales

37 Como diría el cantante Piero: “Cuando son mayorcitos, se visten de turistas / Y salen por el mundo, los americanos / En viaje organizado, con romance incluido / A la larga pagado, por americanos / Si hay algo que se admira, donde quiera que vayan / Es la gran elegancia, de los americanos / Con típicos atuendos, se mezclan con la gente / Y nadie se da cuenta, que son americanos”.

estilo y su modo de vivir37. ¿Qué sucede con

aquellos que van en visita protocolaria de

representación de los EE.UU. en los distintos

consulados?

El yanqui enviado a otro país en misión oficial parece llegar siempre con espíritu evangelizador. "Los norteamericanos, observa un economista italiano, vienen a los congresos internacionales cargados de documentos gráficos y están siempre enseñando algo a los europeos con aire en misioneros que propagan el evangelio de la civilización." Aunque admire el "estilo de vida norteamericano", el extranjero encuentra tal actitud un poco desconcertante. Un contratista francés dice lo siguiente: "Se creen Dios padre. Yo los esquivo. ¿Cómo se puede tener trato humano con un juez?" (Coughlan, 1958-01-27, pág. 156)

Los norteamericanos parecen tener

respuesta a los grandes problemas, pero no en

la forma de indicaciones filosóficas y

complejas disertaciones, sino más bien de

tipo práctico. Son optimistas, como si no

tuvieran problemas. El articulista deja ver que

los extranjeros se resienten con la altanería de

310 Revista LIFE en Español, 1955-1965

los norteamericanos, amén que parece

particularmente invulnerable. Los hay

también que miran con recelo las misiones

militares que desarrollan en distintas partes

del mundo, pues al llegar escogen un lugar

construyen casas, diseñan su propio teatro y

su supermercado, erigen enclaves a la manera

americana, se visten con estilo desaliñado

(figura 112), y no establecen relaciones

profundas con el resto de la población.

Figura 112. Un criticado aspecto de la conducta del norteamericano en el extranjero muestra esta caricatura del británico Ronald Searle, que presenta a los turistas en una ciudad italiana. Los habitantes observan desde la escalera la indumentaria de un grupo de visitantes que acaban de llegar en un auto gigantesco y toman por asalto una fuente, mientras soldados yaquis piropean a una muchacha (Coughlan, 1958-01-27, pág. 158).

38 Es frecuente observar que cada vez que LIFE en Español alude a los EE.UU., lo hace valiéndose de la caricatura. Es como si a través de este medio pudiera ocultar el drama que pugna por salir de sus páginas.

Son distantes, y no se muestran

preocupados por fraguar amistad, aunque

resulta más preocupante la gran cantidad de

dinero que gastan en un solo día. ¿Cómo

interpreta Coughlan estas apreciaciones? Allí

alude a que tal vez se trate de envidia, aunque

reconoce que ha habido desaciertos de los

norteamericanos. La imagen, con todo,

resulta bastante detalla, pareciera construir un

“tipo ideal” sobre la identidad del

norteamericano a través de la caricatura38.

Entre otras cosas el norteamericano es vocinglero. En los lugares públicos su charla y su risa estrepitosa llaman la atención. Bebe con exceso y cuando lo hace aumenta su impertinencia. Una muchacha turca señala varios puntos delicados: "El turco admira mucho y anhela para sí la libertad de que se goza en los EE.UU. pero odia la forma en que los norteamericanos actúan, como si este país fuera un dominio de los EE.UU. La mayoría de ellos se portan como simarik çoctik o niños mal criados. En los lugares públicos parecen estar en su casa y pretenden acapararlos.” Muchos aspectos de la campechanía norteamericana resultan desconcertantes y hasta ofensivos. Su sencillez se interpreta a menudo como lamentable ignorancia o deliberada descortesía. En cualquier forma, se lo

311 Los trazos del poder en la posguerra

considera sans gène, sin tacto. Su falta de protocolo y de respeto por la casta hace que se lo tenga por presuntuoso. Cree que tiene derecho a ser recibido por funcionarios públicos o privados cuando a él le place y es insensible a las minucias del comportamiento de la gente del país. Los niños tampoco escapan a la crítica. A menudo se los tilde de bulliciosos, descorteses e indisciplinados. En Viena, cuna del psicoanálisis, la vecina una familia norteamericana con un niño de 5 años dice: "Si fuera mi hijo le daría una paliza cada vez que se portara mal, pensase lo que pensara Freud" (Coughlan, 1958-01-27, pág. 157).

Sin embargo, hay cualidades que son

reconocidas también en el extranjero. Una,

por ejemplo, es su generosidad, que ha

permitido con el Plan Marshall la

reconstrucción europea; otra es su

desprendimiento y el trato directo. El

extranjero siente admiración por el

norteamericano, las mujeres se sienten

sorprendidas de su amabilidad, pues les abren

y cierran las puertas de los autos y se ponen

de pie cuando ellas ingresan al salón. Se

creería que son gente honorable, y en

particular sorprende su profunda religiosidad.

Exponiendo algunas tipologías, habla

Coughlan en la escena del diplomático de

carrera, abarcando desde los altos

funcionarios hasta los que cumplen labores

secundarias, que vive obsesionado por

analizar los hechos antes de tomar una

decisión; de los legisladores, que visitan las

cortes de algún país y que se constituyen en

personajes públicos a los que se escucha por

su experiencia exitosa; a los técnicos, de los

que el país tiene importantes representantes,

y que son generalmente enviados por

compañías norteamericanas (despertando a

veces cierta resistencia en los lugares que

visitan por su exagerada especialización y por

las cuantiosas sumas de dinero que reciben a

cambio de la realización de pequeñas

actividades); los estudiantes, sobre todo los

que gozan de becas, son bien valorados por su

sentido de la responsabilidad y por la

dedicación a su trabajo; el comerciante, tal

vez quien más representa la imagen

prototípica de los EE.UU. en el exterior, que

lleva consigo grandes cantidades de dinero,

suele ser de modales algo vulgares y andar

312 Revista LIFE en Español, 1955-1965

con cautela antes de cerrar tratos; el turista,

tal vez más precavido que el comerciante,

creyendo que le cobran más solamente por el

hecho de su origen, pero que da a cambio

buenas propinas y por lo tanto es el cliente

favorito en los hoteles y en las compañías de

viajes; los soldados, tras la búsqueda de

diversión una vez abandonan los cuarteles,

suscitando en ocasiones disturbios y no

llegando a ser bien vistos.

Como los soldados andan en grupos se mezclan poco con la población local, se los considera como extranjeros que cumplen una condena y carecen de interés real en las cosas que los rodean. El viejo problema del varón solitario y las jóvenes libres existe también dondequiera que hay una base militar, y esto complica las cosas. Un reportero británico relata: "Aproximadamente las 3 de la mañana el jefe de una estación ferroviaria cercana a Londres fue despertado por una campana de alarma. Salió de la cama y encontró a seis jóvenes desnudas en la sala de espera de señoras. "Los yanquis", explicaron, las habían encerrado y tirado afuera de la ropa." Por supuesto, nadie ignora que las jóvenes que pasan esta clase apuros probablemente se los merecen. Pero aun así se critica la presencia de la tropa norteamericana y se la acusa de ser un elemento de corrupción (Coughlan, 1958-01-27, pág. 161).

Lo cierto es, indica Coughlan, que no

todos los soldados norteamericanos hacen

desmanes, por lo que resultaría preferible

juzgar a los individuos y no a los colectivos.

Para muchos, los EE.UU. son una nación

grande que, antes que ensalzada, debería ser

“desinflada”. Y es que si bien después de que

los soviéticos lanzaron el primer Sputnik

pareciera haber nacido en los

norteamericanos una suerte de humildad, ello

pareciera ser una forma de ver cómo el

aprecio hacia ellos oscila al ritmo de las

coyunturas de la Guerra Fría. Entre los

aspectos resaltados positivamente está el

interés de los estadounidenses por la

educación, su amor por la cultura, su interés

por aportar al desarrollo de la ciencia y la

tecnología. El artículo, en todo caso,

pareciera confirmar que en LIFE en Español

casi cualquier tema desemboca en una

pregunta por el comunismo, tal como si los

redactores utilizaran una plantilla, en donde

también es la constante la difusión del estilo

de vida norteamericano.

313 Los trazos del poder en la posguerra

Esa reserva es grande pese a todas las críticas. Entre las razones para ello figura, paradójicamente, el hecho de que la civilización mercantil de los EE.UU., tan denigrada en teoría, tiene gran aceptación en la vida práctica. Desde las grandes tiendas de tipo norteamericano de Estocolmo hasta las superestaciones de gasolina de Atenas, el "estilo norteamericano" gana terreno aunque no hace más aceptable nuestra política extranjera. Un corresponsal residente en el Líbano dice: "Una de las críticas más acerbas contra los EE.UU. la oí de un estudiante árabe de la Universidad Americana de Beirut que vestido con blues jeans saboreaba un milk shake (helado batido) en un café estudiantil llamado "Uncle sam". Pero lo que se llama "estilo americano" es muy popular (Coughlan, 1958-01-27, pág. 162).

A pesar de las críticas, la escena

concluye mostrando que el norteamericano es

el turista preferido. El más indeseado es el

británico; los franceses son tildados de

irresponsables y egoístas; los alemanes e

italianos son descritos como hipócritas. En

sentido general, los norteamericanos salen

bien librados del escrutinio de LIFE en

Español, aunque en la tras-escena la

interpretación que la revista hace parece más

bien una disculpa para dejar sentada su

impronta en el conjunto de los países a cuyas

tierras se dirige. Especial interés suscitan las

mujeres estadounidenses que se mueven por

el mundo acompañando a sus maridos,

despreocupadas de las labores domésticas e

imponiendo la moda descomplicada y costosa

y su estilo de vida a donde viajan. Refinar los

modales es entonces lo que queda entonces

por hacer, algo así como un ejercicio de

“limar asperezas” emprendido por décadas

mediante la televisión, el cine y las revistas

provenientes de ese país que circularon por el

mundo, en particular LIFE en Español. Tales

instrumentos comunicativos fueron difusores

privilegiados de una forma de ver el mundo,

de cómo vivir dentro de las casas, de cómo

comportarse fuera de ellas, de cómo ser un

buen turista, de cómo vestirse para una cena

o para un cóctel. Embajadora eficaz, esta

publicación moldeó instituciones, avenidas

edificio y apartamentos. Todos y todas la

miraban, y al final de devolvieron el reflejo

con mucho brillo y color. Al final no fueron

los norteamericanos quienes debieron

aprender modales y respetar las culturas de

314 Revista LIFE en Español, 1955-1965

los demás habitantes del mundo, sino el

mundo mismo el que debió acogerse a los

ritmos de un estilo de vida vendido como

designio.

¿Por qué no podemos comprendernos

mejor?

Siguiendo esa misma senda sobre la

reconstrucción de la imagen de los EE.UU.,

Gustave Weigel, un sacerdote jesuita, dibuja

de manera palmaria y pone en contraste las

características de los norteamericanos y de

los suramericanos. Es curioso que sea

precisamente un sacerdote quien asuma esta

tarea. De manera graciosa señala que la

pregunta es similar a la que se hace el

protagonista de la comedia My Fair Lady, en

el sentido de “por qué latinoamericanos y

norteamericanos son tan distintos”.

Habiéndose escrito en 1959, este artículo

tiene como antecedente la visita de Richard

Nixon a varios países del Sur y concretamente

el rechazo del que fue víctima en Venezuela

y Perú. Alude en ese sentido el articulista al

poco éxito de la política norteamericana en

los países del sur del continente, cuya realidad

social y cultural, a pesar de ser

minuciosamente observada, lejos está de

haber sido cabalmente comprendida. Esto

constituye para Weigel un interesante

pretexto para caracterizar al “yanqui”,

conocido, entre otros, por su ambición, por

fijar para sí las metas más difíciles y

alcanzarlas.

[E]l norteamericano es colectivamente escéptico respecto a las muchas limitaciones que se consideran inherentes a cada materia. No acepta como final el dictamen empírico de que "esto no puede hacerse". El resultado es que su ingenio ha logrado crear cosas previamente consideradas como imposibles. Sin embargo no aplica ese escepticismo a las reglas de acuerdo con las cuales actúan. Tiene completa fe en ellas y con frecuencia no advierte que tales reglas no son parte inseparable de la naturaleza sino simples convenciones adecuadas al temperamento norteamericano. A causa de esta fe ciega en ellas, el latinoamericano se le aparece como un enigma (Weigel, 1959-08-10, pág. 65).

315 Los trazos del poder en la posguerra

Figura 113. “En términos generales el norteamericano considera que se vive para trabajar, con breves intervalos de descanso destinados a asegurar la eficiencia de la actividad futura. El latinoamericano piensa que se vive para el ocio, con lapsos ocasionales de trabajo… El norteamericano quiere producir; el latinoamericano, disfrutar de la vida” (Weigel, 1959-08-10, págs. 64-65).

De otro lado, el autor propende por

hacer una caracterización de los

latinoamericanos, representados a su juicio en

las peripecias y singularidades de un

“eximio” individuo: un obispo enviado a los

EE.UU., al cual se le exigió pagar los

impuestos de salida para su viaje. Dicho

personaje, según comenta Weigel, buscó por

todos los medios evadir tal emolumento,

hasta que finalmente, y sin más remedio, no

tuvo otra opción más que pagarlo.

Se indica, en ese sentido, que un

norteamericano consideraría de muy mal

gusto emprender tales zafaduras, pues

considera que los impuestos son obligatorios.

Adicionalmente se hace ver por parte de

Weigel que el norteamericano se atiene a la

ley, en tanto que los latinoamericanos, una

fusión entre los indígenas y españoles, en su

gran mayoría son propensos a evadir las

normas. Al norteamericano elegante y

trabajador, el articulista opone el

despreocupado latinoamericano, tendido

sobre una hamaca y en arrobado disfrute de la

música y la comodidad (figura 113).

En una palabra, el latinoamericano no ve la vida como nosotros. Ciertos valores importantes para los norteamericanos son, a veces, repelentes para el latinoamericano, cuyo interés por ende, no se pueda despertar con aquellos. En términos generales, el norteamericano considera que se vive para trabajar, con breves intervalos de descanso,

316 Revista LIFE en Español, 1955-1965

destinados a asegurar la eficiencia de la actividad futura. Por el contrario el latinoamericano piensa que se vive para el ocio, con lapsos ocasionales de trabajo, destinados a hacer posible la holganza. El norteamericano quiere producir; el latinoamericano, disfrutar de la vida. Por tanto, el norteamericano aspira a una producción mayor, el latinoamericano a un goce más intenso. Esta actitud general matiza toda la vida de América Latina, incluso en el plano religioso. La queja que muy a menudo formulan los estudiantes latinoamericanos en las universidades católicas de los EE.UU. es que los programas religiosos son banales y pedestres. Cuando un latinoamericano escucha un sermón, quiere disfrutar de él con profunda intensidad (Weigel, 1959-08-10, pág. 66).

Esa pasión, adosada a la profundidad

de su retórica y a su agudeza, apareja pros y

contras para el latinoamericano.

Gusta el dramático simbolismo de la liturgia, pero una liturgia ordenada lo atrae menos que el culto exaltado. He visto a jóvenes latinoamericanos casi en éxtasis después de recibir la comunión, aunque hubiesen faltado a las demás partes de la misa, excepción hecha de la comunión misma, extraño es que no los convertía por cierto en modelos de moral. En igual forma, un discurso o un poema deben despertar toda la pasión que duermen el fondo del hombre. Esa pasión es cualidad preponderante del ser humano, y justifica toda empresa. La supremacía de la pasión da características especiales al pensamiento de los latinoamericanos. Cada vez que se ha

vivido entre ellos se sabe que, en conjunto, son sumamente inteligentes, de percepción rápida, capaces de concepciones brillantes. Son también dialécticos, agudos y se destacan en la construcción lógica a pesar de lo cual su pensamiento, rutilante y todo, con frecuencia puede carecer de relación con el orden existencial de su vida (Weigel, 1959-08-10, pág. 66).

En suma, Weigel hace ver que el

pragmatismo norteamericano tiene sus

ventajas en tanto se atiene a la realidad e

intenta transformarla; el latinoamericano,

apasionado por sus causas, no parece ser tan

efectivo. Soñador y romántico, se parece al

Quijote; deseoso del disfrute y el goce,

termina siendo un Sancho Panza; tal vez por

eso resulte tan desconcertante para los

norteamericanos. La caracterización del

sacerdote sobre los habitantes del Sur es

bastante amplia en los planos de lo simbólico

y de la vida práctica.

En el plano de la existencia mundana tiende al sensualismo crudo y refinado. Necesita de lo material para la vida y, a menudo, no tiene excesivo escrúpulo sobre la forma de obtenerlo. Como el ocio, la especulación intelectual profunda y el éxtasis significan tanto para él, ve con indiferencia los procedimientos por los cuales se satisfacen las

317 Los trazos del poder en la posguerra

necesidades materiales de la vida. Si ello requiere la expoliación de una clase social diferente, se explota al semejante sin gran sensación de culpa. Si la riqueza material puede adquirirse mediante un negocio turbio, se lo hace con perfecta tranquilidad. El engaño mismo esperaba de inteligencia, y en la escala de valores latinoamericanos la inteligencia ocupa un lugar mucho más alto que la virtud. (Cualquier tonto para ser virtuoso, de acuerdo con su opinión y su teología de tipo pelagiano. En cambio, la inteligencia es el distintivo del hombre superior.) Si las necesidades materiales se pueden satisfacer sólo mediante el trabajo constante disciplinado, el latinoamericano prefiere prescindir de lo que no es absolutamente indispensable (Weigel, 1959-08-10, pág. 66).

El fragmento muestra una tras otra las

características de lo que concibe el autor

como “el latinoamericano”, procurando tal

vez ser lo más objetivo posible. No así, en la

tras-escena no puede menos que llamarse la

atención sobre el peculiar tono con que el

clérigo emprende la caracterización. Quizás

el énfasis más determinante sea que la

diferenciación que efectúa entre el

norteamericano como alguien dedicado al

trabajo y el latinoamericano como un

individuo inclinado al ocio. Más adelante

aborda una serie de preguntas sobre el

quehacer del latinoamericano, del cual afirma

que está motivado por ideas grandiosas,

románticas, seguramente también por el amor

y la amistad, y que si hay algo que puede

motivarlos enormemente es la fiebre de la

competencia. Por eso se convierte en un

valiente luchador contra sus adversarios, en

cualquiera de los campos de la industria, el

comercio, el arte o la diversión. Donde se

manifiestan más estas condiciones es en la

afición del latinoamericano por los deportes,

en donde lo que para este importa es ganar,

más allá de intervenga con elegancia o

destreza. Es con ocasión de ese sentido de la

amistad, convertido por momentos en puntal

del mejoramiento de las relaciones en el

continente.

Es esa capacidad para la amistad la que no ha sido aprovechada por los estadistas norteamericanos. Y para ello es preciso comprenderla. El latinoamericano no da su amistad sin discriminación. Generalmente es muy leal con sus parientes y allegados, a quienes el no escogió, sino que le fueron dados. Pero puede elegir a los amigos y lo hace con cuidado. La

318 Revista LIFE en Español, 1955-1965

camaradería en cambio no es amistad sino obstáculo para la capacidad de explotación del latinoamericano. Pero de la camaradería puede nacer la amistad. Puede engendrarla a la hora de la necesidad, cuando se requiere la ayuda del semejante. El amigo en ciernes vive sometido a perenne prueba, pero si pasa por ella con resultado satisfactorio, se convierte en un alter ego de su amigo. Por supuesto, la amistad de que se habla acá es la de plano de las relaciones individuales. No da igual de resultados cuando se trata de grupos (Weigel, 1959-08-10, pág. 68).

Figura 114. “Nada hay tan conmovedor como… la amistad de un latinoamericano. Ningún sacrificio es demasiado grande para un amigo…” (Weigel, 1959-08-10, pág. 67).

La política del Buen Vecino de

Roosevelt partía ciertamente del sentido de la

amistad, pero con límites frente al

latinoamericano, con interés calculado. En

cambio, el latinoamericano, a ojos de Weigel,

parece no tener límites en su entrega por los

amigos (figura 114). Por lo mismo concluye

el articulista de la siguiente manera:

De acuerdo con el principio de que tiene que ser realista, el estadista debe aceptar al latinoamericano tal cual es. Sería absurdo proceder en otra forma. No se puede tratar con él como si fuera norteamericano puesto que no lo es. Esto se aplica también a los estadistas latinoamericanos que tratan con los norteamericanos, pero en este momento son éstos quienes se empeñan en atraer a la América latina, no lo contrario. Debemos aceptar la incontrovertible verdad de que los EE.UU. necesitan de la América latina, aunque también es cierto que ésta no nos necesita. En muchos aspectos no es una necesidad mayor que la de ellos, aunque la suya sea más apremiante (Weigel, 1959-08-10, pág. 69).

Dado que los latinoamericanos son

sumamente sensibles y susceptibles, y que su

profunda convicción de grandeza surge

seguramente de su “evidente debilidad”, no

conviene recordarles su flaqueza porque

podría despertar indignación. Las

caracterizaciones efectuadas son en últimas

una forma trata de interpretar las reacciones

319 Los trazos del poder en la posguerra frente a las políticas de los EE.UU., por lo que

es interesante que el articulista trate de entrar

en contacto con la cotidianidad

latinoamericana para posteriormente sugerir

algunas tareas a los políticos

norteamericanos. ¿Cómo comprender a ese

Quijote que es al mismo tiempo Sancho

Panza? ¿Cómo poner de acuerdo esos dos

mundos que son uno solo? Por ejemplo,

Weigel pone de presente que un aspecto como

las relaciones económicas, antes que

meramente atado a los ritmos del mercado,

sigue de cerca los desencuentros entre

norteamericanos latinoamericanos. En

concreto, es resentimiento de los segundos

respecto de los primeros lo que el articulista

diagnostica. En ese sentido, concibe que la

solución no puede ser otra que comprender al

latinoamericano, e igualmente sugerir que

quienes viajen desde los EE.UU. hacia otros

lugares del mundo sean formados en algún

tipo de protocolo especial, ya que hay que

reconocer que en materia de etiqueta los

norteamericanos no son los más cuidadosos.

Para Weigel todo se puede solucionar; el

problema no es ni de política ni de amistad.

Ninguna preocupación menor está libre de la influencia de esta última razón por cuya razón existe. La teología tiene algo que ofrecer a los estadistas. No puede delinear planes. No puede inventar recursos. No puede ser "práctica". Pero para demostrar las dimensiones definitivas de los problemas inmediatos, aunque no fuera por otro motivo, una sugerencia de base teológica merece alguna intención, sobre todo cuando es evidente que las propuestas aceptadas han demostrado su ineficiencia para alcanzar los objetivos de la política exterior (Weigel, 1959-08-10, pág. 71).

¿Qué moraleja queda de todo lo

indicado a lo largo de este acontecimiento?

Respetar la realidad de los latinoamericanos,

conocer sus debilidades, tratarlos como

verdaderos amigos… que necesitan ayuda sin

cesar. Aunque la ayuda tiene sus límites, es

un imperativo para los EE.UU. correr el

riesgo. La diplomacia de la caridad de la que

habla Weigel así lo sugiere como principio de

moralidad, y la estrategia geopolítica se lo

impone como una tarea improrrogable.

320 Revista LIFE en Español, 1955-1965

Figura 115. En el confesionario, según esta caricatura de Coke, el autor escucha, como sacerdote, las opiniones del “Tío Sam” y “Miss Latinoamérica” (Weigel, 1959-08-10, pág. 71).

En la tras-escena, Gustave Weigel

funge de confesor a unos y otros

simultáneamente (figura 115). Cada uno le

comparte sus deseos y temores, mientras él

trata de tender puentes de entendimiento. Sus

grandes orejas sugieren el primer paso a

seguir: escuchar. Escuchar a cada parte, que

cada una de ellas preste atención a la otra. La

caricatura reduce la cuestión a una falta de

entendimiento, la intensa problemática social

continental queda, pues, caricaturizada.

La imagen confusa que presenta EE.UU.

Max Ways, ex redactor de Time, ex

jefe de la oficina de Time-Life en Londres y

miembro del consejo de redacción de

Fortune, expone en 1959 las que podrían ser

consideradas como las preocupaciones de

LIFE en Español acerca de la ambigua

imagen que EE.UU. proyecta al mundo

(figura 116). Se entrelaza allí lo que la propia

revista quisiera fuera la reflejada y las tareas

que le competen al pueblo norteamericano,

esto justamente con ocasión de la finalización

de la visita de Nikita Khrushchev al país del

norte. El articulista se pregunta sobre lo que

habrá aprendido el dirigente ruso de la

realidad norteamericana, pero en especial

sobre lo mostrado por dirigentes y

ciudadanos. Según Ways, ciertamente los

EE.UU. son incomprendidos, y de hecho no

son del todo apreciados, pero más importante

que ello sería mirar hacia adentro para

encontrar los entresijos de la nación, la

estructura que lo sustenta.

321 Los trazos del poder en la posguerra

Figura 116. En busca de una personalidad que presentar al mundo, este personaje simboliza al pueblo de los EE.UU. perdido en medio de un laberinto de espejos. Cree que para orientar y apoyar a los gobernantes que ha elegido debe ser una mezcla de astronauta, técnico, diplomático, soldado y obrero (Ways, 1959-11-30, pág. 64).

323 Los trazos del poder en la posguerra

¿Qué es lo que está en juego con este

examen minucioso? Esta transparencia para

ver por dentro, como diría Didi-Huberman

(1997), es en últimas la tentativa por

encontrar el rumbo dentro de lo que se percibe

como una errática marcha. Ways parece haber

hallado un principio de respuesta.

En la escena, el articulista empieza

por extender un reconocimiento a John Foster

Dulles, ex secretario de Estado bajo el

gobierno de Dwight Eisenhower, quien en

materia de política exterior defendiera

precisamente el “deber de hacer que los

demás entiendan lo que esta nación es en

realidad" (Ways, 1959-11-30, pág. 65). El

conocimiento que otros tengan sobre los

EE.UU. depende de la propia afirmación

identitaria que tenga la nación, por ello en el

artículo se pregunta también si acaso ellos

mismos saben lo que quieren hacer. Una vez

más, la pregunta por el objetivo Nacional de

los EE.UU. entra en escena, esta vez desde la

perspectiva de la certeza sobre lo que ha de

representar la potencia norteamericana ante el

resto del mundo. Max Ways, en ese orden de

ideas, se inclina por hacer una revisión de lo

que ha pasado con este país después de las dos

guerras mundiales, ejercicio que lo lleva a

toparse con eventos críticos como Yalta,

Potsdam, el bloqueo de Berlín, la caída de

China, los episodios de Hungría, entre otros.

No obstante, la mirada no puede detenerse en

estos aspectos puntuales, el problema no son

estos elementos críticos aislados sino el

conjunto de la significación esencial de lo que

son los EE.UU. como nación. Buscando esa

suerte de idiosincrasia americana, el

articulista indaga por Occidente, dado que

entronca buena parte de los legados

fundamentales de dicha nación. Estos no son

otra cosa que los pilares del orden y la

libertad, acompañados a su vez por la

inspiración moral. He allí, en palabras de

Ways, la esencia de Occidente, el principio de

corrección de la actuación norteamericana,

una que va más allá de su imagen como

financiadora y explotadora del mundo, como

324 Revista LIFE en Español, 1955-1965

profesante asidua de un enriquecimiento que

se dibuja los rostros de sus representantes

(figura 117).

Figura 117. El viejo concepto sobre los EE.UU., caricaturizado aquí por la revista rusa Krokodil, perdura porque ese país no ha sabido contrarrestarla (Ways, 1959-11-30, pág. 66).

¿Quién tiene la culpa de que la

verdadera imagen de los EE.UU. no sea la

presentada al mundo? ¿Qué hacer para que

ello no siga sucediendo? En primer lugar,

comenta el articulista, preciso es entender que

esta triada conserva su vigencia. Allí, se

encontrará que uno de los problemas

reiterados es que no se ha establecido en la

práctica una relación directa entre la filosofía

de la nación, su expresión política y sus

asuntos de política exterior, lo cual ha

redundado en la producción de

incongruencias en su accionar. De igual

modo, se alude al desarrollo de la ciencia y la

tecnología como causa material del problema.

Esta insólita respuesta está sustentada en que

gracias a dicho desarrollo el pueblo ha

perdido su horizonte, dedicándose en cambio

a un disfrute de lo material en sí mismo, a la

satisfacción de intereses individuales, y

perdiendo por contera cualquier

preocupación por lo colectivo. Parece, pues,

que la culpa recae en el propio pueblo

norteamericano, el cual, según se insinúa

entre líneas, no ha sido lo suficientemente

consistente en sus demandas hacia los

políticos. Ahora bien, no puede perderse de

vista que se está un año de elecciones

presidenciales, por lo que en el artículo se

insiste en lo poco beneficioso de la actitud

ingenua del electorado. Ways alude a una

exaltación del nacionalismo, de una fidelidad

hacia las aspiraciones establecidas desde la

fundación de los EE.UU., resultando su

argumento transido una y otra vez no solo por

las menciones a la libertad y el orden, sino por

325 Los trazos del poder en la posguerra las alusiones a Dios y la inspiración que

puede brindar al pueblo.

Los EE.UU. no eran una potencia a principios del siglo XIX, pero marchaban a la vanguardia de las naciones que erigían instituciones democráticas, conforme al espíritu de la filosofía occidental. Guardián constante de tales instituciones, y creador de otras semejantes a través de un siglo y medio de progreso inigualado, este país ha permanecido fiel, en su carácter esencial, a la idea del gobierno limitado por la ley suprema. (…) La pugna fundamental no enfrenta a Occidente con una determinada doctrina de oriente, sino a varios conceptos occidentales sobre la relación entre lo cual e inmediato y el significado supremo de la vida. Esta disputa interna de Occidente llega hasta los rincones más remotos del mundo en alas de la tecnología. No olvidemos que el comunismo es una de las soluciones de Occidente a las incógnitas fundamentales. El hecho de que el consumismo se oponga a la filosofía tradicional de Occidente no significa que sea una doctrina oriental. Occidente ha gestado su propio enemigo (Ways, 1959-11-30, pág. 66).

Como se ha podido observar a lo largo

de este capítulo, los EE.UU. se conciben a sí

mismo como portadores de una misión

histórica. Es su deber detener el comunismo,

pero no solamente como una medida de

contención. Al igual que la caricatura

presentada al comienzo del artículo (figura

25), Ways ve a este país asumiendo distintas

identidades, pero sin saber qué es realmente o

hacia dónde va. Es preciso dejar la

indefinición, lo cual comienza con una

fijación de exigencias claras a las naciones

que esperan su ayuda. Si la idea es restablecer

el orden mundial, no hay que olvidar que al

otro lado se encuentra la Unión Soviética, la

cual puede eventualmente ofrecer una imagen

más atractiva. El ánimo de competencia se

envalentona, pues, con el refuerzo de la

imagen:

Hasta las naciones recién emancipadas, poseídas por la obsesión de verse libres de frenos extraños, presienten que en la política existe algo más que la grandeza del poder. Y el comunista les dice que es ese "algo más": una armonía con las fuerzas más profundas de la historia, tal como le expuso Karl Marx. Millones de personas aceptan tal premisa. Otros millones más sienten la atracción necesaria para recurrir al comunismo en el momento en que se produce una intensa crisis política, o un grave disturbio, en sus respectivos países. La prolongada gestación de la crisis en China ilustra el proceso. La cultura china resultó gravemente

326 Revista LIFE en Español, 1955-1965

dañada al entrar en contacto con la tecnología. Los intelectuales dirigieron la mirada hacia Occidente en busca de una filosofía que remplazará a su cultura o que, por lo menos, le resolviera el problema inmediato de cómo orientar su política (Ways, 1959-11-30, pág. 67).

Los EE.UU. gozaron desde sus inicios

de una clara relación entre la filosofía,

política y acción en el exterior, algo que

parece haberse perdido al finalizar la década

de los 50 del siglo XX. Lo curioso es que sea

el propio desarrollo científico y tecnológico

el que haya propiciado molicie y

despreocupación respecto de lo colectivo

entre los ciudadanos. ¿Cuál es su papel en la

Guerra Fría? No es de ataque, se dice, sino de

resistir al comunismo, debería en ese sentido

mostrar que está frenando el avance

comunista, cosa que no sucede; si se dice que

se trabaja por la paz, resulta entonces

preocupante que se haya producido un

crecimiento del militarismo; si la cuestión es

proteger al conjunto de la población civil,

¿qué hacer frente a al hecho de que día tras

día vastos contingentes se sumen al

comunismo a título de militantes?; si la tarea

ha sido apoyar a las Naciones Unidas, ¿en qué

forma hacerlo? Lo que parece, según muestra

Ways, es que los EE.UU. se han dedicado a

sobrevivir en medio de un estado de cosas

mundial sumamente complejo, algo que los

deja inmersos en una abierta inestabilidad.

Cuando la vida está de por medio, cualquier cosa (especialmente la desaparición del enemigo) parece justificada. Pero el lema de la supervivencia es mala medicina para los esfuerzos supremos, para una labor constructiva. Y ya existen algunos, en nuestro propio medio, que están convirtiendo el estimulante en tranquilizador. Arguyen que como los comunistas son más poderosos ahora, y hemos venido diciendo que sólo anhelamos sobrevivir, el modo de lograr nuestro propósito es el de concederles lo que piden, esto es, el poder necesario para organizar el mundo (…). Al margen de estas inadecuadas y engañosas declaraciones de propósitos existen personas en los EE.UU. que rehúsan discutir el tema. Quieren que nos dediquemos a los medios, improvisándolos en cada crisis, y haciendo lo que en el momento preciso parezca ser lo más eficaz. Lo que importa, aseguran éstos, es el resultado, no los principios de los propósitos (Ways, 1959-11-30, pág. 69).

Se deja ver un país que ha olvidado

sus principios, carente de espíritu combativo

327 Los trazos del poder en la posguerra en su lucha con la URSS, que no está

cumpliendo su misión histórica. Estas

posturas son particularmente significativas

porque motivan a los lectores al compromiso

individual. Cuestionan a los políticos en

relación con los objetivos de sus propios

partidos, si bien es posible que a republicanos

y demócratas los hallara desprevenidos esta

circunstancia de indefinición ¿Qué puede

hacerse? ¿A quién atribuir la responsabilidad

de esta ambigüedad norteamericana?

¿Dispondremos en los próximos siete años de mejores hombres que los que han desempeñado los cargos civiles y militares más elevados de los EE.UU. durante un decenio y medio? Al parecer no se puede atribuir las fallas a los defectos de nuestros presidentes y secretarios de Estado. Entonces ¿en qué lugar de nuestra estructura política conviene buscar la causa de nuestras fallas? La burocracia militar y civil que asesora los principales funcionarios es, casi sin duda, la más experta y mejor informada que se ha visto en el mundo. El Congreso no puede ser acusado de ningún error demasiado grande en política exterior. ¿Quién queda? El pueblo. Existe una propensión cada vez mayor de culpar al pueblo de la indiferencia con que se enfrenta el peligro externo. A primera vista esto parece una tontería. El pueblo sabe que cada noche su vida

peligra y que día a día pagan diezmos para financiar las actividades norteamericanas en el mundo entero. Acepta el peligro y el sacrificio con lealtad y constancia. ¿Qué más se le puede pedir a un pueblo? (Ways, 1959-11-30, pág. 69)

Y el pueblo es en últimas en la

preocupación de los gobernantes. Sin

embargo, se trata de que estas políticas vayan

más allá de unas afirmaciones generales; se

trata de generar en las masas la suficiente

rectitud y postura moral para garantizar el

desarrollo de su civilidad, de tal forma que el

vínculo entre política y moral se consolide, y

en esa medida inste a los gobernantes a

asumir posturas correctas. ¿Cuál es el

leitmotiv de esta postura? Que la historia

muestra que estos principios y esta forma de

acción han dado resultados.

La historia de Occidente, en particular la de los EE.UU. y Gran Bretaña, prueba que quienes designaron al pueblo un papel político constructivo no fueron simples ilusos. (…) El juego político en la democracia consiste en comprender tales sugerencias para transformarlas en programas. La algarabía no puede pasar por debate, ni tampoco lo son los acuerdos de una era de "convenios"

328 Revista LIFE en Español, 1955-1965

internacionales como la presente. Los analistas sagaces de la política norteamericana desistieron, hace mucho tiempo, de inferir la opinión popular sobre temas mundiales de los resultados electorales. (Ways, 1959-11-30, pág. 70).

Comprende el pueblo de los EE.UU.

la misión que tiene su país en el mundo, pero,

¿sabe algo de lo que es la filosofía política y

su efecto en la cotidianidad? Pareciera que el

hombre del común está más bien inmerso en

el desarrollo tecnológico, el cual le ha

motivado a depositar su confianza en la

burocracia y en sus programas. Con todo, la

coyuntura le exige una mayor participación.

En tal vía, y volviendo al reconocimiento

hecho a Dulles, el articulista concluye la

escena aludiendo a lo siguiente:

Mucho antes de ser secretario de Estado, Dulles lo comprendió así. Sabía que el mundo cambiaba con tanta rapidez que con aferrarse a intereses y organismos políticos existentes no se obtendría ni siquiera un éxito pasadero. Pero asimismo comprendía que el dejarse arrastrar por una marea de cambios desatinados equivaldría a la anarquía. El orden flexible sólo podría establecerse en torno a principios coherentes, fincados, en última instancia, en consideraciones morales que estuvieran por encima del poder de los

gobiernos. La mayoría de los fundadores de los EE.UU. adoptaron una orientación similar al enfrentar problemas de la misma índole. Política y religión no persiguen los mismos fines, pero los EE.UU. continuarán divorciados de su naturaleza esencial hasta que vuelvan a descubrir la difícil, delicada, pero necesaria conexión entre la religión y el mecanismo político de una democracia (Ways, 1959-11-30, pág. 71).

Si de acuerdo con Ways, por cuenta de

los desarrollos tecnológicos se ha marchitado

la mentalidad política en la mayoría de los

ciudadanos norteamericanos, ¿cómo entender

entonces las luchas surtidas por entonces por

la libertad y la igualdad, o incluso cómo

apelar a la memoria de héroes como el general

Douglas MacArthur, apoyados justamente en

los desarrollos técnicos? Hay una imagen

confusa de los EE.UU., asociada a los

problemas que experimenta el país en el plano

internacional, pero lo que sí resulta claro en la

tras-escena es que el problema es achacado al

pueblo, que, de una u otra manera, olvidó de

dónde viene. Allí, como lo han indicado

algunos de los articulistas de la revista, la

tarea consiste en renovar el legado,

329 Los trazos del poder en la posguerra proyectarlo al futuro como meta de grandeza

y prosperidad nacional y ecuménica, de tal

forma que el pueblo, en medio de la confusión

internacional, sepa por fin hacia dónde

encumbrar su esfuerzo colectivo.

4.4. Escena central: choque racial en

las grandes urbes

Figura 118. Sórdidos callejones de la zona Sur de Chicago, que es el que conocen la mayoría de los negros en las grandes urbes (White T. , 1964-02-03, pág. 49).

Theodore White, articulista de LIFE

en Español, hace un recorrido por las

principales ciudades de los EE.UU.,

básicamente con el propósito de registrar con

detenimiento el crecimiento de la población

negra en las urbes y las condiciones en que las

habitan. Se encuentra con situaciones

lamentables, marcadas por la miseria y el

desarraigo (figura 118), ante las cuales afirma

que el problema no es de leyes, sino de

procesos muchísimo más complejos. Se

pregunta entonces si los derechos civiles de

los negros son efectivamente una

preocupación para las autoridades locales, y,

de hecho, aludiendo al caso de Chicago, deja

entrever que en las ciudades populosas del

Norte el estado de los negros no es mejor que

en el Sur. Los datos muestran que hay

avances, aunque indica el autor que falta

mucho camino por recorrer. En relación con

el tema de vivienda manifiesta que se

observan cambios significativos, algunos de

ellos relativos a la transformación de

tradicionales barrios de blancos en espacios

ahora habitados por la población negra.

330 Revista LIFE en Español, 1955-1965

Figura 119. La población negra de seis grandes ciudades de EE.UU. se muestra sobre sus siluetas aquí y en la página de enfrente. La línea superior indica el porcentaje de negros que tendrán en 1980 si su número aumenta como en 1940 a 1960. La cortada indica cálculos más moderados de los urbanistas (White T. , 1964-02-03, pág. 50).

En esa vía, uno de los temas de

preocupación para el articulista es el aumento

de este sector, el cual, según datos que anexa

a su escrito, podría alcanzar dentro del

conjunto poblacional de ciudades como

Nueva York, Filadelfia y Detroit, en un plazo

de veinte años (de 1960 a 1980), rangos

porcentuales de 22-28%, 40-48% y 50-65%,

respectivamente (figura 119).

La historia del negro que vive en las grandes ciudades es de una perplejidad informe: la perplejidad del negro ante la ciudad, y la de la ciudad ante el negro. Las promesas de la ciudad son amplias, tan amplias como la libertad misma, pero el cumplimiento de lo prometido… es otra cosa. (…) Hasta las preguntas que penetran el meollo de la cuestión tienen un dejo desagradable: ¿Por qué los blancos abandonan las grandes ciudades? ¿Las ocuparán los negros y, en caso afirmativo, cuándo? Si el centro de las ciudades es poblado por negros, y las zonas suburbanas se convierten en un anillo blanco, ¿qué clase de civilización metropolitana será ésta? ¿Quieren los negros que esto ocurra? ¿Pueden las ciudades satisfacer por sí solas las necesidades de los negros? ¿Qué piden los negros del Norte y cuáles son las responsabilidades que están ya en condiciones de asumir? Las elecciones del año 1964, ¿tendrán como punto básico el problema racial?

331 Los trazos del poder en la posguerra

Y de ser así: ¿servirán para esclarecer o para obscurecer todavía más la naturaleza de la crisis que aqueja a la civilización norteamericana? (White T. , 1964-02-03, pág. 51).

White deja ver las vicisitudes por las

que atraviesa el urbanita negro, a quien su

color de piel pareciera convertirlo en un

problema de cuidado. La combinación

ciudad-negro adquiere equivalencia con otras

más del estilo ciudad-ruido, ciudad-crisis y

ciudad-delito. En esa medida, se precisa que

la integración en las urbes es algo muchísimo

más grave de lo inicialmente presupuestado,

dado que ello está atravesado por un

problema de clase y, paralelo a ello, de

cosmovisión. Cuando los negros empiezan a

habitar en los barrios blancos, estos empiezan

a irse. Dice literalmente White que los

blancos están huyendo.

Algo tiene que ceder, y lo que cede es el carácter de las zonas urbanas en las grandes ciudades, a medida que los negros rebasan la capacidad de los barrios bajos superpoblados, huyen de los hedores, las ratas, los ruidos y rumores incesantes, y saltan de esas zonas como el agua bajo presión, para inundar los barrios vecinos. Calle tras calle y manzana tras manzana, los

negros ocupan las partes céntricas de nuestras ciudades. Recuerdo que en 1956 hice un estudio similar, y entonces la gente blanca de Chicago aún tenía la esperanza de “contenerlos” (a los negros), en algunas zonas ribereñas situadas al norte del río Chicago, lo que dividiría a la ciudad en dos grandes secciones, un Norte blanco y un Sur negro. Pero en el otoño pasado hallé que las cabezas de puente de los negros, al norte del río Chicago, se habían convertido ya en una invasión. La calle 96 debía ser la invisible valla protectora del “perfumado barrio” del este de Manhattan, la zona más distinguida y completamente blanca de la isla. Pero los negros han ido avanzando por ese barrio. En Boston, debían detenerse en el Franklin Park, pero ya han flanqueado éste en Dorchester y se han lanzado contra la Blue Hill Avenue. En los Angeles, en Filadelfia, en Cleveland, aparecen por doquier letreros de “Se Alquila” o “Se Vende” en jardines y casas, señales inequívocas del avance arrollador del negro (White T. , 1964-02-03, pág. 52).

Hay entonces mapas de expansión. La

mancha negra puede visualizarse también en

cifras, revelando que los blancos se están

convirtiendo en minorías en las grandes

ciudades, y que con su huida en desbandada

no están haciendo otra cosa que acrecentar la

formación de guetos, con los problemas que a

esta circunstancia resultan concomitantes.

332 Revista LIFE en Español, 1955-1965

Figura 120. De las ciudades más grandes de los EE.UU. sólo Washington tiene ahora mayoría negra: 411.737 sobre una población de 763.956, en 1960. En contraste, Nueva York, con 1.087.931 negros, tenía sólo el 14%, Chicago con 812.637, el 22,9%, y Los Ángeles, con 334.916, el 13,5% de la población total (White T. , 1964-02-03, pág. 51).

Viendo otros ejemplos, se encuentra

que en Los Ángeles, Chicago y Washington,

en el mismo período de veinte años, la

población negra alcanzaría frente al total,

respectivamente, el 20-29%, el 40-52% y el

62-85% (figura 120). Así las cosas, cabe

observar el núcleo urbano, comenta el

articulista, es cada vez más negro, y que esto

genera circunstancias simbólicas que

involucran miedo y odio, las cuales colindan

más con el rechazo de la vecina alteridad.

Vestidos con sus uniformes escolares,

una niña y un niño negros avanzan por un

sendero franqueado por árboles y arbustos

(figura 121). Presumiblemente se dirigen a la

escuela. Su tranquilidad contrasta con la

situación de aquellos otros que habitan en los

oscuros rincones citadinos. La imagen

destaca por lo que en ella está ausente: niños

blancos. Cada quien por su lado, viviendo

“felizmente” en guetos, implícitamente

confirman que el sueño de libertad está

bastante lejos de ser una realidad estable.

333 Los trazos del poder en la posguerra

Figura 121. El problema de las razas se agrava en el Norte de los EE.UU., donde el negro está invadiendo las ciudades (White T. , 1964-02-03, pág. 48).

335 Los trazos del poder en la posguerra

En suma, nadie parece estar preparado

para la integración, ni los negros ni los

blancos. En Chicago, en Filadelfia o en

Boston el mundo urbano de blancos se

estrecha, se aísla y se guarece tras murallas

simbólicas y físicas respecto de ese entorno

cada día más “negro”. ¿Cómo comprender lo

que sucede? Ciertamente hay normas

urbanísticas establecidas para evitar

problemas de ese tipo, pero la situación,

según se ve, desborda cualquier previsión. Se

encuentra así que las reflexiones expuestas en

este artículo resultan ser muy importantes,

dado que dejan observar, a partir de una

exposición estadística, que los vecindarios,

tanto los de los blancos como los de los

negros, se están aislando.

Cuándo los líderes negros califican de ghettos a sus barrios, quieren decir que se hallan presos en ellos, y por consiguiente para los negros sensibles, con ansia de superación, son verdaderas prisiones. La mayoría de esos líderes están convencidos de que si los negros gozaran de libertad para ir adonde les gustara, también ellos —como casi todos los otros grupos étnicos— preferirían vivir con los suyos y dividirse tan solo en

bullangueros y tranquilos, diligentes e inmutables. Pero los negros no tienen dónde ir. Las comunidades negras se amplían casi exclusivamente por simple presión numérica, siendo la resistencia exterior lo que determina el ritmo y dirección de esa expansión. Sucede generalmente que los negros invaden primero los barrios judíos, luego los italianos. Encuentran la oposición más vigorosa en los barrios polacos e irlandeses, por lo que la policía vigila los límites de las agrupaciones raciales negro-polacas, o negro-irlandesas, como posibles centros explosivos (White T. , 1964-02-03, pág. 52).

Esta mirada sobre la segregación pone

de presente dos aspectos que tienen que ver

particularmente con los procesos urbanos. A

saber:

1. La construcción de viviendas

separadas en las ciudades para blancos y

negros ha dado paso a una proliferación de

guetos, que por momentos parecen cárceles

para sus habitantes y que establecen una

momificación de sus costumbres. Unos

pueden ser más ruidosos, los de otros pueden

gozar de mayor distancia en las relaciones

personales. ¿Cómo convivir con miradas del

mundo tan distintas, pero sobre todo con

336 Revista LIFE en Español, 1955-1965

estilos de vida tan diversos? He aquí un reto

para la democracia. Los ritmos musicales

preferidos por cada quien son distintos, la

manera en que decoran sus casas varía

sustancialmente, y otro tanto ocurre con la

ropa que usan y los modelos que siguen. No

así, esto es lo propio de la gran ciudad, en

donde lo abiertamente heterogéneo, y

tendencialmente endogámico, guarda entre sí

relaciones de vecindad.

Así sucede que en las grandes ciudades se enfrentan dos impulsos primordiales: el del negro que quiere salir, que quiere más espacio para vivir y soñar; y el del trabajador blanco, que siente profunda necesidad emotiva, verdadera ansia de vivir confortablemente con sus semejantes. Para muchos obreros blancos su casa de dos familias representa el sueño dorado de toda su vida. Se propone vivir con los suyos en la planta baja, alquilar el piso de arriba y sumar ese alquiler a los haberes de su jubilación o pensión, llegando así al término de sus días, en modesta holgura, en compañía de sus amigos, viendo crecer a sus nietos. El vecino negro deshace, con su presencia, todos estos sueños. Cuando la atormentadora necesidad de vivienda que siente el negro choca con la atormentadora necesidad de las otras agrupaciones raciales norteamericanas, de vivir en compañía de los suyos, surgen las

dificultades (White T. , 1964-02-03, pág. 52).

El problema urbano, bajo la mirada de

lo colectivo, se ve transido por la propuesta

de integración. Se ha potenciado por las

nuevas formas del habitar y los choques de

cosmovisiones, por lo que es preciso entonces

que la norma urbana tenga cuenta de estos

cambios. ¿Cómo lograr que las grandes

metrópolis posibiliten la vida colectiva a

pesar de las diferencias raciales y de clase?

Preguntas como estas, abordadas cada día por

sociólogos y urbanistas, son respondidas así

por White.

En las grandes metrópolis del Norte los negros han hallado el éxito, y al mismo tiempo el desastre. Éxito es el poder político que significan las 30 magistraturas judiciales logradas en un año en la ciudad de Nueva York; éxito es Baldwin Hills, barrio de los Angeles, con sus modernas casas rodeadas de césped y palmeras; éxito es la pequeña y culta comunidad de ingenieros y científicos negros establecida en Pasadena. Éxito es el progreso alcanzado en el campo de la educación superior: en el año 1947 se matricularon en las universidades y escuelas profesionales de los EE.UU., 124.000 negros; en 1961 sumaban 233.000 (…). El éxito sonrió al negro en la gran ciudad y le permitió formar no sólo una sólida y educada clase

337 Los trazos del poder en la posguerra

media, sino también un grupo de dirigentes que han alcanzado brillantes triunfos en las artes, las letras, la política, los deportes y los asuntos públicos de su comunidad (White T. , 1964-02-03, pág. 53).

No obstante, la situación, como lo

deja ver White, ha sido de contrastes.

El negro que emigró a las grandes urbes del Norte trabajó principalmente en faenas pesadas: en acerías, frigoríficos, líneas de montaje. Durante los 10 últimos años, estos empleos han desaparecido a medida que la automatización condenaba a millares de negros de edad mediana, a la desocupación, y a miles de sus hijos a un futuro sin perspectivas (…). Sin causas basadas en prejuicios de raza o color, fueron eliminados los negros que emigraron en masa a dicha ciudad en la década del 50 (White T. , 1964-02-03, pág. 53).

2. El análisis sobre el plano personal

es el otro de los elementos que se puede

extractar del artículo. Concretamente, es la

situación de las parejas que deciden unirse

para llevar una vida juntos. Las estadísticas

aluden a los problemas familiares que

también afectan a las grandes urbes, y de los

cuales negros parecieran ser en mayor medida

responsables, tal vez debido a que están

menos adaptados a los parámetros de

conducta que en estas ciudades rigen la

convivencia en el hogar.

Lo que más preocupa a los planificadores del futuro de las grandes ciudades son las patéticas estadísticas de los nacimientos extra matrimoniales. En general, en todo el país, la población negra tiene 10 veces más hijos naturales que la blanca. Una quinta parte de todos los niños negros, en toda la nación, son ilegítimos. Pero en las grandes ciudades el porcentaje es mucho mayor: en Harlem más de una tercera parte (un 37,5%) de todos los niños nacen de padres no casados, y en Chicago la cifra llega a 27,3%. El municipio debe convertirse en guía y sostén de esos niños; y si una generación de hijos ilegítimos engendra a su vez otra, aún mayor, las perspectivas serán cada vez más ominosas (White T. , 1964-02-03, pág. 53).

Se alude a la legalidad como aspecto

relevante en la configuración de este

fenómeno, pero de la legitimidad no hay tan

siquiera menciones implícitas. En síntesis, en

el artículo Theodore White propende por

establecer un equilibrio entre lo positivo y lo

negativo de las ciudades norteamericanas. A

pesar de la discriminación la situación no

resulta igual para el conjunto de la población

negra, encontrándose así que mientras

algunos de ellos prosperan otros se ven

338 Revista LIFE en Español, 1955-1965

arrastrados hacia la delincuencia. En ese

sentido, las causas del desequilibrio son

trasladadas por el articulista desde las

explicaciones estructurales hacia las de corte

individualista. Al respecto, se cita lo dicho

por una asistente social, quien habla sobre una

joven negra de 16 años:

“’Tengo 16 años, soy bonita. ¿Por qué no puedo usar medias de nylon como otras chicas? Necesito una nueva polvera y otro vestido.’ Ve todas estas cosas, anunciadas por televisión, las quiere para sí, y está dispuesta a hacer cualquier cosa para conseguirlas.” El profesor Ray Mack, de la Universidad del Noroeste, plantea así el problema: “Para el negro de clase media que vive en Chicago, no hay escape. La nueva generación no tiene adónde ir. No hay barrios como Beverly Hills, Scarsdale o Highland Park, dispuestos a recibirlos. El hijo del negro de la clase media es perseguido por el de clase inferior. Es esta clase la que sufre en el ghetto. Ha cumplido con las normas establecidas; fue a la escuela, consiguió un empleo fijo, pero no puede salir de su medio. Ganó el premio en la carrera… pero en la ventanilla no le pagan el billete.” Esta mezcla de capacidad en el negro educado, y de miseria en la clase trabajadora, es la que da al problema negro, en el Norte, su turbulencia, confusión y peligro. Pues así como el común de la gente necesita trabajar, un cierto número de personas de cada grupo social tiene el anhelo de dirigir. Es un ansia, un deseo de expresión,

como lo es el canto para el músico o la creación para el artista. Pero pese a sus progresos, en general el negro de la clase media ha sido, y es aún, excluido de los cargos directivos, así como el de la clase trabajadora lo es de los sindicatos de obreros especializados (White T. , 1964-02-03, pág. 54).

Los notorios avances en el campo de

la física, al igual que la creación de la bomba

atómica, se han convertido en una obsesión

por esta época en los EE.UU.

Así, el articulista se permite concluir con una

particular analogía, citando al doctor John A.

Morsell, de la Asociación Nacional para el

Adelanto de la Raza Negra, quien afirma:

Era sólo cuestión de tiempo. Cuando se enriquece suficientemente una masa de uranio, se llega a un punto en que se fisiona. Cuando hay un buen número de personas cultas en cualquier agrupación restringida, cuando surgen líderes suficientes, entonces se ha formado una masa fisionable y el fenómeno se produce por sí solo. Esto ocurrió en el año 1963 (White T. , 1964-02-03, pág. 54).

La metáfora hecha con términos

propios de la física es perfecta para sintetizar

el problema. Según las proyecciones de

White, para el año 1970 vivirán en las grandes

339 Los trazos del poder en la posguerra ciudades de los Estados Unidos 18 millones

de negros. Los conflictos entre los vecinos de

las distintas razas no podrán resolverse

exclusivamente con leyes; se trata de un

problema ético, que a su manera condensa el

carácter estético de la política

estadounidense. El país está herido, ya son

muchos los negros que han sido golpeados o

encarcelados, los enfrentamientos se han

saldado con la muerte de varias personas. La

responsabilidad, en suma, viene a ser del

conjunto de la sociedad civil, del Estado, de

sus instituciones. Pero, ¿dónde están las

causas profundas del problema? ¿Es

solamente una condición histórica, anclada a

la derrota de los negros y a la del Sur en la

Guerra de Secesión, o hay en la propia

estructura de la nación norteamericana

contradicciones más profundas? Las

tensiones de este campo tienen lugar en los

planos cultural y simbólico; el entrecruce de

fuerzas que allí tiene lugar, plasmado

ecfrásticamente en los medios de

comunicación, crea una figuración que

moldea estéticamente lo citadino, y a la

postre, en el curso de la fuerza estético

histórica, reverbera como premonición de los

conflictos de similar índole que hoy por hoy

tienen sede en los EE.UU.

341 Los trazos del poder en la posguerra Coda

La estrategia política no queda

circunscrita a los líderes, y no es a su vez una

especie de saber vedado a los no iniciados en

el arte del gobierno, la diplomacia y el cálculo

táctico. Antes bien, su andamiaje tiene las

características de un clima de opinión, el cual

a pesar de requerir del manejo de formas

codificadas de comunicación, resulta

impensable sin la “complicidad” del pueblo

gobernado. A lo largo del siglo XX, los

medios ecfrásticos tuvieron un rol destacado

en la constitución de tal significación que crea

alianzas sucesivas en pos del alcance de

metas colectivas, entre ellos LIFE en

Español, que a su vez apareció en escena

como forma de desplazamiento de esta

preocupación estratégica desde lo nacional

hacia lo continental.

En principio, la actividad difusora de

este medio impreso contó entre sus objetivos

el de crear una forma de conciencia en la

región en torno a los postulados del progreso

y la civilización, circunstancia que: por un

lado, supuso convertir a los EE.UU. en

referente que era preciso imitar, y al que

convenía mantener como aliado; y, por el

otro, hacía un llamado a la unidad continental,

tanto para buscar soluciones a los problemas

comunes de desigualdad y pobreza como para

hacer frente al desafío comunista. Y fue allí,

ante la realidad de un hemisferio socialmente

amorfo y de heterogénea raigambre cultural,

que LIFE en Español postuló un simbolismo

de fraternidad, surgido en los albores de la

independencia estadounidense, pero que

ahora aparecía como una luz de esperanza

para los americanos: el objetivo nacional.

La nación del destino manifiesto

buscó en su historia una fuente de inspiración

para encarar el reto de ser la principal

potencia del mundo. En esa vía, LIFE en

Español apeló a los padres fundadores, y así,

al ritmo de sus lecciones sobre la

emancipación del hombre del yugo

monárquico, concibió para sus lectoras y

342 Revista LIFE en Español, 1955-1965

lectores una significación con los ribetes de

una verdad autoevidente, incontestable y

perenne acerca de la grandeza a la que el

continente debía aspirar. Sin embargo, no fue

una añoranza del pasado lo que pasó a ser

tenido como el libreto de la posguerra, sino

más bien un simbolismo que tenía por base las

grafías de la democracia, la libertad y la

sofisticación en el ejercicio del poder, y que

asimismo, y a la manera de canal de

comunicación transnacional, fincaba sus

esperanzas en la economía de libre mercado.

De esta manera, a través de sucesivas escenas

ecfrásticas surgió este nuevo mito

fundacional para la región, asumido como

principio de unidad allende las fronteras y los

sentimientos nacionalistas, y en todo caso

devenido en la práctica en estrategia

geopolítica que dependía del pueblo, votante

y contribuyente, para lograr que sus

aspiraciones no se redujeran a demagogia.

La clave de este proceso en LIFE en

Español residió en una peculiar

instrumentalización del discurso

mediatizado, que por una parte

homogeneizaba las percepciones acerca de

las expectativas legítimas en materia de

progreso y civilización, y por otra movilizaba

la agenda de alianzas por intermedio de la

polarización de las posturas políticas. En ese

orden de ideas, su labor no se limitó a la

defensa y promoción del estilo de vida

norteamericano, sino que de hecho tuvo las

condiciones de un ajedrez político en el que

la estética, lejos de quedar tan solo como una

forma de deleite para el espíritu, fue su

principal aliada. Las ideas de civilización y

progreso fueron bandera común para luchar

por la unión, la superación de problemáticas

históricas y la generalización de las riquezas

generadas en la era dorada del capitalismo;

pero igualmente eran una legitimación para

proseguir en cuatro frentes una cruzada que a

día de hoy, y a pesar de los cambios surtidos

en el mapa de alianzas, conserva ´su vigencia

material e ideológica. A saber…

343 Los trazos del poder en la posguerra

Figura 122. Imagen de la Estatua de la Libertad desde el agua en la mañana del 11 de setiembre de 2001, con las torres del World Trade Center en el horizonte de Nueva York (National Park Service, 2002).

345 Los trazos del poder en la posguerra 1. Estética de la amenaza: Las

dilatadas fronteras de los EE.UU.

Misiles enfilados al cielo en la cercana

Cuba. Su aspecto intimidante parece

concebido ex profeso para disuadir a todo

aquel que ose poner en riesgo el régimen

comunista, particularmente a los EE.UU. Con

esta y otras fotografías, LIFE en Español

procuró hacer visible una renovada estética

del poder que recoge los contornos de una

inadmisible vulnerabilidad de la potencia

norteamericana. La defensa de la democracia

y la libertad es la rúbrica icónica de este

cubrimiento geoestratégico, que aparece

como simbolismo que alienta a superar los

temores e incertidumbres legados por la

Segunda Guerra Mundial, pero que a su vez

se alimenta con el borrado de las fronteras

entre la razón y la sinrazón que marcó a dicha

confrontación. En 1945, los vencedores

escribieron la historia, y allí los EE.UU.

posaron como nuevo adalid de la modernidad.

Entre 1955 y 1965 una nueva contienda,

ideológica, estratégica y soterrada, fue nuevo

terreno para una construcción ecfrástica de

verdades sociales, económicas y políticas,

cuyo referente de acción privilegiado era la

sensación de riesgo. La orientación

topológica del poder en el mundo a mediados

del siglo XX mostraba una nueva cara, los

cambios se surtieron con una velocidad otrora

impensada, y su sedimentación y proyección

a través de la fuerza estético histórica perfiló

a su turno variaciones constantes del mapa

global de alianzas y enemistades. Sobre el

papel la rivalidad tenía por base la necesidad

de determinar cuál modelo económico,

capitalista o comunista, era el mejor, aunque

el efecto de esto, más que escuetamente

estructural, se hizo visible en la configuración

de formas de cotidianidad.

En medio de esa atmósfera de riesgo

perenne y cotidianidad ideologizada, una

representación del enemigo de la democracia

y la libertad era tejida con trazos ecfrásticos.

Cual si estuviera oculto tras un velo férreo e

346 Revista LIFE en Español, 1955-1965

inexpugnable, se le veía operando a sus

anchas en el "mundo subdesarrollado",

esgrimiendo las banderas de la superación de

la inequidad, y engañando a pueblos enteros

con argucias de denodado ateísmo. Contra

ello el argumento postulado era la

prosperidad económica, la promesa de

desarrollo sin fronteras y la constatación del

poderío político capitalista y moderno,

recogido en la historia de los EE.UU., y

condensado en su Objetivo Nacional. La meta

ya no era únicamente la grandeza de la nación

norteamericana, y tampoco se circunscribía a

la salvaguardia del continente americano. El

mundo era la nueva arena para la

consolidación de los valores de Occidente, así

como para la disputa ideológica, y en ella el

signo de “lo norteamericano” apareció con un

tinte mesiánico que polarizó el orden

geopolítico. Su mito fundacional, convertido

en artefacto publicitario por LIFE en Español,

supuso un nuevo aliento simbólico para

afrontar la Guerra Fría, en la cual no solo

bastaba con construir una imagen del

enemigo con rasgos ciclópeos, sino que

especialmente era preciso que cada aliado así

lo viera también. Una nueva cruzada contra el

totalitarismo se vio en esto, la unión

democrática de Occidente era imprescindible,

y los EE.UU. oficiarían como el “sacerdote

secular" que marcaría la cadencia de este

ritual purificador. Reforzamiento militar,

estímulo a la investigación atómica y

consolidación de una economía de mercado

libre fueron las tareas que había que seguir,

proporcionales al desafío soviético, y

encaminadas a evitar cualquier sutileza

excesiva en medio de esta disputa entre

“fieles” y “apóstatas”.

Más allá del Plan Marshall y de la

Alianza para el Progreso, y de lo que en

materia de cooperación internacional

representaban ambas iniciativas, la seguridad

nacional de los EE.UU. tenía el privilegio.

Cada una de sus acciones, desde las benéficas

hasta las abiertamente lesivas de la soberanía

de otros pueblos, estaban mediadas por un

347 Los trazos del poder en la posguerra cálculo político que no solo quedaba recogido

en la estrategia geopolítica. A los lectores y

las lectoras, primero de Norteamérica y

posteriormente de Latinoamérica,

catalogados como las clases cultas de sus

respectivos lugares de procedencia, se les

convirtió en partícipes del tal argumento pro

democrático, y hasta cierto punto se les

transfirió buena parte de la responsabilidad

por lo que pudiera suceder. Líderes

comprometidos y decididos eran un requisito

para proseguir esta cruzada sin desfallecer,

ciertamente, pero ecfrásticamente, y bajo el

lema del Objetivo Nacional, era al pueblo, en

su historicidad y conciencia moderna, al que

se le impelía a actuar. De la política de

contención de Dwight Eisenhower, pasando

por el anhelo de John F. Kennedy de “llegar

hasta la cima”, hasta la “gran sociedad” de

Lyndon B. Johnson, los EE.UU. mostraron

que su mesianismo en el mundo lejos estaba

de ser pacifista y conciliador. Vietnam supuso

el paroxismo de esta ideología redentora

allende las fronteras nacionales, y dejó en

medio de ese optimismo difundido

estéticamente un sinsabor, ominoso y

fatídico, que hacía despertar a la gran

potencia de su sueño de plácido dominio.

En un sentido topológico, podría

decirse que esta serie de tras-escenas sobre el

clima político recreado por LIFE en Español,

no solamente quedaron recogidas como

figuración en la progresiva conversión de

Cuba en talón de Aquiles de América, sino

que especialmente transfiguraron hacia la

actualidad a través de los canales simbólicos

de la disputa contra el totalitarismo, la

amenaza interna, la zozobra constante y el

deber de salvar la libertad y la democracia en

cada región del orbe. Los misiles soviéticos

en Cuba trascendieron su condición de

amenaza comunista, y en el curso de la fuerza

estético histórica extendieron su función

objetual hacia la conversión de los EE.UU., y

en concreto sus símbolos económicos,

políticos y sociales, en destinatarios de esa

amenaza amorfa, ahora fundamentalista y

348 Revista LIFE en Español, 1955-1965

musulmana. La forma fálica ya no es afrenta

sino objetivo; de aquellos agresivos misiles

rusos ubicados a unas pocas millas de la

Florida, surge en el hilo histórico la imagen

de la icónica de Nueva York, capital del

mundo, imperio de la bolsa de valores más

importante, sede de las Naciones Unidas. El

11 de septiembre de 2001, y otra vez como

despertando de un embotamiento de

prosperidad, el terror volvió a Norteamérica,

esta vez ya no como advertencia, sino como

golpe certero en lo más profundo de su

autoestima. Aviones comerciales, nuevos

caballos de Troya, paralizaron al mundo, e

“hicieron que todo lo sólido se desvaneciera”

(figura 122). Y como cuatro décadas atrás, su

carácter escandalizador vino por su forma

inesperada, insospechada, sentida como

trapera. La ironía de la historia, que repite

para romper moldes, jugó en lo ecfrástico con

la desmoralización y el absurdo, y sobre su

base construyó, esta vez más frágilmente, la

legitimación para una nueva cruzada.

En medio siglo se tejió esta escena

fundante. El mundo cambió desde la crisis de

los misiles, y los fundamentos de la lucha

contra los regímenes afgano, iraquí y demás

de tiempo después fueron otros, pero el

simbolismo subyacente conservó una extraña

vigencia. El enemigo invisible, de marcha

acechante, carente de medida, sigue allí,

como imaginario, como fantasma-real que se

apodera de la realidad. Pero esa conexión

trans-histórica, más que un primado

ontológico real, debió su suerte a las

condiciones del giro ecfrástico. En su seno se

gestó tal estética de la amenaza, que fue el

punto de partida para legitimar nuevas

écfrasis, todas ellas corroídas por los nuevos

valores de Occidente: seguridad y defensa. El

terrorismo, el nuevo “ismo”, apareció para

hacer tabula rasa y asumir la crueldad

inexplicable y reducir Occidente y su

proceder secular a escombros. La libertad

quedó en pie, como testigo de lo

inconcebible, y en cierto modo, y una vez

más, como justificante de otra cruzada.

349 Los trazos del poder en la posguerra

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2).

351 Los trazos del poder en la posguerra 2. Estética cortesana: Hacia la

libertad y el orden

Una preocupación por la

independencia de las colonias en el Nuevo

Mundo fue la oportunidad para bosquejar por

primera vez el ideal de la unión americana, y

a lo largo del siglo XX esa idea, devenida en

proyecto político transido por disputas

territoriales, injerencias y nacionalismos,

alcanzó un importante avance con la

conformación de la Organización de los

Estados Americanos. Su papel ha consistido

en fomentar el diálogo equilibrado entre los

países miembros, más allá de sus disparidades

económicas y sociales, así como en auspiciar

la unidad continental y la colaboración

recíproca. Tal pretensión de fraternidad

transfronteriza fue mostrada vez tras vez por

LIFE en Español, y de hecho fue uno de los

motivos que estuvieron detrás de la aparición

de dicha publicación. Se trataba, pues, de una

unidad concebida sobre los principios de la

democracia, la libertad y el respeto por la

soberanía nacional, singularmente puesta de

relieve con la formulación de la Alianza para

el Progreso y el constante acecho del

comunismo soviético. Desde sus inicios, la

premisa de esta unión ha sido la misma:

desligar a EE.UU. de su imagen de nueva

potencia absorbente de la riqueza de la región,

y presentarlo como aliado en la lucha contra

el subdesarrollo, la pobreza y la inequidad

imperantes en el conjunto del continente. El

país del norte se convirtió en el referente para

encauzar el crecimiento regional. La OEA

fincó su sede en Washington, y desde allí se

diseñó la política de colaboración

interamericana. Ante ello, solo bastaba con

que cada país siguiera la receta, que

auspiciara los principios asociados a la vida

política democrática y la economía de

mercado, cabiendo esperar que todo lo

demás, casi que inercialmente, avanzara por

cuenta del impulso dado por esta ayuda.

Pero tras los bastidores de esta

empresa de cooperación transnacional, y con

352 Revista LIFE en Español, 1955-1965

el auspicio estético de publicaciones como

LIFE en Español, la consolidación de una

especie de sociedad cortesana tuvo lugar.

Élites burguesas de modales aristocráticos y

convicción de progreso; ilustres líderes

políticos, dotados con la virtud de la mesura

ideológica; y el pueblo, al que, merced a su

paulatina inserción en el mercado, se le veía

esperanzadoramente dispuesto a superar su

desarraigo y sus resistencias al progreso: esta

era la triada sobre la que la unión americana

parecía soportar sus ilusiones, y a la que de

continuo la revista norteamericana ensalzó.

La idea no era simplemente pasar por alto las

diferencias económicas, sociales y políticas,

sino más bien convertirlas en estímulo para la

colaboración misma.

Al cabo de las proyecciones de rigor,

la celebración de tratados de cooperación y la

conformación de organismos internacionales

de veeduría y apoyo, la cotidianidad de

millones de personas en el continente pareció

estar en condiciones de insertarse en una red

económica y social internacional. Cual piezas

de un rompecabezas, los ciudadanos de esta

promesa de progreso fueron adheridos a esta

oda a la democracia, la soberanía, la libertad

y la cooperación. Con las obras de

infraestructura desarrolladas desde mediados

del siglo XX, y especialmente con la

financiación de sectores tales como

educación, salud y vivienda, quedaba la

sensación de que las poblaciones

latinoamericanas podían aspirar no solo a

mejorar su situación, sino a su vez a insertarse

en una cultura global que las llevara a ver más

allá de su realidad bucólica y pedestre, y en

cierto modo a intervenir de mejor manera en

el reparto de lo sensible.

Sea como fuera, esta unión entre lo

local y global en el ámbito americano no fue

mostrada por LIFE en Español, y en general

no tuvo repercusión en el curso de la fuerza

estético histórica, como algo que dependiera

del pueblo. Antes bien, la publicación dejó

como moraleja que tales iniciativas de

353 Los trazos del poder en la posguerra transformación dependen en todo momento

de “traductores”, que, formados en los

principios de la democracia y la libertad, y

poseedores de los medios para ser escuchados

(de producción y de comercio político), se

encargaran de llevar la buena nueva de

progreso al pueblo oprimido. Élites y

políticos profesionales, ellos eran, pues, los

llamados a crear un lenguaje común entre lo

local y lo global, y en últimas a gestar una

uniformización de los tiempos individuales

“desviados” dentro de esa peculiar candencia

de la posguerra que rompía con el pasado y

que, mientras para el primer mundo exaltaba

la posibilidad de disfrutar del día a día, para

los demás remarcaba la necesidad de empeñar

todos los esfuerzos en pos de un mejor futuro.

En el salto histórico de la

transfiguración, este simbolismo de unidad

americana conservó mucho de lo retratado

por LIFE en Español, especialmente en lo

concerniente al centro, en cuanto equilibrio

ideológico, que una vez más aparece en el

horizonte como referente teleológico de buen

gobierno y de entendimiento. La VI Cumbre

de las Américas, reunida en Cartagena de

Indias en abril de 2012 (figura 123),

ejemplifica esta continuidad en la fuerza

estético histórica de esta corrección política

que propende por el consenso, pero que a

doble banda camufla problemáticas sociales.

Distintas vertientes y modelos, todos

convergen en este nuevo episodio sobre los

planes de un continente que, a despecho de su

pretendida movilización hacia la izquierda,

parece que más bien baraja de nuevo y vuelve

a empezar como actor genérico, como pan-

Estado, que apunta a la moderación política y

el robustecimiento de su participación en la

economía global de mercado. Con poses de

alegría y hermandad, estos dieciocho líderes

y representantes políticos del hemisferio

posaron para la posteridad. Casi todos

saludan y sonríen, mientras con su

coreografía aparentemente desordenada

reflejan una estética del poder un tanto más

cálida, si se quiere más cercana al pueblo.

354 Revista LIFE en Español, 1955-1965

En la agenda de trabajo propuesta para

el evento destacan las discusiones sobre el

comercio de estupefacientes y el posible

reintegro de Cuba a la OEA, este último

impulsado por Argentina, Brasil, Bolivia,

Venezuela y Uruguay. El presidente

colombiano, Juan Manuel Santos, parece con

su discurso en torno a la renovación ser el

anfitrión idóneo para esta variopinta reunión.

Logró reunir a muchos y distintos líderes,

pero su organización resiente las ausencias, y

en varios momentos resultó unilateral en su

organización temática. Las tensiones tras

bastidores dinamizan el encuentro. Por un

lado, la ausencia de los presidentes de

Ecuador, Venezuela y Nicaragua parece ser

una respuesta a la renuencia norteamericana a

abordar lo concerniente a Cuba; por el otro, la

presidenta de Argentina se retiró sin premuras

al ver cuán poco apoyo recibía su reclamo

sobre las islas Malvinas. Hacia el final la

discusión sobre la política antidrogas se

diluyó, y en definitiva no hubo avances. Para

muchos, la VI Cumbre de las Américas fue un

abierto fracaso. Sea como fuere, no es del

caso perder de vista que esta Cumbre tuvo

como proscenio paralelo el encuentro de estos

representantes con el importante sector

privado del continente. Falabella, Oxxo,

Odebrecht y la mexicana Femsa estuvieron

allí para mostrar que a la larga, y a pesar de

las diferencias ideológicas, preciso es sonreír

y saludar para que el mercado propicie una

unión por momentos idílica. La escena

fundante de LIFE en Español sobre la

“fraternidad” continental parece, pues, no

encontrar su correlato en la deslucida y

criticada OEA. El bastión de la integración

americana sería en cambio la posibilidad de

forjar alianzas comerciales; es este el lenguaje

común que practican todos estos

plenipotenciarios, tanto de izquierda como de

centro, y por el cual, amén de sus

discrepancias, posan en últimas como sujetos

anuentes. Libertad y orden, unión y

soberanía, en el tenso equilibrio de estos

simbolismos transcurre el devenir de su

realidad política.

355 Los trazos del poder en la posguerra

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6).

357 Los trazos del poder en la posguerra 3. Estética del armisticio: Una

efímera insurrección

Cincuenta y tres años después de la

crisis de los misiles, los presidentes de

EE.UU. y Cuba se estrecharon la mano

(figura 124). Su gesto sonriente mostró que, a

pesar de las diferencias y de décadas de

tensión, era posible restablecer las relaciones

diplomáticas y otras más entre ambas

naciones. Transcurrió medio siglo de

bloqueos, aislamientos, refugiados, balsas

que quedaban a la deriva y una estela

ecfrástica a propósito de las defensas

ideológicas de uno y otro bando, y por fin se

vislumbraba una luz de esperanza para

millones de personas que vivieron en carne

propia la tragedia de esta separación. Desde

el punto de algunos analistas, el encuentro

entre el carácter conciliador de Barack

Obama, por entonces el presidente

norteamericano, y la disposición al diálogo de

Raúl Castro, presidente de los Consejos de

Estado y de Ministros de Cuba, y sucesor de

Fidel Castro, fue un aspecto clave de este

acercamiento. Con todo, puede que este

suceso diga mucho más si no se le aprecia

únicamente como una derivación natural del

carisma de estos líderes, y en cambio se le

analiza desde el punto de vista de su inserción

en la fuerza estético histórica.

La Guerra Fría marcó su declive con

la caída del muro de Berlín, especialmente

con la disolución de la URSS. No obstante,

varios de sus efectos no cesaron de producirse

al cabo de más de una década, tanto así que

hacían ver a fenómenos como la crisis en los

Balcanes, las divisiones en Medio Oriente y

la misma Cuba como reminiscencias de una

época que se negaba a morir. Pero la

topología de dicha tensión bipolar no

simplemente se proyectó hacia la actualidad a

través de dichas “inercias” históricas, y

tampoco asumió las condiciones de una mera

división simbólica del mundo entre fieles e

infieles. Esta continuidad histórica, hecha

cotidiana por vía de lo estético, se caracteriza

358 Revista LIFE en Español, 1955-1965

más bien por fincar en el imaginario colectivo

las bases de una singular estructuración,

constante y variable, de sucesivos sucesos

disidentes. La cuestión, pues, no reside en

esta escena fundante en el hecho de las

características de aquel contra quien se lucha,

sino en cómo en un momento dado ese

“aquel” terminó siendo la representación por

antonomasia del enemigo.

¿Era inevitable que Cuba y EE.UU.

restablecieran sus relaciones? ¿Qué es

concretamente aquello a lo que se pone fin

con ese apretón de manos entre los

presidentes Obama y Castro? En sentido

estricto, tales interrogantes, que han sido el

leitmotiv de las reflexiones habidas al

respecto, introducen una especie de ruptura

histórica no justificada. Lo que más bien

cabría observar es que tras el acercamiento de

estas dos naciones no hay tan solo un intento

de reconciliación, sino más bien una

exacerbación de dos fenómenos observados

previamente. 1) Ecfrásticamente se plasma en

momentos concretos una especie de mayor

conciencia sobre los efectos devastadores que

puede traer la racionalización del día a día,

entre ellos la guerra, ante lo cual se reacciona

con su denuncia —no pocas veces con

espectacularidad— y con clamores que

invitan a restaurar la barrera que separa “la

razón” de “la sinrazón”. 2) La unidad política

internacional, concebida como medio de

superación de problemática sociales

comunes, no desemboca en adhesiones

unilaterales al modelo económico social

estadounidense, y en cambio se caracteriza

por dar lugar a toda una pléyade de formas de

anuencia que, en ciertos momentos, resultan

a su vez objeto de sospecha.

Lo apreciado en LIFE en Español

sobre la conversión de Cuba en enemigo es un

ejemplo de ello. Pero lo cierto es que a lo

largo del giro ecfrástico esta situación

también se ha apreciado en relación con otras

organizaciones, que antaño fuesen o bien

toleradas o bien vistas como aliadas (por

359 Los trazos del poder en la posguerra ejemplo, las fuerzas rebeldes afganas, que de

ser homenajeadas durante la Guerra Fría,

posteriormente quedaron etiquetadas bajo el

mote de terroristas), y a su vez parece poder

producirse en un sentido inverso. Desde

luego, no es del caso restar importancia a las

nefastas consecuencias derivadas de la

confrontación ideológica bipolar ni a las

contiendas que tuvieron lugar después, ni

mucho menos resulta sensato desconocer que

detrás de la constitución de cada nuevo

“enemigo de la democracia y la libertad” se

movilizan importantes intereses geopolíticos

y económicos. Con todo, hay que ver que esa

constitución de realidades en torno a la

disidencia política va de la mano con el clima

de seguridades que acompaña a los

individuos, a las colectividades e incluso a las

sociedades, y que en escalas variables se

enlaza directamente con sus expectativas y

sus formas de valoración. No es tanto el

disidente lo que estéticamente escandaliza a

cada quien que, directa o indirectamente,

presta atención al devenir de eso que cabe

denominar como acontecer global, sino más

bien la sensación de que en cada relato diario

sobre disidencia y reconciliación se dibuja la

esencia misma de lo humano, una que se

anhela continúe escapando de esa

artificialidad del mundo que en los momentos

de crisis se antoja más nítida que nunca.

Enemigos surgen por doquier, pero a

su vez en la fuerza estético histórica quedan

retratadas las restauraciones, los consensos y

las nuevas esperanzas. Como si de renovados

tiempos se tratase, una especie de

redescubrimiento de la genericidad humana

extraviada surge con cada reconciliación. Las

diferencias se antojan ahora espurias e

improvisadas, en trazos ecfrásticos lo

irreconciliable queda emparentado, “América

para los americanos” cobra una nueva

significación. La semántica del poder abre su

espectro a la diferencia, en medio de las

discrepancias los contendientes sonríen, su

gesto parece una invitación al olvido de lo

sucedido. Variados medios de comunicación

360 Revista LIFE en Español, 1955-1965

hicieron eco de este acercamiento entre

Obama y Castro, e incluso para muchos

resulto ser un gesto de autenticidad en medio

de décadas de simulacros de guerra,

polarización e incertidumbre. La compleja

situación pareció quedar zanjada con una

sonrisa, la vecindad se hizo natural, mientras

la estética de la escrupulosa y timorata

política internacional cedió su lugar, al menos

ante las cámaras, a una que sin prevenciones

exalta la auto-evidencia de la hermandad. En

esos más de cincuenta años se fueron la vida

y las ilusiones de muchos de los afectados por

este aislamiento, pero con un apretón de

manos, y a la luz de la longeva vitalidad de la

reivindicada genericidad humana, todo se

antoja como una efímera insurrección.

En este trastoque anuencia y

disidencia, con todo, parece alimentar una

vez más el ya prototípico papel de cada parte

en esta relación de cooperación continental.

El liderazgo de los Estados Unidos en

Occidente se ratifica una vez más,

especialmente su condición de redentor frente

a los problemas que aquejan al conjunto de

América. Y Cuba, que resistió el trago

amargo de la Guerra Fría, ahora aparece como

zona que, merced al capital norteamericano,

puede por fin aspirar a mejorar su situación.

Pareciera como si la contagiosa "fiebre

comunista" se hubiera controlado, como si las

veleidades del desvarío revolucionario

hubieran dado pasó a la madurez. En el

discurso y en las imágenes queda la sensación

de que un “ismo” más ha caído en desuso, y

que ahora lo que resta es mancomunar

esfuerzos en pos de develar en su falsedad a

todos los demás. La difícil etapa de iras y

anhelos frustrados en América Latina no cesó

aquí, y en muchos aspectos sus tierras siguen

siendo adustas y atormentadas. Esto parece

más bien un acto de volver a barajar, de

relanzar la cooperación, y de llegar a concluir

que el proyecto modernizador constituye

todavía la tarea común de los países del

hemisferio. La disidencia no desaparece,

sencillamente cambia de ropaje.

361 Los trazos del poder en la posguerra

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5).

363 Los trazos del poder en la posguerra 4. Estética de la otredad: Cómo nos

ven los otros

El periplo 1955-1965 significó para

los EE.UU. la posibilidad de consolidar su

poderío económico y militar ante el resto del

mundo, pero a su vez supuso un punto clave

para que sus profundas contradicciones, hasta

entonces sorteadas u obnubiladas por las

guerras mundiales, se hicieran evidentes. La

imagen de tierra de la libertad se tejió desde

sus inicios con los retazos de toda una plétora

de culturas. Inmigrantes de todas partes

hicieron de Norteamérica su casa; algunos

pudieron con el tiempo convertirse en

ciudadanos, otros, en cambio, debieron

continuar cargando con el estigma de la

discriminación. El movimiento negro es

representativo de esta última situación,

presentada por LIFE en Español como una

lucha por los derechos civiles y la igualdad.

Su fuerza tuvo las condiciones de una nueva

estética, que siempre había estado allí,

oprimida y sojuzgada, pero que a mediados

del siglo XX ya resultaba incontenible y

pletórica. Su reivindicación sigue siendo a día

de hoy una tarea pendiente, así como una

ventana para ver, con el entendimiento

ganado con el análisis de ese pasado, las

segregaciones del presente.

La discriminación y las tensiones

retratadas por LIFE en Español transfiguran

en la imagen de los nuevos inmigrantes

(figura 125), que procurando evitar la guerra

se lanzan desesperadamente al mar, casi sin

contar con mayor esperanza de encontrar

refugio. De Siria, Irak y otras zonas de Medio

Oriente, ellos son el fiel reflejo de ese extraño

y ponzoñoso legado de la Guerra Fría.

Devenidos para muchos en triste espectáculo

viviente, estos nuevos parias son vistos por

muchos con terror, desconfianza y rencor.

Son la nueva mancha, ya no negra, sino

musulmana y pretendidamente anti-

civilizatoria. Entre la desidia y la a veces

hostil actitud de los Estados receptores, miles

han muerto, mientras otros tantos ven cómo

364 Revista LIFE en Español, 1955-1965

terminan por ser sometidos a cuarentena

social. Los líderes políticos sostienen

intensos debates por su causa. Algunos apelan

a los principios occidentales de la igualdad, la

libertad y la fraternidad para tratar

dignamente a estos refugiados; otros, basados

en los mismos principios, exponen que ante

todo debe primar la seguridad, el orden y el

respeto por los ciudadanos de los países

receptores, y especialmente la salvaguardia

de Occidente de formas religiosas y sociales

que supongan una amenaza.

La polarización del discurso es la

constante, aunque en uno y otro caso se hace

ver a la cultura occidental como el referente

de una grandeza histórica que no solo debe

preservarse, sino a su vez extenderse como

mecanismo de pacificación hacia las zonas

afectadas por la guerra. Como correlato de

dicha circunstancia queda que las

confrontaciones en Medio Oriente, la

diáspora de refugiados y la inestabilidad

política en dicha región se convierten casi que

al instante en formas ajenas a Occidente, en

manifestaciones propias de una otredad que

se carcome a sí misma y de paso contagia al

resto del mundo. El avance trepidante de ese

otro, inaceptable y errático, queda por

principio visto como pretexto para la acción

militar y de cooperación; la retórica de los

derechos humanos entra en escena, pero ya no

como mera reivindicación de la posibilidad

de existencia y expresión autónomas de esa

otredad, sino como instrumento de una

estrategia de pacificación y restablecimiento

del orden que no pocas veces raya en la

agresión. Aquí, tal y como sucediere con la

visión sobre el comunismo esbozada por

LIFE en Español, a través de la écfrasis se

construye esa otredad, por una parte

acentuando ciertos rasgos inherentes a su

cultura, y, por otra, homogenizando a los

destinatarios de tal hermenéutica bajo la

etiqueta de musulmanes, fundamentalistas,

yihadistas y retrógrados. El resultado: que

todo inmigrante queda al instante

365 Los trazos del poder en la posguerra estereotipado como un potencial integrante de

grupos terroristas como Isis o Al Qaeda.

Entre 1955 y 1965, el movimiento

negro no simplemente fue una labor de

igualación, sino que fue específicamente una

estética que en un momento dado desbordó lo

previsible, dinamizó amplios sectores de la

cotidianidad, escandalizó a una moral que ya

empezaba a enmohecerse y reivindicó en los

EE.UU. el papel de la diferencia. El país del

norte pareció por momentos oscilar entre su

ánimo de grandeza y la inestabilidad de su

imagen como adalid de los derechos civiles y

de la pretendida genericidad de sus proyectos,

y fue en momentos como ese donde buscó en

su pasado la inspiración para recobrar su

rumbo. La integración de su pueblo parecía

ser una cuestión de retomar su objetivo

nacional, y de la mano de una renovación de

su clase política ello se hacía cada vez más

nítido en el horizonte de los más optimistas.

La familia Kennedy, como en la actualidad el

legado de los Obama, intervino como

estímulo a ese reconocimiento del otro, y en

particular como un nuevo comienzo. El

glamour y el rostro humano en el ejercicio del

poder hicieron presencia en el escenario.

En el sentir de muchos, y a igual que

pudiera pensarse que acontece hoy día, ello

no fue más que una reconciliación espontánea

y sin trascendencia, olvidada tiempo después

por la necesidad de volver a ejercer sin

sutilezas la estrategia geopolítica. No así, la

escena fundante que proyecta LIFE en

Español al respecto no alude simplemente a

cambios súbitos, tal vez irreversibles, en

cuanto a la imagen de “lo norteamericano” y

su papel frente a la alteridad se refiere. De

hecho, puede parecer que el giro ecfrástico se

caracteriza por simplemente plasmar las

oscilaciones emotivas de las multitudes en los

medios de comunicación, y que a partir de las

mismas crea un determinado ambiente para la

construcción cotidiana del relato histórico.

Sin embargo, a lo largo del siglo XX la

estética no apareció meramente como un

366 Revista LIFE en Español, 1955-1965

componente paralelo al poder y al ejercicio

político en general. Enriquecida por su

deslinde de la función representativa de la

realidad, ella tuvo la posibilidad de fungir

como algo más que una superestructura o un

reflejo ideológico, y en esa medida adquirir

una lógica de crecimiento que, aunque no

escindida de la secuencialidad del relato

histórico tradicional, sí que goza de

autonomía respecto de la diacronía

tendencialmente cíclica que a veces

caracteriza a este último. Así, pues, lo que

LIFE en Español y los demás medios

ecfrásticos pusieron de presente fue que la

estética rara vez es el cierre instrumental de

toda jugada política, y en cambio, desde la

perspectiva de lo cotidiano, constituye un

necesario comienzo de toda hermenéutica a

propósito del poder. La estética, potenciada

con su conversión en écfrasis en aras de su

masificación, no nace a la vida sin valoración,

ni mucho menos presume de ser neutra.

Desde que emerge, como creación, es

portadora de una valoración; ella es ética, y

de allí que en últimas sea una forma de poder.

La transfiguración que propicia LIFE

en Español en torno al poder parte, pues, de

esa cotidianidad que adopta los símbolos de

la política de la mesura, y en cierto modo

actúa como instancia de réplica de sus

rituales, pero a su vez exalta como una

preocupación de primer orden situaciones

tales como el poder transitar libremente por el

territorio, acceder a la educación sin

limitaciones de ningún tipo y, en últimas,

todo aquello que da cuenta de una adecuada

vivencia democrática-occidental. Y es que en

la fuerza estético histórica estas últimas,

individuales en su surgimiento y viscerales en

su disfrute, perfilan las bases para la

construcción de lo colectivo, y de alguna

manera se convierten en el lenguaje común

que permite a la América Latina entenderse

con los EE.UU. y con el conjunto de las

naciones del mundo que transitan por la orilla

ideológica capitalista.

367 Los trazos del poder en la posguerra Bibliografía

1. Artículos y figuras de LIFE en

Español (en orden de aparición)

Preludio

LIFE. (22 de enero de 1962). Economías

mundiales: gigante dormido que

despierta. LIFE en Español, XIX(1),

151.

Figura 1. Economías mundiales. ............... 17

Tecnologías

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guerra o la paz. LIFE en Español,

XX(11), 6-16.

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del legado jurídico de John Marshall.

LIFE en Español, VI(7), 24-25.

Figura 2. Un nuevo sello. ................. 25

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y la religión. LIFE en Español, VII(2-

3), 56-57.

LIFE. (27 de enero de 1958). Las dilatadas

fronteras de EE.UU. LIFE en Español,

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Figura 3. Squanto, Franklin, Decatur,

Fuller, Wilson, Spaak, Mikoyan y

Rhyne. ............................................... 36

Jessup, J. K. (25 de julio de 1960). Un marco

magnífico para un gran debate. LIFE en

Español, XVI(2), 24-38.

Figura 4. El templo de los documentos

fundamentales. .................................. 41

Figura 5. Profeta de la soberanía

popular. ............................................. 45

MacLeish, A. (8 de agosto de 1960). Tenemos

un objetivo y lo conocemos. LIFE en

Español, XVI(3), 46-52.

Stevenson, A. (8 de agosto de 1960). 'Llevar

nuestro ideal a la humanidad'. LIFE en

Español, XVI(3), 47-54.

Figura 6. La ayuda a países

pequeños. .......................................... 51

Sarnoff, D. (8 de agosto de 1960). 'Cómo

ganar la guerra fría'. LIFE en Español,

XVI(3), 55-57.

Figura 7. El mensaje de los EE.UU. . 55

LIFE. (25 de julio de 1960). El objetivo

nacional de los EE.UU. LIFE en

Español, XVI(2), 22-23.

Kennedy, J. F. (19 de septiembre de 1960).

'Debemos subir hasta la cima'. LIFE en

Español, XVI(6), 24-27.

Figura 8. El candidato presidencial

demócrata, John Kennedy. ................ 60

Figura 9. En un corredor del Congreso,

durante el último período de sesiones,

el senador Kennedy estrecha las manos

de sus admiradores (Kennedy J. F.,

1960-09-19, p. 27). ........................... 63

368 Revista LIFE en Español, 1955-1965

Donovan, H. (1 de marzo de 1965). Johnson

pone en marcha la 'gran sociedad'. LIFE

en Español, XXV(5), 20-23.

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Dozier, T. (24 de agosto de 1959). Cuba

coquetea con el caos. LIFE en Español,

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Figura 11. Una imponente multitud. . 73

Figura 12. Con ademanes teatrales. . 76

Deriabin, P., & Gibney, F. (30 de mayo de

1960). La Unión Soviética tiende la red

en América Latina. LIFE en Español,

XV(10), 22-29.

Figura 13. Conspirador, Jefe, Agitador

y Propagandista. ............................... 78

Figura 14. Estas cédulas de

identidad. .......................................... 79

Figura 15. En disturbios provocados

por los rojos. ..................................... 80

Nardone, B. (20 de marzo de 1961). La

conspiración roja en la América Latina.

LIFE en Español, XVII(5), 18-23.

Figura 16. Manifestantes

anticomunistas. ................................. 81

Figura 17. Comunista frustrado........ 83

Figura 18. De vuelta de

Checoslovaquia. ............................... 84

Crankshaw, E. (12 de agosto de 1957).

Khrushchev triunfa, el marxismo

pierde. LIFE en Español, X(4), 28-31.

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Figura 19. En Punta del Este ............ 89

Figura 20. Alemania Oriental ........... 90

Figura 21. Hungría ........................... 92

Figura 22. Puente aéreo de Berlín.... 93

Eisenhower, M. S. (16 de septiembre de

1963). La América Latina encara una

histórica disyuntiva. Revolución:

¿violenta o pacífica? LIFE en Español,

XXII(5), 68-78.

Figura 23. En 1953, durante su breve

viaje a la Argentina. ....................... 100

Figura 24. “El pueblo está enfurecido”.

........................................................ 105

Murphy, C. V. (28 de octubre de 1963). El

comunismo en América Latina. LIFE

en Español, XXII(8), 56-66.

Figura 25. En una manifestación

callejera .......................................... 107

Figura 26. Frente a una fazenda del

Nordeste. ........................................ 111

Figura 27. Dr. Ignacio Chávez y Luis

Carlos Prestes. ............................... 112

Figura 28. Incendiado por los

terroristas. ...................................... 114

369 Los trazos del poder en la posguerra LIFE. (2 de agosto de 1965). 'Cada diez

segundos caía un hombre...'. LIFE en

Español, XXVI(3), 13.

Figura 29. Después del combate. ... 116

Kennedy, J. F. (6 de marzo de 1961). Hacia la

'Alianza para el Progreso'. LIFE en

Español, XVII(4), 14-15.

Figura 30. El Presidente de los Estados

Unidos. ........................................... 118

LIFE. (6 de marzo de 1961). Un equipo para

pensar y planear. LIFE en Español,

XVII(4), 16-17.

Kennedy, J. F. (17 de abril de 1961).

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Español, XVII(7), 22-25.

Figura 31. Progreso, sí; tiranía, no

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23). ................................................. 121

LIFE. (18 de septiembre de 1961). Progreso

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Figura 32. Asamblea general. ........ 126

Figura 33. C. Douglas Dillon y

Guevara. ......................................... 127

LIFE. (16 de abril de 1962). 'Mucha Alianza,

poco Progreso'. LIFE en Español,

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LIFE. (16 de septiembre de 1963). La

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Castañeda, C. M. (26 de abril de 1965). El

porqué de las críticas a la O.E.A. LIFE

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Figura 34. Los fundadores. ............. 134

Figura 35. Expansionista. ............... 135

Figura 36. La Alianza. ..................... 138

LIFE. (16 de agosto de 1965). Mejores

índices en la América Latina. LIFE en

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Figura 37. Accionistas de sociedades

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Mulliken, J. (19 de marzo de 1962). La

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Luce, C. B. (29 de octubre de 1962). Cuba:

hay que tomar una decisión. LIFE en

Español, XX(9), 13-19.

Figura 38. Esta fotografía de cohetes

antiaéreos soviéticos. ...................... 147

Figura 39. Clare Boothe Luce. ........ 151

Figura 40. Soldados castristas. ....... 152

Figura 41. Vanagloriándose de su

triunfo .............................................. 153

Figura 42. Raúl Castro, ministro de

Defensa en Cuba. ............................ 154

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Figura 45. Un gran acto patriótico. 168

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unidad americana. LIFE en Español,

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Figura 46. Con el gobernador de Nueva

York, Con el cardenal Spellman y Con

el alcalde de Nueva York. ............... 169

Figura 47. Los presidentes Lleras y

Eisenhower. .................................... 173

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LIFE. (27 de noviembre de 1961).

Presidentes de otros seis países

explican sus planes. LIFE en Español,

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Tesoro. ............................................ 181

Dozier, T. (27 de noviembre de 1961). Gran

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LIFE. (13 de noviembre de 1961).

Presidentes de ocho países revelan sus

planes. LIFE en Español, XVIII(10), 48.

Figura 50. Abastecimiento de petróleo y

el mejoramiento de la vivienda. ..... 183

LIFE. (27 de noviembre de 1961).

Presidentes de otros seis países

explican sus planes. LIFE en Español,

XVIII(11), 46-51.

Figura 51. Signos del progreso. ..... 188

Kavits, J. K. (18 de marzo de 1963). 'La

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371 Los trazos del poder en la posguerra Sujetos disidentes y resistentes

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Español, XVII(1), 68-76.

Figura 54. Machetes y llamas en el

Bogotazo. ........................................ 201

Figura 55. Humillación de Arbenz . 203

Figura 56. Histórico estallido de

odio. ................................................ 204

Figura 57. Encuentro de dictadores

rojos. .............................................. 205

LIFE. (26 de agosto de 1957). Hora de prueba

en la América Latina. LIFE en Español,

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Figura 58. Haya extiende el brazo

derecho. .......................................... 206

Figura 59. Envuelto en la bandera. 207

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atormentada. Bolivia: hora de prueba

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Figura 61. Hay más maestros que antes.

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Figura 64. Bandoleros. .................... 219

Figura 65. Análisis. ......................... 220

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Figura 66. Con su bandera. ............ 226

Figura 67. Material de propaganda

comunista. ....................................... 227

Figura 68. El símbolo de la

emancipación. ................................. 228

372 Revista LIFE en Español, 1955-1965

LIFE. (1 de febrero de 1965). Marquetalia.

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Alberto Ruiz Novoa. Cartas a la

redacción. LIFE en Español, XXV(3), 3.

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barro. .............................................. 234

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anticomunista.................................. 237

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Figura 75. En un barco negrero. .... 250

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autobús que hace época. LIFE en

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revolución racial en EE.UU. LIFE en

Español, XXII(3), 12-19.

Figura 82. Triunfos en campaña. ... 261

Figura 83. James Baldwin. ............. 262

Figura 84. Wilkins, Young, Farmer.

King y Forman. .............................. 264

Figura 85. Incontenible

humanidad. ..................................... 266

373 Los trazos del poder en la posguerra LIFE. (30 de septiembre de 1963). La

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LIFE en Español, XXII(6), 18-21.

Figura 86. Manifestantes. ............... 268

Figura 87. Masa humana. .............. 269

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poder, integración, militancia, ¡libertad

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Figura 90. Líder del movimiento. ... 276

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LIFE. (17 de diciembre de 1960). Gran

entusiasmo en EE.UU. ante la campaña

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Figura 92. Visitando una granja y

manejando un tractor. .................... 280

Figura 93. Gran entusiasmo ante la

campaña electoral. ......................... 282

Figura 94. Una fila de puertorriqueños.

........................................................ 283

LIFE. (20 de febrero de 1961). Nueva mano,

nuevo verbo, nuevo estro. LIFE en

Español, XVII(3), 10-19.

Figura 95. Nueva mano, nuevo verbo,

nuevo estro. ..................................... 285

Figura 96. Robert Frost y Richard

Cushing. .......................................... 287

Figura 97. Una nota elegante. ........ 288

Coughlan, R. (17 de abril de 1961). Kennedy

lleva al poder a 'los mejores'. LIFE en

Español, XVII(7), 56-65.

Figura 98. El nuevo gabinete. ......... 290

LIFE. (5 de febrero de 1962). Un cálido ¡sí!

para los Kennedy. LIFE en Español,

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Figura 99. Solemnes y

Alborozadas. ................................... 292

LIFE. (9 de septiembre de 1962). Los

Kennedy y la nueva era en la Casa

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Figura 100. Kennedy y Khrushchev y

Versalles. ......................................... 293

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Español, XVIII(1), 28-31.

LIFE. (23 de enero de 1961). Y beldades al

por mayor. LIFE en Español, XVII(1),

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Figura 101. Jacqueline Kennedy (LIFE,

1961-01-23, pág. 44). ...................... 295

LIFE. (27 de mayo de 1963). Su mundo fue

plácido y risueño. LIFE en Español,

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Figura 102. Empequeñecida. .......... 296

374 Revista LIFE en Español, 1955-1965

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dama rinde culto a la historia en la Casa

Blanca. LIFE en Español, XVIII(8), 62-

71.

Figura 103. En el Salón Azul. ......... 298

Figura 104. Jacqueline piensa cómo

usar su hallazgo. ............................. 299

LIFE. (23 de diciembre de 1963). El asesinato

del presidente Kennedy. LIFE en

Español, XXII(12), 8-22.

Figura 105. Tras rosas y sonrisas. .. 300

Figura 106. Jacqueline Kennedy. ... 301

Figura 107. Muerte. ........................ 302

LIFE. (6 de enero de 1964). Jacqueline

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Figura 108. Historia de una mujer

valiente............................................ 303

Hamblin, D. J. (6 de enero de 1964). Sus

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Figura 109. Recuerdo patriótico. .... 304

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White, T. H. (6 de enero de 1964). Para el

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