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UNIVERSIDAD PEDAGÓGICA NACIONAL SECRETARÍA ACADÉMICA MAESTRÍA EN DESARROLLO EDUCATIVO LÍNEA: PRÁCTICAS CURRICULARES EN LA FORMACIÓN DOCENTE “SIGNIFICADOS, PROCESOS DE REFLEXIÓN Y APRENDIZAJES DE LOS FUTUROS MAESTROS DE INGLÉS DURANTE LAS PRÁCTICAS DOCENTES DEL ÚLTIMO AÑO DE FORMACIÓN” TESIS QUE PARA OBTENER EL GRADO DE MAESTRIA EN DESARROLLO EDUCATIVO P R E S E N T A: MARICRUZ AGUILERA MORENO DIRECTORA DE TESIS: DRA. ETELVINA SANDOVAL FLORES México D.F. Diciembre, 2008.

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UNIVERSIDAD PEDAGÓGICA NACIONAL

SECRETARÍA ACADÉMICA

MAESTRÍA EN DESARROLLO EDUCATIVO

LÍNEA: PRÁCTICAS CURRICULARES EN LA FORMACIÓN DOCENTE

“SIGNIFICADOS, PROCESOS DE REFLEXIÓN Y APRENDIZAJES DE LOS FUTUROS

MAESTROS DE INGLÉS DURANTE LAS PRÁCTICAS DOCENTES DEL ÚLTIMO AÑO DE

FORMACIÓN”

TESIS QUE PARA OBTENER EL GRADO DE MAESTRIA EN DESARROLLO EDUCATIVO

P R E S E N T A:

MARICRUZ AGUILERA MORENO

DIRECTORA DE TESIS: DRA. ETELVINA SANDOVAL FLORES México D.F. Diciembre, 2008.

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A mis padres: por su cálida, comprensiva y generosa compañía, particularmente en los momentos más difíciles de mi vida.

¡Mil Gracias, papás!

A mis hijos: Pablo, Mariana e Iñaki. Por ser mi motor e ilusión de vida.

A Oswaldo: Por los gratos momentos juntos.

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AGRADECIMIENTOS

Agradezco a la Dra. Etelvina Sandoval Flores por su acompañamiento en la

elaboración de esta tesis, especialmente por su paciencia y sabia guía en los

momentos de construcción y deconstrucción del mismo, momentos que fueron

difíciles, pero sin la mano firme y amable así como la escucha atenta de mi tutora no

habría podido alcanzar esta meta. ¡Doctora, usted es muy valiosa y estará siempre en

mi corazón!

Reconozco en el Dr. Inés Lozano Andrade un gran maestro, quien con sus clases me

motivó a seguir preparándome y cree que tengo madera para continuar con el

doctorado. Gracias por la confianza que deposita en mi, teacher!!!

Aprecio el tiempo que los lectores de esta tesis dedicaron a la revisión de la misma;

las clases y debates que compartí con mis compañeros de maestría; en especial, a

Roselia Estrada y Josefina Guevara, por su dulce amistad en estos dos años y medio.

Quiero hacer llegar mi admiración a los profesores que me dieron clase y despertaron

en mí la curiosidad y el deseo por aprender más: Dra. Etelvina Sandoval Flores, Dra.

Rosa Ma. Torres Hernández, Dr. José Antonio Serrano, Dra. Alicia Ávila, Dra.

Adelina Castañeda y Mtro. Juan Manuel Delgado.

A mis alumnos de 7º y 8º semestre de la ENSM les agradezco el haber compartido

conmigo sus prácticas, sus reflexiones y comentarios. Gracias a ustedes pude construir

conocimiento.

Por último, quiero dar gracias a Dios por mostrarme el camino.

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Í N D I C E

Pág. ÍNDICE 2 INTRODUCCIÓN

5

MARCO TEÓRICO Y METODOLÓGICO DEL OBJETO DE ESTUDIO

11

Orientación teórica

La formación del sujeto en la práctica 11 La experiencia y la participación de los otros 15 El contexto en la construcción de conocimiento 17 La práctica y su significado en la comunidad 18 La práctica como una acción con sentido 21 La práctica como acto de reflexión 22 La identidad en la práctica 27

11

Orientación metodológica

29

CAPÍTULO 1. MARCO HISTÓRICO Y CONTEXTUAL DE LA ESCUELA NORMAL SUPERIOR DE MÉXICO Y SUS PRÁCTICAS DOCENTES

34

1.1 Formación de profesores en las escuelas normales 1.2 Gestación de una Escuela Normal Superior 1.3 Aplicación del Plan 1983 1.4 La llegada del Plan 1999 1.5 El perfil de alumnos y maestros normalistas

35

37

39

43

44

CAPÍTULO 2. CONSTRUCCIÓN DE SIGNIFICADOS EN LAS PRÁCTICAS DOCENTES DEL ÚLTIMO AÑO

52 2.1 El papel de las prácticas en la formación inicial

Lo que no se enseña sobre las prácticas 56 2.2 La reconstrucción de las práctica y la construcción de

conocimiento a partir de la negociación de significados

54

64

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Significados ligados a las emociones 66 Significados ligados a las interacciones 67 La interacción asesor-alumno en formación 70 La relación alumno normalista-tutor 73 Significados ligados a las prácticas 77 Significados de los instrumentos de la práctica 81

2.3 Las prácticas sociales vistas a través de la práctica docente

85 CAPÍTULO 3. EL PAPEL DE LA REFLEXIÓN EN LAS PRÁCTICAS DOCENTES

91 3.1 Tres tipos de orientación en el pensamiento reflexivo 3.2 Procesos de reflexión: caso de una reflexión instrumental 3.3 La reflexión para, en, y de la práctica: interacción en la acción

Reflexión en la práctica 105 Reflexión de la práctica 106 Reflexiones para la práctica 107

3.4 Reflexiones críticas de alumnos en formación

La dimensión pedagógica en la reflexión 109 La dimensión metodológica 111 La dimensión social 112 La dimensión ético-moral 114

93

95

104

109

CAPÍTULO 4. LAS PRÁCTICAS PEDAGÓGICAS DE INGLÉS EN SECUNDARIA 4.1 La enseñanza de las lenguas

La transición del método gramatical al audiolingual 118 Los años 70 y los métodos de “diseñador” 118 La enseñanza comunicativa de la lengua clásica 119 La enseñanza comunicativa de la lengua actual 121

117

117

4.2 La enseñanza y aprendizaje de la lengua extranjera en secundaria

121

4.3 Las problemáticas que los profesores en servicio enfrentan en secundaria

124

4.4 Las actividades de enseñanza de los futuros maestros de inglés

125

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4.5 Las aulas de inglés 132 CAPÍTULO 5. LOS SUJETOS Y SUS CONTEXTOS EN LAS PRÁCTICAS DOCENTES

La historia de Ana 135 La institución y el curriculum como estructura social 135 Deconstrucciones en la práctica 138

Ser o no ser: el dilema es la cuestión 142 Más allá de la disciplina 143 ¿Reproducción o producción social? 145 La historia de Toño 147 El retorno del hijo pródigo 147 Divergencias y convergencias 149 Las prácticas docentes; tiempo de cosecha 153

CONCLUSIONES

155

BIBLIOGRAFÍA

160

ANEXOS Anexo 1. Archivo del proyecto: registros ampliados y códigos i Anexo 2. Registro ampliado de una observación de clase iii Anexo 3. Mapa Curricular de la Licenciatura en Educación

Secundaria Especialidad: Lengua Extranjera –Inglés x

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INTRODUCCIÓN

La formación de profesores ha sido y sigue siendo un tema relevante para la

sociedad, particularmente en últimas fechas, ya que se reconoce que los

ciudadanos del futuro se enfrentarán a retos y avatares más complejos y distintos

para lo cual deberán estar adecuadamente preparados. Con esta tarea en mente, la

política educativa en nuestro país ha determinado modernizar y fortalecer la

formación inicial y desarrollo profesional de los futuros profesores y docentes en

servicio de manera congruente con las demandas, necesidades, crisis y temas

emergentes que caracterizan nuestra época1.

En este contexto, conceptos y modelos educativos fortalecidos por años de

hegemonía y reproducción cultural en las escuelas, hoy en día son repensados y

analizados por los futuros profesores a través de sus prácticas docentes inmersas en

un nuevo modelo de formación docente que les invita a reflexionar dicha práctica

con base en los resultados y críticas hechas sustentadas desde su experiencia,

relatividad y practicidad de la misma.

Es en esta dinámica que esta tesis analiza las experiencias, reflexiones,

aprendizajes y saberes adquiridos de futuros profesores de secundaria de la

especialidad de inglés durante sus prácticas docentes del último año, en el marco

de un plan de estudios implementado hace menos de una década y que pone énfasis

precisamente en la práctica frente a grupo como el eje vertebrador de la formación

inicial de maestros. Aquí se desprenden procesos, orientaciones y conclusiones que

intentan dar cuenta del último tramo en la formación inicial durante las jornadas

intensivas de práctica, así como de los recursos metodológicos que emplean, los

1 En octubre de 1996 tuvo lugar la 45ª sesión de la Conferencia Internacional de Educación (CIE) donde se discutieron diferentes temas en torno al “papel del maestro en un mundo en proceso de cambio”. A partir de este consenso de nivel internacional, se dan en México varios cambios a nivel educativo. Con respecto a la formación inicial de profesores de educación básica, las escuelas normales se apegan a los lineamientos y directrices que forman parte del Programa para la Transformación y el Fortalecimiento Académicos de las Escuelas Normales desarrollado por la Secretaría de Educación Pública, donde se definen los propósitos y contenidos básicos de las asignaturas, así como los rasgos deseables de los futuros docentes.

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métodos y estrategias de enseñanza que se promueven, las formas de conformación

de una identidad profesional, sus preocupaciones e intereses como futuros docentes

de la especialidad de inglés en el nivel de secundaria.

Aquí también se identifican y describen acciones y decisiones de otros actores de la

escuela secundaria que influyen y contribuyen a la construcción de experiencias

muy particulares de los futuros profesores de inglés que desembocan en situaciones

que generan nuevos significados. Así, se destaca el papel de los asesores de la

escuela formadora, de los tutores de la escuela secundaria, así como de los alumnos

de secundaria, padres de familia y autoridades educativas, como partícipes de la

constitución de estos futuros profesores que inevitablemente influyen en el nivel de

experticia desarrollado, visión prescriptiva y/o transformadora de la didáctica con

la que promueven los aprendizajes de sus alumnos desde su actuación ya sea pasiva

o activa en el aula, así como las estrategias de gestión que implementan para la

anticipación, acción o resolución de problemas dentro de los contextos de tradición

de las aulas de la escuela secundaria mexicana.

Durante el trabajo de campo y la elaboración de esta tesis, me resultaba difícil y –

confieso- todavía lo sigue siendo el separar mi papel de formadora y asesora para

investigar por medio de la observación participante2 a mis propios estudiantes. Al

principio, me fue complejo estar en el aula con mis alumnos en formación, tomando

notas para mis registros ampliados sin intentar evaluarlos; buscando la mirada de

extrañamiento que requiere el etnógrafo; no obstante, reconozco lo valioso de este

ejercicio y lo sugiero para todo aquél que quiera comprender mejor su labor.

Gracias a este proceso, descubrí una naturaleza y valor de las prácticas pedagógicas

distintas a los que había concebido e idealizado durante 19 años de ser formadora

2 En estudios empíricos y procesos etnográficos como el desarrollado en esta tesis, se busca el acceso a la realidad social de manera directa mediante la técnica de la observación participante o participativa (Erickson, 1989) que implica “la presencia del etnógrafo en el campo de estudio como condición indispensable para documentar de modo detallado y sistemático los acontecimientos de interacción calificados como básicos” (Bertely, 2000, p. 48).

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de profesores, donde influía una historia de desarrollo personal y académico, y una

forma de pensamiento inserto en tradiciones de formación de profesores racional-

técnico3.

Con una mirada diferente de las prácticas pedagógicas pude, por ejemplo,

percatarme de una multidimensionalidad en el aula -que había permanecido

invisible durante años- y detectar características particulares en los futuros

docentes.

Comprendí que no existen soluciones únicas a los obstáculos que se presentan en la

práctica pedagógica de futuros docentes. Que las respuestas se encuentran en el

ejercicio de la misma y en el proceso de reflexión que se movilice para el

reconocimiento de las acciones, los retos, los significados, las debilidades, y las

fortalezas, generándose así una comprensión de la naturaleza de la práctica y de

los posibles caminos a seguir.

No obstante, para llegar a estas conclusiones, fue necesario recorrer

conjuntamente con alumnos normalistas de la especialidad de inglés los procesos de

su formación del último año, mirar a través de sus ojos las experiencias en el aula,

animarlos a compartir sus pensamientos y reflexiones al respecto; indagar sobre

algunos de los significados que conferían a tareas cotidianas como la planificación

de clases o la realización de ciertas actividades de evaluación, y ponderar sobre

aquello que ya sabían o que iban integrando a su bagaje de conocimiento. Fue una

experiencia similar a la de cerrar y abrir los ojos, notando esta vez aspectos en los

cuales no había reparado.

Este documento muestra igualmente algunas características comunes y

diferenciadas de las clases de inglés en secundaria, así como dificultades

3 Es un enfoque donde se desprende una cosmovisión de la ciencia como herramienta. Díaz Barriga (1995) sitúa su implantación a inicios de los años sesenta y como señala “ […] al profesor se le formaba básicamente en técnicas didácticas para que pudiera operar el plan elaborado por otros” (Lozano, 2006: 63)

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enfrentadas y preocupaciones que los futuros profesores de esta asignatura

comparten, tales como la calidad y cantidad de uso de la lengua extranjera dentro

de las aulas dadas las propias condiciones de las escuelas, así como las formas de

comportarse del alumno de secundaria en la clase de inglés, o del propio dominio

que los futuros profesores tienen de esta lengua. Aunado a esto, las características

de la metodología de enseñanza y de la naturaleza comunicativa de la asignatura

que se contraponen con los grados de control que predominan en la escuela

secundaria y que inhiben las interacciones libres o actividades que intentan

promover la comunicación en la lengua de estudio y que, bajo una postura

tradicionalista de algunos profesores en servicio, se piensa que este tipo de

actividades da pie a la indisciplina, al “ruido”, o a la falta de respeto.

En sintonía con esta creencia generalizada, también existe la convicción de que los

alumnos de secundaria no aprenden a comunicarse en este idioma puesto que tan

sólo se les enseña un puñado de palabras desasociadas y reglas gramaticales inútiles

e imposibles de aplicar en un contexto dado. Es decir, que las herramientas y

estrategias que se enseñan para aprender la lengua no son las adecuadas para ser

competente en una situación real, fuera del aula. Ante esta visión generalizada, los

futuros profesores de inglés buscan ofrecer soluciones y en ello concentran gran

parte de su labor docente del último año, no obstante dada su breve experiencia de

trabajo en los contextos que enfrentan y la frágil posición de autoridad que se les

confiere debido a su condición de alumnos en formación, sus sugerencias de

innovación en muchas ocasiones son minimizadas, criticadas u obstaculizadas por

las autoridades escolares, docentes en servicio o los mismos tutores, quienes a su

vez les incitan a reproducir prácticas institucionales y tradicionales.

Estas experiencias que el alumno normalista vive en la escuela secundaria, sus

formas de participación, de permanecer y de ser, promueven una conformación de

identidad docente distinta a la del alumno que apenas inicia séptimo semestre. En

él se van incorporando un puñado de saberes y experiencias de los otros, con los

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otros y a través de los otros que hace que el foco de su atención vire del desarrollo

y aplicación de actividades académicas efectivas en el aula a un desarrollo de

actividades de índole administrativa. Esto no quiere decir que lo primero sea más

importante que lo segundo o viceversa, sin embargo para el alumno en formación la

organización y control de tareas y participaciones se vuelve el centro de sus clases.

Al preguntarles porque esto es así, ellos comentan que es la misma institución y sus

actores quienes les demandan una mayor atención a estas tareas, muy vinculadas a

la evaluación y legitimación de las actividades de enseñanza y aprendizaje, lo cual

los lleva irremediablemente a escenarios donde la eficiencia y eficacia docente se

mide en razón de las cualidades que los futuros profesores muestran para controlar

a sus alumnos y organizar las tareas del aula.

La investigación también da cuenta de algunas de las prácticas de omisión en las

que caen los asesores del último año, que optan por dejar en manos de los tutores

algunos aspectos de la formación, tales como el de la experticia en el manejo de la

disciplina, ya que piensan que son éstos los que cuentan con las destrezas y

conocimiento al respecto. Por esto mismo, involuntariamente se permite que los

futuros profesores aprendan de las prácticas sedimentadas, poco evolutivas e

irreflexivas de sus tutores. Es así como encontramos que mucho del tiempo que el

alumno en formación emplea de la clase la dedica a la revisión de tareas, pase de

lista, entrega de “avisos” importantes, y reprimendas, emulando las actitudes y

rutinas de sus tutores.

Señalo nuevamente que lo anterior no implica que dichas tareas sean nocivas para

las prácticas pedagógicas de los futuros profesores, pero al priorizarse de las otras,

los alumnos normalistas pueden caer tempranamente en los vicios de la

burocratización de procesos, mismos que en cierto momento los llegan a abrumar y

a desorientar. Por otro lado, les dan pretexto para consumir su tiempo y energía en

rutinas que les arrebatan el interés y entusiasmo por ver prácticas implementadas

de formas más innovadoras.

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Perrenoud al respecto critica los planes de formación inicial, señalando la

importancia de “… darse el tiempo para una verdadera indagación sobre las

prácticas” (2001: 7), puesto que de ella se obtendría una imagen realista y actual

de los problemas a resolver en lo cotidiano, de los dilemas a enfrentar y de las

decisiones que se deben tomar, así como las posibles vías para llevarlas a cabo.

En lo personal concuerdo con este autor cuando asevera que la brecha que se

establece entre la realidad del quehacer docente y lo que se enseña en la escuela

formadora sigue constituyendo la falla en la que incurre la formación de docentes.

Como este autor apunta, hay un inventario de cosas que no se dicen sobre el oficio

docente y que rompe con las concepciones románticas e idealistas que los futuros

profesores tejen en torno al aula. Antes de practicar en ellas, los alumnos en

formación se imaginan estos espacios de interacción sin conflictos, donde no

existen elementos tales como la diversidad, la resistencia de los alumnos al estudio

formal, la reprobación, la deserción, o los problemas familiares de los estudiantes.

Desde esta perspectiva, la formación inicial requiere preparar a los futuros

profesores para que piensen en su práctica desde una postura reflexiva y crítica

permanente. Como señala Perrenoud, no se forman profesionales práctico-

reflexivos imponiéndoles formas ortodoxas para dar una clase. Esto lo confiere un

habitus4 reflexivo.

En resumen, estos temas se verán desarrollados a lo largo de este trabajo que

pretende analizar, referir, caracterizar y construir un conocimiento necesario sobre

el papel que en el proceso de formación inicial juegan las prácticas docentes del

último año de los futuros profesores de la especialidad de inglés para el nivel de

secundaria.

4 Para Bourdieu (1972, 1980) el habitus es un sistema de estructuras de pensamiento, percepción, evaluación y acción que crea esquemas de acción relativamente estables que nos permiten tratar un conjunto de objetos, situaciones o problemas de una forma determinada. Para Perrenoud, el habitus reflexivo mediaría entre los saberes y las situaciones que exigen una acción pedagógica con urgencia e improvisación (Perrenaud, 2004: 79).

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MARCO TEÓRICO Y METODOLÓGICO DEL OBJETO DE ESTUDIO

Abordar el tema de las prácticas docentes en la formación inicial de futuros

profesores normalistas de inglés demanda que se expliciten y definan categorías

conceptuales que permitan dar sustento teórico al análisis de los fenómenos

observados y, al mismo tiempo, precisar algunas categorías desde donde pueda

comprenderse el mundo empírico que se intenta aprehender. Es por ello mi interés

en este apartado el mencionar aquellos elementos que subyacen y forman parte del

entramado teórico.

En segundo lugar, es también importante señalar la opción metodológica que se

empleó para el desarrollo de esta investigación y describir la forma cómo se trabajó

durante las observaciones de campo; cómo se abordó el objeto de estudio y en

torno al cual se construyeron categorías sociales.

Aquí se discurrirá sobre el papel y la naturaleza de las prácticas docentes y los

elementos que en ellas se distinguen a la luz de teorías y conceptos que pretenden

definir a los sujetos que las realizan, sus acciones, los objetos que intervienen, las

reacciones que provocan y las formas cómo se piensan.

Se conceptualizan elementos que nos ayudan a resignificar actos, suposiciones,

creencias, conocimiento, y acciones que se ponen en juego antes, durante y

después de las prácticas docentes de los alumnos en formación y de los cuales se

echa mano para la elaboración, realización y valoración de la práctica.

ORIENTACIÓN TEÓRICA

La formación del sujeto en la práctica.

El alumno normalista cuando realiza sus prácticas docentes en la escuela secundaria

se asemeja mucho al hombre particular de Agnes Heller (1998) quien según señala

se reproduce a sí mismo en su práctica cotidiana. Es en el conjunto de actividades

que realiza en torno a su función en la sociedad que adquiere una imagen parcial de

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la misma, se reproduce e interactúa con la naturaleza -como viso de la forma en

que ve al “gran mundo”.

Cuando Heller se refiere al hombre particular, nos dice que éste se objetiva en las

formas de actividad que realiza en la vida cotidiana, de donde “deviene” exterior y

en donde vemos sus capacidades humanas, su grado de humanización. Es en su

actuar en el gran mundo ya constituido donde podemos ver en qué medida y con

qué contenidos ha socializado. Es decir, cómo a partir de sus experiencias en su

pequeño mundo media con la sociedad de la época que le tocó vivir.

Se entiende desde esta teoría en particular que el alumno normalista al insertarse

en la escuela secundaria para la realización de sus prácticas docentes se transforma

del sujeto pasivo, formado e interiorizado que se observa en la escuela formadora

en un individuo que se reproduce a sí mismo en un principio, pero luego a partir de

la forma como interactúa se adapta y aprende, en la medida en que se ajusta a las

representaciones colectivas reflejadas de la comunidad donde practica. Se integra a

las costumbres reguladas y a la división social del trabajo impuesto, apropiándose

del gran mundo para poder reproducirlo en el propio ambiente del particular, para

moverse en él, para conservarse frente a los otros hombres y en los otros estratos

de la vida.

De esta interacción con el gran mundo llevada a cabo en el escenario de la

naturaleza y cualidades del particular, el normalista se va conformando, en un

continuo devenir histórico, que como dice Heller: “… constituye un proceso de

elevación por encima de la particularidad; es el proceso de síntesis a través del

cual se realiza el individuo” y nunca termina (1998: 49).

El paso que hace el sujeto hacia el gran mundo nos deja entrever la forma como es

“educado” en el mismo contexto, para posibilitar la adaptación al ambiente

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inmediato y lograr pertenecer a él. Aunque también se abre la posibilidad de

comprender y querer transformar el mismo ambiente.

Son las condiciones reales de la práctica las que le ayudan a modificar puntos de

vista acuñados en los primeros años de formación y le confiere otros significados. A

partir de la naturaleza de esta experiencia, se espera que surja una conducta

distinta que les incite a querer transformar su práctica, aunque en el caso de las

prácticas docentes no siempre logran hacerlo libremente.

El sujeto en formación, como lo concibe Hegel, está estrechamente vinculado con

la cultura de la comunidad donde se inserta. Aquí, en este contexto, transita de lo

singular hacia lo universal sin dejar de ser dialéctico; va y viene de la enajenación a

la objetivación, de la sumisión a la voluntad y a la capacidad de transformación.

Avilés aborda a Hegel para conceptualizar al sujeto de la siguiente manera:

“El camino de la formación es el de los múltiples encuentros y reencuentros consigo mismo, es el camino de la superación de la naturalidad para entrar al mundo que da a sí mismo la existencia. Este retorno a sí mismo es lo que constituye la esencia de la formación” (1995: 11).

Yurén (1995) define este proceso de constitución cultural como una doble acción

sobre el particular, porque no sólo conquista y constituye al sujeto dentro de las

costumbres y orden instituido (paidea), sino que en respuesta a esta acción

interiorizante se da la opción de una negación o renuncia a la misma,

convirtiéndose este mismo sujeto en un creador de cultura actuante y sujeto

práctico que conquista (bildung) (Ducoing, 2005: 80).

Desde esta postura epistemológica, se reconoce que el sujeto en formación se

encuentra en un momento de gran movilidad de ideas, concepciones y saberes,

desprendidos de sí y para sí del contexto de la práctica. En particular son ideas,

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concepciones y conocimiento generado de sus acciones y experiencias como futuros

profesores.

Si esto es así, entiendo entonces las prácticas docentes del último año como

espacios formativos donde los alumnos maestros aprehenden la realidad, la

reflexionan y la objetivan. Las ideas que aquí conciben son contrastadas con el

conocimiento que se enseña en la escuela formadora, provocando nuevos estadios

de comprensión y, en consecuencia, de de-construcción, re-construcción y

adquisición de nuevos conocimientos que ayudan a motivar o bien inhibir la acción

en dichas prácticas.

Es común observar que durante el tiempo que las realizan los alumnos normalistas

cambian sus estrategias de enseñanza y de organización de la clase planificadas en

la escuela formadora, por aquellas que consideran más acordes con las condiciones

que se encuentran en sus escuelas, poniendo a prueba otras acciones que observan

o les recomiendan. Como advierte Ducoing, en la unión de la razón y de la libertad

hay cierto movimiento entendido como un proceso formativo que conjunta un

proceso racional desde la propia historia, para apoderarse de la cultura y de aquí la

conversión de un sujeto práctico que crea y recrea esta misma (2005: 81-82).

Esta autora también señala que el camino andado del sujeto es la formación en sí y

para sí; es la manera en que se cultiva y conforma, aportando subjetividad, pero

también una eticidad que constituye “la finalidad, el principio, la esencia y la razón

de ser (de la formación)” (Op. cit.: 82). En resumen, en la formación parece haber

dos movimientos: el de la objetivación (el sí) y el de la intersubjetividad (el para

sí). En el primero, hay un tránsito de lo subjetivo a lo objetivo, que es cuando el

sujeto se apropia de la cultura y de las normas constituidas; después o al mismo

tiempo, surge una realidad consciente que permite la recuperación y posible

transformación de cierta experiencia. Es a partir del compartir la experiencia con

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otros y de la transformación cultural y social al reconocerse a si mismo, entre otros,

que se da la formación intersubjetiva.

La experiencia y la participación de los otros

En la formación inicial de profesores, existe a menudo una posición de duda o

desgarre al contrastar su pensamiento y conocimiento teórico con el conocimiento

práctico de otros sujetos de más experiencia, como la del profesor en servicio que

toma la figura de tutor, o la del maestro formador que es el asesor del último año.

Estos dos sujetos son un elemento de acompañamiento durante las prácticas

docentes, sin embargo en esta interacción con los otros se llegan a dar

desencuentros que desestabilizan y llevan a conflictos personales y procesos de

aprendizaje –algunos dolorosos- que pueden o no ser resueltos, pero que en el

transcurso implica adquirir conciencia y aprehensión de una realidad.

En la transición del sí y para sí que nos señalaba Hegel, Cantón Arjona (1977)

comenta que hay un desprendimiento del “yo” y de lo ya “establecido” que lleva al

sujeto a una posición descentrada, dudosa de emprender el camino que hasta

entonces lo había constituido, o de la conciencia que lo impulsaba. Encuentro que

uno de los elementos de desajuste es precisamente la confrontación de una propia

concepción o conformación con el otro.

Muchos de los momentos de la práctica son anticipados por el alumno normalista

antes de realizarlas y dicha anticipación es una forma que el estudiante normalista

tiene de autoconocerse subjetiva e intersubjetivamente, como sucede durante la

planificación de las prácticas docentes o cuando aplican conocimiento que tienen y

piensan que se adecuará a las metas que quiere alcanzar; sin embargo, a menudo,

es el asesor o el tutor quien reduce, limita o reajusta este acto de

autoconocimiento, al querer que los alumnos se encuadren en modelos, formatos, o

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actividades ya establecidas, acordes con los modelos de enseñanza tradicionales o

preferidos.

No obstante, se encuentran vestigios de la idealización de una práctica en la

planificación que los futuros maestros hacen, la cual se piensa está “desajustada”,

es “inaplicable” o bien está “desbalanceda”. Es en esta anticipación del futuro de

sus prácticas donde ellos dejan ver el tipo de profesor que quisieran ser.

Habermas explica que existen elementos estructurantes del mundo de la vida, que

son la cultura, la sociedad y la personalidad (en Yurén, 1995). Él identifica en el

sujeto la cultura, que es donde éste encuentra un conjunto de saberes; la sociedad,

donde se encuentran las órdenes normativas, interacciones y costumbres

legitimadas y, la personalidad, donde se haya un conjunto de motivaciones que

activan el habla y el actuar del sujeto. A partir de estos elementos estructurantes,

el sujeto se enlaza a un proceso de constitución, socialización y enculturación que

lo conforman.

En este caso, el alumno normalista se ve limitado a lo que la cultura y sociedad

donde se mueve parecen aportarle, no obstante en el interior tiene motivaciones

para actuar de otro modo, dejándonos ver en diversas ocasiones una personalidad

que busca la superación.

De este modo, resulta interesante pensar sobre la naturaleza de las prácticas

docentes de alumnos en formación en términos de una mediación social, continua y

contextualizada, dentro de una institución5 donde los sujetos realizan sus prácticas

docentes, las cuales se objetivan mediante la reflexión y les genera significados

diversos según la naturaleza de las interacciones que se den entre las

5 North (1993) contrasta el concepto de institución del de organización, siendo el primero el lugar donde se representan las reglas del juego, generados históricamente y compartidos socialmente, lo que determina y hace predecible la interacción y transacciones humanas. El segundo, lo representan el grupo de sujetos reunidos para jugar las reglas del juego y alcanzar un objetivo en común (Davini, 2002: 21).

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organizaciones de las personas con quienes conviven profesionalmente e

intercambian saberes de, en y para la práctica, es decir, mediante un proceso de

aculturación.

Pero la formación no se queda en este estadio únicamente. Como Cantón nos dice

un sujeto en formación busca saber sobre sí mismo y se vuelve objeto por conocer.

Desde su particularidad, pueda exteriorizar objetos materializables, justo allí donde

identificó una necesidad o una negación. Sin esta forma de saber, el sujeto no

podría anticipar su futuro; es decir, su devenir histórico, pues el sujeto también es

producto de su anticipación (Ducoing, 2005: 86-87).

El contexto en la construcción de conocimiento

Yurén (1995) asevera que la función de la escuela no debe ser nada más la de

trasmisora de conocimientos, sino también la de llevar al sujeto a la autonomía

mediante un desarrollo anímico y de entendimiento a través de la negación, el

extrañamiento y la responsabilidad. Lavé y Wenger (1991), por su parte, contrastan

la noción de un aprendizaje tradicionalista y mentalista, donde el individuo

construye e internaliza solo, manipulando estructuras por separado, con la de un

proceso que toma lugar en la participación, en el tipo de relación social que aporta

un contexto apropiado para que tenga lugar un aprendizaje.

Destaco estos autores porque pienso que en las prácticas docentes el nuevo

conocimiento se adquiere precisamente a partir de la participación e interacción

con los otros actores de la escuela y del extrañamiento y responsabilidad derivados.

Es decir, estas actividades darán lugar a una forma de aprendizaje que implica

relaciones de participación y con ello la transformación de una identidad dada.

El aprendizaje que surge de las prácticas docentes de los normalistas del último año

generalmente se da dentro del contexto muy particular de la escuela secundaria y

de la naturaleza de la interacción tutor-practicante, donde se asume que es este

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último quien se transforma dramáticamente debido a una participación

gradualmente comprometida en el lugar donde realiza su acción. No obstante, su

presencia no deja de significar y trastocar al experto (tutor) o a aquellos con

quienes interactúa. Algunos tutores han señalado que aprenden algo de los alumnos

normalistas; otros hasta les piden les regalen o presten sus materiales para poder

emplearlos en sus clases. También es cierto que los tutores se sienten orgullosos

cuando ven que sus aprendices los imitan en alguna estrategia.

Aun cuando esto es así, en ocasiones también hay una gran resistencia por alguno

de los actores hacia el cambio o el co aprendizaje. Obstáculos de índole afectiva

que impiden una interacción social o un movimiento de la periferia hacia el centro

de la acción pueden coartar lo que en principio sería una experiencia de

aprendizaje y autoconocimiento, para convertirse en una de limitación, imposición

y sometimiento.

Wenger (2001) corrobora en este sentido que el aprendizaje no puede ser una

actividad aislada o separada, sino en colectivo. Se da continuamente, nos guste o

no lo que se produzca, no importa si con él reproducimos el pasado o nos

deshacemos de él. Incluso dejar de aprender -señala- supone aprender otra cosa.

Es así que conceptos como el de participación periférica legítima y comunidades

de práctica -que más adelante se definirán- permite comprender y dar cuenta del

impacto que el contexto de las prácticas docentes tiene para las escuelas

formadoras de maestros. Es aquí donde se lleva a cabo la vinculación y conciliación

teórica y práctica dando origen a nuevos conocimientos y saberes.

La práctica y su significado en la comunidad

Considerar el significado de práctica bajo la idea de un aprendizaje que involucra

un proceso de participación envolvente dentro de una comunidad, misma que está

inserta en un contexto histórico y social y que otorga una estructura y un

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significado a lo que hacemos es para Wenger (2000) una forma de adquirir un

sentido común que precisamente tiene sentido porque se tiene en común.

Dicho sentido común da forma a un aprendizaje que dentro de comunidades de

práctica destaca el carácter social y negociado de lo explícito y lo tácito que hay

en la vida cotidiana. En una comunidad de práctica se alcanza el sentido común

mediante el compromiso mutuo, al interaccionar con los demás y con el mundo,

ajustándose a las relaciones. Es de esta forma que aprendemos, ya que el

aprendizaje desemboca en prácticas que reflejan la búsqueda del logro de metas

sin desatender las relaciones sociales que las acompañan.

Son diversas las dimensiones que acompañan tales relaciones y en las que los

alumnos normalistas incursionan durante sus prácticas. De cada una, estos alumnos

se llevan un trozo de la experiencia. Son tres las dimensiones implícitas:

- La empresa: Es en común y está entendida y negociada constantemente por

sus miembros. En este caso, hablamos de la práctica en sí y las actividades

que aquí se realizan.

- El compromiso: Es mutuo y por ello relaciona a los miembros y los mantiene

juntos en una entidad social. Este compromiso puede o no tener nombre, ser

o no formal. En las prácticas docentes podemos ver el compromiso que el

alumno normalista siente al comprometerse con las reglas y el trabajo que se

le impone.

- El repertorio de recursos compartidos: Estos pueden ser las rutinas,

afectos, artefactos, vocabulario, estilos, entre otros, desarrollados en común

durante el tiempo. En este caso, estos recursos sólo se aprenden en la

práctica.

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Las prácticas docentes de los alumnos en formación inicial reúnen estas tres

dimensiones y se realizan en el seno de las comunidades para formar parte

temporalmente de sus vidas. Es durante el último año que se desarrollan tales lazos

afectivos y cognitivos muy fuertes.

Aquí se originan los primeros saberes que, para Tardiff (2004) en el ámbito de las

profesiones y oficios, no se pueden definir sin relacionarlo con las condicionantes y

el contexto del trabajo. Sin embargo, a menudo suelen ser frugales porque, como

Chaiklin y Lavé (1996) refieren, este tipo de relación y experiencia que se da desde

la participación en los diferentes ambientes culturalmente determinados de la vida

cotidiana es parte de un proceso cambiante de la comprensión de la práctica.

Como veremos, las actividades de las personas que actúan en una práctica docente

no se pueden dejar de lado el mundo social, pero en cuanto a la experiencia en sí,

ésta puede representar un aprendizaje o saber (nuevo significado), aun cuando

Lavé y Wenger indican que quizá no sea permanente, ni llegue íntegro cuando se

lleve a otros contextos o se aplique tal cual nuevamente.

Es decir, en una situación de este tipo no existe un currículo de enseñanza o de

aprendizaje determinado. El aprendiz lleva consigo sólo la habilidad de

desempeñarse bajo las condiciones que la participación periférica legitima se lo

permita y que denota un modo particular y limitado de involucramiento en

principio; es decir, el aprendiz participa en la práctica del experto de manera

restringida y con una responsabilidad coartada, pero que a medida que se mueve

con más familiaridad y se acerca al centro de la comunidad, su participación será

más activa y más comprometida con la comunidad.

Por otro lado, el experto no tiene tampoco que cubrir contenidos de enseñanza con

el aprendiz. Tanto el aprendizaje como la enseñanza se dan en razón de las

situaciones experimentadas, dado el contexto y el tiempo.

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La práctica como una acción con sentido

En el marco de las teorías de Lavé y Wenger, el aprendizaje se entiende ya no cómo

un cambio en la conducta o como el resultado de un proceso mental interno;

tampoco cómo algo inequívoco y proveniente de una sola dirección, sino como una

acción mediada por diferentes elementos, tales como: la acción, el pensamiento, el

sentimiento, el afecto, el valor, las formas colectivas de entender un contexto

histórico y cultural de una cierta actividad localizada, interesada, conflictiva y

significativa (Chaiklin y Lavé, 1996: 19).

Es así que el aprendizaje en las prácticas docentes, en un principio periférico y

además situado dentro de las comunidades de práctica, es mediado por la

resignificación. Encontramos en las prácticas docentes un elemento que hace de la

experiencia un aprendizaje situado implícito en el lenguaje que utilizamos, en los

instrumentos con los que trabajamos, los roles que adoptamos, los procedimientos

que seguimos. También, de manera menos tangible, en las relaciones implícitas, en

las normas no escritas, en las percepciones, las intuiciones, sensibilidades,

supuestos y conceptos compartidos que no sólo dan sentido común a los individuos

de cierta comunidad sino que son una forma inequívoca de afiliación y con ello de

significación y posible adopción de una identidad.

La génesis de un significado supone la negociación previa del mismo mediante dos

procesos: la participación y la cosificación. Para que se dé la negociación es

necesario interactuar de manera continua, vivir pero de manera significativa,

consciente, no idealizada. Es un proceso de “toma y daca” en un contexto dado, a

través de una situación dinámica (no mecánica, rutinizada o procedimental) y en un

momento histórico. Al tomar parte en algo (actividad, organización, meta…) y tener

lugar relaciones de cualquier índole (conflictivas, competitivas, íntimas, políticas,

entre otras) se va conformando cierta experiencia de participación (experiencia

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social) que denota algún significado a nuestra forma de afiliarnos, es decir a

nuestra participación social.

La cosificación, por otro lado, permite que se dé significado a la participación en el

mundo o experiencia social. Permite formarse ideas, o enfoques; nos habla. Sin la

cosificación no se hace sólida una práctica ya que no nos permitiría connotar una

experiencia, un proceso, un producto. Pero la cosificación puede también ser

engañosa, pues puede crear una ilusión de las cosas y de las personas y darles

características que realmente no poseen.

Es entonces que la negociación de significado requiere de la presencia de los dos

elementos: la participación y la cosificación, en un proceso dual de

complementación, aunque se puede dar uno en mayor medida que el otro lo cual

sería pernicioso para la negociación de cierto significado. Una falta de balance en

ambas podría ser engañoso: si predomina la participación sin cosificación no habrá

ideas o conceptos específicos que retener; si es la cosificación la que predomina sin

una participación sensible, nos crea una ilusión temprana de las cosas, nos lleva a

conclusiones anticipadas, a significados falsos o dados por sentado que no se

fundamentan en una experiencia real o negociación compartida.

La práctica como acto de reflexión

La articulación del pensamiento y la acción han sido temas que han tratado autores

destacados como John Dewey (1989) y Donald Schön (1998). Ambos coinciden en

que la reflexión es el camino o proceso para comprender lo que se realiza en la

acción. No obstante, aprender a reflexionar implica partir de las conexiones

normales que establecemos con la vida y buscar el hilo conductor que nos guíe en el

camino. John Brubacher (2000) encuentra elementos en la práctica reflexiva que la

hacen muy distinta de una reactiva. Principalmente debe ser racional y consciente,

muy alejada de intuición y la rutina.

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Para Dewey, la reflexión promueve un constante acto de búsqueda que puede verse

saboteado por la irresponsabilidad intelectual o la falta de compromiso ante las

consecuencias. También la pueden obstaculizar los malos hábitos del pensamiento,

como el saltar a una respuesta inmediata o el depender de las ideas de otros.

Esta actitud, nos dice el autor, conduce a la debilidad mental o a la pereza, pues

buscar atajos también puede restringir la capacidad del intelecto. Una manera de

evitar este vicio en el pensamiento o de subsanar tal carencia es apelando a la

curiosidad, pero para ello es necesario generar el anhelo de un mayor conocimiento

que permita que se transforme en interés. Sin interés, sugiere Dewey, no hay

actitud inquisitiva y sin ésta el pensamiento carecería de reflexividad. Pero no sólo

es el interés un elemento imprescindible para la reflexión, también se requieren de

ciertas actitudes como una mentalidad abierta, el entusiasmo, y cierta

responsabilidad ante las consecuencias de nuestros actos.

Dewey (1989) destaca que el pensamiento tiene una lógica, un proceso donde se

pueden identificar ciertos estados o fases. El primero es el de la pre-reflexión

donde se plantea un problema a resolver. En una segunda etapa, él distingue 5

fases: la sugerencia, la intelectualización, la idea conductora o hipótesis, el

razonamiento y la comprobación de la hipótesis por la acción. En la sugerencia -

nos dice- surgen un conjunto de ideas con respecto a dicho problema y una posible

solución; en la intelectualización, el problema toma mayor definición gracias a

diferentes elementos que se ubican justo en esta etapa. Hay incomodidad,

conmoción, perturbación en un primer momento, luego nos planteamos algunas

preguntas en torno a dicho problema, agarramos una idea como posible solución y

esta idea nos impulsa a la acción. En la tercera fase, la misma sugerencia que vino

a nuestra mente de manera atropellada e incontrolada se transforma en casi la

misma idea pero “corregida y aumentada”, es decir, se modifica y expande para

tomar forma de hipótesis; en la cuarta fase, esta idea –ahora estable- se va

desarrollando y ayuda a expandir el conocimiento. Este proceso de razonamiento

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depende de lo que ya sabemos, pero al mismo tiempo incorpora y descarta otras

ideas que surgen en el camino o que ya se tenían y la ya no casi misma idea (o

sugerencia) se va moldeando de una manera más adecuada al problema. En la

última fase, no sólo se tiene ya cierta claridad acerca del problema sino que se

puede conjeturar las posibles consecuencias de una acción, ya sea real o hipotética,

en otras palabras creemos tener la respuesta, aunque a veces en la comprobación

en la acción no siempre hay una confirmación de la idea que nos sugirió nuestro

proceso de reflexión, sino que puede surgir una negación. Una vez que la duda, la

incertidumbre, el conflicto o la sorpresa se han disipado, le sucede una última

etapa del proceso de reflexión que llama post-reflexiva, donde surge cierto goce,

dominio o satisfacción por lo logrado.

A diferencia de Dewey, Donald Schön pensó en el proceso de reflexión no como una

forma de resolver problemas o una cualidad del pensamiento, sino también como

una nueva vía para conocer qué son las cosas y cómo se llega a dicho conocimiento

(Villar Angulo, 1998, 149). Él destaca dos momentos importantes: la reflexión en la

acción y la reflexión sobre la acción.

Ambos conllevan una relación diferente entre la teoría y la práctica, es decir, ya no

dicotómica sino dialéctica. Schön, además, distingue un destello de genialidad en el

conocimiento en la acción a la que llama reflexión en la práctica. A diferencia de

un simple conocimiento en la práctica, la reflexión permite la conexión entre

pensamiento y acción, de este modo, la práctica se vuelve más consciente e

intencionada.

La reflexión sobre la acción, por otro lado, da cuenta del procedimiento; de cómo

surge un conocimiento en la acción. Dicho procedimiento aunque puede provenir de

una previa operación intelectual (por ejemplo, la planificación de clases) a lo que

Chester Barnard (1938) llamaría procesos de pensamiento, también puede dar

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cuenta de procesos no lógicos, que solamente se dan a conocer mediante un juicio,

una decisión o una acción en la acción (Schön, 1998: 57).

Schön encuentra en este estadio procesos inconscientes de hacer las cosas, que

aunque no podemos objetivar el porqué, nos encontramos de cualquier forma

haciéndolo. Nos dice el autor que los profesionales dan cuenta de esta etapa

cuando se percatan de algún desajuste en alguna norma o detectan una sensación

en la acción misma, o si reconocen algún hábito en su actuar. Este acto de sorpresa

o de hallazgo en la acción, da pie a la reflexión sobre la acción y permite responder

de manera más lógica o focalizada desde la acción. La reflexión sobre la acción

hace entonces las veces de catalizador que permite una representación de la propia

acción. Por último, Schön también distingue una tercera etapa en la reflexión a la

cual le llama reflexión sobre la reflexión en la acción, la cual es una

reconstrucción a posteriori de la acción (Pérez Gómez, 1988, p. 135).

ASPECTO

TEORÍA DE DEWEY

TEORÍA DE SCHÓN

1ª. Etapa PRE-REFLEXIÓN

Detección del problema a resolver.

REFLEXIÓN EN LA ACCIÓN Pensar en la acción es un proceso que podemos llevar adelante sin ser capaces de decir cómo lo estamos haciendo.

2ª. Etapa REFLEXIÓN

a) sugerencia

b) intelectualización

c) idea conductora o hipótesis

d) razonamiento

e) comprobación de la hipótesis por

la acción.

REFLEXIÓN SOBRE LA ACCIÓN Actuar conjuntando procesos de pensamiento y procesos no lógicos al detectar algún desajuste, sensación o hábito que da pie a una reflexión sobre lo que se ejecuta.

3a. Etapa POST-REFLEXIÓN

Sensación de goce, dominio,

satisfacción

REFLEXIÓN SOBRE LA REFLEXIÓN EN LA ACCIÓN

Reconstrucción a posteriori de la acción.

Fig. 1. Tabla contrastiva de los procesos de reflexión a la luz de las

teorías de Dewey y Schön.

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Para Brubacher, sin embargo, las primeras dos etapas serían de índole reactiva y se

distinguen porque la reflexión se lleva a cabo en el momento de la práctica o

después de un hecho específico. La tercera, sería idealmente el estado o fase que

intenta orientar la acción futura. Se anticipa a los problemas, necesidades o

cambios futuros” (2000: 38). Como observamos en la tabla de arriba, ambos autores

coinciden en las etapas que comprende un proceso reflexivo, sin embargo en una

posición menos psicologista y más ecológica, la reflexión también reconoce otras

articulaciones más allá de cómo piensan o actúan los docentes, que sería la

articulación entre el contexto, pensamiento, acción e intereses (Sanjurjo, 2002).

Distingo entonces en la práctica docente de los alumnos normalistas actos reflexivos

que aportan la objetivación de las mismas, aunque varía la forma y calidad con que

se tejan las ideas en torno a un objeto o sujeto, como veremos más adelante. La

reflexión entonces aparece en la práctica más como un instrumento solucionador de

problemas que como constructor de conocimiento. “Es decir, la capacidad de volver

la atención sobre los propios actos” (Sanjurjo, 2002: 25).

Otros autores como Floden y Klinzing, piensan que el pensamiento reflexivo afecta

positivamente la formación del profesorado en tres formas:

Es una fuente para enriquecer el contenido (propone el uso de esquemas

para la selección, adaptación e integración de las habilidades que reclaman

las situaciones de enseñanza).

Da a los formadores de profesores “insights” que les ayudan a planificar los

métodos de instrucción, y

Puede influenciar políticas educativas importantes para los formadores de

profesores (Villar Angulo, 1998: 54).

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La identidad en la práctica

Finalmente, dentro del constructo cultural, social y de aprendizaje que involucra

una práctica, surge un cuarto elemento de las prácticas y que es lo que Etienne

Wenger define como identidad y no es más que la forma de adquirir un rostro

humano al negociar significados y ubicarse dentro de cierta estructura social. La

identidad se desprende de las acciones que se realizan a nivel individual y colectivo

en una comunidad dada, lo cual permite a un sujeto reconocerse entre los

miembros de un grupo al cual cree que pertenece.

Construir una identidad consiste en negociar los significados de la experiencia de

afiliación a comunidades sociales, donde la identidad actúa como un pivote entre lo

social y lo individual. Al interaccionar con los demás y con el mundo, el sujeto

ajusta sus acciones a estas relaciones y en la forma de actuar (aprendizaje) nos

lleva a ciertas formas de hacer algo (prácticas) que pretenden no sólo realizarlas

con éxito, sino también nos permiten ser parte de una comunidad o grupo social

que en conjunto comparte una misma meta u objetivo que otorga una estructura y

significado a lo que hacemos.

La identidad surge entonces de una experiencia negociada, experimentada por

medio de la participación con un grupo, dando lugar a la cosificación del yo. Una

vez que definimos el “yo” nos afiliamos a las comunidades y nos sentimos familiares

o cercanos a sus miembros.

Sin embargo, la identidad no sólo se da en la participación sino también en la no

participación. En este caso la identificación se convierte en una no afiliación y por

ende en una carencia de poder al carecer de significados (= grados de propiedad).

Existen, como se puede observar, otros modos de afiliación a la no participación,

que puede ser la de los sujetos alienados y los no comprometidos.

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Indudablemente, en la escuela secundaria donde se llevan a cabo las prácticas

docentes de los alumnos normalistas, se dan distintas formas de afiliación por parte

de los sujetos. En razón de una relación de participación, de la libertad o el

control, de las reacciones de los sujetos y del acceso a los espacios y recursos, se

construye la identidad del practicante.

Francois Dubet (1987) nos aporta la definición de identidad como una forma de

integración, como un elemento esencial que confiere a un sujeto un papel y

estatus dentro de un grupo o sistema social que lo norma y lo acoge. La integración

estaría dada con base en la aceptación de un sistema dado de valores, normas y

roles colectivos, pero con la presencia de “intereses estratégicos” que alimenta en

la identidad un deseo de pertenencia o de poder (p. 543). Señala que la identidad

social está determinada por la forma como un actor “administra y organiza las

diversas dimensiones de su experiencia social y maneras de identificarse en ésta”

(p. 536), es decir, en el trabajo del actor. También manifiesta que para la

sociología interpretativa, la identidad se subsume en una esfera pública y una

esfera privada. La primera manifiesta fidelidad a los gustos y normas de ciertos

grupos; la segunda cae dentro del plano psicológico, subjetivo y a la vez desafiante.

En resumen, hemos recorrido diferentes aspectos que están presentes en las

prácticas como veremos en los diferentes capítulos de este documento.

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ORIENTACIÓN METODOLÓGICA

En una dinámica de constante trabajo de focalización (Hammersley y Atkinson,

1994: 192) para guiar el trabajo de campo y análisis de datos empíricos

recolectados, se abordó al objeto desde su dimensión social y cultural, donde se

hizo la “captura” de la realidad local y delimitada del ambiente de las prácticas

docentes de alumnos normalistas de la especialidad de inglés en el contexto de las

escuelas secundarias y de la escuela formadora a través de la elaboración de

diversos textos ampliados y de análisis, con la intención de dar cuenta de la

naturaleza y de las interacciones sociales que se establecen durante las prácticas

docentes entre el alumno en formación, el asesor, el maestro tutor, las autoridades

de la escuela secundaria, los padres de familia y los mismos adolescentes con

quienes practican. Ambientes y sujetos clave que contribuyen a la experiencia

social bajo condiciones específicas que generan rasgos únicos en la formación inicial

durante el último año.

La etnografía como enfoque de investigación, permitió una “descripción profunda”

de los distintos reflejos que se observaron en las realidades descritas, que a su vez

sirvieron para generar sentidos más allá de los contextos particulares en los que se

realizaron (Rockwell, 2005), y permitieron una construcción epistemológica del

objeto de estudio gracias a su naturaleza inquisitiva y proceso interpretativo

(Bertely, 2004).

Como método, la riqueza y complejidad de análisis de los textos narrativos que se

redactaron sobre los “momentos” de vida cotidiana observados justo en los

contextos de acción, permitió la reconstrucción de escenarios y de los sujetos con

quienes en ocasiones se dialogó; en otras, se les observó dando clase durante los

periodos de práctica y, en otras más, se interactuó con ellos durante sesiones de

retroalimentación o de entrevista, formales e informales; todo esto para llevar a

cabo un estudio del universo en la particularidad. Como dice Rockwell, “no un

estudio de caso sino en caso” (Op. cit.: 33).

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Para esta investigación se realizaron observaciones de clase de los estudiantes

normalistas y se sostuvieron conversaciones después de sus clases y durante las

sesiones desarrolladas en la normal. Se reconstruyeron algunas de las pláticas que

se sostuvieron con diferentes tutores y se realizó una entrevista formal a uno de

ellos. Los escenarios fueron las aulas de las escuelas secundarias asignadas a los

alumnos en formación, las salas de maestros donde llevábamos a cabo las sesiones

de retroalimentación y las aulas de la ENSM donde se impartió el espacio curricular

“Diseño de Propuestas Didácticas y Análisis del Trabajo Docente I y II”. De estas

actividades elaboré registros ampliados en un total de 49 que constituyeron el

archivo del proyecto (véase anexo 1). Otros materiales importantes objeto de

análisis fueron escritos diversos de los estudiantes en torno a sus prácticas como sus

diarios de campo y correos electrónicos, y los documentos recepcionales para

titulación que elaboraron. El trabajo de campo se realizó durante un periodo de un

año y cuatro meses, repartidos en dos ciclos escolares (2006-2007 y 2007-2008)

Los datos obtenidos a partir de los registros ampliados se comentaban a partir de

sugerencias y aspectos teóricos vinculados en un ejercicio de intelectualización y

sistematización de la información empírica en el mismo registro (véase anexo 2),

para llegar a ciertas interpretaciones o conclusiones temporales. A partir de ellas,

se iba reconstruyendo, explicitando, relacionando, argumentando y conjuntando

evidencias del conocimiento que se iba adquiriendo. La escritura fue el recurso más

importante para la dilucidación, comprensión y construcción del objeto de estudio a

partir de procesos de formación del último año de los alumnos de la especialidad de

inglés de la ENSM durante sus prácticas docentes en la escuela secundaria.

Una particularidad del trabajo de campo fue mi doble labor como investigadora y

formadora de futuros docentes. Este hecho, por un lado, me facilitó el acceso a los

contextos y permitió el diálogo permanente y en confianza con los sujetos; por

otro, impidió llegar al campo con la lejanía y extrañeza que requiere el etnógrafo

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en un primer momento para poder vislumbrar aquello que la cotidianeidad y la

costumbre pueden hacer muy familiar o bien invisible.

Un reto a vencer durante las observaciones y más tarde en la reelaboración de los

textos narrativos fue el dejar de lado el papel de formador y asesor; y el evitar

juzgar las acciones de mis alumnos desde una óptica dualista de lo “correcto” o

“incorrecto”, del “sí” o del “no”. Como Sandoval (2000) afirma el etnógrafo no es

tabla rasa, también tiene una cultura desde donde ve e intenta comprender la de

los otros. Por ello, los primeros acercamientos fueron difíciles, aunado a que los

alumnos normalistas esperaban al final de cada una de mis observaciones una

calificación y balance de sus acciones, con comentarios cuantitativos y apreciadores

de su desempeño, como solía hacerlo en el pasado, y no lo que en este momento

generalmente obtenían, más cuestionamientos sobre el por qué de sus acciones, o

bien una actitud de mi parte aparentemente alejada.

En un principio, tanto para mis alumnos como para mí, resultó desconcertante,

poco familiar e incómodo el evitar externar juicios de valor inmediatos que me

forzaran a evaluar anticipadamente las acciones que había presenciado, o el evitar

dar la respuesta de lo que creía debía hacerse a la luz de teorías de enseñanza y

aprendizaje de lenguas extranjeras que se revisaban y discutían en las sesiones de

clase en la escuela formadora. En otras ocasiones, también fue difícil escucharlos,

pues noté que a menudo les arrebataba las palabras para poner en sus labios otras –

es decir, las que yo quería escuchar.

Un momento de conflicto más fue al analizar los datos empíricos, porque en la

apreciación de las acciones surgieron, sin intención, ideas y sugerencias ligadas a

los antecedentes que tenía de mis alumnos, pues también fui su profesora en

cuarto, quinto y sexto semestre. Sin embargo, fue importante el estar consciente

de ello y “postergar los pre juicios hasta transformarlos” (Sandoval, 2000). Por ello,

hubo ocasiones en que no pude evitar en mis análisis de los registros ampliados

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hacer referencia de eventos pasados que se encontraban en mi memoria y

conocimiento personal, aunque finalmente para la reconstrucción me sirvió como

información contextual de tipo ya sea cultural, histórico, social, o académico, y de

elemento de contraste para lo observado.

Particularmente, lo más complejo en la reconstrucción y redacción de los textos de

análisis fue la ubicación del objeto de estudio que en un primer momento intentó

ser los procesos de reflexión de los alumnos normalistas durante sus prácticas

docentes, sin embargo, ya en la construcción del objeto se desprendieron otros

elementos que se resumen en cinco categorías de análisis y dan cuenta de los

procesos de formación que los alumnos maestros experimentan sus prácticas

docentes. Estas unidades de análisis fueron: 1) la negociación de significados con

los actores involucrados en las prácticas docentes; 2) el impacto de las

comunidades de práctica en la conformación de la identidad docente, 3) la

conciliación entre el conocimiento teórico y práctico; 4) las competencias y saberes

pedagógicos desplegados en las prácticas del último año de formación inicial; y 5) la

naturaleza de las prácticas docentes de la especialidad de inglés.

Para mí, este trabajo me permitió adquirir una mirada nueva e interesante;

observar la generación de aprendizajes y puesta en práctica del conocimiento desde

la naturaleza de las interacciones con el grupo de personas con quienes estos

futuros profesores conviven profesionalmente e intercambian prejuicios,

experiencias, conocimiento y saberes.

Por otro lado, rompí con la creencia personal de que en las prácticas reales en

secundaria lo que los alumnos aportan es sólo su conocimiento, como “puestas en

escena” donde el escritor y los actores conocen el guión, han puesto la escenografía

y conocen el final de la trama y sólo nos queda actuar frente a un público

demandante y ansioso por ver la obra. En otras palabras, un momento donde se

pone a prueba lo que se sabe y se ha adquirido. Aunque de principio esto es así, son

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muchos más los elementos presentes que no están explícitos en los programas de

formación docente. De manera general establecen en sus propósitos que en el

cuarto y último año de la carrera, los alumnos normalistas tienen ya un

conocimiento profesional y se encuentran en la escuela para aprender y pulir

aspectos de orden práctico apoyados en las teorías aprendidas en la Escuela

Normal. Pienso que el propósito es mucho más complejo, extenso y profundo que

demanda de los sujetos en formación el poner en juego no sólo lo que han

aprendido sino también todas sus competencias y destrezas, ya que acorde a mi

analogía no existe una sola obra ni un solo guión. Los alumnos la escriben a medida

que viven día a día la experiencia de la práctica y muchos de sus éxitos los deben al

empleo de estrategias muy propias. Es decir, la trama de la formación inicial de

cada sujeto es mucho del resultado de la actividad, el contexto, la comunidad y la

cultura que lo envuelve; es aquí donde se conforma el aprendizaje, donde toma

forma, adquiere significado y lo conceptualiza. Las prácticas docentes del último

año son el viso de un recorrido profesional que inicia justo aquí y marca

significativamente puntos de reconocimiento, senderos, y linderos para cuando se

requiera retomar el mismo camino.

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CAPÍTULO 1. MARCO HISTÓRICO Y CONTEXTUAL DE LA ESCUELA NORMAL

SUPERIOR DE MÉXICO Y DE SUS PRÁCTICAS DOCENTES

“No constituye ninguna sorpresa que en un mundo en estado de revolución cultural, aquella institución oficialmente encargada de la tarea de la transmisión cultural –la educación escolarizada- condense el impacto de la crisis que se forma en la confrontación entre lo viejo y lo nuevo. […] Es notoria su impermeabilidad a todo tipo de reforma e innovación. Su concepción básica ha resistido todas las variaciones de regímenes económicos y políticos.”

Tomás Tadeu de Silva La Escuela Normal Superior de México (ENSM) es una institución pública de

Educación Superior que forma profesores para el nivel de Educación Secundaria en

el Distrito Federal. Depende de la Secretaría de Educación Pública (SEP) y del

Subsistema de Escuelas Normales, representado orgánicamente por la

Administración Federal de Servicios Educativos en el Distrito Federal (AFSEDF) a

través de la Dirección General de Educación Normal y Actualización del Magisterio

(DGENAM).

Hay una larga tradición e historia en esta Institución que ha marcado un devenir en

la formación de profesores de educación secundaria; misma que en otro tiempo

contribuyó además a la educación de profesores de educación media superior y

superior. Hablar de la Escuela Normal Superior implica conocer su origen para

comprender los modelos de formación que ha desarrollado.

No se puede caracterizar las prácticas docentes de los futuros maestros sin hablar

del contexto histórico que conformó y sigue dando vida a la formación docente.

Mirar al futuro nos invita también a mirar hacia atrás, a recapitular, para que en el

torbellino de las reformas actuales no se pierda de vista lo que fue y ha sido la

formación inicial, aunque debido a la inercia de las instituciones educativas parezca

inmutable. Sin embargo, notaremos en este breve recorrido algunos cambios que la

formación docente ha vivido a lo largo de la historia del Normalismo en México,

momentos que denotan no sólo etapas de revolución ideológica o de transformación

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social y cultural, sino también de cambios en las concepciones y procesos de

formación docente alterándose con ello la mirada hacia las prácticas pedagógicas

como elemento dicotómico e inseparable de la formación inicial.

En torno a la Escuela Normal Superior de México, leeremos las formas como se han

concebido las prácticas docentes durante la ejecución de dos planes de estudio: el

de 1983 y el de 1999. Ambos, nos servirán de antecedente y contexto para la

comprensión del papel que éstas juegan en la formación inicial de futuros

profesores de inglés de nivel secundaria.

1.1 Formación de profesores en las escuelas normales

Durante la primera mitad del siglo XIX, la formación inicial no estaba ligada a

ninguna de las tendencias políticas o sociales de la época. Después de la

Consumación de la Independencia, se reconoció la necesidad de crear escuelas

formadoras de profesores, entonces la única opción era la Escuela Nacional

Lancasteriana, fundada en 1822 por una compañía privada que portaba el mismo

nombre. Dicha escuela contaba con dos instituciones, la llamada “Sol” y la de

“Filantropía”. Esta última estaba dividida en tres secciones y una de ellas se

dedicaba a la formación y capacitación de maestros a través de un modelo o

sistema de enseñanza mutua -es decir, a partir de monitores escogidos entre los

alumnos más adelantados que se ocupaban del aprendizaje de sus compañeros

(Ducoing, 2004).

Esta forma de preparación de docentes no fue bien acogida debido a los laxos

criterios de selección de los monitores. Simplemente se buscaba que el alumno más

adelantado enseñara a otros y no siempre dicha selección era eficaz. No obstante,

el método lancasteriano o sistema mutuo resulta ser uno de los primeros

antecedentes de prácticas pedagógicas basadas en un aprendizaje situado. Es decir,

se aprendía a enseñar en el puesto de trabajo como lo hacían algunos métodos de

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enseñanza fabril. Estos fueron los primeros intentos de formación de profesores en

México (Irastegui, 2007).

A este esfuerzo se sumaron otras escuelas cuyo propósito fue el mejorar y

uniformar el sistema de enseñanza. Ante esta tarea de educar unificadamente a un

país de grandes dimensiones territoriales y culturales, se crearon varias escuelas a

las que se les llamó Escuelas Normales. Entre ellas se encontraban la Escuela

Normal de Enseñanza Mutua de Oaxaca (1824), la Normal de Zacatecas, la Escuela

Normal Mixta de San Luis Potosí (1849), la Normal de Guadalajara (1881), la Escuela

Normal Veracruzana (1886) y en la ciudad de México, la Escuela Normal para

Profesores de Instrucción Primaria (1887). Para 1900, funcionaban ya 45 Escuelas

Normales en el país. El 12 de noviembre de 1908, se decretó la Ley Constitutiva de

las Escuelas Normales, que tuvo como propósito normar y sustentar la política de

formación de maestros.

Anterior a esa fecha, a partir del triunfo del partido liberal sobre el conservador, en

1867 se comenzó a gestar una ideología política positivista que favorecía el

desarrollo educativo. En 1881, Justo Sierra -diputado y profesor de Historia de una

escuela preparatoria- propuso la creación de una institución donde no sólo se

educaran hombres con conocimiento sino también personas que supieran enseñar ya

que había una carencia de maestros que fueran responsables de formar otros

maestros. Es así como surge el proyecto de una Escuela de Altos Estudios, donde se

insertaría una Escuela Normal, pero ya no para profesores de primaria sino de nivel

secundaria6 y educación superior, gestándose así la idea de una escuela normal

superior donde los profesores no sólo dominaran la ciencia sino también el método

(Ibídem).

6 Es importante destacar que entonces la educación secundaria era parte de la preparatoria y dependían de la Universidad.

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1.2 Gestación de una Escuela Normal Superior

Fue en 1910 que la necesidad de profesores capaces de enseñar a una población

que contaba ya con instrucción primaria hizo que se fundara la Facultad de Altos

Estudios, quien se ocuparía de cubrir las áreas pedagógica y académica de aquellos

que ya hubiesen concluido estudios superiores y que quisieran tomar cursos de

metodología y enciclopedia.

Para 1913, esta facultad contaba con la formación de docentes en dos disciplinas:

profesores de Lengua Nacional y Literatura, y de Física y Química. Sin embargo, en

1924, se divide la Facultad en tres instituciones en una: la Facultad de Filosofía y

Letras, La Escuela de Graduados, y la Escuela Normal Superior. En los años

subsiguientes, la Escuela Normal Superior ofreció varios programas de formación:

Maestría y Doctorado en Ciencias de la Educación.

Cursos de perfeccionamiento en seis especialidades; profesor de escuela

secundaria, preparatoria y normales; profesor de escuela primaria e

inspector de escuelas.

Director, administrador y supervisor del sistema rural.

Trabajador social, directora e inspectora de kindergarten.

La afluencia de profesores provenientes del interior del país fue muy grande y la

escuela alcanzó gran impacto a nivel educativo, pero políticamente sufrió graves

transformaciones.

La primera fue la separación de la Universidad. Esto se debió a los múltiples roces

que surgieron entre esta última y la Secretaría de Educación Pública, quien quería

tener el total control de la Normal Superior con el pretexto de que ésta última

estaba a cargo de la educación secundaria desde 1924. Sin embargo, dicha

separación no se dio de golpe.

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El primer rompimiento de acuerdos se dio en 1929 cuando Moisés Saenz organizó

cursos intensivos para profesores foráneos de secundaria. Cinco años más tarde, en

1932, se organizaron cursos para los profesores de secundaria durante el periodo de

vacaciones. Esta última acción hizo que la Universidad dejara de considerar a la

Normal Superior parte de ésta.

El rector de la Universidad de entonces, Ezequiel A. Chávez, señaló que la Normal

Superior y la Universidad formaban islas y poco a poco se volvían antagónicas. A

este cambio, se sucedieron otros como la elaboración de un nuevo plan de estudios

en 1936, así como el cambio de nombre, al de Instituto de Mejoramiento del

Profesorado de Enseñanza Secundaria. Más tarde, en ese mismo año, se le cambió

por el de Instituto de Preparación para los Profesores de Enseñanza Secundaria

(Sandoval, 2000).

Este nuevo nombre fue parte de un proceso para lograr la unidad nacional y socio-

política, promovido por el gobierno de México desde la segunda mitad del siglo XIX.

Nuevamente, en enero de 1941, sufre modificación el nombre y cambia a Centro de

Perfeccionamiento para Profesores de Enseñanza Secundaria. Finalmente, la

expedición de una nueva Ley Orgánica de Educación el 31 de diciembre de 1941

promueve la creación de una nueva Escuela Normal Superior de México, hecho que

finalmente se gesta en 1942.

A partir de entonces, diferentes planes de estudio se pusieron en práctica: el de

1942, donde se establece claramente sus funciones como escuela formadora de

maestros en distintas especialidades, capacitadora de supervisores y directores de

las otras escuelas normales y promotora de grados académicos de Maestría y

Doctorado en Pedagogía. El de 1945, donde se modifican sus contenidos para que

concordaran más con los planes y programas de estudio de las escuelas secundarias

y normales; el de 1959 que obedece a una reestructuración interna promovida en el

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marco de la propuesta de una Ley Orgánica de Educación. Es en este plan donde

por primera vez se expone un perfil de egreso y se aumenta el número de

especialidades; el de 1968, que intentó una fusión de las mismas en un esfuerzo por

evitar la excesiva especialización, pero que finalmente no tuvo éxito,

manteniéndose el mismo plan de 1959; y finalmente los cambios de 1983 y 1999, los

cuáles serán objeto de análisis a partir de sus prácticas pedagógicas en los

siguientes apartados.

1.3 Aplicación del Plan 1983

En 1983, se realizó en la Normal Superior una reestructuración académica y

administrativa debido a los nuevos rumbos en la política educativa del país. Se creó

entonces un nuevo modelo a partir del Acuerdo 106, establecido por el Secretario

de Educación de Pública de entonces, Jesús Reyes Heroles, quien señalaba que la

ENSM debía operar de acuerdo a los Planes y Programas de Educación Secundaria,

por ello su plan cambió del de una formación de profesores por asignaturas a una

por áreas de aprendizaje, eliminándose las 13 especialidades que habían venido

ofreciendo hasta 1982, e incorporándose sólo 7 licenciaturas, cada una

correspondiente a un área (español, inglés, ciencias sociales, ciencias naturales,

matemáticas, psicología y pedagogía).

Otro evento de cambio que trajo consigo este plan fue el espacio físico que

ocupaba el edificio de la Normal Superior en Fresno 15. Debido a la fuerte actividad

política de la disidencia, la institución fue desmembrada en cuatro sedes, donde se

atendían a los alumnos por área en distintos puntos de la ciudad hasta 1985, cuando

se reúnen nuevamente en un solo espacio todas las áreas. Un año anterior, en 1984,

por acuerdo presidencial, se otorga a los estudios realizados en las normales el nivel

de licenciatura7, por lo que los requisitos de admisión cambiaron y ya no sólo se

7 No obstante, la Escuela Normal Superior desde su fundación y en su carácter de escuela para maestros ya formados que buscaban su inserción en la educación media superior así como por los años de estudio que implicaba, ya tenía esta cualidad de tener el nivel de licenciatura.

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recibían profesores en servicio, sino también alumnos de bachillerato que contaban

con ninguna experiencia de trabajo ante grupo.

Este nuevo plan propone formar al futuro profesor dentro de un modelo de

profesor-investigador. Esto implicaría desarrollar en los futuros docentes de nivel

secundaria y media superior las competencias necesarias para el ejercicio

profesional en múltiples dimensiones: social, pedagógica, psicológica y filosófica,

además de tener la posibilidad de convertirse en profesor investigador de su propia

praxis, capaz de participar eficazmente en los proyectos del país (Estrada, 1987).

No obstante, el Plan 83 llegó a la ENSM sin programas, tan sólo fichas técnicas en

las que se establecían objetivos, temarios y propuestas bibliográficas. Fueron un

grupo de catedráticos de la misma escuela quienes se encargaron de elaborarlos,

pero para muchos otros profesores los resultados no fueron más que cartas

descriptivas que carecían de un marco referencial de las dimensiones

epistemológicas, sociales, pedagógicas y psicológicas del modelo.

Esto propició una heterogeneidad en las actitudes y formas de ejercicio de la

docencia, criterios de evaluación y valoración de las prácticas pedagógicas, las

cuales se realizaban no sólo en la escuela secundaria sino también en instituciones

de educación media superior como Bachilleratos o Planteles de CCH.

Sin embargo, a pesar de que los programas fueron escritos por catedráticos de la

misma institución, cada licenciatura caminó de manera aislada, pues no había

correlación entre los contenidos del programa, ni vinculación o ejes conductores

que los enlazaran, por tanto los últimos espacios de acercamiento a la práctica,

denominados entonces Laboratorios de Docencia, carecían de una caracterización

única.

Por otro lado, la coyuntura que se creó con el abandono del edificio de Fresno y la

reunificación en el año de 1985 en un nuevo plantel, dio pie a la contratación de

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profesores con perfiles de formación distintos a los de los normalistas. Esto

contribuyó a una presencia de distintas visiones de enseñanza que poco pudieron

unificarse por una falta de una interdisciplinariedad y vinculación con otras áreas,

aun cuando surgieron propuestas para la realización de reuniones académicas donde

analizar y discutir los problemas enfrentados con el currículo.

Por otro lado, las prácticas docentes se realizaban hasta el último de los cuatro

años de la carrera y era entonces cuando se dedicaban un par de semanas a la

preparación más pragmática del futuro maestro. Los breves momentos de

experiencia en condiciones reales en la escuela secundaria e instituciones de nivel

medio superior, como Colegios de Ciencias y Humanidades y Colegios de

Bachilleres, eran simplemente el pretexto para la aplicación de modelos de

enseñanza teórico-metodológicos estudiados en el aula.

Estas prácticas se caracterizaban por ser no sólo pocas sino que también en

condiciones controladas. Los alumnos iban con la consigna de poner a prueba

ciertas actividades pedagógicas y hacían caso omiso de otras como el control de

grupo, la integración y secuenciación de actividades, las necesidades específicas de

los educandos, las características del contexto, entre otros. En resumen, la

naturaleza de éstas era por demás limitada e irreal, pues los alumnos se insertaban

al azar en las escuelas que aceptaban recibirlos, sin hacer un estudio previo de las

características de la escuela y sin considerar aspectos como el perfil de estudiantes

a quienes las clases iban dirigidas, o sin un análisis serio de los conocimientos con

los que los que los alumnos ya contaban, o un breve periodo de observación de las

condiciones físicas del aula.

A diferencia del actual plan, el catedrático titular de la entonces asignatura de

Laboratorio de Docencia era el responsable de llevar a todo el grupo de práctica

dentro del periodo establecido –de dos o tres semanas-, casi siempre calendarizadas

para el final del semestre. El tiempo previo y posterior a la práctica, se dedicaba a

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terminar de ver contenidos teóricos que se pretendía complementarían los

elementos de la práctica.

En pocas palabras, los modelos de práctica docente no tomaban en cuenta las

trayectorias históricas ni las experiencias institucionales de las escuelas que serían

el futuro campo de trabajo de los futuros docentes, dándose por sentado que estos

alumnos maestros de nivel secundaria ya contaban con experiencia previa pues en

su mayoría eran profesores en servicio de nivel primaria. Ésta era una verdad a

medias pues cada vez eran menos los futuros egresados que contaban con dicha

preparación y quienes ya eran maestros se enfrentaban a condiciones muy

diferentes en la escuela secundaria.

Las prácticas de la especialidad de inglés se reducían a la preparación de una

planificación o unidad didáctica que cubriera las sesiones destinadas en el aula,

acompañadas de una breve justificación teórico-metodológica que sustentara la

práctica. Después, se les solicitaba un informe con reflexiones y conclusiones de las

clases desarrolladas. Las experiencias docentes que se llevaron consigo al egresar

de la escuela formadora para muchos que carecían de experiencia ante grupo

fueron insuficientes, lo que llegó a generar conflictos y crisis de identidad a los

sujetos egresados bajo este plan.

En 1992, dentro del Acuerdo Nacional para la Modernización de la Educación Básica

(ANMEB) en México, se inicia un proceso de cambio en las Educación Básica y

Normal. Se promueve en primer lugar una descentralización de los 31 estados de la

República, en la cual cada entidad federativa toma la responsabilidad de la

administración, planeación y ejecución de la tarea educativa en los diferentes

niveles educativos, aunque la Federación conserva la rectoría en el diseño y

evaluación de planes y programas. En el caso del Distrito Federal, la administración

y operación de los servicios educativos queda a cargo de la Subsecretaría de

Servicios Educativos para el DF, denominada posteriormente Administración Federal

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de Servicios Educativos en el Distrito Federal, que depende directamente de la

Secretaría de Educación Pública (SEP, 1996: 42-50).

1.4 La llegada del Plan 1999

Del Programa para la Transformación y el Fortalecimiento Académico de las

Escuelas Normales8, se desprende la propuesta y arranque de un nuevo Plan de

Estudios que propone un currículo con cambios en el modelo de formación docente

con mayor aproximación a la escuela secundaria; asimismo un trabajo más estrecho

y colegiado entre los formadores de docentes, además de una concepción de

formación inicial de profesores distinta a la de un profesor-investigador.

Al respecto de esto último, el plan concibe la formación de maestros en un proceso

de aprendizaje permanente, que no sólo estimule las necesidades de conocimiento

y competencia profesional, sino también actitudes y valores para atender las

necesidades educativas de la comunidad donde realizará su labor (SEP-SEByN-DGN,

2003: 11-18).

Este actual currículum para la formación inicial de maestros de educación

secundaria partió de la definición de un perfil que cubriera las necesidades

inmediatas del futuro del país, que respondiera tanto a las necesidades de

conocimiento y competencia profesional como a las actitudes y valores que

caracterizaran a un educador de calidad. Para este propósito se agruparon en el

perfil de egreso los rasgos deseables, divididos en cinco campos:

8 En 1996, la SEP, en coordinación con las autoridades educativas estatales, arrancó este programa mediante cuatro líneas de acción: transformación curricular, actualización y perfeccionamiento profesional del personal docente en las escuelas normales, elaboración de normas y orientaciones para la gestión institucional y la regulación del trabajo académico; y mejoramiento de la planta física y del equipamiento de las escuelas normales. El propósito principal fue generar condiciones favorables para ofrecer una formación inicial a los futuros maestros de educación básica que respondiera a las exigencias del desempeño profesional que demanda esta época (SEP-SEByN-DGN, 2003: 27).

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a) Habilidades intelectuales específicas

b) Dominio de los contenidos de enseñanza

c) Competencias didácticas

d) Identidad profesional y ética

e) Capacidad de percepción y respuesta a las condiciones sociales del entorno

de la escuela.

Para el logro de competencias en estos rasgos, se propone un modelo de formación

alejado de la racionalidad técnica, que mantenga una mayor articulación de la

teoría y la práctica con procesos significativos de socialización del conocimiento

para y sobre la enseñanza a través de mecanismos de reflexión en torno a las

prácticas.

El mapa curricular de este plan abarca ocho semestres y 45 asignaturas que se

organizan en tres campos: a) formación general, para todos los docentes de la

educación básica; b) formación común para todos los docentes de la educación

secundaria; y c) formación específica referida a los contenidos específicos y a las

competencias didácticas requeridas por cada especialidad. Para ello se incluyen 14

cursos especializados. La finalidad de esto último es que el futuro maestro conozca

y comprenda claramente los procesos de desarrollo de los adolescentes de

secundaria y los procesos escolares que tienen aquí lugar. También que el profesor

sea capaz de trabajar en aulas multigrado o atendiendo otras asignaturas, si fuera

el caso. Es decir, a través de la experiencia generada a lo largo de la carrera, que

el futuro docente tenga una alta capacidad de adaptación a las condiciones del

medio, así como competencia para la generación de propuestas mediante el

desarrollo de habilidades para la solución de problemas y de gestión.

1.5 El perfil de alumnos y maestros normalistas

Previo a los cambios en la política educativa de los años ochenta, cuando la

formación inicial a nivel básico adquirió nivel de licenciatura, la población

estudiantil de la Escuela Normal Superior de México se conformaba principalmente

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de profesores de primaria y preescolar, quienes accedían a esta institución con la

intención de cursar alguna especialización en los campos de conocimiento que se

enseñan en secundaria, por ello la formación de docentes en la ENSM estaba

pensada desde la búsqueda de la especialización más que desde una perspectiva

práctica. El catedrático de la Normal Superior por lo general es un profesional

especializado, quien centra más su atención en el conocimiento disciplinario que en

las habilidades psicopedagógicas (Sandoval, 2007).

Por ello, cuando surge la propuesta del plan 99, el gremio de los profesores tiende

en inicio a estar inconforme con los cambios debido a la disminución de espacios

curriculares específicos y al aumento de las asignaturas de formación docente. Este

rechazo se debe en base a “un proceso de transición […] donde se cruzan

tradiciones académicas, exigencias derivadas de nuevas orientaciones educativas,

expectativas de los usuarios, demandas sociales, acomodaciones y/o rupturas entre

culturas escolares…” (Sandoval, 2000: 103-104).

En el caso de la ENSM, las formas de trabajo y concepción de las prácticas docentes

aún estaban cruzadas por la concepción del modelo anterior; es decir, una

formación de profesores de alto dominio de la especialidad y con una postura de

investigador, por lo que no toleraban ver reducido el currículo a un modelo más

artesanal o de oficio. No obstante, las condiciones actuales no eran las mismas del

pasado, el perfil de ingreso había cambiando y en la actualidad sólo algunos de los

estudiantes que ingresan a la ENSM son profesores en servicio o cuentan con otra

licenciatura. Sin embargo, el propósito principal de la formación docente de

profesores de secundaria sigue siendo que el egresado pueda ejercer su labor

docente en escuelas por áreas o asignaturas. Esta característica particular de la

ENSM ha creado un gran dilema en sus catedráticos, pues con el plan 1999 y las

características del perfil de ingreso de los alumnos, éstos ahora requieren de mayor

estudio y cobertura en temas de pedagogía y psicología educativa además de una

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intensa práctica, pero sin descuidar el área específica. Esto para muchos docentes

no ha sido posible lograrlo.

A continuación podemos apreciar la opinión de un catedrático de la ENSM, de la

especialidad de geografía, quien escribe en un artículo publicado precisamente la

dificultad de romper con esquemas de pensamiento anteriores.

“El plan más reciente (PE 1999), revierte esta tendencia y se ubica en el extremo contrario, promoviendo múltiples relaciones que limitan el desarrollo teórico y práctico de la disciplina geográfica, al impedir que despliegue sus propias secuencias explicativas que terminan por quedar subsumidas bajo una oleada impresionante de temas que favorecen las estrategias de enseñanza, pero que diluyen y relegan los conocimientos geográficos a su mínima expresión curricular, impidiendo a los alumnos obtener una cultura geográfica básica para desempeñarse en forma óptima como profesores de secundaria. Tiene más pedagogía, más didáctica, más psicología, más observación y práctica docente, pero no mejores resultados en la enseñanza de la geografía.” (Castañeda, 2004: 1000).

En la ENSM, hasta el momento, parece haber dos posturas irreconciliables: la de

aquellos profesores que piensan que aprender la asignatura de la especialidad es lo

más importante y la de quienes intentan abordar desde las asignaturas

psicopedagógicas y de estrategias de enseñanza los temas específicos de la

especialidad quedando no muy convencidos de los resultados. Consideran que dicha

inserción son sólo “parches” a los huecos que el programa de formación de

profesores de secundaria presenta en el área específica, lo cual ha llevado a que las

prácticas de formación sigan teniendo casi las mismas características de los planes

de estudio anteriores, pues la gran mayoría de los profesores de Didáctica, ahora de

Observación y Práctica Docente, continúan pensando que estos espacios

curriculares deben darse desde una orientación teórica y perennialista9. Pocos hasta

ahora son los formadores de docentes que ven el acercamiento a la práctica

docente como un objeto de conocimiento importante.

9 Una orientación perennialista en la enseñanza para Imbernón (1998) “se basa en la idea de que la formación del profesor debe priorizar la transmisión académica de conocimientos, vinculándola con el estudio de las disciplinas a impartir o propias de la especialidad del docente. Aquí se considera que saber es poder” (Lozano, 2006, p. 59).

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Por otro lado, existe la problemática de falta de compromiso y participación de

algunos catedráticos que atienden los espacios de acercamiento a la práctica

escolar (del 3º al 6º semestre), o de práctica intensiva en condiciones reales de

trabajo (7º y 8º semestres). Ambas áreas de actividad involucran el

acompañamiento de los estudiantes normalistas en las escuelas secundarias de

práctica, lo que implica salidas constantes para realizar las visitas de supervisión y

seguimiento de las prácticas pedagógicas. Debido a ello, esta actividad no es del

agrado de muchos profesores de la Normal quienes prefieren impartir asignaturas

del área escolarizada y dejar que otros realicen esta labor: maestros más

comprometidos con su labor formadora, con la Institución, o bien los que han

ingresado a la institución recientemente.

En el último caso, algunos de estos formadores no siempre han estado muy cercanos

al contexto de la escuela secundaria y desconocen las prácticas de enseñanza que

aquí se realizan. Por ende, dejan que sean los tutores o profesores en servicio

quienes ilustren a los normalistas con su conocimiento y saberes de la práctica.

Este hecho hace vulnerable la formación inicial de los futuros profesores de

educación secundaria, pues los alumnos normalistas se insertan en contextos de

enseñanza con tradiciones culturales muy arraigadas, ante las cuales tienen pocos

argumentos para proponer otras formas de trabajo que no sean las que ofrece la

teoría y que los profesores en servicio muchas veces desdeñan porque opinan que

“no se ajusta a la realidad de la práctica”, por lo tanto consideran que resultan

inoperantes. En cuanto a las prácticas tradicionalistas de la escuela secundaria,

éstas resultan ser obsoletas, muy controladoras y/o limitantes. Como Sanjurjo

señala al hablar del concepto de conocimiento artesanal que éstos profesores

tienen: “Se trata de una cultura profesional no reflexiva, intuitiva, rutinizada que

promueve modelos desprofesionalizantes de prácticas docentes basadas en el

sentido común” (2002: 44).

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Esta mirada de las prácticas, ya sea desde una postura teórica o una muy práctica,

ha llevado a los estudiantes normalistas a manejar un estilo de enseñanza de “doble

personalidad”; es decir, cuando saben que son observados y evaluados por el

profesor de la escuela secundaria (tutor) implementan una forma de enseñanza

acorde al agrado de éste; cuando los observa su profesor de la asignatura (asesor)

cambian el estilo y realizan aquellas actividades que acordaron en la escuela

formadora y van acordes con la metodología de enseñanza de la asignatura.

En el caso particular de la enseñanza de una lengua extranjera, esta problemática

se ve más acentuada ya que a menudo con el tutor hacen más uso del español en

clase, pero cuando se presenta el asesor, debido a que su calificación va de por

medio, emplean más tiempo el inglés. Lo mismo sucede con la elección de

actividades, el tipo de interacción, la secuencia o el empleo de los materiales. En

conclusión, los futuros profesores pretenden ser más innovadores y creativos

cuando son observados por su asesor; lo opuesto sucede cuando el alumno

normalista practica bajo la tutoría de un profesor conservador y tradicionalista.

Este tipo de acción o reacción hacia la práctica docente no representaría un

problema de no ser porque las incongruencias que los propios alumnos maestros

encuentran, lo que les impide en cierto grado tomar una postura propia y fortalecer

un estilo de enseñanza adecuado a las condiciones del aula. A menudo resulta más

fácil reproducir esquemas que enfrentar propuestas innovadoras que causen

incertidumbre o críticas al momento de implementarlas.

Una de las reorientaciones fundamentales del PE 99 radica en la presencia

constante y vínculo estrecho de tres elementos: la teoría, la observación y la

práctica, tejida por la reflexión de las mismas. Al alumno en formación se le sitúa

en la realidad del aula desde el inicio de la carrera y se demanda de éste una

construcción de la misma, a través de una constante reflexión crítica y del no

sometimiento a prescripciones absolutas, además de impulsársele a convertirse en

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una especie de investigador de su propia acción dentro del aula. De este modo, se

espera que la relación teoría y práctica se vuelva muy estrecha y la segunda

adquiera mayor importancia que la primera. Este aspecto fenomenológico10 de las

aulas es el que los alumnos ponderan en el diseño de sus clases, en la selección de

estrategias didácticas, así como en los criterios de evaluación que aplican los

alumnos normalistas durante sus prácticas en la escuela secundaria. Pero como se

señaló, los alumnos temen salirse de los límites establecidos por el tutor o el asesor

y deciden apegarse a criterios donde encuentran mucho más coherencia en la

realidad.

Otro aspecto que se suma a la problemática y limitantes de la formación de

profesores es la aplicación del método de enseñanza en el aula. En particular, en la

especialidad de inglés, muy a pesar de que la enseñanza de idiomas siempre está

renovándose y va a la vanguardia en cuanto a metodología. En el contexto nacional,

en especial, en la educación secundaria pública, se comparte la idea de una

reproducción de prácticas de enseñanza no acordes a los principios metodológicos

de un aprendizaje comunicativo o a través de la experiencia11.

Este problema se señaló cuando se hizo la propuesta de reforma para nivel

secundaria conocida en un primer momento como RIES (Reforma Integral de las

Escuelas Secundaria), más tarde RES, particularmente en el programa de la

asignatura de Lengua Extranjera12.

10 Pensamiento filosófico de Husserl que se presenta como una filosofía del hombre en su mundo vital, capaz de explicar el sentido de este mundo vital de una manera rigurosamente científica. Procede a partir del análisis intuitivo de los objetos tal como son dados a la conciencia cognoscente, a partir de lo cual busca inferir los rasgos esenciales de la experiencia y lo experimentado. Es decir, la forma como el sujeto piensa el objeto de la experiencia (Schutz, 1990, 127-128). 11 El Enfoque Comunicativo de la Lengua y el Método de Aprendizaje a través de la Experiencia son los métodos que rigen la enseñanza de la lengua extranjera en la educación secundaria. El primero corresponde al Plan y Programas de 1993 y el segundo al de la Reformas en la Escuela Secundaria del 2006. 12 La Reforma Integral de la Educación Secundaria (RIES) comenzó en julio de 2002, cuando la SEP y los gobiernos estatales, constituidos hoy en el Consejo Nacional de Autoridades Educativas (CONAEDU), acordaron trabajar conjuntamente para reformar y fortalecer la escuela secundaria, garantizando el acceso, la permanencia y el logro para todos los jóvenes.

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“Un análisis de los elementos del Programa y Plan de Estudios 1993 (PPE 93) en la práctica docente real trajo a la luz algunos puntos los cuales, de alguna manera, guiaron el proceso de la innovación curricular. Primero, y quizá el más importante, es el hecho de que el programa no alcanzó sus objetivos: los estudiantes no pueden comunicarse en inglés y raramente desarrollan otro tipo de habilidades no lingüísticas. Además, la falta de mecanismos que garanticen un nivel mínimo de logro significó que el aprendizaje del inglés se convirtiera en algo que los estudiantes tenían que hacer fuera de la escuela. Segundo, la falta de medios adecuados para la difusión e implementación del enfoque provocó confusiones y falsos entendimientos. Parece ser que los cambios no fueron bien “digeridos” por los maestros. Esto se hace evidente cuando las “prácticas comunes” de los maestros son examinadas, y se observa que éstas se encuentran lejos de lo sugerido en el PPE 1993. La mayor parte de los maestros parece haber entendido la metodología como un método, lo que constituye una oposición directa a la propuesta inicial de una metodología abierta. Metodizar un enfoque –uno comunicativo- conduce a una práctica docente irreflexiva. Lo anterior, a su vez, provocó que los autores de libros de texto se convirtieran en los responsables de interpretar y cumplir con el programa oficial. […] Este proceso no significa que tengamos que buscar “afuera” una “metodología ideal” que pudiera ser importada para ponerla en práctica. Significa buscar “adentro”, observar en nuestros salones de clase y a nuestros maestros con el fin de desarrollar una metodología que sea apropiada para nuestro contexto.” (RIES, 1994: ii)*.

* El subrayado es personal.

La cita anterior señala una problemática de la asignatura de inglés en secundarias

públicas que trasciende en dos sentidos con respecto a la formación y actualización

de sus profesores. Por un lado hace mención de las casas editoriales quienes en

últimas fechas han tomado la batuta y han intentado actualizar a los profesores de

inglés –por ser sus principales consumidores- en lo que a técnicas y métodos de

enseñanza innovadores y vanguardistas se refiere; por otro, señala que este

consumo de didácticas irreflexivo ha llevado a una falta de visión de lo que en

realidad se necesita en las aulas de secundaria mexicanas para que se dé el

aprendizaje efectivo de una lengua extranjera como el inglés.

La inadecuada supervisión y atención a los profesores en cuanto a necesidades de

capacitación, actualización y formación los han hecho víctimas de una tecno-

cultura13 que trae consigo implicaciones epistemológicas de cambio que los propios

13 Tomaz Tadeu da Silva en su ensayo titulado Educación, Poscrítica, Currículum y Formación Docente define la tecno-cultura como aquellos procesos de tratamiento de la información a través de medios de presentación

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profesores y autoridades educativas no han sabido cómo evaluar, adaptar o

dosificar.

Este último aspecto señala precisamente el punto neurálgico de las prácticas de

formación de la ENSM. Los formadores de docentes de la especialidad de inglés,

desde el arranque del PE 99 han descuidado este punto y se han concentrado en el

enriquecimiento de contenidos de las asignaturas específicas; en buscar estrategias

que permitan que el futuro profesor de lengua extranjera desarrolle un nivel de

dominio avanzado de la lengua extranjera, desatendiendo la integración de

habilidades más psicopedagógicas y reflexivas de la propia práctica. Se asumía y

todavía asume que este rasgo se dará de manera natural en la práctica profesional,

aunque para muchos egresados esto no ha sido así, porque precisamente no se ha

sabido desarrollar un papel más activo y reflexivo en los alumnos que desarrolle la

competencia para observar su práctica desde una postura más amplia, globalizadora

y crítica. De aquí la importancia de la naturaleza y el papel de las prácticas del

último año, como se leerá en el siguiente capítulo.

digitales o multimedia; un ambiente de saturación y profusión de imágenes e información que ha creado una intensa demanda y consumo cultural cambiando con ello concepciones de conocimiento, procesos de formación y educación (Tadeu da Silva, 1998: 24-25).

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CAPÍTULO 2. CONSTRUCCIÓN DE SIGNIFICADOS EN LAS PRÁCTICAS DOCENTES DEL ÚLTIMO AÑO

“El mundo no consiste en un conjunto de recién llegados que se incorporan solos a espacios problemáticos deshabitados. Las personas en actividad por lo general se ayudan mutuamente a participar de maneras cambiantes en un mundo cambiante y están bien dotadas para hacerlo. Por lo tanto al describir y analizar la participación de las personas en la acción práctica en el mundo […] están en realidad analizando la participación de las personas en el aprendizaje.”

Seth Chaiklín y Jean Lavé Las prácticas docentes del último año de los futuros profesores de inglés

representan –como ya se dijo- el espacio de formación activo donde se adquiere la

experiencia, se generan aprendizajes, comparten saberes y se reflexiona sobre lo

hecho en la acción. Es aquí donde se pone a prueba lo que ya sabe y se contrasta

con lo que aún se está conociendo; donde se llevan a cabo actividades inherentes

de la labor docente como la planificación y el diseño de materiales con el propósito

de atender las necesidades de aprendizaje de los educandos y, que a través del

hacer cotidiano, de la convivencia con otros, de las condiciones de las aulas, de los

conflictos y de la continua recapitulación se desprenden ideas conformadoras de

una identidad profesional, idealmente reedificadoras.

En el último año, la permanencia en la escuela secundaria es significativa además

de más prolongada (14 semanas en séptimo y 12 semanas en octavo semestre),

comparada con los tres anteriores. A diferencia de las prácticas que los alumnos en

formación habían venido realizando en los espacios denominados “Actividades de

Acercamiento a la Práctica Escolar” dentro del Campo de Formación Específico

(véase Plan de Estudios en Anexo 3), en este tiempo sólo se toman dos asignaturas y

una corresponde a “la práctica intensiva en condiciones reales de trabajo”. Ésta es

el eje del cual se desprenden cuatro actividades primordiales:

1. Trabajo docente 2. Servicio social.

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3. Diseño de propuestas didácticas, así como análisis y reflexión del trabajo

ante grupo.

4. Elaboración del documento recepcional. Con respecto al primer punto -el trabajo docente-, el currículo formal establece

que el propósito principal es que los alumnos fortalezcan la competencia didáctica

que habían venido desarrollando en los años de formación previos durante sus

acercamientos a las condiciones reales de trabajo. Con esta actividad, se espera

apliquen secuencias de actividades de enseñanza congruentes con el enfoque de

enseñanza, las características y necesidades de los alumnos de secundaria, así como

con la realidad social donde desarrollan su tarea.

Otro de los propósitos es que mejoren su habilidad para conocer a los adolescentes,

utilicen el diálogo para propiciar aprendizajes y fomenten el desarrollo de

habilidades de aprendizaje. Finalmente, que fortalezcan el conocimiento del campo

disciplinario, que profundicen su conocimiento acerca de la organización y

funcionamiento de la escuela secundaria y desarrollen actitudes favorables para el

trabajo colectivo (SEP, 2000).

Margret Buchmann (Liston y Zeichner, 2003: 86-87) al respecto dice que el

conocimiento de los maestros lo adquieren observando a otros; o bien, está basado

en un carácter de sentido común donde se conjuga la prudencia y la astucia para

sopesar las situaciones o las personas que enfrentan.

Esta misma autora señala que los procesos de formación docente están basados en

la imitación, la costumbre, el hábito y la tradición en la docencia; procesos

semiinconscientes que conectan la biografía del profesor con la tradición docente

colectiva. Al respecto, encuentro estas mismas acciones como las que

desencadenan conocimiento y significado en, de y sobre las prácticas docentes,

pero a diferencia de los profesores en servicio para el futuro docente no pasan

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desapercibidas ni están aún rutinizadas, más bien le dan color y sentido a las

prácticas, porque simplemente son y están dadas dentro del contexto de las

mismas.

Para un alumno normalista sería imposible pensar ellas sin precisamente las

acciones que les dan cuerpo y vida. Precisamente es en este momento donde el

futuro maestro tiene la capacidad de ser o no ser.

2.1 El papel de las prácticas en la formación inicial

Cuando el alumno en formación se inserta a la escuela secundaria para realizar sus

prácticas docentes se espera que éste no sólo realice actividades de enseñanza o

establezca una mejor comunicación con los educandos, sino que también forme

parte de la estructura y organización de la misma, asistiendo y participando en las

reuniones de academia, colaborando en las juntas que se realizan con padres de

familia y en algunas ceremonias cívicas, así como en otras tareas docentes

específicas asignadas. Lo anterior con la finalidad de hacer más sólida la identidad

profesional y ética del futuro profesor.

Es en este espacio que los alumnos normalistas aprenden de la subjetividad y del

sentido común de ser maestros, de lo inconsistente que resulta poner en juego las

teorías y las metodologías psicopedagógicas al momento de hacer los “ajustes”

necesarios en relación a las demandas de la comunidad escolar donde se insertan.

Es aquí donde reparan en un conocimiento subjetivo y la importancia de lo

interpersonal.

Pero para dar cuenta de ello no pueden separarse de los actos que allí realizan: la

familiarización con el contexto de la escuela, la observación consciente de las

dinámicas e interacciones que se dan entre los distintos actores, el

acompañamiento del asesor y del tutor, y la indagación sobre la propia práctica son

esenciales, pero quizá lo más importante es que todas estas acciones generan

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significados y aportan conocimiento que de manera consciente caen en nuevos

aprendizajes y saberes que contribuyen a la formación inicial en una dinámica de

devenir particular.

Diferente porque en las prácticas de los semestres anteriores la realidad de la

escuela secundaria no trastoca al sujeto. Las simulaciones y escenarios con

tinglados establecidos ensayan acciones controladas, bien delimitadas y con

propósitos específicos. La brevedad del tiempo tampoco ayuda para dejar entrever

al sujeto en formación “el gran mundo”. El sujeto sólo deviene para sí. Hay

egocentrismo y las miradas apuntan hacia la práctica de sí mismo sin detener

siquiera la mirada en los otros.

No obstante, las prácticas del último semestre son peculiares porque se dan las

condiciones de libertad y de temporalidad que dan pie a los momentos de

“desgarre” o “desprendimiento” de algunas certezas teóricas y conocimiento

previo. Les permite vivir una realidad conflictiva y compleja que de primer

momento los puede sobrecoger u ofuscar, pero que después da paso nuevamente a

las certidumbres que los ajustes y las soluciones dadas aportan. Estos dos momentos

que se distinguen: el del conflicto y el de la solución pueden darse en un orden

aleatorio y tener tiempos de duración distintos, pero son inevitables en la

formación, además de irrepetibles.

Así un alumno normalista significa los momentos de su práctica docente en el

último año:

En la escuela secundaria, aprendí que uno aprende muchas cosas aparte de lo que no enseñan aquí (se refiere a la escuela formadora). Hay cosas nuevas que tal vez aquí no nos enseñan… enfrentarse a diferentes retos o adversidades, el saber cómo manejarlas y llegar a buenos resultados (GI(1)020507).

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La reflexión que hace este alumno al final del año escolar me hace reparar en

aquellas cosas nuevas que no se enseñan en la escuela formadora.

Lo que no se enseña sobre las prácticas

Las prácticas del último año inician con la inserción del practicante en la escuela

secundaria una semana antes de que arranquen las clases formalmente. En este

periodo conviven con parte de la comunidad escolar (es decir, autoridades,

docentes, administrativos y personal de apoyo) -sin los educandos todavía-, porque

lo hacen una semana antes de que inicie el ciclo escolar formalmente y porque es

cuando intentan familiarizarse con el ambiente de trabajo de la escuela. En este

tiempo, además, suelen acompañar a su tutor -profesor en servicio de la

especialidad-, a los Talleres Generales de Actualización (TGA) y junto con éste

trabajar la planificación anual de las actividades de enseñanza para el ciclo escolar.

Lo anterior no sería de mayor interés de no ser por la importancia que reviste las

condiciones que encuentran en esta primera etapa. La bienvenida por parte de la

comunidad varía según el caso y tanto pueden ser recibidos calurosa y

comprensivamente por los miembros de la comunidad escolar -pues los tutores les

comentan haber pasado por lo mismo varios años atrás y eso los hace ser

empáticos, ofreciéndoles su apoyo incondicional-, como ser tratados de manera

fría, con burlas y sobrenombres:

… en la secundaria, a los practicantes, el subdirector nos llamaba “estorbantes”… otros me decían: “estás muy chiquita” y cuando entraba me decían: “tu uniforme”, entonces a mi me daba coraje que me hicieran esas bromas delante de los alumnos, no me gustaba pero eso más que aplastarme a mi me daba mucho coraje y me levantaba más (GLU(1)040607).

También, la forma como los reciben e incorporan al trabajo académico determina

una participación más centrada o periférica por parte de este alumno maestro. La

mayor de las veces, las escuelas los invitan a participar en las actividades de

arranque del ciclo escolar, pero hay otras en que las escuelas los relegan a un

rincón en la sala de maestros y les piden que esperen ahí hasta que su tutor pueda

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atenderlos. Esto implica a menudo que tienen que esperar hasta el regreso de los

profesores de sus talleres de actualización. Por ello, el primer encuentro con la

comunidad y el tutor es uno de los elemento azaroso poco controlados que puede

convertirse en la semilla de la duda o del éxito sembrada en la mente del alumno

maestro y que de aquí resulte una experiencia benéfica y enriquecedora para el

alumno en formación, o bien un cúmulo de experiencias frustrantes.

Aprendí muchas cosas con ella (la tutora), cosas prácticas… aprendí pronunciación del inglés, también es agradable su forma de trabajar y manejar a los alumnos, entonces eso también lo aprendí… (GJ(1)260507).

Con la profesora… tuve muchos roces, ni siquiera eran en cuanto al trabajo sino que eran más celos… delante de todos sus alumnos les dijo no era yo quien mandaba sino ella…, entonces dije bueno pues ni modo tengo que ser tolerante con la maestra (GLU(1)040607).

En los dos casos que se señalan, los alumnos significaron sus prácticas a partir de las

relaciones interpersonales que se dieron con el tutor; sintieron que ésta marcó

positiva o negativamente su práctica docente y nos deja como reflexión que el

alumno del último año se enfrenta en las prácticas no sólo a los retos de enseñanza,

sino también a lazos de afectividad y sentimiento derivados de la propia

interacción, factor que tampoco se controla en la escuela formadora.

El calendario de actividades para el trabajo docente del último año está dividido en

cinco jornadas de práctica en la escuela secundaria y siete en la escuela normal.

Cada jornada de práctica abarca de 4 a 6 semanas por 2 ó 3 de estancia en la

escuela formadora. Ambos momentos y espacios se convierten en sesiones de

aprendizaje para el futuro maestro, aunque de naturaleza muy distinta:

Los momentos de trabajo en la normal significan a los alumnos un regreso a

lo conocido, lo establecido, lo teórico, lo relajado;

Los momentos de trabajo en la escuela secundaria están significados por

aspectos impredecibles, desconocidos, de respuesta inmediata, de roces en

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las relaciones ya sea con alumnos, padres de familia u otros actores, así

como de un trabajo continuo, arduo e inagotable.

Al regreso de la estancia en la escuela secundaria después de las tres primeras

semanas del ciclo escolar, el alumno normalista llega cargado de significados según

la trama que les toco vivir, aunque no está consciente de ello. Esto se observa en la

siguiente narración que hace un alumno al regreso de las tres semanas de estancia.

Su discurso todavía encapsulado en recuentos anecdóticos e impresiones vagas.

A mi me fue bastante bien en la secundaria. Es una zona tranquila, no es muy conflictiva a pesar de lo que dicen. No había escuchado rumores de la escuela, si era mala o si era buena, entonces yo entre así, de ¿a ver cómo esta la escuela? El primer día de clases fue un directivo, lo que pasa es que el director terminó su cargo antes de iniciar clases nada más fue el tercer día de los talleres de actualización y ya el cuarto y quinto día ya no fue ahí, ya terminó. Estaba esperando y ya dejó de ir a la escuela. Con este maestro nosotros nos entrevistamos y él nos dijo que sí. Muy buena gente el maestro. Los maestros cuando les dijo que terminaba su gestión en la escuela muchos maestros lloraron. A un maestro se le quebró la voz, en sí lo querían mucho al maestro y ya se fue a otra secundaria por cuestiones de salud, alguna enfermedad de la venas tiene. Entonces fue un directivo de la SEP para tomar cargo provisional en la dirección y este directivo mencionó que la escuela es la mejor de la zona y pues parece que sí, porque sí es muy tranquila y a los maestros que entrevisté me dicen que pues no hay problema de vandalismo o de drogadicción. No lo han escuchado, solamente hace años… de un alumno que vendía marihuana pero que lo expulsaron y nada más ha sido un caso… (ENSM(4)030907).

El alumno opina en este extracto que su escuela es buena. Ha cosificado este

significado a la luz de lo que dicen los otros. También hace referencia de los

sujetos que aquí se encuentran: una comunidad de profesores sensible a la partida

del director de la escuela.

El alumno sigue leyendo y, como ha aprendido en la escuela normal, nos describe el

contexto de la escuela…

Enfrente hay una distribuidora de cristal o algo así, a veces entran, salen camiones pero es la única, todas son casas, comercios chiquitos. Si, tiene demanda la escuela y en promedio hay entre 44 y 50 alumnos, primeros. Mi tutor yo lo conocí en los talleres de actualización. Me lo presentaron antes de salir de vacaciones pero nada más lo saludé. Lo noté así muy reservado y es que ya está grande. El maestro tendrá unos… yo creo que llegando a los 50 y ya tiene bastante tiempo en la escuela. Y es de los fundadores de la escuela. Al principio yo pensé que iba a tener problemas porque es

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así muy callado pero, no, es muy accesible; muy buena persona, ya después que se le conoce es muy platicador y me ha apoyado muchísimo. Se me han dado todas las facilidades, incluso me ha dicho – si quieres ahorita te presento al grupo que ya había tenido en varias ocasiones y yo le dije que no, que tenía primero que observar. Después ya íbamos a tener tiempo para platicar. Entonces he tenido mucha comunicación con este maestro. Sí es abierto ya que lo conocí, de hecho también con mi compañera normalista se porta muy bien. Es caballeroso yo creo que por lo mismo de su edad. No es normalista. Es egresado de la UAM no me acuerdo de qué especialidad, pero sí es muy tradicionalista. Me dijo que no consiguió trabajo aquella época, entonces decidió ser maestro y como la escuela necesitaba maestros porque se iba a inaugurar y no tenían maestros de inglés entonces el entró. Le gustó dar clases y ya se siguió; pues ya tiene mucha experiencia, tiene veintitantos años dando clases. Dice que sí, su clase ya la tiene de hecho escrita. Ya sabe que dar, nada más los puntos que tiene que ir dando y los va así siguiendo al pie de la letra. Entonces ya lo tiene todo como medido…. [Con respecto al tema de la RES] Está muy, muy, perdido. No sabe que es la RES. Como que quiere, sí quiere porque de hecho a mí me preguntó si sé algo de la RES y nos pusimos a platicar más o menos de qué se trata, pero no me entiende porque ya su forma de trabajar es tradicionalista; entonces yo le digo así cómo hacer sus clases que es lo que a mi me piden y el como que le pone muchos peros, muchas objeciones, dice como excusas de su parte, pues si es así que no le gusta el ruido si se escucha un murmullito y ya esta volteando a ver quien es y castigar pero también hace actividades en las que los alumnos se tienen que poner de pie y entrevistarse entre ellos, entonces como que tiene tantito de humor y sí los deja que interactúen entre ellos. Pues estuvieron bastante bien las tres primeras clases que fue el maestro fue muy

entretenido, nos llevó tamales, allá desayunábamos y ya después se volvió la parte burocrática de llenar cuestionarios, se discutió lo de la RES pero nada más hay 3 maestros de inglés en la escuela, la maestra Celia que ella si es normalista egresada de aquí, ella tuvo que irse a la secundaria 136, mandaron a llamar a todos lo maestros de inglés de esa secundaria que iban a dar 2° años y a todos los de 2° que iban a dar historia a otra secundaria y así, pero me parece que la maestra Celia se enfermó o algo así y ya no fue, los dos maestros que se quedaron Horacio y Rafael no opinaron nada, ellos más bien quieren recibir información y de hecho el maestro Horacio perdió el libro que nos dieron, se lo prestó a un maestro y ya no se lo regresó entonces me pidió el mío, le sacó fotocopias… (ENSM(4)030907)

En este recuento de las actividades que realizó en la escuela secundaria, el alumno

normalista no hace ningún análisis o conexión de su experiencia. No reflexiona

sobre un plan de trabajo a la luz de esta vivencia. Como él, los alumnos regresan

con historias y anécdotas interesantes pero que no saben vincular a un plan o

estrategia didáctica. Piensan en ese momento que con narrar estos eventos es

suficiente y que regresaron a la normal tan sólo para preparar sus lecciones y

diseñar materiales para impartir las clases bajo los esquemas o modelos

establecidos por el maestro asesor o el método de enseñanza vigente. Es así que la

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primera estancia de regreso en la Normal se dedica a la preparación, diseño y

recolección de materiales sin criterios reguladores, pues los alumnos poco vinculan

las condiciones del contexto y las características de los alumnos con su práctica

docente. De este modo, industriosamente, los contenidos de la asignatura los

adaptan al tema que se les asignó, pero no a los alumnos o a las condiciones físicas

con las que van a trabajar.

Los alumnos normalistas tienden entonces a idealizar un trabajo docente en la

Normal y lo ajustan a esquemas de eficiencia según los aprendizajes didácticos con

que cuentan. Centran la atención de sus futuras prácticas en torno a lo que creen

saber de ellas y les es difícil en ese momento anticipar escenarios distintos a los ya

experimentados, por ende las formas de sugerir soluciones a posibles problemas en

la práctica son a breves, a corto plazo, repetitivas y simples.

Es muy diferente una vez que están en la práctica y se les visita un par de semanas

después en la escuela secundaria. Cuando se les pregunta acerca de la planificación

que llevaban, observamos que las secuencias didácticas que habían planificado de

manera clara, racional y consciente se han dejado de lado y el alumno

instintivamente sólo reacciona ante las circunstancias y/o actividades que surgen o

se le imponen.

Los tutores a menudo añaden más tensión a este “desajuste” de la planificación al

pedirles a los practicantes que inserten temas o actividades de último momento.

Los alumnos se sienten abrumados por esto y comienzan a dudar de la eficacia de

una planificación anticipada. El comentario siguiente refiere precisamente a lo que

piensa un futuro maestro sobre su planificación, después de haber intentado

aplicarla en la escuela secundaria:

Me trataría de enfocar más a lo que pasa en la escuela secundaria, como que me quise enfocar demasiado en la teoría, buscar muchos autores; sí… yo creo que el cambio lo haría en mí, me enfocaría un poquito menos en la teoría, menos en la teoría pero aplicando esta misma a lo que pasa en la escuela secundaria o sea…. más fijarme en cómo sucede esto o sea la teoría con la escuela secundaria en el contacto real (GL(1)230207).

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Este comentario precisamente resalta que uno de los problemas de los futuros

maestros es que no reparan en la realidad. Después de sufrir varios contratiempos,

este alumno significa de la planificación anticipada como muy teórica y no

contextualizada. El mismo alumno continúa describiendo los problemas que ha

enfrentado al respecto de este tema:

Me funciona a medias. Como guía me funciona bien, por el tiempo y los recursos con los que cuento. Lo malo son las acciones inesperadas, los días especiales, las interrupciones. Trato de adecuar cuando esto sucede, aunque hay días que los grupos sí se atrasan. Trato de que si algo ya lo vi en una clase, lo cambio y paso a lo siguiente para no quedarme atrás. Saco ejemplos de cosas de la clase, de hechos cotidianos. Yo creo que sí me ha servido la planeación. Lo malo es que mi planeación es muy ambiciosa y me lleva muchísimo tiempo y ya no resultó tan práctica. Así que estoy modificando algunas cosas para que sea más rápida (GL(1)230207).

En el discurso de este futuro profesor encontramos que se ha generado un

aprendizaje en torno al papel de la planificación para las prácticas, al reflexionar

sobre su acción y toma la decisión de modificar las formas como había venido

realizando. En resumen, podemos concluir que en la escuela formadora hay

aspectos que no se enseñan como son el manejo de las relaciones interpersonales,

la reflexión constante para quitar subjetividad a las prácticas y una planificación

flexible integrada a imprevistos y condiciones de la institución donde se práctica.

A medida los alumnos van y vienen de las jornadas de práctica, la experiencia se va

acumulando y la actitud hacia sus prácticas es diferente. Ya no es la planificación y

la selección de materiales lo único a considerar. Los alumnos empiezan a identificar

otros factores y problemáticas que inciden en su práctica, aunque suelen no

pensarlo así. Piensan que son actividades “extra” o elementos singularmente

adyacentes y, por lo tanto, no son de su incumbencia o consideración, mucho

menos su responsabilidad. Lo relacionan sólo al momento que interfiere y

obstaculiza las metas que quieren alcanzar.

Una alumna normalista reflexiona a continuación sobre el orden en que les pide a

sus estudiantes realizar un ejercicio en el pizarrón. A pesar de que en su planeación

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indica un procedimiento (primero revisar el ejercicio con ellos y luego pasar al

pizarrón a escribir los ejemplos), comenta que cometió errores, mismos que

corrigió con otro grupo.

Creo que tuve algunos errores, les dije a los chavos que pasaran a escribir una oración al pizarrón y que ellos tendrían que corregir las oraciones. Entonces, dejé pasar por alto que revisaran primero. Ya cuando me di cuenta dije: ¡No! era primero esto; era revisar. Hice lo mismo con los que pasaron a escribir. Esto no lo hice con los chavos de 3D (GE(2)270907).

Aunque a veces el alumno normalista tiende a dejar cosas sin pensar en una

planificación o al realizar una actividad en clase, la naturaleza vivencial de la

misma hace que los alumnos caigan en cuenta de sus errores. De este modo,

reconocen que su labor no termina al ponerle punto final a un plan de clase. Es

justo ahí donde el aprendizaje inicia. Incluso, que su labor no está limitada a las

cuatro paredes del aula. Su figura se extiende también hacia los otros espacios de

la escuela, como los pasillos o el patio. La figura de autoridad investida por el

alumno maestro está presente y no puede olvidarlo o le traerá consecuencias, como

narra una ex alumna normalista quien fue reprendida por el director de la escuela

por no haber intervenido o tratado de solucionar una pelea que se suscitó en las

escaleras del edificio.

“Ella, por ser la figura de autoridad más próxima al lugar donde se desarrollaba la

riña -le amonestó el director de la escuela-, debió haber intentado resolver el

problema”, dijo. Reconocer esta otra extensión o halo de las prácticas es el primer

avance en la comprensión de su papel y parte del aprendizaje que los alumnos

tienen de este último año.

Curricularmente hablando, el programa de formación de los futuros docentes de

secundaria establece que el trabajo docente en condiciones reales ayuda al alumno

a fortalecer su competencia didáctica, a que mejore la habilidad para conocer a los

adolescentes, fortalezca el conocimiento del campo disciplinario y profundice su

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conocimiento acerca de la organización y funcionamiento de la escuela secundaria,

desarrollando actitudes favorables para el trabajo colectivo.

Todo esto es así cuando el alumno comprende y acepta que hay más tareas

inherentes a su rol. Si no lo considera así y continúa pensando que las prácticas

docentes se limitan a tan sólo la planificación, el diseño y la aplicación de clases,

entonces las experiencias y aprendizaje en la escuela secundaria serán

dolorosamente reconocidas y habrá una mayor resistencia a la conformación de la

identidad docente.

“El vivir en la escuela secundaria fue difícil porque se da uno cuenta de que no nada más era enseñar; muchos llevamos esa idea de que sólo vamos a tener aspectos académicos con los alumnos pero que de alguna manera tenemos que involucrarnos con la comunidad escolar, atender actividades que no son propias de la materia pero que es para el desarrollo de la escuela en sí, o ayudar a la escuela de cierto modo. El trabajar […] me ayudó a establecer mejores relaciones con ellos, al comprender también que los maestros tienen demasiadas tareas dentro de la escuela y que por más que ellos quieran la educación que se le da a los alumnos se ve mermada también por estos aspectos.” (GMC(1)260507)

Este es el primer paso del reconocimiento de un papel y naturaleza de las prácticas

y de la inserción que el alumno debe hacer. A partir de aquí, las tareas que realice

como asistir y participar de las reuniones de academia, colaborar en las reuniones

con padres de familia y en alguna ceremonia cívica, entre otras harán más sólida la

adquisición de la identidad profesional y ética del futuro profesor.

Toma tiempo adaptarse a la rutina de la escuela secundaria durante las prácticas

docentes. Casi todo lo que sucede aquí, a los ojos del alumno es un descubrimiento.

Es así que el conocimiento del campo específico se subordina a las nuevas

experiencias, nuevas relaciones y sentimientos que surgen en las prácticas

docentes, como seguiremos leyendo. Los futuros profesores aprenden a insertarse

en el contexto, a lidiar con los alumnos, a buscar alternativas, a interactuar con los

otros (padres, profesores y directivos) y, por último, a “enseñar” dentro de su

realidad. El significado de enseñanza y aprendizaje, así como el de muchos otros

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conceptos e instrumentos que emplean se modifican o cambian y adquieren una

interpretación subjetiva y relativa.

Recapitulando, lo que los alumnos no aprenden en la normal es a trabajar al ritmo

que el contexto les demanda14, a negociar y adaptarse a las actitudes que tenga el

tutor. En la formación inicial de profesores, la generación de conocimiento con

respecto a las prácticas docentes en los primeros años de la carrera es acumulativa

y abstracta, pero deja de serlo al momento en que se insertan en la escuela de

práctica para poner en juego lo aprendido. Es entonces cuando se observa que lo

“practicado” se vuelve más significativo y lo incorporan y vinculan a un

conocimiento menos específico y más general, a un conocimiento del “oficio” o de

la práctica, mucho más integral y vinculado con la persona, que orienta sus

decisiones y lo personaliza.

2.2 La reconstrucción de la práctica y la construcción de conocimiento a partir

de la negociación de significados

Son diferentes las etapas que viven los sujetos en formación. De cada una surgen

experiencias de significado que les permite movilizarse en terrenos conocidos bajo

ciertas pautas que ya hemos hecho o dicho, pero a reserva de que sea una mera

ejecución de rutina, mecánica o impensada, esta experiencia reelaborada puede

que se amplíe, desvíe, ignore, reinterprete, modifique o ignore, lo que crea un

nuevo sentido o significado. Wenger aduce que éste es un proceso mediante el cual

experimentamos el mundo y nuestro compromiso en él (Véase la fig. 2).

14 Si el tutor es un maestro comprometido con su labor, el futuro maestro usualmente trabaja a su paso y realiza muchas actividades en el hacer cotidiano viéndose su aprendizaje en la práctica beneficiado. Por otro lado, si el tutor no lo está, o bien no ve con agrado la presencia del aprendiz en su aula, el practicante se siente sin rumbo o coartado.

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Figura 2. Etapas en el proceso de experimentación de una realidad en la participación.

Una experiencia propia surge desde una construcción del mundo (el contexto) que

no es nuestra en si pero que la vivimos internamente y luego es interpretada por la

participación. A partir de una historia personal y de esta experiencia social nueva,

se genera en algunos casos una afiliación a una comunidad o grupo social en una

intervención activa en la empresa social. Este hecho lleva a una cosificación de

significados.

Como se describe gráficamente en la figura 3, la manera de experimentar el

mundo, de aprehenderlo, de vivirlo, de participar en él, puede llevar a los sujetos a

tener una experiencia significativa, surgida de una previa o nueva negociación de

significados que hace que “las cosas sean como son” y cosifiquen de manera tácita

o explícita para una comprensión del mundo (Wenger, 2001: 97).

Figura 3. Etapas en el proceso de cosificación de significados.

Es en este orden de ideas que los alumnos normalistas viven experiencias de

significado en el último año de prácticas diferentes a las anteriores por las

condiciones mismas que concede la experiencia de la participación, como se

señaló ya. Es decir, una exposición constante a una “realidad” de la escuela que les

Construcción del mundo

Afiliación o no

afiliación

Experiencia a través de la

participación

Historia personal

Experiencia de significado

Negociación de significado

Nuevo significado

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significa; una participación sujeta a la opinión de los más expertos que los dirige y

a un trabajo emocional donde los practicantes viven dilemas. Estos son algunos de

eventos que los hacen reflexionar sobre los nuevos aconteceres que al tiempo que

los integran les van significando.

La práctica inserta a los futuros profesores en un contexto donde se libra a menudo

el conflicto; donde se aplican estrategias de adaptación, socialización y reflexión, a

consecuencia de las negociaciones de significado que aquí tienen lugar. Las

experiencias ya adquiridas y el conocimiento teórico-metodológico visto en la

escuela formadora surgen en contraste y comparación con la nueva experiencia,

aportando otros conocimientos o saberes.

Las relaciones entre sujetos inciden directamente en los significados que confiere el

alumno normalista a su formación docente. Por un lado llegan a ser tan

significativas que trastocan creencias, posturas, conocimiento o experiencias

vividas. El último año de formación inicial es un espacio donde se genera

conocimiento que con el tiempo puede formar parte del inventario de saberes del

mismo alumno maestro, pero ya siendo profesor en servicio, pero que, sin duda,

será parte de una previa negociación y cosificación de significado a partir de las

interacciones con aquellos sujetos y objetos que incidieron en su práctica, en este

caso, de la relación con el contexto y con los actores que toman un lugar

importante en el desarrollo de éstas: el asesor, el tutor y los alumnos con los que

practicó en la escuela secundaria.

Significados ligados a las emociones

Un elemento que destaca en la relación con los sujetos es la dimensión afectiva o

práctica emocional que se concede y según Hargreaves “(…) se conforma mediante

las experiencias que las personas han vivido en su cultura, durante su crecimiento y

en las relaciones con su entorno” (2001: 148).

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Cuando un alumno en formación se ve influido ya sea positiva o negativamente por

sentimientos generados al momento de interactuar con alguno de los actores de la

escuela secundaria o por elementos de naturaleza psíquica, éstos permean en sus

acciones y decisiones. Este cúmulo de sentimientos -a veces aislados, otras

mezclados- se atraviesan en casi todo juicio o comprensión de la práctica y el

alumno en formación tiende a calificar o descalificar sus acciones, a aprobar o

desaprobar las de otros; a mostrar simpatía o antipatía; deseo de compartir o

egoísmo; celo profesional o desinterés. Estos además de muchos otros sentimientos

que encontramos entrecruzados en las negociaciones de significado que se dan en el

espacio de las prácticas docentes y llegan a cosificar significados de éxito o fracaso,

es decir, de haber alcanzado o no las metas, de tener la tarea acabada o

inacabada.

“¿Cómo me siento? Bueno… me siento más relajada, me siento tranquila pero también me siento como extraña por el siguiente paso. No sé a qué dimensión deba ser y… este… me siento también con ganas como de volver a empezar ¿no?, para volver a hacerlo tal y como debió ser (GLU(1)040607)”.

Muchos alumnos en formación a veces comparten un sentimiento de insatisfacción

en su desempeño al final del último año de su carrera, no obstante en la emoción

misma se encuentra revestido un nuevo aprendizaje, el cual señala la alumna

normalista aplicaría si tuviera una segunda oportunidad, pues aportaría ventaja

sobre las situaciones peculiares ya enfrentadas, pues cuenta con una construcción

del mundo diferente, o bien, una experiencia.

Significados ligados a las interacciones

Un sentimiento de insatisfacción también puede limitar o inhibir la práctica del

sujeto por las dudas que se generan al pensar en la carencia de cierta competencia.

“Dudé en cuanto al idioma. Creo que a pesar de que es bueno… yo sabía que mi idioma, es bueno… que mi nivel de inglés es bueno, pero no el que yo quiero tener. Sí, ¿no? Yo quiero tener un nivel mejor. Llegaba a dudar acerca de algunas palabras o vocabulario y siempre me causaba problemas. Eso de que lo fuera a decir bien, que me fuera a equivocar al hablarles, porque como les hablaba mucho en inglés a los chicos y decía, qué tal si me equivoco y la maestra me va a regañar o algo, sobre todo la tutora porque estaba ahí y de ahí me di cuenta de que no era el caso. La maestra se

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portó muy bien conmigo y nunca me corrigió pero con respecto a mis habilidades para enseñar yo creo que fue eso (GMC(1)260507)”.

No obstante, en este caso el alumno hace alusión al apoyo que obtuvo del tutor,

que sirvió para que este sentimiento no desembocara en una experiencia negativa.

Por otro lado, en el caso específico de la lengua extranjera, para los profesores de

inglés, la falta de dominio del idioma extranjero es un tema recurrente, pues al ser

esta lengua el contenido mismo que debe enseñar tanto el tutor como la escuela

secundaria condicionarían el apoyo o limitarían la realización de las prácticas y

aplicación de propuestas didácticas.

Cuando los alumnos normalistas de inglés no manejan bien el idioma, aunque

preparen su clase y manejen el contenido a enseñar de ese momento, los tutores ya

no les permiten practicar con la misma libertad y cuestionan constantemente sus

acciones. Esto crea mayor inseguridad e incertidumbre en ellos. Ante este

panorama, tienden a buscar pretextos para usar poco el inglés en clase y así no ser

censurados por parte del asesor o tutor, por ello a menudo pretextan que los

alumnos no entienden si se les habla todo en inglés. Entonces, aprenden a

emplearlo sólo en ciertos momentos de la clase, como al inicio de ésta con los

saludos, cuando dan alguna instrucción o piden la participación y, al final, cuando

se despiden.

Son breves los momentos de intercambio en el idioma y así les conviene. No

obstante, en sus planes de clase marcan momentos más prolongados de uso del

idioma. Es decir, en la planificación el uso del inglés aparece constante, incluso

dichos planes están escritos en esta lengua, aunque en la práctica resulta limitado y

empleado en la realización de ciertas actividades que a la larga se rutinizan.

Es común, por ejemplo, escuchar el inglés en los saludos, en las instrucciones, en la

solicitud de permiso para ir al baño o en algunos intercambios con el profesor, pero

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siempre son los mismos. El alumno simplemente memoriza frases y las aplica

cuando es necesario, de otro modo, puede ser criticado o reprobado en sus

prácticas por no emplear “inglés” en la clase.

Por esto mismo, un parámetro de éxito en una clase de inglés lo representa una

clase donde los alumnos se expresan en este idioma fuera de los espacios ya

determinados para el intercambio de información en inglés. Aquellos futuros

profesores que lo logran se sienten satisfechos y ganan mayor confianza y

seguridad. Gozan, por lo tanto, no sólo del respeto y apoyo de sus tutores sino que

se atreven a intentar prácticas más libres y a experimentar empleando más

recursos.

“Me gustó mucho, mucho, mucho esta clase, e incluso la que tuve con el grupo pasado, con el “A”, en la parte en la que los niños respondieron muy bien; siento que las actividades estuvieron planeadas para eso y que respondían de la manera que yo quería o que hicieran lo que quería que ellos produjeran. La verdad es que me siento con más seguridad ahora, ¿no? Me acuerdo cuando estaba en tercer semestre, íbamos todos temblando. Y decíamos ¡No sé! ¿Qué hago? Por ejemplo, ahorita que se me fue lo del audio, dije bueno no importa y a lo que sigue. Al final, Araceli [la tutora] me prestó su computadora. Me siento un poco más segura de qué hacer o de cómo hacer X ó Y cosas (GA(2)260907)”.

Como la alumna dice, la respuesta favorable de sus alumnos le dio seguridad y con

este sentimiento de aprobación tanto de los alumnos como de la tutora se devela

un fuerte motor de búsqueda de logros en otras acciones.

“En el “A” también me funcionó muy bien, los alumnos respondieron muy bien y buscaban, incluso casi me muero porque un niño chiquito, bueno de los más chiquitos y más tiernos me dijo: “me gustó mucho su clase”; “por favor quédese, no se vaya”. Entonces, dije: “¡Ay! No puede ser”. Entonces, ese es más bien el pago que nosotros tenemos (GA(2)260907)”.

Un significado de éxito o fracaso puede reforzar o inhibir una incipiente carrera o

vocación de maestro. Los deseos de continuar avanzando pueden verse estimulados

si los futuros profesores sienten que van logrando pequeños éxitos; si fuese lo

contrario la dependencia, el temor y la inseguridad se dejan ver en las prácticas

docentes de los alumnos normalistas y en la manera subordinada de relacionarse

con los sujetos.

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“Pienso que está bien que la maestra esté conmigo en clase, aunque me gustaría que también los alumnos vieran mi presencia, poder abrirme, explayarme. En control, reflejar un poco más de autoridad o seguridad (GH(2)270907).

Muchos tutores al notar una personalidad introvertida o insegura en el alumno

normalista dudan en dejar la batuta totalmente, pretextando que quieren dar

tiempo a que el alumno practicante se ambiente o gane seguridad, así que les

proponen una participación parcial o limitada a ciertos minutos o partes de la clase.

Lo anterior, los hace aprender de la práctica a partir de la observación al otro, pero

les cuesta trabajo resignificar la propia. Por ende su conocimiento de la práctica no

se desprende de la propia sino de la del tutor, quien termina imponiendo estilos de

enseñanza y formas de trabajo ante los cuales el futuro maestro se entrega.

La interacción asesor-alumno en formación

Los criterios que los alumnos tienen para elegir a su asesor por lo general están

relacionados con el número de años de experiencia y la reputación que éste ha

ganado en la escuela formadora, no obstante, también pueden influir vínculos de

orden afectivo o razones que no tienen nada que ver con lo anterior como una

asignación impuesta o un interés por trabajar con el asesor más flexible o más

“blando”.

La relación de un alumno normalista de inglés con su asesor da inicio tres meses

antes de terminar el sexto semestre. Es entonces cuando éste elige asesor y se

entrevista con él para juntos decidir sobre la escuela secundaria donde realizarán

las prácticas pedagógicas de 7º y 8º semestres. Es entonces cuando también eligen

al tutor y se presentan oficialmente ante las autoridades de la escuela para

gestionar el permiso de realizar las prácticas profesionales de los últimos dos

semestres: 7º y 8º.

Son diversos los criterios que el alumno normalista toma para la selección del

asesor, pero al final pesa más la confianza y los niveles de flexibilidad que le

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puedan ofrecer que quizá algún otro criterio como el prestigio o experiencia en

cierto tema.

“Pues realmente como mi tema abarca muchísimas, muchísimas partes, muchísimos aspectos podría pensar a lo mejor en una pedagoga o asesoramiento de un psicólogo…yo necesitaba un poquito más de libertad y pienso que mi asesora me lo dio… me brindó mucho apoyo, me dio una guía y la verdad ya hasta el final me dio toda la dirección de cómo se debía bajar, aterrizar la documentación, todo lo que yo tenía (GJ(1)260507).”

Una vez que han elegido al asesor, éste último presenta un plan de trabajo para las

actividades que los alumnos en formación realizarán durante los dos últimos

semestres, en torno a sus prácticas docentes, servicio social y elaboración del

documento recepcional. Aunque el interés de los alumnos no siempre se presenta

en este orden. Para ellos es mucho más importante la elaboración del documento

recepcional por ser requisito indispensable para la titulación y la garantía de una

posible contratación por parte de autoridades de la SEP.

También ponen mucha atención a todas aquellas reglas y recomendaciones que se

les dan, en un esfuerzo por vincular experiencias del pasado con lo que aún

desconocen. Muchos alumnos incluso sugieren regresar a las escuelas donde ya

habían practicado porque es un ambiente familiar y cómodo. Algunos incluso ya

sostienen una relación estrecha construida en prácticas previas con el posible tutor.

Nuevamente, el alumno para este último año busca tener las menos sorpresas

posibles. Quiere anticipar basado en la experiencia los posibles retos que implique

el trabajo docente del último año.

Ya en las sesiones de trabajo, cuando el asesor y el alumno comienzan a trabajar

juntos y a organizar las actividades que se realizarán durante las prácticas

docentes, las interacciones y orientaciones de la clase giran en torno a una

constante negociación de significados con respecto a la práctica y sus dimensiones.

Por ejemplo, una de las primeras negociaciones surge en la etapa de la

planificación, donde se discute la elaboración de ciertos documentos que de

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entrada, tanto el asesor como el estudiante maestro parten de distintos

significados, según la experiencia y el posicionamiento teórico que se tenga.

La siguiente es una actividad que realizó un asesor del último año con sus alumnos

normalistas para intentar negociar significados con éstos en torno a ciertos

elementos. A continuación se muestra la tabla que elaboró una de sus alumnas

normalistas al final de la clase y que resume los puntos que requirieron negociarse:

Concepto Significado del asesor Significado del alumno normalista

Plan de clase Actividades a realizar en clase, útil para el seguimiento y evaluación e instrumento que sirve para dar coherencia y cohesión entre si a la secuencia de actividades.

Formato que hay que llenar para tener organizada la forma de dar clase y con ello esperar una buena evolución de la clase.

Diseño de materiales Deben tener un objetivo o meta acorde con las necesidades e intereses de los alumnos. No sólo es la selección y adecuación de los mismos, deben ser parte de las experiencias significativas de los alumnos.

Necesarios para contextualizar las actividades en el aula y ser coherente con el enfoque de enseñanza. Hay que diseñarlos atractivos para atraer la atención de los alumnos.

Diario de clase Un instrumento de análisis sobre los elementos y relaciones que se dan en el aula para complejizarlas y reflexionar sobre todas sus aristas.

Cuaderno donde se narran los eventos que suceden y se observan en el aula.

Plan de trabajo Un ejercicio de anticipación y búsqueda de soluciones a posibles retos o problemas que puedan surgir. La puesta de un escenario que proyecta problemáticas y propuestas de solución.

La descripción formal de las actividades a realizar en la escuela secundaria para que los directivos y tutores estén al tanto de las actividades que ahí realizaremos.

Lista de grupos Útil para llevar un control adecuado de aspectos tales como asistencia, participación y evaluación, además de ser un instrumento de comparación y contraste cuantitativo y cualitativo –si se desean agregar rasgos de este corte- del desempeño tanto de los alumnos como del maestro.

Relación de nombres que corresponden a los alumnos que se utiliza para el pase de lista, anotación de participaciones, de los trabajos realizados y sus evaluaciones.

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En este cuadro de contraste, se puede observar los significados conferidos por parte

del alumno normalista y su asesor. Mientras el asesor multidimensiona los

dispositivos con que cuenta el maestro en el aula, los alumnos en formación

expresan un significado de experiencia aunado a un sentido común y comprensión

monolítica.

Esta es sólo una forma de señalar cómo a menudo el asesor y alumno normalista

parten de distintas concepciones. Esto no significa un problema si el asesor y

alumno negocian significados constantemente. Las experiencias de significado de

las prácticas docentes pueden llegar a ser una importante construcción o

deconstrucción de conocimiento si se contrasta con el pensamiento de los otros.

La relación alumno normalista-tutor

Los avances que se esperan en el desarrollo de competencias didácticas,

pedagógicas o reflexivas de los alumnos normalistas del último año parecen sufrir

trastornos al subsumirse a las prácticas cotidianas de la escuela secundaria. Muchos

de los sentidos que orientan sus acciones son impulsados en un principio por un

deseo de afiliación, ajuste, o complacencia hacia los mentores –ya sea del asesor o

tutor-, y les resulta difícil o cómodo mantener una postura o convicción de

enseñanza cuando la corriente parece ir en contra. Sólo si gozan de la confianza o

libertad de acción, éstos son capaces de significar y recrear una experiencia propia,

de lo contrario vivirán significando lo que otros han construido y poco significativa

será la experiencia de sí durante sus prácticas.

Los alumnos practicantes por lo general no eligen a su tutor o tutora, por lo general

es impuesto por el asesor o el director de la escuela donde se haya elegido

practicar, por tanto nada pueden hacer los alumnos normalistas al respecto, aunque

en ocasiones la suerte está de su lado y cuentan con tutores comprometidos y

comprensivos, como veremos a continuación:

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Asesora: …Si tuvieras que comenzar de nuevo el último año de la carrera…. ¿qué cambios le harías a la tutora?… ¿Seleccionarías a otra tutora o te quedarías con esta?

Ao. Normalista: …Con ella porque se tenía que cubrir un programa, entonces

aprendía con ella, nada más que de repente si me dejaba muchas responsabilidades: calificar exámenes, cuadernos y ella no hacía nada.”

…Estuvo bien ella porque ya la conocía. Trabajé y aprendí muchas cosas con ella. Otros maestros como que sí saben inglés, pero ésta sí es nativa y pues aprendí pronunciación, también pues fue agradable su forma de ser, su forma de trabajar y manejar a los alumnos, entonces yo aprendí.”

Asesor: ¿Qué aprendiste de ella? ¿Esa parte de ser sociable? Ao. Normalista: “Pues sí, ya que siempre es muy cariñosa con ellos. Les decía “¡Ay!

mis niños o cosas así. Yo también adopté de repente frases y a veces era sarcástico porque les decía: “A ver mis bebés” o cosas así. Por ese lado sí me agradó estar con ella.”

Asesor “O sea que, si tuvieras que elegir otra vez ¿la elegirías a ella?” Ao. Normalista: Sí, además tal vez por un poquito de comodidad, porque no siempre

me pedía planes de clase o si le decía, sabes que hoy no quiero hacer nada, me decía que les pusiera una película y me indicaba que hicieran esto o aquello. Entonces era eso, claro. También me ponía a trabajar (GJ(1)260507).

Como señala este alumno en formación, se sintió confiado y acompañado por la

tutora. Él se ubica en una posición similar al comentar que trabajaba “con” ella y

no bajo las órdenes o para ella, como sucede en otros casos. Por otro lado, le fue

positivo mantenerse bajo la seguridad que brinda un asesor comprensivo, flexible y

no impositivo. El peligro estaría en caer en la trampa de la comodidad o la

consecuencia ya que los futuros maestros podrían adoptar una actitud dependiente,

sin retos, irreflexiva, aunque la misma dinámica y demanda de las actividades

cotidianas constantemente los sacudan y desestabilicen. Es importante por ello que

sin importar la postura que el tutor tome ante el trabajo de práctica del futuro

docente, los practicantes tomen una postura crítica y busquen movilizarse para que

aprendan a resolver conflictos, generando así más y distintos aprendizajes.

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A menudo, nada es tan malo ni tan bueno en la relación que establece el tutor y el

alumno normalistas, aunque a veces se considere que el tutor impone su criterio. El

mismo alumno normalista cae en ocasiones en la trampa de concederle a su tutor

todo el crédito en la realización de ciertas actividades que ellos no han aprendido a

hacer todavía, como en el se refiere a las estrategias de control de grupo y

organización de las actividades. Consideran que éstos son expertos en ese rubro e

incluso emulan el uso de algunos gestos u objetos que éstos emplean para controlar

a los estudiantes de secundaria. Entre los que más señalan son el uso del cuaderno,

la asignación de tareas extra como castigo o la esmerada organización y revisión del

mismo; la reacomodación de los alumnos en el espacio áulico es otra de las

acciones que el alumno cosifica como estrategia de control y disciplina preventiva.

En una entrevista que se realizó a uno de los tutores, éste menciona una estrategia

que la alumna normalista ha emulado de él:

Sí, mire yo tengo una técnica que –sabes-, me da resultado. Y creo que ella me imitó un poco y parece que sí nos está dando resultado. Cuando están muy inquietos, yo me quedo callado y me les quedo viendo a todos y no digo nada y entonces, se dan cuenta ellos y se callan. Ella también tiene la misma cosa de que no levanta la voz, pero sí se dirige a ciertas personas para que se den cuenta de que los estamos viendo. Y sí nos ha dado resultado (GT(1)111006).

De situaciones o eventos como los que aquí se narran, el alumno normalista

resignifica sus prácticas y si está convencido de la efectividad de éstas las

reproduce. Esto no es problema si el alumno aprende a reflexionar sobre ello, y

construye un pensamiento más holístico o práctico15 (Schön, 1987) que le

permitiera no sólo ver lo superficial de la práctica del docente experimentado, sino

en una forma global reconsiderar todos los elementos que aquí se conjuntan y le

permitan destacar lo que es eficiente o no en su enseñanza.

15 En Pérez Gómez, Ángel (s/a) “El pensamiento práctico del profesor: implicaciones en la formación del profesorado” (128-147).

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No obstante, sin esta reflexión, para el alumno normalista del último año es muy

fácil caer en la ilusión o engaño al significar hechos aislados de manera totalmente

positiva o negativa, sin guardar reservas, o sin comprenderlos o analizarlos

críticamente, como las situaciones que un par de alumnos describen a continuación:

“Al entrar al IF me dio gusto ver que no eran tantos alumnos, ya que de esta manera sería más fácil trabajar.” (GAT(2)260907).

“Los salones de 2° y 3° también son grupos pequeños, se puede trabajar bien con ellos, y los salones son muy amplios.” (GR(2)250907).

En particular estas dos apreciaciones con respecto al prejuicio que existe sobre los

grupos numerosos resultaron equivocadas pues al paso de los meses, aún

conservando las mismas condiciones que señalaron en sus observaciones iniciales y

que se muestran arriba, enfrentaron eventualmente problemas serios de disciplina,

denotando que su primera impresión se construyó a partir de las experiencias o

prejuicios de otros.

Otro elemento que causa una ilusión temprana es la primera impresión que

obtienen del contexto de la escuela, que también a la larga no coincide más con la

realidad. Llegar a cosificaciones de significado de un entorno sin una previa

participación social junto con los actores de la comunidad, implica en el futuro

profesor el riesgo de dejar de lado algunos elementos que puedan parecer

inconexos o bien dejarse llevar por prejuicios propios o ajenos.

En resumen, los alumnos del último año son muy dados a significar sin considerar la

participación en lo que a las relaciones con los alumnos, los tutores y sus asesores

se refiere. La característica de “doble filo” en una temprana cosificación de

significados puede traer consigo la evocación soñadora, la interpretación fácil, o los

prejuicios sin reflexionar las experiencias vividas desde otros ángulos.

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Significados ligados a las prácticas

El uso del inglés en el aula ha sido una discusión acalorada entre los teóricos y los

profesores de inglés. Mientras los primeros sostienen que para la adquisición de una

lengua se requieren métodos donde se dé una mayor inmersión en el idioma, los

profesores de inglés de secundaria sostienen que esto no es posible por las

condiciones dadas en el aula.

En los primeros semestres de formación inicial del futuro profesor de inglés, cuando

los alumnos asisten a la escuela secundaria para realizar observaciones, éstos así

como los mismos formadores de maestros de inglés suelen criticar de manera a

priori y muy severamente el hecho de que los profesores usen español cuando su

asignatura es inglés.

Más tarde estos mismos alumnos que están a punto de convertirse en maestros

cambian su postura y comienzan a emplear español, hecho que antes criticaban. La

pregunta es ¿por qué los profesores de inglés de nivel secundaria no pueden

mantener un discurso totalmente en inglés durante la clase? ¿Por qué el alumno que

a continuación se describe en una de sus prácticas y quien en clases teóricas

defiende el enfoque comunicativo no hace un esfuerzo por evitar el uso de la

traducción y del español en su aula?

Uriel daba instrucciones a los alumnos. Les había repartido una fotocopia y les explicaba que tenían que encontrar las palabras de la columna izquierda en la sopa de letras. Estas órdenes las dio en inglés,... [Uriel es uno de los practicantes normalistas que utiliza más inglés en clase]… pero después de dar la instrucción traduce lo que dijo (NDO(1)201006)”

Dewey (1949) en su obra “el arte como experiencia” hace una distinción entre lo

estético y lo artístico, entre hacer y padecer. El señala que la perfección en la

ejecución no puede ser medida o definida en términos de ejecución porque está

también ese otro lado, el que implica a aquellos que perciben y gozan el producto

ejecutado. En una analogía entre el arte y la experiencia, este autor nos dice que

para que el arte sea estético tiene que haber una relación entre hacer y padecer

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(p. 44). Tal vez Uriel, en este caso, en el hacer y padecer el uso del inglés en el

aula, decidió traducir las instrucciones y lo que dice en inglés y de este modo

transgredir uno de los principios del enfoque de enseñanza oficial para secundarias.

Es esta acción quizá una nueva forma en que Uriel entiende la enseñanza del inglés

en secundaria.

Brenda es otra alumna que lleva a cabo sus prácticas docentes del último año.

Como Uriel, veremos que ambos jóvenes, futuros profesores de inglés, ven

frustrados sus intentos de hacer uso del idioma extranjero en un 100% en clase.

Como dice Dewey, la experiencia no es significativa si no se padece. Entonces,

derivado de esta experiencia podemos entender las acciones que muchos profesores

y alumnos profesores realizan en el aula y que a menudo no concuerda con lo que el

currículo demanda, sin embargo, “dadas las condiciones” resulta adecuado.

Al terminar de escuchar el audio, Brenda –la practicante normalista- comienza a pedir a los alumnos las respuestas que escribieron en el libro de texto, pero éstos no responden, aunque hay un gran murmullo. Ella levanta la voz para que la escuchen, pero los alumnos no le hacen mucho caso. Finalmente, menciona el nombre de Josué y le pregunta: Brenda: “Josué. Which one is an e-mail address?” Josué: No sé. Brenda repite la pregunta pero en español y entonces todos los alumnos responden en coro. Entonces, Brenda ya en español les pide que, por favor, escriban eso en su libro (NDU(1)111006).

Una de las más severas críticas que se ha hecho a la implementación del enfoque

comunicativo aplicado en secundaria no es el enfoque en sí, sino el que los

maestros de secundaria no logren que sus alumnos hablen inglés en tres años de

estudio. Los futuros profesores destacan otros problemas que van más allá de la

metodología que implementa un profesor en el aula.

Ao. Normalista: Pues realmente aprender a hablar inglés, no creo que se pueda en

secundaria. Es un proceso que se tiene que empezar desde antes de llegar a este nivel y si se le deba dar una continuidad. El tiempo es muy breve, yo creo que se necesita -sobre todo por las características de aprender un idioma, no solamente el inglés- que sea una práctica constante que

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realmente yo creo que hasta si fueran los cinco días a la semana sería el tiempo insuficiente. Se necesita estarlo practicando siempre, siempre, siempre. Las matemáticas son difíciles pero se pueden aprender las fórmulas, cosa que no se puede hacer con el inglés. Con el inglés uno realmente tiene que manejar -tal vez- como las matemáticas la fórmula, pero aparte se tiene que saber que es lo que está tratando de decir el alumno, cuáles son las variantes de estas fórmulas, cuáles son los motivantes, para que se exprese de tal forma; entonces, entran muchísimas cosas.” (GL(2)020507).

Desde la perspectiva de la misma práctica, ésta es un importante catalizador y

potencial promotor de la reflexión, salvo cuando se llega muy rápido a un

significado y ya no hay negociación entre la experiencia y la acción, o cuando ya no

responde a una experiencia de doble cara. Es decir cuando pierde lo estético y ya

no representa una acción cualitativamente sentida. Si esto es así, ¿qué pasará con

Brenda y Uriel cuando la experiencia de significado pase a ser una simple rutina

mecánica? ¿Cuándo olviden mantener el flujo de la experiencia y simplemente la

subsuman a una inercia de prácticas no reflexionadas y sin significado?

Cuando los alumnos normalistas reflexionan sobre su participación en el aula (su

acción o falta de ésta), esta acción los obliga a detenerse a pensar en un

significado. Wenger asegura que una cosificación de significado sobre una

experiencia puede llevar a una prematura estabilidad, certidumbre o balance sobre

la participación social y realización de la empresa.

Asesor: Vi que realizaste con tus alumnos dos actividades comunicativas en clase, ¿las considerarás como las “prácticas sociales” que señala el nuevo Plan de Estudios de la RES?

Aa. normalista: Sí y no. Sí, porque los alumnos interactuaron entre sí. No, porque yo les di

los papelitos y ellos tenían que seguir los modelos que les indiqué, de tal modo que los ejercicios fueron controlados. Sería diferente si las actividades hubieran salido de ellos. Si ellos hubieran escrito sobre sus gustos (GM(1)160207).

En el balance que la alumna hace de la actividad que realizó a la luz de una noción

metodológica, la alumna reflexiona sobre lo que hizo falta para hacer que dicha

práctica cumpliera con ciertos aspectos que marca un modelo de enseñanza. Esto

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da cuenta de una construcción de conocimiento a partir de la reconstrucción de la

práctica y del significado que atribuye.

Otro conocimiento que la misma alumna recapitula es el del control de la disciplina

en el aula a través de ciertos mecanismos que emplea para considerar y evaluar la

participación.

Asesor: ¿Cómo asignas la participación? Aa. normalista: Bueno, pues en este periodo les pedí que trajeran una tarjeta. Porque el

periodo pasado me cansé mucho revisando los cuadernos y contando los sellos. Ahora les pido una tarjeta bibliográfica y en un lado de la tarjeta anoto las participaciones orales en clase y abajo viene lo del baño. En el otro lado vienen las tareas y las actividades en clase, aunque también les sello en el cuaderno. Esta es una forma más rápida y mejor de controlarlos (GM(1)160207).

Para esta futura profesora, el registro de participaciones en una tarjeta se ha

convertido en una forma de mantener la disciplina del grupo. Incluso, como ella

menciona, en esta tarjeta se controla las salidas al baño de los alumnos. En este

caso, la participación como un dispositivo de evaluación de los aprendizajes ha

perdido el significado didáctico que tenía y al concentrarse sólo en la acción ha

adquirido un nuevo significado: de supervisión y vigilancia.

Una experiencia que lleva a una acción y ésta lleva a otra experiencia reelaborada

a través del tamiz de los dos primeros elementos, nos conduce en cierto momento a

la creación de un significado ya no individual sino colectivo o de estereotipos. Si

definimos “estereotipo” encontraremos que es una “idea o imagen aceptada por la

mayoría como patrón o modelo de cualidades o de conducta”. El peligro de los

modelos o estereotipos es que la experiencia última pierde su valor estético por ser

parte de una cosificación temprana que pudo ya no ser revalorada a la luz de la

acción y de la nueva experiencia. Por ello, se da por sentada como verdad absoluta

y rara vez se cuestiona, hasta que se tiene una experiencia que demuestre lo

contrario.

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Al respecto, los profesores con experiencia, titulares de los grupos, suelen hablar

de “su experiencia” y “fosilizarse” en sus ideas, imponiéndolas en los jóvenes

profesores quienes llegan a aceptarlo y a creerlo como única solución. No obstante,

un choque o descrédito de la misma experiencia suele surgir cuando el practicante

normalista observa que su experiencia es totalmente distinta a la que si mismo u

otro clama. En este caso, la ilusión que da el significado pierde valor y surge el

escepticismo. Pero también puede suceder lo contrario si una solución plausible a

una problemática es el resultado de una experiencia cruzada por una acción

certera.

Dewey (1946) señala que “en una experiencia de pensamiento las premisas surgen

cuando se hace manifiesta una conclusión”, misma que no está separada o es

independiente de un proceso sino más bien es la consumación de dicho movimiento

(p. 36).

En esta breve recapitulación de las acciones de los normalistas y los significados

que les confieren ya sea por la mediación de la experiencia y la acción o la acción y

la experiencia, o bien por la experiencia resultado de una previa experiencia y

acción, emerge un significado latente y es el de una práctica docente preocupada

por el control y la receptividad del alumno y no por una enfocada en el alumno y en

su autonomía.

Significados a partir de los instrumentos de la práctica

El profesor, al igual que cualquier otro profesionista, hace uso de herramientas o

instrumentos con los cuales llevar a cabo su labor. De manera convencional

pensaríamos que las herramientas básicas del profesor son el libro de textos, el

marcador y el pizarrón. No obstante, para un futuro profesor de inglés hay muchos

más elementos que lo distinguen como el “teacher” o la “miss” de la escuela

secundaria.

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Estos instrumentos que otorgan identidad y distinguen al maestro y, en particular,

al alumno maestro de inglés, cuando los chicos lo ven acercarse por los pasillos son:

el reproductor de audio, los carteles con imágenes, el paquete de fotocopias y la

bolsa de libros o portafolio que contiene valiosos utensilios para llevar a cabo la

clase de inglés: como el sello para las participaciones, los marcadores de diferente

color, el pritt tack o cinta adhesiva, las láminas y carteles, las listas de asistencia,

el borrador y, en caso de que algo falle, la pelota de goma o el muñeco de peluche

para llevar a cabo algún plan B que haya ideado. Los practicantes más actualizados

llevan consigo sus lap tops en un despliegue de modernidad y competencia, aunque

muchas escuelas secundarias no están listas todavía para lidiar con esta tecnología.

El adolescente de secundaria, por su parte, es capaz de predecir el tipo de clase

que tendrá con sólo ver llegar al practicante de inglés, incluso si lo ve cargar ese

día la grabadora se apresura a preguntarle el tipo de canción que les pondrá.

Lo cierto es que el alumno-maestro llega equipado al aula de inglés con, por lo

menos, una actividad que requiere del uso de algún material o recurso que piensa

será del agrado de sus alumnos o que podrá emplear como actividad “extra” o de

“relleno” en caso de que la clase termine antes o suceda algo que le obligue a

cambiar lo planificado.

Antes de una cuidadosa elaboración del plan de clase, los futuros profesores de

inglés se preocupan por los materiales y en ello va el gusto por poner el “toque”

personal, ya sea un símbolo, color, o rúbrica que define al practicante. Cada

instrumento que cuidadosamente seleccionan para su práctica conlleva un

significado distinto además de hacer su clase más interesante o efectiva, o el de

poner un “sello” personal que lo identifique como profesor de inglés. Para muchos

implica simplemente “LA” forma de enseñar.

Para la siguiente actividad, (la alumna practicante) reparte a algunos alumnos una hoja de papel de colores con el nombre escrito de la profesión u oficio y les pide que pasen al frente y peguen la tira de papel. En la parte de atrás del papel pone pritt tack para que los peguen. [En la mesa tiene todos los materiales que requiere: el sello, la cajita con esta especie de plastilina que pega, la bolsa con los dibujos y las tarjetas de participación. Una

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lista del grupo con las calificaciones y otra lista para los retardos. Esta última no se mueve de la mesa. Está ahí para que los maestros reporten a aquellos alumnos que se portan mal] (NDM(1)131006).

Por otro lado, resultaría impensable para el practicante o para el mismo formador

de profesores observar una clase sin el uso de ellos. También los alumnos de

secundaria se sentirían confundidos si ven llegar al practicante de inglés con sólo un

marcador o borrador, pues están acostumbrados a verlos entrar con algo más que

estos objetos comunes. Lo confundirían quizá con algún profesor ya en servicio o

algún visitante.

Lo cierto es que los recursos materiales y equipo que el alumno maestro emplea son

significados de una posesión o dominio de conocimiento, de cuidadosa planificación

o como instrumento de participación y evaluación del aprendizaje, como veremos

en el fragmento de la siguiente clase observada:

Me dijo (el alumno practicante) que todas las actividades realizadas en clase, así como tareas y trabajos especiales, además de exámenes, se evalúan con sellos. Al mostrarme el cuaderno, observé dos tipos de sellos: uno del tutor que sólo tenía el nombre de este profesor y otro del practicante que tenía la forma de un pingüino. El cuaderno de la alumna estaba sellado en todas las hojas [El alumno normalista me comentó que para inglés y en especial, para segundo año, esta técnica de sellos es muy buena porque promueve la participación]. Continuó explicándome que al final del periodo contaban los sellos que se habían otorgado y que del total sacaban una especie de tabla o “escala” para otorgar la calificación. Que, por ejemplo, el examen valía 10 sellos. Si el alumno sacaba 8 de calificación, le ponían ocho sellos, pero que no valían esos sellos hasta que no trajeran el examen firmado por el padre de familia. Si no lo traían firmado, no contaban los sellos que obtuvieron en el examen. Por el contrario, si lo traían firmado, contaban los sellos del examen y le agregaban tres sellos que les asignaba por traerlo firmado. En total, el examen tenía un valor máximo de 13 sellos. Esto último lo hacían con la finalidad de que los padres estuvieran enterados de las calificaciones de sus hijos... “En ese momento, me señaló hacía el pizarrón y observé la escala a la que se refería. La escala era la siguiente: 71-62 sellos = 10 61-52 sellos = 9 51-42 sellos = 8 41-32 sellos = 7 31-22 sellos = 6

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21-12 sellos = 5 Esta misma escala estaba acompañada de la siguiente leyenda: Durante este tercer periodo se otorgaron un máximo de 71 sellos, de los cuáles obtuve: ______ sellos por examen ______ sellos por tareas y trabajos ______ sellos por participación Los alumnos, habían copiado este texto en sus cuadernos, anotado el número de sellos obtenidos y traducido a una calificación, además de un punto extra en este periodo por un proyecto especial que habían hecho con el profesor. La alumna cuyo cuaderno estaba revisando había anotado sus participaciones. El total de sus participaciones le daba un calificación de 8, más el punto extra por el proyecto especial le daba una calificación final de 9.. (NDL(1)250107).

En este caso, el sello tiene un valor y presencia indiscutible en el aula. En una

negociación de significado con los alumnos de secundaria, éste connota un modelo

de eficacia y de norma escrita: el número de sellos significa para el estudiante de

secundaria el trabajo arduo y éxito en la clase. Dewey señalaba que “el objetivo

central de las escuelas es preparar a los ciudadanos para funcionar eficazmente en

una sociedad democrática, por tanto las aulas deben ser medios que proporcionen

oportunidades a los estudiantes para aprender las habilidades propias de la

condición de ciudadanos democráticos” (en Wittrock, 1990: 70).

No obstante, para el alumno maestro que llega con ideas progresistas de la escuela

formadora, el significado del sello es en un principio el de trabajo excesivo y que no

va muy acorde con su filosofía de enseñanza, pero al que tiene que adaptarse

porque es un sistema que el tutor ya tenía:

Asesor: ¿Mantienes el entusiasmo de la participación todo el tiempo con la técnica de los sellos?”

Ao. Normalista: Varía mucho, aunque regularmente es de esta forma porque también lo

hacen con el tutor. Desde antes así lo hacen. Es conductismo, así los tenemos, ni modo.”

Para Heller, un rol estereotipado significa un simple papel en una puesta en escena:

“Cuanto más se estereotipan las funciones del rol, tanto menos puede “crecer” el

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hombre hasta la altura de su misión histórica, tanto más infantil permanece”. En el

deber-ser –nos señala- se encuentra la trampa que limita la autonomía, “la

posibilidad de elegir… la libertad del hombre” (p. 132-133).

Heller nos recuerda que una actitud así representa mera adaptación y la relación

del hombre con su obligación, por lo tanto para el alumno maestro el uso de

recursos y materiales es simplemente la “reafirmación del rol”.

En estos tres apartados, hemos discutido algunas formas de negociación de

significados que tiene lugar en los practicantes de inglés del último año de

formación inicial, donde cierta experiencia, práctica o uso de instrumentos los hace

reinterpretar, ampliar, desviar o modificar un cierto sentido o conceptualización ya

internalizada.

El último año de formación inicial es un escenario donde se cosifican nuevos y

temporales significados mismos que sin la debida reflexión o mirada sistémica

compleja podría provocar que el futuro maestro se vuelva un consumidor de

modelos, que interprete el conflicto –como nos dice Heller- como “defectos de

organización” o “perturbaciones funcionales”. En la medida en que se busque

formar un profesor reflexivo o emancipado, será importante identificar en el

quehacer cotidiano los momentos o experiencias de significados para señalarles que

es valido disentir o recusar las reglas de los juegos establecidos en aras de una

identidad plena, convincente y convencida de su nuevo rol.

2.3 Las prácticas sociales vistas a través de la práctica docente

Wenger (2001) nos dice que analizar una estructura desde una teoría social implica

hacerlo desde cuatro vertientes: las teorías de la estructura social, que destacan

principalmente los sistemas culturales vistos desde las instituciones, las normas y

las reglas; las teorías de la experiencia situada, que privilegian la dinámica de la

existencia cotidiana, la improvisación y la coordinación entre otros y destacan la

agencia y las intenciones desde las relaciones interactivas de las personas con su

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entorno; las teorías de la práctica social, que abordan la producción y reproducción

de las maneras concretas de participar en el mundo; y, las teorías de la identidad,

que se ocupan de la formación social de las personas, que intenta comprenderlas

desde relaciones complejas de mutua constitución de grupos e individuos (p. 30-

33).

Lo anterior inevitablemente nos lleva a considerar el significado de las prácticas

pedagógicas del último año desde ángulos distintos, en este caso dentro del

carácter social y negociado de lo explícito y lo tácito. En una comunidad de

práctica, un sujeto que participa en cierta empresa actúa en consecuencia para el

logro de esta meta al mismo tiempo que interacciona con los demás y con el

mundo. Al ajustar sus prácticas para el logro de tales aprende y de este aprendizaje

surge una forma de afiliación a la comunidad con la que realizó tales prácticas.

Las comunidades de práctica nos permiten interaccionar con los demás y con el

mundo, ajustarnos a estas relaciones y de aquí aprender otras prácticas que

reflejan la búsqueda del logro en nuestras metas y de las relaciones sociales que las

acompañan. Estas prácticas son particulares de un tipo de comunidad creada y

entonces tiene sentido llamarles comunidades de práctica porque su intención es

sostener una meta compartida.

Wenger (2001) afirma que el término comunidades de práctica es un concepto

familiar, informal y a su vez omnipresente. Forma parte de nuestra vida diaria y se

origina en la afiliación a grupos, ya sea en casa, en el trabajo o en la escuela. Es en

el seno de estas comunidades donde mediante las propias prácticas, rutinas,

artefactos, símbolos, convenciones, historias y relatos surge el aprendizaje más

transformador. Como instrumento de pensamiento, esta noción nos da la

oportunidad de ampliar intuiciones; ya sea expandirlas o profundizarlas para

examinarlas o volverlas a plantear y así arrojar nueva luz.

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Es el caso para los futuros profesores de inglés, cuando llegan al último año de su

carrera, que su inserción en este contexto implica cambios de “ajuste” tanto en la

apariencia física como también en su conducta y costumbres. El estar en contacto

con jóvenes adolescentes les obliga a adoptar roles mucho más formales que los de

su propia edad y a eliminar u ocultar todo rastro de “piercing” o tatuaje, si es que

los tienen.

Durante las prácticas pedagógicas también se espera que vistan de manera más

formal -en el mejor de los casos que porten un traje de tono azul marino o negro

con camisa o blusa blanca, a manera de uniforme, y en el caso del sexo masculino,

una corbata- Además, que los hombres usen el cabello corto y las mujeres vistan

ropa no muy entallada y, si es falda, no muy corta. De lo contrario, podría ser

rechazada, condicionada o prejuiciada su solicitud de práctica en la escuela

secundaria por las autoridades educativas del plantel.

Tanto los practicantes como los mismos actores que trabajan en la escuela

secundaria aceptan que la estructura del sistema educativo de secundaria, junto

con sus normas y reglas, corresponde a una de principios del siglo pasado y los

actores que se encuentran interactuando en ella son sujetos del siglo XXI, lo cual

lleva a estos sujetos a vivir incongruencias; sin embargo, no hacen nada por

cambiar y continúan apegados a las tradiciones y reproducciones sociales de

antaño.

En consecuencia, el practicante normalista debe sufrir algunos cambios en su

conducta y aspecto si desea no “tener problemas” con otros profesores o directores

de la “vieja ola” durante el año escolar; lo sorprendente es que muchos al finalizar

el ciclo escolar quedan ciertos de que ésta es la imagen del profesor de secundaria

y para entonces, ya cuentan con el guardarropa apropiado y han aprendido a

simular en su juvenil semblante un rictus de severidad para convencer a los alumnos

de su rol.

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Incluso, de los saberes que pasan de generación en generación entre ellos, está la

idea de que es mejor comportarse muy estrictos con los alumnos los primeros

meses, aunque después el profesor se muestre más comprensivo.

En su libro “Comunidades de Práctica. Aprendizaje, significado e identidad”,

Etienne Wenger (2001) asegura que el sentido de aprendizaje no puede ser una

actividad aislada o separada, sino en colectivo. Se da continuamente, nos guste o

no lo que se produzca con éste aprendizaje, no importa si con él reproducimos el

pasado o nos deshacemos de él. Incluso dejar de aprender -señala- supone aprender

otra cosa en su lugar (p. 25).

Como leímos, el concepto de comunidades de práctica hace referencia al grupo de

actores que se encuentra en un contexto dado, a las acciones y formas de

comportarse de éstos, que crean sentido para quienes aquí se mueven mas no para

quienes recién se insertan.

Los formadores de docentes a menudo piensan que los alumnos del último año se

contaminan en la escuela secundaria de prácticas poco didácticas y retrógradas, y

que al pasar largas temporadas en este ambiente pierden la motivación y frescura.

Que aprenden en la escuela secundaria a “regañar” a los alumnos en lugar de

“dialogar”; a “mostrar” indiferencia ante situaciones de discriminación o inequidad

en lugar de comprometerse y buscar cambios; a “demandar” la atención mediante

dispositivos de control como “el papelito” de participación o la tarjeta de control

en lugar de buscar otros medios para motivar la participación, o bien, a “revisar”

tareas y cuadernos durante las clases, en lugar de aprovechar el breve tiempo de

clases para una mayor exposición a la lengua extranjera.

A diferencia de lo que los asesores piensan, los alumnos normalistas por su parte,

encuentran sentido en las anteriores prácticas y en ocasiones no sólo las reproducen

sino que les dan un toque personal o más actualizado. Wenger menciona que dentro

de una comunidad de práctica se reconocen ciertos procedimientos y otros no. En la

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escuela secundaria, las prácticas que aquí se realizan obedecen a una razón y

quienes no están insertos en el contexto suelen cuestionarlas o encontrarlas

inadecuadas, por ello, eventualmente los futuros profesores al ajustarse al lugar

donde realizan su práctica terminan comulgando con las acciones que llevan a cabo

sus tutores en el aula e incluso las justifican.

También, en las comunidades de práctica los alumnos amplían su rango de acción,

es decir, de práctica a otros espacios y al salir del aula se dan cuenta que existen

otros actores con quienes interactuar y hacer acuerdos, de otro modo la labor

docente puede verse obstaculizada.

Asesora: ¿Qué momento que hayas vivido en la escuela secundaria fue de mayor conflicto y te llevó a una reflexión?

Ao. Normalista: La semana del inglés que hicimos. Durante un mes anterior yo había

entregado un oficio, había hablado, fuimos los 3, usted, la maestra y yo a hablar con la maestra directora para que nos diera permiso, se entregó el oficio, la maestra aún no estaba muy convencida de lo que se iba a hacer en la semana, lo que involucraba, etc. Se lleva a cabo estas actividades y el día martes vemos que en hojas de papel de cuaderno esta anotado que los chicos de la ESEF -practicantes de educación física también iban a hacer lo mismo. Entonces, pues sí, de cierta manera nos dio coraje. Decía la maestra tutora que en cierto modo estaban saboteando nuestro trabajo y se veía la diferencia entre un trabajo bien planeado que era el nuestro al suyo que era totalmente improvisado, esto pues causó molestia. Al principio me molesté y dije: bueno, cómo es posible que a ellos tan rápido les hayan dado permiso y yo estaba batallando para que me lo dieran. Después entendí o la reflexión que me llevo es que el maestro subdirector era egresado de la ESEF y que se llevaba muy bien con los muchachos y que una de ellas era hija de una secretaria de la escuela y por eso se dio más fácil estas cosas, y sí me molestó (NDMC(3)090307).

En este caso, el alumno descubre que hay pautas de interacción distintas y esto le

causa cierta molestia. Como dice Pérez Gómez (1995), el alumno pasa de un estado

ingenuo a uno crítico (en Sanjurjo, 2002: 29). Por lo tanto, no es extraño que los

alumnos normalistas en este último año ajusten su manera de interactuar con los

sujetos, así como su conocimiento a las condiciones que les aporta el contexto,

implicando con ello otros aprendizajes. Al interaccionar con los demás y con el

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mundo nos ajustamos a las condiciones y esto implica un aprendizaje que

desemboca en prácticas que reflejan la búsqueda del logro de ciertas metas y de las

relaciones sociales que las acompañan. Es decir, alcanzar metas compartida.

Los alumnos por ejemplo comentan que los aprendizajes que les deja la escuela

secundaria tienen que ver con el control de la disciplina, el planificar de manera

secuenciada y el trabajo con los padres de familia.

Ao. Normalista “Aprendí de la escuela secundaria la organización, también un poquito de disciplina porque en la escuela secundaria pues uno tiene que llevar una…, uno también ya no tiene que dar temas, digamos separados, si no tiene que llevar una secuencia, entonces eso no lo habíamos experimentado en otros semestres, entonces esa parte. Aparte, también, cómo tratar a los padres de familia; por ejemplo en este año tuve mi junta con padres de familia y entonces son algunas cosas que pues se tuvo que llevar a cabo y que pues se experimentaron solamente en estos últimos semestres (GO(1)290507).

La práctica del último año les confiere a los sujetos en formación una visión de si

mismos en un continuo, inserto en una estructura social y con la responsabilidad de

formar otros sujetos.

Con la revisión de la teoría, el aprendizaje puede estar mediado por diferentes

elementos, tales como: la acción, el pensamiento, el sentimiento, el valor, las

formas colectivas de entender un contexto histórico y cultural de una cierta

actividad localizada, interesada, conflictiva y significativa (Chaiklin y Lavé, 1996:

19). El aprendizaje en comunidades de práctica es mediado por las diferencias de

perspectiva entre los coparticipantes y está presente en todas las actividades, por

tanto implica siempre cambios en el conocimiento y la acción y por ende en la

práctica.

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CAPÍTULO 3. EL PAPEL DE LA REFLEXIÓN EN LAS PRÁCTICAS DOCENTES

“…comprender el presente a través de un rastreo del pasado.”

María Cristina Davini

El término “reflexión” ha venido popularizándose en los últimos años, pero nunca

como hasta ahora que se escucha con frecuencia en la boca de profesores,

formadores de profesores y alumnos en formación docente. En el imaginario

colectivo, el ser un profesor reflexivo parece conceder al profesional educativo un

plus, una cualidad que le permite no sólo resolver problemas sino que le hace más

sabio y más creativo.

No obstante, en diversas investigaciones realizadas sobre programas de formación

docente que aplican estrategias de reflexión, se ha encontrado que existen ciertas

barreras que impiden alcanzar las metas esperadas, especialmente en las

concepciones que tienen los sujetos de la misma y en los ambientes donde se

desarrollan.

Hatton y Smith (1994) señalan que hay cuatro obstáculos principales en el

desarrollo de programas de esta naturaleza. La primera yace en la división de

tareas que la racionalidad técnica ha impuesto entre el investigador y el maestro,

ya que del investigador se espera la indagación, el cuestionamiento, y la reflexión,

mientras que del profesor el dominio de conocimientos que le posibiliten un trabajo

sistemático y buen uso de técnicas y medios que le faciliten la enseñanza. Un

profesor que duda o se cuestiona bajo un modelo de eficiencia sería considerado un

rasgo de incompetencia.

No obstante, un proceso reflexivo permite darnos cuenta de nuestras acciones, de

la diversidad de condicionantes que las determinan y posibilitan, establecer una

relación entre la teoría y la práctica, el pensamiento y la acción (Sanjurjo, 2002:

25). Se ha observado que sin la reflexión los prejuicios y preconcepciones de los

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alumnos en formación a menudo son más fuertes y persisten en su enseñanza,

obturando la construcción de nuevos saberes.

Otra de las barreras a los que estos programas se han enfrentado es la falta de

tiempo y de oportunidades para desarrollar habilidades metacognitivas y de

metaenseñanza. Los alumnos en formación centran su atención en atender

necesidades prácticas e inmediatas y olvidan conectar estas necesidades a

contextos más amplios y a su conocimiento pedagógico base.

Relativamente asociado al primer caso, las respuestas de los alumnos hacia la

reflexión provocan sentimientos de vulnerabilidad y autoculpa. Para ello, se han

diseñado programas donde la reflexión no se hace individualmente sino en grupo

para obtener “apoyo crítico” de colegas o pares.

Por último, y quizá el obstáculo más difícil de atender, está relacionada con la

estructura e ideología de las escuelas. Por lo general, para una enseñanza reflexiva,

nos dice Hatton y Smith (1994: 37), hay que dejar de lado una educación

tradicionalista basada en “modelos” de prácticas, dejar de enfatizar el logro de

competencias y dejar de desconocer los conflictos ideológicos institucionales y

sociales que existen.

Ante la propuesta del nuevo programas de formación de profesores en México que

acoge con agrado estrategias y enfoques que promueven la reflexión en futuros

docentes, en este apartado se identifican algunos momentos de reflexión que los

futuros profesores generan de sus prácticas: procesos, formas y tipos que les

permite estructurar marcos de referencia y andamiajes en la construcción de sus

saberes e identidad docente, así como pensamientos crítico reflexivos que surgen

de la forma como creen podrían solucionar los problemas que enfrentan en su

práctica cotidiana.

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3.1 Tres tipos de orientación en el pensamiento reflexivo

Como leímos ya, el pensamiento puede estar conformado por ideas heredadas

(creencias), sugerencias, sensaciones automáticas e irreguladas, fantasías o

pasiones que nos provocan los eventos o las personas, pero si no nos llevan a una

conclusión, es decir, si las ideas no fluyen en secuencia y con secuencia, si las ideas

o sugerencias están desarticuladas y nos llevan a ningún lado, entonces este

pensamiento carecerá de una cualidad básica: la reflexividad (Dewey, 1989). No

obstante, la reflexión no está relacionada con el trabajo que realiza el maestro en

el aula, ya que la naturaleza de la práctica docente está ligada a la acción

instantánea y al tiempo presente inmediato y no a la búsqueda o al interés de

alcanzar propósitos académicos (Hatton & Smith, 1994: 36).

A lo largo de la historia, las sociedades han tomado posturas que han influido

profundamente en la forma de pensar de las personas y, por ende, en la forma de

reflexionar, conformando así prácticas sociales e identidades compartidas

agrupadas bajo ciertas tradiciones o paradigmas. De las ideas generadas por la

teoría crítica, y desarrolladas por autores como Habermas (1973) y Van Manen

(1977), se identificaron tres estadios en la reflexión que orientan propósitos

epistemológicos en la educación: el de la racionalidad técnica, el de la acción

práctica y el de la reflexión crítica. El primero hace referencia a una reflexión

instrumental que media en la acción. Aquí el propósito de reflexionar está ligado a

la consecución de una meta o fin inmediato mediante la aplicación del

conocimiento, además que se reflexiona en la acción. Aquí también encontramos

muy presente la dualidad teoría-práctica.

El segundo estadio se encuentra a un nivel hermenéutico-fenomenológico y su

principal interés está en la comprensión de la interacción con los individuos. Se

reflexiona a través del contexto y trata de comprender la naturaleza de la

experiencia que se vivió y del tipo de interacción que se dio en la acción. Este tipo

de reflexión, Schön lo distingue como reflexión sobre la acción.

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El último estadio se distingue de los otros por su nivel crítico-teórico. La reflexión

gira en torno a los supuestos que limitan o modelan la acción. La reflexión se da

también mediante el contexto pero en éste no se encuentra el sujeto reflexivo

aislado sino que en la reflexión participan otros sujetos. A este nivel de reflexión se

integran generalmente criterios morales y éticos y se da mediante la reconstrucción

de hechos ya acontecidos (Grimmett et. al., 1990).

En los escenarios político, económico, cultural y social se ha venido discutiendo la

necesidad de mejorar la educación debido a los sucesos de gran incertidumbre y

contradicción que se viven en la sociedad. José M. Esteve se cuestiona, por

ejemplo, el por qué con tantos avances tecnológicos y reingeniería de los sistemas

educativos, la profesión docente pierde prestigio ante la sociedad, también en

crisis. Él mismo responde que básicamente se debe a “una falta de visión de

conjunto de los nuevos retos que están apareciendo tras este profundo proceso de

transformación…” (en Castelán, 2007: 30). Tal problemática ha puesto en tela de

juicio las formas de enseñanza que se practican en el aula, entre ellas las formas

como se instruye a los futuros profesores. Es por esto que las autoridades

educativas, por su lado, han apostado casi todo a la conformación de nuevas

competencias en los profesores, entre éstas la de formar profesionales reflexivos

para arribar a verdaderos cambios.

Por otro lado, como Bruner (1997) señala en su ensayo Pedagogías del uso común,

no es suficiente determinar lo que piensan o hacen los alumnos sino conocer

algunas de sus razones para hacerlo o creencias acerca del mundo. Adaptando esta

idea a la formación inicial de profesores, pienso que no es suficiente observar a los

alumnos en formación y de esta mera acción determinar su nivel de competencia y

conocimiento, también es importante para un formador de docentes determinar las

ideas y suposiciones de donde parten los alumnos en formación para las prácticas

pedagógicas y cómo dichas creencias y supuestos se van modificando al tratar de

conciliarlos con la teoría que se desprende del saber pedagógico y de la realidad

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que enfrentan en la escuela secundaria al realizar sus prácticas pedagógicas del

último año, sin dejar de lado sus deseos, intenciones o concepciones muy

particulares como sujetos.

Si se lograra apreciar estos elementos imbricados en las prácticas pedagógicas de

los alumnos en formación, se aspiraría entonces a comprender algunos de los rasgos

de la compleja trama del tema de la formación docente y derivar de este

conocimiento una visión más significativa de la praxis del formador y del alumno en

formación, implícita en las formas de actuación y en los significados que de aquí se

desprenden.

3.2 Procesos de reflexión: caso de una reflexión instrumental

Coincido con Dewey cuando afirma que cualquier persona puede ser reflexiva;

simplemente la forma y calidad con que teja sus ideas en torno a un objeto o sujeto

posibilita que la reflexión sea un verdadero instrumento solucionador de problemas

y constructor de conocimiento o no.

El futuro maestro al momento de realizar sus prácticas del último año generalmente

parte de conocimientos, aprendizajes previos, pero también de creencias y

supuestos, mismos que van modificándose al tratar de conciliarlos con la realidad y

la teoría que se desprende del saber pedagógico. Lo anterior se confronta y se

tamiza por los deseos, las metas, las intenciones o concepciones muy particulares

de los sujetos.

Es así que si se piensan estos elementos en la forma de hilo conductor -como dice

Dewey- que permita dar sentido al hacer y dar significado a las experiencias en la

práctica, ganando con ello la posibilidad de poder objetivar la comprensión de lo

que ahí sucede o si se contrastan los hechos de la vida real con los saberes

pedagógicos, las creencias y las prácticas de una comunidad, entre otros, entonces

surge la posibilidad de que se presenten nuevos o diferentes estadios de

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comprensión que en consecuencia permitan la elaboración de otros conocimientos

que motivan la actuación y eventualmente la conformación de una identidad.

Con esta idea, se intentó reconstruir a partir de la narración de acciones de futuros

alumnos de la especialidad inglés diferentes momentos o niveles de reflexividad.

Parto de las coincidencias que encuentro entre los aportes que Dewey y Schön

hacen al respecto de las etapas de un proceso reflexivo y la lógica de pensamiento

en, de y sobre la acción elaboraron algunos de estos alumnos en torno a su práctica

docente. Con ello, se intenta dar cuenta de cómo la práctica puede ser el

detonador para alentar prácticas reflexivas intencionadas y no casuales ni causales.

Además de destacar el hecho de cómo la reflexión puede ser un elemento que

promueve la comprensión de la realidad y bien empleada y explotada potencializa

en la acción la conformación de propuestas didácticas que intentan comprender,

resolver y transformar problemáticas observadas en su práctica.

En el siguiente fragmento que fue grabado durante una conversación sostenida con

una alumna de la especialidad de inglés, se distinguen diferentes estados por los

que pasó una misma idea o sugerencia en un proceso reflexivo incitado por una

problemática común -la distribución del tiempo en la planificación de actividades-,

hecho que generó la detección de otro problema imbricado y que a esta alumna no

sólo le causaba frustración por impedirle alcanzar sus metas sino que también le

indicaba que había un aprendizaje frágil de los contenidos que enseñaba.

Asesora: ¿Qué momentos te fueron de mayor conflicto en la escuela secundaria?

Ao. normalista: El darme cuenta de que uno lleva planeado todas las cosas de acuerdo a cada quien y… pensamos que estamos bien, pero… pues el darme cuenta que los alumnos no pueden hacer todo lo que uno lleva planificado y que es mejor darles cosas rápidas, sencillas que hasta le gustan más y aprenden mejor, más fácil… una explicación breve, muy fácil, con dibujos… o sea, que una pequeña explicación vale más que miles de diálogos (GU(1)260507).

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En este comentario, se observan dos etapas de reflexión: en la acción y sobre la

acción (Schön, 1998); y dos fases: partir de un conflicto y generar una respuesta

(Dewey, 1989).

PENSAR EN LA ACCIÓN A partir de un conflicto: “El DARME CUENTA de que uno lleva planeado todas las cosas de acuerdo a cada quien y PENSAMOS que estamos bien, pero pues el DARME CUENTA que los alumnos no pueden hacer todo lo que uno lleva planificado….

PENSAR SOBRE LA ACCIÓN Generar una respuesta o interpretación:

…y que ES MEJOR darles cosas rápidas, sencillas que hasta le gustan más y aprenden mejor, fácil y una explicación breve muy fácil con dibujos, o sea que una pequeña explicación vale más que miles de diálogos.”

En la reconstrucción16 que hace la alumna de la problemática que detectó se

observan dos actos reflexivos: uno que surge en la acción y que la lleva a la

detección de un conflicto: los alumnos de esta alumna no pueden hacer todo lo

que ella planea y otro que surge sobre la acción donde genera una respuesta o

hipótesis para solucionarlo: es mejor las explicaciones breves, con dibujos y

actividades cortas.

Estas dos aseveraciones se incorporan a su conocimiento en una reconstrucción

crítica de la experiencia y de la práctica (Bolívar, 1995), donde intenta cambiar

algo de lo que hace. En su discurso hace un uso repetido de verbos como: “darse

cuenta” y “pensar” que caracterizan la primera fase de una acción reflexiva; con el

16 La reconstrucción es el proceso por el que los profesores y profesoras inmersos en un ciclo reflexivo reestructuran (recomponen, alteran o transforman) su visión (percepción, supuestos, perspectivas sobre su acción) de la situación adoptando un nuevo marco, al reestablecer el equilibrio inicial cuestionado en las fases anteriores (Bolívar, 1995, p. 238).

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verbo “ser” nos indica una reflexión recapituladora17 de la que aprende algo. Estos

verbos denotan momentos de la reflexión: con las acciones “darse cuenta” y

“pensar”, hace referencia a un pensamiento en la acción. Con el verbo “ser” a un

estado permanente de las cosas, es decir a un aprendizaje ya dado.

Esta forma reflexiva del pensamiento le permite clarificar su concepción de los

planes de clase que había estado elaborando y desvanece su supuesto de que algo

muy complejo era lo adecuado; es así como llega a otra respuesta: lo más simple

resulta más efectivo en su clase.

En la segunda parte de la misma charla, la alumna reitera el problema. Veremos

que aquí existe una mayor confección en la reflexión pues su pensamiento

incorpora más acciones que en el anterior y, por tanto, explicita más y se ve un

proceso más claro de la sugerencia del problema.

Asesora: ¿Cómo encontrabas la solución a los problemas que enfrentabas, como este caso

de los alumnos que no aprenden?

Ao. normalista: Bueno eso específicamente, me di cuenta porque durante las primeras jornadas pues yo llevaba mis planes de clase y después veía como que había algo incompleto como que a ellos les faltaba algo del tema, y después por la falta de tiempo pues ya iba a la escuela prácticamente con lo que preparaba un noche antes… Decía, pues esto es sencillo y me va a permitir revisarles individualmente, preguntar casi individualmente y eso me funcionó… Pues más bien fue como por casualidad, más bien por la falta de tiempo fue como lo descubrí. Lo que mejor me funcionó en esta escuela es lo más breve y fácil por la falta de tiempo (GU(1)260507).

Aquí se encuentran diferentes procesos englobados en dos etapas y cuatro fases.

17 Una reflexión recapituladora intenta dar sentido pedagógico y comprender las experiencias pasadas intentando aprender de ellas (Bolívar, 1995: 241).

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REFLEXIÓN EN LA ACCIÓN Intelectualización: “Bueno eso específicamente, me DI CUENTA porque durante las primeras jornadas pues yo llevaba mis planes de clase y después VEÍA como que había algo incompleto, como que a ellos les faltaba algo del tema (CONMOCIÓN); y después…” REFLEXIÓN SOBRE LA ACCIÓN Buscar estrategias para la acción o idea conductora: “… por la falta de tiempo pues ya iba a la escuela prácticamente con lo que preparaba una noche antes,…” Generar explicaciones o hipótesis de las posibles consecuencias: DECÍA, pues…esto es sencillo me va a permitir revisarles individualmente, preguntar casi individualmente y eso me funcionó; Encontrar respuestas: …pues más bien fue como por casualidad; más bien, por la falta de tiempo, …fue como lo descubrí…Lo que mejor me funcionó en esta escuela es lo más breve y fácil, por la falta de tiempo. La alumna aquí de nuevo utiliza verbos como “darse cuenta”, “ver”, “decir” y

“ser”. Los primeros tres indican una reflexión en la acción mientras que el segundo

una reflexión sobre la acción. No obstante, la alumna todavía no es capaz de

nombrar a bien el problema que tiene y sólo lo hace vagamente diciendo que a los

alumnos “les faltaba algo”. Esta insinuación de ausencia en su planificación

finalmente se convirtió en la negación de su hipótesis, puesto que el problema era

la abundancia y complejidad de las tareas y no la falta de éstas.

En el siguiente y último fragmento, la alumna termina de hablar del tema. Aquí se

puede notar cómo establece una conexión entre la teoría y la práctica pues señala

que una vez que detectó el problema claramente y encontró respuesta en la teoría

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fue capaz de implementar una actividad. Aquí se observa una reflexión sobre la

reflexión en la acción.

Asesora: ¿Este descubrimiento lo volverías a considerar en el futuro y lo aplicarías en la escuela secundaria a donde vayas? ¿Cómo qué actividades tienen estas características que mencionas: breves y fáciles?

Ao normalista: Por ejemplo para los números… En vez de enseñarles por ejemplo una actividad

en que repitan los números de acuerdo… pues, si es el 1, una vez; luego en el 2, dos veces y que me hagan dos dibujos, en el 3, que me lo digan 3 veces y que hagan 3 dibujos. Es como lo que hablábamos, el repaso mecánico más el repaso elaborativo. O, por ejemplo, cuando vimos el calendario y los meses y los días, yo les pedí que ellos me trajeran un calendario y que con colores me señalaran una semana, un año, un día y que me pusieran ahí lo que ellos hagan: aprender haciendo o sea lo que ellos hacen es lo que mejor me funcionó como en mi documento (recepcional), las tareas que reelaboraron fue lo que mejor aprendieron.

Asesora: ¿Cómo te diste cuenta que rehacerlo era lo más importante?

Ao normalista: Porque, primero en sí me sirvió lo del documento, cuando yo les dejé las tareas

de reelaborar, vi que fue donde mejor salieron en las palabras que yo les había enseñado pero desde hace mucho y que ellos volvieron a hacerlo con dibujos, fue donde mejor salieron y también porque cuando yo sinceramente decía, es que yo ir cansada a la escuela, presentar tanto con tantos grupos no me funciona y voy a estar de malas dando una clase, así entonces dije que ellos hagan o sea que es la mejor tarea que ellos vienen aquí y así fue yo planifiqué actividades que ellos tenían que hacer y eso fue lo que hice (GU(1)260507).

En esta tercera etapa que señala Schön en su teoría encuentro cuatro fases de

Dewey:

REFLEXIÓN SOBRE LA REFLEXIÓN EN LA ACCIÓN Pensar en una estrategia a la luz de los marcos teóricos [hipótesis]: “Porque, primero en sí me sirvió lo del documento (recepcional)… Experimentar la estrategia: Cuando yo les dejé las tareas de reelaborar,

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Observar los resultados: …vi que fue donde mejor salieron en las palabras que yo les había enseñado pero desde hace mucho y que ellos volvieron a hacerlo con dibujos…, (observar en la práctica) Considerar algunas variables: Fue donde mejor salieron y también porque cuando yo sinceramente decía, es que yo ir cansada a la escuela, presentar tanto con tantos grupos no me funciona y voy a estar de malas dando la clase así…

Arribar a un nuevo conocimiento: Así entonces dije que ellos hagan; o sea, es lo mejor, es su tarea, que ellos lo hagan aquí y así fue, yo planifiqué actividades que ellos tenían que hacer y eso fue lo que hice En este último segmento encontramos muchas más acciones implicadas en el

proceso de reflexión, es decir una mayor elaboración y una conjetura. El proceso de

reflexión del pensamiento se observa que arranca ahora desde un punto distinto, la

teoría. Aquí, por ejemplo, la alumna logra relacionar las respuestas que había

obtenido previamente (nuevo conocimiento) con un conocimiento base aprendido

en la teoría y de aquí surge un nuevo conocimiento práctico. Mismo que retoma en

la elaboración del documento recepcional y da origen al tema del mismo.

A manera de síntesis, el siguiente cuadro pretende hacer notar los distintos niveles

de elaboración detectadas en la reflexión de la alumna y que dan cuenta de las

acciones que realizó en cada etapa de reflexión. Como se puede apreciar algunos

de los niveles se imbricaron y, en particular, en el último se reciclan.

REFLEXIÓN EN LA ACCIÓN REFLEXIÓN SOBRE LA

ACCIÓN REFLEXIÓN SOBRE LA

REFLEXIÓN EN LA ACCIÓN

Pensar en lo ocurrido partiendo de un conflicto

Anticipar estrategias

Pensar en una estrategia a la luz de los marcos teóricos

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Intelectualización

Buscar estrategias para la acción o idea conductora

Generar

explicaciones o hipótesis de las posibles consecuencias

Generar o

encontrar respuestas

Experimentar la

estrategia Observar los

resultados Considerar

algunas variables Arribar a un

nuevo conocimiento

En resumen, los primeros dos fragmentos de la entrevista se suscitan de una

problemática originada en la práctica y siguen un proceso de resolución inductivo.

Es decir, parten de un pensamiento en la acción y llegan a una etapa de reflexión

sobre la acción, aunque no totalmente depurada. Por otro lado, en el tercer

fragmento, la alumna con algunas de las respuestas que ya había encontrado realiza

una búsqueda heurística en la literatura de la especialidad para tratar el problema

de aprendizaje que la practicante detectaba en sus grupos y de allí se desprende

una estrategia de enseñanza más depurada a la primera, incluso con un ejemplo

práctico de cómo utilizar esta idea en clase. La manera de resolver el problema es

deductiva y ejemplifica un proceso de reflexión sobre la reflexión en la acción.

Por otro lado, en el último fragmento donde se muestra el proceso de reflexión,

distingo el producto completo de la idea que surgió al principio. La alumna pasó por

diferentes etapas de manufactura –de las que se puede dar cuenta- y arribó a un

conocimiento nuevo para enriquecer sus saberes y trabajar con éste en el

documento recepcional.

Se concluye entonces que la ejercitación de un pensamiento reflexivo podría dar

inicio a un proceso de elaboración más complejo, si se atendieran con cuidado y se

generaran las preguntas y acciones adecuadas para dar cauce a sugerencia más

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precisas y elaboradas. Es decir, ya no sólo hacia la búsqueda instrumental de una

solución sino hacia una verdadera y más amplia comprensión.

Cómo dice Dewey, de la reflexión se desprende generalmente una experiencia y

ésta en definitiva está conceptualizada en el pasado y sirve de “insight”. Para Van

Manen (1977) y Ewert (1991), esto evitaría una orientación racional-técnica, e

invitaría a generar otros estadios de la reflexión.

Durante las charlas sostenidas con otros alumnos, se encontraron otros fragmentos

de reflexiones en la acción con la misma problemática del tiempo, como los

siguientes:

“Por ejemplo, (…) me quise meter más en “She’s from”, porque no lo habían visto, pero no me dio tiempo (GA(2)270907). “El 3B fue el primero, pero no tuvimos mucho tiempo porque tuvimos ceremonia. Nos faltaron las oraciones. Me faltaba tiempo…” (GE(2)270907).

En estas frases extraídas de diálogos con los alumnos, se hace evidente que el

pensamiento está clavado en la acción, aunque de estas frases se podría dar inicio a

un proceso de elaboración más complejo, si se atendieran con cuidado y se

generaran las preguntas y acciones adecuadas para dar cauce a sugerencia más

precisas y elaboradas.

También, los alumnos reflexionan sobre la acción sobre distintos temas como se

muestra:

“Qué cambiaría… (sobre la elaboración del documento), pues yo creo que de mi nada, más bien sería como… sería como mi organización de los tiempos. Yo creo que, creo que no lo organicé bien. Si volviera a comenzar, en cuanto a actitudes nada, pero si… este… mis tiempos, creo los organice mal. Vaya dejé algunas cosas que eran prioridad, las dejé al final (GLU(1)040607).

Aunque esta reflexión no hace referencia al tiempo de una clase, sino al tiempo de

elaboración del documento recepcional, resulta significativo dar cuenta que de

nuevo el concepto tiempo es un detonador de la reflexión. Quizá, cómo dice

Dewey, porque la reflexión se desprende generalmente de una experiencia y ésta

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en definitiva está conceptualizada en el pasado haciendo alusión al tiempo.

También considero que esta reflexión del problema le sirve de “insight”.

Otro punto importante que señalar es el tipo de orientación de las reflexiones de

los alumnos hasta ahorita presentados, el cual se orienta más hacia la búsqueda

instrumental de una solución que a una verdadera y más amplia comprensión. Para

Van Manen (1977) y Ewert (1991) estos alumnos se encontrarían en una orientación

más racional-técnica, lo cual requeriría que el formador de docentes buscara otras

estrategias para llevarlos a otros estadios de la reflexión.

3.3 La reflexión para, en, y de la práctica: Interacción en la acción

En el texto “Relaciones de Conocimiento y Práctica: Aprendizaje Docente en

Comunidades”, Cochran-Smith y Lytle hacen referencia a tres conceptos

importantes de aprendizaje docente detectado en la formación de profesores y

programas de desarrollo profesional: 1)“conocimiento para la práctica” donde se

asume que los investigadores en las universidades generan lo que comúnmente se

conoce como conocimiento formal y teoría para que los profesores lo usen para

mejorar su práctica; 2) “conocimiento en la práctica” donde se observa algo del

conocimiento esencial para la enseñanza, que muchas personas llaman

conocimiento práctico o lo que todo maestro competente sabe que está implícito

en la práctica y en la reflexión sobre sus prácticas; y 3) “conocimiento de la

práctica” que asume que el conocimiento que los maestros tienen que enseñar es

aquel generado cuando los maestros consideran intencionalmente a sus aulas y

escuelas como sitios de investigación, al mismo tiempo que trata el conocimiento y

las teorías producidas por otros como material generativo para la interrogación e

interpretación (1999: 249). Con base en estas concepciones y con la intención de

denotar no sólo la reflexión, sino también el tipo de conocimiento que está

generando en torno a sus prácticas, se presentan los siguientes casos de reflexiones

hechas durante las prácticas docentes del último año (Véase fig. 4).

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Fig. 4. Tipos de conocimiento generado según la postura.

Reflexión en la práctica

El pensamiento en la acción en alumnos normalistas es común pues está implícito

en un saber práctico adquirido previamente y que no se revela hasta que se

cuestiona al practicante sobre éste y el sujeto comenta haberlo realizado en otras

ocasiones en situaciones similares. Es entonces, cuando los futuros profesores

hablan sobre la acción que se infiere ha sido generada durante el trato diario con

los alumnos, bajo las condiciones dadas en los contextos y de la observación de

otros; también se infiere que con esta acción se ha llegado a una teoría o saber

temporal o permanente –no se sabe aún- para mejorar la práctica.

Reflexión

para la práctica

Reflexión de la

práctica

Reflexión

en la práctica

Se observa un conocimiento generado cuando los profesores indagaron en sus aulas y consideraron el contexto. La escuela se vuelve un sitio de investigación

además se cuestionan el trabajo de otros.

Se genera una teoría o conocimiento formal

para mejorar la práctica

Se observa un conocimiento esencial

o práctico generado por la reflexión en y sobre

las prácticas

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En el siguiente fragmento extraído de uno de los registros de observación, veremos

como un alumno normalista de inglés actúa en la acción:

Del lado izquierdo del salón, cerca de donde me encuentro (la observadora) hay una niña que no está poniendo atención. Sostiene con una mano el cuaderno en posición vertical para ocultar el celular que trae en la otra. Ésta no se percata de la actividad que se realiza en el aula. Cuando Luís, el profesor practicante se acerca hacia el lugar donde se encuentra la alumna y nota que no está poniendo atención, le pide que responda a la pregunta que acaba de hacer. La alumna se desconcierta y no responde nada. Luís, a pesar de la insistencia de los otros alumnos, espera a que la alumna responda. Aunque la alumna tarda en responder, Luís espera paciente. Finalmente, la alumna responde y lo hace bien. Luís la felicita por la respuesta y le pide que ponga atención, éste se dirige a un alumno más para la última respuesta. En ese momento suena el timbre y los alumnos se disponen a guardar sus cosas para salir al recreo... (NDL(2)230207).

Al analizar esta acción, observamos que el futuro profesor al ver a la alumna con el

celular decide esperar a que ésta recupere el hilo de la clase. No hay ninguna

reacción punitiva por parte del profesor o comentario que evidencie a la alumna,

pero tampoco pretendió pasarlo por alto, simplemente dio tiempo a que la alumna

retomara la clase. El papel que el practicante normalista juega en ese momento es

el de un agente activo que media entre lo que serían las reglas del aula y la

situación particular en que se encuentra. Las reacciones que generalmente se

esperan de una situación así es que la alumna reciba una llamada de atención o

incluso algún reporte por usar su celular en clase. Pero ninguno de estos ejemplos

sucede. Se observa que el alumno piensa en una tercera opción. La acción del

practicante la entenderemos en el siguiente fragmento.

Reflexión de la práctica

Más tarde, después de que la clase se terminó y realice en la sesión de “feedback”

que usualmente se tiene con los alumnos le pregunté sobre este suceso en

particular, él comentó lo siguiente:

Asesora: ¿Cómo te diste cuenta de que la niña no te estaba poniendo atención?

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Ao. Normalista: Regularmente a los lados están los alumnos que no participan y atrás. Atrás es más fácil de controlar, pero los de los lados no los llego a ver. A veces no los llego a detectar si estoy del lado izquierdo, pero procuro caminar de lado a lado porque así paso y los estoy viendo. Muchos se me escapan. El caso de la niña es que pasé y ella estaba fuera de la clase. En vez de regañarla, en vez de hacer una situación de tensión en la clase, mejor la integro a la clase sin regañarla de momento, si veo que se repite la misma situación entonces sí, la regaño o le llamo la atención (NDL(2)230207).

El futuro maestro comenta que sabe que en una situación similar suele regañarse al

alumno, pero que decide en esta ocasión hacer lo contrario, quizá por ser la

primera vez en la que esta alumna incurre en ello. También señala que ha tomado

nota de las diferentes ubicaciones donde los alumnos suelen atender menos a la

clase. Esto da pie para inferir que Luís ha experimentado lo mismo en otras

ocasiones y cuenta ya con ciertas estrategias para desenvolverse en casos similares.

Es decir, para llegar a esta respuesta hubo experiencias previas, ciertos diálogos

internos sobre su práctica. Por esto aquí ubico una reflexión de la práctica.

Reflexiones para la práctica

Con referencia al mismo tema, el alumno normalista siguió comentando sobre otras

formas de actuar en la práctica, cuando se le incita a hablar sobre estrategias de

control de grupo y disciplina.

Asesora: ¿Has llegado a tener problemas de disciplina de otro tipo, por otras razones? Ao. Nomalista: He tenido problemas de disciplina por las participaciones, porque el grupo

viene del descanso o de educación física y tiene poca disposición y no quieren participar. Entonces prácticamente los tengo que obligar y a veces por más dinámica que se haga la clase, no tienen disposición. Entonces he logrado integrarlos por medio de juegos. El “hangman” me funciona bien y hasta me lo llegan a pedir. También utilizaba “memoria”, pero se lleva mucho tiempo y demanda tener los materiales. Nos tardamos mucho en este juego. Otro que funciona bien es el dominó pero se lleva mucho tiempo en su elaboración. Los mejores juegos son los de mímica, juegos de rol, de adivinanza, entre otros, y no requieren de mucho material.

Asesora: ¿Qué hay del tic, tac, toe18?

18 Su traducción en español es juego de “gato”.

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Ao. Normalista: Me funciona a medias porque son muy tramposos y me llegan a hacer trampa, o hablan muchos al mismo tiempo. Incluso le dieron de “zapes” a un compañero porque se equivocó; se volvieron agresivos. Creo que si se juega hay que hacerlo no con grupos tan grandes, a lo mejor con un equipo. Otra forma es mediante castigos.

Asesora: ¿Cómo los castigas? Ao. Normalista: Así como pongo participaciones, también las quito. Si veo que están

dando lata o que no están poniendo atención quito participaciones…(NDL(2)230207).

En este diálogo, distingo una reflexión para su práctica que me indica que Luís en el

pasado puso en práctica diferentes “juegos” para motivar la participación de sus

alumnos, pero que esto mismo derivo en disrupciones y actitudes agresivas por

parte de los estudiantes de secundaria. Reconozco que el alumno ha sido activo con

su saber pedagógico y metodológico y ha buscado alternativas de solución

considerando las condiciones del grupo. Luís buscó planificar empleando actividades

que le daban resultado de este modo se volvió un experto –temporal- en el tema.

Para concluir, recapitulando sobre este caso, se observan tres diferentes momentos

o posturas en el alumno practicante: la de un práctico reflexivo, un indagador y un

experto (véase fig. 5).

Fig. 5. Tres tipos de postura en las prácticas docentes. En los diferentes momentos que se engarzan a una simple acción en la práctica,

podemos dar cuenta de conocimiento previo, experimental y recién adquirido que

Reflexión

para la práctica

Reflexiónde la

práctica

Reflexión en la

práctica Práctico reflexivo

Indagador

Experto

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va acumulándose en el bagage de experiencias y saberes de alumnos en formación.

En este caso vemos que de una simple acción realizada en el aula se desprenden

distintas conexiones y acciones que se hacen para mantener el interés, la

participación y la disciplina en un grupo de secundaria.

En este caso, el alumno normalista sabe que hay algunas actividades lúdicas que

suelen ser más disruptivas que otras, también que hay espacios en la clase que son

“puntos ciegos” y deben atenderse constantemente. Al momento en que se

presentan ciertas situaciones reflexiona sobre este saber y experimenta. Los

resultados los agrega a su experiencia de participación y actúa en consecuencia.

La última parte de este capítulo refiere otros momentos de reflexión que los

alumnos en formación hacen con respecto a diversas situaciones que surgen de su

práctica. Dimensiones ya sea sociales, metodológicas o afectivas que de alguna

manera alteran lo sabido o ya construido con base en experiencias pasadas o de

reflexiones anticipatorias, promoviendo un pensamiento crítico sobre cuestiones

éticas y morales que los inducen a procesos de reflexión de y para su práctica.

3.4 Reflexiones críticas de alumnos en formación

Zeichner (1987) señala que la reflexión crítica es una perspectiva donde el

profesional autónomo reflexiona sobre sí y los otros desde su práctica cotidiana,

para comprender tanto las características específicas de los procesos de enseñanza

y aprendizaje, como del contexto en que la enseñanza tiene lugar (en Sanjurjo,

2002: 28). En este caso, las reflexiones críticas provienen no de profesionales

autónomos sino de estudiantes en formación cuyas autocríticas y comentarios

tienen la intención de mejorar su práctica. Es así como se distinguen en sus

reflexiones cuatro dimensiones: la pedagógica, la metodológica, la social y la ética-

moral.

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La dimensión pedagógica en la reflexión

Se agrupan las siguiente reflexiones en la dimensión pedagógica porque en ellas se

encuentran algunas nociones que los alumnos practicantes del último año creen

deberían atenderse para mejorar la forma de enseñar inglés en secundaria. En este

grupo veremos tres aspectos que les gustaría atender:

a) Beneficiar el uso comunicativo de la lengua

“Para mí sería enseñarles, bueno no enseñarles, darles todas las herramientas hacerles ver la necesidad de aprender un segundo idioma que lo practiquen no nada más enseñarles gramática o… este… vocabulario, sino también…este… enseñarles a que lo hablen; a que lo escuchen y dentro de esa misma necesidad pues que ellos mismos, como que… como actuarlo… como algo así, para que ellos vean que de veras lo necesitan y porque es indispensable. Como guiarlos (GI(1)020507).”

La practicante, en este caso, comenta la importancia de tener un rol de guía y de

promover más actividades orales y auditivas para que los alumnos de secundaria

sean capaces de comunicarse en el idioma. Habla de que los alumnos “actúen” en

la lengua meta (L2) para que se genere una necesidad en ellos por aprenderlo. Esta

reflexión hace una crítica a las formas tradicionales de enseñanza en las escuelas

públicas donde al alumno se le enseña principalmente mediante ejercicios

mecánicos, gramaticales y de vocabulario.

b) Implementar actividades que hagan que surja interés en los alumnos

Algunas de ellas (las actividades) los propios alumnos me decían qué es lo que querían, qué le cambiara y qué es lo que querían que también implementara, lo que no hice dentro de este ciclo escolar fue las canciones que ellos me decían: “maestra porque no lo hacemos con canciones”. Sí, fueron muchas cosas que no implementé, tal vez por el tiempo o tal vez porque no contaba con el material, entonces habría que crearlo, habría que buscarlo, seleccionarlo, reproducirlo, buscar que de veras se acoplara a lo que yo quería y a lo mejor de mi parte, ¿no? Como que me faltó un poquito llegarle por ahí a lo que los alumnos me demandaban (GM(2)270507)”.

En este comentario, la practicante normalista comenta que le hubiese agradado dar

gusto a los alumnos. Crear materiales y llevarles canciones, pero que uno de los

elementos limitantes fue el tiempo. Aparece nuevamente el tema del tiempo. Los

alumnos practicantes del último año parecen verse constreñidos y agobiados al

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respecto, no sólo por la selección y adecuación de actividades en la elaboración de

planes, sino también en el diseño de materiales acorde a los intereses de sus

alumnos. La crítica en este caso gira en torno al no haber trabajado sus clases de

acuerdo con los intereses de los alumnos. Ella denota estar convencida entonces de

que las clases deben estar centradas en las necesidades y demandas del alumno, no

en la visión del profesor. Es decir, comulga con clases centradas en los alumnos,

pero se cuestiona a sí misma el haber traicionado esta creencia.

La dimensión metodológica

En la siguiente dimensión, podemos observar como tres alumnos practicantes

coinciden en el tema de la planificación y del tiempo, lo que indica una constante

problemática para los alumnos en formación.

a) Sobre el plan de clase

Me funciona a medias. Como guía me funciona bien, por el tiempo y los recursos con los que cuento. Lo malo son las acciones inesperadas, los días especiales, las interrupciones. Trato de adecuar cuando esto sucede, aunque hay días en que los grupos sí se atrasan. Trato de que si algo ya lo vi en una clase, lo cambio y paso a lo siguiente para no quedarme atrás. Saco ejemplos de cosas de la clase, de hechos cotidianos. Yo creo que sí me ha servido la planeación. Lo malo es que mi planeación es muy ambiciosa y me lleva muchísimo tiempo y ya no resultó tan práctica. Así que estoy modificando algunas cosas para que sea más rápida (GL(2)020507).”

Aquí, el alumno maestro comenta que el plan de clase es sólo una guía para él,

puesto que no se cumple al 100%, por lo impredecible de las actividades en la

escuela secundaria, por ello comenta que piensa modificar su plan para que sea

más rápido de elaborar y le sea útil y práctico.

En el siguiente fragmento, sobre la selección de las actividades de enseñanza, Uriel

señala que le era conflictivo observar cómo a algunos grupos les gustaba las

actividades que el planificaba y a otros no. Al respecto sugiere investigar en sus

grupos para conocerlos mejor y dejar de emplear las mismas estrategias con todos

sus alumnos.

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¿Momentos de conflicto? Cuando a pesar de que yo había planeado una estrategia que según para mi era lo suficientemente atractiva o vistosa,… este… a los jóvenes… a los adolescentes no les llamaba tanto la atención. Entonces yo entraba de cierta manera en conflicto porque decía: “¿qué pasa? O sea, supuestamente, yo estoy en contacto con ellos; más o menos conozco qué les gusta, qué no les gusta, cómo guiarlos, pero a lo mejor esa estrategia no fue la que ellos esperaban, pero no sucedía eso en todos los salones. A lo mejor en unos sí funcionaba y en otro no, y yo decía porque, porque no está funcionando lo mismo en uno que en otro y es cuestión de actitud del grupo. También sería interesante investigar qué es lo que pasa en un grupo, por qué varía tanto y a lo mejor las características de un grupo a otro. Por qué funcionan ciertas cosas de un grupo a otro. Porque a lo mejor nosotros queremos siempre ocupar las mismas estrategias, lo mismo para un grupo y para otro (GO(1)290507).”

En esta siguiente reflexión, una alumna nos habla de la flexibilidad de la

planificación, vemos que decidió ya no cuestionar las razones por las que sus

actividades les gustaban o no a sus alumnos. Simplemente da por sentado la

volatilidad en el carácter de éstos y comenta que su enseñanza varía según las

características de cada grupo.

“No, al contrario, por ejemplo si tengo una clase antes del receso y no me funcionó algo lo cambio. Digo esto no y para el otro grupo lo hago diferente (NDU(1)111006).”

En los tres casos anteriores, se observa que cada uno de los futuros docentes llegó a

una respuesta distinta para resolver la problemática del tiempo y de la selección y

aplicación de actividades en el aula. Los tres, como sujetos reflexivos, desde sus

conocimientos y parámetros analizaron la situación, deliberaron sobre su proceder y

actuaron en consecuencia, lo que habla de actores menos instrumentales y

reproductores. Su conocimiento práctico les permite adaptarse a la situación y

necesidades de su clase y se encuentran menos conflictuados e inmóviles ante las

exigencias de un currículo.

La dimensión social

Las comunidades de práctica es un concepto que se manejó en el capítulo anterior

y que aquí retomamos nuevamente bajo la definición de su autor, Etienne Wenger

(2001). Él nos dice que de la participación en cierta comunidad de práctica y de la

cosificación que surge de la práctica compartida, se desprenden ciertos significados

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que se aprenden al tener sentido precisamente en la comunidad desde donde se

desprende el nuevo aprendizaje.

Cuando llega un nuevo miembro a dicha comunidad se da una negociación de estos

significados a los cuales los nuevos adeptos se integran y se afilian para garantizar

la permanencia en dicha comunidad. Pero así como hay ciclos de reproducción,

puede haber ciclos de producción de nuevos significados que eventualmente ayudan

al progreso.

Sí, indudablemente el vivir en la escuela secundaria fue difícil porque se da uno cuenta de que no nada más era enseñar; muchos llevamos esa idea de que sólo vamos a tener aspectos académicos con los alumnos pero que de alguna manera tenemos que involucrarnos con la comunidad escolar, atender actividades que no son propias de la materia pero que es para el desarrollo de la escuela en sí, o ayudar a la escuela de cierto modo. El trabajar en mi documento, el trabajar con las demás materias, con los demás maestros me ayudó a establecer mejores relaciones con ellos al comprender también que los maestros tienen demasiadas tareas dentro de la escuela y que por más que ellos quieran la educación que se le da a los alumnos se ve mermada también por estos aspectos (GMC(1)260507).

En la reflexión anterior, el alumno practicante cosifica un significado distinto al que tenía de sus prácticas pedagógicas. Con la experiencia de la participación aprende que el espectro de acción en la práctica es mucho más amplio. Asesora: ¿Qué momento que hayas vivido en la escuela secundaria fue de mayor

conflicto y te llevó a una reflexión?

Ao. normalista: La semana del inglés que hicimos. Durante un mes anterior yo había entregado un oficio, había hablado. Fuimos los tres: usted, la maestra y yo a hablar con la maestra directora para que nos diera permiso; se entregó el oficio, la maestra aún no estaba muy convencida de lo que se iba a hacer en la semana, lo que involucraba, etc. Se lleva a cabo estas actividades y el día martes vemos que en hojas de papel de cuaderno está anotado que los chicos de la ESEF -practicantes de educación física también iban a hacer lo mismo. Entonces, pues sí, de cierta manera nos dio coraje. Decía la maestra tutora que en cierto modo estaban saboteando nuestro trabajo y se veía la diferencia entre un trabajo bien planeado que era el nuestro al suyo que era totalmente improvisado, esto pues causó molestia. Al principio me molesté y dije: bueno, cómo es posible que a ellos tan rápido les hayan dado permiso y yo estaba batallando para que me lo dieran. Después entendí o la reflexión que me llevo es que la relación que me dieron es que el maestro subdirector era egresado de la ESEF y que se llevaba muy bien con los muchachos y que una de ellas era hija de una secretaria de la escuela y por eso se dio más fácil estas cosas, y sí me molestó.” (GMC(1)260507)

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En este caso, el alumno se molesta al ver que hay tratos diferenciados en la

comunidad de práctica para dos sujetos del mismo estatus y con las mismas

propuestas de trabajo. Como dice Pérez Gómez (1995), este alumno practicante

pasa de un estado ingenuo a uno crítico (en Sanjurjo, 2002: 29).

La dimensión ético-moral

En esta dimensión se parte de la noción de ética como el valor moral que no es

impuesto desde el exterior sino descubierto internamente en la reflexión de un

sujeto. Aunque la ética y la moral tratan las normas y percepciones del deber ser,

la ética es un conjunto de normas que un sujeto ha esclarecido y adoptado en su

propia mentalidad.

En la siguiente reflexión, uno de los alumnos normalistas nos comenta lo importante

que fue que sus alumnos le hablaran de Usted. Considera que fue un instrumento

valioso no sólo para que sus alumnos lo trataran con respecto, sino que también lo

empleó como dispositivo de control de grupo.

Juan: Bueno, pienso yo que sí supe ganarme como que el cariño de ellos y el respeto también, porque siempre me hablaban bien y todo; y es que aunque me llevaba luego con ellos, pero por ejemplo luego me decían oye, oye y yo les decía: “a ver, a ver, como me dijo”. “¡Ah! Oiga.” Entonces siempre marqué eso, que me hablaran de usted, y pienso que cuando uno marca eso, pues saben que no se pueden pasar de esa línea. Asesora: Y, el que te hablaran de usted ¿era siempre? Juan: Si, ya cuando me hablaban de tú era: a ver, cómo me dijo y yo siempre les hablaba de Usted, nunca les hablaba de tú, y entonces ese trato me gustó y al final vi que realmente les agradó porque bueno, me regalaron un montón de cosas: cartas. Entonces yo pienso que eso lo demostró (GJ(1)260507)

Como pudimos observar, para este alumno normalista fue una estrategia muy útil el

exigirles a sus alumnos adolescentes que no cruzaran la línea que había establecido

y constantemente se los recordaba. Basado en Torode (1976), Delamont nos dice

que “los profesores y alumnos llegan a construir significados compartidos, a

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organizar las reglas y a aprender a vivir en un mundo unido, comprometiéndose en

acciones unidas” (1984: 135). Esto es lo que Jesús aprendió en sus prácticas y se

encuentra satisfecho porque su estrategia le dio resultado.

En los siguientes últimos dos fragmento, una alumna practicante nos habla de una

cuestión que casi siempre los afecta y que es su condición de participación

periférica legitima en la práctica -término que utiliza Jean Lavé y Etienne Wenger

en su obra “Aprendizaje situado” (1991) y con el cual hacen referencia a un

concepto pivote que nos habla de poder o impotencia, de articulación o falta de

ella en una comunidad de acceso o no a un nexo de relaciones que podrían o no

percibirse como conectadas-. Dicha participación subordinada y sometida que

tienen en el aula los desprofesionaliza y aliena y lo vemos cuando nos habla de no

tener una posición muy clara al momento de asignar calificación a los alumnos con

los que practicaba.

Parto del que tiene más participaciones y de ahí hago mi escala. Pero la maestra tutora me modifica mucho. Es decir, si conmigo tienen diez en el examen y diez en participación, la tutora les pone ocho y luego me reclaman, pero yo les digo que tienen que recordar que también deben trabajar con la maestra Edith. Aun así les baja mucho. Casi dos puntos (NDM(1)131006).

En otro momento de mi charla con la misma alumna maestra surge la mención de

una norma de la escuela que no permite en los alumnos ningún tipo de disrupción,

por lo que esta practicante del último año aprende que debe ser muy cuidadoso con

los materiales de enseñanza que elige para no alterar el orden impuesto en la

escuela secundaria donde práctica.

Sí. Cuando hice la actividad con un globo, los globos andaban por aquí y por allá. Ya después se sabrá, porque aquí todo se sabe. La sociedad de alumnos está a las vivas y ya vi dos casos en que fueron a hablar con el Director y Subdirector para acusar a los maestros, y los padres de familia también está muy al pendiente (NDM(1)131006).”

Además, añade que los maestros son vigilados muy de cerca por las autoridades

escolares y los padres de familia. Ana se siente también impotente y sometida ante

las normas de esta institución. Su pensamiento sobre las acciones que realiza nos

deja ver un poco su reflexión crítica sobre el contexto normativo de la escuela.

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A manera de cierre sobre este capítulo y los procesos de reflexión de los futuros

docentes, observamos que a través de ellos podemos aprender sobre las condiciones

de trabajo y aprendizajes de los alumnos en formación de 7º y 8º semestres en la

especialidad de inglés. A través de este pensamiento reflexivo, se constata que

existe en ellos una identidad profesional y ética responsable; que se preocupan por

el aprendizaje de sus alumnos y responden ante los retos.

Las prácticas docentes del último año de los futuros profesores de inglés de

secundaria representan el espacio de formación donde se adquiere experiencia, se

generan aprendizajes, se comparten saberes y se reflexiona para la acción (Schön lo

llamaría reflexión sobre la reflexión en la acción). Donde se pone a prueba los

conocimientos adquiridos y se diseñan materiales con el propósito de atender las

necesidades de aprendizaje de los educandos pero, sobre todo, donde se vive y

sufre el hacer cotidiano, la convivencia con los otros, las condiciones de las aulas,

los conflictos, las recapitulaciones y, particularmente, las reflexiones,

desprendiéndose de todo esto ideas generadoras de soluciones, de propuestas, de

intereses o intenciones, liberadoras y reedificadoras, como pudimos observar en

este apartado.

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CAPÍTULO 4. LAS PRÁCTICAS PEDAGÓGICAS DE INGLÉS EN SECUNDARIA

“Una onza de experiencia es mejor que una tonelada de teoría, simplemente porque sólo en la teoría tiene significación vital y comprobable.”

John Dewey. En nuestro país, uno de los más grandes grupos de alumnos en el sistema

escolarizado a nivel público que recibe clases de inglés son los de nivel secundaria.

Ésta se cursa en tres años y para los alumnos que asistieron a primarias públicas

antes del 200819 es en este nivel donde adolescentes tienen su primer contacto

formal con una lengua extranjera, ya sea inglés o francés. Lo que aquí aprenden

pretende ser una herramienta de apoyo para sus futuros años de escuela pero aquí,

también, a menudo se determina el gusto o desagrado que los alumnos puedan

sentir por esta asignatura.

Un número importante de maestros de secundaria que imparten la asignatura de

inglés son egresados de la Escuela Normal Superior o de alguna licenciatura en la

enseñanza del inglés de la universidad, aunque también hay profesores cuyo perfil

es diferente y se encuentran dando clases de inglés porque dominan el idioma. Este

hecho abre un abanico muy amplio de estilos de enseñanza, empleo de métodos y

creencias de los profesores de inglés sobre la manera en que se debe enseñar una

lengua.

4.1 La enseñanza de las lenguas

Los criterios respecto a las formas de aprender una lengua han variado en la medida

en que van y vienen enfoques y teorías de aprendizaje. Se distinguen cuatro

momentos relevantes en la historia de la enseñanza de las lenguas (Richards, 2006):

19 Hay algunas iniciativas por parte del Gobierno Federal y de la Secretaría de Educación Pública de insertar cursos de inglés o náhuatl de manera formal en los dos últimos grados de educación primaria a partir del ciclo escolar 2008-2009.

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La transición del método gramatical al audiolingual

Hasta finales de los años 60 del siglo pasado, lo que se conoce como métodos

tradicionales daban prioridad a una competencia gramatical. Se asumía que la

lengua podía enseñarse a través del uso de ejercicios repetitivos, muy controlados y

sistematizados. La presentación de los temas se daba de forma deductiva y se

pensaba que el alumno aprendería la lengua con sólo acumular un amplio repertorio

de estructuras y vocabulario, aplicándolas de manera correcta y en la situación

adecuada. Las cuatro habilidades se presentaban en una secuencia determinada:

repetición oral, comprensión auditiva, comprensión lectora y producción escrita. El

ciclo de enseñanza se basaba en las tres “P”: Presentación, Práctica y Producción.

Estos métodos basados en una psicología conductista y lingüística estructural fueron

el audiolingual y estructural – situacional.

Los años 70 y los métodos de “diseñador”

Derivados de la psicología humanista surgen una serie de métodos que dan cuenta

de renovados intentos por comprender los procesos de adquisición de segundas

lenguas y con ello diseñar un método innovador que resolviera las problemáticas

hasta entonces observadas en el aprendizaje de una lengua. De aquí se desprenden

cinco métodos que aunque no fueron la panacea si intentaron abrir líneas de

investigación y variar las técnicas de enseñanza, haciendo que el aprendizaje de

una segunda lengua fuese menos restringido:

1) El método de la vía silenciosa o silente (Silent Way, Gattegno 1972).

Invita a los alumnos a dar respuesta a una serie de instrucciones, preguntas y

estímulos visuales a los que son expuestos. No hay explicaciones gramaticales

ni modelos proporcionados por el profesor. La intención es que el alumno

desarrolle cierta independencia, autonomía y responsabilidad.

2) El método de aprendizaje de idiomas en la comunidad (Community

Language Learning, Curran 1976). El aprendizaje se considera un proceso

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social de crecimiento que abarca desde una dependencia de tipo infantil hasta

llegar a la autodirección. Maneja una combinación de técnicas que van de lo

tradicional a lo innovador y donde se depende de la traducción, la grabación,

la transcripción, la reflexión, la observación, la audición y la conversación

libre.

3) El método de sugestopedia (Suggestopedia, Lozanov 1979). Explota la

memorización de fragmentos enteros de textos significativos. Se usa música

barroca para provocar un estado receptivo y de relajación. Los textos tienen

corte literario y personajes interesantes. Se debe permitir que los materiales

sean los que trabajen sobre el estudiante y no viceversa.

4) El método de Dartmouth (The Dartmouth Method, Rassias 1971).

Promueve la actuación y la expresión corporal para involucrar afectivamente

al estudiante y promover la comprensión. Busca eliminar la inhibición y se

apoya de recursos como la TV, la música y los videos (UPN, 2007).

5) El método natural (Natural Method, Terrell 1977). Considera que la

esencia de la lengua es el significado. El corazón es el vocabulario y no la

gramática. Se basa en la puesta en práctica de actividades comunicativas

derivadas de las necesidades de comunicación de los estudiantes. El material

debe tener un nivel comprensible y el ambiente debe ser positivo para no

generar angustia y con ello algún tipo de obstáculo afectivo (Nunan, 1998).

La enseñanza comunicativa de la lengua (periodo clásico)

En las décadas de los años 70 y 80 del siglo pasado, en una atmósfera donde se veía

que los “métodos” eran incapaces de cubrir todas las aristas que comprende el

aprendizaje de un idioma y donde la necesidad de comunicarse era cada vez más

imperante que sólo leer o traducir, hizo posible la pretensión de un enfoque donde

se conjuntara una teoría psicológica cognitiva y una teoría lingüística de

competencia comunicativa. El enfoque comunicativo promueve la interacción y la

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comunicación “real” en el aula mediante la negociación y realización de tareas. En

el aula se identificaron dos tipos de momentos: aquellos que buscan la precisión

(accuracy) y los que permiten una mayor libertad siendo tolerantes al error

(fluency). También las actividades didácticas se dividieron en tres tipos: mecánicas,

significativas y comunicativas. Cada una se realiza en diferentes momentos de la

clase y aduce a una forma gradual de comprensión, práctica y dominio de los

contenidos. Entre las actividades comunicativas más comunes se encuentran:

a) Information gap activities. Actividades de vacío de información donde una

persona transfiere cierta información a otra.

b) Jig saw activities. Se actúa bajo el mismo principio de las actividades de

vacío de información, pero aquí las actividades se realizan en grupos y cada

uno necesita interactuar oralmente intercambiando ideas, información,

planes, etc., para obtener toda la información requerida.

c) Role play activities. Son principalmente diálogos o guiones que pueden

improvisarse o no y los alumnos los actúan.

d) Task-completion activities. Se resuelven problemas o tareas a través de la

interacción social y actividad en común, para llegar a acuerdos.

e) Information gathering activities. Se buscar información específica con un

propósito determinado.

f) Opinión-sharing activities. Se identifica y articula una referencia personal,

sentimiento o actitud en respuesta a una situación determinada.

g) Information-transfer activities. Requiere que la información que se

presenta de cierta manera se transforme y represente de otra.

h) Reasoning-gap activities. Implica la obtención de nueva información a

partir de una información dada, utilizando procesos de inferencia,

deducción, razonamiento práctico o percepción de relaciones o estructuras

(Richards, 2006).

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La enseñanza comunicativa de la lengua (época actual)

A partir de los años 90 del siglo pasado, la enseñanza comunicativa ha intentado

capturar la riqueza de prácticas que se han realizado en el aula y las distintas

formas como se piensa se adquieren y aprenden las lenguas. Esto ha llevado a

considerar al enfoque comunicativo como un paradigma que integra ocho aspectos

importantes:

a) La autonomía del estudiante

b) La naturaleza social del aprendizaje

c) La integración o transversalización del currículo

d) La atención centrada en el significado más que en la forma

e) La atención a la diversidad y los diferentes estilos de aprendizaje

f) La importancia de desarrollar habilidades pensamiento superior

g) Nuevas formas de evaluación

h) Los profesores como co aprendices e investigadores de su propia acción

Estos aspectos han llevado a diversificar el enfoque comunicativo en diferentes

modelos curriculares. En particular se distinguen tres: planes de estudio que

destacan los procesos, aquellos que se centran en productos y, por último, los

enfocados en tareas (Ibídem).

4.2 La enseñanza y aprendizaje de la lengua extranjera en secundaria

En el contexto de la enseñanza del inglés en la escuela secundaria mexicana, ha

habido modificaciones importantes en sus planes de estudio durante las últimas

cuatro décadas.

Hasta 1973, la enseñanza de la lengua extranjera en México había estado basada en

un método gramatical y de traducción donde se esperaba que el alumno estudiara

y comparara el sistema estructural de la lengua inglesa y a partir de ello fuera

capaz de comprender y traducir textos. No obstante, uno de los problemas que

enfrentó este programa fue la carga de contenidos para las 60 horas efectivas de

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clase al año. El resultado fue que los profesores no podían terminar de ver el

programa en las tres sesiones de 50 minutos a la semana (Gómez Maqueo, 1978),

además, los alumnos trabajaban la lengua de manera poco balanceada: se

aprendían listas de verbos y de palabras, hacían traducciones de oraciones, párrafos

y textos, y había muy poco contacto con la forma oral.

En 1975, en el marco de la Reforma Educativa promovida por la Ley Federal de

Educación de 1973 y bajo el régimen del Presidente Luis Echeverría Álvarez, se

buscó resolver numerosos problemas económicos y sociales bajo una mirada que

intentaba dar respuesta apostando a una educación que preparara a las personas

para trabajar en una sociedad tecnológica. El cambio metodológico que se

implementó esta vez para la enseñanza de otras lenguas tendría que ser bajo una

corriente conductista y dentro de un método de enseñanza audiolingual. Se

incorporó entonces un enfoque situacional en secundaria donde la producción oral y

escrita se basaba en un estructuralismo de patrones de lengua básicos y

contextuales. Con un número de estructuras limitadas acorde a una situación dada,

los alumnos de secundaria memorizaban frases y diálogos que se repetirían

mecánicamente en clase favoreciendo la correcta pronunciación en la reproducción

de oraciones pero muy poco la comunicación auténtica (Silva, 2005).

Con el Plan de Estudios de 1993, la postura hacia la enseñanza de la lengua cambia

una vez más, buscando en el alumno aprendizajes más efectivos mediante nuevos

roles asignados al profesor, el estudiante y los materiales didácticos:

“El enfoque comunicativo muestra en particular que no es suficiente enseñar las estructuras de un idioma extranjero; los alumnos también deben desarrollar estrategias para relacionar esas estructuras con las funciones del lenguaje en contextos de comunicación. En el salón de clase se deben de ofrecer abundantes oportunidades para que los estudiantes utilicen la lengua con propósitos comunicativos ya que la finalidad es desarrollar en ellos la habilidad de comunicarse y no únicamente el dominio de estructuras lingüísticas”. (SEP, 1999: 12)

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El alumno se concibe entonces como un sujeto activo en búsqueda de estrategias

que le permitan conectar la forma con el significado dependiendo de la intención

del emisor. El profesor así como los materiales y el ambiente del aula deberán

ofrecer al estudiante oportunidades para que éste emplee la lengua con un

propósito comunicativo y no puramente lingüístico. El propósito de enseñanza se

centra entonces en generar situaciones que creen en ellos la necesidad de

emplearla.

En la época actual, sin embargo, la enseñanza de la lengua extranjera se encuentra

en medio de una nueva reforma: el Plan de Estudios 2006. A dos años de haber sido

implementado, el programa de inglés en secundaria cambia la mirada parcialmente,

ya que mantiene la misma orientación lingüística del enfoque comunicativo, pero

destaca en el proceso de enseñanza y aprendizaje una tendencia constructivista, de

aprendizaje social, rescatando actividades de reflexión como procesos de

recolección de experiencias para la adquisición y aprendizaje de los contenidos. Las

funciones de la lengua que en el plan de estudios anterior se entendían desde un

plano lingüístico como un propósito o intención comunicativa, ahora se nombran

como prácticas sociales de la lengua y a diferencia del otro concepto, este nuevo se

integra a la idea de competencias. Es decir, el alumno no sólo demostrará que sabe

hablar el idioma sino que también saber hacer “cosas” con él como comprender y

usar la información de los textos (orales y escritos) intencionadamente.

Estos constantes cambios al currículo en espacios tan cortos de tiempo han

impactado en el profesor de inglés de secundaria de tal modo que los observamos

aplicar modelos eclécticos que se ajustan y adaptan más a las condiciones de las

aulas y del trabajo en las escuelas que a las exigencias propias de los programas,

desencadenando una labor instrumental ligada a las rutinas de la escuela y débil en

cuanto a la aplicación de distintas técnicas, métodos y contenidos disciplinarios.

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Es por ello que los profesores en servicio se apegan más a actividades controladas y

mecánicas que promueven un aprendizaje memorístico y pasivo. Argumentan la

falta de innovación por las condiciones en las aulas y conductas disruptivas de sus

alumnos y sacrifican las dinámicas de grupo con tal de mantener un clima de

control y respeto.

4.3 Las problemáticas que los profesores en servicio enfrentan en secundaria

La promoción de actividades cada vez más libres en el aula trajo consigo dilemas en

la enseñanza de una lengua extranjera. Por un lado, la falta de conocimiento sobre

estrategias y técnicas de enseñanza diversas, así como la inseguridad en el dominio

de la lengua inglés provoca vacilación en los profesores quienes se apoyan cada vez

más en los libros de texto promocionados por casas editoriales. Por otro, las

características de las aulas y del trabajo en secundaria también definen en gran

parte la forma de actuar e interactuar de los profesores de inglés en sus aulas.

Tales características son: clases numerosas, salones con poco espacio para

interactuar, mobiliario fijo o muy pesado, falta de conexiones de luz, ruido

externo, interrupciones constantes para dar avisos, o la ausencia de alumnos en los

grupos porque se encuentran realizando alguna actividad extracurricular.

Aunado a estos dos problemas generalizados, se encuentran los estudiantes de

secundaria quienes representan el reto más grande. Dadas las características de su

edad y la crisis de valores que enfrentan, hay cada vez más una constante

preocupación por buscar formas de motivarlos a aprender una lengua extranjera,

para abrir caminos despertando su interés y eliminar la actitud negativa hacia la

escuela y los profesores. Los estudiantes de este nivel tienden a distraerse

fácilmente y a querer distraer al profesor de su tarea. También resienten el hecho

de que las clases estén centradas en los maestros; es decir, que sean éstos quienes

deciden lo que hay que hacer y cómo hacerlo. Además de problemas de orden más

lingüístico como la interferencia de la lengua materna, la falta de exposición a la

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lengua oral y por ende inhabilidad para comprenderla, así como la dificultad en

recordar debido a la falta de una constante exposición a la lengua, entre otros.

Lo anterior ha generado modelos y prácticas de enseñanza que poco a poco se van

desvinculando de la naturaleza de la asignatura, de los contenidos a enseñar y de

las actividades sugeridas por los métodos de enseñanza actuales. Se adoptan

prácticas de enseñanza que en cierta medida tienen congruencia con las

condiciones dadas, pero no para la metodología de enseñanza del inglés que

demanda de prácticas comunicativas y de interacción libres entre pares, pequeños

grupos o el grupo completo.

En un escenario de contradicciones como las señaladas, los futuros maestros de

inglés normalistas se insertan y aprenden a sortearlas, modificando así los

imaginarios construidos en la escuela formadora y desarrollan estrategias para

transformar esta realidad.

4.4 Las actividades de enseñanza de los futuros maestros de inglés

Como ya se señaló, a diferencia de otras asignaturas, la enseñanza de una lengua

extranjera en el contexto de la escuela secundaria pública ha sido objeto de

controversia entre la metodología y las prácticas de enseñanza. Mientras la primera

orienta teóricamente a los futuros profesores y profesores en servicio de inglés

hacia un uso de la lengua más comunicativo y “real”; en las aulas el ambiente de

aprendizaje dista mucho de ser uno motivador y generador de las condiciones

apropiadas para despertar en los estudiantes adolescentes la necesidad y

oportunidad de comunicación que busca la enseñanza comunicativa de la lengua

extranjera.

El primer obstáculo que los futuros profesores de inglés enfrentan es la propia

cultura de la escuela secundaria, donde imperan las normas, la disciplina y el

control de la conducta (Sandoval, 2001: 343-344). En la mayoría de las escuelas de

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este nivel resulta contraproducente atreverse a realizar dinámicas de interacción

simultáneas con todos los alumnos, tales como los “mingles”20. Los futuros docentes

reconocen esta dificultad y explican las razones por las cuales en ocasiones no

buscan vencerla:

“Creo que sí soy medio tradicionalista porque toda mi vida aprendí con maestros de este tipo. Y me cuesta un poquito de trabajo salirme del contexto. Todas estas actividades que me menciona son sencillas pero jamás se me ocurrieron y sí las pude haber hecho. Creo que tengo que empezar a pensar más allá sobre qué puedo hacer, porque sí, sí se puede. Creo que ahorita estoy como los caballitos, con una sola mira, entonces tengo que quitármelo (GAT(2)260907)”.

Como señala el alumno normalista, el tradicionalismo en las clases de inglés en

secundaria impera y a pesar de que en los espacios de didáctica denominados en el

Plan de Estudios 99 de formación inicial como Observación y Práctica Docente,

Estrategias y Recursos y Taller de Diseño y Propuestas Didácticas se revisa

constantemente la teoría, los alumnos normalistas en sus prácticas temen alterar el

ambiente o las prácticas acostumbradas y prefieren continuar reproduciéndolas, por

miedo a provocar la indisciplina en los alumnos, a romper con las costumbres ya

internalizadas, o bien causar el enojo o celos de los tutores.

Como escribe en uno de sus diarios un alumno en formación, la disciplina es uno de

los aspectos que atraviesa toda acción en la escuela secundaria:

“Al término de este primer semestre recapitulo muchos aspectos sobre mi labor docente, así como las diferentes vertientes que ha tenido. Para empezar me he encontrado con un concepto que de alguna manera influye poderosamente en mi labor: la disciplina. La secundaria maneja este precepto como el camino que lleva al éxito…” (Sesión en la ENSM 30/ENERO/08)

No obstante, ante las limitaciones imperantes, los estudiantes-maestros encuentran

algunas formas de mejorar estas condiciones:

20 Acción de moverse entre la gente y platicar con ella, particularmente en un evento social. Estas actividades en la enseñanza de lenguas están diseñadas para practicar el uso de preguntas y respuestas a manera de intercambio de información (onestopenglish, 2).

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Por ejemplo, ante la actitud pasiva de los estudiantes de secundaria durante las

clases, los futuros profesores incentivan la participación y el trabajo eficiente con

el uso de sellos o papelitos de colores que contabilizan al final de cada bimestre

para sumarlos a la calificación final.

Ao. Normalista: Bueno, mientras hacen esta actividad paso a revisar… ¿qué paso a

revisar?

Aos. de 1º. grado: ¡La carátula!!!!

Ao. Normalista: ¡Bien! La persona que no traiga la carátula bien hecha o tenga errores sólo le voy a poner un sello. Y para esta actividad (la que los alumnos realizaban en clase en ese momento) les voy a dar tres sellos al libro y dos sellos al cuaderno. ¿Está bien? (NDJ(1)020207).

Este tipo de negociación es una manera que los futuros maestros han ideado para

generar no sólo la participación expedita sino también la precisión, el orden del

cuaderno y el cumplimiento de la tarea. Uno de mis alumnos normalistas comentó

que sus alumnos de secundaria parecen disfrutar el coleccionar sellos o

participaciones, pues entre ellos mismos se preguntan cuántos sellos tienen y

cuando se dan cuenta que les hacen falta, le piden a este maestro practicante

tarea o trabajo extra para completarlos.

Otra forma innovadora que encuentro en los futuros profesores es la promoción del

uso del inglés a partir de las conductas aprendidas y condicionadas del aula. Las

estrategias que usan los futuros maestros en la clase, tales como el saludo de

entrada y las solicitudes de permiso para ir al baño o para salir del aula, son frases

que los alumnos de secundaria tienen memorizadas y las repiten a menudo. Aunque

también son objeto de bromas y juego entre ellos.

Es común, por ejemplo, que cuando los alumnos ven entrar al maestro, éstos

exageran el saludo y alargan las últimas vocales para repetir a coro el típico

“Gooooood moooorninnnng, Teacher”. Este saludo lo dan estando de pie y esperan

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la orden de sentarse cuando el maestro les responde “Very well, thank you. Sit

down”.

Una vez hecho esto, la clase de inglés ha iniciado oficialmente y lo que sigue

depende del profesor, ya que es éste quien va marcando la pauta para el desarrollo

de la clase. El alumno sólo reacciona ante las instrucciones y acciones que el

maestro va realizando.

Por lo general, el tiempo de clase es muy breve y los futuros maestros se ven

constantemente inquietos y acelerados ya que quieren realizar todas las actividades

planificadas; por ello, a manera de dispositivo de control de grupo pero también

como una forma de indicar el inicio de alguna actividad los profesores comienzan a

contar en inglés.

“OK. One, two, three, four, ...”

(NDJ(1)020207) Los alumnos en ocasiones en vez de callarse continúan contando en inglés. Esta es

una forma de réplica ante este llamado de atención que hace el practicante.

Formas más innovadoras de conteo para que los alumnos se callen o pasen al frente

o terminen de hacer una actividad rápidamente lo es recitando los días de la

semana, los meses del año, e incluso las estaciones.

Después del saludo, y de la cuenta ya sea regresiva o no, otra de las rutinas de la

clase es escribir la fecha en el pizarrón. Los futuros profesores alientan a los

estudiantes a decir y escribir la fecha:

“Today is ....... (el grupo en coro dice la fecha en inglés y el futuro profesor prosigue…). OK. The season is …. OK. And… this is class number. _____” (El grupo sabe de este modo que la clase está comenzando).

En el pizarrón queda asentado lo que los alumnos dijeron de este modo:

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Today is March 2nd, 2007. Today is Friday. The season is winter. Class No. _1_

Acciones como las anteriores son una forma de hacer uso de la lengua en clase, sin

embargo, cuando se trata de presentar temas nuevos o dar instrucciones más

complejas o nuevas, los futuros profesores emplean ambas lenguas, predominando

el español. En caso contrario, los alumnos de la clase más avanzados suelen traducir

a sus compañeros lo que dice el profesor practicante.

Por lo general, el tema de la clase se anuncia en inglés, pero casi inmediatamente

el profesor cambia al español y entre uno y otro idioma establece el contexto de la

clase:

Ao. Normalista: “Today we are going to talk about Jobs. A ver, ¿qué les gustaría ser de

grandes? Aos.: “Doctor! ... Rock star! Futbolista! Policeman! .... Ao. Normalista: Ok. Voy a pegar unas oraciones about what people do in some jobs.

A ver, ayúdenme. (El profesor le pide a dos alumnos que lo ayuden a pegar alrededor del salón algunas oraciones escritas en una hoja tamaño carta blanca con plumón y cubiertas con protectores de hoja. Utiliza pritt tack para colocarlas y le pide a los alumnos que usen poco “chicle”. Al decir esto, el practicante sonríe pues sabe que es una broma. Mientras los alumnos pegan las hojas, éste continúa:

Ao. Normalista: “Here, there are some pictures about jobs. Tell me, what do you see? In

English. Ao1: Carter (El alumno quiso decir cartero). Ao. Normalista: Listen. Postman or mailman. Tell me, who is he? Ao2.: Es una oficina Ao. Normalista: A ver... oficina. Pero no es oficina es una recepción. Ao. 3: Receptionist… Ao. Normalista: OK… And who is she? Ao. 4: Aeromoza.

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Ao. Normalista: How do you say aeromoza in English? Ao. 4 Aeromozi Ao. Normalista: No. Flight attendant. Finally, tell me, who is she...? Ao.5.: Doctor Ao. Normalista: Eso, she is a doctor (NDJ(1)020207). En el fragmento que acabamos de leer, el alumno-maestro genera un discurso en

ambas lenguas, así garantiza que los alumnos de secundaria comprendan la lengua y

evita que interrumpan la clase con risas nerviosas o burlas porque alegan no

entender. También, presenta el vocabulario de manera inductiva; elicita las

respuestas de sus alumnos quienes se muestran interesados y juguetones. Éstos

hacen uso de su imaginación e inventan palabras.

Hechos como éstos son muy comunes en las prácticas libres en secundaria. Los

adolescentes suelen ser creativos y hacen bromas constantes con la lengua, ya sea

inventando palabras, repitiendo lo que el maestro dice con un acento más

exagerado o utilizando expresiones que se escuchan en los medios de comunicación.

Sin embargo, muchos alumnos maestros tienen miedo de este tipo de juego y suelen

cortar toda iniciativa inhibiendo este despliegue de ingenio de los alumnos.

El siguiente paso de la clase es la repetición de las palabras para familiarizar al

alumno con la pronunciación. El empleo de esta técnica es la más socorrida y

aunque suele ser predecible los alumnos la disfrutan pues da pie a que usen de

lleno su garganta. Así entre gritos y repeticiones el alumno realiza el conocido

“choral repetition”.

Ao. Normalista: Ok. Tell me, she’s a ......(Éste hace una pausa para que los alumnos le den la respuesta y entonces los alumnos en coro dicen “doctor”. Él continúa y les vuelve a dar la pauta….

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“He is a... (vuelve a esperar y los alumnos le dicen en voz alta “receptionist”. Así continúa con las otras palabras.

Otro momento importante de la clase es cuando el alumno maestro organiza juegos

o competencias para atraer el interés y generar un ambiente de aprendizaje

motivador. Por lo general, debido a que los grupos son numerosos, deciden hacer

sólo dos equipos pues de esta forma es más fácil controlar a todos.

En esta clase de 40 alumnos, aproximadamente entre 20 y 25 alumnos levantan la mano. El alumno normalista elige al azar de entre quienes levantan la mano para darles la participación. Por lo general, los que ya participaron no la levantan de nuevo, sólo cuando algún alumno tiene problemas para responder, se emocionan y todos quieren corregir. En cierto momento, el alumno normalista recuerda a los alumnos que no les va a dar la participación a quien le grite “teacher, teacher” o diga “me, me”. Los alumnos, entonces mantienen silencio, pero su mano sigue arriba. Un rato después, los alumnos vuelven a insistir, llamando la atención del maestro de la misma forma. (NDL(2)230207).

Cuando los futuros profesores se enfrentan a situaciones disruptivas, por lo general

cuentan ya con alguna estrategia o actitud que desinhibe esta conducta, como en el

caso anterior en que el alumno maestro no les da la participación. Sin embargo, hay

otros casos en los que todavía no encuentra su estrategia y decide evitar

actividades que lleguen a desencadenar algún problema de indisciplina.

Ao. Normalista: Bueno pues fue la práctica en la secundaria, en las diferentes secundarias; cómo manejar a los alumnos; cómo negociar con los tutores, con los diferentes factores de la secundaria, pero sobre todo con los alumnos, cómo manejar al diferente tipo de alumnos. Sí y se presentan cosas que aquí no nos dicen. O sea no nos dicen: “en la secundaria van a encontrar alumnos pues groseros”.

No obstante, sin importar si cuentan o no con estrategias para controlar a los

alumnos de secundaria, coinciden que las prácticas docentes significan un reto,

porque al estar frente al grupo las características de la enseñanza ya no son iguales

a las que se ven y estudian en la Normal. Es en cierto modo esta incertidumbre la

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que más les aterra y en la medida en que encuentran algunas técnicas o nuevas

estrategias para superar esta condición, la práctica se vuelve menos impactante,

permitiendo el paso a los saberes.

4.5 Las aulas de inglés

Una característica importante de las clases de inglés la conforman sus aulas y

recursos didácticos. Por lo general, en una clase de inglés no faltan las láminas o el

material gráfico pegado en las paredes para hacer que los alumnos se familiaricen

con el vocabulario y estructuras gramaticales; de este modo el aprendizaje de la

lengua es periférico.

En algunas escuelas se cuenta con un salón especialmente para las clases de inglés

donde se espera que los alumnos trabajen con ciertos medios como el televisor y el

reproductor de video. No obstante, los alumnos normalistas comentan que a pesar

de los recursos, las clases tradicionales imperan y los salones se emplean como

cualquier otro. Es decir, los profesores en servicio no toman ventaja del espacio

salvo para decorarlo y acomodar las sillas de manera distinta, pero las actividades

vuelven a ser las mismas.

Aa. Normalista: A este salón lo llaman “sala de inglés” porque aquí hay televisión, videocassetera, grabadora, cafetera y dos pizarrones. Además las mesas están pegadas formando tres largos rectángulos y los alumnos se sientan en ambos lados de las mesas. Debido a la dimensión del aula, los alumnos están muy juntos y esto los distrae constantemente. Comentamos que el acomodo de las sillas es ideal si se trabaja cooperativamente o si se requiere investigar en varios libros a la vez, pero que para una clase tradicional, pues es simplemente muy incómodo (NDI(1)230207).

Otro de los recursos indispensables de los salones de inglés son las grabadoras,

aunque poco las usan en este nivel por la falta de conexiones o por los formatos

MP3 que ya no son compatibles con algunos reproductores. Sin embargo, los futuros

profesores se las ingenian para llevar a sus alumnos canciones o textos grabados que

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se reproducen en los laboratorios de cómputo o bien en computadoras personales o

IPODs. Esto no deja en ocasiones de ser un problema por la falta de condiciones en

el aula.

Asesor: ¿Qué fue exactamente lo que pasó con el audio?, ¿por qué no funcionó? Aa. Normalista: Porque mi IPOD está mal. Traigo el disco y ayer lo intenté usar pero

con una grabadora de aquí [de la escuela secundaria] y estaba mal. Entonces, mi tutora me prestó su computadora. Y muy buena onda, vino por las bocinas y todo. Yo le dije, mañana llevo mi IPOD y mis bocinas y pasé el audio al IPOD y todo; traje las bocinas y de repente el audio no jaló. No sé que tenga, pero está como mal. Lo venía escuchando en la mañana, pero precisamente estos tres audios, porque traigo tres audios, no los quiere tocar. A lo mejor es el formato o alguna cosa pero no los quiso leer (NDA1)260907)

Como vimos en este capítulo, la enseñanza del inglés fomenta actividades acordes a

la naturaleza de esta asignatura pero muchas de las normas, prácticas tradicionales

y estricto control de disciplina y niveles de ruido inhiben y limitan sus condiciones.

Esto provoca que los futuros maestros de inglés generen prácticas de donde se

derivan estrategias y saberes sobre su tratamiento en secundaria.

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CAPÍTULO 5. LOS SUJETOS Y SUS CONTEXTOS EN LAS PRÁCTICAS DOCENTES

“Sin una concepción teórica del mundo social no es posible analizar la actividad in situ. Pero hay una alternativa más promisoria: tratar las relaciones entre persona, actividad y situación como si se dieran en la práctica social, considerada esta como una sola entidad teórica abarcadora.”

Jean Lave. Mostrar el mundo socialmente constituido de la escuela secundaria es una forma de

comprender las relaciones que se establecen con los actores y las prácticas

cotidianas que ahí se desarrollan, generándoles cambios en sus saberes y en sus

prácticas. Como los autores Chaiklin y Lavé (1996) escriben en su obra, los sujetos

no pueden separarse de los contextos, pero sí ambos conforman una historia que se

desarrolla ante nuestros ojos cuando la examinamos detenidamente. En el

entramado de las prácticas docentes se encuentran tres elementos presentes: los

sujetos, la acción y sus contextos, los cuales como señala Wenger son “flexibles y

cambiantes”, y conducen inevitablemente a ciertos aprendizajes.

A través y en la interacción con estos elementos, se caracteriza la forma en que los

alumnos en formación asumen la enseñanza y la reproducen socialmente. Como

dice Ana Ma. Salgueiro “Durante sus actividades docentes, los profesores se

apropian de saberes y prácticas históricamente construidos y de aquí se derivan

nuevas prácticas a partir de ciertos saberes, o bien producen nuevos saberes en

torno a las prácticas” (1998:18).

Esta caracterización que la autora hace de las prácticas y de la forma como generan

conocimiento es lo que observaremos en la siguiente reconstrucción de las historias

de dos alumnos que realizaron sus actividades docentes del último año en la misma

escuela secundaria pero que debido a las condiciones de las mismas sus

experiencias fueron diferentes, dando paso a aprendizajes y adquisición de saberes

distintos.

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LA HISTORIA DE ANA

“Tengo 30 años y siempre busco el logro de mis objetivos. No me desanimo porque creo que siempre queda algo bueno en el camino. Soy impaciente y exigente conmigo misma. Creo que es bueno tomarse un descanso y no hacer cosas rutinarias. Soy una persona respetuosa y me gusta atender a los demás”

(ENSM(2)220906)

Ana fue una de mis alumnas del último año. Era la mayor y más seria de mis

alumnos asesorados. Antes de ingresar a la Normal, estudió una carrera comercial.

Está casada y tiene dos hijos pequeños. Su ingreso fue resultado de la imposibilidad

de encontrar empleo como secretaría y a un deseo personal de superación.

Académicamente, desde que la conocí, la consideré una buena alumna por su labor

comprometida y esmero en las cosas que hacía. Su mayor temor al inicio del último

año de su carrera era el control de grupo y de disciplina, pues un semestre atrás

ella había notado que éste era su talón de Aquiles.

En este último año de formación, las estancias más prolongadas en la escuela

habían aumentado sus temores y le provocaba ansiedad las pretensiones que tenía

respecto a la forma de trabajo que quería realizar a la luz del tema que había

elegido para su documento recepcional: llevar a la práctica el método de enseñanza

oficial que proponía el Plan de Estudios 2006 para el aprendizaje de la lengua

extranjera, inglés.

La institución y el curriculum como estructura social

Cuando Ana inició la labor de enseñanza en la escuela secundaria con adolescentes

de primer grado, se dio cuenta de que la atmósfera y el trato hacia los estudiantes

era muy estricto; las actividades de enseñanza estaban muy reguladas debido a

procedimientos normativos impuestos por las autoridades del plantel. Aunado a

esto, se dio cuenta de que su libertad de acción sería limitada ya que su tutora

acataba sin cuestionar todas las órdenes y propuestas de la jefa de materia. Ésta

última era también profesora de inglés en la escuela secundaria pero debido a su

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antigüedad y trabajo comprometido con la institución gozaba de cierta influencia

ante las autoridades del plantel. En resumen, la tutora de Ana no tomaba decisión

alguna sin consultar antes con la otra profesora. De este modo, las clases que

impartían tanto Ana como su tutora se daban bajo una regulación y supervisión

constante. Las formas de trabajo en el aula eran entonces a menudo impuestas y se

reproducían en los tres grados. Cabe mencionar que los grados de segundo y tercero

los atendía la otra profesora y la tutora de Ana era la titular de los primeros años.

Es así que en los momentos de práctica con los cuatro grupos de primero Ana

intentaría implementar estrategias de aprendizaje y de trabajo acorde al nuevo

Plan y Programas de Estudio, pero limitadamente. Para contextualizar un poco

sobre la naturaleza de las actividades que sugiere este programa, se enlistan a

continuación algunas de las estrategias didácticas que el programa propone:

Hablar en inglés todo el tiempo durante las sesiones.

Trabajar en pares o grupos.

Buscar que los materiales reflejen características de los textos de la vida

real, que tengan un propósito claro, que estén contextualizados, y que

contengan modelos de lenguaje auténticos.

Hacer uso del diccionario para resolver dudas.

Tratar las funciones del lenguaje secuencialmente e iniciar con los anteriores

para integrar los nuevos.

Buscar la autenticidad en las tareas para que por medio de ellas los alumnos

reflejen el mundo real.

Poner énfasis sobre lo oral (listening and speaking), sin dejar de lado

habilidades de lectura y escritas (reading and writing).

Propiciar que los alumnos narren oralmente y escriban textos la mayor parte

del tiempo.

Crear actividades donde los estudiantes produzcan oraciones de acuerdo al

mundo donde viven.

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Hacer uso de la tecnología para motivar al alumno a escribir (chats en

Internet, canciones, noticias, juegos, etc.) (SEP, 2006).

Con respecto a lo que Ana pensaba sobre el nuevo enfoque de enseñanza entonces,

ella resalta en el borrador de su documento recepcional lo siguiente21:

“(La RES)…considera al alumno el eje fundamental del proceso educativo, es decir, el alumno adquiere saberes, conocimientos, percibe sus sentimientos, desarrolla habilidades y destrezas y perfila sus pensamientos, transitando de lo homogéneo a lo heterogéneo. Además el alumno refuerza sus valores, adquiriendo así una conciencia plena como sujeto social dinámico e importante. Desarrolla su capacidad de saber qué decir, a quién y cómo decirlo de manera apropiada, en cualquier situación dada”.

Con respecto a la teoría de aprendizaje, ella nos aclara:

“Destaca la naturaleza dinámica de la interacción entre profesores, alumnos, tareas y contextos, y supone que el aprendizaje surge de las interacciones de unos con otros. Por medio de lenguaje se transmite la cultura, se desarrolla el pensamiento y se realiza el aprendizaje.”

En particular, también nos dice que el nuevo plan incorpora un concepto nuevo

denominado “prácticas sociales” que el mismo programa del PE 99 define como un

uso de la segunda lengua complejo…:

“que sirve no sólo a propósitos comunicativos, sino también cognitivos y de reflexión, a través de la cual un individuo comprende el mundo y él mismo se integra a la sociedad. Desde este punto de vista, utilizar eficientemente la lengua significa ser capaz de interactuar con otros a través de la producción e interpretación de textos orales y escritos con el fin de participar en la sociedad”. “Por lo anterior, en este programa el aprendizaje de una lengua extranjera se enfoca en lo que hacen los usuarios expertos de la lengua para y durante la interpretación y producción de textos orales y escritos, preservando la función social de dichos actos. En otras palabras, el objeto de estudio de este curso de lengua extranjera es las prácticas sociales de la lengua.” (SEP, 2006).

21 ____, Ana. (2007) Resultados de la aplicación del programa de inglés para primer grado, conforme el plan de estudios 2006 en la escuela secundaria no. 86. Documento recepcional para obtener el titulo de Licenciado en Educación Secundaria, con especialidad en Lengua Extranjera: Inglés. México. No publicada.

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Como se contextualizó arriba, Ana pretendía en este último año de prácticas

poner a prueba las sugerencias y lineamientos del Plan de Estudios 2006 en sus

grupos de primer grado, por ello debía tener en mente la mayor parte del

tiempo los aspectos teóricos que se señalaron y ajustarlos a las condiciones de

su contexto.

Deconstrucciones en la práctica

Durante las visitas que realizaba a Ana observaba que ésta no aplicaba ninguna

actividad que me sugiriera una aplicación del PE 2006. Constantemente le hacia ver

esto y le preguntaba si seguía en pie su intención o había cambiado de opinión. Fue

hasta inicios del 8º. Semestre, el 16 de febrero del 2007, que implementó dos

actividades que no había observado antes.

En las otras ocasiones Ana había trabajado de manera muy controlada, podría

decirse “tradicional”22, pero este día llevó a cabo su clase de manera diferente.

Al inicio de clase, presentó a un grupo de primero cuatro frases que se utilizan para

expresar lo que a una persona le gusta o desagrada con cuatro verbos que connotan

diferentes grados de intensidad:

Apple I love apple Egg I like egg Wine I don’t like wine Dog I hate dog23

Después de un breve ejercicio de repetición y ejercitación sistemática y controlada

para que los alumnos se familiarizaran con la pronunciación y significado de las

oraciones, Ana pidió a los alumnos que dieran más ejemplos con oraciones propias

(drills significativos). Después les indicó que copiaran lo que estaba escrito en el

pizarrón y, una vez que terminaron, les indicó que pasarían al frente por turnos. 22 Según Imbernón (1998) un enfoque tradicional es aquel que se basa en la idea de que la función básica del profesor es la transmisión académica de conocimientos (en Lozano, 2006, p. 59). 23 Esta oración es gramaticalmente incorrecta, pero Ana no lo detectó y así lo presentó a los alumnos.

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Primero los niños y luego las niñas. También les comentó que iba entregar a cada

uno un papel con información sobre lo que supuestamente a cada uno le gustaba y

desagradaba. Ya en el frente, iban a entrevistar en inglés a sus compañeros sobre la

información de los papelitos para encontrar aquellos tres alumnos que compartieran

los mismos gustos y desagrados; es decir, que coincidieran en los alimentos que les

agradaban y no. Comentó que en total se formarían cinco equipos de cuatro

alumnos y uno de tres. Pero, les advirtió, que si veía a alguien mostrando su

papelito lo iba a tomar de la mano y lo iba a sentar. También les dijo que iba a dar

participación al equipo que realizara esta actividad más rápido. Entonces, repartió

los papelitos y comenzaron los varones.

Mientras la actividad se llevaba a cabo, la tutora de Ana cronometraba la acción. Al

terminar, ésta dijo en voz alta “dos minutos”. Los alumnos se dirigieron a sus

bancas y se sentaron. De nuevo, Ana repartió otros papelitos, esta vez a las niñas y

les indicó que se formarían también los mismos cinco equipos de cuatro alumnas y

uno de tres. Las alumnas se levantaron y comenzó la actividad. Ellas tardaron dos

minutos con diez segundos. Los chicos habían ganado.

Fue interesante observar cómo los alumnos acostumbrados a permanecer en sus

asientos la mayoría del tiempo mientras realizan actividades académicas, en esta

ocasión realizaron una breve actividad oral más libre, de pie, al frente del salón.

Esto implicaba un cambio que de alguna manera trasgredía la estricta disciplina y

organización que se promueve en esta escuela. Ana se las había ingeniado para

promover una actividad con algunos rasgos y características como las que señala el

programa de inglés, sin salirse mucho de lo que normativamente permite la escuela

y en un área muy estrecha –un pequeño espacio entre las bancas y el pizarrón-. Así

que entre apretones y empujones de los alumnos, éstos se iban comunicándose en

inglés para encontrar a sus pares.

La siguiente actividad que observé ese día estaba relacionada con la celebración del

Día de la Amistad. Ana les preguntó si conocían el significado de Valentine’s Day.

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Los alumnos inmediatamente respondieron en español que se refería al “Día de San

Valentín”. La profesora les indicó que en ese momento se iban a repartir los dulces

que habían traído especialmente para esa actividad, pero que para repartírselos,

tendrían que usar un par de frases en inglés. Ella escribió en el pizarrón lo

siguiente:

A: This is for you B: Thank you ó Thanks Una alumna preguntó la diferencia entre uno y otro agradecimiento, Ana respondió

que el primero era más formal. Entonces, sacó una bolsa de papel donde venía

escrita la palabra “boys” y antes de dar instrucciones para iniciar la actividad,

preguntó quién no había entregado dulces [Durante esa semana, Ana les había

solicitado que trajeran un dulce para intercambiar con sus compañeros como

símbolo de amistad por el 14 de febrero]. Dos niños levantaron la mano. Les

preguntó si traían un dulce para entregar en ese momento, ambos asintieron y

depositaron sus dulces en esta bolsa. Entonces, la actividad dio inicio. Esta vez

fueron las niñas quienes empezaron primero. A medida que iban pasando la bolsa

de las niñas “girls”, se llevaba a cabo un breve intercambio en inglés, a la vez que

tomaban un dulce. Nuevamente, el equipo que lo hiciera en menos tiempo

obtendría participación. Los niños volvieron a ganar.

Cuando terminó su clase ese día, le pregunté a Ana: Asesor: Vi que realizaste con tus alumnos dos actividades comunicativas en clase, ¿las

considerarías como las “prácticas sociales” que señala el nuevo Plan de Estudios de la RES?

Ana: Sí y no. Sí, porque los alumnos interactuaron entre sí. No, porque yo les di los

papelitos y ellos tenían que seguir los modelos que les indiqué, de tal modo que los ejercicios fueron controlados. Sería diferente si las actividades hubieran salido de ellos. Si ellos hubieran escrito sus gustos (GM(1)160207).

Ana en esta respuesta nos deja ver que entendía las prácticas sociales como

actividades libres que generaban los propios alumnos, y que no eran impuestas por

el profesor, por lo tanto descartaba esta actividad como tal porque ella había

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proporcionado los modelos. No obstante, cuando le comenté que aún así me habían

gustado las actividades y que le recomendaba que implementara más como éstas,

ella interpeló lo siguiente:

Ana: Bueno, en realidad es la primera actividad de comunicación que hago. Y en esta

escuela no te dejan sacar a los alumnos al patio. Mejor ni le muevo. Sólo a Toño (su compañero normalista que practicaba en la misma escuela). Se ve que tiene mucha influencia en esta escuela (GM(1)160207).

Toño era otro de mis alumnos -de quien hablaré más adelante- y quien atiende a los

grupos de segundo grado en esta misma escuela. Su tutora es precisamente la jefa

de materia que se mencionó al principio. Aunque Ana no lo expresó abiertamente,

su comentario daba a entender que quería espacio para sus actividades y el no

solicitarlo se debía a una cuestión normativa de la propia escuela. Así lo hizo ver al

continuar con la charla:

Ana: Sí, lo bueno es que hasta ahorita no ha habido ningún problema con lo del dulce.

Asesora: ¿Por qué? ¿Te pueden regañar porque comen en clase?

Ana: Sí. Cuando hice la actividad con un globo, los globos andaban por aquí y por allá. Ya después se sabrá, porque aquí todo se sabe. La sociedad de alumnos está a las vivas y ya vi dos casos en que fueron a hablar con el Director y Subdirector para acusar a los maestros. Y los padres de familia también están muy al pendiente (GM(1)160207).

Ana realizaba sus prácticas en una escuela secundaria ubicada en Iztapalapa. Tanto

ella como Toño comentaban que está escuela era considerada como la mejor de la

zona, por eso los habitantes de los alrededores deseaban que sus hijos asistieran

aquí. Una de las razones por la que era tan popular es precisamente por las normas

tan estrictas que menciona Ana y que a los padres de familia parece agradarles, no

tanto así a los alumnos.

En este breve intercambio, Ana hizo patente una situación que parecía molestarle:

la falta de libertad en sus prácticas, es decir, el tener que pensar en lo que las

autoridades y padres aprueban o no aprueban; el adaptar las prácticas a estas

condicionantes.

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Ser o no ser: el dilema es la cuestión

En una visita posterior a la que se describió, la del día 16 de marzo, Ana comentó

que sus alumnos se encontraban muy desalentados. Al preguntarle la razón, me

dijo que en clase había cuestionado a sus alumnos el por qué no traían la tarea.

Ellos a su vez le dieron varios argumentos: algunos le dijeron que por flojera, otros

porque se les olvidaba, pero lo que más les molestaba -le dijeron- era que

mandaran llamar a sus padres constantemente.

Ana me platicó el caso de uno de sus alumnos del 1C, a quien sus padres le pegaban

cada vez que la escuela los mandaba llamar porque no hacía la tarea e incluso lo

llegaban a sacar de la casa. Por esa razón, comentó, ya no quería quitarles puntos

si no traían la tarea y cada vez que se las revisaba, si no la traían, les pedía que la

hicieran en ese momento, mientras terminaba de revisar a los demás, o bien, que

se la trajeran otro día.

Fue quizá coincidencia que, precisamente, antes de platicar con Ana sobre este

caso, había observado en su clase más participación oral por parte de los alumnos y

menos tiempo dedicado a la revisión de tarea. Hecho que no era común en la rutina

de clase de Ana, pues ésta dedicaba los últimos cinco a diez minutos de clase a

dicha actividad. Casi al final de esta sesión lo que observé fue que cuando pidió

que sacaran sus cuadernos para revisar la tarea y llegó al lugar de una alumna que

estaba sentada a mi lado, le preguntó: ¿Y la fecha? La alumna no contestó y Ana no

comentó más. Simplemente, le puso el sello de revisado, en lo que me pareció un

acto de connivencia. Continuó revisando y señalándoles detalles, como el uso de

mayúsculas, o la forma como pegaban el ejercicio; es decir, que estuviera pegado

en dos hojas y no en una, etc. Cuando encontraba algún error, lo señalaba con el

dedo y les decía “corríjalo”, pero aún así les daba el sello.

Me sorprendió la flexibilidad de Ana hacia los alumnos, a quienes no negaba el sello

a pesar de no cumplir con todos los aspectos que se señalaban; tales como, falta de

la fecha, acuerdos de número de hojas, ubicación de la ilustración pegada, entre

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otros. Esta actitud la vine a entender después, cuando regresó a la Normal y

charlamos sobre sus clases.

Le pregunté entonces por su alumno del 1C me dijo que finalmente lo habían

expulsado de la escuela. La historia del alumno de Ana me conmovió, pero no me

sorprendió porque ya tenía antecedente de las reglas de conducta estrictas de la

institución, pues ella había comentado que, por ejemplo, si un alumno se iba

suspendido por alguna razón éste ya no tenía derecho a presentar exámenes y que

si reprobaba lo sacaban de la escuela. Fue este el caso del alumno.

Comprendí que el cambio de actitud de Ana en la última sesión se debía a la

expulsión de este alumno y que su flexibilidad hacia los alumnos era una forma de

apoyar a los jóvenes. Dice Davini (2005) en su obra “La formación docente en

cuestión: política y pedagogía” que la misión del “buen maestro” como difusor de

cultura es la del disciplinamiento de la conducta y homogeneización ideológica de

las grandes masas para desempeñarse en el “orden” social. Ana comprende esta

misión trasmitiendo en sus aulas un trabajo arduo y de respeto pero al mismo

tiempo en la evaluación concede más oportunidades.

Más allá de la disciplina

De las diversas clases que observo de mis alumnos normalistas, las de Ana son las

que más me divierten por los diálogos que se dan entre ella y sus alumnos. No

importa que tan adusta y severa quiera parecer ante ellos. Ni siquiera el hablarles

de “usted”, o el hecho de que los reprenda constantemente por la forma como se

sientan, evita que los alumnos en ocasiones jueguen con ella.

Por ejemplo, en una ocasión mientras caminaba entre las bancas para elegir a la

persona que iba a contestar sus preguntas, los alumnos entusiasmados gritaban en

español “yo, yo”. Ana les respondía “Don’t tell me, yo, yo”. Después de un par de

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veces de repetir la misma instrucción, una de sus alumnas le respondió en voz baja:

“Entonces, usted, usted”. A este comentario, Ana permaneció callada.

En la misma clase, pero en otro momento, Ana se da cuenta que tiene dos dibujos

mal colocados en el pizarrón y dice en voz alta al grupo: “Me equivoqué y no me

dicen!” Una alumna responde: “¡Por eso lo hicimos mal, porque Ud. nos lo dijo

mal!” De nuevo, Ana no respondió,

En una sesión posterior, Ana instruyó al grupo para que copiaran lo que estaba

escrito en el pizarrón. Los alumnos comenzaron a hablar y se dio el diálogo que a

continuación se muestra:

Ao.1: “Ya copie “todo”. Ana: Eso… Ao.2: “¿Me presta su pluma?” Ana: No. ¿Por qué? Se la alquilo. Ao. 3: “¿Me presta otra pluma?” Ana: No, ustedes deben traer sus plumas (NDM(2)160207).

En otro momento de la misma sesión, Ana juega “ahorcado” con los alumnos. Uno a

uno, fueron diciendo letras del alfabeto para completar cuatro palabras. De este

modo en el pizarrón se formaron las palabras:

A p p l e

E g g W i n e D o g

Al llegar a “wine”, un alumno dijo la letra “e”. Ana respondió que no. Cuando

dejaron de adivinar y la maestra terminó de escribir la palabra, alguien le

preguntó:

Ao1: No que no estaba esa letra, maestra. Ana: Ah, pues sí verdad. Pero no se murieron, ¿o sí?

Aos: (Todos rieron) (NDM(2)160207)

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Para el espectador, estos diálogos pueden resultar divertidos, pero Ana reaccionó

evasiva a cada uno de estos comentarios. Parecía evitarlos para no dar pie a más

respuestas y replicas de la misma índole y con ello llevar a una pérdida de control

de la disciplina. Por ello, no continuaba el juego verbal de los alumnos. Al

respecto, le comenté que pensaba que sus alumnos eran bien portados pero en

ocasiones burlones, ella respondió simplemente que era un grupo “inquieto”.

¿Reproducción o producción social?

Para sus prácticas pedagógicas, en este último año escolar, curiosamente, tanto

Ana como Toño mandaron a hacer un sello personal. El de Ana tiene su nombre en

la parte superior, el escudo de la ENSM y la figura de un búho, así como una

leyenda que dice: “English Teacher”, en tinta negra; en el centro, el día, el mes y

el año, en tinta roja.

El sello, así como otros dispositivos de control que emplea (una tarjeta

bibliográfica blanca dividida en dos secciones por ambos lados para anotar el

número de participaciones orales en clase, el número de salidas al baño, la entrega

de tareas y las actividades que se evalúan en clase) son prácticas que Ana ha

incorporado en su afán por cumplir con las normas de disciplina que tiene la

escuela.

También Ana y Toño, a principio de año, diseñaron una especie de aviso o circular

especial para los padres, donde se comunica que sus hijos no trajeron la tarea. En

una clase de octubre que la observé, Ana precisamente explicaba a sus alumnos al

principio de la sesión cómo se iba a trabajar con este aviso y que cuando se les

diera uno, tenían que pegarlo en sus cuadernos y sus padres debían firmarlo.

Una tarea nueva para Ana en esta escuela fue cuando se le solicitó revisar

mochilas, brazos, ombligos o lenguas de los alumnos. Estos “operativos” tenían

como finalidad evitar que los alumnos trajeran tatuajes o se perforaran.

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En el aula, Ana también despliega diversas estrategias para mantener trabajando

en silencio a sus alumnos. Por ejemplo, cuando comienza a elevarse el nivel de

ruido producido por los alumnos, Ana levanta la mano y hace un gesto de que está

contando con los dedos, sin emitir una palabra. Los alumnos al percatarse de esto,

comienzan a callarse entre si. Si llega a tres, me dice, les aplica un castigo; por

ejemplo, exámenes más difíciles. Esta manera de llamarles la atención me pareció

también una actividad nueva, pues un año antes había observado a Ana en otra

clase –en aquél entonces cursaba el sexto semestre- y no la vi aplicar ninguna de

estas estrategias. Al contrario, si comparara las clases, aquella fue mucho más

ruidosa y Ana no reparó en el ruido como en esta ocasión. Al respecto le pregunté:

Asesora: Me llamó la atención que (tus alumnos) se callan entre sí. ¿Cómo lo lograste?

Ana: Esto lo tomé de Juan (otro alumno normalista, compañero de Ana). Me contó que hay una maestra que les cuenta en voz alta a los alumnos para que se callen y si no lo hacen les aplica doble examen. Entonces yo dije, esto lo voy a aplicar aquí y así lo hice. A este grupo sí se lo apliqué y les hice un examen diferente a los demás, sin embargo, salieron muy bien. Por eso están un poquito más ciscados (GM(1)160207).

Dentro de las prácticas nuevas que observé este año en Ana se encuentran: el

cronometrar casi todas las actividades, la revisión diaria de las tareas, y un control

muy estricto de cada acción y reacción de los alumnos en la clase. Pienso que Ana

ha aprendido formas de control, mismas que no surgen de una necesidad interna en

particular sino del ambiente.

Asesora: ¿Qué hay de la asignación de tareas? ¿Les asignas a diario tarea y si es así se las

revisas también a diario, cómo les das “feedback” (retroalimentación)?

Ana: Mi tutora me pide que deje tarea diario y eso me quita tiempo. Aunque la mayoría de las veces la reviso en mi casa. Pero si no es en la casa, es en clase. Hoy la tarea no fue sellada. Con respecto al feedback, por ejemplo, en el otro grupo les comentaba de la pronunciación y les pedía que escribieran debajo de las palabras cómo se pronunciaba. En este grupo que acaba de observar no hubo tantos problemas, sólo algunos que no me ilustraron las palabras (GM(1)160207).

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LA HISTORIA DE TOÑO

“He vivido engañado mucho tiempo porque quise ser feliz a través de los demás, pero ahora sé que ser feliz es ser auténtico. Siempre esperé más de los demás. Mi peor defecto es querer ser perfecto, creativo, iluso y mocho de ideas”.

(ENSM(2)220906) El retorno del hijo pródigo

Toño fue quien eligió esta escuela para practicar porque aquí cursó su secundaria y

su maestra de inglés entonces es quien ahora funge como su tutora, la Profa.

Graciela.

Al inicio del año escolar, su interés era llevar a cabo el proyecto de crear un

laboratorio de inglés, sueño que había acariciado desde muchos años atrás esta

profesora, pero que por cuestiones de tiempo en los trámites de gestión con las

autoridades de la propia institución tal proyecto no se había realizado.

Desafortunadamente, Toño vislumbró el mismo problema y decidió no iniciar algo

que no fuera a terminar en el lapso de un año escolar, así que pronto cambió de

idea y eligió concentrar su trabajo en los chicos, intentando despertar en ellos el

mismo interés que sintió cuando joven por la asignatura. Como él mismo narra en el

borrador del documento recepcional que se encontraba elaborando24:

“Mi primer contacto con la lengua inglesa fue en la escuela secundaria, al igual que la mayoría de alumnos que cursan este nivel escolar. Siendo alumno me cuestionaba el por qué algunos compañeros eran exitosos y otros (como yo) no lo éramos. La respuesta inmediata a mi pensamiento de aquellos tiempos era que ellos tomaban clases particulares o porque llevaban inglés en sus primarias; después descubrí que existían muchos factores que determinan el éxito en la adquisición de la lengua inglesa. Así siendo un alumno con calificaciones sobresalientes durante mi corto historial académico, no me quería quedar atrás en comparación con mis compañeros. Pedí, rogué y conseguí que mis padres me pagaran clases particulares” (extracto de su documento recepcional).

Toño es un alumno modelo y, como profesor, entusiasta y muy “chambeador”,

como él mismo se define en un correo electrónico que me envió.

24 ___ Toño. (2007) Y ¿por qué él si? Lo que hace a un alumno triunfar en el aprendizaje del inglés y cómo generar el éxito en el resto de los alumnos. Documento recepcional para obtener el titulo de Licenciado en Educación Secundaria, con especialidad en Lengua Extranjera: Inglés. México. No publicada.

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Hola Miss: Recuerda que me digo que le avisara cuando pasara algo interesante en mi escuela, pues ya esta pasando después de mucho hablar y convencer a los directivos y a la maestra logre hacer una semana del INGLES será la proxima semana se va aponer bueno (eso espero), esta semana los chicos estan haciendo sus recetas en el taller de cocina y comparten lo que hicieron con los demás compañeros, he chambiado mucho! (e-mail recibido el jueves 1º de marzo de 2007)25.

Al día siguiente, recibí otro correo notificándome de una semana de actividades

extracurriculares que pensaba organizar en la escuela secundaria.

Hola Miss:

Lunes: Canciones con letra Martes: Jeopardy Miércoles: Periódico Mural. Jueves; Juegos y videos. Viernes: Concurso de spelling Creo que el mejor día sería el jueves ya que habrá juegos en el receso y video en inglés

(e-mail recibido el 2 de marzo de 2007.)

El viernes 16 de marzo, acudí a observar una de estas actividades que me había

señalado. Conforme a su programación, tenía organizada para este día la actividad

denominada “Spelling Bee Contest” (Concurso de Deletreo), con alumnos de los tres

grados. La llevó a cabo en el receso y cuando llegué al patio ya un gran número de

alumnos curiosos escuchaban sus instrucciones. Les explicaba que iban a comenzar

con una fase eliminatoria, que quién quisiera concursar tenía que recitar el

alfabeto en voz alta, sin equivocarse. Varios alumnos levantaron la mano. Los cinco

profesores de inglés que nos encontrábamos en ese momento (Toño y su tutora; Ana

y su tutora; y yo) nos dimos a la tarea de seleccionar a los alumnos en la primera

prueba. En la segunda ronda, los alumnos seleccionados competían entre sí,

deletreando palabras que Toño había seleccionado de los temas recientemente

vistos en las clases de los tres grados. La actividad se hizo lo más rápido posible

porque el receso dura veinte minutos y Toño trataba de aprovechar al máximo su

25 El subrayado es personal e indica errores de ortografía detectados, pero que no se modificaron para mantener el texto original.

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tiempo. Recorría la fila de alumnos, pidiéndoles que deletrearan una y otra vez

diferentes palabras. Alrededor de este escenario, un grupo de alumnos curiosos,

amigos de los concursantes animaban a sus candidatos. Poco a poco el número de la

fila se fue reduciendo hasta que quedaron cinco alumnos. Dos de tercero, dos de

segundo y una alumna de primero. En ese momento tocaron la campana y no se

pudo conocer al vencedor. Toño les dijo que terminarían el siguiente lunes y haría

entrega de los premios:

1º. Lugar: un balón de fútbol 2º. Lugar: un CD quemado de su música favorita (no todos se mostraron entusiastas por este premio) 3º. Lugar: Un paquete con 10 plumas de colores.

De este modo, despidió a los presentes y los alumnos regresaron a sus salones

desanimados porque no hubo vencedor.

Divergencias y convergencias

A diferencia de Ana, Toño había realizado en la escuela secundaria durante sus

prácticas más actividades libres y en espacios distintos al aula como la anterior.

Esto rompía con los esquemas normativos que Ana señalaba. Parecía como si

hubiera dos criterios diferentes en la aplicación de las normas en la misma

institución. Mientras Ana acataba las normas de la escuela y realizaba sólo las

actividades permitidas, Toño con previa autorización de su tutora, podía organizar

actividades libres en el patio y en el aula. Claro, siempre bajo la supervisión

constante de su tutora, pero esto no parecía molestar a mi alumno. Al contrario,

aunque escucha a la tutora y le pide opinión, cuando encuentra algún obstáculo

argumenta que es una actividad para su tesis y tanto la directora como la tutora

ceden y dan el permiso, aunque no inmediatamente. Tiene que esperar un poco. De

hecho, me tocó estar en la pequeña plática que sostuvieron Toño y su tutora con la

directora, donde éste solicitaba permiso para rotular en inglés todos los espacios de

la escuela. La directora le solicitó que esperara hasta que acordara con el director

del turno vespertino cuidar de dichos rótulos para que los alumnos no los arrancaran

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o maltrataran. Argumentaba la directora que si no se cuidaban los letreros, estos

podían dar mal aspecto a la escuela. Dos semanas después, Toño obtuvo el permiso

para hacer su actividad. Ya por anticipado, me había contactado por e-mail,

pidiéndome mi ayuda para que le ayudara revisando lo que dirían dichos rótulos:

… Cuando pueda a ver si me ayuda en los letreros que pondré.

Principal Office quiso decir Principal’s office [oficina del director] ) Infirmary (consultorio médico) Shop (quiso decir Refectory or Candy shop [cooperative] ) Carpenter´s workshop (quiso decir Carpentry workshop [taller de carpintería]) Decoration workshop (taller de decoración) Smith´s workshop (taller de estructuras metálicas) Cook´s workshop (quiso decir Cooking workshop (taller de cocina) ) Drawer´s workshop (quiso decir Drawing and sketching workhop [taller de

diseño]) Ladies toilet (quiso decir Ladies room or Ladies [baño de las mujeres] ) Boys toilet (quiso decir Men’s toilet [baño de los hombres])

Siempre que observo a Toño impartiendo clase, su tutora se acerca para mostrarme

orgullosamente el cuaderno de los estudiantes de secundaria para que vea las

diferentes actividades que han hecho. Creo que en cierta forma siente que Toño es

una extensión de ella, quizá porque fue su alumno. Toño también siente especial

afecto y respeto por su tutora y en su documento recepcional lo señala:

“La jefa de la academia de Inglés, es un persona dedicada a su trabajo, organizada y siempre abierta al cambio.” “A través del trabajo diario observé que todo lo lleva en orden, listas, calificaciones, comisiones etc. Quizá su tono de voz y la forma en que se dirige a ti (siempre con respeto) suene agresivo o poco amigable, pero es parte de su personalidad y lejos de ser una desventaja, desde mi punto de vista creo que esto genera respeto y profesionalismo, lo que hace que su presencia te impresione, por lo menos fue mi propia experiencia, al ser observado y evaluado por esta maestra.

Además, comenta aquí que fue precisamente en secundaria cuando le nació el

deseo de ser profesor de inglés:

“Desde que cursaba el tercer grado de secundaria, recuerdo que yo quería ser maestro de Inglés, así que fui construyendo un camino que me llevara a esta meta…”

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No obstante la libertad que Toño parecía gozar con las dinámicas que

implementaba, había aspectos administrativos que no podía saltarse. Uno de ellos

era la revisión del cuaderno de apuntes como también señala:

“Algo muy importante que mencionar es el cuaderno de apuntes, la escuela ha instituido una rígida evaluación al cuaderno de apuntes. Por ejemplo en la asignatura de inglés, el cuaderno debe estar foliado en inglés, marginado, tener la fecha del día de trabajo, tener los puntes completos y una letra de molde, exámenes y ejercicios pegados. Llevar un registro de tareas e incluso evidencias de aprendizaje. El no llevar un cuaderno con las características mencionadas, amerita una calificación no aprobatoria y por lo tanto también un promedio final (reprobatorio).”

Toño, a diferencia de Ana, parecía estar de acuerdo con las formas de evaluación y

no mostraba ningún inicio de desacuerdo con estas prácticas. Al contrario, parecía

admirar la forma estricta de ser de su tutora. Por su parte, Ana luchaba

internamente contra este excesivo “papeleo” -como lo externó en la visita de

octubre-.

Toño me aseguró que pensaba implementar muchas de estas estrategias en el

futuro. Quizá como Toño se educó en esta misma escuela secundaria, no le parecen

exagerados los métodos formativos ni las formas de control de disciplina. Además,

Toño se desempeña más libremente en el contexto de la escuela; Ana, al contrario,

parece incómoda con estas prácticas, pero se somete.

En esta breve contrastación de dos casos en una misma escuela, observamos lo que

Salgueiro (1998) nos había señalado. Ana generó nuevos saberes de las prácticas de

control y regulación que se daban en la escuela secundaria, es decir, dadas las

condiciones que se le presentaron en el aula. Toño, por su lado, implementó nuevas

prácticas en la escuela a partir de los saberes que existían. En una nueva

reformulación de la noción de aprendizaje, Lavé y Wenger señalan que éste se da

en los procesos de participación dentro de una comunidad, participación que al

principio es legítimamente periférica, pero que gradualmente se vuelve más

compleja y envolvente.

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… the move of learners toward full participation in a community of practice does not take place in a static context. The practice itself is in motion (p. 116).

Pero, si se mira del otro lado de la moneda, el aprendizaje en la actividad situada

que experimentan los aprendices es parte esencial de la formación y de la

construcción de una identidad profesional para su futuro.

Desde la descripción de estas acciones de los sujetos, observó que Ana genera

actividades y estrategias didácticas para ajustarse a la estructura social de la

escuela en un afán de reproducir las prácticas normativas y de control de la escuela

para no generar ningún problema en su tutora o en la escuela, aun cuando parece

no estar de acuerdo. Toño, por su lado, rompe con éstas mismas y aporta nuevas

formas de ver su práctica.

A nivel de sujetos, pude observar cierta tensión entre las dos profesoras titulares de

la asignatura de inglés: la profesora joven y la profesora con mayor antigüedad y

reconocimiento. La vida cotidiana de la escuela ya tenía marcados los límites de

acción de cada una, espacios que los practicantes no pudieron traspasar. En el caso

de Ana, todo el control lo ejercía en su aula y aún así éste era limitado. Para Toño,

su aula y otros espacios de la escuela como el patio, el taller de cocina y la

dirección fueron espacios de negociación que finalmente ganó.

En torno al contexto, fue interesante observar como el mismo espacio fue de

conflicto pero significativo en la construcción de aprendizajes y saberes de ambos

practicantes. De este año de prácticas ambos se llevan una experiencia distinta: Por

un lado, en las formas de interacción y en el logro de metas, mismas que se

ajustaron de, para y con la comunidad; por otro, de los propios procesos

cambiantes de la práctica, saberes que les significaron y les fueron representativos

en esta forma de cognición en la práctica.

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Las prácticas docentes, tiempo de cosecha

Según reza el dicho “todo lo que se siembra se cosecha”. Durante las prácticas

docentes del último año, los alumnos normalistas cosechan lo sembrado en las

actividades cotidianas que realizan en la escuela secundaria, pero no sólo se llevan

los frutos de su trabajo sino también prácticas que comparten y aprenden de sus

tutores, de la escuela secundaria donde realizan sus prácticas y del contexto en

general.

Mucho de lo aquí cosechado es la reproducción social de la vieja praxis, aunque en

cierta medida ésta se ve revolucionada, modificada, adaptada u omitida en las

formas como los futuros profesores conciben su práctica.

Es muy difícil anticipar los resultados que ejercerán en los sujetos en formación la

acción de las normas ya preescritas pero así como pueden acatarlas sin conceder (el

caso de Ana), también pueden intentar modificarlas y tratar de cambiar la visión de

otros actores (el caso de Toño).

Mi experiencia como formadora de docentes de la especialidad de inglés me ha

permitido ver casos como el de los dos que aquí se señalan, pero éstos no son los

únicos. Encuentro otros donde las condiciones de vida o los lazos que se estrechan

en torno a la comunidad escolar no son tan fuertes ni demandantes, o bien, el

sujeto en formación se compromete muy poco con los actores de la escuela y la

institución misma. En este caso, este futuro profesor tiene poco que cosechar de la

experiencia. Su compromiso para con su profesión es muy débil e incluso le cuesta

trabajo referirse a sus prácticas con la misma pasión o entrega.

Encuentro la experiencia de las prácticas docentes del último año como un

elemento integrador de la identidad docente. Sin ellas, el futuro profesor no pone a

prueba su vocación.

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Antes de escribir esta tesis, pensaba que las prácticas en la escuela secundaria eran

un espacio curricular donde se observaban y calificaban las competencias que el

estudiante normalista había hasta entonces adquirido. Ahora sé que no sólo es eso.

También es el espacio donde se define, se afina y forja el carácter de un

profesional de la educación que aspira a ser llamado profesor de inglés de

secundaria.

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CONCLUSIONES

En este documento se revisaron distintos aspectos y describieron características de

las prácticas docentes de alumnos de la especialidad de inglés que se encuentran en

el último año de su formación inicial. Se hizo un recorrido teórico y metodológico

de los conceptos e instrumentos de investigación que sirvieron de marco de

referencia para el desarrollo del mismo. También se revisaron algunos datos

históricos del normalismo en México así como de los eventos que llevaron a la

conformación de una Escuela Normal Superior. En este marco, se describieron en

particular el plan de estudio 1983 y 1999, los cuales por ser los dos últimos dan

cierta singularidad a las prácticas docentes que realizan los alumnos en formación

para la educación secundaria. Aquí también se describen sus propósitos y

particularidades, en especial las del último año que representan espacios

curriculares de acercamiento al trabajo docente más prolongados y en condiciones

más reales.

En esta primera parte del trabajo, se exponen los referentes conceptuales y

contextuales que dan sustento al desarrollo del trabajo de campo que se realizó en

diferentes escuelas secundarias de la Ciudad de México durante los ciclos escolares

2006–2007 y 2007-2008, observando las prácticas docentes de alumnos del 7º y 8º

semestre durante las diferentes jornadas, así como llevando a cabo sesiones de

retroalimentación o feedback después de sus prácticas y algunas entrevistas al final

del año escolar para dar cuenta de lo que significó, se aprendió y reflexionó con

respecto al trabajo en las aulas.

De este material empírico se explican y dilucidan características de la prácticas

docentes del último año; se reconstruyen experiencias, reflexiones, aprendizajes y

saberes desprendidos de esta acción; se describe el tipo de interacción que

sostienen con los distintos actores involucrados en la formación inicial docente, la

triada conformada por el asesor, el tutor, y los alumnos de secundaria, y en el

centro de este triángulo el alumno normalista quien en su actuación y formas de

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relacionarse con los otros y con los objetos de la práctica se conforma como el

futuro profesor de inglés de secundaria a punto de egresar.

Aquí se destaca el papel de los que directa o indirectamente son formadores de los

estudiantes para maestros: del asesor de la escuela normal, el tutor de la escuela

secundaria y los jóvenes adolescentes así como padres de familia y autoridades

directivas. Todos ellos conformando una comunidad de práctica donde las acciones

de los otros, con los otros y a través de los otros tienen sentido, surgen significados

y de esta lógica se dan características de la práctica pedagógica muy particulares

para cada sujeto.

También, a partir de las reflexiones sobre sus prácticas, se identifican procesos de

pensamiento y diferentes roles del futuro docente, así como posturas criticas ante

temas que trastocan lo afectivo, lo metodológico, lo social, lo ético y lo moral. Con

ello distinguimos no sólo cómo piensan los futuros docentes, sino también qué es lo

que piensan, así como los problemas y las soluciones que encuentran.

En otro apartado, conocimos las características muy particulares de las clases de

inglés en secundaria, así como las dificultades que enfrentan en sus prácticas

docentes los futuros maestros. En ella se destacan aspectos como el uso del inglés

en las aulas, la calidad y cantidad con que lo emplean; los métodos de enseñanza

predominantes y las estrategias de aprendizaje que promueven. Asimismo, el nivel

de experticia y visión respecto a la planificación, promoción de aprendizajes y

evaluación de los mismos en contraste con las prácticas sedimentadas y rutinizadas

de sus tutores y otros profesores de inglés.

Se destacan también los casos de dos practicantes del último año en los que se

reconstruyen sus prácticas y la manera cómo se van insertando en la realidad

escolar y hacen una escisión entre la teoría y la práctica. Como Gimeno Sacristán

señala, en las prácticas docentes no se aplica el conocimiento aprendido en la

escuela formadora sino el que surge de las mismas actividades culturales e

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intelectuales que se realizan paralelas a las prácticas. Es decir, los futuros

profesores se apropian de algunos saberes y prácticas constituidos y de aquí ellos

derivan nuevo conocimiento y nuevas estrategias que dan lugar a nuevas prácticas,

o bien se subordinan y subsumen a ellas reconstruyendo en torno a éstas nuevos

saberes, muchos de ellos desdeñados o incluso ignorados.

Por último, se concluye que no existen recetas mágicas en la formación de

profesores. La formación inicial se solidifica en el ejercicio de la propia práctica y

de la reflexión que se derive de ésta. Las prácticas docentes en condiciones

“reales” ayudan al estudiante maestro a multidimensionar la acción del docente y a

moverse de una participación periférica a una más centrada, aunque sujeta a las

condiciones de trabajo particulares de la escuela secundaria y a las relaciones en el

plano emocional y cognitivo que se establezcan entre los distintos actores con los

que interactúa. En otras palabras, depende del contexto, los sujetos y la historia

personal de cada alumno en formación.

Las experiencias que se obtienen de la participación les permiten cosificar

significados en torno a las prácticas y a su futuro profesional. No obstante, en

ocasiones, cuando los significados de las prácticas se hacen muy tempranamente o

con base en prejuicios o creencias, el conocimiento al que se llegue representa un

obstáculo en la adquisición y construcción de nuevos aprendizajes.

No obstante, la reflexión en, para y de las prácticas ayuda a los futuros profesores a

rumiar sus ideas y a buscar la conexión de éstas con sus acciones, formas de

relacionarse y decisiones al momento; a meditar sobre aquellos momentos

perturbadores o gratos, sobre las condiciones de trabajo y los aprendizajes que se

han adquirido consciente o inconscientemente.

Despertar en los futuros profesores una actitud reflexiva los ayuda a reconocer su

papel como agentes activos y transformadores de su propia práctica. Sujetos que

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aportan soluciones o propuestas a los propios conflictos pedagógicos o

metodológicos y que dan intencionalidad a sus acciones con el propósito de

satisfacer las necesidades e intereses de aprendizaje de sus alumnos de secundaria.

Los futuros profesores se preocupan por su desarrollo profesional y en muchos

sentidos su inquietud está puesta en las carencias y debilidades que creen o

visualizan tener bajo los “modelos” de profesor que tienen en mente; otras veces

aunque no les agrade se ven limitados a tomar el rol subordinado y alienante de

practicante que algunos tutores o instituciones les confieren. Se dan cuenta de que

“ser” el profesor de inglés que anhelan se ve coartado en esos momentos por las

condiciones del propio currículo y del contexto social de la escuela secundaria

donde realizan sus prácticas. En muchas ocasiones, toman consciencia de una

posición periférica en la práctica y son tolerantes, pero en ocasiones se rebelan a

través de sus emociones y sensaciones. Sus reflexiones son en cierto momento la

válvula de escape donde la crítica y su deseo de cambiar las cosas se hace presente.

En su rol de alumnos maestros toman distintas posturas en sus prácticas (la de

práctico reflexivo, indagador y experto) y, en cierto momento, se vuelven críticos

severos de su praxis y de la de los otros. Cuando ellos se encuentran en condiciones

de práctica más libre, ya sea porque el ambiente de la escuela es menos normativo

o el tutor es más flexible, se vuelven innovadores, no es así cuando los espacios de

la práctica están controlados. En cuanto a los procesos de reflexión en sí, creo que

el diálogo sobre sí y con los otros, ya sea un igual o alguien más experto, permite

una construcción más rica y significativa de su aprendizaje docente.

Focalizar y encauzar los momentos de reflexión es un valioso ejercicio de la

formación inicial, pero también es mucho más enriquecedor y significativo a la luz

de las prácticas docentes. Por otro lado, la autorreflexión sobre los problemas

comunes a los que los alumnos del último año de la especialidad de inglés se

enfrentan en sus prácticas pedagógicas, los hace adquirir consciencia, valores y

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saberes que se ponen en juego y los guían -como un sexto sentido o sentido común

en la solución de algún conflicto, incertidumbre o dilema y los motiva en una

preocupación implícita por ser mejores maestros.

A los formadores de profesores nos resta el encauzar la energía, el optimismo, los

sentimientos de éxito e interés de los alumnos maestros. Responder a su llamado en

los momentos de tribulación y ayudarlos a satisfacer su sed de conocimiento.

Escuchar las voces de su pensamiento en sus actos reflexivos y procesos de reflexión

y reconocer sus aprendizajes en las acciones que experimentan. Todo esto se puede

evidenciar en las prácticas docentes que son parte esencial e irremplazable de la

formación y de la construcción de su identidad profesional futura.

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IRAGUI, Graciela Mabel. “La escuela lancasteriana y su método pedagógico” En Educared. 2007. (Accesado en http://www.educared.org.ar/infanciaenred/antesdeayer/files/Graciela%20Iragui.pdf.)

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ONESTOPENGLISH (s/f) “Mingle Activities” en One stop English Newsletter archive: Lesson share extras section. London: Macmillan Publishers. (Accesado en: http://www.onestopenglish.com/section.asp?docid=145293)

PERRENOUD, Philippe (2001) “La formación de los docentes en el siglo XXI.” En Revista de Tecnología Educativa, XVI, No. 3. Santiago de Chile: Universidad de Ginebra. Facultad de Psicología y Ciencias de la Educación. (Accesado en: http://www.unige.ch/fapse/SSE/teachers/perrenoud/php_main/php_2001/2001_36.html)

RICHARDS, Jack (2006) “Communicative Language Teaching Today” En Meet the Future (CD-ROM) Cambridge: Cambridge University Press.

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ANEXOS

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i

ANEXO 1. RELACIÓN DE REGISTROS AMPLIADOS REALIZADOS.

CICLO ESCOLAR 2006-2007

No. PROGR.

FECHA

ACTIVIDAD

TIPO DE REGISTRO

CÓDIGO

1 15 SEPT 2006 SESIÓN ENSM NOTAS DURANTE ENSM(1)150906 2 22 SEPT 2006 SESIÓN ENSM VIDEO ENSM(2)220906 3 06 OCT 2006 FEEDBACK SEC. 148 NOTAS DURANTE NDF(1)061006 4 11 OCT 2006 CLASE ELENA NOTAS DURANTE NDU(1)111006 5 a 11 OCT 2006 ENTREVISTA TUTOR GRABACIÓN GT(1)111006 5 b 13 OCT 2006 CLASE TOÑO NOTAS DURANTE NDMC(1)1310066 13 OCT 2006 CLASE ANA NOTAS DURANTE NDM(1)1310067 20 OCT 2006 CLASE MARIA NOTAS DURANTE NDLM(1)201006 8 20 OCT 2006 CLASE LEONOR NOTAS DURANTE NDLU(2)201006 9 20 OCT 2006 CLASE URIEL NOTAS DURANTE NDO(1)201006 10 25 ENE 2007 CLASE LUIS NOTAS DURANTE NDL(1)250107 11 26 ENE 2007 CLASE LEONOR NOTAS DURANTE NDLU(2)260207 12 02 FEB 2007 SESIÓN ENSM NOTAS DURANTE ENSM(3)220906 13 12 FEB 2007 CLASE LUIS NOTAS DURANTE NDL(2)020207 14 12 FEB 2007 CLASE DE JUAN NOTAS DURANTE NDJ(1)020207 15 16 FEB 2007 CLASE ANA NOTAS DURANTE NDM(2)160207 16 16 FEB 2007 FEEDBACK ANA GRABACIÓN GM(1)160207 17 23 FEB 2007 CLASE LUIS NOTAS DURANTE NDL(2)230207 18 23 FEB 2007 FEEDBACK LUIS GRABACIÓN GL(1)230207 19 23 FEB 2007 CLASE SARA NOTAS DURANTE NDI(1)230207 20 09 MAR 2007 CLASE ANA NOTAS DURANTE NDM(3)090307 21 09 MAR 2007 CLASE TOÑO NOTAS DURANTE NDMC(3)09030722 09 MAR 2007 CLASE URIEL NOTAS DURANTE NDO(2)090307 23 26 JUN 2007 ENTREVISTA F. ELENA GRABACIÓN GU(1)260507 24 26 JUN 2007 ENTREVISTA FINAL JUAN GRABACIÓN GJ(1)260507 25 27 JUN 2007 ENTREVISTA FINAL ANA GRABACIÓN GM(2)270507 26 29 JUN 2007 ENTREVISTA F. URIEL GRABACIÓN GO(1)290507 27 29 JUN 2007 ENTREVISTA FINAL TOÑO GRABACIÓN GMC(1)260507 28 02 JUL 2007 ENTREVISTA FINAL SARA GRABACIÓN GI(1)020507 29 02 JUL 2007 ENTREVISTA F. LUIS GRABACIÓN GL(2)020507 30 04 JUL 2007 ENTREVISTA F. LEONOR GRABACIÓN GLU(1)040607

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ii

CICLO ESCOLAR 2007 – 2008

No. PROGR.

FECHA

ACTIVIDAD

TIPO DE REGISTRO

CÓDIGO

31 24 SEP 2007 CLASE ROCÍO NOTAS DURANTE NDE(1)270907 32 24 SEP 2007 FEEDBACK ROCÍO GRABACIÓN GE(2)270907 33 24 SEP 2007 CLASE TERESA NOTAS DURANTE NDM1)270907 34 24 SEP 2007 FEEDBACK TERESA GRABACIÓN GM(2)270907 35 25 SEP 2007 CLASE MANUEL NOTAS DURANTE NDH1)270907 36 25 SEP 2007 FEEDBACK MANUEL GRABACIÓN GH(2)270907 37 25 SEP 2007 CLASE ROSA NOTAS DURANTE NDR(1)250907 38 25 SEP 2007 FEEDBACK ROSA GRABACIÓN GR(2)250907 39 26 SEP 2007 CLASE LUISA NOTAS DURANTE NDA1)260907 40 26 SEP 2007 FEEDBACK LUISA GRABACIÓN GA(2)260907 41 26 SEP 2007 CLASE PEDRO NOTAS DURANTE NDAT(1)260907 42 26 SEP 2007 FEEDBACK PEDRO GRABACIÓN GAT(2)260907 43 27 SEP 2007 CLASE REBECA NOTAS DURANTE NDS(1)270907 44 27 SEP 2007 FEEDBACK REBECA GRABACIÓN GS(2)270907 45 27 SEP 2007 CLASE ROBERTO NOTAS DURANTE NDA(1)270907 46 27 SEP 2007 FEEDBACK ROBERTO GRABACIÓN GA(2)270907 47 28 SEP 2007 CLASE SONIA NOTAS DURANTE NDSA(1)280907 48 28 SEP 2007 FEEDACK SONIA GRABACIÓN GSA(2)280907

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ANEXO 2. REGISTRO AMPLIADO DE UNA OBSERVACIÓN DE CLASE

ACTIVIDAD DE “FEEDBACK” O DE ANÁLISIS DE LA PRÁCTICA* CON ALICIA DESPUÉS DE SU CLASE CON EL GRUPO 2B.

Miércoles, 26 de septiembre de 2007.

Sesión grabada Registro escrito por: Maricruz Aguilera Moreno

Tema: Comentarios después de las actividades de enseñanza observadas en la clase que impartió la alumna de 7º, semestre en el grupo 2B durante la primera semana de la primera jornada de prácticas (del 24 de septiembre al 19 de octubre).

Contextualización: Después de haber observado la clase de Alicia con el 2B a la 3ª hora (9:20 a 10:00 a.m.), me dirigí con ella y su tutora, la Profa. Araceli Luna a la sala de maestros. Antes de poder charlar con ella, la profesora titular -egresada de la ENSM de la especialidad de inglés y ex alumna mía, me comenta sobre los éxitos que ha tenido en su carrera. Me comenta que enseña en dos secundarias y en las tardes en el Bachilleres. Que terminó su maestría y que está muy orgullosa de sus grupos. Antes de despedirme, le agradezco el apoyo que le proporciona a Alicia y ella comenta que le agradan las actividades que ésta realiza en clase. Que espera que exista una buena relación entre ellas, ahora que se conocen mejor. (Este último comentario quizá surge del mal entendido que se había suscitado durante la semana de observación cuando la titular del grupo le dijo a Alicia que no le permitiría practicar en todos sus grupos. Esta actitud cambió cuando me presenté a platicar con ella y comprendió que era parte de las actividades de la practicante el atender a cuatro grupos. Cuando observé la clase de Alicia y la actitud de la Tutora, me pareció que había una mejor relación y lo pude confirmar más tarde cuando hablé con mi alumna… Una vez que nos sentamos en uno de los sillones que se encuentran en el pasillo que conduce a la sala de maestros, entregué a mi alumna su hoja de observación. En ella aparecen varios comentarios favorecedores de las actividades que realizó y con la hoja en la mano, comencé a charlar con ella. II. UN REGISTRO DE CAMPO comenta sobre los éxitos que ha tenido en su carrera. Me comenta que enseña en dos secundarias y en las tardes en el Bachilleres. Que terminó su maestría y que está muy orgullosa de sus grupos. Antes de despedirme, le agradezco el apoyo que le proporciona a Alicia y ella comenta que le agradan las actividades que ésta realiza en clase. Que espera que exista una buena relación entre ellas, ahora que se conocen mejor. (Este último comentario quizá surge del mal entendido que se había suscitado durante la semana de observación cuando la titular del * Philippe Perrenoud señala en su libro “Desarrollar la práctica reflexiva en el oficio de enseñar” que el término “análisis de la práctica” se emplea últimamente de forma muy común y con diversos propósitos no sólo como método de formación o trans(formación) de las personas (2006: 115-116). Dentro de las otras formas, éste menciona nueve distintos propósitos. En este caso, sugiero al lector lo interprete como una modalidad de explicitación de los esquemas y de los conocimientos que sostienen las competencias de un experto, así como un punto de partida de una reflexión sobre valores y la ética de la acción.

Comentario [p1]: Rutinización de la labor del formador, reproducción de prácticas sociales.

Comentario [p2]: Hay aprobación por parte de la tutora.

Comentario [p3]: No se había establecido una identificación social de la alumna entonces. Para Etienne Wenger, no existiría todavía una participación afiliada (no hay identidad en la CoP). Para Francois Dubet, todavía no se ha establecido una construcción de sujeto al nivel de la organización social de la tutora y de la escuela secundaria (p. 540).

Comentario [p4]: Rutinización de la práctica; comienzo calificando y establezco sin intención una pauta o visión (prejuicio)

Comentario [p5]: Hay aprobación por parte de la tutora.

Comentario [p6]: No se había establecido una identificación social de la alumna entonces. Para Etienne Wenger, no existiría todavía una participación afiliada (no hay identidad en la CoP). Para Francois Dubet, todavía no se ha establecido una construcción de sujeto al nivel de la organización social de la tutora y de la escuela secundaria (p. 540).

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grupo le dijo a Alicia que no le permitiría practicar en todos sus grupos. Esta actitud cambió cuando me presenté a platicar con ella y comprendió que era parte de las actividades de la practicante el atender a cuatro grupos. Cuando observé la clase de Alicia y la actitud de la Tutora, me pareció que había una mejor relación y lo pude confirmar más tarde cuando hablé con mi alumna… Una vez que nos sentamos en uno de los sillones que se encuentran en el pasillo que conduce a la sala de maestros, entregué a mi alumna su hoja de observación. En ella aparecen varios comentarios favorecedores de las actividades que realizó y con la hoja en la mano, comencé a charlar con ella. Maricruz: ¿Cómo sentiste tu clase? ¿Qué te gustó? Alicia: Me gustó mucho, mucho, mucho esta clase, e incluso la que tuve con el grupo pasado, con el A, en la parte en la que los niños respondieron muy bien; siento que las actividades estuvieron planeadas para eso y que respondían de la manera que yo quería o que hicieran lo que quería que ellos produjeran. La verdad es que me siento con más seguridad ahora, ¿no? Me acuerdo cuando estaba en tercer semestre, íbamos todos temblando. Y decíamos ¡No sé! ¿Qué hago? Por ejemplo, ahorita que se me fue lo del audio, dije bueno no importa y a lo que sigue. Al final, Araceli [la tutora] me prestó su computadora. Me siento un poco más segura de qué hacer o de cómo hacer X o Y cosas. Maricruz: A mi me gustó la secuencia de actividades, en particular el “hangman”, porque hubo mucho reto. Porque, pedagógicamente, hiciste que hicieran uso de su conocimiento previo o bagaje. También me gustó la actividad de “Who am I?”, aunque siento que hubo como una pérdida de tiempo cuando les pediste que cambiaran las sillas y luego las regresaran a su lugar. Sin embargo, te funcionó al hacer que los alumnos preguntaran quién eran y trataran de responder. Después siguió el “uso del diccionario” y personalmente creo que es la primera vez que veo que lo usan de esta manera para el manejo y uso del vocabulario. Después, creo que fue genial que cerraras con el audio, porque fue la consolidación. ¿Qué te hizo preparar la clase así? ¿Cómo presentabas tradicionalmente el vocabulario? Alicia: Tradicionalmente lo hacíamos con flash cards y era como de lo más innovador y luego les decíamos: repite. Creo que esto es algo que ha cambiado mucho en mí en cuanto a enseñar. Si se dio cuenta yo no les dije repitan y repitan. Eso ya no es enfoque comunicativo, ¿no? Y entonces, porque antes en el enfoque nos decían: “y repite 30 veces la palabra tal”. Ahorita, con el nuevo enfoque ya no les dije que repitieran. Aunque todavía con el nuevo enfoque no sé muy bien por donde. Maricruz: Vi claramente algunas de las etapas de este nuevo enfoque de aprendizaje a través de la experiencia. Es decir, a partir de una experiencia para llevarlos a una reflexión y de ahí al conocimiento concreto y de nuevo a una práctica. Creo que partiste de su experiencia, de su conocimiento del mundo. Tal vez no llegaste a la reflexión y las actividades fueron algo controladas. Hubo poco uso de preguntas –elicitación-, pero me gustó. Pocas veces había visto una clase como ésta. Es algo que en teoría se dice pero que no se ve frecuentemente y que es su conocimiento del mundo… Alicia: A mi lo que me gustó muchísimo fue precisamente la última actividad con el audio porque todos estaban “yo”, “yo”…

Comentario [p7]: Rutinización de la práctica; comienzo calificando y establezco sin intención una pauta o visión (prejuicio)

Comentario [p8]: Hay quizá una mayor estabilidad de la personalidad de la practicante al haber logrado cierta capacidad para alcanzar algunos fines. Ya hay más claridad en lo que se “es” pues se sabe lo que “se posee” (Dubet, 1987, p. 526).

Comentario [p9]: Movilización de saberes

Comentario [p10]: Uso de un lenguaje pedagógico

Comentario [p11]: Partir de la práctica observada.

Comentario [p12]: Significado que Alicia le da a la participación de los alumnos.

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Maricruz: Te aseguro que si hubiera sido al revés hubiera sido más “desubicador”. Pero como toda la clase giro en torno a empleos, cuando escucharon sabían que tenía que ser un empleo y buscaban los sonidos y las palabras que les dieran claves. Sólo te sugiero que le digas a los alumnos cómo te sentiste con su participación hacer el famoso “feedback” que vi que no hiciste. Tal vez no te dio tiempo. No sé si lo haces comúnmente. A mi, por ejemplo, me gusta que mi maestro me diga si le gustó el ejercicio que hice o que me diga: “mira que bonito dibujo”, que me reconozcan lo bueno o lo malo que hago, ¿verdad? O, quizá, decirles: miren chicos hoy se portaron muy mal y ojalá ya no lo vuelvan a hacer; y promover este tipo de comunicación que casi no se da. Alicia: Sí, hoy me pasó en el “B”, que de plano son groseros. Maricruz: Pues es importante que se los digas. No vi tu plan de clase, ahorita lo reviso, pero creo que lograste dos propósitos: uno cognitivo y uno afectivo que es tan complicado de lograr. Alicia: Y la de la experiencia, que ya habíamos hablado… Maricruz: Cuando no te funcionó el audio ¿por qué elegiste la actividad de hangman y no otra? Alicia: Precisamente porque pienso -como ya lo habíamos comentado en las clases que hemos tomado de este nuevo enfoque- que honestamente y tradicionalmente, hubiera hecho lo de las flash cards, de hecho las traigo aquí pero las usamos para otra cosa, entonces tradicionalmente preguntamos: repitan un número de veces y OK student- student. Entonces yo dije, un hangman por lo que hizo de los “Beatles” que también me gustó mucho este tipo de actividades. Entonces, yo dije, bueno hangman es la mejor opción porque llevamos a los alumnos a partir de nada a equivocarse, a la experiencia, a aventurarse y esto es lo que quería con mi tema de investigación, lo del aprendizaje a través del error. OK, me equivoco pero ahora razónalo y llegamos a la parte de la reflexión. Razónalo y así aprendes. Por eso creo que trato de hacer este tipo de actividades. Quizá no tanto para equivócate, sino para que ellos reflexionen más, ¿no? Quizá no les digo que son ocupaciones –qué sí se los dije-, pero a lo mejor no me entendieron, pero aún así ya lo saben. Así que cuando les digo, dame una letra y luego ven Chef y les digo qué es un chef, ellos cómo que reflexionan. Además cognitivamente dicen, ah pues era esto o el otro. Maricruz: ¿Qué fue exactamente lo que pasó con el audio?, ¿por qué no funcionó? Alicia: Porque mi IPOD está mal. Traigo el disco y ayer lo intenté usar pero con una grabadora de aquí [de la escuela secundaria] y estaba mal. Entonces, Araceli me prestó su computadora. Y muy buena onda, vino por las bocinas y todo. Yo le dije, mañana llevo mi IPOD y mis bocinas y pasé el audio al IPOD y todo; traje las bocinas y de repente el audio no jaló. No sé que tenga, pero está como mal. Lo venía escuchando en la mañana, pero precisamente estos tres audios, porque traigo tres audios, no los quiere tocar. A lo mejor es el formato o alguna cosa pero no los quiso leer. Maricruz: ¿Qué harías en una siguiente ocasión? ¿Te aventurarías de nuevo con el IPOD? Alicia: Pienso, a lo mejor, traer un discman ya con las pilas o las baterías y que sé que no se me va a ir, y grabadas, y ya con las bocinas. Creo que se escucha bien y no me cuesta mucho

Comentario [p13]: Ubicar a los estudiantes en el centro de su acción y no entre paréntesis (perrenoud, 2006. p. 180)

Comentario [p14]: La alumna visualiza una dimensión más dentro de su práctica. Conocimiento en la acción (saber hacer)

Comentario [p15]: George Herbert Mead (1943) señala que la conciencia del cambio es parte esencial de un proceso reflexivo. Para Pérez Gómez la reflexión promueve un proceso de transformación: una acción que vincula el pensamiento y la acción.

Comentario [p16]: Describe una situación problemática con el uso de la tecnología

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trabajo traerlas. No se me hace complicado traer las bocinas así. A mi me gustaría usar, por ejemplo, videos pero necesitamos pedir los salones de arriba, los que tienen Enciclomedia. Por ejemplo, Tony [su compañero de la especialidad también alumno de 7º semestre, llamado Antonino] trae su computadora y va a pasar unas diapositivas, pero nosotros no podemos porque no tenemos Enciclomedia, entonces tenemos que pedirlo pero es un relajo para pasar (de un salón a otro) pero hay que pedirlo y planearlo con un poco más de tiempo. Maricruz: ¿Qué te hizo planear así y no de otro modo? ¿Ya habías pensado poner en práctica el nuevo método? Alicia: No. Nunca nos enseñaron bien el programa. La maestra Lorena nos dio el programa “moradito” y nos dijo léanlo pero nadie nos lo había explicado y nunca habíamos visto una clase así bien, que tuviera que ver con eso. El hecho que hayamos tomado clase y de que nos explicara y de que viéramos una clase con Ud, pues fue mucho mejor. Creo que hasta nosotros mismos razonamos. Maricruz: Y no te sientes más libre. Con este grupo funcionó y por lo mismo te digo que estoy muy contenta. También entiendo que son las condiciones. Alicia: En el A también me funcionó muy bien, los alumnos respondieron muy bien y buscaban, incluso casi me muero porque un niño chiquito, bueno de los más chiquitos y más tiernos me dijo: “me gustó mucho su clase”; “por favor quédese, no se vaya”. Entonces, dije: “¡Ay! No puede ser”. Entonces, ese es más bien el pago que nosotros tenemos. Pero hay grupos que de plano no, por ejemplo el “B”, de plano no, pero hoy me desquicié. Yo no tiendo a ser así de “cállate niño”. En la secundaria 99, había una maestra que les gritaba “shut up”; igual nosotros les decíamos silence or sit down, pero no shut up. A mi no me gusta eso, porque sé que son niños, ni modo que no respiren. Es imposible, pero también éstos se pasaron. Yo lo que hacía era decirles: “Ya, te estoy hablando en buena onda y siéntate por favor? Se los decía en español y ellos decían: ¡Ay! Ya como que está más sería, porque también esa es otra parte de mi clase que me gusta mucho, y es que casi todo el tiempo les hablo en inglés y lo entienden y trato de hacerles señas para que me entiendan. Pero hay grupos en que las condiciones no se dan; entonces, hay grupos en los que de plano les tengo que decir: “te sientas”. Maricruz: Te recomiendo que pienses en qué partes de la clase vas a variar tus actividades y en qué parte va a ser controlado y en qué no. Alicia: Precisamente, lo que Ud. nos comentaba de este nuevo enfoque, creo que las actividades las planeé más abiertas para ellos. Todo. Antes era más de un ejercicio de fill-in the blanks, siéntate y responde. O bien, van a hacer un diálogo escrito o cosas así. Así que todas las actividades que planeé van a ser así, ya sea en trabajo cooperativo o ya sea individual, pero abiertas ¿no? Incluso hice una cosa, esa sí quiero que la vea. Es en la siguiente semana. Le aviso, creo que es la última. Sí es el viernes, es la última clase. Yo les planeé una actividad con un TANGRAM. Es un cuadro y voy a hacer que traigan sus piezas de diferentes colores y vamos a ver: What can you do? Maricruz: Te recomiendo que guardes todas estas actividades porque pueden ser para tu tesis, donde narres esta forma de cambio, lo que tradicionalmente hubieras hecho y cómo lo aplicas ahora. Inténtalo y si funciona, pues entonces …

Comentario [p17]: Uso de una autorreflexión para quitar del camino los obstáculos de una acción apropiada.

Comentario [p18]: Promover en los alumnos la reflexión partiendo de la práctica y de la experiencia para comparar, explicar y teorizar

Comentario [p19]: Reflexión a partir de una emoción o lazo afectivo y reconocimiento social.

Comentario [p20]: Prejuicio de las prácticas de enseñanza en una clase de inglés. El sentar al alumno implica una práctica tradicionalista para la alumna.

Comentario [p21]: Impulsar la movilización de los saberes

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Alicia: Y si fuera así, cuál sería el tema… Maricruz: No sé pero podría ser algo así como “repensando las actividades tradicionales de la enseñanza del inglés bajo un nuevo enfoque de enseñanza…” Sería hablar de un antes y un después, bajo este enfoque. Alicia: Sí y que a mi me llama mucho la atención. Maricruz: Y con los mismos materiales. Por ejemplo, repensar qué pasa con el audio. Tú esta vez lo pusiste al final y por lo general lo ponemos al principio. Lo mismo con las flashcards; por otro lado, los juegos siempre aparecen al final en una clase tradicional. Alicia: Pero se puede hacer al revés y es cómo dice el nuevo enfoque. Ay, ahorita vamos a jugar. Maricruz: Te comenté qué es una práctica social. Algo que haces en la vida real como saludar a alguien o ir a preguntar algo. Yo creo que hoy viviste una práctica social a través del juego. Una práctica social que te dio el mismo contexto del aula, la práctica social de preguntar “quien soy” o la de “jugar”, la práctica social de “adivinar”… Alicia: Inclusive, a mi lo que me gusta mucho o me hubiera gustado, fue eso del trabajo cooperativo porque a mi me gusta mucho que trabajen en equipo aunque a veces es difícil. Pero lo que me gustaría en el tiempo que vamos a estar aquí es planear actividades en las que los alumnos trabajen en equipo, que hagan un trabajo cooperativo y que no estén platicando. Que digan vamos a hacer esto, no sé planearlo de forma que lo hagan de manera cooperativa. A mi me gustaría, como posibilidad. Maricruz: ¿Crees que los alumnos te van a seguir respondiendo igual? Alicia: Pienso que depende de muchas cosas. Uno es que me he dado cuenta que todo depende de cómo estén planeadas las actividades. Me he dado cuenta que cuando no planeo bien, ellos no van a responder. Yo pienso que todo parte de aquí, de cómo planea uno la clase, si no planeas bien, ¡olvídalo! Maricruz: Pero, aquí entra un poco tu manera de ser flexible, como hoy que no te salió como lo planeaste, pero la adaptaste, la improvisaste, digamos y, por ejemplo, si ya en la clase ves como que algo está mal ubicado, porque a veces los momentos no se prestan, porque todo es muy contextual… Por ejemplo, si con un grupo una actividad con canción fue genial al principio, a lo mejor con otro grupo la misma actividad con canción tendrá que venir en otro momento. Alicia: Sí, bueno. Pienso que la planeación es una parte, otra las condiciones de los alumnos, el mismo salón de clase, la hora, quizás. A lo mejor suena ridículo pero a lo mejor en viernes a última hora no van a querer hacer nada, depende de muchas cosas, ¿no? Ellos mismos; incluso suena estúpido pero también cómo les caiga yo, ¿no? A lo mejor les caigo mal, porque así son los adolescentes. Entonces, pienso que depende de muchas cosas. Maricruz: Esto de las participaciones, ¿cómo lo aprendiste, dónde lo aprendiste, cuando lo aprendiste y cómo piensas darle ahora este uso? ¿Piensas utilizarlo de la misma forma? ¿Qué tan útil te resulta? ¿Qué tanto te ha servido, qué tanto te puede servir ahora? No estoy en contra,

Comentario [p22]: Su reflexión sobre la acción parte de un marco educativo y propuestas impuestas. Todavía no negocia.

Comentario [p23]: Intento nuevamente movlizar saberes.

Comentario [p24]: Focalización en un elemento solamente! Aprendizaje = trabajo sistemático y organizado

Comentario [p25]: Intento de movilizar saberes.

Comentario [p26]: Procedo de reflexión basado en su experiencia, movimiento encaminado a un posible cambio.

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pero creo que es mucho trabajo estar pasando las participaciones. ¿Cómo piensas usarlas en el futuro? Alicia: De principio las utilicé como motivación. Quizá tengo que repensarlo pero de principio lo utilicé como motivación. Maricruz: Sí, pero tienes que repensarlo porque si ven que los papelitos no sirven para algo puede ser frustrante o bien que no les des a todos; tampoco puedes darles muchos, porque tan sólo de pura participación sacan diez. Tienes que pensar cómo lo vas a hacer y cuánto van a valer. Tienes que acordar con la tutora cómo van a valer estas participaciones. Alicia: Ayer hablé con ella y pienso que sean como una parte motivacional. Maricruz: Sí, pero recuerda qué pasa cuando todo el tiempo te dicen: “bien, bien, bien” o cuando te dan un papelito rosa todo el tiempo, pierde sentido su uso. Tú lo quieres para que participen, para que se motiven y todos levanten la mano ¿no? Lo cual resulta muy conductivo, pero después si no hay papelito ya no levantan la mano ¿Cómo podríamos llevarlos de una motivación extrínseca a una totalmente intrínseca? De querer participar porque así quiero. Alicia: Pienso que ahí ya entra lo de la práctica, por ejemplo vamos a mandar un e-mail, entonces ¿cómo? Hacer cosas que les interese, no tanto el hecho de si participas te doy un papel. Por ejemplo hacer actividades como el del TANGRAM, donde estoy segura que van a participar, porque es algo muy dinámico, diferente porque les voy a decir, por ejemplo: Can you form a dog? Entonces voy a tener mi tangram con imánes en el pizarrón y ellos lo van a tomar. Pienso que el ejercicio los va a motivar porque van a decir: “¡Ay! yo sí puedo”. Pero eso de las participaciones si lo pensé. Ahí tengo una bolsa, pero me dije “ya no” y “sí les voy a dar pero de vez en cuando”. Maricruz: ¡Claro! Quizá habrá clases donde requieras de más participación y que sea en ese momento. Tú lo decidirás. Y ¿qué piensas del uso del diccionario? ¿Para qué sirvió? Alicia: Cuando estabamos bajo el enfoque comunicativo, no usabamos diccionario. No puedes abrir uno, no puedes leer, olvídate, mejor habla. Entonces es otra vez este cambio a este nuevo enfoque o visión. Maricruz: A mi me parece más real (quise decir auténtico) este enfoque; tal vez no te deja usar el diccionario, pero ¿acaso uno no usa el diccionario en casa? Alicia: Pienso honestamente que esto de la gramática porque, por ejemplo, dices voy a buscar como se dice policía en inglés. Es gramática al final de cuentas. Pienso que el uso de la gramática acelera de alguna manera el proceso cognitivo del aprendizaje, porque yo así aprendía. Por ejemplo veía: “policía - policemen”. Creo que lo razonas de otra manera, o sea no es lo mismo que alguien me dijera: “policía – policemen”. Maricruz: Además los kinestésicos que necesitan agarrar los materiales, ya sabes “hands on the activity” y que tienen que ver y buscar, Así, si tienen una duda, no. Entonces lo buscan y lo están tocando y usando y están moviéndose. Entonces creo debe usarse. En mi caso lo uso mucho pero también tiene que ver con mi formación como traductora.

Comentario [p27]: Intento de movilización del saber con respecto a la forma de evaluación acumulativa

Comentario [p28]: Fexibilidad de pensamiento y acción.

Comentario [p29]: Intento de movilización de un saber.

Comentario [p30]: Deseo o expresión de cambio.

Comentario [p31]: Postura de sabio que comparte su saber.

Comentario [p32]: Reflexión sobre una experiencia personal del pasado

Comentario [p33]: Movilización de saberes.

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Alicia: A mi me sirve porque -si vio en la clase- no sólo encontraban lawyer sino otra palabra como sinónimo y eso es como motivacional. Maricruz: Bien Alicia. Bueno, pues básicamente, esto es todo. Hoy me gustó mucho tu clase. Alicia: ¡Gracias, Miss! REFLEXIÓN DE LA SESIÓN DE FEEDBACK

“La reflexión es inherentemente y explícitamente un evento lingüístico. No se debe ver como una acción separada para utilizarse en circunstancias particulares más bien como un proceso continuo del mundo cotidiano que necesita enfatizarse explícitamente a través del diálogo” (p.

64)

¿CÓMO PLANEA, EJERCE Y REFLEXIONA SU PEDAGOGÍA EL SUJETO EN

FORMACIÓN (CASO ALICIA)? ¿Cómo interpreta Alicia su práctica de enseñanza? En transformación. Habla de cambios y de nuevas estrategias didácticas. ¿Cómo resuelve la situación que le generó duda, incertidumbre o sorpresa? Recurre a una experiencia previa: una clase que vio en la que se utilizó el mismo recurso, un experiencia personal. ¿Qué procesos de construcción de conocimiento se presentan (cognición)? Fuentes de saber: prácticos, disciplinarios y experienciales los cuales asocia y contrasta. Ilustra, valora, analiza y emite juicios. ¿Cómo Alicia diseña sus clases a partir de las opciones con las que cuentan? Con base en el programa y normas tácitamente establecidas. Moviliza su saber a partir del diálogo con otro y de las conexiones que establece con ciertos obstáculos enfrentados. ¿Cómo y por qué elige el tema del documento recepcional? Tienen afinidad o interés por un tema. ¿Qué le motiva a diseñar sus clases de cierto modo y no de otro? Parte de un programa y de un marco didáctico impuesto. Sigue modelos de enseñanza y toma algunas posturas fijas.

Comentario [p34]: Conocimiento en la acción.

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ANEXO 3. Mapa Curricular de la Licenciatura en Educación Secundaria Especialidad: Lengua Extranjera – Inglés

A

Primer semestre

Segundo semestre

Tercer semestre

Cuarto semestre

Quinto semestre

Sexto semestre

Séptimo Semestre

Octavo semestre

Bases filosóficas, legales y

organizativas del sistema educativo mexicano

La educación en el

desarrollo histórico de

México I

La educación en el

desarrollo histórico de

México II

Seminario de temas

selectos de historia de la pedagogía y

la educación I

Seminario de temas

selectos de historia de la pedagogía y la educación

II

Evolución histórica de la

lengua inglesa

cc

Estrategias para el

estudio y la comunicación

I

Estrategias para el

estudio y la comunicación

II Inglés I Inglés II Inglés III Inglés IV

Problemas y políticas de la

educación básica

Introducción a la enseñanza de: Lengua Extranjera

(Inglés)

Los adolescentes

y el aprendizaje del Inglés

Literatura en lengua

inglesa I Literatura en

lengua inglesa II

Elementos básicos de gramática

comparada inglés-

español

Propósitos y contenidos

de la educación

básica I (Primaria)

La enseñanza en la escuela secundaria. Cuestiones básicas I

La enseñanza en la escuela secundaria. Cuestiones básicas II

Estrategias y recursos I.

Comprensión de la lectura

Estrategias y recursos II.

Comprensión auditiva y

expresión oral

Estrategias y recursos III.

Lectura y escritura

Desarrollo de los

adolescentes I. Aspectos generales

Propósitos y contenidos de la educación

básica II (Secundaria)

La expresión oral y escrita en el proceso de enseñanza

y de aprendizaje

Planeación de la enseñanza y evaluación

del aprendizaje

Opcional I Opcional II

Taller de diseño de

propuestas didácticas y análisis del

trabajo docente I

Taller de diseño de

propuestas didácticas y análisis del

trabajo docente II

Desarrollo de los

adolescentes II.

Crecimiento y sexualidad

Desarrollo de los

adolescentes III. Identidad y

relaciones sociales

Desarrollo de los

adolescentes IV. Procesos

cognitivos

Atención educativa a

los adolescentes en situaciones

de riesgo

Gestión escolar

Trabajo Docente I

Trabajo Docente II

C

B Escuela y contexto

social Observación del proceso

escolar Observación y

práctica docente I

Observación y práctica

docente II Observación y

práctica docente III

Observación y práctica

docente IV

Área de actividad

A Actividades principalmente escolarizadas

B Actividades de acercamiento a la práctica escolar

C Práctica intensiva en condiciones reales de trabajo

Campos de Formación

. Formación general para educación básica

. Formación común para todas las especialidades de secundaria

. Formación específica por especialidad