Uno y Cien. Soberanía y Representación en El Poema Del Mïo Cid

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Uno y Cien. Soberanía y Representación en El Poema Del Mïo Cid

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  • Uno y cien: soberana y representacin en el Poema de Mo Cid

    Mario HERNNDEZ SNCHEZ-BARBA

    INTRODUCCIN

    Un ajustado y severo anlisis de las instituciones medievales castellanas per-mitieron al catedrtico de Historia Medieval Antonio Ubieto Arteta, fijar la fechade aparicin del Poema de Mo Cid en el ao 1207, en el arranque de la gene-racin primiceria del siglo XIII. Literariamente, ha sido exhaustivamente analiza-do. Histricamente existe una bibliografa abrumadora que gira siempre en tornoa los estudios fundamentales del gran fillogo Don Ramn Menndez Pidal1.

    Aparecido el Poema en la aurora del siglo XIII, se hace en l la reconstruccinde la gesta de Rodrigo Daz de Vivar en el transcurso de su vida (c. 1048-1099),pero centrada en la poca de accin histrica del Campeador, durante el reina-do de Alfonso VI (1072-1109)2. El cdice del Poema se conserva en la Bibliote-ca Nacional, procede del Concejo de Vivar, de donde era natural el Campeador.Ha planteado una larga serie de problemas, en particular acerca de la fecha, lacomposicin de la obra y la identidad del autor. El Poema se ha conservado casintegramente. Consta de 3.730 versos.

    Firma el texto Per Abbat, seguramente un laico, no un clrigo, extraordina-riamente culto, impuesto en la prctica jurdica, probablemente de Molina de

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    1 MENNDEZ PIDAL, R.: La Espaa del Cid, 2 Vols., 4. edicin, Madrid, 1947. UBIETO ARTETA, An-tonio: El Cantar del Mio Cid y algunos problemas histricos, en Homenaje a Rafael, Bentez Claros, L, IV(1972), pp. 5-192. Destaco la decisiva obra de EUGENIA LACARRA, Mara: El Poema de Mo Cid. Realidad his-trica e Ideologa, Madrid, Porra Turanzas, 1980.

    2 La vida de Alfonso VI transcurre entre 1030 y 1109. Fue rey de Len y Asturias del 1065 al 1071; reyde Len, Asturias, Galicia y Castilla de 1072 a 1109.

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  • Aragn y, quiz, mozrabe. El colofn del Poema seala mayo de la eraMCCXLV (1245), que se corresponde con el ao 1207 de la era cristiana3. Laprobabilidad de que el autor, fuese de Molina de Aragn, se debe a la matemti-ca exactitud de la descripcin que hace de esa ciudad, situada en una regin per-fectamente conocida por l, delimitada al norte por San Esteban de Gormaz yCalatayud y, al sur, por Guadalajara y Albarracn.

    EL POEMA Y LA CIENCIA LITERARIA

    El Poema de Mo Cid4 ha sido considerado por la Ciencia literaria como Can-tar de Gesta, construido para exaltar la fama de un hroe, mediante un caracters-tico realismo que se manifiesta tanto en la precisin geogrfica, como en las insti-tuciones jurdicas y en los rasgos psicolgicos de los personajes. Rodrigo Daz deVivar constituye el eje narrativo en su triple dimensin vital, social e ideal. La vidadel Cid fue speramente independiente a fuer de hazaosa. Alcanza una fama, si-guiendo los cnones de la sociedad cristiana occidental, que inscribe la personali-dad del hroe5. El fondo y la forma es netamente espaol y, desde luego, se con-sidera mayor entre todos los Cantares de Gesta conocidos. Relata, a comienzos delsiglo XIII poca medieval de madurez hechos e ideas ocurridos en el siglo XI,etapa de profunda crisis cultural, de remodelacin de la vida, costumbres e institu-ciones que originaron una orientacin social y poltica de gran importancia.

    Aristteles (384-322 a. de C.), cuya atencin por la sabidura abarc un am-plsimo arco de temas, estudiados mediante conceptos e ideas fundamentales y,por su parte, Horacio (65-8 a. de C.), fueron los primeros que pusieron su aten-cin en la teora de los gneros literarios, en especial la tragedia y la pica que,desde entonces, se han considerado gneros mayores. No se le ocult al Estagiri-ta las diferencias existentes entre drama, pica y lrica. Desde entonces, la Cien-

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    3 En aquella poca se usaba la era hispnica, iniciada 38 aos antes, coincidiendo con la terminacin de laconquista de la pennsula por Roma. El anlisis institucional del Poema coincide con la fecha de 1207 de apari-cin. Cfr. EUGENIA LACARRA, Mara: op. cit.

    4 Una excelente edicin se hizo por el Ayuntamiento de Burgos en el Mil Cien Aniversario de la ciudad(1982), 2 Vols., con edicin facsmil, transcripcin paleogrfica por el catedrtico de Paleografa Jos Manuel RuizAsencio y versin castellana del catedrtico Csar Hernndez Alonso, autor tambin de una Introduccin a la len-gua del Poema. Incluye estudios sobre geografa, historia y anlisis literario por relevantes especialistas. En ade-lante, las citas se harn sobre sta edicin y en castellano actual. La impresin es de Heraclio Fournier, S.A. Vito-ria.

    5 Vase la excelente y decisiva obra de ROSA LIDA DE MALKIEL, Mara: La Idea de la Fama en la EdadMedia Castellana, Mxico, F.C.E., 1952.

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  • cia literaria, ha recogido el desafo filosfico y potico y especulado con insisten-cia acerca de la caracterizacin objetiva del concepto gnero literario, as comosu validez cientfica y la actitud del autor respecto a las categoras histricas6.

    Obvio resulta hablar de las disfunciones producidas, sobre todo en los ma-nuales, en lo que se refiere a aclaraciones de trminos, distincin entre actitudes,estilos, originando lamentables confusiones por deseo de comprensin formalcon vocacin didctica, desdeando la teora literaria y profundizaciones cientfi-cas. La teora literaria supone situarse ante el poema para inquirir que es, apro-ximndose al estudio del fenmeno literario y no, simplemente, su forma y, sufin. Adems, trata de conseguir la unidad, intimativa; si se quiere, el lenguajemental coordinado y comunicativo entre los creadores y los que escuchan, apro-ximndose, en definitiva, a lo estructural, al anlisis intrnseco de la literatura.

    Es claro que el gnero literario no es una simple nomenclatura. Es, ms bien,una institucin, sobre la que cabe investigar, expresarse, crear nuevas riquezas in-telectuales o, en todo caso, mantener la medida de lo posible. En rigor, la teorade los gneros literarios, supone un principio de orden, pero de ningn modo,una clasificacin botnica. Tampoco puede aceptarse el supuesto de que cadaobra pertenece a un gnero. La Potica de Steiger7 se aproxima a una nuevaposibilidad de comprender el fenmeno potico en su inmanencia temporal, sinpartir de una concepcin a priori de valores.

    El mtodo radica en la ontologa existencial heideggeriana8, que Steiger haaplicado al anlisis de la creacin potica. El ser se agota en el existir (Dasein),cuya manifestacin es la temporalidad y, en consecuencia, el acontecer es la meloda del alma9. La Potica de Steiger se configura partiendo de la intimidad,

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    6 Vid. WELLEK, Rene, y WARREN, Aaustin: Teora Literaria, Madrid, Gredos, Biblioteca Romnica His-pnica, 1962, captulo XVII, Gneros literarios. Tambin KAYSER, Wolfgan: Interpretacin y anlisis de la obraliteraria, Madrid, Gredos, Biblioteca Romnica Hispnica, 1965, captulo X, LA estructura del gnero.

    7 STEIGER, Emil: Grundbegriffe der Poetik (edicin espaola Conceptos fundamentales de Potica), Ma-drid, Rialp. S.A., 1966. Versin espaola y estudio preliminar de Jaime Ferreiro Alemparte.

    8 HEIDEGGER, Martin (1889-1976): que, a lo largo de una serie de slidos estudios fue poniendo las co-lumnas sustentadoras de su obra Sein und Seit (1927), que supuso una totalidad de mbito filosfico. El principalinters radica en la cuestin del ser que, desde los orgenes de la filosofa griega se ha sentido incmodo con eltiempo. Cfr. H. I. DREYFUS y H. HALL (eds.): Heidegger: A Critical Reader, Oxford, 1992.

    9 LIDA DE MALKIEL, Mara Rosa: Op. cit., analiza el nacimiento en Castilla bajomedieval entre la ascticaque desprecia la fama pstuma y la caballeresca, regida por los preceptos heroicos y del honor, que advierteun anhelo de fama perdurable.

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  • en cuanto dimensin esencial del ser del hombre. Steiger acepta la clsica divi-sin tripartita lrica, pica, dramtica pero rechaza los trminos para funda-mentar la potica, proponiendo en cambio, los conceptos fundamentales de lolrico, lo pico, lo dramtico, que son, respectivamente, recuerdo, representa-cin, tensin.

    TIEMPO DE CREACIN, TIEMPO DE NARRACIN

    Situar la creacin, constituye, pues, un dato fundamental para encontrar unemplazamiento de anlisis respecto al sentido de representacin, en relacin, asu vez, con los hechos ocurridos en una realidad histrica anterior. El tiempo decreacin del Poema de Mo Cid, inequvocamente establecida por Ubieto, es laetapa final de la Alta Edad Media. Esta poca es, en poltica, de la afirmacin delas monarquas; aumento de los horizontes econmicos, transformaciones socia-les; en religin, el siglo ureo de la Cristiandad, que en arquitectura, por ejem-plo, busca la luz de Cristo en las Catedrales gticas, erigidas en ciudades que re-presentan el mayor sentido de modernidad. En las ciudades, la literatura de gestaplantea la portavoca de la idea de la fama, personalidad y representacin.

    Pero el Cid es un hroe del siglo XI (Vivar c. 1043-Valencia 1099), el hroems descollante de la gran empresa comunitaria de la Reconquista. Un siglo enel que destaca la aparicin, en la literatura europea, de una primavera lrica ypica, cuyo primer alborear Dmaso Alonso lo ha situado en la Espaa mozra-be10. Me parece importante seguir la idea de la fama, propia del siglo XI, con eltema de la representacin, caracterstico de una mentalidad11 extrapolada a losdistintos mbitos. La representacin como imagen o idea de una cosa que setiene en la mente en definitiva, autoridad categorial de una persona en unmedio social, con diversos campos de expresin en el terreno del Derecho (civil,poltico, procesal), la Filosofa, Sociologa, Psicologa e, incluso la Matemtica deconjuntos12.

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    10 ALONSO, Dmaso: Primavera temprana de la literatura europea, Madrid, 1961. GALMES, lvaro:pica rabe y pica castellana, Barcelona, 1978.

    11 Entindase por mentalidad un ideal psquico colectivo que en este caso puede considerarse nacional,pues en la hueste del Cid figuran asturianos, burgaleses, aragoneses y de diferentes villas y aldeas de Castilla Vieja.

    12 En Psicologa, tngase en cuenta: FERNNDEZ CHRISTLIEB, Pablo: La sociedad mental, Barcelona,Anthropos, 2004.

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  • Creo que en el Poema de Mo Cid puede hablarse, como fundamento de lapersonalidad del hijodalgo castellano, de una actitud poltica, entendida en fun-cin de la relacin entre el rey Alfonso VI y Rodrigo Daz de Vivar, en razn alprincipio de soberana, encarnado en el rey, expresado en el ejercicio de la iraregia13. En efecto, el Poema se consagra a contar como Rodrigo Daz cumpleel castigo que le impuso el rey, crea un seoro propio, sin romper el vnculo delealtad fidelidad con quien es su Seor natural y, adems, salva el Reinocon el desarrollo de una estrategia, que produce la divisin de la costa medite-rrnea, con la conquista de Valencia.

    El Poema se estructura en tres Cantares. El primero relata el destierro; elsegundo, aunque se titula Boda de las hijas se centra en rigor en la conquistade Valencia; el tercero, se titula La afrenta de Corpes, en realidad narra la rein-tegracin del Cid al Reino de Castilla, al restablecerse la armona entre el rey yel vasallo leal. En ese contexto situemos la lnea poltica relacional entre el rey yel Cid. Es decir, en el Poema, aparece la superacin de la personalizacin de lasrelaciones en virtud de una radicalizacin de funciones institucionales o, si sequiere, la ayuda mutua, representativa de una estructura o sistema de relacionesde ndole poltica. All donde algo especial se destaca, lo particular palidece.Hegel ha expresado esto de un modo exacto al hablar de la Edad Media en laque aparece la literatura pica, en la cual, un pueblo despierta del letargopero todo aquello que ms adelante aparece cristalizado en dogmas religio-sos o en leyes morales y cvicas, se mantiene totalmente vivo e inseparablede los sentimientos del individuo como tal14.

    La poesa pica tiene, pues, un lugar perfectamente establecido en la his-toria. El poeta se encuentra ante un crculo de oyentes a los cuales relata losacontecimientos como l los ve. Los que escuchan tienen conocimiento del

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    13 El Fuero Juzgo, versin castellana del Liber Iudiciorum, castigaba con la ira regia a los traidores, con-jurados o rebeldes. El Fuero Viejo, estableci las categoras de malquerencia y malfetra; las Partidas, aadi latraicin. En el Poema de Mo Cid, ste es castigado con el destierro y, en caso de que no se cumpliere, con lamuerte, basndose en el Fuero Juzgo. Pero no existe un juicio con acusacin formal y defensa ante la Curia, encuanto rgano de justicia. Para el destierro se le otorga un plazo de efectividad de nueve das. No es un destierrodefinitivo. El Campeador (Doctor del campo), aunque llenos de lgrimas los ojos, amargamente llorando (v.l.)dejando abandonadas sus heredades y a su mujer e hijas bajo la proteccin del monasterio de Crdena. Todoello debido a sus enemigos malvados (v.9) producto de la invidencia (envidia), que el rey ha tenido en cuen-ta para aplicar el destierro.

    14 HEGEL: Samtliche Werke, Opera Omnia, vol. XIV, Stuttgart, 1928.

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  • relato en virtud de una tradicin perdida en un pasado remoto, aunque toda-va viva en el depsito de la comunidad. Ello significa una reiteracin en lafama del hroe, cuyos hechos y sentimientos narrados caen en terreno abo-nado15.

    Los estudios diplomticos del texto16, ponen de manifiesto la preparacin ylos conocimientos del autor en materias caballeresca y notarial, su conocimientode las instituciones castellanas de la poca17, as como las teoras nuevas del de-recho romano que influan en los cdigos municipales de finales del siglo XII, conun nuevo concepto de la justicia y un evidente refuerzo de la autoridad real. Ladiscusin acerca de quien pudo ser el autor del Poema y si fue autor o copista,se me antoja bizantina. Sin duda es quien se proclama autor en los versos fina-les y en el colofn:

    v.3729 Estas son las gestas de Mio Cid el Campeador

    v.3730 en este lugar se acaba esta historia.

    v.3731 A quien escribi este libro dele Dios la gloria

    Per Abbat lo escribi en el mes de mayo

    en la era de mil doscientos cuarenta y cinco aos18

    Creo que todo el poema supone la manifestacin de una opinin pblica quereclama y demanda la reparacin de la injusticia cada sobre el Cid como conse-cuencia de la envidia de sus enemigos de la Corte del rey. Pero corre paralelauna solicitud de recuperacin de la honra familiar que recae en Doa Jimena, su

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    15 Es aqu, precisamente, donde puede tener sentido la influencia mozrabe en el Poema de Mo Cid. La te-ora del mozarabismo la plante Camn Aznar. Parece que existe, de hecho un sentido epocal mozrabe que gra-vit sobre el autor del Poema. Ello origin una convivencia entre gentes de opuestas religiones y distinta cultura,aunque tal convivencia no pudo durar largos tiempos, pero s logr crear una cultura mixta, esttica y polticamentede gran inters.

    16 P. E. RUSSELL: Some Problems of Diplomatic in Cantar de Mio Cid and their implications MLR,XVII (1952), p. 340 y ss.

    17 Mara Eugenia LACARRA: Op. cit. (1980).18 Cito por la indicada edicin del Mil Cien Aniversario de la fundacin de la ciudad de Burgos. Transcrip-

    cin paleogrfica del catedrtico de Paleografa de Valladolid Jos Manuel Ruiz Asencio y versin castellana del ca-tedrtico de Lengua Espaola de la misma Universidad Csar Hernndez Alonso. En adelante las citas del texto delPoema se harn por la citada edicin y siguiendo la excelente versin que al castellano actual hizo el profesor Her-nndez Alonso.

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  • mujer, y sus hijas Doa Elvira y Doa Sol. Rodrigo Daz de Vivar, cuando, des-pus de ganar Valencia, piensa en llevarlas a su seoro, solicita permiso al reyAlfonso, mi seor:

    v.1279 A la mujer de Mio Cid y a las infantas sus hijas

    v.1280 irn a buscarlas, de modo que vengan con gran honra

    v.1281 a estas tierras extraas que nosotros hemos ganado19

    En definitiva, pues, el Poema de Mo Cid, con toda evidencia, mayor entretodos los Cantares de Gesta, narra la vida speramente independiente, que fuela del Campeador20. Se advierte, por ello, un profundo realismo con importantesdescripciones de cuando Castilla comenzaba a ser un Reino con desarrollo pol-tico interno y exterior. Segn la conveniencia de cada momento se establecanestrategias para levantar diques de contencin en el doble proceso de Recon-quista y Repoblacin.

    Es cierto que esta acumulacin de documentos sobre el Cid, expresa histri-camente su grandeza, pero no por ello hay que descartar al Cid literario que enel Poema ofrece el supremo ideal de caballero y guerrero castellano, cuyos ras-gos no son captables a travs de documentos cancillerescos, sino por la sensibi-lidad supuesta por los reflejos de la fama depositados en la opinin pblica y losrecursos que pueden aportar las Ciencias Humanas y Sociales21. Cada da resul-ta ms evidente y se afirma ms la idea de un Poema de Mo Cid que expresems el sentimiento popular hacia un hroe que, slo por su esfuerzo, llegue a lacspide de la sociedad feudal, como una autntica filosofa del xito, sin perdersu honor. No es pues de extraar que un norteamericano como Ezra L. Pound(1885-1972), que escribi como obra ms destacada Cantos (1925-1970), unaespecie de Divina Comedia del siglo XX, afirmase con rotundo juicio: No es

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    19 Ms adelante, estos versos sern de nuevo citados para refrendar vnculos y valores ticos del Cid y el rey.20 No hay personaje alguno de los cinco primeros siglos de la Reconquista excepto algunos reyes cristia-

    nos y emires musulmanes de quien existan tantas noticias documentales. El catedrtico de Historia del Derecho,profesor Gonzalo Martnez Daz, ha trazado un estudio del Cid como figura histrica. Cfr. Edicin del Milenario dela Ciudad de Burgos, pgs. 203-243.

    21 El 9 de mayo del 2007 se celebr en la Universidad Francisco de Vitoria un acto acadmico en conme-moracin del Ochocientos Aniversario de la aparicin del Poema, en el que intervinieron cinco doctores profeso-res de la citada Universidad, tratando una amplia serie de valores, escasamente tratados con anterioridad. Sus in-tervenciones se publican ahora en el nmero 22 de MAR OCEANA.

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  • Francia donde hallamos la ms bella cancin de gesta, sino en Espaa22, conexplcita al Poema de Mo Cid. Teniendo por todo patrimonio su espada y suprofunda devocin a Santa Mara, cuando fue desterrado de sus tierras patrimo-niales y sufrir la ira regia del rey Alfonso VI23, ya dice el primer verso del Poema:

    Llenos de lgrimas los ojos, amargamente llorando.

    Pero cumple la orden del rey, deja a Doa Jimena y a sus hijas en el monas-terio de San Pedro de Crdena y emprende la marcha al destierro. La orden delrey ha sido tajante: que nadie le de posada, alimentos ni ayuda alguna. Por qullora el Cid? Por el dolor de abandonar Burgos? O, ms bien, por el dolor desalir del Reino. La buena gente de Burgos, es decir el conjunto de la sociedadcivil del momento expresa su sentimiento, unido al del Cid:

    v.18 llorando muy tristemente, que grande era su dolor

    v.19 De sus bocas todos dejan salir esta exclamacin

    v.20 Dios que buen vasallo, ojal tuviese tan buen seor!

    Sobre el verso 20, existe un nmero grande de opiniones acerca de cualpuede ser el sentido. Menndez Pidal lo considera una censura contra Alfonso VIy analiza el si como condicional; Amado Alonso, cree que el si es optativo24; Spit-zer, piensa que el verso tiene dos hemistiquios paralelos y ambos equiparan alseor y al vasallo; Dorothy Clarke, estima el si como adverbio comparativo, equi-valente a como, derivado del latn sic (a)si25. Resulta evidente, como afirma MaraEugenia Lacarra, que el verso veinte expresa el deseo colectivo de los burgale-ses, de que el Cid encuentre un buen seor en el destierro26. Se trata, sin duda,de la expresin de la opinin pblica, que sita a la comunidad burgense, ex-

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    22 Este gran poeta norteamericano, lanz el movimiento conocido como Vorticismo o Imaginismo. Comocrtico literario public obras en las que hizo afirmaciones valorativas del Poema de Mo Cid. pud. El espritu delas literaturas romnicas (1910).

    23 Se trata de una institucin de la Alta Edad Media, de tradicin visigoda, documentada en el Liber Iodi-ciorum, cuya adaptacin ms conocida es el Fuero Juzgo, que se mantuvo posteriormente en el Fuero Viejo y enlas Partidas.

    24 ALONSO, Amado: Dios que buen vasallo! Si oviesse buen seor! Revista de Filologa Hispnica, VI(1944, pg., 187 y sgs., VIII, pg., 135 y sgs.

    25 CLARKE, Dorothy: Crucial line 20 of the Poema de Mio Cid: Its Meaning and its structural use. ElCerrito, California, 1976.

    26 LACARRA, Mara Eugenia: Op. cit. (1980).

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  • presando una mentalidad que, sin embargo, permanece oculta. Aunque el Cidgolpea una puerta, sta permanece cerrada, pero, entonces, se le acerc unania de nueve aos:

    v.41 y sgs.

    Eh Campeador, que en buena hora ceiste espada!

    El rey lo ha prohibido, anoche lleg su carta

    con muy grandes precauciones y firmemente sellada.

    No osaramos abriros ni acogeros por nada;

    si no, perderamos todo, los bienes y las casas

    y aun los ojos de la cara.

    Cid, en nuestro mal vos no ganis nada;

    ms el Creador os ayude, con todo su santo poder27.

    Una nia de nueve aos, en representacin de la ciudad de Burgos, explicaal Cid la razn de la clausura de las puertas de las posadas y da, sin necesidad deexplicaciones gramaticales, el sentido del verso veinte y su oracin afirmativa res-pecto al rey y al vasallo que cumple y acata la orden del rey, al incurrir en la iraregia, con un sentido equivalente de esperanza: ms el Creador os ayude, contodo su santo poder28.

    El Cid inicia el destierro con sesenta pendones. Algunos de sus vasallos lesiguen, pero no todos. Le siguen los de criazn Minaya Alvar Faez y losde soldada Martn Antolinez, el burgals de pro pero el Cid atraer, bajosu bandera, gentes provenientes de todos los reinos peninsulares:

    v.1199 mucha gente de tierra de cristianos se le unen.

    Asturianos, como Muo Gustioz, aragoneses, como Calindo Garca y, sobretodo, de la tierra castellana y del propio alfoz de Burgos, cuando el rey al reci-

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    27 Son los versos 41/48 de la edicin del Milenario de la Ciudad de Burgos. Cit. ut supra. La versin cas-tellana del Prof. Csar Hernndez.

    28 El Cid no rompi el vnculo de sujecin vasallatico de fidelidad, porque permaneci firme como una rocaen la f cristiana. Ya veremos su firmeza hasta la muerte.

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  • bo del primer regalo que le enva el Cid levanta la prohibicin de unirse al Cam-peador. El autor del Poema no deja de destacar que esto, precisamente ocurre, araz de la conquista de Valencia, despus de una formidable operacin estratgi-ca, en la cual se produjo la afirmacin del Reino de Casilla que, en esos momen-tos, se encontraba comprometido por la fuerza invasora de los almorvides29.

    SOBERANA Y REPRESENTACIN EN LA RELACIN POLTICADEL REY Y EL CID

    El sistema feudal se extendi por toda Europa occidental. Conoci su plenodesarrollo en los siglos XI y XII, pero debe tenerse en cuenta que se profundidad yarraigo no alcanz en todas partes ni el mismo ritmo, ni el mismo grado de inten-sidad. El feudalismo, en realidad, hace referencia a una forma de relaciones hu-manas, un cierto espritu comn en las costumbres, expresado en instituciones pe-culiares30. El fundamento ltimo del sistema consiste en la reciprocidad de funcio-nes y relaciones entre seores y vasallos, as como una jerarquizacin, encabezadapor la Monarqua. En este sentido como regla general el vasallo busca seguri-dad y proteccin y el seor exige fidelidad y disponibilidad al vasallo, bien comoguerrero, bien como productor de bienes agrarios31 y, en todo caso, aumento depoder seorial. En la sociedad feudal escribe Marc Bloch el vnculo hu-mano caracterstico es la atadura del subordinado a un jefe prximo32.

    Es esencial la idea de personalizacin de las relaciones humanas, as como lade desigualdad como consecuencia de la subordinacin a un jefe que, ante todo,es un guerrero especializado en su arte. Lo que otorga carcter a las relacionesentre seor y vasallo es la fidelidad. Al Seor le es debido el homenaje de los bien-es y las personas. Existen diferencias en las distintas reas de Occidente, tambin

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    29 Los almorvides belicosas tribus africanas del Sahara, ms bereberes, que acudieron a Espaa para de-fender los reinos de Taifas. Desde 1086, plantearon la lucha con un fanatismo primitivo e intransigente, nunca al-canzado por los califas cordobeses. Alfonso VI no pudo impedir la conquista de todo Al Andalus. Por el contrario,en Levante, el Cid y la conquista de Valencia, supuso una gran esperanza. Es entonces cuando Sancho Ramrez,rey de Aragn y de Navarra, pacta con el Cid una alianza y Alfonso VI le devuelve el favor regio.

    30 Respecto a Espaa son absolutamente decisivas las investigaciones llevadas a cabo por los profesoresBARBERO y VIGIL: La formacin del feudalismo en la Pennsula Ibrica, Barcelona, Crtica, 1978.

    31 Vid. DUBY, George: Hommes et structuras du Moyen Age, Mouton, 1973.32 BLOCH, Marc: La socit Feodale I La formation des liens de dependence. II Las clases et le gou-

    vernement des hommes. 1939 y 1949 (traduccin espaola de Uteha, 1958).

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  • en relacin con la posicin que el titular del poder ocupe en la jerarqua social y,desde luego, segn el carcter y condiciones psicolgicas de la personalidad deambos en la relacin contractual. En la poca del Cid, en Castilla, se producenlas condiciones especficas para que los trminos de poder/obediencia alcancenuna posibilidad sustitutoria por los de soberana/representacin que, sin rompervnculos, dependan ms bien de la aplicacin de valores tales como la justicia y elprincipio del honor personal. Las relaciones rey-vasallo tal como aparecen en elPoema de Mo Cid, parecen advertir una apertura a la sociedad poltica de la mo-dernidad33, en la frontera viva entre la cultura castellana romnica y la gtica.

    El vnculo poltico del Cid con el rey Alfonso VI no se rompe nunca, si nosatenemos a la normativa predominante en el siglo XI. No se rompe porque no seextingue nunca la fidelidad por parte del Cid, mientras que, por parte del rey noquiere perder la ayuda de un vasallo que ha demostrado una sorprendente ca-pacidad estratgica y un valor infinito. Adems, en virtud de la normativa epo-cal, el Cid no desea que se produzca una ruptura definitiva porque el rey quees su seor natural es quien nicamente puede reintegrarle la honra y repo-nerle en su honor. La ruptura, originada por la ira regia, es momentnea y elCid desea que la relacin rey-vasallo no se rompa no slo por las razones yaapuntadas, sino tambin porque el rey es su seor natural, segn se recoge enlas Partidas de Alfonso X; en segundo trmino por la custodia de su mujer e hijaspor el abad de Crdena. El Cid nunca rompe la relacin con el rey y, aunque notena obligacin de hacerlo, la conquista del reino de Valencia, implic la adqui-sicin de un seoro propio y supuso un importante refuerzo para el Reino deCastilla, como el propio rey reconoce, como tendremos ocasin de ver siguien-do el hilo de la relacin que anuncia ya la modernidad34.

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    33 El trmino poltica tiene aqu la caracterizacin exacta de convivencia entre las partes que componen laestructura, abiertas ya a la contemplacin de unas relaciones jurdicas, se encuentra ya en la institucin castellanade las behetras exhaustiva y definitivamente estudiadas por C. ESTEPA DEZ.

    34 En el siglo XIV, en que aparecen los ltimos tericos de la teocracia pontificia, se produce una etapa msen la dialctica del poder universal papado-imperio: el tremendo escndalo del Cisma de Occidente. En Inglaterraaparece John Wycliffe (1320-1384), que inicia una viva crtica de la sociedad eclesistica y una exaltacin del podertemporal, en sus obras De dominio divino (1375) y De Civili dominio (1376), distinguiendo el seoro de dere-cho (ius) del poder (potestas) y del uso (usus). Y no se alcanza hasta el Renacimiento un equilibrio efectivo en tornoal concepto poltico de soberana, si bien durante el siglo XVI, se produce todava un profundo antagonismo en tornoa los orgenes del poder y de la soberana, desde los crculos protestantes y catlicos y en los grandes tratadis-tas de teora poltica como son Jean BODIN y el doctor eximio Francisco SUREZ. Cfr. Para un conocimiento glo-bal de las lneas de pensamiento poltico la sistematizada obra de TOUCHARD, Jean: Histoire des ides politi-ques, Paris, P.U.F. 1961 (edicin espaola Tecnos 1983).

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  • Del botn, conseguido en las cabalgadas cristianas, a imitacin de las al-garadas musulmanas, corresponde el quinto al seor que, como jefe dehueste, lleva la iniciativa de la compaa alistada bajo su pendn. As la parte delbotn conseguido en Castejn:

    v.515 La quinta parte del total a mio Cid le tocaba

    y, tras la conquista de Alcocer:

    v.800 se han enriquecido todos estos cristianos con tan gran botn

    v.804/805 Orden repartir estos abundantes dineros y riqueza:

    en la quinta parte que le corresponde al Cid le tocan cien ca-ballos

    En la conquista de Valencia:

    v.1216 Mio Cid Don Rodrigo la quinta mand tomar

    v.1217 en dinero contante le tocan treinta mil marcos

    En la derrota del rey moro Bucar en la que gan la espada Tizona:

    v. 2484/2488 Mand mio Cid, el que en buena hora naci / que deesta batalla que han ganado / todos tomasen lo que lescorresponda / sin que se olvidasen de su quinta parte /As lo hacen todos, pues estaban de acuerdo en ello / Letocaron al Cid seiscientos caballos / ms mulas de cargay muchos camellos.

    Inequvocamente, pues, el quinto que la costumbre de algaradas algara-das y cabalgadas atribua al califa o al rey, le corresponda al Cid. Pero steno se olvida de su rey y seor natural y enviar a su mano derecha, Alvar Faez,con un esplndido regalo para Alfonso VI:

    v.813/818 Quiero enviaros a Castilla con un mensaje de esta batallaque hemos ganado. Al rey Alfonso, que me ha privado de sufavor/quiero enviarle como regalo treinta caballos / todoscon sus sillas y muy buenos frenos / y sendas espadas colga-das de sus arzones.

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  • Y prosigue el Campeador su disposicin:

    v.820/825 Aqu tenis oro y plata / una bota llena que nada le faltaba./ En Santa Mara de Burgos encargad mil misas, / y lo quesobrare dadlo a mi mujer y a mis hijas / que pidan por minoche y da; / que si yo viviere, sern damas ricas.

    Este regalo no supone que, por derecho, le corresponda al rey. Es un regaloque, de su quinta parte del botn, detrs del Cid, para demostrar su lealtad y soli-citar mediante sufragios la ayuda de Dios, para que pidan por mi noche y da.El hecho conmueve a Alfonso VI, que perdona a Alvar Faez, levanta la confis-cacin de bienes para aquellos vasallos que deseen unirse al Cid y otorga pasa-porte real a Alvar Faez para que pueda caminar libremente por todo el Reino.

    La culminacin de la gesta del Cid, fue la toma de Valencia y, por derecho deconquista, del riqusimo y estratgico reino de Valencia. Nuevo regalo al rey Al-fonso VI esta vez cien caballos llevado de nuevo por Alvar Faez, con un en-cargo muy especial:

    v.1275/1281 Con este motivo besadle la mano por mi y rogadle congran empeo / por mi mujer y mis hijas, si fuere su vo-luntad, / que las deje salir de all. / Yo enviar por ellas, ysabed vos el mensaje: / a la mujer de mio Cid y a las in-fantas sus hijas / irn a buscarlas, de modo que vengancon gran honra / a estas tierras extraas que nosotroshemos ganado.

    El rey, ante la Corte, concede permiso para que Alvar Faez lleve a Doa Ji-mena y a sus hijas, bajo proteccin real por el Reino de Castilla, hasta que el pro-pio Seor de Valencia se haga cargo de ellas. Ello supone un explcito reconoci-miento por Alfonso VI del seoro del Cid:

    v.1369/1370 Los que quieran ir a servir al Campeador / quedan libresde mi servicio y que vayan en paz de Dios.

    EL REGRESO DEL CID A CASTILLA

    Si en el aspecto guerrero la culminacin de la gesta del Campeador fue laconquista de Valencia y la derrota de los almorvides, en el orden poltico en-

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  • tendido como nicamente es posible hacerlo, como convivencia lo fue cuan-do, para hacer justicia al vasallo, Alfonso VI convoca en Toledo la Corte dehombres buenos35; por supuesto tambin asisten miembros de la nobleza yunos sabidores, que eran peritos en materia jurdica. La Corte de Toledo seconvoc expresamente para hacer justicia al Cid36, aunque en el Poema se re-fiera a la devolucin del honor al Cid por la afrenta de Corpes cometida porlos infantes de Carrin con las hijas de Rodrigo Daz.

    La escena, la relata el Cantar, con fuertes acentos dramticos. El Cid llega aToledo, con retraso calculado; cerca ya de la ciudad enva a Alvar Faez para darcuenta de su inmediata llegada. El rey, con un rico squito, sale a recibirlo, peroel Cid prefiere quedarse hasta la maana siguiente pernoctando en el Castillo deSan Servando, al otro lado del ro Tajo. El rey aprueba todas las decisiones delCid, que es quien lleva la iniciativa. El relato de la llegada a la Corte del Cid, esimpresionante:

    v.3104/3109 En la puerta exterior descabalga con pausa, prudente-mente entra Mio Cid con todos los suyos, l va en medioy alrededor los cien37. Cuando vieron entrar al que enbuena hora naci, psose en pie el buen rey don Alfonsoy el conde don Enrique y el conde don Ramn __________________________________________________________________________

    v.3111 con gran honor reciben al que en buena hora naci

    El rey Alfonso, en el mximo de sus atenciones con respecto al Cid, le invitaa subir a su escao:

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    35 CARL, Mara del Carmen: Boni Homines y hombres buenos, Cuadernos de Historia, XXXIX-XL(1964), afirma que el trmino designa personas de cualquier clase social, siempre que sean libres y ejerciten fun-ciones de jurisdiccin municipal.

    36 Se trata de una Curia extraordinaria, reunida por Alfonso VI en Toledo, tanto para finalizar el ejercicio dela ira regia contra el Campeador, que se reintegra al Reino como Seor de Valencia. Cfr. SALAZAR Y ACHA,Jaime: La Casa del Rey de Castilla y Len en la Edad Media, Madrid, CEPC, 2000.

    37 Cien es, en la literatura simblica, un nmero mgico pues, en s mismo es la parte de un conjunto mayory ms grande. En la poesa persa se dice de una mujer que es, a la vez, bella y dotada de todas las cualidades, quetiene cien cabellos; en China, una doctrina tiene cien flores, es decir, rene todas las cualidades. Un caudillo, parareunir una fuerza de todas las capacidades, pide, o lleva con l, cien hombres. As pues, cien significa un todo enel todo y supone, al mismo tiempo, la individuacin de uno. Se usa todava en la Divina Comedia de Dante Alig-hieri. Cfr. CHEVALIER, Jean, y GHEERBRANT, Alain: Diccionario de los smbolos, Barcelona, Herder, 1986.

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  • v.3114/3117 Venid ac a sentaros Campeadoren este escao que me regalasteis vos.Aunque a algunos les pesa, vos sois mejor que nos.

    Pero el Cid lo declina:

    v.3118/3119 Sentaos en vuestro escao, como rey y como seor;yo me sentar aqu con todos los mos.

    Tom asiento el Campeador en un escao torninno (torneado) y los cien quele acompaan sentados alrededor. El Cid presenta sus demandas; recupera susespadas, el ajuar que dio a sus hijas y reta a los infantes de Carrin. Todo lo con-cede el rey, as como permiso para el casamiento de las hijas del Cid, recin so-licitado por embajadores de los infantes de Navarra y del de Aragn.

    En la Corte de Toledo, pues, se devuelve al Cid, toda su fama y su honor,otorgndole el ltimo bien que es la justicia, reconociendo ante la Corte su error.Pero en la escena de los escaos habra que reconocer, por una parte, la afir-macin del concepto de soberana incardinado en el rey y la primera aparicinde una nocin de representacin, en la que el Cid y los Cien que le acompaanadquieren la condicin de opinin pblica, recepcin de libertad y seguridad ga-rante. As lo proclama la sentencia pblica del rey Alfonso VI:

    v.3137/3139 Prestad todos atencin, pues sabis lo que ocurri, parasentenciar justicia, que lo injusto no lo mando yo. De unay otra parte en parte estemos en paz hoy.

    La representacin peculiar del monarca es la justicia y la del vasallo, el CidCampeador, sin duda, la lealtad valor esencial entre los espaoles de pro asu seor natural. Acatamiento de la soberana y ejercicio de la representa-cin. En escaos distintos, pero manteniendo la unidad de accin.

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