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1-AKU í ^ ^
A e_
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Misión cientílica del íarmacéutico Defiriendo á galante invitación del
¡PARO DE VIGO, pa ra que colabore en | el número extraordinar io que es te dia
rio va k dedicar á la Universidad de Santiago, con motivo de la a p e r t u r a del
| curso académico, estoy dispuesto á em~ rborronar unas1 cuart i l las que, sirviendo i/de contraste á t an to artículo magistral-mente escrito en el sentido l i terar io y
|"8& el científico, hagan resa l tar a ú n más testos, como las sombras de u n cuadro
hacen resaltar máis y míis los cobres y luz. No quiero dejar pasar es ta ocasión
;• sin hacer resal tar la misión científica } del farmacéutico, que no srjo es el llámala ío en todos los países civilizados á ela
borar los medicamentos, sino también á resolver los problemas de la Higiene, de la Química y de la Bacteriología.
¿Quién se halla en las condiciones que L él para determinar t rascendentales cues
tienes agrícolas? ¡Cuantos t e r renos incusos rendirían pingües util idades cultivando en ellos, bajo la dirección dei
| farmacéutico más próximo p i n t a s medicinales ó aromáticas!
El empleo cie.1 aboriA ctuímiar* va en
i progresión extraordinariamente ascendente, pero su emipleo racional exi.je el .̂análisis químico del terreno y éste ha 3e darlo hecho el farmacéutico, único
,: químico que, establecido en el campo, puede fácilmente ser el consultor obligado del labriego. . Fábricas de productos químicos son frecuentemente dirigidas por farmacéuticos que dejan la t ranqui l idad de la botica, por el movimiento y ruido de una industria.
Todos esos te r renos son cada dia más ampliamente conquistados por mayor número de compañeros, cuya proverbial
1 modestia t an to les lleva perjudicado.
ANTONIO ELEIZEGUI,
Decano de la Facultad de Farmacia
: Santiago, !.• de Octubre de 1925..
V
Los doctores Maximino Teijeiro, Francisco Eovieró Blanco y Victo Troncoso, va fallecidos que clesemp* forado de ¡a Universidad y han sido maestros eminentes de varia s genemao^s escolares."
Di\ Jacobo Gil Vülanueva, rector qh* fué de la Universidad Compostelana*
EL IDEAL DOCENTE ^ El ideal de los profesores de las Fa
cultades de Derecho en su labor docente debiera ser formar hombres que al sal ir de las aulas se hallasen con los conocimientos suficientes p a r a e jercer inme- f *****m*****A**^^
¿ la t amen te la abogacía y capacitados liara p repa ra r por sí solos- sin necesidad de acudir á pasan t í a s ó academias, los programas de oposiciones. Acaso se diga que en un curso no puede explicarse- la as igna tura . Niego. Apar t e de que una hora bien aprovechada todos los (bas lectivos da de sí bas tante , es obligación n u e s t r a saber escoger lo esencial de u n a ciencia pa ra hacerlo conocer á quien nos escuche. Proporcionemos-pues, al alumno la cimentación completa do su cul tura profesional en términos que de todos y cada uno de los t r a t ados de nues t ra respectiva disciplina obtenga como mínimum las ideas bas tan tes para poder t r aba ja r sin otra ayuda que
n el Rec-
• w
Concep to y contenido de la Sociología
— -_ PÁGSNA TRES,
O Seminario de Estados Galegos
Por JOSÉ FILGUEIRA VALVERDE,,
FARO DK VÍGO quer urinas miñas verbas en col do S. de E . G, De todos é sabida a labor do noso centro, pois ga«v
r imosamentes a prensa ven espallando, dendes do seu escomenzo Jondos aiaudos p r a ela. Quizáis t e ñ a suio fuxido^É5^ banza xomal ís t ica e á ideia d^ pobo o
| seguido a r redamento do noso centro non ;* | soio (le toda proteción oficial senón ta>
nién de toda axuda do pobo Foi a des mea t r e s compostelans que din. tcn >io:;bst t rabados , dos eruditos e inóralos espa*
filados por Galicia que combos a!i ne'os e i das escudantes que son nel maioría, soio j dous galegos fíxeno aportación de ouxe* \ los k r,osa colléita etnográfica i-horstórica í e somentes u n creou no Seminario un1
p.-:n-éiulido premio. Quere ¿oto decir. | • ' e na nosa t é r r a non ten eco a sua p - b o r Nos ben sabemos que non, poij- , j embóras por ela as temos, á correr,,/*;**
ben a ' en tadoras . ' w 3 a
Pobo demais, pase-niño temos xa }evc':J^1
do a cabo unha obra de traballo e Í/¡¡ enynio, non donantes sospeitada. ,E y\ que de traballo Talamos, bó ser
iroito? o ían os correspondentes de Ourensí
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alio Talamos, bó se ráTÍ t a ; > V
a mana Ge eixempro, o xuraia e
Kisco, Cucvillas, Otero PedravoV.".
Diversidad de opiniones acerca de la nía La palabra «Sociología», nombre bár- iestos, la Sociología no se distingue, real •
a
baro mitad latino y mitad griego, sig- urente de la Economía p o l í t i c a ^ ' " ^ E a ^ e n e ^ n S l o l n S ^ 1 ™ También hay autores que entienden pres ión) . En este caso es tán el francés
^r.f°Tl0gm f ^ T H * S0C¿aV E S " C a r l o s ^ o u r n e a u , compendiador me-te es el concepto del italiano Palante, " ' "
nifica etimológicamente t r a t ado de la so ciedad.
El inventor de este nombre fué Augusto Comte, que lo impuso a una disciplina que él consideraba creación suya, aunque de hecho no era nueva .más que por ©fl espíritu y método con que Ja trat ó . En efecto, Qomte publicó de 1830 a
e¿ cual añada que entiende por Psico-loga social «la ciencia que estudia la mentalidad de Tas unidades aproximadas por 3a vida social». También, aunque el autor no lo exprese terminante , es este
liw<4M<v>^^írt¿y*Viw*iiW&*' •TJ — „ •
loa 1ibros y su propio cri terio jurídico [los tres últimos estaban consagrados a la que denominaba «Filosofía social», dogmática, e his tóricamente t r a t ada . No apareció entonces? todavía el nombre de
1842, un llamado «Ourso de filosofía po- mismo el concento eme informa ios t ra-sitiva» en seis volúmenes, de los cuales
'orinado en la Univers idad. FELIPE GIL CASARES,
La enseñanza y* el método
** V + ? ví.w-v.vmv.'.-.-.
Es la a p e r t u r a del curso académico, e ©omento solemne en el cual se estaVle r:e t contacto espir i tual en t r e el a'.umní Que aprende y el maes t ro que enseñar
|el instante t:v vi cual el alma de. dlzú-pulo se abre de p a r en p a r p a r a recibir la semilla fecunda de la enseñanza que
^profesor le ofrenda. A p a r t i r de este •instante, Minerva personificada en la íi-vgura del catedrático aspira á ganarse el espíritu de aquellos á quienes va á orien
misión de las ideas, de tal modo que éstas no caigan en el alma do! oyente como en t ie r ra ingra ta á las afanes del cult ivador». (7)
De este feliz consorcio e n t r e el alumno y el profesor, fusión sin mengua de !a propia personalidad, surge el f ruto á que todos, en la función docente, debemos asp i ra r en la medida de n u e s t r a s fuerzas, del que es buen ejemplo u n a
* de las glorias de n u e s t r a prec lara Uni-don tar y á formarles á su imagen y modo versidad, aquel llorado abuelo mío
íeser, que ya decía el i lustre Saavedra ~ f„Faxarlo, que «el maes t ro se copia en l.discípu'o, y dexa en él u n r e t r a to y LWejanza suya». (1)
¡¿ Esta influencia, sin embargo, debe Ser, no imperativa, sino noble y generosa acorde con la na tu ra leza de la fun
jan que se desenvuelve; toda vez «el fomke libre no debe ap render nada en i»esclavitud», como afirmaba Platón por jlabios de Sócrates, que es quien añade: «Si los ejercicios del cuerpo son forzados, no por eso deriva menos venta ja de
j eSos; pero las lecciones que se hacen pe-fñetrar en el alma por la fuerza no se graban en ella», (2); an tes por el con-¿ trario, «en los ánimos generosos, recuer-la Saavedra Faxardo queda s iempre un oculto aborrecimiento ái lo que se apren-tfó por temor y u n deseo y apet i to de
::Reonocer los vicias que le prohibie-Itm...» (3)
;• Y es que el dogmatismo solo puede admitirse en Las aulas de la Universidad, combinado con k más amplia liber
tad (tal como lo en tendía San Agust ín) m el discurrir de los jóvenes que á su / regazo concurren ( 4 ) . De lo contrario l?m exponemos á que de ella salgan ce-
que t ra tamos; pero sí la rea l idad ;uie ! con 61 quiso expresar su au tor . Ef nombre apareció cuando desde 1851 a 18,-54 publicó 0,1 .mismo Gomte su «Sistema de política positiva», o «Tratado de Sociología, ins t i tuyendo la religión de la humanidad». Sin embargo, el nombre de sociología tardó en abrirse camino. El mi&mo Listre, el discípulo principal de Qomte,, a quién debió éste su renombre y su influencia científica, no adoptó resuel tamente esa denominacién has ta 1876, cuando publicó sus «Fragmentos de fiilosofía positiva y de sociología con- ' temporánea». v
La Sociología fué en sus orígenes una creación positivista, que obedecía a la finalidad de ofecer u n a diciplina expe-
^wmmm
Gumersindo Laverde y Ruiz (q. e . g. e . ) rimantal, que sust i tuyera al Derecho y que anos hace, tal día como el 1.° de j la Política, ciencias racionales y aprio-Octubre de 1884, d iser taba en el Para- ¡ r íst icas. Los espiritualistas que t r a t a -ninfo de nues t r a ínclita Universidad t ron directametnte de Sociología, surgie-acerca del famoso doctor sevillano S e b a s - ' r o n m^s t a r ( ^ e T P ° c o a P ° c o - H ° y son t ián Fox Morcillo; y que al ba ja r 4 la t u m b a cuando solo contaba c incuenta y cinco años de edad y t r e in t a de profesorado, dejaba discípulos como el inmorta l M. Menéndez y Pe1ayo, y ofrendaba á las generaciones venideras el ejemplo á seguir, que en él podían ser el modelo áj quien emular en la labor docente á que él se había consagrado con el fervor de un apóstol y con ¿ eficacia que pregonan sus i lustres discípulos, e n t r e ellos el académico señor marqués de Fi^uc-roa. (8)
EAMON BUIDE LAVERDE,
Abogado en ejercido y profesor de la Facultad de Derecho de la
Universidad de Santiago.
(1) V.: «Idea de un pr íncipe políMco-christiano», por D. Diego Saavedra Faxardo; tomo I,0; Valencia, 1800; pág. 5.
| (2) Cons.— «El Estado ó la Repúbli-ica»; Platón; versión castellana de Enr i
a r o s vacíos y meros repetidora de Tal q U ? ^ é r e z ; ^ I I ; P a r i s ' C a s a e d i t o ' |CÍencia ya hecha, cuando no (y esto ocu- G a r m e r Hermanos; pag . 120.
*?e con frecuencia) de un tex to confiado
4¿Í memoria 7 por lo tan t0 íéjc[l de
£ « a r ; ó ingenios que á su salida de la |üaiversidad, se verán obligados á ini-| tarsu marcha por el camino de la pro-^m investigación y del propio discurso, "" 'a*! de aquella apetecida y fecunda
M profesor, debe desper t a r en el . « n o el ansia de saber, or ientar le lue-m obhgañe por úl t imo á que beba en :fcn*unas fuentes (5) en que él sacia #sed (dogmatismo); pero no á que el
que de las aguas obtenga hay
(3) Véase: Saavedra Faaxardo; obra y tomo ci t . ; pág . 21 ,
^ (4) Fáci lmente se observará de cuan dis t in ta manera opinamos que Sanz del Rio y sus discípulos, pa ra quienes «presen ta r lo cierto como cierto es g ra tu i t a imposición de dogmatismo tradicional». (V.: «Derecho Natura l»; P . Fidel Quintana ; Bilbao 1910; pág. 248) .
(5) D. Marcelino Menéndez y Pela-yo, el preclaro maest ro y polígrafo insig ne, como si en este punto siguiese las huellas de la Escuela socrática, cali-
u w i i a ficaba con la nota de suspenso, á aquel l^ser enteramente igual a l ^ o ^ i b e r r a i u m n o ^^ contestando r e g u á r m e n t e á m debe señalarle el rumbo á seeruir . p ^ ' u n t a s Q u e s e l e hicieron, pro-
(P l as de su as ignatura , le reveló «de una manera inequívoca que no había leído El Quijote». (V.: «Los grandes españoles: Menéndez Pelayo»; por Luis Antón del Olmet y A r t u r o García Garrafa; Madrid, 1913; pág, 150) .
(6) Véase: «Gemelas»; por M. Mar-yan; t r a d . de M a r i a de Echarry ; Madrid, 1918; pág . 89.
^ (7) Cons.: «Historia de las ideas estéticas», por D . Marcelino Menéndez y Pelayo; Madrid, 1887; tomo I; pág. 7 ) .
(8) Discurso de ingreso en la Real Academia Española, por el Excmo. señor D . Juan Armada y Losada.
,. , seguir tierra a cultivar, pero no ai que
g a de extraer del suelo científico .las as ideas que el profesor obtuvo; ofrendarles k savia de su saber y mcarsela pero no pr ivar les de la en en que ellos puedan atesorar: Que e o c e n o es, como escribe Maryan, aehesion de la ca r r e r a s in 0 la for-fl del carácter. (6) -cada obrero de la mente , será u n
con caracte-Propios y bien definidos, bajo la j-es-fte autoridad del profesor que diri-
«¿Proceso científico educat ivo.
Jf°i , ' 6 n 6 S t e P a r t i c u k r i sm L I T I 6 a d e r a d o c t r i n a , cuando
• •?!• TS: <<Fo mda sé> fu*™ Vgfaom disciplina de amor», qUe-
* dar a entender con esto, como ad-
n o Í P f t0S°-políerafo D" M*«e-no Menéndez y P e ^ a y 0 ) q u e m e n s e .
«o era dogmatismo cstrrU y ce-LS,J,° q n e s e fundaba en Ja simpa-.
iiiiiiiiiiiiiiiiiiíüfiíiiüiiüiiiüiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiimiiiüüiMiiiüiiiü,
Clínica de enfermedades de la piel, venéreas y sifilíticas
Dr. Merino
muchos, pudienido citarse en t r e ellos Bosio, Pu .xmi . Lappel :a7xi, Allievo, To-tio'loí etc. en Italia; Garriguet- Tur.man, Goyan, Fonsegrive, Antoine, etc. en Francia; Hitze, Keteler» Hertl ing, e tc . en Alemania; Vicent y Llovera en España.
Más aunque el objeto material que la Sociología sea siempre la sociedad, como los elementos de ésta y los puntos do vista desde los cuales pueden estudiarse, son muy varios- de ahí las innumerables opiniones sobre el concepto y el contenido de la Sociología.
En términos generales podemos dividir los sociólogos, por razón de su manera de entender el concepto y contenido de la ciencia que profesan, en t res clases: los que consideran la Socio'ogía como ciencia dogmática, los que la miran como ciencia histórica y los que la entienden como ciencia mixta,, da lmá t i ca é histórica á la vetz.
En t re los que consideran la Sociología como ciencia dogmática, hay no pocos que, siguiendo a Comte, opinan que aquella es la ciemeia de la es t ruc tura y funciones del organismo social; pero en hi apreciación de semejante organismo. difieren. Ei famoso sociólogo y filosofo francés Alfredo FouiUée opinaba que la sociedad es a la vez un organismo vivo y un hecho cont rac tua l - conceptos difíciles de conciliar. El alemán Alberto Schafle combina en la explicación de la ex t ruc tura social el principio orgánico y las leycp físicas de la atracción y repulsión. El ruso Lilienfeld ve <m la sociedad solamente un organismo vivo; pero en el cual no hay más que sistema netrvioso y substancia social, interoelu-lar . En cambio el francés Rene Worms cree descubrir en el organismo social, no s o ^ el sistema nervioso, sino los sistemas vascular, óseo, conjuntivo, cite.
Otros sociólogos dogmáticos hay que, en principio, parecen aceptar la misma noción de Sociología que acabamos de indicar; pero desechando el concepto de la sociedad-organismo. En este caso es-án el polaco Luis Gu¡mpleowiez, ©1 belga Guillermo Gree£> para quien «la Sociología es la filosofía general de las ciencias sociales particulares.» y al parecer también el francés A, de Roberti , aunque éste no da a conocer con suficiente precisión su concepto de la Sociología, a pesar de la extensión con que t r a t a la par te general de esta disciplina.
Para todos estos, la Sociología &g confunde, quiéranlo o no, con el Derecho público* s ingularmente con el Derecho político y con la Economía política.
AVgunos res t r ingen este concepto de la Sociología al estudio de las formas sociales- abstracción hecha de 1.a substancia en que encarnan. D> esta clase
tódico y vulgarizador incansable de las doctrinas escogitadas por otros, y en cierto modo el doctísimo aloman "Bast ían; pues aunque éste no ha t ra tado expresamente de Sociología, sino de Etnología, como sociólogo sa le considera y cita^ comunmente por los que hab 'an de él .
Para estos la llamada Sociología no e.=i, oii rigor, sino una par te de la Etno-
i p,rafia. < En la tercera clase están comprendiólos los que, haciendo do la Sociología Juna ciencia muy amplia y compleja, ' dogmática e histórica a la vez, incluyen j • on ella, así el estudio de la escritura y j do las leyes del cuerpo social) como el j de la evolución histórica, bien o mal er tendida, de las instituciones sociales, i
Esta era la manera como en fundió l a jda Cruña—Lugrls , Cast i l lo . . *f- que ten Sociología su fundador Augusto Comte, a meirande i m p o r t a r í a el cual definió esa disciplina como «la " " " f" ciencia de la escr i tura y do las funciones de la Sociedad». Estudiaba, pues, el sociólogo francés los al eméritos consti-
Unha fonda percL' tivo $ t c ífio
i
bajos del sociólogo y penalista francas Gabriel Tarde.
Mixta de psicología y física es !a sociología del norteamericano Gidclings,\v l // según el cual, la disciplina referida es- • " , /
tutivos dé la sociedad esto es, lo que que podriamos l1 amar la exática social, o en términos biológicos, 5̂ a que para
¡él la sociedad era un organismo» la ana-4t*""n*a de la sociedad, y además las leyos jnorque r-.o. rigen los fenómenos sociales. ' e«to us, !a dinámica social, o en términos biológicos- 'a fisiología de la sociedad . Comí o fué el primero que consideró la sociedad, no simplemente) como
henun; :*io, foi a do g r ^ . d e arcebispo' ga-íego. A carón de Rotúrelo, e l l e Cabeza de León, el foi sembré igr ViIeTÍto?^u>3. guieiro, no noso camino. Preeléjate . .de honor de noso Ins t i tu to t i v í g ^ ^ í é l parimos de pai, e ourenta^(>ii¡.J -rnestrj Foi o pirmeiro membro qu.v«f t r re i fy ' mais grorioaD rnie endexa^a i s ' tc i , ; | p
F ; a i 'ematar. Algnén tí^a^fala posibilidade da difusión Tío t ^ ó ^ ^ ^ -ca axuda dos g a l e g a s ^ do V-:-&
un organismo moral o jurídico, sino co- topárnosos ben eisí, prol>( mo un organismo natural , vivo, como IOÍ
¿organismos nnímaV-s. c ase per lo ní .-cío
ITorberto Sne i • mlé"n el
tudia la sociedad en su unidad, p r o c u - i 1 ^ ^ ^ / 1 ^ ' ^ ^ 0 *l"ncor' ' < ^dorado rando explicarla por causa v leves c ó a - ! d u r a n
1t c ™" c . h ? s anos como .;-,fe d,e. la
micas; pero añadiendo, q u o / n . v a P.lwn-Í.^SCU? l a \»s*tivista f y el que nr\s ínflu-zar esto, son menester una interpreta-¡ 3 ° e J e m o
pe n e l l a í V^o que, &n em-
ción subjetiva por hechos de concien-". * \ a r £° ' V R1'n advertirlo él- distnha mu-cia y una interpretación objetiva por ; c - u > ^ e HQ': u n Positivista riguroso y conprincipios físicos, inU'.rpreta'-éones am-| s o C n o n t e ? l>or \° uuicho -i1""1 do filosofía bas que son conci'iables y doben coordi- \ r /
ac i<Jn,a1 y ^priorístiea (.'u^tíif/^ica que narse . ' j & diría) bu.^na o mn'a. que vertió* en
Puesto aparte, dontro de cssta .misma! s u s obras. Spencer con^dernba. 'M socie-clase do los sociólogos dogmáticos, me-M-^ como un organismo propiamente direce el notable sociólogo español P. J o - | c } 1 0 ' fijando esto concepto con .más c V sé María L'overa. memos conocido d^ I 0 | r ^ £ } d que Comte, y fundando la Socio-que merece, aunque dista ' ^-" ' ' W í n ^ U l-.ín^ncTo T- i desconocido. Este en su
mucho de s e r ¡ ^ ° ^ a e n ' a biología y Ja p s i c o ^ ' t a . «Tratado ele-i ^ n e R ta misma c'ase. podemos eolo-
mental de Sociología -cristiana», define c a r a l "francés Gustavo U>. Bon, «uo ha-v (i 1.> la Sociología como «la ciencia que efitu-1 fe !>recoder su eistudio sociológico
dia las causas deJ orden social en ia | l f i r - 9 ; a s on-ses ^cos.mo'ogcas, antropológi-socíedad civi1, con el fin de implantarlo, 1 c a ^ ^ P r o
í " ; f í l ; 0 r i c as . mantenerlo y afinnxar'o». ] A h o r a »'»«; no estando los sociólogos
En t re 'os quo consideran la nociólo- conformes en cuanto al contenido de la gia como ciencia histórica loa hay de j Sociología, y siendo este contenido a\go varios géneros. Unos entieden | or so- convencional y moderno, no sujeto a re-cioloRÍa la historia de las instituciones ^ ? ? ^ s o utas-, ni siquiera a veglas es-y c o s t u m b r e sociales: la ro/igión, la fa- t ab leadas por la previsión- es c/aro que mVm, la administración de justicia, l a P ° , r % tampoco puede fmrso en ab-industr ia e tc . En este caso está el fran- s o , u t o . e l concepto de la Sociología, y ees Mauricio Vignes discípulo de L e > u e t l < s n c f l u e s e ^ u i r s i e n í 7 ° relativo y
dementes . . . subindo po? zo e engadindo de* cote ríos t rabal ladores á nosa.tibgr"l*3ío cativo esforzó, do« bós eMe^^foso; dado bu en fondas árV&i jJJ?he¡ bres inquedanzas e l~>i*£^|^j|el-as á ra rían ios que todol-os ^jc^<'« puxeser© n a obra a sua reita, c a t m ? ou grande, pero boa vontade p r a ^ i P r i a de Deu,3, da Ceí-ícia e dos inmans Riegos .
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,4-** maestro La c ' í n c a del HospCtal,
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en e^la^se-* J.-a
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Play, uno de los pocos sensatos dontro de la clase de los históricos, y el cua\ después de t r a t a r del método on Sociología, sigue un orden casi cronológico, esto es, por odadl^. También pertenece al mismo grupo el español Sales Ferró, quo reconoce expresamente que la Sociología es la .misma Filosofía de la Historia, solo que estudiada por el, método experimental , y el alemán V. B a r t h que profesa la misma idea.
También puclen asimilarse a estos no
convencional. No obstante, puesto que la Sociología
se ha confundido unas veces con el Derecho político o la Economía política otras con la historia de1 Derecho, la Filosofía de la Historia ó la Etnografía , y en esos casos la llamada Socio'ogía no t iene derecho a suplantar a disciplinas que epdstían antes que ella, y tenían un nombre propio, parece que no quedan admisibles otras nociones de Sociología, que la que reduce ésta a la
mi
^
pocos t ra tad is tas part iculares como el P ^ o l o g í a social (ciencia nueva de to-das suertes) o a la psicología combinada con la cosmología, o mejor aún, la
alemán Hermann Post, que en numjero sas obras estudia la historia del derecho y en par t icular la de el derecho de familia, considerados como elementos sociológicos. más modernamente el italiano Nardi Greso, que realiza el cometido en su «Sociología jurídica»; el también alemán Julio Zippert, que cultiva la historia de la familia y la dql sacerdocio; el norteamericano Lewi R. Morgan, que ha dado una clasificación o enumeración de parentescos en las distintas razas, aceptada por muchos; el inglés Mac Leñan, que t r a tó del -matrimonio o mejor de las uniones sentíales primit i vas, introduciendo clasificaciones, que fueron seguidas por Spencer y otros; e-1 suizo Bachoffen, iniciador de la hipótesis del matriarcado, y en fin, por abreviar, el finlandés Weistermack, docto his-
j toriador del matr imonio e impugnador son G. S'imme! en Alemania y Boiigle en d e l o s errores de Morgan y otros acerca
Sol arti¡icial de iMiud tlANAU (Hayos ultra-violeta) des excelente resul
tados en el tratamiento de las enfermedades de ia piel, raquitismo, anemias y neu~
! « * * maestro y Á i ^ ^ f S i T ? " ^ A- v
• ^ s e c r e t e , misteriosa v d i v ü S P l a t e ™ ' A i r e caliente. Uretroscopi»
i p u u e nacei fecunda la t r a n s - Pregunloiro, 6 y a9 piS0 Zs.-SANTUGth
Francia . Otros hay, para quienes la Sociología
es solfa-menta la ciencia de los hechos y leyes económicas. Este es el concepto popular de la Sociología cin España. En ,el extranjero adoptan este criterio, ent r e otros, A q u i k s Loria, en Italia; Ga
do las uniones pr imit ivas . Todos estos identifican la Scoio'ogía
con la Historia in te rna de los pueblos o la Filosofía de la Historia.
Análoga a la concepción! de los sociólogos históricos referidos eis la de los que miran la Sociología como el estudio
rey, en Ingla ter ra ; Barenbach, Hein y de las insti tuciones y costumbres socia-Menger» e¡n los países a lemanes. Para ' l ies , no en conjunto y cronológicamente»
que dio nuestro Llovera, que ya he citado antes .
Dr. AMOR Y NAVElROf
C. de la R¿ Academia de Ciencias Morales y Políticas.-
(tnffitftirtifitntnitiiiiit]iiiniiiuiiiiittiiiiitttifiiiHitiitLiiUHitiuiifiuiiiutniii«iiiutttfiif»iitim
Doctor MURÍAS Especialista en enfermedades de la Piel
y Veném>-SífiMticas
De las Clínicas de los Dres, Azua y CovI-sa» de San Juan de Dios, de Madrid*
Diplomado de los Hospitales / Mecker de i?aris.
Horas de consulta; De diez á una y de cuatro á siete
Policarpo Sanz, 56, principal, izqd.*
•v, San LIOUÍB
v ..tente ftsioin Especialista en enfermedades de la garganta nariz y oídos
Consulta de once á %iia y Ue cmtff>, & sél*< IZüNDA» NUM. 88 18
'ei1 ca^i tota1: de nvs conociníicrrlfes y -¿ '' ^':S' 'a que día t ras día se ínod-elan y c o r r i g a las enseñanzas que recojo en mi^gabin.lt^ te de estudiante, os una c^úiina'quc ii*SK[/* bien pudiera servir de patrón para q-¿ a su modo y medida se ajustasen mujclif otras, si en cMas so quisiera hacer un$ utii' labor.
Cr.'-mto en el;la hay, cuanto aprendí?, es e' f ruto de un maestro s'n vanidad ni afectación, un hombro? bueno y s< .nciMo a la par que un gran pedagogo y muy hábil oirujn.no. Don José Puente Castro- mi maestro predilecto* fué quien me condujo reciamente en mis primeros pa.sos por el eanvno de la Cirur jía, qu :en gm"ó mi mano,, cuando por pri--mera vez empuñé el o-cape'o y con sus 'ecciones clínicas, que tan admi raba -mente sabe inculcar en e¡! ánimo del aluinno, pirogrcñlvame-nte, de ^o f;1e':! a lo difícil, die lo sencj^Vo a lo más com-p1,ejo; es el preceptor qu,e finimado por un espíri tu esencialmente didáctico ae'a ra las turbias cuest 'onas del Diagnóstico. sim-iVifica Ta com^egidad et 'ológica y pa togéniea y nos mues t ra día tras día el curso del t r a tamien to que inst i tuye la dfseusión ent re suis alumnos.
Por estas cua'idad^s que ]e adornan S»Ü» explica e1 que a su clínica concurran un nujmeiroso cont ingente de asn inos , en su mayor piarte,, médicos noveles que libres ya del jugo académico automático y en su mayor pa r t e rutinario; qtreren aprender lo que en sm earrera ha de serv i ros de primordial ejerciere «ver enfermos».
Y no es del caso seña 'ar sus cari tat i vas donacroneis a cuyas expensas se instaló en unas habitaciones del Hospital Provincial, uji Quirófano y uina sa^a siem pre congestt'ionadla de enfermos y que por sus adie-antos está al nivel da las mejores Canicas Quirúrgicas.
Es te maestro,, al que queremos con cordial emoción todos sus discípulos es adiemás ejl rmédiieo quia al lado deí enfermo siiejmpre t iene unas ptal abras de ánúno y una caricia de alivio.
Bata profesor qute. en mi carrera supo hacermíG* ver la fefíicidad que encierran: ; ras cuiestáones en su resolución y como a otros muchos compañeros nos ilumi^ no y orientó en la complicada mate r ia medica t iene m i reconocimiento, el ca-' riño de quven en sus enseñanzas apren-dlió t a n difícil Itabor,
MANUEL PAÍDIN GU\ERRA