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or los años treinta, un jo- vencito delgado, hijo de in- migrantes italianos, se pre- sentaba a concursos radio- fónicos con la aspiración de convertirse en vocalista de las bandas que por aquellos tiempos centraban su repertorio tanto en las baladas románti- cas como en el swing. El sueño se realizó en cuando Sinatra entró a trabajar para la Big Band de Harry Arden; fueron años duros. El vocalista era un músico más; también en la banda de Harry Ja- mes, el habitual trompetista de Benny Goodman, de la que pasó a formar parte y que terminaría disolviéndose meses después. No obstante, la fama de Sinatra se iba acrecentando. Su talento para la auto- promoción daba sus frutos: críticos y pú- blico centraban su atención en ese joven de ojos azules que, todavía de manera tí- mida, mostraba aptitudes para el canto sin tener, desde luego, la potencia vocal de otros conocidos del público como Bing Crosby. Por muchas que fueran las com- paraciones, Sinatra supo crearse un per- sonaje propio. En los años , tras ser contratado por Tommy Dorsey, la trayectoria de Frank fue imparable. Fueron los verdaderos años de aprendizaje, de ejercicio sobre su capa- cidad pulmonar, de experimentación so- bre el registro. En esa década, su primer éx- ito fue I’ll Never Smile Again, agridulce ba- lada que logró enamorar a las miles de mujeres que, desde entonces, quedaron hipnotizadas por sus ojos azules y su voz aterciopelada. Con gran agudeza para conducir su carrera, en decidió con- vertirse en solista: de ahí a la eternidad. A partir del contrato firmado con Co- lumbia Records, Sinatra alcanzó éxitos de popularidad inusitados. La íntima y deli- cada Close to you, la versionadísima You’ll Never Know o la dramática I’m a fool to want you —magistral- mente cantada también por Billie Holiday— forman parte de los cinco álbumes y numerosos sin- gles que, con los arreglos de Alex Stordahl, vieron la luz hasta . El éxito en la gran pantalla Después de varios años de escánda- los y descenso en su popularidad — divorcios, escarceos, nuevos matri- monios, fracasos cinematográficos— , en volvió al cine con la mítica De aquí a la eternidad de Fred Zinnemann por la que consiguió un Óscar al mejor actor de reparto. La fama es caprichosa: vienen más ofertas, más películas y un contrato musical con la Capitol Records. Los años cincuenta fueron vocalmente los mejores años de Sinatra; los álbumes In The Wee Small Hours (), Songs For Swingin’ Lovers () o Close to you () con los arreglos de cuerda de Nel- son Riddle, ya son míticos; lo mismo que Where are you? () con arreglos de Gordon Jenkins y que incluye la melan- cólica I Think of You —se dice que dedi- cada a Ava Gardner tras su ruptura. Ya en- tonces era juez y parte del Rat Pack, el pe- tit comité de estrellas hollywoodienses de vida absolutamente disoluta: Humphrey Bogart, Lauren Bacall, Judy Garland, Da- vid Niven, Katherine Hepburn y Spencer Tracy; mientras, daba cobijo a una Mari- lyn desgraciada, al borde del suicidio, que terminó dependiendo emocionalmente de él. Los años sesenta son problemáticos; no sólo porque los gustos cambian y el pop ar- rasa con todo, sino porque los problemas personales son demasiados como para centrarse en su carrera: los encuentros con la justicia forman una imagen de Sinatra oscura y corrupta. Con la Reprise graba discos heterogéneos: swing, balada, clá- sicos del jazz como Duke Ellington o Co- unt Basie y llega, como no, a sus últimos éxitos: Strangers in the Night y My Way; lo que hoy son auténticos hits del ka- raoke fueron en su día las canciones románticas por antonomasia; los temas se hacen independientes, toman forma, se convierten en himnos y pueden ser adapta- dos tanto por los Sex Pistols como por Robbie Williams. Todo un peligro. El estilo de Sinatra no pue- de ser comparado ni con el de Dean Martin ni con el de Bing Crosby ni con el de Nat King Cole, crooners por excelencia; supo sintetizar el jazz y el swing con la balada romántica para crear un estilo a su manera, supo narrar las canciones, interpretarlas como si habla- ra al oído. Aprovechó sus recursos de ac- tor en el escenario para dotar de sensua- P «EL CASO DE LOS HOMBRES DECAPITADOS (VI)» POR VICENTE MUÑOZ PUELLES 12 p d CORRESPONDÈNCIA 19601983 3 Mercè Rodoreda i Joan Sales Editorial Prensa Valenciana S.A. Director Ferran Belda Coordina Arantxa Bea [email protected] NÚMERO 672 AÑO XVII VIERNES, 8 DE MAYO DE 2009 La complicitat entre l’escriptora i l’editor de «La plaça del diamant», en un volum que és també un recorregut per la història de l’edició. Posdata Suplemento semanal de cultura «Sólo un muerto más», de Ramiro Pinilla Todos los ingredientes del género negro en una novela que reflexiona sobre la escritura. NARRATIVA 4 La obra más reciente de Aldo Iacobelli El artista exhibe «From time to time one talks to the moon» en la galería Tomás March. EXPOSICIÓN 6 PASA A LA PÁGINA 2 Charles L. Granata, técnico de sonido de Frank Sinatra, desvela los secretos de las grabaciones de La Voz en «El sonido de Sinatra», un libro editado por Alba que recorre la carrera musical del artista desde sus inicios en los años 30 en la Big Band de Harry Arden hasta 1991, cuando grabó sus últimos CD. El volumen incluye un epílogo de Nancy Sinatra, partituras y un material gráfico excepcional. Por Eva Soler Sinatra Sólo música CHARLES L. GRANATA El sonido de Sinatra. Sesiones de grabación con La Voz (1939-1994) Traducción de Ramón Vilalta ALBA EDITORIAL, BARCELONA, 2009 Monografía Con gran agudeza para conducir su carrera, en 1942 Sinatra decidió convertirse en solista. LEVANTE-EMV En los años 40, tras ser contratado por Tommy Dorsey, la trayectoria de Sinatra fue imparable. Fueron los verdaderos años de aprendizaje

VICENTE MUÑOZ PUELLES 12 … · Frank Sinatra y Montgomery Clift, en una escena de «De aquí a la eternidad» (1954). ... Sammy Davis, Pavarotti o Bono de U2 Podríamos empezar

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Page 1: VICENTE MUÑOZ PUELLES 12 … · Frank Sinatra y Montgomery Clift, en una escena de «De aquí a la eternidad» (1954). ... Sammy Davis, Pavarotti o Bono de U2 Podríamos empezar

or los años treinta, un jo-vencito delgado, hijo de in-migrantes italianos, se pre-sentaba a concursos radio-fónicos con la aspiración

de convertirse en vocalista de las bandasque por aquellos tiempos centraban surepertorio tanto en las baladas románti-cas como en el swing. El sueño se realizóen cuando Sinatra entró a trabajarpara la Big Band de Harry Arden; fueronaños duros. El vocalista era un músicomás; también en la banda de Harry Ja-mes, el habitual trompetista de BennyGoodman, de la que pasó a formar partey que terminaría disolviéndose mesesdespués.

No obstante, la fama de Sinatra se ibaacrecentando. Su talento para la auto-promoción daba sus frutos: críticos y pú-blico centraban su atención en ese jovende ojos azules que, todavía de manera tí-mida, mostraba aptitudes para el canto sintener, desde luego, la potencia vocal deotros conocidos del público como BingCrosby. Por muchas que fueran las com-paraciones, Sinatra supo crearse un per-sonaje propio.

En los años , tras ser contratado porTommy Dorsey, la trayectoria de Frank fueimparable. Fueron los verdaderos años deaprendizaje, de ejercicio sobre su capa-cidad pulmonar, de experimentación so-bre el registro. En esa década, su primer éx-ito fue I’ll Never Smile Again, agridulce ba-lada que logró enamorar a las miles demujeres que, desde entonces, quedaronhipnotizadas por sus ojos azules y su vozaterciopelada. Con gran agudeza paraconducir su carrera, en decidió con-vertirse en solista: de ahí a la eternidad.

A partir del contrato firmado con Co-lumbia Records, Sinatra alcanzó éxitos depopularidad inusitados. La íntima y deli-cada Close to you, la versionadísimaYou’ll Never Know o la dramática I’ma fool to want you —magistral-mente cantada también por BillieHoliday— forman parte de loscinco álbumes y numerosos sin-gles que, con los arreglos de AlexStordahl, vieron la luz hasta .

El éxito en la gran pantallaDespués de varios años de escánda-los y descenso en su popularidad —divorcios, escarceos, nuevos matri-monios, fracasos cinematográficos—, en volvió al cine con la mítica Deaquí a la eternidad de Fred Zinnemannpor la que consiguió un Óscar al mejoractor de reparto. La fama es caprichosa:vienen más ofertas, más películas y uncontrato musical con la Capitol Records.Los años cincuenta fueron vocalmentelos mejores años de Sinatra; los álbumesIn The Wee Small Hours (), Songs ForSwingin’ Lovers () o Close to you() con los arreglos de cuerda de Nel-son Riddle, ya son míticos; lo mismo queWhere are you? () con arreglos deGordon Jenkins y que incluye la melan-cólica I Think of You —se dice que dedi-cada a Ava Gardner tras su ruptura. Ya en-tonces era juez y parte del Rat Pack, el pe-tit comité de estrellas hollywoodienses devida absolutamente disoluta: Humphrey

Bogart, Lauren Bacall, Judy Garland, Da-vid Niven, Katherine Hepburn y SpencerTracy; mientras, daba cobijo a una Mari-lyn desgraciada, al borde del suicidio, queterminó dependiendo emocionalmentede él.

Los años sesenta son problemáticos; nosólo porque los gustos cambian y el pop ar-rasa con todo, sino porque los problemaspersonales son demasiados como paracentrarse en su carrera: los encuentros conla justicia forman una imagen de Sinatraoscura y corrupta. Con la Reprise grabadiscos heterogéneos: swing, balada, clá-sicos del jazz como Duke Ellington o Co-unt Basie y llega, como no, a sus últimos

éxitos: Strangers in the Night y My Way;lo que hoy son auténticos hits del ka-

raoke fueron en su día las cancionesrománticas por antonomasia; los

temas se hacen independientes,toman forma, se convierten en

himnos y pueden ser adapta-dos tanto por los Sex Pistolscomo por Robbie Williams.Todo un peligro.

El estilo de Sinatra no pue-de ser comparado ni con el de

Dean Martin ni con el de BingCrosby ni con el de Nat King

Cole, crooners por excelencia;supo sintetizar el jazz y el swing

con la balada romántica para crearun estilo a su manera, supo narrar las

canciones, interpretarlas como si habla-ra al oído. Aprovechó sus recursos de ac-tor en el escenario para dotar de sensua-

P

«EL CASO DE LOS HOMBRES DECAPITADOS (VI)» POR VICENTE MUÑOZ PUELLES�12pd CORRESPONDÈNCIA 19601983 �3

Mercè Rodoreda i Joan Sales

Editorial Prensa Valenciana S.A. Director Ferran Belda Coordina Arantxa Bea [email protected]ÚMERO 672 �AÑO XVII �VIERNES, 8 DE MAYO DE 2009

La complicitat entre l’escriptora i l’editor de «La plaça del diamant», enun volum que és també un recorregut per la història de l’edició.

Posdata Suplemento semanal de cultura

«Sólo un muerto más»,de Ramiro Pinilla

Todos los ingredientes del género negro enuna novela que reflexiona sobre la escritura.

NARRATIVA �4

La obra más recientede Aldo Iacobelli

El artista exhibe «From time to time one talksto the moon» en la galería Tomás March.

EXPOSICIÓN �6

PASA A LA PÁGINA 2 �

Charles L. Granata, técnico de sonido de Frank Sinatra, desvela lossecretos de las grabaciones de La Voz en «El sonido de Sinatra», unlibro editado por Alba que recorre la carrera musical del artista desdesus inicios en los años 30 en la Big Band de Harry Arden hasta 1991,cuando grabó sus últimos CD. El volumen incluye un epílogo de NancySinatra, partituras y un material gráfico excepcional. Por Eva Soler

SinatraSólo música

CHARLES L. GRANATAEl sonido de Sinatra. Sesiones degrabación con La Voz (1939-1994)

Traducción de Ramón VilaltaALBA EDITORIAL, BARCELONA, 2009

MonografíaCon gran agudeza para

conducir su carrera,en 1942 Sinatra decidió

convertirse en solista.LEVANTE-EMV

En los años 40, tras ser contratado porTommy Dorsey, la trayectoria deSinatra fue imparable. Fueron losverdaderos años de aprendizaje

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2| Levante EL MERCANTIL VALENCIANOVIERNES, 8 DE MAYO DE 2009

POSDATA�LA CARRERA MUSICAL DE FRANK SINATRA

lidad a sus movimientos: agarraba el mi-crófono como a una mujer, a veces concrueldad, otras veces con ternura.

Los años setenta y ochenta fueron añosde conciertos: de Las Vegas a Barcelona;de duetos: Liza Minelli, Dean Martin,Sammy Davis, Luciano Pavarotti o Bonode U; desde luego, los éxitos comercia-les estaban cantados, pero crearon unaimagen muy distinta de aquel hombre es-belto de mirada pícara. Muchos antes, yahabíamos volado con él a la luna; enotras palabras, lo habíamos amado. Esaquel el que ya se había quedado bajo nu-estra piel.

La evolución musical de SinatraMuchas biografías han tratado de desve-lar la historia oscura de Sinatra; otras, por

contra, su ascenso al Olimpo de las estre-llas o su existencia en el Hollywood de losaños dorados; ninguna, sin embargo, hacentrado su atención en la voz del artistay en sus extraordinarias dotes para el tra-bajo en equipo. Charles L. Granata en Elsonido de Sinatra realiza un elogioso re-corrido lleno de interés por la evoluciónmusical de Sinatra en los estudios de gra-

bación. No interesa el showman que lle-nó salas de conciertos con ese aspecto degentleman de medio pelo que adquiriótras los sesenta, ni el personaje de oscurahistoria, amante de las juergas y los ne-gocios sucios, sino el profesional que sefue forjando a sí mismo, que aprovechólos avances en las técnicas de grabación,que intentó perfeccionar su técnica vocalhaciendo uso de las enseñanzas del belcanto y de su propia intuición. Para losque hoy denostan la música de estudiofrente a la autenticidad del directo, cabriarecordar que las técnicas de grabaciónconstituyeron, desde sus inicios, un retopara muchos profesionales que intenta-ron hallar con limitados recursos la ma-nera de reproducir el sonido sin echar aperder la factura original del producto ar-tístico. La trayectoria de Sinatra, como lade otros muchos cantantes, evolucionó al

mismo tiempo que las técnicas de graba-ción, que el vinilo, que el micrófono, quelos formatos de radio y televisión: lo im-portante fue conocer los cambios y adap-tarse a ellos con facilidad. Granata, técni-co de sonido de La Voz, desvela algunosde los secretos de las grabaciones de sussingles y sus LPs, formato que Sinatra supoincorporar inmediatamente a su carrera.Son los años de Columbia y Capitol —aunque también de la Reprise—, los añosdorados en que Sinatra concilió el traba-jo de instrumentistas y cantante mimán-dolo hasta el detalle. El libro incluye, ade-más de un epílogo de Nancy Sinatra, unmaterial gráfico excepcional: el rostro delos testigos que trabajaron con él, parti-turas y fotos de las grabaciones; pero tam-bién varios apéndices: guía de grabacio-nes, los álbumes, las canciones y la co-lección básica de Sinatra. En fin, impres-cindible para los aficionados.

�VIENE DE LA PÁGINA 1

Frank Sinatra y Montgomery Clift, en una escena de «De aquí a la eternidad» (1954). LEPA/AFP/COLUMBIA PICTURES

La trayectoria de Sinatra evolucionóal tiempo que las técnicas degrabación, que el vinilo, el micrófono ylos formatos de radio y televisión

Los sesenta y ochenta fueron años deconciertos: de Las Vegas a Barcelona;de duetos: Liza Minelli, Dean Martin,Sammy Davis, Pavarotti o Bono de U2

Podríamos empezar una lista interminablede obras y de autores de los últimos veinteaños que, sólo en España, se han decidido porla historia como materia para su literatura. Elsiglo XX ha dado para mucho y, dentro de él,la guerra civil y la dictadura franquista aca-paran los escenarios de la narrativa —más omenos— histórica. También de lejos, la tran-sición, con sus conquistas y sobresaltos —enestos días es inevitable nombrar Anatomía deun instante de Javier Cercas—, ha sido uncampo de juego fértil para los escritores.

Lo que no esperábamos o no creíamos eraque este principio de siglo XXI fuera ya ma-teria novelable. En efecto, lo es, y Ricardo Me-néndez Salmón tiene razón al convertiraquel de marzo de en un jueves ne-gro para la historia de España, y tiene razónal recrear, en su novela El corrector, las esce-nas de José María Aznar, de Ángel Acebes, delRey y también las de los trenes destrozados,como escenas que quedarán testimoniandouna época: «Todo tiempo posee sus signos,sus emblemas, sus cábalas. El nuestro ha hec-ho del miedo su estandarte, su venero de do-lor, su firmamento».

Ya había pasado en Estados Unidos, don-de la espectacularidad del de septiembre—espectacularidad por dos motivos: por loincreíble de los aviones atravesando lastorres y por la retransmisión ininterrumpi-da y en directo de la catástrofe, a todo elmundo— había generado películas, docu-mentales, etc., y literatura. Pero puede queen este país cueste más, y con razón: des-graciadamente no somos capaces de hablarde ciertos acontecimientos sin que fluya pordebajo el peso de la acusación y de la culpa,no somos capaces de sentir unidos el dolorde la infamia, sin recelar o sospechar todosde todos; en otras palabras, no podemos ha-blar del de marzo sin remitir a las men-tiras y a las versiones ocultas del gobierno deentonces. En España no podemos hablar dehistoria sin ofender a buena parte de los es-pañoles. Por eso puede que en este país cu-este más. Y con razón.

En efecto, El corrector pretende ser unacrónica del horror de ese día, con su carga dehomenaje a las víctimas y con su ajuste de cu-entas al reparto político: «entonces estába-mos demasiado confusos para reflexionar:sólo pesaban los muertos. (…) El mundo sehabía detenido en la chatarra de cuatro tre-nes. Cielo, mar y tierra confluían allí donde

la carne se había hecho lamento». Desde quelas televisiones comienzan a vomitar datosy discursos, el personaje y narrador de la no-vela está terminando la corrección de Los de-monios, de Dostoievski. Desde esa habita-ción, a través de la pantalla y sobre todo a tra-vés del teléfono, Vladimir comenzará a asu-mir la magnitud de la tragedia y repasará,desde la conmoción, fragmentos de su viday de sus emociones, para terminar con uncanto —literariamente peligroso— a la viday al amor.

Sería injusto no destacar la riqueza y la ex-quisitez del lenguaje de Menéndez Salmón;en esta novela de tonos cambiantes, hay pa-sajes de gran belleza melancólica y hay otrosmás jugosos y más irónicos. Sin embargo, sepierde la naturalidad que se exige, en ciertamanera, en los diálogos —con Uribesalgo,

con Zoe, con su ma-dre— o, peor toda-vía, en las acciones:no sabemos muybien el porqué deciertas llamadas o elporqué de ciertasconfesiones. El autorse olvida de profun-dizar en las relacio-nes de los persona-jes, se olvida del pro-metido paralelismocon el mundo de

Dostoievski, engarza historias mínimas quequedan en el aire. Aunque lo que más acu-sa la novela es que en ciertos momentos pa-rezca dirigida a demostrar lo que los perió-dicos, los científicos y las sesiones de juiciohan venido demostrando hasta hoy: la autoríade la masacre y las mentiras del poder. Aquípierde la literatura. Es difícil —y peligroso—combinar la emoción con la justicia sin quesuene a «letanía de alma bella o viejo rencorde clase».

De los aspectos más interesantes de la no-vela destacan los momentos íntimos con laspalabras. Hay todo un ejemplario en la novela:palabras vacías, palabras que no aciertan a de-cir, palabras premonitorias, palabras tram-posas…, el protagonista es un corrector, unmanipulador de palabras y de discursos. Sinembargo, la realidad resulta tan atroz ese de marzo que ni siquiera las palabras puedenalbergar un refugio desde donde suavizar latragedia. Quizás un abrazo final, sincero.

Ricardo Menéndez Salmón ha sido ha-lagado por la crítica especializada y de-clarado como uno de los valores firmes dela narrativa española actual. El corrector esun intento plausible.

P0R J. MARTÍNEZ RUBIO

Crónica del horrorRicardo Menéndez Salmón ha escrito unahistoria de ficción sobre los atentados terroristasdel 11 de marzo de 2004 en Madrid.

RICARDO MENÉNDEZ SALMÓNEl corrector

SEIX BARRAL, BARCELONA, 2009

★★★

Novela

Lo mejor de las estrellas es que no se en-cuentra una única razón de peso para su éxi-to. Delgado, bajito, tan solo atractivo, malbailarín, buen actor a veces, canalla, mafio-so, «bon vivant». Las malas lenguas hablande tres palabras en su vida: whisky, cocaína ymujeres; para sus admiradores fue, sin em-bargo, La Voz y el sueño americano. Lo ciertoes que no atrapó al animal más bello delmundo, pero no por ello dejó de convertirseen un modelo de masculinidad: sofisticado ylibertino; quizás no tan taciturno como Bo-gart, ni tan distinguido como Cary Grant, nitan tosco como Marlon Brando pero con unosojos azules que hablaban tras la pantalla:desgarrados en «El hombre del brazo deoro», pícaros en «Alta Sociedad», entusias-mados en «Levando anclas», leales en «Deaquí a la eternidad», bravos en «Cuatrogángsters de Chicago»; lo peor de los mitosde Hollywood es que han dejado de existir.¿Quién fabrica ahora nuestros sueños? E. S.

Una gran estrellade Hollywood�

«OL’BLUE EYES»

Destaca la riqueza y la exquisitez dellenguaje: en esta obra de tonoscambiantes hay pasajes melancólicos yotros más jugosos e irónicos

Lo que más acusa la narración es queparece querer demostrar la autoría dela masacre y las mentiras del poder.Aquí pierde la literatura

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3Levante EL MERCANTIL VALENCIANO | VIERNES, 8 DE MAYO DE 2009

LIBROS�POSDATA

És ben probable que en l’era postdigital—superades pantalles tàctils i de flexibili-tat aquosa— la literatura epistolar siga tansols una matèria anacrònica, practicadaper nostàlgics o bé assumida per la ficció.Una dolorosa pèrdua, malgrat la reticènciaque les cartes dels escriptors despertavenen el doctor Johnson: un gènere, segons elseu juí sever i admonitori, propici per al ca-muflatge, l’autoindulgència i les trampes.Sense contradir aquesta sentència irrevo-cable del gran crític, també és cert que grà-cies a aquests papers coneixem l’amor deFlaubert —qui sempre escrivia amb els ullsposats en la immortalitat— per Louise Co-let, la fugida espiritualista d’un frenèticTolstoi, o bé la desintegració d’Europa en

les lletres intercanviades entre Joseph Rothi Stefan Zweig. La ironia i el joc permanentamb el llenguatge no eren abandonats perCarner ni en la seua correspondència, i peraproximar-se a la figura —i als constantscanvis— de Fuster, és ineludible resseguirtot el que dipositava en el correu. Sense lesCartes completes (-) entre MercèRodoreda i Joan Sales tan sols tindríem tes-timonis indirectes i llegendes,a més d’haver perdut una granhistòria i peces d’alta literatura.

«Feia molt de temps que capllibre no m’havia tret el son d’a-questa manera», diu Joan Salesen al·lusió a La plaça del Dia-mant. Una novel·la que, en undels episodis més coneguts dela literatura catalana, no ob-tingué el Premi Sant Jordi de l’a-ny i que Joan Sales decidípublicar en el seu segell, elClub dels Novel·listes: una edi-torial que apostà per Rodoreda com laseua escriptora estrella. Consells sobre tí-tols —un territori on Rodoreda sempre estrobava insegura— i estratègies de llança-ment comparteixen protagonisme ambpropostes de canvis de capítols i modifica-cions lingüístiques d’un editor amb unpunt de vista patrimonial dels seus llibres:criteris que sovint acabaven en sonats i agresenfrontaments. Aquestes Cartes completes(-) —escrites amb espontaneïtati alhora amb un punt feliç d’escriptura— ens

mostren, entre una successió d’èxits litera-ris, la diplomàcia i el tacte amb què tractàSales a Rodoreda, una febricitat viscuda perdos esperits còmplices, «encara que devegades semblem gat i gos».

De fet, quasi es pot dir que el cànon li-terari de Joan Sales comença i acaba ambLa plaça del Diamant, amb alguna con-cessió temporal a Dostoievski, però pocacosa més. En El carrer de les Camèlies o Mi-rall trencat modera l’eufòria, i un dels mi-llors moments d’aquestes cartes és quan l’e-ditor ha de comunicar-li que Quanta,quanta guerra…, —«novel·la poemàtica»—, no li acabava d’agradar: tot un mesurat ex-ercici per a no ferir l’escriptora, d’irritabi-litat fàcil. En altres moments la relaciótrontolla, simplement perquè sorgeix lacompetència entre escriptors: Joan Sales nose sent prou valorat per ella amb Incerta glò-ria —un dels millors drames morals de laliteratura catalana—, i la tensió es fa evidentfins que Sales plega veles, dissimula el seuorgull ferit i accepta continuar fent el paperd’apologista incondicional de Rodoreda, quitingué la sort de trobar un editor d’un en-tusiasme incombustible i d’una astúciaexcepcional per a sortejar les dificultats de

l’època franquista.Intuïtiu i hàbil, Joan Sales

sabia que la llengua heretadadel noucentisme era inservi-ble per als nous novel·listes. Ju-ganer, bromejava: «li farem unatesta novella que se’n remem-brarà tots els jorns de la vidallur». És l’elitisme de CarlesRiba que, segons anota l’editoramb indignació continguda, elque li molestava de la música deBeethoven era que s’havia fetmassa popular. Joan Sales in-

tentarà, en canvi, proposar un model fle-xible per a la creació literària —novel·la dequalitat que atrape els lectors—, una ope-ració semblant a la de Josep Pla amb la pro-sa del periodisme i de l’assaig. Amb solu-cions discutibles —algunes tronades—,cal reconéixer que moltes de les seues op-cions han estat vàlides per a la llengua ac-tual; el mateix Llorenç Villalonga agraïa aSales —cosa poc habitual entre els artis-tes— que «ha contribuït a fer el meu cata-là potable i colorit». Amb Rodoreda, in-

sistent, s’encabota perquè accepte «quar-to» i «acera», i arriben a discrepar si lescampanetes d’una porta, en obrir-se, fan«dring-dring» o «dring-drang».

Tot un caràcter, Mercè Rodoreda. In-tractable quan es crispava, esquiva i vul-nerable, però que treia les ungles a la mésmínima contrarietat: «No oblideu que la no-vel·la és meva», etziba enfurismada. PeròJoan Sales sabia estirar la corda i cedir en elmoment oportú: «com no inclinar-se davanttanta tossuderia». Un episodi ben reveladorés quan David Rosenthal —«de la mena dejueus poetes que van pel món vestits denàufrags», segons Sales— tradueix a l’anglés,junt al Tirant lo Blanc, La plaça del Diamant.Davant els desacords i les invectives rodo-redianes, l’editor apunta —astorat— que l’ú-nic que pot fer «com a cristià catòlic que sóc,per bé que indigne, és resar parenostres perell», fins que aconsegueix que la novel·lis-ta abaixe les armes i l’indulte.

Joan Sales, polemistaAra bé, cal acceptar que Joan Sales, quansolta la mà, té bona pegada. En aquestesCartes completes, un dels que ix més mal-parat és Pedrolo, atonyinat amb justícia.També reben una bona repassada Destino—«Cretino»— i Serra d’Or, que «no el lle-geix absolutament ningú, fora d’en Triadúi la seua dona», i d’aquest crític agraeix elseu voluntarisme però destaca, insidiós,que no s’entén res del que escriu, incapaçde fer que ningú compre un llibre. TerenciMoix és un escriptor «sadoleninista», i delmón editorial escarneix divertit «el pirata»José Manuel Lara, tracta amb displicènciaCastellet i del seu exsoci Xavier Benguereldemostra que li’n tenia reservada una va-riada bateria de colps. El fragment en quèdescriu com la viuda de Cruzet feia mar-ques a la botella de whisky després d’unavisita, té el do del gran narrador. Amb JoanFuster es nota l’impacte que representà lairrupció de l’escriptor valencià —de quisempre subratlla la intel·ligència—, peròs’emprenya per l’aigualit entusiasme deFuster en una crítica a La plaça del Dia-mant,elogis que, incomprensiblement, re-servarà per a Pedrolo. Quan Fuster puja elto en alguna de les seues cartes —la deci-sió d’entrar en Destino—, Sales no es que-da enrere en la brega, polemista sobrat derecursos.

Si de cas, un personatge en penombraperò amb una presència decisiva en aques-ta correspondència és Armand Obiols,amant de Mercè Rodoreda. Aquest «fisca-litzador» necessari per a la literatura cata-lana de qui parlava Carner, ja li havia co-mentat a Rodoreda que Incerta Glòria «ésincomparablement superior a tot el que hanpublicat Pedrolos, Espinassos, Capmanys,Sarsanedas», a més d’esborrar la descon-fiança inicial de la novel·lista cap a Sales, totassenyalant que no comptaria mai amb uneditor tan competent que jugara a favor d’e-lla. Rodoreda incorpora en les Cartes com-pletes com a pròpies les opinions literàriesd’Obiols, i encaixarà com a novel·lista elsseus consells. Després de la mort de l’autorde Buirac i de Lectures del romanticisme —i de saber que hi havia una altra dona—, Ro-doreda anota: «Estic passant el dia estripantvint anys de cartes entre Obiols i jo», un delscapítols més intensos junt amb la trobadainesperada de Sales amb la mare de l’es-criptora.

En l’any , en una entrevista amb Bal-tasar Porcel, la mateixa Mercè Rodoredadescobreix algunes de les seues claus: «sócquieta i violenta, apassionada i serena, in-nocent i complicada», per a tot seguit re-conéixer que el seu exili havia estat —a pe-sar de la vellutada Ginebra on residia—«com el de tots», molt dur. Instal·lada ja coma gran figura a Romanyà de la Selva, ambmúltiples edicions, traduccions i versionscinematogràfiques que l’havien converti-da en un símbol, Joan Sales la blindà als in-trusos i la malcrià fins als últims instants.Per tranquil·litzar aquest «ocell de bosc» idona a estones secreta, en els momementsde més nerviosisme li recordava: «El tempsés el gran crític, no se n’ha trobat de millor».

Un duet ambmaneresde Big BandUna història de l’edició abans i després delfranquisme, picabaralles i projectes, xafarderies iagudes observacions: una complicitat extremaentre Mercè Rodoreda i Joan Sales a través de lacorrespondència que ha recuperat l’estudiosaMontserrat Casals.

★★★★★ EXCELENTE ★★★★ BUENO ★★★ ACEPTABLE ★★ REGULAR ★ MALOLa valoración de los críticosCLAVE

MERCÈ RODOREDA / JOAN SALESCartes completes (1960-1983)

A cura de Montserrat CasalsCLUB EDITOR, BARCELONA, 2008

★★★★★

Epistolari

PER ALFRED MONDRIA

Selecciópd

Mercè Rodoreda, instal·lada ja com a gran figura a Romanyà de la Selva, amb l’editor Joan Sales. FOTO CEDIDA PER «EL PERIÓDICO DE CATALUNYA»

Rodoreda tingué la sort de trobar uneditor d’un entusiasme incombustible id’una astúcia excepcional per a sortejarles dificultats de l’època franquista

Sales, quan solta la mà, té bona pegada.En aquestes «Cartes completes», undels que ix més malparat és Pedrolo,atonyinat amb justícia

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FICC

IÓN

CA

STEL

LAN

O 1�Los hombresque no amabana las mujeresSTIEG LARSSONDESTINO

2�La chica quesoñaba con unacerilla y un bidónde gasolinaSTIEG LARSSONDESTINO

3�La soledad delos númerosprimosPAOLO GIORDANOSALAMANDRA

4�Las calles dearena PACO ROCAASTIBERRI EDICIONES

4�The host (Lahuesped) STEPHENIE MEYERSUMA DE LETRAS

NO

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ELLA

NO 1�

Anatomía deun instante JAVIER CERCASMONDADORI

2�El secreto RHONDA BYRNEURANO

3�La crisis ninja yotros misterios LEOPOLDO ABADÍAESPASA CALPE

4�Gomorra ROBERTO SAVIANODEBATE /DEBOLSILLO

Los másvendidos

LISTADO ELABORADO GRACIAS A LA COLABORACIÓN DE LAS LIBRERÍAS CASA DEL LIBRO (VALENCIA), FNAC (VALENCIA), TRES I QUATRE (VALENCIA) Y DEL GRUP 10: SORIANO (VALENCIA), BASTIDA (ONTINYENT), EL PUERTO (PORT DE SAGUNT) Y BABEL (CASTELLÓ DE LA PLANA)

LÁSZLÓ KRASZNAHORKAIGuerra y guerraACANTILADO, BARCELONA, 2009

La historia de Korin, un tipo queretrasa su suicidio para salvar unmanuscrito que ha encontrado en unapequeña ciudad húngara: el textonarra la aventura de dos camaradasque luchan por regresar a su casa trasla guerra. La novela de Krasznahorkaisigue a Korin por las calles de NuevaYork, donde ha huido para preservar elmanuscrito colgándolo en una web.

NICK HORNBYTot per una noiaEMPÚRIES, BARCELONA, 2009

Després d’Alta fidelitat, Una menade pare i Com ser bo, Nick Hornbys’endinsa en la vida de Sam Jones, unadolescent londinec de setze anys,apassionat per l’skate i al qual totsembla anar-li bé; el jove està a puntde començar a estudiar Belles Arts i té,de fa poc, una nòvia molt atractiva.Però tot es capgira quan la xica esqueda embarassada.

LOLA BECCARIAEl arte de perderPLANETA, BARCELONA, 2009

Premio Azorín 2009, la novela deLola Beccaria es «un tratado sobre elarte de amar en tiempos delciberespacio». La autora narra lahistoria de Sara, una mujer decuarenta años que trabaja en larestauración de objetos y que buscauna relación amorosa en internet. Asíencuentra a Enzo, un tipo extraño einconstante que la desconcierta.

YASUTAKA TSUTSUIEstoy desnudoATALANTA, GIRONA, 2009

Estoy desnudo y otros cuentos esuna recopilación de ocho de relatos deYasutaka Tsutsui, seleccionados por élmismo para esta edición. Como haescrito Isabel Gómez Melenchón, lasnarraciones de Tsutsui, con raíces en laciencia ficción y ramas en el manga,«justifican más que sobradamente subuena reputación y la consideración degurú de la metaficción».

ANAQUEL

RAMIRO PINILLASólo un muerto más

TUSQUETS, BARCELONA, 2009

★★★½

Sancho Bordaberri tiene veinticincoaños y una librería. Tiene, también, escri-tas dieciséis novelas rechazadas por laseditoriales, un padre fusilado, una madrey una hermana. Además, trabaja con él unaempleada llamada Koldobike.

Estamos en Getxo, o Guecho, en : unpueblo volcado sobre el mar. Un pueblodonde todos han perdido la guerra; mu-chos, además, han perdido al padre, al her-mano, al marido, al novio... Al hijo. Un pue-

blo de rodillas aterrado bajo los vencedo-res de la Guerra Civil, no lo olvidemos, de-nominada Cruzada por sus teóricos. Ahí,en ese contexto, Ramiro Pinilla ha edifica-do una espléndida novela sobre las brasasdel género negro, o criminal, como pre-fieran. Hace ya diez años que se produjo unasesinato —con vocación de ser doble—nunca esclarecido: dos hermanos gemelosson encadenados a una argolla del acan-tilado a la espera de que el ascenso de lamarea ejecute el crimen. Sólo, sin embar-go, muere uno de ellos. Y el deprimido San-cho —acaban de devolverle su decimosextanovela— decide investigar aquel suceso:

cambia de nombre, ahora se llama SamuelEsparza en homenaje a Sam Spade; cam-bia de vestimenta: sombrero, gabardina,terno y corbata; abre oficina tras un biom-bo de la librería y convierte a la descon-certante y estupenda Koldobike —no po-demos evitar la imagen de Veronica Lakebajo su melena teñida— en su secretaria.Y decide escribir la novela que protagoni-za con su nueva personalidad.

Sólo un muerto más recrea todos los me-canismos de los clásicos del género: una in-vestigación —o encuesta, si somos puris-tas— nos lleva a conocer a los habitantesde Getxo con quienes paseamos por todosy cada uno de sus rincones: caseríos, pla-ya, casco urbano... Unos diálogos excelentesy de filo acerado, alguna pistafalsa, callejones sin salida, pa-lizas, amenazas..., mientras lainvestigación nos conduce al in-esperado —o no tanto— des-enlace. Y el silencio lleno de mi-radas atemorizadas por si... Y losfalangistas...

¿Qué interés tiene entoncesSólo un muerto más? ¿Qué lahace merecedora de sus aten-ciones, ocupados lectores? Bas-tantes cosas: la construcción deuna novela en marcha, estoes, una novela que se va escribiendo a me-dida que su narrador y protagonista avan-za en sus pesquisas. También un diverti-do logro de hondo calado: la disputaacerca de cómo debe ser una novela,cómo debe estar escrita, qué lenguajedebe emplear para resultar verdadera.Para ello, Pinilla se sirve de un falangista;un chulo —como todos los falangistas—

que en todavía rastrea Getxo enbusca de infieles —rojos, separatistas oambas cosas a la vez, peores todavía—para pegarles una paliza o cuatro tiros, de-pende de la leche del desayuno matinal;un chulo que tiene ínfulas literarias —ay,las armas y las letras— y que descubre enla novela un género casi tan importantecomo la lírica, que él suele prostituir consus ripios imperiales, hiperbólicos y plas-tas, en una divertida parodia de los gar-cilasistas... Y de esta pareja, el derrotadoy el falangista, surgen las mejores páginasde Sólo un muerto más: la realidad fren-te a la falacia, el amor al lenguaje frente alas mentiras rimadas, la literatura comovida frente a la literatura como cadáver con

algodones en las fosas nasales.Interesantísimo par de anta-gonistas, interesantísima la sa-gaz secretaria, interesantísi-mos los secundarios, unasfuerzas vivas ciertamente mo-ribundas...

Las grandes novelas supe-ran la clasificación genérica:son novelas, que no es poco.Pero con Sólo un muerto másocurre algo insólito: el final odesenlace, la resolución de laintriga, el descubrimiento del

malo, aquí sólo es un elemento más. Noes que no importe, ni mucho menos:pero no es la excusa para resistir todo unlibro. Un libro que se sostiene sólo, sin latrampa del efectismo o la taquicardiadel susto.

Y eso, estarán ustedes de acuerdo, sóloocurre con las novelas de verdad. En palabrasde Georges Simenon, las novelas novelas.

POR ANDRÉS PAU

Novela negra

En la recta final de su vida (la señora Des-touches nació en , por lo que en la ac-tualidad tiene la nada desdeñable edad denoventa y siete años), Lucette (de solteraAlmanzor) volvió a hablar a comienzos dela presente década para su amiga Véroni-que Robert —que habría de volcar sus pa-labras al papel— no sólo de su pasado, elsuyo propio, sino también del que fuera sugran amor y compañero de tan grandes fa-tigas a lo largo de veinticinco años: el es-critor Louis-Ferdinand Destouches, másconocido como Céline. A través de aquél,descubrimos a la niña que nació en la Islade san Luis, en esa zona de París en la queel Sena se parte en dos, desgraciada con lamadre que le tocó en suerte, salvada por laque habría de ser su pasión: la danza. Unaniña que se enamora de un escritor, médi-co de formación, al que ve un día en el Café

de la Paix y con el que compartirá una vidadifícil, muy difícil.

Cierto, los panfletos antisemitas que es-criera Céline acarrearon grandes problemasa la pareja una vez la Ocupación nazi dio asu fin. Sobre ello, sobre la personalidad de sumarido, sobre la vida que irremediable-mente va quedando atrás, van estas páginas.Y tienen su interés. Porque de no profundi-zar lo más mínimo en el carácter de un es-critor como Céline, corremos el riesgo de per-dernos todo: su Viaje al fin de la noche, su

Muerte a crédito ola póstuma Rigodón,novelas todas ellasde gran genio, de es-critura al límite. Por-que, como noscuenta Lucette, sumarido, después dela Primera GuerraMundial, dejó de serpersona. Una per-sona normal, se en-tiende. La experien-

cia de la guerra, que lo dejó medio inválido,y ciertas ideas recibidas de su padre (un an-tisemitismo por desgracia no tan infre-cuente en la Francia de comienzos del sigloXX; véase, v.g., la correspondencia entreAndré Gide y el editor Jacques Schiffrin) lodejaron en ese estado. Otros, como PierreDrieu La Rochelle (que se suicidó) o RobertBrasillach (fue condenado a muerte y eje-cutado), corrieron peor suerte. Pero también

es cierto que Céline no llegó a colaborar conel invasor. El mismo Jean-Paul Sartre, comoevoca Lucette, le pidió ayuda a Céline paraestrenar Las moscas en . Éste le contestóque él no tenía nada con los nazis. Y así pa-rece que fue. Eso no quita para que tuvierasu parte de culpa, claro está. Pero, insisto, elescritor de genio queda. No en vano, en Gallimard (el editor Gaston Gallimard estu-vo siempre a su lado) lo incluyó en la céle-bre Bibliothèque de La Pléiade. El escritorquedará, eso nos parece hoy.

Lucette Destouches sigue contando. No lecuesta, pese a todo, rememorar sus días an-tes y durante Céline, un hombre veinte añosmayor que ella con el que se casó en segun-das nupcias. Un hombre al que amó y tratóde comprender. Al que no dejó pese a todo loque le cayó encima. Y una mujer que tras lamuerte de Céline no ha querido nunca, pesea las múltiples peticiones, reeditar aquellosmalditos panfletos. Nadie parece entenderque fueron su desgracia. Más allá quedarían,para los dos, la literatura (Céline buscó conahínco la renovación del lenguaje literario),la danza, los animales y, como afirma Lucette,cierto amor por los que no tienen nada. Asípuede entenderse el fracaso de Céline comomédico: no cobraba a los desheredados. Sinel loco Céline, Lucette fue otra persona. Peroesa, nos cuenta, no le interesa a nadie. Su vidasólo cuenta, insiste una y otra vez, en relacióna Céline. Y tal vez tenga razón.

POR RAFA MARTÍNEZ

4| Levante EL MERCANTIL VALENCIANOVIERNES, 8 DE MAYO DE 2009

POSDATA�LIBROS

Viaje al final de una vida compartidaCon más de noventa años, Lucette Destouches, mujer de Céline, recuerdala convivencia con el autor de «Muerte a crédito» y «Rigodón».

LUCETTE DESTOUCHES Y V. ROBERTCéline secreto

Traducción de José María Solé MariñoVEINTISIETE LETRAS, MADRID, 2009

★★★

Memorias

Un detective enla posguerraCon los mecanismos del suspense, R. Pinillaconstruye una obra que se va escribiendo amedida que el narrador avanza en sus pesquisas.

La pareja antagonista representa elamor al lenguaje frente a las mentirasrimadas, la literatura como vida frentea la literatura como cadáver

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5�Memorias deun beduino enel congreso delos diputados J. A. LABORDETAEDICIONES B FI

CCIÓ

VA

LEN

CIÀ

1�Els homes queno estimavenles dones STIEG LARSSONCOLUMNA

2�La noia quesomiava unllumí i un bidóde gasolina STIEG LARSSONCOLUMNA

3�La solitud delsnombresprimers PAOLO GIORDANOEDICIONS 62

4�L’encantadorade Florència SALMAN RUSHDIEBROMERA

5�El músic delbulevardRossini VICENT USÓPROA

NO

FIC

CIÓ

VA

LEN

CIÀ 1�

Crackòvia AA DDCOLUMNA

2�El secret RHONDA BYRNEENTRAMAT

3�La festa delssentits SEBASTIÀ SERRANOARA LLIBRES

4�Supermares!Les milmaneres de seruna mare feliç CARE SANTOSCOLUMNA

5�El nostre heroi,Josep Pla ENRIC VILAA CONTRAVENT

CATHERINE O’FLYNNEl que vam perdreCOLUMNA, BARCELONA, 2009

Finalista del Booker Prize, lanovel·la de Catherine O’Flynn tracta dela desaparició de la Kate, una nena dehuit anys, òrfena i solitària que viu ambla seua àvia i que passa les hores pelspassadissos d’un centre comercial delseu barri amb el seu peluix. Anysdesprés, les càmeres del mateix centrecapten la imatge d’una nena amb unmico de peluix. Podria ser la Kate?

JOSEPH CONRADFuera de la literaturaSIRUELA, MADRID, 2009

Una recopilación de textos breves deConrad que entroncan con El espejo delmar y Crónica personal, sus otras dosobras de no ficción y que lo sitúan en losorígenes de la corriente, hoy fecunda,que entrelaza ensayo y narración,opinión y anécdota. El volumen se abrecon «Los libros» e incluye «StephenCrane»: más que el retrato de unescritor, un homenaje a la amistad.

CARMEL FERRAGUDMedicina per a un nou regneBROMERA, ALZIRA, 2009

Carmel Ferragud aborda el paperque va jugar Jaume I el Conqueridor enles primeres polítiques sanitàries: vainstaurar progressivament un modelde metge vinculat a la universitat, i,alhora, va afavorir l’establiment d’unbon nombre de practicants de lamedicina a les terres valencianes.L’obra va guanyar el Premi d’AssaigMancomunitat de la Ribera Alta

VV AAOpowiadania. Antología del nuevo cuento polacoPÁGINAS DE ESPUMA, MADRID, 2009

La polaca es una de las literaturaseuropeas más interesantes y quizátambién más desconocidas. Estaantología, a cargo de Joanna Bielak,permite acercarse a su narrativa breveactual a través de los relatos de A.Czerniawski, H. Grynberg, G. Herling-Grudzinski, P. Huelle, W. Kuczok, W.Odojewski, J. Sosnowski, A. Stasiuk, O.Tokarczuk y A. Wiedemann.

5Levante EL MERCANTIL VALENCIANO | VIERNES, 8 DE MAYO DE 2009

LIBROS�POSDATA

FRANCESC BONONADCotxes nous, cotxes d’ocasió, cotxes dequilòmetre zero

EL CEP I LA NANSA, VILANOVA I LA GELTRÚ, 2008

★★★★

Un llibre com aquest que presenta Fran-cesc Bononad és motiu de celebració perl’ambició i la traça amb les que està escrit,per la sorpresa i el trasbals que causa. Pelcontrast enorme, al capdavall, amb el res-sò que la nostra cultura hipocondríaca de-dica a qualsevol missatge de ruïna esden-tegada. Si en el recull de relats Empremtesen la neu (Laertes) ja donava signes de vi-talitat literària interessant, ara en reforçal’audàcia.

Cotxes nous, cotxes d’ocasió, cotxes dequilòmetre zero comença amb un dubte del’autor respecte a quin deu ser el gènereque definiria els escrits que el confor-men: Poesia, assaig, narrativa? M’inclineper la poesia, per l’objecte esmunyedís que

pretén copsar, així com per la preemi-nència de la metàfora i els jocs de llen-guatge. Però tant fa, perquè l’autor desit-ja «que aquells que pugen als meus autos—dissipacions de tot xassís estable—,aprofiten la fricció de les formes i dels con-tinguts per a experimentar una sensacióamortidora, dilatòria, la prudent i retenti-va reducció de marxes». I també tanca elllibre amb dubtes, però ara sobre el resul-tat expressiu de la seua creació. Sobre la di-ficultat de la connexió, amb tota la poesiaque naix del que no s’arriba a dir: «Caic,naufrague, passe un tropell. I tot s’ho val.Amb les ruïnes s’endura un nou camí deretorn, una nova operació tornada». En-tremig trobem una metàfora global, for-mada per una col·lecció d’acostaments al’experiència actual, d’un món mecànic, ra-bent, que de vegades ens pot arrossegar aun món de mones. També una creativitatabasegadora, atreviment, risc conceptual,varietat de recursos i qualitat en el rerefonscultural del que Bononad poa, per reviu-re’l i posar-lo en joc. Per pensar-lo fins alscolzes.

L’autor empra múltiples jocs de parau-les, que barregen sonoritats i sentits, i liaprofiten per tal d’abordar qüestions pro-

fundes amb lleugeresa. A més, fa de la in-tertextualitat un element principal. Béamb la inclusió directa de textos, comara del Vianant de Rafa Gomar o d’alguneslletanies que ens ha fet familiars la TV o decançons, o bé amb referèncieshistòriques, filosòfiques i lite-ràries que s’integren i participendel diàleg d’aquesta prosa poè-tica. Aquests podrien ser elscotxes de quilòmetre zero, men-tre que entre els cotxes nous si-tuarem la recreació del reguit-zell de comentaris a un text deblog d’internet. Tanta diversitati algun recargolament podenprovocar estranyesa al lector,que en ocasions també podriaveure frenat el seu accés a untext condensat. Però la falta d’evidència di-recta no és greu, més aviat mostra que Bo-nonad porta llenya que fa bona brasilada,

i dóna per a diverses lectures, per a recre-ar-s'hi o aprofundir-hi.

Bononad no té l’objectiu de mostrar-sedavant del lector, d’explicar-se ni justificar-se, ell investiga el seu entorn i ens convi-da a acompanyar-lo. El desenfocamentque presenta facilita una col·lecció defragments més suggeridora i engrescadoraque una imatge polida i coherent d’un de-corat. El nostre món és confús. Per això eltema de fons d’aquests cotxes d’ocasió, laremor que el travessa, és la velocitat en la

que viu immersa la societatcontemporània, que arraconao extingeix les possibilitatscontemplatives. I és la raó queel títol d’aquesta ressenya esbase en la cançó No lo entien-do, de Leño, per la trepidaciói la celeritat, enfront de l’a-profitament de la vivència i del’opció reflexiva que ens famés humans. Al remat, el mis-satge d’aquest comentari ésben concret, més que no unaexposició fallida de compo-

nents. Dir, amb la urgència i l’emoció deles pel·lícules antigues: seguiu aquell cot-xe, que hi va el Bononad!

PER EDUARD RAMÍREZ

Reflexions

Amb aquest cinqué poemari, JosepLluís Aguiló (Manacor, ) confirma laseua veu i consolida la seua trajectòria enser guanyador dels Jocs Florals de la Ciu-tat Comtal. A diferència del seu darrertreball Monstres, aquests trenta-dos po-emes estan escrits i concebuts per llegir-los de manera individual. No es tracta,doncs, d’un text amb una estructura uni-tària, tot i que manté una mateixa at-mosfera, to i estil. Malgrat això, el lectorpodrà apreciar en els últims títols, unamajor presència de records i de l’expe-riència personal.

Consultant el diccionari de l’Alcover, tro-barem que «llunari», a més de la prime-

ra accepció com a tipus de calendari,també pot ser un llibre màgic en el qualpodem llegir prediccions. I és que aquestvolum està ple de màscares, creus, guar-dians i pregàries. Una de les imatges re-currents (tan cara als poetes barrocs, i a lapar tan borgiana) és la del laberint com ametàfora de confusió i de fuga; i ací com

un procediment per arribar a desen-tranyar la veritat.

Aquesta poesia està feta d’enginyososjocs d’espills, on la seua veu es desdoblaen altres subjectes com siaquests foren altres heterò-nims o àlter ego. Aquesta es-tratègia i alhora estratagemaemprada per molts novíssimscastellans (Luis Alberto deCuenca o Villena) ací s’actua-litza amb mesura i es despullade la retòrica i del preciosismeesteticista per adoptar altresperspectives i trobar una com-penetració més directa amb ellector. Per aquesta raó, aques-tes pàgines estan poblades peruns éssers de faula i fantasia; com els pi-rates del Carib, el cowboy que sent viu da-vant del perill, el contrabandista, com aheroi romàntic que cerca la llibertat, el po-eta maleït rimbaudià, i fins i tot, fades.

Els temes són elegantment clàssics, elsd’ara i de sempre: l’amor, per exemple a Elsimpactes mínims, on tracta de l’impacte

que es produeix en nosaltres i en la restaa partir de la suggestiva imatge d’unapedra llançada contra un estany; el des-assossec interior «després del desig/ somanònims com restes d’un naufragi»; pro-blemes socials com la guerra (Els guar-dians de la Frontera), el materialisme(Els justos) els records de la infantesa as-sociats a la seua illa natal (Tenim una casaa la platja) i, com no podia faltar, una pe-culiar concepció de la seu ofici: «perquè

ara saps del cert que poesia/només és el que restarà ennosaltres/ molt després d’o-blidar aquest poema».

La poesia de Josep LluísAguiló, a despit del seu dis-tanciament personal, és unaoriginal i interessant propostaque no deixarà ningú indife-rent. Poemes discursius ambuna fluïdesa quasi narrativa,fets d’imatges, anècdotes pre-tèrites, mirades en espills imàscares, amb un subtil toc

d’ironia Una veu feta de mots comuns iallunyada d’exquisides paraules o de la finaorfebreria de les metàfores. Llunari és,doncs, un manual màgic, a manera de mi-rall que ens invita a conèixer el món, i a(re)conèixer a nosaltres mateixos, a partird’aquesta aproximació intuïtiva i «espe-culativa» cap a la veritat que se’ns amaga.

PER J. RICART

«Corre, velocitat, que no ho enteeenc»A mig camí entre la narrativa, l’assaig i la prosa poètica, aquests escrits fragmentaris de FrancescBononad intenten reflectir el ritme vertiginós de la societat contemporània.

L’espill màgic deles paraulesEls poemes discursius de Josep L. Aguiló estanpoblats de pirates, «cowboys» i contrabandistes.

JOSEP LLUÍS AGUILÓLlunari

Premi Jocs Florals de Barcelona 2008PROA, BARCELONA, 2008

★★★

Poesia

L’autor empra múltiples jocs deparaules, que barregen sonoritats isentits, i li aprofiten per tal d’abordarqüestions profundes amb lleugeresa

Una de les imatges recurrents és la dellaberint com a metàfora de confusió ide fuga i com un procediment perarribar a desentranyar la veritat

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Diecisietedías paratriunfar

VERSUS OMNIA

Joan Verdú

e joden los profetas, qué se leva a hacer. Si sus profecías secumplen, chapeau, tío, chape-au, pero eso no ocurre casi

nunca, Julio Verne y poco más. En cambiosi sus vaticinios no se reflejan en los he-chos quedan, ¿cómo diría?, quedan como(ponga aquí cada cual el adjetivo o el sus-tantivo que encuentre mas oportuno).

El primer profeta que se me ocurre es elmalogrado Juan Muñoz que aseveró (yaseguró) que nadie que no hablara inglésni tuviera dinero para viajar podía llegar anada en esto del arte. No sé si está bien po-lemizar (si es que ello fuera posible) conuna persona fallecida, sólo quiero decir loque pienso al respecto. Si tienes dineropara viajar ya no necesitas hablar inglés,puedes darle trabajo a un intérprete quepara eso están. Además, a ver. ¿ Y si lo quehablas es francés? ¿Y si eres sordomudo? Yaquí lo dejo no sin antes recordar que Pi-casso ni hablaba inglés ni viajaba nunca.

Por otro lado hace poco leí unas decla-raciones de Cristina Iglesias, viuda del an-terior, en las que aseguraba que si un ar-tista cumplía los cincuenta y no había lo-grado el éxito ya se podía ir olvidando yyo pensé que eso sí que era una profetisade verdad. Para ser ciertos, antes de pen-sar eso me puse a temblar y aún me durael tembleque a día de hoy. Porque a díade hoy estoy a diecisiete días de cumplirlos cincuenta. Sólo tengo diecisiete putosdías para triunfar. El día (se admitenregalos) se acabarán mis esperanzas se-gún la pitonisa.

Todos éstos días husmeo el correo (ytambién el electrónico) buscando la cartao el mensaje que significaría mi salvación.Cuando me llaman al fijo siempre miro lapantalla por si el prefijo es ó porquede Valencia, francamente no creo que lle-gue el triunfo. Cada día que pasa pasa undía y aquí estamos como al principio. Si nopasa algo antes del día veintiuno a mí meva a dar algo. Qué jodidos son los profetas.

Casi se me olvidaba traer aquí a otroprofeta de mucho calado. Un profeta hastalas cachas. Un profeta del copón, vaya, queresponde por Kevin Power. El bueno deKevin, que atesora todo el saber de los an-tiguos druidas, dijo hace ya una pila enuna conferencia con motivo de la exposi-ción Recién Pintado que de los artistaspresentes (en la muestra) sólo cuatro po-dían llegar a ser artistas internacionales.Lo dijo el tío y se quedó más ancho que lar-go el profeta de él. Venga, a ver, Kevin,¿Dónde están los artistas internacionalesde Recién Pintado? Pues ya está.

O sea, que el trabajo de profeta es untrabajo peliagudo y te arriesgas a que teechen piedras pero yo lo voy a intentar.Voy a emitir unas cuantas profecías queno pueden fallar. La primera: ahora enprimavera los árboles y plantas florece-rán. La segunda: más pronto o más tardeCamps dejará la presidencia del Consell.La tercera: más tarde que pronto Con-suelo dejará la dirección del IVAM. Lacuarta: los funcionarios de oposiciónnunca dejarán su plaza.

Y así hasta mil.

M

6| Levante EL MERCANTIL VALENCIANOVIERNES, 8 DE MAYO DE 2009

POSDATA�ARTE

La obra titulada «Manises railway station» (2007) es un óleo sobre 360 lienzos de 20 x 20 cm cada uno.

Galería Tomás March. C/ Aparisi y Guijarro,8. 46003 Valencia. � De lunes a viernes, de11 a 14 h. y de 17.30 a 21 h. Sábados, de 12 a 14h. y de 18 a 21 h. Hasta el 30 de mayo.

He tenido que esperar la caída de la no-che en el balcón, como el perro de mis ve-cinos, sólo así podía ver el final del aguje-ro que he practicado desde aquí hasta lasantípodas, al otro lado. Si no supiera queestá en Madrid, creería ver a Aldo Iacobe-lli (Nápoles, ) en el jardín delantero desu casa de Adelaide (Australia) repasandola textura de los hechos en las cosas. Lacuestión es que, sentado en el balcón medescubro repasando con la luna los deta-lles de su última exposición, fascinante,From time to time one talks to the moon (Devez en cuando uno habla con la luna), quellega a Valencia después de haberse inau-gurado en la Experimental Art Foundationde Adelaide a finales de , y redondeasus impecables apariciones en la galeríaTomás March: Detalle arquitectónico(), Painting as an Interior Decorador() o Patterns ().

El trabajo de Iacobelli recorre los límitesde una pintura que se insinúa como quienno quiere la cosa pero con toda la fuerza po-sible, centrada en el color —aunque sólo seaaquí un verde y un blanco— y esa peculiartextura que imprime al óleo, flirteando conlos valores de la ornamentación y desta-cando esa propensión a lo tridimensional

que hace de sus cuadros objetos en sí mis-mos y de los objetos pasa a lo escultórico yla instalación jugando con el sentido de lapintura y la arquitectura. Su trabajo no es-conde el placer de pintar ni la sensualidadde ver lo pintado, conjugando lo decorati-vo y lo doméstico, la estética y el concepto,en motivos que desvelan si acaso una tra-ma, una historia de lo real, para ver y tocar.Quizás la clave para ponerse delante de lasobras de Iacobelli esté en esa idea de la quehablaba Lucy Lippard en : las «abe-rraciones hacia lo exótico» que descubría enel primer postminimalismo; en algo que loconectaría con la pattern painting de los se-tenta así como en la ironía con la que artistascomo Peter Halley propusieron superar elambiente formalista en la década de .Una clave que va de obras como My motherdoes not speak English, un lienzo que con-serva el planteamiento de la serie Pattern(-) a partir de las tramas estampadasde los tejidos y el texto, o The wall grabbedthe land and grabbed us too; y que traspa-sa la frontera de la pintura con piezas de te-rracota esmaltada como la enorme tinajaherida que comparte título con la muestrao las composiciones sobre estante Tees &balls for sale —¿un tanto pop?— y La nochede los caracoles, ésta última realizada ex pro-

feso para la ocasión y que esgrime remi-niscencias muy mediterráneas. Por su par-te, Un paese vuol dire non essere soli, sape-re che nella gente, nelle piante, nella terra, c'equalcosa di tuo, che anche quando non ci seiresta ad aspettarti, condensa unas palabrasde Cesare Pavese (La luna y la fogata) enuna intervención que agujerea el muropor donde se escapan gusanos.

La muestra se completa con una com-posición mural como de azulejos, Manisesrailways station, practicada en esquina e in-tegrada por lienzos de pequeño forma-to que construyen un típico (pero paranada tímido) zócalo de arreglo geométrico;y con lo que sería la pieza central: Hole , metres par five with a small amount of diffi-culty, de nuevo una disposición de la pinturaa modo de instalación con cuadro y pelotade golf, inteligente e interesante, me trae ala memoria, por la forma del cuadro, del gre-en, las pinceladas recortadas de Perejaumey los biomorfos de Toño Barreiro, con esaparticular textura del verde como de hierbarecién cortada; pero, además, la disposiciónante el cuadro, en el suelo y con una distanciaclave para golpear la pelota, convierte la obracasi en un simulador de golf —lo que mehace pensar en los últimos cuadros de JoëlMestre— donde ensayar el swing.

Así hablando con la luna de pintura, alfinal, he decidido desaparecer un ratito porel agujero inexistente del green que dejaabierto Aldo Iacobelli; desaparecer y hun-dirme en el verde al menos por una tem-porada, espero, con un swing perfecto queme lleva de vuelta a Adelaide.

POR RICARDO FORRIOLS

Aldo IacobelliPintar el «green» perfecto

Escuela de Arte Superior de Diseño deValencia (ESAD). C/ Pintor Domingo, 20.46001 Valencia. � De lunes a viernes, de7.45 a 21 h. Hasta el 15 de mayo.

Un Moleskine es un cuaderno de notaso bocetos, con cubiertas enteladas conmoleskin (un tipo de tejido) y se caracte-riza por una banda elástica que permitecerrarlo. Picasso, Matisse y Hemingwayutilizaban estas libretas, que en la actuali-dad están de moda. Esta práctica del cua-derno fue el medio de inspiración de ilus-tres pintores, escritores e inventores y suresultado llega a convertirlos en pequeñasgrandes obras. El diseñador Juan Martínezlos utiliza para narrar sus viajes, ideas osueños y en la exposición MoleskiNEZ (lasuma de Moleskine y Martínez) ofrece unamirada a todo lo que le rodea y que ha ilus-

trado, bocetado o imaginado, utilizandoacuarela, tinta china, rotuladores, e inclu-so espontáneos fotomontajes. La muestraofrece una colección de cuadernos quepermiten ver su interior; recorrido que secompleta con un vídeo para acceder a lossecretos del trabajo de Martínez. El crea-dor interpreta su experiencia con Moles-

kine como un experimento que le atrapahasta el final de cada libreta y no da tregua,finaliza una y comienza con otra. Así esta-blece un sentimiento y una complicidadcon su propia obra, arrastrándolo a enca-denar su trabajo en un coherente proyec-to que descubre en esta muestra y explicasu ritual proceso creativo: «y la abrimospor la primera página. Esto se hace conlentitud o con decisión, indistintamente.Yo lo hago con rabia. Con los ojos cerra-dos, si se desea, pasamos los dedos por elpapel mientras atrapamos alguna historia,un concepto o una imagen emocionante.Ya la tenemos. Calma. Hojeamos el restodel cuaderno para comprobar que nadieha estado antes allí. Nadie. Regresamos alprincipio y nos detenemos, de nuevo, amirar el papel».

Estos cuadernos que antaño se realiza-ban por encargo, hoy es posible adquirir-los en papelerías especializadas, y JuanMartínez propone vivir esta experiencia enprimera persona.

La exposición forma parte de la sextaedición de Diálogos de la EASD, Encuen-tros de Diseño en Velluters que tuvo lugarel pasado mes con conferencias de Pati Nu-ñez, Félix Murcia, Ana Mir, Pablo Amargo(Premio Nacional de Ilustración), MontseGuals, Pep Montserrat, Aidima, CarmenBaselga, Rosa Calvo y J. M. Ferrero.

POR CHELE ESTEVE

Juan MartínezCuaderno de notas

Uno de los bocetos de J. Martínez.

El artista conjuga lo decorativo y lodoméstico, la estética y el concepto enmotivos que desvelan una trama, unahistoria de lo real para ver y tocar

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EXPOSICIONES

III Mostrad’Humor Gràfic«Evolució ocreacionisme?»

La Llotgeta - Aula CAM. Plaza del mercado,4. 46002 Valencia. � De lunes a viernes, de10 a 13 h. y de 17.00 a 21.00 h. Hasta el 29de mayo.

Por tercer año consecutivo se presenta enla Llotgeta la Mostra d’Humor Gràfic orga-nizada por la Unió de Periodistes Valen-cians y la FECO de España y con la colabo-ración de la CAM. Una exposición que seune al bicentenario de Darwin y que llevapor título ¿Evolución o creacionismo?, mo-tivando a través del lenguaje plástico un di-vertido debate entre creyentes y científicos.Con la participación de más de dibu-jantes procedentes de países se diserta

en clave de humor y por añadidura sobretemas tan dispares como la contaminación,la guerra, la crisis, el machismo, la tecnolo-gía, la política contemporánea o el mundodel arte. Entre ellos encontramos artistastan diversos como Rodrigo, Guozhong,Steska, Quatsch, Ortifus, Forges o Gea, cuyalinealidad e inmediatez de sus dibujos seune al detallismo y profusión de Carbó, Na-sos, Sen, Pardo o Bodard, entre otros. Au-tores que ilustran inteligentemente día adía las hojas de los periódicos a través deunas imágenes que aleccionan con dife-rentes puntos de vista al lector ante las no-

ticias de actualidad, abriéndole un amplioabanico de reflexiones muchas veces almargen del lenguaje escrito.

Con una reiteración mayoritaria de ico-nos clásicos como la creación de Miguel Án-gel representada en la capilla Sixtina, elmono, la cadena de ADN, Adán y Eva o Dar-win enfrentado a Dios, surgen ahora robots,ordenadores y naves espaciales convi-viendo con todos ellos. Evolution and Hu-mankind, del ilustrador griego Nasos mues-tra atónito a un espectador de un museo ob-servando retratos que parten desde elhomo erectus, pasando por el homo sapienshasta finalizar en el actual homo digitalis;mientras que su compatriota el caricaturistaZagor presenta al Homo Teleopticus, un per-sonaje con cabeza de televisión, que evo-luciona desde un primate. Con un mono es-tupefacto y asustado de pensar que es elabuelo de un hombre, y otro psicoanalizaa Darwin, Carbó y Phu Nguyen, nos intro-ducen por esa dicotomía de la ciencia y laiglesia; Darwin representado como Dios, oel Todopoderoso rapando a un chimpan-cé. Sin embargo, una cruda realidad es-conde esta evolución, simbolizada en elhombre que evoluciona hasta convertirseen un militar y mata a toda la evolución consu rifle o un Obama vestido de Sheriff y ca-balgando a lomos de una vaca, rodeado deun mundo de niños desnutridos. Para con-cluir destacan la «involución» o la crisis contítulos como El fin de las especies, del ame-ricano Feggo, donde se representa unagráfica económica que crece desde los pe-ces hasta un hombre de traje chaqueta apunto de arrojarse al precipicio de los nú-meros rojos. Una divertida muestra que re-comiendo no pasen por alto.

Santiago M.«Piconero»Estados de la materia

Sporting Club Russafa. C/ Sevilla, 5.46006 Valencia. � De lunes a viernes, de 11a 14 h. y de 17 a 20 h. Hasta el 13 de mayo.

Pasado justo un año desde que nos refe-rimos a este autor a propósito de su mues-tra en la Sala Ibercaja, nos encontramos conuna nueva obra que supone un punto deinflexión estético que, no obstante, realzasu capacidad de búsqueda y experimenta-ción carente de complejos.

Santiago M. «Piconero» (Valdepeñas,) viene investigando en la deconstruc-ción figurativa desde hace casi una décadatras abandonar las exigencias y límites la-borales de la publicidad, y si en una prime-ra instancia lo realizó según los cánones obli-gados de la síntesis dibujística pronto avan-

zó hacia la virtualidad óptica merced aluso de dobles superficies incorporando elmetacrilato sobre los soportes pictóricos aluso. Tras esta experiencia —no abandona-da por querencia autoral— Piconero deci-de exponer ahora nuevos hallazgos en unaprofundización abstracta que ahonda másen los sentidos que en las referencias, con lafotografía como nuevo género.

Imaginar al artista con el ojo ávido reco-rriendo ciudades y la cámara dispuesta esfácil, imaginarlo deteniéndose en los refle-jos acuáticos de los objetos urbanos esotra cosa: entre su particular crónica coti-diana y el procesamiento del laboratorio re-sulta una dual exposición que podría in-terpretarse cual progresión. Por un lado, elartista detiene su mirada en los explícitos re-flejos de fragmentos arquitectónicos sobresuperficies acuosas para registrar imágenesque de la referencialidad formal —colum-natas, escaleras, perfiles constructivos—avanzan hacia un subjetivismo de carácteronírico; ya puestos en el trabajo sobre lainteracción entre fluidos y cromatismo y susposibilidades plenamente informalistas,da, por otro lado, un salto cualitativo paraadentrarse en micromundos de ambiguatransformación de la materia identificablesentre estados sólidos y líquidos, entre el ori-gen magmático y su resolución tectónica.

Con elegante resolución —de ahorrocolorístico— centrada en la composición deestratos, en esta serie Piconero se introdu-ce en un ámbito retinianamente emocionaldel cual dorados y rojos parecen componerorganismos de utopías y memorias (noevito pensar en la búsqueda de la piedra fi-losofal roja que convertiría otros metales enoro), metáforas de paisajes en constante cre-ación ante los que los sentidos más aguza-dos responden hermanados. Constituye, endefinitiva, un trabajo honesto que es inte-resante nueva vía de exploración, cuyos pri-meros pasos son buen augurio.

POR CHRISTIAN PARRA-DUHALDE

POR ROSA ULPIANO

7Levante EL MERCANTIL VALENCIANO | VIERNES, 8 DE MAYO DE 2009

ARTE�POSDATA

El IVAM lleva a Orán la exposiciónLa Valencia del tranvía, una muestracompuesta por 50 fotografías deJoan Antoni Vicent que recogen su vi-sión de la capital del Turia a partir deuna serie de pasajes de la novelaTranvía a la Malvarrosa, escrita en1994 por su hermano Manuel Vicent.

LA VALENCIA DELTRANVÍAFotografía

Instituto Cervantes de Orán(Argelia). 13, rue Beni Soulem (ex rueLéonie). 31000 Orán (Argelia). Hastael 3 de julio.

Panorama vocacional. 360º. SerieMise en Scène XII es el título del últi-mo trabajo de Mira Bernabeu sobre elPalacio Ducal de Gandia, un proyectoartístico de carácter documental des-arrollado en cuatro fases. La muestrase inaugura esta tarde a las 20 h. convisitas guiadas cada media hora.

MIRA BERNABEUFotografía y vídeo

Galería Valle Ortí. C/ Avellanas,22. 46003 Valencia. � De martes aviernes, de 11 a 13.30 h. y de 17.30 a21 h. Sábados de 17.30 a 21 h. Hastael 23 de junio.

Mañana sábado a las 20.30 h. seinaugura este diálogo entre las obrasde Regina de Miguel y Diego del PozoBarriuso, creaciones que encuentranpuntos tangenciales para reflexionarsobre los lugares de la conciencia, lamemoria y algunos síntomas del do-lor de los espacios que habitamos.

REGINA DE MIGUEL YDIEGO DEL POZODiálogos entre artistas

Otro espacio. Plaza Conde deAranda, 1, bajo. 46920 Mislata. �Sáb. 9 de 19 a 22 h. Dom. 10 de 11 a 14y de 17 a 21 h. Hasta el 15 de junio.

Javier Granados realiza una relec-tura de la historia del arte situando ala mujer como protagonista, una fi-gura que viaja de las tres dimensio-nes de sus esculturas al lienzo. El ar-tista reinterpreta y hace suyos cua-dros famosos, cargándolos de ironía,crítica social y humor.

JAVIER GRANADOSPintura

Galería Alba Cabrera. C/ Padilla,5, bajo. 46002 Valencia. � De lunesa viernes, de 10 a 13.30 h y de 16 a 20h. Lunes y jueves cerrado por lamañana. Hasta el 30 de junio.

El volumen El libro de las líneasdel mar: La mar de líneas es el puntode partida de la exposición de alum-nos de la asignatura de Proyectos Ide Dibujo de la Facultad de BBAA dela UPV, que gira en torno a los proce-sos de comunicación mediante el di-bujo y la interacción verbal-icónica.

COLECTIVADibujos

Sala de exposición Quart-Jove. C/de la Torreta, 1, bajo. Quart de Poblet.� De lunes a viernes, de 10 a 14 h yde 17 a 20 h. Hasta el 29 de mayo.

La galería My Name’s Lolita Artestará presente en la primera edi-ción de la feria de fotografía MA-DRIDFOTO. En su stad, el G32, pre-sentarán los trabajos de Concha Pé-rez, Sandra Torralba, Ciuco Gutié-rrez, Rubén Acosta y Li Wei (autor dela fotografía de la imagen).

COLECTIVAFotografía

IFEMA. Feria de Madrid -Pabellón 6. � De viernes a sábado,de 12 a 21 h. Domingo, de 11 a 18 h.Hasta el 10 de mayo.

La viñeta que ha creado Ortifus sobre evolución y creacionismo.

Trabajo de Bodard (Francia).

Las superficies acuosas de «Piconero».

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Un hombre de avanzada edad llamadoNorfolk, cortador de setos, ha sidoencontrado muerto cerca de la poblaciónde Lower Quinton, con el cuelloatravesado por su propia horca y unapodadera hundida en el vientre. Edith, lahija del muerto, les muestra una cartacon un grabado de Oliver Cromwell, quesu padre recibió antes de morir. Mientrasinvestigan, se produce otro asesinato. Untal doctor Bayliss, fisiólogo, ha sidobrutalmente decapitado enSwanscombe, al norte de Kent. Holmesenvía a Watson al lugar de los hechos.

e incliné sobre el cuerpo deca-pitado. El corte, de bordes irre-gulares, había sido efectuado ala altura de la sexta vértebra

cervical. La sangre lo anegaba todo. Llaméla atención de Gregson sobre una columnade hormigas, que avanzaba sinuosamentepor entre la hierba, en dirección al cuerpo.

—Justo a tiempo —dijo, y se volvió ha-cia los policías—. Ya pueden llevárselo.Hemos visto bastante.

Lo envolvieron en una manta y se lo lle-varon en unas parihuelas hasta un cochede caballos, que esperaba a poca distanciadel nuestro. El joven Bayliss fue con ellos,les ayudó a subir el cuerpo al coche y losvio partir.

Yo me sabía incapaz de emular las do-tes de observación de Holmes, pero habíadelegado en mí y no podía defraudarle.

Así que intenté imaginar qué habría he-cho en mi lugar.

Mientras Gregson tomaba notas, reco-rrí el bosquecillo. Pronto identifiqué lashuellas de las botas de caza de Bayliss,pero no las del asesino, que parecía haber-se movido con especial ligereza y cuidado.

Sí encontré, en cambio, un montón dehojas arrancadas y ensangrentadas, trasunos matorrales. Era el sitio, sin duda, don-de el asesino se había ocultado, para sor-prender a Bayliss por la espalda, y al quehabía vuelto una vez consumado el cri-men, para limpiar el cuchillo o machete.

Gregson, entretanto, había encontradouna piedra que era, sin duda, el objetocontundente con el que, como asegurabael forense, la víctima había sido golpeada.En una protuberancia tenía una mancharojiza, y algunos cabellos aplastados conaspecto de musgo.

En cuanto a la escopeta del difunto,comprobamos que había sido disparada,seguramente para abatir el faisán. El dis-paro había sonado cerca de la laguna, y lohabían oído tanto la hija del guarda del lu-gar como la joven pareja que recogía se-tas. Bayliss tenía que haber sido pilladopor sorpresa. De lo contrario, habría vuel-to a disparar, esta vez en defensa propia.

La nota, como Gregson me había anti-cipado, sólo decía «En recuerdo de PerroGris». Había en ella algo que me resultabavagamente familiar, pero no conseguí ave-riguar qué era. Le pedí a Gregson una hojade su cuaderno de notas e hice un calco,para enseñárselo a Holmes.

Había anochecido sin que casi nos dié-ramos cuenta.

Volvimos al coche de caballos y le pedi-mos al joven Bayliss que nos llevase a laestación, donde tomamos el último trenque regresaba a Londres.

Cuando llegué a casa, Holmes aún noestaba. Eso me inquietó un tanto, porqueel talante de los asesinatos que investigá-bamos hacía presumir que quien los ha-bía cometido no se detendría ante nada.

Me había quedado adormilado en el si-llón, con mi flamante tratado de patologíaen el regazo, cuando me desperté con unasensación de peligro. Al abrir los ojos tuveun sobresalto. Ante mí estaba un hombreentrado en años, vestido con eleganciapero algo contrahecho, con rostro ajado ylargas patillas blancas.

—Querido Watson —dijo la voz de Hol-mes—, perdóneme. No esperaba que seimpresionara tanto.

—Ya estoy bien. ¿Puede saberse quéhace usted, vestido de esa guisa?

—Vengo de hacer una gira por las prin-cipales imprentas de nuestra ciudad, algu-na de las cuales, como usted sabe, trabajahasta altas horas de la noche. En cuanto aldisfraz, sólo pretendía hacerme pasar porun adinerado coleccionista de grabados,sin ninguna relación con el detective pri-vado de sus novelas. Aún no sabemos conquién tenemos que enfrentarnos, aunqueempiezo a entrever algo de luz, y me haparecido prudente no dar más pistas.

—¿No podría haber encargado la gestióna los Irregulares de Baker Street? —le pre-gunté, aludiendo a la pandilla de bullicio-sos muchachos que trabajaba para él, ha-ciendo recados y recogiendo información.

—No, en ese ambiente nadie se los ha-bría tomado en serio. Verá —me dijo, altiempo que abría un sobre grande y extraíael grabado de Cromwell—. Lo que yo que-ría era averiguar quién había hecho este ex-celente trabajo, para encontrar al autor delencargo. Y he de decirle —sonrió amplia-mente— que he tenido suerte. Años de ob-servación me han permitido saber qué im-prentas de Londres pueden asumir deter-minados trabajos o, al menos, qué impren-tas no los harían. Claro que la persona encuestión podría habérselo encargado a unartista particular, en cuyo caso habría teni-do que buscar otra manera de tirar del hilo.Pero ha habido suerte, como le digo, y a lanovena imprenta en la que he entrado, enCoptic Street, explicando que quería repro-

ducir algunos grabados de mi colección, yque deseaba encargar el trabajo a la mismapersona que había copiado el de Cromwell,han reconocido que lo habían hecho ellos.

Hizo una pausa, para encender la pipaque había limpiado y llenado de tabacomientras me hablaba. Luego siguió ha-blando:

—No han sabido decirme el nombredel autor del encargo, pero sí que les pagópor adelantado, les dejó el grabado origi-nal para que lo reprodujesen y les pidióque hiciesen tres copias. Me lo han descri-to como un hombre joven, atezado, derasgos indios, lo cual concuerda con elmajánque encontré en Meon Hill.

—¡Enhorabuena, Holmes, ya lo tiene ala vista!

—Ahora se trata de no alarmarle, paraevitar que eche a correr. ¿Y cómo le ha idoa usted con el caso del doctor Bayliss?

Le conté el pobre resultado de mis pes-quisas, que escuchó con gran atención.Dos o tres veces, cuando le hablé de lafuerza necesaria para cortar el cuello deun cadáver o de que el asesino no parecíahaber dejado huella alguna de sus pies, seagitó en su asiento. Pero, cuando le ense-ñé la nota calcada con la referencia a Pe-rro Gris, dio un salto y me la arrebató delas manos.

—Pero, Watson, ¿no se da cuenta? Es lamisma letra fingida del sobre que le envia-ron a Norfolk.

Y me enseñó los lugares, tanto en el so-bre como en la nota, donde la letra o ha-bía sido escrita de dos modos distintos.

—Pero, ¿cómo puede ser?—Simplemente, es. Pero se ha hecho

muy tarde, amigo mío, y yo aún tengo quequitarme el maquillaje. Más nos vale estarbien despiertos por la mañana.

Al día siguiente, al levantarme, encon-tré a Holmes canturreando. Me contó quela noche anterior no había podido resistir-se, y le había enviado un telegrama al jo-ven Bayliss, preguntándole si entre los pa-

peles de su padre había encontrado unsobre grande, con un grabado en el queaparecía Oliver Cromwell, con armaduramilitar y faja.

Pasamos la mañana en medio de unagran inquietud, leyendo los periódicos yespeculando. Hacia la una, recibimos larespuesta del joven Bayliss. Tenía el graba-do, y nos lo remitía por correo urgente.

Cuando llegó, al final de la tarde, com-probamos que eran idénticos.

Aunque esperaba la noticia, mi compa-ñero la recibió con cierto abatimiento.

—¿Le ocurre algo, Holmes? —le pregun-té—. Al menos ahora sabe que tenía razón.

—Ahora es mucho peor, Watson. Si tu-viera más datos, nos anticiparíamos alasesino. Pero ahora… Recuerde que se hi-cieron tres copias del grabado. Es como siestuviéramos esperando el siguiente gol-pe, y puede tardar horas o días.

Se pasó el resto de la tarde recorriendola habitación, como una fiera enjaulada.

Pero no hubo más noticias, y yo meacosté con la esperanza de que sus pro-nósticos fueran infundados.

Hacia las dos de la madrugada nos des-pertó la campanilla de la puerta principal.

Se oyeron las quejas de la señora Hud-son, que iba a abrir.

Holmes y yo salimos al salón, y acaba-mos de ajustarnos las batas.

Se abrió la puerta. Era el inspector Les-trade, el rival de Gregson dentro del cuer-po de policía, tan flaco y tan parecido a unhurón como siempre.

—Supongo que viene a darnos unamala noticia, Lestrade —comentó Holmes.

—En efecto, señor Holmes, supone us-ted bien. Adrian Walton, abogado deChancery Lane, ha muerto a la salida deun fumadero de opio, en Whitechapel.

—Esto empieza a parecer un vodevil —me dijo Holmes en voz baja, en un aparte—.¿Y cómo ha sido? —le preguntó a Lestrade.

—Ha muerto estrangulado con un do-gal o faja. Como sabrán, es la manera tra-dicional de matar que tienen los thugs.Quizá me he sobrepasado un poco, al ve-nir a verles a estas horas.

—Nada de eso —contestó Holmes—.Estaremos vestidos en un periquete.

(Continuará)

M

Resumen del episodio anterior

CAPÍTULO VI

pd PosdataSuplemento semanal de cultura

UNA NUEVAAVENTURA DESHERLOCKHOLMES

Editorial Prensa Valenciana, S. A. DIRECTOR Ferran BeldaCOORDINA Arantxa [email protected]

El caso de loshombresdecapitados

«Adrian Walton, abogado de ChanceryLane, ha muerto estrangulado a lasalida de un fumadero de opio, enWhitechapel», informó Lestrade

Vicente Muñoz Puelles

LA CALLE DE LAS COMEDIAS

Estatuas de Holmes (de pie) y Watson en Moscú. LEVANTE-EMV